El Santuario - Roy Adams

January 30, 2017 | Author: Bibliotek adventista | Category: N/A
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El Santuario

El Santuario RoyAdams

A.,,,·I,,,'lúu Publicadora Interamericana IMh" 111 'HI ,1:1-( :aracas-Guatemala-Madrid-Managua

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AIIl,l'iad(¡n Puhlicadora Interamericana IHl)O N,W, 95th Avenue Mlami, Florida, 33172 I:III .. (Gén. .35: 7); y Moisés (Éxo. 17:15). ~izá la evidencia más explícita referente a los sacrificios de sangre a partir de las ofrendas postdiluvianas ofrecidas por Noé y su familia sea la que está conectada con la prueba de Abrahán' Usted recuerda que Abrahán, habiendo pasado la prueba divina de obediencia, encontró un carnero trabado en un zarzal, que se convirtió en la víctima sustitutiva (Gén. 22:7, 13)!L.a idea de un sacrificio animal es evidente también en la insistencia de Moisés ante Faraón de que sus rebaños y manadas salieran de Egipto con los israelitas, para que pudieran ofrecer "sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios" (Éxo. 10:25,26), Si todo esto es correcto, en~nces tenemos aquí lo que podría considerarse fundamental para rodo el sistema de sacrificios: el sencillo sacrificio de llls víctimlls nnhnates, el derramamiento de la sangre, y el ofrecimiento IIU cuerpo "mno ofrl'ndu encendida. Es importante conservar eatn en In mente para que no nos distraigamos fácilmente a caUlla de 1l1li siguiente. elaboraciones.

ue

Nuevos desarrollos Cuando los isreelitas llegaron al Monte Slna( en su peregrinación después de sattl de Egipto, 0101 dio nuevas instrucciones acerca de un elabo$do sistema sacrlflclll centrado en un sacerdocio formal y el establecimiento de lo que conocemos hoy como el tabernáculo y sus servicios. La interpretaci6n de IRII ceremonias y símbolos involucrados en es; sistema y su aplicación para hoy han susci-

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METÁFORAS DE lA REDENOÓN y lA RESTAURAOÓN

1.1110 considerable discusión teológica, por no decir controversias, dl'lltro de la Iglesia AdventistaJ También ha dado origen a sospe¡ II1 sobre la libertad de acceso al área del tabernáculo por la "n'slringida" a los levitas y sacerdotes, sugería que aunque el 1t,1"'1'Il.'lculo estaba en medio de su pueblo, Dios todavía era tras~ "·,,dl·lIre, imposible de acercársele por su abrumadora santidad y 1I1I111'1>IUd -el Deus absconditus, como le gustaba a Lutero llamarlo.tI '· ... Il· arreglo sugería la necesidad de un mediador. Y si bien a tla~ \'1'11 .1,.\ sacerdocio levítico se proveyó un acceso limitado, sabemos '1111' Imlo esto señalaba hacia un Sacerdote~Medlador celestial, .,1111'11 habría de abrir una puerta de acceso ilimitado al trono del I'lln~ viviente En Cristo queda derribada toda barrera, por lo cual el '''"''1 .Ie Hebreos puede invitarnos a "acercarnos", "confiadamente" ,,11111110 de la gracia'con plena seguridad (Heb. 4:16). 2. Hacer provisión para un sistema centralizado de adoración. S"'lIdo que la sociedad israelita se había vuelto más compleja y .1 I Yl'r1>ificada, se necesitaba un sistema centralizado de adoración . 1.111111 prevención contra el abuso y la idolatría. I )urante el período patriarcal Dios tuvo que ver primariamente I I 1111 familias aisladas. La estructura debía ser sencilla, y lo era Ah,ahán y los otros patriarcas, como "sacerdotes" de la familia, I'"dfan dirigir la presentación de los sacrificios requeridos. Pero ,,111 11 a Israel había crecido hasta convertirse en una grande y com~ ,,11'j1l nación compuesta de millares de unidades familiares indivi~ dllllb; por lo cual el antiguo sistema se volvió inadecuado. No sería "l'llIpiado erigir millares de altares en cada lugar para presentar las "ft 1'II,las y sacrificios de cada familia individual. El potencial para el ,,1111~11 y \a distorsión sería demasiado grande. j Por \0 tanto, con el propósito de anticiparse a este peligro poten~ I 1~1,T>ios ordenó un sistema centralizado de adoración sacrificial, ya "" dirigido por sacerdotes patriarcales, sino por una tribu sacerdotal "Id"nada y consagrada Los sacrificios ya no serían presentados en 1111111 lUgar, StnO"'eh el único lugar especificado. "Sino que el lugar - '1"" jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, pafII poner allí su nombre para su habitación, ese buscalils, y allá iréis. V IIllf llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios. Cuídate d,' !lO ofrecer tus holocaustos en cualquier lupr que vtercsJlllino que rn'" lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, alH ofrecerás Itllh'

