El Niño Retardado y Su Madre [Maud Mannoni]

April 8, 2017 | Author: Daniel Alvarez Del Castillo | Category: N/A
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1 i N DJ C E Título origina\: L'enfant arrierl! el sa more L ?dición fra ncesa de e •l"' libro fue publicada en ~ :hamp freudien, colección dirigida por Jacques Lacao e Edition du Seu il, 1964 ISBN 2-02-002'151

Traducción de Rub6n Núñcz

§_c¡,_reimpmión, ~9~~

PREFACIO, por Colette Audry, INTRODUCCION, 13 , Nota técnica, 17

9.

l. El trastorno orgánico, 19 I m rcso en \a Argentina . Printcd in Argentina ·:: Qu~da hecho e\ depósito que previene In luy 11.7- 3

A. Descripción fenomenológica , 19 B. Enfoque analítico del problema, 22

,,

11. La insuficiencia mental, 26 ei Copyright do todas los ediciones en castellano

Editorial Paidós SAJCF Defensa 599, Buenos Aires Ediciones Paidós Ibérico SA Mariano Cubl 92, Barcelona Editorial Paidós Mcxicann SA Rubé n Darlo 118, México D.F ·

. .· l d ~ libro en cualqu ier forma que sea, idónticn o L a reproducción total o parc10 e e~ . tero ~ •multigraph" m im~'6grafo, impreso por modificada, escrito a máqui na, por e sis to . d por los 'editores viola derechos ~ . fotoduplicación, cte., no au n za a . . • r~~~:.;~:~s. Cualquier u tilización debe ser previamente sobc1tada.

A. El débil mental simple, 29 B. Secuelas de encefalitis, traumatismos .. ., 40 C. Ni.!los de estructura psicótica, 43

JU. La contratransferencia, 47 IV. La relación fantasm.ática del niflo con su madre, 53 V: El Jugar de Ja angustia en el tratanúento del d6bil mental 61 A . La angustia en el tratamiento, 61 · ' B. La angustia en la interrupción del tratamiento, 63 C. La angustia en la curación, 64 VI. El problema de la resistencia·en el pSicoanálisis de los ni.!los retardados, 69 A. Una resistencia parental , 70 B. ReSistencia e interrupción del tratamiento, 72 C. Recibir el mensaje de los padres, 76

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,.'-....

·7

VIII . EJCperiencia en consultorio externo médico-pedagógíco. Historias de casos, 90 · A. Anamnesis, 91 B. Conclusiones, 103 IX. Las etapas de una reflexión sobre el retardo,

PREFACIO

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APENDICES

l. Psicoanálisis y reeducación,

116

11. Efectos de una reeducación en un niflo neurótico, 132 CONCLUSION PRACTICA,

153

Este libro atrae al lector por sus relatos conturbadores. No es, por lo

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mismo, una obra fácil.

Vivimos en medio de nociones psicológícas, éticas y pedagógicas que se nos pegan, aun cuando hayan dejado de satisfacemos, total o parclalmente. Renunciar a ellas exigiría un trabajo considerable. Más grne aun: presentimos que tal esfúerzo equivaldría a despojamos de nosotros nú.smos para saltar hacia Jo desconocido. Con ese bagaje hereditario de nuestras literaturas, de Ja historia huma· na, tal como es habitualmente relatada, de lecciones de moral y de religión, de Jos manuales de filosofía, han venido a amalgamarse hoy en día algunos términos freudianos. Los usamos de ordinario para desig.oar ciertas zonas oscuras y para probarnos que conocemos Ja importancia del pasado infantil en nuestro propio desarrollo y de las pulsiones se-. xuales entre las fuerzas que mueven al mundo. Decretamos, pues, que un adolescente es tímido o perezoso "porque tiene complejos'', tonto o agresivo "porque ha sido traumatizado". Esto viene a deslizar una fina cap:i verbal suplementaria y totalmente superflua entre nuestras exiguas explicaciones y nuestra ignorancia. No hemos comenzado aún a contemplamos con la óptica freudiana, ni tan siquiera aquellos de nosotros que manejarnos las obras psicoanalíticas. ¿Qué hay de comWI, pensamos, entre el "Hombre. de los Lobos" y nosotros mitmos? Al salir de esas lecturas que nos sustraen por un momento de lo cotidiano -verda- . deros w~sterns de la psicología- volvemos a sumergírnos en nuestro U· niverso estructurado y recomenzamos el juego con los demás y con nosotros mismos según las normas y las motivaciones de las que siempre nos hemos servido. Ahora bien, el estudio de Maud Mannoni exige de nosotros el coraje de reconocemos y de comprometemos. Porque, para captar la significa-

