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August 26, 2017 | Author: Lester Osmin Amador Velasquez | Category: Nicaragua, Superstitions, Luck, Homo Sapiens, Nature
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El nicaragüense: Su magia y su encanto

María Celina Tapia

Managua, noviembre, 2007

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Título: El nicaragüense: su magia y su encanto Autora: María Celina Tapia Diseño y diagramación: PAVSA Portada: Myriam Mántica de Chamorro. Managua, Nicaragua, noviembre 2007

N 864.44 T352

Tapia, Ma. Celina El nicaragüense: su magia y su encanto / Ma. Celina Tapia. --1a. ed.-- Managua: PAVSA, 2007 354 p. ISBN: 978-99924-59-88-1 1. ENSAYOS NICARAGÜENSES 2. NICARAGÜENSES-VIDA SOCIAL Y COSTUMBRES 3. ANÉCDOTAS 4. NICARAGUANISMOS 5. IDENTIDAD

® Todos los derechos reservados.

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Contenido Prólogo / Una hija de Estelí....................................................7 Introducción..........................................................................13 I. El nicaragüense y su magia .........................................17 Las creencias: expresión del pensamiento mítico-mágico en Nicaragua.........................................17 Magia y medicina en la Costa Caribe...............................96 II. Costumbres y tradiciones............................................ 111 Anécdotas: esbozo de un estudio sociocultural de lo cotidiano ........................................................... 111 Apodos familiares...........................................................169 Tradiciones religiosas: persistencia y significación social...................................................190 Costumbres de las mujeres en la Costa Caribe (Siglos XVII al XIX) . ............................................... 217 Costumbres funerarias....................................................232 III. Algunas expresiones del habla en Nicaragua.............259 Piropos...........................................................................259 El habla nicaragüense en el semanario “El mercurio” (Enero-marzo de 2001).............................................. 291

6 IV. Análisis literario............................................................305 “Aventuras de Juan Parado, señor de El Diriá” de Carlos Alemán Ocampo Arquetipo de la oralidad y el realismo mágico nicaragüense............... 305 Los 70 años de Carlos Mántica A. y los treinta de El habla nicaragüense y otros ensayos: aproximación al escritor y aportes de su obra a las ciencias sociales................................................. 319

El nicaragüense: su magia y su encanto

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PRÓLOGO Una hija de Estelí Muchas veces me he preguntado qué es lo que provoca una auténtica explosión cultural en lugares de Nicaragua, en algunos casos, carentes de universidades, imprentas, bibliotecas, libre­rías, teatros, academias y demás fuentes de cultura que insti­tucionalmente podrían suscitarlas. Y me pregunto también, ¿qué causa su gradual decadencia, semejante a una ola que revienta arrolladora para luego decrecer y, finalmente, ser absorbida por la playa? A finales del Siglo XIX, la ciudad de León contaba ya con muchos de esos instrumentos de cultura, pero, ¿qué fue primero, el Teatro Municipal o un gusto pre-existente por el teatro y la buena música que lo reclamaba?, ¿la universidad o los que la posibilitaron y vinieron a ser sus primeros catedráticos?, ¿qué provocó la sed insaciable de cultura de un Darío, que opacó con su grandeza a una decena de poetas y escritores que, como Santiago Argüello, merecían un lugar en las letras castellanas?, ¿qué hizo posible los valses de José de la Cruz Mena, apenas uno de los muchos compositores cultos de su época? y ¿qué provocó luego el hecho de que todo aquello descendiera hasta el pueblo y engendrara discípulos, imitadores, poetas callejeros, declamadores, y oradores de ocasión para las exequias fúnebres. (“no hay nada más peligroso que un leonés ante un féretro”, me advirtió una vez PAC). Viene a mi mente aquel solitario pescador de la Isla de Juan Venado, Chico Lindo, que 40 años después nos declamaba con soltura largos poemas de Rubén, Chocano, Lino Argüello y que cantaba, con voz atiplada, arias enteras de óperas y zarzuelas, que sin duda escuchó en su juventud. Quién sabe

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dónde. Todo ello sin televisión ni radios. El campesino que escuchaba una victrola, parado a la puerta de una casa y luego regresaba a su pueblo tarareando una melodía que se integraría luego a nuestro folclore. En la cantina sin rokonolas y en las fiestas de sociedad se improvisaban y cantaban coplas o se recitaban versos. Pero algo sucedió en la época algodonera de los años 50 que “fumigó” culturalmente a la sociedad. Granada estuvo fecundada por educadores jesuitas y salesianos y fue en un tiempo, Ciudad Universitaria. Había producido ya muchos valores de la estatura de un Enrique Guzmán o un Carlos Cuadra Pasos cuando, a su regreso de Estados Unidos, trae José Coronel Urtecho una poesía nueva, renovadora que se plasmará en el Movimiento de Vanguardia (incubado en la torre de La Merced) que a su vez engendraría hijos y nietos. Pero no inventa a los poetas, sino que sólo contagia de una nueva onda a un Pablo Antonio, a un Joaquín Pasos y a un grupo de jóvenes que “envenenados” ya con la poesía, la quieren, sin embargo, liberar del Modernismo de los afrancesados leoneses (Rubén es su “paisano inevitable”). Enamorados de Nicaragua, buscarán en nuestro folclore los valores musicales, poéticos y pictóricos de nuestra tierra, empeñados en redescubrir Nicaragua. La poesía nicaragüense ya no volverá a ser la misma. Pero también le sucede algo. Quizás el éxodo masivo de sus jóvenes valores explique su aparente esterilidad. Pero nada de esto es el tema de este Prólogo. Más inexplicable es el florecimiento de similares inquietudes en pueblos y ciudades que no contaron con los pilares de cultura de León y Granada. Pienso en Boaco que engendra al Grupo “U”, que organiza sus Viernes Culturales, funda su Biblioteca Fernando Buitrago Morales y es cuna de los hermanos Íncer Barquero, de Flavio Tijerino, Julián N. Guerrero y de tantos otros valores que no caben en una lista ilustrativa. Chontales con su Clan y su Museo Arqueológico, cuna de los Rothschuh, de León Núñez y tantos más; un verdadero hervidero de inquietudes y valores. En Rivas me pareció detectar un fenómeno similar naciendo alrededor de su Museo.

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Ahora me centro en Estelí, por ser la cuna de la autora de este libro que hoy se me pide prologar. Mi ignorancia es atrevida, pero podría afirmar que en esta ciudad la madre de la cultura es la tertulia, potenciada por la presencia e influencia de hombres y mujeres muy especiales. Don José Floripe Fajardo nos cuenta que ya en 1945 un grupo, relativamente numeroso de estelianos, se reunía a las seis de la tarde, en la casa de don Adán Murillo para leer los periódicos (Flecha, La Noticia y El Centroamericano) para posteriormente comentarlos, creando sin proponérselo un “Foro Cultural” nacido de la tertulia. En la casa del mismo Floripe se organiza la primera exposición de pintura y en la de don Agenor Hidalgo tendrá lugar una segunda. Con el tiempo vendrán también las Galerías Génesis, Cuiscal y Tlapalcalli. En la casa de Iván Kauffmann se organizaban peñas culturales donde se cantaba, recitaba y discutían temas coyunturales. En la década de los 50 se organiza el primer Ateneo Cultural que funcionaba los días viernes en La Casa del Maestro, donde se dictaban charlas y conferencias, se leían versos y ensayos y se presentaban temas políticos e históricos de la época. Y aquí me detengo para señalar dos características interesantes: la primera, es la importancia de la casa de habitación como centro de la tertulia y ésta como foco de cultura; la segunda, la constante de lo que en una ocasión llamé “Los Profesionales Aficionados”, es decir, el hecho de que una gran mayoría de nuestros mejores valores, en cada rama de la Cultura, son profesionales de diferentes disciplinas y estudios que marginalmente se adentran en otros campos y producen obras de gran valor como historiadores, poetas, lingüistas, gramáticos, músicos o compositores, pintores, filósofos, ensayistas, naturalistas, etc. Alejandro Dávila Bolaños fue médico, pero también un incansable estudioso que se adentró en la lengua náhuatl y nos legó, entre otros, extensos trabajos sobre nuestra toponimia, sobre nuestro güegüence y sobre la medicina indígena en Nicaragua. Murió asesinado en pleno ejercicio

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de su profesión, por la Guardia Nacional, en una de las tres guerras que se suscitaron en Estelí, a finales de la década de los 70; el doctor Braulio Lanuza Castellón es Odontólogo, conferencista y uno de los representantes de la intelectualidad esteliana; Juan Carlos Vílchez Ascher, médico y poeta; Danilo Torres, abogado, poeta y pintor; Bayardo Gámez Montenegro, pintor, arqueólogo y escritor; y Donaldo Altamirano, filósofo, escritor, pintor y poeta; Edwin Yllescas, abogado y escritor. Estelí es la cuna de Leonel Rugama, Claribel Alegría, Isolda Rodríguez Rosales, del poeta Ciro Molina Ortiz, quien fungió como director de la Galería Tlapalcalli; Orient Bolívar Juárez, historiador y escritor…; y mejor no sigo porque siempre serán más los que se me queden en el tintero. Fruto de todo ese ambiente cultural, preñado de inquietudes, es María Celina Tapia, nacida en Estelí el dos de septiembre de 1957, catedrática de la UNAN-Managua, desde 1985. Ha incursionado en las áreas de Filosofía, Antropología, Historia, Sociología... Nos ha legado además, el programa vigente de Historia de la Cultura en Nicaragua que fue ideado y creado por ella para los estudiantes de la carrera de Diplomacia y Ciencias Políticas. Hoy nos ofrece su primer libro formal con el contenido siguiente: •



Un extenso capítulo sobre “Las creencias: expresión del pensamiento mítico-mágico en Nicaragua, el primer estudio serio sobre nuestras creencias y un admirable trabajo de recopilación. Magia y Medicina en la Costa Caribe. Que yo sepa, un territorio casi inexplorado.

Bajo costumbres y tradiciones nos ofrece: • • •

Tradiciones religiosas -persistencia y significación social. Anécdotas nicaragüenses: esbozo de un estudio sociocul­ tural de lo cotidiano. Costumbres de las mujeres en la Costa Caribe.

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Apodos familiares de Nicaragua. Costumbres funerarias.

Sobre el Habla Nicaragüense nos ofrece una simpatiquísima recopilación de Piropos y un estudio sobre “El habla nica­ ragüense” en el semanario El Mercurio (enero-marzo de 2003). En el campo de la crítica literaria: •

Las aventuras de Juan Parado / señor de El Diriá de Carlos Alemán Ocampo (arquetipo de la oralidad y el realismo mágico nicaragüense). • Los 70 años de Carlos Mántica A. y los treinta de “El habla nicaragüense y otros ensayos” (Aproximación al autor y aportes de su obra a las ciencias sociales). María Celina Tapia instruye y hace de la educación un ejercicio de doble vía: aprende y enseña a aprender, ya que en su labor académica induce a sus estudiantes a investigar y a obtener los conocimientos por sí mismos. Sirva de ejemplo a colegios y universidades. El resultado es un enorme depósito de información, recopilada “al vivo y en directo” que explotaremos por muchos años quienes, como ella, admiramos y tratamos de descubrir cada día más y más acerca de nuestra patria. Su mejor biblioteca es todo el país, nuestra Nicaragua completa. La autora, —investigadora incansable— nos presenta esta obra después de pulir cada gema que nos ofrece, luego de desenterrarla; ya anda en busca de otras tres, y seguramente continuará regalándonos nuevas y nuevas investigaciones en el futuro. Yo sólo lamento no haber dispuesto de mayor tiempo para haber profundizado en sus trabajos y poder escribir un prólogo más digno a este libro tan importante para nuestro país. Carlos Mántica A.

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Introducción El nicaragüense: su magia y su encanto, es un libro que trata aspectos que nos identifican como nicaragüenses. Se encuentra estructurado por once ensayos, cada uno de los cuales muestra aspectos culturales, íntimamente relacionados con nuestro mundo espiritual. Con este modesto esfuerzo, se intenta pro­fundizar un poco en la evolución y conformación de nuestra nica­raguanidad. Para poder llevar a feliz término los temas abordados se hizo necesario, en la mayoría de los casos, el trabajo de campo, especialmente en los estudios referente a las anécdotas, creen­cias, piropos y apodos familiares en nuestro país y que por fortuna se acopiaron por miles. Este hecho no hubiese sido posible sin la destacada colaboración de mis estudiantes en las Cátedras de Introducción a la Sociología, Sociología de la Cultura e Historia de la Cultura en Nicaragua, que conforman algunas de las materias que enseño. Las mismas, tienen carácter de obligatoriedad y son parte relevante en el esfuerzo de brindar una educación integral en la formación académica de los y las jóvenes, quienes en un futuro cercano se encargarán de dirigir el destino de nuestra patria. Las mismas, se sirven respectivamente en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador, donde atendemos a los estudiantes de la Facultad de Economía; en el Recinto Universitario Ricardo Morales Avilés, donde asisten los estudiantes de Nivelación, y en el Recinto Rubén Darío, que alberga a los estudiantes de Diplomacia y Ciencias Políticas, así como a los estudiantes-profesores-empíricos que conforman los cursos de Profesionalización, estos últimos son atendidos en el turno sabatino. Nuestra masa estudiantil, en general, llega de los diferentes municipios y rincones remotos del país, de tal forma que los mismos fueron acopiando parte de la

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información requerida con sus padres, abuelos, familiares y vecinos en general. Para todos ellos mi reconocimiento. Existen otras personas que también brindaron su aporte inva­ luable, en especial considero un deber expresar mi gratitud a don Carlos Mántica Abaunza, quien generosamente puso a mi disposición su vasta biblioteca sobre temas nicaragüenses, colocando en mis manos libros de gran valor histórico, sociológico y antropológico, que se constituyeron en la mayoría de los casos en fuentes primarias: documentos relativos a la Nicaragua prehispánica, conquista y colo­ nización, informes de frailes visitantes, tanto del Pacífico como del Atlántico, cronistas, viajeros, arqueólogos, etc., que conformaron una parte considerable en lo concerniente a la investigación documental, aunado a su estímulo, señalamientos y observaciones opor­tunas. Al doctor René Silva Arrechavala, quien pacientemente dedicó parte de su tiempo a la lectura de cada uno de los ensayos que conforman esta colección para poder de esta forma sugerir, desde el punto de vista de lector, actividad que resultó de gran valor en mi proyecto. Mi gratitud a los maestros Arturo Díaz Villanueva y Félix Portillo, quienes solidariamente se encargaron de la revisión del texto y traslado digital de las fotografías, respectivamente, utilizadas en la ilustración. A doña Maritza Blanco, por permitir la toma de las instantáneas a los dibujos y pinturas de su propiedad que tiene expuestos en su negocio de artesanías del Mercado Roberto Huembes y a doña Miriam Mántica de Chamorro por su fineza al diseñar la portada. Para todos ellos mi agradecimiento infinito. La mayoría de estos ensayos han sido expuestos en calidad de ponencias en los diferentes congresos y simposios, que se realizan cada año en la UNAN-Managua. Casi todos han sido publicados, entre otros, en el Boletín del Banco Central de Nicaragua; en la Revista que semestralmente publica el Departamento de Historia de nuestro Recinto, cuyo consejo editorial los ha acogido con entusiasmo; en la Revista Cátedra

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de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, en la revista Lengua, de la Academia Nicaragüense de la Lengua, en las Memorias del Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias (CILL) del Departamento de Español, en el Nuevo Amanecer Cultural, suplemento de El Nuevo Diario y uno sobre las “Costumbres de las mujeres en la Costa Caribe”, que fue concebido para ser presentado en el Centro Cultural de Francia en Nicaragua, como parte de las actividades enmarcadas en la Exposición Fotográfica “Memoire D´elles”, y que, además, fue publicado en la revista Digital Sinslani, misma que se gestó en Estelí, mi ciudad natal. La idea de investigar sobre estos temas surgió de alguna manera a partir de la lectura de El habla nicaragüense y otros ensayos, de don Carlos Mántica, de manera particular el prólogo de “Lengua Madre”, libro clásico de nuestra habla y cuya autoría pertenece al doctor César Ramírez Fajardo. En el mismo, Mántica señala: … donde lo nicaragüense apenas se empieza a definir, donde poco se ha escrito de costumbres y casi nada de su psicología y de sus creencias, el habla sigue siendo el único archivo nacional donde quizá puede encontrarse aquello que nos diferencia de los demás pueblos; o lo que es igual, donde algún día podamos encontrarnos a nosotros mismos. Encontrar nuestra cara y corazón. Este hecho hizo que me propusiera como una meta intelectual incursionar en estos temas relativamente inexplorados y crear un corpus para futuras investigaciones, esto es, aportar con un granito de arena para, de alguna manera, ir en pos de la construcción de “nuestra cara y nuestro corazón”. Todos los estudios presentados muestran que nuestra forma de ser es el resultado del sincretismo cultural de indígenas, africanos y españoles en la región del Pacífico y en el caso del Caribe de ingleses, franceses, alemanes y nuevamente africanos —principalmente— esto hace que nos proyectemos como un país con múltiples lenguas, costumbres y tradiciones y que aunadas conforman lo que llamamos cultura nacional. Se recogen así mismo, elementos culturales de nuestro pasado

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lejano hasta llegar a lo que conforman en la actualidad nuestras tradiciones y costumbres características, de tal forma que se logra percibir la pervivencia de costumbres prehispánicas y prácticas culturales en general, que han ofrecido resistencia a lo largo de los siglos. En general, los estudios abordados han sido clasificados temá­ ticamente y en el caso de las anécdotas, los apodos familiares y los piropos se ha presentado, únicamente, un resumen por cuestiones de espacio. Es mi mayor deseo compartirlos con ustedes, espero que los disfruten.

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I. El nicaragüense y su magia

Las creencias: expresión del pensamiento mítico-mágico en Nicaragua Como todos los pueblos del mundo, el nuestro también tiene una historia en creencias de todo tipo, las cuales han sido heredadas a través de la tradición oral, este hecho ha propiciado la riqueza cultural que nos caracteriza y mues­ tra la infinita capacidad crea­ dora del nicaragüense. Las creencias en nuestro me­dio son muy variadas, una de sus características radica en el anonimato y conforman, todas ellas, aspectos de la personalidad nacional. Cono­ cer el aspecto espiritual de un pueblo es profundizar en la comprensión de su actuar, además de evidenciar que, a pesar del desarrollo tec­no­ lógico y científico alcan­zado, las creencias populares y las supersticiones en general siguen teniendo vigencia y seguramente continuarán rigiendo la vida de los seres humanos mientras exista la sociedad. Las creencias se relacionan con hechos del ámbito es­­­pi­ritual y material, ya que las mismas perviven en la conciencia social de los individuos a tal grado que influyen en la toma de decisiones de carácter eco­nómico o en aspectos rela­­­ cionados con la salud, el amor, la sexualidad, la suerte, la naturaleza, etc. A través de las mismas, los nicaragüenses

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manifiestan sus deseos de pros­peridad económica, que es un deseo común de las personas en todas las sociedades y que en nuestro caso, se cree conseguir a través de una serie de rituales. Como ejemplo tenemos a las vendedoras que, eventualmente colocan dentro del canasto un ramo de ruda con una rosa roja para conseguir prosperidad en el día a día, en otros casos, se evitan aquellas cosas que atraen la mala suerte en los negocios, como por ejemplo, en las pulperías, se procura evitar el crédito en la primera venta de la mañana, etc. Para atraer la buena suerte las personas se apropian de los elementos de la naturaleza que tienen a su alcance: plantas, animales, objetos especiales, a los cuales se les atribuyen poderes sobrenaturales. Igual cosa sucede con la impotencia del pueblo ante la inclemencia de los fenómenos de la naturaleza, que se las ingenia mediante algunas actividades para “solucionar”, de alguna forma, el exceso de lluvias o la escasez de las mismas, una tormenta con rayos, etc. Las creencias dan muestras de un mundo cultural rico e infinitamente matizado y colorido. Es notoria además, la influencia de creencias existentes en otros países de éste y otros continentes que, como producto de la aculturación han hecho que el nicaragüense se apropie de ellas y las haga suyas en una concepción del mundo que le va guiando su existencia, que le induce a temer, a tener esperanzas y a confiar en la vida. En nuestra cultura el número 13 “trae mala suerte”. Las fuentes revelan que desde tiempos remotos este número ha sido considerado fatídico. Posiblemente, la connotación nega­ tiva que se le asigna, se deba al mito sobre la muerte violenta que sufrieron dioses decimoterceros de la antigüedad y, posiblemente, también por la suerte que corrió el invitado número trece en la Última Cena: Jesús. En relación al número 13, existe otra creencia que pertenece al ámbito de la cultura universal. Lo encontramos en las mismas palabras: “viernes” y “trece” que son palabras fatídicas en

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nuestra sociedad y se constituyen en creencias de mala suerte para las personas de la cultura occidental precisamente por otro de sus posibles orígenes. Viernes era el día dedicado a la diosa Venus (Veneris en latín) y el trece es el número de meses lunares o, lo que es lo mismo, de ciclos femeninos en un año (28 x 13 = 364) además es también el número anual de veces que el sol da vueltas sobre sí mismo. Se diría que en una sociedad patriarcal no sólo se hubiese alterado el recuento del ciclo cósmico para que no pareciera “femenino”, sino que a todo lo que pudiera parecerlo hubiera que achacársele mala suerte y augurios nefastos. Este apartado se constituye en otra de las interpretaciones sobre el significado del número 13 como sinónimo de mala suerte, sobre el que se tejen muchas teorías, a tal extremo que en algunos hoteles no utilizan este número en las habitaciones y saltan del 12 al 14. Enrique Peña-Hernández se refiere a las creencias como agüeros o agüizotes en El folclore de Nicaragua y él lo entiende como “agüero al pronóstico supersticioso y sin fundamento, el presagio favorable o contrario, basado en señales supers­ticiosas. Agüizote es lo mismo que brujería, es decir, el acto supersticioso que se realiza para conseguir algo favorable a uno o adverso a otra persona”. Según el Diccionario Enciclopédico Quillet, “Creencia (b. lat. Credentia) [...] en sentido estricto, la creencia es la aceptación de una afirmación por razones ajenas a esa afirmación misma. En sentido más restringido aún, la creencia supone una rela­ ción de persona a persona y significa la aceptación de una afirmación, como verdadera, en virtud de la fe depositada en quien la formula”. Las creencias, cumplen una función social en tanto muestran el sincretismo del ser humano en su relación con la naturaleza animada e inanimada que lo circunda y el aprovechamiento que hace de la misma para su bienestar espiritual y material. Erróneamente, se ha pensado que la existencia de las creencias pertenecen al mundo de las personas “sin cultura”, y que ésta es ese ‘algo’ que pertenece al ámbito del refinamiento, del

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gusto estético, la sofisticación, la escolaridad o la apreciación de las bellas artes, etc. Sin embargo, la cultura incluye mucho más que eso, porque todos los seres humanos sin excepción están dotados de ella. En nuestro país, existe un gran número de personas sin ningún grado de escolaridad, sin embargo, las mismas poseen una religión, un idioma, costumbres, tradiciones, creencias, etc., que forman parte de su identidad y nos dice de su pertenencia a una región específica de nuestro país o, dicho de otro modo indica su pertenencia a una cultura propia. Resulta apropiado en esta parte, recordar la definición que sobre la cultura señalara Edward Tylor, antropólogo británico, quien expuso que los sistemas de comportamiento y de pensamiento humano obedecen a leyes naturales y, por tanto, pueden estudiarse científicamente. La definición de cultura de Tylor después de tantos años, tiene vigencia y es ampliamente citada. Cultura... es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad. La definición de Tylor se centra en las creencias y el com­ portamiento que la gente adquiere por desarrollarse en una sociedad concreta donde adquiere una tradición cultural específica, formando parte de la conciencia mítico-mágica del ser humano, desde su origen remoto y que lo acompaña hasta nuestros días. En Nicaragua, la información sobre antiguas creencias, que continúan teniendo vigencia son, entre otras, las que Oviedo nos ilustra en este primer texto: ...para que los indios puedan sembrar e hacer sus simenteras; y siempre quando han de sembrar es al principio de la luna, porque tienen por opinión que, assi como ella va cresciendo, assi lo hace la cosa sembrada. Mántica, con relación a los mitos lunares y solares, señaló: Mitos solares y lunares de antigüedad tolteca y aún

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teotihuacana, que persisten hoy y que el habla saca a la luz, como un reto. Al respecto, son muchas las creencias existentes en la conciencia colectiva nacional en la que se pone de manifiesto la subordinación de las actuaciones humanas con relación a los astros. Según las fuentes de la historia, los cultos al sol son tan antiguos como el mismo ser humano y caracterizan toda creencia relacionada con la naturaleza. El astro que calienta la biósfera y posibilita la vida, es una de las primeras percepciones que el ser humano tuvo de la influencia del universo en la vida cotidiana. La imagen de poderío que representa el sol, a menudo lo ha convertido en centro de los mitos primigenios de muchas culturas. En nuestro país, tal como lo señalara Oviedo, la subordinación depende, en algunos casos, de la luna y sus fases, veamos los ejemplos siguientes: ♦ Los árboles, para que den frutos, se deberán sembrar el día anterior a la luna tierna que es cuando la luna está “tapada” y deberá hacerse antes del mediodía. ­♦ Tendrá hembra la vaca que se carga con la luna llena, y tendrá macho cuando se carga con la luna tierna. En este caso, es obvia la importancia de las fases de la luna para conseguir buenas cosechas o en la formación del sexo de los animales y aún, de muchísimos más aspectos de la vida como se verá más adelante, en la enumeración de todas las posibilidades que nos brinda la luna, que además influye en el amor y en la sexualidad de todo el género animal. En otro sentido, las creencias se imponen a la naturaleza. Las personas tienen que satisfacer su apetito, tienen que alimentarse, pero se le atribuye a algunos alimentos cuali­ dades positivas o negativas que repercuten en la salud. Se considera que las frutas “heladas” como los cítricos se convierten en un peligro para la salud porque “arralan” la sangre, el banano es helado y tampoco se debe comer por la noche —y menos combinado con nacatamal— o, si se come “agitado” le puede enfermar la garganta, otras personas piensan que comer algo ácido provoca catarro, etc. Una de

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estas situaciones nos recuerda a una persona muy apreciada y de un sentido del humor envidiable que vivió en Estelí llamado don Jacobo Granera que decía: “parecen babosos como si el estómago tuviera ojos para ver la hora que es”. Sin embargo, la hora en que se ingieren cierto tipo de alimentos, es de mucha importancia en nuestra cultura para conservar una salud adecuada, incluso el intercalar comidas calientes y frías puede causar la caída de los dientes y por ese motivo se debe ser muy cuidadoso. Capítulo aparte merece el tema de la hechicería, también con una tradición profundamente arraigada en Nicaragua. En nuestro medio, si una persona viaja hacia cualquiera de los puntos cardinales del país en busca de un brujo-hechicero, seguramente, se encontrará con muchos para cualquier “trabajo”, ya sea para conseguir el amor de una pareja, olvidar un amor, mejorar su salud, curar a un alcohólico, “amarrar los meses” de una rival, encontrar un objeto perdido y hasta donde nos lleve la imaginación, igual que en aquellos lejanos tiempos y que Oviedo nos lo recuerda: … en aquella tierra hay mucha cosa de hechiceros, e no sospechábamos los chripstianos que se hacia esto sin ayuda o supersticion del demonio; porque preguntados a los indios e indias a que propóssito lo hacían, respondian diferentemente e decian que era bueno hacersse aquello. Todavía se encuentran frescos en la memoria, los recuerdos de las miles y miles de personas que escalaron, incesantemente, el Cerro de la Cruz en Jinotega, al que no todos lograban llegar “sanos y salvos” por lo escabroso del trayecto, en busca del curandero Fernando Gadea, a quien simplemente se le llamaba Nando, un anciano cascarrabias cuya característica más relevante era su pasión por masticar incansablemente tabaco y al que todas las personas, sin excepción, se exponían al primer tratamiento: una gran escupida oscura, caliente y espesa en la espalda para posteriormente dar lugar a las recetas de las hierbas de rigor para la cura de la tuberculosis, el cáncer y todas aquellas enfermedades a las cuales los médicos ya no podían dar respuesta. Llegaban desahuciados

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de todas las edades, denominaciones religiosas, ámbitos sociales, rincones urbanos y rurales de nuestro pueblo y hasta de otros países en una verdadera peregrinación de esperanza. Don Felipe Urrutia, campesino esteliano, quien se ha destacado como un gran artista nacional e internacional, interpretando música norteña, nos cuenta la anécdota siguiente: Tenía rato que mi hijo de 13 años se desmayaba. No sabía qué hacer. Una mañana lo llevé al otro lado del Cerro de La Cruz, en Jinotega donde vivía Nando, el curandero que aliviaba con cáscaras y hierbas. Él lo examinó, lo escupió y le dijo: Eh! Este jodido no tiene nada, llevalo de regreso y buscale una mujer. Entonces lo llevé a una casa del barrio El Bajillo y allí mismo lo curaron. (era un barrio de prostitutas, en Estelí de los años anteriores al 79). Mi hijo probó mujer y la receta de Nando fue riata, que ahora sólo en la pasadita quiere vivir. Sendos estudios podrían realizarse también con leches de diversos orígenes, así como con sangre, saliva, orines y fluidos corporales y vegetales en general. A través de centenas de años se ha venido utilizando la leche de coco para múltiples usos, como: abortivo, antiparasitario, purgante, etc. Tal como nos lo señalara el mismo Oviedo: Puesta la leche del coco al sereno dos o tres horas por la mañana en una escudilla, e bebida assi en ayunas, hace purgar hasta quatro o cinco cámaras. Las secreciones lácteas de las mujeres y de los animales, así como las sustancias lechosas de muchos vegetales, también generan creencias: la leche agitada produce en los niños trastornos gastrointestinales. La leche de cabra es lo mejor para los convalecientes y palúdicos. La leche de mujer, aplicada directamente a un divieso. ayuda a madurarlo. Para que la leche de una mujer no se seque, deben ordeñarse ambos senos y se debe derramar alrededor de una olla con agua fresca, para consumirla basta echar algunas cucharadas al fuego. La leche de mujer es un excelente colirio y sirve,

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además, para sacar cuerpos extraños del ojo. La leche de perra es muy buen disolvente para los diviesos. La leche de vaca se utiliza para hacer “asientos” con el propósito de desinflamar el vientre. Al igual que las leches, la sangre de los animales domésticos tiene un valor significativo en las creencias del nicaragüense: la sangre de toro sirve para reponer las energías perdidas por el trabajo y el desvelo, como energético sexual, para fortalecer los pulmones y para la anemia. La sangre de perro se le da a tomar a los maridos con otras sustancias para que no puedan tener relaciones sexuales con otra mujer. La sangre de cerdo, combinada con el agua de un bejuco y un poco de agua de quina, se le da a tomar a los maridos o a los “queridos” que golpean a las mujeres para que dejen de hacerlo. Se debe señalar, que en la realización de este trabajo de investigación se entrevistaron a personas de diferentes regiones del país, de diversas edades, que habitan tanto en el área urbana como rural, a parientes, amigos, a nuestros colegas profesores y a nuestros estudiantes. Este trabajo es, por tanto, el producto de un esfuerzo conjunto, en el que se han logrado acopiar cerca del millar de creencias. Sin embargo, esta compilación de las creencias que los nicaragüenses tienen sobre el mundo social y natural en el que viven, no es un estudio acabado, es solamente un intento de mostrar estas manifestaciones culturales que están sujetas a cambios sociales. En lo concerniente a las creencias de los habitantes de la Costa Caribe, nos fue de utilidad práctica la investigación documental, algunas de las cuales son compartidas con las de los habitantes del Pacífico, de tal suerte que se ha tratado de plasmar, en este trabajo, algunas de las diferencias. Además, se han abordado algunos aspectos culturales relacionados con la Costa Caribe en otras investigaciones. El sistema de creencias, de cualquier cultura, puede ser objeto de profundos estudios desde diferentes aristas y desde el punto de vista de diversas disciplinas, como la antropología,

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sociología de la cultura, psicología social y muchas más, sin embargo, en este caso, el propósito es esbozar una primera aproximación a esta temática, relativamente inexplorada en nuestro país, y hacer una recopilación que se constituya en corpus para futuras interpretaciones de esta expresión cultural tan arraigada en la conciencia individual de todos los nicaragüenses sin distinciones sociales, raciales, religiosas o de escolaridad. Buscando un punto de referencia, para el desarrollo de este tema, se ha podido comprobar que no existen estudios concretos al respecto —o al menos se desconocen—, de tal suerte que no ha sido posible encontrar, en la bibliografía consultada de los estudiosos de nuestra cultura, un trabajo específico sobre esta temática. Al respecto, Mántica, en el prólogo de “Lengua Madre” señaló lo siguiente: ...donde lo nicaragüense apenas se empieza a definir, donde poco se ha escrito de sus costumbres y casi nada de su psicología y de sus creencias... Efectivamente, los puntos de contacto encontrados en este afán son indirectos. Se ha querido anotar que algunas de estas creencias son exclusivas de nuestra cultura nacional, pero una gran parte tienen carácter regional y hasta universal. Se cree que en la antigüedad, los pueblos célticos consideraban a los árboles como dioses y les rendían culto. Se celebraban rituales alrededor de ellos para espantar la mala suerte. Actualmente, en Nicaragua son pocas las personas que no tocan madera con sus nudillos, para evitar que algo malo les suceda. Otras supersticiones, que tienen carácter foráneo, la cons­ tituyen brindar chocando las copas así como los espejos rotos, ya que ésta última hace suponer que cuando esto sucedía se le hacía daño al alma. Las fuentes señalan que pudo haber tenido un origen atribuido al factor económico. Se cree que en la Italia del S XV, los espejos eran fabricados con el dorso de plata y, por su fragilidad, eran tratados con sumo cuidado. Los sirvientes que los limpiaban eran advertidos que si llegaban a quebrarlos, siete años de mala suerte caería sobre

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ellos. Se desconoce si quien empezó con esta historia lo hizo con el propósito de evitar los descuidos de la servidumbre o si solamente transmitió una creencia más antigua aún. Existen otras creencias que compartimos regional e interna­ cionalmente, y que se constituyen en producto de la influencia de los medios de comunicación. Muchos rasgos culturales son ampliamente compartidos debido a la difusión. Tomemos los ejemplos siguientes: ♦ Cuando una novia después de la ceremonia religiosa volviéndose de espaldas tira el ramo, la muchacha que lo agarra es la próxima en casarse. ♦ La persona que pide un deseo en su cumpleaños y al mismo tiempo apaga las velas del pastel y no dice cuál es el deseo, éste se le cumplirá. Igual cosa sucede con nuestra cultura nacional, que por lo general, es eminentemente patriarcal, producto de la herencia cultural tanto de la parte española como de la parte indígena, lo que ha posibilitado un sincretismo cultural que genera creencias donde se expresa la discriminación e inequidad existente entre los géneros, y se puede observar que casi la totalidad de lo relacionado con la mujer es “malo”. La menstruación es negativa: infecta heridas, detiene las culebras, provoca pujo en los niños, trae mala suerte, etc. Vveamos las siguientes: — Cuando una mujer se encuentra menstruando y pasa muy cerca del bejuco de cualquier fruta o vegetal, éstos se secan. — La señorita que anda menstruando no debe mirar a un recién nacido porque le revienta el ombligo “en sangre”. — El primero de enero, si al levantarse lo primero que se ve es a una mujer o a un perro flaco, el año será malo, si al contrario es un hombre o animal hermoso será bueno. Tomemos, para ilustrar, lo aseverado por Miranda: El eclipse de Sol no es tan temerario como el de Luna, porque la Luna es más fuerte y como en toda hembra, en ella hay malicia,

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poder, intriga y violencia. Es un astro estéril que no hace más que violentar y atacar como hembra contra hembra a las mujeres embarazadas. Con relación a los movimientos de la Luna, existe la creen­ cia generalizada de que la misma, en sus diferentes fases, ejerce su influencia tanto sobre los organismos vivos, seres humanos, plantas y animales, como en los fenómenos cli­ máticos, at­mosféricos y telúricos. La epilepsia, que es una lesión cerebral, se le atribuye a los movimientos de la Luna. Igual cosa sucede con el carácter, la personalidad, las enfermedades mentales, los parásitos, el parto, el aborto, la muerte, el celo de los animales, la castración de los mamí­ feros, la siembra y cosecha, los cortes de madera, la extracción de la leche de los hulares, las lluvias, los vientos, las mareas, etc. El nicaragüense afirma: las cosas de la Luna que todo lo acelera, regula o alborota. De la herencia cultural indígena, un ejemplo apropiado lo to­mamos de Alessandra Castegnaro, en su estudio sobre La alfarería tradicional de la Paz Centro, quien señala que un cincuenta por ciento de las alfareras creen en la influencia de la Luna sobre la arcilla, lo cual implica la norma de no extraer arcilla en Luna Nueva, porque los tiestos se revientan en la quema y hacen extensiva esta influencia negativa aún a los tiestos “camagua” que son los que se encuentran húmedos. Otro aspecto mencionado, y por cierto muy conocido, es el combate entre lo “frío” y lo “caliente”. Tocar el barro húmedo, preparar la masa y fabricar los tiestos, es una actividad fría, como consecuencia de este contacto les aquejan una serie de dolencias como artritis, reumatismo y muchas otras enfermedades laborales. En cuanto a la quema, que es una actividad “caliente”, lo tradicional es quedarse por lo menos hasta el segundo día después de esta actividad, sin trabajar y sin bañarse. Por tal razón las mujeres mayores en la comunidad aconsejan no trabajar con su período, al final del embarazo, durante la dieta de cuarenta días y hasta en los meses en que la alfarera amamanta. También las creencias sobre los fenómenos climáticos son innumerables, una de ellas y muy significativa para nuestro

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pueblo eminentemente agrícola son las “pintas” y “repintas” que forman parte de los presagios o augurios que se utilizan, en este país, como un medio para predecir el fenómeno lluvioso. Son especialmente valoradas y utilizadas por nuestros campesinos en el área rural. Un buen invierno forma parte de las preocupaciones naturales de los que laboran cosechando y son ellos —precisamente los campesinos— quienes dedican parte de su vida a la observación atenta y oportuna de la naturaleza en general. Las creencias en las “pintas” y “repintas” tienen, por lo tanto, muchos años de observación y comprobación. Según las mismas, es en el mes de enero que se pueden apreciar las pintas. El primer día del mes, indica como serán las lluvias en el mes de mayo, el dos de enero “pinta” a junio, el tres “pinta” a julio y, por último, el quince de enero, “pinta” todo el invierno. Las mismas son consideradas como augurios, entendiendo como tal, la previsión anticipada de un acontecimiento basado en ciertas señales o indicios que se dan o se suceden con antelación. El augurio se distingue del presagio porque el último es un acontecimiento meramente casual, en cambio el augurio no lo es. En toda comunidad rural, la preocupación por las cosechas y su dependencia del tiempo atmosférico ha derivado en toda esta serie de creencias. Los augures de la antigüedad eran los sacerdotes que en Roma se dedicaban a interpretar la voluntad de los dioses y adivinar lo que había de suceder. El arte augural ya se practicaba por griegos y etruscos, pero fue en Roma donde tomó su verdadero auge. También en la antigüedad estornudar era visto como un augurio. Si se estornudaba hacia la izquierda era señal de mala suerte y a la derecha lo contrario. Para cualquiera de los dos casos los griegos exclamaban “Vivir ¡qué Zeus te conserve!”. En nuestra era cristiana, durante el pontificado de Gregorio I, miles de personas murieron a causa de una de las tantas pestes que asolaron Roma. Se dice que miles de cristianos murieron justamente estornudando y que de ese acontecimiento proviene el “¡Salud!” o “¡Jesús!” cuando las personas estornudan.

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El nicaragüense, como buen agricultor es “augurero”, nunca deja de observar el cielo en espera de señales de buenas lluvias, en algunos casos, y en otros deseando que aparezca el sol. Esta observación constante lo ha conllevado además, a establecer ciertas relaciones que, involucran a los animales. Por ejemplo, cuando las golondrinas vuelan bajo, anuncian tormentas. De la antiguedad nos llega, también, la creencia en el poder de los gatos negros, pero su concepto evolucionó según la coyuntura. En el antiguo Egipto se pensaba que algunos animales tenían alma, entre ellos los gatos que eran venerados como verdaderos dioses. Pero en la sociedad medieval, con el surgimiento de la Inquisición, se les vio desde otra perspectiva, posiblemente, por la reproducción masiva que se dio y se les asoció a la brujería, porque algunas “brujas” cuidaban de ellos. Según se creía en la época, los mismos eran utilizados en rituales diabólicos, lo que probablemente sea la explicación en nuestros tiempos, en la que se continúa creyendo que si a alguna persona se le cruza un gato negro, le atraerá la mala suerte. En nuestro país, además de existir creencias sobre el poder que ostentan los gatos negros, también tenemos nuestros cadejos: el blanco y el negro. Uno es bueno y el otro es malo. El cadejo blanco existe en todo el país, de él se cuentan muchas historias, se dice que es un espíritu bueno que acompaña a las personas “es un guardián que permanentemente protege al hombre”. Pero el cadejo no le sale a toda persona, sino a los caminantes nocturnos a los cuales protege del cadejo negro o de los espíritus burlones. Como en este mundo existe el bien y el mal, el cadejo negro, cuyo color es visto como “tenebroso”, simboliza el mal en todas sus manifestaciones. En el mito del cadejo se contempla la creencia en la existencia de un animal que guía a las personas, contra otro que los ataca. Cuando el cadejo blanco olfatea a uno negro en el momento de acercársele a su protegido, el primero ataca, de manera que la persona tenga tiempo de huir y salvarse del mal que le pueda ocasionar el segundo. No se le atribuye

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superioridad a ninguno de los dos, ya que ambos tienen el mismo poder sobre las personas. Existen creencias de muchos tipos y para facilitar su lectura y comprensión han sido clasificadas de la forma siguiente: •

Creencias varias de la Costa Caribe.



Creencias sobre la muerte.



Creencias sexuales.



Creencias para prevenir enfermedades.



Creencias religiosas.



Creencias sobre mujeres.



Creencias sobre hombres.



Creencias sobre animales.



Creencias sobre plantas o árboles.



Creencias sobre la buena suerte.



Creencias sobre la mala suerte.



Creencias sobre los recién nacidos y niños en general.



Creencias sobre mitos lunares-solares y fenómenos climáticos.



Creencias sobre sueños.



Creencias varias.

Una de las fuentes bibliográficas de ineludible consulta la constituye Lengua Madre del doctor César Ramírez Fajardo y cuyo prólogo es contribución de don Carlos Mántica Abaunza. En esta obra, clásica por su contenido y por su significado dentro del habla nicaragüense, se nos ilustra con una serie de expresiones escuchadas en las consultas de pediatría, que reflejan nítidamente el mundo mítico-mágico de las madres y de las cuales las mismas se apropian para explicar el equilibrio salud-enfermedad en sus hijos. A lo largo de la lectura de la obra se fueron entresacando las siguientes expresiones para conformar la retahíla de creencias que se presentan a continuación:

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“ya anda como llamando diente”, “el papá era bueno a su guásimo (...) será por eso que el chavalo es movido?”, “Perdí el pecho porque una mujer me trató y se me secó la leche”, “No le he cortado las uñas para que no se me quede mudo”, “No, no es mujercita, lo que pasa es que no le he cortado el pelo por miedo a que no hable”, “Y ese rojo que tiene en la nariz... no sería que se lo quería comer el sol?”, “Cuando está la luna tierna y viene fuerte, le agarra al niño una gran comezón en el anito”, “le echo tantas veces talco en el día para que no me le dé sarpullido”, “el organismo le pide comer tierra”, “claro, como duermen los tres juntos que son un solo turrón, la calentura del uno, se me le pasó a los otros dos” “cuando me dijeron que se pega más la calentura cuando uno les da leche... pues no le he dado leche”, “pues allá, como el clima es tan fresco, el sarampión les tarda hasta seis días en salir... se les pasma”, “...y le hago los baños para ver si se brolla”, “Le amanecen cagaditos los ojos y pegados... y eso que ni se serena”, “Con el calor, le sudan horriblemente los pulmones”, “le dimos aceite de Castor porque lo vimos que comió cartón...”, “Doctor... qué será que se babea mucho?... y de que lo besan, no lo besan y ahí lo ve... todo remojado de baba...”, “Por cuenta serán lombrices por que maneja una barrigona y se le hace un pelotero en las noches”, “Le di aceite fino con limón, porque como dicen que eso les recoge las lombrices...”, “Por el llorido y esa su quejazón que hasta daba pesar, lo froté con gas y zepol y otras cositas así calientes...”, “chirrea mucho los dientes... yo creo que serán lombrices”, “Ayer, cuando le vi la calentura, dije yo... y si la baño?... ni quiera Dios... me le da fiebre”, “Murió un señor y el niño está con fiebre... será lejío?”, “Solo con tiricia se mantiene, serán los parásitos o la debilidad?”, “Me le dio punto de moto pero gracias a Dios se me curó con naranja agria, aceite fino y sudor de sobaco...”, “Es cierto que cuando el hijo es hijo de viejo, todas las enfermedades del viejo se le descargan en el niño?”, “Tiene mucha diarrea... no le puedo dar frijoles, no le puedo dar huevo, no le puedo dar carne... nada dañoso”, “se murió mi marido y claro, con mi tristeza, el niño mama leche aflijida y se me le soltaron las menudencias...”, “Ni con infundia de gallina se le quita esa

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carraspera...”, “Doctor... y es cierto que el mango da tiricia?”, “Está como enronchadito... será digo yo, asco de la crema?”, “Se me resfrió yo creo que por bañarlo a los cuatro vientos y con agua serenada”... Son éstas, una serie de enfermedades culturales, y es así como interpretan las madres nicaragüenses las dolencias o enfermedades de sus hijos. El niño no se enferma de diarrea por las condiciones higiénico sanitarias en el medio, sino porque “está llamando diente” o se encuentra de mal humor porque es “tiriciento” y no por el malestar que le produce la parasitosis crónica, etc. Sobre estos fenómenos y su explicación, es obvia la incidencia de la precariedad económica en algunos sectores del pueblo que se ven imposibilitados, en muchos casos, a acceder al Sistema de Salud, ya sea por razones económicas, geográficas o culturales. En fin, cualquiera que sea el motivo, sea por limitaciones de cualquier índole o por tradición, a las personas les queda la alternativa de recurrir a métodos esperanzadores que se encuentran insertados dentro de las creencias y, en otros casos, se ven obligados a “inventar” remedios que consideran adecuados para sus hijos y que, nuevamente, se convierten en tradición, como ejemplo de esto nos encontramos con que las madres cuelgan en el pecho de sus niños una llave para curarlos de la tos ferina. Buscando por aquí y por allá, resulta que en el Refranero nicaragüense, cuyo autor es de don Carlos Mántica, se han encontrado una serie de refranes que reflejan nítidamente las creencias del nicaragüense y que expresan, en alguna medida, su sabiduría popular. Veamos los siguientes: • • •

No hay renco bueno (¿Quién no ha dicho alguna vez en su vida, “todo renco para ser maldito?’). Herradura vieja, suerte nueva. En martes, ni te cases ni te embarques (ni te vayás a otra parte).

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• • •

El alba rayando y el indio cagando. Cuando el indio encanece, el blanco desaparece. El banano en la mañana es oro, en la tarde es plata y en la noche mata ( es alimento “frío”).



Cuando el tecolote canta, el indio muere (esto no es cierto, pero sucede).



Arco iris al amanecer, agua antes del anochecer.



Arco iris en el poniente, suelta el arado y vente.



Aguacate maduro, pedo seguro.



Ahorrar palo hace al muchacho malo.



La mujer de jeta caida es floja de grupera.



Carita triste, culo alegre.



La mujer de nalgas pachas, tiene grande la cachimba.



Cuando la cigarra canta y el cielo truena no hay más señal de agua que cuando llueve.



Alacrán que pica, huye.



Cuando canta la cocoroca (o la calandria), va a cambiar el tiempo.



Cuando el indio caga y el chancho cuilla, ya es de día.



Caballo cosquilloso, no lo comprés aunque sea hermoso.



Zopilote en palo, malo.

Los antropólogos y sociólogos han coincidido al afirmar que en todas las culturas primitivas existe la creencia en fuerzas o poderes invisibles, ocultos tras las realidades visibles, que se manifiestan, entre otras, cosas, a través de los fenómenos de la naturaleza. Estas fuerzas pueden intervenir en la vida de los hombres. La vida y milagro de los dioses griegos lo han convertido en un referente cultural constante en la historia posterior de la humanidad. Un fenómeno muy extendido, y que sentó precedente para la religión romana, fue la divinización de nociones abstractas como el miedo, la riqueza o la paz. En nuestro medio se da la divinización de la naturaleza: árboles

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que sangran, intermediarios de carácter material entre el mundo de arriba (cielo) y el de los humanos. Las creencias son, por lo tanto, simbólicas, en tanto son expresiones de la cultura que también es simbólica. El apren­ dizaje cultural depende de la capacidad, exclusivamente desa­ rrollada por los humanos, de utilizar símbolos que son signos que no tienen una conexión necesaria, ni natural con aquello a lo que representan. Precisamente, la historia de la humanidad nos ha enseñado que la cultura tuvo su origen cuando nuestros antepasados adquirieron la capacidad de simbolizar. Podemos ejemplificar con nuestras creencias religiosas, en donde se da la utilización de objetos materiales como pueden ser: una vela, una cruz de palma o de madera, el agua, etc. Todas ellas bendecidas adquieren un poder especial. La asociación entre el símbolo y lo que simbolizan (santidad) es convencional. La vela, la cruz de palma o madera y el agua, sin la bendición tienen el valor de cualquier otro objeto, lo que les confiere el poder sagrado y de símbolo es, precisamente, el acto de la bendición. La Cruz es un símbolo del cristianismo, la palma o la madera sin forma de cruz, no tienen ninguna significación. La herradura es un pedazo de hierro forjado de determinada forma, lo que le confiere el poder de la “buena suerte” es la forma que se le dio al metal. Los símbolos los encontramos por todos lados, ilustramos con el “sereno” y el “lejío”, que también simbolizan de cierta forma un poder, veamos los ejemplos siguientes: ♦ Para curar el constipado se debe tomar agua de manzanilla “serenada”. ♦ Se coloca alcanfor en las orejas de los niños y niñas, cuando asisten a las velas o a los entierros, para que el “lejío” del muerto no les ocasione dolor de oídos. En la cultura nicaragüense, la mirada es mágica y está dotada de poder, especialmente “quien nace con la vista fuerte”, que es la capacidad que tienen ciertas personas de influir sobre otras personas, animales y cosas materiales. Recordemos las mujeres primerizas que “pegan” a los niños el calor con sólo una leve mirada, las embarazadas que paralizan con su “vista”

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el efecto de un purgante. Un hombre en estado de embriaguez es capaz de “reventar” a un niño sólo con mirarlo, o las personas en general con “mirada fuerte” que pueden “cortar” la leche o “agriar” algunos alimentos, o aquellos otros que paralizan a las culebras, en fin la lista puede ser interminable y se pudieran escribir muchos capítulos al respecto. En los nicarao existía la creencia en la “vista fuerte” y León Portilla, se refiere a ello, citando a Bobadilla en su ensayo “Análisis de los testimonios sobre las creencias de los nicaraos”. …con la mirada, algunas personas, especialmente a los niños, hacen daño. Estos mueren a veces como consecuencia de ello. En la Costa Caribe, las creencias no difieren de manera absoluta con las de la Región Central y Pacífica de Nicaragua. Éstos, como ya ha sido señalado, forman parte de la conciencia social de todo los nicaragüenses en general, sin embargo y tomando en cuenta que la cultura nacional es relativa, se sabe de algunas diferencias existentes y que las mismas están estrechamente relacionadas con su cosmovisión, producto de situaciones histó­ricas concretas en las diferentes regiones de nuestro país. Creencias varias de la Costa Caribe Con las creencias de la Costa Caribe también se podrían escribir verdaderos compendios, sin embargo ese no es nuestro propósito, que baste con reseñar algunas que recogió Hugo Sujo Wilson, profesor e historiador de Bluefields, ciudad “con una tradición cultural creole” recoge algunas creencias que presenta en su obra. La misma, representa un esfuerzo personal por “preservar algo de la historia local, y de ese modo mantener vivo el conocimiento de los viejos modos, hechos, ideas y memoria de nuestras generaciones pasadas”. Veamos las siguientes: ♦ No es recomendable decir buenas noches al despedirse de un velorio, porque el espíritu del muerto seguirá hasta su casa a la persona que lo hace.

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♦ En el noveno día, a la medianoche se retira un vaso de agua que fue dejado sobre la mesa en el cuarto del muerto, para que su espíritu tomara agua. Luego para expulsar el espíritu del muerto de la casa, se voltea el colchón sobre el cual descansó el difunto y se maldice su espíritu, a veces con lenguaje fuerte y sucio. ♦ Para deshacerse de una persona que no nos gusta o que nos está causando problemas se hace lo siguiente: se escribe el nombre de la persona en un pedazo de papel, éste se envuelve en un pedazo de tela negra y se marca una cruz roja sobre la tela y se introduce en una botella pequeña. Con la botella se deben dirigir al arroyo más cercano, se pronuncia el nombre de la persona y se tira la botella en la corriente de agua sin volver a ver hacia atrás. Esto hará que la persona se vaya y no regrese jamás. ♦ Si un hombre quiere dejar a una mujer, pero no tiene fuerza de voluntad para hacerlo, debe ponerse una camisola nueva, encima un saco y luego hacer mucho ejercicio para sudar. Luego de exprimir el sudor de la camisola en un guacal nuevo, agregarle un pequeño trago de ron y bebérselo todo. Se debe quemar la camisola y sentarse encima de ella mientras todavía echa humo. Finalmente, se deben enterrar las cenizas. Cumpliendo todo esto logrará olvidarla, pero mientras se encuentre bajo este tratamiento, no debe comer nada de la mujer. ♦ Si una persona es víctima de un robo, para encontrar al ladrón puede recurrir a lo siguiente: la víctima o alguien de su confianza toma un vaso con agua, una llave y una hebra de pelo de la cabeza de una virgen. La persona suspende sobre el vaso de agua la llave atada con el pelo de la virgen. Luego se invoca el nombre de Dios, de San Pedro y San Pablo, empieza a pronunciar los nombres de las personas de quienes se sospecha. Cuando se pronuncia el nombre de la persona culpable, la llave espontáneamente empieza a moverse como un péndulo por encima del vaso de agua. ♦ Si una mujer quiere conservar a un hombre sólo para ella, por el tiempo que ella desee, y hacerlo incapaz

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de dejarla, se debe mezclar en una bebida del hombre un poco del agua en que ella se ha bañado. Otra cosa que se puede hacer consiste en lavar la ropa interior del hombre y enterrar el agua en un hoyo en el suelo debajo del dormitorio de ambos. Trae mala suerte colocar frutas verdes sobre una cama y ponerse primero el zapato izquierdo, entre otros. Si alguien mata una araña romperá accidentalmente alguna vajilla de cristal o de porcelana. Si alguien indica en su propio cuerpo el punto donde otra persona ha sido herida, se debe decir “God Bless the mark” (Dios bendiga la marca), si no se dice, se sufrirá una herida igual. Si se observa pasar una estrella fugaz, se debe decir: “Dios bendiga mi vista”, en caso contrario algo le puede pasar a sus ojos. Una mujer embarazada no debe ver a los chompipes tiernos, porque eso puede matarlos. Si se azota el Viernes Santo a un muchacho de crecimiento lento, eso lo hará crecer más rápido. Si alguien abre un huevo y lo pone al sol en la tarde del Viernes Santo, tomará la forma de una iglesia o una tumba. Si toma forma de iglesia, indica casamiento y si toma forma de tumba significa muerte para la persona. Si el Viernes Santo se corta cierto árbol conocido con el nombre de “Physic Nut”, saldrá de él sangre humana. Si una persona mayor pasa por encima de un niño, éste crecerá más despacio de lo normal. Si el botero coloca boca abajo su guacal en el bote, causaría mal tiempo. La tos ferina se cura con sopa de rata. Para curar una infección causada por un clavo sarroso, se aplica una cucaracha asada machacada. La orina humana se usa para curar la bronquitis aguda. Se toma mientras esté fresca y tibia. En caso de artritis, se aplica a la parte afectada un trapo empapado con orines.

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♦ Para deshacerse de una fea cicatriz provocada por una quemadura o cualquier otra herida, debe aplicarse saliva cuando se despierta en la noche. No se debe hablar con nadie para que resulte. Creencias sobre la muerte Estas creencias nos señalan la cohesión entre los muertos y los vivos y los deseos de la mayoría de los seres humanos de todas las culturas en una vida eterna y el temor a lo desconocido. Existen muchos mitos con relación a la muerte. Las personas que viven en los alrededores de los cementerios conservan algunas creencias, la mayoría coincide en afirmar haber visto “luces” entre las tumbas que, seguramente, son la materialización espiritual de los que han dejado este mundo. Así también, existen personas que dicen haber escuchado voces, ruidos, quejidos y afirman que son algunos muertos o espíritus que salen de sus tumbas por las noches con el propósito de asustar, además, señalan haber visto a una mujer vestida de blanco que se les “aparece” a los vigilantes del sector o a los empleados del cementerio. Las creencias en general, y en particular aquellas sobre los difuntos, están ligadas al entorno social, cultural y geográfico. Tomemos como ejemplo un funeral en Granada: “si va un funeral por la calle y el caballo, que lleva la carrosa con el féretro, queda viendo a alguna persona en especial, la misma pronto morirá. En un lugar donde no se dan las cosas de esta forma, no tiene sentido esta creencia, ya que en otras regiones del país no se utilizan caballos para conducir los féretros a los cementerios. Veamos las siguientes: ♦ Cuando una persona muere y deja hijos pequeños, éstos deberán acariciarle los pies para que no les salga el espíritu del muerto. ♦ Cuando al morir una persona lo entierran “aguado”, ésta se llevará próximamente a un pariente.

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♦ Si al cargar la caja de un difunto ésta “rechina”, posi­ blemente morirá un vecino. ♦ Cuando al morir una persona se le “sale” la lengua, es porque ésta era chismosa. ♦ Si alguien muere en una casa esquinera, significa que habrá muerte en cadena. ♦ Al morir una madre, su espíritu “anda” penando y apare­ ciendo, hasta que se asegura que sus hijos se encuentran protegidos. ♦ Cuando al morir las personas dejan deudas, “aparecen” a sus familiares para que éstos paguen y poder, de esta manera, descansar en paz. ♦ Cuando a una persona se le hacen promesas antes de morir, su espíritu aparece para asegurarse que se le cumplirá lo prometido. ♦ Escuchar tres golpes en las paredes del dormitorio es señal de muerte. ♦ Las personas que mueren y “asustan” es porque su alma no ha logrado el descanso eterno. ♦ Cuando un muerto se “infla” del vientre, se le debe poner una masa de ajos en el ombligo para que vuelva a su estado natural. ♦ Se debe rezar por nueve días a los muertos para que su alma descanse en paz. ♦ Si alguien al morir queda con los ojos abiertos es porque la causa de su muerte fue un hechizo y una niña le deberá cerrar los ojos. ♦ Cuando sacan a un difunto por los pies para ir a ente­ rrarlo, es seguro que se llevará a otra persona de la familia. ♦ Cuando canta un gallo por la noche es que hay un muerto muy cerca. ♦ Si una lechuza canta a la medianoche, alguien morirá, para evitarlo se le debe contestar por el otro lado.

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♦ La muerte es segura cuando se riegan las plantas con los orines de una persona enferma y al día siguiente éstas amanecen marchitas. ♦ Si una persona en estado de gravedad no logra mantener erguido los dedos gordos de las manos, morirá en cuestión de horas. ♦ Cuando asesinan a una persona y la encuentran “boca arriba”, se le colocan dos huevos de gallina negra dentro de su ropa interior para encontrar al causante del crimen. ♦ Cuando al morir se aumenta excesivamente de peso, morirá otra persona muy pronto. ♦ Si un “papalote” negro entra a una casa, alguien morirá. ♦ Si muere un anciano en una esquina, es seguro que morirán tres personas más en la cuadra. ♦ No se deberá peinar a un difunto porque vuelve por el que lo peinó. ♦ Un muerto “sale” si lo entierran con zapatos. ♦ El cacaraqueo de las gallinas anuncian la muerte, pa­ra contrarrestarla se deben quitar los zapatos y colo­­carlos hacia abajo (las gallinas se calmarán auto­ máticamente). ♦ Si una lechuza pasa cantando hay que halarse la nariz para evitar la muerte. ♦ Cuando alguien ha sido asesinado y lo encuentran “boca abajo”, significa que el asesino se encuentra cerca. ♦ Cuando alguna persona se muere un fin de año, es buen presagio y significa que en el año venidero no habrá ninguna desgracia. ♦ Si se escucha un silbido en la noche, no se debe contestar porque significa que la muerte está llamando y si alguien contesta, se muere. ♦ Nunca se debe acostar una persona en una mesa porque se pueden morir.

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♦ Las personas nunca se deben acostar con sed, porque cuando se duermen el alma se levanta a tomar agua, y se corre el riesgo de que no regrese. ♦ Si a medianoche se escucha que cae una piedra en el techo de la casa, morirá alguien de la familia. ♦ Si por la mañana a una persona le “aparece un morado” en el cuerpo, significa que un muerto la tocó. ♦ Cuando alguien muere, se debe colocar el ataúd en el centro de la habitación para que no muera otra persona de la familia. ♦ Si en el transcurso de un “entierro” llueve, significa que el difunto comía en paila. ♦ Cuando un niño muere va al cielo. ♦ Cuando alguien muere se le debe poner un vaso de agua, para que su espíritu no aguante sed. ♦ De la iglesia se deben sacar los muertos por los pies para que no vean quien viene detrás. ♦ Cuando una persona muere hay que rezarle por nueve días para que su alma descanse en paz, y durante cuarenta días para que su espíritu se vaya de la casa. ♦ Si un familiar abre la sepultura donde enterrarán a su deudo le trae mala suerte. ♦ Si una persona ve la “preparación” de un cadáver, que no es de la familia, éste saldrá para asustarla. ♦ Se debe colocar un guacal con cenizas en el lugar donde se encuentre a una persona que ha sido asesinada, para poder descubrir al asesino. ♦ Cuando una persona muere atropellada por un vehículo, y el conductor se fuga, se debe poner al muerto “boca abajo” para que regrese el homicida. ♦ Cuando al enterrar a alguien falta tierra en vez de sobrar, alguien más se va a morir porque la tierra está llamando a la muerte. ♦ No se debe enterrar a los muertos con joyas de oro, porque no descansan en paz.

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♦ Cuando se llora mucho a una persona que ha fallecido, su alma no sigue su rumbo y sale para asustar a las personas. ♦ Los niños, por ser inocentes, pueden ver el espíritu de las personas que van a fallecer. ♦ Los muertos se entierran boca arriba para que el día de la resurrección la luz del sol les dé en el rostro. ♦ Cuando se siente un aire helado, es porque va pasando un espíritu. ♦ Cuando alguien se portaba mal con una persona que acaba de fallecer, es seguro que le saldrá por las noches para asustarlo. Creencias sexuales En el aspecto que corresponde a las relaciones entre los sexos, queremos exaltar la imaginación de la mujer nicaragüense que, en el intento de controlar y preservar a su pareja, hace gala de las cosas más inusitadas, creativas y ocurrentes. Precisamente, se ha querido iniciar este apartado con la creencia siguiente: ♦ Cuando un hombre llega tarde a su casa, falta con mucha frecuencia y se tienen fuertes sospechas sobre su fidelidad, se le hace la prueba siguiente: se coloca una pana llena de agua en el cuarto y se le pide que se coloque desnudo en cuclas sobre la misma, de manera que los “huevos” entren a la superficie del agua. Si los “huevos” quedan flotando viene de donde “la otra”, si se le hunden es inocente. Veamos las que siguen: ♦ Por el tamaño del pie o de las manos, se sabe el tamaño del pene (A como es el niño es el juguete). ♦ A las personas que se masturban le salen pelos en las manos o su cara se llena de acné, y también pueden “quedarse chaparros”.

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♦ Es malo tener relaciones sexuales cuando la mujer se encuentra menstruando. ♦ Cuando un joven no ha tenido relaciones sexuales se puede volver loco o cochón. ♦ Los hombres no pueden vivir sin tener relaciones sexuales, pero las mujeres sí. ♦ Para la potencia sexual, es recomendable consumir lo siguiente: huevos de amor por las mañanas, huevos de paslama, los restos de orín cocido, cangrejo con leche, aguacate, leche de cabra, ponche de naranja y los mariscos en general, entre otros. ♦ El tamaño de la nariz, tiene relación con el tamaño del pene. ♦ Si una mujer joven se casa con un hombre mayor, ésta se envejece y el hombre se rejuvenece, y viceversa. ♦ Para evitar el nacimiento de un hijo enfermo, los campesinos evitan todo contacto sexual cuando la Luna está tierna. ♦ Si las personas tienen relaciones sexuales muy rápido, se pueden quedar pegados como los perros. ♦ Para atraer el amor las mujeres deben usar calzón morado. ♦ Las personas que se masturban se “ponen” delgadas, con grandes ojeras y se les “abre” el apetito. ♦ Si se tiene relaciones sexuales cuando hay una herida, ésta se infecta. ♦ Si se tiene relaciones sexuales cuando hay gripe, ésta no se cura. ♦ Para obtener información acerca de las infidelidades del marido, se le coloca una lagartija en la bolsa izquierda de la camisa o su mano derecha sobre el pecho, cuando esté dormido, entonces comenzará a contar todo lo que se desea saber. ♦ Vestirse de morado ahuyenta el amor.

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♦ Cuando se tienen relaciones sexuales en el mar, éste se enfurece y se lleva a la pareja hacia el fondo. ♦ Se les suda la nariz a las personas celosas. ♦ Es celosa la persona que enciende de lado el cigarro. ♦ Para lograr la fidelidad de los maridos, se debe poner un calzón que ha sido usado debajo de su almohada. ♦ Para que el marido no “ande de travieso” mujereando, hay que frotarle la rabadilla con limón. ♦ Los huesos de mapachín y las plumas del pájaro macuá sirven para volver loca de amor a una persona. ♦ Cuando una pareja se acuesta en la cama de otra, le trae mala suerte en el amor a la pareja dueña de la cama. ♦ Para tener muchas energías al hacer el acto sexual, pre­ via­mente hay que colocar verticalmente seis rosas en la cama. ♦ Para lograr mayor placer sexual, se debe comer bastante chocolate antes de tener relaciones. ♦ Para mantener el ambiente pasional en la cama, se deben colocar seis candelas perfumadas en la habitación el último día de cada mes. Creencias para prevenir enfermedades ♦ Como reconstituyente es bueno consumir sustancia de hí­gado, garrobo, gallina negra o paloma de castilla. ♦ No se debe consumir, por las noches, ni frutas ni pescado, por que son comidas “heladas” y les puede provocar a las personas dolores abdominales. ♦ Para que las lombrices no se “suban” al cerebro, se coloca un collar de ajos en el cuello de los menores o se les “unta” kerosín en la nariz. ♦ Para curar un orzuelo se debe pasar la cola de un gato por los ojos o una semilla de “ojo de buey” frotada para que se caliente o pasarse el ruedo del vestido de una niña.

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♦ Las heces de gallina alivian el ardor de las quemaduras en la piel. ♦ Para curar la “chistata” es bueno untarse zepol en el ombligo. ♦ Para curar el asma es bueno el aceite de tiburón. ♦ Tomar agua serenada cura las dolencias de los riñones. ♦ Es bueno que un perro lama una “llaga”, para que ésta se sane. ♦ Cuando una persona se haga una herida deberá amarrarse un bejuco para detener el sangrado. ♦ Para curarse de los “mezquinos” se deben colocar sobre ellos los “pellejos” de las patas de los pollos o se les amarra una hebra de cabello. ♦ Para disminuir las molestias de las paperas o “topa”, se coloca manteca o “pellejos” de cerdo con hojas de higuera sobre la inflamación o solamente se coloca un collar elaborado con el tallo de la higuera. ♦ Las “gomas”, que aparecen en las diferentes partes del cuerpo se curan haciéndose masajes con saliva en ayunas y sin “enjuagarse” la boca. ♦ Para aliviar las molestias del “ardor de orines” o “chistata”, se debe colocar un “puño” de sal en el ombligo y tomar pinol blanco salado. ♦ Cuando a una persona se le cruza una espina de pescado en la garganta, se debe tomar del fuego un tizón y se cambia de posición, para que la espina pueda “pasar” sin problemas. ♦ Para calmar el hipo, se debe colocar un poco de sal en la punta de la lengua. ♦ Comer “chancho corrido”, o sea correr tras un chancho para matarlo, produce diarrea. ♦ Una de las curas para la tuberculosis es bañar a la persona afectada con leche de cabra negra recién ordeñada y comer mango “mechudo”, porque la hebra del mismo teje la región afectada del pulmón.

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♦ Para evitar el “resfriado de los ojos” los campesinos, cuan­do llegan de su faena diaria del campo, cierran los ojos al tomar agua. ♦ Para curar el constipado, se debe tomar agua de man­ zanilla serenada. ♦ Para aliviar el ardor que ocasiona el “piquete” de chichicaste, el mismo se debe “destripar” y colocarlo luego sobre la afección. ♦ El mejor tratamiento para el “piquete” del perro zompopo es tomarse un litro de leche. ♦ Para curarse de las hemorroides, hay que cargar semillas de “ojo de buey” en los bolsillos traseros del pantalón. ♦ El piquete de raya se alivia poniendo un maduro horneado y caliente en la herida. ♦ El piquete de la casimpulga (Casampulga) sólo se cura comiendo mierda. ♦ Para que un individuo se vuelva borracho se le “echa” una escupida en el trago. ♦ Para que a una persona adulta se le quite el hipo hay que darle un fuerte jalón de orejas y después deberá tomar tres tragos de agua. ♦ La tos chifladora se cura colgándose, en el pecho, una llave con una cinta roja. ♦ Ante una fuerte hemorragia hay que colocarse un “chupón” de café molido y en caso de hemorragia nasal, es excelente oler una teja de barro húmeda o comer canela. ♦ En el caso de una quemadura, es bueno ponerse pasta dental. ♦ Para hacer desaparecer las cicatrices se debe frotar la misma con “cebo serenado”. ♦ Cuando las personas orinan “bajo el sol” o sobre una piedra caliente, les da “chistata”. ♦ Para que un niño deje de orinarse, en la cama, hay que ponerle kerosín en el ombligo.

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♦ Lavarse la cara con orines cura el acné. ♦ Para prevenir el daño de los “hechizos” la madrina debe regalarle a la persona un anillo de bronce. ♦ Para aliviar las molestias de una “borrachera” a la persona se le debe frotar las manos con sal, pasarle limones partidos detrás de las orejas o colocarle hielo en los testículos. ♦ Para alejar a una persona del alcoholismo, se le da a tomar en un vaso con agua el ombligo, pulverizado, de un recién nacido. ♦ Puede ocasionar tétanos cortarse el cabello y las uñas, por la noche. ♦ Para mantenerse joven hay que bañarse con leche y permanecer arropado durante dos horas. ♦ Para el “cansancio del cerebro” se debe asar un maduro, se le agrega agua florida y canela molida y, en forma de puré, se coloca en la parte de atrás del cuello y se amarra. ♦ Cuando un niño tiene problemas para hablar, es bueno darle de comer carne de urraca y masa. ♦ Para curar la artritis hay que usar pulseras de cobre, en los tobillos o en las muñecas, según la dolencia. ♦ Para evitar el “calor” en el estómago y los problemas renales, se debe preparar una bebida con “flor de avispa”. ♦ Para curar la “diarrea de sangre” es bueno tomar horchata de almidón con limón. ♦ Para curar la “diarrea de sangre”, en Estelí, se acostumbra además, tomar “vinagre de uvas”. ♦ Para extraer una basura del ojo es bueno “echarse” una gota de leche materna. ♦ Para curar el hipo, se deben tomar tres tragos de agua o provocar un buen susto a la persona. ♦ Cuando a una persona se le introduce agua en el oído o un insecto, otra tiene que calentar agua en su boca,

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depositársela dentro de la oreja y con el agua adentro debe sacudirse y saldrá al instante. El agua de molejón es buena para prevenir los embarazos. Se dice que las indígenas los tomaban para evitar tenerle hijos a los españoles. Para evitar los “chichotes”, provocados por un golpe, se debe colocar un cuchillo por la parte plana y apretarlo varias veces. Mirar a un perro defecando provoca orzuelo a las per­ sonas. El agua de lluvia cura el salpullido. Para tener fortaleza física, se debe untar manteca o cebo de tigre en los huesos. Para sacar los gases del vientre, hay que acostarse y ponerse en el lugar los pelos de un chompipe. Si se mete un pelo de chompipe en un cigarro y se fuma, da pedorrera. Para curarse del asma hay que ahorcar una cascabel y luego colocarse, alrededor del cuello, el cordón que se utilizó para tal fin. Las personas operadas, o con alguna herida, no pueden entrar a un cementerio porque les da tétanos. Para los dolores musculares, hay que masajearse con manteca de cabro. Para las enfermedades del pecho, es bueno tomar manteca de boa o de “cusuco”. Para que el “ojo de pescado” que aparece en los pies no vuelva a salir, se tiene que retirar con una espina de limón fresco. Para sacarse una solitaria, es bueno sentarse en una bacinilla que contenga leche de coco. Les da “moto” a los recién nacidos si en lugar de una gasa estéril se les coloca, en el ombligo, un pedazo de tela que ha sido usado por una mujer.

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♦ Para eliminar los “mezquinos” se debe pasar el “lomo” de un cuchillo en el instante que alumbre la luz de un relámpago. ♦ Para curarse el “hielo de la vejiga” es bueno orinar sobre un tizón encendido. ♦ Para prevenir el asma se debe fumar la flor de floripón. Ésta se pone a “serenar”, por tres días, y cuando se seca se elaboran los “puros”. ♦ Siempre que se recibe algo de regalo, se debe tomar con la mano izquierda para evitar los maleficios. ♦ Para curar los oídos tapiados por un resfrío, se coloca un taco de culantro o ruda masticados. ♦ Para sacar el aire que ocasiona dolor de oídos, hay que arrimarse a las orejas la parte estrecha de un cartucho de periódico encendido y el humo que sale del mismo hace que se expulse el aire y se quite el dolor de oídos. ♦ Cuando a una persona le pica un alacrán es excelente antídoto lo siguiente: tomarse un café amargo, comer dulce de rapadura o morder una lima. Para evitar el dolor, se debe morder un cuchillo o colocarse en el piquete un cataplasma de cebolla cruda. De obligatoria consulta en el abordaje de esta temática resulta el Folklore Médico Nicaragüense del doctor Ernesto Miranda. Don Pablo Antonio Cuadra, quien escribió la presentación de la obra, ha dicho: El distinguido médico granadino doctor Ernesto Miranda ha escrito, tras largos años de paciente recolección entre su vasta clientela popular, este interesantísimo trabajo de inapreciable valor, no sólo para el médico sino también para el sociólogo, para el antropólogo y para el escritor. Después de haber realizado una lectura minuciosa de la obra, se han encontrado una serie de creencias médicas relacionadas con la mentalidad mágica del pueblo, algunas de las cuales no hemos resistido la tentación de incluirlas en nuestro trabajo.

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Veamos las siguientes: ♦ Dormir durante el día, especialmente por la tarde o un trabajo intelectual prolongado, produce un “agitamiento” y las personas no deben bañarse porque les puede dar parálisis. ♦ Existen una serie de “aguas” que ejercen efectos bené­ ficos: Agua de un santo milagroso. Agua del “ojo de agua”, sacada a medianoche en el último día del menguo lunar. Agua de la que solamente guardan los cofrados. Agua revestida de un agregado oracional. Agua del río extraída un día viernes a media noche. Agua de la laguna, llevada al enfermo por una mujer virgen. Agua del mar, excelente para baños como prevención de la rabia. Agua tisteada para “babosear” al amante. Agua de genitales para tener dominada a cierta persona. Agua bendita para conjurar el embrujo. Agua llovida, baño del primer aguacero para estar bien de salud todo el invierno. Agua florida, para los desmayados. Agua aromatizada para la recién alumbrada, etc. ♦ El agua de beber engorda, tomado en cantidades exa­ geradas. ♦ El agua de coco no debe tomarse muy tarde ni beberla una persona muy “agitada”. ♦ Ver por primera vez la Luna Nueva por el lado del hombro izquierdo, es de mala suerte. Por el contrario, si se mira por el lado del hombro derecho es buena suerte. ♦ Ponerse, involuntariamente, un vestido al revés, estará de suerte todo el día. ♦ Cuando un objeto de vidrio se quiebra espontáneamente, sin choque o violencia alguna, significa que era un mal aire, producto de una brujería, que pegó en el objeto y no en la persona. ♦ Las mujeres que, prematuramente, llegan al período menopáusico es porque se les “enyeló” el vientre. ♦ Cuando una rival quiere “amarrarle los meses” a una mujer embarazada, contrata a un hechicero y éste le

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hace, a un bejuquito especial, tantos nudos como meses tiene la víctima. Estos nudos van alrededor de la cintura de un muñeco. También se le puede hacer a un animal hembra que, finalmente muere. Las “arrechuras” de las mujeres son neurocrisis histéricas que les dan cuando no tienen hombre para satisfacer su exagerado deseo sexual, furor uterino. Los indígenas creían, y aún se conserva la creencia, que cuando ciertas plantas “echaban un babasal”, era señal de que estaban enfermas y que el movimiento de Luna en “Luna Tierna” era la fase que se encargaba de depurar el humor enfermo de dichas plantas, pero para el uso medicinal la recolección de esta sustancia era más propicia para ciertas dolencias humanas en la ida de la Luna cuarto menguante, cuando el “babasal” ya estaba solidificado, goma. Las mujeres para desinflamar los órganos pelvianos, hacen los llamados “bajos”, que consisten en colo­carse en cuclas sobre un recipiente que contenga agua hervida con hojas aromáticas, romero, y recibir el vapor. Cuando los hombres tienen una enfermedad que se llama “bazo blanco” las mujeres de ellos se van adelgazando hasta que mueren, porque la víscera de este color tiene poder disecante sobre su compañera. Se les llama “berrejos” a las personas muy pálidas a consecuencia de dormir con algún espíritu que lo marchita, descobijados, expuestos al sereno, por la picadura de jalepates o porque comen tierra. El cebo serenado de color amarillo, al estar tanto tiempo a la intemperie, se vuelve blanco, en estas condiciones, es un excelente remedio para las afecciones de la piel, para borrar las cicatrices y, especialmente, para las “peladuras” ocasionadas por las cabalgaduras. La cipera es una “enfermedad” que puede llegar a ser mortal, y es la que ejerce el feto sobre el hermano antecesor, especialmente, cuando la madre embarazada lo amamanta.