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ELSANruARIO

tus holocaustos, y allí harás todo lo que te mando" (Deut. 12:5-14). Estas estipulaciones eran muy necesarias a causa de la influencia extranjera que se sentía entre el pueblo en aquel tiempo. Un buen grupo de egipcios (y posiblemente de otras naciones) habían dejado Egipto junto con los israelitas, quizá en gran medida atraídos por las señales y maravillas que habían presenciado. La Biblia se refiere a estos no israelitas como "la multitud mixta" (Éxo. 12:38; Núm. 11:4). Algunas versiones bíblicas utilizan la expresión "populacho".s Esa multitud se convirtió en una fuente de constantes problemas para Moisés e Israel, y al parecer eran los que instigaban las rebeliones y la confusión. Este grupo, por ejemplo, inició la rebelde exigencia de carne en Kibrot-hataava, crisis que resultó en la muerte de muchos millares (véase Núm. 11:4-6, 18-20,31-33). Algunas evidencias parecen sugerir que los elementos de esta "multitud mixta" intentaban también fomentar un espíritu de rebelión contra el nuevo sistema centralizado de adoración. Quizá se aprovecharon del desafecto de algunos jefes de casas paternas que pueden haberse negado a renunciar a sus antiguos derechos y prerrogativas frente a los hijos de Aarón. Las implicaciones de Levítico 17 no sólo indican que algunos estaban ofreciendo sacrificios en otros lugares aparte del santuario, sino también que la demonología (adoración de los demonios) estaba involucrada (véase Lev. 17:7). De este modo queda claro que ya se habían introducido ciertos abusos entre el pueblo, lo cual hacía muy necesario un sistema centralizado de adoración. Elena de White habla de esto al comentar estos nuevos desarrollos. "El sistema sacrificial encomendado a Adán, también fue pervertido por sus descendientes. La superstición, la idolatría, la crueldad, y la licencia habían corrompido el sencillo y significativo servicio que Dios hubía señalado. El pueblo de Israel, a través del largo tiempo en que se había relacionado con los idólatras, había mezclado muchas costumbres paganas con su adoración; por eso Dios les dio en el Monte Sinaí instrucciones definidas concernientes al sistema sacrificial".6 La centralidad del santuario para la ador;ción israelita en los '~siglos subsigui:entes es evidente en la Oración de Salomón en la dedicación del templo de Jerusal~·"Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová, Dios mío, para oír el clamor y la

