El Olimpismo - 2015 Castellano

October 2, 2017 | Author: Academia Olímpica de Puerto Rico | Category: Sports, Olympic Games, Madrid, Knowledge, Ideologies
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Descripción: Integran el movimiento olímpico el conjunto de personas, organismos, ins- tituciones y entidades varias qu...

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EL OLIMPISMO . HISTORIA, FILOSOFÍA, ORGANIZACIÓN, JUEGOS Y OLIMPIADAS

PORTADA-version-2:Maquetación 1 09/06/15 20:42 Página 1

EL OLIMPISMO CONRADO DURÁNTEZ

PORTADA:Maquetación 1 27/05/15 21:17 Página 2

Conrado Durántez Corral es Magistrado y Doctor en Historia, Presidente de la Academia Olímpica Española, de la Asociación Panibérica de Academias Olímpicas, de la Academia Olímpica de ACNO (Asociación Mundial de Comités Olímpicos), del Comité Español Pierre de Coubertin y de la Asociación Española de Filatelia Olímpica. Es también miembro de la Comisión de Cultura del Comité Olímpico Internacional. Del campo de la competición deportiva, en donde durante años ostentó el record del norte del lanzamiento de disco y estuvo preseleccionado para la especialidad para los Juegos Olímpicos de Roma, pasó al terreno de la investigación en 1961, cuando fue designado por el Comité Olímpico Español, representante oficial para asistir en Olimpia a la fundación de la Academia Olímpica Internacional. Desde entonces se ha publicado 28 obras sobre la temática olímpica y especialmente sobre la filosofía y la historia del olimpismo, destacando entre otras: Olimpia y los Juegos Olímpicos Antiguos (2 volúmenes, Madrid 1976), Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos (2 volúmenes en español, francés e inglés, Lausana 1992), Los Vencedores Olímpicos (en español, francés, inglés y alemán, Pamplona 1993), Pierre de Coubertin el humanista olímpico (en español, francés e inglés, Lausana 1994), y El Olimpismo moderno y su filosofía. El ideario (en español, francés e inglés, Madrid 2004). Es doctor Honoris Causa por varias universidades americanas (Estados Unidos y Cuba entre otros) y detenta entre otras distinciones, las concedidas por el Comité Olímpico Internacional (Orden Olímpica, Orden Pierre de Coubertin y Trofeo Deporte y Educación), así como la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo de España.

EL OLIMPISMO HISTORIA, FILOSOFÍA, ORGANIZACIÓN, JUEGOS Y OLIMPIADAS

CONRADO DURÁNTEZ

El olimpismo

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Índice

ÍNDICE I.

PRÓLOGO .................................................................................................................... 3

II.

INTRODUCCIÓN. OLIMPISMO, OLIMPIADAS Y JUEGOS .......................................... 5

III. LA FILOSOFÍA DEL OLIMPISMO................................................................................ 9 IV. LOS JUEGOS OLÍMPICOS ANTIGUOS ...................................................................... 47 V.

PIERRE DE FREDY BARÓN DE COUBERTIN .......................................................... 75

VI. LOS JUEGOS OLÍMPICOS MODERNOS .................................................................. 105 VI.1. El comienzo .................................................................................................... 107 VI.2. La andadura .................................................................................................... 119 VI.3. El olimpismo entre guerras .............................................................................. 129 VI.4. La posguerra .................................................................................................. 153 VI.5. La consolidación .............................................................................................. 177 VI.6. El esplendor .................................................................................................... 213 VI.7. El nuevo milenio .............................................................................................. 249 VII. LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL MOVIMIENTO OLÍMPICO MODERNO .................. Y SU NORMA RECTORA. COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL; .............................. COMITÉS OLÍMPICOS NACIONALES; LAS FEDERACIONES. ...................................... LA CARTA OLÍMPICA ............................................................................................ 259 VIII.LA ESCUELA DEL OLIMPISMO. LA ACADEMIA OLÍMPICA ................................ 271 IX. CONCLUSIÓN .......................................................................................................... 287 X.

BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 295

XI. ÍNDICE GLOSARIO - FUENTES DE LA ILUSTRACIONES - ÍNDICE ONOMÁSTICO .... 305



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Prólogo

I PRÓLOGO Por Mario Vázquez Raña EL movimiento olímpico en su moderno desarrollo cursa en este siglo el tercero de su existencia. En su discurrir histórico ha arrastrado todo tipo de dificultades, contratiempos y tropiezos (Guerras Mundiales, boicots, terrorismo, etc.) y continua impasible su rumbo incesante guiado por su trilogía ética básica: la no discriminación, la búsqueda de la paz y la mejora psicofísica de la raza humana a través del deporte. Sociológicamente, en este inicio de ciclo secular, al olimpismo se le valora como la primera fuerza sociológica de la humanidad, ya que no existe otra actividad política, económica, religiosa, cultural, artística o científica que cuente con un número de adeptos como el que acata la Carta Olímpica, ni tampoco hay una tendencia como las expresadas que posea la capacidad pacífica de convocatoria de un mosaico tan variado de razas, lenguas, religiones y sistemas políticos como el que el olimpismo conjuga y convoca a través de sus Juegos periódicos y cuadrienales. Conocer pues la epopeya olímpica, sus glorias, fracasos y asechanzas históricas, es una conveniente condición para los que practican o dirigen el deporte, ya que quien no conoce el pasado corre el riesgo de no barruntar el futuro y así perderse en el itinerario correcto a seguir. Dentro del ámbito de la ODEPA, se ha venido desarrollando en la última década un extendido y creciente interés por conocer el mundo olímpico en su dimensión cultural e histórica y al margen de las actividades desarrolladas por las Academias Olímpicas que existen y funcionan en la totalidad de los países, ha aflorado en el ambiente universitario la temática olímpica como materia curricular fundándose numerosos Centros de Estudios Olímpicos (México y Argentina entre otros) o Cátedras Olímpicas (Colombia).



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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Para documentar la tendencia que antecede, se hacía necesaria la existencia de un texto manual en el que poder capacitar o investigar los diversos extremos que confluyen en el complejo fenómeno olímpico y a ello responde la presente publicación de Conrado Durántez, experto en el tema en donde, de una manera escueta, precisa y rigurosa, refleja en el texto el itinerario histórico del gran movimiento desde sus inicios en la Grecia antigua a la restauración coubertiniana, con el estudio de la simbología identificadora olímpica y el análisis de lo más destacado acaecido en los Juegos de invierno y verano, amén de lo acontecido en los espacios cuadrienales intermedios (Olimpiadas) finalizando por un escueto examen de la triología básica estructural (Comité Olímpico Internacional, Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Internacionales) así como el estudio breve sobre la Carta Olímpica y la Academia Olímpica como escuela del Olimpismo. Espero y deseo que la presente publicación tenga la aceptación y utilidad que se correspondan con el interés con que hemos propugnado su edición.

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Introducción: olimpismo, olimpiadas y juegos

II INTRODUCCIÓN: OLIMPISMO, OLIMPIADAS Y JUEGOS



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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Integran el movimiento olímpico el conjunto de personas, organismos, instituciones y entidades varias que acatan y se atienen a los postulados trazados y programados en la Carta Olímpica. En el texto de ésta (norma 1 – 1 y 2) así lo establece, considerando como partes fundamentales del genérico entramado global, al Comité Olímpico Internacional, los Comités Olímpicos Nacionales y las Federaciones Deportivas Internacionales. La esencia básica de los “movimientos” a través de la historia la han constituido normalmente la difusión, predicación y enseñanza de una ideología o doctrina que genera y es secundada en multitudinaria sintonía. Cagigal estudió y analizó la génesis, naturaleza e implantación de los grandes movimientos en la historia, destacando la figura de Jesús de Nazaret, así como los fundadores de las grandes religiones (Confucio, Buda o Mahoma), aglutinadores del poder militar, generadores de un imperio ( Julio César) o instigadores de doctrinario político revolucionario (Marx) y al estudiar el movimiento olímpico, centra su examen en la figura de Coubertin. Coubertin, dice, es ante todo creador de un “movimiento”. No se dirige a las vivencias que informan los grandes movimientos tradicionales en la historia, la dominación político-militar o la liberación de la esclavitud. Pero no por eso deja de tener trascendencia. Tampoco había tenido directa alusión política el movimiento humanístico engendrado por dos grandes poetas, Dante y Petrarca, pero dio origen a una histórica subversión de la cultura. Coubertin no mueve a guerras, sino que convoca a una fiesta de hermandad. Como punto de encuentro, el deporte de la mayor solera clásica. En el fondo de la fiesta corporal hay un humanismo educativo de honda significación antropológica y filosófica1. Hoy en día al movimiento olímpico se le considera como la fuerza sociológica más importante de la humanidad, ya que no existe actividad alguna política, religiosa, científica, cultural o artística que cuente con número de adeptos como los que acatan la Carta Olímpica; ni existe tampoco tendencia humana de las características referidas, que posea la capacidad pacífica de convocatoria de un mosaico tan variado de razas, lenguas, religiones y sistemas políticos, como los que conjuga el olimpismo a través de sus juegos periódicos y cuadrienales. Y este gran gigante sociológico, dentro de su complejo entramado humanista, se asienta sobre un triple principio fundamental: la no discriminación, la búsqueda de la paz y la mejora psicofísica del ser humano a través del deporte. Juegos Olímpicos y Olimpiadas. Son Juegos Olímpicos las competiciones deportivas periódicas cuadrienales organizadas bajo la autoridad del C.O.I. Es la Olimpiada el espacio cuadrienal que separa dos juegos sucesivos. La Carta Olímpica (norma 6 y su texto de aplicación), distingue y diferencia los Juegos

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¡Oh deporte! Anatomía de un gigante. Valladolid 1981, página 114

Introducción: olimpismo, olimpiadas y juegos

de la Olimpiada y los Juegos de invierno, determinando el alcance cronológico de la Olimpiada como el período de cuatro años civiles consecutivo que comienza el 1º de enero del primer año y finaliza el 31 de diciembre del cuarto año. La iniciación del cómputo de los Juegos en Olimpia, comienza en el 766 a.C y simultáneamente surge con él una medición calendárica que comienza a partir de ese momento a medir el tiempo por olimpiadas, ubicando los distintos aconteceres históricos en uno de los cuatro años de la olimpiada en cuestión. Pese a la dispar y distinta naturaleza del contenido de los dos términos olímpicos, ha venido constituyendo una mantenida y reiterada calamidad semántica confundirlos, al utilizar la dimensión cronológica (olimpiada) como expresiva de los mismos juegos, lo que ya en su día irritaba a Pierre de Coubertin, el que en 1929 exclamaba: una olimpiada es un intervalo del calendario de cuatro años, cuya apertura se celebra con los Juegos. Es por tanto incorrecto histórica y gramaticalmente, hacer de la palabra olimpiada el equivalente de los Juegos Olímpicos. Y cuando dicen, como algunos lo hacen vulgarmente, “las olimpiadas de Amsterdam”, nos estropean los oídos con un doble barbarismo2. En otro sentido, el Olimpismo es una filosofía de la vida que utiliza al deporte como correa transmisora de sus postulados formativos, pacifistas, democráticos, culturales y ecologistas3. Otro error conceptual normalmente frecuente, es el que se refiere a los Juegos del Olimpo, o vencedores del Olimpo, cuando el monte Olimpo al que las referencias hacen cita, se trata como se sabe, de una gran cresta rocosa ubicada en el departamento griego de Tesalia, a cerca de 3.000m sobre el nivel del mar y en el que según la creencia religiosa griega antigua, habitaban el él el panteón de dioses, que integraban su concepción religiosa presididos por Zeus, el gran patrón nacional en cuyo honor se iniciaron los Juegos en el Valle de Olimpia.

2

COUBERTIN, PIERRE: conferencia en la Alcaldía de París en 1929. En Ideario Olímpico, Madrid 1973. Traducción al español de Juan Antonio de la Iglesia, página 181.

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DURÁNTEZ, CONRADO: el Movimiento Olímpico y su filosofía. El ideario. Madrid 2005, página 11.



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III LA FILOSOFÍA DEL OLIMPISMO

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Pierre de Coubertin en tres momentos de la secuencia de su vida. Arriba, entre 1880 y 1890. Con tesonero empeño, lúcida visión y férrea voluntad de trabajo, Coubertin logró con éxito la excepcional empresa de poner en marcha el Movimiento Olímpico Moderno cuando solo contaba 31 años. A la derecha, en 1926, en Nyons (Suiza). La expresiva instantánea revela de forma elocuente la compleja y rica personalidad del famoso humanista, reflejándose en ella sus consumadas dotes de seguridad, astucia, inteligencia, cortesía, diplomacia, firmeza, concentración, voluntad y poder. Abajo, una de las últimas fotos de Pierre de Coubertin entre 1930 y 1937.

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La filosofía del olimpismo

El Movimiento Olímpico, como una de las grandes tendencias asociativas de la humanidad es considerado como el conjunto de entidades, organismos, instituciones y personas, que acatan la Carta Olímpica. En ésta y en sus Principios Fundamentales1 se establece que el Movimiento Olímpico agrupa bajo la autoridad suprema del COI a organizaciones, atletas y otras personas que aceptan guiarse por las disposiciones de la Carta. El criterio de pertenencia al Movimiento Olímpico es el reconocimiento del COI. La organización y la gestión del deporte deben ser controladas por los organismos deportivos independientes reconocidos como tales. En razón a ello, el Movimiento Olímpico tiene por objetivo contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico, educando a la juventud a través del deporte practicado sin discriminaciones de ninguna clase y dentro del espíritu olímpico que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y fair play. En consonancia con lo expuesto, los integrantes del Movimiento Olímpico, que voluntariamente se someten a los mandatos jurídicos y morales que la Carta contiene, aceptan estar integrados de diversa forma y circunstancias o son partícipes directa o indirectamente del olimpismo. Pero ¿qué es el olimpismo moderno? Para su fundador Pierre de Coubertin el olimpismo.... no es un sistema sino un estado de espíritu, estado de espíritu imbuido de un doble culto, el del esfuerzo y el de la euritmia. La pasión por el exceso y la medida combinados2. En 1908 Coubertin concreta de una forma más esquemática su concepción del olimpismo, cuando lo considera como ... una doctrina de la fraternidad entre el cuerpo y el espíritu3; y en 1920 recreándose ante el triunfo de su idea y de la solidez adquirida por el olimpismo superador de tantos avatares históricos exclama: el olimpismo es una gran maquinaria silenciosa cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesa nunca a pesar de los puñados de arena que algunos lanzan contra ella con tanta perseverancia como falta de éxito para tratar de impedir su funcionamiento4 Hoy día la Carta Olímpica5 considera el olimpismo como una filosofía de vida que exalta y combina en su conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la educación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales. Es por ello que el objetivo del olimpismo es poner siempre

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Carta Olímpica vigente a partir del 9 de septiembre de 2013. Principios Fundamentales.

2

COUBERTIN, Pierre: Carta del 22 de noviembre de 1918. En Ideario olímpico. Madrid 1973, pág 96.

3

Para apreciar las distintas concepciones coubertinianas sobre el término olimpismo ver: DURANTEZ, Conrado Pierre De Coubertin y su ideario. Madrid, 2001, págs 52 a 59

4

Para apreciar las distintas concepciones coubertinianas sobre el término olimpismo ver: COUBERTIN, Pierre. La Victoria del Olimpismo. Revue Sportive Ilustrée. Belgique. Julio de 1920 en Ideario Olímpico

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Carta Olímpica. Principios Fundamentales 2 y 3

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En los Juegos de la V Olimpiada en Estocolmo en 1912, se disputaron por primera vez los concursos artísticos introducidos a instancia de Coubertin. El Primer Premio en Literatura fue otorgado a la Composición Oda al Deporte firmada por Georges Honhrod y M. Eschbach. Concedido el galardón, ulteriormente se descubrió que el autor y ganador del mismo había sido el propio Coubertin que había concursado bajo seudónimos. Pierre de Coubertin fue el ideólogo del Movimiento Olímpico Moderno, y a su vez, el legislador y organizador de su pensado y complejo entramado. En la imagen de la derecha, documento hológrafo de la primera reglamentación del Comité Olímpico Internacional.

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La filosofía del olimpismo

el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana. Para ello, el Movimiento Olímpico lleva a cabo solo o en cooperación con otros organismos y dentro de sus posibilidades, acciones a favor de la paz. Ha habido sobre el término concepciones erróneas que han considerado al olimpismo como “deporte más cultura”, cuando el deporte si participa de la esencia específica que le es propia, ya es en si cultura e instrumento generador de cultura, como así lo concibieron entre otros Ortega y Gasset (la cultura no es hija del trabajo sino el deporte) y Johan Huizinga, cuando en 1938 afirmaban categóricamente: las culturas nacen en forma de juego. El juego esta presente en el origen de toda cultura. El hombre crea fundamentalmente jugando.6 Sintetizando las versiones que anteceden, se puede considerar el olimpismo como una filofosía de la vida, que utiliza al deporte como correa transmisora de sus principios fundamentales formativos, pacifistas, democráticos humanitarios, culturales y ecologistas . En primer lugar, el olimpismo es una filosofía. La carga semántica del concepto equivale a “amor a la sabiduría” 7. La escuela de los filósofos en el mundo griego, fue contrapuesta y ulterior a la de los sofistas, quienes pomposamente se intitulaban, como sofos=sabio o “el que sabe”. Su predicamento e influencia social fueron grandes y Protágoras de Abdera (485-410) fue quien primero se intituló como sofista siendo también y en definitiva el creador del humanismo con su célebre frase el hombre es la medida de todas las cosas8. Pero Sócrates (470-439) y Platón (427-347) combatieron sañudamente a los sofistas, bajo la acusación de que la sabiduría no se enseñaba, sino que por el contrario se generaban paulatinamente a nivel personal. La repercusión social de tal campaña, deterioró a tal extremos la imagen del sofista, que en pleno siglo IV y a partir de entonces, la función adquiere una connotación netamente peyorativa9. Por el contrario, los filósofos como colegio o escuela comprometidos con la permanente búsqueda de la verdad y del saber, tienen su origen histórico en Pitágoras de Samos (570-497) el genial creador de la teoría de los números como esencia de todas las cosas. El fue quién por primera vez se intituló filósofo, y cuando el tirano de Fiunte, intrigado por el significado del enigmático concepto le preguntó por su esencia y cometidos, es cuando Pitágoras, a modo

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Ver sobre el tema, Cagigal José María: Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966 y DURANTEZ, Conrado: Literatura española del tema deportivo. En Mensaje Olímpico. Comité Olímpico Internacional, número 13, marzo de 1986, Pág. 13.

7

GOMEZ DE SILVA, Guido. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. México 1965, Pág. 302.

8

VIAL, Claude, Léxico de antigüedades griegas. Versión castellana de Maurio Armiño, Madrid 1983, Pág. 197.

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DRAE 1992, Pág. 1344

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Cabeza de filósofo. La sorprendente cabeza en bronce fue hallada bajo las aguas próximas a Anticitera y está catalogada como una obra maestra de la expresividad escultórica. Parece representar a un filósofo escéptico de la época helenística, posiblemente Bión el Boristenita, del s. III a. C. famoso por sus diatribas satíricas. Museo Arqueológico de Atenas.

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La filosofía del olimpismo

de parábola, le da una explicación eminentemente olímpica10. La vida de los hombres –dijo- le parecía semejante a una aglomeración de gentes como las que se reunía en la convocatoria de los mayores juegos y con la renombrada asistencia de toda Grecia. Pues allí los unos acudían, con sus cuerpos bien entrenados, para conquistar la gloria y el honor de la corona, otros se congregaban para vender y comprar con afán y ánimo de lucro, y había también otra clase de individuos, y estos eran los más ingeniosos, que no iban en pos del aplauso ni de la ganancia, sino que se presentaban allí tan solo para mirar y observar vigilantemente lo que allí se hacía y cómo. ...Y estos, se llamaron amantes de la sabiduría , es decir filósofos, y así como lo más noble es ir allí sin comprar nada, así en la vida la contemplación y el conocimiento, superan en mucho a todos los otros afanes. Como consecuencia y corolario de lo expuesto, el olimpismo es una filosofía de la vida, es decir, un entendimiento sabio de la existencia del ser humano a la que se pretende elevar y dignificar. El deporte es la correa transmisora del olimpismo. Al hilo del término, conviene precisar como necesario antecedente, la confusión generalizada que sobre el extremo existe, al solerse identificar los dos elementos como uno solo, y en un peculiar periodo de la historia, en el que como nunca ha habido tantas noticias y avisos, pero cada vez los receptores de tales informaciones carecen de la necesaria base de una adecuada formación. En este sentido, se tiende a confundir la dualidad dicha y como consecuencia de ello, cuando en algunos casos del deporte de alta competición, que como consecuencia del fabuloso sustrato económico en el que se mueve, se evidencian o emergen supuestos de corrupción o venalidad, tal degeneración, es imputada como fenómeno global al olimpismo, para enfatizar erróneamente con radicales aseveraciones, tales como la de que el olimpismo ya no existe, o es término obsoleto y desfasado, cuando los principios olímpicos fundamentales (no discriminación, paz, mejora psico-física del ser humano a través del deporte etc.) están tan vigentes en los umbrales del siglo XXI, como cuando en la antesala del pasado siglo Pierre de Coubertin, su fundador, los formuló. Pero donde quizá radique la causa del error, sería en determinar cual es la esencia del verdadero deporte, ya que el término de ser un concepto univoco a comienzos de siglo, ha pasado en los tiempos presentes a una acepción equívoca. De ahí, que cuando alguien se intitula así mismo como “deportista”, se le podría inquirir acerca de su categoría o clase: ¿campeón olímpico, campeón nacional, de club, de barrio, trotador que se mantiene en forma, o apasionado hincha metido en kilos, mofletudo y fondón que en los fines de semana sigue devotamente los encuentros de su equipo favorito a

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GARCIA GUAL, Carlos, Los que iban a mirar. Revista de Occidente, número 134-135, Pág. 5. GARCIA ROMERO, Fernando: Poesía y deportes en la antigüedad. Revista de Occidente. Número 134-135, Pág. 57.

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través de la televisión, cómodamente instalado en el salón de su casa, sobrellevando absorto las incidencia jubilosas o amargas del lance retransmitido, mientras compulsivamente se atiborra de güisqui y cacahuetes? Todos ellos se intitulan “deportistas” pero ¿quién es el practicante y beneficiario a la vez, del ejercicio del verdadero deporte?11. El hilo conductor que ha de ser utilizado como certera vía para determinar la esencia de lo que ha de ser entendido por verdadero deporte, es el de precisar la actividad, actuación o manifestación que por la importancia sociológica que en su día adquirió, generó el nombre. Y es precisamente, en el tímido nacer del deporte en la Edad Media, que ha de ser entendido por tal, la práctica desenfadada y entretenida, voluntaria e intrascendente, a la que se deslindará de toda la variada gama del quehacer humano, otorgándola el específico rótulo de deporte. Es Ortega, el que a mediados de 1947 investiga el origen histórico del término y en el magistral prólogo que dedicó en su día al libro del Conde de Yebes Veinte años de caza mayor, nos dice que el vocablo tiene su nacimiento en el comportamiento de los marineros provenzales, que vacan o están en holganza, cuando en puerto descansa de los arriesgados y duros trabajos del mar. La palabra deporte-dice Ortega- ha entrado en la lengua común procedente de la lengua gremial de los marineros mediterráneos, que a la vida trabajosa en el mar oponían la de la estancia placentera en el puerto. Deporte es estar de portu o estar de puerto.12 Siguiendo la senda ortegiana, Miguel Piernavieja el que fuera Director del Centro de Documentación del INEF de Madrid, publicaría en la revista Citius Altius Fortius en 1996, su exhaustivo y documentadísimo trabajo sobre el tema Depuerto deporte. Protohistoria de una palabra.13 El minucioso rastreo semántico, realizado a partir de los idiomas provenzales, antiguo castellano antiguo catalán y antiguo francés, en un alarde de erudición, revela el autor como desde el año 1140 en que el término deport aparece utilizado en el Cantar de Mío Cid, hasta la Crónica de Ramon Muntaner en 1325, de las setenta y cuatro veces que el vocablo es utilizado, en treinta y seis de ellas, es usado como sinónimo de ejercicio físico y diversión. La palabra deport provenzal aparece por primera vez usada por Guillermo de Poitiers, séptimo conde de su nombre y noveno Duque de Aquitania (1071-1127). Hombre burlón y sensual, cortejador y mancillador de honras femeninas, en el año 1117, una vez que le fuera levantada la excomunión papal que sobre el pesaba el famoso Duque se trasladó a España con 600 caballeros para combatir

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Ver sobre el tema, Cagigal José María: Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966 y DURANTEZ, Conrado: Literatura española del tema deportivo. En Mensaje Olímpico. Comité Olímpico Internacional, número 13, marzo de 1986, Pág. 13.

12

GOMEZ DE SILVA, Guido. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. México 1965, Pág. 302.

13

VIAL, Claude, Léxico de antigüedades griegas. Versión castellana de Maurio Armiño, Madrid 1983, Pág. 197. TRAPERO, Maximiano: El campo semántico deporte. Santa Cruz de Tenerife. Canarias. 1979.

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La filosofía del olimpismo

Tres de los más destacados apóstoles del movimiento físico-pedagógico moderno. De izquierda a derecha y de arriba abajo, el alemán Ludwig Jahan (17761852), creador de los turnplatzs; el español Francisco de Amoros y Ondeano, Marqués de Sotelo (17701848), fundador en Madrid en 1806 del Real Insituto Pestalozziano y el pastor anglicano Thomas Arnold, cuyo sistema de pedagogía deportiva implantado en la Universidad de Rugby había de influir en forma decisiva en el ideario de Coubertin.

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a los almoravides al lado de Alfonso el Batallador.- En uno de sus poemas cortesanos, nos dejó el contradictoria personaje, como un hito histórico indeleble, la palabra deport. La idea de esparcimiento ha de ser pues consustancial al deporte, pues si ésta se perdiera, la actividad quedaría relegada a una ocupación forzosa normalmente vinculada al obligado quehacer laboral. La alegría del deportista, ha de ser pues un síntoma calificador de su talante, lo que hacía exclamar a Pierre de Coubertin en 1918 con valoración sagaz, de experto psicólogo deportivo: Si alguien me pidiera la receta para olimpizarse le diría: la primera condición es estar alegre. Y añade dos años más tarde: el día en que el deportista deje de disfrutar de toda la alegría de su propio esfuerzo y de la embriaguez de poder y equilibrio corporal que de él derivan, el día en que se deje dominar por las consideraciones de vanidad o de interés, ese día su ideal se acabará y el valor pedagógico de este ideal, si se puede emplear esta expresión, disminuiría irremediablemente 14. El elemento fundamental diferenciador de lo que ha de ser entendido por verdadero deporte como esencia próxima pero distinta a todo el conglomerado de impropias manifestaciones comprendidas bajo el genérico paraguas semántico del término, ha de ser, el del carácter desinteresado de tal actividad. Así lo concebía Ortega y Gasset cuando razonaba de cómo el hombre neolítico que cultiva ya el suelo, que ha domesticado, y cría animales, no necesita, como su antecesor paleolítico, nutrirse principalmente del trabajo venatorio: descargada de su forzosidad, la caza se eleva a deporte 15. En consecuencia, la actividad verdaderamente deportiva, participa de una doble versión lúdica e intrascendente, que la caracterizan como algo accidental en la vida del hombre. El más hondo valor humanístico del deporte –decía Cagigal- radica en su secundariedad. A nivel individual o de pequeño grupo, sirve como alternativa de espontáneo y desnudo entendimiento humano al margen de los cotidianos cometidos asignados a cada uno en el encasillamiento social,....El deporte no es más importante ni mejor que la vida seria. Si toda la vida se transformase en deporte, este perdería su principal virtud de alternativa dialéctica 16. De ahí y por ello, que en este sucinto examen de la veta esencial de la auténtica actividad deportiva, destaque en ella su carácter de ociosidad 17, condicionante originaria, que en la mayoría de las impropias manifestaciones agonales, carecería hoy de sentido. Esta cualidad se conserva aún en la catalogación oficial del termino, al considerarse el deporte como recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre 18. Y es que en esta accesoridad tra-

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COUBERTIN, Pierre. En Ideario Olímpico. Madrid 1973. Pág. 99.

15

Citado por Cagigal, José María, En Deporte pulso de nuestro tiempo. Pág. 197.

16

CAGIGAL, José María. ¡Oh deporte! Anatomía de un gigante, Pág. 154

17

CAGIGAL, José Maria. Deporte, pulso de nuestro tiempo. Págs. 31-36.

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DRAE, Madrid, 1992, Págs. 482.

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La filosofía del olimpismo

Filósofos e Ideólogos del deporte y el olimpismo moderno. De izquierda a derecha y de arriba abajo el holandés Johan Huizinga conocido como el filósofo de la cultura y defensor del elemento del Juego como factor de creación cultural; el español José Ortega y Gasset (1883-1945), profundo investigador del fenómeno deportivo bajo rigurosos prismas filosóficos y el dominico francés Henri Didon (1840-1900) ilustre pedagogo y amigo personal de Coubertin, creador del lema olímpico Citius Altius Fortius, aceptado como divisa olímpica oficial a partir de 1894.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

dicional de la actividad deportiva, es en donde radicaba también uno de sus mayores atractivos sociológicos, cual era la encarnación o esencia del mito lúdico, seducción del que en otros tiempos carecía el profesional. Un profesional que ejecuta dificilísimas destrezas en el circo produce admiración pero no arrastra19. Y es que cada día, generan menos entusiasmo los logros campeoniles de superdotados del músculo, que tras complicados sistemas de preparación, amén de quien sabe que otro tipo de manipulaciones o estratagemas, obtienen la cima sobrehumana del ansiado record. Su popularidad, como el fulgor de los cohetes de feria, suele ser fulminea pero efímera. De ahí y por el contrario, que permanezcan en la mente popular campeones victoriosos y cuya fama es perdurable, no solo por su hazaña deportiva en sí, sino y especialmente, por el descollante nivel de su talante humano. Jesé Owens, Wilma Rudolf, Fany Blankers Koen o Caroly Takats entre otros, son un ejemplo. Y es que en la distorsionada realidad presente en términos deportivos y en el empeño “globalizador” de poderosos y ocultos bloques comerciales, se está procediendo merced a su poderosa y sofisticada técnica de movimiento de masas y de creación de corrientes de opinión, a trasladar la práctica deportiva de su esencia de lance de protagonismo humano, hacia una presencia pasiva, en la que los grandes actores son deportistas profesionales a los que se admira y sigue. Se puede hablar con propiedad de un gran deporte-espectáculo-decía Cagigal-es decir de un deporte hacia -hay que hacer hincapié en esta preposición-esa vertiente espectacular programada y explotada, apto para la difusión, la propaganda; objeto de exigencias campeoniles descubierto y utilizado por las finanzas, la industria y el consumo, con frecuencia vinculado a la profesionalización. Es el deporte del éxito, de las retransmisiones, de la publicidad, de la política20. Es, en definitiva, el papel de esta gran masa de espectadores pasivos del deporte , la de un evidente voyeurismo deportivo por el cual y merced a las mecanismos subyugantes del espectáculo, sufren, se alegran , se deprimen o explotan de emoción, en consonancia con las incidencias de los lances deportivos del profesional que está jugando. Las precisiones que anteceden, es obvio que puedan ser tachadas de desfasadas, en cotejación con la cotidiana visión con la que se observa, valora y enfoca el fenómeno deportivo. El antiguo divertimento en forma de ejercicios físico, ocioso en sus deportes, corre el riesgo de convertirse en arcaico, por falta de uso, de adecuación a la realidad contemporánea21. Pero es evidente, que el tipo de deporte que ha de constituir la correa transmisora de

19

CAGIGAL, José María. El Deporte. Madrid 1985, Pág. 25.

20

CAGIGAL, José María. El Deporte en la sociedad actual. Madrid 1975,Pág. 58

21

CAGIGAL, José María. Deporte, pulso de nuestro tiempo. Madrid 1972, Pág. 37.

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La filosofía del olimpismo

Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer del deporte el placer habitual de los jóvenes de la pequeña burguesía, y ahora debe hacerse completamente accesible al adolescente proletario. Todos los deporte para Todos (Coubertin). José María Cagigal (1928, 1983) estudió con singular hondura de pensamiento el fenómeno deportivo moderno transformando con su personal impacto histórico las estructuras de la educación física en España.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Cuatro legendarias figuras del olimpismo moderno, epónimas de los Juegos en que participaron que por su perseverancia y éxito ante la adversidad merecieron el Altius olímpico: Jesse Owens (Berlin 1936) Fanny Blanquers Kohen (Londres 1948) Karoly Takacs (Londres 1948 y Helsinki 1952) y Wilma Rudolph (Roma 1960).

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La filosofía del olimpismo

los principios olímpicos, deberá encuadrarse en toda la medida posible en las más altas cotas de humanismo y lealtad deportiva22. No en vano la Carta Olímpica regula como misiones del COI, las de oponerse a toda utilización abusiva, política y comercial del deporte y de los atletas, así como la de adopción de medidas para evitar que corra peligro la salud de los mismo, colaborando al efecto, con los organismo competentes al objeto de poner el deporte al servicio de la humanidad.23 Principios formativos. El código ético del olimpismo a través de la vía del deporte, tiende a mejorar la raza humana y a conseguir el canon ideal del hombre equilibrado y perfecto. La aspiración a tal meta, es una constante histórica a través de los tiempos. En los andares iniciales del antiguo olimpismo, a través del trance agonal, se tendía a obtener la arcaica y nobiliaria areté, máximo exponente de destaque social del mundo homérico, bajo el patrón de ser siempre el primero y sobresalir sobre los demás24. La capacitación física con el cultivo del carácter encaminada a conseguir logros destacables, se encarna en el agonismo, en donde la confrontación en la competición es un expresión del instinto de inmortalidad, de la aspiración a seguir viviendo en el pensamiento de los parientes y en el recuerdo de los hombres a través de éxitos sobresalientes25. El patrón idealista homérico, dará paso en la misma antesala del clasicismo, al nuevo canon de la perfección a través del simultaneo y equilibrado cultivo del cuerpo y del espíritu. La kalocagathia (de kalós = bello, agathós =bueno) supone el máximo exponente histórico de la educación equibrada del hombre. La belleza física (kalós) se adquiría en la fragua de la palestra y del gimnasio, practicado las disciplinas agonales a disputar en su día en la edición de uno de los grandes juegos panhelénicos. La bondad espiritual e intelectual (agathós) la procuraban la música, el canto, la danza, la retórica y la filosofía. Pierre de Coubertin ha de tener muy presente en su ideario restaurador del moderno olimpismo, los patrones clásicos de Olimpia. En los tiempos del esplendor de Olimpia -diría en 1906- las letras y las artes armoniosamente combinadas con el deporte, aseguraban la grandeza de los Juegos Olímpicos...ya que la educación atlética –precisa en 1889–ejerce por lo menos idéntica acción sobre la moral que sobre lo físico....y si por un lado desarrolla los músculos, también forma el carácter y la voluntad: en una palabra produce hombres. La indispensable necesidad de la cultura física y la cultura del carácter, no excluye la formación de la inteligencia ni de la sensibilidad. Se trata de un todo armó-

22

COUBERTIN, Pierre. Entrevista en L´auto de 4 de septiembre de 1936.

23

Carta Olímpica. Norma 2-9 y 10.

24

Homero Iliada XI 784.

25

Popplow. Ulrich. Las épocas del deporte griego. En Citius Altius Fortius. Madrid 1960, Pág. 394.

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nico26. Los principios olímpicos antiguos y coubertinianos hallan su acomodo normativo en la Carta Olímpica cuando precisan que “el objetivo del olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana....apoyando y fomentando la formación de la ética deportiva...velando por el mantenimiento del espíritu del fair play en el deporte y por la erradicación de la violencia” 27. El ideal de la superación olímpica que haya su acomodo en el lema Citius Altius Fortius no exige ni requiere la constante mejora de las marcas por el solo y escueto motivo de quebrar un record precedente. El principio olímpico de la superación, presupone y exige que la mejora de un registro, quizá ostentada por el mismo atleta que lo supera, se produzca porque el competidor a través de una preparación sistemática, sea mejor, él mismo, que en tiempos precedentes. Que su mejora ontológica total por la vía de la preparación genérica, le otorgue la condición de un rango superior. De ahí, que el frió espejismo del record,28 como cota oficializada de una hazaña cotizada por los baremos publicitarios de una sociedad de consumo de éticas frecuentemente amorales, no haya de tener necesariamente un adecuado anclaje olímpico a no ser que la capacitación del competidor se haya realizado respetando la dignidad humana. La “recordmania” y la “medallitis”, desoladores males que aquejan a los altos niveles competitivos, se avienen mal con el humanismo de las exigencias olímpicas. Las prisas por la fabricación de campeones o “campeonitis”, ya en su día fueron denunciadas por Cagigal en la década de los sesenta. A una humanidad que instintivamente se abre hacia la actividad deportivadecía-se la puede ofuscar con la impresión de grandes campeones. Y se montan fábricas de super hombres –que ante una norma de sano humanismo se acercan más a infrahombres-. Ha llegado la gran antropofagia, no importan el individuo.29. Records y plusmarcas conseguidos en muchas ocasiones en el mismo ámbito del escenario olímpico, han sido ulteriormente invalidados ante la evidencia de fraude, deshonrando al atleta y desluciendo la fiesta30, poniendo en evidencia las maquiavélicas maquinaciones tendentes a obtener un fin sin reparar en los medios. La trampa ruin31 de la droga y toda la secuela de macabras manipulaciones con los atletas32 quebrantan la dignidad del individuo, son antihumanas, no son olímpicas. Es aquí donde el humanismo deportivo

26

En Pierre de Coubertin y su ideario. DURANTEZ Conrado Madrid 2001, Págs. 23 y 27.

27

Carta Olímpica. Principios Fundamentales.-3. Norma 2-6 y 7.

28

MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte. Barcelona 1986, Pág. 292.

29

CAGIGAL José María. Deporte, pedagogía y humanismo. Madrid 1966. Pág. 51.

30

DURANTEZ, Conrado. El dopaje como fraude y violencia en el deporte. Violencia institucional. AOE 2001.

31

SAMARANCH, Juan Antonio. Discurso inaugural de la 94 Sesión del COI. Revista Olímpica, número 243, Pág. 608.

32

DURANTEZ, Conrado. El dopaje como fraude y violencia en el deporte. Métodos prohibidos. AOE 2001.

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La filosofía del olimpismo

se centra en el “humanitarismo”, “hacer bien al hombre mejora al hombre, cuando proceda, salvar al hombre”33. La esencia pacifista del olimpismo. La búsqueda de la paz, ha sido una constante histórica del movimiento olímpico a través de los siglos. Los Juegos de Olimpia, colisionaban en el devenir de su normal desarrollo histórico con la maldición de la guerra34 que de una forma permanente y tenaz asolaba el Peloponeso. Es por ello, que dentro del escenario antehistórico de los Juegos, en el año 884 antes de Cristo, Cleóstenes, Ifito y Licurgo, en representación de los tres estados limítrofes Pisa, Elida y Esparta, acordaron el pacto internacional de la Tregua Sagrada o Ekekheria. El lacónico mandato expresado en líneas concéntricas sobre un disco de hierro35 reflejaba el acuerdo. “Olimpia es lugar sagrado, quien ose pisar este suelo con fuerzas armadas, será vituperado como hereje. Tan inicuo es también todo aquel que no vengue un crimen estando en su mano poder hacerlo.” 36 La Tregua Sagrada, cuando se hallaba cercana la fecha de los Juegos, era pregonada y publicada por los espondoforos o “mensajeros de la paz” que en número de tres, partían de Olimpia para anunciar a todos los pueblos griegos, que el periodo había comenzado. A partir de aquel momento, se prohibía el ejercicio de la fuerza basada en el uso de las armas. Todas las operaciones militares eran suspendidas y las falanges de guerreros volvían a sus bases predispuestos a celebrar con la solemnidad y júbilo acostumbrado, las festivas contiendas de la paz. Los peregrinos y atletas que a Olimpia acudían, gozaban de inmunidad personal durante su estancia en el Santuario. Así como mientras durase su viaje de ida y vuelta a él y una atmósfera de ilusión pacificadora se extendía por todos los territorios de la Hélade. Amparados y protegidos por el acogedor cobijo de la Tregua Sagrada, han de iniciar su andadura histórica oficial los Juegos de Olimpia, que se componen al principio de una sola carrera que ganará por primera vez el eleo Corebo37. Y así a medida “que se fueron acordando paso a paso les fueron añadiendo más y más pruebas”38. El pacto de la ekekheria como formula jurídica de profundo anclaje religioso, logró pacificar con su influencia los espacios cronológicos dedicados al calendario de los Juegos y de paso, generó un hábito político de paz estable,39 siendo en muy contadas ocasiones, en las que el famosos acuerdo fue que-

33

CAGIGAL, José María, ¡Oh Deporte! Madrid 1981, Pág. 137.

34

DURANTEZ, Conrado. Olimpia, 2 tomos. Madrid 1976 Tomo I. pág. 25.

35

PAUSANIAS-V, 10, 1.

36

PLUTARCO. Licurgo. I; DIEM, Carl. Historia de los Deportes. Barcelona 1966. Pág. 196.

37

PAUSANIAS, V, 8, 6.

38

PAUSANIAS, V, 8, 5 y 8, 6-11.

39

PALEÓLOGOS, Cleanthis. L´Institution de la Trêve dans les Jeux Olympiques. A.O.I. 1964, Pág. 62.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

brantado, insignificantes, en todo caso, en comparación con el dilatado espacio histórico de 1168 años de duración del antiguo olimpismo. La promoción de una corriente internacional e internacionalizada de las relaciones humanas, que generase el conocimiento y la comprensión entre los pueblos basada en el carácter interracial e intercultural presidido por el respeto mutuo40 fue si cabe, la idea básica y esencial de la restauración coubertiniana. “Es preciso-decía- que cada cuatro años los Juegos Olímpicos restaurados den a la juventud universal la ocasión de un reencuentro dichoso y fraternal por el cual se disiparán poco a poco, esta ignorancia en la que viven unos pueblos respecto a los otros, ignorancia que mantiene los odios, acumula los malentendidos y precipita los acontecimiento en el destino bárbaro de una lucha sin cuartel” 41 Esta idea de la internacionalización pacífica del deporte como vehículo orientado por la filosofía olímpica, está presente en la mente de Coubertin en el primer intento y fallido, para la restauración del olimpismo, en la sesión de la Sorbona del 25 de noviembre de 1892. Exportemos remeros, corredores y esgrimistas, he aquí el libre cambio del futuro, y el día en que éste sea introducido en las costumbres de la vieja Europa, la causa de la paz habrá recibido el más importante apoyo.42 La llamada constante a la paz a través del deporte, halla de nuevo en Coubertin una expresión anhelante y poética, en el epígrafe IX de su Oda al Deporte, Medalla de Oro en el Concurso de Literatura de los Juegos de Estocolmo en 191243. ¡Oh deporte eres la Paz!. Estableces buenos contactos entre los pueblos acercándolos con el culto a la fuerza controlada, organizada y maestra en si misma. Por ti aprende a respetarse la juventud universal, y así la diversidad de las cualidades nacionales, se transforman en fuente de generosa y pacífica emulación.... Sin embargo, la implantación de la paz mundial a través del olimpismo, tal y como lo concebía y pretendía Coubertin, no iba a tener el esperanzador resultado pretendido y tres Olimpiadas habrían de quedar vacías de Juegos Olímpicos (la VI, XII y XIII) como consecuencia de las dos Guerras Mundiales, falleciendo Coubertin sin ver concluida la segunda de las dos contiendas de connotaciones apocalípticas. Pero firmados los correspondiente armisticios de las dos dramáticas confrontaciones, la paz y concordia olímpica volvieron a reinar, y las juventudes del mundo (no todas al principio en algún caso) se encontraron de nuevo en Amberes en

40

DIEM, Liselott: Pierre de Coubertin. El Respeto Mutuo. En AOI 1983, Págs. 9 y siguientes; COUBERTIN, Pierre. L´éducation des adolescents au XXIème siècle. III. Education morale. Le respect mutuel. Paris 1915, Págs. 14-15.

41

COUBERTIN, Pierre. Conferencia en la Sociedad El Parnaso. Atenas 1984 en Ideario Olímpico, Pág. 23.

42

COUBERTIN, Pierre. Une campagne de vingt et un ans. Paris 1900. Pág 90.

43

La Composición Poética Oda al Deporte ganó el concurso de Literatura en los Juegos de Estocolmo de 1912 figurando como autores de la misma G. Hohrod y M. Eschbach, seudónimos que utilizó Coubertin para presentar la obra.

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La filosofía del olimpismo

1920 y en Londres en 1948, renaciendo poco a poco la confianza por el conocimiento mutuo, desapareciendo los estereotipos y prevenciones, dando con ello así paso a una nueva concordia mundial. Cabría en razón a ello preguntarse: ¿De no ser por el olimpismo como doctrina y por sus Juegos como manifestaciones tangibles y citas periódicas de la misma, dónde cuándo y cómo podría haber habido un reestablecimiento de la concordia mundial como la que de forma directa se operó a través del continuismo del calendario cuadrienal de los Juegos?. La Carta Olímpica se hace eco normativo del principio pacificador olímpico, cuando manifiesta que el olimpismo aspira al establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana... llevando a cabo ...acciones a favor de la paz... a fin de tender a construir un mundo mejor y más pacífico44. Sin embargo el reflejo programático pacifista del olimpismo, no ha sido suficiente para su efectividad real y fundándose en antecedentes históricos de su primera etapa, el moderno olimpismo ha aspirado como paso inicial a su compromiso pacifista, lograr, al menos, un paréntesis de calma generalizada durante el desarrollo de los Juegos, al igual que acontecía con el remoto antecedente de la ekekheiria. Como consecuencia de la contienda yugoslava sañuda y feroz, que martirizó entre otras ciudades la sede olímpica de Sarajevo, Samaranch en el discurso inaugural de la 99 Sesión del COI en Barcelona, recordó la importancia de acordar mundialmente un periodo de paz durante el desarrollo de los Juegos45. En consonancia con ello, el COI el 21 de julio de 1992 emitió desde Barcelona un llamamiento en favor de la Tregua Olímpica y en base al cual, y en razón a su misión de contribuir a la paz mundial, exhorta al restablecimiento de la ekekheiria griega, haciendo un llamamiento a todos los estados (jefes de estado, gobernante o asambleas) así como a todos los organismos nacionales e internacionales, para que el pacto de la Tregua sea observado por un periodo que abarque los Juegos así como los siete días anteriores y posteriores a los mismos. El 9 de julio de 1993 en Nueva York, el Secretario General de las Naciones Unidas ButrosGhali recibe de nuevo de Samaranch el documento de la Tregua Olímpica, apoyado por todos los organismos olímpicos internacionales (COI, ACNO, ASOIF, etc..) así como los representantes de ciento ochenta y cuatro CONs. La respuesta positiva del Secretario General de la ONU no se hizo esperar y como punto 167 del Orden del Día de la 48 Sesión habida en Nueva York el 25 de octubre de 1993, se aprueba por unanimidad el documento de la Tregua Olímpica, declarando además en el año 1994, como año del Deporte y del Ideal Olímpico. Dos años más tarde, el 7 de diciembre de 1995, la Cincuenta Asamblea General de la ONU, hace un llamamiento a favor de la Tregua Olímpica y de la Paz que es aprobado por ciento sesenta y un países representados. La Conferencia Mundial

44

Carta Olímpica. Composición y organización del Movimiento Olímpico.

45

Hora Española. R.O. número 299, Pág. 407.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

sobre la Educación y el Deporte para una Cultura de Paz desarrollada en París entre los días 5 y 7 de julio de 1999, auspiciada por el COI y la UNESCO así como la 54 Sesión de la Asamblea de las Naciones unidas habida en Nueva York el 24 de noviembre del mismo año, en el que se propone la “Resolución por la construcción de un mundo mejor y más pacífico gracias al deporte y al Ideal Olímpico” es apoyada como coautores por un número record de 180 estados sobre 188, son pasos decisivos en la implantación del acuerdo de la Tregua que conduce a la creación de la Federaciçon Internacional para la Tregua Olímpica (FITO) que celebra su primera Sesión en Atenas el 24 de julio de 200046. La idea pacifista del Olimpismo a través de todo tipo de estructuras deportivas políticas y administrativas del mundo se hace cada día progresivamente más patente. El Olimpismo y sus principios democráticos. La práctica deportiva generalizada, y la llamada a la competición dentro de un plano igualitario de derechos, ha sido una conquista moderna conseguida tras muchos avatares históricos. El mundo griego con su peculiar estructura social, impedía el uso de las prácticas gimnásticas a grandes masas de población carentes de la plenitud de derechos civiles. El reflejo de tales condicionante, hallaba especial significado en los Juegos de Olimpia, en los que, previamente a los lances agonales los participantes, por la vía del Juramente Olímpico, atestiguaban su condición de ser “griegos y hombres libres”47. Al margen de tales requisitos de base, la progresiva especialización en los diversos concursos agonales, hizo que paulatinamente a los grandes encuentros panhelénicos, asistiesen los ciudadanos que una desahogada vida social les permitía medios y tiempo suficiente para el asiduo y cotidiano entrenamiento. Lejos están pues, las proezas de Glauko de Caristo, que siendo labrador, vence en los Juegos Olímpicos pese a su rudimentaria técnica boxística48. Es por ello que la conquista del igualitarismo democrático como derecho a la práctica y competición deportiva, es fundamentalmente, como se dijo, un logro reciente. Han de ser pedagogos y educadores, los que recabarán la práctica gimnasial como elemento formador del individuo y Francisco de Amoros y Ondeano, Marqués de Sotelo, (1767-1848) en España; Per Henrik Ling (1776-1839) en Suecia y Federico Luis Jahn (1778-1852) en Alemania, propició el ambiente internacional, como antesala histórica a la revolución cultural que Pierre de Coubertin provoca. Coubertin es un hombre de talante culto y refinado perteneciente a la elite social

46

DURANTEZ, Conrado. El Olimpismo y la Paz. Facultad de Educación Física de la Coruña. 19 de mayo de 2003; ANNAN Koffi: La paz no puede lograrse de un día para otro. R.O. Agosto-septiembre 1999, Pág. 3; SAMARANCH, Juan Antonio; Una cultura olímpica a favor de la paz. R.O. Agosto-septiembre 1999. Págs. 35-38; Trêve Olympique. R.O. Diciembre de 1999, Pág. 19.

47

MOUSSET, Albert: Olympie. Paris 1960, Pag. 60.

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PAUSANIAS, VI-X, I.

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La filosofía del olimpismo

de su tiempo. Pero sobre todo y por encima de todo, Pierre de Coubertin es un educador. Y de ahí que su visión del deporte como un derecho del hombre y el código filosófico con el que ha de dotar al olimpismo por el restaurado, estén profundamente impregnados de una esencia de democrático igualitarismo. Un record deportivo –diría en 1920– es un limite al que el hombre llega mediante la colaboración de las fuerzas con que le ha dotado la naturaleza, y las que él mismo con la energía de su carácter ha desarrollado. Su situación social, el apellido o la fortuna que haya heredado de sus padres no influyen en esto para nada. El hecho de que sea Príncipe o artesano no le hace elevarse ni un palmo más en el salto, ni aumentará en cincuenta centímetros la longitud del trayecto, que corredor a pie, nadador, o remero pueda realizar en un tiempo dado49. Sesenta años más tarde, Cagigal ha de seguir la misma senda valorativa sobre las connotaciones democráticas del deporte. En el terreno de juego -razonaba- enfundados todos en sus vestimentas deportivas, no hay hijo de nadie, ni pertenencia familiar económicamente poderosa o humilde, durante las jugadas interesa como juega cada uno, como cumple a cada uno su rol....y es que el que mejor juega no tiene porque ser el mejor hombre; No es conducta de transpolación; es simplemente el mejor en esa faceta concreta de la conducta humana 50. El carácter aristocrático –democrático del olimpismo, lo pone de manifiesto Pierre de Coubertin en el Mensaje radiofónico enviado desde Berlín el 4 de agosto de 1935. La segunda característica del olimpismo –precisó-es el hecho de ser una aristocracia, una élite; pero desde luego, una aristocracia de origen totalmente igualitario, puesto que no esta determinado más que por la superioridad corporal del individuo y por sus posibilidades musculares, multiplicadas hasta un cierto punto por su voluntad de entrenamiento51. De ahí que la democracia sana y el internacionalismo inteligente y pacífico entrarán en el nuevo estadio y mantendrán en él el culto al honor y al desinterés que permitirán al atletismo realizar una obra de perfeccionamiento moral y paz social 52. Estudiando la estructura de las asociaciones deportivas y la manera de su integración en ellas de sus miembros, ve en este carácter asociativo voluntario e igualador, un ejemplo de democracia, precisando en 1919: una asociación deportiva es, en cierto modo, la célula de la democracia porque solo en ella, subsiste la desigualdad que procede de la naturaleza, mientras que la desigualdad artificial, introducida por los hombres, es rechazada53.

49

COUBERTIN, Pierre. Discurso en la XVIII Sesión del COI en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. En Ideario Olímpico, Pág. 143.

50

CAGIGAL, José María. ¡Oh Deporte! Madrid 1981, Pág. 151.

51

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico Pág. 213.

52

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, Pág. 23.

53

COUBERTIN, Pierre. Carta a los miembros del Comité Olímpico Internacional. Lausana enero de 1919. En Ideario Olímpico, Pág. 122.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Es de destacar por último dentro del igualitario humanismo de la concepción coubertiniana del derecho al deporte, su defensa tajante y tenaz del deporte para todos, como una práctica novedosa en su momento y opuesta a la corriente elitista y aristocrática que los patrones anglosajones internacionalmente proclamaban a través de la formula falaz del amateurismo, de esencia marcadamente anti-social según la famosa versión de los Estatutos Fundacionales del Amateur Athletic Club de Londres de 1866. Coubertin planta cara al problema en 1919: durante mucho tiempo –decía– el atletismo renovado en el siglo XIX, no ha sido mas que el pasatiempo de la juventud rica y semi-ociosa. Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer de él el placer de los jóvenes de la pequeña burguesía; y ahora debe de hacerse completamente accesible al adolescente proletario. Todos los deportes para todos, esta es la nueva fórmula de ninguna manera utópica a cuya realización debemos consagrarnos54. La Carta Olímpica recoge en sintetizada normativa los principios olímpicos coubertinianos al precisar que “la práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte según sus necesidades...”siendo función del COI la de ...”articular el desarrollo del deporte para todos que constituye una de las bases del deporte de alto nivel, el cual a su vez contribuye al desarrollo del deporte para todos”.55 El carácter humanitario de los principios olímpicos, se evidencia por la finalidad y objetivo de los mismos, en cuanto pretenden o persiguen el “bien del género humano”56 y ese beneficio genérico e igualitario que el olimpismo proclama, choca frontalmente con los parámetros limitadores anti-democráticos e injustos, de la discriminación. En dos grandes grupos ha luchado principalmente el movimiento olímpico en su aspiración igualadora, centrados estos esencialmente en su batalla política contra el apartheid y en la progresiva promoción de la mujer. La Carta Olímpica reglamenta los dos supuestos, al establecer en el sexto Principio Fundamental, el objetivo educador del deporte “practicado sin discriminación de ninguna clase” y la misión que el COI se impone para la ...”promoción deportiva de las mujeres a todos los niveles y en todas las estructuras con vistas a la aplicación estricta del principio de igualdad de sexos”.57 En la trayectoria multisecular del olimpismo, ambos planteamientos suponen un cambio radical en los iniciales postulados condicionadores de la participación en Olimpia, en donde los competidores se juramentaban de ser griegos58

54

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, Pág. 121.

55

Carta Olímpica, Principios fundamentales. 4. Norma 2-12.

56

DRAE. 1992, Pág. 798.

57

Carta Olímpica. 2013, Norma 2-7.

58

Platón. Protágoras, 312,6; Heródoto. Alejandro, 4.

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La filosofía del olimpismo

Yoshinori Sakai. El bebe de Hiroshima enciende el pebetero del Estadio en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. El joven atleta había nacido en la ciudad mártir, el mismo día de la explosión atómica que la arrasó. Una realidad de paz contrapuesta a los trágicos y dramáticos recuerdos de la guerra. El argelino Boughéra El Ouafi gana la maratón para Francia en los Juegos de 1928 en Ámsterdam, marcando un hito histórico presagiador de los futuros triunfos olímpicos de atletas africanos.

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El olimpismo

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y la mujer estaba excluida aún en su sola y mera presencia en el estadio, bajo draconiana pena de muerte.59 La concepción coubertiniana sobre ambos extremos fue dispar, y así, mientras tajantemente estableció el principio del “deporte para todos” considerando al deporte como “patrimonio de todas las razas” o un “patrimonio de todos por igual” no luchó de la misma manera ni propició la presencia de la mujer en los estadios. Así en 1931 en su artículo la Colonización Deportiva, aparecido sin firma en el Boletín del Bureau Internacional de Pedagogía Deportiva, sentaba las bases, insólitas en la mentalidad de entonces, para la introducción del deporte y el olimpismo en el gran continente africano y tendentes a organizar unos Juegos Olímpicos Africanos para los que personalmente concibió una medalla específica60. Los deseos coubertinianos no se habrían de cumplir, con la notoriedad y estructura organizativa por él pensada, pero su ideario universalizador y anti-racista (el deporte es patrimonio de todas las razas, diría en 1927) derrumbó el muro de prejuicios y desprecios hacia la raza negra, cuyo continente en el Congreso de Berlín de 1885, las potencias europeas se habían repartido de forma arbitraria, trazando con tiralíneas quebrantadoras y nuevas fronteras de divisiones territoriales desoyendo el milenario cauce de delimitaciones fraguado por la historia. Los atletas africanos iniciaron tímidamente su participación olímpica, formando parte de los equipos de las potencias coloniales y en 1928 en los Juegos de Ámsterdam el argelino-francés Boughera El Ouafi, marca un hito histórico venciendo en la carrera de maratón, adelantado éxito presagiador de las reiteradas victorias olímpicas que los africanos abrían de conseguir medio siglo más tarde61. Pero el arbitrario resabio racista imperante en estados africanos surgidos de las antiguas colonias de culturización británica, habrán de encontrar un paradigmático ejemplo de arbitraje olímpico en Suráfrica, en donde la rígida segregación racial impuesta en 1958 por Verwoerd como Jefe de Gobierno de la Unión Surafricana, reiterada y mantenida ulteriormente en su puesto de Primer Ministro de la transformada República Surafricana, causaron gravísimas tensiones sociales ante el hipócrita y vejatorio sistema impuesto que abría de finalizar con el asesinato de Verwoerd por un blanco el 15 de marzo de 1961. Pero la pérfida discriminación continúo, generando animosidad, malestar y escándalo en el resto de los estados africanos, así como severas advertencias en el terreno deportivo por parte del COI, al constatar, que el arbitrario apartheid impuesto, quebrantaba palmariamente la Carta Olímpica. Ante la contumaz postura de los dirigentes de Pretoria, el COI excluyó a Suráfrica de los Juegos Olímpicos en la

59

PAUSANIAS, V, 16, 2-4, 3, 5-6 y 8; DREES Ludwig. Olimpia. Gods, artists and athletes. London 1968. Págs. 15 y 29

60

COUBERTIN, Pierre. Le Sport veut conquérir l´Afrique y Colonisation sportive. En Textes Choisis. Zurich 1986. Tomo II, Págs. 675 y 678.

61

DURANTEZ, Conrado, África y el Olimpismo. R.O. 199.

«32

La filosofía del olimpismo

La academia de Platón. Mosaico de Pompeya del s. I a C. Museo Nacional de Nápoles

33»

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Cabeza del Emperador Nerón. Sevilla, Museo Arqueológico. Tramposo participante en los Juegos de Olimpia venció en varios concursos en los Juegos de la 211 Olimpiada en el año 67. A la derecha busto en bronce de Pitágoras (582 a 500 a C.) creador de la palabra filósofo. Museo Arqueológico de Nápoles.

edición de Tokio en 1964 y tras un paréntesis de teórica avenencia, ratificó su decisión de expulsión en la Sesión de Ámsterdam en 1970. La Comisión Apartheid y Olimpismo creada por el COI para el estudio y solución del problema surafricano, e integrada a su vez por dirigentes africanos, siguió de cerca, los síntomas de positiva sensibilidad62 del Gobierno de Pretoria internacionalmente acosado en su inhumano proceder. Al fin, en 1984, el Presidente surafricano Frederik de Klerk operó el cambio pedido, aboliendo el apartheid, legalizando el hasta entonces prohibido Congreso Nacionales Africano y liberando a su lider Nelson Mandela. Ante tal constancia, la Comisión de Apartheid y Olimpismo, recomendó al COI el reconocimiento del CON provisional surafricano, adoptándose en la 97 Sesión del COI en Birmingham, la decisión de admisión e invitación a Suráfrica para tomar parte en los inmediatos Juegos de Barcelona 92.

62

Apartheid. El COI se mantiene muy vigilante. R.O. 1990, Pág. 122; El regreso del CON surafricano. R.O. 1991, Pág. 365.

«34

Columnas del Templo de Hera en Olimpia. En su interior, según Pausanias, se guardaba un disco de bronce conteniendo el texto de la Paz Olímpica o Paz Sagrada llamada Ekekcheria. París, 5 de julio de 1999. Inauguración de la Conferencia Mundial sobre Educación y Deporte para una Cultura de Paz. En el centro los españoles Juan Antonio Samaranch, Presidente del Comité Olímpico Internacional y Federico Mayor, Director de la UNESCO.

35»

A la izquierda, estatua de Leonidas en Esparta. Leonidas es el máximo exponente de la Areté, la virtud homérica nobiliaria y militarista patrimonio indisociable del héroe. La Kalokaghathia (de Kalos=bello y Aghathos=bueno) fue el arquetipo ideal varonil del clasicismo heleno. La belleza se adquiría en la fragua cotidiana del gimnasio y la palestra y la bondad con la práctica y el cultivo de la ciencia, las artes y la música. La conjunción de tales elementos solía concebirse en la mentalidad popular en la figura del campeón olímpico. El Efebo de Anticítero. Hacia el 340 a C. Museo Arqueológico de Atenas.

El Valle de Olimpia. En el centro de la imagen el tortuoso cauce del río Alfeo. Arriba y a la derecha las instalaciones de la Academia Olímpica Internacional. Ceremonia de alumbramiento del fuego olímpico en Olimpia.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Un largo periodo de cerrazón, pugna y presión, se había cerrado con justicia en un supuesto de arbitrario y calamitoso escándalo, en cuya resolución, el COI, se adelantó en diligencia y eficacia a todos los demás organismos internacionales. En el tema de la participación femenina de los Juegos, la reacción olímpica fue más lenta y tardía. Coubertin deseaba que los Juegos Olímpicos Modernos, participasen en la medida de lo posible de la esencia espiritualista cultural e ideológica que impulsó a los Juegos de Olimpia en el clasicismo. Veía por ello, en el moderno festival por el internacionalizado, una repetición de los antiguos agones y de ahí y por ello, que inconscientemente, no era partidario de la participación femenina, no solo por su tajante exclusión en el olimpismo griego, sino también ante la opinión dominante en los medios de la época, que valoraban como perjudicial para la maternidad –principal y única función que en la época a la mujer se le atribuía–la practica deportiva. En otro sentido, el incipiente deporte femenino, carente de tecnicismo y por ello de vistosidad, se aprestaba mal con el suntuoso espectáculo competitivo en el que los Juegos debían de consistir. Las referencias a este tipo de prevenciones en la obra de Coubertin son constantes, adoptando una postura más permisiva sobre el tema al final de su vida. Pensamos –diría en 1912- que los Juegos Olímpicos han de estar reservados para los hombres... ¿de los deportes practicados por las mujeres constituirían éstos un espectáculo recomendable ante las multitudes que reúne una Olimpiada?...Nuestra concepción de los Juegos Olímpicos trata de la realización de su formula: La exaltación solemne y periódica del atletismo masculino con la internacionalización como base, la lealtad como medio, el arte como encuadre y el aplauso femenino como recompensa...63. La progresiva participación femenina en los Juegos a partir de Paris 1900, no es vista con agrado por Coubertin quién escribe en 1928: En cuanto a la participación femenina en los Juegos, soy contrario a ella. En contra de mi voluntad, han sido admitidas en un número de pruebas cada día mayor 64 y estimando seis años más tarde: sigo pensando que el atletismo femenino es perjudicial (al masculino) y que este atletismo debería ser excluido del programa olímpico65. Por último, y ante la evidencia de la realidad, su juicio se torna tolerante e irónico. También las mujeres podrían participar –diría en 1935– si es que se considera necesario. Personalmente no apruebo la participación de mujeres en competiciones públicas, lo que no significa que se deban abstener de practicar un gran número de deportes a condición de que no sean como espectáculo. Su papel en los Juegos Olímpicos, debería ser, esencialmente, como en los antiguos torneos, el de coronar a los vencedores.66

63

COUBERTIN, Pierre: Les femmes aux Jeux Olympiques. R.O. Juillet 1912, pag 109-111.

64

COUBERINT, Pierre. Mensaje del Barón Pierre de Coubertin a los atletas participantes en la IX Olimpiada, Bulletin Officielle du Comité International Olympique. Octubre de 1998.

65

COUBERTIN, Pierre. 40 años de olimpismo. 1894-1934. En Ideario Olímpico Pág. 211.

66

COUBERTIN, Pierre. Mensaje radiofónico desde Berlín en 4 de agosto de 1935. En Mensaje Olímpico, Pág. 217

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La filosofía del olimpismo

28 de octubre de 1971. Ceremonia del Fuego Olímpico en Olimpia. Maria Mosjoliú, hace entrega de la primera posta al baloncestista griego Ioannis Kirkilesis que iniciará la carrera de relevos para llevar el fuego a Sapporo, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 1972.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Los recelos coubertinianos sobre la participación femenina en los Juegos, se vieron desbordados por la realidad competitiva ya en su tiempo y desde entonces tal incidencia ha ido en constante y progresivo aumento. Pero la mujer, no se ha integrado en el fenómeno olímpico como simple concursante o competidora en deporte, sino que, además, y siguiendo la permisiva tendencia, ha ingresado también en la más alta dirigencia olímpica, siendo pionera en tal logro la venezolana Flor Isava Fonseca, que junto con la sueca Pirjo Haggman fueron cooptadas como miembros del COI en 1981. Simbólico ejemplo de la incorporación femenina al moderno olímpismo, lo constituye el alumbramiento del fuego olímpico en el estadio de México, con ocasión de los Juegos de la XIX Olimpiada, en los que la última posta junto con el encendido del pebetero, lo realizó por primera vez una mujer, la atleta mexicana Enriqueta Basilio67. El COI a tenor de los mandatos de la Carta Olímpica precedentemente transcritos, vela por la progresiva incorporación femenina a las estructuras olímpicas y deportivas, con cuyo objetivo, organiza seminarios de información destinados a la capacitación de las mujeres dirigentes entrenadoras o técnicas funcionando así mismo un Grupo de Trabajo con iguales fines en el que se integran miembros del COI, CON y FI así como atletas y especialistas y programando por último una Conferencia Mundial cuadrienalmente, al objeto de estudiar y evaluar los progresos conseguidos en este campo68. La dimensión cultural del olimpismo, ha quedado evidenciada desde los Juegos de Olimpia, en donde al margen del certamen oficial de la pugna muscular, se desarrollaba de forma paralela una confrontación cultural y artística. La cita cuadrienal de Olimpia, gozaba de prioritario interés entre todas las demás convocatorias festivas religiosas o deportivas y de ahí que ante la notoriedad social que con el éxito de Olimpia se adquiría, fueran las fechas de los Juegos, momentos de cita de los más destacados pensadores, escultores, poetas, pintores, y artistas en general. Platon, Tales de Mileto, Herodoto, Tucidides, Píndaro y Simónides, Pitágoras y Anaxágoras, entre otros, acudieron a Olimpia con ocasión de la fiesta de Zeus, aprovechando su estancia para difundir sus ideas, exponer sus concepciones políticas o filosóficas o encontrar clientes o patronos que apoyasen o sufragasen sus creaciones69. El excéntrico y megalómano Nerón Emperador de Roma, quiso lucir en los prestigioso certámenes culturales de Olimpia, creando a su interés un completo calendario de concursos culturales, en los que amañando medios y presionado jueces, se hizo proclamar vencedor 70.

67

DURANTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica. Madrid 1987. Pág. 117.

68

Le Mouvement Olympique. Lausana 2001, Pág. 44.

69

DURANTEZ, Conrado. Olimpia Pág. 320.

70

DION, Casio. Historia Romana LXIII, 14, 20; SUETONIO, Nerón. 23 y siguientes; PAUSANIAS, V, 12, 8; DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 320.

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La filosofía del olimpismo

Cartel anunciador de los Juegos de la V Olimpiada en Estocolmo, históricamente el primero con esta finalidad de difusión. El Discóbolo Finlandés del griego Konstantinos Dimitriadis, medalla de oro en escultura en los Juegos de Paris en 1924.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El proyecto coubertiniano en la moderna restauración olímpica, fue siempre la de considerar a los Juegos como un motor impulsor del arte y la cultura. En los tiempos del esplendor de Olimpia, -diría en 1906-las letras y las artes armoniosamente combinadas con el deporte, aseguraban la grandeza de los Juegos Olímpicos...ya que el deporte -diría en 1922-debe de ser concebido como productor de arte y como ocasión de arte. Produce belleza, pues genera al atleta que es una escultura viva. Pero Además, es ocasión de belleza, por las edificaciones que con él se inauguran y los espectáculos y fiestas que genera...pues las Olimpiadas, –diría en 1923– no tienen por única misión la exaltación de la potencia muscular, por el contrario, han de ser también intelectuales y artísticas71. Obsesionado Coubertin por crear una relación oficial y estable entre las artes y el deporte durante los Juegos Olímpicos, convocó en 24 de mayo de 1906, una Conferencia Consultiva de las Artes, las Letras y el Deporte, desarrollada en la Comédie Française de Paris en la que se invitó a participar a destacados escritores y artistas que acudieron en número de 60 para estudiar en qué medida y bajo que forma, las artes y las letras podían participar en la celebración de las Olimpiadas Modernas, y en general asociarse a la práctica de los deportes para benefiarse de ellos y ennoblecerlos72. La Conferencia cumplió sus cometidos, proponiendo al COI la creación de cinco concursos sobre arquitectura, música, escultura, pintura y literatura, destinados a promover cada cuatro años, obras inéditas directamente inspiradas en la idea del deporte73. Había nacido así el Pentatlón de las Musas74, cuyo estreno fue previsto para los Juegos de la IV Olimpiada a celebrarse en Londres en 1908, sin que al fin el mismo pudiera tener lugar. En la primera edición de los concursos artísticos durante los Juegos de Estocolmo en 1912, en la modalidad de Literatura, fue otorgado el primer premio a la composición Oda al deporte, firmada por Georges Honhrod y Martín Eschbach, seudónimos con los que concursaba el propio Coubertin que siempre mantuvo en especial y orgullosa estima su triunfo literario olímpico75. Los concursos artísticos con ocasión de los Juegos Olímpicos, tuvieron un desigual desarrollo a lo largo de siete olimpiadas (1912-1948) y cinco juegos, hasta que en 1949, con ocasión de la 44 Sesión del COI en Roma, fueran suprimidos, acordándose que subsistiesen como simples “exposiciones”76.

