El Romanico en Los Caminos de Leon
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El románico en los caminos de León.
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El románico en los caminos de León.
El románico en los caminos de León Versión 0.5
Andrés San José Gutiérrez
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ÍNDICE. 1. INTRODUCCIÓN ................................................................................... 8 2. MARCO GEOGRÁFICO .......................................................................... 10 2.1. La montaña. 2.2. Las tierras llanas. 2.3. El Bierzo. 3. MARCO HISTÓRICO .............................................................................. 13 4. CAMINOS Y CALZADAS ....................................................................... 19 4.1. El Camino de Santiago. 41.1. Origen. 4.1.2. El descubrimiento de Santiago. 4.1.3. Consolidación y desarrollo. 4.1.4. Consecuencias del desarrollo del Camino de Santiago sobre los reinos peninsulares. 4.1.5. El románico en el Camino de Santiago. 4.1.6. El Camino de Santiago en León. 4.2. La Vía de la Plata. 4.2.1. La Vía de la Plata en León. 4.3. El camino a San Salvador de Oviedo. 4.4. Caminos secundarios. 5.PRIMER ROMÁNICO ............................................................................... 35 5.1. Fernando I de León y la iglesia vieja de San Isidoro de León. 5.1.1. Primeras reformas en el reino. 5.1.2. Síntesis de la tradición y el nuevo arte: la iglesia vieja de San Isidoro de León. 5.2. Nueva etapa: Urraca y el Panteón, comienzo del nuevo templo. 5.3. Las artes menores hasta Doña Urraca. 5.3.1. Marfiles.
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5.3.2. Orfebrería. 5.4. Resumen y conclusiones. 6. ROMÁNICO PLENO ................................................................................ 55 6.1. La provincia de León. 6.2. Primer periodo: de nuevo la infanta Urraca y San Isidoro. 6.3. Las misteriosas pinturas del Panteón de los Reyes. 6.4. Última etapa de construcción: Pedro Deustamben, arquitecto de Alfonso VII. 6.5. A la estela de San Isidoro: los talleres de la provincia. 6.5.1. Condicionantes para el desarrollo románico de la provincia. 6.5.2. El núcleo sahagunino: San Facundo y Primitivo y las primeras iglesias mudéjares. 6.5.2.1. El monasterio de los Santos Facundo y Primitivo. 6.5.2.2. El románico de ladrillo: San Pedro de las Dueñas y San Tirso. 6.5.3. Dos ejemplos en la capital: el palacio de Alfonso VII y la iglesia del Mercado. 6.5.4. El comienzo del románico rural berciano: San Esteban de Corullón. 7. TARDORROMÁNICO ............................................................................. 86 7.1. El arte culto. 7.1.1. El tardorrománico en el Camino de Santiago. 7.1.1.1. Culminación del Cluny español: el monasterio de los Santos Facundo y Primitivo. 7.1.1.2. La ciudad de León: San Isidoro y la catedral tardorrománica. 7.1.1.3. La interminable construcción de la catedral vieja de Astorga. 7.1.1.4. Los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén en León: San Juan de Montealegre. 7.1.2. En los aledaños del Camino de Santiago: San Miguel de Escalada y el románico de cabecera plana. 7.1.3. El románico en la ruta de la Plata leonesa: San Salvador de Destriana.
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7.1.4. Al pie del puerto de Pajares: el monasterio de Santa María de Arbás. 7.1.5. En el confín del Bierzo: San Pedro de Montes. 7.2. El arte rural. 7.2.1. Bajo los designios de Sahagún: el románico de ladrillo. 7.2.1.1. San Lorenzo de Sahagún. 7.2.1.2. El resto del románico de ladrillo leonés. 7.2.2. El románico de cabecera plana. 7.2.2.1. El románico en la zona de riberas. 7.2.2.2. La montaña de Boñar. 7.2.2.3. Montaña de Riaño. 7.2.3. El taller de Astorga. 7.2.4. Camino de Santiago. 7.2.4.1. Las iglesias de Corullón. 7.2.4.2. El núcleo de Villafranca. 7.2.4.3. A la vera del Camino de Santiago. 8. ARTE CISTERCIENSE ............................................................................. 131 8.1. El arte cisterciense en España. 8.2. El Císter en León. 8.2.1. Santa María de Carracedo. 8.2.2. Nuestra Señora de la Asunción de San Miguel de Dueñas. 8.2.3. Santa María de Sandoval. 8.2.4. Santa María de Carrizo. 8.2.5. Santa María de Gradefes. 9. CONCLUSIONES ................................................................................... 152 10. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA ............................................................... 155
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1. INTRODUCCIÓN. Para acercarnos al arte románico en León como es el propósito del presente trabajo no podemos limitarnos a estudiar las manifestaciones conservadas en la geografía leonesa sin ocuparnos del resto del entorno, tanto físico como cultural que rodea a estos productos, tanto ahora como en el momento de su realización. La división más tradicional del arte románico es la que diferencia el románico culto, propio de las ciudades más importantes, de las cortes, las diócesis y los grandes monasterios y el rural, característico de pequeños núcleos agrícolas que crean un arte a imitación del que se está haciendo en las ciudades. Este arte rural presenta un anquilosamiento de las formas y los motivos debido a la escasa formación de los artesanos que realizan estas obras ya que son aquellos desechados en los grandes núcleos por su impericia y sus menores conocimientos técnicos, lo cual se une a la menor capacidad económica de los que requieren estas obras y la función para la que se crean, la de hacer de iglesia parroquial, dando lugar en la mayoría de las ocasiones al llamado románico rural, con más o menos influencias del arte culto. Existe también una distinción de tipo cronológico dentro del románico que aunque en ocasiones se muestra algo estrecha debido a la imposibilidad de adscribir una obra determinada a un momento concreto nos servirá de base muchas veces para poder determinar la forma de expansión de este arte y así dilucidar las posibles influencias, su procedencia y, el que es el objetivo primordial de este trabajo, ver el desenvolvimiento de este nuevo modo de ver la vida más que su mera descripción en los elementos mínimos de las diferentes obras, porque en cuanto a la provincia de León se refiere contamos con una serie de trabajos básicos que aportan los datos necesarios para el estudio concreto de las obras en su carácter meramente artístico. Estas obras, de valor incalculable para cualquier estudioso del tema nos permiten tener una visión de conjunto palpable sobre la que poder trabajar para establecer unas tesis históricas referidas a este arte como manifestación de una nueva forma de pensar que se introduce en la provincia de León desde mediados del siglo XI y se mantiene en núcleos rurales más alejados, incluso hasta el pleno apogeo del arte gótico a mediados del siglo XIV, momento en que el arte que una vez fue punta de lanza del renacer europeo se ha convertido en símbolo del arcaísmo y lo tradicional. De todos modos, esta división tan simple entre románico culto y rural y en función de su marco cronológico se nos antoja corta para explicar el porqué surge el románico en tierras leonesas y la manera en que se articula. Ese el principal objeto de estudio de este trabajo, intentar dar una visión general del románico leonés pero de una manera que pretende explicar a que se debe su aparición en un determinado lugar, de
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donde proceden las influencias que recibe y a qué lugar van los elementos proyectados por su influjo. Para llevar a cabo esta pretensión, hemos comprobado la vital importancia que las vías de comunicación juegan en este sentido y por ello hemos titulado el presente trabajo, “El románico en los caminos de León”. Estos caminos determinan por completo la vida de las gentes que viven a su vera. Las principales ciudades se unen por ellos y por ellos transcurre el flujo económico y comercial que será el germen de donde brotará el arte románico, primero en las ciudades y luego, siguiendo las principales vías de comunicación, en el resto de la geografía. Por ello, antes de intentar interpretar el sentido del arte románico en cada momento, hemos dedicado un capítulo a describir y definir los principales caminos que trillan la provincia. Aunque es uno de los capítulos más cortos, sobre él que basa toda disertación posterior y sin él, no podríamos hacer este estudio. Cómo olvidar los caminos de León. El Camino de Santiago atraviesa la provincia de un extremo a otro, la ruta de la Plata uniéndonos con las tierras del sur, el camino a la Cámara Santa de Oviedo comunicando tierras asturianas y el resto de calzadas que permiten a las tierras leonesas algún tipo de relación con el resto por pequeña que esta sea. La mayoría de estos caminos como veremos, y la distribución del arte románico también, se hallan determinadas además por la geografía como ocurre en la actualidad, por ello necesitamos conocer el medio que conforma la actual provincia para comprender mejor porqué un camino pasa por un determinado lugar y no por otro. Otro punto reseñable, será el marco histórico, aunque conocido parece ser que no se han puesto demasiado de manifiesto sus relaciones con el arte, la influencia que una crisis puede tener sobre el mismo, como será el caso de las guerras civiles de principios del siglo XII entre la reina Urraca y Alfonso I el batallador que sumirán al país casi en la ruina, lo cual, como no podía ser de otra manera tendrá su fiel reflejo en unclaro retroceso artístico. Por último, la visión que pretendemos establecer del arte románico leonés es una visión holística que permite utilizar a este no como un mero producto final de las realizaciones materiales, sino como un documento más para interpretar la historia y los hombres que poblaron estas tierras en unos momentos cruciales para la historia del reino de León, y por tanto, para la provincia actual.
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2. MARCO GEOGRÁFICO. El lugar que hemos escogido para enmarcar el presente trabajo es la actual provincia de León. La justificación no es otra que plantear un cierto límite que no resulte ni demasiado estrecho ni muy amplio para abarcarlo en un trabajo de estas características que además permita apreciar diferencias regionales entre unas zonas y otras. Si hubiéramos elegido estudiar el conjunto del reino de León en un determinado momento, habríamos de abarcar un espacio demasiado amplio y cambiante por las realidades políticas del momento ya que partes del reino de león en el siglo XIII anteriormente se hallaban bajo manos musulmanas o habían pasado a formar parte de los territorios castellanos tiempo atrás. De hecho, la provincia de León, abarca una superficie de 15.468 kilómetros cuadrados, lo cual supone ya de por sí una extensión considerable, que en ocasiones impedirá penetrar todo lo que sería conveniente en los detalles más pequeños de las diferentes manifestaciones del arte románico que salpica el territorio. La importancia geográfica de la provincia de León es manifiesta en la actualidad ya que en ella podemos encontrar tanto terrenos llanos similares a la meseta castellana, como estribaciones montañosas muy destacadas como es el caso de los Picos de Europa. De ahí su importancia, que permite apreciar las diferencias que se establecen a la hora de la distribución del arte románico en función del terreno en que se halle. Posee además una importante red fluvial, la mayor de toda España, que facilita las comunicaciones naturales sobre las cuales se articulará la red viaria medieval. Si tuviéramos que hacer una división de todo el territorio lo haríamos en tres zonas fundamentales: las tierras llanas, la montaña y el Bierzo, que es una región con unos caracteres propios que la individualizan del resto de la provincia. 2.1. La montaña. Abarca toda la banda norte de la provincia y rodea además el Bierzo, situado al oeste, con lo que cubren también el flanco occidental. La parte norte se compone de la Cordillera Cantábrica, donde podemos distinguir tres zonas: la montaña occidental, que abarcaría el ángulo oriental de la provincia, con los valles de Sajambre y Valdeón, abiertos hacia el Cantábrico. Se le unen también los valles altos del Valderaduey Cea y Esla con la montaña de Riaño. Es la zona más abrupta de la provincia al comprender parte de los Picos de Europa, donde se llegan a alcanzar alturas de hasta 2500 metros. A su izquierda se halla la montaña central, que comprende los valles altos de los ríos Curueño, Porma, Torío y Bernesga con la montaña
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situada al norte de ellas frontera con Asturias. Son montañas algo más bajas, pero también superan los 2000 metros. Es la zona de paso más tradicional entre Asturias y León, sobre todo por el puerto de Pajares. La montaña occidental agruparía las zonas de Omaña y Babia, de montañas algo más chatas comenzando en su ángulo oeste con la comarca de Ancares, aislada del resto de la provincia, abrupta e inaccesible, a medio camino entre el propio Bierzo y el resto de las tierras leonesas. Al sur del Bierzo nos encontramos con otra zona prácticamente inaccesible, la Cabrera, rodeada de montañas del primario que llegan a alcanzar más de 2000 metros. 2.2. Las tierras llanas. Abarca más o menos la mitad de la provincia. En ellas se hallan las dos capitales históricas, León y Astorga. La parte que enlaza más directamente con la meseta castellana será la Tierra de Campos, con capital en Sahagún, en el ángulo sudeste. Sus terrenos son similares a una zona característica de León y limítrofe a esta, el Páramo, que se extiende por el sur hasta la altura de Astorga, donde cambia de nombre y comienza a elevarse poco a poco haciéndose cada vez más accidentada, es la Maragatería, las tierras que rodean a Astorga y sus inmediaciones hasta chocar con el Bierzo en el oeste y la Cabrera en el sur. En estas tierras llanas, también se encuentra la zona de riberas, donde el terreno algo más ondulado se ve reverdecido por los márgenes de los ríos que cruzan la provincia de norte a Sur: El Cea, el Esla gran colector de los ríos leoneses, el Torío, el Bernesga, el Órbigo. Son verdaderos corredores verdes utilizados tanto por la fauna como por el hombre para comunicar unas zonas con otras. En esta zona se encuentran las tierras de León y sus alrededores. 2.3. El Bierzo. Una región distinta al resto de León, con personalidad propia. Se halla al oeste de la provincia, rodeada por montañas, al norte Ancares, al sur, Cabrera, las cuales se cierran también por el este y oeste. Por tanto el Bierzo queda desgajado, comunicado por pasos de montaña, aunque no tan complicados como los que llevan a Asturias siguen dificultando el tránsito. El clima se hace diferente, más suave al estar resguardado de los grandes fríos continentales pero sin llegar a tener la humedad de Galicia, similar al clima mediterráneo lo cual favorecerá la aparición de muchos núcleos pequeños de población a pesar de que las tierras cultivables no son demasiado extensas. En la actualidad el núcleo de población más
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importante es Ponferrada, donde se unen los caminos bercianos aunque no siempre fue así, pues en época medieval, las poblaciones más destacadas eran Villafranca, Cacabelos y Corullón, cuya importancia quedará de manifiesto en los siguientes capítulos. Brevemente esta es la fisonomía de la provincia leonesa, montañas. llanos y ríos que determinarán la vida, las costumbres y por supuesto, los caminos y la cultura, los ejes primordiales sobre los que se moverá nuestra atención a partir de aquí.
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3. MARCO HISTÓRICO. Cómo definir el periodo en que se da la revolución románica en tierras leonesas. Es el momento del segundo renacer del reino de León tras la apatía en que el reino había caído en los albores del año 1000. Su segunda edad de oro, cuando comienza la apertura a Europa y con ella el intercambio cultural que hará evolucionar al reino de León desde su aislacionismo tradicional a un dinamismo que le convertirá en el más poderoso de los reinos peninsulares. Por poner un límite inicial diremos que este periodo tendrá su inicio con la subida al trono de Alfonso V en el año 999, momento en que la dinastía astur reinante en León comienza su lento pero seguro declive. Durante el reinado de Alfonso, las incursiones de Almanzor llegan a su fin, el califato independiente terminará poco después, y con él llegan los reinos de taifas que favorecen la coyuntura para que el reino de León comience a prosperar. Pero será a la muerte de Vermudo III en 1037 cuando comience éste renacer. A partir de la desaparición del califato la situación es la contraria, son los cristianos del norte los que pasan de tener una situación primero de sumisión, pasan a ser ellos los que protegen a los reinos de taifas y piden prestaciones económicas para el protectorado de los reinos del norte a los reinos de taifas. En este contexto llegamos a la figura de Fernando I que gobierna entre 1035-1065 Castilla. Es el hijo segundo de Sancho III el Mayor. Una vez que consolida su poder en Castilla se anexiona nuevas tierras e impone su supremacía militar sobre los reinos de taifas. Por carecer de recursos económicos tiene que limitarse a exigirles tributos: las parias, tributo que pagan los reyes musulmanes a cambio de auxilio. Fernando I es conde desde 1035 de Castilla. En 1037 derrota a su cuñado Vermudo III en Tamarón. Como consecuencia de que su cuñado no tiene descendientes se proclama rey de León. En 1043 un rey taifa de Toledo Al -Mamum huye ante un ataque de un rey taifa de Zaragoza. Fernando I lo repone de nuevo al frente de la taifa toledana. Esto le permite intervenir en Toledo y Zaragoza e imponer taifas a uno y otro reino. Al mismo tiempo Fernando I hace lo mismo con Badajoz y Sevilla. Fernando I demuestra que hay una superioridad clara del reino de León desde el punto de vista militar sobre Al-Andalus. Pronto se pasó a la conquista de territorios musulmanes. Fernando I se apodera de Lamege, Viseo y por último de Coimbra. Son las tres ciudades portuguesas más importantes que anexiona a su reino. A Fernando I le sucede su hijo Alfonso VI (1065-1109) aunque hay un periodo que es solo rey de Castilla y no de León. Alfonso VI durante los primeros años de su reinado incrementa su presión sobre los reinos de taifas, aumenta las parias que llegan periódicamente a su reino. Esa política debilita a los musulmanes económicamente y provoca una crisis en Toledo donde facciones intransigentes musulmanas se revelan contra
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su rey a pagar parias a Fernando I, una situación similar se produce en Badajoz. Estas tensiones constantes en los reinos de taifas provocan que Alfonso VI se apodere de Coria, perteneciente al rey de Badajoz, en 1081 asedia Toledo y en 1085 toma la ciudad. La toma de Toledo en 1085 es una toma emblemática para los cristianos. Desde el punto de vista estratégico es un desastre para los musulmanes. Los leoneses se encuentran en situación muy favorable para dirigirse a Sierra Morena y Córdoba y también a Valencia, Levante, Córdoba, Murcia. El reinado de Fernando I significa el comienzo del fortalecimiento de las líneas fronterizas que van a avanzando al sur. Se incorporan a Castilla y León: La Rioja, Álava, Vizcaya y una parte de Guipúzcoa. Con Alfonso VI la supremacía leonesa es total sobre Navarra y en gran medida sobre Aragón. Con la conquista de Coria se produce un avance espectacular hacia los cauces del Tajo medio y hacia las zonas del Guadiana, Talavera, Madrid aparte de Guadalajara, que queda bajo los reinos de León y Castilla. Los ejércitos de Alfonso VI siguen combatiendo al reino de Zaragoza, imponiéndoles unas parias elevadas. Durante el s. XI hay todo un proceso de consolidación que funciona en León. A finales de los años 30 se unifican el conjunto de tierras del primitivo reino asturleonés. León y Castilla desde 1037 a 1157 están unidas. En estos 120 años los protagonistas serán Fernando I, Alfonso VI, Alfonso VII y doña Urraca. Todos los reyes se hacen ungir con el óleo sagrado en la iglesia de Santa María de León, como hace Fernando I en 1038, que va a titular "rex imperator", aunque solo en la última década de su vida asume la ideología imperial y trata de fusionar la idea del rey emperador leonés con la más moderna de reino vasco-aragonés. Fernando I vence a su hermano en la batalla de Atapuerca 1054, el cual trataba de hacerse con Castilla. Atapuerca es un hito importante en la idea imperial porque se convierte en el poseedor de derechos hegemónicos sobre el viejo imperio de Sancho, Castilla, León, Navarra se leonizan. Se impone a Castilla una sujeción a León y la promoción de una ideología neogoticista de un "reinum hispaniae" dependiente del reino de León. Con Fernando I la unidad política de Castilla y León es un hecho, pero a raíz de su testamento se van las tendencias centrífugas de las regiones que componen el reino. Fernando divide el reino entre sus hijos. A Sancho le da Castilla y las parias de Toledo. A su hijo segundo Alfonso le da el reino de León y las parias de Zaragoza. A García le da Galicia y las parias de Zaragoza y Toledo. A sus hijas Urraca y Elvira le da todos los monasterios del reino. Este testamento provoca enfrentamientos entre los hijos de Fernando I que terminan con el exilio de García y Alfonso y el asesinato de Sancho en Zamora por Vellido Dolfos en 1072. Alfonso VI reunifica los diferentes dominios de León, Castilla y del norte de Portugal. Alfonso VI en 1072 vuelve a unir a León y Castilla,
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agrupa en su persona todos los dominios de su padre y se titula pocos días después de la unificación "rex hispaniae" o " imperator totius hispaniae". Utiliza una expresión jurídica que expresa la supremacía de Alfonso en los reinos. Es reconocido como rey superior por Gregorio VII y en 1081 exalta su gloria y le declara imperator. El título de imperator se había otorgado a los reyes asturleoneses desde Alfonso III. El título de "imperator" es utilizado por primera vez en el 906 por Alfonso III hay que conectarlo con el mundo carolingio. Esa conexión hace que sea un título que se use más o menos por los distintos reyes leoneses. Ordoño II se titula "imperator", "magnus imperator". En el siglo X aparece con frecuencia en la documentación regia de la época. Menéndez Pidal hace arrancar de Alfonso VI la tesis de imperio hispánico, con pretensiones de superioridad sobre los restantes reinos hispánicos. Alfonso VI en 1085 conquista Toledo y esto constituye un excelente pretexto porque dicha ciudad representaba el símbolo máximo de unidad del imperio que habían conseguido los visigodos. El "imperium hispaniae" se mantiene y continua la idea imperial española que nace ahora. En el fondo es leonesa y comienza con Alfonso VI que es el “imperator totius hispaniae”. Esta teoría es defendida por Sánchez Candeira, por García Gallo y Menéndez Pidal. Se viene a reconocer que hay un título imperial utilizado por los reyes de León pero para algunos medievalistas es muy probable que se generalice el título imperial de León para contraponerlo al título de califa que se usa en la España del sur. Esta idea imperial continua con Alfonso VI al que le sustituye su hija Urraca que plantea gravísimos problemas al reino de Castilla y León. No encaja la idea de un imperio recogido por una mujer en el siglo XI, aunque ella transmite también la idea de imperio a su hijo Alfonso VII. En 1107 muere Raimundo de Borgoña, esposo de la infanta Urraca, hija de Alfonso VI. En 1108 muere en la batalla de Uclés el infante heredero de Alfonso, Sancho. En 1109 tiene lugar el matrimonio de Urraca con Alfonso el Batallador. Teóricamente el matrimonio de Urraca con Alfonso el Batallador significa que todos los reinos cristianos están unidos. La reina Urraca se titula emperatriz. Se desatan enfrentamientos civiles que van de 1109-1126, enfrentamientos que pueden clasificarse en los siguientes grupos: dinástico-políticos. Derivados del tormentoso matrimonio de Urraca y Alfonso el batallador. Urraca con Raimundo de borgoña tuvo un hijo: Alfonso Raimundez, futuro Alfonso VII, emperador de León. Con él se introduce la dinastía de Borgoña y acaba la Navarra. Urraca tiene 29 años cuando es viuda y se casa en el castillo de Monzón con Alfonso. Su incapacidad de concebir un hijo pronto es causa del mal matrimonio. Una reina de voluntad firme era mal visto por los cronistas de la época achacándoles a ella no tener un hijo. También se apuntó que el monarca aragonés era homosexual o misógino. Cuando se casa con Urraca tenía 36 años, no volvió a contraer matrimonio cuando se separó de Urraca, no tuvo concubina ni ningún hijo bastardo. El carácter de ambos y las
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imposibilidades hacen que el matrimonio se disuelva poco después de realizarse. Esto provoca enfrentamientos bélicos entre León y Aragón. Urraca debió de morir de un parto extrauterino. Hay también conflictos derivados de que extensos territorios de Galicia tienen a Alfonso Raimundez como auténtico rey. El conde de Traba y el obispo Gelmírez coronan a Alfonso VII como el rey viviendo su madre y estando casada. Para el conde de Portugal y su esposa Teresa, hermana de Urraca, terminó el conflicto declarándose Portugal independiente. Hay otras luchas antiseñoriales que afectan a linajes enfrentados entre sí y este panorama se completa con enfrentamientos eclesiásticos. Bernardo de Toledo se enfrenta con el arzobispo Gelmírez. Hay enfrentamientos entre las sedes de braga y Compostela. Hay conflictos antiseñoriales producidos por grupos de burgueses en ciudades del Camino de Santiago (Sahagún, Lugo, Santiago). En estos conflictos disminuyen unos y aumentan otros a partir de que Alfonso de Aragón abandona a Urraca. Cuando se separan Alfonso el Batallador logra el apoyo de los burgueses de las ciudades del Camino de Santiago. La separación de ambos reyes tiene lugar en 1114. Entre 11141116, fecha en que muere Urraca, se caracteriza por la disminución de los conflictos burgueses apoyados por Alfonso el batallador. Los conflictos de Santiago y Sahagún son muy virulentos y crean un confuso panorama político desde la muerte de Urraca hasta la coronación de Alfonso VII en la catedral de León en 1135. Alfonso Raimúndez se dedica a la recuperación e los enclaves aragoneses en Castilla se dedica a someter a los magnates portugueses, se apodera de Nájera y la Rioja y sofoca revueltas en Asturias, dirigidas por el conde asturiano Mariano Peláez. Cuatro años después de la coronación de Alfonso VII, Alfonso Enríquez, hijo de Enrique de Borgoña y de Teresa de Portugal decide tomar el nombre de rex Portugalense. Hasta 1139 solo se consideraban él y su padre princeps o infans del territorio portugués, bajo la supremacía del rey de Castilla y León. Esta situación de rex Portugalense se consolida en 1158 cuando muere Alfonso VII, repartiendo el territorio entre sus hijos Fernando II y Sancho III. A la muerte de Alfonso VII quedan configurados tres reinos: Castilla, León y Portugal. Son tres reinos separados. La historia de Portugal está vinculada al reino de León desde finales del siglo X las tierras entre el Miño y el Mondego son unas tierras más del reino de León y se llama a ese territorio ya Portugal y tiene condes de un mismo linaje procedentes de Ermenegildo Gutiérrez. En ese condado desde la segunda mitad del siglo XI se produce un proceso de tendencias separatistas que se inician en 1071 y que tienen en 1097 una fecha fundamental. En 1097 Alfonso VI concede el territorio portugalense a su hija Teresa, casada con Enrique de Borgoña, y que significa el reconocimiento de hecho de una situación separatista de un condado. Entre 1130-1140 Portugal es independiente
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de hecho y a partir de 1140 se puede hablar de rex Portugalensium en la figura de Alfonso Enríquez. Es un proceso feudal: primero se reconoce el vasallaje al rey de León y luego se reconoce la independencia del mismo. Los obispos de Braga intentan convertir en metropolitana a la su diócesis. En 1099 Braga es reconocida arzobispado. Los obispos de Braga quieren conseguir que los obispos de Oporto, Lamego, Viseo y Zamora formen parte de la metrópoli bracarense. A partir de los años 40 el reino de Portugal se consolida como reino independiente sobre todo con Alfonso I que reconquista la zona entre Coimbra y el Algarve, primero conquista Santarem y en 1147 conquista Lisboa. El reinado de Alfonso VII, más conocido como el emperador, debido en parte a la “Crónica Adefonsi imperatorii”, relata cómo se celebra en León la coronación de Alfonso VII, quienes acudieron, arzobispos, magnates, reyes, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, los condes de Tolosa, de Gascuña y otros condes del mediodía francés. Se pasó de una situación de crisis profunda a un reino unificado en la persona del emperador pero por poco tiempo. A la muerte de Alfonso VII como consecuencia de un régimen feudal a Sancho le da las tierras castellanas, a Fernando las leonesas. A partir de Alfonso VII nos encontramos con una España cristiana fragmentada en León, Castilla, Portugal, Navarra y Aragón-Cataluña (estos dos unidos). Con la desaparición de Alfonso VII desaparece la idea imperial leonesa o hispánica. El reparto que efectúa Alfonso VII inaugura un largo periodo, el último de la separación política de los reinos de León y Castilla. En León reinarán Fernando II (1157-1188) y Alfonso IX (11881230). Poco diremos del reinado de los reyes privativos de León. Por su parte, Fernando II tomará la ciudad de Alcántara en el año 1165 y en el 1169 desalojará a Alfonso I de Portugal de Badajoz que se la había arrebatado a los almohades. Ambas ciudades serán perdidas en 1174 ante la ofensiva almohade que llegará hasta Ciudad Rodrigo. Estas ofensivas y retrocesos en el proceso de reconquista hemos de entenderlos dentro del toma y daca que produce el progresivo desgaste de los musulmanes que acabará con la conquista de Sevilla en tiempos de Fernando III el Santo. Fernando será sucedido por su hijo Alfonso, que será el último rey de León el cual destacará por convocar las primeras cortes de la historia de Europa en el año 1188.También será el encargado de consagrar en 1211 la catedral de Santiago de Compostela. Entre sus logros militares se encontrará la conquista de Cáceres en 1227, Mérida y Badajoz en el año de su muerte 1230, lo cual dejará a su hijo el camino expedito para la conquista de Sevilla poco después. Podemos decir que el marco histórico del románico leonés queda marcado así por dos hechos fundamentales, la llegada al trono leonés de
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la dinastía navarra en 1037 con Fernando I y el final de la monarquía leonesa en 1230, doscientos años de desarrollo que serán los de mayor auge del reino leonés, lo que quedará de manifiesto en los trabajos y fundaciones a lo largo y ancho de su geografía. Ponemos como límite final el año 1230 por intentar aquilatar en algo el tiempo del románico leones aunque es bien cierto que después de esa fecha llegarán los últimos coletazos de este arte, sobre todo en diócesis astoricense. Hablamos aquí por supuesto del tiempo del arte culto, porque el rural no puede ser tan fácilmente mensurable, ya que ajeno en parte a cambios y modas seguirá unos modelos practicante imperturbable hasta el siglo XIV como tendremos ocasión de comprobar en capítulos sucesivos, pero será a partir de 1230 cuando la chispa de un arte que había iluminado un reino se apagará para no volver a resurgir a no ser en brazos del gótico en brazos de Alfonso X.
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4. CAMINOS Y CALZADAS. Durante la edad media, la actual provincia de León estaba tapizada por una red de caminos que la cruzaban de norte a sur y de este a oeste. La funcionalidad de estos caminos era múltiple. De un lado eran las arterias comerciales que penetraban en los puntos más alejados de la geografía, de otro, las transmisoras de las corrientes artísticas y del pensamiento que llegaban desde Europa y Al-Andalus. Será este sobre todo el punto de vista que nos interesa para el presente trabajo ya en función de estas vías de comunicación se extenderá el primer arte común del continente, el románico. Con la llegada del año 1000, en la Península Ibérica se produce un cambio radical en sus relaciones con el resto de Europa. Desde el reinado de Sancho Garcés, se comienza a potenciar el Camino de peregrinación a Santiago de Compostela, el cual será la principal calzada del norte peninsular, la cual, articulará los diferentes reinos desde un primer momento dándoles un nuevo lazo de unión de características económicas, comerciales y religiosas. A la vez que se potencia definitivamente hacia Europa este camino, otros no menos importantes como la Ruta de la Plata comienzan a tener una renovada importancia a medida que la reconquista avanza hacia el sur, lo cual analizaremos más adelante. La función de los caminos en esta época es determinante para el trasiego de ideas desde un lado al otro de los Pirineos. Con el desarrollo de las peregrinaciones a Compostela, un nuevo pulso entra en la Península, se comienza a abandonar el viejo mundo mozárabe, la liturgia, la letra, la forma de vida y de pensar de los antiguos pobladores del reino de León, el cual, resurgirá poco a poco de la decadencia en la que había caído en la última parte del siglo X con las invasiones de Almanzor. El flujo monetario que proporcionaran las parias a los reyes de León será el principal aliciente para que Europa se interese por el reino que se situaba al final del mundo conocido. Los caminos que enlazan estos reinos y de este modo, las ciudades y los monasterios que se situaban sobre ellas serán los principales beneficiados de este intercambio de dinero, mercancías y personas que se produce en tierras del norte peninsular a partir de la mitad del siglo XI sobre todo. Este influjo mutuo, hará que el reino de León llegue a su momento de mayor esplendor en estos siglos, y todo en función de una vía, el Camino de Santiago, el pulmón con el que respiraran los reinos de la antigua Hispania. 4.1 El camino de Santiago. El camino de caminos en la edad media española. Por él entrará el arte románico en nuestro país, en él se hallan los ejemplos más destacados, los hitos principales, los centros que exportarán sus modelos
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al resto del territorio, posiblemente sin él, el panorama que se presenta actualmente ante nuestros ojos, sería bien distinto. 4.1.1. Origen. El inicio de su historia es bastante anterior al descubrimiento del sepulcro de Santiago en Compostela. Asentado en buena parte de su trazado en una antigua calzada romana, la “Vía Traiana”, que toma su nombre del emperador Trajano, que la restauró durante su reinado, a principios del siglo II de nuestra era. Esta calzada, en sus orígenes era una de las que articulaba la administración y el comercio en la Hispania romana. Iba desde Bracara Augusta, la actual Braga hasta Caesaraugusta, Zaragoza. Unía todo el norte de la Península pasando por Chaves, tras la que se hallaba Asturica Augusta, (Astorga), de ahí iba hacia Carrión de los Condes, Segisama, Vitoria, Pamplona y Zaragoza. Este sería su trazado básico, pero durante la edad media, usando como base esta calzada se modificó su trazado para tomando dirección norte desde Astorga fuera por la calzada que llegaba primero al alto del Cebreiro, pasando luego al sur de Lugo hacia Santiago. También se harían modificaciones en el camino para que este pasara al sur de los territorios vascos hasta llegar a Estella. Al final, el trazado que quedaría plasmado como camino francés tendrá también otra desviación medieval, ya que se desviará hacia el norte para pasar por León, la capital del reino, antes de dirigirse a Astorga. En el mapa que presentamos abajo, podemos ver el que es considerado como trazado más tradicional.
Camino de Santiago o Camino francés.
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4.1.2. El descubrimiento de Santiago. El imperio romano cayó y con él, toda su estructura, pero sus caminos continuaron existiendo, continuaron utilizándose como vías comerciales o invasión durante los siguientes siglos, aunque cada vez eran más inseguros y menos transitados. Poco a poco se fueron deteriorando y nadie se preocupó de repararlos. Llegaron los musulmanes y con ellos, el total abandono de los caminos en el norte mas no en el sur. Poco a poco se formaron una serie de pequeños reinos cristianos en el norte. En la zona que nos ocupa, el reino de Asturias era pequeño, débil, aislado durante sus primeros siglos de vida. En este reino altomedieval nos encontramos con el caldo de cultivo ideal en que aparecerá un hecho milagroso, la aparición del sepulcro de Santiago el Mayor. La leyenda cuenta que Santiago el Mayor había evangelizado sin gran éxito la Península tras abandonar Asia. Años después, regresó a Judea dónde murió martirizado y dónde sus seguidores tomaron su cuerpo y embarcando en Haffa regresaron por mar hasta el puerto de Iria Flavia en las cercanías del cual enterraron su cuerpo, el cual fue olvidado durante siglos hasta su descubrimiento por parte de un ermitaño llamado Pelayo en torno a los años 812-814. Este, creyó ver estrellas que le revelaron donde esta enterrado Santiago Cebedeo, primer obispo de Jerusalén. Tras esto, avisado Teodomiro, obispo de la diócesis iriense que comienza las excavaciones en el lugar que le ha sido mostrado a Pelayo. Aparece un sepulcro de mármol en que se dicen que se hallan los restos del apóstol. En un primer momento, esto se convierte en un objeto de culto local aunque ya Alfonso II el Casto comunica el hallazgo a Carlomagno con lo que la noticia comienza a difundirse lentamente por todo el occidente cristiano. Las rutas que ahora se encuentran cortadas a Roma y Jerusalén son sustituidas por Santiago. A partir del siglo XI solo al que camina en dirección a la casa de Santiago recibirá el nombre de peregrino. Peregrino es el que se dirige a Santiago para visitar su tumba. 4.1.3. Consolidación y desarrollo. Antes del año 1000 existían dificultades para acceder a Roma, donde había rivalidades entre el papa y el emperador. Llegar a Jerusalén era un viaje muy duro, caro y peligroso. En el siglo X Santiago experimenta un gran crecimiento en el número de peregrinos. Su peregrinación se realiza por una vía de origen romano. Es una ruta favorecida por los monarcas y la iglesia. Así nace el camino francés. Hay otros caminos como el de la costa o el que por las rutas portuguesas se dirige a Santiago pero el camino por antonomasia a Santiago es el francés. En el 950 el obispo de Le Puy (Aquitania) peregrina solemnemente a Santiago, poco después obispos catalanes y nobles franceses siguen la misma ruta. La corriente peregrinatoria se incrementa en el siglo XI con Sancho el mayor de Navarra y sobre todo con Fernando I y Alfonso VI que
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patrocinan y reparan la ruta. No solo es promocionado por los reyes de León sino también por los de Aragón y Navarra siendo este el caso de Alfonso Ramírez, coetáneo de Alfonso VI. Poco después del año1000 el califato de Córdoba se hunde y fragmenta en pequeños reinos taifas facilitando la posibilidad de explotar a los musulmanes por los cristianos del norte. El oro y la plata acuden a la España cristiana del norte como tributo pagado por los andalusíes. Esto suscita la envidia de una Europa deseosa de riqueza rápida. Muchas gentes europeas van a al camino para participar en esos beneficios como colaboradores militares, artesanos o negociantes. Los monarcas reinantes juegan un papel decisivo, impulsando a todas estas personas que vienen a la Península en busca de beneficio. Necesitan para sus conquistas apoyo militar para lo cual pagan buenas soldadas utilizando las parias musulmanas. Los grandes linajes de la Galia llegan a la España cristiana para visitar el sepulcro de Santiago, que preside la guerra contra el musulmán, galopando con la espada en un corcel blanco contra el musulmán. Con ello nace la imagen de un Santiago matamoros que perdura en parte de la edad media sobre todo en la iconografía. En este siglo XI es cuando la vieja tradición visgótica-mozárabe, la liturgia y la cultura específicas de la iglesia cristiano leonesa se encuentran sometidas a la presión de sectores del clero. Tanto Roma como Cluny juegan un papel fundamental en el proceso. Ahora la legislación visigótica se sustituye por la romana. Cluny juega un papel fundamental en el proceso de reforma gregoriana. El camino de Santiago queda estructurado y conocido cruzando los reinos de Navarra, Aragón, La Rioja para llegar a Galicia. Esa peregrinación a partir del siglo XI está perfectamente organizada. Existe una gran propaganda del culto Jacobeo realizada por el papado y los cluniacenses, que tiene en el siglo XII como protagonista destacado al obispo de Santiago, Diego Gelmírez. A partir del siglo XII hay una movilización de la economía mercantil. Hay una constante circulación de moneda. Se está creando una infraestructura viaria y asistencial que posibilita y permite que el Camino de Santiago sea un espacio acogedor, urbanizado que sostiene a una abundante masa de peregrinos desde el punto de vista asistencial y médico. Los distintos reinos protegen el camino y conceden exenciones al peregrino. El peregrino se encuentra fuera del ámbito de las leyes de su país y por ser extranjero se encuentra fuera de las del reino que visita. Una de las primeras fórmulas protectoras aparecen en el concilio de Santiago de 1114 presidio por Diego Gelmírez. Se establece que los peregrinos circulen libremente por los caminos. Esta protección incrementa la corriente peregrinatoria a Santiago. Los caminos rurales son reparados en gran medida en le siglo XII. Se construyen caminos, regueros, se eliminan portazgos y pontazgos. Se toman medidas jurídicas: la legislación castellana se dirige contra los salteadores de peregrinos y caminos que pululan por la ruta.