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Ilración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abierlos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: M i nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en l'~te lugar. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo IlIrael, cuando en este lugar hicieren oración" (2 C~Qn. 6;12.-21). El foco direccional de la adoración naciónal de Israel fue un asunto de importancia fundamental, y podríamos decir, incluso, que dl.'rtos detalles cruciales de la estructura del tabernáculo fueron diseñados para reflejar esa sensibilidad. Por ejemplo, la puerta del tabernáculo estaba localizada en el lado oriental. PorTo tanto, cuando el adorador miraba hacia él, volvCa su espalda hacia el este. Es evidente que este era un repudio simJ,¡',lico de la adoración del sol, que era ampliamente practicada l'ntre los pueblos antiguos.' Creo que este punto emerge claramente en el capítulo 8 de EZl'quiel. En ese capítulo el profeta es llevado en visión al templo de J('rusalén, donde se le muestra la profanación del santuario que practicaba el pueblo de Israel. Se presentan ante él cuatro series de ahominaciones, terminando con la más seria: "Y me llevó al atrio de 1II1l'ntro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, "II~ (.'spaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el orien"'. y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente" (Eze. 8:16). Para anticiparse a este tipo de cosas, la entrada al tabernáI 11 lo/templo estaba localizada al lado oriental. Además, en el caso dl'l tabernáculo del desierto, las tiendas de Moisés, Aarón, y los hijos de Aarón. se levantaban permanentemente en el lado orienlul. minmdo hacia la puerta, como si fueran una representación del I ¡',ru repudio a la adoración del sol, de parte de las más altas autol'ldudl'~ espirituales de Israel. A;J, era el propósito de Dios que la aten¡;.ión de .,do Ilrael le Ynlvll'ra hacia el santuario como ellugas. de redllM'l6n, ..nilllad V rr ..tlluración.l Es probablemente a causa de esto que 1111nlel, en lII('dl() de la idolatría babilónica, oraba con las ventann.. de su recá11 111 fU nhicrtas hacia el templo de Jerusal6n (Can. 6:10), aun cuando &'''Ir ylldn en ruinas.

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,. ~Irtllmweer detalles adicionales con """,ceo al ptan dt sal"aciónl

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EL SANTUARIO

Aquí comenzamos a entrar en territorio potencialmente controversial, y el lector querrá estar más alerta de los asuntos que se desarrollen a partir de este punto en este libro. Es' éíeito, como herñOSnotad~~' queer-asunto fundamental que Dios quería comunicar a la humanidad coo respecto al plan de salvación, se encarnó en el sencillo acto de matar una inocente víctima animal, derramar su sangre, y ofrecer su cuerpo en ofrenda encendida, es ~_~~r~.e.!l_ ho~ocaust9\fero, a medida que observamos una más ampfia revelación con respecto a otros temas o conceptos bíblicos (por ejemplo, la Triniuad, la Resurrección, el más allá) -podemos ver en el establecimiento del tabelnáculo ~n su elaborad~ ritual un propósito divino de suplir información ádicional con res~cto a la actividad salvífica de Dios en Cristo Jesús. Sin embargo, aquí afrontamos algunos problemas de interpretación. El Antiguo Testamento nos da muy poca explicación del significado de estos servicios y rituales. Buscamos en vano, por ejemplo, una explicación o elaboración explícita del significado de los sacrificios animales, más allá del (a menudo repetido) propósito de hacer "una expiación" en favor del suplicante. 8 Otros elaborados elementos del sistema.sacrificial (tales como el Yom Kippur o Día de Expiación, con su "aflicción del alma", su reposo sabático, su Azazel o ceremonia del chivo emisario) se estipulan sin una verdadera explicación de su significado, ni para aquel tiempo, ni para el futuro. Incluso la gran fiesta de la pascua parecía, desde la perspectiva del Antiguo Testamento, mirar más bien hacia atrás que hacia adelante' En realidad, cuando los modernos judíos ortodoxos la observan hoy, todavía miran hacia el gran evento del Éxodo, como sus antepasados lo han hecho durante cientos y miles de af'l.os. La visión de la pascua -junto con otros Intl¡uoI Illcrlflcl(')S rltualcs-, como simple cumplimiento del mandato divino de ofrecerla, carece de todo significado tipol6gico. Alguien podría decir: Bueno, lqu~ en cuanto a pasajes como Isaías 53? ¿No tendría eso suficiente claridad para los israelitas que vivían en el tiempo de lsaías? Esta es una pregunta justificada, pero nunca debemos olvidar que nosotros leemos ahora tales pasajes observándolos después del hecho, a trav~s de ojos cristianos. A veces necesitamos ponernos en la piel y la mente de una persona

