El Verdadero Descubrimiento de America - Louis Kervran

October 8, 2017 | Author: Pedro Serrano Cortes | Category: Christopher Columbus, Americas, Vikings, Europe, Celts
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Descripción: Publicada en 1982 y con 50 años de investigaciones, el autor hace un estudio de los anteriores "descub...

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El Verdadero Descubrimiento de América

de Louis Kervran

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INTRODUCCIÓN

Casi en todas partes se enseña que Cristóbal Colón descubrió América. Los errores son muy persistentes y, muy a menudo, se continúa llamando "Indios" a los indígenas de América porque Colón, creyendo haber llegado a la India, les dio ese nombre. Ahora bien, desde la Antigüedad, la India y sus habitantes eran conocidos en el mundo mediterráneo, y recordemos que Alejandro Magno llegó hasta la India. Sabido era por todos que los habitantes de dichas regiones no eran mongoloides como los autóctonos de América, quienes, pintados de rojo en ocasión de ciertas ceremonias, se han convertido, para nosotros, en los "Pieles Rojas9'. Pero luego Colón se dijo que, después de todo, quizás había llegado al Japón, cuyas islas estaban más al este que la India y que, sin embargo, eran también conocidas. El papa Inocencio IV, quien vivía en Lyon y no en Roma en donde no se sentía a resguardo de un rapto del Emperador del Santo Imperio romano germánico, había enviado una misión a Extremo Oriente en 1245, pues los mongoles habían conquistado Asia y el este de Europa, lo cual hacía que el papa se inquietara por la cristiandad. La misión papal dirigida por el franciscano Jean du Plan de Carpin, por vía terrestre, llegó hasta la corte del rey mongol, cerca de Karakorum, para sondear las intenciones del conquistador cuyas hordas se encontraban ya próximas al Danubio. Otra misión, dirigida por el hermano franciscano Guillermo de Rubruk (en su manuscrito, él se llama: Willelmus de Rubruk; es por ello que conservo esta grafía que emana de sí mismo, en tanto que, por lo que sé, varias grafías han sido dadas, media docena a lo menos) fue enviada por Luis XIV (San Luis) hacia esa misma región en 1253. De Rubruk se separó de San Luis en Saint-Jean-díAcre, durante una cruzada, y llegó al mar Negro el 7 de mayo de 1253. Se dirigió a Karakorum, que Carpin no había visto. La misión papal había llegado en 1247 y de Rubruk lo hizo en junio de 1255. Cincuenta años más tarde habría de producirse el viaje de Marco Polo a China (habiendo partido de Venecia en 1274, volvió en 1291). Estas regiones eran por lo tanto muy conocidas por los europeos del Oeste en el siglo XIII, y aún mucho antes. Y Jean du Plan de Carpin evoca la presencia, ya antigua en China, de monjes cristianos de la secta de los nestorianos así como de algunos laicos: ¡un maestro orfebre, 2

un jefe de cocina parisienses! De este modo, sin cometer grandes errores de longitud y de latitud, se sabía situar a esos países con relación a Europa. Mapas del siglo XIII, y luego, del siglo XIV, llegados hasta nosotros, dan suficiente prueba de ello. Debemos hacer notar que en esta época se viajaba relativamente rápido desde Europa al este de Asia: de Rubruk indica que él recorría de 120 a 150 kilómetros por día, según los caballos que pudiera procurarse en las postas, y utilizaba (¡los fatigaba! ) entre dos y cinco caballos por día. Sólo, en cierta manera, la resistencia de los jinetes limitaba los trayectos en duración, siendo esas distancias diarias recorridas en varios días, sin reposo y galopando de 5 a 7 horas por día. Las postas de caballos no son en absoluto una ^creación" de Luis XI, tal como a veces suele escribirse. Como se sabía que la tierra era redonda y que giraba(1) como se conocía con suficiente aproximación la longitud de su circunferencia, por los grados de meridianos, medidos desde la Antigüedad, se sabía, en el siglo XV, qué distancia aproximada separaba al Extremo Oriente de Europa, al este de esta última. Por el contrario, para ir por el oeste, no se la mencionaba, pues la distancia era inaccesible en línea recta para los veleros de la época cuya velocidad máxima casi no sobrepasaba los 6 u 8 nudos siendo la velocidad media diaria cercana a los 3 nudos, mantenida durante las veinticuatro horas, pues, desde la Antigüedad, en el Atlántico se navegaba también de noche, con navios que no sobrepasaban los 22 o 23 metros de largo (72 pies). (1) Es falso decir que fue Galileo el primero en reconocer que "sin embargo gira": Nicole Oresme, nacido a comienzos del siglo XVI en los alrededores de Caen, matemático célebre, se convirtió en maestro del Colegio de Navarra en 1356, luego de haber sido preceptor del futuro rey Carlos V — rey en 1364— fue obispo de Lisieux en 1377 y murió en 1382: éste había calculado que la tierra gira sobre si misma, pues si así no fuera, si las estrellas giraran alrededor de la tierra, existirían velocidades imposibles, incluso para el sol. Oresme fue "retomado" en matemáticas por Descartes a quien se atribuye, por error, la paternidad de diversos estudios sobre álgebra, las funciones, la geometrfa, y es nuestra obligación recordar a aquel olvidado precursor. El velamen, en el siglo XV, se había perfeccionado; los navios avanzaban un poco más rápido; pero los de Colón eran más pequeños, más cortos que los navios cartagineses, bretones o nórdicos. 3

¿Pero, qué había entre Europa y China, yendo hacia el oeste? ¿El mar infinito? Claro que no. Había tierras conocidas por los navegantes noruegos, daneses, escoceses, irlandeses, bretones, vascos y portugueses sobre las cuales, sin embargo, los medios intelectuales, los "sabios" sabían poca cosa, pues los marinos que explotaban dichas regiones eran avaros en precisiones a fin de preservar su monopolio. Colón aprovechó esta enseñanza. Trató de obtener fondos y un barco de la corte de Portugal, país en el cual la navegación ocupaba el sitial de honor. Los portugueses habían explorado durante todo el siglo XV las costas de África y las islas atlánticas todo a lo ancho de ese continente; hasta las Azores y Madera eran frecuentadas desde el siglo XIV. En la corte se tomó conciencia de que Colón ignoraba la realidad, que, para su proyecto de ir al Japón —o a la India—, se basaba en el mapamundi de Behaim. Este alemán, que vivía en Portugal, "prolongaba" Asia hacia el este, exageraba las distancias separando las islas de Japón del continente, así como Indonesia, en tanto que colocaba demasiado al oeste —¿para evitar quizás un vacío demasiado grande en su globo ? — las islas del Cabo Verde y las Azores. Más al oeste aún, allí en donde realmente están las Antillas, colocaba la isla de San Brandan, que dicho navegante habría descubierto, según Behaim, hacia el año 565 (nosotros pensamos que fue hacia el año 545 y, para más detalles) remitimos al lector a nuestra obra, en la misma colección: Brandan, el gran navegante celta del siglo VI). Pero, en esta época, los portugueses se habían establecido en Brasil. Era un secreto bien conservado y, dado que Colón se proponía seguir el paralelo 28 de latitud norte, latitud del país que había descubierto en el mapamundi de Behaim, que para él fue una revelación, se dirigió a la corte de España. En esta última se había oído hablar de la instalación de los portugueses en Brasil, por lo menos diez años antes, pero sin ninguna precisión en cuanto a la latitud. Sólo se sabía que allá existían vastos territorios, al oeste del Atlántico, pero accesibles por navegación.

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Se aceptó tomar a Colón como animador, aún cuando éste no conociera nada de navegación. El capitán de la embarcación puso a Juan de La Cosa a su disposición personal; excelente navegante, éste supo muy bien tomar la altura en latitud y no se equivocó mucho sobre la longitud. Al atracar en las islas Bahamas (San Salvador) en tanto que Colón creía estar en la India, de La Cosa sabía muy bien que el iluminado Colón se equivocaba por alrededor dé 10.000 km sobre la distancia que separaba a Europa del oeste de la India: ¡un error de un cuarto de la circunferencia terrestre! Inmediatamente comprendió que se encontraba frente a tierras desconocidas de Europa latina. De este modo, por el informe de La Cosa, la corte de España supo rápidamente que no se trataba de Japón, ni de la India, ni de Malasia, y anexó esas tierras recientemente descubiertas. Pero las pretensiones de España de anexar todas las tierras al oeste de las Azores, que, en este caso, estaban ocupadas por Portugal desde varias décadas antes y que, por otra parte, nadie reivindicaba, inquietaron a los portugueses y se originó un conflicto entre los dos reyes católicos por la repartición de las tierras al oeste del Atlántico. Ambos se sometieron al arbitraje del papa Alejandro VI, sucesor de Martín V; primeramente presentido, dicho arbitraje fue propuesto por el rey de España. El rey de Portugal no pudo recusarse aunque temiera un arbitraje exento de 5

imparcialidad por ser el papa elegido, y porque el poderoso rey de España era su elector. Se produjeron ciertas componendas para que el meridiano de repartición fuera llevado más hacia el oeste de fe que sugería el rey de España y, finalmente, por una cota aproximada, la línea de demarcación fue fijada en las proximidades del paralelo 65 de longitud oeste del meridiano de Greenwich de nuestros mapas actuales. Sólo con alguna protesta formal, el rey de Portugal se inclinó ante esta decisión, pues constató que si el rey de España había aceptado hacer retroceder la línea de demarcación a 270 leguas al oeste de la más occidental de las islas Azores, en donde Colón había hecho escala, era porque estaba persuadido de que ese lugar no tenía mucho interés. En 1493 dicha línea había sido propuesta a Martín V por España, a 100 leguas al oeste de las islas del Cabo Verde. El rey de España ignoraba la real posición de Brasil, al cual imaginaba como una isla en alguna parte al sud de las islas del Cabo Verde. Por ello estaba convencido de que su rival no pedía más que una concesión de prestigio, ya que Colón, luego de su larga escala en las Azores, no había visto ninguna tierra entre ese archipiélago y el que acababa de descubrir. Al oeste de las Azores, a 700 leguas, había desviado la ruta del paralelo 28 para tomar el paralelo 25. El rey de España comprendió demasiado tarde que había sido engañado y Brasil fue portugués. Algunos autores dicen que fue en 1479 cuando Martín V obtuvo el reconocimiento de su soberanía sobre los territorios conocidos o por descubrir al este del cabo Bojador (continente africano), lo cual incluía la soberanía sobre Madera y las Azores; de allí el procedimiento comenzado en 1493, ante las instancias del papa, por el rey de España para evitar la concesión hecha a los portugueses. De este modo, ya antes de Colón, los portugueses habían "descubierto" América del Sud, y si lo mencionamos (no pudiendo dar aquí los detalles de esta exploración) es porque existen, en este caso, hechos aún poco conocidos para la mayoría y porque esto no figura en los manuales de nuestras escuelas primarias, o de nuestros liceos, al menos por lo que yo sé. El Brasil fue fortuitamente descubierto por los portugueses que se dirigían hacia Guinea: a fin de aprovechar el mayor tiempo posible los alisios, algunas embarcaciones fueron demasiado al oeste antes de torcer hacia África, siguiendo la corriente ecuatoriana del norte. Lo señalizaron y fue efectuada una toma de posesión, en el mayor de los secretos. En 1489, un navegante, oriundo de Dieppe, también en viaje hacia Guinea, divisó

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estas tierras, las señaló en su libro de a bordo, las situó aproximadamente en coordenadas, pero no atracó. Mucho antes, más hacia el norte, los vascos y los bretones se dirigían a pescar bacalaos y ballenas hacia las zonas de la actual Terranova. Competían allí con pescadores del noroeste de la península ibérica, los de Galicia y del norte de Portugal, pero todo esto era secreto: los reyes ignoraban las rutas seguidas y sólo les interesaba la tasa impuesta al desembarco de los barcos cargados de pescados. Estos pescadores habían llegado hasta esas regiones en persecución de la ballena de Vizcaya (cuya caza está prohibida en nuestros días, pues casi ha desaparecido). Esta ballena venía a la bahía de Vizcaya para tener su cría; era, durante su lenta partida con sus ballenatos, acechada por los pescadores ribereños del golfo de Gascuña y perseguida hasta los bancos invernales de Terranova en Groenlandia. Se cuenta con documentos escritos sobre este período. Varios se refieren a las pescaderías y secaderos de bacalaos en Bretaña, secaderos en general dirigidos por portugueses. Era ésta una antigua industria, pues no olvidemos que en la Edad Media había alrededor de 160 días de vigilia por año y el bacalao, desde el siglo XI o comienzos del XII, constituía lo esencial de la "carne de cuaresma”. Se sabía salar y conservar como otros pescados sólo una variedad de bacalao, bastante rara, casi extinguida, que se encontraba sobre las costas de Europa, así como los congrios y las merluzas (en el siglo XVI, según el jurisconsulto Guy Coquille, sólo había 146 días de vigilia por año).

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Los vikingos, antes de esta época, tuvieron un contacto con América y, hacia fines del siglo X, se instalaron definitivamente en Groenlandia. Esto ya es conocido en la actualidad y, cada vez más, en la segunda mitad del siglo XX se declara que fueron los vikingos, quienes, 500 años antes de Colón, descubrieron América. En la presente obra hemos de ver que dicha afirmación puede ser reconsiderada y que antes de los vikingos, los celtas, irlandeses sobre todo, pero también los bretones, luego los escoceses, estaban instalados definitivamente en el continente, en tanto que los vikingos no hicieron más que incursiones esporádicas y muy cortas (tomamos aquí el término "celta^ en su acepción restringida de pueblos que pertenecen aún a la cultura celta). Muy someramente, hemos expuesto este hecho en revistas: Hombres y Mundos (fusionada luego con la Revista de los Dos Mundos,) en abril de 1956, Planeta, no 8 (1963), artículo retomado en 1966 en la antología Lo Mejor de Planeta. 8

No existe ninguna obra hasta hoy, en mi conocimiento, que se dedique a este tema y es por ello que nos ha parecido útil exponer lo esencial de lo que hemos recogido sobre esos hechos durante más de cincuenta años de investigación. Algunos detalles han sido publicados con nuestra firma en algunas revistas tales como La Revista marítima. Damos aquí un panorama de conjunto y dejamos el estudio técnico de ciertos aspectos para una segunda parte, a fin de no fragmentar el relato con las justificaciones de nuestras conclusiones. Existen varios índices de la presencia de los bretones en América Central a partir del siglo VI de nuestra era, y esto merecería una obra que le fuera especialmente dedicada. No hemos de abordar aquí ese tema tan independiente pues las vías marítimas de acceso son diferentes. Sólo hacemos alusión a ello en la obra publicada, consagrada a Brandan, el monje navegante del siglo VI, según documentos que permiten desmitificar los relatos de los viajes de ese "santo" (el término santo no existía en el siglo VI). Dichos relatos, a menudo se lo ignora, fueron los "best-sellers" de la Edad Media, manuscritos copiados en serie, en todas las lenguas, luego impresos.. antes de Gutenberg, quien no ha descubierto la imprenta, así como Colón tampoco ha descubierto América. Todo esto forma parte de las "mentiras piadosas" transmitidas de generación en generación por nuestros maestros: Gutenberg era obrero impresor cuando inventó un perfeccionamiento para la ensambladura de los caracteres móviles (que por lo tanto existían antes que él); se le había ocurrido practicar una hendidura en un costado del carácter móvil, a fin de introducir en ella una lengüeta que permitiera que los caracteres estuvieran en un mismo plano; nos preguntamos cuándo y por qué se atribuyó a Gutenberg la invención de la imprenta y quién ha sido el inventor de esta mentira, perpetuada por nuestras obras clásicas; no ha hecho más que aportar un pequeño detalle técnico que no habría merecido pasar a la posteridad, pues numerosos inventores nos han hecho llegar obras mucho más importantes y han seguido siendo desconocidos. Brandan también ha sido un desconocido, por haberse referido a textos insospechados o siempre incomprendidos, porque no se los había relacionado, agrupado por medio de una síntesis; y nuestra obra, especialmente dedicada a Brandan, muestra que este último ha descubierto América aproximadamente 950 años antes que Colón. Se trata en este caso de una concepción muy nueva del descubrimiento de América por los europeos. Sin embargo, a menudo citaremos a los vikingos 9

para establecer comparaciones y para mostrar lo que los mismos vikingos dicen. Actualmente, y muy a menudo, se admite que América (sobre todo del Norte) no ha sido descubierta por Colón, sino que dicho continente nos ha sido revelado por los vikingos. Nosotros efectuaremos una puesta a punto, evocaremos nuestras fuentes, científicamente establecidas, a fin de que la historia no se extravíe nuevamente en una pista falsa. De este modo pensamos justificar ampliamente nuestro título: El verdadero descubrimiento de América del Norte por los Europeos; pues dicha historia no debe nada a Colón; aproximadamente un milenio antes estaba ya en la órbita del Noroeste de Europa. Algunas obras, en general recientes, pretenden demostrar que los vikingos han descubierto toda América, de norte a sur. Son interpretaciones de índole variada, difíciles de fechar; no existen documentos escritos convincentes, y es por ello, sin denegar el interés de tales obras, que nosotros no haremos alusión a ninguno. Así como tampoco a las huellas de instalación de "celtas” sobre la costa oriental de América, hacia las fronteras Estados Unidos - Canadá. En esos territorios se destaca la presencia de monumentos megalítícos de origen celta; pero en Europa los monumentos megalíticos son 3.000 a 4.000 años anteriores a los celtas. Ciertas inscripciones en caracteres rúnicos, atribuidas a los celtas, ¿serían del siglo VIII hasta el siglo VI antes de Jesucristo? Pero recordemos que los celtas sólo habían venido a Armórica a comienzos del siglo IV antes de nuestra era. Nos podemos pues interrogar sobre el sentido del término "celta" utilizado por el autor de esta propuesta. Tampoco en este caso, carentes de documentos precisos, hemos de desarrollar esta implantación, y nos atendremos a la que está históricamente establecida según documentos escritos y muy anteriores al viaje de Colón1. Hasta en América Central, Colón reconoció no haber sido el primer Europeo en llegar a esas tierras, ya que en el informe que siguió a su segundo viaje (1493) exploró mas al sud que en el primero y en Guadalupe encontró el resto de una embarcación europea y un objeto de hierro. Teniendo en cuenta su estado, dicho resto, sin duda alguna, se encontraba allí desde muchos años antes. No era tampoco el resto de su Santa María que, más al norte, había perdido el mismo Colón el año anterior. Otros europeos habían venido, por lo tanto, muchos años antes. ¿Quiénes? No se trató de identificar ese resto, lo cual constituye una pena para la historia. Poco a poco, quizás, las excavaciones submarinas nos aportarán nuevos 10

datos. No parece que dicho resto sea el de un "barco anexo" de Alonso Sánchez, quien, habiendo partido de las Azores, naufragó en las Antillas en 1480. Su barco, La Atlanta, pesaba sólo 25 toneladas, la tripulación era de 17 hombres. Logró reparar su embarcación pero, al regresar, una tempestad lo arrojó sobre las costas de Madera; herido, murió poco más tarde, luego de haber entregado un mapa de la isla en la que atracara y que probablemente sería Haití. Según los indígenas, algunos blancos de la tripulación de Sánchez llegaron hasta Cuba, en 1481. El viaje de Sánchez fue conocido en Europa, incluso por Colón, según la biografía escrita por su hijo. Con ello no queremos de ningún modo disminuir todo el interés de la documentación gráfica reunida por Fell con respecto a este tema, pero es su interpretación, que debería ser matizada, y aún más, enriquecida con datos de otro tipo.

I. AMÉRICA Y LA ANTIGÜEDAD

La "Carta" de Ptolomeo. Es uno de los más antiguos documentos geográficos de que disponemos. Aun cuando no aporta ninguna indicación concerniente a América, no es inútil detenernos un poco en él, a modo de orientación. Aunque a menudo se hable de la "Carta" de Ptolomeo, en realidad dicho geógrafo no ha hecho dicha carta: estableció "Tablas" sobre las longitudes y las latitudes de los principales sitios conocidos; y han existido innumerables "cartas de Ptolomeo" establecidas, hasta el siglo XVI, según esas cartas. La primera pertenecería a Agathodaimón, de Alejandría, en 420. El origen de los meridianos, el meridiano O, parte de la más occidental de las islas Canarias. Era el límite oeste de las tierras conocidas en el siglo II de nuestra era. La "carta" representaba las tierras hasta Malasia y el este de China, en donde Ptolomeo indicaba los 180°. Esta carta representaba pues la mitad de la circunferencia de la tierra. El error en longitud no era considerable, pues en realidad hay 140° desde la extremidad oeste de las Canarias hasta el este de Asia, es decir 40° de más, o 22% 11

aproximadamente en relación a los 180°. En cambio, en el siglo XV, Colón, el místico, dejándose llevar por el mapamundi de Behaim, ¡se equivocó por un cuarto de la circunferencia de la tierra! Señalemos sin embargo que el mapamundi de Behaim sitúa a la isla de Brandan en un lugar que, con toda evidencia, corresponde a la actual Santo Domingo, y la mayor parte de los mapas anteriores a Colón (del siglo XIV y de la primera mitad del siglo XV) indican dos grandes islas, llamadas de Brandan y que podrían ser las actuales islas de Cuba y de Santo Domingo, distintas del archipiélago llamado Antilia, que figura en esos mismos mqpas y que, quizás, fuera las Bahamas (o las Lucayas). De todos modos, parece ser que algunas islas de esta región del Atlántico estaban bien situadas en relación a lo que conocemos ahora; eran por lo tanto muy conocidas por los navegantes que habían señalado las coordenadas. Puede parecer sorprendente constatar que el continente situado más allá, y no demasiado lejos, no figurara en ningún mapa. O si no, esas tierras eran conocidas y estaban representadas, pero por una suerte de línea punteada: por líneas de islas. Los que hubieran visto esas costas las habrían tomado por islas sucesivas y ninguna exploración continua las habría unido. Veremos más de cerca el caso de una isla que figura en tales mapas y que podría ser el norte de América, según el desciframiento que proponemos. Sea lo que fuere, la cartografía de la que se disponía en el siglo XV era rudimentaria y no permitía suponer la existencia de un continente más allá del Atlántico; pero, bien hacia el oeste de Europa, se conocían algunas islas. Otros elementos además de los mapas. Numerosos escritos greco-romanos muestran que aquellas tierras al oeste del Océano no eran todas ignoradas por el mundo mediterráneo. Limitémonos a indicar sólo algunos jalones de un tema demasiado amplio, objeto de estudio de nuevas obras en las cuales la parte acordada a la deducción subjetiva es a veces demasiado importante. Pues los documentos precisos no permiten localizaciones tan exactas como lo imaginan los autores. Hacia fines del siglo IV antes de nuestra era (alrededor de 310 antes de C., según nuestras consideraciones). Pitias, el navegante de la colonia fócense, de Marsella, quiso reconocer la ruta del estaño de los cartagineses. Estos últimos, al menos desde mediados del siglo VI antes de nuestra era, poseían el monopolio del estaño proveniente del Atlántico. Los navegantes guardaban discreción, las tripulaciones hablaban de esas tierras, los 12

capitanes callaban conservando de este modo el secreto de sus rutas, sus privilegios comerciales. En Grecia era sabido (Roma no se había afirmado aún) que las embarcaciones iban a cargar a las islas Casitéridas, pero no era conocida la ubicación exacta de esas islas. Un texto de Heródoto, de alrededor de 450 antes de Jesucristo lo confirma. Un texto púnico proporciona, algunos detalles sobre estas islas, pero nada dice sobre su ubicación. Hemos podido reunir varios textos de la antigüedad que, juntos, nos han permitido ver, sin embargo, que era posible fijar con precisión la ubicación de dichas islas que, contrariamente a lo que se encuentra en todos los diccionarios, no son en absoluto las Scilly (o Sorlingas) en el extremo sud-oeste de Inglaterra. Son las islas comprendidas entre Ouessant y la costa norte del Finisterre, islas actualmente anegadas en gran parte por un hundimiento teutónico que se produjo durante todo el siglo VII de nuestra era. De allí el error de nuestros historiadores modernos que no comprendieron los textos antiguos y que quisieron interpretarlos en función de la geografía actual. Pero los textos que hemos citado no contienen ambigüedades (con respecto a ello ver nuestros artículos: La Revue des Deux Mondes, sept. 1969, y aún más en detalle la Revue Maritime, en ese entonces órgano de la marina nacional —hoy museo de la Marina, palacio de Chaillot—, París, no de julio, 1971). Pitias se dirigió luego a reconocer los puertos de embarque del ámbar, con certeza en la costa oeste de la península de Jutlandia (no hay seguridad de que haya penetrado en el Báltico). Este navegante, un siglo antes de Eratóstenes, a quien sin embargo se atribuye prioridad, había medido la longitud de la circunferencia terrestre: midió dos grados, remontando el Ródano y midiendo la distancia a la que, a mediodía, se encuentra el sol 2° más bajo por sobre el horizonte. No se cuenta con los textos auténticos de Pitias, sino con copias de pasajes, y algunos autores piensan que se debe interpretar los dos grados medidos como un grado a la ida y otro a la vuelta. Para medir la altura del sol, se utilizaba una simple punta vertical que proyecta sombra sobre una placa horizontal: el gnomon. Tomó el largo medio de un grado. Conociendo el largo de un grado y ya que la tierra era redonda, alcanzaba con multiplicar por 360, esto era conocido. El grado había sido definido por los asirlos como la 360va. parte de una circunferencia. Las distancias eran expresadas en estadios griegos, medidas en pasos standards y se tomaba el promedio del número de pasos del equipo encargado del trabajo. El hábito de dar pasos de longitud conocida y constante (práctica aún en uso entre los militares quienes 13

conservan una cadencia de marcha) producía sólo pequeños errores, que se compensaban en grandes distancias; habida cuenta de estos medios rudimentarios, el valor proporcionado por Pitias fue asombrosamente preciso, ya que, en relación a nuestras medidas de hoy, sólo se equivocó por algo más de 5 km sobre la posición exacta del círculo polar ártico. Dicho círculo, según sus datos, debía atravesar a Islandia, la Thulé de aquel entonces. Pues, siempre según sus cálculos, había una oblicuidad de la eclíptica que se "materializa" por medio de dicho círculo polar. Yendo a Islandia, podría verificar, por lo tanto, que durante el solsticio de verano el sol no se ponía. De allí uno de los objetivos de su viaje. Se dirigió a Escocia, y al norte de ese país embarcó a un piloto escandinavo que se encontraba allí esperando embarque, piloto que conocía Islandia. Esto prueba que los pueblos del norte y del nordeste de Europa conocían bien esas regiones. Las observaciones de Pitias fueron transmitidas y discutidas en el mundo mediterráneo. En el siglo II de nuestra era, Ptolomeo, en sus tablas de geografía, indica, para Thulé, una latitud que corresponde bastante exactamente a la de Islandia, lo cual constituye una nueva comprobación para decir Thulé= Islandia (por una lamentable aberración, ha sido creada una base en la costa N.O. de Groenlandia y bautizada Thulé; es necesario denunciar este error que sólo presta a confusión; así como se debe denunciar, toda vez que ello sea posible, el error de colocar a las Casitéridas en las Sorlingas, en tanto que se trata del actual archipiélago de Moleña). A mediados de este siglo fueron encontradas en Islandia 3 monedas romanas del modelo de las antoniniani: una de Aurelio (270-275), una de Probus (272-282), y otra de Dioclesiano (284-305). Estas tres monedas, bastante contemporáneas, han sido llevadas, quizás, hasta los albores del siglo IV de nuestra era, lo cual prueba que, en aquella época, seis siglos después de Pitias, se seguía frecuentando Islandia, la cual no era de todos desconocida (hacemos notar que también en Venezuela se ha descubierto un tesoro de varios cientos de monedas romanas entre las cuales las más recientes son del siglo IV de nuestra era). Es posible que Pitias viera —o adivinara— Groenlandia, pues, con cielo claro, se la ve desde las alturas al oeste de Islandia. Se adivina la existencia de tierra más allá del horizonte por sus nubes, por algunos pájaros que no se internan mucho en el mar, etc. Sin 14

embargo, se trata, en este caso, de puras conjeturas, pues nada de lo que se sabe de su relato (a través de sus críticos ya que su relato resultó destruido durante el incendio de la biblioteca de Alejandría) da cuenta de ello. Pero no olvidemos —y ya volveremos sobre ello— que la Groenlandia actual era muy diferente en aquella época de lo que ella es en nuestros días. Además, encallados en las Hébridas, en las Orkneys, se encuentran kayacs esquimales, a veces con los cadáveres bloqueados por el delantal de piel que, puesto hacia adelante, protegía de las salpicaduras. Estas embarcaciones volcadas fueron traídas desde América por las corrientes, de tal modo que, al noroeste de las islas Británicas, se sabía que al oeste del Atlántico existían poblaciones mongoloides. Sin embargo, no es seguro que tales restos hayan sido encontrados en la antigüedad, pues los esquimales habrían llegado a las costas de Groenlandia mucho más tarde, hacia el siglo X de nuestra era probablemente. Pero otros indígenas de América, de más al sud, podrían haber sido arrojados hacia las costas de Europa, así como allí también se encuentran bosques de América arrancados por los tornados, llevados por el mar, y luego a Europa por las corrientes. En todas las épocas se ha señalado la llegada a Gran Bretaña de restos de ese tipo. Para precisar el fenómeno, un oficial de la marina de la U.S.A., en agosto de 1965, arrojó al mar una botella con un mensaje, entre Cuba y la península de Florida (origen del Gulf Stream). Fue encontrada en la costa de Quiberón el 6 de marzo de 1966. Por medio de esos restos se sabía pues, de la existencia cierta de tierras al oeste del Atlántico, pero sin situarlas en distancia, ni siquiera aproximadamente. En nuestros días, en las costas bretonas se encuentran con bastante frecuencia restos de algas de Sargazos, frutos de Allalea, palmera de Brasil: en 1963, Bouxin, subdirector del laboratorio oceanógrafico del Colegio de Francia en Concamó, señaló, en Concamó mismo, una encalladura en masa; había también frutos de Dioclea cuyo origen se encuentra en las Antillas, etc. Irlanda del Sud los recibe también (¿prueba de que Irlanda del Sud, norte y sud de Bretaña se tocan con el Gulf Stream?, datos, en todo caso) pues esos restos no tocan las costas de las Oreadas ni de las Shetland, dado que una rama del Gula Stream remonta hacia el norte, sino que se dirigen hacia el oeste de las costas N.O. de Gran Bretaña, entre Islandia y Escocia, para luego torcer hacia el nordeste, bien al norte de las Shetland.

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Sea lo que fuere, tales índices no parecen haber sido identificados antes, y lo más importante, para jalonar nuestros contactos con América, es pensar en la escala que constituía Islandia, la cual era conocida desde la Antigüedad. Veremos que no es posible frecuentar esta isla sin ser un día sorprendido por una tempestad y arrastra-do hasta América bajo el efecto del viento y de las corrientes, pues vientos y corrientes, en las latitudes de Islandia, se dirigen hacia América una gran parte del año, mientras que en el sentido oeste-este, vientos y corrientes son sobre todo favorables para latitudes más meridionales. Un relato, en irlandés antiguo, pero cuya autenticidad no puede ser probada, destaca el caso de un irlandés que había pasado algunos años más allá del Atlántico a comienzos del siglo V de nuestra era. Ciertos relatos —posteriores— irlandeses y bretones ponen de relieve la existencia de tierras al oeste del "mar océano", en el siglo VI. Parece pues que, tanto al norte como al noroeste de Europa, ha sido muy viva la tradición sobre la existencia de tierras al oeste del Atlántico. No pocos filólogos no han visto en esos textos más que alusiones míticas pues, por ser demasiado especializados, no poseen conocimientos sobre disciplinas positivas relativas a esos territorios. Es comprensible que, habiéndose ubicado al paraíso terrestre en América Central (Antillas sobre todo) y al purgatorio en Islandia, se haya designado al más allá del Atlántico como el país de los muertos, ya que numerosos marinos embarcados hacia aquellos países no volvieron jamás. Pero junto a esta imaginación mística existen datos de tal precisión que sería curioso que se produjeran tales coincidencias entre las cuales varias podrían ser citadas. La solicitación de los textos para atribuirles un contenido exclusivamente mítico no es exclusiva de los filólogos celtas y se encuentra la misma ocurrencia entre los filólogos estudiosos de los textos nórdicos o de la antigüedad mediterránea. Así es como un pasaje de Plutarco dice que la isla de Ogigia, de la cual habla Hornero, se encuentra a 5 días de vela al oeste de la isla de Bretaña (Gran Bretaña). En este caso, sólo podría tratarse de lo que más tarde fue llamado Thulé, y luego, con mucha posterioridad, Islandia: ésta es dada por las sagas nórdicas como ubicada a 5 días de vela de Irlanda del Norte, del sudoeste de Escocia. Plutarco agrega que hacia el noroeste se encuentran tres islas alejadas entre sí (¿Groenlandia? ¿Tierra de Baffin? ) y que, más al oeste, se encontraba tierra firme: un gran continente, a 5.000 estadios (un poco más de 900 km) de Ogigia y que se extendía mucho hacia el norte. Ahora bien, dichos 16

valores son bastante exactos; los antiguos no se equivocaban por mucho; pero los comentaristas de historia antigua se basaron en mitos. Se comienza a ponerlos en duda. Es por ello que en nuestros días algunos críticos admiten que la Odisea no es en absoluto un relato mítico en tierras imaginarias, en el Mediterráneo, único mar suficientemente conocido por los antiguos. Ulises habría venido hacia el Atlántico, pues algunas tierras que nunca fueron vueltas a encontrar en el Mediterráneo corresponden a lugares que se identifican, muy probablemente, con lugares atlánticos. Llamo la atención sobre un pasaje donde declara haber sido arrastrado por una fuerte tempestad que lo obligó a desembarcar en el país de los Lestrigones. ¿No es posible ver en ese término una grafía de Estrigones que, en el siglo V antes de nuestra era, designaba a los habitantes del oeste de Armórica, en la época en que los "vecinos" de Ulises, los fenicios, se dirigían a las Casitéridas a buscar estaño? (la grafía de OEstrygiens(1) evolucionó a través de los siglos y se transformó en OEstrymiens, luego Osismiens, Osismes que era el nombre vigente en el momento de la llegada de los Romanos). *(1) Término cuya traducción al castellano correspondería a "Estrigones", más arriba citado. (N. del T.)*

Ulises, en su periplo de diez años, habría sido arrastrado por las tempestades, quizás hasta América, pues, con bastante exactitud, da las distancias entre Irlanda e Islandia, entre Islandia y Groenlandia y señala el continente declarando al mismo tiempo que se encuentra "a una distancia un poco menor de las demás islas". A nuestro modo de ver tales precisiones no han nacido de visiones míticas, pues es muy cierto que la distancia exacta entre Groenlandia o la Tierra de Baffin y el continente es un poco inferior a la que separa a Islandia de Groenlandia. Plutarco ha debido inspirarse en Hornero aún incomprendido por los literatos del siglo XX... Incomprendido también, seguramente, por los letrados romanos, quienes han dejado este aporte de Grecia en el olvido. Luego de la caída de Roma, hubo dos p tres siglos de desorden y de ignorancia que siguieron a las invasiones bárbaras. Se produjo allí un largo hiato y, luego de una lenta y tímida vuelta a la vida intelectual, ese pasado permanecerá ignorado, aun para los escritores del Oeste. Sin embargo, algunos relatos orales se transmitieron de generación en generación y fueron mas tarde transmitidos por escrito. Fue el caso de los viajes de Brandan. Pero, en ese 17

caso, lo mítico predominaba, los historiadores no vieron que bajo un espeso barniz bíblico se encontraban hechos tan precisos que no hubieran podido ser inventados: escarbando con diversas disciplinas se descubre sin esfuerzos la trama del relato original, adaptado sólo en lo superficial al gusto del día. Fue mucho más tarde también —recién en el siglo XVIII— que las sagas nórdicas llamaron la atención. En la Edad Media sólo se escribía en latín, la única lengua "seria" y sagrada. Todo lo que no era latín era desdeñado y los monasterios no copiaban más que versiones latinas. A veces se condescendía a copiar un poco de griego, pero se rechazaban con desdén las lenguas vernáculas, profanas. Debemos llegar al siglo XII para encontrar el primer relato de los viajes de Brandan en francés, texto llegado hasta nosotros, y de allí su importancia pues es uno de los más largos y de los más antiguos que nos permite conocer el francés arcaico. Pero fue necesario esperar el año 1705 para que el danés Torfaens, interesado por las sagas encontradas en su país, las relacionara. Se le ocurrió entonces cierta unidad en aquellos relatos que pasaban como imaginados. Llamó la atención de los letrados europeos sobre su contenido, pero no encontró eco alguno, y fue cien años más tarde que fue retomado el estudio crítico de esos textos. ¡Hasta el siglo XIX, hemos ignorado la historia de los vikingos en Islandia y en Groenlandia! Dichas sagas son de una importancia determinante para la historia. Nosotros hemos de detenernos largamente en ellas, pues constituyen un jalón indispensable para remontar más allá de aquellos viajes de los Nórdicos a través del Atlántico Norte. Esto no había sido visto, lo cual me permite proponer al lector una versión inédita de las travesías del Atlántico antes de Colón. Pero no es imaginaria: se apoya en textos que -no habían sido comprendidos y sólo cobran sentido con su síntesis.

II. LOS CELTAS EN AMÉRICA

Datos proporcionados por las sagas nórdicas Si comenzamos por las sagas nórdicas, aunque aquellas se ubiquen hacia los fines de la presencia celta en América del Norte, es porque nos 18

permiten dar fechas y localizar la región en la cual está señalada la presencia de los celtas y obtener al mismo tiempo de los propios vikingos la confirmación de que los celtas se habían implantado en el continente americano antes de que ellos mismos llegaran a Groenlandia. Situemos primeramente esas sagas. Son, de alguna manera, "relatos de familias". Existen alrededor de 80: familias de Islandia y de Groenlandia se han transmitido relatos de la vida de sus antepasados desde su instalación en aquellas tierras alejadas de Noruega, la patria común. Parecería que el primer relato —reproducido, copiado, en Islendigabók— pudiera ser fechado entre 1122 y 1124; digamos que es aproximadamente de 1123 (algunos autores dicen entre 1120 y 1130). Si dicho relato, escrito en Islandia, se debe a Ari Thorgilson, nacido en 1067, emanaría de alguien nacido alrededor de 60 años después de las primeras incursiones de los vikingos en el continente americano, 38 años después del relato donde se hace constar la presencia de los celtas en el continente. Se ha dicho a veces que Ari Thorgilson habría sido el principal autor del Landnámabók, pero es quizás sólo un error pues dicho compendio sería de fines del siglo XII o comienzos del XIII. De todos modos, se podría admitir que allí se han reproducido algunos relatos debidos a Ari Thorgilson. Algunos autores sostienen que fue Ari Fródi, o Frode, quien escribiera el primer relato y que una versión un poco posterior sería la que correspondería a Thorgilson; volveremos sobre este punto cuando nos ocupemos de la saga de Ari Marsen; existen tres versiones conocidas del Islendigabók —a menos que Ari Frode y Ari Thorgilson sean el mismo personaje—. Sin embargo, según numerosos datos, creo poder proponer la siguiente filiación: Gellir, nacido hacia 980, acompaña a Leif poco después del año 1000; tiene un hijo, Thorkell, hacia 1020; hacia 1040, Gellir —quien tiene sesenta años— cuenta a su hijo Thorkell —quien tiene veinte años— el relato de la vida de Leif; Ari Frode, nacido hacia 1060, sobrino de Thorkell, escucha este relato de su tío; a los sesenta años, o un poco más tarde, después de 1120, Ari Frode escribe dicho relato, que así llega hasta nosotros. Diversos relatos han sido transmitidos de generación en generación en las familias que permanecieron agrupadas en Groenlandia o en Islandia o a veces escindidas entre los dos territorios hermanos, lo cual era un elemento más para relacionar los textos. Presentaban tal homogeneidad 19

que ello asombró a los "eruditos" quienes decidieron agruparlos, relacionarlos. De ello resultaron dos grandes recopilaciones. Una fue llamada el Flatehjarbók. Trata sobre familias de Islandia y especialmente sobre la del primer pionero célebre de la isla, Erik el Rojo. La otra es el Hauksbók, o libro de Hauk, pues fue compuesto por (o para) Hauk Eriendson, antes de 1334, fecha conocida de su muerte. Como dicho compendio ha agrupado relatos escritos anteriormente, dicha fecha no puede ser la de la redacción de las sagas y se puede decir que el Hauksbók es una suerte de antología de los textos de Groenlandia. Una versión, escrita en islandés, fue intitulada: El relato de los groenlandeses; ha sido transcripta al noruego moderno y a varias lenguas. En realidad estos dos principales relatos comprenden partes que se encuentran entre Islandia y Groenlandia, ya que los intercambios humanos entre estos territorios eran constantes y las familias que se dispersaban, se instalaban en una u otra isla. Otras sagas han sido escritas en el siglo XIV y son contemporáneas de las recopilaciones de textos más arriba citadas. A veces hay entre ellas ligeras diferencias que en nada cambian el fondo de la cuestión. Se dice, a veces, del Flateyjarbók (o Flatehjarbók) haber sido escrito entre 1385 y 1388 por dos sacerdotes: Jon Thordarson y Magnus Thorhallson, según los manuscritos que se encontraban en la abadía de Thingeyrar. Dicho texto fue escrito en la isla Uaná de Flateys (fíat = llana) situada en el Brethi Fjord, en Islandia, de allí su nombre. Algunos críticos piensan que se le debe quitar un siglo a ese compendio, y que no fue escrito hasta los últimos veinte años del siglo XV. Se le conserva en la biblioteca Real de Copenhague (manuscrito 557). El Hauksbók se encuentra en la biblioteca Arnamañán de Copenhague (manuscrito 544). En la misma biblioteca se encuentra otro manuscrito intitulado Saga de Erik el Rojo, que parece inspirarse del Hauskbók pues su versión está mucho más próxima de éste que del texto del Flateyjarbók. No es aquí nuestro propósito exponer ni analizar dichas sagas. Numerosas obras ya les han sido consagradas. Pero vamos a sacar de ellas algunas anécdotas relativas a los contactos con los celtas, reuniendo de tal modo todos los datos dispersos. Ello ilumina con una nueva luz esta presencia de los celtas en el continente americano; conocida claro, ya que sólo basta con leer las sagas, pero, por 20

lo que nosotros sabemos, nunca había sido efectuada la relación de esos datos, hasta el punto de permitir una síntesis que muestra una situación puesta aquí en evidencia por primera vez en algunos de sus aspectos (no tomamos en cuenta el pequeño ensayo que publicamos en abril de 1956 en la revista Hommes & Monde, dicho ensayo dejó escapar algunos errores, pero nos sirvió para recibir el aliento de algunos críticos literarios, lo cual nos decidió a continuar nuestras Investigaciones; recordemos también nuestra publicación, muy resumida, en la revista Plañóte no 8, 1963, artículo reimpreso en Le Meilleur de Plañóte, 1966). Una observación se impone: los textos agrupados de las sagas son en general del siglo XVI y los recopiladores, para hacerlos "encajar", han podido alterar un poco los textos de los siglos XII y XIII cuyos originales están ahora perdidos. De tal manera que esta recomposición de coordinación, en recopilaciones que llegan incluso hasta el siglo XV, ha producido variantes de detalle. Por ser la última recopilación del siglo XV, parece ser que los originales subsistían aún en aquella fecha y es problable que hayan desaparecido en el incendio de los archivos de Islandia, hecho que evocaremos también con respecto a los mapas de Colón, desaparecidos en aquel momento y de los cuales no conservamos más que copias. Pero aun cuando las diferencias entre las recopilaciones sean molestas, cuando se trata, ahora, de precisar ciertos puntos, no por ello el conjunto es menos homogéneo en lo esencial, ni deja de coincidir con justeza. La mayor dificultad, como veremos, ha sido la localización exacta de los lugares descriptos, en el continente, por no haber tenido los vikingos más que apariciones fugaces, y por no haber dejado ningún mapa; al menos ninguno fechado con certeza en el siglo XI ha llegado hasta nosotros; aún se duda con respecto al siglo XII, y los más antiguos no parecen ser anteriores al siglo XIII.

1. La saga de Ari Marson ¡Prisionero de los celtas en América y bautizado! En 983, Ari Marson parte hacia Islandia con su drakkar cargado, desde Limerick, puerto irlandés del oeste (al fondo del "fjord" —o de la ría— que forma la desembocadura del Shannon). Limerick figura en un mapa de 21

1339 con el nombre de Laymech; de Lamarch a comienzos del siglo XVI; en la saga de Ari Marson, es Hlymrech. Pero, en alta mar, es atrapado por un fuerte viento del noreste que lo empuja hacia el sudoeste y finalmente encalla en una costa desconocida. Allí es recogido por blancos que lo hacen prisionero y que "hablan el gael". Ari Marson fue bautizado (lo cual muestra la presencia de sacerdotes celtas). Pero en realidad ya lo había sido el año anterior en Noruega, cuenta una versión, errónea según nosotros, la cual agrega que se trató en ese caso de un bautismo puramente formal, en comisión de servicios, siguiendo las órdenes del rey de Noruega (bautismos en serie impuestos en ocasión de una fiesta). Los bautizados no habían recibido, antes, la menor noción sobre la religión católica recientemente introducida en Noruega y aún extraña para aquellos rudos comerciantes-marinos. Pero éstos aceptaban cualquier cosa que proviniera de órdenes del rey, y en su presencia, pues oponerse a él hubiera significado ser condenados a ser decapitados o mutilados, ¡y primero los negocios! Ari Marson, jurando por su dios Thor, e ignorando todo sobre los dogmas y los ritos cristianos, fue tomado por un pagano y bautizado. Lo cual él aceptó astuta y diplomáticamente. Sin embargo algunas versiones no hablan de su bautismo anterior, y nosotros pensamos que son verdaderas. Pues parece ser que fue a fines del 999 que el rey Olaf impuso el catolicismo a Leif (hijo de Erik), el primer groenlandés que fue a verle y que en el año 1000 llegó a Groenlandia. Pero Ari Marson venía de Islandia, en donde la autoridad de Olaf Tryggvason no era reconocida. Este rey, fuera de Noruega, sólo ejercía su poder en las Oreadas y las Feroé, y, a través de Leif, quería concretar su soberanía nominal en Groenlandia. Había invadido Inglaterra, y luego de su victoria de Maldón, se convirtió al catolicismo en 999. En septiembre del año 1000 fue muerto durante un combate naval. Pero en 982 no era católico y por lo tanto no ha podido convertir a Ari. Además en Irlanda tampoco el catolicismo fue restablecido hasta el siglo XI. Todo converge, pues, para confirmar que Ari Marson no había sido bautizado en absoluto el año anterior a su desembarco en América, y que las versiones posteriores afirmando lo contrario han creado confusión. De este modo, en el año 983, Ari desembarca en el continente y recibe el bautismo. Pero su embarcación no está en condiciones de volver a zarpar 22

y, en realidad, él es prisionero, pues no le es permitido repararla. Los celtas, ante las cualidades ciertas de aquel comerciante comandante de navio, insisten para que permanezca con ellos, comparta su vida y hasta para que se convierta en un jefe local. A mal tiempo buena cara, dice un proverbio viejo como el mundo y el comerciante aceptó, de la boca para afuera, pues no pensaba más que en volver con los suyos. Finalmente, después de tres años de estadía en aquel "País de los Hombres Blancos", éstos consintieron en dejarlo volver, pues se confirmaba que era "inasimilable" y que aceptaba su presencia en ese lugar contra su voluntad. Se dirigió directamente hacia Limerick (lo cual muestra que la ruta a seguir era conocida, y con anterioridad a esta fecha, que los marinos sabían orientarse). Es éste el más antiguo relato que se posee, en las sagas, sobre la presencia de los celtas en una costa desconocida para los vikingos, pero que estos últimos conocían como el continente al oeste del Atlántico, geográficamente mal situado para ellos, pero que sabían habitado por blancos de origen celta. Tres años después del desembarco involuntario de Ari Marson, fueron proporcionados, por Bjarni, detalles de dicha costa a los vikingos. Por lo tanto, el mismo año en que Ari Marson, ya liberado, podía retornar, Bjarni también, a pesar de él, había llegado a las costas de América. Esto muestra una frecuencia verdadera de esos desplazamientos por tempestades, durante los viajes hacia Islandia, con vientos y corrientes que empujaban preferentemente hacia aquella región del "País de los Hombres Blancos". Ya volveremos a ello, así como al viaje de Bjarni en el año 986. La aventura de Ari Marson fue revelada en Noruega sólo a comienzos del siglo XI por Rafn, poderoso comerciante vikingo establecido en Irlanda y conocido con el nombre de "El Comerciante de Limerick"; pero el relato fue consignado por escrito más tarde. Dicho texto se encuentra en el manuscrito Landnamabók. Rafn figura allí como descendiente de Rolf, de Noruega; su madre descendía de Steinof el Modesto. Lo cual hace que estuviera emparentado con Leif Erikson y Ari Marson a la vez. La fecha citada por el Landnamabók es el año 982, pero parece ser que se trata más bien del año 983, fecha proporcionada por las sagas, y que conviene retener. 23

Un dato sobre el mismo acontecimiento se encuentra en otro manuscrito de Ari Frode (Ari el Sabio). Este cuenta los relatos que conocía gracias a su tío Thorkell Gellirson. Este último, entre otros, habla de su abuelo, Ari Marson, a quien no ha conocido. Pero Thorkell sabía por el viejo conde de las Oreadas, Thorfinn, que Ari Marson había estado más allá del océano, en el "País de los Hombres Blancos". Después del año 1120, fue referida otra versión por Thorgilson quien murió a los ochenta años, en 1147 ó 1148, y que decía conocer el relato por Rafn (Hrafn), quien a su vez había conocido a Ari Marson. Además Thorkell era el hijo de Gellir (Gellirson) que fue compañero de Leif y éste poseía, de este modo, de primera mano, un relato de los viajes de Leif. Había pues un solo intemediario entre Ari Frode y uno de los protagonistas del viaje al país llamado más tarde Vinlanda. En un manuscrito muy posterior (designado con el nombre de Codex 770, página 124) aún se encuentra una alusión a Ari, hijo de Mar (Mar son) y de Katia, de Reykjaness, en Islandia (se trata pues con certeza de un vikingo y no de un irlandés tal como lo indican varios autores irlandeses que olvidan que Limerick estaba en manos de los vikingos . . . Pero después de todo, proclamamos a Clodoveo nuestro primer rey, ¡y era un invasor germano! ). Tales son pues las diferentes fuentes que ilustran este primer relato nórdico sobre la presencia de los celtas en el continente norteamericano, en tanto que, y es importante, los vikingos, llevados por vientos desfavorables, han desembarcado allí cuando se dirigían hacia Islandia, pues éstos últimos no iban en aquel entonces a Groenlandia en donde recién se instalaron algo más tarde; ya lo veremos cuando tratemos sobre la saga de Leif.

2. La saga de Bjarni Se divisa el continente americano. El joven islandés Bjarni parte de Nidaros (hoy Trondjheim) a bordo de un drakkar que pensaba cargar de mercaderías para luego dirigirse al encuentro de su padre Herjolf (o Herjulf), instalado en Islandia. Pero, coincidencia, una vez en Islandia, supo que su padre se había ido de la isla el mismo día en que él se iba de Noruega. Herjolf se había dirigido a Groenlandia para comprobar las ventajas de aquel país, tan ponderado por 24

su amigo y compatriota Leif, quien volvía luego de haber pasado tres años allí como exilado. Herjulf se había ido pues como pasajero en la embarcación de Leif, ya que la suya se encontraba en Noruega al mando de su hijo. Este conocía bien el mar al norte de Escocia, de Noruega a Islandia, es decir el océano Caledoniano. Al llegar a Eyrar, en Islandia, y al enterarse de la partida de su padre, sin descargar la embarcación y a pesar de lo avanzado del otoño, decidió ir inmediatamente a su encuentro. Aún sin conocer el recorrido y sin escuchar los consejos de los demás, pero confiando en su talento de joven navegante, no tomó ningún piloto; ¡pues un buen marino en el agua está en todas partes en su elemento! Las descripciones y puntos de referencia que los "capitanes" se transmiten entre sí les dan la posibilidad de ir con seguridad al punto elegido. Yendo hacia el oeste, fue tomado por la bruma y los hielos y debió huir hacia el sudoeste; la corriente casi norte-sud que pasa entre Islandia y Groenlandia le facilitó esta ruta hacia el sudoeste, pero esa corriente también traía los hielos polares. Tuvo la suerte de contar, poco después, con un viento favorable que le permitió llegar rápidamente a la región de los hielos dejando de lado esta peligrosa zona. Pero pronto se dio cuenta de que ello lo llevaba lejos de Groenlandia. Durante varios días se prolongaron el cielo cubierto y el tortísimo viento nordeste. Sabía que, a pesar de haber navegado con las velas desplegadas al mínimo, se había dirigido demasiado al sur. La salida del sol le permitió establecer la latitud. Ese ángulo de percepción del sol correspondía a un cambio del viento en aquella latitud sud; pudo así corregir el rumbo y volver hacia el norte. Al cabo de una jornada de navegación hacia el norte, la tripulación divisó una costa. Pero, por la latitud, Bjarni sabía, gracias a las descripciones que le habían sido hechas, que no se trataba de modo alguno de la costa oriental de Groenlandia que habría bordeado a estribor. Había bosques, caletas, playas; nada de la costa recortada y escarpada que debía bordear, la tierra a "styribord" (a estribor), después de haber doblado el cabo Fareweil. Cerca de la costa, el viento del continente le era favorable y bordeó a distancia visible aquellas tierras desconocidas dejadas a babor, escrutándolas con cuidado (los textos más antiguos llamaban al cabo Fareweil el "Pico de la Desaparición": al dejar la costa oeste de Groenlandia para hacerse a la vela hacia Islandia, allí estaba, a lo lejos, la última parte visible de Groenlandia.) 25

La descripción que Bjarni ha hecho, con las distancias entre puntos de referencia notorios, ha permitido, al parecer, volver a trazar aproximadamente su itinerario. Había sido llevado por los vientos y corrientes hasta la altura de Bostón, había logrado rectificar el rumbo antes de ver la costa y, luego de una jornada de navegación, hacia el norte, había divisado desde lejos una costa que bordeó, la región de Acadia (Nueva Escocia) muy probablemente, luego Terranova; finalmente se dirigió derecho hacia su puerto de destino en Groenlandia. Pues había determinado su latitud con precisión y sabía que ya no estaba muy lejos de la latitud de Groenlandia; al parecer también determinó aproximadamente su longitud y presintió que continuando un poco más hacia el norte debía encontrar Groenlandia. Cuando ve sus costas no tiene ninguna dificultad en reconocer las señales indicadas por sus colegas. De este modo llega directamente al puerto descripto (el paso por el estrecho de Belle-Isle es una interpretación de autores modernos que han analizado esos textos; dicha interpretación no sólo debe ser tomada con grandes reservas sino además rechazada con gran evidencia; ya volveremos más adelante sobre el movimiento tectónico de la costa en ese lugar; no pocos autores se basan en los mapas actuales). Era en el año 986. Bjarni fue el primer vikingo que ha dejado rastros en las sagas sobre una descripción del continente de América del Norte. Su descripción parece ser lo bastante precisa como para poder reconocer las costas que ha bordeado, localizarlas, encontrarlas; todo ello gracias a las anotaciones hechas sobre la duración de los recorridos entre los puntos de referencia. Es verdad que subsisten dudas, pero sólo sobre pequeños detalles. Este incidente de navegación mucho dice sobre la capacidad de los marinos de aquel entonces para orientarse en el mar, de una costa a otra del Atlántico; y se la puede relacionar con la del cartaginés Himilcon, más al sur, y 1500 años antes. ¡Pero Bjarni no recibió ninguna felicitación! No se trataba en ese caso de una proeza. Era el trabajo normal de un marino, pero no era el trabajo de un vikingo. Para él constituyó una crítica general por no haber desembarcado, tomado posesión de aquellas tierras en nombre del rey de Noruega, explorado los puntos de agua, los fondeaderos, los recursos, para ver si allí había tierras que permitieran encontrar un abundante y fácil botín. Quince años después, en 1001, Bjarni tuvo la oportunidad de ir a 26

Noruega. Allí narró el viaje durante el cual había divisado nuevas tierras. Pero fue nuevamente tratado de mal vikingo por no haber tomado posesión de aquellas tierras. Volvió a partir hacia Groenlandia en el verano del año 1002. La tripulación, después del regreso, dio parte de los reproches dirigidos a Bjarni por su conducta de 16 años antes. La falta, reprochada "en familia" en Groenlandia, se había hecho pública y Noruega, el rey, no la olvidarían jamás. Había habido afrenta pública por culpa de un groenlandés; todos eran solidariamente responsables y era necesario reparar el ultraje. Era el jefe de la colonia quien debía dar el ejemplo. Al menos era lo que pensaba Leif Eriksen. Sin embargo, este último, no pudo decidir a su viejo padre, Erik el Rojo, a tomar el mando de la expedición, y fue él mismo quien partió para hacer, en sentido contrario, el viaje efectuado por Bjarni Herjulfson 17 años antes, pues ya corría el año 1003 (volveremos a encontrar este viaje más adelante, en la saga de Leif). ¿Qué había sido de Bjarni? Buen marino, pero sobre todo buen comerciante, no siendo la navegación más que un medio y el comercio el fin, éste tenía los pies sobre la tierra... lo cual no es inconciliable. Dejó hablar. No sentía tener el espíritu de un pionero que trata de descubrir, de crear una riqueza: se contentaba con explotar las riquezas ya establecidas, seguras: era de los que prefieren más "tener un pájaro en mano que cien volando". Anónimo comerciante sin historia, se perdió luego de vista (sus descendientes, poco orgullosos de él, hicieron silencio sobre el resto de su vida). Recordemos que si, más tarde, aún se encuentra el nombre de Bjarni, se trata en realidad de otro Bjarni, hijo de Grimolf y cuya embarcación se perdió en el mar (la saga de Karisefni es la que más habla de ello). Habiendo salido de Brattahild en Groenlandia, para dirigirse a Vinlanda, fue sorprendido en alta mar por un fuerte viento del oeste que terminó con su viejo barco, muy agujereado por las tarazas. El "eptibotr" (la barca), impregnado de aceite de foca. había resistido a estos moluscos. Pero, puesta en el agua, sólo podía cargar la mitad de la tripulación. Bjarni, que había permanecido a bordo con los demás hombres, desapareció para siempre, en tanto que el "eptibotr" (de algún modo la ballenera) logró llegar a Dublin, que era uno de los grandes 27

puertos vikingos: los puertos de Irlanda, a comienzos del siglo XI, estaban en manos de los normandos, y desde mucho tiempo antes. No debemos olvidar que hacía un siglo que estos últimos se habían instalado para siempre en Francia: el tratado de Saint-Clair-sur-Epte es de 911. Esta anécdota no tiene nada que ver, directamente, con la implantación celta en América, pero, muy sucintamente, la hemos recordado: — primeramente para mostrar que un barco en peligro entre Groenlandia y la región de Bostón, un pequeño barco —de 6 a 8 metros de largo— cargado al máximo de marinos, podía ir directamente hasta Irlanda sin escalas intermedias, debido a los vientos y las corrientes; privados de su "capitán", los tripulantes tenían "segundos" capaces de gobernar, de atravesar todo el Atlántico (esos pequeños barcos, los "eptibotr", a veces han sido llamados "snekkars" por algunos autores — o barcos-serpientes— porque "el figurón de proa" era una cabeza de serpiente, figura amovible, encajada en lo alto del estrave; sin embargo, ha sido encontrada una embarcación muy larga, que nunca debe haber navegado, y que se llamaba Gran Serpiente, de modo que snekkar no significa necesariamente pequeño, y nosotros preferimos evitar la confusión; sin embargo, hemos conservado la apelación "drakkar", término que proviene de dragón pues generalmente es admitido para designar la embarcación corriente de los vikingos: embarcación de 72 pies —aproximadamente 23 m— de largo utilizada en el Mar del Norte desde el siglo III hasta el XI, pero su ancho ha variado, ha ido aumentando a medida que se alargaban las travesías, para poder hacer frente mejor al Atlántico Norte; originariamente, estos barcos eran sobre todo de remo, y navegaban en cabotaje; eran "finos" (relación largo sobre ancho = L/A pasando de 5,5 a 5, luego a 4,5 hacia el siglo IX, el gran siglo vikingo), pues entonces la embarcación se desplazaba sobre todo a vela; — además esta anécdota es útil para recordar que los vikingos iban a Dublin, que en aquel caso no se trataba de celtas, de navegantes oriundos de Dublin, ello para corregir errores difundidos por los irlandeses; lo hemos hecho notar también con respecto a Ari Marson, nacido en Limerick, en la costa oeste de Irlanda, de padres vikingos. Volvemos a encontrar este error, esta confusión entre Irlandeses e Islandeses, en un manuscrito Codex 770 —c 8 vo— página 1 24. citada por 28

autores irlandeses: "Había en el sur de Groenlandia, que estaba habitado por los normandos desde alrededor del año 985, regiones desiertas e icebergs: el Helluland, el Skraelings, el Markiand, el Vinland el Bueno; luego v algo hacia atrás, se encontraba Albania que es el País de los Hombres Blancos. Antes, se viajaba hasta allí a vela desde Irlanda. Allá, irlandeses e islandeses reconocieron a Ari Marson, de Reykjaness, de quien nada se sabía desde hacía mucho tiempo y que había sido nombrado jefe por los habitantes de aquel lugar". Pero este texto, muy posterior a las sagas, cae en algunas confusiones, pues no fue Ari Marson quien permaneció mucho tiempo en "Albania" y fue hecho jefe. Ya volveremos a verlo más adelante: fue Bjorn. En cuanto a la saga de Bjarni, aun cuando no haga alusión a los celtas, por cuanto éste no tocó el continente americano, es indispensable para la coordinación del relato. Señalemos además que el Landnámabók indica, como otros nombres de Albania o del País de los Hombres Blancos, la "Gran Irlanda" o "Irland ad —o ed— Mikia". Más adelante evocaremos ese texto contemporáneo de las sagas, cuando citemos algunos datos sobre las travesías. En cuanto a Groenlandia, a veces fue llamada Estofiland y dicha apelación subsistió en algunos documentos hasta comienzos del siglo XVI; parece probado, también, que a veces se daba ese nombre a una parte de Canadá en mapas anteriores a Colón. Mercator, según el mapa de Zeno la identificó con la Tierra de Baffin y no con el Labrador. En realidad, este nombre figura en el mapa del siglo XII de El Idrisi (o Edresi), y algunos geógrafos modernos, por un curioso error de semántica, creyeron que se trataba de un país "nórdico", ¡Estonia! En el capítulo sobre los mapas, veremos que es Islandia. Volveremos también sobre el verdadero sentido toponímico de Albania (que, así como Albion, no tiene nada que ver con la raíz latina "alba" —o más bien "albus" pues se trata de una palabra de origen celta y no latino).

3. La saga de Erik Primera implantación de los vikingos en Groenlandia. La saga de Erik es una de las más importantes por sus desarrollos. Sin embargo, sólo retendremos aquí algunos aspectos sobresalientes para la

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cronología de los hechos, pues dicho navegante no estuvo en contacto con los celtas en América. La importancia de esta saga se debe al hecho de que él fue el fundador de la colonia noruega de Groenlandia, el animador durante el proceso de población que llegó a alcanzar a alrededor de 7.000 personas. Pelirrojo apuesto, desde muy joven fue llamado "el Rojo". Era el hijo de Thorvaid Asvaídson. Este último, luego de un asesinato, fue proscripto de Noruega. Decidió ir hacia Islandia, con su familia y sus sirvientes. Abandonó Jaederen y no encontrando otras tierras deshabitadas que no fueran las del noroeste, hacia el año 960, se implantó en Drangar, región de clima rudo y suelo ingrato. Fue allí en donde creció Erik (nacido en Noruega). Siendo joven, se casó con una joven viuda, Thorhild, quien poseía tierras más al sur (al oeste de la isla). Dejó el domicilio paterno de Drangar para instalarse en aquella zona más fértil, en Haukadal; allí tuvo tres varones y una nena. Había heredado el carácter batallador de su padre. La ira era súbita entre los vikingos, y las costumbres de la época muy crueles: ciertos vecinos habían dado muerte a unos sirvientes de Erik, por haber éstos cometido algunos estropicios. Ley del talión: Erik dio muerte a las asesinos. Pero la justicia, calcada de la de Noruega, había sido instituida en Islandia y nadie tenía derecho a substituir al tribunal del jefe, del "jari". Erik, cuya causa era justa (? ), sólo fue condenado por "vicio de forma" a tres años de destierro. Pero nos encontramos en el año 981. ¿Dónde ir a instalarse en esta época del año y cómo preparar allí lo necesario para invernar? Erik se decide a pasar sus años de exilio en aquellas tierras que se divisan al alejarse hacia el oeste, altas y brillantes de hielo. Un vikingo, Gunnbjorn, que muchos años antes, hacia 900, había sido alejado de su rumbo, las había descripto a sus compatriotas islandeses. Nosotros hemos de ver que las islas descriptas por Gunnbjorn se encontraban al este de Groenlandia y que, en parte, desaparecieron en un cataclismo del siglo XIV, en tanto que el glaciar avanzaba y que algunas partes rocosas de la costa oriental actual son, en realidad, algunas de las islas envueltas por el glaciar. Pero es demasiado tarde para que Erik se vaya; los días son cortos, y corre el riesgo de que su embarcación sea atrapada por los hielos. De tal modo, decide ocultarse en una isla desierta del noroeste de Islandia para pasar el 30

invierno. Su escondite es revelado sólo a algunos amigos seguros que lo abastecen. En la primavera del año 982, se dirige derecho hacia el oeste, en dirección a aquellas tierras poco conocidas. La costa oriental con sus altos glaciares que llegan hasta el mar no le parece habitable. Se dirige hacia el sur, llevado por la corriente ártica, y explorando las costas. Bordea el cabo Fareweil y remonta a lo largo de la costa oeste. Allí encuentra profundas bahías, reparadas, sin hielos, rodeadas de verdes pastos. Bautiza a aquella región el "País Verde", el "Green Land", el "Groen Land". Ya volveremos más adelante sobre la posterior modificación del clima, y no veamos en este nombre una broma, un señuelo para atraer a sus conciudadanos, tal como han escrito algunos autores, ello al juzgar la situación actual, pero ignorando ese rápido cambio de clima que se operó algunos siglos más tarde y que ahora comienza a conocerse mejor. Durante el resto del año 982 exploró la costa, pescó y cazó para asegurarse la alimentación. Según algunas interpretaciones, sobre las cuales tengo algunas reservas pues no he encontrado nada sobre el tema en los más antiguos textos, Erik, en distintos puntos, habría notado la existencia de carcazas de barcos, de ruinas de casas de piedra, de altares (?) de piedra. Lo cierto es que, durante esos tres años de destierro, no encontró a ningún ser humano; y sobre ese punto todas las versiones están de acuerdo. Su primer invierno, para su seguridad, lo pasó en una isla (Tunugharfik) a la entrada de un fiord. Pero en la primavera siguiente, pudo apreciar que las mejores tierras se encontraban hacia el fondo del fiord. Fue allí que, cerca de una playa donde podía atracar su barco y sobre un montículo desde donde se podía dominar y vigilar los alrededores, ante la ausencia de seres humanos que le daba garantías de seguridad, construyó una casa para pasar los dos inviernos siguientes. Ese lugar habría de ser Brattahiid (= Las Pen-dientes Abruptas). Al finalizar su destierro volvió a Islandia, pero, desde su llegada, entró en querella con los que consideraba responsables de su exilio; fue vencido y decidió partir para siempre de aquel país que ya le era hostil. Sin embargo, hábil conductor de hombres, inteligente, orgulloso, emprendió la tarea de llevar con él al máximo de amigos hacia aquellas tierras libres que había explorado y que supo describir del modo más favorable. En el año 986, una verdadera flotilla de 35 embarcaciones (otra 31

versión que no he podido recoger indica 25) partió de Islandia hacia Groenlandia con familias, sirvientes, ganado, todos los bienes para un viaje sin regreso. Más de 1.000 personas en total. Desgraciadamente el dios Thor no estaba de acuerdo con esa despoblación de Islandia. ¡Se vengó! La tempestad se arrojó sobre la flota inmediatamente después de su partida. Algunos barcos pudieron dar media vuelta, otros volcándose al querer dar media vuelta, desaparecieron por completo, pues los drakkars, de fondo casi playo, sin quilla, no podían hacer frente al mar con viento de costado. Sólo aquellos que huyeron, con apenas la vela necesaria para maniobrar en ese mar enfurecido, llegaron a buen puerto. No había más de 14 embarcaciones con 600 o 700 personas; las embarcaciones que se hundieron fueron sobre todo las que estaban cargadas con ganado y con muy pocos hombres para maniobrar lo suficientemente rápido cuando la tempestad se abatió sob.re ellos; todas las versiones coinciden sobre el número de 14 embarcaciones llegadas. Las familias, guiadas por la afinidad, se agruparon en poblaciones separadas a lo largo de la costa oeste. Otras que no habían podido partir con las demás, y con el mar ya calmo, fueron a reunirse con ellas. Erik había reencontrado su casa de Brattahiid. Le hizo algunos anexos, establos de adobe y volvió a Islandia a buscar otras provisiones. Fue entonces cuando, al alabar las cualidades de aquella tierra verde y despoblada a su amigo Herjulf, éste lo acompañó; en tanto que el hijo de Herjulf, Bjarni, se encontraba en viajes de negocios en Noruega con el barco de su padre. Herjulf se sintió cautivado por el lugar, encontró tierras convenientes al sur, cerca del cabo Fareweil y fundó allí un pueblo naturalmente llamado Herjulf ness, al fondo de un fiord, Herjulf s fjord.

