El Sistema Inmunologico

October 4, 2017 | Author: Jesus Alberto Dumaine | Category: Immune System, Lymphatic System, Public Health, Infection, Antibody
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EL SISTEMA INMUNOLOGICO

D. R. © Impreso en México

Cómo se defiende tu cuerpo La piel, las mucosas y las secreciones corporales son barreras físicas que impiden a los microorganismos invadir el cuerpo, pero basta una pequeña herida para que millones de hongos, bacterias y virus ataquen al tejido expuesto. Para defenderse de las infecciones el cuerpo cuenta con un sistema inmune, un ejército de células y sustancias que pulverizan a los invasores. Tal como se muestra en la ilustración, las células que forman este ejército, los glóbulos blancos o leucocitos, viajan por la sangre junto con los granulocitos, también conocidos como micrófagos y los linfocitos que destruyen a aquellas células del cuerpo que han sido invadidas por un patógeno o bien inducen a otros elementos (los ma-crófagos) para que ingieran y destruyan a los invasores.

El sistema inmunológico: un sistema de defensa eficaz La función del sistema inmunológico es mantener los microorganismos infecciosos como determinadas bacterias, virus y hongos fuera del cuerpo, y destruir cualquier microorganismo infeccioso que logre invadir el organismo. Este sistema está formado por una red compleja y vital de células y órganos que protegen al cuerpo de las infecciones. El sistema inmunológico o de defensas es aquel que protege de agentes extraños que pueden provocar graves enfermedades como la aterosclerosis, cáncer, trastornos cerebrales, infecciones, cataratas, inflamacio-

Principales órganos del sistema inmunológico

La guerra inmunológica que sostiene el cuerpo contra todo tipo de invasores (antígenos), goza de una estrategia perfectamente determinada consistente en sintetizar cientos de armas llamadas anticuerpos capaces de destruir únicamente a las células enemigas y crear un tipo de ejército blanco (glóbulos blancos) encargados no sólo de vigilar, sino también de destruir toda invasión microbiana. En esta perfección táctica y en su extrema rapidez radica el éxito de nuestro cuerpo. Tal como se ve en la ilustración, el sistema inmunitario se encuentra distribuido por todo nuestro cuerpo y está constituido por varios tipos de leucocitos que se originan en la médula ósea de ciertos huesos en el timo, el bazo y los ganglios linfáticos. El sistema linfático del cuerpo es un poderoso aliado en la lucha contra las infecciones, pues gracias a él la sangre se purifica y se regula el equilibrio hídrico de los tejidos. El sistema linfático es la principal fábrica del sistema inmunitario, sin embargo, no es la única factoría, pues tanto el bazo, el timo y las amígdalas participan en la creación del ejército blanco del cuerpo, por lo que se les conocen como órganos linfoides. El bazo es el mayor y el más activo de dichos órganos, la sangre que desaloja contiene 70 veces más linfocitos que la sangre que recibe, además de casi no contener cuerpos extraños ni agentes patógenos. El timo durante la edad infantil es el responsable de crear las células T en su variante de células asesinas, es decir, las células que no reconocen al cuerpo extraño, sino que sólo se limita a exterminarla sin averiguación previa.

La inmunidad La capacidad del organismo para manifestar una respuesta biológica cuando ingresan en el cuerpo microbios y/o sustancias extrañas, como el polvo, se llama inmunidad. Existen dos tipos de inmunidad: activa y pasiva. La primera es la capacidad que tiene el cuerpo para producir anticuerpos después de haber estado en contacto con el microorganismo, este tipo de inmunidad puede ser adquirido mediante las vacunas, por lo que todos los países tienen un cuadro básico de vacunación. La inmunidad pasiva se obtiene con la administración de sustancias llamadas sueros, antitoxinas o gammaglobulínas. Dichas sustancias contienen anticuerpos producidosjpor otra persona o animal, que se administran a las personas infectadas con tétanos, difteria o ha sido picada por un animal venenoso.

