EL REY IUKANO y Los Hombres Del Oriente - Abraham Castellanos
December 8, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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EL REYIUKANO
Y
OS
D E L O R I E N T E - HOMBRES Leyenda indígena nspirada en os restos dei ‘Códice Colombino,”
POR L ROF.
abraham castellanos. De a Sociedad Indiana).
MEXICO. A. CARRANZA HIJOS, MPRESORES
i? Calle de Cincuenta y siete núin. 5.
1910
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IUKANO EL REY Y OS
H O M B R E S D E L O R I E N T E ir\díger\a nspirada Leyenda en los restos
del “Códice Colombino,”
L POR ROF.
ABRAHAM CASTELLANOS.
V i
MEXICO. A. HIJOS, MPRESORES. CARRANZA E i? Calle de Cincuenta y siete núm. 5.
1910
/
/
t
AL ECTOR.
seguran os cronistas, primeros
Q u e r i d o e c t o r :
indios leían en sus libros nos¬ que os de figuras, como
otros leemos en el alfabeto fónico, y esto no es una exa¬ ni se perdido a ectura, ientras geración, menos ha
Códice Colombino." El ejército santo conquistando el oro e os ielos. Ultima página del
el curvo es ideograma del Coloacán, donde se oculta ol (guía a de de¬ ¬ El erro el recha), a luna izquierda) (secciones del (humo á la y la estrella de la t*rde caracol
el
dentro marino
s el ideograma de pegadas curvo as dos dos lechas l erro on a
oloacán). l oloacán (colotl, lacrán)
la constelación del scorpión,
el lugar del oriente. l símbolo dice que es donde as de oriente se jun¬ luz luz uces
tan con as a de occidente, sol, la una y la estrella de arde, y donde os reyes el santos del van á a conquista or oro o (teocuitla) de os cielos.
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haya una marcha que a científica siga. e a nación mixteca, no apuntaron os cronistas ino groseras á¬
anera ue bulas, de ara nterpretar l anto el sol leer, libro indio, que vais á eniendo os restos del
original existe en l Nacional éxico cuyo Museo e
i) con el de Códice Colombino,” nombre he enido que marcha: seguir a siguiente ecorrer observando la raza. i< ? l país 2? hablada: nalizando el el espíritu de a lengua
omparándola con la escritura simplemente deo¬ I.
gráfica; II. nalizando a escritura simbólica, y
III. la escritura ideológica. iguiendo Estos tres filológicos escritu¬ principios entran en a llos, ra americana, quien e desvíe rá directa¬ de
mente al fracaso. l estudio écnico o puse en manos la a de docta corporación, exicana de “Sociedad que a y Geografía y Estadística, ara imprima circu¬ le en os centros científicos del a interpreta¬ mundo.
ésta; ción vulgar es es la lectura del pueblo. in duda que ucho so no s bra de falta análisis, pero un de una a filológica s uy x¬ día ni vida. ciencia del lenguaje tensa y el problema umano muy arduo. al No está alcance de todos os espíritus. n esta e¬
alma; yenda va parte mi pero soy la misma a¬ de de za iento como mis hermanos de a del sur. región
Por otra parte, seguido la índole su len¬ he psíquica de gua hablada es semej ejante ante en su que organización mor¬ á a su rabajo fológica ndole de engua scrita. l no presente, mismo, tiene que el de por lo más mérito
la aciencia y está specialmente ara india, scrito
levantar el espíritu indios, su de lo los s tan atenaceados en
ntencionalmente n us capítulos
(i) l Códice original está aspado
ás n
teresantes.
conciencia xplotados en su ser. s n eber como
ontra dentro línea, erguirse la tiranía, y de cada éa¬ se i grito rotesta contra a rutalidad os de e
opresores. México, de de febrero 1910.
INVOCACION.
a memoria de mi hermana A Emilia.
spíritu
Lo ecuerdas? agrado:
H e r m a n a a ,
tantos años Sque dos óvenes vagaban Hace ya por l país os ñusa- de
buscando as bi, fuentes de a his¬ y toria, me pare¬ ce ue a ido
orque i¬ ayer,
or go u oz; oigo voz que u y scucho os
acentos de tu lira en señal de alien¬
ientras e to,, to abismo n os ro¬ profundos
blemas ue n¬ vuelven a histo¬
ria de nuestra ra¬
Cuántas ve¬ za. ces,
ermana,
desde um¬ as los s cerros bres de lo
yacen donde as Cenizas zontémoc, ímbolo del de núes- ol occidental.—Relieve
tros
ntepasa-
del Museo.
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dos, cantamos untos a legría uestros erdes e
enviamos amoroso hacia as faldas campos aludo de a montaña brilla,” donde uermen os seres que
e uestra quellas queridos lma. quellos viajes, oción tiempo. meditaciones, acen perder a me del ué ué No ayer, ermana ía, s oy, s ste mismo
instante. stamos n as umbres el onte ira: extraños asaltos Albán. ontempla os os a¬ jestuosos onumentos. Qué aza dificó an m¬ ponentes moles? Qué artistas esculpieron llí mpe¬
nuestros? netrables enigmas? ¿Fueron os Sí, hermana mía, n os ien. contrafuertes e ueven os ira
atos de os erribles ixtoviyi, os alvajes, airones os os los lo s gatos-tigres, omo lamaron zapotecas,
atos ol esde los lo s erribles ue saetaron l as
n “tierras de luvias.” a más alta pirámide, on¬ hermosa Sahayuco on¬ templa a a falda el te, erdes nogueras, esto on us e a conquista de os ies avan¬ ravos. nuestros e extiende a
zada donde l aracol Xoxo, antas veces sonó gue¬
ara recordarle ey alle os rrero l que omo del l á las divino No te ñusabi puertas. parece estaban Paragüito, en l montículo, pie legendario allá á cuyo
pasa culebreando el azulado llí está hermosa río? la del morado aquella que a callada niña irio, iña en
noche baja ontaña libertad perdi¬ por a llorando a su patria. í, hermana: igamos el camino da de por de la no fué ayer, es hoy, será siempre. ulsa tu vida; lira y hablen uestras arrancas marillas onde l
se esconde del del día, mientras asoma cenzontle calor su az a apacible reina noche, y ayúdame de a á can¬
tarle á nuestro padre el Sol
alguna Si vez detuvi¬ nos
allí mos mo s atigados al pie de os añosos y desde encinos,
contemplamos el lejano horizonte, hermana hoy, mía,
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quiero llevarte al país azul de os árboles de oro, don¬
e os no uno amás, de donde tigres cansa guerreros carrera. acompañan al ol en u ígueme, hermana
montaña, donde del alm al ma. amos camino de a verde diestra el el dios de os ñusabi mueve con poderoso su mientras os universo entero, hombres de la tierra caen ñores. ¡Pulsa tu de hinojos ofreciéndole sus aves y sus lira, mía, ayúdame cantarle á nuestro hermana á pa¬
dre el el Sol
IMPRESIONES NDIANAS.
1 0. de noviembre de 1909.
I.
Quetzalcóatl.—Son as eis a arde. n a e falda de os de México, l ondo del oriente olcanes os cielo stá pintado álido ltimos ayos e zul;
del ol e despiden en lejanísimos horizontes, y el blan¬ se lucero de a tarde cierne las nieves x- co co sobre del
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taccíhuatl. Oh lucero
Paso sigue mi alma á paso e
en eterna arrera, insensiblemente se transporta la á felices pocas a uando, aquellas de ida indiana, á
esta misma ajabas á consolar á os ora, fligidos, tú, l ios bueno A a uz crepuscular han rey afligi¬ e invocado l
do en sus querellas e a dicho: “Señor, ya no puedo en este mundo con os males que diezman á pue¬ i
ebas blo ” “¡Ten pacienci aciencia a ” espondido; sed religio-
Fragmer.to de Quetzalcóatl. — 1 Códice Colombino."
el so so y al or el humilde, igue occidente camino cielo. Adiós, mortal no desesperes de la bondad de lo los s
sigue tu camino, misma pa¬ con co n a dioses, ue yo voy, ciencia, vía del ielo, onde spera i adre el e Sol. Voyme á Tlapallan a hermosa, einan os donde
artífices. Llegaré algún día .. ” siempre te celestes veo, divino lucero, corres y acia ue orres lapa¬ llan hermosa, a á la egión donde nacen us erma-
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nos. Periódicamente sueles descansar bajo algún árbol
firmamento, y entonces tus divino del ierras upilas ocultas á os hombres de a tierra. Reparadas u, y te fuerzas, fatigosa Ve- emprendes e nuevo a marcha. oh constancia, que a urora con lea¬ dios de a sus
de jes arrebol te acompaña
os iglos, y ú o esesperas, Pasan os ños porque desesperar amás. el uerte no debe Siem¬ ser
grande y ermoso, ientras os a pre eres ijos e tierra, as lores, iven e marchitan en un omo hombres on día Los tus hijos, y como uen padre,
experimentado y es enseñas l arte sabio, de cultivar es la tierra para producir todo género de sustento; en¬
señas l arte pulir a iedras de fundir os etales, a a preciosas, y odo, moral de constancia, l sobre
esperanza del pero tus culto de a trabajo; hijos, os a que nacieron na aturaleza de stilla e isma
levan la n humana, ambición l fondo e lma, u
quieren alcanzar a ompleta oda elicidad á costa, luchan y se hacen viejos. ntonces ú, misma con a bondad padre amante, cortas el vida. de es hilo de a quetzal Eres hermoso como las plumas de Salve, u¬ ú el cero blanco, eres Tiempo hombres calumniaron? ¿por te ¿Por qué os e qué han confundido con n venturero echo de carne y l os hueso, enido llende caso e por ares? candor ó por ignorancia? No me lo los s explico ¡oh dios (i (i) )
archar por y sigo Dejo á os impíos su camino, te entre a silencioso os arreboles de arde, ransporta-
refiere que (i) La leyenda que Quetzalcóatl fu fué é un misionero blanco que vino á pre¬
dicar civilizadoras á no más leyenda hispana. l rito doctrinas América, es que una el de Quetzalcóatl como dios bueno de la tarde, antiquísimo, pierde en a s e
americanos. noche de os tiempos. Quetzalcóatl es Jesús de los los el
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aquella ndiana do mi spíritu á eliz eliz edad de la ida
cuando ntre ubes acaradas onsolar bajabas á
los lo s afligidos, ú, l dios bueno.
2 de noviembre.
II.. II Ixtaccíhuatl. ibio amanece el el día. Cruzo os cam¬ pos con un grupo amigos, bservando os omos e
asalto pedruzcos ue lguna llevaron hasta e vez la llanura avalanchas os orrentes. ol o¬ las l
scendemos osques mienza á ntre e levarse, á la montaña donde duerme a Se¬ encinos alda de a ñora Blanca
tocar a albura a nieve, Quiero de sentir l aire frío
en en esa túnica helada ue o s a nvuelve. ¡Aún
sierra, tiempo ” dicen las inmensas arrugas dor¬ de la nada maj ajestu estuosam osamente soberbia lora america¬ or a na.. na
flores lancas amarillas Olorosas y aturan l am¬ am ¬
con n roma que e semej eja a al liqui- biente ulce ó ccinelilla a a spe¬ la á de costa. De dámbar entre sa y aromática obusto rece l ár¬ maleza, evero
bol de os dioses, l teocotl ocote), con agujas sus de
esmeralda simulando penachos l verdes movidos por mientras las agudas piñas de los bra¬ viento, que de y zos zo s ágrimas, se como opalinas desprende a sencia
que usaron os antiguos sacerdotes. cuando, De vez en en un claro de a selva, l oven oyamel bre sus bra¬ zos, saluda al al ue stá y asajero infinito zul
ó el u sobre copa,
l iejo, orgulloso aleosañudo
lócotl, escueto é imponente, sobrepasa ó seis ve¬ cinco
en su altura igantes elva. Así pasan ces á os de la
horas y el el eterno caminar. l valle Puebla á o las de lejos, diseminados por y os pueblos doquier. or in la prue¬ es vegetación comienza empequeñecerse ba de que pronto terminará a ascensión.
soll so El pasado a meridiana, eclina ligeramente ha al ocáso, y repente cambia el panorama de
Señora lanca
Ahí estás,
Una emoción profunda siente la cara¬
alcanzamos vana y así a región de las nieves. Cada uno lleva su inspiración y su mor, y canta ó mi quí dentro calla. Yo levo culto de mi alma, y me
tranquilamente alta voy á orar llá sobre a ás roca que pudiera alcanzar. ¡Madre de os mericanos, yeme
e venido e
lejanas ablarte ierras á or mis hermanos os que abajo, que la desde que gimen allá os iven en miseria brilló por y el hierro hispano os campos del Anáhuac, y encadenados quedaron ometidos por a misma teo¬
indiana, ijos ol. cracia no vencidos por os del ú lo sabes oh l blanca madre ue uermes ueño de
los lo s ustos Y o sabe ambién quel dios baja a¬ que
deante beber el mares, Tzontémoc. Los á agua de os y su indios auxilio, gimen iden adie es ha tendido
salvadora; cayeron en u nfortunio ua¬ ua ¬ mano ace trocientos orque on uertes, orque años, y iven son pacientes orque es nseñó l valerosos, sí
dios espierta, Madre xtaccíhuatl y vela por bueno.
tus hj o s . . descanso Madre quí nos nstantes xtaccíhuatl: sobre un de tu Miro á a distan¬ blanco irón sudario. cia os de cardos que bordan u man¬ millones blanco el el ellos to, entre divino de aguito hachoapam robablemente agua turquesa), onde as lmas e
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de os antiguos guerreros á l sus ristezas: vienen llora lorar
xtaccíhuatl escúchales oh Recibe mi ofrenda de o o r o s a s _ flores Me mis alejo en pensando hermanos, que ya Tzon- desciende á beber el agua de lo los s mares, pron¬ témoc y
to brillará el el dios de a esperanza sobre el blanco en¬ en ¬
tu dal de sudario
I.