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♦ Para que la topa “no tenga fuerza para bajarse” se debe colocar un collar de higuera en el cuello del enfermo. ♦ Para detener las hemorragias uterinas es bueno colocarse un tapón de tamagás que se elabora del comején de tierra. ♦ Los hombres por el modo de engendrar, pueden tener hijos mansos y sosegados y las niñas “coscolinas”. ♦ Se cree que cuando un niño nace con dientes, será en el futuro una persona con una moral baja y arrastrada, como la de un reptil, para solucionar el problema se les restriega ajos en los dientes para que se caigan, y de esta forma ahuyentar el reptil que hay en la persona. ♦ Las personas adquieren lombrices cuando comen mucho queso o cuajada, y también el pinol crudo. ♦ Las mantecas sirven para curar una serie de enfermedades. La manteca de lagarto sirve para el aire y para el tétanos. La manteca de mono pancho sirve para el asma. La manteca de cusuco, sirve para la pulmonía. La manteca o infundia de gallina sirve para las liras. ♦ La pierna blanca es una enfermedad producida cuando el vientre de la recién parida no expulsó ciertos humores. ♦ El polvo de puerta, que es el polvo fino que el ambiente deposita en los lugares poco removibles, es el polvito poderoso que sirve para curar el ombligo del recién nacido y evitar el moto. Para que los purgantes surtan efecto se deben tomar las medidas siguientes: ♦ Para que surta efecto, después de tomarse el aceite de ricino, el vaso en el que se tomó se debe colocar boca abajo y en el suelo para que escurra bien el residuo impregnado en sus paredes. ♦ Para lograr un mejor efecto, las cucharas que miden un purgante oleoso, principalmente el de ricino, deben ser cucharas “nones” y no “pares”.

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♦ Los purgantes oleosos, sobre todo el aceite de castor, son “calientes”, en cambio los purgantes salinos “refrescan”. ♦ Después de haberse tomado un purgante, y mientras no haya hecho efecto, se deben evitar las miradas de mujeres embarazadas primerizas porque anulan el efecto del mismo. ♦ La traspurga, que es al siguiente día de la purgada, se considera el día más delicado para un purgado. En este caso se aconseja: no bañarse, no exponerse al sol ni al aire, tener una dieta adecuada, se recomienda, especialmente, cubrirse bien los pies y colocarse tacos en los oídos. ♦ La purgación de resfrío se debe a las relaciones sexuales, ya que las mujeres refrescan al hombre. ♦ Un candil o una vela encendida hace que las personas se safornen, ya que quema a distancia las partes calientes del cuerpo. ♦ La tuberculosis se adquiere por los vicios y desmanes. ♦ Cuando un niño hace “torito”, especialmente si es varón, significa que su madre, si lo está amamantando, pronto va a menstruar quedando expuesta a un nuevo embarazo. Las creencias religiosas Se considera que el abordaje de este tema merece un estudio especial, de tal forma que en este trabajo simplemente se men­cionarán algunas: ♦ Para que llueva hay que pedirle a San Isidro Labrador porque él es el Santo de las lluvias (?) “San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol”. ♦ Es de mala suerte botar un crucifijo. ♦ Por ningún motivo una novia debe llorar en la iglesia, ya que eso significa que va a llorar mucho a lo largo de su matrimonio. ♦ Si se deja caer una Biblia, son siete años de mala suerte. ♦ La Virgen de Mercedes nunca ha salido en procesión, porque cuando intentan hacerlo se vuelve “pesada”.

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♦ Para que un deseo se cumpla se deberá rezar siete veces el Padre Nuestro y el Ave María, durante siete días. ♦ Cuando una persona se encuentra en estado agónico debe confesarle todos sus pecados a un sacerdote para que su espíritu logre descansar en paz. ♦ En un hogar no pueden estar juntos un recién nacido y una imagen del Niño Dios de Praga porque se muere el niño. Al segundo le gusta estar solamente él en la casa. ♦ Las personas de baja estatura se deben halar las orejas el día de San Juan para aumentar su tamaño. ♦ Se escuchan los lamentos del infierno si el Viernes Santo se coloca la oreja en el suelo. ♦ Cuando se introduce una basura en el ojo, hay que frotarlo suavemente tres veces y decir: Santa Lucía del Pozo, sacame esta basura y luego escupir tres veces. ♦ Para lograr los imposibles hay que pedirle a San Judas Tadeo. ♦ Cuando se enferman los perros hay que pedirle a San Lázaro. ♦ Para que haga milagros, de manera efectiva, la estatuilla del Divino Niño debe ser regalada. ♦ Se deben poner cruces de ceniza, en puertas y ventanas, para alejar las brujerías y a los espantos. ♦ Para que cesen los rayos, truenos y relámpagos es bueno hacer la señal de la Cruz en el suelo con ceniza de fogón o recitar “ Las Tres Divinas Personas nos favorezcan” o enviar a una niña con una vela encendida para que la coloque en el centro del patio. ♦ En Semana Santa no se debe comer carne de animales que tienen pelo. ♦ Al rezarle a Santa Bárbara y ofrecerle de tributo una manzana grande y un vaso con agua junto a su imagen, ella concederá cualquier petición que se le haga. ♦ Si cenan trece personas juntas, el primero en irse morirá en menos de un año.

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♦ Regar Agua Bendita en la casa es bueno para ahuyentar las malas vibraciones. ♦ Se debe colocar la Biblia abierta dentro del cuarto para que no lleguen los malos espíritus. ♦ Los niños que aún no han sido bautizados no se deben dejar solos porque se los llevan los duendes. ♦ Se debe bautizar a un niño agonizante para que se vaya al cielo. ♦ Para conseguir marido hay que colocar a San Antonio al revés por varios días. ♦ Para que el cabello crezca se debe cortar el día de San Juan. ♦ Al entrar a una Iglesia por primera vez y por la puerta principal se deben pedir tres deseos, se cumplirá uno. ♦ En los días de San Juan, San Pedro y San Pablo, las personas que llevan esos nombres deben golpear con sus cinturones a los árboles, para que crezcan y den abundantes frutos. ♦ Cuando hay tormentas con rayos, se colocan cruces de palma bendita detrás de las puertas para proteger la vivienda. ♦ Cuando una cosa se pierde se le pide a San Pascual Bailón para que aparezca y cuando aparece hay que bailarle al Santo. ♦ Si viene alguien de muy mal humor, se debe decir: “que fuerte venís, pero más fuerte es mi Dios, que la Santísima Trinidad me libre de vos”. Después de esto la persona se calma y se aleja. ♦ Para que caiga una lluvia que “está puesta”, hay que hacer tres cruces de ceniza en el patio. ♦ Cuando llueve en diciembre se dice que son los orines del Niño Dios. ♦ Hay que “andar” un Cristo en el pecho para contrarrestar los hechizos.

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♦ Cuando dos o más personas que conversan dicen, simul­ táneamente, la misma palabra, se cree que sacan un alma del purgatorio. ♦ En la catedral de León hay tres ojos distribuidos en el edificio, el que los encuentre tendrá buena suerte en su vida. Creencias de Semana Santa que han caído en desuso en algunas regiones del país 1. No se deben tener relaciones sexuales porque la pareja se queda pegada y además es pecado. 2. No se debe encender el fuego, por eso en estos días se comen tamales con queso y sardinas. 3. No se debe cortar una cabeza de guineos, ni partir leña porque sale sangre. 4. No se deben matar animales, ni se debe correr. 5. No se le debe pegar a los chavalos, etc . 6. Desde el Jueves Santo, por la tarde, no se debe transitar en carro porque El Señor está en el suelo. Creencias sobre las mujeres ♦ Las mujeres con su período menstrual no deben ir a velas, entierros y, tampoco, al cementerio para evitar el “hielo” de los muertos. ♦ Si una mujer le corta las uñas de los pies al marido, estos se pelean. ♦ Si una mujer come mamey en las noches de Luna Llena, queda embarazada. ♦ Cuando una mujer pasa sin tener relaciones sexuales más de diez años, ésta vuelve a ser virgen. ♦ Si una mujer se rasca cuando está menstruando la piel le queda marcada con estrías ♦ Las mujeres que entran al mar con la menstruación atraen a los tiburones.

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♦ Cuando alguien tiene “barros maduros” en la cara, se los debe “destripar” una mujer menstruando, para que nunca más le vuelvan a salir. ♦ Si varias mujeres mueven el arroz cuando se está cocinando, éstas se pelean. ♦ Cuando una mujer nunca tiene relaciones sexuales la vagina se le cierra por completo. ♦ Si un alacrán “pica” a una mujer embarazada su hijo puede nacer mudo o tartamudo. ♦ Es bueno amamantar a los niños para evitar el emba­ razo. ♦ Para evitar el pujo que provoca la vista fuerte de una mujer embarazada , es necesario tomar tres hebras de su cabello y amarrársela a la mano izquierda del niño. ♦ Para evitar un embarazo no deseado, se debe tomar una taza de té preparado con tres semillas de aguacate durante la menstruación. ♦ Cuando una mujer recién alumbrada no expulsa la placenta, deberá soplar una botella para que le salga. ♦ Durante la menstruación las mujeres no deben tomar limonada porque se les corta la sangre. ♦ Para prevenir un embarazo, se debe tomar, durante los días de la menstruación, una pastilla Mejoral. ♦ Para curarse de los dolores del vientre durante la mens­ truación, hay que pasarse una botella de agua caliente. ♦ Para evitar un embarazo, las mujeres, deberán orinar después de las relaciones sexuales o aplicarse una ducha de orines del marido. ♦ Si se tiene hijas solteras en una casa y también una lora, las hijas no se casarán. ♦ La señorita que anda menstruando no debe mirar a un recién nacido porque le revienta los oídos “en sangre”. ♦ Por cada niño que tiene una mujer, crece de estatura y también le crecen los pies.

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♦ Cuando la mujer está menstruando, no deberá comer chancho, frijoles, huevos ni frutas ácidas, porque las últimas le “cortan la sangre”. ♦ Con la menstruación no se debe andar descalza ni brincar. ♦ Si una mujer embarazada pasa a la orilla de un muerto, el niño nace con el cordón umbilical enrollado. ♦ Cuando una mujer en los primeros meses del embarazo tiene un susto muy fuerte, el niño nace sietemesino. ♦ Una mujer embarazada deberá tener relaciones sexuales con frecuencia, para que su parto no sea “seco”. ♦ Si a una persona se le forma una “goma”, la misma se desaparece si se la fricciona una mujer que ha quedado embarazada por primera vez. ♦ La mujer embarazada no debe tener relaciones sexuales, en los últimos cuatro meses, porque el niño puede nacer con alguna malformación. ♦ La mujer embarazada no debe comer frutas ácidas, porque el niño puede nacer con anemia. ♦ Una mujer recién alumbrada no debe acercarse al fuego, por que se le mancha la cara. ♦ Cuando una joven se casa y su hermana le lleva el Rosario, la segunda no se casará. ♦ Cuando las mujeres están amamantando no deben comer queso, para evitar el “gusanillo” en su bebé. ♦ Las mujeres no deberán revelar el tiempo que llevan de embarazo, porque una enemiga o rival les podría “amarrar” los meses. ♦ Si una embarazada no satisface sus antojos, el niño nace trompudo o con la boca abierta. ♦ Si una mujer se suelta el cabello cuando hay tormenta le puede caer un rayo, porque el pelo atrae la electricidad. ♦ Si la forma de la “barriga” en una embarazada es redondeada, nacerá una niña, si es puntiaguda, nacerá un varón.

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Si una embarazada asiste a una vela, el niño nacerá muerto, y si vive cerca, deberá ir a dormir a otro lado, porque el “hielo” del muerto cubre una manzana. Cuando una mujer deja de ser virgen, cambia su contextura física y su forma de caminar. Cuando una mujer escupe y un gato lame la saliva significa que llegará a visitarla un enamorado. Por las dimensiones de las manos o de los pies se sabe el tamaño del pubis. Por la fuerza con que orina una mujer se sabe si es virgen. Si orina suave lo es, en cambio si el “chorro” es fuerte, no lo es. Las mujeres que tienen pequeñas las nalgas, tienen grande el pubis. La mujer de nalgas pachas (aplastadas) tiene grande la cachimba. Las “viejas” cuando se enamoran, son más apasionadas que las jóvenes y son capaces de hacer cualquier locura. “Una vieja queriendo es como un rancho ardiendo”. Las mujeres que son “serias” son las más fáciles de conseguir (¡Carita triste, culo alegre!). Se sabe si una mujer es virgen cuando se le rodea el cuello con una cinta. Si la cinta no pasa por su cabeza, es virgen, si pasa no lo es. Si se casa la hermana menor, la mayor puede quedarse soltera. Para no quedar embarazada, se debe tomar agua de coco en ayunas después de haber tenido relaciones sexuales. Cuando una mujer anda con la menstruación y se aplica un tinte en el cabello, éste no funciona. Una mujer recién alumbrada debe evitar mirarse en el espejo para que no le dé neuralgia. Si una mujer embarazada escucha llorar el niño en su vientre, no lo deberá comentar porque le quita las virtudes que traerá.

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♦ Si una mujer embarazada mata a una culebra, pierde a su bebé. ♦ Si una mujer con la menstruación se pinta las uñas, el esmalte se le pone “aguado”. ♦ Si una mujer con su período menstrual toma cosas heladas, se le crecerá la “barriga”. ♦ Las mujeres embarazadas no deben cortarse el pelo, porque tienen la mano caliente y éste no crece. ♦ Para que crezcan las uñas, se deben enterrar cuando se cortan. ♦ Una mujer embarazada o menstruando no debe ver a un recién nacido porque le da “pujo”. ♦ A una mujer recién alumbrada no se le deberá asustar ni disgustar, porque puede volverse loca y a su hijo le dará diarrea. ♦ Si una mujer embarazada quiere que su hijo nazca con los ojos verdes o que sea “bonito” deberá quedar viendo a un hombre con las características físicas con que ella lo desea. ♦ Cuando una mujer está amamantando y se enoja, la leche se le pone “agria”. ♦ Cuando una muchacha muere virgen, le quedan abiertos los ojos. ♦ Si una mujer barre de noche, no encuentra novio. ♦ Si una mujer se casa sin ser virgen, cuando entra en la iglesia se le cae la corona. ♦ Si una mujer desea tener sexo y no tiene compañero deberá tomar limonada para que se le quiten los deseos. ♦ Para atraer a un hombre se le echan tres gotas de la menstruación en un fresco de pitahaya. ♦ Para provocar un aborto se deberá tomar un cocimiento de “cohollos” de hojas de Ciprés, o de la raíz del limón. ♦ Cuando una mujer embarazada desea saber el sexo de su bebé, alguien cuelga sobre la mano de ella una cadena

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sin que la roce, si los movimientos son circulares será varón, si son pendulares, será mujer. Siempre que la Luna está “llena”, una mujer está dando a luz. Cuando una mujer ya no es virgen, se le hunde el centro del cuello, por la clavícula, y cuando flexiona la muñeca también se le hunde o “divide” la piel. Si una muchacha come coctel de conchas pierde la virgi­ nidad. las mujeres decentes no comen mariscos, porque eso las excita sexualmente, lo comen solamente “otra clase de mujeres”. Cuando una mujer anda con la “regla” no debe hacer fuerza porque se le sale la matriz. Si una mujer embarazada se corta su cabello, no le crece con la misma rapidez de siempre. Con la menstruación las mujeres no deben entrar a la Iglesia porque les “entra hielo” en el vientre. Siempre en los embarazos una partera debe sobar la barriga para que el niño se “acomode”. Una mujer menstruando no debe tener relaciones sexuales por que se expone a que le salga un “tumor”. Cuando se aproxime la fecha del parto, la mujer deberá tomar sopa de pato para que éste sea más rápido. Al aproximarse el parto, las mujeres deberán tomar refresco de linaza y de pitahaya para que el bebé nazca “limpio”. Se le hunde la pantorrilla a las muchachas cuando dejan de ser vírgenes. Cuando alguien quiere hacerle daño a una mujer que está por parir, basta con echar una piedra al fuego. Cuando una mujer tiene relaciones sexuales por vez primera, se le nota por que al caminar, saca más uno de los pies.

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♦ Las mujeres embarazadas no deberán observar a los animales pariendo, porque su niño puede nacer con cara de animal. ♦ Cuando las mujeres se encuentran recién alumbradas no deberán “agarrar” una aguja porque les puede ocasionar tétanos o mal aire. ♦ Contraen una enfermedad, llamada “flores blancas”, las mujeres que cuando acaban de dar a luz comen frijoles o mondongo. ♦ Cuando una mujer quiere conquistar a un hombre deberá cortarse un moño de pelo y metérselo dentro del calzoncillo y además se deberá hacer un baño de flores a las 7 de la mañana. ♦ Para que el marido llegue temprano se deben colocar sus zapatos debajo de la cama con las puntas contrarias. ♦ Para que un marido no deje a su esposa, se le debe acariciar el pelo. ♦ Cuando una joven no quiere que un hombre la excite se debe colocar dos alfileres en cruz en el calzón. ♦ Para que el marido no ande con otra mujer, se debe tomar una cinta negra con la que le medirá el pene, luego se le hacen tres nudos y se entierra debajo de la cama. ♦ Para tener “seguro” al marido se debe enjuagar en un litro de agua el calzón que se está usando, el agua se deja serenando y se le mezclan tres gotas de saliva en ayuna, luego se prepara cualquier refresco con esta agua y se le da a tomar. También se deberá usar la ropa de él. ♦ Cuando una mujer desea saber el sexo de su bebé, se ponen dos cojines y debajo de ellos se coloca una cuchara y un tenedor, respectivamente. Si se sienta donde está la cuchara tendrá niña, en caso contrario tendrá varón. ♦ Cuando a una mujer le queda manchada la cara después del parto, se deberá untar en la cara los orines del bebé. ♦ Cuando a una mujer embarazada se le coloca el feto al lado derecho de la barriga, el bebé será varón.

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♦ Para conseguir el amor de un hombre, hay que colocar un papel con su nombre dentro de un vaso con agua y esperar que se disuelva. Creencias sobre los hombres ♦ Si un hombre se hace una herida y una primeriza embarazada lo ve, se le infecta la misma. ♦ Si a un soltero le barren los pies, se casará con una viuda. ♦ Los hombres se adelgazan cuando su mujer está embarazada, porque el calor del bebé los desgana y, además, a ellos también les dan “achaques”. ♦ Los hombres deben usar el calzoncillo al revés para pro­ tegerse de las brujerías de las mujeres. ♦ Para atraer a las mujeres se deberá tener como amuleto una pata de mapachín. ♦ Los hombres velludos, al mostrar la cruz de pelo que tienen en el pecho ahuyentan al demonio. ♦ Cuando un hombre quiere volverse mujer, deberá orinarse al pie del arco iris. ♦ Los hombres gordos tienen el pene pequeño. ♦ Los hombres de manos grandes, tienen grande el pene. ♦ Un hombre de “goma” no deberá ver a un niño recién nacido porque al mismo le da “pujo”. ♦ Cuando un hombre, en estado de ebriedad, mira a un recién nacido lo tiene que rociar con ruda y guaro, y meterlo debajo de su camisa sudada para que se pueda curar del “pujo”. ♦ Está muy próximo a la muerte, cuando a un hombre le es difícil afeitarse la barba. ♦ La sopa de pato “pichón” es muy buena para fortalecer sexualmente a los hombres. ♦ Los hombres que se masturban, con el tiempo se vuelven impotentes.

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♦ Para curar el vicio del alcohol se debe hacer lo siguiente: 1. Dejar serenando la rayadura de tres quequisques pequeños y dárselos en ayuna. 2. Colocar una cazuela nueva al fuego, dejar caer tres dedos de licor y encender una vela en el centro de la misma, luego darle de beber a la persona en un vaso nuevo. 3. Conseguir el ombligo de un niño que sea el tercer hijo varón, colocarlo en una botella de licor durante siete días, luego se le da de tomar a la persona en un vaso nuevo. ♦ El agua de coco eleva la potencia sexual en los hom­ bres. ♦ Consumir mucha menta, provoca impotencia sexual. ♦ Se debe tomar una taza de leche después de las relaciones sexuales para recuperar las proteínas perdidas. Creencias sobre animales ♦ Para que los zompopos no se “coman” una planta se deberá colocar una bolsa negra en el tronco de la planta. ♦ Para ahuyentar a las moscas se cuelgan bolsas transparentes llenas de agua o se coloca una candela encendida. ♦ Si alguien mira “cagar” a un perro le sale un orzuelo. ♦ Cuando los perros aúllan por la noche es que están viendo al diablo o éste se encuentra cerca. ♦ Cuando los gatos lloran por la noche o andan en celo, es porque alguien va a morir muy cerca. ♦ Cuando un perro zompopo explota, la sustancia que segrega provoca ceguera en las personas. ♦ El bramido de un toro cerca de la casa a altas horas de la noche, confirma la muerte de un pariente. ♦ El aullido lastimero de un perro por las noches, anuncia fatales noticias a los familiares. ♦ Cuando las cucarachas salen en grandes cantidades es que va a “temblar”.

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♦ Cuando se sale solo por la noche, puede salirle el cadejo negro o el cadejo blanco. ♦ Para que una perra no entre en “celo” se le deberá amarrar una cinta roja en la pata. ♦ Cuando las gallinas cacaraquean arriba, hay muerte abajo y viceversa. ♦ Si alguien se pasa el lagrimeo de un perro por los ojos, éste ve al diablo. ♦ Si cuando un perro se encuentra “cagando” alguien cruza los dedos con fuerza, éste se traba y no lo logra. ♦ Cuando dos perros se encuentran “pegados” y se cruzan los dedos enérgicamente, éstos no logran despegarse. ♦ Cuando un loro se la pasa hablando todo el día, habrá muerto. ♦ Si los loros no hablan mucho en verano, el invierno será malo. ♦ El ajo ahuyenta a los murciélagos y a las culebras. ♦ El canto de la cacatúa a las 6 p.m., es el canto de la muerte. ♦ Escuchar cantar a un grillo trae buena suerte. ♦ Las personas que tienen la nariz chata deben halársela cuando escuchen que pasa una lechuza. ♦ Los huesos de pocoyo molido vuelven “dundas” a las personas. ♦ A los chompipes hay que darles licor, antes de matarlos, para que la carne se vuelva más suave. ♦ Encontrar una piedra, en un pescado, le trae buena suerte al pescador. ♦ Si algún perro orina una iglesia el día en que haya una boda, el matrimonio se separa. ♦ Para evitar que el canto de una gallina atraiga la muerte, ésta se debe degollar. ♦ Si un perro da tres vueltas antes de echarse y coloca las patas hacia arriba, significa que le está deseando la muerte a su amo.

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♦ Las personas en el campo tienen temor de dejar el cabello que se cortan en el agua, porque se convierte en culebra. ♦ Si una esperanza o un grillo se le “pega” en la ropa a alguna persona, es señal de buena suerte. ♦ Cuando los animales, en general, se “alborotan” significa que habrá catástrofe. ♦ Si una persona tiene tres elefantes pequeños de porcelana en la sala, frente a un espejo y por la mañana les da tres nalgadas atraerá la suerte o le pagarán algún dinero que le deben. ♦ Las mariposas tienen escrito en sus alas el número premiado de la lotería. ♦ Si el ganado se pasea disperso por las zonas altas, es porque hará buen tiempo, si se reúne y baja, habrá lluvia. ♦ El canto de los piches por la noche, anuncia la llegada del invierno. ♦ Los murciélagos se ahuyentan colocando trapos rojos o papel de china, en forma de bandera, en el lugar de la casa por donde ellos pasan. ♦ Si dos gallinas cacaraquean de frente, significa la visita de dos amigos. ♦ Habrá visita si el gato se lame la cola. ♦ Al estrenar casa, se debe matar una gallina negra para evitar la muerte de las personas que ahí vivirán. ♦ Si una coral “pica” a una persona y logra tomar agua antes del animal, ésta última muere, si sucede lo contrario es la persona la que muere. ♦ Cuando a una persona la “pica” un animal que se encuentra escondido, se debe escupir tres veces para evitar que se escape. ♦ Las culebras persiguen a las mujeres recién alumbradas por su leche.

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♦ Las mujeres embarazadas “hipnotizan” a las culebras, porque tienen la vista fuerte. ♦ Cuando a alguien lo “caga” un pájaro le trae buena suerte. ♦ Si se le tiene lástima a un animal que va a morir, éste no se muere. ♦ Cuando a una persona le “pican” los zancudos, es porque tiene la sangre dulce. ♦ Cuando los zopilotes en el cielo vuelan en círculo, es señal de muerte en el barrio. ♦ Las luciérnagas salen cuando se acerca el verano. ♦ Para que un perro no se vaya hay que darle tres vueltas alrededor de la casa. ♦ Cuando un cultivo tiene muchas plagas, una persona que nació “embolsada” se debe meter al cultivo totalmente desnuda, para que la plaga también se “embolse”. ♦ Para que no le piquen los zancudos a una persona, se debe tomar un ajo diario. ♦ Cuando los perros comen zacate, es porque están ayunando. ♦ Cuando los saltapiñuelas cantan alborotados, es porque están viendo culebras. ♦ Cuando los chocoyos vuelan a medianoche, es porque habrá guerra. ♦ Si un caballo se amarra en un árbol de naranja, seguro que se seca el árbol. ♦ Para que los murciélagos no le chupen la sangre a las vacas, se les debe amarrar, en el pescuezo, una “tira” roja. ♦ Cuando a los gatos se les agrandan las pupilas, es porque el mar está lleno. ♦ Las tortugas “pecho quebrado” son absorbidas por las nubes y caen después del cielo y se encuentran en el

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monte. Para que los niños que tienen pujo, se curen, se les pasan estas tortuguitas por el pecho y la espalda. Si una persona tiene erisipela se debe pasar un sapo por toda la pierna y luego se debe tirar, el mismo, muy lejos porque se revienta cuando se le pasa la enfermedad. Evita que los murciélagos se aproximen en la noche a los caballos, si a éstos se les amarran en las orejas plumas de lapa. Nadie le gana a correr a una persona, si ésta degolla un venado, bebe en Luna Tierna y se amarra el cuero en los pies. Para disolver los diviesos es excelente la leche de perra. Para sacar un cusuco de una cueva se deberá orinar a la orilla del hoyo. Cuando una gallina clueca saca por la mañana, salen pollas y cuando saca por la tarde salen pollos. Para matar a los animales “brujos”, hay que masticar, previamente, las balas que se usarán. La leche de gata se aplica en la planta de los pies de los niños que tienen dificultades para caminar. Cuando una persona tiene gripe o constipado deberá tratar de respirar profundo y absorber el olor de los orines del zorrillo. Para que un gallo de pelea salga victorioso, hay que darle de comer una cola de alacrán. Para que un perro se haga bravo, hay que darle de comer un aguijón de escorpión machacado en carne cocinada. Cuando las aves salen volando en manadas es que viene la lluvia. El excremento de zopilote es bueno para prevenir la ceguera. Cuando los cerdos corren sin control, es porque va a llover.

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♦ Endulzar con azúcar, donde previamente han quedado atrapados hormigas y zompopos, es bueno para elevar la virilidad en los hombres. ♦ Cuando hay peste de cucarachas se deben tomar cuatro de ellas y llevarlas con disimulo a otra casa. De esta forma se van de la casa original. Creencias sobre plantas o árboles ♦ Para evitar “el calor en el estómago” y las dolencias renales se deberá tomar la flor de avispa preparada en refresco. ♦ No se deben cortar árboles en Semana Santa porque derra­man sangre. ♦ Una persona, que tiene una mirada fuerte, es capaz de “secar” una hortaliza. ♦ Para evitar el ombligo “brotado” en los niños, es bueno humedecérselo con leche del árbol de caraña o higo. ♦ En la planta llamadam comúnmente, “lotería” todos los martes a las 6 de la tarde, aparece el número premiado de la lotería. ♦ Cuando un árbol no da frutos, se le debe colgar un montón de “chereques” para que se avergüence y empiece a darlos. ♦ La flor de “príncipe negro” atrae la buena suerte en los negocios. ♦ Bañarse con ruda y pétalos de rosas rojas atrae la buena suerte. ♦ Las flores blancas en los negocios atraen la mala suerte. ♦ La flor del chilamate sale a medianoche, para cuando caiga se debe poner una sábana blanca y salir corriendo. En el recorrido se escucharán lamentos, gritos, etc., pero no se debe mirar hacia atrás. Al concluir el recorrido, se guarda la flor que dará fortuna. ♦ Para evitar los daños causados por un maleficio, se debe colocar en la entrada de la casa una planta de sábila.

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♦ Si alguien tiene un árbol de nancite en su casa, la dejará su marido. ♦ Para evitar ser asaltado en el mercado hay que llevar un limón entre las cosas que se cargan. ♦ Frotarse con ruda a la hora del baño evita los male­ ficios. ♦ Regar agua de arroz, en el portón de la casa, atrae la buena suerte. ♦ Para que la yuca “reviente”, se le hace una cruz en los extremos antes de cocerla o se le agrega una cucharada de aceite al agua cuando está hirviendo. ♦ Cuando pica un zancudo se debe hacer una cruz con las uñas sobre el piquete. ♦ No se debe cortar madera cuando la Luna está tierna, porque se pudre y se llena de polillas. ♦ Se “pica” toda la cosecha cuando se guardan granos básicos en Luna Llena. ♦ Cuando los árboles no dan frutos, se les “pega” y regaña para que den. ♦ Para que el cabello crezca hermoso, se corta y se “entierra” al pie de un árbol fresco. ♦ Se utiliza el ajo para ahuyentar los malos espíritus. ♦ En el volcán Mombacho las personas que cortan plantas, para llevarlas a sus casas se pierden en el bosque y no logran salir jamás. ♦ Amarrarse plantas de artemisa en el muslo, acorta los caminos. ♦ Sembrar semillas de maíz recién cosechadas y húmedas, dan origen a plantas machas. ♦ El crecimiento de plantas albinas en una milpa, pronostica que la cosecha que se está formando será excelente. ♦ Para controlar el gusano cogollero, los productores de maíz inducen a que las larvas se empupen y lo logran, paseando desnudos entre el plantío a personas que nacen

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envueltas en la placenta. Al día siguiente del paseo, y después de conseguir lo propuesto, las personas llamadas “embolsadas” sufren de fuertes temperaturas. Para evitar los daños del mapachín en los maizales cuando las mazorcas están en elote, se esparcen por todo el campo tripas frescas de cerdo, el mal olor que despiden éstas, al descomponerse, ahuyenta a los animales. La aparición de mazorcas racimosas en el maíz, es interpretada como buen vigor de las plantas en las que se producen éstas. Si se siembra una planta de “Corazón de María” a la medianoche, al siguiente día habrá dinero donde se plantó. Para que los niños que padecen de insomnio duerman bien por la noche, se les debe colocar, debajo de la almohada, una planta conocida como “arrugate puta vieja” o “dormilona”. Si alguien se va a buscar yuca a un plantillo al mediodía y no la encuentra es porque ésta se fue a beber agua. Cuando se señala con el dedo una fruta que se encuentra en un árbol, ésta se cae. Cuando el chayote o la granadilla no da frutos, las per­ sonas les cuelgan zapatos, elotes, etc., para que el bejuco se apene y comience a florecer.

Creencias sobre la buena suerte ♦ Tener plantas de ruda, albahaca, lotería y sábila, entre otras. ♦ Cuzar las monedas de una bolsa a la otra y besar una de ellas. ♦ Ver la Luna Llena y luego mojarse la cabeza con agua guardada del día anterior en una olla. ♦ Comer un plátano a la orilla de la acera, luego lanzar la cáscara debajo de un árbol. ♦ Subirse a un árbol antes de que sea derribado por las manos de un hombre.

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♦ Pensar en una persona y luego encontrársela. ♦ Mojarse los pies en una pana de color verde en tiempo caluroso. ♦ Encontrarse con un gato blanco. ♦ Golpear madera tres veces con los nudillos de los dedos. ♦ Cargar en la cartera un billete de $2 dólares o cualquier billete que nunca gaste. ♦ Ponerse ropa interior prestada. ♦ Si a un vendedor se le cae la venta, éste la venderá toda. ♦ Lanzar arroz a los novios a la salida de la iglesia. ♦ Regar ajos y quemar incienso los jueves. ♦ Tener en la casa una estatua de Buda con muchos collares que lo adornen. ♦ Tener de adorno tres elefantes con la cola de frente, uno de ellos deberá ser comprado, uno robado y el último regalado. ♦ En el último día del año, antes de las 12 p.m., se debe enterrar una moneda en una planta y sacarla después de la medianoche. ♦ Encontrar una moneda de cincuenta centavos en la puerta principal de la casa. ♦ Que a una persona le caiga una hoja seca cuando sopla el viento. ♦ Cargar como amuleto una cola de conejo. ♦ Ponerse la camisa al revés. ♦ Usar la ropa interior al revés. ♦ Cuando un niño nace con dientes será afortunado en la vida. ♦ Es de buena suerte que un pájaro se pare en la ventana. ♦ Tener en la entrada de un negocio una planta llamada “garrobo” o ramitas de ruda con una rosa roja.

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♦ Limpiar la casa en dirección del patio hacia el frente los viernes de Luna Llena. ♦ El séptimo gonce de la cola de un alacrán hembra llama a la buena suerte. ♦ Es de buena suerte encontrarse con un ataúd vacío. ♦ Para solucionar todo lo que se nos presente durante el día hay que colocar un clavo en alguna bolsa de nuestra ropa. ♦ En el año nuevo hay que vestirse de amarillo para tener suerte todo el año. ♦ Las monedas e imanes que se agregan a las herraduras colocadas en las puertas, nunca se deben quitar porque el dinero “desaparece”. ♦ Es de buena suerte colgar en un bus un zapatito que dejaron olvidado. ♦ Para obtener fortuna se debe desplumar vivo a un zanate negro, luego echar las plumas a un río para que se las lleve la corriente. La pluma que se quede contra la corriente se deberá tomar y guardar en el bolsillo. ♦ Para que nunca falte nada hay que cortar la flor de la hierba buena, envolverla en un pañuelo y llevarla siempre consigo. ♦ Golpearse el codo derecho. ♦ Tocar madera cuando dos personas dicen la misma palabra a la vez. ♦ Acariciar, lavar y perfumar la barriga de Buda. ♦ En el lugar donde se guarda el dinero hay que colocar un imán para atraer más dinero. ♦ Llevar “algo” viejo en el día de la boda. ♦ Es de buena suerte en los negocios, que el primero que compre sea un niño o una niña. ♦ Acopiar doce monedas de cinco centavos el 31 de diciembre atraerá dinero todo el año.

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♦ Colocar cuatro monedas en las patas de la cama, trae prosperidad. ♦ Colocar campanas en la entrada de la casa. ♦ Cambiar, constantemente, de lugar los muebles de la casa. ♦ Preparar una maleta y colocarla en la puerta de la casa , es de buena suerte para poder viajar. ♦ Lavar o regar en el frente de la casa todas las mañanas. ♦ Guardar billetes en un calcetín o zapato viejo. ♦ Pisar excremento por accidente. ♦ Si el 31 de diciembre a la 12 p.m., se le “da la vuelta” a la cuadra con una maleta, la persona viajará el año entrante. ♦ Cuando se entra una casa nueva, se debe hacer con el pie derecho para que todo marche bien. ♦ Conservar la primera cana. ♦ Colocar un billete enrollado en forma de cruz. ♦ Encontrarse un trébol de cuatro hojas. ♦ Usar los amulentos siguientes: la Cruz de Caravaca, el Buda de Jade y los escarabajos, entre otros. ♦ Es de buena suerte recibir regalos que tengan una pareja de delfines. ♦ Vestirse de color rojo en la navidad. ♦ Cuando se tiene una venta o negocio, se debe lavar la acera de la casa con agua de limón y unas pelotitas de azul. ♦ Las vendedoras deben colocar una moneda en el centro del canasto para que la venta sea exitosa. ♦ Cortar el chischil a una cascabel y guardarlo como amu­leto. ♦ Para que la mercadería se venda, ésta se debe golpear con ramas de canela. ♦ Colocar un ancla en la gaveta del dinero proporciona suerte en los negocios.

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♦ Para atraer el dinero se debe guardar una ramita de jícaro en el delantal o la gaveta del negocio. ♦ Una herradura de caballo, que se encuentra en el camino, sólo debe levantarse para guardarse como amuleto de la buena suerte si se encuentra colocada en la dirección de la persona que la encontró. ♦ Cuando varias personas, en una familia, tienen un lunar en el mismo lugar, atraen la buena suerte, igual cosa sucede cuando una persona tiene un lunar en la frente. Para atraer el dinero se debe: ♦ Llenar un vaso de aceite de carro y luego colocar un anillo de oro durante una hora. ♦ Lanzar una moneda al aire, escupirla cuatro veces y luego echársela en la bolsa. ♦ Colocar la cartera debajo de la cama y luego poner en su interior una foto con un pedazo de papel. ♦ Leer un libro después de haber tocado un billete de alto valor y colocarlo dentro del bolso. ♦ Colocar un billete debajo de la puerta principal de la casa, luego quemarlo y esparcir la ceniza dentro de la cartera. ♦ Colocar un billete todas las noches dentro de una Biblia y leer el versículo donde está el billete. ♦ Lanzar una moneda dentro de un pozo. ♦ Colocar un objeto preciado dentro de un zapato, enterrarlo y sacarlo una semana después. ♦ Colocar un papel en forma de billete debajo de la almohada. Creencias sobre la mala suerte ♦ Cuando cae sal en el suelo, para revertirlo se debe hacer una cruz sobre ésta (o tirarla por encima de la espalda). ♦ Tropezar con un perro el día jueves.

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♦ Tocar los adornos de un estante en día lluvioso. ♦ Abrir el refrigerador cuando se va la luz. ♦ Si un perro llega hasta la puerta de la casa y se regresa son ocho años de mala suerte para todos los miembros de la familia. ♦ Cortar los vigésimos de lotería con una tijera. ♦ Tener un árbol de tamarindo en la casa. ♦ Tener en la casa cosas viejas en mal estado. ♦ Regalar fotografías de la familia. ♦ Si alguien se prueba los zapatos de otra persona cuando los anda puestos, entran en conflicto. ♦ Quebrar un espejo, para revertirlo se deberá echar agua a los pedazos. ♦ Los viernes 13 son días de mala suerte. ♦ Contar dinero sobre la cama. ♦ Si se limpian las telarañas se está evitando que entre dinero a una casa. ♦ Cuando el Sol está rojizo es que va a ocurrir una des­ gracia. ♦ El día en que una persona se levanta con el pie izquierdo, nada le sale bien. ♦ Que se caiga el pastel en una boda. ♦ Regalar sal. ♦ Obsequiar una aguja ocasiona pleitos, para evitarlos se debe pinchar el dedo de la persona a quien se le regala. ♦ Colocar un sombrero “boca arriba” sobre la cama. ♦ En un negocio no se debe contar el dinero en efectivo porque se “ponen” malas las ventas. ♦ Vender agujas por la noche. ♦ Tomar las cosas con la mano izquierda los días miér­ coles. ♦ Mantener tapadas las porras y pailas vacías.

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♦ Si alguien arrebata el velo a una novia, trae desgracias para el matrimonio. ♦ Es de mala suerte para la novia, si llueve en el día de su boda. ♦ Comer en paila acarrea problemas a la familia. ♦ Si se colocan los zapatos sobre una mesa se puede perder el empleo. ♦ Barrer la casa por la noche y echar la basura hacia la calle. ♦ Si los zapatos quedan cruzados al quitárselos, acarrea problemas con su cónyuge. ♦ Si a una persona se le rompe un collar de perlas, atraerá desgracias a su vida. ♦ Si una persona tiene una cadena y una pulsera de oro y una de las dos se le pierde, es seguro que después se pierde la otra. ♦ Es de mala suerte tener “trastes” quebrados en la cocina. ♦ Barrer y clavar de noche. ♦ Colocar la cartera en el piso. ♦ Si a la novia se le pierde el anillo de bodas. ♦ Cuando una pareja se está casando y en el trayecto encuentran un “entierro”, tendrán mala suerte en su matrimonio. ♦ Tener peces en la casa y cualquier objeto que venga del mar. ♦ Encontrarse con un ataúd ocupado. ♦ Llevar flores o plantas del cementerio a la casa. ♦ Colocar candelas en el piso, llama la desgracia y muerte. ♦ Encontrarse con gallinas o gatos negros. ♦ Comer en cazuela atrae miseria. ♦ Echar tierra de muerto en una pulpería, hace que ésta fracase.

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Dar mercadería al crédito antes de la primera venta. Vender sal por la noche. Regalar fósforos. Trae enemistad prestar o regalar alfileres. Barrer de noche “espanta” el dinero. Colocarse las manos en la cabeza atrae pobreza. Es de mala suerte para la familia colocar adornos en forma de lágrimas. Colocar adornos en forma de lágrimas, en un vestido de novia, atrae mala suerte a la pareja. Es un mal augurio cuando pasa “silbando” una lechuza. Es mal agüero cuando el cuervo grazna. Pasar debajo de una escalera y pararse en la cola de un gato. Abrir una sombrilla dentro de la casa. Ir a un matrimonio vestida de negro, es de mala suerte para ésta. Fracasa un matrimonio cuando la persona que lleva el Rosario en la boda, es de mayor edad que la novia. Probarse el vestido delante del prometido. Decir “malas palabras” en el mar. No es bueno sobarse el codo cuando éste se “entume” por un golpe. Es mala suerte matar a un gato, se cree que son siete años de miseria. Quebrar un vaso de vidrio. Si alguien, por alguna razón, presta su anillo de novia a otra persona para que se lo pruebe, el matrimonio tendrá problemas. Si se le hace alguna maldad a una persona mayor, todo el día ocurrirán hechos trágicos. Cuando un padre coloca su nombre al primogénito, éste muere joven.

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♦ Probarse un vestido de novia sin tener novio, atrae la mala suerte. ♦ Cuando entre amigos se regalan pañuelos, hay dis­ cordias. ♦ Colocar rosas blancas en los negocios. Creencias sobre recién nacidos y niños en general ♦ Pueden quedar mudos los niños al cortárseles el pelo y las uñas. ♦ Para quitar el hipo a los recién nacidos se les debe de colocar un hilo rojo humedecido con saliva en la frente. ♦ Para quitarle el “pujo” a los recién nacidos es bueno que la madre le coloque una gota de su leche en la espalda, masticar un puro con guaro y rociárselo. ♦ Para prevenir el pujo se debe colocar una pulsera de “ojo de buey” y poner dos pelos de chompipe en una pulsera de coral rojo. ♦ Para evitar que los “duendes” se roben a los recién nacidos se deben vestir de rojo. ♦ Para que los niños aprendan a caminar sin problemas se les debe de “untar” en las rodillas estiércol de conejo o yema de huevo. ♦ Para que un niño camine rápido hay que meter sus piernas en un hoyo dentro de la tierra para que se le endurezcan los huesos. ♦ Para evitar el ombligo “brotado” se le debe colocar, en el mismo, una pelota de alcanfor. ♦ Para que un niño cuando crezca no sea vago, se debe enterrar su ombligo dentro del cuarto. ♦ Para que los recién nacidos no queden con sus genitales inflamados, se les debe calentar, esta parte del cuerpo, con aceite de gallina. ♦ Se le deben “calentar”, a los niños recién nacidos, sus brazos y piernas con un tizón o brazas, para que no se les deforme el cuerpo.

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♦ A los niños recién nacidos no se les debe sacudir con fuerza, porque se les “cae la mollera”. ♦ Si un niño nace con la bolsa de la placenta, lo más seguro es que éste, no será una buena persona. ♦ El niño más pequeño de una mujer embarazada se vuelve llorón y se adelgaza porque siente celos del bebé que va a nacer. ♦ Se le cae el cabello a la madre, cuando su bebé se “chupa” la mano. ♦ Está “pidiendo” hermanito un niño cuando se “chupa” el pie. ♦ Cuando un niño o niña nace de “nalgas” será homo­ sexual. ♦ Tendrá mellizos una persona que al abrir un huevo o un mamón le sale doble. ♦ Cuando un niño no camina, y ya es tiempo que lo haga, se le deben rascar los pies con “patas de pollo”. ♦ No se debe colocar ninguna persona detrás de un niño recién nacido, porque se queda bizco. ♦ Para que a un recién nacido no le cambie el color claro de los ojos, se le “echa” una gota de limón en cada ojo. ♦ Cuando se le “cae” la mollera a los niños, se les debe meter el dedo en el cielo de la boca, a la vez que se succiona esa parte de la cabeza. ♦ Las personas, con “vista fuerte”, pueden hacer que un niño se reviente. ♦ Cuando los niños tienen parásitos, se les debe restregar hierba buena en el estómago. ♦ A los niños, recién nacidos, se les debe vestir de amarillo, para que reciban muchos regalos. ♦ Cuando un niño muere se le debe colocar un velo en la cara y un lirio en la mano, para que cuando llegue al cielo sea aceptado como un angelito.

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♦ Cuando los niños no están bautizados, y son muy juguetones, se les aparecen los duendes y juegan con ellos hasta que se los llevan. ♦ Cuando a un niño se le “sale” el intestino por una diarrea, se le debe poner un trapo caliente, con contil de paila, en el lugar afectado. ♦ Si un niño tiene el remolino (de pelo en la cabeza) a la izquierda, el siguiente hijo será hembra. ♦ Cuando los niños nacen con varios remolinos, en la cabeza, tendrán mal carácter cuando sean adultos. ♦ Antes de la entrada del invierno, se deben purgar los niños para sacarles las lombrices, y el vaso en el que se le dio el purgante se deberá “embrocar”, sin lavar, hasta que el remedio haga su efecto. ♦ Los niños, con sarampión, no deben consumir comidas grasosas ni frijoles, porque les da diarrea de sangre. ♦ A un recién nacido se le deben amarrar las manos, para que cuando crezca no sea ladrón. ♦ Ante el mal de ojo que aqueja a un niño, se debe quebrar un huevo, depositarse en un recipiente y colocarlo debajo de la cama donde duerme el niño para que el ojo se pase al huevo. ♦ Para curar el pujo, otro tratamiento es untarle la leche de la madre en la espalda, los costados y las nalgas. ♦ Si la causante del pujo es una muchacha que anda con la menstruación, debe sacar un hilo del elástico de su calzón y amarrárselo en la mano al niño. ♦ Cuando un niño está gateando y alguien camina por encima de él, se queda chiquito. ♦ Cuando a un niño se le sale el ombligo hay que ir a un árbol de jiñocuabo y enterrarle un cuchillo para que se le componga.

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Creencias sobre mitos lunares-solares y fenómenos cli­ máticos ♦ Cuando la Luna es nueva, resulta más fácil “sacar” los parásitos. ♦ Cuando las nubes se recogen, empedradas en el cielo, es que va a morir un niño. ♦ Con la Luna Llena los epilépticos entran en crisis. ♦ Cuando la Luna o el Sol “hacen casa”, se prevén muchas enfermedades. ♦ Si se pide un deseo cuando pasa una estrella fugaz, éste se cumple. ♦ Las personas se deben cortar el cabello en Luna Llena para que le crezca rápidamente. ♦ Para que un eclipse de Luna no afecte al feto, la mujer embarazada debe desnudarse y dar varias vueltas sobre sí misma en el patio. ♦ Para que el “sereno” de la noche no afecte al recién nacido se debe sacar desnudo en Luna Llena. ♦ Cuando brisa con Sol y se forma el arco iris, están pariendo las venadas, pagando los tramposos y casándose las viudas. ♦ Cuando está lloviendo muy fuerte se deben poner los ma­ chetes en el piso. ♦ Para que deje de relampaguear se debe tirar un tizón encendido al patio. ♦ Cuando andan muchos papalotes es que va a llover. ♦ Para que no caiga la lluvia que “está puesta” se deben hacer tres cruces de ceniza en el patio. ♦ Se debe mirar la Luna Tierna con el bolsillo lleno de dinero, para que se multiplique. Pero no se debe de ver cuando, el mismo, se encuentra vacío, porque entonces se ahuyenta. ♦ Cuando una pareja quiere tener un varón, deberán ver la Luna cuando tengan relaciones sexuales y la mujer tiene que amanecer con el cabello amarrado.

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♦ Si las gallinas se “espulgan” o se suben a un palo en invierno, es señal que seguirá lloviendo. ♦ Cuando hay un eclipse de Luna las mujeres embarazadas deben usar ropa interior roja o negra, esto evitará que el recién nacido salga “manchado”. ♦ Cuando un burro rebuzna una vez, viene lluvia, cuando rebuzna dos veces, la lluvia es inmediata y cuando rebuzna tres veces es torrencial con “rayería”. ♦ Cuando hay tormenta es malo acostarse en una hamaca, porque la persona puede morir. ♦ Las primeras lluvias son malas para el cuerpo. ♦ Cuando se observa un fenómeno “raro” en el cielo es porque van a haber desgracias en la Tierra. ♦ Si los “chanchos” corren alegremente es porque va a llover. ♦ Cuando en invierno un zopilote se sienta en palo seco es que va a dejar de llover y si lo hace en palo verde, es que continuará lloviendo. ♦ Si las hormigas “andan alborotadas” es porque va a haber vendaval. ♦ Hormigas aladas, papalomoyos, significa temporal seguro. ♦ Si se le corta la cresta a un gallo y sangra mucho, significa que el mar está lleno. ♦ Si los gallos cantan en la noche es que va a cambiar el tiempo. ♦ Para evitar que continúen los rayos, hay que acostarse “boca abajo” o de lado. ♦ Cuando la espuma de los ríos es “fina”, lloverá leve y cuando es “gruesa” lloverá fuerte. ♦ Cuando hay cambio en el viento son señales de lluvia. ♦ Cuando las ranas croan va a llover. ♦ Los árboles, para que den frutos, se deberán sembrar el día anterior a la Luna Tierna que es cuando la Luna está “tapada” y deberá hacerse antes del mediodía.

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♦ Tendrá hembra la vaca que se carga con la Luna Llena, y tendrá macho cuando se carga con la Luna Tierna. ♦ Cuando se acercan las lluvias, los pájaros, se alisan las plumas, cantan sin sonoridad y vuelan más cerca del suelo; cuando el “tiempo” está despejado cantan alegremente y vuelan alto. ♦ Cuando se observan dos estratos de nubes superpuestas que corren en diferentes direcciones, debemos prepa­ rarnos para lluvias torrenciales. ♦ Queda ciega una persona que observa un eclipse solar. ♦ Cuando los ceibos se ponen copiosos y “semillean” bas­ tante, es señal de buen invierno. ♦ En el mes de enero se pueden apreciar “las pintas”. El primero, señala como serán las lluvias de mayo, el dos, junio, el tres, julio y, por último, lo que ocurre el 15 de enero, “pinta” todo el invierno . ♦ Después de los eclipses las aguas de los ríos quedan “contaminadas” y nadie deberá bañarse en ellos al siguiente día del mismo. ♦ Si una mujer embarazada contempla un eclipse de Luna, el niño nacerá con una mancha morada en la cara. ♦ Si va a llover y sale el arcoiris, entonces, no llueve porque el último le quita fuerza a las nubes. ♦ Cuando está lloviendo se deben tapar los espejos porque atraen los rayos. ♦ Cuando la Luna está en creciente se deben castrar los cerdos, para que crezcan y engorden rápidamente. ♦ Si la Luna Llena aparece con sombras a los lados, es porque trae peste. Creencias varias ♦ Para que la chicha bruja sea más fuerte, se debe dejar “serenando”. ♦ Para que una persona deje de hablar dormida, debe comerse el último bocado del día en el inodoro.

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♦ El agua de lluvia y de mar son buenas para curar el salpullido. ♦ Para que el “trasero” se haga más grande, hay que frotar esa zona con vaselina y crema. ♦ Comer banano, estando “agitado”, provoca enfermedades venéreas. ♦ Cuando una persona tiene constipado, se cura echándose orines en la cabeza. Es uno de los mejores tratamientos que hay. ♦ Si una persona va a realizar un examen, para que salga bien debe cruzar los dedos. ♦ Se debe echar ajo, en la caja del dinero, para ahuyentar a los ladrones. ♦ Cuando los pies huelen mal, la persona se debe orinar sobre ellos. ♦ Al tomarse una foto se debe contener la respiración, para evitar que le hagan maleficios. ♦ No se debe comer en platos de acero cuando hay tor­ mentas. ♦ Para contrarrestar los hechizos y las enfermedades, es bue­no usar un anillo de cobre. ♦ Si alguien ve a una persona tonta, se le debe hacer la guatusa, para que no se le pase. ♦ Cuando se tienen adornos de mar y cambian de lugar, misteriosamente, es porque los mismos ansían regresar a su lugar de origen. ♦ Ponerse un calzón azul el 31 de diciembre atrae el dinero. ♦ Se calma el ardor de un dedo, que se ha quemado, si se lo pasa por el cabello. ♦ Si alguien es mordido y en la herida se echa estiércol de gallina, se le caen los dientes al que mordió. ♦ Ver a un perro “cagando” causa mal de ojo.

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♦ Para el dolor de oído se debe poner un ajo caliente envuelto en un algodón. ♦ La persona que pide un deseo en su cumpleaños y, al mismo tiempo, apaga las velas del pastel y no dice cuál es el deseo, éste se le cumplirá. ♦ Cuando se está hablando de alguien y éste aparece en ese momento, el mismo estaba por morir, pero ya no se irá. ♦ Para capturar a la cegua, se le echa granos de mostaza. ♦ Cuando una persona tiene juanetes, se debe meter un olote en el gancho del dedo. ♦ Si una persona se baña en la Laguna de Xiloá después de las 10 p.m., a los tres días aparece muerto sin pies y sin brazos. ♦ Si la carne al cocinarla sigue dura, se le agrega piña para que suavice. ♦ Cuando los frijoles al cocerlos no se suavizan, se le echa un plato quebrado o dos cucharas en forma de cruz. ♦ Cuando un plantío está lleno de plagas, a la medianoche lo debe recorrer un hombre desnudo en cruz. Los insectos se llenan de vergüenza y se van. ♦ Para curar la “nube de los ojos” se debe poner miel de jicote tres veces al día. ♦ Los jugadores de cartas no deben contar lo que han ganado, si lo hacen pierden todo. ♦ Se debe tirar un balde de agua a las 12 de la noche el 31 de diciembre para “correr” a la mala suerte. ♦ Para alejar las malas vibraciones las personas deben acostarse de espaldas en el piso. ♦ Si una personas está “agitada” no debe colocarse debajo de un árbol de chilamate, porque se resfría. ♦ Cuando el cielo se “pone rojo”, vuelan las cucarachas, y las vacas mugen insistentemente de noche, habrá temblor. ♦ Para predecir el futuro del año entrante, se debe colocar un huevo en un vaso de agua el 31 de diciembre a las

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12, y el primero de enero a mediodía se ve reflejada una figura. La persona que mira a la “carreta nagua” le da calentura y queda sonámbulo. Se “espantan” las maldades colocando una herradura con una ristra de ajo detrás de la puerta. Tener una candela bendita encendida aleja a los “malos espíritus”. Las candelas aromatizadas atraen “energías positivas”. Cuando hay temblor no se debe correr porque se abre la tierra y se “traga” a la gente. Cuando alguien llega a ofender a una casa, se debe poner una bacinilla con un ramo de flores en la puerta y la persona se va. Las personas que juegan basquetbol crecen de estatura. Después de tomarse un purgante, las personas no deben bañarse al día siguiente porque los poros se abren y le entra agua al cuerpo y se puede morir. Se enferman de tuberculosis las personas que toman agua de coco cuando están “agitados”. Cuando a una persona, de repente, le da un tic en el ojo, es porque llegará una visita que tiene mucho tiempo de no ver o recibirá una carta. Cuando en una casa se caen cuchillos y tenedores se recibirá visita de personas mal intencionadas. Los jueves se debe quemar incienso en las casas para que no surtan efecto los maleficios. Las joyas de plata protegen a las personas de los hechizos. En las casas se debe regar con Agua Bendita para ahuyentar a los espíritus malignos. Los tizones nunca deben ponerse al contrario cuando se está cocinando un baho, porque la carne queda tiesa.

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♦ El mar se enoja cuando las personas dicen obsce­nidades. ♦ Se enferman de tos y catarro, las personas que se bañan después de haber dormido en el día. ♦ Para que no le lleguen a cobrar sus deudas, las personas deben colocarse un clavo de olor debajo de la lengua. ♦ Cuando se “duermen” los pies, hay que pararse descalzo en el piso. ♦ Si se quiebra un vaso, los pedazos se deben envolver en periódico para evitar problemas en el hogar. ♦ Cuando se “duerme” la mano hay que ponerse una cruz de saliva en la palma. ♦ Cada vez que se “cae” una pestaña, se echa dentro de la blusa o camisa y se pide un deseo. ♦ Se debe poner la camisa al revés para espantar las brujerías. ♦ Si va una pareja caminando y alguien pasa entre los dos, su relación termina. ♦ Cuando a alguien le regalan algo de comer, no se debe lavar el plato para que le traigan de nuevo. ♦ Para curarse de un orzuelo se debe entrar a una letrina comiendo pan. ♦ El primero de enero, si al levantarse lo primero que se ve es a una mujer o a un perro flaco, el año será malo, si al contrario es un hombre o animal hermoso, el año será bueno. ♦ Si un día viernes alguna persona se encuentra en el mar, después de bañarse y al salir, debe decir “aquí te dejo mi sal” y no debe voltear la cabeza. ♦ Cuando una persona padece de asma, debe hacer una agu­ jero en un árbol de papaya para colocar un mechón de cabello, luego regresa, secretamente, a taparlo antes de ocho días, en ese lapso de tiempo se le quitará el asma. ♦ Se usan alfileres en cruz en el ruedo de la falda o pantalón para contrarrestar cualquier brujería.

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♦ Para adelgazar se deben ingerir orines. ♦ Para alejar las visitas inoportunas se “echa” sal al fuego o se coloca la escoba al revés en la esquina de la puerta, con tenedores y sal. ♦ Se hace “patona” una persona que cuando está “asoleada” se quita los zapatos. ♦ Si una persona tiene las manos “calientes” no puede trasplantar un árbol. ♦ Si alguien de pelo crespo le corta el cabello a una de pelo liso, a ésta se le vuelve crespo. ♦ Para asegurar una relación de pareja todos los años el 24 de diciembre se le coloca un anillo de oro al Niño Dios en el Nacimiento. ♦ Cuando a alguien le barren los pies, se casará con una persona viuda. ♦ Cuando en una boda llueve significa que los novios comieron en paila. ♦ Usar la ropa interior al revés, cuando se asiste a un circo, provoca accidentes a los malabaristas. ♦ Para borrar una cicatriz se debe poner leche de culantro en la misma. ♦ Llorar en la boda de un familiar, le trae mala suerte a la pareja. ♦ Si en la cocina una persona utiliza sal y pimienta y menciona los nombres de una pareja, ésta se pelea o se separa. ♦ Colocar dos cucharas en cruz, aleja los pleitos en una casa. ♦ Si cuando se está cocinando se cae una cuchara, se recibirá una visita femenina. ♦ Para volverse rico se debe hacer un nudo al caer un rayo. ♦ Para hacer desaparecer un “barro” infectado, se le debe poner cera del oído.

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♦ Si el vestido de la novia se mancha con sangre, es una maldición para la pareja. ♦ Cuando a una persona le pica y arde la oreja, significa que alguien está hablando mal de la misma. Si es la izquierda, hay que morder el cuello de la camisa para que se muerda la lengua y también se puede “echar” saliva en la oreja para que al chismoso le arda el ano. ♦ No se debe mover con cuchillo la comida, cuando se está cocinando, porque provoca pleitos familiares. ♦ Cuando a una persona le pican las plantas de los pies, es que estrenará zapatos. ♦ Cuando los zapatos “rechinan” es que son fiados. ♦ Cuando el fuego “truena” es que se aproxima un cobro. ♦ Dormir con las manos colocadas en el pecho le ocasiona pesadillas a las personas. ♦ Si se cae un plato o los fósforos, es que se recibirá una visita. ♦ Tomar agua helada engorda y hace que las personas se vuelvan “panzonas”. ♦ Si se espera una visita, se le debe hacer un nudo a una servilleta para recibir regalos. ♦ Las personas no deben medir su estatura por que dejan de crecer. ♦ Si alguien golpea a sus padres, a éste se le “seca” la mano. ♦ Para que nadie entre a una casa se deben colocar dos escobas cruzadas detrás de la puerta cerrada. ♦ Comer mucho “ácido” hace agua la sangre. ♦ Cuando las personas mienten, se le agrandan las pupilas. ♦ A las personas mentirosas se le manchan las uñas en blanco. ♦ Para suavizar los frijoles, al cocerlos se le deben agregar tres granos de maíz o se coloca dentro de la olla una cuchara metálica o un plato quebrado.

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♦ Al tener frente a la cama un espejo, por la noche se debe cubrir para que el espíritu descanse. ♦ Cuando se está haciendo un atol de maíz y lo ve otra persona, éste se “corta”. ♦ Si se cae un cuchillo en la cocina, significa que llegará una visita del sexo masculino. ♦ Cuando se usan piedras semipreciosas, se obtienen cosas positivas en la vida. ♦ Para conseguir un trabajo mejor que el que tiene, una doméstica, deberá colocar en su cartera tres ajos de la casa donde trabaja. ♦ Tener colocado un espejo, en la entrada de la casa, evita las “malas vibraciones”. ♦ Colocar una tijera, arriba de la puerta, evita que las personas vengan con chismes. ♦ Para curar la conjuntivitis es bueno echarse orines en los ojos. ♦ Cuando una persona llega de mal humor a la casa, se le debe echar sal al fuego. ♦ Si se va a la playa con joyas de oro y se sumergen con ellas, el mar se “las roba”. ♦ Para que los ladrones no entren a una casa, se coloca un vaso de vidrio con agua en el centro de la puerta. ♦ En Estelí, la Mocuana, le aparece a los hombres que transitan por los caminos solitarios en altas horas de la noche de donde nunca vuelven o regresan “tontos”. ♦ Para que las uñas crezcan fuertes hay que introducirlas en papa cruda. ♦ Si a una persona se le pone roja la oreja, es porque están hablando de ella. ♦ Colocarse un ajo en el ano, provoca fiebre. ♦ Las personas de vista fuerte no permiten que los atoles, ni el merengue se espesen.

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♦ Si una persona, en una tormenta eléctrica, tiene algo metá­ lico o se encuentra cerca de algo con corriente eléctrica corre el riesgo de que le caiga un rayo. ♦ Una persona recibirá dinero si le pica la mano derecha, en cambio se le pica la izquierda vendrán a cobrar sus deudas. ♦ Si dos amigos o una pareja de enamorados pasan a los lados de un poste, se deben pellizcar para no pelearse. ♦ A las personas que les da hipo, es porque algo se han robado. ♦ Si olvida alguna cosa que iba a decir, es por que era men­ tira. ♦ Después de planchar las personas no deben “serenarse” porque les da neuralgia. ♦ Cuando las personas son muy adineradas, es porque tienen pacto con el diablo. ♦ Los días viernes son los perfectos para hacer brujerías. ♦ Cuando dos personas se casan y son del mismo signo del zodíaco, van a hacer mucha fortuna, pero no tendrán amor. ♦ Cuando se está frente a las fumarolas no se deben decir obscenidades, porque las mismas se enfurecen y las bur­bujas calientes se levantan con mucha más fuerza. ♦ Para que un matrimonio tenga una niña, la mujer se debe hacer duchas con dos cucharadas de vinagre en un litro de agua. ♦ Una pareja de novios no se deben tomar fotografías porque tendrán problemas. ♦ Si una persona se hace una herida, un niño debe presionarla para que deje de sangrar. ♦ Para escuchar todo lo que sucede en una casa se debe poner una pana con agua debajo de la cama.

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♦ Para curar la resaca de una borrachera hay que tomar un vaso de pinol blanco con chile y sal. ♦ Si al pasar una ambulancia se pide un deseo, con las manos cerradas, éste se cumplirá. ♦ Para que un matrimonio sea largo, la pareja deberá casarse en el mes de mayo. ♦ Si un enfermo le tira un trozo de pan a un perro y éste se lo come, el enfermo se cura, de lo contrario morirá. ♦ Se debe caminar descalzo al menos una hora diaria para restablecer las energías perdidas. ♦ Para evitar la caída del pelo, las personas deben untarse mierda de vaca en el cuero cabelludo. ♦ Se debe evitar comer en lo oscuro, porque si lo hace, come con el diablo. ♦ Las personas no deben cambiar de lugar cuando están comiendo, si lo hacen, dejan llorando al ángel que los pro­tege. ♦ Cuando se caen las tijeras en una casa, se cree que habrá pleitos en la familia. Creencias sobre sueños ♦ Se debe conversar sobre los sueños desagradables, para que no se cumplan. ♦ Si una mujer sueña que se le caen los dientes es que le va a suceder una situación vergonzosa. ♦ Cuando se sueña con una persona que ya falleció es porque alguien de la familia va a contraer matri­ monio. ♦ Soñar con matrimonio es porque algún familiar cercano va a fallecer. ♦ Cuando se sueña con una víbora, es que hay un enemigo oculto y malas lenguas. ♦ Si se sueña con vacas negras, hay muchas personas que le tienen envidia.

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♦ Llega la buena suerte cuando se sueña con una catás­ trofe. ♦ Cuando se sueña con dinero, vienen malos tiempos. ♦ Soñar con cucarachas trae desgracias. ♦ Cuando se sueña con alacranes, es que hay enemigos. ♦ Soñar con piojos indica que se va a tener mucho dinero. ♦ Cuando una persona sueña con una cabra negra, nunca le faltarán pesares. ♦ Si una mujer sueña con un caballo enfurecido, la olvidará su marido ♦ Soñar con un altar, dispuesto a celebrar misa, significa grandes desgracias. ♦ Soñar con flores y sentir su perfume, denota amores y placeres. ♦ Abundancia de todo significa soñar con hormigas. ♦ Señal de un buen año, es soñar con una gallina poniendo huevos. ♦ Quien sueña con nidos de pájaros es porque tendrá una familia abundante. ♦ Soñar con estrellas es fortuna en amores. ♦ Soñar con agua sucia atrae a las enfermedades y malos augurios, y con agua clara es buena suerte. ♦ Soñar un mismo sueño, es que hay problemas. ♦ Atrae dificultades soñar con caminos solos. ♦ Soñar con fuego es pleito o pasión. ♦ Soñar con ángeles, significa buenas noticias en carta que llega de tierras lejanas. ♦ Se sueña con arañas cuando, muy pronto, morirá un pariente cercano. ♦ Soñar con una mujer hermosa traerá desgracias y en cambio con un hombre feo será prosperidad. ♦ Si se sueña con sangre, se tendrá dinero. ♦ Soñar con rosas, seguro se tendrá una sorpresa.

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♦ Si se sueña que se recibe un regalo, es bienestar y buenas noticias, lo contrario es señal de desgracias. ♦ Soñar con santos, indica que una persona que se encuentra enferma, se curará. ♦ Soñar con un precipicio, son decepciones amorosas. ♦ Soñar con su padre, indica responsabilidades que deberá afrontar. Bibliografía Castegnaro de Foletti, Alessandra . La alfarería tradicional de La Paz Centro. Persistencia Indígena en Nicaragua. Coordinador Germán Romero V. Managua, CIDCA-UCA, 1992. Espinosa, Mario Fulvio. Las “pintas” de don Enrique Solís. Diario La Prensa, Lunes 12 de enero, 2004. Fagoth, Ana Rosa. Gioanetto, Fulvio. Silva, Adán. Armonizando con nuestro entorno. Artes Gráficas. Managua, Nicaragua, l998. Fernández de Oviedo, Gonzalo. Nicaragua en los cronistas de Indias. Serie Cronistas n.o 3 Editorial y Litografía San José. Fondo de Promoción Cultural del Banco de América, 1976. León Portilla, Miguel. Análisis de los testimonios sobre las creencias de los nicaraos. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o105, octubre-diciembre, 1999. Mántica, Carlos. Ramírez Fajardo, César A. Cantares Nicaragüenses. Segunda Edición, Editorial Hispamer, l997. Mántica, Carlos. Refranero Nicaragüense. Segunda Edición. Editorial Hispamer, 1999. Mántica, Carlos. El Habla Nicaragüense y otros ensayos. 7ma. Edición. Impresión PAVSA, Managua, 2003. Miranda Garay, Ernesto. Folklore Médico Nicaragüense. Segunda Edición 1997. Impresiones y Troqueles, S. A. Managua, noviembre, 1997. Ramírez Fajardo, Dr. César A. Lengua Madre. Tercera Edición. Lithoroma Industrial Cia Ltda. Dic. 8 de 1993. Sujo Wilson, Hugo. Historia Oral de Bluefields. CIDCA-UCA, 1998. Colección Autonomía. Valle, Alfonso. Diccionario del Habla Nicaragüense. Segunda Edición. Managua, D. N., Nicaragua, C. A., l972.

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Magia y medicina en la Costa Caribe La medicina indígena de la Costa Caribe nicaragüense no desapareció con la llegada de los europeos, ha estado presente a través de las generaciones. La sabiduría popular, costumbres y tradiciones vigentes, ofrecen un ejemplo de persistencia. Actualmente, la mayoría de los indígenas con­ sideran peligrosas a las mujeres menstruando; todavía, las madres protegen a sus hijos de los lasas o del espíritu de un familiar, para conservar la salud. Aún, los casos difíciles de curar son hechizos causados por los “entierros” de los enemigos. De ahí, la figura enaltecida del sukia, chamán o curandero. La Costa Atlántica nicaragüense, abarca aproximadamente el 56.2% de la superficie del país y su población es multiétnica, multicultural y multilingüe; compuesta por mestizos, mís­ kitos y criollos que son los grupos más numerosos. Les siguen mayagnas, sumus, garífunas y ramas. Cada etnia, posee sus propias características con relación a la medicina tradicional, religión, lengua y elementos míticos, aunque presentan algunos rasgos en común. La concepción de salud-enfermedad es una concreción de su visión del mundo y, por lo tanto, un aspecto relevante de su cultura, que tiene que ver con la organización social, nivel de vida, medio ambiente natural y social de su comunidad. A la llegada de los primeros europeos, los habitantes de la Costa Caribe de Nicaragua, llevaban una existencia nómada, se alimentaban de lo obtenido: caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Sin haber logrado un dominio sobre la naturaleza circundante, compartían un medio natural ambiguo. Por un lado, les brindaba todo para su sobrevivencia y, por el otro, se tornaba inhóspito como consecuencia lógica de

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las inclemencias ambientales. La agricultura y la ganadería eran embrionarias. Las necesidades más apremiantes en lo referente a la salud eran: el parto, picadura de víboras e insectos, heridas, enfermedades gastrointestinales y toda la gama de enfermedades virulentas y bacterianas que trajeron los Europeos a nuestras tierras y que diezmaron a la población, como fueron: la viruela, el sarampión, la influenza, el cólera, la tos ferina, la fiebre amarilla, la fiebre tifoidea; algunas enfermedades dérmicas y venéreas, entre otras, que encontraron cultivo seguro en las condiciones ambientales e higiénico sanitarias imperantes, aunado a ello el hecho de que los indígenas, no tenían defensa inmunológica para éstas enfermedades. En esta época, ya existía una cultura médica que se gestó y desarrolló como consecuencia lógica de sus propias necesidades. Consecuentemente, estas experiencias acumu­ ladas fueron transmitidas a lo largo de la historia a las gene­raciones venideras a través de la tradición oral, lo que, finalmente, les resultó de mucha utilidad práctica en la solu­ ción a su pro­ble­má­tica sani­taria. Llegan hasta noso­ tros, los relatos de los primeros visitantes de ésta parte del te­rri­torio nacional. En 1699, MW, men­ciona, como pro­ cedimiento curativo la ingesta de tortuga verde, con­side­rada como la me­­jor medi­cina. Para cu­rarse, el enfermo te­ nía que consumirla en mayores propor­cio­nes. Era también muy apre­ ciado el aceite de coyol que, según el autor, se exportaba a Inglaterra.

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En 1757, R. Hodgson menciona una serie de plantas, cuya utilización era eficaz y, apropiadamente, utilizada por los nativos: “Ipecacuana, contrahierba, zarzaparrilla, raíz de la china, cinamomo, regaliz, achiote, vainilla e innumerables tipos de bálsamos y gomas (...) raíces, bejucos y lianas, juncos, mimbres, que los indios usan como antídotos de venenos, para heridas y enfermedades...” (Wani n.o 7, p. 70). John Roach, nos presenta algunos datos sobre Kukras y Ulvas, etnias indígenas desaparecidas, los primeros durante el siglo XVIII, que fueron vendidos como esclavos por los Mískitos; otros murieron en combate y a causa de las enfermedades, los segundos también fueron perseguidos y esclavizados, sobreviviendo hasta el siglo pasado. Según el autor, estos indígenas tenían vastos conocimientos en el arte de curar. Utilizaban, como tratamiento, polvo de plátano para restaurar la salud y en el caso de picadura de cascabel actuaban con relativa rapidez. Preparaban una fogata y, colectivamente, acopiaban algunas hojas con las que formaban unas “pelotitas” que ponían al fuego, éstas eran restregadas alrededor de la picadura, a la vez que susurraban de forma ininteligible y, sin descanso, hasta que el paciente quedaba curado. En los brotes de epidemias actuaban sabiamente, aislaban al enfermo de la comunidad y en casos extremos evacuaban el lugar y quemaban el caserío evitando, de esta forma, la proliferación de la peste. Las fuentes señalan que en los años 1750 se reportan estragos de viruela en Corn Inlands en donde sus habitantes abandonaron la isla en 1758. Romero señala que la relativa sedentarización de las aldeas indígenas se gesta a partir de l860, años en que los moravos levantaron las primeras iglesias y escuelas que contribuyeron a la presencia estable de la población en determinados territorios. Otro elemento estabilizador lo constituyeron algu­ nos sitios que proporcionaron grandes fuentes alimen­ticias como son la región del Río Coco y el intrincado laberinto costero de lagunas, bahías y desembocaduras que se extienden a lo largo del litoral costero del Atlántico desde Honduras hasta Nicaragua y Costa Rica. (Jenkins, l986:29).