4. La saga de Leif Primer reconocimiento del continente Los hijos de Erik eran jóvenes todavía cuando llegaron a Groenlandia. El mayor, Leif, llamado "el Feliz", creció más tarde en esta región de Brattahiid. Joven vigoroso, inteligente, fue digno hijo de su padre cuya obra continuó, haciendo de Groenlandia una colonia dinámica, en constante expansión. Tal como su padre, fue el jefe indiscutido. La saga 32

que se le dedica es también una de las más importantes y viene después de la que describe la vida de su padre Erik. Sin embargo, sólo retendremos un pequeño resumen de ella para la continuidad de los hechos, pues él tampoco tuvo contactos con los celtas, pero fue él el primer vikingo que exploró el continente y su saga ha permitido determinar localizaciones de importante interés histórico. Hemos visto que en el año 986, año en que los islandeses, llevados por Erik, se instalan en Groenlandia, Herjulf, padre de Bjarni, acompañó a Erik. A su regreso a Islandia y al enterarse de esto, Bjarni continuó para reunirse con su padre, pero empujado por la tormenta, llegó mucho más al sur, al continente americano, al cual describió sin desembarcar en él. Había allí una falta a las leyes tradicionales, y esta ausencia de "civismo" de Bjarni que no tomó posesión de esas tierras fue objeto de reprobatorias conversaciones. Esto dejó rastros en el joven Leif. De tal modo, cuando ese recuerdo fue reavivado en ocasión del viaje de Bjarni a Noruega, finalizado en 1002, es decir 16 años después de su periplo en el sur, Leif, ya mayor, se levantó contra la afrenta. Además, era sensible a las cosas noruegas debido a la misión de evangelización que el rey le había encargado dos años antes. El honor de toda la colonia estaba en juego. No podía ser que se dijera que los groenlandeses habían perdido el espíritu de pioneros (¿o de conquista?) de sus predecesores: la era vikinga no había muerto en Groenlandia. Más vale tarde que nunca, y era necesario partir lo más rápidamente posible a tomar posesión de aquellas tierras. No pudo decidir a su padre para que se pusiera a la cabeza de la expedición. Este argumentaba estar en edad demasiado avanzada. Además, era muy necesario que el gran jefe, el "jar!" se quedara cerca de sus subditos; si no, ¿qué podría llegar a ocurrir con gente tan pronta para la pelea? ¡Paso libre a los jóvenes! En realidad, también Erik hacía enfurruñar a los suyos. Había enviado a su hijo Leif a Noruega en el año 999. Ese viajero de un país que en realidad escapaba al imperio del rey fue llevado a este último, a Nidaros (Trondjheim) y Olaf lo convirtió al catolicismo, pues no se podía resistir al rey sin correr grandes riesgos. Fue vuelto a enviar a su país en la primavera siguiente con la orden de convertir a los groenlandeses. A lo cual su padre, quien temía las enseñanzas demasiado pacíficas de Cristo, se opuso: ello sólo serviría para anunciar el fin de la combatividad 33

de los vikingos. Fue quizás para probar que aquel ardor conquistador no se había enmohecido por lo cual Leif se decidió a partir, aunque parece haber aceptado mantener la palabra dada al rey, ya que logró convertir a su madre. Una razón más para la hostilidad de Erik. Su madre, Thorhild, hizo la promesa —la cual cumplió— de construir una pequeña iglesia cerca de la granja de Brattahiid (región de Julianeshaab), en la región llamada del OEsterbygd, o del este, del sudeste, más bien, en relación a la colonia que se había establecido más al norte, más al noroeste, estando orientada la costa de la región sur de Groenlandia en dirección sudeste-noroeste, al oeste del cabo Fareweil. La colonia del noroeste, en la llamada región Vesterbygd (alrededores de Godthaab) estaba también bordeando la costa occidental de Groenlandia, pero ese grupo de poblados estaba separado del otro por un pequeño glaciar que llegaba hasta el mar. Las dificultades en las comunicaciones entre los dos grupos de poblados hicieron que poco a poco éstos se administraran de manera autónoma, en federaciones, cada región con su parlamento, pero Leif seguía siendo el jefe supremo. La iglesia de Thorhild (o Tjodhilde) fue el punto de partida de un gran auge religioso. Las ruinas de aquella edificación fueron encontradas, casualmente, en 1961 e identificadas por el doctor Meidgaard, especialista en arqueología escandinava; la iglesia dataría de los años 1001 o 1002. Ha sido descubierto un cementerio cerca de esas ruinas y las excavaciones han comenzado en 1962; las paredes, de turba (? ) o más bien de adobe, han desaparecido, pero se habían hecho cimientos de piedra. En el OEsterbygd, se han censado once iglesias, dirigidas por un obispo que, más tarde, tuvo su catedral en Gardar. Fue un gran edificio, cuyas ruinas fueron encontradas. Tenía aproximadamente 24 metros de largo por 14 de ancho. La sala de audiencia del obispado tenía 15 metros de largo y 7 de ancho. Las iglesias eran más amplias que las de Islandia, que las de nuestra época merovingia y carolingia. Los archivos de Europa mencionan el nombre de 17 obispos que se han sucedido en Groenlandia. Es decir que si esas regiones estaban en relaciones comerciales continuas con Irlanda, Escocia, Escandinavia, la Iglesia Católica, Roma, tampoco ignoraban nada sobre esos países. En los orígenes del desarrollo del cristianismo se encuentra Leif, de allí el importante lugar reservado en las sagas a este eminente propagador de la fe, las cuales fueron escritas más tarde por los cristianos. Con respecto al primer viaje que Leif hizo a Noruega, es conveniente detenerse brevemente sobre su desarrollo. 34

Erik lo había enviado a Noruega con el fin, por un lado, de poner a prueba las aptitudes del joven para conducir una embarcación y, por otra parte, de conseguir mercados pues era necesario procurarse muchos objetos en Europa: herramientas, armas, utensilios de hierro, de madera, ropa de tela; algunas vestimentas encontradas en tumbas han mostrado que seguían la moda europea. Como intercambio, ellos exportaban pieles, marfil de diente de morsa, etc. Pero apenas hubo dejado Brattahiid, después de haber bordeado el cabo Farewel, Leif fue sorprendido por un violento viento cruzado y por una corriente ártica. Peligroso balanceo, pues el drakkar no tenía orza de deriva. Era necesario derivarse para recibir el viento cruzado y dirigirse hacia el sudeste. Atracó en las Hébridas y esperó, dijo, todo el verano, un viento balanceo, pues el drakkar no tenía orza de deriva. Ya no se podía hacer escala en Islandia. Era necesario desviarse para recibir el viento cruzado y dirigirse hacia el sudeste. Atracó en las Hébridas y esperó, dijo, todo el verano, un viento oeste para continuar hacia Noruega. ¿Un verano sin viento oeste en el Atlántico? En realidad, se había demorado porque había sido llevado en otra dirección: una relación amorosa con Thorgunna, ¡y que le costó romper! Esta anécdota muestra cómo un joven capitán de embarcación, dejado en libertad por primera vez, no duda, ante los imperativos del mar, en atravesar todo el Atlántico, desde Groenlandia hasta las Hébridas sin escalas, voluntariamente, y con perfecto conocimiento constante de su posición. Esto confirma nuevamente lo que hemos dicho precedentemente: las vías marítimas Europa - América del Norte eran bien conocidas y frecuentadas cerca de 500 años antes de Colón ... De regreso en el 1000 (en tanto que Bjarni partió hacia Noruega en el 1001 y volvió en el 1002), al volver Bjarni —cuando su tripulación dio parte de la reprobación pública ante su falta de 986— fue entonces un Leif perfectamente consciente de su dominio en el manejo de una embarcación quien decide reparar esa falta que recayó sobre todos los groenlandeses. En la primavera del 1003 deja Brattahiid para reencontrar su país, con una tripulación de 35 hombres. Para aquel momento la colonia ya se había desarrollado y contaba con alrededor de 2.000 personas. Allí se encuentran aún, aptos, muchos hombres que acompañaban a Bjarni durante su periplo hacia el sur 17 años antes. Leif toma a algunos de ellos para estar más seguro de reconocer de bastante lejos las costas que esos hombres ya habían reconocido. Es verdad, la descripción de Bjarni se 35

encuentra siempre presente en todas las memorias, pero más vale no dudar en este reconocimiento que Leif quiere rápidamente. Sin embargo, hace escala más al sur, en Herjulfsness (fundado, lo hemos visto, por Herjulf, padre de Bjami) pues quiere ver por sí mismo, para contar con más detalles, al poderoso comerciante y rico granjero en que se convirtió Bjami. Para evitar cualquier error e ir rápido, quiere hacer, exactamente en sentido inverso, la ruta de Bjami, declara Leif (algunos autores han escrito que Bjarni acompañó a Leif; esto no se encuentra en absoluto en el texto, y todo el texto lo desmiente). Al abandonar Herjulfsfjord, enfiló en dirección sudsudoeste hasta la costa del continente. Divisó primeramente una región desolada, llana, que llamó Helluland, o País de las Rocas Chatas. Algunos autores han identificado Helluland con el Labrador, interpretando, dicen, el Hausbók. Ahora bien, la saga de Bjarni describe como última tierra a la vista, abandonada antes de dirigirse hacia Groenlandia, una tierra que parece corresponder más bien a Terranova, con sus montañas cubiertas de nieve. Serían los montes del Morne Mayor y de San Gregorio, visibles desde la entrada del estrecho de Bello-Isle (? ). Haciendo el viaje a la inversa, Leif habría atracado cerca del extremo norte de Terranova, próximo a Rocas Chatas. En la Ensenada de la Roca Chata (Fíat Rock Love), al parecer, que está aproximadamente a 28 km al norte de San Juan. Ello según las conclusiones de un estudio hecho por Hjalmar R. Holand en su obra América 1295-1364. Más adelante, veremos mapas que muestran que el Helluland no puede ser otra cosa que la actual costa norte y e.ste de Terranova. Las interpretaciones tendientes a asimilar Helluland = Labrador me parecen falsificadas pues el estrecho de Belle-Isle no existía en aquella época; Leif no ha podido pues bordear Terranova por el oeste, atravesar el estrecho de Belle-Isle y dejar Terranova, que no era isla, a babor. Volveré sobre el tema.

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El análisis del Flateyjarbók da varias razones para que sea Terranova: descripción, situación en dirección y en tiempo de navegación en relación a Groenlandia, situación en dirección y en distancia en relación a la tierra vista precedentemente por Bjarni, no pudiendo ésta ser otra que Nueva Escocia. La parte explorada del norte de Terranova le pareció poco atractiva y Leif se dirigió hacia la segunda descripta por Bjarni. Bordeó la costa oriental de Terranova sin detenerse, por parecerle aquella región demasiado hostil. Luego de haber sobrepasado Terranova, se desvió hacia el sudoeste a fin de encontrar la costa descripta por Bjarni. Llegó a Nueva Escocia un poco hacia el norte de Halifax, probablemente. La región, cubierta de bosques demasiado cerrados, no pareció ser conveniente para una implantación humana, pues no se encontraban en ella lugares de pastoreo. La llamó Markiand, o País de los Bosques. Hizo una segunda parada, al sudoeste de Nueva Escocia, quizás antes del cabo Arena. Luego describió una curva hacia el oeste para ir al encuentro de la costa que abordó, al parecer al sud del cabo Cod, a 110 km 37

aproximadamente al sudeste de Bostón. El lugar le pareció favorable y se internó —realmente— en el enorme fiord de 8 km de largo que allí forma el río Bass, aprovechando al mismo tiempo para pescar salmones. En The last discouery, Frederick J. Pohl describe cómo, en 1951, llevó a cabo esta l.ocalización y encontró los agujeros de amarre de las embarcaciones: el drakkar y sus dos embarcaciones, la "ballenera" de alrededor de 6 a 8 metros de largo y la pequeña barca de 3 m. Se inspiró en la saga de Leif, que confirma la saga de Thorvaid, hermano de Leif (que volveremos a encontrar). Pero para llegar a afirmar que, en efecto, aquel fue dominio de Leif, será necesario descubrir otros datos además de esos "agujeros" de amarre; sólo digamos, por el momento, que las deducciones de Pohl son posibles; éste habría encontrado luego huellas de construcciones, de la cerca; pero aún son necesarias más confirmaciones de fechas propuestas; sin embargo, ya hemos de ver otras convergencias. Fue allí en donde Leif construyó "refugios" para pasar el invierno de 10031004. Algunos pantanos lo protegían. No vio ninguna huella de presencia humana en los alrededores y se consideró seguro. Una vez preparado el terreno, con la ballenera, algunos pequeños equipos partieron de exploración, sobre todo hacia el sud, penetrando a veces en el interior de las tierras. Era otoño y algunos miembros de su tripulación, durante uno de esos recorridos de reconocimiento descubrieron sabrosas bayas que el germano del sur, Tyrker, reconoció como uva salvaje. Aquellas bayas habían sido descubiertas por dos gaels que algunos han querido identificar con irlandeses, para llevar todo hacia Irlanda, en tanto que la saga de Erik el Rojo indica que eran escoceses. Estos habían sido capturados por los noruegos y ofrecidos como esclavos a Leif por el rey Olaf, en recompensa de la promesa hecha por Leif al rey de propagar la fe cristiana en Groenlandia, durante su viaje a Noruega en el año 999-1000. Excelentes exploradores, caminadores infatigables, esos dos gaels formaban parte del equipo de exploración y fueron ellos quienes llevaron esas bayas desconocidas a Tyrker, quien las identificó. Leif fue informado de ello, con muestras probatorias y, desde entonces, esa región fue llamada Vinlanda (algunas versiones, equivocadamente, ubican esta anécdota en la saga de Karisefni, pero ella pertenece sin duda alguna a la saga de Leif; la confusión proviene de que la palabra Vinlanda no figura en la primera versión, sino en otra posterior; pero se encuentra 38

igualmente en una versión de la saga de Thorvaid, mucho antes de que Karisefni fuera a esas regiones). La fecha exacta del bautismo de esta región con el nombre de Vinlanda sigue siendo objeto de controversias, ya que en tres versiones llegadas hasta nosotros, en el Landnámabók, no se atribuye a Leif el descubrimiento de Vinlanda; así como tampoco en la más antigua versión conocida del Islendigabók, en irlandés antiguo; pero, por el contrario, le es atribuida en la versión latina de dicha recopilación, y ésta es anterior a la versión en irlandés antiguo. Pero fuera lo que fuere, si no fue Leif el primero en llamar Vinlanda a aquel país, dicha denominación es sólo algunos meses posterior, ya que se la encuentra, sin explicación, por lo tanto ya admitida, en la saga de Thorvald. Es pues necesario rechazar la versión nacida en el siglo XIX, en la cual se ha imaginado que ese nombre provendría del antiguo danés "vin" que significaría "hierba", y que aquel era el país de la hierba, el país del pastoreo y lo que sorprendió a Leif fue que, en invierno, los pastos se conservaban verdes. Pero éste es absolutamente otro aspecto. El invierno fue suave y la exploración continuó, en dos equipos, uno que permanecía de guardia y otro que debía volver todas las noches. Durante el invierno, el día más corto, Leif tomó nota de las horas de salida y de puesta del sol. Esto ha permitido circunscribir las investigaciones, eliminar ciertas interpretaciones que ubican el terreno de Leif en Terranova, inspirándose de las ruinas allí encontradas, pero ignorando totalmente las observaciones astronómicas de Leif; pues aún en nuestros días, algunos siguen haciendo caso omiso de esas capitales indicaciones, sin embargo. De este modo, un sitio reconocido por Mallery en Terranova, en realidad y según diversas comprobaciones, sólo ha sido habitado varios siglos más tarde. Lo mismo ocurre con el que fue descubierto en 1960 por el doctor Ingstad, a 51°36'N y 55°32'W, a aproximadamente 8 km WSW del cabo Baud, cerca de la Ensenada de los Meadows, a 100 km del mar, en la bahía de las Epaves, situada en la costa oriental de la Bahía Sagrada, hacia la actual entrada del estrecho de Belle-Isle. En 1831, Henry Wheaton calculaba que las horas indicadas por Leif correspondían sensiblemente a la latitud de Bostón. En 1861, el R.P. Abner Morse llegó sensiblemente a la misma localización. Poco después, Andrew FOSUM indicó que se trataba de un punto muy próximo a los 41° Norte, y el astrónomo Thomas Brugge indicó 41° 22', es decir un poco más al sur de Bostón. El cabo Cod, lengua de tierra orientada en dirección norte-sur, se encuentra comprendido entre los paralelos 41° y 42° Norte. 39

Pero al sud del cabo Cod, la costa se prolonga hacia el oeste y, debido a pequeños cambios ocurridos en el nivel de algunos bancos de arena y que, desde entonces, han modificado el perfil de las costas en ese lugar, durante mucho tiempo se, dudó sobre el lugar exacto que correspondía a la descripción de Leif. Tanto más que las dos palabras utilizadas en el Relato de los groenlandeses, cap. III, apart. 18 son objeto de discusiones entre filólogos especialistas en islandés antiguo. Me ha parecido que era posible disipar toda duda y ya volveré sobre el tema en la II Parte, pues este punto es muy importante. El río Bass sale del lago Follins y su orilla sudeste se encuentra en los 41°22'20"N. Es allí donde Pohl, luego de más de cien años de investigaciones en esos parajes, llevadas a cabo por diversos arqueólogos, declaró haber encontrado los agujeros de amarre. Es conveniente hacer notar que en ese lugar no se ha producido ningún movimiento tectónico de las costas y que, si bien el nivel general medio del mar ha aumentado, desde aquella época, alrededor de 80 centímetros, ello es una consecuencia del aumento del nivel de los océanos, debido al deshielo del casquete glaciar (parece que Pohl no había pensado en eso). Leif pasó sólo un invierno en aquella región. Esta era muy interesante y era necesario dar parte de ello. En la primavera de 1004, enfila hacia Groenlandia, pero en pequeñas etapas, bordeando la costa para poder conocer mejor el lugar. Sorpresa: el vigía divisó en tierra, sobre una roca, unos hombres que hacían señas. Se acercaron a ellos. Echaron el bote al mar. Eran blancos y, más de cerca, vieron que eran compatriotas: Thorer (o Thori), su esposa Gudrid y su tripulación. Arrojados contra la costa, su embarcación se había destrozado contra las rocas. Habiendo salido de Islandia en dirección a Groenlandia, tal como Bjarni, habían sido atrapados por la tormenta, pero con menos suerte (o menos prácticos) que él, no habían podido evitar la costa. Leif llegó hasta allí sólo providencialmente, y éste ha de ver en ello, literalmente, la Providencia divina destinada a recompensar su fe. Reconforta a los 15 náufragos y los sube a bordo, con el máximo de provisiones que puede embarcar. La embarcación de Thorer no está en condiciones de ser recuperada. La abandonan con todo lo que no cabe en el drakkar de Leif, cargado al máximo. El regreso se efectúa sin inconvenientes y, al llegar, se ponen viviendas a disposición de los rescatados. Thorer y su esposa fueron alojados cerca de su salvador Leif. Pero, en aquel invierno sobrevino una epidemia. Thorer y varios miembros de su tripulación murieron. 40

Erik el Rojo también murió en aquel invierno. Esto cambiaba el destino de Leif quien tuvo nuevas responsabilidades y que no podía volver más a Vinlanda, en donde había pensado establecerse. Gudrid, esposa de Thorer, vecina de la familia de Leif, llamó la atención del hermano más joven de Leif, Thorstein, y se casaron. Nota: No seríamos capaces de terminar con esta saga de Leif sin hacer notar un error que se encuentra en algunas obras: en ellas se dice que Leif era danés, porque había nacido en Islandia, y porque Islandia era territorio danés (hasta su reciente independencia). Decir esto es cometer un anacronismo, dado que los daneses habían conquistado Islandia de manos de los noruegos recién más adelante. Además, es olvidar que en aquella época Islandia estaba habitada sobre todo por noruegos y que se encontraba bajo la soberanía del rey de Noruega. Nacido en Islandia, Leif era hijo indudable de Erik oí Rojo, noruego desterrado. Luego fue nuevamente desterrado, lo cual le obligó a abandonar Islandia para ir a instalarse a Groenlandia. Pero la sumisión de Groenlandia a Noruega no era "oficial": se trataba allí de dominios — vírgenes— de un fuera de la ley. Sin embargo, la colonia instalada en Groenlandia reconocía implícitamente la soberanía de Noruega por haber ido Leif, en 999, a la corte del rey de ese país. El rey le ordenó introducir el catolicismo en Groenlandia, medio complementario indirecto de afirmar allí su soberanía. La saga de Karisefni (ver más adelante) indica que ciertos niños indígenas capturados, probablemente en Nueva Escocia, fueron llevados a Escocia, luego a la corte del rey de Noruega y es absolutamente cierto que Leif era noruego. Fue más tarde, durante el siglo XI, que los noruegos fueron vencidos por los daneses, con, además, algunos vuelcos de la situación. Fue recién en 1378 que la dominación danesa se afirmó por largo tiempo en Noruega. Pero luego de que Noruega conquistara nuevamente su independencia, el archipiélago Faer Oer, Islandia y Groenlandia siguieron siendo daneses.

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5. La saga de Thorvaid Fracaso del primer intento de implantación en el continente Thorvaid había heredado el nombre de su abuelo. Era a Thorvaid Erickson a quien correspondía ahora viajar ya que, su hermano mayor Leif estaba encargado, en los comienzos de aquel año 1005, de gobernar a toda la colonia de Groenlandia. En la primavera de 1005, el hermano menor de Leif parte hacia Vinlanda a fin de preparar la implantación de un grupo. Lo acompañan 30 hombres. No tuvieron ninguna dificultad para encontrar los refugios de Leif; se instalaron en ellos y exploraron los alrededores, a pie o en barco. Ellos tampoco vieron huella alguna de seres humanos y el primer invierno transcurrió tranquilamente, sin problemas. Al año siguiente —1006— llevaron la exploración más hacia el oeste, en dirección de la actual New York, a lo largo de las islas y de los pasos costeros hasta Long Island, utilizando su ballenera, su "eptibotr". En el curso de este reconocimiento, hicieron una constatación que los intrigó, los inquietó incluso. En una isla al oeste —y exactamente al oeste no se encuentra más que la isla de Newport— encontraron una cabaña de madera absolutamente similar a las construcciones europeas, y sin embargo ni una huella de seres humanos. ¿Otros blancos andaban pues por allí? Esto lo sabían seguramente por Ari Marson y por muchas otras fuentes, pero ni él ni Leif los habían visto, de modo que la localización exacta de su habitat no era conocida, salvo, sin embargo, por algunos pocos como hemos de ver más adelante a través de la saga de Bjorn. La localización en la isla de Rhode Island, en donde se encuentra Newport, parece la única posible según la descripción de la saga; no es imposible que otras islas muy bajas, tales como Martha's Vineyard, Nantukett estuvieran entonces unidas al continente; en caso contrario éstas deben haber sido de difícil abordaje debido a que los bancos de arena y las encalladuras condujeron a los vikingos a alejarse de allí. Hacemos notar que los vikingos conocían a los esquimales. Estos últimos, alertados no se sabe cómo, comenzaron a entrar en contacto con los vikingos desde la masiva instalación de éstos en Groenlandia. Aislado en aquellas vastas regiones poco habitadas, o deshabitadas por completo, Erik, desde 983 a 985, había pasado desapercibido para aquellos seminómades. Pero la masa de "inmigrantes" en 986 fue rápidamente advertida. Los esquimales, que los vikingos llamaron skraelings, no se 42

mostraron agresivos y hubo intercambio entre las dos comunidades étnicas tan diferentes, aun cuando los vikingos desconfiaran de ellos considerándolos taimados y merodeadores. De todos modos la cabaña descubierta cerca de Newport no podía ser de construcción esquimal. Era, sin duda alguna, obra de europeos. En consecuencia, aquel era un acontecimiento lo bastante importante como para pasar a la posteridad, y, por el momento, para crear desconcierto en las mentes. Pues, además, ¿por qué aquella cabana estaba vacía, en buen estado, abandonada, pues, desde hacía poco tiempo? Pasó el segundo invierno. Pero el sentirse solos, tan lejos, produjo una nostalgia que nada pudo vencer y que los obligó a retornar. Esto hicieron en 1007 en lugar de implantarse, y contrariamente a la voluntad de Leif. Contrañámente a la voluntad divina que se expresaba a través de la voz de Leif, el jefe, pues la desgracia comenzó. En el cabo Cod (? ), demasiado cerca de tierra, arrastrado por una ola, Thorvaid no pudo evitar un banco de arena divisado demasiado tarde y rompió la parte delantera de su quilla, parte demasiado vital de la embarcación como para continuar de ese modo. Mal presagio, y fue necesario resignarse a vaciar el barco de su cargamento de madera y arrojarlo en una pequeña playa para luego hacer esa gran reparación. Era necesario tallar e instalar una nueva quilla. En cuanto a la quilla rota, fue clavada verticalmente en la arena del promontorio, a modo de baliza señalando el peligro. Ese punto peligroso fue llamado Kjalarness, o cabo de la Quilla (o Keel Ness). Algunos años más tarde, Karisefni la divisó al pasar. Nos ha parecido que allí estaba, probablemente, la prolongación arenosa actualmente inundada del cabo Cod; varias sagas hablan de los bajos fondos arenosos de la entrada de la zona de Leif. Una vez el barco reparado, continuaron hacia el norte, siguiendo la costa. Un lugar les pareció favorable y decidieron permanecer algún tiempo en él, a fin de poder llevar a Groenlandia informaciones susceptibles de interesar a aquellos que quisieran ir a instalarse en Vinlanda. Todo parecía indicar que sería muy agradable vivir allí. ¿Era en realidad una isla que las descripciones de la saga de Thorvaid permitirían identificar como la isla del monte Desierto, próxima a la costa del golfo de Maine? . El fiord que les había llamado la atención sería el 43

Somes Sound, al sur de la isla (señalamos que fue en ese fiord en donde se rodó una de las películas sobre los vikingos, y no en Noruega). Durante el reconocimiento del fiord efectuado por una parte de la tripulación que había desembarcado, fueron divisadas tres canoas que, vistas de lejos, parecían ser canoas de piel del tipo de las de los esquimales. En realidad, lo vieron después, el revestimiento estaba hecho con grandes planchas de corteza de abedul. Pero esas embarcaciones eran más grandes, no exactamente de la misma forma en las extremidades. Nueve hombres dormían acostados en la arena. La curiosidad fue quizás el único motivo por el cual los vikingos se aproximaron. Eran dieciséis y no tenían nada que temer. Pero despertados por los pasos, los indígenas se irguieron prestos a defenderse. Una flecha fue disparada contra Thorvaid, cuenta una versión, éste la detuvo. Lo cierto es que los vikingos los rodearon y, con sus hachas, los abatieron a todos, salvo uno que logró llegar a su embarcación, hacerla deslizar hasta el mar y huir. En una vuelta del camino, detrás de una cortina de árboles, Thorvaid y sus compañeros divisaron un poblado de cabanas cónicas de corteza de abedul y pieles. No eran carpas de esquimales. Además, los hombres con quienes se habían encontrado eran más altos, más vigorosos, claramente diferentes. Fue explorado el pueblo. Estaba vacío, pero cada fuego, en medio de las cabanas, todavía despedía humo. La población se había ido, pues, al aproximarse ellos; pero ni una huella de la dirección tomada. El grupo descansaba cuando el vigía dio la alarma. Era necesario huir rápidamente y ganar el barco. Una masa de indígenas armados se aproximaba, en tanto que otros llegaban en numerosas canoas. Tuvieron tiempo sólo de llegar a bordo y de cubrirse con sus escudos para protegerse de las flechas. Pero una de ellas alcanzó a Thorvald. El barco pudo ganar el mar. La herida de Thorvald era demasiado grave; murió poco después. Su tripulación, para satisfacer los deseos del moribundo, navegó el resto de la jornada y atracó en un lugar desierto. Thorvald fue allí enterrado con, según sus deseos, una cruz en la cabeza y otra en los pies. En aquel lugar pasaron el invierno sin incidentes. En la primavera de 1008, la embarcación volvió sin su capitán, primera víctima vikinga de los indígenas del continente. Thorstein, su joven hermano, estimó que no se podía dejar allá, solo, el cuerpo de Thorvald y que era necesario traerlo de vuelta. 44

Apresuradamente, con la embarcación de Thorvald, en el verano del mismo año, Thorstein decidió partir con su esposa Gudrid y 25 hombres. Pero habiendo partido con la estación ya demasiado avanzada, los vientos no les fueron favorables y, debiendo aceptar el fracaso, se vieron obligados a volver. Se encontraron en Lysa Fjord, en el Vesterbygd, en donde pasaron el invierno. Este pueblo estaba mal aprovisionado, en vitaminas diríamos hoy, y con 27 bocas más para alimentar durante todo un invierno, se produjo el escorbuto. Thorstein estuvo entre los muertos. Gudrid volvió a Eriksfjord en la primavera de 1009, en donde fue recibida por su cuñado Leif quien, de ese modo, había perdido sus dos hermanos en dos años. Leif se convirtió en el tutor de su cuñada, quien, a su vez, había sido golpeada dos veces por el duelo en tres años. Poco después, llegó también a Eriksfjord, desde Islandia, Thorfinn Karisefni. Era un islandés que venía de Aipta Fjord, en Islandia, con su amigo Snorri y una tripulación de 40 hombres. Habiendo sido recibido por Leif, en casa de éste conoció a Gudrid con la cual se casó luego. Pero Karisefni ha de ocupar nuestra atención durante más tiempo.

6. La saga de Karisefni Fracaso definitivo de la implantación vikingo en el continente. Presencia de los celtas. Hemos visto sagas sobre todo groenlandesas. Karisefni ocupa un lugar importante en las sagas islandesas, tanto más cuanto que su descendencia se ha perpetuado en Islandia, en tanto que la descendencia de Erik el Rojo desaparecía, por razones que hemos de ver, en el siglo XIV. Contamos con muchos detalles sobre Karisefni pues la recopilación de las sagas, el Hauksbók ha sido redactado por (¿o para? ) Hauk Eriendson, quien descendía de Karlsefni y ha reservado una gran parte a las sagas que relataban la vida de su antepasado inmediato. La saga de Karisefni nos proporciona la genealogía. La cuarta generación antes de Thorfinn Karisefni fue la que se instaló en Islandia, en Hofdi. Este tatarabuelo se había casado con la hija de Thori y de Fridgerb. Thori había capturado a la rubia Fridgerb, hija del rey irlandés Kjarval (o Kerval —o Cear-bhall—) con el fin de convertirla en su esposa. La palabra "rey" designaba entonces a

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un jefe regional: había cinco reinos en Irlanda. El hijo de esta unión fue Snorri, abuelo de Karisefni. De tal modo que, por su tatarabuela, Karisefni tenía sangre irlandesa en las venas. El padre de Karisefni, Thors (llamado el de Cabeza de Caballo) era amigo de Erik el Rojo. Mantuvieron relaciones y hasta los hijos, aproximadamente de la misma edad, se conocieron. De este modo, Karisefni, de regreso de Groenlandia, fue a casa de Leif. Allí hablaron de Vinlanda y comenzaron a encaminarse, además, hacia el casamiento con Gudrid, casamiento que se realizó ese mismo invierno, a comienzos de 1010. El viaje de bodas sería a Vinlanda, en primavera, y la instalación en una hermosa región de clima más moderado, con buenos pastos, rica en madera, en peces y en todo tipo de animales para cazar. Por otra parte, la saga dice que fue Gudrid quien presionó a su nuevo esposo para tener ese regalo de bodas. Karisefni preparó la partida de aquellos que irían allá para establecerse; primer núcleo de la implantación en el continente. Ello con la ayuda de Leif quien, ahora, considera a Karisefni un poco como su cuñado ya que Gudrid ha sido su cuñada. Parece que fue la ausencia de mujeres lo que causó la corta duración de la estadía de Thorvald. En estas condiciones, no era cuestión de instalarse definitivamente. No se podía considerar ir, desde allí, a saquear esposas como lo hicieron sus antepasados de Islandia quienes, por la noche, efectuaban "incursiones de grupos comando" en pueblos de la costa irlandesa para llevarse las más hermosas mujeres. De Islandia a Irlanda es posible. Pero, ¿dónde habría mujeres al alcance de los marinos de Vinlanda? Era pues necesario evitar el error cometido al enviar a Thorvald sólo con hombres. Karisefni tomó 160 hombres y 15 mujeres, entre las cuales Freydis, la terrible y cruel hermana de Leif quien había exigido participar en el viaje. Dicha proporción de mujeres era demasiado pequeña y esto condujo rápidamente a rivalidades, a peleas. Sin embargo no fue la causa directa de un nuevo fracaso y la expedición se enfrentó a problemas más graves. En 1010, luego de un viaje sin dificultades, el equipo llegó a los refugios de Leif y allí se instaló. El verano, luego el otoño se toman sobre todo para los trabajos materiales de instalación, de constitución de reservas de madera y de víveres para el invierno. Son necesarias nuevas viviendas, pues el grupo es numeroso. Se trata de una residencia 46

permanente. Hay que organizaría, construir establos pues han sido llevadas algunas vacas y un toro. En otoño, Gudrid tiene un hijo, Snorri, primer vikingo nacido en continente americano. Luego del primer invierno, se piensa en explorar la región detalladamente. Pero la noticia sobre el regreso de los vikingos a la región se ha difundido entre los indígenas quienes no ignoran quizás la masacre de los suyos en el monte Desierto, hace tres años. Ahora merodean alrededor del campamento; lo vigilan, desconfiados. Han sido vistos. No atacan. Karlsefni quisiera entablar relaciones pacíficas con ellos, como con los esquimales en Groenlandia. Se produjeron algunas tentativas de intercambios de mercaderías. Telas y leche eran buscadas por los indígenas. No había bovinos en sus dominios y veían a éstos por primera vez; durante dichas tratativas, hubo algunos incidentes tragicómicos, pues, estando cada uno en guardia y siendo ambos fácilmente irritables, todo era motivo de choque. A veces hasta hubo batallas y fue necesario rodear el campamento con una empalizada, estar siempre alerta. Pero los efectivos eran suficientemente numerosos como para asegurar la guardia del campamento y permitir al mismo tiempo a otros salir al mar. Un grupo exploró la costa oeste, hasta el río Hudson, la región de la actual New York, bajo el mando de Karisefni. Nos encontramos en 1011. Karisefni volvió en otoño, pero dejó invernar (probablemente en la orilla oeste de la desembocadura del Hudson, frente a la isla de Long Island) a la mayor parte de ese grupo de exploración. En 1012, Karisefni regresó a buscar a sus hombres y desde allí la exploración fue llevada aún más al sur. Parece ser que ésta sobrepasó la bahía Delaware-Filadelfia y que penetró en la bahía de Chesapeake en donde se estableció un campamento. Esa región fue llamada "Hop", es decir golfo profundo. Al parecer sería la región de Washington, de Baltimore. Ahora bien, en 1013, se produce el abandono general de esta región, el regreso definitivo hacia Groenlandia, el fracaso total de la implantación vikinga en el continente. ¿Entonces que ocurrió? A comienzos del invierno de 1011, y cuando hacía poco tiempo que Karisefni había regresado de su exploración alrededor de la desembocadura del Hudson, unos indígenas se presentaron en el campamento con unos paquetes de pieles. Desconfiando, los vikingos pidieron a las mujeres que los recibieran y que les entregaran los 47

productos de intercambio habituales, quedando los hombres a la expectativa, bastante lejos, para evitar incidentes. Gudrid no se había unido a las otras mujeres. Había permanecido en su cabana cerca de la cuna de su hijo Snorri. Una mujer desconocida penetró bruscamente. Tenía el tipo celta, pequeña, de cabellos pelirrojo claro sujetos en la frente por una vincha. Tenía la piel muy pálida, como las pelirrojas blancas. Su pollera era corta y negra. Esto según las traducciones de la saga. Sin embargo, he podido procurarme una copia del texto integral, en su versión original; la traducción literal del Relato, capítulo VII, apart. 13 a 16 parecería indicar más bien (no soy especialista en esas antiguas lenguas): "cabellos de un castaño claro"; "tez muy pálida"; la palabra "pollera" sería un adaptación moderna, pues el texto parece poder traducirse mejor por "envuelta con una manta de paño negro". Un día quizás los filólogos se pondrán de acuerdo, pero poco importan los detalles, el conjunto es capital. Además, se puntualiza que la visitante a quemarropa, preguntó a Gudrid su nombre, quien respondió: "Mi nombre es Gudrid. Y tú, ¿cómo te llamas? "La extraña de grandes ojos miró fijamente a Gudrid y, como en un sueño, repitió: "Mi nombre es Gudrid". Pudrid le señaló un asiento. Pero en el mismo momento se oyeron gritos y ruidos de lucha en el campamento; el ataque comenzaba. La extraña dio un salto hacia afuera y se escapó sin que nadie lo notara. De este modo, la saga de Karisefni nos aporta varias precisiones que no parecen haber llamado la atención de los comentaristas precedentes. Hemos encontrado un comentario curioso hecho por un filólogo: para él, ese pasaje es una visión; él admite las afirmaciones de las sagas como documentos históricos y ¡rechaza las frases que le molestan! Es poco serio. Con toda evidencia, por su tez, sus cabellos, sus ojos, su vestimenta, aquella mujer no era una indígena mongoloide. La descripción de Gudrid es precisa y significativa. Además, sin dudar, y sin acento notado por Gudrid, aquella repitió: "Mi nombre es Gudrid", luego de haber preguntado a Gudrid al entrar: "¿Cuál es tu nombre? ", en lengua nórdica (esos pueblos del noroeste de Europa: noruegos, daneses, irlandeses, escoceses, islandeses, mezclados desde hace dos siglos, se comprendían entre ellos). En aquel caso, no podía ser más que una celta, cómplice de los indígenas ¿quizá llegada hasta el campamento para tratar de secuestrar al hijo de Karisefni? ¿Sólo una blanca podía pasar desapercibida en medio del enloquecimiento de una lucha en el campamento? 48

Cuando preguntó a Gudrid se nombre, ¿no era para saber si era una vecina, un sirvienta, una esclava? Se puede pensar que se sorprendió de encontrar a una mujer allí, pues imaginaba a todas las mujeres "en el frente", frente a los indígenas con quienes hacían intercambios. La repetición de la frase, ¿no muestra también el interés que la visitante tenía de encontrarse sola, cara a cara con la mujer del jefe enemigo, el vikingo, enemigo de los celtas? Parece que casi se podría transcribir: " ¡Ah! , ¡entonces tú eres Gudrid! ..." Sea lo que fuere sobre todo lo que se pueda imaginar en cuanto a los móviles de la acción de esta extraña que penetra en el campamento vikingo, un hecho es cierto: en Vinlanda había celtas aliados con los indígenas y esto, hasta nuestros días, no había sido puesto de relieve claramente. Una saga vikinga lo dice expresamente. Nosotros hemos de encontrar otras confirmaciones. Uno de esos combates fue mortal. La versión que indica que había 160 hombres y 15 mujeres dice que, después de ese combate, los vikingos se encontraron con 40 hombres menos que al partir. Las mujeres también habían tomado las armas y 5 fueron muertas. De este modo, los efectivos se vieron reducidos a 120 hombres y 10 mujeres. Nacieron rivalidades por las mujeres que habían quedado viudas. De ello resultaron riñas mortales. Fue necesario intervenir enérgicamente para restablecer el orden; y el descontento, la impaciencia, el nerviosismo aumentaban, tornando insostenible la vida en el campamento. Karisefni no podía restablecer la necesaria cohesión ante los ataques de los indígenas. Finalmente, vencido, se decidió a renunciar a fundar la colonia de Vinlanda, en donde había nacido su hijo. A partir de la primavera de 1002, replegó su grupo hacia el campamento en la desembocadura del Hudson, pero Ja moral ya había decaído. Luego de otro invierno, en la primavera de 1013, fue tomada la ruta de regreso a Groenlandia. En lugar de seguir la costa, como había hecho Thorvaid, Karisefni puso proa directamente hacia Nueva Escocia, hacia Markiand, en donde atracó. Cuando llegaba a la costa, la tripulación divisó, de lejos, y con bastante dificultad, a un hombre que le pareció barbudo (¿un celta? , pues los indígenas no tenían barba). Con él había dos mujeres y dos niños. Este grupo, al ver a los vikingos, huyó bruscamente; los adultos desaparecieron no se sabe dónde; en tanto que los niños, sorprendidos o curiosos, o sin comprender lo que ocurría, dudaron y fueron capturados. Embarcados, 49

fueron llevados a Groenlandia, luego a Islandia y finalmente a la corte del rey de Noruega, como testimonio de los contactos de los groenlandeses con el continente americano. Estos niños crecieron, aprendieron la lengua de los vikingos y contaron su vida, lo que sabían. A través suyo, los vikingos supieron que ciertas tribus indígenas vivían en contacto con blancos, llegados del este, del otro lado del mar. Dichos blancos estaban establecidos "frente a sus dominios", única traducción posible, la cual no es clara. Pues, habiendo sido capturados al sud de Acadia, "en frente" significaba: del otro lado de la bahía de Fundy, al norte de la bahía del Maine (? ). ¿O "en frente" en un pueblo vecino? Esto no ha sido aclarado, pero la última suposición es la más verosímil, tanto más cuanto que el hombre que se encontraba cerca de las dos mujeres y de los dos niños parecería haber sido un blanco, barbudo. Aquellos niños contaron que algunos días "esos blancos, de vestimenta clara", se agrupaban en desfiles, con hombres vestidos de blanco a la cabeza, y que cantaban fuertemente, en tanto que otros llevaban grandes paños de colores vivos en el extremo de largas varas" (ya que los niños habían visto aquello ¿razón de más para pensar que los celtas se encontraban al lado, muy cerca de ellos, y no del otro lado de la bahía de Fundy? ). Ninguna duda que tal descripción corresponde a una procesión católica con sus banderas, sus sacerdotes con blancos sobrepellices, sus cánticos coreados y que aquellos blancos eran los celtas de los cuales se conocía la presencia en esa región, y más al sur, en lo que también se llamaba "La Gran Irlanda", en tanto que los esquimales de Groenlandia y del Labrador quienes tampoco ignoraban esta presencia blanca, designaban, de modo general, a estas regiones como "El País de los Hombres Blancos". Kenney emite la hipótesis gratuita de que esta última apelación sería imputable a los vikingos quienes habrían llamado así a esa región, al oeste, hacia la cual habrían huido los celtas de Islandia cuando invadieron esta isla. Vemos la convergencia de los relatos que muestran que los vikingos estaban instalados en Groenlandia; que éstos intentaron, en vano, instalarse en el continente, de donde fueron echados por los indígenas, los cuales, por su lado, estaban en buenas relaciones con los celtas,

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establecidos para siempre y desde mucho tiempo antes en el continente americano. Una observación no me parece superflua. Los dos niños capturados proporcionaron el nombre de sus "reyes", de dos jefes, cuando más tarde comprendieron ese lenguaje común a las regiones del norte y del noroeste de Europa y que era llamado "el normánico". Uno de esos jefes se llamaba Avaldamon; el otro Avaldida. No soy filólogo, pero pregunto: ¿a qué dialecto amerindio pertenecen estos dos términos? ¿Son algonquinos, hurones, etc.? Pues hay una relación bastante curiosa y nunca notada, por lo que yo sé, que se debe establecer: ¿esos términos no tienen una etimología celta? Aval es el nombre bretón de la manzana (afall, en irlandés antiguo). Ahora bien, la manzana ocupaba un lugar importante en los relatos de navegación del siglo VI, pues nunca se embarcaba sin manzanas (antiescorbuto y varias otras propiedades que no puedo citar aquí). No existe, pues, sólo la evocación bíblica de Eva y de la manzana, sino que la manzana es un don de Dios; se conserva todo el invierno y era la única fruta de invierno de los países celtas (aún en mi juventud, a comienzos del siglo XX). En consecuencia, ¿no es posible ver en eso un dato más de la influencia de los monjes celtas sobre aquellas poblaciones a cuyos miembros se llamaba con nombres de raíz celta? Me pareció que allí se encontraba una importan- te convergencia, tanto más cuanto que no parece haber sido notada nunca (¿pero se le podía escapar a un bretón? ). Antes de abandonar a Karisefni, cuya saga narra la continuación de su vida, demos algunos ejemplos de su exploración. En la primavera de 1011 partió hacia el oeste, por el sur de Long Island, con dos embarcaciones de 60 hombres. Su amigo Snorri comandaba el segundo drakkar. Reconoció la bahía de New York y la desembocadura del Hudson, al cual atravesó. Denominó a esta profunda bahía Straum Fjord, el Fiord de las Corrientes, debido a las violentas corrientes de marea cerca de la isla Straumey, e instaló su campamento al oeste de la bahía, frente a la actual New York. Al menos, ésta es, al parecer, la única interpretación posible, teniendo en cuenta sus descripciones. Allí dejó una de sus embarcaciones y volvió con la otra a los refugios de Leif, en donde habían permanecido su esposa y "diez veces diez hombres". Poco después de su regreso es cuando se ubica la anécdota de la "visita" de la celta a Gudrid. Esta tentativa de penetrar en el campamento por la astucia, a cubierto de una transacción comercial que degenera en mortal batalla, los numerosos 51

enfrentamientos ocurridos a lo largo de todo el año, hacen que Karisefni se inquiete y que considere al lugar muy poco seguro: no se puede vivir siempre sitiado y en estado de alerta. De este modo, hacia el fin del segundo invierno, es decir en la primavera de 1012, decide evacuar los refugios de Leif y replegar toda la colonia hacia el campamento situado a la entrada del Hudson en donde se encontraban todos reunidos. Poco después, Karisefni, dejando a su mujer y a su hijo en el campamento, se dirigió hacia el sur con dos embarcaciones y exploró (quizás) la bahía de Chesapeake que él llamó "Hop", lo cual significa "bahía profunda". Permaneció allí sólo dos meses y luego regresó al campamento de Straum Fjord, dejando a una de las tripulaciones continuar la exploración del Hop. Este drakkar encontró un grupo de canoas indígenas pero supo evitar el combate. Karisefni sólo permaneció pocos días en el campamento y, con 40 hombres, volvió a salir hacia el este, dobló el cabo Cod (al parecer), siguió la costa de la bahía del Maine y exploró la bahía de Fundy (? ). Al acercarse el invierno, regresó a Straum Fjord y, con la mitad del equipo, continuó poco después hasta Hop en donde pasó su tercer invierno, cerca del otro grupo allí instalado. Pero los compañeros de Karisefni que habían visto a un número elevado de indígenas en aquellas regiones no se sentían para nada seguros y, como dice el Hausbók: "Sólo podrían habitar en aquella región, aparentemente muy atractiva, viviendo con miedo y en guerra continua". En consecuencia, decidieron regresar a Groenlandia en el año 1013. Desde allí, Karisefni, su mujer Gudrid y su hijo Snorri, así como su amigo Snorri Thorbrandson volvieron a partir hacia Islandia en donde se perpetuó su descendencia. La localización de todos los puntos explorados por Karlsefni sigue siendo difícil y damos con reservas las indicaciones que preceden. Algunos comentadores han llegado a decir que Karisefni no encontró los refugios de Leif y que se instaló en Markiand (en Nueva Escocia). No es posible estar con ellos pues las sagas dicen expresamente que Leif fue a Vinlanda. El Relato de los groenlandeses, capítulo VIII, ap. 1 y el mismo relato, capítulo VII, apart. 4 indican con precisión que Karisefni y sus compañeros llegaron sanos y salvos a las "Cabanas de Leif, en Vinlanda" ("Karisefni bath Leif húsa a Vinlandi..." —según la versión en mi poder).

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7. La saga de Bjorn y la de Gudieif Luces sobre la implantación celta Bjorn Asbrandson causa intriga a su alrededor: recluta rápidamente una pequeña tripulación y parte de Breidavik, en Islandia, a pesar de todos los consejos, pues sopla un viento del nordeste que no lleva ni a Europa ni a Groenlandia. Se dirige hacia la muerte, piensan los demás, pues no quiere esperar que el viento cambie de rumbo. Además, esperaría quizás mucho tiempo, pues ese es el viento habitual de verano, el que se utiliza para volver de Europa. ¿Por qué esa ocurrencia? ¿Se habría vuelto loco? Nada lo hace suponer. Con endiablada firmeza y con una voluntad fría y tenaz, se prepara, ordena, conduce y se aleja, sin ninguna duda, sin una sola maniobra para tomar el viento de costado. Esto en 999. Pequeña saga que no dice nada más. Bjorn partió y jamás volvió. Otra saga, la de Gudieif Gudiandson, nos informa que éste, cargado partió de Dublin (en manos de los vikingos, ya lo hemos recordado) hacia Islandia con buen viento en el año 1029 y ya bien entrado el verano. Pero en alta mar el viento cambia hacia el nordeste y sopla muy fuerte, muy fuerte para maniobrar. Debe dejarse llevar durante mucho tiempo, con el viento aproximadamente atrás. No puede evitar un contacto muy duro con una costa en donde su embarcación resulta averiada. Súbitamente, junto con su tripulación, se ve rodeado por hombres que parecen hablar un dialecto irlandés y es hecho prisionero. Comprende algunas frases y sabe que va a ser conducido ante una asamblea para ser juzgado. Eso no puede ser para él y para su tripulación, piensa, más que la alternativa entre la muerte y la esclavitud. En efecto, en el pueblo adonde son conducidos, se reúne la asamblea. Poco después, ven llegar a un impresionante cortejo en medio del cual emerge una gran bandera bajo la cual se encuentra un hombre de estatura elevada, digno porte, edad avanzada y blancos cabellos. Era, con toda evidencia, el jefe, a quien cada uno debía absoluta obediencia, pues la suerte de los prisioneros le fue inmediatamente confiada. Les dirigió la palabra en lengua nórdica y al enterarse de que algunos eran islandeses, se inquirió sobre el nombre de los hombres más conocidos de los distritos de los cuales decían ser originarios. Se volvió entonces hacia su pueblo y le habló durante largo tiempo, pidiendo, como 53

conclusión, que el tribunal dejara entre sus manos el destino de los prisioneros. La sentencia fue inmediatamente pronunciada: toda la tripulación, incluso Gudleif, abandonarían lo más rápidamente posible la Gran Irlanda. Luego, dirigiéndose directamente a los vikingos en su lengua, le dio a Gudieif un anillo de oro y "una buena espada", diciéndole: "Si el destino te permite regresar a tu país de Islán da, lleva esta espada al gran granjero Kyartan de Froda; pero entrega el anillo a Thurid, su madre." Los vientos y las corrientes no permitían a Gudieif llegar directamente a Islandia y se dirigió hacia Irlanda pues se acercaba el fin del verano. Pasó allí el invierno y no partió hacia Islandia hasta el verano siguiente. Fiel a su promesa, entregó los preciados presentes y la sorpresa fue enorme. Gudieif supo entonces que el viejo jefe que le había salvado la vida y hecho posible su regreso no era otro que Bjorn Asbrandson, de Breidavik quien se había hecho tan precipitadamente a la vela treinta años antes, porque había amado a Thurid "de manera no demasiado juiciosa, pero demasiado intensa", para aceptar verla transformarse en la esposa de otro. Ese anillo que le destinaba, que le había mostrado, pero que ella había rechazado, él lo había conservado como único recuerdo de un amor en una sola dirección. Thurid había reconocido también la espada de aquél que la había amado tanto.

8. Aproximaciones, síntesis y comentarios A través de la saga de Gudieif, podemos deducir que Bjorn, habiendo salido de Islandia en 999, fue voluntariamente, con perfecto conocimiento de la ruta a seguir, hacia los celtas del continente americano. Hacía trece años que Bjarni había señalado esas costas y dieciséis que Ari Marson había sido retenido por los celtas. La implantación celta en el continente era pues conocida con precisión por los vikingos instalados en Islandia, antes del año 1000. Cuando Leif, en 1003, va a "descubrir" Markiand, Vinlanda, ya sabe que allí puede encontrar celtas. Tanto más cuanto que los vikingos ocupaban los puertos de Irlanda desde hacía cerca de 200 años (su primera implantación al norte de Irlanda data de 795). Con ellos había tripulaciones en las cuales había irlandeses, a veces prisioneros convertidos en esclavos. Pero había también mercenarios de diferentes países (recordemos la anécdota de Tyrker, germano del sur, 54

que identificó la viña). Además, muchos vikingos, al comienzo de la implantación en Islandia, hacia fines del siglo IX, eran proscriptos. Las primeras incursiones de los vikingos en Islandia pertenecen a la segunda mitad del siglo IX, pero su implantación definitiva, iniciada después de 860, recién se hizo sensible al finalizar el siglo, para huir de la excesiva imposición fiscal ordenada en Noruega en 874. Aquellos hombres no podían regresar a Noruega. Necesitaban mujeres y fueron a buscarlas, en incursiones nocturnas llevadas a cabo en pueblos de la costa de Irlanda, Irlanda que, por otra parte, no lo olvidemos, está enteramente gobernada por otros vikingos desde el comienzo del siglo. Todo ello contribuye para que la presencia de los irlandeses en "la Gran Irlanda", situada en el continente al oeste del Atlántico no pudiera ser ignorada por los vikingos. Las sagas de Islandia y de Groenlandia coinciden de cerca con estos datos, además de precisar fechas y permitir localizaciones. En algunas sagas hay algunas diferencias de fechas, pero en general poco importantes, de alrededor de un año. La cronología dice por ejemplo: "al invierno siguiente". A veces la cronología ha podido ser históricamente fechada: la batalla que decidió al rey de Noruega a convertirse al catolicismo, según las sagas, tuvo lugar en el mismo año en que Leif fue a Noruega. Pero "al invierno siguiente" es una expresión que puede querer decir el 28 de diciembre de 999, o el 24 de febrero del 1000 —tanto como para dar fechas al azar— de modo que no se sabe todavía si se trata de 999 o del 1000, pero la falta de precisión sobre la fecha es de menos de un año, lo cual es absolutamente secundario.

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Pero un hecho importante y, en mi conocimiento, nunca señalado en la literatura es que la saga de Gudieif muestra bien la coexistencia pacífica entre indígenas y celtas, siendo estos últimos, probablemente, los jefes espirituales y temporales escuchados. Esta saga relata también el incidente del encuentro de Gudrid con una blanca "cómplice" de los, indígenas, todos unidos en contra de un enemigo común, que no quieren ver establecido en sus dominios al cruel vikingo que degollaba a los sacerdotes, incendiaba las iglesias, saqueaba y luego destruía las abadías, los monasterios, que había echado a los militantes católicos de Irlanda; habiéndose refugiado en Islandia, un siglo más tarde eran nuevamente masacrados y expulsados de allí y sólo pudieron salvarse huyendo hacia el oeste, hacia un territorio que habría de convertirse en "La Gran Irlanda". En el año 1000, la conversión de los noruegos al cristianismo era sólo formal y muy superficial en la corte del autoritario rey Olaf. Como en Islandia, en Groenlandia recién ha de llegar un poco más tarde, aunque, oficialmente, en Islandia fue "decretada" también en el año 1000; más tarde en Irlanda. La saga de Gudieif narra asimismo lo que dijeron los niños indígenas capturados (saga de Karisefni): sus padres vivían "en frente" de un grupo de hombres blancos, y lo que más parecía haber asombrado a esos niños eran las procesiones, con banderas y cánticos, muestras del poderío católico (la influencia, en las multitudes, de los ritos y del ceremonial, siempre sensibles, en todas partes y en todo momento: iglesia, ejército, etc.).

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La saga de Thorvaid menciona una "cabana" de madera, en buen estado pero vacía, encontrada en Vinlanda, en una isla al oeste de los refugios de Leif. Cabana ciertamente de construcción europea, pues los indígenas no hacían tales construcciones y son los vikingos quienes nos lo indican. Una cabana de madera, abandonada, no dura mucho tiempo en pie. Todo permite suponer que fue abandonada al acercarse los vikingos. Thorvaid detalla que aquella construcción de madera se asemejaba un poco a las que se hacían en Europa para almacenar el grano. Las indicaciones de dirección que proporciona parecen establecer que esa cabana se encontraba en la actual isla en donde se encuentra Newport y no es simple coincidencia que encontremos a Newport en el capítulo sobre arqueología. Mucho han discutido los filólogos sobre el sentido del antiguo término islandés utilizado por las sagas: "kornbjalm af tré". Algunos han creído que el sentido literal sólo podía traducirse por "construcción de troncos rodeando una hacina de trigo". Pero todos están de acuerdo en reconocer que los indígenas no utilizaban el trigo salvaje. Por lo tanto una hacina de trigo habría implicado un uso europeo y con mayor razón su resguardo circular con troncos. Los indígenas encontrados en aquel lugar sólo edificaban tiendas de pieles o chozas de ramas. Jacques Cartier, en el siglo XVI, confirmó la existencia de trigo salvaje en los alrededores del San Lorenzo; da constancia de un "trigo salvaje que tiene la espiga como el centeno y el grano como la avena" (relato de su segundo viaje, 1536). ¿Sería una variedad de escanda? Los celtas huían en cuanto se acercaban los vikingos, lo cual ha hecho decir a algunos que la Gran Irlanda estaba "algo hacia atrás" de la costa de Vinlanda... ya que los vikingos no los encontraban en la costa. Sin embargo, las sagas permiten matizar la situación. Aun en 1029, Gudieif encuentra a los celtas en la costa, en donde es capturado en cuanto desembarca. Así como Ari en 983, Bjorn, en 999, también se dirige directamente hacia los celtas, pero no se cuenta con detalles sobre su llegada. Por lo tanto, cuando huían al acercarse los vikingos era porque se escondían, muy cerca, protegidos por sus amigos indígenas. En realidad se alejaban poco, espiaban los movimientos de los recién llegados de los cuales desconfiaban. En 1011 Karisefni pudo constatarlo, o mejor dicho su mujer Gudrid. Una embarcación comerciante solitaria era recibida de muy buena gana: Ari y Gudieif son náufragos, sin intenciones belicosas; Bjorn llega con una pequeña tripulación, y para rendirse. Pero se desconfía de 57

las expediciones numerosas y armadas que parecen querer explorar el lugar, o instalarse en él. La estadía de los vikingos en el continente fue esporádica y breve: reconocimientos más que implantaciones. Leif se quedó sólo un invierno en Vinlanda, con 35 hombres, de 1003 a 1004. Thorvaid, hermano de Leif, se dirigió hacia allí en 1005, exploró la región al oeste en 1006, pero a partir de 1007 abandonó Vinlanda y fue muerto en un combate más al norte, cuando volvía a Groenlandia, lugar hacia donde regresó la expedición en 1008. Karisefni permaneció allí de 1010 a 1013, pero después del segundo invierno, debió abandonar los refugios de Leif, que se habían vuelto poco seguros. En 1014, hubo una tentativa épico-trágica: ante el fracaso de Karisefni, Freydis, la violenta y depravada hermana de Leif, quiso mostrar que las mujeres triunfarían. Volvió a partir con algunas personas como ella, hombres y mujeres, no con la seria intención de permanecer allí, sino para provocar un escándalo y ella declaraba que iba para traer un cargamento de productos de Vinlanda. Pero no se quedó allí mucho tiempo y tuvo que volver a embarcar, luego de un sangriento combate contra los indígenas, combate que provocó muertos de ambos bandos y, por ello, complicaciones sobre las cuales pasamos, pero que condujeron a Freydis a hacer masacrar a una parte de sus compañeros. De este modo, en 1013 los vikingos renunciaron definitivamente a instalarse en el continente después de 10 años de vanas tentativas. Un contacto más, aunque involuntario, se cita con Vinlanda: Trond Halfdanson, quien en 1047 había zarpado de Noruega hacia Groenlandia, fue arrastrado hasta Vinlanda por una tempestad, aunque ésta no dañó a su embarcación; no se menciona ningún desembarco. En la literatura nórdica, salvo cuando Adán de Bremen recuerda nombre hacia el año 1070, no se encuentran nuevas menciones Vinlanda hasta setenta y cuatro años más tarde, en 1112: un sacerdote Groenlandia, Eric Gnupson, ¿quiso ir a ver aquel país del cual tanto había hablado antes, para estar seguro de que no era una ficción? , para tomar la evangelización en sus manos?

el de de se ¿o

La implantación de los vikingos en Islandia y en Groenlandia era firme, pero en el continente americano sólo hubo incursiones de exploración, campamentos provisorios que finalizaron con fracasos, bajo los embates de los indígenas, más susceptibles, más agresivos que los esquimales, con quienes, en general, el entendimiento y la coexistencia pacífica habían sido 58

bastante simples. El último contacto, involuntario, de los vikingos en el continente es el de Gudieif quien lo abandonó en 1029. Por el contrario, los "Hombres Blancos", los celtas, estaban establecidos para siempre, mezclados con sus prosélitos, con la población indígena a la cual dirigían o, por lo menos, inspiraban respeto por su ascendiente. Los vikingos, en sus sagas, dan cuenta de contactos con los celtas del continente desde 983 a 1029, es decir durante cuarenta y dos años. ¿Qué ocurrió con los celtas más tarde? ¿Desde cuándo estaban allí? Más adelante intentaremos responder a estos interrogantes. Pero hay un hecho capital que puede ser deducido del estudio de las sagas. A través de diversos datos precedentemente reunidos, me parece posible inducir que cuando los vikingos están en contacto con los celtas en el continente, en realidad se trata de una época que corresponde a la extinción de la raza celta. Desde aproximadamente doscientos años antes, los ataques de los vikingos en Irlanda han ocasionado la destrucción de los monasterios. Durante el siglo IX, aquellos ocupan de modo estable todos los puertos de la isla. Desde hace quizás ciento cincuenta años, las salidas de Irlanda hacia América han sido tomadas casi imposibles y desde hace más de cien años, los vikingos están instalados en Islandia, la cual constituía un punto intermedio en el viaje hacia ese continente. Su primera implantación en ese país data de 860. En 874 es fundada Reykjavik. A nivel marítimo, Islandia era una preciada escala desde Europa hasta América. En sentido inverso pierde importancia (debido al predominio de la corriente del Gulf Stream y de los vientos del oeste; ya hemos visto que no se dudaba en hacer ese trayecto directo, más fácil, al final del otoño, que desde Vinlanda a Islandia). Groenlandia no era una escala. Además, los vikingos recién se instalaron en 986, luego del reconocimiento del incomunicado Erik, durante su exilio judicial entre 982 y 985. La implantación de los vikingos en Groenlandia es pues posterior a la saga de Ari, la cual es la primera en señalar la presencia de los celtas en el continente. Las pequeñas colonias celtas, establecidas en varios puntos del continente, tal como lo muestran las sagas, no reciben más "sangre joven" desde hace más de un centenar de años. Viven por sí mismas. La consanguineidad conduce a la degeneración. Es posible, y aún probable, que haya habido mestizaje, pero, en todo caso, las colonias parecen carecer de "dirigentes". 59

Son conscientes de ello y es por ello que si un jefe vikingo llega voluntariamente hasta ellos, tal como Bjorn, lo colocan de buen grado a la cabeza. Asimismo, si atraca voluntaria y pacíficamente, como Ari Marson, tratan de retenerlo. Recordemos además diversos lazos de sangre entre vikingos instalados desde ciento cincuenta años antes en Irlanda y muchas irlandesas, los raptos de esposas llevados a cabo por vikingos de Islandia en pueblos de Irlanda. Contrariamente a ello, los celtas se oponen a una instalación definitiva de colonias vikingas y no ha podido hacerse ninguna implantación de tales colonias. Algunos autores dicen que los vikingos han sido los primeros europeos que se instalaron en América. Acabamos de mostrar que todos los documentos invalidan la implantación de los nórdicos en el continente en los siglos X y XI. Todas sus tentativas han fracasado y ya hemos de ver otras pruebas. Otros autores declaran que Islandia ha sido descubierta casi simultáneamente por el noruego Naddad, quien, alejado de su rumbo, perdió las Feroé, adonde quería ir, y por el sueco Gardar Svalarsson, quien las rodeó. Estos autores escandinavos declaran que luego fue hecha la exploración de la isla por nórdicos "establecidos" en Escocia, que los noruegos se establecieron en las Shetland hacia el año 700, etc. Todo esto está impregnado de un dejo de chovinismo pues, hacía muchos siglos que, desde Escocia, Irlanda, Bretaña, los celtas iban a Irlanda y que se habían instalado en ese país. Por otra parte, aún sagas como las del Landnámabók (de land ñama == toma de posesión de una tierra) citan lugares habitados por los celtas así como la persecución que los vikingos llevaron a cabo, degollando a aquellos que, al acercarse ellos, no pudieron huir por mar. Lo cual permitió a las sagas decir que sus antepasados descubrieron una tierra que no pertenecía a nadie y el Landnámabók da la genealogía de las primeras familias que se instalaron en Islandia. De este modo, indirectamente, las sagas confirman que Islandia no fue en absoluto descubierta por nórdicos, y hemos visto en otra obra Brandan, el gran navegante celta del siglo VI, que en aquella época, y desde mucho tiempo antes, los viajes de Irlanda a Islandia eran rutina. Por el contrario, Groenlandia seguramente no estaba habitada por celtas cuando llegaron los vikingos. Algunos autores modernos declaran que esta región "no estaba más" habitada por los celtas, pero que los primeros vikingos llegados encontraron carcazas de embarcaciones, ruinas de construcciones europeas, pero no habitantes, ni siquiera esquimales. Pero 60

nosotros no hemos encontrado en las sagas ninguna frase lo bastante clara sobre el tema, y debemos albergar más de una duda sobre esta implantación de los celtas en Groenlandia. Además, ¿qué era Groenlandia en aquella época? ¿Qué parte vio Gungjorn cuando, desviado por una tormenta, en viaje desde Noruega, no dio con Islandia, hacia el año 900 y se dio cuenta de que había sido llevado demasiado al oeste al ver islas desconocidas para sus compatriotas? Según él era un archipiélago, lo cual hizo dudar, en el siglo XIX, de su descripción, cuando se disecaron las sagas, olvidadas desde mucho tiempo antes. Ahora bien, se trataba con certeza de un archipiélago; y recientes trabajos, que evocaremos más adelante, muestran que esas islas, a las cuales bautizó con su nombre, al este de la Groenlandia actual, se han inundado en el siglo XIV de nuestra era. Fue probablemente en las islas Gungiorn (o Gunbjorn) en donde Leif, desterrado, atracó primeramente, pero los hielos sobre la costa lo obligaron a desviarse hacia el sur y luego bordeó el sur de Groenlandia, exploró la costa oeste, al parecer hasta la actual isla de Disco.

