El Regalo de Los Reyes Magos

December 2, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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PARA GUION II El siguiente cuento de O. Henry deberá ser versionado para una sola emisin televisiva! en dos blo"ues iguales más un teaser . Además de ello! se e#ectuarán algunas preguntas tericas. $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$ $$$$$$$$$ $$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$

El regalo de los Reyes %agos

Cuento de O. Henry Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Y setenta centavos estaban en céntimos. Céntimos ahorrados, uno por uno, discutiendo con el almacenero y el verdulero y el carnicero hasta que las mejillas de uno se ponan rojas de ver!"en#a ante la silenciosa acusación de avaricia que implicaba un re!ateo tan obstinado. $elia los contó tres veces. Un dólar y ochenta y siete centavos.  Y al da si!uiente si!uiente era %avida %avidad. d. Evidentemente Evidentement e no haba nada que hacer &uera de echarse al miserable lecho y llorar. Y $elia lo hi#o. 'o que conduce a la re(e)ión moral de que la vida se compone de sollo#os, lloriqueos y sonrisas, con predominio de los lloriqueos. *ientras la due+a de casa se va calmando, pasand pasando o de la primera a la se!unda etapa, echemos una mirada a su ho!ar, uno de esos departamentos de ocho dólares a la semana. %o era e)actamente un lu!ar para alojar mendi!os, pero ciertamente la polica lo habra descrito como tal. bajo, en la entrada, haba un bu#ón al cual no lle!aba carta al!una, Y un timbre eléctrico al cual no se acercara jam-s un dedo mortal. ambién perteneca al departamento una tarjeta con el nombre de /0e+or 1ames $illin!ham Youn!/. 'a palabra /$illin!ham/ /$illin!ham/ haba lle!ado hasta all volando en la brisa de un anterior perodo de prosperidad de su due+o, cuando !anaba treinta dólares semanales. 2ero ahora que sus entradas haban bajado a veinte dólares, las letras de /$illin!ham/ se vean borrosas, como si estuvieran pensando seriamente en reducirse a una modesta y humilde /$/. 2ero cuando el se+or  1ames $illin!ham $illin!ham Y Youn! oun! lle!ab lle!aba a a su casa y suba a su d departamento, epartamento, lle e decan /1im/ y era cari+osamente abra#ado por la se+ora $elia $illin!ham Youn!, a quien hemos presentado al lector como $elia. odo lo cual est- muy bien. $elia dejó de llorar y se empolvó las mejillas con el cisne de plumas. 0e quedó de pie junto a la ventana y miró hacia a&uera, apenada, y vio un !ato !ris que caminaba sobre una verja !ris en un patio !ris. l da si!uiente era %avidad y ella tena solamente un dólar y ochenta y siete centavos para comprarle un re!alo a 1im. Haba estado ahorrando cada centavo, mes a mes, y éste era el resultado. veinte de dólares la semana no se0iempre va muy lejos. 'os0ólo !astos haban sidoCon mayores lo quea haba calculado. lo eran. un dólar

 

con ochenta y siete centavos para comprar un re!alo a 1im. 0u 1im. Haba pasado muchas horas &elices ima!inando ima!inando al!o bonito para él. l!o 3no y especial y de calidad 4al!o que tuviera justamente ese mnimo de condiciones para que &uera di!no de pertenecer a 1im. Entre las ventanas de la habitación haba un espejo de cuerpo entero. 5ui#-s al!una ve# hayan visto ustedes un espejo de cuerpo entero en un departamento de ocho dólares. Una persona muy del!ada y -!il podra, al mirarse en él, tener su ima!en r-pida y en &ranjas lon!itudinales. lon!itudina les. Como $elia era esbelta, lo haca con absoluto dominio técnico técnico.. $e repente se alejó de la ventana y se paró ante el espejo. 0us ojos brillaban intensamente, pero su rostro perdió su color antes de veinte se!undos. 0oltó con ur!encia sus cabellera y la dejó caer cuan lar!a era. 'os $illin!ham eran due+os de dos cosas que les provocaban un inmenso or!ullo. Una era el reloj de oro que haba sido del padre de 1im y antes de su abuelo. 'a otra era la cabellera de $elia. 0i la 6eina de 0aba hubiera vivido en el departamento &rente al suyo, al!7n da $elia habra dejado col!ar su cabellera &uera de la ventana nada m-s que para demostrar su desprecio por las joyas y los re!alos de 0u *ajestad. 0i el rey 0alomón hubiera sido el portero, con todos sus tesoros apilados en el sótano, 1im hubiera sacado su reloj cada ve# que hubiera pasado delante de él nada m-s que para verlo mes-ndose su barba de envidia. 'a hermosa cabellera de $elia cayó sobre sus hombros y brilló como una cascada de pardas a!uas. 'le!ó hasta m-s abajo de sus rodillas y la envolvió como una vestidura. Y entonces ella la reco!ió de nuevo, nerviosa y r-pidamente. 2or un minuto se sintió des&allecer y permanec permaneció ió de pie mientras un par de l-!rimas caan a la rada al&ombra roja. 0e puso su vieja y oscura chaqueta8 se puso su viejo sombrero. Con un revuelo de &aldas y con el brillo todava en los ojos, abrió nerviosamente la puerta, salió y bajó las escaleras para salir a la calle. $onde se detuvo se lea un cartel9 /*me. 0o&ronie. Cabellos de todas clases/. $elia subió r-pidamente Y, jadeando, trató de controlarse. *adame, !rande, demasiado blanca, &ra, no pareca la /0o&ronie/ indicada en la puerta. 4:5uiere comprar mi pelo; 4pre!untó $elia. 4Compro pelo 4dijo *adame4. 0-quese el sombrero y déjeme mirar el suyo. 'a -urea cascada cayó libremente. 4Oh? :5ué podra haber hecho con un dólar y ochenta y siete centavos;/  las siete de la noche el ca&é estaba ya preparado y la sartén lista en la estu&a para recibir la carne.  1im no se retrasaba retrasaba nun nunca. ca. $elia apr apretó etó la cadena en ssu u mano y se ssentó entó en la punta de la mesa que quedaba cerca de la puerta por donde 1im entraba siempre. Entonces escuchó sus pasos en el primer rellano de la escalera y, por un momento, se puso p-lida. ena la costumbre de decir peque+as ple!arias por las peque+as cosas cotidianas y ahora murmuró9 /$ios mo, que 1im piense que si!o siendo bonita/. 'a puerta se abrió, 1im entró y la cerró. 0e le vea del!ado y serio. 2obre muchacho, sólo tena veintidós a+os y >ya con una &amilia que mantener? %ecesitaba evidentemente evidentemente un abri!o nuevo y no tena !uantes.  1im &ranqueó &ranqueó el umbral y all perm permaneció aneció inmó inmóvil vil como un p perdi!uer erdi!uero o que ha descubierto una codorni#. 0us ojos se 3jaron en $elia con una e)presión que su mujer no pudo interpretar, pero que la aterró. %o era de enojo ni de sorpresa ni de desaprobación ni de horror ni de nin!7n otro sentimiento para los que que ella hubiera estado preparada. @l la miraba simplemen simplemente, te, con 3je#a, con una e)presión e)tra+a. $elia se levantó nerviosamente y se acercó a él. 41im, querido 4e)clamó4 no me mires as. *e corté el pelo y lo vend porque no poda pasar la %avidad sin hacerte un re!alo. Crecer- de nuevo :no te importa, verdad; %o poda dejar de hacerlo. *i pelo crece r-pidamente. $ime /Aeli# %avidad/ y seamos &elices. >%o te ima!inas qué re!alo, qué re!alo tan lindo te ten!o? 4:e cortaste el pelo; 4pre!untó 1im, con !ran trabajo, como si no pudiera darse cuenta de un hecho tan evidente aunque hiciera un enorme es&uer#o mental. 4*e lo corté y lo vend 4dijo $elia4. $emi todos !usto lo mismo, :no es cierto; 0i!o siendo la misma a7n sin pelo,modos :no esteas;

