El Velo y La Falta

July 7, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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El velo y la falta 

Antonio Di Ciccia* y Virginio Baio**  Baio**  

 Antenne 110 es una institución que se hace cargo de jóvenes autistas, de psicóticos, y de  jóvenes que sufren perturbaciones graves de la personalidad, según la expresión de instancias ministeriales que han acordado su reconocimiento por parte del Estado Belga. Ha sido creada en 1974 partiendo de una institución ya existente, y luego, en 1982, con un estatuto completamente autónomo. En el proyecto presentado para el reconocimiento definitivo, nuestra preocupación ha sido la de remarcar de forma neta y oficial que lo que había inspirado a los promotores de la Antenne la  Antenne era la referencia a Freud y a Lacan. No se trataba de ni ningún ngún modo de las referencias teóricas habituales, por lo menos para las instancias oficiales, que han intentado, in tentado, primero discretamente, después de manera más firme, hacer inscribir nuestro trabajo bajo referencias más ecuménicas en cuanto a la teoría, y bajo una u na protección más valedera en cuanto a lo político. Debemos constatar que nuestra firme oposición no nos ha traído, hasta hoy, ningún perjuicio. Este es un primer punto pun to particular, históricamente, de esta institución. Un segundo punto particular es un aparente contraste con su referencia al psicoanálisis. Nos explicamos: en lugar de aplicar la teoría psicoanalítica en nuestro lugar de trabajo y de someter a los niños de la Antenne la  Antenne al psiconálisis, como era habitual habi tual en muchas instituciones, hemos producido, expresamente, una suspensión. Por cierto no la suspensión. Suspensión de qué? Por cierto no la suspensión del saber de la teoría analítica, sino suspensión de la aplicación de esta teoría sic et simpliciter. En otros términos, nos parecía que esta misma teoría analítica a la cual nos referimos nos impedía una realización apresurada de la práctica. Ante todo, no era la aplicación y la utilización del dispositivo analítico lo que nos parecía prioritario; nos parecía prioritario responder o al menos intentar responder a ciertos interrogantes. Los interrogantes El primero era éste. Los Lo s niños autistas, no hablan. Sin embargo, Lacan nos dice que qu e están en el lenguaje. Nos dice aún más que lanzan l anzan una palabra más primordial que ningun mom mom. Qué quiere decir eso? Y qué consecuencias se deben sacar? Si están en el lenguaje, eso quiere decir que su no-hablar no los l os excluye de ninguna manera del campo del lenguaje, sin embargo es posible articular ese no-hablar en un discurso? Y si es sí, cómo? Si están en el lenguaje, eso quiere decir también que para los niños autistas y psicóticos el Otro no está ausente. Sin embargo no es fácilmente reconocible ni operatorio. Cómo introducirlo entonces? Habría sido suficiente proponerse como el Otro maternal suficientemente bueno para que salieran de su mutismo? Acaso no era romperse la cabeza contra la evidencia de que lo suficientemente bueno no bastaba para que un niño escapara a la psicosis y que lo demasiado alejado o lo demasiado próximo para decidir respecto de una psicosis no daban más que la regla de ciertos terapeutas con relación a ciertas teor teorías? ías? O, de igual sido suficiente encarnar paternal para restablecer la ley del deseo? Masmodo, eso nohabría se contrapone al hecho de queun unOtro autista permanece impermeable i mpermeable a todo representante de la ley por más que a veces consienta a ella? Y para el niño psicótico, el hecho de ponerse autoritariamente en el lugar l ugar de un padre forcluído simbólicamente, no habría sido la ocasión de un encuentro con un padre en lo real, con la producción de un desencadenamiento manifiesto como efecto? Cómo hacerse pues presencia simbólica para el niño niñ o autista? Y desde dónde escuchar o hablar al niño psicótico? Se nos decía Françoise Dolto, que ha seguido de cerca el comienzo de la  Antenne que todos los niños, y también los niños autistas y psicóticos, saben la diferencia entre el Otro parental y el Otro analítico. Y que el personal de una institución debía limitarse a encarnar al Otro parental dejando así al Otro analítico conducir la cura, sea que el analista viniera a hacerla dentro de la institución, sea que el personal lleve al niño al consultorio del analista. Pero, estamos tan seguros de un saber innato inn ato en el niño en cuanto al descubrimiento de diferentes estatuto del Otro? Y por qué la relación analítica debería producirse como excepción del funcionamiento propuesto por Lacan en su algoritmo de la transferencia? Muchos de esos interrogantes han sido resueltos con posterioridad. p osterioridad. Pero en la época del d el comienzo de la Antenne la Antenne habíamos encontrado una doble dificultad: por un lado los analistas, los analistas de la antigua Escuela Freudiana de Paris, salvo raros casos, no otorgaban importancia al trabajo en la institución. Por definición un analista no podía tener con la