EL PAIS DE LOS ÑUSABI. del Dice a leyenda que en las primeras edades mun¬
una trinidad de reyes do, hubo orgullosos en el país de los lo s ñusabi. ran á la vez sacerdotes y dueños del cie¬
tierra, lo lo y de a gobernadores de un pueblo religioso y cultivaba lo trabajador, que los s campos y labraba las pie¬ las esmeraldas dras preciosas, y las urquesas), ue el oro en caprichosas trabajaba y a plata ormas, a¬
en pequeñas joyas, ora liendo de las manos del artífice, el altanera, ora el atrevido océlotl sus ojos águila con co n
el genio del arte y de de f fueg uego. Existía entre os ñusabi la bedientes, dioses y ciencia. aboraban por sus por sus reyes.
Iukano (gran uz grande, primera aurora), ra uz,, día el efe l orgulloso de lo los s re¬ y sacerdote máximo, más
yes, l que tenía fuerzas na¬ bajo su dominio las de a
turaleza porque el primer del dios era confidente ol; Ñu Kuá. sabio sacerdote—rey de la turquesa azul, l
que enseña el culto del lucero de la tarde, y To blanco
er¬ l Yoo, al en l sigue de a noche, rey que astro moso país de os ñusabi. stos reyes orgullosos en a
desgracia, grandes en a marcharon el opulencia, or que destino había el les deparado. camino os Pero mediréis, ¿dónde está el de usabi? país 2
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¿Cómo es? Ah
lector, me ransporto á remotas aro
edades á decirte y voy dónde está y cómo era. En a parte ur de hoy epública exicana, l la os egros mar Pacífico bate con sus olas arrecifes á
altísimas montañas. or as l los lo s pies de añanas, as e soll so emerge de las salobres aguas, y por ardes
oculta entre arreboles de carmín. n noche, as es¬ a
asoman trellas pupilas retratándose en las ondas, sus azul. singular y suben por el infinito ste país, estaba ceñido en a antigüedad más remota, or res ríos, l l Atoyac, dividía á os oriente, que ñusabi ntiguos poderosa nación zapoteca; l las Balsas, de a ío de
N. En al occidente y O.; y el las Vueltas l norte. de esta extensa e montañas, donde zona erizan altísimas los lo s desconfiados trepan en os cantiles, linces volvien¬
do instante, el ojo avizor á cada con sus elegantes pe¬
en las orejas; llí donde l aguar e anza nachos
manadas perseguir al tímido venado, y las de abalíes corren con el el de sus don¬ estridente rechinar colmillos;
al pasajero de las enseñan sus acimos, el parásitas maguey flores marillas. extensa salvaje sus n esta
hay esmeralda, zona, vallecillos color en cuyos cen¬ de culebrean tros las barrancas, donde anida el cenzontle este matizador selvática que americano, de a úsica
canta á la naturaleza, con más que el bardo con belleza su lira cuando surge en el horizonte la blanca luna. Mi¬
los llares trinan á a vez en la espesura de ilgueros de
montes, el águila orgullosa hiende os aires saludan¬ pal¬ do al sol. n medio esta naturaleza, entre de las
en el mas de v verde erdes abanicos, cuyos racimos muestran
preciados frutos, los s oco¬ otoño sus éntrelos ncinos y lo saltando peña peña tes, de en como l lince vivaz, re¬ otros os bardos ñusabi, cantándo¬ corrían en tiempos lores, l l rayo le á las arroyo, á a nube, al amor. y
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n umbres ás ltas ullía n mientras as pueblo
entero hombres ha¬ de broncíneos, cuyos restos están
gigantescas cinados en tumbas. pasajeros cruzan Cuando os por aquellas montañas, los lo s monumentos monstruosos, colosales, os restos de
detienen l y los lo s dioses caminante parecen decirle: ‘‘¡Oh mortal
uelv uelve e lo los s ojos á lo los s derruidos muros,
contempla os ad¬ ¬ cerros que en otros tiempos fueran la ad miración un mundo, ahí estaban os jardines de donde
reyes señores. ira os escalonados amellones de y donde te crecían os rutos de odos os climas, sino duele tanta grandeza perdida, pasa indiferente; pero si
amas detén l hombre, entonces, pasajero, tu marcha
consagra una lágrima á la memoria de lo los s que fueron.. ” Pues bien, ector, á este de lo los s ñusabi (los hijos país lluvia ransporto miginación. de a tu Veo su esplendor os en odo templos del Sol, de la y la Estrella arde, Luna de de a ubiertos e o¬
os
os
hábiles saicos. ontemplo uegos de elota y atletas, y á los sabios prudentes sacerdotes siguien¬ y do curso de astros. scucho estridente ara¬ el os el col, miro las macanas y las flechas blandidas por ner¬ y
ientras brillan uz,, uz vudos brazos, en céano e os lea¬ múltiples colores de os ndios airones ormando
irisados por las brillantes plumas. este país, ec¬ jes
llevarte; que voy á una tor, quiero sígueme, eferirte' religiosa raza, divinos página de mi de mis ntepasa¬
restos vagan agrestes dos, cuyos por las montañas.
II.. II
ACHIUTLA. ñusabi el centro En deEpaís existen os descendien¬
tes de un ntiquísimo’pueblo lamado Achiutla. os un valle al N. E. cordilleras forman e estas cordille¬ ras contrafuerte a avanza un que se se detiene á itad
valle. l fondo, derecha a zquierda del n á a
contrafuerte, del dos ríos, l sembrado n corren uno márgenes cuyas sus por añosos ahuehuetes en amas vienen posarse perezosamente las águilas. a cima á se del contrafuerte llama en lengua ñusabi, Yuku Can¬ ó Sol, , en en a parte alta di,, di Monte del efecto, más
e conservan os restos aún del templo, anera e
pirámides la usanza la cum¬ truncadas según india. De final del monte hacia el del contrafuerte e n¬ bre y
cuentran lo los s derruidos paredones, mansiones regias de hi¬ los las de otros tiempos, donde habitaron dinastías del Sol. jos
En el hacia la tercera barran¬ pequeño valle oriental, baja de la sierra, cuenta una tradición que en a ca que antigüedad había a orilla dos hermosos sabinos de cristalina fuente. as hojas movidas el viento caían por le¬ sobre a superficie de las aguas, y mansamente eran le¬
vadas as se detenían en las por las ondas. hojas i¬ beras tocar a ierra entre al se trans blancos irios, al
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formaban en guerreros, en doncellas bravos hermosas y en De desprendidas un pueblo trabajador. dos ramas de a copa de os añosos nacieron lo los s dos prín¬ sabinos, cipes, hombre y de en el transcurso de muj ujer, er, quienes,
los lo s siglos, descendieron élebres apitanes, quellos
que guerreros sacerdotes hombres y dioses. de os
ueron
l orgullo
e os
En as se cumbres de las montañas ven ún os ci antiquísimos mientos e aquellos pueblos, cuya edad se en a noche de lo los s tiempos. os templos del pierde Sol, obresa¬ de a Luna y de a Estrella de la tarde,
len de entre las cumbres de las montañas con sus cor¬
geométricos, en os lugares y donde estuvieron las tes y os se encuentran casas, as tumbas árboles, hacina¬
estos humanos, bjetos rte, mientos de de ri¬
asuntos morosos de mitología. Del centro primitivo, dice a tradición que se exten¬
ñusabi en por sus dieron os todas direcciones, levados
capitanes conquista as ierras que intrépidos á a e vez l cuando fueron á a núcleo de nuevos mperios,
ya tantos hombres madre patria; no sustentaba la pero imperios legítimos soberanos, siem¬ los lo s nuevos con sus centro el lugar legen¬ pre reconocieron como principal los s antiguos. Así el dario de lo se constituyó reino Tilan-
las tongo, cuyos últimos soberanos épocas alcanzaron modernas.
rey Tilantongo, dice a e}mnda, legó El primer de
procedente de atravesando su al Achiutla, con pueblo
ta cordillera limítrofe, y llegado que hubo al centro centro del valle, donde se evanta con co n l un cerrillo negro, gritó
singular tivez provocando á combate al mortal se que creyera tierras nhabitadas, que con derecho esas no habiendo respondido solamente l soll e so nadie, mi¬
n raba
con ccidente
u disco de
uego,
or o cual
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lo omó las saetas del carcaj, por enemigo, sacando
tendió el arco y ilbó a al occidente. en¬ flecha l Sol
ontañas, tonces ocultó su detrás e as el isco re\^ atrevido posesión las dilatadas comarcas tomó e
u imperio. que formaron vasto el Así e ormó reino de Tututepec, en antiquísimos
tiempos; el gobierno de Coixtlahuaca, uando fué así
sojuzgada a raza de os La conquista, el do¬ chochos. obe¬ minio, las aracterísticas de a raza; ero la son
diencia al centro es el distintivo. l pueblo ñusabi for¬ mó cuya antigüedad una es remotísima. confederación
Los ñusabi eran considerados omo os vencedores del Sol. Dicen os historiadores que la consideración se á a debía tradición de Tilantongo; creo que esto pero á ellos, Sol; es debido que en efecto, vencieron al pero
descubrimiento la victoria es simbólica, se efiere al ombinando el el de a cronología l año olar con año astronómico, cuyo secreto, asta os últi úl tim mos iem¬
ha en el el corazón gran pos quedado de os indios. Este descubrimiento hizo raza que se mirara á la con todo respeto, como representante del valor y de a ciencia, el el grado creerla Así fué que cuan¬ hasta de invencible.
do vez, os Central alguna pueblos e a esa riun¬ faron singular os ñusabi, n ombate de e creyeron
encedores avorecidos l los lo s ueblos or astro-rey.
Pero babía na remenda, que en el tradición existía corazón os del Anáhuac. n emo¬ de todos pueblos
épocas y de tiempo en después de mi¬ tísimas iempo, les de años, vendrían hombres del oriente y e apode¬
tendría que rarían tierra. Esto porque así es¬ de a er os os taba rofetizado por sacerdotes nterpretando
antiguos oráculos. sta era erdad, l asunto una
de a eligión sí abían venido os principal usabi.
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primeros conquistadores, y suceder así tendría que en
decretos adelante. os e os dioses iempre cumpli¬ dos, l hombre sometido á su eterna al oluntad. es a relación que sigue.
