El Objeto a de Lacan - Guy Le Gaufey-

March 29, 2017 | Author: Fernando De Gott | Category: N/A
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GUY LE GAUFEY

El objeto a de Lacan

3Pgie

(.

ecole lacanienne de psychanalyse

2011



Indite

Prefacio

9

Argumento general COrno el objeto a y por que

15 15

1. Primeros esbozos I. El equivoco a mimiscula/otro con minilscula [petit a/petit autrel H. El objeto metonimico III. El objeto en tanto corte

17

2. El objeto parcial I. La etica y das Ding II. El agalma HI. El objeto parcial IV. El nihil negativum

35 35 39 41 47

3. El rememorar y el juzgar

51

4. El objeto pulsional I. La pulsion parcial en Freud II. La pulsiOn y su objeto III. El objeto a como resto de la dialectica especular a. El objeto causa b. La pulsiOn y su trayecto

55 55 58 62 65 66 71 72

Miembro de la Camara Nacional de la Industria Editorial

5. La reliquia I. El viraje agustiniano II. La reliquia medieval en el fundamento del orden social III. Ensenanzas de la reliquia

80 85

ISBN: 978-607-9006-01-3 Prirnera edition en espanol 2011 Impreso en Mexico Printed in Mexico

6. Pascal, el libertino y los milagros I. El personaje del libertino a. El milagro de la Santa Espina: la historia

89 90 93

Consejo Editorial Patricia Garrido Mara La Madrid Gloria Leff Marcelo Pasternac (director)

ecole lacanienne de psychanalyse

18 22 29

TraducciOn de Nora Pastemac . EdiciOn al cuidado de Mara La Madrid. Portada: realizada por el Consejo Editorial. Copyright por: Editorial Psicoanalitica de la Letra, A.C. Av. San Jeronimo 861 Colonia San Jeronimo Lidice C.P. 10200 Mexico, D.F

Reservados todos los derechos. Ni todo el libro ni parte de el pueden ser reproducidos, archivados o transmitidos en forma alguna mediante algun sistema electrOnico, mecanico o cualquier otro sin permiso del editor.

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El objeto a de Lacan

II. Blaise Pascal y los limites de Ia raz6n 98 III. De los milagros a la doctrina: la circularidad de la evidencia 105 7. El objeto de la hipnosis I. De la hipnosis a la regla fundamental: Freud 1887-1896 II. La hipnosis al reves III. El analista como objeto de la hipnosis y como objeto a

109

8. Tres pre,decesores I. La introducciOn del cero por Simon Stevin (1548-1620) II. La introducci6n del punto de fuga por Brunelleschi (1425) III. La introducciOn del papel moneda a fines del siglo XVII IV. El element° perturbador y su lOgica

129

9. La variable y el pronombre I. La variable y el pronombre II. La eliminaciOn de los terminos singulares en lOgica HI. Variable y falo: "Ia carta-de-arriba"

151 152

10.La resoluciOn de la metafora I. El deseo "de otra cosa" II. El tartamudeo central de la metafora patema III. El pliblico de la metafora Conclusion: el "deseo de la madre", una variable

167 168 172 178 180

11.E1 a-bjeto [L'AB-JET] I. El objeto de ninguna consistencia II. Un tartamudeo decisivo: "... eso no es eso"

181 182

[" ce n'est pas ca"]

III. El objeto a: zsustituible o no sustituible? indice onomastico Indice tematico

Prefacio

110 118 121

130 135 138 144

156 159

187 191 195 199

El texto que leeran fue escrito hace más de quince airios y tom6 cuerpo luego de un trabajo de cartel iniciado a comienzos de los atios noventa. En ese entonces les habia propuesto a Cecile Drouet, Daniel Roquefort y Jean-Louis Meurant que nos reunieramos regularmente con el fin de llevar a cabo una tarea precisa: inventariar metedicamente desde Les formations de l'inconscient con su "objeto metonimico" hasta L'angoisse,1 todos los pasajes en los que se encontraba utilizada la expresiOn "objeto a". Pensaba que ese concepto habia alcanzado una velocidad de crucero con su objeto "causa del deseo" (a pesar de numerosas modificaciones y complementos ulteriores). Efectuamos ese trabajo con minucia y perseverancia, recompensados rapidamente por una mejor percepci6n del recorrido seguido por Lacan en su "invencion" —el termino es suyo— de ese "objeto a" que, respecto a la inteleccion que se podia tener de el, permanecia aprisionado en la maraiia de los seminarios donde la diversidad de los temas, Ia multiplicidad de las referencias y los azares de la palabra magistral, dejaban a este "objeto" en una confusiOn presta a todos los errores de lectura. Entre otros, el de una apariciOn subita de este "objeto" solo debida al genio fulgurante de Jacques Lacan, cuando al seguirlo asi, paso a paso, se hada evidente que Lacan habia jugueteado ' Los seminarios de Jacques Lacan en trances pueden consultarse en el sitio en intemet de la kole lacanienne de psychanalyse, http://www.ecole-lacanienne. net, Biblioteca, Stenotypies: version JL; version no JL; en versiOn critica IN. de e.i.

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El objeto a de Lacan

bastante antes de poder extraer con ese nombre lo que perseguia desde hacia mucho tiempo como la "cosa freudiana", que debia ser aprehendida no solo en el texto freudiano que le habia servido de base, sino realmente mas allti de ese texto como lo que constituye su objeto propiamente dicho, su meta y no su sentido. Más tarde me apoye sobre ese paciente trabajo colectivo para darle la forma de un seminario personal, en funciOn de un metodo de lectura que yo experimentaba por otra parte al escribir L'incompletude du symbolique2 [La incornpletud del simbOlico] o La eviccion del origen.3 Consideraba —considero todavia— que se desglosa mejor lo que esta en juego en un texto teOrico si se introducen con precaucion y reflexion algunas palancas exteriores de las que el autor apenas tuvo una idea o la oportunidad de traerlas a colaciOn, que a la vez revelan el proyecto y permiten desprenderse del poder de sugestiOn, a veces casi hipriOtico, del texto mismo. Un interes ulterior por la reliquia abria perspectivas atrayentes para encarar el objeto metonimico; la nociOn de variable, esclarecida por Quine, era suficiente para aproximarse al curioso estatus existencial del objeto a. Me aboque al trabajo. Debo ofrecer algunas explicaciones sobre la forma que esta actividad de seminario llegO a tomar para- mi en esa epoca. Desde 1985 a 1989, habia impartido anualmente un seminario regular, cada quince dias, como muchos lo hacian en esos arios bajo la egida de la entonces jovenclsima ecole lacanienne de psychanalyse. Una veintena, una treintena de personas, asistian a esas sesiones que yo preparaba e impartia con placer. Cada preparacion —unas diez paginas, o sea una hora, una hora y cuarto de presentaci6n seguida por una hora de discusion— me ponia en la situaciOn de escribir una larga carta a un corresponsal G. Le Gaufey, L'incomplaude du symbulique, Epel, Paris, 1991. G. Le Gaufey, La eviccion del origen, Epeele, Mexico, 2007.

Prefacio 11

anonimo: no tenia el tenor de un libro o de un articulo que se lee y relee, que se corrige, que se propone a un comite de lectura antes de que pueda, una vez más, ser corregido y publicado. No, la redacciOn de esas paginas tenia algo más fluido. Ciertamente yo releia y corregla mucho (inarcisismo manda!), pero en quince dias no tenia ni las ganas ni el tiempo de pulir mucho más. No eran nunca notas que yo comentaba, sino realmente textos escritos, entre otras cosas porque no se hacer planes y solo logro ordenar algunas ideas alineando frases plenas y enteras. De hecho, aparte de algunas tachaduras que hice al hilo de la presente traduccion, van a leer practicamente lo que tenia entre manos en el momento de partir para cada sesi6n de seminario. Al cabo de cinco arms con ese regimen, ocurrio una cosa que no habia previsto. Asi como la postura del conferencista me convenia (y me conviene todavia), de la misma manera la del enseriante frente a los alumnos no me sienta. Eso lo supe desde que termine mis estudios superiores, puesto que el trabajo normal de los estudios de historia que fueron los que realice primero (de semi6tica, luego), no era otro que el de la via docente y yo la habia desechado entonces sin la menor vacilaciOn, apoderandome de la practica analltica desde que me fue posible hacerlo para asegurar mis necesidades (itanto vitales como intelectuales!). Ahora bien, al cabo de algunos arios de enserianza continua, con esos seminarios quincenales, evidentemente me encontraba fabricando alumnos. Todos muy simpaticos, seguramente, salvo que la fibra pedagogica seguia faltandome, seguia sin tener ganas de ponerlos a trabajar, de seguir sus esfuerzos, etc. No era muy amable de mi parte, pero no me vela a mi mismo cultivando talentos cuando no podia. Decidi romper el ritmo regular (base fisica de la transferencia) y no dar un seminario a menos que tuviera el sentimiento precis() de que tenia algo que decir. Sin embargo, cautivado por el

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El objeto a de Lacan

libro de Ernst Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey,4 volvi a insistir a los dos arios con un seminario titulado Le corps legitime [El cuerpo legitimot Luego me abstuve hasta 1994 cuando, despues de una exposiciOn en Dublin sobre el objeto a, send la necesidad de poner en claro las cosas, en primer lugar para mi, hasta tal punto segulan estando embrolladas en los demasiado numerosos datos textuales de los seminarios de Lacan. A partir de alli me dedique a esta actividad de seminario más o menos cada tres arios. Invitado a ejercerla en America Latina, aprecie el hecho de desarrollar el conjunto de un seminario en un solo fin de semana. Eso facilita la concentraciOn alrededor del tema, en tanto que la fOrmula quincenal toma facilmente la forma de una palabreria alimentada por la actualidad libresca e institucional, al punto que las consideraciones politicas priman sobre la consistencia del saber comprometido. Por lo tanto adopte esta fOrmula en Paris mismo y la proseguire de esta manera mientras tenga la fuerza y el material para hacerlo. Desde 1985 considers que lo que habia dicho en el curso de un ano en un seminario habia sido hecho publico y por esa razOn, en la Ultima sesiOn, le daba a cada participante del seminario una fotocopia engargolada de los textos de todas las sesiones. Nunca supe bien cual fue el destino de esos textos. Con los progresos de la red, a partir de los arios 2000, cree no un sitio propiamente dicho, sino una pagina web a partir de la cual es posible descargar cualquier texto que yo haya escrito, publicado o no (http:web.me. com/Iegaufey) y, por supuesto, subi los seminarios. Por lo tanto no tenia ninguna preocupaci6n editorial con respecto a ellos y al principio no hice caso de los amigos que, al tener conocimiento de esos textos, me propusieron realizar una traduccion de manera que pudieran ' Ernst Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey, Alianza Editorial, Madrid, 1985.

Prefacio 13

alcanzar a un public° hispanico. La amistosa insistencia de Gloria Leff, la diligencia de Epeele y de su director Marcelo Pasternac, el lujo de ser traducido por Nora Pasternac, terminaron con mis resistencias. 30 de abril de 2011 Guy Le Gaufey

Argumento general

Como el objeto a y por que El objeto a —del que Lacan pretendla que era su nnica invenciOn— data del comienzo de los anos sesenta. Seguiremos parcialmente su genesis a lo largo de cierto ntimero de sus seminarios, con el unico fin de establecer de entrada las tres cualidades que lo singularizan: no especular, parcial y pulsional. Pero la localizaciOn de las citas solo tendra interes si se puede entrever a que orden de necesidad respondia entonces esta inyenciOn. En primer Lugar, seguramente, para dar continuidad a lo que Freud habia apuntado como el "objeto perdido de la primera satisfaccion". Pero cuando se considera altamente mitica la citada "primera satisfaccion", como ocurrin con Lacan, Lde que manera se puede sostener la pertinencia de este "objeto perdido"? Dificultad tipica de las relaciones textuales Lacan-Freud. El "objeto metonfmico" promovido por el seminario La relation d'objet et les structures freudiennes,1 por muy astuto y evocador que sea, no tiene en lo que a el se refiere ningOn rigor intrinseco. Veremos que este es el caso de un objeto metonimico por excelencia: la reliquia, privada, familiar o religiosa. Estos enfoques (y algunos otros) no habrian convergido hacia este objeto a si Lacan no hubiese Ilegado a una definicion sin precedente del sujeto. Nos dedicaremos 1 J. Lacan, La relation d'objet et les structure:; freudiennes, estenotipia version JL. [En espanol: La Relarion de Objeto, traducciOn de Enric Berenguer de la redaccion realizada por J-A. Miller, l'aidOs, Buenos Aires, 19941

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El objeto a de Lacan

entonces a mostrar que semejante sujeto no podia ya tener que ver con el objeto clasico, el gegen-stand, y que apelaba por si solo a la Ilegada de un nuevo objeto —ique azar!— heredero, desde su apariciOn, de cualidades extremadamente cercanas a las del sujeto que sera en adelante el suyo: tan refractario como el a caer bajo el efecto de una unidad "unificante", a ser un "individuo", tan poco especular aunque igualmente inscrito en el orden libidinal y pulsional. Desde entonces el problema es, sin cesar, doble: zpor que sujeto y objeto a deben estar, con tanto cuidado, mantenidos aparte del orden narcisista reservado al yo y a sus objetos, todos ellos solidamente individuados? ,Acaso no sera porque el gran reservorio de elementos no-narcisistas que para Lacan era el inconsciente freudiano (el Ubw) se agoto? LO que al menos, para el, ya no era más que una hipOtesis, netamente menos hospitalaria que la bolsa del Ello freudiano? zCOmo entonces hacer existir un nonarcisista, dado que esta entendido que cualquier cosa puede ser narcisizada? El catheter fundamentalmente sustituible del objeto de la pulsien, ya sostenido por Freud, aparece en esta perspectiva como no perteneciente al orden de la simple constatacion clinica, sino más bien, revelador de ese "cualquier cosa" antes de que se vuelva un "esto", un "aquello". Es porque los "cualquier cosa" no estan formados de cualquier manera que hay cierto interes, clinico entre otros, de llegar al objeto a.

Capitulo 1

Primeros esbozos

Propongo que nos acerquemos a ese periodo de la ensetianza de Lacan en el curso del cual liege a "inventar" (es su termino, y no sin razor' como se vera) ese famoso objeto a u objeto a mimjscula [objet petit a] como se tome el habit() tambien de enunciarlo. El objeto a es, en efecto, de aparicion relativamente tardia en esta ensehanza; si el termino significante y más atra el triptico Imaginario/Simbolico/Real estan en trabajo desde el comienzo —recibiendo ciertamente retoques, reelaboraciones, precisiones, pero ya ahi—, antes del inicio de los ahos sesenta el termino objeto a no se encontraba alli con el valor y la significacien que le damos hoy. Y, contrariamente a otras invenciones o hallazgos de Lacan, no es facil fechar esta aparicion de manera simple y clara. No hay un momento, una sesien de seminario, en el que Lacan habria dado con toda claridad las coordenadas minimas a partir de las cuales se dejaria pensar lo que llamamos hoy objeto a, y se puede saber por que.

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El objete a de Lacan

I. El equivoco a minfiscula/otro con minuscula [petit a/petit autre12 Entre otras cosas porque la letra "a" estaba desde hada mucho tiempo en funciOn, al menos desde el largo period() de constituciOn del grafo llamado "del deseo", es decir en Les formations de l'inconscient, en el que se ye a ese grafo hacer su entrada desde la primera sesiOn, y en Le desir et son interpretation. A todo lo largo de esos seminarios la expresiOn "a minnscula" se encuentra bastante a menudo cdn una significacion muy clara, se trata de "otro con mimiscula" [petit autre], pues "a" es extraido acrofOnicamente de autre, como tambien en la misma epoca, A es extraido acrofonicamente de grand Autre [otro con maynsculaj. Y entonces, con esta letra "a", Lacan designa sin ambigiiedad al otro especular que en la etapa final del grafo, tal como se lo puede leer en los Escritos, Ilega a escribirse i(a) y se encuentra en el piso inferior, frente a la letra m que sirve para designar al yo [moi]. La dificultad de lectura que podemos tener nosotros, lectores de hoy que sabemos demasiado sobre la continuaciOn de los acontecimientos, consiste en que este otro con mintiscula es concebido absolutamente como un objeto. Más aim: la formula de la fantasia que permaneci6 sin cambios hasta el fin, a saber a, hace aparecer efectivamente esa a minilscula como objeto en su relacion marcada por el poincon, figura de rombo, con un sujeto, el "sujeto tachado".

= Las expresiones en frances grand Autre y petit autre seran vertidas aqui del siguiente mode: "otro con mayriscula" y "otro con miniascula"; 1- grand Autre remite a la letra A en el "Algebra lacaniano' y 2- petit autre remite al "a" del "esquema L" o a "i(a)" del "grafo del deseo"; J. Lacan, Escritos, traducciOn de Tomas Segovia, Siglo XXI, Mexico, 1984, pp. 147, 784, 788, 795, 797 [N. de e.l.

Prirneros esbozos 19

Por lo tanto, va a ser necesario orientarnos primer() en este decorado cambiante donde las mismas letras sirven para designar "realidades" sensiblemente diferentes y, aiim en el caso que nos ocupa, francamente opuestas. En efecto, para decirlo directamente, las tres propiedades notables de este objeto a mindscula vendran, al termino de este recorrido, a hacer reconocer su naturaleza: 1°) pulsional, 2°) no especular, 3°) parcia1.3 Ahora bien, a lo largo del tiempo de constituci6n del grafo en el que esta letra "a" es constantemente utilizada, no posee practicamente ninguno de estos valores. Veamos una primera cita (Le desir et son interpretation, 10 de diciembre de 1958):



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Esa relacion del sujeto en tanto tachado, anulado, abolido por la accion del significante, y que encuentra su soporte en el otro, en lo que define para el sujeto que habla el objeto como tal [.. 1 este objeto prevalente del erotismo humano, Ia imagen del cuerpo propio en sentido amplio [...14

Es dificil que se pueda ser más claro: la imagen del cuerpo propio es el objeto que sostiene al sujeto en el punto mismo de su desfallecimiento, es decir, de su funcionamiento normal en relacion con el significante. Basta simplemente con acentuar las cosas subrayando ese genero de cita, para dejar adivinar la dificultad formal con la cual Lacan se encontraba confrontado: esta imagen del cuerpo se encuentra situada tambien frente al yo [moi] (en el grafo asi como en el estadio del espejo) como frente al sujeto. Tenemos con bastante claridad el indice de semejante equivoco en Les formations de l'inconscient; por = No olvido al objeto "causa" del deseo, pero esta determinacion, no solamente no interviene antes del seminario L'angoisse, sino que no es estructuralmente tan importante como estas tres propiedades. Más exactamente: esa determinacion puede ser derivada a partir de ellasNota de autorl. En este caso y en el resto de esta publicacion, hemos optado por traducir directamente del texto de los seminarios citados por el autor en frances, independientemente de Ia existencia de variadas traducciones que pueden circular en espanol [N. de tl. Le desir et son interpretation, estenotipia, version JL.





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El objeto a de Lacan

ejemplo, en la sesiOn del 18 de diciembre de 1957 cuando Lacan coloca el "yo" [je] (que no es exactamente el sujeto, por cierto) en el lugar que sera a continuacien el del yo [mod.

Como la identificaciOn especular vuelve imposible la discriminaciOn entre el yo [moil y la imagen especular, esto equivaldra a sostener en sordina que, en el fading que le impone la maquina significante, el sujeto no tendria otro recurso que un recurso yoico. Ahora bien, otras ciones dadas por Lacan en distintos momentos dejan entender que no es eso hacia lo que el tiende. Le es necesario instalar un minimo de diferencia entre imagen y objeto, entre lo que terininard por escribirse i(a) y a, sin que por ello sean vueltas a poner en tela de juicio las adquisiciones del fundamento especular del yo. Y esto atm más, cuando despues del seminario sobre las psicosis esta en vias de entrar en vigor, a todo lo largo de los seminarios, una suerte de teorema fundamental que se vera jugar a continuaciOn en diversos niveles: alli donde el simbolico desfallece, por cualquier razOn que sea, interviene el imaginario, "suple" al defecto simbOlico. Esto apareci6 claramertte con el estudio de la forclusiOn en las psicosis, donde el delirio es leido como eflorescencia imaginaria en ese defecto muy particular y central de simbolizaciOn al que ciente entonces la mencionada nociOn de forclusiOn. Pero a todo lo largo de este periodo de constituciOn del objeto a, no cesaremos de ver en accion un teorema fundamental de Lacan, tan esencial para describir el funcionamiento de la fantasia, de la fobia, asi como del delirio. En el lugar de una simbolizacion que no llega a efectuarse, el imaginario se ocupa de enfrentarla solo con los medios del narcisismo. Es a partir de una consideraciOn basal de este orden como se puede comprender por

Primeros esbozos 21

que Lacan se opuso muy tempranamente a la traducci6n oficial del famoso Wo es war, soli Ich werden, traducido como "El yo debe desalojar al ello". Puesto que el yo es concebido como especular e imaginario, no es a el al que hay que llamar al rescate en casos de dificultad; muy por el contrario, es más bien siempre el yo el que, con el pretexto de "salvar los muebles", como dicen los franceses, o sea limitar en lo posible los datios frente a una posible catastrofe simbOlica, complica la situaciOn. "AIli donde era el real, yo [je] debo advenir", pero je [yo no imaginario] no advendra más que si se Ilega a saber que hacer con un moi [yo imaginario] cada vez más cargoso en su mania de jugar a ser el relleno, el tapOn de los agujeros de la situaci6n catastrefica.

Era entonces necesario establecer una distincion clara que permitiese separar dos entidades tan disimiles y fue precisamente a medida que producia su definician del sujeto tachado como Lacan diferenci6 netamente sujeto y yo [moi], dando asi cuerpo progresivamente al objeto a. Otro indice de ese movimiento de clarificaciOn: mientras el viraje no habia sido realizado, mientras flotaba la indistinciOn de la que hablo, Ia intersubjetividad seguia teniendo aceptacion. Ocurria entonces, para Lacan, que un sujeto tenia que verselas con otro sujeto y habia efectivamente un espacio "intersubjetivo". Ahora bien, una vez planteados correctamente el sujeto tachado y el objeto a —es decir desde el seminario Le transfert...5 y más atm desde las primeras sesiones de L'identification6— la intersubjetividad se encontrO rotundamente denunciada, proscrita, y Lacan IlegO hasta a excusarse (sin olvidar J. Lacan, Le transfert, dans sa disparite subjective, sa pretendue situation, ses excursions techniques [La transferencia, en su disparidad subjetiva, su pretendida situacion, sus excursiones tecnicas], en versiOn critica, stecriture. [En espanol: La Transferencia, traduccion de Enric Berenguer de Ia redaccion de J-A. Miller, PaidOs, Buenos Aires, 2006.] ° J. Lacan, seminario L'identification [La identificacion], estenotipia versiOn JL.

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El objeto a de Lacan

completamente que la habia sostenido como tal) pretextando de todos modos que no la habia formulado más que con fines pedagogicos... Semejante viraje nos senala que una operaciOn de gran amplitud se desarrollo en el curso de esos atios y la invenciOn del objeto a no puede ser apreciada en su justa medida mas que si se la considera como una pieza de un rompecabezas. Es al aumentar un poco el marco y, por lo tanto, arriesgandonos de entrada a cierta complejidad, como Ilegaremos a abrir paso a algunas lineas claras de comprension de esta invenciOn.

II. El objeto metonimico Otro punto debe ser localizado con cierta precision antes de que nos embarquemos en el detalle de las operaciones textuales que efectUan ese viraje de significacien: se trata de darnos cuenta de lo que Lacan expreso con el termino de "objeto metonimico". La expresion se forj6 esencialmente en el curso del seminario anterior sobre la relacion de objeto, a todo lo largo del comentario del caso del pequeiio Hans. Pero no es tan facil comprender lo que Lacan acomoda en este casillero. Luego nos inclinaremos con mucha más amplitud sobre esta nocion clave de objeto metonimico, especialmente al estudiar de cerca ese objeto muy especial que merece ser llamado una reliquia. Pero antes de esas precisiones que no seran forzosamente comentarios de seminario (pues Lacan casi no use esta nociOn de reliquia), importa apreciar lo que el deslizaba en esta expresiOn de objeto metonimico. Al final de la sesiOn del 5 de febrero de 1958,7 despues de las dos sesiones capitales de enero, en el curso de las ' J. Lacan, Les formations de l'inconscient, estenotipia, version IL. [En espafiol: Las Formaciones del Inconsciente, traduccion de Enric Berenguer de la redacciOn realizada por J-A. Miller, Paid6s, Buenos Aires, 2004.1

Primeros esbozos 23

cuales Lacan acababa de definir por primera vez la metafora paterna y por lo tanto al padre como significante, llega a decir lo que suena como una especie de definiciOn: 1.. .1 la relacion de fondo del hombre con toda significaciOn por el hecho de la existencia del significante es un objeto de un tipo especial. Este objeto, yo lo llamo objeto metonimico [.. .1 a saber, en el imaginario algo que representa lo que siempre se sustrae, lo que se induce de cierta corriente de fuga del objeto en el imaginario, del hecho de la existencia del significante. Este objeto tiene un nombre, es pivote, es central en toda la dialectica de las perversiones, de las neurosis y tambien pura y simplemente de todo desarrollo subjetivo. Se llama el fnlo.8

He aqui lo que ahora necesitamos intentar concebir con algo de claridad: no hay para Lacan ninguna relacion natural y directa del sujeto con algUn objeto, objeto sobre el cual el lenguaje vendria luego a depositar su marca (oposiciOn de base a cualquier piagetismo). Para todo sujeto hay, de entrada, el hecho de comprometerse en la demanda —dicho de otro modo, el hecho de proferir significantes— por medio de lo cual... habra tal vez objeto, entre otros, el objeto de satisfaccion, el objeto que en terminos freudianos viene posiblemente a tranquilizar la necesidad (jpero no el deseo!). Entonces hay un objeto metonimico y este objeto es el falo, segen una metonimia que es inexorable. La cuestion que entonces surge es: "LQue es este falo?". Ahora bien, Lacan no deja de responder 9 en la misma Ibid. [Ibid., pp. 239-240.J Mientras el termino es sustantivado, Lacan no puede dejar de responder a la pregunta: "zque es el falo?" Lo veremos asi decir quo es el significado, luego el significante, luego el objeto, luego la falta, antes de escucharlo hablar de falo imaginario, falo simbolico. Hasta el comienzo de los afios setenta cuando, gracias a Frege, surge la expresiOn. de "funciOn falica" y la naturaleza adjetival del falo descarta toda. veleidad de definir su quididad (Nota de autor). [Quididad, es la traduccion al castellano del latin quidditas o quiditas, la cual a su vez proviene del latin quid, pronornbre interrogativo quo significa que es?, blue coca?, o de manera indeterminada: "algo". En ocasiones se latiniza

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El objeto a de Lacan

sesiOn del seminario, el 12 de febrero de 1958,10 cuando agrega: [...] el falo entra en juego a partir del momento en que el sujeto tiene que simbolizar cotho tal, en esta oposici6n del significante al significado, el significado, quiero decir, la significacion. Proferir significantes en vista de obtener cualquier cosa —por ejemplo, algun objeto de satisfacciOn— llevaria al nii-to a distinguir significante y significado, sin por ello haber leido exhaustivamente el Cu rso de lingiiistica general de Ferdinand de Saussure. Si se acepta esto, la precision de Lacan sobre el tema del falo se vuelve extremadamente preciosa. Por sexualizado que este el termino de falo, su lazo con la producciOn "lenguajera" [langagiere] y significante es planteado como estando de entrada cuando se trataria de designar "el significado como tal", es decir, agrega Lacan, "la significacion". El "quiero decir" de Lacan en este lugar es bastante curioso pues, por natural que sea en su enunciaciOn del momento, es efectivamente la vibrante ilustraciOn de lo que puede ser ese genero de falo: literalmente el falo es "eso que yo quiero decir", el significado al que apunto a traves de mi producciOn significante.

Admitamoslo. Captar el lazo entre ese significado hacia el cual tiende mi decir y cualquier objeto, sea el que fuere, es una cuesti6n que permanece abierta. Si el mensaje saussureano sostiene algo, es la ruptura del lazo entre "significado" y "objeto", ruptura exhibida por Saussure en el tambien corno quiddidad. En filosofia, el termino quididad, fue usado dentro de la escolastica medieval por Santo Tomas de Aquino, quien en el siglo XIII, le otorgO la acepciOn de sinOnimo de esencia, de naturaleza (N. de 01. J. Lacan, Les formations de l'inconscient, op. cit. [En espailol: Las Formaciones del Inconsciente, op. cit.]

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rechazo de to que denomina la "nomenclatura", la asociacion segim la cual a cada objeto o cosa le corresponderia un signo y, por to tanto, un significado. Por que llamar "objeto", incluso "objeto metonimico", a ese falo acomodado en el rango de significado permanente? Es una de las dificultades que vendra a tomar a su cargo el objeto a, pero podemos aproximarnos a ella desde ahora. Han buscado alguna vez simbolizar "el significado corno tal"? Ese pequeno detalle cambia muchas cosas. Lacan no habla aqui del significado de esto o de aquello, sino del momento en que el nino, en su perversiOn polimorfa, tendria que simbolizar, una vez más, el "significado como tal". Para comprender un poco, volvamos algunos instantes hacia el pequeno Hans. i,Que le pudo pasar por la cabeza para que decidiera plantear a la madre su famosa pregunta que Sigmund Freud, muy habilmente, no vacila en colocar en el comienzo de su relato? —Mama, ztienes un hace-pipi? —Selbstverstiindlich. Weshalb? [Por supuesto. LPor que?]. —Ich hab' nar gedacht [Yo nornas pensaba...]. Uno se precipita a creer que ha visto a su madre completamente desnuda y que esto es to que to ha impresionado. Pero cuando asiste al desnudarse de su padre y le plantea la misma pregunta: ",Papa, tienes to tambien un hace-pipi?" y su padre le responde exactamente como su madre, "Ja, nattirlich" ["Si, por supuesto"], Hans replica: "Pero yo no to he visto nunca cuando to desnudas". Igualmente, cuando asiste al desnudarse materno y su madre le pregunta que es lo que mira de ese modo, el responde: "Miro solamente si to tienes tambien un hacepipi". Sobre lo cual se produce la misma respuesta de su madre: Hast du dean das nicht geutfit?" [Por supuesto, Lque, no lo sabias?], y de nuevo igual replica del pequeno Hans: "Nein, ich hal?' gedacht, wed du so groJ3 hist,

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hast du einem Wiwimacher wie ein Pferd" ["No, yo pense que como eres tan grande, tienes un hace pip( (Wiwimacher) como un caballo"]. Cuando se trata del Wiwimacher el pequeno Hans piensa mucho: "ich hab' gedacht... ich hab' nur gedacht... [yo pense... yo no más pensaba...] (y en el momento final del plomero) "Du, ich hab' mir heute was gedacht..." [Sabes, hoy pense algo...].11 Lo que el ye es una cosa pero, contrariamente a to que se piensa demasiado rapido, no basta para constituir una prueba. La cuestiOn es al menos doble: hay lo que el ve— pero tal vez ha visto mal? (iEso ocurre!)— y hay lo que el piensa. Y el problema es que "eso" no concuerda.

En general no se presta suficiente atenciOn a la factura formal de las replicas. Los intercambios que tienen lugar sobre esta cuestiOn entre Hans y su madre, dos veces at menos, tienen exactamente la misma forma que la historia muy tonta en la cual yo pido a alguien si tiene la hora y se contenta con responderme: "Si, la tengo". LQue hay entonces de humoristic° en este genero de replica que me va a forzar a pedir que esta hora, este fuego, este no se que que yo pido un poco_sonriendo, mi interlocutor me lo de, pues yo lo necesito? El, por su parte, comprendiO muy bien mi pregunta, incluso la comprendiO demasiado bien tomandola en su literalidad y distinguiendo lo que yo no queria distinguir: el significado de mi demanda y el objeto de mi demanda. El significado fue recibido exactamente pero el objeto no se mueve. El "Si, to tengo" marca por lo tanto una diferencia inhabitual entre significado y, diga mos, re feren te. " Todas las traducciones del texto citado en aleman en el original frances y que figuran entre corchetes, se deben a la gentileza de Pola Mejla Reiss [N.de e.J. [En espafiol: S. Freud, " Analisis de la fobia de un nifio de cinco afios", traducciOn de José Luis Etcheverry, en °bras cornplctas, Amorrortu, Buenos Aires, 1980, tome X, p. 101

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El falo, tal como Lacan lo trae en ese momento, esta exactamente en esa bisagra entre significado y objeto y es, me parece, to que hay que entender en este "significado como tat": el momento en que el deslizamiento habitual del significado hacia el objeto que el designa encuentra un freno, sea cual fuere, y da furtivamente al significado una suerte de brillo objetal. En un cierto suspenso del objeto, como lo acondiciona la replica humoristica de mi interlocutor —pero tambien a veces en cierta forma de rechazo direct() aportado al pedido, cuando se da a entender que el significado ha sido perfectamente recibido pero que, por lo que se refiere al objeto que el designa, el que pide puede seguir esperando— , en esos breves momentos, el significado como tal toma su color falico.

Esto puede aparecer como un punto de confusion entre lo que seria del orden del signo y lo que seria del orden del objeto. El buen sentido comim se atiene a que hay ahi dos sectores que no hay que confundir. Pero no es el unico: as( se piensa comOnmente en el mundo freudiano, el lenguaje de un lado y, del otro, las realidades libidinales. Más un logic° del temple de Frege, al final de su vida, escribia a uno de sus corresponsales que seria necesario que hubiera para los investigadores en lOgica un panel visible de lejos sobre el cual se pudiese leer: "AtenciOn con no confundir jamas un objeto y un concepto". Es precisamente lo que viene a poner en cuestiOn la noci6n misma de objeto "metonimico". Basta por otra parte con inclinarse sobre la expresiOn para sentirlo, pues ella esta hecha casi como un oximoron: la metonimia es una figura retorica ligada por esencia a un proceso de significacion, mientras que un objeto es por definiciOn extranjero a ese mundo de la significaciOn, incluso si puede, en ocasiones, integrarse a el, precisamente por

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las necesidades de la significaciOn. Pues no se trata de representacion de objeto" metonimico, se trata efectivamente de un objeto que alli es llamado "metonimico".

Pero metonimico... zde que? La palabra designa por si sola "otra cosa" e incluso "otra cosa como tal", zpero que? Una indicaciOn bastante clara nos es dada en la sesiOn de111 de febrero de 1959 (Le desir et son interpretation) donde se encuentra una escritura bastante curiosa, raramente retomada luego, pero que esclarece muy bien Ia manera que tenia Lacan de plantear entonces el problema. Es en un momento en el que Lacan acaba de retomar la historia del nino cuando sostiene que el perro hace miau y el gato hace guau-guau —figura para 61 resplandeciente de la actividad metaforica, pues ella ilustra de modo inmejorable lo que ocurre con la sustituciOn significante— e, igualmente, en el momento en que da una vez más su comentario sobre la historieta de San Agustin: el nirio que muy palido mira a su madre dando el seno a su hermano pequerio. De lo que se trata, dice entonces Lacan, es en todo caso de algo que sobrepasa esta experiencia pasional del nitio que se siente frustrado, es decir, aquella precisamente que podemos formalizar en esto de que esta imagen del afro va a poder ser sustituida al sujeto en su pasian aniquilante, en su pastor' celosa en este caso, y encontrarse en cierta relacion con el objeto en tanto que el esta en cierta relacion tambien con In totalidad que puede o no cernirlo.12 De donde viene entonces la escritura: i(a)a

Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit.

que se puede leer, entre otras, segun las dos lineas horizontales: 61 tiene un extremo [(i(a)+a] de la totalidad (I) de la que yo estoy separado I) —doble valor del poincon que Lacan subrayard más tarde (alienacien /separacion). La metafora en tanto relaciOn de relaciOn —escritura absolutamente central en todos los trabajos de Lacan— esta por lo tanto en acciOn para desplegar un poco más la formula de la fantasia apoyandose sobre la historia de San Agustin en la cual se encuentran claramente diferenciados i(a), la imagen del otro, el hermano pequeno y el objeto, el seno que 61 mama extraido de esta totalidad de las totalidades que es Ia madre.

III. El objeto en tanto corte El objeto metonimico es, entonces, al fin de los arios cincuenta, este objeto que se despega suavemente del "otro" para, en el mismo movimiento, designar otra cosa distinta de el y desarrollar por este hecho una especie de actividad metonimica. Pero en este despegue conserva una funcionalidad esencial que antes correspondia al "otro": tinico recurso del sujeto cuando se encuentra bloqueado en su punto normal de desfallecimiento. Ahora bien, uno de los momentos más decisivos de su constituciOn en tanto objeto a, tal como lo encontraremos más tarde, va a ser aquel en el que Lacan se las arregla para atribuirle, a CI tarnbien, esta cualidad inherente al sujeto tachado. El objeto no va a lograr ser objeto más que al precio de sufrir cierta forma de evanescencia, lo que se concibe facilmente pues se ve con dificultad como un sujeto evanescente por naturaleza encontraria un apoyo en un objeto que perdurase tranquilamente. Este viraje se sitfia justo despues de una larga operadein textual en el curso de la cual Lacan comenta Hamlet

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y más especialmente la funcien del duelo entre Hamlet, Laertes y Ofelia. Jean Allouch ha discutido largamente esta parte del seminario de Lacan" y yo me contentare con remitirlos a la lectura de esos seminarios de enero a abril de 1959. Pero el 29 de abril, hablando de nuevo de esos momentos en los que es "el objeto el que sostiene la relacion del sujeto con lo que el no es" (a saber, el falo) Ilega a decir esto: [...1 el objeto a, tal como intentamos definirlo, porque se ha vuelto para nosotros exigible que tengamos una justa definicion del objeto [...], intentar ver como se ordena, y al mismo tiempo se diferencia, lo que hasta el presente en nuestra experiencia hemos comenzado, con razOn o sin ella, a articular como siendo el objeto."

Es una de las declaraciones mas claras que se pueden encontrar, da cuenta del hecho de que el objeto exige, en el marco de esta enseiianza de Lacan, de un nuevo enfoque, e incluso de una nueva "definition". Es entonces muy notable que Ia intersubjetividad a la cual he hecho precedente y brevemente alusien, experimente en esas dos sesiones del 13 y del 20 de mayo de 1959 una especie de esplendida brillantez. Se encuentran en efecto frases como esta: "no hay —es un principio que tenemos que mantener como principio de siempre— sujeto más que para un sujeto". 0 tambien, el 20 de mayo: "no puede haber otro sujeto que un sujeto para un sujeto [.. 1" Este genero de formulation suena un poco como el canto del cisne pues, pasado el 20 de mayo precisamente, esta intersubjetividad no estard ya jamas en la primera fila. 13 Jean Allouch, Erotica del duelo en el tiempo de la muerte seta, traducciOn de Silvio Mattoni, Epeele, Mexico, 2001. u J. Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit.

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,Por que esta contradiction aparente que esta lejos de ser solo una inconsecuencia? Esencialmente porque Lacan va a operar un vuelco al que vamos a asistir. Este objeto que va a servir para mantener algo del sujeto en su desfallecimiento no debe situarse "en frente" de el (como el seno de la madre en la historia de San Agustin) sino que es el sujeto mismo el que va a producirse como objeto para el otro, convocado entonces en posicion de sujeto. Es este remolino el que durante dos sesiones da un repentino relieve a la intersubjetividad.

Asi, una vez borrado el clasico cara a cara sujeto/ objeto, una vez puesto el objeto en el sitio y lugar del sujeto que se eclipse, el espacio queda fibre para definir un objeto de un nuevo genero. Al final de la sesion del 13 de mayo de 1959, Lacan lo distingue con mucho cuidado de otros dos tipos de objeto, mucho más comunes seguramente: 1°) el objeto de la realidad, al menos la realidad tal como Lacan puede imaginarla "en un mundo de abogados norteamericanos", y 2°) el objeto del conocimiento, el objeto clasico, aquel que el ego cartesiano sabra encontrar una vez pasada la prueba del Malin Genie15 y abordadas las riberas del Dios no enganoso. Es entonces cuando Lacan emprende la tarea de dar cuerpo a otro objeto que no vacila en llamar "el objeto del deseo" (la causa del deseo vendra más tarde). Y justo en la mitad de la sesien del 20 de mayo viene esta frase:

El Malin Genie designa una hipOtesis esceptica formulada por Descartes en sus Meditaciones metafisicas: "Supondre entonces que hay, no un verdadero Dios, que es Ia fuente soberana de verdad, sino cierto mal genie, no menos astuto y enganoso que poderoso que empleO toda su industria en engariarme" IN. de t.l.