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La historia antigua de la Costa Atlántica de nuestro país, es aún un misterio sin develar, posiblemente, los estudios más acertados en la actualidad se le acrediten a la antropología lingüística que ha logrado establecer la parentela entre los diferentes grupos sociales que, tradicionalmente, han habitado estas tierras. Parece ser, que el estudio más cercano a la realidad es el análisis elaborado por el lingüista alemán, Walter Lehman en l920. Indica que todos los grupos indígenas de la Costa Caribe pertenecen a la “Ulua” o Woolva, familia de idiomas hoy conocido como SUMU-, con la excepción del rama, que pertenece, directamente, a la familia chibcha, que probablemente se quedó en Nicaragua durante la lenta migración de los chibchas antiguos. Concepciones relativas a la enfermedad El eje sobre el cual gira el concepto de salud y enfermedad, se refiere a un gran número de malos espíritus llamados LASAS, estos son los responsables de las desgracias personales de la comunidad, y especialmente, en torno a las categorías de enfermedad y muerte. Estos espíritus solamente podían ser controlados por los sukias o chamanes, que en algunas ocasiones actuaban como exorcistas. Los principales lasas o espíritus malignos son: Liwa, que vive en el agua; al mismo se le atribuyen todas las des­gracias que estén estrechamente relacionadas con este elemento, que pueden ser ahogamientos, inundaciones, etc. Kubia, el espíritu del viento, tiene que ver con los daños que puede producir un huracán, o en algunos casos el aire podría transportar veneno hacia sus víctimas, etc. Unta Dukia, llamado también waiwin, que es el espíritu de la selva y causante de las muertes y tragedias que ocurren en la misma. En todos los casos, el chamán actúa, principalmente, bajo la presunción de que un espíritu malo es el causante de la enfermedad. Por lo tanto, para curarlo de ésta, hay que descubrir en sueños la causa específica del problema. Estos sueños son de excepcional importancia, porque es en ellos donde se recibe la información sobre cuáles son las

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hierbas adecuadas a utilizar en el tratamiento de las diversas enfermedades que los aquejen. Los mískitos a la enfermedad o influencia de los malos espí­ ritus les llaman Siknis, que define cualquier estado anormal o de falta de salud que puede ser un dolor de cabeza, un envenenamiento, una fiebre, etc. Desde esta perspectiva la enfermedad se convierte en un hecho misterioso; en tanto es incognoscible. Existe el espíritu del Duwindo, que es una especie de duende que recorre la selva montado en un Wari, que es un cerdo de monte. Este espíritu es dual, por que a la vez que es maestro de la medicina natural, también puede producir una enfermedad o matar a una persona. Existe otra serie de espíritus que producen enfermedades, jerárquicamente inferiores a los antes señalados, como es el caso del espíritu de los muertos, fantasmas que son espíritus con un carácter más impersonal o pueden ser espíritus específicos de familiares muertos. Los indígenas tienen la creencia que al morir una persona, si ésta no era cristiana, su alma se va al infierno y su Isigni queda en la tierra y se convierte en espíritu malo. Este Isigni produce enfermedades porque se siente solo y no quiere marcharse sin llevarse a algún familiar y deja sentir su influencia negativa después de los primeros nueve días de su desaparición física. Éste, no solamente, causa enfermedades sino que llega al extremo de provocar la muerte en sus familiares. La forma en que se contrae la enfermedad es cuando el espíritu toca los alimentos por la noche y al día siguiente son ingeridos por alguien. Al instante, la persona presenta síntomas de enfermedades que pueden ser muy graves o experimentar algunos malestares, relativamente, leves como: desgano, debilidad general, etc. Existen además, poderes divinos que habitan en la naturaleza y que también producen enfermedades. Por ejemplo, el sapo o Burka, que se introduce en el cuerpo. Patas, espíritu que mata a los niños de diarrea. Los síntomas de su posesión son: mollera hundida, ojos llorosos, vómitos y diarreas. La lechuza causa la muerte si se le ve de día. Aubiya, es un

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demonio del monte; si da la mano, la persona puede enfermar. El nido del Macuá, se usa en la preparación del sontín, que es un frasquito de perfume con plumas y hierbas dentro y se utiliza para conseguir el amor de una persona. Se sabe que puede haber enfermedades naturales, pero la mayoría son inducidas desde el exterior y se constata cuando aparecen sapos, ranas, culebras, arañas y algunos otros bichos en el estómago. Para curarlas hay que investigar su origen, y esto significa descubrir a la persona que haya realizado el hechizo o descubrir al espíritu dañino. La noción de enfermedad, en los mískitos, es un elemento que permite su identificación social. El interiorizar el hecho de la enfermedad como producto de estos elementos nos señala la persistencia de creencias precristianas. Estas creencias, que persisten actualmente, se presentan como una simbiosis con los elementos míticos del cristianismo. Algunos espíritus han desaparecido de su cosmovisión, mientras algunos otros son mencionados con bastante frecuencia. Además de existir un temor natural hacia lo desconocido que con cierta frecuencia, son elementos de la naturaleza circundante. También hay un gran apego, respeto y deuda a esta misma naturaleza, es por esta razón que el sukia, curandero o chamán que utiliza hierbas, tomadas de su entorno establece un contacto físico y espiritual y les pide su consentimiento para su utilización en la farmacopea indígena. “Si usted sabe que una planta cura, tiene que ir a verla y decirle que necesita su ayuda. Hay que hablarle bajito, en un murmullo y después pagarle antes de arrancarle las hojas”. (Wani n.o l6 p. 37). La paga consiste en colocar dinero en efectivo en la raíz de la planta cuyas propiedades medicinales se van a utilizar. Otro elemento que produce enfermedades es la brujería, que funciona como una expresión de venganza personal. Esta creencia, se materializa con el uso y aprovechamiento que hacen de sus conocimientos de magia negra aunados a la utilización de venenos. Las enfermedades obtenidas de esta forma son casi imposibles de curar. En estos casos la noción

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de enfermedad es percibida como la respuesta de una persona que ha sido poseída por un espíritu o que alguien le ha hecho “un trabajo”. El desarrollo de la enfermedad es rápido y la muerte se presenta sin demora. Partiendo de los hechos antes señalados, y de acuerdo con su cosmovisión, se pueden clasificar las enfermedades que atacan a los mískitos, de la manera siguiente: a) Enfermedades originadas por espíritus, Lasas. b) Enfermedades originadas por el espíritu de los muertos, Isigni, que puede ser, así mismo, a través de olores o contacto con personas que se vincularon con muertos, Damni. c) Enfermedades originadas por la naturaleza: vegetación, rayos, nubes, viento, animales, ríos, arroyos, etc. d) Enfermedades provocadas por hechizos o encanta­ mientos. El Sukia La palabra sukia, originalmente, significaba “chupador”, pues el curandero nativo curaba a través de la succión. Según la tradición mískita, convertirse en sukia no es un mero hecho casual. Es el destino el que se encarga de la escogencia del individuo para ocupar este alto cargo social. Según se cuenta, algunos espíritus ejercen sobre ellos una influencia de la cual no pueden despojarse ya que ésta los acompaña hasta el último día de su vida. Por la noche, los espíritus se posesionan de su conciencia y el sujeto actúa como si hubiese perdido el juicio, se levanta de la cama y conversa con seres invisibles en una lengua que no es la suya. En el momento del trance, es capaz de realizar actos proféticos. Si estas profecías se cumplen, sus allegados lo inducen hasta lograr su iniciación como sukia. A partir de este hecho da inicio su preparación física y mental, que entre otras cosas consiste en cambios dietéticos, vigilias y otras medidas que lo llevan al agotamiento físico y a la pérdida de peso. En todo este proceso se encuentra bajo la influencia de

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un espíritu protector. A partir de todos estos hechos, el sukia queda preparado para el inicio de su nueva vida. El día de su iniciación, como parte del ritual, deberá ingerir alimentos preparados por jóvenes que pueden ser, indistintamente, de cualquier sexo, quienes además deberán encender el fuego con leña de un árbol llamado liwai por los indígenas. Para el reforzamiento posterior de sus poderes, deberá recurrir a dietas, abstinencia sexual y llevar una vida ejemplar. El sukia es una personalidad de importancia trascendental en la vida, espiritual y social, de los indígenas mískitos y mayagnas. Se tienen referencias de éste a través de los diferentes escritos en la historia. En 1699 M.W. se refirió a este personaje atribuyéndole cualidades de profeta, ya que se supone predecía acontecimientos de mucha importancia social dentro de su comunidad como por ejemplo, los posibles resultados en sus luchas con otras tribus, para llevar a cabo invasiones o para atacar a los españoles, a quienes consideraban sus encarnizados enemigos. Se señalan entre sus métodos curativos, la utilización de plantas medicinales u otros elementos de la naturaleza, cantos, visitas, succiones, cambios en la dieta, etc. Generalmente, el sukia es considerado un personaje con una inteligencia que trasciende a la del indígena promedio. Su cargo, generalmente, era heredado por su yerno o sobrino. El sukia “recibe por sus servicios remuneración en especies, artículos tales como escopetas, cazuelas, botes o vacas” (Mueller l932). Hodgson (l757), se refiere a ellos como “sacerdotes y adivinadores de la fortuna que pueden hacer trato con un espíritu del mal llamado Woollesaw. Son doctores, pues curan las heridas y enfermedades recomendando reposo y sudaciones al enfermo”. Otras de sus funciones es el de ser intermediario entre las divinidades mitológicas y los indígenas, predecir los cambios climatológicos, intervenir en los asuntos del corazón. La realización de sus rituales suelen ir acompañados por sacrificios de animales domésticos como gallinas con plumaje negro o cerdos, realización de oráculos y prácticas de exorcismo en los sitios invadidos por los demonios o el espíritu de los difuntos.

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Dependiendo de cómo se obtenga la enfermedad, así serán las técnicas empleadas en las curaciones que pueden ser “ceremonias de éxtasis”, uso de plantas, masajes, algunas intervenciones “quirúrgicas”, recomendaciones dietéticas, cantos de conjuro, baño de vapor, humo de tabaco, así como algunas restricciones para otras personas de la comunidad, como por ejemplo, prohibir a todos interponerse entre el viento y la casa de un enfermo, o impedir a una mujer embarazada, o en sus días de menstruación, tocar la comida o hacerse ver por el enfermo. (Wani n.o l7, p.8). El sukia ha sido considerado una deidad. A la vez que se le respetaba profundamente, se le temía por los poderes sobrenaturales que se le atribuían. Entre estos poderes se menciona el de consultar en sueños a los espíritus malos, de quienes les vienen estos poderes. Estos espíritus pueden aparecerse también en los espejos, de tal manera que hay que evitar mirarse en ellos. También se pueden realizar curaciones con danzas y cantos, los últimos transmitidos de forma oral a través de las generaciones de sukias. Conzemius, quien utiliza, indistintamente, la categoría de curandero o sukia, les atribuye grandes cualidades de yerbateros y señala que la efectividad en la cura depende del cumplimiento de los ritos por ambas partes. El sukia además de curar a los enfermos es solicitado para recuperar objetos extraviados o robados, en la obtención de remedios para la buena suerte, conseguir el amor de una persona, proporcionar valor y virilidad a un hombre, tener éxito en las cacerías o predecir la muerte en una persona enferma. Guido Grossman refiere que los indígenas permanecen toda su vida bajo el poder de los sukias o shamanes que pueden ser de ambos sexos. El indígena, desde su nacimiento es presentado ante éste, quien a manera de bautismo, los humedece —al infante y a su madre— para que el niño crezca sano. A la hora de la muerte es, nuevamente, el chamán quien conduce el alma por el camino adecuado. En el caso de los mayagnas, convertirse en sukia, presenta leves diferencias. Guido Grossman, relata que estos presentan

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aptitudes especiales, de tal manera que los espíritus les hacen un llamado para que les sirvan. Los síntomas que anteceden a su conversión son períodos convulsivos, contorsiones corporales, respiración irregular, desvaríos, alucinaciones visuales, etc. Sus familiares le incitan a resistir como una expresión de respuesta al llamado de los espíritus. Los sukias experimentados lo confirman como aspirante y se procede, inmediatamente, a construir una pequeña vivienda en la selva donde es reconcentrado durante varias semanas para que aprenda los cantos con los cuales invocará a los espíritus. Deberá además danzar sobre fuego y al salir ileso de esta actividad, el aspirante se convierte en todo un personaje. Esta actividad deberá repetirse, de vez en cuando, para reforzar la ligazón que lo une a los poderes invisibles. Para efectuar el ritual de la danza sobre el fuego, se levanta una gran fogata con madera liwai en un claro de la vegetación y se cubre con hojas de bijagua. Cuando la hoguera está ardiendo completamente, aparece el sukia, quien se presenta vestido con un taparrabos y con su cuerpo pintado totalmente de color negro, luego ordena dividir el fuego en cuatro partes y se pasea por éstas con los pies descalzos hasta que se consume la leña, este ritual les convierte en personas respetadas y admiradas por los mískitos ya que sus sukias no la realizan. Se dice también que estos brujos se transforman en culebra o jaguar para perseguir a los enemigos. Por la tradición oral, se sabe que entre los mayagnas, la existencia del Sukia tiene un origen mítico. La leyenda cuenta que existió un Sukia, cuyo nombre era Pantasna, que curaba todas las enfermedades. Éste vivía solo, sin compañía femenina. Un día encontraron su cadáver en una hamaca. Después hubo otros Sukias, uno llamado Robiskam que se movilizaba en un gran murciélago, otro llamado Mapihni, que se cree era una mujer; Ranitis, Banka o Banki y Kahi que fue el último. Según se cuenta antes de curar a un enfermo, mandaba por leña, hacía una fogata y luego este se metía al fuego y dentro de él cantaba y bailaba. Cuando salía traía el conocimiento para curar al enfermo.

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Instrumentos del Sukia Conzemius refiere que durante la curación, el sukia mískito lleva una serie de objetos que utiliza en sus prácticas curativas. Posee tres o cuatro palos negros, piedras mágicas, muñecos elaborados con telas, hachas de piedra que, ocasionalmente, son consideradas “piedras del trueno”, que fueron utilizadas contra los rayos y que después se utilizaron para realizar actos de encantamiento. Los mayagnas utilizan una varita adivinadora que mide unos tres pies de largo y es obtenida del árbol de cacao o caña silvestre. Al centro se le amarra un hilo de algodón, con la ayuda de esta varita pueden obtener cualquier información relacionada con la enfermedad. Otros utensilios importantes para el sukia, son el palo de madera para machacar las hojas o plantas, una cama de bambú para acostar al paciente, un recipiente para hervir las plantas, el bastón que clava al lado donde aparece el Sol naciente, al amuleto que lo ayuda durante el sueño a descubrir la causa de la enfermedad, etc. El Sukia y su diagnóstico Es importante destacar el diagnóstico realizado por el sukia y los elementos que toma en cuenta al asumir la curación de una enfermedad. Según Conzemius, el diagnóstico se realiza a través del uso de narcóticos, especialmente el tabaco (Nico­ tina tabacum L.), con el cual logra una condición de éxtasis y estado hipnótico, donde se supone, entra en contacto con los espíritus, a los que ha invocado previamente y quienes le revelan la causa de la enfermedad y el modo de curarla. El remedio en sí, no se considera efectivo si el ritual no se cumple a cabalidad por ambas partes. La curación se efectúa por la noche y ésta consiste en silbarle al enfermo, masajear y chupar las partes afectadas. El sukia purifica las bebidas del enfermo y su alimento, exponiéndolas al sereno por algún tiempo y con una cánula de bambú o pipa de tabaco sopla hasta producir burbujas. Alrededor de la cama se colocan palos pintados con el objetivo de proteger al enfermo de los malos espíritus. El sukia recorre el contorno

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de la cama bailando y cantando. Nadie deberá cruzar frente a la casa del enfermo para no robarle el aliento, hecho que le puede ocasionar la muerte. El sukia también hace una cruz con sangre en las partes afectadas, la sangre tiene que ser de una virgen o de un joven que, con una púa o espina la consigue perforando bajo la lengua. También practica algunas “cirugías” con pequeñas astillas de hueso o vidrio o algunas piedras especiales, usando como antiséptico cenizas, cera de abejas, tabaco y la resina de ciertos árboles. Hay referencias de que el cordón umbilical era cortado con una filosa astilla de bambú o madera para luego ser ligado con hilo de algodón. Otro método curativo propio del sukia es el hechizo, para lo cual utiliza palitos, barro o cera y fabrica con estos elementos, la figura de un animal que puede ser un pájaro, un caballo, etc. y, con encantamientos, encierra en él la enfermedad. Después de atrapado el mal, quema la figura para asegurarse de que no vuelva a hacer ningún daño. Los hechizos tienen muchas aplicaciones en la curación, por ejemplo se emplean en casos de infertilidad femenina, para que nazca el hijo con el sexo deseado, para estimular la virilidad y el deseo carnal, entre otros. El Yumu Yacabaia es otro método curativo. Su utilización se efectúa, cuando creen que la enfermedad se produce con la posesión del hombre por el espíritu de un animal. Con el cuerpo del paciente de espaldas y desnudo, el sukia o chamán sopla con una caña, aceite sobre su cuerpo y lo soba o masajea a la vez que invoca el espíritu del animal para que abandone el cuerpo del enfermo. Conzemius, también se refiere a algunas enfermedades comunes y sus métodos curativos por medio de plantas, ya que para el tratamiento de ciertas infecciones y dolores se utilizan de ellas la corteza, raíces, hojas y semillas, que pueden ser aplicadas externa o internamente. La pintura roja y negra también ha sido considerada como medida preventiva para evitar las enfermedades. Entre las plantas más importantes tenemos la resina del Copal o árbol de incienso (Protium Ep.), la copaiba (Copaifera o

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officinalis L.), el bálsamo del Perú (Myroxylon pereirae) la goma del guapinol (Hymenaea courbaril L.), la raicilla (Uragoga ipecacuanha), la Zarzaparrilla (Smilax officinalis) y los ungüentos preparados con los aceites extraídos de ciertas semillas. También están las excelentes propiedades del aceite de Castor (Ricinus Communis L.) que crece en las márgenes de los ríos. Después de aproximadamente cuatrocientos años posteriores a la llegada de los europeos, en 1935, se inició la construcción de un hospital en Bilwas Karma que se fundó el 5 de septiembre de 1936. Posteriormente, se fundó la primera escuela de enfermería en Nicaragua. La misión católica, fundó un dispensario médico en Waspán, que se convirtió en el segundo lugar de atención médica en el Río Coco. En los años cuarenta, se fundó el hospital de la compañía minera en Siuna, había una “sanidad” y el SNEM (Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria) que se encargaba de la fumigación de la ciudad tres o cuatro veces al año. A partir de ello, hubo muchos cambios en el terreno de la salud, influyendo de esta manera en los métodos curativos de la región. A partir de 1979, el Ministerio de Salud se encargó de entre­nar a personas que, voluntariamente, se ofrecieron de las diferentes comunidades. Los médicos, enfermeras y brigadistas, interactuaban con los curanderos tradicionales. Estos fueron entrenados y equipados recibiendo cada uno de ellos un certificado, después de finalizados los encuentros, de tal suerte que se fue desarrollando una interacción entre el Sistema de Salud con la medicina natural. Los curanderos o sukias llevan consigo una “piedra del trueno” y muestran orgullosos su certificado del Ministerio de Salud. También recetan pastillas a la par de cocimientos de hierbas e invocan a los santos católicos. En la actualidad, se siguen empleando las técnicas curativas acordes con las prácticas de la medicina indígena, comunitaria y tradicional, que es manejada por líderes y parteras, además de contar con los médicos tradicionales curanderos, sukias, etc.

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Bibliografía Conzemius Eduard. Mísquitos y Sumus: Estudio Etnográfico sobre los indios de Honduras y Nicaragua. Editorial Libro. San José Costa Rica, 1984.tt Bruce Salud y Cultura en el Caribe Nicaragüense. Revista Wani n.o 15, abril de 1994. Dejour Dominique. Condiciones sanitarias y de vida en la Mosquitia. (14921850). Wani n.o 17, septiembre de 1995. García, Claudia. Creencias y Actitudes tradicionales de los Mísquitos en torno a ciertas enfermedades. Tradición e Identidad Etnica. Revista Wani n.o 16, enero-marzo de 1995. Grossmann Guido La Costa Atlántica de Nicaragua. Editorial La Ocarina, 1988. Mario Rizo. Historia de Wasakin. Revista Wani n.o 14. Hodgson Roberto. Primera versión sobre la situación de esta parte de América llamada la Costa de Mosquitos 1757. Wani n.o 7. Jenkins Molieri, Jorge.El Desafio Indígena en Nicaragua. El caso de los Mísquitos. Editorial Vanguardia, 1986. Las Sorprendentes aventuras de John Roach Marinero de Whitehaven. Wani n.o 11. agosto-diciembre de 1991. Wani n.o 12, junio de 1992. Religiones en la Costa Atlántica. Revista Nicarauac n.o 8, octubre de 1982. Romero Germán. Historia de la Costa Atlántica. CIDCA-UCA, 1996. W.M. Los Indios Mísquitos y su río dorado. Escrito en 1699. Revista Nicarauac n.o 8, octubre de 1982.

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II. Costumbres y tradiciones

Anécdotas: esbozo de un estudio sociocultural de lo cotidiano

El Diccionario de la Real Academia Española nos enseña entre otras, dos acepciones de la palabra anécdota: 1. Del griego, inédito, relato breve de un hecho curioso que se hace como ilustración, ejemplo o entretenimiento. 2. Suceso curioso y poco conocido que se cuenta en dicho relato. Partiendo de estas definiciones podemos decir que la anécdota es un término genérico que puede englobar varios tipos de narraciones de tradición oral. Las Anécdotas, son hechos ocurridos en los que se enfocan elementos que para las personas podrían resultar vitales ya que, en algunos casos, determinan la definición de algunas actitudes ante la vida, además de retratarlas en multiplicidad de ámbitos. A través de las mismas, identificamos, las costumbres, tradiciones, creencias, así como elementos relevantes en la vida de los pueblos. Tienen, por tanto, un valor significativo para quienes las viven y escuchan, en tanto, se constituyen en modelos a imitar o a rechazar. Las mismas, testimonian historias personales y consecuentemente épocas históricas concretas. Las anécdotas expresan nuestra idiosincrasia, en tanto, una manera de pensar o interactuar para ser considerada parte de la misma debe ser, relativamente, homogénea para un grupo significativo de personas. La forma en que los seres humanos perciben, tanto el entorno físico como el social, lo que consideran verdadero en su medio y la forma en que organizan sus respuestas al mismo, es conformada por la cultura. La misma, en algunos aspectos especialmente, en

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lo referente a la conciencia mítico-religiosa, se inserta en nuestro folclore, en tanto el último, es una categoría inclusiva de mitos, que son historias sobre caracteres y hechos supraterrenales, leyendas que conciernen a personas, y otros tipos de tradición oral. Cada sociedad posee un conjunto de creencias y prácticas que se centran en las relaciones de los humanos con su medio físico y sobrenatural. En la “Introducción al Muestrario del folklore nicara­ güense”, el folclore es definido como: conjunto de tra­ diciones o asimilaciones artísticas y literarias que forman el sedimento popular de la cultura de una región o país. Y agregan que: Uno de los aspectos más importantes del folklore —por cierto muy poco estudiado por los folkloristas— es como vivero de mitos, tanto de los mitos que tratan de expresar las estructuras de la existencia, las formas de la vida o de explicar los fenómenos naturales, como aquellos, más originales y profundos que fabulan, en indelebles imágenes poéticas del inconsciente colectivo, la personalidad del pueblo y sus reacciones ante la naturaleza y la historia”. [...] Recolectarlo y estudiarlo es parte del “conócete a ti mismo” de un pueblo y divulgarlo es sembrar solidaridades profundas. En este sentido, en nues­ tro país en general, exis­ te la observancia en que algunos seres con exis­ tencia subje­tiva tienen vida y perso­nalidad, estos seres so­br­e­na­turales son con­si­­derados espíritus, fan­tas­mas, etc. Antonio de Herrera —cronista de indias— quien escribiera la célebre Historia Gene­ ral de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar

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Océano, encabeza a los cronistas que durante el siglo XVII continuaron escribiendo sobre la América Hispánica. Con relación a este tema afirmó: Cada soldado se quedaba con lo que tomaba al Enemigo, salvo, que havía de sacrificar á los presos en público, i no rescatarlos, so pena de ser sacrificado. Eran animosos, astutos i falsos, por tomar hombres, para sacrificar: Grandes hechiceros, i brujos, porque se hacían perros, puercos i ximio... Históricamente, el nicaragüense cree en ceguas, aparecidos, duendes, diablos, etc., tales seres se comportan como las personas: tienen conciencia, voluntad y pueden sentir las mismas emociones que los humanos. Tales espíritus pueden residir en árboles, piedras, animales, en el ambiente, etc. Para ilustrar, tomaremos una anécdota que nos fue relatada. Resulta que para la época de las fiestas patronales de Boaco un grupo de muchachos se fue sin permiso de sus padres a una fiesta a otro pueblo. Ellos vivían en un poblado llamado La Pita y se dirigían a otro llamado El Aguacate, el trecho de camino entre ambos lugares es como de dos horas a caballo. Estando en el lugar de destino pasaron felices, se divirtieron a lo grande. El regreso lo hicieron, aproximadamente, a las dos de la madrugada. Casi llegando a La Pita, en el camino, les sucedió algo inesperado. Resulta que ahí hay un cementerio que ellos debían cruzar y cuando estaban cruzando una pequeña colina observaron el espanto de un jinete vestido de negro y montado en un gran caballo del mismo color. Los muchachos, muy nerviosos, continuaron su camino y cuando pasaron por un gran árbol llamado el “chilamate del diablo” lo volvieron a ver, pero en esta ocasión le pudieron observar la cara, era una calavera y pensaron que talvez su alma andaba penando. Los parranderos, de los nervios, llegaron orinados a su casa y nunca más volvieron a salir de noche. Estos muchachos aún viven, fue uno de ellos quien me relató esta anécdota ocurrida hace unos 73 años. (Carmelo Téllez, 86 años, Boaco). En este ensayo, se exponen las experiencias socioculturales de las personas que las hemos vivido y que han sido

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acopiadas y transmitidas a través de las anécdotas, mismas que ejemplifican una cosmovisión y las diferentes formas en que se manifiestan. Se recuerda también a este propósito otra que nos fue narrada por Francisco Ñurinda, estudiante de Derecho, oriundo de la cuidad de Masaya, quien había escuchado que en los alrededores de la laguna, deambulan duendes, a los que muchas personas dicen han tenido la oportunidad de ver. Estos, les habían sido descritos, como seres de pequeña estatura, con los pies al revés y vestidos con ropas de colores vistosos. Él quería comprobar si en realidad era cierta su existencia y se fue con un amigo suyo a merodear por el lugar donde le indicaron. Afirma, con la certeza de quien dice la verdad, que los vio al igual que su amigo, tal y como se los describieron. Dijo que cuando ellos se aproximaron, los duendes huyeron y se introdujeron, diluyéndose, dentro de unas grandes piedras. En el caso de las almas, que residen en los cuerpos humanos, las personas en nuestro país consideran que las mismas son capaces de dejar ese cuerpo a voluntad, temporalmente durante el sueño o, permanentemente, como en caso de muerte. Los espíritus o almas que dejan el cuerpo al morir se convierten en fantasmas que se presentan y relacionan con los vivos en una variedad de formas en nuestra cultura y en esta compilación aparecen algunas que ilustran la creencia que se tiene de que los fallecidos por algún motivo se quedan penando en el mundo de los vivos, así como la existencia de algunos seres humanos que se convierten en diversidad de animales como caballos, yeguas, monas, o ceguas que aparecen en los caminos a las personas en general y en particular a los hombres. Al escribir este ensayo queremos señalar, entre otras cosas, que cada ser humano tiene algo que enseñar y que aprender a través de las experiencias individuales y colectivas, igual que lo hicieron nuestros antepasados, lo hacemos nosotros, luego nuestros hijos y nietos y, posteriormente, las generaciones venideras mientras exista la sociedad. Nos visualizamos y nos percatamos que somos capaces de llorar de felicidad, así como reírnos de nuestras tragedias. Lo hacemos en la guerra,

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en la pobreza y hasta en las velas de nuestros seres queridos y no por falta de sensibilidad, sino que sencillamente es esa nuestra forma de ser. Como es natural, a diario convivimos con situaciones de diversos tipos que quedan archivadas en nuestra memoria. En este trabajo se plasman: el humor, la tragedia, las ocu­ rrencias de las personas, la forma sui géneris de sobrevivencia y la forma en que el güegüence que llevamos en nuestro subconsciente, es expuesto de cuando en cuando. Las anéc­ dotas nos dicen de lo cotidiano, de historias íntimas, de secretos guardados celosamente —que de alguna forma alguien siempre se entera y lo recrea— de las experiencias del vecindario. Expresan nuestra espontaneidad, nuestra forma de vivir, la relación con el entorno, las diferencias culturales entre el campo y la ciudad y la naturalidad con que exponemos las cosas que nos suceden sin temor de exponernos a la burla de las demás personas. En los años 80, en Managua, a un amigo y compañero de trabajo de aquella época le ocurrió una anécdota tragicómica. Sucede que un día de tantos se fue a tomar unos tragos, cuando ya era tiempo de volver a su casa, se fue a la parada del bus que se tardó tanto en llegar que mi amigo se quedó dormido. Pasó el tiempo y él sintió frío. Eran casi las cinco de la mañana cuando se despertó y su sorpresa fue grande cuando se vio sin camisa, sin pantalón y sin zapatos, solamente se encontraba “vestido” con su bóxer, única prenda de vestir que le dejaron. Instintivamente, se pasó la mano por detrás para ver si todo estaba bien y por suerte no sufrió otro tipo de daños. Cuando se vio en tales circunstancias, se aterró ante un hecho inesperado y no sabía que hacer, de repente se le ocurrió empezar a correr como que estaba haciendo su ejercicio matutino y nadie notó lo que le había ocurrido. Es la capacidad de improvisar del nicaragüense que ante cualquier dificultad siempre sale, o al menos trata de salir airoso. Todas estas anécdotas, se constituyen en el producto de situaciones que para los protagonistas son reales. Origen

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de los apodos, personajes inolvidables de los pueblos, entre otros, lo cual nos da una visión clara de lo que somos y, que al paso de los años se vuelven remembranzas familiares, políticas y culturales. Las mismas nos enseñan que detrás de cada persona, familia o pueblo, hay vivencias enriquecedoras y, consecuentemente, nos enteramos de las formas de vida de nuestros antepasados y los cambios ocurridos, de tal suerte que se podrían redactar a través de ellas textos de nuestra historia local, regional y nacional. Al respecto, nos viene a la memoria un funeral granadino, que sucedió cuando vivimos en la Calle Real de Xalteva, un poco después del año 81. Teníamos de vecina a doña Cristina, una señora hermosa, risueña y atenta, dueña de la ”Chichería París”, ubicada en una esquina entre la Iglesia y la afamada Fortaleza “La Pólvora”. El vigorón, el chingue y la chicha que degustamos durante todo ese tiempo en que habitamos en este lugar nos resultó el más sabroso de la ciudad. Un día de tantos, se murió el hermano de esta señora. Por supuesto, quiso que la ocasión fuese con “gran estilo” y alquiló el más bello coche fúnebre que encontró disponible. Tallado, exquisitamente en madera, halado por dos bien cuidados corceles, enfundados en sus hermosas chalinas y guiados por un cochero vestido con traje “formal” de particular elegancia que, en lo personal llamó atención nuestra. Su atuendo era inmaculado y la expresión que mostraba en su rostro era completamente relajada y tranquila, a pesar del sofocante calor. Después de realizada la misa de cuerpo presente, todas las personas amigas, acompañantes de la familia, pensamos que el cortejo fúnebre, lógicamente, se encaminaría hacia el cementerio que quedaba a unas pocas cuadras hacia el sur. Pero no fue así. Resulta que doña Cristina consideró que era demasiado el gasto que había hecho en el alquiler de tan bello vehículo para lucirlo ante tan pocas personas y, además, creyó justo y oportuno pasear por última vez al difunto en los alrededores de su ciudad natal. Así se dijo y así se hizo. Al respecto, vale la pena rescatar el comentario del granadino Enrique Alvarado Martínez para explicar, de alguna manera,

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el comportamiento de sus coterráneos: Por esa relación con Europa se generó la idea de aristocracia proyectada por algunos que, cuando estaban en situación económica precaria, procuraban guardar las apariencias, es decir, había un predominio de la apariencia sobre la realidad. Existe una anécdota que pertenece al ámbito de nuestro mundo privado que no resistimos la tentación de relatar porque, realmente, resulta divertida y muestra, de manera simbólica, un problema común en las relaciones de pareja. Con el paso de los años nos resulta graciosa y nos reímos cada vez que la recordamos o la compartimos tanto en las reuniones familiares como de amigos. La hemos titulado: Por falta de comunicación Hace aproximadamente diez años, mi esposo y uno de mis hijos se fueron a caminar por los alrededores de nuestra casa, les pregunté a que hora regresarían y me contestaron que antes del noticiero de las 10 p.m. Vi la novela, el noticiero y mucho tiempo después se aparece mi hijo y dice: ¡Mamá, mi papá se me perdió! ¿Pero cómo va a ser posible si vienen caminando juntos?, explicame con detalles que pasó. “Pues veníamos conversando por la calle principal y, de repente, me percaté que él no venía a mi lado, volví y no estaba y lo he pasado buscando hasta ahora por todos lados y no está en ninguna parte”. Por mi mente pasaron muchas cosas y todas espeluznantes. Imaginé que a lo mejor al pasar por algún lugar montoso lo agarraron del cuello, le cortaron la yugular con un cuchillo, lo mataron para robarle y lo dejaron tirado por ahí. Decidí buscarlo en todas las casas del vecindario en que habita una parte de sus compañeros de trabajo con los que tomaba tragos y ninguno se encontraba despierto. Cada instante estaba más aterrada. De repente, como a la una de la madrugada, llega David Lara, un vecino, y observando en mi casa a todos en una situación poco común viene a preguntarme que pasó y le conté “la tragedia”. Me ofreció su compañía solidaria y nos fuimos en su camioneta por la

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rotonda a buscarlo en todos los restaurantes y no estaba, pasamos por todos los alrededores incluyendo una pista que va del cruce de Villa Progreso a la Rotonda Larreynaga, en este lugar le pido que disminuya la velocidad porque divisé en la distancia un gran “bulto” en el cauce que atraviesa dicha pista y como mi esposo es un hombre de 300 libras y más, le digo con un nudo en la garganta: ¡David allá está mi marido y está muerto! ¡Ahí lo dejaron tirado! Nos bajamos al cauce y era un gran saco de basura que alguien, amparado en la oscuridad de la noche, llegó a dejar. Pasamos de nuevo por la Rotonda y regresamos a la casa... y yo, sintiéndome viuda y desconsolada... Decido, con la guía telefónica en las manos, llamar a todos los hospitales —varias vecinas me ayudaron con la búsqueda de los números para agilizar la comunicación— para que me informen si han llegado heridos o cadáveres a la morgue y me dicen que no. Decido llamar a la policía y se aparece una patrulla con todas las luces de colores encendidas, por cierto, único momento que he visto iluminada la calle —a pesar de que en el recibo de luz incluyen lo de las luminarias públicas. Me piden las señas particulares: estatura, color de la piel, de ropa, etc., y yo, bañada en lágrimas brindo toda la información requerida. La policía circula la noticia para que lo busquen por toda la capital. Estoy esperando alguna información y, de repente, se aparece mi marido como a las tres de la madrugada haciendo un esfuerzo suprahumano para no tambalearse, al borde de ser internado por intoxicación alcohólica y cuando tan solo intento abrir la boca para preguntarle dónde estaba —frente a todos los vecinos que lo miraban expectantes— y sin permitirme pronunciar ni una sola palabra, haciéndome señas pendulares con el dedo índice levantado me dice: ¡Celina, sin show! Inmediatamente, pasó en medio del grupo sin ver a nadie, iba muy serio, hasta parecía que caminaba dormido y se dirigió a su cuarto. Resulta, que estaba a unas pocas cuadras de distancia, en la Farmacia “Los Andes”, donde el único amigo que no lo busqué, y cuya familia, se encontraba en una pequeña

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celebración, éste salió, casualmente, unos instantes a la calle, se saludaron, lo invitó a entrar y él aceptó sin comentar nada con su hijo. Desde entonces la expresión que usó en este caso se hizo proverbial y cuando mis primas quieren reclamarle algo al marido, éstos les dicen: fulanita, como dijo el primo ¡Sin Show! Las anécdotas son una forma de expresar la alegría de un pueblo que expone su ingenio, su creatividad, su fe en Dios, su optimismo, su amor por la patria, sus raíces y su apego a las tradiciones. Son la expresión de una diaria y fecunda creación popular, que expresa los rasgos culturales del pueblo que las produce. En el Prólogo a La Comida Nicaragüense, Carlos Mántica narra un incidente ocurrido al Cronista Oviedo y que, posiblemente, sea una de nuestras anécdotas más antiguas. Cuenta Oviedo que: Aquella noche, ciertos indios que me llevaban mi ropa, comían sapos grandes assados, y estos indios eran de la plaza de Nicaragua, é por amistad me llevaban las cargas hasta veynte de ellos, é el día antes avían comido muchos alacranes assados. Y como yo maravillado de su manjar los miraba, ellos con mucha risa me convidaban a él e decían que era bueno. Mántica señala que: El autor de este libro piensa que quizás el cronista confundió también los alacranes asados con alguna variedad de camarón, cosa difícil de pensar pues Oviedo menciona a los camarones y langostinos por su nombre en el libro XX, capítulo XII de su obra. Yo más bien me pregunto si no será esta la primera muestra del buen humor de unos nicaragüenses —que con mucha risa le convidaban... e decían que era buenomaquinaron esta una simpática broma, vacilando al Capitán don Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, miembro de la Corte de los Reyes Católicos, ex notario de la Inquisición, Veedor de Castilla del Oro, Gobernador de Cartagena y a mi juicio el más acertado de los cronistas de Indias... A continuación, presentamos la siguiente anécdota que ahora también es histórica ya que de alguna manera refleja los acontecimientos vividos en la primera de las guerras que se

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sucedieron en Estelí, en el año 78 —fueron tres en total—, que muestra la capacidad de improvisar del nicaragüense ante el peligro, cualquiera que éste sea y es la siguiente: Estaban bombardeando la ciudad y a todas las personas que nos encontrábamos en nuestras casas, la Cruz Roja nos ubicó en un lugar relativamente seguro que fue en esa ocasión el Colegio Nuestra Señora del Rosario, del que su Directora y resto de Religiosas eran mujeres absolutamente extraordinarias y había también algunos médicos con los cuales se conformó un puesto para curar heridos. Entre los galenos estaba el doctor Néstor Benavides Cerna, quien para aquel entonces era un joven recién egresado y, por supuesto, con las ideas marxistas merodeando por su mente. Imprudentemente, cargaba entre sus cosas, el famoso Manifiesto Comunista de Carlos Marx. Como era de esperarse, entra la Guardia al Colegio y él se dirige a una tía y a mí con paso apresurado, la cara desencajada, una palidez cadavérica y con sus ojos verdes abiertos desorbitadamente y nos explica que entre sus cosas carga un libro —tan peligroso en su contenido— que si lo encuentra la Guardia, nos mataría a todos, doña Chepita de Wosk —una tía casada con un personaje maravilloso de origen polaco que había vivido la primera y la segunda guerra mundial— se quedó pensativa unos instantes y como si le hubiesen encendido una luz, instantáneamente, se dirige como a unas 60 personas que nos encontrábamos en el lugar, junto con motetes, cajas amarradas, perros, loros, gatos y todo tipo de mascotas y dijo con voz alta y clara: escuchen con atención, mi marido es judío y acaba de traer un libro sagrado de Israel, es necesario que lo rompamos para que cada uno de nosotros tenga un pedacito y de esta manera Dios nos salve de la guardia que acaba de entrar al Colegio y, acto seguido, entregó las páginas sueltas a todos los presentes hasta que el libro quedó reducido a su mínima expresión. Entre las personas que recibieron su pedacito de “papel sagrado” estaba don Andrés Briones, un señor de unos 60 años, dueño de una fábrica que produce condimentos, por

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cierto excelentes —los “Productos Briomol”—, quien dotado de la seguridad que le daba la creencia en lo que le habían asegurado se fue a otro sitio del cual había venido para recibir lo que le garantizaba la “salvación de su vida”. Unos minutos más tarde empezó de nuevo el bombardeo y la balacera, todos nos tiramos al piso y unos instantes después vemos llegar arrastrándose por uno de los pasillos del colegio, absolutamente sudoroso, muy asustado y en actitud implorante al señor Briones y dice, con una voz susurrante: “doña Chepita... doña Chepita... cámbieme el papelito por favor, que el mío me salió sin letras”. ¡Así somos los nicaragüenses! Del Polaco, don Matías Wosk, ese tío político, querido por todos cuantos le conocieron hay infinidad de anécdotas, entre ellas una que nos da fe de que jamás terminó de aprender el castellano —a pesar que era políglota— y que vivió más de cuarenta años en nuestro país. En una ocasión, Bernard, su hijo mayor le dijo: “papacito, te trají...” y no lo dejó terminar. Señalándolo con el índice le dijo ¡cuántas veces te he dicho que no se dice trají, se dice trajó “joriro”?! Con las cuestiones del habla, frecuentemente, tenemos serios problemas, sobre todo en la comprensión de lo que se nos quiere decir, o la forma en que las otras personas entienden lo que nosotros queremos expresar. Estábamos cierto día, en un congreso sobre el medioambiente en uno de esos elegantes hoteles que hay en nuestra ciudad capital y había un médico alergólogo de la Facultad de Medicina de la UNAN-Managua, el doctor Gustavo Sequeira, exponiendo un tema sobre su especialidad. Pues bien, él dijo, entre otras cosas, que la mayoría de las alergias las ocasiona el polvo. Cuando terminó, como de costumbre, su intervención invitó al auditorio a realizar las preguntas pertinentes si es que las había. El doctor Charles Wallace, muy serio pidió la palabra y le sugirió que aclarase que clase de polvo era el que provocaba la alergia, porque esa situación creaba desconcierto en los pacientes al no saber exactamente de cual de los polvos se tiene que cuidar. Todo el auditorio sé rio hasta más no

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poder y Wallace se dio cuenta que lo mal interpretaron o, sencillamente, asociaron otro de los posibles significados de esa palabra en nuestras expresiones populares y, tratando de esconder su sonrisa y queriendo aparentar seriedad, expresó que lo que él quería fuese aclarado era si el causante de la alergia era el polvo común de la calle o el fino que se recoge en los muebles. A propósito del habla, a continuación, presentamos una serie de anécdotas que nos dan fe de la forma en que nos comunicamos los nicaragüenses: Cosas del habla Retomaremos una anécdota que al paso del tiempo se ha convertido en refrán, fue escuchada en Tipitapa y recogida por Mántica e incluida en su Introducción al refranero nicaragüense: “Motete” era el barbero del pueblo y al parecer tenía la mano muy pesada. Cuando una inocente víctima le advirtió: “Cuidado me fregás con la navaja”, contestó “Motete”: “Ni se siente amigo”. Al final de aquel “pelo y barba” el cliente tenía toda la cara “tasajeada”. Motete, muy sonriente, comentó: “Le dije que mejor ni se sentara”. ¿Un triple crimen en la UNAN-Managua? A inicios de los años 90, el Departamento de Física de la UNAN tenía como Director al profesor Vladimir Cordero. En una ocasión a sus compañeros les dio la impresión de que este profesor tenía algún problema pues se le veía preocupado y silencioso. Un día él salió y solamente quedaron en el Departamento dos mujeres de la limpieza que en ese momento se encontraban en una sala de lectura ubicada al lado de la oficina del Director. Ellas oyeron voces desconocidas que salían de este lugar, se asomaron por una ranura y vieron a tres hombres desconocidos. A uno de ellos le lograron ver una pistola en la bolsa delantera del pantalón y escucharon que decía: “¡No la estés pensando mucho hermano, dale el tiro de una sola vez! Ellas se abrazaron asustadas y dijeron lo suficientemente alto, debido al nerviosismo que los hombres

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escucharon: ¡Van a matar al Director! Los desconocidos, después de este comentario dijeron en voz muy alta y fuerte como para impresionar” ¡Y a las que están por ahí escondidas, les vamos a echar un polvo!”. “¡Ay Dios mío —dijeron ellas— y a nosotras nos van a envenenar!” Resulta que eran unos amigos finqueros que lo habían venido a buscar para hacer un trato con él, lo estaban esperando en su oficina y decidieron hacerle una broma de mal gusto a las mujeres que los habían espiado.(René Miranda U. Profesor de Física. UNAN-Managua). Hablando de mierda… Siendo estudiante en Granada, un alumno panameño perdió su reloj que había caído en el excusado, que era de “pon”. Pagó entonces a un mozo para que bajara a buscárselo y después de un rato “con el agua al cuello” el mozo gritó desde el fondo: Aquí no hay ni mierda... que era lo que más abundaba. (Tomado de Coprología nicaragüense, Carlos Mántica. Managua)

A propósito de heridas contusas Mi abuelito, Antolín Talavera, ejerció el cargo de Juez de lo Civil durante muchos años en Somoto. En cierta ocasión, llegó un ciudadano a denunciar que lo habían herido en la cabeza. El señor Juez comenzó a tomar la declaración y dijo: vamos a escuchar al señor que presenta una herida contusa en la frente... no pudo continuar porque fue interrumpido por el agredido quien le dijo: “Un momento, don Antolín, la herida no fue con tuza, sino con una raja de leña”. (Gloria María Armijo Talavera, 65 años. Somoto). ¡La importancia de ser famoso! La siguiente anécdota ocurrió en Momimbó a finales de la década de los años 60. Don Carlos Mántica había sido invitado de honor a la toma de posesión del Alcalde de Vara,

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y Erwin Krüger lo acompaña. Él mismo dice: “En la distancia vemos aproximarse a un monimboseño mal encarado, con el centro de gravedad desgobernado por los tragos, machete en mano y en actitud amenazadora, que se acerca y pregunta: ¿Y quién es usted? “Soy Carlos Mántica, invitado de honor a la toma de posesión”, le contesto, queriendo impresionarlo. Mi nombre le suena menos que un chischil de petate. Se dirige entonces al Viejo y lo increpa: Y usted... ¿Cómo se llama? “Erwin Krüger” contesta Erwin con un nudo en la garganta. El hombre aquel cae entonces de rodillas y ahogado en llanto y bañado en mocos, levanta los brazos al cielo y exclama: “¡Elver Griver! ¡El autor de Monimbó! Ahora si puedo morir en paz”, y tomándole las manos se las besaba y babeaba. Así era de famoso el Compositor Erwin Krüger, G.N. (Gloria Nacional). Ese día viajamos escoltados hasta la presencia del Alcalde. (Tomado del Homenaje a Erwin Krüger. Managua).

Preparándose para tomar su medicamento Cuenta mi mamá que en cierta ocasión mi abuelita se enfermó, el médico le recetó un jarabe, la primera leyó la receta y le explicó que antes de tomarlo debía agitarse. Un momento después, la enferma empezó a caminar de un lado a otro y mi tía le preguntó que estaba haciendo y ella le contestó: ay mija nada, aquí sudándome para poder tomarme el medicamento, la Auxiliadora me dijo que hay que agitarse. (Andrea Chavarría, 23 años. Managua). Somoza “el bueno” Se sabe, a través de la tradición oral, que llegó un hombre a pedirle un favor al viejo Somoza, el solicitante pidió con vehemencia que fueran al fondo de la casa. Somoza accedió y después de escuchar la petición intrigado le preguntó: ¿Por qué usted insistió tanto para que nos viniéramos al fondo? Y respondió el otro: “es que a mi me dijeron que usted tiene fama de hijueputa, pero que en el fondo es bueno”.

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¿Cuál sería el secreto? Mi bisabuelo paterno se llamaba don Marcelo Cruz, a quien todas sus generaciones lo llamaron “papa Chelo”, era un campesino originario de Santa Cruz, Estelí. Estuvo casado en cuatro ocasiones y tuvo 25 hijos en total. Tenía 65 años cuando se casó la última vez con una mujer de 25, vivieron 40 años casados y después de su muerte, la esposa colocó en el centro de la sala, un gran cuadro con su fotografía y mantiene, permanentemente, encendida una vela. En una ocasión, alguien sorprendido ante tal cantidad de hijos le preguntó: ¿ y todos con la misma? Y él respondió con picardía ¡Sí, con la misma, pero con diferente mujer! Haciéndose el sueco Un día a mi abuelo Pedro Pérez se le extravió una vaca. Se dio a la tarea de buscarla y la encontró en una finca ubicada a tres kilómetros de la suya, al reclamarle su animal al señor, él le dijo: mire, lo que yo me encontré fue un mecate en el suelo, lo agarré y lo traje a mi casa, lo que yo no sabía es que en el otro extremo estaba amarrada la vaca. (William Levi Castillo Montes, 19 años. Nagarote) Cosas del doctor César A. Ramírez Fajardo El doctor C. A. Ramírez Fajardo es un excelente pediatra — ahora retirado— que dedicó muchos años a la investigación de temas nicaragüenses. Autor de Lengua Madre, coautor de Cantares Nicaragüenses y conocido por muchos como “El bisturí mayor” por su trabajo como folclorista, y miembro fundador de “Los bisturices armónicos”, quienes recogieron y rescataron para Nicaragua muchísimas piezas de nuestro folclore musical, incluyendo Son tus perjúmenes mujer. Conocido por su picardía e ingenio, recibió un día una llamada telefónica de una amiga preguntando: “doctor, ¿puedo bañar a mi niño con diarrea? A lo que César contestó: pues, si le alcanza...

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La respuesta de la Tere Armijo Dos mujeres se detuvieron en la pulpería de la Tere Armijo, la protagonista de uno de los temas creados por Carlos Mejía Godoy. La misma, tenía un gran sentido del humor, era de lo más ocurrente y ya le “andaba pisando los talones” al centenar de años. Medio enferma y medio ciega permanecía sentada en un rinconcito, por eso las señoras no la vieron y una le dijo a la otra: “vámonos que aquí no hay ni mierda”. La dueña indignada después de lo que escuchó se levantó con la velocidad de un rayo y les dijo: mierda si hay ¿cuánto quieren? (Gloria María Armijo Talavera, Somoto). Políticas Para la guardia todos eran sospechosos “En 1972, daba los últimos plumazos a la primera edición de El habla nicaragüense y contraté los servicios de una secretaria para transcribir a máquina algunos manuscritos del libro. Pocos días después, la secretaria desapareció, miste­­riosamente, y con ella los manuscritos que di por irremediablemente perdidos. Pasaron las semanas, y un día se presenta en mi oficina don Carlos Cuadra Cardenal, con un rimero de papeles bajo el brazo. Entre risas, me cuenta que fue citado a las Oficinas de la Seguridad del Estado, donde un fulano malencarado lo interrogó con respecto a unos papeles sospechosos que la Guardia había requisado, pocos días antes, en la famosa redada a la Colonia Dambach. El documento investigado consiste en columna tras columna de centenares de palabras ininteligibles, que el militar está seguro son nada menos que la clave utilizada por las células del FSLN. Carlos examina los papeles y no puede menos que tirarse una carcajada y decirles “No sean burros, esto no es más que un diccionario que está escribiendo Chale Mántica sobre las lenguas indígenas que se hablaban en Nicaragua a la fecha del descubrimiento”. Así, recuperé mis manuscritos”. (Tomado del Habla Nicaragüense y otros ensayos. Managua).

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“Cuabná” de Bluefields Fernando Hodgson, a quien todos llamaban “Cuabná”, durante su adolescencia y juventud fue un verdadero delincuente. La cárcel fue prácticamente su hogar, a tal grado que llegó a ser bien conocido entre los oficiales de policía y fue hasta amigo y servidor de alguno de ellos. En ocasiones, se sentaba o paraba en la acera u otro lugar público, y a cualquier mujer que pasaba le lanzaba un piropo descarado, si ella lo ignoraba, le lanzaba una descarga de todas las obscenidades concebibles. Al llegar a su mediana edad, cambió su comportamiento y se volvió amable, especialmente, con las personas de las cuales podía sacar algún beneficio en sus necesidades diarias. Hasta llegó a cantar y, las personas que conocían de voces, decían que su voz era tan buena que con ella hubiera podido hacer fortuna en otros lugares y circunstancias. A pesar de tener discapacitada su mano izquierda, salía a pescar solo en un bote para ayudarse. Siempre que llegaba gente importante a la ciudad él ofrecía sus servicios. Así fue como se hizo amigo del Senador Pablo Rener, durante el Régimen del último Somoza. “Cuabná” tomó el apellido del senador. Empezó a llamarse a sí mismo “Fernando Rener”: A él le decía papá, a la esposa de él, mamá y a los hijos del senador, hermanos. Ninguno de ellos se opuso y, más bien, empezaron a darle un trato generoso. Le regalaban relojes costosos, ropa y dinero. Cuando necesitaba algo, le enviaba a su “papá” un telegrama y firmaba “Fernando Rener”, la respuesta venía a este mismo nombre y firmaba Pablo Rener. Él, entonces tomaba esa respuesta y se la mostraba a la mayor cantidad de personas posible. Para entonces, ya el nombre “cuabná” y su dueño eran bien conocidos aún por algunos políticos importantes de Managua. Pero lo más importante de todo es que el gran poeta criollo, David Mc. Field, escribió un poema en español titulado “Dios es negro” y en uno de los versos de ese poema dice: “Dios es negro como Cuabná”. Cuabná, se fue a la tumba ignorando que su nombre se encuentra inmortalizado

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en la literatura nicaragüense. (Tomado de Historia oral de Bluefields, Hugo Sujo Wilson). Tachito el desconocido Jaime Chamorro Cardenal, hermano de Pedro Joaquín Chamorro y hoy Director del diario La Prensa, entró junto con su hermano en la fallida invasión de Olama y Mollejones y guardó prisión por varios meses. Algún tiempo después y durante una fiesta, Tachito hizo su entrada triunfal y saludaba a los invitados individualmente. Al acercarse a Jaime, le preguntó con prepotencia: ¿Y vos quien sos? A lo que Jaime contestó: Jaime Chamorro... ¿Y vos? A propósito de gobernantes Nuestros gobernantes han sido siempre objeto de los chis­ tes más crueles y de Tachito se asegura que cuando le preguntaron si su sombrero era de Jipi-Japa, contestó: NopoSepe. (Tomado del Habla Nicaragüense y otros ensayos. Managua). A propósito de los chistes crueles que se crean alrededor de los gobernantes, cuenta una estudiante de V año de Ciencias Sociales de la UNAN-Managua que ella fue testigo de un incidente cuando doña Violeta, siendo Presidenta de Nicaragua, llegó al departamento de El Rama y al dirigirse a sus habitantes les dijo: “Queridos rameros y rameras...” por supuesto esto causó gran revuelo en la población por el significado que ya sabemos tiene este término en femenino en nuestro país. (Karla Yesenia Sánchez Pérez. 32 años, El Rama). Origen de los apodos Los nicaragüenses tenemos la costumbre de colocar sobrenombres a las personas y, en algunos casos, a toda la familia, hasta nos sirven de puntos de referencia para indicar algunas de nuestras direcciones, en Estelí por ejemplo tenemos a los “Huevos Chimbos”; en Granada a los “Cerotes Maqueados”: en Santo Tomás, Chontales a los “Espumillas”

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y en fin la lista puede ser interminable. En Estelí, también existe otra costumbre que explica don José Floripe Fajardo, en su libro Estelí en retazos en el que nos narra: “Existió y existe hasta la fecha un modo calificativo, patronímico o gentilicio para referirse a determinada persona, hombre o mujer, que marca al sujeto como fierro hasta su muerte... a los nombres propios de la gente, les agregan el “DE” posesivo deduciendo la dependencia de la madre, padre, esposo, esposa del sujeto. Daremos algunos ejemplos: ♦ A Juan Zeledón, se le conocía como “Juan de la Melitina” (su madre). ♦ A Juan Almendárez se le decía, “Juandeleva”, Juan de la Eva (su mamá). ♦ A Antonio Espinoza (Toño), se le identificaba como “Toñoélaudilia” (Audilia, su tía). ♦ A Juana Gutiérrez de Barreda, se le nombraba como “Juanetoño” (Toño, su esposo). ♦ A Juan Flores, le decían “Juandelalicha”. Este rasgo es muy gracioso y muy posesivo. En Granada, los barrios también tienen “nombres muy singu­ lares” —según lo señala Don Enrique Alvarado Martínez— que tienen estrecha relación con los apodos de sus habitantes, el “Barrio Santaneco” reflejaba el nombre de una familia, el “Barrio de la loquera” era la continuación del “Barrio del Consulado”, más atrás estaba el “Barrio el Cerotal”. Con relación a los apodos, veamos algunas anécdotas en la que se presenta el origen de alguno de ellos: Ni los obispos se salvan Alvarado nos cuenta la anécdota de Monseñor Toyota, que era don Marco Antonio García y Suárez, familiar del General Somoza García. Fue Obispo de Granada, allá por los años sesenta, y uno de los que estuvieron muy interesados en

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proclamar “Príncipe de la Iglesia” a Somoza García después de muerto. La figura corporal de este cura no era gorda, sino anchísima, y le endilgaron “Monseñor Toyota” al compararlo con los jeep Toyota que vinieron por esos años a Nicaragua y que eran grandes y cuadrados. El mismo Alvarado nos narra una anécdota que tituló “Mejor no menearlo” y cuenta: “Iba en un bus con mi amigo Gilberto Cuadra Vega cuando vimos a un cura con la sotana levantada orinando a la era de la carretera. “Mirá que barbaridad —le digo—, este país hay que componerlo. No hermano —me responde— mejor no lo toqués porque si lo tocás se cae”. A propósito de apodos Nos cuenta también una anécdota que tiene notoriedad en algunos círculos intelectuales y que no resistimos la tentación de retomar, El caso de “Jesús Cochino”: “La vida de la ciudad giraba alrededor de cosas mundanas, pero también alrededor de una marcada religiosidad muchas veces superficial y muchas veces costumbristas. En Semana Santa, las procesiones y las judeas eran muy concurridas y aquí entra la anécdota de “Jesús Cochino”, que era un señor que hacía el papel de Jesús en las judeas, aunque tengo entendido que en este caso no ocurre en Granada, sino que en San Carlos, Río San Juan. Pues sucede que lo llevan a crucificar, pero las hormigas suben por la cruz y comienzan a picarlo, lo que ocasiona que se retuerza, en esos movimientos se le cae la toalla y queda al desnudo. Huyendo de la vergüenza se viene a vivir a Granada, pero el apodo lo persigue hasta aquí y su familia también carga el mote y así quedó para siempre como “Los Jesús Cochinos” o simplemente los “Cochinos” (Tomado de La Prensa, 22 de mayo de 2005). Apodos de Tola En Tola vive un señor que tiene problemas cutáneos, tiene toda la piel cubierta de granos, en especial en la zona de los brazos, ese ha sido motivo suficiente para que en su pueblo en lugar de llamarlo únicamente por su nombre, le llamen

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“Miguel Grano” Un medio de locomoción en Tola es la carreta halada por bueyes, hace muchos años un niño que viajaba en una de ellas acompañado de sus padres y familiares, iba sentado en el lugar donde se juntaban dos tablas, el niño no llevaba calzoncillo, y en esa ranura de la carreta se prensó sus genitales, desde entonces y hasta hoy, le llaman “Pichita prensada” (Juana Georgina García, 21años. Tola, Rivas). El Bocón El bocón fue el apodo del Coronel Félix Ramírez. Casado con Doña Bernarda Sarmiento, tía abuela materna de Rubén Darío. El mismo cuenta en su Autobiografía: “Mi segundo recuerdo, de edad verdaderamente infantil, es el de unos fuegos artificiales en la plaza de la Iglesia del Calvario en León. Me cargaba en sus brazos una fiel y excelente mulata, la Serapia. Yo estaba en poder de mi tía abuela materna, doña Bernarda Sarmiento de Ramírez, cuyo marido había ido a buscarme a Honduras. Era él un militar bravo y patriota, de los Unionistas de Centroamérica, con el famoso caudillo General Máximo Jerez, de quien habla en sus memorias. Lo recuerdo: hombre alto, buen jinete, algo moreno, de barbas muy negras. Le llamaban “El Bocón”, seguramente, por su gran boca. Por él aprendí, pocos años más tarde, a andar a caballo, conocí el hielo, los cuentos pintados para niños, las manzanas de California y el champaña de Francia”. Los Cagaduro Cuando el hermano mayor de la Familia Talavera tenía la edad de diez años su abuelo, muy temprano por la mañana, les llevó de regalo un saco de mangos a la casa y él comió hasta más no poder, al poco tiempo se le presentó un fuerte dolor de estómago y pasó todo el día en la letrina, se fue inquietando y quería ir a jugar, pero su mamá le dijo que lo haría hasta que defecara “duro”, después de mucho tiempo como a eso de las seis de la tarde el mismo le gritó ¡mamá ya cagué duuuuuuuro!, por supuesto que todo el vecindario escuchó,

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y hasta hoy a la familia Talavera les llaman los “cagaduro” (Alejandra Talavera 64 años. Nandaime, Granada). El Cagón Don Esteban cuando muchacho era alegre, cariñoso y romántico. Tenía una novia de la cual estaba muy enamorado y en cierta ocasión ella le pidió que llegara a visitarla a su casa porque su mamá lo quería conocer. El inminente encuentro con los familiares políticos lo puso nervioso y no encontraba ropa para llegar adecuadamente vestido y tampoco sabía que llevar de regalo. Finalmente, resolvió esos problemas y cuando llegó, lo recibieron con amabilidad, conversaron y cenaron... Luego de la comida, parece ser que algo le hizo daño y empezó a sentir un gran dolor de estómago y deseos de ir con urgencia al baño, pero por timidez no dijo nada. Después de transcurridos unos instantes sintió que dentro de los pantalones le corría algo ralo y caliente, inmediatamente se fue de la casa y jamás regresó. Cuando en su barrio se enteraron del acontecimiento le apodaron “El Cagón” (Esteban Rodríguez, 58 años. Masaya). En San Marcos vive don Marcos García, quien era conocido como Marquito Arroz. Un día se fue al mar con unos amigos y se emborracharon. Por la tarde, todos regresaron menos él. Lo buscaron durante tres días y sus familiares creyeron que había muerto, entre llantos estaban haciendo los rezos de difunto cuando el mismo apareció en estado de ebriedad. A partir de entonces cambió de apodo. Ahora es “Lázaro el resucitado” (Edgard García, 53 años. San Marcos). En la ciudad de Blueffields vive un señor de 63 años. Desde que nació hasta hoy, toma leche en los tres tiempos de comida y más si es necesario. Por ese motivo, las personas desconocen su nombre pues solamente le llaman “Pedo’eleche” (Tito Fernández, 18 años. Blueffields) En Estelí vive una señora llamada doña Eudocia Argueta (doña Docha), de aproximadamente 70 años, con una belleza singular y un ser humano fuera de lo común, de carácter

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alegre, extrovertida, con un sentido del humor envidiable, además de trabajadora y excelente esposa y madre. Le deparó la suerte en marido a don Guner Bostrom, un chele, rubio, ojos azules de ascendencia galesa. Disfrutó todas las exquisiteces posibles a costillas de su mujer, en ocasiones se iba durante meses a hacer pesca deportiva, con botellas de los mejores rones, amigos, mujeres, jugador de póker etc. Y ella siempre le soportó, inexplicablemente, todo lo que él quiso hacer. Siempre tuvo amantes de turno, pero en cierta ocasión ella se enteró de una que mostraba un defecto visible: le faltaba una oreja. Ella es terrible colocando apodos y cada vez que llegaban a buscar a don Guner a su casa, ella respondía invariablemente: “No está, búsquenlo en la casa de su bacinilla”. Defectos y discapacidad Estaba, un día sábado, sentado en el Parque de Altagracia, de repente vi que venía sobre el Andén don Moisés Horacio, quien es ciego y en el otro extremo venía don Cheto Fierro, con la misma discapacidad. Ambos, obviamente, venían sobre la misma vía, pero en sentido contrario, de repente se dio el encontronazo entre ambos y el primero se puso furioso y le dice al segundo: ¡Vos hijuelagranputa por qué no te fijás por donde caminás! Entonces don Cheto le contesta: y vos, que no ves que soy ciego ¿qué acaso no tenés ojos en la cara? Y el otro le contesta: yo no sé por qué jodido salen a la calle estos ¡ciegos hijueputas! (Rodolfo Guillén, 43 años. Altagracia, Isla de Ometepe). La suerte de apellidarse Solano María Castro, quien en cierta ocasión viajó en el lanchón GuaGuaBum, cuenta que un mudo conducía el vehículo a exceso de velocidad y la policía lo detuvo para asignarle su sanción correspondiente. Todos los policías de la región sabían que manejaba a gran velocidad y que además es discapacitado, pero en esta ocasión el policía desconocía esos detalles. Después que lo hace detener el lanchón y le pide se salga del mismo, lo primero que le pregunta es su nombre. Entonces el hombre le apuntaba al sol y después

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sus nalgas. Por supuesto, el agente de la autoridad pensaba que se estaba burlando de él. Pasaron cierto tiempo en esa situación cuando afortunadamente se aparece uno para aclarar el asunto y le explicó al policía que dicho conductor era mudo y de apellido Solano... (Jazmina Quezada, 22 años. Puerto Cabezas). Sexo y Relaciones de Pareja La “pasada” del rifle Un amigo muy querido, escritor granadino, por cierto prota­gonista de muchas anécdotas amorosas —casi todas cargadas de adrenalina— me contó que se encontraba en una ocasión disfrutando del amor en el monte con una muchacha campesina, porque según su filosofía las oportunidades aparecen una vez en la vida y no se deben desaprovechar sea donde sea y con quien se encuentre disponible. Estaban en lo mejor cuando, de repente, ella se percata de la presencia de su papá y se lo hace saber muy asustada. El se levanta de su lecho ecológico, se acomoda la ropa y, obviamente, se encuentra con la mirada acusadora del padre quien con machete en mano y sin decir palabra le miraba retadoramente. El enamorado, tomó su rifle, y siempre con la vista de frente, pero tomando precaución con la distancia entre ambos, le dice: “amigo, no me comprometa, el rifle es más rápido que el machete, y si usted me ataca yo tendré que defenderme y no lo quiero matar, por favor déjeme ir”, el señor se quedó vacilando unos instantes y mi amigo aprovechó para tomar impulso y sin dejar de correr por aquellos caminos llegó a su casa más muerto que vivo por el ejercicio y el miedo. Cuando se calmó de los nervios y del cansancio, tomó el rifle en sus manos y se quedó pensando en la suerte que tuvo cuando se le ocurrió llevarlo para “apantallar” porque no cargaba balas y además estaba descompuesto (El Diriá). Las apariencias engañan Una amiga tiene un hermano solterón a quien llaman Juan­ cito, es todo “modosito” y mantiene una relación de noviazgo

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de 30 años con una mujer que también tiene un aspecto recatadísimo. Ella, cuando el tiempo está frío, se coloca sobre los hombros un suéter blanco y usa zapatos chinos. Para todo el pueblo la relación entre ambos había sido, inexplicablemente, platónica. Sin embargo, en una mañana en que mi amiga necesitaba entrar al cuarto de su hermano, la sorpresa fue mayúscula cuando vio debajo de la cama unos zapatitos chinos y un suetercito blanco en el respaldo de la silla. (Gloria María Armijo Talavera, 65 años. Somoto). Tabúes sexuales Un 23 de octubre del año 2000, nos comunicaron a toda la familia que vive en Managua que mi tío Justo Flores había fallecido en Maderas. A la hora del funeral un señor ebrio —como se acostumbra en los pueblos— a quien llaman Miguelito gritaba y repetía, incesantemente, la consigna siguiente ¡ha muerto un gran hombre!... ¡Ha muerto un gran hombre!... ¡Ha muerto un gran hombre! ... Ante tanta insistencia el hijo del difunto le preguntó ¿Por qué dice eso? Y él le respondió: hijo, hoy es un día triste. Mejor me hubiera muerto yo, que no fui favorecido por la naturaleza y no mi amigo que tenía una “madre rienda”. Las personas se preguntaron como es que supo ese “detalle” (Enrique Luna, 48 años. Maderas, Matagalpa). Mi bisabuelo Maximiliano López, a quien llamaban “Chi­ lano”, tenía fama de tener el pene más grande de todos los hombres del pueblo. A la cuadra de su casa vendían fritanga y cuando las personas llegaban a comprar maduros, la dueña del negocio en forma jocosa les decía que los fueran a buscar donde Chilano (Douglas Ernesto Castro, 18 años. Ocotal, Nueva Segovia). Cuando se acaba la pasión... En Estelí vive un señor cuyo nombre no recuerdo, a quien llaman “Machete”, es un hombre, ciertamente, no muy agraciado, mujeriego y de esos que en nuestro país les llaman “indio requeneto”, posiblemente, cuando ocurrió esta

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anécdota rondaba los 50 años. Su esposa, era una hermosa mujer llamada Aminta de Machete, por supuesto. En cierta ocasión, se supo que el mismo estaba enamorado de una adolescente estudiante de secundaria, bastante agraciada y, ella inexplicablemente, se volvió “loca de amor” por él. Doña Aminta, en un intento por salvar su matrimonio de más de veinte años, planeo una estrategia para reconquistar a su “marido”. Una noche, cuando él regresó, lo estaba esperando en su cama, vestida con una ropa de dormir muuuuy “ligera” y, absolutamente, sexi. Cuando él entra al cuarto y ve a su señora “vestida” de esa forma le dijo: “cobijate mujer, que te va a dar catarro”. Acto seguido se desvistió, se acostó y se durmió como un angelito. Quedar como el mico de la Chayo “El siguiente dicho no tiene nada que ver con los genitales de ninguna Rosario. Los antiguos “internos” del Colegio Centroamérica salían a la ciudad una vez por semana y tomaban fresco donde la Chayo, dueña de un kiosco en el Parque Central de Granada, donde podían ver pasar a las muchachas. Doña Chayo tenía un monito, incansable masturbador, que amaneció muerto un día, por excesos sexuales, según dijo la gente. La figura del monito tilinte en el kiosco del parque impresionó sin duda a los muchachos que, a partir del incidente, posiblemente, se amonestaban unos a otros diciendo: vas a quedar como el mico de la Chayo” (Tomado de El Habla Nicaragüense y otros ensayos). ¡Las nicas son únicas! En cierta ocasión, don Pablo López, viajó a Costa Rica para ver como estaba la situación por allá. Cuando llegó, se fue con un amigo a tomarse unos tragos y le dijo que quería “probar” como eran las ticas. Pronto estuvieron en el lugar indicado y cuando sale del cuarto dice don Pablo: ¡Estas mujeres si son buenas, son bravas! Con el tiempo se da cuenta que la mujer con la que había estado era nicaragüense. A la hora de hacer su viaje de regreso decide traer unas artesanías de recuerdo para su familia y cuando pasa por San Juan de Oriente y

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Catarina vio de las mismas que venía cargando desde nuestro vecino país. (Eduardo Antonio Abarca López, Jinotega). Un mujeriego disfrazado En Estelí, aproximadamente en la década de los años 70, recuerdo una barbería que era considerada una de las más elegantes. Llegaban personalidades del pueblo a cortarse el cabello, arreglarse la barba, el bigote, etc. También los padres enviaban a sus hijos a este lugar, pero a ellos no les agradaba mucho por que don Adán Vindell, de aproximadamente 80 años, quien compartía el trabajo con su hijo Adancito, los dejaba completamente rapados y con un copetito que ellos consideraban ridículo, además les untaba el último alarido de la moda en brillantina. Recuerdo este lugar porque su esposa, doña Adelita, vendía unos helados de leche con cocoa en pequeños cuadros y los servía en papeles de periódico blanco que mantenía simétricamente recortados. Resulta que don Adán, tenía una amante que habitaba a unas pocas cuadras de su casa en dirección hacia el Sur. Cada vez que él decidía ir a visitarla, para “despistar”, en lugar de tomar el camino recto, hacía un recorrido en el que, prácticamente, le daba una gran vuelta al pueblo. Para “pasar desapercibido”, se vestía diferente en esa ocasión. Se colocaba unos lentes oscuros, un sombrero blanco y una chaqueta o gabardina con el cuello levantado ‘tipo mafioso’ y empezaba la caminata tratando de ir agachado para no ser reconocido. Cuando sus amigos en los vehículos o a pie pasaban a su lado le decían: ¡Adiós Adancitóooo!, él contestaba, pero, con disimulo se acomodaba el sombrero. Todo el pueblo le conocía la estrategia, incluyendo su esposa y su hijo, sin embargo él murió creyendo que se llevó el secreto a la tumba. Un delicado galán Un personaje reconocido en el pueblo, resultó ser una verdadera caja de pandora. Es inteligente, un gran lector, habla inglés, redacta discursos para los políticos y en fin, un dechado de cualidades intelectuales. En cierta ocasión invitó a un cafetín a una muchacha de la que estaba enamorado y

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quería conquistar. Estando en el lugar le preguntó ¿Querés hartarte una Coca Cola? La muchacha molesta le contestó: ¡No! Él simplemente le dijo: ¡Entonces jodete! (Gloria María Armijo Talavera. 65 años. Somoto). Para demostrar su honradez Un amigo, me contó que en El Diriá, un pariente suyo, rezador y muy devoto, de aquellos que van los domingos a la primera misa y los jueves al Santísimo, y que además, no pierden ocasión para recibir la hostia consagrada, fue protagonista de una tragedia. Resulta que con todas esas virtudes y a sus 75 años, tenía una amante en el pueblo. Por supuesto, era discretísimo y a nadie se le hubiera ocurrido que él fuese capaz de un desliz de tal naturaleza. En una de sus visitas clandestinas falleció en el momento más emocionante del “encuentro”. La mujer muy asustada, pensando que la culparían por esa muerte, no sabía que hacer, pero finalmente, se percató que tenía que tomar una decisión y la tomó: llamó a la casa del difunto y dio aviso de la terrible noticia. Su hijo llegó, le dijo que no temiera, que no quería escándalos y se llevó discretamente el cadáver. Por la noche, en la vela, se aparece la mujer con una cajita en las manos. El hijo, cuando la ve aproximándose, sale a su encuentro y, por supuesto, le exigió que se fuera. Ella le dijo educadamente: no vengo para molestar a nadie, solamente quiero entregar esto que dejó su papá, para que no se diga que me quiero quedar con algo de él. El muchacho abrió la caja y para su sorpresa encontró, bien dobladito, el calzoncillo que pertenecía al difunto (El Diriá). Religiosas Hermano del doctor Camilo Cuadra “motete”, el padre Silviano Cuadra, continuando con la tradición familiar, es personaje protagónico de un sinfín de anécdotas y pasadas, de las que, como Tío Coyote, no siempre salió bien librado. Tal es el caso de la sotana que dio a confeccionar a su sastre, ”Pancho Hermoso”, y éste por un “apuro económico”, transformó la tela en gorras, obteniendo buenas ganancias de

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su venta, burlando al cura. Ante el justo y continuo reclamo del reverendo, el interpelado Pancho, con genio e ingenio, recurrió al mismo padre Cuadra, y en secreto de confesión, le detalló su estafa. Así por precepto canónigo, la falta le fue perdonada por el propio perjudicado. Desde luego que la mayoría de estas situaciones le fueron favorables y, dado su sentido del humor, lo recompensaron con creces aquellas que le fueron adversas. Al respecto, refiere don Enrique Alvarado que “Pancho Hermoso”, cuyo nombre era Pancho Dávila, le contó que cuando llegó a vivir a los Estados Unidos se hizo llamar “”Frank Beatiful”, para estar a tono con la modernidad. El Padre Cuadra, con su chocarrera inteligencia, fue el per­ sonaje central de la anécdota siguiente, según refiere el doctor Sandino Argüello: Durante el inicio de una Semana Santa, 46 grados de tem­ peratura, sotana negra abotonada. Pila interminable de fieles que cumplen el mandato religioso de confesores y comulgar durante la Cuaresma y Pascua florida. El olor que despedían las sudorosas “batas” de las devotas Hijas de María, hacían el ambiente más bochornoso para encerrarse en un confesionario. El Padre Cuadra, desde su edad, hipertensión y próstata deteriorada, con paso lerdo, se fue encaminando al confesionario y seguro recordó las 14 Estaciones de Nuestro Señor Jesucristo con sus respectivas caídas... pero fiel a su magisterio, debió haber pensado: “hay que hacerle güevo”. Y... Con pañuelo agitado en mano, tomó posesión del sagrado local de su suplicio. Luego de conformar por ambos lados del confesionario las dos largas filas de beatas que le esperaban, para oírle los chismes de barrios que ellas dizque confesaban. Era la una de la tarde, el calor “arreciaba”, y el negro de la sotana, cual pararrayo, atraía y conservaba la temperatura. Poco a poco la incomodidad le fue robando la paciencia. Se recogió la sotana y en un momento de inspiración reflexionó para sí —no antes de pedir perdón a Dios—”! Estas viejas a mí

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no me van a joder la siesta!” y abriendo las ventanillas del confesionario sacó la cabeza hasta donde más pudo y con el vozarrón que tenía y repleto de convicción, exclamó: “¡Uf, uf , qué tufo, esa que se tiró el pedo que pase aquí adelante a confesarse!”. Más tardó en terminar la frase que las viejas en irse, y el Padre se fue a hacer su siesta. Anécdotas granadinas. (Jimmy Avilés Avilés. Tomado de La Prensa, sábado, 21 de mayo de 2005). Las profecías de Sor María Romero En diciembre de 1972 —me contaba PAC— recibí en La Prensa una carta de Sor María. En ella profetizaba que un terrible terremoto vendría muy pronto sobre Managua, en el que mucha gente moriría y que deberíamos alertar a la población. Me reuní con Pedro Joaquín para discernir qué debíamos hacer con la carta y ambos fuimos de la opinión de no publicarla, porque en ella Sor María se quejaba de los bailes indecentes, de las minifaldas y de otras cosas que, a sus ojos, ofendían gravemente a Dios y, tanto Pedro como yo, pensamos que la gente se reiría de las “ridiculeces” de la Santa, y se burlarían de ella, cosa que quisimos evitar. Su carta estaba todavía sobre mi escritorio el día de la catástrofe. Pocos años después viajé a Costa Rica y quise visitar a Sor María “¿Viste Pablitó?” ¡No me hiciste caso! Fueron sus primeras palabras. “Pues ahora te advierto de que viene un enorme derramamiento de sangre y esta vez sobre toda Nicaragua”. Su segunda profecía se empezó a cumplir en los meses siguientes y decenas de miles de nicaragüenses murieron en una absurda guerra, entre hermanos, que hundió al país en el dolor y en la miseria. Sin duda hablaron de muchas cosas más. Quizás de su Granada natal. Seguramente de las cosas de El Señor a quien ambos amaban y servían. Al terminar la visita, Sor María tomó a Pablo de la mano y le dijo: “Vení que te quiero enseñar mi ropería”. Había acondicionado con repisas y colgadores un cuarto muy grande donde guardaba la ropa que conseguía para sus pobres. Al poner Sor María el primer pie en el cuarto