71

COUBERTIN, Pierre. Discurso en la apertura de la Sesión de Roma en 1923.

72

COUBERTIN, Pierre. Le sport et l´intelligence, Revue Mondiale. 15 de noviembre de 1922.

73

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, Pág. 84.

74

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico Pág. 34.

75

KAKRINI, Fani. El pentatlón de las Musas. R.O. Pág. 253.

76

DURANTEZ, Conrado. Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos, Barcelona 1992.

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La filosofía del olimpismo

Ceremonias del fuego olímpico en Olimpia. Arriba Maria Mosjoliú en funciones de Gran Sacerdotisa en el acto ritual del encendido de la llama en el Estadio, con destino a México 68. Abajo Maria Pampouki en el alumbramiento de la primera posta en el Templo de Hera, con destino a lo Juegos de Barcelona 1992.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El vacío dejado en el organigrama competitivo de los Juegos con la exclusión de las competiciones artísticas, fue substituido con posterioridad, por las Olimpiadas Culturales, con la que se denomina a toda serie de actividades de tipo musical, artístico, científico y o técnico, que se programan con ocasión y motivo de los Juegos que vayan a tener lugar77. La Carta Olímpica se hace eco de la dimensión cultural del olimpismo, tanto a nivel genérico como elemento calificador de su naturaleza, como en objetivo específico y concreto en periodo o espacios determinados. En el primer aspecto, en cuanto que con ese doble elemento cultural y educativo, unidos ambos al deporte 78 conjugan con su indisoluble cooperación, la penetración y permeabilidad social, que caracteriza al olimpismo como elemento humanamente integrador y justo, demoledor de barreras trasnochadas o circunstanciales, cuando no arbitrarias, tiránicas o despóticas. El apoyo que la Carta Olímpica otorga tanto a la Academia Olímpica Internacional como a otras instituciones cuyo objetivo sea la educación olímpica 79 ratificando y reiterando tales objetivos en las metas culturales y educadoras que los CONs han de tener,80 supone un elocuente reconocimiento normativo de tan esenciales principios éticos. En otro sentido, el compromiso de especial impulso cultural durante el periodo de la olimpiada que los COJO han de programar y organizar, se delimita y establece en la antigua Norma 44 y en su texto de aplicación, en cuanto el programa cultural a organizar, en cada edición de los Juegos, ha de servir para fomentar las relaciones armoniosas, la comprensión mutua y la amistad entre los participantes y las demás personas que asisten a los Juegos Olímpicos. Cuanto antecede se podría resumir en la frase de Mandell vaticinadora del impacto de evolución, justicia y progreso que el olimpismo iba a generar. Se podría pronosticar –dice– que los Juegos Olímpicos iban a desempeñar un rol cada vez más importante como forum pacífico donde patentizar la originalidad arquitectónica, el virtuosismo organizativo, la cohabitación pacífica de los pueblos, la continua mejora de la humanidad y con todo ello la prueba viva y concreta de uno de los “leitmotiv” de nuestra época, la idea de progreso81. Por último, el olimpismo respeta y protege con especial cuidado a la ecología, siendo hoy día, el medio ambiente, la tercera dimensión básica de sus objetivos además del deporte y la cultura.

77

DURANTEZ, Conrado. Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. Introducción al Catálogo de Exposición de Hans Erni. Barcelona 1992. Pág. 37.

78

DURANTEZ, Conrado. Atlanta Star “An Olympic Forest” Gabarrón. Valladolid 1966, Pág. 12.

79

Carta Olímpica. Norma 2-16.

80

Carta Olímpica. Norma 27-2.

81

MANDELL Richard, Ob. Cit, Pág. 960.

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La filosofía del olimpismo

La tierra, en el genérico concepto de “madre” o potencia creadora, generosa en el sustento de los seres humanos en vida y piadosa acogedora como refugio eterno tras el tránsito de la muerte, ha sido divinizada desde la antigüedad en todas las culturas. En Olimpia, el arquetipo de esta concepción se centra en Gea como potencia y reserva inagotable de fecundidad y vida, considerada como la madre de los Dioses o la Madre Universal82. El culto a ella dedicado, es considerado sin duda como el primero y más antiguo del Santuario, disponiendo y actuando en los ritos que su veneración generaba, una sacerdotisa, agorera o médium, interpretadora, y auscultadora de los equívocos e incierto vaticinios83. Con la evolución del ideario teológico en Olimpia, Gea ha de adquirir una figura más centralizada en la fecundidad de la naturaleza y en la abundancia de las cosechas y los frutos, dando paso así a Deméter, como divinidad de la tierra cultivada y esencialmente como la Diosa del Trigo84. El culto a Deméter tuvo en Olimpia singular arraigo, añadiéndosele el epíteto de Cámine en el significado de “litera” o “colchón de tierra”, en donde se evidencia el directo entronque de su culto, con los arcaicos ritos agrarios. Para Drees,85 en los concursos agonísticos antehistóricos de Olimpia, posiblemente la sacerdotisa de la diosa Demeter Cámine marcaría con su presencia la línea de meta en las competiciones de carreras de hombres y en todo caso, dentro ya del escenarios histórico de los Juegos de Olimpia, es la sacerdotisa de la diosa Deméter Camine, la única mujer que desde su sitial ubicado hacia el centro del talud norte del Estadio podía presenciar los Juegos86. En el mundo prehispánico, sobre todo en las cultural andinas Quechua y Aimará el genérico concepto maternal y fertilico de la tierra, generosa y nutricia, se centra en la Pachamama encarnación a su vez de la idea del trabajo, del amor y de la sabiduría87. Pero en los albores del siglo XXI el hombre en mayoritario y temerario proceder, está generando un progresivo aniquilamiento y destrucción de lo que otrora religiosamente cuidaba y conservaba, llegando a divinizar, y así con suicida inconsciencia, se entrega a una deforestación asoladora e impune de los últimos reductos boscosos, a una constante y temeraria polución atmosférica o a la contaminación criminal de las aguas, de los rios, lagos y mares, así como al exterminio de grupos de animales, bien por la innecesaria invasión de las reservas de sus habitats o por la caza o comercio indiscriminados de determinadas especies.

82

GRIMAL, Pierre. Diccionario de la Mitología griega y romana. Barcelona 1965, Pág. 212.

83

DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 136; HESIODO. Oeuvres. Theogonie. Paris 1928, pág. 116 y siguientes; PAUSANIAS V, 14, 8 y 9.

84

GRIMAL, Pierre. Ob. Cit. Pág. 131.

85

DREES Ludwig, Ob. Cit. Pág. 15.

86

PAUSANIAS. VI 20, 8 y 9.

87

ARÉVALO, James. El despertar del puma.

45»

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En la maraña de tan fatídico desconcierto, el movimiento olímpico ha levantado la bandera de la ecología, en la conciencia, de que si el olimpismo busca a través de sus principios éticos, la consecución de un patrón humano de un ser equilibrado y perfecto, la aspiración máxima de ese equilibrio, mal se puede conseguir, si el entorno ambiental del individuo se torna agresivo por deshumanizado desequilibrado en un entorno, ruidoso, chirriante, hostil y contaminado. La Carta Olímpica establece como decimocuarta Función del COI la de velar para que Los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen una actitud responsable ante los problemas del medio ambiente...estimulando al Movimiento Olímpico a que se preocupe de estos problemas y tenga en cuenta esta preocupación en todas sus actividades, sensibilizando a todas las personas relacionadas con el Movimiento Olímpico, sobre la importancia de un desarrollo sostenido. En consonancia con tales principios, el COI después de la reunión de Lausana en 1995 y en Kuwait en 1997, celebró en Rio de Janeiro entre los día 22 a 23 de octubre de 1999, la Conferencia Mundial del COI sobre Deporte y Medio Ambiente, en la que se adoptó la Agenda 21 del Movimiento Olímpico, inspirada en la Agenda 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas88. En ellas, se reconoce, que dada la universalidad del deporte, el Movimiento Olímpico ha de jugar un papel decisivo en la toma de medidas favorecedoras del desarrollo duradero debiendo ser aplicada la Agenda en cuestión de forma que respetando los diferentes medios sociales, económicos, geográficos, climáticos, culturales y religiosos, movilice a toda la masa de integrantes del Movimiento Olímpico, en la decidida defensa de los valores ecológicos. Como corolario y consecuencia, se puede evaluar al olimpismo como una humanizante cultura de paz.

88

R.O. Diciembre 1999. L´agenda 21 du Mouvement Olympique. Pág. 42.

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IV LOS JUEGOS OLÍMPICOS ANTIGUOS

El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Recreación idealizada de la estatua de Zeus de Olimpia. Obra de Fidias y ejecutada en oro y marfil, medía cerca de catorce metros de altura y está catalogada como una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. En la página siguiente moneda elea en plata del último tercio del s. IV a.C. en donde se representa al gran dios nacional con las sienes ceñidas con la simbólica corona de olivo salvaje, el mítico premio de los campeones olímpicos. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

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Los Juegos Olímpicos Antiguos

El actual y reducido núcleo urbano de la villa de Olimpia se encuentra situado en la parte nor-occidental de la península del Peloponeso, a unos trescientos kilómetros de Atenas. A mil metros escasos de distancia del centro de la villa se yerguen todavía, diezmadas y menguadas en su apariencia física, las ruinas de los edificios, templos e instalaciones, de lo que hace una larga andadura de siglos constituyó el enclave geográfico de una de las más importantes vértebras de la cultura y la civilización occidental. Olimpia nace a la vida histórica en épocas no bien determinadas. Durante muchos años, quizá siglos, el idílico1 valle enmarcado entre los ríos Alfeo y Cladeo y cuya fértil llanura es rota por el pequeño monte Cronos debió constituir un lugar de culto y de prácticas rituales que, con el tiempo, fueron cambiando de advocación de unas divinidades a otras. El primer dios venerado allí, según la tradición, allá por el II milenio a.C., fue Cronos2, al que junto con su esposa Rea los sumos sacerdotes o basiles les ofrecían sacrificios en la cima del monte. Esta tradición oral, narrada por Pausanias3 (hacia 170 d.C.) y Filóstrato (alrededor de 200 d.C.), fue ulteriormente corroborada y comprobada por las investigaciones arqueológicas. Al lado de otra serie de cultos de inferior rango, con el transcurso del tiempo, es Zeus4 hijo de Cronos, el que sustituyendo en el protagonismo teológico y ritual a su padre, se enseñorea del Santuario, permaneciendo cara al futuro en esta situación de exclusividad. El culto a Zeus se incrementa en el transcurso de los años. El padre de dioses y hombres, poderoso, terrible, justiciero, pero también al mismo tiempo bondadoso y paternal, atrae al Valle de Olimpia peregrinos procedentes de los más diversos lugares de la antigua Hélade, que vienen a rendirle culto y a ofrecerle sacrificios. Y es aquí, con ocasión de una de estas prácticas litúrgicas, en donde, según la opinión dominante entre historiadores y arqueólogos, nació o se engendra la idea que en su desarrollo histórico daría lugar o produciría los Juegos

1

LISIAS. Olimpiacus. Oxford 1912. 33, 2. FOTINOS, Spiros. Olympie. Abregé historique et guide arqueologique. Atenas 1962.

2

HESIODO. Teogonie. 167,485 y 617. DIEM, Carl. Historia de los Deportes. Barcelona 1966. Pág 209.

3

PAUSANIAS. Descripción de Grecia. En Historiadores griegos. Madrid 1969. V,7,6. PINDARO. Olímpicas. Madrid 1967. 10,45-50.

4

DREES, Ludwig. Olimpia. Gods, artists and athletes. London 1968, pág 55. PAUSANIAS. V,13,10. PINDARO. Olimpica. VIII-1-8.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

deportivos mismos, basando su espíritu agonal en la más pura esencia rituaria y litúrgica5. Según Umminger, los peregrinos que a Olimpia llegaban ofrecían a Zeus un gran sacrificio, en cuya pira le eran inmolados los presentes que los devotos ofrecían a la deidad, en señal de reverencial sumisión. Como el hecho de prender la llama de la gran hoguera suponía un privilegio y una distinción especialmente codiciados, se arbitró un medio sencillo para la determinación del elegido. Puestos varios peregrinos que quisieran optar a aquel honor, a una distancia prudencial y alineados en forma de salida, a la señal de una voz o grito, emprendían veloz carrera hacia el lugar en donde, en pie y con una antorcha en la mano, esperaba un sacerdote. Al primero en llegar hasta él le cabía el honor de prender la llama de la gran pira. Este fue en su aspecto elemental y esquemático el origen de los Juegos de Olimpia, como dice Umminger, impregnados en su esencia de una atmósfera de conmovedora sencillez. La competición ritual referida daría origen a la carrera denominada del estadio (192,27 metros), cronológicamente la primera de las pruebas que integrarían el calendario de los antiguos juegos y que guardará el privilegio de primogenitura a lo largo de toda la evolución histórica de las primeras Olimpiadas, a las que era frecuente identificar con el nombre del vencedor de aquel concurso, el cual era inscrito siempre a la cabeza de los vencedores que en los Juegos en cuestión hubieran tomado parte. Particular dificultad ha supuesto para el investigador moderno el determinar en qué momento histórico los Juegos de Olimpia se desarrollan o tienen lugar, organizados y programados ya bajo normas esencialmente deportivas y sin abandonar, por supuesto, la base o signo espiritual del que siempre habían de participar. Es este un punto en el que el mito y la tradición arrojan datos, muchos de los cuales han sido ulteriormente corroborados por las investigaciones históricas. Es unas veces Herakles6, el héroe tebano, el que para celebrar su victoria sobre el rey Augias - la limpieza de cuyos establos constituyó uno de sus doce míticos trabajos - celebra u organiza para conmemorarlo Juegos Olímpicos; en otra ocasión, es Pélope7 él que, una vez conseguido su triunfo contra el rey de Pisa, Enomao, en la legendaria carrera de carros y desposado que ha sido con su hija Hipodamia, organiza Juegos en Olimpia para dar gracias a los dioses; y es, en otra ocasión, Oxilo8 el que, guiando a los belicosos dorios, llega al valle del Alfeo e instaura los Juegos. Éstas y otras múltiples citas se podrían invocar para asegurar que, con anterioridad al momento histórico del cual tenemos datos concretos, en Olimpia tenían lugar citas agonales que, con

5

FILOSTRATO. Gymnastike. Leipzig 1909-5.

6

SCHÖBEL, Heinz: Olimpia y sus Juegos. México 1968, págs 15 y 17. PAUSANIAS. V, 7, 6 y 7-9. DREES, Ludwig. Ob. Cit. pág 15.

7

DREES, Ludwig. Ob. Cit. págs 15 y 3. PAUSANIAS, V, 1, 6; 6, 20, 7 y 6,20,1. GRIMAL, Pierre. Diccionario de la mitología griega y romana. Barcelona 1965, pág 418.

8

PAUSANIAS. V, 3, 5.

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Figuras lúdicas de la base de mármol de una estatua del s. VI a.C. En las tres bandas de la imagen, se reproducen con gran precisión y expresividad competitiva el entreno de los efebos en el gimnasio. En la superior, luchadores y acontista; en la del centro, escenas de un juego de pelota en la que los dos equipos compiten posiblemente en la modalidad denominada episkiros. En la inferior el saque inicial de un partido (¿hockey?) en la que los integrantes de ambos equipos observan expectantes. Museo Arqueológico de Atenas.

51»

El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

celebración y periodicidad distinta a la que después tuvieron, muy bien pudieron haber comenzado en su desarrollo más allá del siglo X a.C. En el año 776 a.C. es cuando, según datos históricos ciertos, Corebos de Elida gana la carrera del estadio. Es esta una fecha culminante y determinadora a la vez, ya que, desde este año, comienza la computación histórico cronológica de los Juegos de Olimpia. La fecha no sólo tiene trascendencia deportiva, ya que a partir de ese momento comienza a funcionar un sistema de calendario en Grecia que mide el tiempo por Olimpiadas, es decir, por periodos de cuatro años. Produce este dato singular impacto en el ambiente social, espiritual y político, en la Hélade de entonces. Pierre Louÿs, en un artículo publicado en “L’Auto”, lo comenta diciendo: “Mientras los romanos consideraron como su primer año la fundación de Roma, los cristianos el del nacimiento de Cristo, los musulmanes el del origen del Islam y los revolucionarios el de la proclamación de la República, los griegos comenzaron a contar a partir del día en que los sacerdotes de Olimpia hicieron grabar el nombre de Corebos en las planchas de la gloria. Ya no saben en qué año conquistaron Troya, ni cuándo vencieron a los atridas, ni en qué siglo vivió Homero, pero escriben en mármol blanco y nos trasmiten la victoria de Corebos sobre 192,27 metros. Y es que los Juegos Olímpicos eran para los griegos una solemnidad como nosotros no podemos encontrar hoy en día equivalente similar. La esencia de Lourdes y la Meca son los peregrinajes religiosos, la de Beirut la musical, la de Deauville el sport mundial, la exposición de París no es más que artística, de atracción de forasteros. Olimpia era todo esto y mucho más...”. Desde el 776 a.C., con una matemática periodicidad cuadrienal, los griegos se reúnen en Olimpia durante todo el largo espacio histórico de 1.168 años, hasta el 392 de nuestra era, en que oficialmente desaparecen. Los Juegos tenían lugar durante el mes de Hecatombion9, dentro del solsticio de verano y que vendría a corresponder a los actuales julio-agosto. Iniciado el año olímpico, de Elida, capital del pequeño estado neutral habitado por los eleos y dentro del cual estaba enclavada Olimpia, salían en dirección a los cuatro puntos cardinales los espondóforos10 o heraldos de la paz. Su misión era comunicar a las ciudades y gentes en general que el año olímpico había comenzado y que la tregua o paz sagrada había entrado en vigor. La famosa Tregua Sagrada11 o Ekekcheiria fue, al parecer, un convenio que en el 884 a.C. acordaron los reyes Licurgo, Cleóstenes e Ifito, en representación de sus

9

DIEM, Carl. Ob. cit . pág 215 a 216. PALELOGOS, Cleanthis. Les anciens Jeux Olympiques. AOI. 1964. Págs. 71, 72. SCHÖBEL, Heinz. Ob. Cit. págs 14,15.

10

DURANTEZ, Conrado. El olimpismo y la paz. Facultad de Educación Física de la Coruña. 20 de mayo del 2003.

11

PAUSANIAS. V, 20, 1.

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Pugilistas y árbitro. Personajes ornamentales de un kilix ático de figuras rojas pintado con Duris hacia 490 a.C. Londres, Museo Británico

respectivos estados, Esparta, Pisa y Elida. La Tregua en cuestión venía a prohibir todo tipo de actividad guerrera mientras los Juegos durasen y declaraba inviolable el territorio de Olimpia, donde los Juegos iban a tener lugar y prohibido el acceso al mismo a toda persona armada. Según Pausanias, el infatigable viajero de la antigüedad, el texto del histórico acuerdo estaba grabado en forma circular y concéntrica, en un disco de hierro que se guardaba en el Templo de Hera. También, según Plutarco, Aristóteles vio aquel disco cuyo texto decía: “Olimpia es un lugar sagrado; el que se atreva a pisar esta tierra con fuerza armada será condenado como hereje. También es hereje aquél que no castigue un delito si está en su mano poder hacerlo”. Fue tan grande la fuerza moral que la famosa Tregua Sagrada contenía, que, durante todo el largo y dilatado espacio histórico en que los Juegos se desarrollaron, sólo en muy contadas y especiales ocasiones la famosa norma pacificadora fue quebrantada, lo cual demuestra bien a las claras su acatamiento y poder moral, en una época tan turbulenta como aquélla, en la que las contiendas y disputas armadas entre los pueblos peloponésicos eran constantes. 53»

Pugilistas y árbitro. Los dos contrincantes parecen librar un violento y enconado combate, mientras la sangre mana abundantemente de sus castigados rostros. El árbitro y otro pugilista que parece estar esperando entrar en liza, observan las incidencias de la pelea. Ánfora panatenaica de figuras negras del s. V a.C. Paris, Museo del Louvre.

Abierto el periodo de la Tregua, los atletas que pretendían competir en los Juegos intensificaban sus entrenamientos, mientras que los peregrinos que deseaban acudir a Olimpia para honrar a Zeus y al tiempo presenciar la gran fiesta agonal ultimaban sus preparativos. Los atletas que pretendían competir en Olimpia debían haberse entrenado y preparado, con anterioridad a los Juegos, durante un espacio mínimo de diez meses, debiendo concentrarse en Elida12 un mes antes del comienzo de las competiciones. Allí, bajo la atenta mirada y juicio técnico de los hellanodicas13 o jueces que habían de dirigir los concursos en Olimpia, demostrarían la técnica depurada o suficiente habilidad en la especialidad escogida, que les acreditase para ser seleccionados entre el grupo de elegidos que podrían competir en las pruebas oficiales. Esta circunstancia de calidad deportiva era un dato más de los que se tenían en cuenta para dar a la fiesta la máxima belleza y esplendor. Sólo podían tomar parte en los Juegos Olímpicos los varones. Las hembras estaban terminantemente excluidas. La infracción a tal precepto estaba casti-

12

PAUSANIAS. V, 22, 8 y VI, 23, 24, 25 y 26. DIEM, Carl. Ob. cit. Pág 206.

13

MOUSSET, Albert. Olympie et les Jeux Grecs. Paris 1960, pág 58. PAUSANIAS. V, 16, 8; V, 24, 10 y 9-5 y VIII, 48, 2.

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Los Juegos Olímpicos Antiguos

gada con la muerte. La ley que reglamentaba tal medida prescribía el despeñamiento de la infractora desde el monte Tipeo. Sin embargo y paradójicamente, la única transgresora de la norma que históricamente se conoce, la célebre Callipátira o Callipateira, fue absuelta. Al parecer la protagonista del suceso llegó a Olimpia para presenciar la participación de su hijo Peisirrodos que competía en la prueba de pugilato. Como la entrada al recinto deportivo le estaba prohibida, Callipátira entró en el Estadio camuflada bajo una túnica de entrenador, colocándose en el lugar o sitio especial que a éstos les estaba reservado. Cuando la competición de pugilato concluyó y su hijo se alzó con el triunfo, Callipátira, abandonando toda prudencia se lanzó a la arena para abrazarlo, descubriéndose en este momento su identidad. Reunido urgentemente el Senado Olímpico, Callipátira al fin fue absuelta, al considerar los jueces quizás, como eximente en su culpa, el ser hija, hermana y madre de campeones olímpicos14. La única mujer cuya presencia era habitual en los Juegos era la Gran Sacerdotisa de la diosa Deméter, para la cual se reservaba un sitial de honor enfrente del que tomaban asiento los hellanodicas o jueces supremos de los Juegos. Los atletas, libres de todo tipo de calzado o artificio técnico, competían completamente desnudos y descalzos. Esta práctica no fue costumbre habitual desde el comienzo de los Juegos, en cuyas primeras fases al parecer los atletas se cubrían con una sencilla perizoma o taparrabos. Fue durante los Juegos de la 15ª Olimpiada, en el 720 a.C., según Dionisio de Alicarnaso, donde el espartano Akantos se presentó desnudo a tomar la salida en la prueba de dólico. Según Pausanias fue, por el contrario, el megarense Orsipo el que en plena carrera, bien por caérsele la prenda, bien por librarse él mismo de aquélla para correr mejor, llegó a la meta desnudo. Sea cual fuere el origen de esta práctica, lo cierto es que a partir de esa olimpiada la desnudez en los atletas durante la competición se hizo proverbial15. Durante años, en los Juegos Olímpicos antiguos al igual que en los modernos, no existió más que una sola categoría de participantes, sea cual fuere su edad. Andando el tiempo y según Pausanias, llegó a haber en Olimpia tres categorías de concursantes que se designaban con el nombre de: infantiles (hasta los 18 años), imberbes (de 19 a 20 años) y hombres (de más de 20 años). Las pruebas que para los jóvenes (infantiles e imberbes) les estaban reservadas eran el pugilato, el pancracio, la carrera del estadio y el pentatlón, si bien la admisión de este último tuvo un corto periodo de vigencia, ya que únicamente se admitió durante los Juegos de la 38 Olimpiada, en la que se proclamó ven-

14

PAUSANIAS, V, 16, 2-4 y V, 6, 7-8. DREES, Ludwig. Ob. Cit. págs 15 y 29. DIEM, Carl . Ob. cit, pág 131.

15

MORETTI, Luigi. Olympionikai y vincitori negli antichi agoni olimpici. Roma 1957.Pág 62. PAUSANIAS. I, 44, 1.

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cedor en esta competición el espartano Eutelidas. Según Pausanias, el escaso lapso de tiempo en el que se admitió el pentatlón de jóvenes fue debido a que un concurso tan complejo como el pentatlón resultaba agotador para competidores de tan temprana edad16. Como consecuencia de las infracciones que se pudiesen cometer contra las Leyes y Reglamentos Olímpicos existieron y se aplicaron en la antigüedad diversos tipos de sanciones que se podían clasificar en políticas, económicas y corporales. Las primeras, que solían tener como motivo de imposición una causa grave, solían afectar a toda una colectividad entera. Tucídides nos narra en su obra Guerra del Peloponeso cómo los espartanos, después de ser anunciada la Tregua Sagrada, tomaron por las armas la Fortaleza de Physcos, al mismo tiempo que colocaban una guarnición en Lepreon. Por este motivo fueron castigados a pagar una multa de dos mil minas y, ante su negativa a satisfacerla, fueron excluidos de los Juegos17. Las sanciones económicas solían tener como base algún motivo de corrupción deportiva, bien porque algún atleta intentaba comprar su victoria corrompiendo al contrario o porque alguno se dejase vencer fácilmente a cambio de dinero. Si el fraude era descubierto a los culpables se les imponía una multa con cuyo importe se erigía a Zeus una estatua en bronce, al pie de la cual se grababa el nombre del infractor, el de su patria y el motivo por el cual había sido castigado. Estas estatuillas de Zeus o Zanes se alinearon en la pequeña avenida que conducía a la entrada del Estadio, con objeto de que los atletas que entraban a competir tuvieran bien presente el conminatorio ejemplo y la severa advertencia que la presencia de las célebres estatuillas suponía18. Por último, las penas corporales eran las que se solían imponer por transgresiones o infracciones leves de esencia puramente deportiva. En los dibujos cerámicos de vasos y ánforas es corriente ver, entre los grupos de deportistas practicantes, la figura de paidotribo o maestro director del deporte. Se le distingue normalmente por su amplia túnica y por llevar en la mano una larga vara o correa bifurcada, que le otorga cierto aspecto de dignidad y poder, y con las que golpeaba sin miramiento, si a ello había lugar, a sus discípulos torpes o desleales. Durante el desarrollo de las pruebas de carrera, dentro del programa de los mismos Juegos, era corriente que al lado del juez árbitro de la prueba que daba la salida se situase el mastigáforo o portalátigo, el cual y cuando algún atleta antes de dar la señal de partida “se escapaba”, como habitualmente hacen hoy día nuestros corredores, acercándose a él le propinaba unos cuantos latigazos para que en la próxima serie se le quitase la manía....

16

PAUSANIAS, V, 9, 1 y VI, 15, 8.

17

TUCIDIDES, Historia de la Guerra del Peloponeso. En Historiadores griegos. Madrid 1969. V, 49-50.

18

PAUSANIAS, VI, 21, 3 y 4.

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Discóbolo acontista y entrenadores. Figuras de un ánfora de 520 a.C. atribuida a Duris. Paris, Museo del Louvre.

De ahí la frase de Heródoto en sus Historias “¡Oh Temístocles, en los Juegos los que se adelantan son azotados19...!”. Los Juegos Olímpicos griegos se desarrollaban de acuerdo con un programa que comprendía cinco o seis jornadas, según la opinión diversa de historiadores y arqueólogos. El primer día de la fiesta llegaban a Olimpia los atletas que, durante un mes, se habían concentrado en Elís bajo la dirección de los hellanodicas. Al llegar al recinto sagrado o Altis entraban al mismo formando una vistosa comitiva, al frente de la cual marchaban los heraldos y trompeteros seguidos por los hellanodicas ataviados con sus mantos de púrpura, los sacerdotes con sus ayudantes y los animales que iban a ser sacrificados, los representantes de las delegaciones extranjeras con sus ofrendas de oro y plata, el grupo de atletas participantes y

19

TUCIDIDES, Ob. cit. V,22 y V, 50, 4. PAUSANIAS. VI. MOUSSET, Albert. Ob. cit. Pág 60.

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Corredor en posición de salida. Estatuilla en bronce del 480 al 470 a.C., ex voto dedicado a Zeus por algún campeón en la prueba de carrera. Sobre el muslo derecho del corredor, figura la inscripción pertenezco a Zeus. Museo Arqueológico de Olimpia.

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al final, los caballos y carros que iban a competir en los agones ecuestres. Una vez ofrecido el gran sacrificio a Zeus20, se dirigían al Buleuterio o palacio comunal para prestar juramento con el brazo extendido ante la estatua de Zeus Horkios o Zeus Vengador, de haber cumplido con la prescripción del entrenamiento durante diez meses, el de ser griegos libres, no perseguidos por delitos de asesinato o sacrilegio, al mismo tiempo de comprometerse formalmente a observar y cumplir las prescripciones o normas que regían los Juegos. El juramento no sólo lo prestaban los atletas, sino también los jueces que iban a dirigir los concursos21. En el segundo día de los Juegos tenían lugar las competiciones de jóvenes. Como ya anteriormente se ha dicho, las especialidades deportivas en que éstos podían competir estaban reducidas al pugilato (introducidas en los Juegos de la 41 Olimpiada en el 616 a.C.), el pancracio ( Juegos de la 145 Olimpiada, en el 200 a.C.), el pentatlón (disputada para muchachos únicamente en la 38 Olimpiada, en el 628 a.C.) y las competiciones de carreras que eran una sexta parte más cortas en distancia que las mismas pruebas para adultos y que fueron las especialidades por las que los jóvenes comenzaron a tener acceso a la competición olímpica durante los Juegos de la 37 Olimpiada22. En el tercer día, por la mañana, tenía lugar en el Hipódromo el desarrollo de los concursos ecuestres. La apasionada expectación que despertaban estas pruebas estaba centrada preferentemente en las carreras de carros en sus dos versiones de biga (dos caballos) y cuadriga (cuatro caballos). El carro al que se uncían los animales era el arma, antiguo carro de guerra homérico, de ligero peso y prodigiosa movilidad. El Hipódromo de Olimpia se extendía al sur del Estadio, a lo largo del río Alfeo, y tenia una longitud de unos 400 metros de largo. En los dos extremos de la pista había dos hitos o mojones que los carros tenían que doblar a cada una de las vueltas que diesen de cada una de las que integraban la carrera y que no solían ser superiores a doce23. El paso por aquellos dos extremos era precisamente en donde radicaba el máximo peligro para los concursantes, sobre todo cuando dos o más conductores intentaban pasar con su carro por el mismo lugar que, además, solía ser lógicamente el más corto y apropiado para un adelantamiento. Cuando esto así sucedía, no era extraño entonces asistir al dramático espectáculo en el que los carros chocaban entre sí, rompiéndose las ruedas o las lanzas y desunciéndose los caballos que, enardecidos por la fustigación a que eran sometidos y enloquecidos por el aparatoso y espectacular accidente, partían desbocados

20

PAUSANIAS. V, 14, 2. GRIMAL, Pierre. Ob. cit, pág 248.

21

PAUSANIAS, VI, 24, 9, 10.

22

PAUSANIAS, V, 8, 9 y VI, 14, 2.

23

PAUSANIAS, VI, 20, 10 y VI, 20, 15.

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Atletas en la palestra preparándose para el ejercicio. Cratera ática de figuras rojas del s. V a.C. atribuida a Eufronios. Museo de Berlín.

arrollándolo todo a su paso24. La modalidad del carro más propicia a estos peligros era la cuadriga, que presentaba por su tiro cuádruple un mayor frente de choque. Los aurigas, por su parte, trataban de prevenirse contra cualquiera de estas peligrosas contingencias que podían ser fatales para ellos, fajándose el cuerpo con anchas vendas y protegiéndose la cabeza con cascos de cuero. Homero, en el canto XXIII de la Ilíada, por mediación de las palabras que Néstor dirige a su hijo Antíloco, nos da toda una lección de buen hacer en la conducción de una cuadriga. Sófocles, en su Electra, describe un espectacular accidente en la competición de carreras de carros que con singular expresividad califica de “naufragio caballar”. Dato curioso en este tipo de competiciones, era el de que se proclamase vencedor al propietario de los caballos y no al auriga que, gracias a su pericia y exponiendo quizá la vida, había conseguido la victoria. De ahí que fueran

24

SÓFOCLES. Electra. Traducción del Padre Ignacio Errandonea. 671-674.

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El pugilista Satiros de Elida, campeón olímpico en los Juegos de la 112 y 113 Olimpiadas. (Años 332 y 338 a.C.) Museo Arqueológico de Atenas.

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famosos vencedores en Olimpia, personajes políticos, como Alcibiades, Hierón de Siracusa, Gelón Tirano de Gela, y Ptolomeo Filadelfo, Faraón de Egipto, cuya favorita, la famosa Bilistiche, fue la conductora de las cuadrigas reales que consiguieron la victoria en la 128 y 129 Olimpiada25. La primera mujer que obtuvo un triunfo en este tipo de competiciones fue Kyniska, hija de Archidamos II rey de Esparta, y en la cual se unió además, la doble circunstancia de ser a la vez propietaria y auriga de los caballos y carro con que consiguió la victoria. Ello ocurrió en la 96 Olimpiada, en el 396 a.C.26 Además de las competiciones de bigas y cuadrigas existieron en Olimpia las de carreras con caballos, potros y mulos y una especialidad curiosa llamada Kalpe, introducida en la 71 Olimpiada, en la que a la mitad de la última vuelta el jinete tenía que saltar del animal y conduciéndolo por las riendas llegar a la meta. Como final del examen de las competiciones hípicas de Olimpia no podemos por menos de destacar el triunfo obtenido en los Juegos de la 227 Olimpiada desarrollados en el año 129 de nuestra era, por el general Lucio Minicio que, aunque inscrito en las listas de vencedores como romano, es lo cierto que Minicio viene a ser el primer campeón ibérico y barcelonés que conoce la historia, según reza la inscripción grabada en el cipo de la base de un monumento dedicada a Minicio por los Serviros Augustales y conservada en el Museo Arqueológico de Barcelona. En ella, conteniendo parte del testamento de aquél, se declara haber nacido en Barcino (Barcelona) un día de los idus de febrero (entre el 6 y el 11) probablemente del año 97 de nuestra era. Gran aficionado a la selección y crianza caballar, Lucio Minicio que después agregaría a su nombre gentilicio y quizá para distinguirse del de su homónimo padre, el de Quadronio Vero, desempeñó importantes cargos durante el mandato de Trajano, Adriano y Antonino Pio, políticos y militares, destacando los de Pretor (años 127 y 128), cónsul (130 a 134) y procónsul en Africa (149-150). En la Barcelona próspera de la época, la gens Minicia debió de destacar por su poder económico y político, ordenando y sufragando padre e hijo la construcción de unas termas de grandes dimensiones con pórticos y el correspondiente acueducto; obras que debieron de llevarse a cabo hacia el año 125, es decir cuatro años antes de la fecha de su victoria olímpica. En el testamento de Lucio Minicio se hace referencia al edificio que fue puesto al descubierto al hacer excavaciones en la barcelonesa plaza de San Miguel. Por el contrario no se ha podido aún demostrar la posible existencia de un circo barcelonés, cuya lógica realidad avalaría el hecho de la notoria especialidad hípica de Lucio Minicio, así como el hallazgo del gran mosaico de más de ocho metros de lon-

25

PAUSANIAS. I, 22, 7 y V, 8, 11. PIERNAVIEJA DEL POZO, Miguel. Antiguas vencedoras olímpicas. En C.A.F. Madrid 1963. págs 401-427.

26

PAUSANIAS, V,12,5; VI, 1, 6, III, 8, 1 y III, 15, 1.

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Discóbolo y árbitro. Figuras negras de un ánfora panatenáica de Cuma del s. V a.C. Museo Nacional de Nápoles.

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El discóbolo de Mirón. Copia en mármol de un original griego en bronce. Roma. Museo de las Termas.

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gitud exhumado igualmente en Barcelona y en donde se representa a cuatro cuadrigas en plena competición en el momento de llegar a la meta. Como recuerdo de su triunfo en Olimpia, Lucio Minicio dedicó como exvoto el carro vencedor con el que había conseguido el triunfo en el certamen, el que hizo colocar en las proximidades del Hipódromo, sobre una base en la que después haría grabar una inscripción: “El general L. Minicio Natal, que en la Olimpiada 227 ganó la carrera de carros hizo donación del carro vencedor al Santuario. Fue Pretor y Procónsul de Libia”. Es con toda seguridad al hecho de la colocación de este monumento, al que hace referencia Pausanias, cuando dice presenció la excavación que se realizó para ello en las proximidades de la columna de Enomao y por la que se puso al descubierto “trozos de armas, frenos y bocados27”. En el año 129 de la era cristiana, se da la curiosa circunstancia de que, mientras un hispanorromano barcelonés gana en Olimpia la corona del triunfo, otro hispanorromano andaluz, Adriano (nacido en Itálica), rige los destinos del Imperio. Por la tarde del tercer día de los Juegos tenía lugar el concurso del pentatlón, especialidad que comprendía cinco disciplinas a disputar, cuales eran la carrera, el salto, el lanzamiento de disco, el lanzamiento de jabalina y la lucha. Durante los siglos V y VI a.C., época del máximo apogeo de los Juegos de Olimpia, fue el pentatlón la modalidad agonística más codiciada para un competidor olímpico, ya que triunfar en ella significaba ser el atleta más completo y estar en posesión de una serie de virtudes físicas y morales que le acercaban al canon de la perfección que la kalocaiagatia suponía (kalós = bello, agathós = bueno). Aristóteles, haciendo referencia al ideal de la belleza masculina en su época, destaca por encima de todos el pentatleta, al que considera singularmente dotado para los ejercicios de velocidad, fuerza y destreza28. Hoy día resulta enigmática todavía la forma en que se lanzaba el disco que podía ser de piedra o hierro, la técnica y modalidad del salto, que se ejercitaba con pesos en las manos (los halterios), la determinación del vencedor en este tipo de compleja competición de cinco concursos y el orden de sucederse las pruebas que lo componían29. El cuarto día de la fiesta estaba reservado a actos religiosos, ofrendas de sacrificios y gran banquete oficial a los participantes y dignidades políticas asistentes y que tenía lugar en el Pritaneo. El quinto día era una jornada de apretada competición. Por la mañana tenían lugar en el Estadio las competiciones de carreras. El Estadio de Olimpia dista

27

VERRIE F.P. Un barcelonés del siglo II. Primer campeón olímpico hispano. Vanguardia española. 27 de agosto de 1972. PAUSANIAS, V, 20, 8

28

ARISTÓTELES. Retórica. I, 5. En Obras, Madrid 1967.

29

PIERNAVIEJA DEL POZO, Miguel. El pentatlón de los Helenos. En C.A.F. Tomo I, Fascículo I, Madrid 1959. págs 37-64.

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Cuadriga conducida por la Victoria. Los cuatro caballos que componen el tronco de tiro, son representados en tensión, semiencabritados, dirigidos al triunfo por la propia Victoria (Nike). Figuras rojas de una cratera en forma de cáliz fechadas entre el 360 al 60 a.C. Museo Arqueológico de Atenas.

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Cuadriga en competición. Figuras ornamentales de un ánfora paratenaica del s. VI a.C. Londres, Museo Británico.

mucho en forma y sistema de la que estamos habituados a ver en los estadios modernos. Aquél se compone de una zona llana central, rodeada de colinas de suave pendiente. Las pistas para la carrera están enmarcadas dentro de un rectángulo de 211 metros de largo por 32 de ancho. En la zona de salida existen unas losas acanaladas en donde los atletas apoyaban sus pies desnudos para tomar impulso en la arrancada. Como la pista no disponía de zona curva, el corredor que participara en las carreras de fondo (de varios estadios) tenía que dar, al final de cada recta, una vuelta por detrás de unos postes que se encontraban enclavados en la línea de meta y salida y a una distancia de 1,25 metros unos de otros. Las modalidades de carrera a disputar, según la distancia, eran el estadio (192, 27 metros), el diaulo (o doble estadio) y la carrera de resistencia o dólico (de hasta 24 estadios30). Por la tarde de este mismo día, tenían lugar las competiciones de lucha (lucha, pugilato y pancracio) y la carrera de hoplitas o carrera de armados, introducida en el año 520 a.C. durante los Juegos de la 65 Olimpiada, y que tenía una esencia o significado eminentemente militar, pues en ella se demostraba la

30

PAUSANIAS, VI, 13, 3.

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El Auriga de Delfos. Obra maestra en bronce ofrecida al Santuario por Gelón tirano de Gela y su hermano Polizalos, para conmemorar una victoria hípica obtenida por aquel en el 486 a.C. Museo de Delfos.

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habilidad, fuerza y resistencia del que, portando la indumentaria del soldado de entonces (casco, escudo y espinilleras), pudiera ganar este tipo de competición, que se desarrollaba sobre la distancia de un doble estadio. Para esta clase de carreras, los griegos demostraron siempre especial preparación, ya que su sistema de ataque en las operaciones militares estaba basado en la extraordinaria movilidad de sus hoplitas. Histórico y prodigioso fue el recorrido que el ateniense Filípides realizó durante la guerra de los griegos contra los persas, en el 490 a.C., ya que para llegar de Atenas a Esparta, recorrió los doscientos kilómetros de distancia que les separan, en dos días, según relata Herótodo. En las competiciones de lucha competían todos los concursantes, sin distinción de categorías por razón de peso, al igual que sucedía en el pugilato y el pancracio, de ahí la ventaja básica de los competidores más corpulentos y pesados. La lucha propiamente dicha se practicaba en las dos modalidades de “vertical” y “horizontal”, venciendo en la primera el que hubiese logrado derribar a su contrincante por tres veces y obteniendo el triunfo de la segunda el que hubiese conseguido poner de espaldas a su contrario en igual número de situaciones. El pugilato, introducido en el programa de los Juegos de la 23 Olimpiada (688 a.C.31) fue el antecedente remoto de nuestro actual boxeo. Se practicó al principio a puño limpio pero, andando el tiempo, los pugilistas comenzaron a protegerse los puños con vendajes que comenzaron siendo blandas tiras de cuero enrolladas a los nudillos y acabaron por convertirse en gruesas correas endurecidas, con cuya protección los golpes que se cruzaran en el combate entre atletas especializados podían entrañar especial peligro. De ahí que con estos medios, la práctica continua de este tipo de deporte llegase a producir desfiguraciones notorias en el rostro, como de la que se burla el escritor Lucilio al referirse al pugilista Estratofón que, según él, después de dedicarse cuatro años a este tipo de competición, nadie en el pueblo, ni siquiera sus vecinos, podían reconocerle… La tercera especialidad de la lucha, el pancracio, era la más brutal e inhumana de las tres. Venía a constituir una mezcla de lucha y pugilato, con diversos lances y llaves -sólo que verdaderos- de nuestro inocuo “catch”. El pancracio se introduce en el calendario de Olimpia en el año 648 a.C., con ocasión de los Juegos de la 33 Olimpiada32. Al parecer, todo tipo de llaves, patadas, puñetazos, torsiones y dislocaciones estaban permitidas, incluso, según algunos investigadores, hasta las llaves de estrangulamiento. Filóstrato de Lemos33 nos describe el histórico combate en el que el pancracista Arriquión, estando siendo estrangulado por su contrario, pudo, antes

31

PAUSANIAS. V,8,7.

32

PAUSANIAS, V, 8,8.

33

FILOSTRATO. Les images. II, 6, pág 347 y siguientes. Versión francesa de Blaise Vigenere. Paris 1937. PAUSANIAS, VIII, 40, 1.

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de expirar, desencajar a aquel un tobillo y obligarle a abandonar, por lo que a título póstumo fue proclamado vencedor por los hellanodicas. La decadencia de los Juegos de Olimpia coincide, paradójicamente, con la preferencia de los espectadores por este tipo de competición. Plutarco los critica agriamente al considerar que los pancracistas solían ser gente tosca e inculta, procedente de las regiones más atrasadas de Grecia (Arcadia y Tesalia), y a las que un duro régimen de vida había impedido todo desarrollo anímico e intelectual. Luchadores portentosos, que adquirieron fama legendaria en la Antigüedad, fueron Pulidamas de Escotusa, Milón de Crotona, Glaukos de Caristo y Teágenes de Tasos, habiendo obtenido este último durante su triunfal y dilatada vida deportiva, 1.400 coronas de victoria34. El último día festivo de los Juegos estaba dedicado al acto quizá más emocionante y solemne para aquéllos que hubiesen obtenido alguna victoria. Era éste el de la proclamación de vencedores. En solemne cortejo los olimpiónicos se dirigían a las inmediaciones del Templo de Zeus en donde tenía lugar la proclamación de su victoria y subsiguiente coronación. Cada vencedor era llamado por el heraldo, haciendo constar su nombre, el de su país de procedencia y el de su progenitor. Adelantándose con paso solemne hacía la tribuna en donde se encontraban los hellanodicas, le era colocada sobre sus sienes la simbólica corona de olivo35. En bullicioso cortejo, ensordecidos por los vítores y aplausos de sus admiradores, amigos y familiares, los atletas se dirigían al interior del Templo de Zeus para depositar sus coronas triunfales al pie de la estatua del dios. Ser vencedor olímpico en la antigua Grecia suponía haber alcanzado una de las más altas cimas de la popularidad, el prestigio y la admiración de aquella sociedad. El olimpiónico era recibido en su ciudad con los honores máximos, siendo frecuente que para darle especial entrada se procediese al derribo de un trozo de las murallas. A partir de aquel momento su manutención corría a cargo del erario municipal, se le eximía de impuestos y se le permitía la entrada gratuita en el teatro y demás espectáculos públicos. El vencedor olímpico podía erigir también una estatua dentro del recinto sagrado de Olimpia con la que perpetuar el recuerdo de su triunfo. Poetas famosos como Píndaro y Baquílides cantaron con inspirados versos las proezas deportivas de los héroes olímpicos. En alguna ocasión, la condición de olimpiónico permitió a algunos de ellos hasta salvar la vida, como ocurrió con el pancracista Doreo, hijo del famoso Diágoras de Rodas, que hecho prisionero por los atenienses en el año 407, en la batalla naval de Noción, fue puesto en libertad cuando fue conocida su condición de vencedor olímpico. De la misma manera procedió Alejandro Magno

34

PAUSANIAS, VI, 14, 5; VI, 10, 1; VI, 10, 11, 2-3.

35

PAUSANIAS, V, 21, 12-14.

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El vencedor engalanado por un árbitro. El campeón que luce un collar, colgaduras victoriosas en brazos y piernas portando en sus manos una rama de olivo, es ceñido por el juez de la prueba con la codiciada banda triunfal. Figuras rojas de una hidra del s. V a.C. Múnich, Museo de Antigüedades.

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La coronación del vencedor con la emblemática corona de olivo. Figura del fragmento de una cratera del s. V A.C. hallada en Spina.

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Atleta coronándose. Efigie de un relieve votivo en mármol, del 470 a.C. Museo Arqueológico de Atenas.

en la batalla de Iso con el jefe de una legión tebana hecho prisionero, cuando supo que había conseguido un triunfo en Olimpia. Los Juegos de Olimpia comienzan a decaer en su originaria fuerza espiritual en los siglos tercero y segundo antes de Cristo. La robusta fortaleza de su ideal va siendo lentamente atacada por varios frentes y lo que siglos atrás constituyó el lugar de cita cuadrienal de lo más granado de la política y el pensar del mundo griego inicia un declive fatal e irreversible. A Olimpia acudieron en jubiloso y festivo peregrinar Platón, Tales de Mileto, Heródoto, Tucídides, Píndaro y Simónides, Demóstenes, Gorgias, Lisias, Luciano, Pitágoras y Anaxágoras, Apolonio de Tiana, Hipias y Temístocles y allí todos ellos, con ocasión de la gran fiesta en honor de Zeus, pudieron expresar sus ideas, ganar adeptos a su pensar y, sobre todo, y lo más importante políticamente en Olimpia conseguido, fue que allí se ideó y fraguó la conciencia de unidad del mundo griego. Pero en las fechas anteriormente mencionadas comienza lentamente a hacer acto de presencia el profesionalismo en la competición. Hay atletas que se dedican a la práctica continua del deporte pensando en las recompensas que pueden obtener en otros juegos menores griegos, investidos del título de olimpiónico que en los Juegos de Olimpia podían obtener. El agonismo litúrgico en el que la competición olímpica consistía en sus mejores tiempos, está ya muy lejos del interés crematístico que ahora domina el certamen.

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El olimpismo

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También la nueva tendencia ilustrada, la ratio propugnada por los sofistas, se muestra contraria al canon clásico de desarrollo igualitario de cuerpo y espíritu. De ahí que Aristófanes dirija burlas mordaces contra los discípulos que integran la nueva escuela filosófica, que salen pálidos y embrutecidos de sus “casas de pensar”, mientras las palestras y los gimnasios están vacíos. Pero Dión Crisóstomo, Galiano, Galeno y el mismo Sócrates desprecian al atleta, al que consideran “menos rápido que los animales, más cobarde y menos fuerte que el mismo asno”. Alejandro Magno, nuevo dueño de los destinos de Grecia, desprecia competir en Olimpia por no tener frente a él a otros reyes como adversarios36. Y también Roma. Para el gusto de los nuevos conquistadores los Juegos de Olimpia carecen del aliciente que las luchas de gladiadores, las fieras y, en definitiva, la sangre de los espectáculos circenses que la metrópoli les proporcionaba. No obstante Nerón, ansioso de títulos olímpicos, participa en los Juegos de la 211 Olimpiada en el año 67 de nuestra era. Ordenó la inclusión en el calendario de los Juegos de una diversa serie de concursos musicales y artísticos en los que, lógicamente, se hizo proclamar vencedor. Tomando la salida en la carrera de cuadrigas fue despedido del carro, al que con inefable estilo pretendía guiar, no obstante lo cual también ordenó se le adjudicara la victoria37. En el año 392, Teodosio I por Bizancio es dueño de los destinos de aquel mundo. Su ferviente cristianismo le lleva a perseguir cualquier práctica que se considerarse pagana; y en Olimpia se daba culto a Zeus y se exalta la perfección física en detrimento de los valores del alma. Un edicto de ese año prohíbe la celebración de ritos paganos, atribuyéndose a tal norma el fin de los Juegos de Olimpia38. Terremotos, incendios e inundaciones completaron la tarea aniquiladora, sepultando bajo un sudario de barro y escombros lo que siglos atrás fue la arena más gloriosa del mundo. Olimpia murió en su apariencia física, pero la idea de su mensaje no sucumbió, atravesando con su poderosa y penetrante llamada el agobiante transcurso de los siglos, venciendo la incomprensión e indiferencia de los hombres y la insistencia demoledora de los tiempos. La llamada de Olimpia en su nuevo renacer ha conseguido para sí y como un olimpiónico más la simbólica y verde corona de olivo, en otro tiempo preciado galardón de la victoria.

36

PLUTARCO. Vidas paralelas. Alejandro, 4. En Biógrafos griegos. Madrid 1964.

37

DION CASIO. Historia romana. LXIII, 14, 20. PAUSANIAS. V, 12, 8.

38

TEJA, Angela. L´Edit de Teodose et la fin des Jeux Olympiques dans l´antiquité. 13th International. HISPA Congress. Olympia 1989, pág 115-125.

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V PIERRE DE FREDY BARÓN DE COUBERTIN

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El 12 de marzo de 1895 Coubertin contrajo matrimonio en París, en la iglesia Saint Pierre Chaillot con María Rothman perteneciente a una distinguida familia alsaciana protestante e hija de un diplomático.

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Pierre de Fredy Barón de Coubertin

1. Pierre de Coubertin: El Hombre. Pierre de Fredy, Barón de Coubertin, nació en París el 1 de enero de 1863, dentro del seno de una familia acomodada y noble de ascendencia italiana, cuyos antepasados se remontan a un primer Fredy conocido que sirvió al Rey francés Luis XI quien le otorgó título nobiliario en 1471. Uno de los Fredy adquirirá en 1567 el Señorío de Coubertin, cerca de París, adoptando el nombre que con posterioridad conservará la familia. Pierre de Coubertin estudiará en París, en la Escuela Primaria, y ulteriormente se graduará en la Universidad de Ciencias Políticas. Vivirá en el castillo de Mirville en Normandía, propiedad de su familia y en París en la calle Oudinot número 20, la casa en donde nació y que será inicialmente el centro operativo del COI. Desengañado de la política y los políticos, desechando también una fácil carrera militar muy propia para su rango y condición, después de profundas cavilaciones, decidió dedicarse íntegramente a la ardua tarea de la reforma educativa en su país, impulsado a ello ante las reveladoras experiencias personales obtenidas en viaje de capacitación y estudio llevado a cabo en Inglaterra y América del Norte. La educación, la enseñanza y la pedagogía son en estos momentos de su vida poderosos motores de una febril actividad, desarrollada de forma incansable e ilusionada en prodigiosa proyección histórica de un visionario genial. He decidido -decía- cambiar bruscamente mi carrera en el deseo de unir mi nombre al de una gran reforma pedagógica…1 ya que lo más importante en la vida de los pueblos modernos es la educación...2 la educación que ha de ser el prefacio de la vida... y lo que así expreso, es el resultado de las observaciones adquiridas en las distintas etapas de mis viajes por los Estados de Europa y América del Norte, en donde he podido constatar la existencia de grandes corrientes de reforma pedagógica, independientes de los sistemas gubernamentales e incluso superiores a las mismas tradiciones nacionales3. El poderoso motor que impulsa su vocacional ideario pedagógico ha de llevarle de manera insoslayable a la moderna concepción del olimpismo, en un tránsito en donde únicamente sus excepcionales condiciones personales de plasmar en inmediatas realidades la genial concepción de grandes ideas, hizo posible tan aventurada empresa. El deporte será pues no sólo el medio más cómodo, rápido y eficaz para la formación del individuo, sino también el vehículo más directo de comunicación, comprensión y pacificación de los pueblos, al constituir a su entender una escuela de nobleza y pureza moral, a la vez que medio de fortalecimiento y energía física.

1

VIALAR, Paul: Pierre de Coubertin. The Man, the Games. AOI, 1962, pág. 16 y ss. COUBERTIN, Pierre: Une campagne de vingt et un ans. 1980. Pág. 13. DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Madrid, 1975. Pág. 352.

2

COUBERTIN, Pierre: Universités Transatlantiques, 1980. Pág. 13.

3

COUBERTIN, Pierre: Notes sur l’éducation publique, 1901. Avant Propos.

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Los miembros del COI, reunidos en Atenas en 1896. Sentados, de izquierda a derecha: Pierre de Coubertin (Francia), Demetrios Vikelas (Grecia) y el General Boutowski (Rusia). De pie, de izquierda a derecha: Dr. Willibald Gebhardt (Alemania), Jiri Guth-Jarkowski (Bohemia), Ferenc Kemény (Hungría) y el General Viktor Balck (Suecia).

El 25 de noviembre de 1892, en una conferencia que pronunció en el claustro de la parisina Sorbona sobre Los ejercicios físicos en el mundo moderno, anunció el proyecto de restablecimiento de los Juegos Olímpicos, que fracasó ante la general incomprensión pese al júbilo que despertó la idea. Dos años más tarde y en el mismo recinto universitario, es aceptado el proyecto por unanimidad, creándose el Comité Olímpico Internacional y designándose como primera sede de los Juegos Olímpicos modernos a Atenas, en donde éstos tienen lugar en 1896.4 Dos consecuencias se extraen de tan histórico momento. Acababa de nacer la fuerza sociológica más importante del siglo XXI y su nacimiento se había producido al amparo, cobijo y talante intelectual de un prestigioso recinto universitario.

4

DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 354 – 358.

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Pierre de Fredy Barón de Coubertin

La misión pacificadora de los Juegos es pauta de especial atención prioritaria para Coubertin, quien manifestaba a finales del año de su restauración: Es preciso –decía- que cada cuatro años los Juegos Olímpicos restaurados den a la juventud universal la ocasión de un reencuentro dichoso y fraternal, con el cual se disipará poco a poco esta ignorancia en que viven los pueblos unos respecto a los otros, ignorancia que mantiene los odios, acumula los malentendidos y precipita los acontecimientos en el destino bárbaro de una lucha sin cuartel.5 Coubertin será el alma motora, ideólogo, ejecutor y proyectista de la gran aventura olímpica moderna, a la que estuvo estrechamente vinculado y llevó personalmente desde sus inicios, desempeñando la presidencia del COI entre 1896 a 1925. Usando los limitados medios de la comunicación de la época, dirigió y atendió personalmente el olimpismo restaurado, recibiendo y escribiendo a mano la abundante correspondencia olímpica en progresivo aumento, en titánica tarea personal a la que dedicó todos los momentos de su vida y también la totalidad de su saneada y considerable fortuna, soportando por ello una aguda y difícil situación económica al final de su vida. La incomprensión de un sector de sus paisanos al sentido de su obra y las tensiones políticas del momento motivaron el traslado y ubicación del COI a la ciudad suiza de Lausana, a donde llevó también los archivos del mismo, en virtud de acuerdo firmado en el Ayuntamiento de la ciudad el 10 de abril de 1915, viviendo en este país hasta su muerte ocurrida de forma repentina el 2 de septiembre de 1937, cuando, meditante, paseaba por el parque de la Grange en Ginebra6. En su testamento dejó establecido que su cuerpo fuera enterrado en Suiza, nación que le dio cobijo, comprensión y abrigo a él y a su obra y que su corazón fuera llevado al mítico santuario de Olimpia, el motor espiritual de su ilusionado y fecundo quehacer olímpico. Allí reposa depositado en una estela de mármol desde el mes de marzo de 1938. Coubertin dejó en marcha una gigantesca obra viva y cambiante (el olimpismo y Juegos Olímpicos) y una prodigiosa fuente de conocimiento e investigación integrado por sus múltiples artículos, libros, obras, conferencias, etc, que sobrepasa las catorce mil páginas impresas, genéricamente distribuidas en treinta libros, cincuenta folletos y más de mil doscientos artículos sobre las materias más diversas.

5

Discurso de Pierre de Coubertin ante la Sociedad El Parnaso, en Atenas el 16 de noviembre de 1894. En Ideario Olímpico. Madrid 1973, pág. 23.

6

DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Pág. 362.

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2. El Olimpismo. En su dimensión sociológica actual, se concibe al olimpismo como una filosofia de la vida que utiliza el deporte como correa trasmisora de sus ideales formativos, pacifistas, democráticos y humanitarios. Para Coubertin el olimpismo no era un sistema, sino un estado de espíritu. Estado de espíritu imbuido de un doble culto, el del esfuerzo y el de la euritmia, la pasión por el exceso y la medida combinados. Para él las bases de este ideario olímpico las constituían el culto al esfuerzo, el desprecio al peligro, el amor a la patria, la generosidad y el espíritu caballeresco, así como el contacto con las Artes y las Letras. En un sentido más esquemático, en 1928 resumiría el célebre restaurador su idea sobre olimpismo en la concretizada doctrina de la fraternidad entre el cuerpo y el espíritu7. Evaluando la fuerza que el olimpismo había adquirido en su primer cuarto de siglo de existencia, pese a dificultades e incomprensiones sufridas, Coubertin precisa satisfecho en 1920: El olimpismo es una gran maquinaria silenciosa, cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesa nunca, a pesar de los puñados de arena que algunos lanzan contra ella con tanta perseverancia como falta de éxito para tratar de impedir su funcionamiento8.

3. Los Juegos Olímpicos. Celoso de la esencia pacifista, festiva y cultural que los Juegos Olímpicos habrían de tener, Coubertin repite con machacona insistencia una vez más en 1906 el ideario de su programa sobre los Juegos. Lo he repetido tantas veces decía- que casi me avergüenzo de mi reincidencia, pero hay tantos que no lo han comprendido todavía! Los Juegos Olímpicos no son unos simples campeonatos mundiales, sino la auténtica fiesta cuadrienal de la “primavera humana, la fiesta de los esfuerzos apasionados, de las ambiciones múltiples y de todas las formas de actividad juvenil de cada generación cuando aparece en el umbral de la vida9”. La dimensión intelectualista de los Juegos fue motivo de especial atención para Coubertin, expresándose así en 1924: Después de los Juegos de la VII Olimpiada (Amberes 1920) recuerdo haber deseado todavía un universalismo más completo, más absoluto. Después de la VIII Olimpiada me preocupa el intelectualismo. Los últimos, a pesar del encomiable y meritorio esfuerzo realizado para revestirlo de arte y pensamiento, han permanecido no obstante como demasiado “campeonatos del mundo”. Es preciso otra cosa. La presencia de los genios nacionales, la colaboración de las Musas y el culto a la

7

COUBERTIN, Pierre: Conferencia en la Alcaldía de Paris en 1909. En Ideario Olímpico. Discursos y ensayos. Instituto Nacional de Educación Física. Madrid, 1973. Pág. 184.

8

COUBERTIN, Pierre: La victoria del olimpismo. La Revue Sportive Ilustrée. Belgique, 1920. En Ideario Olímpico, Pág. 135.

9

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Traducción al castellano por José María Soler. Madrid, 1965. Pág, 81.

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Pierre de Coubertin entre 1896 y 1900. En su casa parisina de la Calle Oudinot, Coubertin trabaja en solitario preparando el Congreso. Rodeado de papeles, informes, libros y legajos, Coubertin medita.

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belleza... Los Juegos serán lo que deban ser y solamente eso: La fiesta cuadrienal de la primavera humana, ordenada y rítmica, y cuya savia ha de permanecer a servicio del espíritu10. Por eso –añadirá en 1925– es preciso recalcar que los Juegos Olímpicos no son propiedad de ningún país o raza en particular, ni pueden ser monopolizados por ningún grupo. Son mundiales y todos los pueblos han de ser admitidos por igual e igualmente todos los deportes tratados sobre el mismo plano, sin temores de fluctuaciones o caprichos de opinión11. “Los Juegos han sido restaurados –diría en el mismo año12– para la glorificación del campeón individual, cuyas hazañas son necesarias para mantener la ambición y el entusiasmo generalizados. Las circunstancias se prestan poco a añadir demasiados encuentros de equipos, pues se ha reconocido en general la necesidad de restringir la duración de los Juegos y los gastos que ocasionan y previniendo el gigantismo de los Juegos y los lujos excesivos añade: Hay que considerar la calidad del lujo, su vulgaridad lo transformaría en estéril y a hacer más irritantes los contrastes sociales. Organizaciones más simplificadas, alojamientos más uniformes y más tranquilos y a la vez menos festejos. Sobre todo contactos más íntimos y más frecuentes entre atletas y dirigentes, sin políticos ni oportunistas que los dividan. Tal es el espectáculo que ofreceremos, eso espero, en los Juegos de la IX Olimpiada13. La frecuente confusión en la prensa y medios de comunicación en la época -igual que ahora- de los términos Juegos Olímpicos y Olimpiada, irrita a Coubertin. Una Olimpiada -decía- es un intervalo del calendario, intervalo de cuatro años cuya apertura se celebra con los Juegos. Es por tanto incorrecto histórica y gramaticalmente hacer de la palabra Olimpiada el equivalente de los Juegos Olímpicos y cuando dicen, como algunos lo hacen vulgarmente, “las Olimpiadas de Amsterdam”, nos estropean los oídos con un doble barbarismo14.

4. La simbología y la defensa de los valores olímpicos. Coubertin concibió, planificó, puso en marcha y dirigió el movimiento olímpico moderno y para darle autonomía trascendente y entidad en su mensaje filosófico, lo dotó de una serie de emblemas y ritos que llegan a configurarlo dentro de una antinomia de contrasentido terminológico, al constituir formalmente una religión laica. Juramentos, desfiles, himnos, banderas, símbolos... todo ello entraña un ropaje apariencial de una liturgia religiosa, cuyo mensaje carece de destinatario teológico, al no tener un dios al que rendir culto, quizá

10

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 152.

11

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 161.

12

COUBERTIN, Pierre: Discurso de apertura del Congreso Olímpico de Praga, el 29 de mayo de 1925. En Ideario Olímpico, pág. 162.

13

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico, Pág. 162.

14

COUBERTIN, Pierre: Conferencia en la Alcaldía de París en 1929. Ideario Olímpico, pág. 181.

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porque, como ocurrió en el clasicismo helénico con el simbolismo agonístico y olímpico de la kalocagathia, el honrado destinatario anónimo de tan complejo ritual, sea el hombre mismo a cuya perfección y equilibrio es dedicado el simbólico ropaje festivo de los Juegos y su base de confrontación deportiva15. a) La Bandera y el símbolo olímpico. Los cinco anillos entrelazados en color azul, amarillo, negro, verde y rojo, representan a los cinco continentes del mundo indisolublemente unidos por el deporte. Ideado por Coubertin en 1913, es este símbolo tema central y principal de la bandera olímpica que, con fondo blanco y sin orla, conjuga en estos cinco colores el variado cromatismo de todas las banderas del mundo. Concebida la bandera olímpica también por Coubertin en 1913, son confeccionadas las primeras unidades en el comercio del Bon Marché, de la parisina calle de Bac16, próxima a la de Oudinot donde Coubertin residió. Por primera vez fue oficialmente presentada la bandera olímpica durante el Congreso de París en 1914, conmemorativo del XX aniversario del restablecimiento de los Juegos Olímpicos modernos, siendo en 1920, durante los Juegos de Amberes también, la primera vez que ondeó en un estadio olímpico17. Coubertin expresaba así entusiasmado la concepción de los nuevos símbolos: Estos cinco anillos, azul amarillo verde rojo y negro, representan las cinco partes del mundo unidas en adelante al olimpismo y prestas a aceptar fecundas rivalidades. Además, los seis colores (comprendido el fondo blanco) y combinados, representan los de todas las naciones sin excepción. El azul y amarillo de Suecia, el azul y blanco de Grecia, los tricolores francés, inglés y americano, alemán, belga, italiano y húngaro, el amarillo y rojo de España, se acercan a las innovaciones brasileña o australiana, con el viejo Japón y la joven China. He aquí verdaderamente un emblema internacional18. b) El Lema olímpico. La frase latina integrada por los tres superlativos yuxtapuestos, “Citius, Altius, Fortius”, es hoy día el lema olímpico oficial. Ideado y lanzado por el domínico Henri Didon, Prefecto del Colegio parisino de Arcueil, y amigo personal de Coubertin, se ha difundido y es conocido hoy en todos los ámbitos del deporte19. Pero el lema olímpico, tal como lo concibió su autor y ulteriormente lo explicaría, no ha de ser entendido en la simplicidad interpretativa de una ob-

15

DURANTEZ, Conrado: Olimpia, Pág. 30 y ss.

16

MAYER, Otto: A través de los aros olímpicos. Madrid, 1962, Pág. 75.

17

DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Madrid, 1992. Pág. 71.

18

COUBERTIN, Pierre: La Revue Olympique. Aout 1913. Pág. 119, 120.

19

Bulletin du Bureau de Pédagogie Sportive. Lausanne 1929, Nº4, págs. 12 a 14.

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Pierre de Coubertin entre 1914 y 1920. Las tensiones políticas del momento indujeron a Coubertin al traslado de los Archivos del Comité Olímpico Internacional a Lausana el 15 de abril del 1915, alistándose en su país y siendo destinado por el Gobierno francés a la sección de Propaganda Nacional. En su lugar designaría como Presidente interino del COI, al noble suizo Barón Godofredo de Blonay.

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sesiva mejora de los récords deportivos, sino en el progresivo perfeccionamiento del hombre merced al deporte, en su condición ontológica total20. Citius, Fortius, Altius sería la ordenada pauta de una progresiva mejora dentro de un perfeccionamiento moral. El lema comentado nació y fue tema dominante en la alocución pronunciada por Didon el 7 de marzo de 1891 ante la Asociación deportiva “Escuela Alberto el Grande” de la que él era director, y fue aceptado como divisa oficial durante el Congreso de creación del COI en 189421. c) El Lema de la Competición. Se centra en la frase profusamente difundida y conocida, resumida en los términos de “lo importante no es vencer, sino competir”, pensamiento de profundo contenido deportivo y olímpico, de paternidad normalmente atribuida a Coubertin, pero cuyo creador fue el Arzobispo de Pensilvania, Monseñor Ethelbert Talbot, que la pronunció dentro de la alocución dirigida el 17 de junio de 1908, a los atletas participantes en los Juegos de la IV Olimpiada congregados en la Catedral londinense de San Pablo22. Coubertin, quien calificó el discurso en cuestión como de “altos vuelos filosóficos23“, completó la célebre frase con su personal forma trascendente de enjuiciar el trance deportivo en su finalidad formadora y educativa. Lo importante en la vida -diría- no es el triunfo sino la lucha, lo esencial no es haber vencido, sino haberse batido bien. Extender estas ideas es preparar una humanidad más valiente, más fuerte, más escrupulosa y por tanto más abnegada24. Su pasión por un espíritu infatigable y combativo, del cual dio personal ejemplo a lo largo de todo el dilatado y fecundo paréntesis de su existencia, lo plasma en un párrafo de su novela autobiográfica Le Roman d‘un Rallié. La vida es simple -dice- porque la lucha es simple. El buen luchador retrocede pero no abandona. Se doblega, pero no renuncia. Si lo imposible se levanta ante él, se desvía y va más lejos. Si le falta el aliento, descansa y espera. Si es puesto fuera de combate, anima a sus hermanos con la palabra y su presencia. Y hasta cuando todo parece derrumbarse ante él, la desesperación no le afectará. d) La Academia Olímpica. Coubertin, pedagogo, historiador y sociólogo, había concebido los Juegos Olímpicos no sólo como cita de festivo encuentro cuadrienal, sino también

20

DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Pág. 71. DURANTEZ, Conrado: Citius, Altius, Fortius. Revista Olímpica, 1991. Págs. 339-341.