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que vivía seis o siete siglos antes de la cruz. ¿Cuán claros nos parel'ería el lenguaje de lsaías 53 en aquel tiempo? Nunca olvidaré lo que sucedió cierto día en una de nuestras sesiones del seminario. Uno de los alumnos le preguntó al orador IIlvitado, un rabino, por qué los judíos de hoy no consideran a Isaías 53 y Daniel 9 como profecías referen.tes al Mesías. Su respuesta fue clásica. "A ustedes los cristianos les puede parecer claro -dijo-, pero resulta tan claro para todos que uno sea estúpido para no verlo. Creo que él estaba en lo correcto. Isaías 53 no es tan inequívo· n> como pensamos a veces. Es por eso que el eunuco etíope tenía problemas para entenderlo (véase Hechos 8:27·34). La falta de interpretación bíblica explíclta de estas cosas es ciertamente un l'nigma para nosotros. Sin embargo, a pesar de este silencio, me gustaría insistir en que una de las razones para el establecimiento del tabernáculo y sus ser· vicios era proveer detalles adicionales de la actividad salvadora de Dios a favor de la humanidad. !J!recerazonable suponer que el anti· guo suplicante no realizaba simplemente este ritual en completa ignorancia de su significadoJ Y aunque no siempre diera evidencia de la actitud inquisitiva de la mentalidad griega (u ~cidental), debemos concluir que al menos captaba el hech~ de que'tstos ritua· les señalaban más allá de sí mismo a alguna realidad cósmica. Una rara pista de esto -y enfatizo que no es más que una pistapodría observarse en la oración de dedicación de Salomón: "Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, l'uando en este lugar hicieren oración, que tlt oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones. Si alguno pecare l'Ontra su prójimo, ... y viniere a jurar ante tu altar en esta casa, tú oirás desde los cielos ..." (2 Crón. 6:21.23). . , ", Esto es significativo cuando recordamos que para los antiguos la oración y el templo señalaban hacia los sacrificios. Ellos no oraban, ,'OIno lo hacemos nosotros hoy, con sus manos vacCas. Ellos vcnrun cun sacrificios, ya fueran reales o implícitos':' Es sl¡nlflcatlvo, entono "CS, que Salomón, en toda su oración, haga ~ferel\Ctl horlzuntHl al Il'IUplo de Jerusalén, luego referencia vertical, .llu._ de tn morada n·lcstial de DiOl!'!Sus oyentes no deben haber tenido ninguna duda t'n cuanto a la verdadercl fuente det poder y el flCrd6n, ni acerca de

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la realidad a la cual el templo terrenal y sus sacrificios señalaban~ Pero si la oración de Salomón es en verdad una pista, es muy rara. Por regla general, no hay prácticamente ninguna explicación substancial del sistema cúltico en el texto antiguo. Conserva su conocimiento dentro de él. Incluso el significado básico del corde~ ro sacrificial, como ya lo hemos notado en conexión con el pasaje de Isaías 53, fue mantenido en silencio hasta la reverente procla~ mación de Juan el Bautista en las riberas del Jordán: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Con este terso anuncio se levantó al fin el telón, y se rompió el silencio. Esto nos trae a la mente la declaración de Jesús con respecto a ciertos dichos o profecías acerca de él: "Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis" (Juan 14:29; cf. Juan 13:19; 16:4). iLsistema cúltico del Antiguo Testamento, por tanto, es tanto una parábola como una ptofecía. Como parábola, no debería espe~ rarse la interpretación de cada detalle. Y como profecía necesitaba cumplimiento para desglosar su significado completamente JI Cuando Juan hizo la inmortal declaración a la orilla del Jordán, al principio del ministerio de Jesús, la profecía encontró su cumpli~ miento~ Aquel, hacia quien todo el sistema cúltico señalaba, había llegado. En él han encontrado su significado y cumplimiento todas las antiguas metáforas de la redención y la restauración. De modo que aquí y allá, a través de todo el Antiguo Testamento, encontramos una invitación a mirar hacia atrás, hacia la antigua economía, con una aplicación de sus lecciones espiritua~ les para los santos del Nuevo Testamento, "a quienes han alcanza~ do los fines de los siglos" (1 Cor. 10: 11 ). Ahora sabemos el significado de la serpiente de "bronce" en el desierto. ''Y como Moisés levant6 la lerpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre lea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mBl vida eterna" (Juan 3:14, 15). Sabemos el significado de la roca en el desierto. Porque "todos bebieron de la misma bebida espirltual¡ porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Crilto" (1 Coro 10:4). Ahora sabemos el significado de la pucua. "Porque nuestra p3S~ cua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1 Coro 5:7).