III. LOS YOSONDUA. se acercan Misteriosos viajeros al palacio. Ascien¬
den a el onte onvertido en espléndido alda
jardín, en os aparecen claros, os ricos viajeros bri¬ pedrería. llando al ol su esde as murallas os neó ne ó Nunca viajeros apues¬ fitos ven aquella maravilla. más tos legaron sí. sí. kuá, l cielos y Lucero Nu acerdote de os del de la — ‘Se¬ arde estaba cerca del altar de os sacrificios. l neófito:—“á las puertas la la¬ ¬ ñor”—dice del empllo o
potentados bajas, man dos de las tierras dos misterio l uno con l sos yosondúa, cubierto rillante opaje
igre iedras, el el otro de dell de y adornado on azules
traje oteado os hermoso con ignos del umo.” — paso”—dice l Gran acerdote, y os yoson ¬ “Dadles dúa penetran sagrado recinto con as ceremonias de al estilo. ierra os via¬ l rey de a ecibe de pie, os
jeros inclinan a cerviz en de umildad v de pa¬ señal o hablan, el sacerdote nterrumpe u i¬ ciencia.
lencio
Viajeros poderosos, dónde venís? or de
por noble vuestro aspecto, vuestro afable y enrojecido rostro, parecéis enviados nuestro Padre el Sol; pe¬ de ro ventura, no sois unos No sois unos por alsarios?
apariencia hechiceros con humana y llegáis así á núes-
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hospedaj edaje? e? Responded: tro imperio á pedir os onmi¬ no en dioses. nombre de os El primer yosondúa dijo: — “Yo soy I a k u e ñ e , kue-
ñe con Yuku-má, ita) l tigre, vengo l monte que n nombre dioses. legamos, eñor, humea, e os ielo nuestro del pie del donde brota Padre l Sol, á través así dispusie¬ vamos de las edades, orque o
ron os dioses hacia el punto donde brilla el Lucero de
Tarde. l pie cielo, la legamos de Ñu Andehui, del y en busca reciada uestra patria, vamos de a flor, Sol, del y Hijos de buen nuestro tocamos andí tierra hambre. or a nos apoderamos los s tuvimos fuerza de lo
graneros para defender nuestras vidas ya en os lindes uestro mperio; Oh ran eñor de asto pero de u¬ estos dominios no somos seres creáis que malos.
estaba asiento vuestro y pimos dónde el de poder, n¬ caminamos nuestros pasos por el más hermoso río que ojos visto, Yuta Gandí Sol), hayan por el el río del don¬ á a sombra grandes árboles de de os llegan á descan¬
antan sar las águilas, onde os pájaros u entura ramas, hemos llegado bajo las rescas y por fin, hasta dio¬ la regia mansión, á ospitalidad de os pediros a
ses nuestro numeroso para pueblo. Concedednos, Se¬ ñor, este piadosos." favor; somos
—“Misteriosos viajeros,"—dice l sacerdote rey,—
“Sois ois hechiceros,"—y em¬ unos impostores, unos puñando en a diestra os símbolos del poder, —“ved,” —les dijo,"—aquí están mis armas y por enemigos os
tomo. ayuda destruiré vuestros on a de os dioses, l no sois os hijos ejércitos, porque de nuestro Padre Sol. d lejos esta sagrada donde de ansión vivimos
uestro en paz con pueblo o penséis en poseer i una mota de tierra.” Los ijos el Sol alieron del empllo o fiados su en
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y os ientras os viejos orgu¬ valor en horóscopos,
sacerdotes l altará hacer sus llosos fueron abluciones sobre las cenizas de sus antepasados.
sacerdotes ya En verdad, aquella trinidad de hoscos
sabía hombres legaban del por las re¬ que os oriente, laciones las tierras bajas y de que hicieran os viajeros
porque a radición o aseguraba. ukano había nvo¬ cado al Sol, u ios y su poder; u á a Natura¬ kuá leza y al Lucero de a Tarde, y u Yoo, l Astro de el el la soll so a severo, Noche; ero parecía ndiferente vespertina, l as¬ as ¬ aurora siniestra con apacible dios; el
tro de a noche silencioso, y a tierra oda ndiferente en as ba¬ y callada. Cuántas veces To Yoo escuchó
rrancas el canto del cenzontle con un amor que entris¬ el ientras l tece alma, a una ubía ranquila n
inieron veces os celajes amarillos oriente, cuántas
á turbar su orazón
olamente l orgulloso ukano,
vagaba por as estrechas pre¬ allejuelas del alacio, invasión parando os planes repeler a para el alm al ma presiente a ventu¬ Mas de os pueblos, ue
ranza ó a agitarse desdicha, comenzó á con siniestros temores, cada aspecto del cielo era y un presagio, ca¬ da susurro de as El murmurio de a hojas un ndicio. y el retumbar del trueno; el canto de a alondra fuente y el del l a natu¬ graznar uervo l tardecer día,
misma, a montaña eca, y el bosque raleza de hojas l ol ardiente l cierzo helado, a egra amarillas,
sombra l el arecía uejido uho, odo ecir:
“Los hombres del oriente legan ” Los son déla tierra, gigantes dueños y uertes. Los
pequeños débiles habían dell de Gran invasores y legado Río Yuta donde el cielo e junta con a Kano) tierra.
eran Eran hombres del piadosos. Quién podría mar,
contrarrestar a voluntad divina? pueblo sentía ese l
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horrible calosfrío de lo los s vencidos. Solamente el alm lma de
Iukano no abatía. piedad ó por la e Por a fuerza de bía vencer. Con su orgullo e entía tan uerte como los lo s mismos os templos se vieron abastecidos dioses.
ruegos de ofrendas en odo el y mientras imperio, más y plegarias se elevaban al cielo, os espíritus de an¬ ¬ os an
tepasados llegaban mente en tropel la del Gran Rey, á
emi- como esas mariposas negras que aletean en a del crepúsculo. obscuridad ¡Oh dioses Los hombres ienen del blancos orien¬ te, te, íbranos de su poder y de su uerza. Son os solda¬
dos nuestro el de Padre Sol
IV.
LA ATRIA E UEÑE-ITA.
N e g r o s pasan os días. Kueñe-ita Iakueñe) Yu-
ku-má pasos oriente dirigen sus hacia el en donde s¬ tán acampados numerosos ompañeros. sus uelven Sol, refundas añadas el del l fondo de Río n por
donde eridiana donde ólo lega a uz, onvergen
altísimas de pendientes gigantescos árboles, tapizadas donde muchas veces os acantilados, altos de trescien¬ parecen esplomarse l y tos metros, obre bismo, donde el el hombre equeñez, s ás eina mide su
Naturaleza a rapaz, l águila enchina¬ de a diminuta da como punto se proyecta en l que negro fondo del infinito camino va akueñe. ez n azul. Por ese e
cuando acerdotes e etienen onsiderar os u suerte. ¿No nosotros os nviados el somos ielo? ¿No somos nosotros os hijos padre l Sol? de nuestro
¿No en nuestra querida atria ue allá dejam dej amos or Ja divina voluntad, nos enseñaron a agrada iencia
para predicarla mundo, l de a adre ierra al culto y el culto de os muertos, a de a guerra l ciencia
culto de Iakano Totee, l soll so naciente), l movimien¬ to de a uz que odo o anima, a no¬ formación de a
con sus augurios oraciones, y a cuenta y ter¬ che y
na sucesión tiempos? Por ué ntonces, os de os
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hombres de a ierra o quieren ya orgullosos impedir,
reyes ó ¿Ellos no saben sean semidioses? mismos que así o ha determinado a Retroceder? s divinidad?
imposible. Jamás os hijos Sol vuelven a espalda. del
ó morir es nuestro Veamos o que Vencer destino. a
suerte nos depara." después Así, de un camino llegan á las tierras argo bajas, donde Du Año,el espíritu de la muerte, os espe¬
iensan ra con sus bravos uerreros. os apitanes in sobre l artido ue eben omar, onerse e
acuerdo.
Tienen en país una revelación sueños, han vuelto al de á patria. las delicadas lores, han su vuelto en Más allá de Ñu Andehui, dice a eyenda, medio
mares adonde padre ol, de os brota nuestro l hay r¬ os es un a zul, de país eterna primavera; tierra es akueñe. El boles de oro: de ahí país de os valien¬
millones uerreros tes y os bravos, donde e com
carrera, de pañan al Sol en su de ahí es akueñe. Ay los lo s quedan esforzados que atrás e
allá país ás del
azul oro, s negra, y os árboles de flores de a región
negra, y os valientes se muy que retrasan ienen que encender alcanzar as antorchas para egiones e a
nunca cobardes vuelven a ara atrás. on luz; pero
é s de invencibles: éstos akueñe. temerarios En el límite luz de ombra, de a región de a y a
hay cuevas donde ioses. siete uelen escansar os
primera es águila, donde La la del de sale la rapaz e¬
enchinadas plumas medio de oleadas rrible de en as de a uz, y recorre el jardín e os rboles orgullosa de oro. La segunda es la del tigre, patria de Iakueñe.
país mill mi más hermoso todos os sueños ¡Oh veces que
uestros de os hombres Ahí dejo soñando á héroes, mientras os tierra reyes de a ofrecen odo orgullosos
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género á epeler de sacrificios os ioses ara os hombres del riente. Van escalzos or naccesibles lores ncienso vino; caminos, y ofrecen y aves, y e¬ ro os dioses permanecen mudos
hombres extranjeros ¿Cómo es posible que ui¬ es ten u poder? ¿No son ellos os de uestro escogidos
padre l ol? Alístense os jércitos e aballeros archen l encuentro e os emerarios, águilas, l poder reyes de a tierra; todo o vence, dicen os pero alma está o el de os pueblos triste, y os genios a¬ blan en os templos
V.
EL )E EROES. UEÑO OS
á V e ro n su en legado sueños ue habían antigua
patria, l país zul de as flores de oro. legaron l
donde el cie¬ norte reside no Andehui, l corazón el donde lo,, lo este gigante iene ajo u ominio odo l Universo.
ukumá, Iakueñe iadosamente van al país e es áspera; uy los lo s muertos. a tierra rugosa y pero
extensa. parte un u¬ n a más alta, nmenso árbol yas oro en ramas verdes y sus lores de se abren cruz.
En el un ojo brilla ue viejo tronco, hay que y iem¬ pre está inmóvil.
“¡Señor, brazo h dios Corazón dell de Mundo, pode¬ que el Universo, vida, a¬ roso mueves liento e a
dre os ombres, escúchame e
e sido enviado l
ñusabi, ierra de lluvias y neblinas país de os á a por
nuestro padre el Sol, con el destino; para cumplir e¬ ro os reyes tierra, me niegan a os¬ orgullosos de a
pitalidad y desafían mi poder. o soy piadoso, no de¬ or rramo a sangre de mis hermanos vanidad ó por
el se pre¬ ambiciones pero ejército enemigo bastardas; para. Oh genio, Corazón del Mundo, ayúd údame ”
Dios baja El Corazón del Mundo, ajestu aj estuosam osamen¬ te de a montaña. leva en la diestra por verde escu- 3
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forman tocado y telas do un sol. reciosas piedras su de su clámide. carmín regia
Iakueñe presenta frendas span¬ us y Yukumá, tado contempla tanta grandeza. o¬ l dios recibe l menaje enaje y exclama:
“Hijo has país ñusabi, vo¬ mío: ido al de os por a seguramente que luntad de os y llos te ayu¬ dioses, darán cumplir os no importa ape¬ á oróscopos; que á os que llamas son le les s la fuerza. us nemigos us
también hermanos; ellos, alguna vez, vivieron en nues¬ e¬ la en del querida cueva águila;” patria, tra “gran aunque no pie¬ ro lejos de aquí, se han olvidado de la
reyes dad, en corazón de rece la planta de a el sus vanidad orgullo. os dioses tu nue¬ y del te envían á va patria alm al ma. os reyes para castigar esos vicios del
serán de a tierra perdonados i se arrepienten, y se¬ se ¬ rán elices algún akueñe, ukumá, l día. uelvan país os verde, de ñusabi. Veis ste árbol, iempre
cuyas amas se pierden en nfinito, uciendo en el l
ali¬ flores? espacio sus planta del divino doradas s a or ella os mento. dioses viven, su angre es dulce,
sombra su carne es blanda, su aroma suave bajo su y a nmortalidad. ues bien, akueñe, l vive uelve
ñusabi, nueva patria, país de os u ahí crece a plan¬ salvará ta, ultívala y adórala. lla á u umerosa
e su ugo sacarás a de u ejército. dulce miel, er¬
mento el licor de os y de os ancianos, l icor dioses que retorna os sueños de a uventud, que hace fuer¬
tes á os viejos y vida á os evuelve la moribundos. ñusabi, agra¬ Vuelve, akueñe, l país de os on a vestirás tu planta en us ojas escribirás da ejército, tu contarás sucesión e¬ historia, y la de lo los s tiempos.