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empezó todo a temblar y sacudirse. Las perchas y la ropa cayeron al suelo, pero era evidente para Pablo que era solo la ropa y no la casa la que temblaba. ¡Ah no niñó! Gritó entonces Sor María. ¡Andáte de aquí, ya no te aguanto!... ¿Te fijás Pablitó? ¡A cada rato es la misma babiecada! Con el primer “andáte de aquí” huyó el demonio y se acabó el “show”. Cuando Pablo me lo contó se sonreía, pero estoy seguro que cuando le tocó ser testigo del incidente se asustó..., posiblemente no tanto por la “babiecada” aquella del demo­ nio, cuanto por ver con cuanta naturalidad, sencillez y autoridad se enfrentaba la Santa a los ataques de El Maligno. Por otras fuentes me he enterado de que lo de la ropa le sucedió muchas veces. “A cada rato, como dijo Sor María”. Cuentan que a Fray Junípero, le tenían horror los demonios y huían despavoridos con sólo verlo venir. Sor María los atormentaba más todavía, no haciéndoles caso o sin darles importancia, porque el orgullo es el mayor pecado del demonio, y su mayor gozo el poder ser siempre el centro de atención. Se oculta a quienes no creen en él, pero le gusta impresionar a los creyentes. Sor María lo trataba como se trata a un chavalo necio. (Tomado de El Habla Nicaragüense y otros ensayos). En la Iglesia Santa Ana de Nindirí, para la época de las fiestas patronales que son llenas de colorido, folclore y música, en cierta ocasión el cura decide que los chinegros —quienes todos los años bajan a la Virgen de su Trono— en esta ocasión no lo hagan. Cuando otras personas intentaron bajarla no lo consiguieron, entonces se les ocurrió llamar a los chinegros y solamente así pudieron bajar a la Virgen del Trono: al son del baile de los mismos. (Melba Ruiz, 60 años. Nindirí). En una noche estrellada de Jueves Santo en que se realizaba la Judea en el pueblo de Nindirí, en el preciso instante en que los personajes se encontraban en plena actuación, en el silencio de la noche escucharon el canto de un gallo que anunciaba la muerte de Jesús y resulta que los actores se desmayaron y perdieron el control en el escenario quedando todas las personas

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que estaban presenciando esta conmemoración en suspenso por lo acontecido (Justo Pastor Ramos, 72 años. Nindirí). Había un personaje pintoresco en Nindirí, escultor de profesión, que se dedicaba solamente a esculpir imágenes religiosas. Un día quiso elaborar la figura de una mujer, pero jamás logró terminarla, ya que siempre que intentaba continuar con su trabajo, lo único que conseguía era el rostro de una santa (Jacobo Barbosa, 79 años. Nindirí). En Ocotal, Nueva Segovia, vive un muchacho llamado Glen, quien asegura que la Sagrada Virgen María se le aparece constantemente. Antes de que ocurrieran las apariciones una imagen de esta Virgen empezó a llorar sangre. Este hecho fue comprobado por los pobladores quienes fuimos y presenciamos lo que estaba aconteciendo. Hasta la fecha la Virgen se le sigue apareciendo a Glen instándolo a que recemos el Santo Rosario y oremos por la paz de Nicaragua. Sobre estos acontecimientos hubo un reportaje televisivo en “Primer Impacto” (Jorge Dimas Gómez, 18 años. Ocotal, Nueva Segovia). En San Francisco de Oriente, departamento de Masaya, vive doña Ana, quien continuando con la tradición de sus padres y abuelos, siempre asistía a la celebración de las fiestas patronales de San Jerónimo. Cuando iba en la procesión a los 20 años, sufrió un desmayo y los médicos le informaron que tenía padecimientos en el corazón y le prohibieron asistir a sitios donde hubiese aglomeración de personas. Dejó de asistir durante 35 años, pero un día entró a la Iglesia San Jerónimo, lloró frente a la Imagen del Santo y le pidió que la sanara de su enfermedad. Cuatro meses después se hizo unos exámenes cuyos resultados dejaban ver que ella se encontraba curada de su enfermedad. Totalmente sana y muy alegre se fue a la Iglesia a dar gracias por el milagro y siempre dice esta frase: “La fe mueve montañas” (Ana Gaitán, 70 años. San Francisco de Oriente, Masaya). En la casa de mis abuelos, en los tiempos de la insurrección contra el gobierno de Somoza, vivían todas sus hijas con

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sus respectivas familias. Uno de los yernos de mi abuelita se llama Ramón, al igual que mi tío abuelo. Este lugar, en San Judas, era casa de seguridad sandinista, de tal suerte que por lo riesgoso la familia desalojó la vivienda y solamente se quedaron los dos Ramones, cuidando las pocas cosas de valor que habían. Una tarde, les pusieron en aviso que la casa sería cateada por la guardia quien había recibido una denuncia. Cuando llegaron no tuvieron tiempo de huir y lo único que pudieron hacer fue esconderse debajo de una de las camas encomendándose a Dios y rezando el Salmo 91. Los guardias revisaron todo y no se les ocurrió buscar donde ellos se habían resguardado. Hasta el día de hoy a diario ambos le agradecen a Dios por haberles salvado la vida (Ivana Palma, 43 años. Managua). Se sabe, por la tradición oral, que el domingo 17 de enero del año 1852, José María Lanzas, se robó las limosnas de “El Señor de los Milagros” del Sauce en plena fiesta, pero en la huida cuando iba por la cuesta del Milagro se desnucó al caer del caballo, el pueblo en procesión junto al sacerdote llegaron a recoger la limosna (El Sauce, León). Duendes En nuestro país, se cree en la existencia de los duendes. Son seres pequeñitos, traviesos, astutos, de agilidad prodigiosa, inteligencia superior y en extremo burlones. Les gusta molestar de todas las formas posibles a las personas mayores, aunque algunos son generosos. Existen infinitas anécdotas de duendes, veamos la siguiente: Hace muchos años, cuando mi abuelo todavía trabajaba, en una de esas noches de conversaciones sobre duendes o enanos verdes, estaba la discusión si en realidad existían o no. Mi abuelo, se acostó con temor y con la incógnita que le dejó la conversación. Al siguiente día, muy temprano se fue a trabajar y, cuando atravesó la primera cerca miró en la vegetación un movimiento brusco que no era provocado por el viento, siguió su camino. A él le tocaba pasar tres puertas de golpe, antes de llegar a la manzana donde estaba

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su cosecha. Cuando pasó la segunda puerta se dio cuenta que “alguien” iba delante de él porque en el terreno rocoso se escuchaban los pasos claramente. Siguió su camino, pero antes de llegar a la última puerta se dio cuenta que no estaba en el camino correcto: ¡Ese no era el lugar! Tratando de buscar el camino verdadero, llegó la noche, en la casa todos estabamos preocupados por su tardanza y lo fuimos a buscar. Estaba medio inconsciente y desorientado. Reaccionó hasta que llegamos a la casa y comentó que alguien muy pequeño lo guiaba. No le querían creer, pero él estaba seguro que no volvería a trabajar a ese lugar pues no quería pasar por lo mismo. (José Luis Marín, 20 años. Acoyapa, Chontales). Se escucha hablar de los duendes por todas partes, ellos se llevan a los niños sin bautizar, según dice la gente, en los pueblos y comarcas. Se dice que son malos espíritus que visten de rojo y se movilizan en fila india, siempre en grupo de cinco. Viven en los montes. Su hora de salida es entre las ocho y nueve de la mañana. Son invisibles para los adultos, solamente los niños muy pequeños los pueden ver y los mudos que lloran del miedo. Por eso se dice que nunca se debe dejar a los niños solos porque los roban y, posteriormente, los llevan a la montaña. Una forma de prevenirlo es vestirlos de rojo. Para ilustrar presentamos la anécdota siguiente: “Cuando tenía nueve meses, mi hermana decía ver un duende que me quería tocar, alarmada mi mamá porque había escuchado decir que los duendes se llevan a los niños cuando son bonitos, me empezó a vestir de rojo, por ese motivo me comenzaron a llamar “Caperucita Roja”. (Carolina Diaz, 19 años. León). Hechizos Don Andrés González, (conocido como Andrés mochila o motete) de Güisquiliapa, Jinotepe, en su juventud, fue un gran mujeriego. Era de piel muy blanca, ojos azules y muy elegante y el peor defecto que tenía es que le gustaban todas las mujeres. En cierta ocasión, enamoró a una muchacha que le correspondió y lo amó mucho, pero después de conseguir

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lo que quería la dejó de frecuentar. La joven juró que lo que le había hecho no se lo volvería hacer a nadie. Decidió buscar un brujo y lo hechizó. A raíz de este hecho Andrés se volvió un hombre solitario y lleno de miedos, supuestamente loco, que cargaba en sus hombros sacos llenos de basura, se tomaba su propia orina, se volvió sucio y mal oliente y vivía en un patio donde le dieron amparo. Dicen que el día que murió salían miles de gusanos de su cuerpo (Karen O. López. V año de CCSS. Jinotepe, Carazo). Cadejos Cuenta don Federico Sánchez, que de joven era un gran mujeriego y visitaba a una joven que vivía como a siete kilómetros de su casa. En una de esas noches, que regresó bastante tarde, se percató que lo seguía un perro negro y que detrás del negro venía uno blanco. El negro era agresivo y empezó a pelear con el blanco. Él sintió mucho temor hasta que, finalmente, llegó a San Marcos casi al amanecer. Sus amigos le dijeron que eran cadejos y del susto pasó varios días con calentura y dejó la costumbre de mujerear. (Fabiola Guevara, 18 años. San Marcos). Aparecidos Éramos unas niñas, mi hermana siempre se levantaba a orinar en la madrugada y decía que la seguía una luz. Una noche, en que la luna estaba clara, me pidió que la acompañara y cuando estábamos sentadas orinando observamos a una mujer vestida de blanco que se dirigía como volando hacia nosotras. Del susto ni nos dio tiempo de subirnos el calzón, entramos corriendo dentro de la casa, contamos lo ocurrido y todo el mundo nos creyó. (Lidia Carrasco, 57 años, Siuna). Mi abuela Francisca, a quien por cariño le llamamos Panchita, quedó viuda a los 45 años, su esposo murió asesinado durante un asalto. Ella jamás se volvió a casar, se dedicó a cuidar a sus hijos y ahora cuida a sus nietos. De vez en cuando ella hace siesta y, entre dormida y despierta, siente que algo bastante pesado se sienta a la orilla de su cama y entonces ella dice:

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“no, todavía no es mi hora, no me iré porque todavía tengo mucho que hacer”. Todos creemos que mi abuelito no quiere descansar hasta encontrarse de nuevo con su esposa, puesto que la adoraba y no acepta haber muerto de esa manera tan repentina. (Luvy Gómez, 19 años. Managua). Vivía con mi marido en un caserón. Eramos dueños de dos casas: una que habitábamos con nuestros hijos y otra que se alquilaba. Mi esposo, un día de tantos, me abandonó porque me encontró con otro hombre. Él murió y en una de las casas en que vive mi hija mayor, en el cuarto hay una fotografía suya. Todas sentimos que esta enorme fotografía nos vigila siempre, además suenan los platos, cambian a los niños de las camas. Esto es verdad, y creo que es su alma que anda penando pidiendo justicia. (Marlene Castro, 46 años. Managua). Cuando mi hermano mayor tenía 17 años y yo 15, mi mamá me envió a la finca para que pasara las vacaciones de Semana Santa. Yo me encontraba trabajando en el pueblo. Salimos muy temprano ya que el lugar quedaba muy lejos y salimos con el primer canto del gallo. Empezamos a caminar, cuando de pronto sentimos que alguien nos seguía. Eran pasos pesados como de botas y mi hermano me dijo que no volteara para ver, pues no era una persona la que nos seguía. Apurábamos cada vez más el paso y logramos llegar a una quebrada donde habían bastantes personas, porque los indígenas salían a vender carne. Logramos llegar a la casa de un compadre de mi mamá y llamamos a la puerta, era la una de la madrugada. Le contamos lo sucedido y nos aseguró que era el hombre sin cabeza y si lo hubiéramos visto, nos hubiera llevado con él. (Lidia Carrasco, 57 años. Siuna). Me contó un señor, llamado don Manuel, que durante un viaje Managua-León circulaba tranquilamente en la carretera. Era una noche oscura, sin luna, sin estrellas, se percibía un ambiente sombrío y corría un aire frío y, justamente, en la entrada a León en medio de la carretera vio a un muchacho vestido de forma descuidada y despeinado y con una mirada bastante rara. Él lo quedó observando y el jóven le pidió un

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aventón. Don Manuel sintió miedo y aceleró el vehículo. Llegando a su casa miró al muchacho de nuevo y desde ese momento jamás volvió a viajar por la noche. (Enrique Guzmán, 21 años). En el kilómetro 21 de la carretera Masaya-Managua existe una cuesta en la que bajan las almas de una pareja de chinos que asustan a todos los inquilinos por la noche. Misteriosamente, los objetos desaparecen y aparecen, llenando de pánico a los habitantes de la zona. Se cuenta que esta pareja se suicidó cincuenta años atrás en un rito religioso (Beto Solano, 85 años. Nindirí). Espíritus burlones Hace cinco años en la casa de una tía, en la Colonia Vista Hermosa, iban a salir como acostumbraban hacerlo cada domingo —en que se iban con sus cinco hijos a almorzar fuera—, antes de salir por algún motivo irrelevante, tuvo una fuerte discusión con Judith su hija mayor, quien enojada prefirió quedarse. Después de hacer los quehaceres de la casa, por la tarde se sentó a descansar en el porche, cuando de repente vio a un niño pelón, blanco, risueño y juguetón de aproximadamente cuatro años corriendo por la sala de la casa y entró al cuarto. Ella buscó al niño por toda la casa y no lo encontró. De pronto el niño salió sonriendo del cuarto de ella y tal como apareció se desvaneció. Mi prima no entró a la casa hasta que vinieron sus familiares de almorzar y siempre nos acordamos del niño pelón. (Ivana Palma, 43 años. Managua). Chanchas brujas A través de la tradición oral, se sabe que los nicaragüenses aseguran que ha habido, en todos los tiempos, mujeres que se transforman en Chanchas, monas y ceguas. Todas estas mujeres, poseen un guacal grande y blanco. A las once de la noche, en que los tunantes deambulan por las calles en busca de sus amantes, estas mujeres se dan tres vueltas para atrás y otras tres para adelante, de esta forma echan el alma por la boca

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y la colocan en este guacal, al final del tercer salto delantero. Sin el alma, quedan convertidas en lo que decidieron antes de hacer el embrujo. El propósito de esta conversión es el de causar daño a los hombres y mujeres, por causa de celos, rivalidades, despechos, etc. Existe una creencia generalizada en nuestro país en estos seres encantados y las anécdotas que aparecen a continuación dan muestras de ello: Cuando mi papá y su hermano eran adolescentes disfrutaban de las fiestas del pueblo, mi abuela les recordaba que era peligroso andar por esos caminos tan tarde en la noche. Ella conocía a una señora que era bruja y le pagó para que los asustara, para conseguir que ellos se volvieran obedientes. Una noche de tantas salieron a una fiesta, ellos siempre estaban armados con machetes y antes de llegar al pueblo los dejaban escondidos en el monte. Al regreso, como de costumbre, los pasaban recogiendo y empezaron la caminata, de pronto se les apareció una chancha bruja que los quería morder, por supuesto, ellos se defendieron con los machetes hasta que uno le hirió una nalga y entonces salió corriendo. Cuando los muchachos llegaron a la casa mi abuela les preguntó y ellos le contaron el incidente. Ella se preocupó por el destino de la pobre mujer. Al día siguiente, en el vecindario había un alboroto porque la señora estaba herida y la explicación que dio es que se había caído encima de un tronco. Cuando mi abuela conversó con ella, le dijo que sus hijos eran más diablos que ella. (Lidia Carrasco, 57 años. Siuna). Mi abuelita contaba que su tío, Josué Zelaya, tenía una novia muy bonita a quien su mamá cuidaba exageradamente y que la mayoría de los novios que había tenido se retiraban sin dar explicación alguna. En cierta ocasión, como a las once de la noche, cuando éste regresaba de hacer la visita a su novia, una chancha enorme le salió en el camino atacándolo inexplicablemente, entonces él desenvainó su machete y le propinó dos machetazos a la chancha, gritándole “Ah no vieja jodida, usted no sabe con quien se ha metido”. El segundo machetazo le hirió la pierna y la chancha salió corriendo y gimiendo de dolor. El novio, al día siguiente, se levantó muy de mañana y se fue de inmediato a la casa de la novia y le

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preguntó por su mamá. Ella le contó que su mamá se había herido una pierna porque cayó sobre un cerco de lata. Mi tío abuelo se fue y jamás regresó. Entonces comprendió porque los novios anteriores se habían alejado de la muchacha a pesar de su belleza. (Francisca Matamoros, 87 años. León). Monas Mi abuela me contó que cuando Nindirí era un pueblo sin luz eléctrica y las calles sin pavimentar, hubo una temporada en la que se perdían las gallinas. Unos señores decidieron atrapar al culpable de tales fechorías, que creían era alguna persona convertida en mona. Un día un grupo de pobladores decidieron esperar que llegara la noche y se armaron con palos, machetes, agua bendita y semillas benditas de mostaza. Cuando se apareció la mona y estaba robándose las gallinas que estaban durmiendo en un árbol de almendro, la apresaron y la golpearon. Toda las personas esperaban ansiosas que se convirtiera en persona, pero esta espera fue en vano. Un señor, que sabía de estas cosas, les aconsejó que la soltaran y a la mañana siguiente se dieron cuenta que una mujer, a la que llamaban “chela la loca” y que siempre pensaron se convertía en mona, estaba en su casa moribunda después de la golpiza. De esa forma comprobaron que era verdad lo que todos creían. (Norman Eliezer Acevedo, 17 años. Nindirí, Masaya). Dicen que mi bisabuelo era un gran mujeriego y en una ocasión se fue a una cantina con unas mujeres, así se le fue pasando el tiempo y cuando se dirigía a su casa por un camino oscuro se le apareció una mona, salió corriendo y se metió en la primera casa que encontró, y hasta el día siguiente, se fue a su hogar. Un día después, al salir de su trabajo, se fue directo a su casa y le volvió a salir la mona y se dijo a sí mismo que ahora no le tendría miedo. Se armó de valor, la agarró y la amarró en un tronco en el fondo del patio y la golpeó hasta casi dejarla desmayada y al día siguiente, resultó ser una mujer llamada María que había sido su “querida”. (Domingo Solórzano, 89 años. Managua).

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Ceguas En Nindirí había un personaje elegante, bien parecido, que resultaba muy atractivo para las mujeres y cuyo nombre no recuerdo. Era, además, un gran mujeriego. En una oca­ sión, en que iba montado en su caballo como a las doce de la noche, después de visitar a una de sus amantes, se le cruzaron en el camino tres Ceguas, ellas lo rodearon y él demostrando valentía se bajó del caballo, las enfrentó, las agarró y las amarró en el centro de la plaza. Al día siguiente, se convirtieron en mujeres y se murieron de pena moral. (Calín Brenes, 70 años. Nindirí). Presentamos para ilustrar el trabajo de Mario Fulvio Espinoza, quien se movilizó hasta los “mentados” llanos de Olama y Los Mollejones a entrevistar al pintoresco personaje, don Horacio Argüello Espinoza, hombre que se casó tres veces y procreó 19 hijos, “porque dicen que es mejor al por mayor o por docena” para escuchar con lujo de detalles las apariciones extrañas, especialmente las aventuras con el diablo y micas brujas, que presenció en sus habituales vagancias de antaño. Y contó, entre otros, La “tremolina” con el diablo: “Pero le voy a contar, de la otra pasada de aquí a Villa Somoza. Yo tenía una mi tal enamorada ahí. Me fui un sábado para allá, es en Los Almácigos. Salí ya tardón, me fui. La Luna estaba como a las once calculé yo, cuando salí de Villa Somoza, llegué al punto, ahí posiblemente eran las doce de la noche. Andaba en un caballo bayo recién enfrenado, estaba bien gordo el caballo y me vine paso a paso. Pasé el río El Jobo y al llegar a un zanjón un bulto blanco, grande de buen alto. Hombré, dije yo, ése es un diablo que viene o va. Me quedé poniéndole cuidado nada más. El caballo se me azotaba. ¡Ah no, no me jodás hijo de p...!, le digo, no me andés con babosadas, cuidado te voy a rajar con las espuelas. Ese caballo le tenía miedo al espanto, un espanto grande, de buen tamaño, blanco, blanco... Vino entonces una nube negra y dejó todo oscuro, yo no ando mi foco, raro porque casi nunca me falla el foco, pero ese día andaba sin foco porque había Luna. Bueno, yo vi el

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bulto y no le tomé ningún entusiasmo. Al llegar al zanjón, yo me voy a volar por allá, por bajo. En lo que yo salto el zanjón vi una sombra negra que sale al paso, yo aprieto las riendas del caballo, el caballo le tenía miedo, yo lo traje para allá y le grito: ¡no te equivoqués que soy fiesta, te voy a enseñar como es que me llamo yo! Entonces no me contesta nada. ¡Ajá, No hablás hijo de p..., entonces te hacés el chancho, va pues démosle a este rejodido, te voy a enseñar ahorita como es que me llamo yo! Entonces prenso el caballo. ¡Hay te va el primero! le grité, calculando darle el machetazo en el hombro (...) y le digo: Dejate de m......, vamos a ver que diablo es este que sale aquí, le voy a probar que soy Horacio Argüello, y que me cuelgan los aguacates todavía. Y lo agarré en el suelo y chás... chás... chás... yo sentía que a cada machetazo me pringaba de sangre, de babosada. Fla, fla, fla sentía que el machete pegaba y soslayaba en el hueso, por donde quiera. Ra, ra, ra lo agarré por mi cuenta, pa, pa, pa, pa y le digo: ¡levantate hijo de p...! porque solo un quejido te volaste al caer, y ahí no hablás nada. Hay quedate pues, yo creo que si no te morís por lo menos te vas a engusanar. Mi papá me había dado un consejo, cuando se hacen esos pactos, decía él, se dan tres vueltas al lado contrario, ra, ra, ra, tres vueltas y al otro lado otras tres vueltas y para decirle que no le tenía miedo pegué un gran grito (...) y ahí dejé a la orilla del río a ese condenado. A los tres días me fui a asomar, pero ahí no estaba, ahí estaban los sangrales, sólo sangre vi, nada del muerto”. La otra aventura es la de la “Cegua comelona de Las Pampas”. Sobre don Horacio Argüello Espinoza se dice que vio a una cegua y al respecto asegura: “Era una cegua que hace mucho tiempo llegaba a la hacienda Las Pampas, y mi mamá tenía la costumbre de que yo dormía en una hamaca al lado de donde ella dormía en el comedor. Mi mamá se venía a buscar unas pastillas, porque siempre tenemos la costumbre de manejar todas las pastillas en una gaveta.

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En la noche algo se me restregó en el hombro y mi mamá que anda buscando las pastillas. Yo había llegado bastante noche, me acosté, pero siempre con el pensamiento del diablo. Y al día siguiente, dice mi mamá: ¡Idiay, yo dejé cuatro cuajadas y amaneció sólo una! ¿Cómo es eso? Yo no he tocado cuajadas, ni cené, le digo, por donde anduve me dieron de comer. Se me puso que era la maldita cegua y le digo a mi papá, pasa así y asá, y dice: ¡No hombre, que andás creyendo!, le digo: es que prende fuego de noche esa jodida y hasta echa tortillas y todo. No, me dice mi papá, eso es puro cuento. Pasó eso. Allá a los días otra vez y viene mi mamá a buscar pastillas, pero cuando ella abrió la gaveta no me pareció que era mi mamá porque estaba algo clareja y cebea, y no dije yo, ésta no es la señora, ésta debe ser la maldita bruja. Entonces la mujer le dio vuelta a la gaveta y se fue para la cocina. Entonces yo me hastié, me saqué la mano zurda por debajo y la volé por encima. Y dije yo: cuando agarre a esta gran p... le voy a echar una llave con todita la hamaca para ver si es cierto que dicen que es bruja. Pero le voy a pegar una agarrada que no va a saber esta maldita como es que me llamo, aquí nos vamos a retorcer un buen rato. Desde entonces no volvió a sacar nada de la gaveta. (...) Entonces dice mi papá: Está bien agarrá entonces a esa mujer. ¿Y cómo la vamos a agarrar? le digo. Bueno —dice— hay que traer la mostaza y volarle una reguera ahí en la salida de la puerta y verás que amanece penando. Pero hasta ahí llegamos, nadie buscó la mostaza ni nada, pero como ya intenté agarrarla, ella se mosqueó, ya no volvió a llegar”. Al describir a la cegua dijo: “Bueno, yo vi una mujer negrita, de buen alto, no grande, no chiquita, más o menos calculé yo que era de buen alto y gruesecita, no era tan flaca. En la noche qué va ser, no se miraba bien, sólo el bulto. Bueno, yo seguí siempre en mis andanzas porque dicen que soy mujerero. Realmente, soy bárbaro. He tenido tres mujeres. Yo creo que el hombre prevenido, siempre tiene varias esposas, hombre prevenido vale por dos amigo”. (La Prensa, 12 de septiembre de 2004).

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Mi hijo vivía en un barrio de Bluefields con su mujer. Una noche decidió irse a tomar unos tragos y regresó bien borracho a la medianoche. En el camino, y casi llegando a su casa, se encontró con una mujer alta, delgada, pelo negro y él le dijo: “¿amor, donde vivís?, ¿te llevo a la casa?, no seas tímida”. Cuando le toca el hombro para verle la cara, la mujer tenía la cara de caballo y los ojos rojos. Se carcajeó de una forma espeluznante y él salió corriendo, entró a la casa y se metió a la cama temblando. Al día siguiente, amaneció con fiebre y solamente logró pronunciar palabra una semana después (Juana Ramona Castillo, 43 años. Bluefields). Carlos era un hombre de unos 25 años que viajaba en una rastra trayendo y llevando cargas de madera en la zona de Jalapa. Los camioneros tienen fama de mujeriegos. Cuenta, este hombre, que en uno de los viajes en que venía como a las once de la noche, iba circulando por un trecho de carretera que en el Norte lo llaman Cuca Monga, una mujer vestida absolutamente de blanco, con un cuerpo y una cara bien linda le pidió en señas que la llevara y él, sin pensarlo dos veces, la subió. Iba feliz conversando con la mujer cuando de repente se bajó del camión en marcha y desapareció de la carretera. Después de lo sucedido Carlos dejó este tipo de trabajo (Lissiu Guerrero, Jalapa). Vivo a la orilla de un callejón en el Barrio Villa Libertad, una noche, uno de mis cuatro hijos no había llegado de la calle y eran las 12.30 de la madrugada. Me senté en el pasadizo y observé a una mujer vestida de blanco con unos tacones que hacían ruido a pesar que la calle no estaba pavimentada. Pensé que a lo mejor alguien estaba enfermo, y que esa mujer era una enfermera. Entré, rápidamente, a la casa para traer una lámpara de mano para alumbrar. Cuando salí la mujer ya había pasado a la otra esquina y en cuestión de segundos desapareció. Pienso que era un espíritu maligno o la taconuda (Amanda Rosales Ruiz, 37 años. Managua). Desde la comunidad de Santa Isabel, los hermanos Raúl y José Cáceres, llegaron hasta Somoto a una fiesta. Ya bien entrada la noche Raúl le dice a su hermano que se quiere ir, y

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el otro le contestó que se fuera a la casa de su abuelo que él lo pasaría recogiendo para después irse juntos a Santa Isabel. En el camino, se arrimó a un árbol de cedro a orinar y empezó a escuchar una voz que se dirigía a él en susurros. Sintió miedo y se regresó de nuevo donde su hermano y le contó lo ocurrido. Tomaron el viaje de regreso a su comunidad, Raúl se subió en la tina de la camioneta porque su hermano iba con su novia en la cabina. Cuando pasaron por el árbol donde escuchó la voz, Raúl se volteo y vio una mujer de cabellos muy largos con cara de caballo que salió corriendo hacia el monte. (Ernesto Cáceres, 33 años. Somoto). El Diablo Don Ernesto Pérez, que en paz descanse, era “tomador” y mujeriego. Acostumbraba emborracharse en el parque central. Un día, en este estado, se dirigió a la casa de una de sus mujeres y en el momento en que estaba subiendo las escaleras escuchó el llanto de un niño, lo recogió y dijo: “estas mujeres que dejan abandonados a los chavalos” y lo acomodó en su hombro. En el camino sintió que el niño pesaba cada vez más y, de repente, sintió un rasguño. Volteó para ver al niño y le vio las grandes garras y se dijo: ¡Es el diablo!, lo tiró y salió corriendo. (Juana Ramona Castillo, 43 años. Bluefields). Se cuenta que en la ciudad de Acoyapa, vivió un señor llamado don Luis Canales, quien era un hombre muy ambicioso casado con doña Francisca López. Esta debilidad lo llevó a hacer pacto con el diablo, para obtener bonanza económica. El pacto consistió en entregarle a sus hijos. Se dice que logró entregar a uno de ellos. Tenía que entregar al otro, pero no le dio tiempo y, entonces, el diablo lo tomó a él. Estando en una reunión familiar se convirtió en un toro negro con unos enormes cachos, inmediatamente salió corriendo para el patio y ahí quedó comiendo guate. Esta historia es real, su familia no lo pudo ocultar y todo el pueblo conoce esta historia porque la casa que era de él queda cerca del parque del pueblo (Petrona Ortega, 36 años. Acoyapa, Chontales).

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Don Marcos Umanzor era un rico ganadero de la ciudad de Somoto, personaje muy reconocido por los rumores de que su fortuna la había obtenido de su pacto con el diablo. Según se cuenta, él había entregado el alma de una de sus hijas. Los trabajadores de su hacienda comentaban que este señor tenía una vaca encerrada en una casa dentro de su hacienda y acudía todos los días para visitarla y llevarle comida. Jamás permitió que nadie entrara. Un día se enfermó don Marcos y no pudo ir a su hacienda y, en la noche se escuchaban lamentos de un ser humano en el lugar donde se encontraba la vaca encerrada. Los campesinos fueron a verificar la procedencia de los lamentos y, al entrar, encontraron a la vaca agonizando. El dueño se presentó muy temprano y encontró muerto al animal que fue enterrado por él mismo, en el mismo lugar. Tiempo después se empezó a murmurar que los campesinos que trabajaban en la hacienda comenzaron a desaparecer. (Óscar Danilo García. 50 años. Somoto). Carretanagua “En el imaginario nicaragüense, la carreta tiene también una expresión mítica: la Carretanagua, la carreta fantasma... una carreta embrujada que salía por las noches, haciendo un ruido infernal... va tirada por dos bueyes encanijados y flacos, con las costillas casi de fuera, uno color negro y el otro ovejero... no da vuelta en las esquinas, pues si al llegar a una tiene que doblar, desaparece, y luego se la oye caminando sobre la otra calle... Creen algunos, que pasa anunciando la próxima muerte de alguien. De esa, dice la gente, se la llevó la Carretanagua”. (Zepeda Henríquez, Eduardo. Mitología nicaragüense). Veamos la siguiente: Contaba mi abuela una historia de mi difunto abuelo cuando en una ocasión, en que fue a emborracharse, viniendo de regreso a la casa de su mamá, que quedaba en las cercanías del Cementerio Occidental, divisó una carreta, pero no le tomó importancia. Continuó su camino pero le pareció sospechoso que ya era como la una de la madrugada y la

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carreta se desplazaba demasiado lenta. Cuando estuvo más cerca pudo observar que quien la conducía era una calavera cubierta con una cotona con capucha negra y que delante de la carreta iban unos perros negros. En ese momento se dio cuenta de que se trataba de la carretanagua y salió corriendo como “alma que se la lleva el diablo”, (Agustina Ortiz, 72 años. Managua). La Llorona Según Milagros Palma, en su libro Senderos míticos de Nica­ ragua, “La Llorona” es una figura popular de esas tenebrosas historias que aterran el sueño de las comunidades campesinas. Sus lamentos aparecen en medio del coro nocturno de voces de animales y del ritmo monótono de aguas de quebradas y ríos... En Nicaragua se oyen los lamentos de la Llorona transportados, vertiginosamente, por los caprichosos vientos que provienen de las cuatro esquinas del mundo. Hasta donde cuenta la gente, La Llorona se manifiesta a través de un quejido largo y lastimero, seguido del llanto desgarrador de una mujer cuyo rostro nadie ha visto”. Por supuesto, en este anecdotario no puede faltar el tema de una llorona narrada por una pobladora de nuestro territorio: Hace aproximadamente 36 años, allá por 1969, en una hacienda llamada “Holanda” sobre la carretera de los millo­ narios de occidente, en Chinandega, había una mujer muy joven y hermosa, codiciada por muchos pretendientes y de aproximadamente 18 años. La joven resultó embarazada y, obviamente, se deduce que eso no estaba en sus planes, motivo por el cual a la hora del alumbramiento se fue a la letrina y dejó caer a su hijo, quien se hundió en el fondo de la misma muriendo al instante. Después de este horrible acto ella se arrepintió, pero ya era demasiado tarde. Posterior a su muerte, el alma en pena salía de aquel lugar y comenzaba su recorrido por la cocina de su casa y se dirigía a la letrina en busca de su hijo y de ahí salía llorando hacia una pista que quedaba entre los algodonales de la finca. (Aurora Espinoza Vega, 44 años. Telica).

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Costumbres y tradiciones Pan de Rosa El Indio Pan de Rosa es, posiblemente, el único juglar que ha producido Nicaragua en los últimos cien años. Cantautor de muchos corridos de su cosecha, sobre eventos y personajes de la vida nicaragüense, interpretó también muchas piezas de nuestro folclore. Cuenta Carlos Mejía Godoy que un día le escuchó una pieza que Pan de Rosa aseguraba ser de su cosecha y que a Carlos le sonó familiar. ¿Estás seguro que es tuya? Le preguntó Carlos, a lo que Pan de Rosa contestó: “Yo se la oí a mi papá... y como lo que es de mi papá es mío...”. El “metiche” Un poco antes del año 2000, en Estelí hubo una plaga de “esperancitas” o “chapulines” un animalito verde muy molesto. Las personas recogían en barriles grandes canti­ dades de ellos, era verdaderamente una exageración, no se sabe de dónde salieron o al menos yo lo ignoro. Don Rafael Benavides Blandón, un señor mayor de 80 años, todas las mañanas, con paciencia de Santo, se levantaba, mataba y recogía en la acera todas las que podía. Estaba en esa faena cuando una señora se le acercó y le dijo que ese era castigo divino por la forma en que las personas se comportaban en estos últimos tiempos y, además, por no acercarse a Dios, al rato se les agregó otro señor y sin decir nada escuchaba a la señora, que continuaba con que eso era un castigo como las siete plagas de Egipto y habló de El Señor hasta la saciedad, parece ser que su propósito era evangelizador. Entonces el señor que había permanecido callado le dice: “y hasta ahora te acordás de Dios, hasta que estás vieja y nadie te hace caso, cuando eras puta ni siquiera lo mencionabas”. Dio la vuelta y se fue. (Nella Cerna, Estelí) Doña Tere de Pereyra, es una señora con una alegría y espontaneidad natural, que es la característica esencial de su personalidad. Ella tuvo varios hijos, las mujeres muy guapas todas. Un día se le ocurrió decir que ojalá sus hijas

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no corrieran su suerte de haber parido tantos hijos y dijo: “a mi me pasó que si no estaba presa, me andaban buscando”. (Nella Cerna de Benavides, 76 años. Estelí). La juventud es un estado de la mente En el libro Estelí en retazos, su autor, don José Floripe Fajardo, elabora una lista de las mujeres más guapas de Estelí nacidas entre la década de los años 20 y 40 y que, él considera, dejaron una huella imborrable en la memoria de quienes las conocieron. La lista se inicia con Aída Ruiz Cruz, mi tía paterna. Ella era una morena voluptuosa y realmente atractiva, cuando tenía unos 40 años le dijeron que se parecía a la María Félix, la famosa actriz mexicana y amor de Agustín Lara. Ella se molestó muchísimo con el “atolondrado” que se atrevió a compararla con “esa mujer”. Ahora tiene casi 80 años y aparenta 15 menos. Siempre que va a hacer alguna diligencia, disfruta diciendo su verdadera edad porque las personas la ven con incredulidad y hasta ha tenido problemas de identidad. Hace unos dos años, hizo una pequeña corrección a un “defecto” que siempre la incomodó. Por supuesto llegué a visitarla para saber como se encontraba y me contestó: “¡Me siento divina, como una Barbie! y me hice esta operación ahora, antes de ponerme vieja”. Recibir y dar direcciones en este país es un problema real para sus habitantes y en el caso de los extranjeros un verdadero rompecabezas. A través de la anécdota siguiente, se refleja esta problemática: Perdido en San Judas En cierta ocasión me dirigía a visitar a una compañera de clases que vive en San Judas, yo sabía que tenía que bajarme antes de llegar a un semáforo. Tomé el bus y me senté a la orilla de la ventana para no pasarme del lugar indicado. De repente, solamente el chofer y yo estábamos en el bus y le digo: ¿y esta ruta hasta dónde llega? Hasta aquí, esta es la terminal. ¿Y para dónde vas? Me dice el conductor. Yo voy por el dispensario Enmet Lang. Me dijo que estaba lejos y me

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orientó: “mirá, te vas aquí recto, a las cinco cuadras doblás a la derecha y después doblás dos cuadras a la izquierda y seguís recto, entonces vas a salir frente al dispensario. Finalmente, fui preguntando a todas las personas que encontraba y así llegué a la casa de mi amiga Arlen que ya tenía bastante tiempo de estarme esperando. (Edwin González, 19 años. Estudiante UNAN-Managua). ¿Para qué cercos, para qué tapias? Alberto Carazo, quien figuró como un personaje entre los más cultos del pueblo en los años 40. Se desempeñó en distintos cargos gubernamentales, pero ganó notoriedad por dedicarse a la redacción de discursos para personajes importantes. Sin embargo, su personalidad cambiaba al ingerir licor. Cuentan que en una fiesta en el Club Social de Obreros de Somoto se acercó don Alberto a una señorita ya bastante mayor llamada Estela Fuentes, a quien se le conocía como Estelita y se caracterizaba por poseer costumbres bastantes conservadores, y le solicitó cortésmente le concediera el honor de bailar una pieza con él. Pero ella, amablemente, le expresó que ya la tenía. El señor apenado regresó a su mesa y siguió tomándose sus tragos y desde ahí observó que la tal Estelita no bailaba con nadie. Al transcurrir el tiempo intentó de nuevo y la respuesta fue la misma: Gracias, ya la tengo. Don Alberto enfurecido le contestó: ¿Hasta dónde la tenés hija de p...? Se dice que de este personaje es que Carlos Mejía Godoy retoma la expresión: “Para que cercos, para que tapias si con mis tapas me cuido yo”, misma que el señor utilizaba cuando los vecinos le pedían que cercara el patio de su casa. (Óscar Danilo García, 50 años. Somoto). Se cuenta que “Fondito”, personaje histórico del Estadio Nacional, se encontraba narrando un juego de béisbol entre los Indios del Boer y Las Fieras del San Fernando. Estaba tan emocionado que se fue la energía y él ni siquiera se percató y continuaba hablando sin cesar hasta que las personas le gritaron que no había energía. (Ramiro Solórzano, 72 años. Managua).

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El Viaje de don Polito Don Polito era un campesino que vivía en la Isla de Ometepe en las afueras del pueblo de Altagracia, era un señor muy alegre, platicón y bien educado, siempre le preguntaba a uno sobre la familia. Este señor a sus 63 años, jamás había salido de la Isla, pero en cierta ocasión una de sus nietas, llamada Josefina, que trabajaba de doméstica en Managua le invitó a pasar la Navidad en la Capital, don Polito se negó rotundamente, pero al final fue convencido. Salieron un domingo a las 5 a.m. Yo estaba en la misma lancha que estaba este señor, conversé con él todo el tiempo que la lancha estuvo estacionada en el puerto de Moyogalpa. Cuando ésta despegó y nos encontrábamos a escasos 50 metros del puerto, don Polito exclamó en tono muy melancólico: ¡Adiós mi Nicaraguita!, como si el viaje fuese a otro país (Gustavo Romero, 50 años. Altagracia, Isla de Ometepe). “Motete” un granadino austero El doctor Camilo Cuadra, Motete, autor y actor de tantas anécdotas... igual podría ser boaqueño, jinotegano, leonés o granadino. Las multifacéticas ocurrencias y habilidades de don Camilo las ceñiremos a su peculiar estilo de economía doméstica, que lo llevó —por su práctica, disciplinada y diaria— a ser un connotado casateniente, y acumular durante su vida una sólida fortuna. Formado en los principios deci­ monónicos —pero eficaces— de austera rigidez económica, y en el ejercicio de su vida familiar practicó con disciplina militar, mandamiento religioso, cual “canon” litúrgico, regla, que invariablemente practicó durante su existencia: ahorrar la mitad del monto ganado durante el día y restringir los gastos diarios hogareños, si su “botica” no proporcionaba ganancias en tales 24 horas. Ajustándose a tal práctica, en innumerables ocasiones, la familia se privaba del refresco del mediodía, en otras ocasiones la comida era totalmente simple, o el tibio y chocolate estaban desprovistos de azúcar. La regla era invariable y a todos afectaba por igual.

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De entre las variadas acciones de que se valía don Camilo para cumplir con el precepto auto-impuesto, estaba la original forma de ahorro por consumo de agua. Sucedió que... en ocasión de cambio administrativo de la Empresa Aguadora... el recibo mensual se le incrementó en C$1.25, motivo por el cual hubo —de emergencia— reunión familiar, empleada incluida. La alteración en el cobro del agua desbalanceaba el presupuesto, razón que exigió una pronta solución. Con voz ronca y autoritaria, don Camilo sentenció: “De hoy en adelante la palanca del inodoro se bajará solamente una vez al día”. Esposa, hijos y empleada, “ni chistaron”, y en sus labios se dibujó un “así sea”. Pero resultó que el mes siguiente a pesar del cumplimiento “al pie de la letra” de la orden de don Camilo, y del malestar causado por el mal olor de orina y excrementos acumulados durante el día, de las cinco personas que vivían en la casa, el recibo de agua aumentó en cincuenta centavos más. Luego... para evitar una explosión de su carácter, prefirió transmitir una nueva orden por medio de su esposa, siendo fielmente transmitida. El efecto no se hizo esperar, el recibo subsiguiente disminuyó sensiblemente, y don Camilo, con sus amigos de “la perilla de Xalteva” comentaba: “Tuve que frenar tanto desperdicio de agua y ordené que además de sólo bajar una vez al día la palanca del inodoro, cerraran con la llave de paso y tanto varones como mujeres orinaran en el tanque del mismo”. (Jimmy Avilés). La Prensa, 14 de mayo de 2005). Creencias Un domingo de 1957, ocurrió algo extraño. Cuando toda la familia estaba en la casa, entró un hombre que llegó corriendo y dijo que lo venían siguiendo. Entonces dijo que necesitaba un vaso con agua, un papel y un espejo. Inmediatamente, colocó el vaso con agua en la mesa y encima el papel, luego puso el vaso con el papel encima “boca abajo” frente al espejo, de tal manera que el hombre y todos los que estabamos en la casa vimos quien era el que lo venía siguiendo. (Ernesto Guadamuz Ortiz, 56 años. Managua).

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Cuando mi papá tenía 8 años, su mamá lo enviaba a comprar tortillas en una canastita, el camino era montoso y se encontró con una rana a la que empezó a apedrear. Cuando ya se disponían a cenar fue a buscar las tortillas y dentro de la canastita, a la orilla, estaba la rana. (Gaviota Guadamuz, 18 años. Managua). Yo soy una persona que habla más de lo común cuando estoy dormida. Mi mamá me enseñó un secreto para curarlo: que el último bocado de la cena me lo coma en el baño sin que nadie se entere y que obtendría buenos resultados después de dos o tres veces que lo haga. Hice lo que ella me aconsejó y mi mamá me dijo que la “receta” fue efectiva. (Brenda Elena García Ordoñez, 17 años. Managua). Cosas de locos En todos los rincones de nuestro país hay enfermos mentales convertidos en personajes, aparentemente, inofensivos que deambulan por las calles. Hay una anécdota ocurrida en Estelí. En casa de la Familia del doctor Ricardo Hidalgo Jaen, abogado y finquero, había varios empleados, entre ellos uno muy apreciado en el pueblo, a quien llamábamos Pablito. El mismo, era educado, gentil y hasta se decía que era poeta, ya que siempre que encontraba a una muchacha improvisaba pequeños versos y a las personas le parecía de lo más simpático. Un día, protagonizó una tragedia en la casa de esta familia: le asestó un machetazo a otra empleada y la mujer murió. Finalmente, Pablito fue declarado enfermo mental y cuando el médico psiquiatra que lo trataba le preguntó por que lo hizo, su respuesta fue la siguiente: la fulana estaba despeinada y él lo único que quería era que tuviera bien hecho el partido y decidió hacérselo con el machete para que le quedara “rectecito”. Don Miguel Ortiz era el “loquito” más famoso de San Marcos, no le hacía daño a nadie y además asistía a todas las velas, entierros, nueve días y aniversarios de todos los difuntos del pueblo. Siempre se caracterizó por conocer con exactitud el aniversario de los fallecidos y siempre que las

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personas querían recordar alguna fecha en especial iban a él para preguntarle. Ese fue motivo suficiente para que le apodaran “El calendario del muerto”. (Fabiola Guevara, 18 años. San Marcos). En cierta ocasión, como a eso de las 12 de la noche, salió después de dos horas de estar en la emergencia del Hospital de Estelí, enfermo de una diarrea incontrolable, Rubén Toruño. Empezó a caminar hacia su casa cuando se percató que alguien lo estaba siguiendo, volteo y vio a Jimmy Loco, un personaje como tantos que existen en los pueblos y que tiene fama de ser agresivo y violador. Al muchacho se le olvidó la diarrea y empezó a correr y el otro detrás. Cuando había corrido más de un kilómetro desde el hospital hasta la Farmacia Estelí, ya cansado se voltea y le dice: ¿Cuál es tu mierda, que querés? Y el loco le contesta: dale maje, sigamos corriendo, hagamos ejercicio. (Karelia Toruño, Estelí) Esta es la anécdota del loco más maravilloso de nuestro país: “Durante la década de los 60 visité muchas veces a Alfonso Cortés, quien permanecía todavía en el manicomio de Managua. Fue ahí donde me autografió un libro suyo firmando: Leocadio A. Cortés. Durante la entrevista Alfonso continuaba hablando de José Santos Chocano como alguien vivo. En algún momento yo le dije: “Poeta ¡pero si Chocano ya murió!”. Y él casi molesto me contestó: ¡No amigo!, Chocano es un hombre muy serio y no anda haciendo esas cosas (Carlos Mántica, escritor. Managua). Tomadores “El doctor Leandro Rojas, médico de Chinandega, se dedi­ caba más a festejar a Baco que a imitar a Hipócrates y gran compañero de sus farras era su amigo Félix Saravia. Una vez el doctor Rojas amaneció muy mal a consecuencia de un anochecer borrascoso y alarmada la familia, llamó a su amigo para que lo viera y aconsejara qué hacer. Llegó inmediatamente don Félix, algo preocupado y se acercó al Doctor. No está enfermo —sentenció con autoridad. Traigan una botella de aguardiente y denle un trago doble —agregó con firmeza.

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“El moribundo” se incorporó, como resucitando, y de su voz cavernosa salió la frase ritual: “opino con Saravia”. La frase se hizo proverbial entre los galenos chinandeganos y así ha llegado hasta nosotros” (Anécdota Chinandegana, Contado por Hugo Astacio Cabrera y recogido en la Introducción de El Refranero). En el municipio de Tisma vivían la María y Chemita, una pareja de borrachos muy conocidos que asistían a todos los velorios, fiestas, chinamos y a cualquier lugar donde se sirviera licor. Cuando se emborrachaban caía primero ella y después él y se dormían en cualquier acera. Lo más llamativo de esta pareja sin embargo, es que ella no usaba calzón y él colocaba su mano, exactamente en el lugar donde están pensando, cuidándola para que nadie le “jugara la comida”. Desde entonces siempre que una pareja ingiere licor le dicen: cuidado les sucede como a la María y Chemita (Irma Rosa Corrales, 77 años. Tisma). Soy un gran bebedor y aunque casi siempre estoy en la calle, soy muy honrado, en una ocasión me encontraron detrás de un chompipe, la dueña de este animal que es mi vecina creía que me lo quería robar y lo único que yo trataba de hacer era enseñarle a bailar al animalito (Rito Siles, 70 años. Juigalpa). Varios Yo vivía en las Sierritas de Santo Domingo y a un extremo de mi casa vivía un muchacho y al otro una joven que se encontraba embarazada. Cuando ésta tuvo a su bebé y el joven, que en ese momento estaba en mi casa, escuchó el llanto de la niña dijo: ¡Nació mi esposa! Parece increíble, pero cuando la muchacha alcanzó la edad de 16 años se casaron (Anita López, 64 años. Managua). Cosas del doctor Debayle Don Agustín Sánchez Salinas (“Papatín” para los amigos y parientes) era miembro de una de las familias más ricas de León. Estudió en Europa y tiempo después se unió a

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la lucha del general Augusto César Sandino a quien sirvió de Secretario por un tiempo en El Chipote. Ya viejo se trasladó a una suite del Hotel Sheraton Park, de la ciudad de Washington, donde yo estudiaba, y lo entrevisté por largas semanas sobre la vida en el campamento. Fue ahí donde me contó lo siguiente: de joven había dirigido un periódico que en ocasión de la muerte del doctor Luis H. Debayle (El Sabio) publicó un panegírico sobre las glorias del difunto que le mereció los elogios de muchos de sus amigos. Yo noté una sonrisa pícara en sus labios cuando me lo contaba. Cerrándome el ojo me dijo entonces: “Como no iba a ser bueno el escrito si el propio Dr. Debayle me lo dejó escrito antes de morir”. (Entrevista a C. Mántica. Escritor, Managua). Julián Marihuana En los años 50, cuando Somoto no tenía luz eléctrica, las personas se alumbraban con candiles. Se cuenta que, para esta época, había un personaje en el pueblo con una mentalidad creativa y un malicioso ingenio, se trataba de Julián Marihuana. En cierta ocasión se le ocurrió asustar a la población a la que consideraba muy supersticiosa y se dispuso a construir un barrilete, en el cual pasó trabajando una semana. Cuando lo terminó se dirigió al campo de aviación del pueblo como a eso de las nueve de la noche colocó una linterna en la cola del mismo. Julián elevó el barrilete y las personas al ver esta luz en el aire se sorprendieron porque pensaron que se trataba de algo divino. Los habitantes se dirigieron a la Iglesia a llamar al Padre para averiguar la causa de este fenómeno. La procesión de personas con el Padre al frente pasó toda la noche buscando la procedencia de la luz divina. Finalmente, detrás de un matorral encontraron al culpable en grandes carcajadas porque todas las personas cayeron en su broma. Los habitantes muy molestos decidieron enviarlo a la cárcel y que recibiera una lección para que no volviera a hacer lo mismo. (Óscar Danilo García, 50 años). Somoto.

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Mentiroso Hay muchos departamentos en nuestro país en el que sobre­ salen personajes, cuya característica notable es ser sen­ cillamente mentirosos. En Somoto hay uno de ellos —César Pérez— a quien, precisamente, se le recuerda por ese motivo, de esta fama se debe su apodo “Hablantín Pérez” quien era sastre de profesión. El Hablantín Pérez decía que él era el que le confeccionaba los trajes al Presidente de los Estados Unidos y en una ocasión que mandó a llamar al Presidente para tomarle la medida de los trajes que le confeccionaría, su cliente le pidió que asumiera su puesto por 24 horas porque él se encontraba enfermo. Otra de sus grandes mentiras fue cuando contó que él había sustituido al Sumo Pontífice por dos horas, además presumía de ser el único sobreviviente de los pobladores de la Antártida. Son estas y muchas más las historias que se conocen de este personaje mentiroso. (Óscar Danilo García, 50 años. Somoto). Sobre lactancia materna En Nicaragua crecí oyendo el cuento que un señor excéntrico y con mucho dinero que vivía en mi ciudad, bisabuelo de una amiga, que bebió toda su vida leche de mujer, contrataba nodrizas para que lo alimentaran... directamente. Y en tiempos pasados no era raro que algunas mujeres con ingurgitación pidieran a alguien, generalmente el bebé de una conocida o sus propios maridos para que las aliviasen. El oficio de nodriza no debe de haber estado mal digo yo. Te privilegiaban en la comida en una época en que no abundaba, pues tenías que producir leche... dando Teta todo el día, abrazando bebés (Lavinia Belli). Internet. Por ambiciosa Hace mucho tiempo, un día sábado por la madrugada, matamos un chancho y, más tarde, comenzamos con la faena de hacer frito, chicharrón, nacatamales, etc. Cuando la venta estuvo lista, las personas empezaron a comprar de todo. Un señor desconocido llegó y preguntó el precio de los nacatamales, yo le contesté que costaban C$ 7.00. El hombre,

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al escucharme dijo que el precio era demasiado bajo porque los nacatamales eran grandes y sabrosos y que se podían vender a C$10 y que si yo quería, él los podía ir a vender. Por supuesto que saqué cuentas en el aire y decidí cargarle el perol con los nacatamales en un carretón. El hombre se fue y hasta hoy no ha regresado. Lo peor es que además de perder los nacatamales y el carretón, tuve que pagar el perol que una vecina amiga mía me había prestado para hacerme el favor (Julia Domínguez, 65 años. Managua). Limosnero y con garrote En Bluefields vivió el señor “Lazy” Bill. Este era un hom­ bre viejo, pero no inválido. Era limosnero. Quienes lo conocían decían que era tan haragán que cuando se le caía accidentalmente algún artículo, como una moneda u otro objeto, le pedía a alguien que se lo recogiera. Si le pedía a alguien un banano y se lo daba, solicitaba también que se lo pelara (Tomado de Historia oral de Bluefields de Hugo Sujo Wilson). Para concluir, es nuestro deber expresar que este ensayo, en parte, ha sido posible gracias al trabajo de campo realizado por los estudiantes en la Cátedra de Introducción a la Sociología, impartida en los cursos de Nivelación del II Semestre del año 2004, y los estudiantes de los grupos de Profesionalización en los Cursos Sabatinos del I semestre del año 2005. Otras, nos han sido transmitidas por amigos y por supuesto, utilizamos material hemerográfico, en especial El diario La Prensa, y además, acopiamos una gran cantidad de anécdotas de nuestra ciudad natal: Estelí. En general, las anécdotas son infinitas en tanto son producto de la vivencia diaria de los seres humanos que habitan todos los rincones de nuestro territorio. En este trabajo solamente se presenta una selección de las muchas que logramos acopiar, sin embargo, se considera representan cualitativamente, la cultura de la cual formamos parte. Esperamos las hayan disfrutado.

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Bibliografía Cuadra, Pablo Antonio. Pérez Estrada, Francisco. Muestrario del Folklore Nicaragüense. Editorial Hispamer, 1977 Impreso en Colombia. Diario La Prensa, 12 de septiembre de 2004; 14 de mayo de 2005; 21 de mayo de 2005 y 22 de mayo de 2005. Floripe Fajardo, José. Estelí en retazos. Imprimatur, Artes Gráficas. Colección Editorial Letras. 2004. Mántica, Carlos. El Habla Nicaragüense y otros ensayos. Breviarios de la Cultura Nicaragüense. Editorial Hispamer, 1998. Impreso en Colombia. Sujo Wilson, Hugo. Historia Oral de Bluefields. CIDCA-UCA,1998. Colección Autonomía. Wheelock Román, Jaime. La comida nicaragüense. Breviarios de la cultura nicaragüense. Editorial Hispamer, 1998. Impreso en Colombia.

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Apodos familiares El Diccionario de la Real Academia Española señala que Apodo (de apodar) es el “nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia”. En nuestro país, el uso de los apodos es una costumbre que se encuentra profundamente arraigada en la conciencia colectiva de la población. La mayoría de ellos, reflejan las características físicas y morales de las personas, las primeras, generalmente, se comparan con la fauna, otros surgen de las actividades económicas de quienes los llevan, de algún acontecimiento importante que le ocurrió a algún miembro de la familia, en otros casos son tomados de expresiones usadas repetidamente y en una minoría, su origen se pierde en el pasado como es el caso del doctor Fernando Zelaya Rojas, apodado “El Diablo”. Obviamente, sus hijos son los “Diablos” y sus nietos “Los Diablitos”. Sin lugar a dudas, el estudio más completo sobre esta temá­ tica es el libro de Orlando Cuadra Downing cuyo título Seudónimos y Apodos Nicaragüenses, publicado en 1967, es más que evidente. En esta obra, el autor recoge una gran cantidad de apodos y los presenta en orden alfabético. En algunos casos ilustra con anécdotas jocosas, otras pueden ser históricas y, en general, utiliza muchas de diversos tipos en el abordaje de esta temática. Se trata, sin embargo, de un estudio en el que el autor recrea con apodos individuales, a excepción de algunos casos —en realidad muy pocos— en el que retoma algunos de carácter familiar. Transcribo algunos de ellos para ilustrar: a don Vicente Dávila, del Barrio El Hormiguero de Granada, le llamaban Culo Viejo, era sastre de la más alta sociedad granadina, casado con Alejandra Moreno, cuando sus amigos por

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bromear con él, le sugerían que dejara a su mujer, contestaba con sorna “No, yo no dejo a mi culo viejo”, eso fue suficiente motivo para que sus hijos y esposa también cargaran con el apodo. Resulta que Culo Viejo —a pesar de su punto de vista en cuanto a las relaciones de pareja, no era tan fiel que digamos— tenía una amante llamada Dolores Gutiérrez, apodada La Pelona y de esa relación nació un hijo al que, lógicamente, llamaban Culo Viejo Pelón. Chancha Pelada, es un apodo individual, sin embargo, lo copio por jocoso. Así era llamada Servanda Molina (1910), jefa de las mujeres de la vida alegre de Granada. Su corres­ pondencia iba dirigida con los datos siguientes: señora Chancha Pelada y siempre llegaba a su destino pues era bien conocida de esta forma por los carteros y por toda la ciudad. Los Charingos, es el apodo de la familia Ro­ mero Silva de León. Una de las abuelas de esta familia se llamó Rosario y del cariñoso hipocorístico de Cha­ ringa, a todos sus descen­ dientes les llaman con este sobrenombre. Otro caso simpático dig­­no de mencionarse, especialmente por la an­ tigüedad de su exis­tencia es Gallo Chan­cho, se trata del apodo de la familia de don Pánfilo Morales de Managua. Su origen se remonta a los tiempos en que Managua era una pequeña aldea y existió un joven de apellido Morales, un don Juan de aquellos tiempos, motivo por el cual le nombraban “El Gallo”. Apenas crecía en la aldea una muchacha agraciada inmediatamente el joven Morales se dedicaba a enamorarla hasta que, finalmente,

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la conquistaba. En ese entonces vivió en la aldea una encantadora morena, algo así como “la flor más preciada de Managua”. Era huérfana de padre y madre, pero criada bajo las costumbres más estrictas de su abuela, señora que aunque humilde, era respetada y muy apreciada. Como era de esperarse, El Gallo fue el primero en cortejarla, sin embargo, la joven era vigilada estricta y severamente por su abuela. El Gallo, imposibilitado ante tales circunstancias, de practicar y realizar su romance de contrabando, se presentó ante la abuela como todo un caballero, pidiendo permiso para visitar a la joven. La señora, creyendo en sus buenas intenciones, le concedió el permiso. Después se reglamentó la hora de la visita frente al ojo celoso de la abuela. Pasaron algunos meses y una mañana, la misma, descubrió que su nieta presentaba los signos inequívocos de un reciente embarazo. Ante tal situación la abuela lo esperó furiosa en la puerta de la casa y lo despidió de la forma siguiente: “Váyase de mi casa y no vuelva más aquí Gallo Chancho” Ese hecho fue motivo suficiente para que, inmediatamente, todos los vecinos llamaran de esta forma a Morales, heredando este apodo a todos sus hijos, nietos y bisnietos. Otro apodo familiar mencionado por Cuadra Downing es el de Las Calasanas, apodo de las hijas de don José Calasanz Robleto, en Granada, cuyo origen es, precisamente, el apellido del padre. Una de ellas se empolvaba demasiado la cara, tanto, que se hizo corriente advertir a alguien que hiciera lo mismo por descuido: “Vas pura Calasana”. Apodo simpático y ocurrente es el de El Macho, asignado a la familia Robleto de Granada y Managua. Se dice que el apellido Robleto se origina de don Francisco de Robleto, el primer español que llegó a La Gran Sultana. Existen dos versiones acerca de este apodo. Una de ellas cuenta que el señor Robleto, en esta ciudad tenía una pulpería y a la orilla de la puerta en su casa mantenía amarrado un macho. Todo muchacho que llegaba a la pulpería pedía ipegüe después de comprar algo. Entonces, el viejo Robleto, les permitía que lo montaran y le dieran la vuelta a la manzana. El mismo

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conseguía dos cosas: que los muchachos le amansaran el animal y que las ventas aumentaran por el interés de subirse al macho. La otra versión es que el señor Robleto tuvo 18 hijos, y él se jactaba de ser padre de puros machos. En nuestro país nada ni nadie se escapa de los apodos, hasta las calles lo tienen, La calle del aluvión, fue el sobrenombre de la primera calle noroeste en Managua, antes del aluvión que asoló a Managua el 4 de octubre de 1876 se llamaba Calle Honda. Las ciudades en Nicaragua también tienen sobrenombre: la Ciudad de las Brumas es Jinotega, la Ciudad de los cafetos, heroica y viril es Diriamba, la Ciudad de los Campos Azules es Bluefields, la Ciudad Mártir es Chinandega, la Ciudad metropolitana y universitaria es León. Ciudad meridional es Rivas, Ciudad Rebelde y Gran Sultana es Granada, El Diamante de las Segovias es Estelí. Tampoco los Presidentes de la República, los altos militares, los “Padres de la Patria” (los diputados), abogados de renombre, médicos de todos los tiempos, pintores, intelec­ tuales, empresarios, etc., se escapan a esta tradición nacional. Entre los apodos de Presidentes de la República tenemos a Caballo Blanco, que era don Diego Manuel Chamorro quien ostentara este cargo de 1921 a 1923, El Caballo de Hierro era Stanley Cayasso, orgullo del deporte nacional, Cachimbita apodo del doctor Rodolfo Espinosa Ramírez (1876-1944) Distinguido médico y elocuente orador. Hábil político. Ministro de Relaciones exteriores de Zelaya y Minis­ tro en Washington. Vicepresidente de la República durante el período inconcluso de Juan Bautista Sacasa. Este apodo lo obtuvieron también sus familiares debido a su baja estatura. En la época contemporánea Tamalón y Rotoldo es el doctor Arnoldo Alemán, el motivo nadie lo ignora, el Ingeniero Enrique Bolaños es El Churruco y Bola de años, el último originado por su apellido, el Comandante Daniel Ortega es Piñatín, los sacerdotes Cardenal Martínez, son Los Pizotes y a Gonzalo su otro hermano además le llaman Lápiz de Carpintero.

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Algunas personas se dan “el lujo” de tener hasta cinco apodos, como ejemplo tenemos en Estelí, una familia con tres apodos, conformada por don Dagoberto Moreno, apodado Barzón, casado con doña Modesta Arauz Castellón, apodada La Guacaraza, heredado de su madre doña Tana Castellón y Aguacatona heredado de su padre Pedro Aráuz. Los hijos Moreno-Aráuz, por supuesto, son llamados indistintamente: Los Aguacatones, Los Guacaraza o Los Barzones. Otro “puño” de apodos en una sola familia, también de Estelí son los hijos de doña Vicenta Molina y don Bernardino Benavides Castillo. La primera hacía bombones, caramelos y cajetones, llamadas estas últimas de esta forma por su tamaño. A su esposo le llamaban Cajetón y a los hijos Bombones, Caramelos y Cajetones indistintamente, pero curiosamente ella no cargó ni uno solo de estos apodos. “Los Padres de la Patria” tampoco se salvan. La Chochoroca, fue el apodo asignado a la Asamblea Nacional de 1826, y La Chanchera a la Asamblea en tiempos de Somoza… y a los actuales les llama el pueblo “La chanchera del Pacto”. Cuadra Downing asegura que: ...Lo del apodo, pues, ha sido una costumbre inveterada de nuestro pueblo, el que la usa no siempre con saña hiriente sino más bien graciosa ocurrencia difícil de captar por la palabra escrita[...]. En Masaya, por ejemplo, los apodos en su gran mayoría son zoológicos, es decir de animales, y esto se explica como una reminiscencia del náhuatl indígena que ha conservado su permanencia... El mismo autor, rastreando el apodo desde su más remoto origen en la Historia Universal, plantea entre otras cosas, que en la historia y la Literatura española, el apodo tiene título señorial de hidalguía y nobleza en el Poema del Cid donde el nombre del caballero héroe del Cantar, Rodrigo Díaz de Vivar (...) es apodado de diversas maneras: el Campeador, que quiere decir vencedor, batallador, “el de la barba velluda”, “el que en buena hora nació”, “el que en buena hora ciñó la espada”, “el caballero esforzado”, etc. Con relación a la Obra Maestra de la Literatura Española “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Don Miguel de Cervantes Saavedra, quien dijo: “Apode el truhán,

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juegue de manos y voltee el histrión”, no podían faltar los apodos. De esta obra, Cuadra Downing solamente menciona los apodos que él considera más importantes: Rocinante, Sancho Panza, Dulcinea del Toboso y continúa: “con tales antecedentes históricos y literarios, no es extraño que Bernal Díaz del Castillo (...) nos narre el apodo de Malinche, cuyo nombre era Malintzin y de Tonatio, que son considerados los dos primeros apodos autóctonos de América ... con todo, es interesante ver como la costumbre del apodo pasó con ellos a América y tomó carta de ciudadanía en las letras americanas en la obra de Bernal Díaz del Castillo, el príncipe de la crónica americana y señala, además, como curiosidad filológica una lista que aparece en un Diario Nicaragüense los apodos de los partidos políticos a través de nuestra historia y son los siguientes: Pirujos y Cachurecos, Sapelcos y Chapiollos, Culumucos y Abejas, Desnudos y Mechudos, Calandracas y Timbucos, Paperones y Crestones. Por su parte Fernando Silva con referencia a los apodos nos enseña que: Los apodos son de uso muy corriente en Nicaragua, principalmente en la ciudad de Granada. El apodo casi siempre describe a la persona, es como una caricatura viviente. Es posible que el apodo haya nacido cuando nos llegaron los apellidos que eran una manera de llamar a la persona sin que hubiera ninguna relación con la persona misma que lo llevaba… Por eso el apodo es la manera de llamar a las familias identificándolas y es así que los apodos no se acaban, son un linaje quizás el único y más puro linaje nicaragüense. Algunos de estos apodos tienen indiscutible raíz náhuatl, citamos algunos de ellos: Las chingas, los tililines, chicharrón, charamusca, chichepiña, malacate, mapachín, piche, chompipe, chaparrón, chilote, las chicaguas. Otros tienen interés por lo gracioso: pato tierno, nalgas a tuto, motete, pasta negra, cara de candado, pana de agua, come con cinco, bolas de fuego, tibio de leche, hambre eterna, machuca chile, entre otros. En este ensayo, se pretende abordar esta temática tan común en nuestro país como es el uso de sobrenombres, apodos o motes no para nombrar a las personas individualmente, sino a

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toda una familia o familias. En toda Nicaragua, esta costumbre se ha generalizado, de tal forma que también, a través de los medios de comunicación, las personas son llamadas por sus apodos. Existen casos en el que no se conoce el nombre de pila a las personas, sino solamente su sobrenombre. Obviamente, esta costumbre la heredamos de los españoles, en tanto algunos apellidos hispanos surgieron de un sobre­ nombre o apodo, tomados algunos del pueblo o lugar donde se habita, de un defecto físico, de una cualidad, costumbre, parentesco, profesión u oficio, etc. Nombres que provienen de ciudades, éstos son nombres colectivos: los chontaleños, los estelianos, los tereseños, anti­ guamente se les llamaba según el barrio de donde provienen: los “Toñeños” del barrio San Antonio; los Domingueños, de Santo Domingo, etc., otros provienen de los apellidos de sus progenitores: “Los Canalitos”, cuando el jefe es de la familia Canales o derivados del nombre como Los Amados, por la abuela Amada. Los Chanitas, porque su mamá es Susana y el hipocorístico es Chana, etc. Algunos otros son derivados de alguna costumbre, por ejemplo si el padre usa chinela, les llaman Los Chinelitas, por alguna característica física sobresaliente como por ejemplo Los Orejones, si el padre tiene las orejas grandes, los peludos, si el padre es velludo. Si alguien tiene los pies grandes, los hijos son Los Patones o Los Chepones, como es el caso de una familia esteliana cuyo jefe de familia, carpintero de profesión, era de contextura corpulenta y de alta estatura a quien le llamaban Chepón y, por supuesto, todos los hijos del matrimonio que eran numerosos fueron llamados Los Chepones, etc. Se presenta a continuación una pequeña muestra de los miles de apodos familiares que en nuestro empeño logramos acopiar: Estelí Los Aguacatones. Don Pedro Aráuz (q.e.p.d.) heredó a sus descendientes este apodo por tener una cara alargada que las personas consideraban tenía forma de aguacate.

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Los Tabaquitos. Son los hijos de don Daniel Herrera y doña Ena Molina, llamados de esta forma por que cosechaban tabaco y son de pequeña estatura, y cuando aún eran niños no se miraban cuando se encontraban entre los plantíos. Los Chilo Negro. Hijos de don Cecilio Rodríguez (don Chilo) y doña Ernestina Juárez. Llamados de esta forma simplemente por que padre e hijos son de piel bastante oscura, sin ser precisamente de raza negra. A uno de Los Chilo Negro, de nombre Rodolfo le llamaban además El Obispo Negro, porque dedicaba parte de su tiempo a cuestiones religiosas y participaba con su familia en retiros espirituales. Los Hueso fino. Le llamaban Hueso Fino a don Alejandro Parrilla, a sus hijos y nietos, por su delgadez extrema. Los Chorro de humo. Hijos, nietos y bisnietos de doña Cleotilde Molina de Altamirano. La mayoría de ellos tienen un lunar de canas y por eso su sobrenombre. Los Toro Sentado. Le llaman a don Ramón Gámez, de oficio albañil, y a sus hijos por la forma de su cuerpo: pequeños, recios, “nalgones”. Los hijos y nietos son Los Toritos. Los Chicharrones. Les llaman de esta forma a los hijos e hijas de don Luis Irías Barreda y doña Haydee López, por ser morenos con el cabello rizado. Los Tabla con hoyo. Hijos de una señora llamada Delfina cuyo apodo era La Tabla con hoyo, misma que se dedicaba al negocio de fritanga, su vigorón la hizo famosa por ser uno de los más sabrosos de Estelí, a tal extremo que todavía algunas generaciones la recuerdan. Parece ser que este apodo se deba a su delgadez y lo heredó a sus hijos e hijas. Los Bulla. Hijos de don Dionisio Castillo (Nicho Bulla) y de doña Juana Evangelista Castillo de Castillo, a todos les llaman de esta forma por que al hablar hacen un gran alboroto. Los Gancho de Fierro. Hijos de Susana Rodríguez. A ella la nombraron con este apodo por su costumbre de movilizarse

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en bicicleta, y además, aprendió de su padre a repararlas y contaba para ello con un taller al que todos los chavalos llevaban sus bicicletas con desperfectos. El Polaco. Era don Matías Wosk, un inmigrante judío que había vivido la Primera y Segunda Guerra Mundial donde perdió a toda su familia. Llegó a vivir a Estelí donde fue muy apreciado por todos cuanto lo conocieron. Después de casi toda una vida descubrió que tenía vivo a un hermano suyo en Argentina. Se casó con doña Josefa Ruiz Cruz, joven dulce y guapa cuando él era un hombre que rondaba los 60 años. Procrearon seis hijos. A todos les llaman Los Polacos. Los Chepones. Don José Lanuza fue un señor dedicado laboralmente a la carpintería, tenía los “siete vicios del garrote”, entre ellos bebedor y mujeriego, era casado con doña Juanita Castillo, mujer extraordinaria y santa que cargó su cruz con resignación. Le llamaban Chepón porque era fornido y alto. Del matrimonio nacieron siete varones con las mismas características de su padre y heredaron también su apodo. Las Changas y los Changos. Familia Rodríguez López llamada de esta forma porque varios de ellos tienen por nombre Miguel Ángel o José Ángel y las mujeres cargan también con este apodo. Los Mudos. Eran de apellido Barrantes, casi nadie conoció sus nombres. Vivían en una casa esquinera, que era una pequeña pulpería y vendían papel sellado. Servía de punto de referencia para dar y recibir direcciones. Les llamaban de esta forma porque eran varios hermanos y hermanas con la misma discapacidad. Los Machete. Gustavo Pérez era Machete, sus hijos e hijas tenían el mismo apodo, su esposa Aminta de Machete era apodada La culebra, por hermosa y sensual. A Machete, le gustaba ir a nadar acompañado de su perro y algunos amigos a una poza llamada “Los Quesos” en el Río Estelí. Resulta que él había entrenado al perro, lanzaba al agua una pelota y el perro se iba tras ella y venía con la misma entre los

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dientes. En una ocasión decidió con sus amigos pescar con dinamita y lanzó un rollo amarrado al agua, y se olvidó momentáneamente del perro que había amaestrado. Este se lanzó al agua, apresó la dinamita como si fuese la pelota y ¡poooom! explotó. Machete lo único que encontró de su animal fue la cola colgada de un árbol. Masaya Los Juan chancho. Les llaman de esta forma porque el abuelo se llamaba Juan y era muy obeso y sus hijos, nietos y todos en la familia son obesos y, casualmente, la mayoría de ellos se llama Juan. Los Cirilos. Le llaman a la Familia Howard por ser de la raza negra, y eufemísticamente les llaman como un niño negro de nombre Cirilo personaje en la novela Carrusel. Los Dumbo. Apodan a la familia Ordóñez por tener las orejas más grandes que el promedio. Los Cheles-Negros. Tania Alfaro y su esposo, ambos de 46 años, les dicen así a ellos y a sus hijos por que ella es de piel blanca, su esposo es negro y dos de sus hijos son blancos y un tercero es negro. Los chanchos. Apodo asignado al señor Bergman Sánchez y a sus hijos por su aspecto sucio y desaliñado. Los Conejos. Le llaman a la familia Quiñónes Hernández, habitantes del Barrio San Jerónimo, por lucir unos hermosos dientes. Al primero que se le nombró de esta forma fue a don Felipe González de 56 años. Los Albinos. Originarios de La Concha. Hace “mucho tiempo” en La Concepción nació un niño albino cuyo nom­ bre era José Flores Hernández, era además, según cuenta la tradición oral, hermafrodita, la familia de apellido Flores Hernández decía que era un milagro de Dios y lo empezaron a sacar por todo el pueblo en una tijera, cada vez que lo exponían en la calle, las personas lo tocaban y le untaban

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aceite. Conforme fue transcurriendo el tiempo lo comenzaron a adorar y a llamar albinos a toda la familia. El niño murió a los pocos años de haber nacido. Los Chelotes. Esta familia estaba conformada por personas excesivamente blancas. El primero fue Justo Gutiérrez Flores de 78 años, del Barrio San Jerónimo. Los Pescuezos. Don Horacio Pejes Blandino, de 65 años, fue el primero en ostentar este apodo por tener el cuello largo, actualmente habita en el barrio San Jerónimo. Los Ranitas. Al primero que apodaron de esta forma fue a don Ismael Flores, de 79 años, y habitante del Barrio San Jerónimo, por su semejanza con este batracio: cuerpo gordo, “cachetón” y con los ojos saltones. Los Zopilotes. A la señora Luisa Cuadra, de 62 años, del Barrio Siete Esquinas, fue a la primera que llamaron La Zopilota porque el color de su piel es negra. Luego cargaron con su respectivo apodo todos los miembros de su familia. Los Pingüinos. Esta familia, originaria de Monimbó, tiene una peculiar característica, son pequeños y caminan de una forma toda rara, como en una especie de vaivén, por ello la familia que tuvo cinco hijos y seis nietos son conocidos de esta forma en toda la ciudad de Masaya. Los Piojosos. Les llaman a la señora María Urbina, de 56 años, y a todos sus hijos porque tenían piojos y ella se tomaba el trabajo de sacárselos en la acera de su casa. Los Locos. Le llaman a la familia Marenco porque sus vecinos consideran que su comportamiento no es el más adecuado, ya que actúan de manera incoherente, como si no tuviesen uso de razón. Los Pipe. De esta forma llama doña Dominga Gómez a sus amigas y sus hijos también aprendieron a decir esta expresión. Entonces, a ella y a sus hijos les llaman de esa forma.

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Los Monos. Por su costumbre de imitar a otras personas. El primero fue Julián Amador, de 78 años, y habitante del Barrio San Jerónimo. Los Chompipes. Doña Amanda Avendaño, de las Siete Esquinas, en cierta ocasión se disfrazó de chompipe disfrutando de la algarabía del toro venado. Desde ese instante todos sus vecinos comenzaron a llamar a toda la familia con el nombre de este animal. Los Micos. Don Ignacio Ortega, de 47 años, y habitante del Barrio Siete Esquinas, al igual que su familia, tienen por costumbre rascarse mucho y de inmediato se les colocó este apodo. Los Cachorros. Don Filadelfo Pérez, del Barrio San Jeró­nimo, llamaba a sus hijos cachorros y ese fue motivo suficiente para que le digan de esta forma a toda la familia. Las Guatusas. El primero en ser llamado La guatusa fue Orlando Soza, debido a su costumbre de salir a buscar a estos animales a sus madrigueras. Esta familia habita en el Barrio San Jerónimo. Los Micos. Don Henry Díaz Díaz, de 89 años, y su familia son llamados de esta forma porque su padre era una persona con un gran sentido del humor y cuando conversaba hacía muchos gestos. También sus vecinos afirman que el abuelo se convertía en mono. Los Venados. Con este sobrenombre llaman a don Carlos Román, de 35 años, y a sus hermanos porque se dice que sus respectivas mujeres los engañan con otros hombres. Los Coyoleros. Le llaman a Nidia Pérez, por dedicarse a la preparación de coyoles en miel, y a sus hijos por venderlos. Los Panaderos. Elmer Gutiérrez y sus hijos son panaderos, y ese es el motivo de su apodo. Los Gallinas. Por dedicarse a la crianza de gallinas. El primero en hacerlo fue Leandro Calero, de 56 años, oriundo del Barrio San Juan.