 

institución más que una relación conflictiva. La segunda dificultad tenía su origen en el estado magmático de la teoría. Estaba allí Lacan. Estaban allí, al fin y al cabo, los textos esenciales. Pero faltaba un lector, o mejor dicho, faltaba uno que aprendiera a leerlos. Esas dos dificultades han sido resueltas con el nacimiento de la Escuela de la Causa freudiana. Aquí la experiencia en institución recupera una legitimidad y un valor clínico propio. Así la institución no venía a sustituir un trabajo clínico específico, como puede ser el de un análisis personal, ni a limitarse a figurar como sala de espera para analistas que a menudo hacían sus primeras armas: la institución podía intentar desarrollar una clínica que le l e fuera específica, sin sustitución ni recubrimiento. En lo que concierne a la segunda dificultad, hemos encontrado en los analistas de la Escuela de la Causa freudiana y sobre todo en los cursos de Jacques-Alain Miller los jalones esenciales que nos han permitido permiti do un más fácil acceso a la enseñanza de Lacan y a sus referencias en cuanto al niño, ni ño, a la psicosis y a la institución. Un preliminar de origen Hay un preliminar en el origen de la Antenne. la Antenne. Por cierto que se trata de un preliminar que se encuentra en el origen de toda institución, pública o privada, y que tiene como efecto el poder de movilizar un deseo. Se trata de un "yo quiero", de un "yo quiero que eso exista" colocado en el origen de una nueva entidad. No se trata de un "yo quiero"caprichoso, ni de un fiarse del buen deseo del Otro, sino de un acto que qu e es la consecuencia lógica de cierto recorrido, analítico, al menos en el caso del fundador de la Antenne la Antenne (1). Como Eric Laurent lo subrayaba en una discusión publicada (2), ese "yo quiero"no puede ser articulado más que con el padre muerto. Es en nombre del padre simbólico que se funda alguna cosa, pero desde que la cosa está fundada el fundador mismo se borra para no dejar más que un nombre, a veces ni siquiera el suyo, como resto operación. Ese queda indiciode delaun deseo que es nombre deseo del Otro.como indicio de un deseo subjetivado, es decir, Todo esto permite un montaje institucional i nstitucional que lleva desde entonces la marca de ese n nombre ombre en su recorrido. Esto es una oportunidad, pero también un lí límite. mite. La oportunidad está dada por el movimiento que permite el engendramiento del deseo por el deseo; el límite está dado por el hecho de que es dado un marco que delimita el campo de acción y que lo limita en cuanto que una institución entre otras. Consideramos que una institución que se pretende pretend e analítica debería responder a dos criterios. Un criterio general que formularemos así: responder de manera apropiada a la estructura del inconciente. Y un criterio particular que reside en la marca dejada por un "yo quiero" original. Nos parece sin embargo, que esos dos criterios no se revelan fecundos más que en una precariedad básica. En efecto, una institución que se pretende pret ende definitivamente analítica porque piensa el ser, se deslizará fácilmente hacia un discurso de simple poder burocrático. Y una institución que lleva impresa la marca del fundador está destinada a ser la parodia de sí misma. Hace falta que después de la primer pri mer marca sigan otras, índice también de los deseos de otros, aptos eventualmente para modificar, y de un modo totalmente legítimo, sus coordenadas. El marco Toda institución prevee un marco, esencial para su funcionamiento. Pero, a la luz de lo l o que ha sido dicho, es necesario relativizarlo: cada marco es la resultante de aplicar apl icar algunos principios en situaciones concretas y a menudo contingentes. El marco de una un a institución no puede entonces, servir de modelo ni de ideal a otra institución. La La Antenne,  Antenne, en su realidad concreta, es una pequeña institución que acoge niños con serios problemas psíquicos, enviados por Centros Médico-Sociales habilitados para descubrir los trastornos psíquicos entre la población, a menudo después desp ués del señalamiento de la guardería infantil, de los establecimientos escolares, de los psiquiatras o de los padres. pa dres. El establecimiento está habilitado para acoger dieciocho niños, trece internos, cinco externos, de dos a catorce años. La edad media es de once años. A partir de su creación docientos niños han frecuentado la Antenne. la Antenne. A  A la salida de la l a institución, veinte por ciento han retomado la escolaridad normal, treinta por ciento han sido inscriptos en escuelas especiales, profesionales o en talleres protegidos, cincuenta por ciento han sido integrados en establecimientos para psicóticos adolescentes o adultos. El porcentaje de recuperación desde el punto de vista social