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Otro factor a considerar es que los papas, sobre todo Urbano II y Calixto II animan más si cabe el espíritu peregrinatorio. En tiempos de este último tiene lugar la aparición del “Liber Sancti Iacobi” o “Codex calixtinus”. Es un códice copiado por un monje del monasterio de Ripoll (Gerona) entre 1172-1173. Un monje que va a Santiago en peregrinación y curioseando en los libros de la catedral compostelana descubre el libro. El autor del códice es un monje francés llamado Aymeric de Picaud. Está formado por cinco libros de los cuales el quinto es el más importante. Se conoce como la guía del peregrino. Escrita entre 1120-1130 se adelanta en siete siglos a las actuales guías turísticas. Este clérigo detalla al viajero los caminos a Santiago. De las cuatro rutas que cruzaban Francia y que convergían en los pasos pirenaicos tres se dirigían a Roncesvalles y la cuarta a Somport. Esa guía relata como las dos rutas se funden en una sola a partir de Puente la Reina pasando por Estella, Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Burgos y León. Relata las jornadas del viaje, los nombres de las tierras, las costumbres de los hombres, los hospitales que se encuentran. El “Liber Sancti Iacobii” a partir de la segunda mitad del siglo XII es muy conocido en la Europa occidental. A partir del siglo XIII la corriente de peregrinación se incrementa por la llegada de cruzadas de nobles suecos, hanseáticos del norte, duques ingleses, alemanes pobres. Viene Isabel de Portugal, San Francisco, y peregrinan también los propios Reyes Católicos. La mayoría son europeos próximos, de la Europa occidental pero también hay que incluir a flamencos, polacos, suecos, etc. También llegan peregrinos de otro continente como un etíope y dos armenios que alcanzan Compostela en el siglo XV. Resulta muy difícil calcular cuanta gente realiza la peregrinación, pero produjo un auténtico movimiento de masa en Europa. Tomando los datos de pernocte de los peregrinos se llegan a evaluar en 200.000 anuales los que llegan a Santiago. Se puede distinguir a los peregrinos que iban a pie y caminan lentamente de dependencia social baja u media. Los peregrinos de manto son señores, nobles, caballeros, jinetes en doctas cabalgaduras llevados algunos en sillas de mano. Los nobles sueles ir acompañados de grandes séquitos sirvientes y juglares. 4.1.4. Consecuencias del desarrollo del Camino de Santiago sobre los reinos peninsulares. Nos hallamos con que el trazado del camino de Santiago va transformando una serie de espacios rurales en villas y ciudades a lo largo del tiempo. Los principales ejemplos son Estella, Jaca, León o Belorado. Aunque la vida agraria tenga en la edad media un gran peso específico, las tareas artesanales y mercantiles, las ferias periódicas se documentan en todas las villas del Camino de Santiago. Estas villas son las que poseen con más intensidad núcleos de gentes de procedencia ultrapirenaica. En un primer momento la palabra franco significa el origen étnico de una persona. El orden jurídico libre del franco se aplicó pronto a los hispanos que habían logrado esta situación.
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La rua, el “vicum francorum”, el “burgo nuevo”, la “renueva”, son topónimos de barrios mayoritariamente exógenos que tienen lugar en el Camino de Santiago. Barrios con estatuto privilegiado, que tienen sus propias autoridades como es el caso de León. Esas villas urbanas tienen grandes poblaciones de francos. Hay también en todo ese proceso una constante renovación de las infraestructuras unas constantes construcciones de caminos y fuentes. El mantenimiento de puentes es frecuente en las villas del Camino de Santiago. También existe un desarrollo de nuevas devociones a Santa María la Blanca, la Virgen de la Encina. Hay cultos en las poblaciones francas a San Saturnino, a San Martín o a San Nicolás. Se difunden fuera de nuestras fronteras devociones españolas como el culto a Santa Marina, San Juan de Ortega a San Salvador de Oviedo. Aparecen nuevas devociones hispanas, como la de San Isidoro, cuyo cuerpo se traslada a León en 1063, el culto a San Zoilo en León o a Santo Domingo de la Calzada o San Facundo y Primitivo, que dará origen a Sahagún. Por último, cabe destacar el auge de instituciones dedicadas a una función asistencial. Existe una beneficencia que es debida a las dificultades del camino. Las iniciativas de ciertos monarcas, las exenciones fiscales favorecen la construcción de hospitales, la reparación de calzadas. Hay preocupación social por atender al peregrino. Desde el siglo XII la iglesia mantiene la tradición de acogida al enfermo y al vagabundo. Los reyes son los pioneros de la labor asistencial al peregrino. Desde Alfonso VII la monarquía busca crear hospitales, como es el caso de la Colegiata de Arbás, al pie del puerto de Pajares para acoger a los peregrinos que se dirigieran a San Salvador de Oviedo. En las diócesis de León y Astorga hay alrededor de veinte hospitales, muchos de ellos fundados por los reyes y la iglesia aunque algunos de ellos son de origen nobiliario o monasterial. 4.1.5. El románico en el Camino de Santiago. La relación existente entre el arte románico y el camino de Santiago es fundamental. En este se hallan situados los principales núcleos de población, como es el caso de Jaca en Aragón, que aparte de ser la ciudad más importante es capital de este reino hasta la conquista de Zaragoza además de sede episcopal. En ella, al igual que en León, capital también además de sede episcopal tenemos junto con Frómista y Santiago, sede los ejemplos más destacados del arte románico peninsular. En cuanto a la cronología de las primeras manifestaciones de este arte, será justamente las urbes por las que discurre el Camino de Santiago las primeras que manifiestan este despertar de un nuevo arte, con lo que hemos de referirnos de nuevo a Jaca y a León, una con su catedral y la otra con el Panteón de los reyes del que hablaremos en apartados posteriores. La primera pregunta que surge al ver esta relación entre arte y una vía de comunicación como el Camino de Santiago es el por qué de esta
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unión, a lo cual hemos de observar el panorama que se presenta en los reinos cristianos de mediados del siglo XI. Las principales ciudades del norte se hallan unidas por este camino, y las que no, como puede ser, en el reino de León de la antigua capital regia, Oviedo, se hallan en franca decadencia durante estos siglos a pesar de seguir contando con una destacada sede episcopal. El renacimiento del mundo urbano en el norte de España viene propiciado por el fomento del comercio y el de la economía en todas sus manifestaciones. Las parias que se comienzan a cobrar a raíz del desmembramiento del califato de Córdoba son el principal sustento de las monarquías peninsulares y es en este flujo de oro en el que se funda la prosperidad de los reinos, el florecimiento del comercio y las relaciones con los territorios extrapeninsulares, que se interesan en comerciar con los reinos más ricos, para lo cual, se hará necesaria una infraestructura viaria que pueda mantener la corriente de personas que se dedican al comercio o que emigran desde Francia para asentarse en los territorios reconquistados por los reinos cristianos peninsulares. Es la promesa de una tierra de las oportunidades para el hombre medieval. Es un territorio en el que pueden conseguir tierras para trabajar, mejores condiciones jurídicas un mercado nuevo y emergente en el que poder comerciar. Todos estos factores hacen que el Camino de Santiago, protegido por los distintos reyes se potencie a sí mismo con las nuevas poblaciones que se van estableciendo en sus márgenes que van creciendo progresivamente, como es el caso de la villa de Sahagún, que se multiplica al amparo del monasterio de los Santos Facundo y Primitivo y que llegará a ser mayor que la propia capital del reino contando con unos ocho mil habitantes. Es en esta coyuntura favorable en la que hemos de analizar la aparición del románico en estas tierras, las más dinámicas y pujantes de la época. Son estos centros, tanto reales, episcopales o monásticos en los que se está acumulando el poder y la riqueza, y por tanto, donde ha de surgir el nuevo arte, en parte importado desde Francia pero que hunde sus raíces en el pasado mozárabe del territorio. La acumulación de capital permite la creación de grandes talleres que producirán las primeras obras como es el caso de la iglesia vieja de San Isidoro, el primer edificio propiamente románico del reino de León, consagrándose la iglesia en el año 1065, al final del reinado de Fernando I de León. Con el tiempo, el Camino de Santiago será la franja más poblada dentro de la península, la primera en recibir cualquier novedad tanto política, como económica o artística llegada del exterior. Es la ventaja que produce una comunicación fluida y constante fomentada desde todos los ámbitos, ya que favoreciendo las peregrinaciones se favorece la economía de los reinos. Serán los cluniacenses los que durante el siglo XII fortalecerán la peregrinación con todo lo que esto conlleva. Son el principal apoyo de la monarquía leonesa desde tiempos de Alfonso VI y esto redundará
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beneficiosamente en el censo que les era pagado desde tiempos de Fernando I y que Alfonso VI duplicará para convertirlo en 2.000 áureos. Esto, además de las numerosas donaciones que harán los reyes leoneses a Cluny hará que la abadía borgoñona se interese cada vez más en la promoción y patrocinio de la estructura que sustentaba en parte a su vez a los reyes peninsulares, el Camino de Santiago. Los centros de poder real se hallaban sobre el Camino de Santiago, las principales diócesis, los monasterios más importantes, las poblaciones más destacadas, los centros del pensamiento de la época, todos los poderes de la concentrados en su órbita geopolítica, por ello, no es de extrañar que en torno al Camino de Santiago aparezca el arte románico y sea el lugar donde mayor difusión, importancia, variedad y duración tenga ya que es en función de éste donde se concentran los grupos pudientes que patrocinaran las diferentes obras, los únicos con capacidad suficiente como para mantener un ritmo constructivo tan importante y continuado, para definirlo en pocas palabras es el pulmón que alimenta la edad media española, y más concretamente, la leonesa. 4.1.6. El Camino de Santiago en León. Es la provincia española por la que discurren más kilómetros del Camino de Santiago. Casi doscientos kilómetros de recorrido que atraviesa la provincia de este a oeste pasando por los principales centros de población de la provincia durante la edad Media. Entra por Sahagún y se dirige hacia Mansilla de las Mulas, de allí, llega a León desde donde continua hasta Astorga, a la salida de esta, se bifurca en dos: la ruta principal va por el monte Irago hasta Foncebadón para internarse en el Bierzo hasta Ponferrada, donde se le une de nuevo el otro ramal que iba por el puerto del Manzanal haciendo parada en Bembibre antes de llegar a Ponferrada. Continua el camino hasta otra importante población desde el siglo XII en que nace, Villafranca del Bierzo, y de allí, remontando el curso del río Valcarce sube el puerto del Cebrero para salir en Piedrafita a Galicia. Este es en síntesis el periplo del Camino de Santiago en la provincia de León, ahora pasaremos a detallar los edificios románicos más destacados que se hallan en él o en sus cercanías. Comenzamos nuestro recorrido en Sahagún, la primera villa leonesa del Camino de Santiago. Tiene su origen en el monasterio fundado por Alfonso III el Magno con monjes mozárabes refugiados de los árabes en el año 872, aunque los orígenes legendarios señalan a Carlomagno como su fundador tras una victoria en las márgenes del río Cea. Este monasterio será beneficiado por los distintos monarcas leoneses que le harán grandes donaciones. En tiempos de Ramiro II les será concedido un coto monástico que abarcaba más de 118 kilómetros, lo cual debe ser una exageración, aunque podemos suponer que de todas maneras sería bastante extenso.
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El Camino de Santiago, la Vía de la Plata y el camino a San Salvador de Oviedo en tierras leonesas.
Las razzias de Almanzor lo arrasarán y durante el reinado de Fernando I se hallará en franco declive hasta el reinado de Alfonso VI, el cual confirmará todos los privilegios y exenciones anteriores en el año 1068. Es en este momento cuando empezará el renacer del monasterio y con este, el de la villa, aunque no se tiene constancia documental de que existiese en esos momentos pero lo más probable es que existiese algún núcleo pequeño de población autóctona que dará origen a la población posteriormente aunque esta fuera poblada principalmente con francos venidos tras la concesión de los fueros de Sahagún en los años 1085 y 1087. Se convertirá Sahagún en una villa rica basada en el comercio y la agricultura regida por el abad del monasterio. Será Sahagún uno de los principales focos del románico en León con los talleres de su monasterio y la aparición del románico de ladrillo que tendrá su primera manifestación en la iglesia de San Tirso, difundiéndose primero este estilo por los alrededores como es el caso del monasterio de San Pedro de las Dueñas y luego hacia las provincias limítrofes. La siguiente villa de importancia que nos encontramos en el camino será Mansilla de las Mulas, la cual será reorganizada en tiempos de Fernando II, concretamente en 1181, aunque en esa época ya contaba con un recinto amurallado coronado por una torre, probablemente la de la actual iglesia de San Martín, el cual será ampliado en épocas posteriores. Poco después de Mansilla, no podemos olvidar mencionar uno de los principales enclaves cistercienses de la provincia de León, el monasterio de Santa María de Sandoval, el cual se halla situado en la confluencia de los ríos Esla y Porma que en tiempos de Alfonso IX, cuando
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fue construido era una zona pantanosa que los monjes blancos se cuidaron de desecar y hacer una de las más productivas de la ribera medieval leonesa. Tampoco se halla demasiado lejos del Camino de Santiago el monasterio de San Miguel de Escalada, mozárabe en su origen pero con una parte de sus dependencias de época románica y del que hablaremos al referirnos a los caminos que recorren la margen del Esla ya que su estructura será modelo a imitar en el románico rural de la cuenca de este río. Tras estas estaciones se llega a León, capital del reino, diócesis y centro cultural por excelencia durante los siglos XI y XII. Se entraba en ella por el barrio de Santa Ana viniendo por el castro del puente habitado por los judíos. Nos encontramos este barrio antes de traspasar la cerca romana pero tras la medieval que será construida e mediados del siglo XIV con la primera edificación románica que se conserva, la iglesia de Santa María del Mercado. Luego, ya intramuros los peregrinos habían de visitar por un lado la catedral, tardorrománica, relacionable con la catedral vieja de Astorga y de la cual no conservamos más que escasos vestigios románicos. Pero el hito más importante de toda la provincia será la iglesia de San Isidoro: panteón real, iglesia palatina, cabeza del Infantado afamado escriptorio, primer románico español y la culminación del estilo en la provincia. También habrá que destacar el taller de eboraria que trabaja en León desde el reinado de Fernando I y del que aún hoy podemos contemplar algunas muestras, crucifijo de Fernando y doña Sancha, Cristo de Carrizo, arqueta de los marfiles o el arca de las bienaventuranzas. La imagen que vemos del León de esta época es la de una ciudad que se reconstruye y crece, donde llegan primero las corrientes innovadoras procedentes de Francia o de Al-Andalus. Maestros de obras, un gran taller de canteros que exportará cuadrillas por toda la provincia que plasmarán lo aprendido en sus obras. Hay un mercado semanal floreciente que es documentado desde el año 997. Se conservan aún restos del que fue posiblemente el palacio imperial de Alfonso VII de mediados del siglo XII, prácticamente el único resto de arquitectura civil que se conserva en el reino. Saliendo de León a poco más de cuarenta kilómetros nos encontramos de nuevo con una ciudad de importancia durante la edad media, Astorga, en la que siempre destacó su sede episcopal, una de las más antiguas de España y que circunscribe sus dominios en las provincias de León, abarcando todo el Bierzo, la parte norte de Zamora y el este de Orense. Desde la segunda mitad del siglo XI recibe el impulso del Camino de Santiago. El camino, procedente de san Justo, seguía la ruta romana, y después de salvar el río Tuerto, atravesaba el puente de la Moldería, para acercarse al barrio de San Feliz y entrar en la ciudad por la puerta del Sol. Recorría la calle de San Francisco, Plaza Mayor y continuaba por la rua
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El Camino de Santiago a su paso por la Astorga medieval.
Nueva, hoy Pío Gullón, siguiendo hasta la era de San Martín a Puerta Obispo y a San Pedro de Rectivia ya a extramuros donde se enfila a Valdeviejas dejando a su derecha la antigua vía romana. Como consecuencia, hay un incremento de población. A sus murallas se adosan arrabales, con lo cual se une el factor mercantil al religioso en las peregrinaciones. Durante toda la edad media la ciudad experimenta cambios en su fisonomía urbana. El recinto ve rellenar su espacio occidental con la primitiva catedral a mediados del siglo XI, y más adelante, en el siglo XII, con la residencia y palacio episcopal, que ocupará un solar próximo y colindante a la muralla septentrional, donado por la reina Urraca. Las cofradías y el cabildo crearon hospitales para los pobres y peregrinos que llegarán al número de 22. Algunos conventos irán completando el cuadro eclesiástico, destacando San Dictino, (más tarde Santo Domingo), el de Sancti Spiritus, y los de Santa Clara y San Francisco más tarde. Es por tanto a partir de las peregrinaciones a Santiago cuando la antigua ciudad queda renovada en todos los sentidos: demográfico, profesional y topográfico. Demográfica y funcionalmente con comerciantes y artesanos de diversas procedencias que se asientan en la ciudad y topográficamente, al adosarse a su recinto amurallado los nuevos arrabales, los cuales tendrán una función triple: comercial, artesanal y agrícola. La yuxtaposición de estos nuevos habitantes y de estos barrios a la ciudad y a la sede episcopal
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imprime a la ciudad y un mayor dinamismo, una apertura económica, un carácter más complejo y por lo tanto, más propiamente urbano. Aunque la ciudad de Astorga va perdiendo importancia, sobre todo a partir de finales del siglo XII, conserva parte del esplendor e importancia de época romana en el taller de su catedral y la iglesia de San Julián en la ciudad y en la cantidad de maestros que realizaran las obras por toda la diócesis con un estilo muy definido que permitirá adscribirlos a la escuela que se forma en los talleres catedralicios. A la salida de Astorga, como podemos ver en el mapa, el camino se ramifica en dos vías, una principal que va por Foncebadón y la otra secundaria que va por el puerto del Manzanal. Ambos caminos se unen de nuevo en la ciudad de Ponferrada, para continuar hasta Villafranca del Bierzo pasando en las cercanías del monasterio de Carracedo, uno de los más importantes en el noroeste peninsular a finales del siglo XII. Villafranca del Bierzo es la población más importante de la época en la zona. Tiene su origen en los asentamientos monásticos de finales del siglo XI de Santa María de Cluny y los hospitales de San Lázaro y Santiago. Su nombre proviene de la llamada Villa Francorum ya documentada en el año 1120. Teresa de Portugal y Fernando II la repoblarán en el último tercio del siglo XII, recibiendo fueros de manos de Alfonso IX en el año 1196. Hemos de destacar la Iglesia de Santiago y la de San Juan Fiz a la salida de la localidad, en el camino de Corullón, donde se ubicaba el monasterio de Santa Marina de Valverde que será de gran importancia en la historia del monasterio de Carracedo como veremos y donde aún se conservan las iglesias de San Esteban y San Miguel. Desde Villafranca no restan más que poco más de veinte kilómetros hasta el alto del Cebrero donde se establece el límite de la provincia de León con la de Lugo. 4.2. La Vía de la Plata. Será una de las vías de comunicación más importantes del reino leonés durante la edad media. Vertebró las relaciones del eje norte-sur del reino durante la reconquista. Será el camino de peregrinación hacia Santiago de Compostela para los peregrinos que vienen del sur aunque nunca llegó a tener la importancia como espacio sacro que tuvo el camino francés. La función principal de este camino fue siempre comercial y militar. Tal como la conocemos es la vía de origen romano que queda establecida desde el siglo II a.c. como calzada principal del oeste hispano. Unirá en época romana las ciudades de Mérida y Astúrica, pero su origen es el de uno de los caminos más antiguos de la península. Fue en estos comienzos un camino minero por el que se traían desde tiempos de Tartessos el estaño proveniente de las minas del noroeste, lo cual aprovecharán los romanos para penetrar en la zona norte durante la
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conquista para luego convertirla en una vía comercial por la cual se exportaban hacia el sur el oro proveniente de la Maragatería y Galicia. A la llegada de la invasión árabe será usada por estos para penetrar hasta las zonas septentrionales lo cual hará Almanzor en sus razzias contra los reinos cristianos. Durante esta época el camino, al menos en su parte norte, se hallaba descuidado y clausurado debido a las escasas poblaciones que existían en las tierras que separaban el califato cordobés del reino primero de Asturias y luego de León. Con la fragmentación del califato en reinos de taifas cambia el signo de la reconquista y el del declive lento de este camino. La reconquista de los territorios del sur comienza en todos los reinos cristianos a un ritmo que no se había conocido hasta el momento y esta calzada será reparada para poder mantener debidamente comunicados los nuevos territorios recién adquiridos con el antiguo solar regio de León, que comenzaba a quedar situado demasiado al sur. Las ciudades que quedan enmarcadas por la vía se fortifican y repueblan debidamente para mantener la defensa del reino. Así vemos los casos de Banavente, Zamora o Salamanca, que empiezan a crecer sobre todo desde el siglo XII. La importancia de estas ciudades se irá haciendo cada vez más patente y tendrán su mayor desarrollo en este periodo desde el momento en que León se convierte en un reino privativo, a partir del año 1157, durante los reinados de Fernando II y Alfonso IX. En estos momentos, los terrenos de las extremaduras leonesas se convierten en una estrecha y alargada franja que hay que proteger, comunicar y desarrollar de algún modo. Por esto se debe el extraordinario impulso que tienen las ciudades que en la Vía de la Plata se hayan, Se fortalece este eje convirtiéndose en tan importante al menos como el Camino de Santiago. La prueba de esto, la tenemos en que en todas las ciudades descritas anteriormente se produce una fiebre constructiva a finales del siglo XII y durante el XIII que no podemos comparar sino con la que en siglos anteriores hubo en las ciudades del Camino de Santiago. San los mejores ejemplos del tardorrománico que conservamos en el reino leones e influirán en el resto del reino. La catedral de Zamora será el modelo a superar e imitar como en el caso de Salamanca o Toro en las provincias meridionales o el caso de la colegiata de Arbás en tierras leonesas. El arte cisterciense extiende sus influjos desde Moreruela, situada a la vera de esta vía. Los aires de renovación para el reino de León vienen esta vez desde el sur. Poco a poco las ciudades del norte del reino comienzan a perder la preponderancia en detrimento de las del sur, lo cual se hará aún más evidente tras la reunificación de los reinos de Castilla y León en el año 1230, lo cual supondrá la pérdida de la capitalidad de la ciudad de León. Es en este mismo año cuando se conquista Mérida para la causa cristiana y será a través de esta vía por la que se podrá conseguir la conquista de Sevilla en 1248. Al final, la Vía de la Plata queda establecida entre Mérida y Astorga teniendo como hitos fundamentales a Cáceres, Plasencia, Béjar Salamanca, Zamora, Benavente y La Bañeza.
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4.2.1. La Vía de la Plata en León. La parte Leonesa de la ruta de la Plata es solo el tramo final de esta, siendo la ciudad más destacada Astorga. Frente al camino francés del norte, la Vía de la Plata era otro camino de peregrinación a Santiago desde las tierras del sur, aunque en él se agregaran gentes que venían también peregrinando desde Cataluña y Aragón lo que hacían al sureste de Benavente Por detrás de ella, a mucha distancia se hallaba La Bañeza, donde destacamos la Iglesia del Salvador y la ermita de la Piedad que se hallan enmarcadas dentro del último románico, directamente relacionadas con los talleres de la catedral de Astorga. Por otra parte tenemos documentación que confirma la existencia de hospitales de peregrinos en Alija del Infantado o San Martín de Torres, otro en Palacios de la Valduerna y cuatro más en La Bañeza. Tendrá de todos modos este camino en la provincia de León mucho menos desarrollo del que pudo tener en el resto de provincias situadas más al sur ya que en la época que se dio el despegue de esta ruta esta parte de la provincia leonesa comenzaba a entrar en un largo periodo de letargo que tendría mucho que ver con el progresivo distanciamiento en que quedó esta zona con respecto a los núcleos centrales del poder real. 4.3. El camino a San Salvador de Oviedo. Tiene su origen en la vía romana que naciendo de León ascendía por el curso del río Bernesga en dirección a Asturias. Era el camino más directo que existía para comunicar el reino de Asturias con la meseta. Es un camino que aunque siendo uno de los principales tiene de todas maneras menor importancia ya que los que hemos tratado anteriormente ya que la orografía de los terrenos que atraviesa no es propicia para el desarrollo de grandes poblaciones a la vera del camino. De todas maneras observamos la aparición de polas medievales como es el caso de Pola de Lena en Asturias y Pola de Gordón en la vertiente leonesa, la cual será la aglutinadora de la población de la zona desde el siglo XIII tras la destrucción de la fortaleza de Barrios de Gordón por parte de Alfonso IX. Como vemos, el desarrollo de este camino que en un principio era simplemente una vía que permitía a los peregrinos visitar las reliquias de la Cámara Santa de Oviedo tiene su mayor expansión a partir del final del siglo XII y sobre todo durante los siglos XIII y XIV, lo cual sale del marco de nuestro estudio, pero aún con eso, podemos apreciar como se dinamizan las estructuras y las poblaciones con la creación de la citada pola y con la fundación del hospital de Arbás al pie del puerto de Pajares y su restauración por parte de Alfonso IX desde 1214, momento en que dispone se funde una capilla junto al hospital para servir de servicio a los peregrinos, la cual podemos pensar que responda a la actual colegiata. El puerto de Pajares se hallaba cerrado por la nieve buena parte del año y este hospital además de ser refugio para los peregrinos debió servir como
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punto de unió entre las comunicaciones de ambos territorios respondiendo además de a una función religiosa a una de tipo económico y de desarrollo de las relaciones. 4.4. Caminos secundarios. Existen un buen número de vías secundarias que recorren toda la provincia de León. Son caminos de origen romano que se pueden dividir en dos tipos: vías de tipo militar que remontan los valles de los principales ríos desde la meseta para atravesar la cordillera Cantábrica y dirigirse a Asturias y Cantabria. Estas vías fueron construidas en su mayoría para facilitar a las legiones romanas la conquista del noroeste de la península debido a lo agreste del terreno que dificultaban en buena medida la movilidad de las tropas en sus operaciones militares y luego en el control de las poblaciones que en estos terrenos se asentaban. Por otro lado tenemos las vías con funciones mineras y que se dan sobre todo en la Maragatería y en la Cabrera. Son caminos mineros, construidos también en época romana y que se seguirán usando durante la edad media aunque de una forma mucho más esporádica que los anteriores. Será por estos caminos secundarios por los que el románico rural se irá poco a poco difundiendo por toda la provincia ya que permiten una mejor articulación de las poblaciones por las que pasan y que además reciban de una forma más directa las corrientes artísticas que se desarrollan en la capital y las poblaciones más importantes de la región. Dentro de estos caminos hemos de destacar la vía del Esla, la del Porma y la del Luna en las cuales vemos un gran número de ejemplos de este románico rural de las tierras leonesas. La Vía del Esla tendrá una importancia bastante inusitada con respecto al resto ya que en ella tenemos como edificio más importante el monasterio de Gradefes, muy cercano al que se encuentra el de San Miguel de Escalada.
San Miguel de Escalada antes de su restauración.
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Esta zona del Esla está bastante bien comunicada debido a su orografía y a la proximidad con vías importantes. Este calzada, además se relaciona con el Camino de Santiago debido a la existencia de un puente de factura medieval que hubo entre Gradefes y Sahechores al cual en ocasiones se llama real francés, lo cual puede deberse a que enlazara algún ramal por el que vendrían franceses que peregrinaban a Santiago. El resto de caminos de la provincia de León se hallan fuertemente condicionados por las pautas naturales que el terreno y su dificil geografía imponen, lo cual se puede apreciar en el trazado por los valles de los ríos y su escasa entidad a pesar de haber sido utilizados casi ininterrumpidamente durante casi dosmil años, lo cual a su vez condicionará el desarrollo de las corrientes artísticas y culturales que a través de estos se difundan, llegando siempre con retraso y distorsionadas por la fuerte tradición arcaizante e inmovilista que el aislamiento y el escaso desarrollo demográfico y económico imponían.
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5. PRIMER ROMÁNICO. El arte no aparece sin motivación ni se extiende por unos límites concretos sin razón alguna. En este capítulo, pretendemos dar una visión del génesis del arte románico en León, para lo cual no podemos dejar de dar una serie de pautas que serán las que preparen el terreno para su aparición como arte propio de la dinastía navarra que desde el año 1037 se hace con el trono de León en la persona de Fernando I. Existe una preparación previa a la aparición primera del románico en tierras leonesas. Será el rey Sancho el Mayor de Navarra, padre de Fernando I, el que primero apuntará hacia las corrientes francesas como objeto de renovación de su reino y de todos los reinos cristianos de la península. Será el primer introductor de las ideas cluniacenses en la península con sus monjes negros en busca de conseguir un renacimiento tanto político como cultural en sus reinos. Los artífices ideológicos de estos proyectos de renovación serán el abad Oliva del monasterio de Ripoll y el obispo de Oviedo don Ponce. Reabrirá Sancho el Camino de Santiago dándole el impulso que necesitaba para convertirse en la vía de comunicación más importante de la Península restaurando puentes y los caminos que se hallaban en mal estado. Será uno de los primeros reyes que ofrezcan protección al peregrino, ya que tanto él como sus colaboradores fueron lo bastante abiertos como para darse cuenta del agotamiento del mundo mozárabe y de la necesidad de una renovación que habría de llegar de más allá de los Pirineos, razón por la cual comenzarán una política de creación de infraestructuras y favorecimiento del clero cluniacense para promocionar esta vía fuera de sus fronteras. La primera construcción a la que podemos dar el nombre de románica es la cripta de San Antolín en la Catedral de Palencia. Edificada bajo el patronazgo del obispo de Oviedo don Ponce en el año 1034 con la reinstauración de la sede episcopal palentina. Hemos de ver estas construcciones dentro de la política de repoblación que durante toda la edad media llevaron a cabo los reyes cristianos que con estas construcciones tanto de catedrales o monasterios conseguían atraer población de más allá de los reinos hispanos ya que los pobladores de los reinos cristianos peninsulares eran escasos y se encontraban dispersos. Esta construcción de la catedral palentina tiene de todas maneras la impronta del arte asturiano del que podemos apreciar resabios en la utilización de arcos fajones, utilizados ya en Santa María del Naranco. Su estructura de una sola nave y baja altura nos recuerda además la cripta de la Cámara Santa de Oviedo y la de Santa María del Naranco, aunque la principal innovación con respecto a estas construcciones será la cabecera semicircular en la que se desarrollan unas arquerías que en su día hubieron de enmarcar los altares que a su vez podemos relacionar con un precedente mozárabe, las arquerías que decoran la cabecera de la Iglesia de Santo Tomás de las Ollas en la provincia de León.
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Como podemos observar, se está comenzando a producir una renovación tanto en el arte como en la economía, sociedad y comercio de todos los reinos peninsulares que tiene su manifestación más explícita en el arte románico, signo externo de los cambios que se van produciendo, primero lentamente pero que terminaran por afectar a todas las estructuras de la sociedad peninsular, siendo esta una de las razones que nos impulsan a hacer un estudio de este arte, sus pervivencias prerrománicas y las influencias que ejerce sobre el arte de los distintos lugares, dándonos una idea de cuan profundos son los cambios que se estaban produciendo y nos permiten buscar el acercamiento a una cronología relativa indicativa del proceso renovador de todas las estructuras y la manera que tiene de extenderse. 5.1. Fernando I de León y la iglesia vieja de San Isidoro de León. Como sabemos, a la muerte de Sancho el Mayor de Navarra acaecida en el año 1035 le suceden sus hijos en los distintos reinos que controlaba. A García le deja el reino de Navarra, Fernando obtiene Castilla, Ramiro recibe Aragón y Gonzalo los condados conquistados por su padre de Sobrarbe y Ribagorza. 5.1.1. Primeras reformas en el reino. Fernando, a la muerte de Vermudo III de León en año 1037, en virtud de su matrimonio con la hermana de este, Sancha, se apodera del reino de León donde trasladará su corte y comenzará una política de apertura hacia los cluniacenses y un proceso de renovación tanto en lo político como en lo religioso y lo cultural, pero todo ello impregnado siempre de un regusto del anterior mozarabismo que aún predominaba en el suelo leonés y del cual no podía deshacerse por completo debido a los siglos de tradición existentes. Los primeros quince años del reinado de Fernando I se dedicaron a la pacificación del reino de León, durante los cuales no efectuó demasiadas reformas, las cuales comenzarán a llegar a partir de la década de los cincuenta, las cuales se llevaron a cabo sobre todo tras derrotar a su hermano García en la batalla de Atapuerca en el año 1054. Es en este momento cuando conocemos que empieza Fernando a reformar su reino en virtud de su supremacía sobre los del reinos de la Península. El primer gesto será el concilio de Coyanza, celebrado en el año 1055 al cual asistieron los obispos de los estados fernandinos y los de Pamplona y Calahorra del reino Navarro al cual como acabamos ver había derrotado y entregado a su sobrino Sancho IV. Este concilio tenía como propósito el revitalizar la vida canónica visigoda, pero hemos de observar que estuvo presidido por el rey y la reina, lo cual nos hace pensar que posiblemente en esos momentos el rey
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se hallase en disposición más de innovar la vida monástica de sus reinos con los modos cluniacenses que recuperar la disciplina que se había perdido con la crisis de finales del siglo X. Esto lo comprobamos en los cánones dictados, entre los cuales el más revelador de las nuevas corrientes que empezaban a invadir los reinos de Fernando I será el segundo, en el cual se impone a todos los monasterios la elección de una determinada regla monástica de convivencia: la isidoriana, de la cual sabemos que no se conoce ningún monasterio que la guardara en exclusiva o la benedictina propia de los monjes cluniacenses que comenzaban su progresiva introducción en los círculos de poder leoneses. Con esta equiparación de ambas reglas, apreciamos una de las principales características del carácter de Fernando I y de todo su reinado; la dualidad entre la tradición visigótica y la renovación ultrapirenaica. De este modo, se estaba dando un impulso institucional a la adopción de la regla benedictina, la cual se hallaba ya en plena expansión por la península en detrimento del mundo visigodo que llevaba más de cincuenta años languideciendo, dándole así un golpe mortal a la vida monástica de corte visigótico que se irá quedando arrinconada en los lugares más apartados hasta desaparecer por completo, aunque en realidad pareciese que se le estaba dando una nueva fuerza para su renacimiento. Otro de los cánones a destacar es el de afirmar la sumisión de los abades a los obispos, lo cual es indicativo del progresivo reforzamiento de la autoridad episcopal, lo cual terminará por redundar en el desarrollo de grandes complejos catedralicios por toda la geografía de los reinos cristianos hispánicos. Por lo que sabemos posteriormente, no se conoce ningún monasterio que se adscribiese a la regla isidoriana, con lo que deducimos la inoperatividad de los cánones del concilio para revitalizar la vida monástica de visigótica ya que a mediados del siglo XI, la regla benedictina era ya lo suficientemente fuerte como para irse imponiendo a la isidoriana en los reductos más apartados. Es ahora momento de hablar de la especial relación que comenzó a mantenerse entre la monarquía leonesa, representada en esto momentos por Fernando I y la abadía borgoñona de Cluny. El reino de León, se había convertido en los últimos años en el más poderoso de la Península Ibérica además de uno de los más ricos gracias al constante flujo de capital procedente de las taifas que pagaban los musulmanes al rey leonés. Es este el momento decisivo para poder comprender los procesos que desde ese momento se dieron en los territorios de los reyes leoneses. La base del proceso hay que verla en la dualidad del reino leonés entre la tradición gótica y los aires de renovación que en la última década de su reinado llevará a cabo Fernando I en la compañía de su esposa Sancha. En la afirmación del poder de la dinastía navarra se enfrentaba al estado aragonés y su sumisión al papado. En lo político el enfrentamiento
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es claro y no menos en lo religioso ya que la sumisión al estado pontificio suponía un cambio demasiado radical para León y una perdida de buena parte del poder que el rey mantenía sobre la iglesia nacional visigótica. Para evitar esto y asentar el poder real Fernando I se dirigirá a Cluny en un intento de utilizar a la abadía como intermediaria con el poder papal, lo cual se convertirá en toda una obra de arte en tiempos de Alfonso VI. Así, establecerá un censo de mil áureos anuales pagaderos a los monjes negros a cambio de que estos le presten su ayuda en la reforma del reino y en el control de la vida monástica y religiosa en general, ya que era la iglesia en la época el pilar fundamental sobre el que se asentaban los poderes temporales, fueran estos reales, nobiliares, episcopales o culturales. Será este pacto el más beneficioso para los cluniacenses que aparte de recibir tan generoso censo, más como pago a sus servicios que como limosna del rey, permitirá entrar a los monjes negros en la tierra de promisión que era la Península en esos momentos. Grandes territorios despoblados por las recientes conquistas, la posibilidad del desarrollo de la vía comercial más importante de la edad media europea y la posibilidad de poder participar de las grandes riquezas que esos momentos estaban saliendo de las taifas musulmanas a manos cristianas como pago de las parias que los musulmanes estaban obligados a pagar para no ser atacados por los cristianos. Es la oportunidad que no dejarán de aprovechar los cluniacenses para así hacerse con el control de la antigua iglesia estatal visigoda antes de quedar imbricada en el romanismo. Serán los conductores de la reforma y la renovación que se producirá en el país, conseguirán grandes territorios, monasterios y se pondrán al mando de las diócesis más importantes de estos reinos y tan solo con el compromiso del poder real de apoyarle en sus empresas. Las llaves de un reino por ser las manos de Dios en el reino de León. He ahí donde podemos apreciar la importancia que tenía la iglesia y su control en el ámbito de la edad media y esa será la razón por la que es en este momento y no en otro cuando comienza la reforma cultural y de las artes que será manifestación de los cambios que se están produciendo en el contexto religiosos y político de los reinos cristianos de toda Europa, será pues el primer renacimiento europeo. 5.1.2. Síntesis de la tradición y el nuevo arte: la iglesia vieja de San Isidoro de León. Dentro de este clima de reformas en todos los ámbitos del reino el arte será uno de los campos que sufrirán una transformación más grande y decisiva enfocada a partir del reinado de Fernando I hacia una perspectiva europea muy influenciada desde ese momento a todas las corrientes artísticas que en Francia se estaban desplegando. El primer lugar del reino de León en el que se iban a plasmar estas innovaciones será la capital del mismo y como no podía de ser de otra
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manera será el rey, principal promotor de las reformas que se estaban llevando a cabo, quien construirá la primitiva iglesia de San Isidoro. Mucho se ha especulado a lo largo del tiempo en cuanto a la organización y periodo de construcción de la citada iglesia. Se han planteado todo tipo de problemas sobre sus reducidas dimensiones y sobre qué había sido construido en primer lugar. Habremos en este apartado de referirnos a una buena cantidad de lugares comunes dentro del estudio del arte románico español que han sido debatidos desde hace ya largo tiempo para poder dar una clara visión del templo leonés e imbricarlo dentro le lo que a nuestro juicio debió de ser en sus orígenes que no ya después y a lo que nos referiremos tras hacer un breve repaso de la historia del citado templo, sobre todo a partir del año 1000 que será el momento en que se dará una acción constructiva más continuada en esta zona de la ciudad estando estas edificaciones siempre bajo el patronato regio, perfilándose la idea de que los terrenos eran de propiedad o al menos de uso real desde tiempos de Alfonso V, el cual, tras cesar los ataques de Almanzor que habían arrasado los reinos cristianos y concretamente la ciudad de León, se dedicará a una política de repoblación y reconstrucción, aunque de una manera un tanto precaria debido a que su reino aún se hallaba inmerso en una crisis profunda de la que tardaría bastante tiempo en salir. Su acción para con la capital del reino será la de restaurar las murallas que según algunas fuentes antiguas habían sido arrasadas en las razzias musulmanas junto con toda la ciudad y que la investigaciones modernas han demostrado como falsas o al menos no ciertas en buena parte de sus afirmaciones. Hemos de suponer que la destrucción no fue tan grande ya que el monasterio de San Claudio, uno de los más importantes de la ciudad, salió indemne de tanta presunta devastación. Posiblemente, Almanzor a su paso por León se hallara con una ciudad despoblada en su mayor parte, ya que sus habitantes habrían ido a refugiarse a la montaña con lo cual la resistencia no debió ser demasiado grande y por tanto la destrucción tampoco demasiado importante para lo que pudo haber sido. Algún cubo de la muralla destruido, almenas desmochadas, y las puertas posiblemente arrasadas al igual que los palacios reales de San Salvador. Sí, hubo saqueo de lo poco que quedó en la ciudad y grandes desperfectos en todas las infraestructuras aunque sin llegar a los efectos que nos narran las crónicas. Alfonso V, que sube al trono en el año 999 tras superar los últimos embates del poder cordobés protagonizados por el hijo de Almanzor, Abdal-Malik, se dedicará a la reconstrucción. León será una de las principales beneficiarias de su acción ya que la dotará de fueros, reconstruirá sus murallas, al menos en parte y lo que nos interesa más, consagrará en el solar de lo que ahora es San Isidoro construirá una iglesia dedicada a San Juan Bautista y posteriormente a San Pelayo sobre las ruinas de un templo construido en tiempos de Sancho el Craso y que fue destruido por los árabes sobre el año 988.
