Elaboraciones Lacanianas Sobre La Neurosis [Fabián Schejtman]

May 9, 2017 | Author: Pablo Inacio | Category: N/A
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Lacan...

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Fabíán Schejtman Roberto Mazzuca Claudia Godoy Santiago Mazzuca Helene Deutsch Leonardo Leibson Gloria Aksman Alejandra Eidelberg

Buenos Aires, 201.2

© GRAMA ediciones, 2012. Av. Maipú 3511, 1º A (1636) Olivos, Pcia. de Buenos Aires. Tel.: 5293-2275 " [email protected] http://www.grarnaediciones.corn.ar

7 Las fantasías perversas de los neuróticos: síntoma, fantasía y pulsión, Fabián Schejtman .................................... ..

9 35

© Fabián Schejtman, 2012 Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis / compilado por Fabián Schejtman. - la ed. Buenos Aires : Grama Ediciones, 2012. 448 p. ; 21x14 cm.

Histeria y Otro goce, Fabián Schejtman ................................ ..

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Histeria y feminidad: de F'reud a

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Fabián Schejtman

Los excesos de la

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ISBN 978-987-1649--77·8

Neurosis obsesiva.................................................................... 107

1. Psicoanálisis. I. Fabián Schejtman, comp.

La neurosis obsesiva en la elaboración

R.oberto Mazzuca ........ ......... .............. ............... ........... ................ 109

DISEÑO DE TAPA:

Kilalc

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Conciencia y muerte en Ia neurosis Claudia Godoy.............................................................................

Diseño y Web

www.kilak.com

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Santiago Mazzuca .......................................... ;.......... 185 carozo del

Un caso de fobia a

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201 '

El amor al ensefümza de y Fabián Schejtman Leonardo Leibson

Fabián Schejtman

Helene Deutsch

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Roberto Mazzuca

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Encadenamientos y desencadenamientos neuróticos: inhibición, síntoma y angustia, Fabián Schejtman ................ 295 Reversiones tóricas: histeria y obsesión, Fabián Schejtman. 367 Actualidad................................................................................. 389

Identificación de la epidemia, F'abián Schejtman .. .. ... .. ... .. .. .. 391 Depresión: un nombre de la inhibición, Gloria Aksman ...... 411 Lo actual del pánico, Alejandra Eidelberg ............................... 419 Capitalismo y anorexia: discursos y fórmulas,

Fabíán Schejtman ........................................................................ 433

Introducción En esta entre la neurosis y la perversión. en una de zona intermedia o de entre esos dos camcaracterística tendrá este Podemos que no de llevar la marca de Freud. Es que si bien no abordaremos de lleno el tema de la --sobre todo entendida ésta como estructura sí nos dedicaremos a delimitar calificarse de perverso en el mismo de la neurosis. Y eso es que Freud no ha En aunque Freud no a aislar a la como estructura que esperar a I ,acan para eso-- no se y desde muy en su resaltar el carácter perverso de las fantasías en la neurosis y de las satisfacen los síntomas neuróticos.

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niano. Po; último, volveremos a Dora, pero para encontrarla, veintidós afios después de su análisis con Freud ... consultando a otro psicoanalista.

Del síntoma a la fantasía ... perversa Comenzamos por situar la interpretación freudiana que hace luz sobre la fantasía que subyace al síntoma de la tos de Dora. Se recordará que cuando Dora, durante las sesiones, protesta en relación con su padre, acusándolo de entregarla al Sr. al mismo tiempo tose de una manera característica. Entonces, Freud, ni lerdo perezoso, plantea que si ella tose cuando se queja del padre, eso indica que la tos debe tener algún significa.. do referido a él. Intercala en el texto, luego, un elemento que dice haber corroborado una y otra vez en otros casos: " ... un síntoma significa la figuración --realización- de una fantasía de sexual, vale decir, de una situación sexual" (FREUD 1905a, 42). Aunque lo seflalando al menos uno de los ficados del síntoma debe corresponder a una fantasía de este tipo, en tanto que los otros sentidos que porta el síntoma , tener otro contenido, importa destacar la fantas1a se liga, en de este modo, con el campo significado, del sentido. Lo en algo la noción lacaniana de fantasma no es otra cosa sentido un Un caso, del que se goza, y a la ~D;:UU...!.W'-"•

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otorga al síntoma una intencionalidad, una utilidad, llega a decir Freud, de la que originariamente carece: "El síntoma es en la vida un mal recibido Al comienzo no cumple ningún cometido útil dentro de la economía ca, pero muy a menudo lo obtiene secundariamente ... " (ibíd., 39). Sólo en efecto, el síntoma se recubre por el sentido y deviene útil, alcanza un motivo. Pero estos sentidos de] síntoma no son su causa, el motivo del síntoma no es aque·· 110 que lo causa. Los sentidos, los motivos, se agregan ulteriormente y la utilidad alcanzada queda en la cuenta de lo que Freud llamó secundaria de la enfermedad. Con Lacan amos agregar: si el sentido del síntoma se distingue de su causa, eso se sigue del hecho de el sentido es un efecto en lo imamientras que la causa del síntoma es real. analítisi las fantasías que revela la ca están del lado del sentido del ~en un a ellas: aI hueso por torial solicitación somática. Más adelante notar esta solicitación somática está lejos, en el de reducirse sin más a un proceso como a veces se la ha freudiana de la tos flreud afirma entonces que no tardó en la tos nerviosa de su

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sexual peros entre las dos personas cuyo vínculo amoroso la ocupaba tan de continuo" (ibíd.). Revelación que acarrea, al menos por un tiempo, una suerte de levantamiento, de desaparición del síntoma de la tos. Ahora bien, ¿cómo no reconocer la participación de los fan· tasmas del propio Freud en la lectura que hace de esta fantasía de Dora? Es que no parece habérsele ocurrido otra cosa más que suponer que el impotente padre de Dora habría resuelto sus "inconvenientes" ofreciéndose a la fellatio: "No es asombroso, entonces, que nuestra histérica de casi diecinueve años tuviera conocimiento de esta clase de comercio sexual (la succión del miembro viril), hubiera desarrollado una fantasía inconsciente de esa índole y la expresara a través de la sensación de estímulo en la garganta y la tos" (ibíd., 46). Se recordará, seguramente, la rectificación de Lacan de esta interpretación freudiana. Aquella que pronuncia en su temprano "Intervención sobre la transferencia", al señalar una obviedad: que los hombres "sin recursos" no arreglan las cosas de este modo, sino que "cada quien sabe que el cunnilinguus es el artificio más comúnmente adoptado por los 'señores con fortuna' a quienes empiezan a abandonarles sus fuerzas ... " (LACAN 1951, 210). Es decir que, en todo caso, es el padre el que chupa en esa fantasía y que con él se identifica Dora en ese síntoma, lo que podemos sintetizar diciendo que allí donde el padre chupa, Dora tose. Por lo demás ésto no se le escapa a un Freud más tardío ···el de "Psicología de las masas y análisis del hace de la tos de Dora un ejemplo de formación de síntoma para el segun· do tipo de la con un rasgo del objeto (Cf. FREUD 1921, 100)2: resalta allí la identi· ficación de Dora con el fellatio o a la fantasía que sostiene consecuencia directa del modo

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de

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rrollos de Krafft-Ebing (C/ KHAFFT-EBING 1886)-, Freud una clasificación de las perversiones sexuales en dos grandes grupos: aquellas que se desvían de la "normalidad" por su objeto -casos de la homosexualidad, la pedofilia, la zoofilia, por ejemplo-· y aquellas que lo hacen respecto de su por su meta sexual --sadismo, masoquismo, exhibicionismo, voyeurismo-. Y bien, a partir de este modo de abordar las perversiones y de la clasificación que del mismo surge, no hay duda de que la fantasía oral de Dora --sea en la primera versión freudiana, o en su rectificación lacaniana- no puede dejar de considerarse perversa, toda vez que se trata de una satisfacción sexual desviada de la "norma", en este caso, por su fin o meta sexual. Volviendo al historial, luego de señalarlo para Freud desarrolla de un modo general, en una página y media, la relación entre perversión y concluir con la famosa frase: "las psiconeurosis son, por así el negativo de las per·· versiones". Así afirma: "Tbdos los psiconeuróticos son personas con inclinaciones perversas muy marcadas, pero y devenidas inconscientes en el curso del desarrollo. Por eso sus fantasías inconscientes exhiben idéntico contenido que las acciones que se han documentado en los "(FREUD 1905a, 45). tenemos entonces una de claves de lo que estarnos es el carácter perverso de la fantasía neurótica. Las fantasías inconscientes de los

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mociones inconscientes o el de la pulsión misma. Volveremos más adelante sobre esta cuestión.