21

COUBERTIN, Pierre: Textes choisis. Zurich, 1986. Pág. 442.

22

DURANTEZ, Conrado: La historia olímpica. Pág. 73.

23

COUBERTIN, Pierre: Memorias olímpicas. Pág. 97.

24

COUBERTIN, Pierre: Revue Olympique. Julio de 1908. En Ideario Olímpico, pág. 38.

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como un medio de internacionalizar y popularizar el deporte25. El éxito esperanzador de la primera edición moderna en Atenas en 1896 no se vio acompañado en el inmediato futuro ante el repetido fracaso de los dos Juegos sucesivos en París y San Louis en 1900 y 1904 respectivamente, en donde de forma genérica el ideario olímpico estuvo ausente, ante la anarquía de la edición parisina y el jolgorio circense y burdedad de la americana26. Coubertin se alarma ante los preocupantes acontecimientos e intenta mantener y potenciar la veta cultural del olimpismo a través de los Congresos Olímpicos27 (Paris, 1894, Havre 1897, Bruselas 1905, París 1906 y Lausana 1913) y en marzo de 1937, en carta dirigida al Gobierno del Reich una vez finalizados los Juegos de la XI Olimpiada, propone la creación de un Centro de Estudios Olímpicos al que legar todos los documentos y proyectos no realizados referentes al conjunto del olimpismo renovado y que ayudará, más que a cualquier otro cometido, al mantenimiento y aprecio de mi obra, y a preservarla de las desviaciones que mucho me temo, se cometerán contra ella28. Carl Diem y John Ketseas, después de múltiples vicisitudes, fueron los ejecutores de la idea, fundándose la Academia Olímpica Internacional en Olimpia con sesión inaugural el 16 de junio de 196129. Siete años más tarde, el 25 de noviembre de 1968, se creó la primera Academia Olímpica Nacional en Madrid, funcionando en la actualidad oficialmente 130 de este género que, junto con la de Olimpia, tratan de difundir y defender los valores filosóficos del movimiento olímpico, tal como los concibió su restaurador Pierre de Coubertin.

5. Olimpismo y democracia. La preocupación social y el respeto mutuo. Coubertin, como se dijo, era un aristócrata perteneciente a una noble familia normanda de rancio abolengo, cuyos antepasados desempeñaron puestos de importancia en la Corte de Luis XI30. Era además persona cultivada, de gustos exquisitos y sagaz sentido de lo artístico y lo estético, Pero sobre todo, Coubertin era un pedagogo vocacional y su sensibilidad humanística le condujo a ser un decidido defensor de los principios democráticos de la sociedad, pero no a través de convulsiones, transformaciones traumáticas o luchas de clases, sino bajo el condicionante de esencia cristiana de una igualdad de todos en la línea de partida y la aceptación de las diferencias que la mejor condición básica

25

DURÁNTEZ, Conrado: Pierre de Coubertin. AOE, 1986. DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia, pág. 361

26

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas, pág. 71. DURÁNTEZ, Conrado: La Historia Olímpica. Págs. 25 a 29.

27

DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 365-368.

28

DIEM, Carl: Weltgeschichste des Sports und der Leibeserziehung, Stuttgart 1960. Pág. 1145. DIEM, Carl: Historia de los deportes. Barcelona 1966. Pág. 409. DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Págs. 369-371.

29

DURÁNTEZ, Conrado: La Academia Olímpica Internacional. Madrid 1988. Págs. 30-32.

30

VIALAR, Paul: Pierre de Coubertin. The man. The Games. A.O.I. 1962, pág. 16 y ss.

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En la imagen tomada hacia 1907 en la propiedad de los Rothman en Lutterbach, se ve a Coubertin con su hija Renée, su esposa María su hijo Jacques y su suegra. Los graves problemas de salud de sus hijos, no dejaron de atormentar a Coubertin. Jacques moriría en 1952 y Renée en 1968 ambos sin descendencia.

y la mayor capacidad de lucha pueden otorgar al competidor que participa en la escena social o en el campo deportivo. Así, en carta fechada en Lausana en 1919 y dirigida a los miembros del Comité Olímpico Internacional, decía: Durante mucho tiempo, el atletismo, renovado en el siglo XIX, no ha sido más que el pasatiempo de la juventud rica y semiociosa. Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer de él el placer habitual de los jóvenes de la pequeña burguesía; y ahora debe hacerse completamente accesible al adolescente proletario. Todos los deportes para todos, ésta es la nueva fórmula, de ninguna manera utópica, a cuya realización debemos consagrarnos31. y añadía en el Discurso pronunciado en el XXV Aniversario de la fundación de los Juegos Olímpicos y abogando, por un olimpismo democrático: Para asegurar la paz social, no bastará, desde luego, con repartir entre los hombres de manera más equitativa

31

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Madrid 1973. Pág. 121

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Coubertin fue un entusiasta practicante de diversas modalidades deportivas apreciándose en las imágenes su dedicación al tenis, ciclismo, esgrima (es el tirador de la derecha) motociclismo o remo, que devocionalmente practica en el lago Lamán, en la imagen, con 72 años.

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el esfuerzo de producción y la facilidad de consumo de los objetos necesarios para la vida material; ni siquiera con abrir al adolescente el libre acceso a un perfeccionamiento intelectual, más de acuerdo con sus facultades cerebrales que con la situación de sus padres; conviene que el placer muscular, productor de alegría, de energía, de calma y de pureza, sea puesto también al alcance de los más humildes y bajo las múltiples formas con las que le han revestido el perfeccionamiento de las industrias modernas. Éste es el olimpismo integral y democrático cuya primera piedra colocamos hoy32. Por último, en agosto de 1920 en el Discurso de apertura de la XVIII Sesión del Comité Olímpico Internacional en Amberes decía: Un récord deportivo es un límite, al que el hombre llega mediante la colaboración de las fuerzas con que le ha dotado la naturaleza y las que él mismo, con la energía de su carácter, ha desarrollado. Su situación social, el apellido o la fortuna que ha heredado de sus padres, no influyen en esto para nada. El hecho de que sea príncipe o artesano no le hará elevarse ni un palmo más en salto, ni aumentará en cincuenta centímetros la longitud del trayecto que, corredor a pie, nadador o remero, pueda realizar en un tiempo dado. Pero la naturaleza ha repartido de forma muy desigual estas fuerzas entre los hombres y los azares de la existencia se encargan de aumentar la desigualdad del reparto. De este modo tenemos juntas, por un lado, la nulidad de las distinciones sociales establecidas por la humanidad y, por otro, la afirmación de los caprichos aristocráticos de la naturaleza. De la misma manera, en la práctica de los deportes están en germen los principios que sirven de base y de punto de partida a toda democracia razonable33. Cuestión de especial relieve cobra en el ideario coubertiniano, como factor de paz democrática y social, la aceptación del respeto mutuo34. La tolerancia decía- es por excelencia una virtud negativa. El principio superior al cual convendría recurrir, debe de poner toda la permisividad de la tolerancia sin su frialdad habitual y toda la fecundidad de la fe sin su estrechez o frecuente intransigencia. Entre la tolerancia y la fe, hay lugar para el respeto mutuo. Y precisamente el respeto mutuo conviene a las sociedades democráticas en tal medida que apenas pueden prescindir de él sin caer en la anarquía. Exigir fraternidad a los hombres es exagerado. La fraternidad es para los ángeles. El respeto mutuo representa lo que sin exageración puede reclamarse a la ‘humanidad”. Y concluye: Pedir a los pueblos que se amen los unos a los otros es una manifestación de infantilismo. Pedirles en cambio que se respeten no es ninguna utopía35.

32

COUBERTIN, Pierre: El XXV Aniversario de los Juegos Olímpicos. Lausana, abril de 1919. En Ideario Olímpico pág 124.

33

COUBERTIN, Pierre: Discurso en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. En Ideario Olímpico. pág 138.

34

Es de destacar al respecto, el importante trabajo de Liselott Diem: Pierre de Coubertin. El respeto mutuo. AOI 1983. Págs. 69 y ss.

35

COUBERTIN, Pierre: L´Education des Adolescents au XX Siècle. III Education morale. Le respect mutuel. Paris 1915. Págs. 14-15.

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Lausana 1921. Asistentes al XX Congreso del COI. En el centro sentados y de izquierda a derecha: Sigfrid Edstrom, futuro Presidente del COI, Pierre de Coubertin, el Conde belga Henri de Baillet-Latour, sucesor de Coubertin en la presidencia del COI y el Barón, suizo Godofredo de Blonay.

6. Olimpismo y alegría. La euritmia. Si Alguien me pidiera la receta para “olimpizarse” -decía Coubertin en 1918le diría: la primera condición es estar alegre36“. Y añade en su discurso de 1920: El día en que el deportista deje de poner por encima de todo la alegría de su propio esfuerzo y la embriaguez de poder y equilibrio corporal que de él deriva; el día en que se deje dominar por las consideraciones de vanidad o de interés, ese día su ideal se acabará y el valor pedagógico de este ideal, si se puede emplear esta expresión, disminuiría irremediablemente. Pero esta alegría derivada del intenso ejercicio es el resultado de la feliz cooperación de los dos elementos integrantes del ser humano, el cuerpo y el espíritu. La separación cartesiana de las dos partes de un todo como factores completamente independientes conduce a la desarmonía del individuo. “Es por ello -decía Coubertin- que los dos factores han de integrarse en un todo

36

COUBERTIN, Pierre: Cartas Olímpicas. XII. A.O.I. En Ideario Olímpico. pág 99. COUBERTIN, Pierre, Discurso en el Ayuntamiento de Amberes en agosto de 1920. Ideario Olímpico, pág. 140.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Coubertin en 1925 durante la 24 Sesión del COI desarrollada en Praga. A voluntad propia, Coubertin dejó vacante la presidencia del COI.

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Pierre de Fredy Barón de Coubertin

armónico para lograr la euritmia, es decir el equilibrio conseguido en la antigua Olimpia, en donde los atletas de cuerpos de estatua competían denodadamente por la ansiada victoria ante las estatuas de sus dioses con cuerpos de atleta, a los que el genio del escultor habría dado en sus rostros el hálito del soplo divino. Pero a la desaparición de Olimpia, un ascetismo intransigente relegó al cuerpo a un lugar secundario. De ahí que olimpismo -decía Coubertines doctrina de la fraternidad del cuerpo y del espíritu, y ascetismo la de la enemistad entre ellas37 y la historia al respecto ha seguido la ley del péndulo, extremismos que han de acabarse para el triunfo del equilibrio y de la euritmia. El deporte como lo entendía Coubertin, -dice el Profesor Malter38-, nos protege tanto de la arrogancia intelectual despreciadora del cuerpo, como de la degradación del cuerpo y del espíritu motivada por el goce sensual. No se puede olvidar el cuerpo en el desarrollo integral del individuo, decía el académico Eugenio Montes en 1975, en el acto de presentación del libro Olimpia. Citando a Juan Silodú añadía: Hay gentes que no son capaces de ir en un vagón de tercera clase desde Paris a Versalles, pero sin embargo se resignan indiferentes a ir en un cuerpo de tercera clase, desde que nacen hasta que mueren39.

7. La religio Athletae. El término reiteradamente usado en el legado filosófico coubertiniano ha movido a dispares y diversas interpretaciones. De paganismo le han tachado unos, de panteísmo otros y de una nueva filosofia religiosa los más acordes con las ideas del célebre restaurador. Coubertin era un cristiano creyente que recibió una sólida formación religiosa durante sus años de escolaridad con la orden de los Jesuitas y mantuvo estrechos contactos de amistad con sacerdotes destacados como el domínico Henri Didon, prior del Colegio de Arcueil en Paris, o sintió honda y sentida admiración por la obra de otros, sobre todo por la del célebre pastor anglicano Thomas Arnold, Rector del famoso Colegio de Rugby. De ahí, que nunca se pueda juzgar la afirmación coubertiniana de la religio athletae como un acto de ateísmo o de impiedad. Sin embargo Coubertin, en la época que le toca vivir, es consciente del materialismo imperante y del ateísmo práctico que lentamente se va imponiendo en amplios sectores de la sociedad. En esta época -dice Nissiotis- el desarrollo científico y filosófico de Europa ha pasado con gran rapidez de la tradición cristiana al secularismo radical que suprime al Dios vivo de la escena espiritual,

37

COUBERTIN, Pierre: Olimpia. Ideario Olímpico, pág. 175.

38

MALTER, Rudolf: "L'Eurythmie de la vie comme idéal d'existence pour l'être humain». Ponencia en el Simposio sobre "La actualidad de Pierre de Coubertin" Lausana, 17 a 21 de marzo de 1986.

39

Olimpia y los Juegos Olímpicos Antiguos. Deporte 2000. Nº 89. Junio de 1976.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

reemplazándolo por creencias positivistas ateas en un pragmatismo que aparta la vida de todo tipo de referencia a los mitos, a la trascendencia, a los valores espirituales que son precisamente los que califican al hombre en tanto que ser único en la creación. Es por eso, por lo que Coubertin ha intentado buscar en el atletismo olímpico y a través de la filosofia religiosa griega, la réplica eficaz para llenar el terrorífico vacío de la falta de Dios, en un período histórico en que Europa es presurosamente invadida por el utilitarismo económico y el positivismo científico. Y ahí está el olimpismo como religión, como una seria llamada a tomar con total devoción sus principios humanistas impregnados por la filosofia griega y la fe cristiana, más allá de todo tipo de absolutismo dogmático, contra las demás creencias y condiciones sociales. Un olimpismo al servicio de la paz, de la democracia y del internacionalismo, así como de la transformación moral del hombre, dándole un carácter digno, regenerándolo por la consecución del equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, operado por el atletismo en su sentido olímpico40.

8. La historia, las artes y la psicología en el ámbito olímpico. Coubertin, atesorando y cotejando las variadas y profundas experiencias de su ilusionado y fecundo quehacer, centró en la parcela olímpica y deportiva todo el cúmulo de conocimientos adquiridos, estudiando el gran fenómeno social por él restaurado bajo el prisma de las más diversas ciencias, cotejándolo y conjugándolo a la vez con las letras y las artes, bajo cuyo influjo siempre deseó se desarrollasen los Juegos. Su interés por la historia lo convirtió en un apasionado historiador, no en el sentido académico del término sino en el de experto y devoto investigador del pasado de la humanidad. Su Historia Universal, en cuatro volúmenes, es un elocuente testimonio de apasionada vocación. De los setecientos artículos y folletos por él escritos, más de doscientos tienen también un contenido exclusivamente histórico, y más de la mitad de los ejemplares que integraron su biblioteca personal versaban igualmente sobre temática histórica, destacándose de forma especial veintinueve dedicados al mundo greco-latino, doce a la historia del arte, así como treinta biografías históricas. Por eso afirmaba: La historia es la primera de todas las ciencias en importancia y eficacia educativa41 al ser el pasado conocimiento indispensable para la comprensión e incluso previsión del futuro, ya que todo pasado influye sobre el futuro y ningún futuro puede edificarse sin tener en cuenta el pasado42, -y añadía- espero que la historia ten-

40

NISSIOTIS, Nikolaos: L'Actualité de Pierre de Coubertin du point de vue philosophique. Simposio de Lausana, 17 a 21 de marzo de 1986. Pág 125.

41

COUBERTIN, Pierre: Histoire Universelle. Vol. I. Avant propos. Aix-en-Provence, 1926/27. Pág. XIV.

42

COUBERTIN, Pierre: Mémoire concernant l'instruction supérieur des travailleurs manuels et l'organisation des universités ouvrières. Folleto especial, pág. 1.

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Coubertin entre 1925 y 1930.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

drá importante relevancia en las manifestaciones intelectuales organizadas paralelamente a los Juegos y con motivo de su celebración; y esto es natural pues el olimpismo pertenece a la historia. Celebrar los Juegos Olímpicos es reclamar la historia43, ya que los Juegos Olímpicos constituyen una manifestación pedagógica que debe centralizar como en el pasado, alrededor del culto a la juventud, el pensamiento colectivo de los pueblos, y en donde el éxito se medirá en razón a la acción que ejerza sobre este pensamiento44, pues la humanidad debe extraer de su herencia del pasado todas las fuerzas susceptibles de ser empleadas en la construcción del futuro45 al constituir la historia por excelencia para las democracias, una escuela de sabiduría, pues ella sola enseña la solidaridad de los siglos, y el valor del tiempo y da a los gobernantes y gobernados esa “noción de las dificultades” que torna prudentes a unos y pacientes a otros. Una gran difusión de los conocimientos históricos será una de las más apremiantes dificultades de la nueva era; se podrá decir que todo el porvenir de nuestra civilización de ella depende46. Unir el arte al deporte, fue otra de las grandes aspiraciones de Coubertin, que rememorando los Juegos de Olimpia como compleja y equilibrada cita de atletas, escritores, poetas, historiadores y filósofos, concibió para los Juegos Olímpicos modernos, una configuración similar en donde el deporte, como entraña generadora de cultura47 estuviese a su vez rodeado de grandes manifestaciones culturales48, pues como mantenía Coubertin, las Olimpiadas no tienen por única misión la de exaltar la sola potencia muscular. Por el contrario, han de ser también intelectuales y artísticas49. En este sentido, y evaluando si el deporte es o no generador de arte, se expresaba Coubertin en 1922: El deporte debe concebirse como productor de arte y como ocasión de arte. Produce belleza, pues genera al atleta, que es una escultura viva. Pero además, es ocasión de belleza, por las edificaciones que por él se inauguran y los espectáculos y fiestas que genera. El arte antiguo, se ha servido del atleta con abundancia y perfección, pero solamente del atleta en reposo. El artista moderno tiene ante sí, toda una otra interpretación posible y muchas y bellas obras pueden ser realizadas, sean escultura, sea directamente, sea por la creación anexa al deporte de edificios y jardines, decoración de monumentos y tribunas, o cortejos integrados en un armonioso encuadre50.

43

COUBERTIN, Pierre: Le Sport Suisse (Genève). Texto de un mensaje de radio emitido el 4 de agosto de 1915.

44

COUBERTIN, Pierre: Circulaire MM. les Membres du Comité. Lausanne, diciembre de 1920.

45

COUBERTIN, Pierre: L'idée olympique. Pág. 22. Lausana, 1919.

46

COUBERTIN, Pierre: Notice sur l'lnstitut Olympique de Lausanne. 1917.

47

DURÁNTEZ, Conrado: Literatura Española de tema deportivo. En Mensaje Olímpico. COI, nº 13, marzo de 1986, pág. 15.

48

DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Pág. 357.

49

COUBERTIN, Pierre: Discurso en la apertura de la Sesión de Roma en 1923.

50

COUBERTIN, Pierre: Le sport et l'intelligence. Revue mondiale. 15 de noviembre de 1922.

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Obsesionado Coubertin por crear una relación oficial y estable entre las artes y el deporte durante los Juegos Olímpicos, convocó el 23 de mayo de 1906 una “Conferencia Consultiva de las Artes, las Letras y el Deporte”, desarrollada en la Comedia Francesa de París, en la que se invitó a participar a destacados escritores y artistas que acudieron en número de sesenta para estudiar en qué medida y bajo qué forma, las artes y las letras podían participar en la celebración de las Olimpiadas modernas y en general, asociarse a la práctica de los deportes, para beneficiarse de ellos y ennoblecerlos51. La Conferencia cumplió sus cometidos proponiendo al COl la creación de cinco concursos sobre arquitectura, música, escultura, pintura y literatura, destinados a promover cada cuatro años obras inéditas directamente inspiradas en la idea del deporte52. Había nacido así el “Pentathlon de las Musas53” cuyo estreno fue previsto para los Juegos de la IV Olimpiada a celebrarse en Londres en 1908, sin que al fin el mismo pudieran tener lugar. En la primera edición de los concursos artísticos durante los Juegos de Estocolmo en 1912, en la modalidad de literatura fue otorgado el primer premio a la composición Oda al deporte, firmada por Georges Hohrod y M. Eschbach, seudónimos con los que concursaba el propio Coubertin, que siempre mantuvo en especial y orgullosa estima su triunfo literario olímpico54. La Psicología y la Pedagogía, en su relación con el deporte, fueron otros de los temas a los que Coubertin prestó especial atención a lo largo de su laborioso afán. Los Congresos Olímpicos del Havre en 1897 y especialmente el de Lausana en 191355 versaron fundamentalmente sobre temática psicológica y deporte, y a nivel pedagógico, fue Coubertin el motor creativo de la Unión Pedagógica Universal, organizada en noviembre de 1925, y del Bureau Internacional de Psicología deportiva que en 1930 redactó una “Carta de la Reforma Deportiva”. La moderna manifestación del “deporte para todos”, de tanto impacto sociológico actual, fue concebida y configurada ya por Coubertin en 1919.

9. El deporte y su función social. El amateurismo y la visión del futuro. Si como ya se expresó el Olimpismo hoy día, a nivel sociológico, puede ser considerado como una filosofía de la vida que utiliza al deporte como correa transmisora de sus ideales formativos, pacifistas, democráticos y humanitarios, ha de concluirse que la gran transformación operada en el movimiento olím-

51

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas, pág. 84.

52

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico. Pág. 34.

53

KAKRINI, Fani: El Pentatlón de las Musas. Revista Olímpica, pág. 253.

54

DURÁNTEZ, Conrado: Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. Barcelona 1992.

55

DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Pág. 365-368.

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Diversas imágenes de la inhumación de Pierre de Coubertin. El corazón embalsamado de Pierre de Coubertin, llegó a Olimpia en marzo de 1938 y en la ceremonia fúnebre programada el día 26, el Príncipe Pablo de Grecia, con traje militar, porta la reliquia dentro de una urna de mármol negro que deposita en la estela de mármol blanco entonces ubicada a la entrada del Santuario de Olimpia y hoy día emplazada en las instalaciones de la Academia Olímpica Internacional en el Bosque de Coubertin. En la última imagen, la tumba de Pierre de Coubertin en el Cementerio de Bois de Vaud en Lausana.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

pico en los umbrales del Siglo XXI no se ha producido a costa del cambio del ideario olímpico, que sigue perenne e incólume, decantado en los postulados y Normas de la Carta Olímpica, sino motivada y generada aquélla por la alteración de la base en que éste se sustenta, cual es el deporte de alta competición. La realidad estructural actual del Movimiento Olímpico es motivo de agudas controversias, con reducidas críticas negativas, ansiosas de fácil notoriedad y normalmente generadas en la ignorancia. Ante ello cabría preguntarse: ¿Qué habría hecho Coubertin en los finales del siglo en que vivió y a distancia cronológica de once lustros de su fallecimiento? Difícil sería dar exacta respuesta a un vaticinio tan delicado y complejo, pero en aras del pensamiento mantenido y desarrollado por el genial restaurador, su postura quizá no estaría muy alejada de la actual realidad, en razón a su personal concepción de la importancia formativa y realidad social del deporte, y a la vez de la crítica y severa posición que siempre mantuvo ante la farisaica y falaz mentalidad de algunos sectores coetáneos de su época. Coubertin consideraba que “el deporte no es ningún objeto de lujo ni una actividad para ociosos, ni tan siquiera una compensación muscular del trabajo cerebral. Es por el contrario, para toda persona, una fuente eventual de perfeccionamiento interior, no condicionada por la ocupación laboral. Es, en definitiva, patrimonio de todos por igual y su ausencia no puede sustituirse con nada56. En la lúcida mente de Coubertin y en su concepción democrática y humanitaria de la sociedad, estaban presentes los rígidos y anacrónicos clasismos sajones de hiriente arbitrariedad y de forma muy especial en el campo deportivo, cuando como ocurría según lapidaria definición de los Estatutos Fundacionales del Amateur Athletic Club de Londres de 1866, de genérica influencia en la sociedad inglesa, se consideraba deportista amateur “a todo gentleman que nunca haya tomado parte en una competición pública; que nunca haya competido con profesionales por un precio o por dinero que procediese de las inscripciones o de cualquier otro origen; que en ningún período de su vida haya sido profesor o monitor de ejercicios de este tipo como medio de subsistencia: que no sea obrero, artesano ni jornalero”. A escasa distancia de un siglo y medio de tan pérfido pronunciamiento, se puede evaluar en gran medida cómo el olimpismo y su filosofía, han allanado lacerantes y despóticas concepciones de notorio arraigo en su momento, aunque la evolución, evidentemente, no fue fácil57. Coubertin planta cara al problema con una tajante declaración en enero de 1919: “Todos los deportes para todos. He aquí una fórmula que va a ser tachada de locamente utópica. Pero me trae sin cuidado. Lo he pensado y meditado am-

56

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 227. DURÁNTEZ, Conrado: La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. A.O.E., XXII Sesión, 1990. Pág. 84.

57

CAGIGAL, José María: El deporte. Madrid, 1985. Pág. 25.

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pliamente y la considero justa y posible, de ahí que los años y las fuerzas que me resten serán empleados en hacerla triunfar58”, “pues lo que interesa es el espíritu deportivo y no el respeto a ese ridículo concepto inglés que permite que se sacrifiquen al deporte únicamente los millonarios. Este amateurismo no es un deseo mío, sino una imposición de las Federaciones Internacionales. No es por tanto un problema olímpico” y añade: “Las distinciones de castas no deben jugar papel en el deporte, pues pasaron los tiempos en que podía pedirse a los atletas que se pagasen sus viajes y alojamientos pues a la vez existen muchos falsos amateurs que deben ser perseguidos y muchos falsos profesionales a quienes debe indultarse59...”, “pues durante mucho tiempo el atletismo renovado en el Siglo XIX no ha sido más que el pasatiempo de la juventud rica y semiociosa. Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer de él el placer habitual de los jóvenes de la pequeña burguesía y ahora debe hacerse completamente accesible al adolescente proletario. Todos los deportes para todos. Esta es la nueva fórmula, de alguna manera utópica a cuya realización debemos consagrarnos60”. Su convicción personal sobre el tema del amateurismo deja bien a las claras a través de sus obras el carácter superfluo y anacrónico que siempre le atribuyó. “¡Otra vez el amateurismo! –diría en 1910–. Hace ahora dieciséis años que habíamos pretendido ingenuamente acabar con el problema, y he aquí que sigue candente, idéntico e inalcanzable. Los ingleses sobre todo se muestran encarnizados al respecto, trátase en suma de una barrera social de preocupación de casta. Personalmente, me ha traído sin cuidado y hoy he de confesar con franqueza, que el asunto jamás me ha apasionado. Mi concepto del deporte siempre ha sido muy distinto del de una gran mayoría de deportistas. Para mí, el deporte es una religión, con sentimiento religioso, y se me antoja tan pueril relacionar todo esto con el hecho de haber percibido algún dinero, como el proclamar por las buenas que el Sacristán de la Parroquia es necesariamente un incrédulo porque percibe una retribución para asegurar el servicio del Santuario61. Por eso –añade más tarde– los problemas del amateurismo perdieron para mí el poco interés que todavía conservaban62”. La bochornosa descalificación del prodigioso atleta James Thorpe, héroe indiscutible de los Juegos de Estocolmo en 1912, pérfidamente acusado -una vez más- por puritanos e hipócritas dirigentes deportivos de su propio país de un ridículo no amateurismo, hace reflexionar estoicamente a Coubertin: “El COI –dice– falló el asunto de acuerdo con la proposición de los miembros ingleses presentes en 1913, el Duque de Somerset y el Rdo. Laffan, felicitándose

58

COUBERTIN, Pierre: Lettres Olympiques. Gaceta de Lausanne, 13 de enero de 1919.

59

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pag. 112.

60

COUBERTIN, Pierre: Ideario Olímpico, pág. 121. Carta a los Miembros del COI fechada en Lausana en enero de 1919.

61

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 107.

62

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 112.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Diversas emisiones filatélicas alusivas a Coubertin. Arriba y en primer término, la inicial de esta temática emitida en Haití en 1939. Colección Pablo Galán.

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luego a los dirigentes americanos por su actitud “tan netamente deportiva” en aquella circunstancia. No faltó quien insinuase que Thorpe era un ciudadano americano de raza india y que debido a ello nos habíamos cebado en él más encarnizadamente63”. Cuando en 1924 Coubertin valora la trascendencia del próximo Congreso a celebrar en Praga, refleja una vez más su pesimismo sobre la trivial y a la vez espinosa cuestión del amateurismo aún no resuelta. “El principal problema que se discutirá durante el Congreso de Praga –dice– será el del amateurismo. El lector –añade– tiene derecho a sonreír. La cuestión deportiva –concluye– va a tomar por otro lado un cariz inesperado de rivalidad étnica, en donde van a chocar las concepciones británica y “latina” del deporte. Hay que confesar –y esto es curiosamente paradójico– que en el país en el que el gran educador Thomas Arnold ha sido el primero en esbozar los principios de la pedagogía deportiva, se ha dejado a un lado el papel educativo del deporte; no interesa. Los ingleses de Inglaterra y tras sus huellas los ingleses de las colonias se dignan a veces ocuparse de la pedagogía deportiva, pero les aburre. Para ellos, un buen club deportivo sigue siendo aquél cuyos miembros son gentlemen de la misma escala social. Era la idea primitiva de la que no consiguen deshacerse. Por eso, en el remo por ejemplo, ya habían declarado profesional a todo trabajador manual. El deporte “latino”, por el contrario, se inspira en un espíritu diferente. Tiende, ante todo, a realizar la unión muscular “con vistas al resultado que se quiera obtener, con vistas a la victoria que se quiera ganar y por tanto, nos encontramos en el alborear de una rivalidad anglo-latina, en la que las fuerzas numéricas y morales estarán del lado latino, mientras que en el lado británico estarán las fuerzas de la tradición, aseguradas por la posición adquirida y una larga rutina. De aquí a resistirse a ser guiados por los británicos, no hay más que un paso64”. Pero cuando Coubertin evalúa el desarrollo e incidencias del Congreso de Praga, su juicio sobre el tema se torna crítico y severo. “Como número final –dice– se abrió el depósito de cadáveres, extrayendo de su interior para estudiarla de nuevo, la momia del amateurismo, con su secuela de jornales perdidos, dinero de bolsillo, distinción entre profesor y profesional, consecuencias del contrato entre aficionado y profesional, etc65” . Cuando en septiembre de 1936, a un año de su muerte, Coubertin es entrevistado por un periodista sobre el tema, en relación con el Juramento Olímpico responde: “Se me ha reprochado a menudo, y siempre erróneamente, la pre-

63

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Pág. 144

64

COUBERTIN, Pierre: Bibliothèque Universelle et Revue de Genève. Enero de 1924. En Ideario Olímpico, págs. 155 y 156.

65

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas. Pág. 213.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

tendida hipocresía del Juramento Olímpico. Pero dejen en paz a este famoso Juramento, del cual soy el progenitor orgulloso y feliz, o ¿queréis que él exija a los atletas participantes en el Estadio Olímpico un amateurismo absoluto, del cual yo soy el primero en reconocer como imposible? Únicamente pido al Juramento una sola cosa: La lealtad deportiva66”.

66

L'Auto de 4 de septiembre de 1936.

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VI LOS JUEGOS OLÍMPICOS MODERNOS

1

EL COMIENZO I. Atenas 1896 II. París 1900 III. San Louis 1904

Spiridon Louis, vencedor en la maratón y héroe nacional griego en los primeros Juegos Olímpicos Modernos. Foto superior en el desfile de clausura.

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Los Juegos Olímpicos modernos

I. Atenas 1896 Entre los días 12 al 24 de junio de 1894 se desarrolló, en la Universidad parisina de la Sorbona, el Congreso Internacional Atlético de París convocado por Pierre de Coubertin. El 23 de junio, los setenta y nueve delegados representantes de cuarenta y nueve organizaciones deportivas pertenecientes a catorce países votaron por unanimidad el restablecimiento de los Juegos Olímpicos1. El ambiente intelectual de una prestigiosa universidad es pues la sede originaria del moderno olimpismo. Se crea el Comité Olímpico Internacional como órgano dirigente y organizativo y se adjudican los Juegos de la I Olimpiada Moderna a Atenas2, en razón a haber sido Grecia el escenario del movimiento y desarrollo de los Primeros Juegos Olímpicos3. Se elige Presidente del Comité Olímpico al griego Dimitrios Bikelas y Coubertin se reserva el cargo de Secretario General4. Los Juegos de Atenas presentaron agudos problemas de organización ante la inexistencia de otros Juegos anteriores y próximos de los que extraer experiencias como ahora ocurre. Las discusiones políticas sobre la conveniencia o no de la celebración de los Juegos, suscitadas por los dos partidos mayoritarios y que llegaron a ser muy graves, fueron despejadas por Coubertin que, con exquisito tacto y hábil diplomacia, ganó para su causa a la familia Real Griega5. Una emisión de sellos -la primera de carácter deportivo- y diversas aportaciones voluntarias sirvieron para financiar los primeros gastos. Un acaudalado comerciante griego residente en Alejandría, Georges Averof, donó la fabulosa cifra de un millón de dracmas oro destinada a la construcción del Estadio Olímpico, todo de mármol blanco extraído de las canteras del Monte Pentélico, el mismo que proporcionó los materiales con que veinticuatro siglos antes se erigió la maravilla arquitectónica de El Partenón. El 6 de abril de 1896 el Rey Jorge I inauguró los Juegos ante el entusiasmo de 70.000 personas que abarrotaban el fastuoso Estadio. Tomaron parte en las competiciones 311 atletas correspondientes a once países de los cuales 230 eran griegos. No hay ninguna mujer. Los mocetones yankis, algunos de los cuales se inscribieron en los Juegos como consecuencia de estar de vacaciones en Grecia, coparán la mayor parte de las pruebas ante el desencanto del público asistente. Pero el humilde atleta griego Spiridón Louis devolverá con creces la ilusión a sus paisanos cuando entra vencedor en la carrera de maratón que, incluida en el programa

1

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 358.

2

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 21.

3

MEYER, Gastón. El fenómeno olímpico, pág. 14.

4

MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 39. MAYER, Otto. Retrospectivas olímpicas, pág. 14 y ss. MEYER, Gaston. Op. cit. pág. 48.

5

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 26 y ss. HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, Barcelona 1955, pág. 59.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

a instancias del historiador Michel Bréal, intentaba rememorar la gesta del hoplita que recorrió la distancia existente entre los llanos de Maratón y Atenas para anunciar a los temerosos y atribulados ciudadanos atenienses la aplastante victoria obtenida sobre los persas, falleciendo de cansancio y agotamiento después de haber comunicado la buena nueva. Spiridón, antiguo pastor en su infancia y después albañil, panadero y cartero, se inscribió para participar en la maratón “por el honor de Grecia”, pasando la víspera de la prueba en piadosa vigilia orando ante los iconos6. Los Juegos de Atenas en conjunto fueron un éxito y trajeron, junto con su frescura innovadora, una llamada de ilusión y de inquietud internacional. El primer logro que habría de hacerse notar en el espacio cronológico que con los Juegos se inicia (Olimpiada) es el de haberse conseguido una efectiva internacionalización del deporte, fenómeno que ineludiblemente habría de producirse pero que el naciente olimpismo, con su primera edición de juegos, adelantó en gran medida. En otro sentido el olimpismo, como doctrina filosófica que se asienta sobre el deporte como correa transmisora de sus ideales, consigue aplicar sus normas igualitarias y democráticas a los deportes mismos, programando las distintas especialidades competitivas dentro de un mismo calendario en total plano de igualdad y respeto, logro que hasta entonces hubiera sido quimérico. La internacionalización efectiva de los Juegos, con su periódico cambio de sede en ronda cuadrienal, fue otra de las difíciles conquistas conseguida merced a la tenaz sagacidad de Coubertin, que supo soslayar los difíciles escollos surgidos al proyecto, provenientes de un exaltado nacionalismo acaparador del país primer anfitrión de su idea, cuya ambición anhelaba el mismo Rey y que con manifiesto desatino fue en última instancia refrendada por la irreflexiva propuesta del grupo yanqui, ebrio de gloria por sus triunfos atléticos como recordaría el genial restaurador “...para que su futuro destino iguale su pasada grandeza, los Juegos Olímpicos deben ser profundamente democráticos y rigurosamente internacionales ... y, dado el carácter intelectual y filosófico de mi iniciativa, ha de situarse sin rodeos la misión del COI por encima de las simples agrupaciones deportivas ...”. La sintonía del nacionalismo panhelénico surgió al año de finalizados los primeros Juegos con el estallido de la guerra greco-turca por la liberación de

6

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 42 y ss. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 40 y ss. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 360. COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 29. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 35. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 36. HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 56, 63 y ss. THARRATS, Juan Gabriel. Los Juegos Olímpicos. Historia completa de las olimpiadas desde sus orígenes a Munich 1972. pág. 92.

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Los Juegos Olímpicos modernos

Creta. Hipótesis diversas se emitieron sobre el histórico hecho, enjuiciadas también de forma dispar y en donde no faltó el hostigamiento al naciente ideario olímpico tachándolo de belicoso y de haber sido el causante del conflicto. Nada más erróneo en valoración global, pero sin embargo certero en cuanto a los grupos helenos que se dieron cita en Atenas con ocasión de los Juegos. Veinticinco siglos atrás, el concepto de solidaria unidad que generó el Santuario de Olimpia fraguó los éxitos militares de Maratón, Salamina y Platea respondiendo el polita de la diáspora griega de los comienzos del siglo V a.c. con solidario arrojo y valentía en cota de heroísmo, ante la poderosa amenaza del invasor persa. Ahora, veinticinco siglos después, la reacción fue contra el turco7. La permanente preocupación coubertiniana por la esencia cultural del hecho deportivo y por el destino que los Juegos habrían de tener en la sociedad, le impulsó a la convocatoria del I Congreso Olímpico a desarrollar en la normanda ciudad de El Havre en 1897 con un elástico programa sobre pedagogía, higiene y deporte. El entusiasta y prestigioso apoyo brindado por el padre Didón, prefecto del colegio de Arcueil e inspirador del lema olímpico, así como la brillantez expositiva y profundidad del reverendo De Courcy Laffan, no evitaron las críticas a Coubertin provenientes de entre sus mismos miembros de Comité, al entender que con aquella suerte de Congresos y reuniones se perdía tiempo y prestigio, censuras impávidamente encajadas por aquél, consciente y seguro de su importancia, adoptando ante las opiniones adversas una estoica postura “camaleónica” conveniente al COI -según decía- en la delicada misión rectora e impulsora que tenía reservada8.

II. París 1900 París sería el escenario de los segundos Juegos. Una aureola de fracaso histórico acompañó a esta edición. Los compatriotas de Coubertin fueron siempre reticentes a sus ideas, que acogieron en el mejor de los supuestos con frialdad9. Treinta y seis años después, el célebre restaurador declararía al periodista André Lang, corresponsal del Journal: “Tengo la convicción que los franceses no han comprendido nunca mis ideas, ni han sabido nunca lo que es el olimpismo; por el contrario, consciente o inconscientemente se han esforzado siempre en evitar el triunfo de los Juegos; después de cada Olimpiada, los franceses han declarado que era el fin de los Juegos y ante la victoria del olimpismo, son los mismos franceses los únicos que se empeñan en demostrar que tal victoria es un fracaso…”10. El descalabro de los Juegos en 1900 y la indiferencia 7

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 39. MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 62. MEYER, Otto. Retrospectivas Olímpicas, pág. 35.

8

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 49 y 50.

9

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 147, 153, 167, 172 y 173.

10

MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 15 y 16.

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Ray Ewry (USA), apodado el hombre de goma venció en las pruebas de salto de altura, triple y longitud sin impulso. Aquejado en su infancia de poliomielitis, se inició en el atletismo como medio rehabilitador en donde consiguió una histórica serie de triunfos.

El atleta más destacado de los Juegos de París en 1900, fue sin duda Alvin Kraenzlein, yanqui de ascendencia germana, que a la edad de 17 años tenía ya en su poder los records mundiales de 110 y 200 metros vallas. Poco después, consiguió además el de salto de longitud. Con estos antecedentes, Alvin tuvo una fulgurante actuación en Paris en donde venció en las pruebas de 60 m lisos, 110 y 200 metros vallas y salto de longitud, todas con nuevos records olímpicos.

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Los Juegos Olímpicos modernos

generalizada hacia su obra motivaron el traslado de Coubertin a Lausana, en donde se exilió voluntariamente y vivió hasta su muerte11. Los Juegos de París coincidieron con la Exposición Universal y entre la ausencia de una programación adecuada y el desconocimiento palmario de su ideología muchas de sus manifestaciones pasaron desapercibidas. Las pruebas se disputaron de mayo a octubre y algunos vencedores tardaron en recibir sus premios varios años. Por primera vez la mujer participa, siendo la inglesa Miss Charlotte Cooper la primera vencedora olímpica moderna en la modalidad de tenis individual, en donde derrotó a la francesa Hélène Prevost en dos sets12. Coubertin, siguiendo la tradición antigua que prohibía la presencia de las mujeres en los Juegos Olímpicos bajo la pena de muerte, fue enemigo declarado de su inclusión13. Las pruebas de natación se desarrollaron en el Sena, siendo histórico por lo polémico el encuentro disputado en waterpolo entre Francia e Inglaterra cuyos equipos se regían por reglas distintas de juego y, para mayor calamidad, fueron dirigidos por un árbitro alemán, cuya concepción de la técnica difería a la vez de los otros dos…14. El atleta más destacado de los Juegos fue sin duda Alvin Kraenzlein, norteamericano de ascendencia germana que, a la edad de diecisiete años, tenía ya en su poder los récords mundiales de 110 y 200 metros vallas. Poco después conseguiría además el de salto de longitud. Con estos antecedentes Alvin tuvo una fulgurante actuación en París, en donde venció en las pruebas de 60 metros, 110 m. vallas, 200 m. vallas y salto de longitud. Las pruebas de 60 m. y 200 m. vallas ya no figuran hoy en el programa olímpico. Otro americano Ray C. Ewry obtendrá el triunfo en los saltos de altura, triple y longitud sin impulso. Apodado “el hombre de goma”, Ewry debió de luchar merced a tesonera voluntad contra todo tipo de adversidades hasta encaramarse a la triple gloria de la victoria olímpica al haber estado afectado de parálisis en su infancia y ulteriormente sufrir una grave lesión en la espalda cuando practicaba fútbol americano. En opinión de Gaston Meyer, es milagroso que el olimpismo sobreviviera a los Juegos de París15 en donde, según el propio Coubertin, se habían registrado resultados interesantes pero que nada tenían de olímpicos16, pues a tenor de la versión de los miembros del propio COI “habían utilizado su obra para triturarla…”17 aventurando el restaurador la ansiada esperanza de futuro para que

11

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 138,139,158, 159 y 165.

12

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, págs. 80 y 81.

13

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 198. COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 174.

14

THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 128.

15

MEYER, Gastón. Op. cit. pág. 65.

16

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 61.

17

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 62.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

el olimpismo no se viese “jamás reducido a la humillante situación de vasallaje como a la que se le sometió en París”.

III. San Louis 1904 La ciudad de San Louis fue la sede de los terceros Juegos. Otro fracaso estrepitoso iba a tener lugar y la supervivencia de la institución, pese al reiterado quebranto, iba a demostrar, cara al futuro, su oculto y poderoso vigor. La pugna política por la sede entre San Louis y Chicago obligó a la intervención del Presidente Roosvelt, siendo dato importante para la adjudicación a San Louis, la Exposición conmemorativa que para la fecha se iba a montar celebrando el centenario de cesión de Lousiana a Estados Unidos18. Los Juegos de San Louis han pasado a la historia como sinónimo de barraca y feria19. Los “Anthropological Days” o fiestas antropológicas, que a los organizadores se les antojó de genial invento, fueron una degradante manifestación de la más burda estética competitiva. Grupos raciales integrados por filipinos, turcos, pigmeos, sirios y negros midieron sus fuerzas en pruebas especialmente programadas en razón a su cultura y medios de vida20. En las competiciones tradicionales, los yankis coparon 22 de las 24 pruebas disputadas y hace por primera vez aparición el baloncesto, aunque fuera de programa y acompañado por toda una serie de concursos como carreras de automóviles y torneos de golf. Con amargura recordará Coubertin la primera experiencia americana a la que titulará de “feria” en donde había deporte y fraude y se exhibían monstruos para la diversión del público...” Con el transcurso del tiempo el juicio se torna indulgente... “a los yanquis todo se les puede tolerar –dirá–, y su juvenil exuberancia hubiera obtenido incluso la indulgencia de los antiguos griegos si, por un azar, hubiesen estado presentes entre los divertidos espectadores de San Louis”21. La doble y equívoca experiencia de París y San Louis indujeron al célebre Barón a intentar crear un organismo encargado de velar por el sentido de la idea y filosofía olímpica, lo que conduciría a la constitución de la Academia Olímpica Internacional, inaugurada en Olimpia cincuenta y siete años después, el 16 de junio de 196122.

18

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, págs. 90 y ss. COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 66 y 67.

19

HENRY, Bill. Op. cit., pág. 99.

20

THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, págs. 148 y 149. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 41. HENRY, Bill. Op. cit., pág. 100.

21

HENRY, Bill. Op. cit., pág. 101.

22

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 365 y ss.

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Archibald Hahn (USA) en la salida y con el trofeo conquistado. Apodado el meteoro de Milwaukee vencería en las pruebas de 60, 100 y 200 m lisos.

Ray Ewry (USA) volvió a repetir su triunfo en los saltos de triple altura y longitud sin impulso, venciendo cuatro años más tarde en las pruebas de altura y longitud de la especialidad.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Debido a la distancia y a los limitados medios de transporte de entonces, la participación en San Louis fue escasa, concurriendo solamente 554 atletas pertenecientes a doce países, lo que propició el dominio de los anfitriones americanos23. Uno de ellos, Archibald Hahn, apodado el “meteoro de Milwaukee” ganó de forma arrolladora las tres pruebas de velocidad en las distancias de 60, 100 y 200 metros lisos24. Pero el héroe indiscutible de los Juegos había de ser Ray Ewry, “el hombre de goma”, que volvió a triunfar en las tres pruebas de salto sin impulso25. Como atleta americano, Fred Lordz, pasaría también a la historia olímpica como consumado tramposo. Concursante en la larga prueba de maratón y cuando llevaba recorrida más de una cuarta parte de la misma, se sintió desfallecer y subiéndose a un automóvil de los que seguía la carrera, continuó en él hasta las proximidades del Estadio en donde, después de apearse, entró corriendo con ínfulas de gran triunfador. Cuando estaba a punto de ser coronado por la hija del Presidente Roosvelt se descubrió el ardid y fue descalificado a perpetuidad, si bien rehabilitado un año más tarde, obtuvo el campeonato mundial de maratón de su país26. El hartazgo de ferial bullanguero y exhibicionista que matizó los Juegos de la III Olimpiada condicionaría la búsqueda compensadora de una ciudad que otorgase al olimpismo naciente un acogedor y ordenado marco de tradición, arte y cultura. La posibilidad que la elegida fuese Roma ilusionará a Coubertin …porque únicamente allí de regreso de una excursión por la utilitaria América, el olimpismo revestiría la toga suntuosa tejida de arte y la intención con la que quise desde el principio revestirla…27. La dignificación del hecho deportivo y su estudio y valoración al más alto nivel científico, humanista y universitario induce a Coubertin a la convocatoria de un nuevo Congreso Olímpico continuador del inicial desarrollado en El Havre y con el que había querido recordar el carácter intelectual y filosófico de su iniciativa, situando sin rodeos la misión del COI muy por encima de las simples agrupaciones deportivas…28. El Congreso de Bruselas, inaugurado el 9 de junio de 1904 en el Palacio de las Academias bajo el patrocinio del Rey Leopoldo II, se centró en cuestiones técnicas de la misma forma que su precedente había tratado de las pedagógicas. Con un denso programa de trabajo, los doscientos miembros asistentes cuajaron una intensa labor metódicamente llevada pese a su amplitud29.

23

MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 72.

24

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit.,pág. 41. MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 73.

25

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit.,pág. 41.

26

MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 74.

27

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 48. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 67 y 71.

28

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 46 y 68.

29

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 49. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 78 y 79.

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Pero los Juegos mismos estaban también necesitados de una ubicación conceptual en lo que de arte y cultura representan, así como de la naturaleza esencial de su carácter festivo. Los Juegos Olímpicos –repite machaconamente Coubertin– no son unos simples campeonatos mundiales, sino la auténtica fiesta cuadrienal de la juventud universal de la “primavera humana”, la fiesta de los esfuerzos apasionados, de las ambiciones múltiples y de todas las formas de actividad juvenil de cada generación que emerge al umbral de la vida30 . El restaurador busca la definitiva consolidación de su idea uniendo a la doble apoyatura de los tradicionales contrafuertes moral e intelectual los avances conseguidos por la sociedad moderna en su doble binomio de perfeccionamiento técnico e internacionalismo democrático31. En la Conferencia consultiva de Las Artes, Las Letras y Los Deportes, iniciada en el hogar de la Comedia Francesa, el 23 de mayo de 1906 y sagazmente instigada por Coubertin, se invitaba a estudiar a los asistentes en qué medida y bajo qué forma las artes y las letras podían participar en la celebración de las Olimpiadas y en general asociarse a la práctica de los deportes para beneficiarse de ellos y ennoblecerlos31. La convocatoria dio un resultado previsto y apetecido proponiendo como conclusión al COI la creación de cinco concursos de arquitectura, escultura, música, pintura y literatura de obras siempre inéditas directamente inspiradas por la idea deportiva cuyos concursos deberían de incorporarse en adelante a la celebración de cada Olimpiada32.

30

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 366. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 81.

31

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 50.

32

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 84. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 367.

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2

LA ANDADURA IV. Londres 1908 V. Estocolmo 1912 VI. Olimpiada

Un hombrecillo italiano, Dorando Pietri, pastelero de profesión, pasará a la historia por su dramática participación en la maratón. Llegó al Estadio completamente extenuado y después de repetidas caídas, en estado de semiinconsciencia fue ayudado en el último tramo previo a la meta. Por ello, fu descalificado. Sin embargo, la Reina Alejandra, premiaría su tesón con una copa de oro.

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Los Juegos Olímpicos modernos

IV. Londres 1908 Roma iba a ser la sede de los IV Juegos pero una erupción del Vesubio y graves problemas sociales y económicos decidieron su renuncia en 190734. Con escaso margen de tiempo pero con gran entusiasmo, Londres se hizo cargo de la organización35. En la cuarta experiencia moderna, volvió a aflorar con esperanzadores augurios la concepción olímpica del festival. Veintidós países son representados por 2.034 atletas y, por primera vez, las mujeres, pese a la reticencia del padre del moderno olimpismo, son admitidas oficialmente a los Juegos, compitiendo en tenis, patinaje artístico y tiro con arco. Un hombrecillo italiano, Dorando Pietri, pastelero de profesión, pasará a la historia por su dramática participación en el maratón. Llegó primero al Estadio completamente extenuado y después de repetidas caídas, en estado de semiinconsciencia fue ayudado en el último tramo previo a la meta. Al final fue descalificado. Sin embargo, la Reina Alejandra premiaría su tesón con una copa de oro.36 En atletismo la pugna entre americanos e ingleses fue llevada con preocupante tensión37. El Rey Eduardo mostró su desagrado ante los estentóreos gritos de los yanquis atronando el Estadio38. Éstos, a su regreso, hicieron triunfal entrada en el Ayuntamiento de Nueva York arrastrando un león como símbolo del poder británico, vencido y encadenado por los norteamericanos....La broma, como recordaría Coubertin, estuvo a punto de causar un grave incidente diplomático39. Pero sus paisanos franceses darían al Barón un nuevo disgusto cuando, en 1910, se le mostró un documento del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, en donde con una caligrafía tempestuosa y en palabras escritas de través, se expresaba: “El Gobierno francés no reconoce los Juegos Olímpicos”. Para castigar a quien calificaría de “chupatintas superior”, Coubertin organizó en París un Congreso Olímpico para conmemorar el XX Aniversario del restablecimiento de los Juegos, que se desarrolló con un fasto hasta entonces desconocido40.

34

THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, pág. 201. MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, pág. 82.

35

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 122.

36

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 42. CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, Madrid 1968, pág. 19. HENRY, B. Op. cit., pág. 130. MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 91. ARMENGOL, J.C. y Santos, M.A. Historia y personajes de los Juegos Olímpicos. Londres, 1908.

37

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 95. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42. THARRATS, J.G Op. cit., pág. 204.

38

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 96. MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 86.

39

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 96

40

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 147.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Con ocasión de los Juegos de Londres, nació la simbólica frase olímpica: “En los Juegos Olímpicos, lo importante no es vencer, sino participar”, que hoy día, como uno de los lemas olímpicos, es equivocadamente atribuida a Coubertin, siendo en realidad el creador de la misma Monseñor Ethelbert Talbot Arzobispo de Pensilvania, quien la pronunció durante una solemne función religiosa desarrollada en la Catedral de San Pablo durante la cual dirigió a los atletas participantes un sermón evaluado por Coubertin como de “altos vuelos filosóficos” debido a la profundidad de su contenido. La atribución de la frase a Coubertin ha sido debida a que éste la utilizó en numerosas ocasiones en sus intervenciones, al formar parte de su entendimiento del deporte, al que consideraba como un instrumento inestimable para enseñar al hombre a luchar en la vida, siendo de alabar y premiar al que gana, pero también de respetar y admirar al que lucha noblemente por la victoria41. Los primeros Juegos Olímpicos de Londres supusieron la consolidación del olimpismo renovado, al ser el marco humano y técnico que los abrigó, competente y entendido en la dimensión organizativa, así como en el significado que la competición ha de tener, pecando solamente en algunas de sus manifestaciones de ciertos tintes de injusto clasismo patriotero42. Para Coubertin, como consecuencia del abandono del matiz “arqueológico” con que algunos sectores habían tildado al naciente movimiento43 permanecieron aquéllos en su memoria como un logro triunfal. El colosal recinto negro de la multitud allí apretujada y vibrando de entusiasmo por doquier destilaba una sensación de potencia orgánica que no he vuelto a revivir jamás ni me la han proporcionado otras multitudes europeas o trasatlánticas…44. Y en los Juegos de Londres de 1908 hubo muchos “por primera vez” como fue la construcción de un Estadio específicamente deportivo, (el de Atenas fue un símbolo más que una instalación técnica) desfilando por primera vez los equipos participantes detrás de sus banderas, iniciándose las competiciones de invierno merced al patinaje artístico, programándose carreras de relevos en atletismo, compitiendo también los nadadores por primera y única vez en una piscina de 100 m. de largo. Sólo tuvieron los Juegos una frustración para Coubertin, quien como amo y administrador45 del moderno olimpismo lo dirigía e impulsaba a su manera, y fue ello la imposibilidad de ejecución de los concursos de Arte que, coordi-

41

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 97. COUBERTIN, Pierre. El ideario olímpico, pág. 38. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42. MEYER, Gaston. Op. cit., pág. 93.

42

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 204. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 89. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 53. CHANDLER, W. Op. cit., pág. 18.

43

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 89. COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 91. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 53.

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nados por la Real Academia, les restó entusiasmo participativo al imponer los temas del concurso a los posibles competidores, en lugar de dejar la motivación del certamen a la libre elección46. El 24 de julio de aquel año, Coubertin, en inspirado discurso, defendió la mecánica cooptativa para la selección de los miembros del COI, saliendo al paso de las agudas críticas de algunos sectores sobre este extremo y demostrando cómo el sistema, pese a su naturaleza antidemocrática, era el único viable para la subsistencia de la institución, uno de cuyos axiomas de actuación, paradójicamente, es el humanitario igualitarismo47.

V. Estocolmo 1912 Estocolmo será la última edición olímpica previa al cataclismo de la Primera Guerra Mundial. La implantación del cronómetro y foto-finish para mejorar la medición de puestos y marcas será un importante adelanto técnico48. La participación de atletas y países es todo un récord, 2.504 participantes en representación de veintiocho Comités Olímpicos. En fútbol vence el equipo inglés y se organiza por primera vez los Concursos Artísticos en su quíntuple manifestación de arquitectura, pintura, música, escultura y literatura49. La escasa calidad de los temas en liza, unida a la exigua concurrencia de competidores, fueron las pautas dominantes de este primer ensayo de unión entre las artes y el deporte, motivada sin duda por la desigualdad de experiencia y andadura histórica de cada una de las dos fases del magno certamen, a cuya reunión integral siempre había aspirado Coubertin. Las Olimpiadas -decía- no tienen por única misión exaltar el poder muscular, también han de ser intelectuales y artísticas. Entre los vencedores de los distintos concursos figura el de la doble autoría en literatura, firmado en su senda versión francesa y alemana por Georges Hohrod y Martin Eschbach, con texto que hace sumir en profundas cavilaciones al jurado que le otorgó el premio, ante el sibilino ensamblaje semántico de la doble versión de la composición. El único reproche que puede y debe ser dirigido a una obra como ésta –dictaminaría el tribunal– es que no se sabe en resumen de qué país y de qué lengua ha salido. El lector se siente embarazado por este doble texto alemán y francés. Le gustaría reconocer con facilidad en uno de los textos la simple traducción del otro. El pensamiento parece de origen latino, la lengua es claramente de inspiración germánica. Quizá

46

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 94.

47

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 37. DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la Filosofía Olímpica. A.O.E. XXII Sesión, pág. 90.

48

THARRATS, J.G. Los Juegos Olímpicos, pág. 242.

49

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 120 y 132. THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 242 y 267. L’Olympisme par l’Affiche. Lausana, 1983, pág. 21. COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 72. MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 62. DURÁNTEZ, Conrado. El olimpismo y sus juegos, pág. 45.

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Wa-Tho-Huk, Sendero luminoso o Jim Thorpe (USA), indio sioux, brillante vencedor en los concursos de pentatlón y decatlón, fue calificado por el Rey sueco Gustavo V cuando le hizo entrega de los premios como el mejor atleta de todos los tiempos. Una pérfida acusación posterior de sus paisanos tachándolo de profesional, le hizo perder las medallas y los títulos. En 1982 fue rehabilitado in memoriam.

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los señores Hohrod y Eschbach han querido señalar con esto que la literatura olímpica tiene por misión aproximar a los pueblos en su culto a la belleza”. El misterio que envolvía a tan misterioso texto, fue desvelado al fin al resultar que el ganador premiado era el propio Coubertin que había concursado bajo pseudónimos. Este triunfo lo recordará como quizá el mas grato de su quehacer olímpico, sublimando en los IX párrafos de su Oda al Deporte las esencias más descollantes de la ocupación deportiva a la que califica como “placer de dioses” y encarnadora de la Belleza, la Justicia, la Audacia, el Honor, la Alegría, la Fecundidad, el Progreso y la Paz. La impresión por primera vez de un Cartel Olímpico anunciador de los Juegos fue otra destacada nota cultural de la Olimpiada sueca. En tamaño de 107 por 75 centímetros, fue emitido en tirada de 88.350 ejemplares en dieciséis idiomas, así como en emisión, más reducida de 30.000 unidades para un tamaño de 26x16 centímetros en cinco idiomas, además de cinco millones de sellos-viñetas con el mismo motivo. El autor premiado fue el artista sueco Olle Hjortzberg en composición temática y cromática exquisita, que sin embargo no tuvo buena aceptación en algunos sectores de anacrónico puritanismo, intolerantes con las figuras masculinas semidesnudas que en la plancha aparecían, oponiéndose a su difusión o arrancándolo de los lugares de exhibición50. En Estocolmo hace estreno competitivo la natación femenina con cuarenta y dos participantes51 y en la ceremonia inaugural cada delegación desfila por primera vez precedida por un portaletrero indicador del nombre del país. El lanzamiento de disco a dos manos también figuró por primera y única vez52 y en los asaltos de lucha grecorromana, al no existir todavía la limitación técnica de tiempos, posibilitó el maratoniano combate en la categoría de hasta 75 kilos entre el ruso Martin Klein y el finlandés Alfred Asikainen. El ruso resultó tan quebrantado por la tensión del prolongado esfuerzo que no pudo comparecer a la final programada al día siguiente para la medalla de oro, que así obtuvo cómodamente el sueco Claes Johanson. Algo similar habría de ocurrir también en la categoría de hasta 82,5 kilos, en donde el sueco Anders Ahlgren y el finlandés Ivar Bohling se afanaron codiciosamente en presas y llaves durante nueve horas, hasta ser proclamados ambos salomónicamente vencedores “ex aequo”. En la prueba de pentatlón, se clasifica en sexto lugar un estudiante de ingeniería de nacionalidad norteamericana, que cuarenta años más tarde accedería a la Presidencia del COI como quinto mandatario y desempeñar el cargo entre los años 1952 y 1972, es Avery Brundage53. La tragedia acompañó al atleta portugués Francisco Lázaro que falleció extenuado cuando participaba en la

50

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 242.

51

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 57.

52

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 61.

53

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 153. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 45.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

carrera del Maratón y había recorrido ya más de 30 kilómetros54. La enconada puja de la prueba de los 5.000 metros entre el francés Jean Bouin y el finlandés Hannes Kolehmainen, con apretada victoria de este último por una sola décima de segundo, haría exclamar a Coubertin como jubiloso saludo a su paisano: “Esta derrota vale por una victoria...”55. Pero los Juegos de Estocolmo irán marcados en la historia por la leyenda y tragedia de un poderoso atleta americano de raza piel roja, de la tribu sioux. Su nombre era Jim Thorpe aunque en su comunidad era conocido por el Wa To Huck, equivalente a “Sendero luminoso” o “Senda ancha” y ostentaba una noble alcurnia dentro de su clan, al ser bisnieto de Halcón Negro, el Gran Jefe de la tribu. En los Juegos, Thorpe ganó con pasmosa facilidad los complejos concursos de pentatlón y decatlón, lo que hará exclamar al Rey sueco Gustavo V al hacerle entrega de sus premios: “Es usted el mejor atleta de todos los tiempos”. Pero la gloria de Thorpe se habría de tornar en amargura, cuando un año más tarde sus propios paisanos de la Amateur Athletic Union lo denunciaron ante el COI como profesional, acusándole de haber cobrado una reducida cantidad de dinero por tomar parte en unos encuentros de béisbol. “Sí, fue cierto -confesaba Thorpe- pero yo participé en los partidos porque me entusiasmaba la competición”. Pero pese a sus razonamientos y aún en contra de la opinión de Coubertin, el puritano escarmiento se mantuvo y Thorpe fue privado de sus medallas que, ofrecidas al segundo clasificado, el sueco Wieslander, las rechazó. El gran atleta pasó el resto de su vida hasta su muerte, ocurrida en 1953, reclamando sus premios olímpicos que al fin, en 1982, le fueron entregados por el COI a sus hijos haciendo justicia histórica56. La natación se revoluciona durante los Juegos de la V Olimpiada merced a la exótica figura de un príncipe hawaiano de raza amarilla, componente del equipo yanqui. Se trata de Duke Paoa Kahanamoku que, con el novedoso y revolucionario estilo del crawl, provoca multitudinaria expectación durante sus actuaciones, alzándose con el triunfo en los 100 m. libres, después de haber batido en las eliminatorias los récords olímpico y mundial de la distancia57. Los Juegos de Estocolmo se cerraron con un positivo balance consecuente con su meditada organización pues “jamás Olimpiada alguna –valora Coubertin– se había preparado con tanta meticulosidad, atención y cuidado, aunque

54

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 266.

55

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 256.

56

HENRY, Bill. Op. cit., pág. 153. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 46. THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 251 y 266. FAURIA, Juan. Héroes Olímpicos, pág. 39. CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 21. COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 144 y 145.

57

THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 249 y 253.

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la V Olimpiada, como los rosales más bellos, tuvo también ramas cuajadas de espinas. ¡Cuánta maraña de dificultades diplomáticas, de pequeñas intrigas personales, de susceptibilidades a atender, de vanidades heridas, de cepos tendidos bajo la maleza! Debíamos vivir en continuo estado de alerta y adivinar por adelantado los incidentes para atajarles e impedir la eclosión”58. En 1913 Coubertin concibe y diseña la bandera olímpica confeccionada en las tiendas del Bon Marché de la calle Bac, próxima a la calle Oudinot, en donde aquél vivía59. Durante el Congreso de París de junio de 1914 es presentada oficialmente la enseña a los miembros del COI explicando así, el restaurador, su significado: Estos cinco anillos azul, amarillo, verde, rojo y negro, representan las cinco partes del mundo unidos en adelante al Olimpismo y prestas a aceptar fecundas rivalidades. Además, los seis colores (comprendido el fondo blanco) y combinados resumen, las de todas las naciones sin excepción. El azul y amarillo de Suecia, el azul y blanco de Grecia, los tricolores francés, inglés, americano, alemán, belga, italiano, húngaro, el amarillo y rojo de España, se acercan a las innovaciones brasileña o australiana con el viejo Japón y la joven China…”60. El atentado de Sarajevo de 28 de junio de 1914, que cuesta la vida al archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro y su esposa, desencadenará la Primera Guerra Mundial61, Coubertin decide buscar una sede segura para el COI trasladándolo oficialmente a Suiza en resolución personal en la que no escuchó objeciones. El 10 de abril de 1915 en el Ayuntamiento de Lausanne se firmarán las actas por las cuales la ciudad acogía los archivos y sede del renovado olimpismo62.

VI. Olimpiada Los Juegos de la VI Olimpiada que deberían desarrollarse en Berlín se suspendieron ante el estallido de la I Guerra Mundial. El Olimpismo moderno no dispone como el antiguo de una “Ekecheiria” o “paz sagrada” que, evitando o suspendiendo los dramáticos combates de las armas, permita las reconfortantes confrontaciones de la paz en que los Juegos consisten. En esta ocasión, algunos atletas famosos que esperaban con ilusión la cita olímpica caerían en la contienda, como el francés Jean Bouin, muerto en combate el 29 de septiembre de 191463.

58

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 103 y 130.

59

MAYER, Otto. Op. cit., págs. 67 y 75.

60

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., pág. 134.

61

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 281.

62

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 74.

63

THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 281.

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 68. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 68.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Es la VI Olimpiada del moderno olimpismo el primer período olímpico en que no se celebraran Juegos, pasando a la historia como un triste paréntesis en donde la juventud del mundo no tuvo la cuadrienal cita festiva. El ordinal que lo precede, marca pues la gradación numérica en la evolución cronológica del fenómeno olímpico, aunque por circunstancias ajenas a éste la edición, pasase vacía de competiciones agonísticas. Hoy como en la antigüedad –decía Coubertin– una Olimpiada podrá no celebrarse si circunstancias imprevistas vinieran a oponerse, pero no se pueden cambiar ni el orden ni el número64.

64

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 215. COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 158.

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3

EL OLIMPISMO ENTRE GUERRAS VII Amberes 1920 VIII París 1924 (Chamonix) IX Ámbsterdam 1928 (Saint Moritz) X Los Ángeles 1932 (Lake Placid) XI Berlín 1936 (Garmisch - Partenkirchen)

El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En los Juegos de la V Olimpiada en Amberes, se presentó por primera vez en un estadio la bandera olímpica, así como el juramento olímpico, a cargo del esgrimista holandés Víctor Boin. En la imagen inferior, el Conde Henri de Baillet-Latour, Presidente del Comité Olímpico Belga pronuncia un discurso acompañado por los miembros del COI. A su izquierda Pierre de Coubertin.

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Los Juegos Olímpicos modernos

VII. Amberes 1920 Los Juegos de la VII Olimpiada suponen la reanudación de la marcha olímpica tras la contienda. En razón a haber sufrido Bélgica de forma especial las dramáticas consecuencias de la guerra, se le concede a Amberes la organización de los Juegos65. Faltando a los principios fundamentales de la filosofía olímpica y lógicamente en contra de la opinión de Coubertin, las juventudes de los países de Alemania, Austria, Turquía, Bulgaria y Polonia no son invitadas a los Juegos, al ser tachadas de beligerantes. También la Unión Soviética es excluida, situación en la que permanecerá treinta años66. La participación en los Juegos marca un nuevo récord, al tomar parte 2.591 atletas pertenecientes a veintinueve países. Dentro del orden de las ceremonias olímpicas, se introduce en estos Juegos la del juramento olímpico que, pese a la novedad, era fórmula obligada en los Juegos de Olimpia, en donde se prestaba como acto inicial manteniendo los atletas el brazo extendido ante la estatua de Zeus al que prometían ser griegos, libres, no perseguidos por asesinato o sacrilegio, a la vez que se comprometían a guardar las normas de la competición67. En Amberes el elegido para formular el juramento en nombre de todos los atletas fue el esgrimidor y esgrimista belga Victor Boin, quien lo pronunció con el texto siguiente: En nombre de todos los participantes, juro que seremos leales competidores durante los Juegos Olímpicos y que respetaremos las normas de los Juegos. Nuestra participación se caracteriza por una mente caballeresca, para mayor honor de nuestros países y gloria de los Juegos. Otra novedad de la ocasión fue la presentación de la bandera olímpica con sus cinco anillos de colores entrelazados sobre fondo blanco, ideada personalmente por Pierre de Coubertin68. En el terreno de las competiciones destacan dos grandes atletas finlandeses: Hannes Kolehmainen, triunfador en la Maratón, y Paavo Nurmi, que inició así su prodigiosa carrera de triunfos que lo llevaría a ser considerado como el mejor atleta de todos los tiempos. Un inglés gana la medalla de plata en los 1.500 metros lisos, es Philip Noel Baker, años después Premio Nobel de la Paz; y un remero norteamericano gana el doble título en las finales de doble scull e individual de skiff, batiendo en ésta al británico Beresford. Indignado al haber sido despreciativamente calificado por los remilgados remeros ingleses como “obrero manual”, después de su victoria envió, como un lacónico y reivindicativo testimonio, su gorra verde empapada en sudor al Rey inglés Jorge V. Era

65

THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 283.