 

 1im pasó su mirada por la habitació habitación n con curios curiosidad. idad. 4:$ices que tu pelo ha desaparecido; 4dijo con aire casi idiota. 4%o pierdas el tiempo busc-ndolo 4dijo $elia4. 'o vend, ya te lo dije, lo vend, eso es todo. Es %ochebuena, muchacho. 'o hice por ti, perdóname. 5ui#-s al!uien podra haber contado mi pelo, uno por uno 4continuó con una s7bita y seria dul#ura4, pero nadie podra haber contado mi amor por ti. :2on!o la carne al &ue!o; 4pre!untó. 2asada la primera sorpresa, 1im pareció despertar r-pidamente. bra#ó a $elia. $urante die# se!undos miremos con discreción en otra dirección, hacia al!7n objeto sin importancia. Ocho dólares a la semana o un millón en un a+o, :cu-l es la di&erencia; Un matem-tico o al!7n hombre sabio podran darnos una respuesta equivocada. 'os 6eyes *a!os trajeron al %i+o re!alos de !ran valor, pero aquél no estaba entre ellos. Este oscuro acertijo ser- e)plicado m-s adelante.  1im sacó un paquete del b bolsillo olsillo de su abri!o y lo puso sobr sobre e la mesa. 4%o te equivoques conmi!o, $elia 4dijo4. %in!7n corte de pelo, o su lavado o un peinado especial, haran que yo quisiera menos a mi mujercita. 2ero si abres ese paquete ver-s por qué me has provocado tal desconcierto en un primer momento. 'os blancos y -!iles dedos de $elia retiraron el papel y la cinta. Y entonces se escuchó un jubiloso !rito de é)tasis8 y después, >ay?, un r-pido y &emenino cambio hacia un histérico raudal de l-!rimas y de !emidos, lo que requirió el inmediato desplie!ue desplie!ue de todos los poderes de consuelo del se+or del departamento. 2orque all estaban las peinetas 4el jue!o completo de peinetas, una al lado de otra4 que $elia haba estado admirando durante mucho tiempo en una vitrina de Broaday. Eran unas peinetas muy hermosas, de carey auténtico, con sus bordes adornados con joyas y justamente del color para lucir en la bella cabellera ahora desaparecida. Eran peinetas muy caras, ella lo saba, y su cora#ón simplemente haba suspirado por ellas y las haba anhelado sin la menor esperan#a de poseerlas al!7n da. Y ahora eran suyas, pero las tren#as destinadas a ser adornadas con esos codiciados adornos haban desaparecido. 2ero $elia las oprimió contra su pecho y, 3nalmente, &ue capa# de mirarlas con ojos h7medos y con una débil sonrisa, y dijo9 4>*i pelo crecer- muy r-pido, 1im?  Y ense!uida dio dio un salto co como mo un !atito chamuscado y !ritó9 4>Oh, oh?  1im no haba visto a7n ssu u hermoso re!alo re!alo.. $elia lo mo mostró stró con v vehemencia ehemencia en la abierta palma de su mano. El precioso y opaco metal pareció brillar con la lu# del brillante y ardiente espritu de $elia. 4:
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