 

es considerado elevado por las instancias ministeriales competentes en comparación con instituciones similares. El personal está compuesto por una veintena de personas, algunas con formaciones específicas, como el fonoaudiólogo, el kinesiólogo, el pediatra y el psiquiatra infantil. La mayor parte de los otros miembros del equipo provienen de las facultades de psicología. Si bien los miembros del equipo saben desde su entrada que la institución está orientada por el psicoanálisis según Freud y Lacan, las condiciones de contratación del personal no están condicionadas ni por un saber clínico adquirido adquiri do o la obligación de adquirirlo, ni por la obligación de psicoanalizarse. La referencia al psicoanálisis queda, en cuanto a los miembros del equipo, como una elección personal que no tiene ti ene consecuencias para el contrato de trabajo. Esto es válido asimismo para toda eventual supervisión personal de su propio trabajo, que queda en el dominio privado. Los padres Los padres son para los niños, y sobre todo para los niños psicóticos, p sicóticos, reales, bien reales. Una institución como la nuestra debe tenerlo en cuenta. Desde el comienzo de nuestra experiencia, experi encia, nuestra preocupación no ha sido la de poner en tratamiento a los padres de los niños de quienes nos ocupamos, pero sí de favorecer una toma de posición subjetiva en su relación con sus propios niños. En el caso donde el niño era neurótico, el trabajo con el mismo era posible, aunque no nos encontrásemos jamás con los padres. Eventualmente eran los niños quienes convocaban a sus padres a través de su decir. Por el contrario, en el caso de los niños psicóticos era necesario que los padres hablaran de su hijo para permitir que cierta separación pudiese tener lugar entre ellos y él. Nuestras entrevistas con los padres se produjeron por po r lo tanto bajo múltiples modalidades suceptibles situarse en una escala quecontrariedades, va desde el simple encuentro donde seyregistra información,de preguntas, preocupaciones, planteos, desconfianza confianza, a una verdadera implicación subjetiva de los padres (3). Hemos advertido advertid o que cuando ha habido una verdadera implicación subjetiva de los padres, siempre se han manifestados cambios concretos y positivos, aún en situaciones graves. De todos modos, se trata, en todos los l os casos, de permitir que un velo venga a interponerse entre el niño y los padres, un velo que proteje eventualmente al niño del todo-saber de los padres y que restablezca que un niño es un enigma-sujeto y no un tapón-objeto o un síntoma de la pareja parental. Pero ese velo es para el niño tan esencial porque es por ese velo que le está permitido preguntar, si la estructura lo permite, cuál es su lugar y su función en relación al Otro. Un encuentro Cuál es entonces el trabajo que se espera de los miembros del equipo en lo concerniente a los niños? Lo que se espera de cada uno de ellos es que haya encuentro. No se espera que hagan de psicólogos o de psicoterapeutas. Menos aún de psicoanalistas. p sicoanalistas. El personal no está allí para interpretar lo que fuera. Y menos aún para interpretar en el registro del Otro del deseo. No está allí tampoco para interpretar en el registro del Otro de la demanda. Frecuentemente es la madre, en cuanto que el Otro de la demanda, quien interpreta. Por lo tanto, el personal no está tampoco en el lugar de sustituto de la madre, bu buena ena o mala. Y no está allí tampoco para que el niño respete las reglas de vida de la casa. Para eso el personal hace referencia, para ellos mismos y para los niños, al funcionamiento propuesto por la dirección de la casa. Entonces qué hace? Respondemos pues con gusto que los miembros del equipo están allí para que haya encuentro. Pero cómo estar allí para esperar este encuentro? En verdad, para eso no hace falta prever este encuentro, ni conocerlo u organizarlo por adelantado. Para que haya encuentro hace falta que los miembros del equipo no se ocupen de estar en busca de demanda de los niños, ni que agobien a los niños con sus propias demandas. Hace falta, por el contrario, que estén allí, ocupados desde luego por los trabajos que llamamos talleres o por tareas de la vida cotidiana, a veces humildes, habituales en una casa donde viven niños. Porque todo es librado li brado a la fortuna* del encuentro: desde el trabajo en el taller hasta el paseo por el bosque, desde la preparación de la comida al levantarse a la mañana hasta el baño de la noche. La oportunidad puede tener lugar, y hemos remarcado que tiene lugar cuando una coyuntura

