Elementos Reproductores y Transformadores de La Cultura en El Capitalismo
February 9, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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PLAN DE EVALUACIÓN REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA UNIVERSIDAD TERRITORIAL DELTAICA “FRANCISCO TAMAYO” PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN EN ENFERMERÍA NUCLEO TEMBLADOR
ELEMENTOS REPRODUCTORES Y TRANSFORMADORES DE LA CULTURA EN EL CAPITALISMO Y EL BUEN VIVIR
Profesora: Neida Padrón
Participante: V- 31.351.959 Alexander Almerida
Marzo, 2022
Índice
Introducción
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Elementos reproductores y transformadores de la cultura en el capitalismo
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La cultura en el sistema capitalista
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Influencia de la cultura en la sociedad venezolana
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El buen vivir, origen, elemento y su relación con la educación
8
Conclusión
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Bibliografía
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Introducción El capitalismo es el sistema económico fundado en el capital como relación social básica de producción. El capital es un factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con otros factores, principalmente el trabajo y bienes intermedios, se destina a la producción de bienes de consumo. Es la cantidad de recursos, bienes y valores disponibles para satisfacer una necesidad o llevar a cabo una actividad definida y generar un beneficio económico o ganancia particular. A menudo se considera a la fuerza de trabajo parte del capital. También el crédito, dado que implica un beneficio económico en la forma de interés, es considerado una forma de capital (capital financiero). A principios del siglo XXI, el buen vivir latinoamericano se ha convertido en el concepto más innovador y con mayor potencial del campo de la Economía Política del Desarrollo, equivalente a lo que representó el concepto de dependencia latinoamericana en las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX. Sin embargo, dicho concepto, como ocurrió con el de la dependencia, a pesar de su frecuente uso en el ámbito político y académico, o precisamente por ello, dista mucho de ser unívoco, y su interpretación depende de la posición ideológica de cada autor y de sus influencias intelectuales.
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Elementos reproductores y transformadores de la cultura en el capitalismo Es preciso hacer notar que, para algunos autores, en el desarrollo histórico de las sociedades humanas se han establecido diversos modos de producción económica: Primitivo, Esclavista, Feudal, Capitalista, Socialista y Comunista. No se pretende hacer un análisis de todos los modos de producción, sino específicamente interesa caracterizar el Capitalismo ya que en la actualidad es el sistema que impera en la sociedad. El Capitalismo no solo hegemoniza a través de la fuerza que concentra, sino también ideológicamente. El Capitalismo es un sistema donde se pierde la posibilidad de gestionar racionalmente la economía, no se basa en las necesidades de la inmensa mayoría de la sociedad, sino en la búsqueda frenética de ganancias para una minoría que son los empresarios o burgueses. Su principal característica es la acumulación de capitales concentrados en pocas manos (dueños de los medios de producción) y una gran mayoría que solo son dueños de sus manos o fuerza de trabajo, la cual es permanentemente explotada por los dueños de los medios de producción, quienes acumulan riquezas por medio de la división social del trabajo. Desde el punto de vista cultural en el Capitalismo podemos caracterizar algunos rasgos, los cuales se incorporan en nuestras conciencias a través de la educación, la religión, la política, las artes, los medios de comunicación social y otros, con los cuales el Capitalismo construye toda una cultura para la dominación. Algunos de los rasgos indicados arriba son:
El Desarraigo: Entendido como la falta de amor y valoración por los acervos culturales propios.
El Endorracismo: Significa el rechazo a si mismo o de su grupo étnico al comparase con un modelo de cultura dominante.
La Discriminación: Es toda acción que considere inferior a las personas ya sea por su origen racial, de género, condición física o social.
La Vergüenza Étnica: Consiste en la desvaloración del origen racial, que conduce a que el sujeto sienta pena de sus raíces.
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La Alienación: Pérdida del control sobre el proceso productivo que se expresa en la despersonalización y la enajenación de los sujetos con relación al producto de su trabajo.
Crisis de participación e indiferencia ante lo público: Estas se expresan en que los ciudadanos y ciudadanas son ajenos a la política, negando el ejercicio de la ciudadanía.
El Consumismo: Obsesión de consumir productos innecesariamente, el consumo por sí mismo.