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~n de esas. relaciones ~an "naturales" y tan increibles entre padres e unos es pn:clSO _constrerurse. a reencont rar tal recuerdo,"taJ conducta de pua~o m~1mtam_e?te alejado; a resucitar cierto suefio entremezclado c~n la v~da, c1~rta V1S1ón pueril cuya realidad nos resulta de dudosa de. cisión, ciertas impresiones de delirio durante un sarampión infantil· todas ellas experiencias casi infonnulables porque se situaron m:ís auá de la palabra, se~ en una época o en momentos en que no podíamos acceder al le~guaJe, cuando só_lo nuest~ cuerpo les decía a Jos otros y a no5?tros _nusmos lo que hab1a que dectt. Si acometemos el esfuerzo requerido, s1 logramos recordar cómo suced{a aquello en esos momentos, SÓ· lo e~tonces po~remos volver a recorrer al tanteo el camino de nuestra co~un fonn~ción Y sabremos que a través de esas aventÚras "anonnales · se trata siempre de nosotros mismos. Tao sólo así podremos recoger el verdadero fruto de las investigacio· nes Y las o~servaclones de la autora; es decir, entrever lo que deberían ser las r~lac10nes correctas entre adultos y nifios. Médicos, ~dagogos o simplemente padres, nos creemos convencidos de que los niftos son seres humanos; sin embaigo, no cesamos de tratarlos como cosas, con el pretexto de que su humanidad es algo del mañana. No cesam~s de someterlos a juicios de la realidad que, de diversas fonnas, const1turen otros tantos veredictos aplastaptes. Diagnósticos, medidas del cociente intelectual, elección de métodos de reeducación nuestros esfuer7.0s PQr comprender y ayudar al niJ'io débil mental com'. port~ a menu.do. el riesgo de fijarlo a su enfennedad. Prueba de ello es ¿,ue esas aprec111c':°nes y esas mediciones son más de una vez desmentias por. la evo~ción del enfermo. Algún niílo con cociente intelectual muy ba~o termma~ por desenvolverse mejor que'otro que roza el térrni. no med10. La propia noción de debilidad mental vacila· es el momento en que se ~abla de falsos y verdaderos débiles. Maud MannonJ que ¡0 ~:~~c~U:nte un tiempo, nos ensefl.a oómo debió abandonar ~sa dife. ~o no significa, por lo demás, que "la estimulación", el sistema que consiste en hacer "tomar confianza" al nino tal como lo pract' valga mucho mil p 1niJ'i d ' icamos, . . s. orque e o escubre la intención del adulto y adivma la d~da tras el elogio simulado; descubre otra forma de enclerro y su angustia no queda mitigada . . ¿Es preciso, pues ~nunciar a todos nuestros medios de aproxima• ción,_ ª . nuestros re:neihos y nuestros instrumentos? No, sin duda, con Ja cc;>~dic16n d~ no a~narles '?!Is valor que el que en verdad tienen ; a con, dición ~e oo ~tar al nitio por su utilización. Con la condición de pro~n:10nar Siempre, a través de ellos, suficiente juego paca abrir paso a la libenad del sujeto cuando ésta despierte y quiera tomar vuelo La madre no termina jamlis de batirse por su nino retardado C~do en to?1? de ella todos desesperan, es la única en proseguir las ~nsultas en exigu.n.uevo~ diagnósticos, nuevas investigaciones, nuevos trata.míen~ .tos. La resignación le resulta imposible. Milagro de amor materno, pen·

samos; sublime ceguera. Esa madre lucha por otro ser como si se tratara de su propia existencia. Sucede de pronto que interrumpe una psicoterapia bien encaminada; que se sumerge ella misma en la enfermedad a medida que resucita el espíritu de su hijo; que se lanza al suicidio en la víspera de la curación. ¿No estaba pronta, entonces, a salvar a su nino a cualquier precio? No a ·cualqwer precio, sin duda . Pues era en verdad por su propia existencia que luchaba; y esto no es ninguna metáfora. O, más bien, la vida misma es metáfora . Y descubrimos que la existencia de la madre englobaba también el retardo del Dino; que la enfermedad del nil'lo servía asimismo para proteger a la madre contra su angustia profunda. Que al luchar por él - para curarlo sin curarlo- luchaba también por ella mis· ma, a riesgo de terminar por luchar también contra él, en nombre de esa parte enferma de éste que es ella misma y cuya desaparición no.puede soportar. El amor materno es uno de los tabúes de nuestra civilización. Pero el ser humano no alcanzará la plena humanidad hasta el día en que el ver· · dadero rostro de cada tabú aparezca a plena luz. Maud Mannooi nos re· vela las frustraciones, los sentímlentos de un paraíso perdido, los infor· tunios - ellos mismos infantiles- que conforman por adelantado el senti· miento que une a la madre, desde su embarazo, con el ser que saldrá de ella. Descubrimos el papel que puede desempellar en una familia la en· fermedad de un niflo; lo qúe va a representar para todo un grupo, de tal modo que se hace nnposible discernir. en el meollo de esta totalidad, la lesión orgánica original y saber dónde comienza la enfennedad del niflo y dónde termina la neurosis de los padres. Toda madre - todo padre tambil!n- debería meditar este libro. Porque.el drama de un niflo ha comenzado, a veces, veinte anos, cuarenta a· !los antes de su nacimiento. Los protagonistas han sido los padres; in· cluso los abuelos. Tal es la encarnación moderna del destino. ¿Cuál será, en ese drama, el papel del psicoanalista, tan mal conocí·· do, tan mal comprendido? Ni hechicero ni hipnotizador, corno se querría obligarlo a ser muy a menudo; sea con la esperanza del milagro, sea para aniquilarlo mejor. Pero tampoco médico, ni pedagogo, ni confesor ni tampoco reformador social, funciones todas a las cll3!es se querría reducirlo, pero que debe cuidarse de asumir si pretende llevar su tarea a buen término. El es quien desata los hilos del destino, haciendo acceder a la palabra el universo imaginario que obsesiona a su pequefl.o enfermo. Es q wen desobstruye los caminos de la hbertad. Este papel no es, por cierto, fácil. Colette Audry

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INTRODUCCION

A la memoria de mi padre

• Tía,"dime algo; tengo miedo porc¡ue está muy oscuro . · i.De qué te serviría, ya que no puedes vel'llle? - Eso no importa: apenas alguien habla, se hace la luz.

~iground Fieud, Tres ensayos sobre una teoría sexual.

El siguiente estudio trata de ubicarse en el sentido de la más auténtica tradición freudiana, en Ja medida en que ésta, a través de la terminología biologista de la época, nos ha revelado sobre todo Ja importancia de la historia subjetiva para Ja constitución y la comprensión de Jos tras· tomos psicológicos. · Jacques Lacan nos ha ensei'iado, tiempo atrás, que en wia cura psicoanalítica, se trate de una neurosis o una psicosis, el sujeto es, ante todo, WJ ser que dialoga y no un organismo. Fue para informar acerca de hechos neuróticos y psicóticos que Lacan llegó a demostrar de qué manera Jos textos de Freud, incluso los más antiguos, implican un inconsciente estructurado como un discurso , del que deriva todo el simbolismo relacionado con el nacimiento, con los parientes, con el propio cuerpo, la vida y la muerte . Pero no es éste el lugar para exponer esas consideraciones teóricas. Este libro podría ser contemplado como la extensión de esta orientación a un tercer campo hasta ahora descuidado: el de los retardados mentales, dominio en el que no se podía asegurar que fuera aplicable el mismo método hasta no haber intentado su utilización. Si bien la obra de Freud se orientó en la dirección, hasta .entonces inexplorada, de la palabra, Ja creencia en Ja naturaleza orgánica de ciertas afecciones continúa sin embaigo influyéndonos en forma ambigua: en teoría, un mejor conocimiento de los factores orgánicos debería simplificar y reforzar nuestros medios de acción; pero de hecho, muy a me!lUdo la creencia inicial en el carácter determinante de los factores orgánicos no nos satisface como excusa por nuestra impotencia. Uno de los dominios donde la cuestión merece ser examinada sin preconceptos es el de los niflos anormales; ya se trate de la é~trada cir-