 

particular se presenta, coyuntura que toma cuerpo cuando el interés de los adultos en su tarea cotidiana manifiesta la marca de un deseo, particular, en presencia de los niños quienes, uno por uno, pueden aceptar ser los destinatarios de ese deseo particular. En el marco de organización de la casa, discutido por el conjunto del equipo y actualizado por la dirección, a cada adulto se le permite pe rmite la elección de los medios, la táctica a inventar, la estrategia a seguir. A los otros miembros del equipo no les es pe permitido rmitido hacer indicaciones sobre los medios elegidos por cada uno. La dirección de la casa no tiene ningún otro objetivo que el funcionamiento de la institución. La dirección no tiene ninguna obligación en cuanto a cualquier responsabilidad terapéutica.Para esta tarea en la Antenne la Antenne está el responsable terapéutico. Pero cuál es entonces su papel? Un lugar vacío El papel del responsable terapéutico es el de garantizar que la institución sea articulada en relación con un lugar central, pero vacío. Vacío quiere decir que ese lugar no está ocupado por un amo que sabe, que hace y que cura. Vacío quiere decir que ese lugar l ugar no es ocupado tampoco por un significante que automáticamente clasificaría clasificaría a los miembros del equipo según categorías, por ejemplo la del buen o mal interventor, la de los terapeutas o la de la gente de la casa, o peor aún la de los psicoanalistas, o incluso de los psicoanalistas supervisores y de los que no lo l o son. Vacío quiere decir que ese lugar tampoco es ocupado por un saber que se pretende completo, incluso por un saber psicoanalítico, sino que en ese lugar una pregunta pueda surgir, pregunta que se refiere a un saber a construir abierto a todos y difícil para cada uno. En efecto, incluso el saber sobre la estructura que el psicoanálisis nos ofrece no tiene el cometido de ofrecer de antemano respuestas que no pueden ser más que del sujeto. Por esta razón el saber de la estructura de debe reuniones los ponerse adultos.en tensión con una verificación constante, como tiene lugar en las El responsable terapéutico no es pues el que tiene la responsablidad de elaborar una teoría, sino de permitir que cada uno del personal la elabore en su medida y que pueda desplegar sus propios medios para que el encuentro con los niños pueda tener lugar. Para hacer eso, su tarea consiste en preservar para todos, niños y adultos, un lugar vacío, lugar que es para cada uno particular. Evitar todas las superposiciones imaginarias entre niños, entre adultos adu ltos y también entre niños y adultos es una función que le es propia, reenviando e eventualmente ventualmente a cada uno a un lugar de trabajo personal, para los adultos al menos, fuera de la institución, trabajo por otra parte del cual no se hará cargo él mismo. Es para preservar este lugar, vacío de un saber coagulado, gurado, que el equipo prosigue con regularidad seminarios teóricos y reuniones donde los casos de los niños son tratados. En ese marco se teje un saber nuevo que concierne a los niños uno por uno a partir de varios hilos: el saber que proviene de la estructura, el saber que impulsa a los niños y el que tienen que elaborar ellos mismos. Y esto conjugado por cada uno con ese saber que proviene de su propia elaboración personal. Ese lugar de reuniones institucionales no es por lo tanto el lugar donde se espera un saber magistral pronunciado por el otro, ni el lugar de resolución de conflictos del orden de la transferencia o de la contratransferencia. Nunca el acento recae sobre esos problemas que son y permanecen, para cada uno del equipo, en el dominio privado, y que no pueden ser tratados más que en un análisis personal. Desde luego, hay transferencia. Si por transferencia se entiende un encadenamiento de deseo a deseo. O si se entiende un desplazamiento del interés de los niños hacia otro, adulto o función que pueda servir de tercero. Pero el lugar de la institución no es el lugar donde esa transferencia pueda ser elaborada. Esto está excluído en lo l o que concierne a los adultos. Y en lo que concierne a los niños los l os miembros del equipo son invitados a tomar con relatividad las manifestaciones de los niños que hay que enmarcar, en una perspectiva más vasta que la relación dual y menos específica que la relación analítica. Una producción de saber sobre el diagnóstico Comprobamos que a partir de nuestro trabajo hay cierta producción de saber que concierne a la clínica diferencial (4). Los niños son enviados a la Antenne la  Antenne luego  luego de un diagnóstico elaborado a partir de las indicaciones de la psiquiatría. Por efecto del encuentro del niño con