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Yo se los he dicho, es como corte, como intervalo, como el sujeto se encuentra en el punto terminal de su interrogacion. Es tambien esencialmente como forma de corte que el a, en toda su generalidad, nos muestra su forma.'' Cada vez que el sujeto quiere aprehenderse, quiere encontrar cualquier forma de reflexividad, no esta nunca, sostiene Lacan, "más que en un intervalo". La reflexividad es una propiedad exclusiva del yo [moil lacaniano; el sujeto esta por definiciOn carente de ella, lo que lo deja muy desprovisto cuando es cuestionado sobre su ser. En una carta inedita a Ferdinand Alquie, dificil de fechar, pero de finales de los anos cincuenta, Lacan escribia: [...] El fondo Ultimo de la neurosis y la motivaciOn de su estructura resultan ser una cuestion sobre el ser, planteada en el sujeto. Asi, cuando esta cuestiOn sobre el ser surge en el sujeto, este no puede responder alli como tal —como tal, el no es nada y es en esto que consiste su desfallecimiento— y es entonces cuando responde a esta dificultad por ese relevo del objeto. El es el objeto, con una condiciOn: que este objeto no surgiera como resultado de un corte (este es un objeto de la realidad) sino que fuera un corte. Lacan termina por dar tres ejemplos de ello: 1°) el objeto pregenital (esencialmente oral y anal), 2°) el falo en tanto interviene en el complejo de castraciOn, y 3°) la voz en el delirio.

Tenemos el derecho de retener de este primer esbozo los esfuerzos multiples de Lacan por llegar a dar cuerpo a un objeto que, para decirlo en una palabra, sea absolutamente no narcisista. Si este objeto debe responder a la funci6n que le es atribuida: la de suplir al desfallecimiento J. Lacan. Le desir et son interpretation, op. cit.

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del sujeto cuando la cuestiOn llega a plantearse sobre su ser, entonces ya no es necesario que haya nada que sea narcisista. Es necesario incluso que este excluida por principio y por definiciOn toda posibilidad de investidura narcisista; si no, se volveria rapidamente al sujeto clasico, ese sujeto que Lacan denuncia en el freudismo alrededor de el, esa parte sana del yo que encuentra su apoyo en los objetos de la realidad desde que sabe mirarlos bien de frente. He aqui, en algunas palabras, la apuesta por sostener: como concebir un objeto que escape a toda investidura narcisista. No es facil.

Capitulo 2

El objeto parcial

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En el capitulo anterior apenas colocamos el contexto del modo que tuvo Lacan, al final de su seminario Le desir et son interpretation,' de avanzar hacia una nueva definiciOn del objeto. En efecto, nos detuvimos en el momento en que introducia el objeto como corte y se proponia dar tres ejemplos de el. No dare más detalles sobre esos ejemplos pues no son tan esclarecedores por si mismos. Para no precipitarse a confundir el corte como acto, y el resto, el resultado del corte como objeto (cosa que ciertamente no es lo que Lacan pretende dar a entender), es mucho mejor avanzar hacia el marco formal en el que ese objeto a terminO por encontrar su asiento. I. La etica y das Ding En el seminario que viene inmediatamente despues, L'ethique de la psychanalyse,2 la cosecha no es enorme desde este punto de vista. Desde Le desir et son interpretation hasta L'angoisse,3 L'ethique es ciertamente el seminario en el que se encuentra la menor cantidad de cosas en lo concerniente a J. Lacan, Le desir et son interpretation, op. cit. J. Lacan, seminario L'ethique de la psychanalyse, estenotipia, version JL. [En espanol: La Etica del Psicoanalisis, traducci6n de Diana Rabinovich de la redacciOn de J-A Miller, Buenos Aires, PaidOs, 1988.1 J. Lacan, seminario L'angoisse, estenotipia, version JL. [En espanol: La Angustia, traduccian de Enric Berenguer de la redacciOn de J-A Miller, Buenos Aires, Paid6s, 2006.] 2

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nuestro asunto. No quiere decir que no se encuentre nada, ya que en mi opinion una etapa decisiva se ha franqueado, etapa que ronda alrededor del das Ding incluso si no se trata de proponer aqui la mas minima equivalencia entre das Ding y el objeto a. Por otra parte, Lacan no deja sobrevolar ninguna ambigitedad puesto que, aunque sabemos que ya posee la expresion "objeto a", no Ia emplea en ningun momento de su largo comentario sobre das Ding.

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objeta a

zgue le aporta entonces esta Ding que, segun lo que se, el es el primero en leerla en el Proyecto4 publicado en ewes? En 1960 el Pro•1951 en ingles y solo en 1956-eri yecto es un texto relativamente reciente que todavia no da lugar a grandes lecturas. La traducciOn de Anne Berman, la Unica disponible en el mercado, es bastante extrafia: para escribir en "buen trances", la traductora no toma en cuenta el caracter muy repetitivo del aleman de Freud, lleno de una terrninologia precisa que hace que la tarea del lector sea sumamente ardua. Ese capitulo 17 —para el que les propongo una traduccion para insertar en la triste y 'Mica version que la editorial Presses Universitaires de France [PUP] continua vendiendo impunemente con el titulo de La naissance de la psychanalyse- le viene a Lacan como anillo al dedo, una suerte de modelo de lo que el mismo busca hacer: pasar de la imagen del otro, fundamento del narcisismo para Lacan, al objeto como tal, a lo que en el otro escaparia al narcisismo y constituiria, por ese hecho, el "nficleo" del objeto. Freud se lo entrega en bandeja; pero como de costumbre, tambien habia que buscar para encontrar.

S. Freud, "PrOyecto de psicologia", traducciOn de José Luis Etcheverrv, en 0.C., op. cit., t. 1. Esta menciOn de la traduccion de Anne Berman indica Ia fecha de este trabajo. Despues, hubo otras traducciones, discutibles, pore indudablemente mejores. No estan mencionadas aqui porque obstaculizarian la lectura del presente trabajo cambiando sus fuentes [Nota de autorj.

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En ese cuarto parrafo del capitulo 17, Freud elige al pr6jimo, el Nebenmensch, como el elemento de percepciOn que se ofrece a la "comprension", es decir, segim el, para Ia puesta en equivalencia, sea con imagenes ya registradas, sea con lo que el llama "imagenes de movimiento". Esas Bewegungsbildungen son decisivas para el, en la medida en que hacen intervenir "informaciones provenientes del cuerpo propio". Por lo tanto, no se comprende solo al comparar imagenes, sino tambien en funciOn de lo que el cuerpo ha almacenado de experiencias diversas. La pura posibilidad de la teoria del apres-coup esta contenida en ese pequerIo detalle. Pero lo esencial para nosotros no se encuentra alli, por el momento.

En Freud, siempre se trata de encontrar la identidad entre la percepcion y el recuerdo de la satisfaccion anterior, Hamada tambien "primera". Es que para el, el movimiento mismo del deseo consiste en encontrar, a toda costa, lo que hay de identico entre percepciOn y recuerdo. Cuando Ia percepciOn coincide directamente no hay ningun problema y el acto especifico tiene lugar. zPero cuando la identidad es solo parcial? Pues bien, en ese moment() preciso, el complejo del prOjimo, tan particular, tan conveniente para Lacan, se separa, se divide. El verbo aleman sonder es pronunciado aqui para hacer el trabajo: separar, desunir, hacer la selecciOn. Pero sonderbar es tambien lo extraho, singular, bizarro, barroco o, de manera más simple, curioso. Es fundamentalmente lo que esta aparte (Sonderabdruck: separata). Con esta Ding, por un lado, cuvas dos (micas proposiciones que la circunscriben siguen siendo, es lo menos que se puede decir, bastante enigmaticas. "Se impone por una estructura constante" (durch konstantes Gefiige imponiert): imponieren no es tanto "imponerse", como lo traduce Lacan en su seminario del 9 de diciembre de 1959, como "intimidar", "impresionar".

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Impresiona por el hecho de una "konstantes Gefiige", de una "estructura" de un "ensamblado", de un "aparato" —traduce Lacan— constante. Konstant es en aleman un adjetivo sobre todo maternatico y fisico; eine Konstante es una constante en el sentido matematico del temiino. Por otra parte, el termini:, puede simplemente servir para designar algo estable, que permanece tal como es. Este valor semantico es reforzado por el verbo que sigue: beisammenbleibt, cornpuesto por el verbo bleiben, permanecer, mantenerse, persistir, etc., completado aqui por el adverbio beisammen: junto. Pont° tanto, todo va en el mismo sentido; esta cosa no se descompondra. Hay la idea de algo irreductible, la ganga de la que ya nada más se puede extraer y que se desecha, el caput mortuum de los alquimistas que, al termino de sus multiples "separaciones" se encontraban con un pedazo de algo en el cual no habia, segun ellos, nada más que se pudiera "separar". He aqui la Cosa, das Ding, en toda su opacidad. Por otro lado existe lo contrario, lo que no va a cesar de entrar en correspondencia, gracias a las imagenes de movimiento, con lo que ya esta alli. Habra alli un "reconocimiento" y se alcanzard de esa manera la identidad. Habria mucho que decir sobre este tema, pero si nos extendieramos, nos alejariamos mucho del nuestro.

Queda el modelo de una reparticiOn que en un lado ordena lo impenetrable, casi lo insecable, que, ademas, debe seguir siendo lo ajeno, lo Fremde, sobre lo que Lacan insiste a justo titulo: lo inasimilable, y por otro lado se coloca su contrario: lo indefinidamente asimilable, lo "comprensible". Si se recuerda el recorte operado por Lacan en el cross-cap de la doble oreja que supuestamente representaba al objeto a, no hay dificultades para captar el peso de esta operacion freudiana en ese movimiento

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topolOgico. Por otra parte, no es das Ding lo que conduce a Lacan hacia el a mindscula, sino la operaciOn, el movimiento que el capta en Freud en ese Lugar y que el reitera por su propia cuenta de tal manera que funda, en el corazOn del objeto de la percepciOn, aquello que escapa a toda busqueda de identidad. Esta Cosa, una vez recortada de esta manera en el texto freudiano, va a servir a Lacan para aventurarse hacia la sublimaciOn ("elevar un objeto a la dignidad de la Cosa"), y animar todo su largo comentario del amor cortes; pero necesitamos propulsarnos a la mitad del seminario siguiente sobre la transferencia, para volver a encontrar nuestro objeto en el que veremos que en lo sucesivo llevara las marcas de la "operacion" das Ding.

II. El agalma El 1° de febrero de 1961, Lacan introduce el agalma, uno de los nombres que permanecera pegado al objeto a, no sin una precision temporal que puede ayudarnos a comprender hasta que punto esta invenciOn es tan poco lineal como otras encontradas en su trabajo (por ejemplo en el realizado sobre Descartes, sobre el "Alli donde yo pienso, yo no soy"): En el corazon de la acciOn de amor, se introduce el objeto de codicia talk°, si se puede decir, que se constituye como tal [...] un objeto al que incluso le repugna ser mostrado. Recuerden ustedes que es asi como lo introduje en mi discurso hace ahora tres anos. Recuerden que para definirles el objeto a de la fantasia, tome el ejemplo, en [la pelicula] La regla del juego, de [Jean] Renoir, del [actor] Dalio que muestra su pequeno automata, y ese rubor de mujer con el que desaparece despues de haber dirigido a su fenOmeno.° " J. Lacan, Le transfert,...op. CO. [En espanol: La Transfereruia, op. cit., pp. 159-1601

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De esta manera, en los momentos en que to hemos visto sostener con toda claridad al objeto a como equivalente del otro con mintiscula, Lacan mantenia para si mismo una nocion del objeto como lo que no puede ser develado sin que el sujeto se eclipse, sin que de el signo de su desvanecimiento, lo que lee en la verguenza tan bien representada por Dalio en esa escena famosa (ver a este respecto el comentario de Janine Germond).7

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Pero es el corte freudiano de das Ding el que le va a dar toda su claridad al agaltna, tal como esa palabra interviene en el incidente entre Alcibiades y SOcrates. El horrible SOcrates, el satiro, contiene, escondida bajo sus apariencias enganosas, la maravilla de las maravillas que la Mirada enamorada de Alcibiades supo detectar. No comentare mas estas paginas bien conocidas y que se pueden consultar facilmente. En cambio, insistire de buen grado sobre lo que Lacan agrega entonces, que desde mucho tiempo antes le habia seguido la pista a este agalma en un cierto rillmero de textos griegos, para desembocar en lo siguiente: el agalma es un objeto inselito que la mayoria de las veces sirve para captar al menos la atencion de los Dioses, etc., pero lo sorprendente es el final: Se trata del sentido brillante, del sentido galante, pues la palabra galante proviene de Baler en frances antiguo; hay que decir que es a partir de eso que nosotros, los analistas, descubrimos la funciOn con el nombre de objeto parcial. Esta funciOn del objeto parcial es uno de los más grandes descubrimientos de la investigacion analitica. Lo que nos hace asombrarnos más, a nosotros los analistas, es que habiendo descubierto cosas tan notables, todo nuestro esfuerzo se oriente siempre al borramiento de su originalidad.8 Inmediatamente despues, Lacan le declara la guerra a la problematizacion genital del objeto total, pero en

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' stecriture n° 3. 8 J. Lacan, Le transfert,...op. cit. [En espanol: La Transfercncia, op. cit., pp. 169-170.1

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el momento mismo de esta introduccion del agalma es cuando desembarca claramente lo que luego sera la naturaleza parcial del objeto a, en un sentido propuesto casi de entrada porque dice: "la adicien de un monten de objetos parciales no es para nada semejante a un objeto total" (en cuyo caso el tiene una clara idea de la diferencia entre el sentido que le da a "parcial" y el que Melanie Klein sostiene con su part-object).

III. El objeto parcial Ese objeto escondido, oculto, secreto hasta el punto de que su develamiento provocaria una irresistible aphanisis del sujeto, no es das Ding, sino que esta tan lejano como das Ding y eso es lo que hace de el algo que puede ser tambien nombrado "objeto de deseo" (objeto "causa" solo aparecera durante el seminario L'angoisse): Ese algo que es el blanco del deseo como tal, es el que acentlia un objeto entre todos at ser "sin equilibrio (equivalencia) con los otros". A esta acentuaciOn del objeto responde la introducciOn en analisis de la funciOn del objeto parcial. Esta introduccien del objeto parcial es bastante asombrosa. Francamente, no se percibe en seguida lo que en los multiples ejemplos de agalma que ofrece Lacan mereceria semejante calificativo. LQue tienen, pues, de parciales? Ese calificativo no concuerda más que con un solo rasgo: este objeto, este agalma, hecho de lo que sea, es absolutamente unico. Literalmente: no tiene par; y esto no debe ser tornado como una exageracion enamorada, una hiperbole arriesgada; no, estrictamente es sin par, es incomparable. En este punto hay que tener cuidado de no cometer dos errores: el primero consiste en leer este adjetivo, "incomparable", como el rasgo que definiria a cada objeto de una clase. Asi como cada significante es

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"diferente de todos los otros", cada objeto a seria tambien "diferente de todos los otros". No: es incomparable en el sentido en el que no tiene ni la sombra de un alter ego. Aqui puede venir a deslizarse el segundo contrasentido, que Ilevaria a escuchar este "incomparable" como la expresion de un superlativo gramatical: el que esta primero, el más importante, el más... lo que se quiera, pero el más. El objeto a no es el más de to que sea: es incomparable. Eso es todo. Pero es mucho para un "objeto". Siguiendole las huellas en esos seminarios, se podria creer que este adjetivo solo aparece para magnificar al deseo: su objeto es incomparable, entonces es la maravilla de las maravillas, con toda seguridad el agalma que atrae una letania de superlativos. Seria confundir el elemento que es primero de una serie con el que esta "aparte" de cualquier seriacion. Adernas, en lugar de caer en una lectura retOrica de este "incomparable", deben-tos saber darle inmediatamente su valor lOgico o matematico. Ese valor no es para nada evidente. Todo objeto es "uno", y en tanto que "uno" es por definiciOn comparable a otros "unos". Decir "incomparable" con esta fuerza es ya separarlo de todo lo que cae bajo las especificaciones de la unidad (por lo tanto: ibajo las especificaciones del narcisismo!), y aventurarse de esta manera hacia una nociOn de "parcial" radicalmente nueva y que no atrajo bastante la atencion hasta hoy. Ese rasgo del objeto a es verdaderamente fundamental y se lo puede ver resurgir con diferentes colores a to largo de todos los seminarios que vendran: es ciertamente lo que va a determinar o justificar su naturaleza no especular, puesto que yo siempre puedo comparar un objeto y su imagen. Es tambien lo que mucho más tarde atraera el neologismo plus-de-jouir calcado sobre la "plusvalia", la Mehrwert marxista; dicho de otro modo, ese elemento que no puede entrar en ninguna contabilidad. El plus-de-jouir

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escapa a la economia general de los objetos de intercambio como la plusvalia marxista —contrariamente a nuestras plusvalias fiscales— escapa al orden de los intercambios de mercancias.

De manera soterrada, en el momento en que el adjetivo "parcial" esta tomando un valor sin precedentes, uno de los datos de base de la ensenanza de Lacan se devela, y es lo que name en el capitulo anterior "los grandes teoremas escondidos": el objeto "total" con el modelo del yo [mai], es un objeto que tiene siempre una imagen en el espejo. Ahora que este objeto ya no reina sin rival sobre lo que conviene nombrar como "objeto", entonces su definiciOn va a poder precisarse: es uno lo que puede desdoblarse imaginariamente. Puede parecer extrano, y al buen sentido comtin le gusta imaginarse el "Uno" sobre el modelo del atom°, de lo que resiste a toda particion. Lacan no pertenece a esta tendencia: el uno global, es el "dos" replegado sobre "el mismo". El "el" y el "mismo" constituyen el uno global, el uno que llamara mucho mas tarde (en...ou pire)9 el uniano, pero tambien a veces el "bolsq", la "bola". Ese 1° de febrero de 1961, habla de el objeto chato, el objeto redondo, el objeto total, [...J el objeto esferico sin pies ni patas, el todo del otro, el objeto genital perfecto en el que, como cada uno sabe, nuestro amor se termina.1°

Este teorema es muy poderoso, y en un texto escrito anteriormente" intente mostrar la diferencia que hay que reconocer entre un element() y la close unitaria formada J. Lacan, ...ou pire, estenotipia, versi6n no JL. J. Lacan, Le transfert,..., op. cit. [En espanol: La Transferencia, op. cit., p.170.1 G. Le Gaufey, "La classe unimembree" [" La clase unimembradal L'ecrit du corps, Grec, Paris, 1992; tambien en El laze especular. Un estudio transversal de la unidad irnaginaria, traducciOn de Graciela Leguizamon, Mexico, Epeele, 2001, pp. 273-294.

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por ese solo elemento. Esta distinciOn es fundamental en legica y si no se hace en el comienzo, no se podra dar un paso más (esto equivale a la diferencia entre "ser incluido" y "pertenecer"). Sin poner nunca explicitamente de relieve este dato lOgico, por lo menos hasta donde yo se, la posiciOn de Lacan sobre el uno lo conduce a sostener lo mismo. El "objeto chato, el objeto redondo, el objeto total", es el elemento re-presentado en su clase unitaria; dicho de otro modo, es Ia situaciOn del estadio del espejo: por un lado el elemento, por el otro, la imagen, y la coalescencia cle esos dos "trastos" hace total al uno, redondo o chato, pero que merecera Ilamarse más tarde: "uniano". LCOmo comprender entonces la naturaleza del elemento mismo, lo que Lacan Hamel un dia "esa mitad sin par de la cual el sujeto se sustenta"? "El objeto —recordaba casi con cansancio el Ultimo dia de su seminario sobre la transferencia—, el objeto esta siempre escondido detras de sus atributos, es casi una banalidad decirlo".

Es dificil no leer en este enunciado dicho en una lengua natural una alusiOn a Emmanuel Kant y a su (demasiado) famoso naimeno. Incluso sin haberse quemado las pestanas durante arios, todos estamos advertidos de la diferencia entre nonmeno y fenomeno. Este hecho es por si solo curioso: icOmo una distinci6n filosOfica tan sutil liege a instalarse en la conciencia del hombre de bien contemporaneo? zQue es lo que provoca el exito de una nociOn como la de nonmeno en el ser human por poco que este interesado en Ia maquinaria del pensamiento? No hay modo de responder sin inclinarse sobre la cuna del nonmeno en la Critique de la raison pure: Las imagenes sensibles (Erscheinungen), en tanto se piensan a titulo de objetos siguiendo la unidad de las categorias, se llaman fenOrnenos (Pluenottiena). Pero si admito cosas que

El objeto parcial 45 sean simplemente objetos del entendimiento, y que sin embargo pueden ser dadas, como tales, a una intuicion, sin poder serlo no obstante a la intuicion sensible [...], habria que llamar a esas cosas notimenos (in telligibilia)." Si le concedemos a Kant que hay una intuicion que no es la intuicion sensible, entonces tenemos que concebir cosas que se incluyen en esta intuicion no sensible y, a esas cosas, ,por que no llamarlas "norimenos"? El nonmeno es, en esas condiciones, un objeto del entendimiento que no se percibe con los sentidos. Lo que hace de nosotros, en general, kantianos sin saberlo, es que estamos de acuerdo sin demasiados problemas con semejantes requisitos.

Me importa mostrar, aunque solo sea al pasar, hasta que punto esos requisitos, esos postulados estan en dependencia directa del orden clasico de la representacion, de ese orden de pensamiento que afirma un primado de la representaciOn. Cuando Kant debe justificar la existencia de tales nournenos, he aqui lo que dice: [...] si se quiere evitar un circulo perpetuo, Ia palabra fenomeno indica ya una relacion a algo cuya representacion inmediata es sin duda sensible, pero que, en si, incluso sin esta constituciOn de nuestra sensibilidad, debe ser algo, es decir, un objeto independiente de la sensibilidad.13 En ese sentido, el das Ding del Proyecto se relaciona cornpletamente con el nonmeno kantiano:14 el entendimiento En este caso yen el resto de esta publicaciOn hemos optado por traducir directamente del texto en francs de Le Gaufey las citas de otros autores, independientemente de la existencia de variadas traducciones que pueden circular en espanol [N. de t.]; E. Kant, Critique de la raison pure, PUF, Paris, 1965, p. 223. [ En espanol: Critica de la razon pura, trad. Jose Rovira Armengol, Losada, Buenos Aires, 1981, t. II. p. 17] Ibid., p. 226. [Ibid., t. II, p. 181 Sobre este tema ver G. Le Gaufey, "L'inconscient noumene" [El inconsciente nortmeno], publicado en la revista Europe en 2008, disponible en internet

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El objeto parcial 47

El objeto a de Lacan

no puede no plantearlo, pero en lo que concierne a encontrar una huella de el en la intuiciOn sensible, no es para nada posible. Por esto tambien se reconoce que Freud no es asociacionista, quiero decir que no es un partidario inflexible de esa teoria filosOfica Hamada asociacionista que pone en el primer piano el principio: "Nada hay en el espiritu que no haya pasado antes por los sentidos". Decir: existe un nourneno es conceder de entrada que, por el contrario, hay en el espiritu algo que no pasa por los sentidos.

En cambio, en el curso del seminario L'identification," en marzo de 1962, Lacan da una precision que va a permitirnos regular indirectamente las relaciones de das Ding y de a minfiscula, precision eminentemente kantiana puesto que registra un concepto bastante extrario que se puede leer tambien en la Critica de la razon pura, algunas paginas mas adelante de la cita anterior, en el capitulo "Anfibologia de los conceptos de la reflexiOn".16 La reflexion trascenden tal consiste en Kant en el hecho de distinguir entre lo que se relaciona con el entendimiento puro y lo que se relaciona con la intuiciOn sensible; y hay anfibologia precisamente porque esta distinciOn no esta dada naturalmente. Al "famoso" Leibniz le cantan sus verdades por el hecho de haber confundido esos dos datos irreductiblemente diferentes a los ojos de Kant. Pero Kant mismo llega, por el poder de su razonamiento, a conclusions muy extratias: puesto que un concepto del entendimiento solo tiene sentido si llega a ser determinado por la intuicion sensible, alli donde la intuiciOn en http://web.me.co/mlegaufey/Le_Gaufey/Textes_1973-2009 files/131.rtf 11\1.de el. " J. Lacan, L'identification, op. cit. '" E. Kant, Critique de In raison pure, op. cit. lEn espanol: Critica de in razon pura, op. cit., t. II, p. 25.]

sensible se detiene, no sirve de gran cosa afirmar la existencia de un objeto digno de ese nombre, ni siquiera Ilarnandolo "noumeno": Pero como no podemos [al nonmeno] aplicar ninguno de los conceptos de nuestro entendimiento, esta representaciOn sigue estando vacia para nosotros y no sirve más que para indicar los limites de nuestro conocimiento sensible y para dejar un espacio vacio que no podemos colmar ni por la experiencia posible ni por el entendimiento puro.'7 Asi pues, el noUrneno, por indispensable que sea en el orden de la representaciOn para evitarnos un "circulo perpetuo", no nos conduce a nada positivo. Pero ante ese vacio tornado como "nada", y casi disculpandose ("Antes de abandonar la Analitica trascendental, necesitamos todavia agregar algo que, sin tener por si mismo una importancia extraordinaria, podria sin embargo parecer indispensable para la perfeccion del sistema"), Kant produce en una sola pagina cuatro clases diferentes de NADA. Es en una de ellas donde Lacan va a encontrar su festin. IV. El nihil negativism Existen en el siguiente orden: 1° el ens rationis. Para decirlo en una palabra: es nuestra actual "clase vacia": "Al concepto de todo, de varios y de uno se le opone el que suprime todo, el objeto de un concepto al cual no le corresponde ninguna intuiciOn". 2°) El nihil privativum: "La realidad es algo, la negaciOn no es nada, es decir que es un concepto de la falta de objeto, como la sombra, como el frio". p. 247. [Ibid., t. II, p. 42.]



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3°) El ens imaginarium: por excelencia el espacio y el tiempo "que aunque son algo en calidad de formas de la intuiciOn, no son por si mismos objetos de nuestra intuicien".

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4°) Y finalmente, el que nos interesa porque retuvo Ia atencion de Lacan: el nihil negativum: "El objeto de un concepto que se contradice a si mismo no es nada, porque el concepto nada es lo imposible: esta es de alguna manera la figura limitada por dos rectas".18 De ese nihil negativum el objeto a extrae una de sus caracteristicas que conservard, que yo sepa, hasta el fin: no cae bajo ningun concepto. No hay concepto del objeto a.

Es de entrada una manera decisiva de insistir sobre lo parcial, y casi es suficiente para apreciar justamente Ia dificultad que existe para captar lo que implica semejante acepciOn del termino "parcial" que hay que considerar como equivalente de "irrepresentable". Ese a minnscula no tiene representacion, no tiene Vorstellung: tiene, por el contrario, un representante —esto es muy diferente para Lacan— y ese representante no es más que un momento de aphanisis del sujeto, un momento en que el sujeto, al querer aprehenderse a si mismo, al entrar en la reflexividad (para significar su ser o su valor), se desvanece como sujeto. He aqui el Calico signo clinico (y solo hay clinica del signo) de la emergencia de a mimiscula.

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Ese termino de "parcial" nos conduce al borde de un agujero dibujado por los limites del orden de la representaciOn,

• " Ibid., p. 249. [Ibid., t. II, pp. 43-441





El objeto parcial 49

es decir, del narcisismo. Desde ese punto de vista, domina axiomaticamente la no especularidad que estudiamos de cerca anteriormente. Nada de lo que es parcial en ese sentido tan particular, es especular ni especularizable. Para tratar la tercera determinacion de nuestro objeto a, hay que abordar su naturaleza pulsional, esencialmente alrededor del seminario L'angoisse.

Capitulo 3

El rememorar y el juzgar (Das Erinnern and das Urteilen) "Proyecto, Capitulo 17, Primera parte"1

El pensamiento reproductor tambien tiene una meta practica y un fin biologic° bien establecido: traer una cantidad migrante Qv de la percepciOn excesiva (itherschiessigen) a la investidura faltante de la neurona. Entonces la identidad y el derecho a la descarga (Abfuhr) son alcanzados, al menos con la condicion de que aparezca el signo de realidad que viene de la neurona b. Pero el proceso puede volverse independiente de la segunda meta y tender a la identidad. Se esta entonces en presencia de un puro acto de pensamiento que, en cada caso, puede ulteriormente volverse utilizable en la practica. Ademas, el yo investido se comporta en ese caso de una manera por completo semejante. Pasemos a una tercera posibilidad que puede producirse en el estado de deseo, a saber, que en ocasion de la investidura de deseo de que se trata, una percepciOn que emerge no coincide en absoluto con la imagen de recuerdo correspondiente al deseo (recuerdo +). Entonces, resulta de ello un inter& en reconocer esta imagen de percepciOn ' Traducimos a partir de la version francesa del Proyecto realizada por Guy Le Gaufey directamente del original aleman para mantener la coherencia con las observaciones que el autor realiza en su texto [N.de tl. [En espanol: S. Freud, "Proyecto de psicologia", O.C., up. cit., t. I, pp. 375-3781

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para encontrar eventualmente de todos modos a partir de ella una via hacia recuerdo +. Se puede suponer que en esa meta la percepciOn se encuentra investida a partir del yo como en el caso precedente lo estaba solamente el elemento neurona c. Si la imagen de percepciOn no es absolutamente nueva, ella recordara ahora, ella despertard (wachrufen) el recuerdo de una imagen de percepciOn con la cual coincide al menos en parte. A proposito de esta imagen de recuerdo se repite ahora el proceso de pensamiento del que ya se tratO, pero en cierta medida sin la meta que oirecia la representaciOn de deseo investida. En la medida en que las investiduras coinciden no dan en absoluto lugar a un trabajo de pensamiento. En cambio, los elementos cuya coincidencia se rompe "despiertan el interes" y pueden dar lugar a dos maneras de trabajo de pensamiento. 0 bien, el flujo se dirige hacia los recuerdos despertados y pone en marcha un trabajo de recuerdo sin meta que es por lo tanto suscitado por las diferencias y no por las semejanzas; o bien, permanece en los elementos recien surgidos y representa entonces un trabajo de juicio igualmente sin meta. Supongamos que el objeto que provee la percepciOn sea semejante al sujeto, sea un projimo (Nebenmensch). El interes teOrico se explica entonces porque un objeto como este es simultaneamente el primer objeto de satisfaccion, luego ulteriormente el primer objeto hostil, asi como la Unica potencia que auxilia. Es ante el projimo como el hombre aprende a re-conocer (erkennen). Entonces, los complejos de percepciOn que vienen de ese projimo, por ejemplo en el dominio visual sus rasgos (Zuge), seran en parte nuevos e incomparables; pero otras percepciones visuales, por ejemplo las de los movimientos de sus manos, coincidiran en el sujeto con el recuerdo de sus propias impresiones visuales, totalmente semejantes, que provienen de su cuerpo propio y con las cuales se encuentran en asociacion los recuerdos de movimientos vividos por el

El rememorar y el juzgar 53

mismo. Otras percepciones del objeto, por ejemplo cuando el grita, despertaran el recuerdo de su propio gritar y, con ello, acontecimientos de dolor que le son propios. Y asi el complejo del projimo se separa en dos elementos, de los que uno se impone por (resto irreductible a causa de) una estructura constante (von denen der eine durch konstantes Gefiige imponiert), permanece unido como Cosa (als Ding beisamtnenbleibt), mientras que el otro puede ser comprendido (verstanden) por un trabajo de recuerdo, es decir que puede ser reducido a una informaciOn que viene del cuerpo propio. Esta descomposicion de un complejo de percepcion es el re-conocer (erkennen), contiene un juicio (Urteil) y toma fin cuando esta Ultima meta es alcanzada. El juicio no es, como se ye, una funciOn primaria, sino que presupone la investidura del elemento dispar del yo; de entrada no tiene meta practica y parece que en ocasion del juzgar, la investidura de los elementos dispares es descargada; asi se explicaria que las actividades, "predicados", se separen del complejo del sujeto siguiendo una via Taxa.. Se podria entrar a partir de aqui profundamente en el analisis del acto de juzgar, pero esto nos aparta de nuestro tema. Conformemonos con retener esto: es el interes original por establecer la situacion de satisfaccion la que engendrO, en un caso, la reflexion que reproduce (reproduzierende Nachdenken), yen el otro el juicio (Beurteilen), como medio de alcanzar desde la situaciOn de percepciOn realmente dada, aquella que es deseada. Por lo tanto permanece aqui el presupuesto de que los procesos yi fluyen, no de una manera inhibida, sino por el contrario cuando el yo esta activo. El sentido eminentemente practico de todo trabajo de pensamiento seria probado sin embargo por eso mismo.

Capitulo 4

El objeto pulsional

Al abordar este tercer aspecto del objeto a, vamos al encuentro de un cierto numero de dificultades que en lo esencial dependen de una vulgata creada alrededor de este punto y que enunciare en un primer tiempo de la manera siguiente: Freud invent() el concepto de pulsion ordenado, al comienzo, en tomb a cuatro terminos (empuje, fuente, meta y objeto), describiendo dos de sus tipos primordiales: pulsion oral y pulsiOn anal. Lacan habria retomado este concepto y agregado otras dos pulsiones (escopica y vocal), dando un termino generic° para todos los objetos pulsionales cualesquiera que sean: el objeto a. Sin ser totalmente falsa (ninguna vulgata es, hablando con propiedad, falsa) esta vision de las cosas desluce un cierto tipo de datos que hay que volver a desplegar, no por el placer de la erudiciOn, sino simplemente por la preocupaciOn de ver claro.

I. La pulsion parcial en Freud Esta idea de una continuidad por completo natural entre la pulsion en Freud y la pulsiOn en Lacan consiste, sin ninguna duda, en el deslizamiento del adjetivo "parcial". En el capitulo anterior vimos el sentido tan particular que hay que acordarle desde las primeras veces que Lacan lo usa; el recurre a un sentido de la palabra que en vano

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56 El objeto a de Lacan



buscariamos en Freud o incluso en cualquier otro fuera del medio analitico. Un parcial inconmensurable con la unidad, exige pinzas inhabituales simplemente para a prehend erlo.



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En cambio, desde los Tres ensayos de teoria sexual,' escritos en 1905, Freud emplea el adjetivo "parcial". Al final de la primera parte consagrada a las "Aberraciones sexuales", encontramos el capitulo cinco, titulado "Pulsiones parciales y zonas eregenas", en el cual el terrain° de "Partialtrieben" es citado entre comillas, signos de su introduccfen. Pero en ese momento es claro que el adjetivo parcial" no se refiere para nada al objeto de la pulsion. Este ultimo no tiene estrictamente nada de "parcial", en ninguna acepcion de la palabra, incluido el que Freud busca poner de relieve en lo concerniente a la pulsion.

El objeto pulsional 57

regulados por el principio homeostatico), y el objeto es fundamentalmente uno cualquiera. En este decorado, lo que debe considerarse como parcial es cada pulsion, y es necesario agregar que si, en efecto, Freud no dice gran cosa sobre la pulsion invocante, hay en cambio paginas y paginas sobre la pulsion escepica claramente designada. Pero en ningun momento encontramos ni siquiera la sombra de un "objeto parcial". El comentario más directo de este adjetivo que utiliza a lo largo de toda esta obra se encuentra en un capitulo agregado en 1915 y presente en la edicien de 1920: [...1 cada una de las pulsiones parciales, no anudadas en un conjunto e independientes unas de otras (Itn ganzen unverknupft and unalthdngig voreinander), se esfuerza por alcanzar la adquisicien de placer.'

Este objeto de Ia pulsion recibie, al final del subcapitulo sobre "La inversion", sus cualificaciones esenciales a las que Freud no renunciara:

Por supuesto, esta "parcialidad" de las pulsiones es entonces concebida como algo que debe encontrar su unidad en un conjunto más vasto, pasada la pubertad:

La experiencia de los casos considerados como anormales nos enseria que existe aqui una soldadura entre pulsiOn sexual y objeto sexual que corremos el riesgo de no ver en la uniformidad de la configuraciOn normal en la que la pulsiOn parece aportar el objeto. Nos vemos asi llevados a desatar en nuestros pensamientos el nudo entre pulsiOn y objeto. La pulsiOn sexual es verosimilmente, de entrada, independiente de su objeto y no debe probablemente tampoco su genesis a los atractivos de aque1.2

La vida sexual llamada normal del adulto forma la salida del desarrollo, vida en la cual la adquisiciOn de placer entrO al servicio de la funciOn de reproduccion, y las funciones parciales, bajo el primado de una zona erogena (mica, formaron una organizaciOn fija con vistas a alcanzar Ia meta sexual en un objeto sexual ajeno (fremdem Sexualobjekt).4

Un esquema general es ofrecido aqui en el cual la fuente prevalece y es el sitio de un empuje constante (por lo tanto, diferente de la dialectica del deseo aprisionado en la economia general de la satisfaccion), la meta es la satisfaccien de la pulsion (y no del individuo o del sistema yr, estos ' S. Freud, "Tres ensayos de teoria sexual", O.C., op. cit., t. VII, pp. 109-224. La Transa, vol. I, p. 47, enero 1983. (En espanol: S. Freud, "Tres ensayos...", O.C., op. cit., t. VII, p. 134.1

Incluso aqui el objeto no es total, reunion de no se sabe cuales "objetos parciales". Se supone que la zona erogena genital es la que realiza la unificacien, ordena en una "organizacien fija" (eine feste Organisation) una pluralidad de zonas erogenas hasta ese momento diseminadas y trabajando cada una por su propia cuenta, sin ninguna preocupacien por cualquier globalidad.

La Transa, vol. II, p. 83, abri11983. (En espanol: S. Freud, "Tres ensayos... O.C., op. cit., t.VII, p. 179.1

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El objeto a de Lacan

Concibo la hipotesis —no cuesta nada, a decir verdad— de que la promocion del termino de parcial en Lacan se beneficiO indebidamente de la presencia de ese mismo termino en Freud; en efecto, estamos más preparados para admitir que el objeto de la pulsiOn es "parcial" (cualquiera que sea el sentido que demos en definitiva a esa palabra) si nos encontramos ya arrastrados a pensar, a causa de Freud, "que hay algo de parcial en la pulsiOn". Pero, ,que? Esa es Ia pregunta. Lo que necesitamos recordar es que Ia parcialidad de la que se trata apunta en Freud a la fuente de la pulsien, al hecho de que hay en ciertos lugares del cuerpo puntos cuya simple excitacien produce localniente una satisfacciOn sin igual y, sobre todo, una satisfacciOn que no baja ni en un pun to el "empuje" en ese lugar. Este dato es central, y Lacan lo retomard de manera decisiva. He aqui como Freud concluye, por su parte, su ensayo: La pulsiOn sexual en la infancia es no centrada (nicht zentriert) y al comienzo sin objeto (und zurnichst objektlos), auto-erotica (nu to-erotisch).5

En el fondo, el objeto es tan poco indispensable que falta al principio. Se concibe, por lo tanto, que el mismo Freud lo decrete enseguida como "cualquiera", y la culminaciOn de este trabajo consiste en ver en que sentido un objeto puede sostener al mismo tiempo esas dos cualidades: "cualquiera" (en el sentido de Freud) y "parcial" (en el sentido de Lacan).

II. La pulsion y su objeto zEn que la pulsiOn de Freud tiene necesidad de un "objeto", cualquiera que este sea? Nuestra precipitaci6n s La

Transo, vol. III, p. 79, octubre 1983. [En espanol: S. Freud, "Tres ensa-

yos...", O.C., op. cit., t. VII, p. 213.1

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habitual en concebir el seno, el excremento, la mirada y la voz, lejos de esclarecernos sobre esta cuestiOn crucial, nos oculta el paisaje al responder demasiado pronto a la pregunta, creyendo a pie juntillas en esta soldadura, esta Verlotung que Freud instal() desde el comienzo entre la fuente y el objeto de su pulsiOn. En el comienzo es el autoerotismo, siempre concebido segian el modelo del pliegue: el cuerpo se hace a si mismo algo. Una parte del cuerpo viene a excitar y a excitarse (con la ayuda) de otra parte. El autoerotismo es esa separaciOn minima • ue hace ue fa zona er()• ena nmero sea del or en del pliegue, del agujero, del borde, no por razones misteriosamente topolOgicas, —sTno porque para que haya excitacion, es necesario que haya un poco de vacio. De tal manera que el pasaje del autoerotismo al aloerotismo equivale en Freud a dos cosas: 1°) un objeto "ajeno" va a hacer el trabajo que realizaba hasta ese momento el manoseo del cuerpo replegado. Nada más. El objeto se coloca en lugar de una parte del cuerpo propio. 2°) Pero en tanto que fremde, en tanto que ajeno, este objeto no tiene el mismo valor que la parte del cuerpo propio al que reemplaza; entre otras cosas: puede Ilegar a faltar, no ofrece la misma disponibilidad (cosa que saben muy bien todos los ninos que maman). Por supuesto que existen partes del cuerpo propio que pueden Ilegar a faltar (seno, excremento, falo), y es eso lo que pone a cada uno en la via de lo que bien puede ser un "objeto".