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cunstancial de un niño anormal en una familia que no lo es en absoluto, o de niños de quienes puede decirse que es su destino familiar el que los impulsa en el sentido de la anormalidad. Cuando se los ve de cerca, los problemas reales son menos simples de lo imaginable; y si puede parecer parad ojal tratar a la vez, como Jo he hecho, reacciones de Ja madre llamada normal y reacciones de la madre patógena, en presencia de un niflo a quien un accidente ha vuelto anormal y en presencia de nii\os simplemente retrasados o débiles mentales sin ningún terreno orgánico comprobado, la explicación es bien simple: me propongo abarcar en su conjunto la variedad de las reacciones fantasmáticas de la maternidad.

teza de su sentido clínico en psicoanálisis fue decisiva en la orientación de mis trabajos. Hago llegar mis agradecinlientos a todos los miembros de Ja Société Fran~aise de Psychanalyse, a quienes debo la posibilidad de hacer este trabajo . Mi reconocimiento a Colette Audry y a mi marido por sus consejos durante la redacción de esta obra. Este libro, en fin , no podría haber sido escrito sin J acques Lacan, quien me ha alentado a plantearme interrogantes más bien que a adelantar las respuestas.

Cualquiera sea la madre, la llegada de un niño no corresponde jamás exactamente a lo que ella espera. Después de la experiencia del embarazo y el parto, debería llegar la compensación que hiciera de ella una madre feliz. Pero la ausencia de esa compensación produce efectos que merecen ser considerados, aunque más no sea porque nos introducen en otro orden de problemas aun más importantes. Porque puede ocurrir que sean las fantasías de la madre las que orientan al niño hacia su destino. Aun en los casos en que se halla en juego un factor orgánico, ese nifio no tiene que afrontar tan sólo una dificultad innatatoWio también la forma en que su madre utiliza ese defecto en un munob~ble. especie de anocexia escolar '>'Es evidente que un nU\o que su e ~~~de nada le sea de hecho i.Jnse enoontrará más cói:nodo en un ~o medio puede crear en otro la uesto También es cierto que ese P · d adro estructurante. angustia por falta e un cu f sifvo es a menudo Po1 " \¡ Si el medio normal puede tener ~ ~~t~ 1:vo1~ciÓn del níllo. De beque interviene en un momento prec

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cho, el medio escolar se presenta a través de un camino ya erizado de di· ficultades. El maestro despertará con frecuencia resonancias de presiones parentales antiguas y del modo en que el niño llegue a soportar esta situación dependerá su despegue. Al fin de cuentas, no hay método pedagógico que pueda ser presen. tado como una panacea; los más criticables pueden ser eficaces en cier· tos casos. La personalidad del maestro puede ser Wl factor importante, por lo demás casi incontrolable, pero entre otros factores de los cuales es difícil decidir por adelantado si su constelación será o no fa\IOrable. En el estado actual de las experiencias pedagógicas y de nuestras cla· sificaciones en materia de retraso mental, sólo se puede desear la prose· cusión de tentativas mal reglamentadas, cuyos éxitos y fracasos me pa· recen bien instructivos, tanto para los pedagogos corno para los psicoanalistas y que , por afladidura, se muestran más bien beneficiosos para los propios. nifios. El gran peligro es que Ja reglamentación escolar (de Jos niños retrasados) vaya más rápido que nuestros conocimientos reales. En conclusión: l) Si he hablado, en este capítulo, de experiencias pedagógicas diver· sas y de Ja variedad no menor de diferentes tipos de nifios débiles o con desventajas, es para subrayar que éstos saldrán fa'IOrecidbs al no recibir en forma ' prematura un "rótulo" determinado, del que dependerá toda su orientación futura. 2) Si me he extendido tanto sobre los diversos tipos de experiencias pedagógicas es también para subrayar el efecto terapéutico inesperado, q ue en alguno facilitará una reinserción social y hasta una curación, en tanto que en algún otro el mismo tipo de escuela no aportará nada positivo. A cocientes intelectuales iguales no corresponden idénticos tipos de ensenanza. Jamás se .insistirá b~"tante en las razones inconscientes que impulsan a determinado nif!o a adoptar, en cursos diferenciales, una con-· docta que lo haría aparecer como un asilar y, en otro establecimiento, mostrarse· capaz de una adaptación perfecta, que permite la continuación de una psicoterapia; en tanto que, para tal otro, la misma clase di. ferencial constituye la solución para su salud. 3) Lo que me parece capital en mi estudio sobre el nil'!o débil mental es en qué gran medida es necesario tener en cuenta el problema médico-psicológico y no descuidar nunca el esclarecimiento que puede aportar el psicoanálisis. Sólo un trabajo de equipo (médico-psicoanalista) permite una orientación válida del nil'!o inadaptado ; orientación que debería poder ser siempre cuestionada. Es revelador que, en los fracasos de las orientaciones pedagógicas, se advierta que ha sido omitido el fac. tor psicoanalítico, desmintiendo así los pronósticos más optimistas o los más pesimistas. 4) La enscnanza primordial que brinda la aprehensión psicoanalítica de los casos más graves es la necesidad, para el consultante, de no reali-