Las sagas dan cuenta de esquimales en contacto con los vikingos. Pero algunos especialistas discuten la presencia de los primeros en Groenlandia antes del siglo XIII, por no haberse encontrado ninguna pieza convincente más antigua. Este argumento es insuficiente: prueba que la "industria local" de los esquimales del lugar está probada en esa fecha, pero no es prueba de que no hubieran estado antes allí, el hecho de encontrar o no objetos probatorios que han podido desaparecer por ser biodegradables. En el siglo XI, los esquimales sólo conocían, para la caza, el arpón. Las sagas muestran que en el continente, más al sur, Thorvaid fue muerto por una flecha. Los amerindios conocían el arco y ello es un índice para situar a los "Indios", pero no hay ninguna precisión sobre la línea de separación entre aquellos dos primitivos pueblos. Nos parece muy arbitrario fijarla,'-como algunos autores, en medio de Terranova. Actualmente, las sagas son admitidas como dignas de fe. Ya no se las considera como relatos imaginarios. Sin embargo, en algunos raros "especialistas" de la literatura nórdica se encuentra una curiosa ocurrencia: admiten a esos relatos como verídicos y por una especie de "chovinismo literario"

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—¿o de anteojeras de especialistas? — consideran que todo lo que dicen las sagas es verdadero cuando hablan de los nórdicos, pero las expresiones de las sagas en cuanto a los "encuentros" con celtas les parecen sospechosas. No había celtas en Groenlandia cuando llegaron los nórdicos y nunca —por lo que sabemos— han dado cuenta las sagas de contactos con los celtas en aquellas regiones. Es por ello que uno no puede dejar de sorprenderse al leer, gracias a la pluma de algunos autores, que todo lo que dicen las sagas sobre los contactos con celtas en el continente no puede ser más que tabulaciones, sueños, etc. Ningún autor serio puede apoyarlos: no se puede rechazar partes de relatos que molestan, cuando se quiere sistemáticamente demostrar que los vikingos han sido los primeros europeos en descubrir el continente americano y conservar otras, para su tesis. Lo que ha sido conservado arbitrariamente no tiene más valor. Dichos autores confiesan con desagrado que los nórdicos no eran los únicos en aquellos parajes y esto los conduce a apartar, gratuitamente, calificándolos de sueños, de ensoñaciones, los pasajes en los cuales las sagas mencionan a los celtas. Ahora bien, éstos son mencionados sólo en el continente y no en Groenlandia. Si no queremos truncar las sagas, debemos reconocer que los nórdicos no encontraron celtas en Groenlandia, pero que sí encontraron en el continente. Es a una falta de honestidad literaria que debemos la ignorancia demasiado generalizada sobre la presencia de los celtas en el continente americano antes del año 1000, y pocas personas se han percatado de ello, pues pocas han podido disponer de textos originales y aquellas que los han leído, obnubiladas por una idea preconcebida, no los han comprendido. Pero los textos originales son afirmativos y precisos. En ningún momento es posible pensar en sobreagregados en ocasión de copias posteriores, así como tampoco en hipotéticos, en evocaciones oníricas. A menudo ocurre que dichos especialistas exponen y comentan sólo un texto, pero no es una excusa en su favor. La síntesis de diferentes pasajes de varias sagas fue lo que hemos proporcionado precedentemente, y esta convergencia, este encuentro de varios textos separados aporta un pesado paquete de pruebas que nos parecen irrefutables: no conociéndose, los diferentes autores de las sagas, a veces no contemporáneos, en textos que sólo han sido relacionados algunos siglos más tarde, dan cuenta de la presencia de los celtas en el continente quienes se oponían a la instalación de los vikingos allí, estando estos últimos, a su vez, instalados en Groenlandia. Sus textos son 62

coherentes, complementarios y es por ello que la presente obra no dejará de sorprender, así lo espero, por esta unidad en la afirmación sobre la presencia de los celtas en una región que numerosos datos —sobre los cuales hemos de volver— permiten situar hacia el actual cabo Cod y aún más al norte.

9. Confirmación de la existencia de Vinlanda a través de los textos anteriores a las sagas Adán, de Bremen, había vivido en la corte, en aque! entonces en Roeskilde, y había vuelto a su ciudad natal, Bremen, para allí dirigir la escuela Capitular. Sven Estrirthson, rey de Dinamarca (país mucho más grande en aquella época que en nuestros días, llamado también Dacia y del cual Bremen dependía) le encomendó la tarea de redactar la historia de los iglesias nórdicas que provenían del arzobispado de Hamburgo, ciudad que también pertenecía a Dacia. Fue en esta gran obra, finalizada hacia 1070, en la cual insertó un Libro IV intitulado Descriptio insularum Aquiloma, en donde, en el capítulo 38, cita a Vinlanda: liPraeterea unam adhuc recitauit a multis in eo repertam océano, qui dicitur Vinland eo quod ibi vites sponte nascantur uinum optimum ferentes. Nam et fruges non seminitas habundare, non fabulosa opinione, sed certa comperimus relatione Danorum; Toda la obra fue finalizada hacia 1070, pero este Libro IV, ciertamente, ha sido escrito antes de dicha fecha, en un momento que no se puede determinar con exactitud por un error de un año, de tal modo que se puede, sin error, fechar dicho libro IV en 1053 ± 16; pero varios datos parecen ubicarlo preferentemente hacia 1060 ± 5. De este modo, el rey de Dinamarca indica a Adán una isla llamada Vinlanda en donde la vid crece espontáneamente (y desde esta época el nombre está ligado al vino, y no a la hierba tal como lo han propuesto algunos autores modernos) y se encuentra trigo salvaje. La isla ha sido descubierta "por muchas personas" y, in fine Adán declara que, en cuanto al trigo salvaje, él obtuvo el dato de una fuente danesa muy seria. La presencia de dicho trigo salvaje también será mencionada en las sagas escritas más tarde, y recordemos el episodio del "granero de trigo" de troncos. Un escrito llegado hasta nosotros, muy anterior a las sagas, y 63

redactado menos de cuarenta años (quizás hasta menos de treinta años) después del último relato que hacemos sobre la presencia de los celtas, confirma pues, y con firmeza, que Vinlanda era conocida en la Europa nórdica. Este texto ha sido considerado como uno de los más importantes para mostrar que las sagas tenían una sólida base histórica. Coincide, más de medio siglo más tarde, con otros tres que se suceden desde 1120 a 1160 aproximadamente: los de Ari Frodi (primera saga) Ordericus Vitalis y Nicolás Bergson. a) Recordemos que Ari Frodi, hijo de Thorgil (de donde también el nombre de Ari Thorgilson) escribió una de las tres versiones conocidas del Islandijarbók (es la genealogía de los primeros islandeses llegados de Noruega). Manifestó haber elaborado su relato en base a lo que le había dicho su tío Thorkell en la segunda mitad del siglo XI. Thorkell era hijo de Gellir (Gellirson) quien acompañó a Leif a Vinlanda. Adam de Bremen manifestó también haber escuchado a Thorkell. El texto de Ari Frodi podría ser de 1123 ±1. b) Ordevicus Vitalis (1075-1143), monje inglés que ha pasado la mayor parte de su vida en Normandía, menciona a Vinlanda, sin descripciones ni detalles, en su manuscrito Historia E eclesiástica, hacia 1140. Allí enumera las posesiones del rey de Noruega, lo cual ha permitido pensar que esta parte ha sido escrita hacia 1125. Cita a Orkney, a Vinlanda (ortografiada Finlandia, siendo f y u confundidas a menudo en aquel entonces —y en nuestros días también, en alemán v se pronuncia generalmente f) a Islandia, a Groenlandia, y dice que al norte de esta última ya no había "ningún otro país". c) El sacerdote Nicolás Bergson, del monasterio de Thvera, muerto en 1159, cita a Helluland, Markiand y Vinlanda indicando (¿hacia 1140? ) que esta última había sido descubierta por Leif Erikson, luego por Thorfinn Karisefni. Sin embargo, un filólogo ha estimado que ese pasaje, que se encuentra en un itinerario para peregrinos, ha sido agregado al original, tanto más cuanto que se ha encontrado otro ejemplar de dicho manuscrito en donde no figura ese apartado; argumento sin embargo insuficiente, pues ¿acaso algunos copistas no omitían a veces ciertos pasajes? De todos modos, los otros dos escritos no han sido refutados, gracias a lo cual, hacia 1070 y 1140 respectivamente, se encuentran dos textos que no son 64

sagas y que mencionan a Vinlanda, conocida de nombre de Bremen y en la corte de Dinamarca así como en la corte normanda del rey de Inglaterra. Será necesario esperar el siglo XIII y especialmente el siglo XIV para que luego las sagas, reunidas en recopilaciones, proporcionen detalles sobre aquella Vinlanda, de la cual casi no se ha de volver a hablar hasta el siglo XIX, sin que ello signifique, sin embargo, el silencio absoluto. Después del siglo XII, se encuentran alusiones sobre dicha región. Ranulph Higden, hacia 1350, en su Polychronicon hace alusión a una Geographia Uniuersalis cuyo autor desconocemos; ésta dataría del siglo XIII. Allí se dice que la isla de Wyntlandia está situada lejos dentro del océano. Citemos también a Kristini Saga que es la historia de la introducción del cristianismo en Islandia y que está fechada, con no poca incertidumbre, en el siglo XIII. En ella se encuentra casi el mismo texto que en la Erbyggia Saga (de Islandia) pero este último relato proporciona más detalles sobre los viajes de Karisefni, así como sobre los combates en Vinlanda; generalmente se la ubica en el primer cuarto del siglo XIII. Esta última sería también la fecha del relato de Snorri Sturluson que se ubicaría entre 1220 y 1230 (sea 1225 ± 5). Menciona sólo brevemente el viaje de Leif a Vinlanda y el salvataje que éste efectuó de Thorer, luego de que este último hubiera naufragado. Dicho relato habría sido escrito en Islandia. Allí se da cuenta también del viaje de Bjarni Herjulfson, viaje que Leif Erikson tratará de hacer en sentido inverso. Mencionemos además, bajo reserva, un texto que habría sido grabado en una piedra que ha desaparecido, pero de la cual se habría encontrado una copia en Bergen (? ). En ella se daba cuenta de una tentativa del rey de Noruega, Arriad el Duro, para ir a Vinlanda en el año 1065. Pero, habiendo partido demasiado hacia eJ norte, y luego derivado por los hielos al este de Groenlandia, logró, con mucha dificultad, librarse de la situación y dar media vuelta. Algunos autores declaran que Adán de Bremen habría escrito que Arriad habría hecho esta tentativa hacia 1050, pero nosotros no encontramos ningún rastro de dicha mención en los textos (fragmentarios) que poseemos de Adán de Bremen. Aun cuando esto sea controvertido, permanece en los límites de lo posible, pues es evidente que en aquella época los viajes a Vinlanda estaban en las memorias, el relato de Adán lo prueba. Recordemos que no hemos encontrado ningún relato que diera cuenta de la presencia de los celtas en Vinlanda luego del año 1029-1030. La frustrada tentativa de Haraid se ubicaría entonces 65

alrededor de veinte a veinticinco años después de Gudieif, quien habiendo sido hecho prisionero —después de su naufragio— por celtas comandados por Bjorn Asbrandson, regresó luego a Islandia. Hagamos notar finalmente que la "Carta de Vinlanda" lleva una inscripción que declara que Erik fue a Vinlanda en el último año del pontificado del papa Pascual. Sería entonces el año 1117. Se trata de Erik Upsi, obispo que salió en búsqueda de Vinlanda en 1121, según los Anales Islandeses. Existe una pequeña diferencia de fechas entre los dos textos (se desconoce en qué fuentes se han inspirado sus autores), y se podría decir que ese viaje del obispo Erik Upsi sería en 1118 ± 2. La saga de Grettir, que se fecha aproximadamente en 1290, cita a Vinlanda. Pero esos textos de fines del siglo XIII, y otros aún posteriores, no son más que construcciones a partir de relatos anteriores, a veces de varios siglos, y no se les puede acordar el mismo crédito que a las primeras versiones. Por el contrario, notamos que Frodi, Thorkell, Gellir y Adán de Bremen están muy próximos a los hechos, habiendo sido Thorkell la principal fuente de Ari Frodi y de Adán. Hemos visto que Gellir debía tener alrededor de sesenta años en 1040, fecha en la cual cuenta su viaje a su hijo Thorkell quien tenía entonces veinte años y no más de cincuenta en 1070, fecha límite del texto de Adán de Bremen. Se trata pues en ese caso de un relato recibido de boca de un actor directo en plena posesión de sus facultades mentales, recibido por Thorkell quien, aún en plena madurez, lo transmite a Ari Frodi y a Adán de Bremen. De allí la importancia de esos testimonios, anteriores a la redacción de las sagas, textos que, por su parte, son más detallados, más precisos, pero que confirman, reproducen y desarrollan los primeros escritos sin jamás contradecirlos en lo esencial.

III. ANTES DEL 983

Antes del 983, la implantación celta en América del Norte, en la región de la bahía del Maine y del Cabo Cod está indiscutiblemente establecida y precisada por los vikingos quienes nunca han pretendido ser los primeros europeos en descubrir América. Aquellos han reconocido la anterioridad 66

celta y han dado cuenta de ello en sus primeras sagas, aun antes de instalarse en Groenlandia: el primer contacto (involuntario) de un vikingo con el continente es el de Ari Marson, en el año 983, quien cae en manos de los celtas y es bautizado por ellos; en tanto que la primera instalación de los vikingos en Groenlandia es del 986, luego de una exploración llevada a cabo por un desterrado, Erik, entre 982 y 985, el cual había llegado de Islandia.

A. En Islandia y en Groenlandia

Erik el Rojo, expulsado de Islandia, se instaló en la costa sudoeste de Groenlandia, en la primavera del 982. Este habría observado, dicen algunos autores (¿imaginativos? , pues no dan cuenta de ninguna fuente seria), carcazas de embarcaciones en diferentes lugares, así como mesas de piedra semejantes a las de los países que han conservado la cultura celta (Irlanda y Bretaña especialmente) y utilizadas con fines religiosos (relacionemos esto con la mesa de piedra de North Salem). Habría visto además restos de viviendas de piedra (? ). No encontró habitante alguno en ellas. Recién más tarde conoció a los esquimales. Pero los barcos de éstos son los llamados kayaks, livianas embarcaciones de piel de foca cosidas y estiradas por costillas de foca y pelos de barba de ballena. Además, no construían casas (sus barcos "de carga", los umiaks, son más recientes; éstos están construidos también con pieles de foca estiradas pero sobre una carcaza de madera, como los barcos celtas). Serían pues europeos los que llegaron a Groenlandia, mucho antes, y luego desaparecieron (? ). Pero es conveniente ser muy reservado sobre la presencia de irlandeses o bretones en Groenlandia en aquel entonces; a mi entender, dicha presencia no se basa en nada seguro. Ninguna de las más antiguas sagas dan cuenta de ello. Por el contrario, las sagas indican con toda claridad que, en Islandia, los celtas han "desaparecido" con la llegada de los vikingos, abandonando en el lugar pequeñas campanas, misales, etc. En este caso, se trata sin duda de un eufemismo de parte de aquellos que, más tarde, habrían de asentar esos relatos por escrito con el fin de que ellos, cristianos, no evocaran

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demasiado las masacres de sacerdotes llevadas a cabo por sus terribles antepasados. Pues ellos los vieron, los capturaron, los interrogaron antes de masacrarlos. Supieron que entre ellos se llamaban "padres", palabra que era pronunciada "papae". Los principales pueblos edificados, al parecer, en el siglo VIII, por monjes llegados del sudoeste de Escocia —entonces reunida políticamente con Irlanda— y especialmente del monasterio de Culdee, llevan, aun en nuestros días, un nombre deriva do de "papae". Dichos pueblos se encuentran al sur y al este de la isla, lo cual muestra que la implantación se llevaba a cabo sobre todo en la costa que recibía la corriente marina cálida que va hacia el norte, bordeando a Islandia por el este, y pasando entre esta isla y las costas de enfrente: Irlanda y Noruega (prolongación del Gulf Stream, dicen unos, transgresión marina, dicen otros). Han sido encontradas ruinas de pueblos de los Papae en Islandia, anteriores —las sagas lo confirman— a la segunda mitad del siglo IX: es de notar que existía también Papastour en las Shetland: Papawestreg en las Oreadas en donde los vikingos recién se instalaron en 880. Ello prueba la implantación celta en toda aquella región del noroeste de Europa antes de que los vikingos fueran a destruirlos. En Islandia, al sudeste, se encontraban Papey y Papaf Jórdur. El nucleamiento más importante estaba en el sur, formado por los dos centros vecinos: Papyli y Kirkjubaejarklaustur (granja de la iglesia del claustro). Están al pie del volcán Katia, en el lado oeste. El nombre parece mostrar que el pueblo poseía un claustro y la granja del monasterio, además de una iglesia. Recordemos que la Iglesia celta —creación de los sirios— no estaba calcada de la de Roma: en aquel momento no había obispo en Islandia. El primer obispo mencionado en los archivos del Vaticano fue John quien se instaló en Holar. Fue designado por el papa Pascual II, a comienzos del siglo XII. Sabemos —ver nuestro libro sobre Brandan, ya citadoque los monjes celtas se dirigían habitualmente a Islandia a partir del siglo VI y que tales viajes se efectuaron aún a partir del siglo V. Pero nada en estos relatos permite pensar tampoco en cualquier tipo de frecuentación de Groenlandia. La convergencia es entonces total, sean cuales fueren las fuentes anteriores al año 1000. También sabemos que han sido encontradas en Islandia monedas romanas entre las cuales las más recientes pertenecen al comienzo del siglo IV de nuestra era. Pero de allí no 68

podemos deducir otra cosa fuera de la certeza sobre viajes a Islandia en aquel entonces, sin poder afirmar ninguna implantación perpetua, en tanto que a partir de la segunda mitad del siglo V, los monjes celtas residen allí durante toda la primavera y el verano, a veces, incidentalmente, pasan allí el invierno. Antes del siglo V, los viajes a Islandia eran esencialmente atracamientos, en ocasión de la pesca de bacalaos, de la caza de ballenas. Pitias iba a esas regiones en el siglo IV antes de C. Es posible entonces —aunque no probado— que se conociera la existencia de Groenlandia desde mucho tiempo antes, pero no ha sido encontrado ningún indicio sobre descripción alguna hecha por un europeo que permita afirmar que dicha isla hubiera sido ubicada de modo preciso: la primera descripción conocida es de 900, y se refiere en realidad no a la gran isla de Groenlandia, sino a un archipiélago, el de las Gunbjorn, más al oeste, hoy en parte anegado, en parte cubierto por el glaciar Inlandsis. En efecto, no tenemos ninguna razón para suponer que los celtas en viaje hacia Islandia no hayan sido, de tanto en tanto, arrastrados por las tempestades hasta las proximidades de Groenlandia, tal como lo fuera Gunjborn (o Gunnbjorn) unos veinte años después de la toma de posesión de Islandia llevada a cabo por los vikingos. Pero, sea lo que fuere, ningún relato escrito ni tradición oral ha llegado hasta nosotros y que pueda ser aplicado con certeza a Groenlandia; de allí nuestra reserva en cuanto a esta presencia celta en Groenlandia antes de la llegada de los vikingos. No puedo por ejemplo apoyar a G. Littie, cuya obra sobre Brandan muestra una intención solícita y patriotera, a menudo discutible: este autor da cuenta ampliamente de descripciones arqueológicas relativas a ruinas de construcciones irlandesas; ello al evocar las sagas que precisamente, ¡no hablan de ello! . . . Naturalmente, no es evidente que sea necesario descartar a priori la presencia de los celtas en Groenlandia antes del siglo X, pero necesitaríamos al menos algunos elementos de prueba, escritos o arqueológicos, desconocidos hasta hoy. Una bula de Gregorio IV, fechada en 835, da cuenta de una implantación cristiana en una isla del noroeste del Atlántico. G. Littie la ha identificado en Groenlandia, sin la menor prueba. En cambio, he encontrado la misma afirmación en otro autor irlandés, 0'Donoghue, el cual, en su conjunto, es bastante positivo, pues en otros puntos he podido comprobarlo varias veces, en tanto que la desbordante imaginación de Littie nos invita a la ensoñación. . . 69

Se sabe que Gregorio IV, papa entre 828 y 844, sostuvo con fuerza a Lotario contra Luis el Piadoso: pero no he podido encontrar el texto de la bula de 835 y no puedo indicar con qué nombre llamaba a lo que se ha transformado en Groenlandia —el Green Land—, nombre dado por Leif en 985-986. Para aquella fecha, en 835, los vikingos no eran aún cristianos, ¿pero la bula evoca realmente a Groenlandia o más bien a Islandia? Necesitaríamos nuevos elementos para decidir. La obra de Ducuil, De Mensura Orbis Terrae, no aporta tampoco ninguna precisión sobre Groenlandia. Escrita en 825, Ducuil narra una conversación que ha mantenido con un viejo monje irlandés en 795, a su regreso de Islandia (lo cual confirma que en aquella época los viajes Irianda-Islandia eran siempre hechos por los celtas). Ducuil estaba en lona (Sudoeste de Escocia) antes de 772. Huyó de allí, probablemente cuando se produjo el ataque de los vikingos, en 802, contra el monasterio de la isla; el monasterio fue destruido durante otro ataque en 806. En 804, Ducuil estaba en la corte de Carlomagno, pues, en aquel año, describe la entrega de un elefante que, en concepto de presente, hace el califa de Bagdad a Carlomagno. Este monje le describió la lejana Thulé, 800 millas distante de Irlanda, le dijo. Habló además de la vida de los monjes celtas en aquella isla. En principio, le dijo, los monjes sólo residían desde el primero de febrero hasta el primero de agosto de cada año, pues, en el momento más corto del invierno —lo cual no ha podido ser conocido más que en una estadía— la noche es continua. En cambio, en las proximidades del solsticio de verano, el sol se pone sólo muy poco tiempo detrás de la montaña (los celtas estaban en la costa sud y sudeste, recordémoslo, por lo tanto con las montañas al norte, del lado del "sol de medianoche"). La oscuridad no era total e incluso, decía el monje a Ducuil, "en ningún momento, si uno así lo quería, se estaba impedido de ver hasta las más pequeñas cosas" . . . Confesaba estar convencido de que, si alguien se hubiera encontrado en la cima de la montaña, habría visto permanentemente el sol. Según Ducuil, 3 monjes fueron a esa región en febrero de 795 y allí permanecieron hasta abril del año siguiente. En el solsticio de verano, y a un día de vela hacia el norte de la isla, encontraron el mar helado aún cuando a medianoche no estuviera completamente obscuro (De Mensura Orbis Terrae - VII - II). Por lo tanto, en el siglo VIII, los navegantes ya rodeaban la isla y se dirigían hacia el norte a aproximadamente 150 km más allá de la costa septentrional. 70

Este detalle es importante ya que indica, sin equívocos, la latitud alcanzada. Recordemos que Pitias, para verificar este fenómeno, fue más allá de Thulé —Islandia— dirigiéndose por el noroeste, al parecer con el fin de alcanzar el círculo polar durante el solsticio de junio y de constatar que allí el sol no se ponía, lo cual confirmaría la oblicuidad de la eclíptica. Pero dicho detalle confirma también la anécdota de la Navegación de Brandan al hacer notar que Mermoc, a comienzos del siglo VI, no había regresado de Islandia en la fecha habitual (lo cual confirma que a fines del siglo V ya se efectuaba una comunicación periódica con Islandia). El monje Barint (Barinthus) dio parte a Brandan quien reunió una tripulación de 16 hombres y a bordo de su barco partió en búsqueda de Mermoc, al cual encontraría simplemente demorado . . . por un castigo suplementario que él mismo se había infligido, pero no extraviado. La leyenda que da cuenta de los viajes de Brandan fue escrita en Bretaña en el siglo IX; o al menos copiada en esa fecha, pues dicho manuscrito, escrito en Alet, no sería más que una copia de un texto perdido, ya que en realidad hay dos manuscritos, paralelos en algunos capítulos, lo cual ha conducido a la hipótesis de un manuscrito anterior desaparecido, fuente común de esos dos textos llegados hasta nosotros. Todos estos datos son pues convergentes, así como el de Beda el Venerable (672-735) que narra frecuentes viajes entre islas bretonas e Islandia, en donde existen establecimientos cristianos. Beda dice que en aquella lejana isla, designada con el nombre de Thulé, las noches de invierno son extremadamente largas en tanto que "los días se reducen a nada"; en verano es a la inversa. Agreguemos que en el relato de Ducuil hay otro detalle importante que nos interesa: el monje, al ser interrogado, hacía remontar a 70 años antes de su conversación, es decir al 725, el momento en el cual los monjes celtas se vieron obligados a abandonar las islas Feroé, dejando todo en ellas, incluso sus rebaños de ovejas, debido a los ataques de los vikingos. Se debe notar que en danés Faér Oer quiere decir también "islas de los Carneros", pero existen varias versiones en cuanto al origen de esta denominación. Otro dato: Brandan hizo una escala en la isla de los Carneros en un viaje hacia Islandia. Allí encontró carneros abandonados, semi-salvajes; por lo tanto allí se había operado una implantación humana anterior. Pero Brandan no encuentra habitantes y las primeras incursiones de los normandos en aquellas islas no se realizaron hasta el siglo VIII; por lo tanto existe convergencia en cuanto a la presencia de los carneros pero 71

divergencia en cuanto a la presencia de habitantes ... ¿o entonces la isla de los Carneros de Brandan ya no sería la principal de las Feroé? ¿O no existiría oposición? Antes del 725, según el testimonio relatado por Ducuil, había celtas en las Feroé. Estos se habrían instalado luego del viaje de Brandan, ya que de aquella época datan los numerosos viajes de los monjes evangelizadores llegados de Irlanda, Escocia, Gales. Brandan fue el gran propagador de esos viajes, pero él no fue el iniciador, ya que sabemos que Mermoc había ido antes que él, y además. Brandan da cuenta de monjes encontrados en diferentes islas, durante sus viajes a través del Atlántico norte. Antes del paso de Brandan, algunos celtas, con carneros, habrían llegado a las Feroé, pero la ocupación humana había cesado, durante algunos decenios, por causas desconocidas. La implantación celta en las islas que constituyen escalas para llegar hasta Islandia se ve de este modo confirmada por diversas vías. Han sido encontradas ruinas celtas en Clickimin, en una de las islas Shetland, ocupadas al menos desde el siglo I antes de C. hasta el siglo V de nuestra era. Todas pruebas irrefutables que, sin atestiguar una ocupación continua son jalones que confirman los escritos —los hay desde el siglo VI hasta el siglo VII— muestran que toda aquella región de los mares nórdicos y del noroeste del Atlántico es bien conocida y frecuentada sin largas interrupciones. Algunas leyendas escritas en el siglo IX han de aportar nuevas confirmaciones complementarias. Aún antes, ya que Adamnan, de lona, ha escrito en el siglo VII (Vita S. Columbae} que las islas Faér Oer eran frecuentadas, y éstas se encuentran a mitad de camino de Islandia. Esta última isla no fue reconocida por los vikingos hasta poco después de 860. En el año 863, el normando Gardor declaró que los monjes, al verlo, huían abandonando todo. Al parecer, no fue más que una incursión. En 874, Ingulf (o Ingolfur Arnason) se instaló en forma estable con varias familias noruegas y también él persiguió a los celtas. En esta fecha, pues, todavía se encuentran allí. Pero Ingulf se había instalado al oeste y de ningún modo había "depurado" toda la isla, ya que la mayor densidad se encontraba en el sud y en el sudeste. Entre esas fechas de 863 y 874, contamos aún con otra referencia: un relato —que hemos podido encontrar en su totalidad (es una saga)— da cuenta del viaje de Floki Vilgersson, iniciado en Irlanda, desde una pequeña caleta, solitaria y no muy bien indicada, para dirigirse a Islandia en el año 865 y llevando tres cuervos a bordo. Estos servían, en la bruma, para ubicar la dirección de la costa 72

hacia la cual volaban. Se ha discutido en cuanto a la ascendencia del tal Floki, hijo de una celta, han pretendido algunos autores... para luego, a pesar de todo, hacer de él un vikingo por su padre. Pero Floki (o Floke) no es nórdico, ni siquiera irlandés. Es galo o bretón (en francés = Le Page).

En aquel entonces, y desde mucho tiempo antes, los vikingos estaban instalados en todos los puertos irlandeses. Floki (o Floke) habría partido subrepticiamente desde una solitaria caleta de Irlanda (? ) hacia Islandia. Pero es ésta la última fecha que poseemos sobre la partida de un celta hacia Islandia. Recordemos que en el 970 el proscripto, padre de Erik el Rojo, llega a Islandia con sus violentos amigos. Pero aproximadamente un siglo antes, los celtas ya han sido echados de Islandia. Es por ello que la saga de Erik no los menciona. Su padre se instaló en el noroeste, única región en donde aún había tierras disponibles, aunque poco fértiles, abandonadas por sus compatriotas que estaban allí desde hacía aproximadamente un siglo, y en cantidad desde fines del siglo IX, huyendo de Irlanda, en donde daneses y noruego combatían por la dominación de la isla: muchos contingentes de dichos combatientes, acorralados contra el mar, sólo pudieron salvarse escapándose por él junto con sus familias y sus esclavos irlandeses; se estima en 6.000 el número de personas, daneses, noruegos que, habiendo partido de Irlanda, llegaron a la isla en los siglos IX y X. Recordemos que los daneses atacaron los monasterios de Irlanda en el 797, se apoderaron de Dublin en el 836 y proclamaron la anexión de toda la isla. Los noruegos no los aceptaron, lucharon contra los daneses, fueron vencidos y expulsados de Irlanda en el 853. Pero durante todo el siglo X siguieron produciéndose varias luchas esporádicas. Pero en Islandia, se puede decir que la implantación celta acabó hacia el año 874, o muy poco después. Una saga nos dice que no fueron todos masacrados, que muchos lograron darse a la mar y huir hacia "La Gran Irlanda", en el continente americano, pues, evidentemente, no se trataba de huir hacia Europa cuyas rutas marítimas del norte y del noroeste estaban totalmente en manos de los vikingos. Las sagas nórdicas nos han mostrado que los avalares del mar, de tanto en tanto, arrojaban a los barcos hacia el continente americano cuando se dirigían de Irlanda a Islandia; de allí la importancia de conocer Islandia en 73

aquella época. Algunos pasajes del relato de Brandan muestran que éste llegó al menos hasta la longitud de Groenlandia, pero nada indica que la haya visto. Anduvo en la zona de los icebergs y un capítulo por entero está dedicado a un iceberg, maravillosa basílica de cristal en la cual se reflejanlos fuegos cambiantes e iridiscentes del sol y cuyos cimientos estaban en el agua. A través de diversos datos, hemos logrado, con un error de 1°, en los 58° N y en 37° W, localizar ese iceberg descripto por Brandan (hemos proporcionado este estudio detallado en la Revue Maritime - febrero de 1970), pues se trata, en este caso, de una importante referencia por varias razones, y nuestra obra sobre Brandan lo recuerda. En las proximidades de Islandia, Brandan ha visto lo que nosotros llamamos "le pact", el mar "pesado para el remo, como aceite, próximo a congelarse", dice un relato: "espeso como cieno de pantanos" dice otra versión. Sus descripciones son bastante precisas para situar a grosso modo la región, pero raramente es posible determinar con certeza, geográficamente, los lugares descriptos. En ningún caso, a mi entender, hay, en ese relato, nada que sea aplicable a Groenlandia, y hasta parece que no la hubiera divisado, así como tampoco al continente norteamericano. Una descripción correspondería a la roca basáltica de Rockall (? ). Sin embargo, Kenney piensa que la descripción se aplica también con justeza a Bishop Island, cerca de Irlanda. Pero otros han pensado en el curioso islote de "Skellig Michael(1) ", en el sudoeste de Irlanda. En cambio, para Islandia es más preciso. El volcán que describe no podría en ningún caso ser el Hecla tal como recientemente lo ha pretendido el autor de una obra sobre Brandan. A veces se ha pensado en el volcán Katia, más próximo al mar, pero todos esos autores olvidan —o ignoran— la profunda transformación ocurrida en aquella isla. La costa ha cambiado mucho desde la época de Brandan. Había otros volcanes, tal como el Trolledynja, cuya lava, en 1340, llegaba hasta el mar, en tanto que en aquel mismo año desaparecía el Sidijokul y es posible preguntarse si uno de aquellos volcanes no es el descripto por Brandan, dado que varios datos nos inducen a pensar, de modo más verosímil, que se trata de este último. (l) Esta "identificación" ha sido sugerida por el hecho de que hay sobre este islote rocoso ruinas monásticas del siglo VII u VIII

—comparar skellig = islote rocoso con skerries que tiene el mismo sentido en nórdico. 74

El viaje de Brandan a Islandia se sitúa hacia el 525. Pero recordemos que en aquella fecha la isla estaba ya frecuentada: relato de Mermoc, monedas romanas del siglo IV... Por lo tanto, la posición de Groenlandia podría haber sido conocida antes del año 525, pero como, a nuestro entender, en el relato de Brandan no se hace mención de ello, tenemos nuevas razones para decir que en aquella época Groenlandia es desconocida para los celtas. Cierto, Brandan va hacia el oeste, o más bien hacia el sudoeste, ya que encuentra un iceberg a alrededor de 1350 km al sudoeste de Islandia, a mitad de camino entre Islandia y Terranova, cuando regresaba a Islandia. ¿Pero volviendo de dónde? ¿Había sido arrastrado por una tormenta? El texto carece de detalles con respecto al tema, pero de todos modos no se hace ninguna alusión de tierra alguna encontrada al sudoeste de Islandia. Es poco probable que la arqueología nos proporcione un día un aporte objetivo. Los monjes celtas, llegados en su "coracle", lo arrojaban al suelo, lo levantaban de un lado, sostenido por los remos y de este modo contaban inmediatamente con un reparo contra el viento y la lluvia. Jacques Cartier manifestó su sorpresa de ver a ciertas tribus costeras de los alrededores del San Lorenzo conducirse de esa manera y no tener, en tierra, más que ese reparo. ¿Práctica heredada de los celtas? Evidentemente es imposible decirlo, sobre todo porque esa práctica no parece ser de ningún modo eminentemente celta. Bajo aquel reparo rápidamente armado, los monjes se envolvían con sus capas y dormían en el suelo. Contaban además con mantas, de piel de oveja; numerosos textos relativos al siglo VI dicen que a veces disponían una tienda que podía llegar a ser su vela de repuesto. Pero en "coracles" más grandes, como los utilizados para la travesía Irlanda-Islandia y no como los pequeños "coracles" de las exploraciones costeras. Los grandes "coracles" eran demasiado pesados para ser volcados y utilizados como reparo. Además, para una estadía prolongada trataban de encontrar reparos naturales, cavernas. A veces también hacían chozas de ramas, pequeñas "celdas" de piedra seca, de adobe, etc., según los recursos locales. En principio, aquellos monjes eran "ambulantes", nómades que trataban de convertir a las poblaciones primitivas, también nómades. Fue más tarde, al tornarse más numerosos, que experimentaron la necesidad de contar con construcciones de nucleamiento para la plegaria, con campamentos a modo de monasterio, a partir de los cuales se multiplicaban. 75

Ya Brandan, en un viaje ulterior —hacia América central— utilizó un gran barco construido en madera, pues en aquel entonces partió de Bretaña, región rica en grandes árboles, en madera de calidad; bien conocidos son los navios bretones de alta mar: César manifiesta su sorpresa ante el grosor de su entablado, impenetrable para las flechas y los arpones de sus tropas en ocasión del combate naval contra los vénetos. Podemos afirmar que esas grandes embarcaciones fueron utilizadas para la travesía del Atlántico al menos desde el siglo VI. Sabemos, a través de Eginhard, que a fines del siglo VIII, bajo Carlomagno, la flota bretona es aún poderosa y resiste a los vikingos que huyen de ella, evitan el combate naval, pues sus drakkares no son los bastante grandes como para resistir contra los robustos "pontos" celtas: éstos, maniobrados para arrojarse contra los drakkares, los vuelcan y los destrozan. Por lo tanto tratan de tomar los puertos por sorpresa, con astucia. Aún a fines del siglo VIII, a pesar de los vikingos, los convoyes comerciantes bretones siguen yendo a la Galia Narbonense. El Cartulario de Redon (fines del siglo VIII y siglos subsiguientes) indica importantes convoyes que llegan a Redon: hasta 150 barcos de una sola vez, en ocasión de la gran feria, que durante algunos días transforman la ciudad en un inextricable depósito de mercancías. Parece pues que al menos hasta mediados del siglo IX el comercio marítimo se desarrolló sin grandes obstáculos: las incursiones normandas eran súbitas, rápidas, cortas: probaban por sorpresa y si encontraban demasiada resistencia, no insistían, la evitaban (lo que hoy sería llamado operaciones comando). Hemos visto que fue luego de la primera mitad del siglo IX cuando se llevaron a cabo las incursiones en Islandia y que la implantación vikinga casi no comenzó hasta el último cuarto de siglo. Pero los puertos irlandeses están ocupados para siempre por los vikingos desde comienzos del siglo IX. Pocas salidas han podido efectuarse, desde caletas solitarias, durante la primera mitad del siglo y fue poco después del 850 cuando debió interrumpirse todo el aporte de "sangre joven" para los celtas de Irlanda. Poco después, alrededor del 875, todos deberán huir nuevamente de esta isla y ya hemos de ver hacia dónde se dirigieron.

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B. Hacia "Albania"

Hemos de encontrar a los celtas en el continente americano antes de aquel año 983, primer contacto conocido de un vikingo con aquellos celtas de América continental. En el 874, una medida fiscal muy poco popular en Noruega impulsó una importante emigración hacia Islandia, nueva "tierra prometida" recientemente descubierta por los noruegos que comenzaban a instalarse en ella. A partir de entonces, se desató la conquista de la isla, la persecusión de los celtas cristianos (¿con el fin de satisfacer a Votan? ) y la apropiación de las mejores tierras. Todos los celtas que lograron escaparse huyeron hacia el continente americano, hacia las regiones en donde se sabía que otros celtas vivían en paz. En efecto, no era cuestión de volver a Europa que se encontraba bajo control vikingo; además, todos los puertos de Irlanda estaban en manos de normandos, quienes, hacía ya tres cuartos de siglo que ocupaban la isla. Esta ocupación, por otra parte, había hecho huir a muchos irlandeses hacia Islandia y su regreso era imposible. El ataque vikingo contra Islandia no les dejaba pues, como huida, otra posibilidad que dirigirse hacia el continente americano, el cual, en aquel entonces, era llamado "La Gran Irlanda". No olvidemos que en aquella época había monasterios de hombres, de mujeres o mixtos; que, además, el celibato del clero recién fue impuesto por Hildebrand cuando se convirtió en papa, en el siglo IX. De Irlanda huyeron no sólo los monjes, los curas, las monjas, las familias, sino también todos aquellos que vivían por o para los monasterios: los campesinos, los artesanos, los pescadores y sus familias. Sin embargo, parece que había un gran predominio de solteros masculinos, tanto en la huida de Irlanda hacia Islandia como luego de Islandia hacia "La Gran Irlanda", a partir del año 874. Debido a ello, la expansión demográfica habrá de ser negativa. . . "La Gran Irlanda" ha estado separada de Europa durante todo el siglo X. Es cierto que en los albores del siglo XI aún quedan algunas mujeres, hijas allí nacidas, ya que la saga de Karisefni da cuenta de una mujer blanca, bastante joven, que astutamente penetra en el campamento vikingo; pero dichas mujeres constituyen una pequeña cantidad. Varias crónicas dan cuenta de un posible aporte de bretones en ocasión de la gran amenaza de los vikingos contra el norte de Bretaña desde el año 77

918 al 920. Pero parece que fueron esencialmente monjes que huyeron por mar (los puertos bretones no estaban ocupados). Después del 945, al parecer otros monjes también partieron por mar, desalentados por las ruinas debidas a los normandos. Pero los relatos no son precisos y no se puede afirmar que las salidas hayan sido hacia América. Los normandos ahora instalados —desde el año 911— al este de la Bretaña, en las tierras concedidas por el rey de Francia, permanecieron en lucha con los bretones, quienes no aceptaban ciertas cesiones de territorios que les pertenecían y de los cuales el rey de Francia no podía disponer. Los normandos fueron vencidos por los bretones y, una vez firmada la paz, ciertos monjes que se habían retirado lejos de las costas, demasiado expuestas a las incursiones normandas, a veces bastante adentrados en la Galia, retornaron a su país, pero ante la magnitud de las ruinas, y ya demasiado desalentados y descorazonados, se alejaron por mar. Algunos lograron permanecer, construyeron nuevamente los más grandes monasterios y todo hace suponer que aquellos que partieron hacia América (? ) fueron sólo algunos cientos, una gota de agua y ningún relato da cuenta de mujeres ni de laicos con ellos. Ciertamente no hubo en aquel caso un factor revitalizador para la colonia de más allá del Atlántico y podemos concluir que el máximo poblamiento celta en el continente americano ha debido situarse entre los 880 y 900 habitantes.

Localización geográfica Es importante saber qué región de la actual América fue poblada por los celtas. Algunos textos llegados hasta nosotros permiten dicha localización. Determinados y antiguos textos celtas dicen que era el "Hvitra Mamaland", con diversas grafías tales como Vitramannaland. Ello en los siglos X y XII. Se decía también "Irían ad —o ed— Mikia" = La Gran Irlanda. Fue también el "País de los Hombres Blancos", luego "Albania". Nosotros conservaremos esta designación, fácil de retener, aunque más tardía (fue hecha en el siglo XII) para designar a aquella región, en donde (¿coincidencia? ) se encuentra además la actual ciudad de Albany. Era, a grosso modo, "Vinlanda", así llamada por Leif en el siglo XI. Pero la palabra "Vinlanda" ha tenido, al principio, un sentido preciso, limitado, y fue en versiones posteriores que se le asignó un sentido extensivo, en el cual se incluía además a Markiand y Helluland. Excluimos a Helluland pues nada indica que allí haya habido celtas: era una región inhóspita, que comprendía las actuales costas del Labrador y del norte de Terranova, entonces unida al 78

Labrador. Los vikingos bordearon aquellas costas pero tampoco se establecieron en ellas. La proximidad de las tierras y las dificultades de la navegación a vela impidieron habitar Groenlandia sin conocer el continente. Los vikingos hicieron la prueba y hasta las relaciones con Islandia condujeron a tomar contacto con América del Norte. Hemos visto que Ari, habiendo salido de Irlanda hacia Islandia, atracó a pesar suyo en el continente en donde fue retenido por los celtas en el año 983. En el 986, Bjarni quiere dirigirse de Islandia hacia Groenlandia: es arrastrado hasta proximidades del continente, pero logra corregir el rumbo y llegar a su puerto de destino. Del mismo modo dos veces en tres años, y ello habrá de volver a producirse con algunas tripulaciones que, a pesar de ellas y yendo hacia Islandia o hacia Groenlandia, son desviadas hacia Albania.

Thorer, en 1004, en viajes desde Islandia hacia Groenlandia, destrozó su embarcación contra la costa de Albania. En 1029 Gudieif fue arrojado también allí contra el continente cuando se dirigía de Islandia a Groenlandia. Aún más tarde, con embarcaciones de mejor gobierno, el mismo fenómeno se producía: en 1620, el Mayflower fue arrojado a la costa en el cabo Cod, pero logró ponerse a salvo; al año siguiente, fue el Sparrowhauk que allí se estrelló; estas dos embarcaciones querían 79

dirigirse a Virginia. Es pues normal que los celtas, por los mismos efectos del mar, hayan tomado conocimiento de aquellas costas durante sus viajes de Irlanda a Islandia, hechos de manera continua a partir del siglo VI e incluso del siglo V. Vientos y corrientes los conducían hasta la altura del sur de Terranova, hacia el cabo Bretón, Acadia, Maine, el cabo Cod. Sabemos, por las sagas, que por lo menos en el 983 se encontraban en aquellas regiones. Pero, ¿de qué relato anterior disponemos? Los relatos relativos a Brandan no permiten afirmar que dicho navegante haya visto las costas del continente norteamericano. Algunos autores modernos dicen que ha visto Terranova. Luego de haberme remontado hasta las más antiguas fuentes, no he encontrado nada que permita tal interpretación. Debemos ser reservados con respecto a ciertos relatos relativos a Brandan. Un gran número de autores desconoce que los más importantes detalles relativos a Brandan así como los más antiguos, no se encuentran en textos exclusivamente dedicados a ese gran navegante. Es necesario buscarlos en otros manuscritos como por ejempo la Vida de San Malo en donde se dice que Malo acompañó a su "padrino" Brandan. En nuestro libro sobre Brandan —en la misma colección de la presente obra— hemos mostrado que fue imposible, pero la celebridad de Brandan era tal que se ha "enganchado" a Malo con su ilustre predecesor en Alet, en Bretaña, en donde fue "sacerdote". Fue de Alet de donde Brandan partió vía las Canarias —conocidas desde la antigüedad— aprovechando los vientos alisios, también conocidos, para ir hacia América por lo que aún hoy se llama "la vía del sur", pues vientos y corrientes llevan por ella hacia las Antillas, hacia América central. No podemos desarrollar aquí este viaje, que parece datar del año 545. Recordemos que Isidoro de Sevilla (quien vivió desde 560 a 636) ha escrito: "Hay otro continente además de los tres que conocemos. Se encuentra más allá del Océano y allá el sol es más caliente que en nuestras regiones". Existe pleno derecho para pensar que aquel continente es el descripto por Brandan poco antes. Brandan murió en 574; Isidoro de Sevilla tenía entonces catorce años; no ha conocido a Brandan, pero ambos son contemporáneos, aunque no de la misma generación. En aquella época la "literatura oral" estaba más desarrollada que la literatura escrita. La alusión a América central —¿o al norte de América del Sur? — hecha por Isidoro de Sevilla sería posterior a la muerte de Brandan sólo por algunos decenios y el relato de su viaje estaba aún muy fresco en todas las memorias. 80

Pero el relato del viaje de Brandan a Islandia es el más detallado. Las localizaciones son tan concretas, tan realistas que ha sido posible la localización de algunos puntos. Pero en los textos anteriores al año 1000, los cuales evocan los viajes de Brandan, no hay nada que permita pensar que este navegante haya visto Groenlandia, ni el continente americano, contrariamente a algunas recientes afirmaciones: los relatos del siglo VI no dan cuenta de ello y es necesario esperar a Isidoro de Sevilla hasta fines de aquel siglo, o quizás hasta comienzos del siguiente para que el continente al oeste del océano sea mencionado en un texto llegado hasta nosotros. Y no se trata de la parte norte del continente americano. Veremos que tampoco la arqueología ha logrado aportar datos precisos sobre las fechas de llegada de los celtas al continente norteamericano; aún en nuestros días —al menos es mi conclusión— las fechas siguen siendo imprecisas por diferencias de un siglo. Nos hemos visto llevados, a través de diversos datos, a proponer como extremos el 625 ± 75, o quizás el 650 ± 50. Por el momento no contamos con nada seguro para reducir esta diferencia. Sabemos que para ir a Groenlandia hay que hacerlo voluntariamente, pues si el viento impide tocar Islandia, las corrientes arrastran a las embarcaciones hacia el Golfo de Maine, hacia el sur de la desembocadura del San Lorenzo. Sin embargo, ningún relato hagiográfico bretón da cuenta, con suficiente precisión, de un desvío de ese tipo, así como tampoco ningún relato irlandés, salvo uno del siglo V que relata la estadía de un irlandés más allá del Atlántico, durante algunos años. Fuera de ese caso aislado, pensamos que ningún relato coherente, ninguna estadía prolongada de bretones o de irlandeses puede ubicarse en el siglo VI en el continente norteamericano y hasta llegamos a evocar con reservas una posible implantación de los celtas en aquellos territorios en el siglo VII. Pero es conveniente insistir, ello tampoco quiere decir que los celtas no hayan atracado en América del Norte; sólo ocurre que no contamos con documentos exactos para afirmarlo y quizás algún día se los encontrará. Pues hemos visto que a fines del siglo X y a comienzos del XI, cuando los vikingos iban frecuentemente a Islandia, les ocurrió ser desviados hacia el continente. Pero los celtas iban habitualmente, al menos desde la segunda mitad del siglo V, y durante todo el siglo VI y no hay ninguna razón para pensar que los azares del mar hayan sido más favorables para los celtas que para los normandos. Sus embarcaciones, fueran los drakkares o los "coracles", no eran de mejor gobierno; aquellos barcos livianos —aunque 81

algunos drakkares pesaran 30 toneladas— no tenían quilla y por lo tanto no podían navegar con viento cruzado; a fin de permitir el uso de remos, sus lados eran demasiado bajos y las olas laterales podían entrar fácilmente, el balanceo podía acusarse demasiado, corrían el riesgo de zozobrar. Juguetes del oleaje desenfrenado, en caso de mal tiempo esas embarcaciones eran arrastradas en las mismas condiciones, hacia las mismas costas; y esto constituye un elemento más para comprender un cierto paralelismo en la historia de aquellos dos pueblos marinos. Conviene recordar (ver libro sobre Brandan) que cuando Brandan fue a América central no utilizó el "coracle" irlandés, sino el "ponto" bretón (designación que se encuentra en Julio César). Pues, para este viaje, Brandan partió de Bretaña, en tanto que su viaje a Islandia se inició en Irlanda. Este detalle sobre el "ponto bretón" se encuentra no en un texto hagiográfico relativo a Brandan sino en la Vida de Santa Ita. Ita había sido designada para ocuparse de la educación de Brandan y este último, ya adulto, gustaba ir a consultarla. Pero no es éste nuestro tema. Hemos debido estudiar con bastante profundidad los viajes de los vikingos a Islandia y Groenlandia porque éstos nos hacen comprender cómo y por qué era imposible ir hacia Islandia sin ser, alguna vez, arrastrado hacia el continente americano. Pero no contamos con documentos escritos de los celtas sobre el tema, de allí el gran interés de los textos nórdicos. Las comparaciones han contribuido a precisar fechas y localizaciones muy preciadas, pero sin contar con informaciones desarrolladas sobre el modo de vida de los celtas en aquellas regiones. Por el Landnámabók sabemos que, según un relato del siglo XII, estaba declarado que al sur de Groenlandia "se encuentran los Skroelings, luego Vinlanda la Buena. Junto a ella, pero más hacia atrás, se encuentra Albania que es el Vitramannaland". Según dicho texto, Albania (ex Vitramannaland) se extendía hacia el interior de la región, en tanto que Vinlanda no era más que una faja costera, o hasta un "promontorio" tal como lo muestran algunos mapas y tenemos poderosas razones para pensar que en ese caso se trata del conjunto del promontorio, de la salida de territorio que se termina en el actual cabo Cod. La interpretación del texto muestra además que Albania es un término nuevo que tiene necesidad de la evocación de la anterior apelación, más tradicional, la única que se encuentra en las sagas relativas al primer tercio del siglo XI o al final del siglo X: por ejemplo, en el 983, Ari Marson "fue arrastrado hacia Vitramannaland". 82

Observaremos una diferencia entre el Landnámabók y la carta de Stephenson: ésta ubica a la zona de los Skroelings al oeste de Markiand (pues, no teniendo dichas cartas el norte en lo alto de la página, debe corregirse la orientación). Probablemente es exacto, pero esa región de los Skroelings se extendía además más al sur, hacia el oeste de Vinlanda, y hacia el sur de esta última. Se trata de una confusión que se había producido: las sagas llaman Skroelings a los "Indios" haciendo notar, sin embargo, que éstos no son de la misma raza que los de Groenlandia, los actuales esquimales, llamados también Skroelings. Las cartas que evocamos —que veremos más adelante— no mencionan a Albania la cual, según el Landnámabók, se encontraría al lado de Vinlanda "pero más hacia atrás", queda sobreentendido que con relación a la costa. En momentos de la confección de esas cartas, ¿Albania habría desaparecido? En ese caso serían posteriores al siglo XIII. Existen dudas sobre la fecha exacta de las originales pues las únicas cartas llegadas hasta nosotros son en general copias del siglo XVI, lo cual hace suponer que los originales aún existían en aquella época. En la segunda parte de este libro, hemos de ver de modo científico la localización bastante exacta de Vinlanda. Sabiendo dónde estaban los vikingos, sabremos dónde han encontrado a los celtas, por lo tanto dónde estaban instalados estos últimos. Diversos descubrimientos arqueológicos han venido a reafirmar lo dicho por las sagas. Pero es necesario también reconocer que eso es todo lo que sabemos con seguridad sobre la implantación de los celtas, al menos por el momento. Estaban en esa región que va desde la desembocadura del San Lorenzo hasta las proximidades orientales de New York, hasta la zona de los grandes lagos, con una población más densa, según parece, hacia el cabo Cod y Rhode Island (de Bostón a New York) antes de 983. Poco sabemos sobre su vida, salvo raras anécdotas a través de las sagas: procesiones, etc. No sabemos mucho más tampoco sobre la fecha en que el poblamiento se tomó permanente, ni sobre la importancia de dicho poblamiento: algunos millares de personas, quizás, según ciertos índices arqueológicos (? ). Sólo podemos decir que a fines del siglo IX parecen encontrarse en el apogeo del poblamiento, gracias al aflujo de los refugiados expulsados de Islandia por la conquista de los vikingos, en tanto que a fines del siglo X, debido a la carencia de sangre joven y a un déficit de mujeres, dicho poblamiento se encuentra en vías de franco envejecimiento; carece de élites. Una gran cantidad de índices arquitectónicos han sido devastados 83

por la colonización americana que se implantó por la fuerza en esa región en el siglo XVI y sobre todo en el XVII. De tal modo que ahora es demasiado tarde para encontrar allí detalles sobre la vida económica y social de los celtas. Es probable que ese período de la historia permanezca obscuro y no podemos más que desear encontrar poco a poco algunos elementos nuevos que aporten una tenue luz complementaria. Pero lo esencial, creo, en esta obra, la primera en su género, era mostrar primeramente que el poblamiento celta existió antes del año 1000, y localizarlo, a partir de documentos auténticos coincidentes con algunos índices arqueológicos. El tema se encuentra así circunscripto, lo cual permitirá, esperemos, concentrar las investigaciones en una región limitada, o bien hacerlas abocarse sobre otros aspectos.

IV. DESPUÉS DE 1029

Aun cuando dispongamos de algunos jalones para establecer la presencia de los celtas en Albania desde el 983 hasta el 1029, luego de esta última fecha caemos nuevamente en la ignorancia absoluta sobre la ulterior evolución de esta sociedad, y ello durante un período de alrededor de 50 años. Diversas tradiciones dan cuenta de viajes de pescadores bretones hacia Islandia, Terranova y la entrada del San Lorenzo. Eran salidas para pescar bacalaos y cazar ballenas, pero también establecían contactos con los indígenas, intercambiaban mercancías y se llevaban raras pieles. Estos relatos no indican con precisión las fechas ni las condiciones en las cuales se retomaron tales viajes hacia América. Los mas antiguos parecen datar de fines del siglo XI. Por otra parte es probable que el recuerdo de aquellos viajes nunca haya abandonado a los bretones, los cuales, en cuanto retomaron las condiciones favorables, volvieron a efectuar largas travesías. Además, la tradición de Brandan se conservaba aún muy viva y el relato de sus viajes se difundió hasta invadir toda Europa, especialmente en el siglo XII. Los autores árabes de aquella época también los mencionan, pero recordemos que los árabes eran dueños de España. 84

En el siglo X, luego del tratado de Saint-Clair-sur-Epte (911), los bretones se encuentran en lucha contra los normandos, instalados, por una decisión del rey de los francos en una parte del macizo armoricano. Dicho de otro modo obsequió a los vikingos un territorio que le pertenecía sólo en parte. Pero los bretones no reconocían la autoridad de los francos y por ello no se sentían en absoluto concernidos por las decisiones de éstos. Fue pues por las armas, y en combates que se prolongaron hasta la mitad del siglo X, como poco a poco se fijó la frontera definitiva entre Bretaña y Normandía. Una vez recuperada la paz, bretones y normandos se entendieron. Fueron retomadas las expediciones marítimas, entre las cuales la primera, hecha en común, fue la conquista de Inglaterra en 1066. Los años que siguieron fueron para consolidar la instalación en las tierras de más allá de la Mancha, con numerosos convoyes marítimos, florecientes astilleros en Normandía y Bretaña. Ello durante el último cuarto del siglo XI. Por lo tanto, recién hacia los últimos años del siglo XI la flota bretona se torna nuevamente disponible. Con la paz ya instalada en las riberas celtas, los marinos se lanzaron nuevamente hacia alta mar. Muy a comienzos del siglo XII se dirigen en pos de las ballenas hasta América, así como también pescan bacalaos en aquellas regiones. Por otra parte, no se encuentran solos, pues, aproximadamente en la misma época, los marinos vascos, con las mismas actividades marítimas, llegan a los mismos parajes, siguiendo la misma variedad de ballena, hoy casi extinguida y cuya caza se encuentra prohibida. Para tener su cría, ésta se llegaba hasta el golfo de Gascuña, entre Bretaña y España; cuando el ballenato ya era lo bastante fuerte, las manadas alcanzaban nuevamente la región que se extiende desde Islandia a Terranova. En cuanto a Irlanda, aún no se había recobrado de la ocupación normanda que destruyó sus monasterios, acabó con su vida intelectual; su flota de mar queda en estado deficiente: está ausente en el mar. Por otra parte, nunca fue comparable a la de los celtas armoricanos y contamos, sobre el tema, con datos de los siglos IV y V. Pero las ocupaciones activas, cautivantes, peligrosas, de personas analfabetas, o casi, no interesaban a ningún escritor y los capitanes no escribían sus Memorias. Es así como, sobre estos viajes, sólo contamos con relatos posteriores, ya tradicionales, banales, sin historia; trabajo cotidiano y rutinario. Además, en aquella época, la Iglesia es todopoderosa y las cruzadas que comienzan al finalizar el siglo XI son tema de más fácil publicidad para los literatos. Los escritores de fines de la Edad Media no 85

se interesaron en absoluto por aquellos humildes marinos de tan ruda vida. Se encontraba mayor prestigio en exaltar las proezas de los caballeros y los combates contra los infieles de Medio Oriente. Estos son datos sueltos, encontrados en los archivos, que más tarde han permitido reconstituir algunas etapas de esos contactos Europa-América a partir del siglo XII. Con el desarrollo de la caza de ballenas y de la pesca de bacalaos, así como con 'a llegada de pieles de valor que los pescadores traían de Canadá, se tornaba indispensable la aplicación de "un impuesto de origen" a aquel ingreso. No existían aduanas, pero fue posible la percepción de impuestos a la importación: la abadía d? Beauport, en Kerity (cerca de Paimpol) impuso un diezmo a sus productos. No son de mi conocimiento ni el texto de dicha decisión de la abadía ni su fecha. Pero contamos con lo esencial de su contenido extraído de ciertos manuscritos (actualmente en los archivos del departamento de las Costas del Norte, serie E, propiedad de la abadía de Beauport). Los impuestos que se debían pagar a la abadía fueron rechazados por los marinos y los de la isla de Bréhat no aceptaron dicho diezmo. De ello resultó un proceso contra ese impuesto obligatorio para todos los pescadores a partir de 18 años, impuesto a toda la pesca de mar, "tanto en la costa de Bretaña, Terranova, Islandia, como en otra parte". Este diezmo pertenecería quizás a la segunda mitad del siglo XV, anterior al viaje de Colón (? ). De algún modo éste prueba que los pescadores bretones frecuentaban Terranova. El proceso duró mucho tiempo y finalmente, en 1514, intervino una transacción (en aquella época los españoles acababan de desembarcar en el continente americano pues permanecieron veinte años en las Antillas antes de tomar contacto con el continente, que no conocían, en tanto que mucho antes los bretones "explotaban" el continente más hacia el norte). Sabemos, por las piezas de autos, aquello a lo cual se aplicaba el "diezmo" para los habitantes "que se ocuparan de pesca" y cuál fue la transacción aceptada por el sacerdote y por "los hombres de la dicha isla que hubieren excedido la edad de dieciocho años y que pescaren ... tanto congrios, bacalaos, merluzas como otros peces . . . tanto en la costa de Bretaña, Terranova, Islandia como en otra parte ..."(1) Contamos con ocho páginas de fotocopias de textos. *(1) En francés antiguo en el original. (N. del T.)

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Pero si en ese caso se trata de la transacción de 1514, en parte alguna se menciona la fecha del diezmo (así como tampoco la carta real autorizando a la abadía a percibir dicho diezmo. Tampoco conocemos la fecha de comienzo del conflicto. Según diversos datos podemos pensar, según otros documentos, que el conflicto nació, o se intensificó, en 1504, cuando los bretones descubrieron la riqueza del "Banco de Terranova" en bacalaos. La redacción del texto muestra que la pesca del bacalao era ya antigua en 1513 en las costas de Terranova. Existen otros datos tales como numerosos actos relativos a los secaderos de bacalaos que se desarrollaron sobre todo a partir del siglo XII, fecha también del desarrollo de la flota bacaladera bretona. El bacalao era muy bien vendido debido a la existencia de alrededor de 150 días de veda por año y a que se poseía un buen conocimiento de la conservaciónde dicho pescado por el método de doble salazón. Por lo tanto se encontraban capitales para construir las embarcaciones. Los capitanes encontraban "préstamos al por mayor", pero con intereses que llegaban hasta el 45%. Algunos navios partían directamente desde los bancos de pesca de Terranova hacia el Mediterráneo. En ese caso el bacalao era puesto en barriles para evitar que probables pescados en descomposición hicieran perder todo el cargamento. Se habían producido algunas fermentaciones al dirigirse hacia regiones más cálidas. Las embarcaciones que iban a descargar a Bretaña llegaban con su bodega cargada al ras de bacalaos. Pero no podemos entrar en demasiados detalles. Es algo ya muy conocido actualmente y sobre lo cual se han encontrado numerosos documentos. Lo evocamos aquí sólo para mostrar que los bretones no esperaron a Cristóbal Colón para "explotar" América. . . Además hemos visto que no eran los únicos. Los vascos, a partir del siglo XIII, en persecución de la ballena de Vizcaya hasta el noroeste del Atlántico, tomaban contacto con Terranova y establecieron factorías, así como los bretones, los gallegos, y los portugueses del norte. No sabemos cuándo ha sido aplicada la denominación de "Terranova". Se ve que es anterior a 1514. Pensamos que dicho nombre fue aplicado en la segunda mitad del siglo XIV, luego del cataclismo que remodeló a aquella región, separando a aquella península del continente para luego transformarse en la isla así bautizada. El anegamiento de vastas regiones creó los "bancos" de Islandia y de Terranova (mesetas submarinas poco profundas), modificó el clima, la posición de los glaciares, abrió una grieta submarina y desplazó la corriente polar ártica. En todo caso, el acta arriba mencionada 87

de 1514 cita a Terranova sin explicación ni alusión al antiguo nombre, lo cual hace suponer que se la utilizaba desde poco tiempo antes. Se la encuentra también en un mapa de Ruysch de 1507, con la grafía "Térra Nova". Recordemos que fue también en 1507 cuando se encontró por primera vez un mapa con la palabra "América", mapa confeccionado por Walseemuller, geógrafo de la Academia de la corte del rey de la Lorena, en aquel entonces en Saint-Dié. La mayoría de los textos relativos a Terranova son del siglo XVI o más tardíos. Cuando proporcionan fechas, éstas resultan de tradiciones, de fuentes poco seguras y a veces contradictorias. Un tratado de hidrografía de Fournier, en 1667, manifiesta que en 1504 fue cuando comenzó la gran pesca en "la Costa de los Bacalaos". Ello resulta también de una obra de Champlain que dice que fueron los bretones quienes en 1504 descubrieron el Gran Banco, rico en bacalaos. Esto fue rápidamente conocido y algunos años más tarde llegaron los normandos, especialmente desde Honfleur y Dieppe. Sin embargo, la carta de Sebastián Caboto a Enrique VII, rey de Inglaterra, da cuenta de pescas en unas islas que los vascos llamaban Isles de Bacaleos (Terranova e islotes vecinos); éste es el nombre vasco del bacalao (tal nombre se ha conservado para una pequeña isla en la costa oriental de Terranova, entre las bahías de la Concepción y de la Trinidad). El primer documento incontestado relativo a la pesca del bacalao por los normandos en Terranova data de 1508. Según Vitet, fue en aquella fecha que un tal Angot, de Dieppe, armó uno de sus navios, el Pensamiento para ir a fundar un establecimiento en Terranova. Existen otros escritos, anteriores. Se sabe que dos embarcaciones, una bretona, la otra de Dieppe, en 1504 habían precedido a aquella embarcación de 1508. Otro reconocimiento de Terranova fue hecho en 1506 por Jean Denys, de Honfleur. El texto de Caboto es importante porque muestra que en 1497 la pesca del bacalao era corriente para los franceses pero recién en 1504 los bretones descubrieron el "Gran Banco". Un antiguo texto inglés de Wylflet reconocía también que fueron los franceses quienes descubrieron América del Norte y la explotaban mucho antes del viaje de Cristóbal Colón.