De la masturbación al síntoma Si nos atenemos, por ahora, exclusivamente al carácter verso de las fantasías neuróticas, podrán encontrarse algunas desarrollos cruciales sobre el tema en "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad". La fantasía inconsciente se loca· liza allí claramente sosteniendo y expresándose en los síntomas neuróticos. De modo tal que la dirección de un tratamiento psi.. coanalítico, expresamente planteada en este texto por J•reud, lle.. varía de los síntomas neuróticos hacia las fantasías de las cuales proceden. Por otra parte, también allí termina haciendo referencia al carácter perverso de estas fantasías en la neurosis y, en par·· ticular, en la histeria: "La técnica psicoanalítica permite, prime·· ro, colegir desde los síntomas estas fantasías inconscientes y, luego, hacer que devengan concientes al enfermo. Y por este camino se ha descubierto que el contenido de las fantasías inconscientes de los histéricos se corresponde en todos sus puntos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a cabo con conciencia" (FREUD 1908, 143). Podemos abordar ahora el modo en que Freud en este texto el mecanismo de la formación del síntoma neurótico o sus condiciones de situar, de un modo más preSe allí de la mas-

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pura autosatisfacción, aún sin a la fantasía. Si el au· toerotismo supone para Freud la satisfacción anárquica de las pulsiones parciales, esta fase inicial a la necesidad lógica de suponer un tiempo en la satisfacción pulsional se hallaría "aún" desprovista de marco De esta manera, se deja claro que sólo en un segundo lógico esta pura autosatisfacción se suelda con Ia fantasía, mismo modo que Freud había señalado ···en el historial de Dora~ que únicamente en un segundo tiempo el sentido se suelda o se agrega al síntoma: "Más tarde esa acción se fusionó con una tomada del círculo del amor de y sirvió para realizar de una manera la situación en que lf

(ibíd., 143).

de indica ahora la fantasía·-. Y esa es del círculo del amor de objeto, no designa otra cosa que aquello que, más en la freudiana, será el complejo de Edipo. Lo que nos aproximarnos al estrecho ·-que por ahora no examinaremos- que anuda estas dos cuestiones: la y el de

en esa son heterogéneos. En en términos goce ·-corno la hace Lacan-decir que no es lo mismo el goce situado en el nivel de la satisfacción de Ias que que resulta del marco que provee la fanta· sía. Una cosa es la ~~··"·"~~..... ,~" de la fantasía. Y es

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introduce otra modalidad de la satisfacción sexuat si la persona permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido [... L está dada la condición para que la fantasía inconsciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico ... "

Recordaba muy bien que en su infancia había sido una teadora"' (FREUD 1905a, 46). Se la fantasía oral de por la cual ella da cuenta de la relación entre su padre y la Sra. K, estaría montada, según sobre esta "precondición somática", la autosatisfacción por el chupeteo: la "chupetea-Dora". Precisemos. Por un lado, esta autosatisfacción por el teo es claramente distinguida por Freud de lo que antes situado como "solicitación somática". propiamente, su condición y en ello tal solicitación desborda ya ~como lo mos·· el registro de lo biológico: "La intensa activación zona erógena a edad [se refiere a la zona los labios y a la autosatisfacción por el chupeteo] es, por condición para la posterior solicitación somática" (ibíd., 47). la solicitación somática se tal como la a nivel de ese cosquilleo en la que ""'""·"}~ la tos, estaría determinada, condicionada, por la intensa activación de la zona a edad: la autosatisfac·· ción por el chupeteo, como una empresa autoerótica. Y esta autosatisfacción por el del lado de la chupe·· tea~Dora, no es todavía, entonces, el en que la enmarcada fantasía. Estamos situando con para un orden de que ""."""'""'""'dº goce de la en un inicial que, como es camente anterior a la soldadura con el campo de la fantasía. entonces que incluso escena con el hermano ··que Lacan destaca en "Intervención sobre la trans· (Cf. LACAN 1951, 210)·· en la que Dora "estaba sentada IJCTl.LU.\.HJL~ el

(ibíd., 143).

Entonces salteando algunos pasos y sintetizando tenemos lo que sigue: l. empresa autoerótica pura

2. soldadura con la fantasía (perversa)

3. renuncia a la masturbación, represión de la fantasía

4. formación del síntoma patológico

De esta manera está claro para Freud que el síntoma neurótico viene al lugar de la masturbación abandonada y que tendrá por base ·--esto es lo que conviene destacar- la soldadura del goce pulsional con la fantasía que hemos calificado de

Chupetea-Dora Intentemos ahora esta lectura de "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad" al caso Dora y, entonces, retornemos al historial. Por el momento hemos abordado la fantasía al síntoma de la tos: aquella que -·siguiendo a Dora- daría cuenta de la relación de su con la señora la que Freud califica fellatio, y como hemos lo que hemos '·''""''"' con la

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Dora se sujeta por la oreja y con el que, según Lacan (Cf LACAN 1951, 210h se identifica. Cuando retomemos, más adelante, el caso de Dora veintidós años después de su análisis con Freud, en su encuentro con otro psicoanalista, quizás podamos explicar, ya no solamente por Dora se chupa el pulgar -dando de ese modo satisfacción, en esta escena, a la pulsión orah sino además, por qué está colgada de la oreja de su hermano, y qué pulsión es la que allí está concernida. Lacan, en "Intervención sobre la transferencia", aborda esta escena temprana con su hermano como "la matriz imaginaria en la que han venido a vaciarse todas las situaciones que Dora ha desarrollado en su vida; verdadera ilustración de la teoría, toda·· vía por nacer en de los automatismos de repetición" (ibíd.). Es decir que este es el clisé -podemos usar aquí esta referencia freudiana que se encuentra en "Sobre la dinámica de la transferencia" (Cf. FREUD 1912, 97)- o siguiendo a Lacan, la "matriz imaginaria" -que es como él entiende al fantasma en esta época·que se repite, que está en juego, y que organiza todas las relaciones de Dora con sus objetos de amor y ¿por qué no? de odio. De modo que esta matriz se encontraría también sosteniendo aquella fantasía que subyace al síntoma de la tos, esa escena fan·· taseada que daría cuenta de lo que harían su y la Sra. K. Así, si retomamos lo central del cuadro que planteamos en nuestra lectura de "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad" ··lo presentamos ahora reducido a los tres fundamentales··· y lo al caso de tendríamos:

do tiempo lógico, ese goce pulsional se deja atrapai~ se enmarca se modera en la escena fantaseada: lo que se halla tanto en el de aquella matriz la escena con el hermano, como en la fantasía oral que da cuenta Dora de la relación de su con la Sra. K. Y, por fin, en tos como síntoma, satisfacciones provenientes de ambas vertientes. Pero es preciso subrayar que si los elementos de tales dos ver·· tientes son heterogéneos ··como lo hemos señalado--·, la soldadu·ra no logra cancelar tal heterogeneidad. No puede sostenerse entonces que el goce autoerótico se elimina en términos absolu·tos cuando la pulsión se enmarca en el fantasma: se "domesticar" por el fantasma ... no todo. lo que del goce pulsional se enmarca en el fantasma ~que ya hemos calificado con freud de y de ese modo se modera incluyéndose en el del Lo revela que el fantasma no que esa: transformar ese goce en uno ajustado a ese El el fantasma es goce dor·mitivo, Pero se trata de hacer notar que, en el nivel mismo del síntoma del

1. empresa autoerótica pura

t

autosatisfacción

2. soldadura con la fantasía (perversa)

formación del síntoma patológico

t

t

escena con el

3.

tos

cabe sostener que el síntoma neurótico hereda las satisfacciones de estas dos vertientes. también la tos de la que encuentra

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ELABORACIONES LACANTANAS SOBRE LA NEUROSIS

lacaniana del fantasma·- a s(A) -significado del Otro--, lugar donde se localiza el síntoma. Lo resaltamos a continuación con una flecha de trazo grueso:

sin-sentido del deseo del Otro y el fantasma, entonces, ya es una respuesta -de sentido, lo hemos hecho notar--, aunque de él, el neurótico, por lo general nada sepa puesto que sólo lo encuentra velado entre sus síntomas. Ahora bien, ubicando la interferencia del fantasma en el sífr· toma neurótico ···por ejemplo, la tos de Dora en tanto que soporpor aquellas dos escenas: la fantasía referida al encuentro del padre con la Sra. pero también aquella imagen temprana con el hermano-- todavía estamos en el nivel del sentido del síntoma. Es decir, señalaríamos sólo aquello que el síntoma recibe del fantasma. Pero es necesario por otra como venimos que sobre el síntoma se también una interfe·· renda que le llega de un poco más lejos -al menos si la situarnos la incidencia misma de lo sobre el y que no es otra pulsional. Lo que podemos en el grafo destacando con trazo grueso todo el recorrido que va desde$ OD --materna lacaniano de la hasta s (A) --localización del corno ya indicarnos-:

Escena con el hermano Escena del padre con la Sra. K.

d

m

i(a)

I(A)

$

En ese vector se sitúa muy la relación que Freud propone entre el síntoma y la fantasía en "Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad": la fantasía sosteniendo y en los síntomas. Y el nivel del síntoma la tos de

.;o_~_Pulsión ora!

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Escena con el hermano Escena del con la Sra.

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Oatos

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-~

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Aquí ya podemos situar ahora la prevalencia de la pulsión oral en Dora, su incidencia en la formación de síntoma, en la tos, localizándola sobre el grafo en $ OD. De este modo, agregando a la interferencia fantasmática sobre el síntoma, la incidencia de la pulsión como tal, hacemos notar que estos dos goces heterogéneos, el pulsional y el fantasmático, quedan comprometidos ·-utilizamos aquí un término que podrá reconocerse como freudiano- en el síntoma neurótico. El síntoma neurótico se aviene a ser abordado como una formación de compromiso pero, ahora, en este preciso sentido.