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{· iflo tiene siempre todo a ganar cuando Su drama comienza cuando los zar diagnósticos sin a~uda. El n rt se le permite un máxim~d; ªf¡~ ~i3doctor dijo que soy débil mental adultos ya no esperan m ~ . " Cuántos diagnósticos de este cmcodaflos ...muerte fiiando para siempre po r la fiebre que tuve a los cen con enas a . • • il. t tipo se escucll~, y pace !ano de sobceprotección culpab izan .e las relaciones rui'lo-p~ces en un p . ás eno· osos. -~·· cuyos efectos neuróticos son .de l~ m. nal istriba en poder orientar a to· S La misión de Ja Educación. aclO . tema escolar muy flexible, que · . _ (l pondna un sis · dos los mnos o que s~ una escolarización q ue tuvier.ª. e!1 ermitiera a todos \os IJladapt~dos scolar menos rígido pernutma P ') Un sistema e s cuenta sus d jfj1culta d es · . l medio normal (lo que no e en un plano humano recuperaciones en e posible en clases sobrecaig~das). edida en que importa descubrir ~on El problema es complejo en la ~ó t s de concebir los remedios. claridad el sentido de la . inadaptaci. ~ ans~pone posibilidades escolares Esto no se puede hacer Slno en ~qwp y da ser realizado, en cada caso, más amplias, para que ~l tratam1en~o ·~~es en el medio más conveniente para e ru .

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bate• todo un mov!Jniento actual ? J969. Este capítulo, escrito en 1 96~' no cªuestlona Y enjuicia las instltudo· 'ue tanto en Francia como en ~I extr~Jº'ºcie " cuidados". El rastreo en higiene q 'tradicionales de enscilanza ~1ferenc1al y s utilizado con una visión esencial· ::ntal se mJJnlfiesta corno patogeno, porque e

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mente segregadora. . . . duccn en los hospitales generales o e~ 8 Hay en Francia cxpen~n~as que '!'l!~os una posibilidad de tratamiento pS1· los consultorios cxt•rn?s rned1c~-pedag~ra del establecimiento y pan otros den. analítico, que se realiza para a gunos ~;:,. tt:dedor de un IJlillón de niños "m~ptaá J97J . Hay censados e:n es~a fecha alcar un problema político; el d e un •rstema d s" Esta cifra elevada no de¡a de plant .. • q~e Íabric• /01 inadaptado• que "neceS1tamos r

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CAPITULO

vm

EXPERIENCIA EN CONSULTORIO EXTERNO MEDICO. PEDAGOGicoi HISTORIAS DE CASOS

psiquiatría francesa, he tratado sobre todo de introducir, aquí como en otros lados, la comprensión psicoanalítica en el problema de cada uno . A través de la aride-.t y la monotonía de estos informes, el lector hallará la preocupación que a lo laigo de todo este hl>ro he tratado de mantener y que permite adelantar lo siguiente: Un diagnóstico es un punto de referencia para el m édico. Para el en· f enno, un diagnóstico no tiene mucho sentido y no sabe qué hacer con él. Se trata de ayudarlo a superar un veredicto y esto no puede hacerse sino a partir del diálogo; todavía falta poder establecerlo. Veamos, pues, el informe de casos de niflos orientados hacia consultorios externos médico-pedagógicos a causa de su retardo mental. Para algunos, dicho retardo mental encubre, de hecho, una evolución psicóti· ca.

A. ANAMNESIS

.Se me reprocha a menud baios: es muy atracti o ~a falta de precisión no . . b!emas del retardo vo, me dicen, abordar como Jo ~ló~a en mis tra. nes psiqlliá'.t . • P~. con todo . no pierd ace usted Jos pro. • . El d. neas ~senciaJes? •¿ e usted de vista las nocio¿ Ll8Dóstico de encefaJj · tis estaba mal encarado d ro? Usted dice que el niJ'l0 vez se trate de ot presenta secuelas en el 1 ~e el conúen. • ¿Puede ser ra cosa. Pano J>SJcomotor. Tal Le aseguro q~~ sus niflos retardados h . U que el verdadero" débil ayan sido mal catalogad ? na vez más esta se presenta co os. el nivel pnlctÍco ·qª!crtu;; psicoanaI(tica no carecendm~nos problemas. La objeción ~ ha se el.anta con ello? e mterés, pero en completar este traba. Parecido bastante seria com pedagógico (es de;/º con una encuesta en COnsult ~ para que trate de retardados por indi • e~ un medio especializado qººº:,xterno médico. competente de la Se:~~~~ r._s1 uiatra y bajo'el u~nt:J ~c;be nill?s c..., . e sernCJo El legajo de estos nin bién aquí ir más all4 d os es con frecuencia lacónico H . liar. ' e un veredicto para ab · e querido, tam. 1 arcar una situación ffl111i· Si, i:omo se verá una c/asificac. . _en as conclUSiones de est . ion teruendo en cuenta las adqu· ~ ~p1tulo, he establecido IS1ciones tradicionales de la iq) ·

i

Agradezco a la señoril O da. a J.·l. ~ Pr haber a .ºBh• el haberme abierto cntlcas que me fueron v~~~o a bien releer los capít::!o:~~la. Estoy reconocí. y Vlll, aportando

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l. Ana. Edad real: seis afias y medio ; edad mental: cuatro ailos y medio; C 1 69;no se le hizo electroencefalograma. trata de hecho de una evolución psicótica . La nitlita, tercera de tres hijo~, llega dieciséis af!os después de los mayores. La madre se esfuena ocultar su embarazo: ''Tenía vergüen· za". Poco antes de que su hija naciera, tuvo el presentin1iento de que no ser(a igual que con los otros: "¿Qué es lo que saldrá de aqu1"1", se repetía sin cesar... · Parto difícil. El bebé rechaza Ja leche, pero parece precoz, reaccionando a la voz materna, sensible a su presencia. Sin emba¡go, a Jos doce días la nifla es separada de la madre. Lama· temidad la retiene durante un mes (en una incubadora) y se ocupan de ella una serie de jovencitas. Es devuelta a Ja madre en un estado físico lamentable, vomitando siempre y llorando día y noche. La madre siente, con toda claridad, que tiene en sus brazos un niflo en peligro . Ante el estado precario que presenta, surge en ella la idea de alimentarla de noche y la niña comienza a encaminarse (es decir, la madre siente que se establece de nuevo un con- · tacto, aunque la niña continúa vomitando los biberones durante el día). A los dos meses hay que hospitalizarla de nuevo, por desgracia, para una operación considerada más tarde inútil (tumo r cerebral, ganglios inflam ados). Son afectadas las cuerd~ vocales. La nifla está al borde de Ja muerte. La madre Ja retoma a la edad de tres meses; se siente ella misma muy fatigada y exhausta para acoger a una hija con quilln hay que restablecer de nuevo el contacto. Para ella, su beba ha conocido dos veces el abandono; ha sido agredi· da físicamente y le ha sido devuelta sin voz.