tensa

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METÁFORAS DE lA REDENCIÓN Y lA RESTAURACIÓN

y también sabemos por qué quemaban a los animales sacrifica· dlls fuera del campamento de Israel. "Porque los cuerpos de aquellos

IIllimales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el san· IlIario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. 1" Ir lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su pro. pi .. sangre, padeció fuera de la puerta" (Heb. 13:11, 12). Pero la evidencia definitiva de que el antiguo sistema señalaba 1II;'1s allá de sí mismo, a una realidad cósmica, se encuentra en el IIhro de Hebreos, al cual nos volveremos de vez en cuando, en los ,.Ipítulos subsiguientes. Sin el libro de Hebreos estaríamos, prácti. I'IlInente, en tinieblas. ' ¿Cuánto de todo esto conoció el antiguo pueblo de Israel? Nunca lo sabremos de este lado de la cortina que nos separa del IIIlIndo de la luz, pero podemos aventurar el dicho de que muchísi· IIIOS de ellos probablemente sabían tanto como Abrahán, quien, de 1I!'lIcrdo con Jesús, percibió por la fe, a través de servicios menos ela· horados, la venida del Mesías: "Abrahán vuestro padre se gozó de '1l1l' había de ver mi día; y lo vio, y se gozó" (Juan 8:56). El punto fundamental parece inevitable: :'Dios se proponf~. que 1" antiguo tabernáculo/templo y sus rituales fueran un instrumento dt l.'nseñanza -para Israel y para nosotros..

UI·fcrencias , Usn aqu! el término metáfora en un sentido amplio, p.ml referirme a figuras, tipos, y símbolos. · bt~ término significa "primer evangelio· y se refiere a la proclamación inicial de las buenas 11110 \ '" I'nr Dios mismo en Gémsis 3:15 como se entiende tradicionalmente. , Nllte q~ la tribu de Lev! no fue listada en la enumeración de los acampantes, puesto que ya 11I.t.·.lh•• ,,1 santuario por todos los lados. Para completar el importante número de 12, la tribu de José 11' .tlvi,1i6 en Efra!n y Manasés. • Ll ~xpresión significa "El Dios escondido· y es una reminiscencia dI' lsaías 45:15 "V, .. I "h;tmente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel que salvas". , W;tSe la forma en que otras versiones, RSV y NASB rinden Números 11:4 • Flena G de White, PaaiaTcas ., profetas (Mountain, View, Ca: Pacifie Prat Publllllllna 1\... " tal ion, 1890), pág. 364. I E.toy en deuda con A. F. Ballenger por esta percepci6n básica. V&1e Adama, TIIf Sanen"", ,~. """', rágs. 279,280, Para una evidencia de la práctica de la adoroc:16n delll'll.nr" Inllllu,,, 1" .. IoI"'lICmílicos, véase, por ejemplo, Deuteronomio 4:19; 17'3; 2 Rey, 21:1, 51l,.,...."'·.IJk:llllllllry "If IJlbIe, eJ George A. Buttrick (Nueva York: Abingdun PreII, 1962), IIl1t11l R·7., tttlJIII. 462·464, • V~nse Levítico 1-4 para algunos ejemplos • \'I~n .. ) qu¡, 1 Samuel 7'7-9 nos da un huen ejem.,k, IIf .tllI,

1".

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CAP{TUL02

Actividades y mobiliario del Santuario del Antiguo Testamento: ¿QUÉ SIMBOLIZAN?