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La factura de la citada iglesia debió ser bastante pobre, al menos eso es lo que nos dicen las inscripciones de San Isidoro que hablan de ella como una iglesia construida de tapial y ladrillo aunque posiblemente será esta iglesia despreciada por sus sucesores la que nos dará las medidas de la iglesia fernandina. En tiempos de Fernando I, y entramos de pleno en la historia del primer románico, esta iglesia será derruida para construir una nueva más acorde con las nuevas corrientes artísticas y más propia de las funciones que tendría a partir de ese momento. La nueva iglesia será, como todo en el reinado de Fernando I, una síntesis de lo mozárabe, lo asturiano, o sea, la tradición y de lo europeo y francés, la renovación. Tras las excavaciones llevadas a cabo, se ha descubierto que este iglesia tenía una planta de tres naves con cabecera recta siendo la central más alta y algo más larga aunque no llegaba más que a unos 14 metros de longitud. Se cubría con bóveda de cañón teniendo una altura de unos doce metros la nave central y seis las laterales sin fajones. La anchura de la nave central rondaría los 3,5 metros y la mitad las laterales. En la actualidad conservamos de la citada iglesia el muro oeste y parte del muro norte, el cual no poseía ventanas. También se puede ver en mitad del hastial occidental de la iglesia una puerta con dobladura adintelada y que comunicaría con el pórtico. Con lo que sabemos, a pesar de no ser una iglesia de grandes proporciones nos hallamos con el nuevo estilo románico que tímidamente se halla implicado en una iglesia con raigambre típica asturiana y una planta muy similar a la de San Salvador de Valdediós, con la cual tendrá otras coincidencias posteriores. Su altura, será superior a la de cualquier otro edificio anterior y su reducido tamaño puede venir dado por dos cuestiones: la primera, una restricción del tamaño de la iglesia a la de la anterior y segunda, una concepción de esta iglesia como parte de un complejo real mayor del cual formarían parte el panteón posterior y sobre todo las dependencias reales de las cuales sería la iglesia palatina lo cual queda bastante claro en el uso que Fernando I le da en los momentos en que las crónicas nos lo retratan al final de su vida usando esta iglesia como propia, en lugar de acudir a la catedral, dándonos la idea de que San Isidoro era la iglesia cultual de los reyes leoneses y debido a su uso privado en estos primeros tiempos no se requiriese una iglesia de dimensiones mayores, hasta la llegada masiva de peregrinos a visitar los restos de San Isidoro. Esta iglesia será consagrada en el año 1063 con la llegada de los restos de San Isidoro desde la ciudad de Sevilla, trasladados curiosamente por la Vía de la Plata. Tras la consagración de la nueva iglesia viene el periodo más confuso en la historia de la basílica en cuanto a las construcciones que se realizaron en ella.
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Lápida de consagración de la iglesia de San Isidoro.
En el año 1065 morirá Fernando I y en un primer momento las obras que se venían realizando quedarán detenidas por algún tiempo hasta que se haga cargo de ellas, y de todo el conjunto palaciegomonástico la que será la primera persona encargada del infantado, la hija de Fernando I, Urraca la zamorana. Este infantado, será instituido por Fernando I para sus hijas con la condición de que no se casaran. Será uno de los señoríos más importantes del reino de León, lo cual dará a San Isidoro buena parte de la preeminencia tanto política como económica que poseyó durante estos siglos. En este primer momento, podemos destacar que como posesiones más importantes la mandación del Torío, a la que pertenecían los monasterios de San Julián de Ruiforco y San Felix de Cepeda y dentro de la ciudad de León tomaba bajo su dominio al monasterio de San Salvador de Palaz del Rey, que había sido residencia real en el siglo anterior y todos los dominios de este. De esta manera, vemos como San Isidoro tendrá capacidad económica para afrontar un despliegue artístico y económico durante todo el siglo y el siguiente pudiéndose construir las nuevas dependencias del panteón y afrontar la ampliación de la nueva iglesia con las técnicas más modernas y los maestros y canteros más sobresalientes de todo el reino de modo que se puede colegir como este destacado poder económico es la causa fundamental del impresionante poder que tuvo este monasterio, centro y referencia para construcciones posteriores que por todo el reino se fueron desplegando, sobre todo a partir del siglo XII a imagen y semejanza del templo isidoriano. De este primer momento hemos de reseñar la iglesia asturiana de San Pedro de Teverga, situada en la vertiente asturiana del puerto de Ventana y que construida en torno al año 1069 será el vivo ejemplo de la primitiva iglesia de San Isidoro, muy influenciada por el prerrománico asturiano pero ya dentro del ámbito de lo románico en sus decoraciones animalísticas en los canecillos o las de tacos que coronan las naves. Para poder hacernos una leve idea de cómo pudo ser la iglesia primigenia de San Isidoro, consignamos debajo la planta de esta iglesia que ha llegado
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casi intacta hasta nosotros y en la que encontramos un pórtico a los pies como el que constituirá el panteón de los reyes de San Isidoro.
Planta de San Pedro de Teverga.
5.2. Nueva etapa: Urraca y el Panteón, comienzo del nuevo templo. Durante el patronazgo de la infanta Urraca se llevarán a cabo unas nuevas perspectivas constructivas debido en parte al cambio de función que se estaba llevando a cabo en la iglesia palatina. Será esta la encargada de construir el panteón que albergaría a los reyes del reino de León como había sido el deseo expreso de su padre, que, aunque en un principio penso ser enterrado en San Pedro de Arlanza, fue convencido por su esposa Sancha para convertir la iglesia de San Isidoro en Panteón real. A tal efecto, trasladó el cuerpo de su padre Sancho el Mayor a la capital leonesa, lo cual parecía dar una nueva legitimidad a la dinastía navarra que tomaba León como centro de su vida y su muerte, un lugar en el que reposar, como si el reino de Navarra del que procedían hubiera sido un lugar circunstancial y el reino leonés el que debía tener la preeminencia sobre el resto y el único merecedor de tener la corte y el cementerio real. En el cementerio real fueron enterrados en un primer momento Alfonso V, constructor de la iglesia anterior a San Isidoro, por lo que podemos adivinar la existencia de un panteón en dicho lugar desde su
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época en sustitución del de Palat del rey que hubo de ser desmantelado y trasladado a Oviedo con los saqueos musulmanes de final del siglo X y también Vermudo III, sucesor de este y último rey de la dinastía asturleonesa que por lo que sabemos no sufrió ningún traslado de tumba tras su muerte, lo cual parece confirmar nuestra hipótesis y afianzar la tesis que propone a San Isidoro como aula regia con sus palacios e iglesia adyacente unido todo ello al monasterio que procuraría la atención de estas dependencias. Poco después de dar sepultura al cadáver de Fernando I debieron comenzar las obras que reformarían la fisonomía del panteón antiguo erigido en tiempos de Alfonso V para dar paso al que conocemos en la actualidad. El panteón de la infanta Urraca se situaría a los pies de la iglesia de Fernando I comunicándose con esta mediante una puerta situada en el tramo central del mismo.
Planta del Panteón de los reyes.
El Panteón, originariamente estaba formado por un recinto rectangular dividido en tres naves de dos tramos cada una cubiertas con bóvedas de arista, haciéndose la separación entre naves por medio de dos columnas centrales. Los arcos de separación son doblados y se apoyan en pilares cruciformes con medias columnas adosadas. Las puertas de acceso serían la oeste ya mencionada anteriormente, con capiteles decorados, el de la izquierda con la resurrección de Lázaro y el de la derecha con la curación del leproso. Esta puerta, se cegaría con la construcción de la nueva iglesia y se abriría una nueva en el tramo situado inmediatamente a la derecha. La puerta situada en el ángulo sur
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occidental servía para comunicar el panteón con la tribuna superior mediante una escalera de caracol.
El panteón de los reyes.
La filiación de los capiteles de esta sala es bizantina, siendo remedos de capiteles corintios de temáticas vegetales y zoomórficas que no nos vamos a detener a examinar uno a uno1. Pero de todas maneras hemos de detenernos en un estudio de sus características generales debido a que son el primer ejemplo de escultura románica asociada a un conjunto monumental que poseemos2 siendo como serán el ejemplo que en muchos lugares del a Península seguirán sobre todo en el reino de León. Hemos de mencionar entre todos ellos, los capiteles de las columnas centrales del panteón, que presentan motivos fitomórficos que darán medida y ejemplo para la gran cantidad de capiteles de temáticas vegetales existentes tanto en el panteón como en el resto de la iglesia y de los cuales, los presentes serán su ejemplo primero, heredando sus motivos en parte de la escultura clásica que decora sus capiteles con hojas de acanto y de las temáticas vegetales que encontramos muy frecuentemente en el arte mozárabe, como es el caso de San Miguel de Escalada por poner un ejemplo. 1
Para un estudio exhaustivo de los capiteles remitirse a: A. Viñayo, León y Asturias: Oviedo, León, Zamora, Salamanca, León, 1979, págs. 62-63. 2 Anteriores a esta escultura conocemos ejemplos procedentes del taller de marfiles de San Isidoro de los cuales hablaremos más adelante y nos ayudarán a formarnos una idea del posible origen de la escultura románica en la Península Ibérica.
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Capitel vegetal del Panteón de los reyes.
También hemos de destacar la existencia de capiteles con una posible influencia musulmana encontrando dos ejemplos, uno en el que las almas de los difuntos se hallan agachadas junto a animales, lo cual podría ser una representación del purgatorio islámico y el otro ejemplo sería un capitel en el que se ven hombres vomitando serpientes lo cual lo pondría en relación con la concepción del infierno coránico. Tras la construcción del panteón y
la tribuna, de la cual hablaremos seguidamente, se construyó adosado al panteón y conectándolo con la muralla el pórtico occidental, muy similar en su estructura al panteón de los reyes al cual alargaría sus naves en un tramo. En un principio fue llamada Cámara de los arcos u osario, pero en la actualidad se la conoce con el nombre de Panteón de los Infantes. Otra dependencia aneja que completará el conjunto será el pórtico norte que se adosa al muro norte de la iglesia y llega desde la cabecera hasta comunicarse con el Panteón de los Infantes. Este pórtico, es el primer ejemplo en España y en él se puede apreciar la influencia de dos hitos destacados en el arte de la Península, en el arte asturiano el pórtico San Miguel de Escalada.
San Salvador de Valdediós.
de San Salvador de Valdediós y en el arte mozárabe el de San Miguel de Escalada. En el arte leonés no volveremos a encontrarnos pórticos de estas características en el arte románico, pero curiosamente será en los territorios limítrofes al Duero donde encontraremos repetidamente ejemplos de románico porticado que posiblemente deben sus existencia a la influencia que ejercerá San Isidoro en la extensión del arte románico hacia el sur siguiendo las corrientes de reconquista y repoblación subsiguientes. Hemos de mencionar ahora la planta superior del Panteón de los reyes que es llamada tribuna real o Cámara de doña Sancha. Se accede a ella a través de la escalera de caracol que hemos mencionado antes. Esta
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Pórtico septentrional de San Isidoro.
estancia se comunicaba con la iglesia mediante una gran puerta de arco de medio punto sustentada por columnas con capiteles decorados del mismo estilo que los que se encuentran en el panteón. En origen fue una cámara dividida en tres naves con cubierta de madera. Este cuerpo primero correspondería en planta a la extensión del Panteón de los reyes ampliándose posteriormente con la construcción del Panteón de los Infantes. En el siglo XII, la techumbre sería sustituida por una bóveda de cañón que transformaría las tres naves anteriores en una sola. Nos queda aún por describir la torre románica que se halla exenta del edificio pero que es complementaria a él. Comienza a construirse durante el reinado de Fernando I y se continuará durante el patronazgo de doña Urraca. De estos momentos podemos considerar los dos primeros cuerpos de la torre en los que se aprecia su original carácter defensivo debido a la ausencia de vanos en el cuerpo bajo, que se halla reforzado con contrafuertes. El segundo cuerpo esta iluminado mediante saeteras estrechas accediéndose a este piso mediante la ronda de a muralla. Recapitulando: del conjunto arquitectónico que conservamos en la actualidad proceden de la primera época constructiva de la infanta Urraca el Panteón de los reyes y la tribuna real. Seguidamente se construiría el Panteón de los infantes y poco después el pórtico septentrional del cual conservamos unos pocos restos que han servido para que La torre del gallo y la muralla romana.
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Menéndez Pidal hiciera una reconstrucción del citado pórtico en los años sesenta de este siglo y los cuerpos bajos de la torre del gallo. Comienzan estos vestigios a ser origen, ejemplo y medida de la que posteriormente será la iglesia nueva de San Isidoro, pero antes de meternos de lleno en su estudio haremos un análisis de los elementos precedentes. Del Panteón de los reyes largo y tendido se ha hablado desde hace demasiado tiempo ya que es pieza única y excepcional dentro de este arte románico que empieza en estos momentos a tomar sus características formales más canónicas aunque todavía las influencias del arte tanto asturiano como mozárabe se siguen haciendo notar, lo cual será de importancia a la hora de configurar un arte románico propio del reino de León que lo hará diferente del de otros lugares tanto de España como del resto de Europa. La concepción del Panteón como recinto funerario de la monarquía leonesa debió presidir su origen desde un principio debido a lo que hemos hecho referencia anteriormente que debía existir al menos desde tiempos de Alfonso V un panteón en el lugar que ahora estudiamos. El por qué de un panteón tan aislado, separado de la iglesia con la que tan solo se comunica mediante una puerta tiene su respuesta en la tradición del arte asturiano y en sus manifestaciones que en este momento comienza su adaptación a las nuevas necesidades monumentales y modas importadas de Francia. Sabemos que en la época de la que estamos hablando no se podía enterrar en suelo sagrado nada más que a Santos y aquellos que hubieran muerto en loor de santidad, pero los reyes son la cabeza del estado patrimonial y los constructores de la iglesia de San Isidoro, por ello, han de tener un lugar privilegiado sobre el del resto de los mortales tanto en la vida como en la muerte. Es esta necesidad de hallarse cerca de las reliquias de los santos, del suelo sagrado, de la Jerusalén celeste que representa el espacio de la iglesia por lo cual se hallan enterrados en una estancia anexa al recinto eclesiástico del conjunto palaciego, cerca de las reliquias de los santos más venerados del reino. Se halla además situado a los pies de manera que comparte el eje de poder que en línea recta procede desde el altar mayor. Es un espacio que sin estar considerado como sacro participa de estos caracteres por lo cual lo hacen el lugar más idóneo para el enterramiento. Debido a tener que soportar un piso superior, el panteón es de escasa altura, con columna y pilares muy robustos, lo cual lo asemejan a una cripta como puede ser la de la Cámara Santa de Oviedo o más posiblemente a la estructura del Panteón de la iglesia de Santa María, construida por Alfonso II que presenta en la zona opuesta a los altares un panteón real de escasas dimensiones y de baja altura sobre el cual se sitúa la tribuna real, lo cual es exactamente igual a lo que ocurre en San Isidoro pero con la salvedad que el conjunto isidoriano es de dimensiones mayores.
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Reconstrucciones de la Basílica de Santa María de Oviedo.
Como siempre, volvemos a encontrar las dos corrientes aparentemente contrapuestas que se complementan en el arte románico leonés y en las estructuras de todo el reino, la tradición, representada por la impronta asturiana y mozárabe y la progresiva europeización con los cambios en el nuevo arte que tiene su reflejo en el pórtico de SaintBenoit-sur-Loire que comenzado a construir en el año 1069 sería prácticamente contemporáneo a San Isidoro constando también con un piso alto o galería. La decoración escultórica del Panteón y aledaños queda como es habitual en todo el arte románico queda enmarcada en la arquitectura destacando de entre todos los ejemplos los capiteles que decoran el conjunto. Apreciamos en estos grupos escultóricos cierto virtuosismo a la hora de trazar las figuras, se ve la mano de un maestro experto, lo curioso de todo ello es la suavidad y la redondez de las figuras, con un acabado muy pulido y brillante lo cual nos hace pensar en la posibilidad que todos, o al menos parte de estos capiteles, sobre todo aquellos que tratan más la figura humana como es el caso del de la resurrección de Lázaro o la curación del leproso que se hayan en la que sería la puerta de acceso a la iglesia puedan estar hechos por la mano de alguno de Saint-Benoit-sur-Loire.
los artesanos que trabajaban el marfil en la corte leonesa. En otra parte de los capiteles del panteón se aprecia la mano de otro artesano que hace las figuras más planas, toscas y rudas, como se puede apreciar en el capitel en que aparecen dos grifos bebiendo de una vasija, da la impresión que se trata de un maestro implicado en técnicas escultóricas anteriores, como procedente del arte mozárabe.
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5.3. Las artes menores hasta Doña Urraca. Característicamente se las llama artes menores pero la calidad que se puede ver en los ejemplos que vamos a describir seguidamente las convierten en únicas y destacdísimas dentro del panorama de estas artes en la Península. Hablaremos primeramente de los marfiles que produjo el taller de San Isidoro tras lo cual nos encargaremos de la orfebrería que tendrá dos piezas destacadas. Hemos de fijarnos en que la mayoría de las piezas se corresponden al reinado de Fernando I, lo cual da medida del impulso que este monarca dio a la cultura y el arte de sus reinos y concretamente a San Isidoro ya que la mayoría de las piezas fueron donadas por este rey y su hija Urraca para el servicio de San Isidoro. 5.3.1. Marfiles. Durante el reinado de Fernando I se formó en León un taller de eboraria que sería el más destacado de toda la Península junto con el de San Millán de la Cogolla. La importancia de este taller debió ser grande en tanto en cuanto que León era la ciudad con un comercio más desarrollado de los reinos cristianos de la época y el marfil de las obras procedía de tierras musulmanas y eran estos los que habían de traer la materia prima para confeccionar las distintas piezas que encontramos y esto es algo mucho más que probable ya que por ejemplo en el crucifijo de Fernando y Sancha se aprecian ciertas influencias árabes en el tratamiento del follaje que se desenvuelve en los brazos de la cruz.
Anverso y reverso del Crucifijo de Fernando y Sancha.
Este crucifijo es el más importante de todas las piezas de marfil que se hicieron en San Isidoro y se conservan en la actualidad y se encuentra entre los bienes que los reyes Fernando y Sancha donan a la iglesia de San
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Isidoro en el diploma de dotación de la iglesia de 1063. Este crucifijo es relacionado por su calidad con el frontal de Nájera del Almanius artifex de 1054. Este crucifijo tiene en la parte de atrás un hueco para un relicario, posiblemente un pedazo de lignun crucis. Como se puede observar el anverso representa a un Cristo crucificado de rostro hierático con cabellos y barba trenzada y peinada y las inscripciones en letra carolina en la parte alta que pone IHS NAZARNUS REX IUDEORUM y en la parte baja el nombre de los donantes, FREDENANDUS REX-SANCIA REGINA. Los bordes de la cruz están decorados con decoraciones de personas y vegetales entrelazados, lo cual tiende a romper la tradición anicónica típica del arte mozárabe leonés. La parte de atrás se haya decorada por el Cordero místico rodeado por los cuatro evangelistas en los extremos de la cruz estando el resto cubierto por figuras vegetales, grifos y centauros que persiguen y devoran a un hombre. Se aprecia una perfecta organización del espacio y un virtuosismo destacable lo cual nos hace pensar en que la pericia del artista se halla obtenido tras muchos años de trabajo y una instrucción muy cuidada lo cual implica una infraestructura capaz de sostener antes de este momento un comercio de marfil con su correspondiente flujo económico, lo cual como sabemos es propiciado durante todo ese siglo por el desarrollo del Camino de Santiago del cual su punto más importante como vimos anteriormente, es la ciudad de León, el lugar donde se da el taller de eboraria más importante de la Península3. Existe otro crucifijo del mismo taller realizado en época similar o algo posterior. Es el llamado Cristo de Carrizo. De este solo conservamos el Cristo y la cruz sobre la que se apoyaba ha desaparecido4. En él hemos de destacar el tratamiento escultórico exento que se da a la figura pero eso sí, con ciertas desproporciones muy propias del románico que lo que hacen es destacar la expresividad de su cara, mucho más grande que sus brazos y piernas comparativamente cortos. El trazado de la barba y la ordenación de los cabellos serán los caracteres que permitirán enlazarlo con el Cristo de Fernando y Sancha5. Ahora pasaremos a hablar de otra de las piezas destacadas y que se halla entre los fondos de San Isidoro, el Arca de los marfiles. Era un arca que fue mandada hacer por los reyes Fernando y Sancha para contener las reliquias de San Juan Bautista y San Pelayo en el año 1059 estando guarnecida según Ambrosio Morales de oro y chapas de marfil, siendo estas y algunos restos de los clavos de oro que sujetaban la obra de orfebrería lo único que conservamos además del armazón de madera. Sería posiblemente una de las piezas más bellas de todo el conjunto debido a la fina composición armonizada que se establecía, pero hemos 3
Este crucifijo se halla en los fondos del museo Arqueológico de Madrid. Puede que los brazos de la cruz se conserven dos en el Louvre de París y el otro en el museo Arqueológico de Madrid. 5 Este Cristo se custodia actualmente en el museo Arqueológico de León. 4
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Cristo de Carrizo.
Arca de los marfiles.
perdido toda la obra de metalistería que fue saqueada durante la Guerra de la Independencia. Hay veinticuatro tablillas de marfil, estando representados en los cuarto costados de la caja los doce apóstoles enmarcados por arcos, todos ellos de herradura, lo cual lo acerca a la tradición hispánica además de la representación de columnas sogueadas, excepto uno que se halla bajo un arco de medio punto decorado con tacos del mismo tipo que los que se encuentran en la catedral de Jaca y luego se difundirán por todo el románico peninsular, con lo cual vemos cual es el núcleo originario de este elemento ya que la catedral de Jaca no se consagrará su cabecera hasta el año 1063. Por último, destacamos el cordero místico, que se halla decorando la tapa y que sostiene la cruz con su pata derecha y se halla rodeado por los cuatro evangelistas. Será este cordero poco más que un emblema de la casa real leonesa aunque más concretamente del monasterio mismo de San Isidoro ya que se halla representado en el tímpano de la puerta del Cordero de la basílica y también puede hallarse en monasterios que se hallaban bajo su domino en la mandación del Torío, formando parte del Infantazgo, como es el caso de los tímpanos que conservamos en las iglesias parroquiales de Matueca de Torío y Ruiforco de Torío, muy similares entre sí y procedentes posiblemente de los monasterios que en aquellas localidades existieron en época románica. Con este arca, se relaciona otra, de factura muy similar que se halla en el museo Arqueológico de Madrid, es la llamada Arqueta de las Bienaventuranzas, en la que se repite también el plegar bizantino en los ropajes. Este Arca sería también una arqueta de marfil y oro al igual que la anterior. En ella se representan las bienaventuranzas por parejas bajo arcos de medio punto y columnas decoradas en espiral. Se aprecia que está hecha por un artista diferente a la anterior arqueta, siendo más regulares, pero igualmente expresivos, con elementos formales muy similares, lo cual implica una idea de escuela o taller común en el cual cada uno aprendería una serie de técnicas, motivos y ejemplos a los cuales cada artista daría su sello personal, destacando en este las arquitecturas
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que coronan los arco de las imágenes. Esta, será una de las arquetas que los reyes Fernando y Sancha donaran al monasterio de San Isidoro con motivo de la dotación del 1063. Dentro de los marfiles nos queda mencionar un portapaz de forma ovoidal que representa al Cristo en majestad, con libro en la mano y vestiduras bizantinas, lo cual denota la influencia que este arte tuvo en los talleres leoneses, y en general en la pintura también, como podremos observar en las pinturas del Panteón de los reyes posteriormente, aunque esta influencia no sea directa, sino traída a través de los contactos propios de las peregrinaciones a Tierra Santa como de las que tenemos testimonio se harán incluso la Península durante estos siglos. Este crucifijo también es fechable en el siglo XI. Como conclusión a lo anteriormente expuesto diremos que se aprecia una unidad entre todas las piezas aunque cada una tenga caracteres diferenciales, lo cual implica una cantidad bastante considerable de artesanos dedicados al trabajo del marfil, encontrándonos con que la producción de marfiles leoneses debió ser alta al menos a partir de la mitad del siglo XI y casi hasta final de siglo, dedicándose parte de los trabajos realizados a su exportación por diversos lugares del reino como es el caso del Cristo de Carrizo que perteneció a dicho monasterio. Puede ser la importancia de este taller la que impulsara a utilizar a estos trabajadores especializados en el trabajo de la piedra, sobre todo debido a su excepcional calidad y al virtuosismo con el que utilizaron las técnicas aprendidas intentando aplicarlas la decoración del Panteón real aunque fuera distinta la forma de trabajar la piedra. 5.3.2. Orfebrería. Las piezas que conservamos de este periodo son más escasas que las talladas en marfil, pero son de una calidad muy destacada también. Tenemos dos obras fundamentales, el arca de San Isidoro y el cáliz de doña Urraca. El arca de San Isidoro fue mandada construir por Fernando y la reina Sancha para albergar los huesos de San Isidoro tras su traslado a León. Esta documentada desde el año 1065. Es una de las primeras joyas del Arca de San Isidoro.
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románico. Es de madera, toda ella recubierta con escenas en relieve de plata sobredorada con inscripciones que explican las ocho escenas que componían en un principio su estructura de los cuales desaparecieron dos durante la Guerra de la Independencia. En su tapa se presentaban originariamente entre sus figuras la representación de un rey y una reina, los cuales bien podrían ser los donantes del arca, Fernando y Sancha. Esta obra, ha sido relacionada por la similitud de sus escenas como es el caso de la expulsión del Paraíso de Adán y Eva con las puertas de Hildesheim, realizadas en el año 1015 y las de la catedral de Augsburgo. La otra pieza de excepción, el mencionado arriba cáliz de doña Urraca esta formado por dos copas de ónice contrapuestas, posiblemente de factura muy anterior, puede que incluso de época bajoimperial, unidas por un nudo de oro decorado con arquillos de oro y abundante pedrería. Se conoce la fecha de la donación hecha por doña Urraca, hija de Fernando I, en el 1063 siendo posible relacionarla artísticamente con la Cáliz de doña Urraca.
Cruz de Conrado II de Alemania, el cual muere en el año 1039. Estas piezas de las que acabamos de hablar ahora, aún siendo de una calidad y personalidad indiscutible, vemos como reciben una influencia directa de Europa, más concretamente del Imperio alemán, lo cual hace sospechar la llegada de orfebres procedentes de dicho imperio, o al menos de algún extranjero procedente de más allá de los
Pirineos, ya que podemos apreciar que no encontramos tan patente la tradición prerrománica española que podíamos ver en los marfiles o en cualquier otra manifestación de las que hemos estudiado hasta ahora. 5.3. Resumen y conclusiones. Como punto final al presente apartado podemos observar que en cuanto a lo que podemos considerar primer románico y que conservemos al menos vestigios en la actualidad solo nos podemos hacer referencia a la iglesia de San Isidoro, ubicada en la capitalidad del reino, destacada por los reyes desde el reinado de Alfonso V, impulso que se hará verdaderamente patente con el reinado de Fernando I, cuando se desarrolle el complejo palatino y funerario del que hemos estado hablando. Tal frenesí constructivo que tiene comienzo con Fernando I continuado en menor medida con su hija Urraca solo puede ser comprendido desde el despegue que las finanzas del reino tienen en estos momentos debido en buena mediada a las parias que el rey cobraba y al
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Camino de Santiago que se fortalecerá definitivamente en estos momentos. Es en la capitalidad de un nuevo reino, que comienza una serie de profundas transformaciones donde se han de dar las corrientes primeras que luego se extenderán por el resto del reino y por tanto será la ciudad de León la encargada de llevar a cabo esta misión, desde el centro que es San Isidoro tanto político como culturalmente. Es esta la razón por la cual no conservamos otros restos de importancia procedentes del momento que nos complementen el arte nuevo que nace en la ciudad real. Nace como consecuencia de influencias exteriores que conjugan la tradición nacional para convertirse en el núcleo primigenio de la escultura románica española, surgiendo sus talleres al mismo tiempo que en otros lugares de Europa donde se está dando similar transformación, lo cual además propiciará la mutua influencia de ambas vertientes pirenaicas con lo que en el románico pleno que estudiaremos en el siguiente capítulo será dificil distinguir lo autóctono de lo importado, lo nuevo, de lo viejo, sobre todo refiriéndonos a la escultura románica ya que esta tiene varios lugares de origen distintos que al fundirse entre sí, darán lugar a una escultura plenorrománica difundida por toda Europa.
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6. ROMÁNICO PLENO. Podemos decir que a partir de finales del siglo XI, las características del románico se van asentando a través de unos cánones que se difundirán por toda Europa. Es lo que podemos llamar románico pleno. El paradigma de este románico, en España, será la iglesia de San Martín de Frómista, en Palencia. San Martín de Frómista, exterior.
San Martín de Frómista, interior.
Es el que podemos llamar arte del Camino de Santiago, que tiene como principales exponentes Jaca, San Martín de Frómista, San Isidoro de León y la catedral de Santiago de Compostela. Son iglesias amplias, de tres naves separadas por pilares con semicolumnas adosadas. La cabecera es de tres ábsides semicirculares y suelen tener cubrición de bóveda de cañón con arcos fajones que se apoyan sobre las semicolumnas. La decoración escultórica forma parte de la arquitectura, completándola, suele estar en capiteles y tímpanos casi siempre. Proliferan como es el caso de Frómista las cúpulas centrales sobre trompas. Este modelo del que estamos hablando será la organización típica de una iglesia románica de este periodo en los reinos peninsulares, y en ella influyen sobre todo, modelos traídos de Francia, donde a partir de 1065 comenzaban a construirse las llamadas iglesias de peregrinaje, las cuales serán modelos para Organización de los apoyos de la cúpula de San Martín de Frómista.
las iglesias peninsulares aunque en los casos mencionados antes son simplificaciones de las mismas a excepción de Santiago de Compostela, que se convertirá en el modelo final de estas iglesias. Es el momento de la eclosión del románico en todos los puntos de la geografía europea desplegándose con unas características propias que se adaptan a las tradiciones regionales de cada reino o lugar. Es el que podemos llamara románico internacional.
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6.1. La provincia de León. En los territorios que nos ocupan el presente trabajo comienza a darse una fiebre constructiva desde principios del siglo XII que durará hasta la desaparición del románico como tal. Tiene tres fases diferenciadas. La primera se da en la capital leonesa, que como de costumbre será la primera en absorber las nuevas características del arte desde una segunda etapa constructiva en San Isidoro bajo el patronazgo de la infanta Urraca de la cual habíamos dejado de hablar anteriormente y que es sustancialmente diferente de lo construido hasta el momento. La segunda etapa llegará con el momento en que este arte se difunde a los núcleos de población y monásticos más importantes de la provincia como será el caso del comienzo de las obras en el monasterio de los Santos Facundo y Primitivo en Sahagún bajo patronazgo real ya al final de la onceava centuria y en la catedral de Astorga, siendo más que nada una voluntad de renovación más que obras palpables propiamente dichas. En este momento hemos de enmarcar también la decoración pictórica de San Isidoro y la posterior consagración de la iglesia nueva por parte de Alfonso VII en 1147. El límite temporal último de este periodo comienza a hacerse difuso, ya que en él comienzan las primeras manifestaciones de ruralización del arte románico que serán características del último periodo que tratamos. Este es el caso de la iglesia monástica de San Pedro de las Dueñas que es terminada en un románico de ladrillo y pudiera estar construida ya en la tercera década del siglo XII. La última etapa de este periodo que abarca unos ochenta años viene caracterizada por la popularización del estilo que comienza a difundirse en pequeñas poblaciones, aunque con cierta relevancia y cercanas a poblaciones importantes. Tendremos dos focos rurales con características distintivas: uno situado en el Bierzo que tiene como representantes destacados la iglesia de San Esteban de Corullón y el otro, situado en torno a Sahagún compuesto por un grupo de iglesias hechas en piedra y ladrillo que con el tiempo darán lugar al arte mudejar propio de la parte norte del Duero. Hemos hecho esta división cronológica y estilística para hacernos una mejor idea de la posible difusión del románico en la provincia ya que si nos limitamos a estudiar cada producto final separado de su contexto tanto geográfico como histórico perderemos toda la perspectiva que un estudio regionalizado nos puede dar de la génesis desarrollo y transformación de este arte. No tenemos iglesias de peregrinación en la provincia de León, pero si en el ámbito del reino contamos con la culminación de estas iglesias, la catedral de Compostela que es terminada en los inicios del siglo XIII con la consagración del pórtico de la Gloria. Las iglesias leonesas en su mayoría toman su modelo en la iglesia de San Isidoro aunque las influencia compostelanas se dejan notar por toda la provincia. Es San Isidoro una simplificación en planta de las iglesias de
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peregrinación, será la más importante de toda la provincia y hemos de observar que no existen grandes complejos monásticos finales procedentes de esta etapa del románico pero sí los habrá de épocas posteriores, cuando se empiece a utilizar las técnicas procedentes del nuevo arte cisterciense que presiona desde mediados del siglo XII por hacerse un hueco en la península. Curiosamente estos ejemplos de los que hemos hablado para la provincia de león se hallan directamente relacionados con la ruta a Santiago. Sahagún, las iglesias de ladrillo que se hallan en sus inmediaciones, León, con San Isidoro, Santa María del Mercado, (o del Camino), el palacio de Alfonso VII de la capital leonesa, las iglesias de Corullón. Todo esto apoya nuestra tesis sobre la importancia de este camino en la vida del reino de León. Hemos pues de pensar que estas poblaciones se hallaban más desarrolladas económica y culturalmente que resto de los rincones del reino debido a su acercamiento a las corrientes del románico más culto aunque tenga caracteres rurales en muchos lugares. Por último, destacar que el románico en el siglo XII también comienza a difundirse por el valle del Esla lo cual queda plasmado en la realización de la capilla de San Miguel de Escalada con su torre. 6.2. Primer periodo: De nuevo la infanta Urraca y San Isidoro. Es San Isidoro sin duda alguna el edificio más complejo de todos los que hallamos en la provincia de León, tanto en su estructura como en la cantidad de maestros y artesanos que intervienen en su construcción como en los periodos constructivos de los que consta. Años después de finalizar la construcción del panteón real, tribuna y pórtico, la infanta Urraca habrá de emprender las obras de ampliación de la iglesia que sus progenitores habían erigido. Es posible que la iglesia se quedara pequeña para las necesidades que tenía debida a la masiva afluencia de peregrinos que acudían a visitar las reliquias de San Isidoro y San Vicente que se hallaban en ella. Podemos pensar que el carácter meramente palatino de esta iglesia empezó a desaparecer casi desde sus orígenes ya que hacia ella confluyó el Camino de Santiago. De hecho, se tuvo que abrir una nueva puerta en la muralla de la ciudad para facilitar el tránsito de los visitantes a las reliquias isidorianas, la llamada puerta de Renueva. Veinte años habían sido suficientes para hacer notar esto y posiblemente en la década de los ochenta del siglo XI comenzará a construirse la nueva basílica según los modelos que empiezan a seguirse en la época, concretamente siguiendo el plan de la catedral de Jaca, que será imitada y superada por los constructores de la nueva iglesia. El primitivo plan era la construcción de una iglesia de planta basilical de tres naves con ábsides semicirculares con la nave central más
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alta que las laterales pero sin destacar demasiado, una iglesia de dos niveles prácticamente. No tendría crucero destacado en planta y posiblemente el plan original incluyera la construcción de un cimborrio en la nave central. En este primer momento no se destruirá la iglesia de Fernando y Doña Sancha debido a que la construcción de los ábsides se hallaba bastante por delante de la primitiva iglesia. La muerte de la Infanta Urraca en el año 1101 paralizará la construcción de esta nueva iglesia que se hallaba a medio construir. La antigua iglesia ya había sido derruída para construir la nueva pero aprovechándose los lienzos oeste y norte para la nueva construcción. Este factor de reaprovechamiento de materiales será el causante de los primeros problemas en la organización interna y estructural de la iglesia, ya que debido a esto se produce el estrechamiento progresivo de las naves hacia los pies debido al menor grosor de los muros. Es en este momento de la construcción cuando se realiza la puerta del Cordero con su tímpano decorado, el primero de la tradición románica española que se decora con varias escenas bíblicas6. Su decoración, tanto en el tímpano como en la portada entera y parte de los capiteles interiores es atribuida al llamado maestro del Cordero.
Tímpano del cordero.
Merece la pena hacer una pequeña descripción del tímpano tanto en sus escenas como de sus características generales. Su escultura es un bajorrelieve muy plano y las diferentes figuras han sido esculpidas por separado para ser luego insertadas en un marco determinado. Estas figuras se adaptan al marco tanto en posiciones como en los diferentes 6
En los tímpanos de la catedral de Jaca o en Frómista la única decoración que tenían era la del crismón, el cual a su vez habría podido llegar a estos lugares como influencia de San Isidoro, del tímpano de la iglesia de Fernando I que presenta un crismón traspuesto y por lo tanto es bastante anterior a estas manifestaciones de Frómista y Jaca.
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tamaños aunque el diferente tamaño no viene definido por la estrechez del marco sino más bien sea una forma de destacar las escenas centrales, como serán el caso del cordero y la escena del sacrificio de Isaac. Hay dos escenas que podríamos considerar principales: en la parte superior el cordero, que sujeta con la pata derecha la cruz y se halla flanqueado por cuarto ángeles presidiendo toda la escena. En este punto debemos remitirnos al comentario que en el capítulo anterior hacíamos sobre esta escena que se repite en los monasterios del Torío que se hallaban bajo el patrocinio de San Isidoro lo cual será la firma del poder de este monasterio. La otra escena que destaca es la del sacrificio de Isaac, que se desarrolla en varias, vamos a llamarlas viñetas. En el centro se halla la imagen culminante de la historia, Abraham a punto de degollar a su hijo en el momento que Dios se le aparece para detenerle, representado a través de la mano que surge de los cielos y la imagen de un ángel mostrando a Abraham un cordero enredado entre unas zarzas. Luego, a derecha e izquierda tenemos una serie de escenas complementarias. Justo a la derecha de la anterior escena se ve un hombre lavándose los pies y un otro a caballo, que posiblemente se relacionen con la escena anterior, representando el momento de la llegada de Abraham y su preparación al sacrificio. A su derecha se ve a una mujer a la puerta de una tienda, la cual se ha interpretado como Sara. Por último a la izquierda del tímpano, se ve un hombre a caballo disparando un arco, el cual se interpreta tradicionalmente con Ismael. Otro elemento nunca utilizado antes serán las cabezas de carnero que sujetan el tímpano a modo de canecillos y que presentan el simbolismo de la puerta como paso del mundo de los hombres al mundo de Dios. Esta portada en su conjunto es muy destacada, siendo la principal del templo y estando adelantada un poco a la pared del mismo. Compuesta por tres arquivoltas, la exterior con un guardapolvo de tacos en el trasdós de su arco y las dos interiores formadas por roscas sin decorar, darán la pauta a seguir en el resto del templo en todos sus accesos. Las arquivoltas interiores se hayan sustentadas por columnas de fuste monolítico apoyadas en plintos y basas áticas. Los capiteles tienen figuras humanas y vegetales entrelazadas.
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Portada del Cordero de San Isidoro de León.