Se

por

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Los vómitos van a repetir h bio de régimen (alimento só~o)ª~: !ºs ocho me~s. Des~ués del campequefla se vuelve alegre. rastomos alirnentanos cesan y Ja Sm embargo, es preciso aguare! . .d . "Era práctico que permaneciera ar vemtJ os meses para que camine: reas"• me dice la madre D h ch en su lech?, para poder hacer las ta. 0 • ª.Jos q_ umce meses lanilla era hasta tal punto inerte que "do~deeseel La a pon1a se quedaba" adquisición de la motricidad va a' · · ~a, Y desde ento nces todo s ucede co P:1f:da con una conducta fóbi1ara el riesgo de hacer revivir en lan;.~s1 el ~ueva experiencia apare. a e peligro de la pérdida de la madre. "Ella tiene m:..d . "~ o Yse pega a mf'. · La propia madre está ansiosa· "Los nillo d" a~iedad." La imagen paterna es.de lo más dse~·~cC:-dh~.bloqu~ado mi 1 nu luz", me dice la madre Los . u¡a a. Los nifios son . · mayores, sm embargo h d do b ten . Sólo la menor presenta u .. . .'se an esarrolla" .Q · · na evo1uetón pSJcóhca ¿ ué es lo que saldrá de aquí?" se d .. 1 .. to- , antes del nacimiento . · ' yo madre -ya lo hemos vis. Cuando más tarde el médico ll . sabe hasta qué punto su diagnósti:a tu at~nción sobre un tumor, no madre , va a crear en ella una es ec~ a reunirse con los fantasmas de la de shock, por la irrupción de la realidad en el lugar de la fantasí/ Por otra parte en la nifla hubo pénl.id d •' e~o representab; desde el punto de vistaªs· e~ ~z matero~ (con lo que pia voz, en la realidad Cuand 0 b h 1m lico) Yagresión a su pro. blece una clara distm · ·ció se sa e asta qué punto un bebé no estan con respecto a su m 3d . cuerpo de ésta es sentido por el nifl re, en qué medida el dirse el drama del bebé arran d o como su propio cuerpo, puede me. 0 referencia simbólica con res ~ ~ madre, perdiendo todo sitio de ción en el nivel de lo real (pep~ui ~ ade 1ª y sufriendo además una castra· Es difícil dec· . . IJ cio e as cuerdas vocales). . u si, a panu de ese mome t .. 1 . Lo Cterto es que esta niña va a ti no, e Juego estaba dado". ya hemos Visto a qué precio. ormarse con la base de esta fragilidad, y . . . Su ubicación en un externado médi lldo, porque permite no sól co:pedagógico mtegral tiene sen. una psicoterapia que es Jo ú~~na escolandad flexible sino' sobre todo por fóbico, de mutismo cuya r:ia~~~ puede sacarla de su estado de estu: No se trata aquí de ;eeducación ~~~n;! r~~rd~ queda por aclarar. s ten e tratamiento para sacar a la niña de su mundo psicótieado por un alejamlento contraindicado desde el . . . punto de vista psicológico. 2) Es evidente que no se pueden incluir las extraordmanas dificultades de la vida material, en particular de la vivienda, en el número de factores que provocarían o agravarían las defici~~cias mentales. Pero es preciso tener en cuenta el hecho de que estas dif1cul_tades: a las q~~ se a· grega ader:nás la completa ignorancia de toda planíficac16n f~~· acentúan los sentimientos negativos de la madre ante un nuevo nac1ll\llln· to. Más aun, sucede a menudo que esas dificultades materiales ~van Ja tarea de la madre y terminan por crear situaciones que se podrian designar con el té.rmino paradoja! pero por cierto justificado de hospitalis-

mo familiar. 3. Importa llamar la atención sobre los graves dafios ~u~dos ~r los diagnósticos médicos. Aun si no se tiene esperanzas •. !~ uruca actit~d aceptable es una perspectiva hum·ana, donde algo poSit1vo sea ~frec1do ~ los padres desconcertados. "Usted comprende, cuai_ido el médico me dijo: es congénito:. no van a conseguir nada; eso ha Sido terrible, no tener más esperanza ... 6 Mi posición sobre este punto ha cambiado bastante a partir de 1963. La •,xplico en Le Pzychiatr•, son "fou" et la psychaMly~. Seui~ 1970.

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''.He tardado anos en encontrar gente buena. Estaré toda la vida reco.

~:~a ese doctor X., que no podfa hacer nada por mi pel'lU!ue me

como a un ser humano. Mi nenita fue, por primera ~z un ser humano, Y~o sólo eso ; Ah, si usted quiere desembarazarse de ella " Ese diálogo humano, esa posibilidad de lenguaje no son co~~os a ~s °}adres los deficientes. Una sentencia co~denatoria tiene los m ne astos e1ectos con respecto a la pareja en primer ténnin l nivel ~e la criatura, a continuación. &tos padres tienen más ~/o~n e nece~dad ~e que se les preste atención afectuosa y a~yo ~ oonsi erac~nes precedentes no quitan nada al carácter orgánico de. muchast alteraCIOnes. Pero tienen importancia en lá medida en que Darn an Ja ...:.< _ ._ 1 en~"'º ouure un factor agravante suplementario.