Tal vez algunos de ustedes practicaron en su infancia un juego que me gustaba mucho y que se llama jokari,

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60 El objeto a de Lacan



reservado a los desdichados que no poseian un fronton: una pelota de hule espuma amarrada a un elastic°, atado a su vez a un bloque de madera. El jugador, armado de una raqueta del tipo que se usa para la pelota vasca, pega con todas sus fuerzas a la pelota que en general rebota, respetando las leyes de una fisica elemental. Pero ocurria, a veces, que el hilo se rompia: desgaste del tiempo, golpe demasiado violento, deseo de la pelota de huir de los golpes demasiado repetidos... iquien sabe! Sin embargo, recuerdo la emocion tan particular que producia ese momento y, mi afici6n por ese juego, durante varios ahos se sostuvo no solo por algunas condiciones culturales; yo golpeaba como un bruto para que de nuevo, tal vez, el hilo se rompiera —no es tan facil, para un nino, dar expreskin a sus relaciones complejas con el reino materno. Pero cuando ocurria que por fin el hilo se rompia, era para mi el instante magic() por excelencia: fugitivo, fugaz y raro. Cuando, muchos anos más tarde, pude leer en Kant que lo sublime debe concebirse como el momento untual de nuestra distancia con lo sensible, crei ver de nuevo mi pelota de jokari escaparseme para it a perderse en el vasto universo. En el nacimiento del objeto como tal hay duelo seguramente, pero acompanado tambien de esa poesia particular que marca los momentos en los que, por fin y verdaderamente, ocurre algo, dicho de otro modo, cuando se rompe el orden anterior. Es tambien lo que Lacan saluda en su seminario L'angoisse en una frase como esta: "La objetalidad surge como el correlato de un pathos de corte".6

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El asunto es que una vez perdida esta pelota, se abre entonces el reino de lo que Freud llama, desde los Tres ensayos..., el Objektfindung, la bUsqueda del objeto, una busqueda de la que dice luego que es, de hecho, una rebUsqueda (Wiederfindung).

El objeto pulsional 61

Vale Ia pena senalarlo, Freud inventa aqui un neologismo: no se encuentra ningimfindung en los diccionarios de aleman. El sentido de la palabra no deja de ser sumamente claro, puesto que el verbo finden, muy comun, significa "encontrar, reencontrar, descubrir, sacar a la luz del dia", etc., (es el to find ingles), y al agregarle la desinencia ung, se fabrica un sustantivo ligado a ese verbo. Findung es entonces el movimiento activo que Ileva a un sujeto al encuentro; aqui, de un objeto. Es asi que podemos cenir la primer verdadera dificultad que esta en juego en la concepciOn freudiana: si es cierto, como Freud lo sostiene a propOsito de esta Wiederfindung, que el primer objeto fremde, ajeno, file realmente el seno, ,como continuar sosteniendo que el objeto de la pulsiOn es, por esencia, cualquiera? zQue es lo menos cualquiera que un seno con respecto a la pulsion oral? Si el fetichista, ante su botita, nos devela mejor que el bebe durante el amamantamiento, cual es el lazo de una pulsiOn con su objeto, zpor que declarar que al comienzo del comienzo habia un objeto, seguramente no cualquiera, y que todos los otros por venir no seran nunca más que una tentativa de reencontrar ese objeto? Tal vez se trata de ceder al gran axioma freudiano segim el cual hubo un origen más alla de toda historia: z el asesinato del padre, el primer Moises, el coito de los Pankejeff, la represiOn originaria, etc...? En esta lista habria que agregar el primer objeto de cada pulsiOn, el que dirigiria geneticamente las propiedades de todos los objetos por venir, que cabrian en ese lugar y cuyo nombre freudiano es el objeto perdido.

Pero Ia pregunta se centra, en primer lugar, sobre el caracter "ajeno" del susodicho objeto. AEI seno primitivo puede J. Lacan, L'angoisse, op. cit. [En espanol: La Angustia, op. cit.]

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El objeto a de Lacan

ser considerado como este "ajeno"? Y, por otra parte, podemos ver facilmente donde se sitna el error que Lacan denuncia todos esos anus con relacion al tema del "objeto genital total" y de todas las historias de oblatividad. La cita de Freud, que enuncia que las pulsiones parciales terminan por formar una organizacion "fija con vistas a alcanzar la meta sexual en un objeto sexual ajeno", nos pone los puntos sobre las fes: si la pulsiOn genital hace realmente confluir, segun el, de alguna manera a las pulsiones "parciales", el objeto al que se apunta en ese agrupamiento no por ello es "total". He aqui el error contra el cual Lacan va a construir una buena parte de su posiciOn.

El objeto pulsional 63

volvio a hablar del estadio del espejo agregando este detalle notablemente ausente de todas sus menciones anteriores (iy son bastante numerosas a lo largo de los seminarios!): que hay un momento en el que el nirio hace el gesto de volverse hacia el adulto,° dice en el seminario del 28 de noviembre de 1962, para que este "confirme el valor de esta imagen". A partir de esta consideraciOn, el estadio del espejo se convierte más claramente que antes en una escena con tres participantes y no en un cara a cara: estan el nirio, la imagen y el adulto (esos tres participantes recibiran nombres muy diferentes segnn las versiones consultadas).'°



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III. El objeto a como resto de la dialectica especular Lacan habra tenido alguna facilidad para leer Ia cita de Freud porque su punto de partida estuvo en el estadio del espejo y la naturaleza de la imagen especular. Se trata, innegablemente, de un objeto "total". Pero una vez enunciado esto, queda bien claro que ese objeto "total" no es todo. "Total" no _es más que una cualidad y del mismo modo, en-terminos freudianos, no hay que confundir la "meta" de la pulsiOn con su "objeto". Ahora bien, los partidarios de Ia oblatividad no leen la separaci6n que Freud mantiene en esta cita entre la unificaci6n de las pulsiones parciales y el objeto "ajeno", que ellos identifican con el "otro", cosa que Lacan lee inmediatamente como "la imagen especular". Sobre esta base va a construirse un nuevo acercamiento al objeto a, legible claramente en la sesion del 21 de noviembre de 1962 del seminario L'angoisse.7 Algunos meses antes, hacia el final del seminario Le transfert,8 hubo un serio esbozo de ello cuando Lacan ' lbidem. • J. Lacan, Le transfer_ op. cit. [En esparto]: La Transferencia, op. cit.1

Es entonces cuando introduce su "dialectica especular" que es facil de resumir, pues en cierto modo esta contenida en esta Unica cita: Esta investidura de la imagen especular es un tiempo fundamental de la relaciOn imaginaria; fundamental por el hecho de que tiene un limite que consiste en que toda la investidura libidinal no pasa por la imagen especular. Hay un resto."

Comienza diciendo que ese rest() es el falo, pero, dice inmediatamente, ese falo "esta separado de la imagen especular", y apenas una pagina despues: [...] la constituciOn de la a minuscula que es ese resto, ese residuo, ese objeto cuyo estatus escapa al estatus del objeto derivado de la imagen especular, escapa a las leyes de la estetica trascendental, ese objeto cuyo estatus es tan dificil de articular para nosotros que es por alli por donde entraron todos los tipos de confusiones en Ia teoria analitica, ese objeto a del que apenas hemos esbozado las caracteristicas constituyentes y que traemos aqui al orden del dia, ese objeto a Cfr. G. Le Gaufev, El lazo especular..., op. cit., pp. 105-120. '" J. Lacan, L'angoisse, op. cit. [En espanol: La A ngustia, op. cit., p. 42.] Ibid. [Ibid., p. 49.]





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El objeto a de Lacan

es del que se trata por todos lados cuando Freud habla del objeto al hablar sobre la angustia. La ambigiiedad consiste en

El objeto causa

la manera en que no podemos nuis que imaginar a este objeto en el registro especular.12

El 16 de enero de 1963," esta operacion de localizaciOn tiene lugar con un pequeno costado reactivo. En efecto, Lacan toma nota de que ese objeto a fue a menudo llamado por el "objeto del deseo", cosa que por si sola irla muy rapido en el sentido de la oblatividad que siempre busca combatir: habrfa un sujeto que tendrfa un deseo, el cual tendrfa un objeto "hacia delante" de el, como lo expresa Lacan ese dia.

Algo queda investido libidinalmente en el nivel del cuerpo propio, no pasa en la imagen especular y eso es lo que tiene rango de "objeto" en lo sucesivo. Esta disposiciOrt le permite a Lacan sostener: El a, soporte del deseo en la fantasia, no es visible en lo que constituye, para el hombre, la imagen de su deseo. [...] Cuanto más el hombre se aproxima, envuelve, acaricia lo que cree ser el objeto de su deseo, más es alejado de el, desviado porque justamente todo lo que hace, por esa via, para acercarse al objeto, da siempre más cuerpo a lo que en el objeto de ese deseo representa la imagen especular."

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Esta dialectica especular, por cuestionable que sea (y sobre todo: zque puede ser ese "todo" de la libido que no pasa en la imagen especular?), pone en su lugar un punto decisivo en los avances sobre el objeto a: lo en efecto, como una positividad ("un resto") que en vano se buscarfa en el orden de la representaciOn, en el orden de lo especular. En suma: existe algo, que no es de este mundo (si en realidad conviene llamar "mundo" a lo que es representable, lo que soporta ser representado). Ese es el precio que hay que pagar para que el objeto a sea introducido como causa en la enserianza de Lacan, pero de repente, con demasiada positividad. De tal manera que, frente a algo tan localizable, la pregunta no puede dejar de plantearse: zdonde alojar a ese resto?

' 2 Ibid. [Ibid., p. 50.] [Subra}•ado por G.L.G.1 " Ibid. [Ibid., p. 511

Eso es lo que necesita denunciar, de otro modo ya no se ye lo que impediria pasar de la "organizacion general" de las pulsiones al "objeto general". Por lo tanto, es necesario colocar resueltamente fuera del alcance fenomenico a ese objeto, y eso es lo que va a hacer la nocion de causa.

Retomando primero a Freud, Lacan recuerda que no hay que confundir, en lo que respecta a la pulsiOn, la meta y el objeto; por lo tanto, no hay ninguna razOn para seguir a los fenomenOlogos en sus eruditos estudios sobre la "intencionalidad" que es una especie de mixtura permanente de meta y objeto. Al contrario, desde PlatOn al menos, la nociOn de causa, en el sentido fuerte del termino, integra otro registro muy diferente. En el Filebo, Socrates hace admitir rapidamente a su interlocutor del momento, un cierto Protarco, lo siguiente: En consecuencia, es otra cosa, y no la misma, la causa y lo que, para llegar a existir, esta al servicio de una causa."

Ibid. [Ibid., p. 114.] " PlatOn, Dia/ogos,"Filebo", traduccion de Ma. Angeles Duran, Credos, Madrid, 2008, t. VI, p. 50.

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La causa en tanto tal, no esti en este mundo sensible reservada a los fenOmenos y por ello escapa a la encuesta mundana para revelarse como nada más que un inteligible. (Era ya la naturaleza del not meno kantiano). De tal modo que la idea segtin la cual este "objeto causa" no es aquello hacia lo cual el deseo tiende, sino lo que debe ser situado "detras" del deseo, lo que para Lacan es una manera de imaginarizar lo que sostiene al deseo cuando este, al ponerse en marcha, se dirige hacia otra cosa. El ejemplo tornado en ese momento no es otro que el del fetichista "de la botita", que no desfallece obligatoriamente ante una botita, pero que con seguridad tiene necesidad de una botita para cumplir con un objetivo mucho más comun que es el de gozar, sobre todo genitalmente. Es realmente en este sentido que todos somos perversos, puesto que para alcanzar alguna satisfaccion sexual, buscamos un apoyo, incluso si no siempre es consciente, en una fantasia. (Por ello se verifica un dicho de Freud segUn el cual "las fantasias de los neurOticos, las puestas en acto de los perversos y los delirios de los paranoicos" son todos de la misma factura). El objeto a es, por lo tanto, un objeto causa porque por definiciOn la causa no se presenta al llamado; incluso es eso lo que la califica como causa, como tal. La pulsiOn y su trayecto Todas las sutilezas que acabamos de evocar entre el objeto "genital" y el objeto a, resuenan durante la sesiOn del 13 de mayo de 1964 del seminario sobre los cuatro conceptos fundamentales, con una homofonia bastante genial: La integracion de la sexualidad a la dialectica del deseo pasa por la puesta en juego de lo que, en el cuerpo, mereceria que lo designasemos con el termino de aparato —si es que se quiere realmente entender con eso aquello cuyo cuerpo, con respecto a la sexualidad, puede aparejarse—

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que debe distinguirse de lo que hace que los cuerpos puedan aparearse.'6

Tiene razOn en matizar de entrada sus anotaciones con ese "si es que se quiere realmente entender", pues los diccionarios (Le Robert, Littre, Tresor de la Langue Francaise) apenas le dan la razon. "Aparejarse" no es armarse de un aparato sino encontrarse un par. Ejemplo: "Cuando la tortola pierde a su companera no se apareja más con otra." Ahora bien, "aparearse" no es tan diferente, ya que significa, para los animales por lo menos: "acoplarse el macho con la hembra". Ejemplo: "aparearse las palomas, las tOrtolas" (Le Robert). Si "es que se quiere realmente entender" a Lacan en su esfuerzo de clarificaciOn, debemos distinguir el hecho de encontrarse un par y el hecho de encontrarse un aparato. Pero entonces la cuestion se vuelve vertiginosa: en el acto sexual para no tomar más que ese ejemplo, Ala pareja es un "par" o un "aparato"? No me gustaria responder a semejante pregunta bajo amenaza! Pero al mismo tiempo realmente es en ese splitting que Lacan nos propone cornprender el objeto de la pulsiOn en tanto "parcial": un aparato sin par, que por lo menos no tiene nada que ver con un "par", un semejante, un i(a). "La mejor fOrmula" que Lacan encuentra entonces para especificar el lugar del objeto en ese trayecto de la pulsiOn, es, dice el, "que la pulsiOn le da la vuelta"." De alli viene el esquema sumamente conocido en el que una flecha tipo "grafo del deseo" va a agujerear una superficie cerrada para retornar despues de haber, en efecto, "dado la vuelta" a una letra a en cursivas, autorizando asi la distincion de la lengua inglesa entre aim, meta, propOsito, y el goal, el gol, la marca, el tanto. " J. Lacan, Les fondaments de la psychanalyse, estenotipia, version JL. [En espanol: Los Cuatro Conceptos Fundamen tales del Psicoandlisis, traduccion de Juan Luis Delmont-Mauri y Julieta Sucre de la redaccion de J-A. Miller, Paid6s, Barcelona, 1987, p. 184.1 Ibid. [Ibid., p. 185.1

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Por grafico que sea ese "dar la vuelta", no es tan claro en la medida en que Lacan esta obligado a hacer jugar el equivoco entre "dar la vuelta a algo" (que existe, aunque solo sea espacialmente: la vuelta de un estadio) y "hacer un pase, un giro, una vuelta de magia", o sea una "vuelta", un movimiento en el que la ficciOn es dominante.

Puesto que sabemos (ver Ia cita anterior de Lacan) que no encontr'aremos una imagen correcta para dar cuerpo a lo que se excluye por si mismo de lo imaginario, ese famoso objeto a, no podemos más que multiplicar las imagenes, de manera de crear una especie de "vibraciOn" imaginaria que podria entonces servir como Indice a algo de otro orden. Retomemos nuevamente nuestra pelota de jokari y convengamos en decir que, mientras la pelota permanece atada a su elastic°, no ocurre nada más que un juego autoerOtico (en el sentido de Freud). Esta pelota es entonces uno de mis multiples aparatos. El elastico es suficiente para hacer que ella no tenga su par. Pero prosigamos el juego hasta el momento en que el hilo se rompa, y creemos entonces un "juego de lenguaje" que tal vez no habria disgustado a Wittgenstein: convengamos de nuevo en llamar "objeto" a lo que, a primera vista en esta historia, mereceria más bien llamarse "acontecimiento": la ruptura del susodicho elastic°. No nos queda mas que dar el Ultimo toque a la apelacion designandola como objeto a.

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Despues de todo, zque van a ver en procesion, con la cabeza obstinadamente levantada, todos los peregrinos que abarrotan la capilla Sixtina hasta el punto de amenazar gravemente el equilibrio quimico del lugar y, por lo

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tanto, las pinturas del techo? Nada más que esa separaciOn entre dos indices famosos, separaci6n que pertenece a la misma clase de objeto que la ruptura de mi elastic°. La causa de mi objektfindung, no es tanto la pelota misma como el objeto-ruptura. Y desde ese punto de vista es muy notable que ese techo de la capilla Sixtina se haya convertido, un poco como la Gioconda, en una formidable "maquina de depositar la mirada". Millones de personas vienen a ver --zque?— lo que millones han visto. Frente a semejantes acontecimientos en el orden de la imagen, hay dos vias de comprensiOn. Se puede querer permanecer a cualquier precio en el orden de la representaciOn y decir que lo que se mira es, más allti del cuadro, un inefable, un indecible cuya famosa sonrisa sena la expresiOn paradigmatica. De esa manera se puede tomar a esas pinturas por iconos y buscar otra vez, "más alla" de la representacion, la "presencia" que la justifica y funda su poder de atracciOn. Pero tambien se pueden concebir las cosas diferentemente y decir que lo esencial no esta "mas alla", sino "más aca": se viene a ver a la Gioconda para separarse de ella, para hacerse marcar con el guiOn de la separaciOn, reiterar un gesto de ruptura que nos relega al inmenso rebailo humano. Ver a la Gioconda posee en nuestros dias una funciOn bautismal. Como el bautismo, inscribe al humano en el orden del pecado original y, por lo tanto, de Ia separaciOn; el cuadro permite medir furtivamente una separaciOn entre lo que presenta de modo bastante fraudulento como una representacion y la mirada anOnima de un sujeto. Este anonimato seria con seguridad más sensible si, al salir de los lugares en los que son expuestos esos objetos de culto, cada uno se encontrara "sellado" con la formula anOnima por excelencia: "ha visto a la Gioconda".

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El objeto a de Lacan

Para que no se reduzca todo a Saussure, basta mostrar que este vuelco de la economia general del signo comenza verdaderamente mucho antes, hacia fines del siglo XVI, con la introduccion entre los matematicos (igente muy avanzada para su tiempo!) del cero como signo y, casi al mismo tiempo, de la nocion de variable en algebra. Veremos que uno y otra son "objetos" muy curiosos, que sirvieron de comienzo de ruptura en el sacrosanto signorepresentacion. Por lejanos de toda actividad libidinal que puedan parecer a primera vista, son ellos los que nos ofreceran un acceso un poco menos imaginario a lo que acabe de presentar como simple ruptura de un elastico.

Capitulo 5

La reliquia

Nuestra rapida recension en el curso de los Ultimos capitulos de los diferentes valores conferidos por Lacan al objeto a, no puede más que dejarnos en cierto aprieto. De entrada: zen que este objeto a merece su nombre de objeto si no debe caer bajo ningun concepto (nihil negativum) ni poseer imagen especular y, por lo tanto, ser estrictamente incomparable, sans pareil? Todas estas condiciones, a priori muy exorbitantes para un "objeto", no parecen por ahora faciles de combinar, y esta es la razor' por la cual quisiera sostener este calificativo de "objeto" en su dimension de objeto metonimico. Ahora bien, existen desde hace siglos y siglos objetos de un tipo muy especial que podrian tal vez confiarnos algunos secretos sobre lo que se puede entender por "objeto metonin-lico". Es claro, en efecto, apenas nos acercamos al asunto, que su valor no les es intrinseco sino que corresponde exclusivamente al hecho de que estan desprendidos, separados de un conjunto más vasto del que se puede ver que esta concebido como desprendido, el tambien separado de un conjunto aun más vasto. Hablo de la reliquia. No sostengo ninguna identidad entre "reliquia" y objeto a, pero estimo en cambio, que al esclarecer el fenomeno reliquia, de cierto modo deberiamos como por reverberaciOn obtener alguna luz sobre la naturaleza y el modo de funcionamiento del objeto a.

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I. El viraje agustiniano No percibiremos claramente el estatus de este objeto "reliquia" más que si lo tomamos con rigurosidad en uno de sus momentos constitutivos; por ejemplo, en el seno de la tradiciOn cristiana. Por supuesto que la reliquia "en sentido amplio" data de la noche de los tiempos. Por lejos que nos complazcamos en imaginar los comienzos de Ia humanidad, se la concibe como ligada a fragmentos de algo dejado por los tiempos y los seres anteriores. Por lejos que Se hunda la mirada arqueologica, hay huellas de culto de los ancestros y siempre ese culto se apoya en realidades fisicas que son "el objeto" de la piedad puesta en acciOn. Asimismo, sin desplegar una clinica muy sofisticada, podemos observar en nosotros y alrededor de nosotros, incluso en los más descuidados, mas distraidos, más hastiados, etc., el movimiento que nos lleva a todos a conservar, contra toda razOn aparente, toda una sarta de objetos heteroclitos y encontrar, al hacer eso, nuestra imagen caricatural en el personaje del esquizo arrojado a la vagancia, empujando en un carrito de mercado una multitud de bolsas plasticas llenas hasta reventar de cosas variadas... Pero este abordaje demasiado inmediato, demasiado brutalmente afectivo de la reliquia correria el riesgo de taparnos los ojos sobre su funciOn esencial. Por supuesto se trata de "hacer un lazo" por medio de objetos, de apoyarse en una concepciOn materialista del lazo, pero hacer un lazo... icon que? Aqui es donde esto se complica.

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No hay que creer que la Iglesia acogi6 siempre con respeto y devocion la presencia de reliquias consideradas como fragmentos de cuerpos de martires. Con Agustin,

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quien no tenia una muy alta opinion del culto de las reliquias durante la mayor parte del tiempo en que fue obispo de Hipona, y no cambiO de opinion sino una quincena de arios antes de su muerte acaecida en el alio 430, se tiene de ello el testimonio cierto. Tambien fue asi con una de las sectas que el combatia con la mayor virulencia, los donatistas, quienes poseian en las provincias de Africa sus mayores contingentes y eran fervientes practicantes de ese culto al que alimentaban haciendose ellos mismos martires y morian por Dios al arrojarse de lo alto de ciertos acantilados. Agustin ail() sentia asco por tales practicas sacrificiales y como buen intelectual que era, no hablaba demasiado de esos temas vulgares. Pero ocurriO en Cartago, en el comienzo del siglo IV, el asunto de la Dama Lucila vinculado con el cisma donatista. Hacia 305-306 esta dama se hizo reprender por su devociOn incontrolada por las reliquias. He aqui lo que se dijo: Antes de recibir los alimentos y Ia bebida espirituales ella besaba, se dice, un hueso de no se que martir y hada pasar antes del caliz de la salvaciOn el hueso de no se que muerto, pues si era un martir no estaba todavia oficialmente reconocido como tal.1 El problema no era que ella usase de ciertos huesos al prepararse para recibir la comunion, sino que esos huesos no estaban bien identificados. Es alli donde se vuelve más interesante y donde podemos comenzar a percibir que el de la reliquia no es un asunto estrictamente privado como podria creerse con demasiada prisa. Hacia 345-348 se realizO, tambien en Cartago, un concilio bajo la direcciOn del obispo Gratus y ese concilio legis16 por primera vez en materia de "tumbas y veneraciones de los martires". He aqui un extracto de su canon 2: ' Victor Sa xer, "Morts, martyrs, reliques en Afrique chretienne aux premiers siecles", Theologie historique n° 55, Beauchesne, Paris, 1980, p. 233.

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Que nadie menoscabe la dignidad de los martires elevando a su rango a difuntos ordinarios cuyos cuerpos han sido admitidos a la sepultura por pura misericordia por parte de la lglesia. Por eso aquellos cuya locura los impulse) al suicidio en los precipicios o que fueron sepultados aparte en razeon de algim otro pecado, no pueden recibir el titulo de martires. Y esto, por ninguna de las razones y ninguna de las circunstancias reservadas a la celebracien de los (verdaderos) martires. Si la gloria de los martires fuese atribuida a esos locos y llegase a sufrir por ello un perjuicio, el concilio ha decidido castigar a los responsables: someter a los laicos a penitencia y, si se trata de clerigos, destituirlos.2 Asi, el cisma donatista habra animado, mas que cualquier otra cosa, violentas querellas en torno a la cuestiOn de las reliquias considerada momentaneamente desde el angulo de la autentificacien de los martires, cuestiOn eminentemente eclesial. Pero ese era tambien un problema de simple policia y poseemos ciertas cartas imperiales que tratan directamente sobre este tema. He aqui una de Graciano, Valentiniano y Teodosio: Todos los cuerpos, encerrados en urnas o sarcofagos de superficie deben ser depositados fuera de la ciudad. Para que nadie introduzca una actividad engaiiosa y astuta para sustraerse a las intenciones de la ley estimando que es permitido enterrar a los muertos en la sede de los apostoles o de los martires, que se sepa y que se comprenda que deben tambien estar alejados de esos lugares asi como del resto de la ciudad.3

Mucho antes de que Calvino clamara en plena mitad del siglo XVI contra las practicas de la "prostituta romana" al escribir su famoso Trade des reliques [Tratado de las

= Ibid., p. 236. Ibid., p. 239.

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reliquias]; habia desde el comienzo de la Iglesia, un enorme trafico de reliquias. Agustin mismo escribia en 401: Se ven por todos lados tantos hipOcritas bajo el habit() monacal; recorren las provincias sin mision, sin casa, sin estabilidad, sin sede. Unos venden los miembros de los martires, si es que se trata en efecto de martires; otros "hacen muy amplias sus filacterias y bien largos sus flecos".' De manera general, Agustin sustenta la misma desconfianza frente a las reliquias y los milagros: "La fe, escribia entonces, es tanto más fuerte cuanto que no busca milagros". Muy bien apuntado, pero tambien es sobre este terreno que iba a cambiar su posiciOn despues de una especie de marejada provocada por la Ilegada a tierras de Africa de las reliquias de San Esteban.

En este contexto, San Esteban no es un cualquiera: es el primer martir. El primerisimo, a tal punto incluso que se lo llama habitualmente en los textos el "protomartir". Apenas muerto Cristo, y resucitado, Esteban, uno de los primeros siete diaconos, fue lapidado en el ario 33 por un fariseo no sin proclamar antes de expirar: "Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios". Las razones de su lapidacion son instructivas: habia en el primer grupo de cristianos dos tendencias, los hebreos (Pedro, Santiago, Juan) y los "helenistas", que hablaban griego y leian la ley de Moises en esta lengua. Esteban era uno de estos y se puso a criticar los Templos judios decretando que eran casas construidas por los hombres y que Dios no las habitaba. Esto enervo bastante a cierto fariseo Jean Calvin, Truite des reliques, presentaciOn y notas de Bernard Cottret, Les Editions de Paris-Max Chaleil, Paris, 2008. Victor Saxer, "Morts, martyrs, reliques en Afrique chretienne aux premiers sleeks", op. cit., p. 240. LEI texto entre comillas corresponde al Evangelio do San Mateo 23, 5 (Nota de e.)l

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que lapide a Esteban bajo Ia mirada placida de otro fariseo llamado Saul. Un dia, en el camino de Damasco, este Safil debi6 darse cuenta de su tragica equivocaciOn y pase a Ilamarse Pablo antes de volverse uno de los fundadores de Ia Iglesia. Y entonces, en el atio 415 desembarcaron en Africa algunos fragmentos de osamentas y un poco de came reducida a polvo que habia pertenecido a SanEsteban. "En muy poco tiempo, escribe Victor Saxer,6 Africa fue sumergida por esto". zCOmo ocurrio tal cosa?

En diciembre de 415, el obispo Juan de Jerusalen se preparaba para dirigirse al concilio de Diospolis, cuando un tal Luciano le hizo saber que le habia sido revelada (???) la existencia de reliquias de San Esteban. Juan le encarga buscarlas y Luciano las encuentra. Entonces Juan se apresura a it a reconocerlas y las hace transferir solemnemente a la iglesia San Sion de Jerusalen. Pero Luciano habia guardado secretamente para el algunas osamentas menos importantes y polvo de lo que el creia habia sido la came del santo, y se las dejo a Avit de Braga, espariol como el, que residia entonces en Jerusalen. Ahora bien, en ese tiempo, Agustin habia despachado al mismo Jerusalen un emisario, un tal Pablo Orosio, a fin de que obtuviese la condena de Pelagio (y por lo tanto, del pelagismo, la idea segun la cual Dios distribuye su gracia, aqui abajo, en funciOn de las obras y de los meritos de cada uno). Y Pablo Orosio estaba a punto de volver con las manos vacias cuando su compatriota Avit de Braga le confio algunos restos de San Esteban que Luciano le habia dejado. En el camino de regreso, Orosio los distribuyel ampliamente y en especial a Evodio, obispo de la provincia de Uzali donde las reliquias del protomartir iban a mostrarse de pronto tan prolificas que toda Africa iba a Ibid., p. 245.

inflamarse —y con ella tambien Agustin— ante el anuncio de sus logros. Despues de no menos de veinte milagros inventariados en Uzali en los dos o tres atios que siguieron, Agustin comienza a notar la importancia del acontecimiento. En sus sermones a partir de 425 se multiplican las menciones relativas a los milagros causados por las reliquias del protomartir presentes a partir de entonces en Hipona (fueron depositados en la catedral en el curso del invierno de 424-425) y en fin, en La ciudad de Dios,' su Ultima obra escrita en el alio 427 se cuentan exactamente 23 menciones de milagros. Más aun, manda construir un memorial (una capilla nueva) que consagra el 19 de junio de 425, y al diacono Eraclius se le encarga la rapida construccien de una hosteria, en vistas de la afluencia de peregrinos.

Ante tantos sucesos es la nociOn misma de reliquia la que se extiende. Hay de entrada, por supuesto, los restos autentificados del martir, por infinitesimales que sean. Asi, muy rapidamente, los restos de San Esteban fueron encapsulados en una ampolla de vidrio segun una tradicion que se encontrard luego, a menudo, en lo que concierne a las reliquias "fragiles" (cabellos, polvo, etc.). Pero el contacto con la reliquia puede bastar, como lo muestra el decimo septimo milagro relatado en La ciudad de Dios: Retorno a la vida de una religiosa de Caspaliana, cerca de Calama, gracias a una bartica que habia tocado las reliquias locales de San Esteban. Más nitido todavia, el cuarto milagro de esta serie: Curacion de un cancer de seno en una mujer de Cartago, sobre la cual, la primera neOfita al salir del bautisterio, trazO un signo de la cruz. -

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San Agustin de Hipona, La ciudad do Dies, Credos, Madrid, 2007.

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Estas reliquias "por contacto", como esa titnica, poseian incluso un nombre especial: se las llamaba brandea. Asi se desprende claramente el principio mismo de accion de la reliquia: en ella misma no vale nada y adorarla seria el colmo de la herejia. No vale más que por su capacidad para interceder, por ser un intercesor entre la criatura y el Dios, estando firmemente supuesto que Dios no puede rehusar su gracia a un martin Aqui esta el punto delicado de toda la cadena de contiguidades multiples que justifica el funcionamiento y, por lo tanto, la existencia de la reliquia. Pero ese lazo no esta unicamente ubicado en direccien del pasado: si una conviccion animaba a los primeros cristianos, era, en efecto, la de la resurreccian de los cuerpos en el Juicio final, y entonces, el fragmento de martir presente en la reliquia era tornado con la certidumbre de que se reuniria con el "cuerpo gloriosa" del martir en el dia D.8 Es aqui donde se puede apreciar hasta que punto una reliquia merece llamarse un "objeto metonimico", la parte por el todo, y por que los poseedores de reliquias estaban intimamente persuadidos de poseer al santo o al martir "en persona", in toto. En este sentido, la reliquia no era solo el resto de un pasado prestigioso, sino el anuncio de un futuro todavia más prestigioso; no era más que un trozo de cielo sobre la tierra por intermediaciOn del martir o del santo, una especie de garantia de estar del buen lado el dia del Juicio. Su logica del contacto es muy pura: nada mas Ia justifica y, entonces, podemos tener el sentimiento de un objeto rigurosamente metonimico.9 Extraido del martir, concebido el mismo como habiendo ganado ya el cielo, se trata, con la reliquia, de una cadena ininterrumpida de El termino "dia D" (traduccien del ingles D-Day) lo utilizan genericamente los militares para indicar el dia on que se debe iniciar un ataque o una operacion de combate IN. de e.]. " No olvidaremos aqui que una de las palabras-clave de Totem et tabou es Berharung, el contacto que esta on el fundament° del tabu [Nola de autor].

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contiguidades sucesivas que permite remontar del hic et nunc de la reliquia a la gloria del Padre. Nos contentaremos por ahora con notar que esta logica del contacto es por supuesto una logica de Ia partition, subtendida por la idea constante de que lo que es hoy puesto a parte, repartido, fue ayer uno y lo sera manana nuevamente (Doomsday).10 Esta logica del contacto confiere a la reliquia un "aura" de presencia sin igual. Confrontado al fragmento de esta cadena que conduce directamente a Dios, todo hombre, pecador por definicion, sufre una especie de "falta en ser", ["manque a etre" 1, sobre todo despues de que San Agustin, luchando contra el maniqueismo, casi invente esta nocien del pecado como "defecto de ser". La reliquia es tal vez el casi nada pero es "el ser plena", sin agujero, sin falta, un poco como en la fisica de hoy se encuentra esta nocion de "hundimiento" de la materia, alli donde no hay intersticios entre el nticleo y los electrones, de tal suerte que un centimetro cubic() pesa, de inmediato, miles de toneladas.

Antes de abandonar a San Agustin y a los comienzos del siglo V, dos puntos quedan por fijar en lo que concierne at estatus de Ia reliquia. No habria que creer, de entrada, que nuestros lejanos abuelos se tragaban cualquier cosa como reliquia: la cuestion de la autentificacien siempre se les plante6 a propesito de esas reliquias, y si es claro que no ponian por delante los criterios actuales de arqueologia como la practica del carbono 14 y otros metodos de fechado, sin duda contaban con sus propias armas. Una reliquia no existia sin un minim° de escritos o de tradicion oral y no era tan facil "fabricar" reliquias para los pequenos astutos de Ia epoca. Este es un punto de importancia '" Para loS cristianos: dia del fin del mundo, dia del Juicio final.

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para nosotros puesto que la reliquia, ese troncho, ese gajo de objeto irrisorio, solo es notable y notado a condicion de que una palabra, una glosa haya logrado "prender" en tomo de el. Frente a esta necesidad de autentificaciOn, el milagro —que apela naturalmente al relato— vino de inmediato, como el ingrediente indispensable para el reconocimiento de una reliquia. A falta de poder asegurar con certidumbre la reconstituci6n de una continuidad sin fallas del martir mismo con la reliquia, el milagro debia venir a hacer la soldadura y por lo tanto la prueba, de que lo divino esta alli, localizado, en la reliquia. Todo esto es indispensable para comprender el funcionamiento religioso de la reliquia. Pero es solamente con la Edad Media y su manera de utilizar la reliquia como percibiremos mejor la funcion social sin la cual no hay inteligencia de la subjetividad ligada a la reliquia.

II. La reliquia medieval en el fundamento del orden social Como podemos imaginar, los cruzados trajeron cantidades industriales de reliquias de sus expediciones en tierra santa; pero fue mucho antes de su razzia que las reliquias conocieron un exito particular desde el siglo IX, en el Occidente cristiano. Para esto hay demasiadas razones como para que pueda pensarse en hacer un inventario completo. Por ejemplo: —El cisma de Oriente que despues de la gravisima crisis iconoclastica del siglo VIII, al destacar sobre todo las imagenes iconicas, seryia de realce, por contraste, al Occidente ligado a sus reliquias. He aqui lo que se puede leer en los Libri "Ellos, [los griegos] colocan casi toda su esperanza en la credulidad en las imagenes pero persiste en nosotros

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la veneraciOn de los santos en sus cuerpos o, mejor, en sus reliquias, incluso en sus vestimentas, siguiendo la antigua tradiciOn de los Padres"." zPor que valia más venerar reliquias? Sevin el decir del

autor de esas lineas precedentes: porque no podria haber igualdad entre las reliquias y las imagenes, puesto que solo las reliquias participaran de la resurrecci6n cuando llegue el fin del mundo. —Fueron sobre todo los carolingios, empezando por Carlomagno mismo, quienes pusieron particularmente el acento sobre las reliquias. En 803, este ultimo dicta la regla segun la cual "todos los juramentos debian ser prestados en una iglesia o sobre reliquias". Al saberse que cada altar debia poseer una reliquia, segun el canon Item placuit del V° Concilio de Cartago en 401, este edicto de Carlornagno venfa a generalizar la practica del juramento sobre reliquias. —Una tercera y muy poderosa razon de la fuerza nueva de las reliquias correspondia a su potencia econOmica en un mundo en el que los intercambios seguian siendo desesperadamente pobres. Por el aflujo de peregrinos que ellas provocaban desde el momento en que se las consideraba buenas hacedoras de milagros, las reliquias de alto rango eran una fuente de ingresos a veces muy importantes para ciertas comunidades religiosas, sin contar el hecho de que esas mismas reliquias les permitian tambien a veces hacerle pagar caro sus pretensiones a algin gentilhombre local dispuesto a apoderarse del monasterio: si no respetaba a los monjes, la reliquia que poseian sabria mostrarle de lo que era capaz...

Patrick J. Geary, Le vol des reliques an Moyers-age, Aubier, Paris, 1993, p. 63.



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De cualquier modo, resulta que la incesante necesidad de reliquias debia conducir desde la epoca carolingia a un "genero" nuevo en los relatos hagiograficos: los Furta sacra, que se pueden traducir, sin tomarse demasiada libertad, por "los robos de reliquias". Estos relatos, muy monOtonos una vez localizadas algunas variantes que los adornan, cuentan la historia siguiente: un viajero (a menudo, pero no siempre, un hombre de iglesia) llega a un lugar y se entera (o descubre) que las reliquias de cierto santo estan descuidadas. Como dispone de tiempo, y a menudo de astucias, se hace admitir por la poblaciOn local y una noche fractura la tumba del santo, se apodera de sus restos y se fuga. Con frecuencia los autoctonos, alertados por "el olor suave" que se expande desde la tumba que ha sido fracturada, obstaculizan por la fuerza al ladron. De una u otra manera este se libra de sus oponentes (una vez Inas por astucia o por la fuerza) y vuelve a su comunidad que lo recibe como un triurtfador. Se festeja la Ilegada de las reliquias en presencia de las más altas autoridades eclesiasticas que bendicen el hurto. Estos relatos se multiplicaban en el Occidente cristiano, pero su monotonia misma deja entender que no hay que creer sisternaticamente lo que cuentan, que son en si mismos un "genero" literario que responde a una funciOn precisa, es cierto, pero bastante extratia a lo que esperamos por otra parte como verdad histOrica. Esta funciOn corresponde a la produccion de un relato, no exactamente "autentificador" —seria decir demasiado— sino que justifica la procedencia de la reliquia. Muy a menudo, de hecho, habia sido comprada,12 pero eso era, francamente, inconfesable. " Hubo celebres comerciantes de reliquias, especialmente un ta I Deusdona quien, buen conocedor de las catacumbas romanas, proveia en el comienzo del siglo IX a las cortes europeas de reliquias de santos prestigiosos. Como lo escribe Geary, op. cit.: "Los traficantes de reliquias de los siglos IX y X se parecen como hennanos a los proveedores de objetos de arte del siglo XX. En el mejor de los casos los ladrones eran encubridores de primera calidad; en el poor, eran pilladores de tumbas" [Nota de autor].

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Por otra parte, un buen nOmero de reliquias venian de santos tan oscuros que al producir, incluso muy tarchamente, un relato que explicaba su translatio, su Ilegada a la comunidad, no se podia más que extraer beneficio de ello. Los relatos que Patrick Geary nos transmite, son a veces de gran colorido y se podria pasar mucho tiempo detallandolos. Pero nos es necesario sobre todo distinguir entre los robos efectivos y los relatos de robos, los Furta sacra. De los robos mismos no tenemos gran cosa que decir si no es que son más que verosimiles en vista de que se trataba de bienes de muy alto valor en un volumen muy pequeno. En cambio los relatos nos introducen en una concepci6n de las cosas que solo el robo no nos habria permitido alcanzar y que esclarecen la naturaleza misma de la reliquia.

