El Miedo Como Guia Ana M Perea

September 13, 2017 | Author: Rosario Gimenez | Category: Anger, Metaphysics Of Mind, Metaphysics, Psychology & Cognitive Science, Cognition
Share Embed Donate


Short Description

Descripción: autoayuda...

Description

EL MIEDO COMO GUÍA CUANDO EL ALMA NOS LLEVA AL ENCUENTRO DE NUESTRA VERDADERA NATURALEZA: EL AMOR Un libro para ayudarnos y ayudar a los niños a transformar el miedo en valor y fuerza de amor

ANA M. PEREA BERROCAL Índice Introducción 1. Camino de sanación Un antes y un después Maestra y madre 2. Sobre el libro Capítulo 1. Experiencias y reflexiones sobre el miedo. Para empezar a reflexionar: Carta a un amigo I. El miedo como parte de la vida II. Energía para el cambio III. Tener miedo al miedo IV. El miedo, guardián de nuestro corazón V. Niveles de sensibilidad y aceptación del miedo VI. Ira, una expresión de miedo Del animal al humano Animal y ángel VII. Rabia, miedo reprimido del pasado VIII. El nacimiento, momento crucial en la vida de una persona Bienvenido al miedo Responsables de nuestro destino IX. Cada despertar, un nuevo nacimiento X. La llegada de un hermano abre de nuevo la herida XI. El miedo de los niños a la 'separación' respecto a la madre XII. Aprender a apreciar la soledad Ayudar a los niños a conectar con su espacio interior La alegría nace del interior Ayudar a los niños a familiarizarse con el miedo o tensión emocional XIII. Guerreros de la luz Liberar el miedo acumulado del pasado en forma de rabia Utilicemos la fuerza del guerrero para construir un mundo mejor XIV. Miedo y necesidad de control. Familia y escuela Sentirse 'alma libre' Niveles de miedo y tipos de escuela Algunos principios educativos que trascienden el miedo Capítulo 2. La conexión con el cuerpo, la base para enfrentar el miedo existencial (sobre la base de la Teoría de los sentidos de Rudolf Steiner). EL SENTIDO DE AUTO-PERCEPCIÓN O SENTIDO VITAL

I. Notas introductorias II. Bienestar corporal Orden en el 'universo' corporal La importancia de una alimentación sana Sueño reparador El ritmo vital III. Sobre el niño inquieto y nervioso IV. Revitalizar el cuerpo físico cuidando el alma y el espíritu Cuidar el entorno. Intensidad y exceso de impresiones sensoriales El "pensar vivo". Imaginación y pensamiento espiritualizado Sentido estético, belleza y armonía. Arte EL SENTIDO DEL TACTO I. Notas introductorias II. Percepción táctil y sensibilidad Bases para la INDIVIDUALIDAD: la piel como "envoltura" y frontera entre el "yo" y el mundo exterior Tacto anímico Captar la esencia III. Sentido del tacto y miedo a estar en el mundo. Los niños asustadizos y retraídos Algunas características Algunas consideraciones en torno a los niños asustadizos o retraídos Proyectar en positivo y movilizar la energía para el cambio Matices: no todo es blanco o negro EL SENTIDO DEL MOVIMIENTO I. Notas introductorias II. Sentimiento de no-potencia (impotencia) frente al miedo y los retos de la vida Concepto de autoeficacia Rabia 'desatada' o rabietas III. 'Saturación' del sentido del movimiento. Causas y consecuencias A modo de conclusión: Recursos para enfrentar el miedo Palabras especiales para seres especiales, los niños Permanecer en el centro de equilibrio y paz interior Un mensaje con fuerza de amor. Palabras finales Notas bibliográficas Bibliografía Dedico este libro: A mi padre, porque gracias a su fuerza, valor y coraje de vivir he podido construirme en este mundo como lo que hoy soy.

A mi madre, porque gracias a su entrega y acompañamiento respetuoso hacia mi Ser no he perdido la sensibilidad que me permite vivir hoy desde el más sincero respeto y compasión por todos los seres de este mundo. También a mi abuela Dolores que, como su nombre indica, vino a sostener el dolor que precede a las mujeres de nuestro sistema familiar y lo ha hecho dando lo mejor de ella. A mis hijos, porque desde la maestría de sus acciones he podido construir un sistema de creencias basado en la libertad y el respeto mutuo y porque desde los reclamos de sus almas he podido abrir mi corazón al dolor, permitiéndome sanar muchas heridas del pasado para poder abrirme completamente al amor incondicional. A mi compañero de viaje, Sergi, el cual ha sido y sigue siendo un gran apoyo en esta cruzada hacia el amor, un ser lleno de buena voluntad y tolerancia que ha confiado en mí en cada momento de nuestra vida juntos. Y, en de finitiva, a todos los seres con los que he compartido, sigo compartiendo y compartiré el camino por esta maravillosa aventura que es vivir. Gracias, de Corazón. "Quien quiera elegir el camino de hacerle frente al miedo y encontrar el coraje para el cambio de las condiciones que lo atemorizan, el camino del compromiso social, como ser el cultivo de una nueva forma de convivencia, el trato para con la naturaleza, el trabajo por la paz, la educación de los niños, el cuidado de los enfermos, la cooperación económica o lo que sirva para cada uno en su propia esfera de acción, quién quiera elegir este camino, es decir, no seguir evitándolo más y ayudar en la medida que le sea posible, debe tener en cuenta que se está abriendo a impetuosas fuerzas anímicas y no cejar en el esfuerzo de llevar luz a las cuestiones a cuyo servicio ha puesto su participación y su trabajo. Debe elegir sendas de conocimiento que lo vuelvan a encaminar hacia el ser humano, superando el materialismo que había resultado del miedo inconsciente; prestando atención al buscar conexión anímica en fuentes verdaderamente enriquecedoras como ser el arte, la meditación, las conversaciones cultas (...)." Henning Köhler. El enigma del miedo