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En este sentido existen diversos escritos de los siglos XVII y XVIII, pero ante tal diferencia con respecto a los acontecimientos, sólo hemos de retener como textos de valor el acta más arriba citada de 1504 y la carta de S. Caboto (quien acompañaba a su padre, Juan Caboto) carta que cita también la isla del cabo Bretón, al sudoeste de la isla de Bacaleos (actual Terranova). Son conocidos algunos puntos donde fueron establecidas algunas factorías de pesca: en la costa norte (parte nordeste) hay poblados con nombres bretones: Bréhat, Groix, Saint-Lunaire, Saint-Méen, etc. En la costa oeste, eran los vascos y aun cuando los nombres actuales estén algo deformados, aún se reconoce: Portuchua = pequeño puerto; Opporta = el jarro de leche; Amuix = la higuera. También los portugueses llegaban a estos lugares y el sudeste era la región de sus desembarcos. Existe además un curioso dato: Casi siempre son portugueses quienes dirigen los secaderos de pescados de Bretaña y en algún momento nos hemos preguntado si no poseían una técnica secreta de conservación. En cuanto a los normandos (Dieppe, luego Fécamp), éstos recién llegaron a comienzos del siglo XVI, ya lo hemos visto —después de 1504— lo cual explica que la toponimia normanda esté ausente en Terranova; la plaza ya estaba tomada. Recordemos además que Verrázane, navegante francés nacido en Lión (de ascendencia florentina) fue enviado por Francisco I a reconocer aquellos parajes en 1504-1505. Su mapa menciona la isla del "c. bretón", así como 89

un "c. de bretón" que se encontraría según parece, en Acadia (esa "c" no es la abreviatura de "cabo"; poseemos el negativo de una fotografía de un mapa hecho poco después en Conquet —el original pertenece a un coleccionista privado norteamericano— en el cual está escrito "rincón de los bretones" ). Lo cual prueba que aquellas regiones eran conocidas a comienzos del siglo XVI, que ya figuraban en los mapas y que los nombres evocan sobre todo un predominio de los bretones. Las tierras se encuentran ya bien localizadas y bautizadas antes del primer viaje de Jacques Cartier. Verrazane abordó el continente americano probablemente hacia el sur de Terranova, o en la isla del cabo Bretón. Luego, siguiendo la costa hacia el sudoeste, indicó en el mapa el Puerto del Refugio, pues allí se refugió durante una tempestad que duró mucho tiempo (¿costa del departamento de Maine con la bahía de Fundy? ). Luego continuó para luego detenerse en la bahía de New York, tocando tierra primeramente, al parecer, en la península de Manhattan, a la cual llamó Angoulesme, en honor a aquel que lo enviaba, Francisco I , que era duque de Angulema cuando era delfín; su fragata se llamaba la Dauphine. El viaje de Verrazane era una misión oficial del rey de Francia para reconocer los territorios frecuentados por sus pescadores, y aun cuando él hubiera salido de Dieppe, hemos visto que desde veinte años antes muchas embarcaciones de Dieppe, luego de Fécamp, de Honfleur, se dirigían a Terranova. Se trataba pues de una "línea" conocida por las tripulaciones, no de un viaje a la aventura. Diez años después de aquel viaje de exploración de Verrazane, Francisco I habría de enviar a Jacques Cartier a fijar la bandera de la flor de lis en aquellas regiones que se convirtieron en "la Nueva Francia", englobando el territorio más antiguo de la "Nueva Bretaña". Una comparación: en 1532, dos años antes del viaje de J. Cartier, fue cuando Francisco I anexó Bretaña a Francia: en 1532 anexaba de este modo no sólo Bretaña, sino, más allá del Atlántico, Nueva Bretaña, y esto los historiadores no parecen haberlo visto. La decisión de Francisco I de proceder a la anexión de Nueva Francia, tal como fue reconocido por Cartier en 1534 y en 1536 tenía además como finalidad afirmar a los ojos del mundo que aquél no reconocía el valor de la bula del papa que otorgaba a España el oeste de la "línea de demarcación", tanto más cuanto que hacía ya más de una generación que los "ocupantes" de las regiones anexadas por el rey de Francia eran franceses (bretones y 90

vascos sobre todo, más de cuarenta años antes, normandos más de treinta), dentro de lo que se podría llamar la parte histórica de los viajes Francia-Cañada, que no hemos de ver aquí4, pues queremos limitar nuestro tema a la "proto historia", menos conocida. Vemos entonces que hay franceses establecidos desde la región de New York hasta Terranova, en tanto que los españoles aún no han llegado al continente. Fue sólo en 1511 que éstos pusieron el pie por primera vez en el continente, en Yucatán, luego la Florida, donde desembarcaron algo más tarde. Inglaterra casi no ha de interesarse en América en aquel entonces y luego del viaje de Caboto, que dicho país financió en 1497, será necesario esperar hasta 1527 para que John Rut von Ratchiff fuera enviado hacia este continente. Recién en el siglo XVII ha de pensar en instalarse en América, pero más al sur y compitiendo contra los holandeses, imbricados con ellos, de lo cual han surgido ciertos conflictos. En cambio, era una verdadera flotilla la que, desde Francia, se dirigía hacia Terranova, al menos en la segunda mitad del siglo XV, ya que el rey de Francia, recién salido de la guerra de los Cien Años y con escasez de dinero, aplicó, al parecer, un diezmo a los productos provenientes del otro lado del Atlántico. Si sólo hubiera habido un barco que hiciera viajes de tanto en tanto, ello no habría justificado una carta autorizando a las abadías bretonas a deducir un diezmo de los pescados provenientes de Islandia, Terranova y otros lugares, pues, ya lo hemos visto, a fines del siglo XV, Caboto constataba que aquella región de Terranova estaba frecuentada por los bretones y por los vascos para la pesca del bacalao, lo cual es una nueva confirmación para comprender la resistencia de los habitantes de la isla de Bréhat contra el sacerdote de Kerity-Paimpol con respecto a un impuesto a los pescados provenientes del otro lado del Atlántico: aun cuando el comienzo del juicio se ubique recién a comienzos del siglo XV —sólo conocemos la fecha del acuerdo final con intervención: 1514— queda pues probado, por un documento escrito llegado hasta nosotros, que aquellos pescadores se dirigían hacia el otro lado del Atlántico en el siglo XV. Existen pues pruebas irrefutables como para no apoyar a ciertos autores que han pretendido que Terranova fue descubierta por los portugueses a comienzos del siglo XVI. Habiendo salido de Portugal para dirigirse hacia las Azores fueron desviados por una tormenta. Se cita también a algunos españoles tales como Vázquez de Ayllon quien, viniendo desde el sur, 91

habría sido desviado hasta el cabo Cod (? ). Fagúndez, por su parte, habría "remontado" a lo largo de las costas hasta el San Lorenzo, en 1521. No hay ninguna razón para no aceptar esos hechos, pero, a través de las fechas, se ve que de todos modos se trata de viajes posteriores a los de los bretones, vascos, normandos (de Francia). No existe toponimia portuguesa alguna en Terranova. No es ésta razón suficiente como para rechazar una presencia portuguesa mucho más antigua en Terranova, antes del siglo XIV, antes de que resultaran anegados los territorios al sudeste de Terranova, pues ciertos índices, indirectos es verdad, hacen suponer que ésta se encontraba al sudeste de la península, transformada en isla de Terranova y que las factorías hubieran desaparecido durante el cataclismo, que ya hemos evocado, de mitad del siglo XIV. Debemos pensar además en el rol de los portugueses, desde fines del siglo XI y comienzos del XII, en las pesquerías de bacalao en Bretaña. Pero debemos tener presente el mapa de esta región en aquella época: fue precisamente en el sudeste donde con más fuerza se hizo sentir ese cataclismo de mitad del siglo XIV que reestructuró tan profundamente a aquella región. Fue ese el lugar que, al hundirse, hizo de Terranova una isla e inundó las factorías de los portugueses. Las cimas que lograron emerger formaron las islas de San Pedro, Miquelón, así como la isla de Anticosti en el golfo del San Lorenzo. El movimento tectónico de hundimiento no parecería haber sido brutal, como en Islandia pero podría haberse prolongado durante mucho tiempo: aún en nuestros días se manifiesta de manera registrable, aunque muy levemente, en tanto que la costa de toda aquella región tomaba lentamente su fisonomía actual hacia fines del siglo XIV. Desde el siglo XV contamos con algunos documentos escritos sobre la frecuentación de nuestros marinos en los actuales "bancos", mesetas submarinas nacidas del anegamiento del siglo XIV. En cambio, cualquier documento anterior carece de precisión, no proporciona ninguna localización identificable con certeza. El cataclismo del siglo XIV ha venido a complicar aún más tal investigación, de tal modo que sólo podemos conservar la indicación general, a grandes rasgos, de aquellas zonas de pesca. Pero todos estos viajes muestran que si bien los latinos —y con ellos los eruditos franceses, los únicos que escribían en aquella época y muy a menudo en latín— no conocían América antes de Cristóbal Colón, los pueblos del noroeste de Europa, que casi no escribían, tenían perfecto conocimiento del nordeste de América y sabían aprovechar los recursos de aquellas regiones. Se trataba sobre todo de los pueblos marinos que 92

bordean el golfo de Gascuña: hacia el norte los marinos de Bretaña; al centro, hacia el fondo del golfo, los del País Vasco; y en el sur los marinos del noroeste de la península ibérica, gallegos y portugueses del norte a quienes la caza de la ballena había llevado a seguir hasta allá a su "presa", la ballena de Vizcaya. Pero, a falta de descripciones detalladas y precisas, disponemos a pesar de todo de jalones escritos, diseminados, que permiten afirmar que el comercio del bacalao existía. Así fue como un decreto de 1296 aseguraba a los vascos de Bayona los secaderos de bacalao de Conquet. Como conclusión de una lucha feudal, esta ciudad fue vendida al duque Juan el Rojo "y el castillo y los molinos de la dicha ciudad"(1) así como los secaderos de bacalao de San Mané (llamados también de San Mateo, o de San Renán, pues los territorios de secado se extendían en varias parroquias de aquella punta oeste de la Armórica). *(1) En francés antiguo en el original. (N. del T.)

El acta de venta es de 1274. Escritos de más de doscientos años anteriores al viaje de Colón prueban pues que los pescadores iban en búsqueda del bacalao que sólo se encontraba en el noroeste del Atlántico, región conocida por los pescadores de ballenas. Son conociddas varias actas del siglo XIII relativas a secaderos de bacalao (u. Bol. de la Soc. Arqueol. de Finisterre, 1966). Algunos han pretendido que el bacalao designado en esas actas era una variedad más pequeña, pescada a lo largo de Bretaña y desaparecida desde aquella época. Afirmación gratuita, sin posible referencia, en tanto que nosotros hemos visto que ya en el siglo XV los términos de bacalao y de Terranova se encuentran asociados y que la convergencia de datos precedentes demuestra que nunca se ha dado cuenta de la existencia de bacalaos en las costas bretonas; además la región de Islandia, Terranova, grandes centros de pesca del bacalao, era conocida desde los viajes de Brandan en el siglo VI (hemos dicho que éste navegante describe un iceberg encontrado a mitad de camino entre Terranova e Islandia, sin poder decir si había visto a Terranova).

¿Y desde el siglo XI al siglo XV? Pero en todos estos textos relativos a los pescadores no vemos mención alguna relativa a algunos contactos con "Hombres Blancos" instalados en forma estable en las costas orientales de América del Norte. Más adelante hemos de ver algunos relatos que indican que en el siglo XIV se viaja de 93

Escocia a Acadia, que existen factorías permanentes de intercambios con los indígenas; pero tampoco allí ninguna señal sobre la existencia de los celtas en el continente. ¿Han desaparecido todos los europeos del norte de América? Los nórdicos no, en todo caso. Estos siguen estando en Groenlandia, pero nuestros marinos pescadores no iban casi nunca hacia aquel país. Hemos visto que el mar rechaza automáticamente a las embarcaciones hacia Terranova o más exactamente hacia el sur de esta isla. Ir a Groenlandia presupone condiciones de viento favorables que se producen sólo muy pocas veces por año. Y además las sorpresas son siempre posibles. ¿Entonces para qué ir, ya que la finalidad es la pesca y no el comercio con un puerto groenlandés? El bacalao y la ballena se encuentran cerca de Islandia y de Terranova; no se hacen viajes de Bretaña a Groenlandia, pero sería muy interesante saber lo que ha ocurrido con los vikingos de Groenlandia y si los pescadores celtas o de otro origen no nos han aportado algo sobre él tema; hemos tenido algunos datos. . . del Vaticano. Resumamos brevemente la situación tal como la hemos expuesto hasta el presente. El último contacto conocido de los vikingos con los celtas del continente data de 1029, fecha en la cual Gudieif abandona Albania para volver "al país". Debido a lo avanzado del año, éste no puede pensar en poner proa directamente hacia Islandia y va directamente hacia Irlanda más accesible en aquella época, la de la parte sur de los "vientos de la depresión de Islandia", de nuestros partes meteorológicos modernos, vientos que giran en sentido contrario al de las agujas del reloj, vientos que, por lo tanto, en el sur, van de oeste a este, de las costas de América hacia Irlanda, la Mancha . . . Fue recién en el verano siguiente cuando Gudieif tuvo una estación favorable para ir desde Irlanda a Islandia en donde dio a sus compatriotas noticias de Bjorn, convertido en jefe de los celtas del continente, de la Gran Irlanda. Es por lo tanto en 1030 cuando Islandia tiene las últimas noticias sobre Albania. Sabemos además que en 1047 Trond Halfdanson, que había salido de Noruega para dirigirse hacia Groenlandia, fue arrastrado por la tempestad hasta Vinlanda, a la cual divisó desde lejos, pero logró corregir su rumbo a tiempo, evitarla y retomar su ruta hacia Groenlandia en donde naufragó al atracar. Herido por causa de este accidente, muere sin decir si había visto habitantes en las costas de Vinlanda. Los vikingos, ante sus fracasos para instalarse en el continente, se resignan a permanecer en Groenlandia, ¡en donde aquellos terribles 94

guerreros viven en paz! Pues los esquimales los dejan tranquilos. Convertidos poco a poco al catolicismo, desde comienzos del siglo XI se organizan en parroquias, luego en dos regiones, Vestrebygd (o Vesterbygd) en la región de Godthaab, y OEstrebygd (o OEsterbygd), en los alrededores de Brattalhlid. Entre estas dos regiones se encontraba una región difícilmente accesible por vía terrestre, debido a un glaciar que llegaba hasta el mar: era el Obygdyr. La distancia entre los dos grupos de poblaciones era, según una saga, "para una barca de 6 remos y 6 hombres, de 6 días de navegación". Poco después un obispo administró la vida religiosa del lugar. La sede episcopal fue fijada, un siglo más tarde, en Gardar (actual Julianeshaab). Durante el siglo XI, son frecuentes los viajes de intercambios comerciales entre Islandia y Noruega. Su ritmo estaba regimentado por las estaciones, pues la navegación a vela tiene sus imperativos y en aquellas regiones frecuentemente perturbadas, en la cual se encuentra la célebre "depresión atmosférica centrada a la altura de Islandia" (según los partes meteorológicos) y muy frecuentemente centrada en el sudeste, entre Islandia e Irlanda, es necesario andar en el sentido contrario de las agujas del reloj, por lo tanto pasar por el norte para ir de Irlanda a Islandia, por el sur para el trayecto inverso, pues con los veleros de la época no se podía pensar en ir contra el viento, ni en barloventear, ni siquiera "navegar ciñendo", así como tampoco "a palo seco". Hemos visto, en efecto, que las embarcaciones utilizadas en aquella región eran los drakkares para los vikingos, los "coracles" para los celtas y éstos no tenían más que un solo mástil que, a lo sumo, permitían navegar "a un largo", es decir con aproximadamente tres cuartos del viento detrás. Sólo con las embarcaciones de mástil de dolon, con una vela de maniobras, la cebadera, antepasada del foque, era posible ir contra el viento. Pero para aquella época, no sólo se debe tomar en cuenta los vientos, pues también hay obstáculos políticos. Groenlandeses e islandeses se encontraron cada vez más aislados, ignorados, hasta por Noruega, en lucha contra Dinamarca. La vida económica de esos dos últimos países de Europa del Norte no se volcó en absoluto hacia las lejanas posesiones del noroeste atlántico. Desde comienzos del siglo XII, distintos índices muestran un aminoramiento de los intercambios. Ni siquiera parece que Islandia estuviera en contacto con los pescadores bretones o vascos, pues éstos permanecían en alta mar, lejos de la vista de las costas. Sin embargo Islandia más poblada que Groenlandia, más rica en artesanos, ha 95

conservado una vida económica suficientemente activa como para desarrollarse normalmente. Groenlandia, en cambio, es duramente afectada por el aminoramiento de los intercambios con Europa. Su expansión demográfica continúa y el siglo XIII ha de marcar el apogeo de su desarrollo. Luego se opera una rápida decadencia. Se reducen los mercados debido a las guerras entre Inglaterra, Noruega, Dinamarca que tornan peligrosa la navegación pues uno u otro país puede capturar barcos y tripulaciones y nadie quiere salir de Europa hacia esas regiones para lo cual se necesita efectuar aleatorias travesías. Groenlandia ya no puede recibir desde Europa los "tubérculos" (zanahorias, rábanos, etc.) que un súbito enfriamiento del clima no permite cultivar más en el lugar. Dicho país vive cada vez más replegado sobre sí mismo, abandonado, en una miseria que se agrava rápidamente. Sin embargo en Europa el Vaticano se inquieta por la suerte de los cristianos, ello promediando el siglo XIV, y en esto hemos de detenernos.

V. PRECISIONES DEL VATICANO

No existen otros documentos escritos que no sean las sagas para probar la presencia de europeos en América, unos siglos antes de Cristóbal Colón. El Vaticano no puede desinteresarse de los cristianos dispersos en el mundo y parece que sus archivos podrían ser de gran ayuda para colmar algunas lagunas de la historia clásica. Sin embargo, dichos documentos no resultan muy ricos con respecto a lo que podríamos llamar la cristiandad celta primitiva. Lo cual no significa en absoluto que ésta no haya existido. Pero el papado no se impuso en sólo algunos decenios. El obispo de Roma no era más que el obispo de San Pedro, del fundador de la Iglesia de Roma y por medio del poder político de Roma trató de ligar lo espiritual y lo temporal para que la autoridad política y religiosa fuera patrimonio de Roma. La obediencia a aquel que se proclamaba el primer obispo de la cristiandad no fue rápidamente adquirida. Aún a fines del siglo VI el término "papa" no se aplicaba al "obispo de San Pedro" —ver, por ejemplo, Histoire des Francs, de Gregorio de Tours.

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Más tarde, al afirmarse el papado con una jerarquía, la comunidad católica celta permanecía separada de Roma. Esto es importante y es conveniente no olvidar las razones por las cuales la iglesia romana ha querido ignorar la organización católica celta que se había desarrollado fuera del dominio de Roma, luego fuera del dominio de los francos, sucesores de los romanos, aliados de la Iglesia. Los bretones sólo han de inclinarse más tarde, en el último año del siglo XII. Hasta ese momento Roma nada ha de decir sobre una organización que se le escapa. Esta es probablemente una de las razones por las cuales no se encuentran en el Vaticano más que algunos documentos relativos a aquel cuerpo extraño y rebelde. Sin embargo, quizás algunos se han de encontrar, al menos a partir del siglo IX pues no es seguro que haya sido desentrañado todo lo concerniente a ese período. En todo caso, ocurre de otro modo en lo que respecta a los cristianos de Groenlandia, los cuales, por su parte, se habían convertido más tarde en los albores del siglo XI, cuando la Iglesia de Roma ya había adquirido supremacía en la cristiandad y no era más discutida. La colonia groenlandesa se había desarrollado y, hacia fines del siglo XI, se estima que allí se encontraban alrededor de 2.000 cristianos. Tal grupo de fieles no podía ser ignorado en el plano espiritual y temporal, y Roma, desde comienzos del siglo XII, decidió enviar un obispo. El primer enviado del papa fue en realidad "un encargado de misión", un "legado pontificio", designado en 1112. Se ha encontrado en los archivos el nombre de 17 obispos de Groenlandia. Poco se sabe sobre ellos y es probable que haya aún algunos descubrimientos para hacer en los archivos del Vaticano. 1112 es una fecha aproximada: la saga de Einar Sokkason manifiesta que Arnaid fue el primer sacerdote que residió en Groenlandia. Llegó en 1126 y se instaló en Gardar (actual Igaliko) hacia 1131. Graves dificultades habían surgido entre pescadores noruegos y groenlandeses; fue solicitado el arbitraje del papa. Ya en 1124 se habría tomado la decisión de crear una diócesis en Groenlandia, pero había pocos voluntarios para ir allá. En 1129 hubo una petición de los groenlandeses dirigida al rey de Noruega para que la creación de la diócesis fuese hecha realidad. Todas estas fechas son próximas pero cabalgan unas sobre otras, mostrando de este modo las prórrogas del legado pontificio, no muy apresurado para hacerse cargo de sus funciones, ni para instalarse. Un documento del Vaticano — cuya autenticidad no ha sido establecida con certeza— dice que el primer sacerdote fue Erik Gnupson, quien se hubo ordenado en 1112 o 1113. 97

Habiendo sido enviado en misión a Groenlandia, murió en 1122 cuando, según ese texto del siglo XIII (poco claro en realidad), se dirigía en búsqueda de Vinlanda. En cuanto a Arnaid, consagrado en 1124, en 1126 habría llegado a Groenlandia. Había sido propuesto por el rey de Noruega, Sigur Jorsalfer, al papa Calixtus II, papa desde 1119. Como puede apreciarse, los comienzos del episcopado en Groenlandia siguen siendo algo imprecisos, pero diversos datos convergen para establecer que Roma está representada en aquel lugar a partir del tercer decenio del siglo XII. Nada hemos encontrado sobre la vida de los obispos que se sucedieron a lo largo del siglo XII. El 13 de febrero de 1206, el papa Inocencio III, al proceder al nombramiento de un nuevo arzobispo en Nidaros, Noruega, le ordenó extender su autoridad hasta las islas del océano Caledoniano: Faer Oer, Islandia, Groenlandia. Pero dicha organización se revela más formal que real debido a ciertas dificultades prácticas. Groenlandia paga muy irregularmente sus tributos. Debido a los imperativos del mar y a la corta duración de los períodos anuales de vientos generalmente favorables, se zarpa sólo entre límites de fechas precisas y muy próximas. Ni siquiera hay seguridad de poder hacer un viaje de ida y vuelta en un mismo año, pues es el verano época favorable para partir de Noruega y la primavera para volver de Groenlandia. Pero un arzobispo debe ir a ver a sus sacerdotes para recibir el diezmo en el propio lugar y con sus propias manos: esa es la regla. Ahora bien, el arzobispo no puede ir a Groenlandia todos los años arriesgando, quizás, permanecer allí bloqueado durante todo un invierno. Sin embargo el obispado de Gardar no es desdeñable. La población ha aumentado alcanzando la cifra de alrededor de 7.000 almas en el siglo XIII. La catedral —cuyas ruinas han sido encontradas— es imponente con sus 80 metros de largo por 14 de ancho; más bien parece haberse tratado de una serie de construcciones. ¿Qué ha ocurrido exactamente durante 60 años? No hemos encontrado ningún indicio sobre ello pues el siguiente escrito parecería ser una carta del 4 de diciembre de 1276 por medio de la cual el papa Juan XXI otorga al arzobispo de Nidaros el poder de faltar a la regla y de designar nominalmente a uno de sus colaboradores para ir a percibir dicho diezmo. Una carta del papa Nicolás III, del 31 de enero de 1279, menciona las dificultades encontradas para ir a Gardar a percibir ese diezmo pues el comercio con Noruega se ha tornado escaso y no es seguro que todos los 98

años se pueda encontrar una embarcación para ir a Groenlandia, lo cual muestra cuánto se ha reducido dicho comercio. Sin embargo, luego de ochenta años de insistencia del Vaticano, el ingreso del diezmo comienza a mejorar, ¿pero qué hacer con él? El papa Martín IV, en una carta del 4 de marzo de 1282, hace notar los inconvenientes surgidos del pago de dicho diezmo en especie, pues en Groenlandia no existe el dinero y sólo existe el trueque. ¿Qué hacer con todas aquellas pieles de foca, con todos esos dientes de ballena? ¿Quizá se podría negociar el marfil de los dientes de morsa? Se exportaban también "amarras" para los marinos de Europa, hechas con tiras de cuero de ballena y de foca formando cordones, así como dientes de narvales. Se aproxima el fin del siglo XIII y puede apreciarse que Groenlandia es seguida de cerca por Roma. Y ahora, ¡las cuentas están en orden! Hubo un año durante el cual los groenlandeses han entregado 2.600 libras de dientes de morsa al papa en concepto de tributos. En 1329, el diezmo que cada cristiano debía (medio de censo. . .) ha sido entregado a Juan XXII por 6.912 personas agrupadas en 16 parroquias que administraban a alrededor de 300 poblaciones. Había 12 parroquias en la región sur, 4 en la región norte, de las cuales 9 y 3 respectivamente fueron descubiertas en 1930; sin embargo, se piensa que es probable que hubiera una parroquia más aún no encontrada. Luego fue 1342: luego nada más. ¿Qué ocurrió? ¿Un cisma? ¿La Iglesia de Groenlandia se rebeló contra el papado? Los reyes son responsables a nivel temporal, por lo tanto constituyen la garantía de la entrega del diezmo a la Iglesia. El papa Clemente VI se vuelve pues hacia el rey de Escandinavia el cual, en esa época, reina en Noruega y en Suecia que él ha conquistado. Pero está tan lejos Groenlandia. Es necesario esperar la primavera y también una embarcación que quiera partir hacia allá, cosa que no ocurre todos los años. ¿Oponerle al papa la fuerza de la inercia? ; ¿dejar pasar las raras ocasiones de una partida por una misión que podría oponer el enviado del arzobispo y del rey al obispo de Groenlandia? Quizás es tentador, pero hay que resignarse. El Vaticano insiste y es necesario decidirse a construir una embarcación especial, a designar una misión constituida, además de un cortejo, por un enviado del rey y el delegado del arzobispo a fin de recordar sus deberes cívicos y religiosos a los recalcitrantes. 99

Ha sido encontrado el informe dirigido al arzobispo y redactado por el sacerdote Ivar Bardasson, su enviado en misión. La misión sólo ha recorrido una parte de Groenlandia. Ha visto las casas y los establos intactos, pero ninguna señal de los habitantes que, supuestamente, habrían abandonado el lugar, o que, habiéndose mestizado, se habrían unido a los esquimales. Desalentada por aquel espectáculo y hasta sumamente perturbada, la misión no insiste y retorna a Noruega. Ese negativo informe de Ivar era embarazoso para el rey quien dudó en transmitirlo al papa que seguía siendo Clemente VI. Difirió aquél su envío. La peste negra, que causó estragos en Noruega entre 1349 y 1350, fue otra causa del retraso. Hacía doce años que el Vaticano se encontraba sin novedades sobre Groenlandia. No le parecía serio, a él que asegura la perennidad temporal a través de la sucesión a veces rápida de los papas, oír decir que 7.000 fieles habían desaparecido bruscamente. Ante la amenazadora insistencia del papa, el rey Magnus Erikson tuvo que resignarse a enviar una nueva expedición, aún más importante. Designó a Paúl Knutson como jefe a fines de 1354 y se conserva la carta del rey que otorga poderes e instrucciones a Paúl Knutson. En 1355 Inocencio VI fue advertido sobre los preparativos de la expedición. Esta dejó Noruega, en Bergen, a bordo del navio La Grincante (algunas versiones dan para el rey el nombre invertido de Erik Magnuson; la misión habría partido en 1354, su 36° año de reinado). Se da a Knutson como administrador de los bienes de la corona, miembro del Consejo Real y Gran Juez; era el hombre de confianza del rey. Existe incertidumbre y contradicciones sobre la duración de la travesía, y sobre todo sobre la duración de las etapas sucesivas después de la llegada a Groenlandia. La expedición no pudo más que constatar la exactitud del informe de la misión precedente, pero sus miembros no podían volver con las manos vacías. Estos se dijeron que, con la desaparición de toda la población, aquella misión debería haberse dirigido hacia una región más benigna, pues, desde hacía ya varias décadas, el clima se enfriaba allá considerablemente. Sabido era, tanto más cuanto que en aquella época habían sido escritas las sagas, que al oeste se encontraba el continente, y Markiand, región de bosques en donde, a falta de campos y de zonas de pastoreo, la vida era demasiado difícil. Estaba también, y especialmente, Vinlanda, de la cual se 100

conocían los recursos, la topografía de las costas e incluso, a grosso modo, el interior del territorio. Fue por ello que, sin dudarlo, la misión abandonó Groenlandia y desembarcó en Vinlanda (¿en los alrededores de Bostón? ). En vano, tampoco allí había blancos. Se conoce el nordeste del continente americano gracias a relatos difundidos por los groenlandeses en Irlanda y Noruega. Se efectuaban viajes a Markiand a buscar la madera de la cual Groenlandia carecía. Sabido era también que partiendo desde Groenlandia hacia el oeste, atravesando el estrecho de Hudson en verano, se encontraba, hacia el noroeste, un paso hacia una amplia bahía que más tarde seria la bahía de Hudson y que por allí se podía llegar hasta los grandes lagos. Las tradiciones habían proporcionado datos sobre aquellas excursiones que sólo eran salidas de caza, pesca, o para buscar madera, pero sin implantación alguna. Los groenlandeses temían a los indígenas y no se sentían seguros. Las incursiones en la bahía de Hudson sólo son conocidas por esta expedición noruega del siglo XIV y ellas muestran que la región ha sido antes recorrida y detallada geográficamente ya que la misión se dirige con seguridad hacia regiones ya descriptas. Otra prueba del paso de la misión por dicha región residiría en el hecho de haber sido encontradas en Canadá —en el Ontario, cerca de Beardsmore, a 12 km del lago Nipigón, situado a 100 km al norte del lago Superior—, enterradas, una espada, un hacha y partes de un escudo. El armamento sería de un vikingo pues correspondería al "estilo" de las armas en uso en las proximidades del año 1000 (? ). ¿Combate, o muerte accidental, o natural, durante una incursión? ¿O error de fechado, tratándose en ese caso de las armas de un miembro de la expedición del siglo XIV cuando ésta pasó por ese lugar? Habrían sido encontrados además fragmentos de objetos: trozos de espadas, herramientas varias, cuchillos y un anillo, esparcidos en Minnesota, Massachusetts, Nueva Escocia, Terranova e incluso en Saskatchewan, atribuidos a los vikingos (? ). La región de los grandes lagos era considerada importante. La misión salió de Vinlanda a comienzos del verano de 1362, pero se desconoce cuándo llegó pues hay un "hueco" de 7 años entre la decisión de la partida de Noruega y la partida de Vinlanda. Como la vía acuática es más fácil que la vía terrestre y como, además, se sabía que por el San Lorenzo no se podía pasar más allá del lago Ontario (indicado en aquel entonces por los mapas 101

como fuente del río) fue elegido el barco para abandonar Vinlanda, rodear el Labrador y llegar hasta el fondo, al sudeste, de la bahía de Hudson. Existe sin embargo incertidumbre en cuanto a la geografía de esta región en el momento de ese viaje. En efecto, es probable que en aquella época se ubicara un movimiento tectónico que hizo oscilar a los grandes lagos, movimiento que hizo de Terranova una isla y que remo délo la parte oeste de Islandia. La fecha, según un texto del obispo de Islandia, sería 1340, pero no se puede afirmar que se haya producido exactamente en esa fecha en la parte oriental del continente norteamericano; es quizás un poco posterior a 1340 pues no ha debido ser súbita sino que ha debido repercutir durante algunas décadas. Es muy probable que en 1362, época del viaje de la misión, los grandes lagos se volcaran siempre hacia el norte, hacia la bahía de Hudson; su trazado no correspondía al de los grandes lagos actuales; había una inmensa zona de agua dulce. El movimiento oscilatorio creó el nacimiento de las caídas del Niágara, la formación de los grandes lagos en su forma actual, pero no había ninguna comunicación entre el San Lorenzo y los grandes lagos, únicamente el lago Ontario que se volcaba en el río del cual era origen, según los mapas conocidos. No había pues, para la misión, ninguna posibilidad de ir por vía acuática hacia el norte y es por ello que se decidió bordear el norte de Canadá hasta la bahía de Hudson. Al parecer la misión llegó hasta el fondo de la bahía de Hudson e instaló su campamento cerca de dos islotes de la ribera sudoeste, cerca de la desembocadura del río Nelson. Un grupo salió de pesca dejando el campamento al cuidado de 10 hombres. Al volver al anochecer comprobaron que todos aquellos hombres habían sido masacrados. Fue necesario reforzar la guardia y mantenerse en el mar, lejos de la costa, para evitar las sorpresas. Veinte hombres permanecieron a bordo. Treinta partieron con las canoas de a bordo (8 suecos y 22 noruegos), remontaron el río Nelson, atravesaron el lago Winnipeg, luego continuaron hacia el sur por el río Rojo. Se encontraban entonces "a 14 días de marcha" de su barco. Se encontraban al noroeste de los grandes lagos y parecen haberse detenido hacia el curso superior del Misisipi actual. No se atrevieron a ir más lejos. Pues, en esas inmensas praderas llanas, ¿qué dirección elegir? Ninguna razón para ir más en un sentido que en otro. Absolutamente ninguna huella de blancos y ¿por qué, por otra parte, aquellos a quienes buscaban se habrían ido tan lejos? 102

La misión decidió volver. Pero en su último campamento, en la isla en donde pasaban sus noches, quisieron dejar un indicio de su paso por allí; en una piedra, una de cuyas caras era bastante plana y que medía 0,75 x 0,40 m, la cual formaba parte de un conjunto de rocas, fue grabada una inscripción en caracteres rúnicos escandinavos (rúnico = misterioso; los caracteres rúnicos son pues caracteres mágicos conocidos sólo por algunos iniciados; ello según la etimología; a menudo se identifica rúnico y escandinavo y un gran número de diccionarios son responsables de ello pues hay caracteres rúnicos de varios países). El grabado sobre esta piedra correspondería al año 1362 (? ). Sin embargo la autenticidad de dicha inscripción es puesta en duda —así como la inscripción encontrada en Dighton Rock; pero la piedra de Kensington —Minnesota— ahora transferida al Museo Nacional de Washington, contendría una inscripción que habría sido autentificada el 11 de marzo de 1948 por los arqueólogos del Smithsonian Instituto. No contamos con ningún argumento como para desempatar las críticas. Sea lo que fuere, la misión se alejó de América del Norte en 1362, volvió a Noruega, informó al rey y al papa Urbano V. Todo converge para constatar que América del Norte, a partir del sur de New York, de los alrededores de Filadelfia, de Baltimore y de Washington hasta los grandes lagos y la bahía de Hudson parece ser bien conocida por los escandinavos, así como por la corte de Noruega y del Vaticano, establecida, esta última primeramente en Aviñón y luego en Roma. Se viaja hacia esos lugares con seguridad; se sabe dónde se encuentran las montañas, dónde están los cursos de agua que se comunican entre sí. Informes escritos y detallados, probablemente hasta el Mississipí superior, existen desde 130 años antes del viaje de Cristóbal Colón, aun cuando las localizaciones exactas en relación con los lugares actuales permanezcan sujetas a discusión. Algunos autores han puesto en duda la autenticidad de los documentos relativos a esta exploración y piensan que ellos han sido establecidos en el siglo XVII fpero, ¿según qué? ). Así como es puesta en duda la autenticidad de una bula de 1448 del papa Nicolás V dirigida a los obispos de Islandia (siempre es fácil negar, poner en duda, más difícil es autentificar siglos más tarde). En dicha bula se trata de líinsule Grenolandie que in ultimus finibus oceani ad septentrionalem plagam Regni Norwegie dicitur situata". Contrariamente a la opinión de los negadores sistemáticos, parece que esta bula hubiera sido establecida según el relato de Bjorn el Rico quien se dirigió de Islandia a Groenlandia 103

en 1446 y pasó allí el invierno siguiente. Es éste un elemento más para mostrar que aún en la primera mitad del siglo XV proseguían las travesías hasta Groenlandia y nosotros hemos de ver que hasta se llegaba más lejos, hasta la bahía de Hudson, en el siglo XV. Las precisiones de orden religioso son limitadas, quizá porque la Iglesia celta había conservado su autonomía (? ). Había existido el "cisma bretón" que recién terminó en 1199, de tal modo que antes del siglo XIII casi nada sabemos, por el Vaticano, acerca de la implantación de los celtas en América. Los documentos sobre la vida religiosa nórdica sólo conciernen a los vikingos, integrados en la iglesia romana desde los albores del siglo XI con, sin embargo, no pocas lagunas, pues los archivos diocesanos nórdicos se quemaron durante el incendio de la catedral de Islandia en 1630. Luego del fracaso de la empresa de los daneses en Irlanda, en el siglo XI, el arzobispo de Hamburgo, Adalberto, hacia fines de 1053 o comienzos de 1054, designó a un obispo-misionero, originario de Islandia, pero en ese momento residente en Irlanda, para ir a ver lo que ocurría en Vinlanda de la cual se encontraba sin noticias (un texto ortografía Wendiand, pero se poseen copias con Windiand, Winland). Ese "enviado" habría salido de Irlanda en 1054, directamente hacia Vinlanda en donde habría desembarcado. Pero, capturado por los indígenas, quizás haya sido muerto. Sesenta y siete años más tarde partió otro obispo, esta vez desde Groenlandia, para dirigirse hacia Vinlanda (1121). Obedecía igualmente al arzobispo de Hamburgo. Se trataba de Erik Gnupson, originario de Dinamarca. Al parecer, se encontraba desde hacía seis años en Groenlandia cuando recibió esa misión de su arzobispo. Pero luego no se sabe lo que con él ocurrió; la saga no es muy explícita. Algunos han creído poder interpretarla diciendo que partió en búsqueda de Vinlanda, pero que no la encontró, y que volvió hacia Europa en donde murió en 1122 (? ). Un relato dice que, en Groenlandia, las costumbres son poco compatibles con la fe cristiana y que en 1279 el conjunto de los groenlandeses habría sido excomulgado por rehusarse a pagar el diezmo. Recordemos que en 1342, Gisle Oddson, enviado al lugar, no encontró más que casas y establos vacíos y ningún compatriota. Los únicos seres humanos que vio eran mestizos, integrados en la población indígena cuya religión habían adoptado. En consecuencia fue aquel un momento de estancamiento en la 104

línea de interés que el papa mostraba por Groenlandia. Si aún había cristianos, o si algunos cristianos iban nuevamente a instalarse allí, ellos habrían de depender del obispo de las regiones árticas cuya sede estaba instalada en las P'eroé, pues incluso en Islandia, el clima se había enfriado demasiado y la organización religiosa se había replegado más al sur. Algunos archivos fueron elaborados por el obispo Henry de Garda. Las informaciones religiosas sobre aquellas regiones nórdicas nos han proporcionado, es verdad, una magra cosecha, aunque no inútil. Seguramente algunos textos no son auténticos y sólo son transcripciones posteriores, con algunos anacronismos. Es por ello que el papa, en 835, habría ratificado la decisión del arzobispo de Hamburgo de administrar los obispados de Islandia y Groenlandia, decisión, esta última, de 834. Ahora bien, en 834 Groenlandia era desconocida para los daneses y asimismo en Dacia, de la cual Hamburgo dependía. Los daneses estaban en Irlanda, no en Islandia. ¿Cómo un arzobispo danés podría haber tenido autoridad sobre los celtas de Islandia? ¿Una bula pontificia de 834 habría confirmado la unión de los "pueblos nórdicos, incluidos islandeses y groenlandeses", con Hamburgo? . Pero recién ciento cincuenta años más tarde es cuando los vikingos descubren Groenlandia, y en 854 no se encuentran aún en Islandia. En 855, el papa Gregorio IV, en una carta, habría de recordar que Ansgar es "su delegado ante los pueblos del Norte, incluyendo Iceland y Greenland", palabras de consonancia inglesa y no nórdica. Constituyen éstos un conjunto de textos que traducen una ulterior transposición. Iceland es un nombre posible —o una grafía cercanapues dicho nombre había sido utilizado por un sueco que había rodeado la isla, en aquel momento cubierta de nieve; pero aún cuando ese nombre prevalece en nuestros días, hagamos notar que los celtas que se dirigían regularmente, e incluso ritualmente a esas regiones, desde el siglo V la llamaban isla de Ailbe, o de Alba. En cambio, el término Groenlandia aparece por primera vez en boca de Erik el Rojo en 986. Pero las confusiones y anacronismos continúan ya que se ha dado constancia de una bula del papa Nicolás I que habría confirmado nuevamente al arzobispo de Hamburgo la misma delegación de poderes para todos los países nórdicos incluyendo a Iceland (esta vez, sin embargo, no se menciona a Groenlandia, lo cual torna plausible la autenticidad de esta bula, expresa reserva, sin embargo, de que en aquella fecha los daneses no estaban siempre en Islandia y de que los noruegos fueron quienes llegaron poco después). 105

Pues continuamos con la serie de textos apócrifos: en 872, el papa Adrián II habría confirmado la competencia rationae loci del arzobispo de Hamburgo. Ello habría sido luego confirmado por el papa Anastasio III en enero de 912 y finalmente por el papa Juan X en octubre de 920. Estas dos últimas decisiones son posibles, pero la de 872 debe ser considerada con grandes reservas, pues sobre todo es en 874 cuando la implantación vikinga se torna importante en Islandia; pero son noruegos, no daneses, y no se ve claramente qué fue a hacer allí un arzobispo de Hamburgo. Tanto más cuanto, y es muy importante, que en aquella época los vikingos no eran católicos. Recién en el siglo XI es cuando el catolicismo es introducido en Islandia. Y de allí, por parte nuestra, grandes reservas en cuanto a la interpretación dada sobre esos textos del Vaticano. Los de 874 no parecen referirse tampoco a los cristianos celtas de Islandia —que ellos mismos no llamaban con ese nombre— y no se comprende por qué los cristianos celtas de Islandia habrían estado bajo la obediencia del arzobispo de Hamburgo, tanto más cuanto que la iglesia celta no era de inspiración romana sino siríaca y que la jerarquía romana no era reconocida por los pueblos de cultura celta. Hay demasiadas contradicciones como para dar importancia a esos textos seguramente copiados más tarde por personas totalmente ignorantes sobre el pasado real de aquellas regiones. De todos modos, nada, en los textos del Vaticano, hace alusión a celtas establecidos en el continente ¿quizás también por la razón de que esa Iglesia no se dejaba atrapar por Roma? No fueron exterminados todos los cristianos que se habían instalado algunos siglos antes en Islandia, y sobre todo a comienzos del siglo IX cuando Irlanda fue conquistada por los vikingos. En el Landnámabók, Ari Thorgillson declara que varios lograron escapar y que singlaron hacia el oeste, por lo tanto hacia Vitramannaland, la Gran Irlanda, la futura Albania, lo cual confirmaría un aporte de sangre joven para aquella población en el último cuarto del siglo IX. Pero, cuando llegaron los vikingos, no había ningún obispo entre los cristianos de Islandia. Con más razón ningún arzobispo era reconocido. La única autoridad reconocida era la del abate (jefe de la abadía). Recordemos que fue aproximadamente en la época de la partida de los celtas de Islandia cuando en Bretaña la Iglesia comenzó a identificarse con las mismas bases de la Iglesia franca, unificada con Roma desde el acuerdo entre el obispo Rémi y Clodoveo, en Reims. Pero si la Iglesia bretona sigue entonces la organización romana es para proclamar su autonomía y permanecer fuera del dominio carolingio, 106

ejercido indirectamente por la Iglesia, siendo los obispos propuestos por el poder político del cual eran devotos auxiliares, y para los bretones, los francos eran sus enemigos desde cuatro siglos antes: esos dos pueblos se establecieron en la Galia, los primeros al oeste, los segundos al este, dirigiéndose sin cesar unos contra otros, chocando entre ellos. Recién en 1199 la Iglesia bretona acepta integrarse en el seno de la Iglesia Romana y renuncia a su arzobispo. Es posible que esa sea una de las razones por las cuales Roma ha ignorado a la Iglesia celta de América (? ). Sin embargo, las alusiones a Islandia, poco anteriores a la conquista de los vikingos, podrían ser ecos, mal transcriptos, de relatos de ataques de los vikingos contra los cristianos de Islandia (? ). Roma habría de descubrir entonces que en aquella lejana isla sus fieles eran masacrados, de allí la necesidad de defenderlos dentro de lo posible, de colocarlos bajo la protección del arzobispo de Ham burgo (? ). La vecindad de las fechas torna a esta hipótesis plausible. Quizás, tampoco sea superfluo hacer notar que por aquel entonces hay una especie de "toma de conciencia" en Roma sobre el papel de los católicos celtas en la difusión de la fe en todo el noroeste del Atlántico. Una gran "publicidad", a través de la difusión de manuscritos tales como La Vida de San Malo, profusamente copiados en serie, conocidos por todos, por lo tanto en Roma, acaba de hacerse sobre los viajes de Brandan en el siglo VI, y la Vida de San Malo precede por poco tiempo al ataque de los normandos en Islandia (ver nuestro libro sobre Brandan, en la misma colección). Y existía un manuscrito anterior. Estas convergencias de fechas nos han llevado a citar algunos fragmentos de escritos del Vaticano relativos a Islandia, pero, más tarde, éstos fueron mal interpretados y las alusiones de Groenlandia, tierra aún más lejana, es quizás una extrapolación tardía relativa a Albania, pues evidentemente Groenlandia era desconocida y no hubo allí cristianos antes de los albores del siglo XI.

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VI. LA MUERTE DE LA COLONIA GROENLANDESA PARALELA A LOS CELTAS

La segunda misión enviada a Groenlandia por el rey de Noruega no había encontrado verdaderos noruegos; sólo había visto nómades, esquimales y mestizos. Hoy sabemos que no había explorado bien la región, que subsistían pueblos habitados. Pero al encontrar a todos los pueblos vacíos, se pensó que las poblaciones, para huir quizás del frío, intenso desde hacía más de un siglo, se habían ido hacia el continente en búsqueda de tierras más clementes. Sin embargo, fue necesario resignarse a confesar el fracaso a Urbano V: no había sido encontrado ningún compatriota, aun en el continente. ¿Qué había ocurrido? El misterio fue completo. Nuevas hipótesis fueron lanzadas desde los comienzos de la segunda mitad del siglo pasado. Ninguna parecía suficiente. El descubrimiento, en 1898, cerca de Kensington, de la piedra grabada, hizo que resurgieran las investigaciones. Las polémicas tomaron impulso, y como siempre en circunstancias semejantes, fue puesta en duda la autenticidad de la inscripción. Se creyó ver en ella palabras demasiado recientes y se la tomó como una mistificación. Nosotros hemos visto que esa no es la opinión de todos los expertos, y lo esencial es que hizo resurgir el interés en retomar las investigaciones. Se dio libre curso a la imaginación. Fue necesario esperar hasta 1921 para que el misterio se aclarase un poco. El arqueólogo Paúl Norlund encontró un cementerio y el examen de algunos esqueletos mostró claros indicios de degeneramiento avanzado, de enanismo, de escrófula. La pelvis de las mujeres se había estrechado conduciendo a la esterilidad. El esqueleto del obispo Smyrril pudo ser identificado pues conservaba su anillo y cerca de él estaba su báculo. Es probable que la rápida muerte de los habitantes de la región sur, la más próspera sin embargo, la más poblada, haya provenido, al menos en parte —pues más adelante hemos de ver que también hubo un éxodo— de la peste negra que en aquella época se encontraba en estado endémico en Europa. La epidemia fue fulminante. Recordemos que siete años después estalló en Noruega. Se ha pensado también que las malformaciones óseas frecuentemente encontradas en los esqueletos podrían haber sido secuelas en los sobrevivientes de la peste. Aquellos que pudieron, se fueron hacia el 108

norte, cerca de sus hermanos, a salvo por su aislamiento, al parecer. Como en otro tiempo aquella era la región más poblada, las misiones, al menos la última, dirigieron hacia allí sus búsquedas; en vano. Pues el informe de 1345 de Ivar Bardasen parece indicar que él mismo se dirigió hasta la colonia norte. Fue en aquel lugar en donde parecería haber encontrado grupos de cretinos, de degenerados, idiotas o de mestizos indignos del cuidado de Dios. Ya no son más cristianos, pensaba. Agregaba incluso que aquel espectáculo era un castigo de Dios, que esos seres mezclados con los indígenas, viviendo con ellos, como ellos, habían experimentado un regeneramiento de cuerpos y almas. Habían sido castigados por haber "renunciado a todas las buenas costumbres y a las verdaderas virtudes", por haberse alejado "voluntariamente de la verdadera fe y de la religión cristiana". Habiendo sido excluidos por la Iglesia, la segunda misión no habrá de ir a verlos y parece que la manera en que Ivar fue recibido no le había permitido obtener ningún dato preciso. Aún cuando haya sido recibido por la amenazadora multitud de idiotas, no todos se encontraban en ese estado; ¿pero es posible recibir bien a un recaudador de impuestos que venía a reclamarles años de diezmo, a ellos, tan miserables? Hemos de encontrar varios datos que prueban que no toda la población de origen normando habría desaparecido. En 1347, dos años después del viaje de Ivar Bardasen, se da cuenta de la llegada a Islandia de un barco proveniente de Groenlandia. Había pues marinos que sabían orientarse, poner proa hacia Islandia y que no eran débiles mentales tal como generalizaba Ivar Bardasen. La última embarcación real de conexión entre Noruega y Groenlandia salió de Noruega en 1369, hacia Groenlandia, a la cual no pudo llegar, pues los hielos bloqueaban los accesos y se acentuaba el desmejoramiento del clima; por lo tanto, dicho barco no pudo proporcionar datos sobre Groenlandia. Pero Islandia no estaba aislada de Groenlandia. El informe del puerto de Reykjavik nos ha hedió saber que la embarcación llegada en 1347, armada por groenlandeses, era "más pequeña que la más pequeña de Islandia. Llegó al Straumfjord. Había perdido un ancla. Tenía 17 hombres a bordo que habían estado en Markiand, pero a su regreso habían sido desviados hasta aquí". Había pues vikingos en Groenlandia que sabían poner proa hacia Islandia cuando veían que el viento les impedía llegar directamente a Groenlandia y que iban siempre a Markiand a buscar madera. Existe otro documento 109

islandés que cita un viaje hecho en 1408 desde Islandia hacia Groenlandia, más de sesenta años después de la sentencia de Ivar Bardasen. Aquella colonia no estaba pues extinguida a comienzos del siglo XV, y es nuevamente gracias al Vaticano que tendremos algunos datos precisos. En 1377 cesan las relaciones directas de la jerarquía católica, pues ante el clima cada vez más frío, es suprimido el obispado de Groenlandia: por lo tanto treinta y dos años después del informe de Ivar Bardasen, pero no fue más que una formalidad ya que, aun cuando Bardasen fue. ya no había ningún titular. Una carta del papa Nicolás V (de Roma) manifiesta, en 1448. que su plegaria se dirige a sus desgraciados hijos de Groenlandia que viven en un terrible país. A fines del siglo, el papa Alejandro VI (Borgia —papa desde 1492 a 1503) evoca también a los lejanos hijos de Groenlandia. En su bula de 1492 dice que el Vaticano no tiene noticias de ellos desde ochenta años antes, lo cual significa 1412, fecha cercana al dato precedente relativo a la escala, en 1408, de un navio groenlandés en Islandia. Es conveniente no olvidar que en aquella época los conquistadores que siguieron la llegada de Colón a las Bahamas aún no habían puesto el pie en el continente americano: recién en 1519 Cortés toma México. Al oeste de las Antillas, los primeros reconocimientos datan de 1511 en Yucatán, de 1515 en Veracruz. Al norte, en Florida, fue Ponce de León quien, en 1513, intentó la primera incursión de exploración, fracaso durante el cual fue muerto; y los españoles no se instalaron hasta 1565 porque el francés Ribaut acababa de desembarcar en aquel lugar. Aun a mediados del siglo XV los españoles desconocen América al norte de la Florida, cortada, por otra parte, del resto del continente por una zona de pantanos prácticamente infranqueables en aquella época. Relacionemos esa fecha con la transacción de 1514 que puso fin a un largo proceso entre los habitantes de Bréhat y el sacerdote de Beauport, quien había instituido un impuesto al bacalao pescado en Terranova, por lo tanto frecuentada por los marinos bretones mucho antes de que los españoles hubieran desembarcado en el continente en América central. La alusión de Alejandro VI a los cristianos de Groenlandia corresponde a los últimos años del siglo XV, al año del primer viaje de Colón, y es posible preguntarse si, en los albores del siglo XVI, no quedaban aún algunos pobladores dispersos que sobrevivían allá, aislados de Europa, mestizos o 110

no, viviendo como ellos; y podemos preguntarnos por qué, en aquella época, el papa evoca un pasado de ochenta años. Esa colonia no podía vivir de otro modo que en simbiosis con Europa. Pero, a partir del siglo XI, comienzan algunas dificultades políticas con Noruega que no comprende las necesidades de ese territorio, a tal punto que éste, en el siglo XII, rehusa reconocer la soberanía de Noruega, pero se acerca nuevamente ante las dificultades de la existencia y la imposibilidad de vivir económicamente en "autonomía interna" inimaginable. Le faltan demasiados cosas. El intercambio, el comercio le son indispensables. Pero Noruega, en lucha contra Inglaterra y Dinamarca, prohibe el tráfico de embarcaciones groenlandesas con los países nórdicos enemigos o aliados de sus enemigos. Lo cual, al no poder tampoco las embarcaciones dirigirse hacia Noruega debido a la presencia de las flotas inglesa y dinamarquesa, da como resultado el aislamiento completo de Groenlandia que no tiene otra salida que la de intensificar sus contactos con los esquimales, de vivir como ellos. Estando en juego la consanguineidad, así como el mestizaje, el pequeño grupo de Vesterbygt se aisla de más en más. Las relaciones con el sur son breves, pues el paso sin hielos dura poco tiempo. De este modo, ese grupo se desvanece poco a poco y parece que no dejó más huellas desde el comienzo del siglo XVI. Aun antes quizás. Recordemos que la interrupción de la navegación con Escandinavia fue total a partir de 1378, fecha en la que Dinamarca venció a Noruega. Islandia y Groenlandia se tornaban danesas. Pero el vencedor estaba demasiado ocupado con la explotación de la victoria, con la integración y la organización de la península escandinava como para ocuparse de la pobre Groenlandia, en donde como "notoriedades" no había más que un pequeño grupo de degenerados sin interés. Cuando más adelante se ocupe de ellos, ya será demasiado tarde, la colonia blanca habrá desaparecido. Fue iniciada una investigación por expediciones danesas entre 1605 y 1607. El hielo les impidió desembarcar, justo en el lugar que la tradición indicaba como al principal habitat, y recordemos que en el siglo XVII fue cuando esa región soportó los fríos más intensos. Nos ha parecido útil ofrecer este panorama de conjunto con algunas consideraciones no sólo porque el tema nos parezca poco conocido, sino para enmendar algunos errores sobre la estadía de los vikingos en el continente. Y especialmente, era éste un modo de ver si, luego de 1029, no 111

encontrábamos en la historia de Groenlandia algunas alusiones a contactos con los celtas. Pero nada en los relatos de los groenlandeses o de los islandeses, nada en los archivos del Vaticano (conocido en aquel momento) menciona la presencia de los vikingos en el continente americano. En lugar alguno hay rastros de una estadía prolongada, de un habitat permanente. Sólo hubo incursiones. Hemos visto los sucesivos y muy cortos viajes hacia "los refugios de Leif", al sudoeste del cabo Cod, "refugios" a veces bautizados "la granja de Leif", o "Leifbudir". Es verdad que fueron llevados algunos bovinos, pero sólo fueron cortas experiencias; cualquier tipo de vida agrícola que exigiera calma era imposible debido a la hostilidad de los indígenas y todas las tentativas fueron fracasos. Esto contradice, cierto, a mucha literatura, pero en vano buscaríamos una prueba contraria, al menos por lo que sabemos hasta el presente. El hecho de que Leif haya instalado un campamento en el continente, el hecho de que en 1362 ciertos escandinavos hayan inscripto en una piedra que habían pasado por allí (?) no significa en absoluto que por lo menos durante tres siglos y medio hayan vivido en el continente. . . así como tampoco ha habido franceses de modo continuo en tierra Adelia y desde hace más de cien años porque Dumont d'Urville la vio y bautizó hace ya un siglo. El estudio sobre el fin de los vikingos no era tampoco inútil pues, en caso necesario, la expedición de 1362 indica que no ha sido encontrado ningún rastro de los celtas, pero dicho fin muestra cómo pueden extinguirse ciertas colonias aisladas. Esto es quizás una consideración de lo que ha podido ocurrir también a los celtas. Su número habría disminuido progresivamente durante todo el siglo X para luego desaparecer completamente en el siglo XI, o al menos en los albores del siglo XII, casi en todos lados salvo, al parecer, en una limitada región; y ya volveremos sobre ello. En conjunto, su presencia ha debido desvanecerse completamente hacia el 1100 ± 50. En efecto, en 1054 ya no parece haber más jefes blancos en Vinlanda ya que el obispo Jon que allí desembarcó fue capturado y masacrado (¿pero cómo se ha sabido?, ¿y no se ha muerto en el mar? ) en tanto que en 1029 aún se encuentran celtas gobernados por Bjorn Asbrandson. Estas fechas llevan a concluir que el fin del mando de los europeos se sitúa hacia 1042 ± 12. Hemos de ver también un punto de referencia arqueológico que proporciona una nueva convergencia. En el 112

siglo XVII, en el emplazamiento de Newport, fueron observadas las ruinas de un habitat europeo. Dicho habitat, así como la "torre", único vestigio en pie, no ha podido ser construido antes de 1014, año de la última incursión vikinga en la región, en donde antes había sido ubicada una cabana de madera. Es decir que poco después de 1014 la ocupación celta marcaba aún un dinamismo constructivo, al menos en Rhode-Island, y probablemente en los alrededores, en Massachusetts, Maine, toda "Albania", la ex-Vinlanda; es posible que se hayan extinguido antes en Markiand pues las tripulaciones que se dirigían desde Groenlandia a Markiand para traer de allí cargamentos de madera, hacia fines del siglo XI y aún más tarde, nunca han hecho mención de un encuentro con celtas. La ocupación de los puertos irlandeses se acabó aproximadamente a mediados del siglo IX. Lo mismo ocurrió poco después con los de Cambria, pero los de Bretaña no fueron ocupados de modo continuo. Hacia 865, aún pasaban algunos navios celtas provenientes de Irlanda y de Bretaña, ello hasta 920, pues la fuente de inmigrantes se agotó. La colonia es muy poco numerosa, con muy pocas mujeres para desarrollarse y desde mediados del siglo X se esbozan los primeros efectos de consanguineidad que han de conducir a un sensible degeneramiento en 983; luego, los integrantes de dicha colonia experimentan la necesidad de conservar como -jefe a un enemigo de los celtas, al menos en un principio, pues Ari era sobre todo comerciante, y poco belicoso. De este modo en un siglo se produjo la muerte. En cuanto a los vikingos, menos aislados, marcadamente más numerosos en Islandia y Groenlandia, en parte se replegaron hacia Islandia; Groenlandia, en cambio, se extinguió en tres siglos. No era inútil el paralelo, pues entre los nórdicos encontramos explicaciones de las cuales carecemos para los celtas. Cuando llegan los bretones y los vascos, probablemente en el siglo XII y con certeza en el XIII, son sólo pescadores de paso y no personas con el deseo de establecerse en aquellas tierras americanas, salvo para el cuidado de las factorías de los pescadores, tema que ya hemos de ver más adelante. Han pasado, desde hace mucho tiempo, la era del proselitismo religioso para los celtas en aquellas regiones. La moda, la distracción religiosa, se tornaron entonces, con las cruzadas, hacia Jerusalén. Aquellos marinos bretones y vascos nunca dijeron haber encontrado blancos. Las tradiciones sólo dan cuenta de intercambios con los 113

indígenas, lo cual parecería indicar, por otra parte, que en el siglo XIII la colonia de Albania quizás había dejado de existir. Se puede, ciertamente, objetar que esos pescadores iban sobre todo hacia Terranova y la entrada del San Lorenzo, en tanto que el principal poblamiento se encontraba más al sur. Pero es probable que hubieran sabido por los indígenas que por allí había "hombres blancos" y lo habrían dicho. Aquellos pescadores de bacalao y cazadores de ballenas no llegaban en "coracles" sino en sólidas embarcaciones de madera de 72 pies de largo (23 m aproximadamente). Era también aproximadamente la longitud media de los drakkares, pero en tanto que estos últimos sólo tenían alrededor de 5 m de ancho y de 1,60 a 2,20 m de profundidad, los barcos de pesca tenían alrededor de 7,20 m de ancho y 3,20 m de profundidad. Sus cuadernas, quillas, entablados eran macizos y pesaban más de 100 toneladas, en tanto que los drakkares, mucho más livianos, apenas pasaban las 30 toneladas. Esos navios bretones y vascos eran del tipo clásico de los barcos modernos, del tipo de los barcos atuneros por ejemplo —aún en construcción hasta después de mediados del siglo XX. Su casco prácticamente no ha evolucionado al menos desde antes de Julio César, quien los describió. El velamen, en el siglo XII y a veces hasta en el XIV, era el mismo que a comienzos de nuestra era. Tenían dos mástiles, de los cuales uno muy inclinado hacia adelante (aproximadamente 60° sobre la línea horizontal), llevaba una vela, la cebadera, que les permitía navegar contra el viento. Muy profundos, con buen aguante en el mar, aún con vientos laterales, eran barcos andadores, con mucha más vela que los drakkares que sólo podían tener un mástil de altura igual a la mitad de la longitud de la embarcación —por temor a volcarse con un golpe de viento lateral— y no tenían quilla saliente. En cambio, los navios bretones y vascos tenían un mástil cuya altura total era cercana a la longitud del barco; así como en las embarcaciones de carga cartaginesas que, recordemos, iban a Bretaña a cargar estaño en las islas Casitéridas, cerca de las costas noroeste de Finisterre (y no en las islas Sorlingas tal como lo imaginaron ciertos, autores modernos que no tomaron en cuenta la geografía de la época). Aquellas embarcaciones eran resistentes en el mar, y en caso de tempestad, de frente a las olas, la capeaban sin temor alguno. Por lo tanto, muy raramente tenían que huir, salvo naturalmente si la tempestad sorprendía a una tripulación demasiado negligente ... o demasiado relajada . . . que no había podido, o sabido, ponerse a tiempo de cara al viento; pues, cuando uno es sorprendido de costado, es 114

demasiado tarde para dar media vuelta, no puede uno quedar paralelo a las olas, y el cuarto de vuelta efectuado in extremis puede llegar a colocarnos con el viento detrás; entonces es necesario huir, con el mínimo de vela indispensable para gobernar, la vela mayor arriada, la cebadera cargada lo más posible. Con un viento en contra normal, aquellos navegantes podían dirigirse hacia donde el capitán quisiera, y no el viento. De tal modo, que esos barcos, al no tener nada que hacer en las costas del Maine, no se dirigían hacia allí (salvo errores de conducción), contrariamente a lo que ocurría con los drakkares, así como con los coracles, desviados a pesar de sus tripulaciones. Algunas excavaciones —o el azar— habrán de proporcionar quizás nuevos datos, así como los fortuitos descubrimientos hechos en tierra congelada en Groenlandia en 1961. Pero quizás existan documentos esparcidos en el mundo que acaso algún día, serán hallados. Así fue como, por azar, ha sido encontrado en unos archivos marítimos un escrito del siglo XVII que en aquella época no había sido comprendido y que transcribe el relato de un viaje efectuado en el siglo precedente, hacia 1540, por un islandés llamado Jon el Groenlandés en una embarcación anseática. Desviado de su ruta, este navegante desembarcó en Groenlandia en una pequeña isla costera. Más tarde Jon contó haber encontrado allí un cadáver de un europeo, boca abajo, con un gorro, ropas de lana burda y de piel de foca. No había muerto pues mucho tiempo antes: ya que era una isla, abordable en barco, y sin hielo en la costa. Había períodos de deshielo y sólo un cadáver cubierto de hielo habría podido conservarse mucho tiempo. Luego, en otros sitios, fueron encontrados otros cadáveres, aislados unos de otros y que no habían sido enterrados, lo cual ha hecho decir que eran los últimos sobrevivientes por no haber más nadie después de ellos para hacerlo. Esos cadáveres o esqueletos encontrados eran de personas de una edad media de 30 años; tenían los dientes gastados hasta la raíz y ello llevó a preguntarse si no significaría que, para engañar el hambre, mascaban cuero de foca. Estos datos, descubiertos bastante recientemente, permiten retroceder un poco la fecha de la total desaparición de los groenlandeses y fijarla en los alrededores de 1540. Pero, en aquella época, ya Jacques Cartier exploraba el vecino continente, aunque sin desembarcar en Groenlandia. Un mapa, elaborado en 1543 en Bretaña según los viajes de J. Cartier, ignora a Groenlandia. Dicho mapa muestra un "paso del noroeste" que termina de modo incierto al norte de América. Podemos por lo tanto afirmar que a 115

pesar de todo fue el azar lo que hizo que el rompimiento total se haya operado sin un solo testigo que hubiera sobrevivido a esta lenta muerte de un pueblo que hasta 1347 aún navegaba, que aún iba a buscar madera a Markiand y que 150 años después, cuando Caboto exploraba los alrededores de Terranova, no había desaparecido totalmente. Aun cuando Verrazane llega en 1524, a reconocer para el rey de Francia aquellas costas frecuentadas por nuestros pescadores bretones y vascos, la desaparición de los groenlandeses no es aún total. Pero esas embarcaciones no tienen nada que hacer en Groenlandia, de la cual se encuentran tan lejos. Otras embarcaciones han de pasar más cerca, reconociendo la tierra de Baffin, el estrecho de Davis, pero tampoco ellos nada verán, no desembarcarán en Groenlandia, visible y muy próxima. En cuanto a los celtas de Albania, estamos mucho menos informados sobre su desaparición. Ciertamente su decadencia es evidente a fines del siglo X, pero la ascendencia de este grupo étnico es aún suficiente para dominar a los indígenas sin hacer uso de armas; dominación por lo tanto consentida, en el plano religioso, político y ello aproximadamente hasta fines de la tercera década del siglo XI. Al parecer la influencia técnica, económica ha sido poco importante: el impacto ha sido sobre todo espiritual. Es conveniente sin embargo hacer notar la construcción de casas de madera o sobre pilares de madera con cimientos de piedra, el uso de la honda. Nada continuo sabemos luego del tercer decenio del siglo XI, pero hemos de ver algunas indicaciones posteriores, difíciles de situar geográficamente. Pues no se excluye un relevo de los irlandeses hecho por los escoceses en el siglo XII. Debido a una serie de guerras internas, algunos grupos de escoceses que habían sido vencidos sólo pudieron salvarse huyendo por mar. Ellos también se fueron —único refugio posible— hacia aquella región de la Gran Irlanda, ¿y no es en ese momento cuando dicha región se transforma en Albania? Nada seguro ha sido encontrado sobre la localización de su instalación. Un mapa, muy posterior, menciona a "Albania", pero dicho nombre era antiguo. Nuestro conocimiento sobre la presencia blanca en aquellas regiones tiene aún muchas lagunas, pero es probable que ese vacío se llene. Ciertos textos dan cuenta de la salida de 700 a 1.000 personas que huían de Islandia, como consecuencia de combates en dicho país. Eran sobre todo descendientes de noruegos y de irlandeses saqueados por 116

"incursiones de grupos comando". Se fueron cuando los daneses, vencedores de los noruegos, establecieron momentáneamente su dominación en Islandia. Las rivalidades continuaron hasta el siglo XIII y no terminaron hasta la victoria definitiva de los daneses en 1378. Es por ello (volveremos con más detalles sobre el tema en el capítulo X, "Hagamos un balance") que no es seguro que la población blanca de la Gran Irlanda haya desaparecido totalmente en la segunda mitad del siglo XI. Pero no ha sido posible establecer con precisión dónde fue a establecerse esa masiva emigración. Diversos indicios conducen a pensar —por ruinas, armas— que habría podido instalarse al norte de la actual Terranova, en aquel entonces unida al Labrador. En ese caso habría permanecido desconectada del Vitramannaland y transformado en Albania en el siglo siguiente. ¿Podrían ser, ciertos hornos metalúrgicos encontrados en Albania, y que al parecer se ubicarían entre los siglos XII a XIV, el resultado del aporte de los escoceses en el siglo XII? Habría sido ubicado también, por fotografía aérea en 1971, un "campamento fortificado", pero no sabemos si ha sido objeto de excavaciones. Cabe preguntarse si la apelación de "Albania" no sería consecutiva a la masiva llegada, más arriba evocada, de "refugiados" expulsados de Islandia, isla que, para los celtas, se llamaba isla de Ailbe, o de Albe, con el nombre de aquel que comenzó el importante establecimiento de monjes irlando-escoceses en la antigua Thulé de los griegos, a mediados del siglo V. Más tarde, esta isla fue llamada Islandia (Ice Land) por los escandinavos. Señalemos que en un manuscrito, tratado en nuestro libro sobre Brandan, se dice (capítulo X de dicho manuscrito): "invenitio quoque insulam . . . que uocatur Ínsula Ailbei. . .", o, según el caso gramatical (ver capítulo XV): Ailbe. Otras versiones de la Navegación dan Albei, Albe ... En todo caso Albania, Albión, etc., no tienen nada que ver con la fantasiosa interpretación imaginada en el siglo XIX que atribuye dicha grafía a acantilados blancos ... La raíz existía ya de modo cierto en los países celtas en el siglo V de nuestra era y no tiene nada que ver con las raíces latinas alba, albus, etc. (que por otra parte tiene distintos significados).