La Competencia: Afán por superar a otros a costa de lo que sea.
El Individualismo: Énfasis en el individuo por encima de cualquier cosa. En toda cultura existe elementos reproductores que tienden a mantenerla o a
perpetuarla y elementos transformadores que la dinamizan llevando el componente del cambio. Las características arriba señaladas son esos elementos reproductores que el Capitalismo desarrolla y pretende mantener para perpetuar las relaciones de dominación. Al Capitalismo pretender mantener su modelo hegemónico de dominación, esos elementos transformadores que dinamizan su existencia, lo confrontan creando mecanismos de respuestas contrahegemónicas. La cultura en el sistema capitalista José Luis Brea, en El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo
cultural,
realiza
un lúcido diagnóstico
de las
prácticas
artísticas
contemporáneas, del desarrollo de las formas del capitalismo cultural, de las industrias de la subjetividad y de las políticas de la identidad, y apunta el umbral que nos conducirá hacia el escenario del arte en el futuro. Según Brea, la sociedad esta inmersa en plena era del capitalismo cultural, en el que el maridaje entre la economía y la cultura está transformando la sociedad y sus nociones de trabajo, producción y vida propia. En el capitalismo cultural, la actividad humana no está dirigida a la producción de la industria o de la tierra, sino a la construcción de subjetividad 5
y organización social. En un momento en el que los grandes ejes de construcción social y de vida propia se hallan en entredicho (la familia, la religión, las tradiciones, el estado, la patria, los partidos políticos…), las industrias culturales (las industrias de la conciencia) se erigen en poderosos agentes productores de subjetividad y de comunidad. Ellas manejan información y saber, en vez de objetos, propiedad intelectual, en vez de bienes materiales; se alimentan del trabajo inmaterial, básicamente especulativo y abstracto, proporcionando empleo a amplios sectores de nuestra sociedad. En este contexto, las prácticas artísticas han quedado absorbidas por la industria del entretenimiento y, por consiguiente, su acción crítica, si la hubiera, es masticada y engullida por el sistema, sin ocasionar muchos problemas de digestión. Bajo este modelo, se sirve el espectáculo aderezado con elevados índices de audiencia y rentabilidad mediática, actuando como sucedáneo de la reflexión, del conocimiento y de la experiencia personal. A partir de aquí, Brea se aventura a analizar el gran reto para el futuro de las prácticas artísticas, que pasa por redefinir la función del artista en el contexto de la transformación tecnológica de los usos de la imagen y sus condiciones de recepción y experiencia. De este modo el autor apunta toda una serie de premisas que pudieran caracterizar esta evolución: 1. No existe más el artista, como tal. El artista es un trabajador, un productor, un ciudadano cuyo trabajo inmaterial debe considerarse como integrado en un equipo de producción. Se impone, pues, repensar las cuestiones de autoría, así como la propiedad intelectual. Los ingresos del artista del siglo XXI surgirán de la circulación pública de su trabajo inmaterial. 2. No existen obras de arte, sino trabajos y prácticas artísticas productoras de criterio y conocimiento, y no de objetos. El artista no puede aceptar la política del derroche, el lujo y la opulencia. 3. El papel de las instituciones ya no será el de crear una colección o una exposición, sino la de proporcionar recursos que faciliten la producción, distribución y difusión. 6
Es decir, las prácticas artísticas se desmarcarán de las economías de comercio de mercado, para situarse en economías de distribución. 4. Estos nuevos dispositivos de cultura deberán tender a actuar como memorias de proceso (del presente al futuro), en vez de memorias de lectura (del pasado al presente). 5. El gran reto de las prácticas artísticas es, pues, colarse por las fisuras de esta fase de capitalismo cultural avanzado, e interponer dispositivos susceptibles de promover actitudes críticas y generar modelos alternativos, reconociendo la dimensión política de esta tarea. 