Lo último a destacar de esta portada, las figuras de San Isidoro y San Pelayo que flanquean la puerta y una serie de restos que, procedentes de la anterior iglesia de Fernando I complementan la obra, siendo estas las representaciones de los signos del zodiaco, y en el lado izquierdo, unos músicos que flanquean la imagen de un rey, posiblemente Salomón, además de la figura del verdugo de San Pelayo que con la espada desenvainada se encuentra a la diestra de San Isidoro. Existe otra portada realizada por el maestro del cordero, será la puerta norte del crucero, en la cual sigue los cánones de la portada del Cordero y en la cual encontramos los mejores capiteles de su taller, aunque esta es mucho más sencilla que la que acabamos de describir. Luego, si nos dirigimos al interior del templo, podemos decir que la estructura principal de este, fue construida en esta época, llegando a la corrección de planos para añadir el crucero en los últimos años de la centuria, lo cual podemos deducir porque el crucero quedaría inconcluso, al menos desde la altura de las ventanas superiores, lo que nos induce a pensar que no pasarían demasiados años desde el momento en que se comenzó a construir y el momento en que se detuvieron las obras, a la muerte de Urraca en el ya mencionado 1101. Durante esta etapa trabajará en San Isidoro otro maestro de renombre, del cual conocemos el nombre aunque sea simplemente identificado por los caracteres de su escultura. Es el maestro Esteban, que realizará la puerta de las Platerías en Santiago de Compostela, trabajará además en Pamplona en su catedral y en la zona de Toulouse. La principal obra que realiza en la iglesia leonesa aparte de algunos capiteles interiores será la puerta del Perdón, en el flanco sur del crucero, el cual se construyó para dar paso a los peregrinos.
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Este acceso es una copia del hastial norte y está directamente inspirada en la organización de la puerta del Cordero.
Tímpano de la puerta del Perdón, San Isidoro.
La escultura de esta puerta ha variado bastante con respecto a la que encontrábamos en la puerta del Cordero. Las formas son más redondas, tienen más relieve pero siguen sin tener naturalidad. Son figuras, sobre todo las del tímpano, narrativas, expresivas que no muestran movimiento alguno, sino una escena completa simplemente por su significado, esto es claramente apreciable en el tímpano, en el cual se nos narra la crucifixión y resurrección de Jesucristo en tres imágenes que representan con todo detalle lo esencial de cada escena. Tenemos que destacar el plegar de las ropas de los personajes que se acerca al mundo bizantino junto con la ordenación de los cabellos, elemento clave para identificar esta obra como del maestro Esteban. Cambian los animales que sostienen el tímpano, siendo estos mucho más voluminosos, casi como si fueran esculturas exentas. El de la izquierda se viene interpretando como la cabeza de un perro o de un oso y la de la derecha como la de un león, con la cual hemos de diferir con respecto a Antonio Viñayo ya que tras la observación de la misma, hemos apreciado en la parte inferior de la figura escamas en lugar de simple pelaje o una decoración lisa, lo cual nos induce a pensar que esta puede ser la representación de un dragón más que la de un león. La puerta, al igual que la del Cordero está compuesta por tres arquivoltas la exterior con un guardapolvo de tacos y las interiores simples roscas sin decoración. A ambos lados de la puerta se hallan representados San Pedro y San Pablo. En el interior, la escultura vendrá también marcada por la mano de los dos maestros que acabamos de comentar y además, encontraremos ya aquí, al maestro que terminó la construcción de San Isidoro y del que pasaremos a hablar dentro de no demasiado tiempo.
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De momento, y a la muerte de la infanta Urraca nos encontramos con una iglesia a medio terminar de unas proporciones considerables, más grandes que la catedral de León o que cualquier otro edificio de la zona en la época. Se enmarca ya en lo que podemos llamar románico internacional y dentro de este es uno de los paradigmas que marcarán tanto la escultura como la arquitectura en el Camino de Santiago, y de ahí, a todos los reinos cristianos peninsulares. No tiene el carácter primero e innovador revolucionario que la primitiva iglesia y el panteón tuvieron en su momento, el románico ya es el arte común de toda la cristiandad europea, pero lo destacado de sus talleres de canteros y su privilegiada situación tanto económica como política le permiten contar siempre con los maestros más destacados de la escena internacional, lo que es fácilmente creíble a la hora de ver la calidad de las obras que produce y al comprobar que el maestro más destacado de la época, Estaban, trabaja en su construcción, dándole el carácter definitivo que tiene, siendo posiblemente el que se encargue de comenzar la reforma de la iglesia para añadirle el crucero saliente en lugar de dejarla con tres naves, basándose en el conocimiento que tenía de las iglesias de peregrinación francesas y del proyecto de la nueva catedral compostelana, donde realizará la Puerta de las Platerías. Este nuevo modelo, nunca utilizado antes en tierras leonesas de una iglesia de planta de cruz latina en la que el crucero destaca mucho del conjunto se debió a la necesidad de recibir a los peregrinos que hasta esta basílica se desplazaban, siendo la puerta del Perdón, situada en el extremo sur del crucero por la cual entrarían. Este modelo responde pues a una reducción, tanto en escala como en la cantidad de elementos a las iglesias de peregrinación de las que hablamos. Sus dimensiones son bastante más pequeñas y el elemento más destacado que desaparece en esta iglesia es la girola absidiolada, usada para poner a la vista de los visitantes las reliquias sin que sea necesario la interrupción del culto para su visita.
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Planta actual de San Isidoro de León.
6.3. Las misteriosas pinturas del Panteón de los Reyes. Por qué misteriosas podrán preguntarse todavía algunos. Pues por muchas razones. Es un conjunto pictórico excepcional, el más importante del arte románico en toda Europa. Se conservan casi por encanto a pesar de sus muchos siglos, puede que alguno de sus colores haya variado un tanto con el tiempo, pero parecen pintadas por un artista hace unos pocos días. Son una Biblia iluminada, hecha de pintura y luz. A pesar de todo ello, nadie ha llegado por completo a desentrañar quién las pintó, de dónde procedía, ni siquiera se ha conseguido datar con exactitud a pesar de la cantidad de investigaciones llevadas a cabo, aunque en este punto, somos de los que pensamos en la posibilidad de que estas fueran realizadas durante el infantazgo de doña Urraca, hacia el cambio de siglo. Existen desde hace tiempo buena cantidad de estudios descriptivos de estas pinturas y remitimos al lector a ellos para un conocimiento de las imágenes y formas que en él se muestran7 ya que nuestro objeto de
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Sobre este particular dirigirse a: J.M. Villanueva Lázaro, La ciudad de León, de romana a románica, León, 1982, págs, 126-141. : A. Viñayo, León y Asturias: Oviedo, León, Zamora, Salamanca, León,1979, págs. 70-75.
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estudio no es aquí su descripción sino intentar establecer relación entre ellas y otros modelos existentes que nos den lugar a una mejor interpretación histórica del fenómeno.
Vista general del Panteón de los reyes y sus pinturas.
En estas pinturas viene apuntándose desde hace tiempo una posible filiación con arte bizantino, aunque muchas veces no se sabido buscar sus modelos directos. Es bastante cierto a nuestro entender que sigue los patrones bizantinos en cuanto a la posición de las figuras, su actitud y el plegar de sus vestiduras, incluso en sus motivos, como ya escribió Villanueva Lázaro al establecer como precedente de la escena de la Anunciación situada en el arco ciego situado entre dos columnas del muro sur del Panteón otra realizada en el siglo X en la Tokale Kilise, en el valle de Göreme en Capadocia, donde existió un importante centro monástico y eremítico ya desde el periodo iconoclasta bizantino hasta su conquista por parte de los otomanos en los siglos XII-XIII. Curiosamente, en este mismo lugar, por lo demás remoto a la mentalidad de la época encontramos otra influencia muy directa. Se trata del Cristo Pantocrator que parece presidir las bóvedas y con ello el cielo. Existe en la Karanlik Kilise, una iglesia cercana a la anterior un Pantocrator tan similar al de San Isidoro que solo se diferencia de este en que el de la iglesia Capadocia queda enmarcado en una mandorla mística circular, más acorde con la tradición bizantina que con la europea y que esta es sustentada por cuatro ángeles en lugar de por los cuatro evangelistas.
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Pantocrator de San Isidoro de León.
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Pantocrator de la Karanlik kilise, en el valle de Göreme, Capadocia.
Las similitudes más curiosas entre ambas representaciones se hallan en la forma de dibujar la mandorla, ya que en ambos casos se compone de varias líneas ondulantes que rodean al Cristo, al igual que las bandas sobre las cuales este apoya los pies y se sienta. De todas maneras no hemos de desdeñar las diferencias que entre ambos frescos se encuentran, no debiendo olvidar el trazado de las plumas de las alas de los ángeles y los evangelistas, que responden a tradiciones totalmente diferentes, dibujándose en San Isidoro una a una y en la iglesia capadocia como un conjunto no diferenciado con los bordes simplemente aserrados. Cómo es posible que haya similitudes tan profundas entre iglesias tan distantes será la primera pregunta que viene a la cabeza. Son dos iglesias situadas prácticamente en los extremos este y oeste de la cristiandad. La respuesta más plausible a nuestro entender es que estas influencias proceden de algún artista, posiblemente local o muy relacionado con el reino leonés se dirigiera en peregrinación hasta Jerusalén, por vía marítima hasta Constantinopla al igual que hizo Santo Martino en ese mismo siglo, y desde allí se dirigiera a la ciudad de Salomón por tierra, aprovechando en parte los caminos de la Ruta de la Seda, muy cercano al cual se halla el complejo monástico del valle de Göreme, siendo de una importancia capital en la iglesia bizantina de la época debido a su esplendor y desarrollo. Nos queda reseñar por último una última característica curiosa de estas pinturas. Se trata de la familiaridad de los temas animales y vegetales que son utilizados en ella. Concretamente nos referimos a la escena de la Anunciación de los pastores, en la cual los pastores se hallan rodeados por la fauna más típica de la montaña leonesas, ovejas y cabras, todos ellos enmarcados por un paisaje de montañas, algo muy similar a lo que cualquier artista procedente de la parte norte del reino se hallaría plenamente familiarizado. Es destacable, dentro de estas características que nos indican al autor de los frescos como procedente de la zona del reino leones el
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calendario románico, en el cual se conjuga la tradición clásica procedente de época romana y la tradición leonesa propiamente dicha. Con respecto a la tradición más antiguas nos referimos al mes de enero, en el que se representa a una figura masculina doble que de un lado cierra una puerta y del otro la abre. Es la representación de Jano, el dios bifronte romano que despide el año viejo cerrándolo y abre la puerta del año nuevo. El resto de las escenas se enmarcan dentro de las labores típicas leonesas que se realizaban durante todos los meses del año, desde agrícolas y ganaderas a las propias de la guerra. Es por estas razones por lo que hemos de presentar al autor, o al menos a aquel que planteara el programa iconográfico que decoraría las bóvedas como con una cultura bastante amplia y conocedor del medio en el que vive. 6.4. Última etapa de Construcción: Pedro Deustamben, arquitecto de Alfonso VII. A la muerte de la infanta Urraca se paralizarían las obras de San Isidoro quedando incompleta la nueva iglesia. Los problemas de los apoyos del crucero se hallaban aún sin resolver y la parte alta de las naves sin completar. El final del reinado de Alfonso VI y el de doña Urraca no serán demasiado propicios en cuanto lo que a la construcción de San Isidoro se refiere sobre todo en lo concerniente al reinado de esta última que como ya sugería Pérez Llamazares en los años veinte será Urraca posiblemente quien disfrute de las posesiones del Infantazgo a pesar de haberse casado en dos ocasiones y tener varios amantes a lo largo de su vida8 apreciando así que esta institución no fue tan inflexible como se pensaba, reservada solo a las infantas que se comprometieran a consagrar su virginidad al santo hispalense. Posiblemente, el control del Infantazgo lo llevó a cabo arrogándose los derechos de la que pudiera ser sucesora de la infanta Urraca amparándose para ello en su condición de reina e hija de Alfonso VI. Tras el estancamiento artístico y económico que se produce durante este reinado provocado por las disensiones internas, las rebeliones burguesas de Santiago de Compostela y Sahagún y la guerra con su marido Alfonso el Batallador, llegará a su muerte una nueva edad de oro para el arte románico leonés que durará hasta la muerte del último rey de León, Alfonso IX. 8
Casado estuvo con Raimundo de Borgoña en primeras nupcias fortaleciendo la asociación de esta región francesa con el reino de León, en lo cual tuvieron los cluniacenses bastante que ver y en segundas con Alfonso el Batallador de Aragón siguiendo un proceso que continuaba la idea imperial leonesa de Alfonso VI que de este modo pretendía la unión de los dos reinos peninsulares del momento en algún hijo de estos monarcas, lo cual no fue posible por la diferencia de caracteres, la interposición del papado, la nobleza leonesa y el obispo Gelmírez, dando lugar a varias guerras que darán en una gran crisis en el reino de León.
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Nos encontramos en estos momentos con un reino arruinado por las continuas guerras y rebeliones que durante el reinado de Urraca habían tenido lugar. El panorama era ciertamente desalentador, las parias ya no se recibían desde la llegada de los almorávides durante el reinado de Alfonso VI. Tampoco se pagaba el censo anual instituido tiempo atrás a Cluny, lo que denotaba una extrema pobreza en las finanzas del estado. En 1126 moría la reina Urraca y ese mismo año era coronado su hijo Alfonso VII rey de León. En los primeros años de su reinado hubo de hacer frente a revueltas de sus territorios en Galicia, Portugal y Castilla, con lo cual su asentamiento en el poder era un tanto endeble y se hallaba apoyado sobre todo por la iglesia, la cual tendrá un fuerte impulso durante su reinado, gracias al obispo de Santiago, Gelmírez, quien concretamente había ascendido en la jerarquía eclesiástica durante el reinado de su madre. En este periodo llegará a su culminación la idea imperial leonesa como única manera de controlar y conseguir el vasallaje de todos los territorios que en principio le debían pleitesía. La coronación como emperador llegará en el año 1135 en la catedral de León y en ella se convertirá en emperador teórico de todos los cristianos españoles e incluso de algunos musulmanes. A pesar de esta pompa, la unidad pretendida no será conseguida en toda su magnitud, ya que en el año 1143 Portugal será reconocido como reino independiente, Castilla poco a poco se convertirá en un condado virtualmente independiente, lo cual quedará constatado ya antes de la muerte del emperador con la división de los reinos en 1155. A pesar de todo, Alfonso consiguió restaurar una cierta calma en sus reinos que le permitió reiniciar la reconquista de la Península además de conseguir la paulatina recuperación de la economía de sus reinos. Todo lo cual, unido al favorecimiento que este monarca prestó a la iglesia revertirá a un renacer en todo lo que el arte románico se refiere. Será dentro de este reinado cuando comience a introducirse el arte cisterciense en la provincia de León por los apoyos que tanto los reyes como los principales nobles de la corte leonesa, como es el caso de Ponce de Minerva prestaron a los monjes blancos para que se establecieran en su geografía y aportaran las nuevas técnicas de cultivo que poseían, pero el hablar de estos monjes es todavía algo precipitado para este trabajo ya que aún no hemos culminado siquiera el arte románico leonés que llegará con la conclusión del templo de San Isidoro en el año 1149.
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Vista aérea del conjunto monasterial de San Isidoro de León en la actualidad.
Pedro Deustamben será el que culmine la obra ajustando los empujes de la basílica que se habían visto totalmente descompensados a la hora de añadirle el crucero sobresaliente en tiempos de la infanta Urraca. En su epitafio se halla escrito que superedificó la iglesia, con lo cual podemos suponer que elevó la altura de la nave central para conseguir una adecuada iluminación directa, lo cual se puede apreciar fijándonos en esta nave en su parte alta donde apreciamos una corrección algo más de medio metro bajo la techumbre. Se aprecia que toda la nave se halla desplazada unos centímetros hacia el interior, lo cual puede tener que ver con el deficiente cálculo de los empujes que éste debía desplazar y así derivarlos más hacia el lado norte, aprovechando el pórtico lateral que hacia el lado sur que solo usaba como contrafuerte la nave sur. En el crucero será donde despliegue la mayor cantidad de soluciones para conseguir el equilibrio de la obra. Por el exterior apreciamos dos grandes contrafuertes en las esquinas que refuerzan definitivamente este hastial. Tanta prudencia pudo estar motivada en su momento por una posible ruina del monasterio en el que se habían paralizado las obras desde hacía más de treinta años y con el cambio de planes, toda precaución era poca para evitar el desplome de un edificio con tantas modificaciones. En el interior del mismo, le debemos a Deustamben los pilares y semicolumnas que sustentan la nave central y sobre todo los arcos fajones del crucero en los cuales se resume todo su saber y las influencias que en este edificio se hallan. Estos arcos, hechos a modo de arcos de triunfo son los que desde las naves laterales hacen de formeros con el crucero siendo de medio punto en su trasdós y polilobulados en su intradós, lo cual tiene su origen en el arte califal, al mismo tiempo que también se reproduce en el arte románico francés con mucha frecuencia. Por último, destacar un par de detalles en cuanto a la obra de este maestro en San Isidoro que nos darán la prueba de su dirección en las
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obras de la iglesia de Santa María del Mercado y que debió de ser acabada en esas mismas fechas: lo primero será un capitel en el que se representa la ascensión de un alma al cielo con la ayuda de los ángeles. El alma se halla desnuda y rodeada por una mandorla, modelo que se repetirá con exactitud en la citada iglesia, al igual que las metopas que se hallan en el brazo sur del crucero de San Isidoro que representan flores abiertas, posiblemente margaritas o algún tipo de flor similar, lo cual se halla en uno de los ábsides de la iglesia del Mercado.
Reconstrucción de San Isidoro tal y como debió ser en el momento de su consagración en 1149.9
Deustamben será el arquitecto imperial de la corte leonesa. Debió ser considerado un gran maestro en su tiempo ya que además de las obras mencionadas anteriormente conocemos por la documentación que también construyó un puente a la salida de León, la llamada Puente Miña. Villanueva Lázaro, le atribuye además la construcción del palacio imperial, situado en la calle San Pelayo y del cual quedan en la actualidad tan solo losrestos de una de sus torres, por nuestra parte nos separamos de esta afirmación ya que al observar detenidamente estos restos, no hallamos tantas coincidencias como ve este autor y la consideramos como una obra algo posterior, no demasiado eso sí, o como poco, obra de sus discípulos u otro taller afincado en la capital leonesa puede que relacionado con el que trabajaría en la catedral, de lo cual hablaremos más adelante. Será este momento el de mayor esplendor del románico leonés, el momento en que se llega a la culminación de este arte, que a partir de estos momentos se difundirá con unos caracteres muy definidos por toda la provincia, lo cual venía ocurriendo ya desde el primer tercio de este siglo XII. 9
Para efectuar la reconstrucción nos hemos limitado a retirar las adiciones posteriores tal es el caso de la peineta barroca, la barandilla de la nave y sustituirlos por un tejaroz de canecillos como el que se halla bajo las ventanas del brazo sur del crucero.
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Las nuevas estructuras del gran templo leonés terminadas ya por fin después de ochenta años después de trabajo serán las principales promotoras del arte románico leonés. La gran cantidad de obreros utilizados para su construcción, canteros y demás obreros especializados al finalizar su construcción se hallan sin un trabajo que realizar lo que les impulsa a buscar nuevas obras en las que emplear sus dotes, por ello, buena parte de ellos se dedicarán a recorrer la provincia y a utilizar aquello que han visto y aprendido, comienza a nacer el
Vista de la nave central de San Isidoro.
Vista del brazo del crucero y el ábside.
románico rural en la provincia de León, pero este será un apartado que trataremos en el capítulo siguiente. 6.5. A la estela de San Isidoro: los talleres de la provincia. En este apartado pretendemos exponer cómo se va difundiendo el románico por la provincia de León desde una semilla común, San Isidoro de León y un tronco que es el camino de Santiago. Intentaremos analizar dónde se da en primer lugar el fenómeno de renovación cultural y artística lo cual como observaremos, será en casi todos los casos en grandes villas que se reparten por la provincia y que siempre están bajo los auspicios de las diócesis y los monasterios más importantes. En estos momentos se comienzan los grandes edificios de la provincia, aunque la mayoría seguirán construyéndose durante un dilatado espacio de tiempo, lo cual no permite adscribirlos dentro de un rígido esquema cronológico ni estilístico, sino simplemente relacionarlos los unos con los otros por medio de las ideas que impulsaron a construir unos edificios mucho más amplios que los que existían, lo cual queda dentro del cambio en la mentalidad de los hombres de la época que se estaba produciendo. Los principales edificios a estudiar son el monasterio de los Santos Facundo y Primitivo de Sahagún, con la iglesia de San Tirso y el monasterio de San Pedro de Dueñas, los cuales, a pesar de ser el punto de
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partida del arte mudejar y el románico de ladrillo de la provincia están absolutamente condicionados por la construcción de San Isidoro y el monasterio de San Benito en Sahagún. Tras estos edificios, llegaremos a la capital del reino, donde nos acercaremos para analizar dos ejemplos que se hallan a caballo entre las corrientes plenorrománicas y la barroquización que se producirá en el último periodo: la iglesia de Santa María del Mercado, y el palacio imperial de Alfonso VII. Siguiendo el curso del Camino de Santiago, llegamos a la villa de Astorga donde en este periodo se comienza la construcción de la nueva catedral, cuya construcción constará de varias fases que no llegarán a su conclusión hasta bien entrado el siglo XIII, pero eso sí, siempre dentro de los cánones impuestos por su planta, heredada directamente del templo isidoriano. Por último, al llegar al Bierzo, no queremos dejar de hacer mención al templo de San Esteban de Corullón, que pese a estar dentro del mundo del románico rural que trataremos en el próximo capítulo, por sus caracteres destaca entre todos ellos por lo delicado de su construcción y lo temprano de su construcción. 6.5.1. Condicionantes para el desarrollo románico de la provincia. Antes de introducirnos de lleno en el estudio de estos ejemplos, hemos de precisar algún término a la hora de producirse estos fenómenos culturales. Hemos hablado anteriormente de ellos y no es momento más que de perfilarlos un tanto para darnos cuenta de la magnitud que tienen en el mundo románico. El primer factor a tener en cuenta es la cuestión del cambio de rito. De ella habíamos hablado por encima al tratar el reinado de Fernando I, que fue el primero en intentar llevar a cabo reformas en el reino leonés, pero no será hasta el reinado de su hijo Alfonso VI cuando este cambio tenga lugar. Venía precedido por una serie de presiones en todos los ámbitos que el papado ejercía sobre la corona leonesa desde hacía años para conseguir su sumisión y la potestad sobre los territorios conquistados apoyándose en la falsa donación de Constantino. Para sus fines, utilizó diversos legados y en última instancia consiguió la sumisión del monarca leonés a través de los monjes de Cluny, de los que hemos hablado repetidamente, con lo cual el monarca leonés conservaba cierta independencia siempre que se apoyará en los cluniacenses a través del censo de dosmil áureos y la donación de monasterios a estos monjes. Mientras, el papa por su parte conseguía la sumisión de estos apartados territorios y la uniformización del rito, el cual sería adoptado en el Concilio de Burgos del año 1080, donde además se proscribía la letra mozárabe por la carolina que venía de más allá de los Pirineos. Otro factor a tener en cuenta será la clunización de los reinos de Alfonso VI, que como hemos dicho, aparte de duplicarles el censo por recibir su apoyo, les donará diversos monasterios y convertirá su abadía
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madre en la península Ibérica, el monasterio de los Santos Facundo y Primitivo, en el monasterio más poderoso de los reinos peninsulares, con lo que fomentó el fortalecimiento de estos monjes y su llegada a los puntos más recónditos de su geografía. Desde la conquista de Toledo en 1085, Alfonso VI ascenderá a las diversas sillas episcopales de sus reinos a monjes cluniacenses como será el caso de la diócesis toledana, ocupada por el que había sido abad de Sahagún, Bernardo. Con estos antecedentes, vemos el campo propicio para el desarrollo de las nuevas corrientes artísticas que en la capital del reino venían dándose desde algún tiempo atrás, y en las décadas finales del siglo XI y las primeras del XII comienzan las grandes construcciones catedralicias favorecidas por el clima de cambio y renovación que en los reinos se venían llevando a cabo, unas reformas que terminarán definitivamente con el mundo mozárabe, que a partir de ahora solo se manifestará en el arte a través de influencias y regustos arcaicos que son barridos con el nuevo arte. 6.5.2. El núcleo sahagunino: San Facundo y Primitivo y las primeras iglesias mudéjares. 6.5.2.1.El monasterio de los santos Facundo y Primitivo. Será Sahagún una de las villas más importantes del reino de León, tendrá un gran desarrollo a partir del momento en que el antiguo monasterio de los Santos Facundo y Primitivo fue donado a los monjes de Cluny por Alfonso VI en el año 1080. Los orígenes y vicisitudes de este monasterio ya los hemos relatado en el capítulo precedentes, con lo cual nos vamos a centrarnos en el monasterio de época románica propiamente dicha. De sus restos apenas conservamos nada, tan solo el arco que servía como acceso que es de época barroca y una de las capillas laterales de la iglesia monástica, la capilla de San Mancio que dataría de mediados del siglo XII. El monasterio como tal, fue restaurado en el año 1068 siendo el abad Julián que rigió los destinos de la abadía hasta su muerte en diciembre de 1079, momento en el que la abadía ya había sido entregada a los monjes cluniacenses. Habían acudido a tomar posesión de ella desde agosto de ese año encabezados por el abad Roberto, que hubo de ser sustituido por el rechazo que provocaba un extranjero con sus nuevas costumbres rituales. Su sucesor, Marcelino nunca llegó a tomar posesión de la abadía como nos indica la documentación existente en la cual no aparece nunca mencionado. A la muerte de Julián, será elegido abad del monasterio Bernardo de Sedirac, monje cluniacense enviado por San Hugo directamente desde la abadía borgoñona. Ocupará el cargo hasta ascender a la silla episcopal de Toledo en el año de 1085.
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Con estos datos, apreciamos varios caracteres en los que se dará la eclosión románica en la provincia. Por un lado, la progresiva introducción de los monjes cluniacenses en las estructuras políticas y religiosas del país y por otro la resistencia que en un primer momento mostraron los habitantes autóctonos o al menos, parte de sus clases altas como sería el caso del abad de Sahagún, Julián. En este contexto, y gracias a las copiosas donaciones que el rey Alfonso VI hizo al monasterio, se comenzó la construcción de un nuevo complejo a partir de los años ochenta del siglo XI, siendo consagrado el mismo por parte de Alfonso VI en el año 1099. Este templo original sustituiría al anterior mozárabe, casi totalmente arrasado por las incursiones árabes de Almanzor al final del siglo anterior. Se reaprovecharon durante la construcción parte de los materiales procedentes de este edificio debido a la escasez de materiales nobles que existían en Tierra de Campos, donde se construía principalmente en ladrillo y tapial. Esta escasez material terminará dando origen al fenómeno del románico de ladrillo, del cual hablaremos más adelante y del que no quedó exento este monasterio a pesar de sus extensos dominios y su saneada economía. Las obras de este monasterio se reanudarían a partir del año 1124, poco después de las revueltas que se produjeron en la villa y que perturbaron el buen funcionamiento del monasterio lo que impedía la inversión Planta del monasterio de los Santos Facundo y Primitivo. de recursos en la construcción del monasterio, que por aquel entonces no debía estar edificado mas que en parte. Estas obras, continuarán durante todo el siglo, y no concluirán hasta el año 1213 con claros matices propios del arte gótico apreciables en los restos que se conservan. El citado templo, del cual podemos conjeturar la planta a través de las descripciones han llegado a nuestras manos, constaba de una planta basilical de tres naves con crucero sobresaliente, siguiendo directamente el modelo isidoriano, con lo cual lo podemos considerar el primer hijo y el más fiel de todos en cuanto al seguimiento de sus planos. Al igual que San Isidoro contaba con una cabecera de tres ábsides semicirculares el central más grande que los otros dos. Las naves, estaban divididas en seis tramos y estaban separadas por pilares con semicolumnas adosadas. La cubierta de las naves probablemente sería similar a la de San Isidoro, con bóveda
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de cañón reforzada con fajones la central y con bóvedas de arista las laterales. Una curiosidad sobre el citado monasterio que podría arrojar nuevas luces sobre el porqué las iglesias del románico de ladrillo sahagunino poseen una torre sobre sus naves tiene que ver con la teoría de Bango Torviso que argumenta que en este monasterio pudo haber existido un cimborrio en el tramo central del crucero, al modo de San Capitel procedente del monasterio de San Facundo.
Martín de Frómista, lo cual aunque posible, no explicaría más que en parte este fenómeno que creemos a l igual que el profesor Valdés más asociado a la economía de medios que a una simple imitación, ya que estas torres se sitúan siempre sobre el presbiterio y no sobre la línea del crucero como sería el caso de este monasterio. La exclaustración de 1835 y dos incendios acaecidos durante el siglo XIX destruyeron la fábrica del monasterio dejándola en lo que podemos ver en la actualidad, poco más que unas miserables ruinas de lo que en tiempos de Alfonso VI fue la abadía más poderosa de la península, como no nos cansaremos de repetir para resaltar su importancia, la cual queda aún más de manifiesto si cabe al hallarnos con que tras la restauración de la vida monástica propiciada por Alfonso VI, esta villa atrajo tantos comerciantes y trabajadores que dejo pequeña a la misma capital del reino llegando a alcanzar los ochomil habitantes, el mercado, trasladado desde el vecino Grajal de Campos y un sin fin de extranjeros que llegando a ella a través del Camino de Santiago se asentaban en ella definitivamente. En tal caldo de cultivo, no nos pueden extrañar la calidad de las pocas piezas que conservamos de este monasterio que debió sostener un nutrido grupo de trabajadores y un activo comercio en cuanto al transporte y trabajo de la piedra se refiere. Conservamos pocos ejemplos de este monasterio y se hallan diseminados por los museos arqueológicos de León, Madrid y diversas colecciones particulares, lo cual impide dar una clara visión del conjunto pero estudiados particularmente permiten hacerse a la idea de lo que este cenobio fue. Los restos arquitectónicos que conservamos son escasos y de época tardía en su mayoría. Tenemos en primer lugar, el muro sur de la iglesia, que comunicaría esta con la capilla de San Mancio, algo posterior a esta. Este muro, es obra de ladrillería propia de la primera mitad del siglo XII si seguimos la cronología que nos aportan otros edificios de este material conservados en la villa, lo cual casa perfectamente con los periodos constructivos de los que hemos hablado.
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Por su parte, la capilla de San Mancio es algo posterior, teniendo noticia que la traslación de los restos de este Santo a Sahagún datan de 1154 y la lápida que se conserva empotrada en los muros de esta capilla da como fecha de su consagración el año 1184, lo cual casa con los elementos constructivos que se aprecian, columnas acodilladas con capiteles estilizados en buena parte de los casos y bóvedas ojivales, utilizadas con asiduidad a partir de mediados del siglo XII, con lo cual hemos de adscribir esta capilla más dentro del tardorrománico con influencias cistercienses que dentro del románico pleno que sería el origen del conjunto y donde lo estamos estudiando. Conservamos en el Museo arqueológico de Madrid las dos piezas más sobresalientes, que son el relieve de una Virgen en majestad, posiblemente perteneciente a algún tímpano decorado de finales de la onceava centuria y la lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez, muerto en 1095 y enterrado, al igual que Alfonso VI, en este monasterio. En el arqueológico de León conservamos un curioso capitel que presenta a ocho monjes situados bajo arquerías de medio punto que hemos reproducido arriba, esculpidos con una talla delicada que denota el trabajo de algún experto y no de cualquier artesano que podría manufacturar cualquier producto rural. Este capitel tiene relación con otro de San Pedro de las Dueñas que presenta a ocho monjas y otro de San Juan de Montealegre, ya en el Bierzo, en el que se presenta al abad y a sus monjes. Así, con los elementos descritos, vemos que la abadía de los Santos Facundo y Primitivo debió ser un lugar con un poder considerable en función directa respecto al tamaño y carácter de sus edificios, los cuales muy posiblemente fueran los catalizadores de influencias hacia los alrededores, como será el caso de San Tirso y San Pedro de las Dueñas, que posiblemente recibieran las influencias isidorianas a través de este monasterio y no directamente como podríamos pensar si no contáramos con este ejemplo de capital importancia que regirá la vida de los alrededores en todos los sentidos. 6.5.2.2. El románico de ladrillo: San Pedro de las Dueñas y San Tirso. La definición del románico de ladrillo es muy compleja al ser un término que entra directamente dentro del ámbito de la arquitectura mudejar. Podríamos decir que es un parte importante dentro del fenómeno mudejar. Es en este estilo en le que el mudejar de la parte más septentrional de la península comienza su andadura, con la transposición del románico en piedra a otro material, el ladrillo. Este material, presenta diferentes problemas a la hora de interpretar la arquitectura románica y distintas soluciones que permiten su uso como sustitutivo de la piedra en función de su bajo costes y la facilidad que existe para encontrarlo.
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Este primer momento en que el arte mudejar, entendido como arquitectura en ladrillo, es mera imitación del románico formalista en piedra. Esta situación, no tardará en cambiar. Debido a sus ventajas, suplantará en casi todas las obras a la piedra, sobre todo si a construcciones de carácter rural nos referimos, hablamos siempre, claro está, de estas zonas llanas y arcillosas de la provincia. Tras suplantar totalmente a la piedra, comenzará su desarrollo y evolución hasta convertirse en un estilo completamente diferente e independiente del románico a medida que vaya abandonando las formas románicas propias de la piedra y se vayan perfilando distintos modelos y tipos propios de esta arquitectura, que a pesar de seguir contando en muchos casos con claras influencias de los ejemplos románicos, se define como un arte esencialmente diferente, tanto en su forma, dispersión espacial y arco temporal de desarrollo. El mudejar, nace pues siendo románico de ladrillo, pero ya en una época en la que se perfila la evolución del románico primero hacia el tardorrománico y las soluciones protogóticas y en el último momento del románico de ladrillo, se hallará en plena competencia con planteamientos góticos. No vamos a hablar aquí de la decoración que presenta esta ladrillería en este primer momento en los edificios que vamos a estudiar, nos conformamos simplemente con hacer una enumeración para remitir a los interesados a obras especializadas y pormenorizadas10. La decoración utilizada pues en esta época son: bandas verticales de ladrillo, ladrillos en nacela, recuadros, arquerías y frisos en esquinilla sobre todo, ahora pasaremos a hablar de los ejemplos más característicos de este periodo y que darán medida a las obras posteriores que luego se difundirán al norte del Duero siguiendo estos ejemplos adaptados a las características peculiares de cada zona. En primer lugar y siguiendo un criterio cronológico, vamos a
Vista exterior y planta del monasterio de San Pedro de las Dueñas.
hablar de la iglesia monasterial de San Pedro de las Dueñas. 10
M. VALDÉS FERNÁNDEZ, Arquitectura mudejar en León y Castilla, León, 1984.
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Este edificio, es la iglesia del monasterio fundado originariamente en el año 973 por doña Salomona y una hermana que vendieron a un mayordomo de Ramiro III el cual lo puso bajo la dependencia del monasterio de San Facundo en Sahagún. Por lo que sabemos se le unieron a comienzos del siglo XII otros monasterios femeninos en tiempos del abad de Sahagún don Diego y la abadesa doña Urraca Fernández en el año 1109, momento en el que podemos datar el comienzo de las obras de la actual iglesia que posiblemente fueran encargadas a algún arquitecto de los que trabajaban en el monasterio de Sahagún en esos mismos momentos, el cual como es natural utilizó como modelos los que tenía a su alcance, como es el caso de San Isidoro de León y el monasterio de los Santos Facundo y Primitivo de Sahagún. Aprovechando las revueltas de Sahagún, las dominas del monasterio no tardaron en independizarse de su poderoso vecino formando una comunidad independiente en lo económico pero no en lo artístico como evidencian sus estructuras. El trazado de las obras se llevó a cabo en dos fases bien diferenciadas: una primera en la que las estructuras se realizan completamente en piedra y una segunda, a finales ya del siglo posiblemente en que estas estructuras se construyen en ladrillo adaptándolas en la medida de lo posible sin modificar el plan primitivo de la obra románica. Estamos hablando pues de los inicios del románico de ladrillo que nace como solución económica para las comunidades que se hallan con escasos medios para acceder al caro material que era la piedra. La estructura de la planta de la iglesia es una mera reducción tanto en elementos y en tamaño de las que se construyen en Sahagún y en San Isidoro, es una iglesia de planta basilical de tres naves, con la central más ancha y ábsides semicirculares pero con la diferencia de que no tiene crucero. Del primer periodo de construcción data toda la obra en piedra que compone los ábsides laterales y parte del central que terminaría de levantarse en ladrillo. También en piedra están hechos los pilares románicos que sustentan toda la obra y parte de las paredes hasta el momento en que se decide sustituir la piedra por ladrillo. En este momento, se aumenta la altura de la nave central para permitir la entrada de luz por la nave central, se remata el ábside central y se cierra la nave del evangelio para dar cabida a las necesidades cultuales de la población que estaba creciendo alrededor del monasterio. La característica más novedosa respecto al románico en piedra será la torre de las campanas que se levanta en el tramo recto del presbiterio con tres cuerpos constructivos horadados por ventanas, entre las que tenemos que destacar las que tienen forma de arco de herradura de los cuerpos superiores. Esta torre se construyó para aprovechar la altura de la nave y apoyándose en la parte más sólida del conjunto, la cabecera, conseguir la altura suficiente para una torre de campanas sin necesidad de levantarla a los pies o a un lado de la iglesia, lo cual suponía un ahorro tanto en el tiempo de construcción como en los costes y los materiales.
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Por el interior, los ábsides no se cubren con piedra, sino con ladrillo, al igual que las naves de la iglesia, las laterales con bóveda de cañón y la central con bóveda de crucería. Es pues esta iglesia un cúmulo de estilos e influencias que se forman y superponen para dar lugar a un estilo distinto. Poseemos la base románica en sus estructuras que subyace en todo el conjunto. Por otro lado, tenemos las influencias autóctonas que se muestran por un lado en la decoración de ladrillos y en el trazado de los arcos de herradura de la torre que responden a las pervivencias mozárabes, muy fuertes en la zona por el influjo que el antiguo monasterio de Sahagún tenía y parte de influencias arabizantes en estos mismos arcos, aunque posiblemente esta sea menor que la influencia de lo autóctono y esta sea solo marginal. Todo este conglomerado, da lugar a lo que vemos, el nacimiento de un nuevo estilo de manos del románico y que se transformará en un arte mudejar propio de la meseta al norte del Duero sobre todo. Poseemos otro ejemplo ilustrativo de este nuevo estilo tan importante o incluso más que el precedente. Se trata de la iglesia de San Tirso, situada en la villa de Sahagún, muy cercana al monasterio de San Benito. Es muy similar a la anteriormente descrita pero en sus orígenes no formaba parte de un monasterio, sino que era una iglesia parroquial
Vista de San Tirso con la torre del reloj al fondo y su planta.
construida para el servicio de la villa, lo que indica la importancia que debía tener a pesar de haberse repoblado a partir de los años 1080-1085 cuando Alfonso VI concede fueros a la villa. Esta iglesia comienza a construirse algo después que la de San Pedro de las Dueñas pero se termina mucho antes que aquella y aparece mencionada en los documentos en el año 1123, con lo que podemos suponer que se hallaba ya completa, lo cual nos lo apoyarán las relaciones que se establecen entre su decoración y la del muro de la iglesia que limita con la capilla de San Mancio. La iglesia es de planta basilical de tres naves con ábsides semicirculares estando al igual que en San Pedro de las Dueñas comenzados en piedra y continuados a los tres metros en ladrillo, la decoración compuesta por la combinación arco recuadro es la misma que
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aparece en la capilla de San Mancio, lo cual las relaciona cronológicamente dentro del periodo formativo del arte mudejar, pudiéndose datar ambas en las cercanías de la mitad del siglo XII. El interior está también construido en ladrillo. Aquí, hemos de destacar la relación que se establece con el arte mozárabe en el trazado de los arcos de triunfo de la cabecera que son similares al iconostasio de las iglesias mozárabes, lo cual se deberá sin duda como antes hemos mencionado a la convivencia con modelos mozárabes pertenecientes al monasterio de los Santos Facundos y Primitivo, del cual podrían quedar aún en aquella época algún resto procedente de época de Alfonso III.