Puesto que las reliquias del santo son codiciadas por el hecho de su poderio para hacer milagros, se concibe que esos restos no hayan sido nunca encarados como algo que debia permanecer pasivo en el momento de ser "trasladados" de un lugar a otro. Y, de hecho, cierto ntimero de relatos de robos son relatos de fracasos: en el momento de cometer el hurto, al ladron lo hace fracasar el santo mismo que paraliza a veces a su ladrOn; otras lo hace morir o tambien desencadena en ese momento una calamidad natural que interrumpe el acto indecente. Tambien a veces despierta, por sus "olores suaves", a la comunidad en la que se encuentra, la que se apresura entonces a conservar su santo manu militari. Es evidente que esos relatos de fracasos son siempre relatos hechos por la comunidad que ha logrado conservar su santo, mientras que los relatos de exito son siempre los que hacen los ladrones felices. Esta actividad del santo, su capacidad para reaccionar desfavorablemente —y tambien de manera favorable

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cuando no se opone al robo— lo pone, es evidente, en posicion de sujeto en el sentido clasico del termino: agente del acto. Es un paso que no vacila en franquear Geary hacia el final de su estudio: Este estudio partici de la idea de que las reliquias son en el fondo objetos neutros y pasivos que no pueden jamas reflejar otra cosa que los valores de los que la sociedad los inviste. Hemos visto que las reliquias son objetos simbOlicos de una especie muy particular: simbolos sin significaci6n intrinseca. Es necesario que ahora cambiemos de punto de vista: ya no ver en la. reliquia un objeto, sino un sujeto. Esta perspectiva se impone porque en un sentido muy elemental los hombres de la Edad Media percibian las reliquias como seres vivientes, mucho más vivientes, de hecho, que las personas que imploraban su ayuda.13 Para apreciar este vuelco habria que detenerse más largamente de lo que aqui podemos sobre el culto de los Santos entre los cat6licos. El santo es un agente de acuerdo con el modelo del Cristo y por otra parte, hasta la Reforma y más alla, se consideraba a la hostia como una reliquia. Ambos poseian, en efecto, funcionamientos ampliamente identicos: una vez consagrada, la hostia era una parte del cuerpo y de la sangre a tal punto incluso que una hostia golpeada podia dejar correr sangre (las reliquias sangraban tambien bastante cuando se las maltrataba). En fin, como se ha visto precedentemente, las reliquias eran acompatiantes obligados de los juramentos. No hay que perder de vista entonces esta nociOn de "reliquia viviente", pero no basta con que haya "vida" para que haya "sujeto". El poder de la reliquia esta relacionado con el del santo del que ella proviene, pero el santo, el mismo, es solo un intercesor. Es la felicidad divina la que esta en accion via el santo y no la reliquia por si misma.

" Patrick I. Geary, op. cit.

Despues de todo fue, por estas razones, que se llegO a considerar a esos robos como "raptos", dada la imposibilidad de diferenciar claramente una calidad de "objeto" o de "sujeto". La reliquia aparece, más bien, como un "objeto-sujeto" tendido entre dos bornes: solo "objeto" al ser reducida al rango de objeto cualquiera y sin significaciOn y, al mismo tiempo, nada más poderoso en esta Tierra, si es verdad que a traves de estas "cosas", es el brazo del mismo Dios el que se mantiene presto para golpear o bendecir. Dicho esto, hay otro signo del hecho de que las reliquias eran consideradas como sujetos: cuando despues de haber sido suficiente y convenientemente rogada, la reliquia no complacia tal o cual deseo urgente de la comunidad que la abrigaba, esta comunidad podia demandar a la autoridad eclesiastica del lugar el permiso para instaurar un period° de humillaciOn de la reliquia. Esta era puesta en tierra y no era honrada durante un tiempo equis, al termino del cual se le devolvia el honor en el curso de una fiesta cualquiera. Por lo tanto la gente no se consideraba, en absoluto, sin recursos frente a cierta indolencia o dejadez de la buena voluntad de la reliquia, es decir del santo invocado via esta reliquia. III. Enserianzas de la reliquia zQue puede ensefiarnos la reliquia más que el objeto fetiche del cual Lacan hace use en La relation d'objet,14 cuando emprende la tarea de dar cuerpo al "objeto metonimico"? Su descripciOn del objeto fetiche, sobre todo de su genesis, es suficientemente simple como para poder recordarla brevemente: en su b6squeda que va a " J. Lacan, La relation d'objet et les structures freudiennes, op. cit. [En espanol: La Relacion de Objeto, op. cit.]

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descubrirle la castracion materna, el sujeto se detiene en una etapa anterior, pues estti prevenido de la continuacion de los acontecnnientos, e instituye entonces tal o cual objeto, tornado en su positividad de objeto, como teniendo el valor metonimico de la carencia falica; dicho de otro modo, del falo. Asi, el pequeno Hans no sera fetichista porque no se detiene en el calzon materno que le da asco cuando lo ve y escupe y cierra los ojos: le interesa en cambio mucho lo que hay (o no hay) detras. La reliquia es tambien el ultimo vestigio mundano en el camino de la potencia divina. Como el objeto fetiche, es un elemento intermedio entre el mundo de la percepciOn (puede verse, tocarse, transportarse, robarse, etc.) y el de la suposicion (o de la fe). Y porque es tal elemento intermedio en el lugar de la distancia maxima —esa de la que hable anteriormente al evocar el techo de la capilla Sixtina—, porque toca dos Ordenes tan separados, la reliquia es, par si sola, un carte. Puesto que no se trata, en todo esto, más que de contiguidad y de contactos sucesivos, sigamos muy de cerca la cadena en juego en la reliquia: ese fragmento de hueso perteneci6 otrora a un ser cuya calidad de santo o de martir obliga a pensar que su alma esta en el cielo, no lejos de las cuspides de la felicidad. Pero hay más: hay lo que esta en el centro de la fe cristiana (pero... zque religion deja de lado esto?), hay la resurreccion de los cuerpos. Esto es lo que "alimenta" indefinidamente la potencia de atraccion de la reliquia. Si imaginamos por el contrario una reliquia profana, esta cosa que viene de ese abuelo otrora adorado, puede ocurrir que haya alguna laxitud en el curso del tiempo. Se puede, por supuesto, mantenerla firme toda la vida, pero se puede, tambien, Ilegar a arrojarla un dia, cuando el recuerdo del abuelo se atenda o cuando, acerca de ese abuelo, uno se entera de cosas de las que hubiera preferido no enterarse.

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En cambio, si ese trozo de hueso debe, el dia del Juicio final, retornar a la integridad fisica de la que provenia, y si se esta seguro del Juicio de Dios respecto de el, entonces tendra que ver con algo que participara con seguridad de la felicidad eterna. La reliquia es, en este sentido, una inversion segura para lo que tiene que ver con la devocion. Entre la Alteridad maxima —Dios en toda su gloria— y el pobre aqui abajo: en este "entre-dos" se encuentra la reliquia y se comprende con facilidad que su aspecto eminentemente parcial, lejos de debilitarla, la califica de un modo extremo. Pero no hemos dicho todavia nada sobre la cualidad esencial de la reliquia que la opone diametralmente a esta noci6n tan sutil del Espiritu Santo. Si bien en su principio esta la de ser indefinidamente divisible, la reliquia esta siempre localizada: sea lo que sea, esta en este lugar y no en otra parte. Ella orienta todo el espacio a su alrededor, ni más ni menos que en la Relatividad General de Einstein la presencia de las masas dan forma al espacio alrededor. Basta pensar por un instante en esas cohortes de peregrinos que durante siglos iban a Compostela o a otras partes solo para tocar durante algunos segundos la reliquia o al menos acercarse lo más posible a ella. Sin it tan lejos en el tiempo, observen simplemente la dramatizaciOn del espacio que crea hoy, la reliquia más trivial: el objeto de arte prestigioso (la Gioconda). Este abarrancamiento de nuestro mundo tan poco naturalmente orientado, es uno de los grandes encantos de la reliquia y nos introduce a una topologia elemental donde dos mundos, por definiciOn extranjeros uno al otro, entran puntualmente en contacto. Las reliquias son entonces los lugares de contacto (Berhiirung), de soldadura (Verlotung) entre el aqui abajo y el más alla; son los granos de Alteridad absoluta, sembrados al azar de los vientos sobre el planeta. No son ya, como



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en el tiempo del paganismo, las multiples localizaciones de multiples dioses sino los puntos enumerables de una Unica potencia. Esta incorporacion directa a Ia fuente de toda energ-ia es el costado "enchufe electrico" de la reliquia. Pues lo que da autenticidad a la reliquia no es tanto su procedencia: esta no permite descartar las reliquias ostensiblemente falsas. Pero como en todas las cosas es más facil asegurarse de lo falso que de lo verdadero. De modo que el unico modo de autentificacion verdadero de la reliquia ha sido siempre su capacidad Para realizar milagros. A tal punto que al final de la Edad Media, durante el Renacimiento e incluso en el siglo XVII, cuando circulaban fragmentos demasiado numerosos de la "vera Cruz", se utilizaba comunmente con ellos la ordalia: se los echaba al fuego y, si no se quemaban, ya era un buen comienzo. Hasta el dia en que se descubrio que desde hada largo tiempo, por el lado de Venecia, sabian fabricar madera ignifuga...

Capitulo 6

Pascal, el libertino y los milagros

Supongamos que nuestra precedente aproximaciOn a la reliquia nos hubiera conducido a cierta apreciaciOn —seguramente metaforica por el momento— del objeto a; pero tarnbien hemos visto que esta reliquia no es inteligible sin el milagro. Solo el milagro Ia testifica, mucho más que el estudio critico de su proveniencia y de su "autenticidad". Aunque más no sea por nuestro recorrido anterior por la reliquia, hay que ocuparse del milagro puesto que forma una unidad con esta reliquia. Dado el nUmero inverosimil de milagros registrados desde los que realizO Jesus, se podria considerar que es imposible una aproximaciOn correcta a la cuestiOn. Pero algo totalmente nuevo ocurriO en Francia en el siglo XVII, algo que va a permitir, si nos concentramos en ese periodo, comprender mejor ciertos elementos en juego ligados a la produccion a partir del fenomeno reliquia. Esta novedad es el personaje del libertino, el que pone en duda toda religion establecida, cosa que lo lleva a exhibir el mas profundo escepticismo, incluso una ironia mordaz frente a todo lo que se presenta con la etiqueta de "milagroso". Ante un esceptico de este temple, se va a desplegar toda una argumentacien nueva que antes era,

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fue el Dictionnaire historique et critique de Pierre Bayle, biblia de las criticas "racionalistas" dirigidas a la religion en el siglo XVIII.

sobre todo, que nos hemos constituido en practicantes de la transferencia y pretendemos usar racionalmente aquello que viene directamente de la "cubeta" de Mesmer.

Cualquiera que haya sido la violencia de sus criticas, de hecho bastante variables de unos a otros, todos estuvieron de acuerdo en condenar los milagros. Segan ellos, puras inepcias regidas por la devotion y la superstition populares. De acuerdo con los buenos principios aplicados en la fisica galileana, los libertinos consideraron que todo lo que ocurria sobre esta tierra podia recibir una explication natural. Desde ese punto de vista son nuestros antepasados y no es sin emotion que nos aproximamos a ellos.

Ya que somos todos libertinos, con menos valentia puesto que las mismas multitudes se han convertido en libertinas sin saberlo, y para sondear de más cerca esta separaciOn entre lo divino y la razOn, es que propongo estudiar lo que fue el milagro "de la Santa Espina". Tuvo una profunda influencia sobre aquel que eligiO dirigirse al libertino —el propio Blaise Pascal— para hacerle escuchar aquello a lo que ese mismo libertino parecia haber elegido permanecer sordo: una cierta relation de la razon con lo divino, ya no más con el modelo de una armonia preestablecida, sino con el de una ruptura tragica y sin embargo inteligible.

Pero, al mismo tiempo, una cierta reparticiOn del mundo mental que se realizo en esa epoca continua pesando sobre yen nuestras cabezas de una manera tal que merece ser revisitada. No para recomponer lo que se quebrO y recrear una supuesta armonia entre lo natural y lo sobrenatural como todavia se la conociO en el siglo XVI, sino encontrandola, a veces, en un espiritu tan agudo como el de Michel de Montaigne. Aunque, por el contrario, no es imposible saber un poco de lo que le ocurre a la razOn cuando comienza a arrogarse el derecho —que no le cuestiono— de disponer de lo divino, sobre todo bajo la forma de la critica de sus manifestaciones más espectaculares: los milagros. La "Gran reparticion de los locos", operaciOn de policia social comparada por Michel Foucault con una cierta asepsia inaugural del cogito cartesiano, es una cosa que tuvo enorme importancia. La gran reparticiOn racionalista que aisla al fenOmeno de la fe para reducirlo —especialmente en su critica de los milagros— a una especie de excrecencia supersticiosa y vulgar, es uno de esos pensamientos en los que estamos todavia inmersos masivamente, nosotros,

El milagro de la Santa Espina: la historia La literatura surgida de Port-Royal es tan inmensa que ese milagro dio Lugar a multiples narraciones. Como no busco extenderme de manera critica sobre la historia en si misma, me contentare con la presentaciOn erudita que ofrece Henri Gouhier en su obra sobre Pascal.3 Blaise Pascal tenia dos hermanas, Jacqueline y Gilberte, a las que conocemos bien puesto que ellas nos han dejado los Pensamientos y muchas otros cosas sobre su hermano. Gilberte estaba casada con un tal Florin Perier, consejero en la Corte de los Impuestos Indirectos de Clermont, y ambos tertian una hija, Marguerite, Ilamada carinosamente "Margot", nacida el 6 de abril de 1646. Ahora bien, a comienzos de 1653, aparece en el ojo izquierdo de Margot una protuberancia que los medicos de Clermont llaman "fistula lacrimal", diagnOstico confirmado por los medicos de Paris en diciembre del mismo ano. Esta 3 Henri Gouhier,

Blaise Pascal—Commentaires, Vrin, Paris, 1966, pp. 131-162.

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fistula se muestra rebelde a todos los tratamientos aplicados y los medicos comienzan a hablar de "aplicar el fuego", sin por ello garantizar el exito de la operacion ni ocultar los riesgos vitales para la nina. Margot esta en Paris con su madre Gilberte, desde diciembre de 1653, pensionada en el Faubourg Saint Jacques. Su tio, Blaise, esta muy presente a su lado y presente tambien en el momento de las entrevistas con los diferentes medicos. En julio de 1655, a pesar de diversos tratamientos, la situaci6n no mejora: "Se form() un bulto en el rabillo del ojo, del grosor de una avellana, con consistencia dura y un saco supurante que, cuando se lo aprieta se vacia por el ojo y la nariz." "Este humor, agrega Pascal muy preocupado, le cae a la garganta." La urgencia de una operaciOn es necesaria y el padre de la nina, Florin Perier, exige que se espere su llegada a Paris antes de que se tome cualquier decision extrema. Como el mal se acentila —la nina ya no lograba dormir y tenia cada vez más fiebre— Blaise le escribe a su curiado que abandone todo y venga inmediatamente. Su hermana Jacqueline, tia de Margot, hace lo mismo el 24 de marzo. de 1656, pero ese dia sucede una cosa inaudita, a tal punto que cuando el padre Ilega el 4 de abril, la nina esta curada. zQue ocurriO? En ese tiempo vivia en Paris un cierto Senor de la Poterie, catOlico rico y gran amateur de reliquias que coleccionaba en su capilla privada del Faubourg Saint Jacques. Habia recibido una espina de la corona de Jesus, la habia hecho engarzar y la prestaba gustosamente, como buen catOlico, a las comunidades de su barrio. La abadesa de Port Royal, Madre Maria de los Angeles, no estaba muy entusiasmada al enterarse de la llegada de esta reliquia; creia que no convenia crear distracciones en ese periodo de Cuaresma, aunque habia decidido que esta reliquia prestigiosa seria expuesta durante la tarde del ViernesSanto, a la hora de la plegaria dela Pasion.

Aqui, corresponde ceder la voz a Jacqueline Pascal quien se convirtiO en secretaria del acontecimiento: 1°) Cuando el relicario fue expuesto en el coro de la capita, todas las hermanas lo fueron a besar de rodillas despues de haber entonado un cantico en honor de la santa Corona. Despues, todas las nitias se acercaron una tras otra. 2°) La hermana Flavia, su maestra, que estaba muy cerca del relicario, viendo que Margot se aproximaba, le hizo senas de que lo tocara con el ojo, y ella misma tomb la santa reliquia y se la aplicO, aunque sin reflexionar. 3°) Despues de la ceremonia, se devolvi6 el relicario al Serior de la Poterie. 4°) Hacia la noche, la hermana Flavia, que no pensaba ya en lo que habia hecho, escuch6 a Margot que le decia a una de sus hermanitas: mi ojo esta curado, ya no me duele. 5°) Fue una gran sorpresa para ella [la hermana Flavia]. Se acerc6 y comprob6 que la hinchazOn del ojo, que era esa misma mariana grande como la yema del dedo, muy larga y sumamente dura, ya no estaba en absoluto. [...] Os dejo reflexionar en que asombro la hundio el hecho.4

No hay que creer que los presentes se precipitaron a clamar el milagro. Por el contrario, el asunto va a ser manejado con la falsa discrecion del rumor, pieza esencial en este episodio. En efecto, en el entorno inmediato de Margot, todos se ponen de acuerdo en que no se hablard de esta curaciOn subita hasta que no alcance una cierta duraciOn. Del 24 al 31 de marzo, el hecho se mantiene en secret() y el medico, el senor Dalence, solo viene a comprobar el estado de Margot el viemes 31. Tarnbien es verdad que el fin de la semana anterior fue el de la fiesta de Pascua, seguido del lunes de Pascua, cosa que en ese medio social representaba algo importante. De todas maneras, en la mariana del viernes 31 de marzo el doctor Dalence considera a la curaciOn H. Gouhier, op. cit., p. 133.

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como "plena y milagrosa". Pero, para estar seguro, posterga su juicio ocho dias y promete no decir ni una palabra hasta entonces. Y asi comienza a transmitirse el rumor de que habria habido un milagro, aunque hasta que no se compruebe, no hay que hablar de el. Pero, zcOmo silenciar una cosa semejante? El 31 de marzo Dalence, al salir de ver a Margarita, encuentra al medico del convento, el senor Renaudot, y le dice todo, y termina (lo sabemos por Renaudot mismo): "Pero le ruego, senor, no contemos nada..." No obstante, ocurre que el propio Dalence es atacado por una fiebre continua inmediatamente despues de su visita a la enferma, "al tercer dia de lo cual [es Angelica de Arnauld la que habia] se le ocurri6 la idea de que era un error no atestiguar y publicar ese Milagro; cuando se cure', lo hace con tanto celo que persuadio a todo el mundo, principalmente a la Corte." "La escena, escribe Gouhier, se representa en un medio en el que la interpretacion sobrenatural se impone muy naturalmente a los espiritus." En efecto, el ario anterior, una pequena escocesa que sufria de una "hinchazon prodigiosa " del estomago y que habia recibido la aplicacion de reliquias durante Ia adoraciOn del Santo Sacramento, habia visto irse sus dolores y desaparecer la hinchazOn. A comienzos de abril se produce otro desarrollo de la noticia. Otros medicos son consultados, entre ellos Gellot, el primer cirujano del Rey, y todos concluyen que esta curacion "no se pudo hacer sin milagro". El hecho llega a ser parcialmente reconocido por la autoridad episcopal sin que en ningCn momento se cuestione la validez y la autoridad de la reliquia del Senor de la Poterie, la cual hasta ese momento no habia sido nunca la causa de rting-an milagro. Al contrario, y segun los usos en la materia, el milagro verifica a la reliquia y no a la inversa. De ello se encuentra la afinnaciOn más clara en el obispo de Tournai, quien escribe a este propOsito en las Memoires touchant a la religion [Memorias relativas a la religiOn]:

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Se quiso contradecir este milagro [de la Santa Espina] sosteniendo que esta Espina no es de las que compusieron la corona de N. S. y que esto es una pura ilusion.' A lo que el mismo responde que valdria más que fuera autentica, aunque lo que la fe honra es la relaciOn del objeto con Jesus crucificado y no la cosa misma. Prosigue diciendo: "Que la espina sea verdadera o no, las personas que han adorado a J.C. coronado de espinas han obtenido de El esta gracia".6

Por su parte, ni bien llego a Paris, el 4 de abril de 1656, Florin Perier toma la direccion de las operaciones que culminaran en el reconocimiento del milagro por la autoridad diocesana. El 14 de abril, todos los medicos que han atendido a Margot son convocados por Florin Perier (son siete) y todos firman una constancia que concluye: Y como esta clase de curacion, hecha asi en un instante, de una enfermedad de esta importancia solo puede considerarse extraordinaria, de cualquier manera que se la yea, estimamos que supera las fuerzas ordinarias de la naturaleza y que ella solo pudo realizarse por milagro, cosa que aseguramos ser verdadera.' El 20 de abril, le toca a Gellot, el cirujano del Rey, agre-

gar: "Estimo que su curacion es totalmente extraordinaria y milagrosa". El 27 de mayo se acuerda el permiso por el obispo de Toul para proseguir la informacion sobre el caracter milagroso del hecho. Tres dias más tarde, el obispo en cuestiOn Gilbert Choiseul du Plessis-Praslin, Memoires toucliant a la religion. H. Gouhier, op. cit., p.139, nota 51. ISe notary el deslizarniento operado furtivamente aqui por el obispo de Tournai: si Ia reliquia no es verdadera, al menos es un slimbole indirectamente santificado por el fervor de los ficles. ArgurnentatiOn muy peigrosa porque sustituye la ruptura metonimica (reliquia "falsa") por la positividad de una semejanza metaforica (la Espina como "simbolo" de Ia Pasion). yara que entonces sostener el misterio de la TransubstanciaciOn en la hostia? En cuanto a los Reformados, ellos no consideraban a la hostia como una reliquia (como los catOlicos) sino como un simbolo (Nota de autor)l. ' Ibid., p.140. 5

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viene a Port Royal e interroga a Marguerite frente a la audiencia de veinticinco testigos. Blaise Pascal mismo es interrogado el 8 de junio. La Reina Madre, intrigada, envia a su propio cirujano, el doctor Felix, y el medico ordinario del Rey, senor Moussaint; ambos emiten certificados el 8 y el 24 de septiembre. El 16 de octubre dos cirujanos "nombrados de oficio", quedan a cargo del asunto; certifican lo mismo y el legajo es entonces enviado a una comisiOn de doctores en teologia. El 22 de octubre, finalmente, aparece la Sentencia firmada por el Vicario General Alexandre de Hodencq que reconoce la curaciOn "sobrenatural y milagrosa" de Margarita. Siete meses habran sido suficientes para pasar del acontecimiento a su consagraciOn. Es casi un record en el cual cuentan, por mucho, la situacien histOrica y los protagonistas en juego.

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II. Blaise Pascal y los limites de la razon En el moment() del milagro, Pascal ha terminado de escribir su quinta provincial —se encuentra en ese momento en yenta— y se prepara a escribir la sexta. Estamos en plena guerra entre Jansenistas y Molinistas (o Jesuitas) y no debe asombrarnos que, en esas circunstancias, aparezca a mediados del mes de agosto de 1656 un libelo con titulo evocador: Rabat-joie des Jansenistes, ou Observations necessaires sur ce qu'on dit etre arrive au Port-Royal au sujet de la Sainte Epine [Aguafiestas de los Jansenistas, u Observaciones necesarias sobre lo que se dice que ocurriO en Port Royal en relacion con la Santa Espina]. A lo cual, Port Royal replica a comienzos de octubre con Reponse a un ecrit publie au sujet des miracles qu'il a plu a Dieu de faire a Port-Royal depuis quelques temps par une Sainte Epine de la couronne de Notre Seigneur [Respuesta a un escrito publicado sobre los milagros que le plugo a Dios realizar

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en Port Royal desde hace algunos tiempos por una Santa Espina de la corona de Nuestro Senor]. Se dice que Pascal habria colaborado con esta obra, pero no es seguro. Lo que es cierto es que el se metiO de lleno en la pelea, una pelea de la que hay que entender bien los terminos. Los Jesuitas ya no estan en posicion de negar que realmente hubiera un milagro puesto que la autoridad diocesana esta reconociendolo. Ya no se trata de negarlo y arin menos de poner en duda la autenticidad de la reliquia: la cuestiOn se centra sobre la significacion del milagro, lo que va a poner a Pascal sobre una pista digna de interesarnos.

Dios intervino, sostienen los Jesuitas, por intermedio de un milagro, pero, zpara decirnos que? Dios no hace jamas milagros para autorizar de ninguna manera la herejia ni para favorecer a los hereticos y, en consecuencia, hay que tener por muy asegurado y muy constante que el milagro que se hizo en Port Royal, ni todos los otros que podrian ocurrir, estan hechos para aprobar la doctrina condenada de Jansenius... Dios [ha querido por lo tanto], al curar los ojos enfermos de una nina, pensionista de Port Royal, invitar a los Jansenistas a hacer una reflexion sobre su ceguera interior y llevarlos a pedir a Dios que quiera aclarar los ojos de sus almas...8 Ante lo cual los Jansenistas replican, no sin razon, que si Dios los ha visitado, es para honrarlos en su fe hacia El. Cud] —escribird Pascal— es el más claro? Esta casa es de Dios, pues aqui ocurren extraiios milagros. Los otros: esta casa no es de Dios, pues alli no se cree que las cinco proposiciones estén en Jansenius. zCual es más claro?9 • Ibid., p. 158. • B. Pascal, Pensi,es, texto establecido por Louis Lafuma, Seuil, Paris, 1962, fragmento 855. [En espariol: Pensamientos, hay varias ediciones en esta lengua,

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Frente a esta ofensiva de los Jesuitas, Pascal evidentemente no vacila. Pero el hecho de estar claramente en un campo no le impide captar Ia vanidad de la justa oratoria. zCOmo saber lo que quiere decir un milagro? Porque un milagro no podria más que significar la verdad; Dios no podria obrar un milagro para inducirnos en error. Pero, zcOmo remontarse del hecho a la verdad que el significa?

Es meditando sobre el milagro de la Santa Espina y a Ia luz de una polemica que opone dos interpretaciones diametralmente opuestas que Pascal descubre, dice Gouhier, la profundidad metafisica del versfculo de Isaias: Vere to es Deus absconditus. En una carta de esa misma epoca a los Roannez (octubre de 1656), Pascal expone los rudimentos de su argumentaciOn sobre lo que va a convertirse, en su Apologetica que pronto comenzard a escribir, en el Dios oculto: Si Dios se descubriera continuamente a los hombres, no habria ningun merit° en creer, y si no se mostrara jamas, habria poca fe. Pero habitualmente se esconde, y se descubre raramente ante aquellos que quiere tomar a su servicio... Y helo aqui lanzandose sobre lo que Gouhier llama de manera sumamente justa "una especie de epistemologia del milagro", segnn la cual todo signo divino es equivoco y por ese hecho remite a una doble aporia: Si no hubiera falsos milagros, habria certidumbre. Si no hubiera regla para discernirlos, los milagros serian inntiles y no habria razOn para creer. Ahora bien, no existe humanamente certidumbre, sino razon.'" entre ellas: Catedra, Madrid 1998; Losada, Buenos Aires, 2003; Alianza Editorial, Madrid, 20041 '° Ibid., Lafuma, fragmento 837.

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No hay que olvidar en este punto que el que razona de este modo escribi6 tambien con respecto a los cristianos y a la existencia de Dios:"Es careciendo de pruebas que no carecen de sentido". De este modo, frente al milagro y a la cuestion que plantea en cuanto a su verdad, es decir, necesariamente en cuanto a su significacion, Pascal produce un circulo que a su juicio no tiene nada de vicioso " y que es exactamente lo que me importa en todo este asunto: los milagros hacen reconocer la verdad de Ia doctrina, y la doctrina hace reconocer la autenticidad de los milagros. Regla. Hay que juzgar la doctrina por los milagros, hay que juzgar los milagros por la doctrina. Todo eso es verdad, pero eso no se contradice. Pues hay que distinguir los tiempos.12 0 tambien:

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Milagros. Comienzo. Los milagros disciernen la doctrina y la doctrina discieme los milagros. [.-.1

Si la doctrina regula los milagros, los milagros son iniltiles para la doctrina. Si los milagros..." En posesion de esta argumentaci6n sobre el Dios oculto (argumentacien que no le conocemos antes de su carta a los Roannez de octubre de 1656), va a extender su proyecto y no contento de luchar contra los Jesuitas y " No olvidar aqui que es el mismo Pascal el que produjo finalmente (en 1659, despues de haber sornetido la cuestiOn a concurso) su "Tratado de la Carretilla", dicho de otro modo, del epicloide: un punto puede a la vez dar vueltas sobre si mismo y avanzar; y se puede saber con exactitud el valor de su trayectoria. Dominancia de este imaginario en el modo de razonamiento de Pascal, entre otras cosas [Nota de autorl. 2 B. Pascal, op. cit., Lafuma, fragmento 840. Ibid., fragmento 832.

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demas Molinistas, va a volverse hacia el libertino. El que ya habia escrito: "Ateismo, marca de fuerza de espiritu, pero solo hasta cierto grado".14

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Pascal, el libertino y los milagros 103

El objeto a de Lacan

Más alla de los Jesuitas que a sus ojos se aventuraban hacia una religion racional, una religion que buscaria infatigablemente tratar de casar la fe y la razon, Pascal encuentra en la figura del libertino a aquel que afirma por el confrario una division exclusiva: la razOn por un lado, la religion por el otro, con una prueba por excelencia: los milagros. Ellos son el verdadero objeto de la divisign. Con ellos no se puede titubear indefinidamente, no se puede ya buscar un acuerdo paciente entre la razon y la fe; en ese punto, hay que elegir. Es aqui cuando Pascal acepta el reto, cuando en el momento de lanzarse a la gran obra de su vida,15 esa Apologia de la religion cristiana, se vuelve hacia quien se le aparece como su verdadero interlocutor: el libertino. Y sobre el terreno que es el verdadero terreno: el de los milagros. Como lo seriala Badiou en su "Meditation XXI": De Voltaire a Valery, una tradition laica francesa lamento que un genio tan grande como Pascal haya en suma perdido su tiempo y sus fuerzas en querer salvar el galimatias cristiano. ,Por que no se consagrO a las matematicas y a esas fulgurantes consideraciones sobre las miserias de la imagination en las cuales sobresalia?" A la inversa de esta actitud, Badiou seriala el caracter impactante de la provocation pascaliana en estos terminos: u Ibid., fragmento 157. 15 Muere en 1662, menus de un ario despues que su hermana Jacqueline [Kota de autor]. 16 Alain Badiou, L'etre et l'erenement, Seuil, Paris, 1988 p. 245. ]En espariol: El ser y el acontecimiento, Manantial, Buenos Aires, 2000.]

zPor que este cientifico abierto, este espiritu tan moderno, insiste de modo tan absoluto en justificar al cristianismo en su parte evidentemente más debil para el dispositivo postgalileano, o sea, la doctrina de los milagros? ,Acaso no hay algo loco en el hecho de elegir como interlocutor privilegiado al libertino nihilista, formado en el atomismo de Gassendi, lector de los dialogos de Lucrecio contra lo sobrenatural, y tratar de convencerlo por medio de un recurso maniaco a la historicidad de los milagros?17

Porque el milagro es claramente inasimilable en la razon, viene a marcar un limite de la razon del cual no esta excluido, para Pascal, que la razon llegue a conocerlo por lo que es. Toda la apuesta esta construida sobre esto: no poila invocation directa de una potencia "otra" —la caridad, el Espiritu, lo divino, etc. — sino una cierta humildad y, por ese hecho, un cierto poder de la razOn reconociendo, ella misma y por si misma, que existe realmente algo que se le escapa. Con el milagro, Pascal comprendio decisivamente que es indispensable intervener de una u otra manera para que se libere un sentido. El milagro, expresiOn del Dios oculto no ofrece jamas su sentido por si mismo: apela necesariamente a lo que un sujeto se compromete a leer, arriesga una interpretaciOn sobre el .y es, por el hecho de esta intervention, que se desencadena la circularidad ya mencionada entre la doctrina y el milagro. Esto implica para Pascal que el sabe que en adelante no podra contentarse con blandir el milagro de la Santa Espina para hacer callar a sus adversarios. Por el contrario, debera buscar desenmascarar la falsedad de su argumentacion —por lo tanto, hacer valer su interpretation del 17

Ibid., p. 238.

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milagro en funciOn de la doctrina que defiende—, a la vez para atestiguar su sentido, pero tambien para retener y comprometer en un cierto sentido tambien a esta doctrina en nombre de la cual habra forjado su interpretaciOn del milagro.

Esta circularidad es lo que el va a oponer a la falsa particiOn del libertino segan la cual la razon, una e indivisible, no puede más que rechazar fuera de ella misma todo lo "sobrenatural" (milagros y misterios) y, asi, casi lo esencial de toda religion revelada. En todo esto, a Pascal la razOn no le parece descalificada. Es ella y solo ella la que gira en ese circulo que va de los milagros a la doctrina y de la doctrina a los milagros para hacer que unos y otros se ofrezcan como un todo coherente. La razon es efectivamente el agente de esta coherencia reencontrada. No comparte nada entre ella y algo distinto de ella; es el go-between entre dos formas de manifestaciones de Dios: ella es lo que permite conocer en verdad, a pesar de que es un Dios escondido.

Pascal, el libertino y los milagros

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le ha revelado finalmente: sabe que no podra argumentar más ally de ese limite de la razon que se revelaria ser la existencia de Dios. En ese punto preciso, la intervenciOn del libertino es requerida y nada puede reemplazarla: es apremiado entonces a pronunciarse (es todo el asunto de la apuesta), pero Pascal sabe muy Bien que el puede tambien no hacerlo. Admite en este punto que su poder de argumentacion se detiene alli donde no hay más pruebas; y no hay a sus ojos ninguna prueba de Dios que se impondria a un sujeto enunciativamente pasivo. El famoso "Pero usted esta embarcado..." es entonces la punta Ultima de toda argumentacion de este orden. Si fracasa, toda la Apologetica de Pascal zozobra tambien contra la roca nihilista, sobre la afirmaciOn de que el milagro, simplemente no es... o solo es supersticion.

III. De los milagros a la doctrina: la circularidad de la evidencia

La fuerza de esta argumentacion viene entonces a atacar la plenitud y el cierre del espacio de Ia razon sostenidos por el libertino, apuntando en este cierre a una especie de crispaciOn abusiva, de error de la razOn sobre su verdadera naturaleza. Su verdadera naturaleza es la de ser incompleta —y esto el libertino, armandose 9510 de las vias de la razOn, deberia poder reconocerlo.

Pascal rechaza entonces la particiOn libertina y alli esta una gran parte de su actualidad, al menos para nosotros que pretendemos obrar racionalmente, en razon, en un campo creado por la transferencia, la que no tiene nada de razonable o de tan racional, ya sea que se Ia tome en el sentido de la "falsa conexion" (false Verkniipfung) en Freud, o en el sentido acordado al sujeto-supuesto-saber en Lacan.

Pascal hace alarde de llevar racionalmente al libertino a ese punto en el que debera reconocer, en toda razon, una limitacion interna de la razOn. Pero sabe tambien otra cosa, y es lo que el asunto de la interpretacion de los milagros

Estamos tomados en este lugar entre las tenazas pascalianas en la medida en que somos efectivamente libertinos (no pensamos en acordar psicoanalisis y fe, incluso si fuera solamente "fe en la existencia del inconsciente"), pero al mismo tiempo no podemos reirnos con toda tranquilidad de una fe de la que estariamos definitivamente

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exculpados". Los analistas lacanianos que nos cantan a viva voz que "sabemos muy bien que el Otro no existe", me parecen cometer en relaciOn con esto, un grave error sobre lo que es la transferencia, la que, hablando propiamente, no es del orden del error. Más bien esa transferencia esta en el corazOn de la misma circularidad que aquella notada por Pascal a propOsito de los milagros y de la doctrina: hay que juzgar el ancilisis por las curas, y hay que juzgar las curas por el anOlisis. Es un poco más complicado que elaborar cuestionarios para apreciar si una cura fue o no "exitosa". La fuerza de Pascal Ilega a reconocer que no existe ningun lugar tercero desde donde pudiera hacerse (y sostenerse) la particiOn entre razon y fe, y el milagro es, por excelencia, lo que viene a dar un signo de esta incompatibilidad. Esta ausencia de lugar tercero obliga, en cambio, a la intervention de un sujeto, por lo que esta separacion tragica no es una ontologia o una "teoria" cualquiera: no es más que una especie de pedido de aire para que un sujeto intervenga y, por ese mismo hecho, lo haga existir. El milagro sera entonces verdadero si, y solamente si, alguien se compromete a reconocerlo en tanto milagro. Esta condiciOn esta, para Pascal, muy lejos de ser suficiente. Pero ella es primera. He aqui lo que Pascal obtiene al hacer entrar al libertino en el juego: para este ultimo —y utilizando anacrOnicamente categorfas lOgicas ulteriores— tal o cual milagro no es ni verdadero ni falso, es solamente nonsense, es inadmisible.

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Pascal, el libertino y los milagros

El objeto a de Lacan

Asi encontramos como cerrar nuestro circulo momentaneamente hermeneutico: no hay reliquia "en si". La naturaleza metonimica de la reliquia no constituye por ella misma un valor. Como se lo presiente con facilidad si se

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reflexiona en ello, la reliquia es una prenda en espera de un valor por venir. Lo que dice entonces este valor de la reliquia es el milagro y solo el: pero, zquien o que va a venir a decir el valor de ese milagro? Nada más que un sujeto en el sentido pascaliano del termino, o sea: lo que puede comprometer una apuesta, es decir, introducir alguna contingencia en el despliegue de la necesidad.

Lo que puede incitarnos a volver de modo activo sobre esta separaciOn razon/fe que Pascal esclarece con tanta vivacidad, es otra separacion que Lacan nos ha transmitido muy laicamente entre placer y goce. El placer es cornprendido en el orden de los intercambios de los bienes, de las relaciones entre objetos y entre valores a la vez diferentes y homogeneos; el goce, tal como es introducido en el seminario L'ethique de la psychanalyse," es todo lo opuesto: desencadenamiento, intensidades incontrolables, iman irresistible, arma suprema del superyo, etc. Ahora bien, el objeto metonimico —que fuimos a sondear en lo más lejos con la reliquia y el milagro, en tierra cristiana — esta, como ellos, en esta bisagra: por muchos aspectos, objeto mundano (como lo es tambien el fetiche), no vale más que por su capacidad para desencadenar un goce que no es facil identificar como "de este mundo". Este goce, una vez efectuado, verifica, para aquel que se comprometiO en este asunto, que tenia efectivamente raz6n para comprometerse asi y no de otro modo. Es en lo que Lacan tambien tenia raz6n para enunciar que la fantasia tiene valor de axioma: es a partir de ella, y de ella sola, que habra posibilidad de verificar cierto mimero de cosas, justamente porque conjuga lo que Pascal, en su . Lacan, op.cit.

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El objeto a de Lacan

apuesta, se esforzaba por realizar con los solos medios de su retorica: que un sujeto, pensandose "embarcado" (es el Unico punto verdaderamente peligroso del asunto), cornpromete, pone en prenda, constituye como prenda... lo que es posible considerar como el objeto de su hipnosis.

Capitulo 7

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El objeto de la hipnosis

Todos sabemos, con un saber lejano y vago, que un dia Freud abandonO la hipnosis para llegar al "metodo psicoanalitico" poniendo en juego una regla fundamental que continua rigiendo hoy la practica analitica, sea cual sea la linea doctrinal a la que se refiera cada uno.19 Pero tambien se puede postular que algo ocurriO y "se deslizO" de la hipnosis y la sugestiOn al "Metodo psicoanalitico de Freud"", y es esto lo que ahora se trata de ver más de cerca, pues parece estar en el corazOn de lo que lleva a Lacan a enunciar que el analista estaba en el lugar de objeto a. Esta determinacion no puede ser deducida de las otras tres que hemos observado de entrada como siendo las del objeto a —objeto pulsional, parcial y no especular— y podemos intentar abordarla ahora en la medida en que nuestro estudio de la reliquia y del milagro nos condujo a algunas consideraciones sobre el objeto metordmico. Pero para apreciar esto nos es necesario volver, aunque sea brevemente, a ese pasaje de Freud de la hipnosis a su "metodo".

19 Yo estaria por otra parte bastante inclinado a considerar como " freudiano" a todo analista que apoye su tecnica sobre la puesta en juego de esta regla fundamental [Nota de autorl. " Tft-ulo de un articulo de Freud de 1904 que vamos a comentar parcialmente más adelante [Nola de autor].

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El objeto a de Lacan

I. De la hipnosis a la regla fundamental: Freud 1887-1896. No volveremos hasta Anna 0. y el affaire con Josef Breuer en los comienzos del metodo "catartico"; basta en efecto con tomar a Freud en el momento en que se instala como medico despues de su retorno de Paris (en 1887), cuando no vacila en practicar la hipnosis y la sugestiOn hipn6tica con sus enfermos "nerviosos". En diciembre de ese atio de 1887, firma un contrato de traduccion del libro de Hippolyte Bernheim sobre la sugestiOn y en el verano de 1889 organiza su viaje a Nancy. Encuentra alli a Bernheim y a Ambroise Liebault, a quienes sigue al Congreso Internacional de hipnotismo en Paris, congreso que dura una decena de dias y concluye el 9 de agosto.

Freud decidiO it a Nancy pues no estaba satisfecho con su tecnica hipnetica. Prueba de ello: va alli acompanado por una de sus pacientes a quien impulsO a seguirlo "para su instrucciOn". Describe asi lo que sigui6: En mi ignorancia de entonces, yo atribuia el hecho de que ella recayese una y otra vez, al cabo de cierto tiempo, a que su hipnosis no habia alcanzado nunca el grad° de sonambulismo con amnesia. Entonces Bernheim lo intent6 varias veces, sin mejores resultados que los mios. Me confesO con toda franqueza que no llegaba a sus grandes exitos terapeuticos por la sugestiOn más que en su practica hospitalaria y no con sus pacientes privados.2' Notemos este movirniento de Freud porque lo encontraremos singularmente modificado algunos arios más tarde: =I S. Freud, Sigmund Freud presente; par lui-nzeme, Gallimard, Traductions nouvelles, Paris, 1984, p. 30. lEn espanol: S. Freud, "Presentacion autobiograt. XX, p. 27.1 fica", 0.C.,

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en un primer tiempo atribuye sus fracasos a sus propias debilidades y escoge al mejor maestro de la epoca en la materia para invitarlo a hacer mejor que 61 sobre el mismo terreno. El otro fracasa y es solo en ese moment() cuando Freud puede reconocer un limite a la hipnosis misma. De regreso en Viena no deja de proseguir con esta tecnica pero se aleja bastante rapid() de la sugestiOn directa para aventurarse más en el "metodo catartico" de Breuer. En otras palabras, se sirve de la hipnosis esencialmente para investigar sobre lo que, en torno al sintorna, seria de naturaleza tal como para escapar a la conciencia.