Lo perverso en la fantasía y en la pulsión Retomamos ahora el problema freudiano que dejamos teado más arriba, con el único fin --puesto que, como anticipamos, no lo resolveremos aquí--· de situarlo en relación con el punto al que acabamos de arribar. Nos preguntábamos a qué calificar de perverso en la neurosis, si a la fantasía o a la pulsión misma. Planteándolo f~n los términos de recién: si en el síntoma neurótico están comlas satisfacciones de la y del ¿a cuál de ellas consideraremos rwrrnf>P'-' relación con estas dos herencias que recibe el lado nos la Ya

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2.3

aclarar que ello en modo alguno encontrar en las neuro·· sis mismas, acciones perversas. La fantasía del neurótico en muchas ocasiones no es por sus sín· tomas, sino -estas son palabras Freud en "Fantasías histéricas ... " - por "realizaciones concientes". Pero nos interesa diferenciar la que Freud entonces, en el nivel de las fantasías neuróticas -·en el en sus contenidos son idénticos a los de los actos per·versos-·, aquella que adscribe a la pulsión. Y cuando ' Freud se refiere a la perversión de la todavía -en de las pulsiones, acentuado es, te, el carácter de las mismas. Lo perverso, en este entonces, no estaría referido a tal o a tal contenido --como en el caso de la fantasía- sino más a la relación de la con su objeto que, ""'"''°''"".,. adecuado puesto que, falta. El carácter parcial contingente de su objeto, es lo que acentúa cuando se refiere a la de la ~ ~.AC,,.U •••

con Comentaremos ahora ....10 las entrevistas que mantuvo Dora con el "u""''~,,~, dió veintidós años de su análisis con Deutsch. de Deutsch-.. . titulado: "Una 'nota al de mentado de una histeria"', de 1957. ~.. ,,...~. de 1922 consultado por un

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Este síndrome supone un conjunto de síntomas -con causa orgánica o sin ella-- del que se destacan los vértigos, mareos, vómitos, zumbidos en los oídos, pérdida de equilibrio, etc. Específicamente en el caso de Dora -puesto que efectivamente de ella se trata-- los síntomas que manifestaba entonces eran los siguientes: tinitus --esto es, zumbidos ligeros y permanentes en los oídos·-·, disminución de la audición en el oído derecho, mareos, e insomnio debido a continuos ruidos en aquel oído. El otorrinolaringólogo ya le había hecho los exámenes ordinarios del oído interno, del sistema nervioso y del sistema vas-· cular, y no había encontrado nada, es decir, no se localizó ninguna causa orgánica. Así pues, Dora termina consultando una vez más a un psicoanalista -en este caso a Félix Deutsch- para intentar hallar una explicación y una cura para su dolencia. Sabemos, además, que Deutsch no dejó de poner al tanto a Freud de sus dos entrevistas con Dora. Nos lo cuenta el mismo Deutsch en el escrito que estamos comentando, pero también Freud en una nota a pie de página agregada al historial de Dora en 1923, es decir, al año siguiente de que Dora hiciese la consulta. Allí Freud señala: "En el caso de Dora, el secreto de la identidad se guardó a hasta este año [1923]. Durante largo tiempo no tuve noticias de ella, pero recientemente me enteré de que, enferma por otras razones ... " (FREUD 1905a, 13). pueda ponerse en duda la afirmación freudiana que indica que, al consultar a Félix Dora estaba "enferma por otras razones". de recorrer el texto de este último tal vez considerarse como excesivamente comentario de Freud. Entre otras cosas, destC.tac1cmc~s muy diversas en el de las conductas de Por otra indica que sus diferentes no se definen aisladamente sino que están relacionados entre sí. Pero también asume las connotaciones que este término desde el estructuralismo. Es Ja referencia estructura de la y del como estructuras resulta un efecto de esa estructura y de sus diferentes nen tes

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estructura. Como tales, no se superponen con los hech · , t os, cuand o surgen --neurosis, · psicosis os pa g1cos, pero es 0 perv , 1 t , . nes~, se f orman segun as carac enshcas propias de cada esas estructuras. De esto resultan algunas . . . ambigüedades, pero t amb'1 posibilid a d d e nuevas d istmc10nes en el uso de la dínic por ejemplo, diagnosticar estructura psicótica, no es e ª.Y . qu1v . . . .· d' a d iagnosbcar ps1cos1s, iagnoshcar estructura obsesi 1 equivalente a diagnosticar neurosis obsesiva. Aunque ~aª sis no se haya desencadenado, de todos modos pode .. , b . d . mos nocer 1a posic10n o ses1va e un su¡eto a través de 'l índices. Por ejemplo, por la forma de respuesta a las d~l otro, por la mo?-a~idad des~ deseo, ~te. Es decir, que a romo estructura, sub¡etwa no sustituye el termino neurosis,ru• poco el d e caracter. En cu~nto a est~ última dupla, neurosis y carácter, q posfreudianos termmaron por poner en continuidad, Laca bién lo hace, pero al revés. No entiende la neurosis ni los mas neu~ró~icos como c~rácter y r~sgos de carácter, sino q a estos ultunos como s1 fueran smtomas. La extensión d cepto de síntoma es muy amplia. Lacan no retrocede ni conducta: hay conductas obsesivas, por ejemplo, las h proezas, que son analizadas como síntomas. La diversidad clínica de la neurosis obsesiva, cuesti' como vimos, constituye un rasgo fundamental de la p en este tema, vuelve a ocupar el primer plan elaboración lacaniana. Retomar a implica en la clínica también volve historiales, lectura Lacan no dejó de hacer en momento hasta el de su enseñanza. Como joven ps' en su tesis de sobre la paranoia, usó el m que sirviera co "'"""'"''-'- clínica. se ocupó de la par a la que llamó Aímee. en ese lugar a los hist de la histeria, promo ratas a la función de de la psicosis. en la enseñanza de L las diferencias entre sus momentos iníci con otros docentes de

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un libro con ese titulo: Las dos clínicas de tendré en cuenta esta caracterización, distingui·· momentos a lo largo de la exposición. Presentaré' un omento, que se. ext~ende fun~amentalmente a lo largo is semmanos, cuyo eJe se apoya en la relación con el Otro. Luego un segundo momento, a la altura 0 10 La angustia, construido alrededor del concepto fantasma. En tercer lugar, incluiré algunas indi16, De un Otro al otro, donde Lacan de la neurosis en opos~ción a una concepción muy la estructura perversa. En un cuarto momento me en Semirwrio 17, El reverso del psicoanáÍísis. algunos desarrollos de sus últimos semi1

de la continuidad y entre esas hacer referencia a un texto relativamente tardonde Lacan escribe: " ... el hombre no su almd como lo imagina el filósofo, piensa porque la estructura del lenguaje recorta su cuerpo ... " de Lacan en la exterioridad del . lenguaje está presentado como afuera del cuerpo, viene a,.."_,,...,,,.~~• de corte. A su vez esto tiene un sobre el Por ser el hombre un animal por esta ra d el lenguaje, exterior a lo esta estructura es las modalidades ""'~'""ª' ,M,,~L""··ª" que toma el pensa· consecuencias en su está us~1do por en el sentido aristode una determinada materia. el ""'h''-'"'· su alma como fa Pstructura

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ELABORACIONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSJS

nada tiene que ver con la anatomía". Esta estructura del lenguaje y la manera en que recorta el cuerpo no tienen que ver con la anatomía, como lo hemos visto en los textos iniciales de Freud sobre su primera nosología. Continúa Lacan: JJ ... testigo la histérica. Esta cizalla llega al alma con el síntoma obsesivo: pensamiento del que el alma se embaraza, no sabe qué hacer... ". Advirtamos que aquí Lacan, al igual que Freud, ubica la neurosis obsesiva en continuidad con la histeria. En el caso de la his·· teria, la estructura del lenguaje es ubicada como recortando el cuerpo, y en el obsesivo produciendo el pensamiento como ele·· mento extraño, parásito hasta cierto. punto. El término cizalla --·que es una poderosa tijera usada para cortar metales-- se aplica tanto al instrumento como al producto -·es la tijera que corta la plancha de metal, pero son también las cortaduras o fragmentos que resultan- e indica muy claramente el modo en que Lacan concibe el lenguaje y sus consecuencias de corte. JJPensamiento del que el alma se embaraza". Lacan entiende que la relación del feto con la madre es una relación parasitaria. No acepta el modelo que fue impuesto en el psicoanálisis poc;freudiano como una fusión indiscriminada niño-madre de la cual después el nfüo debería diferenciarse. No se trata de eso sino de una relación el nuevo individuo vive y crece a expensas de la madre. Es así, con este mismo modelo, que Lacan considera que el hombre "concibe" su pensamiento, es como un parásito. Pero se condensa también otro significado del término "embarazo", que otorga otra característica al esta característica de de extraño, de plano en el caso de la estructura el alma se no sabe "embarazo" también impedimento, y es el término con que Lacan designa la máxima dificultad del sujeto -cuando se ocupa de las articulaciones entre inhibición y el extremo de de su borramiento de 1

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La relación con el Otro en la obsesión LAS ESTRUCTURAS SUBJETIVAS, LA DEMANDA Y EL DESEO

Los seminarios corresponden al momento en que Lacan introduce la estructuralista de F. de Saussure ~1 1 en la lectura de en el psicoanálisis un movimiento semejante al que produjo C. Lévi·-Strauss con su antropología estructural. De este modo, la distinción entre lenguaje y habla (palabra), el significado como efecto de la articulación entre significantes y, un poco después, a partir de otros desarrollos de Ja los de metáfora y de metonimia que resultarán decisivos para la mulación de la rnetáfora que es especifica de las estructuras neuróticas. En la elaboración de la neurosis obsesiva, el importante transcurre alrededor de los seminarios 4 a 6, '""'""''-'"" en el que la estructura de la más que la estructura lenguaje, es que toma en cuenta la relación del que habla con su interlocutor y deja un poco de lado la rela·· ción de los significantes entre sí y con el significado va que alcanzará el plano un más tarde en la enseñanza de Lacan. Se trata de la relación del sujeto con el otro en su doble vertiente: (con el otro, el y simbólica (con el Estructura '""''"""''"'ntc gráficamente en el esquema donde esos dos simbólico, se entrecruzan. Con este modelo como se introduce y analiza dialéctica de la ,.... . _.... ,,, ...,,"""'· la demanda y el deseo. El simbólico para satisfacer sus formular sino con