vántale dio¬ templos y en ella adora á la tierra y á os porque ella misma es piadosa abre sus ses, y brazos
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el el Sol. . . . ” despareció hacia u padre l dios miste¬
riosamente. akueñe y Yukumá aminaban or na
tierra plana. quel'con bastón, sagrado l símbolo del l fuego de os siglos y scudo del dios del aire con
que n ccidente; ste on tllatl ornando vuela l posesión ierras haciendo á a divi¬ de las y sacrificios p la n ta . . . . na
rumor mar Así soñaban, cuando un rumor de como
despertarlos. staban ns¬ vino á en la tierra era l el el soll so su disco en que por oriente con aparecía tante fuego. e sus sueños y de refieren onvienen n ue
son divinidad. ó morir una revelación e a Vencer
¡Guerra l occidente
nquietos os audillos salen de
la ienda ampara. rumor omo umor que os quel
de ar del entero: ¡Yahui s l grito ejército
Ya-
encontrado hui ” La planta abían sol). el alimento. Y efecto, a tierra es negros; pe¬ en verde, os cantiles
semej ejando ando inmensas ro á trechos, esmeraldas, a plan¬ l sol, sol, l ástil puntia¬ sus ta carne abre brazos hacia gudo con lores de oro esparce aroma os us l por
Verdean os cerros con campos. El paisaje es hermoso. pájaros los lo s penachos del os cantan su himno ejército, a aturaleza, os egros parecen á antiles esplo¬
marse, audaz os aludando l águila iende aires l tapiz sol, sol, a tierra es un de flores rojas—ita kueñe— amarillas blancas, pétalos manchados se agi¬ y cuyos de as igre tan placer. on lores del cacomitl) ue
saludan al héroe. ¡Yahui
Yahui
mar. Vencer ó morir
l umor e rita ejército omo
a planta carne onfor¬ salva,
ta, ayuda. os ma¬ ¬ héroes vagan absortos. en en su ma
país de oro, ginación l azul de os árboles flores y de l Uni¬ y allá en norte el gigantesco dios mueve el que
verso.
VI.
TEMPLO SOL. ASALTO DEL DEL Decididos os héroes para el el avance, dió a orden
capitanes todas Iakueñe á os acampados en las mon¬ hombres tañas vecinas, y aquella asa de empezó moverse entamente urante días y días, efiere a
numeroso ese tradición que era tan que os ce¬ ejército, en os rros rillaban l horizonte con airones de os
hombres, mar de como un ejano esmeralda moviendo sus ondas. apaciblemente jército ntre El nvasor ba abriéndose aso os no oponían pueblos atemorizados que resistencia, fué
acercándose hasta a gran donde así capital vivían os despóticos reyes del lugar. En todo el camino, os hom¬ bres acían eremonias el riente us eligiosas
undaban ta nu yahui, lor lo r y emplos. botón de de maguey) ierra; ue epresentaba l ielo a
yahui, Monte Nu l Yuko Yuko el aguey); ndehui,
lores e árbol el ielo e as monte hicieron sacrificios, de os cuchillos donde se l Yuko ro; Yuchi,
en adelante, os rincipales capitanes pidieron os así á la aurora, l cielo y la tierra, ho¬ horóscopos á y os
siempre es fueron avorables. róscopos eran Siete os capitanes que llegaron las mu¬ hasta l rallas reyes. que tocó á las de os soberbios viajero
puertas, l de Yahui, l acerdote del culto del ulto de os ntepasados, l uenta os siglos de a de del
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blanco lucero de a tarde, el astrónomo de a cuenta de los lo s siglos en os del sol, l terrible movimientos acer¬
de a guerra l observa estrellas de a dote y que as noche. odos en son de paz á conjurar os es¬ llegaron
fuertes que defendían os templos de os eyes, píritus extendía por mientras el caballeros tigres se ejército de montañas. las hallaban Los reyes de a tierra se en l templo ma¬ yor, entro la sabiduría, de a y de u po¬ de religión
os rodeados de altísimas murallas, va¬ der. palacios sa¬ sa ¬ guerreros águilas sobre ellos. n l recinto lientes
grado os se atrevía hechizos y Quién con¬ conjuros.
tra l ayor anto poder? templo staba rotegido el dios a constelación india con¬ por celeste, del águila el el tadora del iempo, or genio del lucero de la arde,
os se por e os espíritus ue antepasados agitaban l el el dios luz inquietos en espacio, por de a y el genio
grandes de a guerra. quí se celebraron las más cere¬ y contaron os Qué quejas tenían monias se tiempos. los lo s dioses? querían ie¬ ie¬ Por ué xpulsarlos e sus
s verdad decía alguna rras? que la radición que vez vendrían ombres el sue¬ os del oriente á conquistar lo;; lo no eran demasiado llos, os dueños ¿pero fuertes,
aquel vasto donde su ola voz se mo de imperio á á
los s pueblos y hacien¬ vían lo de porque eran dueños vidas
das? Y y ejército n no tenían escogido valeroso las lejanas murallas defendían os recintos sagrados? que ¿ Qué importaba que os se cubrieran aquel montes de
hormiguero de enemigos, á a primera de os i salida
“caballeros águilas” lo los s soldados más tem temibl ibles es del mun¬ do,, do extranjeros huirían y uje¬ os acobardados serían
tados Qué al ributo? importaban esos iete capita¬ nes que pedían a sí pensaban os re¬ rendición? dos
una ukano y Ñu mandando yes más soberbios, Kuá,
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negativa los s sacerdotes á lo falsos que reclamaban la ren¬ dición.
Los valientes defensores alistan akue- sus armas y ñe l bélico su a siente ardor que corre por sangre. no es el piadoso viajero e a rillante pedrería. n
la frente de oro en supremo cíñese a corona señal de
ecorre el poder, frente de su ejército incitando al com¬ an¬ ¬ bate, y todo de os aballeros tigres se an el ejército
za al asalto.
Terrible es la lucha sóbrela más alta cresta del mon¬ te, n uku Gandí, el onte del asta ue sol) l
monte del ol luna caen bajo a su y de a fuerza de porque lanza. nciéndese a guerra n odo país, el de abían en a sido boca boca noticia uela. profa¬
Sol ejér¬ la el del y nados os templos de Luna. ero
cito e akueñe se anzó como uracán evastador, y después de ncarnizada onquista las veinti¬ lucha,
grandes ciudades entonces cuatro más que por conte¬ imperio. nía ní a l
Iukano os aballeros águilas sostenían e n a caballeros igres mpeñaban capital del imperio y os combates. sangrientos
VII.
CONQUISTA DEL AGUILA. LA E reducto era el el templo del Aguila, l ás último
os fuerte de y el ifícil de asaltar, or templos, más el era cuanto que águila el el dios protector de a casa á
sombra imperial á cuya vivían a eligión y l ue¬ blo.
En cada el amparo de a antigüedad, raza vivía bajo celestes dioses, os antiguos ñusabi cifraban u fuerza en que l el águila cierne sus alas en spacio, Cons¬
Tauro) majestuosa telación del y vuela del riente l in carrera. occidente, ue adie e impida su ola¬
mente akueñe el el atrevido se arrojaba era mortal que á el sagrado atacar recinto de a tierra. l del templo águila está Iukano y os demás sa¬ sa ¬ En
cerdotes con o florido os más del ejército, caballeros águilas ue e arapetan n as uertes altísimas y murallas. n l día landiendo us anzas orren y
macanas fuertes agitan us ora¬ sobre os muros, dos plumaj ajes es señal rabia, ó os filosos en de ueven en cuyo centro sale de vez en cuando con rrita¬ picos
lgazara dos ojos a cabeza colérica guerrero. n¬ del cada se escucha á ota estridente caracol fernal del
lú¬ ¬ y allá, en que suena aquí ora sonidos cavernosos y lú ora nota gubres, en chillona enardece l corazón que
de os guerreros. viejos
abajo, Más allá, sentados en us cuartos raseros,
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están os caballeros squivando as piedras igres” el el enci¬ os que vuelan por aire, por viejos amparados nos no s de elva- on oteados a orren altos us
cuerpos y abren las respondiendo las fauces á amena¬ zas de os águilas. i os unos os tros ederán; i los s tigres son astutos y valientes, amás han vuel¬ pero lo
cara to a al y cuando sean envueltos as enemigo, n sombras de a negra región, llos, os oderosos, a¬ encender antorchas para alcanzar a patria de la brán luz, l azul de os árboles de oro. país
En
noche,
exploradores avanzan sigilosamen¬
a os te, siempre a¬ arrastrándose entredas malezas, y son
tales las noticias que llevan l Gran Rey. Señor, as
gentes cercan amarillas os or odas artes, por l y todas partes gentes monte por el río, por hay ma¬ rillas. ” i)
frente de su Iakueñe ecorre el ejército. echos o¬ preparativos, ceremonias e¬ dos os y siempre con las ligiosas raza, cierta suena el caracol de la noche gue¬
por os y gentes amarillas de rrero montes, as saltan las olo ombre y brincan un malezas como por as
gatos nfer¬ murallas como os salvajes por las peñas. nal gritería se en el horizonte. “caballeros pierde os
tigres” y os “caballeros águilas” se baten esespera¬
damente; l ncendio lumbra spectáculos troces, corazas uno y bando, corre a vuelan las de otro an¬ an ¬
gre ^ os moribundos como rojos arroyos, a3r es de os son llevados el el mientras os uhos, os i¬ por viento,
atraídos uz ris¬ niestros buhos, por la del ncendio, a negru¬ con en sus lúgubres octavas temente cantan parece ra de os Todo poder de bosques. decir: ‘¡El
(1) u t a y c o s a . yuku i ñuco nuni iquaa . Ano¬
tación tación del Códice en caracteres alfabéticos).
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el fin, ha erminado ” tumulto abru¬ Iukano entre or
mador, os caballeros rinden, y sus gene¬ águilas” e rosos hermanos es tienden os esde enton¬ brazos.
caballeros y os caballeros tigres’’ ces os guilas” fueron el brazo fuerte akueñe, akueñe, l ran de
capitán enviado por os pudo reinar oberana¬ dioses, mente ñusabi. en el país as colonias de ue¬ de os
rreros vanzaron ibremente l l sur, l este orte, igantescos y l este. evantaron emplos l ol, á a um¬ as de la á a y sobre Estrella Luna Tarde altas montañas, acerdotes bres de más y sus pu¬ las
dieron consagrarse l culto de os stros y de os ge¬ nios de la tierra.
délos encon¬ ¿Qué fué re^es? o fueron orgullosos trados emplos. se n os n odas partes preguntó un rumor n por ellos, solamente ejano dijo ue n
(i) ) camino extraño sobre las heladas cumbres del Yahui (i á rey semblante se vieron un viajero en cuyo a pena
veía, riste naturaleza ucedía esto an como a oda. el divino marcado con emplos. en año siete
Iukano viaja acia l empllo o planta e Yahui la la dioses ecobrar sol). on os acrificios á os ntenta
riste. leva os su reino. a a spalda vasos sa¬ sa ¬
grados en a diestra el bastón penitente. y del (i) rnini rnini Yahui. ua
Anotación del Códice i.
VIII.