CAPITULO

IX

LAS ETAPAS DE UNA REFLEXION SOBRE EL RETARDO

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!ru

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En l 'Evolution psychiatrlque, 1962, tomo XXVII, fascículo lll , B. Castets, R. Lefort, M. Reyns, dan cuenta de una experiencia de psico· terapia en débiles mentales (algunos de ellos retardados profundos) en un instituto médico-pedagógico del norte de Francia y dicen lo siguien· te: "No parece inconcebible que idiocia, imbecilidad y debilidad mental sean las más de las veces, formas de autismo ...que sean, en una palabra, · formas psicóticas que deben set" tratadas como tales." Esta experiencia, que coincide con otras aisladas, constituye de por sí un hito en la historia de la medicina. · En efecto, hasta una fecha no demasiado lejana, el diagnóstico de "debilidad mental" era una conclusión incontestable; '!na contraindicación para toda tentativa psicoterapéutica. tos psicoanalistas, alertados por Freud en el sentido de que los insuficientes mentales y los sobredotados podrían provenir de una misma fuente, la histeria, aceptaban sin objeción la noción de "imbecilidad" como defensa neurótica, pero, por otra parte, rehusaban dar un sentido · a la debilidad mental concebida como un d6flcit orgánico. 1 Fisiólogos y biólogos han descrito las alteraciones del cerebro en determinados deficientes mentales. Los endocrinólogos han puesto en evidencia las anomalías del metabolismo en ciertas formas de oligofre· nía, subrayando, además, que ciertas psicosis estlln ligadas a un desequi· librio endocrino . En resumen, han sido ensayadas mdltiples clasiflcacio· nes para describir las anomalíu de los deficientes mentales, sin lograr,

1 Los psicoanalistas se han ocupado de niños nonnales, inhibidos o neuróticos, en quienes la Imbecilidad exa signo de un bloqueo afectivo, que repercutía sobre el plano Intelectual. Por et cont rario, la insunciencia mental h a sido m111tenida ·mucho tie mpo fuera del campo d e la investlgaci6n psicoanalítica.

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empero, estructurar una teoría sobre 1 1 .ó ficiencia orgánica y la conducta de 1 a ~e ac1 n entre los tipos de insuca por aquélla. os su¡etos: ésta no siempre se expliLos psicólogos, influidos pese . 11 tas, han establecido a su vez'clasif a e. os rn:m~s, por las tesis organicisicac!On~s es~das 1!1ás bjen a describir un desanollo mental tj no alcanzaban en los tests ~ue a explic~ 1~ ms~flci7ncia de quienes derada como una cantidad hom~la re~uenda~Ul mteligencia es consice para decidir la orientación de u~é~~~·t!~ noción de capacidad prevale-

fa

En Estados Unidos en part· 1 h d veles (escolares, indusÍriales) l~c~e'::"ci:~ciaa elsarro.11.ado_ en todos los nilos tests; pruebas que sirven para el T 1 ª utilización uruversal de d~tados, d_otados, mediocres. Estaa~b1~~;n º¡e~~e~~a~ano~en sobre1cac1 n es, en cierta medida consecuencia d 1 1 . 8 dos lados, el ~ejor rendirnien:o ~:si~~:~~:. ~.t~dta de ob~ener, en toe! caso límite , como robots. m IVI uos considerados, en

ª

. Estas ideas han sido combafd 1 ideológicas; a criterio de ellos t~das piar hos pbs1cólogos rusos por razones ll . , os os om res deben llegar a desarr arse SI se les asegura un medio favorable. En la U R.S.S el t opone, en lo fundamental b 1 d . · · acen o se todos las mismas oportu:U~aI:s ªs~e agobgia destinada a proporcionar a vest" d · m em argo, desde hace afios,.los in cuestionar los fracasos de_una peda:

gogí~~a~~~~u;: ~::~:e~~~~oª

E~a~~:~:ná~~~n~:;o:i,!u~~-de ~s

ma norteame?-canos, .Y que retoXVlll, no es en la ráctic ~!On por esencra, propia del siglo I~ debilidall mentalp sus a :~~os meficaz, pu~s recae en la negación de educacionales corrie~tes t'~as,taraidaplicar al sujeto los métodos rrollo retardado. ' e sunp e c u ado de adaptarlos a un desa-

:on

A partir de una clasificación psicoló ·

. .

~:~: establec~entos para deficjente~:e~t~~:.~~¿ssc:i~r:~~~=~ p~g~s;,;~:1: roi;:;!~r~~~~~3!e~~/~~:~ªp~;~!ª~~ióhn

los social"; los nifios puedan beneficiarse . . o nz, acen que las más modernas técnicas conce'enrru.uenntmest1ltuto mdédic?·pedagógico, con · s a a ree ucación a

ci::;:,: 1~~~~: ~~::r~cacione~ técnicamente bien

llevadas induce

los débiles mentales eran ex~~:~~~~~~~ ~i:.1: d~ tre~ta años todos como "ineptos para una psicoter . .. ono s pSlcopedagógicos de una atención especial Se tr apta ' hoy son, con frecuencia, objeto ro" débil . . ata, pensamos, de distinguir al "verdade. odamental, mepto para una psicoterapia, del "falso" débil qu¡en t s 1as esperanzas son posibles. ' para se dorienta · •mvestigaclones. En 1950 En esteelsentido ,_,, 1 ~~ mis pnmeras \lbliqu6 uuonne e análisis de un nii'lo d 'bil tal P e men , emprendido bajo el control de la doctora F. Dolto. 108