66

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, págs. 158, 166 y 167.

67

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 173 y 174.

68

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 283.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

John Kelly, padre de la malograda artista y princesa Grace Kelly y de Jack Kelly que sería después también campeón69. España hace su debut oficial enviando sesenta y siete representantes a participar en las especialidades de atletismo, tenis, natación, tiro, polo y fútbol. El éxito corona la expedición, obteniendo dos segundos puestos en las dos especialidades de deporte por equipos y en la de fútbol surge la leyenda de la “furia española” con la frase de Belauste “Sabino, a mí el pelotón que los arrollo” pronunciada en el accidentado encuentro contra Suecia a la que eliminó en semifinales. Durante los días 18 al 30 de agosto de aquel año, José Elías Juncosa y Jaime García Alsina presentaron la Candidatura de Barcelona en el Ayuntamiento de Amberes, en donde se había reunido el COI para recibir las postulantas de los Juegos de la VIII Olimpiada. El Comité de Honor de la Candidatura estaba presidido por S.M. Don Alfonso XIII, integrado por personas importantes e influyentes como el Barón de Güell, Jaime Mestres y Juan Gamper entre otros. Fue la primera opción barcelonesa a ser sede olímpica cuyas ilusiones quedaron frustradas en la votación de la 19ª Sesión del COI desarrollada en Lausana, que adjudicó los Juegos de la VIII Olimpiada a París y los de la IX a Amsterdam70.

VIII. París 1924 La capital de Francia batía un récord repitiendo Juegos por primera vez en la historia olímpica. En esta ocasión las recomendaciones de Coubertin amparadas con su autoridad moral fueron el factor decisivo de la adjudicación. Hay en París un nuevo récord de asistencia 3.075 atletas pertenecientes a cuarenta y cuatro países. Por primera vez se construye una Villa Olímpica destinada al alojamiento de los atletas, de madera y de muy modesto confort71. Los segundos Juegos parisinos supusieron una positiva compensación a la desastrosa organización de la edición precedente. La gran figura de los VIII Juegos fue sin duda alguna el enjuto corredor finlandés Paavo Nurmi, ya campeón en la edición precedente y que con gran autoridad ganó las pruebas de 1.500, 5.000 metros, campo a través individual y por equipos. Su facilidad en la carrera le valió el apodo del finlandés volador. Su paisano Ville Ritola no le fue a la zaga consiguiendo los triunfos de 10.000 y 3.000 metros obstáculos, campo a través por equipos y 3.000 metros por equipos72.

69

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 47.

70

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 47.

71

THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 321. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 48

72

MEYER, Gastón. El fenómeno olímpico, pág. 123. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 49. THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 351. FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 49.

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Los Juegos Olímpicos modernos

Un joven norteamericano de veinte años asombra en natación en donde vence en las pruebas de 100 y 400 metros. Es Johnny Weissmüller convertido años después en el más famoso “Tarzán” del cine. Weissmüller, aquejado de poliomielitis cuando era niño, se inició en la práctica de la natación como medio rehabilitador de sus limitaciones. Con férrea voluntad superó las secuelas claudicantes de la enfermedad y, recuperándose a sí mismo, se elevó hasta la cota del oro olímpico en el que conseguiría tres medallas en París más una cuarta cuatro años después en Amsterdam73. Los atletas ingleses Harold Abraham y Erik Liddell triunfan en las pruebas de 100 y 400 metros lisos respectivamente. Su gesta daría origen a la famosa película Carros de fuego. Liddell que era pastor anglicano se negó a correr los 100 metros lisos en domingo, debido a sus convicciones religiosas74. El sueco Alfred Swahn, hijo de Oscar Swahn con quien había competido en el mismo equipo en Londres en 1908 ganando ambos una medalla de oro, obtiene su novena y final medalla olímpica (bronce) a la edad de 45 años. El fornido lanzador americano Clarence “Bud” Houser consigue la inigualada hazaña de vencer en peso y disco, y su compañero de equipo Robert Le Gendre bate el récord del mundo de salto de longitud cuando competía en el pentatlón. Los concursos de arte olímpico fueron organizados por el marqués

73

THARRATS, J.G. Op. cit., págs. 363 y 367.

74

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 197.

La gran figura de los VIII Juegos fue sin duda alguna el enjuto corredor finlandés Paavo Nurmi apodado el finlandés volador o el hombre reloj en alusión a su prodigiosas zancada así como al control y medición del esfuerzo. Venció en 1500 y 5000 m, campo a través individual y por equipos.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

de Polignac por expreso encargo de Coubertin, desarrollándose a la satisfacción de éste y al nivel que el olimpismo requería75. De todas formas, de los cinco concursos programados el de música quedó desierto en sus tres categorías y el de arquitectura en el primer premio. Por el contrario, en el de escultura la obra ganadora denominada “discóbolo finlandés” del griego Konstantinos Dimitriadis fue una magnífica pieza en bronce en donde el autor, emulando la milenaria escuela de su compatriota beocio Mirón, plasma al atleta en el instante de concentrada quietud, previo el explosivo estallido del lanzamiento. Hoy día, la obra está ubicada sobre un elevado pedestal dando frente a la entrada del majestuoso Estadio Olímpico de Atenas, escenario de los primeros juegos modernos76. La veta cultural del olimpismo y su ejecución real y práctica seguía siendo en la época constante preocupación de Coubertin. “Después de los Juegos de la VII Olimpiada decía- recuerdo haber deseado un universalismo más completo, más absoluto. Después de la VIII Olimpiada me preocupa el intelectualismo. Y es que los últimos Juegos, a pesar del meritorio y bello esfuerzo intentado para revestirlos de arte y pensamiento, han seguido siendo demasiados “campeonatos del mundo”. Es necesario por supuesto que lo sean, pero es necesario además otra cosa: la presencia de los genios nacionales, la colaboración de las musas, el culto a la belleza, todo el aparato que conviene al poderoso simbolismo, que encarnaban en el pasado los Juegos Olímpicos y que deben continuar representados en nuestros días. De esta manera, los Juegos Olímpicos serán lo que deben ser y sólo eso: la fiesta de la primavera humana celebrada cada cuatro años. Una primavera ordenada y rítmica cuya savia esté al servicio del espíritu”77. En 1924 se inician los Juegos de Invierno pese a la reticencia y abierta oposición de los países escandinavos, que se atribuían el patronazgo exclusivo de este tipo de competiciones. Una pactada “Semana Internacional de Deportes de Invierno con ocasión de los Juegos de la VIII Olimpiada” a desarrollar en el Mont Blanc en la localidad de Chamonix entre los días 25 de enero al 5 de febrero de aquel año, fue el origen y a la vez, la primera edición así reconocida por la actual Carta Olímpica, de los Juegos Olímpicos de Invierno78. El COI, en su XXIV Sesión de Praga en el año 1925, acordó que los Juegos de Invierno se organizasen cada cuatro años, como los de verano, bien en el mismo país que acogía a aquéllos o en otro distinto. Sesenta y un

75

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 207.

76

DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos Antiguos y su dimensión cultural. II Congreso Panamericano de Arte y Cultura. Guatemala, 1986. Diccionario Labor, pág. 591. DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 273.

77

COUBERTIN, Pierre. Informe oficial de la VIII Olimpiada. En Ideario Olímpico, págs. 152 y 153.

78

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 323. HENRY, B. Op. cit., págs. 202 y 203. COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 213.

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En 1924 se inician los Juegos Olímpicos de invierno en Chamonix, en donde destacó por su peculiar estilo una jovencísima patinadora noruega, Sonja Henie, que concursó con 11 años. Sonja habría de vencer en la prueba en las tres siguientes ediciones en 1928, 1932 y 1936.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

años después en Lausana, el COI acordó que los Juegos de Invierno se alternen con los de verano cada dos años. Por ello en 1992 fue la última olimpiada que acogió a todos los deportes, los de verano en Barcelona y en Albertville los de invierno. Con el recelo ya expresado de los países nórdicos, se desarrolló esta primera edición de juegos invernales en Chamonix que obtuvo un gran éxito; 294 participantes compitieron en representación de dieciséis países, destacando el noruego Thorleif Haug, ganador de tres medallas de oro en las disciplinas nórdicas de 18 y 50 kms. y combinada. Una graciosa patinadora noruega de 11 años llamará la atención por su peculiar estilo. Es Sonja Henie que pasados unos años se convertirá en la patinadora más famosa del mundo. Durante el Congreso de Praga inaugurado el 26 de mayo de 1925, Coubertin ha de luchar contra el fantasma exhumado del amateurismo, al cual ya hemos hecho mención anteriormente, así como contra la catalogación del olimpismo como actividad pagana según opinión de algunos sectores holandeses anfitriones de los Juegos de la IX Olimpiada. ¿Es que a esta Olimpiada -comenta airadamente Coubertin- va a atribuirse un récord sin precedentes, el de la mentecatez?79. Dos años más tarde, el 17 de abril de 1927, el restaurador envía una carta desde las evocadoras ruinas de Olimpia a la “juventud deportiva de todas las naciones” en donde en conciso y expresivo texto, les recuerda una obligación de futuro. Mis amigos y yo –decía– no hemos trabajado para devolveros los Juegos con el fin de hacer de ellos un objeto de museo o de cine, ni para que se vean sojuzgados por intereses mercantiles o electorales. Hemos querido, renovando una institución veinticinco siglos secular, que pudiéseis convertiros nuevamente en adeptos a la religión del deporte… en un mundo moderno en donde ante la amenaza de peligrosas decadencias, el olimpismo puede constituir una escuela de nobleza e integridad morales y, asimismo, de energías físicas80. Durante el Congreso de Praga, el día 28 de mayo de 1925, fue elegido el aristócrata belga Conde de Baillet-Latour como sucesor de Coubertin, ante la decisión irrevocable de aquél de no continuar en el cargo que había desempeñado durante más de treinta años. El nuevo Presidente se había granjeado el respeto y la admiración de sus colegas ante la tesonera y fecunda labor olímpica desarrollada, aportando, además de su probada vocación y juventud, un rico y estructurado bagaje olímpico, inteligencia penetrante y mordaz, maravilloso tacto y extraordinaria habilidad organizadora81.

79

COUBERTIN, Pierre. Movimiento Olímpico, pág. 212.

80

COUBERTIN, Pierre. Op. cit., págs. 221 y 222.

81

HENRY. Bill. Op. cit., pág. 205.

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IX. Amsterdam 1928 Un récord de países (cuarenta y seis) tomaron parte en los Juegos con 2.971 atletas. El Conde Henry de Baillet-Latour dirige el Comité Olímpico Internacional en el que sustituyó a Coubertin en el año 192582. El cambio de Presidencia permite la admisión de las pruebas de atletismo para mujeres de la que Coubertin fue siempre declarado enemigo83. Las que entonces se programaron fueron las de 100 y 800 metros lisos, relevos 4x100, salto de altura y lanzamiento de disco. Una viva polémica, enconadamente mantenida por feministas y antifeministas, se desató con la innovación que cobró su punto álgido cuando una de las atletas concursantes en los 800 metros lisos se desvaneció durante la prueba. La familia olímpica se reúne al completo en Amsterdam, al admitirse a los alemanes ausentes en los anteriores Juegos. Se establece que el calendario de competiciones no podrá sobrepasar los dieciséis días y en la torre del Estadio se alumbra un fuego local, erróneamente considerado en numerosas publicaciones como traído en relevos desde Olimpia, siendo así que el traslado del fuego olímpico se realizaría por primera vez en los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín. El fuego que ardió durante los Juegos de la IX Olimpiada puede llamarse olímpico en cuanto ubicado en un Estadio de estas características, por ser sede de los Juegos puede disfrutar de tal calificativo, pero no olímpico por traído de Olimpia, lo que no ocurrirá hasta ocho años más tarde. El símbolo en cuestión es emplazado en aquella ocasión en un gigantesco pebetero situado a cuarenta metros de altura en la torre de maratón, hito descollante del magnífico Estadio concebido y realizado por el arquitecto holandés Jan Wils, que en los concursos de arte de estos Juegos había de obtener por tan magnífica obra el primer premio en el certamen de arquitectura84. En las pistas los atletas finlandeses Paavo Nurmi y Ville Ritola vuelven a dominar la media distancia y en natación, Weissmüller consigue su cuarta medalla de oro olímpica antes de dedicarse al cine. El fútbol acapara la atención masiva del público holandés en una edición en donde desde las primeras eliminatorias se demostró que los equipos suramericanos no iban a tener rivales extraños a su área geográfica. El conjunto de Uruguay desde el primer momento se destacó como favorito, venciendo en la final a Argentina y revalidando así su triunfo olímpico85. En los 400 m. vallas el aristócrata inglés Lord Burghley dominó la prueba

82

Le Comité International Olympique. Lausanne, 1981, pág. 46.

83

THARRATS, J.G. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 403. COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas, pág. 230. COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, págs. 174, 241 y 277.

84

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 395. DURÁNTEZ, Conrado. Las Olimpiadas griegas, pág. 325. DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha Olímpica, págs. 48-59. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, págs. 31 y 54.

85

HENRY, Bill. La historia de los Juegos Olímpicos, pág. 226. THARRATS, J.G. Op. cit., pág.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El argelino-francés Boughera El Ouafi vence en la maratón. En la página siguiente los finlandeses Vilho Ritola (1º) y Paavo Nurmi (2º) compiten en la prueba de 1000 metros

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con sorpresa general. El más tarde Marqués de Exeter, miembro del COI y Presidente de la F.I. de Atletismo inicia así una fecunda gestión olímpica86. En maratón, un enjuto atleta argelino de veintinueve años, mahometano, vegetariano y obrero, Boughera El Ouafi, defiende los colores de Francia y consigue el triunfo. Su vida posterior compendía un dramático exponente de oscura amargura tras el relumbrón de gloria, con miserable existencia que se extingue por asesinato en un sórdido ajuste de cuentas en octubre de 195987. España consigue su primera medalla de oro en hípica en el concurso de saltos de equipos. El trío de vencedores estuvo compuesto por los capitanes José Álvarez de las Asturias, Marqués de los Trujillos, que montaba al caballo Zalamero; Navarro Morenés, Conde de Casa Loja, sobre Zapatazo y Julio García Fernández que montaba a Revistado88. Desde su atalaya de patriarca olímpico Coubertin, pese a no asistir a los Juegos de Amsterdam por motivo oficial de enfermedad, no deja de dar consignas y directrices. Su ausencia en la ocasión pudo estar motivada bien por la aguda crisis económica que padecía al haber gastado toda su fortuna en la causa olímpica, o en el hecho de la admisión de las mujeres en las competiciones de atletismo conforme propuso el sueco Sigfrid Edström… o en las dos causas a la vez89. Las instrucciones que emanan de sus escritos, algunos repetitivos a conciencia, son motivados por la equívoca vulgaridad conceptual que

86

MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 135. HENRY, Bill. Op. cit., pág. 229.

87

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 421.

88

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 51.

89

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 403.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

extendidos sectores sociales mantienen sobre diversos extremos del Ideario Olímpico, algunos absurdamente perennes todavía hoy. Tal es el erróneo uso de los términos Juegos Olímpicos y Olimpiada al que, con machacona reiteración, siempre se refirió90. La cooptación como sistema electivo de los miembros del COI también es a ultranza mantenida pues los miembros del COI no son en ninguna manera delegados en el seno del Comité. Incluso les está prohibido aceptar de sus conciudadanos cualquier mandato imperativo que pueda encadenar su libertad. Deben, en suma, ser considerados como embajadores de la idea olímpica en sus países91. La práctica generalizada del deporte que fragua por espontánea selección al gran campeón y el recuerdo que los Juegos han sido restaurados para la glorificación del atleta individual son otras de las recomendaciones ideológicas pertenecientes a la época92. Entre los días 11 a 19 de febrero tuvieron lugar en Saint Moritz los segundos Juegos de Invierno. Adversidades climatológicas dificultaron el desarrollo de las competiciones. Cuatrocientos sesenta y cuatro participantes representan a 25 países. Los esquiadores, patinadores y saltadores escandinavos copan 21 de las 23 medallas disputadas. Sonja Henie consigue su primera medalla de oro en patinaje artístico a los dieciséis años recién cumplidos. La apodada “Hada del cielo” inicia así de forma oficial su rutilante carrera de éxitos conquistados con un estilo depurado, armonioso y peculiarmente personal.

X. Los Ángeles 1932 Por segunda vez los Juegos tienen sede americana. Pero las acusadas distancias de la sede respecto a los equipos europeos, dado los medios de transporte de entonces, a lo que había que sumar la condicionante de tener que atravesar todo el país para llegar a la capital, propiciaron una baja participación de atletas, 1.131 en total, que suponía menos de la mitad que en los Juegos precedentes. 127 mujeres compiten en las pruebas y una moderna Villa Olímpica compuesta por 550 bungalos es destinada al alojamiento de los varones. Por primera vez se usará la tribuna de premiación de campeones con el consiguiente otorgamiento de medallas de oro, plata y bronce. Un magnífico Estadio, el Memorial Coliseum, dará solemne albergue a los actos y competiciones más importantes y en su día, cincuenta y dos años más tarde, volverá a ser escenario de los Juegos Olímpicos con ocasión de la XXIII Olimpiada. Los resultados técnicos son óptimos, batiéndose cuarenta récords olímpicos y dieciséis del mundo. Causa sensación y asombro el equipo japonés de nata-

90

COUBERTIN, Pierre. El ideario olímpico, págs. 181 y 215.

91

COUBERTIN, Pierre. Conferencia en la Alcaldía del XXI distrito de París, 1929. En Ideario Olímpico, pág. 291.

92

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, págs. 193 y 197.

93

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 53. FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 61.

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Los Juegos Olímpicos modernos

La participante más destacada de los Juegos, fue la norteamericana Mildred Didrikson, oro en 80 metros vallas y lanzamiento de jabalina. A la edad de dieciocho años la famosa atleta ostentaba tres record del mundo además de sus éxitos olímpicos, por lo que fue proclamada como la mejor atleta del primer medio siglo.

ción, integrado por jovencísimos nadadores que copan la mayoría de las pruebas de la especialidad, a excepción de la de 400 metros que, como honrosa excepción, es ganada por el norteamericano Clarence Linde Crabbe, que interpretará posteriormente al mítico “Tarzán” en el cine aunque consiguió mayor fortuna en la personificación del héroe espacial de los cuentos infantiles “Flash Gordon”. Un enjuto y fibroso finlandés Matti Järvinen gana el lanzamiento de jabalina haciendo gala de un depurado estilo y la torturante prueba de la maratón tiene por primera vez un ganador hispanoamericano, el argentino Juan Carlos Zabala. La figura de los Juegos será la norteamericana Mildred Didrikson, más conocida por Babe Didrikson, medalla de oro en 80 metros vallas y lanzamiento de jabalina y plata en salto de altura. A los dieciocho años ostentaba tres récords del mundo en su haber, además de sus éxitos olímpicos, Babe fue proclamada como la mejor atleta del primer medio siglo93. 141»

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Dato anecdótico en el desarrollo de los Juegos, de pensada y programada buena organización, lo constituyó la prueba de 3.000 metros obstáculos, en donde por indisposición del árbitro principal que dirigía el concurso, su sustituto cayó en el error de cálculo de hacer correr una vuelta más a los esforzados participantes, adversidad adicional que aunque no alteró el orden de ganadores, sí afectó de forma evidente a la calidad de los registros. Paavo Nurmi, el héroe finlandés de la media distancia, concurre a los Juegos inscrito en la prueba de maratón para la que se había preparado concienzudamente. Pero una acusación de profesional provoca su descalificación que, aunque aceptada para el momento, nunca fue admitida por su país que le permitió seguir compitiendo94. En los concursos artísticos la programación cuaja al completo, compitiéndose en las modalidades de pintura, acuarela y dibujo, obras gráficas, escultura, relieves y medallas, arquitectura (planos ciudadanos y urbanismo deportivo), literatura y música, declarándose únicamente desiertos tres últimos premios95. En Lake Placid, entre los días 4 al 13 de febrero de 1932, se desarrolló la tercera edición de los Juegos de Invierno. Nuevas dificultades climatológicas complicaron el normal desarrollo de las competiciones, lo que fue suplido con una perfecta organización. Hubo descenso de participación por problemas de traslado de equipos. El noruego Birger Ruud gana la prueba especial de salto iniciando una serie de triunfos que le llevarían a su segunda medalla olímpica.

XI. Berlín 1936 Los Juegos de la XI Olimpiada que deberían tener lugar en el año 1936 fueron concedidos a Berlín. La lejanía histórica de más de tres cuartos de siglo pasados desde entonces, permite ya en la actualidad un examen objetivo y desapasionado de aquella edición olímpica, marcada por el contrapunto de un contrastado claroscuro de diversos caracteres, que la han otorgado un protagonismo descollante dentro del olimpismo moderno. Y así, al lado de una pujante y arrolladora política totalitaria que entonces dominaba al país, encabezada por una figura líder de dolorosas calamidades históricas, se hallaba un pueblo que vibró con los Juegos, llenó los Estadios, alentó constantemente a los atletas en sus luchas deportivas y fue permanente compañero de una organización grandiosa e impecable, en la que no se regatearon medios económicos y esfuerzos personales y en la que se introdujeron innovaciones rituarias que, desde entonces, han adquirido destacada carta de naturaleza en la historia olímpica.

94

FAURIA, Juan. Op. cit., pág. 60. HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 265.

95

THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 500.

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Los Juegos Olímpicos modernos

La mítica referencia deportiva de los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín fue sin duda alguna el atleta norteamericano James Cleveland Owens, Jesse Owens, medalla de oro y record mundial en aquellos Juegos en las pruebas de 100, 200, 4x100 y salto de longitud, prueba esta última, en la que entabló una memorable pugna deportiva con el atleta germano Lutz Long que sería el segundo clasificado con quien distendida y amigablemente departe durante el desarrollo de la prueba en la foto inferior.

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El olimpismo

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De ahí que relatar una vez más los resultados ya conocidos de estos Juegos no resultaría oportuno, pero sí quizá el examen de diversos factores que los acompañaron y que, pese a su importancia, han carecido de la misma divulgación. Para organizar los Juegos de la XI Olimpiada, siete candidaturas se presentaron a la 25ª Sesión del Comité Olímpico Internacional desarrollada en Mónaco entre los días 22 al 27 de abril de 1927. Los postulantes eran: Lausana (Suiza), Roma o Milán (Italia), Helsinki (Finlandia), Budapest (Hungría), Alejandría (Egipto), Río de Janeiro (Brasil) y Barcelona (España)96. La candidatura de la municipalidad barcelonesa es impulsada por una Comisión, en la que figura a la cabeza el Barón de Güell, a la sazón miembro del Comité Olímpico Internacional, además de Mesalles Estivill, Elías Juncosa y Pi Sunyer, entre otros. Toda una variada gama de instalaciones deportivas se construyen durante la época con la mira puesta en la opción olímpica y a las que se ejecutan con motivo de la Exposición Internacional de 1924 se añaden entre otras la del Estadio de Montjuic, con capacidad para 65.000 espectadores, así como una piscina cubierta de cincuenta metros. El ambiente deportivo en Barcelona en su segunda petición olímpica es de desbordante entusiasmo. El Barón de Coubertin dice en una carta de 29 de julio de 1926, con ocasión de una visita que realiza a la Ciudad Condal: “...Ello nos dará la ocasión para vivir el delicioso ambiente olímpico que existe en Barcelona, su inquietud deportiva y el justificado deseo de organizar uno Juegos Olímpicos. Creo que los españoles lo tienen ampliamente merecido...”. En otra comunicación epistolar de 7 de noviembre de 1926 añade: “antes de conocer Barcelona, yo creía saber lo que era una ciudad deportiva...”. En la 28ª Sesión del COI desarrollada en el Herreshaus berlinés (antigua Cámara de Señores de Prusia), el Conde de Baillet-Latour, nuevo Presidente electo del COI desde el 28 de mayo de 1925, dio lectura de la lista definitiva de las ciudades candidatas a sede olímpica para los Juegos de la XI Olimpiada. Eran: Alejandría, Berlín, Budapest, Buenos Aires, Colonia, Dublín, Francfort sur Mein, Helsinki, Nuremberg, Roma y Barcelona. Igualmente durante la Sesión se determinó que Barcelona sería la cita de la reunión de la 29ª Sesión del COI durante la cual se elegiría la ciudad sede de los XI Juegos Olímpicos. La 29ª Sesión del COI inauguró sus trabajos en Barcelona el 24 de abril de 1931, aunque las reuniones en el Ayuntamiento no tienen lugar hasta los días 26 y 2797. La situación política española en los tiempos que precedieron a la reunión en Barcelona era tensa, y doce días antes de la Sesión barcelonesa cambiaba

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MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 118.

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DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92, XXV Olimpiada, pág. 21.

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el régimen político, implantándose el 12 de abril de 1931, la II República. S.M. Alfonso XIII abandonó España98. Quizá motivado por la incertidumbre de los acontecimientos el número de asistentes a la 29ª Sesión fue pobre. Solamente diecinueve de una lista posible de sesenta y nueve miembros. En esta ocasión existían ya reconocidos 53 Comités Olímpicos Nacionales y 22 Federaciones Internacionales. El Conde Baillet-Latour, durante su estancia en Barcelona, quedó gratamente impresionado del estado de las instalaciones deportivas con que la ciudad contaba y de la ilusión olímpica que imperaba en su ambiente. En ese mes de abril, el Presidente del COI declara a la prensa barcelonesa: “La vocación olímpica de Barcelona está fuera de toda duda. Después de haber visitado este espléndido Estadio de Montjuic, orgullo del deporte español, no dudo que esta ciudad tiene fuerza, capacidad y espíritu para organizar unos Juegos Olímpicos. La presencia de los Presidentes de la II República Española y de la Generalitat de Cataluña en el palco de honor, demuestra que todo el país participa en sus fastos deportivos...”. Ante el reducido número de miembros presentes en la Sesión de Barcelona, se toman pocos acuerdos siendo, no obstante, histórica la decisión que entonces se adoptó por unanimidad de admitir la participación femenina en los Juegos de la XI Olimpiada. Uno de los temas fundamentales cual era la decisión de la sede olímpica para los Juegos de 1936 también se aplazó, acordándose que la votación se hiciera por correspondencia. Roma y Budapest desistieron como ciudades candidatas para los XI Juegos, aunque mantuvieron su opción para futuras ocasiones. El escrutinio de la votación por correspondencia se hizo en Lausana el 13 de mayo de 1931, en presencia del síndico de la ciudad Paul Perret y bajo la Presidencia del Barón Godofredo de Blonay (Suiza), Vicepresidente del COI, Berlín obtuvo 43 votos, por 16 de Barcelona y 8 abstenciones... Concedidos los Juegos a Berlín, los preparativos comenzaron de inmediato, con la sólida y típica programática germana. Pero si el 24 de enero de 1933 se reunió por primera vez en el Ayuntamiento de Berlín el Comité Organizador de los Juegos de la XI Olimpiada, seis días más tarde Adolf Hitler subía al poder, haciéndose cargo de la Cancillería. El anciano Presidente del II Reich, Von Hindenburg, todavía jefe nominal de Gobierno aceptó el patronazgo de los Juegos, pero el Doctor Lewald, Presidente del Comité Organizador y el Alcalde berlinés, Herr Salm, Vicepresidente, visitaron al Führer, árbitro absoluto y real del poder en Alemania, al que explicaron el alcance, significación y compromiso que los Juegos suponían, empresa a la que el dictador prometió su incondicional apoyo. Pero tales acontecimientos no fueron más que la señal

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HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 236.

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Los nórdicos Birger Ruud (NOR), Stein Eriksen (SUE) medalla de plata y oro respectivamente en salto con esquís sobre 120 metros en Garmisch-Partenkirchen. Ruud conseguiría además oro en las mismas pruebas en Lake Placid en 1962 y plata en St. Moritz en 1948.

de partida de apasionadas campañas de prensa en ambientes internacionales en contra de la reciente adjudicación de los Juegos, así como forcejeos políticos de todo orden y procedencia, tendentes a instrumentalizar al olimpismo como valiosa arma colaboradora en la consecución de sus fines partidistas y una vez más el olimpismo, como fuerza sociológica de primera magnitud, tuvo que resistir presiones sectarias de todo tipo e intentos de desviacionismo de toda clase para lograr el cumplimiento de sus postulados programáticos. En este sentido, quizá nunca tanto como en Berlín, un Comité Organizador llevó una vida de la más azarosa existencia99. La principal oposición de los Juegos en Berlín surgió en Estados Unidos, dando con ello origen al primer intento histórico de boicoteo que conocen los Juegos. Con grandes titulares diversos periódicos americanos lanzaron duros ataques contra los anfitriones de la XI Olimpiada, dudando en todo momento que las reglas de la Carta Olímpica fuesen a ser respetadas. La tensión llegó a

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HENRY, Bill. Op. cit. pág. 290. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 22.

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tal punto que en la 32ª Sesión del COI, habida en Atenas en mayo de 1934, el británico Lord Aberdare preguntó a sus colegas alemanes si los atletas judíos tendrían ocasión de entrenarse con vistas a su participación en los Juegos, cuestionándose el mismo problema el americano May Garland, que puso de manifiesto la tensión existente en su país en donde la crisis había llegado a tal extremo que hasta se temía por la participación en los Juegos. Los representantes germanos Karl Ritter von Halt y el doctor Theodor Lewald prometieron solemnemente que los no arios tendrían todas las posibilidades de participación y el temor de que se pudieran producir demostraciones contra los atletas israelíes “carecían de todo fundamento, considerado el espíritu deportivo y la disciplina del pueblo alemán”. Con ello, los dos miembros alemanes del COI ratificaron de forma más precisa el acuerdo aventurado un año antes en la sesión de Viena, en donde, a requerimiento similar hecho por el Presidente Baillet-Latour, manifestaron “que en principio los judíos alemanes no serían excluidos de los Juegos de la XI Olimpiada”. Las garantías dadas por los organizadores germanos de que la Carta Olímpica sería respetada llevó al Presidente del COI a tomar decidida postura por el mantenimiento de la sede berlinesa constatando que, aprovechándose que a pretexto de la indudable implicación nazi que a los Juegos se pretendía dar, en razón del sistema político entonces dominante, tal circunstancia estaba siendo instrumentada por otros partidos de orden diverso que pretendían utilizar el olimpismo desde sus particulares trincheras como eficaz y contundente arma arrojadiza. De ahí que el Comité estimando que el lado político de la cuestión no era de su competencia y sí velar porque los Juegos en su dimensión competitiva se mantuviesen dentro de la objetiva imparcialidad de las normas, constató tal circunstancia estimando como suficientes las garantías que a tal efecto le habían sido presentadas. En circular fechada el 6 de noviembre de 1935 en Berlín, BailletLatour, haciendo referencia a la amenaza de boicoteo, manifestaba: “Esta campaña es política y basada sobre afirmaciones gratuitas, cuya falsedad me ha sido posible desenmascarar. El dinero que sirve para alimentarla procede de los fondos que los Comités Deportivos disponen para sufragar los gastos de participación”. Ante tal postura, la tesis americana de participación que defendía Avery Brundage, -el que después sería miembro del COI y su Presidente durante veinte años- ganó la partida, sin poder evitar por ello que a continuación fuera tachado de nazi por sus compatriotas opositores100. Pero si el COI hubo de mantener diplomática y firme postura ante las presiones antinazis, también tuvo que hacer gala de similar entereza con las ambiciones de aquéllos sobre la dirección de los Juegos. La tensión estalló un año antes del comienzo de las competiciones con la destitución fulminante del Dr. Lewald como Presidente del Comité Organizador y su sustitución por el “Reichsportführer” Von Tschammer und Osten. La postura imparcial de Lewald en su defensa de unos

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MAYER, Otto. Op. cit., pág. 139.

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Juegos apolíticos y ciertas implicaciones semitas de su ascendencia fueron sin duda los motivos fundamentales de tan drástica decisión. Baillet-Latour se trasladó a Berlín para entrevistarse personalmente con Hitler. En concisa decisión adoptada con meditada calma, el Führer fue informado de que el COI sólo confiaba en quienes hasta entonces representaban al Comité Organizador y que, de mantenerse la injustificada destitución, la concesión de los Juegos a Berlín y a Garmisch sería anulada... Lewald fue repuesto de inmediato en sus funciones y los preparativos continuaron. Pero la última incidencia de tan apasionada controversia había de producirse en febrero de 1936, durante la 35ª Sesión del COI, con la destitución de Ernest Lee Jahncke como miembro del organismo y que había sido elegido en 1927 en representación de Estados Unidos. Jahncke había sido el principal instigador de la campaña americana en contra de la participación en Berlín. Entre él y el Presidente Baillet-Latour se cruzaron duras cartas a las que se dio publicidad a todos los miembros del COI. La postura unipersonal y cerril de Jahncke, que sin presentar su dimisión se oponía al acuerdo generalizado ya adoptado y ratificado, le valió la destitución, segunda de las que se producían en el seno del COI101. La vacante así ocasionada fue ocupada por Avery Brundage. Durante aquella histórica 35ª Sesión del COI es de destacar por presagiadora de lo que se avecinaba, de la recepción de una nota telegráfica enviada por la “Asociación de Oficiales del Antiguo Ejército Alemán” y firmada por el Conde Von der Goltz, en la que se hacía especial énfasis en la “voluntad de paz” y en “el desarrollo armonioso de las pruebas”. El 1 de agosto del año 1936 todo estaba preparándose en Berlín para la ceremonia inaugural. El poderío deportivo alemán se había venido preparando desde quince años atrás, merced a la acertada política de la República de Weimar que había dotado abundantemente a todo el país de estadios, gimnasios, campos de entrenamiento y variadas instalaciones deportivas de la más diversa índole. Como consecuencia de ello, un formidable equipo de atletas iba a competir en los Juegos, deportistas de élite que habían surgido merced a una sabia planificación anterior, pero que el partido entonces dominante iba a tratar de instrumentalizar en su favor. A las cuatro de la tarde, precedido de un toque de trompeta, Adolf Hitler hizo entrada en el Estadio, acompañado por Baillet-Latour a su derecha y miembros del COI y del Comité Organizador. A las vibrantes notas del himno olímpico dirigido por Richard Strauss sucede el tañido sonoro y profundo de la gigantesca campana de quince toneladas que, portando grabado el emblema de los cinco aros, llamando desde el Estadio a toda la juventud del mundo que desee tomar parte en la gran fiesta mundial de la paz. Comienza el multicolor desfile de los equipos participantes precedidos por la delegación griega, a cuyo frente marcha vistiendo el traje nacional Spiridon Louis, primer

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MAYER, Otto. Op. cit., pág. 139.

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ganador de la maratón, héroe de los Juegos atenienses de 1896 e invitado especial de esta XI Olimpiada. Al breve parlamento de Lewald dando la bienvenida a todas las delegaciones y atletas, sucede la proclamación de la inauguración de los Juegos que Hitler hace con su voz metálica y estentórea, dando un tono concentrado como en el mejor de sus mítines. Aplausos y ensordecedor griterío siguen el momento, mientras que el toque de trompetas y el sordo retumbar de once cañonazos preceden al izado de la gran bandera olímpica que majestuosamente es alzada en el gran mástil central. Otras cien insignias correspondientes a los países participantes, mezcladas con banderas alemanas, son subidas en los mástiles que circundan el Estadio. La suelta de tres mil palomas da el simbólico tono de paz a la ceremonia y mientras en compactas bandadas ganan en vuelos circulares las alturas superiores del Estadio, llega la antorcha olímpica traída desde Grecia, que en manos del último corredor, el germano Erik Schilgen, un especialista de 1.500 metros, hace su último tramo de recorrido antes de alumbrar el gran vaso que comienza a crepitar en grandes llamaradas102. En ese momento Richard Strauss dirige a la orquesta que interpretará el himno olímpico por él creado y así aceptado como oficial en la 35ª Sesión del COI. Spiridón Louis sube a la tribuna y entrega a Hitler una rama de olivo traída desde Olimpia, cortada de una planta descendiente quizá del famoso olivo Kalistefanos, proveedor de las coronas de los antiguos olimpiónicos. El levantador de pesas Rudolf Ismayr, campeón en los anteriores Juegos de Los Angeles, procede a prestar el juramento olímpico en nombre de todos los atletas participantes y a continuación, una masa coral de diez mil voces entona el “Aleluya” de Händel que es coreado por casi todos los presentes. La fastuosa ceremonia inaugural de la mañana es cerrada por otra deslumbrante manifestación que bajo el nombre de Juventud Olímpica ha de tener lugar en el mismo Estadio a partir de las nueve de la noche. Su genial creador, como de otros tantos actos y símbolos, es el Profesor Carl Diem, secretario del Comité Organizador y gran amigo personal de Coubertin. Diez mil danzantes de ambos sexos, entre los que se encontraban, como estrellas de primera magnitud, Mary Wigman y Harald Kreutzberg, que habían supervisado la coreografía, evolucionaron sobre el cuidado césped haciendo una representación alegórica de Olimpia y de la influencia del rito y los Juegos en la conservación y mejora de la paz y las buenas relaciones humanas. Un coro de quinientas voces interpretará la Novena Sinfonía de Beethoven y a continuación, cumpliendo un deseo expreso de Coubertin, la Oda a la Alegría de Schiller. En un momento dado el multitudinario grupo de ejecutantes adopta la precisa y simbólica figura de los cinco aros entrelazados, alegórica alusión olímpica a los cinco continentes unidos por el deporte. La jornada inaugural de los Juegos Olímpicos fue como el bautismo de una nueva edición de esa gran fiesta mundial de la Juventud que son los Juegos. Nada parecido o similar se había contemplado semejante a los espléndidos y

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DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 59.

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majestuosos actos de la primera Olimpiada alemana, llenos de significado, simbolismo y espiritualidad. Al día siguiente, comenzaron las competiciones deportivas cumpliendo el calendario agonístico del certamen. Los registros técnicos son de todos conocidos. Pero ¿qué se podría destacar como más peculiar de lo que fue su desarrollo histórico? En primer lugar, constatar la frustración barcelonesa ante el otorgamiento de los Juegos a Berlín, pese a los sólidos merecimientos de la Ciudad Condal que ya los había solicitado en 1924. Un sector de marcada significación política intentó una Olimpiada paralela en Barcelona que fue programada para el 19 de julio de 1936 y que no llegó a tener lugar ante los acontecimientos históricos acaecidos la víspera103. En el resto del país hay incertidumbre ante el raro clima político que se respira y la desorientación administrativa para la financiación del desplazamiento. Al fin, la bandera española será arriada del mástil de Berlín y los pocos españoles allí presentes regresaron a la patria para enfrentarse al dramático trance de la Guerra Civil. Oriol Canals, participante en Garmish-Partenkirchen, será uno de los que perderán la vida en la contienda. El desarrollo técnico de los Juegos de Berlín hizo cumplido honor a la meticulosa fama organizativa alemana. La foto-finish y el cronometraje eléctrico establecido por primera vez en Los Angeles fueron sofisticadamente perfeccionados y acompañados por toda una gama de nuevos ingenios mecánicos que otorgaron un nivel de precisión nunca conocido. La cineasta germana Leni Riefenstahl dirigirá la película olímpica Los Dioses del Estadio, sin duda alguna aún hoy día la mejor con diferencia de cuantas con posterioridad se han hecho. Pese al limitado y austero cromatismo del blanco y negro, Leni logró con su film una obra maestra que, pese al transcurso de tres cuartos de siglo, hace aún hoy día vibrar al espectador, cautivando su atención y sentimientos como si se encontrara de directo protagonista de aquel momento histórico. El intento de instrumentalización política de los Juegos estuvo presente en todo momento como ya se expuso. Sólo la firme decisión del COI evitó cuajase el calculado proyecto. Nadie quizá en aquellos momentos se hubiese atrevido a decirle a Hitler lo que el Conde de Baillet-Latour le espetó cortante momentos antes de la apertura de los Juegos de Garmisch: “Ruego consideréis -le dijo- que tanto aquí como en Berlín sois un huésped y no un organizador. El organizador es el COI que velará para que los Juegos se desarrollen sin propaganda política y de acuerdo con sus principios. También os debéis dar por enterado que no tendréis otra intervención que la de pronunciar una breve frase en la apertura solemne”. Acompañando a sus palabras Baillet-Latour le tendió una hoja al Canciller en donde figuraba por escrito la comunicación verbal que le hacía. Entre sorprendido y azorado Hitler respondió: “Conde, voy a tomarme el trabajo de aprender esta frase de memoria”104. Pese a todo, la constante permanencia de

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DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92, XXV Olimpiada, pág. 23.

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MAYER, Otto. Op. cit., pág. 130.

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Hitler en el Estadio, siguiendo con inusitado interés las pruebas y gritando, gesticulando o golpeándose las rodillas según el signo de los acontecimientos, los bosques de brazos en alto saludando, la abundante presencia de símbolos nazis y de grupos uniformados y la adopción de la bandera con la cruz gamada por primera vez como insignia oficial, e izada en los mástiles premiando los triunfos germanos, fueron implicaciones que obviamente no pudieron ser evitadas. La antorcha olímpica como el más dinámico y moderno de los símbolos olímpicos hace su primera aparición en Berlín. Carl Diem, el genial profesor y luego Director de la Alta Escuela de Deportes de Colonia, es su introductor. A imitación de las lampadedromias o carreras de antorchas en la antigüedad helena, el fuego sagrado es alumbrado en Olimpia merced a la convergencia de los rayos del sol y transportado en carreras de relevos hasta Alemania recorriendo 3.075 kilómetros atravesando siete países durante once días y doce noches, participando en su traslado 3.075 corredores. Por último, los Juegos de Berlín van indisolublemente unidos al nombre de James Cleveland Owens, más conocido por Jesse Owens, héroe indiscutible de la XI Olimpiada y quizá el atleta más portentoso de la historia del atletismo. Décimo de una modesta familia de color integrada por quince hermanos, Jesse se había iniciado en el deporte hacía seis años, consiguiendo en Berlín el récord olímpico y mundial de los 100 metros lisos, de los 200, del 4 x 100 y el salto de longitud. En esta última prueba, tuvo lugar quizá una de las escenas más hermosas de camaradería olímpica. El contrincante más peligroso de Owens era el germano Lutz Long, quien ante las dificultades que tuvo el americano para clasificarse para la final, le instruyó acerca de cómo debería de realizar el talonamiento de la carrera. Igualados en el segundo salto de la ronda definitiva, al final Owens ha de ganar con un prodigioso registro de 8.06. Ambos contrincantes se fundieron en un abrazo y dieron la vuelta al Estadio acompañados del clamor de 80.000 espectadores. Hitler hacía rato que había abandonado la tribuna incapaz de sufrir la incertidumbre de la dura pugna deportiva105. El fasto organizativo de los Juegos de Berlín y sus descollantes resultados deportivos, pueden resumirse en la lacónica frase pronunciada por Coubertin al enjuiciarlos un año antes de su muerte: “Siempre deseé esto...”106. Los anfitriones alemanes organizan también en este año unos perfectos Juegos de Invierno en Garmisch-Partekirchen. Fue en Garmisch en donde el Conde de Baillet Latour, Presidente del COI, le manifestó a Adolf Hitler que su presencia en las competiciones era la de un simple invitado. 755 atletas de 28 países supusieron un récord de participación. Sonja Henie obtiene su tercera medalla de oro.

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DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 54. FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, pág. 73 y ss.

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MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 150.

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LA POSGUERRA XII y XIII Olimpiadas XIV Londres 1948 (Saint Moritz) XV Helsinki 1952 (Oslo) XVI Melbourne 1956 (Cortina d’Ampezzo) XVII Roma 1960 (Squaw Valley)

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XII y XIII. Olimpiadas El tono político y el velado poder militar que los nazis hicieron presente en los Juegos de la XI Olimpiada no hacía presagiar buenos augurios pese al esplendor con que se desarrolló la gran fiesta olímpica en su versión alemana. En su Sesión de Berlín, en julio de 1935, el COI concedió los Juegos de la XII Olimpiada a Tokio, intentando con ello iniciar la difusión olímpica en el continente asiático, otorgándose también a Japón los Juegos de Invierno a desarrollar en la ciudad de Sapporo de la isla de Hokkaida107. El Conde Soyeshima, miembro del COI por Japón, había alegado como mérito histórico para la concesión el cumplirse en esas fechas el 2.600 aniversario de la fundación de la dinastía nipona, la más antigua del mundo. Pero el inicio de la guerra chino-japonesa había de frustrar los ilusionados preparativos y el 7 de julio de 1937 Japón declinaba el compromiso organizativo. En apremiante decisión, el COI otorgó el patrocinio de los Juegos a Helsinki que, junto con Londres, se habían ofrecido para organizarlos108. El 2 de septiembre de 1937, Pierre de Coubertin, el padre del moderno olimpismo, dejaba de existir, sorprendiéndole la muerte cuando meditabundo paseaba por el parque de La Grange en Ginebra. Cumpliendo su decisión testamentaria, su cuerpo fue enterrado en Suiza, nación que le dio cobijo a él y a la organización rectora del gran movimiento restaurado, y su corazón embalsamado fue enviado para que permaneciese por siempre en Olimpia, que fue durante toda su vida el motivo central de su tenaz e ilusionada lucha. El 26 de marzo de 1938, el Príncipe heredero Pablo, Presidente del Comité Olímpico Griego, depositaba una pequeña urna de mármol negro, conteniendo la reliquia, en el monumento dedicado por Grecia a Coubertin, ubicado hoy día dentro de las dependencias de la Academia Olímpica Internacional en Olimpia109. La máquina olímpica sigue su marcha y una vez adjudicados los Juegos de la XII Olimpiada a Helsinki, el COI en su XXXVIII Sesión, celebrada en Londres entre las fechas de 6 a 9 de junio de 1939, señalaba a la capital británica como escenario de la siguiente edición, que haría el número XVII110. Pero el día 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas invaden Polonia, dando origen a la II Guerra Mundial, la más feroz y devastadora de cuantas calamidades ha padecido la humanidad. El saldo trágico final de connotaciones apocalípticas es todo un lacónico exponente de la magnitud de la tragedia: cincuenta millones de muertos y veintiocho millones de inválidos. El esterilizante drama de la guerra, incompatible con el festivo encuentro de las competiciones olímpicas, hace que se queden dos sucesivas Olimpiadas sin disputar Juegos Olímpicos.

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MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, págs. 142 y 150.

108

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 154.

109

DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 43. DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 362. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 57. MAYER, Otto. Op. cit., págs. 153 y 154.

110

MAYER, Otto. Op. cit., págs. 150, 153 y 155.

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La ausencia de Juegos ante el cataclismo político no impidió por eso que la máquina olímpica de manera silenciosa pero incesante siguiera en marcha111. Antes del inicio de la contienda en la primavera de 1937, Coubertin había dirigido una carta al Gobierno del Reich por la que, haciendo constatación del éxito de los Juegos de la XI Olimpiada, proponía la creación de un Centro de Estudios Olímpicos al que legar todos sus papeles, documentos y proyectos no realizados referentes al conjunto del olimpismo renovado para preservarlo de las desviaciones que contra él se pudieron cometer112. El Instituto Olímpico Internacional de Berlín que con tal motivo se constituyó, fue un antecedente inmediato de la Academia Olímpica Internacional en su misión salvaguardadora de los valores olímpicos113. El organismo inició sus funciones el 1 de abril de 1938 figurando como Presidente el Jefe Nacional de los Deportes, von Tschammer y como Secretario General Carl Diem114. Tarea inicial del Instituto fue la creación de un Archivo Olímpico como centro recopilador de la organización deportiva del mundo y la edición de la Olympische Rundschau (Revista Olímpica) en la que se refundiría el Bulletin Oficiel del COI que venía emitiéndose desde enero de 1926 y que publicó su último número en enero de 1936115. Pero los acontecimientos políticos no habían de permitir larga vida a tan ambiciosos proyectos, cesando el Instituto en sus funciones “por ahora durante un año…” según expresaba el último número de la Revista Olímpica que con el ordinal 24 apareció en octubre de 1944. Los fondos y archivos de la misma fueron remitidos a Lausana en 1946, en donde pasaron a integrarse en una de las secciones del Museo Olímpico116. Pero los espinosos problemas planteados al mundo olímpico con la aguda crisis política iban a acentuarse con la inesperada pérdida de su valeroso capitán. El 6 de enero de 1942 el Conde Baillet-Latour pasaba del sueño a la muerte, en trance repentino. La reciente pérdida de su único hijo, caído en campo de batalla defendiendo a la patria, fue angustioso sufrimiento que no pudo superar117. El sueco Sigfrid Edström se hizo automáticamente cargo del mando en su calidad de Vicepresidente y trató de mantener unidos a los miembros del Comité durante los dramáticos avatares de la contienda. En la XXXIX Sesión de Lausana el 4 de septiembre de 1946, Edström fue confirmado por aclamación en la Presidencia, eligiéndose como Vicepresidente a Avery Brun-

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COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico, pág. 135.

112

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 369. DIEM, Carl. Historia de los Deportes, pág. 409.

113

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 28.

114

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 370.

115

DIEM, Carl. Olympische Flamme. Tomo I, pág. 316. DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 370. MAYER, Otto. Op. cit., págs. 148, 151 y 152. DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 29. DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, pág. 371. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 161.

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dage118, otorgándole a aquél un año más tarde la Copa Olímpica en razón a sus desvelos por el olimpismo119. Como últimos acontecimientos dentro de la XIII Olimpiada son de destacar la adopción del saludo olímpico por los atletas en el desfile, que lo harían moviendo la cabeza y no levantando el brazo dada la coincidente similitud con rituales políticos de entonces dolorosa actualidad, así como también la constitución de un fondo bibliográfico integrador de la Biblioteca Olímpica en donde se fusionaron todas las publicaciones dependientes de la esfera de acción del COI.120

XIV. Londres 1948 Firmado el armisticio, tras el silencio de las armas, el COI se volvió a reunir en Londres, entre los días 21 a 24 de agosto de 1945, bajo la Presidencia del sueco Sigfrid Edström, otorgándose en aquella Sesión a Londres la organización de los Juegos de la XIV Olimpiada. Las calamidades bélicas habían dejado en la historia olímpica dos espacios cuatrienales consecutivos vacíos de Juegos. De ahí que en Londres el montaje organizativo acusase las implicaciones de la grave crisis económica que trajo como consecuencia la contienda121. Faltando a uno de los principios más elementales de la esencia del festival olímpico, las juventudes de Japón y de Alemania no fueron invitadas a participar en los Juegos, al ser castigados ambos países como agresores con su exclusión122. Los deportistas fueron alojados en un campamento militar con barracones en Richmond y el Estadio de Wembley fue austeramente acondicionado para los grandes actos ceremoniales. Los medios disponibles escasos y precarios daban al ambiente la sensación de triste frustración. Sin embargo, cuando el día 29 de julio de 1948 el joven atleta británico John Mark ganó la arena del Estadio, portando la rutilante y pesada antorcha de magnesio que para aquellos Juegos se había diseñado, los impávidos ingleses se olvidaron por un momento de sus tribulaciones y flemáticos convencionalismos y aplaudieron rabiosamente el paso del chisporroteante fuego llevado por su compatriota123. Los atletas no pudieron permanecer correctamente alineados como en Berlín y rompiendo sus formaciones se apiñaron al borde de la pista para ver pasar de cerca al corredor.

118

MAYER, Otto. Op. cit., págs. 161 y 164.

119

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 166.

120

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 166.

121

HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 341. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 58. CHANDLER, Richard. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 41. THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 581.

122

HENRY, Bill. Op. cit., pág. 342. THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 582. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 58.

123

HENRY, Bill. Op. cit., pág. 343. DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 65. THARRATS, J.G. Op. cit., pág. 585.

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Los apremios organizativos y la ruptura del continuismo olímpico se mostrarán en Londres. El público en general no estuvo a la altura de las circunstancias y la organización cometió numerosos errores, entre otros, hacer correr a algunos atletas participantes en la prueba de 10.000 metros, una vuelta más o colocar incorrectamente las vallas en la prueba de los 400 metros. Pasará a la historia como figura indiscutible de aquella edición olímpica la rubia y espigada holandesa Fanny Blankers-Koen, casada con Jan Blankers y madre de dos hijos, que con pasmosa facilidad consiguió la medalla de oro en 100 y 200 metros lisos, 80 metros obstáculos y relevos 4x100. Más éxitos podía haber añadido a su prodigioso palmarés, ya que en aquellos momentos ostentaba también los récords del mundo de salto de altura, longitud y pentaltlón. Emil Zatopek, el atleta checo que luego sería apodado “la locomotora humana”, hace triunfal aparición y comienzo de su prodigiosa participación olímpica. Con su estilo de carrera, crispado, acompañado de muecas y gestos expresivos de dolor y dramatismo, derrotó en la final de 10.000 metros lisos al finlandés Viljo Heino, plusmarquista mundial a la sazón y que, roto y agotado ante el tren impuesto por el checo, hubo de abandonar la prueba. El poderío de la raza negra en las pruebas de atletismo se inicia en Londres, ganando el americano Harrison Dillard la final de 100 metros lisos, de la que cuatro de los seis atletas son de color. Negros son también los vencedores de 400 y 800 metros lisos, salto de longitud y relevos 4x100, con excepción en esta última prueba de uno de los componentes del cuarteto velocista, el blanco Melvin Patton, hijo del famoso general americano, que habría de conseguir la victoria de los 200 metros lisos124. España obtiene en Londres una medalla de plata en hípica en el Gran Premio de las Naciones, conseguida por los jinetes José Navarro Morenés, Jaime García Cruz y Marcelino Gabilán; el boxeador Alvaro Vicente Domenech se clasifica cuarto en la categoría de los pesos mosca y el tirador Angel León, sexto en pistola a cincuenta metros. El espacio cronológico de la XIV Olimpiada fue pródigo en incidencias de toda índole, algunas consecuencias lógicas de los todavía cercanos acontecimientos políticos. La Alemania del Oeste pidió su reconocimiento oficial por el COI bajo el título de República Federal de Alemania, presentando el 28 de agosto de 1950 a la Comisión Ejecutiva del COI un texto de excusa y desagravio ante los horrores de la barbarie nazi. La aparición en escena de la Alemania del Este (República Democrática Alemana) dio lugar a una larga y complicada ronda de negaciones que, ante la sibilina, desconcertante e ineducada postura de la Delegación Democrática, motivó una reclamación durante la 46ª Sesión en Oslo a comienzos de febrero de 1952, por la cual los atletas del Este, si deseaban participar en los próximos Juegos, lo harían bajo el amparo del único

124

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 58.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Fanny Blankers-Koen fue la heroína de los Juegos de Londres en 1948. La rubia y espigada holandesa casada con Jan Blankers y madre de dos hijos, había esperado paciente y perseverante su oportunidad olímpica frustrada anteriormente por el conflicto de la Segunda Guerra Mundial que dejó vacío de Juegos dos espacios olímpicos. En Londres, Fanny venció con autoridad en 100 y 200 m lisos, 80 m vallas y relevos 4x100, proeza olímpica no superada ni igualada hasta el momento. Además, en aquellos momentos, ostentaba los records del mundo en las pruebas de salto de altura, longitud y pentatlón.

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En Londres 1948 hace su aparición el atleta checo Emil Zatopek que venció con autoridad en la prueba de 10000 m iniciando así una fulgurante participación olímpica.

Comité Alemán reconocido cual era el Federal125. En mayo de 1951 también es reconocido el Comité Olímpico de la URSS, eligiéndose a Constantin Andrianov miembro del COI a propuesta del Presidente Edström126. Asunto deportivo más complejo iba a resultar la resolución a adoptar en las competiciones ecuestres, en donde la rigidez anacrónica de sus obsoletos reglamentos impedía la participación en los concursos hípicos de los participantes con categoría inferior a la de oficial. El sueco Gehnäll Persson, con graduación de sargento, fue inscrito como oficial en la modalidad de “dressage” por equipos en la que consiguieron el primer puesto. Un año más tarde fue descalificado el conjunto con efecto retroactivo, obligando a la devolución de medalla y diploma en razón a haber aplicado su Federación Internacional el

125

MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, págs. 177, 185, 188, 190 y 193.

126

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 187.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Un ejemplo memorable de tenacidad e ilusión competitiva, lo constituye el caso del tirador húngaro Karoly Takacs campeón del mundo en Lucerna en 1938. La explosión de una granada mientras la manipulaba le inhabilitó la mano derecha. Empezando a entrenar con la izquierda, venció en Londres 1948 y repitió el éxito en Helsinki 52.

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irracional criterio con draconiana inflexibilidad. La abolición ulterior del discriminatorio extremo permitió a Persson obtener una medalla de oro en los siguientes Juegos de 1952 en Helsinki, en doma por equipos y en la siguiente edición de Melbourne de 1956 cuarto puesto en doma individual127. Un memorable caso de Altius olímpico es de aplicar al tirador húngaro Karoly Takacs miembro del equipo victorioso de su país en el Campeonato de Tiro en Lucerna en 1938. Un desgraciado accidente sufrido con posterioridad durante unas maniobras militares le causó la pérdida de la mano derecha. Con olímpico espíritu de superación, Takacs inició sus entrenamientos con la extremidad izquierda, consiguiendo sendas medallas de oro en los Juegos de esta Olimpiada y en los de Helsinki de 1952 en la modalidad de pistola a 25 metros. Los Concursos de Arte durante los Juegos de Londres fueron especialmente variados y concurridos arbitrándose catorce modalidades tomando como base los cinco bloques temáticos tradicionales. Pero ésta será la última ocasión en la que los temas artísticos se programarán como competición pues, a partir de los siguientes Juegos, el COI habrá establecido en razón de la nueva normativa adoptada que tal certamen sea montado como simple “exposición”128. Pese a los trágicos prolegómenos bélicos, los Juegos de Londres despertaron la ilusión de muchos países que acudieron a la cita olímpica por primera vez, como ocurrió con Birmania, Ceilán, Colombia, Guatemala, Líbano, Panamá, Puerto Rico, Siria y Venezuela. Los V Juegos de Invierno tienen lugar en la estación suiza de Saint Moritz. Alemania y Japón no son invitadas. A partir de esta edición, los Juegos de Invierno se celebrarán en país distinto del que organice los de verano. El saltador noruego Birger Ruud une a las medallas de oro de 1932 y 1936 la de plata de estos Juegos.

XV. Helsinki 1952 Para los Juegos de la XV Olimpiada a celebrar en Helsinki la familia olímpica acudió al completo. Alemania y Japón absueltas de la acusación belicista por la que se les había excluido en la anterior edición son invitadas. La Unión Soviética hace también su misteriosa aparición olímpica después de cuarenta años de ausencia. Pero las exigencias de los rectores políticos del “telón de acero” imponen a sus atletas de ambos sexos un aislamiento en notoria discordancia con el principio de confraternización olímpica. El equipo soviético es por ello alojado en Otaniemi, en una villa olímpica exclusiva para ellos, y hasta en los entrenamientos en la piscina reservan una línea de agua exclusiva. Es mani-

127

MAYER, Otto. Op. cit., pás. 170 y 175.

128

MAYER, Otto. Op. cit., pás. 178 y 190.

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La gran figura de los Juegos de la XV Olimpiada en Helsinki, fue el checo Emil Zatopek, que venció en las pruebas de 10.000 y 15.000 m además de la maratón, batiendo los records olímpicos de las tres. En las imágenes, la llegada en la maratón y en la superior la histórica pugna en los 5.000 m lisos seguido por el francés Alain Mimoun y el germano Herbert Schade.

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festación de la “guerra fría” aunque la gélida tensión sólo es aparente, pues el calor de la pólvora caldea en los campos de Corea. Pero la fuerza instintiva de la hermandad olímpica, generada por el deporte, iba a burlar el calculado y frío aislacionismo de los rectores soviéticos, cuando dos de sus atletas, Denisenko y Litujev, alzando en volandas al pastor americano Bob Richards, que había batido el récord olímpico de salto con pértiga, le dan triunfal paseo haciéndose alborozados partícipes de su triunfo129. Finlandia con los Juegos se abrió al mundo, secundada por la hospitalaria acogida de sus ciudadanos que abrieron también a los huéspedes olímpicos las puertas de sus casas y el acogedor afecto de un trato amistoso, cálido y cordial. En el terreno competitivo, Helsinki será la gloria de Zatopek, que se alzará con el triunfo en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros lisos así como en la dura maratón, batiendo los récords olímpicos de las tres. Cuando el checo enfilaba victorioso la recta final de su última prueba, Dana Zatopkova, su mujer, recibía la medalla de oro en lanzamiento de jabalina. Un negro brasileño, alto, elástico y poderoso, batirá por tres veces su récord mundial de triple salto, es Adhemar Ferreira da Silva. Un boxeador sueco, en la categoría de pesados, esquivará las acometidas del hercúleo oponente americano Edward Sanders, privándosele de la medalla de plata por falta de acometividad. Es Ingerman Johansson, que siete años más tarde se alzará con el título mundial de la categoría al derrotar a Floyd Patterson, que en estos Juegos obtendría la medalla de oro en los pesos medios. Otro boxeador mundialmente famoso con posterioridad, Laszlo Papp, inicia con éxito su prodigiosa carrera deportiva130. El ropaje festivo del acto inaugural alcanzó su momento álgido cuando el último relevo de la antorcha ganó el recinto del Estadio transportada por el legendario Paavo Nurmi, héroe nacional por sus gestas olímpicas en Amberes, París y Amsterdam. Él y Kolehmainen, el otro esforzado atleta olímpico finés gloria del pasado también, provocaron el delirio del público con su intervención en la ceremonia rituaria del fuego131. Tan destacada intervención en tan simbólico acto no fue bien vista por algunos sectores del COI que recordaban la descalificación impuesta a Nurmi, tachado de profesional132, pero en definitiva tuvieron que aceptar impávidamente el orgullo multitudinario de un pueblo que veía en el prodigioso atleta del pasado la encarnación de las virtudes de la raza y que, con serena impavidez a criterios oficiales más o menos objetivos, demostraba un solidario fervor a Nurmi, dedicándole además de la ovación de gala del momento una majestuosa estatua a la entrada del Estadio, haciendo plasmar con ella su efigie en los carteles oficiales de los Juegos.

129

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 60. CHANDLER, Richard. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 44. HENRY, Bill. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 372.

130

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60.

131

DURÁNTEZ, Conrado. La antorcha olímpica, pág. 72.

132

MAYER, Otto. El fenómeno olímpico, pág. 194.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En Helsinki en las pruebas de equitación participaban por primera vez las mujeres junto con los hombres y también por primera vez se acuña una emisión de monedas con motivo de los Juegos, dando con ello inicio a la numismática olímpica moderna. En la 47ª Sesión desarrollada en Helsinki y ante la dimisión irrevocable de Edström, fue elegido nuevo Presidente del COI Avery Brundage por treinta votos contra diecisiete de su oponente Lord Burghley133. Brundage inteligente, tesonero, voluntarioso e idealista se distinguió, durante su largo mandato de cuatro lustros, por la lucha tenaz contra el profesionalismo encubierto y por el mantenimiento de la independencia estatutariamente reconocida del COI. En la 58ª Sesión en México en 1953, se utilizó por primera vez, en las sesiones de trabajo, el español acordándose la prohibición de manifestaciones políticas durante los Juegos tanto en el Estadio como en los lugares de competición. La medida fue provocada por una soflama lanzada por Zatopek, al siguiente día de la jornada de clausura en Helsinki, obligado sin lugar a dudas por los sectores ideológicos del sistema imperante en su país, con mecánica que el mismo bloque habrá de reiterar en diversas ocasiones con atletas de distintos países, en inicua propaganda de un inefable paraíso de real y cruda inexistencia. Oslo acogerá la VI edición de los Juegos de Invierno. Por primera vez se celebran los Juegos invernales en una capital de estado. Alemania y Japón son invitadas y hay un nuevo récord de participación, 794 atletas en representación de 30 países. De nuevo los deportistas escandinavos dominan las especialidades del esquí nórdico. El italiano Zeno Colò gana la prueba de descenso y el noruego Stein Eriksen triunfa apoteósicamente en el slalom gigante.

XVI. Melbourne 1956 En la 43ª Sesión del COI celebrada en Roma del 24 al 29 de abril de 1949, se concedieron los Juegos de la XVI Olimpiada a Melbourne, en apretado concurso con Buenos Aires que perdió por un solo voto134. Los rectores del máximo organismo se sintieron atraídos por la idea de extender la sede olímpica a un continente que aún no había organizado Juegos. Pero la llegada de agudos y espinosos problemas no se hizo esperar y al ya constatado de la larga distancia se añadió la esterilizante pugna política entre laboristas y conservadores, que bloqueaban las tareas organizativas. Un tajante y enérgico ultimátum dado por el nuevo Presidente del COI, Avery Brundage, con la amenaza de trasladar los Juegos a Roma acabó con la discordia. Pero el último obstáculo lo consti-

133

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 194.

134

MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 174. FLEURIDAS, Claude. Les Jeux Olympiques, Paris 1972, pág. 68.

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Los Juegos Olímpicos modernos

tuyó la cerrada oposición del Gobierno australiano a permitir la entrada a caballos exentos de cumplir cuarentena. Tras arduas discusiones e infringiendo “históricamente” la Carta Olímpica, el COI dividió la sede competitiva, existiendo por ello en 1956 tres rondas olímpicas cuales fueron: las de esquí y hielo en Cortina (febrero), equitación en Estocolmo (junio) y los demás deportes en Melbourne (noviembre – diciembre)135. Los Juegos deberán iniciarse en Melbourne el 22 de noviembre de 1956, pero el 23 de octubre estalla en Budapest una revolución antiestalinista y liberadora de la férrea tutela impuesta por Rusia. Imre Nagy, Presidente del Consejo, reestructura el gobierno en donde sólo continúan tres comunistas y denuncia al Pacto de Varsovia, anunciando elecciones libres y exigiendo la inmediata retirada de las tropas soviéticas. La respuesta rusa no se hizo esperar y el 4 de noviembre sus tanques atravesaban la frontera y aplastaban con sanguinaria crudeza los ilusionados aires de libertad. Janos Kadar es puesto al frente del nuevo gobierno y Nagy y sus colaboradores son apresados y ejecutados secretamente unos días después136. El drama húngaro desarrollado en la antesala de los Juegos provoca airadas reacciones internacionales que exigen del COI la expulsión de Rusia. Avery Brundage, una vez más, se mantuvo firme ante una de las diversas conmociones de su largo mandato presidencial. “Toda persona civilizada rechaza con horror la salvaje masacre de Hungría -dijo- pero los Juegos Olímpicos son competiciones entre individuos y no entre naciones”. Sin embargo, varios países decidieron actuar por su cuenta no enviando atletas a los Juegos: Suiza, Holanda y España, así lo exponen en el COI, motivando por ello una tensa sesión en el alto organismo137. En Madrid, según amplia crónica aparecida en un periódico de la capital de fecha 7 de noviembre, se decía entre otros extremos: “España no puede hacer compatibles horrores sangrientos con desfiles, conjuntos y fiestas, que tratarían de enmascarar la situación del mundo..., no aviniéndose con ello a intervenir en una Olimpiada en circunstancias como las actuales, tras la sangrienta invasión de Hungría derrotada por el comunismo internacional que tanto nos recuerda a lo que hace veinte años intentaron consumar en nuestra patria...”138. Por su parte el pleno del Comité Olímpico Español, en su Sesión

135

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 60.

136

GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, Barcelona 1969, pág. 206. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60. MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 258.

137

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 60. MAYER, Otto. Op. cit., pág. 256. GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 208.

138

Diario Marca, 7 de noviembre de 1.956. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 61. MANDELL, Richard. Op. cit., pág. 259.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El esquiador austriaco Toni Sailer fue la gran revelación de los Juegos de Cortina d’Ampezzo, consiguiendo tres oros olímpicos en las pruebas alpinas de descenso, slalom y slalom gigante.

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Atletas destacados en Melbourne 56. De izquierda a derecha y de arriba abajo: el brasileño Adhemar Ferreira Da Silva, campeón en triple salto con record mundial; el portentoso lanzador yanqui Alfred Oerter que vence en lanzamiento de disco iniciando así una prodigiosa serie de victorias olímpicas y el ruso Vladimir Kuts doble vencedor en 5000 y 10000m.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

de 12 de noviembre de 1956, expresó que “reconsiderando la petición del Presidente del COI sobre la participación española en la Olimpiada de Melbourne, lamenta comunicarle que se ratifica por unanimidad en el acuerdo precedente, interpretando así el sentido del pueblo español, de respeto y dolor por el pueblo húngaro”139. Las decisiones oficiales privarán a los atletas españoles de estar presentes en Melbourne, cuando uno de ellos, el gimnasta Joaquín Blume, que había destacado en Helsinki, se perfilaba como favorito para los primeros puestos de su especialidad. Su trágica muerte ocurrida poco después no le dio lugar a ninguna opción olímpica. Sin embargo, el equipo de Hungría sí había de participar, facilitado su traslado por las ayudas del COI y el periódico francés “L’Equipe”. En el desfile inaugural es acogido con estruendoso entusiasmo, mientras que a la delegación rusa se le reserva un silencio sepulcral. Los equipos de waterpolo de ambos países dirimirán una final dramática y violenta que ganará Hungría por 4 a 0140. En la ceremonia inaugural desarrollada el 22 de noviembre de 1956 el último relevo de la antorcha es realizado por el atleta australiano Ron Clarke, campeón nacional de la milla y rutilante estrella mundial con varios récords máximos en su poder, quien, paradójicamente, nunca llegó a obtener una medalla olímpica. El tortuoso comportamiento de Alemania del Este141 motivó, según el COI ya había advertido, que el bloque alemán desfilase bajo una sola bandera (negra, amarilla y roja con los cinco aros olímpicos) y amparado bajo un mismo himno (Oda a la Alegría de la IX Sinfonía de Beethoven). Tal medida habría de mantenerse para los Juegos de las dos olimpiadas sucesivas. Cortina d´Ampezzo acogerá a los VII Juegos de Invierno en el espléndido escenario natural de los Alpes Dolomitas y la organización fue perfecta. El héroe de esta edición será el austriaco Tony Sailer, tres veces medalla de oro en las disciplinas alpinas. Los rusos ganaron cuatro de las cinco medallas de oro del patinaje de velocidad y desbancaron a Canadá en hockey sobre hielo, especialidad en la que habían triunfado los americanos en cinco ocasiones. Una jovencísima nadadora australiana, Dawn Fraser, desata el entusiasmo de sus paisanos por sus habilidades en un deporte que provoca expectación nacional, iniciando con la medalla de oro conseguida en 100 m. libres una descollante carrera olímpica en la que había de conseguir sendas medallas de oro en la misma prueba en las dos ediciones siguientes de los Juegos. En otro sen-

139

THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 708.