DEVOLVEDME I EINO
Pobre ukano, peregrino de su propia atria, en a e uevas antas. a el onte región as mitad
Yahui hay de un empllo o primorosamente rnamenta¬ os ntiguos llega ex-rey á a do por artífices, á él el ma¬ luz del crepúsculo. a cortado hermosas flores de
guey con gotas a¬ que ofrece rociadas de sangre del bellón dios de de ritos. sus orejas, egún os Señor, estos lugares,” devolvedme mi una ice, reino ” voz, manera eco, responde, á la de allá en el fondo e
de la caverna: “¡Marcharás entre ocotal (i) ) “¿Qué ocotales es ” (i
oderoso dios dices oh
lor lo r uerte Oh de Yahui
¡Marcharé entre espesos ocotales, s decir, no recobra¬ ré mi reino ” os sollozos hacían gemir al monte. Las calor del débiles plantas ristemente se mecían al sol,
locamente mientras a roja venturilla agitando las alas en ¡Sañá l ire,
ecía; Sañá ” aléjate, eñor;
aléjate, Seño eñor r ” El eco de os sollozos trajo á os otros eyes, que
también por misteriosos caminos llegaban. ueron al donde cristalina brotaba sitio fuente dedicada á a uz de la mañana; llí un acerdote abló á os dioses y
lugar: ¡Genios de la cristalina del fuente, evolved¬ eino ” a hasta as nos l voz agrada lega ro- Sani (i) (i) titi.
(Anotación).
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fundidades fuente; os agitan de a genios del lugar se eco responde: ¡Caminante, y el lejano sigue por os
or las orrientes que ío verdes ocotales, guas este
busca os n a te señala y oráculos cueva sagrada de
los lo s corazones coraz ones ”
archaron agua Los sacerdotes iguiendo l de a ayunos y pasaron muchos días entre y oracio¬ fuente, nes, asta que al al fin, a ontaña agrada aparece á á ojos, una pequeña boca, que ape¬ sus y an pequeña olo nas da entrada á un ombre, que están á ndica
las del a montaña esta¬ puertas maravilloso templo.
cubierta ocotes, sagrada ba de a planta de os dioses cuyas ramas de se desprenden opalinas lágrimas.
Entran os sacerdotes á a divina ontaña uyo en hay peñas terminadas as centro en picos, estalactitas go¬ y formadas por eterno caer de as estalagmitas el
tas de llá l fondo, después de salvar abis¬ agua. en densa obscuridad, aparece mos entre la el altar de os ¡Genios de estos sitios dioses.
o¬ de Señor stos
reino ” Dicen os minios, devolvednos nuestro sacerdo¬
profundidades tes, y el eco retorna de las de as ue¬ expresando como en lengua extraña por o vas onfu¬ so del Iréis pueblo por os mon¬ sonido: con vuestro
de abo¬ tes alacranes y gigantescos árboles y lanos l e nosos á ol ” donde uerme nuestro padre i) la helada y río del Se¬ “Iréis antes á cueva fría, en el
donde el canta ” ñor vive pueblo que 2) “¡Oh icen os ex-reyes peregrinos, r de¬ de ¬ dioses dio ses ” recho hacia nevadas pasar los s mon¬ las montañas, por lo
donde abita tes el ueblo que anta ara legar al (1) (1 ) am, a a Sañu yucutiyuchi ysñu yosonama-niti hua yua-
yuta cuta niqui ñu d a . Anotación dell de Códice). uicatlán. (2) (2 )
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i) de os magueyes y más allá nuestra reciada país destino. flor, uestra patria, oh crueldad del
”
En esto, ojiza uz lumina el espacio úbitamente, rayo, faz del errible luvias truena el y a dios de las
sa¬ sa ¬ a uz ondo aparece n l del os relámpago. a donde u n a cerdotes vuelven cara hacia brilla peque¬
luz semej ejante ante lejana blanca a boca de ña á y estrella,
que está á a falda del monte. tientas se aga¬ la cueva A rran de las duras estalactitas, que se iluminan con lo los s cuando á colores del ris algún rayo de luz viene herir sus Tiémblanles piernas, frío es facetas. las l intenso, por fin á a el emplo, ielo stá legan ntrada l
penachos azul y os gigantes ocotes mueven sus mue¬
mientras algún llemente, tirano inquieto, a oja ven- turilla ¡Sañá sobre débil rama,
epiteen Sañá. .. ”
doloroso canto: “¡Aléjate, Señor; aléjate, Señ eñor or ”
Los tristes. onta¬ viajeros van l otro lado de a hay un ugar santo donde a edi¬ ña todo convida á ukano y Ñu rente á rente ma¬ ma ¬ tación. Kuá, con a ukano jestad sacerdotes; ero con l temple y a de exclama: mi soberbia de otros días ¡Ya o ves, ama¬ do do os hados nos no hay e¬ Ñu Kuá, son funestos, y
medio, ólo un de nos queda, que el camino salvación se on de oro manche hacha sangre que nuestra oja estire No la soga aquí nuestros sagrados cuellos hay
Ñu evistiéndose a remedio, Ñu Kuá ” Kuá, con aquel energía e otros iempos, ues omento n cuando nace pareció hermoso como l dios ol en l oriente, á os ¡Teme dioses, ukano, eme á os dio¬
camino que destino ses se s ”—exclamó,— “Sigamos el el nos no s depara, y sobre todo, piensa que no se han agota¬
recursos divinos.” do os “¡Tienes razón, hermano, didi - ina-nuyahui (i) doyunuu yaa-Sa yucut ... uco-Yata yuu ita yu.
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ce ukano, igamos adel elan ante ” os sacerdotes ue¬ ue ¬
un daron mientras oja silenciosos argo ato, la ven-
tembladora como fuego, esde la o¬ turilla llama de del pa árbol repetía: ¡Sañá ¡Aléjate, Seño eñor r ”
Sañá
Aléjate, Señor
IX.
LA TARDE, EL LUCERO DE i) los s cañadas Van lo ex-reyes estrechas donde man¬ por
orren as el samente guas ristalinas ío e las Flores, 2) blancas donde al chocar contra as piedras las cantan. aquel aguas murmuradoras ermoso país el céfiro almas donde tibio abriga con sus alas las que
amparo que viven bajo el de a una, a diosa virgen majestuosa se levanta en en l oriente despertando los entimiento eligioso, corazones n ue ntensifica, el el blanco cuando disco, odo ntero, con su lateada
y añadas, el poeta luz ilumina os osques mientras l cenzontle, canta sus de las selvas americanas, sen¬
estrofas leno dulzura. tidas de inspiración y de
Hermoso donde, en a cuando país aquel, mañana, muy suave el e os picachos es alor del ol, miran cubiertos de basalto, negros, ocotales, os iscos de azules y el en tanto verdes, irmes sobre abismo, que el águila u vuelo escudriña cuidadosa¬ con erezoso
mente sus dilatados dominios
Hermoso donde, en el el fondo de las ale¬ país aquel, gres cañadas, cantando el agua, corre á os pies de los
ahuehuetes, os viejos rboles as canas soberbios de
las del vieron mundo. blancas que edades remotas (1) (1 ) dini Kano.—Quetzalcoatl.—(Venus). aka (2) (2) aña mini yuta ita-yucu muncot yo yucu huichi chaa isa. — (Anot.) 4
50
legan á una cris¬ Por este país van os peregrinos. onde talina uente, e etrata l azul del ielo. l consabido leno piedad y de dolor grito, de se escuchar —“Señor de estos dominios, devolvednos nuestro rei¬ no ”—Y guijas el rumor del gua que orre entre as
blancas repite:—‘ ‘¡Viajero: marcha hacia la cueva don¬ hacen frendas Luna, desembocadura de se á a á la ven de las cañadas donde en la reciente hondonada se los lo s peñascales (i.) los lo s peregrinos marcha¬ blancos ”
con acia ron alguna esperanza Ñu Yoo, a ierra de la una, a cueva sagrada, a rimera en la egión
de las Cuevas.” santa “Siete
entrada rofundas añadas, donde A la de onver¬ acia as aguas ue corren mponente se gen el mar, a uerte de la lena. levanta a montaña e y luna
donde centenares pro¬ (2) Aquí es durante de años se nunciaron oráculos, cumplidos todos por la voluntad de los lo s dioses.
con os atribu¬ Entra el sacerdote máximo revestido
tos del Sol de la Estrella déla Tarde y dice:—-“¡Oh y un via¬ Oh dioses de os muertos Luna Soy Madre que oncededme esta gracia jero iene por su eino
alma ruego ¡oh mía ”—Repit ”—Repite e tres veces u es¬ por y
cucha voz ue al la sagrada dice: — “¡Viajero: invoca quedando la voz se apagó, ólo occiden occi dente ”— y divina extraño de os emplos. el silencio
reyes conferencian y á a uz. Tristes os salen ra (1) (1 ) — Hua-yuta ño huiyo-cahan cu.. cu Aminiyaa.—Bu la ca¬ di ñada, en el río donde se hacen ofrendas á la Buna, no donde está ancho— ancho — en e as e la entrada cañadas—en a hondura nueva
las piedras blancas. — (Anotación el Códice).
uku el el luna lena.—Ano¬ (2) (2 ) Yoo Cani.—En monte e a tación dell Códice de base que prime¬ en en a dell de glipho representa la cueva dell de Chicomostoc. ra
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dio¬ la los s del crepúsculo vespertino:—‘ ‘¡Juro por lo hora mentira, ses, dice ukano, que todo esto es que he per¬
dido mi eino por a e; ero uro os dioses por que
tomar venganza voy á
Soy poderoso
Alerta, Alma
orazón de fuego y del mundo, ios de os elámpa¬ la uz, vais á sentir mi gos y la que todo poder ¿Por qué
esperanza, no lanco, si ú, ucero res el dios de la instante ? bajas aquí en este mismo ” Yoo “¡no Yukano, dice, no desespe¬ Ñu blasfemes,
eme res de a ivinidad, á os do s e s .
Oh dios
grande, h agnánimo, h lanco ucero de a dios
tarde, ayúdanos
l nos queda, pueblo fiel que l que
huye por uere de en¬ las ontañas, e de ambre,
fermedades y de terror; a y ú d a n o s .”
En bosques e esto, enrojeció más l horizonte, os nube de colorearon de carmín, y entre misteriosa gual¬ da, de ronto pareció dios de a uz on oda u el
hermosa, con su maj ajestad. estad. toda divina viejecillo Era un ermoso de tez lanca n uyos
brillaba a dulzura. En su cabeza, hermoso airón ojos
finísimas lumas ue cae de e uetzal suavemente con á a espalda sobre un capillo de carmín franjeado el zul de os cielos. de rojo y oro con n camisolín
patria en mo¬ las volutas del viento, símbolo de a que pies. leva á a ra. iquísimas andalias calzan us
derecha abanico á a siniestra el del viajero y el sagra¬ bastón do del caminante.—-“¡Aquí me tienes”—le dice al acerdote. —“¿Porqué oh mortal
esconfías de
de¬ la a y de os sabiduría dioses? qué bondad Por sesperas?”—Atónitos, os peregrinos e miraban, mien¬
tras un de amor y de speranza centelleaba en fulgor apacibles sus pupilas.
— ‘Tened Sed paciencia y seréis felices algún día. re¬ ligiosos y humildes y seguid al occidente or cami. el
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no que l cielo nos ha marcado. o desesperéis de a
justicia de os dioses, ecordad ue soy un caminante que lleva a isma ruta, y no desespero; pacien¬ con
padre cia umildad e V03' al ielo de uestro l e voy á Tlapallan a hermosa, onde oran Sol.
a atria los lo s celestes rtífices, legaré lgún día
abren Adiós azul donde se as de oro. ortal, corolas corolas no d e s e s p e r e s .”
cielo de El obscureció pronto. celajes uyeron os ielo de armín, en l ondo de n azul purísimo y
pareció tranquilo, ás blanco y hermoso, ri¬ ás
Tarde. llando con u esplendor el ucero e a odo el Los x-reyes archaron silenciosos; lma ero
presa el de ukano, de entimientos olorosos, apuró licor de os dioses de os hombres. oco y sin enti¬
un porque desvanecido do lloraba como niño se había el esperanza último rayo de para recobrar su mperio.
á la levó sus Después, resignado con su suerte, preces antepasados, convocó á os ieles memoria de sus que
le uedaban l n imperio y e resignó emigrar de
su adorado suelo.
X..
EN PAIS DE ALACRANES.