6. A este fin, el net art es la cultura que viene, una utopía del comunismo del conocimiento: se basa en la economía de distribución, construye comunidades online no jerarquizadas y escenarios públicos participativos. Influencia de la cultura en la sociedad venezolana Hablar de cultura en Venezuela resulta un tanto difícil, pues en ella conviven y confluyen una rica variedad de características y manifestaciones de orden social que hace compleja tal empresa. Sin embargo, no se niega la posibilidad de un acercamiento conceptual a la cultura en Venezuela, y no se podría en lo absoluto decir lo contrario. Es considerable que ante los cambios que se suscitan tanto a nivel nacional como internacional en las diversas esferas –política, económica, cultural–, que constituyen la vida social de los sujetos, la reflexión y discusión sobre el concepto de cultura proporcionarían la explicación necesaria sobre la dinámica por la que ha transitado y transita la cotidianidad de los sujetos. En este sentido, la pertinencia de abordar esta temática, con el objetivo primordial de generar algunas respuestas sobre las razones de las prácticas cotidianas, resulta de una importancia indiscutible hoy en día, puesto que la multiplicidad de cambios insta a posar la mirada en la reflexión de la cultura como punto neurálgico en la aparición de tales acontecimientos. En la actualidad Venezuela atraviesa por una serie de cambios en los campos político, económico, social y cultural, propiciados en cierta medida por las acciones 7
emprendidas por el Estado venezolano. Los cambios de mayor resonancia han girado alrededor de las instituciones y políticas estatales, las cuales han generado una serie de planteamientos que de manera explícita o implícita dan cuenta del tema cultural. Entre los planteamientos más destacados están:
Se debe cambiar la cultura consumista, revitalizar o impulsar nuestros valores culturales tradicionales, desarrollar la cultura de participación o impulsar a través de la participación procesos culturales, pero en el afán de lograr tan grandes y profundos enunciados se han detenido a pensar o repensar qué es cultura, y más específicamente qué es o cómo es la cultura en Venezuela, ya que es tarea obligatoria de quienes pretenden construir un nuevo modelo de sociedad.
No pueden contentarse con una concepción de cultura originada sólo de las manifestaciones culturales tradicionales ancladas en lo local, pues sería ingenuo y simplista el resultado, ya que el entorno cultural es un universo impreciso, complejo y dinámico de expresiones, producciones y manifestaciones culturales no asentadas en un espacio regional específico.
El buen vivir, origen, elemento y su relación con la educación A pesar de que se pueden encontrar diversas interpretaciones sobre este concepto, existe un conjunto de características que le dan sentido, entre ellas las siguientes: el Buen vivir es vida en plenitud, saber vivir en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del Cosmos y de la existencia, entendiendo que todo está en equilibrio. El Buen vivir significa saber existir y cohabitar, que no hay vida más que en relación con todas las formas de vida animada e inanimada, ya que la humanidad misma es naturaleza. Como todo está en equilibrio, no se puede Vivir bien si los demás o alguien vive mal, o si para satisfacer necesidades vanas se deteriora o destruye la Madre Naturaleza. Para el Buen vivir es necesario el reconocimiento de todos y de todo, es decir, admitir que somos múltiples y diversos pero iguales, por lo que las sociedades deben aceptar su naturaleza pluriétnica e intercultural, y este reconocimiento debe estar 8
garantizado en los distintos órdenes constitucionales y en la práctica cotidiana de la vida de un país. Asimismo, el Buen vivir postula un amplio proceso de descolonización y descolonialidad. El Buen vivir/Sumak kawsay es una corriente de pensamiento que, desde muy diversas perspectivas, aporta un conjunto de elementos para la transformación de la realidad económica, social, política y ambiental de la sociedad. Recupera una matriz de pensamiento que se pensaba superada, como la que guio durante muchos años la vida de nuestros pueblos originarios; pero −como debemos entender− no se limita a ella, ni se trata de un retorno, como algunos podrían suponer. Es una propuesta que no surge de la nada, sino que emana en momentos de aguda crisis global. El Buen vivir no es una propuesta mesiánica ni indigenista, pues como se explicó, surge de manera general en los pueblos de Ecuador y Bolivia, lo cual se plasma en sus respectivas Constituciones. Asimismo, varios de sus elementos integrales están presentes en las concepciones y prácticas de pueblos diversos del mundo, y aportan elementos que los