Trazado de los arcos de triunfo de la iglesia de San Tirso de Sahagún.
También en esta iglesia nos encontramos con una torre situada sobre el presbiterio al modo del monasterio de Dueñas, del cual será el modelo. En este caso, la torre tiene un primer cuerpo troncopiramidal sobre el que se asientan otros dos horadados por ventanas que se apoyan en columnas de piedra con capiteles decorados con figuras vegetales. Tampoco aquí tenemos un crucero que destaque en planta y lo que podemos apreciar es que en origen, las naves debieron estar articuladas en una serie de seis recuadros rematados por un friso de esquinillas en su parte superior, con los restos conservados de esta articulación suponemos que las naves estarían divididas en cinco tramos separados por arcos de medio punto. Vemos de nuevo el esquema clásico que se repite a lo largo del Camino de Santiago y que de nuevo se adapta aquí a las necesidades de la zona, siendo de este modo un arte románico muy flexible, capaz de aglutinar dentro de sí cualquier tipología, material y caracteres que sean propios de la zona, dándole un carácter regional distintivo al igual que ocurrirá posteriormente en otras regiones de la provincia, lo cual será el caso de las iglesias de cabecera plana que al igual que aquí, en función de la economía y la disponibilidad de materiales se construyen con unos materiales y caracteres. Estos caracteres propios del Camino de Santiago se pueden apreciar aquí como una simplificación de lo visto en San Isidoro y otros edificios
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mayores que aquí tienen su reflejo tomado simplemente para subvenir las necesidades de la comunidad, como es el caso de cualquier manifestación del románico rural como es el caso de esta iglesia, que por otro lado cuenta con ciertas características monumentales debido a lo próspero de la villa en la época que estamos hablando. Sahagún de este modo quedará reflejado como uno de los lugares más prósperos e influyentes dentro de la órbita del poder de la provincia, siendo parangonable su importancia a la de León o Astorga. 6.5.3. Dos ejemplos en la capital: el palacio de Alfonso VII y la iglesia del Mercado. En la capital del reino, aparte del templo isidoriano, hemos de hablar de dos ejemplos de importancia, el palacio de Alfonso VII y la iglesia que se encuentra a la entrada de la ciudad, Santa Mría del Camino, que luego pasó a denominarse del Mercado. Estos dos edificios, sobre todo el palacio de Alfonso VII tipológicamente entrarían a formar parte del tardorrománico debido a la utilización de arcos apuntados y la barroquización de alguna de sus formas, pero debido a su cronología, que los situaría en torno a mediados del siglo XII y a su carácter marcadamente urbano nos hacen tender a clasificarlos dentro del arte plenorrománico ya que son estos edificios los que dan cohesión al conjunto del románico leonés, siendo el palacio imperial el único ejemplo de arquitectura civil que conservamos en la provincia y la iglesia del mercado el templo típico de la iglesia de los burgos que se consolidará a lo largo de todo el Camino de Santiago, lo cual nos hace tomar estos ejemplos como el inicio de unos ciclos típicos en la provincia, y además posiblemente siendo obra de un mismo maestro, el arquitecto imperial Petrus Deustamben, aunque por nuestra parte no seamos muy partidarios de incluir el palacio dentro de sus obras a pesar de que presenta ciertas analogías con el estilo característico de este maestro. Si esto fuera así, habríamos de considerar a Deustamben el padre del románico leonés al instituir una serie de cánones que luego habrían de reproducirse por toda la provincia a pesar de la poca trascendencia que han pretendido ver en él algunos autores. Comenzaremos estudiando los restos del que fuera palacio imperial de Alfonso VII. De este tenemos noticias en la Chronica Adefonsi Imperatoris, ya que se menciona que se hallaba situado en San Pelayo, donde se colocó el tálamo nupcial para la boda de doña Urraca, hija bastarda del emperador con García de Navarra. La construcción de este palacio entra dentro del programa de
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engrandecimiento de la ciudad que Alfonso VII estaba llevando a cabo desde su llegada al trono. Dentro de este programa podemos ver la culminación de la obra de San Isidoro, la construcción del puente que
Palacio imperial de Alfonso VII.
facilitaba la salida de los peregrinos, la llamada Puente Miña y el susodicho palacio imperial, lo cual hemos de verlo dentro del programa de promoción y propaganda de la monarquía imperial leonesa que con esta serie de grandes construcciones pretendía dar cierta legitimidad y grandeza a las pretensiones imperiales de este monarca sobre el resto de los reinos peninsulares. El palacio en sus orígenes debió ser bastante amplio, pero en la actualidad no conservamos de él más que uno de sus torreones y con un estado de conservación bastante deplorable. Es el llamado torreón de doña Berenguela por formar parte de sus aposentos. El citado torreón está construido a base de cal y canto, a la manera típica leonesa, del mismo modo que las murallas de la ciudad. Tiene forma cuadrangular y está dividido en dos plantas comunicadas por una escalera de caracol. El muro occidental, que sería fachada tiene una puerta recuadrada con ventanas a cada lado con capiteles de hojas lisas similares a los de las ventanas exteriores del crucero en su fachada sur de San Isidoro. Esta puerta daría o a una galería porticada o similarmente a Santa María del Naranco en Oviedo a una balconada, como también encontraríamos en el monasterio de Carracedo en el siglo siguiente, siendo este ejemplo el punto medio de transición entre ambas formas que relacionaría ambas edificaciones. Este torreón, al formar parte del palacio también puede que tenga alguna relación con los palacios de la dinastía astur, concretamente con el de Alfonso II el Casto, del cual añadimos una posible reconstrucción. Puede que el torreón que conservamos en la actualidad formara parte de un conjunto similar o al menos íntimamente relacionado con el que presentamos arriba, pudiendo ser el resto de una de las torres que flanqueaban el edificio como abajo, aunque con los restos disponibles en la actualidad y a la espera de nuevas excavaciones no podemos aventurarnos demasiado en suposiciones tan arriesgadas como identificar demasiadas similitudes entre ambos edificios, aunque es posible que existieran, como de hecho existen con Santa María del Naranco en sus
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Reconstrucción del palacio de Alfonso II el Casto.
miradores, lo cual será una constante dentro de la arquitectura civil leonesa en la edad media ya que como dijimos arriba, es algo que se repite en el mirador de la reina de Carracedo, aunque esas dependencias no sean propiamente dichas parte de la arquitectura civil. Reseñaremos ahora la obra de Santa María del Mercado, la cual podemos adscribir sin lugar a dudas a la autoría de Petrus Deustamben en función de las analogías que existen entre la última etapa constructiva de este edificio y la iglesia del mercado. Está construida sobre una antigua ermita de tapial del siglo X que es destruida para construir un templo de dimensiones mayores que permita subvenir las necesidades de la comunidad creciente que se desarrolla extramuros de la ciudad, justo ante la puerta por la que entraban los peregrinos de Compostela. Se sitúa en el vico francorum, formado por comerciantes y artesanos principalmente. El templo en cuestión es bastante amplio, formado por una planta basilical de tres naves, que originariamente tendría tres ábsides semicirculares y como es costumbre, siendo el central de mayores dimensiones.
Exterior de Santa María del Mercado.
Es una copia reducida de San Isidoro a la que se le ha sustraído el crucero sobresaliente y se le ha añadido un pequeño pórtico y una torre a los pies de los cuales conservamos el recuerdo en la torre y vestíbulo que se construyeron en el siglo XVII, elementos que también se conservan en San Isidoro, el pórtico o nartex que sería el panteón de los reyes y la torre adosada a la muralla y que podríamos decir que se halla al os pies del conjunto.
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En cuanto a la construcción de este edificio reseñar como al hablar de san Isidoro hicimos, las metopas de flores que se hallan en los ábsides que conservamos y la curiosa figura de un alma enmarcada por una mandorla que asciende al cielo, situada en la confluencia de dos arcos del vestíbulo lo cual como antes mencionamos se halla también en uno de los capiteles de San Isidoro, unido a la puerta de acceso del lado del evangelio que está formada por un arco polilobulado, todo lo cual es prueba indudable de la paternidad de Deustamben de ambas obras.
Alma ascendiendo al cielo y portada de Santa María del Mercado.
Por último reseñar que la cubierta sería posiblemente de madera con tejado a dos aguas debido a la estrechez de los muros, aunque debido a la cantidad de reformas posteriores no es posible afirmarlo con total certeza. Sobre su cronología, amparándonos en los distintos datos que poseemos entre los cuales destacamos la aparición de arcos apuntados y garras en las basas de las columnas, hemos de decir que no debió ser terminada antes de la mitad del siglo XII, pero sí en las cercanías de esta fecha debido a la fecha de la muerte del arquitecto Deustamben, acaecida al filo de mitad de siglo ya que aunque debió ser culminada por su taller no pudo ser mucho lo que quedó por terminar debido a que su impronta es palpable en todo el edificio. 6.5.4. El comienzo del románico rural berciano: San Esteban de Corullón. La zona berciana durante la edad media, es un lugar de poblamiento disperso en el que no se localizan grandes núcleos de población y los centros de poder se hallan sobre todo en los antiguos centros monásticos de San Pedro de Montes y Santiago de Peñalba, aislados en los montes del Silencio, procedentes de la fundaciones altomedievales de San Fructuoso, momento en que la concepción y situación de los monasterios se hacía de una manera completamente distinta, aislándolos de los caminos transitados en lugar de situarlos a la vera de ellos como ocurre en estos momentos. Por tanto, y a la espera del renacer de Carracedo, el arte románico que aparece en estos lugares será de carácter rural, pero con unas características muy concretas. Como todo arte rural nace para las cubrir
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las necesidades de los pueblos, con lo que nos encontraremos gran cantidad de iglesias parroquiales, pero tienen la distinción con respecto a otros lugares de la geografía leonesa de que son iglesias en las que participan artesanos avezados en el trabajo de la piedra y con amplios conocimientos de matemáticas, lo cual hace de estos templos ejemplos que se sitúan entre el románico culto que se puede dar en León, Sahagún o el mismo Santiago y el típico arte rural tosco. Así, veremos a estas construcciones muy influidas por las corrientes que se trasmiten por el Camino de Santiago de modo que el Bierzo parece ser un cuello de botella para este arte, que antes de parar de uno a otro lado deja su impronta en estas tierras, lo cual denota el nivel económico relativamente alto que tenían estos lugares que podían permitirse emplear artesanos de calidad procedentes de los grandes centros arquitectónicos, lo cual será el caso de la iglesia que estudiaremos a continuación, que será ejemplo de las iglesias rurales bercianas siendo la primera cronológicamente de las que se conservan. Será por tanto, la iglesia de San Esteban de Corullón la pionera de las construcciones románicas en el Bierzo. De una sola nave cubierta con bóveda de cañón tiene su portada principal cubierta por una torre románica que nos da la clave de su construcción.
Planta de San Esteban de Corullón. Portada de San Esteban.
Posiblemente contaría con un ábside semicircular, pero este se perdió durante las reformas llevadas a lo largo de los siglos. Por una inscripción original conservada en la torre de la iglesia sabemos que fue construida en siete años, entre el 1093 y el 1100, datación temprana para esta iglesia en la cual apreciamos caracteres propios de sus contemporáneas San Isidoro y la catedral de Santiago en la puerta de las Platerías. Con la puerta de Platerías se relaciona a través de la columna tallada en espiral de su portada occidental, parece una reproducción en miniatura de la estructura de esta puerta, al igual que también lo parece de la puerta del perdón de San Isidoro, de donde copia las arquivoltas en forma de rosca y las cabezas de leones que sostienen el tímpano, el cual no está decorado.
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Por último, también existe cierta relación con las iglesias de Barrillos de las Salas y Santa María del Mercado por la situación de la torre a los pies de la iglesia. Como hemos dicho anteriormente, esta iglesia es una pieza fundamental en el entramado de las relaciones que se establecen dentro del ámbito románico leonés ya que siendo la partida del románico rural de estas tierras consta de buena cantidad de elementos cultos que se reproducirán en otros lugares de la región, ya que Corullón se halla tan solo a unos cuatro kilómetros del Camino de Santiago y en época medieval esta localidad tuvo una importancia grande que queda reflejada en las tres iglesias románicas que conserva, de las cuales dos, fueron cubiertas con bóveda de cañón, lo cual implica una serie de conocimientos técnicos que no tendría cualquier artesano rural y un esfuerzo económico importante aportado por toda la comunidad del pueblo y sus señores que aunque son iglesias de una sola nave son cuidadas en todos sus detalles.
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7. TARDORROMÁNICO. No es fácil dar una definición concreta al arte tardorrománico y lo que pretendemos englobar dentro de este término. No podemos darle unos límites cronológicos claros y definidos, sin simplemente aproximativos diciendo que los primeros ejemplos de arte tardorrománico en la provincia de León los encontramos a partir de la segunda mitad del siglo XII y que los últimos, correspondientes al arte rural, los hallamos incluso en las lindes del siglo XIV. Si el marco cronológico se presenta algo difuso, ocurre otro tanto con el estilístico, ya que encontramos gran variedad de formas y diseños en toda la provincia, siendo lo único que nos permite unirlos entre todos, es la progresiva barroquización de las formas el uso de nuevas soluciones arquitectónicas, adquiridas en muchas ocasiones del arte cisterciense, como es el caso del arco apuntado y en el románico rural el anquilosamiento de las formas que tienden a repetir un modelo predeterminado. En esta época, al igual que en anteriores, las primeras manifestaciones de este arte se dan en las grandes urbes y los monasterios más destacados, de las cuales el románico rural tomará después sus formas. Los principales fundadores de estas grandes edificaciones serán los reyes, los obispos, los grandes monasterios y los nobles, como venía siendo costumbre hasta ahora, uniéndose a estos grupos en estos momentos las órdenes militares de los sanjuanistas y de Santiago que comienzan adquirir gran relevancia en la vida política de los reinos hispanos a partir de mediados del siglo XII, momentos en los cuales comenzaron a recibir prebendas reales entre las que se incluían grandes terrenos de realengo en el norte y superficies reconquistadas en el su como agradecimiento por su colaboración en estas empresas de reconquista. Para bucear entre esta gran cantidad de edificios y formas, hemos intentado establecer una serie de clasificaciones apoyándonos para ello en la división clásica entre arte culto y rural que se viene utilizando desde antiguo en el arte románico y luego, dentro de esta, analizar las divisiones pertinentes. De este modo, estudiaremos primeramente el arte culto, y dentro de este, las manifestaciones que se dan dentro del mundo del Camino de Santiago, empezando por el monasterio de los santos Facundo y Primitivo de Sahagún, que aunque se comienza a finales del siglo XI, su construcción continuará hasta el siglo XIII. Después, pasaremos a la ciudad de León, donde volveremos a acercarnos a San Isidoro para estudiar las últimas construcciones que en este monasterio se hacen. Seguidamente estudiaremos la catedral tardorrománica de León, que se construirá rayando el filo del año 1200, al igual que la de Astorga, aunque con la diferencia de que esta, se hallaba en construcción desde
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finales del siglo XI, pero será en este momento cuando se culmine. Tras Astorga, pasaremos pues estudiar San Juan de Montealegre, a la entrada del Bierzo, fundada por los caballeros de la orden de San Juan la cual se halla bajo el influjo de los talleres de la iglesia catedral astorgana. Seguidamente, y muy unido a este apartado estudiaremos las construcciones románicas de San Miguel de Escalada, que se relaciona directamente con el arte del Camino de Santiago a pesar de hallarse algo separado de su ruta. Este edificio, aunque podría clasificarse entre los propios del arte plenorrománico, hemos optado por estudiarlo aquí debido a las influencias que recibe de San Isidoro y porque será el paradigma del arte rural de todo el área noreste de la provincia, el cual como veremos comienza a despertar en estos momentos. Tras esto, veremos las manifestaciones artísticas que se dan en las vías de comunicación que empiezan a fortalecerse a partir de la mitad del siglo XII con la separación de las coronas de León y Castilla en los hijos de Alfonso VII, el llamado eje norte-sur que formarían la ruta de la Plata y el camino a San Salvador de Oviedo. En cuanto a la ruta de la Plata se refiere, estudiaremos el ejemplo de la iglesia de Destriana, posiblemente fundada por la orden de Santiago bajo los auspicios de la catedral astorgana. Luego, dentro del camino a Oviedo, el edificio a estudiar será el monasterio de Santa María de Arbás, al pie del puerto de Pajares. Por último, y algo desvinculado de estos ejemplos, nos quedaría por estudiar el más atípico y tardío de los edificios tardorrománicos, el de San Pedro de Montes, enclavado en una de las partes más inaccesibles del Bierzo de San Genadio y que tendrá unas características propias que explicarán tanto su situación como su estructura. Esta sería la primera parte de la exposición de este capítulo a la que seguiría la que trataría sobre el románico rural. Este arte, no es propiamente tardorrománico estilísticamente hablando, ya que su principal característica sería el anquilosamiento de las formas a través del tiempo, pero sí lo sería cronológicamente. La gran cantidad de edificios existentes nos obliga a hacer un estudio globalizador en el que pretendemos establecer una serie de parámetros que nos permitan clasificarlos en grupos de características comunes que permitan su mejor comprensión. De este modo hemos usado criterios tanto de carácter estilístico como geográfico para agruparlos de una manera racional. En primer lugar hemos hecho una subdivisión en cuatro grupos que serían: las iglesias del románico de ladrillo, que se hallarían casi todas en el ángulo sudeste de la provincia en torno al núcleo de Sahagún, después, las iglesias que se caracterizan por su cabecera plan y que abarca todo el noreste de la provincia, a la cabeza de las cuales se halla como antes dijimos, San Miguel de Escalada y las cuales, siguiendo a Álvarez García11 dividimos en tres zonas, la de riberas de los ríos Esla y Porma, la de la montaña de Boñar y la que comprendería la montaña de Riaño. El tercer grupo distintivo dentro del románico rural comprendería 11
M.J. ÁLVAREZ GARCÍA, El románico de cabecera plana en el nordeste de León, págs. 45-49.
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una serie de iglesias que situadas en la ruta de la Plata o sus cercanías se relacionarían con el taller de la catedral de Astorga, grupo este, que a su vez se subdividiría en otros tres, el que comprende el núcleo de la Bañeza, el de la zona de la Valduerna y el de la Maragatería. Por último, nos quedaría un grupo de iglesias que aunque en algunos acasos algo distantes entre sí están unidas por sus relaciones con el Camino de Santiago, las cuales, curiosamente se hallan todas dentro del marco geográfico del Bierzo. Este, sería pues el panorama que presentaría el arte tardorrománico en la provincia de León, pudiendo ver que se trata de un momento de verdadera eclosión constructiva que dará lugar a la difusión de este arte por todos los rincones de la provincia. Antes de terminar con el presente apartado hemos de apreciar que fuera de los grupos establecidos nos quedaría algún ejemplo de arte rural que parece escapar a toda clasificación dentro de los grupos establecidos pero al cual intentaremos dar una explicación aunque esta pudiera no ser totalmente satisfactoria. Este es el caso de la iglesia de Rioscuro en la cual existe cierta dificultad para su clasificación debido a la escasez de estudios sobre el arte románico existen sobre la zona en cuestión, lo cual por suerte no ocurre en la parte noreste de la provincia.
Distribución del arte románico en la provincia de León.
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7.1. El arte culto. Es este arte tardorrománico el propio de las grandes villas y monasterios más importantes de la provincia. Vemos como es un arte que se va barroquizando y viendo influido pro el arte cisterciense, lo cual habíamos señalado en el apretado anterior. También se perciben otra serie de influencias, las cuales ya no proceden todas del arte transpirenaico como venía ocurriendo en periodos anteriores, sino que procede del arte que se da en las villas del sur, crecidas al amparo de la repoblación y de la frontera musulmana. Serán estas villas, caso de Zamora, Salamanca o Toro las que marcarán definitoriamente el arte que se vendrá realizando en la parte norte del reino y no al revés como venía sucediendo en los siglos anteriores. La construcción de la catedral de Zamora, construida entre los años 1151 y 1174 y la de Salamanca, comenzada en 1150 marcarán un hito importante en el arte románico del reino de León. Vemos el eje tradicional este-oeste que el Camino de Santiago había marcado por siglos se va viendo alcanzado por el norte-sur que vertebra el reino privativo de León compuesto por la ruta de la Plata. Las influencias cistercienses se ven en estos templos catedralicios en sus bóvedas de arista y crucería, sus arcos decididamente apuntados y una nueva característica que no se sabe bien de dónde viene, la cúpula gallonada decorada por cresterías en el exterior de estos templos a la cual se la da tanto un origen bizantino como autóctono aunque sin argumentos concluyentes12.
Catedral de Zamora y Catedral vieja de Salamanca.
Este arte procedente del sur influirá definitivamente en las catedrales leonesas que por desgracia no conservamos de ellas más que 12
A pesar de todo es curiosa la similitud que existe entre estas cúpulas y las que se hallan en la basílica bizantina de San Salvador de Cora, construida extramuros de Constantinopla en los siglos XI-XII, aunque por otra parte, su vista exterior sea completamente distinta a las catedrales leonesas.
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las trazas de sus plantas y algunos restos escultóricos y sobre todo en la iglesia de Santa María de Arbás. 7.1.1. El tardorrománico en el Camino de Santiago. Es en el Camino de Santiago sobre el que más ejemplos del tardorrománico culto se dieron debido tanto a la gran longitud de su trazado por tierras leonesas como a que pasaba por los núcleos de población más importantes las capitales de las diócesis de León y Astorga y los monasterios más importantes, lo cual lo hacía partícipe del flujo más importante de intercambios comerciales que se daban aprovechando el flujo de personas y los mercados más importantes, lo cual fomenta la acumulación de capitales, los cuales pueden ser utilizados para la construcción de estas grandes obras, acumulación que venía siendo constante desde mediados del siglo XI, lo cual induce a que aunque en momentos anteriores se hubieran construido otros complejos arquitectónicos en estos momentos sea posible seguir construyendo nuevos o reformando los existentes. 7.1.1.1. Culminación del Cluny español: el monasterio de los santos Facundo y Primitivo. No hay demasiado que decir sobre el citado templo que no hallamos dicho ya. Sabemos que durante el siglo XII se produce una reforma en la antigua iglesia que es ampliada a partir del crucero, el cual en origen no sobresalía en planta, para dar lugar a la planta del templo que conocemos por testimonios. Las obras debieron continuar durante toda la centuria, deteniéndose solo durante los periodo de rebelión de la villa de Sahagún contra el tutelaje del abad de este monasterio. Se conserva una inscripción del año 1184 que conmemora la consagración de la nueva iglesia, de donde podemos deducir que sus obras se hallaban en eta fecha bastante avanzadas, aunque como ocurre en todas las iglesias posiblemente no se hubieran concluido sus obras. Los elementos, tanto arquitectónicos como escultóricos que conservamos de esta época nos hablan ya de una transición hacia el arte gótico en todas las formas como es el caso de los apoyos que se hacen en algunos casos de los que se conservan sobre columnas acodilladas decoradas con pequeños capiteles de trazado vegetal, algo propio del arte cisterciense y gótico. Se utiliza además como solución la bóveda de ojivas, lo cual indica un momento tardío dentro del siglo XII, posiblemente en su último Esculturas procedentes del monasterio de Sahagún en su última etapa constructiva románica.
cuarto, lo cual es apoyado por las fuentes epigráficas conservadas de las que hemos hecho mención arriba. Los restos escultóricos procedentes de estos momentos nos informan de la relación de los talleres sahaguninos con las corrientes compostelanas que
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emanan del Pórtico de la Gloria. La progresiva evolución hacia formas góticas que sin perder el simbolismo propio del románico se naturaliza e humaniza nos hablan de los tardío en la realización de estas obras como es el caso de la que mostramos arriba, la cual comienza a querer ser independiente del marco de la columna en que se halla. Como conclusión a lo dicho sobre este monasterio vemos que el calificativo de Cluny español no le viene grande en lo que respecta en el desarrollo material de su arquitectura, claramente monumental, desde sus orígenes, en los cuales fue uno de los centros punteros en cuanto a la creación escultórica como en los momentos finales en los que nos encontramos con una iglesia de grandes dimensiones que solo podría ser costeada por un monasterio de gran poder y con una importante cantidad de monjes que habrían de necesitar un gran templo ara cubrir sus necesidades. Puede que este momento sea en el que el poder del citado monasterio llegue a su culmen, dándose a partir de estos momentos un lento reflujo de sus poderes e influencias en la corte que no tendrán su punto final hasta la exclaustración de 1835, momento en que nos hallamos con un monasterio que se hallaba casi en ruinas a la llegada de la misma y del cual en la actualidad no conservamos más que unos escasos restos que hablan d su pasada grandeza de los siglos XI-XIII, cuando fue el cenobio más poderoso de los reinos cristianos hispanos. 7.1.1.2. La ciudad de León: San Isidoro y la catedral tardorrománica. En la capital leonesa se hallaba además de una de las ciudades más importantes del reino, corte real y cabeza de diócesis, lo cual la convertía en un lugar de importancia capital en todos los sentidos y no menos en cuanto al arte se refiere. De época tardorrománica tenemos dos ejemplos: la capilla de la Santísima trinidad en San Isidoro y la catedral tardorrománica, de la cual no conservamos más que restos. Comenzaremos con el monasterio de San Isidoro, al que habíamos dejado en el capítulo anterior a mediados del siglo XII prácticamente conformado en todas sus estructuras. En el año 1148, tras la conquista de Baeza por parte del emperador Alfonso VII se extiende un privilegio por el cual los canónigos del monasterio de Santa María de Carbajal eran trasladados a San Isidoro, los cuales eran dirigidos por Pedro Arias, a los cuales doña Sancha cedió el monasterio con sus palacios. Es en estos momentos cuando se culmina la obra románica y en 1150 cuando los monjes toman posesión del mismo. La observancia de la regla de San Agustín y la detención de las grandes obras que se habían llevado a cabo serán las constantes que se darán durante el medio siglo posterior. Es en este momento, hacia 1187 cuando San Isidoro tendrá un nuevo renacer en cuanto a su legado cultural se refiere. Será la llegada de Santo Martino a sus claustros la que revitalizaría su scriptorium, del cual hablaremos más adelante. Dentro de lo que es propiamente el edificio, Martino edificará una capilla, llamada de la Santísima Trinidad, en
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ladrillo junto al ábside norte de la basílica y el cementerio de canónigos, en el cual será enterrado en el año 1203. En origen se la denominó Capilla del Cristo y fue Santo Martino el que la dedicó a la Santísima Trinidad. Está construida en ladrillo, aunque no tiene relación directa con el románico de ladrillo que se da en el sur de la provincia, al menos, no directamente. Fue consagrada en el año 1190. Tiene forma rectangular y está cubierta por una bóveda de horno. El otro resto procedente de esta época es un fragmento de pintura mural situado en el Panteón de los Infantes y que Capilla de la Santísima Trinidad en San Isidoro.
Presenta un Calvario, que aunque se halla muy deteriorado deja apreciar una serie de roleos que se relaciona con piezas de orfebrería y de miniatura y escultura fechables en torno al año 1200. Todo el conjunto se enmarca por un friso geométrico. Como hemos podido apreciar, el traspaso de San Isidoro a manos de los canónigos de San Agustín, supondrá la ralentización constructiva de San Isidoro que se reorientará a labores de preservación de la cultura escrita e investigación, lo cual no ocurrirá en la iglesia catedral que seguirá bajo protección real y recibirá cuantiosas donaciones para su construcción. La catedral de León tendrá su origen en la cesión que hace Ordoño II de sus palacios reales de la Plaza de Regla para albergar la sede de la diócesis en el año 916. Estos palacios eran las antiguas termas romanas que aún se mantenían en pie, las cuales se utilizaron para estos fines. Por lo que sabemos, en los orígenes de este edificio, debió constar de dos altares, uno consagrado a Santa María y otro a San Salvador. Tenemos noticias de que esta iglesia se completó con un pórtico durante el reinado de Ordoño III, entre los años 950-956. En este siglo, Alfonso V, en su labor reconstructiva, se dedicó a la reparación de este templo, pero durante el obispado de Pelayo, se haría la primera reforma que podríamos considerar plenamente románica, aunque debido a lo escaso de su extensión, no la hemos mencionado hasta el momento. Este obispo llegaría a León en el año 1065 de manos de Fernando I y en 1073 comenzaría la restauración de sus edificios, empezando por la capilla dedicada a Santa María la más septentrional de todas. Seguidamente, consagraría la capilla central a El Salvador y todos los Apóstoles. Y pro último, y aquí es donde tiene lugar la verdadera reforma, porque hasta el momento se había dedicado simplemente a reparar la
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obra antigua, levantó una capilla dedicada a San Juan Bautista y San Cipriano, que sería concebida como baptisterio, invadiendo los terrenos del claustro que se situaba al sur. Des esta primitiva fábrica, nada ha llegado hasta nosotros y en virtud de ello y de los intentos de trasladar la sede catedralicia a San Isidoro, suponemos que la reforma llevada a cabo por el obispo Pelayo no fueron demasiado importantes y por tanto hemos preferido incluir sus tímidas reformas en esta breve historia del edificio catedralicio hasta el inicio de la construcción tardorrománica. Esta nueva catedral posiblemente tendría su origen en tiempos del obispo Juan Albertino, que gobernará la diócesis entre los años 1139 a 1181. Este obispo, recibirá de manos de Alfonso VII y Fernando II gran cantidad de donaciones entre ellas a Pedro Esteban para la obra de santa María, el cual se hallaba trabajando en la cantera de robledo de Fenar. Contamos también con el nombre de un maestro en el año 1175, Pedro Cibriánez. De esta época datarán los comienzos de la obra, la cual tendrá su impulso definitivo en tiempos de su sucesor en el obispado, don Manrique de Lara que regirá los designios de la diócesis legionense hasta 1205. La catedral de León, al igual que la de Astorga, se estaba quedando pequeña comparada con las que se estaban construyendo en esos años en las riberas del Duero, como era el caso de la de Zamora o Salamanca, siendo este uno de los motivos que debió impulsar tanto a los reyes como a los obispos para construir una nueva edificación que pudiera parangonarse a las del resto del reino. En el caso de León fue culminada por el obispo Manrique de Lara, el cual ha sido relacionado tradicionalmente con la construcción de la catedral actual, al menos en cuanto a su cimentación se refiere, lo cual es a todas luces descabellado si tenemos en cuenta la complejidad de la cabecera poligonal de la actual catedral y que en el resto de los lugares del reino se estaban construyendo obras dentro del románico influenciado por los caracteres cistercienses pero no existía aún en nuestro reino nada similar, incluso en Francia se estaban terminando las catedrales que luego serían modelo de la catedral leonesa, con lo cual la participación de este obispo en la erección de la obra gótica ha de ser definitivamente desechada. Por tanto, en función de los restos que se han hallado en excavaciones llevadas a cabo en la planta de la catedral y de fragmentos recuperados de sus paramentos hemos de relacionar a este obispo con la creación de una obra tardorrománica. A estas razones hemos de añadir la cantidad de donaciones que se producen en estos momentos para la obra de Santa María tanto de manos de los reyes y nobles como de particulares, lo cual indica una febril actividad constructiva en torno a esta catedral. La conclusión de su obra, tendrá lugar durante el obispado de Martín Fernández en el siglo XIII, donde en la construcción del claustro y
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los sepulcros que ornaron dicha catedral se mezclen ya completamente el arte propiamente gótico con el tardorrománico.
Planta de la catedral tardorrománica excavada por Demetrio de los Ríos.
La estructura de la catedral románica leonesa debió constituirse por un edificio de planta basilical de tres naves y tres ábsides semicirculares, siendo la nave central más ancha y más alta que las laterales, siguiendo el esquema clásico que se había difundido por todo el Camino de Santiago durante época románica. Se hallaba adosada a la muralla romana, la cual se destruiría después para construir la catedral gótica, lo cual implica que pudieran coexistir ambas fábricas durante algún tiempo hasta que la gótica sustituyese a la románica. Por los datos aportados por Demetrio de los Ríos conocemos que los muros estuvieron revestidos de ladrillo, lo cual la pone en relación con la obra de la capilla de la Santísima Trinidad de San Isidoro, construida en fechas similares. Los soportes de las naves eran pilares cuadrados con semicolumnas adosadas apoyadas en basas con garras, lo que indica una fecha de realización tardía. Las naves estaban divididas en seis tramos. Sus dimensiones andarían en torno a los 60 por42,5 metros, tamaño considerable que la equipararía a las catedrales de Zamora, Sigüenza o Astorga, a las que superaría siendo la de Ciudad Rodrigo la de dimensiones más similares. A pesar de todo, por las noticias que tenemos de Lucas de Tuy, la catedral no debió alcanzar nunca la magnificencia del templo isidoriano. Conocemos también cómo debió ser el claustro románico que completaba la obra catedralicia. Estaría formado por una galería baja de arcos de medio punto de pequeño tamaño sostenido por columnas pareadas, pudiéndose fechar su realización a finales del siglo XII. Aparte de las evidencias arqueológicas y testimoniales que tenemos, se han hallado cierto número de piezas escultóricas que nos hablan del estilo que era marcado en la catedral legionense. Podemos hablar de dos talleres que trabajan sucesivamente. El primero de ellos trabaja hacia el año 1200, momento del que conservamos varias figuras aisladas talladas en medio o alto relieve que se hallan enmarcadas por arcos de herradura. A este grupo pertenecerían las figuras de dos obispos, una imagen de San Pablo y otra de una Virgen con niño y donante. En el trazado de las esculturas, parte de las cuales
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El románico en los caminos de León. Figura de un obispo.
se hallan policromadas son fechables en torno a los inicios del siglo XIII gracias al conocimiento que obtenemos al observar los paños que tienen gran variedad de pliegues, lo cual contrasta con el hieratismo de los rostros y el sometimiento de las figuras a su marco escultórico, lo cual añadido a los recuerdos tradicionales del arco de herradura que se concibe dentro de un esquema barroquizante y detallista nos inducen a catalogar estas obras como propias del arte 1200. Las estatuas de los obispos puede que formaran parte de un coro pétreo del que no se ha conservado ningún resto más, aunque puede que formaran parte de la decoración de la antigua capilla de los obispos que fue destruida en el año 1290 para dejar sitio a las nuevas construcciones góticas. Por su parte, la estatua de la Virgen con oferente se relaciona con el pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago en la similitud que presentan el sitial de la Virgen y en el que se halla sentado Santiago en el parteluz. Tiene una Virgen oferente.
referencia directa en cuanto a su temática en la puerta del obispo de la catedral de Zamora, relación clara ya que en esos momentos se estaban concluyendo las obras de esta catedral. El otro taller que trabaja en la catedral tardorrománica leonesa lo hará a partir de la segunda década del siglo XIII del cual debemos destacar que será este el que traiga a la ciudad de León el tránsito hacia el gótico, lo cual queda patente tanto en la escultura exenta como en los sepulcros que integrados en la catedral gótica serán el último eslabón para abandonar el mundo románico. Las esculturas que conservamos exentas son varias: la estatua de un Cristo en majestad que pertenecía al sepulcro de Petrus Lupi, le cual por las noticias que contamos aún vivía en el año 1221, una anunciación que tiene influencias de la escultura francesa de la primera década del siglo XIII en la manera de recogerse los vestidos que conserva elementos tradicionales, como es el caso del arco de herradura, la escena que presentamos abajo en la que se presenta la llegada del caballero a su dama, escena que presenta un estilo mucho más avanzado que la anteriores y que se relacionan con las de los sepulcros de las que vamos a hablar seguidamente. Aún de este momento quedarían por mencionar dos imágenes más en las que aparece una dama nimbada que porta a un niño desnudo y otra imagen del Salvador que formaría parte de un tímpano. Los sepulcros que vamos a tratar son un lucillo situado en el claustro cubierto por un arco ligeramente apuntado sostenido por unas columnillas, que será una obra datable en torno al año 1200. Las
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columnillas que sostienen el lucillo, tienen gran similitud con otras que enmarcan la imagen de la Virgen en una de los lienzos de la catedral de
Astorga que estaría realizada hacía la misma fecha. Imagen de la dama y el caballero.
Sepulcro de don Martín “el zamorano”.
Quedan por mencionar los sepulcros de don Rodrigo Álvarez que murió en 1232 y el de Martín Rodríguez “el zamorano”, los cuales fueron enterrados en la catedral vieja pero sus sepulcros fueron trasladados a la gótica, aunque el de Rodrigo Álvarez fue reconstruido después. Tienen especial interés al ser las últimas piezas románicas de la ciudad de León. Por el trazado de sus figuras apenas podemos considerarlas así, ya que son prácticamente góticas en todos sus manifestaciones, pero hemos de destacar el marco en el que se hallan estas representaciones, ya que es en este en que observamos las pervivencias románicas. El arco que cierra estas composiciones es de medio punto con su intradós polilobulado, lo cual se da la mano con el mundo románico que podíamos ver en San Isidoro a pesar que aquí el estilo prácticamente ha desaparecido, eso sin, sin dejar de hacer referencias a la tradición hispana. Otra de sus características formales es la fastuosa decoración que cubre la totalidad del sepulcro, existe un claro horror vacui que a medida que vamos avanzando en la escultura tardorrománica se hace más manifiesto, lo cual resulta evidente en estos sepulcros. Así, mediante las piezas que han llegado a nuestras manos, podemos hacernos una idea de la capital importancia que tenía la escultura en la catedral de León, con lo que por una parte se separa de las catedrales que se están construyendo en el Duero y estrecha sus relaciones con la catedral compostelana y el Pórtico de la Gloria, lo cual pudiera ser similar a lo que ocurrirá también en la catedral de Astorga. Antes de pasar a examinar la catedral románica de Astorga hemos de dedicarnos a examinar los restos de pintura que se hallaron en el museo diocesano, en las que debieron ser unas primitivas dependencias adosadas a la muralla, en las cuales se presentan a tres figuras aladas con túnica y manto que sujetan un texto incompleto. Pórtico de la Gloria, Santiago de Compostela.
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que pudiera hacer referencia al carácter que desempeñaban estos ángeles. El estudio de su tipología y formas induce a datar estas imágenes como propias de las primeras décadas del siglo XIII, conservando aún buena parte de la rigidez e hieratismo románicos pero ya con ciertas trazas en las que se intenta buscar un naturalismo creciente. El dibujo de las figuras es claro y firme, el cual es rellenado por los colores entre los cuales predominan los ocres. Curiosamente, el plegar de las vestiduras aún recuerda el plegar bizantino y ciertas características de los mosaicos romanos a la hora de hacer los claroscuros en los ropajes que se traducen en bandas prácticamente blancas que siguen a la vez que profundizan los pliegues de las ropas. 7.1.1.3. La interminable construcción de la catedral vieja de Astorga. La historia de Astorga viene marcada por la historia de su diócesis, una de las más antiguas de España. Por tanto, no es de extrañar la importancia que el edificio catedralicio hubo de presentar para sus habitantes hasta el momento actual. Por los datos que conocemos el edificio catedralicio debió estar situado extramuros hasta el siglo X pues tanto San Genadio, como San Fortis, obispos de esta diócesis en ese siglo se dice que fueron traídos a los suburbios y posteriormente sabemos que moraron en el monasterio de San Dictino, situado en los arrabales, cerca de la puerta del rey. El primer dato directo sobre la fábrica de la iglesia nos lo proporciona un documento en el Pedro Nuñez consagra en el año 1069 la catedral, posiblemente ampliando la anterior. La construcción pasaría a intramuros en el reinado de Alfonso VI, el cual patrocinará la construcción de una nueva catedral, la cual tendrá además como principales promotores eclesiásticos a los obispos astorganos Osmundo y Pelayo. El papel desempeñado por estos obispos no ha de ser minimizado ya que sobre todo Osmundo, proporcionaría a la diócesis astorgana un primer periodo de esplendor románico en las lindes del año 1100, aunque por desgracia el único edifico conservado de la época en el que queda patente su participación es la iglesia de San Esteban de Corullón, de la que hemos hablado en capítulos precedentes, y que nos permite hacernos una primera idea de lo que debió ser esta primitiva catedral. Durante el siglo siguiente, la reina Urraca hará donación de un terreno para esta iglesia, pero las noticias dejan de llegar a nuestras manos hasta el siglo siguiente, lo cual tiene que ver con una más que probable detención de las obras durante el siglo XII, lo cual no resulta demasiado descabellado si vemos cual es la situación de la diócesis al completo, ya que también el número de obras que se estaban llevando a cabo decrece de manera notable para no volver a crecer hasta los niveles del episcopado de Osmundo hasta finales de la centuria, momento en el que podemos decir que también se reanudarían las obras catedralicias al examinar los restos de que disponemos, procedentes todos ellos de los últimos momentos del siglo XII y toda la mitad del siglo XIII.