El primer dibujo de Javier fue el de un hombre sin cabeza, caminando sobre una cuerda floja por encima de un precipicio. Se trataba de una historia dramática, mantenida en secreto en la anamnesis y que sólo se reveló poco a poco. Este niño de cinco años servía para proteger, con su presencia, a un padre buscado por la policía francesa, que hab ía colaborado con los alemanes, denunciando a una aldea entera, y que tenía sobre la conciencia la muerte de centenares de hombres. De padre temible con el unifonne nazi, se hab ía convertido en un hombre acosado; su único recu~ consistía en ocultarse con su hijo, cuya presencia debía bastar para acallar todas las sospechas. Pero, a pesar del hijo,o a causa del hijo , el padre fue arrestado. Desde ese momento , el niño desarrolló una especie de "pérdida de la realidad", según unos; una "actitud regresiva" , según otros. Las adquísí· ciones escolares cesaron. Algo parecía detenido en el desarrollo de Ja· vier . A la edad de seis ai\os, el niño se encontraba con que hab ía perdido no sólo un padre real (es posible conformarse con el duelo), sino en verdad lo que Lacan llama el nombre del padre, que ya no podía evocar sin vergüenza; hasta el punto de sentirse no tanto huérfano de hecho como huérfano en sí mismo, por pérdida del significante paterno. '\ El dibujo entregado en la primera sesión fue explicitado en forma verbal durante el tratamiento: "Ese niño no tenía cabeza porque si la tuviera estaría loco de dolor." En realidad, la historia del nii'lo umontaba bastante más allá del drama. El padre dictaba la ley con su uniforme na1J, pero en la casa lamadre era la ley. Hallamos esta característica en todos los psicóticos y en la mayoría de Jos débile.s. El éxito del psicoanálisis de Javier me llevó a creer que había "falsos" y "verdaderos" débiles mentales. Me orientaba, pues, al principio, hacia un examen psicológico profundo y pude establecer dos categorías: los que obtenían un nivel homogéneo de debilidad mental en los distintos tests y los que arrojaban resultados contradictorios ent re un test y otro. Me basaba sobre este criterio para orientar o no a los nii\Os hacia una psicoterapia ... Pero un día, Fram,oise Dolto tomó a un niño en psicoterapia, a pesar de la homogeneidad manifiesta de los tests, que certificaba la debilidad del sujeto (C 1 60). La anarnnesis era anodina, como es común en los psicóticos. ]llo había nada que seftalar. En la familia , todo era en absoluto nonnal. ¿Pero qué reveló bien pronto el análisis? Que el ni.!lo era el objeto que protegía a la madre contra su propia fobia a los perros. La mejoría del níi'lo condujo a la madre a una grave crisis y debió, a su vez, ser tratada. Madre e hijo fonnaban un solo cuerpo; al tocar a uno no podía dejar de afectarse al otro. Hay que observar aquí, por otra parte, que no fue la madre quien pi-

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dió una consulta para el nil!o, sino la institutriz. En cuanto al padre, se escudaba en la madre , "Ella es quien decide". El éxito de este caso (certificado de estudios con C I notoriamente insu.ficiente , que no experimentó cambios pese al análisis) me apartó para siempre de la certeza de un diagnóstico, certeza en la que nunca, en psicoanálisis, habría que confiar. Fue entoflces cuando me puse a estudiar las reacciones de la familia frente a la debilidad. Este relato fue presentado en 1954, en el Congreso de los Centros Psicopedagógicos, en París. El estudio versaba sobre ochenta niilos, cuyo C 1 oscilaba entre 35 y 80. Ya había abandonado la clasificación "débil homogéneo" y "débil con resultados contradictorios". Me había dado cuenta de que ciertos débiles con carácter homogéneo se recuperaban con una psicoterapia, en tanto que otros de resultados contradictorios casi no progresaban. Terminé este estudio formulando las siguientes observaciones: "Un C 1. inferior o superior no tiene en sí mismo un significado real. Lo que cuenta es lo que el niflo hace de su C l. Para qué le sirve su inteligencia. Avanzando en el análisis de estos nil!os, llega un momento en que se está obligado a plantearse una pregunta: ¿es un débil mental o un esquizoide? Profundizando aun más, la propia noción de debilidad y tal vez hasta la génesis de las psicosis deberían ser cuesti01~adas." Este trabajo no tuvo otro efecto que inquietar a los médicos sobre la noción de " falsa debilidad". ¿Sería posible -Se me respondía- , que, a consecuencia de errores de diagnóstico, un "falso" fuera clasificado como "verdadero"? Era demasiado pronto para que la noción misma de debilidad mental pudiera ser cuestionada en pl1blico . Sin embargo, el resultado práctico fue que, a partir de ahí, todo nif[o con C 1 insuficiente era sometido en el hospital Claude Bemard a un "examen complementario" (en mí recayó el privilegio de sugerir o no la utilidad de una psicoterapia). Sin tiempo material par¡¡ someter a todos los niños a " pruebas complementarias", me tomé al menos el necesario para escuchar sus discursos. "Oh, bueno, bueno! también usted! ... usted bien sabe que no pue-

do." No todos brindan tan claramente la clave de su debilidad. Pero todos indican, en forma más o menos confusa, su modo de situarse frente al Otro. Es raro que se o pongan a este otro; tratan con preferencia de acomodarse en el molde de su deseo. Todo enfrentamiento es rechazado y la prueba d~ castración es el escollo con el que tropieza todo débil ment~l, ~ue. vive la prueba en su realidad corporal, dado que es un sujeto disnumudo, pero que no puede vivirla en el nivel simbólieo. En efecto no puede rendir su testimonio y , menos aun, a partir de ahí, aperM aÍ. Otro. Todo peligro de castración es negado, en el plano de la palabra. La