enriquecen y dan concreción. Como parámetro que guía las Constituciones ecuatoriana y boliviana, el Buen vivir es una propuesta y un reto para la superación de muchas circunstancias que pesan sobre sus pueblos y comunidades, y se materializa en normas que garantizan antiguos y nuevos derechos, que van desde los más elementales respecto a los seres humanos, hasta los que protegen a la Madre Tierra. El estudio de la política migratoria contemporánea ecuatoriana, dirigida por la Constitución de 2008, es una muestra de cómo el Buen vivir alienta esperanzas en un pueblo que se vio sumergido en una profunda crisis y que poco a poco ha logrado superarla. Como ya hemos dicho, el Buen vivir no es patrimonio de pueblos del área andina, ya que algunos elementos del pensamiento profundo del pueblo Jñatjo −de la comunidad de San Agustín Mextepec, Municipio de San Felipe del Progreso, Estado de México−, así como de muchos otros ejemplos que hemos mencionado en este trabajo, poseen ideología 9
similar, lo que hace evidente la afirmación. Finalmente, debemos decir que es indispensable que las propuestas del Buen vivir se sigan estudiando, profundizando y difundiendo por el mundo, pues solamente esta confrontación nos permitirá comprobar al fin sus verdaderos alcances y limitaciones. Conclusión El buen vivir no es patrimonio de ningún grupo o sector social en particular, ni tampoco supone una fórmula mágica o catecismo al cual hay que adherir religiosamente. Es una propuesta en construcción permanente, es una concepción que parte de la idea de que existe una diversidad cultural, una pluralidad que se enriquece permanentemente en la convivencia cotidiana y que encuentra su armonía precisamente en el reconocimiento de esas diferentes formas de vivir. Es la búsqueda de una vida en fraternidad y cooperación del ser humano consigo mismo, con sus pares y con el conjunto de los seres que habitan en la naturaleza, todos formando parte de una entidad indisoluble e interdependiente, cuya existencia se delimita a partir de los otros. Tal visión no implica por cierto desconocer que en las sociedades coexisten las diferencias sociales, los conflictos y las desavenencias entre sus miembros. Lo que el Buen Vivir plantea es que se puedan superar estos obstáculos y desacuerdos en torno a una consciencia y un compromiso colectivo que permita cimentar una vida más plena y sustentable para todos. En América Latina la emergencia de gobiernos progresistas auguraba la expectativa de que las nociones tradicionales de desarrollo y progreso, asociadas a la idea de crecimiento, fueran modificadas o expurgadas del vocabulario coloquial. Sin embargo, ello no ha ocurrido y podemos observar que la mayor parte de los gobiernos llamados de “progresistas” continúan cautivos a una visión tradicional del desarrollo, afectando con sus actividades (públicas y privadas) a pueblos originarios y comunidades campesinas existentes en la región. Por lo mismo se torna pertinente pensar en valores que han sido parte del arsenal de la humanidad, pero que han sido postergados en función de las fuerzas económicas y mercantiles. El Buen Vivir sintetiza esta alternativa 10
o la posibilidad de pensar otro tipo de modelo. No obstante, lo anterior, es necesario consignar que la noción de Buen Vivir es lo suficientemente amplia y abstracta –y por lo mismo muchas veces ambigua– que impide o limita su aplicación como política pública.
Bibliografía Amesty, J. (2021) Homenaje A Carlos Lanz: Elementos Culturales de la Revolución Bolivariana
[Página
web]
Consultado
el
12
de
marzo
de
2022
en:
https://www.ensartaos.com.ve/homenaje-a-carlos-lanz-elementos-culturales-de-larevolucion-bolivariana/#:~:text=Desde%20el%20punto%20de%20vista,una%20cultura %20para%20la%20dominaci%C3%B3n. Brea, J. (2005) Capitalismo & Cultura [Página web] Consultado el 12 de marzo de 2022 en:
https://esferapublica.org/nfblog/toca-resistir/#:~:text=En%20el%20capitalismo
%20cultural%2C%20la,de%20subjetividad%20y%20organizaci%C3%B3n%20social. Rodríguez, A. (2016) Teoría y práctica del Buen vivir, orígenes, debates conceptuales y conflictos sociales. El caso de Ecuador [Tesis Doctoral] España, Universidad del País Vasco Zapata, J. (2009) Reflexiones en torno a la Cultura: Una aproximación a la noción de cultura en Venezuela [Página web] Consultado el 12 de marzo de 2022 en: http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-64112009000200003
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