nes y envejecimiento prematuro. Estos agentes como la contaminación ambiental, el abuso en la ingestión de sustancias químicas como conservadores y aditivos, el alcohol, el tabaco, el estrés, exceso de sol, etcétera, son factores determinantes para la formación de los radicales libres. Los radicales libres son moléculas generalmente de oxígeno a las cuales les falta un electrón para ser estables. Afortunadamente existen ayudantes que protegen de los radicales libres. Las células elaboran unas sustancias químicas llamadas antioxidantes que neutralizan a los radicales libres, no obstante, surgen problemas cuando estos antioxidantes no son suficientes. Cuando esto sucede, es necesario "echarle la mano" a las células mediante suplementos alimenticios con propiedades antioxidantes. Algunas hierbas, semillas, vitaminas y minerales actúan como agentes antioxidantes que refuerzan al sistema de defensas y actúan como policías que están alerta de la entrada de cualquier agente extraño para terminar con él. Un sistema inmunológico fuerte protege como un escudo manteniendo al organismo saludable. El sistema inmunológico incluye barreras que no permiten la entrada de materiales nocivos al cuerpo, formando así la primera línea de defensa de la respuesta inmune. Algunas de estas barreras son la piel, el ácido estomacal, la mucosa (atrapa bacterias y partículas pequeñas), el reflejo de la tos y enzimas en las lágrimas y en los aceites de la piel. Si un antígeno traspasa las barreras externas, es atacado y destruido por otras partes del sistema inmunológico. La inmunidad también incluye aquellas cosas que hacen resistentes a los

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humanos a muchas de las enfermedades de los animales. El sistema inmunológico incluye ciertos tipos de glóbulos blancos, al igual que sustancias químicas y proteínas en la sangre, algunas de las cuales atacan directamente a las sustancias extrañas en el cuerpo y otras trabajan juntas para ayudar a las células del sistema inmunológico.

Los ganglios linfáticos

Los tipos de inmunidad (activa y pasiva)

Los ganglios linfáticos son unas estructuras nodulares que forman parte del sistema linfático, formando agrupaciones en forma de racimos localizados en: las axilas, ingle, cuello, mediastino y abdomen. Los ganglios linfáticos actúan como filtros, al poseer una estructura interna de tejido conectivo fino, en forma de red, relleno de linfocitos que recogen y destruyen bacterias y virus, por lo que los ganglios linfáticos también forman parte del sistema inmune. La linfa le llega a través de vasos aferentes, vacían la linfa, se filtra dentro del ganglio y se forma la respuesta inmunitaria humoral o celular al entrar en contacto con los componentes activos inmunitarios. Una vez filtrada la linfa, ésta sale por los vasos linfáticos eferentes, propaga la respuesta Inmunitaria y llega a la sangre.

La inmunidad pasiva es una forma de protección rápida, pero de corta duración, que se adquiere durante el embarazo y se refuerza a través de la lactancia materna. También se adquiere a través de sueros o gammaglobulínas, que son sustancias que producen anticuerpos para combatir algunas enfermedades producidas por bacterias, pero que también actúan por poco tiempo. Las gammaglobulínas proceden de sangre de un ser humano que por haber padecido cierta enfermedad, desarrolló los anticuerpos correspondientes. La inmunidad activa se adquiere por medio de las vacunas y la protección puede durar toda la vida. Las vacunas o antígenos son substancias que al ser introducidas al cuerpo actúan sensibilizando al organismo en tal forma que éste moviliza las defensas específicas rápidamente y se forman los anticuerpos; a esta acción se le llama resistencia específica, que es una situación adquirida en el sentido que sólo se presenta cuando el organismo se pone en contacto con un antígeno o vacuna.