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VII NUEVOS DATOS SOBRE LA INMIGRACIÓN DE LOS VIKINGOS LLEGADOS DE LA COSTA OESTE DE GROENLANDIA

Nuevos hechos han venido a esclarecer —probablemente- el éxodo de los groenlandeses que la misión noruega de 1362 no había encontrado. Jacques Rousseau, profesor de la Universidad de Quebec, en 1958, descubrió ruinas de viviendas, de origen europeo al parecer, situadas en la península de Ungava. Sin embargo, nadie había comprendido inmediatamente la importancia de este descubrimiento; se había pensado en estadías relativamente recientes de cazadores tramperos. Luego se pensó en los nórdicos de Groenlandia que habrían ido a acampar en esos territorios (? ). El centro de estudios nórdicos del instituto de geografía de la universidad de Laval, en Quebec, decidió explorar el lugar señalado por Rousseau. Fue hecho un primer reconocimiento en 1964 y fueron reconocidos dos grupos de ruinas, estudiadas con más detalles en 1965. Era conveniente, sin embargo, plantearse el siguiente interrogante: ¿por qué los groenlandeses, si fueron ellos quienes llegaron hasta allí, no se dirigieron más cerca, hacia la tierra de Baffin, o la costa del Labrador? Pero la tierra de Baffin no era mucho más hospitalaria que la que abandonaban. La costa del Labrador era rocosa, escarpada, árida, muy pantanosa detrás de la franja rocosa costera, bañada por la corriente fría que venia del polo, bordeando también la tierra de Baffin. En cambio, en Ungava, el clima era más suave. En nuestros días, se encuentran bosquecillos de arbustos enanos. Había por lo tanto madera para hacer fuego. Un río, el Payne, rico en truchas, atraviesa la península de oeste a este. Además, las poblaciones encontradas estaban cerca de las rutas que siguen los caribúes en ocasión de sus migraciones hacia el norte y hacia el sur. También hay cotorras, patos salvajes. El alimento y la calefacción estaban pues asegurados. Se ha encontrado un tronco de sauce de 6 m de diámetro rodeado de brotes de 1,50 m de altura y 0,12 m de grosor en la base. Parece pues que antes hubo allí grandes árboles, que el clima se tornó muy frío. El árbol encontrado ha debido congelarse por encontrarse por encima delwriívei del suelo, pero la base del tronco, enterrada, 118

protegida del frío, no murió y brotó (en la segunda parte, volveremos sobre esta cuestión del clima). Las ruinas de los poblados explorados en 1965 se encuentran a 50 km de la costa, a lo largo del río Payne, cerca del lago que forma dicho río, y a casi 60° de latitud norte (es decir casi a la misma latitud que el sur de Noruega, que el norte de Escocia, que el extremo sur de Groenlandia). El; mobiliario encontrado es sobre todo de piedra tallada y de huesos de caribú; muy poco hierro, en cambio instrumentos de hueso, recipientes hechos con piedras blandas, saponitas (no hay alfarería) y probablemente con herramientas de hierro no encontradas. Pues sólo se han encontrado algunos restos de hierro, lo cual parecería indicar que ese metal —el único por otra parte— era escaso y que se usaba sobre todo para hacer otras herramientas. Es un mobiliario que sugiere acaso la cohabitación, o el mestizaje con esquimales. Se desconoce cómo terminaron esos pueblos. No han sido encontrados esqueletos en aquel lugar y quizás eran sólo campamentos provisorios para la caza y la pesca. Según las tradiciones orales de los autóctonos Dorset y de varias tribus esquimales, esa región se encontraba en el límite entre los esquimales y los amerindios Naskapi, tribu agresiva que llevó a cabo varias incursiones en aquella región. Algunas aproximaciones de fechas efectuadas con carbono 14 parecen indicar una ocupación hacia 1300-1350, pero serán necesarias otras confirmaciones pues con esta técnica son posibles los errores de más o de menos de 200 años. Además, es delicado el fechado en aquellos lugares que han sido testigos de sucesivas ocupaciones confirmadas por 'indicios cercanos de chozas de esquimales, de estadías temporarias de europeos de la Compañía de Hudson, etc.

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En cambio, los resultados de la campaña de 1966 fueron más interesantes. Estos han sido publicados con una diferencia de dos años, habiéndose dedicado el año siguiente a la exploración, a los análisis y a la explotación de las muestras, de las fotos, croquis, notas. Los bordes del lago y del río Payne no parecen poder proporcionar importantes índices complementarios y parecía que allí había existido una zona de exploración adelantada para la búsqueda de recursos alimenticios. No podía haber sido una región de implantación muy densa y muy prolongada, y persistía el enigma sobre su origen. Pues aquel no podía ser el lugar de retirada de los groenlandeses, debido al gran número de casas y de establos abandonados por ellos en el siglo XIV. Ahora bien, una partida tan súbita de los hombres y de los animales, sólo había podido hacerse hacia una región de implantación previamente reconocida, no demasiado alejada y hacia donde aquellos hombres se hubieran dirigido para su establecimiento definitivo en tierras más clementes. Un esquimal evolucionado, nacido en la región, manifestó que también había "cairns" como los del río Payne, aun más numerosos, al norte de la 120

desembocadura de ese río. Incluso había algunos más grandes, y otros con una piedra transversal larga en la parte superior, especie de "flecha indicadora". Estos eran, sin duda alguna, jalones de itinerarios. Fue encontrado incluso un monolito de cerca de 3 m de altura y de aproximadamente 2 toneladas de peso, coronado por una de aquellas "flechas". En consecuencia se decidió que la siguiente campaña se haría en esta región que es una parte de la costa oeste de la bahía de Ungava, frente al paso de Davis, inmediatamente al norte de la desembocadura del río Payne, ahora llamado Arnaud. Allí fueron descubiertas ruinas de pueblos similares a aquellos encontrados precedentemente al sudoeste, aunque más numerosos, más cuidados, mejor conservados, y con tumbas, lo cual constituyó el gran acontecimiento de aquella época. Han sido encontradas ruinas de casas que debían tener techo de cuero sostenido con postes inclinados de madera y de los cuales se han encontrado los agujeros en donde habían sido enterrados. ¿Había por lo tanto grandes árboles en el lugar? Eso no se excluye, ya lo hemos visto. De todos modos, en nuestros días ya no hay más y es necesario ir más al sur, a menos de 100 km por otra parte, para poder procurárselos, y con los barcos para el transporte, no había en ello problema grave alguno. Además los pueblos estaban muy cerca del mar, a veces sólo a algunas decenas de metros. Las investigaciones continúan, en el lugar y en laboratorios, sobre el mobiliario encontrado, sobre los esqueletos y por el momento es prematuro concluir con certeza. Th. Lee, de la universidad de Quebec, es el principal animador de esta investigación. En una publicación anual, ilustrada, da cuenta de cada campaña, llevada a cabo sólo en verano. Ahora bien, yo he establecido una comparación que aquí entrego: en el no 97 (agosto de 1976) de la Revue Archéologia se ha hecho una publicación con el título "La Casa con el frontón en ábside", de P. André y colab. describiendo las subestructuras de viviendas rurales en Bretaña en el siglo XII. Una ilustración (pág. 29) es sorprendentemente similar a una de las que Lee ha encontrado en Ungava. A partir de allí, ¿es entonces la técnica de la construcción rural de fines del siglo XII y comienzos del XIII idéntica a la de los groenlandeses? ¿Ello constituiría una nueva convergencia que haría pensar que los lugares estudiados por Lee son de origen europeo cierto y que han sido construidos hacia el año 1300? En Great Beere (Devon), se habría encontrado un habitat de disposición muy similar y que dataría del siglo XIII —ver Medieval Archeology, 1958, pág. 119. Groenlandeses y 121

normandos de Europa estaban en contacto y sus técnicas eran las mismas. El enfriamiento del clima había comenzado en los albores del siglo XII; por lo tanto, a fines del XII y comienzos del XIII han podido hacerse en Ungava los mismos tipos de habitat. Esta identidad del habitat no permite decidir para saber si, dado que las técnicas en Bretaña y en Ungava eran las mismas, fueron bretones, celtas o vikingos quienes construyeron aquellos pueblos explorados hacia 1970. Tanto más cuanto que los cairns, los monolitos, eran también construcciones familiares para los celtas. Pero las tendencias parecen orientarse más bien hacia una construcción hecha por los groenlandeses expulsados de su país por el frío. La localización del principal sitio explorado hasta ahora —pero hay otras en esta región— permite comprender por qué la misión que buscó a los groenlandeses hacia 1360 no los encontró. Dicha misión salió de la costa oeste de Groenlandia, para dirigirse primeramente a Vinlanda; luego, desde allí, se dirigiría hacia la bahía de Hudson por el estrecho de Davis (? ). Pero los pueblos hallados no se encuentran sobre esta costa. Están más retirados, al norte de la desembocadura de un río o más hacia el interior, hacia el lago Payne. Por lo tanto, a la ida, Knutson, bordeando la costa bien de cerca, no los halló por lo menos por un error de 200 km. A la vuelta se dirigió directamente mar adentro, probablemente más al norte. Ciertas frases de sagas eran enigmáticas dado que ninguna localización parecía corresponder a las descripciones de los textos. Ahora se piensa que sería posible interpretar un pasaje de la saga llamada la Flecha Extraña como refiriéndose a una exploración de los nórdicos junto a la bahía de Ungava. El manuscrito original de ese texto parece corresponder al siglo XIV; transcribe un relato oral que se ubica por lo menos en el siglo XIII, e incluso en el XII. En dicha saga se hace mención de una gran casa, sólidamente construida, la del jar! (jefe) Ogmund, en el borde del fiord Skuggi, también llamado "El Lugar de las Brumas". Este fiord podría ser el largo y amplio estuario del río Payne (ahora Arnaud) (? ). Th. E. Lee piensa que las ruinas descubiertas en la isla Pamiok (cerca de la costa, hacia esta desembocadura) podrían corresponder a la descripción de esta saga. En 1968, a lo largo de la costa oeste de la bahía Ungava, fueron encontradas seis ruinas de casas, todas muy largas, pero una sola, en la isla Pamiok, por su sólida construcción parecía haber podido ser la morada fortificada de Ogmund, en el Skuggifjord. Incluso se ha dicho que 122

dicha construcción podría pertenecer al siglo XI, dado que el fechado proporcionado por un carbón encontrado en lugar parecía indicar 1050. Pero seamos prudentes: con el carbono 14, es imposible obtener tal precisión y ese carbón podría ser del siglo XII, « incluso del siglo XIII. Más al oeste, cerca del lago Payne, en un pueblo similar, un fechado con carbón indicaría 1200 (? ). En Brattahiid, Groenlandia, ha sido encontrada una casa de técnica similar, fechada por su mobiliario entre los siglos XII y XIII. Tenía 7 habitaciones consecutivas de las cuales 3 tenían pequeños hogares, pues, en aquella época los nórdicos casi no utilizaban la madera, salvo muy raramente: alumbrado, calefacción, cocción de los alimentos eran hechos utilizando aceite de mamíferos marinos (focas, ballenas); se habían integrado las técnicas de los esquimales. El fechado más arriba evocado del siglo XI y factible de ser puesto en duda, no nos parece digno de ser tenido en cuenta pues en aquella época eran muy frecuentes los contactos con Europa y ninguna saga del siglo XI menciona tales estadías más allá del estrecho de Davis. Todo intercambio se hacía con Islandia y Europa; sin embargo, eran efectuados viajes para tomar cargamentos de madera más al sur, hacia Markiand. Si bien al tornarse difícil la cría de ganado, se han organizado incursiones de exploración para procurarse, por ejemplo, animales de presa, ello no ocurrió antes de fines del siglo XII y es por ello que pensamos que esos campamentos en el Ungava pertenecen a una época no anterior a fines del siglo XII. La gran casa (o más bien una serie de departamentos) de la isla Pamiok tenía 28 m de largo y 8 de ancho, en su parte exterior. Las paredes (de piedra seca) tenían un metro de espesor y dejaban, de este modo, un ancho interior de 6 m. Este ancho planteaba un problema no resuelto con certeza en cuanto a la cobertura. Según las ruinas, parece que la pared exterior sólo tenía un metro de altura y que estaba formada por pesadas piedras (sin mezcla) cuyo objetivo esencial era el de sostener los postes. Han sido encontrados agujeros de 0,25 m de profundidad, alineados a lo largo de las paredes en su parte exterior (al menos para una de las paredes longitudinales), siendo las marcas menos seguras para la otra pared paralela. Bloqueados en una posición oblicua por las pesadas piedras, dichos postes debían estar unidos entre sí por medio de un procedimiento desconocido, y del mismo modo para el techo. Las paredes laterales y el techo, quizás confundidos debido a la inclinación de hechos con cueros estirados. La unión de los postes entre sí, cruzados en su parte superior, 123

sostenía probablemente a la "viga" longitudinal —o la prolongación de varios postes— por medio de “sogas” de tiras de cuero de focas retorcidas o trenzadas. La madera para los postes llegaba quizá por barco; en nuestros días no hay en la región, aunque sí al sud de la bahía, a 100 km aproximadamente; el clima, marcadamente más suave en aquella época que en nuestros días, no permite afirmar que se haya cortado la madera en el lugar, o en las proximidades. Existían con certeza los transportes por barco. Para los cargamentos se utilizaban barcos más cortos que los drakkares. Eran los "knorr" de alrededor de 12 m de largo (un drakkar de 18 m" ha sido encontrado en las Faer Oer, pero habitualmente aquellas embarcaciones tenían una longitud de 72 pies, algo más de 22 m, construidas sobre una quilla de aproximadamente 19 m de longitud). En la isla Pamiok, en una cueva natural, ha sido encontrado un escondite con aproximadamente veinte pinos; al no soportar ningún rigor físico, se habían conservado en su disposición natural, pero se pulverizaban bajo la presión de los dedos. Esto parecería confirmar que se trataba en ese caso de un cargamento traído por un barco, cargamento que era necesario ir a buscar, los pinos al menos, más al sur. La colocación de "balizas" en la costa y en las islas proporcionaban puntos de referencia para llegar al fiord. Estas balizas eran cairns, amontonamientos de piedras, generalmente de 2 a 3 m de altura —uno solo ha sido encontrado con más de 4 m. Algunos estaban coronados con otra larga piedra ubicada transversalmente en su parte superior, tal como una flecha indicando una dirección. Parece poco probable que estos amontonamientos hayan sido construidos en ocasión de una simple exploración, de una incursión. Sólo se explican por una navegación practicada durante largo tiempo, durante varias generaciones quizás. Sin embargo no se puede afirmar que la ocupación de la bahía Ungava se haya prolongado más allá del siglo XIV, aunque su exploración no haya sido finalizada. La casa de Ogmund (?) no parece haber estado habitada durante mucho tiempo. La saga narra que éste fue muerto por sus perseguidores. ¿Habrá salido este último de Groenlandia luego de un crimen, recreando de este modo el gesto del fundador de la colonia, Erik el Rojo? ¿Habría sido recapturado después de su travesía? Aquella construcción se asemeja a las ruinas encontradas en las Shetland, aunque en este caso éstas se ubicarían en los siglos IX o X (? ). En Groenlandia, en los siglos XI y XII, se encuentran algunas semejantes. Parece pues que se trata de un tipo 124

tradicional de construcciones nórdicas. Pero en Groenlandia las construcciones eran más pequeñas: 23 m x 6 m en su parte exterior, pero esto es sólo un detalle. Estas "casas" serían quizás una hilera de departamentos de familias relacionadas, menos largas que la casa del jarl. Este pueblo se encontraba cerca de una pequeña playa de desembarque de aproximadamente 100 m de longitud en nuestros días, pero quizás más ancha hace siete siglos, pues en ese lugar la tierra parece subir, en nuestros días, aproximadamente 0,30 m por siglo. Tampoco se excluye que ese pueblo haya sido una escala de verano para los que venían a buscar madera para Groenlandia, pues la delgada capa de detritus muestra una ocupación de corta duración. Hay pocas cenizas, y sólo en la cocina, cuadrada; pero también pocos esqueletos de animales; ninguno de hombre. Han sido encontradas dos entradas, una en cada extremidad, y redondeadas (de allí el nombre, para Bretaña, de casas con ábsides). Cada entrada cuenta con un través y desemboca en sentido inverso al de los vientos dominantes. Pero quizás tan corta ocupación haya sido consecuencia de una fuga precipitada que explicaría la saga de Ogmund (? ). O bien sólo se trataba de estadías temporarias, cada año renovadas cuando el mar ya se había liberado de sus hielos (? ). De todos modos, sólo fueron pequeños grupos. En algunos pueblos han sido encontrados esqueletos de hombre —los vikingos no incineraban los cuerpos— pero, por el momento ninguna necrópolis importante ha sido sacada a luz. Hay en esto un aspecto en franca evolución y quizás pronto podremos hacernos algunas ideas más precisas sobre lo que ha ocurrido con los habitantes que huyeron de Groenlandia a comienzos del siglo XIV, expulsados por el frío que se intensificaba desde hacía más de un siglo. Sabremos entonces si se puede dar cuenta de una implantación europea en el norte de Canadá a partir del siglo XIV; pero lo que se ha podido constatar hasta el presente es que esta implantación fue interrumpida y no sabemos cuándo desapareció, ni cómo. No se excluyen los ataques de ciertas tribus amerindias, o el mestizaje, siendo también probables la cohabitación con indígenas, la desaparición por esterilidad, consanguineidad, o por la peste. Cuando a partir del siglo XVI los tramperos europeos recorrieron aquellas regiones no notaron rastro alguno de poblaciones blancas; habiendo llegado en el siglo XIV, esos blancos habrían desaparecido en el XV. Nos encontramos ante un desplazamiento del problema de la desaparición de los vikingos y sólo podemos decir que si se dirigieron hacia Ungava no fue 125

más que una breve etapa hacia la desaparición de una parte de la colonia vikinga, que sin perpetuarse, no dejó ningún indicio de algún desarrollo efectuado en aquellas regiones. Su tentativa de supervivencia merecía sin embargo ser puesta de relieve, pues aún es poco conocida, por pocas personas.

VIII. ULTIMO (?) VIAJE DE EXPLORACIÓN DE LOS CELTAS EN ACADIA: CIEN AÑOS ANTES DE COLON

Los celtas escribían poco y muchas tradiciones orales se han perdido. Es probable pues que numerosos contactos, voluntarios o no, de celtas con América del Norte, entre la segunda mitad del siglo XI y fines del XV sean desconocidos para nosotros. Hay uno sin embargo que no podríamos dejar de mencionar aquí: aun cuando no se refiera a una prolongada presencia celta en el territorio de América del Norte, de todos modos muestra que han tenido lugar algunos viajes, voluntariamente, entre las dos costas del norte del Atlántico. No sólo había cazadores de ballenas y pescadores de bacalao que establecieran ocasionales relaciones con los indígenas de las costas occidentales del Atlántico Norte. Otras embarcaciones surcaban los mares. Se comerciaba desde Irlanda, Gran Bretaña y Bretaña con el Mediterráneo, y viceversa. Los barcos de comercio salían pues por el estrecho de Gibraltar y luego de una súbita tempestad corrían el riesgo de ser arrastrados hasta América central —lo cual fue el caso de los cartagineses. Pero, más al norte, si se quería sobrepasar a Irlanda, una violenta tempestad del este, del sudeste o del nordeste podía también desviar a las embarcaciones hacia la ruta norte clásica conduciéndolas hacia la corriente del Labrador o arrastrándolas hacia Terranova, Canadá o el norte de los Estados Unidos. O bien la embarcación se encontraba súbitamente apresada por la frecuente depresión centralizada en el sur de Islandia, y, arrastrada en el sentido contrario al de las agujas del reloj, era llevada hacia el norte de Irlanda, luego al sur de Islandia, proyectándola después hacia el sudoeste. 126

Los italianos, que escribían más que los celtas, nos han dejado un relato escrito sobre una de sus embarcaciones desviada de su curso por una tempestad llevándola mucho más al norte de lo que querían sus tripulantes. Este relato recién fue dado a conocer en 1558. Pero fue redactado según cartas y relatos, así como apoyándose en un mapa que se remonta a 140 años antes, papeles de familia conservados en poder de los Zeno. El relato nos es narrado por Pohl (The Last Discouery) en el capítulo "La Colina humeante". Pero existen otras obras sobre dicho relato, entre ellos el de Mallery. Otros autores han dado cuenta de él con el fin de reunir las críticas negativas, lo cual era inevitable debido a la fecha de la difusión escrita del relato. Resumámoslo. Los documentos de base de la familia Zeno han sido escritos por dos de los hermanos Zeno. Uno de ellos, Nicolo, en 1390 partió hacia Inglaterra. Fue desviado por la tempestad y arrojado a la costa de una de las islas Feroé. El azar quiso que en aquel momento, "en viaje de inspección", bloqueado en la misma isla por la misma tempestad, se encontrara el "príncipe Henry", de hecho el conde de las Oreadas, Henry Sinclair. Este gobernaba las Oreadas, las Shetland, las Feroé y la parte norte de Escocia. Eran estas regiones celtas, con aportes nórdicos en algunos lugares. Para ello conviene recordar que los irlandeses llegaron a las islas y a la costa de Escocia hacia el siglo V para evangelizar a aquellas regiones en donde fundaron monasterios alrededor de los cuales fueron luego establecidas colonias laicas irlandesas. Se produjo pues, rápidamente, en las islas y a lo largo de las costas, una mezcla étnica de las ramas celtas de Irlanda y de Escocia. El precoz poblamiento de las islas nórdicas ha sido puesto en duda por no pocos autores. Para ellos los vikingos habrían sido los primeros en instalarse en aquellas islas hasta entonces desiertas, dicen, hacia fines del siglo VIII. Esto se contradice con varios elementos. Un texto de Ducuil de 825 relata la partida, en el siglo precedente, de los monjes celtas expulsados de las Feroé por los vikingos. Por lo tanto esas islas estaban habitadas por los celtas antes de la llegada de los normandos. Julio César da cuenta de islas al norte de Escocia en donde en invierno casi siempre es de noche; por lo tanto eran conocidas desde mucho tiempo antes.

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Un descubrimiento relativamente reciente ha proporcionado nuevos datos. En 1958, en la isla de San Ninian, en el archipiélago de las Shetland, ha sido descubierto un lote de objetos celtas ocultos desde fines del siglo VIII. Se trata del "tesoro" del jefe celta de aquellas islas; escondido quizás en ocasión de aquellos ataques de los vikingos. Se encontraban allí varios bols de plata, prendedores de plata, adornos de vainas y una empuñadura (lo que era de hierro había desaparecido por completo). Pero una de aquellas vainas estaba grabada con el nombre de su propietario, lo cual ha permitido ver que se trataba de un celta. Sabemos que en aquellas islas de poblamiento celta los monjes fueron expulsados o muertos. Los jefes laicos que no lograron huir también fueron exterminados. Pero no sabemos gran cosa sobre la población civil: agricultores, criadores de ovejas, pescadores, artesanos, etc. No todos fueron muertos. A través de diferentes relatos nórdicos, sabemos que los vikingos obtuvieron allí marinos, esclavos remeros. Poco a poco se fueron estableciendo, menos duras que al comienzo, relaciones de jefe a subordinado y, en igualdad de clase social, fueron tendiendo hacia una equidad que no distinguía entre celtas y vikingos, equidad que ya parece adquirida bien al comienzo del siglo XI: hemos visto que en Vinlanda una pareja celta se encontraba con los vikingos, esclavos tratados como los demás miembros de la tripulación. Varios datos de las sagas muestran que a comienzos del siglo XI los esclavos celtas son relativamente libres, al menos más libres que los siervos de los señores feudales. Por lo tanto el poblamiento celta no ha desaparecido de aquellas islas sino que se ha mezclado, sobre todo en las Feroé, especialmente con el aporte noruego; luego, habiendo sido Noruega vencida, fueron los daneses, más tarde los escoceses, los cuales a su vez tomaron el mando. Tal era la situación en el momento de la involuntaria llegada de Nicolo Zeno. El conde de las Oreadas, al ver que debía ocuparse de una embarcación veneciana, rodeó a aquel capitán-negociante de grandes atenciones, deferencias, promesas, y lo nombró caballero. Obtuvo de Nicolo que escribiera a su familia e hiciera venir a su hermano Antonio, en 1391, para ayudarlo a equipar a los 13 navios "de guerra" de Sinclair. Los dos Zeno intercambiaron correspondencia con su tercer hermano, Cario, poderoso comerciante-armador de Venecia. Aquellas cartas habrían de ser las encontradas en poder de un descendiente de Antonio, descendiente que también se llamaba Nicolo. Este último las publicó con el título Relación Zeno y con el subtítulo: "El descubrimiento de las islas de Frislandia, 128

Eslandia, Engroenlandia, Estotilandia e Icaria por dos hermanos de la familia Zeno, a saber señor Nicolo, el caballero, y señor Antonio, con un mapa de dichas islas" (una versión dice Engroenlandia, otra Engroenland); parece que no puede ser otra que Groenlandia; Estotilandia sería la tierra de Baffin, según Mercator, pero en el mapa de Zeno se encuentra mucho más al sur y también se hubiera podido pensar en Terranova (? ). Sea lo que fuere hay demasiadas islas en este mapa. Estas cartas muestran que los marinos del Mediterráneo habían perdido prácticamente toda tradición relativa a las regiones del otro lado del Atlántico. En consecuencia, los hermanos Zeno, en las Feroé fueron muy sorprendidos al conocer la existencia de aquellas regiones y pensaron, como comerciantes, que era conveniente ver cuáles eran las posibilidades de negociar con ellas. La descripción de aquellas regiones del otro lado del Atlántico les había sido hecha por un viejo marino pescador de la isla que acababa de volver de allí y que veintiséis años antes, es decir en 1364, se había ido a vivir al otro lado del Atlántico. Había residido un tiempo en Estotilandia, isla grande y montañosa, tan grande como "Eslandia" (Islandia). Pero luego se dirigió hacia otra gran isla, en una región que él llamaba "Drogio" cerca de una zona muy amplia. Dicha isla es llamada Icaria; allí permaneció varios años. Pero es muy posible que si aquellas tierras se le antojaron al marino como una isla, fue porque no debe haber llegado hasta el itsmo, muy estrecho: ¿sería Acadia, Nueva Escocia? Recordemos que poco antes un cataclismo había separado a Terranova del continente; la bahía de Fundy se había acentuado y Nueva Escocia habría acaso tomado aproximadamente su forma de hoy. De este modo, a mediados del siglo XIV, hacia 1364 viaja hacia América instalándose en ella. Para "situar" esta fecha, recordemos que corresponde al comienzo de la Guerra de los Cien Años, ocho años después de la derrota de Poitiers. Es la época del reinado de Carlos V y 1364 el año en que, según las obras de la historia de Bretaña, el "renegado" Duguesclin, indeseable para sus pares, rechazado por todos por haber puesto su espada por despecho al servicio del eterno enemigo de los bretones, el franco, es vencido en Auray: nadie es profeta en su tierra. . . (su jefe, Charles de Blois, fue muerto y él hecho prisionero). Recordemos que esto es por poco tiempo posterior a la expedición noruegosueca salida en búsqueda de los groenlandeses. Según este relato, había pues relaciones continuas entre Europa y las regiones de la 129

desembocadura del San Lorenzo, Terranova, Acadia, en la segunda mitad del siglo XIV. Los celtas residen, tienen factorías de intercambios con los indígenas, factorías sobre todo establecidas por los pescadores para hacer secar allí el bacalao y poner a resguardo, bajo vigilancia, el material dejado en tierra durante el invierno. Un siglo más tarde, a lo sumo, una carta real francesa habría dado a la abadía de "Beau Port" (Kerity-Paimpol) el derecho de establecer un diezmo a las mercaderías desembarcadas en Francia provenientes del otro lado del Atlántico; ¿no es sugestivo el nombre de esta abadía comenzada en 1202? Su sello representa a un barco, pero esto no tiene ninguna relación con los viajes más allá del Atlántico. Nosotros hemos de retener que más de 150 años antes de Colón ya existían relaciones bien establecidas entre los países celtas del noroeste y América. Varios datos convergentes muestran que se trata de un-a anécdota con indicación de fecha pero que esas relaciones entre nuestros pescadores y el este de América del Norte eran muy anteriores. Cuando aquel pescador que había residido en Acadia volvió a las Feroé, Sinclair y los hermanos Zeno se pusieron de acuerdo para ir a ver a aquellas regiones más de cerca y prepararon varias embarcaciones. Sinclair quiso participar en el viaje, y, aún cuando el capitán fuera Antonio Zeno, éste reconoció que el verdadero jefe, el que tomó todas las decisiones, fue Sinclair (así como en 1492 Colón comandó a Juan de la Cosa que era el capitán de la Santa María, fletada por el rey de España para Colón). El "jefe-pescador" debía también hacer el viaje, pero murió tres días antes de la partida. Otros hombres que formaban parte de la tripulación llegada "de América" fueron embarcados para guiar la exploración en tierra. En aquella época la navegación marítima se había tornado más fácil, pues la embarcación encallada de Zeno tenía una brújula y Sinclair equipó a sus embarcaciones con brújulas llegadas de Italia. Parece, sin embargo, que los barcos de Sinclair fueron arrastrados por las corrientes más hacia el sur de lo previsto, y en lugar de ir hacia el sur de Terranova, o al cabo Cod, desembarcaron en una región que los "guías" no reconocían. Estos no tenían la experiencia —ni la inteligencia— del jefe fallecido (? ).

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Un grupo de un centenar de soldados salió en reconocimiento hacia una colina en donde se divisaba humo, índice de presencia humana, pensaron. Volvieron al cabo de ocho días diciendo que habían llegado nuevamente al mar y que por lo tanto se encontraban en una isla. El humo era un desprendimiento de una materia en llamas similar a la pez. Habían visto seres humanos de estatura bastante pequeña, de apariencia salvaje, tímidos, que vivían en cavernas en donde se refugiaron al acercarse los soldados, quienes de todos modos no los persiguieron.

La región parecía ser de clima agradable, tierra fértil y con agua buena y abundante. Por lo tanto Sinclair encaró la fundación de una colonia. Pero sus hombres no estuvieron de acuerdo: era demasiado lejos de su país. Ni siquiera quisieron esperar hasta el año siguiente para retornar junto a sus familias e insistieron en volver antes del invierno. Sinclair pidió entonces algunos voluntarios para que se quedaran con él y poder así reconocer mejor la región. Envió de vuelta a los demás con las embarcaciones a vela y para él sólo conservó pequeños barcos de remo. Los barcos que volvieron fueron comandados por Antonio Zeno quien, sin embargo, hubiera preferido quedarse. Navegó durante veinticinco días antes de llegar a la isla de Neome, que estaba también bajo el mando de Sinclair, y tres días más tarde llegaba a "Freslandia" (¿o Frislandia? ) pero sobre todo a la 131

principal isla de las Feroé (? ) (en su mapa hay grandes errores de longitud). Tal fue, someramente resumido, el viaje de Zeno en Acadia. La relación que de él hizo dicho navegante fue lo suficientemente detallada como para que su itinerario en tierra haya podido ser reconstituido. La "pez" humeante era un yacimiento bituminoso cuyos gases se habían incendiado. Tales yacimientos son raros y, a tres días y medio de marcha de la costa, es decir a 80 ó 100 km, sólo hay uno conocido en América, con el mar nuevamente más lejos. Los numerosos detalles proporcionados por Zeno sobre las riberas, los cursos de agua, confirman que no podría tratarse más que de Acadia; la "colina humeante" no podría estar en otra parte. Se ha establecido que se trata del yacimiento bituminoso de Stellarton, en donde (según Abraham Gessner: Remarks on the Geology of Nova Scotia, 1835) hubo "grietas que parecen proporcionar la prueba casi indiscutible de la existencia de combustiones subterráneas en el pasado". La "pez", contaban los soldados de Sinclair, llegaba hasta el mar. Ahora bien, la marea, precisamente, se siente, en el East River (no la de New York . . .) hasta Stellarton. Las cavernas indicadas también han sido encontradas. Así como el excelente puerto que adoptaron y bautizaron "Trin", como abreviación de Trinidad porque llegaron a ese lugar a comienzos de junio, vísperas de la fiesta de la Trinidad. Zeno no indica la fecha de su viaje. Se sabe que es posterior a 1391, fecha de la llegada de Antonio. Es posterior a 1394, fecha en la cual murió Nicolo, por lo cual Antonio se encontró solo con Sinclair. Es anterior a 1404, pues fue en aquel año cuando murió Sinclair y cuando Antonio volvió a Venecia. Se recuerda que Sinclair fue muerto por los ingleses que habían desembarcado para tratar de apoderarse del príncipe, quien más tarde se convirtió en Jacobo I de Escocia y que estaba en las Oreadas bajo la protección de Sinclair. La embarcación ancló en la bahía "cuando llegó el mes de junio". Al día siguiente, en nombre del rey de Escocia, oficialmente, Sinclair tomaba posesión de "Nueva Escocia", era el domingo de Trinidad, 2 de junio, y llamaba "Trin" a aquel puerto. El calendario muestra que, dentro de los límites arriba indicados, 1398 corresponde al año en que Trinidad es el 2 de junio. Dicho puerto sería el actual Guysborough y el "cabo Trin" que protege a la "bahía de Trin" de la Relación Zeno sería el actual cabo Canso, 132

al noreste de Nueva Escocia (Acadia). Al sur de Guysborough se encuentra la colina de Salmón Hill desde la cual se divisa un vastísimo horizonte. Desde allí, en el eje de Stellarton, se divisa una colina cerca del lago Edén, lo cual habría hecho creer que había humo en aquella colina. Pero los soldados de Sinclair comprendieron que el fuego estaba mucho más lejos y hacia allí se dirigieron. En cuanto a Sinclair, como la mayoría de los celtas, no ha escrito nada, o por lo menos nada escrito por él ha llegado hasta nosotros hasta ahora, de modo tal que nada sabemos sobre lo que hizo en Acadia, ni cómo volvió, probablemente al año siguiente. Es pues a través de italianos, en cierta manera indirectamente, que nosotros contamos con algunas tenues luces sobre un viaje de exploración de los celtas en América del Norte, alrededor de 1000 años antes del viaje de Colón. Sabemos, también gracias a ellos, que había, al menos desde varios decenios antes, "albergues" de pesca, factorías, en Terranova, Nueva Escocia y probablemente en otras partes de esa región, atendidos por tripulaciones que dependían de gobernadores escoceses; ello sin contar otras factorías bretonas, vascas, etc., sobre las cuales no sabemos nada preciso. Pero nada tampoco permite suponer que aquella voluntaria estadía efectuada durante veintiséis años por un equipo llegado de las Feroé haya sido en una zona aislada ya que, en el lugar eso parecía un hecho banal y corriente . . . tan banal que algunas décadas más tarde, en una fecha aun controvertida, fue instaurada la "aduana" en Francia, en Kerity-Paimpol, para control de las mercaderías importadas de aquellas regiones. ¿Qué eran aquellas factorías? Del relato sólo podemos deducir que un marino se había quedado durante 26 años en esa región y que no se trataba de colonias sedentarias con las familias. Eran pequeñas tripulaciones que decidían permanecer en el lugar para servir como puntos de contacto con los indígenas, ocupándose, al mismo tiempo y especialmente, de los secaderos de pescado. La embarcación no era abandonada. ¿Constituía ésta el domicilio del grupo? , ¿o bien había en las proximidades un campamento con chozas o cabanas? Al parecer se puede responder afirmativamente, ya que han sido encontradas construcciones de piedra que habían servido como bases y que parecían relacionadas con los secaderos de pescado. En invierno, dichas tripulaciones se convertían en los ancestros de los futuros cazadores "tramperos" asegurando al 133

mismo tiempo el resguardo del material "en tierra" y que no podía ser llevado a Europa al finalizar cada época de pesca, dado que los navios debían recibir esencialmente "una carga útil", de flete remunerativo. Ruinas de este tipo de campamentos han sido encontradas en Terranova; éstas datarían del siglo XIV. Pero, que yo sepa, hasta la fecha no ha sido encontrado nada similar en Acadia.

En caso alguno ha podido tratarse, en aquella época, de grupos de europeos que constituyeran el origen de la torre-santuario de Newport y de las viviendas vecinas. Además, en el siglo XIV, ya no se construían edificios circulares como el de Newport. A través del relato de Zeno, vemos, indirectamente, que en Acadia no había ningún indicio de un poblamiento europeo anterior, al menos en el lugar en donde se estableció la expedición durante pocos meses, por otra parte. Y tampoco ésta se dirigió más al sur. El relato de Zeno ha sido puesto en duda, en cuanto a fechas, debido a que recién fue publicado en el siglo XVI. Sin embargo, en él se encuentran indicaciones que no han de ser verificadas hasta mucho tiempo después de su publicación. Un estudio objetivo, habida cuenta de las localizaciones correspondientes al texto, de ningún modo permite decir que todo ha sido inventado en dicho relato y en el mapa que lo acompaña, mapa evidentemente "retocado" en el momento de su publicación, en función de los viajes hacia esas regiones correspondientes a fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI. Aún cuando se comprendan las reservas sobre la 134

manera de exponer este relato a destiempo, de todos modos es verdad que proporciona indicaciones que luego se han revelado exactas y es por ello que no podemos rechazarlo en su totalidad, y de allí el presente capítulo que se le dedica por entero. Recordemos por ejemplo que algunos "clásicos" declaran que Groenlandia fue "vuelta a descubrir" en 1576 por Frobisher. Pero el mapa de Zeno fue publicado en 1558; éste es detallado y bastante exacto, lo cual muestra claramente que es falso atribuir a Frobisher el descubrimiento de Groenlandia, perfectamente conocida en Europa poco antes del año 1000 tal como lo hemos visto desde el comienzo; los intercambios comerciales con dicha isla encuentran un seguro testimonio en los escritos producidos a lo largo de los siglos XI, XII y XIII, e incluso una parte del XIV; ni las cortes de los reyes de Europa, ni el Vaticano, ni muchos arzobispados han perdido de vista su existencia en el siglo XIV, así como tampoco en el siglo XV. Otra cosa es que Frobisher haya ido a explorar más en detalle algunas partes de las costas de Groenlandia, pero él no ha "vuelto a descubrir" la isla cuyo emplazamiento conocía muy bien por mapas difundidos desde muchos años antes.

IX. ALGUNOS JALONES EN AMÉRICA ANTES DE COLON

Si bien los escoceses, irlandeses, daneses, noruegos iban a Groenlandia o a la costa nordeste de América del Norte a partir del siglo XI, los marinospescadores bretones, vascos y portugueses iban también a aquellas regiones del nordeste del Atlántico por lo menos a partir del siglo XIII. Incluso los europeos practicaban allí la pesca, al menos en el siglo XII, ya que se ha hecho conocer el arbitraje que ha tenido que ejercer el obispo de Groenlandia ante la oposición de los groenlandeses para que los noruegos fueran a pescar en sus costas. Hemos visto también las exploraciones noruegas del siglo XIV que buscaban a algunos groenlandeses desaparecidos y el viaje de Sinclair hacia Acadia se ubica a fines del siglo XIV. Pero disponemos de otros jalones para mostrar que la navegación entre Europa y América del Norte no se ha interrumpido jamás. Han desaparecido muchos indicios escritos sobre esos viajes. Otros duermen quizás aún en archivos no clasificados, no inscriptos. Sin embargo, 135

aunque no se cuente con relatos detallados, han sido encontradas sucintas evocaciones que prueban que las relaciones Europa-Estados Unidos han sido continuas. Sabemos que el navegante Hudson ha leído un relato danés del viaje de la expedición Pining-Pothorst que tuvo lugar en 1476, es decir 16 años antes de la primera travesía de Colón. Dicha expedición había salido para buscar el paso del norte del Atlántico para dirigirse hacia Asia. Diversas tradiciones orales daban cuenta de ese paso. Este ha debido existir hasta el siglo XIV y algunos mapas lo indicaban (recordemos que en 1969 algunos rompehielos y un gran petrolero lo han vuelto a poner en práctica ... y no han vuelto jamás), por lo cual Hudson tuvo la idea de verificar ese itinerario. Siguió la costa del Labrador y no pudo ir más allá de la gran bahía a la cual dio su nombre, en 1611. El original del relato de la expedición de Pining-Pothorst y del cual Hudson tuvo conocimiento no fue encontrado y la breve alusión que éste hace no permite saber qué detalles contenía. Veamos en él sin embargo una nueva confirmación de que aquellos parajes eran conocidos y frecuentados, al menos 16 años antes de la travesía de Colón, y aun antes. Cuatro años antes (1472), otro danés había efectuado un viaje hacia aquellas regiones: Jon Skoyis, que había salido de Islandia, habría hecho escala en Groenlandia, luego habría alcanzado la región de la desembocadura del San Lorenzo (? ). Pocos detalles hay sobre su escala (?) en Groenlandia pues tampoco ha sido encontrado el original de ese viaje, el cual resultaría de las referencias y coincidencias de varios escritos de mediados del siglo XIV (Mercator, etc.) y de allí algunas reservas. Dicho viaje habría sido financiado por Alfonso V, rey de Portugal (y sobrino de Enrique el Navegante). A bordo se habría encontrado Josoa Vaz, navegante portugués que, más tarde, exploró esta región junto con Corte Real (? ). Es por ello que, sin pruebas suficientes, sólo por deducciones, se ha dicho que Corte Real habría efectuado un viaje hasta las inmediaciones de Terranova antes de 1492; pero Champlain lo ubica en 1500. Aun cuando las sagas nos proporcionen algunos detalles, aproximadamente sobre las tres primeras décadas del siglo XI, se cuenta con pocos documentos — muy sucintos — sobre los siglos XII y XIII. En el siglo XIV, en cambio, las referencias convergen, pues se establece que en aquel entonces en el continente norteamericano hay por lo menos factorías de pesca y de intercambio de pieles con los indígenas. 136

Contamos con el relato de Zeno en donde un pescador manifiesta haberse establecido del otro lado del Atlántico desde 1364. Pero ya en 1362 la misión enviada por el rey de Noruega en búsqueda de los groenlandeses que habían dejado de pagar sus impuestos sale de Vinlanda y se dirige hacia la bahía de Hudson (se desconoce la fecha exacta de su llegada a Vinlanda, probablemente uno o dos años anterior, a lo sumo). Nótese la coincidencia de fechas; ¿y no es posible pensar que el pescador de las Faer Oer del relato de Zeno haya sido dejado en el lugar por dicha misión, junto con otros, para instalar allí una factoría y un secadero de pescado? De este modo 1362, 1364, 1398 serían hechos con fecha que probarían que las relaciones con América del Norte fueron continuas a lo largo del siglo XIV. En cambio, las relaciones con Groenlandia se pierden: hacia 1345 Ivar Bardason investiga a pedido del papa. En 1347 una embarcación groenlandesa llega a Islandia y luego vuelve a partir. Hay un viaje en sentido inverso que pertenece a 1408. Entre 1355 y 1362 tienen lugar las búsquedas de Knutson en el continente. En 1446 se produce el viaje de Bjorn el Rico a Groenlandia; luego, misterio sobre el fin de la colonia groenlandesa. Al parecer, el danés Jon Skoyis no habría establecido ningún contacto con los groenlandeses en la escala que habría hecho en aquel lugar en 1472. En 1476, la expedición Pining-Pothorst pasa muy cerca de allí para internarse en el estrecho de Davis, en dirección de la Tierra de Baffin, ignorante del drama de miseria en el vecino territorio, privado de todo. Más tarde Caboto (1497), Verrazane (1524), Cartier (1534) quienes habrían logrado dar la alarma y salvar a los últimos sobrevivientes, no tuvieron dudas sobre la desgracia de los groenlandeses; y fue en 1540 cuando un navegante europeo, al desembarcar, involuntariamente, descubrió a un hombre muerto recientemente, solo, nadie detrás de él para enterrarlo. Es probable que no hayan muerto todos, que algunas familias hayan partido hacia el oeste en fecha por el momento desconocida. Pero esto pudo haber significado también su extinción, como resultado del mestizaje en el archipiélago de Ungava (?). Los descubrimientos arqueológicos recientes no han terminado. Hemos hecho alusión a ellos, pero es prematuro concluir definitivamente.

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X. HAGAMOS UN BALANCE Diferentes indicios parecen mostrar claramente que los celtas fueron tempranamente a América. Incluso se ha dicho —sin pruebas— que embarcaciones vénetas, habiendo logrado escapar de la flota de Brutus, pudieron llegar de noche a tierra y embarcar a sus familias para luego llegar a Irlanda, desde donde continuaron quizás hacia América. Estos vénetos iban a reunirse con "los tíos de América" y diferentes indicios (hornos metalúrgicos, quizá megalitos) ¿podrían probar que, al menos dos siglos antes de nuestra era, los celtas estaban establecidos en la región que va desde los grandes lagos hasta el mar, sobre todo al sur del San Lorenzo? Este es el tema de una obra de 1976, reeditada en 1977. Pero los megalitos no son celtas; son más antiguos, a grosso modo alrededor de 1500 años antes de la expansión celta para los menhires, 3000 años para los dólmenes. En consecuencia es dudoso que los megalitos de América tengan alguna relación con los vénetos y los celtas no construían megalitos. ¿Por qué habrían de importarlos en América? Pero nada dice que hayan sido los celtas los primeros europeos en hacer conocer América. La ruta que conduce a ese continente era conocida desde mucho tiempo antes. El relato de Pitias, quien en los últimos veinticinco años del siglo IV antes de nuestra era contrató a un piloto nórdico en Escocia para efectuar un viaje alrededor de Islandia, lo muestra con toda claridad. Otros relatos, posteriores, se refieren al descubrimiento de hornos metalúrgicos que se remontan aproximadamente a esa época, aunque con una posibilidad de error de alrededor de 200 años. Si ello fuera confirmado, constituiría un índice sobre una presencia celta ininterrumpida en una región de América. Todo esto pertenece de algún modo al área de la protohistoria. Las precisiones son insuficientes; no afirmemos nada, por el momento. En lo que a mí respecta, soy algo escéptico en lo concerniente a una presencia europea continua en América del Norte antes del siglo VI. Lo cual no excluye la anterioridad de las incursiones, debidas probablemente a las tempestades. En cambio, Islandia, las Azores son frecuentadas antes de esta fecha; las monedas encontradas lo confirman. En Irlanda, en Escocia del Noroeste (por entonces políticamente unida a Irlanda), en Gales, en Bretaña (Armórica) vemos cómo, sólo con el estímulo de la propagación de la fe cristiana, se define un movimiento de intercambio entre aquellos celtas del oeste de Europa y los que están 138

establecidos en América del Norte, único tema aquí evocado (contamos con una abundante documentación sobre la presencia y la influencia de los celtas en América central, pero la consideraremos aún insuficiente como para hacer una sólida síntesis). Diferentes datos encontrados en Bretaña y en Irlanda dan cuenta de precoces viajes efectuados entre Europa y América del Norte, aunque las principales precisiones nos las proporcionan los propios vikingos. En sus sagas, dan cuenta de la presencia de blancos que se encontraban establecidos en el continente americano antes del año mil y nos hacen saber que se trataba de católicos celtas. Una tripulación vikinga, desviada por una tormenta, pero compuesta por comerciantes y no guerreros, que desembarcó en 983, reconoció haber sido hecha prisionera por personas que hablaban el celta, luego fueron dejados en libertad. Las indicaciones proporcionadas por las sagas, confirmadas por mapas de la Edad Media, coincidentes con algunos datos arqueológicos han permitido no sólo saber dónde estaban establecidos los celtas, sino además conocer los sucesivos nombres que éstos han dado a su tierra. Al comienzo, era el Vitramannaland, según algunas grafías, en tanto que otras daban Hvitramamaland, etc. La traducción de este vocablo sería "País de los Hombres Blancos". Pero ha sido posible preguntarse también si no fueron los indígenas quienes, en su lengua, designaban de ese modo a aquellos europeos, que tradujeron. A los filólogos correspondería este punto y quizás fueron los vikingos quienes así llamaron a aquellas tierras. Es probable que el poblamiento haya comenzado recién en el siglo VI. Luego, a comienzos del siglo IX, hubo una notoria afluencia de población, debido a que los vikingos expulsaron a los monjes irlandeses y galeses de sus monasterios. Los que lograron salvarse por mar pudieron dirigirse a Vitramannaland, con las poblaciones civiles que vivían para — y por — los monasterios, ellas también aterrorizadas por la llegada de los terribles vikingos. Luego, a mediados de la segunda mitad del siglo IX, los celtas (sobre todo irlandeses), instalados en Islandia, debieron huir ante la invasión de su isla por los normandos, con una únicc; salida hacia el oeste. A comienzos del siglo X, por la misma razón, tiene lugar, probablemente, la llegada de un contingente de bretones, pero parece que han sido poco numerosos. La mayoría está constituida por irlandeses, y como la región es amplia, dicha mayoría la llama Irland Mikia (o Irland ad 139

Mikia), es decir Irlanda la Grande. Un relato de alrededor de 1125 todavía dice Vitramannaland. La apelación Irland ad Mikia sería quizás algo posterior y, hacia 1200, sería Albania. Dicho nombre de Albania, era aplicado también a Escocia, lo cual parecería mostrar que a fines del siglo XII se produjo una afluencia de escoceses expulsados por las guerras y que éstos fueron dominantes, sea en una colonia ya prácticamente extinguida, o mestizada, o que quizás llegaron a instalarse en una nueva región de la costa no habitada por los precedentes celtas (? ). Un horno metalúrgico, encontrado en el interior de Albania, en el actual estado de Ohio, parecería celta y correspondería aproximadamente al año 1200, con una imprecisión de alrededor de un siglo. Pero, en aquella época, parece que Alba (o Alban, Albain, Albion), no se aplicaba sólo a Escocia. Algunos especialistas de las lenguas "celtasmedias", sobre todo entre los siglos XII y XV, manifiestan que a menudo ese nombre tenía la amplia acepción de "islas del Norte" —pues no era latino. Esta identificación de Albe con las islas del Norte es hecha también con Islandia (nombre nórdico posterior), tanto más cuanto que un sacerdote de idéntico nombre habría sido quien diera origen a la primera implantación de monjes en aquella isla. Por lo tanto, Albania podía tener como origen a aquel recuerdo irlando-escocés de las "islas" del Norte. Un mapa que reproducimos esquemáticamente, y que se debe a Thordsen, da el nombre de Albania y muestra sus límites, que es conveniente interpretar. Se extendía hasta más allá del lago Ontario, en donde se ubica la fuente del San Lorenzo. El lago Erié (no indicado) constituiría el límite occidental de Albania, pero en el mapa éste llega al norte y al sur de lo que hoy se puede identificar con el San Lorenzo; su paralelo sur se encontraría visiblemente a la altura de la entrada de la bahía de Chesapeake. Los vikingos no se instalaron en ese lugar. Ellos lo dicen. Expulsados por los indígenas adiestrados por los celtas, no lograron establecerse allí. Lo hicieron en un campamento provisorio bien al sur de esa región y la llamaron Vinlanda (se escribía también Winlandia). La saga irlandesa de Tir n'a fer Finn dice que Vitramannaland es una región de vinos. En el siglo XVI, Jacques Cartier, habría encontrado también la viña al sur del San Lorenzo y sin embargo, en aquella época, siglo XVI, el clima se había tornado muy frío. No se puede decir que el nombre de Vinlanda haya sido tomado prestado a los islandeses por los vikingos, aunque la palabra "vino", "win" sea una raíz indoeuropea. 140

Los vikingos intentaron instalarse en el continente en el siglo XI, es decir aproximadamente dos siglos después de haber conquistado Irlanda. En aquella época las dos razas se habían fusionado en parte. Muchos irlandeses, por obligación o no, habían debido colaborar con el invasor que no podía ignorar la presencia de irlandeses del otro lado del Atlántico. En Irlanda, en Escocia del Oeste, seguramente se sabía que aquellas eran tierras de vino. Además la primera saga nórdica que evoca a Vinlanda declara que dos gaéis (¿escoceses?, según una versión) esclavos más o menos libres fueron quienes descubrieron la viña (identificación conformada por un germano del sur, mercenario). Aun cuando la saga diga que desde entonces aquella tierra fue llamada Vinlanda, cabe aún preguntarse si no sería mejor traducir: y de este modo supieron que se encontraban en Vinlanda. Lo que ahora sabemos sobre la penetración celta hasta los grandes lagos explica por qué aquella región fue recorrida a lo largo y a lo ancho, con seguridad, siguiendo las rutas más fáciles, por la misión que, de 1355 a 1362, enviara el rey Magnus en búsqueda de un grupo de groenlandeses desaparecidos. Paúl Knutson, que disponía del navio real Knaaren para aquella expedición, sabía que podía llegar a los grandes lagos por la bahía de Hudson, en tanto que por el San Lorenzo chocaría con el Niágara, o sobre todo con un acantilado rocoso que aproximadamente en aquel momento se derrumbó y constituyó el Niágara, invirtiendo más arriba el vertedero de los lagos que, antes, iban a la bahía de Hudson, región que, desde aquel momento, se eleva de modo lento pero continuo. ¿No explicaría esto también que todos los antiguos mapas den al lago Notario como fuente del San Lorenzo e ignoren a los demás grandes lagos? ¿o más bien al otro gran lago, más grande que todos los grandes lagos reunidos, el cual contribuía también para que se considerara a aquella región como un mar? Muchos puntos son aún poco claros. Especialmente la desaparición de los celtas de Albania. Algunos autores han arriesgado la siguiente hipótesis: viviendo en simbiosis con los indígenas y en marcada minoría, poco a poco se han integrado con esos indígenas, se han mestizado, sin dejar de influenciar, por otra parte, en diversos aspectos de la civilización y de la lengua de aquellos indígenas. Mallery estima que una epidemia de peste negra fue lo que diezmó a la colonia celta, como aquella peste bubónica que diezmó a los vikingos en 141

Groenlandia en numerosas regiones de Europa en el siglo XIV. Los sobrevivientes fueron absorbidos por los indígenas que quizás serían los algonquinos. Sin embargo, hemos visto que la desaparición de la primera implantación de los celtas se ubicaría aproximadamente en 1042 ± 12; es decir hacia 1050, y por aquella época, no hay ningún indicio de peste, que hubiera permanecido difícilmente localizada, debido a los viajes por mar. Se ha dicho que cerca de 3000 tumbas en total habrían sido encontradas, desde los grandes lagos hasta el mar. Habría también túmulos (testimonios de un doblamiento celta muy anterior). En realidad en la época "colonial" de América del Norte, la mayoría de esos testimonios funerarios han desaparecido, destruidos sin que se haya procedido a investigaciones científicas de ningún tipo, de tal modo que no se puede más que mencionar esos hechos, bajo reserva, y sin ver en ellos pruebas ciertas de origen celta. Pero algunas casas subsistieron y los algonquinos, retomando los procedimientos que les habían enseñado los celtas, construyeron idénticos habitáis que fueron encontrados por Jacques Cartier en Hochelaga, cerca de la actual Montreal, en el siglo XVI. Eran casas de madera de las mismas formas, mismas dimensiones que las construcciones europeas. También encontró algunas en una tribu iroquesa, la de los hurones, pero de tipo arcaico, análogas a las que se encontraban en Islandia y pertenecientes al siglo XIII. Algunos términos algonquinos han podido ser relacionados con términos bretones; hubo allí celtas llegados de Bretañaña o de Gales cuyo lenguaje es similar?. Para éstos la casa es llamada '"ty" —a veces tí— en tanto que se ha observado, según una transcripción fonética de los ingleses del siglo XVIII, tea entre los dakota; tih entre los yankton; tee entre los osage; tía entre los quappes, etc., todas ellas tribus del grupo algonquino (? ). En cuanto a hueso, es askorn en bretón (a veces askourn en cornualla) y oskann entre los cree; achgun entre los delaware; ochgun entre los mohicanos; askunia entre los milicites; askon entre los micmacs; uskan entre los narragansett —región de Newport; todas tribus quizá pertenecientes al mismo grupo. Ello a título de ejemplo, pues se cita un centenar de palabras vecinas. Pero, por otra parte, no desarrollaremos este punto, pues nada prueba que esos términos comunes no resulten de los contactos de fines del siglo XV y de comienzos del XVI, pues no han sido escritos hasta mucho más tarde. Hay, es verdad, similitudes sumamente curiosas: en bretón, tenemos: isla 142

= enez, plural inisi; pero es inis entre los algonquinos; innis (Chippewa); inistick (Cree), etc., y muchas otras alarmantes similitudes, si se aceptan esos vocablos aquí citados según Mallery, quien nos indica sus fuentes. Por nuestra parte, habiéndonos remontado a los originales, según Cartier (1536), según Champlain (1607) y el hermano Recollet (franciscano) Gabriel Sagar Théodat (1632), no hemos encontrado esos términos en los cortos vocabularios que ellos citan. Lo cual nos ha inducido a pensar que las palabras citadas por Mallery son quizás muy posteriores; según su ortografía se puede pensar que son posteriores a la toma de Canadá por los ingleses, es decir en el siglo XVIII (? ). La civilización de los iroqueses recién se halla atestiguada a partir del siglo XIV, y ésta se extendía desde los grandes lagos hasta la región de New York. Es ésta el área geográfica de Albania y es de notar que esta civilización nace en momentos en que ha desaparecido la influencia celta. ¿Será ella su heredera? ¿Han sido establecidas bastantes comparaciones, incluyendo la presencia de numerosos individuos de facciones típicamente europeas y no mongoloides, para ver una influencia celtonórdica en aquellas poblaciones? Hay en ello un aspecto que no hemos profundizado dado que nuestro objetivo era esencialmente mostrar que ciertos europeos se habían instalado en América del Norte varios siglos antes del viaje de Colón, que aquellas tierras eran bien conocidas por los pueblos del noroeste de Europa, ignorado por los latinos —o más bien olvidadas por ellos— y que antes de los vikingos, desde varios siglos antes, había celtas que residían en ellas. De todo lo que precede, creemos poder concluir que los celtas, como grupo étnico, han prácticamente desaparecido (¿por mestizaje? ) en la segunda mitad del siglo XI y que allí se detiene su historia en "Vinlanda", o más bien en la Gran Irlanda. Un aporte posterior en una parte de "Albania" que recubre el final del siglo XI y todo el XII no debe ser excluido, pero es incierta su localización. Algunos historiadores admiten que una tribu indígena de los Estados Unidos, los mandanes, "extinguida" en el siglo XIX, tenía absolutamente el semblante europeo. Tenían (pero esto es controvertido) el tipo "alpino" que es también el tipo autóctono del interior de Bretaña (por lo tanto precelta; ¿íbero? ). El tipo dolicocéfalo rubio (¿celta? ) habría llegado mucho más tarde, y sobre todo a la costa. Los mandanes, en medio de las demás tribus mongoloides, formaban un grupo de caracteres alógenos. Es de notar también que habría existido un núcleo análogo en América central, entre los olmecas. 143

En cuanto a los vikingos, en aquella época nunca han habitado una colonia estable en el continente. Pero no se excluye que más tarde hayan efectuado implantaciones de duración variable, ello entre los siglos XII y XV para proceder a cortar madera y luego embarcarla. Recordemos que se ha dado cuenta de una embarcación que, en el siglo XIV, había estado en Markiand, proveniente de Groenlandia y que había sido llevada hacia Islandia por un viento desfavorable; pero esto refuerza la convicción de que el lugar de residencia es siempre Groenlandia, que al continente se llega sólo por cortas estadías. Señalemos que en 1962, al noroeste de Terranova, cerca de la ensenada de las Meadow, han sido encontradas las ruinas de un pueblo y sepulturas muy probablemente vikingas; pero las fechas son aún inciertas (¿siglo XIV? ). Hacia fines del siglo XI quizás, en el XII con seguridad, comienza una nueva implantación europea, sólo en la costa, debido a la instalación de los pescadores, pero, al parecer, para cortas estadías. No hay población sedentaria, familias. Poco a poco pescadores groenlandeses, bretones, vascos, portugueses se encuentran en Terranova pero los indicios arqueológicos son poco claros: algunos afirman, queriendo mostrar una presencia permanente de los vikingos en Terranova, que las ruinas encontradas pertenecen al siglo XII. Esto parece controvertido, pues las fechas en función del mobiliario encontrado pertenecen al siglo XIV. Es posible que estemos a punto de ver más claro en los indicios de la influencia de los celto-nórdicos sobre las poblaciones autóctonas, al menos al norte de la desembocadura del San Lorenzo en donde han persistido algunos núcleos. En el sur, en cambio, el genocidio ha sido casi total, los sobrevivientes han sido deportados y ubicados en "reservas", lejos de la tierra ancestral. Tampoco se ha excluido que algunas poblaciones blancas se hayan mantenido, de algún modo replegadas sobre sí mismas, viviendo en medio de los indígenas, integradas a su cultura, al menos en parte, en tanto que otros grupos, mixtos, mestizados, estaban también allí. Ciertos textos algo posteriores a la llegada de los europeos al Canadá, a comienzos del siglo XVI, hacen constar la existencia de grupos alógenos blancos, o mixtos entre los "amerindios" autóctonos. Había hombres blancos, barbudos; otros (¿mestizos?) blancos pero no barbudos. Los primeros colonizadores europeos los distinguían de los esquimales del nordeste de Canadá y de los demás autóctonos mongoloides situados más al oeste pues tenían un nivel de vida diferente: vivían en pequeños pueblos 144

en construcciones a veces de piedra seca, generalmente de troncos (según las regiones), en pueblos que en algunas ocasiones contaban con algunas calles. Los informes escritos en el siglo XVI cuentan que aquellos blancos eran altos, de cabellos enrulados (lo cual no constituía el caso de los mongoloides) en tanto que las mujeres tenían largas cabelleras, que llegaban hasta el suelo, eran muy prácticas en la costura. Uno de los exploradores narró que al entrar en una cabana, la mujer le tomó la mano y lo besó "a la francesa". Su hija, casada, hizo lo mismo. El hijo de esta última era blanco, gordo y bien proporcionado. Pero es conveniente recordar que hacía ya algunos decenios que tramperos y traficantes franceses surcaban toda esta región y que ya hacía más de una generación que los habitantes no carecían de contactos con franceses. Ha sido reunido un vocabulario con las palabras indígenas más usuales, pero no encontramos en él los términos citados por Mallery que, según hemos visto, han sido reunidos más tarde. En 1968, la Sociedad canadiense de arquelogía de la Costa Norte encontró, cerca de Brador, construcciones de piedra en un pueblo con calles (también se escribe Bradore; existe la bahía de Bradore, la Brador Bay ... y la palabra Labrador parece corresponder al comienzo del siglo XVI). Brador está situada en la entrada norte del estrecho de Belle-Isle, frente a Terranova, en el límite de las provincias de Quebec y del Labrador. En 1969, su presidente, el señor R. Levesque, me ha transmitido, a la espera de una publicación más completa, los resultados de sus investigaciones. Las casas de piedra eran pequeñas celdas circulares, con la forma de las antiguas casas de caña, es decir de alguna manera en forma de iglú. Han sido encontradas ruinas de pueblos monásticos del mismo tipo en Irlanda, petenecientes al siglo VII (en el capítulo de Arqueología hemos de ver que han sido encontradas huellas de tales construcciones pequeñas y circulares más al sur, en Acworth, actual territorio noroeste de los Estados Unidos). Además, han sido encontrados esqueletos enterrados, envueltos en cortezas de abedul cosidas, pero, cosa curiosa e inexplicable (¿robo o ritual? ) ningún cráneo, de lo cual resulta que no ha sido posible establecer medidas antropométricas para determinar si se trataba de esquimales o de europeos. En toda esta región del cantón de Brest se encuentran huellas de tales habitáis, anteriores al siglo XVI. Un dibujo, que data de 1550, representa a un conjunto de aquellas viviendas de indígenas, cerca del pueblo de Brest y que parece querer indicar que aquellas construcciones no estaban en ruinas ya que el autor las llama 145

"casas de los salvajes", apelativo dado generalmente a todos los indígenas. Se podría suponer que se trataba de esos blancos descriptos por otros viajeros de esa época pues los esquimales no construían casas sino chozas. Sin embargo, los Dorset tenían casas rectangulares de madera. Es posible pues que hubieran existido, en algunos sitios, grupos de indígenas blancos o mestizos, que hubieran adquirido la tradición de la construcción de habitáis de tipo europeo, lo cual permitiría suponer un prolongado contacto anterior con europeos. Dicha influencia europea sería anterior al primer informe elaborado por Courtemanche, pero las huellas de posteriores ocupaciones de europeos, en el siglo XVI, son evidentes, lo cual no facilita ni la identificación ni el fechado. Fueron creados, tempranamente, puestos militares destinados a asegurar la custodia de los materiales de pesca dejados en el lugar durante el invierno; vieja costumbre ésta, anterior a la ocupación militar. Nada seguro sabemos sobre el origen de los primeros europeos que se instalaron en aquellas regiones en el siglo XVI o bien a fines del XV. Bretones, seguramente la toponimia lo prueba, pues pueblos como Brest figuran en los primeros croquis cartográficos elaborados, aunque también se encuentra el nombre de la región, llamada Nouvelle Bretaigne, en mapas de la primera mitad del siglo XVI, en tanto que el nombre de tierra de Baccalaos figura en otros mapas, posteriores por medio siglo, y prueba una influencia vasca ya que se trata del nombre vasco del bacalao*(1) . A fines del siglo XVI aún se encuentra tierra de Baccalaos, en tanto que en los primeros años del mismo siglo en documentos bretones está escrito Terre Neufve. No permite esto concluir que los vascos hayan llegado cincuenta años más tarde que los bretones. La realidad es más compleja, menos clara. Los primeros puestos militares franceses fueron instalados por Courtemanche en las riberas del estrecho de Belle-Isle, pero él mismo habría encontrado tejas de origen español en el lugar. ¿Hubo también allí una implantación provisoria de ibéricos desde comienzos del siglo XVI o antes? *(1) "Morue" en francés. (N. del T.)