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ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

duplique: más allá de cada demanda particular y en cada una de ellas, el sujeto demanda la buena disposición de la voluntad del Otro, esto es, la demanda de amor. A su vez, como los significantes de la demanda nunca coinciden exactamente con la singularidad de una necesidad, la frus-tración de la necesidad se impone por estructura. Aunque el sujeto interpreta que proviene de la respuesta del Otro: cree que este se rehúsa a satisfacerla. Lacan destaca el término freudiano Versagung, que ha sido traducido por frustración -como si solo se refiriera a la necesidad misma que queda insatisfecha-, y que deja de lado Ja dimensión del sagen, del decir, que solo tiene su lugar en la relación con el Otro de la palabra quien, por la omnipotencia supuesta originariamente, aparece como el que rehúsa dar la satisfacción. Surge así el deseo, que representa el intento de recuperar la singularidad perdida de la necesidad, en su pasaje a través del significante de la demanda. El deseo no coincide con el significante, siempre lo desborda, se ubica entre sus intervalos y, sobre todo, en el intervalo que hay entre los dos niveles de la demanda: el deseo está más allá de cada demanda particular, pero más acá de la demanda de amor. De este modo, a partir de esta red conceptual que apenas he esbozado brevemente, la estructura obsesiva es presentada por Lacan, en este período, en términos de la demanda y del deseo en la relación del sujeto con el otro y con el Otro. Así, por ejemplo, produce una lectura diferente de la destructividad del obsesivo, a la que tanta importancia le otorgó el psicoanálisis posfreudiano. Lacan no discute su predominio en la estructura obsesiva, es un hecho de la clínica ···dice. Pero sostiene que no debe entendérsela como una mera tendencia natural sino inmí'f· sa en un hecho de lenguaje. No es un impulso en bruto para destruir al otro, sino que está formulada articulada un anhelo de muerte. Se trata del deseo de la muerte del otro, v aun de la demanda de muerte del como se ve claramente en el texto de los temores obsesivos del Hombre de las ratas, donde articulada: si tal cosa y la dama morirán. De esta manera, la ambivalencia obsesiva en términos de como una demanda de muerte del Otro y una demanda de amor que va en el sentido exactamente ya que el amor tiene el efecto de hacer existir al Otro. Esto es lo que Lacan en el Seminario 5, el sin salí

da de la estructura obsesiva: es irresoluble; en la medida en se trata de dos términos contradictorios se impone la lógica la imposibilidad, la satisfacción de uno impide el cumplimiento del otro. "La demanda de muerte para el sujeto obsesivo un callejón sin salida, cuyo es lo que se llama piamente una ambivalencia, y es más bien un movimiento de oscilación, de columpio, en el el sujeto se ve lanzado como hacia los dos extremos de un callejón sin salida de donde no puede Tal como lo articula el esquema, la demanda de muerte ser formulada en el del Otro, en el discurso del Otro [... ]. EI hecho de este Otro sea el lugar de la demanda en la muerte de la La da de muerte no puede sostenerse en el obsesivo sin acarrear en sí misma esa especie de que aquí la muer-te de la demanda. Está condenada a una oscilación sin fin por la que, se esboza su articulación, ésta se extingue. Esto constituye ciertamente el fondo de la dificultad de articulación de la posición del obsesivo". (LACAN 1957-58, 505-506). Esta imposibilidad en el registro de la demanda se reencuentra también en el deseo del obsesivo cuando desea la muerte del otro, ya se dirige a destruir al Otro pero, (dado que el deseo es el del Otro para sostenerse como deseo. bién en el modo de del obsesivo,

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está .. ]. Este niño de entre todos los niños

. ." (ibíd., 477).

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DIALÉCTICA HEGELIANA

En un momento de su obra inmediatamente anterior a estos primeros seminarios, denominado por Jacques-Alain Miller momento dialéctico (Cf MILLER 1983-84), anterior entonces a la introducción de la perspectiva estructuralista, Lacan había analizado la relación del obsesivo con el otro en términos de la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo, análisis del que todavía se encuentran ecos en las clases finales del Seminario 1: "El año pasado, desarrollé la dialéctica del Hombre de las ratas en tomo a la relación amo y esclavo. ¿Qué espera el obsesivo? La muerte del amo. qué le sirve esta Se interpone entre él y la muerte. Cuando el amo muera todo Vuelven a encontrar en todas sus formas esta estructura. El amo ·-digámosloestá en una relación mucho más abrupta con la muerte. El amo en estado puro está en una posición nada tiene que esperar sino su muerte, pues nada esperar de la muerte del esclavo, excepto ciertos inconvenientes. En el tiene mucho que esperar de la muerte del amo. Más allá de la muerte del amo, será que afronte la muerte como todo ser plenamente y que asuma, en el sentido heideggeriano, su Precisamente el no asume su muerte, está en suspenso. Esto es lo que mostrarle". (LACAN 1953-54, 416) se ve cómo el anhelo de muerte se traduce en de su amo y, su muerte. Cultiva la el otro nmera, vivir de otra

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de intersubjetividad, la tesis frcudiana formulada en términos metapsicológicos, de que la desviación hacia el del gasto de destinado al obsesión. Creer que el medio que usa el la creencia en su Aunque resulte de sus quejas y lamentos, el obsesivo cultiva su cree que no para su deseo, o para evitar encontrar .. se con el deseo del otro. Y cuando este deseo es el deseo del Otro sexo, cultiva la de su homosexualidad. Las fantasías de homosexualidad en el obsesivo son coartadas para aliviarse de la en el encuentro con el deseo del otro en las relaciones con el Otro sexo. Tienen una función de coartada exactamente en el mismo sentido que la espera de la muerte del amo. Así ubica Lacan lo que los llamaron la """'·'"''--''U"'-'Ll.U. inconsciente del obsesivo. en la y no como fantasma usado cura como homosexualidad como y entrar en el de la coartada obsesiva. ·La c•rnnh..,~ manifestarse en esencial de la identificación un hermano apenas mayor, todos los para él tiene El falo ~~·... ~·"'-

una

LA REDUCCJ()N DEL Dl\SEO /\

DEMANDA

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ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

toda tentativa de reducir el deseo a algo cuya satisfacción se demanda tropieza con una contradicción interna" (ibíd., 424). Esta reducción puede ocurrir en cualquiera de las formas de la demanda: pedido, orden, exhortación, autorización, prohibición, etc. De aquí que el obsesivo viva pidiendo permiso y haciéndose autorizar por el Otro. O la inversa, espera sus prohibiciones. Se hace pedir por el otro y se ocupa en satisfacer la demanda del Otro. Al obsesivo le encanta que le pidan, dice Lacan. Son distintas maneras de hacer existir o sostener al Otro. "Podríamos decir que el obsesivo siempre está pidiendo permiso. Encontrarán esto en lo concreto de lo que les dice el obsesivo en sus síntomas [... ]. Pedir permiso es, precisamente, tener como sujeto una determinada relación con la propia demanda de uno. Pedir permiso es, en la misma medida en que la dialéctica con el Otro -·el Otro en tanto que habla·- es puesta en cuestión, incluso en peligro, emplearse a fin de cuentas en restituir a ese Otro, ponerse en la más extrema dependencia con respecto a él Esto nos indica ya hasta qué punto al obsesivo le resulta esencial mantener ese lugar. Aquí es donde vemos la pertinencia de lo que Freud llama Versagung, la negativa. Negativa y permiso se implican. El pacto es negado sobre un trasfondo de promesa, esto es mejor que hablar de frustración" (ibíd., 420-421). Hacerse prohibir es otra manera de reducir el deseo a la demanda, y de sostener un Otro consistente. El obsesivo hace de la prohibición misma el objeto de su deseo. De este inodo, resulta un deseo cuyo cumplimiento es imposible, pero no extinguido. Es su modalidad de sostener el deseo: un deseo a distancia para que ese deseo subsista. "El obsesivo resuelve la cuestión de la evanescencia de su deseo produciendo un deseo prohibido. Se lo hace sostener por el Otro, mediante la prohibí· ción del Otro" (ibíd., 423). La demanda de muerte, que está en el horizonte de toda para el sujeto, un sin porque su realización la destruc· ción del Otro que, como es el resulta mantener. Esto da origen una de las formas de la ambivalencia que consiste en el movimiento de oscilación entre un extremo y el otro. Entre encuentra el pero cuyo se sostiene. Esta oscilación en la demanda se también en el deseo vez que el su deseo;

este se esfuma. una baja de la tensión Iibidinal, dice Lacan usando términos de Freud. "Quienes ya tienen a obsesivos entre manos pueden saber que un rasgo esencial de su condición es que su propio deseo disminuye, parpadea, vacila y se desvanece a medida que él se le acerca. Aquí el deseo demuestra llevar la marca del hecho de que el obsesivo ha abordado de entrada el deseo como algo se destruye, porque se le presentó como el de su rival [.. El acceso por parte del obsesivo a su deseo queda, pues, afectado por esta marca que hace que todo acercamiento lo haga desvanecerse". (ibíd., 476) Nunca puede acercarse a lo que quiere porgue, si se acerca, ya no lo Es la verdad del chiste "nunca podría ser socio de un club que me admitiera como socio". Esta oscilación va más allá de esos actos en dos tiempos descriptos por Freud -·donde el segundo anula el primero-, porque tiene un alcance mucho más general. Para evitar el deseo del Otro el obsesivo, dijimos, busca reducirlo a la demanda. Pero también puede ir más lejos e intentar matar ese deseo, hacer que el otro deje de desear, a la que puede acceder que haya ocupado durante cier·· to tiempo el lugar de de un sujeto obsesivo. ocurre en el plano de las relaciones del obsesivo con su cónyuge? Es exactamente esto, que es lo más sutil de ver, pero lo observarán cuando se tomen la molestia --el obsesivo se en destruir el deseo del Otro. Todo acercamiento al interior del área del