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Los Sandilleros. Le llaman a don Silvio López de un poco más de cincuenta años, y a toda su familia porque se dedican a la venta de sandía. Los Chancheros. Apodo de la familia Sánchez porque en su casa matan y comercializan los productos de carne de cerdo. Los Zapateros. Originarios de la Concepción, don Juan Moreno actualmente de 68 años, desde los 14 años incursionó en este oficio impulsado por su papá Daniel Moreno, el primero, a su vez, fue enseñando a su hijo el oficio de fabricar zapatos y además a repararlos. Los Carniceros. Son originarios de La Concha, el primer carnicero fue el señor Rafael Quiñónes Hernández, de 51 años, porque su trabajo consistía en destazar cerdos y vacas; este apodo se hizo extensivo al resto de la familia. Caballito Blanco. Le llaman de esta forma a don Óscar Luna y a su familia porque su abuela, cuando era una joven, tuvo un bar con este nombre. Los Melcochas. La matriarca de la familia, doña María Inés Salazar, de 48 años, se dedica a la fabricación y venta de estos dulces nacionales y por ese motivo le llaman a ella y a sus hijos de esta manera. Los Yanques. Le llaman a la familia Martínez, porque el señor vivió en el extranjero Los Masaya. Elvis Carrillo se fue con su familia a vivir de Masaya a Mateare, y son conocidos de esta forma. Los Chugenes. El padre de Yáder Espinosa, de 30 años, se llamaba Eugenio y por esa razón a él, a sus hermanos e hijos les llaman con este hipocorístico. Los Canguros. Le llaman a César Robelo por tener pequeñas las manos y por caminar siempre apresurados. Los Brujos. Le llaman a Nadia Mena, de 36 años, y a su familia porque supuestamente son brujas, oficio heredado de sus padres que les enseñaron sus secretos.

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Los Lepras. Apodo de don Edgar González, de 49 años, y de su familia, son llamados de esta forma porque al ejercer su trabajo como zapateros se le forman ampollas en las manos y, además, tienen la mayoría de ellos un lunar relativamente grande en el rostro. Los Melones. Llaman de esta forma a doña Ana Cisneros y a su familia por que son personas con sobrepeso. Los Bulla. Don Silvio Guevara, de 48 años, y su familia, cuando conversan lo hacen en un tono tan alto que parece que están discutiendo y por eso su sobrenombre. Los Boludos. Matrimonio formado por Máximo y Lupe, les llaman de esta forma porque son alérgicos al trabajo. Cuando consiguen algún empleo buscan cualquier pretexto para retirarse, a veces inventan cualquier enfermedad. Los Trompudos. Harry González, de 48 años, y su familia tienen un negocio, cuando las personas llegan a comprar se molestan porque los incomodan y cuando van a atender a los clientes “hacen” la gran trompa y por ese motivo todos les llaman de esta forma. Los Cabros. Don Mario Arévalo, de 89 años, y sus hermanos, todos hombres, tienen crianza de cabros, por eso todos en su vecindario les llaman con este apodo. Los Cacha Pollos. Le llaman a Antonio Ríos, de 29 años, y a todas sus hermanas por tener la costumbre de robarse las gallinas del vecindario para incluirlas en su menú. Los Tapones. Francisco Suazo, de 59 años, y su familia son de baja estatura y por eso les asignaron este apodo. Las Hormiguitas Locas. Le llaman a Julio Ortega y sus hermanos que son abogados y trabajan sin descanso. Nindirí Los Hormiguitas. Doña Ángela Hernández, de 60 años, y resto de familiares habitan en las llamadas cuarterías con

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patio común y por ser de contextura delgada, con el rostro delgado, morenos y bajitos se ganaron este apodo. Los Chapayla. Apodo de don Juan Gaitán, de 70 años, y familia. Éste se deriva de chaparro que es como se les llama en nuestro país a las personas de pequeña estatura. Las Ratonas. Por ser pequeñas y “achinadas” a la familia de doña Ramona Torres, de 80 años, les llaman de esta manera. Trompa de Perro. Los vecinos de don Roberto Membreño de 86 años le encuentran parecido físico con estos amigos del hombre y el apodo lo lleva toda su familia. Los Chivos. A los familiares de don Luís Caballero, de 80 años, y resto de familiares les llaman de esta forma por tener los ojos “alborotados”. Los Miringuilos. Por ser “finos” y fachentos a don Esme­ regildo García, de 74 años, y a su familia les llaman de esta forma. No se sabe que tiene que ver una cosa con la otra, ¡pero en fin, así es el asunto! Los Bata Blanca. Por la costumbre de usar camisa blanca con manga larga don Juan José Ramírez, de 65 años, y su familia se ganaron este sobrenombre. Los Burros. Le llaman a don José Bejarano, de 86 años, y a toda su familia porque habitan al lado de una escuela y nunca asistieron a ella. Ticuantepe Los cuervos. Durante el servicio militar al señor Gerardo Aburto Sevilla, le apodaron el cuervo por ser ágil en sus acciones y decían que no caminaba si no que volaba, además que su figura se parecía a este animal, por ende la familia de este señor y sus cuatro hijos, cargan dicho sobrenombre además de su esposa Karla Cristina y algunos de sus hermanos. Los Picapiedras. Son la familia Selva, los habitantes de su Barrio les encuentran un parecido a Pedro Picapiedras,

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en la forma de movilizarse, con la lentitud característica de este personaje caricaturesco. Su esposa doña Natividad, por supuesto, es “Vilma” y cargan con este apodo hasta los nietos a quienes llaman picapiedritas. Los Chanchos de monte. Al señor Antonio Gago le pusieron así por su pelo y su cuerpo, coincidentemente criaba chanchos de monte. Toda la familia, sus hijos, nietos y bisnietos cargan este apodo. Los conejos. La señora María Dávila, se casó con don Marcos Navarrete y tuvieron una hija, esta muchacha resultó embarazada a los 14 años de edad, a los 19 ya tenía tres hijos y a los 25 ya tenía cinco. Todos de diferentes padres, a ella le apodaron la coneja por su apresurada y excesiva reproducción. La familia ha crecido tanto que de una hija ya pasaron a una cuarta generación y la familia ya superó los 58 integrantes. Tonelada Métrica. Don Camilo Castillo, se casó con doña Martha Duarte, y como la situación económica del país no era tan buena, reunieron dinero y lograron viajar a los Estados Unidos con el propósito de trabajar allá, lugar donde permanecieron durante cinco años, estando en el extranjero nacieron sus dos hijos, y lograron recoger suficiente dinero para cualquier tipo de negocio. Cuando regresaron, compraron dos buses y siguieron su negocio con esmero, pero cuando conversaba, él decía que aparte de los buses iba a poner un expendio de productos lácteos y los iba a medir en toneladas métricas. Esta cantaleta la repetía constantemente, por ese motivo ahora a su familia: hijos, cuñados y hermanos aunque no tuvieron nada que ver en esto cargan con el apodo de Tonelada Métrica. Los Chompipes. Esta es una familia bastante blanca con la cara enrojecida y el vecindario afirma que caminan como chompipe, estos rasgos físicos los heredaron de doña Carmela de Jesús Dávila que al casarse con don Víctor Augusto Arteaga, también le asignaron ese sobrenombre. Sus cuatro hijos y los hijos de éstos tienen la misma forma de

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caminar de la madre, por tanto, la tradición de los Chompipes continuará…. Las cabras. Esta era una familia que criaba cabras, pero además de esto el señor Iván López Martínez, cuando se emborrachaba, siempre ponía como empeño su cabra y después de la emborrachada y de la goma lloraba por ella y hacía tal escándalo que la señora prefería perder el dinero de la venta del guaro antes que soportar tanto llanto. El nunca se casó y todos sus hermanos y sobrinos, inclusive su padre cargan el sobrenombre. Los Pulla. Este apodo comenzó hace mucho tiempo, cuando don Pedro, que por cierto pertenece al mundo de los que ya se fueron, para dar el pan de cada día a sus hijos y esposa tenía que trabajar día y noche elaborando pullas de madera, que servían como estacas para las mallas y cuando este señor tomaba en exceso él decía que las pullas que él hacía lo sacaron adelante, sus amigos le gritaban cuando lo divisaban “ Hey Pulláaaa” el respondía como con un grito de orgullo “Hey Hombréeee”. Actualmente sus hijos, hijas, nietos, nietas y bisnietos llevan el mismo apodo. Los Micos. Doña Carmela Gutiérrez, a quien se le adjudicaba el arte de la brujería y de transformarse en mica legó a sus hijas y yernos el apodo. Las hijas afirman, con orgullo, haber heredado el don de su madre. Los zorros. Familia originaria de San Carlos. Ellos son: William, Donald y Pablo, excelentes jugadores de fútbol. Cuando residieron en Ticuantepe, empezaron a demostrar su destreza, hasta darse fama de futbolistas, ese hecho les trajo mucho éxito con las mujeres y, por supuesto, tenían novias, amantes y muchas amigas. Las demás personas por ese motivo les empezaron a llamar los zorros. Los Rockeros. Esta es una familia bastante numerosa, originarios de Ticuantepe, que son famosos porque la mayoría de ellos son varones y formaron una pandilla, caracterizada, como es de costumbre, por la vagancia, las mujeres entre

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otras cosas, y como les gusta el rock decidieron llamarse así, hasta sus madres son identificadas como rockeras. Managua Los Cloritos. Esta es una familia de origen muy humilde que habita en el Barrio El Riguero, cuya ocupación es vender cloro, por tanto, a don Camilo Hernández le decían “Camilo Clorito”, a su esposa Carmen Díaz le dicen “Doña Clorito”, y a su única hija “Sandra Clorito”. Actualmente, ya no siguen con el negocio, pero el apodo forma parte de su identificación. Los Lechuga. La Familia Espinoza Lara es conocida como Los Lechuga ya que vendían lechugas en los diferentes mercados de la capital, al señor Domingo Espinoza le decían don Lechuga, mismo que falleció en 1991, a la señora Lour­des Lara, de 78 años, le dicen doña Lechuga, a sus hijos les dicen Eduardo Lechuga, Héctor Lechuga, Marta Lechuga y Blanca Lechuga. Actualmente, habitan en el Barrio El Riguero. Los Bajeros. Doña María Castro, vende un delicioso baho en las calles del Barrio La Luz, y es muy aceptado por los habitantes de este Barrio. Actualmente, tiene 51 años de edad, pero empezó esta actividad desde los 20 y de esta forma ha sustentado a su familia, de cariño es conocida como doña Baha y a su esposo don Felipe Guzmán, de 55 años de edad, lo conocen como don Baho a su único hijo lo conocen como Luis bahito quien, actualmente tiene 23 años. Saco de sal y a sus hijos les decían puñito. Apodo de la familia Largaespada debido a la mala suerte que tenían. Habitan en el Barrio Monseñor Lezcano. Los Chocoyos. Le llaman a la familia Saravia del Barrio La Luz, por ser todos bastante semejantes físicamente. Patas de Guaba. Les decían así porque al caminar defor­ maban los zapatos de los lados, a la primera que llamaron de esta manera fue a Leticia Narváez, del Barrio Monseñor Lezcano.

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Los Zopilotes. Les llaman de esta forma a la familia Morales, habitantes del Barrio Cuba, porque tienen inadecuados hábitos de higiene, y porque no importa que se invite sólo a uno, siempre llegan todos. Los Pescaditos. Vecinos del Barrio Monseñor Lezcano, les llaman así porque en su casa tenían una hermosa pecera y por eso todos se referían a ellos como “donde los pescaditos”. Los Chicagua. En el Barrio Buenos Aires, habitan los chicagua les dicen así por tener un nogocio de ruedas chicagua, la primera se llamó Carmela Vásquez, murió el año pasado a los 54 años, pero el apodo lo recibieron de herencia sus sobrinos Carlos y José Vásquez, que viven con ella desde que eran unos niños de 10 y 12 años respectivamente. Actualmente, estos hermanos habitan la casa que su tía les dejó de herencia junto con el negocio de ruedas chicagua. Rivas Las Aguacateras. A la familia Martínez Quintanilla, inte­ grada por Viviana Martínez, de 43 años, y sus hijas Carmen y Claudia, de 19 y 16 años respectivamente, se les conoce de esta forma porque sus ingresos económicos los consiguen por la venta de aguacates en el municipio de Belén, Rivas. Los Manchuria. Se le llama de esta forma al señor Juan José Estrada, de 42 años, debido a que él tenía una amante de apellido Manchuria y a lo largo del tiempo a la familia que incluye hasta a sus nietos les llaman de esta forma. Los Quebradones. Le llaman de esta forma a don Denis Jiménez, de 45 años, por haber quedado en quiebra después de haber hecho una mala inversión. Los Tarros. Por tomar pinolillo en tarro, don Evaristo Rivas, de 89 años, lleva este sobrenombre y se lo heredó a su familia, ellos habitan en el municipio de Moyogalpa. Las Cachimba. Les dicen de esta forma por ser un trío de hermanas que tienen una manera muy vulgar para hablar,

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vestir y convivir entre ellas y el resto de la comunidad. Sus nombres son Marcela Gómez, de 35 años de edad; Natalia Gómez, de 32 años; y Cecilia, de 29 años. Es muy común que en el municipio de Belén, Rivas los habitantes se intimiden ante la presencia de una de estas mujeres. Los Peroles. Por haber comprado una camioneta vieja a los familiares de doña Miriam Salvatierra Jiménez, en Moyogalpa, se les llama de esta forma. Los ñoqueros. La familia de Manuel López, de Moyogalpa, llamados así por que la más anciana de la familia cada vez que le servían algo de tomar o de comer respondía ñoquero. Los chintococo. Porque le gustaban los caramelos de coco, pero no podía hablar bien y cada vez que iba a comprar caramelos decía “deme chintococo”, esto significaba: deme cinco centavos de caramelo de coco. A Donald Salmerón, de 46 años, y a toda su familia del Municipio Los Angeles, de Rivas les llaman de esta forma. Diriamba Los Chocoyos. Don Roberto Lanzas, de 75 años de edad, tenía un chocoyo y lo quería tanto que le daba de comer con demasiada frecuencia, hasta que un día amaneció muerto, entonces el señor pidió que lo llamaran el chocoyo y desde entonces así le nombran al igual que a sus hijos y a sus nietos. Las Tip-top. Doña María Hodgson, de 36 años, siempre pintaba su casa con los mismos colores del restaurante TipTop, entonces los del Barrio le pusieron doña Tip-Top y a sus hijas, las hijas de la Tip- Top. Matagalpa Los Chukys. Se les nombra de esta manera a la familia de Jaime Castro, esposa e hijos, anti-sociales que habitan en el Barrio El Cementerio.

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Don Pollo. Don Armando José Obando y su familia, son dueños de una rosticería ubicada en el Barrio Guanuca, de la ciudad de Matagalpa, entonces todos son Don Pollo. Los Gatos. Por sus ojos de color, a don Mario Cardoza, esposa, hijos y nietos, habitantes de Aranjuez, del municipio de Matagalpa, les llaman de esta forma. Los Tucanes. A la familia de Jairo Gámez y Silvia López, se les conoce de esta manera por la forma aguileña de su nariz, habitan el Barrio Apante.

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Tradiciones religiosas: persistencia y significación social

El espíritu festejador, una de las herencias más vivas de la cultura tradicional de Nicaragua, fue asimilada por el catolicismo durante la dominación española, perdurando hasta nuestros días. Mitos, ritos y danzas aborígenes se transformaron en festividades religiosas dedicadas a titulares, llamados después patronos: santos o santas, la Virgen María —a través de sus diferentes advocaciones— e imágenes de Cristo. Ejemplos de verdadero sincretismo y vinculadas a actividades productivas, tuvieron su desarrollo en las zonas del Pacífico y Norte (área central) del país.” (Jorge Eduardo Arellano: 200l, Pág. 297.)

Desde la época prehispánica hasta nuestros días, Nicaragua, ha celebrado fervientemente a sus dioses. Es uno de los países del mundo con una tradición cultural religiosa muy arraigada a la vida cotidiana. Actualmente, muestra un calendario lleno de Fiestas Patronales que desembocan en un sincretismo único y, que además, se conforman en centros de convergencia de los diferentes pueblos. En las mismas, aflora la persistencia indígena, que se constituye en hechos que han estado “archivados” en la conciencia colectiva de nuestros antepasados y que han sido transmitidos a través de la tradición oral influyendo, significativamente, en el presente. Según esto, se infiere que la cultura en su mayor parte, parece depender de la religión, o lo que es lo mismo, de las prácticas y creencias religiosas. Las últimas, se insertan dentro un componente cultural más amplio que son las creencias en general del nicaragüense, sin embargo, el caso de la religiosidad de un pueblo como expresión de su cultura, es sumamente determinante, por ser la misma quien rige la vida y costumbres en general.

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Estudiar los fenómenos culturales de nuestro país, con toda la integralidad que este hecho conlleva, es una tarea difícil, por ser el mismo, como todos lo señalan: multiétnico, multicultural y multilingüe. Difícil resulta, además, poder especificar el fenómeno cultural desde una perspectiva general, en tanto, se debe tomar en cuenta la relatividad de una cultura nacional, que se conforma con las culturas individuales de las diferentes regiones específicas que la conforman. En esta ocasión, se pretende expresar algunas reflexiones en torno a este mundo cultural tan rico en espiritualidad, que se constituye en nuestra característica esencial. Son precisamente, nuestras tradiciones religiosas, visualizadas desde una perspectiva de persistencia, y percibidas como una consecuencia natural de su evolución y desarrollo producto de la incursión de los europeos a nuestra región. Se ha querido iniciar este breve ensayo con algunos textos del doctor Alejandro Dávila Bolaños, por considerarse a los mismos, ejes fundamentales en la orientación de nuestro enfoque y quien, en su Introducción a los calendarios indígenas de Nicaragua y sus relaciones con el Santoral católico ha señalado lo siguiente: …Frailes y monjes de acuerdo con indios conversos comen­ zaron a hacer las trasposiciones calendáricas corres­ pondientes, de acuerdo con el patrón religioso indígena , a su equivalente más próximo en el santoral católico, de tal suerte que la antigua “centreocracia” y sus fechas rituales y de ceremonias siguieron siempre vigentes, cubiertas bajo el antifaz de un catolicismo sui-generis, las vírgenes se tornaron morenas, los cristos negros […], las cruces rivalizaron con los jícaros , las reliquias y los exvotos adquirieron poderes mágicos, los templos se reconstruyeron sobre los antiguos teobas las vísperas de los días consagrados a los santos fueron celebradas con grandes comilonas y las procesiones terminaron siempre con tremendas borracheras […]…la iguana, el garrobo, la tortuga y los peces del mar, de los lagos y ríos se volvieron comidas rituales como el chilate, la chicha, el tamal- pixque y la miel de jicote”. […].

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Ahora bien, la conquista española no amplió ni desarrolló la antigua base económica y alimenticia sobre la cual se sostenía el aparato administrativo…[…] En consecuencia el maíz siguió rigiendo las nuevas relaciones sociales entre los españoles advenedizos (pero dueños de las tierras) y los indios explotados y esclavizados. Y como desconocían su siembra y los métodos de su cultivo, por medio de los frailes obtuvo de los viejos sacerdotes indígenas el secreto milenario de la Milpa y sus cuidados diarios hasta la tapizca. Así fue como los nuevos amos adquirieron el conocimiento de los múltiples calendarios agrícolas indígenas y su aplicación práctica en el cultivo del maíz. Tanto en nuestro país como en el resto de Mesoamérica, los nombres de los pueblos, sus relaciones y sus historias, se inscriben en hechos que tienen que ver con referentes milenarios de cosmovisión, mismos que son reproducidos y difundidos en las fiestas tradicionales cíclicas que cada pueblo conmemora hasta nuestros días. La esencia de esta continuidad se encuentra en el trabajo agrícola en torno a la milpa. A partir de la experiencia laboral se establecen los fundamentos de una organización social en el que se entretejen los sistemas de creencias que transmiten esos conocimientos en un contexto ritualizado. Frailes y encomenderos destruyeron imágenes y centros de culto de la religión mesoamericana e impusieron el santoral católico, pero, al conservar la economía de la época centrada en el trabajo mismo, mantuvieron la matriz que reproduciría las antiguas creencias y, por consiguiente, la cosmovisión. De tal suerte que el ritmo ritual del ciclo agrario, subyace de muchas maneras en nuestras fiestas tradicionales. La estructura básica del mismo es el sistema de cargos, que se constituyen en el corazón de la organización ritual y festiva y mediante la cual se mantiene la integridad y la memoria histórica. La misma tiene como expresión viva y significativa las fiestas tradicionales y comunitarias, que son la más expresiva síntesis de la historia y la cultura de un pueblo.

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López Portilla, citando a Bobadilla al referirse al tema de las creencias y prácticas religiosas, señala lo siguiente: “…aquellas once fiestas, que decís que tenéis cada año, y preguntó entonces: ¿qué fiesta o solemnidad hacéys tales días? Los Nicaraos contestaron con poca precisión diciendo que entonces no trabajaban y que podían beber hasta embriagarse. También afirmaron que en esas fiestas particulares se apartaban de sus mujeres, porque aquellos días son dedicados a nuestros dioses. En este entorno, mítico-religioso, se articulan los procesos tradicionales. La fiesta religiosa popular favorece la cons­ trucción de referentes identitarios básicos y particulares en la medida en que la celebración de la misma, favorece la recreación de un origen común. Según lo señala Portal, los mecanismos concretos que posibilitan este hecho son: la recreación de un mito de origen, la delimitación de un territorio simbólico y la construcción de un fundamento sagrado —objetivado en el Santo Patrono— desde los cuales se establecen los vínculos entre las personas y las divinidades y se organiza una compleja red de relaciones sociales a través del sistema de cargos. El Santo Patrono, representa una síntesis histórica de las concepciones del mundo que dan sentido a las prácticas rituales de los pueblos. Con relación al sistema de cargos, se ofrecen algunos elementos constantes que permiten delimitar, a grandes rasgos, el significado del mismo para el caso indígena. En principio, son una institución cívico-religiosa que funciona como mecanismo de integración de las diferentes comunidades en la medida en que reúne a la población en torno a la realización de rituales. Además, se vincula con la Iglesia Católica, pero conservando una estructura paralela, influenciada por una cosmovisión prehispánica, vemos además que eventualmente se relacionan con algunas figuras del orden político-administrativo que ejercen su influencia sobre las poblaciones. Además de organizar la vida festiva de la comunidad, marca fronteras de pertenencia, en tanto, califica a los miembros de una sociedad y constituye

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mecanismos de inclusión o exclusión. Sin embargo, se nota una constante, en todos los casos, se encuentra presente el Mayordomo, cuya estructura es jerárquica y piramidal. Estos cargos, por lo general, son ocupados por los adultos varones de una comunidad indígena, que posean prestigio dentro de la misma, y por supuesto, estas celebraciones tienen una gran incidencia económica en la comunidad, pues la proyecta hacia el exterior a través del mercado. Esto último, se patentiza en nuestras celebraciones religiosas, que son inspiradas por una enorme fe y cargadas de devoción, sin embargo, son inherentes a ellas el aspecto económico y comercial, y se puede observar que paralelamente a las fiestas religiosas tradicionales actuales, se desarrollan ferias donde los artesanos internacionales (salvadoreños y gua­­temaltecos, principalmente), y los nacionales ofrecen artículos de las diversas regiones de nuestro país, donde se puede comprar ropa, zapatos y artículos de cuero en gene­ral, fabricados, principalmente, en Masaya y zonas aledañas, repostería, pan, dulces, bisutería, adornos, comidas regionales, muebles, hamacas, etc. Asimismo, las fiestas tradicionales, llenan de júbilo a los desempleados que ven en las mismas, la oportunidad de generarse un ingreso temporal. Son incontables las personas que utilizan el santoral católico nicaragüense como agenda de trabajo. Los dueños de circo, de juegos mecánicos, los chinameros con sus roconolas estridentes, los que promueven los juegos de azar, las pros­ titutas, los delincuentes, los vendedores de sombreros, reliquias, velas, agua helada, elotes cocidos y comida en general, de toda la gama de cervezas y licores, especialmente los rones blancos —a los que llaman “leche”, supuestamente para despistar a la policía, o como un eufemismo que sustituye al término, además se oferta toda clase de chucherías que genere ganancias. El hecho más gratificante que promueve la religión lo constituyen sin duda alguna las fiestas —según García Bresó— quien a su vez señala a Lomitz-Adler (1979:471), que al respecto refiere lo siguiente:

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“las fiestas son ocasiones que refuerzan la solidaridad del grupo étnico, pero también representan oportunidades para sentir y externar la emoción religiosa, para expresar alegría o simplemente para pasar un buen rato”. Las fiestas tradicionales, como vemos, son motivo para salir de la casa con la familia, con los vecinos, llevar a pasear a los hijos y participar en una concentración multitudinaria, o simplemente no salir y tomarse unos tragos en la acera o bajo un árbol en el patio de la casa. El mito-creencia prehispánico —reinterpretado a lo largo de los siglos y atravesado por la cosmovisión occidental— se recrea actualmente en los rituales religiosos, constituyéndose en parte de la cosmovisión moderna. No es difícil reconocer en los pueblos de raíz mesoamericana, un complejo sistema de rituales en el que los intercambios simbólicos reproducen las identidades y la memoria histórica, a pesar que la vigencia de la perspectiva colonial no deja que se vislumbre en toda su plenitud. García Bresó, citando a Carlos R. Brandao, quien en su Estudio sobre las atribuciones de la identidad a través de la religión, ha señalado: … las creencias y prácticas religiosas llegan a definir y regular desde los patrones alimentarios y las costumbres higiénicas de sus miembros hasta sus actitudes políticas, juicios de valor, pensamientos y creencias, transformando incluso el sentido y la práctica de sus actividades sexuales. El mundo mesoamericano basaba su organización social en el parentesco y la religión. La religión prehispánica, se conformaba a partir de una compleja red de creencias en torno a un conjunto de deidades jerarquizadas, las cuales protegían a diversos núcleos de población: podía tratarse de un grupo étnico completo, o de ciudades o barrios indígenas. A este propósito, resulta importante la referencia sobre los nombres de los dioses de los nicaraos que llegan a nosotros a través de una de las preguntas que Bobadilla hizo a los indígenas:

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“F. ¿qué dioses son aquésos? ¿Cómo se llaman por sus nombres propios? I. Llámanse los de las fiestas desta manera: Agat, Ocelot, Oate, Coscagoate, Olin, Tapecat, Quiauit, Sochit, Cipat, Acat, Cali, Quespal, Coat, Misiste, Macat, Toste, At, Izquindi, Ocomate, Malinal, Acato. Estos días son nuestras fiestas, como vosotros los cristianos tenéis los domingos, y esos días repartimos en un año”. Según Portal, en la forma de organización de los espacios coloniales llama la atención el hecho de que se eligieran, particularmente, aquellos asentamientos donde se mantenía el tlatoani y la estructura del calpulli, lo cual implicaba un fuerte vínculo con dioses o patronos protectores prehispánicos que aparentemente fueron sustituidos con cierta rapidez por patronos españoles. Asimismo, misioneros e indígenas encontraron coincidencias en las tradiciones y gustos en torno a la celebración de fiestas religiosas y procesiones. La distinción Dios-Santo se comprende en la medida en que lo que se encuentra en juego en tal dicotomía son las relaciones sociales, en la medida en que el santo representa el centro de convergencia de todas estas relaciones. La figura del Santo Patrón, representa el verdadero “sujeto” de la colectividad: el pueblo simbolizado en una imagen. El Santo adopta al pueblo y éste lo asume, veamos como ejemplo para ilustrar, la leyenda de los santos patronos de Carazo: … Se cuenta que dos salineros en las playas de Carazo, encontraron dos cajas que contenían cada una de ellas a un Santo. Los hombres tratan de sacar la Imagen de las cajas y ésta se resbala de sus manos. Luego pretenden apoderarse de una campana de oro que pende del cuello del Apóstol, pero la campana se le escapa entre los dedos. Temerosos cierran las cajas y un halo de luz se desprende de ellas. Los salineros corren en busca de auxilio para transportar las cajas a la Iglesia próxima pues piensan que esto es obra de un encantamiento. Los salineros piensan que es deseo de Dios de que los Santos queden en las Iglesias, los trasladan en carretas y toman el camino que conduce a

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Diriamba, cuando llegan a la Iglesia, intentan bajar una de las cajas pero les resulta imposible cargar con ella. Prueban la otra y estaba liviana. La conducen hacia el interior de la Iglesia y la abren, ahí estaba San Sebastián que ha escogido, por designios del Cielo, la ciudad de Diriamba para ser su Patrono. Los salineros vuelven a la carreta y los bueyes sin que nadie los arree emprenden el camino, dirigiéndose en esta ocasión hacia Jinotepe, la carreta llega frente a la Iglesia Parroquial de esa ciudad y se detiene frente a ella. Cuando los hombres intentan levantar la caja, la misma se encuentra liviana, suben las gradas del recinto, levantan la Imagen de Santiago y se convierte en el patrono de esta ciudad. Tales narraciones adquieren fuerza en la medida en que se actualizan. El sentido de la memoria colectiva se halla en la vigencia de los acontecimientos narrados. Cuando se afirma “fulano lo vio o fulano lo contó” se otorga legitimidad al suceso, y se le asigna nombre propio. Por tanto, las leyendas son un vehículo del pasado a través del cual el presente retoma su camino. Igualmente ha sucedido con Santo Domingo de Guzmán, que se celebra en Managua, por ser el patrono popular de la ciudad capital, a quien tradicionalmente se va a traer a Las Sierritas de Managua el primero de agosto. El mismo se carga en hombros por un grupo de hombres que previamente se organizan en un comité de cargadores, en una procesión que aglutina a miles de feligreses. La Imagen de Santo Domingo fue descubierta en las Sierras de Managua en el año 1885. Un campesino al hacer la deshierba para sembrar su huerta se encontró a flor de tierra una pequeña Imagen que resultó ser la de Santo Domingo de Guzmán. La visita anual a Santo Domingo se denomina la “traída” y la “dejada” del Santo. La traída de la Imagen a Managua es con el objetivo de que el pueblo creyente le rinda fervoroso culto a lo largo de 10 días. En relación a este hecho, don Pablo Antonio Cuadra refiere lo siguiente:

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La fe nicaragüense es procesional: fe de promesantes camino de Popoyuapa, fe de romeros en carreta y buses bajo el polvo; en la peregrinación al Cristo de La Conquista, fe de peregrinos que se dirigen de todo el país a Nuestra Señora de El Viejo, fe procesional de Santo Domingo de las Sierritas; procesiones…[…]. Pero este movimiento multitudinario que nos viene por doble vía - por el ancestro español peregrino a Santiago, moviéndose en romerías hacia el Campo de la Estrella, hacia Compostela, como una profecía procesional hacia América; y por el ancestro indio en peregrinaciones chorotegas a Masaya, a implorar al dios-volcán… Siempre en referencia al mismo santo, Humberto Peralta M. señala que las fiestas de Santo Domingo, no tenían ningún baile, las vaquitas vinieron después, en 1935, cuando se disfraza de vaca la primera mujer, después hubo hombres que se incorporaron a este baile como promesantes. Bayardo Ortiz, folclorólogo, quien es citado por Peralta, afirma que en Managua, Santiago tenía sus propios bailes y tradiciones que fueron heredadas a su “sucesor” Santo Domingo. Afirma que aunque el hallazgo de la Imagen Venerada se fecha en 1885, hay documentos que señalan la existencia de festividades en la Sierritas de Managua, treinta años antes. Según su opinión: … es posible que antiguamente la veneración de los primeros días de agosto fuera para Xolotl, deidad de procedencia nahua que dio el nombre al Lago Xolotlán y era representado entre otras figuras por una semejante a un perro, esto posiblemente explica, la presencia de un can junto a la Imagen de Santo Domingo y el barco que le sirve de transporte tendría a su vez relación con el Lago. En este caso, es importante señalar —partiendo del punto de vista de Ortiz— que así como para los indígenas prehispánicos Xolotl, se reconocía como un ancestro mítico, este santo guarda con la comunidad una relación de origen, mediante el parentesco. Los mitos cosmogónicos de todas las culturas fijan de muchas maneras la existencia de los llamados “padres originales” o ancestros míticos. Por lo tanto, se les debe rendir un verdadero tributo, mismo que altera la cotidianidad.

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En las fiestas populares dedicadas a Santo Domingo en Managua, podemos observar que como consecuencia de esta celebración anual, la ciudad capital se transforma temporalmente: las avenidas principales y algunas ro­ tondas se cierran a los vehículos automotores y a lo largo de las mismas se vislumbran los tramos de comida, juguetes y reliquias. Los servicios públicos se interrumpen, se suspenden las actividades laborales, escolares y en todo ese tiempo se escucha el retumbo constante de los cohetes, las calles se observan “tomadas” por los peatones, algunas personas pintadas de negro, sin zapatos y vestidos llamativamente o con ropa del folclor nacional, otros en total y absoluto estado de ebriedad. Se trata de los promesantes que cumplen sus promesas por beneficios obtenidos, según ellos, por los Santos Patronos y cada cual refleja este agradecimiento como lo considera adecuado y como más lo disfruta. El punto de vista del doctor Fernando Silva, es expuesto en una entrevista realizada por Edwin Sánchez, y publicada en el diario La Prensa, el mismo, señala algunos aspectos relacionados con las festividades religiosas que tienen un interés relativo en el contexto de este trabajo. Según su punto de vista: …estas fiestas no son religión, ni Folclor, las mismas, simbolizan dos cosas: el poder y la rebelión, en tanto considera que “el folclor es algo que vino con la conquista, el indio la imitó y la transformó. Considera que esta es una fiesta totalmente nicaragüense […], lo interesante es que este pueblo desarrolla un plan cultural igualitario, de protesta. Aquí entran las etnias, los negros son negros, andan pintados de negro los indios y mestizos.” Según el mismo, estas fiestas son el retrato del nica “Lo que se ve en las fiestas es la fisonomía cultural del nicaragüense. El se retrata en la fiesta y en el pleito […] Ahí van los desinhibidos: Ahí van los indios, los negros, los picados, los cochones, los tamales, todo mundo va ahí. (Diario La Prensa. Viernes 30 de julio, 2004).

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A la par de la devoción por la imagen, el pueblo va cargando sus ofrendas florales, sus promesas las “pagan” con penitencias los más pobres, y con figuras muy pequeñas elaboradas en oro y plata, los que tienen mayores posibilidades económicas, estos “milagros” se colocan en el altar del Santo de su devoción. Los altares que se arreglan, temporalmente para alojar al santo, se adornan con racimos de frutas, vegetación en general, flores y, en algunos casos, con la fauna regional. Pablo Antonio Cuadra, con relación a la decoración clásica de los altares en Nicaragua ha dicho: ¿No es Nicaragua el pueblo de “las enramadas”? A muchos extranjeros les ha llamado la atención que en las grandes fiestas religiosas, en las patronales, en la Semana Santa, saquemos de las iglesias las imágenes veneradas y no solamente las llevemos en procesión —como en general en Hispanoamérica— sino que las hospedamos, en esos día feriados, afuera de los templos, en tiendas vegetales, en enramadas transitorias y pasajeras, donde se les rinde el culto popular de un pueblo en marcha. Como ejemplo de lo señalado, se hace oportuno referirnos a Condega, Municipio de Estelí, donde el Santo Patrono es San Isidro Labrador, estas celebraciones parten de una antigua costumbre indígena de adorar a Chicociagat, el Dios del Maíz de los antiguos Chorotegas, a mediados del mes de mayo en que da inicio el período lluvioso que coincide con la cosecha de primera. A la llegada de los españoles la imagen fue sustituida por la de este “Santo de los Agricultores” en la cultura del viejo mundo. El día de la celebración, el parque de Condega se convierte en un hermoso bosque, donde se escenifican las formas de producción campesinas. Cañaverales y trapiches, se improvisan pequeños espejos de agua con peces. Todo el escenario se adorna con cabezas de guineos y plátanos maduros, con frutas y animales en general, en representación de la flora y fauna del lugar. La historia de este Santo, tiene su origen en tierras españolas. San Isidro Labrador era un agricultor que trabajaba en las afueras de Madrid, se dice que era un hombre bondadoso

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y muy arraigado a las tradiciones religiosas. En Condega existen dos Imágenes de este Santo, la primera fue traída por un sacerdote de origen español cuando este municipio era un pequeño poblado, y a partir de este momento se conoció la historia de San Isidro Labrador y se convirtió en el patrono de la comunidad. La segunda la trajo Monseñor Mejía y Fajardo en los años 60 y, actualmente, se encuentra en la iglesia de este municipio. La celebración se inicia el día 14 de mayo desde tempranas horas con la llevada de la Imagen a la comunidad El Culce, por la tarde se hace una procesión por las principales calles del municipio. A esta procesión, generalmente, los campesinos llevan sus animales. Por la noche se reza el Ave María frente a la Iglesia. Al amanecer, el día 15 de mayo, que es el día oficial de la celebración, a las nueve de la mañana se realiza la misa oficial de los agricultores y campesinos, nuevamente se realiza una procesión por las principales calles, posteriormente se reúnen en un punto boscoso, que ha sido acondicionado para tal fin, y se reparte leche y frutas entre los asistentes. En esta fecha, los campesinos de las comunidades entran bailando polkas, mazurcas, valses y zapateados al son de la música de guitarras, acordeones y violines. Posteriormente, la Imagen es llevada a un árbol “El Tamarindo”, en este lugar permanece hasta las cuatro de la tarde, y de ahí parte nuevamente en procesión para regresarla a su lugar de origen. En estas celebraciones ocurre un hecho bastante curioso que se da el día 16 de mayo, que se lleva a cabo una misa oficial a la que solamente asisten personas del sexo femenino por eso se le llama la “misa de las mujeres” y se realiza en honor a la esposa de San Isidro Labrador, que era Santa María de las Cabezas. A las 10 de la mañana, inicia otra procesión por las calles de Condega conformada por estas mujeres y luego se hace la repartición y un brindis por las mujeres que colaboraron con carácter de voluntariedad. Los rituales son inherentes a una religión determinada, sin embargo, las religiones en general presentan de alguna

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manera, las mismas características y nos ha parecido oportuno retomar el concepto del antropólogo Anthony F. C. Wallace quien ha definido a la religión como “creencia y ritual relacionados con seres, poderes y fuerzas sobrenaturales”. La religión, tal como ha sido definida, es inherente a todas las sociedades humanas. Precisamente, una de las primeras formas de conciencia social que el ser humano ha desarrollado es la creencia en un mundo divino que se ha manifestado históricamente a través de oraciones, cantos, invocaciones, mitos, fábulas, cuentos, textos y declaraciones sobre ética, normas y moralidad. Las creencias religiosas proporcionan a la sociedad una esperanza en el futuro, alguien en quien confiar y a quien pedir cuando lo necesita. Desde este punto de vista, la religión, cumple una función social y espiritual muy importante. Al respecto, el antropólogo Malinowski señala: Por más que el conocimiento y la ciencia ayuden al hombre a alcanzar lo que desea, son completamente incapaces de controlar el azar, de eliminar los accidentes, de prever los cambios inesperados de los eventos naturales, o de hacer que el trabajo humano sea adecuado y de confianza para todos los requisitos básicos. A propósito de lo dicho por Malinowski, tomemos como ejemplo para ilustrar, la procesión a la Virgen del Carmen, festividad que los pescadores de San Juan del Sur ofrecen a su Patrona para que los proteja de las desgracias o accidentes que enfrentan en su trabajo cotidiano, pero la súplica va más allá de la protección física, además le piden por buena pesca que genere ingresos suficientes para saldar sus compromisos y poder sustentar a su familia. Seguramente, con la Imagen de la Virgen en mente se sienten más seguros, más confiados y por consiguiente, más felices. Un aspecto social de las fiestas tradicionales, muy importante en nuestro tema, lo constituye el desarrollo de un intenso espíritu comunitario, un sentimiento de gran solidaridad, igualdad y proximidad social. Las personas unidas por una

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creencia religiosa de alguna manera forman una comunidad de iguales, las distinciones sociales que pudieran haber existido antes, o que vayan a darse después, se olvidan temporalmente. Entre las fiestas arquetipos de la solidaridad, la armonía y unidad entre los habitantes de un pueblo es la fiesta del Tope de los Santos de Carazo y la Fiesta en El Viejo, Chinandega, dedicada a los tres San Roque, cuya historia data desde el período colonial en el que los tres Santos, “El Mulato”, “Indio” y “Nindirí” se juntan al igual que las personas que habitan los diferentes barrios a los cuales pertenece cada uno de ellos. En ellas se comparte, comida, rezos, plegarias, alegría, fervor, etc., y en unidad absoluta marchan acompañando a sus santos patronos. Como todo fenómeno cultural sujeto a cambios, cuando la sociedad lo considera necesario, la misma ha agregado un cuarto San Roque, el surgido con posterioridad a la Revolución Popular Sandinista y se le llama “Guerrillero”. En este caso, se ha agregado un nuevo Santo, pero también hay otros que pierden vigencia como es el caso de la Virgen de Candelaria, la de San Pedro, la de San Juan, la de San Luis, la de San Miguel Arcángel y la de Santiago Apóstol, todavía patrono oficial de Managua. Citado por Portal, Jiménez, nos señala con relación al Santo Patrono, lo siguiente: El Santo Patrono constituye siempre la base de la organización social y del consenso simbólico en cuanto que se le considera no sólo como el protector y el abogado local, sino como centro de la convergencia de todas las relaciones sociales, principio vital de la comunidad y elemento clave de su identidad. Como los “dioses abogados” del pasado prehispánico, el santo patrón es el “corazón del pueblo” y resume en sí mismo su identidad histórica, su realidad presente y su destino. Por eso cuando el pueblo emigra o se desplaza de cualquier modo, carga siempre sus patronos a cuestas y los porta como emblemas de su identidad (Jiménez, 1978, p. 148). El Santo Patrono toma sentido además, en los deseos más ardientes de un pueblo, en caso de hambrunas, desastres

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naturales, guerras, pestes, etc., ante las cuales los mismos se vuelven vulnerables e impotentes y la creencia en un ser superior los fortalece, los ayuda a tener esperanzas y sobrevivir a través de éstas. Son muchos los casos en Nicaragua que en momentos de angustia extrema ante lo inevitable surgen santos y santas para apaciguar los ánimos y encaminarse, de alguna manera, hacia aspectos espirituales reconfortantes y que entretejen relaciones sociales de solidaridad. El caso de la Virgen de Cuapa es uno de los tantos ejemplos y otros más que serán mencionados en este trabajo. Veamos el origen de la creencia en esta Virgen, quien aparece en la historia de nuestras Santas en un momento de angustia por la escasez de todo, como una consecuencia lógica en los momentos en que el país se encuentra enfrentando una guerra fraticida. Se cuenta que la primera aparición de la Virgen de Cuapa, ocurrió el día 8 de mayo de 1980, cuando Bernardo, un campesino que colaboraba como Sacristán en la Iglesia de Cuapa, se recostó a un árbol de Cedro a rezar. La Virgen, apareció, y según cuenta Bernardo ésta pedía por la paz y la reconciliación de la familia nicaragüense. Precisamente, ese era el deseo generalizado de los nicaragüenses. En el lugar donde apareció por vez primera, y muchas otras más, se erigió su Santuario, hacia donde peregrinan a pie y a través de diversos medios en verdaderas romerías cada 8 de mayo miles de feligreses, de diversas edades y clases sociales, sin importarles las dificultades del trayecto. La guerra contra el filibustero William Walker, es otro hecho importante en que la Virgen aparece, y la historia, una de las tantas que se cuenta, es la siguiente: La festividad del 7 de diciembre resurge con fuerza y tradición desde 1857, en el populoso Barrio San Felipe de León, con el impulso del párroco de la Iglesia del mismo nombre, Gradiano Carranza, el mismo que impulsó la creación de altares y encabezó el recorrido por las calles. Tras algunos años de haber sido publicado el Dogma de la Inmaculada y ante sentimientos “antifilibusteros y antiprotestantes”. Éste es respaldado por un decreto presidencial, ya que se afirma

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que “la Virgen unió a los nicaragüenses y centroamericanos contra la invasión del filibustero imperialista William Walker”. Por tales méritos celestiales, el General Tomás Martínez la declaró “Generala de los Ejércitos de Nicaragua”. La novena se comenzó en la Iglesia de San Francisco de la misma ciudad. Simultáneamente, se celebraron a la “Generala” en Granada y en El Viejo, donde también existían misiones franciscanas. Un Siglo después en 1957, se oficializó esta “Gritería” popular. La “Gritería Chiquita” está relacionada con una tragedia telúrica y es una promesa que los leoneses hicieron a su Santa para conseguir sus favores y que los protegiera de la erupción volcánica que los amenazaba: “Otra de las celebraciones de La Purísima, en la ciudad de León, es la llamada “Gritería Chiquita” que se celebra en la noche del 14 de agosto. El origen de esta fiesta religiosa data de julio del año 1947 cuando la ciudad sufrió durante todo un mes una de la erupciones del Volcán Cerro Negro, soportando una incesante lluvia de arena. Ante este suceso, la población leonesa pidió a la Virgen de la Asunción, su intersección ante Dios para que los librase del desastre con la promesa de que todos los años harían una Gritería de Penitencia semejante a la Purísima Tradicional del 7 de diciembre, la noche del 14 de agosto. Existen diversas teorías al respecto, y seguramente se han suscitado muchas discusiones teóricas, por los estudiosos del tema. Sin embargo, lo importante en este caso, es la significación que tiene esta celebración para el nicaragüense, en general, que se identifica con esta tradición, a tal grado que se llama colectivamente a sí mismo como “pueblo mariano”. Arnulfo Agüero presenta una entrevista en la que la fiesta de La Purísima se convierte en: Un caso único de fe, conciencia y tradición, que se hace costumbre popular única: esta es la Purísima y su cultura Mariana, dijo a La Prensa, el Vicario de Educación de la Iglesia Católica, Monseñor Silvio Fonseca Martínez, quien agregó que ni el Himno

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Nacional, nos identifica tanto en el mundo como lo ha hecho el grito jubiloso de: ¿Quién causa tanta alegría? Este grito es la mayor expresión cultural y religiosa, que identifica al nicaragüense fuera de su país. Las celebraciones de las Purísimas de León y Granada, en diciembre, son para Monseñor Silvio Fonseca dos expresiones de fe diferentes —aunque no opuestas— en sus manifestaciones festivas y tradicionales. Su origen colonial está marcado por sus variaciones religiosas y culturales de sus comunidades y sus líderes católicos marianos. Existen, además, otras ceremonias que acompañan a La Purísima. En la ciudad de Chinandega, se realiza “El Lavado de la Plata” el día 6 de diciembre. La misma, es una ceremonia religiosa que cuenta con la participación popular y cuyo fin es limpiar las piezas de plata que conforman el tesoro de la Virgen. Se limpian con agua de limón y bicarbonato y se frotan hasta que adquieren de nuevo su brillo natural. Al finalizar la limpieza, los devotos que la realizan, entregan una ofrenda al Mayordomo encargado de la actividad. Después de esta ceremonia se ofrecen rosquillas y tiste a los visitantes. La fiestas tradicionales de Rivas a San Diego de Alcalá, están asimismo relacionadas con una tragedia, en este caso se trata de una plaga que atacó sus cultivos. Frente a la impotencia para acabar con la misma y ante la inminencia de una hambruna, los pobladores ofrecieron al Santo, celebrar fiestas en su honor. En el Municipio de San Jorge se celebran las fiestas a este Santo, considerado milagroso por la población y la forma que encontraron de agradecer los favores recibidos, se expresa mediante una danza simbólica llamada la “Danza del Zompopo”, que se celebra en Altagracia, en la Isla de Ometepe en la que las mujeres se presentan vestidas con un traje típico de color verde y adornan sus manos con ramas de mango, ya que el Santo ante las súplicas del pueblo y a través del sacerdote les orientó que cortaran ramas de mango para que con las mismas sacudieran los cultivos, y de esta forma la plaga desapareció. El origen de esta celebración se remonta al culto que los indígenas le rendían a San Diego,

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luego que los españoles los “convencieron” de adoptar la religión católica. El baile, es una expresión mediante el cual solicitan al Santo ahuyentar cualquier plaga que ataque sus cultivos. Con carácter de obligatoriedad, se hace necesario mencionar en este ensayo a San Jerónimo Doctor, ya que no se puede hablar de fiestas patronales sin mencionar a este Santo, que se convierte en Patrono de Masaya porque la leyenda asegura que al mismo se le vio en las trincheras de guerras vividas en Masaya en 1856, 1912 y 1979, curando heridos y confortando a los desvalidos con mucho amor y rezando por ellos. Soldados que participaron en estas guerras dieron testimonio de haber visto a un viejecito, delgado, encorvado, con barba como de algodón y con sombrero de palma. Las festividades de San Jerónimo, por la devoción que inspira el Santo y por la majestuosidad, esplendor y colorido de sus manifestaciones folclóricas, son las de mayor impacto cultural en el país. Se prolongan por aproximadamente 40 días, que inician el 20 de septiembre hasta el último domingo del mes de octubre. Otra historia sobre el origen de santas que no se puede obviar es el de la Virgen de La Piedra de Dipilto. La tradición oral nos transmite que Monseñor Madrigal, respetado e inmortal en la memoria de los segovianos, llevó la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe a Dipilto un 10 de febrero de 1947 en un acto de fe para pedirle por los lugareños que eran en ese momento atacados por una peste que provocaba calenturas, sudor fétido y gran delirio. La peste cesó y ese es un primer milagro adjudicado a esta Virgen, a partir de este hecho los habitantes del pueblo en todos sus problemas y enfermedades acuden a Ella. Además, los mismos, empezaron a notar que con las aguas del río frente a la piedra se curaban sus males. Casi siete años después, un 29 de junio de 1953, brotó una fuente de agua de un barranco que se encontraba muy cerca de sus pies, por debajo de la gran roca que la acoge. Según cuentan los pobladores una mujer se trastornó después de salir al patio de su casa en horas

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de la noche cuando sus gallinas cacareaban espantadas. En sueños una bella mujer le repetía que fuera al pozo de la Virgen de la Piedra y tomara Agua Bendita con tres piedritas para sanarse. La mujer obedeció los consejos que escuchó en sus sueños y esa bella mujer es para todos en el pueblo la misma Virgen de Guadalupe. En las fiestas patronales de esta región, las ancianas acostumbran llevar botellas o recipientes con agua y arena del pozo de la Virgen de la Piedra, con la firme creencia en sus cualidades curativas. Esta imagen ha sido testigo de la visita de miles de devotos que cada año llegan a pagar sus promesas. De este conjunto de relatos que constituyen la tradición oral, el mito representa por sus características, un espacio simbólico privilegiado que sintetiza la cosmovisión del grupo. La tradición oral —a pesar de sus diferentes manifestaciones y facetas— cuenta con una coherencia interior que le otorga el sentido cultural mismo. De ahí que represente un espacio fundamental en la recreación de la memoria, pues es en el contexto simbólico donde se da sentido al conjunto de prácticas cotidianas que realiza el grupo social. La tradición oral implica el predominio de la objetivación espacial, iconográfica, ritual y gestual; su reactivación per­ manente por medio de “portadores de memoria” social­mente reconocidos (los ancianos, los trovadores, los “testigos” calificados…); y su transmisión por comunicación de boca en boca y de generación en generación. El “archivo” de esta memoria está constituido por un conjunto de relatos orales, proverbios, máximas, poemas y cantos celosamente memorizados por los “portadores de memoria” socialmente reconocidos (Jiménez, 1978, p 48). En la mayoría de los casos se encuentran coincidencias en el planteamiento de que el ritual se refiere a la relación que establece el ser humano con el mundo de lo sagrado y que interfieren en el mismo tres elementos fundamentales, como son: las creencias, las acciones y el lenguaje. Y podemos observar que más allá del pensamiento científico y racional hay un complejo de prácticas y creencias significativas que

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orientan y dan sentido a la vida cotidiana. Portal, ha definido el ritual desde la perspectiva religiosa, a partir de las cualidades formales siguientes, entre otras, tenemos: ♦ El ritual es una práctica social repetitiva, formalizada y especial que permite ordenar, recrear, reproducir y actualizar las representaciones simbólicas… ♦ En el ritual se recrea la memoria colectiva de los grupos, es decir, se sintetiza en un solo momento el pasado, presente y futuro. ♦ Su tendencia básica es la integración del grupo… Los rituales son inherentes a las religiones, en tanto, la religión es un universal cultural debido a que tiene muchas causas, efectos y significados para las personas que toman parte de ellas. Al tomar en consideración los tres elementos fundamentales del mismo: las creencias, las acciones y el lenguaje, los utilizaremos en este trabajo como elementos metodológicos para abordar otros aspectos de índole cultural que también caracterizan a nuestras fiestas tradicionales, como son la plasticidad, la poesía, la danza, etc. En una retrospectiva de las fiestas prehispánicas, y para recrearnos comparativamente con las fiestas actuales, las fuentes señalan que en la zona de Matagalpa donde habitaban los Chorotegas, sus manifestaciones religiosas consistían en la adoración de varias deidades. Había, como en todas las regiones pobladas por ellos, muchos dioses. Se mencionan entre otros, el dios del aire, del relámpago, del trueno, de las lluvias, de las cosechas, del maíz, del cacao, etc. El culto a los mismos, estaba a cargo de sacerdotes, pues toda participación femenina en el templo era prohibida. Las fiestas sagradas tenían carácter oficial y popular, pues las presidía el cacique o delegados suyos. Se caracterizaban por algunas ceremonias ante los ídolos, con expresiones danzarias, grandes comilonas, música e ingesta abundante de licor, durante varios días. Los instrumentos musicales que son elementos muy importantes en las tradicionales fiestas religiosas, no eran desconocidos por los chorotegas que utilizaban tambores, pitos de carrizo,

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flautas de madera o bambúes y con mucha frecuencia conchas marinas. La Danza también era muy común entre los mismos y se encontraba presente en las fiestas sagradas dedicadas a sus dioses o cualquier ceremonia de índole religiosa. Actualmente, las similitudes son más grandes que las di­ fe­rencias y los bailes callejeros que representan, funda­ mentalmente, la herencia teatral folclórica danzaria son las de Diriamba, Boaco, Nindirí y León. En Diriamba, se aprecia el esplendor y el colorido de los caballeros elegantes del Toro Huaco, la burla del Güegüence y el drama épico del Gigante que se presentan en honor a San Sebastián. En Nindirí, las escenas guerreras y populares de los chinegros o negros son dedicadas a Santa Ana. En Boaco, la comedia bailete de los Moros y Cristianos con diálogos en español antiguo, dedicados a Santiago, es una tradición que fue traída por los españoles con su teatro religioso o de conquista y en ella se escenifica la lucha entre los árabes y los españoles. En León, los mantudos con bailes y coplas. Estos se presentan en honor a la Virgen de Guadalupe. Con relación a Santiago, Suárez ha señalado que en el volcán Santiago a quien los habitantes prehispánicos llama­ban Popocatepetl, era un lugar donde se efectuaba la ceremonia propiciatoria a Tláloc y Ehécatl, y que es proba­ ble que el cambio de nombre de Popocatepetl por Santiago, sea una muestra de la persecución religiosa de la que fueron víctimas los indígenas por parte de los españoles. Estos acontecimientos, nos indican que realmente con la llegada de los españoles a nuestro país, y en lo relativo a las tradiciones religiosas, no hubo un salto y discontinuidad religiosa y cultural en general, sino una evolución incesante de todo este complejo entretejido cultural que nos identifica como pueblo. Igual que en el tiempo prehispánico, las festividades religiosas y todas las expresiones culturales que éstas conllevan, y que se encuentra dentro de la conciencia colectiva del nicaragüense, salen a luz para explicar lo que fuimos y lo que seguimos siendo.

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Actualmente, cada fiesta tiene sus propias características y su propia fecha, en dependencia de la cultura regional específica. Sin embargo, algo que tienen en común es que las fiestas patronales se prolongan al menos por un período de tres días de celebración, siendo las más extensas de todas las festividades las de Masaya. La mayoría se acompaña con música de banda, música de viento, llamada chicheros o de filarmónicas, que ejecutan sones populares y salves. Las fiestas religiosas tradicionales, como vemos, son además de expresiones religiosas propiamente dichas, manifestaciones artísticas, culturales y económicas, que van cambiando, que se van renovando constantemente y en cada ciclo festivo, se insertan a las mismas nuevos elementos. Actualmente, aparece acompañando a las fiestas tradicionales, el hipismo. Esta costumbre es relativamente nueva, ya que para la década de los años 50 los desfiles hípicos no existían desde la perspectiva de la tradición. En esta época se constituían en eventos esporádicos y se conocían con el nombre de caballería. Esta costumbre se afianzó en los años 70 y 80. El mayor movimiento de hípicos en Nicaragua, se encuentra en los departamentos de Masaya, Carazo, León, Granada y Chontales, éstos se encuentran organizados para realizar desfiles los días domingos, de tal forma que casi nunca coinciden con la procesión de la Imagen, solamente en la celebración de Santo Domingo, en Managua, los hípicos desfilan cualquier día de la semana que coincida con la “bajada” y “subida” del Santo. A pesar que lo hípicos coinciden con las fiestas religiosas tradicionales, éstos se presentan como eventos paralelos y conservan una relativa independencia. Estos desfiles se caracterizan porque en los mismos se hace un reconocimiento especial a algún miembro destacado de esa agrupación. Se han agregado, además, carrozas alusivas a las empresas que las patrocinan y en un afán propagandístico lanzan sus productos a las personas que se encuentran disfrutando del desfile. Agregando elementos aglutinadores alrededor del Santo Patrono, y que en nuestros pueblos, muestra otro aspecto relevante de sincretismo, son las muy populares corridas de

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toros, como lo son también, en algunos pueblos, donde aún se conservan las tradicionales peleas de gallos, la corrida de patos o gallos que se realiza con “montados” y el pato o el gallo enterrados y los protagonistas con los ojos vendados y con “machete en mano” tratando de llevarse de un tajo la cabeza del animal. Sin embargo, la expresión de más arraigo popular es la de los toros, el pueblo le llama “montadera de toros” llenas de emoción y peligro, en una fiesta religiosa tradicional es común observar una barrera de toros con un público enardecido y el infaltable acompañamiento de la música filarmónica. También el juego del palo lucio y la elección de reinas, con su respectiva fiesta nocturna. En Masaya el “juego del palo lucio” se constituye en una verdadera institución a través de la mayordomía del mismo y aglutina a su alrededor una gran cantidad de personas que participan ritualmente en la marcada, medida, corte, cepillado y decoración del mismo. Según García Bresó: Esta mayordomía se adquiere volun­ tariamente por un año, previa petición a la cofradía. La compone el mayordomo y su cuadro o grupo de personas que le ayudarán en las actividades a realizar en torno al Palo Lucio. El árbol de acetuno siempre es donado por algún devoto a San Sebastián. […].Una vez cortado el árbol se disparan cohetes y morteros y se brinda con aguardiente. El día 18 de enero, ya bien cepillado el palo y adornado con banderitas blancas y amarillas es llevado en carreta hacia la casa del mayordomo, donde se ofrecen mancarronas y chicha a la gente y se realizará una fiesta en la noche. Por lo general, algunos días antes de una fiesta patronal se da la traída de los toros o el tope de los toros. Esta es una tradición bastante generalizada, sin embargo, se destacan: Nandaime, Pueblo Nuevo, Juigalpa y Masaya. Según los estudiosos del tema, esta costumbre tiene clara influencia española asentada en América con la diferencia que en el primero matan al toro en la corrida, y en nuestro país, solamente lo sortean y lo montan. Una fiesta patronal sin toros, no tiene colorido ni emotividad.

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Aunado a estos hechos, existe otro elemento de una impor­tancia casi incomparable que la constituyen las manifestaciones culinarias, donde se hace gala de la gastronomía nacional. En la meseta de los pueblos, desde Masaya hasta Nandaime, inclusive, sirven comidas y bebidas a los promesantes y visitantes de sus fiestas. La mayoría de estos platos se derivan del maíz. En las fiestas de Diriamba, Jinotepe y San Marcos, se ofrecen los famosos platos de picadillo, ajiaco, masa de cazuela o indio viejo. En Masaya, la gastronomía local característica la constituyen, la cosa de horno, rosquillas, chicha de maíz y jengibre, nacatamales, arroz aguado, cabeza de chancho con yuca cocida y sopa de res. Solamente en este departamento, existe la costumbre de realizar la “Parada de Banco”. Se lleva a cabo con los miembros de la Cofradía y algunos invitados, días después de haber concluido la fiesta patronal. Consiste en una celebración con un almuerzo, bebidas y licor, lo hacen para auto agasajarse, en un auto-agradecimiento colectivo por el trabajo finalizado. Hay famosas Paradas de Banco como la del Torovenado del Malinche y del Pueblo de San Jerónimo, de la fiesta de La Cruz, la de Bailes de Negros, etc. Existen, en conjugación armónica con las fiestas religiosas, una serie de personajes simbólicos y según las fuentes, su aparición en Nicaragua tiene que ver con la influencia española y data del período colonial. Aparentemente, tiene una relación directa con la juglaría popular de ese país. Los personajes son los siguientes: La Gigantona, Chineado, el poeta y la Banda Musical. Los sones son los siguientes: Paso de Camino, Son de la Reverencia, Son de la Gigantona, Son del Enano Cabezón y Son de Despedida. En general, se señala que La Gigantona representa un ideal de belleza que el conquistador trajo consigo. León es el lugar que más homenaje ha rendido tradicionalmente, ya que cada barrio tiene su Gigantona que lo representa en un evento bien importante que se da cada 8 de diciembre. En el mismo, todas las Gigantonas concursan en la Plaza Central recitando sus mejores coplas y luciendo los trajes más llamativos en el intento de ganarse el primer lugar.

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La mayoría de las fiestas tradicionales, son organizadas por un comité o junta directiva y están conformados por personas de reconocida devoción y con un poder económico en su respectivo pueblo. En Masaya, a estas directivas se les llama Cofradías, que es una hermandad, donde es electo un Mayordomo que es el Cofrade. La mayoría de los autores coincide en afirmar que el sistema de cargos es un fenómeno generalizado en toda Mesoamérica, el cual se consolidó durante el período colonial y que se vincula siempre a las cofradías que la Iglesia Católica instituyó para apoyar el proceso de evangelización. Las Cofradías en Europa, se remontan por lo menos al S I, y se consolidan durante el S XI como resultado del espíritu religioso-caritativo surgido en las guerras santas. Después de una serie de transformaciones y mutaciones, hacia fines del S XVI, se les considera como una institución básica de la prevención social española. Sobre todo en el norte de Europa, las cofradías lograron consolidarse en la medida en que estaban asociadas a los gremios, para honrar a un Santo, proteger a los obreros de un mismo oficio y estrechar los lazos internos de unión mediante la celebración de fiestas y banquetes. Membreño Idiáquez, refiriéndose a las cofradías, cita a Rojas Lima quien señala: Una de las innovaciones que introdujo la colonización española en el universo ritual indígena, y que le permitió a este reestructurarse durante el período colonial fue, sin duda, la cofradía […] En la actualidad tanto en Sutiava como en Monimbó, el consejo de ancianos y las cofradías parece que continúan siendo lo que fueron durante la colonia y mucho después: una especie de reducto indígena”. (Rojas Lima: 1988) Y agrega Esta institución les permitió a las comunidades indígenas no tanto la supervivencia de sus ritos precolombinos (cosa que era indispensable dado el sincretismo ritual que produjo la cristianización colonial), cuanto el mantenimiento de los ritos —cualquiera que fuesen— al servicio de la propia identidad y cohesión de los grupos indígenas , como una forma de contraposición al resto de los grupos socioculturales que existieron durante y después de la colonia. Por lo general, siempre que los curas

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o los obispos católicos quisieron controlar directamente las cofradías, encontraron una tenaz resistencia entre los indígenas, quienes, a fin de salvaguardar su autonomía, no vacilaban en apelar a las leyes civiles o, también, a la lucha violenta. […] Pero las cofradías parecen depender también del consejo de ancianos. […]…el consejo de ancianos, es una estructura de administración política que no se sabe con exactitud cuando nació en el seno de las sociedades tribales precolombinas. Obviamente, nos encontramos ante una evolución de las tradiciones religiosas ancestrales que perviven sincrética y armónicamente con los elementos del catolicismo impuesto por los colonizadores españoles. Otro ejemplo claro de ello, lo constituyen algunas costumbres religiosas actuales en donde es común encontrarse con feligreses que hacen su ingreso a un santuario de rodillas, otros caminan grandes distancias a pie y bajo el sol, otros van vendados, otros encienden velas o colocan pequeños “milagros” de oro o plata y lo prenden en el vestido de la Imagen, con el propósito de “pagar promesas por favores recibidos”. Igual que en aquellos tiempos en que los nicaraos, según León Portilla, quien citando a Bobadilla, nos recuerda lo que somos a través de lo que vivimos cada año en nuestras fiestas patronales. “Ellos —como lo habían mencionado también los otros— practicaban los distintos ritos: hacían rogativas para pedir agua y salud, dirigían las fiestas, hacían sacrificios de gentes, “esclavos o de lo que tomamos en las guerras”. Igualmente ofrecían gallinas, pescado, maíz… y al hablar de determinadas formas de autosacrificio, como las de sajar la lengua y otras partes del cuerpo”.

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Costumbres de las mujeres en la Costa Caribe (Siglos XVII al XIX) Es partir de las incursiones de los primeros barcos ingleses al Cabo Gracias a Dios, a mediados del Siglo XVII, que se logra obtener alguna información relativamente fidedigna acerca de las costumbres de los habitantes de la región. Fue Exquemeling, médico personal y barbero del pirata Morgan, uno de los primeros en describir las costumbres sociales que involucraban a las mujeres de la época: Cuando los piratas llegan a ese puerto, es corriente entre ellos hacerse de una mujer a cambio de un cuchillo, una hacha vieja. Ya con eso queda la miskita obligada a amancebarse con el pira­ ta por el tiempo que él permanezca en el puerto, es como su sirvienta y lo abastece de todo lo que la tierra produce. No nos debe resultar extraña esta equivalencia, si to­ mamos en cuenta que a partir de la llegada de los ingleses a la región, aproximadamente en 1633, se propició el contacto entre éstos y los aborígenes. Este hecho dio inicio al establecimiento de relaciones comerciales regulares. Los indígenas proveían a los europeos de fuerza de trabajo barata, de mujeres y de algunos productos como: concha de

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tortuga, carne y pescado. Estos productos se intercambiaban por herramientas de metal, armas de fuego y otros artículos manufacturados. Este intercambio económico determinó, en los miskitos, un carácter de dependencia con relación a los ingleses, en tanto, se fueron acostumbrando a la utilización de todos estos implementos que los mismos les facilitaban y, que además, aprovecharon hábilmente para someterlos. Estamos ante una sociedad en donde la mujer tenía el valor material de cualquier objeto intercambiable. Antes de que llegasen los europeos a la región, había cierto grado de esclavitud entre los indígenas. Se trataba del sometimiento del vencido ante el vencedor, como consecuencia de las frecuentes guerras que mantenían entre sí los diferentes grupos étnicos. Cada verano los miskitos invadían otras regiones, especialmente, aquellas habitadas por los mayagnas, llevándose a todas las mujeres y a todos los niños que podían, para convertirlos en esclavos, matando o haciendo huir a los hombres de todas las edades. Esta práctica prevaleció entre los miskitos y zambos, según lo atestiguan los documentos del siglo XVIII. Al llegar los europeos en el siglo XVII a la Costa Caribe, se encontraron con poblaciones cuyo nivel técnico-económico no rebasaba la caza-pesca-recolección, con una estructura sociopolítica fundada en grupos de familias amplias, linajes y tribus de carácter igualitario y en guerras constantes los unos contra los otros. La agricultura, cuando existía entre algunos grupos del Río Escondido o del Río Coco, era una agricultura itinerante y de poca monta en la vida económica de esta sociedad. La sedentarización relativa de las aldeas indígenas, que surgieron con posterioridad a la llegada de los europeos al litoral, solamente se logró, parece ser, a partir de 1860, como consecuencia natural de la influencia en la región de los moravos. Los mismos erigieron iglesias y escuelas que contribuyeron a la fijación de la población a un territorio más circunscrito. A pesar de la presencia continua de comerciantes en la Costa Atlántica, entre 1787 y 1844, los

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pobladores apenas si cambiaron imperceptiblemente sus hábitos tradicionales. Guido Grossman, quien visitara la Costa Caribe por el año de 1900, también abordó, de alguna manera, este tema cultural sobre la situación de la mujer que ahora nos ocupa. Señaló que los miskitos vivían en poligamia, siendo más generalizada que entre los mayagnas. La mujer tenía una posición subordinada, estaba despojada de derechos y debía trabajar mientras el hombre descansaba en su hamaca o partía de cacería. Las muchachas eran entregadas muy tempranamente a un hombre. Una vaca o un chancho, y a veces apenas un objeto cualquiera, servía de arras de compromiso. El autor cuenta que él mismo fue testigo del compromiso entre una mujer miskita que se encontraba embarazada y un hombre: Si traés al mundo una niña, que sea entonces mi mujer. La mujer contestó afirmativamente y recibió regalos por ello. Fue una niña y el hombre se preocupó de ella. Cuatro años después vi a la niña con una escudilla de comida y le pregunté: Qué llevás allí?, ella respondió: comida para mi marido. Este vivía con una mujer, cuando la niña creció, el miskito dejó a la mujer de edad y llevó a la más joven a la casa. La mayoría de las veces, a los diez o doce años, las miskitas parían a su primer hijo, esta precocidad sexual contribuía a su envejecimiento prematuro, de tal suerte que a los veinte años presentaban la apariencia de una mujer con el doble de su edad. Esta situación traía como consecuencia el desconocimiento de una infancia feliz y, posteriormente, un matrimonio lleno de insatisfacciones. Servir al marido y procrear muchos hijos, eran, según la concepción masculina generalizada, los deberes de la mujer. Aunado a esta situación, se generaba otra problemática. Se trataba de los celos extremos que caracterizaban y caracterizan en la actualidad la personalidad de los hombres. Estos vigilaban de cerca a sus mujeres y las maltrataban cruelmente en el caso de que tuvieran la más leve sospecha de infidelidad. Con frecuencia, las golpeaban sin misericordia y las llevaban al río o laguna.

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Estando en ese lugar, las mujeres eran tomadas por el cabello y obligadas a sumergir la cabeza una y otra vez hasta que las mismas confesaban lo que sus maridos querían escuchar. Una vez lograda la confesión y el nombre “del otro”, si es que lo había, el marido exigía un pago en reparación. El “pago mujeril” consistía, generalmente, en una vaca o en un arma de fuego. Ocasionalmente, una mujer podía llegar a tomar la decisión de suicidarse después de haber recibido una severa paliza y el marido tenía la obligación moral de recompensar a los familiares de la occisa. Las fuentes señalan que en ocasiones y calculadoramente hubo hombres que mantenían relaciones con esposas capaces de cometer este tipo de descarríos con el único propósito de obtener provecho de sus actos. La comunidad llama al castigo antes mencionado lidiaie , que significa “beber agua”. Otro motivo para ser castigadas era el incumplimiento en la elaboración de las comidas a la hora adecuada, pero, en este caso hacían uso del cinturón. En este aspecto, la evangelización trajo cambios positivos en las relaciones de pareja del pueblo miskito. El hombre rama, nunca ha practicado la poligamia, o por lo menos, las fuentes no lo señalan. El hombre adquiría simplemente a la mujer a través de un pago. El precio podía ser una canoa o cualquier otra cosa útil para el padre de la muchacha. El hombre es el dueño y señor de la casa, sin embargo, la educación de las niñas estaba a cargo de la mujer, pero es el padre el encargado de la educación del varón y le construye a los niños pequeñas canoas, arcos y flechas y les enseña su utilización adecuada para el desarrollo de actividades como la caza y la pesca. Los mayagnas, a la hora de buscar pareja, podían pretender que la novia fuese virgen. Por supuesto, que antes de decidirse a compartir la vida en común, la muchacha virgen tenía que demostrar que efectivamente lo era. Para tal fin, en la cercanía de la aldea se construía una choza pequeña, hacia ella se dirigía la pareja para relacionarse sexualmente. Los hombres y mujeres de la aldea se ubicaban afuera, expectantes

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y esperaban ansiosos el resultado de las cosas que tenían que suceder. Si después de un tiempo prudencial salía humo de la choza, todos se llenaban de júbilo y con gritos y mucho bullicio expresaban su alegría en honor a la joven pareja. El humo que ascendía hacia el cielo simbolizaba la alegría del hombre con su mujer y que ésta se encontraba junto al fuego y cocinaba los alimentos. En caso contrario, la muchacha era castigada severamente. Hacia 1667 Fray Fernando Espino, refiriéndose a los mayagnas relató lo siguiente: son de muy buen natural, de buena estatura. La mayor parte de lindos cuerpos y rostros. Guardan hasta el tercer grado de afinidad para casarse. No tienen más que una mujer y son poco viciosos en la sensualidad. Las mujeres guardan virginidad hasta casarse. Cuando van a sus cacaotales y platanales no van con varones, aunque sean sus primos. Esto último se debe a que si una india cae en el pecado de la sensualidad antes de casarse se le castiga, junto con su compañero, con la pena de muerte. Alrededor de los fogones de las casas de habitación de los mayagnas, se podía contar, por lo general, la cantidad de mujeres de que disponía el hombre de esta etnia. Se contaban hasta seis mujeres, puesto que la poligamia en general existía. Sin embargo, estaba generalmente limitada a los hombres de rango, como los sukias. Posiblemente, alguno que otro, practicó la poligamia. Conzemius, afirmó haber conocido indígenas con cuatro, cinco y hasta seis esposas, que vivían bajo el mismo techo. Cada una de ellas tenía su propio fogón y sus respectivos utensilios de cocina, a la vez que preparaba la comida para ella y sus hijos. Cuando el esposo deseaba hacer un regalo especial a su esposa favorita, debía hacerlo también al resto de sus mujeres para evitar una discusión provocada por los celos que se daban, dicho sea de paso, en muy pocas circunstancias. Era frecuente que todas las mujeres fuesen hermanas, siendo la mayor quien ostentaba el papel principal dentro de la familia. Se llamaban entre sí lahma. Se podía dar el caso de un indígena que, con esposa e hijos adoptara a

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alguna joven huérfana con la intención de convertirla en su esposa cuando la niña llegara a la pubertad. Una instalación muy particular en estas casas, era una habitación para la madre de la esposa. Si el hombre tenía a ésta viviendo en su casa, no debía verla jamás. Es hasta que él salía de la casa a causa de sus labores que a la señora se le permitía salir del sitio reservado para ella y tomar parte en las actividades domésticas cotidianas. La actividad que ella realizaba, se circunscribía casi siempre al cuido de los recién nacidos. Grossman al respecto expresó lo siguiente: Se me ha dicho que si un hombre casado ve a la madre de la esposa y luego va al bosque, vendrá el tapir y le dará muerte. Esto es porque el tapir es el animal protector de las mujeres. El hombre ha despojado de la hija a la mujer, y por eso existe una relación de enemistad entre el hombre y el tapir. Pero esa relación puede ser expiada si el hombre y la madre de la esposa jamás se ven, pero si acaso llega a suceder que alguna vez, por alguna casualidad, el hombre llegue a ver a aquella, debe acudir inmediatamente al chamán. Otra información con la que se cuenta es la de Bovallius, quien visitara la aldea de Bolahis, a mediodía de distancia del Río Ruswas, afluente del Río Escondido, alrededor de 1883. Observó que algunos matrimonios se realizaban con poca pompa y ceremonia. Según él mismo, las familias involucradas le construían a los novios una choza y con esto el matrimonio se consideraba realizado. En otros casos, la novia debía ser comprada a la madre y el novio tenía que pagar con trajes y utensilios caseros. Si la madre ya había fallecido, le correspondía al padre recibir el pago por su hija. En esta comunidad además, las violaciones sexuales, se castigaban con el látigo siempre y cuando la víctima fuese una mujer soltera, pero en el caso de que se tratara de una viuda, el culpable podía escapar de la pena del látigo pagando ciertas multas establecidas por la comunidad.