Cada vez parecen afirmarse más las huellas de un poblamiento blanco anterior al siglo XV. Las primeras informaciones de comienzos del siglo XVI nos dicen que había allí tribus blancas que vivían de modo bastante autónomo, tomaron distancia con respecto a los europeos que llegaron 146

hacia fines del siglo XVI, pero sobre todo tenían pocos contactos con los "salvajes" mongoloides más primitivos. Según las tradiciones recogidas por los primeros llegados de fines del siglo XV, aquellos blancos se retiraban en primavera a una pequeña isla del estrecho de Belle-Isle, frente al actual pueblo de Sablón que se encuentra en el extremo sudeste de la bahía de Brador. El profesor Levesque piensa hacer excavaciones en el lugar a fin de buscar rastros antropológicos. Quizás se podrá saber quiénes eran aquellos blancos que vivían replegados sobre sí mismos en el siglo XV, al norte de la desembocadura del San Lorenzo. Cualquier especulación actual sería en vano. Cierto es que se puede pensar en sobrevivientes de grupos llegados al lugar como pescadores o traficantes de pieles y que hubieran instalado factorías permanentes. Hemos dejado constancia de un marino de las Feroé que se habría quedado 26 años en una de tales factorías, poco después de la primera mitad del siglo XVI. Esto parece haber sido rutina en aquella época y cabe preguntarse si el origen de esta práctica no se remonta al siglo XII, o aún antes, ya que a partir del siglo XII numerosos son los datos que coinciden en mostrar que bretones y vascos se dirigían a aquellos parajes a pescar bacalao y a cazar ballenas. Es probable que, al comienzo, esas factorías fueran abandonadas en invierno. Se trataba de pequeñas cabanas que servían para guardar el material de pesca demasiado grande y que, al estar el barco cargado de bacalao, no podía ser llevado de vuelta en otoño. Luego, poco a poco, por razones desconocidas (¿robo de los indígenas? ) las factorías se hicieron permanentes. La razón podría encontrarse también en el hecho de que esa estadía permanente permitiera ganar tiempo, pues en cuanto comenzaba el buen tiempo, en primavera, los hombres que se habían quedado en tierra podían comenzar a pescar y a hacer secar los pescados antes de la llegada de los barcos de Europa, los cuales tenían que esperar vientos favorables. Asimismo, la estadía permanente facilitaba el intercambio con los indígenas para procurarse pieles. Estas factorías, establecidas ya de modo permanente, fueron seguidas, quizás, por la instalación de familias. Pueda ser que las excavaciones lo confirmen. Hasta la fecha, no ha podido ser establecida con certeza la fecha de ninguna de esas construcciones encontradas, aun cuando en el centro de algunas ruinas se han encontrado hogares con cenizas; pero el carbono 14 no permite fechar con diferencias menores de un siglo y serán necesarios otros elementos de fechado, al menos para afirmar una presencia en aquellos lugares en los siglos XII o XIII. Ni metales ni vasijas han sido encontrados en el lugar; las herramientas de piedra eran de factura 147

esquimal. Nos encontramos en este caso en la misma situación que para los habitáis de Ungava. Sin embargo, existen sitios pertenecientes a los siglos XIV y XV, ubicados más fácilmente gracias a su moblaje. Han sido encontrados allí instrumentos de pesca de hierro (arpones, anzuelos) y hornos que, por su canaleta de tejas, parecen haber servido quizá para extraer el aceite de cetáceos o de focas en caliente. Han sido encontradas también ruinas de casas rectangulares de 6 a 10 m de largo, pero no fechadas con precisión por el momento. Digamos sólo que en el relato del hermano G. Sagard-Théodat que describe su estadía con los Hurones (entre Quebec y los grandes lagos) en 1632 se deja constancia de aquellas casas, pues los Hurones eran sedentarios y poseían una agricultura rudimentaria. Aquel hermano franciscano dice también que no hay diferencia físonómica entre los Hurones y los europeos. Especialmente al nacer: los bebés son absolutamente parecidos a los nuestros. Sólo de a poco se tornan bronceados y curtidos, bajo el efecto del sol y de la intemperie, pues, aun en invierno, andan casi desnudos. Sin embargo todos son morenos; dicho monje no ha visto rubios ni pelirrojos. Los hombres no tienen barba (lo cual constituye a pesar de todo, y contrariamente a lo que él dice, el indicio de una diferencia fisiológica con los europeos; ¿o eran mestizos? ). Ya aproximadamente cien años antes, Jacques Cartier, en su segundo viaje en 1536, durante el cual se dirigió hasta Hochelaga (Montreal), indicaba que en las proximidades de Tadoussac, en la confluencia de los ríos Saguenay y San Lorenzo (en el límite del efecto de la marea, en el lugar en donde se detenían los navios llegados de Europa) los algonquinos (él escribía los algoumequins) pasaban por europeos: "los hombres son blancos como en Francia, escribía. Están vestidos con telas, en tanto que en todas las otras partes, aun entre los Hurones, las telas eran desconocidas. Escribe que, al dirigirse hacia el mar "después de Hochelaga se encuentra el Saguenay en donde la gente está vestida con telas como los europeos". Sin embargo Cartier cuenta esto según los tramperos y no fue a ver por sí mismo, de modo tal que su relato debe ser tomado con cierta reserva sobre este punto. De Champlain, en su relato de 1608, ubica Tadoussac y la desembocadura del río Saguenay con más precisión que Cartier, pero no hace ninguana observación sobre las costumbres de los algonquinos, tribu pobre y poco numerosa, dice, lo cual hace dudar sobre su técnica de tejido. Pero si había ropa de lana tejida, ¿no era ello consecuencia de intercambios con los tramperos europeos que llegaban a esos lugares desde hacía varios decenios? Tanto más cuanto que nadie ha indicado la presencia de ovejas en la región, y no se comprende de dónde vendría la lana. En cambio, no sería imposible la existencia de tejidos de tela, de fabricación local, pues Cartier hace notar que hay en el lugar cáñamo salvaje (al menos según lo que le dicen los tramperos). A la altura 148

de Hochelaga (en las proximidades de la actual ciudad de Montreal) ha visto casas rectangulares de "50 pies de largo, 12 a 15 de ancho, cubiertas con grandes trozos de corteza tan anchos como una mesa y cosidos entre sí." Estas descripciones de los primeros viajeros del siglo XVI, e incluso del siglo XVII, son por lo general poco precisas. Sólo pueden constituir vagos jalones. A través de las metódicas excavaciones actualmente en proceso, especialmente a través de ellas, podremos contar con datos capaces de hacernos conocer mejor el estadio de la vivienda en aquellas regiones antes del siglo XVI. Gracias a ellas, quizás, hemos de ver con más claridad la esencia de aquel poblamiento blanco de América del Norte antes de ese regreso de los franceses al noroeste de América, al menos en esa parte limitada, aún no. totalmente saqueada arqueológicamente por la "civilización" (? ) moderna. El "redescubrimiento" de América del Norte ha sido hecho por los marinos franceses mucho antes de que Colón fuera a las Antillas; esto está reconocido por muchos autores debido a la convergencia de los datos. Pero subsisten vacíos. Es evidente la explotación de esta parte de América del Norte en el siglo XV; pero hay solución de continuidad: carecemos de puntos de referencia seguros para afirmar que esa tradición de pesca en las costas americanas no era más que la continuación del establecimiento de las primeras factorías en el siglo XIV o antes. Además, no ha sido establecido que esos "gerentes" de las factorías hayan encontrado descendientes de los celtas cuyo rastro perdemos prácticamente al finalizar la tercera década del siglo XI. Las luchas entre daneses y noruegos, en Islandia en el siglo XI, decidieron a unas 700 a 1000 personas —se estima— a abandonar la isla para dirigirse a Terranova (? ). Esta sería la interpretación hecha de un pasaje contenido en el Canon de la catedral de Bremen que se refiere a una declaración del rey de Dinamarca, Sweyn Estridssen (1036-1076), declaración reproducida por Adán de Bremen. Este último dice que los fugitivos se dirigieron hacia la isla de Winland, situada al oeste y lo cual ha hecho decir a muchos autores modernos que se trataba de Terranova, única isla (actual) en el oeste (esos autores son por ejemplo el danés Joergen Melgaard, el noruego Haraid Instad, el americano Mallery, etc.). Según estos autores esta inmigración en nuevas tierras habría sido la que le dio el nombre de Terranova, identificadas además por ellos como Vinlanda. Es ésta una extrapolación gratuita, basada en la geografía de hoy. Pues existen mapas muy posteriores al texto de Adán de Bremen que hacen figurar a Terranova (sin que ese nombre esté escrito) como si fuera una península y Vinlanda (la cual sí está indicada) es también una península. Esta confusión dejará de existir luego de haber descifrado los mapas que serán estudiados en un capítulo posterior, y analizado la latitud, tal como lo hemos mostrado en la Revue Maritime. Además, no se 149

debe atribuir al término isla su sentido a veces demasiado absoluto de nuestros textos actuales. Numerosos textos, muy antiguos, relativos a Bretaña, muestran que isla y península son a menudo utilizados indiferentemente para un mismo lugar. Además, ¿cómo definirlos con certeza? : una isla puede tornarse península con marea baja: así es como la "isla" de Noirmoutiers es accesible en automóvil por Goa, salvo con marea alta. A veces, debido al crecimiento del nivel de las aguas oceánicas, o como consecuencia de un hundimiento del fondo, algunas penínsulas se han transformado en islas. No hemos de considerar la indicación de Adán de Bremen como una prueba de que Vinlanda era una isla, término utilizado corrientemente para designar a una región alcanzada en barco, pero cuyos límites se desconocían. Pero el poblamiento celta ha debido ser más extenso que esta región de Vinlanda sin que, sin embargo, se hayan podido precisar los datos de los indicios arqueológicos encontrados en el borde del mar hacia la desembocadura del río San Lorenzo. Quizás todas aquellas colonias estaban formadas por pueblos de nórdicos, celtas, luego bretones, los de vascos se habrían extinguido, como en Groenlandia, casi por completo, bajo el efecto de la peste bubónica que se extendió por todo el mundo en el siglo XIV. Habiendo sido indicada su presencia en China y en India, llegó a Europa por el mar de Azov en 1346; a través del Mar Negro se volcó en el Mediterráneo; en 1347 son alcanzadas Sicilia y Marsella; en 1349 el norte de Europa; en 1351 Rusia del Norte. En Francia causa estragos y, declara Froissart en sus Crónicas, entre 1347 y 1350 "la tercera parte del mundo murió''. Este proporciona detalles sobre varias ciudades, sobre comunidades religiosas aniquiladas. Ello unos diez años antes del comienzo de la guerra de los Cien Años. En el siglo XV no ha sido encontrado ningún indicio seguro sobre alguna estadía de europeos en el nordeste de América del Norte. Al menos en la segunda mitad. Algunos datos, aunque muy escasos, permiten suponer que quizás había algunos durante la primera mitad de ese siglo: el moblaje encontrado permite ubicar en aquella época a algunas herramientas de hierro aún en uso hacia 1450, así como ciertos objetos de cobre. Si la peste llegó a aquella región en la segunda mitad del siglo XIV —lo cual no puede ser afirmado— una población muy diseminada —sean cuales fueren las causas— habría sido la única que habría subsistido allí en aquel entonces; y cabe preguntarse si los sobrevivientes no habrán sido absorbidos por los algonquinos, los iroqueses, o por otros. En todo caso, durante la segunda mitad del siglo XV desapareció todo indicio de influencia de esos blancos, ya que, hacia fines del siglo XV, cuando los bretones volvieron a esa región, mucho antes que Jacques Cartier, antes que Caboto que en 1497 encontró a los bretones allí instalados, siendo la toponimia bretona un hecho adquirido, no encontraron —los bretones— 150

más que poblaciones aún en la edad de piedra. El doblamiento celta, manifiesto hasta mediados del siglo XI, probablemente reforzado en el XII, aunque localmente, parece no dejar más rastros en la literatura a partir del siglo XIII, pero ciertos indicios arqueológicos hacen pensar en una supervivencia agonizante a lo largo de todo el siglo XIV, con total desaparición de indicios en la segunda mitad del mismo siglo. Tampoco es exacta la fecha del comienzo de la implantación celta. Existen rastros arqueológicos pero no es seguro que los más antiguos sean anteriores al siglo VII. Algunos autores han dado cuenta del descubrimiento de hornos metalúrgicos entre los cuales muchos datarían del siglo V de nuestra era; hornos del tipo celta, el cual se distinguía del tipo nórdico. Las fechas obtenidas con carbono 14 para aquella época no son seguras cuando son menores a un siglo. Aun cuando se hubiera confirmado la presencia de hornos celtas, ¿hubo implantación celta? No es seguro. La técnica de esos hornos ha podido ser enseñada a los indígenas por "consejeros técnicos" en estadía temporaria. Tal es el caso de ese marino-comerciante del cual trata un relato irlandés del siglo V, época en la cual un irlandés habría vivido cierto tiempo al otro lado del Atlántico. Recién a partir del 650 ± 50 comienzan a convergir algunos datos y a mostrar la probabilidad de una estadía permanente de grupos celtas. Pero esos puntos de referencia son aún muy escasos, incluso demasiado inciertos como para constituir una base sólida a nivel histórico de aquella región. Según algunos relatos hagiográficos, los viajes hacia América (más allá del océano) habrían comenzado en el siglo VI, y ello con un fin proselitista y no con fines materiales. Este aspecto de la implantación de los celtas se mantuvo hasta el siglo IX pues las sagas nórdicas nos muestran el papel de líderes espirituales ejercido por los celtas y su impacto religioso sobre las poblaciones indígenas (procesiones, etc.). Por el contrario, su acción material, económica, parece haber sido bastante débil. Algunos edificios religiosos y hornos metalúrgicos son los únicos rastros arqueológicos de aquella época. Pero, en cuanto a estos últimos, no podemos afirmar quién los ha construido, ni siquiera quién los utilizaba. Quizá fueran indígenas, iniciados por celtas, los cuales han continuado construyendo y utilizando esos hornos durante siglos (? ). Los indicios encontrados posteriormente, a nivel arqueológico, se deben quizás a la influencia de los intercambios entre indígenas y pescadores bretones y vascos a partir del siglo XII (? ). Jacques Cartier ha indicado la existencia de casas de madera análogas a las de Europa en el siglo XIII. ¿Se puede de ello deducir que en el siglo XIII la influencia de la implantación celta primitiva era aún perceptible? ; ¿o que esta marca de la técnica europea se debía a la llegada, en aquel entonces, de los pescadores del noroeste de Europa? 151

Una observación de los vikingos podría quizá ser considerada como marca de la influencia técnica de los celtas antes del siglo XI. En algunas sagas expresan la sorpresa que han tenido al ver que los indígenas del continente los atacaban con hondas. Pero los especialistas coinciden: ninguna tribu salvaje, en el mundo, ha utilizado la honda. Esta sería típicamente europea y en ese caso cabe pensar en un adiestramiento hecho por los celtas. Este uso de la honda se conservó entre los indígenas hasta después del siglo XI ya que J. Cartier manifestó su asombro de ver a los algonquinos (ribera norte del San Lorenzo, entre Quebec y el mar) utilizar la honda. Así como de que aquellos autóctonos tuvieran vestimentas tejidas. Pero no ovidemos que Cartier proporciona datos de segunda mano, que sus compañeros que fueron a explorar esta región llegaron a ella más de 40 años después de que hubiera sido recorrida en todos los sentidos por tramperos y traficantes, especialmente franceses. No contamos con ningún relato directo de contactos entre europeos e indígenas que date de fines del siglo XV. Cuando Cartier hizo su primer viaje, la influencia europea era ya importante durante más de una generación de intensas relaciones. Hagamos notar también que Nordenskidd (J. S. A. P. —vol. XIII, no 2) da cuenta de la utilización, en el continente, de la balanza romana en la época precolombina. Pero no sabemos si ese instrumento era utilizado en las proximidades de la frontera americano-canadiense del nordeste. Además no se puede de ello deducir una necesaria importación europea dado que los autóctonos pudieron haber descubierto su principio. A través de esta síntesis, pensamos haber circunscripto el radio geográfico, las fechas límites y los móviles del poblamiento celta, lo cual permitirá, así lo esperamos, facilitar las investigaciones para llenar los vacíos que subsisten, aún numerosos, ya que se nos produce un hiato entre el último relato de fines de la tercera década del siglo XI y la llegada de escoceses a Vitramannaland en Irland ad Mikia, la Gran Irlanda, que desde entonces llamaron Albania. ¿Y qué ocurrió con los escoceses? A fines del siglo XIV, el relato de Zeno, llegado con los escoceses, no hace alusión alguna respecto a un poblamiento blanco quizá víctima de la peste a mediados de ese siglo. No hay que olvidar a los 700 ó 1000 islandeses llegados a Vinlanda en el siglo XI. Pero aun cuando los relatos históricos den cuenta de esa salida, nada sabemos sobre su llegada, su lugar de establecimiento, su vida, su desaparición. Sin embargo, se conocen huellas arqueológicas de una implantación de pescadores bretones y vascos que se remonta quizás al siglo XII o XIII. ¿Los "refugiados" islandeses llegados en el siglo XI se habían establecido en Terranova? Habían desaparecido seguramente al llegar nuestros pescadores. Nosotros hemos evocado dicha salida, señalada por el rey de Dinamarca, narrada por Adán de Bremen. Es anterior al año 1070, fecha límite de la redacción del texto de Adán de 152

Bremen y posterior a 1036, vale decir 1048 ± 22. O entonces, todos esos fugitivos, al llegar a Vinlanda, fueron todos masacrados, o retenidos por la fuerza hasta su extinción. Hemos visto que el fin de la dominación de los celtas en Vinlanda podría ubicarse hacia 1042± 12. Esta época se sitúa en la bifurcación precedente de la partida de Islandia hacia Vinlanda lo cual explicaría también que luego no se haya oído hablar más de ellos. Un obispo, que en aquella época había salido hacia Vinlanda, no volvió jamás y se supone que él también fue capturado y masacrado. Al finalizar este estudio, quizás no sea superfluo indicar que algunos autores se obstinan aún en identificar a Vinlanda con Terranova. Pero, en la segunda parte, hemos de ver que ha sido posible determinar la latitud de Vinlanda, que corresponde a la del actual cabo Cod; los resultados de un desciframiento de un mapa de Vinlanda se dirigen en el mismo sentido; ya volveremos sobre ello en el capítulo sobre los mapas. La confusión de algunos autores proviene de una interpretación de la saga de Bjarni: este último habría seguido la costa oeste de Terranova y luego la costa este. Según los interpretadores ello probaría que Terranova era una isla. Este punto de vista es muy subjetivo. Bjarni se dirigió primeramente a lo largo de la costa oeste pero llegó a un impase, al fondo de un fiord, fiord que desembocaba en el San Lorenzo, que allí forma una amplia bahía. Algunas ruinas han sido encontradas en Terranova, pero se ha de- mostrado que aquellas cuyas fechas han podido ser determinadas con certeza pertenecen al siglo XIV, Lo cual ha conducido a decir también que los vikingos se instalaron allí a partir del siglo XI y que en el siglo XIV aún se encontraban en el lugar. Otros autores se basan en un mapa que declaran anterior a la mitad del siglo XIV y, de modo equivocado, identifican a Terranova con el "promontorio de Vinlanda" diciendo que ello explica lo que dicen las sagas: Vinlanda estaba al sur de Groenlandia y enfrente, pero hacia atrás, estaba el Vitramannaland de los Celtas. Se hace referencia especialmente al mapa de Thordsen (pero ya hemos de ver otros). Dicho mapa no menciona a Vitramannaland, pero lleva la indicación de Albania. Terranova no figura y es por una interpretación reciente que está escrito "Península Winlandia". No hay que olvidar que el original de este mapa ha desaparecido; las copias llegadas hasta nosotros son posteriores y no se conoce con certeza más que una copia del siglo XVII. La confusión proviene de la ignorancia de muchos autores modernos debido a que en aquella época de las sagas Terranova no era una isla. El San Lorenzo se volcaba en el mar al sur de la península y el empalme con el continente era tal que la isla de Anticosti era sólo una colina del continente, ribera norte (izquierda); del mismo modo, las islas Saint Fierre y Miquelon eran mamelones de Terranova. La desembocadura del San Lorenzo era mucho más estrecha en aquella época y frente al sur de lo que más tarde se convirtió en Terranova luego del 153

anegamiento del siglo XIV, se encontraba Markiand que no puede ser otra más que Acadia (Nueva Escocia) en aquel entonces también un poco más extendida (consultar el capítulo sobre los mapas). Quedan por hacer investigaciones precisas sobre la evolución de la costa en esta región, pero nosotros hemos resumido lo esencial. Hemos optado por la localización de Vinlanda, en el lugar en donde desembarcaron esporádicamente los vikingos durante los tres primeros decenios del siglo XI, como perteneciente a la costa de la región al sur de Bostón, pues en este caso los argumentos son sólidos y convergentes. No consideraremos como prueba concluyente el descubrimiento, hecho por Pohl, de los agujeros de amarre de las embarcaciones, dado que su ubicación cronológica es imposible, pero se trata de un dato interesante. En cambio las alusiones a la duración del día para una fecha indicada, no pueden corresponder a Terranova, y esto sí es determinante. La frase del Landnámabók que dice que Vitramannaland está frente y detrás de Vinlanda en ningún caso puede ser aplicada a Terranova. El "Promontorio de Vinlanda" de diversos mapas de los cuales no tenemos más que tardías copias, no podría ser otra cosa que la península del cabo Cod. La "tierra enfrente y detrás" sería Rhode-Island y el Maine. El mapa de Vincent de Beauvais tampoco podría ser interpretado de otra manera; ya volveremos sobre el tema. Hay un punto capital que parecen haber totalmente olvidado los demás comentadores: los celtas estaban en el continente antes que los vikingos. Fueron ellos mismos quienes dijeron que encontraron a los celtas y gracias a ello contamos con elementos irrefutables para localizar la posición de los celtas. Durante el siglo XI los vikingos no hicieron más que breves apariciones en aquellas costas y es por ello que no han sido encontrados rastros arqueológicos de su estada en aquella época. Los celtas, por el contrario, han dejado edificios religiosos que hemos de ver más adelante, y únicamente situados en esa región en donde situamos a Vinlanda. El mapa de Stephansson —del cual sólo se cuenta con una copia posterior— induce a pensar que en aquel lugar se encontraban también los feroces "indios": es el "Skraelingi Land", inaccesible para los vikingos, en tanto que más hacia el norte podían desembarcar para tomar cargamentos de madera: es Markiand y recordemos que el clima era marcadamente más suave que en nuestros días dado que el cambio de clima no comenzó hasta los albores del siglo XIII para luego ir acentuándose durante más de un siglo, rápidamente, luego más lentamente, ubicándose el paroxismo del seísmo a mediados del siglo XIV; pero la temperatura descendió aún más, hasta el siglo XVII. 154

De este modo todo es convergente, homogéneo, nada es contradictorio para ubicar con precisión la localización de los celtas en el continente: sagas, mapas, arqueología.

XI. RESUMAMOS

Algunos relatos, escritos en Bretaña en el siglo IX, dan cuenta de viajes al oeste del Atlántico en el siglo VI. Estos relatos, a través de diferentes convergencias, parecen indicar que se han inspirado en un manuscrito anterior que diversos índices litúrgicos sitúan hacia 820. Dicho manuscrito nos es desconocido actualmente; quizás ha desaparecido definitivamente. Los relatos que corresponden con certeza al siglo IX dejan constancia de antiguas tradiciones orales. Junto a partes banales, absolutamente en la línea de los relatos hagiográficos de la época, contienen indicaciones náuticas que no han podido ser inventadas, así como tampoco ciertas descripciones geográficas. Sin embargo no son suficientemente precisos para determinar todos los puntos alcanzados por aquellos navegantes del siglo VI y debemos contentarnos con ciertos jalones. Seguramente llegaron más allá de Islandia, conocida desde la antigüedad. Aún cuando la palabra "Islandia" sea posterior, cierto es que los numerosos y concordantes detalles prueban que el principal "héroe" de esas navegaciones del siglo VI, el monje Brandan, fue a Islandia. Pero más allá de esta isla, hacia el oeste, no hemos encontrado más que un punto que pueda ser situado con bastante precisión en coordenadas: es el del iceberg descripto en ese relato. Ha sido encontrado en un punto del Atlántico que visiblemente se ubica a mitad de camino entre Terranova e Islandia (puede verse nuestro cálculo de las coordenadas en la Reuue maritime, febrero de 1970). No existe ninguna información escrita, precisa, que permita decir que los escoceses, los irlandeses o los bretones hayan llegado al continente americano antes del siglo X, pero la coincidencia de diferentes escritos bastante sucintos, especialmente de los siglos VII y VIII, proporciona grandes probabilidades para probar que ese continente era conocido por nuestros marinos del noroeste de Europa, pero no podemos aportar prueba alguna sobre una localización exacta.

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Existen indicios arqueológicos atribuidos a los celtas en la parte del continente americano que se extiende desde la región de Bostón hasta el norte de la desembocadura del San Lorenzo, pero por el momento, las fechas de menos de un siglo no son seguras. Los más antiguos documentos para establecer una localización de la implantación de los celtas son las sagas nórdicas y algunos otros documentos del siglo XI. A través de esos documentos sabemos que unos navegantes noruegos, al dirigirse hacia Islandia a fines del siglo X, y habiendo sido arrastrados por las tempestades, fueron arrojados sobre las costas del oeste en donde encontraron celtas que vivían en perfecta inteligencia con los autóctonos. Estas sagas dan cuenta de tales naufragios involuntarios a lo largo de los tres primeros decenios del siglo XI; y siempre encontrándose con celtas. En cambio, muchos nórdicos salidos de Islandia fueron voluntariamente a instalarse en Groenlandia a fines del siglo X. Habiendo sido informados, a comienzos del siglo XI, por aquellos navegantes desviados de su ruta que habían logrado volver a Groenlandia, acerca de la existencia, bastante próxima, del continente, esos habitantes nórdicos decidieron explorarlo. Sin embargo, en sus sagas, han reconocido —y es éste un punto capital ya que ellos mismos lo dicen— que todas sus tentativas de implantación en el continente, perseguidas durante un decenio, finalizaron en fracasos ante la hostilidad de los indígenas a quienes distinguieron de los esquimales de Groenlandia. Esos indígenas estaban adiestrados por los celtas, especialmente irlandeses. Por otra parte, todos los escritos son convergentes; se puede afirmar que muchos nórdicos se establecieron de modo permanente en Groenlandia a fines del siglo X. Fundaron colonias que, al comienzo, prosperaron hasta el punto de alcanzar un total que 156

sobrepasaba los 7000 habitantes. El clima, en aquellas regiones, era por entonces mucho más suave que en nuestros días. A través de esos groenlandeses han sido conocidos los puntos de la costa de América en los cuales intentaron instalarse; nosotros hemos tratado de descifrar diversos documentos que nos permitieran localizar a algunos de esos puntos con suficiente precisión. De este modo, la "colonización" de América del Norte efectuada por europeos no comienza por la de los nórdicos. Ellos mismos lo dicen, pero poca cosa sabemos sobre la implantación de los celtas en esa región antes de que los escritos de los normandos nos hablen de ello. Sólo contamos con algunos jalones, por ejemplo de evocaciones sobre la huida de poblaciones de Islandia ante la llegada de los vikingos; luego, mucho más tarde, islandeses expulsados por los combates entre daneses y noruegos, hacia aquellas tierras bien al oeste, "La Gran Irlanda". Se mencionan aún más salidas de escoceses hacia esos lugares luego de derrotas militares en Escocia. Todo esto de modo no muy preciso. Sin embargo, los escasos documentos encontrados muestran cierta convergencia que, aun cuando no permitan una localización exacta, llevan a determinar la región en donde se encontraban los celtas. En Groenlandia, un rápido enfriamiento del clima, que comenzó casi al finalizar el siglo XII, se aceleró durante todo el siglo XIII y produjo a comienzos del XIV la esclerosis de la colonia, desconectada de Europa por las guerras que libraban daneses, noruegos e ingleses. Algunos documentos muestran que en la primera mitad del siglo XIV desapareció una gran parte de la población. Se ha atribuido este hecho a la peste negra, al degeneramiento por consanguineidad o por mestizaje, al hambre. El descubrimiento de esqueletos prueba ciertas malformaciones que podrían haber tenido esos orígenes. Pero parece también que importantes grupos han abandonado, por mar, esas tierras de miseria hacia el sudoeste, hacia tierras más clementes. Algunos descubrimientos arqueológicos aún muy recientes para ser definitivos parecerían coincidir con esta hipótesis. Pero no todos se fueron ya que han sido encontrados rastros de algunos escasos sobrevivientes que se han mantenido hasta fines del siglo XV e incluso hasta fines de la primera mitad del siglo XVI. Pero Groenlandia, inhospitalaria, con su clima vuelto demasiado riguroso, se encontraba lejos de cualquier ruta marítima y no era frecuentada de modo continuo en el siglo XV. Algunas embarcaciones pasaron cerca de allí a comienzos de la segunda mitad del siglo XV, pero sin desembarcar, 157

de tal modo que fue ignorada la dramática situación de los últimos sobrevivientes. De este modo se terminó una de las fases del poblamiento blanco de América del Norte. Una segunda fase comenzó, probablemente, a partir de fines del siglo XI. Esta se acentuó durante el siglo XII, se tornó más activa en el XIII y el XIV para luego entrar en una fase de explotación intensiva en el XV, mucho antes del viaje de Colón. Pero, en tanto que la primera fase fue esencialmente espiritual y religiosa, la segunda fue económica. Fue un contacto entre pescadores, bretones y vascos sobre todo, con poblaciones indígenas de las regiones costeras que se extendían desde Terranova hasta el San Lorenzo. Las implantaciones europeas se limitaron a factorías de intercambio, en las cuales se trocaban productos de Europa por pieles raras, pero sobre todo en donde se instalaban secaderos de bacalao o talleres para la extracción del aceite de cetáceos o de focas en caliente. Parece (relato de Zeno) que algunos auxiliares de pescadores permanecían en el lugar hasta más de 20 años consecutivos para vigilar y mantener las construcciones en donde estaba almacenado el material de pesca demasiado grande que no era llevado a Europa al finalizar cada época. Fueron construidos pueblos con cimientos de piedra, pero este período que precede a los fines del siglo XV sigue siendo aún poco conocido, pues los pescadores que hasta allí se dirigían no escribían. Recién a comienzos del siglo XV los enviados oficiales comienzan a hacer conocer de mejor manera a aquellas tierras. Desde hace poco tiempo, sobre todo bajo el impulso canadiense, se están desarrollando algunas investigaciones arqueológicas, y parece que deben ser bastante ricas en descubrimientos en aquellas regiones poco pobladas, de naturaleza bien conservada. En cambio más al sur, en los Estados Unidos, las costas han sido pobladas por europeos a partir del siglo XVI y prácticamente todo vestigio arqueológico ha desaparecido, de tal modo que la historia del poblamiento blanco más antiguo que se haya efectuado aproximadamente desde los alrededores de New York hasta la ribera sur del San Lorenzo, corre el riesgo de permanecer con grandes vacíos. Los relatos que han sido hechos por los primeros exploradores de la parte norte de esas regiones, pertenecen sobre todo a franceses. Pero éstos enmudecen, o casi, con respecto a las secuelas de contactos entre europeos e indígenas antes del siglo XVI. Cartier construyó un pueblo al cual llamó Stadaca (o Stadacone), nombre del pueblo indígena más cercano, cerca de una pequeña isla a la cual bautizó "isla de Orleans" pero 158

que los indígenas designaban por el nombre de Quebec (o Kebec, ortografía fonética aproximada) lo cual significaba "estrecho", pues en ese lugar el San Lorenzo se angosta. Cartier remontó el San Lorenzo (al cual él había llamado San Francisco, en memoria de Francisco I, quien le había encargado esa misión de reconocimiento) y creó, antes de los rápidos, un pueblo al cual llamó Moni Real (Mont Royal). Era cerca del pueblo indígena de Hochelaga (un mapa, elaborado a su regreso, en base a sus indicaciones, por el cartógrafo bretón —du Conquet— cerca de la costa, correspondiente a 1543 y del cual poseemos el negativo de la fotografía y positivos ampliados o no, indica Hochelaga pero no Mont Real). Hacía aproximadamente 40 años que Caboto había visitado la desembocadura del San Lorenzo. En aquellos parajes comerciaban y pescaban europeos desde hacía más de una generación, de tal modo que ya era difícil, para Jacques Cartier, desentrañar lo que, en los indígenas, resultaba de contactos recientes o antiguos con blancos. Sobre este tema no contamos con ningún relato escrito desde fines del siglo XV. Cuando, setenta años más tarde, Champlain describe con más detalles aquellas regiones y sus relaciones con los indígenas, evidentemente es más difícil aún precisar a qué época se remonta tal o cual rasgo observado en la vida social indígena, o si parece o no próximo a una práctica europea. Aquel evoca, es verdad, pero con una diferencia próxima a las tres generaciones, los relatos hechos por Caboto en 1497, por Corte Real hacia 1500. Da cuenta además de algunos relatos relativos a las estadías de pescadores bretones que descubrieron la excepcional riqueza de bacalaos del "Gran Banco" de Terranova en 1504, lo cual atrajo poco después a los pescadores vascos y normandos (de Francia). En 1618, Champlain estimaba en 600 a 700 el número de embarcaciones francesas que cada año se dirigían a la pesca del bacalao. Ha recordado también los escritos de Verrazane en 1524, de Cartier a partir de 1534, pero solamente gracias a Champlain se conoce un poco mejor a La Cadie que él recorrió en 1603 (él mismo ha de escribir también: Acadie, Arcadie). Además, es interesante tomar nota de los siguientes datos sobre sus travesías: en 1603, parte del puerto de Gachepay (Gaspé en nuestros días, en la desembocadura del San Lorenzo), dobla el cabo Race (Terranova) el 2 de setiembre; el 20 llega al Havre. De Terranova al Havre ha puesto 15 días. En su tercer viaje, deja Terranova el 18 de setiembre y echa anclas en Conquet el 8 de octubre: 20 días de travesía oeste-este. En 1619, parte de Honfleur el 24 de abril y llega a Tadoussac (límite de la marea, en el San 159

Lorenzo) el 23 de mayo, sin escalas, y es conveniente hacer notar que para ir desde Terranova a Tadoussac (en donde se hacía el transbordo en canoas para franquear los rápidos ubicados en ese entonces más arriba de Quebec) eran necesarios 9 días. En todos esos textos de Cartier, de Champlain, de Sagard, etc., pertenecientes a los siglos XVI y XVII hay muy pocos datos sobre los anteriores contactos entre europeos e indígenas. Se puede comparar la acción de Champlain a la de los celtas, seis o siete siglos antes. El llegaba a aquellos lugares pura hacer conocer el "Verdadero Dios a los Salvajes". Vivía en buenas relaciones con ellos, salvo con los iroqueses, pues mientras vivía con los indígenas tomó parte, junto a hurones y algonquinos, en una lucha contra los iroqueses. Champlain definió largamente su objetivo de evangelización, sobre todo en los relatos de sus viajes de 1619. En 1613 explicaba que trataba de proteger a los indígenas contra la explotación de parte de los tramperos, de los "traficantes de pieles", etc. Describió la coexistencia pacífica de sus compañeros y de los indígenas y observó (tal como lo hemos visto seis o siete siglos antes) el efecto de las ceremonias religiosas de gran pompa en las multitudes indígenas. Pero hubo pocos impactos sobre su vida material, de ahí los pocos rastros visibles y durables de esos contactos, salvo el uso de tejidos y de viviendas. Hagamos notar sin embargo lo que había sorprendido a Champlain en 1619. que los indígenas "no tienen más que dos tipos de danza con algún ritmo, una de cuatro pasos y la otra de doce, como si se bailara el Trioly de Bretaña". Ha proporcionado algunos detalles: danzas en grupos de seis, tres filas de dos, ligeramente inclinados hacia adelante, manos juntas, extendidas hacia el suelo, etc. No conozco al Trioly de Bretaña, que, al menos con ese nombre, no debe existir, pero su descripción recuerda algo a una antigua danza bretona (conservada en el folklore), por la parte "marcha del baile de la gavota". ¿Pero de cuándo databa esa danza entre los indígenas? ; ¿I 00 años, 500 años? ; ¿coincidencia? ; ¿o tradición de lejanos contactos celtas? Ha evocado también (1604) ciertos lazos entre la muerte y el cuervo, concepto aún en vigor en Bretaña a comienzos del siglo XX y que yo he conocido: los indígenas "dicen que, después de su deceso, van a un lugar en donde cantan como cuervos", escribe. En Bretaña, en algunas zonas, cuando alguien estaba en agonía, se veía a los cuervos que venían a graznar cerca de la casa. Su "canto" era un llamado para que el alma del moribundo fuera a reunirse con ellos; viejos recuerdos de metemsicosis estaban aún 160

presentes ya que se decía que el alma del muerto se encarnaba en un cuervo el cual, por ese hecho, era un animal sagrado: no se debía matarlos pues no se sabía si en alguno estaba el alma de un pariente, de un amigo, de un vecino desaparecido (este aspecto sagrado ha ejercido influencia sobre la toponimia la homonimia... y de allí mi apellido, por otra parte). Esta digresión muestra en todo caso un curioso acercamiento con Bretaña, pero nada nos dice si esas creencias indígenas son 100 ó 500 años anteriores a Champlain, si ha habido convergencia o interferencia. Pero en total hay pocos hechos que permitan pensar en una influencia muy antigua de los celtas sobre los indígenas del norte del San Lorenzo. Estas comparaciones son insuficientes para decir que, tanto en el siglo XVI como en el XVII, se han conservado seguros indicios de un contacto entre europeos e indígenas antes de 1492. Los escritos conocidos no pueden aportarnos nada seguro y será necesario esperar el descubrimiento de textos, o bien que la arqueología nos proporcione nuevos datos. El uso de la honda, ciertas disposiciones de la vivienda, algunos métodos de agricultura de ciertas tribus, algunas observaciones étnicas forman, es verdad, un conjunto importante y convergente, pero creemos que aún falta la prueba científica formal. Desde hace pocos años se ha desarrollado un gran movimiento de curiosidad arqueológica en esta región de la desembocadura del San Lorenzo. Son numerosas las investigaciones, de gran interés los hallazgos, pero todos están fechados con una falta de precisión que impide una conclusión exacta. Para toda esta región, contamos con índices irrefutables sobre una presencia celta anterior al siglo XVI; es todo lo que podemos afirmar. En cambio, más al sur, ya vamos a verlo, existen testimonios arqueológicos que permiten confirmar una presencia celta muy anterior. Pero en Canadá la intensificación de las investigaciones es reciente y aún no podemos esperar una rica cosecha de nuevos hechos. Para terminar y para resumir esta primera parte, cabe hacer notar que si indiscutiblemente América latina ha debido su explotación intensa y acelerada a europeos, españoles especialmente, debido al viaje de Colón, en cambio el "Descubrimiento" de América del Norte, de las regiones orientales de los Estados Unidos y del Canadá nada debe a Colón. Dicho descubrimiento se ha operado sin él y ya aproximadamente un milenio antes América del Norte estaba en la órbita de Europa del noroeste: 161

durante siglos económicas.

tuvo

fluctuaciones

en

las

relaciones

humanas

y

SEGUNDA PARTE

Precisiones técnicas sobre los puntos más importantes.

XII. DATOS SOBRE LAS TRAVESÍAS

El Landnámabók (folio 107) cita a Albania, al País de los Hombres Blancos, a la Gran Irlanda continental, designada también como Irland ad (o ed) Mikia e indica que esa tierra "se encuentra al oeste del mar, cerca de Vinlanda la Buena". Allí se encuentran algunos datos sobre la duración de los viajes, con "buen viento a favor". — De Reykjavik (Islandia del oeste) a Irlanda: 5 días; — de Bergen (Noruega) hasta las proximidades de la costa oriental de Islandia: 7 días; — de Bergen al cabo Farvel (Groenlandia): 12 días; — de Sjaefeidnes (oeste de Islandia) al punto más próximo de Groenlandia: 4 días. El manuscrito de Rafn sobre Ari Marson narra que muy a menudo la travesía desde Limerick (Irlanda oeste) hasta Irland ad Mikia tomaba seis semanas, por "la ruta del norte". En sentido contrario, se volvía más rápido, a veces tres semanas, utilizando el Gulf Stream y los vientos del oeste, frecuentes y bastante fuertes en la latitud media de aquellas travesías (45° N ±3°), en tanto que más al norte, los vientos del este, que se 162

debían aprovechar para ir a América, soplaban sólo en verano y durante pocos meses. En las sagas encontramos indicaciones bastante detalladas sobre las rutas seguidas por las embarcaciones, lo cual ha facilitado las localizaciones, confirmando las descripciones topográficas de los lugares abordados. En primavera, el viento oeste permitía ir rápida y directamente de Groenlandia a Noruega. El cabo Farvel y Bergen se encuentran visiblemente en los 60° norte. Después de haber doblado el cabo Farvel, alcanzaba con poner proa derecho hacia el este. Las eventuales rectificaciones de deriva eran hechas tomando la altura con respecto al horizonte de la estrella polar—o más bien de Cochab, más visible, en la constelación de la Osa menor— pero generalmente se lo hacía con respecto al sol. Sólo se navegaba desde primavera al comienzo del otoño. Esa ruta, en principio, era simple. Pues había oscilaciones alrededor de una posición media debido a la deriva, bastante sensible con los drakkares: encontrándose muy raramente el viento en el eje de marcha y siendo la quilla muy poco pronunciada, el barco se balanceaba mucho con mar un poco agitado. Para facilitar el mando y permitir al timonel seguir de algún modo esa línea media, los vikingos habían trazado sobre el banco, delante del timonel, trazos transversales que correspondían a la sombra, sobre ese banco, del borde superior del barco (la barandilla) o para la latitud de 60°, y de acuerdo al mes en el que se hacía el viaje. A pesar del balanceo, el "gobernante" llegaba a apreciar la posición media de esa sombra continuamente en movimiento. Los inevitables errores de navegación eran poco importantes y se corregían a ojo en cuanto se divisaba la primera tierra que, normalmente, debía ser rodeada por el norte: eran las Shetland. Se ha afirmado que los vikingos, que no conocían la brújula, utilizaban, con cielo nublado, la "piedra del sol" que permite, con bastante precisión, conocer la dirección del sol oculto por espesas nubes. Estas dejan pasar una luz polarizada. Esta "piedra" habría sido un cristal transparente de cordierita (similar al zafiro): cuando el eje óptico (alineación de los cristales) es orientado hacia el sol oculto por una nube, el cristal se torna amarillo, en tanto que al rotarlo 90° en relación al plano de polarización de la luz, se torna azul oscuro. Sin embargo, no ha sido probado que los vikingos hubieran conocido ese cristal, ni otro cristal dicroico. Se trata de una especulación gratuita, y del siglo XX...

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Para ir hacia Islandia o Groenlandia, debido al sentido giratorio de los vientos predominantes en los alrededores de la depresión habitualmente centralizada en el sudeste de Islandia, se recomendaba tomar la ruta al norte de esa depresión, y ello al salir de Bergen. Se debía navegar de tal modo que se conservara a las Shetland en el límite del horizonte sur, luego al desaparecer las Shetland, poner directamente proa hacia el noroeste hasta divisar las Feroé que debían ser dobladas por el sur, "a una distancia tal que el horizonte cortara la montaña por el medio". Se conservaba entonces la misma dirección hasta Islandia (es probable que las Feroé hayan cambiado un poco desde entonces: el hundimiento del siglo XIV parece haberse manifestado hasta en ese archipiélago). Si no se quería hacer escala en Islandia y dirigirse directamente hacia Groenlandia, luego de haber perdido de vista a las Feroé, se ponía proa al oeste y se pasaba por el sur de Islandia a una distancia tal que ni siquiera fuera posible ver sus montañas, pero "debía uno encontrarse con los pájaros y las ballenas". La víspera del día en que se llegue a divisar el cabo Farvel, erguido sobre el agua, "se divisará una alta montaña que se llama Hvidserk; a sus pies se encuentra Herjulness. Ante ella se encuentra el puerto denominado Sable". Luego de haber superado el sur de Groenlandia, se bordeaba la costa hacia el noroeste durante un día y una noche para luego llegar a Hvarf (la cual ha sido identificada con la actual Kangek, en la isla Sermesok, 60° 10' N, a menos que sea el cabo de la Desolación a 60° 40' N). En Irlanda, los dos principales puertos que servían de puntos de partida, eran especialmente Dublín, al este, y, menos frecuentemente, Limerick al oeste. Se bordeaban las costas irlandesas hacia el norte. Las Hébridas eran dejadas en el límite del horizonte oriental, luego, a veces, siguiendo hacia el norte hasta reconocer a las Feroé, tal como al regresar de Noruega, se seguía la misma ruta. Pero generalmente, desde el momento en que las Hébridas desaparecían en el horizonte, se ponía proa al noroeste, hacia Islandia, o al oeste-noroeste hacia el cabo Farvel. También se efectuaban viajes desde Escocia, y, en nuestros días, los puntos más cercanos entre Escocia e Islandia distan 850 km. Como promedio se calculaban 5 días para ir desde Reykjavik, Islandia del oeste, hasta Limerick, Irlanda del oeste, o a Jolduhaup, que probablemente sería Oiderfleet, cerca de Léame. En cuanto a Helluland, se lo menciona a 5 días oeste-sudoeste del extremo sur de Groenlandia. 164

Los barcos permitían una velocidad máxima de 6 nudos (11 km/hora) con buen viento a favor. Debido a la carencia de orza de deriva y por tratarse de barcos muy largos con respecto a su ancho, se producía una falta tal de estabilidad lateral que, para navegar de otro modo que no fuera con viento en popa, había sido necesario limitar el velamen y colocar muy bajo el centro de empuje del viento para poder así reducir el tiempo de vuelco. Respondiendo a esta necesidad de seguridad, la altura del mástil era sólo la correspondiente a la mitad de la longitud de la embarcación. Los drakkares, esencialmente concebidos para la navegación en el Mar del Norte, en la Mancha, a lo largo de las costas y en los ríos, en alta mar se encontraban sometidos a sujeciones que limitaban su uso. Hemos visto que sus rutas estaban muy influenciadas por el mal tiempo. Soportaban con dificultades las olas laterales u oblicuas y debían huir con viento de popa, lo cual podía desviarlos a veces muy lejos. Otra de las razones de su dificultad para maniobrar con oleaje de costado se debía a que su borda era bastante baja, y esta escasa altura por encima del nivel del agua se debía a que aquellas embarcaciones estaban concebidas para ser impulsadas a remo (ausencia de viento y sobre todo posibilidad de remontar los ríos). Con vientos normales para la época, parece que los tiempos de las travesías proporcionados por los documentos corresponden a una velocidad media de 3,5 nudos aproximadamente, a veces un poco menos pero siempre más de 3 nudos durante varios días consecutivos. Por lo tanto, son aproximadamente entre 72 y 84 millas por jornadas de 24 horas, y podemos estimar que los valores citados en tiempos corresponden con bastante aproximación a 80 millas/ día, es decir alrededor de 150 km/día. Esas distancias no son muy diferentes a las de las embarcaciones mediterráneas, pues Heródoto, aproximadamente 450 años antes de Jesucristo, da cuenta de distancias recorridas por día y que correspondían a 65 u 80 millas marinas. Pero en el Mediterráneo, generalmente, se navegaba en cabotaje, y durante la noche se echaba el ancla, a resguardo en alguna tranquila caleta. La velocidad por hora era superior en las embarcaciones mediterráneas pues tenían mayor superficie de vela. Por lo que sabemos sobre el viaje de Pitias podemos decir que dicho navegante se hizo a la mar a partir del extremo norte de Escocia y que navegó hasta Thulé (Islandia) durante 6 días. Ahora bien, entre los dos puntos hay 480 millas. Se trata pues de una velocidad media de 80 millas por jornada de 24 horas, lo cual constituye un nuevo dato para identificar con toda 165

claridad un día de navegación con 80 millas. Plinio fue quien escribió, según Timeo —historiador del siglo IV antes de C.—, que Thulé se encuentra a 6 días de navegación a partir del norte de Gran Bretaña (Escocia): "sex dierum nauigatione in septentrionem Britania distante". Según Estrabón, Timeo poseía esta indicación por Pitias. Los veleros modernos, con múltiples velas, dispuestas para aprovechar el viento al máximo, llegan a desarrollar el doble de velocidad. Así fue como el Gorch-Fock, barco-escuela alemán, recorrió las 4.000 millas que separan a Lisboa de las Bermudas, por la ruta del sur (por lo tanto casi la ruta de Cristóbal Colón) en 25 días, es decir a una velocidad media de 160 millas/día. Tabarly en un Pen-Duick ha hecho otro tanto, aunque solo, ya sea en el Atlántico, ya sea en el Pacífico. Las embarcaciones de fines del siglo XV y de comienzos del XVI eran muy superiores a las del X y XI por su velocidad, dado que el velamen había cambiado completamente a partir del siglo XIII (hacia fines de ese siglo). En el mismo siglo también fue reemplazado el remo de mando por el timón de codaste. Con viento favorable, las velocidades son entonces bastante altas. Un documento, encontrado en 1956, revela que Juan Caboto en 1497 llegó de Terranova a Bretaña en 15 días. En su primer viaje, Jacques Cartier puso 19 días para ir de San Malo a Terranova, desde el 21 de abril al 10 de mayo de 1534, con dos embarcaciones de 60 toneladas cada una. En general la travesía era más rápida en el sentido América-Europa debido a los vientos y a las corrientes. En 1781, el duque de Lauzun, compañero de La Fayette, fue encargado de llevar al rey de Francia la noticia sobre la victoria de Yorktown, decisiva en la independencia de los Estados Unidos. Puso 22 días para llegar a Brest, desde Newport. En Newport fue en donde desembarcó Rochambeau con las primeras tropas francesas. Hay 2.800 millas desde Brest a Newport por la ruta ortodrómica, que es la más corta (2.700 millas desde Newport a Cok, Irlanda). Dicha distancia ha sido pues recorrida por de Lauzun a una velocidad media de 127 millas por día. En cuanto a Jacques Cartier, al regresar de su primer viaje, puso 22 días para ir de Blanc Sablón —bahía del San Lorenzo— a San Malo, desde el 15 de agosto al 5 de setiembre de 1534. El regreso de su segundo viaje se efectuó desde el cabo Race (Terranova) a San Malo en 17 días, desde el 19 de junio al 6 de julio de 1536. Existe convergencia con la duración de los viajes de Champlain, citados precedentemente.

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Pequeños barcos como el utilizado por dos ingleses en 1880, sin puente, han cruzado el Atlántico en 36 días. Un gran barco de tres mástiles, 1'Atlantique, al mando de Charles Barr, lo hacía por la ruta del norte, en sentido EuropaAmérica, en 12 días y 4 horas, en 1905. En cambio los drakkares previstos para la guerrilla a lo largo de las costas y para navegar en ríos lograban performances mucho menores en alta mar. Esencialmente previstos como embarcaciones a remo, no eran buenos veleros. Eran de poco calado y, ya lo hemos visto, no podían soportar un fuerte oleaje, la vela no era muy grande para no volcar con vientos de costado. Eran embarcaciones angostas (elevada relación entre largo y ancho, cercana a 6 en el siglo VII). Sin embargo, esta alargada forma disminuyó a medida que los navegantes normandos se internaban en alta mar. En los siglos IX y X, aquella relación caía a 4,5 y luego a 4: para 22 m de largo, el ancho llegaba a 5,50 m. Se tornaban también más profundos, aunque moderadamente, pues tenían que seguir siendo impulsados a remo. En cuanto a las embarcaciones utilizadas por los irlandeses, las conocemos bastante bien a través de diversos relatos de César, Sidonio Apolinar, etc.: eran los coracles. Existen descripciones más detalladas provenientes de relatos tales como el de los viajes de Brandan. Nosotros no nos ocupamos de ese aspecto (este tema es objeto de un capítulo de nuestro libro sobre Brandan). Los bretones disponían de grandes árboles propios para la construcción de grandes y sólidas embarcaciones, en tanto que en Irlanda había muy pocos. Uno de los viajes de Brandan parece haber sido, por diversos datos, desde Alet, Bretaña, hacia América central. Esto también ha sido tratado en detalle en la obra precitada a la cual remito para evitar repeticiones. Evidentemente esos barcos no tenían nada en común —como lo ha sugerido Crestón— con los "sinagots" del golfo del Morbihan que a los sumo datan del siglo XII, del XIII quizás, en tanto que las grandes embarcaciones bretonas ya son descriptas por Julio César quien las llama "pontos" (en sus obras, aparte de la Guerra de las Galios). Contamos con descripciones de varios autores sobre ese tipo de barco de carga. Personalmente he visto algunas, hechas en mosaicos en Hipona, Túnez, y existen otras en otros lugares. Aun cuando los mosaicos sean romanos debemos decir que los romanos copiaron sus embarcaciones de las de los cartagineses, luego de haber sido vencidos por éstos en el mar. Pero los cartagineses iban a Armórica en donde habían instalado factorías permanentes para tratar la recolección de estaño (de aluvión) en la parte noroeste de Finisterre, al menos desde 550 antes de C.: este 167

estaño recolectado en las islas Casitéridas (actual archipiélago de Moleña y no las islas Scylly tal como han afirmado ignorantes geógrafos modernos que no supieron encontrar los textos antiguos) era llevado en pequeños barcos de fondo playo hacia el puerto de aguas profundas situado en la desembocadura del Aber Wrach, en donde se hacía la descarga de las embarcaciones cartaginesas. Durante siglos los marinos armoricanos de esta región, los estrimnianos (luego osismianos, osismos) por lo tanto alrededor de dos siglos antes de la llegada de los celtas, estuvieron en contacto con los cartagineses y sus embarcaciones fueron las mismas. Los celtas llegaron, aproximadamente en el 390 antes de C., a la región del golfo de Morbihan. No eran marinos. Estos echaron a una parte de los osismianos hacia el oeste, dominaron la franja oriental de las tierras de los osismos y, poco a poco, fueron creando la marina véneta que se impuso, dominó a la de los osismianos que, luego de las derrotas de los cartagineses en el siglo II antes de nuestra era, perdía su razón de ser. Pero también en ese caso las embarcaciones eran las mismas. De algún modo, se trató de un tipo standard: el barco de carga apto para todo, y con cualquier tiempo que fuera; puesto a punto por los cartagineses, adoptado por los griegos, luego por los romanos; César no se sorprendió de encontrarlos en Armórica. Aún en nuestros días hay barcos de ese tipo en servicio: fue el modelo del atunero hasta mediados del siglo XX; y aún se los construye. Por diversas razones técnicas, esas embarcaciones tenían aproximadamente el mismo largo, ya fueran los drakkares como los "pontos" celtas. Recién en el siglo XVII pudieron liberarse de ciertos imperativos técnicos y pasar entonces a ser embarcaciones más grandes. Los barcos celtas tenían 72 pies (pies celtas de 0,3175 m) y un ancho aproximado de 7,50 a la altura del bao maestro. Muy profundos —hasta 4,50 m con buena quilla—, demasiado pesados para ser impulsados a remo (para su construcción se utilizaban alrededor de 100 toneladas de roble). Gracias a ello podían poseer borda alta y navegar con viento de costado sin riesgo de volcar. El mástil tenía como altura máxima la de la embarcación (dos veces más, pues, que la del drakkar). La verga mayor tenía como longitud total 2 veces el ancho de la embarcación, de lo cual una vela cuadrada de alrededor de 300 m2, sin cargadora. Tenían 2 mástiles (pero no dos mástiles verticales como los "sinagots"): el mástil de adelante tenía una inclinación de 60°, el mástil de bauprés con una vela, la cebadera, por debajo, que de algún modo era una vela de maniobra, un 168

servomotor eolio, para hacer doblar la parte delantera de la embarcación, lo cual facilitaba la maniobra, y el esfuerzo del remo de comando. Además esta disposición permitía navegar contra el viento, cosa que no podía hacer el drakkar con su única vela cuadrada (o preferentemente "subcuadrada"). La orza de deriva, en razón de una sólida quilla, era también menor en las embarcaciones bretonas; pero en cambio los coracles irlandeses no eran más gobernables que los drakkares y también ellos fueron desviados hacia las mismas costas bajo los efectos de los mismos vientos y de las mismas corrientes. Cabe señalar que, cuando los vientos del nordeste hacen perder el rumbo impidiendo llegar a Islandia y Groenlandia, vientos y corrientes impulsan hacia la región del cabo Cod (Newport, Bostón). Asimismo, a partir de las proximidades de Newport es de donde vientos y corrientes comienzan a llevar hacia Europa. Aún en los siglos XVII y XVIII se viaja frecuentemente desde Europa a Newport, ya que es la vía natural más rápida. Recordemos además que la regata para navegantes solitarios se lleva a cabo desde la Mancha hasta Newport. Por lo tanto no es por coincidencia que hayamos encontrado los mismos itinerarios. Hemos citado las travesías de De Lauzun, de Rochambeau; ya hemos de ver otras. Una mayor libertad de navegación se produjo gracias a las modificaciones que experimentaron las embarcaciones a partir del siglo XIII. Contamos con algunos puntos de referencia sobre la navegación que remontan por lo menos al siglo VI antes de nuestra era (menos detalles se poseen más allá de esa fecha). Durante alrededor de 2.000 años la navegación permaneció aproximadamente en el mismo estadio. Lo cual nos permite válidas comparaciones y facilita el estudio de las travesías de alrededor del año mil dado que las modificaciones de las embarcaciones han sido muy posteriores. Por ejemplo Ducuil {De Mensura Orbis Terrae) nos cuenta que en el siglo VIII y a comienzos del IX, cuando los vikingos aún no habían expulsado a los celtas de las islas del norte de Escocia, en general pasaban dos noches en el mar para dirigirse desde las Hébridas a las Feroé. La distancia que separa a esas dos islas corresponde con justeza a ese tiempo de viaje y coincide con la velocidad que hemos mencionado precedentemente. Podemos pues, sin muchos errores, evaluar las distancias según los tiempos indicados por las sagas, y ello permite evitar localizaciones fantasiosas.