Marcaba la cuenta del tiempo, casas, siete en a leja¬ historia era los s nísima de a divina, cuando lo peregrinos
marcharon hacia extranjeras tierras. le¬ le¬ Llevada la noticia or os vientos de a noche,
emotas el el gaba hasta ás chozas n corazón de las las por las montañas. "Los antiguos reyes marchan” y
quebradas
y por ásperos a ¬ de sierra os breñales len piadosos fieles, vez más os hijos engrosando cada a
la caravana desterrados de os de os dioses. Mujeres,
y hombres niños, mozos, ancianos enfermos, todos os de buena voluntad seguir a uerte uisieron e us
antiguos reyes. días y largos Pasaron y vinieron oches días ás. Iukano enía ada vez un santidad specto de y e¬ sí pasaron verdes campiñas os signación. por las y
montes cubiertos palmeras que sonaban sus frescos de abanicos del aura. tierra era rígidos al soplo a ama¬ rillenta y roja. paisajes se sucedían iversos os unos ambiente á os otros y saturaba l aire. diverso
Las cuestas enderos as e ragosos orturaban plantas de os viajeros. uántas veces las filosas gui¬ montañas, pa¬ jas desprendidas á millares de altísimas hacer recían mposibles os caminos; el dios déla pero
esperanza nfundíales alor ara eguir delante, cumbre allá, en la de a montaña, el claro portillo de a
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formado entre dos icachos es invitaba legre¬ selva
mente para él. os orazo¬ llegar á Adelante decían nes. más Un esfuerzo
el el verde portillo bañado por
i¬ la uz e teniendo como fondo n del ol acercaba
rón azul hermoso cielo. del
Caminaban os viajeros hacia el país que canta. uka- no hacía constantes sacrificios al genio de a ierra, l Sol, á a y al Lucero de a tarde y os ugurios Luna
parecían favorables; qué largo era l viaje. serle pero
Pasarían años y años, antes de llegar á la región más se vez os donde muere l sol, al niños de oy lega¬ viejos. rían á embrarían l suelo extranjero con sus
carne onvertida en vez huesos, su lores; al atis¬ gustos las farían sus generaciones venideras; pero ellos, el í os los lo s n hálito e sacerdotes, eniendo dioses, serán y legarán in estino i inmortales al de su a
y a acompañan. paciencia piedad os en nmensa De iempo iempo, a aravana ete¬
para hacer curar níase provisiones, cultivar el campo, Señales ello sus enfermos y reparar las fuerzas. de de¬ en os grandes ampamentos donde jaron evantaron
improvisados altares y guardaron os huesos sagrados vencidos, por os y las enfermedades, de os años or el y el del cansando igor clima.
En día á a cumbre e onte, ierto legaron n todo convidaba á descansar. ímpida el donde corría
agua en pequeños arroyuelos l pie de os encinos ne¬ gros. as palmeras frecían maduros frutos y el sus poleo aromatizaba el ambiente. Aquel olor de a húme¬
da tierra, quel campo lores silvestres, donde as de lancas azules y y amarillas, alfombra¬ corolas rojas, distancia ban el suelo, el de en distancia, flaco itzote, de allo, sosteniendo en la punta su manojo anojo de hojas á ol la os un de erde, acimos e manera mostraba
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las blancas, alabastrinos de más blan¬ lores pétalos la ca cera.
Es escansar y reparar fuerzas, dijeron preciso las los en un rato de alegría, las flores del ma¬ ma ¬ viajeros, y
adornaron las las y el el itan- droño sienes de doncellas, duco con sus trompetillas e amarillo y asó de rojo
mano en mano como el símbolo de a fraternidad y del cariño. rajo En a noche, una acha de ibio viento ro¬ vino mas delicados y otra acha á confirmar que más
estaban os viajeros n iversa tierra, ya ejos de a pero ambiente patria; qué ierra era sa del tibio los delicados aromas? ronto o supieron, era la ie ie¬ ¬ n¬ l e del animal que sagrado rra tisuma pequeño, rosca y el hombre tiene igero pica i pensamiento del
magen pecado. l diminuto animal, de aquel grande en allá lejana que e enrosca el cielo en a tierra adon¬
se nuestro pe¬ de esconde adre el Sol, y a tierra, a
tierra, pobre remedo quella queña un e adonde o¬
dos donde acabarían os iban, sufrimientos y os dolo¬ res. cuando a caer y n efecto, tarde comenzó á as
teas alumbraron os ecas montes, pasaban sobre las la la¬ ¬ os con us olas, hojas enroscadas entamente cranes, grandes nos las palmas mano, omo e a
otros pequeñitos y vivaces, con agudos sus garfios en la punta er umano había de a cauda; pero ningún
olamente en solitarias l ruñido las egiones. el
puma interrumpía l silencio y ritería la nfernal de los lo s en a espesura de la selva. De vez en cuan¬ coyotes
do las luciérnagas con inter¬ lumbraban sus verdes nas, y el grillo entonaba tristemente su canto lastimero. ¡Preciso es descansar espués de ufrimien¬ antos
tos y fatigas en este recioso itio, inderos el aís
que canta
XI. LA TIERRA QUE CANTA.
Levanta el campamento l peregrino y si¬ ueblo arroyue- gue estrechas cañadas y murmuradores por los, vez su que engrosan depositarlo cada caudal para mansamente ío medida n un grande. que van¬ l paisaje el zan, cambia. n fondo de as cañadas, a
y prodigiosa; rriba, en vegetación s xuberante las
ercanas, os fru¬ lomas a ridez completa. bajo, tos dorados el por calor del soll so en las amas de copu¬
pulpa blanca y dos árboles, a fruta de suave que duer¬ me ranquilamente pasajero hora l á a de a siesta, el zapote suelo negro que cae esadamente al cuando
en ligero el ya no puede sostenerse su piececillo, y ma¬
mey que presenta sus ventrudos bermej ejos, os, frutos como un á las del árbol ejército de enanos agarrados ramas ol..
guarda pulpa, y el apayo El chicozá'potl su deliciosa sus rutos oro. n el que entamente ofrece de agua y al parecer está estancada, el tollín corre crece verde
entre cuyas ectas hojas, como puntiagudas espadas, millares mariposas de juguetean de todos colores, zu¬ zu ¬ les, amarillas, con infinitos dibujos en verdes, rojas, las
las veloces libélulas zumbando alas, y que pasan como
diablillos inquietos con sus rígidas y transparentes alas. confiadamente llega á apagar su sed ó tran¬ El venado, l quilo asta n as aderas as omas, uma de
estira sus atas entre l verde acatón, satisfecho de
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man¬ y os su vida rojos solitaria. rriba, os basaltos de zarza esparcidos las de a chones omo lores piel
tigre. os cereus gigantes que al cielo cien del elevan
candelabros vez, ó sostenidos por un ronco á a más, echados viejo. os montes emej ejan an nmensos erizos en a tierra, con os rígidos pelos al infinito. nmensos
que en manada parecen descansar á a margen erizos ba¬ de os ríos, con sus púas de órganos y su piel e
salto. scápase la pluma este conjunto de naturale¬ á
derrochadora, za de dones aturales; pero i n ser velo¬ humano aquellos contornos, en donde giran por
ces os pájaros carpinteros tronando con sus picos as
cortezas calandria secas, mientras a amarilla asoma guarida. su cabecita en el saco largo que e sirve de Todo convidaba pecar gula; á en este edén de pero santo y dulzura, el ejército con sobriedad pasaba con
entonando cantos ecos religiosos cuyos repercutían en las áridas lomas como os ecos de las lejanas empes¬
tades, y lo los s velaban dioses sobre sus cabezas para pro¬ su religión su bar y amor.
repente, un gigantesco De sobre órgano, escuchóse
atimbrada enor, el áureo canto la voz de un y de o¬ busto barítono contestó en lejana después un a loma, coro vibrar as montañas se produjo soberbio izo y
entonces una majestuosa sinfonía.
Pero ¿quiénes cantan? ¿Qué dicen.
Ser huma¬
no no se ha por aquellos y sin embar¬ visto contornos, go, cantan, cantan en el mismo idioma que el ejército
santo. ¿Escucháis? os enores epiten el ontes¬ himno, barítonos con voz de oro, con es¬ tan os su y os bajos
tentórea voz, orman el cuerpo sinfónico, acompañados por el choque oleaje; pues l santo le¬ le¬ del ejército a
gado á un fértil valle en cuyo centro río. corre caudaloso
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¿Pero dice aquel misterioso coro? Escucháis? qué Claramente e percibe:
“Por í flor divina, mi bella ilusión;
de oro racimo
verde maguey, del
entona piadosa su esta himno grey
mía, alm lma Escucha, mi triste canción. ”
ejército santo, á su vez repetía El l himno, y así i¬ xploradores guieron su amino, mientras os ubían lomas uscando os isteriosos artistas; por las as
después de atigosa marcha que os volvían diciendo, cantores, os l parecer ivían en las amas e árbo¬
apenas jo humano os descubría, rans¬ les, que l formábanse en equeños animalitos de las ranspa¬ plateadas rentes y que emprendían uga para seguir a árboles lejanos, muy lejos de a curiosidad cantando en
hombres. de os Ti zabi
ijeron os ombres, os
seres ierra que llaman las luvias en a de os calores sofocantes.
Después, os santo, vieron hombres del ejército que solamente aquellos no seres misteriosos vivían por esos
lugares, otros también de litas de oro sino y atorna¬ pechos ansiosamente solados que batían sus alas nci¬ ma de os quiotes, alrededor de as flores e aguey su polen amarillo. que sacudían sutilmente En de el nunca uno aquellos días, comentando visto
cuando suceso, estaban os tres sacerdotes, vieron por endero e aminante estrecho que acercaba obusto el con rojo bastón, símbolo de os dioses. l extranjero— —¿Quiénes sois, caminantes?—dice
vais ? ¿ Adonde
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sacerdotes peregrinos, antes —Somos oderosos servidores de os dioses, nuestro hoy que vamos con yahuis (hijos del maguey) (i) (i ) hacia os mon¬ pueblo de tes de auroras de uz uz.. . . . ” las y os árboles - Bien, buenos hermanos, yo ambién voy al ielo
de a 2),, 2) donde hay hermosas lumas Luna altísi¬
uyas mas ontañas n ondonadas crecen xtrañas íos, flores y l ey de os l ar. corre
hacia la
es cañada de lo los s cálidos ontes cuya semej ejanza anza esta . . . ” tierra de bendición. si queréis, os acompañaré al
nuestro templo del Señor, padre l Sol, dueño de s¬ tos lares.” personaje agregóse santo El misterioso l ejército y ol n ierra ue siguiéronse acia l empllo o del a canta.
(1) (1 ) —Sañuy co yau-chitan ka ka-yuku ni yaka-ka a chij iu
dell de yaa. Anot. Códice). (2) ñi m.... y o o . cutihua co u cu c -yucu uta
i ta-a yua atoo—it nc.-ii-nu yu o. nc.-it o. yucu c a y
yuhuiti-ni cacu, Có¬ ñuu yuhua-t-a-a. Anot. ... ruiu dell de dice).
XII.
EL TEMPLO YAHUI. EN DE Pasaba el ejército santo á las orillas el audaloso
ondas río, cuyas bravas se strellaban en las riberas,
aquietaban en os remansos. y se
Yoo Nu Kuá, To y ukano archaban on nción
guiados por extraño ersonaje de x¬ religiosa el que enía eposadas trahumano algo en us onversacio¬ filosóficas sentencias, nes, en sus en sus estrictas cere¬
á la monias y sus Divinidad. cantares —“Hermanos—decía,—-yo visito viajo por deber y u} dioses por piedad. de un aís ejano, á os oy
y puedo hacer mis hermanos, lejano, cuando el bien á
hijos esta tierra, os con toda la los lo s de ayudo fuerza de
porque a á os emás, mi alma, ayuda a nseñanza al ignorante, a desgraciado, un santo felicidad del es
buenos los s soberbios infiltrándo¬ amor. os consejos á lo les á sus enseñándoles la amor semej ejantes, antes, bondad 3 ^ el
el la son más preciado de os sabiduría bálsamo bres. ”
om¬
comprendo ustos, que sois ue ois “Hermanos,
santos, á vos para aprender á por eso vengo ser justo,
aprender los s para á ser santo y servir así á todos lo hom¬ el ilustre viajero, bres de la —Así hablaba tie r ra . . . . .
o escuchaban religioso arrobamiento. y os re3ms con
Llegábase el extranjero á lo los s fatigados, y alentábalos singular para la resistencia, o más era uando ue
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los lo s tocaba con su bastón, os fatigados mágico se sen¬
fuertes, os tían enfermos mej ejoraban oraban de sus males y lo los s ancianos á os óvenes con la arrogancia va¬ alentaban ronil de os veinte años. Enseñaba álos jóvenes los pre
secretos ceptos de a religión y os de las artes en os
campamentos. despertaba á os a¬ ran madrugador, postrándo¬ conduciéndoles á sus bradores sembrados, se de hinojos al salir sol. el Así hasta la Era llegaron puerta del sagrado templo.