 

uno u otro miembro del equipo y por el trabajo de las reuniones generales, es más fácil hacer un diagnóstico que no se base sobre datos fenomenológicos, sino a partir de un una a clínica diferencial que se apoye sobre la l a estructura. Niños que son diagnosticados como psicóticos o fronterizos o afectados por perturbaciones graves de la l a personalidad pueden revelarse neuróticos. Así se explica el número relativamente elevado de niños que al término de su estadía en la Antenne la Antenne pueden reintegrarse a la escolaridad normal. La reconsideración r econsideración del diagnóstico, no basada sobre lo fenomenológico sino sobre la estructura, reabre posibilidades al sujeto, vuelve más propicio el montaje de dispositivos adecuados y en consecuencia permite la integración en el mundo social. ...sobre el estatuto del autismo... Otro elemento concierne de manera específica al estatuto del autismo. Eso que Leo Kanner había llamado manías, movimientos repetitivos, estereotipados y rituales verbales de los niños autistas, lo consideramos, a partir de Lacan, como operaciones que tienen una estructura y una función. Tienen la estructura del lenguaje y tienen la función de tratamiento (5). A diferencia de toda una teorización que plantea al autismo como un estadio del desarrollo o como un estado distintivo de la psicosis, nuestra posición es la l a de considerar que los l os autistas son sujetos psicóticos. Y, ya que a causa de la falta de la operación de sustitución que efectúa el Nombre-del-Padre el goce no se encuentra negativizado, como sucede en la neurosis, por el hecho de la forclusión, en este lugar l ugar intermediario donde falta el operador d de e sustitución es al autista mismo al que encontramos, un sujeto que está aparentemente cortado de todo pero que trabaja para realizar en lo l o real esta sustitución que no advino en lo simbólico. Sustitución que él intenta poner en práctica gracias a su propia construcción, que él el elabora abora y que tiene por función sustraerlo en tanto que objeto al imperio del Otro. ...y el tratamiento del Otro En lo que concierne a la l a psicosis, ésta también debe ser recentrada con respecto al lenguaje (6).. En efecto, el psicótico, del mismo modo que qu e el neurótico, e incluso cuando no habla, es (6) tomado por el lenguaje: es hablado. Y Lacan desde de sus primeros textos nos enseña que la psicosis no puede ser tomada como un déficit d éficit con respecto a ciertas facultades o instancias, concientes o inconcientes, ni como la detención en un estadío e stadío del desarrollo anterior anteri or a la toma por el lenguaje. En efecto, según Lacan, ser tomado por el lenguaje, para los psicóticos tanto como para los neuróticos, quiere decir que para todo ser hablante hay pasaje del goce al significante. Sin embargo el conjunto de los significantes, el Otro, no reabsorbe todo el goce, no hay equivalencia. El Otro no está completo, implica por estructura una falta, un resto de goce producido por el lenguaje mismo, mi smo, que no es ni significantizado ni significantizable. Ese resto, que no es del orden del significante, y por lo tanto no es un elemento del Otro, Lacan lo llama el objeto a.  a.  Ahora bien, este objeto a funciona de manera diferente en el neurótico y en el psicótico. En el neurótico funciona en el fantasma, como eso por lo que el sujeto viene imaginariamente i maginariamente a completar al Otro. En ese caso está correlacionado con la significación fálica, que sirve de norma y también de punto de mira con respecto a lo cual el sujeto está siempre en falta-enser. De ese modo el sujeto se encuentra movilizado por la cadena del deseo y encadenado al deseo del Otro, que constituye su cruz y su felicidad. En el psicótico, por el contrario, el objeto a no implica la significación fálica a causa de la forclusión del Nombre-del-Padre. En ese caso, no estando correlacionado con la norma fálica, el psicótico no tiene medio de articularse al deseo del Otro sin perderse. Así en relación con el Otro puede corresponderle sin resto, como un elemento del Otro. Es entonces engullido por la voz o la mirada del Otro, incorporado o rechazado como el alimento ingerido por el Otro o el excremento expulsado por el Otro. El psicótico completa al Otro, sirve para su goce. Ahora bien, si los elementos de la estructura en juego en lla a psicosis son así definidos, remarquemos que todo lo que la fenomenología del psicótico nos enseña, surge de la táctica del psicótico para sustraerse a la estrategia del Otro: se trata pues de q que ue el psicótico pone en funcionamiento el tratamiento del Otro para separarse de él, para no completarlo y servir a su goce. Y entonces comprobamos que los psicóticos, particularmente los niños psicóticos, toman posición con rspecto al Otro y que lo tratan a través de los fragmentos del Otro: en efecto, son