140

GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 210. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 61. MANDELL, Richard. Op. cit., pág. 259.

141

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 246.

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Los Juegos Olímpicos modernos

tido, en las competiciones ecuestres de Estocolmo, el equipo alemán de “dressage” compuesto únicamente por damas gana la medalla de plata siendo el primer triunfo histórico olímpico de la especialidad con participación femenina exclusiva. El ruso Vladimir Kuts, un ex marino del Báltico, sorprendió con su doble victoria en 5.000 y 10.000 metros lisos. El reverendo Bob Richards volvió a dominar la pértiga y el fornido lanzador americano Parry O’Brien gana el lanzamiento de peso, haciendo gala de un revolucionario estilo. Otro coloso americano, Alfred Oerter, inicia con su triunfo en lanzamiento de disco una prodigiosa serie de victorias olímpicas. El amor unió en Melbourne a dos grandes campeones: la checoslovaca Olga Fikotova y el norteamericano Harold Connolly, medallas de oro ambos en las especialidades respectivas de jabalina y martillo. Un año después, vencidas las trabas políticas, contraerán matrimonio en Praga. Para la ceremonia de clausura un nuevo formalismo va a imponerse dentro del rígido protocolo olímpico. A instancias y sugerencia de un joven estudiante australiano de origen chino llamado Wing, los concursantes de los distintos equipos en lugar de guardar en su desfile de cierre los compases y formaciones ritualizadas del acto inaugural, marcharán mezclados en festiva algarabía saludando con gestos de júbilo explosivo a los espectadores que abarrotan el Estadio. La innovación que perdurará ya como costumbre inveterada para sucesivas ediciones encierra en el fondo y en la forma la esencia de la más pura filosofía olímpica. Atrás han quedado ya las banderas, los himnos, las tensiones, los registros, los récords, los éxitos... o los fracasos. En ese momento rotas y olvidadas ya las barreras formales que les canalizaron a la sede cita de turno, el explosivo y exultante colectivo se siente integrado como el exponente más granado de la gran familia humana, configurando así la gran fiesta coubertiniana dedicada a una primavera juvenil combinada y rítmica, cuya savia deportiva está condicionada, ordenada y dispuesta al servicio del espíritu142. En la 53ª Sesión en Sofía en 1957 el miembro alemán Willi Daume puso en conocimiento de la Asamblea que el Profesor Carl Diem había ofrecido el montante económico del premio que se le otorgó por su fructífera labor olímpica, para la excavación arqueológica del mítico Estadio de Olimpia, trabajos que habían de concluir en 1961 con ceremoniales festejos dentro de los cuales figuraría la inauguración de la Academia Olímpica Internacional143.

142

COUBERTIN, Pierre. Informe de la VIII Olimpiada. París, 1.924. GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, pág. 279.

143

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 263. DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos Antiguos, pág. 26.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

XVI. Roma 1960 En la 50ª Sesión del COI habida en París entre los días 13 a 18 de junio de 1955, se adoptó la decisión de adjudicar los Juegos de la XVII Olimpiada a Roma, con un resultado de votación de 35 a 24 respecto a la otra finalista candidata, Lausana. Los Juegos después de su periplo internacional y cambiante regresaban al cabo de sesenta y cuatro años a su entorno mediterráneo e histórico, obteniendo Roma la adjudicación en el concurso de sedes más numerosos de la historia, al ser en esta ocasión dieciséis las ciudades participantes. Roma y con ella toda Italia se aprestaron a dar al mundo una imagen alegre, acogedora y hospitalaria, que resultará distante y distinta de las fingidas rigideces que habían sido predominio exponente de nazismo mussoliniano. Los vestigios arquitectónicos de su glorioso pasado histórico fueron los marcos incomparables para diversas competiciones, como la lucha, que se desarrolló en la basílica de Magencio; la gimnasia, en las Termas de Caracalla, o la maratón, que, después de pasar por el Capitolio y parte de las míticas Siete Colinas, atravesó el majestuoso arco de Constantino. El Estadio del Foro Itálico, de pasadas connotaciones políticas, fue adecuado escenario para los actos protocolarios y Pier Luigi Nervi, genial manipulador del hormigón, realizó las obras de los dos palacios utilizando revolucionarios métodos. En la tarde del día 24 de agosto, el Papa Juan XXIII recibiría a una representación de 4.000 deportistas, aglutinando un mosaico de creencias a los que habló de la dignidad del ejercicio del cuerpo en relación con el espíritu. La llama de Olimpia recorrerá entornos evocadores y en su camino hacia Roma, pasará por Taormina y Catania, Sibaris y Mataponto o Crotona, la patria de Milón, el más famoso luchador de la antigüedad144. La delegación griega, que por privilegio desfila siempre la primera en los Juegos, va en esta ocasión precedida por el Príncipe Constantino como portaestandarte, que luego se alzaría con el triunfo en vela y su hermana, a la sazón Princesa Sofía, desfila también en la comitiva145. Las dos Alemanias marcharán unidas por la misma bandera y el equipo de Taiwán desfilará “bajo protesta” por no ser reconocido como China146. Pero el mayor impacto que los Juegos de Roma produce es debido a su retransmisión televisiva, iniciándose con ello un nuevo período de difusión total de la gran fiesta y también de caudalosa fuente de ingresos, que desde entonces no ha cesado de crecer. Baste comparar que si en aquella ocasión la

144

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 302. DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 401. DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 87. DURÁNTEZ, Conrado. Las Olimpiadas Griegas, pág. 278.

145

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo, pág. 64.

146

MAYER, Otto. Op. cit., pág. 298.

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recaudación por tal motivo fue de 1.178.257 dólares147, las previsiones para los Juegos de Atlanta en 1996 sobrepasaron los 800.000.000 de dólares. A nivel competitivo el dopaje se cobró una víctima en la persona del ciclista danés Knud Enemark, iniciándose en consecuencia rígidas medidas por el COI para combatir este fenómeno de manipulación y violencia deportiva que condujo a los severos planteamientos impulsados por el Presidente Samaranch148. El corpulento y cerebral ingeniero soviético Yuri Vlasov logra la hazaña de elevar en los tres movimientos la suma de 537,500 kilos y el gigante americano Nieder se aproxima a los 20 metros con el peso, seguido de su compatriota O’Brien, mientras que otro americano, Alfred Oerter, vuelve a ganar el disco en un lanzamiento cercano a los 60 metros149. El alemán Armin Hary “rubio arrogante, presuntuoso e insoportable” como lo calificaría un destacado periodista francés150 logra la proeza de correr por primera vez los 100 metros lisos en 10 segundos justos y el negro americano, Rafer Johnson, vencerá en decatlón en apretada y hermosa gesta deportiva con el formosano Yang ChuanKwang, estudiante también de su Universidad. El excéntrico y vociferante Cassius Clay inicia aquí su prodigiosa serie de éxitos, conquistando la medalla de oro en semipesados. Pero dos atletas de color evocarán estos Juegos para la historia. Uno de ellos Abebe Bikila, de la guardia personal del Emperador de Etiopía, vencerá en la torturante maratón que correrá descalzo y con una suficiencia de ritmo y compostura impropios de la dureza de la prueba. La otra será la esbelta americana Wilma Rudolph, que conseguirá medalla de oro en 100, 200 y relevos 4x100. Pero el mayor éxito deportivo de la bella “gacela negra” lo logró mucho antes de los Juegos, al vencer merced a un constante entrenamiento las invalidantes secuelas de la poliomielitis151. En los Juegos de Roma, los atletas vencedores recibieron por primera vez sus medallas olímpicas engarzadas en un collar de bronce impuesto solemnemente durante el acto protocolario de premiación en sustitución de la prosaica mecánica anterior en que eran ofrecidos dentro de una caja. La baronesa de Coubertin, que en ese día cumplía el siglo de vida, envió un emotivo mensaje a los miembros del COI reunidos en Roma en su 57ª Sesión y emotivo fue también la mención del nombre de Coubertin en las protocolarias palabras del acto inaugural que por primera vez se hacía. Tan justo testimonio y homenaje perpetuadores de la memoria y recuerdo del que fuera el alma y cerebro del moderno olimpismo pasó como norma oficial a la Carta Olímpica hasta que,

147

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. AOE, 1990, pág. 73.

148

THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 768.

149

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 65.

150

MEYER, Gaston. El fenómeno olímpico, pág. 210.

151

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 65. MEYER, Gaston. Op. cit., págs. 211, 213 y 214. FAURIA, Juan. Héroes olímpicos, págs. 137 y ss. THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., págs. 787 y 789.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

La gran estrella de los Juegos de Roma fue la bella y esbelta atleta americana de color Wilma Rudolph, ulteriormente apodada por sus hazañas olímpicas como la gacela negra. Aquejada de poliomielitis en su infancia, inició la práctica deportiva como medio corrector de sus limitaciones. En Roma consiguió el oro en 100 y 200 m lisos y en 4x100. En la imagen inferior el atleta etíope Abebe Bikila venciendo en la maratón corriendo descalzo.

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de forma inexplicable y misteriosa, tan revelador extremo fue suprimido de la misma a finales del pasado siglo152. El Presidente Brundage fue reelegido por aclamación y se cuestionó la subsistencia de los Juegos de Invierno más allá de los programados para 1964 en Innsbruck, debido ello a la negativa incidencia de su excesiva comercialización. El judo, la religión-deporte del Japón se añade al calendario oficial de deportes para los próximos Juegos a desarrollar en 1964 en Tokio153. El 16 de junio de 1961 inicia su andadura histórica en Olimpia la Academia Olímpica Internacional una de las más viejas y sentidas aspiraciones del movimiento olímpico154. Como expondrá el Profesor Carl Diem, alma decisiva en la constitución del organismo en el tema de su disertación inaugural, la Academia Olímpica desde la institución antehistórica de los nomofilacos a la época coubertiniana de los Congresos Olímpicos e Instituto Internacional de Berlín, a la coetánea actualidad de aquel momento, era la entidad, una necesidad vital para el mantenimiento y difusión del ideario y filosofía olímpica155. Desde su fundación la Academia ha venido programando cursos anuales durante las grandes vacaciones de verano a los que son invitados a enviar representantes todos los CONs del mundo en sesiones de trabajo dirigidas y compartidas por los mejores expertos de la materia en cada momento156. El COI creó en 1963 un Comité Especial para la Academia Olímpica en el que figuraban además del Presidente Brundage y el Vicepresidente del COI Armand Massard, el griego John Ketseas uno de los cofundadores de la Academia157, que actuaba como Presidente del grupo, en el que también colaboraron el Marqués de Exeter, Ivar Vind y Giorgio de Stefani158. Desde entonces el apoyo del COI a la Academia ha sido constante y creciente. En 1968 se constituyó en España la primera Academia Olímpica Nacional creada en Madrid el 25 de noviembre de aquel año, bajo los auspicios del COE entonces presidido por Juan Antonio Samaranch que asistió al acto159. Desde ese momento y hasta el año 2014, ciento treinta y siete Academias Olímpicas Nacionales han sido creadas bajo el impulso del COI, que ha hecho figurar dentro del articulado de la Carta Olímpica entre las misiones fundamentales de los CONs el de la creación y apoyo a este tipo de organismos160.

152

Carta Olímpica. Vigente a partir de junio de 1.991. Aplicación 1-8 de la norma 49.

153

MAYER, Otto. Op. cit., págs. 298 y 300.

154

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional, pág. 30.

155

DIEM, Carl. Una Elis de nuestros tiempos. Significación y propósitos de la Academia Olímpica. AOI 1961, pág. 17.

156

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., págs. 34-40.

157

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. AOE, XXII Sesión, pág. 98.

158

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 34.

159

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 42.

160

Carta Olímpica. Vigente a partir del 4 de julio de 2003. Artículo 31-2-1.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El 20 de junio de 1990 se creó en Madrid la Asociación Iberoamericana de Academias Olímpicas, primera de las de su género con presencia de diecisiete miembros iniciales y con el específico cometido de potenciar la difusión y desarrollo de la filosofía olímpica dentro del área cultural ibérica, utilizando como vehículo difusor común el poderoso instrumento del idioma161. Dentro del mismo año olímpico y en el mes de febrero la localidad de Squaw Valley acogerá los VIII Juegos de Invierno en el escenario de la californiana Sierra Nevada en instalaciones ubicadas a la excesiva altura de 1.900 metros. Los actos ceremoniales muy propios del “estilo” norteamericano están programados y dirigidos por el mismo Walt Disney, el famoso creador de tantas historietas infantiles. El Vicepresidente del Gobierno, Richard Nixon, preside la ceremonia inaugural. Por primera vez en los Juegos de Invierno todos los atletas se alojan en la misma instalación. También por primera vez un saltador no escandinavo consigue la medalla de oro, es el alemán oriental Helmut Recknagel.

161

Actas de la AOE, XXII Sesión, pág. 205.

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LA CONSOLIDACIÓN XVIII Tokyo 1964 (Insbruck) XIX México 1968 (Grenoble) XX Munich 1972 (Sapporo) XXI Montreal 1976 (Insbruck) XXII Moscú 1980 (Lake Placid)

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En las imágenes superiores la histórica final de Judo de todas las categorías. El gigante holandés Anthonius Johannes Geesink vence al japonés Akio Kaminaga arrebatando así a los judocas locales el más emblemático y apreciado título en una especialidad deportiva que hacía su estreno olímpico en Tokio. En la imagen inferior el atleta etíope Abebe Bikila – esta vez calzado- volvió a ganar la maratón.

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XVIII. Tokio 1964 Tokio y Japón se aprestarán ilusionados a organizar los Juegos de la XVIII Olimpiada. Con igual ilusión habían comenzado veinticuatro años atrás los preparativos del gran festival olímpico, que habían de quedar frustrados ante las ansias expansionistas de los militares nipones, que tras el inicio de la guerra con China, que motivaría el abandono de su compromiso olímpico, consumarán su belicismo fanático con el ataque de Pearl Harbour en la mañana del 7 de diciembre de 1941, que ocasionará al ejército americano, cogido por sorpresa, la pérdida de diecisiete buques y ciento veinte aviones así como el holocausto de más de dos mil vidas162. El desenlace de la guerra lo habrían de provocar las bombas atómicas lanzadas el 5 y el 9 de agosto por los aliados contra Hiroshima y Nagasaki y el armisticio se firmó el 2 de septiembre de 1945 a bordo del acorazado Misouri. De ahí, que lejano aunque presente el trágico pasado de la guerra, el pueblo japonés con su acendrado sentido del honor se mostrase solidario en intentar dar a través de sus Juegos, una imagen real y distinta a la que oficialmente quedó plasmada por los partes y noticias de las décadas precedentes. Una imagen de laboriosidad, cultura, cortesía y eficacia163. El gobierno aprobó un fabuloso crédito de 1.800 millones de dólares para acondicionamientos generales y la fisonomía de Tokio cambió radicalmente. Gigantescas máquinas de todo tipo derrumbaron viejos edificios, abrieron nuevas calles, aplanaron zonas y obreros, que trabajaron ininterrumpidamente en régimen de cuatro turnos consecutivos, lograron un milagro urbanístico y arquitectónico, dotando a la ciudad de lujosos hoteles y rutilantes edificios de vidrio y acero164. La perfección matemática de los preparativos y la minuciosidad técnica con que habrían de desarrollarse los XVIII Juegos, les valieron el apelativo de los “Juegos de la Electrónica” o de las computadoras. La llama olímpica para los Juegos de Tokio es prendida en Olimpia el 21 de agosto de 1964, oficiando como Sacerdotisa Aleca Kastelli, que daría el primer relevo al Rey Constantino. Cuando el fuego llega a Japón, cuatro rutas cruzaron el rosario de islas que integran el país, llevando a los habitantes la buena nueva del símbolo de paz. El último relevo dentro del Estadio lo hará, el 10 de octubre, el joven atleta Yoshinori Sakai, el “bebé de Hiroshima”, nacido el mismo día del trágico y brutal experimento atómico aliado que arrasó la ciudad. Una vez más la frescura esperanzada de la paz, anteponiéndose al pasado aniquilador de la guerra. En su camino festivo y simbólico, la llama de Olimpia recorrió 15.508 kilómetros en escalas aéreas, 7.487 en rutas terrestres y 378 por mar, habiendo intervenido en su traslado 100.933 corredores165.

162

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 66. MAYER, Otto. A través de los aros olímpicos, pág. 142.

163

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 66.

164

THARRATS, Juan Gabriel. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 821.

165

DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 94.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Las instalaciones deportivas de Tokio constituyeron un alarde de avance tecnológico, utilizándose el hormigón como elemento básico. El Presidente Brundage calificaría a la piscina olímpica de Kenzo Tange como la “catedral del deporte” y admirado por la colaboración solidaria del pueblo japonés con sus Juegos le haría exclamar: Toda la nación colabora con su Olimpiada, desde el muchacho que vende periódicos, hasta el más poderoso empresario, han adoptado los Juegos como cosa propia y han abandonado incluso su quehacer cotidiano para complacer a los visitantes...166. Cuando el Emperador Hirohito, con empaque hierático y solemne, pronuncia las palabras de apertura con voz cortante y gutural, la nueva edición olímpica se pone en marcha. En el vistoso desfile precedente han destacado tres abanderados que preceden a sus delegaciones respectivas. El Príncipe Harald de Noruega, el etíope Abebe Bikila y el colosal soviético Yuri Vlasov que lleva la insignia con el brazo extendido en alarde de portentosas facultades167. La confrontación agonística dará nuevos reyes deportivos para la historia olímpica. El prodigioso atleta americano de color, Bob Hayes, dominará las pruebas de velocidad de forma espectacular y su rubio compatriota, Don Schollander, se impondrá irresistible en natación. Abebe Bikila realizará la hazaña de vencer por segunda vez en la maratón y el fornido americano, Alfred Oerter, conseguirá su tercera medalla de oro en lanzamiento de disco pese a competir lesionado. El neozelandés Peter Snell triunfará en el medio fondo y Joe Frazier iniciará, con su victoria en los pesos pesados, su carrera al título mundial que conseguirá después168. El dato descollante de Tokio habría de ser la final de judo, el deporte nacional del país, que en los Juegos hacía estreno olímpico. El gigante holandés Antón Geesink atenazará al ídolo nacional Kaminaga, arrebatándole a él y al país entero el más preciado título. El lluvioso día del acontecimiento será un mudo y elocuente exponente de la expresión emocional de todo un pueblo169. África del Sur no será invitada a estos Juegos por su cerril postura discriminatoria contraria a la Carta Olímpica en el tema del apartheid. Se inicia así una accidentada historia de implicaciones olímpicas paralela a las convulsiones sociales del país, tendentes a la eliminación de unas leyes anacrónicas clasistas, vejatorias e hirientes, heredadas de una pérfida ideología de precedente colonialismo inaceptable ya en las postrimerías del siglo XX. El COI ha de librar una tenaz batalla en defensa de sus postulados democráticos y humanitarios, habiendo ejercido decisiva influencia en la progresiva evolución del sistema

166

MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 261. THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 821.

167

THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 824.

168

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 67.

169

DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 68. THARRATS, Juan Gabriel. Op. cit., pág. 848.

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hacia cauces de normalidad, que permitirán la readmisión del África del Sur en la familia olímpica el 9 de julio de 1991 en una histórica Sesión en Lausana, en donde el Presidente Samaranch, en ejercicio de los poderes que se le habían conferido en la 97ª Sesión, entregó a Sam Ramsamy, Presidente del CON de Suráfrica la Carta de Reconocimiento, elevando así en aquel momento a 167 el número de CONs oficiales y admitidos170, Samaranch, en sus frecuentes periplos africanos, había hecho constante mención a la rígida pero inevitable medida adoptada con Suráfrica a nivel olímpico, cifrando su esperanza de que algún día la evolución social del país hacia la justicia permitiesen al COI revocar su decisión. El voleibol hace su estreno olímpico en Tokio, con la original exclusividad de haber sido la única disciplina olímpica que se inauguró simultáneamente para hombres y mujeres. Innsbruck, capital del Tirol, será la sede de los IX Juegos de Invierno, perfectamente organizados a pesar de las dificultades climatológicas motivadas por la benignidad del tiempo. 933 atletas representaron a 36 países. La pareja de esquiadores soviéticos Ludmila Belousova y Oleg Protopopov ganan por primera vez el patinaje artístico, conquistando también los rusos la medalla de oro en hockey sobre hielo, iniciando así un dominio absoluto en la prueba que habrán de mantener durante cuatro olimpiadas sucesivas.

XIX. México 1968 México había concursado ya para convertirse en la sede de los Juegos de la XVII Olimpiada. Es esta ocasión se impuso a las ciudades de Detroit y Lyon que también presentaron su candidatura, así como a Buenos Aires la que, redondeando toda una plusmarca de vocación olímpica, competía por cuarta vez para ser sede. En toda la historia del Olimpismo, el mundo hispánico no había organizado jamás unos Juegos y ello motivó quizá a los miembros del Comité Olímpico Internacional en el momento de tomar su decisión. En otro sentido, México, después de 72 años, sería junto con Atenas el otro país no industrializado candidato a convertirse en anfitrión olímpico171. Los recelos de los sectores anglosajones no tardaron en hacerse sentir, poniendo en duda la eficacia que pudiera demostrarse en la organización del acontecimiento deportivo, así como la negativa influencia que la altura podría tener en el marco de las competiciones, habida cuenta que la capital azteca está ubicada a 2.420 metros de altitud. El problema técnico fue meticulosamente estudiado, llegándose a la conclusión de que a partir de los 2.000 me-

170

Revista Olímpica 1.991, número 286, págs. 364 a 366. GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, 100 años de vida en común, pág. 231.

171

FLEURIDAS, C y THOMAS, R. Les Jeux Olympiques, pág. 70.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

tros, la incidencia oxigénica del aire sería beneficiosa para las pruebas de esfuerzos cortos (saltos y lanzamientos) y perjudicaría los de tensión continuada (carreras largas y encuentros de equipos). Diversas pruebas preolímpicas se concertaron durante los dos años anteriores a los Juegos para que sirvieran como aclimatación y asesoramiento científico de los diferentes equipos. Al fin, los escollos organizativos y técnicos que se habían alegado contra México lograron ser superados. El primero, debido a la fuerza monolítica que ejercía el partido en el poder, hoy en trance de perder su hegemonía, y el segundo, al demostrarse la genérica bondad del medio que ulteriormente había de propiciar todo un récord olímpico de récords olímpicos al superarse 257 de esta clase y 17 mundiales, batiéndose sólo en atletismo nueve plusmarcas de esta categoría. Pero, como reiteradamente repito, actualmente el Olimpismo es la fuerza sociológica más poderosa de nuestro atribulado siglo y su manifestación festiva, los Juegos, constituye la mayor caja de resonancia o publicidad para cualquier tipo de facción o grupo ansioso de notoriedad172. De ahí, que contra la clara esencia de los ideales filosóficos del olimpismo, la concentración que genera la olimpiada intente, en la mayoría de las ocasiones, instrumentalizarse como tribuna propagandística de las más diversas ambiciones. En este sentido, México fue el escenario de dos intentos que tuvieron lugar, respectivamente fuera y dentro del Estadio, y que se reprimieron con trágica dureza uno y adecuado rigor el otro. El gasto considerable que suponía la organización fue criticado agriamente por grupos de oposición de izquierda, que agitarían a sectores estudiantiles y universitarios. Estos grupos censuraban la falsa imagen que se pretendía dar de un país con una ciudad prepotente en su grandioso acontecimiento universal, en contraposición a una realidad que presentaba un extenso territorio pobre, desasistido de la Administración y habitado por una población con unas condiciones de vida en su mayor parte miserables. Diez días antes del comienzo de las competiciones deportivas, 10.000 contestatarios se manifiestan en la plaza del Zócalo mexicana, frente a la catedral y al Palacio Nacional. La balasera provocada por una unidad del Ejército aplastó la protesta, causando un indeterminado número de muertos próximo, según diversas estimaciones, a los 250 y cerca de 100 heridos. Pero, esta vez dentro del Estadio, el Black Power (poder negro yanki) también utilizó el podio olímpico para dar mundial notoriedad a sus reivindicaciones. Estamos cansados de ser utilizados como caballos de exhibición, diría Tommie Smith, uno de sus protagonistas y que como estudiante de ciencias sociales había participado en su país en diversos mítines reivindicativos sobre la injusta desigualdad racial. Cuando el 16 de octubre Smith y su compatriota

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DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. Academia Olímpica Española, XXII Sesión, pág. 90

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Dick Fosbury y Bob Beamon serán las estrellas de México 68 en las pruebas de salto. El primero venciendo en salto de altura con un peculiar estilo que arrinconará para siempre las técnicas precedentes. El segundo en salto de longitud con un registro de 8,90 m que causó estupor mundial al batir el anterior record de Ralph Boston en 53 cm.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

y hermano de raza John Carlos ocuparon el primer y tercer escaño del podio olímpico, en la entrega de medallas de la final de 200 metros lisos, ambos se presentarán sin zapatillas, luciendo unos calcetines negros y enguantadas sus manos derecha e izquierda (no debían de tener más que un par) con guantes también negros173. Cuando la bandera yanki es izada en el mástil y las notas del himno resuenan en el estadio, ambos atletas levantarán amenazantes sus puños enguantados mientras bajan la cabeza para no mirar su insignia nacional. Al día siguiente, ambos atletas serán excluidos del equipo americano y obligados a abandonar la villa olímpica. Dos días más tarde James, Evans y Freeman, copadores de la final de 400 metros, levantarán de nuevo los puños enguantados en el podio al que acuden tocados con boinas también negras174. El lamentable espectáculo que se decanta en el podio olímpico de México era la espectacular campanada propagandística que como punta de iceberg coronaba toda una tensa y soterrada campaña previa iniciada un año antes en los Estados Unidos. Las aparentes igualdades democráticas quebraban ante una discriminación social evidente, en donde los negros se sentían y eran marginados ante el colectivo de sus conciudadanos blancos. El gigante Harry Edwards ex baloncestista de la Universidad de San José de California y a la sazón profesor de sociología en la misma atizaba y dirigía la campaña reivindicativa en la que barajaba como incisivos triunfos de acción, la espectacular manifestación y actuación pública de los grandes campeones negros. El golpe de efecto que a su juicio culminaría en la mundial concienciación social sería la avizorada plataforma cósmica del podio olímpico, lo que necesariamente habría de provocar interrogantes en todas las naciones del mundo sobre la efectiva realidad de la tan aireada por equitativa y ejemplar democracia del país más poderoso de la tierra. Su juicio valorativo evidentemente fue certero, como inigualable eficaz medio propagandístico a sus fines, pero la lógica de la justa procedencia del lugar elegido quebraba lamentablemente ante tan burdo planteamiento. Era su nación de origen, en el polimorfo entramado de sus estados, ciudades, calles, plazas, universidades, estadios, clubs o escuelas, el procedente y adecuado foro en donde batallar contra la arbitraria e inhumana desigualdad establecida. Pero ¿cómo hacerlo dentro del contexto festivo de la más importante concentración sociológica del mundo uno de cuyos postulados fundamentales es el más puro y democrático igualitarismo y su básica esencia la más profunda indiscriminación en su sentido más lato? La escena del Black Power en México pasará a la historia olímpica como un anacronismo más dentro de la variopinta parasitología que, en desigual medida pero de forma reiterada y persistente, pretende la partidista instrumentalización de los Juegos.

173

DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos. La larga marcha. El País, junio 1988 MANDELL, R. Historia cultural del deporte, pág. 263. GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, págs. 225 a 228.

174

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus juegos, pág. 68.

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Pero los Juegos de México fueron pese a todo una maravillosa demostración de arte, de ingenio, de colorido y hospitalario calor popular. El fuego olímpico por primera vez tocará España en su ruta hacia América. El día 31 de agosto llegará a Barcelona en el barco italiano Palinuro y en carreras de relevos atravesará la Península, pasando por Madrid para llegar a Palos de Moguer el 11 de septiembre, haciendo la última posta Cristóbal Colón de Carvajal, último descendiente directo del Almirante del Mar Océano. Siguiendo evocadoras rutas marinas la llama llegará a Bahamas (la histórica Guanahaní) para continuar la ruta continental de Hernán Cortés hasta Teotihuacán, la ciudad sagrada de los aztecas, y ganar las pistas del Estadio en la histórica fecha del 12 de octubre, portada en su último relevo y por primera vez en la historia, por una mujer, la esbelta atleta mexicana Enriqueta Basilio, especialista en vallas, que será la que alumbrará el gran pebetero del Estadio175. En otro sentido, una vez más, las fechorías imperialistas de la URSS habían alterado el panorama político. La invasión que dos meses antes de la celebración de los Juegos habían protagonizado los carros de combate soviéticos en Checoslovaquia motiva la entusiástica y cálida acogida por parte del público al equipo checo en el desfile inaugural. A su vez la checa Vera Caslavska se impondrá después en las pruebas de gimnasia, consiguiendo cuatro medallas de oro y dos de plata. Ella se convirtió en la auténtica reina femenina de los Juegos Olímpicos de México, eclipsando con su prodigiosa actuación a todas las demás contrincantes. Bob Beamon y Dick Fosbury serán las estrellas de México. El elástico negro yanki, que tenía acreditado su registro personal de 8.33 en salto de longitud, se plantó en 8.90 en un intento prodigioso y espectacular en el que elevándose en su parábola más de dos metros, consiguió un registro del año dos mil, al pulverizar el récord del mundo en poder de Ralph Boston en 53 centímetros más. La conmoción deportiva y científica fue total y los más minuciosos trabajos se centraron sobre hazaña tan inconcebible. Veintitrés años habrán de pasar para que otro norteamericano, Mike Powell, en prodigioso salto superase en cinco centímetros la excepcional hazaña deportiva. El Profesor Ernst Jokl del CIEPS de la Unesco realizó una investigación sobre el tema con la que dio la vuelta al mundo176. Al mismo tiempo un rubio estudiante de Oregón, Dick Fosbury, arrinconó para siempre con su nuevo estilo de salto de altura a todas las técnicas precedentes. Su mejor registro en México de 2.24 metros fue menos convincente que su estilo, que se generalizó a partir de entonces. El “fosbury” como se llamará es un meditado sistema que cumpliendo con los condicionantes técnicos de la federación se encaminó hacia el récord, con olvido de la

175

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpia, págs. 394 y 404 a 408. DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, págs. 96 a 129.

176

JOKL, Ernst. Le prodigieux saut de Bob Beamon. Revista Olímpica 1.970, pag. 470.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En Grenoble 68, el esquiador francés Jean-Claude Killy se convirtió en héroe nacional al conseguir medalla de oro en las tres especialidades de esquí alpino. En la imagen acompañado a su izquierda por el suizo Jean Daniel Daetwyler y el francés Guy Périllat, segundo y tercero en el descenso alpino. En la otra imagen, la pareja de patinadores rusos integrada por Ludmila Belousova y Oleg Protopopov vuelven a ganar la medalla de oro en la especialidad.

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mecánica lógica de la prueba que, de no ser por la sofisticada amortiguación de la caída, sería impracticable en su nueva versión. El talante genéticamente creativo y artístico del pueblo mexicano propició una memorable Olimpiada Cultural, con un variado calendario de veinte concursos en los que tomaron parte famosos escultores, pintores, músicos, poetas y artistas venidos de los cinco continentes, atraídos por una pensada y acertada organización, que propició su compromiso participativo y a la par ofreció al país un inigualable marco de relumbrón cultural durante más de un año. El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, Presidente del Comité de Organización, supo dar a todas las manifestaciones culturales el personalísimo y vigoroso matiz del estilo mexicano. Instalaciones deportivas de avanzado diseño y decoración genialmente artística fueron construidas para la ocasión y el tartán, como revolucionario material de las pistas de competición, fue utilizado por primera vez. También por primera vez se arbitraron los controles de dopaje y de sexo, lo que apartó de las pistas por este motivo a conocidas figuras soviéticas como las hermanas Irina y Tamara Press, femeninamente poco agraciadas y que en anteriores ediciones de los Juegos habían conseguido cinco medallas de oro177.

177

CHANDLER, Willliam. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 60. BERLIOUX, Monique. Femineidad. Revista Olímpica 1968, nº 3, pág. 1. Comisión Médica del CIO. Pruebas para determinar el sexo. Revista Olímpica 1.968, nº 5, pág. 22

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

En los Juegos de México fue donde por primera vez se incorporaron a los Estadios las novedades tecnológicas que, junto a las nuevas técnicas atléticas y a la altitud a la que se encontraba la ciudad, iban a propiciar la consecución de marcas con las que en ese momento ni siquiera se podía soñar. Aunque, por otra parte, también es importante reseñar que el factor altitud, que tanto favoreció a los deportistas en las carreras cortas y en los concursos, unido a un calor y bochorno sofocantes imperantes durante aquellos días en México, surtió el efecto contrario en todas las pruebas de fondo y resistencia. Los agotamientos y desvanecimientos de los atletas estuvieron a la orden del día y los resultados se obtuvieron en función, en muchas ocasiones, del origen geográfico de los concursantes. Aquellos acostumbrados a climas tórridos consiguieron mejores marcas que los que provenían de países con climas más benignos. El tartán, un nuevo material sintético con el que se construyó la pista de atletismo, supuso la primera ocasión en la que los atletas, además del esfuerzo en la competición, no tenían que luchar contra el deterioro de la pista debido a factores climatológicos. Al mismo tiempo, este nuevo material aumentaba sensiblemente el rendimiento técnico, fundamentalmente en saltos y carreras de velocidad. También en estos Juegos se hizo todo un alarde tecnológico en lo referente a luminotecnia, marcadores electrónicos de campo y material de control y señalización. Entre estos últimos se incluían todo un despliegue de anemómetros que fueron repartidos por toda la pista, aunque no siempre funcionaron. El caso más flagrante parece se produjo en el salto de Beamon, donde los testigos afirman que soplaba un auténtico huracán a favor y, sin embargo, los jueces de la prueba sólo registraron dos metros por segundo, velocidad límite permitida para homologar cualquier récord en salto de longitud. El tenaz y hercúleo atleta Alfred Oerter conquistará con récord su cuarta medalla de oro olímpica en lanzamiento de disco y la Alemania del Este desfilará por primera vez bajo este rótulo que cambiará en la próxima edición por República Democrática Alemana. Durante el período olímpico (olimpiada) que los Juegos de México inician, se ha de producir una acelerada evolución del deporte de alta competición hacia un profesionalismo evidente, generado mayoritariamente por importantes firmas comerciales que retribuyen generosamente a las grandes figuras campeoniles las que a través de su conocida efigie premiada con la gloria deportiva aceptan el anuncio de productos comerciales, acordes así con el sistema de una sociedad de consumo de parámetros éticos amorales. El COI intenta frenar el abuso e impedir la inexorable mutación del deporte de alto nivel por ser la base operativa del olimpismo. La modificación de la regla 26 de la Carta Olímpica fija y concreta los límites de dedicación del deportista, intentando con ello que su quehacer competitivo sea sólo una ilusionante parte de su vida «186

Los Juegos Olímpicos modernos

pero no “su vida”178. Próximo ya a iniciarse el nuevo período olímpico que marcarían en 1972 los Juegos de Sapporo y Munich, el Presidente Brundage en su infatigable misión de apóstol del deporte no profesionalizado, envía reiterativamente cartas circulares a Comités Olímpicos Nacionales y miembros del Comité Olímpico Internacional, recordando normas, denunciando realidades y plasmando advertencias179. Los X Juegos Olímpicos de Invierno se desarrollaron en la localidad francesa de Grenoble, entre los días 6 a 18 de febrero del año olímpico, siendo presidida la ceremonia inaugural por el General Charles de Gaulle. La pareja rusa compuesta por Belousova y Protopopov vuelve a ganar la medalla de oro en patinaje artístico y el esquiador francés Jean Claude Killy se convierte en héroe nacional al conseguir la medalla de oro en las tres especialidades de esquí alpino.

XX. Munich 1972 Treinta y seis años después de que Alemania mediante Berlín fuese sede olímpica, la decisión del COI otorgaba de nuevo a los anfitriones germanos la organización de los Juegos de la XX Olimpiada. En esta ocasión fueron adjudicados a la ciudad de Munich que, en la Sesión de Roma celebrada en abril de 1966, frustró una vez más las esperanzas españolas en candidatura que mantenían Madrid y Barcelona180. La nueva Alemania, bajo el impulso dinámico y tenaz que le habían imprimido sus nuevas generaciones, quería ofrecer al mundo una visión real del poder técnico y económico y sobre todo pacífico, que había venido fraguando de forma callada y constante durante las últimas décadas. Los Juegos de 1972 no serían como los de 1936, “grandiosos y monumentales, a lo Wagner”, pero en su eficacia y nivel técnico, se perseguía por otros derroteros una similar grandiosidad, para la que contaban entonces, como antaño, con una entusiasta población que en conocimiento medio sobre educación física, deportes y olimpismo puede arrojar sin lugar a dudas la cota más alta del mundo. Se aprobó un fabuloso presupuesto para los Juegos de 1972, curiosamente coincidente en 1972 millones de marcos y se puso en marcha una remodelación total de la ciudad -vías de acceso, calles, puentes, avenidas y línea de metro-. El parque de Oberwiesenfeld, con tres millones de metros cuadrados, se convirtió en la zona que albergaba los centros principales de competición, en proximidad con la Villa Olímpica, y se realizó un gigantesco techo de vidrio acrílico de 75.000 metros cuadrados que representaba el perfil de los Alpes,

178

BRUNDAGE, Avery. A los Comités Olímpicos Nacionales. Revista Olímpica 1971, pág. 578.

179

Revista Olímpica 1.972, págs. 11 a 14.

180

DURÁNTEZ, Conrado. Barcelona 92 XXV Olimpiada, pág. 24. DURÁNTEZ, Conrado. L’Olimpisme i els seus Jocs, pág. 73.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

hecho de paneles superpuestos sujetos con redes metálicas que dejaba pasar la luz y la ventilación, favoreciendo con su luminosidad el uso en el interior de todo tipo de cámaras de filmación. Si la ciudad de Barcelona en el año 1992 fue la sede de las distancias mínimas, Munich 72 lo fue de las distancias cortas. Un equipo de profesionales integrado por 125 arquitectos, 108 ingenieros y una plantilla media de 15.000 obreros pertenecientes a 18 nacionalidades distintas, trabajaron durante más de 1.000 días para hacer realidad los ambiciosos proyectos urbanísticos y paisajísticos, que habrían de modelar Munich para celebrar el acontecimiento deportivo. Entre ellos, además de la revolucionaria cubierta transparente de los centros competitivos, destacaba la gigantesca mole de la torre de televisión, con 290 metros de altura, y en la que, junto con los servicios propios de su cometido, se albergaba un restaurante giratorio con capacidad para 216 personas. Este restaurante daba cada media hora una vuelta completa sobre su eje, permitiendo contemplar una maravillosa panorámica de la ciudad olímpica. En todo este despliegue técnico y urbanístico para acoger a la gran cantidad de visitantes que traen consigo los Juegos, también se construyó una red especial de metro, concebida en forma de aspa, con ocho líneas que pasaban por el centro y unían todos los pueblos de la periferia181. De esta manera Munich, cabeza de Baviera, capital latina de la rubia Germania, meca mundial de la cerveza, medieval, burguesa, próspera y hospitalaria, acogedora, cálida, abundante, laboriosa y tradicional, se aprestó en los primeros días del mes de agosto de 1972 a convertirse también en “Munich olímpica”. Para completar la imagen de la ciudad de cara al exterior se trazó un rico programa cultural bajo el título general de Culturas mundiales y arte moderno, destacando entre sus múltiples exposiciones la de Cien años de excavaciones en Olimpia, en la que con modesto orgullo se dejó traslucir la rigurosa, profunda y desinteresada labor investigadora hecha por los arqueólogos germanos en el sagrado recinto de Olimpia. Durante las semanas previas al inicio de las competiciones oficiales, se organizaron pruebas preolímpicas que sirvieron para empezar a preparar y caldear el ambiente de la gran fiesta próxima. Las computadoras electrónicas se pusieron al servicio de los Juegos y la denominada Golym, con sus 60 terminales, abasteció a los 4.000 enviados especiales de todo tipo de datos, aún de carácter nimio, relacionados con la informática deportiva. El éxito de los pictogramas en su esquematismo orientador facilitó la comunicación rápida y el profesor de diseño Otl Aicher creó una rica gama de colores en azules, verdes y amarillos que cromatizaron carteles, uniformes,

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DURÁNTEZ, Conrado. Munich preolímpico. En Deporte 2000, noviembre de 1970, pág. 57.

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La revelación de los Juegos de Múnich 72 fue el nadador yanqui Mark Spitz, que cumpliendo su pronóstico se colgó siete medallas de oro.

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banderas, murales, folletos, catálogos o sellos. El rojo, como color revolucionario, estaba excluido. El símbolo de los Juegos, llamado Universo, representaba una espiral con intermitencias azules y blancas que daba una sensación óptica de ascender al infinito. El 26 de agosto tuvo lugar la tradicional y solemne jornada inaugural y el fuego de Olimpia, que un mes antes había sido encendido en el sagrado recinto del Altis por María Mosjoliu, hizo su entrada triunfal en el Estadio portado por el atleta germano Gunther Zahn, a quien escoltaban en representación de los continentes, el africano Kipchoge Kenio, el asiático Kenjo Kimiliara, el oceánico Derek Clayton y el norteamericano Jim Ryun. Los Juegos comenzaron... Pero el esplendoroso escaparate olímpico iba a ser asaltado por facciones fanáticas deseosas de notoriedad, que dejaron un saldo de sangre y terror como espantoso testimonio de un récord macabro. Ya antes del fatídico 5 de septiembre, el COI tuvo que soportar las presiones de la Organización para la Unidad Africana para que excluyese a Rhodesia de los Juegos, bajo la amenaza de retirada y boicoteo de varios países de aquel continente más Yugoslavia y Afganistán que, entre otros, se unieron al plante. Por 36 a 31 votos Rhodesia fue excluida y la fuerza del COI debilitada en solución calificada por su Presidente Avery Brundage como de “suicidio olímpico” al permitirse una tan intolerable injerencia de la política en el mundo del deporte. Pero nadie se esperaba los trágicos sucesos del 5 de septiembre182. En la madrugada de aquel día, un comando del grupo extremista Septiembre Negro, el ala más radical de Al Fatah, movimiento para la liberación de Palestina, invadió los aposentos del equipo israelí matando a uno de sus miembros e hiriendo a otro y secuestrando como rehenes al resto. La conmoción en la ciudad, en la villa olímpica y en el mundo es total. Pronto se sabrán sus reivindicaciones teñidas ya de sangre. Liberación de 250 palestinos presos en Israel entre los cuales se halla el japonés Kozo Okamoto, autor de la masacre del aeropuerto de Lotz, que costó la vida a treinta y seis personas; salida con los rehenes de Alemania; negociación desde el exterior sobre su liberación y omisión total sobre cualquier intento de fuerza contra el comando, pues ello conduciría a la ejecución inmediata de los presos. Mil doscientos policías cercaron la Villa Olímpica y veinticinco tiradores de élite tomaron posiciones cercanas al edificio en el que por una ventana asomaba la faz siniestra de algún terrorista, cubierto el rostro con un pañuelo o pasamontañas. Gobierno, embajadas, policías y mandos deportivos actuaron febrilmente para lograr una solución. Al fin, de noche, haciendo creer al comando la aceptación de sus condiciones, son llevados en helicóptero al aeropuerto de Fürstenfeldbruk, en donde les esperan expertos tiradores de precisión. En un momento dado, las tinieblas son rotas por la luz de potentes

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GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 236.

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reflectores, iniciándose un intenso tiroteo que durará ocho minutos. Un terrorista ha hecho estallar una bomba de mano y cuando las armas enmudecen hay quince cuerpos sin vida: nueve rehenes, cinco terroristas y un policía alemán. Un dramático balance para la historia olímpica183. Los tres mil periodistas destacados en los Juegos, especialistas del deporte, se vieron convertidos de la noche a la mañana en insospechados corresponsales de guerra para vivir en directo unas horas de dramática intensidad y dar amargo testimonio informativo de la irrupción en los tiempos modernos del gran terrorismo internacional. ¿Deberían continuar los Juegos? Su interrupción, como argumentaría un miembro del COI, sería poner al antojo de criminales la causa olímpica. Pero la gran fiesta de la juventud se tiñó de luto con la trágica desaparición de varios de sus miembros. Un solemne acto fúnebre se desarrolló en el Estadio al día siguiente, con asistencia de ochenta mil personas y las banderas ondeando a media asta. Asisten atletas de todos los países, menos los árabes, únicamente representados por Marruecos184. Los trágicos sucesos de Munich fueron un doloroso y estridente aldabonazo de urgente alarma, ante la situación convulsa de sectores marginados cuando no discriminados e injustamente humillados por sangrienta opresión, impávida a requerimientos internacionales. La automaticidad cósmica de la caja de resonancia olímpica había sido utilizada una vez más con ajenas finalidades a su consustancial esencia pacífica y festiva, pero además, en esta ocasión, con impensables y siniestras consecuencias. Tan dramáticos acontecimientos hicieron cambiar drásticamente la planificación organizativa de los Juegos y desde entonces todo será distinto ya. La finalidad comunicativa que la concentración olímpica supone a partir de Munich se vio dificultada, cuando no impedida, por las severas medidas de seguridad en cada caso adoptadas. Dentro del complejo organigrama olímpico, Munich marcó el inicio del desarrollo de un nuevo e importante capítulo, cual es el de arbitrar normalmente costosos mecanismos garantizadores suficientemente disuasorios a facciones reivindicativas, revolucionarias o criminales de diversa índole, que impidan la particular instrumentalización de los Juegos para sus interesados o inconfesables fines. Pero el amargo signo del 72 también tuvo sus fases de gloria competitiva y el nadador yanki Mark Spitz, cumpliendo su pronóstico, se colgó del pecho siete medallas de oro. La progresiva mercantilización del éxito de las grandes figuras campeoniles se puso de manifiesto en la gesta de Spitz que acudía a

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VARELA, Mercé. Los Juegos Olímpicos, pág. 84. MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 266. GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, pág. 249. DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 73. THARRATS, J. Gabriel. Los Juegos Olímpicos, pág. 983.

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THARRATS, J. Gabriel. Op. cit., pág. 984.

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Lucha libre en la categoría de superpesados en la que el ruso Alexander Medved (oro) vence al monstruoso norteamericano Chris Taylor (bronce). En la página siguiente, el poderoso y barrigudo levantador ruso Vasili Alexeiev vence en la categoría de superpesados con un registro de 640 kg volviendo a triunfar cuatro años más tarde en Montreal.

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los Juegos con la perspectiva de un holgado futuro asegurado en la firma Williams Morris, una de las mayores agencias publicitarias del mundo, “valiendo” su hazaña ulterior, en ingresos potencialmente publicitarios, una suma equivalente a cinco millones de dólares por medalla185. En otro sentido, la gimnasta rumana Olga Korbut, que por primera vez realizó un mortal hacia atrás en la barra de equilibrio, con su figura frágil e infantil acaparó los primeros puestos y el afecto y admiración del público. El atletismo vio el resurgir del fondo y medio fondo finlandés en las figuras de Lasse Viren y de Pekka Vasala. Viren, vencedor en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros, a pesar de una caída en esta última final, se erigió en heredero de los míticos Kolehmainen, Salminen y Nurmi. Vasala logró en la final de 1.500 metros doblegar a Kenio que era, con el estadounidense Jim Ryun, uno de los máximos aspirantes al oro. Este último atleta sufrió, como le había sucedido a Vasala, una aparatosa caída que le apartó de cualquier posibilidad de acercarse a los puestos de honor. Las caídas, a la orden del día en estos Juegos en su apartado atlético, vieron cómo muchos de los favoritos sucumbían ante la adversidad y no ante los contrarios.

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MANDELL, Richard. Op. cit. pág. 267. DURÁNTEZ, Conrado. Valores humanísticos y culturales del deporte. Conferencia Magistral del II Congreso Mundial del COI de Ciencias del Deporte. Barcelona, 30 de octubre de 1991.

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Una mínima diferencia, sólo dos centímetros, impidió al soviético Janis Lusis revalidar el triunfo en jabalina que ya consiguiera en México 68, frente al alemán Wolfermann. Fueron 90, 48 metros contra 90, 46. También por una escasa diferencia, la Unión soviética venció a la selección de baloncesto de Estados Unidos en los últimos tres segundos, tras un igualado y emocionante partido. El Príncipe de España, D. Juan Carlos de Borbón, regatea en las frías aguas de Kiel en la clase Dragón defendiendo los colores de su equipo y otro español, Francisco Fernández Ochoa, en las heladas pendientes de Sapporo, consigue la medalla de oro en slalom especial, con inspirada actuación que provocó la incredulidad admirativa de los habituales patrones de las pruebas de Invierno. Otra medalla para España, en esta ocasión de bronce, fue a parar a manos del ciclista Jaime Huélamo en la prueba de fondo en carretera, que tuvo ulteriormente que devolver por dar positivo en el control antidopaje. Huélamo, que había sentido molestias en el pecho y abdomen atribuidas a las secuelas de una bronquitis de principio de temporada, sólo había ingerido un terrón de azúcar con coramina, sustancia que estaba permitida por Unión Ciclista Internacional (UCI). Con el período olímpico que los Juegos de 1972 abren, también se inicia un cambio en la presidencia del COI, ocupada ahora por Michael Morris, Lord Killanin, que sucedía a Avery Brundage, el paladín, que durante veinte años defendió a los Juegos en personal y tesonera campaña contra el voraz intrusismo comercial y mercantilista. Las realidades conseguidas no se correspondieron con los esfuerzos e ilusiones puestas en el empeño y ante la evolución de los acontecimientos, en carta de fecha 22 de diciembre de 1972, Brundage presentaba también su dimisión como miembro del COI186. Tres años más tarde, el 8 de mayo de 1975, Avery Brundage calificado como el último romántico del deporte fallecía a la edad de 87 años187. Los incidentes ocurridos en los Juegos de Invierno de Sapporo que llevaron a la descalificación del esquiador austríaco Karl Schranz ante su provocante y alardeado profesionalismo188 obligaban a la adopción de un permisivo cambio aconsejador de una política más tolerante al respecto, ante la innegable realidad sociodeportiva. El nuevo Presidente Lord Killanin calificado como “mano de hierro en guante de terciopelo”189 será el encargado de llevarla a cabo durante un período (1972-1980) en el que las convulsiones olímpicas se habrán de decantar en las desnortadas algaradas de los boicoteos.

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Revista Olímpica 1972, pág. 52.

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Revista Olímpica 1977, pág. 238.

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VARELA, Mercé. Op. cit., págs. 82 y 83.

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GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 60.

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La edición olímpica del 72 dejó en evidencia una vez más la progresiva amenaza del gigantismo de los Juegos unida a la inquietante secuela de su astronómico costo. Denver ha de declinar la oferta organizativa oficial de los XII Juegos de Invierno para 1976 ante la cerrada negativa de un referéndum popular temeroso de heroicos sacrificios económicos. Innsbruck se hará cargo del compromiso, en razón al ahorro que suponía haber organizado una reciente edición anterior190. El abundante aporte de los ingresos televisivos que se incrementan duplicados en el corto espacio de dos períodos olímpicos son, en el momento, confiados estímulos en que basar peticiones organizativas191. La Comisión Ejecutiva del COI, desarrollada en Lausana entre los días 2 al 5 de febrero de 1973, dio realidad operativa a una función esencialmente olímpica, constituyendo la Comisión de Solidaridad192. Van Karnebeek expuso a la sazón los trabajos llevados al respecto por los tres Vicepresidentes del COI junto con el coordinador, Giulio Onesti. La Comisión de Solidaridad Olímpica iniciaba así su rumbo operativo en justa misión de ayuda con coordinación a los Comités Olímpicos Nacionales, especialmente los más necesitados, programando y sufragando cursos varios de capacitación de dirigentes así como de iniciación y perfeccionamiento deportivo193. Pese a la pobre inicial respuesta a la primera y generosa oferta a la que sólo contestaron cinco destinatarios194, la progresiva acción de la Comisión así creada generó una adecuada difusión del deporte y el olimpismo en áreas subdesarrolladas, sin cuyo eficaz estímulo la tarea sería impensable, utilizándose siempre como instrumento de acción la sistemática prestación de servicios en su más diversa índole (expertos, clases, cursillos, publicaciones, becas, etc.) pero no la subvención financiera o entregas dinerarias195. En la 73ª Sesión del COI, desarrollada en Varna entre el 5 al 7 de octubre de 1973, se han de reiterar advertencias ante la presión mercantilista publicitaria sobre el derecho exclusivo y excluyente del COI en la filmación de Juegos, así como la amenaza de inmediata descalificación de aquellos deportistas que dentro de un recinto olímpico realizasen ostentosa exhibición de artículos deportivos como medio de promoción de marcas comerciales196. Japón con Sapporo organizará los XI Juegos de Invierno en los que España consigue la primera medalla de oro en unos Juegos de Invierno, merced a Francisco Fernández Ochoa en slalom especial. Suiza obtiene un éxito rotundo conquistando cuatro medallas de otro, tres de plata y tres de bronce.

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BERLIOUX, Monique. Prosperidad Olímpica. En Revista Olímpica 1973, pág. 3.

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BERLIOUX, Monique. Op. cit., pág. 4.

192

Revista Olímpica 1975, pág. 52.

193

Revista Olímpica 1975, pág. 122.

194

Revista Olímpica 1975, pág. 252.

195

COI Comisión Ejecutiva. Lausana, 9-11 de febrero de 1974.

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Revista Olímpica 1974, págs. 13 y 15.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

XXI. Montreal 1976 La obstinada tenacidad de un solo hombre fue quizá el elemento determinante para que la edición de los Juegos de la XXI Olimpiada moderna se otorgase a Canadá. Jean Drapeau, que era entonces el alcalde de Montreal, no cejó desde el año 1966 en su empeño en conseguir los Juegos para el patronazgo de su joven, rico y vigoroso país. La ciudad de Montreal ofreció al festival olímpico el mayor complejo deportivo conocido hasta entonces, con un cómodo y majestuoso Estadio con capacidad para 70.000 espectadores sentados, un gigantesco parking cubierto, el más grande del mundo y unos terrenos de competición protegidos de la nieve y el hielo por un gigantesco techo escamoteable, sostenido por una torre de 160 metros de altura. La triste y dramática experiencia terrorista que se había sufrido cuatro años antes en los Juegos de Munich hizo que se dedicase una especial atención a la seguridad de los atletas y dirigentes deportivos. Para este fin fueron movilizados 15.000 hombres especializados. De nuevo las circunstancias políticas hicieron incidencia en los Juegos y unas desafortunadas declaraciones del Presidente del Gobierno canadiense, Pierre Trudeau, sobre el no reconocimiento de la China de Taiwan, provocaron la amenaza de Estados Unidos de retirarse de los Juegos197. Pero más grave fue la disyuntiva en que colocaron al Comité Olímpico Internacional algunas delegaciones africanas, solicitando la exclusión de Nueva Zelanda por haber jugado un equipo de este país unos encuentros de rugby con equipos de Suráfrica, país excluido del COI por su política racista. El COI se mantuvo firme, manifestando que la participación en los Juegos era voluntaria y que aquél no era el momento oportuno para presentar problemas sobre exclusión, pues la gran fiesta de la juventud del mundo había comenzado ya. Ante estas declaraciones, 24 países africanos se retiraron de los Juegos Olímpicos y en la soledad de la Villa Olímpica destacados atletas de fama mundial como Akii Bua o el plusmarquista mundial de los 1.500 metros Filbert Bayi enjugaron sus lágrimas de decepción antes de regresar a sus países sin haber tenido la posibilidad de competir. Los atletas, que tras largos meses de entrenamiento e ilusiones debían olvidarse de sus sueños de triunfo que durante tanto tiempo habían perseguido, no llegaban a comprender el arbitrario proceder de sus representantes que, de forma injusta, les privaron de la competición, la más noble ambición del trance deportivo198. De esta manera, que resultó tan injusta para los atletas cuya única aspiración era medirse con los de los demás países del mundo, el escenario olímpico vol-

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GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y política, pág. 105. MACINTOSH, Peter. Deporte y política: estudio de fondo. Revista Olímpica 1978, pág. 430.

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DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 74.

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La gran figura de Montreal 76, será Nadia Comaneci, la niña rumana de catorce años de rostro triste y cuerpo esbelto y delicado, que desafiando los condicionantes de las dificultades técnicas que conlleva su compleja especialidad, consiguió el insólito registro de siete dieces en gimnasia, lo nunca visto ni pensado.

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vía a ser pantalla de reivindicaciones ajenas al olimpismo, aunque de alguna forma relacionadas con sus postulados democráticos e igualitarios, pero, en todo caso, de ejercicio tan inadecuado como extemporáneo. Era también en el terreno estadístico una consecuencia del largo pulso sostenido por la República Surafricana con el resto de Africa negra desde que en 1961 el Partido Nacionalista se hizo con el poder en porcentaje absoluto y radicalizó, mediante leyes, sus directrices raciales y segregacionistas. Desde entonces los países democráticos no vieron con buenos ojos el régimen de Pretoria, condenando de forma directa o indirecta su sistema o premiando a sus opositores o detractores, como fue la entrega del Premio Nobel en 1960 a Albert John Lutuli, destacado dirigente del Partido Africano Nacionalista declarado ilegal en el país199. El COI condenó el apartheid de Suráfrica excluyéndola de los Juegos de Tokio y, tras un paréntesis de teórica avenencia, ratificó su decisión de expulsión en la Sesión de Amsterdam en 1970. Por este motivo esta delegación africana no sería invitada a Montreal pero, pese a su ausencia, la saña de sus opositores ha de llevarles a buscar alguna relación contaminante de aquélla con terceros, como será el caso de Nueva Zelanda, por cuyo fútil motivo desencadenaría el boicoteo. A finales de noviembre de 1985 el Presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, dentro de su periplo africano en el que visitó todos los Comités Olímpicos del continente ratificaba en Cotonou (Benin) la postura sancionadora del COI con la esperanza de que Suráfrica abandonase su injusto apartheid para ser jubilosamente admitida en el seno de la gran familia olímpica. En cierta medida, el boicoteo de Montreal respondió más que a una justificación lógica, con posibles resultados positivos en su finalidad, a un calculado afán político de notoriedad que ulteriormente sería desaprobado y criticado por el Consejo Superior de Deportes de Africa. Este Consejo, como supremo organismo continental del deporte, estimó que jamás debió haberse producido la escisión africana, ya que con ello se causó más perjuicio que beneficio a la causa que en un principio se pretendía defender200. En cualquier caso toda la larga serie de conatos de boicoteo a los Juegos Olímpicos que, por desistimiento o por exclusión habían tenido ya antecedentes en las ediciones de 1920, 1924, 1928, 1936, 1948, 1952 y 1956, se materializaron ahora en Montreal de forma palpable y dolorosa con trascendencia de escándalo. Pero lo que resultó más triste e irritante dentro del concierto del fenómeno olímpico es que la postura adoptada en 1976 por el bloque africano y que fue en muchos ambientes europeos reticentemente comentada como propia de visiones tercermundistas, fue ulteriormente seguida en las ediciones

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DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos, la larga marcha, pág. 86.

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MACINTOSH, Peter. Op. cit., pág. 427. GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 233.

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siguientes por bloques de países que, encabezados por los respectivos líderes de contrapuestas ideologías, tomaron parte activa en tan absurda decisión. En ese caso ya sí sólo fue una pura motivación política pues a los africanos les asistía, además, dentro de su también absurdo proceder, al menos una motivación de defensa racial. La consolidación de la anacrónica medida del boicoteo olímpico hace pues presencia efectiva y generalizada en Montreal con lúgubre presagio como antecedente de lo que en las dos Olimpiadas sucesivas habrá de acontecer. Voces autorizadas se levantaron a nivel mundial contra la nueva plaga de instrumentalización política de la gran fiesta olímpica ante tendenciosas facciones ansiosas de manipular sin escrúpulos éticos y en un desierto de monumental ignorancia una institución autónoma independiente y libre, no sólo de la partidista visión política de los distintos gobiernos, sino incluso del COI, CONs o F.I. por ser solo patrimonio exclusivo y excluyente de la juventud del mundo. De medida ineficaz, ilegal, cínica y disparatada la calificará John Cheffers, pues el boicoteo político inspirado en motivos nacionales o locales y dirigido contra la participación de otros países suprimió el criterio individual y a la vez los derechos de libertad de sus ciudadanos. Es sostener con ello -decía- en contra de las normas olímpicas, que los resultados deportivos individuales pertenecen

El cubano Alberto Juantorena, el caballo, consiguió la histórica doble victoria atlética en 400 y 800 m lisos.

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La gimnasta rusa Olga Korbut, que había conseguido en Múnich 72 cuatro medallas de oro en gimnasia, vuelve a triunfar en competición por equipos consiguiendo plata en barra de equilibrios.

a los gobiernos. Es admitir que la política nacional ha de primar sobre la convicción individual de la participación olímpica. Por ello el uso de los Juegos Olímpicos para fines políticos es un acto de cinismo empedernido pues los boicoteos afectan directamente al alma de los Juegos y podrían ser el factor más decisivo de su muerte, lo que provocaría, en otro sentido, el absurdo epílogo para quienes los utilizan y explotan, pues con ello, harían desaparecer el espectacular e inocente escenario de sus mezquinas demostraciones. Los Juegos de Montreal pecaron de colosalismo inacabado. Los avanzados y costosos proyectos arquitectónicos, previstos para el acontecimiento deportivo, chocaron en su realización con el fantasma desequilibrador de las huelgas calculadas. Por este motivo, que ninguno de los organizadores supo prever, el presupuesto inicialmente fijado llegó al fin casi a quintuplicarse. Una de las causas que provocó el desbordamiento imprevisto de los planes iniciales en cuanto el presupuesto global fue que los obreros, gracias a las huelgas, llegaron a cobrar fabulosos salarios que rondaban los 5.000 euros semanales. El encarecimiento causó un déficit tan elevado que los canadienses debieron seguir pagando hasta el año 2000 la deuda generada por sus Juegos que, en balance final, superó los mil millones de dólares, suma superior al coste total de la edición precedente201. 201

MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 267.

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El traslado del fuego olímpico para los Juegos canadienses tuvo importantes innovaciones técnicas. Después de ser alumbrado en Olimpia con el ritual tradicional, la llama fue trasladada en carreras de relevos hasta Atenas, llegando al Estadio Panatinaikos a las 21:36 del día 15 de julio, portando el último relevo el campeón griego Kostas Kostis. A las 21:50 hora griega y 14:50 de Montreal, Angela Simota, atleta canadiense de origen griego, acercó la llama de la antorcha a un captor que, tomando partículas ionizadas, las transformó en impulsiones codificadas que, trasmitidas vía satélite hasta Otawa, accionaron un rayo láser que devolvió instantáneamente el fuego a su forma original202. La innovación tecnológica propia de la ficción científica hará exclamar ilusionado al primer ministro canadiense Pierre Trudeau: “Si los griegos de la antigüedad hubiesen podido asistir a esta transformación instantánea de la llama, habrían visto en ello sin duda alguna una intervención de los dioses. Jamás con anterioridad en unos Juegos Olímpicos se había hecho nada semejante ni ha estado tan presente e inmediato el espíritu de Grecia”. El último relevo del fuego dentro del Estadio lo realizó por primera vez en la historia olímpica una pareja, integrada por Sandra Henderson de Toronto (15 años) y Stéphane Prefontaine de Montreal (16 años) que, en representación de las dos lenguas y razas que integran la joven y poderosa nación americana, llevaron en conjunta y compasada carrera el fuego hasta el gran pebetero del Estadio. La unión de estos dos atletas para tan importante trance quizá motivó otra unión más duradera que la pareja afrontó al contraer matrimonio203. Una violenta tormenta desatada el 22 de julio apagó el fuego que quedó extinguido entre las 13:35 y las 14:57. Un solícito empleado del Estadio lo alumbraría de nuevo... con su mechero, pero éste será otra vez apagado para volverlo a encender con el fuego de repuesto traído de Olimpia. La jornada inaugural de los Juegos de Montreal se desarrolló con la solemnidad tradicional y mientras las danzarinas de los conjuntos trenzaban sus artísticos bailes, un streaker paseó su reivindicativa protesta, desnudo de ideas y de ropa, hasta que la policía, teniendo que llegar al centro del Estadio, le tapó, lo retiró y lo detuvo. La figura de Montreal será Nadia Comaneci, la niña rumana de catorce años, de rostro triste y cuerpo esbelto y delicado, que desafiando los condicionantes de las dificultades técnicas que conlleva su compleja especialidad consiguió el insólito registro de siete dieces en gimnasia, lo nunca visto ni pensado. Otra frágil figurilla, la rusa María Filatova, con sus quince años, treinta kilos de peso y 1,33cm de altura, cautivó también a los espectadores canadienses durante sus intervenciones gimnásticas.

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DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 135.

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DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 137.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El finlandés Lasse Viren realizó la proeza de doblar el triunfo de 5.000 y 10.000 metros lisos por segunda vez consecutiva, estando a punto de igualar la hazaña de Zatopek, no conseguida al fallar en maratón. El atlético boxeador cubano Teófilo Stevenson venció en la categoría de pesados, obteniendo con ellas el récord de cien victorias antes del límite y su compatriota Alberto Juantorena, El Caballo, se impuso con autoridad en los 400 y 800 metros lisos. En la otra cara de la moneda, el esgrimidor soviético Boris Onishchenko fue descalificado por tramposo, al descubrirse un complicado artilugio que insertado en el puño de su espada le daba puntos inexistentes204. La capital austriaca de Innsbruck vuelve a ser sede olímpica después de 14 años organizando los XII Juegos de Invierno. La Unión soviética es la gran triunfadora en conjunto, adjudicándose un total de 27 medallas, 13 de oro, 6 de plata y 8 de bronce. La alemana federal Rosi Mittermaier consigue dos medallas de oro en slalom especial y en descenso y una de plata en slalom gigante.

XXII. Moscú 1980 Cuatro candidaturas habían concursado para los Juegos de la XXI Olimpiada que se habían de adjudicar a Montreal. Pero las peripecias organizativas de la edición canadiense y la costosa deuda que sus Juegos generarían para el futuro disuadieron a muchos países de sus aspiraciones organizativas y así sólo dos, con evidentes y contrapuestas connotaciones, optaron a ser sede de los Juegos de la XXII Olimpiada. Moscú ganó el envite y Los Angeles quedó en reserva para la siguiente edición a la que concursó ya en solitario205. Pero los acontecimientos que iban a acompañar los Juegos de la XX Olimpiada marcaron un hito histórico de insensatez y de ignorante intromisión política en el gran acontecimiento deportivo. En Moscú 80 el partidismo político asestará por primera vez un duro, directo y peligroso golpe al gran festival que, pese a ello, continúa inexorable su rumbo histórico impulsado por la poderosa fuerza genética de sus ideales universalistas206. Mucho antes de que se iniciase el gran boicoteo, la tensión internacional no era nada propicia a la concordia y amistad entre los dos grandes bloques y una atmósfera semejante a los momentos más agudos de la guerra fría hacía presagiar cualquier desenlace imprevisto en algún organismo o encuentro de tipo internacional, incluido el olímpico.

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DURÁNTEZ, Conrado. Juegos Olímpicos, la larga marcha, pág. 89.

205

FLEURIDAS, C. Les Jeux Olympiques, pág. 70.

206

DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XIII. PAVLOV, Sergei. Discurso en la 83ª Sesión del COI. Revista Olímpica, pág. 403.

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Los Juegos Olímpicos modernos

Los británicos Steve Ovett y Sebastian Coe, protagonizaron un duelo personal y deportivo adjudicándose repetitivamente las pruebas de 800 y 1500 m lisos. A la derecha, el prodigioso boxeador cubano Teófilo Stevenson, mano de piedra, que en insuperable racha triunfal, consiguió la tercera medalla de oro olímpica en la máxima categoría.

Los Juegos se habían adjudicado a Moscú en la Sesión del COI desarrollada en Viena en 1974 que otorgó a su vez los XIII Juegos de Invierno a la localidad norteamericana de Lake Placid, con lo que coincidían por primera vez un patronazgo olímpico de un país del Este o socialista, con el contrapunto de su oponente ideológico, catalogado como la máxima potencia capitalista del mundo. El fenómeno olímpico con este planteamiento organizativo daba muestras evidentes, una vez más, de una generalizada aquiescencia en la sutilidad de su penetración social. Pero dos años antes los disidentes soviéticos habían difundido notoriamente un comunicado oponiéndose a cualquier celebración olímpica en la URSS, debido a su sistema político carente de libertades. Siete años más tarde, el 19 de junio de 1979, el diputado belga de Lovaina Willy Kuijpers afirmaba rotundamente que Gresko y Nikitana, miembros ambos del Comité Organizador de Moscú 80, pertenecían al Comité Estatal de Seguridad Soviético (KGB) y cinco meses después, el 17 de noviembre de 1979, el disidente soviético Vladimir Bukovski aireaba a través de un periódico parisino un artículo que, bajo el título de Por el boicoteo, razonaba los motivos por los que habría que aislar a Rusia en su patronazgo olímpico207.