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En cuanto a la división del trabajo, las fuentes señalan que los hombres miskitos casados se dedicaban desde febrero hasta marzo de cada año a preparar sus cosechas y después se iban a “remar”. Esto significaba que los mismos se dirigían a un sitio desde donde pudieran comerciar y, desde ahí, llevaban a remo mercancías hasta las minas de oro. Entonces, las mujeres se quedaban solas en su casa, dedicadas al cuidado de sus cosechas. Arrancaban la maleza, se ocupaban de los animales y, además, del cuido de sus hogares. Por lo general, el hombre regresaba en agosto y hacía de nuevo una siembra, en este caso más pequeña que la anterior y partía otra vez en octubre a “remar”. Obviamente, las mujeres sufrían mucho bajo estas circunstancias, ya que además de quedar solas, debían soportar la infidelidad de sus esposos ausentes. Al respecto, en el siglo XVII, los habitantes del Cabo, tenían como costumbre cuando salían de viaje, tomar dos cuerdas, elaborando en cada una tantos nudos como días de ausencia tenían establecido faltar. Una de las cuerdas era manejada por su mujer y por cada día transcurrido se debía soltar un nudo por ambas partes, cuando se desataban todos y el viajero no regresaba, se le declaraba desaparecido. En el pasado, muchos jóvenes miskitos, solían viajar anualmente a Belice para realizar trabajos de jornalero en los cortes madereros de caoba o palo de tinte. Salían en mayo y regresaban en noviembre o diciembre. Durante todo ese tiempo, las poblaciones costeras quedaban prácticamente sin habitantes masculinos. Las mujeres, ante tales circunstancias, tenían que subsistir alimentándose con pescado, cangrejos, ostras, conchas, huevos de lagarto, tortugas, iguanas y algunos alimentos vegetales. Esta misma situación se presentaba en los hogares mayagnas, ya que los hombres también se alejaban de sus hogares durante muchos días para cazar, pero estas mujeres presentaban con mayor expresividad sus emociones ante el regreso de sus esposos al hogar. Ante la proximidad del regreso de los hombres a sus casas, las mujeres se adornaban untándose aceite en la parte superior de su cuerpo, se pintaban el pecho,

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los brazos y colocaban flores en su cabello. La costumbre era, que primero viniera un emisario para informar acerca de la proximidad de los cazadores. Luego, cuando las mujeres empezaban a escuchar el sonido de los remos, se iban a colocar a la orilla del río e iniciaban un baile en círculo a la vez que entonaban algunas canciones mientras giraban. En sus canciones expresaban lo siguiente: “Hermoso hombre, hombre fuerte que vas a la selva virgen y nos traes carne a casa, te damos las gracias, queremos seguir tus pasos...” tan pronto los hombres atracaban, las mujeres tomaban las piezas y las llevaban cargando hasta la casa. Los hombres que llegaban hambrientos pedían con mucha prisa los alimentos preparados por sus mujeres. Cuando uno de estos hombres tenía cuatro o seis mujeres y recibía lo que le servía cada una de ellas, lograba, por supuesto, saciar su apetito. Pero si acaso, no probaba alguno de los alimentos servidos por cualquiera de ellas, eso significaba que tenía algo en su contra y la misma debía esperar un duro castigo. Actividades domésticas tales como hilar, tejer, fabricar ollas, telas de corteza y adornos para el vestuario; eran ocupaciones típicamente femeninas. La preparación de alimentos estaba reservada estrictamente a las mujeres, sin embargo, el asado de carne de monte era labor exclusiva de los hombres. En el trabajo del campo, el marido era el encargado de la preparación del lote en el bosque para levantar la plantación, pero los cuidados de la huerta, que incluyen la siembra, desyerba y cosecha eran realizados por las personas del sexo femenino. Las mismas, pescaban con anzuelo, astillaban los árboles para obtener la leña, además de bajar al río para recoger los animales cazados por su marido y transportarlos hasta su casa como anteriormente se ha señalado. Otra actividad, muy difícil para las mujeres, era el acarreo de pesados fardos en el que algunas de ellas transportaban la venta producto de su cosecha. Para tal fin, confeccionaban unas grandes bolsas que se colocaban sobre la espalda y eran sostenidas gracias a unas bandas de tela que llevaban enrolladas en su cabeza. Los hombres, por el camino se

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adelantaban a las mujeres sin esforzarse físicamente más que para anunciar la venta. Las mujeres tenían que bajar y subir la carga de su cuerpo mientras él recibía el pago por estos productos. Las mujeres se dedicaban también a la domesticación de animales nativos, que eran mantenidos como animales domésticos. Entre los animales más frecuentes se encontraban: el mono cara blanca o capuchino, el mono araña, el mono aullador o mono congo, la guardatinaja, la guatusa o cuilla, el venado, el pizote, el mapache, etc. Se tiene noticia de que algunas mujeres mayagnas tenían una gran paciencia para domesticar cachorros de estas especies, llegando incluso a amamantarlos, como si fueran sus propios hijos. Con relación al embellecimiento del cuerpo, el pirata Dampier, quien estuviera por Corn Island a finales del S XVII, reafirmó lo anteriormente señalado por Colón al llegar a estas tierras y referirse a la “costa de las orejas”. Al parecer, el primero, observó que tanto hombres como mujeres tenían la costumbre de perforarse el lóbulo de las orejas y colocar en este lugar unas especies de rodajas de madera pulida, de tal forma que las orejas parecían como si fueran de madera con un ribete de piel alrededor. Observó, además, que las mujeres, desde la infancia, eran ligadas fuertemente por sus madres con una tira de algodón que les cubría el tobillo, resultando que tal acción provocaba un ensanchamiento anormal de la pantorrilla y de esta manera vivían hasta el final de sus vidas. Para esta época, en la región del Río Coco, hombres y mujeres andaban desnudos y pintados. Las mujeres iban pintadas de color rojo con un taparrabo cubriéndoles el pubis y adornadas con guirnaldas de flores. Además de agujerearse las orejas, también realizaban esta práctica en las mejillas, en las que se colocaban dientes de tigre. El cabello lo lucían largo. El uso frecuente de pintura en el cuerpo, además de orna­ mentarlo, tenía como objetivo proteger la piel del piquete de ciertos insectos, de los rayos solares o del frío. El color

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negro era el usado por los hombres. Estos colores se obtenían al diluir el pigmento con aceites vegetales extraídos por ellos mismos y las mujeres lo aplicaban utilizando pequeñas astillas que mordían con sus dientes para flexibilizarlas y asemejarlas a pequeños pinceles. Se pintaban sobre la nariz, mejillas, mentón y frente. Con estos dibujos formaban diseños geométricos, como líneas, puntos y rayas. Eventualmente, pintaban sus piernas imitando algún vestido. El barro, también era utilizado como pigmento. Otra actividad de las mujeres, lo constituía “embijar y ungir” al marido cada mañana, antes de que éste saliera de cacería. Grossman señala que las mujeres usaban como única vestimenta una corteza de tunu enrollada alrededor de las caderas, de manera que el tronco quedaba al descubierto. En el caso de las niñas, las madres tomaban precauciones para que a partir de la adolescencia no anduvieran “desnudas”. Las mujeres se adornaban, además, con aretes, collares de cuentas de vidrio en el cuello, en los brazos y debajo de las rodillas. Era de mucha importancia, para las mismas, el cuido del cabello. Se lo lavaban y se peinaban con un hermoso moño. Sin embargo, habían algunas que mantenían desordenado el cabello y en ocasiones tenían piojos que mordían con sus dientes. Cuando alguna vez le señalé a una india que eso no se veía bien, aquella dijo: él antes comió de mí, ahora yo como de él. Las muchachas mayagnas, llevaban el cabello recogido, con la frente descubierta. Las viudas, se dejaban crecer el flequillo en la frente y lo llevaban largo, cubriéndoles el rostro y las niñas usaban, de manera permanente, una especie de pañal. Tenían asimismo la costumbre de untarse aceite en la parte superior del pecho. Se friccionaban, además, manos, pies, nariz y a veces todo el cuerpo para que éste adoptara formas bellas. Rara vez, las mujeres de esta etnia, se aplicaban tatuajes en el cuerpo. Las costumbre de las mujeres ulwas, al momento del parto, fueron descritas por John Roach en 1770. En lo referente al parto, señaló que cuando las mujeres advertían que era el

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momento de dar a luz, se colocaban en cuclillas en el suelo y le avisaban a sus compañeras. Toda la tribu, esto incluía tanto a hombres como a mujeres, respondían al llamado colocándose alrededor de la parturienta hasta que el niño nacía. Después del alumbramiento todos se levantaban y se dirigían a la ribera del río más cercano. La madre saltaba inmediatamente al agua y nadaba por largo tiempo, mientras otras mujeres de la tribu lavaban con el agua del río al recién nacido. Cuando la madre consideraba que había nadado lo suficiente, salía del agua y se unía al resto como si nada hubiese sucedido. Posteriormente, amarraba al niño a su cadera y así lo cargaba hasta que éste pudiera caminar. Las mujeres miskitas, mostraban otras costumbres. A la hora del parto se trasladaban a una pequeña choza que sus esposos les construían en los alrededores de la aldea, tal y como se hacía durante el período menstrual. Allí permanecía durante unas dos semanas aproximadamente, con la compañía de una parienta o una amiga suya. Las mujeres eran confinadas fuera de sus casas de habitación por convertirse, en éste período, en una persona “impura” y tomando estas precauciones se evitaba la contaminación de las viviendas propias y también las de los vecinos. La mujer mayagna, en cambio, no sale de su casa, el confinamiento se da dentro de su propio hogar, ya que se le acondiciona un lugar separado del resto de la vivienda por una tela de corteza o con paja. Al momento de dar a luz, las miskitas, no permitían la presencia de los hombres, solamente asistían las personas del mismo sexo. Tenían que ser las de mayor edad, por ser las más experimentadas en estos menesteres, generalmente era la “comadrona” de la comunidad con algunas otras que colaboraban con ella. Una de las ayudantas era la encargada de cortar el cordón umbilical con el auxilio de alguna filosa astilla de bambú o de otra madera y luego era amarrado con hilo de algodón. El niño era envuelto en unas fajas llamadas cabalas. Después de transcurridos todos estos hechos, la mujer regresaba a sus quehaceres domésticos de rutina. Este trabajo de la comadrona, la convertía en consanguínea del recién nacido, así como de sus padres.

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Antiguamente, se tenía la creencia que cuando una mujer tenía parto gemelar, estaba demostrando de esta manera a su cónyuge que le había sido infiel. El hombre ante tal situación reconocía como hijo suyo, solamente a uno de los infantes. Si los gemelos eran de diferente sexo, se ordenaba la muerte de la niña. Schneider, al respecto, señaló lo siguiente: La madre de un niño y una niña recién nacidos, por ejemplo, tiró con rabia a la niña, porque le traía mala suerte, porque el niño había muerto. Nadie se atrevía a tocar a la pequeña o acercarse a la madre: los alimentos sólo le eran entregados desde lejos, y nadie se le acercaba. Cuando Jurgensen se enteró de esto, llamó a todos los vecinos, entró con ellos a la choza, trajo de nuevo a la pequeña y la puso en brazos de su madre y aclaró la situación a la madre y a los que la rodeaban. Así se pudo salvar a esta criatura. Las mujeres amamantaban a sus hijos por un lapso no menor de cuatro años. Hubo casos, entre los miskitos, en que se observó como los muchachos jóvenes alternaban el pecho de la madre con la pipa de tabaco del padre. Posiblemente, se daban estos casos ante la inexistente sustitución de la leche materna con leche de vaca, que era considerada un alimento exclusivo para los terneros, y en esta cultura tampoco se acostumbraba el biberón. La mayoría de las mujeres demostraron ser muy fecundas, tenían una gran cantidad de hijos, de los cuales moría la mayor parte, producto de las condiciones higiénico-sanitarias, imperantes en la región. Sin embargo, algunas otras eran infértiles o al menos eso se creía y ese hecho era motivo suficiente para que sus esposos las abandonaran. Así como en el momento del parto, se separaba a la mujer del resto de la familia, durante el período menstrual se aplicaba la misma medida. A este período se le denominaba “enfermedad del mes” o “enfermedad de la mujer”. Durante estos días se le consideraba sucia y era evitada por el marido. Habían, además, una serie de prohibiciones para ella que estaba en la obligación de obedecer. Tenía prohibido entre otras cosas , tocar cualquier alimento para otras personas,

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puesto que hacer lo contrario las exponía a la posibilidad de la muerte. Cuando la mujer miskita se encontraba inhabilitada socialmente, utilizaba temporalmente una choza llamada “casa de sangre”, que su marido le construía a algunos metros de la comunidad y por la noche otra mujer llegaba para hacerle compañía. Durante este “estado de impureza”, la misma no debía ser vista por el sukia, porque tal hecho significaría debilitar la conexión de éste con los espíritus y, quizás, hasta causarle la muerte. Finalmente, al tercer día, la mujer se bañaba en el río, arroyo o laguna más cercana para posteriormente, regresar con su familia. Todas las vasijas que usó para cocinar, comer y beber en esos días, debían ser destruidos. Entre los mayagnas, se observaban costumbres similares con relación a la menstruación, pero la mujer quedaba solamente relegada en un rincón de la casa. Con relación a las costumbres culinarias, se podría afirmar que a lo largo de toda esta época, no se contaba de manera absoluta con una cocina especial. El fogón, usualmente, se encontraba ubicado en el centro de la habitación, se preparaba con tres troncos cuyas puntas se colocaban tan cerca que se podía colocar encima una olla. El fuego permanecía encendido durante todo el día, y a la hora de retirarse a descansar, lo cubrían con ceniza. Al día siguiente, solamente lo soplaban y de nuevo volvía a arder como todos los días. Las mujeres, acostumbraban sentarse en cuclillas alrededor del fuego, junto con los perros. Eventualmente, algunas mujeres se quedaban durmiendo allí mismo junto al fogón. En algunas ocasiones, la mayoría de las viviendas se alumbraban con astillas del árbol de ocote, no siempre ocurría así , porque la costumbre era acostarse al ocultarse el sol y levantarse con el segundo canto del gallo. No existía ninguna norma, en particular, con las horas de las comidas, podían hacerlo a cualquier hora del día. Una vez preparados los alimentos le servían primero al hombre, las mejores y mayores proporciones, mientras éste descansaba

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en su hamaca. Un guacal de caldo y sal en una hoja de bijagua también le era ofrecido. Las mujeres y los niños comían juntos, sentados en el suelo, formando un círculo alrededor de los restos de comida, colocados sobre un mantel de hojas que la mujer improvisaba. Grossman, con relación a esta temática, señaló lo siguiente: Una vez dormí en casa de unos indios, a eso de la medianoche comenzó el hombre a lanzar improperios contra sus dos mujeres y a insultarlas de manera atroz. El con hambre y ellas perezosas en la cama. Las amenazó con azotarlas si no se levantaban inmediatamente y le cocinaban wabul. Después vi a través de mi mosquitero a las dos pobres mujeres todavía medio dormidas, que se sentaron junto al fuego y pelaron los bananos, utilizando sus hermosos dientes blancos, mientras el hombre bebió tres guacales llenos y cayó de nuevo en un profundo sueño... Las mujeres eran también las que fabricaban las vasijas de barro, utilizando, únicamente, sus manos para tal fin. Estas les servían para almacenar agua y, especialmente, para fermentar la mischla, su bebida embriagante. La materia prima, fundamental en su preparación, es la yuca. Esta se pelaba, luego se cocía para posteriormente ser masticada por todas las mujeres de la comunidad y luego escupida dentro de la olla de barro o cualquier otro recipiente utilizado para este fin. La saliva de todas estas mujeres aceleraban el proceso de fermentación. Esta bebida embriagante, ere el eje sobre el que giraban los acontecimientos más importantes de la comunidad: un funeral, una boda, el nacimiento de un hijo o los rituales para curar a un enfermo, eran motivos más que suficientes para ingerir grandes cantidades de mischla hasta quedar intoxicados. Finalmente, quiero concluir señalando que a las mujeres no se les llamaba por su nombre, se les mencionaba comúnmente como la esposa, la hija, la hermana o la madre de fulano o sutano.

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Durante el período que transcurre, desde inicios del S XX hasta nuestros días, se dieron acontecimientos que cambiaron, relativamente, el panorama de la Costa Caribe. Especialmente trascendente, fue la toma de control de la Reserva Mosquita por el Gobierno Central de Managua en 1894, hecho que enrumbó a la región a un nuevo proceso de su historia. Bibliografía Bovallius, Carl. Viaje por Centroamérica 1881-1883. Serie Viajeros n.o 1. Colección Cultural Banco de América, 1977. Conzemius, Eduard. Estudio Etnográfico sobre los indios Miskitos y Sumos de Honduras y Nicaragua. Editorial Libro Libre, Costa Rica, 1984. Esquemeling John, Dampier William. Piratas en Centroamérica Siglo XVII. Serie Viajeros n.o 3. Grossman, Guido. La Costa Atlántica de Nicaragua. Ministerio de Cultura. Jenkins, Molieri, Jorge. El desafío indígena en Nicaragua: el caso de los miskitos. Editorial Vanguardia, l986. Las sorprendentes aventuras de Roch, John. Marinero de Whitehaven. Wani n.o 11. Agosto-diciembre de 1991. Editorial La Ocarina, 1988. Levy, Pablo. Los niños miskitos. Revista Conservadora n.o 68, mayo de 1966 Los Miskitos. Revista Conservadora, n.o19 de abril de 1962. Los sumos. Revista Conservadora n.o 18 de marzo de 1962. Persistencia indígena en Nicaragua, CIDCA-UCA, 1992. Romero Vargas, Germán. Historia de la Costa Atlántica, CIDCA, UCA. Romero Vargas, Germán. Las Sociedades del Atlántico de Nicaragua en los Siglos XVII y XVIII. Banic, 1995. Schneider, Hermann Gustav. La Mosquitia. CIETS, 1998.

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Costumbres funerarias Todos los pueblos han venerado y enterrado a sus muertos de muy variadas formas a lo largo de la historia de la humanidad. Creencias, tradiciones, así como la posición social del fallecido han determinado siempre el carácter de las ceremonias mortuorias y del sepulcro. La muerte, tradicionalmente, se ha visto como una puerta abierta hacia el más allá, lo que originó todo un sistema de gestos y rituales de acompañamiento. Estas prácticas, estrechamente relacionadas con las creencias religiosas sobre la naturaleza de la muerte y de la existencia de una vida después de ella, implican importantes funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los miembros de una colectividad. Así, el tratamiento que se dispensa a los muertos en cada cultura proporciona una mejor comprensión de su visión de la muerte y de la propia naturaleza humana. Los rituales y costumbres funerarias tienen que ver no sólo con la preparación y despedida del cadáver, sino también con la satisfacción de los familiares y la permanencia del espíritu del fallecido entre ellos. En todas las sociedades se prepara el cadáver antes de colocarlo definitivamente en el féretro. Los primeros entierros, de los que se tienen evidencias son de grupos de Homo sapiens. Los restos arqueológicos indican que ya el ser humano de Neandertal pintaba a sus muertos con ocre rojo. Las prácticas de lavar el cuerpo, vestirlo con ropas especiales y adornarlo con objetos religiosos o amuletos son muy comunes. El empleo de urnas funerarias, para guardar los restos de los muertos, constituye una práctica muy antigua y extendida entre los pueblos precolombinos de América. La muerte, era un acontecimiento muy ritualizado, lo cual obligaba

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a ceremonias de todo tipo, acompañadas de ofrendas, alimentos y objetos de acompañamiento, así como regalos de mucha utilidad durante el largo viaje que se iniciaba tras la muerte. Era parte significativa del culto a los muertos y uno de los ejes del sistema religioso de nuestros aborígenes, era además una manera de expresar el aprecio y respeto por los antepasados. Se trataba de dar al difunto el mejor pasaje a otra vida, garantizando que el ritual, la tumba, el ajuar funerario y la disposición del cadáver fuesen los adecuados. En América, las costumbres funerarias variaban según las creencias de cada grupo y la posición político-social que ocupaba el individuo en el momento de su muerte. Entre los mayas, se diferenciaba el enterramiento según la clase y categoría del muerto. La gente común se enterraba bajo el piso de la casa, pero los nobles solían ser incinerados y sobre sus tumbas se erigían templos funerarios. Los aztecas, que creían en la existencia de paraísos e infiernos, preparaban a los difuntos para un largo camino lleno de obstáculos. Tenían que pelear para lograr llegar al final y ofrecer obsequios al señor de los muertos, que era quien decidía su destino final. Era también muy común el enterramiento secundario, que consistía en colocar los huesos, una vez exhumados, en grandes recipientes cerámicos adornados con diferentes motivos, tales como figuras humanas, los dioses que encontrarían los muertos, aves, jaguares, reptiles y batracios. Los cristianos, como sabemos, prefirieron enterrar a sus muertos y tener por sagrados sus restos, al tiempo que se considera el deceso como una espera por la definitiva resurrección. El funeral, que incluye, traslado del cadáver al lugar de su enterramiento, cremación o exposición, supone una ocasión para celebrar un ritual que varía en complejidad. Con frecuencia, el transporte del cuerpo se convierte en una procesión con un ritual fijo. En las sociedades occidentales modernas, los rituales funerarios engloban velatorios, pro­cesiones, tañido de campanas, celebración de ritos religiosos, etc. El deseo de mantener viva la memoria del

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difunto ha dado, asimismo, lugar a muchos tipos de actos, como la conservación de una parte del cuerpo como reliquia, la construcción de mausoleos, la lectura de elegías y la inscripción de epitafios en las tumbas. Los estudios antropológicos actuales interpretan las costumbres funerarias como expresiones simbólicas de los valores de una determinada sociedad. Este enfoque se encuentra apoyado por la observación de que gran parte de lo que ocurre en un funeral está determinado por la costumbre. Incluso, las emociones que se exhiben en los rituales funerarios pueden estar dictados por la tradición. En ocasiones se alquilan plañideras, que no son necesariamente familiares del fallecido, para que lloren y se lamenten. También los momentos y lugares donde los familiares deben mostrar su tristeza pueden estar definidos por las reglas tradicionales. Algunos antropólogos han observado que, a pesar de la gran variación de prácticas funerarias, siempre existen cuatro elementos simbólicos principales. El primer simbolismo, es el color. A pesar de que la asociación del color negro con la muerte no es universal, el uso de ropa negra para representar la muerte se encuentra ampliamente difundido. Un segundo elemento, es el cabello de los familiares, que puede estar recogido, tapado, rapado, o por el contrario, largo y desordenado en señal de tristeza. Un tercer elemento, son las actividades ruidosas con golpes de tambor o cualquier otro instrumento, en nuestro caso se interpreta la música predilecta con mariachis, piano, marimba o música de viento, según la región del país. Finalmente, y como cuarto elemento, se encuentra la utilización de algunas prácticas mundanas en la procesión con el cadáver, en nuestro país, se podría agregar un quinto elemento que serían las expresiones culinarias que también varían de acuerdo con los mismos parámetros, Al abordar este fenómeno cultural en nuestro país se debe, necesariamente, tomar en consideración el contexto mesoamericano y más exactamente, el período final de la llamada época prehispánica, siendo denominado este período

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por los historiadores, protohistórico que en el caso americano corresponde, según lo señala Wheelock, a aquella extensión de tiempo en que comenzaron a ponerse en contacto los pueblos indígenas americanos con los descubridores y conquistadores europeos y de la cual resultan fuentes escritas de origen europeo, sobre las culturas indígenas. Muchas de ellas, inspiradas en relatos de los propios indígenas e inclusive, en raras ocasiones, escritos por algunos de los más cultivados de ellos. Con relación a los enterramientos, López Austin ha señalado, que hubo un momento en la protohistoria, y aún en el período colonial, que se daban algunos entierros bajo el piso doméstico y, la interpretación que de ello se hace, es que posiblemente con este hecho se buscaba la conservación de una fuerza que debía resguardarse como patrimonio del grupo familiar y que, posiblemente, se extendía también a los animales domésticos y a la milpa. Los restos depositados bajo el piso del hogar serían centros irradiadores de la fuerza familiar y doméstica. Por ella los miembros de la familia quedarían enlazados con sus antepasados muertos y con los seres que habitaban en el radio de su dominio. Se creería así en una comunión vital entre el grupo familiar y los seres que se reproducían por su intervención. En este mismo período es frecuente, además, encontrar restos humanos asociados a monumentos religiosos y culturales, lo que hace pensar en estos edificios como repositorios de las fuerzas humanas, como una proyección a mayor escala de las prácticas funerarias de los ámbitos domésticos. Puede pensarse en dos tipos de fuerzas: las indiferenciadas que vitalizaban el templo al emanar de los cuerpos enemigos sacrificados y las específicas, emanadas de los cuerpos de hombres de la propia comunidad que eran depositados en el templo ya sea por muerte natural o a través del sacrificio. Época prehispánica en la zona del Pacífico Con relación a las costumbres religiosas, asociadas a la muerte, en los chorotega, mismos a quienes las fuentes

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describen como enemigos de los nicarao, y que aunque diferentes, tenían los mismos templos, ritos, ceremonias, costumbres y lenguaje. Chapman nos dice que los chorotega celebraban festivales tres veces al año en días específicos, en los mismos se realizaban sacrificios humanos donde se alimentaban con el cuerpo de la víctima, entre oraciones, danzas y cantos. La misma, cita a Oviedo para describir un sacrificio humano de la forma siguiente: el cacique, sus nobles y la mayoría de toda su gente, se pintaban y adornaban con plumas para la ocasión. En la plaza mayor, las mujeres, asidas de las manos, bailaban en círculo alrededor del montículo del sacrificio. Los hombres lo hacían en otro círculo a cuatro o cinco pasos detrás de ellas. Mientras realizaban esta actividad, les eran ofrecidas muchas bebidas, por otras personas que se desplazaban en el espacio formado por los dos círculos y por la orilla interna y externa de los mismos. Esta festividad se prolongaba por cuatro o cinco horas hasta que el sacerdote conducía a la víctima que sería sacrificada en la parte alta del montículo. El baile cesaba cuando la víctima era colocada sobre la piedra para posteriormente abrirle el pecho y extraerle el corazón. Su primera sangre era ofrecida al Sol, tras lo cual era decapitada. Otras cuatro o cinco eran asimismo sacrificadas al Sol y su sangre ofrecida “a sus ydolos é dioses particulares”, untándose con sangre sus labios inferiores y el rostro en general. Los cuerpos de las víctimas eran echados a rodar desde arriba del montículo para luego ser recogidos y consumidos y se les tenía “por manjar sancto y muy preciado”. En este caso, los restos óseos de los sacrificados eran enterrados entre los árboles donde colgaban sus cabezas, parece ser que a quienes les colocaban su cabeza entre los árboles era a los prisioneros sacrificados, aunque no se menciona que hacían con esta parte del cuerpo de las otras víctimas. No estaban incluidos en el menú los niños y mujeres sacrificadas y simplemente se les realizaban los funerales. Los indígenas en nuestro país tenían, al igual que los cristianos, la firme convicción de la prolongación de la vida en el más allá. Según informan las fuentes, consideraban que es el alma y no la persona en carne

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y hueso, que sobrevive la muerte a la eternidad ya que el cuerpo se pudre en la tierra “ido aquello”. Otro rito de los chorotega está descrito por los mangues, quienes habitaban entre el Lago de Nicaragua y Managua. Durante este rito, las víctimas que según Andagoya eran doncellas, eran arrojadas dentro del volcán Masaya. Oviedo y Motolinía visitaron este volcán y observaron la presencia de un altar sobre el cual se decía que los indígenas habían celebrado sacrificios humanos. Acerca de la forma en que enterraban a algunas personas se sabe por Bobadilla que a los niños los envolvían en una manta y los enterraban en la puerta de su casa, lo mismo sucedía con el cacique, quien vestido de gala, adornado con oro como símbolo de su riqueza, lo cremaban para posteriormente depositar sus cenizas en una urna que enterraban delante de su casa. Este funeral se acompañaba de bailes y sobre los cúmulos de tierra se colocaban figuras quebradas de cerámicas con el objetivo de que quedara memoria del difunto por veinte o treinta días —según explicara un informante de Bobadilla—. Isla de Ometepe Referencias sobre los entierros en la Isla de Ometepe, han llegado hasta nosotros a través de la arqueología. Péctor nos informa que uno de los primeros viajeros modernos que se refirió a esta Isla, el alemán Friedrichstal, citado por Squier, quien al observar las numerosas sepulturas, emite la teoría de que esta Isla era un vasto cementerio para los habitantes de las riberas del lago. Squier, aunque llegó a Nicaragua posteriormente, en 1849, fue según el mismo autor, el primer difusor de las riquezas arqueológicas encerradas en esta Isla, a pesar de que nunca estuvo en ella, sus aportes se basan en los testimonios de Woeniger, colono alemán que encontró numerosos ídolos iguales a los de Zapatera. En Ometepe, los antiguos cementerios son los restos más notables de los aborígenes. Se encuentran situados en sitios secos y elevados, se distinguen por sus cercos de piedras

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planas y rústicas proyectadas un poco encima del nivel del suelo. En el interior, hay tinajas con restos óseos, ornamentos de piedra y metal, pequeños ídolos en madera bien trabajada, objetos de cobre, figuras de barro, cerámica en forma de animales, de frutas, conchas a veces pintadas en colores vistosos y durables. Señala que el verdadero explorador de esta Isla fue el doctor J. F. Brandsford, quien en 1872, 1876 y 1877, realizó exploraciones sistemáticas en la hacienda de don José Ángel Luna cerca de Moyogalpa, en Baltazar, Santo Domingo, Chilaite, Santa Elena, Los Cocos, Los Ángeles, Jesús María y Campo Santo recogiendo para el Nacional Museum de Washington, cerca de 800 objetos consistentes sobre todo en urnas funerarias de distintas formas, entre otras las de zapato o sueco. Matilló Vila, se refiere también a los diferentes objetos que utilizaba el indígena para adornar su cuerpo y que los llevaba a la tumba: “Así, empleaba frutas (su hueso o cáscara), púas o espinas, dientes, huesos, vértebras de animales, etc. que enhebraba en fibras vegetales, cordones de algodón y colgaba del cuello o sobre el pecho; utilizaba, en este último caso, objetos más o menos grandes y vistosos a modo de pectorales; más tarde según el grado cultural alcanzado, utilizó barro, piedras y ciertos metales. Tales adornos se encuentran con frecuencia al excavar las tumbas…”, señala además, que el material más preciado para el indígena centroamericano era el jade, ya que simbolizaba lo más noble del ser humano, su alma, por tal razón, se colocaba una “cuenta” o piedra de jade, el famoso “chalchihuite” en la boca del difunto; en consecuencia, encontrar un collar de jade en una tumba es indicio de personaje importante de la sociedad precolombina. Siempre con relación a Ometepe, Nutting refiere además, que esta Isla tiene la reputación de haber sido objeto de veneración por los antepasados, ya que una gran cantidad de ídolos encontrados en la Isla parecerían indicar que se trata de un terreno sagrado.

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Evidentemente, era un lugar escogido como cementerio, como lo atestiguan el inmenso número de entierros y urnas funerarias. Estas últimas eran de dos clases: redondas y en forma de zapato. Los nativos llaman a las primeras “Ollas” y a las otras “Burrugas”. Se han encontrado muchos artículos de una construcción más delicada y de la más fina artesanía. Generalmente, las usaban como tapa de las urnas en forma de zapato, o estaban enterradas al lado, o metidas en las urnas, donde los tazones estaban invertidos sobre el cráneo del ocupante, aparentemente, usados como gorros para proteger la cabeza. En otros casos usaban tazones que habían sido quebrados y colocados los trozos en las urnas. Utilizaron, además, cierta especie de plato, poco profundo, de fondo plano y borde liso. Estos presentaban en el fondo un dibujo mejor elaborado que el que se encontraba en el exterior del mismo y que posiblemente también era utilizado para proteger la cabeza de los cadáveres. En estos cementerios se encontraron restos óseos (cráneos y demás partes de esqueletos humanos) tanto dentro como fuera de las urnas. Los que estaban en el interior se vieron más fragmentados que los que estaban fuera, pues estos últimos se encontraban en mejor estado. Aparentemente, se trata de dos modelos de entierros en el mismo lugar, Los esqueletos estaban a menudo acostados directamente al lado de las urnas. La posible razón es que un considerable lapso de tiempo debe haber transcurrido entre los dos modos de entierro y que los entierros en urna representan el método más viejo y los ubicados al lado de las urnas eran entierros practicados por una raza posterior. Esta raza debió haber expuesto las urnas cuando excavaban las tumbas, entonces surge la pregunta: ¿por qué dejaron las urnas intactas? El doctor Bransford, citado por Nutting, lo interpreta de la forma siguiente: todos los seres humanos, salvajes o civilizados sienten una reverencia especial por las tumbas de sus muertos, y entre muchas razas salvajes, esta reverencia

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ha tomado la forma de una profunda superstición que prohíbe perturbar cualquier tumba. Este es probablemente el sentido que indujo a las razas subsecuentes de las que hablábamos atrás, a respetar las urnas que contenían restos humanos. El estudio de las costumbres funerarias, a través de los restos humanos y los objetos depositados como ofrendas, nos ayuda a comprender ciertos aspectos de la ideología, tecnología, costumbres, tradiciones y, en una palabra, la cotidianeidad de las sociedades que antecedieron a las nuestras. Estas artesanías, casi todas de excelente calidad, fueron creadas con la más simple técnica. Las cerámicas fueron moldeadas a mano, lográndose exquisitas composiciones. Esta muestra de excelentes piezas nos refleja una sociedad, posiblemente, estratificada (por los distintos tipos de entierro) que por lo menos tendrían cierta división del trabajo, lo que permitiría la existencia tanto de artesanos especializados (ceramistas, especialistas en hueso y textiles, etc.) como de individuos dedicados a obtener las materias primas (barro, pintura, conchas, huesos, etc.). Es de notar que posiblemente las piezas varían, en calidad y cantidad, dependiendo de diversos factores, no solamente de la jerarquía o importancia del personaje al cual acompañan. El trabajo plasmado en estos objetos requiere no sólo de maestría y paciencia, sino del tiempo suficiente para lograr verdaderas obras de arte, y piezas que van más allá de lo utilitario y cotidiano. Posiblemente, piezas que tendrían algún significado ritual o religioso. El artesano precolombino fue un verdadero artista y un efectivo medio de expresión de las ideas y pensamientos de su sociedad y cultura. Costa Caribe a partir del S XVII Con relación a la Costa Caribe, MW, ese enigmático ser que legó a las Ciencias Sociales de nuestro país su famoso escrito de 1699 titulado Los indios mískitos y su río dorado, se refiere, entre otros, a este tema. El mismo, nos cuenta que para esta época la mayoría de los habitantes de la Costa Caribe tenían sus propias concepciones acerca de la inmortalidad del

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alma. Aseguraban que a la hora de dormir el espíritu migra a otro lugar o mundo, sin saber explicar a qué lugar van. Conservaban la creencia de que el Sol les ayudaba a viajar a otro mundo y que por las noches el mismo se va a visitar a todas las personas fallecidas. Para esta época, cuando un hombre de la comunidad moría era sepultado en su propia casa, y con su cadáver enterraban también su hacha, lanzaarpón, comida y cuantas cosas fuesen necesarias para el viaje al otro mundo; si el muerto tenía un fusil, uno de sus amigos se lo guardaba para evitar que la tierra mojara la pólvora, ya que así no le serviría al dueño en su viaje. Luego cortaban su pipante en pedazos para colocarlo sobre su tumba junto con el resto de los objetos que fueron suyos. Si el muerto no dejaba hijos, sus hermanos o sus padres, sus primos o parientes destrozaban sus cosechas para que nadie se apropiase de ellas. Si el hombre que moría dejaba esposa, la viuda, para demostrar su amor al marido, tenía que llorar tres días consecutivos y no debía comer en lo absoluto y en algunos casos dicen al resto de la familia que, al no tener quien haga la caza y pesca para que ellas se alimenten y, que además, a causa del amor tan grande que sentían por su marido fallecido no les quedaba otra alternativa que dirigirse al monte y ahorcarse para hacerle compañía. Según el mismo autor, las viudas confiaban en que algún hombre de la familia quisiera disuadirlas ofreciéndose como marido, como ocurría en algunos casos, y por supuesto, el “ofrecimiento era alegremente aceptado”, en caso contrario, la mujer penetraba en el monte y no se le volvía a ver sino colgada de un árbol. Cuando en el S XVII, fallecía un miskito, su esposa, además de enterrarlo con todas sus pertenencias, lo hacía, por supuesto, con las rodajas que llevó durante su vida en las orejas. Después del entierro le quedaba a la mujer como obligación, continuar visitando durante un año, que se calculaba en quince lunas, la tumba del difunto y depositarle comidas y bebidas. Esto se acostumbraba porque en la otra vida no tendría mujer que lo atendiera.

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Al final de ese año obligatorio, la viuda exhumaba los restos óseos del marido, los lavaba para luego ponerlos a secar al Sol. Cuando ya estaban secos los hacía un manojo y luego los envolvía en unas bolsas llamadas “cabalas” y llevaba los huesos a cuestas durante el día y por la noche, en el lapso de otro año, dormía con ellos. Después de transcurrido todo este tiempo, colgaba el zurroncito del dintel de la puerta de su casa, si la tenía o la de su más próximo vecino o pariente si no la tenía. Las viudas, por supuesto, no podían casarse nuevamente antes de transcurrido ese tiempo, sin embargo, los hombres no estaban obligados a nada ante las mismas circunstancias. Levy, en relación a los funerales entre los miskitos, refirió lo siguiente: Los funerales se hacen con acompañamientos de cantos lúgubres y de gritos atroces. Las mujeres de la familia del difunto se arrancan los cabellos, y, de cuando en cuando, alzan los brazos lanzando un grito agudo, y se dejan caer de bruces, algunas se hacen mucho daño: sus pechos pendientes en sus troncos desnudos... Algún tiempo después, a finales del siglo XVIII, cuando ocurría una muerte en una comunidad miskita, todos los vecinos se reunían y las mujeres empezaban a plañir, una tras otra. Se trataba del denominado lamento de los muertos, tarea propia de las mujeres, en el cual la esposa del difunto cubría su cabeza con un trapo al igual que todas las parientes, y se sentaba al lado del cadáver inclinándose sobre él para olfatearlo. Posteriormente, comenzaban a entonar una especie de lamento, en el cual elogiaban las virtudes del desaparecido, enumerando sus cualidades, tanto las verdaderas como las supuestas. El canto era monótono y utilizaba frases o expresiones improvisadas. Entre otras cosas, le preguntaba porqué la había dejado, si es que acaso no lo había tratado bien, si es que no lo había amado demasiado y qué fue lo que ella hizo para merecer tal desgracia. Después de haberse lamentado de esta manera, aproximadamente por un lapso de media hora, secaba sus lágrimas y continuaba con sus quehaceres domésticos como si nada hubiese sucedido. Esta

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forma de condolerse era repetida por la viuda en las semanas siguientes, dos veces al día. Un poco antes del amanecer y luego al anochecer. Repetía nuevamente estos lamentos siempre que se sentía triste o recordaba al difunto. Si se trataba de un esposo y padre, veneran como se preocupó por darle a los suyos el alimento y la vestimenta, la cual ahora irá a escasear. También maldicen a aquel que en forma voluntaria propició la muerte del querido fallecido. Inclusive, no faltan palabras de odio y envidia en contra de aquellos que siempre tienen suerte y no sufren estas experiencias dolorosas. Después del lamento se hacen los preparativos para el entierro, que por razones del clima deben realizarse en menos de 24 horas. Sólo en caso de emergencias se construía un ataúd, que normalmente era una canoa valiosa seccionada a la mitad de tal forma que se utilizaba una mitad como lecho para el muerto y la otra como tapa, así sucedía al menos en la muerte de hombres, en algunos casos también con mujeres. Las fuentes indican que los mayagna cosían grandes sacos para sus muertos. Los hombres cargaban el cuerpo hasta su último lecho. Las mujeres parientes le siguen y se tiran en muestras de luto de tiempo en tiempo sobre el piso y continúan oliendo el cadáver una y otra vez, realizando el acto que, generalmente entre los indígenas, sustituye el no conocido beso. Entonces se vuelven a levantar y repiten este jadeo y estas caídas al suelo hasta llegar al lugar de la tumba. Sin ninguna otra honra se introduce el cuerpo, además de sus pertenencias, luego se llena el hoyo. Sobre el mismo se construía una pequeña casa de madera. En esta se colocan algunos otros utensilios del difunto y un plato con alimentos que le es ofrecido diariamente durante menor o mayor tiempo después del entierro. Para que no temiese ante la oscuridad, en la noche, se encendía frecuentemente un fuego cerca de la tumba. Un mes después del entierro se realizaba la celebración fúnebre en la cual el sukia hacía gala del papel principal. Al entrar la noche se iniciaba una gran fiesta con mischla, en la cual participaba todo el pueblo. Entonces, se tomaban los postes de la cama del fallecido y

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todo lo que había quedado de su herencia, y se llevaba a la tumba en cuya cercanía había un gran fuego. El sukia llegaba con una calabaza cerrada en la cual se encontraba el alma del fallecido. Según su declaración, le costaba mucho trabajo sacarle los Lasas que le acosaban para posteriormente, encerrarlo en la seguridad de la calabaza que se colocaba encima de la tumba. Nuevamente, este buen hombre merecía una excelente remuneración por este esfuerzo y la misma no le era negada, porque en el caso que se negaran a pagar esta deuda, los parientes del fallecido sufrirían algún perjuicio. Finalmente, se regresaban a los estañones de mischla y ahogaban cualquier odio aún existente. Los preparativos para un funeral mayagna eran muchos y se realizaban todos bajo la supervisión y órdenes del Chamán. En caso de ser un hombre fallecido, se celebraba un sikro y en caso de una mujer, un sau. Se requerían muchos preparativos para la celebración de un sikro. Sobre la tumba del muerto se construía una casa. Aquí permanecía el alma hasta el momento de la fiesta. Todos los días los parientes debían poner alimentos en ella. Debía hacerse un sembrado y trasplantar yuca. Cuando esa yuca estaba madura, era utilizada para la mischla. Luego las mujeres debían hacer un hilo, que podía ser tan largo, según el caso. En algunas ocasiones podía ser tan largo como un día de camino, es decir, de unos cinco kilómetros de extensión. Luego, los hombres debían preocuparse del traje que llevarían durante el sikro. Lo principal, en cuanto a la vestimenta, era el gorro. Este era ancho y tenía unos treinta centímetros de alto. Se hacía con un pedazo de corteza de árbol envuelto con un hilo de algodón, previamente, teñido de negro y que había sido hilado por cada uno de ellos para, posteriormente, ensartar en el gorro plumas de toda clase de aves, preferentemente de papagayos y tejedores. Para que el hombre pueda llevar el gorro convenientemente y no lo vaya a perder mientras danza, le ha sido convenientemente aplanada la cabeza en la infancia. Apenas se habían concluido los preparativos, el chamán determinaba el día en que se celebraría el sikro. Durante

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este ritual, volvía el alma una vez más entre los hombres con quienes vivió el muerto, y está contenta y se divierte antes de ponerse en camino hacia la Madre Originaria. Se construía entonces, un camino de almas. Este camino iba desde la tumba, donde reposaba el muerto, hasta la choza donde vivió. El camino de las almas consistía en el hilo que las mujeres hilaron. El chamán tomaba el hilo y lo ataba a uno de los postes de la casa construida sobre la tumba. Desde ahí llevaba el hilo hasta el próximo árbol, de ahí a otro y así, de árbol en árbol hasta la próxima choza. Si en este recorrido el hilo debía pasar por un río, entonces el hilo era llevado hasta cerca de la orilla, cortado ahí y atado a la raíz crecida de un árbol. Junto a él se amarraba una pequeña canoa, provista de un remo. En la otra orilla se amarraba otra vez el hilo a la raíz de un árbol y se lo seguía llevando de árbol en árbol hasta la casa del muerto, en donde tenía lugar la fiesta. Según su creencia, el alma iba avanzando de acuerdo con el hilo, hasta llegar a la meta. El alma daba noticias de su llegada mediante un sonido peculiar. El sonido era producido por una vara larga, a la que se ataba con crines de caballo una delgada, pequeña y afilada tablilla de bambú. Un extremo de la vara era colocado en un hueco, dos hombres la hacían vibrar en redondo, de manera que la tablilla corta aire y produce un sonido semejante a una sirena. Tan pronto se escuchaba el sonido, los hombres se reunían y comenzaban a danzar y beber. En el sikro solamente estaba permitida la participación de los hombres. Las ancianas hacían circular la bebida. Cuando los hombres alcanzaban un estado de embriaguez tal, ya no podían continuar bailando y se retiraban a su campamento, el chamán cortaba el hilo en diferentes puntos, tan pronto los hombres estaban sobrios otra vez, el chamán les decía: “el alma ha partido, les da a todos el saludo”. A partir de ese momento el nombre del muerto no debía ser pronunciado jamás. Para que el alma, durante la celebración de la fiesta, no reconociera a nadie, todos se disfrazaban hasta hacerse absolutamente inidentificables. De no ser así, tan

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pronto llegase hasta la Madre Originaria, el alma traicionaría a aquel que hubiese reconocido y diría: ¿porqué me has traído? Aquel vive todavía, yo estuve danzando con él, traelo entonces también”. Cuando la fiesta tiene lugar después de la muerte de una mujer, sólo se bebe y danza, los dos sexos mezclados, tampoco se construía un camino para el alma. Bovallius, también se refiere a otra de las costumbres entre los mayagnas, y señala que una ocasión jamás despreciada para celebrar con mischla, era un funeral y que a la muerte del esposo, las mujeres se reunían fuera de la casa y también levantaban un clamor de lamentos. Un par de hombres suspendían el cadáver para colocarlo en posición sentada sobre un pedazo grande y cuadrado de tela de tunu. La esposa o esposas del muerto, se arrancaban su cabello y lo colocaban sobre el pecho del difunto. Al día siguiente, se festejaba en el lugar donde se efectuaba el entierro, se ingería mucha de su bebida embriagante durante muchos días. Las mujeres, no podían llegar hasta la sepultura sino que se reunían entre ellas a cierta distancia. Alrededor del lugar donde se efectuaba el festejo, se tendían entre los árboles mecates tejidos de algodón para excluir a los malos espíritus. Después comenzaba una danza, donde los hombres y mujeres bailaban entre sí, sin mezclarse. Cuando se moría un jefe, le enterraban en su pit-pan que coyunturalmente hacía las funciones de un ataúd. También, en este caso, todos sus bienes, con excepción del dinero y sus reses, lo seguían a la tumba. Todo hace indicar que en algunas ocasiones su mujer, o sus mujeres, si tenía varias, se ahorcaban para que las enterrasen con él. Schneider, quien habitó la Costa Caribe en el siglo XIX, también observó sobre las costumbres funerarias en este territorio y nos cuenta que en caso de muerte, los hombres en señal de luto, se cortaban el cabello de la sien y se dejan la frente hasta la parte de atrás de la cabeza el pelo en forma de cresta y las mujeres se lo cortan para posteriormente colocarlo sobre los muertos en señal de sacrificio. Según el mismo autor, en cierta ocasión vio el pueblo de Layasiksa

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completamente abandonado y lo que había sucedido es que se habían suscitado varios casos de muerte con cortos lapsos de tiempo entre cada uno de ellos, y según la superstición de sus habitantes, se trataba de los Lasas, los malos espíritus que habitan en el aire, el agua o el bosque. En una choza encontró una cama sencilla o sea cuatro postes insertados en la tierra, los de arriba formando una horqueta, cubierta de palos rectangulares, encima de éstos había una capa de bambú, cuyos troncos estaban abiertos a la mitad y que por medio del peso con grandes piedras habían sido aplanados. Esta cama, aparentemente, fue el último lecho de un muerto, ya que encima del mismo se encontraban pequeñas figuras talladas en madera pintadas de negro y rojo, las cuales los sukias habían armado con buenos espíritus, para proteger el alma del fallecido de los Lasas y desterrar a estos del pueblo, pero como no era sólo un caso de muerte y los Lasas habían encontrado más víctimas, los habitantes temerosos abandonaron y se trasladaron a otra parte. Existía además, una tradición muy arraigada en los indí­ genas, relacionada con la muerte. Sucedía que una persona insultada para vengarse se ahorcaba, porque entonces el insultante también tenía que terminar su vida de la misma forma. Estaba tan comprometido a esta según el entendimiento de justicia y de honor indígena, que los parientes del ahorcado en caso de que aquel no haga lo mismo, le envían la soga para que cumpla con su cometido. Si aún así no lo hace, le quitan la vida de cualquier forma y su memoria es deshonrada. Grossman, quien llegó a la Costa Caribe en 1900, y permaneció casi tres décadas en la región desempeñándose como obispo misionero y superintendente de la Iglesia Morava en Nicaragua y Honduras, realizó sendos estudios antropológicos sobre los sumus y mískitos. Nos narra con relación al objeto de este estudio que un funeral es considerado una fiesta más y para tal fin frecuentemente se mataban reses y señala la importancia del chamán en este momento: “El Chamán tiene un inmenso poder entre los mískitos y es temido por jóvenes y viejos (...) los indios permanecen toda su vida bajo el poder

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de esos hombres. Cuando un niño nace es llevado donde él. (...) Cuando muere un indio, es otra vez el Chamán quien pone el alma en el camino justo hacia la Madre Originaria de todo. Los indios creen que cuando el alma abandona al hombre, permanece por algunos días en su casa. Durante ese lapso la gente debe proporcionarle alimento. Si un día la comida queda sin tocar, quiere decir entonces que el alma se ha extraviado, y el Chamán debe apoderarse otra vez del alma... una vez que se ha encontrado el alma, se lleva con grandes demostraciones a la tumba. Desde allí comienza luego su tránsito hacia la Madre Originaria. Cuando se ha llevado el alma a la tumba, la madre del fallecido coloca su cordón umbilical dentro de aquella. Toda mujer guarda el cordón umbilical de cada niño que ha dado a luz, para ponerlo o meterlo dentro de la tumba a la muerte del hijo. Si muere la madre, su hermana u otra parienta cercana hereda el cordón umbilical con el mismo fin. Yo conocí una mujer cuyo hijo había muerto muy lejos, en medio de la selva virgen, en un campo de mahogany. La mujer se preparó, se puso en camino para realizar el largo viaje, y metió el cordón umbilical en la tumba de su hijo”. Según el autor, también existieron otras ceremonias funerarias, donde la persona fallecida aparecía a su parentela, en forma de un gran muñeco. El muñeco era recibido con inmensos clamores y lamentos, las mujeres mískitas se cortaban las cabelleras e intentaban darse muerte con cuchillos, y gritaban cuando veían al muerto alejarse de nuevo: ¡Llévame, llévame!. Luego comenzaba el llanto fúnebre. Un mískito, cuya esposa había muerto decía: “Mi mujer ha muerto. ¿Quién habrá de cocinar mis alimentos? Soy un pobre hombre abandonado, digno de compasión. Siempre estuvimos juntos y pensábamos que siempre viviríamos juntos. Ahora se ha ido de mí. Tus cabellos siempre aspiré, ahora ya no puedo hacerlo nunca más, pues ya no estás. Te han llevado de mi choza, de la que construí para ti. Te han enterrado en la tierra, y ya no puedo verte más, por eso mi corazón está lleno de gran tristeza”. Un niño llora la pérdida de su madre: “Ay, mamá, mamá, ¿a donde te has ido? Pobre mamá no te podemos buscar.

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Todos tus hijos te están llamando, ayer todavía estabas con nosotros, hoy te has ido, no podemos volver a estar contigo y tu no puedes volver a hablar con nosotros otra vez, has enmudecido y tus ojos ya no pueden ver”. Lloran y se entristecen, como quienes ya no tienen esperanza alguna. En las parroquias cristianas se colocaba el muerto dentro del ataúd. Por lo general, se vestía con su traje blanco de iglesia. La tumba era rodeada con una cerca y se colocaba encima una cruz con el nombre del difunto. Según el mismo autor, los indígenas tenían la creencia que el alma recorría desde la tumba un camino muy largo, con muchos obstáculos, hasta alcanzar a la Yapri misri, la Madre Originaria... El primer obstáculo, en ese camino, lo representaba un árbol liso y resbaloso, puesto sobre un profundo abismo. El alma debía pasar sobre ese árbol al otro lado. El segundo obstáculo, era un pasadizo estrecho, que el alma tenía que atravesar. Este pasadizo estaba formado por dos árboles. Si el alma llegaba hasta allí sin que la muerte hubiese sido expiada, entonces los dos árboles se juntaban y cerraban, y el alma encontraba ahí su definitiva perdición. De esta visión del más allá dependía la costumbre de la venganza de sangre. Alguien era siempre culpable de la muerte. Por eso la primera pregunta que se planteaba en un caso de muerte era ¿quién es el culpable de esa muerte? Sobre el que recaía la culpa, era asesinado, precisamente para que el alma pudiese atravesar el estrecho paso entre los dos árboles. Grossman señala que con frecuencia, aldeas enteras llegaron a ser diezmadas de esa manera. Si el alma pasaba felizmente ese angosto trecho, llegaba todavía hasta una laguna, la que debía cruzar. Si el alma, durante su tiempo de vida, no había dado nunca muerte a un perro, viene entonces un gran sapo y la lleva hasta la tierra de la Madre Originaria. Para los rama, también la enfermedad y la muerte no son procesos naturales, sino que se los adjudicaban a la acción de los demonios malignos que penetran en el cuerpo del enfermo. Para expulsarlos, el chamán, debía realizar toda

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clase de ceremonias. Entre los rama éstas tenían lugar de manera parecida a como se desarrollaba entre los mískitos. Cuando aún no eran cristianos, en un caso de muerte, los parientes femeninos se cortaban el cabello, lo colocaban sobre el ataúd, y se comportaban serenamente. Los vecinos velaban al difunto y eran atendidos por la parentela. En épocas todavía más antiguas, los difuntos eran puestos dentro de un envoltorio hecho de corteza de árbol. Más tarde —esto lo aprendieron de los mískitos— fueron enterrados en un tronco de árbol... Para ellos, el tránsito del alma toma cerca de siete días. Durante los mismos, se mantiene una vela permanente en la tumba y se le suministra alimento al alma. El camino al otro mundo es penoso y hay en él grandes peligros. Habita principalmente, un inmenso animal salvaje, a cuyo lado debe pasar el alma. Para ese objetivo se ponía dinero del muerto en el ataúd, que debía ser utilizado para alcanzar la conciliación. León del S XIX Los primeros versos de Rubén Darío, quien para ese entonces era un adolescente de 13 años, y que aparecen publicados en la edición del 26 de junio de 1880, en el Termómetro, son fúnebres, este era un diario rivense, dirigido por José Dolores Gámez. La composición, es una elegía redactada con motivo de la muerte del padre de Victorino Argüello. En su autobiografía, es el mismo poeta quien dice lo siguiente: No he olvidado la primera estrofa de estos versos de primerizo, rimados en ocasión de la muerte del padre de un amigo. Ellos serían ruborizantes si no los amparase la intención de la inocencia: Murió tu padre, es verdad, lo lloras, tienes razón, pero ten resignación que existe una eternidad do no hay penas…

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…Acontecía que se usaba entonces —y creo que aún persiste— la costumbre de imprimir y repartir, en los entierros, —“epitafios”—, en que los deudos lamentaban los fallecimientos, en verso por lo general. Los que sabían mi rítmico don, llegaban a encargarme pusiese su duelo en estrofas. Al respecto don Edelberto Torres señala lo siguiente en su obra maestra La dramática vida de Rubén Darío: … Hacer versos en León es una labor intelectual muy común no solo entre la gente letrada, sino también entre los que no han hollado el suelo de la Universidad. Se versifica por todo motivo, como ya hemos dicho (…) y es costumbre muy singular llorar en verso a los muertos. El pariente que no puede hacerlos, los encarga a uno de los numerosos versificadores locales. Resulta entonces, que en este contexto, el doctor Julián Lacayo se aproxima a Rubén para solicitarle una elegía por la muerte de Merceditas, hija de don Sérvulo Zepeda, y produce literariamente para satisfacer el ruego, lo siguiente: Merceditas inocente, hija mía idolatrada, ¿por qué, dime, está tu frente, coronada tristemente, soledosa y marchitada? A inicios del S XX, las fuentes indican la costumbre de escribir sendos discursos, decretos, palabras, oraciones y poemas que se exponían en los atrios de las iglesias, en los clubes (veladas fúnebres), así como en los periódicos y boletines ante la muerte de personas ilustres. En este período los funerales, pues, se convirtieron en verdaderos acontecimientos intelectuales. Algunos de estos difuntos, especialmente muchos curas, fueron sepultados en las catedrales de toda Nicaragua. El mismo Rubén Darío se encuentra sepultado en la Catedral de León al igual que otros poetas coterráneos suyos.

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Actualmente, las costumbres funerarias en nuestro país, presentan muchas similitudes, de tal forma que señalaré algunas de las diferencias. En Nagarote, a inicios del S XX, en los velorios de gente común se acostumbraba ofrecer a los acompañantes pan sin levadura, café, “compuesto” de licor preparado con naranjas, piñas, limón de castilla, canela y luego puesto a fermentar aún antes del deceso. Un detalle de la época es que en el funeral no participaban las mujeres, los únicos acompañantes que asistían eran los hombres, quienes después del entierro regresaban, nuevamente, a la casa para colaborar en devolver el orden de las sillas y demás objetos que fueron desordenados en la casa. En Catarina, departamento de Masaya, al llegar al camposanto, previamente colocan una mesa en espera del féretro para que todos los acompañantes y dolientes pasen viendo por última vez al difunto. Posteriormente, los familiares se arrodillan pidiéndole a Dios para que lo tenga en su Santa Gloria. En Monimbó, barrio del departamento Masaya, ha existido una costumbre con relación a la muerte de los infantes, que se denomina “la venta del muerto”, la misma consiste en vender simbólicamente el cadáver en un córdoba debido a la insolvencia en el hogar, de esta manera la familia que “lo compra” lo lleva a su casa y se hace cargo de todos los gastos del funeral. En los mismos se disparan cohetes, ejecutan la marimba y reparten comida. Cuando fallece un adulto, callan la marimba y, en cambio, rezan el Rosario. En las honras fúnebres, la gente dice que “se comen al muerto” porque desde su agonía, se inicia la vela y grandes comilonas. Cuando fallece, el velorio pareciera una verdadera fiesta, tres días después de muerto, se reparte chilate (atol de maíz pijagua) entre la concurrencia. Los indígenas creen que el espíritu del muerto se queda en la casa y se niega a marcharse hacia su descanso eterno, lo cual es tolerable en un lapso de treinta días. Transcurrido este tiempo, lo obligan a marcharse mediante el procedimiento

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que a continuación se describe: en la madrugada, del día siguiente, el rezador y las mujeres familiares del difunto entonan el “Mil gracias”, cerca de las ocho de la mañana se dirigen hacia la Iglesia Magdalena o San Sebastián a traer agua bendita en una calabaza o guacal y luego consiguen una rama de hojas de cedro o madero y se dirigen a la casa donde se realizó la vela, la rama es utilizada a manera de hisopo para rociar el lugar con el agua bendita y de esa manera correr al muerto. Este ritual, se realiza por la creencia generalizada de que si al muerto no se le corre, su alma quedará penando y le saldrá a sus familiares. Por ese motivo, se le reza durante cuarenta días porque es el tiempo que emplea en abandonar el mundo de los vivos. En Monimbó, los funerales de los indigentes se ubican entre los mejor abastecidos. Hay abundancia de café, tamal dulce relleno con queso, rosquillas, pan y una variedad de comidas, todo esto, gracias a la colaboración de los monimboseños que tienen la certeza que no hay muerto pobre, pues para eso está la comunidad cuyo deber es “cargar al muerto”. Se sabe que en el S XIX, a este propósito, la Iglesia Mag­ dalena tenía un ataúd que los pobladores llamaban “anda”, se utilizaba para trasladar a los pordioseros muertos hacia el cementerio para luego regresarlo al mismo templo acom­ pañado de su respectiva limosna. Siempre en el departamento de Masaya, en Nindirí, se acostumbra enterrar al difunto con sus pertenencias porque las necesitará en la otra vida y en el novenario se acostumbra invitar a los acompañantes a degustar rosquillas, café y atol. A los cuarenta días, después de la misa, los familiares obsequian masa de casuela y atol nuevamente. En León y toda Nicaragua, es común colocar un vaso de agua en el lugar donde se efectuó la vela y se tiene la creencia de que el espíritu del difunto bebe de esa agua porque le da sed. El vaso se retira cuando se tiene la certeza de que el espíritu ya se ha marchado de la casa. En el momento de preparar la fosa solamente participan los amigos del difunto y los mismos

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son los que lo cargarán hasta su morada final, colocando en su ataúd alguna pertenencia que fuese la preferida en vida, a los niños les pueden colocar su juguete más querido para que lo acompañe por toda la eternidad. En el momento en que se moviliza la procesión fúnebre, para dirigirse al cementerio, si la familia tiene posibilidades económicas paga para que el cuerpo sea llevado a la Catedral, para que suenen las campanas una cuadra antes de entrar y una cuadra después de salir, también contratan a un vocero para que cada dos o tres cuadras vaya pregonando las cualidades del difunto. En esta ciudad es común además usar carrozas y pedirle a Santa Martha, a través de los rezos de su novena, que interceda para que salga el difunto del purgatorio. Se reparte gran cantidad de golosinas: buñuelos, tamales, chicha de maíz negrito en Sutiava, principalmente a los visitantes de los cementerios de San José del Zapote, San Francisco, San Juan Bautista y San Pedro, entre otros. Se efectúan tradiciones como son los corridos por las calles de los miembros de la junta que en la madrugada van tocando con sus tambores las marchas, el paso de camino, el trago amargo y paso doble. En Estelí, cuando se muere un niño o niña, se acostumbra colocar dos filas indias, conformadas por los amigos y compañeros del fallecido, cada uno de ellos va cargando un ramo de flores, y se movilizan delante del vehículo que lleva el féretro y detrás del mismo van las personas adultas, amigas de los padres. Con relación a las mujeres adultas que mueren, son vestidas de acuerdo con la Orden religiosa a las que eran adeptas en vida. Si era franciscana, la vestirán con el hábito café y el cordón de San Francisco, si en cambio se insertaba a la Orden de Santo Domingo, las visten de blanco con su escapulario, lo mismo ocurría si era Hija de María. En Bluefields, hay algunas diferencias con el resto del país, lo que se hace primero es anunciar por medio de la barata —esto es común en todos los departamentos en nuestro país— y asisten a la vela todos los que quieran llegar sin

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que sea un requisito ser amigos o conocidos del difunto o familiares. Llegan además, amigos y familiares, llevando ofrendas y provisiones para colaborar con los gastos. La vela se denomina “setup” y en la misma se reparte el famoso “Journey Cake” que significa queque para viaje, y se sirve acompañado de café. Si el difunto se ha endurecido cuando lo van a vestir, lo regañan para que se ponga flexible y éste, por supuesto, obedece y hasta que ya lo han vestido se vuelve a poner rígido nuevamente. A la hora de sepultarlo la cabeza debe estar dirigida hacia el Oeste. El hermano sucesor del difunto debe marchar delante del vehículo y, además, los religiosos que hicieron los rezos, generalmente van cuatro hombres a la cabeza del cortejo, cuando van por la calle, todos los vehículos que van a los lados, detienen la marcha. Es común que los hombres que asisten al entierro se vistan de saco y corbata, aunque sea viejo y desteñido y las mujeres marchan vestidas de negro y sombrero con velillo. En algunos casos, es común que se contrate personas para que lloren al muerto, a los cuales se les llama actores. En El Diriá, Granada, cuando una persona fallece lo visten de pantalón negro, camisa blanca, con zapatos y calcetines, esto es “la mudada completa” y con otra extra por que va rumbo a otra vida y tiene que ir preparado. Se ofrece café con pan, chicha bruja o cususa y nacatamales. A la hora de dirigirse hacia el cementerio y antes de salir de la casa, lanzan al aire unos cinco o seis cohetes a la vez que reparten chicha, cuando van con la procesión por la calle, en cada esquina “tiran morterazos”, llegan a la Iglesia con chicheros que interpretan sus sones, música considerada por ellos alegre y en la mayoría de las ocasiones bailan en hombros al fallecido. Media hora antes de depositarlo en la fosa o bóveda continúan tocando la música y cuando van a sellar la tumba disparan 21 cohetes. Tienen por costumbre celebrar en octubre el Mes de las Ánimas. Aprovechan todo el mes para rezarle a sus deudos y ofrecen atol a todos los niños.

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En Granada, utilizando la clásica barata se anuncia la muerte de los familiares, al respecto se conoce una anécdota muy simpática y es la siguiente: resulta que había un señor al que le apodaban Chocolate, dueño de uno de estos vehículos parlantes en el que anunciaba una serie de cosas, entre ellas las defunciones, entonces, cuando él se encontraba en estos quehaceres los granadinos decían “están chocolateando al muerto”. Los funerales granadinos son fastuosos, el féretro es llevado por carruajes o coches fúnebres elaborados finamente al estilo colonial con madera de cedro y maqueados de color negro. Los mismos, son halados por dos hermosos corceles y guiados por un cochero vestido elegantemente. Se acostumbra pasear por todas las calles al muerto para que “vea” por última vez su ciudad antes de ser trasladado al cementerio. Se reparten recordatorios de nueve días, y posteriormente, en las misas que le celebran cada año. En esta ciudad, particularmente, es una costumbre colocar leyendas en las sepulturas que nos informan sobre el carácter y la personalidad, clase social, profesión o actividad del fallecido. Hay una lápida muy llamativa porque presenta la leyenda siguiente: “El licor, las mujeres y el tabaco se llevaron a este hombre en el saco” existe otra sobre un personaje cuya fama de ocioso se la llevó hasta su sepultura y un ingenioso granadino le dedicó el epitafio siguiente: “Aquí continúa descansando fulano de tal…”. Cuentan como una ironía que el hombre murió un primero de mayo, día internacional de los trabajadores. El historiador y estudioso de la cultura popular, Fernando López Gutiérrez, refiriéndose al Cementerio de Granada, comenta que un conocido granadino, de nombre Juan Gutiérrez, apodado Boca Abajo —su sobrenombre se debía a que era jorobado— cuando murió, al pasar el féretro frente a la Iglesia La Merced, mientras doblaban las campanas, el poeta del barrio Cuiscoma, don Procopio Vado Zurrizana, hizo detener el cortejo para decir lo siguiente:

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El golpe de ese badajo que el sentimiento reaviva es por don Juan Boca Abajo que ahora va boca arriba En la ciudad de Chinandega, existe una costumbre muy particular en algunos velorios que consiste en enterrar, junto con el difunto,l las botellas de ron y los restos de cigarrillos que fueron consumidos, parece ser un rito en el que simbólicamente el difunto invita por última vez a sus amigos hasta que se encuentren nuevamente en la otra vida. En Diriomo, a raíz que muere la persona, es colocada en el piso y proceden a amarrarle los pies. Le rezan antes de acomodarlo en el féretro y posterior a sus funerales, la casa permanece abierta durante cuarenta días para que el difunto no encuentre obstáculos al partir hacia su eterna morada. En las comunidades de Nejapa y Chiquilistagua, del Depar­ tamento de Managua, antes de trasladar el difunto al ce­ menterio le dan tres vueltas alrededor de la casa para evitar la muerte de otro familiar. Al movilizar el funeral por los caminos, las personas que circulan en vehículos motorizados, caballos o carretas se detienen, se quitan la gorra o sombrero y hacen un homenaje como señal de respeto por el difunto. En Corinto, lo que hace la diferencia en los funerales es que a sus muertos lo cargan en botes y los entierran en una isla cercana. En las comunidades rurales de Matagalpa y Jinotega, existía una costumbre denominada “el agua del ángel” que consistía en bañar el pequeño cadáver y el agua que resultaba se lo daban a tomar a los padrinos. Para concluir, es importante señalar que la existencia de la muerte como un hecho desconocido y misterioso es universal, pero el contexto sociocultural hace comprender esta experiencia de múltiples formas en las diferentes culturas, consecuentemente, los ritos ante estos hechos son siempre complejos. En nuestro país, estos rituales son muy

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variados y la explicación se encuentra en nuestra historia y en el sincretismo existente en nuestra cultura. Bibliografía Chapman, Anne M. Los Nicarao y Los Chorotega según las fuentes históricas. Compendio de lecturas “Introducción a la Historia Antigua de Nicaragua. Compiladas por el doctor Ricardo Wheelock Román para la Maestría en Historia. UNAN-MGA. Noviembre-diciembre, 1997. Darío, Rubén. Autobiografía. Ediciones Distribuidora Cultural, Managua, J.R. Nicaragua, 1983. De Pedro, Valentín. Vida de Rubén Darío. Colección “Biblioteca Dariana”. Managua, 2001. Grossmann, Guido. La Costa Atlántica de Nicaragua. Editorial La Ocarina. Ministerio de Cultura. Managua, 1988. Impreso en Italia. Informantes Varios en el Trabajo de Campo. López Austin, Alfredo. La religión, la magia y la cosmovisión. Compendio de lecturas “Introducción a la Historia Antigua de Nicaragua. Compiladas por el Dr. Ricardo Wheelock Román para la Maestría en Historia. UNAN-MGA. Noviembre-diciembre, 1997. M.W. Los Indios Mískitos y su río dorado (1699). Traducción de Luciano Cuadra. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 107, Abril-junio, 2000. Banco Central de Nicaragua. Matilló Vila, Joaquín. Collares precolombinos de Nicaragua. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 40. Marzo-abril, 1981 Banco Central de Nicaragua. Nutting, Charles C. Antigüedades de Ometepe, Nicaragua. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 35-36, mayoagosto, 1980. Banco Central de Nicaragua. Pector, Desiré. Vestigios de las poblaciones precolombinas de Nicaragua. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 105. Octubre-Diciembre de 1999. Banco Central de Nicaragua. Schneider, Hermann Gustav. La Mosquitia. Historia de la Unitas fratrum en la Mosquitia. (1849-1898). Primera Edición, Managua. CIEETS, 1998. Torres, Edelberto. La dramática vida de Rubén Darío. Editorial Nueva Nicaragua, 1982. Zambrana, Emilio. Diario La Prensa del 10 de agosto de 2003.

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III. Algunas expresiones del habla en Nicaragua

Piropos Según el Diccionario General Ilustrado de la Lengua Española, el significado de Piropo es “(L. Pyropus, del gr. Pyropos, parecido al fuego) [...] 3. Lisonja, requiebro.” Lisonja, según el mismo, significa alabanza y “Lisonjear: Adular, dar motivo de envanecimiento, deleitar, agradar, halagar”. En el Diccionario del Origen de las Palabras, piropo es voz que tiene su origen en la latina Pyropu (m) y ésta en la griega Pyropos, [...]. El término entra en español en el S XV para designar a una piedra preciosa de color rojo brillante y generalmente tallada en óvalo, y que perfectamente podría ser el rubí y el granate. Más tarde, como metáfora propia de los tópicos de la literatura renacentista, se aplicó a la descripción de la belleza femenina, bien el color del rostro, bien al “fuego de los ojos” (abundantes son los ejemplos de mejías o labios rubíes, dientes perlas, ojos aguamarina, zafiro o esmeralda, etc.). A partir de este último significado, y considerando también los efectos flamígeros de sonrojo que el buen piropo debía causar en la receptora, llegamos al actual del “requiebro”. Las fuentes bibliográficas nos indican que, posiblemente, el piropo tiene su origen en la existencia de los caballeros de finales de la edad media e inicios del renacimiento en el que los ideales del hombre ya no se centraban en lo teológico, sino que tomó sentido el antropocentrismo y el ser humano empezó a preocuparse más por sí mismo.

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Desde aquellos tiempos, el término caballero y caballerosidad han quedado como sinónimos de hombre honorable, cumplidor de su palabra, defensor de la mujer y del débil y parece ser que en este período se crearon actitudes hacia la mujer, como el galanteo y el trato delicado, atento y de admiración hacia ella. Las serenatas tienen también su origen en esta época en que los hombres escribían pequeños versos y los musicalizaban para enamorar a sus futuras esposas a través de los trovadores. La forma original, del piropo en Nicaragua, es una estrofa rimada, a veces una frase completa que puede o no tener ritmo, en otras se presenta como un pareado. En todas estas formas pueden interpretarse expresiones cargadas de romanticismo. En la actualidad, ha ido cambiando el mensaje y a veces escuchamos piropos que son verdaderas agresiones verbales. Ha cambiado, asimismo su morfología, y resulta que muy a menudo escuchamos frases interjectivas, en algunos casos metafóricos, en ocasiones muy hermosas e ingeniosas, a veces “cargadas de irreverencia”, o “subidas de tono”, pero en todas ellas encontramos el ingenio, la picardía y creatividad del nicaragüense. En la siguiente expresión, escuchada frecuentemente en Estelí y resto del país, nos percatamos de la audacia y la desfachatez que caracteriza al nicaragüense cuando le gusta una mujer y a través de un piropo se lo hace saber: ♦ Adiós cuñado, me la cuida! Dice esto sin importarle que el acompañante pudiera ser su marido, novio o simplemente un compañero sentimental y se expone a la posibilidad de ¡ser agredido! Encontramos piropos en los versos románticos siguientes: Pañuelito pañuelito, servime de mensajero. andá y decile a la Chintita que todavía la quiero. Quiero construir una escalera de ciento un escalón, para subir hasta tu pecho y llegar a tu corazón.

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El fruto nació verde, el tiempo lo maduró, mi corazón nació libre y el tuyo lo conquistó. Los siguientes, son versos rimados y groseros: ♦ Si no me das tu amor, si no me das tu aliento, te meto una patada y te reviento. ♦ Sos bella flor del jardín, olés a calcetín y tu cutis es tan bello como el culo de un camello.... Peña-Hernández señala al­­­­ gu­­nas locuciones o co­pli­­­llas que pudieron serusa­­dasindis­ tintamente co­­­mo piro­pos y señala: “Es evi­dente que las locu­cio­nes populares reflejan el verdadero inge­ nio, pers­picacia y sentido de humor de los habitantes de un país...” En este sentido, el piropo tiene un carácter más específico ya que en lo general, las locuciones o coplillas pue­den hacer referencia a otros asuntos de nuestro folclore. Como ejemplo de coplillas, que pudieran ser usadas como piropos, copio de los Cantares nicaragüenses para ilustrar lo siguiente: Dicen que me pretendés andí alistando los reales ay después no me salgás con más hojas que tamales Que te pretendo es muy cierto por los reales no hay excusa ay después no me salgás con más nalgas que pupusa

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Una característica muy relevante, es que los piropos en nuestro país, son expresiones casi exclusivas de los hombres, ya que son muy pocas las mujeres que se “atreven” a piropear a un hombre, más sin embargo las hay. Seguramente, esta situación no es producto de la falta de imaginación del sexo femenino, si no más bien un caso de roles de género, característicos en nuestra sociedad, que de alguna manera censura tal comportamiento como indebido en una mujer. Sin embargo, es muy usual escuchar entre las mismas, frases como las siguientes: ¡Que bonita “andás” hoy!, que regio te queda ese vestido! O, ¿para dónde vas tan guapa? Estas expresiones las mujeres pueden decirlas, en general, también a los hombres, pero desde un punto de vista imparcial, sin ánimo de enamorar. Los piropos reflejan nuestra cultura y han sido transmitidos de forma oral mediante los procesos de socialización de generación en generación. Los piropos, son comúnmente usados en todos los ámbitos sociales formando parte de la identidad del nicaragüense. Se ubican dentro de la picaresca nicaragüense y son expresiones del lenguaje popular. Refiriéndose a la relación entre el habla popular y el lenguaje culto, Julio Ycaza Tigerino, señaló lo siguiente: ... Pero hay que señalar que es muy difícil establecer un límite preciso entre uno y otro lenguaje, [...]...Por otro lado hay desde luego [...] una diferenciación importante entre lengua hablada y escrita, y es en la lengua hablada donde las fronteras entre el lenguaje popular y culto son menos firmes. Aparecen mencionados algunos piropos de uso latinoa­ mericano, pero que en nuestras expresiones cotidianas son muy usados, así como hay otros que han sido creados por nuestro pueblo. Al respecto Mántica señala: Arbitrariamente consideraré patrimonio del habla nicaragüense todas aquellas palabras, expresiones, dichos, proverbios, etc., que forman parte en la conversación ordinaria del común de los nicaragüenses,

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caracterizándola o matizándola, aún cuando éstas tengan un origen reconocidamente extranjero... A pesar que el piropo es usado indiscriminadamente en nuestro país, y no existe ciudad, poblado, barrio, localidad, valle, caserío, taller, parada de buses, universidad, centro de trabajo, etc., en el que no se escuche un piropo, estos aún no han sido estudiados o al menos en mis indagaciones no encontré referencias al respecto. Los piropos se insertan dentro del español hablado en Nicaragua, y como señalara la doctora Reina García, en su Breve Diccionario de Fraseologismos: Describir el habla ha sido una aspiración de muchos estudiosos en nuestro país. Hasta la fecha, ya se han hecho algunos intentos aislados de recopilación y descripción del léxico, lo mismo que algunos análisis esporádicos sobre fenómenos morfológicos, sintácticos, etc., de nues­tra variante dialectal. Sin embargo, aún hace falta un estudio sistemático y coherente del español hablado en Nicaragua. El presente estudio, es precisamente, un intento por recopilar esta forma de expresión del habla nacional. La doctora García, citando a la doctora Zoila Carneado Moré, con relación a sus estudios sobre los fraseologismos cubanos, señala que la misma considera que la moderna teoría fraseológica considera como fraseologismo a todo grupo fijo o permanente de dos o más palabras con significado de conjunto que, generalmente, tiene representación metafórica y un alto grado de expresividad. Importante en nuestro empeño, resulta señalar, que una gran cantidad de los piropos usados por los nicaragüenses y que aparecen en este estudio tienen similitudes y aspectos coincidentes con los fraseologismos, de tal forma que se podría afirmar que éstos son aspectos generales, en tanto los piropos son aspectos específicos —por la temática que abordan— de los casos de frases hechas.