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XIII. LAS VARIACIONES DEL CLIMA

Muchos han debido sorprenderse y hasta quizás bromear por haber sido Groenlandia bautizada de ese modo: Green Land, el país verde, el país del pastoreo. Pero, a fines del siglo X, cuando los vikingos descubrieron aquellos grandes territorios nórdicos, ese nombre era exacto. El clima era visiblemente más suave que en nuestros días. Las rutas marítimas del norte de Canadá y de Liberia estaban libres una gran parte del año. Dando crédito a las antiguas tradiciones, Jacques Cartier partió hacia el norte de Canadá con la intención de reconocer eventualmente el "Paso del Noroeste". Sabía que Cristóbal Colón no había llegado a las Indias, aun cuando hubiera llamado "indios" a los autóctonos de los territorios de los cuales había tomado posesión en nombre del rey de España. Cartier se encontró con los hielos y con los "arpendes de nieve" de los cuales Voltaire habló dos siglos más tarde. Esta exploración recién fue llevada a cabo en su tercer viaje pues el primero y el segundo habían tenido como único objetivo el de tomar posesión oficialmente en nombre del rey de Francia, primeramente de Terranova, luego de las riberas del San Lorenzo, a fin de mostrar por medio de un acto diplomático que Francia no quería reconocer la pretensión del rey de España de anexar a toda América (reservada para los portugueses al este del meridiano de Brasil). Ocurre que en aquellos comienzos del siglo XVI el clima había cambiado desde hacía varios siglos. El enfriamiento del noroeste del Atlántico comenzó hacia el siglo XIII, se intensificó durante todo ese siglo y parece haber alcanzado su apogeo a mediados del XIV, para luego atemperarse progresivamente desde el XVII. Además de un enfriamiento general del globo en aquella época, esta región fue particularmente afectada como consecuencia de un movimiento tectónico que siguió la gran falla norte-sur pasando bajo la extremidad oeste de Islandia, dislocación de la corteza terrestre acompañada de un balanceo de grandes "placas" de esta corteza. El balanceo provocó el anegamiento de una parte del archipiélago de las Gunbjorn, entre Islandia y Groenlandia. Las partes sur y sudeste fueron las más sumergidas, siendo el norte y el nordeste menos afectados. Pero el nuevo valle submarino originado, por donde pasan las aguas frías más pesadas, desviaba a la corriente polar ártica que pasó sobre las Gunbjorn inundadas. Los islotes que emergían parcialmente fueron poco a poco envueltos dentro del glaciar de Groenlandia que se extendió hacia el este, 170

dejando sin embargo, durante siglos, un largo fiord entre las partes sur del glaciar, ello según los antiguos documentos encontrados e interpretados, pues los comentadores de las sagas, ignorantes de ese fenómeno, habían identificado a las Gunbjorn con Groenlandia. La parte emergente de las Gunbjorn, en nuestros días, constituye el conjunto rocoso del centro de la costa oriental de Groenlandia. Debido a ello Groenlandia se enfriaba considerablemente. Otra razón, además, ejercía su acción. Un croquis hecho según recientes sondeos submarinos muestra que ha habido una grieta esteoeste, de fecha incierta, de modo que la falla norte-sur se cortó en dos partes, representando la translación varios cientos de kilómetros. Esto da una idea de la violencia de ese movimiento tectónico. De resultas de ello, y bajo el efecto del desplazamiento de la corriente fría hacia el sur, el Gulf Stream era empujado más al sur. Bajo esa corriente cálida de superficie, de dirección este-nordeste, existe, en profundidad, una corriente fría de sentido inverso necesaria para el equilibrio de las aguas, y de allí la existencia de una nueva vaguada para la corriente fría (todo esto sistematizado, pues estudios recientes muestran la complejidad del movimiento de las aguas de esa corriente). De este modo, el Gulf Stream era apartado del sur de Groenlandia y del norte de Islandia, en tanto que, al parecer, antes pasaba una rama entre Groenlandia e Islandia rodeada por el norte. Contamos con documentos que permiten seguir la evolución del clima de esta región, y siendo ello poco conocido, nos ha parecido útil relacionar los diferentes indicios diseminados, que son conocidos, pero que no habían sido objeto de síntesis alguna de nuestro conocimiento, de lo cual se comprende la ignorancia general de ese fenómeno en nuestra literatura. En 870, la saga de Floki indica que ese navegante, que había salido de Irlanda en 865, ha visto hielo en un fiord del norte de Islandia, cosa suficientemente curiosa como para ser tomada en cuenta. Pero, en el siglo XI, dos veces ha sido visto el mar congelado en la costa norte, y tres veces en el siglo XII. Luego, bruscamente, después del 1200, los inviernos se tornaron más rigurosos y algunos fiords de la costa norte quedaban bloqueados por los hielos durante todo el año. En 1203, a mediados de agosto no se había fundido aún el hielo en las riberas de la costa norte. En 1235, subsiste todo el verano. En 1258 todos los fiords se congelaron, incluso en el oeste y el sur, y en 1261 toda la isla fue rodeada por los hielos. En 1274 hicieron aparición los primeros osos polares en el lugar, lo 171

cual prueba la existencia de un puente de hielo ininterrumpido desde Groenlandia. En 1275, 27 de aquellos osos eran cazados. Comprendemos pues claramente que fue a partir de los comienzos del siglo XIII cuando el frío se intensificó y que éste aumentó durante todo el siglo. En 1340 el glaciar groenlandés ya ha recubierto enteramente a las islas Gunbjorn que no habían sido anegadas. En consecuencia, Ivar Bardasson, enviado del arzobispo noruego en misión de investigación en Groenlandia, escribía: "Quien quiera hacerse a la vela desde Islandia (para ir a Groenlandia) partiendo de Snaefjeidness, debe navegar un día y una noche directamente hacia el oeste, pero luego maniobrar hacia el sudoeste para evitar el hielo adherido a las Gunniorn's Skerries". Este texto dataría de 1342. Y el Landnámabók, que correspondería al siglo XIII, indica la ruta directa hacia el oeste desde Snaefjeidness (Islandia) para Groenlandia. Este documento recubre y confirma al que precede: durante el siglo XII, o a más tardar a comienzos del XIV es cuando el avance del glaciar obliga a modificar la ruta de las embarcaciones que se dirigen desde Islandia a Groenlandia. Antes, dice Bardasson, había un largo fiord en el glaciar, entre Groenlandia y las Skerries. Una gran isla llamada Korso emergía del glaciar por el este. Aquello era una zona para caza de osos reservada, ya que la isla que emergía del glaciar pertenecía al obispo groenlandés de Gardar. Hasta fines del siglo XII se cultivaba trigo al norte de la isla, pero a fines del XIV ni siquiera se lo podía cultivar al sur. En 1824, en la isla ahora llamada Kingiktorsnak, fue encontrada una confirmación del recubrimiento de las islas Gunbjorn. La primera se halla situada a 72° 58' N de la costa oriental de Groenlandia. Han sido encontradas allí inscripciones de lectura incierta relativas a un viaje efectuado el 25 de abril de 1135 o 1333 (existen dudas con respecto a dos cifras casi borradas). Pero, en esta latitud y en nuestros días, es casi imposible un abordaje por mar en esa época del año. Por lo tanto, en la fecha de la inscripción, la isla no se encontraba dentro del banco de hielo. Las "Gunnbiorn's Skerries" (= los islotes rocosos de Gunnbiorn o Gunbjorn, del nombre del primero que las indicó, un vikingo, hacia el año 900) no desaparecieron inmediatamente, y todavía en 1600 algunos mapas indicaban partes hoy inundadas. Esas islas a veces han sido llamadas 172

Gumbar, o Gombar; mientras que en 1776, en el sur, un banco enteramente sumergido, en algunas partes a 60 metros, es sondeado por de Kerguélen, quien quiso verificar la tradición del anegamiento y quien luego llamó Gouberman a esta región; dicho investigador encontró turba en el lugar. El general enfriamiento de nuestro planeta en aquella época ha sido comprobado por diversas investigaciones relativamente recientes. En 1966, el doctor Bray publicaba un estudio hecho con carbono 14 sobre las secoyas de California entre las cuales algunas tenían 3.000 años. A través de 193 mediciones, ha explorado la actividad del carbono 14 —en períodos que iban desde 1200 a 1860— a lo largo del radio de uno de esos árboles, y la muestra recogida permitía comparar con las capas concéntricas de la madera, de lo cual surgían fechas con diferencias de un año, precisión fuera de alcance del carbono 14, pero que constituía un dato general coincidente con el resto. Un año de clima rudo corresponde a una actividad solar más intensa que tiene como efecto acrecentar la cantidad de carbono 14 en la atmósfera, por lo tanto en el anillo de madera formado en ese año. La intensidad de la radiación radioactiva de cada anillo proporciona de este modo una indicación relativa del clima. A partir de 1200 antes de C. hasta el comienzo de nuestra era, el clima se atemperó. Alcanzó entonces un estado que corresponde aproximadamente a nuestro clima actual. Luego se acentuó el atemperamiento hasta aproximadamente el año 850 de nuestra era, momento en el cual fueron alcanzadas las temperaturas más clementes. Estas permanecieron aproximadamente en ese nivel hasta comienzos del siglo XIII. A partir de esta fecha es cuando se prepara el enfriamiento, lentamente al comienzo, luego se acelera para tornarse importante a partir de mediados del siglo XIII y alcanzar su punto máximo entre el XV y el XVI (lo cual nos hace evocar la serie casi ininterrumpida de inviernos largos y rigurosos de los reinados de Luis XIII a Luis XV, causas de tantas miserias; algunos historiadores han visto en ello una de las causas profundas de la Revolución Francesa). Luego de esta fecha la tierra se caldeó, hasta los alrededores de 1950, con una ligera caída posterior, pero no hemos vuelto a tener el clima de los años 850-1200, o aún más entre 500 y 1200, ya que 1200 es el plafond. Sólo estamos en el clima de hace 2000 años. Por lo tanto no es sorprendente que luego de largos siglos de clima moderado las condiciones 173

de navegación al noroeste del Atlántico, al norte de Canadá y alrededor de Groenlandia no fueran para nada las que conocemos actualmente. Esta variación del clima según los ciclos solares ha recibido una confirmación, posterior a nuestras primeras publicaciones, por medio de métodos completamente diferentes, debidos a E. Le Roy-Ladurie {Annales, 20e année, no 5, 1965) en donde este último ha estudiado, según diversos documentos, las variaciones climáticas en el hemisferio norte desde el siglo X al XVIII. Ha proporcionado varios detalles en una obra de 1967: Histoire du climat depuis Van mil, Flammarion, édit., París. Confirma que desde el siglo X al XII es el período de clima moderado, luego, que se instauran los períodos de frío, sensibles en el siglo XIV, máximos hacia fines del XVI y primera mitad del XVII. Dicho autor recurrió a convergencias económicas, etc. Las pruebas son pues numerosas y convergentes para mostrar que en el siglo X el clima era más suave y que los grandes fríos llegaron casi tres siglos más tarde. Un estudio hecho en 1970 ha confirmado esos datos climáticos: una perforación de 1400 metros practicada en el hielo de Groenlandia, hasta el zócalo rocoso, en la parte norte, ha mostrado, según las variaciones isotópicas del hielo en hidrógeno pesado y en oxígeno 18, que allí comenzó un período de frío en los albores del siglo XIII, alcanzó el máximo en el XV, se calentó luego ligeramente con un máximo posterior hacia 1550 y llegó a las temperaturas más bajas en dos épocas: fin del siglo XVII y comienzos del XIX. El período más "caliente" de nuestros días se ubica entre 1930 y 1940. Desde entonces comenzó un ligero enfriamiento en esa región de Groenlandia. Al nordeste de Canadá, el estudio de los pólenes fósiles ha mostrado que el fin del clima moderado se produjo hacia el año 1200. Luego comenzó un período frío que ha sido llamado "La Pequeña Edad Glaciar". Este alcanzó el máximo hacia 1550 y persistió hasta 1850. Un período moderado se había establecido hacia el 8000 antes de C. Este habría permitido la ocupación humana de la región, amplio corredor libre de hielos por el deshielo del glaciar nordeste canadiense (calota glaciar del Laurentide). Dicho deshielo se prolongó hasta aproximadamente 5000 años antes de C. Durante esos tres milenios continuaron las migraciones humanas llegadas de Asia. En el período glaciar, estando el agua en forma de glaciares, el nivel de los océanos era 100 m más bajo que en el 174

presente, de modo tal que, por Alaska, América estaba en contacto con Asia, dado que la región del estrecho de Behring emergía en varias decenas de metros de altura y en algunas centenas de kilómetros de ancho. Las migraciones que han constituido —se piensa generalmente, pero estoy lejos de sentirme seguro de ello— el primitivo poblamiento de América, han tenido lugar durante el período glaciar, por un ancho corredor que existía entre dos glaciares al noroeste de Canadá, entre el centro de Alaska y la corteza polar. Estos migrantes se dirigieron hacia el sur, por el este de las Rocosas que se encontraban bajo hielo hasta el Pacífico. La implantación humana en el norte de Canadá sólo fue posible durante ese período entre el 8000 y el 5000 antes de C., pues la corteza glaciar se fundió en esa época desde la bahía de Hudson hasta el Atlántico. Esta región fue progresivamente ocupada por nómades que seguían las migraciones de los caribúes. Poco a poco se produjo la sedentarización y parece que en todas partes hubo islotes sedentarios a partir del 3500 antes de C. De este modo entre el 3500 y el 5000 antes de C. es cuando conviene ubicar el comienzo del neolítico para el norte del Canadá. Luego el clima se atemperó progresivamente. El período más cálido alcanzó el máximo hacia 850 y 1220 de nuestra era. Sería éste el período de máximo poblamiento blanco: celtas en el continente, sobre todo numerosos en el siglo IX, lo hemos visto, y nórdicos en Groenlandia a fines del siglo X, con un clima templado, agradable. La evolución del clima ha podido ser delimitada geográficamente, e incluso los microclimas, por el estudio de los pólenes, pues se han producido fluctuaciones regionales muy sensibles. Es por ello que el bosque de Keewatten, al oeste de la bahía de Hudson, ha avanzado hacia el norte alcanzando en el año 1000 los 62° de latitud. Es la latitud de Ungava, lo cual explica que en aquel entonces los nórdicos hayan podido encontrar allí los troncos que necesitaban. Se ha pensado, quizás, e"n una transgresión marina; y se ha podido decir, sobre este clima moderado que se extiende desde aproximadamente el 800 al 1200, que existió allí un "Neoclima Atlántico". Siendo la bahía Ungava más cercana al Atlántico, y más abierta sobre el mismo, es posible pensar que en aquel entonces el bosque se extendía incluso hasta más allá del paralelo 62. Eventuales investigaciones podrán dar precisiones sobre este punto. Toda la parte norte de Canadá se ha visto liberada de la corteza glaciar hacia el 5000 antes de C. y este inmenso deshielo produjo el crecimiento del nivel de los océanos. Esta transgresión marina alcanzó el máximo de 175

su desarrollo hacia el 500 antes de C., recubrió lo que ahora forma el apéndice sur de la bahía de Hudson (la bahía Saint-Jaimes), la cual dataría de aquella época. Dicha bahía es poco profunda. Al sur de la bahía de Hudson había una inmensa hondonada llena de agua conocida por el nombre del que la estudió, Agassiz. Ese gran lago glaciar volcaba sus aguas en la bahía de Hudson y en otro punto hacia abajo, ocupado por el actual lago Superior. Otro gran lago glaciario, el de Barlow Ojibway, comunicaba también, con la crecida de las aguas, con el lago Agassiz, así como con el San Lorenzo, a través del río Ottawa (los primeros escritos indican Ontaouais), en tanto que otras comunicaciones se establecían con las extensiones este y norte de los actuales lagos Hurón, Erié, Ontario, así como con la vasta extensión del San Lorenzo en la región de Quebec, Montreal, conocida más tarde bajo el nombre de mar de Champlain, profundo y ancho brazo de mar que comunica con el Atlántico. La bahía de Hudson era mucho más amplia y se extendía más al sur. El actual lago Saint Jean, en el río Saguenay era un gran golfo que fue llamado golfo Laflamme. Los fondos demarcatorios de las aguas están poco marcados en esta vasta región plana y toda su hidrografía ha evolucionado mucho. La bahía de Hudson era más bien un estuario, exutorio de los grandes lagos, tal como, por otra parte, los actuales lagos de los grupos MistassiniAlbanel, Abitibi, etc., y el agua de estos lagos es aún un poco salada. En el este canadiense, el período de clima moderado comenzó hacia el 6500 antes de C. y se acentuó entre el 3000 y el 1500 antes de C. El bosque llegó hasta los 63° N. En algunos lugares el enfriamiento comenzó nuevamente hacia el 300 antes de C. y se dejó sentir hasta los 48° N. En otras partes, por razones aún desconocidas, seguía atemperándose. Así fue como, en el distrito de Keewaten (oeste de la bahía de Hudson), a los 61° N, se regeneraba un bosque, incendiado hacia el año 1500 antes de C. En otros lugares, el estudio de los pólenes fósiles ha mostrado que el clima moderado se mantuvo entre los años 1700 y 600 antes de C. En la zona central de Quebec, a la altura del río Ruport, a los 51°28 y ese clima moderado, con muestras de polen de pino blanco, llega incluso hasta el 500 antes de C., en una región en donde la regresión marina acaba de finalizar. Estas indicaciones en latitudes no son más que promedios pues no se excluye que el polen de los bosques del sur haya sido llevado por los vientos más hacia el norte (recordemos que un grado equivale a 11 km en un meridiano).

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En lo que respecta a la región del estuario del San Lorenzo, que aquí nos interesa sobremanera, parece ser que un enfriamiento y un aumento de humedad se han hecho sensibles a partir del 5000 antes de C. Y hacia el comienzo de nuestra era. dicho enfriamiento era de alrededor de 3°, promedio anual, por encima de lo que es en la actualidad en esta región; y es mucho. Sin embargo, volvió a atemperarse nuevamente alcanzando un máximo que se mantuvo desde antes del 900 de nuestra era hasta el 1200; luego se produjo un enfriamiento brusco hasta el siglo XIV; volvió a subir ligeramente en el XV, cayó bruscamente en el XVI y conservó sus "arpendes de nieve" (tal como desdeñosamente decía Voltaire) hasta el siglo XIX. Ese clima "Nord-Boreal" que tiene su punto extremo más bajo entre los años 1550 y 1850 aproximadamente, ha podido ser estudiado gracias a los pólenes fósiles encontrados en las turberas en donde se han conservado. Se ha podido establecer que, hacia el año mil, los pantanos del Labrador se secaban, razón por la cual fue posible el cruce de esta región por los nórdicos. Por lo tanto fue necesario aguardar hasta la segunda mitad del siglo XIX para que el clima, moderado hasta el siglo XIII, se tornara más clemente, aproximadamente lo que es en la actualidad. Hemos creído útil proceder a esta descripción detallada del clima para hacer comprender por qué, algunos siglos antes y después del año 1000, han podido instalarse europeos en regiones de clima por aquel entonces acogedor. Comprendemos además las dramáticas causas que acabaron con la presencia vikinga en Groenlandia.

XIV. LOS CAMBIOS EN LA GEOGRAFIA

Muchos viajes desde Europa hacia América anteriores al de Colón se han convertido en enigmas de dudosa realidad porque la mayoría de los autores desconoce el importante movimiento tectónico que ha experimentado aquella región del Atlántico Norte y ha rechazado la realidad con el pretexto de que contradecía a la geografía actual, la única que conocen. 177

La catástrofe del siglo XIV, volcánica, rápida, ha sido el punto culminante de un remodelado tectónico de esta región. El movimiento tectónico comenzó hacia fines del siglo XII y se extendió hasta los albores del XVII. Nuevos y diversos movimientos de dislocación de la corteza terrestre acompañaron a ese brutal e importante cambio y aún prosiguen en nuestros días, en esa región y en muchas más en el resto del globo. No existen, en mi conocimiento, estudios detallados abocados a ese problema poco conocido. Ha sido necesario confrontar múltiples fuentes, proceder al examen de numerosos documentos arqueológicos, históricos, marítimos, geológicos para esta región, así como para las costas del oeste de Europa de donde partieron las embarcaciones hacia América. Pues para comprender esos viajes es útil saber desde dónde partieron y la geografía actual no permite satisfacer este interrogante. Algunos puertos han desaparecido, otros se han modificado profundamente, pero en otra época. Así fue como, en Bretaña, el cataclismo, que se había iniciado a partir del siglo V (varios escritos contemporáneos lo confirman), se produjo a lo largo del siglo VII de nuestra era; el mismo se prolongó hasta los albores del VIII. En ese caso no hubo fase volcánica, sino un lento balanceo hacia el mar con un hundimiento que, en el extremo noroeste de Finisterre, fue cercano a los 10 m, de lo cual una sensible modificación de las costas. Seríamos incapaces de resumir aquí esas búsquedas de documentos y, a veces, esas constataciones en el propio lugar. Mencionemos sin embargo un texto poco conocido del 417 y que relata el viaje del galo Rutilius Namatianus efectuado en Armórica en el 408. Es importante para nosotros porque, al comenzar el siglo V, este navegante nota las alteraciones de la costa en Armórica. Namatianus da cuenta de la gran miseria en el campo debido a las bandas armadas que han ocupado el lugar dejado por las legiones romanas al abandonar la región. Pero tiempo después de su partida estallan las revueltas; la miseria se acrecienta debido a las fuertes mareas, a violentas tempestades que producen la inmersión de extensas regiones costeras. Dicho texto es el relato de un viaje a lo largo de las costas de Armórica; Namatianus no visitó el interior de las tierras. Observemos que la leyenda señala el año 495 como fecha de la sumersión de la ciudad de Is, en Finisterre. En cambio, diversos escritos correspondientes al siglo VI tales como los de Gregorio de Tours proporcionan el nombre de pueblos inundados, y en el texto de Bilí, del siglo IX, se enumeran varios pueblos costeros de los alrededores de la desembocadura del Ranee que han desaparecido al finalizar la tercera década del siglo VII. El movimiento de 178

hundimiento está entonces ubicado cronológicamente en sus límites. No se debe olvidar el parcial anegamiento de lo que luego se transformó en el Mont-Saint-Michel, igualmente del siglo VII, con interrupción del movimiento tectónico en los primeros años del VIII. Pero aquí nuestro propósito es ver la presencia de los europeos en América del Norte antes de Colón y no estudiar los puertos de partida, ni las embarcaciones utilizadas (todo lo cual ha sido brevemente comenzado en la obra precedente sobre Brandan). Recordemos sin embargo que esta investigación nos ha permitido resolver el enigma sobre la posición de las islas Casitéridas que todos los diccionarios ubican en Inglaterra, en las islas Scilly porque los historiadores no han tenido conocimiento de la geografía de las costas del noroeste de Armórica antes del siglo VIII. Ello los ha conducido a solicitar textos, sin embargo claros, para adaptarlos a la geografía del siglo XX, a pesar de las flagrantes contradicciones que desaparecen al situar esas islas en su única ubicación posible según los más antiguos textos; comparación que nosotros hemos efectuado (este tema desarrollado puede ser encontrado en la Reuue des deux mondes, sept. 1969, y aún con más detalles en la Reuue maritime, julio de 1971). Lento movimiento de crecimiento de los océanos. La Oficina internacional de las mareas de Liverpool ha establecido que en la actualidad el nivel medio del mar crece a razón de 1,2 mm por año, lo cual, multiplicado, arrojaría alrededor de 12 cm por siglo. Algunos no han temido multiplicar además por 20 para luego decir que eso da 2,40 m para los 20 siglos del comienzo de nuestra era. Pero tal extrapolación es falsa pues el crecimiento de las aguas debido al deshielo del casco glaciar disminuye a medida que éste también lo hace, y en aquellos lugares en donde no hay signos de movimiento vertical desde hace 2000 años parece, según algunos puntos de referencia, que el crecimiento medio de las aguas oceánicas ha sido cercano a 1,80 m. Movimientos del suelo. En muchas regiones, el suelo puede elevarse o descender, y ello debido a los movimientos isostáticos de múltiples causas. A veces se trata de movimientos oscilatorios como resultado de grietas, fallas. La resultante de esta elevación de las aguas y del movimiento oscilatorio de las tierras al noroeste de Armórica es la que, en nuestros días, hace que el nivel de agua sea aproximadamente 10 m más alto que a comienzos de nuestra era. Es de alrededor de 5 m en la bahía del MontSaint-Michel (sondeos de EDF para el estudio de una marea-motora de 179

gran poder) y en las proximidades del río Ranee en donde se encontraba el puerto de Alet, de donde Brandan habría partido en el siglo VI en su viaje hacia América central. Entre la isla de Ouessant y la costa es de alrededor de 7 m; de 5 m en la rada de Brest, así como entre el archipiélago de Quiberón y la desembocadura del Loira, etc. Si las sagas han sido mal comprendidas, originando errores de localización, es porque también las regiones del noroeste del Atlántico han sufrido variaciones, sobre todo en el siglo XIV. Hubo un pronunciado hundimiento en las proximidades de la actual Terranova, en tanto que Canadá sube lentamente debido al retroceso del escudo glaciar que, por su peso, hundía la corteza terrestre en el magma fluido del "manto" terrestre. Se estima esta elevación isostática entre 2 y 5 mm por año, es decir entre 0,20 y 0,50 m por siglo. Pero es necesario tratar de no extrapolar demasiado lejos y además multiplicar por 10 para establecer los niveles que podían existir hace 1000 años, cuando los vikingos llegaron a esta región, pues el movimiento de oscilación del siglo XIV ha interferido la elevación del suelo y se necesitan mediciones en el propio lugar para obtener valores más probables, de interpretación generalmente delicada, pues nunca se está seguro de los niveles-testimonio de hace 1000 años. Para períodos extensos sólo se cuenta con puntos de referencia más cercanos, y la extrapolación no es segura. El estudio de esta región ha sido llevado a cabo por los esposos Ternier en Trame géologique de Fhistoire húmame. Según esos geógrafos, el hundimiento medio al este de Canadá sería de 0,40 m por siglo, a lo largo de una falla en forma de V, uno de cuyos brazos sigue aproximadamente el curso del San Lorenzo y el otro la orilla nordeste de los lagos Hurón y Superior. Pero es sólo un promedio y si la bahía del Hudson se eleva aproximadamente 1 m por siglo, en la desembocadura del San Lorenzo la elevación es del orden de los 0,40 m por siglo. A 100 km al sur de esta desembocadura, dicha elevación correspondería a 0,20 m, en tanto que más al sur, aproximadamente 150 km, es decir en las proximidades del Maine, la variación isostática del suelo es casi nula. Gracias a ello vemos que la parte oriental de Canadá se eleva más en el norte que en el sur. De esto surge una importante consecuencia: había antes, en la región de los grandes lagos actuales, de aguas profundas, un único lago muy extenso, llamado Agassiz. Este se volcaba en la bahía de Hudson. La oscilación del continente lo ha hecho volcarse en el lago Ontario por las caídas del Niágara, en tanto que en la época glaciar, hace 180

aproximadamente 7000 años, un lago glaciar unía el lago Ontario al lago Hurón. La inversión parece haberse producido en el siglo XIV de nuestra era, pero mucho antes de ese movimiento de oscilación hacia el sudeste, ya había comenzado la elevación, ello bajo el efecto del retroceso glaciar con una fractura transversal que separaba a los lagos Ontario del Hurón, o preferentemente del lago Agassiz que llegaba hasta la bahía de Hudson a volcar sus aguas, en tanto que el lago Ontario se dirigía al Atlántico por el San Lorenzo. Es interesante hacer notar que todos los mapas anteriores a Colón (e incluso después de esa fecha) ignoran a los grandes lagos y que únicamente el Ontario figura (aunque no bautizado) como fuente del San Lorenzo, primeramente llamado San Francisco en los documentos de Jacques Cartier, quien exploró su curso y lo llamó de ese modo en honor a su rey Francisco I (hagamos notar que cabe pensar también que fue a consecuencia de ese movimiento oscilatorio que el Misuri, que se dirigía a la bahía de Hudson, fuera en búsqueda del Misisipi). El cataclismo del siglo XIV. Pero el cataclismo del siglo XIV será lo que ha de retener particularmente nuestra atención pues es indispensable conocerlo para poder comprender los viajes de los europeos a América en aquella época. Diversos sondeos marítimos nos han permitido verificar, comprobar datos, pero poseemos un importante documento que nos describe dicho cataclismo. En 1340, en los Anales del obispo Gisle Oddsson, ha sido encontrado: "Por sexta vez consecutiva el Hecla comienza nuevamente con su terrible rugido. Otros volcanes están en erupción: el reguero del Monte Trolleydynja ha llegado al mar en las proximidades de Selvogur (al noroeste de la isla). La península de Reykjaness ha sido reducida a la mitad por la invasión de la lava y se hunde bajo el agua. Los altos acantilados de Eideyhar ya no se ven. Las Geirfugle Skerries (islas rocosas cercanas a la costa) han sido destruidas. El Sidujokul, al sur de la isla, y varias montañas más están en erupción. Todas las provincias han sido devastadas". Hagamos notar que la parte sur de la isla era llamada Sidigrunn, allí se encontraba el volcán Sidijokul, en la actualidad cubierto por las aguas. La bahía de Reykjaness se formó en 1342, aproximadamente con la misma configuración actual, por el súbito hundimiento de la mitad de la península. El anegamiento de la provincia de Selvoge fue más lento y no finalizó hasta 1607. 181

Es probable que el hundimiento se haya dejado sentir hasta las Feroé e incluso en la costa noroeste de Irlanda en donde una isla descripta en textos del siglo VIII ha desaparecido desde ese entonces. Dicho cataclismo provocó una serie de maremotos, de temblores de tierra. Se piensa que uno de esos maremotos originó la bahía de Zuyderzee, en Holanda. En la misma época (siglos XIII y XIV) se produce la caída de una parte del monte Granier, en los Alpes (Savoya). En Bretaña hubo cuantiosos daños en 1276; todo el año tembló allí la tierra y, durante ese tiempo, 40 días consecutivos. En aquel momento es cuando se ubica la caída del menhir más grande de Bretaña, en Locmariaquer. Según un monje bretón, A. el Grande (no confundir con su homónimo), en 1379 se produjeron 33 maremotos en Bretaña, "cosa extraordinaria y contraria al curso normal de este mar", dice el mismo monje. Pero este largo período de seísmos se dejó sentir, especialmente, al oeste de Islandia, y se prolongó hasta América, provocando el hundimiento de Terranova que, en ese momento, se habría transformado en isla. Las erupciones de lava, fechadas recientemente, parecen haber comenzado en 1211 en la península de Reykjaness, lo cual prueba que hubo otras antes del gran agrietamiento de 1340 que hizo "escupir" a todos los volcanes. Recordemos que en el siglo VI Brandan describe también una de esas erupciones de Islandia, en el borde del mar. Es aquella, desde mucho tiempo antes, una zona de inestabilidad, una gran falla de la corteza terrestre. Hemos podido apreciar las convergencias, constatadas, un poco hacia el oeste de Islandia, con la desaparición del archipiélago rocoso de las Gunnbjorn's Skerries situado, según un viejo texto vikingo de instrucciones náuticas, a mitad de camino entre Groenlandia e Islandia. Un valioso documento, que emana del obispo de Islandia, nos permite ubicar el momento paroxístico del cataclismo. Sucesivos sondeos efectuados por de Kerguelen en 1776, luego en una época muy reciente por Mallery, por la marina americana, por las misiones polares francesas conducidas por Paul-Emile Víctor han confirmado ciertas informaciones llegadas hasta nosotros a través de las sagas. Volveremos a ver otros aspectos al proceder al estudio de los mapas anteriores a Colón.

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XV. LOS MAPAS

Los sondeos efectuados en las "Gunnbjom" (o Gunbiorn, etc.) por los servicios hidrográficos americanos y una "recodificación" en coordenadas modernas han permitido "restituir" ciertos croquis "p recoló niales" inexplicables y por lo general considerados como fantasías sin ninguna significación. Gracias a esa "recodificación", se tomó entonces conciencia de que aquellos eran mapas que revelaban, por ejemplo, el detalle de las costas de América del Norte, desde Groenlandia hasta Alaska, así como desde Escandinavia hasta el estrecho de Behring. Se podía antes pasar por esas rutas marítimas puesto que figuran en esos documentos. Todo ello era sospechoso para nuestros "modernos" que sólo juzgan en función de lo que ven, de la situación presente. Había otras razones que permiten ahora comprender por qué dichos mapas fueron incomprensibles durante todo el siglo pasado: hechos por marinos según otros marinos que no poseían brújula, lo que interesaba era el ángulo bajo el cual, desde el barco, se veía una costa determinada, una vez que había sido perfectamente reconocido un punto de referencia descripto. Fue ésta también la técnica utilizada por los portulanos de los siglos XV y XVI.

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Una de las más antiguas, al parecer, fue descripta, en un mapa, hacia 1606, por Cristian Friseo, y se la designa por su nombre. Dicho mapa sería copia de otro cuyo original habría sido acaso elaborado en Islandia varios siglos antes. Está dedicado al rey de Dinamarca. Existen otros del mismo tipo, lo cual refuerza la idea de que todos son copia de un original desaparecido y con fecha absolutamente desconocida; cualquier especulación al respecto es pura fantasía y algunos autores no han dudado, gratuitamente, en atribuirlo a los vikingos. Otro mapa se encuentra en un texto que se ubica probablemente en 1605, escrito por Bjórn Jonson (1574-1655). Es éste también una copia y el autor manifiesta que ese mapa fue obtenido en el extranjero por Eriend Thordsen, sacerdote de la parroquia de Staden, Islandia, en 1568. Pero no se cuenta con ninguna indicación sobre el original. Se trata del denominado mapa de Albania "que está situada en sentido opuesto a Vinlanda la Buena y que en otras épocas los comerciantes llamaban Hibernia la Grande, o Irland Mikia".

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Dado que no conocemos el original, no podemos apoyar a ciertos autores que no dudan en remontar este mapa hasta los alrededores del año 800, lo cual es seguramente falso ya que la palabra Albania, que allí figura, es posterior al siglo XI; probablemente pertenece al siglo XII, y en la primera parte hemos visto el origen de ese nombre. El mapa de Zeno habría sido vuelto a copiar en Italia en 1402, según el mapa prestado a Zeno por el obispo Henry de Garda cuando este último fue a las Feroé en 1394 debido al traslado del obispado de Islandia hacia una región menos afectada por el enfriamiento y por los seísmos de mediados del siglo XIV. En dicho mapa figura, entre Islandia y Groenlandia, un archipiélago que quizás es el de las Gunnbjorn. Pero, habiendo sido vuelta a copiar en 1402 (otros dicen 1404) y publicado recién en 1558, se ha puesto en duda todo su valor; es por ello que no lo hemos mencionado en la primera parte. 185

Los mapas de Friseo y de Thordsen se encontraban en los archivos diocesanos de la catedral de Skalholten en Islandia. Los archivos se quemaron en 1630 durante un incendio y poca cosa ha podido ser salvada. Desaparecieron además los documentos relativos a la actividad de la iglesia de Groenlandia transferida a Islandia a partir del siglo XIV debido al rigor del clima groenlandés en donde ya no quedaba ningún obispo. Parece pues que en 1394, cuando el obispado de Islandia fue transferido a las Feroé, éstas habrían sido antes la sede del obispo aunque sus servicios permanecieran en Islandia. La catedral de Skalholten ¿estaba entonces privada de su obispo, quien se habría "replegado" hacia un clima más moderado? Pero se habían efectuado copias de aquellos dos mapas y de otro más, publicado en 1570 por Sigurdr Stephanson quien era entonces director de la escuela diocesana de Skalholt, lo cual confirmaría con certeza que se había mantenido cierta actividad episcopal en Islandia, que no todos los servicios habían sido trasladados. También se ha perdido la copia de Sigurdr Stephanson, pero la misma había sido reproducida por Thord Thorlakson en 1606. Esta lleva indicaciones sobre Helleland, Markiand, Winland. Un mapa, bastante próximo, del obispo Resen, sería de 1605. El mismo manifiesta haberlo elaborado a partir de mapas que se remontan a varios siglos antes, lo cual es vago. Otro conjunto de mapas ha sido encontrado en las Feroé en 1508. El obispado de Groenlandia había dejado de existir oficialmente en 1377 y los archivos fueron transferidos a Islandia de donde, al menos en parte, pasaron a las Feroé cuando la residencia del obispo fue llevada de Islandia a las Feroé en 1394. Todos estos mapas no llegaron a nuestro conocimiento hasta mucho después de los viajes hacia el San Lorenzo, lo cual confirma que las rutas marítimas hacia esa región nada deben a esos mapas. Juan Caboto, Verrazane, Cartier sabían muy bien hacia dónde se dirigían y el ingeniero americano Mallery, con respecto a cartas antiguas, evoca el viaje de J. Cartier: "following a route suggested to him by Bretón fishermen..." Para Mallery, esta ruta era conocida por los pescadores bretones mucho antes de Colón y el estudio de los mapas antiguos fue para él una sorpresa. Dicho investigador pensaba que, habiendo sido todos encontrados en países nórdicos, le iban a revelar la ruta de los vikingos cuando él emprendiera la tarea de descifrarlos. Pero, tenía la impresión de que 186

estaba descubriendo que esos documentos eran celtas y escribió: "To my surprise, these charts aiso reuealed the startiing fací another white people, the Celts, were crossing the Atlantic before the Vikings and more than eighteen hundred years before Colomb". (Para mi sorpresa, esos mapas revelaron además el asombroso hecho de que otro pueblo marítimo blanco, los celtas, había cruzado el Atlántico antes que los vikingos y más de 1800 años antes que Colón.) Pero aquí Mallery extrapola y 1800 quizás sea un lapsus. O si no se refiere a fechas, obtenidas con carbono 14, de los denominados hornos celtas encontrados al este de los Estados Unidos, hornos a los cuales consagra un largo capítulo de su obra (el cual me fue comunicado por Paul-Emile Víctor). El hecho de atribuir hornos a los celtas exigiría una confirmación; nunca he podido confirmar esas afirmaciones. Aun cuando haya sido por distracción que el autor escribió "eighteen" en lugar de "eight", la reserva sigue siendo la misma. Seguramente se puede pensar que 800 años antes de Colón los bretones se dirigían a América, pero no es más que pura especulación atribuirles mapas de aquella época. Ningún documento permite decir que elaboraran mapas en los siglos VI y VII, ni siquiera en los siglos siguientes. Por el momento, no se ha conocido ningún mapa auténticamente bretón anterior al siglo XVI (lo cual no quiere decir que no hubieran existido).

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Consideramos poco interesante, para lo que nos ocupa, detenernos en los mapas cuyos originales ubicamos con certeza en el siglo XVI. Por ejemplo, el "mapa" de Verrazane es más un croquis panorámico que un mapa. En cambio se trata efectivamente de un mapa el que fue elaborado en Bretaña, en Conquet, por el "hacedor de mapas" G. Brouscon en 1543 para Francisco I, según los viajes de J. Cartier, en donde, recordémoslo, el San Lorenzo es denominado San Francisco. Este mapa es un planisferio, actualmente propiedad de un coleccionista americano y cuyo negativo poseemos. Presenta numerosos detalles interesantes que han sido destacados por el doctor Desjardins, fallecido en la actualidad, en una pequeña obra en donde muestra la significación de las rosas de los vientos que figuran en ese mapa, posición e indicaciones de ningún modo arbitrarias y que él -analiza. Diversos mapas elaborados durante el siglo XVI, e incluso más tarde, y de los cuales contamos con reproducciones en colores, indican islas que no existen. ¿Es el resultado de confusiones entre datos transmitidos por los navegantes? Fáciles confusiones debidas a la incertidumbre sobre las longitudes, hasta la invención del cronómetro, en el siglo XVIII. Pero también, probablemente, porque se ha seguido representando, sin localización 'precisa, islas que luego han desaparecido en los cataclismos. Recordemos que en el extremo de Bretaña las regiones costeras se han hundido, desde fines del siglo V hasta comienzos del VIII de nuestra era, entre 5 y 11 m, en partes; de lo cual surgió una profunda modificación de las costas o de la superficie de las demás islas. Este fenómeno se ha reproducido también más al norte, a lo largo de las costas de Irlanda y Escocia. Así es como diversas tradiciones irlandesas, escritas hacia fines de la Edad Media, dan cuenta de una isla Flanchair, en relatos que se refieren a los siglos IV y V, ubicada entre Irlanda y Escocia. Ciertos textos hagiográficos, a través de algunas indicaciones, permiten afirmar que otras islas, hoy desaparecidas, se encontraban al oeste de las actuales islas Hébridas. Desconfiemos pues de la cartografía del siglo XX transpuesta en relatos que se remontan a 1000 años o más, e incluso a 700 años para el noroeste del Atlántico. Veamos algunos mapas auténticamente anteriores al primer viaje de Colón. Sólo damos cuenta de los mapas relativos al noroeste del Atlántico. El de Hereford sería el más antiguo: hacia 1280; pero no indica nada sobre esa región, así como tampoco los mapamundis del siglo XIV 188

tales como los de Minorita, Vesconte, etc., y es por olio que es inútil detenernos demasiado. Un mapa de El Edrisi. Aun cuando no se refiera a América, sino a Islandia, nos ha parecido de utilidad detenernos un poco en un mapa mal interpretado y que ha sido útil a Piri Reís en el siglo XVI. Contamos con la reproducción en colores de un fragmento de un mapa publicado en 1150 por el gran navegante y geógrafo árabe El Edrisi (también se escribe El Idrisi, Al Idrisi, etc., dado que las vocales no se especifican en la escritura árabe). Este vivió entre los años 1100 y 1180. Nacido en Marruecos, realizó lo esencial de su obra en Bairam, Palermo, que era la capital del rey normando Roger de Sicilia, reino creado en 1130 por la fusión del reino de Ñapóles con el reino de Sicilia (de allí el nombre de reino normando de las Dos Sicilias). En aquella época, las relaciones de los países nórdicos con Groenlandia eran muy intensas. Los normandos de Sicilia, en contacto con los del Mar del Norte, estaban por lo tanto muy al corriente de todos los viajes al norte de Europa, lo cual permitió a El Edrisi elaborar mapas de esa región según los documentos o las indicaciones verbales de los noruegos. Sus mapas alcanzan a 70 y figuran en Tabula itineraria edrisiana. Para sus mapas, adoptó la proyección cilindrica, más tarde retomada por Mercator, aunque ya utilizada en la antigüedad. Dividió a la tierra en 7 "husos" limitados por meridianos y cada parte entre dos meridianos fue dividida en "regiones" por 10 paralelos, de lo cual surge un mapa del mundo conocido en 70 hojas. Para algunos, una de esas "regiones" eran una península o una parte de una isla. Esta ha sido llamada Eslandia. Pero las inscripciones están en árabe y esta interpretación es moderna. Hay algunos que han asimilado esta consonancia a Estonia, que es también una península, rodeada de algunas islas, tal como en el mapa de El Edrisi. Pero es necesario desconfiar de las analogías fonéticas, bastante poco precisas por otra parte, y tenemos la convicción de que se trata de "Esland", Islandia, en tanto que en árabe algunos traducen por "Reslanda". Nuestra localización se apoya en dos motivos: una de las islas vecinas a la costa lleva el nombre de isla del "Culto del Fuego"; ¿no será ese un indicio a favor de una isla poseedora de un volcán en actividad? ¿Y no será una de esas islas descriptas como anegadas más tarde, en el siglo XIV, cuando se hundió el volcán en el mar? Esto ya lo hemos visto. Ahora bien, en Estonia no hay nada similar y, además, esta región es llana. Y El Edrisi hace figurar, en forma oblicua, al centro, una cadena de montañas, lo cual es exactamente 189

el caso de Islandia. Otros índices tales como los cursos de agua estarían además en favor de Islandia, así como un lago y la presencia de varios volcanes. Por otra parte, el parecido con el sudoeste de Islandia es grande, desde Cata a Eyrarba y Reykjaness y no olvidemos que la cartografía actual es diferente de lo que era para aquella región en el siglo XII. Además, he realizado un encuadre del mapa de Islandia, para esta parte de la isla, basándome en el mapa de El Edrisi y tomando puntos de referencia comunes a fin de tener la misma escala para los dos croquis y la identidad de los lugares surge con toda evidencia (para estos croquis consultar el libro de Brandan, en la misma colección). Vemos de este modo que en el siglo XII habían sido elaborados mapas nórdicos. El de El Edrisi parece ser el más antiguamente autentificado. No deja de tener interés señalar que en la obra de El Edrisi, Descripción del Mundo, se encuentra una alusión a la "Gran Irlanda" (Irland ad Mikia) que él llama "Irlandah al Kabirah" (? ), lo cual muestra que América era conocida por él, y lástima que no se haya podido contar con un mapa de él sobre la región. ¿Un mapa de Vinlanda autentificado? El hecho de que Vinlanda sea conocida, al menos de nombre, en Europa, no deja lugar a dudas, ya que hemos visto que aquélla es mencionada por Adán de Bremen antes de 1070 en su manuscrito Description insularia aquilonia (recordemos que Bremen dependía en ese entonces de la Gran Dinamarca la Dacia), pero dicho autor no ha hecho ninguna descripción de aquellas tierras, ni ningún mapa. Dice: "... unam . . . quae dicitur Windiand. . .". Los mapas de las islas norte del Atlántico atribuidas a Adán de Bremen sus elaboraciones posteriores confeccionadas según las escasas indicaciones de posición que él proporciona, indicaciones poco precisas que el autor ha podido dar libre curso a su fantasía y ubicar a esas islas en cualquier lugar. Adán de Bremen manifiesta que más allá de las islas más nórdicas tales como Groenlandia, las tierras son inhabitables, cubiertas por masas de hielo y niebla. Cita además al País de los Hombres Blancos, sin entrar en detalles. Constituye, sin embargo, un importante dato que certifica la presencia de los blancos en América a través de un documento incontestable. Ningún documento gráfico auténtico anterior al siglo XVI y en donde figurase Vinlanda ha llegado hasta nosotros, pues sólo se contaba con copias posteriores de originales desaparecidos. Sin embargo se cuenta con 190

originales del siglo XV que representan a Groenlandia. Citemos los mapas de los germanos (Germanus), Nicolás (hacia 1466) y Marcelo (hacia 1482). Estos parecen inspirados en el del danés Clavus, confeccionado entre 1424 y 1430, al parecer. Este mapa se ha perdido pero su existencia se halla autentificada por un manuscrito de Viena. Es bastante cercano al de Zeno que habría sido copiado en 1404 (o 1403) según un documento anterior (la autenticidad del mapa de Zeno ha sido puesta en duda sin pruebas suficientes, a nuestro parecer). De todos modos, se puede admitir que todos esos mapas provendrían de un prototipo anterior correspondiente por lo menos al siglo XIV, pero ninguno de ellos indica a Vinlanda. Existen tierras al oeste de Groenlandia indicadas en el mapa de Zeno. Mercator ha pensado que podría tratarse de la Tierra de Baffin, conocida cuando fue publicado el mapa de Zeno en 1558. En cambio, mapas posteriores como los de Stephanson (fechado en 1570, aunque se piensa que ha sido antedatado y que correspondería a 1590), de Resen (1605), de Thorlakson (1606), etc., en donde figuran Helleland, Markland, el Promontorium Winlandiae parecen haber sido confeccionados según un prototipo común. Tienen un aire familiar con las costas sólo indicadas, y trazadas, para esas regiones, con Groenlandia, a lo largo del borde izquierdo de la hoja. El obispo Resen afirma haber contado con mapas que se remontaban a varios siglos. Pero como nunca ha sido encontrado ningún original, algunos espíritus, siempre negativos, concluyeron que Resen mintió, que su mapa es una falsificación. Nosotros hemos de ver que es conveniente dejar tal juicio de lado. Dado que no se poseía ninguna copia efectivamente anterior al viaje de Colón, los negadores sistemáticos no dejaban de decir que todos los mapas de América, presentados como anteriores al siglo XVI, eran falsificaciones, compuestos para las necesidades de un relato. Un nuevo hecho ocurrió en 1957, fecha en la cual fue hallada, en un negocio de antigüedades, la copia de un manuscrito de Vincent de Beauvais. Este manuscrito fue comprado en 1958 por la universidad norteamericana de Yaie que lo hizo objeto de un estudio sistemático y que notó que en ese manuscrito se hallaba un mapa cosido, el cual, a primera vista, no había llamado la atención, y cuya importancia se hizo rápidamente evidente. Recordaré brevemente que Vincent de Beauvais, nacido entre 1190 y 1200 (1195 ± 5), murió poco antes de 1264 (1262 ±1). Este dominicano es célebre por su obra Speculum majus (el Gran Espejo) que es la más 191

completa de las enciclopedias del conocimiento científico en el siglo XIII. Esta magna obra está dividida en tres partes (se le atribuye, equivocadamente, una cuarta parte, Speculum mora/e). La primera parte, Speculum naturale (el Espejo de la Naturaleza) describe las ciencias de la naturaleza. La segunda Speculum doctrínale es un texto de teología y de filosofía. La tercera, Speculum historíale (el Espejo de la historia) es la historia del mundo, de la creación, en 1250, lo cual lleva a pensar que esta obra fue terminada en ese año. Compuso una epístola de consuelo para el rey de Francia, Luis IX (San Luis), de quien él era su lector, en ocasión de la muerte del hijo mayor del rey (1260). Speculum majus fue impreso por primera vez en Estrasburgo en 1473, luego en Augsburgo en 1474, Speculum historíale fue traducido al francés a partir del siglo XIV por Jean de Vignay y son sobre todo copias de Speculum historíale las que han llegado hasta nosotros. Otro elemento histórico: en 1241, los mongoles (llamados tártaros) se encuentran en Polonia, Silesia, Hungría. Estos han anunciado que se apoderarán de toda Europa. El papa Inocencio IV, inquieto, y residiendo en ese momento en Lión, envió a una misión de hermanos franciscanos ante el rey de los mongoles, en Karakorum, a fin de disuadirlo de continuar su conquista, sus masacres. Esta misión fue dirigida por Carpini, más conocido por su nombre francés: Jean du Plan de Carpin, o Jean du Plan. Partió hacia Lión en 1245. Volvió en noviembre de 1247 y transmitió su informe al papa. Este último, inquieto por ese documento que mostraba la importancia del imperio tártaro, envió a Plan de Carpin, a comienzos de 1248, ante San Luis a fin de comunicarle dicho informe y de disuadirlo de partir hacia la 7a. cruzada que preparaba, pero que de todos modos llevó a cabo entre 1248 y 1252, ya que, estando sus preparativos demasiado adelantados para abandonarlos, no quiso reconsiderar su decisión. Vincent de Beauvais, lector del rey, tuvo conocimiento también del original del informe del Plan de Carpin y resumió una parte de él en la última parte de su Speculum historíale, adjuntado, al parecer, alrededor de 1254. De este modo, en Francia, un manuscrito profusamente copiado y difundido poco después, proporcionaba la descripción de un viaje a través de China mucho antes que Marco Polo, el cual no volvió de China hasta 1291. Pero además de este manuscrito de del Plan de Carpin, otro relato había sido escrito sobre ese viaje en julio de 1247, es decir 4 meses antes del regreso a Lión de del Plan de Carpin; dicho relato se debe a C. de Bridia, otro hermano franciscano que había salido al encuentro de los misioneros, los 192

cuales, a su regreso, se habían retrasado un poco en Europa central, e incluso dispersado. C. de Bridia los entrevistó por separado y obtuvo de este modo una síntesis detallada de lo que él intituló Historia de los Tártaros (que fue traducida también como Relación tártara). El manuscrito científicamente estudiado por la universidad de Yaie, ha sido objeto de una abultada obra, un-4" publicada en 1965. En dicho manuscrito se encuentra una parte de Speculum historíale, pero el copista, en lugar de poner el resumen de Vincent de Beauvais sobre el informe de del Plan de Carpin, puso el texto del relato firmado por C. de Bridia y este texto sería copia de otro manuscrito conteniendo la misma yuxtaposición de Speculum historíale y de Historia tartorum. El mapa anexado parece haber sido adjuntado para explicar el itinerario de del Plan de Carpin y es muy posible que a su vez haya sido copiado de un modelo inserto en un manuscrito precedente, según lo cual el manuscrito de Yaie sería una copia de ese manuscrito anterior, desconocido por el momento . . . ¿pero no ha sido acaso necesario esperar hasta 1957 para notar, por casualidad, en una casa de antigüedades de Europa, la presencia de la obra comprada en nombre de la universidad de Yaie? Quizás, en otras partes, existen otras por descubrir. El mapa del ejemplar de Yate ha sido identificado por los expertos; posee los mismos materiales, la misma escritura, el mismo formato que el resto del manuscrito. Sería pues contemporáneo al manuscrito y no adjuntado más tarde; numerosos índices materiales lo prueban, según los expertos, quienes enumeran esas pruebas, según ellos.

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En conjunto, se percibe que guarda un gran parecido con los otros planisferios conocidos pertenecientes a la primera mitad del siglo XIV, tales como el de P. Minorita, hecho en Aviñón en 1321 por la cartografía vaticana. Este mapa parece haberse inspirado de otros planisferios que tienen un aire familiar, y ello hasta la mitad del siglo XV. Pero en ninguno de esos planisferios se encuentra Groenlandia ni Vinlanda, lo cual ha hecho decir a algunos que esos dos países han sido agregados en fecha reciente. Groenlandia, en relación a otros mapas conocidos de esas tierras, está dibujada con bastante exactitud, con más exactitud incluso que muchos países de Europa, incluyendo su costa norte. Ahora bien, la costa norte de Groenlandia ya no era accesible desde, por lo menos, mediados del siglo XIV y recién en el siglo XX fue posible, por medio de sondeos marítimos, seguidos de perforaciones de control, encontrar a aquella costa actualmente cubierta por los hielos. Este mapa constituiría un nuevo dato para probar que antes el clima era más moderado y sería éste un argumento para pensar que el copista ha podido disponer de un croquis suficientemente exacto correspondiente a un dibujo muy anterior a mediados del siglo XIV (hemos visto que El Edrisi disponía de datos bastante precisos sobre esas regiones en el siglo XII como para 194

confeccionar un mapa de Islandia; pero Groenlandia era conocida por los normandos de las Dos Sicilias). En cuanto a Vinlanda, ¿se trataría de la única copia autentificada que la hiciera figurar? Pues la universidad de Yaie, con la colaboración de miembros del British Museum, especialmente Shelter, parece llegar a la conclusión, luego de seis años de estudios científicos, que esa copia sería de 1440. Por debajo de su encuademación tiene una flor de lis, y recordemos, para ubicar a esta fecha, que la guerra de los Cien Años acaba de terminar, que Carlos VII es rey de Francia. Los autores americanos piensan que esa copia podría haber sido hecha en Basilea, con papel fabricado en Colmar. ¿Pero de dónde se habría inspirado el copista para copiar ese mapa? No poseemos ningún original idéntico. No figura en el original de Vincent de Beauvais, pero ello no significa que no hubiese mapas en la documentación dejada por Vincent de Beauvais y explotada con posterioridad. Son vanas todas las conjeturas sobre la fecha del original, pero constatemos un hecho certificado por los investigadores de Yaie: en 1440 era posible copiar un mapa de Vinlanda, indicando también a la Groenlandia de antes del siglo XIV, libre de los hielos en su parte norte. Pienso que allí se encuentra una fuente para los mapas de Piri Reís que pertenecen al siglo XVI, y que la documentación de VA Edrisi {iasó de Palermo a Conslantinopla en donde Piri Reis pudo disponer de ella. Desciframiento del mapa de Vinlanda. A continuación sólo hemos de abocarnos al mapa de Vinlanda y no a la totalidad del mapa que los autores anglo-americanos de la obra de presentación han denominado "Vinland Map", en tanto que se trata de un planisferio. Le han atribuido ese nombre porque lo nuevo y lo que confiere importancia a ese documento es la presencia de Vinlanda, de la cual, dicho mapa, constituye la primera cartografía "detallada" conocida. Vinlanda figura en forma de isla y Adán de Bremen también decía que era una isla. Sin embargo las sagas nunca lo han dicho. Pero como se viajaba hacia allí en barco, los interpretadores y dibujantes pensaron que era una isla. Pero las sagas utilizan la denominación de "promontorio de Vinlanda". Hay un punto importante que parece haber escapado a la sagacidad de los expertos anglo-americanos, de tal modo que han dejado pasar lo esencial de este descubrimiento. Sería un error creer que esta isla, denominada en 195

este mapa con el nombre de Viniland, está orientada en sentido norte-sur sobre su eje mayor. En un planisferio las orientaciones de los meridianos se encuentran falseadas con relación al norte (lo cual evita la proyección de Mercator, habitualmente utilizada para algunos planisferios, a pesar de presentar el grave inconveniente de indicar siempre la misma longitud en el mapa para el ecuador que para el polo, detalle que es necesario no olvidar, pero no existe ningún medio perfecto de proyectar una esfera en una hoja plana y hay que adoptar ciertos compromisos). Si proyectamos a todos los meridianos en el polo norte, indicado figurativamente en el mapa por un punto al norte de Europa, en el extremo derecho del mapa el meridiano correspondiente se encontrará muy encurvado, de lo cual se produce una exagerada deformación de las islas del Japón. En su parte izquierda también hay muchas inexactitudes y no se puede decir nada a priori sobre la orientación. Incluso en el centro el meridiano de Francia e Inglaterra muestra una inclinación hacia el noroeste (representándonos mentalmente al meridiano no trazado en dicho mapa).

Existen, de tanto en tanto, errores de orientación inexplicables a primera vista: el Báltico está en sentido oeste-este; la costa de Noruega también. Las latitudes no son exactas y, por ejemplo, Dinamarca está demasiado al norte en relación a Escocia, etc. Por lo tanto, no es posible admitir a priori que únicamente Vinlanda está bien ubicada en longitud y latitud, así como tampoco bien orientada. No ha sido tenida en cuenta una constatación que hemos hecho para otros mapas: una costa es dibujada a lo largo del borde 196

del papel (o del pergamino) para ganar en longitud, de lo cual surge una nueva orientación cambiante; ello explicaría que en este mapa la península escandinava tenga su eje de izquierda a derecha. Este mapa de Vinlanda pudo parecer, quizás, una representación fantasiosa de algún dibujante. En absoluto. Hemos constatado que haciendo girar a Vinlanda hacia la derecha (en el sentido de las agujas del reloj) aproximadamente 75°, de pronto este mapa se torna elocuente. Reconocíamos en él la costa, desde Terranova a New York aproximadamente, tomando en cuenta la línea de la costa, de antes de mediados del siglo XIV, cuando Terranova estaba unida al continente. La escala, en relación a España, Francia, Italia, mostraba, que en el momento en que este mapa había sido concebido, era sorprendentemente precisa, al superponerla con un mapa moderno de igual escala, y más aún al seguir el probable contorno de las costas de mediados del siglo XIV. De este modo el copista del manuscrito de Vincent de Beauvais habría tenido a su disposición un mapa de trazado más exacto que el de Noruega, Bretaña, las Islas Británicas, etc. (? ). En dicho mapa Vinlanda está representada en el lado izquierdo de la hoja, lo cual no implica que el norte se encuentre en la parte superior, de donde surge nuestra nueva orientación, como hemos hecho con mapas tales como los de Stephanson, Resen, etc., que también tienen la misma disposición para las mismas regiones. Gracias a la rotación de 75°, podemos localizar a las 3 grandes penínsulas de las sagas: el Helluland (o Helleland), que sería el Labrador-Terranova, en ese entonces unidos; Vinlanda, que los últimos mapas mencionados llaman Promontorio de Vinlanda y que sería el actual cabo Cod, en aquel momento ampliamente prolongado hacia el este, y más tarde cubierto por las aguas. Por otra parte, es probable que las tres islas, muy bajas, de Martha's Vineyard, Nantuckett, etc., fueran en aquella época pequeños cerros del continente, en tierras pantanosas, rodeadas de aguas poco profundas, peligrosas para la navegación y que eran evitadas cuando se podíe hacerlo . . .: allí fue donde Thorvaid encalló y rompió su quilla. El bautizó a aquel lugar el cabo de la Quilla, luego de haber plantado su quilla rota a modo de baliza al lograr construir otra con los medios de a bordo. Algunos años más tarde y en la actual prolongación del cabo Cod, Karisefni habría divisado esa baliza y logrado, gracias a ella, pasar sin incidentes algo más lejos de la costa. Es posible que aquél haya sido también el lugar, las convergencias son múltiples, en donde encallara Thorer, el cual, menos afortunado — 197

según lo hemos visto—, perdió allí su embarcación y fue luego salvado por Leif. La existencia de estos bancos ocasionó, en el siglo XVII, el encallamiento del May Flower que llevaba a los primeros colonizadores que se instalaron en aquella región; logró desencallar en la siguiente pleamar y, rodeando el cabo de arena, prosiguió su viaje y luego atracó en la actual Bostón. Luego fue el Sparrowhawk que, poco después, encalló en el mismo lugar, pero, al parecer, en el período del reflujo, hecho por el cual en la marea siguiente, más baja, no logró ponerse a flote. Fue necesario abandonar la embarcación y partir a pie en la siguiente bajamar. El camino fue largo, por la arena, para llegar a tierra firme, narra el relato. En el siglo XVII se indicaba la existencia de una tal isla Nansat, al oeste del actual cabo Cod, dicha isla se encuentra hoy cubierta por el agua. Dicen los relatos que en los períodos de bajamar de equinoccio, según la dirección del viento —el cual actúa sobre la altura de las mareas— se dejaban ver enormes superficies. Esto también puede encontrarse en una saga del Islendigabók (Relato de los groenlandeses, III) cuando Leif buscaba el lugar más favorable para instalar sus "refugios". "Con marea baja, nos encontramos con un banco y la embarcación encalló; desde la embarcación, el mar parecía alejado". En otro capítulo hacemos notar que esta parte de la costa no ha cambiado mucho desde el siglo XI debido a la inexistencia de movimientos tectónicos; pero, desde ese entonces, se ha producido una ligera elevación del nivel del agua debido al movimiento general de crecimiento de los océanos, cercano, durante estos últimos siglos, a un decímetro por siglo. Por lo tanto es posible estimar aproximadamente un nivel 60 centímetros más alto en el siglo XVII en relación al del siglo XI. Pero 60 centímetros de desnivel en una región absolutamente llana cambia considerablemente el panorama. Grandes extensiones, más amplias que en nuestros días, aparecen con marea baja durante la época de los vikingos. Obsérvese que en la costa de "enfrente" ocurría más o menos lo mismo, un poco menos sin embargo debido un accidente más marcado: la punta sudoeste de la península de Acadia (Nueva Inglaterra, luego Nueva Escocia) se encontraba bastante adentrada y el actual cabo Sable se internaba varios kilómetros mar adentro. Esa era la región de Markiand y Leif observó allí: "Por todos lados no había más que enormes extensiones de arena blanca, las costas eran bajas". Fue quizás en esta región en donde también encalló Gudieif Gudiandson en 1029: ¿ribera norte del golfo del Maine, en los alrededores 198

del cabo Sable, o ribera sur, en la proximidad del cabo Cod? Esta saga no proporciona detalles, pero podemos pensar en esta región en donde los vientos y las corrientes arrastran a los navegantes, ya lo hemos visto con respecto a los vikingos, e incluso en el siglo XVII, con respecto a embarcaciones sin embargo más perfeccionadas que los drakkares. y que querían dirigirse hacia Virginia. Ello implica, quizás, que la entrada de la bahía del Maine, con sus ramificaciones como la bahía de Fundy, era mucho más estrecha que en nuestros días, y nuestro mapa, que considera el fondo, da cuenta de ello, asemejándose de este modo al mal llamado mapa de Vinlanda ya que también figuran, tal como lo hemos descifrado, Markiand y Helluland. Para mayores detalles remitirse a nuestro estudio publicado en la Revue marítime (nov. 1970). De este modo todo se aclara sobre los puntos en donde han desembarcado los vikingos. Nosotros habíamos llegado a esta localización a través de diversos datos coincidentes. Algunas opiniones divergían, pero además de una irrefutable localización de latitud por la longitud del día en el equinoccio de invierno y cuya existencia hemos reseñado, existe una nueva convergencia proporcionada por ese mapa denominado de Vinlanda. Los mapas de la serie de Stephanson, etc., indican también el Skroeling Land, la tierra de los Pieles Rojas, "detrás" de Vinlanda, es decir más atrás de las costas de Rhode-Island, etc., hacia New Hampshire, etc. Incluso se explica el hecho de que esas regiones estén representadas por una isla; y Verrazane, en el siglo XVI, todavía representa ese territorio como si fuera una isla. Nuestro croquis muestra una sorprendente correspondencia entre la "costa" noroeste y el curso del San Lorenzo del mapa descifrado de Vinlanda. Vemos en ello un dato más para aceptar la afirmación de los autores de las copias tales como Friseo, Resen, etc., quienes declaran haber utilizado documentos de varios siglos antes. El origen de esos mapas, que fueron conocidos recién mucho más tarde en Europa, parecerían ser los archivos del obispo de Islandia, y los mismos habrían sido llevados, en parte, a las islas Feroé cuando en 1394 el obispo de Islandia, Henry de Garda, decidió transferir la sede episcopal de las Tierras nórdicas a las Feroé, como consecuencia de las condiciones climáticas demasiado rigurosas en Groenlandia, y luego en Islandia debido al cataclismo que se acentuó durante todo el siglo XIII. Como hemos visto, éste alcanzó su grado 199

máximo a mediados del siglo XIV pero, aunque disminuido, no dejó de acumular sus efectos que recién se tornaron asintomáticos en las proximidades del siglo XVII. Los mapas podían pues proporcionar el trazado conocido antes del cataclismo; y a partir del siglo XV comenzaron a circular en Europa las copias de esos mapas. Este podría ser el origen de un documento que habría tenido a su disposición el anónimo copista del manuscrito de Vincent de Beauvais, del mismo modo como circularon copias utilizadas por Stephanson, Friseo, etc. Hubiera sido "anormal" que no hubieran sido puestas en duda las conclusiones de los expertos que durante años efectuaron meticulosos análisis del mapa de Vinlanda. Es humano. . . Puede haber sido una "broma", una copia hábilmente imitada, dicen: una "composición" cuya tinta correspondería a 1922. Sin embargo, en mi conocimiento, no ha sido indicado por medio de qué procedimiento científico se ha podido determinar, 50 años más tarde, que una tinta pertenece a 1922. Si a pesar de todo eso fuera probado algún día, convendría no olvidar los numerosos datos coincidentes que muestran que dicho mapa es una síntesis de documentos que pueden ser encontrados en otras partes. El conjunto sería entonces apócrifo, pero no una falsificación completa. He mostrado además (ver la Revue maritime, nov. 1970) que la parte inferior de Vinlanda de ese mapa es muy similar a la Vinlanda del mapa de Resen, citado precedentemente. Mantengo pues lo que precede, lo que he escrito en 1970 hasta poder contar con una prueba real de que se trata de una "broma", pues sea lo que fuere, el fondo sigue siendo válido; se trataría de una composición hecha a partir de documentos convergentes. Aun cuando se haya establecido que la tinta es con certeza de 1922, prueba difícil de proporcionar, ¡tampoco ha sido dicho si la tinta de 1922 ha sido pasada por encima del dibujo original que se encontraba algo borroso! . . .

XVI. PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS

La arqueología probatoria de una presencia europea en América del Norte antes de la llegada de los primeros colonizadores a comienzos del siglo XVII, y aún antes de las exploraciones de fines del XV proseguidas durante 200

todo el XVI, ha sido en general mal interpretada porque se ha partido del postulado que supone que los vikingos se habían instalado en aquellas tierras en el siglo XI, lo cual es falso. Nosotros hemos de ver algunas de esas pruebas arqueológicas. 1. Los hornos celtas. Han sido encontrados hornos de siderurgia en casi todas partes de la región que hemos delimitado como aquella en donde residieron los celtas, es decir, desde lo alto del San Lorenzo y de los grandes lagos actuales hasta el mar, desde las proximidades de New Cork hasta la desembocadura del San Lorenzo. Han sido establecidas algunas fechas, con carbono 14, del carbón encontrado en el lugar. Estas coinciden con el período que hemos visto. Sin embargo no podemos fiarnos en el carbono 14 para obtener una fecha histórica válida por diversas razones que no podemos detallar aquí: con él se "sitúa" aproximadamente a una época, no a una fecha. A pesar de los recientes progresos hechos en el conocimiento de las variaciones de la proporción de carbono 14 contenida por el aire en el curso de las edades, en diferentes actividades biológicas pueden ocasionar una mayor o menor asimilación de ese isótopo del carbono (variable también con las especies). Es por ello que se debe ser prudente y que una fecha obtenida con carbono 14 para una diferencia menor de un siglo sólo puede ser considerada si coincide aproximativamente con otros datos obtenidos por otros medios. De este modo, en 1968, A. Cailleux, profesor de geología de la facultad de ciencias de París, presentó a los especialistas en carbono 14 un pez, pescado poco tiempo antes en el Antartico. La sanción del carbono 14 fue: pez muerto y conservado en el hielo del Antartico desde hace aproximadamente 1200 años . . . No ha podido ser descubierta la causa de este "error", pero no extrapolemos; por lo general, salvo error en el momento de toma de la muestra, la aproximación puede ser del orden de un siglo, al menos para fechas no demasiado lejanas. En Estados Unidos el ingeniero Mallery ha estudiado muy de cerca a esos hornos que eran "hornos bajos" (del tipo utilizado en Europa aún en el siglo pasado: hornos catalanes, etc.; se los encuentra, en gran cantidad, en pueblos de África central; China durante un tiempo los había puesto en uso para producir hierro en todas partes). Se trata de hornos de cuba calentados con madera o carbón vegetal, en donde el mineral (rico), llevado a un punto de incandescencia, se ablanda y 201

se reduce (pierde oxígeno); esta masa pastosa es luego golpeada para extraerle las escorias; de este modo se obtiene hierro y no fundición. Esos hornos "precoloniales" habían causado bastante intriga y fue el azar lo que orientó a los investigadores para llegar a ellos. En Spruce Hill, a 3500 km al sur de Burneville, existían ruinas conocidas desde mucho tiempo antes. Había un montículo que molestaba para dejar al descubierto una larga pared que era objeto de las más fantasiosas hipótesis, pues si era "precolonial" (anterior a la época durante la cual los colonizadores europeos se establecieron más allá del Atlántico) no podía, con seguridad, ser atribuida a los indígenas quienes no construían tales muros. Dicho montículo, cubierto de vegetación, resultó ser un montón de escorias de varios centenares de toneladas (se encuentran otros similares en Bretaña en la actualidad). Estas escorias contienen aún entre 20 y 50% de hierro en forma FeO (en Bretaña, Marcel Kervran hizo analizar escorias de ese tipo y las muestras contenían entre 40 y 4-5% de FeO). El procedimiento sólo permitía utilizar minerales ricos, de por lo menos 60% de óxido de hierro. Sólo se extraía alrededor de un tercio, 20%, y de allí las escorias con 40':', que serían recuperables en nuestros días (poseemos minerales de la Lorena que sólo contienen el 35% de hierro).

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Bajo las escorias, fueron encontrados dos hornos próximos uno de otro: un horno de precalentamiento, luego el horno de reducción. Ese tipo de horno era utilizado en Bretaña antes del siglo XIII, fecha en la cual fue introducido el procedimiento de insuflación de aire para aumentar la temperatura, obtener una colada más maleable, más fácil de trabajar con el martillo, para mejorar el rendimiento. El horno de Spruce Hill estaba en la ladera de una montaña, con los agujeros de ventilación orientados hacia el lado de donde venían los vientos predominantes (lo cual acelera el tiraje). Por alguna razón desconocida la temperatura subió demasiado antes de que fueran tapadas las aberturas con tapones de arcilla de tal modo que el hierro alcanzó rápidamente el punto de fusión, se derramó en la tubería de ventilación que desembocaba en el centro de la plaza. 30 kg de hierro se volcaron, fijándose a sus paredes, en el canal de entrada de aire; el horno fue por lo tanto puesto fuera de servicio. Los herreros trataron de despegar el lingote con sus picos (ello según las huellas de las herramientas), pero no lo 203

consiguieron. Dejaron el horno de lado, construyeron otro y echaron luego las escorias encima del horno inutilizable. También fue encontrada en el lugar una pala que debía servir para pasar el mineral del horno de precalentamiento al horno de reducción. Todo ello según Mallery, quien proporciona detalles sobre varios hornos celtas más, todos fechados con carbono 14. Este autor da cuenta también de la existencia de varios hornos de tipo nórdico, aunque mas recientes y que parecen indicar que Los nórdicos habrían llegado a ese lugar quizás en el siglo XIV. Pero ese tipo de horno podría deberse a una influencia de los aportes hechos en "Albania" por la llegada de escoceses, o de daneses que huían de Islandia luego de que los noruegos reconquistaran la isla (? ). Todos esos hornos son de pequeñas dimensiones. Los hornos celtas son ovalados en corte horizontal y transversal, según los dos ejes que medían 2,50 x 1,50 m de promedio. El más grande encontrado tenía 4 x 2,40 m (en Bretaña tenían las mismas formas y las mismas dimensiones medias, y otros sin embargo mucho más pequeños aún). Los hornos nórdicos eran un poco más grandes (uno de ellos medía 5,25 x 2,85 m); eran rectangulares en el plano horizontal con la cuba en forma trapezoidal. En Oak Hill (Virginia, entre Ohio y el mar, pues) en un horno de precalentamiento celta, se ha encontrado mineral aún no reducido que, por análisis, indicó poseer un 61% de FesOa, lo cual confirma con certeza que se utilizaban minerales ricos. Varias decenas de hornos han sido encontrados, todos en esta región y no en cualquier otra, lo cual parece confirmar la presencia de celtas en esta región (entre los años 800 y 1200, según el carbono 14), pero serían necesarios otros datos coincidentes para precisar las fechas con mayor exactitud y al parecer no existen, al menos por el momento. Por lo tanto, sólo podemos considerar a esos hornos celtas, en calidad de pruebas arqueológicas, como un nuevo dato más, como una probabilidad, pero teníamos la obligación de hacer estas reservas, las cuales no fueron hechas por Mallery en su estudio, dedicado a Paul-Emile Víctor, quien nos lo ha hecho llegar. El libro de Mallery, editado en 1950, y poco después agotado, contenía fotos y numerosos croquis. Deberá tenerse en cuenta que las fechas son algo sospechosas. 2. Habitáis. Hasta la actualidad, sólo han sido encontradas huellas de habitáis en Terranova, y las más antiguas corresponden, al parecer, al siglo XIV. Es posible que esas construcciones se deban a pescadores 204

bretones que iban a pescar allí desde el siglo XII probablemente, e incluso quizás desde fines del XI. Aquellas ruinas fueron encontradas en su totalidad en el norte de la isla, dominio de los bretones. Los vascos también iban pero tenían sus campamentos en tierra, para secar el pescado, en la parte sur de la actual isla y una parte de esos campamentos habrían desaparecido bajo las aguas durante el cataclismo que separó a Terranova del continente en el siglo XIV. Sin embargo, quedaron algunos indicios toponímicos de aquella presencia vasca, con nombres de ciertos lugares, y aún existe la Punta de los Vascos. En cuanto a los portugueses, ellos tamb|ién presentes en el siglo XII al parecer, no han dejado rastro alguno: la parte del territorio en donde, según las tradiciones, tenían sus factorías de pesca se encontraba al oeste y al sud de la isla, en la región totalmente devorada por el cataclismo que en ese entonces delimitaba a la isla de Anticosti, ensanchaba la desembocadura del San Lorenzo, etc. Hagamos notar también los rastros de poblaciones al norte de Quebec, en el archipiélago de Ungava. Dichos rastros no han sido fechados con exactitud. Pertenecen quizás al siglo XIV y habrían sido construidas por los groenlandeses expulsados por el enfriamiento del clima. Este enfriamiento había ocasionado la ruina del ganado, hambre, carencia alimenticia, enfermedades. En esas regiones, así como en Groenlandia, sólo se encuentran cimientos de piedra seca, a veces de un metro de altura. Encima de esos cimientos, se construían paredes de motas de turba, de pasto y un liviano techo de ramas. Debido a ello paredes y techos han desaparecido sin dejar rastros. Sin embargo, en Ungava, que en nuestros días sólo tiene algunos débiles arbustos enanos, parece que el techado se hacía a veces con un enrejado de cuernos de caribú, recubierto de pieles de esa variedad de renos, al menos para algunas poblaciones. Pues, ya lo hemos recordado, en algunos lugares había probablemente techados de tirantes de madera (¿fijados con lazos? ) formando un ángulo diedro con postes inclinados, calzados contra los cimientos; y ello sobre todo porque, en algunos lugares al menos, Ungava poseía en ese entonces árboles que de algún modo no estaban lejos y que podían ser llevados en barco.