207

GRAUPERA, M. Hortensia. Olimpismo y Política, pág. 214.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

A la tensión internacional vino a añadirse un argumento de peso por su trascendencia política, cual fue la invasión de Afganistán por las tropas soviéticas a finales de aquel año208. Las múltiples y airadas reacciones no se hicieron esperar y Washington anunció toda una variada gama de represalias, desde la cancelación de todo tipo de acuerdo con la URSS, incluida la no ratificación del tratado SALT II, hasta el caudillaje de una campaña occidental para boicotear los Juegos, medida que incluso fue tratada también en la OTAN. Jean Pauls, embajador de Alemania Occidental en la OTAN, se atribuyó proféticas visiones de pasado cuando, apoyando decididamente el boicoteo de Moscú, decía: “Si hubiera habido un boicoteo para los Juegos de 1936, celebrados en la Alemania de Hitler, el desarrollo de los hechos que se produjeron después en Europa a lo mejor no hubieran sido los mismos...”. El Consejo de Ministros de Europa también apoyó al boicot y como consecuencia de ello el 3 de enero de 1980, el Presidente americano Jimmy Carter anunciaba oficialmente la decisión de boicotear los Juegos de Moscú, una vez que había sido convenientemente asesorado209. El mandato presidencial del famoso agricultor estadounidense no se habría de distinguir precisamente por sus aciertos y las cotas de popularidad de EEUU bajo su mandato habían alcanzado los más ínfimos niveles. De ahí que cuando el británico Lord Killanin, Presidente a la sazón del COI, tuvo conocimiento de la noticia entre desencantado y reticente expresará: “El Presidente norteamericano Carter estuvo mal aconsejado al decidir el boicoteo de EEUU a Moscú. Si todos los consejeros de los jefes de Estado son así de sabios, que Dios nos coja confesados”. Con sus palabras Killanin no sólo criticaba la decisión adoptada, sino también a los posibles asesores que la hubieran podido apoyar, entre los que figuraban Brzezinski o la propia esposa del Presidente, Rosalyn. Un mes más tarde, el Secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, en lógica postura partidista pero con evidente ignorancia del tema precisaba: “Para mi gobierno sería violar la tregua sagrada si asistiese a unos juegos organizados por un país que mantiene una guerra de agresión que se niega a finalizar, así como a retirar sus fuerzas de ocupación, pese a que reiteradamente la gran mayoría de la Asamblea General de la ONU así se lo ha solicitado”210. Vance confundía el simplismo localista de Olimpia con su esencia rituaria, impregnada de profundas esencias religiosas, con la complejidad múltiple y contradictoria del siglo XX, cuando, de observarse con rigor los principios que él programaba, ¿se habrían podido celebrar muchos Juegos? En otro sentido, pese al cúmulo de cacareantes amenazas, ¿se tomó en aquella ocasión otra medida distinta a la inocente y lastimosa espantada del boicoteo? Estados Uni-

208

MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 270. CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 68.

209

GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 218.

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82 Sesión del COI en Lake Placid, el 9 de febrero de 1980. Discurso de apertura. Revista Olímpica 1980, pág. 104.

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El ruso Vladimir Salnikov oro en natación en 400, 1500 y relevos de 4x100 libres.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

dos encabezaría la campaña, que sería secundada de inmediato por el Reino Unido, haciendo exclamar a Margaret Thatcher, poco después de la inauguración de los Juegos: “Los Juegos han comenzado bajo el himno olímpico, pero también con la música de las armas que se baten en Afganistán...”211. Hasta el último momento, los rectores del COI sufrieron presiones para quitar a la URSS la organización de los Juegos, bajo la constante intimidación del gélido vacío que iba a proporcionar el gran boicoteo con que se amenazaba. Estoicamente, Killanin respondió a las presiones: “Cada uno es libre de participar o no en unos Juegos Olímpicos, bien sea como espectador, atleta u organizador, pues el COI no exige la participación obligatoria”212. En España el Gobierno de Adolfo Suárez también tomó postura por el boicoteo manifestando: “No es deseable la participación en Moscú, ni que los atletas usen el himno y la bandera española en sus Juegos”. Juan Antonio Samaranch, en aquellos momentos Embajador de España en la Unión Soviética, viajó para tomar parte en la sesión del Comité Olímpico Español (COE) en la que se decidiría la presencia española en los Juegos. Algunas de sus recomendaciones sirvieron sin duda para la decisión positiva que se adoptó, acudiendo por España un numeroso equipo de ciento sesenta y tres atletas, que desfiló con la bandera del COE, a causa de la postura oficial del Gobierno213. Pese a todo los Juegos comenzaron, por fin, el 19 de julio de 1980 con una ceremonia inaugural deslumbrante y extensa que se prolongó durante cuatro horas, la mayor duración de la historia olímpica214. El espectáculo artístico y deportivo montado por los organizadores soviéticos superó todo lo que se había visto en Juegos anteriores. Dieciséis mil personas ejecutaron diversos ejercicios en el césped del Estadio olímpico y en una de las gradas 3.500 personas formaron, en color, la efigie del osito Misha, la mascota de los Juegos moscovitas. Otra novedad fue el encendido de la llama olímpica que se realizó mediante un sistema electrónico situado bajo la grada, con lo que los atletas portadores de la antorcha no subieron, como en precedentes ocasiones, hasta el pebetero. La organización de estos Juegos supuso a la Unión Soviética un coste de 53.000 millones de pesetas, el mayor presupuesto de la historia215. Ciento veinte mil personas intervinieron en la preparación y desarrollo de los Juegos. Los soviéticos se movilizaron y los que hablaban idiomas sirvieron de guías y de intérpretes para las delegaciones extranjeras. La población empleada

211

GRAUPERA, M. Hortensia. Op. cit., pág. 220.

212

LORD KILLANIN. Discurso en la 83ª Sesión del C.O.E. Revista Olímpica, pág. 408 Revista Olímpica 1980, pág. 107. M’BAYE, Keba. El movimiento olímpico en peligro. Revista Olímpica 1980, pág. 619

213

CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 68.

214

CHANDLER, William. Op. cit., pág. 69.

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DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos, la larga marcha XXII

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en el sector servicios había seguido, por otra parte, cursos de inglés, francés y alemán que no siempre les permitieron estar a la altura de las circunstancias. Pero el reverso de la moneda fue que, si bien las autoridades soviéticas realizaron un esfuerzo evidente para abrir su capital a los miles de turistas extranjeros venidos de todo el mundo para presenciar los Juegos, la cerraron a los soviéticos. Desde el 15 de julio hasta el 5 de agosto los no residentes en la capital no podían entrar en ella excepto en caso de fuerza mayor y mediante un pase expedido por el Ministerio del Interior. No se vendían billetes de tren o de avión para Moscú y la entrada en coche estaba prohibida. Los niños desaparecieron de la ciudad, raptados por un invisible flautista de Hamelín, seguramente para no entrar en contacto con la previsible corrupción occidental. Además, para mantener una circulación fluida en el centro de la ciudad, se retiraron bajo los más nimios pretextos miles de carnés de conducir, mientras se mantenía una campaña disuasoria para los conductores. No sólo la Villa Olímpica estaba protegida por el Ejército, sino todos los edificios que tuviesen algo que ver con la organización de los Juegos, así como los hoteles y restaurantes. La admisión en estos últimos, difícil en tiempo ordinario, sólo se conseguía en este período olímpico mediante la presentación de un pase especial que a veces provocó situaciones hilarantes. La inauguración de los Juegos coincidió con la ausencia un tanto sospechosa de varios embajadores que alegaron una simple coincidencia de fechas en sus vacaciones. En los Juegos de Moscú 80, pese a ausencias tan notorias como las de EEUU, Alemania Occidental, Japón, Canadá, Kenia o China, se contabilizaron 33 nuevos récords del mundo y sus actos ceremoniales fueron espectaculares, solemnes y acertados. El soviético Vladimir Salnikov consiguió tres medallas de oro en natación, bajando por primera vez en 1.500 de los 15 minutos. Sus 14.58.27 fueron toda una proeza, como la conseguida por la alemana oriental Bárbara Krause en 100 metros libres, al bajar de 55 segundos (hizo 54.79). La parcialidad de los jueces perjudicó a algunos deportistas, como a los mexicanos Carlos Girón y Daniel Bautista y a la misma Nadia Comaneci, que sólo consiguió dos medallas de oro, siendo superada por la soviética Davidova. Los británicos Steve Ovett y Sebastian Coe protagonizaron un duelo personal y deportivo adjudicándose, respectivamente, las pruebas de 800 y 1.500216. El atletismo femenino se convirtió, en Moscú, en una confrontación entre la Unión Soviética y la República Democrática Alemana, con un tercer invitado en calidad de pariente pobre, que fue el resto del mundo. En estos Juegos, la distancia mayor para las carreras femeninas fue 1.500 metros, cuando en encuentros y campeonatos de Europa ya se disputaba la prueba de 3.000 metros.

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CHANDLER, William. Op. cit., pág. 70.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Habría que esperar cuatro años, hasta los Juegos de Los Angeles, para que se incluyesen pruebas de fondo para mujeres, haciendo su aparición el 3.000 y la maratón pero todavía no las distancias intermedias, como el 5.000 y el 10.000. El finlandés Tomi Poikolainen ganó medalla de oro en tiro con arco proclamándose como el vencedor olímpico más joven de su país y el excelente boxeador cubano Teófilo Stevenson con imparable racha triunfal consigue la tercera medalla de oro olímpica en la máxima categoría. La mascota de los Juegos, el osito Misha, fue un permanente símbolo de ternura y simpatía que llevó a la emoción cuando en la jornada de clausura apareció en la gigantesca pantalla electrónica despidiéndose de los presentes resbalándole por el rostro un grueso lagrimón. El programa cultural montado y desarrollado antes y durante los Juegos a tenor de la tradición y sensibilidad del país fue rico y variado. Juan Antonio Samaranch era elegido en Moscú para ocupar la Presidencia del COI. Desde sus inicios como practicante deportivo en las modalidades de Hockey, Boxeo y Fútbol había recorrido una larga serie de mandatos como dirigente deportivo en los que adquirió singular experiencia. Delegado Nacional de Deportes y Presidente del Comité Olímpico Español (1967 – 1970), Jefe de Misión en los Juegos Olímpicos de Cortina D’Ampezzo (1956), Roma (1960), Tokio (1964). Miembro del COI desde 1966, Jefe de Protocolo del COI (1968 – 1970), Miembro del Comité Ejecutivo (1970 – 1979) y Vicepresidente (1974 – 1978). Una sutil diplomacia, férrea voluntad y prodigiosa capacidad de trabajo eran las características fundamentales del séptimo Presidente del COI. Bajo su mandato frenó las algaradas políticas generadoras de los boicots, visitó en agotadores viajes las sedes de los CONs, terció con justo humanitarismo en el problema racial de Suráfrica y gestionó abundantes ingresos en la Tesorería del COI, con los que planificar generosos programas de ayuda a los CONs de las naciones más necesitadas. Su total y permanente dedicación al cargo, fácil acceso y trato acogedor le granjearon el total reconocimiento de la familia olímpica que lo valoró como el más destacado Presidente del Comité Olímpico Internacional, después de su fundador. Uno de los más novedosos acuerdos adoptados en la 82ª Sesión del COI en Lake Placid fue el de crear una Comisión encargada de la valoración y estudio de la propuesta griega realizada por el Presidente de la República Constantinos Karamanlís, para la creación en suelo heleno de unas instalaciones permanentes en donde poder organizar las sucesivas ediciones de los Juegos. Tal enclave gozaría de neutralidad y extraterritorialidad y ofrecería las ventajas de un reducido coste de mantenimiento, evitar motivaciones a la absurda plaga de los boicoteos y perfeccionar eficaces medios de seguridad contra la locura salvaje de la lacra terrorista. La Comisión presidida por Louis Girandou N’Diaye, miembro del COI por Costa de Marfil e integrada por James Worrall (Canadá), Pedro Ramírez (México) y Nikolaos Nissiotis (Grecia) estudió la ilusionada pro«208

Los Juegos Olímpicos modernos

puesta griega, que al final quedaría archivada en el tiempo como un romántico proyecto que, de aceptarse, provocaría en contraposición a sus aspectos positivos la inevitable pérdida del talante internacionalista de los Juegos con su periódica y viajera ronda cuadrienal. En el XI Congreso Olímpico desarrollado en Baden-Baden entre los días 23 al 28 de septiembre de 1981, entre otros importantes acuerdos se adoptó el de incluir para la próxima edición de los Juegos en 1988 al tenis, en la sola modalidad individual para ambos sexos, así como al tenis de mesa. Al mismo tiempo y muy de acuerdo con el talante culturalista del nuevo Presidente, se adopta la decisión de reorganizar el Museo Olímpico cerrado desde hacía varios años, así como construir una amplia y nueva sede para el mismo, cuyos planos y estudio son encomendados al prestigioso arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez, miembro del COI217 El 8 de julio del mismo año el Consejo Federal Suizo mediante un Decreto, reconoce al COI personalidad jurídica, otorgándole con ello los derechos y libertades garantizadas en el ordenamiento jurídico nacional del país y al mismo tiempo le otorga un estatuto particular en reconocimiento a sus actividades universales y su carácter específico de institución internacional218. La localidad norteamericana de Lake Placid repite como sede olímpica después de los terceros juegos aquí organizados en 1932. El gran triunfador de la edición es el americano Eric Heiden que copa las cinco medallas de oro de patinaje de velocidad masculino. El ruso Nikolay Zinyatov consuma el prodigio de vencer en tres pruebas de esquí nórdico, las de 30 kms y 50 kms y relevos 4x100 y en hockey sobre hielo los americanos arrebatan a los soviéticos su tradicional primacía en la prueba.

217

84ª Sesión del COI Revista Olímpica 1981, pág. 629.

218

El Estatuto Internacional del COI Revista Olímpica 1981, pág. 641.

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EL ESPLENDOR XXIII Los Ángeles 1984 (Sarajevo) XXIV Seúl 1988 (Calgary) XXV Barcelona 1992 (Albertville) XXVI Atlanta 1996 (Lillehamer 1994) XXVII Sydney 2000 (Nagano 1998)

De izquierda a derecha y de arriba abajo, el fornido atleta británico Daley Thompson, holgado vencedor en la prueba de decatlón. Abajo a la izquierda, el también británico Sebastian Coe, vencedor en los 1500 m lisos, y a la derecha el Presidente Samaranch felicita a Carl Lewis (USA) que en atletismo, igualando la hazaña de su hermano de raza Jesse Owens, venció en 100 y 200 m lisos, 4x100 y salto de longitud.

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XXIII. Los Ángeles 1984 Para los Juegos de 1984 la candidatura de Los Ángeles se presentó en solitario y la adjudicación obviamente no ofreció dudas219. El astronómico coste a que ascendió el gasto originado por las dos anteriores ediciones olímpicas fue el elemento disuasorio determinante para cualquier tipo de concurrencias. Montreal generó un coste de quinientos ochenta mil mil millones de dólares y lo invertido para Moscú se calculó en cifra aproximada a los nueve mil millones. El mérito alcanzado por los patrones olímpicos americanos es el de haber descubierto un revolucionario mecanismo de financiación a través de la inversión privada220. Por esta razón cuando Los Ángeles fue designado los organizadores de los Juegos sabían que no habían de contar con ningún tipo de ayuda oficial y, si bien es cierto que parte importante de las instalaciones existían ya como el Memorial Coliseum, escenario de los Juegos de 1932, fue preciso no obstante, realizar toda una serie de obras de acondicionamiento y actualización, y, después de cerrados los gastos, los Juegos de 1984 produjeron un superávit de doscientos cinco millones de dólares. Todo un récord económico-olímpico. La colaboración del voluntariado olímpico dio también el récord de participación, con 45.000 ilusionados colaboradores gratuitos, y la partida de recaudación por la retransmisión televisiva alcanzó también otro récord histórico al sobrepasar la cifra de los trescientos millones de dólares. El acoplamiento del heterogéneo grupo de factores que dio un tan positivo balance económico tuvo un nombre como protagonista de tan mágicos aciertos, que fue el de Peter Ueberroth, Presidente del Comité Organizador (LAOC)221. Pero en los Juegos de 1984 había de tener lugar también la segunda y esperada secuencia del boicot olímpico iniciado de forma múltiple cuatro años atrás. El 9 de mayo de aquel año, la URSS comunicaba de forma oficial su decisión de no acudir a Los Ángeles bajo el pretexto pueril de la inseguridad que ofrecía a su delegación la histeria antisoviética que se respiraba en Estados Unidos. El pronunciamiento decisivo de la nación cabeza de serie trajo consigo un cúmulo de adhesiones en cadena, que secundaron la decisión y así Bulgaria, República Democrática Alemana, Vietnam, Laos, Mongolia, Afganistán, Hungría, Polonia, Cuba, Yemen del Sur, Etiopía, Corea del Norte y Angola se unieron al boicoteo222. A nivel competitivo los Juegos de la XXIII Olimpiada se iniciaban como los anteriores con una elevada tasa de devaluación por ausencias. Pero en el as-

219

FLEURIDAS, C. Les Jeux Olimpiques, pág. 70.

220

CHANDLER, William. Historia de los Juegos Olímpicos, pág. 76.

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DURÁNTEZ, Conrado. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XXIII.

222

GRAUPERA, María Hortensia. Olimpismo y Política, págs. 253 a 260.

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

pecto sociológico, la maniobra política de la importante ausencia produjo efectos diversos en los dos bloques y así mientras en Rusia y otros países la decisión final de boicoteo fue motivo de desaliento y frustración en una generación de atletas que con elevado sacrificio se habían venido preparando para el gran acontecimiento, en EEUU, por el contrario, los reiterados triunfos norteamericanos propiciados en gran medida por ausencias de cualificadas figuras fueron adoptados como un síntoma de supremacía mundial, generador de un exacerbado nacionalismo, y la bandera norteamericana, en todo tipo de tamaños y grabada en los instrumentos y útiles más diversos, aparecía por doquier223. En prevención de trágicos acontecimientos como los de Munich, las medidas de seguridad adoptadas para la vigilancia y control de la Villa Olímpica fueron extremas. Los cerca de 8.000 atletas pertenecientes a los 141 países participantes fueron custodiados estrechamente por 20.000 vigilantes, entre policías, soldados y guardas, y 100 helicópteros sobrevolaron constantemente la zona, completando así unas medidas prudentes en exceso que restaron espontaneidad y libertad a la reunión de la familia olímpica. El traslado del fuego olímpico desde Olimpia, según el proyecto concebido por los organizadores, fue motivo de aguda controversia. El criterio eminentemente utilitario del Presidente del Comité, Peter Ueberroth, así como el del Director General, Harry Usher, les llevó a concebir el plan denominado Youth Legacy Kilometer (Kilómetro Patrimonio de la Juventud), según el cual todo el recorrido que debía hacer el fuego olímpico por territorio norteamericano sería subastado de manera que el que quisiera ser portador de la llama durante un kilómetro debería abonar a la organización una suma equivalente a dos mil cuatrocientaos cincuenta dólares. Con el dinero recaudado de esta manera se formaría un fondo destinado a promover el deporte entre la juventud estadounidense aún no federada224. A la idea así concebida se le dio inmediatamente publicidad a través de los diferentes canales de radio y televisión, así como con la edición de folletos explicativos sobre la intención y finalidad del proyecto, acompañado de charlas, coloquios y conferencias. De diferentes puntos del país comenzaron a llegar propuestas para cubrir distintos tramos de la carrera, previo pago de la suma anticipada. Pero cuando el Comité Olímpico Griego tuvo conocimiento de la dimensión económica que se preveía dar al simbólico recorrido de la antorcha, manifestó su profundo desagrado, amenazando con no permitir el traslado del fuego olímpico. En fecha 27 de noviembre de 1983, el Comité Olímpico Griego puso en conocimiento del Presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, el estado de las cosas y su alarma por lo que consideraban mer-

223

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 78.

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DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica, pág. 153.

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Los Juegos Olímpicos modernos

cantilización inaceptable de uno de los símbolos más genuinos de la gran fiesta olímpica. Tensas reuniones tuvieron lugar durante los meses de febrero, marzo y abril de 1984 entre el LAOC y el Comité Olímpico Griego, animadas por extensas campañas de prensa de periódicos helénicos y norteamericanos. Al final, a escasos días del comienzo de la tradicional ceremonia en Olimpia, ambas partes llegaron al acuerdo de trasladar el fuego de Olimpia a Atenas en helicóptero y de Atenas a Nueva York en avión. El resto del programa del recorrido por suelo norteamericano se realizará según lo habían concebido los organizadores. El fuego olímpico para los Juegos de Los Ángeles recorrió 15.000 kilómetros, fue portado por 3.436 corredores y generó una suma de beneficios superior a los ocho millones de dólares225. Uno de los secretos mejor guardados de estos Juegos fue el nombre del atleta encargado de hacer la última posta del relevo y encender el pebetero en el Memorial Coliseum: Rafer Johnson. Este ex decatleta de raza negra recibió la antorcha de manos de Gina Hemphill, cuyo único mérito para portar la antorcha dentro del Estadio era el de ser la nieta del mítico Jesse Owens226. Paralelamente a la preparación de los Juegos se llevó a cabo un sinfín de actividades culturales bajo el nombre de Olympic Arts Festival, como medio de fusión de las culturas oriental y occidental. Estas actividades incluían teatro, ópera, danza, cine, conciertos y exposiciones de pintura, todo ello de la más variada índole y para los gustos más dispares. Allí se dieron cita artistas tan heterogéneos como Merce Cunningham, Plácido Domingo, la Orquesta de Cámara Nacional de China o el Théâtre du Soleil. La ceremonia inaugural fue una vez más el claro exponente de la cultura, la historia y la mentalidad del país anfitrión. El productor de más de 500 películas David Wolper fue el encargado de dirigir el gran espectáculo que sería presenciado por televisión por más de 2.500 millones de espectadores.227 Las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos costaron más de cinco millones de euros. En la primera, la preparada por Wolper, millones de globos blancos y dorados ascendieron al cielo, mientras que un multitudinario conjunto integrado por más de diez mil ejecutantes, entre los cuales había ochenta y cuatro pianistas, evocarían las peripecias históricas de la nación americana junto con sus mitos de celuloide y la ficción científica a través de la evolución de su música, desde los primitivos espirituales negros sureños hasta el moderno breakdance, pasando por los temas de películas famosas. El gran ausente de la ceremonia inaugural fue el águila “Bomber” una rapaz majestuosa e inteli-

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DURÁNTEZ, Conrado. Op. cit., pág. 156. Revista Olímpica 1984, pág. 246.

226

DURÁNTEZ, Conrado. La Antorcha Olímpica. En Mensaje Olímpico nº 30, agosto de 1991, págs. 26-35.

227

Los Juegos de la XXIII Olimpiada, R.O. 1984, págs. 603 y 604.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

gente que había sido entrenada durante un año para sobrevolar el Estadio en la solemne sesión. El fallecimiento repentino de la rapaz cuatro días antes de la inauguración obligó a un rápido cambio en el programa y el golpe de efecto corrió a cargo del “rocketman” que con la más fantástica de las ideas llegó al centro del estadio autopropulsado, como si de espectacular vuelo cósmico se tratase, cautivando con su insólita aparición a los casi cien mil espectadores. Una ceremonia del más puro estilo cinematográfico, con toda la grandiosidad y el colorido que caracterizaron a los musicales de Hollywood228. El Presidente Reagan desde una cabina de cristal blindado, pronunció las palabras de rigor y los Juegos comenzaron, Edwin Moses el excelente atleta norteamericano de color, figura mundial en la distancia de 400 m. vallas y medalla de oro en la prueba, en los Juegos de Montreal, fue el deportista elegido para prestar el juramento olímpico en nombre de los competidores. La trascendencia solemne del momento, alteró su memoria, olvidándose parte de la fórmula juratoria que, entre titubeos y silencios, redujo a muy breves palabras. Pero la intención bastó. A pesar del boicoteo, los Juegos de Los Angeles no estuvieron faltos de logros y récords. Carl Lewis igualó la hazaña de su hermano de raza Jesse Owens y sin esfuerzo aparente consiguió la medalla de oro en 100, 200 4x100 y longitud229. Otro yanki de color el referido Edwin Moses triunfó con autoridad en los 400 metros vallas, consiguiendo en la prueba su victoria consecutiva número 105 y repitiendo el éxito que ocho años atrás obtuviera en Montreal. El corpulento japonés Yasuhiro Yamashita luchando contra la adversidad de una lesión y cojeando ostensiblemente fue eliminando a todos sus contrincantes hasta adjudicarse el triunfo en el “open” de judo, y la rumana Maricica Puica triunfó en la prueba de los 3.000 metros, contra pronóstico, dejando atrás a la británica Zola Budd, a quien se le imputó por el público la caída en la pista de la favorita local Mary Decker230. El fornido atleta británico Daley Thompson, se proclamará como el atleta más completo de los Juegos al ganar holgadamente el decatlón. Los Juegos de Los Ángeles también pasarán a la historia del deporte, por ser los primeros en los que se incluyó la carrera de maratón en el programa olímpico femenino. Fue ésta una prueba dramática donde el calor y la humedad hicieron estragos entre las corredoras. La atleta suiza Gaby AndersenSchiess entró en el estadio deshidratada y exhausta protagonizando, con su interminable esfuerzo para conseguir llegar a la meta, el incidente deportivo más patético de los últimos tiempos. Mientras, Joan Benoit, ganadora de la prueba, pasará a la historia como la primera vencedora de un maratón olímpico femenino e igualmente la joven marroquí Nawal El Moutawakel como la primera

228

CHANDLER, Richard. Op. cit., pág. 72.

229

CHANDLER, Richard. Op. cit., pág. 73.

230

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos pág. 81.

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Joan Benoit (USA) ganó la maratón femenina disputada por primera vez.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

mujer árabe vencedora con medalla de oro olímpica. Las carreras sobre 3.000 y 4.000 m. vallas femeninos también se disputaron en estos Juegos por primera vez y Carlos Lopes, el enjuto maratoniano portugués, también ganará en la prueba la primera medalla de oro para su país. Durante la 87ª Sesión del COI habida en Sarajevo, en el transcurso de los Juegos de Invierno, se acordó como innovación en el protocolo olímpico entregar la bandera olímpica al alcalde de la ciudad organizadora de la próxima edición durante la ceremonia de clausura de los Juegos precedentes, insignia que ha de ser encerrada en preeminente edificio público durante el período organizativo previo231 y nueve meses más tarde entre los días 7 y 8 de noviembre del mismo año, los Comités Olímpicos Nacionales reunidos en Asamblea General en la ciudad de México, proclamarán una Declaración solidarizándose en contra de los boicoteos, repudiando la situación racista de algunos países y proponiendo una flexibilización de la norma 26 a tenor de las grandes exigencias del deporte de alta competición232. Por su parte el COI consciente del arraigo que dentro del escenario olímpico había adquirido la absurda y disparatada lacra de los boicoteos, en la 89ª Sesión, habida en Lausana a comienzos de diciembre del mismo año y constituida al efecto como una Sesión Extraordinaria para el estudio del futuro del movimiento olímpico, aprobó una enérgica declaración por la que, condenando el injusto castigo que con el boicoteo se imponía a los atletas, víctimas directas e inocentes de las irracionales maquinaciones políticas, responsabilizaba oficialmente de tales hechos, a los Comités Olímpicos Nacionales en cuestión, con amenaza de exclusión y recordaba y advertía de forma tajante, que el único organismo competente para determinar si en una edición de los Juegos se cumplían o no los postulados de la Carta Olímpica, era el Comité Olímpico Internacional, con facultades totales, exclusivas y excluyentes233. El 17 de octubre de 1985 la Comisión para el Movimiento Olímpico del COI admitió los principios sentados en el denominado “Código del Atleta”, normativa elaborada por la Comisión integrada por Alexandru Siperco, Raúl Mollet y Boris Stankovic por la que proponían un cambio sustancial en las condiciones participativas de los atletas de alta competición en los Juegos, facultando como jueces exclusivos para estos extremos a las Federaciones Internacionales y prohibiendo solamente de forma oficial en el deporte olímpico el uso del dopaje o la violencia234. Un último acuerdo importante habría de adoptarse dentro del espacio de la Olimpiada relativa a la sucesión del Calendario de los Juegos de Invierno res-

231

Revista Olímpica 1984, pág. 594.

232

Declaración de México. Puntos 3, 7 y 15. R.O. 1984, págs. 967, 968 y 969.

233

Resolución de la 89ª Sesión. R.O. 1985, pág. 17.

234

MOLLET, Raúl. El Código del atleta, R.O. 1986, pág. 81.

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Los Juegos Olímpicos modernos

pecto a los Olímpicos. En la 91ª Sesión desarrollada en Lausana el 14 de octubre de 1986, se decidió la modificación de la Norma 5 de la Carta Olímpica, estableciendo que sería la XXV Olimpiada la última en la que se celebren todo el calendario competitivo de ambos Juegos dentro del mismo año, alternándose a partir de entonces cada dos años unos y otros con período de inicio en 1994 con ocasión de los XVII Juegos de Invierno que ulteriormente habían de otorgarse a la localidad noruega de Lillehamer en la 94ª Sesión del COI en Seúl en 1988. Se rompía así una tradición mantenida desde 1924235. Tensos forcejeos se sucedieron también a lo largo de todo el período en las maquinaciones de las dos Coreas, respecto al protagonismo participativo que la República Democrática y Popular de Corea (Corea del Norte) pretendía tener en la organización de los Juegos de la XXIV Olimpiada adjudicadas a Seúl. El Presidente Samaranch hubo de emplearse a fondo en la excepcional faceta de su sutil diplomacia para acabar adoptando una firme solución ante la sinuosa trayectoria de los coreanos norteños236.

XXIV. Seúl 1988 Durante el XI Congreso Olímpico celebrado en septiembre de 1981 en Baden-Baden, la candidatura de la ciudad coreana de Seúl, venció contra todo pronóstico a la de la ciudad japonesa de Nagoya por 52 votos contra 27237. La decisión del alto organismo olímpico suponía un difícil reto para el movimiento que dirige, habida cuenta que la Península de Corea dividida en dos estados: Corea del Norte y del Sur, ambos eran claros exponentes de dos sistemas sociales contrapuestos238. Las presiones políticas no se hicieron esperar obligando a emplearse a fondo al Presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, quien después de derrochar sus excepcionales dotes diplomáticas ante las pretensiones de los coreanos del norte, que pretendían de forma no clara ser sede de varios deportes, optó por tomar una postura firme recordando a todos que los Juegos de la Olimpiada se habían adjudicado a Seúl y ésta en definitiva sería la cita oficial de la familia olímpica239. En aislada rabieta de despecho, Corea del Norte decidió no acudir a Seúl, en postura tan insolidaria como absurda, en la que sólo fue secundada por Cuba. Corea, el antiguo reino de Chosun, se catapultaba así a la primera línea de la atención mundial conociéndose su nombre y ubicándose geográficamente su existencia para muchos millones de personas, como con anteriores sedes

235

Acuerdos de la 91ª Sesión del COI, R.O. 1986, pág. 651.

236

Revista Olímpica 1986, pág. 368; 1987, pág. 446 y 1988, pág. 407.

237

Sna-Ho-Cho. ¿Por qué los Juegos de Seúl?. R.O. 1981, pág. 527.

238

Los acuerdos de la 84ª Sesión del C.O.I., R.O. 1981, pág. 629.

239

Tercer encuentro de las dos Coreas, R.O. 1981, pág. 368.

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ocurriera, merced al dato rutilante de ser sede olímpica. Hasta el momento el camino no había sido fácil. El aislamiento político del país respecto al bloque socialista y la carencia de fluidos contactos internacionales, lo hacían depender mayoritariamente de la ayuda y estrechos contactos mantenidos con EEUU su gran valedor político y militar. Para el tesonero Yong-su Park, alcalde de Seúl, la empresa fue obsesivo empeño desde un 18 de abril de 1979, día en que se adoptó la decisión de presentar la candidatura durante un concurrido banquete organizado en el lujoso hotel Lotte. Park Chung-hee, el todopoderoso Presidente de la nación, con un liderazgo consolidado próximo a las dos décadas, fue convencido de la bondad del proyecto así como el resto de los miembros del Gobierno, que captaron la importancia de la empresa económicamente posible, dado el auge económico del momento y altamente rentable, en razón a la publicidad y propaganda política que de ello se podía extraer. Chun Doo Hwan sucederá en el empeño al Presidente Chung-hee, misteriosamente asesinado por uno de sus más cercanos colaboradores, poniendo el nuevo mandatario renovado empeño en la ilusionante empresa. Gigantescas obras de remodelación se trazaron sobre la ciudad y su entorno. Se renovó trescientos kilómetros de calles, y se canalizó el río Han, foco de infecciones, mosquitos y malos olores para transformarlo en uno de los ríos más bellos del mundo. Un majestuoso y extenso “parque olímpico” se diseñó para albergar las esculturas de autores destacados en donde se plantaron 95.000 árboles y una vez allanados, drenados y acondicionados una larga extensión de terrenos baldíos ubicados al sur de la capital, en ellos se levantó un esplendoroso complejo de instalaciones de excepcional calidad, elevado costo y espectacular diseño. La sociedad coreana entera fue instruida del compromiso cosmopolita que se adquiría, y la seguridad fue una de las grandes protagonistas del lance olímpico con 120.000 policías, 540.000 soldados surcoreanos y 40.000 norteamericanos en permanente estado de alerta. La cadena norteamericana N.B.C. se adjudicó la retransmisión de los Juegos con astronómica oferta que desbancó a su tradicional competidora la A.B.C. y la piscina olímpica por exigencias técnicas de transmisión de imagen fue cubierta con un techo de cristal evitador de reverberaciones240. El primer récord batido en 1988 fue la participación masiva. Después de tres Juegos precedentes devaluadas y deslucidas por los absurdos boicoteos, en Seúl se congregaron 160 Comités Olímpicos que enviarían a competir a 9.147 atletas, doble plusmarca participativa que auguraba buenos presagios241. Las ceremonias de inauguración y clausura fueron una vez más un exponente directo de la cultura del país y expresaron de forma colorista, esplendorosa y simbolista la sutil y refinada tradición del mundo oriental. En el desfile inaugural, fue especialmente aplaudida la delegación española que encabezaba

240

LÓPEZ, Fernando. Los Juegos Olímpicos. La larga marcha XXIV.

241

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y sus Juegos, pág. 82.

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En las imágenes superiores, arrancada y llegada a la meta en la carrera de 100 m lisos ganaba holgadamente con record mundial por el canadiense Ben Johnson, que ulteriormente sería descalificado por dopaje. A la izquierda la bella y coqueta atleta yanqui Florence Griffith, oro en 100, 200 y 4x100 y plata en 4x400 y a la derecha el también norteamericano Carl Lewis, oro en 100 y salto en longitud y plata en 200m.

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como abanderada la Infanta Cristina, concursante de vela, que representaba en definitiva a Barcelona y España como la próxima sede de los Juegos de 1992. La antorcha olímpica hizo su entrada en el Estadio de Chamsil en manos del veterano Kee-Chung Sohn, vencedor de la Maratón en los Juegos de Berlín, y el diminuto Tae-woon-Yoon, nacido el 30 de septiembre de 1981, el mismo día que se otorgan los Juegos a Seúl, empujó un simbólico aro sobre el inmenso césped, escenificando con ello los ciclos de rotación del planeta tierra242. Diecinueve récords mundiales y cuarenta y siete olímpicos fueron claro exponente del nivel deportivo alcanzado en la competición. Sin embargo, los Juegos de Seúl irán identificados con la plaga del dopaje, contra la que el COI tomó radical postura por considerar tal hecho, no sólo un gravísimo peligro para la salud del deportista, sino también una trampa ruin. Ben Johnson, el atleta canadiense de color de origen jamaicano, fue descalificado por dopaje, después de conquistar la medalla de oro y batir el récord del mundo en los 100 lisos. Los análisis detectaron en su orina una de las sustancias prohibidas: el estazonolol243. Un gran escándalo estalló a nivel mundial. Una pareja de atletas americanos de color son las grandes figuras en atletismo. La bella y coqueta Florence Griffith, medalla de oro en 100, 200 y 4x100, y plata en 4x400, y Carl Lewis, oro en 100 metros y salto de longitud, y plata en 200 metros. La alemana Kristin Otto consiguió seis medallas de oro en natación, proeza nunca lograda por una mujer, y otra mujer, Rosa Mota, gana la primera medalla de oro femenina para Portugal. El soviético Vladimir Salnikov, ganó su segunda medalla de oro en natación en los 1.500 m. estilos libre y el tiro con arco es copado por tres jovencísimas coreanas Soo-Nyung Kim, Hee-Kyung Wang y YoungSook Yun que ocuparon los tres primeros puestos. El levantador turco Naim Suleymanoglu en la categoría de hasta 60 kilos estableció seis récords mundiales en su camino hacia la medalla de oro, en deporte, en el que se retiró en pleno el equipo de Bulgaria ante la descalificación de varios de sus miembros por dopaje, y el tenis vuelve a ser otra vez deporte olímpico desde su última inclusión en 1924. El tenis de mesa disputado como olímpico por primera vez, enfrentará en las finales femeninas simples y dobles a China y Corea y el canadiense Lawrence Lemieux tendrá un gesto del más puro fair play olímpico en la regata de Finn individual al acudir en auxilio del timonel de la tripulación de Singapur que se había caído al agua, retrasándose con ello notoriamente en la prueba. Los Juegos de la XXIV Olimpiada, se cerraron con éxito histórico junto con la candente realidad del señuelo temido y comprobado, del uso generalizado de drogas estimuladoras del rendimiento deportivo. Ben Johnson, fue la descubierta punta del iceberg de una peligrosa plaga alteradora del básico prin-

242

La armonía y la paz más allá de las fronteras, R.O. 1988, pág. 489.

243

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. Academia Olímpica Española, XXII Sesión, pág. 75 y ss.

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cipio de igualdad de oportunidades en el trance de la confrontación deportiva. Años más tarde, varios de los rutilantes astros del atletismo en Seúl, habrían de ser imputados de fraude por el uso sistemático de drogas, como fueron, en la prueba reina de los 100 metros lisos, los que habrían de ganar los dos primeros puestos tras la descalificación de Ben Johnson, el británico Linford Christie244, y el yanqui Carl Lewis, a quien su CON le permitió participar pese a sus comprobados dopajes245. La misma Florence Griffith, que automáticamente se retiró de la competición, finalizados los Juegos y posiblemente ante la inmediata aprobación de los controles anti-dopaje por sorpresa, habrá de dar dramático testimonio y ejemplo, de una muerte prematura, generada su causa por el sistemático dopaje246. En persecución de la temida y comprobada realidad, el COI junto con el Gobierno Canadiense, había organizado entre el 26 y el 29 de junio de ese año 1988, en Ottawa, la Primera Conferencia Mundial permanente de la lucha contra el dopaje, al objeto de adoptar una estrategia común, a la que se adhirieron todas las naciones deportivas. Tal acuerdo aprobado durante la 94 Sesión del COI dio pasó a la II Conferencia de Ministros de Deportes, en Moscú, entre los días 21 al 25 de noviembre del mismo año, en la que participaron ciento trece países y se aceptó por unanimidad la Carta Olímpica Internacional contra el Doping en el Deporte, entre cuyos acuerdos, figuraban como uno de los más decisivos, el de la creación de una Comisión de expertos encargados de efectuar análisis por sorpresa. Valorando las causas de tan generalizado mal, Alejandro de Merode, consideraba que el deportista de alto nivel se ha convertido en un trabajador como los demás y de ahí que las Federaciones en su obsesiva proliferación de competiciones deberían de descansar un poco más247. En el terreno de la pedagogía olímpica y deportiva, cobra especial arraigo en el periodo, la Escuela Itinerante de Administración Deportiva, aprobada su creación por la Comisión Ejecutiva del COI, en su Sesión de México en 1984, y con actuación inicial en 1986, con dos cursos pilotos en Jamaica y Zambia. Como instrumento de la Comisión de Solidaridad Olímpica, que a su vez había sido creada en 1961, la Escuela Itinerante vino a llenar un importante vacío de conocimientos acerca de la estructura olímpica y deportiva, crónico sobre todo, en un elevado número de CONs de países pobres. Las enseñanzas de los expertos de la Escuela, tenían como objeto, la capacitación de los dirigentes deportivos de las Federaciones y los CONs, tratando toda una compleja serie

244

FRANCESCUTTI, Pablo: El COI propone usar el análisis protónico para detectar el dopaje genético en atletas. La Razón, 14 de junio del 2000

245

El Acuerdo de París. R.O. julio-agosto 1994, pág. 283

246

TORO, Carlos: Florence no es la única sospechosa. El Mundo, 24 de septiembre de 1998 Murio Florence Griffith. Sport, 22 de septiembre de 1998, págs. 44 y 47 CAMINO, Marta: Griffith demasiado rápida, Marca, 23 de septiembre de 1998 DURÁNTEZ, Conrado; Consideraciones Éticas sobre el Dopaje. Conferencia Internacional sobre el Dopaje, Madrid 15 de noviembre de 2002

247

Segunda Conferencia de Ministros del Deporte en Moscú. R.O. 1988, Pág. 668.

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La prodigiosa nadadora Kristin Otto (RDA) consumó la hazaña de ganar seis medallas de oro en natación, proeza histórica del gremio femenino.

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temática de especial significado (historia del olimpismo, símbolos y emblemas, fair play, doping, violencia y deporte, la mujer y el deporte, los medios de comunicación, relaciones de los gobiernos y el deporte, la estructura de las Federaciones y los CONs etc.) Sistematizadas las materias a tratar, en un Manual de doscientas setenta páginas en tres idiomas, (francés, inglés y español), las enseñanzas y conocimientos en él plasmadas, constituyeron una inapreciable fuente de información, sobre trascendentales materias semi-desconocidas o ignoradas248. Con la misma finalidad de pedagogía olímpica, tiene lugar en Madrid entre los días 20 al 24 de junio, la Primera Reunión o Congreso de la Asociación Iberoamericana de Academias Olímpicas, cuyo objetivo era el impulso de la educación olímpica en el área idiomática y cultural ibérica, utilizando el vehículo común del idioma, así como también y de una forma muy especial cooperar en la creación y funcionamiento de Academias Olímpicas en los países del área que aún no las tuvieran249. Un año más tarde, entre los días 12 al 16 de junio, de 1990, tuvo lugar el Segundo Congreso de la AIAO también en Madrid, con la asistencia de quince representantes que redactaron y aprobaron los Estatutos fundacionales y eligieron la Junta directiva250. En 1996, la AIAO fue oficialmente reconocida por el COI, siendo la única Institución de este tipo hasta el momento, figurando inserta en el Repertorio Olímpico, entre las entidades dedicadas a la educación y difusión del ideario olímpico, junto con la Academia Olímpica Internacional. La AIAO celebra Congresos bianuales para la contrastación de sistemas de trabajo en su tarea pedagógica en los que se hace también balance de los logros conseguidos en este campo, durante el bienio precedente, editándose Actas que recogen los datos, sugerencias e intervenciones, imprimiendo además publicaciones sobre temática olímpica, que son distribuidas entre los veintiseis países que en el año 2003 integran la Asociación. La AIAO viene a ser también la primera institución panibérica de la historia y sus Congresos han tenido lugar en Madrid, (1992 y 1994), Santa Fe, España (1996), Antigua, Guatemala (1997), Vigo, España (1998), Huelva, España (2000), León, España (2002), San Juan, Puerto Rico (2004), Sevilla, España (2006), Logroño, España (2008), Lima, Perú (2010), Madrid, España (2012), Guatemala, Extraordinario (2013), Lisboa, Portugal (2014)251. El XVII Congreso tendrá lugar en el 2016 en la ciudad de Bogotá (Colombia).

248

ROUKHADZE Marie Hélène: Balance de un estreno, R.O. 1968, pág. 180

249

Seis Academias para un aniversario, R.O., 1998, Pág. 359

250

Asociación de Academias Olímpicas Iberoamericanas. R.O. 1990, pág 516.

251

DURÁNTEZ, Conrado. Olimpiadas. Huelva 2002, páginas 115 y 121.

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Durante el espacio cronológico de la Olimpiada, dos acontecimientos importantes habrían de afectar de forma muy positiva, al Continente Africano. El primero fue la puesta en marcha en Somone, a sesenta kilómetros de Dakar, capital del Senegal, del proyecto Olimpafrica, experiencia piloto de instalación deportiva de esquemática estructura, pero facilitadora de los elementos básicos para la práctica deportiva. Cofinanciado por el COI y la UNESCO, al acto inaugural de presentación del proyecto, asistieron los respectivos mandatarios de ambas instituciones, Juan Antonio Samaranch y Federico Mayor Zaragoza, que trazaron planes de futuro para que una experiencia similar fuera implantada, en otras regiones de África, así como en Asia e Iberoamérica252. En otro sentido, la sanción de exclusión olímpica de Suráfrica por apartheid, también es levantada. El problema se remontaba a la década de los sesenta, siendo en los Juegos Olímpicos de Roma, la última vez en los que participó el equipo Surafricano. En 1970, el CON Surafricano, fue excluido del Movimiento Olímpico, al haber implantado el discriminatorio apartheid en su deporte, sistema que transgredía palmariamente la Carta Olímpica por su injusto contenido discriminatorio. La Comisión Apartheid y Olimpismo, creada por el COI, siguió vigilante las incidencias de la situación, tratando de orientar a Surafrica, hacia un cambio de sistema, de talante democrático. En 1989, el Presidente surafricano Frederik de Klerk inicia el cambio pedido, poniendo en libertad a Nelson Mandela, legalizando al Congreso Nacional Africano, y aboliendo el apartheid. La Comisión Apartheid y Olimpismo, recomendó entonces al COI, el reconocimiento del CON provisional surafricano adoptándose en la 97 Sesión del COI en Birmingham, la decisión de admisión e invitación a Suráfrica para los próximos Juegos en Barcelona 1992. Un largo período de pugna y presión, se había cerrado con justicia253. Otros extremos y sucesos importantes a destacar de los Juegos de Seúl y su Olimpiada, fueron, entre otros, que la organización olímpica en esa faceta crematística y negocial que últimamente tanto se calibra y valora en la organización y montaje de los Juegos, dejó un beneficio neto de ciento cuarenta millones de dólares254; al Presidente Samaranch, se le otorgó el Premio de la Paz255 por su sutil manejo y resolución entre otros extremos, de los conflictos planteados por las dos Coreas; se organizó la primera Concentración Olímpica de la Juventud Príncipe de Asturias en la Comunidad de Castilla y León entre los días 13 al 21 de julio de 1991, destinada a competidores menores de 19 años256; en agosto de 1990, la causa de la pedagogía olímpica, acusa la perdida de dos maestros de talla mundial, en las personas de Cleanthis Paleólogos, Vicepresidente de AOI y

252

En Senegal Olimpáfrica, el deporte a la base. R.O. 1990, página 188

253

El regreso del CON Surafricano. R.O.91, Pág. 365. Apartheid, El COI se mantiene muy vigilante. R.O.. 1990, pág. 122

254

En Seúl, El SLOC cierra sus puertas. R.O. 1989, pág. 201

255

El premio de la Paz en Seúl al Presidente del COI, R.O. 1990, página 480

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Otto Szymiczek, Decano de la misma y pilar y pieza fundamental de la institución desde su fundación257 y en el terreno puramente deportivo y con ocasión del Campeonato del Mundo de Atletismo en Tokio, entre agosto y septiembre de 1991, el yanqui Mike Powell, consumaría la hazaña de batir en cinco cm., la prodigiosa marca que en salto de longitud consiguiera su compatriota Bob Beamon en los Juegos de México 1968, con un salto de 8,90 valorado entonces como un registro propio del siglo XXI de impensable mejora258. Mil setecientos cincuenta y nueve atletas pertenecientes a cincuenta y siete países-nuevo récord de participación se dan cita en la localidad canadiense de Calgary para disputar los Juegos de Invierno mejor organizados según frase del Presidente Samaranch y que ocuparan el lugar decimoquinto del historial olímpico de invierno. Por primera vez el calendario de competiciones se amplía a 16 días El equipo soviético de hockey sobre hielo vuelve a revalidar su título de campeón, así como la alemana del este Katarina Witt en patinaje artístico. El italiano Alberto Tomba gana con autoridad el slalom gigante y el especial.

XXV. Barcelona 1992 Barcelona acudió al certamen olímpico para Sede de los Juegos de la XXV Olimpiada, en puja final con otras cinco finalistas, las ciudades de París. Ámsterdam, Belgrado, Birmingham y Brisbane. El aval de su récord histórico de vocación olímpica al haber solicitado los Juegos en cinco ocasiones (1924, 1936, 1940 y 1972 con Madrid) la fecha emblemática del ´92 como aniversario de la gesta española del descubrimiento de América cumpliendo su quinto siglo y el prestigio histórico y tradición cultural de los dos países ibéricos, que abriendo ignotos caminos marinos circunvalaron el globo, dando al universo su mapa definitivo, y pese a lo cual ninguno de ellos había organizado Juegos Olímpicos, fue todo ello factor decisivo para que en la votación habida el 17 de octubre de 1986 en el Palacio lausanés de Beaulieu se adjudicase el patronazgo a la ciudad española por amplio margen. Un minucioso plan de trabajo se trazó desde entonces, llevado a cabo con calculadores planes y tenaz decisión, así como generosas inversiones dinerarias. A través del plan ADO (Asociación de Deportistas Olímpicos) se cultivó al máximo el nivel deportivo de los atletas de élite, capacitándolos para una digna actuación deportiva. En otro sentido, el voluntariado olímpico batió un record mundial, al sobrepasarse el número de 100.000 inscritos a escasas fechas de la adjudicación de Sede. El 25 de julio en el histórico estadio de Montjuic tuvo lugar la fastuosa Ceremonia Inaugural, presidida por SS.MM. los Reyes de España. Con un re-

256

Concentración olímpica de la Juventud Príncipe de Asturias. R.O. 1991, pág. 141.

257

La Academia Olímpica de luto por la desaparición de sus maestros, R.O.1990,págs. 552 y 553.

258

BROUSSARD, Philippe: El vuelo histórico de Mike Powell, R.O. 1991, págs. 514 y 516.

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cord participativo de 172 países, el abigarrado graderío, ocupado por 65.000 espectadores, se fundió en jubilosa fiesta. Los mitos mediterráneos e hispánicos estuvieron presentes en el magno espectáculo y Goya, Dalí, Miró o Cervantes fueron evocados junto con las leyendas de Heracles y la fabulación del agua y el fuego. En otro sentido, lo mágico y esotérico estuvo atemperado en real y magistral interpretación artística por las voces de cantantes españoles de fama mundial y Montserrat Caballé, Plácido Domingo, José Carreras y Teresa Berganza entre otros, entusiasmaron con su actuación. La calurosa acogida que se dispensó a los equipos participantes en el desfile adquirió tono álgido cuando el numeroso conjunto de España entró en la pista, presidido por la elevada y marcial figura del Príncipe Felipe, concursante en vela, que actuó de abanderado portando el sombrero blanco calado hasta los ojos y una feliz y entrañable sonrisa de oreja a oreja. En el ritual esencialmente olímpico, dos acertadas innovaciones. La gigantesca bandera olímpica que cubrió a todos los equipos participantes formados en el centro del Estadio, y el certero flechazo incendiario con el que el arquero Antonio Rebollo alumbró la llama del gran pebetero.

El cubano Javier Sotomayor ganó el salto en altura en Barcelona con 2,34m.

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En la confrontación deportiva, se destacaron Carl Lewis, que ganará una vez más en salto de longitud y el relevo de 4x100 con récord mundial. El diminuto y hercúleo levantador turco Naim Suleymanoglu que revalidaría su triunfo de Seúl, en la categoría de 60kg. y el equipo de la N.B.A. el famoso “dream team” que vendrá a recoger en baloncesto una medalla de oro ya de antemano adjudicada. No obstante, la gran figura deportiva ha de ser el gimnasta ruso Vitali Chtcherbo, integrante del Equipo Unificado, con medalla de Oro en concurso general e individual por equipos, barras paralelas, salto de caballo y anillas y plata en caballo con arcos. Merecen ser destacados también, por su resonante trayectoria deportiva, los cubanos Sotomayor y Felix Savon, campeones en salto de altura y boxeo en la categoría de pesos pesados respectivamente; y el británico Lindford Christie que ganó la prueba reina de los 100 metros lisos en atletismo. El equipo español, cuajó una actuación de descollante éxito, hasta el punto que en los primeros días de competición se habían conseguido ya más medallas de oro que en toda la historia. El caluroso y emulativo apoyo de los espectadores, el soporte cálido y solemne dado por SS.MM. los Reyes con presencia constante en las zonas de competición y sobre todo la rigurosa preparación deportiva llevada a cabo sin regatear esfuerzos, fueron claves del éxito. Consiguieron medallas de oro Daniel Plaza y Fermín Cacho en atletismo, en las pruebas de 20 km. marcha y 1.500 metros lisos. Jose Manuel Moreno en ciclismo en el kilómetro contra reloj. Miriam Blasco y Almudena Muñoz en judo en las categorías de peso ligero y semi-ligero. Martín López Zubero en natación en 200 metros espalda y en vela José María Van Der Ploeg en Finn, Luis Doreste y Domingo Manrique en Flying Dutchmann, Theresa Zabell y Patricia Guerra en 470 femenino y Jordi Calafat y Francisco Sánchez en masculino, así como oro también el equipo de fútbol y el de hockey femenino. Las medallas de plata fueron para Antonio Peñalver en decatlón, para Faustino Reyes en Boxeo, Carolina Pascual en gimnasia rítmica, Jordi Arrese en tenis individual, Conchita Martínez y Arantxa Sánchez en tenis dobles, Natalia Via Dufresne en vela y el equipo de waterpolo. Consiguieron medalla de bronce, Javier García Chico en salto con pértiga y Arantxa Sánchez en tenis individual femenino. Los Juegos de Barcelona´92 se cerraron con un éxito deportivo, sociológico, cultural, económico y político y fueron unánimemente evaluados, y así confirmados por el Presidente Samaranch, como los mejores de la historia. En la misma antesala del comienzo de los Juegos, el COI entregó por primera vez la Medalla de Oro de las Artes259 restableciendo así, una vieja tradición de íntima unión del deporte y la cultura dentro del ámbito olímpico, tradición que Pierre de Coubertin logró introducir en los Juegos de Estocolmo en 1912260, y que abría de finalizar tras una azarosa asistencia en los Juegos de Londres

259

DURAN Y THORNBERG, Pau: Homenaje a una obra olímpica. R.O. 1992. págs 432-435

260

COUBERTIN, Pierre. Memorias Olímpicas. Madrid 1995, pág. 84 KARINI, Fani. El Pentatlón de las Musas. R.O. 1986, pág.. 253

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de 1948261. El premiado en esta ocasión, fue el pintor suizo Hans Erni, nacido en Lucerna en 1909 y con una deslumbrante trayectoria de creación artística. Autor del famoso mural Olimpia Mito y Realidad que enriquece la sala de Sesiones del Comité Ejecutivo del COI, Erni ha sabido plasmar con genial maestría, toda la belleza y vitalidad de los variados lances deportivos, oficializando en sendos lienzos, las especialidades agonísticas integradoras del calendario olímpico y las que hoy día, en reproducción cartelística, están distribuidas en todo el mundo262. La búsqueda de la paz y la concordia a través del olimpismo, con el establecimiento de una Tregua para el paréntesis cronológico de celebración de los juegos, al igual que la que regían en el mundo antiguo, se inicia en Barcelona. Dos años antes, el mosaico racial y cultural integrado en la nación yugoslava entró en conmoción, desatándose una guerra fratricida despiadada y cruel, con demenciales objetivos de “limpieza étnica”, en la que son torturadas y exterminadas dolientes masas de población humilde e indefensa263. El mundo asiste aterrado a un holocausto sañudo y fratricida del que se van teniendo fragmentarias noticias, que hacen presumir la vergüenza de un horror histórico para la humanidad, sin que en la contienda bárbara y despiadada tomen parte, mitigadora eficaz, ningún organismo internacional. Algunos críticos veraces razonaban que en Yugoslavia no había petróleo... El COI se decide a actuar como prudente y objetivo mediador en el agudo conflicto, haciendo uso de su único poder, la fuerza moral que le da la Carta y durante la 99ª Sesión desarrollada en Barcelona, en el discurso inaugural del Presidente, hay palabras de recuerdo para la ciudad olímpica y mártir de Sarajevo, sede de los Juegos de 1984, víctima de la feroz contienda, recordando la importancia que para el Movimiento Olímpico tiene el que la guerra no impida a los atletas su participación en los Juegos264. El 21 de julio de 1992 desde Barcelona, el Comité Olímpico Internacional emite un llamamiento a favor de la Tregua Olímpica por el que, considerando su misión de contribuir a la paz mundial, haciendo valer la restauración en los tiempos modernos de la ekekheiria griega, hace un llamamiento a todos los Estados ( Jefes de Estado, gobernantes o Asambleas) así como a todos los organismo nacionales e internacionales, para que la Tregua olímpica sea observada por un período que abarque los Juegos, así como los siete días precedentes y posteriores, durante el cual, deberán cesar todo tipo de conflictos armados y

261

THARRATS, Juan Gabriel: Los Juegos Olímpicos. Madrid 1972, págs. 246, 267 y 500 MEZO, Ferenc: Las Bellas Artes y los Juegos Olímpicos. En Citius, Altius, Fortius. Tomo I MADRID, 1959, PÁGS. 307, 308 y 309 MAYER, Otto: A través de los Aros Olímpicos. Madrid 1962, págs, 135, 178 y 190

262

HANS ERNI-Barcelona 1992. Catálogo

263

HANS EFERNÁNDEZ, Antonio. Historia del Mundo Contemporáneo. Madrid 1993, págs. 581 y 582

264

Hora española. R.O. nº 299, pág. 407

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El italiano Alberto Tomba, consumó la hazaña en Albertville 1992 de revalidar el título de campeón olímpico en el eslalon olímpico y el eslalon gigante.

en el que se intensificarán todos los esfuerzos colectivos e individuales, para resolver los enfrentamientos por la vía de la concordia y la negociación265. Como consecuencia de una entrevista mantenida al respecto por el Presidente Samaranch, con el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Butros-Ghali, en Nueva York, el 9 de febrero de 1993 éste recibió el documento de la Tregua Olímpica apoyado por los miembros del COI, los Presidentes y Secretarios Generales de la ASOIF, la AIWF y el ACNO, así como por los representantes de ciento ochenta y cuatro Comités Olímpicos Nacionales, habiéndose dirigido el Presidente del COI en solicitud mundial a esta cooperación, a todos los Jefes de Estado y de Gobierno, así como a los Ministerios de Asuntos Exteriores y de la Juventud del mundo entero.

265

DURÁNTEZ, Conrado. El Olimpismo y la paz. La Coruña, 19 de mayo de 2003

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La respuesta positiva del Secretario General de la ONU no se hizo esperar y como punto 167 del orden del Día de la 48 Sesión habida en Nueva York el 25 de octubre de 1993, se aprueba por unanimidad el acatamiento a la Tregua Olímpica, declarando además el año 1994, como año del Deporte y del Ideal Olímpico. Sin embargo, tan buenos augurios no habrían de tener por el momento el esperado éxito y cuando en febrero de 1994, tiene lugar la cita de los XVII Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer, y pese a que la convocatoria de Paz se había realizado desde Lausana el día 24 de enero del mismo año, por el Presidente de la Asamblea General de la ONU Samuel Insanally, el día 5 de febrero tuvo lugar un inesperado bombardeo del mercado de Sarajevo que masacró victimas inocentes. Las banderas olímpicas ondearon a media asta en señal de duelo en Lillehammer en la antesala del comienzo de la 112 Sesión del COI, desde la cual, el Presidente Samaranch lanzó un patético llamamiento por la paz. Una vuelta de tuerca más en la lucha del COI contra la plaga de la droga, tiene lugar en Lausana el 21 de junio de 2003, fecha en la que de común acuerdo, la Comisión Ejecutiva del COI y el Consejo Ejecutivo de la ASOIF, fijan las bases para una actuación común y ordenada contra el dopaje. El acuerdo en cuestión, estructurado de ocho puntos, aborda y reglamenta extremos diversos de singular importancia como son entre otros: la fijación de la lista de sustancias prohibidas, la obligación de los atletas de someterse a análisis fuera de la competición y sin previo aviso y la imposición de sanciones con un tope mínimo de dos años266. La agilización de las causas que se puedan instruir por cuestiones del ámbito deportivo, lleva igualmente a los dirigentes del COI, Federaciones y CONs, a la firma de un acuerdo en París, en el mes de junio de 1994, como consecuencia del cual se crea el Consejo Internacional de Arbitraje de Temas Deportivos (CIAS), destinado a supervisar la actuación del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD). La entidad con sede en Lausana y financiada por los organismos firmantes, se integra por veinte miembros, en grupos de cuatro, respectivamente nombrados por el COI, Federaciones de Verano e Invierno, por el ACNO y por los atletas, más cuatro miembros más independientes y que conocerán, de los procesos de la naturaleza dicha, condicionados por la cláusula previa de sumisión267. En julio de 1994, se cumplió el Centenario de la Revista Olímpica cuyo número 1 apareció bajo el título de Boletín del Comité Internacional de los Juegos Olímpicos. Siguiendo los avatares del moderno olimpismo, la Revista Olímpica,

266

Importante paso adelante en la lucha contra el dopaje. R.O., 1993, pág. 298.

267

El acuerdo de Paris. R.O. 1994, pág 283

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fue editada sucesivamente en Paris, Atenas, Basilea, Berlín y Lausana, en donde después de su desaparición pública en 1944, reapareció en 1946, bajo el formato de un pequeño boletín impulsado por Otto Mayer. A partir de 1971, el COI se hizo cargo directo de la edición bajo el título actual de Revista Olímpica, realizando tiradas de diez mil ejemplares de cada número, en los idiomas de francés, inglés y español. De singular y extraordinario valor informativo, la Revista Olímpica, es una pieza clave en la investigación y conocimiento de la historia del olimpismo moderno268. También el olimpismo restaurado cumple en la fecha un siglo de existencia, organizando en Paris el Congreso del Centenario intencionadamente intitulado por Samaranch como “El Congreso de la Unidad”, habida cuenta de la necesaria e imprescindible unión de los tres estamentos que integran el trípode sobre los cuales descansa el edifico olímpico, Comité Olímpico Internacional, Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Internacionales. Los trabajos del Congreso, dividido en cuatro importantes bloques temáticos, (aplicación del movimiento olímpico a la sociedad moderna, el atleta contemporáneo; el deporte y su contexto social y el deporte y los medios de comunicación), se centraron fundamentalmente en realizar un análisis minucioso y detenido de los avatares e implicaciones sociológicas del moderno olímpismo269. La Academia Olímpica Internacional, también experimenta en el período un importante y decisivo desarrollo en sus instalaciones, al inaugurarse el 20 de julio, el nuevo Centro de Congresos con capacidad para quinientas personas y dotado de los más sofisticados y adelantados medios de comunicación. Igualmente son inauguradas una nueva y espaciosa Biblioteca y Sala de Lectura con los últimos adelantos técnicos en archivo y documentación270. La preocupación del movimiento olímpico por la conservación y protección del medio ambiente, tiene su primera manifestación oficial, con la convocatoria de la Primera Conferencia Mundial sobre Deporte y Medio Ambiente desarrollado en Lausana entre los días 12 al 15 de julio de 1993, y organizado por el COI y el Programa de las Naciones Unidas para el Deporte y el Medio Ambiente. Ciento veinte representantes de los gobiernos de la estructura de las Naciones Unidas, del mundo académico, de la familia olímpica y de organizaciones no gubernamentales de los cinco continentes, debatieron durante los cuatro días, la grave y urgente problemática sobre la conservación y protección del medio ambiente, considerando de trascendental importancia, convencer de la misma, a los gobiernos en general y a toda la sociedad, ya que si en definitiva el olimpismo, a través del deporte, busca el canon humano del ser equilibrado

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La Revista cumple cien años.R.O. 1994, pág. 311 y 312

269

El Congreso del Centenario. R.O. 1994

270

ECHARD, Denis. La AOI inaugura su centro de Congresos en Olimpia. R.O. 1994, págs. 361-363

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y perfecto, imposible es conseguir ese objetivo, en un ambiente agresivo, chirriante y deteriorado271. El 7 de diciembre de 1995, tiene lugar la 50 Asamblea General de la ONU, en la que por primera vez, interviene un Presidente del COI. Samaranch en su alocución, hizo un nuevo alegato a favor de la Tregua Olímpica y de la Paz, y que es aprobado por ciento sesenta y un países representados entre los que curiosamente no se encontraban Holanda, Alemania, Dinamarca y sobre todo y muy significante Gran Bretaña272. Tan elocuente ausencia, es interpretada por un comentarista de la época como soterrada rabieta, ante la progresiva perdida de protagonismo y jerarquía en la dirigencia deportiva mundial olímpica, cuya realidad histórica, había vaticinado Coubertin con su proverbial clarividencia setenta y un años atrás273. El 17 de octubre de 1986, el COI en su 91ª Sesión en Lausana, eligió a la localidad de Albertville como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992. Por 51 votos frente a los 25 obtenidos por la segunda candidata, Sofía, Albertville ganó la puja en donde concurrían además las candidaturas de Falun, Lillehammer, Anchorage, Cortina d´Ampezzo y Berghtesgaden. Jean-Claude Killy, ex triple campeón olímpico de esquí alpino, desempeñó el cargo de Vicepresidente del Comité de la Candidatura. Albertville, capital de la alta Saboya en el corazón de los Alpes nórdicos, contaba con la cuarta parte de la totalidad de instalaciones para deportes de invierno en Francia, siendo los de Albertville en realidad los Juegos de Saboya, al desarrollarse además de en esta localidad en Les Arcs, Couchevel, les Ménuires, Méribel, La Plagne, Prologan, Les Saisies, Tignes y Val d´Isere. En la competición, el italiano Alberto Tomba consuma la proeza histórica de revalidar su título de campeón olímpico en el slalom gigante, mientras que la norteamericana Bonnie Blair consigue doble medalla de oro en las pruebas de 500 y 1000 metros en patinaje de velocidad y el noruego Bjorn Daehlie consigue otras dos medallas de esquí de fondo y una de plata en persecución. La pareja de patinadores rusos formada por el matrimonio de Marina Klimova y Sergei Ponomarenko ganó con autoridad en su especialidad. España consigue la primera medalla femenina en unos Juegos Olímpicos de Invierno por Blanca Fernández Ochoa, tercera en la prueba de slalom. En la 94ª Sesión del COI en Seúl en 1988, fue elegida la Villa de Lillehamer como sede de los Juegos de Invierno para 1994. Noruega repitió así, sede olímpica después de los Juegos de Oslo en 1952. Una consagrada tradición en los deportes de invierno y unas magníficas instalaciones hacían augurar excelentes

271

Primera Conferencia Mundial sobre el Deporte y Medio Ambiente. R.O. Agosto 1995, pág. 31

272

La Vanguardia, 8 de noviembre del 1995.

273

COUBERTIN, Pierre, Revue de Genève. 1924. En Ideario Olímpico, Pág. 155 y ss.

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resultados deportivos como así se había de confirmar ulteriormente. Un delicado respeto al entorno ecológico, ha sido el acusado matiz definidor de Lillehamer´94, desarrollada dentro del año del Centenario Olímpico, declarado también por las Naciones Unidas como el Año Internacional del Deporte y del Ideal Olímpico.

XXVI. Atlanta 1996 A los Juegos del Centenario del moderno olimpismo optaron como ciudades candidatas: Atenas, Atlanta, Belgrado, Manchester y Toronto. Atenas con su slogan de los Juegos de Oro, partía como favorita para el sector culturalista del olimpismo, que evaluaba, en su justa medida, los poderosos condicionantes de tradición, arte e historia. Pero en la votación final celebrada el día 18 de septiembre de 1990 en Tokio, con ocasión de la 96ª Sesión del COI, la capital americana del estado de Georgia se alzó con el triunfo, otorgándose con ello por séptima vez al patronazgo norteamericano la organización de unos Juegos (Saint Louis 1904, Los Angeles 1932 y 1984, Lake Placid 1932 y 1980 y Squaw Valley 1960). El inesperado triunfo de la candidatura yanqui, habrá de provocar amarga desilusión y desaliento en los gestores de la opción ateniense y en Grecia en general, con suspicaz valoración sociológica de tan insólito resultado, que habría de motivar el histórico razonamiento de la emblemática Ministra de Cultura Melina Mercouri: la Coca Cola ha derrotado al Partenón. Los Juegos de Atlanta, pasaran al balance histórico del moderno Olimpismo, como un exponente de negocio, mercado y feria. No en vano, los dinámicos impulsores de la candidatura triunfante, valoraron los beneficios económicos potenciales a obtener por la organización de la XXVI edición olímpica, en una suma, nunca inferior, en el peor de los casos, a ciento diecisiete mil millones de dólares. En la Jornada de la ceremonia inaugural, fue emocionante y patética a la vez, la figura del otrora poderoso púgil Cassius Clay evaluado en su día como el mejor boxeador de los grandes pesos de la historia, cuando aquejado por el parkinson, alumbró con temblorosa mano el fuego del Pebetero Olímpico. Sin embargo, en el terreno estrictamente deportivo, la nueva edición olímpica, supuso un nuevo récord de países participantes (197) así como de pruebas a disputar (271) y atletas concursantes (10.332). La figura descollante de los Juegos, será la del vigoroso atleta norteamericano de color Michael Johnson, el que con su peculiar estilo atípico y envarado, se impuso con autoridad en la distancia de los 200 y 400 metros lisos y en ambas con récord olímpico. También la portuguesa Fernanda Ribeiro, pasará a la historia por su victoria en los 10.000 metros lisos, obtenida con récord olímpico. 235»

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Durante el periodo de la olimpiada, el COI, velando por el cumplimiento de los principios contenidos en la Carta Olímpica excluyentes de cualquier matiz discriminatorio y a la vez, tratando de impulsar la participación de la mujer tanto en la competición como en la dirigencia deportiva274, convoca entre los días 14 al 16 de octubre de 1997 en el Museo Olímpico de Lausana, la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer y el Deporte. La nueva tendencia trata de corregir una tradicional anomalía histórica acerca del papel femenino en el olimpismo, excluida como estaba la mujer en la antigüedad de la asistencia a los Juegos, bajo drástica pena de muerte275, y preterida también en el inicial periodo coubertiniano, y no exclusivamente por personal decisión del genial humanista, sino más bien, por los rígidos convencionalismos condicionantes de la época, que relegaban el papel femenino en la sociedad al exclusivo fin de la maternidad, para la que, el deporte, según los médicos del momento, era nociva práctica276. En la ciudad de Lausana acudieron doscientos veinte delegados venidos de noventa y seis países en representación del movimiento olímpico, las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y no gubernamentales así como instituciones universitarias y centros de investigación. Tres días de intensos debates, trataron sobre las Mujeres y el Movimiento Olímpico, el papel de la mujer en la administración y el entrenamiento, la cultura y deporte femenino; la educación y la salud de la mujer por el deporte y la actividad física y el soporte gubernamental y no gubernamental en el desarrollo del deporte femenino277. Entre los días 17 a 20 de septiembre de 1996, tiene lugar en la ciudad del Havre, el desarrollo del Congreso del Centenario, en recuerdo del que en su día realizó Pierre de Coubertin como primero de la serie de Congresos Olímpicos, con los que pretendía “culturizar” el deporte. En aquella ocasión y entre los días 26 al 31 de julio de 1897, se centró el Congreso sobre las bases de “cuestiones de higiene, pedagogía e historia relacionadas con los ejercicios físicos”. El Congreso del Centenario, se basó sobre el lema “Coubertin y el Olimpismo. Cuestiones de futuro”. Organizado por el CIPC con el apoyo del COI y de las instituciones francesas, el Congreso representó un éxito organizativo, en donde un nutrido grupo de prestigiosos oradores, desarrollaron un complejo programa de temática olímpica, siendo clausurado el ciclo con un discurso del Presidente Samaranch278.