El cambio más notable se produce, en apariencia, en ocasiOn del tratamiento de Elisabeth von R., emprendido en otono de 1892. Por clasicos que sean estos datos hay que revisitarlos brevemente para intentar ver, en su detalle textual, lo que pas6 de la hipnosis a la regla fundamental. Frente a esta paciente, en quien Freud reconoce de inmediato a una histerica talentosa, observa que, a diferencia de algunas otras, ella tiene el aspecto de conocer el motivo de su enfermedad (dolores persistentes en las piernas y dificultades para caminar). Desde el comienzo yo sospechaba que Fraulein Elisabeth debia conocer los motivos de su enfermedad y que, por lo tanto, encerraba en su consciente no un cuerpo extrafio sino solamente un secreto. [...] Pude entonces renunciar de inmediato a la hipnosis reservandome sin embargo el recurrir a ella más tarde en caso de que, en el curso de su confesion, la memoria de la enferma no llegase a sacar a la luz algunas asociaciones. Fue mi primer analisis completo de una histeria. Me permitiO proceder por primera vez con ayuda de un metodo que yo erigiria más tarde en tecnica de eliminacion, por capas, de los materiales psiquicos, lo que nos

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El objeto a de Lacan

gusta comparar con la tecnica de exhumaciOn de una ciudad sepultada."

Una vez superados los encantos de la confesion, vinieron de todos modos los momentos en los que fue necesario utilizar la hipnosis: esta fue al menos tan infructuosa como de costumbre y la paciente se contentaba con decir: "Vea usted, no duermo, no hay medio de hipnotizarme".23 Freud recurrio entonces a un procedimiento del que ya se habia servido con Miss Lucy (pero no se sabe exactamente con quien lo utilize) inicialmente), el de la presiOn de las manos sobre la frente. ,En que consistia este procedimiento? Escuchemos a Freud en la historia de Miss Lucy: Cuando yo le preguntaba at enfermo desde cuando tenia tal o cual sintoma y de &ride emanaba este ultimo y el me respondia: "no se nada de eso verdaderamente", yo actuaba de la manera siguiente: apoyaba una mano sobre la frente del paciente, o bien le tomaba la cabeza entre las dos manos diciendole: "Usted va a recordarlo bajo la presiOn de mis manos. En el moment() en que esta presiOn cese vera algo delante de usted, o le pasard por la cabeza una idea que habra que captar, sera la que buscamos. Y bien, zque vio 0 pens() usted?" .24

Aqui se entiende mejor por que hable anterior y extensamente del milagro en su relacion con la reliquia, es decir, del objeto metonimico por excelencia: Freud no se presenta mas ante su paciente en la postura del que buscaria lo que estaria en relaciOn (de sentido) con la enfermedad, sino simplemente con lo que va a seguir de inmediato a cierta acciOn. El paciente es invitado, a partir de ahora, a no regularse sobre su evaluacion de la idea inmediatamente consecutiva a Ia presion de las manos; " S. Freud, Etudes sur Ellysterie, PUF, Paris, 1973, p. 109. [En espanol: "Estudios sobre la histeria", 0.C., op. cit., t. ll , p. 154.1 " Ibid., p. 114. [Ibid., p.160.] 24 Ibid., p. 86. [Ibid., p. 127.1

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le es dicho de entrada que es la buena, es "la que busca-

mos". Freud invita entonces a su paciente a solo atenerse a los poderes de la metonimia, a abandonar, at menos por un tiempo, las avenidas de Ia metafora y del "sentido" para atenerse ciegamente a la linealidad de la metonimia: decir lo que viene, decir lo que esta justo despues, lo que sucede... Pero es con Fraulein Elisabeth con quien este metodo va a experimentar una modificaciOn considerable que corresponde, por completo, a una inducciOn operada por Freud: hasta entonces la presiOn de las manos era un coadyuvante, una ayuda a menudo preciosa, para hacer jugar la metonimia alli donde las resistencias que rodeaban el nude() patOgeno montaban una guardia demasiado severa. La presion de las manos aseguraba una especie de saludable distracciOn, como una especie de caballo de Troya, pero este coadyuvante no constituia, hablando con propiedad, un "metodo". Era una manera, a lo más, de evitar las dificultades. Ahora bien, llego un dia en que Fraulein Elisabeth se mostrep muy indOcil, aunque siempre jovial y encantadora, incluso y sobre todo, bajo la presion de las manos. Freud cuenta haberse dicho ese dia que la suerte no le era favorable y que seria para la prOxima vez. Pero como la cosa se repet]a, observa dos cuestiones: 1°) esto no ocurre mas que cuando Fraulein Elisabeth esta alegre y no sufre, nunca cuando esta de mal humor; y 2°) cuando ella declara que nada vino a responder a la presiOn de las manos, es siempre con "un aire preocupado", un "rostro tenso". Y Freud escribe: Decidi entonces admitir que el metodo debia ser siempre exitoso, que cada vez, bajo la presiOn de las manos, Elisabeth habia pensado en algo, o percibido una imagen, pero sin querer comunicarmelo e intentando, por el contrario, expulsar lo que habia sido evocado. [.. .] Yo procedia entonces como si estuviese en absoluto seguro de los resultados de

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mi tecnica. En adelante no cedia cuando ella pretendia no haber pensado en nada y le afirmaba que, seguramente, una idea le habia atravesado la mente sin que ella prestase tal vez atencion [...]25

Y es entonces cuando surge, bajo la pluma de Freud, el primer enunciado, que yo conozca, de lo que se Barnard más tarde la regla fundamental: Tal vez tambien pensaba ella que la idea surgida no era la buena, pero esto no era cosa de su competencia; ella debia permanecer absolutamente objetiva y decir todo to que le pasara por la cabeza, le conviniese o no; en fin, y yo to sabia con pertinencia, ella habia tenido una idea que me ocultaba, pero ella no se desembarazaria jamas de sus males mientras me escondiese algo. Al insistir asi, llegaba verdaderamente a obtener que ninguna presiOn siguiera siendo ineficaz. ESTUVE FORZADO A RECONOCER QUE HABIA TENIDO UNA CONCEPCION EXACTA DE LAS COSAS Y GRACIAS A ESTE ANALISIS ADQUIRI UNA CONFIANZA TOTAL EN MI TECNICA [maylisculas mias].26

Al leer correctamente estas lineas, el texto de 1904, "El metodo psicoanalitico de Freud",27 ya no presentard ninguna dificultad de lectura. Hay que notar de entrada que una expresiOn central esta ausente en esas lineas de Freud, la de "nOcleo patogeno". Toda la estrategia que hizo pasar a Freud de la hipnosis a la presiOn de las manos y de la presion de las manos a sus convicciones asociativas se sostiene en la certidumbre de que existe un recuerdo desde todo punto de vista incompatible con la conciencia. Se trata entonces, casi exclusivamente, de engariar a esa conciencia que mantiene la guardia, cualquiera sea el precio sintomatico que eso cueste.

' Ibid., p. 122. [Ibid., p.1681 " Ibidem. S. Freud, "El metodo psteoanalitico de Freud", pp. 33-42.

0. C. , op. cit., t. VII,

El cambio decisivo reposa sobre una inducciOn que, como toda inducciOn, casualmente no tiene nada de justificado. La menor de las objeciones viene en efecto a notar que, despues de todo, ,como saber por anticipado que asi ocurrira la vez siguiente, incluso si es verdad que es lo mks frecuente? Con esta "confianza total en 'su' tecnica", Freud se encuentra poco más o menos en aquellas disposiciones de espiritu que eran las suyas frente a "la hipnosis que alcanza el grado del sonambulismo con amnesia", esa cualidad de hipnosis que ya no esperaba obtener, pero de la que pensaba, al menos; que un Liebault, un Bernheim eran capaces de producir. Era muy necesario que ese molesto "nitcleo patOgeno" fuera teOricamente accesible de una manera u otra, si no, zpara que postular su existencia? La nociOn de "resistencia" viene entonces a ofrecer a ese "ruicleo" su envoltura formal y compromete a Freud en una deducciOn directa: 1°) Hay un nOcleo patOgeno, 2°) esta rodeado de una protecciOn permanente surgida de Ia conciencia critica, 3°) hay que eliminar esta conciencia critica.

El aspecto tipo "huevo de Colon" de Ia regla fundamental, en tanto esta encargada de eliminar la conciencia critica (y en esto esta cercana a la hipnosis), es pedir directamente al paciente hacer... lo que se supone que hace la hipnosis: mantener su conciencia critica en suspenso sin por ello privarlo de sus medios de elocucion. ,Para que emperiarse en hipnotizar a los pacientes, y ademas sin gran exito, si se les puede pedir directamente colocarse por si mismos en la situaci6n de hipnosis? La 'Mica cuestiOn, admitiendo que puedan hacerlo, es: ,por que diablos to harian, puesto que es lo que habi-

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tualmente no tienen de ningun modo ganas o deseo de hacer? Freud da sobre esto y en ese momento, una respuesta directa y sin rodeos, ya que toma de buen grado el tono de la amenaza: "Ella no se desembarazard jamas de sus males mientras me esconda algo". El unico elemento que hay que destacar para convencer a Elisabeth de lo bien fundado de su tecnica es muy simple, que "fuera de ella, no hay salvacion". Lo que se Barnard, algunos anos despues, "transferencia" en. singular, le parece como el Unico contrapeso utilizable para contrabalancear los poderes de la resistencia. Pero cuando se sabe tambien —como nosotros actualmente, gracias a Freud, pero de un modo diferente al Freud de 1892— que Ia transferencia, en lo esencial, se confunde con la resistencia, nos damos cuenta tambien del nudo muy especial que se tejio en esos arios de elaboracion de Ia regla fundamental.

En su texto de 1904, Freud presenta las cosas de un modo bastante diferente: despues de que Breuer supo abandonar la sugesti6n en su metodo catartico, Freud tambien supo, de la misma manera, abandonar la hipnosis. Pero asi, dice, esta "ampliacian del consciente" (die Erweiterung des Bewuf3tseins) propia de la hipnosis, ya no terna lugar. Era necesario entonces encontrar un Ersatz para paliar esa carencia, este Ausfall. Curiosa presentacion: Freud no ha abandonado la hipnosis preguntandose que hacer en su lugar. Encontr6 primero una certidumbre con Fraulein Elisabeth que le permitia abandonar la hipnosis y su sucedaneo: la 2" "La methode psychanalytique de Freud", en La technique psychanalytique, PUF, Paris, 1970; en alernan, Studienausgabe, vol. XI, p. 101. [En espanol: "El metodo psicoahalitico de Freud", O.C. op. cit., t. VII, pp. 238-239.1

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presi6n de las manos. Pero sigamosle en su presentacion: "es entonces cuando Freud encontra tal sustituto (Ersatz) plenamente apropiado en las Einfallen del enfermo [...]". Estas Einfiillen hicieron correr mucha tinta especialmente en razOn de sus dificultades de traducciOn. "Asociaciones" [Associations], como esta escrito en la traduccion de PUF no es algo falso, pero es tanto más endeble cuanto que Freud posee tambien en aleman el termino assoziation que el emplea a veces, pero no forzosamente, con el mismo valor que el Einfall. El Einfall es, entre otras cosas, la mala hierba, lo que no fue sembrado, pero es sobre todo la idea repentina, el hallazgo, la idea estrafalaria, caprichosa. El verbo einfallen es aim más apropiado, es muy coman que se lo emplee en una serie de expresiones del genero: "A propOsito, mientras pensaba que...", o "Esto me vino de repente a Ia cabeza...", y a veces tambien, familiarmente: "zoas follt dir ein?""i,Que te pasa... que mosca te pica?" A fin —prosigue entonces— de poder disponer de esas ideas, Freud les pide a los enfermos dejarse lievar por las confidencias (sich in ihren Mitteilungen gelzenzulassen)"como si uno se encontrase en una discusi6n sin orden ni concierto",29 "a batons rompus", dice la traduccion francesa, pero la expresiOn literal alemana dice: "bei welchem man aus dem Hundertsten in das Tausendste gerat", "una discusiOn en la cual se aconseja [decir] los miles y los cientos", en otras palabras, decir todos los detalles posibles e imaginables, lo que se traducird tambien, de un modo justo, por "perdiendose en los detalles", o ann, por "no omitiendo nada", "sin considerar nada como superfluo", etc.

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Ibidem.

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II. La hipnosis al reves Podemos abandonar momentaneamente el texto freudiano pues se trata de apreciar algo que no se encuentra escrito en negro sobre blanco: za que conduce el vuelco operado por Freud? El no oculta que se tratO ante todo de tomar en cuenta el valor de la resistencia, pero una vez establecida esta conviccion del caracter teoricamente irrefutable de la tecnica asi planteada... zque consecuencias son legibles hoy? Hay evidentemente algo de omnipotencia en esto, pero no en el sentido en el que hoy esa palabra sirve para serialar una megalomania condenable y ridicula. Es una omnipotencia que se debe entender como en la siguiente frase de Lacan a propOsito del ateismo: "la retirada de la dimension de la presencia en el mundo de la omnipotencia". 0, tambien, como esa din-tension de la omnipotencia abierta por el juego mismo de la demanda. Si puede entenderse que más alla de la demanda de satisfacciOn hay la demanda de amor y que el otro, al que se dirige la demanda tiene, de entrada, el poder de rehusar, la dimension de Ia omnipotencia esta presente. Por supuesto que el asunto no se le habia escapado a Freud, que en 1910, escribio: [...] cuando yo afirmaba a mis enfermos que era capaz de aportar un alivio duradero a sus sufrimientos, ellos miraban mi modesto interior, pensaban en mi falta de renombre y de titulos, y me consideraban poco más o menos como se considera a hombres que, en las salas de juego, pretenden disponer de un sistema infalible para ganar y de los que uno se dice que, si poseen verdaderamente semejante secreto, su aspecto seria muy diferente." S. Freud, "Avenir de la therapeutique analytique", La technique psychanalytique, op. cit., p. 29. [En espanol: "Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalitica", 0.C., op. cit., t. XI, p. 138.1

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Esta omnipotencia esta ligada a Ia naturaleza misma del simbolico: si se lo recorre en todas sus direcciones sin restricciones ni interdicciones de ninguna especie, es fatal que un dia u otro se encuentre lo que se busca. No es ni más ni menos seguro que la verdad estadistica que enuncia que, si se coloca a un mono ante una maquina de escribir con Ia orden de teclear sin freno, al cabo de algunos millones de arios habra escrito, por el más puro de los azares, la Biblia. No es más que un asunto de tiempo. Ahora bien, la regla —esto es decisivo en ella y constituye la fuerza de su funcionamiento— no anuncia nada en cuanto al tiempo. Es muda sobre esto, en el sentido de que no enuncia ninguna condicion que valdria como concluyente. Es la gran diferencia con las terapias de todos los tipos incluidas las P.I.P., las psicoterapias de inspiraciOn psicoanalitica. En esto hay, con la puesta en juego de la regla fundamental, exactamente un enfrentamiento del mismo tipo que con la hipnosis: esta funciona si, y solo si el que la pone en obra la considera infalible; no es entonces un simple asunto de "apariencia", de presentacion a aquel o aquella que se somete a la cosa, sino una cuestion planteada sobre la relaciOn del director de escena con el metodo que ha hecho suyo: zhasta que punto? Lacan no vacilO un dia en decir (zpero cuando y &nide?) que Ia manera de enunciar Ia regla fundamental serialaba en el analista el punto en que estaba en su relaciOn con su funciOn.

Puede ocurrir que esta omnipotencia provoque traumatismos. Una joven de diez y ocho arios va un dia a ver a "una psi" muy aureolada de su prestigio de psicoanalista, personaje muy honrado en su familia. Entonces Ia joven dice, dOcilmente, "lo que le viene a la cabeza" sin

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El objeto a de Lacan

it más lejos, cuando "su psi", con extrema rapidez le dice toda su verdad: que ella se impide lograr exito, que tiene miedo de lograrlo, que se lo prohibe, etc. Esta joven se encoleriza, se subleva y termina por romper el lazo con "su psi" ante la obstinaciOn de esta Ultima en arrojarle siempre la misma verdad, que ella misma se apresura a volver más verdadera todavia, cesando practicamente toda actividad y manteniendose a una buena distancia de toda especie de exito. Luego, con una sola cuestiOn en la cabeza que la conduce a cierto ntimero de "psis" sucesivos, se pregunta: acaso cierto que ellos dicen Ia verdad? Si no la dicen, es como para matarlos. Pero si la dicen, hay que huir de ellos. El hipnotizador suscita faciimente el mismo tipo de reacciOn: no es más que un charlatan, un bufeln de feria, un inUtil. Pero al mismo tiempo, ,como resistir al suefio que nos transformaria en puro objeto de su capricho? No es necesario haber leido a todo Sade para presentir el goce a punto de dar a Iuz en esta postura...

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El sujeto-supuesto-saber es, por lo tanto, el nombre que conviene perfectamente —incluso si esta apelacion recubre tambien otras realidades— para designar a aquel o aguella que tiene el descaro de presentarse como el maestro de obra de semejante regla: "Diga cualquier cosa, sabre lo que aqui importa".

Propongo considerar que hay un lazo directo entre la regla fundamental y ese sujeto-supuesto-saber; que este Ultimo se pone en su lugar más o menos rapidamente, más o menos repentinamente, porque la regla fundamental esta puesta en juego de manera explicita o no. Esta puesta en Linea nos lleva entonces a investigar con precision dos puntos: uno tiene que ver con Freud en la relacion que establece entre estado amoroso e hipnosis, el otro tiene que ver con Lacan en Ia relacion que establece entre sujeto-supuesto-saber y objeto a. III. El analista como objeto de Ia hipnosis y como objeto a

La violencia de la regla tiene que ver, de entrada, con que pone de lado al orden de las razones; aunque no fuera más que por el momento (en el tiempo de la presiOn de las manos por ejemplo), no se trata de buscar "lo que esta en relacion" con tal o cual idea o representacion sino "lo que sigue inmediatamente". La consecuciOn metonimica es privilegiada aqui de manera extrema e inhabitual. Pero al mismo tiempo en que al paciente se le ruega suspender todo juicio critico, se postula que quien lo escucha sabra, en todas las ocasiones, desenredar lo verdadero de lo falso, el engano de la mentira, la bagatela de la alegoria, la ironia del humor, Ia ternura de la sensibleria, etc... Que, por lo tanto, su ciencia esta a la altura de la inconsciencia critica decretada por la regla con respecto al paciente.

A. En Freud El punto que nos retiene en Freud es tratado por el mismo en un capitulo celebre de Psicologia de las masas: "Estado amoroso e hipnosis", capitulo en el curso del cual sostiene una analogia, frecuente en el y que se encuentra tambien en otros textos: el enamorado es un hipnotizado. iPor que? Porque uno y otro han elegido un objeto con relaciOn al cual su yo estima ser poca cosa. "El objeto —escribe Freud— ha, por decirlo asi, absorbido al yo (Das Objekt hat das Ich sozusagen aufgezehrt).11 S. Freud, "Psychologie des foules et analyse du moi", en Essais de psythanalyse, Payot, Paris, 1981, p. 177. [En espanol: "Psicologia de las masas y analisis del yo", 0.C., up. cit., t. XVIII, p. 107.]

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El objeto a de Lacan

Pero nota, prosiguiendo de inmediato su cuestionamiento, que [...1 simultaneamente con ese abandono' del yo al objeto, abandono que no se distingue más del abandono sublimado a una idea abstracta, las funciones impartidas al ideal del yo son totalmente desfallecientes.33 La critica ejercida por esta instancia se calla [.. Toda la situation se deja resumir integralmente en esta formula: el objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo (Das Objekt hat sich an die Stelle des Ich-Ideal gesetzt).34

Ya se ha podido apreciar hasta que punto la puesta en practica de Ia regla fundamental tiene claramente el mismo objetivo: suspender las funciones criticas que Freud atribuye al ideal del yo (sin distinguir demasiado a este ultimo del superyo y el yo ideal). A tal punto que cuando se lo ye escribir algunas lineas más abajo que "la relaciOn hipnOtica —si se permite esta expresiOn— es una masa de dos" (eine Massenbildung zu zweien), se puede pensar, con certeza, que el tiene tambien en mente la relaciOn analitica sin hipnosis, pero en la cual es exigido —y en principio aceptado por el paciente— que este suspenders todo juicio critico.

En su preocupacion por marcar una ruptura critica con la practica hipnOtica se concibe que Freud, contrariamente a nosotros en la actualidad, no haya buscado destacar demasiado la continuidad en la que el tambien se encontraba al poner en ejecucion la regla. Existe, sin embargo, otro punto de su trabajo, este muy discreto, en el que muestra bastante claramente esta continuidad. Al final del subcapitulo I del capitulo VII de la Traumdeutung, Ilingaber abandono, ciertamente, pero en el sentido del don de si, celo, aplicaciOn, devociOn [Nota de autor]. " Versagen: ellas "se rehusan" [Nota de autor]. S. Freud, "Psychologie des fouler._. ", op. cit., p. 178. [En espanol: "Psicologia de las masas...", O.C., op. cit., t. XVIII, p. 108.]

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Ilega incidentalmente a hablar de la regla fundamental en los terminos que emplea entonces, o sea, aquellos de representaciOn-meta". Da en esta ocasi6n una enesima version de esta regla: decir lo que viene a la cabeza significa suspender toda representaciOn-meta. Y nota entonces lo que resta de las dos. Para la primera, "hace la hipOtesis" de que el paciente no abandone la representacionmeta del tratamiento. Pero, para la segunda, que no es en absoluto una hip6tesis: "otra representaciOn-meta de la que el paciente no tiene idea es la de mi persona".35 No olvido, por cierto, que use aqui una terminologia heterogenea: objeto, representaciOn-meta, persona... lo que no tiene nada de forzosamente identico. Pero si me vuelvo sensible al juego de lugares que esos diferentes objetos ocupan, se ye que cada vez el suspenso critico es correlativo de un efecto de focalization que coloca el lugar desde donde es enunciada la regla —y que debe garantizar su funcionamiento— en una position de "Ideal del yo-Supery6". Lo que se resume tambien en una formula: La regla fundamental enuncia la confiscation de la instancia critica La regla lo enuncia: que ella realice esta confiscation en la practica, es un asunto muy distinto.36 La regla es un performativo; es en tanto tal como se plantea siempre la cuestiOn practica de su enunciation efectiva.

" S. Freud, L'interpretation des roves, PUF, Paris, 1967, p. 452. [En espanol: "La interpretaciOn de los suetios", O.C., op. cit., t. V, p. 525.] l'iensese aqui en el performativo por excelencia: "Yo declaro la guerra". Entre la declaraciOn de guerra de Alemania y Francia en 1939 y el comienzo de las operaciones hubo toda la drole de guerre (Nota de autor). [De septiembre de 1930 a mayo de 1940 las tropas francesas y britanicas apenas se movilizaron y no participaron en ningun ado belico contra los alemanes, a pesar de que en virtud de la alianza anglo-polaca y franco-polaca, ambos paises estaban obligados a asistir militarmente a Polonia. La Ilamaron Ia drole de guerre, extrana guerra o guerra de broma (N. de e.)].



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El objeto a de Lacan

No empleo la palabra "confiscaciOn" a la ligera. Confiscar no es apropiarse, no es tomar para su propio goce lo que hasta entonces era propiedad del projimo: es entregar algo al fisco. En un seminario precedente, en parte centrado sobre la obra de Ernst Kantorowicz, Les deux corps du Roi,37 tuve la ocasiOn de destacar que esta palabra, "fisco", lejos de estar reducida a la funciOn que se le reserva hoy como colector de impuestos, sirvi6 primero para designar los bienes de la Corona, todos esas cargas y propiedades que no pertenecian a hingim senor en particular y, ni siquiera, al que era Rey. El fisco era de todos y en ese sentido no era de nadie, incluso si tenia necesidad, juridica y politicamente (en un tiempo, el Estado tal como lo entendemos hoy, no existia) de un curador para no declinar. Razones por las cuales ocurria que se hablase del fiscus sanctissimus, del "muy santo fisco", o que se encontrasen enunciados juridicos tales como que "El fisco es omnipresente y en esto, en consecuencia, el fisco se asemeja a Dios", o tambien: "En cuanto a su esencia, el fisco es una cosa eterna y permanente, pues el fisco no muere jamas". Freud busca con la regla fundamental confiscar la autoridad critica, no para arrogarsela, sino para disponerla de otro modo, en otra parte, en un lugar tercero donde sera muy distinto tratar el asunto del analisis de la transferencia que develar su naturaleza. Pero al hacer eso, Freud instituye ese lugar tercero como objeto de la hipnosis. En efecto, cuando el habla de la relaciOn hipnOtica como una "masa de dos", no piensa que el hipnotizador este en la misma posicion que el hipnotizado; esta por el contrario en posiciOn de objeto, aunque fuese al precio de una... metonimia. El tapOn de garrafa, la voz o cualquier otra cosa,38 he " E. Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey, op. cit. La reliquia no tenia una posicion muy diferente, y nadie, pienso, cuestionard su poder hipnotico [Nota de autort

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aqui de nuevo el objeto metonimico, metonimia del hipnotizador en esta ocasiOn. Con la regla fundamental y la desaparicion efectiva de tal objeto se encuentra puesta en juego una confiscacion (de la actividad critica) que instituye un lugar tercero ocupado bastante rapidamente —como lo nota Freud— por la "persona del medico". B. En Lacan Lacan no tuvo que desembarazarse directamente de la hipnosis sino salir, en cambio, de la intersubjetividad de la que hemos entrevisto como el estadio del espejo la volvia, por si solo, problematica. Es primero en el seminario Le transfert39 como se ve, via SOcrates, al analista ser el tambien, no el agalma sino el lugar del agalma, en una relaciOn metortimica con el agalma. Pero esto no es más que una localizaciOn, en un tiempo en que el sujetosupuesto-salper no existia todavia, quiero decir, no habia sido nombrado como tal. La ventaja de este termino de sujeto-supuesto-saber sobre "analista" o "persona del medico", es que puede ser descrito como una consecuencia, e incluso como un artefacto de la regla fundamental. No es posible, sin embargo, pasar aqui directamente del Freud de la hipnosis al Lacan del sujeto-supuesto-saber, entre otras cosas porque la puesta en obra de la categoria del simbOlico condujo a Lacan a distinguir con mucha fuerza y con ayuda de sus propias categorias, lo que en Freud permanecia casi como sinOnimo. Como se acaba de ver, en su manera de regular el asunto de la hipnosis, Freud utiliza casi indiferentemente yo ideal (Ich-Ideal), ideal del yo (Ich-Ideal) y superyo (Uber-Ich). Para Lacan, por el contrario, segUn un recorrido bastante largo que no puedo rehacer aqui en detalle, el yo ideal es " J. Lacan, op. cit.

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estrictamente imaginario, es el yo tal como a el le gusta verse; el ideal del yo, en cambio, es estrictamente simbolico: un significante fuera del espejo a partir del cual el sujeto se ye como amable, se mira en la imagen capciosa del yo ideal o, por el contrario, se hace la guerra al cornparar su pobre yo con el prestigioso yo ideal. El superye se encuentra, por su parte, reducido a la gran voz. No es ni imaginario ni simbolico y, sin embargo, no es real (tiene, en efecto, una cuarta posicien, habida cuenta de las tres dimensiones, la de no pertenecer a ninguna, de ser "ectepico", y ese es precisamente el caso del objeto a). Cuando Lacan retoma este asunto4° reutilizando directamente el esquema de Freud del capitulo "Estado amoroso e hipnosis", llega a esto: Freud da asi su estatus a la hipnosis al superponer en el mismo lugar al objeto a como tal y esta localizaciOn significante que se llama el ideal del yo.

Y tambien dice: Definir la hipnosis como la confusion, en un punto del significante ideal, en el que se localiza el sujeto, con el a mintiscula, es Ia definiciOn estructural más segura en la que se haya avanzado.

He aqui entonces lo que propongo como algo que pertenece al mismo orden (aunque no es equivalente termino a termino): alli donde Freud confisca la instancia critica en el mismo lugar en que se enuncia la regla fundamental, prolongando asi la trama misma de la hipnosis, Lacan suscribe a ese movimiento al reconocer, en esta colusiOn de I y de a lo que el analisis debe deshacer y que el nombra entonces "una hipnosis al reyes". " 0 sea muy al final de J. Lacan, Les quatre concepts firndarnentaux de In psyclumalyse, Scull, Paris, 1973, p. 244, sesiOn del 29 de junio de 1964 (Nota de autor). [En espafiol: .1. Lacan, Los Cuatro Coueeptos Fundamentales del Psicoarilisis, op. cit., p. 280.]

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Hay por lo tanto efectivamente para el la constitucion de una hipnosis al derecho en el emplazamiento de ese sujeto-supuesto-saber en tanto este ultimo es tambien un nombre para designar esta colusien de I con a, del analista como ideal y del analista como objeto. Pero para eliminar algunos equivocos más, siempre presentes sobre ese termino de "objeto", sera necesario inclinarse sobre Ia naturaleza del gesto teerico que permitie a Lacan nombrar "objeto" lo que el enfocaba con "a minuscula". Ese gesto, visto desde un angulo estrictamente formal, tuvo por lo menos tres predecesores.

Capitulo 8

Tres predecesores

La introduccion del objeto a por Lacan se sit-Cia en un proyecto de conjunto cuya ambiciOn no es pequena: inventar una nueva estetica trascendental o, al menos, a falta de elaborar plenamente una nueva, lograr hacerle mellas de talla a Ia que nos ilusiona a todos, a saber, la kantiana. Más aim: este objeto a ha sido (iy sigue siendo!) la piedra angular de semejante combate, incluso si otros elementos estan forzosamente conectados a el: como RSI, el nudo borromeo, el sujeto representado por un significante para otro significante, etc. Vamos a estudiar más de cerca este valor polemico del objeto a, insistiendo sobre el hecho de que este objeto no puede ser simplemente "agregado" a la lista infinita de los objetos que se piensa que pueblan este mundo, como esos nuevos objetos descubiertos por los arqueologos a medida que avanzan en sus excavaciones. Introducir este "objeto", tomar en consideracien los valores complejos que Lacan busce atribuirle en el curso del tiempo, es arriesgarse en breve plazo a encontrar trastornada, modificada, Ia nocien familiar de objeto con la cual obramos en la existencia y, ocasionalmente, en el analisis. Fiel a una cierta manera de proceder, me propongo mostrar que semejante "gesto" teerico, por decisivo que sea en Lacan, tiene predecesores en sufactura formal, entendiendo por esto el hecho de que pueden existir operaciones formalmente identicas en saberes y practicas en todo punto heterogeneas. En efecto, en varias ocasiones, ocurrie que

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fueran introducidos en practicas ya bien individuadas, terminos nuevos que debian subvertir profunda y durablemente —Ia mayoria de las veces a espaldas de sus actores, aunque no siempre— la economia general de esas practicas. Por fortuna (de lectura), hace poco apareciO una obra' de pequerio tamario, pero de gran valor en mi opiniOn, que recapitula de una manera muy habil las tres principales ocurrencias de esa labor. Respectivamente: la introducciOn del cero en el punto de arranque del calculo algebraico a finales del siglo XVI; la del punto de fuga en el momento de la constitucion del arte de la perspectiva en el siglo XV; y la de la invenciOn del papel moneda por los banqueros londinenses de fines del siglo XVII.

I. La introduccion del cero por Simon Stevin (1548-1620) El cero no esperO hasta finales del siglo XVI para hacer su apariciOn: los hinclues, los babilonios, los mayas lo conocian y practicaban en sus numeraciones sumamente diferentes. En esas tres areas culturales habia, entonces, un signo para significar la "nada", el "vacio", el "no hay objeto" y, entre los hindues, ademas, con un reconocimiento muy inmediato de la ventaja ofrecida por la practica de una "numeraciOn de la posiciOn" que facilitaba increiblemente los calculos.42 El Occidente cristiano, fiel a Ia tradiciOn romana en materia de escritura numerica, se mostr6 muy resistente a admitir ese cero que le IlegO, desde el siglo XIII, por la tradiciOn arabe, la que a su vez arrastraba con ella lo esencial de la filosofia griega. Ahora bien, con respecto a un modo de pensamiento fundamentalmente " Brian Rotman, Signifying Nothing, (The Semiotics of Zero), Standford University Press, Standford, California, 1993. " l'ara Inas informaciones, recurrir a la biblia en la materia: Genevieve Guitel, I hstoire comparee des nurnerations &rites, [Historia comparada de las numeraciones escritas], Flammarion, Paris, 1975 [Nota de auto''.

Tres predecesores 131

aristotelico en el cual el vacio estaba proscrito como imposible, no era facil admitir la oportunidad de un signo que servia para denotar... lo que en ningun caso podia existir so pena de contradiccion grave en esa episteine.41

Stevin, cuya obra maestra sigue siendo La Disme, un tratado sobre el arte y las ventajas de la numeraciOn decimal, saliO con esta obra a guerrear contra la concepciOn griega del arithmos, en tanto representaba, a sus ojos, una grave incomprensiOn de la naturaleza de los numeros. Para Platon, para Aristoteles tambien, habia una inevitable an terioridad de las cosas sobre los signos que las representaban y, entonces, los numeros no eran sino los numeros de ciertas cosas reunidas. Por eso, "uno" no era considerado como un ntimero, y asi fue hasta el comienzo del algebra. Cada cosa era naturalmente "una" y solo cuando varias cosas se juntaban de una manera o de otra, su reuniOn se encontraba en ese momento "numerada". Stevin proclaim:), a la inversa, que "cero era el verdadero y natural comienzo",44 no por razones estrictamente aritmeticas como solo Frege supo resaltarlo varios siglos más tarde, sino ayudandose con una comparaciOn con la geometria. En esta titltima, observaba Stevin, el punto que genera la linea no es para nada un "trozo de linea", por minimo que se lo quiera concebir. Vaciado de toda realidad espacial, "es" sin ser nada. Es Ia razOrt por la cual Stevin propuso Ilamar al cero aritmetico, segun una muy bonita expresiOn, punto de rainier°, [poinct de nombre].45

Ver Pascal y la cuestiOn del vado en lo alto del tubo de Torricelli [Nota de autor]. Brian Rotrnan, op. cit., p. 29. ' La palabra poinct es "punto" en este debate, pore se entiende tarnbien la negacion del point trances, imposible de presentar en castellano. De hecho, el poinct de nombre debe comprenderse como "el punto sobre la linea

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El objeto a de Lacan

Pretender que el cero estaba en el comienzo de la numeracion era cambiar la naturaleza misma de todos los otros nnmeros, puesto que ya no eran considerados en primer lugar como signos de algo, signos de agregados que existian por otra parte, sino como signos y nada más, como es evidente en el caso del cero, ya que es un signo que no designa ninguna cosa. Su actividad de designaciOn (que realmente existe, pues es un signo) no esta en primer lugar apuntando hacia una "cosa", un "agregado" que estaria dado naturalmente pero que, podria decirse, se manifiesta "en vacio", poniendo en evidencia el hecho de que eso es lo que logra todo nilimero. Todos son "designadores", el trabajo de cada uno es designar y no el de reflejar la propiedad de un grupo. No es porque retail° cuatro objetos más o menos identicos en un pequerio espacio que el mamero "cuatro" Ilega hasta mi. "Cuatro" no tiene, para Stevin, más realidad material que cero o que un punto en una recta.

Tres predecesores 133

Con ese cero debemos vernosla con un signo particular ya que, como no muestra nada, el hecho de que muestre designa de manera indirecta a "aquel-para-quien-no-haynada" como una pieza esencial del proceso de conteo. Cosa que es un as del que se prescinde casi por completo en la concepciOn griega del arithmoi que es tambien hoy, todavia, Ia concepciOn ingenua. Pues en el ejemplo de cuatro objetos reunidos, todo el mundo estard de acuerdo con el hecho de que esos son cuatro, por el momento, ya sea que haya alguien para verbs y contarlos o no. Por el contrario, para decir —y escribir— que hay cero objeto, no se puede decir tan facilmente que esa nada es independiente de Ia cuenta misma. Con cero, el contador esta incluido en la cuenta, no a titulo de un objeto que se cuenta (ilegado el caso, esto no tiene nada más que un caracter muy trivial), sino desde el aspecto de lo que sostiene la actividad de contar independientemente de los objetos mismos del conteo, que no estan ya más alli para divertir a los parroquianos.

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Aqui debemos avanzar con prudencia pues no es facil aprehender retOricamente lo que esta en juego. ,Como rompe el cero con el orden griego del arithmoi? Al donde no habia objeto (de percepcion, fisica o mental), no habia signo para el contador griego. De la misma manera, en la numeracion romana simplemente no hay signo para designar la ausencia de cosa. Por lo tanto, cero no viene a ser un signo volcado prioritariamente hacia el mundo para serialar en el una cualidad hic et nunc, sino un signo para mostrar que en realidad, en ese lugar en que se requiere un signo (aero por quien, para quien?), nosotros fabricamos uno para sefialar y designar Ia ausencia de objeto. recta", en otras palabras algo que no tiene ningOn espesor, que no es otra cosa (pero sin to coal no habria Linea recta), INota de autort

Sobre todo esto viene a trasplantarse Ia idea de variable de la cual depende la existencia misma del algebra. No existe algebra sin variable y es, gracias a Stevin, pero sobre todo a Viete (1540-1603, casi contemporaneo de Stevin) que el cifrado literal de valores numericos desconocidos (y conocidos) permitiO desarrollar calculos jamas vistos anteriormente. Esos signos denotan (diriamos hoy segnn un vocabulario muy moderno) valores, numeros que ignoraremos hasta que el calculo mismo termine por revelarnoslos. Por lo tanto instalamos, en lugar de los nameros, signos que son, si se puede decir, metasignos, signos que remiten a otros signos "numericos", los cuales remiten (iquiza!) a "objetos" (ideales, como en PlatOn, o cualquier otro tipo de realisrno). Por eso, Ia puesta en obra del cero y la de Ia variable, aunque no identicos, con





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El objeto a de Lacan

seguridad presentan ese aire de familia que se resume en lo siguiente: el contador, el calculador, no esta por entero contemplando ciertos estados del mundo tratando simplemente de "hacerse una idea". Manipula signos de los cuales no sabe, durante el tiempo de su manipulaciOn, si son signos de algo o de nada, pero no puede ignorar que son signos para el.

Más adelante estudiaremos de más cerca esta nociOn de variable que no es fad' de aprehender en su naturaleza huidiza. Por el momento es suficiente hacer notar que comparte con el cero, tal como lo concebia Stevin, esa capacidad de aparecer como un signo cuya referencia no es segura y que, en consecuencia, plantea más que otro signo la cuesti6n del sujeto para el que opera. El caracter aparentemente "natural" del signo que parecia referir todas las veces, ya no corresponde y se devela un funcionamiento hasta aqui oculto por la omnipresencia de la referencia. Segfin los terminos de Rotman, se trata de un metasigno que requiere la formulaciOn de una nueva instancia utilizadora de signos, una subjetividad segunda, que debe ser reconocida.' [...] Esta nueva capacidad [...] esta en el centro de ciertos trastornos mayores en el interior de sistemas de signos muy diferentes los unos de los otros en el curso de los siglos XVI y XVII. Se vera que en otras dos practicas totalmente diferentes, la introduccion de un signo referido a una ausencia —en el sentido de una no-presencia significada por un cierto signo— ha sido la clave de un trastorno de la economia general del sistema.

" B. Rotman, op. cit., p. 4.