éste a una cueva inmensa boca de en cuyo ondo ne¬ gro entraron os viajeros, quedándose os hijos del ejér¬
santo en centro aquel valle donde anto cito el de por habían tiempo caminado. vive El pueblo cantaba:—“Aquí Señor de a a¬ el
ñada que usca uestro uestro ueblo, ey. ”(i) “Aquí mora el dios Yahui, n esa cueva, el dios de la
tarde flor del corazón ” y
¿Qué allá os se o hicieron peregrinos? o sabe. único que a tradición recuerda, es que brillló el relám-
tierra, go y divinidades del cielo de a de a uz las y de a aparecieron instante, que viaje¬ y tarde, en un el
espareció encanto, dejando ro isterioso como or oír una voz que decía: — “Ya eres bueno, uka- celeste no,, no por de os á a de sigue el camino dioses, ve región
serás Yahui l templo del Sol y de la Luna y eliz. cielo l de la Cuando os salieron cueva, peregrinos
estaba sereno fondo dibujaba y en el azul se esplendo¬ bello roso y l blanco de a tarde. lucero
Iukano su camino de oraciones y piedad, y se siguió sentía fuerte uerte y más cada día, temerario como lo los s valientes igres que e arrebataron su reino; pero fuer- Yaa chitondua aniui chii ch ñu.... cuasa-Cahua (i) o ni au co dolo Yahui ita no ... ton.” — (Anot. del Códice).
inmensa ahora su l¬ te por a piedad que anidaba en ma y por a bondad que isterioso ompa¬ infinita el
infundiera en su corazón. ñero Así pasó con u jército or strechas argantas,
formadas altísimas que de moles de basalto arecían l ielo, capri¬ y en tocar imas iguras cuyas había
que simulaban hombres, águilas y chosas, leones que
parecían ran pe¬ precipitarse l abismo. veces un á descender, una esfera ñasco próximo ó que iba á des¬
prenderse igantesca de os a omo bala, mientras agujeros de las rocas, asomaban cabecitas pardas sus uetzpalin, erezosamente el agrado ó as guanas abrían de á os sus fauces mirando eojo viajeros. El se ejército santo movía lentamente hacia las mon¬ ó nieve, de y tañas blancas cubiertas cada cada tarde hermoso mañana a vigilaba su migo, su isterioso
dios desde azul del l fondo cielo. El a cambiado ya. clima, naturaleza, odo había Al
país de os cantores, país frío, l país de las sucedió el a xuberancia, heladas y de las nieves. n ugar de
millares e e a planta sol, •la •l a ridez, especies l
sustento de os pobres campos y montes; os por por sobrios viajeros pasaban cantando las oraciones de os
sin cuidarse de os dioses bienes llos iban terrenales. oro, de a y hacia a región del felicidad del amor.
XIII. ¡NO MATARAS los s dioses la fuerza santificada de Queriendo probar lo
Iukano, cuando éste caminaba las por frías regiones y los lo s legó á oídos un montes nevados, sus que rey con¬ quistador se acercaba arrasando sembrados y destru¬
ignotas yendo pueblos. emerario ey venido de e¬ no templos, ni divinidades del cielo y giones respetaba
de a tierra, era n oderoso ey igre enido el
oriente á quien nadie o detenía en su marcha.—“Co¬ dijo eregrino, ibertemos rramos á él, se el os
inocentes inocent es ” Próximos al asalto, temerario conquistador se l e frente aparece al de un gran pueblo, cuyos habitantes lloraban pidiendo ra¬ gracia; pero el ejército, leno de bia y de uror, ccede bedeciendo o l mperioso
ukano rompe mando. filas con su ejército inerme, las y os guerreros asombrados e abren paso. lega l
frente del rey abre os brazos y póstrase conquistador, hinojos:—“¡ No mat atará arás s ” e dice. Teme á os dio¬ de ses, poderoso rey, y sé usto para alcanzar la felicidad
de os pueblos. Qué male les te han hecho esos millares
inocentes que pretendes de creaturas, sos sacrificar,
e am¬ am ¬ todos bajo el cuando voluntariamente entregan
paro brazo? ¿Qué de tu poderoso males te han causa¬ Responde do?
tarás
No atarás, poderoso rey; no ma¬
ntes sobre hombre pasa el cadáver de este pe- 5
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nitente fué eyes que antes l más grande de os el s el más feliz entre lo los s humildes, y mundo, que ahora
porque quiere e os No cumplir a voluntad dioses.
matarás, poderoso rey
us ma á hermanos on¬
serás á os sé bueno dc h o s o .” ' suela afligidos, y Así ca¬ habló Iukano, libertador de pueblos, y siguió su
mino rey en de paz arrastrando tras de í al poderoso
nombre de os dioses. Los que eran ricos, os inva pueblos atravesaban
desparecían sores, sedientos de oro y de riqueza, como in al in con u por y encanto, huyeron que capitán nadie uándo cómo. ra que l ol upiera ni ios
Iukano, probaba el alma de en persona se hubo pre¬ ukano ya sentado penitente; era bueno ante el pero Iukano ya grande era •* *
lejanas tierras, l rey lugares, Allá en de estos bus¬ augurios en lo cando los s sacrificios, vió en su imaginación
pa¬ como una revelación divina, á unos reyes santos que saban por su imperio predicando la paz, a resignación
constancia, reyes á y a santos quienes príncipes y e¬ odos rey en figura yes, os poderosos, l ismo Sol
humana, descendía homena¬ á a ierra á rendirle sus jes.—“¡Pasad, santos varones, y seguid hacia el reino
de uz donde oro en impalpable el vuela l espacio en
aurora
eyes santos, Pasad, predicando a oral al
acom aco mpañ añe e ” que la gente buena os pueblo, y
Iukano pasaba con al humilde Y la vista suelo, y re in ensar iquezas este signado, n as e undo,
predicando la humildad y a constancia, ientras los reyes esd de a tierra, os príncipes y señores, los s salían por lo
presentando caminos principales sus bastones de oro de y respeto, mientras pueblo en señal sumisión de el
67
de os agregaba hombres buenos e al ejército de paz
que l ecorría mundo cantando religiosos himnos acía eremonias or almas Iukano recuentes las de tierra mientras os antepasados, por la y por el sol,
randes, os por a uerza bruta, on¬ los rgullosos quistaban os erramaban a de ueblos, sangre sus emplos hermanos, in respetar ni i ugares santos; pero os ven juzgan, se encar¬ dioses, que todo o y o
garían castigar la soberbia, abatiendo siempre de para su orgullo. Iukano seguía ranquilo, camino de occidente, guia¬ do tutelares, ijos firmamento, por sus dioses allá en l el águila que abre alas y ectamente se va á hun¬ sus
los s dir dentro mares, día. de lo en donde llegaría él algún Así estaba decretado dioses, por os y seguramente es¬
to tendría que uceder.
eyes antos, y eguid l reino e a luz, ¡Pasad, donde en en impalpable aurora, el oro vuela l espacio y oh la de derra¬ vosotros, poderosos reyes tierra no méis sangre de vuestros hermanos más a
XIV.
SACRIFICIO RESURRECCION. Y
Hay hacia a mitad del camino de a ierra, en la egión ccidental, n untuoso empllo o que divide
y riente quedan os tierras ierras; l pueblos ivili- l acer¬ dos y humanitarios, entre uyos habitantes,
dote peregrino caminando haciendo sus prédi¬ viene y cas de moralidad después y de usticia; pero de cami¬ á nar asta a itad de la ierra, lega a egión e los lo s países sanguinarios. l árbaros sacerdote ey no entró valiente, tuvo miedo y levando a luz del sa¬ sa ¬
predicando evantando y doctrinas, templos al ber sus de a á os árboles lucero Tarde, divinos de Yahui, del cielo tierra; y de a enseñando l culto de os antepa¬ el sados, de os astros y culto de a na¬ l movimiento el era salvaje duro; y os dioses, turaleza; pero país y
anguinarios los lo s eyes y os ombres y crueles. sí fué, que ra tiempo, uando ucedía, en ue l esto
y cinco del mundo con tal terminaban grandes edades motivo, elebrábanse as iestas de os siglos, ncen¬
diendo fuego sagrado. l predicador que el llevaba el
azul dos del oriente, bastón de os cielos y las flechas había símbolo de a luz y de a verdad, pernoctado en
“gran ueva del soll so de a tierra,” cuando salien¬ la y genio del lugar profun¬ do del fondo el en medio de un
“arrancóle pere¬ do sueño, y la sangre del el corazón,” santo manchó el suelo del recinto. grino enebroso,
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Los sacerdotes honras ú ¬ infernales e tributaron las
nebres de religión y guerra, y el ejército santo loró so¬ Iukano llegó bre u umba. ué entonces cuando á la completa, i) porque su sangre, dice a perfección de
leyenda, brotaron seres de misteriosos figura humana,
ofren¬ los s jefes á ofrecer cuando lo y guerreros llegaban y das con sus arcos de guerra umba santo sobre a del
peregrino, cuatro iños esplandecientes hermosos
estaban sentados ajestuo aj estuosam samente obre sus peque¬ ños ronos en a del peregrino hermo¬ sangre an ey,
murallas sa y tan fuerte, como as de las regias man¬ siones. fué así omo aquellos Tnu Anini príncipes, {ell árbol de a tarde), {e ukanolú, Iukanito), aka ú, lulu -
cesita)
el n u uli, iñito), legaron reinar
aquellos pueblos bárbaros é implantaron a religión de su sagrado padre. ero de aquella gloriosa tumba no
solamente gober¬ nacieron os ríncipes reinantes que naron aquellas regiones, sino que no guardó ás os
restos ukano de . radición os eyes santos Cuenta a que vieron á u aminando umbres as con jército, or as de
montañas, en el mismo corazón de os pueblos bárba¬ ros redicando doctrina, ciencia su usticia; u u tradición que o en añadas cuenta a vieron llanos y de estableciendo pueblos fundando templos, camino patria, cuenta la que o su la región de la luz; tradición exto Códice.—Iukano nu indihui-ya.. u yucusa- (i) dell de . yin sañu yutavosoyayu uliua sanito yuhua yta yucuta diti—
nuyosotosi, sahui-yucununi-ni quiti nu hu yu cuñunda-y-niuo ni tohu yu cahua. — Donde Iukano subió cielo se al divinizó), por as barrancas cumbres de os cerros se fué con co n su pue¬ y as sus blo y dioses buscando su flor patria ), or os su antiguos montes de os reyes de a lluvia, montes de maíz e animales caza peñascosas. hasta as cañadas de
71
os montes donde ani¬ vieron en del aíz salvaje hay
males de oda especie, hasta últi úl tim mo lugar de la ie¬ ie¬ el
rra, n lugar occidente que os naturales un ejano de del lugar e llaman Coloacán, la región occidental don¬
el Sol. muere de el templo de ukano flechas En oloacán, dejó las
empuñó del oriente, símbolo de la uz ue nace, y el guerrero, arco de dirigiéndose á la orilla del mar. l empllo o a¬ En de Coloacán dejó sus insignias de
sacerdote, as grado por uchos siglos vieron as
generaciones que pasaron; y todas aquellas tierras que pisó el resucitado, varón ñusabi, l santo de a egión
importantes restos se volvieron ciudades, cuyos se ad¬ ad ¬ miran odavía. l fuego de lo los s cielos tierra, fecundó a más próspera y eliz eliz a hombres y ué ida de os en aquellos lugares.
Los sacerdotes santos legaron á a orilla del ar, el en horizonte y templo del Sol se dibujó el en medio
de las aguas.