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uando llegué a este punto mientras escribía este libro, sentí la necesidad de decir algo más acerca del significado de cier~ tos aspectos de los servicios y el ritual del antiguo taber~ náculo. Pero estos comentarios habrían calzado bien en el marco del capítulo anterior. Considero que el lector puede decidir si lo pre~ fiere, con el siguiente capítulo, sin sacrificar ninguna parte vital del argumenro que estoy tratando de presentar. No obstante, me siento imprt'lIlunado a induir unas pocas páginas aquí acerca del simholis~ mo teolóJ&lcu de cicrtallllctividadcs y usuntos conectados con el an~ tiguo servicio. HIIp"rtl 'IU" InN NIJ(llifkndos, que inferimos de los po~ co.'I eJemplu. que prrllt'ntlllnuII l'ut'dlln wrs~' r¡1ridmncnte como ex~ trapolaclunell rllznnllhl",,1 de tnd" ha Inforllllll'i6n llUC da la Escritura. Como yu Indlqu~ en ,,1 ('u"hul" unterlor, ,,1 AnllJ.lllo Testamento no dice casi nlldll en c:wantn "t.llnlflcMLI" t'Íeprakrkamente cual~ quier aspecto de la actividad d,t MnctlUClIIIUtllllll'lo. Ni una sola vez nos explica, por ejemplo, quo ti IInlre d.l" vktima animal señala~ ra a la sangre derramada del Mul. crucll'iclld()~Para comentarios más explícitos de este elelnento b,.leo d.l,dlltC'1II11 11I\C'rificial, debe~ mas volvemos hacia el Nuevo Teatlmontn.

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Al IWIDADES y MOBIUARIO DEL SANTUARIO•••

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A pesar de la revelación del Antiguo Testamento, sin embargo, IIdll:lrcs de otros detalles permanecen ocultos en el misterio, desa'1IIIldo nuestra natural curiosidad a cada paso. Sólo unos pocos indi, h ,\ cscriturísticos rompen el casi absoluto silencio. Y es en estas ,'11 I a'i donde deseo detenerme. Al hacerlo, me apoyaré de vez en , 1I.lI\do en argunas ideas iluminadoras contenidas en los escritos de 1+11;\ de White. Inmediatamente se notará que mi propósito no es ser exhaustiVI', ~ino más bien deseo ilustrar lá clase de información con respec111 al santuario sobre la cual deberíamos centramos provechosaIIl1'lItc, y el carácter tentativo que debería caracterizar nuestra inter11I1·l.lción. Es evidente que muchos de los asuntos son demasiado ..I1I:-ivos como para caer en el dogmatismo, I ( )S SERVICIOS y EL RITUAL I )lIrante mis días de maestro en etseminario, cada vez que enseollh;¡ el tema del tabernáculo, sus servicios y sus rituales, siempre l'sllt'raba que se me hicieran preguntas acerca de los minuciosos drlillles del santuario y su servicio. Algunos estudiantes estaban I'nkticamente fascinados por todo lo que tenía que ver con el mobiIllIrio, las medidas, los colores y los rituales. Es posible que todas esas minucias tengan su lugar, pero yo me siento inclinado por naturaleXII íI ir en sentido contrario, especialmente al haber tenido numerohlll\ oportunidades de observar los peligrosos escollos que aguardan a los que dan rienda suelta a su apetito por encontrar significados oculIll~ en cada detalle del antiguo ritual. Al moverme en dirección opuesta, trato de destacar el significa\1., ~ólo de los aspectos mayores del ritual como se muestra, por l'jl'llIplo, en el servicio diario. Z Este ritual constaba mayormente de tre$ elementos: el holocauslo dl' la mañana y de la tarde, el ofrecimiento del incienso en el IIllar tIc oro localizado en el lugar santo, y las ofrendas especiales por ,,1 pecado personal (véase Exo. 29:38-42; 25:3-8; 30:6.8. 34·38; Lev.

4). (;ada mañaTia y cada tarde se ofrecía en holocftWlfo .un cordero dl' un año en el altar que se encontraba en el "trln. E'\te mueble se IIlIlIIah
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