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La documentación habla de que el obispo don Nuño reparó el claustro durante la tercera década del siglo XIII y el obispo Pedro Fernández “el Venerable” terminó y consagró la iglesia antes del año 1265 en que muere. El edificio en cuestión debió resultar un conglomerado de todas las tendencias románicas que se dieron durante los siglos de su construcción y la larga duración de las obras debieron dar lugar a un edificio con grandes deficiencias en materia estructural siendo el conjunto no muy unitario a pesar de que los talleres que en su construcción trabajaron fueron siempre de primera fila, lo cual no la salvó de que en 1444 se comenzará su renovación por otra catedral de estilo gótico, la cual tendrá también estos mismos problemas de continuidad. Conocemos la planta del edificio catedralicio románico en parte por referencias y en parte por las excavaciones que se han llevado a cabo en su subsuelo. Era un edificio de planta basilical de tres naves con la cabecera tripartita. Sus naves, debían seguir el trazado de las actuales aunque eran dos tramos más corta que la actual catedral, teniendo unas medidas que rondarían los 30 x 20 metros. La nave central, como era habitual en estas construcciones que repiten los modelos extendidos por todo el Camino de Santiago era más ancha que las laterales. El edificio era Posible reconstrucción de la planta de la catedral de Astorga sobre la actual.
completado por una torre que se hallaría a los pies de la iglesia pero separada de ella, lo cual conocemos por un cuadro del siglo XVII en que se representa la catedral de Astorga en la cual se ve la catedral y se aprecia parte de un edificio románico con una torre como la descrita. Los únicos restos de época románica que se hallan formando parte de la actual construcción son una especie de contrafuerte decorado con una línea de hojas de acanto finamente talladas que se halla en la fachada de los pies y en la parte exterior del muro de la epístola una hornacina de la Virgen sostenida por columnillas a la cual hemos hecho referencia cuando hablábamos de la catedral de León en relación con un lucillo sostenido por unas columnillas muy similares el cual nos permite datar estas columnillas en trono al año 1200 debido a lo delicado de su talla y a que sus capiteles no presentan casi decoración a excepción de unas hojas.
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Tenemos en el museo de la Catedral una serie de fragmentos procedentes de esta época que debido a su talla podemos adjudicar a un taller que trabajaría en las cercanías del año 1200, muy en relación con el del Pórtico de la gloria de Santiago. No vamos a describir cada uno de los fragmentos pero señalaremos que la decoración es preferentemente naturalista, toda ella muy delicada en la que los tallos vegetales, tallados suavemente se entrecruzan los unos con los otros formando roleos en muchos casos, lo cual es relacionable con el arte 1200 directamente influenciado por las influencias norteuropeas. Para una mejor comprensión de lo explicado reproducimos debajo buena parte de las piezas expuestas en dicho museo. Vemos lo repetido que es el tema vegetal en estas obras, aunque también se conservan en dicho museo y en el de los caminos otros fragmentos que presentan figuras humanas, todos ellos tallados con gran precisión, destacando entre todos ellos una cabeza humana que formaría parte de una hornacina o algo similar, ya que no se halla trabajada por su parte posterior, lo cual indica esta circunstancia. Es una cabeza barbada en la que la ordenación de los cabellos es perfecta, los cuales se hallan anudados con una cinta. La simetría que presenta el rostro es perfecta, Fragmentos procedentes de la Catedral vieja de Astorga
Estando centrada su composición en la nariz, hoy rota. Los ojos se hallan perforados para incrustar un material de otro color. Estos caracteres, definidos en toda la extensión de estas piezas, por su minuciosidad y detallismo, el virtuosismo desplegado nos hacen datar todas las piezas como de un románico más bien tardío, en una fecha que rayaría el siglo XIII. Nos quedaría por estudiar una puerta, que apareció hace pocos años en el claustro de la catedral, el cual se hallaba dado de cal e impedía contemplar la obra. Se trata de una puerta que sujetaría un tímpano posiblemente en el claustro viejo. Toda ella se halla decorada por una moldura que la recorre en todo su derredor, pero la característica más sobresaliente serán las figuras que salen de la parte alta de las jambas y que sujetarían el dintel y el tímpano, si es que llegó a existir. Tienen su precedente original en la portada del Cordero de San Isidoro, pero se separan de ella en que las figuras son cabezas humanas perfectamente talladas, l de la derecha barbada y la de la izquierda sin ella pero con un curioso cabello rizado, como heredando las técnicas del mundo
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bajorromano. Posiblemente pertenezcan a la estructura del antiguo claustro, ya que en la forma que están talladas nos hacen pensar como datables a partir de la segunda década del siglo XIII, enlazando con el arte gótico, lo cual no queda lejos del momento de conclusión del edificio románico. Aparte de este importante resto de la catedral románica, se puede ver también incrustado en el mismo lienzo que esta puerta una placa de piedra bastante estropeada en la que se esculpe una serie de arcos de medio punto sustentados por Detalle de la puerta descubierta en el claustro de la catedral.
columnillas, aunque no se puede apreciar demasiado bien su composición. Por último no podemos dejar de destacar la escultura funeraria que se dio en la diócesis gracias a que conservamos la escultura en mármol de un obispo yacente, el cual se halla tocado por la mitra y ornado por anillo y báculo. Tiene además una curiosa decoración en las manos en forma de círculo en el que se entrelazan una línea que divide el círculo en cuatro partes, lo cual suponemos que se trate de un dibujo que traerían los guantes. El trazado de las vestiduras, más rígido que en los ejemplos anteriores, aunque a la vez minucioso y el tratamiento de los rasgos faciales, los cuales conservan una gran rigidez todavía nos impulsa a datar esta obra como de mediados del siglo XII, ya que al mismo tiempo, estas formas comienzan a participar de un cierto aire de naturalismo, posiblemente influenciado por el taller compostelano. Las conclusiones que podemos obtener del estudio de los restos conservados de la catedral románica astorgana parecen decirnos que este edificio, aunque pudo ser comenzado en una primera etapa por el obispo Osmundo, no debió llegar en su época u buen término, más bien se debió llevar a cabo solo una pequeña parte de las obras que pretendía para el mismo. Tras su muerte y con la llegada del siglo XII la diócesis astorgana entrará en una crisis, la cual se hace palpable en la escasa cantidad de restos que conservamos de este momento si exceptuamos el sepulcro del obispo yacente, lo cual tendrá su manifestación en que las obras catedralicias Sepulcro, Catedral de Astorga. continuarán languideciendo a lo largo de todo el siglo hasta que llegue el final de siglo, momento en el que toda la diócesis florece de nuevo y la actividad constructiva se redobla superando incluso el ritmo constructivo
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que había tenido durante el patronazgo de Osmundo, lo cual se pone de relevancia en la catedral, la cual, en estos momentos llegará a ser culminada, a mediados del siglo XIII por un taller de calidad excepcional, que, muy influenciado en su temática y talla por el que contemporáneamente a él trabaja en la catedral de Compostela dará lugar a una serie de obras que poblarán además de Astorga misma, todos los alrededores, dando lugar a un foco de creación artística propio y particular que se relaciona como hemos dicho con el de Compostela por un lado y con el que trabaja en las obras de la catedral de León, pero, que se separa del purismo y limpieza constructiva que se está llevando a cabo en las catedrales del Duero, acercándose más a las formas más propiamente tardorrománicas y del arte 1200 que a los postulados del arte cisterciense que se utilizan en dichos lugares, aunque utilicen las mismas soluciones arquitectónicas que en estos lugares, ya que nos hallamos en unos momentos en que el gótico, comienza a ser el estilo que se impone decididamente en todas las nuevas construcciones. 7.1.1.4. Los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén en León: San Juan de Montealegre. El edificio que toca estudiar a continuación se halla sobre el puerto del Manzanal, en uno de los ramales del Camino de Santiago, que naciente de Astorga se volverá a unir al camino principal a la altura de Ponferrada. Es un ramal que adquiere importancia sobre todo a partir del siglo XII, utilizándose para evitar el paso por el monte Irago. Las principales estaciones monásticas de este tramo eran esta iglesia de la que vamos a hablar y el monasterio de San Miguel de Dueñas. El edificio que en la actualidad hallamos prácticamente en ruinas tiene su origen en el siglo X en el monasterio San Martín de Montes, el cual dependerá del monasterio de Poibueno a partir de 1165 por donación de Fernando II. La unión a esta casa será la que propicie la llegada de los sanjuanistas a estas tierras, ya que en el año de 1203 se produce la adscripción de ambos monasterios a la orden de San Juan, siendo este el momento en que se construye el edificio actual, del cual solo podemos contemplar las ruinas de la cabecera románica. Durante el siglo XVI hubo una serie de reformas que tan solo dejaron en pie de época románica la cabecera. Este edificio fue dado a conocer por don Manuel Gómez Moreno, gracias al cual podemos ver cómo era dicho templo antes de que se derrumbara en los años cuarenta del presente siglo. El templo románico original fue construido en la época en que pasó a manos de los sanjuanistas a principios del siglo XIII. Las características principales del edificio que permiten incluirlo dentro del románico culto son su planta basilical de tres naves con tres ábsides , semicirculares los laterales y mayor y poligonal el central, lo cual es una característica plena del arte protogótico. La nave central era más alta que las laterales y la cubrición de las naves se hacía por medio de una cubierta de madera a excepción de la de los ábsides que se hacía con
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bóveda de horno, lisa en los ábsides laterales y formada por cinco paños apoyados en cuatro nervios de los cuales los dos centrales se unían antes de la clave. Aparte del trazado del ábside central hay otra serie de elementos que inducen a datar la iglesia como un producto de las primeras décadas del siglo XIII, incluso superando los límites de mitad de siglo. Será las ventanas de este ábside que son saeteras con derrame al interior que en Exterior de San Juan de Montealegre.
su parte superior se abren en abanico y sus límites exteriores están decorados, lo cual es propio de los momentos finales del románico, siendo estas, características que no encontramos en ningún otro edificio de la provincia, lo cual hace de este edificio algo inusual que posiblemente tenga los orígenes de esta distribución en las iglesias centroeuropeas y orientales de las cuales por influjo de la orden de San Juan habrían sido importadas y plasmadas en este templo. Nos quedan un par de datos por reseñar sobre este edificio. Como se puede apreciar en la foto, el paso del ábside central al crucero se efectuaba por medio de semicolumnas adosadas. También podemos apreciar que en el ábside central, al igual que en los laterales existen unas hornacinas, las cuales tienen su paralelo en la colegiata de Arbás con la cual se relaciona además por la utilización de nervios en la cubrición de su ábside central, aunque en este ejemplo la técnica sea completamente distinta. Interior de San Juan de Montealegre.
Lo ultimo reseñable es un capitel que se conserva en el museo de los Caminos de Astorga en el que se presentan a un abad portando un báculo y un grupo de monjes toscamente tallados de los que solo se aprecia la cabeza y los pies, capitel relacionable en su temática con el llamado capitel de las monjas del monasterio de San Pedro de Dueñas, el cual puede ser una representación del abad del monasterio con sus monjes que de este modo quedarían perpetuados en su comunidad. Como conclusión decir que el taller que trabaja en la realización de este templo, el cual se halla a medio camino entre el arte rural y el culto, pero al cual optamos por incluir dentro de este último por sus
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dimensiones y las soluciones arquitectónicas que utiliza a pesar de que el trazado de sus esculturas sea obra de un cantero no demasiado diestro, pero sí instruido en los modelos que se presentan en el Camino de Santiago, y por tanto de las corrientes artísticas más cultas, tendrá a su vez relación con el taller que en la catedral astrogana trabaja en los últimos momentos de su construcción, esto es, poco antes del año 1265, lo cual concuerda con los datos que disponemos de este edificio y todos sus caracteres. 7.1.2. En los aledaños del Camino de Santiago: San Miguel de Escalada y el románico de cabecera plana. San Miguel de Escalada como sabemos tiene su origen en el monasterio mozárabe más completo de España, el cual tiene una capilla con una torre románica adosada a los pies, que es nuestro objeto de estudio. Aunque pequeña, esta capilla es la clave que abre la puerta del románico de cabecera plana que se da por todo el noreste de la provincia de León. Aunque no es el modelo que siguen todos los edificios lo que sí podemos afirmar es que es la transposición de estos modelos de honda raigambre prerrománica al arte culto. La datación de este edificio románico es a nuestro entender deficiente en tanto en cuanto no tiene en cuenta todos los factores que delimitan esta fecha. Es un edificio que se halla en las cercanías del Camino de Santiago y por tanto participará de las influencias que de él emanan, ya que escasos diez kilómetros lo separan de él y es uno de los monasterios mas prestigiosos de la edad media leonesa. La inscripción que se halla sobre el salmer de la puerta principal del templo habla de una primera restauración del templo en el año 1050, siendo abad Sabarico, momento este demasiado temprano para la introducción de este nuevo arte aquí, ya que la construcción primitiva de San Isidoro data de 1063, lo cual hace improbable ninguna obra románica en estos momentos además de que el nombre del abad nos habla de su origen autóctono, el cual no se dejaría influenciar por los aires que empezaban a soplar a favor de la reforma monástica y por tanto, artística, la cual en 1088, durante el abadengo de Suero Alvarez ya estaba en marcha, siendo este el momento de la segunda restauración en época plenamente románica. Tradicionalmente se ha tomado este momento como en el que se debió construir el templo románico pero a nuestro entender el edificio que contemplamos en la actualidad debió ser construido en tiempos de Alfonso VII, cuando en 1155 cede el monasterio a los monjes agustinos procedentes de la abadía de San Rufo de Avignon, momento en que los monjes que había en este cenobio son realojados en Eslonza y Sahagún. El porque de la construcción de este edificio en estos momentos se basa en que en 1088, el arte románico aún no se hallaba muy difundido por la provincia leonesa y a excepción de San Isidoro sería este el único edificio completo que conservaríamos de un momento tan temprano, y la relación que se establece entre este edificio y el crucero de San Isidoro es
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un tanto forzada, ya que este tramo del edificio leonés acabaría prácticamente de ser construido en 1088, momento en que se finalizarían las obras aquí, lo cual parece ciertamente complicado. Las razones que apoyan la teoría de que este edificio es de mediados del siglo XII vienen dadas por la influencia que la arquitectura cisterciense comienza a tener en este edificio, la cual se manifiesta en la decoración, muy escasa tanto en las portadas, por lo demás muy sencillas y como completamente inexistente en los canecillos y en las ventanas simples saeteras rectangulares a excepción de la ventana geminada de la torre de la que hablaremos más tarde. El edificio en cuestión consta de dos partes: una primera que se compone de una nave o capilla rectangular que en sus orígenes debió estar cubierta por una bóveda de cañón, la cual se sustituyó por una cubierta gótica en el siglo XVI. La segunda parte será la torre románica, que fue construida con tres pisos y que tras la restauración del siglo XIX fue demolido su último piso debido a que hacía peligrar la estructura de todo el edificio. Hemos de reseñar la estructura de la ventana de la torre que está compuesta por dos huecos geminados cerrados en arcos ultrasemicirculares de herradura y separados por una columna que decora su capitel con hojas, la cual puede tener su modelo en otra similar que se halla en el lado oeste del pórtico de la iglesia mozárabe. También hay que destacar la simplicidad de las portadas de la iglesia que están compuestas por una sola arquivolta decorada con un guardapolvo de tacos. Por último, reseñar que la nave de la iglesia en su muro norte comenzó a construirse en ladrillo, lo cual explicaría también la sencillez del Parte románica de San Miguel de Escalada.
templo, el cual fue construido en un modo tan sencillo por la escasez de medios en que se hallaba el monasterio en esos momentos, el cual había perdido buena parte de la pujanza económica y cultural que había desempeñado en siglos precedentes para el conjunto del reino de León. 7.1.3. El románico en la ruta de la Plata leonesa: San Salvador de Destriana. La actual iglesia de San Salvador de Destriana no se halla en la ruta de la Plata propiamente dicha, sino que se encuentra en el valle del río Duerna, a unos quince kilómetros de dicho camino. Su origen tiene lugar en un monasterio fundado por Ramiro II, en el cual reposaron los restos de Ramiro III, dando esto una visión de la importancia que este enclave tuvo en su momento. De este monasterio, nada queda en la actualidad y
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su posible heredero es la iglesia que contemplamos ahora. El templo, es documentado desde el año 1165 y en 1181, forma parte ya de los bienes de la orden de Santiago, entrando este grupo privilegiado en la Valduerna. Al ser un grupo económicamente importante, el templo que tenemos a pesar de estar construido con una pobreza de materiales excepcional en el que se aglomeran desde canto rodado a mampostería.
Cabecera de la iglesia de San Salvador de Destriana y detalle de una de sus ventanas.
Es de destacar el gran tamaño de la iglesia que se compone de tres naves que totalizan unos quince metros de anchura. Posee tres ábsides semicirculares cubiertos por bóveda de horno, siendo mayor el central como viene a ser habitual en estos templos. Pero las piezas de mayor importancia que nos ayudan a datar definitivamente el conjunto del templo, del cual no conservamos de esta fábrica nada más que los ábsides y el primer tramo recto del presbiterio, muy modificado, que se cubre con bóveda de cañón, son las ventanas que encontramos en los ábsides. Son tres, de talla vegetal y preciosista en las que se utiliza la técnica del perlado. Una de ellas es de tamaño mayor y se compone de un arco de herradura que se apoya sobre estilizadas columnas de basas áticas y capiteles con dos filas de hojas y se halla en el ábside central, en el que también podemos ver una especie de óculo pequeño decorado como una flor de ocho pétalos el cual está inscrito en un cuadrado. Por último queda reseñar la ventana del ábside de la nave de la epístola que está compuesta también por un arco de herradura, esta vez con un mayor peralte, este arco se decora con volutas y de nuevo se apoyan sobre columnas con basas áticas y capiteles de hojas que es la que reproducimos arriba. Todos estos elementos descritos nos inducen a datar esta iglesia como del momento en que pasa a manos de los caballeros de Santiago, en las cercanías del siglo XIII, todo ello muy influenciado por el arte que se está desarrollando en la ciudad de Astorga, de manera que poco a poco se va perfilando un círculo alrededor de este núcleo artístico tardorrománico que va a consignar un área de influencia de sus talleres en la que encontraremos repetidos sus modelos en muchas ocasiones, el
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cual concretaremos a la hora de abordar el espacio dedicado al románico rural. 7.1.4. Al pie del puerto de Pajares: El monasterio de Santa María de Arbás. Se intenta precisar que el hospital de Arbás debió fundarse entre los años 1096 y 1103. El fundador de la alberguería fue el conde Fruela Díaz, y de acuerdo con la documentación de que disponemos podremos reconstruir los hechos de la siguiente manera: el hospital fue fundado por dicho conde hacia el 1116; con anterioridad, desde 1092 por lo menos, ya existía en el lugar una comunidad monástica. La primera vez que se alude a Arbás en la documentación conocida se hace en una carta de venta, otorgada en 1092 por Quiteria Monioz, a favor de fray Domingo de Santa María de Arbás. De 1103 tenemos dos cartas de donación, a favor de Santa María de Arbás. En estos tres documentos tenemos una alusión clara a una institución monástica, pero no se menciona para nada al hospital, con lo cual deducimos la mayor antigüedad del monasterio al hospital, lo cual nos hace pensar que este fue erigido en tiempos del conde Fruela Díaz, momento en que empiezan a menudear referencias a dicho hospital. Fue desde pronto atención de los monarcas, nobles y pueblo llano. De tal forma que durante el siglo XII y la primera mitad del XIII consigue un extenso patrimonio territorial y una amplia gama de privilegios, derechos y jurisdicciones. Será sobre todos los reyes Alfonso IX quien protegerá y dotará al monasterio y hospital de Arbás, dándoles el empuje definitivo hacia su mayor esplendor. Destaca entre la documentación perteneciente al monasterio de este rey una carta del 8 de junio de 1188 en la que Alfonso IX concede el territorio de Carreño, con todos sus derechos, junto con otros los diezmos de pan y vino del Cellero de Villabona de Overiz. Confirmará esta donación de nuevo en el 1200. En el mes de julio de 1214 el rey, estando en Astorga hace una gran donación al abad don Martín Muñoz y a todo el monasterio a condición de que edifiquen una capilla junto al hospital para servicio de los peregrinos, para el descanso eterno de los difuntos y para que diariamente uno de los miembros de la comunidad celebre misa. Existe la posibilidad de que esta capilla que manda edificar Alfonso IX sea el actual edificio para cuya fábrica hizo llegar a Arbás alguno de los mejores maestros de la época. Con donaciones reales de nobles y el pueblo se fue conformando el coto de Arbás, que comprendía además del de Arbás los pueblos de Pendilla, Tonín, Camplongo, Casares, Cubillas y San Miguel del Río. Aparte de otros patrimonios tenía Arbás unas iglesias sobre las que ejercía el derecho de patronato. La comunidad monástica de Arbás estaba formada al menos a partir del año 1132 por canónigos regulares de San Agustín, que se regían por su regla. Estaba presidida por un abad, e integrada por cierto número de
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canónigos de entre los que se nombraban las dignidades, por los racioneros y beneficiados, por los clérigos de la abadía y por otra serie de personas ligadas a ella por unos vínculos espirituales más o menos fuertes; entre este tipo de personas destacaban los fratres o familiares y los criados. Con el paso del tiempo se relajó la disciplina y desapareció la observancia regular; la comunidad se secularizó de hecho aunque sin sanción canónica y se rigieron por la costumbre.
Planta y exterior de Santa María de Arbás.
Como vemos pues, la capilla erigida en tiempos de Alfonso IX estuvo dedicada a alberguería de peregrinos, lo que denota la importancia capital que el paso de Pajares había adquirido para el buen funcionamiento del reino en la protección del camino que llevaba a San Salvador de Oviedo que formaba parte del eje norte-sur que articulaba las relaciones del reino de León. Por ello, no debe extrañarnos la creación de este edificio en un lugar de tan dificil acceso que se hallaba la mayor parte del año cubierto por la nieve si no era como nudo para facilitar el tránsito entre estas dos partes del reino. El edificio, es uno de los más tardíos de entre todos los leoneses como indica la fecha de su construcción, pero de todos modos es también uno de los ejemplos románicos más importantes de la misma. Lo único que conservamos del hospital de peregrinos es la capilla, la cual está formada por una planta basilical de tres naves, con cabecera cuadrada las laterales y semicircular la central, más ancha que las laterales. Las cabeceras cuadradas nos inician un fuerte substrato prerrománico muy relacionado con el arte de carácter rural que se da en estas zonas del norte de la provincia. Las naves se dividen en cuatro tramos y se separan por pilares cruciformes con columnas adosadas con un alto zócalo. Lo más destacado de la construcción es la bóveda gallonada que cubre el ábside central y divide su cubierta en cinco paños, lo cual es una solución que se utiliza ya en el cimborrio de la catedral de Zamora, con la diferencia que aquí hay una decoración exuberante en los
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nervios que sostienen la bóveda. El arco que da paso a este espacio es decididamente apuntado y decorado al igual que los nervios anteriormente descritos.
Interior, portada y bóveda gallonada de Santa María de Arbás.
Otro aspecto destacado es la decoración vegetal que decora tanto sus portadas como los citados nervios. La portada sur, que es la que tenemos arriba está formada por un arco de medio punto y se forma por cuatro roscas que se apoyan sobre columnas acodilladas con capiteles decorados con hojas y tallos, muy similares a los que se hallan en San Juan de Amandi, en Asturias, con quien le unen muchas concomitancias. Las roscas, decoradas en el intradós y en el frente tienen representaciones tanto vegetales como de cabezas humanas, pero quedan completamente cubiertas por esta decoración que se relaciona con los inicios de la escultura gótica. La portada occidental, aunque más modesta resalta en su dintel los modillones que lo sostienen, muy similares a los de la puerta del Perdón en San Isidoro. Estos se decoran con una cabeza de toro y otra de oso, que recogen una leyenda sobre la construcción del lugar. Tal desarrollo de la labor ornamental no es traspuesta al exterior de la construcción, donde solo se decoran algunos canecillos, la mayoría de ellos con rollos. Es por tanto Arbás la última joya del románico leonés que enlaza las tradiciones del románico atlántico que habían tenido arraigo en Asturias con las tierras leonesas. La realización de este templo corrió por cuenta de uno de los arquitectos más destacados de la época ya que la precisión y detallismo con que se hizo la construcción, unido al conocimiento de las últimas tendencias constructivas que se presentan hacen sospechar un gran interés por parte del poder real en su construcción y desarrollo integral de la zona y por tanto, el empleo de los maestros más capaces se hacía imprescindible.
7.1.5. En el confín del Bierzo: San Pedro de Montes. El caso de este monasterio es uno de los más peculiares en cuanto a su situación y el edificio que se construye en época románica. Por ello no
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podemos dejar de echar la mirada atrás para ver cuales eran los precedentes que propiciaron el desarrollo románico en un lugar tan apartado de las vías importantes de comunicación. En el lugar en que ahora se asienta el cenobio, existía una antigua fortaleza llamada Rupiana hasta el año 646 en que llegó San Fructuoso a la región y fundó el monasterio del que se convirtió en primer abad tras haber abandonado el cenobio de Compludo. A este le sucedió San Valerio que sufrió la invasión árabe que tuvo como consecuencia el abandono del monasterio aunque en estos lugares siguiera existiendo vida eremítica, abandono que continuó hasta la llegada de San Genadio que restauró el monasterio en el 895 tras haber recibido el valle de Valdueza de manos de Ordoño II, donación esta que dará origen al abadengo de San Pedro de Montes y al creciente poder que comenzó a tener esta abadía dentro del ámbito monacal berciano. El siguiente momento clave en la vida del monasterio tendrá lugar en el momento de introducción de la regla benedictina entre sus muros, lo cual provocó no pocos enfrentamientos aparte de la crisis más profunda de la tebaida berciana que quedó casi completamente huérfana de monasterios, crisis a la cual solo sobrevivieron los más poderosos cenobios, entre los que se contaban Santiago de Peñalba y San Pedro de Montes, que si no salió reforzado en su poder, no perdió demasiada importancia en el régimen de poder del Bierzo. En tiempos de Alfonso VI llegó la reforma de la liturgia y la introducción lenta pero segura de la regla benedictina había comenzado ya desde el concilio de Coyanza en tiempos de Fernando I. Es en estos tiempos cuando aparece en la documentación del monasterio una duplicidad en los abades que regían la vida de los monjes. Se hallaba el abad tradicional, Oramio, y uno nuevo llamado Pelayo que quedan enfrentados a partir del 1068. Esta duplicidad representa una corriente tradicional que sigue con las reglas del monacato visigótico, aunque con una fuerte influencia de la regla benedictina y otra renovadora que pretende imponer la regla benedictina sin ningún tipo de fisuras. Esta situación continúa hasta el año 1097 cuando ya han sucedido cuatro abades a Oramio y tres a Pelayo. En este momento y aprovechando la muerte del abad intruso se aprovecha para reconciliar ambas tendencias bajo el mando del abad tradicional, eso sí, pero con la aceptación unánime y plena de la regla benedictina dando así la razón a los nuevos aires que se respiraban en todo el reino y que por fuerza habían de imponerse en todos sus rincones. Esta lucha por el poder nos da medida de importancia de este monasterio de origen visigodo, que siguiendo las tradiciones de eremitismo que inspiraron dicho monacato se hallaba apartado de los cauces tradicionales de comunicación como podía ser el caso del Camino de Santiago. Nada de esto impidió que parte de la pujanza económica y cultural que este cenobio había detentado por siglos continuara teniendo sede en un lugar tan apartado, aunque, eso sí, ciertamente una sombra de lo que fue. Estos factores darán lugar a que las corrientes artísticas y
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culturales que se estaban extendiendo por todo el reino, lleguen aquí con retraso respecto a lugares más centrados en los ejes geopolíticos del reino. De todos modos, aunque con retraso, las manifestaciones que llegan a estos confines serán de carácter culto debido al resto de importancia que aún conservaba este monasterio y que como vemos por la cantidad de enfrentamientos que provocó el control de este poder, no debió ser una porción demasiado pequeña.
Planta y vista del monasterio de San Pedro de Montes.
El edificio románico actual tiene su primer origen en la edificación de una nueva iglesia a partir de 1164, momento en que este es uno de los monasterios más poderosos del Bierzo. Estas obras se realizan siendo abad don Munio y su sucesor. De estos momentos responderá la planta del edificio, aunque de dicha construcción no conservamos más que la parte baja de la torre debido a que se derrumbó en 1243 y se hubo de reconstruir de nuevo. Conocemos de estos momentos el maestro que realizó las obras, se llamaba Viviano y fue enterrado en una capilla de la iglesia. En su reconstrucción respetó el trazado de la planta del edificio románico original y muy probablemente el aspecto de su alzado, pero introdujo grandes reformas en lo que a los apoyos y estructura interna se refiere, ya que aunque el edificio sigue planteamientos plenamente románicos en su construcción se introduce el uso del arco apuntado en la separación de las naves. Las bóvedas nervadas que sostienen la cubierta de los ábsides y la iluminación por medio de óculos, todo ello muy propio de la reforma cisterciense.
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Vista del ábside central y la nave central de San Pedro de Montes.
El edificio en cuestión, está formado por una planta basilical de tres naves, de mayor anchura la central y ligeramente más alta. Se separan las naves por medio de arcos apuntados que se apoyan sobre cuatro grandes pilares circulares, siendo este el único ejemplo de este tipo de apoyos que tenemos en la provincia. La sencillez es extrema y la decoración inexistente, lo cual denota claramente la influencia de la arquitectura cisterciense en este modelo. La iluminación del edificio no llega como sería habitual a través de un hilera de ventanas abiertas en la nave central aprovechando su altura, sino por medio de un gran óculo situado sobre el ábside central. La cubierta de las naves se hace por medio de bóveda de cañón reforzada con fajones que en la nave central tiene la característica que uno se apoya sobre los pilares y el siguiente termina en una simple ménsula. Por último destacar que la cubrición del ábside central se hace por medio de una bóveda reforzada por nervios que terminan en ménsulas. En el exterior destacamos la torre, situada a los pies del edificio, solución no demasiado habitual en la arquitectura románica leonesa, aunque si se diera en la catedral de Astorga, San Miguel de Escalada, San Esteban de Corullón, Salas de los Barrios y posiblemente en la iglesia del Mercado en León. Queda por reseñar la portada que daría paso al claustro desde la iglesia formada por un arco de medio punto que apoya sobre capiteles decorados con formas vegetales. La portada está tapiada y en ella se halla la inscripción que relata la historia y construcción del monasterio. 7.2. El arte rural. Nos queda aún por estudiar el arte rural, la que tradicionalmente no se le da una importancia acorde con el número de edificios que conservamos, ya que su cantidad es muchísimo mayor que las manifestaciones de tipo culto. Esto siempre ha venido marcado por la presunta poca trascendencia que este arte para el conjunto de la sociedad, pero no podemos despreciarlo ya que en muchas ocasiones son los únicos restos que conservamos de época medieval que nos pueden dar la medida de cómo era la vida y costumbres de las pequeñas localidades, las cuales formaban el grueso de los núcleos
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de población de los reinos medievales ya que no debemos olvidar que a pesar del renacimiento urbano que tiene lugar en el reino de León en el siglo XI, el hábitat mayoritario era rural, disperso y con carácter agrario. Por otra parte, no es menos cierto que este arte se compone de los resabios de cultura que se van tomando de los núcleos más importantes de población, adaptándolos a las necesidades de cada lugar y mezclándolos con las tradiciones artísticas tradicionales. Estas expresiones tienen siempre un carácter mucho más tosco en su realización debido a la pobreza de los materiales, que son siempre los propios de la zona en cuestión y a la impericia de los constructores, los cuales, en muchos de los casos son los propios habitantes de la aldea, o en el mejor de los casos algún artesano procedente de los talleres principales que por lo escaso de su formación o la impericia que le es propia no tiene capacidad para trabajar en obras de mayor calibre. En la provincia de León, el románico rural es tan destacable o más incluso que el románico culto debido a la gran cantidad de edificios que conservamos, de los cuales no se ha hecho un estudio pormenorizado de todos ellos, lo cual nos reporta un extraño vacío en algunas zonas de la provincia, el cual no se podrá remediar hasta que no se profundice en la investigación de este arte, estudios que además, tenderían a potenciar el desarrollo del turismo rural de dichas regiones como uno más de los atractivos que inducen a conocerlas ya que un lugar que no recuerda su pasado es como si no hubiera existido nunca. Con todo, podemos establecer una clasificación que permite conocer de una manera relativamente ordenada los caracteres diferenciadores, ya que aunque muchas veces se tiende a pensar que el arte rural no se diferencia en demasía de unos lugares a otros, es algo completamente falso como tendremos ocasión de ver en las páginas siguientes. En el apartado anterior hemos esbozado ya los grupos que se pueden estudiar dentro de la provincia con caracteres propios y diferenciadores. Presentamos debajo un esquema que pretende explicar los distintos grupos que emanan del románico rural leonés. La separación en estas zonas responde principalmente a los criterios espacial y estilístico, más que al cronológico, ya que este se difumina demasiado sobre todo en cuanto a sus momentos finales en que el arte románico perdura hasta el siglo XIV. Ahora, pasaremos a estudiar las distintas zonas, sus características definitorias y los principales ejemplos representativos.
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ROMÁNICO RURAL
Románico de ladrillo
Camino de Santiago Cabecera plana
Taller de Astorga
Zona de riberas Montaña de Boñar
Montaña de Riaño
Zona de La Bañeza
Maragaterí a Zona de la Valduerna
7.2.1. Bajo los designios de Sahagún: el románico de ladrillo. El foco de Sahagún que comenzamos a estudiar en el capítulo anterior donde vimos San Tirso y San Pedro de las Dueñas con el transcurso del siglo XII y XIII se irá extendiendo por todo el ángulo sur oriental de la provincia, internándose en la provincia de Palencia en algunos casos. El concepto de románico de ladrillo, al cual aludimos en su momento será el que prevalezca en estos momentos pero con la diferencia que a partir del siglo XIII, este románico, entra en una fase llamada clásica y se extiende por las provincias de Zamora y Valladolid con un lenguaje distinto a la provincia leonesa. Es en este momento cuando se empieza a separar en arte propiamente mudejar y los últimos ejemplos de románico de ladrillo. En estos momentos se constituye un lenguaje formal de interpretación que es roto en muy pocas ocasiones. Nos hallamos ahora con una libertad constructivas que no verán constreñidas por una estructura románica que subyacía en el modelo de construcción, lo cual será el condicionante principal que hará que este arte comience a dejar de ser un simple hijo de la familia románica para convertirse en un estilo plenamente definido. El tipo de edificio que estudiaremos será el que aún sigue el modelo de planta tradicional constituido por una planta basilical de tres naves con ábsides semicirculares en la cabecera o como simplificación de este modelo, el de una sola nave, pero eso sí, con cabecera semicircular,
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dejando el resto de ejemplos que se darán en este arte para el ámbito del mudejar y sus relaciones con el gótico. La fijación a lo largo del siglo XIII de los modelos decorativos que ordenan la ornamentación con unos rígidos esquemas el conjunto del edificio serán determinantes a la hora de establecer los distintos focos constructivos que se han establecido entre los que se diferencian el Sahagunino, el zamorano y el vallisoletano. El que estudiaremos principalmente, será el de Sahagún, el cual estaba caracterizado según Valdés Fernández en: “...la superposición de
los combinaciones al paramento de una forma modular. Los motivos prioritarios del módulo son el recuadro y el arco, al que se le añade con frecuencia el friso de esquinillas.”2. Cabe destacar también dentro de este grupo de iglesias una característica que permitirá que se constituyan en dos grupos: uno en el que se hallarían las iglesias de Sahelices del Río, Arenillas de Valderaduey y Gordaliza del Pino en que nos hallaríamos unos modelos más toscos y rurales que heredarán los modelos constructivos provenientes de la anterior fase, con esquemas constructivos y decorativos muy conservadores, y otro el que constituyen las iglesias construidas en Sahagún entre las que destaca San Lorenzo, el convento de los franciscanos y la ermita de la Virgen del Puente en que se produce el alejamiento de las formas más tradicionales que tiende a enlazar con el arte gótico, con lo que de este último grupo solo vamos a analizar la iglesia de San Lorenzo, que será la más cercana a modelos románicos. Luego, nos quedaría, separado del núcleo de Sahagún, la iglesia de Castrocalbón, la cual se encuentra dentro del grupo de iglesias pertenecientes al núcleo zamorano articulado alrededor de toro, y que tiene como característica más señera la utilización de arcos de medio punto muy peraltados para la decoración de la cabecera, siendo esto precisamente lo que vamos a encontrar en este lugar. 7.2.1.1. San Lorenzo de Sahagún. Es la iglesia de San Lorenzo, situada intramuros de la ciudad la más representativa de este grupo de iglesias debido a que al estar dentro de uno de los focos del románico culto y recibe directamente el influjo que en este lugar tenía su origen. Por tanto, la aparición de elementos claramente góticos como es el caso del arco apuntado tanto en la decoración como en los elementos estructurales. El edificio está constituido por una planta basilical de tres naves, la central más ancha que las laterales con tres ábsides semicirculares. Se
2
M. VALDÉS FERNÁNDEZ, Arquitectura mudejar en León y Castilla, León, 1984.
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San Lorenzo.
apoyan estas sobre pilares cruciformes y se cubre con una bóveda de cañón apuntado. La separación de los ábsides del resto de la iglesia se hace también sobre arcos apuntados. Se conserva todavía una portada con forma de arco apuntado. La decoración la podemos apreciar en la cabecera donde se combinan el esquema de arco recuadro y el friso en esquinilla. Es la última representante en la provincia en la que encontramos el campanario construido sobre la cubierta del presbiterio, aunque en este caso se trata de un cuerpo troncopiramidal decorado con ventanas apuntadas en los tres cuerpos superiores y de medio punto en el inferior. Sobre el momento de construcción de esta iglesia conocemos que se hallaba construida a mediados del siglo XIII gracias al testimonio que tenemos de ella en la que se localiza una lucha durante las revueltas que tuvieron lugar una vez más en la localidad al igual que a principios del siglo anterior. Las estructuras constructivas, compuestas de arcos apuntados en la mayoría de los casos, también nos indican que posiblemente la fábrica de esta iglesia proceda de la primera mitad del siglo XIII. Es este el principal representante de este románico de ladrillo de carácter algo más culto que se da en Sahagún sobre todo, muestrario que debemos completar con la mención de la iglesia de Santiago el Mayor, situada también en Sahagún, la cual era muy similar a la de San Lorenzo pero sin el campanario, y de la cual solo conservamos el arranque de los tres ábsides. 7.2.1.2. el resto del románico de ladrillo leonés. Pretendemos en este apartado solo hacer una escueta mención del resto de iglesias integradas dentro del románico de ladrillo leonés. Como dijimos anteriormente son ejemplos que tienden hacia un cierto arcaísmo en las formas, siendo todos estos ejemplos herederos de
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las primeras iglesia de este estilo que en la provincia se construyen. Las iglesias de San Feliz, en Sahelices del Río, la de Gordaliza del Pino y Arenillas de Valderaduey son los tres ejemplos que conservamos como herederas del foco sahagunino aunque en ellas encontremos ejemplos de arcos apuntados, lo cual hace retrasar su datación, para fijarla incluso a mediados del siglo XIII.