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debilidad interviene para impedir la comwúcación de lo que el sujeto experimenta. Y la inteligencia se estructura en forma tal que se convierte no en una interrogación sobre la vida y la muerte: esa inteligencia es esta muerte misma. Se tiene la respuesta de un sujeto que, en el caso límite, se quiere asexuado para no tener que interrogarse acerca de nada. El análisis lo lleva a cuestionarse a partir de su insuficiencia vista como "carencia" (es en efecto así como es sentida por todo sujeto, en forma casi persecutoria, la intervención del analista en su vida). Ahora· bien, para el débil mental esa insuficiencia es plena; tiene como función,justamente,ocultar no sólo su propia falta de ser, sino tarnbidn lo que es sentido como falta de ser en la madre. La ausencia de imagen paterna como soporte identificatorio constituye para el niílo el sentido de su retardo; un retardo que corre parejo con el rechazo de someterse a la ley de otro. El nil!o queda fijado a un yo imaginario de cierta edad y su elección se realiza en ese sentido. Una elección que, la mayor parte del tiempo, rechaza el convertirse en un hombre. Desde que se comienza un análisis, todo criterio de "verdadero" o "falso" caduca. Lo que cuenta tan sólo es saber de qué modo es vivida la debilidad mental por el sujeto y su familia. Existe un tipo de relación madre-hijo que se encuentra en los tratamientos de psicóticos. El pronóstico es favorable si el nino es pequelio y si la madre puede ser ayudada. Ciertos mecanismos aparecen eñ.las enfennedades psicosomáticas como en determinadas estructuras perversas. En la medida en que el niflo obtiene de su enfermedad un beneficio secundario bastante importante, renuncia a .ella con dificultad ; de ahí los fracasos de ciertos tratamientos. Antes de plantear la pregunta: "•¿Qué es la debilidad mental?", quisiera dar aquí un ejemplo de lo que Aulagnier llama "el develamiento bre el tratamiento y tiene en la punta de la lengua el nombre del "mejor" ~dioo. Tal vez se trate del efecto de la vulgarización de Ju nociones científicas, pero tambUn se ·trata de un test de la ansiedad del p6blico. Al ocupane de un deficiente, se enmascara la propiá aogustia. Es 61 quien está enfermo, no nosotros. Este libro tiende, precisamente, a no cuestionar las institucionea ni a las personas (aun siendo muy senc"bles a los d~fectoa de una política que presta tan poca atención a la salud p(Jblica y a la educación; pero no es 6ste nuestro propóaito); al buscar un responsable, se 1e>slaya el ver· dadero problema, que es el cuestionamiento de uno mimlo y de la 6poca. No hay litio en nuestra sociedad para el deficiente mental. Ese es el drama. Por la fuerza de los hechos se ve condenado a permanecer al 1113Jgen de los seres, o "condenado" a curar (es decir, a aswn.i, una dosis de sufrimiento). Este problema no es sólo de Francia. Si bien nuestro país tiene el privilegio de contar con un equipo de aY111Zada en el dominio del tratamiento de Jos nil!os d6biles mentales y psicóticos, 2 no estamos adelantados, a escala nacional (en comparación con lo que se hace en la _U.R.S.S.) en cuanto al problema del diagnóstico, por el handicap derivado del carácter esterilizante y fatalista de los testa de nivel mental. Muchos niflos son orientados hacia un fracaso , cuando en realidad se les podría dar una posibilidad de desarrollo en un medlo e1COlar donde les sería más fllcil vivir.3 ¿Qu6 es un Mbil mental? Este boro dejan al lector sin respuesta. No es esto lo esencial. Lo que cuenta es buscar, mú alld del.deficiente, la palabra que lo comigura como sujeto presa del deseo. 2 Debemos mucho, en este domlsúo, a las in..,stlpciones teóricas y a los trabajos de Aulagnier, Dolto, Lacan, para no citar mís que a éstos. 3 Lo q11e hay quo euestionu os una mentalidad colectiva con respecto a la "onfennoclad mental•. La ley ñancea del 17 de julio de 1970, ll ostablocer la de tección obtigatoña de los trastornos mentales, agrava el problema de la oegrepdón y de la oelecclón. Las primeras •fctimu de esas detecciones fuero¡¡ los niflos salido• de medios socioeconómicos de1favorables. De tal modo, oe trabaja en aras del iurgimiento de un Lumpen proletaria/ en el futuro .

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1

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Jacques Lacan.

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r Biblioteca de PSICOLOGIA PROFUNDA (cont.)

Biblioteca de PSICOLOGIA PROFUNDA

79. C. D. Pércz - Masculin(}oFtmtnino o la

A. Frcud -Psicoanálisis tkl desarrollo del niño y del adolescenre 4. A Frcud - P!icoanáfisis del jardfn de itij'ontts y to educación del rJÍiio 6. C. G. Jw¡g - La psicologla d< la tra11sf•2.

r1ncitJ

7, C. G. Jung -Simbo/os d< lransformaci6n A. Frcud ·El pJicoanólUi.t J la crianza dtl niño 9. A. Frcud - El psicoandlisis infantil y lo

8.

clfnica

12. C. G. Jung - La inruprttad6n dt lo naturo/tza y la psique 13. W.R. Bia1 • Alención e interpretación 14. C. G. Jung - J\rq11etipo1 t inconscitmt coltctivo 1,. A. Freud - Neurosis y .rintol'tf(ltofogfa itl/Qnlil 16. C. G. Jung ·Formaciones de lo inconsci111tt 17. L Gñnbcrg - /de.tidod y cambio 20. A. Ganna • Psicoandlisis dt los sutJio.t 21. O. f-enichel • Tci0t1e.s psicoanallticas de. las psicotis ínfanti/t$ 118. M. N, Eagle • Desarrc>llru conUmpordtWos rteie.nte.s en psicoandlist'1 119. P. Bcrchcric - Gl~sisdt /os conceptos fre.udianos 120. C.G.Jung-Elconttniclodelapsicosís. Psic-oglnesil de. las e.nftrmaladts mentales 2 12 L J. B. Pontalis. J. !.aplanche y otros lnterpretaci6n freudiano y psicoanálisis 122. H. Hartmann - La psicología do/ yo y gía p.sicoanaltlico multidisciplinaria 137. C. Garza Guerrero - El '"Ptry6 en lo reoría y t11 la práctica psicoanolltiCO$ 138. l. Bcn:-nsttin - Psicoanalizar una familia 139. E. Galcnde - Psicoc111óli1is y salud mental

140. D. W. Winnicott -El grstoeJpontón.o 141. Gear. M.C.. Uendo E. G. y otros • SuperviJión ttraplutica

UNIVERSIDAD ANDRES BELLO

1

BILIBQ108441 EL NINO RETARDADO Y SU MADRE

356110004(;2237

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