El Valor de Un Hombre Sin Oro Ni Caballo

August 15, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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El valor de un hombre sin oro ni caballo El presente trabajo tiene la pretensión de ser un somero análisis del cuento “Oro, caballo y hombre” de Rafael F. Muñoz. Para cumplir este propósito se usará como referencia el trabajo de Teun van Dijk, no obstante se seguirá la recomendación sugerida en clase y se intentará explicar en qué consisten los términos en vez de usarlos directamente.

Desde el inicio del cuento “Oro, caballo y hombre” se nos da un i ndicio de la temática de la narración de Rafael F. Muñoz, el cual nos relata el fin de uno de los personajes más  polémicos de la Revolución Mexicana, Rodolfo Fierro. Oro, caballo y hombre, nos establece una lista jerárquica sobre la valía de los elementos que se mencionan, los cuales serán puestos en escena en un paisaje de Casas Grandes. A primera instancia, el texto crea una oposición entre el hombre y la tierra que transita, es implacable para el hombre; está oculta bajo una gruesa costra de hielo, dándonos a entender que la llanura es una herida en el terreno cubierta por una engañosa capa de nieve que impide el descanso de los hombres y de los caballos flacos que la cruzan, haciéndolos tropezar e incluso cansándolos hasta el punto de generar una indiferencia a la vida o la muerte. En el centro de esta llanura, se relata de la existencia de una charca congelada, cuya superficie es cristal ahumado que se solidificó sobre tierra vuelta lodo y que muestra surcos

“cual piel de alguna bestia”.  La superficie geográfica, por las descripciones que se nos da, es retratada por Rafael Muñoz como una dura prueba para los villistas y sus caballos. Les ha impedido el descanso a lo largo de la travesía, ha afectado desde su comida hasta su montura. Sin embargo, la descripción del terreno nada más funge como introducción al síntoma textual que sirve de eje en la narración: la oposición entre la figura del villista y la figura del bandolero.

A lo largo del cuento, a los Villistas se les representa como “los restos deshilachados de la División del Norte”, es decir, nos ha bla del remanente que qu e quedó tras el combate de Celaya; de esta manera a esta compañía se le retrata como hombres que pese al cansancio

no se rajaron y siguen adelante con “desdén hacia la vida y por reto hacia la muerte”.  Factor que podemos apreciar en la peregrinación de revolucionarios que atraviesa esta zona ya sin

 

esperanzas de que el terreno mejore, ya que se le prometió que se pondría “pior”, y que siguen adelante impulsado por el puro orgullo de ser llamados “hombres” y de no “rajarse”.   “¡No hay que rajarse, muchachos! ¡Síganle, que ya verán cómo pa' delante está  pior…!”  En contra posición a los villistas, está su líder “Rodolfo Fierro” , v iste un sombrero texano a la usanza de los ferrocarrileros, de tez oscura, cabello negro y lacio, se le describe

además, con “boca de perro de presa”, brindando así una imagen animalizada de fiereza,  pero que posee la capacidad para seguir órdenes. Su porte en el caballo es erguido, y se

aferra a este como si sus piernas fueran “garras de águila”. Nuevamente se le animaliza comparándolo con depredadores. Se reitera que fue ferrocarrilero, pero que después se volvió bandido, no se le describe como revolucionario o villista pese a que es él quien da la

órdenes, también se menciona fue “dedo meñique” del je fe de la división del norte, es decir que no era un miembro imprescindible pero que aun así estaba entre los principales, lo que le concede cierto estatus ante los hombres que guía. Así mismo se le menciona como

“asesino brutal” y se hace hincapié en su ef iciencia iciencia a la hora de matar por medio de las referencias “pistola certera” o “dedo índice que nunca se cansó de jalar el gatillo”.   “ Rostro oscuro completamente, afeitado, cabellos que eran casi cerda, lacios, rígidos, negros; boca de perro de presa, manos poderosas, torso erguido y piernas de músculos boludos que apretaban los flancos del caballo como si fueran garra de águila.  Aquel hombre se llamaba Rodolfo Fierro; ha había bía sido ferrocarrilero y d después espués fue bandido, dedo meñique del Jefe de la División del Norte, asesino brutal e implacable, de pistola certera y dedo índice que no se cansó nunca de tirar del gatillo.”  Rodolfo Fierro, iba además envestido con monedas americanas de oro. Este oro funcionaba como una coraza que lo protegía y la imagen se refuerza haciendo referencia a que este lo blindaba.  blindaba.  