Planta de Gordaliza del Pino.
Planta de la iglesia de San Feliz en Sahelices del Río.
A pesar de esto, todas ellas se hallan fuertemente imbuidas de un espíritu tradicional en sus formas, que queda de manifiesto en el uso de arcos de herradura en los arcos de triunfo de la iglesia de Gordaliza del Pino, un claro regusto de San Tirso en Sahagún. Por último, comentar que en Castrocalbón, de la antigua iglesia románica solo conservamos la cabecera de lo que debió ser un edificio de planta basilical de tres naves al gusto típico del románico del Camino de Santiago. Lo más curioso de ella es el usó de arcos de medio punto muy peraltados que hacen incluirla dentro del foco zamorano antes mencionado y el uso en los ábsides laterales de mampostería en su composición. En ella se usan arcos apuntados en los arcos de triunfo y pilares hace que nos encaminemos a datarla dentro del primer tercio del siglo XIII. 7.2.2. El románico de cabecera plana. El área noreste de la provincia de León se halla alejada de las principales vías de comunicación del reino, como era el caso del Camino de Santiago, la ruta de la Plata o el Camino a San Salvador de Oviedo sino que las vías que por esta zona discurren aunque no son de carácter principal tienen su origen en las calzadas romanas que discurrían por los valles de los ríos, lo cual implicará que la creación románica vaya en dirección sur-norte comenzando desde el monasterio de San Miguel de Escalada, del cual ya hemos hablado. Las manifestaciones románicas de cabecera plana son las que poseen un carácter más claramente rural de todas y las que presentan un mayor grado de osificación de las formas que se repiten a lo largo del tiempo. Tienen además una gran cantidad de elementos que recuerdan al
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substrato prerrománico que en estos lugares quedaba, empezando por las cabeceras planas en sí, las cuales tienen un predicamento especial tanto en el arte asturiano como en el mozárabe. Otros elementos prerrománico será la utilización de celosías en las ventanas o la utilización de modillones de lóbulos provenientes originalmente del arte mozárabe al igual que el uso del arco de herradura como se puede observar en la cabecera de la iglesia de Villarmún. Este arte, de carácter tan arcaico tiene su fundamento en el aislamiento que estas zonas se ven condicionadas, que en muchos casos parecen tener más relación con las corrientes artísticas que perviven en Asturias que con el nuevo arte que prende en la meseta, el cual adaptan simplemente a sus necesidades modificando sus tradiciones culturales lo menos posible. De este modo, encontramos que los templos que estudiaremos a continuación son de pequeñas proporciones y de una sola nave siempre y en muchos de ellos, la cubrición se compone de una techumbre de madera, excepto en los edificios más avanzados en los que se utiliza la bóveda de cañón, en muchos de los casos, apuntado. Lógicamente, unido a esto tiene que venir el marco escultórico que como viene siendo habitual en el románico, es puramente arquitectónica, mucho más si cabe en estas expresiones artísticas en las que limita a completar el conjunto arquitectónico sin un afán de protagonismo como en las obras más cultas y tardías llega a tomar. El por qué de la construcción de estos pequeños templos parroquiales tiene su explicación en el progresivo aumento de la población que desde el siglo XI se da en toda Europa, dentro de lo que Le Goff denominó “la expansión del occidente cristiano”. Este arte propio de zonas incomunicadas que alcanza tanto predicamento en esta zona de León para su mejor estudio lo hemos dividido en tres zonas: la zona de riberas, que comprende las márgenes del Esla, la de la montaña de Boñar y la de la montaña de Riaño, en la que incluimos también los ejemplos que se hallan en el curso alto del Cea. 7.2.2.1. El románico de la zona de riberas. Se trata de la zona que más relación tiene tanto con las corrientes románicas cultas como con el anterior arte mozárabe ya que se encuentra en una zona de gran tradición constructiva. El edificio más emblemático sería el monasterio de San Miguel de Escalada, el cual cuenta un una parte mozárabe y otra románica. El otro edificio mozárabe que pudo influir en el desarrollo románico de la zona fue el de Santa Olaja de Eslonza, el cual fue arrasado en tiempos de Almanzor para ser restaurado después, pero muchas de sus ruinas fueron reaprovechadas para construcciones en los vecinos pueblos. Estas influencias mozárabes quedarán reflejadas en las iglesias de Villarmún y Villahibiera.
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Planta y exterior de la iglesia de Villarmún.
Los caracteres mozárabes quedan plenamente definidos en la iglesia de Villarmún al observar su planta, en la que a una cabecera cuadrada al exterior tiene planta de herradura en el interior, algo similar a lo que ocurre en Santo Tomás de las Ollas pero en este momento queda enmarcada por un arco de triunfo sostenido por columnas y capiteles románicos y en el exterior la decoración de los canecillos es también plenamente románica a la hora de presentar los vicios en su representación junto a canecillos de rollos adquiridos también por influencia mozárabe. Todo esto no debe extrañarnos debido a que se hallaba a tan solo dos kilómetros del monasterio de Eslonza y a unos diez el monasterio de San Miguel de Escalada. La datación del conjunto se hace de todo punto imprecisa pero posiblemente no pueda darse esta iglesia hasta que queda construida la iglesia de San Miguel de Escalada o sea que date de la segunda mitad del siglo XII. Destacamos en este momento también la torre de la iglesia de Villahibiera que semejantemente a las torres de las iglesias de ladrillo de Sahagún se levanta sobre la cubierta del presbiterio. Dentro del grupo que constituyen las construcciones de la zona de riberas hemos de mencionar otro grupo de iglesias, las cuales recibirían influencias del arte cisterciense que a partir del último cuarto del siglo XII se da en estas comarcas, lo cual queda reflejado por la construcción de Santa María de Gradefes junto al Esla y Santa María de Sandoval algo más al sur, en la confluencia del Esla y Porma. Las iglesias en las que encontraríamos estos Torre de Villahibiera.
resabios serían las de Rueda del Almirante, Carbajal de Rueda San Bartolomé de Rueda Modino, Santa Olaja de la Varga, Verdiago y La Velilla. La principal influencia se manifiesta en la aparición de cubiertas abovedadas de un solo tramo apuntadas, las cuales en la mayoría de los
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casos se salen del marco cronológico que acostumbramos a estudiar y se muestran en pervivencias en los siglos XIII y XIV. El ejemplo más claro será el de rueda del Almirante, en el cual hallamos pervivencias románicas en un edificio que en muchos sentidos podemos considerar como gótico, en el que usan bóvedas de arista en la cubrición de la cabecera, los capiteles se caracterizan por una parquedad en los motivos decorativos, lo cual la relaciona con el arte cisterciense y posiblemente con los comienzos del siglo XIII al menos, para lo cual nos ayuda una ventana geminada y decorada con una cruz calada que en ella hallamos además de la portada, sin decorar y apuntada. Estos son pues los caracteres generales que presenta el románico en la zona de riberas en el cual podemos apreciar que a más nos dirigimos al norte, ejemplos más tardíos encontramos, los cuales tendrán así relación con otros edificios de las zonas limítrofes en sus momentos últimos. 7.2.2.2. La montaña de Boñar. Las iglesias románicas de la montaña de Boñar se hallan en localidades muy cercanas entre sí y se relacionan estilísticamente con las iglesias del Concejo de Onís en Asturias. En estos lugares, la influencia de los esquemas mozárabes decae en gran medida y no será una de sus partes más destacadas como vimos en el apartado anterior. Aquí, lo que tenemos la vista son un grupo de iglesias que se relacionan muy estrechamente entre sí, lo cual unido a la cercanía en que se hallan las unas de las otras nos impulsa a pensar que pudo ser un mismo taller de canteros el que realiza las distintas edificaciones a partir de un modelos inicial, al cual termina por vulgarizarse cada vez más. ¿Cuál pudo ser el modelo original del que partió este grupo de canteros para sus construcciones? Por su relación con las iglesias asturianas habrá de ser un modelo que tenga la misma raigambre, lo que induce a pensar que este pudo ser el de la iglesia prerrománica dedicada a San Adrián y Santa Natalia, consagrada en tiempos de Alfonso III muy posiblemente a imagen de San Adriano de Tuñón debido que desde esta iglesia se trajeron los restos de los citados santos. Posteriormente, el templo fundado en San Adrián de Boñar, sería refundado por Ramiro III en el 980, pero los restos que conservamos en la actualidad provienen de una iglesia del último tercio del siglo XII. Todas las iglesias de cabecera plana de la zona Iglesia de San Adriano de Tuñón.
son posteriores a esta iglesia de San Adriano, lo que permite suponer que muy posiblemente repitieran de su ejemplo el modelo de cabecera plana. El edificio más completo y que participa de una manera más clara de las corrientes del románico culto y del influjo prerrománico asturiano es la iglesia de Candanedo de Boñar, la cual estudiaremos como ejemplo de las demás, ya que el resto, además de posteriores, van vulgarizando su
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ejemplo con el tiempo, lo cual quedará de manifiesto en las iglesias de La Vega de Boñar, del siglo XIII y las de Sotillos y la Mata de la Riba, del siglo XIV en las cuales aparecen elementos propios del gótico. Las iglesias que pertenecen a este grupo, serán las de: Candanedo de Boñar, las portadas de San Adrián de las Caldas, la portada de Vegaquemada, cabecera y portada de San Pelayo de las Bodas, la iglesia de La Vega de Boñar, la cual se conserva entera y una portada en Colle.
Planta y exterior de la iglesia de Candanedo de Boñar.
Se considera pues a la iglesia de San Vicente de Candanedo de Boñar como el modelo que el resto de las iglesias de este grupo seguirán. Es de pequeñas proporciones y toda ella data de época románica a excepción del pórtico y un cuerpo añadido al lado derecho de la cabecera. Como se aprecia en la planta responde al modelo de una sola nave con cabecera plana a la que se accede por medio de un arco de triunfo semicircular que se apoya en capiteles decorados con motivos animalísticos toscamente tallados. Las basas de las columnas se decoran con garras y en el exterior también tiene decorada su portada y sus aleros, los cuales aparte de canecillos con motivos de animales, simples modillones y monstruos se halla sobre ellos una cornisa a su vez decorada con bolas, lo que hace pensar que esta iglesia debió ser construida en las cercanías de la mitad del siglo XII, ya que tanto las garras y este tipo de cornisa son elementos tardíos dentro del románico culto, pero la no utilización del arco apuntado hace que su construcción no pueda alejarse demasiado de esas fechas de mitad del siglo XII. La cubierta es de bóveda de cañón en la cabecera y de madera en el resto del edificio, algo típico en estas construcciones rurales. Por último, destacar la presencia de un elemento típicamente procedente del arte asturiano. Se trata de una celosía que se encuentra en el testero de la iglesia y que tiene como motivo una cruz de brazos iguales.
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7.2.2.3. Montaña de Riaño. La zona que comprende la montaña de Riaño y la cuenca alta del Cea es la última que queda para completar la exposición sobre el románico de cabecera plana en la provincia de León. Geográficamente se corresponde con el ángulo nororiental de la provincia y se caracteriza por una dificultad extrema a la hora de llegar a ella las comunicaciones, aunque es el único camino practicable para acceder a Cantabria desde tierras leonesas, lo cual la hace una comarca que curiosamente ha conservado más restos románicos de los que en un principio se podría pensar. Incluso por estas tierras pasaron algunos talleres de cierta importancia, lo cual quedará reflejado en las portadas de Besande y Pedrosa del Rey. Como vemos, en esta zona el arte tiende más hacia lo culto que en la zona precedente, y todo esto, condicionado principalmente por el simple hecho de ser una vía de comunicación más importante que las que por ejemplo podían atravesar la zona de Boñar, parece ser que el cuello de botella que forma la montaña de Riaño, al igual que lo que ocurre en el Bierzo fomenta el desarrollo de las comunidades que a su vera se encuentran, y entre estas, también el arte. No tenemos un edificio que destaque sobre los demás, y la cantidad de restos conservados no es tan grande como en otros lugares estudiamos. Una de las principales características de esta zona es lo tardío de sus ejemplos, entre los que podemos destacar las iglesias de Nuestra señora del Rosario de La Puerta, Santa Águeda de Vegacerneja, en las que encontramos que su ábside se halla dividido en dos por el arco de triunfo y un arco interior.
Planta de la ermita de Puente Almuhey.
Iglesia de San Marín de Valdetuejar.
Lo más destacado de estos edificios serán la ermita de Puente Almuhey, en la que se puede apreciar la transición del románico al gótico, sobre todo en el esquema constructivo de su portada, la cual se compone de una serie de arquivoltas molduradas si n decoración alguna que apuntan ligeramente y formando un arco de gran luz. Será esta posiblemente una obra al menos de principios del siglo XIII.
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El otro edificio interesante será la iglesia de San Marín de Valdetuejar en la que se conserva la cabecera y una serie importante de canecillos y columnas del interior. Quedan por destacar las portadas que se hallan en Besande y Siero de la Reina, las más trabajadas de todo el grupo en las cuales es característico la cuidada decoración que tienen los capiteles y las impostas, la de Besande en nudos y la de Pedrosa con bolas. La decoración, tan profusa y cuidada nos encamina hacia los últimos momentos del siglo XII, ya que tampoco apuntan estos arcos, y su relación es mucho más cercana con los Portada de Siero de la Reina.
ejemplos tardorrománicos que se dan en la provincia, como sería el caso ya estudiado de Santa María de Arbás, que tiene una decoración muy similar en los nervios del ábside que la portada de Siero de la Reina en una de sus roscas. Por último, enumerar los ejemplos de esta zona: la ya mencionada ermita de Puente Almuhey, las iglesias de Valderrueda, San martín de Valdetuejar, Valderrueda, Boca de Huérgano, La Puerta y Vegacerneja y las portadas de Besande, Siero de la Reina y Pedrosa del Rey. 7.2.3. El taller de Astorga. Pasamos ahora a una zona en la que el arte románico rural que se da en estos momentos se halla íntimamente relacionado con el taller que en la catedral tardorrománica de Astorga trabaja. No conservamos ningún ejemplo completo de este grupo, sino solamente restos y en el mejor de los casos la cabecera del edificio. Dentro de esta zona, podríamos hacer una división de tipo geográfico entre las zonas de La Bañeza, donde se encontrarían enclavados los ejemplos de Huerga de Garaballes, Santa Colomba de la Vega y La Bañeza, el de la Valduerna que se extendería por Destriana, de la que ya hemos hablado, Lagunas de Somoza y Curillas, y la zona de la Maragatería, que incluiría los ejemplos de Astorga, Turienzo de los Caballeros y San Juan de Montealegre, del que también hemos hablado antes. Las principales características de este arte rural será su íntima relación con el taller astorgano, lo cual queda de manifiesto en el estilo que se da en estas construcciones. Los canteros y maestros que construyen en estos lugares proceden de este taller, lo cual implica una alta calidad en el acabado de sus obras siempre dentro de los parámetros de este taller: gran minuciosidad en los detalles de su decoración, una escultura que enlaza con los inicios góticos y el Pórtico de la Gloria de Santiago.
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La calidad de estas manifestaciones provocará que el arte aquí desplegado aunque rural, tenga manifestaciones que son propias del románico culto, es un arte muy diferente al estudiado en el apartado anterior debido a la cercanía que la escuela catedralicia proporcionaba y su proximidad además a los dos ejes de comunicación del reino, la Ruta de la Plata, sobre la que se encuentra La Bañeza y el Camino de Santiago, que además en esta zona se divide en dos ramales de los que ya hemos hablado. Este grupo se constituirá en Astorga por la portada de la iglesia de San Julián, la cabecera de la iglesia de San Salvador en La Bañeza, la portada de la ermita de la Piedad, también en La Bañeza, la portada de la iglesia de San Julián en Curillas, la iglesia del Salvador de Destriana, un capitel procedente de la iglesia de San Andrés en Huerga de Garballes, los restos de una portada un relieve de la Virgen con el niño y una ventana con el Cristo en majestad en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Lagunas de Somoza, los restos de San Juan de Montealegre, la portada de la iglesia de Santa Colomba en Santa Colomba de la Vega y los restos románicos de la iglesia de San Juan Bautista en Turienzo de los Caballeros. Para no extendernos demasiado, haremos referencia tan solo a la portada de San Julián que en Astorga se conserva.
Portada y capiteles de la iglesia de San Julián en Astorga.
Como se puede apreciar en la fotografía, la portada se compones de dos arcos apuntados lisos que se apoyan sobre columnas sobre podio las cuales tiene como características más destacadas la decoración de sus capiteles, los cuales tienen decoraciones vegetales a excepción del interior izquierdo que se decora con las figuras de San Pedro y San Pablo y el exterior derecho en el que destacan las figuras de seres fantásticos. El tratamiento de los temas es muy detallista, tendente hacia un gran naturalismo, lo cual ya habíamos visto en las piezas de la catedral, con un gusto hacia la barroquización de las formas, encontramos al igual que en una de las ventanas de Destriana, el perlado como decoración, lo cual unido a la minuciosidad, el tallado a bisel y el uso de garras vegetales en las basas, induce a fechar la obra como no anterior al 1200, lo que concuerda con las tesis que sostenemos sobre el arte rural propio de esta zona, que al estar influido por el taller catedralicio, las manifestaciones
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más sobresalientes son muy tardías, llegando en muchos de los casos, como podemos apreciar a los albores de la treceava centuria. 7.2.4. Camino de Santiago. Dentro del románico rural que comprende la provincia de León, es la zona más complicada y más rica de estudiar debido a que conservamos una gran cantidad de restos que permiten definir este grupo de una manera mucho más precisa que lo que ocurría con el taller de Astorga. A Primera vista, podría parecer un cajón de sastre en el que cabrían todos los ejemplos que no se pudieron incluir en los anteriores apartados, lo cual se halla bien lejos de la realidad. Son edificios realizados por maestros rurales, itinerantes en sus trabajos, pero que se hallan empapados de las corrientes artísticas que en el camino se han hallado. Una de sus características es la distancia: tanto geográfica entre los edificios que no se adscriben a una zona pequeña, concreta y claramente delimitada como venía ocurriendo hasta el momento y la distancia de la que proceden los elemento que en estas construcciones se utilizan. Es una arquitectura que se halla más influenciada por el románico de peregrinación que se da en los grandes núcleos poblacionales del camino que por el tardorrománico barroquizante que podemos apreciar en las catedrales de León y Astorga. Tampoco podemos decir que su filiación procede de las grandes catedrales que se están construyendo en el Duero, sino más bien que son continuadores del arte que se había dado durante la primera mitad del siglo XII, aunque adaptándose a los nuevos elementos constructivos que proceden del nuevo arte gótico, como será el caso de la portada del Perdón de la iglesia de Santiago en Villafranca del Bierzo. De todas maneras, podemos marcar unos límites para estas manifestaciones, las cuales quedarían enmarcadas en el Bierzo. La razón de que se mantengan constreñidas a esta región de la provincia viene determinada por la dificultad de los accesos a la misma como ocurría en la zona de Riño, aunque en este caso, las vías que lo atraviesan son el eje neurálgico de la economía del reino, lo que obliga a concentrarse los cuellos de botella que serán los puertos de Foncebadón, el Manzanal y el Cebrero, ya hacia Galicia, dando lugar a una gran proliferación de edificios, parte de los cuales ya hemos estudiado. Para su mejor compresión, hemos dividido el conjunto de estos edificios en tres subgrupos: uno en Villafranca del Bierzo, otro en Corullón y otro, de carácter lineal, que tomando como base el Camino de Santiago, atravesaría el Bierzo de un extremo al otro uniendo varios ejemplos que a su vera se sitúan. La composición de los dos primeros grupos se da en dos importantes núcleos poblacionales de la edad media leonesa, Villafranca del Bierzo, donde tendremos los ejemplos de la iglesia de Santiago y la de San Francisco y Corullón, cercano a Villafranca donde se encuentran otros dos edificios destacados, la iglesia de San Juan Fiz y la de San Miguel, que hereda las formas de San Isidoro.
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En el grupo de las iglesias bercianas asociadas al Camino de Santiago se hallan la de Rabanal del Camino, Salas de los Barrios, Otero de Ponferrada, Cacabelos y la de Villanueva de la Valdueza. La mayoría de las construcciones de estos grupos son tardías dentro del ámbito románico, y se hallan influenciadas por los edificios de carácter más culto que les rodean como serán el caso de San Miguel de dueñas, san Juan de Montealegre, o incluso se perciben influencias directas de San Isidoro de León en la construcción de San Miguel de Corullón. Encontramos siempre ábsides semicirculares respondiendo a la tradición románica del Camino de Santiago y elementos propios tanto del arte cisterciense, como es el caso de decoraciones de ventanas serradas en puntas o elementos propios góticos dentro de un marco románico, pero eso sí sin perder ese elemento propio románico. Pasemos ahora a analizar cada uno de los distintos grupos. 7.2.4.1. Las iglesias de Corullón. La localidad de Corullón, atesora aún en la actualidad atesora tres edificios de época románica, las iglesias de San Esteban, la cual estudiamos en el capítulo anterior, la de San Miguel y la de San Juan Fiz a la entrada del pueblo. Las conservamos casi como fueron construidas originariamente, con lo que podemos hacernos una idea de la importancia del lugar, que se sitúa a tan solo un par de kilómetros de donde discurre el camino de Santiago. La iglesia de San Miguel se halla situada en un pequeño altozano a la entrada del pueblo. Construida en una piedra caliza anaranjada es un
Exterior e interior de la iglesia de San Miguel de Corullón.
Edificio de una sola nave con ábside semicircular y cubierta de madera actual que en su momento debió ser de cañón en la nave y de cuarto de esfera en el ábside. Es un edificio que se podría considerar típicamente rural pero en el que hemos de destacar la fachada meridional. Existía desde 1120 al menos la parroquia de San Miguel aunque el templo actual parece ser algo posterior. Por el interior vemos que se trataba de un edificio simple, sin grandes pretensiones que interiormente no presenta grandes decoraciones ya que los muros se hallan sostenidos por pilastras sin decoración, las cuales dividan el paramento en tres partes. Destacar el arco de triunfo de
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medio punto sostenido por semicolumnas adosadas en el que se decoran los capiteles. Por el exterior es notable la diferencia que presenta la decoración del muro meridional del septentrional que carece de decoración alguna, lo que indica que se hizo de tal modo que se decoró solamente la zona que estaba destinada a ser vista por aquellos que circularan por el camino que a sus pies pasa. La decoración es muy profusa y fundamentalmente arquitectónica. A los pies de la iglesia se sitúa una torre de campanas de
Portada y detalle de los arcos situados sobre ella.
época posterior. La decoración se acumula en la portada, directamente relacionada con la puerta del Perdón de San Isidoro de la cual es una copia reducida, ya que al igual que en León, en su parte alta se coloca una serie de tres arcos sostenidos por columnas. El arco de la portada se compone de una rosca moldurada con un baquetón y una nacela rematada por un guardapolvo de tacos. Este modelo, será el que se repita en los arcos de los vanos pero sin el guardapolvo. Las columnas se asientan sobre basas áticas y los capiteles tanto de la portada como de los arcos superiores están decorados de figuras humanas, cabezas en la mayoría de los casos que sobresalen del marco en que se hallan. Su trazado es totalmente antinaturalista y apenas se esbozan los rasgos más importantes, destacando entre todos ellos el del capitel izquierdo de la portada en el que se representan una serie mascarones humanos sobresalientes en alguno de los cuales se marcan los brazos a los lados. Queda por resaltar otro elemento que se halla en la parte alta del muro meridional en las cercanías del ábside. Una serie de columnas que se suceden pero que se hallan rotas en su parte superior y que en su momento debió ser otra arcada ciega como la que e halla encima de la portada principal de la cual no podemos extraer más conclusiones. Como conclusión decir que el edificio, debió construirse en la segunda mitad del siglo XII, en función de que sus arcos aún no llegan a apuntar y que toma gran cantidad de elementos propios del románico pleno además de imitar las estructuras de los grandes edificios como San Isidoro. Además la aparición de mascarones la relacionaría con el
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románico irlandés lo que implica la llegada de corrientes tardorrománicas a la zona. Destacar los conocimientos de la arquitectura románica que el maestro encargado de la obra había de tener y que es capaz de plasmar en un edificio de marcados caracteres rurales sin demasiadas pretensiones dando lugar a uno de los más bellos ejemplares del románico de León de la provincia de León. El siguiente edificio de este lugar que queda por estudiar será la iglesia de San Juan Fiz, situada a la entrada del pueblo en una explanada, a la izquierda del pueblo.
Exterior y portada principal de San Juan Fiz.
El edificio en cuestión fue construido por la Orden de San Juan de Jerusalén a la que perteneció hasta el siglo XIX en el momento de su desaparición. Es una construcción de sencillez extrema que aúna todos los elementos del románico rural berciano. Es un edificio de una sola nave con cabecera y un amplio presbiterio. Se cubre con una cubierta de madera en la nave y con bóveda de cañón el ábside. El acceso principal es una puerta que se adelanta al muro compuesta por un arco interior y dos arquivoltas que se abocinan y apuntan. La decoración, tanto interior como exterior es escasa y vegetal, lo que denota la influencia del arte cisterciense, sobre todo en el arco de la entrada que no presenta decoración alguna. Poco más es lo que se puede decir de este edificio que es prácticamente olvidado por la documentación medieval, lo cual simplemente nos permite apuntar la fecha de su construcción a través de los elementos artísticos analizado como es el caso del amplio presbiterio, la escasez de decoración, el apuntamiento de los arcos, los cuales, en connivencia con la pureza de las formas y la limpieza que presentan nos encaminarían hacia el primer tercio del siglo XIII como momento en que se debió levantar, pero curiosamente con buena parte de los caracteres propios del Camino de Santiago a pesar de lo tardío de su momento. 7.2.4.2. El núcleo de Villafranca. El otro centro de importancia en que se desarrollará este románico berciano se halla en Villafranca del bierzo, a escasos kilómetros de corullón y sobre el camino de santiago, lo que implica su directa participación en el decurso de este arte en la comarca berciana. Es característico lo tardío de las manifestaciones que se conservan, la portada del monasterio de los franciascanos y el más destacado de los
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edifios rurales leoneses, la eglesia de santiago, que enlaza con el gótico con su portada. Del primitivio templo de los franciscanos nada aparte de su portada se ha conservado. Por la documentación existente sabemos de su presencia en la villa a finales del siglo XIII y de la construcción de un templo en esa centuria del cual provendría la portada que conservamos, la cual se halla aún dentro del ámbito de la Portada de la iglesia de San Francisco en Villafranca.
arquitectura románica pero muy influenciada por los caracteres cistercienses emenaban del monasterio de Carracedo. Es una portada coronada por un arco de medio punto escalonado en cuatro niveles para superar la anchura del muro. Destacmos en el arco interior la presencia de una moldura en punta que enmarcan unas rosetas, algo típico en las iglesias cistrecienses. No existen columnas sobre lasque apoyen los arcos que simplemente se escalonan como hemos dicho y se separan de las jambas de la puerta por medio de una linea de imposta moldurada en nacela. Decir que esta es obra propia de un momento avanzado el siglo XIII, al menos hacia su mitad, basándonos en la simplificación de las formas y la ornamentación, casi totalmente inexistente. El otro edificio que se halla en Villafranca será la iglesia de Santiago, la cual se hala sobre dicho camino. Esta iglesia, puede ser uno de los ejemplos más complejos de este arte rural berciano. Por sus caracteres se tratara de una obra rural, pero la aparición de una portada claramente abocinada y apuntada, la profusión de su decoración y su organización dan lugar a pensar que el maestro que la construyó se hallaba plenamente integrado dentro de las corrientes que comenzaban a aparecer dentro de la Europa medieval.
Peregrinos junto a la iglesia de Santiago en Villafranca.
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El templo se compone de una planta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y una cabecera con presbiterio cubierta por bóveda de cuarto de esfera. En el interior es destacable el arco de triunfo que da acceso al presbiterio y el banco corrido que se halla en el interior de la nave que se usa para la consolidación del edificio, que no utiliza ni contrafuertes ni arcos fajones para sostener la bóveda. La iluminación corre a cargo de seis ventanales de amplio derrame interno en la nave y otros tres en el testero. La parte más interesante del edificio, y la que dará la clave de su construcción será la exterior, en la que encontramos dos accesos, uno al norte y otro al oeste. Este último es más sencillo, pero el pricipal, la llamada Puerta del Perdón es la que estudiaremos. Se llamaba Puerta del Perdón ya que por privilegio especial, todo peregrino enfermos que llegara hasta ella podía conseguir si quería la indulgencia como si a Santiago hubiera llegado.
Capiteles y relieves de las arquivoltas de la iglesia de Santiago en Villafranca.
La portada norte se adelanta del muro en un pequeño portal. Está formada por cuatro arquivoltas apuntadas rematadas en un guardapolvo con decoracion vegetal. Está sustentada por columnas de marmol sobre las que se hallan unos capiteles decorados que presentan tanto motivos vegetales como humanos, donde hemos de destacar la pressencia de una crucifixión y la adoración de los magos, todo ello mediante una talla muy minuciosa, con muchos detalles, aunque no se lleguen a perfilar bien los rostros de las figuras debido a lo pequeño de su tamaño. La decoración de las arquivoltas es muy profusa, decorándose tanto el interior como el frente, las dos interiores con motivos vegetales y las exterior con parajas de apóstoles que enmarcan al Cristo en majestad que se halla en la clave del conjunto. La ordenación de estas figuras, es propiamente gótica, lo cual queda de manifiesto también en el naturalismo de las escenas , la forma de tratar a los apóstoles con sus vestimentas, los detalles que tienen incluso la escasa rigidez de sus rostros. Así, podemos conseguir dar una fecha aproximada al conjunto de la obra, que nos encaminaría por una parte con los datos artísticos hacia 1200 al menos, lo cual será luego corroborado por la documentación
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existente en la que se afirma que la diócesis astorgana poseía en Villafranca una iglesia con sus pertenencias en 1228 y que será llamada por su nombre en otro documento de 1295. 7.2.4.3. A la vera del Camino de Santiago. El resto de las iglesias bercianas que quedan por estudiar se hallan relacionadas muy directamente con el Camino de Santiago como hemos dicho anteriormente, se encuentran sobre él, como es el caso de la iglesia de Rabanal del Camino y Cacabelos o muy cercanas a él como es el caso de las de Salas de los Barrios y Villanueva de la Valdueza. El conjunto de las construcciones serán: Nuestra Señora de la Asunción en Rabanal del Camino, la iglesia de San Martín Salas de los Barrios, la iglesia de Santa María de Villanueva de la Valdueza, la de Nuestra Señora de Vizbayo en Otero de Ponferrada y Nuestra Señora de la Plaza en Cacabelos. Este grupo de iglesias tienen una serie de características definitorias que las separan del resto del grupo. A pesar de ser tan tardías como las demás y estar tan relacionadas con el Camino de Santiago, se hallan mucho más dispersas por el territorio berciano, en núcleos de población mucho más pequeños, lo cual tendrá srias implicaciones a la hora de su construcción y por ello ser´n las más rurales de todo este grupo de iglesias relacionadas con el Camino de Santiago. Sus materiales serán más pobres, sus constructores de peor calidad pero, todas ellas seguiran participando de la cabecera semicircular. Los caracteres más ruralizantes se manifiestan por ejemplo a la hora de la apertura de vanos que como en el caso de la iglesia de la Plaza de Cacabelos y la de Rabanal del Camino son rectangulares en lugar de los típicos semicirculares, por últino, resaltar la presencia de una torreporche en la iglesia de Salas de los Barrios recibida por una posible influencia de la iglesia de San Esteban de Corullón y la relación que se establece entre la iglesia de Villanueva de la Valdueza y el monasterio de San Miguel de Dueñas en su estilo constructivo.
Iglesias de Salas de los Barrios y Villanueva de la Valdueza.
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8. ARTE CISTERCIENSE. La formación de la orden cisterciense tiene sus orígenes cuando San Roberto y un grupo de monjes se retiraron al bosque de Molesmes para fundar un monasterio dedicado a Santa María en el año 1075. Años más tarde, en 1098, se promulga la constitución de la orden; San Roberto y sus monjes abandonaron Molesmes y fundaron el nuevo monasterio en Cîteaux-Cistercium, la cual se convertirá en la casa madre de esta congregación. La gran figura de la reforma es San Bernardo, que en 1125 escribió su Apologia ad Guillelmum, Santi Theodorici abbatem. En ella explica el ideario fundamental que debe presidir la arquitectura y el arte en general del Císter. Es una reacción contra el lujo desmedido y ornamentación del templo. Se exhorta a la depuración en todos los órdenes, siendo esta la base bajo la cual se organizarán desde este momento los monasterios cistercienses. Todas estas ideas de San Bernardo, austeridad, simplicidad, equilibrio, proporción y mesura, a la vez que se propugna la desnudez decorativa, son aceptadas por el Capítulo General de 1134. Comúnmente, los cistercienses creaban sus monasterios en lugares alejados de los grandes núcleos de población, en yermos y zonas pantanosas que se cuidaban de desecar e irrigar convenientemente para conseguir su sustento, lo cual les llevó a crearse una gran fama de agricultores, lo cual será una de las razones que impulsen a los reyes leoneses a introducirlos en sus territorios, aunque sus monasterios n se hallarán tan alejados de centros importantes y en muchos de los casos a pesar de este presunto aislamiento a que se sometían las comunidades, se hallaban muy cercanos a las vías de comunicación más importantes como tendremos ocasión de ver. Desde 1130 cristaliza la nueva forma constructiva con unas tipologías claras. Se da una cierta uniformidad en la disposición, lo que permite hablar de un arquetipo estructural de las construcciones cistercienses siguiendo el esquema de las construcciones monásticas anteriores que habían adoptado los cluniacenses, sin desdeñar las tradiciones artísticas de la región donde se erige el edificio.
Plano ideal de un monasterio cisterciense.
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8.1. El arte cisterciense en España. Su difusión, afecta sobre todo a la parte norte de España, en los solares más septentrionales de los viejos reinos peninsulares. Parece que los primeros intentos de introducción en la Península se remontan al año 1127, aunque según se deduce del epistolario de San Bernardo no llegó a fructificar. La llegada de los monjes blancos se produce durante el reinado de Alfonso VII en Castilla y León. Parece que el propio monarca solicitó hacia 1132 al entonces abad Bernardo una comunidad para asentarse en sus dominios. En la actual provincia de León se erigieron cuatro casas de varones y cinco de mujeres. 8.2. El Císter en León. Introducción patrocinada por la casa real y la nobleza. Doña Sancha hermana de Alfonso VII, propició la restauración de Carracedo y San Miguel de las Dueñas y doña Teresa de Portugal, esposa de Alfonso IX, fundó santa María de Villabuena. Los demás monasterios surgieron por iniciativa de familias nobiliaria que habían obtenido parte de su patrimonio de donaciones reales. Es interesante que un mismo matrimonio, el del conde Ponce de Minerva y doña Estefanía, proveyó la creación de dos casas conventuales, las de Carrizo y Sandoval. La aparición de la orden en León es bastante tardía, al menos en la segunda mitad del siglo XII. Los bernardos llegaron a Nogales en 1165, a Gradefes en 1168, a Sandoval en 1171 y a Carrizo algo después de 1176. Como se puede observar, las primeras fechas citadas coinciden ya con el reinado de Fernando II. Tanto en San Miguel de Dueñas, como en Carracedo no puede asegurarse que allí existiese la observancia de la regla reformada por San Bernardo desde sus restauraciones, en 1138 y 1154 respectivamente. Se habla de una comunidad protocisterciense, pero hasta el capitulo de 1200 no se aceptó su agragación a la misma. Por último, Santa María de Villabuena y santa María de Otero de Dueñas, fueron fundaciones más tardías. La primera data de 1230-1231 y la segunda de 1245 en tanto que no se conservan demasiados restos de su fábrica y son de origen mucho más tardío y posiblemente emparentados con fórmulas protogóticas quedarían fuera del ámbito del presente trabajo. A pesar de la creencia común de que los monasterios cistercienses se hallan en lugares alejados de cualquier comunicación con el resto del mundo, en la distribución de estos monasterios los vemos mucho más cercanos a las arterias de comunicación principales de la provincia. Sobre el Camino de Santiago, se sitúa directamente el monasterio de San Miguel de Dueñas y dos kilómetros escasos del mismo se halla Carracedo, pero no en un lugar yermo, sino en una fértil vega del río Cua, en la
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misma que se hallaría, pero río arriba el monasterio de Villabuena. Saliendo del Bierzo, encontramos al monasterio de Sandoval situado en la confluencia de los ríos Porma y Esla, en lo que debió ser una zona pantanosa que ellos se encargaron de transformar, pero eso sí, situada a un par de kilómetros del camino de Santiago y algo más de Mansilla de las Mulas, pero muy relacionado con ambos, cercano al cual se hallaba la desaparecida fundación de Toldanos, a menos de un kilómetro de dicho camino, en un otero que permite divisar una gran superficie a su alrededor y a diez kilómetros de la capital del reino. Algo más alejados se hallarían los monasterios de Carrizo y Gradefes, pero este último cercano al monasterio de San Miguel de Escalada y en la cuenca del río Esla, de cuya importancia para las comunicaciones de la provincia de León con Cantabria ya hemos mencionado. Por último, quedarían los monasterios de Nogales, situado en las cercanías de la ruta de la Plata y el más alejado de las principales vías de comunicación de Otero de las Dueñas, que a pesar de hallarse en la ribera del río Órbigo, sería el que quedaría más encajonado por las montañas y por tanto, más incomunicado.
Monasterios cistercienses de la provincia de León.
El núcleo en torno al cual se disponen las construcciones es el claustro regular; en el lateral norte del mismo se sitúa la iglesia y en el este están la sacristía la sala capitular y otras estancias de uso comunitario. En general siguen los modelos constructivos románicos, sin que se observen demasiadas innovaciones propias de la orden cisterciense. La planta de Carrizo responde a un trazado muy común entre los edificios construidos en el camino de Santiago y consiste en una simplificación de los ejemplares más sobresalientes. (planta basilical de tres naves y cabecera triple de ábsides semicirculares). También posiblemente en Carracedo y en Dueñas, aunque con una sola nave. Otra tipología es la de Sandoval y Nogales. Tres naves, transepto sobresaliente y tres ábsides semicirculares. Eran edificios más grandes que los anteriormente analizados y posiblemente posteriores. De todas formas están muy apegadas a la tradición románica con exponentes significativos como San Isidoro.