 

del Otro, del Otro a-normado, esas partes del cuerpo fragmentado, o esos objetos parciales, como la voz o la mirada, tomados directamente del sujeto, o esos significantes desencadenados por la no-regulación de la significación fálica, o por un saber que es completo a causa de la función de completud del Otro, llevada a cabo p por or el sujeto psicótico mismo. Todo ese trabajo que hacen los psicóticos, p sicóticos, niños o adultos, está ahí para desarrollar una dialéctica en el interior mismo del Otro, para introducir allí una diferencia a los fines de d e separar al Otro y al goce. No estando en condiciones de efectuar la operación para la inscripción simbólica que garantizaría esta distancia, el niño psicótico recurre a la tentativa de una inscripción en lo real, tentativa que exige ser verificada cada vez. Allí donde la significación fálica ligada al deseo del Otro, en el neurótico, signa la inscripción i nscripción simbólica de una falta en el Otro, las pulsaciones pul saciones producidas por el niño psicótico a los fines de de introducir una diferencia, apuntan, en lo real, a una regulación del Otro, un vaciamiento de su goce. Una oferta de asociación para el tratamiento del Otro Lacan invitaba a hacerse el escriba del psicótico. En la Antenne la  Antenne los niños psicóticos se topan con gente que hace muchas cosas, como las que implica el mantenimiento de una casa y como la vida de los niños lo exige. Sin embargo, más allá de ese trabajo que sirve frecuentemente de marco, están como distraídamente interesados en hacerse sus escribas. Se trata de una oferta de asociación para el tratamiento del Otro. Seguramente, para ello hay que tomar en serio el trabajo ya en acto que los niños psicóticos producen para tratar al Otro. No hay que contrariarlo. Por el contrario, hay que darle a ese trabajo una gran importancia. Y provocar un encuentro. Si el encuentro tiene lugar, es al adulto, en el estilo que le es propio, a quien le corresponde abrazarselaajuste curva al deproyecto esta tentativa el niñoestá hace para negativizar al Otro. Eso iimplica mplica queen el adulto que elque psicótico realizando. Para inmediatamente incluirse su juego como otro polo, intentando i ntentando producir cierta dialéctica. Trabajo arduo para el niño psicótico y casi imposible con el niño autista. Y sin embargo, si dejamos que esos niños nos ajusten a su necesidad lógica que es la de la inscripción de una falta que no se realiza simbólicamente, quizás se pongan a construir circuitos más complejos o a elaborar un delirio. Lo que comprobamos con más frecuencia es cierto apaciguamiento, como si la presencia de un garante, aún efímero, pudiera permitirles no sacrificarse a ese trabajo tr abajo del Otro. Al menos por un momento. O por el tiempo que están en la Antenne, la  Antenne, como si se tratara de un tiempo cortado con respecto al tiempo del Otro. Las ofertas de uno cualquiera Si este lugar de escriba es pertinente en el caso de la psicosis, no es diferente en el caso de los niños neuróticos? Con los niños psicóticos la función misma del sujeto supuesto saber es dejada expresamente vacía y en otro lugar que el lugar ocupado por el adulto por razones estratégicas. Pero en el caso de la neurosis? Ante todo no hay que olvidarse de que frecuentemente los niños neuróticos que se encuentran en la Antenne la Antenne están allí a causa de una situación considerada grave. Frecuentemente es una especie de petrificación coagulada que los caracteriza y que permite p ermite la confusión con otras estructuras. Por lo tanto, se busca conseguir una removilización del deseo. Para ello el recurso no es imponer, como toda institución es llevada ll evada a hacerlo, un significante amo para normalizar al sujeto, sino recrear lo que se llama el régimen edípico (7). Un régimen que implica la norma pero donde el sujeto se exceptúa como lo que falta del Otro. Es a partir de allí que el niño puede elaborar una respuesta a lo que él es en relación con esa falta, y luego construir un fantasma, siendo éste un modo de respuesta al Otro (8). Un trabajo de régimen edípico edí pico es completamente compatible con la institución. Aquí no se apunta al atravesamiento, sino a la construcción de un fantasma. Una construcción que permite al sujeto relacionarse con el Otro, mientras que su atravesamiento es lo que reduce el fantasma a sus elementos primarios: pura falta y puro objeto. La pregunta p regunta que queda aquí planteada es si tal meta es asignable a un psicoanálisis de niño. Queda para los niños neuróticos la posibilidad de encadenamiento de la función del sujeto supuesto saber. Para que tenga lugar el encadenamiento de esta función, es necesaria una coyuntura que reúna dos condiciones: la demanda dirigida uno cualquiera para completar la