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II. La introduccion del punto de fuga por Brunelleschi (1425) A lo largo de la Edad Media, los pintores (los italianos y desde ya los flamencos) practicaban un cierto modo de perspectiva ligada al arte del embaldosado. Para dar efectos de profundidad a sus cuadros usaban, a menudo, pisos con baldosas, organizando artisticamente las lineas de los mosaicos de manera que dieran la idea de varios pianos sucesivos. Pero ante la ausencia de toda regla de composicion perspectiva, sus "efectos perspectivos" solo dependian de su arte y es asi que se pueden observar en el Louvre y otros museos, ciertos cuadros del Quatroccento con perspectivas extrafias que se sienten inmediatamente falsas. La pequena historia cuenta, por otra parte, que los artistas se visitaban unos a otros para apreciar el grado de exito de tal o cual perspectiva. Entonces, un cierto dia de 1425, un pintor, pero sobre todo arquitecto famoso (se le debe la gran copula del Duomo de Florencia), Filippo Brunelleschi (1377-1446), tuvo una idea notable. Se instalO con ligereza en el interior del soportal de Santa Maria, frente al bautisterio hexagonal y a la plaza de San Giovanni y alli pinto lo que se ofrecia a su vista, esforzandose por aplicar a su cuadro el metodo de la intergatione: a partir de un piano en el suelo y de una vista en elevaciOn, era posible dar al cuadro un efecto de profundidad, efecto reforzado por una representaciOn en dameros de la plaza de San Giovanni. Hasta alli no hay nada especial, pero escuchemos a su biOgrafo Antonio Manetti:47 Para prevenir cualquier error del espectador que habria podido elegir un mal punto de vista, Brunelleschi habia hecho un agujero en el cuadro en el lugar del templo de San Giovanni, en el punto en el que caia la mirada y en el " A. Manetti et G. Vasari, Filippo Brunelleschi, 1377-1446: Sa Vie, son CEuvre, Ecole Nationale Superieure des Beaux-Arts, Paris, 1985 ; A. Manetti Vita di Filippo Bninelleschi, II Polifilo, Milan, 1976.

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lado opuesto del espectador que miraba desde el interior del portal de Santa Maria dei Fiori, justo alli donde Brunelleschi estaba colocado para pintar su cuadro. Del lado pintado, este agujero era del tamaflo de una lenteja, mientras que por detras, se abria c6nicamente hasta alcanzar la grandeza de un ducado o, un poco mas grande, semejante al extremo de un sombrero de paja de mujer. Con una mano el espectador mantenia el reverso del cuadro apoyado en su ojo y miraba, a traves de la extremidad ensanchada del agujero, un espejo piano sostenido por la otra mano a un brazo de distancia. Asi, la pintura se reflejaba en el espejo.

Gracias a esta estratagema, el ojo que miraba el cuadro estaba dentro del cuadro y es asi como nada lo que iba a llamarse el punto de fuga. Pero el espejo, se dird, invierte la lateralidad: zcomo podia el ojo reconocer en el espejo que reflejaba al cuadro, lo que podia ver en directo si dejaba de lado esa estratagema? Simplemente por el hecho de una particularidad de lo que Brunelleschi habia elegido pintar: como el bautisterio era de una casi perfecta regularidad hexagonal, si uno se colocaba frente a uno de sus lados, la vista que se tenia de fres de sus lados era simetrica, por lo tanto, la inversion izquierda-derecha no era pertinente. En muy poco tiempo esta habil construction de Brunelleschi fue teorizada por Leon Battista Alberti, luego desarrollada, extendida y modificada por otros, sobre todo por Piero della Francesca, Paolo Uccello y el mismo Leonardo da Vinci, asi como, fuera de Italia por Jan van Eyck, Durero y aun otros. Rapidamente se instalO el habit° de inscribir semejante punto en algim lugar del cuadro que presentaba la apariencia de un agujero: puerta, ventana, ojo de un caballo, centro de la cabeza de un personaje, etc. Pero cualquiera que fuese la representaciOn particular con que el artista lo adornaba, es claro que ese punto posela una doble naturaleza.

Tres predecesores 137 En tanto punto del cuadro no es más que un punto entre otros, e incluso si el efecto asi obtenido puede parecer extraiio, puede tambien no ser representado por nada en particular. Aunque, por otra parte, es un punto absolutamente Unico y excepcional puesto que todos los otros puntos, sin excepciOn cuando se trata de una buena perspectiva, se ordenan en relaciOn con el y, más aun, ejerce una atraccion extremadamente poderosa sobre el espectador que se ye empujado a ocupar el lugar que el pintor le asignO como mirada: justo enfrente del cuadro, perpendicular al punto de fuga. Más todavia: la codification del "punto de distancia" —que permite hacer que la perspectiva sea más o menos violenta— fija en gran parte la distancia desde la cual conviene mirar ese cuadro. La domesticaciOn" (para emplear aqui una expresion de Lacan en su comentario del objeto mirada en el seminario sobre los fundamentos del psicoanalisis)48 es llevada a su culminaciOn al convocar imperativamente al espectador a ocupar el lugar que el artista le asigna, identico, se tree, al que el propio artista habria ocupado durante la ejecucion de su obra.

Como lo habra mostrado con excelencia el truco de Brunelleschi, el punto de fuga es primero un espejo, no para reflejar una realidad como otras, sino tambien para reflejar la presencia del sujeto observador, identificado en esta circunstancia con el sujeto que pinta. Para que la experimentaciOn funcionase, era necesario mirar el cuadro en el espejo manteniendose en el lugar mismo en el que Brunelleschi se habia colocado, de manera que, fuera de los limites del espejo, la realidad del entomo fuese como una prolongaciOn de lo que ofrecia ese espejo. La ilusiOn no era perfecta si no se tomaba de nuevoftsicamente el lugar del artista.

J. Lacan, Les fondaments de la psychanalyse, op. cit. [En espafiol: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoandlisis, op. cit.]

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En el momento en que el cuadro perspectivo designa, to mismo que los cuadros no perspectivos (los iconos, por ejemplo), objetos aparentemente pertenecientes a este mundo (objetos fisicos u objetos imaginarios, como los angeles, los demonios, etc.), ese cuadro gira sin embargo alrededor de un signo que no representa ninguno de los objetos representados. Asi como el "punto de nrimero" en Stevin, este punto de fuga mereceria Ilamarse "punto de imagen", designando a su manera, en la imagen misma, lo que no se trata de representar: no el cuerpo del pintor/ espectador, sino su punto de mirada, el punctum a partir del cual todos los otros puntos se revelan como representativos, en el sentido tradicional del termino.

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III. La introduccion del papel moneda a fines del siglo XVII Por razones en las cuales no entraremos por el momento, el oro se impuso a fines de la Edad Media como el "equivalente general", para emplear aqui, con toda anacronia, la expresion que empezO a ser usada por los economistas del siglo XVIII, luego por Marx en su Contribucion a In critica de la economIa politica. Toda mercancia, incluido un cierto tiempo de trabajo social (otro vocabulario empleado por Marx), encontraba su equivalente en oro, de manera que se encontraban en circulaciOn monedas que contenian una cierta aleaciOn con oro u otros metales en relaciOn precisa de equivalencia con el oro. Ahora bien, con la afluencia masiva de metal precioso proveniente de America en el curso del siglo XVI que inundO a Europa a partir de Portugal y de Espana, se asistiO a lo largo del siglo a un movimiento que se nos volviO familiar pero que era incomprensible para la gente de esa epoca: los precios aumentaban. Jean Bodin fue uno de los primeros, si no el primero, que comprendiO que si la masa de oro en circulaciOn aumentaba más brutalmente que la masa de

Tres predecesores 139 mercancias y de servicios, debia generarse un aumento de los precios. Esta fiebre economica solo podia hacer más sensible un problema lancinante ligado a esta forma de moneda basada en un metal: no el de la "falsa moneda", sino el de la "mala moneda". Fundir las monedas, modificar la aleaciOn y reacuriarlas no era tan complicado y, segian un principio facil de comprender, "la mala moneda reemplazaba la buena". Entonces, en el mundo de los banqueros, de los profesionales de la moneda, las cosas iban a cambiar sutilmente, de una manera susceptible de interesarnos.

Desde hacia ya mucho tiempo los banqueros en Amsterdam o Venecia, practicaban las "letras de credito": en lugar de transportar masas de oro constantemente (operacion siempre costosa y arriesgada), era mejor inscribir sobre un billete que Ilevaba marcas distintivas, un mensaje que indicara que una suma determinada era reconocida como propiedad del Senor tal y tal, y que entonces ese Senor podia, en cualquier instante (o en ciertas condiciones estipuladas), volver a entrar en posesion de su bien. Asi fueron creados, por bancos de renombre internacional, billetes como el Marc Banco o tambien el Florin de Banco. Ese credit() era llamado Moneda de Banco —como to escribia Adam Smith en su celebre obra-19, la cual, puesto que representaba al dinero exactamente seglin los estandares oficiales, tenia siempre el mismo valor real y era, por lo tanto, de mejor calidad que la moneda corriente. Es crucial observar que esos billetes eran siempre nominales, que Ilevaban el nombre de la persona a la que A. Smith, Enquete sur in nature et in cause de in richesse des nations. tEn espanol: A. Smith, La riqueza de las ?lacuna's, Al ianza Editorial, Madrid, 2011.1

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se le reconocia el poder de intercambiar su papel contra el equivalente en oro. En ese sentido, esta moneda de banco no creaba ninguna oposicion directa con el oro; sOlo era un medio practico de no acarrear demasiado oro en caminos poco seguros, pero en tanto signo —y eso es lo que nos interesa aqui— estaba doblemente ligada a un referente (la suma de oro estipulada) y a un sujeto (su poseedor). Redoblaba el lazo que ya existia entre ese poseedor y esa cantidad de oro.

Todavia era necesario otro escalart para pasar de la moneda de banco al "papel moneda" propiamente dicho, y este escalan fue rebasado primero en Inglaterra, luego en Escocia a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, por el progresivo anonimato inscrito sobre la moneda de Banco. Existen papeles en los cuales la mencian es ambigua: en uno, por ejemplo, el Banco de Escocia reconoce que debe abonar doce libras escocesas (moneda oro) a un tal David Spence "o al portador" (or the Bearer) a simple pedido de este ultimo. Hubo, de inmediato, no poca resistencia a esta manera de hacer las cosas y en un primer tiempo fue por razones legales. Lo que acercaba a Escocia a Francia —y lo que Bev() al famoso banquero John Law a Paris, donde entra en bancarrota arruinando a mucha gente e instalando una desconfianza durable con respecto al papel moneda— era que ambas poseian sistemas juridicos directamente surgidos del derecho romano. En este, un acreedor podia transmitir libremente una letra de credito dada por alguien a cualquier otro a quien 61 mismo le debia dinero y eso sin informar al deudor que le habia firmado esa letra de credito. Al contrario, en el derecho ingles considerado como la Common Law, los contratos eran considerados como un negocio entre dos individuos particulares sin ninguna posibilidad de "deslizar" una letra de credit() a

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cualquier otra persona. De hecho, esta disposician de la ley inglesa fue ignorada de facto y es, contra el derecho ingles, que aparecieron los primeros billetes de banco ananimos en los cuales sOlo es mencionado "el portador". "El portador" es, evidentemente, un sujeto variable, pero el lazo entre el billete y la cantidad de oro sigue siendo la misma. Se podria creer, si las cosas se hubiesen quedado alli, que el papel moneda sOlo "re-presentaba" en toda ocasion a este oro, por otra parte, "presente" ante un simple pedido del portador, "presentable" y, por lo tanto, y ...cobrable.

No nos asombrard enterarnos que este estado inestable apenas duro. Ni bien esos billetes "al portador" estuvieron en circulacian, los banqueros se dieron cuenta de la posibilidad de fabricar dinero: puesto que ya no tenian que verselas con portadores nominales, esos billetes ya no estaban entre ellos y sus clientes en lugar de las riquezas en oro que les habian confiado esos mismos clientes. Estaban entonces solos frente a la posibilidad de crear moneda. No obstante, ello no les hizo perder la cabeza. Sabian muy bien que el equivalente general seguia siendo el oro y no su papel moneda. Pero comprendieron de inmediato que se podia, sin demasiado riesgo, poner en circulacian más papel moneda que el oro que tenian en reserva, en la medida en que era improbable que todos los clientes vinieran a pedir el mismo dia lo que se les debia en oro contante y sonante. Y asi comenz6 un escandalo que no era en si mismo financiero (evidentemente podia serlo en cualquier momento entre las manos de banqueros poco rigurosos como Law), sino un escandalo que se llamaria, con palabras de hoy, un escandalo semiatico.

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El debate entre los partidarios del papel moneda y sus adversarios durO mucho tiempo. Poe ejemplo, dominO la vida politica estadounidense entre 1825 y 1845, y es un debate apasionante todavia hoy (cuando esta completamente forcluido, no estamos más en la epoca del papel moneda desde los arios 70!), porque se centra en la naturaleza del signo, monetario en este caso. En efecto, por un lado estaban los partidarios de la "realidad", los que pensaban que el papel moneda no debia ser considerado, en el mejor de los casos, más que una comodidad practica, pero que debia existir una correspondencia rigurosa con el oro, finico equivalente general, el unico que podia ser intercambiado por cualquier mercancia. Y, por el otro lado, los partidarios de la apariencia que comprendian que Ia moneda no es una "realidad" como las otras, sino un sistema de signos que debia ser tratado como un sistema de signos y nada más.

Es necesario comprender bien esta division en este punto. Es un asunto de exfoliacion: imaginemos un nivel en el que se exponen todas las cosas de la CreaciOn. Ente ellas hay una, el oro, que no cesa de pertenecer a este orden de la creaciOn divina, al orden de las "cosas", pero que extraemos para extenderla (con el pensamiento) sobre todas las cosas de este mundo, al menos sobre esas cosas que de comim acuerdo llamamos "mercancias". De tal manera que a cada mercancia le corresponde su equivalente en oro, su "superficie" en oro. Puedo trocarla por mercancia, robarla o extraerla de las profundidades de Ia tierra; ya no puedo "comprarla". Imaginemos ahora que paralelamente a este oro que recubre al mundo de la mercancia, le extiendo una superficie igual de papel moneda, de manera que corresponda a su "superficie". Puedo decretar que todo valor

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de papel moneda es transformable en todo momento en su equivalente oro y por lo tanto en su equivalente mercancia. Pero el pequerio lazo que en el origen hada del oro una mercancia (mientras todavia no era un equivalente general) no es admisible con mi papel moneda. A diferencia del oro no extrae su valor de su relativa escasez sino, unicamente, de la industria humana que lo ha forjado. Puedo entonces imaginar que corto, en el, el lazo que anclaba antiguamente el oro al mundo de las mercancias, de los "bienes", de las "cosas" que no se encuentran más que en dntidad limitada, y este limite garantiza de alguna manera su valor. Y, esto es exactamente lo que querian hacer los partidarios a toda costa del papel moneda: que se considerase a la moneda por lo que es, a saber, lo que ya era el oro en tanto equivalente general: un signo de riqueza y no un bien.

El asunto es sutil, y tal vez tanto más dificil de desembrollar en lo que concierne a la moneda ya que la investidura narcisistica es masiva, tanto como cierto tipo de oro. La naturaleza del niimero puede dejar a muchos indiferentes, pero no la naturaleza del signo de riqueza. Todos pueden encontrar en su memoria, con facilidad, el recuerdo de alguna persona mayor que nunca pudo dejar de calcular los precios en antiguos francos y no en francos nuevos tambien llamados "pesados". A la inversa, en lo que concierne a una cierta girrinasia con los ceros, el economista Galbraith cuenta que durante la inflaciOn galopante en la Alemania de los arios veinte, los medicos alemanes habian creado una nueva enfermedad nerviosa que Ilamaban el ataque cerebral cero (Zero stroke) que afectaba a hombres y mujeres de todos los niveles sociales, todos igualmente postrados frente al esfuerzo de tener que contar en millones de marcos su alimento cotidiano.

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Para limitarnos solo al papel moneda (que no es el onico que cuestionO al oro como equivalente general), importa ver bien la promocion que ese papel asegura al portador anonimo. Esa es su creation: cualesquiera que sean las ventajas y los inconvenientes del papel moneda desde el punto de vista financiero y econOmico, desde el punto de vista semiotic() es un innegable trastrocamiento, en el sentido de que un sujeto, sin precedentes en este orden, es requerido en lo sucesivo y puesto en circulation al mismo tiempo que el papel moneda: el portador. Porque el billete de Banco —siempre concebido como referible en todo instante a una cantidad equis de oro y por lo tanto de mercancias— comienza a gozar de una real autonomia (posibilidad de jugar con la relation cantidad papel/cantidad oro), la naturaleza del signo monetario se devela más que antes. Y como hemos adelantado la notion de "punto de imagen/no imagen" para el punto de fuga, seguire hablando naturalmente del "punto de dinero/no dinero" [poinct d'argent/point d'argentl creado por el papel moneda, entendiendo que ese "punto de dinero/no dinero" es el signo visible de un sujeto postulado, indispensable para el sistema, pero que no sera nunca más que una variable, un "a-nOnimo".

IV. El elemento perturbador y su logica Estas tres creaciones sucesivas tienen en comtin el hecho de jugar con la introducciOn de un elemento dotado, desde el comienzo, de un doble valor; lejos de ser unicamente el centro organizador del sistema en el que se inscribe es, antes que nada, un elemento de ese sistema: cero es un valor entero, el punto de fuga es un punto en el cuadro y el papel moneda habra sido mucho tiempo vecino del oro como equivalente general. Pero la introduction de este elemento que viene de cierta manera a agregarse a los

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otros, trastorna sin embargo el orden anterior develando una caracteristica, hasta aqui enmascarada, de cada uno de los otros elementos, y que se puede enunciar para los tres Ordenes reunidos de los numeros, de la pintura y de la moneda.

Antes, en cada uno de estos Ordenes, la opiniOn con respecto a los signos que los componian equivalia, en efecto, a pensar que cada uno era el signo aparente de una realidad, ausente, desde luego, pero cuya existencia no se ponia ni por un instante en duda: cada numero designaba un cierto "agrupamiento" de objetos, cada punto representaba una portion de imagen percibida fisica o mentalmente, y cada moneda de oro remitia idealmente a una cantidad equis de mercancias reales. Esas concepciones se revelan unificadas ahora bajo nuestra mirada por el hecho de que todas parten de la misma idea: la de una anterioridad del referente con respecto al signo que lo representa. Hay mameros porque hay primero agrupamiento de objetos; hay cuadros porque hay primero una realidad figurativa; hay dinero porque hay primero mercancias.5° Esta anterioridad nos interesa en la medida en que se ofrece como una justification de la existencia del signo que no hace intervenir necesariamente al sujeto para el cual esta representacion se efectua. Es este pequefio detalle el que cambia con el cero, el punto de fuga o el papel moneda.

A la inversa, en efecto, cada uno de ellos convoca imperativamente al sujeto que los usa en su anonimato de Se podria agregar aqui una cierta conception "mentalista" de la lengua que sostiene quo hay lengua ',argue hay primero pensamiento (San Agustin), INota de autorl.

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"portador", de "punto de mirada" o de instancia contable. Para cada uno de esos signos perturbadores, el referente esta ausente (o mediatizado, en el caso del papel moneda), de manera que su actividad de signo en lugar de apuntar directamente hacia una "realidad" que ellos representarian, apunta primero a la inversa, hacia el que los pone en movimiento.. El cero, el punto de fuga, el papel moneda introducen asi un "nuevo sujeto" y es por eso que los combates que desencadenaron eran, ante todo, combates semiaticos ter-lidos de esa pasiOn particular que anima al ser humano desde el momento en que se trata de representacion. Brian Rotman escribe al respecto algunas paginas muy convincentes para mostrar que el "yo" de Montaigne en sus Ensayos, participa de ese mismo movimiento en el cual un sujeto sin precedente se abre paso. Pero con la obra y Ia practica literaria es muy dificil determinar "el objeto" de semejante sujeto. Al contrario, en el marco de las practicas algebraicas, pictoricas y monetarias, es primero un objeto de un nuevo tipo el que designa indirectamente al nuevo sujeto que pone en funciOn y eso es lo que nos ocupa aqui.



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Por lo tanto, declaremoslo en este momento: el objeto a posee la misma factura formal que ese cero, ese punto de fuga o ese papel moneda. De el tambien se podria creer que es, por ejemplo, solo un objeto más, una manera de renombrar lo que Freud propuso como "objeto de la pulskin" . Por verdadero que esto fuere, el aspecto parcial constituye una pantalla para el hecho de que ese objeto a llega para trastornar la concepciOn anterior de todo objeto, al menos en tanto que puede ser objeto de investidura narcisista, cosa que va lejos cuando se sabe que cualquier cosa puede ser narcisizada.

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Esta es una de las razones por las cuales Lacan no ha desistido nunca de esta apelacion primera de "objeto" para algo que corresponds tan poco a lo que Ia opinion comun coloca bajo este vocablo: que un objeto sea "parcial", en el sentido en que estudiamos anteriormente ese termino, o que no exista en el espejo ninguna imagen diferenciable de el, es en realidad algo que seria suficiente para considerar a "eso" como todo lo que se quiera salvo...como un objeto. Sin embargo, este objeto a merece, a ojos de Lacan, su nombre de objeto, asi como el punto de fuga merece Ilamarse "punto", aunque, a diferencia de todos los otros, el no se reduce a su trabajo figurativo orientado hacia un referente figurable, puesto que inscribe el lugar de un sujeto "a-nOnimo", de un sujeto que el no "re-presenta". Al objeto a, segun Ia excelente expresion de Stevin, debemos concebirlo doblemente: objeto, ciertamente, pero tambien "punto de objeto/no objeto" ["poinct d'objet/ point d'objet"], aquello-a-partir-de-lo-cual-puede-ser-qu e-hayaobjeto, —ya no más "en el mundo" — sino, para un sujeto.

En todos estos asuntos, el viraje decisivo equivale a inscribir el lugar del sujeto en un sistema de representacion, develando de esta manera, siempre más, Ia estructura interna de ese sistema. Este es un movimiento de gran amplitud historica,51 en el seno del cual, la subversiOn lacaniana encuentra su lugar al retrotraer al sujeto a su punto de desvanecimiento (falico). Ese punto de desvanecimiento no es otro más que el punto de fading en el que el sujeto Ilega, a veces, a darse por lo que es: nada que se cuente, nada que se figure, nada En L'incomplaude du syrnbolique [La incompletud del simbolicol, op. cit., trate de mostrar algunas de esas etapas decisivas en maternaticas v en logica Nota de autorl.

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que se compre o se venda, una nada que apela a una cosa: encontrar su lugar en el proceso de simbolizacion que lo determina. El objeto a es el objeto de semejante sujeto, aqueel grafo del deseo daba a leer desde el comienzo en Ilo la formula de la fantasia: a.

y a son dos nombres de una misma cosa, al menos en el sentido en que se designa comimmente en geometria a una Linea recta por dos de sus puntos: "la recta AB". No tomo este ultimo ejemplo al azar en vistas de lo que nos ofrece el nacimiento de Ia perspectiva para lo que concierne a semejante "mismidad" en la diferencia: en efecto, no iremos a confundir el punto de fuga en el cuadro y el punto de mirada del espectador o del artista frente al cuadro. Sin embargo, para que la perspectiva sea legible, sera necesario que esos dos puntos, confundidos un dia de 1425 en Florencia, se encuentren repartidos sobre una ortogonal con respecto al cuadro. Si uno se aleja mucho de costado para ver el cuadro desde un angulo de, por ejemplo, 50° en relacien con la Linea normal del cuadro, no se "vera" más Ia perspectiva y parecera falsa. Por el contrario, si hay anamorfosis en ese cuadro y si se pasa por su eje (inclinado 50° en relacion con la normal), se veran, se podran reconocer en su poder figurativo. Las anamorfosis son los monstruos engendrados por la tecnica de la perspectiva.

Esto debe oponerse a lo que Nicolas de Cusa notaba en una de sus obras a propesito del funcionamiento de un cuadro no perspectivo que representa a un rostro, como es el caso llamativo de los iconos: si uno se coloca frente

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a un personaje que mira derecho ante si, su mirada atraviesa al espectador, pero si uno se aleja hacia el costado, por la tangente, su mirada lo sigue y en tanto se lo puede ver, el cuadro mirara directamente a los ojos del espectador. Nicolas de Cusa tomaba como pretexto este estado de hecho para decir, humanamente, lo que podia ser la mirada de Dios sobre el mundo y sobre nosotros: un punto fijo, detras del cuadro, mira al mundo como a tray& de la ventana del cuadro y nosotros somos entonces sus objetos, sin posibilidad de remontar hasta 61.52 Por el contrario, con el orden perspectivo que despliega lo que en Brunelleschi incluso permanecia junto (ojo y punto de fuga), el sujeto es remitido a este bajo mundo, por más que una huella especifica atestigue sobre el, en lo sucesivo, en el orden de la representacion. El objeto a es una perforacien del mismo orden para indicarnos que los objetos investidos narcisisticamente no son objetos de la necesidad u objetos del mundo o seudopodos del yo: son, primero, aquello con lo cual el sujeto puede tener lugar, es decir, eclipsarse para reaparecer.

" De alli viene, en parte, la violencia iconoclasta que hace volar en pedazos la imagen porque esta Ultima no es aprehendida mas que per su valor de pantalla que detiene y bloquea la aspiracion hacia lo divino [Nota de autorl.

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Capitulo 9

La variable y el pronombre: una hipOtesis Entonces ocurriO que ciertos Ordenes simbolicos ya fuertemente estructurados conocieran verdaderos desbarajustes por la introducciOn de un nuevo elemento, a primera vista bastante semejante a los otros. Pero si queremos it más adelante con respecto a la naturaleza de este gesto que subvierte un orden dado al inscribir en el, a su manera, at sujeto que recorre el citado orden, debemos intentar ahora captar to que ocurre con la variable. No es cuestiOn de dar, incluso aproximadamente, una fecha de nacimiento de ese gesto. Nosotros podemos fechar la escritura matematica de nuestras variables más conocidas, x e y, puesto que se la debemos a Descartes. Pero es muy dificil saber por que dicha escritura prevaleciO; Viete, por ejemplo, habia escogido notar sus variables con la ayuda de vocales y reservar las consonantes para designar a las constantes. Muchas otras maneras de operar estuvieron en use en el pequetio mundo de las escrituras matematicas y se puede casi decir que cada sector de esas matematicas posee hoy sus propias formalizaciones, incluso si se pueden reconocer algunos patterns fundamentales en esta Babel moderna que son las matematicas contemporaneas. Pero alit no esta de entrada para nosotros la cuestiOn. Me interesa hablar de la variable tal como se la encuentra en la lengua antes de precisar el estatus que ella posee

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en los lenguajes forma lizados; y es en este sentido que no se trata de "fechar" su apariciOn puesto que casi no puedo imaginar una lengua en la que no sea posible decir "algo", "cualquiera", "cualquier cosa tal que...", etc. Pero es verdad que para apreciar el trabajo que efectua ese genero de termino en una lengua hay que pasar primero por un poco de logica o, al menos, por algunas precisiones metodologicas.

I. La variable y el pronombre El filosofo norteamericano Willard van Orman Quine publica, en 1987, un pequeno libro asombroso sobre el modelo ironico del Dictionnaire philosophique de Voltaire. Se llama An Intermittently Philosophical Dictionary y recientemente fue traducido en Francia por la editorial Seuil.53 Casi no pasa un mes sin que lo consulte y es alrededor de tres articulos que se remiten uno al otro: Variables, Predicate logic y Universals, que voy a intentar tramar cierto abordaje sobre la variable.

Muy clasicamente, Quine observa de entrada, en su articulo "Variables", que esti permitido dar un nombre a un numero que no se numera como es el caso en la menor de las ecuaciones algebraicas. Escribo entonces x o y sabiendo solamente que designo con ello cualquier numero entero, o real, u otro aim. Pero como lo observaba Frege, al que Quine sigue sin titubear en este punto, cualquiera sea el numero que —al termino (o en el curso) del calculo— se W.V.O. Quine, Quiddities, An Intermittently Philosophical Dictionary, Penguin Books, London, 1987; W.V.O. Quine, Quiddites, Dictionnaire philosophique par intermittence, Scud, Paris. [En espanol: Ed. Lorenzo Pena, Reseria de Quiddities, Universidad de Lecin, LeOn, Espana, 1990.1

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revelara como mi x en cuestion, sera un numero y uno solo, numero que no tendra nada de "variable". Mi variable viene, en consecuencia, en lugar de un numero —por lo cual correre el riesgo de ser Ilevado, y de modo muy fastidioso, a confundirla con ese numero— aunque no es ese numero: ella vale por el, en tales y tales circunstancias (textuales).

Visto desde este angulo, nuestra variable parece funcionar como un deictico semejante a la bola de una ruleta que da vueltas despues de que el croupier la lanzo y que al fin de su recorrido caera en una casilla y solo en una. Esta bola no Ileva ningim numero sobre su superficie y, fuera de algunos casinos corruptos, se supone que no tiene ninguna apetencia particular por ninguno de los niimeros en los que se detiene. Heme aqui, pues, con mi bola en posesion de un termino (pero es tambien un "objeto") que se dirige inexorablemente hacia otro. Mi convicciOn acerca del caracter perfectamente determinista de las leyes de la fisica me lleva entonces a pensar que una vez que la mano del croupier volvio sobre el tapiz, la bola y el numero en el cual ella se detendra estan ya ligados una al otro. La bola "vale" ya el cero, el 24, el 17 en el cual, dentro de un momento, ella se detendra, incluso si yo lo ignoro. "Nova más", dice entonces el croupier y yo le creo, como tambien cuando escribo 4x2 - 16x + 84=0 o cualquier otra fOrmula de ese tipo, no dudo que x tenga dos valores mucho antes del fin de los calculos que los revelaran.

zQue hace entonces toda variable de este genero? Es simple: viene en lugar de un numero. Deberia llamarse por lo tanto con todo rigor un "pro-numero", puesto que en



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toda lengua conocemos esos terminos, absolutamente indispensables para su funcionamiento, a los que llamamos "pro-nombres" y que tienen por funcien la de venir en lugar de un nombre. De alli proviene el primer juicio de importancia enunciado por Quine: "Las variables son esencialmente pronombres" .54 Tenemos pronombres de todas las clases: personales, demostrativos, posesivos, relativos... Su trabajo zse agota, acaso, en el hecho de reemplazar nombres (u otros pronombres)? Seria una vision un poco limitada. Sea el ejemplo siguiente que Quine nos invita a considerar: "John se quite su sombrero y /o colg6"." Los nombres posesivos personales empleados aqui son calificados por Quine como "pronombres holgazanes". Sirven, en efecto, solo para evitar una forma muy pesada que vendria a decir: "John se quite el sombrero de John y colgO el sombrero de John". El "su" y el "lo" no vienen más que a evitar fastidiosas repeticiones.56 En cambio, cuando digo: "Sadie robe algo y lo vendiO", mi mensaje dice algo distinto que si hubiese dicho: "Sadie rob() alguna cosa y vendio alguna cosa", pues en este segundo caso no tendre un medio lingiiistico para identificar lo que fue robado y lo que fue vendido. El valor relativo del "lo" que remite sin ambiguedad a su antecedente de un modo anaforico, me permite eliminar este equivoco y como lo comenta humoristicamente Quine, ese "lo" ya no es más un pronombre holgazan, con el se trata "de la seriedad" (It's serious business)".

54 Ibid., Seuil, p. 237. 's El autor sostiene que aqui el adjetivo posesivo "su" esta en relaciOn con el pronombre "el" porque significa "de el", razOn por la cual Quine lo asimila a Ia cuestion del pronombre [N. de t.j. s" Aunque... estamos tan habituados a los adjetivos posesivos que Ia extrafieza de una formulaciOn como "John se quitO el sombrero de John" nos haria casi creer que hay dos John en el asunto... [Nota de autorl.

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Aqui toma su lugar una reflexiOn hecha por Quine como al pasar, muy en el tono general de la obra, pero sobre Ia cual vamos a detenernos. Nos informa que Charles Sanders Peirce habria tenido (Lpero donde, y cuando?) la ironia de escribir que en lugar de dar a los nombres su nombre de "nombres" habria sido mejor Ilamarlos "propronombres", palabras que vienen, a veces, en lugar de los pronombres. Este trastrocamiento que, de hecho, otorga prioridad a los pronombres sobre los nombres, de entrada esta en el filOn de to que vimos en el ultimo capitulo a propOsito del cero, del punto de fuga o del papel moneda; viene a considerar, en efecto, que no hay de entrada entidades estables, que designen seres bien anclados en la ontologia puesto que se refieren singularmente a realidades extralingUisticas: los nombres. Nombres que por necesidad "lenguajera" (langagiere) nosotros reemplazariamos aqui o aculla por palabras mas breves y mas convenientes: los pronombres. Segun esta intuiciOn que se adivina ya en acci6n en Peirce (1839-1914), la prioridad le corresponderia a los pronombres mismos; en otras palabras, a lo que en la lengua remite a otros segmentos ya efectuados en el discurso y no a una realidad extralingiiistica tomada a cargo secundariamente por los nombres. La andfora tomaria entonces la supremacia sobre la referencia en la comprension del funcionamiento de la lengua. De tal suerte que los nombres no serian más que entidades definidas que vendrian, a veces, a tomar en el discurso un lugar naturalmente reservado al pronombre. Esta vision de las cosas esta en particular bien expresada en una fOrmula aforistica dada por el mismo Quine en su articulo "Universals": "Ser, es ser el valor de una variable" .S7

" W. V. 0. Quine, Quiddites, op. cit., p. 228.

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II. La eliminacion de los terminos singulares en lOgica La cosa aparece claramente con Ia funciOn que Quine muestra en la expresiOn "tal que" (such that) en las lenguas naturales: en lugar de cualquier nombre, puedo sustituir una variable, seguida de la expresiOn "tal que", seguida por una de las propiedades antes atribuida —implicita o explicitamente— a ese nombre. He aqui, dicha en lengua natural, una estrategia que fue en su tiempo un hallazgo de Bertrand Russell y que se encuentra a menudo en los manuales de lOgica bajo la siguiente apelaciOn: "La eliminacion de los terminos singulares". Los terminos singulares fueron el via crucis de la lOgica clasica. Refieren en efecto a individuos singulares cuya existencia no esta asegurada en cualquier circunstancia. Ahora bien, los valores de verdad de los enunciados que construire con ellos corren el riesgo de depender en todo instante del hecho de que acordare —o no— existencia a lo que esos terminos denotan. Es el infernal problema de "Pegaso tiene los ojos azules", del famoso "El padre Noel vive en el Polo Norte" o tambien de "El actual rey de Francia es calvo". El hallazgo de Russell, mucho más decisivo que su teoria de los tipos a pesar del hecho de que es netamente olds local (es verdaderamente un "truco" de escritura), viene a considerar que en lugar del nombre singular, cualquiera que sea, se escribira "una x tal que" y a esta expresiOn se la hard seguir con un rasgo que caracterice la clase a la cual quiero que esta x pertenezca. Si esta clase no tiene, para terminar, más que un solo elemento, no habra ningun problema: las clases unitarias son todas buenas y honestas, dispuestas a servir en todos los calculos lOgicos que se quiera sin que uno se rompa la cabeza para saber si ellas "existen" o no. Al final, cuando los calculus esten entonces terminados, nos volveremos hacia

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esta dicotomia inicial entre la clase y la afirmaciOn de pertenencia de Ia x a la citada clase y, segim que se juzgue positiva o negativamente, se obtendran diferentes valores de verdad.

Como lo comenta inmediatamente Quine:58 "este no es solo un ejemplo de la utilizaciOn de las variables: es todo el asunto (it is the whole story)". Cuando entonces afirmo: "Existe una x y una sola, tal que esta x fue el maestro de PlatOn", distingo de entrada una variable x (variable que en esta ocasiOn preciso que es (mica), le hago recorrer cierto espacio definido por una funcion ("haber sido el maestro de Platon", pero hubiera podido divertirme al utilizar: "que bebio la cicuta", "que fue el marido de Xantipa", etc.) y si acuerdo con que si hubo efectivamente una x tal que satisface esta funcion, entonces esta decidido: tengo un Socrates, afirme la existencia de un SOcrates y "Socrates vivio en Atenas" se volvera un enunciado verdadero. Si por casualidad ustedes no estan adiestrados en esos artefactos de escritura logica que condujeron a verdaderos tics," seguramente tienen ganas de exclamar: "iEngaiio!": y yo aparento dudar de Ia existencia de algo a pesar de que conozco muy bien sus propiedades, tomo una, casi por azar, y construyo con eso un enunciado lOgico pretencioso y falsamente erudito que no me ensena nada mas. El Ultimo punto es seguro. No se trata de una ganancia de saber sino de una astucia de escritura que me ha hecho escribir separadamente la atribuciOn de existencia (que versa sobre la variable cuantificada) y la 5' Ibid., p. 238. " Es hoy muy dificil abrir estudios de_ ciencias humanas sin caer sobre enunciados del estilo de: "Tartarnos de la idea de que existe una x tal que pertenece al conjunto z bajo las condiciones a, b, c v d...." A veces plenamente justificado, este estilo no carece tampoco de exageraciones !Nola de autorl.

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atribuciOn de cualidades (que versa sobre Ia clase). El individuo singular no soporta por si mismo esas dos series de determinaciones.

A tal punto que, el enunciado de Quine segan el cual "Ser, es ser el valor de una variable" aparece ahora por lo que es: una recaida ontologica de un hallazgo de escritura higica, una manera de tomar la medida del trastrocamiento sobre el cual me esfuerzo por atraer Ia atencion, persuadido de que se trata de un trastrocamiento de este orden en la nominaciOn operada por Lacan del objeto a mimiscula. La individuacion ya no esta más al comienzo: surge como el resultado de cierta operacion en la que la prioridad es en to sucesivo acordada a la clase, at conjunto, y es en este contexto donde la variable domina puesto que se vuelve entonces el indice de todo individuo, to que permite designarlo como tal, como individuo, en tanto elemento de un conjunto. Y si este resultase reducido a poseer anicamente ese elemento, no por ello dejara de ser un conjunto o una clase, muy diferente en si misma del elemento imico que encierra. Esta reciente prioridad logica no podria pasar sin embargo por un trastrocamiento ontologico: las variables no preexisten a los objetos, incluso si los preceden en su determinaciOn simbOlica, lo que no es en absoluto to mismo.

Hay alli en efecto una suerte de circulo: para que existan variables (o pronombres) es necesario que haya objetos (con sus nombres) que se ofrezcan como valores atribuibles a las variables. Este es, ciertamente, el punto de partida. Pero desde que una variable entra en juego nos damos cuenta de que al contrario del flamer° o del nombre, ella no plantea con tanta virulencia la cuestiOn de su referencia.

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"X "puede muy bien valer cero, y un pronombre (puestas aparte algunas complicaciones gramaticales) puede tomar a cargo cualquier segmento de la cadena hablada, ya sea que ese segmento denote o no una cosa existente. ;Con mi variable, en to que se refiere a la existencia de lo que ella denota, se vera más adelante!6° He aqui pues at calculo lOgico o matematico (peligrosamente) liberado de tener que preguntarse en todo momento si habla de algo o de nada. iQue calcule! Es todo to que se quiere.

Esta sabita independencia frente al referente, en nombre de una mayor homogeneidad del calculo, es efectivamente lo que hemos visto en accion en el capitulo anterior con la introduccion del cero, del punto de fuga y del papel moneda. La variable —que no encuentra su verdadero regimen de funcionamiento mas que con Frege y Russell al final del siglo XIX y en el comienzo del XX— aporta el mismo mensaje indirecto: el aumento de la potencia de los diferentes sistemas simbialicos apelan, todos,61 a la inscripciiin en su seno del sujeto ligado al calculo que esos sistemas permiten.

III. Variable y falo: "la carta-de-arriba" Nuestra hipOtesis general puede ahora enunciarse como sigue: Lacan produjo con esta apelacion de objeto a, el nombre de la variable que sirve para designar al objeto 6° Es incluse la razon por la cual se han visto florecer en diversas ramas de las matematicas teoremas Ilamados "teoremas de existencia", los cuales establecen que para tal problema "existen" soluciones sin buscar, sin embargo, cuales. Los intuicionistas se han manifestado mucho contra esos teoremas que afirman la existencia de soluciones sin mostrarlas en su individuacion misma lNota de autorl. " Pero con urgencia desigual Nota de autorl.



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coma tal, par eso par lo menos, este objeto tiene valor falico. De cierto modo, todo esta alli. El problema es que no se ye muy bien to que podria ser un objeto que no tuviese ningim valor falico, un objeto que no estuviese —para emplear por un momento el vocabulario de Freud— nada investido narcisisticamente. El objeto cientifico, el objeto de conocimiento, el objeto de cambio, el objeto mercantil, todos participan de una economia en la que es requerido su valor falico: no funcionan sino para sujetos que los reconocen como tales. Al hablar del valor falico de un objeto, no hablo solamente de objetos llamados "de amor" sino de objetos que, con un titulo u otro, cuentan para un sujeto. Esto va lejos.