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Los indicios de habitáis nórdicos de los alrededores del norte de Terranova o del sur del Labrador se deben quizás también a pescadores nórdicos. En efecto se sabe que estallaron conflictos entre groenlandeses y noruegos, debido a que los primeros no querían que los segundos pescaran en su zona de "pesca reservada". Estos conflictos habían comenzado en el siglo XII, de tal modo que el rey de Noruega se decidió a enviar a un obispo legatario. Lo cual no fue suficiente y, siendo indispensable la permanente presencia de su persona, fue nombrado obispo residente. Hemos visto que el primer mediador fue el obispo Arnaldo, ello según la saga de Einar Sokkason y el obispado fue instalado en Gardar en 1126. Pero los conflictos continuaron y finalmente los noruegos se internaron un poco más lejos en el continente. Allí instalaron sus secaderos cuyos vestigios son encontrados en la actualidad. Sea lo que fuere, si se encuentran ruinas, es sólo en las costas. Al parecer hubo algunas granjas pues, probablemente, fueron instalados equipos permanentes de vigilancia y sin duda se ha de recordar al pescador del relato de Zeno que permaneció veintiséis años en Nueva Escocia (nuestra ex Acadia). No ha sido encontrado ningún indicio seguro sobre habitáis de nórdicos, ni de celtas, pertenecientes al siglo XI. Nada en el interior de los 206

territorios, de tal modo que esas ruinas confirman solamente que los europeos llegaban a esas regiones mucho antes del viaje de Colón, pero no podrían las mismas ser consideradas como pruebas arqueológicas de la presencia de los celtas, así como tampoco, por otra parte, de los vikingos al noreste de América en las proximidades del año mil. 3. Norlh Salom y Acworth. Las construcciones, a veces llamadas "druidocristianas" de " North 'Salem, en New Hampshire, a 75 km al norte de Bostón han dado lugar a mucha literatura e imaginación. Dichas construcciones han sido descriptas por Pohl en The Lost Discovery, por G. Ashe en Lana to the West y en 1977 por Fell Barry en América B.C., con abundante ilustración. Hemos obtenido una documentación con fotografías gracias a los servicios culturales de la embajada francesa en U.S.A.; a la Commission de developpement du New Hampshire en Concord y a un amigo francés, profesor en Concord. La sociedad que explota esas ruinas comercialmente, en el plano turístico, las ha bautizado "Mystery Hill Caves" (Las misteriosas cavernas del diablo) y nos ha proporcionado planos, folletos ilustrados. Dichas ruinas a veces han sido presentadas como si se debieran a un original habitante solitario del siglo XIX. Esto es imposible pues han sido encontradas en el lugar mesas megalíticas que no han podido ser instaladas por un solo hombre: hay un monolito de 4,80 m de largo, 2,95 de ancho y 1,20 m de espesor. Que haya habido "arreglos" de acceso en el siglo XIX, es posible, pero en un lugar muy antiguo. Hay una construcción derrumbada que parece haber sido una parte subterránea. Se trata de una construcción del mismo tipo que el de algunos "refugios" (u oratoríos) de Irlanda del siglo VII. Se puede consultar nuestro artículo en el no 8 de Plañóte —reproducido además en le Meilleur de Flanéte. Diversas fotos comparativas muestran el mismo aparejamiento de las piedras, el mismo tipo de dintel. Se podría quizás, para algunas partes, establecer una comparación con el monumento de los Siete Santos de la Vieja Feria, en las Costas del norte, que podría pertenecer quizás al siglo VII, pero el arreglo interior parece más bien pertenecer al siglo XIV. Lo encontrado en Bretaña bajo túmulos sería la reproducción de sendas cubiertas, pero en este caso se trata de 5000 años y naturalmente esto no tiene nada que ver con los celtas llegados al oeste de Europa en el siglo IV antes de nuestra era, y de allí nuestras reservas con respecto a Fell y a otros que atribuyen esos megalitos de North Salem a celtas (o celtíberos). 207

No contamos con ningún elemento científico para establecer una comparación entre ciertas partes de este conjunto y una construcción irlandesa del siglo VII. Nos contentamos pues con evocar la comparación efectuada por diversos autores aunque expresando, al mismo tiempo, muy claras reservas, y a la espera de nuevos descubrimientos. De este modo, en North Salem, habría sido encontrada una hoja de puñal de hierro que el análisis muestra como perteneciente al mismo tipo de hierro que el trabajado en la Edad Media en Europa, lo cual dejaría acaso suponer una ocupación del lugar por europeos en aquel entonces. Pero la construcción del lugar es un problema completamente diferente, aún no resuelto, a mi entender, debido a demasiadas contradicciones. Han sido encontradas, por ejemplo, inscripciones en caracteres gaéiicos, escritura celta. Pero los megalitos no son celtas. Quedan pues no pocos enigmas por resolver en ese lugar y es prematuro emitir un juicio "definitivo". En Acworth, en la misma región de New Hampshire, en la colina Kennedy, hay tres pequeñas cabanas de piedras secas, distantes aproximadamente 100 m unas de otras y que a veces han sido tomadas como pequeños refugios individuales de monjes irlandeses. En Irlanda han sido encontradas construcciones de piedra seca del mismo tipo, modestas viviendas de monjes que se habían consagrado a la más primitiva vida material por penitencia. Debe hacerse notar que dos eran circulares con aproximadamente 4,30 m de diámetro y no se sabe si eran viviendas u oratorios. En Bretaña, en las islas Lavret, Saint-Modez, etc., hay ruinas de tales oratorios, de dimensiones similares, pertenecientes al siglo V en Lavret, al VI en Saint-Modez, pero el aparejamiento de las paredes es diferente. La tercera construcción, rectangular, al parecer es demasiado pequeña para haber podido servir como refugio, como "cucheta", pues sólo tiene 1,60 m de largo por 0,85 m de ancho y 0,93 m de alto. ¿Podría haber sido una alacena para las provisiones? Tales construcciones, en forma de antiguas colmenas de abejas, han sido señaladas hacia 1550 en los alrededores de Brest (parte nordeste de la bahía de desembocadura del San Lorenzo); hasta nuestros días, se desconoce su origen, aunque se piensa que son "precoloniales" y que no se deberían a los indígenas para quienes tales construcciones eran desconocidas. Pero en Acworth, así como en North Salem, nada permite establecer una fecha con seguridad. Nosotros las mencionamos sin entrar en detalles descriptivos pues falta la prueba científica sobre una posibilidad de atribuirlas a los monjes celtas del siglo VII, o de un poco más tarde. Por el 208

momento el origen celta de dichas construcciones queda sin establecer, pero es una posibilidad que no debe ser descartada sin suficientes pruebas. Puede constatarse que, nuevamente en este caso, esas ruinas se encuentran en el mismo sector geográfico aquí estudiado. Muchas ruinas del mismo tipo han sido destruidas por los "colonos", con el fin de utilizar una piedra ya lista, pues la arqueología era una noción completamente desconocida para aquellos "pioneros" ávidos de nuevas tierras, de gozo inmediato, aun cuando fuera necesario exterminar al indígena; y recién en el siglo pasado América experimentó la necesidad de estudiar su pasado, de mirar con más distancia más allá del siglo XVI, fecha en la cual el pasado de todos se encuentra en Europa. Muchas irreparables pérdidas se han ocasionado, y debido a ello las actuales dificultades para encontrar numerosas pruebas arqueológicas. 4. El santuario bretón de Newport. En el parque Turo, Newport, Rhode Island, existe una construcción que era un enigma para los americanos, divididos en dos grupos: para unos fue el primer molino de viento de los colonos que desembarcaron en aquella región en el siglo XV 11; para otros fue una iglesia vikinga de los siglos XII o XIII. Y de allí una abundante literatura sobre aquella "torre" de Newport, y variadas controversias que duran hace más de un siglo. Creemos haber aportado la solución a este enigma y así es como en la revista Plañóte, no 8 (1963), luego en le Meilleur de Plañóte (1966) una página doble coloca frente a frente la "torre" de Newport y la foto de una iglesia bretona de construcción muy similar. Desarrollemos un poco nuestra argumentación, esperando que el lector verá en ello una prueba de nuestra afirmación que dice que nos encontramos allí frente a una prueba arqueológica de la presencia bretona en los Estados Unidos, en la región de la "Albania", de la "Vinlanda" de los vikingos, antes del período "colonial", antes de la llegada masiva de los europeos en los siglos XVI y XVII. No podemos aquí entrar en detalles sobre las largas investigaciones que nos han sido indispensables dado que no podemos convertir a estas páginas en una monografía de la iglesia de Newport, ni de la iglesia bretona arqueológicamente tan cercana. Recordemos que en 1629 un inglés exploró la isla de Newport e indicó las huellas de un antiguo habitat europeo. Es lamentable que esto no le haya interesado algo más y que no haya proporcionado ningún detalle. Así como tampoco, por otra parte, a 209

aquellos que le siguieron poco después en aquella búsqueda de nuevos lugares para la inmigración. Tampoco se menciona el nombre de la isla en esos documentos ingleses. Esta no había sido aún bautizada por los cartógrafos de la época y está situada en relación a la actual isla de Long Island y de New York (en ese entonces Nueva Amsterdam, en donde en 1614 acababan de establecerse los primeros colonos holandeses, 90 años después del reconocimiento de ese lugar hecho para Francisco I por el navegante Verrazane; la principal implantación holandesa tuvo lugar a fines de 1620). En todo caso, en 1629 no hay nadie en la isla. Al menos el primer relato inglés no da cuenta de ello: ese explorador no encontró a nadie. Está más o menos establecido que fue en 1639 cuando llegaron los primeros europeos para establecerse en aquel lugar y que éstos fundaron Newport. Pero ocurre que la mayoría de los americanos que han estudiado la "torre" de Newport se ha pronunciado por un molino de viento construido en 1663 por colonos que acababan de llegar. Dan como explicación que fue necesario construir rápidamente ese molino para moler el grano de la primera cosecha. No han percibido la debilidad de ese argumento: hacía ya 24 años que los primeros colonos estaban en Newport y no han podido esperar 24 años para moler el grano. . . Pero esos americanos encontraron una "prueba irrefutable" en un testamento del 24 de diciembre de 1677 en donde el firmante desea ser enterrado en un terreno "near ye line or path from my dweiling house leading to my stone built wind miln". Hay otras frases con "my stone built wind-miln". Pero la frase principal sólo puede traducirse por "cerca de vuestro camino o sendero, que comienza en mi morada y conduce a mi molino de viento construido en piedra". El testador declara solamente que el molino de viento, construido en piedra, es de él, nada más, y nosotros no comprendemos cómo tantas personas han podido ver en ello una prueba de que fue ese propietario quien construyó ese molino: el verbo está en voz pasiva. Pero otros documentos, sobre los cuales no podemos insitir aquí (ver entre otros: The Oíd Stone Mili, by Herbert Olin Brigham, Frankiin Printing House, Newport, R. I. 1955) muestran que en aquella época es la "torre" de Newport la que servía de molino de viento. O más exactamente que sostenía a un molino de viento. Una nota marginal citando hechos de 1663 indica, con esa fecha: "this year we built the first windmill" y con la misma 210

escritura, en ese "memorial", con fecha de 1675 se encuentra: "our windmill" fue destruido por una tempestad el 24 de agosto de 1675. Brigham y muchos otros junto con él ven en esos textos la partida de nacimiento de la "torre" de Newport: 1663. Pero ese texto no dice eso. Sólo expresa que en 1663 fue construido un molino de viento. Pero fue un trabajo de iniciado, una construcción provisoria hecha apresuradamente, y ese molino de viento no resistió mucho tiempo: doce años más tarde se derrumbaría... sin embargo la "torre" de Newport sigue siempre en pie. Es pues evidente que fue el molino instalado sobre la "torre" lo derribado, y que a esta última se la sigue llamando "mi molino" en el testamento de 1677, dos años después de su destrucción. En nuestros días aún se la sigue llamando viejo molino de piedra. La "torre" no es el molino. Torre y molino son dos cosas diferentes. Si ambos han sido confundidos durante algunos años fue por una cuestión de comodidad económica. Compartimos aquí la opinión de Pohl quien ha constatado que esa "torre" no es exactamente redonda. Es claramente ovalada con una diferencia aproximada de medio metro entre los dos ejes, por un diámetro medio de 5,1 m en el medio del espesor de las paredes. Pero cuando se trata de construir con forma redonda, los albañiles saben perfectamente cómo hacer una base de banda de rodamiento con, a lo sumo, algunos centímetros de diferencia con respecto al círculo perfecto. Fue pues necesario instalar una banda de rodamiento circular para que la parte superior del molino pudiera orientarse en función del viento; banda de madera, colocada sobre una manipostería que de ningún modo estaba hecha como para recibirla, lo cual explica que esta construcción totalmente de madera, difícil de ajusfar con precisión, no haya podido resistir a una fuerte tempestad. El molino no ha sido más que una superestructura muy provisoria. Además, ¿quién ha visto alguna vez un molino construido sobre ocho columnas? Y no podemos hacer otra cosa más que interrogarnos sobre las razones que han podido llevar a pensar que aquella construcción había sido hecha como molino. Sólo fue, y estamos convencidos de ello, una solución provisoria, rápida, ejecutada en ese lugar por tratarse del sitio más favorable: la "torre" se encuentra sólo a dos metros del punto más elevado de la meseta que domina la bahía. 211

De este modo creemos ver derrumbarse la capciosa argumentación de aquellos que afirmaron que había allí una construcción de piedra especialmente hecha para un molino de viento. Los escritos del siglo XVII sólo indican que esta "torre" existía desde antes y que se ha querido utilizarla. Con varios fines, por otra parte, pues otros escritos hacen ver su posible utilización como faro, torre de vigilancia, etc., escritos éstos casi todos contemporáneos, pues en ese momento es cuando los europeos se instalan en Rhode Island, y cuando allí luchan ingleses contra holandeses. Si a partir de la tercera década del siglo XVII todos los escritos dan cuenta del "molino de viento" es porque se le ha atribuido esta denominación local como consecuencia de su última utilización. En cambio, existen otros relatos, anteriores, que mencionan a "la torre redonda de piedra", aunque sin citar a Newport que aún no existía. Existe especialmente un documento de 1632 referente a Long Island y que contiene una solicitud de autorización para instalar en el lugar descripto a un grupo de 500 colonos. Dicho documento enumera las ventajas de dicho lugar. Menciona que la vigilancia de la ribera oriental de Long Island podría ser cumplida con mayor eficacia por una tropa que dispusiera de una torre redonda de piedra. Para llegar allí, sería necesario "una pinaza preparada contra las flechas". Se encontraba pues en otra isla, al este de Long Island, y la única isla al este, con una "torre redonda de piedra" es Newport. El texto habla de la obligación de residencia de la tropa, lo cual supone un alejamiento que no permite el relevo cotidiano. Esta torre es pues anterior a 1632, anterior a la implantación europea que recién se llevó a cabo 7 años más tarde, anterior al molino de viento que fue construido recién 31 años después. Seguramente se temían ataques de los "indios", de allí surge la mención de que la pinaza debía estar preparada para resistir a sus flechas. La isla mencionada no podía ser otra más que Newport, pues cabe descartar a las demás islas al este de Long Island, todas de poblamiento europeo aún más reciente, pues la llegada a ese lugar es difícil debido a los bancos de arena, y hemos visto que incluso los vikingos encallaron allí a pesar del escaso calado de sus embarcaciones. Al este de Long Island se encuentra Block, isla llana con una depresión y una laguna en su parte central; por lo tanto no puede ser la isla con una torre que domina la región. Martha's Vineyrand y Nantuckett son sólo islas poco elevadas, de difícil acceso, con bancos que en la actualidad se logra evitar gracias al faro de Nantuckett. A veces, con marea baja y según los vientos, esos bancos se dejan ver. Únicamente Rhode Island, en donde se encuentra 212

Newport, es, en esta región, una isla siempre accesible para la navegación. Hemos dicho que un inglés, William Wood, exploró esta isla a partir de 1629 hasta 1634, pero si no proporcionó ningún detalle sobre rastros de poblamiento europeo antiguo que él hubiera notado, podemos deducir que no había ningún europeo instalado en la isla desde donde se domina la bahía de Narragansett. De allí la proposición de instalar en el lugar a 500 colonos bajo la protección de una pequeña tropa que del mismo modo flanquearía a Long Island. ¿De cuándo data la construcción de la "torre" de Newport? Es imposible, ante los documentos precisos y convergentes con los que se cuenta, sostener que la "torre" de Newport fue construida en 1663 para ser utilizada como molino de viento. Por ello otros autores se han hecho eco de otra versión: dicha "torre" habría sido construida por la tripulación de una embarcación portuguesa que se había detenido en 1511 para reparar una avería y que debió quedarse para pasar el invierno. Podemos responder que no es verosímil que marineros, los cuales son más carpinteros que albañiles, hayan podido construir una torre de vigilancia o un refugio de piedra de un metro de espesor para protegerse durante algunos meses de las flechas de los "indios". Esta versión debe ser descartada sin duda alguna. Los partidarios de una construcción "precolonial" piensan que se trata de una iglesia redonda construida por los vikingos en los siglos XII o XIV pues parten del postulado que afirma que los vikingos estaban allí desde el siglo XI. Hemos visto que nada de eso ocurre y que ellos mismos lo declaran. Pohl, quien se ha interesado mucho por ese monumento, pensó en una torre de vigilancia y proporciona para ello numerosos argumentos. Sólo hay una puerta en et primer piso, encima de las columnas; ventanas y troneras están orientadas, sin simetría, en dirección de los posibles accesos. Todo, ello es pura especulación, la imaginación siempre es libre . . . Pero el mismo autor también pensó en las iglesias redondas en las cuales faltaría el deambulatorio concéntrico exterior. Sin embargo, no hace de ello más que una discreta alusión e insiste sobre todo en el rol de torre de vigilancia de los vikingos. No contó con los elementos que nosotros hemos reunido, y, antes de llevar más lejos el estudio sobre la fecha de su construcción, debemos tomarun término de comparación: el santuario bretón de Lanleff.

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Paralelo con el "templo" de Lanleff. Es asombrosa una comparación de fotos entre la "torre" de Newport y el "templo" de Lanleff; sin embargo esas construcciones no son idénticas ni están construidas en la misma escala.

El grosor de las paredes es el mismo: 3 pies, y no pies ingleses, sino pies celtas de 0,3175 m. En Lanleff el deambulatorio era de piedra, abovedado, y aún quedan algunas partes. En Newport, ningún rastro aparente de deambulatorio, y de allí el enigma de esta construcción. Tanto en Newport como en Lanleff no existió cúpula de piedra recubriendo a la "torre". En las dos construcciones, la altura bajo las arcadas, en el medio entre los dos pilares, es la misma: 3,60 m desde el suelo actual. La construcción de Lanleff fue comenzada por "gente del oficio". Hasta el primer piso, arcadas y pilares están prolijamente realizados; pero el resto, así como en Newport, está constituido por una albañilería muy tosca, de irregular aparej 214

amiento. En las dos el pegado está hecho con una cal muy sólida, mezcla habitual en aquellas técnicas costeras en las cuales se utiliza arena de conchillas. En la mezcla de un pilar de Lanleff, hemos encontrado dos conchillas intactas de 4 cm de largo. Comparemos con la descripción que hace Brigham de Newport: "The building material is rough hewn native fiéis stone and beach stone joined by a mortar of lime, sand and shell". Luego idéntica técnica, idéntico aspecto de la albañilería, visible en las fotos. En Newport cabe pensar que la construcción ha sido realizada por "amateurs", por los monjes bretones y quizás por peones indígenas, según el modelo existente en Bretaña, aunque simplificado. Las arcadas y los pilares son sobre todo lo más tosco en Newport, aunque muy sólidos. Se podría decir que Lanleff (para la parte inferior al menos) fue la prolija obra de un arquitecto de valor y Newport una copia desprolija, pero sólida, de oficial albañil. En Newport fue seguramente un edificio de uso religioso, pero también una construcción de vigilancia y de defensa que permitía, subiendo al primer piso, y retirando la escala, ponerse a cubierto de los ataques por sorpresa. Si, desde el exterior y con una escala, pasando por sobre el deambulatorio, los asaltantes lograban alcanzar la única puerta, de todos modos sólo podía pasar un hombre a la vez (en Lanleff también). Esta abertura está construida con un marcado derrame y en la parte más estrecha sólo tiene 0,60 cm de ancho. Además, su altura es insuficiente para que un hombre pueda pasar por ella de pie: se debía pasar uno por uno, inclinado, lo que los hacía mas vulnerables. En mi opinión esa abertura era también una salida para subir al techo del deambulatorio, para el mantenimiento y las reparaciones, pero naturalmente podía ser utilizada también para vigilancia y para disparar con arco. Fecha de Lanleff. Hemos reunido, sobre el santuario de Lanleff, una muy abundante documentación arqueológica, histórica, gráfica, aún no publicada, pero no podemos utilizar aquí más que lo necesario para fechar el monumento. Este estudio ha sido muy prolongado. Hemos tomado decenas de fotografías desde ángulos diferentes, de todo el recorrido, interior y exterior. Además otras fotos y mediciones realizadas en el lugar por nuestro hijo Marcel con el fin de verificar puntos particulares, se han ido escalonando en la medida de los progresos del estudio. Esta búsqueda 215

detallada era indispensable ante las muy sensibles divergencias entre especialistas. Algunos de estos últimos fechan al monumento según el estilo de la decoración de las bases y de los capiteles, por comparación con formas y motivos análogos observados en edificios fechados con exactitud. Tal manera de operar preserva de sorpresas y nosotros hemos debido abocarnos a un amplio estudio comparativo de la arquitectura bretona durante el período que aquí nos interesa, es decir desde el siglo VI al siglo XI, pues no teníamos ninguna razón para aceptar más las conclusiones de tal especialista que las de cualquier otro. Han sido encontrados textos que prueban que bases y capiteles a menudo no han sido más que copias de modelos anteriores, llegados a veces desde lejos: se hacía una copia en tamaño natural en toba o en calcarlo blando y ésta era la copia remitida al tallador de granito. Por ejemplo, en Rhuis — siglo XI— las bases han sido copiadas de Avesniéres, cerca de Laval, por monjes benedictinos. Los capiteles fueron esculpidos recién un siglo después de las bases, según modelos copiados de las tumbas de los santos Félix y Rioc en Nantes. En Quimperlé, así como en Lanleff, se observan bases cuya escultura no ha sido jamás realizada. Dichos capiteles y bases podían perfectamente ser esculpidos mucho tiempo después de ser colocados (o nunca . . .). Sólo se los esculpía una vez empotrados, es decir en su lugar, por una razón técnica: la dureza del granito hace que sea necesario golpear muy fuerte en el buril. Ello puede ocasionar fisuras que arruinan la obra del artista a último momento. Se prefiere pues —aún en nuestros días— trabajar sobre un andamiaje (diversos grabados mayas, egipcios, etc., muestran también esta técnica) pues la piedra empotrada, correctamente apoyada como lo está la de un capitel o de una base, transmite el golpe en lugar de absorberlo; menos sacudida, resiste mejor. Es evidente que en Lanleff no podríamos basarnos en esas esculturas para fechar al edificio pues hay otra razón que no ha llamado la atención de los especialistas y que surge ante la evidencia de una observación en el lugar: las columnas, con sus bases y sus capiteles, no han sido erigidas al mismo tiempo que los pilares contra los cuales se encuentran adosadas. Son columnas semicilíndricas de carácter puramente decorativo, pegadas con mezcla a los pilares cuadrados, sin encadenado, sin "espiga" que penetre en el pilar. Sin embargo, cada dos columnas, había una más alta que servía de apoyo a los postes que sostenían el piso del primer piso. El 216

segundo piso estaba colocado sobre postes encastrados; los agujeros de los travesanos se conservan intactos. El estilo de la decoración estaba en boga en los siglos XI y XII lo cual ha sido causa de error on la atribución de fechas. La fecha de las esculturas no es válida más que para esta decoración, no para el edificio. Muchos especialistas, aun en la actualidad, olvidan este importante punto, tales como Waquet y otros. En cambio el más grande especialista del arte románico en Bretaña, R. Grand, no había cometido ese error (ver R. Grand, FArt román en Bretagne, obra financiada por el C.N.R.S.). Para él las esculturas de los capiteles pertenecen al siglo XI y son muy posteriores a la construcción del edificio, en tanto que Waquet y otros después de él han visto en ellas esculturas del siglo XII y, generalizando, han deducido que todo el edificio correspondía al siglo XII. Se basaron también en los retoques efectuados en las absidiolas del deambulatorio que rodea a la "torre" central: allí se practicaron ventanas complementarias, se construyeron nichos, pues el oficio religioso se pronunciaba en el deambulatorio, dado que el centro era una cripta, la tumba del santo a quien estaba dedicada la iglesia. Esa "tumba" no albergaba a veces más que un pequeño hueso, reliquia del santo; en ese entonces se iba, en "operación comando", de noche, a robar una reliquia en la tumba del santo para "sacramentar" una nueva iglesia. Los fieles "deambulaban" alrededor, a cierta distancia, para evitar el robo de aquellos que hubieran querido poseer un amuleto que les protegiera de tal o cual maleficio o de una enfermedad. Es posible que, en el siglo XII, hubieran sido practicadas pequeñas aberturas (del tamaño de una tronera), pero no es suficiente para fechar el edificio y, R. Grand, que era miembro del Instituto, proporciona una prueba irrecusable de una fecha anterior al siglo XII. Lanleff era un priorato construido en el territorio de la antigua parroquia de Dyvias (grafía de un inventario del siglo XVI —hoy Yvias). Esta parroquia estaba en el feudo del señor de Chatelodrén, en el curso superior del río Leff, a 18 km más arriba de Lanleff. Este señor, Trihan, en el siglo XI, donó a la abadía de Lehon (un poco hacia el sur de Diñan) ese priorato cuyos monjes estaban aprovisionados por la abadía de Lehon. Este constituye el más antiguo acto que sobre este tema se posee. Sería conveniente ubicar esta cesión en el contexto de la historia local, pero seríamos incapaces de desarrollar aquí un capítulo de ese tipo. Digamos simplemente que las construcciones de edificios religiosos en 217

Bretaña habían recibido un fuerte impulso obedeciendo a las órdenes de los soberanos bretones, quienes rehusaban obedecer a los reyes de los francos. Además, esta guerra política contra Francia se sumaba a una guerra religiosa contra la iglesia galicana, aliada política de los francos desde la época de Clodoveo: obispos y arzobispos son elegidos por los príncipes. El jefe bretón Nominoe no podía admitir la ingerencia de la Iglesia galicana en un país que rechaza la soberanía franca y constituyó una Iglesia bretona calcada sobre la organización romana. Pues ella era heredera de la Iglesia siria y no poseía obispados territoriales. Nominoe creó los obispados bretones que subsistieron hasta la revolución. Fue creado además un arzobispado bretón, pero desapareció en 1199, fecha en la que la Iglesia bretona se integró a la Iglesia galicana. Los reyes bretones, después de la muerte de Nominoe, continuaron su política de gran expansión religiosa. Pero en aquella época comenzaron las incursiones de los normandos y sus destrucciones. Muchas iglesias bretonas fueron saqueadas, reconstruidas, incendiadas nuevamente más tarde, dado que los normandos volvían a pasar a veces cada 5 años, cada 10, 20 a lo sumo, por los mismos lugares. Esta lucha se prolongó durante 100 años. En 911 el rey de los francos puso fin a las incursiones de los vikingos cediéndoles un territorio convertido más tarde en Normandía, territorio que comprendía al oeste una parte que dependía de la soberanía bretona. Los reyes bretones no aceptaron que se dispusiera de ese modo de sus tierras y la lucha continuó, intensificada por el hecho de que las fuerzas normandas se concentraban en el único punto de resistencia para ellos, Bretaña. Luego de muy arduos combates, Bretaña triunfó y los normandos fueron definitivamente expulsados en 944. Luego, poco a poco, durante la segunda mitad del siglo X, los monjes, expulsados por los normandos, retornaron y repararon las iglesias y los monasterios. Pero con cuentagotas, pues el país, arruinado, ya no podía proveer el diezmo suficiente, ni la prestación obligatoria para los edificios parroquiales de los cuales el señor era responsable temporario. Cabe pues pensar que el priorato de Lanleff, reparado lo mejor posible, no tan bien en su parte superior la cual era utilizada como vivienda, suscitaba no pocos reclamos de parte de los monjes que Lehon había introducido allí. La parte superior debe haber sido destruida por el incendio del techado central, hecho con armazón; el incendio de sus tirantes y tablones. Fatigado por los reclamos y para ganarse el 218

agradecimiento del clero con un solo gesto, Trihán terminó donando el priorato a la abadía de Lehon, la cual se había desarrollado mucho a fines del siglo X y comienzos del XI. Gozaba de ciertos "beneficios" y podía hacer frente a la reconstrucción de sus prioratos. La concentración prosiguió y la abadía de San Magloira de Lehon se transformó en un beneficio de la abadía de Marmutier en 1182. Un texto de Pedro, obispo de Alet (siempre se dice el obispado de Alet, incluso en un inventario del siglo XVI, y no San Malo) confirma que los bienes de Lehon están incluidos en el beneficio de Marmutier. Pero a partir del siglo XII no se encuentran más escritos sobre Lanleff, lo cual parece indicar que en esa época el priorato ya no da más "beneficios". La rica abadía de Marmutier, convertida en propietaria en 1182, no se interesa más por él y poco a poco el santuario cae en el abandono. Recién ha de llamar la atención en el siglo XIX pues, antes, habiendo quedado inutilizable, había sido construida una capilla adosada a la "torre" y el interior se había transformado en un cementerio, con un tejo que ha de sobrepasar los 11,6 m de la rotonda. Poseemos antiguos grabados, entre los cuales un aguafuerte del siglo XIX, que lo prueban. Además hemos visto extraer osamentas de esa rotonda: nuestro estudio sobre ese monumento es anterior a su restauración comenzada en 1961 y las fotos que poseemos, de las cuales reproducimos una pequeña parte, pertenecen al estado en el que se encontraba antes de la restauración. Lo que precede confirma que en el siglo XI este edificio es prácticamente abandonado y el propietario, el señor Trihán, se ha de desembarazar de él, dado que no puede asumir los gastos de la restauración luego de los destrozos causados por los normandos probablemente a fines del siglo IX, ello según lo que sabemos sobre las incursiones normandas en esta región. Pero los combates continuaban, sobre todo más al este, desde 920 hasta 939, lo cual no incitaba a la reconstrucción. No son éstas más que posibilidades, a falta de documentos precisos. Parece, sin embargo, haciendo coincidir algunos documentos, que la abadía de Lehon efectuó algunos trabajos de restauración, algunos "retoques" hacia fines del siglo XI y comienzos del XII. Pero el abandono se hizo total a partir de 1182, cuando Lehon es "absorbido" por Marmutier. R. Grand, según el estudio arqueológico del momento, ubica su construcción a fines de la época carolingia. Esta se encuentra históricamente determinada en 987. Según este especialista se trata pues de una construcción anterior a esta fecha y perteneciente, quizás, al comienzo de la segunda mitad del siglo X. Si hemos arriesgado una posible 219

fecha un siglo anterior es porque, con toda evidencia, la parte superior de la rotonda central no es de la misma fabricación que la parte inferior. La mitad superior es mucho más prolija. No ha sido construida por el mismo equipo, el aparejamiento es diferente. Esto hace suponer que la parte superior ha sido destruida, luego reparada de modo desprolijo, o bien que no ha podido ser terminada inmediatamente después de la base y que no habría podido ser retomada hasta mucho más tarde, con medios escasos y no apropiados, lo cual lleva a pensar que la parte superior no ha podido ser reconstruida hasta después de los últimos combates en 939, o incluso después de la última batalla del norte de Bretaña, cerca de Dol, en 944. El regreso de los monjes al oeste se produce bastante rápidamente, en 945. La parte superior sería pues de fines del siglo IX, bajo el impulso dado por Nominoe. De todos modos, estas convergencias confirman que la construcción no puede pertenecer al siglo XII y, aun cuando algunos trabajos de detalles pertenezcan a ese siglo, éstos deben ser anteriores a 1180. Gracias a diversas comparaciones que no correspondería detallar aquí hemos llegado a establecer esa fecha. Un escrito de la abadía de Ruis (o Rhuys), reconstruida también luego de la partida de los normandos, manifiesta que se adoptaba un tipo de construcción "de dos pisos de los cuales el de abajo servía de iglesia y el de arriba como lugar de defensa para proteger al monasterio en époc£ de guerra". Había que luchar contra los normandos, luego contra los señores saqueadores, los campesinos sublevados, etc. A menudo, los monjes eran rudos muchachones, incluso soldados, de costumbres no muy refinadas (recordemos los escritos de Abelardo, que fue sacerdote de Ruis —murió en 1142— y los relatos del siglo IX de Ermoldo el Negro o de Ermentario, que probaban que no todos los monjes eran. . . santos). Pero en Lanleff, así como en Newport, es muy notorio el doble carácter de iglesia y de fortaleza; en Lanleff, todas las aberturas del deambulatorio, vistas desde el exterior, parecen ser troneras. Parece pues muy probable que el recuerdo de aquellos cien años de lucha contra los vikingos haya sido decisivo para la construcción de ese tipo de santuario, a fin de resistir, con un efectivo reducido, pues es absolutamente válido pensar que los ocupantes de Lanleff, así como los de Newport, no alcanzaban a una decena. En Lanleff, el diámetro interior es de 10,40 m; en Newport, de 4,20 m. Esas construcciones redondas son conocidas en Bretaña desde los siglos V y VI, y en la isla de Modez se encuentran las ruinas de una construcción 220

de 7,40 m de diámetro exterior, con 5,80 m de diámetro interior, pero la arquitectura es completamente diferente; se puede juzgar mejor según un oratorio muy próximo, de la misma época y aún en pie; su techado fue reconstruido en el siglo XII; tiene 4,37 (11 pies) de diámetro exterior por 2,80 m (7 pies) en su parte interior (en tales oratorios sólo entraba el oficiante, los fieles permanecían en el atrio exterior). El tipo de Lanleff, y de Newport, ha sido comparado con el Santo Sepulcro que fue imitado en Europa especialmente luego de la primera cruzada, con ciertas variantes. Por ejemplo en Cambridge, la "torre" es octogonal, pero el deambulatorio es redondo. Otra iglesia existe en NeuvySaint-Sépulcre, construida por decisión de Eudes, señor de Déols, cerca de Cháteauroux, al regresar de un peregrinaje a Jerusalén en 1042, por lo tanto antes de las cruzadas. En Saint-Bonnet-la-Riviére (Corréze) hay una iglesia redonda aún abierta al culto; ésta dataría de fines del siglo XI o de comienzos del XII (la fecha de 924, establecida por Baluze, es controvertida). Dicha iglesia tiene un diámetro interior inferior al de Lanleff en lo que respecta a la "torre" central: 9,60 m en lugar de 10,40. En Saint-Bonnet hay 10 columnas, 12 en Lanleff, 8 en Newport. El deambulatorio es más ancho: 4,50 m en Saint-Bonnet contra 2,50 en Lanleff. Pero los ejemplos de Neuvy-SaintSépulcre, de Quimperlé también (ver el opúsculo Visite de 1'église SainteCroix, de Marcel Kervran, Quimperlé) o incluso de Benevento (765), de Aixla-Chapelle (790) muestran que no todas las iglesias redondas son posteriores a la primera cruzada; la de Quimperlé, por otra parte, no se inspiró en absoluto del Santo Sepulcro; difiere marcadamente de la de Lanleff y de la de Newport. Hay varias iglesias redondas del siglo XI y algunas son incluso anteriores. R. Grand ubica a la de Lanleff en el siglo X, pero hemos visto que esa sería probablemente la época de su restauración. Nosotros ubicamos el comienzo de su construcción hacia el año 870, con un posible error de 10 años, según los datos precedentemente esbozados. Fue incendiada probablemente hacia el año 880 y reparada en el 950. En el 859 fue construida la abadía de Lehón para albergar las reliquias que Nominoe había hecho conseguir. Ese es el único grupo de monjes de la región en aquella época y a Lehon es adonde ha de dirigirse el señor de Chatelodrén para conseguir los monjes que deberán residir en el santuario de Lanleff, construido poco después. Y de allí la posible bifurcación de fechas: 860, o a más tardar en 880, cuando la región fue saqueada por los normandos. Es posible que esta construcción se haya inspirado de la capilla palatina de Aix-laChapelle, 221

comenzada a fines del siglo VIII, terminada poco después del 800, gracias a ciertas "contribuciones" solicitadas por Carlomagno luego de su coronación en Roma, contribuciones efectuadas en Ravena. Esta construcción fue consagrada por León III en 805. Las dimensiones de Lanleff son aproximadamente la mitad de las de Aix, con un plan general bastante similar, aunque con una construcción bastante más modesta.

De este modo vemos que el "secreto" de Newport se encuentra en Bretaña en donde encontramos un santuario más o menos parecido, a grandes rasgos. Mucho se ha divagado sobre la construcción americana, y ello porque ya no existía más deambulatorio. Pero, éste existió y fue luego destruido por un incendio, pues formaba una corona en escuadra, adosada a la torre central, así como en SaintBonnet; en tanto que en Lanleff el deambulatorio es de piedra y abovedado. Diversas excavaciones hechas a su alrededor han permitido encontrar varios clavos para construcción que han sido analizados por el Batelle Instituto: a juzgar por la manera en que había sido forjada la cabeza, se ha hecho corresponder a esos clavos con los que se conocieron en Europa antes del siglo XIV. Pero debemos reconocer que esa técnica de inserción de la cabeza por forja se remonta a los celtas, antes de nuestra era, y que había permanecido sin cambios durante más de 2000 años. Por lo tanto no se ha podido decir si esos clavos eran nórdicos o bretones ya que la técnica era la misma en 222

toda Europa occidental en la Edad Media. Los clavos de Newport habían sido calcinados por el incendio, pero no cementados. El interior de la torre de Newport tampoco ha proporcionado ningún elemento, pues este edificio fue utilizado por los combatientes en el siglo XVII (lucha de los ingleses para suplantar a los holandeses establecidos en la región). Los ingleses, luego de haberse apoderado del edificio, lo tornaron inutilizable para el enemigo destruyendo su parte interior. El incendio destruyó todo lo que fuera viga, tirante, poste o piso, así como el techo y las ventanas, el deambulatorio de modo tal que no quedaba más que una corona de piedras sobre 8 columnas, tal como se lo ve hoy. En realidad la historia es más compleja, pues los ingleses habían restaurado el techo y los pisos para alojarse allí y fue en ese momento que debieron retirarse y que hicieron saltar el interior, derribando trozos de la parte superior de la rotonda que medían entre 2 y 3 pies. Ello ocurría antes de que los colonos se instalaran allí y cuando éstos llegaron no había más que la "torre" que fue reparada, más tarde, para instalar un molino de viento. Recordemos que la técnica de construcción de las paredes en Newport es bretona y no nórdica, no sólo debido a la mezcla sino porque los nórdicos ensamblaban las piedras yuxtaponiéndolas para obtener de ese modo juntas verticales que se prolongaban cada dos hiladas, en tanto que los bretones colocaban las piedras en bisel de manera que penetraran entre sí sin superposición de juntas. De este modo no quedaba línea de menor resistencia lo cual le concedió una solidez excepcional y permitió, a pesar de los avalares, que la torre de Newport, así como Lanleff, casi mil años después, estuvieran aún en pie. A modo de conclusión sobre la fecha de construcción del santuario de Newport. En 1006 Thorvaid emprende una excursión a una isla situada al oeste de los Refugios de Leif, isla que, según hemos visto, no puede ser otra que Newport, dado que las demás islas de esta región eran de difícil acceso debido a los cordones de arena, a las piedras, a los bancos (e incluso, en esa época, no eran islas, sino que formaban parte del continente y recién se tornaron tales algunos siglos más tarde, como consecuencia de la elevación de las aguas). Fue en la isla de Newport en donde Thorvaid encontró una "cabana" de madera de construcción europea que lo dejó pensativo. Se trataba, 223

realmente, de una construcción de madera que los celtas acababan de abandonar, al divisar a los vikingos en la bahía, para ir a esconderse entre los indígenas. Aquel fue su primer observatorio, y fue en ese lugar, desde donde se dominaba la bahía, en donde ocho años más tarde se construyó la torre ante la repetida continuidad de las incursiones hasta 1014. Ninguna saga habla de la torre. No había sido pues comenzada en aquella época, o quizás no era lo suficientemente alta como para ser visible desde lejos. Pero no olvidemos que Freydis permaneció en los Refugios de Leif y que no regresó a Newport. Sin embargo se puede deducir, por ese silencio, que la torre no fue construida mucho antes de 1015. En caso contrario Karisefni la habría visto.

No ha sido posible localizar el punto en donde Gudieif desembarcó en 1029. La saga no proporciona detalles y no se trata de la región de los Refugios de Leif, pues se piensa que en ese caso la habría mencionado. La decadencia de la colonia celta en esa época deja pensar que es poco probable que el priorato de Newport haya sido construido después de esa fecha, aun cuando no sepamos nada sobre su terminación en la región de Newport. Por lo tanto fue edificado, y sin duda alguna, entre 1015 y 1025 (o, con un posible error de 5 años, en 1020). Si Lanleff fue construido —o 224

restaurado—, tal como lo ha escrito R. Grand, hacia el año 980 (? ), cabe pensar que, alrededor de 40 años después, siguió Newport inspirada en Lanleff (? ).

XVII. LOCALIZACION DE LOS "REFUGIOS DE LEIF" EN VINLANDA

El desciframiento que he logrado efectuar del llamado mapa "de Vinlanda" (en realidad extraído de un mapamundi de una copia de un manuscrito de Vincent de Beauvais) deja ver que Vinlanda era la península casi triangular que se encuentra por debajo de esa "isla"» del mapamundi, isla que figura con el nombre de "Vinlandia Ínsula". Convenientemente orientada y situada en coordenadas (latitud y longitud) tal como ha sido indicado en otro capítulo, el borde sudoeste se aproxima a los 40° N. Hacia su parte central, la latitud es cercana a los 41°. La amplia bahía que separa a Vinlanda de Markiand y que sería la actual bahía del Maine se encuentra alrededor de los 43°. Esto permite poner punto final a las tan fantasiosas controversias que se suceden desde mediados del siglo pasado y que han sido expresadas aún muy recientemente. Las múltiples convergencias indican que nada cambiaría si se, probara que el mapa en cuestión es producto de una broma, un "montaje" apócrifo, lo cual está lejos de ser probado; y ya hemos dado cuenta de las diversas coincidencias con otros mapas. La posición en coordenadas que he establecido, indicada en este mapa, se confirma al relacionarla con un pasaje de una saga que ha sido mal interpretada. Allí se encuentra una indicación sobre la duración del día durante el solsticio de invierno, indicación suficiente para determinar la latitud aproximada, para evitar pues los burdos errores por los cuales algunos se empecinaron en ver a Terranova como a la Vinlanda de los vikingos, en tanto que otros han afirmado que era el Labrador... o Florida. Este texto es conocido, pero se lo ha interpretado de modo tan extravagante que los astrónomos no han logrado sacar ninguna conclusión. El error se debe especialmente a ciertos filólogos que han querido atribuir una interpretación "lógica" (según ellos mismos) a dos 225

palabras, sin comprender lo que significaban, y de allí una extrapolación absolutamente arbitraria del texto literal que se proponían traducir (tradditore. . .) en tanto que tendrían que haber dejado a otros la tarea de interpretar contentándose ellos con el sentido literal, que por otra parte es el correcto. Retrocedí pues hasta la fuente, hasta el texto original de aquello que fue traducido como el Relato de los groenlandeses, título por el cual se lo conoce en la literatura nórdica. En el capítulo III, 18, he encontrado: "so/ hafdi thar eyktar stad ok dagmála stad um skammdegi". Las dos palabras clave, con la cuales han tropezado los filólogos son eyktar y dagmála, a menudo citadas por diversos autores, quienes las han aislado del contexto. Un especialista francés en lenguas nórdicas traduce: dagmála stad = ubicación del sol a las 9 h de la mañana. eyktar stad == ubicación del sol a las 3.30 h de la tarde. y así es como traduce la frase por: "el sol brillaba a las 9 h de la mañana y a las 3.30 h en los días más cortos". En skammdegi vemos a una palabra compuesta formada por deg = día, y la desinencia dag (comparar con el anglosajón day y con el alemán tag}. Del mismo modo descompondremos dag mala stad. Skammdegi es el día más corto (durante el solsticio de invierno). El especialista en cuestión reconoce que la traducción no es segura. En efecto, no se puede exigir de todo filólogo que sea astrónomo, ni marino, ni campesino. . . Pues en ese caso habría dudado en decir que el sol brillaba a las 9 h de la mañana y a las 3.30 h de la tarde, sobreentendiendo que había sol entre esos límites, que salía a las 9 h y que se ponía a las 3.30 h. Sin embargo esto está explicitado en su comentario. Ahora bien, durante el solsticio de invierno, el sol no sale 3 horas antes del mediodía para ponerse 3 horas y media después: el mediodía se encuentra visiblemente en medio del recorrido. En todo caso no hay una diferencia de media hora entre la mañana y la tarde durante el solsticio de invierno (la pequeña diferencia entre la mañana y la tarde se debe a la oblicuidad de la eclíptica y varía según las estaciones). Cualquiera no versado en el tema puede verificarlo sin tablas astronómicas: basta con tomar el almanaque postal. Tomemos las horas 226

de salida y de puesta del sol el día del solsticio de invierno (el 21 o el 22 de diciembre). Las horas indicadas son las del meridiano de Greenwich (o tiempo universal, T.U.); se dice también la hora G.M.T. = Greenwich meridian time y dicho meridiano se encuentra al oeste de París (es el del observatorio de Londres, que hemos adoptado por ley, abandonando al "meridiano de París" que aún figura en los mapas de comienzos de siglo). Hay una diferencia de 9 min 21 seg entre la hora local de París y la hora G.M.T. Es decir que para tener la hora solar real en París, se debe agregar 9 min 21 seg a la indicada por el calendario (no olvidar que desde 1940 Francia sigue la hora de Berlín y no la de Londres; es la hora "legal" en Francia, una hora adelantada con respecto a la hora G.M.T., también legal en Francia ya que ella resulta de una ley que rectifica un acuerdo internacional que hemos firmado. Dicho de otro modo, desde 1940 Francia se quedó en la "hora de verano" para todas las estaciones; el hecho de haberla puesto, desde 1976, para la época de verano, según la hora de Moscú es una falta grave a nivel biológico ya que nuestros ritmos biológicos resultan así burlados con todas las consecuencias fisiológicas y psíquicas que de ello resultan, pero que los tecnócratas ignoran ... y esto está fuera de tema . . .). El almanaque postal no indica los segundos. Dejaremos pues de lado los 21 segundos y el tiempo no será exacto por una diferencia de un minuto para todo lo que sigue. París está a 48° 50' de latitud norte; leemos, según el calendario de 1969 (solsticio del 21 de diciembre): Salida del sol: 7.43 h + 9 min = 7.52 h. Puesta del sol: 15.55 h + 9 min = 16.04 h. De este modo, en el solsticio de invierno, el sol sale a: 12 h — 7.52 h = 4.8 h antes del mediodía y se pone a las: 4.4 h de la tarde. Debido a que los tiempos han sido redondeados con una diferencia de un minuto, puede haber una pequeña diferencia entre un año y otro, y redondeando se obtiene una variación que puede acercarse al minuto: por ejemplo en 1970 el solsticio era el 22 de diciembre, la salida a las 7.44 h, la puesta a las 15.55 h. Dado que nuestros cálculos fueron hechos en 1969, conservemos los valores de ese año. Se puede apreciar que el día dura 4.6 h ±2 min. 227

Por lo tanto es pura imaginación traducir eyktar por 3.30 h y dagmái por 9 h. El afijo stad de esas palabras compuestas (comparar con el anglosajón stand) puede ser traducido por "ubicación, lugar, parte"; aquí en el sentido de lugar o parte del cielo en la cual el sol brilla a eyktar y a dagmái. Hemos encontrado las más fantasiosas versiones para traducir esas palabras. Se ha escrito que las mismas serían una "este-sudeste", la otra "oeste-sudoeste" por una interpretación (bastante libre . . .) de un texto de Snorri Sturluson correspondiente aproximadamente a 1220, e incluso dicho autor habría traducido por: dirección que forma un ángulo de 67° 30' con el meridiano. Pero como esto es imposible, habría sido encontrado otro texto, más antiguo, un compendio de las antiguas leyes de Islandia conocido con el título de Gnugans, correspondiente a 1122 y que indicaría 52° 30' como dirección (no he de narrar la discusión del problema que de ese modo se generó: globalmente sería una modificación de la división de los rumbos ocurrida después de 1122 y antes de 1220; no he intentado llegar hasta los originales de los textos pues, evidentemente, esos dos términos no podrían significar 52° 30', ni cualquier otro ángulo, ni estesudeste, ni 9 h y 3.30 h). Aun cuando yo no cuente con detalles sobre el texto de Gnugans, de todos modos el de Sturluson es más conocido. Este es muy breve y se lo ubica entre 1220 y 1230. Sólo proporciona algunas indicaciones sobre el viaje de Leif y con respecto al salvataje de Thorer, luego de que éste hubiera encallado. Nada preciso hay en cuanto a una orientación y sólo una imaginación a la deriva ha sido capaz de hacer las interpretaciones citadas. Pues esas dos palabras compuestas tienen un sentido mucho más prosaico: dagmái es la comida de la mañana (del alba) y eyktar es la comida de la puesta del sol, la cena. Los vikingos tenían dos comidas principales por día, ninguna de ellas al mediodía. Nosotros hemos conocido los cuarteles franceses en donde se comía a las 10 y a las 17 h. Es conveniente también recordar que esas dos comidas, antes de comenzar, daban lugar a un rito algo solemne, tradición ésta que se ha mantenido hasta una época bastante reciente en el campo y que nosotros hemos conocido en Bretaña; subsiste aún en nuestros días entre los más tradicionalistas y especialmente la comida de la noche, en algunas partes, aún es precedida por una plegaria pronunciada de pie antes que el padre, aún un poco el jefe de clan, en un extremo de la mesa, dé el ejemplo de 228

sentarse. ¿Cómo entonces, en los países católicos, no evocar al ángelus que indicaba el comienzo de la mañana y el final de la jornada? Por lo tanto estas dos palabras esclarecen el sentido de la frase y podemos traducir del modo siguiente: "El sol brillaba en el cielo a partir del momento en que comenzaba la comida de la mañana hasta el momento en que comenzaba la comida del atardecer". Y las tradiciones nórdicas narran que dichas comidas tenían lugar a las 7.30 h y a las 4.30 h. Estos datos son muy compatibles entre sí ya que hay 4 horas 30 minutos antes y después de mediodía. De todos modos no son esas más que horas aproximadas. Los vikingos no tenían reloj. Poseían el reloj de sol, y en sus embarcaciones, otro tipo de reloj solar, el gnomónico que, con el extremo de su sombra, en el momento en que ésta era más corta, indicaba que el sol se encontraba en su punto culminante, es decir que era mediodía en el lugar en donde se efectuaba la lectura. Cierto es que a la salida y a la puesta del sol el resplandor de éste es demasiado débil como para que el extremo del gnomo pueda proyectar una sombra lo bastante clara como para leer la hora que, aún cuando el sol está alto y brilla con fuerza, sólo puede ser leída luego de algunos minutos. Debido a ello el ángulo que, con el meridiano, forma el sol al salir o al ponerse, tampoco puede ser determinado en el gnomon con una aproximación de un grado en razón de la inexistencia de una sombra proyectada. Pero se llegaba a extrapolar sin errores demasiado grandes, pues, aún en la antigüedad, se había llegado a medir la latitud a mediodía con un error de apenas medio grado, tomando en cuenta el diámetro aparente del sol. Pero se comprende que lo que se encuentra en la saga no puede ser una observación astronómica de precisión. El contexto agrega que los vikingos se sorprenden al ver, en el solsticio de invierno, que el sol sale y se pone precisamente en las horas de sus dos comidas en tanto que en esa estación, en Islandia y Groenlandia, en esos momentos es de noche. Es por ello que lo han hecho notar en sus sagas, indicando de ese modo que se encuentran bien al sur de Groenlandia, lugar de donde ellos habían llegado. Pero esas horas han sido estimadas a ojo y no calculadas con instrumentos de precisión. Cuando el sol era visible se podía conocer el momento del mediodía local y por medio de relojes de arena de paso lento, de varias ampolletas, se conocían las horas; otros relojes de arena indicaban los medio minutos, para tomar la altura a bordo; pero no es seguro que en el pueblo, en la cabana del jefe, del jari, fueran utilizados todos los días, debiendo por lo tanto contentarse con los de paso lento. Es 229

en vano, pues, tratar de dar a estos términos un sentido preciso casi sin margen de error calculando entonces la latitud con una aproximación de un minuto de arco. Sin embargo hemos constatado tales pretensiones en Th. Brugge quien había declarado que el lugar en donde se había llevado a cabo esa observación se encontraba a 41° 22' de latitud. En cuanto a Hjalmar H. Holland es aún más exacto e indica los segundos de arco pues había calculado que estaba a 41° 22' 20". Veamos más de cerca lo que puede aportar la saga. Constatamos que las horas que allí se mencionan, con referencia a las comidas, corresponden a una latitud inferior a la de París en donde el sol se pone a las 16.4 h. Tomando sólo hasta los minutos, dado que aun cuando los vikingos pudieran apreciar los medio minutos no se comienza una comida con una aproximación de medio minuto, citaremos algunas tablas astronómicas (sólo las puestas, la comparación con las salidas es paralela): latitudes

horas de puesta del sol

41°

4.31 h

42°

4.28 h

De este modo el sol se pone en una latitud algo superior a los 41° (no diremos 41° 1/3 pues las horas arriba indicadas no toman en cuenta a los segundos; en realidad hay cerca de 3 min 40 seg de diferencia, para un grado de latitud en esta zona, pues ello varía con las latitudes). Se trata pues de un valor cercano al de Brugge y al de Holland. Dicho valor figura en todas las tablas astronómicas lo cual confirma que éstos han indicado la latitud correctamente para 4.30 h, pero contrariamente a lo que dicen, no la han calculado: son los valores inscriptos en las tablas modernas; pero dichos valores son en realidad inexactos cuando se pretende dar los, tiempos en segundos, habida cuenta de las diferentes correcciones astronómicas que se debe tener en consideración debido a los movimientos relativos de la tierra y del sol desde comienzos del siglo XI, hecho en el cual no han pensado los autores arriba indicados. Algunas operaciones de gran facilidad, a partir de las tablas actuales, indican que una puesta del sol a Is 3.3 h de la tarde correspondería a una latitud situada a 500 km al sur de Groenlandia. Los vikingos no habrían hecho notar que los días eran mucho más largos en Vinlanda y ésta se habría encontrado en la parte norte del Labrador. La salida del sol a las 9 230

h correspondería a una latitud de 58° 30', a 150 km aproximadamente de la del extremo sur de Groenlandia. Hagamos notar que la puesta a las 3.33 h corresponde a la latitud de 55° y a las 3.27 h para 56° por un lado, y por otro 8.56 h para 58° y 9.5 h para 59°. Por lo tanto no es posible especificar las latitudes con una aproximación de un grado según indicaciones que quizás no son exactas por un error de un grado. De este modo vemos el inverosímil error de los filólogos al leer en el propio texto que los días son mucho más largos en Groenlandia que en Islandia durante el solsticio de invierno. Por lo tanto se contradicen pues para una latitud de 59° (para la salida del sol alrededor de las 9 h) sólo habría una diferencia de 10 min con el sur de Groenlandia y ante la falta de exactitud en cuanto a la hora observada, no habría diferencia lo suficientemente grande como para hablar de días más largos. Las latitudes de 55° o de 59° según que se tomen en cuenta las horas proporcionadas por ciertos filólogos para la salida o para la puesta del sol (horas que, astronómicamente, no son compatibles entre sí) corresponderían a la parte norte del Labrador que en ningún caso podría ser Vinlanda tal como se describe en las sagas. He pedido, como dato, a un amigo astrólogo aficionado, J. R. Gouriou, retomar los cálculos, habida cuenta de la variación anual de la declinación del sol, para el solsticio de invierno del año 1003 que corresponde a la fecha de observación indicada en la saga. Varias páginas de cálculos, habida cuenta del cambio de calendario, de la refracción solar durante la puesta, etc., concluyeron en una diferencia aproximada de quince segundos con respecto a lo que yo había calculado rápidamente según las tablas (lo cual muestra que la indicación de Holland es inexacta en lo que respecta a sus 20 segundos). El error aproximado de 1/4 de minuto en relación a nuestro cálculo es poco importante y está más allá del que resulta de la imprecisión de términos tales como "hora de la comida del atardecer" que no era anunciada por ninguna campanada que indicase la hora exacta con una aproximación menor a medio minuto. Era "alrededor de las 4.30 h", quizás —y hasta probablemente—- con varios minutos de incertidumbre. Si en realidad eran las 4.24 h, se encontraban a 43°, en tanto que si era a las 4.35 h sería a los 40°. Pero 40° es el extremo sur de Vinlanda (preferentemente del sudoeste). La costa está orientada oblicuamente en relación a los paralelos, desde los 40° a los 41°, sobrepasando los 41° al este y los 43° en la bahía del Maine, 231

en las proximidades de Bostón. Por lo tanto, si las horas de las comidas han sido ubicadas con una aproximación de 5 min, para Vinlanda nos atenemos a los límites que surgen del mapa descifrado, aportando de este modo una confirmación más a la postura que afirma que aquella es la región descripta por las sagas. Se puede apreciar, sin embargo, que es en vano buscar una aproximación inferior a un grado para la latitud exacta del "Campamento de Leif" con sólo ese punto de referencia. Sólo se puede decir que, muy probablemente, se encuentre en una franja dé tierra comprendida entre los 40° y 43° N, pero no se puede sacar mucho más de ese texto. De todos modos su interés es de capital importancia ya que permite descartar los groseros errores de localización cometidos. Sin embargo es posible acercar la bifurcación de las diferencias de latitudes. En efecto, en este lugar, el paralelo 40 se encuentra en el mar. El de 41° es el más cercano a la costa, aunque de todos modos se encuentre en el mar. La costa se encuentra visiblemente orientada en dirección este-oeste en esta región. Las investigaciones arqueológicas pueden pues limitarse a una zona entre los paralelos 41 y 43, salvo una pequeña región en el extremo sudoeste (en las proximidades de la actual New York) en donde la costa se encuentra entre los paralelos 40 y 41, pero el texto de la saga induce a descartar a esta región ya que la costa, en las proximidades del campamento, estaba rodeada de bancos de arena, lo cual lleva hacia el este, hacia el cabo Cod. De este modo se puede afirmar, según el texto, que las "cabanas" construidas por la tripulación de Leif en 1003 se encontraban en los 42° ± 1°, y ello con toda verosimilitud. Si admitimos que la indicación proporcionada es superior a un error de 5 minutos de tiempo, hemos visto que se puede situar ese punto alrededor de los 41° 30 minutos de latitud norte, con un error que sería quizás inferior a los 10', lo cual, habida cuenta de las indicaciones relativas a la costa, permite circunscribir las investigaciones arqueológicas (si quedan muestras) a una región algo más oeste del cabo Cod, en la desembocadura de un río, bastante hacia arriba como para disponer de agua dulce (según se expresa en la saga). Pero la localización exacta —si ésta puede hacerse- deberá tener en cuenta un hecho que los prospectistas modernos no han considerado: desde 1003 el nivel del mar ha crecido, en ese lugar, alrededor de 0,80 m. No se excluye por lo tanto la posibilidad de que el campamento de Leif hubiera sido establecido en un terreno hoy sumergido 232

por la alta mar o, al menos, a una distancia del mar en donde, en nuestros días la marea se hace sentir y en donde quizá ya no hay más agua dulce. Aun cuando no se encuentren nunca indicios arqueológicos seguros, se puede ver que la región en donde acampó Leif en ocasión de su incursión de 1003-1004, a partir de Groenlandia, en lo que luego fue llamado Vinlanda, puede ser circunscripta con bastante exactitud. Puede asimismo apreciarse que la convergencia de pruebas presentadas en esta obra facilita grandes coincidencias que no dan lugar a grandes errores de localización. Ello nos proporciona un preciso punto de referencia para ubicar a una de las regiones en donde se encontraban los celtas en los albores del siglo XI, pues allí es donde una saga ubica el incidente de la mujer celta que se había introducido en el campamento de los vikingos, en la cabana del jefe, llegando junto a su mujer y a su pequeño hijo.

233

BIBLIOGRAFÍA

Es enorme el número de obras que hemos consultado durante más de cincuenta años. Sería fastidioso enumerarlas todas aquí. Tanto más cuanto que al menos las nueve décimas partes no aportan nada seguro; sólo son recopilaciones sin interés, o repeticiones, o divagaciones de la imaginación que no se apoyan en ningún documento de gran precisión. Naturalmente un documento antiguo, auténtico, no es una prueba. Pero se puede apreciar la versión en ese momento y ello permite medir la deformación introducida poco a poco, durante siglos, por agregados destinados a amenizar el relato, a embellecerlo, etc., al menos en la intención de sus autores o narradores. Los más antiguos manuscritos no son a menudo más que la transcripción por escrito, por primera vez, de un relato oral transmitido por tradición, a veces desde muchos siglos antes. Hemos estimado conveniente proporcionar en esta bibliografía sólo las más sobresalientes obras consultadas, sin que ello constituya una aceptación, por nuestra parte, de lo que en ella escriba su autor. Algunas obras citadas contienen abundantes bibliografías. No hemos proporcionado la lista de todos los estudios, muy numerosos, hechos sobre la "torre" de Newport, sobre el viaje de Zeno, sobre las sagas (obras y numerosos artículos de periódicos, etc.). Aquí hay sólo un aspecto, voluntariamente limitado, de una muy abundante literatura. Tampoco se ha de encontrar aquí la bibliografía relativa a los viajes de Brandan ya que ella figura en la obra dedicada a ese navegante del siglo VI. Adán de Bremen: Descriptío Insulareum Aquinolís, 1070; trad. Tsc^aii, New York, 1959. (Hay varias traducciones conocidas de esta obra.) Ahimann, H. W.: "Glaciological Research on the North Atlantic Coasts", Royal Geographical Society, Researches Series, no 1, 1948. Alien, F. J.: "The ruined mili, or round church of the Northmen of Newport", Cambridge, Antiquariam Society, vol. 22, 1921, Cambridge, England.

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ÍNDICE Introducción Primera Parte. Reseña de nuestros conocimientos sobre las relaciones Europa-América del Norte antes de Cristóbal Colón I.

AMÉRICA Y LA ANTIGÜEDAD. La carta de Ptolomeo

II. LOS CELTAS EN AMÉRICA DEL NORTE. Datos proporcionados por las sagas nórdicas 1. La saga de Ari Marson: Prisionero de los celtas en América y bautizado 2. La saga de Bjarni: Se divisa el continente americano 3. La saga de Erik: Primera implantación de los vikingos en Groenlandia 4. La saga de Leif: Primer reconocimiento del continente 5. La saga de Thorvaid: Fracaso del primer intento de implantación en el continente 6. La saga de Karisefni: Fracaso definitivo de la implantación vikinga en el continente — Presencia de los celtas 7. La saga de Bjorn y la de Gudieif: Luces sobre la implantación celta 8. Aproximaciones, síntesis y comentarios 9. Confirmación de la existencia de Vinlanda a través de los textos anteriores a las sagas III. ANTES DEL 983: A. En Islandia y en Groenlandia. B. Hacia "Albania" IV. DESPUÉS DE 1029 V. PRECISIONES DEL VATICANO VI. LA MUERTE DE LA COLONIA GROENLANDESA PARALELA A LA DE LOS CELTAS 239

VII. NUEVOS DATOS SOBRE LA INMIGRACIÓN DE LOS VIKINGOS LLEGADOS DE LA COSTA OESTE DE GROENLANDIA VIH. ULTIMO (?) VIAJE DE EXPLORACIÓN DE LOS CELTAS EN ACADIA: CIEN AÑOS ANTES DE COLON IX. ALGUNOS JALONES EN AMÉRICA ANTES DE COLON X. HAGAMOS UN BALANCE XI. RESUMAMOS Segunda Parte. importantes

Precisiones

más

técnicas

sobre

los

puntos

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XII. DATOS SOBRE LAS TRAVESÍAS XIII. LAS VARIACIONES DEL CLIMA XIV. LOS CAMBIOS EN LA GEOGRAFÍA: Lento movimiento de crecimiento de los océanos. — Movimientos del suelo. — El cataclismo del siglo XIV XV. LOS MAPAS: Un mapa de El Edrisi (o Idrisi). - Un mapa de Vinlanda autentificado (? ). — Desciframiento del mapa de Vinlanda XVI. PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS 1. Los hornos celtas 2. Habitáis 3. North Salem y Acworth 4. El santuario bretón de Newport: La "torre" no es un molino. — ¿De cuándo data la construcción de la "torre" de Newport? — Paralelo con el "templo" de Lanleff. — Fecha de Lanleff. — A modo de conclusión sobre la fecha de construcción del santuario de Newport

XVIIL LOCALIZACION DE LOS "REFUGIOS DE LEIF" EN VINLANDA Bibliografía

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