 

falta de saber del sujeto, y una oferta de parte de ese uno cualquiera que acepte dejarse investir por esta función. Comprobamos que es para preservar en la institución un lugar central para la falta que los miembros del equipo que trabaja en la Antenne la Antenne no aceptan hacerse soporte de esta función. funci ón. Y aquel que por elección lo acepta, por la misma elección, se exceptúa: el no-todo está en efecto en el corazón de toda institución, i nstitución, sea una institución pública como lo es una casa para niños, sea una institución privada como lo es un psicoanálisis. p sicoanálisis. Eso es lo que hemos aprendido en el análisis y con lo que hemos querido marcar el funcionamiento de la Antenne. la Antenne.   Traducido por  Alicia Marta Dellepiane. Dellepiane.

 

NOTAS 1 Es a continuación de una frase pronunciada p ronunciada por Lacan en su discurso, que a Antonio Di Ciaccia le ha parecido evidente la necesidad de un funcionamiento institucional que sea notodo en todos los casos. 2 Cf. M. Kusnierek et E.Laurent, "Psychanalyse et institution: une discussion", Préliminaire, 5, 1993, p.108. 3 Cf. "A propos des enfants névrosés en institution", Préliminaire, 6, p.10. 4 Cf. B. de Halleux, "Une question diagnostique", Préliminaire, 5, 1993, pp. 19-25. 5 Cf. V.Baio, "Cito tute jucunde. Une clinique avec le sujet autiste", Les Feuillets du Courtil, 8/9, 1993, p.124. 6 Cf. M.Kusnierek et V.Baio, "L'autiste:un psychotique au travail", Préliminaire, 5, 1993, pp. 718, de la cual reproducimos largos extractos. 7 Cf. M. Kusnierek, "Des histoires d'armoire", Préliminaire, 6, 1994, pp. 17-22. 8 Cf. B. de Halleux et M. Marot, "Les petits mythes de Marcel", Préliminaire, 6, 1994. pp. 1316. Artículo publicado en Mental N 1.

* A.M.E. Ecole de la Cause Freudienne (A.M.P.) ** E.E.P. Section Italienne. Laureo in teologie. Laureo in psicologia. Miembro dell' Ecole de la Cause freudienne.

 

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