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ELAJ30RACIONES LACANIANAS SOJ3füo LA NEUROSIS

za, de la cual señala la estructura que la distingue. Se la podría llamar también récord, querer hacer algo fuera de lo común que quede registrado. Se requiere un rival, un semejante, pero no es suficiente. Para ganar un desafío hace falta alguien que registre y aporte la garantía del testimonio. El obsesivo se pone toda clase de tareas arduas, jalonadas de obstáculos a vence1~ que se empeña en llevar a cabo. Pero lo que está en juego no es la satisfacción en su realización misma, sino el premio, el permiso, el reconocimiento del Otro. "Observen la estructura de nuestros obsesivos. Lo que llaman efecto del superyó, ¿qué quiere decir? Quiere decir que se infligen toda clase de tareas particularmente duras, agotadoras, y por otra parte lo consiguen, lo consiguen tanto más fácilmente cuanto que es lo que desean hacer ... (ibíd., 426). Ya Freud señalaba que en los casos de hazaña el valor erótico tenía como fuente la relación con el destinatario, ¿a quién está dirigida esa En el análisis de la estructura de la hazaña no conviene dejarse encandilar por la existencia del rival imaginario que, en definitiva no es el que cuenta, sino que hay que localizar al Otro, el tercero, aquel para quien el sujeto actúa y al que, como espectador invisible, le ha sido adjudicado el papel de contar, de registrar el récord. Estas hazañas parecieran convocar en alto grado la libido del sujeto; sin embargo, nunca implican verdaderos riesgos. Por el contrario, se en las áreas alejadas de lo que pondría en juego el deseo del sujeto y, de ese modo, constituyen otra forma de evitarlo: en la hazaña del obsesivo algo que permanece irremediable· mente ficticio, porgue la muerte, decir en lo que se encuentra el verdadero peligro, no reside en el adversario a él parece desafiar sino ciertamente en otra Está precisamente en testigo Otro está ahí como el que cuenta los tantos . Este es el que que preservar a toda el donde se la donde se inscribe su historia. Esto costa. Es lo que hace todo lo que

obsesivo se compaginan muy bien el deseo de muerte y el amor hacia el padre, ya que éste se presenta fácilmente en esa estruc·· tura como padre muerto. La muerte del no su des·· trucción, sino su triunfo póstumo, según el mito freudiano de la horda la instauración de su ley, su etemización. De allí que Lacan termine por considerar este mito inventado por Freud, a cuya lectura y análisis vuelve una y otra vez ···"v..""..J",1c~ ..,,~ reproducir aquí los itinerarios de ese como una nueva versión del mito de que caracteriza la estructura obsesiva; a diferencia del mito griego que sería específico de la estructura histérica. También se ve conducido a el cante del nombre del (es el real que sostiene la función del viviente que padre y pone en juego su deseo y su goce.

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ción"

~ (ibíd., 426-427).

la

EL

DE LAS RATAS EN EL ESQUEM~

L

es posible la lectura que hace Lacan del historial freudiano del Hombre de las ratas en numerosos escritos e intervenciones orales desde su seminario de y una conferencia de esa que vio la luz más tarde con el título "El mito individual del neurótico". Señalaré solamente la dis· tribución que Lacan realiza a que se entrecruzan en el esquema del momento de su ense· ñanza nos en el que se ubican las relaciones narcisistas del yo y del ideal del yo, y el donde se localiza la relación del con la una

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ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

siva, ya que existe también el eje imaginario en el que se reconocen las figuras idealizadas del padre y de la mujer, amados y odiados. Es decir que aquella cadena se cruza "con la trama de los fantasmas donde se conjugan, en una pareja de imágenes narcisistas, la sombra de su padre muerto y el ideal de la dama de sus pensamientos". De este modo, Lacan explica cómo la interpretación de Freud al deshacer la eficacia de la cadena simbólica, obtuvo el resultado de hacer caer la trama imaginaria de la neurosis.

dones, obstáculos, estorbos, postergaciones, sea que eI sufra por ellas, o que pasen totalmente inadvertidas. Pero sobre todo conviene entender la imposibilidad en el sentido lógico. Una paciente tenía muchas ganas de tener un hijo pero su deseo chocaba con un obstáculo: había elegido el nom·· bre para su hijo en su adolescencia y recientemente uno de sus hermanos había bautizado con ese nombre a su sobrino. Ya no podría utilizarlo. Pero imaginar a su hijo con un nombre distinto perdía todo atractivo para ella. Ilenen aquí un ejemplo en que se pone, para un deseo, una condición absoluta y al mismo tiempo incumplible: desea tener un hijo y solo si, lleva tal nombre. Como no puede llevar tal nombre, entonces es imposible el cumplimiento de su deseo. Esto es muy distinto a la insatisfacción de la histérica. La bella carnicera se prohíbe comer con lo que mantiene vivo su deseo, un deseo que conserva la posibilidad de ser cum·· plido ciertas contingencias. En este caso, lo son los términos mismos en que está planteado el los que lo tornan imposible. otro ejemplo en el curso ulterior del análisis de esta paciente cuyo material en el ateneo que resulta paradigmático. En un momento en que se sentía muy reconocida por su deseaba hacer algo para ag:ra1cte1cer Cuando se cada cosa que comparada con las que su había hecho por tan ella, que no podía hacer nada. En este caso, la .. , . ,...~·e,······~.~··· estaba planteada casi en términos matemáticos: cantidad es con el la distancia entre una y otro es irremediable. La lo real. Aun estos

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LA INSATISFACCIÓN Y LA IMPOSIBILIDAD DEL DESEO

En el Seminario 6 El deseo y su interpretación Lacan ya no se detiene tanto en subrayar la reducción del deseo a la demanda en el obsesivo, sino que se centra en la estructura misma del deseo. Insatisfacción e imposibilidad son dos características estructurales del deseo que resultan acentuadas de modo diferente en las dos posiciones neuróticas: en la estructura histérica, para sostener el deseo, el sujeto cultiva la insatisfacción, especialmente en el deseo del otro; en la obsesiva, se apoya en la imposibilidad misma del deseo. Asimismo, mientras el histérico acentúa el lugar del Otro como lugar del deseo, el obsesivo promueve la relación con el objeto como condición absoluta del deseo. En primer lugar, esto indica que en la histeria el sujeto se acerca, busca, produce situaciones en que su deseo se pone en juego. Siempre en relación con algún Otro porque el deseo es siempre el deseo del Otro. El deseo humano, insiste Lacan desde su época hegeliana, no es solamente desear algo, es desear deseo de Otro. La manera de mantener y estimular el deseo justamente a través de su insatisfacción, y por lo tanto se trata también de la insatisfacción del deseo del Otro. La imposibilidad, en cambio, como consecuencia el de los momentos y situaciones en que el deseo está en se verifica en relación con los obstáculos genera la neurosis obsesiva en cuanto a la del deseo. Se lo ve muy claramente en las neuen sus graves restricciones que Pero también forman de la vida coti· trama está armada con limita· diana de 1

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ELABOJ{ACIONES LACAN!ANAS SOBRE LA NEUROSIS

del objeto de su deseo una condición absoluta que se la impone al Otro. Esto es muy claro en el caso, que ya vimos, de aquellos niños que cuando grandes van a ser obsesivos: la manera en que piden las cosas. No es que esos chicos pidan cosas raras o cosas excepcionales, no es por el contenido de lo que piden, es por la manera en que lo piden, esa manera insistente de que hace que a los padres les resulte intolerable ese pedido exigente, en el que hay que acomodarse exactamente a lo que se pide. Esto por lo general convierte en un infierno a las parejas obsesivas. Ya tempranamente en su enseñanza, Lacan definió que el deseo transforma la incondicionalidad de la demanda en condición absoluta. Lo que en los primeros seminarios fue localizado de esta manera, como condición absoluta, será el lugar donde Lacan ubicará ulteriormente el objeto a como causa del deseo. De allí entonces que, mientras el histérico acentúa el lugar del Otro como lugar del deseo, el obsesivo acentúe el objeto como causa del deseo. En este seminario, Lacan continúa explorando la relación con el tiempo en la posición obsesiva. A la posición de espera destacada desde el seminario, agrega la procrastinación derivada de la dificultades en la acción. A través de un comentario de Hamlet muestra cómo el obsesivo continuamente posterga su acto. En definitiva, es a esta noción de acto donde tenemos que remitir la imaginería del empezar a no hay otro cumplimiento del deseo -si nos atenemos a la noción freudiana de cum· del a menos que sea como en el sueño o una satisfacción '·ºª·"u""·"''"''", to del deseo es en los actos. Es por esto entonces que otra en la cual abordar la imposibili dad del deseo en el obsesivo es la de la evitación del acto, su cofr

tintas más o menos no estar nunca en lugar que tiene que o estar en varios para no en Seminario 3, Las n'11N1"'" rnen· donarse en relación con este de

que tener en cuenta que el momento del acto con la del ···de del sujeto, dice Lacan- y su transformación. anterior al acto y un al acto, un trnnsformado por su acto, el al acto no es el mismo

dis·

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que ser, cuestión se revis~ verdadero ser, otro? En esas por mostrar cómo articulación