La leche materna y la inmunidad

Los grandes protagonistas del sistema inmunológico

Existe una vacuna o sustancia que es capaz de prevenir miles de muertes infantiles, y además se puede administrar por vía oral, considerada como algo revolucionario en el campo de la salud infantil y es la leche materna, la mejor vacuna para el recién nacido que está desprovista de efectos secundarios y tiene un alto nivel de eficacia. Hoy en día se ha podido demostrar científicamente que la madre protege al niño de las infecciones a través de la leche. En el momento del nacimiento, la madre produce la primera leche llamada calostro que contiene gran cantidad de proteínas y minerales y posee menos grasa e hidratos de carbono (lechosa) que otras leches. La leche materna contiene anticuerpos.

El cuerpo humano posee diversas células que reaccionan y defienden el organismo frente al ataque de agentes agresores. Principalmente estas células son los glóbulos blancos o leucocitos, donde destacan los neutrófilos y los linfocitos. Los neutrófilos intervienen cuando el ataque es agudo (por ejemplo una herida), mientras que los linfocitos lo hacen en la agresión crónica (por ejemplo en la enfermedad de Crohn). Además, los linfocitos en su trabajo se organizan y se especializan. Así, los llamados linfocitos B tienen la capacidad de producir sustancias específicas (anticuerpos) frente a los agentes agresores; los llamados linfocitos T helper participan en ayudar y ampliar la respuesta defensiva; y finalmente, los llamados linfocitos T citotóxicos que tienen actividad destructiva propia sobre los agentes agresores. Todas las células que constituyen el sistema inmunitario habitan en diferentes órganos llamados linfoides. Estos órganos se pueden dividir en primarios o secundarios. En los primarios, como es el caso de la médula ósea y el timo, es donde tiene lugar la producción y maduración de éstas células. Los órganos linfoides secundarios, como las amígdalas, las placas de Peyer del intestino, el bazo y los ganglios linfáticos son aquellos donde se disponen los linfocitos ya maduros y se producen las diferentes respuestas inmunitarias frente a los diversos agentes agresores.

5532-2665 5532-7991 Fax: Ext. 249 y 250 Infoventas

Medlineplus, Enciclopedia médica en español, http://www.nlm.nih.gov/medlineplus Gran Enciclopedia Time Life, Ciencias de la naturaleza, España, 2005,256 pp.

Los anticuerpos El segundo mecanismo que tiene el sistema inmunológico para combatir a los patógenos son los anticuerpos, que son un tipo de proteínas producidas por el sistema inmune en respuesta a la presencia de sustancias extrañas potencialmente dañinas que puedan ser una amenaza para el organismo: como químicos, partículas de virus, esporas o toxinas de las bacterias. Estas sustancias extrañas se llaman antígenos. Cada tipo de anticuerpo es único y defiende al organismo de un tipo específico de antígeno. Estas sustancias químicas son producidas por las células llamadas linfocitos y se hallan circulando libremente por la sangre del cuerpo, hasta que la señal de seres que invaden les obliga a dirigirse hacia ellos para neutralizarlos o para conducirlos hacia los macrófagos para que sean ingeridos.

El sida: deficiencia del sistema inmunológico

El sida se trata de una enfermedad que va destruyendo lenta y progresivamente el sistema inmunitario. Está provocada por el VIH, que aniquila ciertos tipos de linfocitos denominados células T cooperadoras. Sin este tipo de células, el sistema inmunitario no puede defender al cuerpo contra organismos normalmente inofensivos, los cuales pueden provocar infecciones muy graves en las personas con sida. Los bebés pueden contraer la infección por VIH si sus madres están Infectadas mientras están en el útero, durante el parto o a través de la lactancia. Los jóvenes y adultos pueden contraer esta infección al mantener relaciones sexuales sin protección con una persona Infectada o al compartir agujas contaminadas para inyectarse drogas o esferoides o al hacerse tatuajes. www.grupoeditorialraf.com.mx [email protected]

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