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La girola de Gradefes no existe en monasterios femeninos pero sí en algunos masculinos, como es el caso de Moreruela y Osera y Melón en Orense. En el arte cisterciense las girolas fueron usadas por primera vez en la restauración de Clairvaux a partir de 1153. La utilización de los elementos sustentantes serán muy similares a los de los edificios propiamente románicos, aprovechando los pilares con medias columnas adosadas sobre los que se apoyan arcos de medio punto y apuntados, siendo estos últimos los que tiendan a predominar debido a la introducción de las nuevas técnicas cistercienses que poco después influirán en el último románico dándole un nuevo carácter. El predominio de los arcos apuntados se dará sobre todo en los edificios más tardío, caso de Sandoval y Gradefes, que aún así tendrán cierto regusto arcaizante debido a la aparición de arcos de herradura en Sandoval en los arcos de triunfo de las capillas laterales y en el de acceso del claustro a la sala capitular que es polilobulado en su intradós. En cuanto al tipo de bóvedas utilizadas predominan los modelos románicos, las bóvedas de cañón horno y arista conviven con la aparición de bóvedas nervadas y de crucería perfectamente realizadas. Aún más complicadas son las cubiertas de la capilla mayor y la absidiola central de Santa María de Gradefes y la sala contigua a la Cocina de la reina de Carracedo en las que los nervios delimitan paños cóncavos. En las ventanas utilizadas existen dos modelos fundamentales, el más sencillo es el de saeteras que se conservan en casi todos los edificios. Los vanos únicos semicirculares flanqueados por uno o dos pares de columnas siguen teniendo la misma aceptación que habían tenido en el mundo románico, pero ahora el hueco de luz está bordeado por un baquetón, como ocurre en Gradefes y Carrizo. Este modelo evoluciona a modelos apuntados conservando las mismas características, hecho que ocurre también con las ventanas geminadas más tardías de Carracedo. Dentro de la decoración la temática fitomórfica es la más abundante una vez que se prescriben las decoraciones figuradas. El uso de hojas carnosas que recuerdan al acanto clásico sigue cubriendo los capiteles de los cenobios más apegados a la tradición románica, como Carracedo y Carrizo. También los apomados, tan frecuentes en el arte de los siglos XI y XII, continúan apareciendo de manera generalizada en casi todas las construcciones. Las piñas, rosetas inscritas en círculos y tallos entrelazados formando labor de cestería son otros motivos no nuevos, pero aceptados en estas obras cistercienses. Se advierte la presencia de un arquetipo vegetal mucho más simplificado y estereotipado en el que se ha perdido todo grado de naturalismo. Nos referimos a los capiteles en forma de cáliz con cuatro hojas apenas señaladas recubriendo el cuerpo de la pieza, lo que constituye un paso intermedio hacia la ausencia total de ornamentación. El repertorio vegetal se enriquece con gran variedad presente en las garras, que va desde los apomados, a las hojas rizadas o trilobuladas y
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alas flores de tipos muy diversos. Flores con señalado botón central aparecen también frecuentemente en las arcuaciones de los vanos. El otro elemento predominante en la decoración de estos edificios serán los motivos geométricos, que sobre todo se dan en las portadas de estos monasterios, como será el caso de Sandoval y de Gradefes por ejemplo que presentan sus arquivoltas decoradas en zig-zag, siendo este un tema procedente del románico norteuropeo que se internará en las corrientes españolas y que tendrá bastante predicamento dentro de nuestro románico a partir de la mitad del siglo XII, lo cual queda de manifiesto en el románico rural sobre el que influencian estos monasterios, como será el caso de la portada de la iglesia de Carracedelo, sobre la cual influirá directamente el monasterio de Carracedo donde también podemos apreciar este motivo de zig-zag. En los templos de Gradefes y Sandoval existen sendos capiteles que presentan en la zona alta de su cuerpo arcos semicirculares. Los arquillos enfilados se esculpieron en Santa María de Valdediós, monasterio asturiano que presenta otras muchas concomitancias con los dos leoneses citados. Otro tema de carácter geométrico que se desarrolla en los capiteles de Carrizo, Gradefes y Sandoval es el del almenado como remate de los mismos. Este motivo aparece en el románico tardío de las catedrales del Duero y, en concreto de la zamorana. Debemos hacer referencia a los modillones de rollos que, de clara influencia prerrománica y origen oriental, se utilizaron con profusión durante los siglos XI-XII y se mantienen en dos de los monasterios que conservan más elementos tradicionales como son Carracedo y Carrizo. Aparecen en casi todos los monasterios cistercienses leoneses a pesar de su prohibición. Los cuadrúpedos y las aves, generalmente afrontados, las cabezas de felino, las arpías y los centauros pueblan algunas basas, capiteles, claves y canecillos. Tienen relación con las ideas del bien y del mal y son exponentes del apego que los artistas mostraban hacia la tradición y de la laxa interpretación que se hace en estas comunidades leonesas de las ideas del Císter. Además de los motivos zoomorfos existen representaciones de algunos personajes en actitud orante o bien realizando tareas de la vida cotidiana, como el hombre que porta un barril en un canecillo del templo de Carrizo. Una simplificación de los temas antropomórficos son las cabezas que cubren el cuerpo de un capitel de Santa María de Gradefes. Este motivo también aparece en el mundo románico, está presente en el monasterio cisterciense de Valdediós (Oviedo). Por último hay que mencionar algunas representaciones más complejas que forman escenas relativas en su mayor parte, al Nuevo Testamento. So las de la adoración de los magos, una posible dormición de la virgen y Cristo en majestad del monasterio de Carracedo, la huida a Egipto del de Gradefes y la Virgen con el niño junto a dos relieves con seis apóstoles en Dueñas. Completan el repertorio de figuras religiosas varios
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ángeles, situados en las ménsulas de una de las dependencias monásticas de Carracedo y un Agnus dei, en una clave de la iglesia de Gradefes. Pasaremos a continuación a hacer un pequeño estudio de cada uno de estos edificios. 8.2.1. Santa María de Carracedo. De todos los monasterios cistercienses leoneses es Carracedo el que tiene una historia más complicada y el que alcanzó mayor relevancia de todos ellos. Comenzó su andadura hacia el año 992, cuando fue fundado por el rey Bermudo II para acoger a los monjes que huían del sur de la península de manos musulmanas. Su localización, en la vega del río Cua lo hizo demasiado Vista aérea del monasterio de Carracedo en su estado actual.
accesible al ataque de las tropas musulmanas cuando bajo el mando de Almanzor devastó el Bierzo y Galicia en el final de siglo y tuvo lugar su destrucción, aunque posiblemente continuara la vida monástica después aunque de manera más lánguida, llegando incluso a desaparecer, hasta el momento en que llegará su restauración en el siglo XII por mediación de la infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII, la cual utiliza a los monjes del vecino monasterio de Santa Marina de Valverde, situado en las inmediaciones de Corullón a los cuales se les había quedado pequeño el citado monasterio, el cual había sido restaurado también poco tiempo antes. Las condiciones de la infanta serán claras, a cambio de cederles el monasterio de Carracedo para que lo restauren y se trasladen a él les pide que este monasterio se convierta en la cabeza de los demás monasterios que pueda llegar a tener, petición tal, que en ella se cifrará desde ahora el crecimiento de Carracedo, que se convertirá en el monasterio más poderoso del noroeste de España. Esta donación se llevará a cabo en 1138, siendo abad de este monasterio Florencio, el cual comenzará las obras de edificación del edificio, las cuales se prolongaran durante un siglo aproximadamente. La citada congregación a la cabeza de la que se halló Carracedo estaba formada por los monasterios de Belmonte y Villanueva de los Oscos en la diócesis de Oviedo, en la de Lugo, los de Peñamayor y Castrorrey, uno en la de León, Toldanos, y cinco más en la de Astorga, Santa Marina
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de Valverde, del que procedían los primeros monjes tras su restauración, San Martín y San Saturnino de Corullón, San Miguel de las Dueñas, del que trataremos más adelante y San Martín de Castañeda en la provincia de Zamora. Su adscripción a la orden cisterciense no se llevaría a cabo hasta el año 1203 en que se confirma mediante una bula papal, pero suponemos que la regla observada en este monasterio, y por tanto en sus filiales debía ser similar a la de los monjes blancos, de los cuales ya había adoptado el hábito ya que en el momento que tiene problemas con el monasterio de Toldanos, estos monjes acuden a la abadía de Claraval para ponerse bajo su tutela en lugar de haber acudido por ejemplo a la todopoderosa abadía de San Facundo en Sahagún sujeta a la regla benedictina. Tras esta breve exposición de su historia hasta su entrada en la orden cisterciense pasaremos al estudio de los restos que aún se conservan, articulados alrededor de un claustro gótico obra del siglo XVI.
Planta del monasterio de Carracedo en la actualidad.
La iglesia está orientada al este a oeste sirve de flanco norte al claustro. Rehecha casi en su totalidad en 1796 siguiendo la planta anterior. En la zona de los pies se pueden apreciar dos tramos del antiguo edificio así como su imafronte. La obra comenzaría como ya hemos dicho en 1138, pero tuvo un gran empuje en el siglo XIII, desde 1204 a 1280, en que sabemos que continúan los trabajos. La planta original del templo posiblemente de tres naves separadas por pilares con columnas adosadas sobre las que descansaban arcos perpiaños y formeros cuyas roscas toma a veces forma de herradura. La nave central era más ancha y alta que las laterales y de ella se conserva una ventana de trazado goticista. La nave sur en su tramo meridional, presenta aún tres vanos antiguos que comunicaban directamente con el claustro. Dichos huecos, uno de ellos de acceso fueron realizados siguiendo modelos próximos al románico.
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Las naves se distribuían en cinco tramos tras los cuales el crucero no sobresalía la cabecera era triple, adecuándose más a modelos benedictinos que a los cistercienses. En el paramento norte del actual templo se hallan empotradas dos estatuas columna y un tímpano que debieron pertenecer a la anterior edificación. Destacan sobre todo las estatuas columnas que deben representar al abad Florencio y a Alfonso VII, se enmarcan en el último tercio del siglo XII o principios del siguiente.
Exterior de la iglesia de Carracedo.
Estatuas columna de la antigua iglesia de Carracedo.
En el flanco oriental del claustro aún quedan restos medievales. Nos hallamos ante la sala capitular y aledaños, en el piso bajo, y sobre ella, presumiblemente el dormitorio del abad junto a otras habitaciones adyacentes donde estuvo enclavado el archivo del monasterio. La proyección externa de dichas estancias se manifiesta por medio de gran número de vanos, que corresponden a las distintas épocas constructivas, pero que hacen pensar, además en el reaprovechamiento de los paramentos. La sala capitular es una estancia cuadrangular dividida por cuatro soportes centrales en nueve espacios cubiertos por bóvedas de crucería. La cubierta descansa en columnas y ménsulas, las primeras con fustes en forma de haz y se yerguen sobre basas áticas y plintos poligonales. capiteles vegetales en tres de los cuales hallamos motivos de cuadrúpedos y animales fantásticos impropios del arte cisterciense. Esta sala, junto con otra que se halla justo encima, la llamada cocina de la reina procederían de los momentos finales del románico, cuando se pueden apreciar influencias góticas. La cocina de la reina esta formada por una sala cuadrangular dividida en nueve tramos por cuatro columnas centrales que a través de arcos apuntados sostienen una techumbre de madera. Estos arcos descargan sobre las paredes a través de ménsulas. Esta habitación tiene un mirador que da al exterior formado por una arcada de tres arcos, los laterales de medio punto y el central apuntado que se relacionan con los motivos de la arquitectura civil medieval española, teniendo su primer precedente en Santa María del Naranco, en Oviedo durante la época del prerrománico asturiano
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teniendo como eslabón intermedio el mirador que se halla en los restos del palacio de Alfonso VII en León del que hablamos con anterioridad.
Sala capitular de Carracedo.
Cocina de la reina.
Por último, referirnos de nuevo a las columnas estatuas de Alfonso VII y el abad Florencio que decoran una fachada de la actual iglesia ya que formarían parte de la primitiva iglesia que se debió comenzar a construir hacia el año 1140, dentro del románico más pleno, a cuya portada se le añadirían estos elementos propios del románico más tardío, aunque por la talla que presenta grandes dosis de antinaturalismo y rigidez podemos suponer que no sean demasiado posteriores a la mitad del siglo, lo cual viene también confirmado por la puerta que desde el claustro da acceso a la sala capitular que se compone de tres roscas de medio punto sin apenas decoración que apoyan sobre columnas acodilladas. Esta escasa decoración pone de manifiesto la influencia del arte cisterciense en estas tierras, ya que este monasterio no entró a formar parte de esta orden hasta 1203 solo podemos hablar de influencias y no se un seguimiento directo de las normas establecidas por San Bernardo, ya que incluso en las partes más tardías de la construcción como puede ser el caso de la puerta que da acceso al mirador de la reina desde la cocina de la reina, la decoración del arco es muy profusa con motivos vegetales, muy propios del románico tardío de la diócesis astorgana.
Mirador de la reina y detalle de la puerta de acceso a la cocina de la reina.
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Como conclusión decir que el edificio de Carracedo, a pesar de encontrarse en ruinas es uno de los ejemplos más completos que encontramos a la hora de estudiar la transición que va desde el arte románico tardío que se puede apreciar en los restos de la iglesia que se conservan y el arte protogótico que quedaría de manifiesto en las dependencias de la sala capitular y la cocina de la reina construidas en la primera mitad del siglo XIII. 8.2.2. Nuestra Señora de la Asunción de San Miguel de Dueñas. Será el monasterio de San Miguel de Dueñas el único de los que en la provincia de León se hallaban que todavía se conserve en pie, ya que resto, quedaron destruidos por el paso del tiempo. Se halla este cenobio femenino situado junto al Camino de Santiago, en el ramal que saliendo de Astorga va por el puerto del Manzanal para reunirse con la vía principal en Ponferrada siendo el principal hito de este tramo junto con San Juan de Montealegre. Este monasterio se llamó en origen San Miguel de Almázcara. Fue fundado en el siglo X. El lugar pasó por donación del rey Bermudo II, gran protector de los monjes bercianos como hemos podido comprobar en este capítulo, siendo buena parte de los monasterios creados por él el germen primigenio del que tomaron raíces los monasterios cistercienses bercianos, al presbítero Sampiro, en la última década de la citada centuria. Esta donación será confirmada por Alfonso V en el año 1000 y de nuevo en el 1020. Tras estas noticias no volvemos a saber del citado cenobio hasta el año 1152, momento en que la infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII, restauró allí la vida monástica haciendo que el lugar dependiese del abad Florencio de Carracedo y fuese un monasterio femenino en el que se vive bajo la regla de San Benito. Aquí podemos apreciar el interés de la infanta doña Sancha en fortalecer el poder del monasterio de Carracedo y a su pequeña congregación lo que quedará de manifiesto también en la protección que la monarquía leonesa a partir de Alfonso VII prestará a las comunidades cistercienses, con las cuales la congregación de Carracedo guardaba gran cantidad de afinidades que terminarían con su inclusión en dicha orden a
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Exterior de San Miguel de Dueñas en la actualidad. Virgen entronizada.
. principios del siglo XIII como hemos dicho anteriormente. El monasterio fue fundado bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. La restauración del cenobio en 1152 y la constitución del actual se debió a un miembro de la casa real, la infanta doña Sancha, la cual lo puso bajo la dirección de otra fundación regia y lo dotó convenientemente para que pudiese sobrevivir. Su adscripción a la regla cisterciense no llegaría en el momento en que Carracedo se unió a esta, sino que posiblemente se pospondría algunos años como ocurrió en el resto de los monasterios pertenecientes a Carracedo. Como vemos, la existencia de este monasterio se halla íntimamente ligada al de Carracedo desde su restauración a pesar de ser un monasterio femenino. Casi todo es de los siglos XVII-XVIII. En 1679 solo se conservaba la iglesia y portería antiguas y aquello se juzgaba corto y sin arte. Por otra parte el cenobio se ordenaba en torno a un claustro bien desahogado de cuatro lados iguales donde en el piso alto estaba las celdas, espaciosas, y en la planta baja en refectorio, capítulo y demás oficinas. El edificio que rodeaba estos edificios principales debió ser amplio y en él, además de prados, viña y huerta, había frutales, un horno y un molino. Todos estos datos, aunque tardíos, nos hacen pensar que la planta del monasterio, construido o rehecho en la segunda mitad del siglo XII, debió seguir los modelos perfectamente conocidos y difundidos por la regla de San Benito. En la actualidad solo son observables restos del templo antiguo en la actual bodega. Este oratorio, de dimensiones reducidas, nave única y cabecera posiblemente semicircular, debió tener una portada de acceso que es la que hoy se conserva dando acceso al capitulo. Junto a esta gran estructura y en la escalera que sube al claustro alto han llegado hasta nosotros una figura de la Virgen con el Niño y dos grupos de Apóstoles tallados en relieve.
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La portada de paso a la sela capitular actual con arco de medio punto, triple abocinamiento con sendos remates en arco y se guarnece todo él con un guardapolvo . La ornamentación del citado vano se concentra en roscas y capiteles con temas de tipo fitomórfico tallado en mediorrelieve. Fotocopias para completar descripción. La otra pieza de importancia que conservamos es una Virgen entronizada en piedra que sostiene al niño y se halla sobre unos demonios a los que pisa. Por la tipología, la rigidez que presentan sus rasgos y su hieratismo y sobre todo el modo en que doblan los brazos las figuras nos recuerda poderosamente la estatuas columna que se hallaban en Carracedo con las que presenta gran cantidad de similitudes, lo cual nos hace pensar que son obras de un mismo maestro o taller, lo cual no debería extrañarnos mucho si pensamos en la fecha de donación de este monasterio a Carracedo y que en este se estaban a cometiendo las grandes obras de la iglesia. El resto del edificio que conocemos en la actualidad comenzó su construcción en el final del siglo XVII, momento en que se desmanteló toda la obra románica de la que solo conservamos los retazos que hemos descrito y un intento de describir cual fue la primitiva planta que ostentó el edificio original. 8.2.3. Santa María de Sandoval. La fundación de Santa María de Sandoval respondió a uno de los presupuestos básicos de los monjes cistercienses, la desecación y cultivo de una zona pantanosa como era la confluencia de los ríos Esla y Porma para lo cual llegaron monjes procedentes del monasterio de la Santa Espina de Valladolid. Fueron llamados los monjes por parte del conde Ponce de minerva, que en consenso con su mujer Estefanía fundaron el citado monasterio en unos terrenos que les había concedido el rey Alfonso VII años atrás como pago a los servicios prestados. La fecha de la donación es de 1167, pero las obras no comenzaron hasta 1171.
Vista aérea y planta del monasterio de Sandoval.
Del primer momento constructivo solo conservamos la iglesia monástica realizada durante el siglo XII y la panda este del monasterio
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construida durante el siglo XIII y modificada en época barroca para la creación de los claustros. La iglesia además, consta de dos épocas constructivas, una primera que acabamos de mencionar y que llegaría hasta el primer tramo tras el crucero de la iglesia y una segunda en época plenamente gótica de la que pertenece la portada de los pies y los dos tramos que completan la iglesia. Esta imposibilidad para conseguir terminar los planes originales se verá claramente en los grandes monasterios cistercienses leoneses, que nunca llegaron a tener la pujanza económica que alcanzó Carracedo y su congregación o la abadía de los santos Facundo y Primitivo de Sahagún, lo cual pudo deberse en parte a que tanto Gradefes, como Sandoval o Carrizo, se hallaron siempre sujetos a un monasterio madre, léase La Santa Espina o Moreruela por ejemplo. A esto, se unió su situación, cercana al Camino de Santiago pero no a la ruta de la Plata, que es el camino que más auge comienza a tener en esta época , como era el caso de Moreruela en Zamora. Presenta una estructura de tres naves, crucero y tres capillas semicirculares. Todo el espacio es abovedado. En su conjunto la disposición resulta bastante desproporcionada, ya que las naves solo disponen de tres tramos, siendo dos de ellos, como hemos dicho, de época gótica. En esos espacios los tramos se delimitan mediante arcos ligeramente apuntados, que descansan en columnas adosadas a pilares de estructura cruciforme. Los de las naves laterales son de medio punto y transmiten los empujes de la cubierta al igual que en la nave central, a las columnas adosadas a los pilares. Al muro, en el exterior, se adosaron contrafuertes. Un espacioso crucero separa las naves de las capillas de la cabecera, el cual se puede poner en relación con la arquitectura de San Isidoro, modelo de las iglesias con crucero hispanas. En el muro septentrional se abrió una puerta, la única que conservamos de estos momentos en la iglesia, y sobre ella un amplio óculo de luz a la zona. La cabecera se compone de tres capillas semicirculares y escalonadas precedidas de un tramo recto.
Estructura externa de la cabecera y del brazo derecho del crucero.
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En cuanto a los capiteles hemos de hacer dos grupos. En el primero son los de estructura tronco cónica invertida, de caras ligeramente cóncavas y no falta algún ejemplo prismático. Se coronan con ábaco liso. En todos prevalece la decoración sencilla, que no molesta los presupuestos estéticos cisterciense. Abundan los lisos, los almenados, que podemos encontrar también en Gradefes y Carrizo, del mismo tipo que los que se utilizan en la catedral de Zamora, los diseños geométricos que cubren el espacio mediante cintas enlazadas. Hay también algún ejemplo adornado con arquerías yuxtapuestas, lo cual lo acerca a Gradefes en cuanto a la fecha de construcción y los talleres que pudieron trabajar en su fábrica. El recuerdo de la tradición románica pervive en estos relieves, como algunos capiteles cubiertos con decoración floral a base de rosetas inscritas en círculos, palmetas, grandes hojas nervadas, hojas soldadas a modo de cáliz o piñas. Se utilizan para cubrición del edificio, dos tipos de arcos, los apuntados y los de medio punto, aunque como ya hemos mencionado, algunos toques de arcaísmo quedan de manifiesto en el uso de arcos ligeramente en herradura en los arcos de triunfo de las capillas laterales. Todo el edificio está abovedado. En los ábsides se construyeron bóvedas de cañón y de horno para los tramos rectos y semicirculares respectivamente. Las de cuarto de esfera se refuerzan con nervios en abanico que descansa en el interior de las columnas adosadas mientras que, como ya vimos, el exterior del paramento se refuerza con grupos de columnillas geminadas. La iluminación del edificio se lleva a cabo mediante las ventanas de las capillas que son de tipo románico, aunque algunas de ellas apuntan en sus arcos que se hallan enmarcadas por columnillas con decoración vegetal y lisa en sus capiteles en casi todos los casos y como elemento innovador propio del arte cisterciense aparecen óculos que se sitúan sobre el ábside central y en los extremos de los brazos del crucero. Estos óculos, también los podemos encontrar entre la decoración del monasterio de Carracedo. No hay duda de que la fábrica en sus inicios, respondía a un proyecto ambicioso a juzgar por las Vista de la nave central.
proporciones que se advierten en la cabecera y en el crucero. Lo cierto es que el interrogante sigue sin esclarecerse y no tenemos, como solución del problema, una respuesta única y plenamente satisfactoria. Sin embargo, no sería demasiado arriesgado intuir, a modo de hipótesis, que la conjunción de circunstancias no fue ajena a la obra que nos ocupa. Así, por ejemplo, desde el punto de vista técnico parecen advertirse ciertos desajustes en el calculo de los empujes de la cubierta, hecho que se percibe en la inseguridad con que se terminan los primeros pilares de la
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nave central y las correspondientes pilastras de las naves laterales. Dichos apeos no tienen un acabado limpio y las huellas de tales problemas se intentan solucionar “forrando” esas estructuras de apoyo con sillares a modo de refuerzo. Igualmente se ensayan soluciones distintas sin criterio unitario, en las entregas de arcos y molduras. Aún quedan restos deteriorados en la crujía este del claustro. En primer lugar, dos puertas muy similares de medio punto, enmarcadas por gruesos boceles que llegan al suelo. Situadas a la altura de lo que debió ser la biblioteca. A continuación se hallan los restos de la sala capitular, de mediados del siglo XIII, al igual que la sala de los monjes, como se sabe por las recientes excavaciones. 8.2.4. Santa María de Carrizo. La fundación de este monasterio se halla en una segunda etapa dentro del arte cisterciense leones. Los dos anteriores monasterios estudiados aunque se convirtieran en cistercienses no lo eran en un principio aunque tuvieran afinidades con la orden, lo cual queda reflejado en el arte que en ellos se practica, mucho más cercano a las corrientes románicas que a las nuevas maneras cistercienses que no calarán hondo hasta mucho después, mientras que en el grupo compuesto por Carrizo, Sandoval y Gradefes, queda de manifiesto la impronta cisterciense en todos los esquemas constructivos aunque haya cierta liberalidad a la hora de tratar los temas decorativos, donde llegan a haber hasta escenas figuradas. Esto se debe sobre todo a que son monasterios de fundación más tardía, bajo el patronazgo de Fernando II y Alfonso IX, mejor dicho, bajo su reinado y bajo el patronazgo de los nobles más destacados de la corte, que serían los encargados de financiar las obras, las cuales casi nunca llegan a completar el plan que originalmente se tenía trazado debido al agotamiento de los caudales dinerarios y al traslado del eje de poder de la corte leonesa a la toledana. Por su parte, el monasterio de Santa María de Carrizo fue de todos los de este grupo el que primero comenzó su construcción y el que sigue unos cánones más apegados al románico tradicional como podremos ver, muy unido a las tradiciones que predominan en el Camino de Santiago a pesar de hallarse a una cierta distancia de él.
Planta de santa María de Carrizo.
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Se funda el monasterio en el año 1176 por Estefanía Ramírez, viuda de Ponce de Minerva. El solar elegido era el que ocupaba el palacio que los condes poseían en Carrizo. La construcción del monasterio se inició con anterioridad a la fecha de su fundación. Según el tumbo antiguo cuando en 1174 murió el conde Ponce de Minerva ya estaban levantadas la capilla mayor de la iglesia y parte de las dependencias monásticas aunque no se hallaba ocupada por comunidad alguna. Las obras fueron continuadas por el yerno del conde y concluidas por doña Estefanía, quién otorgó el documento fundacional en 1176, con el fin de que fuese habitado por monjas bernardas, donde vivió hasta su muerte en 1183.
Exterior de Santa María de Carrizo y puerta principal.
La iglesia tiene planta de tres naves y cabecera triple semicircular. Se han cegado las arquerías de separación de las naves. La traza general del edificio responde a modelos románicos difundidos a través del Camino de Santiago, lo cual pude deberse a que se comenzó a edificar antes de 1174 lo que le separa de la arquitectura cisterciense debido a que se empezó a construir antes de donarse a esta congregación. El presbiterio se compone de tres capillas semicirculares y escalonadas precedidas de un tramo recto. El ábside está iluminado por tres vanos radiales con columnillas y dos saeteras en los extremos del paramento curvo, más sencillo en su diseño y de amplio derrame interno. Las capillas laterales son más reducidas, siguiendo la tradición benedictina y reciben luz a través de una saetera. En todos los casos los espacios semicirculares se unen a la nave mediante tramos rectos comunicados entre sí por vanos sencillos practicados en el muro.
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En el edificio primitivo los soportes de los arcos son columnas adosadas que varían según el emplazamiento, situadas sobre plinto decorado en la parte superior con medios círculos enfilados, áticas de toro inferior aplastado y garras decoradas de temática floral. Los capiteles tienen motivos vegetales, hojas carnosas de aspecto naturalistas y más esquemáticas con bolas en los ángulos, en otros rematan en forma de pequeñas almenas o en ábaco liso. Los arcos de la iglesia tienen el modelo de medio punto, tradicional de estilo románico, que se emplea en el ingreso a las capillas y como fajón en los puntos de intersección en los tramos rectos con los hemiciclos de los ábsides, en los primeros la rosca es lisa, mientras que en los fajones las aristas se suavizan con boceles. En algunos vanos se utiliza el arco ligeramente apuntado más característico de la arquitectura cisterciense. Los ábsides están cubiertos con bóvedas de horno con cuatro nervios para los hemiciclos, de cañón para el tramo recto de la capilla central y de aristas con claves resaltadas para los tramos laterales. Todos los nervios de las bóvedas descansan en pequeñas ménsulas. Parece que las naves tendrían techumbres de madera, aún se puede observar una armadura policromada en la de la epístola. En el exterior el edificio es de líneas muy puras. En el ábside central, las pilastras intercaladas entre los vanos recogen el empuje de la cubierta de horno interior y dividen longitudinalmente el paramento. Los canecillos son muy simples, presentan diversas variantes decorativas, desde los lisos o los de rollos a los que ostentan modelos de cestería o vegetales y algún ejemplo zoomórfico e incluso figurados. De los accesos aún se conservan dos originales, la puerta principal de entrada, ligeramente apuntada y abocinada. La que da acceso al claustro desde la nave sur es la más sencilla. Se abre un arco ligeramente apuntado sobre impostas. El paso desde la nave meridional al coro se efectúa por un vano de diseño goticista de fines del siglo XIII. 8.2.5. Santa María de Gradefes. Como el anterior monasterio, Gradefes se funda sobre terrenos de fundación real que fueron concedidos por Alfonso VII a García Pérez y su esposa Teresa Petri desde 1130 y en 115, el rey dono a esta pareja todos los terrenos de realengo que en Gradefes poseía. A la muerte de García Pérez, ocurrida en 1166, su esposa ingresa en el monasterio que funda como abadesa donde permanecerá hasta su muerte. En 1168 llegaron monjas del monasterio cisterciense de Tulebras para hacerse cargo de la fundación. Durante el mandato de la segunda abadesa, doña María García, Alfonso VIII y doña Leonor fundaron el monasterio de las Huelgas de Burgos, destinado a ser madre de todos los monasterios de la orden de Castilla y León. En el capítulo general de abadesas celebrado en dicho cenobio en 1189 se hizo dispensa de obediencia de Gradefes a Tulebras para que pasara de su jurisdicción a la de la abadesa de Huelgas.
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Tuvo auge en poco tiempo ya que salen de él monjas para dos nuevas fundaciones. En 1181 cinco religiosas de Gradefes fundaron el monasterio de Santa Colomba de las Monjas, próximo a Benavente y en 1245 a instancias de doña María Nuñez de Guzmán que hacía vida
Planta del monasterio de Santa María de Gradefes.
monástica en Carrizo, la abadesa de Gradefes fundó una casa conventual en Otero de las Dueñas. Fue posiblemente el monasterio femenino cisterciense de la provincia de León que detentó un mayor poder y gozó de mayor prosperidad como podemos apreciar por el hecho de convertirse en casa madre del de Otero de las Dueñas y porque tenía derecho de presentación sobre muchos curatos y grandes posesiones que se extendían sobre todo por las márgenes del Cea y el Valderaduey. La época de mayor esplendor se dará durante el mandato de su primera abadesa, lo que quedará de manifiesto por el prestigio que despertaba una dama tan principal en un monasterio. Parece ser que las obras más ambiciosas se llevaron a cabo además bajo su abadiato. De la construcción del primitivo edificio sabemos que en el 1177, doña Teresa Petri puso la primera piedra de la iglesia. Entre 1239 y 1242 aparece documentado un fray Sancho, “que tenía la obra”. En 1240 confirmaba una carta en la que doña Miesol y su hija daban a la abadesa de Gradefes licencia para entrar y salir por sus tierras a la pedrera de Valdefañe con carros y bueyes. Por tanto este fray Sancho monje quizá de Sandoval era el encargado de la obra que se llevaba a cabo en el monasterio a mediados del siglo XII.
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Vemos que las obras se prolongan durante largo tiempo como era de esperar, y como ponen de manifiesto la envergadura del primitivo plan de obras y la aparición de las técnicas constructivas más innovadoras que venían de Francia en el último tercio del siglo XII y el primero del XIII.
Cabecera de Santa María de Gradefes.
La primitiva iglesia de Gradefes se reduce a una cabecera compuesta por la capilla mayor semicircular precedida de un tramo recto, con una girola dividida en siete tramos y tres absidiolas, también semicirculares, que corresponden a los tramos centrales de la girola. La aparición de una girola en un templo femenino cisterciense es un hecho único en la península ibérica y que solo se repetirá en Flines, en Francia en el siglo XIV. La razón de su construcción no está clara ya que se considera una solución demasiado ostentosa para un monasterio femenino cisterciense y la hipótesis de que fuera construida para la adoración de reliquias cae por su propio peso, de modo que no queda más por aceptar que se construyó como mero reflejo de lo ambicioso de la obra primitiva que parece ser que quería ser una de las más destacadas del reino. A esta estructura se la añadió el primer cuerpo de tres naves y en época moderna se completó el templo con la prolongación de la nave central y la de la epístola, en la primera de ellas se construyó el coro en el siglo XVII. El acceso al templo se realiza por la nave del evangelio por una puerta orientada a poniente. Destacamos en la descripción un capitel del último muro de la girola que al igual que otros ejemplares de Sandoval y santa María de Valdediós, (Oviedo) presenta arquillos. Los arcos son apuntados o de medio punto. Todos doblados excepto el de la absidiola central, los fajones centrales de la girola y el del presbiterio. Los de la capilla mayor están más trabajados.
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Las bóvedas son de arista en las tres crujías de la nave, en el tramo recto de la capilla mayor y en la girola. En las que cubren los tramos curvos la clave está descentrada. El hemiciclo de la capilla mayor presenta una bóveda gótica compuesta de cinco paños cóncavos sobre nervios que se cruzan a cierta distancia del arco fajón que la separa de la bóveda de crucería contigua. La absidiola central se cubre con una bóveda similar dividida por dos gruesos nervios y las laterales, con bóvedas de horno. Apean sobre columnas y pilares ya vistos, excepto en la capilla mayor, en donde faltan apoyos y hubo de colocarse una piedra prismática sobre cada capitel para llegar al arranque de los nervios que, además, no coincide exactamente con el eje de las columnas. Este desajuste alude a distintos momentos de construcción para los soportes y la cubierta. Los muros exteriores de la cabecera reproducen fielmente la organización interior. Las tres absidiolas semicirculares tangentes, están separadas entre sí por pequeños contrafuertes de sección triangular que se corresponden con los apoyos de los arcos fajones de la girola en el interior.
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El claustro se sitúa al sur de la iglesia. A continuación de la sacristía se abre una puerta en arco ligeramente apuntado y otros tres arcos iguales, pero de menor tamaño, a cada lado. A la derecha e izquierda del
vano central se sitúan sendos zócalos corridos. Sobre ellos se ubican las columnas que apean los arcos, formando hileras transversales: dos columnas adosadas al muro lateral, tres frente a ellas, a continuación una fila de dos y, por último, dos filas unidas de tres columnas enmarcando la puerta. Las basas son muy planas y desarrolladas en anchura. Los fustes monolíticos, han sido rehechos en algunos casos, lo mismo que ocurre con las basas. Los capiteles todos iguales, están decorados con hojas muy planas y estilizadas en forma de cáliz. La rosca de los arcos se decora con un friso en zig-zag y el trasdós se guarnece con guardapolvo. Interior de Santa María de Gradefes.
Es el templo de Gradefes por tanto el más ambicioso de todos los templos cistercienses leoneses, del que se ha dicho que podría estar construido por los mismos monjes que levantaron el de Sandoval, el más próximo, tanto en el espacio como en el tiempo, lo que a la luz de comparar sus estructuras y elementos decorativos parece improbable, aunque aparezcan también aquí los capiteles almenados y los decorados con arquillos, pero las técnicas constructiva utilizadas aquí son mucho más evolucionadas que en Sandoval que aunque dentro de la tradición cisterciense se halla más apegado a los caracteres románicos que el Entrada a la sala capitular de Santa María de Gradefes.
presente ejemplo, el más cisterciense de todos ellos, el que más tiende al gótico, lo que denota la actuación de algún maestro destacado, ya que tampoco le separan demasiados años en la construcción al uno del otro, de hecho, puede que la piedra que utilizan ambos es similar y las marcas de cantero en muchos casos coinciden, aunque tan interesante tema no está lo suficientemente estudiado todavía.
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9. CONCLUSIONES. Tras la exposición del anterior trabajo las principales conclusiones extraídas del mismo se hallan en la relación directa que se establece entre el Camino de Santiago y la aparición del arte románico en la provincia de León, la cual tiene lugar en un primer momento en la capital del reino, León, y a raíz de las reformas en la estructura estatal y monástica que comienza a realizarse en tiempos de Fernando I y continúa durante le reina do de su hijo Alfonso VI. La creación de este arte no es exclusiva de los núcleos extrahispanos, sino que comporta un componente de tradición, tanto asturiana y mozárabe, que le harán tomar unas características propias que permitirán diferenciarlo del resto de la península y Europa. La coincidencia de una sede episcopal con la capitalidad del reino en León la convierten en una ciudad próspera, atravesada por el Camino de Santiago, que será la sangre que riegue la economía la ciudad durante toda la edad media, sobre todo a partir del año 1000 y que permitan la formación de un nuevo arte dentro de unas nuevas manifestaciones culturales que son auspiciadas por iniciativa real, al igual que la protección que se establece en el Camino de Santiago. Tras esta primera etapa de formación en la ciudad de León, hay una segunda de expansión del románico desde el foco que es San Isidoro desde el final del siglo XI hasta mediada la siguiente centuria. Esta Expansión tomará como primer cauce el citado camino de Santiago y llegará a los lugares más apartados de nuestra geografía, como será el monasterio dedicado a los Santos Facundo y Primitivo en Sahagún y al extremo del Bierzo, en una de las villas más importantes del mismo en esta época, Corullón. Durante este periodo de difusión, comenzará el periodo de ruralización del arte, lo cual, con el transcurso del tiempo nos llevará al último tercio del siglo XII en que este arte se transformará en el tardorrománico. Este último arte románico, convivirá con tradiciones cistercienses y protogóticas, las cuales, influirán decisivamente en su composición, que comenzará a utilizar técnicas constructivas propias de estos artes al igual que la escultura se encamina hacia un naturalismo propio del gótico. En este momento, aunque pudiera parecer lo contrario, los caminos que recorren la provincia siguen jugando su papel de difusores del arte. El Camino de Santiago empieza a plagarse de ejemplos de este momento, ya sea porque se construyen íntegramente durante este momento, como es el caso de la catedral tardorrománica de León o el monasterio de San Juan de Montealegre o porque aunque comenzados en otro momento, se concluyen ahora con estos caracteres, teniendo su caso más destacado en la catedral de Astorga. La Ruta de la Plata, a partir de la división de León y Castilla en 1157 a la muerte de Alfonso VII, comienza a recobrar la importancia que tuvo
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en la edad antigua siendo el eje por el que se comunica León con las ciudades del Duero y las extremaduras leonesas y provoca el desarrollo románico de las comarcas por donde pasa, siendo en la provincia de León el núcleo más destacado La Bañeza. Por otro lado también se fortalece el eje que une Asturias y León en estos momentos lo que podemos apreciar en el interés de Alfonso IX en mantener la comunicación entre ambas regiones con la construcción de Arbás a comienzos del siglo XIII. En este momento, el arte románico tiene su explosión en su vertiente más rural. Desde San Miguel de Escalada, utilizando las antiguas vías romanas se difunde hacia el noreste de la provincia con unas características muy específicas, destacando entre todas ellas la utilización de cabeceras planas en estos edificios. La zona berciana se convierte en este momento en un hervidero constructivo debido a la estrechez de los accesos que impone el hallarse rodeado por montañas pero ser el único camino viable para llegar a Santiago desde estas regiones, lo cual impone un románico que aunque rural, participa de muchos más caracteres cultos que el que se da en el resto de la provincia. Al amparo del monasterio benedictino de Sahagún, también nacerá otro tipo de románico, el llamado de ladrillo, impuesto por los materiales de la zona que en un primer momento intentará adaptarse a las estructuras románicas tradicionales en piedra, como es el caso de San Tirso en Sahagún y San Pedro de Dueñas y luego, utilizando solamente ladrillo como material constructivo se transformará en un arte nuevo, el mudejar, dentro del que encontramos ejemplos que siguen hallándose dentro del ámbito románico, como son San Lorenzo en Sahagún a pesar de participar ya de caracteres góticos. Por último, a mediados del siglo XII, llegará a tierras leonesas el último estilo que podemos incluir dentro del arte románico, el arte cisterciense, puerta entre románico y gótico que en León intentará articularse cercano a las principales vías de comunicación y que con unos presupuestos iniciales monumentales, dejará buena parte de sus obras sin finalizar debido a que las tierras leonesas perderán parte de su importancia con la unión con Castilla en 1230, lo que hará que en los caminos comience a haber una cierta inercia comercial que irá languideciendo poco a poco, dando lugar al decaimiento del poder de estos monasterios que serán casi siempre filiales de Moreruela o Las Huelgas, excepción hecha del monasterio de Carracedo, que se convertirá en cabeza de una pequeña congregación hasta el año en que se unirá definitivamente a la orden cisterciense en 1203, siendo este el que mayor predicamento alcanzo en el noroeste de España hasta el momento de su absorción. Por tanto, los caminos serán determinantes en la vida artística de la provincia al igual que el mantenimiento de las instituciones reales y que cuando la masiva afluencia de gentes comienza a descender y los poderes reales se trasladan al sur, comienza el decaimiento, tanto monástico, como
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artístico de la provincia, lo cual tendrá lugar con la llegada de la mitad del siglo XIII y el advenimiento del mundo gótico. De este modo, podríamos definir al reino de León hasta su desaparición como “el león románico”.
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