Partiendo del hecho de que hay un distanciamiento narrativo entre Fierro y sus

hombres, podemos continuar con el análisis de la macroproposición “villista vs bandido”. Tomando como paradigma del bandido a Rodolfo Fierro, obtenemos una descripción de lo

 

que es un bandido según Rafael Muñoz: son asesinos que tienen poder debido a las riquezas que cargan y al miedo que provocan, y casi por oxímoron la descripción de los villistas hace referencia a hombres que actúan por orgullo y por interés. Siendo el orgullo y el interés el motor de los hombres en el cuento, podemos analizar el siguiente síntoma que denota el texto: la oposición entre el hombre y el rajón. Si bien como miembros de la cultura mexicana estos términos son parte de nuestro cotidiano y no es necesario definirlos, en el texto adquieren un sentido más acentuado; la compañía de villistas que relata el texto, como ya se mencionó con anterioridad, está compuesta por aquellos que no desertaron tras la batalla de Celaya, en la que los Villistas fueron

derrotados. Por tanto, “rajarse” significa rendirse tras la derrota, así mismo rajarse significa tener miedo y no seguir las órdenes del “general”. De esta manera, cuando   Fierro se encamina a la charca congelada asumiendo un gran riesgo, y lanza una sentencia, que establecerá tanto su valor como el de sus órdenes, refuerza nuevamente la idea de que hombre es aquel que no le tiene miedo al peligro.

“Éste es el camino para los hombres que sean hombres, y que traigan  caballos que  sean caballos… ¡Adelante!”  Cuando los hombres a los que dirige empiezan a ver el peligro de la situación piden a

Fierro, refiriéndose a él cómo “mi general” , “los devuelva a la orilla”. Rodolfo Fierro desestima los riesgos reduciéndolos a tan solo un “baño”.   Así mismo, las sentencias absolutistas del personaje nos hablan de lo testarudo del personaje. Rasgo que se refuerza cuando el caballo se hunde por primera vez, al no aceptar consejos de sus hombres ya que

estos eran para “viejas”. Cuando Fierro queda atrapado en el lodo víctima de su orgullo, se manifiesta nuevamente la lista jerárquica de las cosas que un villista valora, ya que, una vez que Fierro empieza a hundirse, ninguno de sus hombres se muestra solícito a ayudarlo ante tan fatídica situación hasta que les ofrece una bolsa de oro.

“Una reata… ¡Échenme una reata! Le doy una bolsa a cada uno que me ayude a salir…” 

 

La tragedia termina con Fierro cayendo al lodo en su intento de alcanzar las cuerdas que le salvarían la vida, la obra termina con los villistas lamentándose por el oro, luego por el caballo, pero en ningún momento por el hombre. De esta manera el Cuento de Rafael F. Muñoz pone por escrito, además de una lucha entre los hombres y la naturaleza a través de parajes en los cuales al civilización se diluía, un retrato de algunos de los revolucionarios de la época, donde los hombres seguía un código de conducta que se basaba en el valor impuesto por el líder en turno, siguiéndolo a veces por costumbre y otras por interés. Así mismo evidencia que la muerte de algunos de estos hombres se debía a seguir su orgullo, incluso cuando la sensatez les marcaba dar la

vuelta, ya que, a final de cuentas, arriesgar la vida era preferible a “rajarse”.   Bibliografía:

Relatos de la Revolución. Muñoz F. Rafael. Editorial Sepsentas. México, 1874. Análisis crítico del discurso. Teun van Dijk. Edición digital.

 

Cuadros descriptivos

Villistas: Poseían una flaca caballada. Deshilachados restos de la fastuosa división del norte. Los que no se habían rajado después del combate. Desdén hacia la vida y reto a la muerte. Preocupados de su propia marcha. Trataron de socorrer a Fierro. Actuaron por compasión e interés.

Rodolfo Fierro/ bandido: Alto de sombrero texano a la usanza de ferrocarrileros. Rostro oscuro, afeitado, cabello de cerdas gruesas.

Asesino brutal e implacable. De pistola certera y dedo índice que no se cansó de disparar. Bandolero con coraza de oro, blindado de oro.

Boca de perro de presa. Manos poderosas, erguido. Piernas que aprietan el caballo como garra de águila. Fue ferrocarrilero y después bandido. Dedo meñique del jefe de la división del Norte.

Espacio: Término de la vía férrea. Oculta bajo una espesa costra de nieve. Poco amiga. Moja la comida. No hay leña seca, ni piedra lisa. (no hay descanso) Deshielo cruel. Siempre hace frío.

Rajarse, hombre: No hay que rajarse, adelante está pior. Los que no se rajan, echaban pa’ delante a buscar lo pior. Hombres que sean hombres. Dar consejos para viejas.

Laguna extensa, poco profunda que parece cristal ahumado. El barro parece la piel de una bestia que estuviera dormitando.

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