274

Carta Olímpica. Norma 2, 4 y 5.

275

PAUSANIAS, V, 6, 7-8 y VI, 20, 9 DIEM, Carl: Historia de los deportes. Barcelona 1966, pág. 220 DREES, Ludwig: Olympia, Gold, Artist and Athletes. London 1968 DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia, págs. 195 a 201

276

COUBERTIN, Pierre: Memorias Olímpicas. Madrid 1965, pág. 230 Ideario olímpico, Madrid 1963, págs. 174, 211 y 217

277

Conférence Mondial sur la Femme et le Sport,. R.O. Enero 1997, pág. 23-27

278

DURY, Jean: Pierre de Coubertin y el Olimpismo. Cuestiones de futuro. R.O. Octubre, 1997, pág. 45. BOULOGNE, Yves. Pierre de Coubertin sus raíces y el Congreso del Havre en 1897. R.O. Diciembre 1997, págs. 49-51

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Michael Johnson (USA) será la figura descollante de los Juegos. Con su peculiar estilo atípico y envarado, se impuso con autoridad en atletismo en las pruebas de 200 y 400 m lisos con records olímpicos en ambas.

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La proliferación en la organización de grandes eventos deportivos concebidos y estructurados a imagen y semejanza de los Juegos Olímpicos, tiene un exponente más en los Juegos Mundiales de la Juventud en Moscú, entre los días 11 al 19 de julio de 1998. Cabria preguntarse ¿es que precisamente los Juegos Olímpicos no son para la Juventud?. En todo caso, siete mil quinientos atletas de ciento treinta y un países, compitieron en quince deportes oficiales, más otros veintinueve más de exhibición. La “llama olímpica” que había sido encendida en Atenas el 23 de junio recorrió trece regiones de la Federación de Rusia279 y el histórico Estadio Luzhniki, pieza central de los Juegos de la XXII Olimpiada, fue remodelado y acondicionado para el multitudinario evento que giró bajo el lema Moscú, un mundo abierto a la juventud y a la infancia. Varias manifestaciones culturales, acompañaron al calendario de competiciones deportivas y el COI, co-organizador del evento, estuvo presente en los actos con una nutrida representación integrada por treinta y dos de sus miembros, así como el presidente Samaranch. La candidatura de Salt Lake City para organizar los XIX Juegos Olímpicos de Invierno había sido ganada por una abultada mayoría en la votación habida al efecto el 16 de junio de 1995 en Budapest, dentro de la 104 Sesión del COI. Pero a comienzos de 1999, una carta anónima filtrada a la prensa yanqui, quizá por algún vengativo represaliado del Comité Organizador y en la que se denunciaba corrupción en la gestión para captación de votos, fue el epicentro de un sórdido terremoto que movió hasta los más sólidos cimientos del COI. La fehaciencia comprobada, de algunos casos aislados de culpabilidad, fue pauta de una inductora campaña en la prensa norteamericana y anglosajona, en la que se cuestionó la global honorabilidad del COI, con precisos ataques a su Presidente. Algunos senadores republicanos como Joe McCain y Ted Stevens280 se mostraron especialmente virulentos en la cuestión, pese a que todos los conocimientos olímpicos del primero, cabían en el espacio de un sello de correos, como sarcásticamente comentó el ponderado profesor John Lucas. En decisión incoherente y desconcertante de los organizadores yanquis, en lugar de hacer una severa investigación inicial de su equipo de corruptores organizados, que dilapidaron ilegalmente importantes sumas de caudales públicos y que como incubos deberían en primer termino responder281, los dardos de las drásticas represalias, se dirigieron mayoritariamente contra el COI, al que amenazaron con draconianas medidas de represión y cerco económico, si no se daba al efecto una explicación convincente. El Presidente Samaranch hubo de comparecer ante el Senado de EEUU para defender la postura del

279

RATNER, Alexander. Juegos Mundiales de la Juventud en Moscú. R.O. Agosto de 1998, pág. 14.

280

ABC, 20 de marzo de 1999, pág. 84

281

DURÁNTEZ, Conrado. La corrupción olímpica. Esto. México D.F., 12 de febrero de 1999, pág. 16.

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COI, que el mismo Federal Bureau of Investigation (FIBI), había calificado como victima del grupo corruptor yanqui282. La catarsis olímpica, se salvó con catorce miembros del COI investigados por conducta inadecuada, de los cuales cuatro dimitieron y seis más fueron expulsados, creándose una Comisión de Ética, como entidad garante para el buen hacer en el futuro, y así mismo otra más denominada COI 2000 encargada de revisar y actualizar toda la estructura olímpica, cambiando radicalmente, entre otros extremos, el sistema de selección y elección de futuras sedes olímpicas. El desproporcionado ruido y escándalo generado en la prensa yanqui y seguido por sus organismos oficiales, pese al reducido motivo comprobado, mínimo respecto al cotidiano quehacer nacional e internacional del gran gendarme mundial norteamericano, hizo que se alzasen voces de prestigiosos dirigentes deportivos internacionales, que los tacharon de “matones” y de cómo su antiético y parcial actuar, estaba generando en su contra, una situación de resentimiento generalizado en la comunidad deportiva, internacional, en la que progresivamente, van perdiendo liderazgo deportivo283. La implacable lucha contra el dopaje, impulsa al COI a la convocatoria en Lausana entre los días 2 al 4 de julio de 1999, de una Conferencia Mundial sobre el Dopaje en el Deporte con las asistencia de más de seiscientos delegados, entre los que se encontraban varios ministros y representantes de organizaciones intergubernamentales, miembros del COI y de los CONs de Federaciones internacionales, así como expertos y atletas. La conferencia se clausuró con una declaración de objetivos y principios y halló continuismo nueve meses más tarde, cuando el 10 de noviembre de 1999 se crea también en Lausana, la Agencia mundial Antidopaje (A.M.A.) constituida por diez miembros iniciales, ampliables hasta treinta y cinco, con mandato de tres años renovable por dos veces y siendo presidida por el primer vicepresidente del COI Richard Pound. Unos meses más tarde, y también en Lausana, tuvo lugar el 13 de enero, la constitución del Consejo de Fundación del AMA que trazó un plan de actuación para el 2000, figurando como objetivos fundamentales dentro de la compleja tarea del organismo, los de la realización de controles sorpresa fuera de las competiciones; establecer un procedimiento de acreditación de laboratorios; mejorar el sistema de gestión de los controles anti-dopaje; armonización de los reglamentos sobre la materia y promover campañas de mentalización dirigidas a atletas y entrenadores, denunciando los gravísimos riesgos del dopaje, intentando convencer a los gobiernos a fin de que establezcan medidas en cada nación, sobre la prohibición de circulación y venta de sustancias prohibidas.

282

KIDANE, Fekrou. Carta abierta a un amigo. R.O. Enero 199 pág. 35.

283

PORTER, Don: Un juicio precipitado. R.O. Abril 1999, pág. 15

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En los Juegos de Invierno de Nagano 1998, el austriaco Hermann Maier fue la figura más destacada, venciendo en las pruebas de esquí alpino gigante y supergigante.

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La búsqueda de la paz internacional, como uno de los objetivos fundamentales del olimpismo a tenor de sus principios filosóficos y en cumplimiento de los mandatos de la Carta Olímpica, motivó la convocatoria en París y entre los días 5 al 7 de julio del año 1999 de una Conferencia Mundial sobre la Educación y del Deporte para una Cultura de la Paz. Auspiciada la convocatoria por el COI y la UNESCO, en cuya sede se desarrolló la Conferencia, la misma convocó a 260 delegados que debatieron durante tres días, acerca de la implantación de una cultura de paz en el mundo propiciada por la vía del deporte, los valores éticos del olimpismo, la integración comunitaria y la cooperación internacional, poniéndose de manifiesto cómo el deporte genera una cultura de paz basada en el respeto a la diversidad cultural, la promoción de la tolerancia, la solidaridad, el diálogo y la reconciliación y si la educación es elemento básico para un entendimiento pacificador, el deporte constituye un eficaz instrumento educador284. El clima pacifista que impregna los ambientes deportivos internacionales del momento, culmina cuatro meses más tarde durante la 54 Sesión y Asamblea de las Naciones Unidas reunida en Nueva York el 24 de noviembre y que adoptó por unanimidad la resolución “por la construcción de un mundo mejor y más pacífico gracias al deporte y al ideal olímpico”, figurando como co-autores el número record de 180 estados sobre 188. En la Resolución que al efecto se adoptó se pide... ”a todos los estados miembros cooperar con los esfuerzos del Comité Olímpico Internacional para hacer de la Tregua Olimpica, un instrumento de paz, de diálogo y de reconciliación en las zonas de conflicto más allá del periodo de duración de los Juegos Olímpicos285”. En la antesala cronológica del cambio de olimpiada, tienen lugar decisiones trascendentales tendentes al afianzamiento y consolidación de la paz a través del olimpismo. En este sentido, la Federación Internacional para la Tregua Olímpica, (F.I.T.O.), creada por el COI, celebra en el día 24 de julio del 2000, su primera Sesión en Atenas. En el acto protocolario desarrollado en el Palacio del Zappeion, el Presidente del COI Juan Antonio Samaranch y el Ministro Griego de Asuntos Exteriores George Papandreu, procedieron a la constitución oficial del Centro Internacional para la Tregua Olímpica (C.I.T.O.), tomándose entre otras decisiones importantes la de la aprobación de los Estatutos de la C.I.T.O. ajustados a la ley suiza, así como la designación de la estructura administrativa de la C.I.T.O en donde figuraban destacadas personalidades de la política y el deporte mundial286. Diez meses más tarde, el 8 de mayo del 2001, tuvo lugar la segunda reunión de la C.I.T.O. en Nueva York en la Sede de las Naciones Uni-

284

ANNAN, Kofi: “La paz no puede lograrse de un día para otro” R.O. Agosto-septiembre 1999, Pg. 34 1999, págs 35-38 SAMARANCH, Juan Antonio. Una cultura olímpica en favor de la paz. R.O. Agosto-septiembre

285

Trêve olympique. R.O. Diciembre 1999, pag 19

286

La Fundación Internacional para la Tregua Olímpica. R.O. Agosto-septiembre 2000, pág. 71

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das. Su Secretario General Kofi Annan, puso de manifiesto cómo el proyecto de la Tregua Olímpica había obtenido un apoyo récord en la historia de la ONU, deseando que la idea ...”tenga tantos defensores en la práctica como los que tiene sobre el papel287”. Para los Juegos de Invierno a celebrar en 1998, cinco candidaturas pujaron al triunfo: Aosta (Italia), Ostersund (Suecia), Jaca (España), Nagano ( Japón) y Salt Lake City (Estados Unidos). En la votación habida el 15 de junio de 1991, durante la 97ª Sesión del Comité Olímpico Internacional que tuvo lugar en Birmingham, resultó elegida la propuesta japonesa, que había ensayado suerte en dos ocasiones precedentes (1935 y 1972) y que ofertaba, al margen de un sólido respaldo económico y político las garantías de una esmerada organización. El lema del respeto a la ecología y el medio ambiente que de forma tan notoria se destacó en Lillehamer, fue relevo recogido por la candidatura japonesa, que proyectó el emplazamiento y organización de sus instalaciones con especial cuidado por la naturaleza e hizo gala de esta decisión en expresivos carteles. Una perfecta organización de todos los acontecimientos sociales y deportivos y una exquisita y cordial acogida a los visitantes olímpicos, fueron las características dominantes de los Juegos. El Austriaco Hermann Maier fue doble vencedor en el slalom y en la super G de esquí alpino, los japoneses coparon el k. 120 por equipos en salto de esquí (Takanobu Okabe Okabe, Saito Hiroya y Masahiko Harada) y lo mismo hicieron los holandeses en la prueba de los 10.000 metros masculinos en patinaje de velocidad (Gianni Romme, Bob de Jong y Rintje Ritsma).

XXVII. Sydney 2000 Para los Juegos de fin de siglo, a celebrar en el año 2000 se presentaron siete ciudades candidatas, ulteriormente reducidas a cinco, Pekín, Manchester, Berlín, Estambul, y Sydney, que optaron a la adjudicación en la 101 Sesión del Comité Olímpico Internacional desarrollada en Montecarlo el 23 de septiembre de 1993. China partió siempre como favorita, dado su gigantesco potencial demográfico, y tendencia aperturista al solicitar los Juegos, que de habersele concedido, hubieran hecho que el gran coloso de Asia se hubiese asomado al talante democrático-liberal occidental. Pero una apretada votación que se hubo de tamizar en cuatro vueltas, y en la que en las tres primeras fue ven-

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El Olimpismo en Nueva York. R.O. Junio-julio 2000, pág 57-59

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Figuras destacadas en atletismo en Beijing. El veterano atleta etíope Haile Gebrselassie vuelve a ganar en estos Juegos los 10000m lisos, la mozambiqueña María Mutola consigue en los 800 m lisos, la primera medalla de oro para su país. En la imagen inferior, el marroquí Hicham El Guerrouj encabeza el pelotón en la distancia de 1500 m lisos en la que se clasificó segundo.

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cedora la candidatura asiática, concluyó al fin con éxito en la ciudad de Sydney que ganó en la final por cuarenta y cinco votos a cuarenta y tres. Australia obtuvo así su segunda opción olímpica, después de Melbourne´56 y los fracasados intentos en 1992 y para 1996 con sus candidaturas de Brisbane y Melbourne. Sydney organizó unos Juegos para atletas. Conscientes de su lejanía geográfica, los anfitriones australianos abonaron los gastos de estancia y desplazamiento de los participantes así como de los técnicos asistentes, alojando a todos los competidores en una sola Villa Olímpica, ofreciendo al mundo el rico mosaico de sus ciento cuarenta grupos étnicos, así como la compleja y variada cotidianidad informativa, a través de la red de cerca de cien periódicos diarios, difusores de las puntuales incidencias del abigarrado entramado, de su realidad sociológica y cultural. El impacto un tanto infantil, de una de las múltiples variantes del polimorfo negocio y mercado paralelo que se organiza con ocasión de los Juegos, cual es el del símbolo de la mascota, imprescindible ya desde la edición muniquesa en 1972 en que se creó y divulgó el histórico Waldy, hizo que en la edición australiana se explotasen al máximo las posibilidades faunísticas nacionales, creándose por primera vez, tres mascotas oficiales, simbolizadoras de la peculiar y única zoología del continente. El pájaro Olli vulgarmente conocido por Kookaburra, el ornitorrinco Syd y el equidna Millie. Una sociedad joven, multiracial, hospitalaria y dinámica, acogió con ilusionada cordialidad a los visitantes olímpicos. En la jornada inaugural, fastuoso exponente del talante australiano, técnico y a la vez humano, se hizo alarde de multitudinarios movimientos de masas, siempre acompasados y precisos, y la gran novedad, la constituyó el desfile conjunto de las delegaciones de las dos Koreas, la del Norte y la del Sur, que marcharon unidas bajo la misma bandera y vistiendo todos el mismo uniforme, simbólica premonición de la buscada y ansiada paz y concordia entre los dos países. En el terreno competitivo, no hubo en esta edición olímpica, atletas de especial y descollante personalidad humana y deportiva de singular destaque, ni se batieron en atletismo récords mundiales, debido quizá el estancamiento técnico, al severo control liderado por el COI en contra de la plaga del dopaje. No obstante son destacados exponentes de especial realce, los atletas yanquis Marion Jones, vencedora en atletismo en las pruebas de 100, 200 y 4x400 y medalla de bronce en las de 4x100 y salto de longitud y Michael Johnson que volvió a ganar con autoridad en los 400 m. El veterano atleta etíope Haile Gebrselassie que renovó su victoria olímpica precedente en los 10.000 m. y la atleta local Cathy Freeman símbolo de la raza autóctona, que se adjudicó los 400 m. e hizo el último y más espectacular relevo en la antorcha olímpica y asimismo la mozambiqueña María Mutola, que generando historia olímpica, marcó el glorioso hito de conseguir la primera medalla de oro para su país. «244

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En natación el ídolo local Ian Thorpe vencería en los 400 m. libres y en los relevos 4x100 y 4x200 libres obteniendo también medalla de plata en los 200 m. libres. En la jornada de clausura, el Presidente Samaranch emocionado, en el epílogo de los últimos Juegos que presidiría dentro de su dilatado y fecundo mandato, los calificó como los mejores Juegos Olímpicos de la historia. Nueve meses más tarde, y durante la 112 Sesión del COI desarrollada en Moscú entre los días 11 al 17 de julio del 2001, el belga Jacques Rogge es elegido por una holgada mayoría nuevo Presidente del COI, a tenor de la votación desarrollada a tal efecto el día 16. Samaranch cerró así su periodo presidencial, tras 21 años de mandato, que inició en la misma ciudad, en donde abandonaba el cargo. Un cúmulo de sistemáticos homenajes son dedicados al Presidente saliente, entre otros, la ubicación de un busto con su efigie en el Estadio olímpico de Moscú; la nominación de Presidente de Honor vitalicio del COI; el otorgamiento de su nombre al Museo Olímpico de Lausana, así como al terreno deportivo lausanés lindante con el Estadio de Coubertin, la concesión de las llaves de la ciudad, así como la donación por parte del Cantón de Vaud de una viña cuya producción sería destinada a la celebración de actos olímpicos. Ente los días 12 al 14 de noviembre del 2001, tuvo lugar en la ciudad de Nueva York, la primera Conferencia Mundial sobre Deporte, Olimpismo y Voluntariado, durante la cual se puso de manifiesto la inapreciable ayuda que supone la contribución de los voluntarios para el desarrollo del deporte y la Educación Física y sobre todo para la organización de Juegos Olímpicos y demás competiciones deportivas nacionales, regionales y mundiales. La severa y tenaz lucha del movimiento olímpico contra la plaga del dopaje, alcanza un grado más en la Conferencia Mundial sobre Dopaje en el Deporte, desarrollada en Copenhague entre los días 3 a 5 de marzo del 2003 y con asistencia de una compleja gama de estamentos deportivos y olímpicos. Como resoluciones fundamentales, se adoptaron las de la aceptación del Código Mundial Antidopaje, y su programa de puesta en práctica por los estamentos deportivos y el COI a partir del primer día de los Juegos de la XXVIII Olimpiada en Atenas del 2004 así como por parte de los gobiernos que acepten la fecha referida como límite para confirmar su compromiso de aceptación del Código, e igualmente la de aplicar el mismo, a lo más tardar, el primer día de los XX Juegos Olímpicos de invierno. Los primeros Juegos Olímpicos de Invierno del Tercer Milenio serán organizados por Salt Lake City la candidatura yanqui capital del estado de Utah y que con inusual facilidad se impuso en la primer votación al resto de las tres contendientes finalistas, obteniendo 54 votos frente a los 14 de Sion (Suiza) y Ostersund (Suecia) y siete de Québec (Canadá) según decisión final habida el día 16 de junio de 1995, en Budapest durante la 104 Sesión del Comité Olímpico Internacional, reunido en aquellas fechas en la capital húngara. 245»

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Volvieron así a organizarse y por octava vez en la historia moderna, unos Juegos Olímpicos en territorio de los Estados Unidos, evidenciándose con ello una vez más lo condicionante del atractivo señuelo económico y tecnológico que no cultural del poderoso país norteamericano. Pero tan rápida y fácil victoria en la adjudicación de sede, iba a traer amargas consecuencias posteriores, al descubrirse el montaje de una trama de corrupción para la obtención del voto, concienzudamente organizado por los regidores de la candidatura, escándalo que habría de afectar, de forma peligrosa, a todas las estructuras del Olimpismo moderno y que hubo de ser atajado, con la adopción de drásticas medidas correctoras. Salt Lake City, con poco menos de siglo y medio de existencia y población inferior a un millón y medio de habitantes, organizó los XIX Juegos Olímpicos de Invierno entre los días 9 al 22 de febrero del año 2002 con la adopción de rígidos y severos controles policiales de seguridad, consecuentes al ataque terrorista en Nueva York el 11 de septiembre del 2001. Vuelve a disputarse el skeleton que en su día figuró en los Juegos de 1928 y 1948, ambos en Saint Moritz, alzándose con el triunfo el yanqui Jim Shea y Janica Kostelic, consuma la hazaña de ganar 3 medallas de oro y una de plata en el esqui alpino y Simon Ammann se alzó con doble triunfo en los saltos de esquí.

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EL NUEVO MILENIO XXVIII Atenas 2004 XXIX Beijing 2008 XXX Londres 2012 XXXI Río de Janeiro 2016

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XXVIII. Atenas 2004 Para organizar los Juegos del 2004 correspondientes a la XXVIII Olimpiada y primeros a ubicar dentro del nuevo milenio (erróneamente así se les consideró a los precedentes de Sydney) se presentaron once candidaturas (Atenas, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Estambul, Lille, Río de Janeiro, Roma, San Juan, Sevilla, Estocolmo y San Petersburgo) de las cuales y tras una selección efectuada por un Comité específico en Lausana entre los días 6 y 7 de Marzo de 1997 y que dejó reducido el número de aspirantes a cinco (Atenas, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Roma y Estocolmo) triunfó, en la votación final habida también en Lausana en el día 5 de septiembre de 1997 y durante la 106 Sesión del Comité Olímpico Internacional, la Candidatura Ateniense que se impuso a la de Roma después de una apretada pugna que necesitó cinco vueltas de escrutinio y en la que triunfó al final la candidatura griega, por cuarenta y seis votos, frente a los cuarenta y uno conseguidos por la de Roma. Los Juegos Olímpicos, vuelven así, a ser organizados por el país que los creó veintiocho siglos atrás y que fue sede organizativa también, en la moderna restauración del olimpismo en 1896, en la misma ciudad que también los albergará por primera vez, como se dijo, en el nuevo milenio. El emblema oficial de los Juegos, seleccionado entre 240 proyectos presentados correspondientes a 40 países, es de un esquemático y evocador simbolismo, en el que se concentran y concurren poderosas connotaciones históricas y culturales. La corona de olivo que representa, fue el galardón otorgado en su día a los campeones de Olimpia, cortados los brotes del famoso olivo, Kallistéfanos, o el de las “bellas coronas”, que crecía al lado del templo de Zeus. En Atenas, también en la antiguedad, el olivo fue planta sagrada y de los olivares dedicados a la diosa Atenea, patrona de la ciudad, se extraía el contenido de las ánforas de aceite, con las que se premiaba a los vencedores de los Juegos Panatenáicos. El símbolo de Atenas 2004 significa el ciclo de la vida, la paz, los ideales del olimpismo y el legado cultural griego, del que se nutre mayoritariamente la cultura occidental. A su vez, expresa integridad, nobleza, familiaridad, hospitalidad y la curva de su rama simbólica, el renacer de la idea olímpica durante el Tercer Milenio en el país de procedencia. Los fines fundamentales trazados como objetivos prioritarios por la candidatura ateniense, son los de organizar unos Juegos de la más alta calidad técnica, redefinir los ideales olímpicos en el contexto contemporáneo del Tercer Milenio teniendo en cuenta las bases del pasado, potenciar la olimpiada cultural como una institución permanente, difundir e implantar de forma definitiva la Tregua Olímpica, contribuir a mejorar la protección del medio ambiente y hallar un balance equilibrado entre los ideales olímpicos y el impacto comercial en los Juegos. «248

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El inicial retraso del Comité Organizador en el desarrollo puntual del programa previsto de ejecución de las obras del proyecto olímpico se tornó en preocupante problema para el COI, un año antes del inicio de los Juegos, abundando las valoraciones derrotistas que auguraban fracaso. Pero para sorpresa generalizada, las obras finalizaron puntualmente, y en el Estadio Olímpico se ofreció una fastuosa jornada inaugural desarrollándose el calendario de competiciones con perfecta normalidad y alto nivel deportivo. Una mujer excepcional, Gianna Angelopoulos-Daskalaki, Presidenta del Comité Organizador fue en gran medida la artífice y protagonista del éxito. Fueron figuras estelares de los Juegos de Atenas 2004 el atleta marroquí Hicham El Gerrouj, que venció en las pruebas de 1.500 y 5.000 metros lisos, imponiéndose en ésta y en apretada final a la joven estrella del Atletismo etíope Kenenisa Bekele, que ganaría los 10.000 metros lisos. En Natación el yanki Michael Phelps deslumbró con su proeza deportiva al obtener seis medallas de oro y dos de bronce, la mejor actuación en la especialidad de la historia olímpica después de la gesta de Mark Spitz en Munich 1972.

XXIX. Beijing 2008 El 13 de julio de 2001, durante la 112 Sesión del Comité Olímpico Internacional desarrollada en Moscú, la ciudad de Beijing fue elegida como sede de los Juegos de la XXIX Olimpiada, obteniendo en la votación final una abultada mayoría de 56 votos frente a los de sus contrincantes: Toronto 22, París 18 y Estambul 9, así como Osaka inicialmente eliminada con sólo 6 votos. Pekín (Beijing), con más de 3.000 años de historia y sus cerca de 16 millones de habitantes, se erigió, en su calidad de centro político del gran gigante asiático, como la segunda sede olímpica que albergó los Juegos Olímpicos en el nuevo milenio. Los organizadores chinos, sin regatear medios ni esfuerzos, se aprestaron a deslumbrar al mundo con la edición de sus Juegos, estudiando con meticuloso cuidado los símbolos identificativos de su edición olímpica. El emblema, constituido por su Beijing danzante fue presentado en agosto de 2003 ante 2008 personas en la Sala de la Oración para la Buena Cosecha en el Templo del Cielo de Beijing. La idea figurativa concebida por el artista Chen Shaohua representaba, en su composición original, la dulce cadencia expresiva del practicante de Tai Chi, el popular ejercicio marcial chino, confección ésta ulteriormente modificada por el diseñador Han Meilin, delimitándola con los trazos caligráficos de un pincel. El emblema Beijing danzante es una alegórica invitación de hospitalaria acogida a toda la familia humana a la que se recibiría con los brazos abiertos que la figura tiene, queriendo rememorar simbólicamente la máxima de Confucio que 2008 voces recordaron en la fastuosa jornada inaugural: Bienvenidos todos los que llegáis de lejos. 249»

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Las dos figuras estelares de Beijing 2008. En la imagen superior, el nadador yanqui Michael Phelps, que consiguió la proeza histórica de obtener ocho medallas de oro en natación con record del mundo en siete de las pruebas. En la imagen inferior, el atleta jamaicano Usain Bolt, doble vencedor en 100 y 200 m lisos con sendos records mundiales.

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El slogan de los Juegos fue la frase escueta y sentida de Un mundo un sueño, elegida como oficial con el soporte de 210.000 adhesiones de todo el mundo. Un gigantesco cartel con enormes letras reproducía el slogan olímpico en proximidad a la legendaria Muralla China el gran símbolo histórico de la tesonera laboriosidad del país. Por último en la concepción de la mascota se batió un inicial récord -en este caso de marketing de los Juegos- al adoptar el famoso muñequito de interés netamente comercial una plural e históricamente configuración quíntuple, no exenta sin embargo de profundo simbolismo. Y así el muñequito Beibei es el pez, Jingjing el oso panda, Huanhuan el fuego (la llama olímpica), Yingying el antílope y Nini la golondrina. La nomenclatura de las cinco mascotas porta un nombre rítmico de dos sílabas, acogedora y cariñosa manera tradicional china de expresar afecto a los niños. Las cinco figuras en cuestión simbolizan los elementos de la naturaleza (mar, bosque, fuego, tierra y cielo), encarnando cinco bendiciones diferentes (prosperidad, felicidad, pasión, salud y buena suerte) y además, uniendo las cinco primeras sílabas de los cinco nombres (Beijing Huanying Ni) componen la acogedora frase: Beijing le da la bienvenida. El recorrido del fuego olímpico para Beijing 2008 fue el más dilatado de la historia, con un itinerario de 137.000 Kilómetros que atravesó los cinco continentes y pasó por 135 ciudades, 70 de ellas en China, siendo portado por 15.000 corredores, subiendo al Everest el techo del mundo con sus 8.848 metros de altitud. Una orquestada y cacareante campaña, bajo la apariencia de una supuesta defensa de los derechos humanos en el Tíbet, alteró por primera vez en la historia el simbólico recorrido de la llama, pretendiendo los intrusos apropiarse, en singular protagonismo, de un símbolo que pertenece a toda la familia humana. La consecuencia de tan lamentables incidentes es que para el futuro quizá la llama, por razones de seguridad, no recorra más que el suelo del país anfitrión. En otro sentido, el insistente mosconeo reivindicativo de los alborotadores del itinerario del fuego, cesó automáticamente al acabar los Juegos, al enmudecer la gran caja de resonancia olímpica, hasta entonces tan maquiavélicamente utilizada. Al fin, a las 8 horas del día 8 del 8º mes del año 2008, los Juegos se iniciaron bajo la protección del reiterado numeral, símbolo de la buena suerte en la mitología oriental. La fastuosa jornada inaugural, grandiosa, profunda y a la vez sutil asombró al mundo, escenificándose en ella todos los grandes logros de la dilatada y fecunda cultura china (el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora, la porcelana, la seda, el ábaco…), obteniendo un récord histórico de telespectación al ser presenciada por 4.400 millones de televidentes, difusión histórica que se mantuvo a lo largo de los Juegos, al ofrecerse por primera vez más de 5.000 horas de cobertura en directo en alta definición, a las emisoras de 220 territorios durante los 16 días de competición, siendo por ello los Juegos de Beijing los pri251»

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meros en la historia en ofrecer cobertura totalmente digital y gratuita a todo el mundo, superando el espacio emisor en tres veces al conseguido en los precedentes Juegos de Atenas. Histórica fue también la expectación despertada en el país por el gran acontecimiento olímpico y un record histórico de 842 millones de personas vieron la jornada inaugural y siguieron con entusiasmo el desarrollo de las competiciones en el espectacular y colosal recinto de el Nido de Pájaro, el gran Estadio Olímpico de diseño elíptico con siete pisos en forma de nido con ramas entrelazadas, ocupando a diario las 90.000 entradas de su aforo. Y siguiendo con los récords de Beijing 2008, también se batió el récord de participación de CONs, con 204 presentes, así como el de participación femenina e igualmente el de persecución del dopaje con 4.760 controles verificados, un 32,5% más que en Atenas 2004. Ya en el plano estrictamente competitivo, el balance de los Juegos fue excepcional con 132 récords batidos y 44 del mundo, destacando entre todos los países la singularidad de Jamaica que, con una población de 2,7 millones de habitantes, consiguió 11 medallas, de ellas 6 de oro, 3 de plata y 2 de bronce. Se pueden considerar como atletas epónimos de los Juegos al yanqui Michel Phelps que consiguió la proeza histórica de 8 medallas de oro en natación con 7 récords del mundo (100 y 200 m. mariposa, 200 m. libres y estilos, 400 m. estilos, 4x100 y x200 m. libres y 4x100 estilos), superando así el mítico registro de su compatriota Mark Spitz en los Juegos de Munich 72, así como el jamaicano Usain Bolt, que triunfó en la prueba reina de los Juegos, los 100 m. lisos, dejándose ir en el último tramo de la carrera, batiendo pese a ello el récord del mundo de la distancia con un registro de 9.69, como así mismo superó el de 200 m. lisos con 19.30 y el de 4x100 en 37.10. La edición olímpica de Beijing 2008 sí ganó cumplidamente la valoración de ser “los mejores de la historia” oficializada bendición con la que habitualmente el Presidente Samaranch catalogaba a los concluidos bajo su mandato y además, a través de ellos y por ellos, como así acertadamente valoró el Presidente Rogge “el mundo aprendió mucho sobre China y China aprendió sobre el mundo”.

XXX. Londres 2012 La ciudad de Londres fue elegida sede para los Juegos de la XXX Olimpiada en la 116 Sesión del COI habida en Atenas entre los días 7 al 12 de agosto de 2004, quedando así frustradas una vez más las esperanzadas ilusiones de la candidatura de Madrid. La capital británica, batía así un récord histórico de protagonismo olímpico al albergar por tercera vez los Juegos después de las ediciones de 1908 y 1948 «252

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En Londres 2012, Michael Phelps volvió a ganar en las pruebas de natación de 100 y 200 m mariposa así como los 200 m estilos y el jamaicano Usain Bolt también revalidó sus títulos olímpicos en 100 y 200 m lisos, haciendo gala en la imagen de su habitual histrionismo televisivo.

y con la diferencia que en esta ocasión la adjudicación oficial de sede se había hecho con una holgura de tiempo y circunstancias de estabilidad social de las que carecieron las anteriores. En 1908 Londres hubo de hacerse cargo de los Juegos de la IV Olimpiada después de la renuncia de Roma a la que se habían adjudicado y que tuvo que desistir ante una crítica situación social agravada por una devastadora erupción del Vesubio. Con el escaso plazo de dos años, Londres organizó los Juegos a los que el enardecido entusiasmo de Lord Desborough, Presidente de la Asociación Olímpica Británica, convirtió en los más largos de la historia al durar seis meses e incluirse por primera vez en ellos insólitas especialidades como el raket, el jeu de pomme y la motonáutica. En 1948 Londres se hizo cargo de los Juegos de la XIV Olimpiada tras el trágico periodo de la II Guerra Mundial y en circunstancias de extrema precariedad, lo que motivó la calificación de la edición como la de los Juegos de la austeridad, que los británicos, no obstante, lograron llevar a cabo con un encomiable histórico entusiasmo. En su tercera opción olímpica, los británicos dispusieron de un holgado plazo de siete años para el acondicionamiento olímpico y durante los cuales y eficazmente capitaneados por Sebastián Coe, histórico medalla de oro de 2.500 m en los Juegos de Moscú, realizaron una concienzuda labor y todo estuvo listo y en orden en el plazo previsto. Como curiosidad histórica organizativa, cabe destacar que en Londres 2012 se incluyó por primera vez el boxeo femenino y así y por ello también, que en los Juegos de la XXX Olimpiada compitieron ambos sexos en todos los deportes. 253»

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En la ceremonia inaugural de los Juegos se hallaban en la tribuna de honor miembros de la mayoría de las Casas Reales europeas y el programa concebido por el cineasta Danny Boyle pecó de excesivo “britismo”, así como de desmesurada duración. El error de Boyle -dijo Luis Quintano, valorando el endogámico espectáculo- es pensar que el mundo surgió del Támesis288. En otro sentido, la desmesurada extensión del folclórico espectáculo (cuatro horas), batió sobradamente el record de lo tolerable, tanto para los telespectadores como para los presentes y aún mucho más para los atletas, verdaderos protagonistas del evento y que a las pocas horas de los fastos, habrían de entrar en competición. En el desnortamiento al uso en el anfitrionismo olímpico, en el que los actos descollantes circunstanciales y complementarios de la competición, son encargados y manejados por estamentos o personas ajenas al deporte y al sentido de los Juegos, se busca como un inicial objetivo, el de batir el record en bullanga y folclórico jolgorio, al establecido en la edición precedente, opacando y dilatando desmesuradamente el tradicional y esquemático sentido del inicio de la justa olímpica con el profundo y llano significado de su hondo y escueto ceremonial de desfile, juramento y arribo simbólico del fuego de Olimpia289. En el anecdotario sociológico-deportivo de los Juegos, cabe destacar al nigeriano Hamadou Djibo Issaka, remero de ocasión que practicó la especialidad dos meses antes de los Juegos y llegó en su serie un minuto y un segundo después del último; al jinete Hiroshi Hoketsu, el “abuelo olímpico”, entusiasta competidor con 71 años de edad y que cuando fue requerido por un periodista acerca de su olímpica vejez, respondió lacónicamente impávido: No, yo no soy viejo. Si acaso tengo más experiencia que usted. Y también el halterófilo norcoreano Yun Chol Om, que cual hormiga humana con 1,52 m de estatura y 52 kg de peso, consumó la hazaña de levantar 168 kg, proeza que enardecido dedicó a su líder político Kim Jong II. Fueron figuras culminantes de los Juegos de Londres el jamaicano Usain Bolt que ganó con autoridad las dos pruebas de velocidad de atletismo seguido en el hectómetro por su compatriota Blake al que se unió en los 200 el también jamaicano Weir, copando así Jamaica el podio de la prueba. En natación el yanqui Michael Phelps, ganó los 100 y 200 m mariposa así como los 200 m estilos.

XXXI. Río de Janeiro 2016 El 2 de octubre de 2009, en el 120 Congreso del Comité Olímpico Internacional habido en Copenhague, la ciudad brasileña de Rio de Janeiro fue elegida como sede de los Juegos de la XXXI Olimpiada, superando a las otras candi-

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RUIZ QUINTANO, Ignacio Luis: Muñecas Rusas, ABC del 30 de julio de 2012, pág. 33.

289

USSÍA; Alfonso, Un tostón, La Razón de 29 de julio de 2012, pág. 94.

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datas en liza Tokio, Chicago y Madrid, ganando a esta última en la final por el abultado resultado de 66 a 32. Capital del estado de Guanabara, por su trazado y ubicación geográfica, Rio es considerada como una de las ciudades más hermosas del mundo y la decisión del Comité Olímpico Internacional de otorgamiento de sede, se considera estuvo motivada en el hecho histórico que en América del Sur nunca se hubieran celebrado Juegos Olímpicos, pese a los reiterados intentos de la candidatura argentina de Buenos Aires. En septiembre 2013 y también en Buenos Aires tuvo lugar la 125 Sesión del COI que otorgó los Juegos de la 32 Olimpiada a la ciudad de Tokio, siendo elegido nuevo Presidente del COI el alemán Thomas Bach, respaldado por un histórico currículo: prestigioso abogado, Presidente del CON alemán y campeón olímpico y mundial del florete.

Thomas Bach, octavo Presidente del COI fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Murcia en solemne Sesión habida el 23 de marzo de 2015. En la ilustración con el autor del libro

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VII LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL MOVIMIENTO OLÍMPICO MODERNO Y SU NORMA RECTORA. COMITÉ OLÍMPICO INTERNACIONAL; COMITÉS OLÍMPICOS NACIONALES; LAS FEDERACIONES. LA CARTA OLÍMPICA

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1. La estructura orgánica del movimiento olímpico El 26 de noviembre de 1892, Pierre de Coubertin ensaya el primer intento para el restablecimiento de los Juegos Olímpicos. Su propuesta formulada en el Anfiteatro de la parisina Sorbona, es acogida con generalizado júbilo a la par que con evidente incomprensión1. La nueva invitación expuesta dos años más tarde, en el Congreso que habría de tener lugar en el mismo recinto entre los días 16 a 23 de junio de 1894, es aceptada por unanimidad de los delegados asistentes, iniciándose a partir de aquel momento la andadura histórica del moderno olimpismo2. Se crea el Comité Olímpico Internacional, se arbitran las primeras normas reglamentarias y en abril de 1896 Atenas es escenario de los Juegos de la I Olimpiada Moderna. La ronda cuadrienal de la gran fiesta de la juventud del mundo había comenzado. En 1896, el Comité Olímpico Internacional cuenta con dieciséis miembros, pertenecientes a distintos países que devocionalmente habían creído en la idea expuesta por Coubertin3. Sólo existen tres Federaciones Internacionales y trece Comités Olímpicos Nacionales. Dieciséis años más tarde en 1912, el Comité Internacional cuenta con treinta y nueve miembros, las Federaciones Internacionales son trece y los Comités Olímpicos Nacionales veintiocho. En 1936 con ocasión de los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín, el COI se compone de sesenta y ocho miembros y los Comités Olímpicos Nacionales han subido a cincuenta y uno. En la actualidad el COI cuenta con ciento siete miembros, las Federaciones Internacionales Olímpicas por él reconocidas son treinta y cinco (de invierno y verano) y los Comités Olímpicos Nacionales alcanzan la cifra de doscientos cinco. Y sobre este trípode, constituido por las Federaciones Internacionales, Comité Olímpico Internacional y Comités Olímpicos Nacionales, se asienta la estructura y en base a ellos se potencia la marcha del Movimiento Olímpico Moderno. El protagonismo y las esferas de acción de cada una de las tres entidades, fue precisa y magistralmente delimitada por Avery Brundage, quinto Presidente del COI en el Informe presentado en Lausanne en Marzo de 1960 y dirigido a los componentes de las tres instituciones, como consecuencia del proyecto presentado por la URSS sobre la reorganización del Comité Olímpico Internacional. “Los Comités Olímpicos se crearon –decía Brundage– asumiendo el trabajo de organizar la participación en los Juegos de los diferente países, mientras que las Federaciones Internacionales eran las responsables de establecer las reglas y reglamentos de la vigencia técnica de las pruebas: el COI se reservó el derecho de dirigir y controlar las cuestiones concernientes a la aplicación de las reglas Olímpicas. De ahí que los Presidentes de las Federaciones Internacionales representen esencialmente sus deportes, mientras que los Presidentes de los Comités Olímpicos Nacionales, representen esencialmente sus países. Sus opiniones son tomadas

1

DURÁNTEZ, Conrado: Olimpia. Madrid 1976, pág. 358

2

BERLIOUX, Monique: Le Comité International Olympique et son avenir. En Academia Olímpica Internacional 1971, pág. 116.

3

MAYER, Otto: A través de los aros olímpicos. Madrid 1962, pág. 34.

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La estructura orgánica del movimiento Olímpico moderno y su norma rectora. Comité Olímpico Internacional...

en consideración por el COI cuyos miembros representan solamente el Movimientos Olímpico y no sus países o sus deportes”4. Pero el deporte como dice Rene Bondoux5, no puede existir sin el derecho, y si la práctica deportiva está sometida necesariamente a normas o pautas de obligatoria observancia, la dimensión jurídica positiva de la actuación de las instituciones rectoras de la actividad en sí, está igualmente delimitada por normas que facilitan sus actuaciones en los diversos campos en que tienen que intervenir, lo que necesariamente suscita el examen de la entidad jurídica o naturaleza de los máximos organismos deportivos a los que se ha hecho referencia. Su investigación, es tanto más necesaria, no solo por la precisión jurídica de sus respectivas esencias, sino por el hecho destacado por el jurista belga Luc Silance6 de que en algunas ocasiones las Federaciones Internacionales y el Comité Olímpico Internacional que habían venido actuando basadas más en la autoridad moral que su misión les confería, que en el posible poder de su dimensión jurídica, fueron objeto de demandas judiciales que se iniciaron con las reclamaciones de los entrenadores Walrave y Koch contra la Unión Ciclista Internacional formulada en 1970 ante el Tribunal de Utrech, o la amenaza de demanda contra el COI que en 1972 anunció el esquiador Karl Schranz al ser descalificado por profesional en ese año, la víspera misma de la Ceremonia de Apertura de los Juegos de Invierno de Sapporo.

2. El comité olímpico internacional y su dimensión jurídica El Comité Olímpico Internacional es a juicio de Otto Mayer el primer pilar del Movimiento Olímpico7. Además de los Comités Olímpicos Nacionales y las Federaciones a las que después nos referiremos, existen organismos también que de forma temporal se ocupan del olimpismo y su funcionamiento como los Comités de Organización de los Juegos de la Olimpiada y de los Juegos de Invierno. La Academia Olímpica Internacional en otro sentido es un ente autónomo que bajo el patrocinio de COI se ocupa de la dimensión cultural o científica del olimpismo. Pero al margen de estas entidades colegiadas, ha de contarse con los defensores aislados o “individuales” de la filosofía olímpica: antiguos atletas, dirigentes deportivos, escritores, pedagogos o periodistas, que muchas veces y pese a su minusvaloración, son los más eficaces en su vocacional apoyo al olimpismo. Centrando nuestro estudio en la figura del COI y de las diversas facetas que ofrece su dimensión jurídica, cabe destacar en primer lugar la relativa a su

4

MAYER Otto: Ob. cit. pág. 34

5

BONDOUX, René: Le droit et le sport. Academia Olímpica Internacional. 1978, pág. 143

6

SILENCE, Luc: Statut juridique et voilence. En Academia Olímpica Internacional. 1983, pág. 163.

7

MAYER Otto: Ob. cit. pág. 74

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sede. Como se dijo, el COI se constituyo en París en 1894 y en los primeros estatutos elaborados en fechas cercanas a su creación, se acuerda que el organismo fuese trasladado cada cuatro años al país en donde se organizasen los Juegos y fuera elegido como Presidente para tal periodo, un miembro de la misma nacionalidad. El primer Presidente electo fue el griego Demetrios Vikelas, reservándose Coubertin el cargo de Secretario General. En 1896 y una vez clausurados los Juegos de la Primera Olimpiada, Coubertin accede a la Presidencia ya que París sería la próxima sede Olímpica. Pero en contra de lo establecido, el célebre restaurador permaneció en el cargo hasta 1925 y la sede del COI en París hasta 1915. Con ello no se deberá de tachar de protagonismo desmedido al célebre restaurador y sí sin embargo de ponderar su cuidado y decidido interés por afianzar el revolucionario movimiento por él creado, sobre todo, ante el alarmante desarrollo de las sucesivas ediciones de los Juegos de París (1900) y San Louis (1904). En 1915, se habían sucedido ya cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos Modernos y la sede del COI permanecía en París. Pero para los de la VI Olimpiada, correspondientes al año 1916, la organización de los Juegos se había concedido a Alemania y ante el temor de que los germanos reivindicasen el derecho del traslado de la sede COI al suelo alemán, habida cuenta de la tensa situación política, Coubertin resolvió con decisión personal y casi en solitario, cambiar la sede del organismo a Suiza. El 10 de abril de 1915 en la Sala de reuniones del Ayuntamiento de Lausanne, fueron firmados los documentos que establecían en esta ciudad provisionalmente el centro administrativo mundial del Olimpismo. El Barón Godofredo de Blonay (Suiza) asistió a Coubertin y aceptó en lo sucesivo sustituirle en las funciones oficiales a partir del 1 de enero de 1916. El concejal Maillefer y los miembros del Ayuntamiento recibieron el depósito en nombre de la ciudad. El Consejo de Estado del Cantón de Vaud se asoció al acto y Giuseppe Motta, entonces Presidente de la Conferencia Helvética, participó del acontecimiento, enviando un caluroso telegrama en nombre del Consejo Federal Suizo8. Finalizada la Guerra Mundial, Coubertin organizó en Lausanne los actos conmemorativos del primer cuarto de siglo de existencia del COI que fueron presididos por el nuevo Presidente de la Confederación Gustave Ador, convenciendo entrambos a los demás miembros de fijar de forma definitiva la residencia del organismo en suelo helvético. Así se acordó y en 1922 el COI instaló por primera vez sus oficinas en la villa “Mon Repos”, puesta a su disposición por el Ayuntamiento, ubicándose en 1934 y en la misma instalación el Museo Olímpico y el propio Coubertin residió en sus dependencias durante algún tiempo. En 1967 ante las crecientes necesidades del COI y lo limitado de la villa de “Mon Repos”, el Ayuntamiento de Lausanne le cedió para su uso y residencia el Château de Vidy, al lado del cual se construyó la espléndida y modernísima residencia del COI, diseñada por el miembro de dicho organismo

8

Revista Olímpica: La semana olímpica en Lausanne. Nº 174. Abril 1982, pág. 162.

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La estructura orgánica del movimiento Olímpico moderno y su norma rectora. Comité Olímpico Internacional...

y prestigioso arquitecto mexicano Ramírez Vázquez9. Desde entonces Lausanne ha adquirido el apelativo mutuamente aceptado de “ciudad olímpica”10. El traslado de la residencia del COI que se constituye en Francia y cambia a Suiza, produce de inmediato una problemática jurídica compleja. Según el derecho francés, las sociedades o asociaciones están sometidas al derecho aplicable en su sede social. De ahí que al COI, aunque nacido en suelo francés, le sería de aplicación el derecho suizo. Pero en contraposición el derecho suizo mantiene el principio de la “incorporación” y considera por ello que las asociaciones están vinculadas al derecho del país en donde han nacido o se han incorporado11. En una especie de “tenis jurídico” el derecho suizo reenvía al derecho francés y éste a su vez al suizo en el extremo de determinar la nacionalidad circunstancial del COI y en consecuencia, el derecho nacional que eventualmente le sería aplicable. Pero íntimamente ligado al extremo anterior, surge el de determinar la personalidad jurídica del organismo y su vinculación al derecho público o privado. En este sentido y en la parcela del derecho público internacional, la existencia jurídica es reconocida (por ejemplo entre Estados) no cuando se constituyen, sino cuando son reconocidos por un cierto número de Naciones. Pero el COI no nació como consecuencia de un tratado entre Estados, sino por la decidida voluntad de un grupo que posiblemente nunca pensó en la dimensión y alcance extraordinario que el organismo habría de adquirir. ¿Cabe por ello pensar en que el Comité Olímpico Internacional es una asociación de derecho público? Esta es a la conclusión que llega el jurista alemán y medallista olímpico Jürgen Schroeder12. En este sentido, el COI actúa pese a su imparcialidad política a escala mundial y dirige bajo el imperio de sus normas, a 205 Comités que se comprometen a acatar de forma inapelable sus decisiones. Las negociaciones que el COI mantiene con los diversos Estados, como consecuencia de la organización de los Juegos, son llevados al más alto nivel y el Presidente es recibido por los mandatarios de los distintos países con las consideraciones propias de un Jefe de Estado, discutiendo con ellos y en el mismo plano los problemas a resolver. En este sentido los encuentros mantenidos por Lord Killanin en 1976 con Pierre Trudeau en Montreal, con Leónidas Breznev en Moscú en 1979 y 1980 o con el Presidente Carter con motivo del boicot de los Juegos de la XXII Olimpiada. Igualmente, han sido de la misma categoría las numerosas entrevistas mantenidas por el Presidente Juan Antonio Samaranch, entre otras, con el Presidente Pertini, el 27 de enero de 1981, con el Rey de Suecia en abril del mismo año; con el Presidente de Portugal en octubre de 1985 o con el Presidente Reagan en enero de 1982, entrevistas con toma de acuerdos de la máxima jerarquía política y diplomática,

9

Revista Olímpica: Nº 207. Enero de 1985, págs. 15 y 16.

10

SILENCE, Luc: Conf. Cit. pág. 164.

11

SCHROEDER, Jürgen: Symbolik der Olympischen Bewegun. Grundlagen und Möglich keiten eines Rechtlichen Schutzes, Mayence 1976

12

SILENCE, Luc: Conf. Cit. pág. 168

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que se han ido paulatinamente acrecentando en la última década, en donde, en un solo año tomado al azar, en 1994, el Presidente Samaranch fue recibido en las condiciones dichas por Zine El Abidine, Presidente de Túnez (marzo), Nelson Mandela y Yasser Arafat (junio) Lech Walesa, Presidente de Polonia (octubre), Boris Yeltsin, Presidente de la Federación Rusa (diciembre) y el Rey de Bélgica y los Jefes de Estado o de Gobierno de Suráfrica, Namibia, Angola, Santo Tomé y Príncipe y Cabo Verde. Sin embargo, y pese a lo expuesto, la opinión dominante es que el COI es una organización no gubernamental de derecho privado. En este sentido, el artículo 52 del Código Civil suizo dispone que las sociedades organizadas corporativamente que posean un fin especial y una existencia propia adquirirán la personalidad jurídica, haciéndose inscribir en el registro de comercio. Las asociaciones que no posean finalidades lucrativas están dispensadas sin embargo de este registro. En consecuencia, como quiera que el COI no tiene finalidad lucrativa alguna, pero sí está organizado corporativamente, será en el sentido del derecho suizo una asociación sin finalidad económica. En 1973, el Presidente Killanin creó una comisión jurídica con la finalidad específica de examinar el problema de la personalidad jurídica del COI. El resultado de la Comisión fue el de proponer la modificación de la Carta Olímpica y considerar al COI como una “asociación de derecho internacional con personalidad jurídica no sujeta a derecho nacional”. El contenido de la propuesta fue aceptado y llevó consigo a la modificación de la norma 11 (actual norma 2) en donde, además de lo expuesto, se precisaba la fecha de la creación del organismo, su misión de controlar y promover los Juegos Olímpicos, su duración ilimitada, su domicilio social en Suiza y finalidades no lucrativas que por orden correlativo son las siguientes: – Alentar la organización y el desarrollo del deporte y las competiciones deportivas. – Orientar y dirigir el deporte hacia el ideal Olímpico, estimulando y robusteciendo la amistad entre los deportistas de todos los países. – Velar por la celebración regular de los Juegos Olímpicos. – Hacer que los Juegos Olímpicos sean cada día más dignos de su gloriosa historia y del noble ideal en que el Barón Pierre de Coubertin y sus colaboradores se inspiraron para restaurarlos. Bajo estos postulados, el COI se afirmaba en su decisión de ser una asociación internacional, no sujeta a derecho nacional alguno, con cometidos supranacionales, actuación apolítica y finalidades no lucrativas, altruistas y bienhechoras para la humanidad. Sin embargo, aún subsistían para el COI ciertos problemas en razón a su ubicación geográfica, ya que al no disfrutar de privilegio alguno, en numerosas ocasiones se presentaron problemas de índole administrativo y laboral, cuando en «262

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razón a sus funciones, se vió en la necesidad de contratar personal no suizo, para trabajar en las dependencias del secretariado. Gestiones diversas, al objeto de conseguir para el COI un estatuto especial, fueron llevadas a cabo por Avery Brundage, y sobre todo por Lord Killanin, pero todo quedó en declaraciones de cortesía sin resultado concreto alguno. Bajo el mandato del Presidente Juan Antonio Samaranch, se reanudaron las negociaciones que el 17 de septiembre de 1981 obtuvieron el deseado éxito, merced a un Decreto del Consejo Federal Suizo por el cual Kurt Furgler, en su calidad de Presidente de la Confederación suiza, y el Canciller de la misma, actuando ambos en nombre y representación del Consejo Federal Suizo, reconocieron al COI la importancia de su misión universal en el plano del desarrollo del deporte y de las relaciones humanas. En base a estos postulados, en el Decreto se declaraba que “el COI goza en Suiza de personalidad jurídica, beneficiándose por este hecho, de los derechos y libertades garantizadas por el ordenamiento jurídico suizo”. En consecuencia, el Consejo Federal decide “otorgar al Comité, un estatuto particular en razón a sus actividades universales y a su carácter específico de institución internacional”. La Carta Olímpica en su redacción actualizada, vigente a partir del 9 de septiembre de 2013, precisa en la Norma 15-1 que el Comité Olímpico Internacional es: Una organización internacional, no gubernamental, sin fines lucrativos, de duración ilimitada, constituida como asociación, dotada de personalidad jurídica, reconocida por el Consejo Federal Suizo en virtud del acuerdo fechado el 1 de noviembre de 2000. Con la obtención de esta mejora, el COI ha definido claramente su estatuto sobre el plano jurídico, al beneficiarse de privilegios de naturaleza fiscal en Suiza, gozar de libertad para contratar personal que trabaje en sus dependencias, ver protegidos sus símbolos y emblemas y gozar de personalidad jurídica de derecho internacional sin hallarse sujeto a derecho nacional alguno13.

3. La carta olímpica Nacido el Movimiento Olímpico Moderno como consecuencia del Congreso de la Sorbona el 30 de julio de 1884 y programándose los Juegos de la I Olimpiada para Atenas en 1896, en la lúcida mente de Pierre de Coubertin, padre de la compleja empresa, surgió la urgente necesidad de dotar al Movimiento Olímpico recién restaurado de una necesaria normativa reglamentadora de su actuación, presente en la mente del gran humanista la máxima griega: Los hombres si son amigos se entiende sin más. Si no, hay que darles leyes… De su puño y letra se conserva el texto Règlements, germen de la actual Carta Olímpica y código normativo del Movimiento Olímpico moderno.

13

Silence, Luc: Interacción de las reglas de derecho del deporte y de las leyes y tratados que emanan de los poderes públicos. Revista Olímpica nº 120, pág. 622.

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La Carta Olímpica viene a representar o integrar un texto constitucional regulador del dilatado organigrama olímpico y su variado mosaico de múltiples y dispersas implicaciones. El texto de la Carta, precedido por una introducción en donde se plasman los Principios Fundamentales, se integra por cuatro capítulos (el Movimiento Olímpico y su actividad; el Comité Olímpico Internacional; las Federaciones Deportivas Internacionales; los Comités Olímpicos Nacionales y los Juegos Olímpicos) y todo su articulado se integra por las normas y los textos de aplicación, dualidad reglamentadora equivalente en el derecho ordinario a las leyes y sus correspondientes reglamentos desarrolladores, con la diferencia que en el texto olímpico muchos tipos de disposiciones van yuxtapuestas en atinencia a cada concepto que regulan. En esencia el conjunto de disposiciones que integran la Carta Olímpica son una autorregulación de las facultades del organismo, que han sido promulgadas por el mecanismo típico del mundo del deporte, en donde la facultad de legislar no viene otorgada ni por un poder político impuesto por la fuerza, ni por la delegación de una voluntad popular, sino por las facultades que se generan en el asociacionismo deportivo voluntario14. Lo peculiar de sus normas escritas organizadoras es que gozan de la trascendencia de verdaderas normas jurídicas con repercusión internacional y ámbito de aplicación similar a las que operan en organismos internacionales, interestatales15. Desde la constitución del COI en 1894 y a través de los sucesivos Congresos Olímpicos en los que se ha pretendido siempre la actualización de la operatividad del movimiento olímpico, una de las principales preocupaciones del alto organismo olímpico ha sido siempre el de la revisión de su normativa. Los Congresos de París en 1914, de Lausanne en 1921, Roma en 1923 o Praga en 1925 marcan el inicio de toda una permanente preocupación por el tema hasta nuestros días16. La Sesión del COI que, con el ordinal 110 se desarrolló en Lausanne entre los días 11 y 12 de diciembre de 1999, fue prolija y trascendente en las reformas y cambios introducidos en toda la normativa vigente para adaptarla a las necesidades y exigencias del nuevo milenio. La Norma 1 de la Carta marca el encauzamiento de todas las facultades del COI, dentro de los preceptos que el texto contiene, autoatribuyéndose la autoridad suprema en todas las cuestiones que se susciten dentro del mundo olímpico y la propiedad exclusiva de los Juegos Olímpicos y todos los derechos

14

SFORZA. La teoría degli ordenamenti giuridici e il diritto sportivo. Foro it. 1933. 1 1381.

15

VIND, Ivar: Le Comité Olympique International et les Comités Olympiques Nationaux. En Academia Olímpica Internacional. 1968, pág. 36

16

Citado por Vind: Academia Olímpica Internacional. 1968, pág. 35

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que se deriven como consecuencia de su desarrollo y organización, como a continuación pormenorizadamente establece en las normas 2 a 8. Esta autoridad y jurisdicción suprema, que el COI ejerce a través de su Consejo o Asamblea, es delegada normalmente en su Comisión Ejecutiva y en materias de carácter técnico deportivo en las respectivas Federaciones Internacionales, según se concreta en las normas 19, 25 y 26.

4. Los comités olímpicos nacionales El segundo pilar del olimpismo está constituido por los Comités Olímpicos Nacionales. Desde el comienzo de su andadura, el COI se sintió en la necesidad de la cooperación de estos Comités en su tarea universalista. Pierre de Coubertin así lo expresaba en un extenso artículo publicado en 1903, “Creemos –decíaque para una mayor eficacia de nuestros esfuerzos, los miembros de los Comités Nacionales no deberían proceder ni de las Federaciones, ni de las Uniones o Asociaciones Atléticas; pues estos Comités deben estar en principio, por encima de problemas interiores que generalmente siempre existen. Deben por el contrario, a ser posible, estar constituidos por personas competentes, alejadas de toda discordia e inaccesibles a influencias de organismos exteriores”17. Bajo el punto de vista jurídico, los Comités Olímpicos Nacionales son instituciones de naturaleza híbrida, en el sentido de que en un extremo son “nacionales”, es decir, están insertos dentro de la legislación de un país determinado y en otra dimensión son “olímpicos”, es decir han de observar la normativa internacional del COI. Su reconocimiento y configuración, como entidades jurídicas, varía notablemente de unos países a otros. En unos casos, el Comité es reconocido como una asociación por el poder ejecutivo (tal es el caso de Checoslovaquia o Túnez) o en otros supuestos, el Comité es una simbiosis entre el Comité propiamente dicho y la Asociación de las Federaciones en base a la cual se le reconoce personalidad jurídica (CON Belga). En un tercer supuesto, el Comité Nacional es reconocido por una Ley (Grecia, Francia, Irán, EEUU y España). La norma 27 de la Carta Olímpica somete al conjunto de las disposiciones que en ella se contienen, la constitución y funcionamiento de los Comités Olímpicos Nacionales, exigiéndoles, a poder ser, que gocen de personalidad jurídica. Se les encomienda el deber de velar por el desarrollo en su país del movimiento olímpico y el deporte y se les otorga la responsabilidad única de la participación de los atletas nacionales en los Juegos Olímpicos, así como en las demás manifestaciones deportivas patrocinadas por el COI. Se les exhorta a mantener incólume su autonomía e independencia frente a las presiones de

17

DURÁNTEZ, Conrado: El Comité Olímpico Español: Orígenes y naturaleza jurídica Madrid 1999. La nueva fecha de creación del COE en 25 de noviembre de 1912, fue aceptada y reconocida por el COI según carta del Presidente Samaranch de 28 de Abril de 1999.

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toda clase, tanto políticas como religiosas o económicas, y se determina su composición y la naturaleza de los miembros votantes en las decisiones. Por último, tanto la denominación como la bandera o emblema de cada Comité Olímpico Nacional habrá de ser aprobada por el COI. La autorización para el uso de esos símbolos, que la Ley reserva a la potestad del CON, es una facultad cuyo ejercicio ha motivado una larga y pormenorizada reglamentación de la Carta18, en consonancia con el novedoso patrocinio o sponsorship que la última redacción de la misma singularmente incluye y prevé. El espectacular eco que el deporte, como gran fenómeno social ha adquirido en las postrimerías del siglo XX, ha propiciado un generoso y lucrativo mercado o mercadeo de toda la variada gama de sus rasgos esenciales más identificadores y muy especial de los símbolos olímpicos, en razón a la admiración y respeto social que, hasta el presente, han despertado por su híbrido impacto laico-religioso. Pese a la defensa de dignidad de uso de esos símbolos que la Carta recuerda (Textos de aplicación a las Normas 7 y 14, ordinales 4,8; 4-9 y 4-10,4), la indiscriminada y autorizada utilización por empresas, planes y productos comerciales ha precipitado una malsana vulgarización de su ritual contenido, aunque no se puede obviar que, como contrapartida, la comercialización de los mismos ha allegado importantes medios para el deporte, medios que, pese a lo expuesto, serán positivos en cuanto sean administrados por cuadros dirigenciales deportivos adecuados e insospechadamente peligrosos y perturbadores cuando sean las propias marcas comerciales quienes decidan. La frase de Otto Szymiczek cobra vigencia una vez más: “Las ayudas de las marcas comerciales al deporte -decía- son positivas en cuanto generadores de medios. Pero con ello se correrá el peligro de haber introducido el mercader en el Templo”19.

5. Las federaciones Son el tercer elemento integrante del olimpismo. Su misión fundamental es la potenciación y desarrollo del deporte que rijan colaborando con el COI en el programa olímpico. A nivel jurídico, y como ya se expresó con anterioridad al examinar las reglas del COI, las normas escritas de estas Federaciones, que emanan de un movimiento deportivo voluntario, alcanzan la categoría de disposiciones jurídicas20.

18

Texto último vigente a partir de 9 de septiembre de 2013.

19

SZYMISZEK, Otto: Olimpismo y comercialización en Academia Olímpica Internacional 1978 Pág. 160.

20

Mirto: Autonomía e especialitá del diritto sportivo. Riv. Dir. Sport. 1959, Pág.6

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Como nota peculiar de su dimensión organizativa y cometidos, se puede destacar que las Federaciones desempeñan fundamentalmente una misión técnica: finalidad en la que, como destaca Bondoux21, tienen en esencia la gama de los poderes de un estado, en cuanto redactan reglamentos con peculiares facultades legislativas; organizan encuentros y designan los árbitros que han de dirigirlos con un evidente poder ejecutivo, y finalmente entienden y deciden, sobre reclamaciones que puedan plantearse sobre cuestiones atinentes al deporte que rijan, con una facultad decisoria de marcado sabor judicial. La Carta Olímpica otorga a las Federaciones Internacionales la suprema jurisdicción en el control técnico de los deportes que rijan (norma 46-1), así como potestad sancionadora en los supuestos de fraude y autonomía técnica en sus informes al COI (norma 26-2,1), determinando los condicionantes para su admisión como especialidad olímpica (norma 26-1-5). Y ésta es, a grandes rasgos, la dimensión jurídica del movimiento olímpico, la poderosa fuerza social que escasamente ha necesitado de la utilización coercitiva de un derecho positivo dado el altruismo de sus fines democráticos y humanitarios que encuentran en su esencia una mayor semejanza en los postulados de un derecho natural, equilibrio natural de movimiento desarrollo y evolución que, en los últimos tiempos, se ha visto seriamente afectado por el impacto materialista, de una excesiva comercialización del deporte que ha generado violencia y fraude, males de una negativa fuerza emergente que han debido ser conjurados y atajados reforzando el entramado jurídico del gran cuerpo olímpico.

21

Bondoux, René: Ob. cit. AOI 1978 pág. 143

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VIII LA ESCUELA DEL OLIMPISMO. LA ACADEMIA OLÍMPICA

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1. Akademia, Academia La palabra Academia, de origen griego, tiene su nacimiento histórico, en la denominación que se dio a la escuela filosófica fundada por Platón en el año 387 a. c. y ubicada en una casa con jardín en las afueras de Atenas, próxima a los jardines denominados de Academo, héroe local del que tomó el nombre. Desde entonces y a través de las más diversas circunstancias y evoluciones históricas, la palabra Academia y su significación institucional, ha venido a expresar el conjunto o grupo de personas que integran o difunden el saber. En el concreto caso de la Academia Olímpica, la tarea u objetivo de la misma, es la difusión y defensa de los valores éticos y morales que integran el código filosófico del movimiento olímpico, así como la denuncia del impacto negativo de las presiones ajenas a los principios que la carta olímpica contiene.