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RLABORACTONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS

~"'~"·~~"

de la estructura, que no es el sino el objeto el Seminario W "La angustia", este el título y terna de este seminario sea objeto y su teoría. en lo esencial se trata de introducir el objeto a en el "-'º1".~u"'u'-"""' en su teoría y en su práctica. Este objeto carece de tanto en el nivel como en el registro La es la única manifestación o indica· del objeto a. seminarios el objeto había sido abordado como una de la falta en las operaciones de frustración y castración. En el objeto a, conserve el nombre de objeto, se trata de una función diferente. Su M"•"'M'"~·" ya no coincide con el de objeto del el objeto al el sino como el objeto que lo causa. Por eso Lacan que no está por delante sino detrás del deseo. Si bien el objeto a reconoce antecedentes en el concepto de objeto parcial desarrollado por Freud y Abraham en el concepto de objeto transicional de Winnicott, no con ellos y constituye un concepto original de la elaboración lacaniana que se inscribe en el proceso de constitución del sujeto a partir del significante. El sujeto es un efecto, una instancia que surge en el viviente por su acceso a la estructura del lenguaje. La constitución del sujeto de la del Otro (A) que, como de los lo El Otro es anterior al sujeto tanto lógica como temporalmente. En el de constitución del sujeto en el Otro un resto. del viviente que no apre· y esto es el objeto a, una de en su nacimiento como sujeto. Df allí que resulte en este momento de su introduc· ción en el Seminario 10, como el objeto del que el sujete se separa, irreductible tanto a lo simbólico como a lo imaginario Por ser el resto de la por la que la estructura del len· da al es también un efecto del lenguaje. O un o, si se un El sujeto y el son los dos efectos mayores de la estructura signifí· cante, aunque, por lo se reserva el término de el y de para el la constitución subjeti· o el de lo es el nacimiento. flstos tejido:; al embrión y este con·

a. En el

1

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P~ro de esta unidad, anterior al nacimiento, hay una parte que se pierde en ese acto. Para nacer, el nuevo individuo debe de una parte de sí mismo. De allí que Lacan tanto res· pect~ del nacimiento como del desarrollo del niño, que rmphca no tanto un proceso de de la como medio necesario para esa separación, de una una parte de sí mismo. Separación que no ocurre en el 'ª""""-·'"V sino que se reitera a lo largo del desarrollo en los principales momentos de transformación subjetiva. El oral, el pecho, es entendido por Lacan con este modelo de la la y el acto del centa. Por eso, para el niño no son concebidos por Lacan como otro p.aso en la separación de la madre, sino como y renun· c1a, de una . de sí mismo. Al que las otras for·· mas que asume el objeto. El objeto anal es también un objeto se separa del cuerpo. La castración es asumir la del La mirada y la voz son también que se separan del Cada uno de estos está tia. Esta idea sobre la más precisa a una concepción que estaba ya primeros seminarios donde Lacan la angustia es del momento de en un en el que ya no sabe el que va a ser algo en lo que ya nunca la angustia". (LACAN 1956-57, 228). En el Seminario 10 el objeto a asume cinco fálica, e Son del falo,

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y la llama "una

ELABORACIONES Li\CAN!ANAS SOBRE LA NEUROSJS

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del

(ibíd., 318)

y lo

la del deseo en porque el sostiene su deseo en una identificación

AN/\L

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aporta una satisfacción a la demanda del Otro .. Éste no sólo aprueba y le presta atención, sino que suplementanamente ~por­ ta cuidados corporales con sus efectos erógenos. Pero, al :n1smo tiempo, es un objeto despreciable que se rechaza y se tira, un desecho. "Se le pide al niño que retenga. Se le exige que retenga demasiado tiempo, que inicie la introducción .del excrei;iento en el dominio de la pertenencia al cuerpo, hac1en~o de .el una parte del cuerpo, considerada, al menos durante cierto tle~po, como algo que no se debe alienar. Luego, tras esto'. se le di~e que. ~o suelte siempre bajo demanda. La demanda tiene aqu1 tambien un p:pel determinante. Esta parte que el sujeto. siente de to?as formas cierta aprehensión de perder, resulta entonce~ por un mstante reconocida. Es elevada a un valor muy especial, es como mínimo valorizada, porque aporta a la demanda del ~tro su satisfacción, aparte de que se acompaña de todos los cuidados . conocidos" (ibíd., 324). Esta oposición funda ya una primera oscilación del su¡eto entre dos puntos extremos y se encuentra en el o~igen de la ambivalencia que caracteriza al obsesivo que se r~lac1ona con.los dos tiempos de la demanda: primer tiempo el ob)eto es valo,nzado, segundo tiempo, es repudiado. Sí, no; es m10, no es m10, lo quiero, no lo quiero, es algo valioso, no sirve pa~a nada. ~e gen~­ ra una relación necesaria, dice Lacan, entre el ob1eto perdido mas repugnante y la producción idealista más ele~ada. "Por qué son tan importantes estos dos tiempos? Porg:ue el en cuestión se obtiene a y es admirado ··¡Qué caca tan linda!. Pero el segun~o tiempo de esta demanda sea, por así decir, repudiada, porgue esta caca. de todos modos, se le enseña al niño no mante~er la vía bien conocida las subli·

ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

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lo que es como resto irre·· nivel no no saber hasta pecho de la madre corno forma del seno, tras haber sido el que hundía sus vellosidades en la mucosa uterina (ibíd., En ese nivel cree que a es el Otro. por vez se reconoce en un en tanto viviente. El es en continuidad con la animal la función de hueI!a en relación con la 001se:s101n de su territorio. Y en ción de firma como el caso del ladrón: que acaba de en tu casa las tenazas para abrir que el los tiene en ese momento un cólico" " ... esto no se limita a los se siente inven· cible en los límites de su pero una vez el límite, de un y, se vuelve tímido. La relación de este límite con la huella fecal ha sido advertida hace mucho en los y debernos ver en por en el trasfondo la función de que tiene el anal" (ibíd., 328-329). La de la demanda del el hecho de que, dar lo que el Otro en las condiciones adecuadas tiene que comenzar por cobra también porque se contra la tendencia natural de la función . contra la acción de la necesidad y del goce de expulsar las heces. De que la forma del deseo en nivel surge como deseo de retener, y está inicialmente a la inhibición de la función y del goce que ésta El deseo de retener de manera caracteriza la estructu·· ra fundamental del deseo. Freud en el

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ELABORACIONES l.AC:ANIANAS SOBRE I.A NEUROSIS

deseo y su retorcimiento tan que radica en el se vuelve contra la objeto se convierte en causa de un deseo función que ese objeto: "En este nivel lo que el to tiene . ya es lo él es ·-en la medida en que eso que él mundo como resto, respec .. de la marca simbólica. De este que deseo con el deseo de retener. La forma así en cuanto tal con el orden de corno for-

se manifiesta en el acting out, se manifiesta también en el síntoma de la que afecta para el el valor de todos los sustitutivos.

que sería el fin

LA ESTRUCTURA OBSESIVA EN LOS OTROS NIVELES DEL

DE

a como tal" (ibíd., 355). Este rasgo está entonces a las característica que ya había sido en tanto la inhibición y el acto d.eseo una tríada íntimamente se trata de definir lo que es el acto, único en el de la lo único que hacer es situarlo allí donde encuentra en esta de [ ... ]. vamos a definir el acto?[ ... ]. Un acto es en la medida el deseo

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to anal es utilizado corno y se ofrece corno don. De que la oblatividad en la relación entre los sexos resulta ser un fantasma al igual que las elaboraciones sobre el amor genital corno forma del don: "Y aquí es donde el de lo llamar el fantasma analítico de la oblatividad. Ya dije y que la es un fantasma de obsesivo. Todo el con que la unión te das, nosotros nos damos. Por ue:,,u1u por que lo ha don. Precisamente, solo ,·1au.w•.n,, en el nivel anal" (i/Jíd., 346).

ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

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llamé la dimensión altruista de

nunca es para él ~·cuando está sin análisis y soledad· tan solo que en últirna un fin de cuentas únicamente de esa de sí mismo" (ibíd., 348). De esta manera Lacan retoma :sus desarrollos la donde había ya destacado la ideal que el obsesivo frecuentemente que es la encarnación de ha sido tradicionalmente

ELAilORACJONES LACANIANAS SOBRli LA NEUROSIS

con la estructura

v:

NElfüOSJS EN

los

y

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La exploración de la posición neurótica es desplegada a partir de una fuerte crítica a la teoría de las identificaciones de Freud. Lacan hace referencia a su artículo Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache, del que afirma que resulta "indispensable para orientarse en lo que tiene de desviado todo lo que se dice en el texto freudiano a propósito de la identificación" (LACAN 1968-69, 236). En aquel artículo había utilizado su esquema de los dos espejos para caracterizar lo que llamó "la trampa del neurótico" al procurar la inmovilidad del espejo plano en el punto en que la imagen especular se presenta como susceptible de ser amada. La operación del analista tiende a la movilidad del espejo para hacer aparecer allí otras imágenes del yo mantenidas en el desconocimiento, esto es, hacer caer las identificaciones yoicas. En el Seminario 16, esta relación del neurótico con el Otro es presentada alrededor del Uno, querer ser Uno con el Otro. El neurótico cree, pero los psicoanalistas también, en la medida en que su saber fue elaborado a partir de la experiencia con neuróticos, "que hubo en alguna parte para el neurótico una relación, no de suplemento, sino de complemento con el Uno, y con eso investimos la pulsión oral" (ibíd., 237). Lacan denuncia aquí los dos mitos pulsionales construidos por el psicoanálisis: el mito del don, en tomo a la pulsión anal y el mito de completud, en relación con la pulsión oral (ibíd., 230). Despliega de esta manera las nociones ya introducidas, como vimos, en el Seminario 10. Para la cuestión de la identificación importa sobre todo la confide la relación oral. En ella el niño ha sido concebido una unidad con la paraen el acto del en una de sus en otra de ellas, en que el niño se separaría de esa unidad Esto aparece en la dd pero que los lo redoblen con el mito de no es sino entrar en su lo necesario para caer en la del (ibíd., 237). La fobia es la forma clínica que realiza el desde la ya que se desencadena narcisista sobre un donde se superponen el objeto narcisista. La intolerable sólo se resuelve en la constitución de la fobia.~ 4

"Soluciones de la fobia" en este mismo volumen.

ELABORAClONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS

Y DESENCADENAMJENTO

En un

ria y neurosis

términos de

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A diferencia de la elección de que no es tal sino que del modo en que le han sido ofrecidos al los tres términos la eclosión de la neurosis sí elección: se realiza entre el de ""'""'""~···u.~u. por la de la esta iHC!J•.hJ,,ULUU.W.U.

LA HISTERIA Y

NEUROSIS OBSES.IVA

ELABORAC:lONES LACANTANAS SOBRE LA NEUROSIS

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FABlÁN SC:HEJTMAN (COMP.)

obsesivo, no es tanto escapar a la muerte, sino al goce, "es el centro de su posición" (ibíd.).

EL SUJETO SUPUESTO SABER Y LA SUBLIMACIÓN

Sobre el final del Lacan retoma la dialéctica del amo y de la para la distinción entre obsesión e pero esta vez en del saber. "El obsesivo se refiere al modelo del amo. que éste sabe lo que él aunque no se toma por la Ella, la como el amo referenla histérica hace de la

Lacan continúa Allí donde en la arno asume un Este goce no es su goce,¡ ... ] es el goce del homque se con el que se cautiva como el amo lo hace con el esclavo. El goce del hombre da el radical de lo que la histérica el mismo muerte el obsesivo" (ibíd., 351). histérica supone la sabe lo que eso identificarse con ella costa de deseo insatisfecho. el que usa su referencia al amo para prela muerte únicamente alcanza al sólo identi11

ELABORACIONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSIS

Los Seminarios 17 y 18:

147

Edípo y la castración

La caracterización acerca de la histeria y la neurosis que Lacan aborda sobre el final del Seminario 16, seminario en relación con el saber y el será retomada en los dos seminarios siguientes, especialmente en el Seminario 17, El reverso del .;10oanálisis, en el cual, además de la estructura del discurso ·cuatro formas, Lacan avanzará significativamente en la ción de las variantes del goce en ambas vertientes de la neurosis. Parte de este seminario está dedicada a examinar la relación establece entre padre y castración como núcleo del y poner en evidencia que el uso de este mito relato justificador, un intento de explicación del lla. La castración no proviene del sostiene efecto determinado directamente por el acceso al "La es la operación real introducida por la incidencia del significante, sea el sea, en la relación del sexo" (LACAN 1969-70, 136). dónde deriva la necesidad de atribuirla a una "!-''""'''-'-'" fundamental del Este fundamento no es sino fantasmáti·· co. Lacan concluye el es un fantasma de Freud. O para citar textualmente, sueño de Freud: "Se los he el com·· plejo de el sueño de Freud. Como requiere ser " (ibíd., 145) Freud dos versiones del mito. Sófocles: el asesinato del y el acceso de la horda la

148

falsedad que construcción sión del mito Freud.

ELAllORAC:JONES LACANJANAS SOimE !.A NEUROSIS

l'ABIÁN SCllEJTMAN (COMP.)

freudiana no sin de lado. Una vez refutada como ver··

por

(i/Jíd., 164).

149

150

destacará en esta forma de neurosis la importancia y características del yo y la conciencia (en una homología entre ésta y la figura especular). De esta manera, la neurosis obsesiva se opone a la histeria cuya estructura se entrelaza fundamentalmente, no con el yo y la conciencia en una inflación de lo imaginario, sino con el inconsciente y la elaboración de saber. 5

151

ELABORAClONES l.ACANJANAS SOBRE LA NEUROSJS

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MILI

"''''"u''·''u"''i

2003. 5

Un desarrollo sobre el tema de 1a neurosis obsesiva en los últimos seminarios de Lacan consultarse en el trabajo dt• (]audio "Conciencia y muerte en la neurosis obsesiva" (en y en GODOY 2008.

'/'ras/orno:;

y le no era mayor que un huevo de en tamaño al fornido animal. -Mirad, ¿es bastante"? soy aún tan ahora? estás muy Y el bichuelo infeliz hinchóse tanto, que reventó"" La rana que quiso hincharse como un Fontainc "Frente las demás cosas frente a la muerte todos murallas"

contenido

pero

interés cuando

vuelve tan vacía como un desde el momento está claro que Nosotros y la muerte"

154

155

FABIÁN SCflEJTMAN (COMP.)

ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

cia en el etiológico a partir de la teorización del trauma infantil y sus dos Introduce así la de dos tipos de trauma (el y el activo) y pone de relieve la distancia temporal entre lo que opera como predisposición y el inicio de la enfermedad dicha. que presenta como la típica de una neurosis obsesiva", en donde esta secuencia se revela muy nítidamente. El momento iniciado en la infancia con el trauma del activo··· concluye en la cuando los cobran retroactivamente un valor sexual y en inconciliables para el yo, proceso defensivo. Ello genera lo que en "síntomas de la defensa de la conciencia desconfianza de sí mismo). Este novedoso va a ir adoptando otros nombres en _pero resulta de crucial importancia para el tema que nos su ocupa. En efecto, dichos síntomas indican un éxito de la defenla sostienen. En consesa, ya que están a su no se trata aún de la sino que inauguran de "salud aparente". una solución al conflicto desatado por inconciliables, el cual brinda una particular consistencia y estabilidad a la estructura pero se pagan con no pocas limitaciones el sujeto. Por el la "enfermedad sólo cuando esta solución frade síntomas: los del "retorno de lo defensa". Si bien Freud

ausente o resultar insuficiente. Esto produciría el ocasionamiento o ·-como también la vale la pena destacarlo- "causa desen· cadenante", aquella que incide en último término en la ecuación inmediatamente a la aparición del etiológica. É:sta que efecto sintomático, cual marca la de la enfermedad propiamente dicha. 2 Tenemos así claramente delimitada por Freud la discontinuidad lo que "encadena" y lo que "desencadena" a la neuro·" sis obsesiva bajo la oposición entre síntomas de la defensa maria y síntomas de retorno de lo reprimido o, dicho de otro modo, en la distinción entre salud y enfermedad. Claro que este distingo no impide que luego de desencadenada la neu· rosis se vuelva a encadenar por acción de la defensa secundaria la a su vez, fracasar. Si bien su ,,~.~r·~~ ca pronto sufrirá una serie de modificaciones ·-en través del pasaje de la teoría del trauma acontecido a la de la pulsión y la afirmar que esta oposición delimitada tan siguiendo el hilo de la lógica de la defensa, se mantendrá a lo de su obra en el marco de sus nuevas el par fundamental que tomará el relevo en 1912 será el de "carácter" rosis". Definirá como "neurosis", no lo que hoy como la estructura neurótica en tanto sino más bien lo que antes llamaba la "enfermedad dicha", es la neurosis clínicamente desencadenada. 3 En los escritos de contrainvestidura del sistema Ce sale al más como formación reactiva, es ella la y en ella se consuma más (FREUD 1915b, 182).

Observamos así el abandono del término "síntoma de la ·-en retorno de lo

JiREUD 1895, 135. Los

son nuestros.

Cf FREUD 1913.

el uso y el cadenami.ento" y "encadenamiento", no sólo para hemos referido en la Introducción Ancla.

156

ELABOll.AC!ONES LACANlANAS SOBRJ\ LA

FAB!ÁN SCHEJTMAN (COMP.)

cual mantiene la idea de un éxito inicial y Al decir de Preud: "Primero alcanza un éxito es rechazado y se hace el afecto. Como formación sustitutiva haHamos una alteración del yo en la forma de unos conciencia extremos, lo cual no llamarse síntoma" (FREUD 1915a, 151). Es por en ese momento la neurosis

y Seminarios 8 y W.