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Veamos los siguientes: ♦ Si como caminás cocinás, hasta la paila me como. ♦ Si como lo movés lo batís, ¿cómo será el chocolate? ♦ Si así sos de día, ¿cómo serás de noche? Retomando lo citado por la doctora García y a partir de esta definición, trataremos de señalar algunas de sus características más relevantes: Estabilidad de la Combinación de palabras que forman la unidad fraseológica En este caso, los piropos se distinguen por constituir una combinación de palabras de estructura permanente, en la que cada elemento pierde su independencia y sólo existe en el conjunto. ♦ Me gustan tus tortillas, ¿me las vas a seguir echando?. ♦ Un amor rechazado es un amor eterno. ♦ Se olvidan las penas, se olvida el dolor, pero no se olvida el primer amor. Unidad léxico-semántica Los piropos, poseen un significado de conjunto. Si tomamos cualquiera de ellos, nos percatamos que al tratar de aislar el significado de las palabras que lo integran, pierde el significado de conjunto. Por ejemplo, si escuchamos: ¡Ay amor, no hay mejor bocado que la mujer ajena!, cuyo significado de conjunto que es evidente, nada tendría que ver con el significado individual de cada palabra: bocado, mujer y ajena. Significado metaforizado y alto grado de expresividad El significado metaforizado caracteriza a la mayoría de los piropos, los que enriquecen su contenido con metáforas o comparaciones que aluden a algo o a alguien sin men­ cionarlo.

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Veamos los ejemplos siguientes: ♦ ♦ ♦ ♦

Corazón de arroz, la que me cuelga es para vos. Estás como agua para chocolate. Adiós amor, con ese par yo me termino de criar. Una vieja enlunada es como una carreta en bajada.

Temas predominantes en los piropos recopilados Características de las personas Características físicas Se enamora a la persona, por sus características físicas: por su delgadez o gordura, color de la piel, estatura, forma de caminar, accesorios en el vestir, etc. Tomemos como ejemplos: ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Con esa negra, hasta acabar. Adiós chelita y ¿todo eso es tuyo?. Amor, te movés más que Managua. Flaca, tirame un hueso. Regalame ese lunar amorcito. Parecés pulpería de pueblo, ¡chiquita, pero surtida!

Características psíquicas Aluden al carácter y personalidad, al conjunto de cualidades o defectos intelectuales y emocionales de las personas, que reflejan su conducta. ♦ El que no te conoce que te compre. ♦ Carita triste, culo alegre. ♦ Sos como la gata angora, si te la meten gritás y si te la sacan llorás. ♦ La que da el pico, da el mico.

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Características sociales y morales Aluden a la condición social ♦ ¡A mejores me he cogido! ♦ Quisiera ser mecánico para meterle mano a tu máquina. Recursos estilísticos y semánticos utilizados en los piropos recopilados Metáforas y comparaciones Son estos los recursos más comunes en los cuales se establecen relaciones de semejanzas entre las personas, los animales y las cosas en general. Tomemos como modelos los siguientes: ♦ Amor, aquí está tu león para comerte. ♦ Estás tan apetitosa como un “indio viejo”. ♦ Adiós repollito tierno. Tabúes y eufemismos Son los más expresivos y pintorescos, se manifiestan a través del doble sentido y la picardía, algunos son absolutamente atrevidos. ♦ Amor, con esas tetas, ¿para qué te pintás los labios?. ♦ Adiós flor de ayote, cada vez que te veo se me para el garrote. ♦ Me gustan las mujeres que me dan helado… el lado de atrás. Estructura formal de los piropos Frases verbales Son los piropos en los que el verbo, conforma el eje alrededor del cual se agrupan los demás elementos de la frase. ♦ Le llovió en la milpa. ♦ Abrí tus ojos que quiero ver el mar.

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Frases nominales Tienen como elemento nuclear el sustantivo. Veamos los ejemplos a continuación. ♦ ¡Ay potranca, sólo los suspiros se oyen! ♦ ¡Esa lora quiere masa! Frases adjetivas En este caso, la palabra nuclear es un adjetivo o participio que expresa una cualidad, por medio de la cual se califica al sustantivo. ♦ Son tus labios tan dulces como la miel. ♦ Que ricas tentaciones son las que te adornan. El origen de los piropos es diverso, algunos surgen como producto de hechos coyunturales internacionales, como ejemplo tenemos: ♦ Amor, si así fuera la guerra en Irán, ya me hubiera ido a combatir. Otros surgen de acontecimientos de grandes repercusiones políticas, sociales y económicas, como el que a continuación se les presenta: ♦ Quisiera ser un terrorista para irme a estrellar entre tus dos torres. Existen algunos piropos que surgen en regiones específicas, por algo característico de algún pueblo. Tobías Jiménez, un rivense enseñó el siguiente: ♦ Amor, te lo voy a chupar hasta dejártelo simple. Este piropo hace clara alusión al gusto de los rivenses por el consumo del mango que es una fruta que se produce en grandes cantidades, recordemos a Róger Matus Lazo quien ya señaló que “el lenguaje, como todo fenómeno social, está limitado y determinado por una realidad definida por factores sociales y geográficos”.

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Ilustrando lo anteriormente señalado, tenemos el siguiente: ♦ ¡Ay amor, te movés más que Managua! O, como el que en alguna ocasión se le escuchó decir a Carlos Mejía Godoy y que éste, a su vez, lo escuchó de su abuela en Somoto: ♦ Sos más sencilla que un calzón de manta En Estelí, y casi todo el norte del país, las personas se caracterizan por muchas cosas, una de ellas es el color de la piel bastante claro y es muy común escuchar lo siguiente: ♦ Adiós chelita, y ¿todo eso es tuyo? Recordamos una anécdota cuando hace ya bastantes años, en Estelí, mi ciudad natal, en el tiempo que cursábamos la secundaria, a mi amiga Cándida Rosa González, muchacha muy guapa y bastante seria, le dijeron este piropo: ♦ “Adiós amor, y ¿todo eso es tuyo?” Todas las jóvenes de aquella época que íbamos con ella, pensamos que le recriminaría al “abusivo piropeador”, pero fue grande nuestra sorpresa cuando ésta le contestó: mmm... y eso que no has visto nada! O como el siguiente: Adiós guapa, si te casás conmigo te llevo para Camoapa. Nuestro pueblo también recurre a metáforas en el uso oral de los piropos, veamos: ♦ Sos el tronco donde clavo el hacha de mis deseos. ♦ Amor, no me querés regalar una pluma y yo te quiero dar una paloma. Designando metafóricamente al pene, aparece la palabra paloma en el Léxico del cuerpo humano por Enrique PeñaHernández y Julio Ycaza Tigerino: Cuando se muera mi suegro que lo entierren en la loma

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por si se quiere salir que le corten la paloma. O como el siguiente: Una palomita entró en la puerta de un convento y las monjitas gozaban de tener paloma adentro Los piropos puede, asimismo, originarse de una moda, de una marca de ropa, etc. Como ejemplo tenemos el de una mujer hermosa que llevaba puesto un pantalón Lee y un hombre le dijo: ♦ Amorcito, si ese Lee, ésta escribe. Y también: ♦ Adiós amor, que buena está... la marca de tu pantalón. Otros, se refieren comparativamente a las delicias de nuestra comida: ♦ Adiós pipiancito tierno. ♦ Adiós ayotito en miel. ♦ Adiós dulcito de coco. En su Recensión a El habla del nicaragüense, Cerutti, señaló lo siguiente: Entre los diminutivos más sabrosos de nuestra habla, recordaría aquel delicioso pipiancito que da frescura vegetal incluso a lo que vegetal no es. Seguramente, el mismo se refería a nuestros piropos. Algunos como el siguiente, surgen de la existencia de algunos utensilios de nuestra cultura material: Amor, quisiera poner mi molinillo en tu jícara, que además nos recuerda aquel dicho que utiliza nuestro pueblo cuando dos hermanos tienen rasgos físicos muy semejantes: es que fueron hechos en la misma jícara y con el mismo molinillo, para hacer énfasis al hecho de que son hermanos de padre y madre. Algunos otros son usados indistintamente como refranes y Mántica los incluye en su refranero señalando que: mucho más

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interesantes resultan aún las llamadas frases interjectivas, que en algunos casos son verdaderas oraciones exclamativas y que dan al habla nicaragüense extraordinario colorido. Algunas son rimadas... Veamos las siguientes: ♦ A gato viejo, ratón tierno. ♦ El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga. ♦ El que no sabe de penas, no sabe de amores. ♦ El que no te conoce, que te compre. ♦ Macho que se revuelca pide jornada. ♦ ¡Le llovió en la milpa! ♦ ¡Estás de muy buen ver, pero de mejor coger! ♦ Cuanta curva y yo sin frenos. ♦ ¡Esa lora quiere masa! ♦ ¡Que hermosa viuda dejó el difunto! ♦ Un buen polvo no se le niega a nadie. ♦ La que da el pico da el mico. ♦ Aquí tenés la quema maíz de noche. ♦ Me gustan tus tortillas, ¿me las vas a seguir echando?. ♦ La que de amarillo se viste, a su hermosura se atiene. ♦ A las mujeres y a los charcos, se les cruza por el medio. ♦ Mano fría amor de un día, mano caliente, amor ardiente. ♦ Carita triste, culo alegre. ♦ Cuando ésta se para, éste no piensa. ♦ ¡Tu boca es la medida! ♦ No hay sábado sin sol, ni vieja sin su arrebol. ♦ Véngache con chu papa. ♦ Lo que Dios te dio, San Pedro te lo bendiga.

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♦ Sos como la gata angora, si te la meto gritás y si te la saco llorás. “Otros nacen de la fantasía o de la búsqueda de una rima apropiada”. ♦ Si a como lo mueve lo bate, como será el chocolate. En otras ocasiones surgen con los adelantos de la ciencia ♦ ¡Deberían permitir la clonación para reproducirte por montones mamacita! ♦ Quisiera que fueras mi mouse para tenerte todo el día entre mis manos. Otros surgen de la observación de la flora y fauna como ejemplo tenemos: ♦ ¡Quisiera que fueras murciélago para tenerte siempre con las patas para arriba, amorcito! ♦ Amor, sos como la marihuana, un minuto con vos y me pongo loco. Los piropos, nacen de manera espontánea del pueblo y son expresiones simbólicas de los deseos, anhelos, y de las fan­ta­sías sexuales de su gente. A través de un piropo nos percatamos de los puntos de vista, de los enfoques sobre el mundo, de la filosofía, religiosidad, escolaridad, cultura y modo de ser en general del nicaragüense. Los piropos son ilimitados dentro de la lengua y la mayoría se insertan dentro de nuestro léxico sexual, expresando diversas reacciones que por alguna razón inspiran las personas “destacándose la vitalidad de la lengua y la riqueza imaginativa del pueblo” según lo ha señalado Jorge Eduardo Arellano, en el Léxico sexual de Nicaragua, quien además, nos ilustra con un piropo que un estudiante nicaragüense dijo a una mesera en Madrid: Te voy a desarrugar los paletones del cheto. Seguramente, ella no comprendió su significado. Cheto es un hipocorístico de Aniceto que en el lenguaje sexual nicaragüense es un término muy conocido con que se nombra a una parte del cuerpo.

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Los piropos, son apenas una pequeña muestra de la gran variedad de manifestaciones de nuestra habla que no conocen fronteras étnicas, raciales, generacionales, religiosas, etc. A continuación, copio una parte de la compilación que hizo Bayardo Gámez, esteliano y también amante de nuestra cultura, acerca de los piropos más escuchados en este depar­ tamento: ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

¡Adiós cuñado, me la cuida! ¡Adiós chelita linda! ¡Adiós María, la que va en medio es la mía! ¡Vistiendo santos te vas a quedar! ¡Me quito el nombre si no te llevo al altar! ¡Adiós mi reina, me tenés destrozado!

Buscando por aquí y revisando por allá encontré en Cantares Nicaragüenses —el libro cuyos autores son don Carlos Mántica y el Dr. César A. Ramírez Fajardo— una serie de canciones, coplas, bombas y retahílas que también son usadas como piropos. La siguiente es sumu: Que flor tan bonita la que lleva esa muchacha. Pero es más hermosa ella que la flor. Del folclore universitario tenemos: Dichosos días del mes de enero que hermoso cuero que voy a romper y aunque tu papa me aviente reata toda esta estaca te voy a meter. En las coplas, bombas y retahílas miremos lo siguiente:

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Coplas En el mar hay un pescado que le llaman la mojarra la mujer que duerme sola se lo toca y se lo agarra. Hoy se usan cosas postizas que caben en la cartera y unas que antes eran lisas hoy se ven con su pechera. La luna estaba escondida medio oculta, yo lo se pero como soy pendejo ni siquiera te besé. Coplas de La Gigantona Del cielo cayó una estrella y se hizo cuatro pedazos. No pierdo las esperanzas de tenerte entre mis brazos. Dos estrellas se han perdido que en el cielo no aparecen en tu cuerpo se han metido y en tu cara resplandecen. Bombas o improvisaciones Desde mi tierra he venido pisando tierra caliente sólo por venirte a ver los colochitos en la frente. Te miro desde hace rato y no me hacés ningún caso porque sólo estás mirando a ese ñato “care-gato”. Coplas dundas Negrita si me querés esperame en el potrero

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como tu papa no ve creerá que soy ternero. Llegué a cantarte a tu casa y me ladraron los perros quise agarrar una piedra pero me embarré los dedos. Los ojitos de tu cara alumbraban mi destino ayer me los apagaste se hizo mierda mi destino. Anoche estuve en tu casa me colmaste de abrazos y besos y al irme para mi casa “dónde vas, si son cien pesos”. Las coplas del pañuelito Quisiera ser zacatito de ese que hay en tu solar para verte las nalguitas cuando vayas a orinar. Negrita si me querés esperame en el madroño y justo a los nueve meses esperamos el retoño. Para mayor comodidad en su lectura, hemos clasificados los piropos de la forma siguiente: ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Sobre ojos y miradas. Que inician con ...Quisiera. Que inician con ... Si. Religiosos. Sobre frutas, dulces y alimentos. Sobre la belleza. Románticos, tormentosos, filosóficos... Relacionados con el Cosmos. Relacionados con la ciencia.

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Relacionados con animales. Que inician con.... Adiós . Groseros y expresiones varias. Generales. Sobre flores. Sobre sueños y Sobre besos.

Ojos y miradas ♦ Abrí tus ojos que quiero ver el mar. ♦ Tus ojos son las luces que necesito en una noche oscura. ♦ Tenés unos ojos tan hermosos que daría todo por estar dentro de ellos. ♦ Tus ojos son como el cielo. ♦ Si tus ojos fueran piscina, me tiraría del trampolín de tus pestañas. ♦ Que bellos ojos verdes, me gustaría ser pez y perderme en tus aguas. ♦ Debe ser que miro con los ojos del corazón, porque veo tu rostro en todas partes. ♦ Me miraste, y ya no pude olvidar tu mirada. Me besaste, y ahora quiero que me vuelvas a besar. ♦ Tus miradas son besos para mi corazón y tu sonrisa es caricia para mi alma. ♦ Con una mirada me robaste la calma, devuélvemela con un beso y yo te doy mi corazón. ♦ Tus ojos son dos luceros que iluminan mi rumbo. ♦ Con tus ojos tan hermosos y profundos como el mar, son muy pocos los momentos que te dejo de admirar. ♦ Mírame una sola vez, ojos color de esperanza, mirame una sola vez y verás como mi amor te alcanza. ♦ Los destellos del atardecer son muy hermosos, pero no pueden compararse con el brillo de tus ojos.

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♦ Si la luna es bonita, más bonito es el sol, pero una mirada tuya no tiene comparación. ♦ Diablo de ojos claros sos un gran ladrón, porque sin darme cuenta, me robaste el corazón. ♦ En tus bonitos ojos leo mi suerte, pero si tu me olvidas sería mi muerte. Quisiera ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Quisiera ser helado, para que me chupés hasta el palo. Quisiera ser albañil, para taparte todos los agujeros. Quisiera ser escoba, para que me agarrés del garrote. Quisiera ser piedrita, para entrar en tu solar y verte la cosita cuando vayas a orinar. Quisiera ser tu montura, para cargar tus nalgas duras. Quisiera subir el telón, para verte el calzón. Quisiera ser tu sol, para alumbrar tu día, quisiera ser tu luna, para velar tus sueños. Quisiera estar de cumpleaños, para comerme ese que­ quito. Quisiera ser el sol, para entrar por tu ventana, encontrarte sentadita y que me digás tomá tu teta y mamá. Quisiera ser el mar y que tu fueras la roca, porque al subir la marea, te besaría en la boca. Quisiera ser tu tipo de sangre, para vivir en tus venas y recorrer todos los rincones de tu cuerpo. Quisiera estar en tu pecho y saber por quién suspiras. Quisiera ser arete, para ir colgado siempre de tus orejas. Quisiera ser bizco, para verte dos veces. Quisiera ser en esta hora un minuto de tu vida. Quisiera ser ángel, para llevarte hasta el cielo. Quisiera ser alpinista, para encajar mi pico en tus mon­ tañas. Quisiera ser canción, para estar entre tus cantos.

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♦ Quisiera ser Tarzán..., para perderme en esa jungla. Si... ♦ Si no hubieras nacido, te encargaría como regalo de navidad. ♦ Si yo fuera pantalón, siempre estaría dentro de ti, cora­ zón. ♦ Si así es el camino, ¿cómo será la cueva mamacita?. ♦ Si soy blanco o si soy negro, que importa si yo te quiero. ♦ Si así sos de día, ¿cómo serás de noche?. ♦ Si así te movés caminando, ¿cómo serás........?. ♦ Si se unen los mares con los ríos, ¿por qué no unimos tus pelos con los míos?. ♦ Si tu trasero fuera una flor, quisiera ser una abeja para clavar mi aguijón. ♦ Si amarte mucho es anormal, entonces soy un fenó­ meno. ♦ Si tus labios fueran enchufe, y los míos interruptor, tendría el pelo electrizado y encendido el corazón. ♦ Si el mar fuera tinta y el cielo papel, no alcanzarían para escribir lo que siento por vos. ♦ Si querés salud y energía, bésame tres veces al día. ♦ Si no sabes besar, yo te enseñaré, poné tus labios sobre los míos y olvidá la hora que es. ♦ Si un rubio te pide un beso y un moreno el corazón, no rechacés al moreno por un rubio besucón. ♦ Si tus besos fueran fuego, mis labios cenizas fueran. ♦ Si tus ojos son la ventana de tu alma, quiero vivir en la casa de tu corazón. ♦ Si la belleza fueran segundos, vos serías veinticuatro horas. ♦ Si Cristóbal Colón te mirara, diría: “¡Santa María, pero que pinta tiene esta niña!”.

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♦ Si la felicidad es agua y el amor es fuego, ¡cómo me gustaría ser tu bombero! ♦ Si tu cuerpo fuera cárcel y tus brazos cadenas, ¡qué bonito sitio para cumplir una condena! Religiosos ♦ ¡Hay amor, si San Antonio te ve, bota el niño! ♦ ¿A cuál de los ángeles dejaste ciego por robarle esos ojos? ♦ ¡Si fuera Cardenal, te pondría una Catedral! ♦ Con un trocito de cielo, Dios hizo tu personita, y mirando hacia la tierra dijo: ahí va una cosa bonita. ♦ Quererte como te quiero y no poderte besar, es el castigo más grande que Dios me ha podido dar. ♦ No sabía que los ángeles también usaban ropa... ♦ ¡Dios mío! Se me apareció la Virgen, pero !sin el niño! ♦ San Judas Tadeo, ¿qué tengo en los ojos que puros ángeles veo? ♦ Niña, si San Lázaro te ve, ¡suelta las muletas! ♦ Si vos sos el infierno, ¡quiero que me metan en la paila! ♦ No te murás nunca bombón, que a San Pedro le van a salir caries. ♦ Santa Bárbara, santa por delante y bárbara por detrás. ♦ ¡Mi amor, el Génesis miente, lo primero que hizo Dios fue tu piel! ♦ Amor, deberías llamarte Susana... su santísimo Dios que bella sos. ♦ Me engañan mis ojitos, ¿o es que Dios está mandando angelitos? ♦ Sos tan hermosa que hasta tu ángel guardián se ve tentado a pecar. ♦ Me llamas tu vida, llámame tu alma, porque el alma es inmortal y la vida se acaba.

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♦ Bendigo el nombre de Dios por haberme permitido observar en vida, lo más hermoso de su creación. ♦ No he de morir para entrar al paraíso, gracias a tu amor lo has hecho mío. ♦ ¡Pecar por vos valdría la pena, preciosa! Frutas, dulces, alimentos... ♦ Estás tan apetitosa como un “indio viejo”. ♦ Mi amor, no me des ni chicha, ni limonada, mejor dame tus dos hermosas cuajadas. ♦ En esa casuela no hay yuca que no se ablande. ♦ En mejores pailas he frito mis huevos. ♦ Naranja dulce, limón partido, dame el abrazo que yo te pido. ♦ La carne india es la mejor. ♦ Son tus labios tan dulces como la miel. ♦ Quisiera ser vino para estar contigo, quisiera ser sopa para estar en tu boca. ♦ Me gustan las espinacas, pero más me gustan tus piernas flacas. ♦ Caramelo de menta, por lo dulce y fuerte. ♦ Esa casa tiene los mejores dulces de mi barrio. ♦ Adiós terroncito de azúcar. ♦ Café quiero, café prefiero, café son los ojos del muchacho que más quiero. ♦ Ojos de mantequilla, boquita de requesón, envuelto en una tortilla te mando mi corazón. ♦ Amor, no caminés bajo el sol, con este calor, los bom­ bones se derriten. ♦ Ayer pasé por tu casa, me tiraste un limón, la cáscara cayó en el suelo y el zumo en mi corazón. ♦ Tirame la piña, tirame el limón, tirame la llave de tu corazón.

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♦ Las naranjas nacen verdes, el sol les da su color, mi corazón nació libre y el tuyo lo encarceló. ♦ Pan es pan, queso es queso, y no hay amor si no hay beso. ♦ Quisiera ser caramelo, vaya ocurrencia más loca, para pegarme en tus labios y deshacerme en tu boca. Belleza ♦ Del cielo cayó un ángel para pintar tu figura, pero no encontró color para pintar tu hermosura. ♦ Nuestras almas se cruzaron por capricho del destino y vos sos lo más bello que en la vida yo he tenido. ♦ No quiero dinero, ni riqueza, a mi me basta con tu belleza. ♦ Cuando te vi llegar le dije a mi corazón, que linda piedrita para darme un tropezón. ♦ Un pintor pintó una rosa, otro pintor pintó un clavel, pero artistas son tus padres que hicieron tan bella mujer. ♦ Ni mil poetas en mil años podrían describir una milésima parte de tu belleza. ♦ Para embellecerte no hace falta nada. Románticos, tormentosos y filosóficos ♦ Cuando las rocas hablen, cuando las aguas dejen de correr, en ese preciso instante te dejaré de querer. ♦ En el Océano Pacífico se me perdió un alfiler, el día que lo encuentre te dejaré de querer. ♦ Quizás llegue el día que te he de dejar, pero jamás el momento que te he de olvidar ♦ Podré no verte, podré no hablarte, pero lo que jamás podré, será olvidarte. ♦ Si piensas en olvidarme, olvídate de pensar. ♦ Si frío es el invierno, más fría es la soledad, por eso te quiero a mi lado por toda la eternidad.

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♦ Habrá quien te quiera y te ofrezca el corazón, pero no cualquiera te lo ofrece sin condición. ♦ Con amor se hizo el mundo, con amor te quiero yo, con amor te quieren muchas, pero nadie como yo. ♦ Cuando el mar se seque y el sol deje de brillar, ese será el día en que yo te deje de amar. ♦ Sos un muchacho corriente, sos un muchacho vulgar, pero no se que me diste que no te puedo olvidar. ♦ Nunca olvides que te espero y nunca esperes que te olvide ♦ Amantes toda la vida, amantes hasta la muerte, y como la muerte es vida, amantes eternamente. ♦ Dicen que la distancia acaba con el amor más profundo, pero yo no te olvido aunque me saquen del mundo. ♦ Nuestro amor es como los números, ¡nunca se acaba! ♦ Sos fácil de recordar, pero eres imposible de olvidar. ♦ En la arena escribí tu nombre, el agua me lo borró, lo escribí en mi corazón y nunca se me olvidó. ♦ Todos tenemos un hogar en el mundo, pero a vos te he reservado un trono en mi corazón. ♦ Te voy a amar eternamente, porque tu amor se ha instalado en mi alma, y el alma ¡nunca muere! ♦ Tres veces agarré la pluma, tres veces se me cayó, tres veces escribí tu nombre y nunca se me olvidó. ♦ No busques en biblioteca un libro que hable de amor, pues el amor es una ciencia que nace en el corazón. Cósmicos ♦ Para mirar las estrellas me asomo a tus ojos porque ¡sos un cielo! ♦ Ya no puedo ni mirarte porque ¡deslumbras más que el Sol! ♦ Sos como la Luna, mística y serena, dueña de mis sueños, musa de mis versos.

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♦ Somos dos planetas en el mismo cielo y dejamos de ser dos al decirte te quiero. ♦ De la galaxia un lucero a la tierra vino a caer, frente a mi lo tengo. ¡Que bella mujer ! ♦ Tus ojos son estrellas y toda vos sos el cielo, ahora entiendo porqué siempre quise ser astronauta. ♦ Con el Sol te mando amor, con la Luna ternura y con este beso te digo que te quiero con locura. ♦ En el cielo los relámpagos son destellos y en la tierra tus ojos son lo más bellos. ♦ Me gustaría ser el Sol para derretir el hielo de tu cora­ zón. ♦ Tus ojos son mi cielo, tus labios son mi mar, tu cuerpo es la tierra que yo quiero habitar. ♦ En el cielo las estrellas se juntan de dos en dos, pero no se quieren tanto como nosotros dos. ♦ El día en que vos naciste, hubo un eclipse de Luna, y desde entonces hasta ahora me sonríe la fortuna. ♦ La Luna tiene tu cara, me lo ha dicho un ser querido, la Luna tiene tu rostro, por el que yo ando perdido. ♦ Aún no puedo ver el Sol del atardecer, pero te tengo a mi lado y vos brillás más que él. ♦ Una estrella se ha apagado, en el cielo no aparece, en tu pecho se ha metido y en tu cara resplandece. ♦ El Sol y la Luna no se pueden comparar a este lucero que acaba de pasar. ♦ El cielo se quedó sin estrellas y yo me he quedado con la más bella. ♦ ¿Sabés que le pasó a la capa de Ozono? Le arrancaron un pedazo de cielo y lo pusieron en tus ojos. ♦ En la mañana brilla el Sol, en la noche brilla la Luna, y en el centro de mi corazón, brillás vos como ninguna. ♦ Sos como una estrella, tan bella para admirarla, y tan lejana para tocarla.

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Relacionados con la ciencia ♦ Ojalá fueras mi mouse para tenerte todo el día en mis manos. ♦ Si fueras computadora te tuviera conectada todo el tiempo en el Internet de mi corazón. ♦ Deberían permitir la clonación, para fabricarte por montones. ♦ Si fueras computadora yo quisiera ser tu virus. ♦ Quisiera ser hacker para robarme el password de tu corazón. Sobre animales ♦ Amor, no me querés regalar una pluma y yo te quiero regalar una paloma. ♦ Adiós pajarito tierno, si fuera gato ya te hubiera comido. ♦ Mi amor, el toro se enamoró de la Luna porque no encontró una vaca como vos. ♦ Ay potranca, ¡nada más los suspiros se oyen! ♦ ¡Esa lora quiere masa! ♦ Ay amor de mi vida, con esas piernas de cordero, te llevo directo al matadero. ♦ En el patio de mi casa hay un palito de anís, me gustaría ser pajarito para besar tu nariz. ♦ Hay en tu cara tres mariposas, dos en tus ojos y una en tu boca. ♦ Quisiera ser pajarito de alas amarillas y darte un beso aunque sea en las mejillas. ♦ Yo por usted mato un toro a cabezazos. ♦ Del cielo cayó un perico con una flor en el pico, el que me quite a mi novia le parto todo el hocico. ♦ Amor, ¿me dejás ser tu perro guardián? ♦ Brama la vaca, brama el ternero, decime mi amor dónde te espero.

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♦ ¡Quisiera ser gato, para pasar las siete vidas a tu lado! ♦ ¡Quisiera ser mosquito, para entrar en tu mosquitero y decirte en el oído lo mucho que te quiero! ♦ En el hipódromo de mi corazón vos sos la yegua que más corre. ♦ Sos como la gata angora, si te la meto gritás y si te la saco llorás. ♦ Quisiera que fueras mi mascota, para tenerte siempre a mi lado. ♦ Aquí me tenés plantado como paloma en estero, como querés que me valla, si no me das lo que quiero. Adiós ♦ Adiós luz de mis ojos, emperatriz de mi alma. ♦ Adiós pedacito de Luna. ♦ Adiós princesa de mis sueños. ♦ Adiós orgullosa. ♦ Adiós estrella de Marte, soy palmado, pero tengo amor para darte. ♦ Adiós bizcochito sensual. ♦ Adiós rosa de mi rosal. ♦ Adiós amorcito, estás tan surtida como pulpería de pueblo. ♦ Adiós amor, está buena... la marca de tu pantalón. ♦ Adiós mariposita color de rosa. ♦ Adiós amor, tanto cuero y yo sin zapato. ♦ Adiós amor, ponele placa a ese bómper. ♦ Adiós amor, sos un camión con tracción delantera. ♦ Adiós cantarito de arroz si me das un beso me voy con vos. ♦ Adiós mamacita, estás para respirar grueso. ♦ Adiós amor, y ¿todo eso es tuyo?

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♦ ¡Adiós morena hermosa! ♦ Adiós mamacita, y ¿toda esa ensalada de frutas es tuya? ♦ Adiós muñeca divina. Groseras ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Corazón de arroz, la que me cuelga es para vos. Me voy con mi derrota a darle mi amor a otra. ¡Qué linda tentación! ¡Clase licuadora! ¡Me la cuida compadre! ¡Clase casuela! ¡Por tu preciosura me desconcentro! ¡Ay amor, te movés más que Managua! ¡Que clase televisor! ¡Chocho, clase chichas! ¡Clase nacatamal! ¡Ay morena! Vos con pena y yo sin pena, nos vamos a la verbena. Amor, sos como la guitarra, dejame tocarte y te saco hasta el último son. Mamacita, ¡estás para hacerme el favor! ¡Cuánto globo y yo sin fiesta! ¡Tanta carne y yo en ayunas! Flaca, tirame un hueso! ¡Que bárbara! Sos tan fea que no te apunto ni con el control remoto.

Generales ♦ Amor aquí está tu león para comerte. ♦ Amor, yo quiero besar el suelo por donde caminás. ♦ Sos un espectáculo de mujer.

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♦ Ojalá la mitad de las estrellas brillaran como tus ojos. ♦ Mi amor por vos es tan grande, que el mundo entero empezó a parecer pequeño. ♦ La lluvia refresca mis pasos como vos mi corazón. ♦ Si en este tiempo yo estuviera a tu lado, no estaría tan resfriado porque tendrías mi corazón bien abrigado. ♦ Si querés saber cuánto te quiero, comenzá a contar las olas que hay en el mar. ♦ Si tus ojos siguen brillando de esa manera, el Sol tendrá que buscarse otra galaxia. ♦ Si fueras lluvia, cerraría mi paraguas para sentirte en mi cuerpo. ♦ Mi vida, cuando vas a la playa el mar aquieta sus olas sólo para contemplar tu belleza. ♦ El universo tiene un sentido, está frente a mí. ♦ Una mamita así, es la que necesito para mis hijos. ♦ Cuando pasás por mi lado, suspira tanto mi corazón que siento perder la razón. ♦ De lejos te estoy queriendo y de cerca con más razón y ahora que no te veo, tengo roto el corazón. ♦ Así como brilla el sol en un día de verano, así brillaba mi corazón cuando me dijiste te amo. ♦ El camello muere en la arena, el águila en la roca, y yo quisiera morirme en los labios de tu boca. ♦ En tu jardín puse un pino, en tu ventana una flor y en tu boca vida mía, un beso lleno de amor. ♦ Amor, ni das, ni decís donde hay. ♦ Me fui a las Islas Vírgenes para probar algo no probado, pero vos sos la mejor ricura con la que yo me he acos­ tado. Flores ♦ Sos bella, sos hermosa, y entre las flores de mi jardín sos la más valiosa

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♦ ¿Se te cayó un pétalo mi amor? ♦ Ojalá yo fuera el jardinero de ese hermoso tulipán. ♦ Dicen que las flores con el tiempo se marchitan, pero vos entre más años, más bonita. ♦ Retiren las flores de la mesa que con ella basta. ♦ Decime que te mire a los ojos y así sabré si las rosas tienen corazón. ♦ Del rosal salen las rosas, de las rosas los perfumes y de tus labios vida mía, un amor que me consume. ♦ Brotó mi amor cuando me miraste y floreció cuando me besaste. ♦ Tus ojos son gotas de rocío en la hermosa flor de tu rostro. ♦ Si fueras flor me gustaría ser un picaflor, para chupar toda tu miel. ♦ De las flores la violeta, de los emblemas la cruz, de las naciones mi tierra y de las mujeres tú. ♦ Te regalo once rosas, para que con vos se complete la docena. ♦ Si las muchachas más lindas fueran flores, vos serías el jardín botánico. ♦ Sos la flor que tiene la espina que desgarra mi corazón. ♦ Tome niña este jazmín que del jardín yo arranqué, la planta llora por él y yo lloro por usted. ♦ Adiós flor de capullo, voltea y mira lo que puede ser tuyo. ♦ Que culpa tienen las flores de haber nacido en el campo y que culpa tengo yo de haberme enamorado tanto. ♦ ¡Por eso me gusta el invierno, porque comienzan a salir las rosas! ♦ Si las flores hablaran, se quedarían mudas al verte. ♦ ¡Cuánto ha avanzado la ciencia que hasta las flores caminan!

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Sueños ♦ Soñé que me amabas, soñé que me querías y me caí de la cama por soñar tonterías. ♦ Sos mi sueño al despertar, sos lo más hermoso que la vida me puede dar. ♦ La otra noche soñé que me afeitaba mirándome en tus ojos. ♦ Sos el mejor sueño de un hombre hecho realidad. ♦ Si el sueño fuera tenerte, dormiría para siempre. ♦ Una nube blanca, una nube azul, en la noche un sueño y en el sueño vos. ♦ Sueña el cielo con las estrellas, sueña el agua con el río, sueñan los ángeles con Dios y yo sueño con vos. ♦ Quisiera ser un Ángel de la Guarda, para cuidar tus dulces sueños. ♦ Cuando estoy con vos me parece un sueño y cuando no estamos juntos sueño que estoy con vos. ♦ Me dormí para dejar de pensar en vos, pero olvidé que sos la dueña de mis sueños. ♦ Sos mi sueño, sos mi ilusión, sos una rosa brotando de mi corazón. ♦ Soñé que el sol helaba, soñé que el mar ardía, y por soñar imposibles, soñé que vos me querías. ♦ En la noche tuve un sueño, que me llenó de emoción, soñé que te daba un beso y vos el corazón. ♦ Te conozco... de mis sueños. ♦ Soñé que por la calle buscaba un gran amor, y en la calle de mis sueños, encontré tu corazón. ♦ Me gustaría ser aviador, para volar en tus sueños. ♦ Anoche soñé con un cuento de hadas, vos eras mi príncipe azul y yo tu princesa encantada. ♦ Si en la noche no podés dormir, no contés estrellas, contá conmigo.

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♦ En la mañana supe tu nombre, en la tarde lo recordé, por la noche te nombré en mis sueños y ya nunca te olvidaré. ♦ No se como será besarte, pero se la dicha que siento al soñarte. Besos ♦ Que dulces saben tus besos, debe ser la miel que guarda tu mirada. ♦ ¿Con esos labios, mi amor, cómo has de besar? ♦ Sos tan hermosa que te regalaría un millón de besos y si no te gustaran los aceptaría de regreso. ♦ Cómo puede escribir el poeta de besos, si no ha probado la miel de tus labios. ♦ La sed de mis labios no la calma el beber, si no el beso de otra boca que tenga la misma sed. ♦ Azul es el cielo, azul es el mar y de fuego es el beso que te quiero dar. ♦ Tus besos son como el viento que me lleva a buen puerto. ♦ Tenés frente de guerra, ojos de artillería y tu boca es bandera que yo besaré algún día. ♦ Si mis besos fueran colores, vos serías mi arco iris. ♦ El cristal de mi ventana con mi aliento empañé, en él escribí tu nombre y con besos lo borré. ♦ No hay placer más celestial, ni dicha más seductora, que sentir en nuestros labios, un beso de quien se adora. ♦ Aunque amo la libertad y me duele estar atada, en la cárcel de tus besos me gusta estar atrapada. ♦ Vos tenés gripe, yo tengo tos, dame un besito y nos curamos los dos. ♦ Antes de besar tu boca, quiero llegar a tu corazón, y antes de conquistarte quiero enamorarte.

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♦ Con tu mirada me matás, pero con tus besos me resu­citás. ♦ No me tirés besos al aire, porque no soy Supermán, mejor dámelos en la boca y así no se perderán. ♦ ¡Quiero las curvas de cuerpo, para caminos de mis besos! ♦ Cuando dos se están queriendo con los ojos se saludan y con los besos se hablan. ♦ Si besarte fuera pecado, caminaría feliz por el infierno. ♦ El agua busca al río, el río busca al mar y yo busco tus labios para poderte besar.

Bibliografía Arellano, Jorge Eduardo. Material Mimeografiado. Léxico sexual de Nicaragua. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 89. Biblioteca “Armando Joya Guillén. Octubre-diciembre, l995. Buitrago, Alberto. Torijano, J. Agustín. Diccionario del origen de las palabras. Espasa Calpe, S. A. Madrid, España, l998. Colectivo de Autores. El Español Nicaragüense en la Segunda Mitad del S XX. Diccionario General Ilustrado. Lengua Española. VOX Primera Edición. (Reimpresión), septiembre de 1994. Barcelona, España. Texto e Ilustraciones Bibliográficas. García, Reina. Breve Diccionario de Fraseologismos. Ediciones Distribuidora Cultural. Junio de 1996. Mántica, Carlos. Ramírez F. César A. Cantares nicaragüenses. Editorial Hispamer, 1997. Segunda Edición. Mántica, Carlos. El habla nicaragüense. Cuarta Edición, Hispamer, l994. Mántica, Carlos. Introducción al habla nicaragüense. Editorial Hispa­ mer,1997 Mántica, Carlos. Refranero nicaragüense. Segunda Edición. Managua. Hispamer, 1999. Peña-Hernández, Enrique. Folklore de Nicaragua. Mario y Hernaldo Peña, Editores. Tercera Edición, 1994. Valle, Alfonso. Diccionario del Habla Nicaragüense. Segunda Edición. Managua, Nicaragua, 1972.

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El habla nicaragüense en el semanario El Mercurio (Enero-marzo de 2001) Entiendo por habla el uso individual que se hace del lenguaje y que acepta por única norma, la forma normal, frecuente y habitual de expresarse, de modo que la regla es resultado de la costumbre y no de una reglamentación convencional (Mántica; 39: 1994). En los primeros meses de este año, han proliferado serias polémicas en los diferentes medios de comunicación masiva relacionadas con la publicación, distribución y consumo del semanario El Mercurio. En este trabajo no se pretende juzgar como buenas o malas, correctas o incorrectas las expresiones empleadas. Se intenta, únicamente, investigar la presencia de todas aquellas palabras y construcciones gramaticales que conforman la conversación cotidiana en los buses, en las calles, en las universidades y en la relación interpersonal del común de los nicaragüenses. Expresadas por supuesto, con la picardía subconsciente que nos caracteriza y transcritas en el Diario sin establecer una línea divisoria entre el habla y el lenguaje del nicaragüense. La primera edición de El Mercurio nace con la intención de convertirse en el portavoz de las actividades diarias del Mercado Oriental, de donde se deriva su nombre. Inferimos por lo tanto, que el lenguaje utilizado para comunicar los acontecimientos es, eminentemente popular para que resulte atractivo e interesante a los lectores para quien fue concebido.

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Actualmente, ha sido modificado su contenido y la cantidad editada asciende a 38,000 ejemplares semanales que se dis­ tribuyen a nivel nacional. Este hecho ha posibilitado que en los últimos tiempos, dicho semanario haya acaparado la atención de la crítica nacional. Recorramos pues, a través de las diferentes expresiones que se exponen sin asomo de rubor, la filosofía, creencias, acti­ tudes y formas de vida del nicaragüense. De las frases adverbiales por comparación Se recurre a la comparación para indicar forma, modo, cualidad o estado y se les nombra frases adverbiales por comparación porque el adverbio no es señalado explícitamente, sino que se encuentra implícito en la construcción gramatical. ♦ Camioneta se estrella contra un poste y los ocupantes salieron como rajas de leña. (hacia diferentes direc­ ciones). ♦ Le dieron 16 machetazos y lo dejaron como palo de hule. (con el cuerpo lleno de cicatrices). ♦ Tubazo le dejó la cabeza como hoyo de alcancía. (con una herida en forma alargada). ♦ Cacos no corrieron largo… acto seguido salieron como alma que se los lleva el diablo. (a toda velocidad). ♦ Violador, sorprendido por el marido de la víctima, salió como pedo de mula. (rápidamente). ♦ Bernardo, temiendo por su vida, aceitó bien sus piernas y salió tirado como una mula. (de idéntico significado que en el anterior). ♦ De puro gusto la agarró como piñata.

Se plantean además palabras y proposiciones que presentan distintos significados de acuerdo con el contexto e incluso con la entonación de la voz. En este caso, la frase “se lo llevó en el saco”, tiene diferentes acepciones en los casos que a continuación les presentamos.

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♦ Se llevó en el saco a su tía. (de evidente connotación sexual). ♦ Cubano se llevó en el saco a un nica al dejarlo sin su toyotona. (se alude al robo de una camioneta). ♦ Las autoridades ahora se encuentran realizando las investigaciones de rigor para dar con los ladrones que por poco se llevan en el saco a Daniel Brenes. (casi lo matan). ♦ El dictamen del médico forense fue contundente… el Dios Baco se lo llevó en el saco. (le llegó la muerte a consecuencia del abuso de bebidas alcohólicas).

De la verbalización La tendencia a la verbalización, en el habla del nicaragüense es una de sus cualidades sobresalientes e importantes y con­ siste en la facilidad de inventar verbos derivados de nombres o adjetivos. La mayoría de estos verbos son sumamente gráficos. Veamos los siguientes: ♦ Se pegó un cuetazo accidentalmente. (sustantivo). ♦ Desertor del ejército cuetea a taxista. (verbo). ♦ Borracho disparó como loco, cueteó a su propio hijo, quien sostuvo que su padre venía hasta los meros mambos (verbo).

Cuetazo tiene función de sustantivo, en cambio cuetea y cueteó es un sustantivo que se verbaliza. Se derivan de cohete que en algún momento se convirtió —por la costumbre, tradiciones y el contexto— en sinónimo de arma de fuego. Se utilizan estos verbos como vulgarismos que sustituyen a la forma verbal conjugada: recibir un balazo. Esta verbalización tan usual en la conversación cotidiana de los nicaragüenses, tiene carácter espontáneo, jocoso y hasta trágico.

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Veamos los siguientes: ♦ Un joven de 19 años fue salvajemente acuchillado cuando se encontraba “durmiendo la mona”… ♦ Cartereaban en plena huelga. (de cartera) El verbo implícito es robarle a alguien de su cartera o su cartera. El sustantivo “cartera” pasa a funcionar como verbo.

En la siguiente frase, el verbo se deriva del sustantivo papaya, que es una fruta y puede llegar a tener connotación sexual, sin embargo, en este caso no tiene ninguna relación aparente con su significado. ♦ Sacristán violado por una vieja. Ella lo arrastró, lo metió a su casa y comenzó a despapayarse desenfrenadamente.

De difícil interpretación literal, el verbo despapayarse pu­ diera entenderse como la actitud desinhibida de la mujer que aparece en la oración actuando casi instintivamente. Se puede observar en este caso la repetición de dos palabras (despapayarse y desenfrenadamente) morfológicamente dife­ rentes, pero con similar significación. ♦ Un decepcionado padre decidió matarse antes que sus amigos lo vulgarearan por tener un hijo del otro bando.

En este caso, el verbo vulgarearan tampoco tiene una relación aparente con su significado. Se deriva de vulgar, pero en el texto nos indica la acción de burlarse. En algunos casos, como los que presentamos a continuación, el significado del verbo no es el producto de ninguno de los sustantivos de los cuales se derivan. ♦ Hizo picadillo a su mejor amigo. ♦ Los sujetos se tasajearon con un pedazo de vidrio.

Las frases ilustran una forma particular de herida corporal, tomando como referencia algunas formas de preparar las comidas nicaragüenses. (carne picada y en tasajo, que es como se utiliza en el baho).

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♦ Tamaleado en pleno hospital. El sustantivo “tamal” pasa a formarse en un participio. En la jerga popular equivale a ladrón o asaltante. En un lenguaje más cuidadoso se diría: “Asaltado en hospital”. Tamal es una comida típica. ♦ Prostitutas viven rondando la avenida de el río donde pasan los campesinos para despelucharlos.

En las expresiones populares despelucharlo es sinónimo de desplumarlo, que es la forma más usada para designar una estafa. ♦ La deschincacó la vida.

Se deriva de chincaca, palabra con la que se nombra una parte de las aves que sirven de alimento en Nicaragua. Pero literalmente debemos interpretarla como “le destrozó la vida”. ♦ Enchachados por marihuaneros.

El sinónimo de chachas —sustantivo del cual se deriva el verbo— es esposas. Esposar es una técnica policial internacional. Enchachar es una expresión utilizada y popularizada por la policía. ♦ Borracha descachimba inodoros de la policía.

Derivados de cachimba. Descachimbar debemos interpretarlo, en este contexto, como sinónimo de destruir. ♦ Una vez enterada de todo lo que había ocurrido, la descuerada decidió interponer la denuncia.

Derivada de cuero, la palabra descuerada es la forma vulgar con que se califica a las mujeres que han dejado de ser virgen. Expresiones referidas a la sexualidad ♦ La mujer lo sorprendió cuando el pobre chavalo estaba en su último suspiro.

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Referido a la interrupción de una relación sexual. Pobre no representa un calificativo que denote la condición socioeconómica del referido chavalo, si no más bien un estado lastimoso (de pesar), que inspiró cuando fue sorprendido en el climax. Deducimos, por lo tanto, que el último suspiro no es el de un moribundo. Es esta una expresión absolutamente gráfica. ♦ Observó que le estaban cayendo a su marido. ♦ Los doce discípulos le cayeron a la “culito bonito”. La expresión caerle a alguien, presenta cierto grado de ambigüedad. Se puede interpretar como llegar de visita sin avisar, también puede significar quitarle algo material a otra persona. En este contexto, el verbo es eminentemente sexual. Caerle debe entenderse como una relación genital con o sin el consentimiento del sujeto. ♦ Le quemaron el chunche porque no le paraba bola a su exmarido. Mántica ubica a la palabra chunche en la lista de nombres indefinidos y que son, espontánea y arbitrariamente, utilizados cuando la palabra apropiada no acude a nuestra mente. Aquí designa al órgano sexual femenino que es nombrado de innumerables formas en nuestro país. ♦ Todo fue por discusión sexual. “Sos un pendejo, para sentirme bien, como mínimo son 4 polvos bien sudados, con costo echás dos. Y vos que sos una tabla que no te movés. Lo anterior arrechó a la mujer que agarró el machete y le asestó un rielazo al querido.

Nos ha llamado mucho la atención la proposición cuatro polvos y la frase adjetivada bien sudados, para determinar la calidad del acto sexual y la forma tan gráfica y elocuente que se utiliza en su descripción. ♦ Lo tiene de semental.

Quinceañero secuestrado por cuarentona, quien manifiesta que sólo muerta pueden quitarle a su repollo. Los vecinos dicen que no pueden conciliar el sueño por el traqueteo del catre viejo que sirve de cama.

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El Símil con la flora y fauna ilustran la cualidad y calidad del quinceañero (es un repollo semental). Y la onomatopeya que no puede ser exacta, trata de ser gráfica y sugestiva. Con relación a las personas mayores existen muchos prejuicios. Si éste de alguna manera intenta involucrarse sexualmente es juzgado y adjetivado de inmediato como rabo verde, cola parada, chischil caliente, etc. ♦ Viejo rabo verde tiene un harén de cipotas.

“El sultán descalzo”, quien con Jovania ya son 10 las que se ha echado al pico, vive con todas. ♦ El hecho fue descubierto cuando la infante confesó los abusos sexuales del viejo rabo verde, que ahora guarda prisión por moclín.

En nuestro léxico sexual una de las palabras usadas indis­ criminadamente para designar el acto sexual es coger. Veamos los siguientes ejemplos: ♦ Pandilleros quisieron cogerse a cuatro hermanas. ♦ La intención de los depravados era robar, pero al ver el dulce cuerpo de la joven les dio ganas de cogérsela. ♦ La joven de generales desconocidos perdió el cono­ cimiento producto de la salvaje cogida. ♦ Después de darle guaro hasta dejarla doblada, la introdujo en la pensión y se la cogió.

Conjugado en diferentes modos el verbo coger significa, en nuestro léxico sexual, el acto de copular. Arellano, enumera una lista de sustantivos con que los nicas lo consignamos, entre ellos chuchar, pisar y, el popular coger. Pero en la expresión siguiente ♦ Lo cogen con puñal en mano. Aquí, el mismo es aplicado para expresar el acto de tomar algo con las manos. Lo encontramos como sinónimo de atrapar o sorprender.

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Los eufemismos Abundantes en nuestra habla. Casi siempre nos conducen a través del doble sentido. Pueden utilizarse en múltiples casos. En primer lugar se presentarán ejemplos de eufemismos sexuales. Tenemos los siguientes. ♦ El Romeo vive con dos vecinas que se pelean por porta­ ñuela.

Con función de sustantivo encontramos la palabra portañuela para sustituir al del órgano sexual masculino. Tal cambio evita nombrarlo, directamente, lo que constituye un tabú en nuestro medio. En este otro caso ♦ Cuatro mujeres matagalpinas armaron tremendo bochin­ che, presuntamente, por el amor de un hombre que tiene una gran portañuela.

Aquí se presenta el adjetivo calificando al nombre. Nos refleja uno de los mitos sexuales profundamente arraigados en la conciencia colectiva del común de los nicaragüenses y que está referido al tamaño del miembro viril. Otros eufemismos sexuales ♦ Encontró a su María en una sola con un hombre. ♦ Esta era la quinta vez que la encontraba totalmente des­ nuda, en el mismo plan y con diferentes hombres. ♦ Esa misma noche, ella se acostó con los pandilleros y desde entonces, se volvió de la vida alegre. ♦ Como no encontró trabajo, cuatro pandilleros la invitaron a “lanzarse” unas cervezas y la convencieron para que se dedicara a la profesión más vieja del mundo. ♦ Las ganas de comerse a su novia pudieron más que las consecuencias que su acción le acarrearía, ya que la adolescente sólo aflojaba el pico y no el mico.

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Los siguientes eufemismos que presentamos a continuación son muy empleados en el léxico popular y evitan nombrar la muerte: ♦ Se fueron a vivir al otro barrio. ♦ Los últimos suicidas de Matagalpa, un pila y otro en tres y dos. ♦ Lo palman por enamorar a mujer ajena. ♦ Sin embargo, en el trayecto pasó a ser inquilino de la parca. ♦ …Se le acercó para confirmar que el hombre había pasado a mejor vida. ♦ La parca se llevó a 12 pirucas.

Condición o estado Existen, en el habla, una serie de expresiones que indican condición o estado. En la mayoría de los casos mediante la utilización de preposiciones y conjunciones. Entre se usa en sustitución de “por dentro de”. ♦ Un joven caminaba con sus buenos tragos entre pecho y espalda.

Hasta que significa condición o estado. ♦ Llegó como siempre, hasta los queques. ♦ El acompañante señaló que éste, se pone hasta el queso. ♦ La recomendación era porque Martín andaba hasta los troncos.

Otras expresiones ♦ Por andar de bolo, se rajó la frente. No fue necesario usar anestesia. ♦ Otra violada por andar borracha. ♦ La denunciante dice que se presentó un señor a su casa con sus buenos riendazos encima. ♦ Un joven murió después de pasar varios días metidos en el cañal.

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♦ Lo encontraron tilinte y lleno de baba, producto de las pastillas venenosas que se tragó por el gaznate.

Tilinte: nahualismo nicaragüense. Significa, estirado, tenso, tirante, tieso. Estar o quedar tilinte: morirse. De los eufemismos sexuales utilizados con distinto sig­ nificado Entre las variadas formas de expresión, en el habla del nicaragüense, se encuentran una serie de sustantivos con que eufemísticamente se nombra a los genitales. Entre éstos tenemos: verga, cachimba turca, etc. que se pueden convertir en verbos, adjetivos y adverbios y que se usan fuera del ámbito de la sexualidad, para expresar las cosas más diversas. Aquí expresan golpes o agresiones físicas, tenemos. ♦ La querida de su hombre la agarró a vergazo limpio. La agredida estaba con su hija, quien agarró terminación. ♦ Oficiales de policía turquean a civil. ♦ De tantas cachimbeadas parece palo de hule. ♦ Turqueadas por portañuelas. ♦ La catean por chismosa y entrometida.

Catean es un término, frecuentemente, utilizado en este sema­ nario para designar una golpiza. También puede significar, en términos legales, requisar una vivienda por las autoridades después de presentar una orden judicial. Otras son: ♦ Para que su víctima no se resistiera le dieron sopa de muñeca y la abusaron. ♦ La agarró de las mechas y comenzó a sopapearla. Construcciones gramaticales formadas con palabras que tienen un significado distinto al literal, son usadas con tanta frecuencia que se llega a caer en el abuso. Tenemos: ♦ Pide “pegue” y comete robo. ♦ Dos comadres se pelean por un hombre, supuestamente, la mayor le juega la comida. ♦ A una señora se le puso la carne de gallina cuando un sujeto desconocido apareció en su casa.

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♦ Lo agarran con las manos en la masa. ♦ Está que hecha humo.

También indican otra cosa: ♦ La bañó de aceite caliente. Sin mediar palabra le dejó ir el caluroso líquido. ♦ Dejan en la calle a un matrimonio. ♦ Viven con sus vidas en un hilito. ♦ Supuestamente tres mujeres le hecharon la vaca. ♦ Agarró la vara y decidió cortarse el pene cuando se dio cuenta que su mujer se la andaba pegando al revés y al derecho. ♦ Le quitaron 20 mil varas en la puerta de un banco. ♦ Sopa de muñeca mañana, tarde y noche, porque la celaba hasta con las noches. ♦ Lo crucificaron a pedradas. ♦ Lo encarcelan de puro aire. El otro fue guardado. ♦ El galeno que la atendió sospechó que no era una joven­ cita al observar sus pechos, ya que no tenía ni chicha, ni limonada. ♦ Por la gravedad del delito, “el chacal”, podría ser conde­ nado a 30 años bajo la sombra. ♦ Anciano le da vuelta a campesino. Vendió propiedad ajena. ♦ Cae pájaro de alto vuelo. ♦ Se batean. Casi medio millón de pesos. ♦ Enferma mental deambula y a quien supuestamente le agarra por tirarle piedras a los vehículos cuando se le calienta el zinc. ♦ Antes de darle el machetazo de gracia, Margarito le dijo al moribundo que jamás le volvería a jugar la comida y ¡zas! Le clavó el último guirrazo. Del Símil Algunas expresiones en que se recurre al símil para nue­ vas formas de calificación, tomadas de nuestra fauna, es

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evidentemente gráfico y generalmente ejerce función adje­ tiva. ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦

Estás loco papito, no vuelvo con vos ni hecha perra. La avispada prostituta le robó y se pegó “mecha”. Roba gorras cayó por lagarto. Cae pájaro de alto vuelo. Por caballo le roban el caballo. Abandonó a su marido por mariposa. A una señora se le puso la carne de gallina. Abandonado como perro en plena calle.

Nombres compuestos: Los nombres compuestos en Nicaragua se forman mediante la yuxtaposición. Tenemos como ejemplo: Robagorras. Caradura. Robalcalzones. Malmatan. Fraseologismos encontrados a) Referidos a actividades y procesos fisiológicos: ♦ Lo atropellan por andar viendo para los icacos. b) Relaciones interpersonales: ♦ Jugarle la comida. ♦ Unos a la buya y otros a la cabuya. ♦ Echársela al pico. ♦ Hacerle el mandado. ♦ Pegarse mecha. ♦ Pararle bola. ♦ Limosnero y con garrote. c) Referidos a la psique del individuo: ♦ Hacer el pase del loco.

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♦ Estar doblada.

e) Trabajo: ♦ Hacer un mandado. ♦ Buscar pegue. g) Características sociales y morales: ♦ Aflojar el pico y no el mico. Apodos: Relativos a alimentos: El merengue, pan con agua, chiltoma, guacamol, tamarindo, el churro. Relativos al cuerpo humano: El chaparro, el pelón, “culito bonito”, el chino, el flaco. Relativos a animales: El mono, macho triste, el toro, la vaca, el pajarito, la perra, la zorra, cola de chancho, el zancudo. De nombres propios: La Pilucha, Carlón, Batman y Robin, Juan me mato, Jefri, Carla de Valiente. Otros: Chibolón, chulín, la cachorra, la niña, el chetón, la sombra, la monga, la vieja, cachapato colita, ñañañá, Buella, el chacal, el puro, doctor Chapatín. Piropos de los Nicaragüenses encontrados en El Mercurio. ♦ Mi vida, tenés el culo caído… pero del cielo. ♦ Si nos queremos, si nos amamos ¿por qué no nos juntamos por donde orinamos?. ♦ Con ese aguacate, cualquiera come guacamol. ♦ Con ese bote, cadena perpetua mi amor. ♦ Hola corazón de potrero ¿serás tú la primera vaca que me dará un ternero?

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♦ Mujer, dame el nombre de tu ginecólogo, para chuparle los dedos. ♦ Ricura, estás más apretadita que los tornillos de un submarino. ♦ Quisiera ser bizco para verte dos veces. ♦ Preciosa, tantas curvas y yo sin freno. ♦ Duerme con los ángeles y sueña conmigo, que un día soñarás con los ángeles y dormirás conmigo.

Para concluir se hará la trascripción de una cita textual del señor Mántica, en El habla nicaragüense: En el campo del habla, se habla bien cuando se habla como la gente y se dice bien si así es como se dice. Bibliografía Arellano, Jorge Eduardo. Léxico sexual del nicaragüense. Revistas Ojo de papel, n.os 15, 16,17 y 18. Breve Diccionario de Fraseologismos. Ediciones Distribuidora Cultural. Mántica, Carlos. El habla Nicaragüense. Edit. Hispamer 1998. Matus Lazo. Nuestra voces prohibidas. Revista Lengua. Academia Nicaragüense de la Lengua n.o 23. Diciembre 2000. Semanario El Mercurio. (Enero-febrero-marzo de 2001).

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IV. Análisis literario

“Aventuras de Juan Parado, señor de El Diriá” de Carlos Alemán Ocampo Arquetipo de la oralidad y el realismo mágico nicaragüense

Un hombre recién casado debe ser cumplidor. Cumplirle con el gasto a la mujer y nunca dejarla sola. No es por la desconfianza, es por la ilusión del cariño con que se casa y porque en los primeros años se le van haciendo las costumbres. El otro asunto es con la mantenencia, el hombre que no mantiene su casa mejor que ni busque mujer, así decía Juan Parado y así lo cumplía. Con esta ética en las relaciones de pareja se inician las Aventuras de Juan Parado, señor de El Diriá, colección de relatos del narrador Carlos Alemán Ocampo, quien se ha ganado el mérito de ser denominado maestro de la oralidad e inventor de historias. Obtuvo el Premio Nacional Rubén Darío en 1995, con su novela Vida y Amores de Alonso Palomino y es miembro de número de la Academia Nicaragüense de la Lengua. Entre sus obras figuran las novelas: En esos días (1972), Boarding House San Antonio (1985), el libro de ensayos culturales Entre el Fuego y el Agua (l986), entre otros. Esta obra de la literatura nicaragüense, se encuentra estruc­ turada por veintisiete relatos y, en cada uno de ellos, se presentan facetas del carácter y vida del personaje central de la misma, que representan e integran la existencia del hombre que transita por este mundo. Todos estos relatos, dan muestra de la capacidad narrativa del autor, de su creatividad, inventiva y gran habilidad en el manejo de los elementos de la cultura popular nicaragüense que le sirven de insumo. Nos

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recrea con sus historias cargadas de magia que son aspectos culturales que se encuentran sumamente arraigados en la conciencia colectiva de los nicaragüenses, en general, y de El Diriá y de otros pueblos aledaños en particular. En este libro, se plasman “los sueños y aspiraciones de la gente que en su entorno vital el autor conoció, recurriendo a un sentido mágico de la vida” como acertadamente lo ha señalado Jorge Eduardo Arellano. Alemán Ocampo, crea una obra muy suya y muy nuestra, los personajes de su historia somos todos: los antepasados, el prójimo y las generaciones venideras. Casi la totalidad de los acontecimientos en la obra, se circunscriben en un espacio geográfico específico: El Diriá, en donde el narrador exhibe la belleza natural de la región, que incluye, el paisaje, la flora, la fauna, y hace gala de la riqueza cultural y espiritual del lugar: sus leyendas, sus creencias y su religiosidad. Resultan evidentes las razones por las cuales el autor escogió su ciudad natal para escribir estos relatos, que se constituyen en el escenario fundamental —enriquecido con la palabra— del mundo circundante de Juan Parado y sus aventuras. Esta escogencia no es producto de la casualidad. El Diriá, es una ciudad real, y en este mundo objetivamente existente, abundan las leyendas, los mitos y lo mágico, en general, conformando la cotidianidad. Este hecho, establece una diferencia con respecto a las obras de otros escritores en donde el lugar común son ciudades inventadas como Macondo, Comala, Santa María, etc. Por lo tanto, todos sus relatos se constituyen en una consecuencia natural. El Diriá, es el universo dentro del cual se han ido desarrollando y se funden en absoluta armonía, las vivencias que incluyen la infancia del hombre y la madurez del escritor. En esta obra, Carlos Alemán Ocampo, se enfrenta a lo objetivo y desentraña lo que hay de maravilloso en las cosas, exaltando sus sentidos para captar los misterios de la realidad, donde el mito y la fantasía coexisten, en donde esta realidad es para él, un concepto relativo, en tanto, lo irreal lo vuelve real a través de su obra. Esta preocupación por la creación literaria de un universo real, se manifiesta en el hecho de que el autor, se vale

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en parte, de elementos históricos y tradicionales que, mano a mano, sirven como medio para forjar el mundo autónomo deseado en sus relatos. Nos presenta a un protagonista que se visualiza como una figura antropocéntrica por excelencia. El mismo, se convierte en el eje alrededor del cual giran todas las historias, todos los relatos. Éstos, cuentan los sucesos importantes que le ocurren en esta comunidad. En la “realidad”, se refieren a él como un personaje mitológico que supuestamente existió y cuyo nombre de pila era Juan Mena, mismo que simboliza el arquetipo del nicaragüense de todas las comarcas, valles, caseríos, etc. Ese arquetipo es Juan y Fulgencia —su Dulcinea— que representan a Pedro, Pablo, María, Juana, etc., y en donde se nos recrea con nuestras propias tradiciones, creencias, costumbres, idiosincrasia y modos de ser y de ver la vida. En cada uno de los relatos, el autor, nos muestra a un Juan Parado actuando en diferentes actividades y ante dife­rentes problemáticas. En todos ellos, el mismo, nos presenta acciones propias de lo fantástico, se trata de las exageraciones que caracterizan la obra de nuestro autor, por lo demás, comunes en nuestra América desde las crónicas de la conquista: dragones de oro, el volcán con su lecho de oro... etc. Se parte de las consideraciones de Alejo Carpentier sobre lo real maravilloso en América, en donde algunos críticos denominan a tal amalgamamiento de fantasía y realidad con el nombre de “realismo mágico”. Para ilustrar las mismas, apuntamos lo siguiente —que dicho sea de paso— nos recuerda de alguna manera en Cien Años de Soledad a Remedios La Bella, una mujer que actúa con absoluta libertad, a quien no le gusta la ropa y prefiere desplazarse desnuda por la casa y en el cual, una de sus escenas más sorprendentes es, precisamente cuando ella asciende al cielo en cuerpo y alma. En algunos de los relatos, también, Carlos Alemán Ocampo nos recrea con diferentes ascensiones, obviamente muy nicaragüenses, muy nuestras, y que realmente brillan por su originalidad. Una de ellas, se trata de “El caballo volador”, en el que a Juan Parado “se le metió entre ceja y ceja que quería volar”

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y aprovechó a un caballo muerto que unos chavalos fueron a dejar a la salida del camino de La Zopilota. Le abrió un hueco bien grande en el trasero y como los zopilotes —según él— lo primero que se comen de los animales muertos son las entrañas, éstos entraron y entraron en bandadas por el ano del caballo. Cuando ya habían bastantes zopilotes, le zurció el enorme orificio al caballo, se montó en él, se agarró de las crines y arreó al animalero con gritos y patadas en las costillas, lo cual hizo que alzaran el vuelo. Sobrevoló la Laguna de Apoyo, tocó con sus manos la puntita del cerro, después los arreó hacia Masaya, pasó por encima del cráter del volcán, casi va a Costa Rica, pero después se arrepintió, porque recordó que no llevaba sombrero y estaba muy fuerte el Sol. Para descender fue sacando uno a uno los zopilotes, hasta lograr tocar tierra nuevamente. Al personaje, lo identifican oficios y cualidades tales como: tendalero, ambicioso en el buen sentido de la pala­ bra, trabajador, sembrador de tabaco, viajero, huertero, sabio, solidario, cazador, luchador, vencedor de duendes y aparecidos, vendedor de mamones y chocoyos, policía, hom­bre de los caminos que sabe de curaciones, sortilegios, agüizotes y prodigios. Es también consejero, político..., pero algo muy especial de las características psicológicas del personaje, es que nunca tiene miedo, Juan Parado es valiente, esta cualidad es exaltada por el autor en casi la totalidad de los relatos, especialmente en El vencedor de las ceguas, cuando el protagonista se encuentra con unas mujeres que tenían la cara en el puro hueso, y señala: sabía que a veces las mismas brujas de El Diriá se visten de ceguas o se hacen monas o micas brujas [...] para asustar a algún marido que anda en travesuras entre los patios para buscar el aposento de mujeres casadas”. “Con los espíritus decía Juan no se puede combatir con instrumentos naturales [...] Lo primero era ponerme la ropa al revés para engañarlas... pero solo la camisa me pude cambiar, lo más fuerte son los calzoncillos, pero eso hay que llevarlos preparados antes, si lo hacés enfrente de ellas, corrés el riesgo, el peligro de que te agarren de lo más ralo y hasta allí llegás. Seguís para tu

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casa donde tu mujer, paro ya no llegás a nada. Finalmente Juan, con solo la camisa al revés les dijo una oración secreta y las venció. El secreto no se lo quiso decir a nadie, menos a su amigo Chiro porque “si a así nomás sos bien travieso, ya protegido serías peor. No habría patio que respetaras, ni aposento seguro. Además el buen tunante debe andar a su propio riesgo, esa es la gracia. Alemán Ocampo, desde una perspectiva popular escudriña y nos recrea con la psicología del personaje y destaca sus características. Describe con magistral uso del lenguaje y del habla común del nicaragüense, los sueños, ambiciones, aspiraciones, sufrimiento y relaciones interpersonales, en general, del pueblo trabajador, que labora incansablemente desde tempranas horas de la mañana —en todos los oficios posibles— para ganarse con honradez su sustento del día a día, mostrando de esta manera su preocupación por los problemas sociales, culturales y políticos de su entorno. Los sueños de los nicaragüenses, en un futuro económicamente superior, se ven reflejados en el “Ayotal del caballo”. Aunque Juan no tiene tierras, en la gran chonela de su caballo creció un ayotal del que salieron cuatro carretadas de ayote que fueron vendidas en Granada, Masaya y Rivas, en donde: muchos reales le quedaron de esa venta. De allí fue que compró su caballo tordillo, compuso su casa y sembró su primer tabacal... En esta parte, se vuelve imperante resaltar el hecho de que Juan Parado en todos los relatos, representa al hombre que siempre está tratando de inventar cualquier actividad que le posibilite mayores ingresos económicos, pero no para despilfarrarlos tontamente, ni para emborracharse, sino para realizar inversiones en cualquiera de los negocios que le quitan el sueño y, que además, lo van a “convertir en un hombre rico”. Sus únicos “lujos” son los regalos vistosos que hace a la Fulgencia, su mujer, para que los luzca en la misa de los domingos, con el ánimo de consentir a su mujer y, por supuesto, aprovechar para fachentear ante el pueblo. Y todo esto porque él es un gran fachento y en el “Caite Saltador” hace gala de esta característica que se le atribuye a los granadinos en general. En este relato, Juan era el feliz

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dueño de unos caites con una suela de burrucha gruesa y que además le permitían saltar grandes distancias, a tal extremo, que saltando del Diriá hasta León ida y vuelta solamente se tardó unas horas —“más que hacerlos, los caites se le hicieron después de picar unos árboles de hule”— a medida que la leche fresca fue quedando al pie del árbol, él le fue colocando a sus caites capas y más capas y le quedaron tan gruesos que su mujer se reía cuando los llevaba puestos. Un día Juan Parado venía saliendo de una finca con una mata de bananos, cada uno de los cuales era tan grande como el brazo de un hombre fuerte y la mata en total era como de su tamaño. Juan, en lugar de traer semejante carga en su burro, que era su amigo, aunque a veces le parecía muy confianzudo, la trajo cargando y así atravesó el pueblo para que la gente viera que clase de mata de bananos llevaba a su casa. Así era de fachento. Juan Parado, además, es casi monógamo, porque en la única ocasión en que se dejó llevar por la “tentación de la carne” fue en “El Ciclista”. Estos acontecimientos ocurren en Granada: Juan …Allí había cultivado un amor casual, porque un hombre que viaja necesita tener sus descansaderos en los lugares oportunos y al mismo, por tener este pensamiento le pasó una vaina —que no va a ser abordada en esta ocasión. Lo más llamativo en este relato, es un hecho que nos recuerda a Macondo cuando José Arcadio Buendía, habla del hielo, como el gran invento de nuestro tiempo, a pesar de que casi todo el mundo no sólo lo conoce, sino que lo utiliza a diario. En este relato hemos encontrado una semejanza, en el que de una manera extraordinariamente original, el autor nos relata la sorpresa de su personaje ante lo obvio, cuando ve por primera vez una bicicleta. ... se sorprendió porque no imaginaba que pudieran existir. Había conocido las bicicletas! A primera vista le pareció divertido el aparato con las dos ruedas unidas por un tubo. [...] El ruido de las balineras le pareció un sonido mágico que le daba fuerza diabólica a la bicicleta. La pensó para montarse, pensó que no lo podría aguantar, pero como las cosas son las cosas, ocurrió que pasó un hombre gordo que ladeaba de parte a

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parte las nalgas sobre el asiento pequeñito de su bicicleta. Eso lo convenció... … y a partir de ese hecho, nadie lo pudo controlar en su bicicleta, ni la Fulgencia, su mujer. Se desarrolla, por supuesto, toda una historia al respecto, -que lamentablemente no se puede abordar en este estudio-, tan absolutamente maravillosa como todas en la obra y que no se logran exponer en tan breve estudio. Se reflejan así mismo en estos relatos, las creencias míticoreligiosas como expresiones culturales del pueblo. La rela­ ción del hombre con su entorno natural constituye la base de esta percepción. Son los espíritus quienes han de protegerle y darle vigor. Encontramos representada la psicología religiosa individual y colectiva de nuestro pueblo. Desde esta perspectiva, resulta relevante que en uno de sus relatos resalte la presencia de un Obispo, que se constituye en un puente entre el pueblo y la divinidad. En el mismo, aparece como intermediario entre ambos e intercede en la solicitud del perdón de los pecados o el auxilio en aquellos casos de extrema necesidad. Nos plantea, asimismo, los milagros de los Santos que también son un referente cultural constante en los nicaragüenses. En “Los Santos óleos del obispo” se lee: Al entrar a la casa encontró al cura decepcionado, porque sólo podía confesar, pero sin poder administrarle los Santos Óleos para asegurarle el paso tranquilo al otro lado. El grito de la mujer era porque pensaba que el cura sin Santos óleos no le podría dar la bendición de los perdones, porque una vez que entrara en agonía no se podía confesar. Mandar a alguien al otro mundo sin ser santoliado es como dejarlo al garete en medio del mar desconocido. El autor, nos recrea con un mundo simbólico, en donde los signos constituyen una de las principales formas de contacto con el mundo supraterrenal, interpretados en algunos de sus relatos por su personaje dotado de un don especial. La magia y lo divino, se expresan aquí de múltiples formas: pueden inferirse los signos por los sonidos, por el vuelo de las aves, por el viento, etc. El éxito en la interpretación de signos y

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secretos enaltece la imagen del personaje ante la población que lo convierte en una especie de héroe dirialeño. Visualizamos a un autor que recoge creencias antiguas, muy anteriores a su época y las inserta en una narración magistral de hazañas, creando un marco de referencia tanto para nuestra época como para la posteridad. Presenta una sociedad que retrata las posibilidades de una cercanía entre los seres humanos y una malgama de espíritus pertenecientes a nuestras leyendas, a nuestra mitología. Lo hace de tal forma, que la riqueza simbólica y las posibilidades literarias de la mitología constituyen una fuente importante en la inspiración para este escritor, que coloca en un primer plano los elementos de nuestra cultura, logrando hábilmente la cosificación de lo intangible, cuando relata los siguiente: ... El otro llanto es el que se escucha por presentimiento, viene del más allá y son avisos de ánimas en pena que quieren una ayudadita, ya sea misa, rezo o un encomiendo a Dios para irse a descansar, para pasar al otro lado y no seguir penando, ese llamado se debe cumplir, porque después te lo pueden reclamar. Casi la totalidad de los relatos se encuentran escritos en tercera persona. La oralidad, es su esencial característica, en tanto siempre se encuentra el narrador que cuenta algo. En El Padrote encontramos lo siguiente: Para la cuaresma siguiente, Juan Parado estuvo enfermo de la menudencia. La sangre se le revolvía por dentro. En esos andares de la guerra se bebe aguas de toda clase, de cualquier manantial, con encantos y sortilegios algunos. [...] Porque si bien es cierto que al principio no podía aguantar las ganas de orinar y se tenía que bajar del caballo, buscaba siempre un poste por la decencia, para ocultar las partes íntimas del paso de los cristianos que también van en la peregrinación, hubo un momento en que no aguantaba y desde el caballo, solo se componía y orinaba. Otra característica importante, en estos relatos, es el empleo de expresiones populares. En este caso tomamos para ilustrar El

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Kikirimiau, en el que Juan Parado dejó olvidados y amarrados dentro de un saco a una gallina que “fue siempre la que escogió a su gallo por eso “¡Era gallina de admiración!” con un gato y al cabo del tiempo nació un animal todo raro, que tenía el cuerpo de gallo y pelo de gato, pico de gallo y garras de gato, patas de gallo y cola de gato… así todo combinado. Por eso Juan decía: El animalito a nadie se lo enseño. Únicamente a los amigos que son prudentes y que no se asustarán al verlo. Ilustramos también con El vencedor de las ceguas, cuando nuestro personaje central se encuentra con ellas, no tiene miedo… se sabe que Juan Parado nunca tiene miedo y dice: me fui a buscar unos tenamastes grandes y las reté: ­—si no se quitan las agarro a tenamastazos. Para comprender de una forma más adecuada relatos, como El vende chocoyos, se hace necesario interiorizar las reiteraciones que aparecen mencionadas en el mismo. Nos encontramos con lo siguiente: El mamón... es tan sabroso, dice la gente, que, después de chupar el primero, ya no se puede dejar de seguir en la chupadera. [...]. O lo siguiente: es cosa de ver como el chocoyo mitá se traga y mitá bota. Por eso es que los pobres dicen: quisiera encontrar un rico que coma como chocoyo: mitad para él y mitad para mi. En este relato, se nos muestra a un Juan Parado creativo ante la pobreza, y el autor inserta lo mágico, en una combinación de absoluta armonía con los sueños, las aspiraciones más íntimas, la desesperación natural y el ingenio ante los hechos inesperados que enfrenta normalmente el ser humano en la vida. Resulta, que Juan Parado tenía puestas sus esperanzas en una cosecha de mamones para venderla y con los reales comprar un ganado en Rivas, después destazarlas o venderlas y con esos reales comprar un tabaco, irlo a dejar por veredas a Costa Rica, traer una mantilla de seda para su mujer y traer otra mercadería de contrabando que ya se la tenían lista para trasladarla a Granada. Sucedió que una gran cantidad de chocoyos se le estaban comiendo sus mamones y con ellos se

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le escapaban sus sueños. Un día se decidió a pensar, porque él aprendió de su abuelo que al pensador algo se le ocurre. Un día de tantos, sin dar explicaciones, mandó a comprar varios bollos de manila y varias docenas de sondalesas y luego, [...] se puso a hacer gasitas y gasitas de cabulla y manila , toda una noche pasó amarrando las gasas a las ramas del palo de mamón [...] lo último que puso fue la hamaca colgada en medio del ramaje. La mujer lo vio y sintió lástima al pensar que se había vuelto loco [...]. A la hora en que alborotaban los chocoyos se fue calladito al palo. Solo llevaba amarrada a la espalda una buchaquita de ropa. Los chocoyos no se dieron cuenta que conforme llegaban quedaban amarrados. [...] Al sentir que era la hora, Juan se acomodó en la hamaca , encendió un cohete, se agarró fuerte del árbol, se embozó en la hamaca y el cohete estalló. Los chocoyos saltaron espantados, todos de una vez levantaron el árbol desde las raíces. [...] Eso era para temer, pero como Juan Parado nunca tiene miedo, los arrendó hacia Orosí y de allí siguió orientándolos hasta llegar a San José de Costa Rica. Por supuesto, vendió todo lo que llevaba, ¡porque a los ticos les gustan lo chocoyos y, además, les encanta chupar mamones! La selección del país de destino para su viaje, no es casual, se ha convertido en el sueño dorado para los nicaragüenses desempleados y como era de esperarse: “Juan hizo sus buenos reales , compró un caballo para chalanear y una mula para traerse el encargo [...] trajo una buchaca de reales en un salbeque de lona terciado sobre el pecho y muchos regalos para su mujer. [...] Si alguien duda que espere el domingo a la salida de misa y verán a la mujer de Juan Parado luciendo sus prendas y una chalina de seda. Las frases reiterativas, que son propias de la oralidad, las encontramos con mucha frecuencia, en casi todos sus rela­ tos, y también encontramos una serie de creencias de nuestro pueblo, así como enseñanzas y refranes que han sido transmitidos en el proceso de socialización de generación

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en generación a través de la transmisión oral, veamos las creencias siguientes: En Los santos óleos del Obispo, dice: En El Diriá los ruidos no pasan desapercibidos. Hay ruidos de ruidos y llantos de llantos. [...] Los que conocen los cantos de los pájaros te pueden predecir sucesos para prevenirte de riesgos: el canto de muerte de la lechuza, el canto de amor del esquirín, el canto del frío de la cocoroca, el canto ufanado de los gallos y la ronda de la fatalidad en el cacareo de las gallinas a medianoche. Cuando el pocoyo canta es de cuidado seguir el camino de la noche y según el color del güis que amanece cantando cerca de tu aposento, así se puede esperar la fortuna o la novedad de las visitas. [...] Aparte son los ruidos de carretas, carretanahuas, tropel de caballos, pasos apurados, pasos de oración, murmullos y lamentos lejanos. Son ruidos que pasan y no se les hace caso. En las siguientes enseñanzas, encontramos la filosofía del pueblo expresadas en el actuar cotidiano, veamos: “el que persevera alcanza”, una regla del viajero es “buscar que la medianoche en punto no le toque andando el camino”, “a veces es más fuerte la ilusión que la necesidad y por ilusionarte perdés el rastro de las cosas que podrías tener”, “hombre entendido no necesita dos palabras”, “reales en procesión, son míos, esto es milagro”, “el buen tunante, debe andar a su propio riesgo, esa es la gracia”, etc. Ocurre, asimismo, la utilización de los refranes que también son expresiones de nuestra cultura. Encontramos, los siguientes: “A Dios rogando y con el mazo dando”, “Donde hay hombres no mueren hombres”, “No todo lo que brilla es oro” y “la fortuna es para quien la trabaja”, entre otros. En “El freno y los frenitos” encontramos la persistencia de la medicina tradicional: Juan Parado lo curó con cáscaras de Jiñocuabo y emplastos de sulfatiazol y de escoba alaste, para dejarle tapada la cholladura por la noche”. Nos muestra asimismo al nicaragüense, hacedor y pagador de promesas a los santos de su predilección. En Los cerdos viajeros encontramos: Un día en tiempo de cuaresma, lo recuerdo como que fuera hoy, el suegro lo invitó para

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viajar a Rivas. Irían a las fiestas de Popoyuapa a pagarle el compromiso de una promesa a Jesús del Rescate. Como se ha venido percibiendo, la obra que el autor nos ofrece, no son simples relatos, sino articuladas historias de la mitología fantástica. En ellas, se captan los elementos del simbolismo mágico, en donde la fantasía y el mito, el erotismo, el sueño, el sentido del humor, la soledad, la ternura..., son los aspectos que se funden en estas historias que nos envuelven y que nos llevan a la confirmación de una identidad de la que todos somos parte, donde vivimos y soñamos en nuestro universo, auténticamente propio, único, indescriptiblemente mágico, en donde convertimos lo irreal en real y lo imposible en posible. El Diriá, es un pueblo más, pero insertado dentro de la obra, lo es todo y Alemán Ocampo lo convierte en el escenario simbólico de la recreación de su mundo mítico y mágico, donde logra inducir creativamente al lector en sus historias, para que éste lo perciba como hechos verdaderos. Ofrece un amplio panorama de las ideas religiosas, éticas, costumbres, tradiciones, y una cosmovisión de una sociedad, eminentemente creativa, que se reinventa cada día para sobrevivir, con un enfoque sociológico nos pone en contacto con los códigos morales de la comunidad, a tal grado que podemos asignarle como rasgo literario personal, el dominio cultural de la epopeya humana del nicaragüense. Dotado de un manejo impresionante de los elementos mágicos, entendido éste como la relación privilegiada del ser humano con el más allá, que se encuentra personificado por una serie de almas en ese mundo, eminentemente mítico, y místico y en donde el hombre es el principal partícipe en la acción creadora. El aspecto mágico de la obra, sintetiza la importancia que tiene la fantasía, en donde incluso podemos pensar que es el soporte de la obra, su columna vertebral. Muestra la historia de los seres humanos en su inquietante realidad cotidiana y en donde el fenómeno de la sensualidad, el erotismo y el placer “racional” no se constituyen en elementos exclusivo de los seres humanos. “Los sentidos de las vacas” es uno de sus mejores ejemplos:

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Con el toro hay dificultad. El toro anda con maluqueza, nunca piensa en otra cosa, solo andar detrás de las vacas. Eso no lo deja desarrollar los sentidos. Vea usted al hombre embramado, ese no puede pensar, hace cualquier locura, peor el toro que así vive. También hay que entenderle a la vaca lo que ella quiere decir. Porque no es así nomás que va a llegar cualquier toro y la va a preñar, ella pone sus condiciones . Si el toro no le gusta ella lo dice. Se le busca el que le guste para tenerla contenta. Porque aunque no lo parezca los animales saben de gusto. Logra describir sin riesgos y plantea una realidad social que liga, íntimamente, a cada una de las personas con su entorno, de donde surge un determinado sistema de creencias que incluye a personas geográfica y culturalmente afines. Es esta, una obra que pretende asomarse a una sociedad erigida contra la conciencia de las propias limitaciones y su búsqueda constante de la infinitud. Es la historia del ser en su inquietante dimensión espiritual: la aventura de las ceguas, duendes y espíritus benignos y malignos. Es también la epopeya del ser humano en su lucha por sobrevivir en su entorno que a veces se torna tan hostil y que se concibe a sí mismo en una dialéctica constante de sumisión y enfrentamiento con esos seres superiores. Nos muestra la divinidad como algo inherente al hombre, sinembargo, es él mismo, quien en función de su condición elige, finalmente, su destino. Estamos ante una obra, que además de ser una representación de la literatura nacional, es eminentemente antropológica, en donde los recursos literarios que aglutina en torno a su personaje y los que crea en cada uno de sus relatos, explican las afinidades laborales, lingüísticas y espirituales que se dan entre los grupos humanos del entorno étnico, cultural y político, desbordando las posibilidades de la realidad física para inscribirse en la esfera de lo sobrenatural. Dentro de su obra, las historias se encuentran definidas a tal grado que cada una de ellas se conforman en verdaderas unidades narrativas, en la que nos presenta un conglomerado de sucesos cuya naturaleza se sumerge en el subconsciente de el dirialeño. Nos muestra que la vida pública y privada de nuestros pueblos se encuentra estrechamente vinculada a la religión

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y se espera de los santos, eficacias concretas obtenidas a través de los rituales, manifestados en algunos casos a través de las promesas, en donde los cultos practicados son espontáneamente combinados con otros aspectos, en algunos casos relacionados con comidas especiales, que acompañan a las actividades religiosas y se enmarcan en las tradiciones que nos caracterizan culturalmente como pueblo. La religión y el mundo mágico, en general, no solamente explican cosas y ayudan a las personas a alcanzar metas, también entran en el dominio de los sentimientos porque no solamente tienen funciones explicativas, sino también emocionales. Las técnicas mágicas pueden disipar dudas que surgen cuando los resultados están más allá del control humano. De modo similar, la religión ayuda a las personas a enfrentarse con hechos reales e inevitables como la muerte y, a superar objetivamente, crisis vitales. Con relación al bagaje cultural relacionado con lo mágico y lo mítico, el autor ha logrado adaptarlos a lugares especiales como cuevas, claros de vegetación, lagunas, ríos y arroyos encantados, etc. En esta mezcla de magia y realidad es en la que sus personajes se mueven. La primera se convierte en un primer idioma, en lengua complementaria, para penetrar al universo que le rodea. El autor, nos hace vivir en un mundo con fronteras inexistentes entre lo real y lo fantástico, en el que un hecho cualquiera, al ser narrado, se torna parte de un algo extraterreno, y lo que es hijo de la fantasía cobra realidad en la mentalidad de las personas. Combina armoniosamente la oralidad con el mundo mito­ lógico. Encontramos muchos elementos de las creencias prehispánicas, mezcladas sincréticamente con la doctrina cristiana, que es un rasgo esencial de nuestra cultura. Todo las situaciones planteadas dentro de la obra, se insertan dentro de los límites de lo posible debido a un porcentaje muy elevado de población indígena que habita en el área rural interactuando con el área urbana y que, de alguna manera, ha permitido la pervivencia de estos rasgos distintivos, en donde los mitos, las leyendas y las creencias tradicionales expresan valores culturales que nos identifican como nicaragüenses.