2. La Academia Olímpica. Breve reseña histórica Para Carl Diem dinámico impulsor de la Academia Olímpica Internacional, el antecedente antehistórico de la Academia Olímpica, se encuentra en la institución de los nomofilakos o guardadores de las leyes, casta sacerdotal que en Olimpia, asesoraba e instruía a los jueces de las pruebas y concursos a disputar en los Juegos Olímpicos Antiguos (hellanodikes) acerca del recto sentido y correcta finalidad, de la gran fiesta agonal, así como de los principios inspiradores de sus concursos. Los Juegos Olímpicos Antiguos, que históricamente se inician en el año 776 a. C., tuvieron la evolución histórica normal en los acontecimientos humanos, con las inexorables etapas de nacimiento, auge, esplendor, crisis y desaparición. A comienzos del siglo IV a. c., las influencias políticas, el profesionalismo y la corrupción, hirieron de muerte a la institución agonal olímpica, que desaparecerá con errónea atribución al Edicto dictado por Teodosio I el Grande en Constantinopla el 8 de noviembre del año 392 Un vacío de siglos se ha de abatir, sobre la práctica deportiva y el trance agonal hasta que en el último tercio del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, un conjunto de pedagogos lo revindicarán como elemento fundamental de la educación (Federico Luis Jahn en Alemania, Per Henrik Ling en Suecia y Francisco de Amoros y Ondeano Marqués de Sotelo en España) destacando de entre todos, el pastor anglicano Thomas Arnold (1778-1852) cuyo ideario deportivo pedagógico, habrá de influir, de forma decisiva, en la figura clave del Olimpismo moderno, el francés Pierre de Fredy Barón de Coubertin, quien tras múltiples vicisitudes, habrá de ver restaurados los Juegos Olímpicos Modernos, en el histórico congreso de la Sorbona de 23 de Junio de 1894. Los Juegos Olímpicos Modernos, inician su andadura histórica con los desarrollados en Atenas en 1896, que constituyeron un destacado acontecimiento. Fueron como un aldabonazo a la conciencia mundial, alertándola de que una «270

La Escuela del Olimpismo. La Academia Olímpica

nueva fuerza moral –el Olimpismo- acababa de nacer, bajo el sólido fundamento ético de sus principios básicos centrados en la no discriminación, búsqueda de la paz mundial y mejora psicofísica de la raza humana a través del deporte. Pero las dos ediciones olímpicas subsiguientes (París 1900 y Saint Louis 1904) constituyeron dos reiterados y sucesivos fracasos para al ideal olímpico concebido por Coubertin, quién se alarmó, ante la incomprensión que los organizadores de ambas ediciones, habían manifestado hacia su obra. Coubertin era un amante del deporte, pero no sólo y exclusivamente un deportista. Era sobre todo un pedagogo, un educador, un filántropo, un humanista, que siempre había concebido al deporte y a la gran fiesta olímpica como factores generadores de paz y cultura. De ahí que ante el negativo impacto de los acontecimientos dichos, intentase potenciar el talante cultural del Olimpismo, a través de una serie de Congresos Olímpicos (Havre 1897; Bruselas 1905, París 1906 y 1914, Lausana 1913 y 1921 y Praga 1925) durante los cuales y a través de los cuales, quiso poner de manifiesto el carácter mundial, cultural y educativo de aquella democracia cosmopolita por él instaurada, basada en la cita periódica y puntual de los Juegos Olímpicos, que deberían constituir, según pensó, en 1924,…”la gran fiesta cuadrienal de la primavera humana, ordenada y ritmada, cuya savia ha de mantenerse al servicio del espíritu…” El impacto culturalista transitorio de los Congresos Olímpicos, no acabaron de satisfacer a Coubertin como adecuado sistema de vigilancia, difusión y garantía de los principios olímpicos y de ahí, que permanentemente busque la forma de constitución, de un organismo estable, que desempeñe tal función. Al finalizar los Juegos de la XI Olimpiada en Berlín en 1936, Coubertin, en marzo de 1937, dirigió una carta al gobierno del Reich, sugiriendo la creación de una institución a la que legar sus papeles, documentos y proyectos no realizados, sobre el Olimpismo renovado. La misiva decía así: no he podido terminar lo que hubiera deseado acabar. Lo que para mí sería con mucho lo más precioso, es que en Alemania en recuerdo de los Juegos de la XI Olimpiada, se crease un muy modesto y pequeño instituto al cual podría legar todos mis papeles, documentos y proyectos inacabados concernientes al conjunto del olimpismo renovado…contra el cual se han publicado ya muchos errores falsedades. Creo que un Centro de Estudios Olímpicos que no sería necesariamente en Berlín, ayudaría más que nada al mantenimiento y progreso de mi idea y a preservarla de desviaciones que rechazo. El proyecto daría lugar a la creación del Centro de Estudios Olímpicos, que dirigirá Carl Diem y que estará en funcionamiento entre 1938 a 1944, editándose la Revista Olímpica en tres idiomas, que vino a constituir, en esos momentos, el vínculo de unión informativa, del movimiento olímpico de entonces. 271»

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El olimpismo

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La muerte ha de sorprender a Coubertin de forma imprevista, el 2 de Septiembre de 1937 cuando meditabundo paseaba por el Parque de la Granja en Ginebra. Su amor y pasión por la cultura del Olimpismo antiguo, de Grecia como país y de forma muy especial por Olimpia, motivó su decisión testamentaria que determinaba, que a su fallecimiento, su cuerpo fuera enterrado en Suiza, pero que su corazón embalsamado, fuera llevado a Olimpia, lo que así ocurrió, llegando a Olimpia la reliquia el 26 de Marzo de 1938, siendo depositada por el Príncipe Heredero Pablo en el interior de una estela de mármol blanco dedicada a la memoria del célebre humanista. La idea e intención de Coubertin, ha de ser retomada por su amigo y colaborador Carl Diem así como por John Ketseas, prestigioso dirigente deportivo griego, que habría de acceder, como miembro del C.O.I., en 1946. En 1938 Diem propone al Comité Olímpico Griego la creación en suelo heleno de una Academia Olímpica, lo que así fue aceptado y decidido por aquel, en Junio de 1939, después de haber solicitado y obtenido la autorización del C.O.I., proyecto que habría de quedar en suspenso, ante el desencadenamiento de la guerra. En 1947, durante la 41 Sesión del C.O.I. en Estocolmo, el Comité Olímpico Griego expone de nuevo la idea sobre la creación de una Academia Olímpica en suelo heleno, proyecto que Avery Brundage calificó como de “muy interesante”. Dos años mas tarde, en Enero de 1949, John Ketseas en colaboración con Carl Diem redactan un Memorandum explicativo y un proyecto para la creación en suelo griego de una Academia Olímpica. En él se harán constar los temores expresados por Coubertin durante su última estancia en Atenas, en 1937, sobre la posible y peligrosa tergiversación del ideario olímpico y de ahí, y por ello, de la necesidad y conveniencia de la creación, de la proyectada Academia que en frase textual de Ketseas sería…”como un centro intelectual, en el que una élite de la juventud universitaria de todos los países, podría venir a iniciarse en los principios olímpicos, bajo la dirección de personalidades reconocidas por su competencia”. El 28 de Abril de 1949 durante la 44 Sesión del C.O.I. en Roma se decide, por unanimidad, la creación de una Academia Olímpica Internacional con sede en Olimpia. Antes de la aprobación incondicional de la propuesta por todos los miembros del C.O.I. presentes, Ketseas había defendido de forma apasionada y brillante, el proyecto durante la intervención que se le confirió, para la exposición y explicación, de las ideas directrices centrales del Memorandum. Aceptada por el C.O.I. la creación de la Academia Olímpica, Ketseas, en nombre de su país agradeció el apoyo prestado por aquel, prometiendo, a la vez, que su Gobierno, no regatearía esfuerzos para que el Centro Olímpico, así creado, se convirtiera en el “Centro Espiritual del Movimiento Olímpico Mundial”. «272

La Escuela del Olimpismo. La Academia Olímpica

Sin pérdida de tiempo y bajo los ilusionantes efectos del triunfo conseguido, el Comité Olímpico Griego envió las oportunas invitaciones a los respectivos Comités Olímpicos de diversos países, solicitándoles el envío de representantes para tomar parte en la primera reunión. Pero una decepcionante realidad, sería la respuesta a este primer ensayo. De las ochenta invitaciones cursadas, sólo cuatro recibieron respuesta, y en el fondo, con decisión negativa. El origen oficial de la A.O.I. se puede centrar en la conferencia de Carl Diem: Una Elis de nuestros tiempos: significación y proyectos de la Academia Olímpica Internacional, programada el 16 de Junio de 1961 en la evocadora colina de Olimpia apodada “El Anfiteatro”.

3. La Academia Olímpica Internacional, evolución. Desde su fundación a la frontera del nuevo milenio, la A.O.I. ha celebrado cincuenta y tres sesiones anuales oficiales, en la que han participado un número cercano a los doce mil jóvenes. El Comité Olímpico Griego, a través de su organismo rector para la A.O.I., o Eforía, ha programado con regularidad y eficacia los distintos y sucesivos cursos de la Academia. Sólo la 24 Sesión, correspondiente al año 1964, no pudo tener lugar, debido a la tensión política provocada por la situación de Chipre. Los iniciales cursos de Olimpia, fueron sólo organizados para jóvenes participantes, ampliándose progresivamente el acceso a los mismos a otros estamentos deportivos y olímpicos, en razón a la amplia gama de posibilidades que ofrecían las nuevas instalaciones fijas inauguradas en 1967 y sucesivamente ampliadas y acondicionadas. De ahí y por ello, que sectores diversos de grupos vinculados con el Olimpismo y el deporte, hayan venido desarrollando sesiones en Olimpia (Médicos, Entrenadores, Periodistas, Federaciones, Profesores, Estudiantes de A.O.N.s, Asociaciones de Profesores de Educación Física y de Historiadores de Deporte, Clubes Federativos etc.) pero al mismo tiempo y a partir de 1973, se han venido programando Sesiones fijas de celebración generalmente bianual, con destino a colectivos concretos, como las organizadas para Profesores (desde 1973), miembros de C.O.N.S y Federaciones Internacionales (desde 1978), Directores de Institutos Superiores de Educación Física (desde 1986), Periodistas Deportivos (desde 1986) y Presidentes, Directores de A.O.N.S. (Desde 1988) y postgraduados (desde 1993). La A.O.I., publica anualmente los trabajos de cada Curso, en unas Actas Oficiales en tres idiomas; inglés, francés y griego, que son, además, los de oficial y común uso en conferencias y debates y con simultánea traducción. Esporádicamente se ha venido ampliando a otros idiomas las lenguas del trabajo a utilizar en cursos concretos, como han sido el español y árabe. La A.O.I. como se dijo, está dirigida por un consejo de Administración o Eforía cuyos miembros generalmente en número de diez, son designados por 273»

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El olimpismo

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Instalaciones de la Academia Olímpica Internacional en Olimpia (Grecia).

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La Escuela del Olimpismo. La Academia Olímpica

el Comité Olímpico Griego, entre los integrantes de dicho Comité, así como entre relevantes personalidades griegas de la cultura y el deporte. El C.O.I., para demostrar su decidido apoyo a la A.O.I., creó, en 1963, una Comisión especial para la Academia Olímpica, integrada entonces por John Ketseas como Presidente, el Marqués de Exeter, Giorgio de Stefani e Ivar Vind además de Avery Brundage y Armand Massard como miembros honorarios. Dicha Comisión, que ha venido funcionando como un grupo de trabajo operativo y sesiones anuales, hasta 1998, ha sido refundida en la Comisión de Cultura del C.O.I. a partir de la referida fecha. Para los cursos anuales de jóvenes en Olimpia, se cursa invitación a todos los C.O.N.S. por parte de la A.O.I. Las condiciones exigidas a los participantes son, la de tener una edad inferior a treinta y cinco años, conocer suficientemente uno de los tres idiomas oficiales, y estar interesados en la temática olímpica. Cada C.O.N. puede enviar hasta tres representantes. El C.O.I., a través de Solidaridad Olímpica, ha demostrado su decidido apoyo financiero a la A.O.I., desde 1978. En la actualidad, Solidaridad Olímpica, sufraga el 50% de los gastos de transporte de un hombre y una mujer por C.O.N., cuya estancia, alimentación y desplazamientos internos en Grecia, también están cubiertos por la organización.

4. Las Academias Olímpicas Nacionales La asistencia de representantes de los C.O.N.S. a los cursos iniciales de Olimpia, motivó, ante el entusiasmo provocado por las experiencias adquiridas que se intentara la creación en los países de origen, de unas instituciones similares a la A.O.I., con las que difundir, a nivel nacional, los principios olímpicos. La primera experiencia en este sentido, fue la llevada a cabo en el Instituto nacional de Educación Física de Madrid a partir de 1964, con la puesta en marcha de un Centro de Estudios Olímpicos, y la publicación, en 1965, de un libro sobre la A.O.I. por Conrado Durántez. El Centro en cuestión habría de generar la primera Academia Olímpica Nacional, organizada y programada a imitación de la A.O.I. y como colaboradora de aquella y así constituida en sesión solemne habida El 25 de Noviembre de 1968, presidida por el entonces Presidente del C.O.E. Juan Antonio Samaranch. En la década de los setenta, tres nuevas A.O.N.S. habrían de fundarse, las de EE.UU (1976), China Taipei (1978) y Japón (1980), generalizándose el interés por la Academia Olímpica, en la década de los ochenta con la puesta en marcha en la primera mitad de tal periodo de veintidós Academias más; nueve en América (República Dominicana 1980, Chile 1981, Argentina, Ecuador y Bolivia 1982, Canadá. México y Uruguay 1983, Perú 1984), dos en Asia (Corea 1983 y Hong– Kong 1985), dos en África (Egipto 1981 y Benin 1985) la de Australia (1985) y 275»

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

ocho en Europa (Austria, Bulgaria, Bélgica y Gran Bretaña (1982), Alemania e Irlanda (1983), Suiza (1984) y Hungría (1985). El C.O.I. decidió impulsar de forma decisiva la creación de Academias Olímpicas en los distintos Comités que aun no la hubieran constituido, para lo cual, convocó una reunión monográfica sobre el tema desarrollada en Lausana, los días 14 y 15 del mes de Noviembre de 1982 y a la que fueron invitados y asistieron, los Presidentes del las A.O.N.S. entonces existentes (República Dominicana, Chile, Egipto, España, E.E.U.U., Inglaterra, Japón, y China Taipei). La Sesión, presidida por Mohamed Mzali y con la asistencia de Nikolaos Nissiotis y Otto Szymiczek como Presidente y Decano de la A.O.I, adoptó la decisión de recomendar al C.O.I. la tarea de impulsar la creación de A.O.N.S., lo que así aceptó el Presidente Samaranch en su asistencia al acto de clausura, y lo que generó que en 1984, el Presidente remitiera una carta circular a todos los C.O.N.S. estimulándolos a la constitución de A.O.N.S. El impulso así generado desde el C.O.I., provocó un autentica creación de A.O.N.S. hasta el total de ciento treinta y siete que hoy en día existen. La creación dentro de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) de una Comisión para el impulso de las A.O.N.S., así como en las demás Asociaciones Continentales, han supuesto nuevas e importantes medidas de apoyo a la fundación y progreso de las A.O.N.S.

Miembros de la Asociación Panibérica de Academias Olímpicas (A.P.A.O) con el Presidente del C.O.I Juan Antonio Samaranch en Madrid el 14 de junio de 1994 con ocasión del IV Congreso de la Asociación.

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5. ¿Qué es una Academia Olímpica Nacional? Se puede considerar como Academia Olímpica Nacional, a toda Comisión o grupo que con autorización y con el apoyo del comité olímpico nacional respectivo, realice, por delegación, la misión fundamental que a los C.O.N.S. les compete, cual es la de difundir y defender en su país, los principios filosóficos que la Carta Olímpica contiene. La excesiva y progresiva especialización deportiva, hace, que cada vez mas, los esfuerzos de los C.O.N.S. se centren mayoritariamente, en la mejora de la preparación física de los atletas, que han de enviar a los Juegos, olvidando, frecuentemente, su tarea fundamental, cual es la de la difusión de los principios del olimpismo cuyo cometido, les faculta y califica, como de órganos “olímpicos”. Tal desequilibrio de acción, ya era denunciada por Coubertin en 1920, cuando precisaba…tengamos cuidado, para que el punto de vista técnico, no oscurezca al pedagógico…” La Carta Olímpica, sistemáticamente, ha venido exigiendo a los C.O.N.S. este tipo de pedagogía olímpica, hasta que como consecuencia de la reforma producida el 16 de Julio de 1990, con ocasión de la 96 Sesión del C.O.I. desarrollada en Tokio, se procedió a centrar en la Norma 31, la misión y funciones de los C.O.N.S., a los que después de exigirles y recomendarles la difusión de los principios del Olimpismo en el país, colaborando para tal divulgación y enseñanza, con todo tipo de programas educativos, tanto de Instituciones Escolares como Universitarias, fomentando la creación de Instituciones dedicadas a la Educación Olímpica, precisa con certero mandato normativo…Fomentarán sobre todo la creación y las actividades de las Academias Olímpicas Nacionales… Como consecuencia de lo expuesto, la Institución de la Academia Olímpica, es el único organismo de pedagogía Olímpica oficial y específicamente reflejado en la Carta Olímpica, bien a nivel internacional, cual sería el apoyo que el C.O.I. otorga a la A.O.I. (Norma 2-14) bien a nivel nacional, con la dedicación y soporte que los C.O.N.S. han de dar a las A.O.N.S. (Norma 31-2-1).

6. Cómo crear una Academia Olímpica Nacional. La creación de una A.O.N. en un C.O.N., supone, en no pocas ocasiones, para los dirigentes de este, un tarea que se antoja difícil, compleja y delicada, en razón al peso dogmático que el término “Academia” encierra y que hace que para los desconocedores del tema presuponga que tal creación, pueda significar la existencia de un espacioso edificio, una nutrida biblioteca y un apoyo más o menos amplio de expertos y cualificados miembros, así como y a la vez, que un adecuado soporte de secretariado conocedor de los idiomas oficiales del C.O.I. De ahí, que en no pocas ocasiones y como consecuencia de lo expuesto, la idea de la creación de una Academia Olímpica genere recelos en los propios miembros del C.O.N. Sin embargo, una Academia Olímpica, a tenor normativo y operativo, es y ha de ser, una Comisión del propio C.O.N., 277»

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

integrada por miembros de éste, así como con otras personas con las condiciones adecuadas, designadas habitualmente por el Comité Ejecutivo del propio C.O.N. El Presidente de la A.O.N., deberá tener titulación universitaria y ser un activo militante del Movimiento Olímpico, debiendo formar parte del Comité Ejecutivo del C.O.N. a título reglamentario o ex oficio. Los miembros pueden ser profesores, presidentes de federaciones o clubs, deportistas olímpicos o destacados periodistas, comprometidos en la difusión del olimpismo. Es conveniente que la A.O.N., funcione con un reglamento aprobado por el C.O.N., que fije sus cometidos objetivos y funcionamiento y término del mandato o reelección de sus miembros. El C.O.N. deberá soportar financieramente, el funcionamiento de la A.O.N. incluyendo dentro de sus balances anuales, los presupuestos de gasto de actuación de ésta, así como el soporte administrativo de actuación. El acto de creación de una A.O.N. ha de centrarse en una ceremonia oficial, a la que el C.O.N. dará la máxima notoriedad informativa, para que en el país en cuestión, se tenga conciencia de su existencia, en razón a los cometidos que de ella se esperan.

7. Actuación y funcionamiento de una Academia Olímpica Nacional. A una A.O.N. se la puede considerar como una Institución pedagógica de las tres d. difundir los principios olímpicos defender los mismos y denunciar todas cuantas presiones ajenas a la ética del deporte y al ideal olímpico, pretendan alterar o corromper tal ideal. La actuación genérica de la A.O.N., se centra globalmente, en la difusión del Olimpismo en todas las capas sociales, considerado aquel como una filosofía de la vida que utiliza al deporte como correa transmisora de sus principios formativos, pacifistas, democráticos, humanitarios y ecologistas. El cometido básico y fundamental de una A.O.N. consiste en organizar un Curso Anual oficial, de difusión olímpica a nivel universitario, del que hacer la selección de entre los asistentes inscritos, de aquellos que hayan de representar al país en el curso anual internacional de la A.O.I. en Olimpia. Los criterios normalmente utilizados para proceder a esta selección son: Asistencia regular al curso programado, conocimiento de idiomas (francés, inglés o griego) estar decididamente interesado en la problemática del fenómeno olímpico, así como la presentación de un trabajo sobre olimpismo. Tal capacitación previa, de los delegados a enviar a Olimpia, es básica y fundamental para el buen funcionamiento de la A.O.I. Con el mismo objetivo y finalidad, la A.O.N. deberá participar en la mayor medida, posible, en la organización de actividades de difusión olímpica en el «278

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ámbito escolar y de la enseñanza media, suministrando a los profesores, el material pedagógico adecuado a aquella difusión. Ha de precisarse, que la actuación de una A.O.N. como comisión, subcomisión o grupo vinculado a un C.O.N., ha de ser continua y permanente en su condición de organismo centralizado, en el que las personas, organismos, deportistas o entidades oficiales puedan recabar informe, ayuda o colaboración. Por lo tanto, no se puede considerar la existencia de una A.O.N., o cuando menos resultaría una A.O.N. atípica o impropia, cuando tal quehacer, como en algunos casos ocurre, lo desempeña una sola persona, que generalmente se limita al despacho burocrático de la correspondencia específica, o cuando tales cometidos, dicen ser cumplidos por cursos sistemáticos o alternos, que distintas universidades programen sobre olimpismo. En los países donde la A.O.N. haya adquirido el suficiente arraigo, es conveniente la creación de delegaciones provinciales, o Centros de Estudios Olímpicos en los distintos distritos universitarios del país los que como órganos filiales, difundan el olimpismo en sus departamentos en estrecha colaboración con la A.O.N. y el C.O.N. Importante cometido de una A.O.N., lo es también, el apoyo en su misión de tarea divulgadora a los alumni o participantes del país en su día seleccionados y enviados como representantes a las Sesiones de la A.O.I. Tales diplomados, han comenzado a constituir Asociaciones, cuya actividad ha de merecer todo el apoyo de la A.O.N. Igualmente, en los cursos anuales que la A.O.N. organice, es muy importante y conveniente, que en los mismos y al margen de otras intervenciones de personas de diversa cualificación, participen como exponentes los representantes del país que hubieran asistido al último curso de la A.O.I. y al objeto, que de forma viva, cercana y actualizada, expongan sus impresiones (normalmente entusiastas) sobre lo que supone la participación el los cursos de Olimpia. En todo caso, los seleccionados que asistan a la A.O.I. han de presentar un informe a la A.O.N., sobre el desarrollo del curso al que hubieran participado. También deberá programarse, dentro del marco de actividades de la A.O.N., la organización del Día Olímpico y a poder ser, en la coincidente fecha histórica del 23 de junio de cada año; y al margen de organizarse la carrera tradicional, ha de aprovecharse la ocasión para hacer notoria divulgación de los ideales olímpicos a mas de exposiciones de carteles olímpicos, filatelia deportiva, proyección de películas olímpicas, etc. La A.O.N., en su misión de pedagogía olímpica, ha de procurar, a través de sus miembros, la publicación de artículos, noticias o reseñas, sobre la historia o los principios olímpicos, procurando su inserción en la prensa nacional de mayor difusión, aprovechando, ocasionalmente, oportunas motivaciones cotidianas o efemérides históricas, debiendo extender su esfera de acción a los periódicos deportivos, revistas de las federaciones, de los centros de educación física, publicaciones del C.O.N. etc. 279»

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

8. Actividades y cometidos de una A.O.N. El cometido genérico y que a su vez específicamente le corresponde a una A.O.N., es, como se dijo, la difusión a nivel nacional y a todas las escalas sociales de los principios históricos, éticos y filosóficos que sustentan y conforman el movimiento olímpico. De ahí, que en su indiscriminado objetivo pedagógico y social, son colectivos de especial atención, además del universitario y el escolar, los grupos integrados por deportistas de élite, miembros y Presidentes de Federaciones, periodistas deportivos, estudiantes de Educación Física, médicos deportivos, profesores, árbitros y jueces e intelectuales y artistas. Se habrá de poner especial prevención y cuidado, para que en los cursos, sesiones o ciclos que la A.O.N. organice como tal, se traten enseñen y difundan y se discutan, temas propios del cometido específico de la A.O.N., cuales son los atinentes al movimiento olímpico, su historia y principios, evitando, como en muchas ocasiones ocurre, hacer objeto de las actividades de la A.O.N. de materias propias de la denominada Administración Deportiva, que aunque importantes en su género, no caben dentro del concreto organigrama de una A.O.N. Pero además, entre otros, son cometidos de una A.O.N. específicamente enumerados los siguientes: • La creación e impulso de un Museo Olímpico, bien como entidad autónoma dentro del C.O.N. o en su caso contribuyendo a crear una sección sobre olimpismo en el Museo Oficial público ya existente. • Constitución, mantenimiento y progresiva ampliación bibliográfica de una Biblioteca Olímpica dentro del C.O.N., como fuente de estudio e información para los que estuviese interesados en el fenómeno olímpico. En ella habrán de constar como elementos fundamentales además de la Carta Olímpica y la Revista Olímpica, toda la serie de publicaciones que el C.O.I. periódicamente imprime, así como cualquier otra que se pudiesen procurar sobre la temática olímpica. • Organización de una Videoteca Olímpica. En este cometido como en los precedentes, es importante demandar catálogos de publicaciones y filmaciones existentes al Museo Olímpico del C.O.I. en Lausana. • Participación en los Cursos de Historia del Deporte contribuyendo con una aportación dedicada al olimpismo. • Tratar de introducir en la temática de los cursos para profesores de Educación Física, de una signatura, seminario o materia sobre olimpismo. • Editar folletos divulgativos sobre los ideales y la filosofía olímpica. • Imprimir posters o carteles anunciadores de los cursos oficiales o actividades de la A.O.N. «280

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• Editar anualmente las Actas en las que se recojan las conferencias pronunciadas y los trabajos desarrollados en el curso oficial de la A.O.N. • Impresión de pegatinas o material divulgativo similar, con el símbolo o anagrama de la A.O.N. • Tratar de obtener con el apoyo del C.O.N. y de los organismos oficiales pertinentes, la concesión de un sello o moneda conmemorativa, con ocasión de una fecha o aniversario de la A.O.N. emitiendo en su caso la A.O.N., monedas conmemorativas, trofeos o diplomas, con los que distinguir a las personas o entidades, que se hubieran especialmente destacado en el apoyo y actuación del funcionamiento de la A.O.N. • Organizar exposiciones de temática olímpica como Carteles Olímpicos ( Juegos Olímpicos y Juegos Olímpicos de Invierno, Carteles de los deportes olímpicos de Hans Erni, carteles deportivos nacionales etc.) filatelia olímpica (sellos olímpicos deportivos nacionales y extranjeros, con la efigie de Pierre de Coubertin etc.) o bibliografía olímpica (libros, revistas, folletos y publicaciones de toda clase sobre el movimiento olímpico). • Organizar concursos de dibujo o literatura sobre la temática olímpica a nivel escolar y universitario. • Organizar concursos artísticos sobre deporte y olimpismo.

9. Temas de estudio, investigación y difusión de una A.O.N. Desde el Reglamento Provisional de la A.O.I., aprobado en Atenas el 8 de octubre de 1962, se ha considerado como temas de estudio básicos y permanentes en todos los cursos los de: • Historia de los Juegos Olímpicos Antiguos. • Historia de los Juegos Olímpicos Modernos. • Vida, obra e ideario de Pierre de Coubertin • Creación, evolución y funcionamiento del C.O.I. • Historia de los C.O.N.S. • Estructura y principios de la Carta Olímpica. Esta preferencia, que la A.O.I., ha venido manteniendo en la temática a investigar, a nivel mundial, es perfectamente aplicable, dentro del lógico ámbito nacional, a los temas de estudio y trabajo de las A.O.N.S. En otro sentido la A.O.I. desde 1967, estableció, además de las bases de estudio común y permanente dichas, la inclusión de un tema especial y mo281»

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nográfico sobre el que tratar en la sesión en cuestión. Tales materias, que a su vez pueden servir de pauta a los trabajos de estudio e investigación de las A.O.N.S., han sido las siguientes: 1967 El atleta como ser humano. 1968 El deporte de competición y la educación. 1969 Los Juegos Olímpicos Modernos. 1970 La preparación olímpica. 1971 Historia y Filosofía de los Juegos y del Movimiento Olímpico. 1972 El entorno social del competido olímpico. 1973 La contribución del mundo intelectual en el movimiento olímpico. 1974 Los Juegos Olímpicos Modernos: Historia, organización reglamentos, ceremonias, emblemas y bibliografía. 1975 Al no haberse podido celebrar la Sesión de 1974 en las fechas previstas, motivado a la tensión chipriota que hacía presagiar una confrontación bélica, todo el calendario de temas del año precedente fue trasladado a éste. 1976 La nueva generación y el olimpismo. 1977 Los problemas del olimpismo moderno. 1978 Los Juegos Olímpicos en la sociedad contemporánea. 1979 Olimpismo y cultura. 1980 De los juegos olímpicos al olimpismo. 1981 El Movimiento olímpico y su contribución a la cooperación internacional. 1982 El perfil moral del atleta olímpico. 1983 El olimpismo en relación con la violencia y el fair-play. 1984 Los juegos olímpicos en el pasado, en el presente y en el futuro. 1985 El olimpismo y la comprensión internacional. 1986 Olimpismo y Arte. 1987 La juventud y el futuro del olimpismo. 1988 El olimpismo al comienzo al final del siglo XX. 1989 El doping. 1990 La mujer en el Movimiento Olímpico. 1991 La filosofía olímpica y el deporte para todos. «282

La Escuela del Olimpismo. La Academia Olímpica

1992 La comercialización en el deporte y en los juegos olímpicos. 1993 La influencia de las culturas del mundo en el movimiento olímpico. 1994 100 años desde la fundación del C.O.I.: la contribución del Movimiento Olímpico internacional en la sociedad moderna en el Siglo XXI. 1995 C.O.I. Congreso del Centenario. 1996 Juegos de Atenas 1896 - Juegos de Atlanta 1996. 1997 El Movimiento Olímpico, hoy día, después de los Juegos del Centenario. 1998 Algunos aspectos de los juegos olímpicos. 1999 El ideario olímpico y la cultura, en la época de la globalización. 2000 Los juegos olímpicos: Atletas y espectadores 2001 Juegos olímpicos: una visión de los Juegos Olímpicos de Sydney y Atenas 2004. 2002 La olimpiada cultural y el Movimiento Olímpico 2003 La educación por el deporte 2004 Los Juegos Olímpicos. Parámetros éticos y culturales 2005 Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Atenas 2004 2006 Deporte y ética 2007 De Atenas a Beijing 2008 Movimiento Olímpico y Humanismo 2009 Los Juegos Olímpicos como una celebración. Evolución de los Juegos Olímpicos de Beijing y el camino hacia los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010 El Movimiento Olímpico como plataforma para la paz 2011 El Olimpismo. Cincuenta años de educación olímpica 2012 El Olimpismo 2013 El legado olímpico 2014 Los valores olímpicos

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IX CONCLUSIÓN

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

El movimiento olímpico moderno, sobrepasado su siglo de existencia, tiene fijada ya la próxima cita, en la que siguiendo la tradición, se convocará a la juventud del mundo, para participar en la gran fiesta cuadrienal olímpica. Río de Janeiro 2016 albergará con ilusionado entusiasmo, la cuarta cita agonística del nuevo milenio. Los Juegos inician así, la andadura consolidada de un tercer siglo, y en su versión moderna, dado su impacto sociológico y genérica aceptación, pueden ser valorados en su conjunto, la gran fiesta junto con el código ético-filosófico que la orienta y mantiene como la primera fuerza sociológica de nuestra época. ¿Es que hay hoy en día en el atribulado alborear del nuevo siglo otra motivación distinta al olimpismo que dentro de su marco de influencia reúna a una tan numerosa y variada familia de adeptos como el olimpismo reúne? ¿Es que existe otra actividad humana en su múltiple dimensión cultural, científica, política, filosófica o artística que de una forma periódica y puntual congregue en un lugar concreto del planeta a un tan variado mosaico de razas, lenguas, religiones, sistemas políticos, culturales o económicos como el que convocan los Juegos Olímpicos en su turno de cada Olimpiada?1. El olimpismo con su invisible base filosófica y con el esplendoroso marco de sus Juegos periódicos ha sobrepasado guerras mundiales, terrorismo, injerencias políticas y boicoteos internacionales y superado el centenario de su restablecimiento moderno, ofrece al mundo la frescura perenne de sus ideales democráticos y humanitarios y la constante esperanza de la ansiada paz universal. En 1920, Pierre de Coubertin2 se refería a los obstáculos al progreso del olimpismo, con frase que pese al transcurso del tiempo podría tener hoy día novedosa actualidad: El Olimpismo –decía- es una gran maquinaria silenciosa, cuyas ruedas no rechinan y cuyo movimiento no cesa nunca, a pesar de los puñados de arena que algunos lanzan contra ella, con tanta perseverancia como falta de éxito, para tratar de impedir su funcionamiento. Cuando llega el momento en que el Comité Olímpico Internacional tiene que tomar una decisión, lo hace sin preocuparse de otra cosa que no sea el bien de la institución, cuyo destino le ha sido confiado, y luego los acontecimientos le dan la razón cuando se ve que el camino buscado por él era precisamente el mejor. Ninguna institución –dice Robert Parienté- puede ser comparada a la de los Juegos Olímpicos. Por su perennidad y por la fuerza que ejercen y continúan ejerciendo sobre la cultura y la conciencia universales, los Juegos Olímpicos son un fenómeno único en la historia de nuestra civilización. En ningún caso están “al lado” de la vida del tiempo que pasa pues son “demasiado grandes” como para existir por sí mismos, pero su verdadera grandeza radica en ser los

1

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. AOE Actas XXII Sesión, pág. 90.

2

COUBERTIN, Pierre. La victoria del olimpismo. En Ideario Olímpico, Discursos y Ensayos. Madrid, 1973.

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Conclusión

testigos de su tiempo. Las principales tendencias, las inquietudes y las pasiones de una época se reflejan de forma directa en los Juegos. En otro sentido el alma profunda del país que los cobija, los marca y les da un estilo de vida y un calor que permanece por más largo tiempo en el recuerdo que los récords deportivos conseguidos tal o cual día3. Pero en el olimpismo se conjugan dos factores diferenciados que integran en conjunto la gran institución. De uno el marco esplendoroso de los juegos que cuadrienalmente ofrece al mundo a través de la automaticidad de los medios de comunicación social los espectaculares lances deportivos acompañados de los solemnes rituales. De otro el espíritu que mueve el gran festival o el alma que atesora sus virtudes. Es esta la filosofía del movimiento olímpico. A fuer de profunda y reservada la filosofía del Movimiento Olímpico si no desconocida es semi-ignorada por el gran público que sólo sabe algo de su significado a través del simbólico espectáculo de los ritos de los Juegos. Para muchos, el ciclo olímpico se inicia con el alumbramiento del fuego en el estadio y finaliza el día de la clausura cuando la llama se extingue. Sin embargo, durante el cuadrienio Olímpico, la gran festividad deportiva es alentada, sostenida e impulsada por los profundos ideales filosóficos que mantienen los Juegos4. ¿Qué incidencia tiene la pujanza de la filosofía olímpica sobre los Juegos en sí? La robustez del ideario olímpico es factor condicionante de la salud sociológica de los Juegos y las experiencias retrospectivas e históricas nos demuestran que el declive filosófico del Movimiento Olímpico, condiciona de manera fatal e inexorable el devenir de la gran fiesta agonística, avocándola a su desaparición. 1168 años de Olimpismo Antiguo atestiguan con su curva de auge, descenso, crisis y desaparición la profunda simbiosis que siempre existió entre los dos elementos. El agonismo litúrgico5 heleno es durante siglos la encarnación de las máximas aspiraciones atléticas y morales de un pueblo y una cultura inigualable que dotados del soplo divino de la inspiración consiguieron como dato cualificador de sus virtudes estéticas el inalcanzable don del equilibrio. La arete y la calocagathia son patrones olímpicos que guían durante siglos a la juventud griega de los mejores tiempos. La crisis de valores ha de engendrar el ocaso de los Juegos y su desaparición. Pierre de Coubertin erudito historiador y fervoroso amante de la cultura griega clásica exhuma los ritos agonísticos de la antigüedad como poderoso vehículo conductor de sus ideas educativas y pedagógicas6. Toda la variada y rica filosofía que aplica al moderno olimpismo, por él restaurado, se encuentra

3

PARIENTE, Robert. La fabulosa historia de los juegos Olímpicos. París, 1970.

4

DURANTEZ, Conrado. Op. cit. pág. 92.

5

DURANTEZ, Conrado. Olimpia, Madrid 1975, pág. 28.

6

CAGIGAL, J.M. El deporte en la sociedad actual. Madrid 1975, pág. 29.

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El olimpismo

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dispersa en su copiosa obra literaria. De ahí que como dice Cratty7 no nos deje el célebre restaurador un código unitario sobre olimpismo, sino toda una diversa serie de ideas centrales o ideas madres no estructuradas sistemáticamente, pero cargadas de fuerza y poder de arrastre y que se concretan en religiosidad ritual, tregua universal, nobleza, selección, mejoramiento de raza, caballerosidad y belleza espiritual. No es un programa lo que Coubertin deja –dice Cagigal-8 es un estilo, un talante, un entendimiento del deporte. La dispersa ubicación del ideario olímpico coubertiniano podría inducir equivocadamente al desuso de su vigencia. Sin embargo, la Carta Olímpica como constitución positiva que es del moderno olimpismo, recuerda en el Preámbulo de su texto la paternidad coubertiniana del gran movimiento olímpico moderno. Por su parte Coubertin luchó denodadamente toda su vida por el mantenimiento de su ideario creador para cuya salvaguardia insistió siempre en la independencia a ultranza de los miembros del COI y de este mismo como institución colegiada, cuyo sistema cooptativo de elección fue entonces como lo es hoy día motivo de agudas críticas, a las que en 1908 contestaba el célebre restaurador: “no somos elegidos, -decía- nos reclutamos nosotros mismos y nuestros mandatos no tienen límite. ¿Hace falta algo más para irritar a una opinión acostumbrada a ver como el principio de la elección extiende su poderío y pone poco a poco bajo su yugo a todas las instituciones? El mejor medio de salvaguardar la libertad y servir a la democracia no es siempre abandonarlo todo a la elección, sino mantener por el contrario en medio del gran océano electoral, islotes donde se pueda asegurar en ciertas especialidades la continuidad de un esfuerzo independiente y estable. La independencia y la estabilidad, he aquí señores lo que nos ha permitido realizar grandes cosas, lo que falta demasiado a menudo, preciso es confesarlo, en las agrupaciones de hoy y particularmente en las agrupaciones deportivas”9. Y añade cuatro años más tarde, abundando sobre el tema en el discurso pronunciado en Estocolmo el 4 de julio de 1912... “Todo el mundo se da cuenta y reconoce hasta qué punto la total independencia que esta constitución nos asegura ha contribuido al éxito de nuestras empresas. Las comunidades deportivas que nuestra demasiado notable independencia ha transformado tan a menudo en recelosas y combativas son las primeras en comprender que bajo un régimen diferente los Juegos Olímpicos habrían fracasado desde el principio10. Los postulados de la filosofía olímpica están insertos en los Principios Fundamentales de la Carta Olímpica en donde, en siete apartados, se consignan

7

CRATTY, E.J. Social dimension of physical activity. Nueva Jersey 1967, pág. 16.

8

CAGIGAL, J.M. Op. cit. pág. 30.

9

COUBERTIN, Pierre. Ideario Olímpico 1973, pág. 37.

10

COUBERTIN, Pierre. Op. cit. pág. 67.

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Conclusión

las directrices básicas del Olimpismo, de las que curiosamente a nivel del gran público, sólo es conocido el que figura en tercer lugar, es decir, los Juegos, mientras que los precedentes relativos al desarrollo de las cualidades físicas y morales del individuo a través del deporte, la educación de la juventud en un espíritu de mayor comprensión y de amistad mutua para la obtención de un mundo más pacífico, y el desarrollo de los principios olímpicos, suscitando la buena voluntad internacional11 tales aspiraciones, como se dijo, no han tenido la misma difusión que la institución de los Juegos. De ahí que ante su olvido o ignorancia se hayan cometido contra aquéllos toda una diversa serie de presiones y atentados, parte de los cuales han quedado reflejados ya en los capítulos precedentes. Diversos factores negativos afectan a la estabilidad del gran festival olímpico. Uno de ellos ha de ser el desmesurado gigantismo que progresivamente va adquiriendo. El calendario competitivo se incrementa progresivamente con más y más pruebas que paralelamente exigen un marco más extenso y costoso de instalaciones. La organización de los Juegos ha dejado de ser un aventurado reto deportivo con evidentes implicaciones de oneroso coste para transformarse fundamentalmente en una complicada y sutil cuestión tecnológica y macroeconómica. El ansia de notoriedad y superación que los anfitriones de las sucesivas sedes han ido poniendo en la preparación de las distintas ediciones ha complicado aún más el ya difícil problema pues las ulteriores siempre intentan minimizar los esfuerzos de las precedentes en el fasto organizativo. En esta puja “extra-olímpica” han de quedar necesariamente descartadas todas las naciones no pudientes, orillándose con ello el principio de internacionalidad esencial al olimpismo y que tantos trabajos costó su implantación al inicio de su moderna marcha, ante las ansias monopolizadoras atenienses después de los Juegos de 189612. El nacionalismo y la política son otros dos factores negativos de calamitosa incidencia. La norma 6 de la Carta Olímpica sienta el principio de que “Los Juegos Olímpicos son competiciones entre individuos y equipos y no entre países”. Sin embargo, a través de la prensa y demás medios de comunicación y publicidad se da notorio énfasis y trascendencia al “medallero olímpico” en donde se constatan toda una diversa serie de resultados y clasificaciones a tenor del tipo de las medallas conseguidas y por las que haciendo en algunos casos hasta omisión de los nombres de los atletas que las han obtenido se llega a la absurda conclusión de que tal o cual país ha ganado los Juegos. El ansia de la medalla por los rectores políticos es tan voraz que a su consecución se ha de condicionar todo13. La trilogía del equilibrio competitivo juego-agonismo-record, se ha alterado para solo quedar relegado a dos elementos en

11

Carta Olímpica. Redacción vigente a partir del 9 de septiembre de 2013.

12

DURÁNTEZ, C. Olimpia, pág. 361.

13

GRAUPERA, Mª Hortensia. Olimpismo y política, pág. 305.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

definitiva búsqueda del último y al vaciar el deporte de su esencia lúdica se desnaturaliza su contenido y finalidad14. En la equívoca manipulación del sistema el individuo como gran protagonista del lance deportivo y que ha de utilizar su práctica como el medio más elevado de mejora física y mental, perderá aquella determinante cualidad y papel pasando a quedar relegado a un simple medio en la mayor parte de las veces manejado como un frío elemento más en programa de oscuros fines. El récord a su vez sube incesantemente15 y mientras el hombre en sentido abstracto alcanza nuevas conquistas, por contrapunto en su realidad humana es a menudo cotidianamente derrotado16. Presiones políticas ajenas al olimpismo han sido múltiples las ejercidas en el último medio siglo y en Berlín, Londres, Helsinki, Melbourne, Tokio, México, Munich, Montreal, Moscú y Los Angeles; incidencias criminales, partidistas o sectarias se han aprovechado de la universal notoriedad del gran festival para hacer publicidad de sus peculiares posturas. Solo la gran fuerza sociológica del Olimpismo ha podido resistir tan pertinaces acechanzas, algunas de ellas con tan trágicos y contrapuestos resultados para lo que es un festival de paz17. La violencia deportiva que es grave y seria amenaza en la alta competición normal, apenas tiene incidencia olímpica18. No obstante, C. Avery declaraba al periódico francés L’Équipe después de haber presenciado el match final de waterpolo entre la URSS y Hungría en 1956 en Melbourne: “He visto y filmado la piscina olímpica teñida de sangre... y digo bien de sangre...”. El mercantilismo imperante es otro elemento alterador. La medalla olímpica es calculada normalmente en millones potenciales de beneficios publicitarios y el señuelo económico capta y condiciona en gran medida muchas ilusiones de triunfo olímpico19. La era de “esponsorización” deportiva ha llegado con arrolladora pujanza que podrá ser fatal o beneficiosa según que los sustanciosos ingresos económicos que su ayuda generosa provoca sean administrados o no por competentes dirigentes deportivos. Su ayuda –aseguraba Szymiszekpodrá ser positiva pero a nivel olímpico se corre el riesgo de que con su injerencia hallamos introducido a los mercaderes en el templo20. El impacto deformante y alterador de tal presión no sólo actúa en el entorno operativo de las grandes figuras campeoniles, sino que trascendiendo por vía de los clamorosos vehículos de la publicidad, tal ambición económica ha descendido a las mismas

14

DURÁNTEZ, Conrado. Factores humanísticos y culturas del deporte. II Congreso mundial del C.O.I. de Ciencias del Deporte. Conferencia Magistral. Barcelona, octubre 1991.

15

DURÁNTEZ, Conrado. El olimpismo y el doping como fraude y violencia en el deporte. Actas A.O.E. XXII Sesión, pág. 74.

16

CAGIGAL, J.M. Deporte, Pedagogía y Humanismo. Madrid 1966, pág. 78.

17

DURÁNTEZ, Conrado. La Academia Olímpica Internacional como órgano difusor de la filosofía olímpica. Actas de la A.O.E. XXII Sesión, pág. 90.

18

DURÁNTEZ, Conrado. Agresividad, violencia social y deporte. Actas A.O.E. VI Sesión 1986, pág. 82.

19

MANDELL, Richard. Historia cultural del deporte, pág. 267.

20

SZYMISZEK, Otto. L’Olympisme aujourd’hui. A.O.I. XXIX Sesión 1989, pág. 56.

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Conclusión

bases deportivas que empiezan a no concebir competición de cierto nivel si la misma no es generadora de beneficios. El mal ha llegado a padres e instructores que en ocasiones torciendo la voluntad competitiva del joven deportista hacia una concreta modalidad, le aconsejan otra u otras de las que en su día pueda hacer profesional carrera, sea más recompensado o mejor retribuido. El deporte como correa transmisora de los grandes ideales olímpicos ha sufrido en su más alto nivel una evidente y profunda transformación, aunque el ideario de la filosofía que la Carta Olímpica encierra sigue invariable en sus postulados. En este sentido, ahora más que nunca, se evidencia la imposibilidad de la utilización del término deporte en una acepción unívoca dado el variado polimorfismo de sus manifestaciones21. En último lugar y como consecuencia de lo que antecede un sutil enemigo amenaza la base de la competición olímpica: el dopaje. Ya Coubertin en su entorno histórico puso en guardia y denunció el “animalismo científico”. Los avances de la bioquímica han permitido hoy día la obtención de estimulantes productores de rendimientos deportivos espectaculares. Hace ya ocho años el Dr. Olievenstein declaraba: “El mundo del deporte está gangrenandose por la ingestión de productos tóxicos, ilícitos, autorizados y apoyados a veces por responsables de clubs y hasta por los mismos médicos...”. El COI libra en estos momentos severa y generalizada campaña contra el dopaje, siendo ejemplarizante exponente inicial de su decisión, la sonada descalificación del atleta canadiense Ben Johnson en los Juegos de Seúl. Pero pese al cúmulo de injerencias ajenas a su filosofía, los Juegos Olímpicos afrontan con segura confianza la entrada en el nuevo siglo. Los Juegos no pertenecen a ningún Gobierno, facción o partido político, ni siquiera a los Comités Olímpicos Nacionales, Federaciones, o incluso al Comité Olímpico Internacional. Los Juegos son patrimonio exclusivo y excluyente de la juventud del mundo, no mediatizada en manera alguna en su espontánea cita por cualquier tipo de condicionante social, lingüístico, político, cultural o religioso. Los Juegos son el más esplendoroso concierto mundial hoy día existente con carácter participativo no igualado. El olimpismo con sus Juegos son en definitiva un poderoso mecanismo de la gran esperanza de paz en la humanidad.

21

CAGIJAL, José Maria. El deporte en la sociedad actual. Madrid 1957, pág. 58

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Mensaje Olímpico. Publicación del Comité Olímpico Internacional

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Revista Olímpica. Editada por el Comité Olímpico Internacional

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XI ÍNDICE GLOSARIO FUENTES DE LAS ILUSTRACIONES ÍNDICE ONOMÁSTICO

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

ÍNDICE GLOSARIO Adriano, Pulio Elio: (76-138) Emperador romano de origen hispano, apasionado filohelenista. Altis: Bosque o floresta dedicada a Zeus. Era la parte central más sagrada del Santuario de Olimpia. Apine: Competición de carreras de carros tirados por mulos. Arma: Tipo de carro bélico usado en las competiciones hípicas. Augusto, Caio Julio César Octaviano: (63 a.C.-14). Emperador romano protector de las letras, las artes y las ciencias, pacifista y amante de Grecia. Biga: Carro tirado por dos caballos. Cratera: Recipiente griego para mezclar el vino con el agua. Cuadriga: Carro con tronco de cuatro caballos Ekekheiria: Pacto o tregua sagrada por el que se declaraba a Olimpia y Elida inviolables para así poder llevar a cabo adecuadamente la festividad olímpica. Epimelete: Inspector General del Santuario de Olimpia Estadio (carrera de): Prueba de velocidad del agonismo antiguo que en Olimpia se desarrollaba sobre una distancia de 192,47 metros. Gelon: Tirano de Gela, mecenas del grupo escultórico del Auriga de Delfos. Hellanodicas: “Jueces griegos” o jueces de los concursos olímpicos. Himation: Sobretodo antiguo griego que se vestía con un manto Juegos Panhelénicos: Competiciones periódicas en la que participaban todos los griegos. Kalistéfanos: Olivo sagrado que crecía en el ángulo suroeste del templo de Zeus en Olimpia y con cuyos brotes se confeccionaban las coronas de premiación de los campeones olímpicos. Kalokagathía: Patrón ideal humano del clasicismo, conjunción equilibrada de la belleza (kalós) y la bondad (agathós) Kalpe: Modalidad de concurso hípico Lecito: Vasija griega esbelta y con asas utilizadas normalmente para el transporte de aceite. Mastos: Recipiente griego para beber con forma de un seno femenino y casi siempre provisto de un asa.

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Índice Glosario

Metroon: Templo dórico erigido en el Altis de Olimpia en honor de Rea símbolo primitivo de la fertilidad, madre de Zeus y esposa de Cronos. Mumio: Cónsul y general romano que en el año 146 a.C. sofocó duramente la sublevación de las ciudades aqueas. Niké: Diosa alada de la victoria. Una de sus representaciones más famosas fue la creada por Peonio de Mendea y actualmente en el Museo Arqueológico de Olimpia. Pancracio: En el agonismo antiguo la más despiadada y brutal de las modalidades de lucha. Pausanias: (siglo II). Escritor griego que viajó por Grecia, Asia Menor, Siria, Egipto, Libia e Italia. Hacia el 170 visitó Olimpia. Su obra literaria dividida en diez volúmenes, constituye una inagotable fuente de información sobre los Juegos Olímpicos Antiguos y el mundo en que vivió. Periodonikes: Título dado a un atleta que hubiese resultado vencedor, por lo menos una sola vez, en los cuatro grandes Juegos Panhelénicos griegos Sila, Lucio Cornelio: (138–78 a.C.). General y dictador romano. Tácito: Julio Cornelio (55-120) funcionario público e historiador griego Zanes: Estatuillas de Zeus fundidas con el importe de las multas impuestas a los atletas condenados por corrupción. Zeus: Padre de dioses y hombres del panteón griego y patrón del Santuario de Olimpia.

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Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

FUENTES DE LAS ILUSTRACIONES 1. Archivos del COI, Lausana 2. Archivos de la AOI, Olimpia 3. Archivos de la AOE, Madrid 4. Archivos del COE, Madrid 5. Museo Arqueológico Nacional, Atenas 6. Museo Arqueológico de Olimpia 7. Museo Británico, Londres 8. Museo del Louvre, París 9. Museo Arqueológico Nacional, Nápoles 10. Museo de Antigüedades, Berlín 11. Museo de las Termas, Roma 12. Museo de Delfos 13. Museo de Antigüedades, Múnich 14. Agencia EFE 15. Archivos Conrado Durántez 16. Archivos Pablo Galán 17. Hattalis

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Índice Glosario

ÍNDICE ONOMÁSTICO Aberdare, Lord: 147 Abraham, Harold: 132 Ador, Gustave: 256 Adriano: 62, 65, 296 Adrianov, Constantin: 156 Ahlgren , Anders: 124 Aicher, Otl: 186 Akantos: 55 Akii-Bua, John: 194 Alcibiades: 62 Alekseyev, Vasili: 190 Alejandra, la Reina: 119, 120 Alejandro Magno: 70, 74, Alfonso el Batallador: 18 Alfonso XIII, Rey: 131, 144 Álvarez de las Asturias Bohórquez y Goyeneche, José, Marqués de Trujillo: 139 Ammann, Simon: 243 Amoros y Ondeano, Francisco de (Marqués de Sotelo): 17, 28, 270 Anaxágoras: 40, 73 Andersen-Schiess, Gabriela "Gaby": 216 Angelopoulos-Daskalaki, Gianna: 249 Annan, Kofi: 241, 242 Antonino Pio: 62 Apolonio de Tiana: 73 Arafat, Yasser: 262 Archidamos II: 62 Aristófanes: 74

Aristóteles: 53, 65. Arnold, Thomas: 17, 93, 103, 270. Arrese, Jordi: 229 Arriquión: 69 Asikainen, Alfred: 125 Augias, Rey: 50 Averof, Georges: 109 Baillet-Latour, Henry de (Conde de) : 91, 129, 135, 136, 143, 144, 146, 147, 149, 150, 153. Balck, Viktor (General): 78 Basilio, Enriqueta: 40, 181. Bautista, Daniel: 207 Bayi, Filbert: 194 Beamon, Bob: 179, 181, 184, 224, 291. Bekele, Kenenisa: 246 Belauste, José María: 131 Belousova, Ludmila: 177, 182, 185 Benoit, Joan: 216, 217 Berganza, Teresa: 225 Bikelas, Dimitrios: 109 Bikila, Abebe: 169, 170, 174, 176. Bilbao, Sabino: 131 Bilistiche: 62 Blair, Bonnie: 231 Blake, Yohan: 251 Blankers, Johan "Jan": 155 Blankers-Koen, Fanny: 20, 155, 156 Blasco, Miriam: 226 Blonay, Godofredo de (Barón): 84, 91, 144, 256

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Blume, Joaquín: 166 Böhling, Ivar Theodor: 124 Boin, Victor: 129, 130. Bolt, Usain : 247, 250, 251, 252 Bondoux, René : 255, 263. Boston, Ralph : 179, 181. Bouin, Jean : 125, 126. Boutowski, Alexei de, General : 78 Boyle, Danny : 251 Bréal, Michel : 110 Brezhnev, Leonid : 261 Brundage, Avery : 124, 146, 147, 162, 163, 171, 176, 185, 188, 192, 254, 259, 267, 270, 287. Brzezinski, Zbigniew : 202 Budd, Zola : 213 Bukovski, Vladímir : 201 Burghley, David, Lord (Marqués de Exeter): 136, 162 Butros-Ghali, Butros Caballé, Montserrat: 225 Cacho, Fermín: 226 Cagigal, José María: 6, 13, 16, 18, 20, 21, 24, 25, 29, 100, 281, 282, 284, 287. Calafat, Jordi: 287 Callipátira / Callipateira: 55. Canals, Oriol: 149 Carlos, John: 180 Carreras, José: 225 Carter, Rosalyn: 202 Carter, Jimmy: 202, 257 Caslavska, Vera: 181 Cervantes, de Miguel: 225 Cheffers, John: 197 «308

Christie, Linford: 223, 229 Chtcherbo, Vitali: 226 Chuan-kwang, Yang : 169 Chun, Doo-hwan: 220 Clarke, Ron: 166 Clay, Cassius (Muhammad Ali o Mohamed Ali): 169, 232 Clayton, Derek: 190 Cleóstenes: 25, 52 Coe, Sebastian: 201, 205, 209, 250 Colò, Zeno: 162 Colón de Carvajal, Cristobal: 181 Comaneci, Nadia: 195, 199, 205 Confucio: 6, 249 Connolly, Harold: 169 Constantino de Grecia, Principe Heredero (Duque de Esparta): 170, 177. Cooper, Charlotte: 113 Corebos de Elida: 25, 52. Coubertin, Pierre de Fredy (Barón de): 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 99, 100, 101, 102, 103, 109, 110, 111, 113, 114, 116. 117, 121, 122, 123, 125, 126, 127, 128, 130, 131, 132, 134, 136, 137, 139, 140, 144, 149, 151, 154, 155, 169, 171, 229, 234, 236, 245, 258, 258, 260, 260, 262, 263, 265, 270, 271, 272, 277, 281, 286, 287, 288, 291, 294, 295, 296, 297, 298, 299, 300 Crabbe, Clarence Linden: 141 Cratty, Bryant J: 288, 294. Cristina de Borbón y Grecia, Infanta: 222 Cunningham, Merce: 215

Índice Glosario

Daehlie, Bjorn: 234 Daetwyler, Jean Daniel: 184 Dalí, Salvador: 225 Dante: 6 Daume, Willy: 169 Davidova, Yelena: 207 De Gaulle, Charles: 187 De Klerk, Frederik: 34, 226 De Merode, Alexandre: 223 De Stefani, Giorgio: 173, 275 Decker, Mary: 216 Demóstenes: 73 Denisenko, Petro: 163 Desborough of Taplow, Lord: 253 Diágoras de Rodas: 70 Didon, Louis Henri: 19, 83, 85, 93, 294 Didrikson, Mildred "Babe": 141 Diem, Carl: 25, 26, 49, 52, 54, 55, 86, 90, 149, 151, 155, 169, 173, 236, 270, 271, 272, 273, 294, 295 Dillard, Harrison: 155 Dimitriadis, Konstantinos: 41, 134 Dión Crisóstomo: 74 Dionisio de Alicarnaso: 55 Disney, Walt: 174 Djibo Issaka, Hamadou: 254 Domenech, Álvaro Vicente: 157 Domingo, Plácido: 215, 228 Doreste, Luis : 229 Drapeau, Jean: 196 Duris: 53, 57 Edström, Sigfrid: 91, 139, 155, 156, 159, 164 Eduardo, Rey: 121

Edwards, Harry: 182 El Guerrouj, Hicham: 243, 249 El Moutawakel, Nawal: 216 El Ouafi, Boughera: 31, 32, 138, 139 Elías Juncosa, José: 132, 144 Enemark, Knud: 171 Enomao: 50, 65 Eriksen, Stein: 146, 164 Erni, Hans: 44, 230, 281 Estratofón: 69 Eufronios: 60 Eutelidas: 56 Evans, Lee: 182 Ewry, Raymond C.: 112, 113, 115, 116 Felipe, Príncipe (ahora SM el Rey): 228 Fernández Ochoa, Blanca: 234 Fernández Ochoa, Francisco: 194, 195 Ferreira da Silva, Adhemar: 163, 167 Fidias: 48 Fikotova, Olga: 169 Filatova, María: 201 Filípides: 69 Filóstrato de Lemos: 49, 69 Fonseca, Flor Isava: 40 Fosbury, Dick: 181, 183 Francisco Fernando de Austria, Archiduque: 127 Fraser, Dawn: 168 Frazier, Joe: 178 Freeman, Cathy: 244 Freeman, Ron: 182 Furgler, Kurt: 263 309»

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Gabilán, Marcelino: 157 Galán, Pablo: 102, 306 Galeno: 74 Galiano: 74 Gamper, Juan: 132 García Alsina, Jaime: 132 García Chico, Javier: 229 García Cruz, Jaime: 157 García Fernández, Julio: 139 Gebhardt, Willibald: 78 Gebrselassie, Haile: 243, 244 Geesink, Anthonius Johannes "Anton": 176, 178 Gelón Tirano de Gela: 62, 68, 304 Girandou N'Diaye, Louis: 208 Girón Gutiérrez, Carlos: 207 Glauko de Caristo: 28, 70 Gorgias: 73 Goya y Lucientes, Francisco de: 228 Gresko, Alexander: 203 Griffith, Florence: 221, 222, 223 Güell y López, Bacigalupi y Brú Santiago, Barón de Güell: 132, 144 Guerra, Patricia: 229 Guillermo de Poitiers: 16 Gustavo V, Rey: 124, 126 Guth-Jarkowsky, Jiri: 78 Haggman, Pirjo: 40 Hahn, Archibald: 115, 116 Händel, Georg Friedrich: 149 Harada, Masahiko: 242 Harald V de Noruega: 178 Hary, Armin: 171 Haug, Thorleif: 136

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Hayes, Bob: 178 Heiden, Eric: 209 Heino, Viljo: 157 Hemphill, Gina: 215 Henderson, Sandra: 201 Henie, Sonja: 135, 136, 140, 151 Heracles: 228 Herakles: 50 Heródoto: 30, 57, 73 Hierón de Siracusa: 62 Hipias: 73 Hipodamia: 50 Hirohito, Emperador: 178 Hiroya, Saito: 242 Hitler, Adolf: 145, 148, 149, 151, 204 Hjortzberg, Olle: 125 Hoketsu, Hiroshi: 254 Homero: 23, 52, 60, 298 Houser, Clarence "Bud": 133 Huélamo, Jaime: 194 Huizinga, Johan: 13, 19 Ifito: 25, 52 Insanally, Samuel: 232 Ismayr, Rudolf: 149 Jahn, Federico Luis: 28, 270 Jahncke, Ernest Lee: 148 James, Larry: 182 Järvinen, Matti: 141 Johanson, Claes: 125 Johansson, Ingerman: 163 Johnson, Ben: 221, 222, 223, 291 Johnson, Michael: 235, 237, 244 Johnson, Rafer: 171, 215 Jokl, Ernst: 183, 298

Índice Glosario

Jones, Marion: 244 Jong Il, Kim: 254 Jorge I, Rey: 109 Jorge V, Rey: 131 Juan Carlos I de Borbón, SM el Rey: 194 Juan XXIII, Papa: 170 Juantorena, Alberto: 199, 202 Julio César: 6, 304 Kadar, Janos: 165 Kahanamoku, Duke Paoa: 126 Kaminaga, Akio: 176, 178 Karamanlís, Constantinos: 208 Kastelli Aleca: 177 Keino, Kipchoge: 190, 193 Kelly, Grace: 132 Kelly, Jack: 132 Kelly, John: 132 Kemény, Ferenc: 78 Ketseas, John: 86, 173, 272, 275 Killanin, Lord (Michael Morris): 194, 204, 206, 261, 262, 263 Killy, Jean-Claude: 184, 187, 234 Kim, Soo-Nyung: 222 Kimiliara, Kenjo: 222 Klein, Martin: 125 Klimova, Marina: 234 Koch, Longinus: 259 Kolehmainen, Hannes: 126, 131, 163, 193 Korbut, Olga: 193, 200 Kostelić, Janica: 246 Kostis, Kostas: 201 Kraenzlein, Alvin: 112, 113

Krause,Bárbara: 207 Kreutzberg, Harald: 149 Kuijpers, Willy: 203 Kuts, Vladimir: 167, 169 Kyniska : 62 Laffan, Robert S. de Courcy : 101, 111 Lang, André : 111 Lázaro, Francisco : 125 Le Gendre, Robert : 133 Lemieux, Lawrence : 222 León, Ángel : 157 Leopoldo II, Rey : 116 Lewald, Theodor: 145, 147, 148, 149 Lewis, Carl: 212, 216, 221, 222, 223, 228 Licurgo: 25, 52 Liddell, Erik: 133 Ling, Per Henrik: 28, 270 Lisias: 49, 73, 298 Litujev, Yuri: 163 Long, Carl Ludwig "Lutz": 143, 151 Lopes, Carlos: 218 López-Zubero, Martín: 218 Lordz, Fred: 116 Louis, Spiridon : 118, 109, 110, 148, 149 Louÿs, Pierre : 52 Lucas, John : 238 Luciano : 73, 298 Lucilio : 69 Lucio Minicio Natal : 62, 65 Luis XI, Rey : 77, 86 Lusis, Janis : 194

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Lutuli, Albert, John : 198 Maier, Hermann : 240, 242 Mandela, Nelson : 34, 226, 262 Mandell, Richard: 24, 44, 165, 168, 178, 182, 191, 193, 200, 204, 290, 298 Manrique, Domingo : 229 Mark, John: 156, Martínez, Inmaculada Concepción "Conchita": 229 Marx, Karl: 6 Massard, Armand: 173, 275 May Garland, William: 147 Mayer, Otto: 83, 109, 110, 111, 116, 117, 121, 122, 123, 125, 127, 144, 147, 148, 150, 154, 155, 156, 159, 161, 163, 164, 165, 168, 170, 173, 177, 230, 233, 258, 259, 298 Mayor Zaragoza, Federico: 35, 226 McCain, Joe: 238 Medved, Aleksandr: 192 Meilin, Han: 249 Mercouri, Melina: 235 Mesalles Estivill, José: 144 Mestres, Jaime : 132 Meyer, Gaston: 109, 111, 113, 116, 120, 121, 122, 132, 139, 151, 171, 298 Milón de Crotona: 70, 170 Mimoun, Alain: 162 Miró, Joan: 228 Mirón: 64, 134 Mittermaier, Rosi: 202 Mollet, Raúl: 218, 299 Montes, Eugenio: 93

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Moreno, José Manuel: 229 Morris, Michael: ver Lord Killanin Moses, Edwin: 216 Mosjoliu, María: 39, 43, 190 Mota, Rosa: 222 Muntaner, Ramon: 16 Muñoz, Almudena: 229 Mutola, María: 243, 244 Mzali, Mohamed: 276 Nagy, Imre: 165, Navarro Morenés, José, Conde de Casa Loja: 139, 157 Nerón: 34, 40, 74 Nervi, Pier Luigi: 170 Nieder, Bill: 171 Nissiotis, Nikolaos: 93, 94, 208, 276, 299 Nixon, Richard: 174 Noel Baker, Philip: 131 Nurmi, Paavo: 131, 132, 133, 137, 138, 142, 163, 193 O'Brien, William Patrick "Parry": 169, 171 Oerter, Alfred "Al": 167, 169, 171, 178, 186 Okabe, Takanobu : 242 Okamoto, Kozo: 190 Olievenstein, Claude: 291 Om, Yun Chol: 254 Onesti, Giulio: 195 Onishchenko, Boris: 202 Orsipo: 55 Ortega y Gasset, José: 13, 16, 18, 19 Otto, Kristin: 222, 224 Ovett, Steve: 203, 207

Índice Glosario

Owens, James Cleveland "Jesse": 20, 22, 143, 151, 212, 215, 216 Oxilo: 50 Pablo I de Grecia, Rey de los Helenos: 99, 154, 272 Pablo, Príncipe: véase Pablo I de Grecia, Rey de los Helenos Paleólogos, Cleanthis: 25, 26, 52, 226, 299, Papandréu, George: 241 Papp, Laszlo: 163 Parienté, Robert: 286 Park, Chung-hee: 220 Park, Yong-su: 220 Pascual, Carolina: 229 Patterson, Floyd: 163 Patton, Melvin: 157 Pauls, Jean : 204 Pausanias : 25, 28, 32, 35, 40, 45, 49, 50, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 59, 62, 65, 67, 69, 70, 74, 236, 297, 299, 305 Peisirrodos :55 Pélope : 50 Peñalver, Antonio: 229 Périllat, Guy: 184 Perret, Paul: 145 Persson, Gehnäll: 159, 161 Pertini, Sandro: 261 Petrarca: 6 Phelps, Michael: 249, 250, 252, 253, 254 Pi Sunyer: 144 Piernavieja, Miguel: 16, 62, 65, 299 Pietri, Dorando: 120, 121

Píndaro: 40, 70, 73 Pitágoras de Samos: 13, 34, 40, 73 Platón: 13, 30, 33, 73, 270, 299 Plaza, Daniel: 299 Plutarco: 25, 53, 70, 74, 299 Poikolainen, Tomi: 208 Polignac, Marqués de: 134 Polizalos: 68 Ponomarenko, Sergei : 234 Pound, Richard W. : 239 Powell, Mike: 183, 224, 227, 294 Préfontaine, Stéphane: 201 Press, Irina : 185 Press, Tamara : 185 Prévost, Hélène: 113 Protopopov, Oleg : 179, 184, 187 Ptolomeo Filadelfo: 62 Puică, Maricica: 216 Pulidamas de Escotusa: 70 Quadronio Vero: 62 Quintano, Luis: 254 Ramírez Vázquez, Pedro: 185, 208, 209, 261 Ramsamy, Sam: 179 Reagan, Ronald: 216, 261 Rebollo, Antonio: 228 Recknagel, Helmut: 174 Reyes, Faustino: 229 Ribeiro, Fernanda: 235 Richards, Robert Eugene "Bob": 163, 169 Riefenstahl, Leni: 150 Ritola, Vilho (Ville): 132, 137, 138 Ritsma, Rintje: 242

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El olimpismo

Historia, Filosofía, Organización, Juegos y Olimpiadas

Ritter von Halt, Karl: 147 Rogge, Jacques: 245, 252 Romme, Gianni: 242 Roosvelt, Franklin D.: 114, 116 Rothman, María: 76, 87 Rudolph, Wilma: 22, 171, 172 Ruud, Birger: 142, 146, 161 Ryun, Jim: 190, 193 Sailer, Toni: 166, 168 Sakai, Yoshinori: 31, 177 Salminen, Ilmari: 193 Salnikov, Vladimir: 205, 207, 222 Samaranch, Juan Antonio: 24, 27, 28, 35, 171, 173, 179, 198, 206, 212, 214, 219, 226, 227, 229, 231, 232, 233, 234, 236, 238, 241, 245, 252, 261, 262, 263, 265, 275, 276 Sánchez, Arantxa: 229 Sánchez, Francisco: 229 Sanders, Edward: 163 Satiros de Elida: 61 Savón, Félix: 229 Schade, Herbert: 162 Schilgen, Erik: 149 Schollander, Don: 178 Schranz, Karl: 194, 259 Schroeder, Jürgen: 261 Shaohua, Chen: 249 Shea, Jim: 246 Silance, Luc: 259 Silodú, Juan: 93 Simónides: 40, 73 Simota, Angela: 201 Siperco, Alexandru: 218 Smith, Tommie: 180 «314

Snell, Peter: 178 Sócrates: 13, 74 Sofía de Grecia, SM La Reina: 170 Sófocles: 60 Sohn, Kee-chung: 22 Somerset, Duque de: 101 Sotomayor, Javier: 228, 229 Soyeshima, Michimasa (Conde): 154 Spiridon, Louis: 108, 148 Spitz, Mark: 189, 191, 249, 252 Stankovic, Boris: 218 Stevens, Ted: 238 Stevenson, Teófilo: 202, 203, 208 Strauss, Richard: 148, 149 Suárez, Adolfo : 206 Suleymanoglu, Naim : 222, 229 Swahn, Alfred : 133 Swahn, Oscar : 133 Szymiczek, Otto : 227, 266, 276, 290, 300 Takacs, Karoly: 22, 160, 161 Talbot, Ethelbert: 85, 122 Tales de Mileto: 40, 73 Tange, Kenzo: 178 Taylor, Chris: 192 Teágenes de Tasos: 70 Temístocles: 57, 73 Teodosio I El Grande: 74, 270, 296 Thatcher, Margaret: 206 Thompson, Daley: 212, 216 Thorpe, Ian: 245 Thorpe, Jim, Wa-Tho-Huk: 101, 103, 124, 126 Tomba, Alberto: 227, 231, 234

Índice Glosario

Trajano: 62 Trudeau, Pierre: 196, 201, 261 Trujillo, Marqués de (véase José Álvarez de las Asturias): 139 Tucídides: 56, 73 Ueberroth, Peter: 213, 214 Umminger: 50 Usher, Harry: 214 Van Der Ploeg, José María: 229 Van Karnebeek, Herman A.: 195 Vance, Cyrus: 204 Vasala, Pekka: 193 Verwoerd, Hendrik: 32 Via-Dufresne, Natalia: 229 Vikelas, Demetrios: 78, 260 Vind, Ivar: 173, 264, 275 Viren, Lasse: 193, 202 Vlasov, Yuri: 171, 178 Von der Goltz, Conde: 148 Von Hindenburg, Paul: 145 Von Tschammer und Osten, Hans: 147, 155 Walesa, Lech: 262 Walrave, Bruno: 259 Wang, Hee-kyung: 222

Weir, Warren: 254 Weissmüller, Johnny: 133, 137 Wieslander, Hugo: 126 Wigman, Mary: 149 Wils, Jan: 137 Witt, Katarina: 227 Wolfermann, Klaus: 194 Wolper, David: 215 Worrall, James: 208 Yamashita, Yasuhiro: 216 Yebes, Conde de (Eduardo Figueroa Alonso-Martínez): 16 Yeltsin, Boris: 262 Yoon, Tae-woong: 222 Yun, Young-Sook: 222 Zabala, Juan Carlos: 141 Zabell, Theresa: 229 Zahn, Günther: 190 Zatopek, Émil: 157, 159, 162, 163, 164, 202 Zatopkova, Dana: 163 Zimyatov, Nikolay: 209 Zine El Abidine, Ben Ali: 262

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EL OLIMPISMO . HISTORIA, FILOSOFÍA, ORGANIZACIÓN, JUEGOS Y OLIMPIADAS

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EL OLIMPISMO CONRADO DURÁNTEZ

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