Para darles una idea un poco directa partire de la pequena historia siguiente, bien construida para destacar lo que podria ser, si tal cosa pudiese verdaderamente existir, una variable como tal. La historia pone en escena tres participantes: dos seres hablantes que llamaremos A y B (no son para nada variables: A y B son sus nombres) y un paquete de cartas situado en la proximidad de A pero fuera del alcance de B que le dice a A: "zTendria usted la amabilidad, mi querido A, de pasarme la carta-de-arriba?". Muy complaciente, A toma la carta-de-arriba y se la tiende a B quien replica sehalando el paquete: "no..., yo queria la de arriba, agueIla..." Frunciendo el cerio A toma la nueva carta de arriba, se la tiende a B que responde exactamente de Ia misma manera. Entonces A sonrie —acaba de comprender que se trataba de una trampa— y tiende, victorioso, el paquete de cartas a B, quien le dice entonces: "Pero yo no le pedi el paquete, querido amigo, isOlo la carta-de-arriba!". A to cual, at borde de la irritaciOn, A responde: "Pero entonces

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agarrela. Esta alli, arriba, arriba". Y B, en el borde de la desesperaciOn: "iDecididamente, usted no entiende nada de nada! Me importa poco, en verdad, tener esa carta. Pero me hubiera gustado, sobre todo, que usted me la diera, que yo la recibiera de usted"

Esta es una manera de hacer entender to que Lacan queria decir al hablar de la anorexica y de su peligrosa estrategia que apunta a que el objeto de satisfaccion no venga a aplastar demasiado rapidamente la demanda de amor. Pero esta pequena historia tiene ademas una virtud muy propia de ella: no se reduce a poner en escena un mal querer del otro, madre que atiborra o madre fObica, un mal querer que nos conduciria a todo vapor a la dialectica de la demanda tal como la articulo Lacan con tanta fuerza. En nuestra historieta, A esta perdido: de cualquier modo que actile no estard a la altura de la demanda que le es hecha, demanda que, a primera vista, era bastante modesta. El artificio del asunto consiste por entero en Ia posicion de intermediario en la que A esta arrinconado. La carta que responde a la definiciOn: "Sea la carta x que posee la propiedad de ser la de arriba del paquete" no posee la propiedad que la particulariza más que en un tiempo evanescente: apenas se ausenta de 61 ya no corresponde más a su definicion. Otra toma inmediatamente su lugar. Por poco que sea atrapada en este genero de demanda, la , 'carta-de-arriba" es entonces el nombre de una variable que no Ilega a revelar su valor, incluso aunque no hay duda de que tenga uno.

Ahora es cuando me gustaria someter ante ustedes una hipotesis sobre la cual con fieso de inmediato no ver muy

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bien lo que podria venir a confirmarla, ni a invalidarla, aunque sea clasicamente más facil de invalidar (un solo hecho enteramente negativo basta para ello) que de confirmar (una pleyade de hechos positivos no entraria mas que una fuerte verosimilitud). Quine, entonces, nos ha servido en bandeja la equivalencia formal entre variable y pronombre; ahora bien, me parece que en la adquisicion progresiva del lenguaje y del aparato simbelico que forma su armadura, es aproximadamente al mismo tiempo que se adquiere el pronombre de los pronombres, el que ordena todo lo que los semieticos y linguistas nombran la y la notion de variable, de objeto variable, deixis: yo de "cualquiera tal que...". El rink° hecho que puedo aportar por ahora es negativo y grosero: conocemos ninos que encuentran las mayores dificultades para proferir el sonido "yo" [je] Y reconocerse bajo ese vocablo, utilizado por todos y cada uno, y parece que encuentran, tambien muy a menudo, muchas dificultades para aprehender lo que podria ser "algo" que no sea de inmediato "tal cosa" o "tal otra cosa". Ahora bien, sabemos por otra parte que si incluso el yo [moi] esta adquirido, en general, desde las primeras palabras pronunciadas, el "yo" [je] requiere, termino medio, un buen ario para instalarse. Lo que se comprende perfectamente puesto que ese "yo" [je] supone un domirtio, incluso aproximativo, del aparato de conjugacion, por lo tanto un vago reconocimiento temporal del antes y del ahora del que se sabe, desde los trabajos de Piaget, que es una larga conquista del nil-10 quien, man a los siete u ocho arios, tiene una gran dificultad para percibir correctamente el valor de unidades de tiempo como la semana, el mes o el alio.

Sin embargo, sean cuales fueren las buenas razones pedagogicas que dan cuenta de ese retraso en el empleo

La variable y el pronombre 163

del "yo" [je] en relaciOn con el empleo del "yo" [moi];2 quedan otras diferencias que juegan en esa distinciOn temporal. "Yo" [moi] anda muy bien con el principio de identidad: "Yo [moi] es yo [moi]". Incluso si cada cual dice, a su vez, "yo", no hay duda que este que dice "yo se siente identico a aquel que dice "yo", siendo la prueba de ello en ese dominio que el "tit", en su empleo, es casi contemporaneo del "yo". El par "yo [moi]/tie es un par de identitarios [identitaires]: yo es yo y to eres Se notary entonces que si el nirio practica tan rapidamente ese par yo/tit, le hace falta casi tanto tiempo para apoderarse del "yo" y para utilizar la tercera persona, incluso fuera de la conjugacion, como puede ser el caso con "el". De donde la siguiente idea general: la conquista de la tercera persona, de la notion de variable y la del "je" son, no solamente a grosso modo, contemporiineas, sino articuladas. Vale la pena entonces, a falta de "pruebas", dar cuerpo a esta idea puesto que los abordajes anteriores han aportado manifiestamente algun material para este genero de aproximaciOn.

Nadie, pienso, portdra en duda el hecho de que la adquisicien del aparato simbOlico se efecttia por medio de la adquisiciOn del lenguaje, y este "por medio de", apunta claramente al valor instrumental de ese lenguaje, pero con 52 En frances existen dos formas para "yo". La primera, "je", corresponde al verbo y se percibe como indication de primera persona verbal; juega el papel de la termination del verbo en espanol: amo [indica yo amol mientras que en frances no se distinguen las terminations de varias personas verbales porque son mudas. Lo unico que las distingue es el pronombre al principio. Por ejemplo, je parte, to parks, it parte se pronuncian las tres "parl". Si no tuvieran el pronombre antes, no se sabria de que persona se trata, por lo tanto, es obligatorio pronunciarlas siempre, sin tener en cuenta la desinencia del verbo. En cambio, "moi" es el pronombre "yo" temico. Y puede prescindir del verbo. Se puede usar solo: Qui Peat du chocolate? Moi LQuien quicre chocolate? Yol o en locuciones. En este ultimo caso se traduce como "m1": apres moi Idespues de mil; sans mot [sin mit le livre est a moi [el libro es miol; la maison est a moi [la casa es mfal, etcetera [N. de t. J.

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Ia reserva muy conocida de todo practicante del bricolaje: para manejar una herramienta hay que hacerse primero su servidor, y esto puede ser bastante complejo cuando se trata de nuestros modernos (idles de informatica. En el aprendizaje del lenguaje se puede entonces formular la hipetesis general segim la cual, este aprendizaje esta ordenado segnn ciertos umbrales, entre los cuales tomaria Lugar aquel en que el Mil no sego esta en conexien directa con el mundo, sino que se revela, el mismo, formando parte de ese mundo, al punto de determinar en gran medida la postura del que quiere emplearlo. Esta evolution es del mismo orden que la que hemos visto en action en la historia del papel moneda o del punto de fuga perspectivo. Tomemos solo el ejemplo del papel moneda pues tiene las posibilidades de ser el más explicito: en un primer tiempo estamos ante una economia de trueque. Cada objeto es identico a el mismo y vale lo que vale su valor de uso. Es cierto, se comparan valores de uso y hay entonces, de algOn modo, valores de cambio. Pero no hay nada para fijarlos, para simbolizarlos. Por razones histericamente determinadas, una mercancia toma, poco a poco, mayor importancia: conchillas, cabras, oro, adornos diversos... Un elemento de ese mundo (elemento facilmente divisible, esto es decisivo para su empleo) se pone a valer por... cualquier cosa. No estamos todavia en el nivel de la variable plenamente dominada como tal, pues la relacien del individuo con la cantidad de equivalente general que posee es estrictamente fisica. Hay que esperar la llegada del papel moneda para asistir a la inscription del portador en el orden simbelico de las riquezas. En ese momento, no solo el equivalente general puede intercambiarse con cualquier cosa sino que lleva en el la marca del sujeto anenimo ligado al "cualquier cosa". Cuando se realiza esta puesta en relacien del portador anenimo y del "cualquier cosa" en el mundo de la mercancia, entonces la notion de variable esta plenamente en

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juego en el sentido de que la indeterminacion del objeto cuyo valor encarna, no tiene sentido más que para un sujeto situado en relation con ella. Este nuevo sujeto que solo existe por el hecho de su inscripcion en el orden simbOlico, debe surgir en el moment() en que ese sistema simbelico ya no es más percibido con ingenuidad como un util directo y transparente, sino que se pone a presentar particularidades en su empleo que atraen de manera brusca la atencion. Esto ha sido verdad histericamente y formulo la hipetesis de que es tambien verdadero en lo individual: en el mundo de la perception —extern) o interno— no hay nunca "cualquier cosa". Hay ciertos aglomerados perceptivos, o no. Por el contrario, es necesario aventurarse con sabiduria o total inocencia, hacia lo que podria muy bien ser Ia naturaleza del sign) para tener la minima idea de una variable "como tal", la idea de que en un conjunto dado se puede escoger "cualquier elemento" y que, por lo tanto, el signo existe independientemente de la cosa, que no esta por entero reabsorbido en la problematica de la representacion.

Es ese, en mi opinion, el punto al que Lacan apuntaba repetitivamente cuando, en varias ocasiones a lo largo de sus seminarios, mencionaba ese momento decisivo en que el nilio sostiene que el gato hace "guau-guau" y el perro "miaumiau". Es, en efecto, en el nivel mismo del funcionamiento de la metafora donde el signo tiene alguna posibilidad de develar su doble naturaleza: por una parte, masivamente ligado a Ia representacien. Pero tambien, aunque de manera en apariencia más furtiva, gozando de una autonomia que, desde que es entrevista, designa la existencia de un sujeto inaudito, de un sujeto cuyo orden anterior transcurria tranquilamente. El objeto a inscribe este valor de la variable como tal en nuestra localization del sujeto.

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I

Capitulo 10

La resolucion de la metafora Nuestra apreciaciOn anterior de la nociOn de variable debe ahora ayudarnos a echar alguna luz sobre un punto clave de Ia enserianza de Lacan, un punto tan bien conocido que adopta facilmente el aspecto de una dificultad muy leve: la metafora paterna. Son incontables los trabajos lacanianos que la trabajan como un dato fundamental, es algo que cada uno ha integrado ya de tal manera que seria superfluo e inconveniente detenerse en ello. Ahora bien, pienso que se puede —y, por lo tanto, se debe— esclarecer su funcionamiento, aunque solo fuera para explicar el mantenimiento de la pertinencia de esta metafora con respecto a la continuidad de la enserianza de Lacan. Muchas expresiones de esa epoca —la "palabra plena", el velamiento/develamiento heideggeriano de la verdad, la intersubjetividad, etc. — no han resistido al choque del giro de los arios sesenta y de Ia invencion del objeto a. La metafora paterna, por el contrario, produce sencillamente el efecto de una pieza que esta invenciOn no habria alterado en nada. Y, si tal es el caso, habria que proporcionar al menos algunas razones de semejante longevidad en su pertinencia, aunque más no sea en su manera de "recibir" al objeto a. En lo que respecta a las precisiones cronolOgicas, la escritura de la metafora paterna esta perfectamente fechada: Lacan escribe el cuarto capitulo de su articulo "Sobre una cuestiOn preliminar a todo tratamiento posible

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El obfeto a de Lacan

de la psicosis"`'' entre diciembre de 1957 y enero de 1958, al mismo tiempo que introduce en su ensenanza, en los seminarios del 15 y 22 de enero de 1958, esta metafora paterna que esta, por otra parte, escribiendo por primera vez en su articulo sobre la psicosis. Esta contemporaneidad del texto de los Escritos y de las dos sesiones de los seminarios es, como ocurre habitualmente, instructiva, y permite desplegar el texto muy alusivo de los Escritos. Esos dos textos forman, con "La metafora del sujeto" (la respuesta a Perelman),T' un triptico suficiente como para estudiar de cerca el funcionamiento de la metafora paterna propiamente dicha. Por lo menos trate de hacerlo en el articulo publicado en la revista L'Unebevue n° 1, con el titulo de "Hiatus. Le meurtre de Ia metaphore" [Hiato. El asesinato de la metafora].6s

La resoluciOn de la metafora 169

habria tenido muchas dificultades para decir lo que va a decir ese 15 de enero de 1958. Por el contrario, con la analogia de tres terminos (A es a B como B es a x) que encontrara en su critica a Perelman, logra hacer aparecer la mayoria de las propiedades que le interesan en ese momento. Es un buen ejemplo del caracter heuristico de ciertas escrituras y, a la inversa, del caracter de callejOn sin salida para el pensamiento presentado por otras. No se podia esperar gran cosa de la metafora escrita asi: f (s S

(+)s

Y mucho que esperar de lo siguiente: S'

I. El deseo "de otra cosa" Muchas cosas deberian senalarse en esas dos sesiones del seminario, comenzando por el tono de revelaciOn que Lacan cuida de exhibir. Todavia no lo ha dicho, esto va a sorprender, etc., etc., pero es necesario que finalmente se sepa: el padre es una metafora (y no un simple significante: "El padre es un significante que substituy6 a otro significante"). Es verdad que parte del terreno edipico y que la partida que juega no es facil, puesto que esta permanentemente enganchado a los personajes parentales. Si Lacan no hubiese tenido entonces a su disposiciOn nada más que la escritura de la metafora que proponia en su texto escrito un ano antes (entre el 14 y el 26 de mayo de 1957), "La instancia de la letra en el inconsciente",' J. Lacan, "De una cuestiOn preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis", Escritos, op. cit., Pp. 513-564. " J. Lacan, "La metafora del sujeto", Escritos, op. cit., pp. 867-870. ^' C. Le Gautev, L'llnebevue, no 1, Paris, 1992, pp. 61-74. "" J. Lacan, "La instancia de la tetra en el inconsciente o la razOn desde Freud", Escritos, op. cit., pp. 473-509.

(-11 s

La version que poseo de esos seminarios no me permite saber si Lacan, en ese momento, desarrollaba en el pizarrOn la presentaciOn de la metafora segan la analogia con tres terminos; pero puesto que es la que utiliza entonces en la redaction de su articulo, parto de la idea de que realmente lo hada. Asi se explicarian frases como la siguiente: Es por ello que el padre viene [...] en el lugar de Ia madre: S en lugar de S', que es la madre ya ligada a algo que era x, es decir, algo que era el significado en la relaciOn del Mho con Ia madre.' Cuando la madre va y viene, Lacan prosigue: La cuestion es: zdOnde esta el significado? LQue quiere esta? Yo quisiera que sea a mi a quien quiere, pero es clam que no

' J. Lacan, Les formations de l'inconscient, op. cit., sesiOn del 15 de enero de 1958. lEn espatiol: los Formaciom's del Inconsciente, op. cit., p. 179.1

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es solo a mi a quien quiere, hay algo más que Ia atrae. Lo que la atrae es la x, es el significado.68 Hago notar que no fui yo quien introdujo la notion de variable, esta "x" es el mismo Lacan quien Ia menciona e, incluso, lo hace en el buen lugar: en pleno corazOn de la metafora paterna considerada por el como el pivote de todo el orden simbolico. Pero hablar inmediatamente de variable a proposito de esa "x" sera ir más rapido de lo que marca el ritmo y dejar escapar lo que el quiere hacer escuchar con su comentario sobre "el deseo de otra cosa". Que asombroso es —exclama antes que nada— que desde que el mundo es mundo ninguna de las personas que se llaman filOsofos haya jamas pensado en producir, por lo menos en el period° clasico, [...] esta dimensiOn esencial que es aquella de la que les he hablado con el nombre de lo que se puede Ilamar: otra cosa [...] tal vez no como ustedes lo sienten en este instante, el deseo de ir a comer una salchicha en lugar de escucharme, sino de todas formas y de cualquier cosa de que se trate, el deseo de otra cosa como ta1.69 Puedo desear que el largo comentario anterior sobre la notion de variable permita ahorrar esta pesada masa edipica que abunda a todo lo largo de esas dos sesiones de seminario. Sera suficiente mostrar que "otra cosa como tal" es realmente lo que la variable ambiciona ser, pero solo se podra demostrar distinguiendo con justeza lo que Lacan escribe "x" y que no es, por cierto, la variable puesto que el la llama, por otra parte, "la presencia inefable del sujeto", lo que vendra a ocupar el lugar dejado vacio por el fallo de esta omnipresencia.

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Entre tanto, aqui se debe poner el acento sobre el significado. En la escritura de la metafora que nos interesa, el Ibid. [Ibid., p. 181 .1

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segundo miembro, el z , es interpretado por Lacan con el modelo de la relaciOn significante/significado. La imagineria edipica lee eso como la relacion madre/hijo, ese hijo preso no solo en Ia necesidad, sino igualmente en el simbolo. Lo que a veces se da a leer en Lacan como la triada imaginaria "madre/hijo/falo" esta aqui replegado sobre una dualidad, a causa de Ia identificaciOn imaginaria prevalente del hijo al falo materno: sea lo que sea lo que la madre quiera y desee, el hijo lo es. El hijo colma permanentemente el deseo materno: Ese significado de las idas y vueltas de la madre, es el falo. El hijo, con mas o menos astucia, más o menos suerte, puede, una vez que entendio, llegar muy temprano a hacerse el falo. Pero la via imaginaria no es la via normal, es por otra parte por eso que trae consigo lo que se llaman fijaciones.7° A ese triangulo imaginario elaborado desde el comentario del pequerio Hans en La relation d'objet,71 Lacan le va a adjuntar el triangulo simbOlico, encarnado desde las mismas fechas por las entidades edipicas del padre, de la madre y del hijo.72 Pero, zque es lo que autoriza ponerlos en relacion, incluso acoplar esos dos triangulos? Aunque Lacan no lo anuncia de esta manera, se trata de ese famoso "deseo de otra cosa" que va a permitir pasar de la pareja imaginaria madre-hijo a... otra cosa, precisamente.

El gran inconveniente del Edipo es el de apoyarse de manera frenetica en la imagination: para dar aqui cuerpo a ese "deseo de otra cosa", seria necesario imaginar que la madre, por supuesto consagrada a su hijo, no dejara de 7° Ibid. [Ibid., p. 180.1 '1 J. Lacan, op. cit. [En espanol: La Relation do Obicto, op. cit.] 7' Son esos dos triangulos los que se encuentran juntos en otra de las gran-

des escrituras del articulo "De una cuestion preliminar...", a saber, el esquema R iNota de autorl; J. Lacan, Escritos, op. cit., p. 534.

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seguir interesada por algo, alguien diferente, su marido, por ejemplo, o alguien que ocupe el lugar de su marido, y que el hijo, un dia determinado, sorprendera la desgarradora verdad: fella ama a otro!fl Para el entonces queda la dura realidad y el demoledor descubrimiento de lo simbolico y de la castration mezclados. LPor que no? Como se dice: "Algo hay de eso". Pero tanto realismo corre el riesgo de colocarnos en la delicada postura de buscar por todos lados la realizaciOn efectiva de ese esquema y de aplicarlo alli donde no tiene razert de ser. Por lo tanto, debemos estar atentos al siguiente matiz: la fuerza narrativa de un relato se establece la Inas de las veces en detrimento de la perception de su poder simbolico. Sin pretender que el relato edipico sea falso, ,cual puede ser la verdad estructural que esta en juego en esta metafora y ese relevo del "deseo de otra cosa"?

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legitimamente creer que solo tenemos que considerar dos significantes. Pero la escritura de la analogia de tres terminos (A es a B como B es a x) desdobla el termino intermedio sin que uno, al comienzo, se de realmente cuenta. Sin embargo, en su texto "La metafora del sujeto", Lacan llega a utilizar indicios para diferenciar lo que no puede ser interpretado sino como dos ocurrencias del mismo termino, puesto que se llama S' en los dos casos. Pero aparece, ya sea en S',, abajo a la izquierda, ya sea en S'2, arriba a la derecha. Esta dualidad es menos legible en el texto "Sobre una cuestien preliminar..."75 donde no se ye aparecer más que dos veces el mismo S'. Estamos obligados a observar que esta mismidad, esta letra cumple en cada caso un trabajo bien diferente: en su primera ocurrencia, en tanto S'I , es un significado, mientras que en tanto S'2 es un significante. Pequeno detalle cuya medida vale la pena considerar si se quiere que el algoritmo funcione.

H. El tartamudeo central de la metafora paterna Durante el congreso de Estrasburgo y en el articulo aparecido en el nrimero 1 de L'Unebevue, atraje la atencion hacia un detalle del funcionamiento de la metafora desconocido, en mi opinion, por la mayoria de los comentadores (ientre los que conozco!): la elision del significante S' posicionado como termino medio entre el S primero y la x Ultima, plantea un problema de lectura que solo la respuesta a Perelman en "La metafora del sujeto",74 permite disipar. La formula reterica de la metafora dice: sustitucien de un significante por uno diferente. Entonces se puede 73 Se recordara que, en Los complejos fioniliares, Lacan hada preceder el cornplejo de Edipo por el complejo de intrusion [Nota de autorl; J. Lacan, "Les complexes familiaux dans la formation de l'indiyidu", Autres ecrits, Seuil, Paris, 2001, pp. 23-84. [En espanol: La familia, Argonauta, Buenos Aires/Barcelona, 19781 74 J. Lacan, Escritos, op. cit.

Es aqui, precisamente, donde la nocion de variable puede venir a aportarnos algan auxilio, esta nocion de variable que yo insisto en presentar como una conquista decisiva en la adquisicien de la lengua y, más aim, del poder propio de los sistemas simbelicos. Lacan mismo hada notar que el problema creado por lo que el entonces Ilamaba "las idas y vueltas de la madre", es el significado. zQue quiere ella? zQue quiere decir todo esto?76 Hay significado frente al cual —y esta es la novedad del relato edipico— el nitro no se precipita a identificarse. Se sabe, al menos si se sigue a Lacan en este punto, lo que el nitro hace a partir del moment() en que comprende J. Lacan, Escritos, op. cit. Es la gran pregunta del comienzo a propOsito del sintoma: una vez comenzado el "apero que quiere decir eso?", una vez planteado que existe un significado enigmatic() para ese significante, entonces la encuesta comienza, hay una "otra cosa" en el ambiente [Nota de autorl.

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la argucia: se identifica, se ofrece como respuesta a todo lo que vendria de Ia madre bajo el modo interrogativo. A la pregunta: "LPero que es lo que ella quiere?", la respuesta obligada seria entonces: "Yo" [c'est Moi]. LQue es to que puede llegar a trastornar este amarre en un puerto tan seguro? "zCOrno concebir —se pregunta Lacan— que pueda ser leido to que el sujeto desea de otro?" Responde con prudencia, con una larga circunlocuciOn: Seguramente, es a la vez dificilmente pensable y demasiado dificil de efectuar porque esta realmente alli todo el drama que ocurre en ese cierto grado de bifurcaciOn del nivel primitivo y que se llama las "perversiones". Es dificilmente efectuable en el sentido de que es efectuado de una manera erronea, pero es efectuado de todos modos, ciertamente es efectuado no sin la intervention de algo más que la simbolizaciOn no basta para constituir; la simbolizacion primordial de esta madre que "va y viene", a la que se llama cuando no esta alli y a la que como tal, cuando esta alli, se ahuyenta para poder llamarla de nuevo; forzosamente, hay algo más. Ese algo más es precisamente la existencia detras de ella de todo ese orden simbOlico del cual ella depende y que, como siempre esta más o menos alli, permite ese cierto acceso a ese objeto —su deseo—, que es ya un objeto tan especializado, tan marcado por la necesidad instaurada en el sistema simbOlico que es absolutamente impensable de manera diferente en su prevalencia y que se llama el falo.77 Una vez que se ha precisado que las perversiones marcan una cierta forma de fracaso en ese punto, que por lo tanto en ese caso "Yo" ["Moi."] sigue siendo la respuesta primera a toda interrogacion sobre el objeto de deseo de la madre, Lacan se apresura a nombrar falo a "ese punto cima del ternario imaginario" como lo llama enseguida, cosa que le permite desembocar en la punta de la pregunta que le va a ofrecer a la metafora, todavia por venir, toda su 7a J. Lacan, Les fonnations de l'inconscient, op. cit., sesion del 22 de enero de 1958. [En espanol: Las Formaciones del l,iconsciente, op. cit., pp.188-189.1

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pertinencia: si el padre simbOlico es el mismo la punta del ternario simbolico, como es posible que haya entre los dos (es decir: padre simbOlico y falo imaginario) este vinculo y como es posible que yo pueda anticiparles ya que este vinculo es de orden metafOricor Si uno quiere escapar en alguna medida al escenario edipico, a la distracciOn de la madre o a no se sabe que ojeada de la madre hacia un falo marital y paterno, es necesario inclinarse hacia el montaje significante de la metafora y renunciar a la idea de que el lazo entre el padre simbellico y el falo se haria con el modelo del sustantivo y del adjetivo, del sujeto y del predicado. El personaje paterno esta en general provisto de un Organo macho, pero no por eso sirve para localizar simbOlicamente al falo imaginario. Eso ayuda, sin duda, pero no esta alli el resorte de la operacion, de otro modo no se comprenderia de que modo el lenguaje estaria implicado en la operaden. Aqui la masa edipica aplasta singularmente, porque se sabe siempre demasiado pronto lo que quieren decir las palabras "madre" y "padre".

La operacion comienza cuando se asoma un significado con el que el yo [moi] no llega demasiado rapid° a identificarse —cosa que Lacan parece excluir casi por principio en la perversion, en la cual, en Ultima instancia, si la cuestion sobre el significado del deseo del otro llega a plantearse, "yo" [moi] estard siempre alli, a traves de uno cualquiera de sus atributos, para disipar la interrogacion. En cambio, en la situation de la producciOn de la metafora paterna, habria un significado que insistiria, que la identificaciOn imaginaria no lograria resolver, cuyo valor " Ibid. [Ibid., p. 189.)

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no lograria dar. Creo que se trata del tiempo que es el de la variable: un significante representa algo, solamente hay un problema: no Ilego a saber que y, sobre todo, "yo" mail no se precipita a col mar el agujero abierto por esa traba. l'ara decirlo de manera menos grosera (pues no es un asunto de "representaciOn"), digamos que hay una puesta en juego de un significado, pero que el referente de ese significado esta ausente. Aqui no es kilo Ia lOgica de la metafora paterna lo que esta en action, sino tambien el hecho de que la no respuesta del analista provoca la transferencia, provoca el llenado de un significado del que no se soporta que siga sin tener valor. Hable de la ruleta: el tiempo de la transferencia se sitna justo entre el famoso "No va más" y la llegada de la bola a su pequena casilla; es el tiempo en que la apuesta ya esta perdida, precisamente porque, como la reliquia, recauda "otra cosa", el jackpot.

Aqui ocupa su lugar nuestra pequena reflexiOn anterior, segun la cual, en el funcionamiento mismo de la metafora, es necesario que haya identificaciOn de dos ocurrencias de un mismo significante, una vez en postura de significante, la otra vez en postura de significado. Este aparente misterio saussureano —tcorno podria un significante saussureano ser tambien un significado?— no es tan oscuro en la enserianza de Lacan: es el tiempo del enigma, dicho de otro modo, la apariciOn de un signo que no representa de inmediato alguna cosa, de manera que no hay separation entre su faz significante y su faz significado. En ese tiempo del surgimiento de un significante como tal, de un significante que no llega a hater signo, encuentro el atisbo de lo que va a devenir la variable. Asi como más atras imaginabamos unos tiempos lejanos en los que no habria habido mas que una economia de trueque, de la misma manera podemos imaginar un tiempo de

La resoluciOn de la metafora 177

balbuceo en el que todo proferir significante encontraria sin problema su valor. Y de hecho, los nirios en edad de balbuceo casi no se muestran perplejos frente a las palabras, tanto las que pronuncian como las que escuchan. La interrogaciOn y la sorpresa vendran, tal vez, más tarde.

Vendran cuando, en el funcionamiento mismo de Ia palabra, ademas y a tray& de los asuntos papa/mama, el nino tendra que verselas con cerramientos de significacion que no se efectuan y ante lo cual ya no puede defenderse yoicamente. Hace ya mucho tiempo que no logro encontrar un texto freudiano que se que existe (ten la Traurndeutung tal vez?), en el que Freud describe al yo como ese tipo particular de payaso al que se llama "augusto". Todo empolvado de blanco, revestido con ropas brillantes, efectna por aqui y por alla algunos numeritos (la mayoria de las veces con una habilidad dudosa), pero hay algo en lo que no falla jamas: en el momento en que el ptiblico manifiesta su contento (o tambien su descontento) a propOsito de cualquier cosa, incluso de cualquier otro nUmero, el se apresura a saludar. Todo lo toma como una serial de interes dedicada a el, de alli surge la comicidad segura ante tanta infatuation. El placer de los nirios —quiero decir de todos nosotros, desde ese punto de vista— ante ese genero de payaso, t no dependera de esos tiempos antiguos, que pretendemos felices, en los que cada uno de nosotros era la respuesta a todo? No esta prohibido sonar...

Mientras el yo [mod no este desprendido, no hay variable: cualquier cosa tiene siempre un valor fijo, por defecto: el yo. Si vo = falo, apenas se ye que haya lugar para la más minima indetermination de... sea lo que sea, precisamente.

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El objcto a de Lacan



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III. El publico de la metafora



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Sin aclarar mas por el momento el misterio que haria salir de un orden en apariencia tan estable como el orden imaginario, hay que detenerse en uno de los flancos de la escritura de la metafora en general y de la metafora paterna en particular: puesto que hay dos ocurrencias de un mismo termino, para que cualquier metafora funcione es necesario que alguien identifique esas dos ocurrencias, las considere como "las mismas". Esto permite definir —bastante 'abstractamente en un primer tiempo, aunque estudios en detalle podrian tal vez mostrar su pertinencia— lo que puede llamarse el "pfiblico" de una metafora: el conjunto de aquellos que estan preparados para considerar como identicas las dos ocurrencias, entendiendo que ese conjunto puede comprender un solo miembro. Eso permite plantear de otra manera la infernal cuestiOn de los "limites" de la metafora. Me parece un hecho que toda tentativa para definir tales "Iirnites"esta, por adelantado, consagrada al fracaso, puesto que la metafora, por definicion, puede anudar cualquier significante con cualquier otro. Es vano querer reducir este principio. En cambio, cualquiera puede decir frente a una metafora que "eso no funciona para el". Desde ese punto de vista, la definici6n del chiste por Freud es no solo humoristica, sino rigurosa: "Es chiste lo que yo considero como tal". Igualmente, es metafora lo que es admitido como tal por un sujeto; hay metaforas estrictamente singulares, es toda la "poetica" de la fantasia individual; hay otras que parecen convenir a casi toda la humanidad y en las cuales Jung creia encontrar las raices extremas del inconsciente. La metafora paterna es matricial en el sentido de que fabrica a un miembro de ese poblico general. El grito intimo de cada una de ellas debe ser: " iBienvenido al club!" —al club de todas aquellos y aquellos que, por haber

La resoluciOn de la metafora 179

sorprendido un dia el deslumbramiento que se produce al ver que un significante puede siempre esconder a otro, no cesa desde entonces de reiterar ese asunto.

Como lo dejaba entender en el Ultimo capitulo, la separaciOn temporal importante entre la proferacion del yo [moil y la del yo [fe] en el nino no se reduce a la adquisiciOn de la conjugacion y de un esbozo del aparato conceptual temporal. Presupone la entrada al club, a saber, ese desapego del yo [moil que soporta a la vez el suspenso de la clausura de la significacien y, al mismo tiempo, descubre este aspecto del sistema simbOlico: que el mismo es sin comienzo ni fin. El hecho clinico susceptible de indicar un momento semejante es sobre todo la explosion del "zPor que?" en el nirio; el descubrimiento de que cualquier respuesta puede ser considerada solo como una respuesta y, por eso mismo, ser cuestionada a su vez indefinidamente. Esta "indefiniciOn" del significante, su capacidad para entrar sin cesar en nuevas relaciones, me parece ser el atisbo de lo que pronto va a jugar como primero el pronombre y luego, como la variable propiamente dicha.

Queda, para terminar, el enlace misterioso, lo que hace que la "x" de la metafora paterna (que no es exactamente lo que desde el comienzo Ilame la variable) vaya a acoplarse, al termino de un recorrido enredado, a "otro" significante. No hay alteridad sin la elision metafOrica, puesto que ese significante no es "otro", sino porque viene en el lugar del que ha caido en la operaciOn.

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El objeto a de Lacan

Conclusion: el "deseo de la madre", una variable Entonces la variable, por el puro juego de lugares que esta en accien en todo el asunto, habra silo lo que en la escritura de la metafora paterna se llama "Deseo de la madre". Este elemento —de cualquier cosa que este hecho— es lo que se divide, se escinde, despliega una cara significante y una cara significada (oscura, puesto que esta a la espera de su referente) y sirve, por eso mismo, para designar a "otra cosa como tal", para luego eclipsarse al final de la operacion. El resuitado de esta operacion no es otro que la puesta en Orbita del "yo" al que llamo "el pronombre de los pronombres", aquel a partir del cual toda la deixis se ordena. Ahora bien, la elision de ese significante, llamado para el caso "materno", no podra tener lugar mas que si adquiere, de una manera u otra, un estatus de variable tal como Ia hemos casi definido: un significante que posee naturalmente un significado (en matematicas o en legica, una variable recorre siempre un campo o un conjunto determinado previamente), pero ese significado no se renne tan rapido con el referente que lo deterrninaria singularmente. Es ese suspenso en la individuacien del que me ocupare de más cerca en adelante: si logramos, aunque sea, decir algo de lo que le debe a la maquina simbOlica, encontraremos lo esencial de lo que buscaba anticipar a proposito del objeto a.

Capitulo 11

EL a-bjeto [L'AB-JET] En el curso de los capitulos anteriores he tornado demasiados caminos diferentes como para no buscar dar a esta conclusion un eje nnico alrededor del cual, espero, podra tomar lugar la mayor parte de los valores ligados a este objeto, valores que necesite descubrir en otros campos, otros saberes, otras practicas. Y la mejor idea respecto de tal eje es hacer primero entender, en Ia expresien misma de objeto a, un sentido que Lacan solo raramente destace (aunque la mayor parte de las determinaciones del objeto a concurren alli): a saber, el sentido del "a-"privativo griego.79 El a-objeto era imposible forjarlo en nuestra Iengua, el trances, a causa de lo que se llama un hiato (secuencia de dos vocales); el abjeto, demasiado cercano de abyecto, hubiera sonado curioso (aunque Ponge habia hecho efectivamente "l'objeu" ["el objuego"]). Lacan habra hecho "el objeto a", el objeto que se sustrae del mundo de los objetos, como asimismo el a-normal se apoya sobre la palabra de "norma" para excluirse de ella, semejante a la a-fasia, la a-ritmia, etc. Esta a inicial es a veces muy ambigua, puesto que es doble: a veces significa claramente Ia privacien (a-vitaminosis), otras, por el contrario, venido de ad, designa la direccion, el hecho de introducirse: en Se podrian, de todos modus, alinear aqui algunas citas. Me contentare con una: "1...1 lo que es tambien el equivalente de esto, que el objeto a puede ser dicho, como su nombre lo indica a-sexuado". Encore, Seuil, Paris, 1975, p. 115, el subrayado es mio lNota de autorl. lEn espanol: Aun, traduccion de Rabinovich, D-Mauri y Sucre de la redaccion de J-A. Miller, Paid os, Barcelona, 1981, p. 153.1

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frances s'avilir (envilecerse), hacerse vil; estar avine (envinado), estar embebido de vino. El diccionario Petit Robert no puede dejar de llamar a uno "a1", y al otro "a2".

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El objeto a de Lacan

Una pequena indicacion borromeana ahora, para sostener de entrada la idea del a-privativa: en el comienzo de los anos setenta —y hasta la conferencia pronunciada en ocasion del Congreso de Roma ("La tercera")8° en la cual inscribe un maximo de sus propios terminos sobre el nudo— Lacan precisa que este objeto a no esta tornado en ninguna de las consistencias del nudo. No es por lo tanto ni imaginario ni simbelico ni real; es, hablando con propiedad, ectopico, y esta propiedad lo convierte en el agente mismo del anudamiento. I. El objeto de ninguna consistencia Su exclusion de cada una de las consistencias es por si sola una indicacien preciosa que, se vera, corrobora lo que he expresado al tomar caminos desviados. No es imaginario. Es el dato tal vez mas decisivo --en todo caso el más claro— dada la definicion muy estricta del imaginario en Lacan. El hecho de que este objeto haya debido despegarse del otro con minnscula le habra hecho perder dos de las propiedades casi definitorias de este otro: la unidad "uniana" y la especularidad, propiedades plenamente articuladas una con la otra. Esas solas determinaciones negativas bastan para excluir toda confusion entre objetos "mundanos" cualesquiera (eventualmente: seno, heces, etc.) y el objeto a. La clinica más atenta no dara una mostracion de tal o cual objeto a. Es (entre otras razones) para respetar esta severa restriccion que hice casi omision de un estudio sobre el objeto '° J. Lacan, "La tercera", Intervenciencs y textos 2, Manantial, Buenos Aires, 1988, pp. 73-108, texto no revisado por Lacan.

El a-bjeto [L'AB-JET] 183

transicional de Winnicott. Por rico que sea clinicamente, su realidad mundana tiende, me parece, a inducirnos en un error sobre la naturaleza —y sobre todo la funciOn— del objeto a en Lacan. El mismo hizo, por cierto, la aproximacion entre su objeto y el objeto transicional de Winnicott, ese entre dos del autoerotismo y del objeto (para emplear aqui terminos de Freud) que, en efecto, debe situarse en el lugar mismo en donde la simbolizaciOn va a efectuarse; y el objeto a no esta lejos de ese centro activo.

Entre las numerosas y apasionantes observaciones de Winnicott, destacare, sin embargo, aquella sobre el valor "simbeilico" del objeto transicional (poniendo, por supuesto, "simbelico" entre comillas, puesto que se trata en el, como en la mayor parte de los autores freudianos, de un empleo de la palabra simbOlico que designa un valor que, en Lacan, sera llamado imaginario: a saber, lo que el simbolo "representa").81 Pero Winnicott no puede impedirse poner un serio bemol sobre el funcionamiento "simbelico" de su objeto transicional: Es exacto que la esquina de la cobija (o cualquier otra cosa de este orden) es el simbolo de un objeto parcial tal como el seno de la madre. Sin embargo, el interes no reside tanto en el valor simbolico como en su valor actual. El hecho de que no es el seno (o la madre) es tan importante como el hecho de que representa el seno (o la madre).82 La lain= frase nos vendra como un guante, pues basta con reescribir "seno" y "santo"83 para encontrar alli En cuanto se refiere a la naturaleza del simbolo, Winnicott esti masivamente — sin estrategia alguna de su parte— del lado de Jones y de Freud, at menos como los presente en "Symbole, svmbole et symbole", 1:11nellevue n°4, El'EL, Paris, 1993, pp. 7-22 [Nota de autor]. [En espanol: El case inexistente, Epeele, Mexico, 2006, pp. 203-223.] [De la pediatria al psicoae D. W. Winnicott, De la pediatric a la psyclianalysc nalisis], l'ayot, Paris, 1989, p. 175. Sein y saint, son hornafonos en frances IN. de LI.

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El objeto a de Lacan

una expresion de la verdad de la reliquia: su importancia corresponds tanto at hecho de que ella no es el santo o el martir (no es mas que una parte cualquiera de sus despojos), mediante lo cual esta presente, disponible y, sobre todo, localizada, mientras que to que representa (Ia comuniOn de los santos, la beatitud, etc.) solo es uno de los aspectos de to que constituye su valor. Como el objeto transicional, Ia reliquia debe esencialmente su poder a su naturaleza metonimica que toma, sin duda alguna, mayor importancia sobre su valor metafOrico, incluso si, es evidente, este Oltimo no esta ausente.

La dificultad del abordaje del a por el sesgo imaginario esta alli: en la imposibilidad de descartar —ya sea con la reliquia o con el objeto transicional— todo valor metaf6rico de representacion de los objetos mundanos que ellos son, con toda evidencia. Cuando Winnicott destaca con justa razOn que el objeto transicional debe concebirse como the first not-me posession,84 designa, al hacerlo, el lugar mismo de la paradoja que se esfuerza por captar en un sesgo todavia ampliamente imaginario: algo que serfa a la vez una posesiOn "no mia", sin que sea, sin embargo, de ningOn otro." COmo bloquear este valor de remisiOn metafOrico de manera de poder concebir un objeto rigurosamente metonimica? Es a partir de esta pregunta que podemos abordar otra faz de la dificultad que consistirla en reducir el objeto a en un elemento simbOlico, a un significante, puesto que alli, en ese nivel, podriamos mantener la esperanza de ,

D.W. Winnicott, op. cit., p. 170. '" La nocion de "fisco" que solo he mencionado breve y anteriormente, - es aqui particularmente interesante: lo que no es mio ni tuyo.., pertenece al risco, que, per su parte, no pertenece a nadie... sine solamente a todos [Nota de autorl.

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encontrar algo donde la pura metonimia triunfaria. Pero esta via esta bloqueada por una segunda exclusion.