XV
LO QUE S LA AURORA. n Yuta (agua e l término el Kano grande,, Alá el se mar), donde unta el ielo con a tierra, sobre el
l cielo un de de rimavera, jardín hay ardín eterna los lo s dioses, ahí ay reinos xtensísimos y un nmenso
nmortales donde mundo, l undo de os solamente os an llegan enviados divinos. grande s, que ape¬
nas semejanza, a ierra s débil os obres e¬
aquí viven, viven, i justos, y res que on valientes buenos, les les ocará algún día llegar á a patria de os antepasa¬
no ni e dos; pero i son uenos, valientes, ni ustos,
uertos irán á confundir á a región de os donde no
se y y por piedad por amor solamente, resucita amás, les les llega algo el calor del sol, del otro lado de a ie¬ ie¬
rra. or padre el el el eso vemos nuestro Sol salir por punto en opuesto al lugar ue e culta. os dioses buenos, el padre Sol va país frío comunicar son al á calor en de os ue no podrán algún las umbas resu¬
citar. que es visto. Cada día el soll so bro¬ El iadoso o a ta en l oriente adiante y bello, ‘es ‘e s nuestro Señor.” an (¡To
otee ) dice el pueblo, y de las Totee sale
azuladas aguas ares cubierto conchas ma¬ de os de rinas y plumas sagradas, las pobres almas e que han
gracias arrojado en señal de uando riza la uperficie- de os mares
¡Gracias, Totee, noble, eres gran- eres
74
de ” as obres dicen lmas, otee nternecido el abismo, con l las bueno mira hacia manos pecho contempla á pobres almas allá abajo, mientras os las
dioses viven en l infinito zul le cascadas que envían oro en mpalpable uz.. uz sta es a región oro, de el
esta es a aurora. Pero el Sol un deber grande: tiene tocaron alumbrar á sus hijos que tierra, y emprende la
carrera, desde el pie del cielo, on u ejército de ca¬ ca ¬ y de “caballeros que blanden balleros águilas” igres”
sus mazas y empuñan sus lanzas, antando u himno
el dios se en de que fatigado, guerra, transforma hasta n a itad cielo, rojo, o aka, Tonatiuh) del y es
ujeres recibido ajo n alio de oro, las ejido por dando hijos defender a patria que murieron para el uz hacia Tonatiuh igue por camino de la el oc¬
cuando tocar mares, cidente, y lega á el gua de os
entra ella, á adeante por a sed del largo camino, e¬ el e ondas be líquido elemento, baña en las azules
se el mientras va á alumbrar país de las pobres almas, los lo s viven en el cielo, e as¬ as ¬ dioses que azul del envían
en mpalpable aurora cadas de ro uz.. uz Esta s la
Pero el el oro os cielos puede ierra, le¬ le¬ de o tocar a se pecado, injusticias y ga y va, a tierra s de de e
tiranías, no puro santo á impuro y puede tocar o y o es que se vuelve á la malvado, por eso mansión celeste.
El oro que os hombres tienen lo han traído os artífices del ielo, l ro quiere y se l onfun¬ irse, va in,, in
diéndose en el de as huye arroyos seno rocas, por os y os ríos, que o mar siguiendo l camino llevarán al u de patria. divino no puede ocar o umino. n a Lo noche
y de un azul turquesa, cuántas ve¬ silenciosa purísimo
ces urcado el eocuitla de os dioses, i) ha l zul ii’ Teocuitla, excremento de dios.
75
mortal como antorcha de oro, cuántas veces el feliz lo ha aer n un ugar, llá n a ontaña, l visto
pie erca e u casa, dicho á u el árbol, e a
compañera: Florecita
a omos icos, l ado e
el nuestra casa ha caído oro de os ielos y rayar l
cuando oro de os n mpalpa¬ el alba, el cielos lega en ble le uz, llí el lugar, cerca de a choza ha encontra¬ do un montón e mica dini) que en bri¬ yihui efecto
olvo ue a lla, cuyo esplandece, ero en llo e al ielo del caer transformado Llega Tzontémoe, soll so poniente, á beber agua l l os mares, as o de uando en playas del Coloacán,
Gran Iukano, nuestro Señor y Luz, de pie, empuñan¬ u arco uerrero “contempla al Sol,” u gual, do de Sol, atónito e entre oro. y el mira nubes de Cuenta a
tradición, ue carmín de os cielos era más vivo, el el
mientras las ondas de os mares se e¬ azul más puro, volvían contento en aquel sitio, otras de y se dibujaban
l apacibles n l orizonte. ió ey To ukano, Luz, ómo otro rey hundía en os mares, i¬ el se e
bujaban las grecas, parecía a. divina su real mansión, mientras os cielo, dioses ue moran en l azul del e
enviaban oleadas de oro en mpalpable uz
XVI
SOL FRENTE A OTRO UN SOL.
hundía s o o c c id e n ta l e entre oleajes de oro, E l
To y ukano, l nuevo Sol en forma humana, staba de ie sobre as playas del mar. na estela de fuego
estela o u- señala l amino. or esa ebe pasar conquista gran ara á la del Coloacán legar l kano país ue antn, l aís de a uz,, uz de las flores bellas,
nimales del abundante y maíz de os hermosos. ukano á Arrójase las aguas de os mares, as aguas mares e abren el i¬ de los aso en seno de su negra ma. santos las El eyes lcanza ejército de os regio¬ luz se jun¬ nes del Gran Coloacán, donde a de oriente
ta ccidental, donde vuelta el soll so y a con a uz an
para r muertos, luna á alumbrar a egión de os on¬ de estrellas rizando a las las pasan superficie de olas.
Cuando el el ejército de os reyes santos llegó al Gran
asaba el l escorpión en¬ Coloacán, “Tisumá, ” ue el Agui¬ cielo, cola u en del rosca azul ientras “El ja” aparece esplendorosa en el oriente.
Era preciso ir á del que estaba la conquista oro, más allá, el gran ejército e lanza como huracán e¬ y un
vastador, l ro e os ielos s n u oder. l fin á sus valientes guardianes, y riunfante u- vence
kano, l Sol entró al de os árboles de nuevo país azul oro, legó al de os cantores donde reina a eterna país
para os ombres buenos, ara os valientes felicidad
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busca preciada constantes que van en de u lor, su y
patria. os guerreros, y “señoras de a Pasaban as patria'
zontémoc, uando e acompañando á ste undía
el el agua de os mares asaban así os umerosos en
llá, ejércitos de hombres esforzados, hasta que próxi¬
mo os á a región e as ombras, venían “caballe¬ se ros águilas” á cuyo rente ukano e\ ncorporó con
está itial, al¬ al¬ ejército anto, sentado en su onde con oda la majestad un gún día e veremos, de dios
Los hombres miran, y por él cuentan sus de la tierra lo y tocará a tierra, siglos edades. Alguna vez y os hom¬
bres del oriente legarán á ueños eñores er os de os imperios de este mundo
RECAPITULACION. i e r r a . strónomos E l ie lo a o s ndios
tierra doblemente estaba creían que a era plana; que en centro l el del niverso, que ol, a una, os se diferentes planetas y las estrellas movían en planos ielo na oluntad suprema, l en el bedeciendo á
dios del norte, Corazón del Mundo.
tierra, doblemente La siendo lana, staba ocupa¬ en por os da la parte superior ombres, escendien¬
tes parte inferior de os guerreros celestes, y la por las almas os muertos, no sirvieron á de que a patria. Los cielos estaban poblados ambién de seres de fi¬ á había instituciones as gura emejantes ejantes humana, instituciones tierra. os cielo de a seres el amina¬ en una gran pasaban rizando a ban lipse, y superfi¬ cie mares, l á de los aliendo por oriente, legando
la parte alta, descendiendo en occidente fatiga¬ más y
l dios Sol es dos del trabajo diario. un ejem ej emplo.
Los REYES E l a t i e r r a . l ey ielo el mueve el os reyes de a tierra mueven lo los s hombres. universo,
Cada rey sus poderosos que o acompañan y sus tiene
de algún de strellas el irma¬ descendientes grupo stán mento, onde arcados os lugares de proce-
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dencia, ue n occi¬ se así l Cólotl el ielo, oculta
dente, Cólotl, constelación de scorpión) a nom¬ a bre coloacanos, chañes á os ccidentales ó os ó cu¬
lebras toman su de alguna constelación, al vez nombre
misma serpiente de os griegos, y la así en adelante. l
rey ierra s representación el ol, porque de a a viene. alguna de él s divino, y puede ez convertir¬ se n ol. l ombre o o mira frente, orque e
ivinidad frente es l mirar á a e acrilegio. mis¬ mo ey e oculta las iradas de sus e vasallos,
éstos saben que por sus que son e¬ xiste, mandatos, yes mperativas agradas. os eyes tierra de la
guardianes á a vez sacerdotes, os e la iencia son que recibieron cielo, son os del interpretadores de os
Hechas estas al asun¬ oráculos. aclaraciones, volvamos to principal. I n o E l d e l o A n d e h u i. C o r a z ó n C e lo ). creo,
lector, que ya has adivinado esta gráfica ngeniosa de
historia mundo v la del niverso, ormada egún del el el sentir del orazón pero pensamiento y el indio;
es óyeme: no así, si —Allá en orte, y obre isma ierra, hay l a
verde, que una inmensa alimenta gigantesco montaña
yahui ia, ivino y ui, n quiote está lanta). u sube prendido un ojo, a estrella y el quiote por polar,
abre os brazos el infinito azul, en cruz,
uestra l
mundo sus botones de oro, as estrellas circumpolares que están ielo. sta s esparcidas n el a planta,
l alimento de os dioses. cielo está sembrado de mul¬ (magueyes) en a también exis¬ titud de yahuis; ierra ten, son alimemto hombres. La planta Sol, el de os l la divina, us erdes razos irando abre planta astro del día, dirige su ástil al infinito, y flores de sus •oro en cruz saludan amorosas á u padre distribuidas
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el or hombre la adora y el poeta Sol. eso el canta con
ermanas las sus igarras:
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samani, “Samani, samani nih
Samani, samani, samani ú
Ita It a nu yabi, nakuyumbá Jitazanuni, sakuyulú ”
estrella. (Eres ú, ú, para mí,, mí mi amor, mi ¡Bien mi vida á quien adoro tanto de
Ita It a nu yabi, i) an amable y bella, ¡Por esa á í con mis amores canto ) acá —Allá en l norte, y más del giganteseo yahui,
está Ino Andehui. El Corazón del ielo). ¿No lo lo has visto, mortal? ues contémplalo. n iertas pocas cielo esta sereno ni ni siquiera cuando el y azul, cuando
ráfaga de luna Casiopea orma a cabeza, una existe, la Osa las piernas, a polar el ojo nmóvil ue Menor
brilla Osa Mayor, poderoso bra¬ eternamente, y a l
al¬ zo i el Ay que mueve universo. de os ombres, guna vez La ierra e cansa el Corazón del Mundo
cubriría sombras toda se de ta otón flor flor maguey. (i) (i ) nu yabi, de de 6
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—En el cielo el Sol, os ombres on os iven, guerreros ue o u arrera. os compañan n e a guerreros que atrás quedan son alcanzados por
región negra, ienen ue ncender ntorchas para
patria alcanzar a de a luz, son os luceros que corren y acompañan us hermanos, os durante a noche,
hombres la de la negra de a tierra, bajo influencia re .gión.
negra s a ran serpiente —La región boca e a está limitada del ielo, uya abeza por siete uevas. e u colmillo (Chicomostoc). ale a aña rimera > e n a cuenta del tiempo.
—Hay año ue a a una época del n a oca de parece oda ntera 'Gran erpiente, n a egión mientras se hunde Tzontémoc n os mares oriental,
para r á el país muertos. ntonces á luminar de os un Sol, acuesta celeste lado del e muellemente el el Có- el el ielo. a oca a ran lotl Escorpión” e Serpiente, alcanzar quiere al Cólotl, yen esta lucha de e¬ y a las región de negra fatigas carreras, sombras sea alcanzar el de a luz, l azul de os árbo¬ país país
oro donde u carrera ol, cada les de hace l y año,
la las sombras, no ha avanzado región de nada, y na¬
ce así los iempos. el ollin, l movimiento eterno de
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