4

NEl.JROS!~;

158

FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)

el intento de sostener la consistencia del yo en la neurosis obsesiva y la existencia. Así, cuando intenta ubicar la función que para el obsesivo tiene el pensamiento, señala que aquello que lo define es el hecho de ser "la caricatura de las formas mismas del conocimiento" (LACAN 1938, 121), ya que estos sujetos "distinguidos frecuentemente por sus facultades especulativas, muestran en muchos de sus síntomas el reflejo 5 ingenuo de los problemas existenciales del hombre" (ibíd.). Dichos "problemas existenciales" constituyen un anticipo de lo que llamará más tarde la pregunta por la muerte o la contingencia en el ser. Podríamos afirmar que un problema existencial es precisamente aquel que no encuentra su solución en lo simbólico. Aquello que el tesoro de los significantes no puede responder y que el psicoanálisis descubre como "sexualidad y muerte"; tal como Freud lo destacaba en su célebre ejemplo del olvido de nombre propio referido a Luca Signorelli, pintor de los frescos de la catedral de Orvieto. Conciernen a aquello que Lacan escribirá más tarde con el materna S(A). Así, las inflamadas y caricaturescas facultades especulativas del obsesivo constituyen entonces un intento de respuesta, de taponar con una falsa solución el agujero estructural del problema existencial. Una paródica solución que no por serlo deja de tener~ sin embargo, su eficacia paradoja! como solución neurótica. Dicha tramitación pasa fundamentalmente por el yo: "El esfuerzo de restauración del yo se traduce en el destino del obsesivo a través de una búsqueda tantalizante del sentimiento de unidad" (ibíd.). Así, el conflicto a repetirse en la diacronía de la vida del sujeto obsesivo, es el intento de restaurar una y otra vez la unidad y consistencia de su yo. Ya sea a través de un pensamiento, de una especulación caricaturesca e (aunque no carecer de una sofisticación dicha estabilipor un factor disruptivo, análoEse es su

5

París, 2001) es un texto un tanto olvidado que, sin reviste para nosotros una gran Encontramos allí una serie de ideas ..que Lacan reformulará referidas tanto a consideraciones fundamentales sobre la clínica de la neurosis y las como asimismo un singular intento de sistematización de las mismas. El término reflejo nos indica ya la solidaridad entre esta solución obsesiva y el de lo

El.ABORAClONES LACANJANAS SOBRE LA NEUROSJS

al de Tantalo. 6 Podemos escribir entonces esta muladón lacaniana del modo:

cual

resumirse del

159

for··

modo:

Yo

Es así que, esta en los años Lacan traza un deslinde entre la histeria y la obsesión a de su del estadio del Esta resalta la entre las líneas de (o de que manifiesta el síntoma histérico ·-como uno de los fenómenos de Lacan recurre también al mito de Tántalo para dar cuenta de la re]a .. ción que el obsesivo mantiene entre su deseo y el objeto fantasmáti·· co. Destaca que los fantasmas del obsesivo sólo excepcionalmente son realizados, y que dichas realizaciones son siempre, para el suje.. to, decepcionantes; puesto que "a medida que intenta, por las vías que se le proponen, acercarse al objeto, su deseo se amortigua, hasta llegar a extinguirse, a Ll obsesivo es un Tántalo ... " 1957..5s, 420) bre en Ja mitología por el que tuvo que sufrir. distintas versiones sobre la falta que habría cometido. Una de ellas señala que, amado por los dioses e invitado a sus había revelado a los hombres los divinos secretos que había escuchado allí. Del también se relatan diferentes ver· siones. Algunas destacan que fue colocado en los Infiernos bajo una a de caer, pero que se mantenía en Otras afirman que el mismo consistía en hambre y sed eternas. Estando en agua hasta el ba cada vez que él trataba de beberla. una rama de frutos sobre su cabeza corría de su alcance cuando extendía su brazo hada ella. La de estas versiones es la Lacan para trasmitirnos la relación que mantiene con el ado en los m1os 50. En el texto que comentamos, 1938, tantalizante del sentimiento de nos

ELJ\llOR/\ClONES LACANJJ\NAS SOBRE LA NEUROSIS

l'ABJÁN SCIIEJTMAN (COMP.)

160

cuerpo

y la

"u••v~·~ con una "fábrica

la

ªl"c''ªu'uu

del yo obsesivo que es com· (LACAN 1948, 90). En el pri· del cuerpo en el recorte el

la tensión entre fray la unidad del yo; lo a decir que la del yo en la histeria es bas· y, por lo tanto, mucho más el que separa del inconsciente. . Es por eso se referirá a los laberintos de la neurosis obsesiva frente a los monumentos y jeroglíficos de la histeria. 8 El labe· rinto es una construcción enredada y caminos que no llevan dos de la salida. El por se ofrece al desciframiento.· A su vez, histeria muestra una con la 9 ya señalada en su relación con la amne·· sia y en la que el Frcud entre el síntoma histérico los monumentos londinenses Cross y The rnonurnent.lO continuación estas iniciales difeLacan:

funcional Monumento histórico

del Yo - Fortificación· Laberinto

de sus mismos por Sébastien Le Prestre de niero militar rey Luis xiv, de remodelar y construir las fortificaciones del noroeste francés durante su reinado. de fortificaciones con sus altos murallones defenderse de las resultaba obsoleto del que revolucio~ naron el modo defensivos. Si las construcciones eran más bien altas y él rnás

eminente, que en aras de la brevedad es llamada The la memoria del incendio que en 1666 estalló en de la ciudad. Estos monumentos

este monumento recordatorio del itinerario fúnebre de

7 g

de la histeria, blasones

laberintos de la

(LACAN 1956, 270). 10

"Nuestros enfermos de histeria de reminiscencias. Sus sín· tomas son restos y símbolos mnémicos de ciertas vivencias Una con otros sín1bolos mnémicos de cam·· pos diversos acaso nos lleve con mayor este simbolismo. También los monu.rnentos con que adornamos unos símbolos Si hallarán, frente

ll

el el último de Jos monumentos destinacolumna

161

al estilo de Vauhan" (LACAN 1949, 101).

163

Fi\BfÁN SCHEJTMAN {COMP.)

ELABORACIONES LACANIANAS SOBRE LA NEUROSIS

duce muros más bajos, en formas de zig-zag, o bien de polígonos irregulares y diseños barrocos. Sus construcciones exitosas hasta las invasiones de son más complejas, e incluso se podría decir más laberínticas, que las medievales. En ello radica su fortaleza.

sueños de analizantes obsesivos en los que el yo del soñador se representa, en un estadio o algún recinto cerrado, dedicado tenazmente a una lucha por el prestigio. Allí ubica al Yo "en su resistencia esencial al difícil proceso de hacerse a las variaciones del deseo. Esta ilusión de unidad, en la que un ser humano siem~ pre está anhelando el autodominio ... " (LACAN 195lb, 18). Resulta clrnil y en la que sólo detu'" que ·dado que tú, lámparJ en ese punto que al en su vida: chico será un gran hombre o un gran criminal!" (cf ibíd., 161). 118

ibíd., 163.

360

FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.)

mas gritó: "¡Pero no seré una gallina!". Es a de entonces que su libertad de movimiento comenzó a debía alejarse de las gallinas, lo que progresivamente terminó por configurarse como una fobia permanente a ellas. Y bien, es claro que la escena en la que el hermano lo 11 como el gallo a la gallina" no supone tampoco para este niño el encuentro angustiante con lo inescrutable del deseo del Otro, sino el encuentro horroroso con la certidumbre del goce del Otro: ni asomo de duda sobre las pretensiones del gallo. También aquí, me parece, la crisis irrumpe bajo uno de los modos de la angustia··sinthome, que se posiciona el lapsus de la cadena entre real e R a I S. Si se acuerda con estas observaciones, será preciso destacar que no todo lo que se presenta clínicamente como crisis subjetiva -lo que común y vulgarmente se denomina desencadena·· miento"·- se corresponde necesariamente con el desencadenamiento de la estructura en términos nodales. Es decir, que considerar la posibilidad de que fenómenos clínicos diversos que usualmente se abordan como momentos subjetivos críticos, desestabilizaciones o descompensaciones varias, angustias que se extienden en el tiempo, enloquecimientos de distintos tipos, problemáticos o "desencadenados" que parezcan, suponer en la estructura, más ciertas rigidizaciones del anudamiento, tualmente un ~u,·~~·~· /1

y 2

para "movimiento" de los eslabones en anillos.

121

Lo mismo valdría si tomáramos los

nota de interés sobre d borrornea de cuatro

122

123

Dora.

.

... sm contar to: e/ De

3

362

FABIÁN SCHEJTMAN (COMP.) ELABORACIONES LACANIAN

Se observará fácilmente, entonces, que la permutación de lugares entre 1 y 2 --o entre 3 y 4- no es complicada (en la siguiente figura de la trocan lugares 1 y 2, y en la de la derecha lo hacen 3 y 4):

• AS SOBRE LA NEUROSIS

363

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2

1

4

3

2

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3

4

J.

El "cambio de roles" en las parejas -¡al menos entre estas parejas de anillos!-- no parece, como se ve, demasiado complejo. Más difícil es, sin dudas, el swinging: ¡el intercambio de parejas! Partiendo de la misma cadena estirada y numerada, pruébese, por ejemplo, emparejar ahora 1con3 -o 2 con 4-. ¿Cómo se logra tal intercambio? Y bien, no es muy sencillo, pero de ninguna manera imposible:

2

3

4

3

2

4

Resultado: la única restricción que se es el paso a una diversa para la misma cadena de cuatro eslabones. es aun cuando pn~s1:.~1nau.uu de la cadena mute. Ello autoride la cadena sin necesidad de corte alguno.124 LJ.4

en la última tacan se ocupa del examen de estas dase del Seminario 22 y en la del Seminario 23: 1j. LACA!' 1974-75, 13-:5-76 y 1975-76,

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Locura: clínica y

tipos de síntomas, es

de nudos

La orientación hada lo el ser hablante resiste Lacan reconocer el edición alemana de un Escritos" donde señala "que un obsesivo no dar el más mínimo sentido al discurso de otro obsesivo" (LACAN 1973a, 13), o que "no hay sentido común del histérico" (ibíd.), afirma que no se sino "de lo de hay una clínica" (ibíd., 12·13). esa clínica sea "de antes del discurso analítico" (ibíd., 13), la que se hereda de la vuelve tanto la necesidad de

368

FADIÁN SCHEJTMAN (COMP.)

Escuela Freudiana de París realizado en la Grande·-Motte adara: "hay tipos de síntomas ··es decir de nudos--" (LACAN 1973b, 18). Y bien, prolongando esa apuesta, en esta oportunidad me acercaré con el nudo a la variedad clínica de la neurosis, c:e>
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