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Los 70 años de Carlos Mántica A. y los treinta de El habla nicaragüense y otros ensayos: aproximación al escritor y aportes de su obra a las ciencias sociales

Dedicado a la memoria de: Don Juan Eligio de la Rocha y Don Natividad de los Campos

Pero el aspecto para mi, más original de la labor de Carlos Mántica es el acierto con que ha sabido leer, en esas imágenes borrosas de nuestras viejas palabras indígenas, la propia historia del pueblo que las creó. Con la humildad del verdadero investigador y casi restándole importancia, Carlos Mántica ha abierto en su exposición nada menos que una puerta completamente nueva para el estudio de la historia nicaragüense a través de la lingüística. Las teorías que sostiene sobre el orden y proceso de las migraciones indígenas, basándose en el testimonio de las toponimias, nos colocan sobre un camino virgen, fascinante y de espléndidas perspectivas para nuestra investigación histórica”. (Pablo Antonio Cuadra: 7, 2003) Fue en León, un 19 de febrero del año 1935, cuando abrieron los ojos, por primera vez al mundo, “los gemelos”, hijos que nacieron en el segundo parto de doña Margarita Abaunza. Sus primeros recuerdos infantiles se remontan al niño de cuatro años, según él mismo lo afirma “Es en la casa-oficina de F. Mántica & Reyes donde comienzan mis primeros

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recuerdos”, y le remiten al disfrute de la ternura de su padre, don Felipe Mántica Berio, quien amorosamente los sentaba en sus rodillas para contarles cada vez nuevas historias, este hecho se convierte en una pieza clave en la formación de la personalidad intelectual de Chale Mántica —hipocorístico con que se nombra a Carlos Mántica Abaunza. Su vida ha transcurrido relativamente paralela a la de su gemelo Felipe, han compartido todo desde su nacimiento, siempre juntos haciendo travesuras, en los paseos familiares, en sus negocios. Físicamente diferentes y aún en muchas cosas más, pero igualmente tienen similitudes y sus recuerdos, obviamente, son también los mismos de su hermano. Es por eso que Mántica, al narrar algunos acontecimientos importantes en su vida lo hace tanto en singular como en plural, especialmente cuando nos dice: Me veo con mi gemelo Felipe, arrastrando nuestro propio pupitre, camino hacia la casa-escuela de Las Salvatierra, frente al costado sur del Gran Hotel donde aprendimos las primeras letras, deletreando O ese o, so: Oso, en el Silabario Catón, bajo la tutela de doña Chilita. Su afición por la guitarra, data de esta misma época infantil, en la que su padre conservaba relaciones amistosas con personas de diversas ocupaciones y clases sociales, entre ellos: músicos, guitarristas, titiriteros, Carlitos del Parque, Peyeyeque, entre otros. En una ocasión don Felipe, su padre, les llevó a la casa al conjunto “Los Gardelitos” cuyos integrantes eran todos los miembros de la familia y que según confiesa: “fueron quizás quienes despertaron mi interés por la guitarra”. Fue tal su fascinación, que la misma, hizo emerger al músico que hay en él, a tal grado que realizó cursos de este instrumento musical en Costa Rica, cuando sus padres se vieron en la necesidad de exiliarse en ese país, en 1944. Escuchó y vivió anécdotas inolvidables, mismas que en sus escritos, él plasma acertadamente y con gran éxito entre sus lectores. Refiriéndose a su padre ha dicho: Durante la comida bromeaba continuamente con sus hijos y con Chepe Mántica y todos escuchábamos las incontables anécdotas

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de don Gustavo. Con el General Gustavo Abaunza, su abuelo materno, además jugaban naipe, sin embargo, para su sorpresa, el mismo nunca lograba ganarle a “los gemelos” hasta que descubrió que le miraban las cartas reflejadas en sus anteojos. Su abuelo, es el personaje que se sentaba frente a la casa en un muro dentro de un patio enladrillado …restos de una casa derruida por el terremoto de 1931, con un bajo muro que alguna vez fue pared y que las dueñas indignadas mandaron quitar para que mi abuelo materno el General Gustavo Abaunza y Torrealba, eterno enamorado, no se sentara en él a ver pasar las muchachas que regresaban del colegio. Los recuerdos de la niñez de Carlos Mántica Abaunza, son imborrables además, gracias a su tío predilecto: Humberto “El Yankee”, al que personalmente considero “responsable” de ciertos enfoques que sobre la vida tiene este ser humano excepcional, especialmente, de la parte bohemia y bullanguera y de la selección de algunas de sus amistades. El entorno geográfico de esta época fue la Quinta Nina, en Chinandega, hacia donde cabalgaban diariamente desde la casa de Don Pancho. Aludiendo a sus grandes bigotes decía mi tío Humberto que Don Pancho se tragó una bicicleta y se le quedaron afuera los manubrios Recuerda, que Durante el trayecto, el Yankee se la pasaba bromeando y siempre que pasábamos por una talabartería de un señor gordo y panzón el mismo nos instruía: griten ahora “¡Mojica el culo te pica!”. Nosotros muy obedientes repetíamos la consigna y salíamos corriendo en los caballos…y el Yankee se moría de risa. En la Quinta Nina estuvo en contacto con la naturaleza: naranjas chinandeganas, mangos, limoneros, piñas, papayas y hortalizas, en general. Con animales: la Yegua Chela, el Potro, el Caramelo, La Carmela, que era blanca con pecas negras, “El viejito”, manso y chiquito, con la Tira-Pedos, La Pina, La Toña y el Traga Leguas, también con Cara de Mono que arreaba las vacas y a las cuales se aproximaban con las jícaras listas con pinolillo y azúcar para tomar la leche tibia al pie de la vaca. En esta misma época sirvió de

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pasa-bolas a Chiquirín García, Moncho Méndez, el Zurdo Dávila y el Bachiller Ponciano Lombillo, en un campo de beisbol en Chinandega, que tenía una pequeña gradería de madera construida por su famoso tío. En la segunda casa hacienda que se construyó, y siendo adolescentes, se iban a bañar al río, espacio que compartían con las mujeres que llegaban a lavar a “pecho abierto”. En este tiempo, la cacería se volvió un ritual. Cazaban lampareando venados por la noche, tiraban palomas que se comían refritas en aceite de oliva, entomatadas y sobre tostadas, -al estilo de la mama Nina-. “Churchill”, el mandador, llamaba en inglés a más de veinte perros: el Bobby, la Betty, etc. Observó a su tío colocando papelillo colorado en los marcos de las puertas para ahuyentar a los murciélagos y cuando se enfermaban de cualquier cosa, el tratamiento insustituible que les daba a tomar, era el siempre afamado aceite de castor. En la casa del Yankee en Chinandega, por la noche, se reunían todos sus sobrinos con el infaltable grupo de amigas, con las cuales Mántica aprendió el arte de bailar boleros en un ladrillo, escuchando la música de Los Panchos, y por supuesto, pendiente de las miradas vigilantes… De este tío querido e inolvidable aprendió que la nobleza del hombre no está en producir dinero sino en darse a los demás. Regresó a su patria en 1956, egresado de la Universidad de Georgetown (Washington D. C.) y ese mismo año inauguró con su hermano Felipe el primer supermercado y, poco tiempo después, la primera fábrica de jamones y embutidos. Sin embargo, en esta ocasión, no me referiré a su faceta de empresario, por considerar esta actividad un detalle en la vida del escritor y, sólo brevemente haré mención del ser humano insertado al mundo del catolicismo, al que se une como producto de la educación recibida en los recintos jesuitas que fueron determinantes en su militancia religiosa. Tanto la secundaria, realizada en el Colegio Centroamérica de Granada —del que se conoce una anécdota muy simpática relacionada con la escatología nicaragüense— como sus estudios universitarios realizados en una universidad perte­ neciente a la misma congregación religiosa, aunada a una

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convicción muy profunda producto de una vivencia muy fuerte que todavía conservo, según ha afirmado. Siendo estudiante universitario, sucedió un hecho que le acredita como poeta —escribió su único libro de poemas— y como dijo Pablo Antonio Cuadra en el prólogo a la Primera Edición de El habla nicaragüense, con un título revelador “Poemas de impaciencia”. Además, publicó una revista y varias tesis, entre ellas dos sobre Sandino. Como coleccionista se destacan sus cerámicas y su gran biblioteca, según nos narra Angela Saballos —en entrevista publicada en la revista CONFIDENCIAL— fue calificada por el escritor José Coronel Urtecho, como “la mejor biblioteca privada de temas nicaragüenses”. Dicha biblioteca la compartió en un salón de lectura dentro del supermercado en Montoya, que fue incendiado por orden de Somoza tras el terremoto del 72. En la entrevista realizada por esta periodista, la misma ha dicho: Autor de toda clase de libros desde sus diversas experiencias, ha sido campeón juvenil de natación, judoka, yoguini, pescador subacuático, esquiador acuático, (…), coleccionista de momentos de alegría en chistes y guitarreadas grabadas, cocinero inventor de recetas nicaragüenses, mecenas junto a su gemelo Felipe de la creación de Solentiname para Ernesto Cardenal, también amigo de Carlos Mejía Godoy, Cuchusapo inveterado con el poeta Luis Rocha, generador de afectos tan fieles que adoptó a los hijos de su amigo artista y compositor, Tino López, cuando éste murió. El Habla Nicaragüense y otros ensayos y su aporte a las ciencias sociales Me he aproximado a los aspectos más relevantes de las experiencias vividas por Carlos Mántica Abaunza, porque; son éstas, precisamente, las que han determinado su forma de ser: la de un ser humano que ha transitado por la vida de una forma sencilla. Su obra, por tanto, es la consecuencia natural en la existencia de este hombre para quien Nicaragua se ha constituido en uno de sus más grandes amores. Una de las manifestaciones de esa cualidad, es precisamente, la

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autoevaluación que hace de sus estudios sobre el habla y la cultura nicaragüense en general: De mi propio libro sólo puedo decir, a la manera de don Salvador Cardenal, que es la obra de un aficionado, para aficionados y que no está tan mal, viniendo de un comerciante audaz, sin serios estudios que lo acrediten, que escribe a ratos libres, impulsado únicamente por su amor a Nicaragua, y que trata de hacer su trabajo más aceptable al paladar de otros como él, condimentando con un toque de buen humor sus aburridos escritos. Al referirse al país que le vio nacer asevera: !Nicaragua es el centro!, es ¡Mi otro amor! No es que esté diciendo que soy un gran patriota, Quijote si. Mántica, ha sido testigo y participante excepcional de la cultura nicaragüense. Ha presenciado, además, en su país momentos históricos relevantes: el terremoto del 72, la lucha de un pueblo en armas que ocasionó la caída de la dictadura somocista, el auge de la Revolución Popular Sandinista, el triunfo de nuevos gobiernos, ha vivido exilios, reveces personales y familiares. En fin, ha compartido las alegrías y tristezas con su pueblo. Según el autor, su vocación de escritor es la más rara, porque una parte de sus libros han sido posibles porque una de sus hijas con sus amigos, secuestró algunos de sus estudios. Señala que todos han empezado como escritos sueltos, productos de su tiempo libre o de pequeñas publicaciones en los Medios de Comunicación y que los mismos “se han ido engordando hasta convertirse en libros”. El Güegüence, es el único estudio en el que, intencionalmente, se sentó para hacerlo libro con el ánimo de plasmar en el mismo cosas nuevas. Su faceta de escritor, y del libro que nos ocupa en particular —su obra completa, actualmente se conforma por aproximadamente una docena de ellos— es conocida por todos los profesores y estudiantes de la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Educación con mención en Español, así como los de Filología y Comunicación, ya que es un libro que se encuentra en la lista de textos de lectura obligatoria para los estudiantes de estas áreas en la UNAN-Managua, que es donde se imparten casi con exclusividad todas las carreras de Ciencias de la Educación y, consecuentemente,

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los mismos orientan la lectura de esta obra a sus estudiantes. Además, la misma, es conocida y apreciada en general por todos los intelectuales de nuestro país y por todas aquellas personas nacionales y extranjeras interesadas en los temas de nuestra cultura nacional. En este ensayo haré referencia a su séptima edición (última hasta la fecha), publicada en el año 2003, relativamente coincidente con su cumpleaños, sin embargo, considero necesario mencionar, aunque brevísimamente, la primera y cuarta edición; la primera por obvias razones y la cuarta porque, en su momento, fue objeto de homenaje por parte de la Academia Nicaragüense de la Lengua, además de evidenciar su evolución a través del tiempo. La primera edición, que salió a luz en 1973, consta según el autor: … de cinco partes: una Introducción, un Estudio y tres apéndices. La Introducción se titula: “Orígenes y Desarrollo del Habla Nicaragüense”. El estudio se titula: Morfología del habla nicaragüense y, como su nombre lo indica, pretende ser un análisis de la forma y características de nuestros vocablos considerados independientemente. […]. Los tres apéndices finales constituyen, a mi parecer, la parte más importante de este trabajo. Ellos son: 1) Un Diccionario de Nahuatlismos nicaragüenses […] 2) Un Diccionario de Toponimias Náhuatl de Nicaragua […] 3) Un Diccionario Comparativo de las Lenguas Prehispánicas de Nicaragua […]. Esta edición, fue objeto de estudio y elogios de destacados intelectuales, entre ellos Franco Cerutti, un Italiano radicado en Costa Rica y fallecido hace unos pocos años y cuyas palabras aparecen en la contraportada de sus ediciones y, además, el prólogo, cuya autoría se le debe a nuestro poeta nacional Pablo Antonio Cuadra. Veintidós años después, a propósito de la cuarta edición y haciendo referencia a esta primera edición, el autor destaca lo siguiente: Mis intenciones al iniciar aquellas

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investigaciones eran muy modestas. En el primer capítulo del libro explicaba: no es mi propósito escribir un nuevo diccionario de nicaraguanismos, ni siquiera el completar los existentes. Quise simplemente dibujar un poco las confusas vertientes que forman nuestro caudal lingüístico de hoy; sembrar la inquietud indigenista y valorar la importancia del habla como depósito de cultura. La cuarta edición de 1998, la integran: la presentación por Jorge Eduardo Arellano, el prólogo que fue escrito para la primera edición por Pablo Antonio Cuadra, una recapitulación de la obra escrita por su autor y presentada en la Academia Nicaragüense de la Lengua a propósito de esta publicación, la introducción orígenes y desarrollo del habla nicaragüense, el estudio sobre la Morfología del Habla Nicaragüense y trece ensayos más que son: Más sobre el náhuatl oculto, El habla Lazarillo de la historia, Descachimbamiento lexicográfico, Introducción a Lengua Madre, Introducción al Refranero Nicaragüense, Caló Gitano en el Habla Nicaragüense, Dos muestras de nuestra manera de hablar, El hilo azul y los doblesentidos de El Güegüence. Un ensayo etimológico sobre el Güegüence, Religión y Moral prehispánicas en Nicaragua, Los sacrificios humanos y la antropofagia, Recuerdos de la Vieja Managua y Cuando se nos sale la cotona. Y tal como lo dijera PAC: Son materiales insustituibles para fundamentar el desarrollo consciente de nuestro mestizaje y para levantar el edificio de nuestras humanidades todavía incompleto, todavía mutilado, todavía alienado por una visión excesivamente occidentalista y antiamericana de lo que debe ser nuestra cultura. En la presentación de esta cuarta edición, JEA, sostiene la tesis de que Carlos Mántica con su obra, marcó un punto de partida moderno —vivo y novedoso porque fue el primero en asimilar los aportes de sus dos principales predecesores, de hecho olvidados: el doctor Carl Herman Berendt (18171878) y Alfonso Valle (1870-1961). Sobre esta edición, el autor nos dice: A 22 años de distancia me pregunto si mis crípticos diccionarios y mis escritos de lingüista aficionado

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han contribuido en algo a que nuestros valores, nuestra lengua y nuestra historia resulten un poco menos extraña o ininteligible al nicaragüense de hoy. La respuesta, obviamente es afirmativa y, según el mismo en esta ocasión sus aportes esenciales fueron los siguientes: — Estudio de la toponimia para inferir acerca del origen y secuencia de las diversas migraciones indígenas, inaugurando un nuevo camino, para llegar al sendero de la historia. — Introducción a la sintaxis náhuatl, descubriendo con esto el náhuatl oculto presente en la forma de hablar del nicaragüense en general. — Destacar los cinco instrumentos que utiliza el nicaragüense en su constante creación del habla y son: el símil, la metáfora, la invención como tal, la onomatopeya y el gesto. — La persistencia de supersticiones, mitos y creencias de antigüedad Tolteca y Teotihuacana, en las expresiones de las madres en la consulta del doctor César A. Ramírez Fajardo. Con relación a las diversas ediciones publicadas de esta obra, existen varios estudios realizados por los intelectuales interesados en el habla y cultura nicaragüense, Pablo Anto­ nio Cuadra y Franco Cerutti, los primeros. Tenemos, ade­ más, comentarios de Jorge Eduardo Arellano, estudios de Bo Wande y de Carlos Alemán Ocampo, el último, ha señalado lo siguiente: El trabajo de Mántica penetra la neblina y la despeja para entregársela de nuevo al pueblo, para que se reapropie de ella. Apropiarse de su lengua y de sus profundos significados es necesario y fundamental, porque esa acumulación de siglos, la permanencia de los grupos como tales es lo que va labrando la identidad del ser y las posibilidades del futuro. Para tener futuro es preciso ser. […] La obra de Carlos Mántica tiene trascendencia histórica porque es el principal aporte al estudio del habla nicaragüense. Desde la época del cronista Fernández

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de Oviedo y Valdez se recogen las primeras formas de expresión de los hablantes de español y de los conceptos fundamentales de sus formas de transmisión de la historia de los indios de Nicaragua. En el siglo XIX aparecen los primeros correctores de la lengua con aportes valiosos que demuestran la presencia de una lengua mestiza. Los otros autores posteriores a Juan Eligio de la Rocha (l915-1973) sin excepción, son correctivos, normativos y en gran medida los indigenismos, modulaciones y formas de pronunciación son considerados errores léxicos y prosódicos. Mántica es el primero en sistematizar el estudio de la forma “como habla la gente”. En esta séptima edición, a 30 años de distancia de la primera, y a cinco de la cuarta, El habla nicaragüense, ha sufrido muchos cambios y evolución, (al modo de decir en filosofía; en una “espiral de superación dialéctica”). Se le han sumado una gran cantidad de nuevos estudios que lo han enriquecido, de tal forma que a la fecha, se ha constituido en una breve enciclopedia de la cultura nacional. Cada nuevo estudio, en una cátedra cultural abierta al pueblo. A esta edición se le han adicionado los ensayos siguientes: ¡Así se habla J…!, Evolución de la lengua Náhuatl en Nicaragua, Dos personajes inolvidables, Pura Jodarria, Refranero Ge­ ne­ral, Carta en refranes, La comida Nicaragüense, Intro­ ducción a Cantares Nicaragüenses, Matagalpa y sus gentes, Con la música por dentro, Pablo Antonio, Sor María y el diablo, Los profesionales aficionados, Tiempo, contexto y trascendencia del Güegüence, ¿Quién fue el genial autor?, Los Sutiavas, Diccionario de Nahuatlismos nicaragüenses, Toponimia Náhuatl de Nicaragua y Recensión a El Habla del Nicaragüense. Se han obviado por haber sido incluidos dentro de estudios más amplios: El hilo azul y los doblesentidos del Güegüence y Un ensayo etimológico sobre El Güegüence. Con relación a esta última edición, JEA hizo una reseña, indicando, al final de la misma, que esta es una obra que no debería de faltar en la biblioteca de ningún “nica” culto y

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del extranjero que aspire a conocer lo que somos y hemos creado como pueblo. Porque aún conservamos mucho de aquellas herencias que afirmaba nuestro Rubén en 1891: Tenemos el ímpetu de nuestros abuelos indios, su fuego y potencia terrígena, y de nuestros padres españoles todos los fanatismos y pasiones. La mayoría de los autores que han realizado estudios sobre esta obra, en general, han valuado sus aportes acreditados a la lingüística. En este ensayo, mi propósito es dual. Por un lado, me propongo rendir un sencillo y cariñoso homenaje al autor en su cumpleaños, y en el otro sentido, porque el escritor, utilizando el método inductivo y, a partir del estudio del habla, nos toma de la mano conduciéndonos hacia el sendero de las Ciencias Sociales, de manera particular: a la historia, a la antropología (antropología de la religión, etnología, etno­historia, etnolingüística), a la sociología (sociología urba­na, sociología de la cultura, así como a la sociología de las ocupaciones y profesiones) y por supuesto, también a la filosofía y a la Ética. Sin ofrecer ninguna resistencia, me he dejado conducir para transitar ese camino, en un intento de reseñar solamente —para muestra un botón— algunos aportes significativos en esos ámbitos. Aportes a la Historia Los aportes que Mántica presenta, a partir del estudio de la lingüística histórica, los percibimos, a través de la exposición de datos que sobre los cambios lingüísticos internos nos ofrece y, a partir de los cuales, descubre las relaciones entre los hechos históricos que se suceden. Plantea, partiendo de interrogantes acerca de lenguas de diferente índole y origen, la naturaleza de esa relación, de cómo se logra el sincretismo producto del contacto histórico entre las culturas y los préstamos resultantes. En su calidad de lingüista histórico y comparativo, estudia las diferentes etapas de una lengua a fin de identificar los posibles cambios que tienen lugar y determinar la relación entre ellas. La lingüística comparativa se constituye además, en una metodología de relevancia

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trascendental para trazar los procesos culturales e históricos. A través de la reconstrucción de una protolengua, se puede, obviamente, descubrir la cultura e historia del pueblo que habla esta lengua. En su “Evolución de la Lengua Náhuatl en Nicaragua Desde la Conquista hasta el Güegüence” nos expone, minuciosa y detalladamente, la inserción paulatina del castellano en el habla náhuatl a través de las relaciones sociales que se dan entre los distintos estratos que conformaron históricamente nuestro pasado reciente, clasificándolo por etapas, de las cuales, en este caso específico, solamente me referiré a la primera, en tanto es a mi juicio, la que presenta mayor interés para el enfoque histórico en esta parte de mi exposición. La etapa I (l522-1560) pertenece al período de la conquista, que simbólicamente, inicia con el diálogo entre Gil González Dávila y el Cacique Nicaragua, primer momento en que se da el choque lingüístico. En esta etapa que corresponde al primer período, el Náhuatl no sufre cambios lo cual nos da fe que la resistencia de los indígenas se prolongó por más de tres décadas y dicha confrontación solamente permitió un mínimo trato personal entre el conquistador y el nativo. Después de estas tres décadas, otros factores también con­ tribuyeron a que estas relaciones se mantuvieran dentro de los mismos parámetros, al respecto el autor señala los mo­ tivos siguientes: a. El número de españoles era mínimo b. Este pequeño número de españoles se concentraban en un también pequeño número de ciudades, alejadas entre sí. c. Las ciudades españolas de Nicaragua se construyeron contiguo a los poblados indígenas. Coexistiendo las dos culturas, paralelamente. d. El sistema de encomiendas (1524) solamente permitió el trato directo con las autoridades superiores que eran quienes realmente se vieron en la necesidad de aprender el castellano.

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e. Los únicos grupos náhuatl, que se comunicaron a diario verbalmente con los españoles, fueron los sirvientes permanentes de los conquistadores. f. La evangelización se realiza en esta fase en lengua náhuatl, usando traductores y, por lo tanto, no contribuyen a la divulgación del castellano. En resumen, durante la etapa I, el contacto personal entre indígenas y españoles es mínimo y la lengua náhuatl suficiente para nombrar los objetos o acciones introducidas por los españoles. El número de los bilingües es casi inexistente y las modificaciones a la lengua náhuatl casi nulas. Otros aportes importantes a la historia los encontramos en Tiempo, contexto y trascendencia de El Güegüence. Mántica, en este estudio, señala el desconocimiento que se tiene, en general, del entorno histórico del cual es producto nuestra obra maestra de la picaresca indoamericana y, resolver esta incógnita es uno de los aportes históricos más valiosos con relación a esta problemática. Este planteamiento adquiere relevancia nacional e internacional, en tanto, la obra se encuentra en proceso de ser nominada Patrimonio Oral Intangible de la Humanidad. Con la acuciosidad que caracterizan sus escritos, y con traducciones y estudios de 1967, 1972, 1998 y 2001, el escrutinio más reciente de nuestro autor lo ha llevado a las conclusiones siguientes: a. La posibilidad de que la sátira presente en la obra sea en contra de las autoridades indígenas, quienes, según las revelaciones de los datos históricos, fueron instrumento en la explotación de los indígenas del Gobernador español y no contra el último como se ha creído tradicionalmente. Esto se fundamenta con los argumentos siguientes: — El nombramiento de gobernadores indígenas se encuentra ampliamente documentado. — La evidencia histórica, le permite afirmar que el apelativo “Señor Gobernador Tastuanes” no alude al nombre de una persona sino a su doble condición de Gobernador y Tlatoani.

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— La celebración de la boda civil, al final de la obra, se realizó según las costumbres indígenas y sin la existencia del matrimonio religioso, inconcebible para un español de la época. — Después de la boda, y luego de una serie de sucesos, la novia es abandonada quedando “vestida y alborotada”, actitud incorrecta en un “trato y contrato” entre un Gobernador español y un indio. — La situación de pobreza del señor Gobernador Tastuanes, contrastando con la bonanza económica de los Gobernadores españoles. b. La posibilidad de descubrir con relativa certeza el lugar donde se realiza la obra, se basa en las pistas siguientes: — Existencia, en esta época, de un Cabildo Real constituido por diez miembros. — Existencia de un Pósito, donde se presenta la obra, mismo, que era un sitio de carácter municipal a cargo del acopio de granos básicos. — Existencia de una provincia real que, aparentemente, es un juzgado de los Alcaldes de la Corte, equivalente al actual Juzgado Civil de Distrito. — El cobro de una multa al Güegüence, parece indicar que la ciudad del posible escenario del argumento de esta obra, era un puerto de entrada al comercio y en ella existía una Caja Real, elementos existentes únicamente en León, Granada o Masaya. — Posiblemente, la existencia en la ciudad de un obraje de añil, cuyas fuentes bibliográficas la ubican en el S XVIII en la zona de Granada, época en que se constituyó en trabajo gratuito impuesto a los indígenas. c. Con relación al cuándo, se señalan las pistas siguientes: — En la entrada de la Casa de Gobierno existe un escudo de armas del Rey, éste tiene la efigie de un ave, que es el águila bicéfala de la Casa de Austria, las fuentes

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señalan al respecto que también los Gobernadores indígenas eran aficionados a tales escudos. Circulación de monedas como el medio, mitad del real fuerte, acuñadas en México y Colombia, y que revela relaciones comerciales intensas. El Güegüence, tiene a la venta una serie de artículos extranjeros cuya importación es absolutamente pro­ hibida, en tanto, la actitud de las autoridades es la de recaudar impuestos, aunque con la posible anuencia a la “mordida”, por cierto, muy común en nuestros días. En esta época, con la complicidad de las autoridades, florece el contrabando de vinos del Perú, Chile y, un poco menos, de España. La última evidencia es del habla: resulta evidente la presencia en la obra de la sintaxis náhuatl, pero el autor denota un conocimiento de ambos idiomas. El estilo de esta obra es de mediados a finales del S XVII, cuando el teatro deja de ser teatro misionero y pasa a ser folclore.

Conclusiones sobre la obra: — De lo anterior, el autor, ha concluido que se trata de una auténtica pieza de teatro folclórico, escrita por un autor culto en el dialecto imperante a mediados del S XVII, de construcción gramatical náhuatl. — La casi total desaparición del náhuatl, a partir del parlamento 207, y la adición de parlamentos en verso de manuscritos posteriores, nos dan fe de una reescritura del texto original en siglos posteriores, cuando el náhuatl dejó de ser inteligible para la mayoría de la población. — La fecha de El Güegüence original pudiera ser ubicado no más allá de la primera década del S XVIII.

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— Finalmente, el autor concluye afirmando con relación a la obra que fue escrita y representada a partir de 1675, y recoge un escenario que persistió en la zona desde 1635. Mántica al respecto, señala lo siguiente: Entiéndase bien: no afirmo en manera alguna que el Güegüence tal y como lo conocemos hoy haya sido escrito entre 1675 y 1725. La versión que ha llegado hasta nosotros ha sido fruto de una larga evolución y de cambios de adiciones en los que intervinieron muchas manos. Afirmo que el escenario político, económico y social que se describe, es el existente en Nicaragua desde más o menos 1635. Que en algún momento muy cercano a 1673 en que la Gobernación es trasladada a Granada y el Gobernador reside en Masaya, se escribe y empieza a representar en la zona un Güegüence del que conservamos solo su primera parte y que estaba escrito de principio a fin en la jerga Náhuatl-Castellano, que era entonces el lenguaje corriente de indios y mestizos. Que su última parte es la más reciente, con adiciones en el S XVIII, en la que se mezcla la obra con otros “bailes” que no eran parte de la obra original. Aportes a la antropología como ciencia general de la cultura La antropología cultural estudia la conducta humana que es aprendida, en tanto, la cultura es la manera principal en que los seres humanos se adaptan a sus ambientes. En general, su objeto de estudio es la historia de la cultura de la humanidad, esto incluye costumbres y creencias entre otros. En su estudio: “¡Así se habla J…!”, Mántica, esbozando una recapitulación de su obra, elabora todo un estudio antropológico, mediante el método etnográfico que, en lo fundamental, presenta dos fases: el trabajo de campo y la descripción de los resultados. El trabajo de campo implica la observación y la participación en la vida cotidiana de las personas, de esta manera es como el autor ha visualizado la cultura del nicaragüense, la cultura de su propio pueblo, como un sistema de patrones

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interrelacionados. Este método, es utilizado de manera par­ ticular en sus estudios antropológicos y sociológicos, y a partir del mismo, el autor elabora una lista de costumbres que caracterizan culturalmente al nicaragüense y lo diferencian de personas de otras nacionalidades. Las costumbres están allí, todos lo vivimos, pero nadie “se fija”, es el ojo del inves­ tigador el que hace que nos apropiemos de ellas y nos veamos reflejados en nosotros mismos. Tomemos como ejemplo: cargar en nuestro equipaje comida nacional aún cuando al lugar hacia donde nos dirigimos pueda haber de lo mismo o, en otro caso, despedirse de un familiar, generalmente cuando el viaje se realiza por vía aérea, la despedida carece de sentido sin las lágrimas bañando el rostro, aunque el viaje sea por un fin de semana, etc., otros aspectos importantes de nuestra cultura, retomados por el autor, es la forma de medidas utilizada por las vendedoras en el mercado: por contada, por manos y muchísimos elementos más. Aborda también, nuestra costumbre absolutamente única, relacionada con la forma en que damos y recibimos nues­ tras direcciones geográficas. Un árbol, una casa en escom­ bros, una venta de comida, algo que estuvo y que ya no está, una rotonda, el lugar donde asesinaron a alguien, una casa particular donde los dueños tienen un apodo, un rótulo, y aún las cosas más increíbles, sirven de referencia para indicar una dirección. Igual cosa sucede con la forma de relacionarnos con personas de otros países usando nuestro voseo tan característico. Aborda también la forma de ser del nicaragüense, especialmente en “Cuando se nos sale la cotona” y muchísimos elementos más que dejo de mencionar —porque serían objeto de un trabajo de mayores dimensiones— para lograr analizar minuciosamente todas las delicias de nuestra cultura, estudiadas por el autor. En su “Introducción a La Lengua Madre”, se refiere también a algunas creencias que caracterizan culturalmente al nicaragüense —tema que desarrollo en otro ensayo titulado “Las Creencias: expresión del pensamiento míticomágico en Nicaragua”. Al respecto, el autor nos dice: Mitos

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solares y lunares de antigüedad tolteca y aun teotihuacana, que persisten hoy y que el habla saca a luz, como un reto. Ya en alguna ocasión señalaba el valor del habla como depositaria, casi exclusiva de nuestra cultura y de nuestra historia. […]… donde lo nicaragüense apenas se empieza a definir, donde poco se ha escrito de costumbres y casi nada de su psicología y de sus creencias, el habla sigue siendo el único archivo nacional donde quizá puede encontrarse aquello que nos diferencia de los demás pueblos; o lo que es igual, donde algún día podamos encontrarnos a nosotros mismos. Encontrar nuestra cara y corazón. Su pasión por la música y su faceta de folclorólogo, hereda un nuevo legado que se materializa en el trabajo de recopilación conjunta con el doctor César Ramírez Fajardo. En la “Introducción a Cantares Nicaragüenses”, Mántica señala que con esa obra le devuelven al pueblo lo que le pertenece, ya que es el pueblo mismo, quien los compuso, quien los preservó y quien los transmitió de boca en boca, son Cantares que aprendimos de nuestras chichihuas, que escuchamos a nuestras abuelas, que repetimos en nuestras tertulias, pero que sólo en fecha relativamente reciente aprendimos a apreciar en su justo valor, o empezaron a ser divulgados por nuestros medios de comunicación. La mayoría de estas canciones vienen del campo. Don Salvador Cardenal decía que el campo es el cofre de la ciudad, donde se encuentran guardadas las canciones que pasaron al olvido en las ciudades y que la mayor parte de nuestro canto picaresco es de origen campesino. Mántica ha dicho, con relación a este canto: Su picardía camina de la mano con la candidez y rara vez deriva hacia una vulgaridad ofensiva. Las coplas, bombas y retahílas que recogemos en el apéndice de esta obra, nacen en la ciudad, tienen como principal divulgador al estudiante universitario, y es en ellas donde florece la picardía sexual. También claramente nicaragüenses, son la casi totalidad de nuestras canciones de animales… Integrada por más de doscientas canciones de autor anónimo, esta obra es fruto de más de 35 años de paciente labor. […]…no podemos menos que asombrarnos

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ante la riqueza musical de un pueblo que siendo tan pequeño puede sin embargo ofrecer doscientas canciones de autor anónimo, vivas en nuestro folklore, al primer intento de unos aficionados, médico el uno y comerciante el otro, que a ratos libres y sin más preparación musical que las que les heredó la sangre, han cometido la imprudencia de querer recopilar estos Cantares nicaragüenses. Aportes a la Antropología de la Religión Con relación a este aspecto, el autor, partiendo del análisis de las toponimias percibidas como una tendencia, elabora una serie de observaciones previas y posteriores. Metodológicamente, se trata de un estudio longitudinal retrospectivo, desde una perspectiva sincrónica, en tanto sus anotaciones se refieren a un período largo, pero concreto de nuestra historia —época prehispánica. Los aportes más significativos al respecto, se encuentran insertados en El Habla, Lazarillo de la Historia, donde él mismo, en 1970, afirmaba lo siguiente: …en las toponimias de nuestro territorio, descubrimos el nombre de los númenes y dioses que adoraron sus pobladores y conociendo de esta manera su mitología y teogonía, podemos identificar raza, cultura, antigüedad y lengua… A través de las toponimias, descubre cuales fueron nuestros dioses prehispánicos y la pertenencia de los mismos a épocas y culturas diferentes. Los siguientes pertenecen a la primera y segunda migración. Veamos sus aportes: — En Rivas encontramos a Ochomogo (Oxomoco) y Cipáctonal (Cipactonalli) son los dos progenitores de la raza humana en la tradición más antigua de los primeros pobladores del Anahuac. La segunda, es la deidad dueña del momento que antecede al amanecer, cuando aún hay oscuridad. — Tamagastad, que se encuentra jerárquicamente por encima de los anteriores, gracias a él se producía la lluvia, hacía que reverdeciera la naturaleza, que crecieran los árboles, la hierba y el maíz, nuestro sustento.

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— En Managua todo nos habla de Quetzalcóatl y, conse­ cuentemente de los Tolteca. — Xolotl, de donde se deriva el nombre del Lago de Managua, es el hermano gemelo de Quetzalcóatl siempre en la mitología Tolteca, que fue el creador de la raza humana. — Los Indígenas en Granada, informaron al Padre Bobadilla de dioses ligados a Quetzalcóatl. Se mencionan los siguientes: Mixcoatl, dios del comercio y padre de Quetzalcóatl en la tradición Tolteca, Centeotl la diosa del maíz y Chalchitlicue, esposa de Tlaloc y diosa de las aguas terrestres. — Los Chichimecas adoraban a Xipe Totec, El Descarnado, y en sus ceremonias se vestían con pellejos de hombres. Hasta aquí, el autor concluye sobre la posibilidad de dos grandes migraciones. La primera muy antigua, anterior a la ruina de Tula y de origen teotihuacano, simultánea a la de los Chorotegas que se asienta en el istmo de Rivas y las islas del Lago. El habla, a través del estudio de las toponimias, confirma la existencia de una tercera migración, constituida por grupos aztecas o mexicas en tanto, la zona Norte y Oriental del Lago están llenas de deidades aztecas. Veamos las que siguen: — Camastro: río de Chontales. Es Camaztli, deidad solar adorada por los tlazcaltecas como dios de la casa. — Quilaztli, quien cría a Quetzalcóatl cuando su madre Chimalma, muere de parto. Es de la primera de donde nos llega el nombre Quilalí, la germinadora, que es una deidad agrícola. — Quauhcoatl, (Boaco), uno de los portadores del dios o Teomames. — Tecuciztecatl, (Taguzgalpa) nombre que se le daba a una parte de la Costa Caribe y de donde se deriva también Tegucigalpa. Aparece en la leyenda de los soles: es el que alumbró al mundo en el quinto Sol. Es el mismo Tezcatlipoca, enemigo mortal de Quetzalcóatl.

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Este es el dios que a la llegada de los españoles recibía ado­ ración en el templo mayor de México-Tenochtitlán. — Macuil Xochitl (Macuelizo), el dios de la guerra de los aztecas. — Cihuacóatl (Sébaco), la mujer serpiente, diosa de la agricultura, de la fecundidad y de la guerra. — Tecpanecatl (Telpaneca), el Dios de la región dominadora. Es una divinidad guerrera de los aztecas. Esta tercera migración tiene lugar, aproximadamente, entre 50 y 100 años antes de la llegada de los españoles. Aportes etnológicos El estudio sobre Los Sutiavas, conforma, entre otros, un gran aporte a la etnología. Este ensayo, escrito a mediados de los años sesenta fue pronunciado como Discurso a propósito de su incorporación a la Asociación de Escritores y Artistas Americanos. Según el autor, los mismos aparecen en las costas de nuestros país, precedidos únicamente por los Mangues o Chorotegas, cuyo nombre significa “Mai-rabú”, cuya traducción evidente es “Hombres por excelencia”. Fueron hombres muy valientes, son los maribios, conocidos hoy como Sutiavas. Son los mismos que entablaron una lucha con los españoles, quienes para atemorizarlos se vistieron con la piel de cadáveres humanos hechos que se constituían en ritos a Xipe Totec, aparentemente adoptado por los sutiavas. Tal batalla se protagonizó en el Valle de Nagarando y debido a este hecho se le denominó: El Valle de los Desollados. Aparentemente, se trata de una migración anterior a las de cultura náhuatl, ubicada en un territorio que hasta la fecha habitan. Además, esta raza, rehusando el mestizaje, se conservó pura durante mucho tiempo en nuestro país, de tal forma que su anonimato resulta incomprensible. Se señala el desconocimiento de sus costumbres, leyenda, religión, historia, mientras solamente algunas palabras quedan de su lengua. En su territorio abundan los toponímicos náhuatl y chorotegas, solamente la cordillera de los Maribios lleva

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nombre sutiava. Los sutiavas, según las fuentes históricas, jamás conformaron un núcleo pequeño de personas. Citando a Fray Antonio Ponce, quien recorriera la zona en 1586, el autor señala: “sabemos que eran ciudades subtiavas: Mazateca (Situada entre Chinandega y Chichigalpa), Pozoltega, Mianagalpa o Pozolteguilla, Chinandega, Subtiava y León en donde se hablaba Mangue, Maribio y Mexicano corrupta”. El grupo al que pertenecen los Sutiavas o Maribios —según las conclusiones del autor— es el Hokano y de su lengua se conocen escasamente 200 palabras, que fueron recogidas separadamente por el Abate Brasseur de Bourbourg, Walter Lehman, Efraín Squier, don Francisco Aragón, Herman Berencit y Edward Sapir. Don Natividad de los Campos —a quien también dedico este ensayo— natural de Subtiava y que durante la década de los sesenta el autor obtuvo copia de un manuscrito suyo, fechado en 1902, cuyo título es Cuasculá, Rastros de Nuestra Lengua Aborigen. Mántica afirma, que durante mucho tiempo no se encontró paralelo alguno entre los sutiavas y las demás lenguas de América, considerándosele como independiente, a excepción de un pequeño grupo que habita en Guatajiguala, en territorio Lenca de El Salvador. Posteriormente, también se le relacionó con el Tiapaneca o Yopi, lengua que se habla en el Estado de Guerrero en el sur de México y en la frontera oeste del área Mizteca. De Oviedo, admite la siguiente interpretación: “Los habitantes de Guatajiguala eran sutiavas que emigraron de Nicaragua, posiblemente, en la segunda mitad del S XV, es decir, nueve siglos después de la fecha en que el mismo Valle sitúa la salida de México de los Tlapanecayopi. Las conclusiones finales a las que llega, son las siguientes: Recordemos brevemente las causas y formas de las antiguas migraciones. El éxodo masivo de un pueblo se efectuaba lentamente, avanzando a saltos una generación tras otra en busca de una tierra prometida, de un águila sobre un nopal, o de una isla con dos volcanes (Ome-tepetl). Había que combatir el hambre y la guerra que provocó su éxodo.

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Amurallarse contra persecuciones y recoger las cosechas y rendir culto a sus dioses, porque el hambre y la persecución acercan siempre a Dios. Los nacidos en libertad, olvidaban el sentido de la marcha y con los viejos, los débiles, los enfermos o las parturientas se quedaban atrás formando pequeños núcleos que, como aquellas huellas marcaban para los estudiosos futuros la trayectoria de sus viajes. Aportes a la Etnolingüística Los antropólogos lingüísticos estudian el lenguaje en su contexto social y cultural a través del tiempo. Se recons­ truyen lenguas antiguas mediante la comparación de sus descendientes contemporáneos y, al hacerlo, descubren nue­vas facetas en su historia. Se estudian, además, las dife­ rencias lingüísticas para describir percepciones y patrones de pensamiento diversos en una multitud de culturas. La variación lingüística va también asociada a las divisiones sociales. Esta temática es abordada por Mántica en su estudio “Evolución de la Lengua Náhuatl en Nicaragua (Desde la conquista hasta el Güegüence)”. En la Etapa I, que ya ha sido mencionada, hace especial énfasis en la permanencia casi absoluta de la lengua náhuatl sin sufrir cambio alguno, a pesar, de las diferencias lingüísticas imperantes en los estratos sociales en referencia como producto de la falta de integración entre los mismos en los años transcurridos de 1522 y 1560, ya que la confrontación impidió un trato personal fluido entre “conquistados” y conquistadores. Pero, es especialmente en la fase II de la primera etapa, donde según el autor, se empiezan a utilizar sistemáticamente los nombres abstractos castellanos, a diferencia de estos conceptos, los seres y objetos tangibles introducidos por los españoles presentaron mayor dificultad. Eran cosas nuevas y diferentes, y en algunos casos se resolvió el problema obviando las diferencias y centrándose en las cosas comunes de ambas culturas. Por ejemplo, los nahuas usaron la palabra calli que significa “casa”, para nombrar también la casa española, la palabra itzcuintli que significa “perro”, se utilizó también para estos animales españoles. La palabra

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A-Calli, literalmente, “casa acuática” para nombrar “barco o bote”, también se utilizó para nombrar a las embarcaciones europeas. Cuando se daba el caso de que con una palabra náhuatl, no se lograba nombrar adecuadamente el objeto, se recurría a una descripción del mismo, por ejemplo, le llamaron “malacate de palo” o “cosa de madera que da vuelta” a la rueda, “comal de cuita” a la bacinilla, “arrojar agua en la cabeza de alguien” era el bautismo. En otras ocasiones se les dio nombre a las cosas por asociación de ideas, por ejemplo al caballo se le nombró mazatl, que significa venado, único cuadrúpedo conocido por los indígenas, “caite de caballo” a la herradura, “tortilla de castilla” le llamaron al pan. La Etapa II, correspondiente a los primeros años de la Colonia, desde 1560, hasta aproximadamente mediados del S XVII —casi cien años—; el contacto directo entre ambas culturas se fortalece. Al náhuatl, se le empiezan a agregar muchas palabras del castellano, casi exclusivamente, nom­ bres sustantivos: caballos, mulas, hacha, cuchillo, bisagras, camisa, gobernador, alcalde. La nueva moneda: el Real de Plata de mediados del S XVI. El autor señala, como un elemento cultural importante en esta etapa, la introducción de la cultura alfabética en lengua Náhuatl, que substituirá a la escritura ideográfica precolombina. Esta etapa se caracteriza, pues, por la asimilación masiva de sustantivos castellanos y por un acelerado proceso de aculturación. En la Etapa III, aproximadamente de 1650 al año 1700, Mántica ha aportado a esta ciencia los elementos siguientes: — Utilización de verbos, pronombres, preposiciones y con­junciones, que en el náhuatl no existen como palabras aisladas, sino incorporadas al sustantivo, adjetivo o verbo. — Algunos cambios al pluralizar, sin perder la sintaxis náhuatl, que aún hoy se conserva. — Inclusión de algunos sonidos españoles inexistentes en el habla náhuatl: b, d, f, g, j, r, y, v. — Surgimiento de los primeros hibridismos en los que un sustantivo castellano es modificado por un adjetivo náhuatl: carreta nagua, mano pachona, etc.

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— Unos 40 verbos tomados en préstamo, pocos con relación a 720 sustantivos castellanos. — Inicio de la castellanización de palabras náhuatl (que continúa hasta la fecha), agregando la terminación verbal española “ar” o los prefijos “a”, “en” y “des”. Ejemplos: cipear, coyotear, chilear, melenquear, mecatear, atilintar, enzacatar, apocoparse, encolocharse, etc. Otros aportes a esta ciencia los encontramos en su estudio “Orígenes y desarrollo del habla nicaragüense”, enumero los siguientes: — Algunos prefijos náhuatl entrarán en la composición de nuevas palabras como el diminutivo referencial tzin: chimbomba, chinchinear, etc. — Algunas raíces resistirán toda castellanización. La raíz tlalli (tierra), nos dejó: tapizca, talalate, talquezal, etc — Los sufijos náhuatl atl, otl, tli, tic y tl, se han convertido en te: aguacate, petate, mayate, ocote, etc. — Los prefijos hua, y cuauh, se convierten en gua: guacamol, guacal, guanacaste, etc. Aportes a la Etnohistoria La etnohistoria, es una ciencia que abarca los relatos, orales y escritos, del pasado de una cultura. Para ello se dispone de relatos de siglos realizados por comerciantes, viajeros, exploradores, misioneros, etc. Mántica, especialista en esta ciencia, ha contribuido a la misma, de manera especial con su estudio “El Habla, Lazarillo de la Historia”, en el que elabora su tesis acerca de las migraciones indígenas anteriores a la llegada de los españoles y al origen de los niquiranos o nicaraguas. En 1970, escribió lo siguiente: El estudio de las toponimias nicaragüenses nos permite reconstruir hoy la sucesiva distribución de razas y culturas en nuestro territorio, a lo largo de los siglos. Curioso fenómeno el de este pueblo que escaso de códices y escritos puede escribir su historia en el rugoso pergamino de su propia geografía...

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Tomando como base el estudio de las toponimias del Pacífico de Nicaragua, el autor infiere divisiones evidentes y marcadas diferencias culturales en sus habitantes. La profundización, en el estudio de éstas, lo lleva a la creación de una serie de tesis que contribuyen de manera sustantiva a esta ciencia social y que, posteriormente, han sido confirmados por estudios del historiador mexicano Wilberto Jiménez Moreno y del Nahuatlista Miguel León Portilla. De forma resumida, señalo los principales aportes del autor a la Etnohistoria, quien comenzando de Sur a Norte expone lo siguiente: — En la provincia de Nicoya los nombres geográficos son mayoritariamente chorotegas. — En Granada, Rivas y parte de Carazo, son nombres náhuatl: Ometepe, Nicaragua, Ochomogo, Moyogalpa, Jinotepe, etc. — En Masaya y el resto de Carazo (Antigua Manqueza), son todos chorotegas: Nandaime, Niquinohomo, Diriá, Diriamba, Monimbó, Diriomo, etc. — En Managua, tenemos nuevamente toponimias náhuatl: Xolotlán, Xiloá, Asososca, Acahualinca, Ticuantepe, Ticomo, Tipitapa, Apoyeque, etc. — En León Viejo, otra vez son chorotegas: Nagarote, Imabite, etc. — En León Nuevo, son sutiavas: Maribios, etc. — En la Zona del Golfo, reaparecen los nombres náhuatl, pero con el sufijo gentilicio Tecate (ega) inexistente en el resto del país: Pozoltega, Chinandega, Tezoatega (El Viejo), Chichigalpa, etc. Según Mántica, el mapa de Nicaragua es un tablero de ajedrez en donde se da la alternancia de tribus náhuatl y chorotegas, llegando el mismo a inferir que Esta no es la situación que pudiera esperarse de una gran migración masiva que hubiera desplazado a las demás tribus, o coexistido con ellas, sino que parece ser el resultado de pequeñas migraciones

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sucesivas y de distinta antigüedad, cuya gente después de conquistar un pequeño territorio queda prisionera entre tribus contrarias. No parece razonable que dos tribus de lengua náhuatl separadas por una chorotega no buscaran como fundirse territorialmente, a no ser que su única afinidad fuese precisamente la del idioma, pero de razas y antecedentes distintos. Hasta aquí concluye con la existencia de dos grandes migraciones. La primera muy antigua y anterior a la ruina de Tula, de origen Teotihuacano, simultánea a la de los chorotegas y se asientan en el istmo de Rivas y las islas del Lago. Una segunda que se inicia con la caída de Tula es de toltecas y chichimecas. Pero, a partir de su estudio del habla determina la existencia de una tercera migración —ya mencionada. Son grupos aztecas o mexicas que no se asientan en las Costas del Pacífico, ya que no existen en esta zona toponimias con el nombre de deidades aztecas. La zona Norte y Oriental del Lago están, sin embargo, llena de ellas. Esta última migración, antes de la llegada de los españoles, parece estar constituida más bien por expediciones de pochtecas con escolta militar. Y con esto hace su planteamiento final: “Si las migraciones aztecas o mexicas pertenecen al S XV y se asientan en las zonas Norte y Este de Nicaragua, las migraciones toltecas y chichimecas se inician con la caída de Tula en el S XII y se asientan en la zona del Lago de Managua, ¿Quiénes son y cuándo llegaron los Nicaraguas a la zona de Rivas y del Gran Lago? Después de una serie de análisis sobre estudios históricos relacionados con toda esta problemática —los cuales omito por evidentes razones— copio textualmente lo aseverado, finalmente, al respecto por su autor: Para terminar, quisiera señalar como toda esta historia, y la solución a todo este problema las recoge el habla que estuvo desde siempre contenida en una sola palabra: Nicaragua, cuyo nombre significa:

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1) Literalmente: Nic-atl-náhuatl. Aquí junto al agua, o aquí junto al lago. 2) Históricamente: Nic-anahuac. Aquí el anahuac. Por alguna creencia religiosa o por simple nostalgia de su patria, al desplazarse las tribus del Anahuac en sus migraciones hacia el Sur, bautizaron frecuentemente con el nombre de su país de origen muchos de los diferentes puntos en donde se asentaron. […] Nada más natural que al llegar a su tierra prometida, donde vieron cumplida la profecía que hiciera el Alfaquí durante su éxodo Soconuzco-Nicaragua y que suponía estar junto a un gran lago, donde encontrarían una isla con dos volcanes (omedos, tepetl-cerros), Ometepe, la llamaron Nicaragua, tanto por su sentido alegórico Aquí el Anahuac, como por su sentido literal, Aquí junto al agua. Otros aportes a esta ciencia coincidente con la de otros estudiosos del tema la encontramos en los “Orígenes y desarrollo del habla nicaragüense”, en la que la misma nos informa que: — Hubo un comercio intensivo con el Perú en los primeros días de la Colonia, que nos deja gran número de palabras Quechua. — Existió un enorme tráfico de esclavos africanos. — Del Valle Orinoco subieron mískitos, sumus y matagalpas, entre otros… En su “Prólogo a La comida nicaragüense” nos enseña además que un buen nacatamal, uno de los platos nacionales preferido por ricos y pobres, es un delicioso texto de historia patria, en el que se encuentran las huellas de las primeras migraciones de cultura náhuatl (achiote, maíz, chile, chiltomo y tomate), la papa que nos recuerda el comercio de nuestro país con el Perú, el arroz que llegó de la China y el cerdo y su manteca que se constituyó en uno de los aportes de España a la dieta nacional.

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Aportes sociológicos La explicación sobre el comportamiento social cotidiano, es tarea de la Sociología, ciencia en la que también incursiona. Todos los sociólogos reconocen que las sociedades están compuestas por actores individuales y para entender a la sociedad se debe comprender como estos actores sociales toman decisiones, organizan sus vidas e influyen y son influidos por otros en lo que se llama interaccionismo simbólico, mismo que supone que el comportamiento humano está determinado por los significados que las personas atribuyen a esta situación. En las indagaciones acerca de la sociedad, en esta ciencia, se utilizan varias perspectivas. Cada una de ellas ve a la sociedad desde un ángulo diferente. En su ensayo sobre los “Recuerdos de la Vieja Managua”, visualiza esta época desde la perspectiva interaccionista, en tanto centra su atención en las comunicaciones cotidianas reales y en el comportamiento de las personas y grupos. Aporta, además en este caso particular, a la Sociología urbana, en tanto nos narra una época en particular de una ciudad: la Managua de los años cuarenta hasta antes del terremoto del 72. El autor describe con la nitidez y pulcritud que caracterizan todos sus estudios, la vida social y cultural capitalina, la conformación social de los barrios y la importancia insustituible de los mismos en la capitalización de relaciones sociales estables, los medios de transporte, la ubicación de las instituciones más importantes, los espacios verdes y de recreación, el Lago de Managua y el malecón, los parques como elementos aglutinadores de grupos sociales concretos creadores de afectos, las representaciones culturales y artísticas, las iglesias, el comportamiento social de los jóvenes: sus gustos, aficiones y valores. Además, logra hábilmente que nos apropiemos subjetivamente de la distribución espacial de su entorno geográfico y de, aproximadamente, treinta años de evolución histórica de la ciudad y de las cuales las nuevas generaciones no tienen siquiera la más remota idea. En su estudio nos narra, entre otros, los siguientes sucesos sociales y culturales que caracterizaron la época:

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— Comunicación a través de barcos de vela entre San Francisco del Carnicero y el Lago de Managua, en un muelle que al final de la tarde era iluminado por un candil que anunciaba el ocaso y que era propiedad de la señora que, en ese tiempo, se dedicaba a vender vigorón. — Posterior construcción del malecón por iniciativa del alcalde Andrés Murillo, quien ordenó que los caballos cocheros llevaran un bramante a manera de daipers para que no ensuciaran las calles. — El malecón visualizado como centro de convergencia social en el que se celebraban competencias en bicicletas, maratones de bailes, juegos de azar, barreras, expresiones artísticas musicales, así como el ir y venir de muchachos y muchachas adolescentes. — En la década de los cuarenta, los eventos y lugares notables fueron: corridas de toro en “El Caimito”, visita de artistas internacionales como Agustín Lara, Mappy Cortés, la boda de Tachito Somoza en el Palacio de Comunicaciones, los matinés del cine González, donde el autor vio su primera película de Tarzán, el cine Alameda que presentaba las series de Batman y que se anunciaban con las “baratas”, que aún se usan esporádicamente en Managua y con mayor incidencia en los pueblos, principalmente, para anunciar los sucesos fúnebres. El primer cine con aire acondicionado que fue El Salazar y los sorbetes que se saboreaban a la salida del cine que no eran Esquimo, sino Bomboniere. — Auge de la radio: la Voz de la América Central, fue la pionera. En 1959, en la Radio Mundial se interpretaba a Pancho Madrigal. Radio Corporación en 1965, Ra­ dio Panamericana, Radio Centauro, precursora de la Güegüence. El surgimiento de la radio, conlleva el surgi­ miento de la galaxia de estrellas radiales que son tantos y tantas para gloria de nuestro país. — La interacción social que se daba al caer la tarde, cuando las personas se sentaban en las aceras de sus casas a recibir el fresco de la noche y las consecuentes conversaciones

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con los vecinos, con los transeúntes, con los vendedores de periódicos, de atole; las conversaciones entre los vecinos adolescentes, los noviazgos furtivos bajo la luz de algún farol. La añoranza de lugares en nuestra capital donde detenernos y dónde encontrarnos. — Descripción de calles, de lugares comunes, de edificios públicos, de los habitantes de cuadras a la redonda, especialmente de las muchachas más bonitas de la confluencia de sus tres barrios. — Los Parques: el Parque San Antonio, el de Candelaria, el de San Sebastián, el Infantil o Parque Frixione, donde los niños iban a ver pasar el Tren de las Cinco y donde aprendieron a patinar. El Parque Darío, donde se “exhibe el poeta con cuatro mujeres y en camisón” según Ge Erre Ene, y El Parque Central. Con relación a los parques, Mántica nos dice con justificada añoranza: Porque un Parque bien concebido es mucho más que un puñado de áreas verdes. El parque es un lugar de encuentro con las personas y con la naturaleza. De descanso para los viejos. De refugio para los desvalidos. De comercio para las marchantes. De sano esparcimiento para los jóvenes y puede incluir a bajo costo, restaurantes y centros de atracción turística, de muestrario de nuestra flora y fauna y otros elementos educativos, artísticos y culturales”. Se trata de la nostalgia de “La ciudad donde podamos detenernos para mirar y admirar… y encontrarnos unos con otros, para poder relacionarnos como personas, en un mundo impersonal, sin rostros, sin nombres y sin amor. Ricos textos de sociología urbana lo constituye también su trabajo “Dos personajes inolvidables”, en el que hace una caracterización magistral de la importancia de las pulperías, como centro de convergencia del barrio, aglutinadoras de personas en las que las mismas hacen vida social, y se comenta sobre elementos que consideran relevantes en sus vidas: la religión, la política… Conversaciones domésticas que incluyen las relaciones entre los géneros, entre padres e hijos, el señalamiento de los defectos de las personas

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para su caracterización física, la utilización de los apodos para referirse a los otros, los comentarios sobre relaciones extramaritales de las personas, los prejuicios raciales, la visualización que se hace de cualquier defecto del otro sin ver los propios. En fin, un retrato social de lo que somos culturalmente. Aportes filosóficos Julián Marías, en La Comprensión de la Filosofía, nos dice entre otras cosas, que la filosofía como tipo de razonamiento, no presenta una complicación especial. En principio, es accesible a cualquier persona a condición de que no se le enmascare con una terminología innecesaria. En realidad, la filosofía se formula con las palabras más vivas de la lengua. En tanto la misma es de por sí, la primera interpretación inte­lectual de la realidad, su sintaxis corresponde a un estilo mental, a una manera de vivir. Significa, además, la acumulación de experiencias seculares, que en nuestro caso resume la historia de nuestro pueblo. Esta acumulación de experiencias es, precisamente la filosofía, en tanto la misma consiste en formular expresiones de uso generalizado entre las personas, que reflejan una sabiduría popular transmitida oralmente y que influyen en la vida de las mismas. Son además, necesarias para la orientación, para saber qué pensar y consecuentemente qué hacer o qué actitud tomar en la cotidianidad. Con relación al aporte que Mántica ha legado a la filosofía y a la Ética para la comprensión del Ser del nicaragüense, tenemos los estudios siguientes: “Introducción al Refranero nicaragüense, Refranero general y Carta en refranes”, entre otros. En su “Introducción al Refranero nicaragüense”, Mántica ha señalado que los refranes brotan de algo sencillo y tan cotidiano como es la observación de la realidad que nos rodea. El refrán, extrae de ella una verdad que puede ser aplicada a circunstancias distintas que se conserva a manera de enseñanza, guardan además, una sabiduría popular nacida de la experiencia transmitida oralmente. El autor, con relación a los refranes filosóficos nos enseña que: Algunos

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refranes provienen de una práctica que se expresa primero como simple aseveración, pero que luego se traslada al plano de lo filosófico para aplicarlo a situaciones muy diversas que no tienen nada que ver con la práctica o creencia que les dio origen. Veamos los siguientes: No todo lo que brilla es oro, regresando nunca se llega, donde hay zopilotes, hay vaca muerta, caballo que vuela no quiere espuela. La mayoría de los mismos inician con el encabezado: Más vale… Por ejemplo: Más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer, Más vale maña que fuerza, Más vale pájaro en mano que cien volando, etc. A este tema se refirió también Néstor Lemos, en su Folklore y Filosofía cuando señala: La pluralidad de autores que se refieren a la germinación de la filosofía, ven a ésta surgiendo de un cerebro privilegiado —el de Tales de Mileto— entre los Siglos VII y VI [a. C]. Pero otros —aunque contados y apartándose del camino de la docta sabiduría— buscaron sendas opuestas y descubrieron, en el acervo paremiológico del conocer popular, concepciones filosóficas esparcidas en las distintas colectividades humanas y elaboradas por ellas, mucho antes que apareciera la sabiduría griega. Para estos entusiastas investigadores de la cultura elemental, la filosofía ha tenido su origen en paremias de tiempos remotos. Y no sólo la filosofía sino también las ciencias sociológicas y de la naturaleza, tuvieron sus primeras manifestaciones en sentencias paremiológicas. El mismo, nos menciona a una serie de filósofos que formularon sus postulados en base a las máximas o paremias morales como fue el caso de Solón, o Pitágoras que enseñó a sus discípulos sentencias de evidente factura paremiológica, por ejemplo: “El niño recién nacido no tendrá más nodriza que su madre”. “No levantes el hacha ante el árbol plantado por tu padre”. “No gastes más tiempo en preparar tus alimentos que en consumirlos” etc. Refiriéndose directamente a los conocimientos filosóficos, es decir del universo en su totalidad, Aristóteles escribió: Parecen los Proverbios ciertas reliquias de la antigua Philosophia que se perdieron por las diversas suertes de los hombres y quedaron aquellas como

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antiguallas”. Y recogió algunas enunciándolas en léxico científico, como aquella su clásica definición: “El hombre es un animal racional”. Así lo documentará mucho más tarde Hegel: “Es opinión antigua, confirmada por un vulgar adagio, que el hombre no se distingue del bruto, sino por el pensamiento”. El Romance de Castilla lo modeló así: “Por el entendimiento, el hombre se distingue del jumento”. Aportes a la ética La ética, como ciencia social, se deslinda de la Filosofía. La misma, contribuye a fundamentar o justificar cierta forma de comportamiento en una sociedad determinada, a la vez que revela la relación entre el comportamiento moral y las necesidades e intereses sociales. Es por tanto, una disciplina normativa que orienta el comportamiento humano y el valor de la misma como teoría se encuentra en lo que explica. Su relación con la Filosofía se deriva del argumento de que las cuestiones éticas han constituido siempre una parte del pensamiento filosófico a través del tiempo. Mántica, ha recogido en su Refranero, algunos que muy claramente dictan normas de comportamiento moral o que inculcan valores propios de la sociedad de la cual surgen, veamos los ejemplos siguientes: El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, El que busca encuentra; El que canta su mal espanta; Vale más solo que mal acompañado, El que come montado no pierde ganado; El que no se arriesga no pasa el mar, etc., Existen otros refranes que nos indican lo que no se debe hacer: El que da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro; Si eso le hace el agua a los caminos, que no le hará a los intestinos, entre otros muchos… Con relación a los refranes, resulta interesante conocer —gracias a la acuciosidad de nuestro autor— que en el mundo náhuatl, el refrán fue también utilizado. Este hecho nos da las pautas para reconocer también en ellos, el mestizaje tan común en otros aspectos, pero tan desconocido en éste y en el que Mántica rescata nuevamente la parte indígena. Quiero concluir señalando, que Carlos Mántica Abaunza, es ese hijo de la patria que ha respondido al llamado

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experimentado en su ser de apropiarse de la cultura del país que le vio nacer y devolvérsela al pueblo a través de sus estudios. Los mismos, parten de la necesidad urgente de rescatar la raíz profunda, escamoteada de nuestra identidad nacional hasta hacerla resplandecer. La selección de ensayos que conforman El habla nicaragüense, es una muestra de lo realizado por este estudioso de nuestra cultura y con los cuales se ha lanzado a una cruzada reivindicadora —que lleva más de tres décadas— de nuestro indigenismo latente, vivo, presente… En sus estudios se trasluce un indudable conocedor de la materia, un erudito en ciernes y al escritor cuyo estilo se ha ido perfilando en inconfundible prosa. Con esta edición, Mántica, pleno ya, nos abre sus manos y su corazón para mostrarnos el secreto de toda gran obra: la constancia, la paciencia y una sana dosis de humildad. Es el fruto íntegro de una vida dedicada a la observación de su cultura, cosechado con laboriosidad de artífice y alma de poeta. Bibliografía Alemán Ocampo, Carlos. Carlos Mántica y su estudio del habla nicaragüense. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación n.o 89. El Español Nicaragüense en la Segunda Mitad del Siglo XX. Biblioteca “Armando Joya Guillén. Octubre-diciembre, 1995. Arellano, Jorge Eduardo. Carlos Mántica Abaunza: El habla nicaragüense y otros ensayos. [7ª ed.] Managua, Hispamer, 2003. 419 p. Revista Lengua 2ª época. núm. 27. Academia Nicaragüense de la Lengua. Septiembre, 2003. Arellano, Jorge Eduardo. Mántica: Continuador de Berent y Valle. El habla nicaragüense y otros ensayos. Pág. 11. Séptima Edición 2003, Impresión: PAVSA. Cerutti, Franco. Recensión a El habla nicaragüense. El Habla Nicaragüense y otros ensayos, p. 407. Séptima Edición 2003, Impresión: PAVSA Cuadra, Pablo Antonio. Prólogo a la Primera Edición, 1973. El Habla Nicaragüense y otros ensayos, p. 5. Séptima Edición 2003, Impresión: PAVSA Lemos, Néstor. Fuentes de la Filosofía. Folklore y Filosofía. Buenos Aires, Axioma, 1976.

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Mántica, Carlos. En la Academia Nicaragüense de la Lengua (Con motivo de la 4ª. Edición de El habla nicaragüense). El Habla Nicaragüense y otros ensayos, p. 416. Séptima Edición 2003, Impresión: PAVSA Mántica, Carlos. (Editor) Colectivo de Autores. Álbum de la familia Mántica de Nicaragua. Primera Edición. Ediciones de PAVSA. Managua, Julio, 2002. Mántica, Carlos. Recuerdos de la Vieja Managua. El Habla Nica­ragüense y otros ensayos. Editorial Hispamer, 1998. Marías, Julián. La Comprensión de la Filosofía. Diario ABC de Madrid, diciembre, mayo de 1996. Medina Sánchez, Fabián. Secretos de Confesión (Entrevista). Carlos Mántica: empresario, artista y fundador de La Ciudad de Dios. “No somos un club de santos”, pp. 232-239. Nanda, Serena. Antropología cultural adaptaciones sociocul­turales. Grupo Editorial Iberoamérica. México, DF, 1980. Saballos, Angela. El polifacético Chale Mántica. La última raza de empresarios valientes. Entrevista. CONFIDENCIAL. Semanario de Información y Análisis. Año 7, n.o 306. del 8 al 14 de septiembre de 2002. Sánchez Campbell, Gabriel. Carlos Mántica, empresario nicaragüense. Entrevista. Diario La Prensa. Miércoles 10 de diciembre, 2003. Wande, Bo. El habla nicaragüense: raíces y creatividad. Universidad de Umea. Departamento de Lenguas Moder­nas. 2001-2002. Wheelock Román, Jaime. La comida nicaragüense. Editorial Hispamer, 1998. Impreso en Colombia.

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