No es simbolico. Cualesquiera que sean los equlvocos, a veces muy dificiles de eliminar, entre "objeto" y "significante", toda reduccion a un significante del objeto a fracasard por el caracter altamente parcial de este objeto. Todo significante es uno. Esto no es una constataciOn empirica, es un axioma constitutivo de lo que es el simbOlico segnn Lacan. Es la diferencia decisiva con Derrida para quien la unidad de la huella se erosiona, se difumina, se corrompe y puede terminar por perderse, de tal suerte que no se esta nunca seguro "de que una carta llegue siempre a destino". Para el, el archivo esta siempre amenazado por las ratas y, empiricamente, no se le puede guitar la razOn. Pero el significante lacaniano no es la huella, y asi como en Freud lo reprimido es indestructible y no puede haber represion sin retorno de lo reprimido, asi tambien en Lacan el significante es, en si mismo, indestructible. No es, una vez más, una constataciOn sobre la naturaleza del "significante", sino una exigencia axiomatica sin la cual no habria ya practica analitica posible. El objeto a no pertenece a este filon. Si ningnn espejo lo atrapa, ning6n significante to encarna, de lo que no es siempre facil darse cuenta cuando uno lo ve cifrar sempiternamente por una letra. El 9 de enero de 1973, al describir una operaciOn sobre los cuatro discursos, Lacan hablaba "de a que yo llamo objeto, pero que no es de todos modos nada más que una letra. LEn que una letra —proseguia—, puede servir para designar un lugar? Es claro que hay alli algo de abusivo"."

B6

J. Lacan, Encore, op. cit., p. 30. [En espanol: Atin, op. cit., p. 39.1

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El objeto a de Lacan

Ese lugar, que la letra "a" serviria para designar, puede casi ser definido como el entre dos significantes, lugar que tenemos desde siempre (es decir, desde el dia de la definition de esta entidad, a saber, desde diciembre 1962) como el del sujeto "representado por un significante para otro". Ese sujeto, incluso si tomamos Ia precauciOn de no acordarle sino muy poco ser, al menos debemos ofrecerle un lugar de inscripciOn, y ese lugar no podrIa ser mas que aquel que, mas o menos metafOricamente, sera llamado "entre dos" significantes. Esta identidad en la localizaciOn sostiene en Lacan dos enunciados como: [...] la reciprocidad entre el sujeto y el objeto a es total. Para todo ser hablante, la causa de su deseo es estrictamente, en cuanto a la estructura, equivalente, si puedo decir, a su doblez, es decir, a lo que llarne su divisiOn de sujeto." Esta equivalencia sostuvo siempre, en Lacan, Ia permanencia de su escritura de la fantasia (,$ a), escritura dada anteriormente para la fabricaciOn del objeto a, y que, sin embargo, se mantuvo sin modificaciOn alguna hasta el fin de su ensetianza.

No es real. Esto es un poco más complicado por la simple razOn de que la localization del real como tal no es tan directa como la del imaginario o del simbOlico. Estos tiltimos son, en efecto, pasibles de definiciOn positiva mientras que el real es apuntado, aunque mas no sea conceptualmente, como Dios en las teologias negativas: por una serie de negaciones.88 Sostener largamente que el objeto a no es real nos introduciria, rapid°, en un vertigo de negaciones donde algunos enunciados de Lacan podrian pronto aparecer espinosos: si —por ejemplo!— "lo que hay de real en el nudo es el anudamiento", y si

el objeto a es lo que efectita ese anudamiento, des, acaso, siempre tan cierto que este objeto no es real? Dificil, dificil. A despecho de estas dificultades y para no perdernos sin provecho en sus lazos, hay que cuidar el caracter ectOpico de a, la imposibilidad de adherirlo a cualquiera de las consistencias del nudo. Uno se encuentra entonces en la obligaciOn de apuntar más positivamente su funci6n, lo que es, en efecto, el objetivo inicial de este trabajo.

II. Un tartamudeo decisivo: "... eso no es eso" ["... ce n'est pas ca'r Hay, para esto, una localizaciOn preciosa en los seminarios: es, con una misma formula —retOricamente sofisticada— como Lacan introdujo el nudo borromeo y sostuvo su objeto a: yo te demando rehusarme lo que te ofrezco, porque:

no es eso. El 9 de febrero de 1972,9° bastante discretamente ese dia, la cosa tuvo lugar. Roman Jakobson, retenido en una cena entre lingiiistas, no estuvo, como estaba previsto, presente en el seminario y Lacan parece improviser en torno a esta frase que lanza entonces del siguiente modo:

demande de ME refuser ce que JE T'offre parte que: c'est pas ca." YO TE demando rehusar ME lo que TE ofrezco

"JE TE

porque: no es eso."]. Por otra parte, se lo escucha decir con un tono divertido: Ayer por la noche, me ocurriO, cenando con una encantadora persona que escucha los cursos del Sr. Guilbaut que, como anillo al dedo, me fuese dado ver algo que es nada menos que el escudo de armas de los Borromeo.

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Ibid., p. 114.111U., p. 153.1 ExcepciOn aparente: "El real es lo que vuelve siempre al mismo Pero esta "mismidad - es estrictamente simbOlica; aqui, comb tampoco en otra parte, no hay definiciOn del real per se [Nola de autor]. 87

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" Se veran mas adelante las razones para traducir de esta manera esta frase IN. de J. Lacan, ... on pire, op.ci t.

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Junto con algunas otras fruslerias, estas dos cosas van a ocuparlo durante los ocho arios de ensenanza que entonces todavia le quedaban. Esta frase no es ciertamente facil de captar puesto que hay que utilizar al mismo tiempo cuatro terminos, cuando en tiempo normal ya dos nos exigen algtin esfuerzo. Por lo demas, no es esa exactamente mi preocupaciOn, pues solo me importa la descalificacien final, el "eso no es eso", que Lacan comenta inmediatamente el 22 de octubre de 1973 de la manera siguiente: [...1 eso, ustedes saben lo que es, es el objeto a. El objeto a no es ningtin ser. El objeto a es lo que supone de vacio una demanda, la cual no es tal sino al situarla por la metonimia, es decir, por la pura continuidad asegurada desde el comienzo hasta el fin de la frase, como podemos imaginar lo que puede ser un deseo que ning-tin ser soporta.9'

Recaemos alli sobre una distinciOn que puede llamarse clasica a propOsito de Lacan, en la medida en que es de aquellas que el habra logrado hacer pasar a un amplio phblico: Ia diferencia entre el objeto de la demanda y el objeto causa del deseo, diferencia marcada por un "eso no es eso" que descalifica al primero al medirlo con la expectativa del segundo. El mismo Lacan no se detuvo, hasta donde yo se, en una propiedad muy evidente de ese "eso no es eso", a saber, el tartamudeo que lo constituye puesto que, con Ia salvedad de la elision, encontramos dos veces, en trances, el mismo deictico: ca n'est pas ca. "ca" ["Eso"], que to deseahas, crefas desear, esperabas, no es "eso" que te doy, te contentes o no con ello.

La insatisfacciOn histerica es la indicaciOn primera, pero la operaciOn tearica en juego no podria reducirse aqui a una _ 9' Ibulem.

El a-bjeto IL'AB-JETI 189

description de este dato clinico. Entre otras razones porque los valores acordados at deictico son muy a menudo el indite de un nudo esencial en Ia estructura. Me contentare en ese momento con dos evocaciones: cuando los Senores de Port-Royal adelantan su teoria, crucial en la episteme de la epoca, de la transubstantiation (la eucaristia), pasan por una interpretation muy singular del "Este es mi cuerpo, esta es mi sangre". Y más tarde, cuando Russell dispone de su hallazgo de escritura que le permite eliminar los terminos singulares, propone considerar que el imico nombre propio, es this o that, a saber el deictico una vez más. El deictico es ese fragmento de la cadena hablada que ambiciona extraer su signification, no de la pura remisiOn a otros fragmentos de esta misma cadena, sino de una concatenation crucial entre la cadena hablada y... lo que ella no seria (para no decir más por el momento sobre esta alteridad). El hoc de Port-Royal y el this de Russell presentan este punto comun a despecho de toda la disparidad que, es evidente, se podria encontrar en ellos: su sigmficaciOn (su capacidad de remision en el cierre de la cadena hablada) es la más pobre que pueda existir, pero esta pobreza constituye precisamente su inter& en la medida en que debera ser completada, ya sea por las "ideas agregadas" en Arnauld y Nicole, o por la clase a la que pertenece el individuo designado por ese this en Russell. Pero sin perder más tiempo en estos precedentes histOricos, ahora es necesario volverse exclusivamente hacia la operaciOn intentada por Lacan con su "eso no es eso" que hay que considerar como la formula retOrica más apropiada para apuntar a la funcion del objeto a. Es importante, primero, recibirla con todo rigor. En cierto lugar, por ejemplo, Lacan senala que seria errOneo leerla

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como la expresion de una decepcion (iEso no es mas que eso! —en lo que la insatisfacciOn histerica esta bien posicionada como una indicacien, y nada más). En efecto, se trata entonces de operar, en el seno mismo del deictico, una particion entre lo que permite designar un objeto, y este objeto mismo. Es aqui donde encontramos algunos beneficios de nuestro rodeo por la nocion de variable, puesto que lo esencial de su trabajo es apuntar a un objeto sin nunca reabsorberse en. el. En este lugar la lengua nos juega sin cesar malas jugadas puesto que pasamos casi siempre demasiado rapid° del designador a lo designado. Ocurre con mucha frecuencia esta desventura que contaba no se cual etnologo: cuando debia aprender al menos los rudimentos de la lengua hablada por el poblado que estudiaba, comenzO por preguntar a su informante senalandole con la mano una serie de objetos y le pedia, cada vez, que le diera el nombre del objeto del que se trataba. No tarde en darse cuenta que, despues de un instante de perplejidad, su informante le devolvia cada vez el mismo fragment° de Ia cadena hablada que al fin terming por identificar correctamente: era la palabra para decir "dedo", ese dedo con el que el apuntaba con regularidad hacia los diferentes objetos. Ciertas versiones de esta historieta agregan que entonces, para eliminar este equivoco, se obligaba primero a tomar los objetos de que se trataba, pero, es evidente, su lista se encontr6 dramaticamente reducida.

El a - bjeto [L'AB-JET]

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estudiante que miry por primera vez en un microscopio es advertido por su maestro de to que debe ver, si no el no vera absolutamente nada aunque eso este alli y sea visible.92 El pedagogo es efectivamente alguien que hace to que puede para que "eso" sea "eso": que lo designado corresponda al designante. Por el contrario Lacan intenta, con su a minitscula, poner en juego un designante al que ningun designado vendra a llenar, pero al llamarlo muy justamente "objeto", rechaza por anticipado que se le reduzca al puro deictico. La inadecuacion entre "lo que se presenta" (el primer "eso" de "eso no es eso"), y "lo que yo esperaba" (el segundo "eso" de Ia formula) no confiere ninguna ventaja al segundo "eso" (no es nunca mas que imaginario y hemos excluido que el objeto a sea imaginario); el objeto a es esta inadecuacion misma.93 III. El objeto a: zsustituible o no sustituible? zCual puede, entonces, ser la parte de esta inadecuacion en la subjetivacien? Es bien claro que el objeto presente varia; el objeto de la expectativa, tornado como esta en las redes especulares y narcisistas, no deja de variar el tambien. Pero merece plantearse la pregunta de saber si su inadecuaciOn no debe considerarse como una constante.

Movido por una preocupaciOn semejante, Freud escribia en su conferencia sobre la transferencia:

Dare primero un ejemplo formal simple de tal situacien, entendiendo que la inadecuaciOn sigue siendo una forma de puesta en relacion: se puede facilmente producir una lista —hablando con propiedad, infinita— de relacio-

No hay duda de que la inteligencia del enfermo tiene más facilidad para reconocer la resistencia y encontrar la traduccien correspondiente de lo reprimido si le hemos dado representaciones de expectativa ajustadas. Si yo les digo, miren al cielo, hay un globo que pueden ver, entonces lo encontraran en efecto mucho más facilmente que si yo los invito simplemente a levantar los ojos y descubrir algo. Asimismo, el

92 S. Freud, Le Transfert, Caltier de La Transa, n° 8/9, Paris, 1986, p. 46. [En espanol: "Conferencias de introduccion al psicoanalisis", O.C., op. cit., t. XVI, pp. 397-398.] Esta permitido pensar que el mismo Lacan percibia claramente esta dimension en ocasion de sus primeros pasos hacia un objeto a que no seria el otro con mintiscula, cuando en et memento de lanzar una "primera definiciOn" de este objeto, declaraba: "El objeto a es un corte". (Lc desir et son interpretation, op. cit., seminarios de mayo de 1959) [Kota de autorj.



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nes que, cada vez, cada uno de los terminos cambie, pero entre los cuales se mantiene el mismo valor de relaciOn: 1/2 equivale a 3/6, que equivale a 12/24 o de manera generica: x/ 2x.

,Por que semejante fracaso seria promovido para sostener al sujeto cuando este se eclipsa, desfallece y cae en el fading que lo caracteriza en su funcionamiento de sujeto? Para decirlo de otro modo: ,en que tal objeto a debe retenerse como el objeto de la fantasia?

Para llegar a situaciones más clinicas: cuando se hace valer que el objeto en juego en ciertas formas de neurosis obsesivas merece llamarse "mierda", no se apunta tanto al trozo de excremento en el fondo del inodoro, sino a esta actividad de retenciOn/donacion que sostiene un funcionamiento pulsional. Y asimismo el famoso "seno", y la mirada que no es la vision, como tambien la voz que no se reduce al soporte sonoro en el que se expresa la palabra. El objeto pulsional, captado en una actividad que no se reduce nunca a un objeto pasivamente colocado, encuentra en este objeto corte, en este "eso no es eso", la definiciOn más precisa que pueda darse.

Uno se acerca aqui a una intuiciOn de Lacan de la que ya no es tiempo de dar razOn, pero de la cual lo menos que se puede decir es que da testimonio de una aprehensiOn de la fantasia que no se encontraria en Freud. Este ultimo, impresionado por la monotonia del famoso "Se pega presente en tantas curas, busco el paradigma de a un una formaciOn que, en su centro —el celebre tiempo II de Ia citada fantasia— seria rigurosamente inconsciente. Llbw para decirlo todo. Pero cuando el mismo Freud intenta precisar su genesis en su texto sobre Leonardo da Vinci, lo hace casi exclusivarnente sobre el modelo del suetio, terrninando incluso por exclamar: ",Por que una fantasia de infancia seria más dificil (de descifrar) que un sueirio?" .95

Reencontramos tambien aqui las determinaciones esenciales del objeto a: esta inadecuaciOn permanecera forzosamente extranjera a Ia especularidad y a Ia unidad imaginaria que caracterizan los objetos substantificados, los objetos relativamente estables de nuestra percepciOn (o de nuestro intelecto). La carta-de-arriba devela entonces, para terminar, un poco sus entresijos: no es que se trate de un nueve de picas o de una dama de trebol, de lo que ni A ni B se preocupart,94 sino simplemente que aqui el "eso no es eso" esta dado por anticipado: basta con que sea retirada del paquete para que, de inmediato, "eso" no sea más "eso".

Este "entresijo" no es aqui, metafaricamente por supuesto, sino el significado de la dernanda. Se ye bastante hien que es entonces, no "cualquiera", sino "irrelevante" [Nota de autor]. 9'

Lacan habra buscado la fantasia más ally de la trama imaginaria de la elaboraciOn secundaria que, como en el sueno, no deja de darle en el curso de la vida, en el transcurso de la cura, resultados desiguales como suele ocurrir en lo que la concierne. Pero desde que el sujeto estaba planteado como no siendo imaginario ni simbOlico (ini real!) —y entonces como no siendo nada — era necesario darle al cabo un objeto que gozase de las mismas propiedades, a saber, una corman exclusion de la esfera del ser. "El objeto a no es ningun ser"96, podia decir Lacan el 22 de octubre de 1973, sin detenerse en el paralogismo de su frase. imard, Paris, S. Freud, Un souvenir d'enfance de Leonard de Vinci, Gall collection Idees, p. 69. [En espanol: "Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci", O.C. op. cit., t. Xl, p. 80.1 J. Lacan, Encore, op. cit., p. 114. [En esparto!: Ann, op. cit., p. 152.]

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No hay sorpresa alguna en que fuera en los mismos anos (alrededor de 1959-1962) cuando esas dos entidades habrian encontrado conjuntamente su regimen de crucero, a partir de una intuician primera sobre la naturaleza de la fantasia que habria que visitar de más cerca ahora, ahora que sabemos un poco mejor hasta que punto la hemos absorbido primero sin siquiera observarla cuidadosamente.

INDICE ONOMASTICO

ABIRACHED, Robert: 90n ADAM, Antoine: 90n AGUSTIN DE HIPoNA/San Agus-

tin: 28, 29, 31, 72, 73, 75-77, 77n, 79, 145n ALBERT, Leon Battista: 136 ALCIBIADES: 40 Anouct I, Jean: 30, 30n ALQuIE, Ferdinand: 32 ANNA 0.: 110 ARISTOTELES: 131 ARNAULD, Angelica de: 96 ARNAULD, Antoine: 189 BADIOU, Alain: 102, 102n BAYLE, Pierre: 92 BERGERAC, Cyrano de: 91 BERMAN, Anne: 36, 36n BERNHEIM, Hippolyte: 110, 115 BODIN, Jean: 138 BORROMEO: 187

BRAGA, Avit de: 76 BREUER, Josef: 110, 111, 116 BRUNFLLFSCHI, Filippo: 135,

135n, 136, 137, 149 BRUNO, Giordano: 91 CALVIN, Jean/ Calvino: 74, 75n CARLOMAGNO: 81 CnoisFut. du PLESSIS-PRASLIN,

Gilbert: 97n

CREBILLON, hijo: 90 CRISTO: 75, 84 DALENCE, cirujano: 95, 96 DALIO, Marcel: 39, 40 DE CUSA, Nicolas: 148, 149 DE VIAU, Theophile: 90 DELLA FRANCESCA, Piero: 136 DEMOCRITO: 91 DERRIDA, Jacques: 185 DEsc_AR4Es, René: 31n, 39, 91,151 DEUSDONA, diacono: 82n

DiOsPous, Concilio: 76 DON JUAN: 90 DROUET, Cecile: 9 DURERO: 136 EDIPO: 172, 172n EINSTEIN, Albert: 87 ELISABETH VON R/ Fraulein Elisabeth: 111, 113, 116 EPICURO: 91 ERACLIUS, diacono: 77 EVODIO DE TAGASIO, Obispo de Uzalis: 76 FEBVRE, Lucien: 90n FILEBO: 65, 65n FLAVIA, Hermana: 95 FOUCAULT, Michel: 92 FREGE, Gottlob: 23n, 27, 131, 152, 159

196

Indice onomastico 197

El objeto a de Lacan

FREUD, Sigmund passim GALBRAITI I, John Kenneth: 143 GASSENDI, Pierre: 103 GEARY, Patrick J.: 81n, 82n, 83, 84, 84n GELLOT, cirujano del Rey: 96, 97 GERMOND, Janine: 40 GIOCONDA: 69, 87 GOUIIIER, Henri: 93, 93n, 95n, 96, 97n, 100 GRACIANO: 74 GRATUS, Obispo: 73 GUILBAUT, Georges T.: 187 GUITEL, Genevieve: 130n HAMLET: 29, 30 HANS, pequeno: 22, 25, 26, 86, 171 HODENCQ, Alexandre de: 98 ISAIAS: 100 JAKOBSON, Roman: 187 JANSENIUS, Cornelius: 99 Jesus: 89, 94, 97 JONES, Ernst: 183n JUAN de Jerusalen, Obispo: 76 JuAN: 75 JUNG, Carl-Gustave: 178 KANT, Emmanuel: 44, 45, 45n, 46, 46n, 47, 60 KANroitowicz, Ernst: 12, 12n, 124, 124n KLEIN, Melanie: 41 LA MOTHE LE VAYER, Francois: 91 LACAN, Jacques passim LACLOS, Choderlos de: 90 LAERTES: 30 LAW, John: 140, 141 LE GAUFEY, Guy: 10n, 13, 43n, 45n, 51n, 63n, 168n

LEFF, Gloria: 13 LEBiNiz, Gottfried Wilhelm: 46 LEONARDO da Vinci: 136, 193, 193n L1EBAULT, Ambroise Auguste: 110,115 LOUVRE, Museo del: 135 LUCIANO: 76 Dama: 73 LUCRECIO: 103 Lucy, Miss: 112 Luis XIV: 91 MANEITI, Antonio: 135, 135n MARGUERITE/MARGOE: 93-95, 97, 98 MARIA DE LOS Angeles, Madre: 94 MARIvAux, Pierre de: 90 MARX, Karl: 138 MERSENNE, Marin: 91 MESMER, FRANZ Anton: 93 MEURANT, Jean-Louis: 9 MoisEs: 61, 75 MOLIERE: 90 MONTAIGNE, Michel de: 92, 146 MOUSSAINT, medico del Rey: 98 NAUDE, Gabriel: 91 NICOLE, Pierre: 189 OFELIA: 30 ORLEANS, Duquesa de: 90 OKosio, Pablo: 76 PA BLO: 76 PANKEJEFF, padres de Sergei: 61 PASCAL, Blaise: 90, 93, 93n, 94, 98, 99, 99n, 100, 101, 101n, 102-107, 131n PASCAL, Gilberte: 93, 94 PASCAL, Jacqueline: 93-95, 102n

PAS' ERNAC Marcelo: 13 PAS FERNAC, Nora: 13 PrnKo: 75 PEIRCE, Charles Sanders: 155 PELAGIO, Monje: 76 PERELMAN, Chaim: 168, 169, 172 PERIER, Florin: 93, 94, 97 P1AGET, Jean: 162 PLATON: 65, 65n, 131, 133, 157 PORT-ROYAL: 93, 94, 98, 99, 189 POTERIE, senor de la: 94-96 PROTARCO: 65 QUINE, WILLARD V. 0.: 10, 152, 152n, 154, 154n, 155, 155n, 156-158, 162 RABELAIS, Francois: 90n RENAUD° r, medico: 96 RENOIR, Jean: 39 ROANNEZ, Artus Gouffier de: 100, 101 ROANNEZ, Charlotte de: 100, 101 ROQUEFORT, Daniel: 9 ROTMAN, Brian: 130n, 131n, 134, 134n, 146 RUSSELL, Bertrand. 156, 159, 189 SADE, Marques de: 120

SAN EsFEBAN: 75-77 SANTIAGO: 75 SANTO TomAs de Aquino: 24n SAUL: 76 SAUSSURE, Ferdinand de: 24, 70 SAXER, Victor: 73n, 75n, 76 SIXTINA, Capilla: 68, 69, 86 SMITH, Adam: 139, 139n SOCRAEES: 40, 65, 125, 157 SPENCE, David: 140 STEVIN, Simon: 130-134, 138, 147 TEODOSIO: 74 TORRICELLI, Evangelista: 131 Tout, Obispo de: 97 TOURNAI, Obispo de: 96, 97n UCCELLO, Paolo: 136 VALENTINIANO: 74 VALERY, Paul: 102 VAN EYcx, Jan: 136 VASARI, Giorgio: 135n VIETE, Francois: 133, 151 VOLTAIRE: 102, 152 WINNICOTT, Donald: 183, 183n, 184, 184n WITTGENSTEIN, Ludwig: 68 XANTIPA: 157

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INDICE TEMATICO

Abfuhr: 51

a-bjeto/l'ab-jet: 181, 194 a minnscula: 18, 18n, 19, 186 acreedor: 140 acto: 35, 37 de pensamiento: 51 sexual: 67 agente del: 84 puestas en: 66 agalma: 39-42, 125 ajeno: 38, 57, 59, 61, 62 algebra: 18n, 70, 131, 133 algoritmo: 173 _ aloerotismo: 59 alter ego: 42 alteridad: 87, 179, 189 amor: 39, 43, 118, 160, 161 andfora: 155 anaforico: 154 analista/psicoanalista: 40, 106, 109, 109n, 119, 121, 125, 127, 176 analitica trascendental: 47 anamorfosis: 148 anfibologia: 46 anonimato/ a-nonimo: 69,140, 144, 145, 147 anorexica: 161 anterioridad: 131, 145

anudamiento: 182, 186, 187 aparato: 38, 66-68, 162, 163, 179 aparearse/aparejarse: 66, 67 apariciOn: 9, 16, 17, 130, 152, 176 apariencia: 40, 119, 136, 142 aphanisis: 41, 48 apres-coup: 37 a privativo: 181 apuesta: 33, 103, 105, 107, 108, 176 aquel-para-quien-no-hay-nada: 133 archives 185 arithmos / arithinoi: 131-133 artefacto: 125, 157 a-sexuado: 181n ateismo/ateo: 91, 102, 118 Ausfall: 116 autoerotismo: 59, 183 axioma: 61, 107, 185 BerhUrung: 78n, 87 brandea: 78 bricolaje: 164 cadena habflada: 159, 189, 190 carencia falica: 86 carta-de-arriba: 159-161, 192 cartesiano: 31, 92

200

Indice tematico 201

El objeto a de Lacan

castraciOn: 32, 86, 172 causa: 9, 19n, 31, 41, 53, 65, 66, 69, 188 ce West pas ca/eso no es eso: 187-189, 191, 192 cero: 70, 130-134, 143-146, 153, 155, 159 chiste: 178 clase: 41, 156-158, 189 unitaria: 43, 43n, 44 vacia: 47 clinica: 16; 48, 72, 182, 192 cogito: 92 colusiOn del 1y del a: 126, 127 comicidad: 177 Common Law: 140 complejo de castracion: 32 complejo del prOjimo: 37, 53 complejos de percepcion: 52, 53 conciencia/consciente: 44, 66, 111, 114-116 confiscacion/confiscar: 123-125 congreso de Estrasburgo: 172 congreso de Roma: 182 conjunto: 57, 71, 157n, 158, 165, 178, 180 contador/ contar/conteo/cuenta: 132-134, 143 corte: 29, 32, 35, 60, 86, 191n, 192 cosa freudiana: 10 cristiartismo/cristianos: 75, 78, 79n, 101, 103 cross-cap: 38 cualquiercosa/cualquierkualquiera: 16, 24, 57, 58; 61, 85, 146, 152, 162, 164, 165, 170, 177, 180, 192n Cuaresma: 94

cuerpo propio: 19, 37, 52, 53, 59, 64 cura: 106, 193 defect() simbOlico: 20 deictico: 153, 188-191 deistas: 91 deixis: 162, 180 delirio: 20, 32, 66 demanda: 23, 26, 118, 161, 188, 192n descarga: 51 deseo passim desfallecimiento: 19, 29, 31, 32 designado/ designador/ designante/designar: 18, 19, 24, 29, 38, 121, 124, 127, 132, 151, 158, 159, 180, 185, 186, 189-191 dinero: 139-141, 144, 145 Ding/Cosa: 35-41, 45, 46, 53 Dios: 31, 31n, 40, 73, 75-79, 85, 87, 88, 91, 98-101, 103-105, 124, 149, 186 dolor: 53, 96, 111 Doomsday: 79 donatista/donatistas: 73, 74 dos: 41, 43, 87, 122, 124, 186 duelo: 30, 30n, 60 ectOpico: 126, 182, 187 Edad Media: 80, 84, 88, 135, 138 edipica/edipico: 168, 170-173, 175 Eittfall: 117 Einfallen: 117 ego cartesiano: 31 ello: 16, 21 enamorado: 121 ens itna,c,rinariutn: 48 ens rationis: 47

entre dos: 87, 183, 186 Erinnern: 51 Erkennen: 52, 53 Ersatz: 116, 117 especular/especularidad: 15-21, 42, 43n, 49, 62, 63, 63n, 64, 71, 109, 182, 191, 192 Espiritu Santo: 87 esquema R: 171n estadio del espejo: 19, 44, 62, 63, 125 estetica trascendental: 63, 129 evanescencia: 29 excremento: 59, 192 fading/desvanecimiento: 20, 40, 147, 193 falico/falo: 23, 23n, 24, 25, 27, 30, 32, 59, 63, 86, 147, 159, 160, 171, 174, 175, 177 falsa conexiOn: 105 falta en ser: 79 fantasia: 18, 20, 29, 39, 64, 66, 107, 148, 178, 186, 193, 194 fe: 75, 86, 91, 92, 97, 99, 100, 102, 105, 106 fetiche/fetichismo/fetichista: 61, 66, 85, 86, 107 findung: 61 fisco: 124, 184n Florin de Banco: 139 fobia: 20, 26n forclusion: 20 Furta sacra: 82, 83 gegen-stand: 16 goce: 107, 120, 124 grafo: 18, 18n, 19, 67, 148 hijo: 75, 90, 171, 172 Hingabe: 122n hipnosis/hipnotizado/hipnotizador: 108-127

histeria/histerica: 111, 112n, 188, 190 hostia: 84, 97n huella: 149, 185 i(a): 18, 18n, 20, 29, 67 iconos: 69, 138, 148 Ideal del yo/ Ich- Ideal: 122-127 identico/identidad: 37-39, 51, 71, 84, 123, 129, 132, 133, 137, 163, 164, 178, 186 identificaciOn: 20, 21n, 171, 175, 176 identitarios: 163 imagen/imagenes: 42-44, 68, 69, 72, 80, 81, 113, 126, 138, 144, 145, 147, 149 de movimiento: 37, 38 de percepciOn: 51, 52 de recuerdo: 51, 52 del cuerpo: 19 del otro: 28, 29, 36 especular: 20, 62-64, 71 sensibles: 44 imaginario/imaginaria: 17, 20-23, 23n, 43n, 63, 68, 70, 101n, 126, 138, 171, 174, 175, 178, 182-186, 191-193 imponieren: 37 inconsciente: 16, 22n, 24n, 45n, 105, 168, 168n, 169n, 174n, 178, 193 individuacion/individuo: 16, 56, 140, 156, 158, 159n, 164, 172n, 180, 189 intelligibilia: 45 intergatione: 135 intersubjetividad/ intersubjetivo: 21, 30, 31, 125, 167 intuiciOn/intuicionistas: 45-48, 155, 159, 193, 194



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202

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indice tematico 203

El objeto a de Lacan

jansenistas: 98, 99 jesuitas: 98-102 jokari: 59, 60, 68 juicio: 52, 53, 120, 122 Juicio final: 78, 79n, 87 lengua/lenguaje: 23, 27, 44, 67, 68, 75, 145n, 151-156, 162-164, 173, 175, 181, 190 lenguajera/langagiere: 24, 155 letra de credito: 140 libertino: 89-93, 102-107 Libri Carolini: 80 lOgica: 27, 44, 78, 79, 106, 144, 147n, 152, 156-158, 176, 180 lugar tercero: 106, 124, 125 m: 18 madre: 25, 26, 28, 29, 31, 161, 169, 171, 173-175, 180, 183 Malin Genie: 31, 31n Marc Banco: 139 martir: 72-78, 180, 184 masa de dos: 122, 124 Mehrwert marxista: 42 mercancia: 43, 138, 139, 142-145, 164 metafora/metaforica/ metafOrico: 28, 29, 89, 97n, 113, 165-186, 192n metafora paterna: 23, 167, 168, 170, 172, 175, 176, 178, 179 metasignos: 133, 134 metodo catartico: 111, 116 metodo psicoanalitico: 109, 114, 114n, 116n metonimia/metonimica: 9, 10, 15, 22, 23, 25, 27-29, 71, 78, 85, 86, 97, 106, 107, 109, 112, 113, 120, 124, 125, 184, 185, 188

milagro passim mirada: 40, 59, 69, 72, 76, 135, 136-138, 145, 146, 148, 149, 192 molinistas: 98, 102 moneda: 130, 138-146, 155, 159, 164 narcisismo: 11, 20, 36, 42, 49 Nebenmensch: 37, 52 neurosis: 23, 32, 192 nihilista: 103, 105 nihil negativum: 47, 48, 71 nihil privativum: 47 nifio: 24-26, 28, 59, 60, 63, 162, 163, 165, 169, 173, 177, 179, 193 nomenclatura: 25 nonsense: 106 nonmeno: 44, 45, 454n, 46, 47, 66 nudo borromeo: 129, 187 rulmero/numeraciOn: 130, 130n, 131-133, 138, 143, 145, 152, 153, 158 Objektfindung: 60, 69 objetalidad: 60 objeto/objetos passim brillo objetal: 27 causa: 65, 66, 188 cientifico: 160 clasico: 16, 31 corte: 192 de cambio: 160 de conocimiento: 160 de deseo/ del deseo: 31, 41, 65, 174 de Ia demanda: 188 de la fantasia: 193 de la hipnosis: 109, 121, 124

de Ia percepci6n: 39 de la pulsiOn: 16, 56, 58, 61, 67, 146 de la realidad: 31, 32 de ninguna consistencia: 182 de satisfacciOn: 23, 24, 52, 161 de un nuevo tipo: 146 del conocimiento: 31 ectOpico: 126, 182, 187 fetiche: 85, 86, 107 genital: 43, 62 hostil: 52 inasimilable: 38, 103 incomparable: 41, 42, 52, 71 irrepresentable: 48 mercantil: 160 metonimico: 9, 10, 15, 22, 23, 25, 27-29, 71, 78, 85, 86, 107, 109, 112, 125, 184 mirada: 137 nixie° del: 36 parcial: 35, 37, 39-41, 57, 183 perdido: 15, 61 pregenital: 32 pulsional: 55, 109, 192 que se sustrae del mundo de los objetos: 181 sexual: 56, 57, 62 total: 40, 41, 43, 44 transicional: 183, 184 objeto a passim objeto-sujeto: 85 oblatividad: 62, 65 omnipotencia: 118, 119 ontologia/ ontolOgico: 106, 155, 158 orden de la imagen: 69

de Ia representaciOn: 47, 48, 64, 69, 149 del objeto: 27 del signo: 27 imaginario: 178 libidinal: 16 metafOrico: 175 narcisista: 16 simbolico: 164, 165, 170, 174 oro: 138-145, 164 otra cosa: 28, 29, 65, 66, 162, 168, 170-172, 173n, 176, 180 otro con minilscula/petit autre/ pequeno otro: 18, 18n, 40, 182, 191n otro especular: 18 otro/ autre: 18, 19, 28-31, 36, 41-44, 61, 62, 111, 118, 161, 171, 175,179 Otro/Autre: 18, 18n, 106 paciente: 110-113, 115, 120, 122, 123 padre asesinato del: 61 como significante: 23 gloria del: 79 simbOlico: 175 palabra plena: 167 papa/mama: 25, 177 papel moneda: 130, 138, 140146, 155, 159, 164 parcial passim Partialtrieben: 56 particiOn entre razOn y fe: 106 part-object: 41 Pascua: 95 pasion: 28, 146 payaso: 177 pecado: 69, 74, 79

204

indice tematico 205

El objeto a de Lacan

pelagismo: 76 pensanUento reproductor: 51 proceso de: 52 trabajo de: 52, 53 percepcion: 9, 37, 39, 51-53, 86, 132, 165, 172, 192 performativo: 123, 123n persona del analista: 125 persona del medico: 125 perspectiva: 130, 135, 137, 148 perversiones: 23; 174 placer: 57, 107, 177 plus-de-jouir: 42 plusvtalia: 42, 43 poincon: 18, 19 presiOh de las manos: 112-114, 117, 120 procesos p: 53 proferaciOn del yo [mot] y la del yo [ie] en el nitio: 179 prOjimo: 37, 52, 53, 124 pronombre/ pronombres: 155, 157-159, 161,163, 165, 179 de los pronornbres: 162, 180 holgazanes: 154 pro-nombres: 154 pro-no mero: 153 protomartir: 75-77 Proyecto: 36, 36n, 45, 51, 51n psicoanalisis: 35n, 67n, 105, 126n, 137, 137n, 183n, 191n psicosis: 20, 168, 168n psicoterapias de inspiraci6n psicoanal1tica: 119 pulsiOn passim trunto de dinero/no dinero: 144 de distancia: 137

de fuga: 130, 135-138, 144149, 155, 159, 164 de imagen/no imagen: 138, 144 de mirada: 138, 146, 148 de nOmero/poinct de timbre: 131, 138 de objeto/no objeto: 147 de vista semi6tico: 144 del cuadro: 137 en una recta: 132 quididad/quiddites: 23n, 24n rasgo: 41, 42, 52, 156 razon/fe: 92, 93, 98-107 realidad: 31-33, 47, 51, 142, 145, 146, 172, 183 extralingtiistica: 155 recalda ontologica: 158 re-conocer: 52, 53 recuerdo: 37, 51-53, 114, 143, 193n recuerdo +: 51, 52 referente: 26, 140, 145-147, 159, 176, 180 reflexiOn trascendental: 46 reflexividad: 32, 48 Reforma: 84 regla del juego: 39 fundamental: 109, 109n, 110, 111, 114-116, 119, 121-126, violencia de la: 120 religion: 86, 89, 91, 92, 96, 97, 102, 104 reliquia passim autentificacion de la: 88 humillacion de la: 85 localizada: 87; 184 medieval: 80 rememorar: 51

Renacimiento: 88 reparticion de los locos: 92 racionalista: 92 re-presentaba/re-presentado/ re-presenta: 44, 141, 147 representacion: 28, 45, 47, 48, 52, 64, 69, 70, 120, 135, 136, 145-147, 149, 165, 176, 184, 190 representacion meta: 123 representante: 48 represion: 61, 185 reprimido: 185, 190 resistencia: 113, 115, 116, 118, 140, 190 resto: 62-64 resurrecciOn: 78, 81, 86 rumor: 95, 96 RSI: 129 S: 169, 171, 172 S': 169, 172, 173 S'1:173 S'2:173 sans pareil/sin par: 71 Santa Espina: 93, 97-100, 103 satisfacciOn: 15, 23, 24, 37, 52, 53, 56, 58, 66, 118, 161 saussureano: 24, 176 seno: 28, 29, 31, 59, 61, 72, 77, 183, 192 seno y santo/sein et saint: 183 ser: 32, 41, 48, 79, 102n, 155, 158, 186, 188, 193 ser hablante: 186 serie: 42, 77, 117, 158, 186, 190 sig-nificaciOn: 24, 27, 28, 84, 85, 99, 101, 177, 179, 189 significado: 23n, 24-27,169-171, 173n, 175, 176, 180, 192n

significante: 17, 19, 20, 23, 23n, 24, 28, 41, 126, 129, 168, 171-173, 173n, 175-180, 184-186 signo/signos: 25, 27, 40, 48, 51, 56, 70, 77, 85, 100, 106, 130-134, 137, 138, 140, 142146, 152, 165, 176 simbOlica/simbOlico: 10, 17, 20, 21, 23n, 84, 119, 125, 126, 147n, 151, 158, 159, 162-1b5, 170-175, 179, 180, 182-186, 193 simbolizaciOn: 20, 148, 174, 183 sintoma: 111, 112, 114, 173n soldadura: 56, 59, 80, 87 subjetividad segunda: 134 sublimaciOn: 39 sublime: 60 subversion lacaniana: 147 sugesti6n: 109-111, 116 sujeto passim anOnimo: 164 clasico: 33 division de: 186 en el sentido pascaliano: 107 inaudito: 165 ligado al calculo: 159 observador: 137 postulado: 144 que pinta: 137 representado por un significante para otro: 129 sin precedente: 146 tachado: 18, 21, 29 variable: 141 sujeto-supuesto-saber: 105, 121, 125, 127 y a: 148

I • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

206

El objeto a de Lacan

a: 18,148,186 S Superyo/ Clber-Ich: 107, 122, 123, 125, 126 tabu: 78n • teologias negativas: 136 teoremas • de existencia: 159n escondidos: 43 • tercera persona: 163 ternario imaginario: 174 • ternario simbolico: 175 that: 156, 189 • the bearer: 140 the first not-me possession: 184 • this: 189 transferencia: 11, 21n, 39, 39n, 40n, 43n, 44, 62n, 93, • 105, 106, 116, 124, 176, 190 transubstanciacion: 97n, 189 triptico imaginario/simbolico/ • real: 17 trueque: 164, 176 • Ubw: 16, 193 uniano: 43, 44 • unidad: 42, 56, 185 uniana: 182 • imaginaria: 43n, 192 uno: 42-44, 131, 173, 185 • Urteilen: 51 vacio: 47, 59, 130, 131, 131n, • 132, 170, 188 valores • mimericos: 133 de cambio: 164 • de uso: 164 • de verdad: 156, 157 variable passim cuantificada: 157 . en la lenglia: 151 en lugar de un ntimero: 153







y falo: 159 velamiento: 167 ventana del cuadro: 149 vera Cruz: 88 Verlotung: 59, 87 Verkniipfung: 105 Versagen: 122n voz: 32, 59, 124, 126, 192 Wiederfindung: 60, 61 Wo es war, soil ich werden: 21 x/una x tal que: 156, 157, 157n, 170, 179 yo, passim conquista del: 163 Uel: 20, 21, 162, 163, 163n, 179, 180 [mod: 18-21, 32, 43, 162, 163, 163n, 174-177, 179 [mod/ hi: 163 ideal fideal-Ich: 122, 125, 126 investido: 51 yo/t11: 163 zero: 130n, 143 zona erOgena: 57, 59 Ziige: 52

Guy Le Gaufey El objeto a de Lacan, se termini') de imprimir en octubre de 2011, en Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V. Calle 2, num. 21, Colonia San Pedro de los Pinos, telefono: 5515-1657. La edicion consta de 500 ejemplares.

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