INTRODUCCIÓN 1. Camino de sanación UN ANTES Y UN DESPUÉS Mi nombre es Ana M. Perea Berrocal, nací en 1981 en Girona y soy madre de dos hijos, Joel y Sergi. He trabajado durante diez años como maestra, especialista en Educación Infantil, y actualmente estoy cuidando de mis hijos a jornada completa. Para no extenderme más de lo necesario diré que mi vida desde que empecé la escuela primaria hasta mi primer embarazo ha representado para mí una carrera hacia la felicidad enfocada en los estudios, una carrera profesional, un trabajo y la adquisición de ciertas metas materiales. Todo 'perfecto', aparentemente, para vivir una vida plena con mi pareja, mi familia y mis amigos. Pero cuando teóricamente debía sentirme más feliz fue cuando llegó mi gran crisis existencial. ¿Cómo podía ser que teniendo todo lo que había llegado a conseguir no me sintiese llena de alegría? Continuaba sintiéndome vacía, pero ahora sin más metas donde proyectar mi felicidad. Mi energía vital dejó de circular con tanto vigor como antes, porque no tenía propósito alguno, no sabía hacia dónde dirigirme. Supuestamente ya lo había conseguido todo para llegar a ser feliz, tal y como había aprendido de esta sociedad. Mi pérdida en la dirección de mi vida supuso un alto en mi camino y un periodo en el que mi ser no encontraba salida, no encontraba acciones constructivas que me permitieran seguir evolucionando. Aquí llega entonces mi crisis existencial, la cual se reflejó en un profundo miedo a la muerte. Algunos pensarán: ¡pero si miedo a la muerte tenemos todos! Sí, o la mayoría en algún momento de nuestras vidas, pero unos lo viven desde más lejos y otros lo traemos con la mente tan cerca que mirarlo a esa distancia resulta aterrador. Ese fue el inicio de mi camino de crecimiento personal. En ese momento de crisis y estado mental de profundo miedo, nada tenía más sentido para mí que salvarme de la muerte que mi mente proyectaba constantemente. En mi etapa hipocondríaca las visitas a mi doctora aumentaron significativamente, hasta que un día me derivó al psiquiatra para tratar el estado de angustia y ansiedad que estaba viviendo y que a ella supongo que ya llegó a alarmarla. Fue en ese momento cuando todo empezó a cambiar. Por casualidad, como se suele decir, aunque yo lo atribuyo a la causalidad, encontré en una tienda de productos ecológicos una tarjeta de una señora que ofrecía terapias alternativas, de entre las cuales Naturopatía y Reiki.

“El Reiki es una técnica de curación, en la que a través de las manos se transfiere la Energía Vital del Universo para curar, devolviendo la armonía a todo el cuerpo, mente y emociones”. Así fue como empecé mi camino de sanación a través del Reiki, la reflexión profunda sobre mis experiencias de vida y la lectura de una cantidad considerable de libros sobre crecimiento personal. Junto a las sesiones de sanación con energía universal tratábamos mi caso utilizando lo que en la actualidad son para mí dos grandes herramientas de autoconocimiento y autocuración: 1. La interpretación de los sueños. 2. El análisis profundo sobre las causas mentales de mis enfermedades o dolencias físicas (pensamientos 'negativos' o limitantes). Hice también los cursos que me permitieron continuar por mí misma mi camino de autosanación y también canalizar la energía curativa a otros (familiares y amigos). Más tarde continué mi terapia o camino de armonización con la sanación Reconectiva: “(…)sanar consiste en la liberación o eliminación de un bloqueo o interferencia que nos ha mantenido apartados de la perfección del universo. Además, sanar tiene que ver con nuestra evolución e incluye también la reestructuración evolutiva del ADN y nuestra reconexión con el universo a un nivel nuevo” (Eric Pearl. La Reconexión). Para mí esta terapia ha representado, además de la sanación y armonización de cuerpo, mente y emociones, la re-conexión con mi propósito de vida. Y hablo del verdadero propósito, aquél que está a favor de la vida y trasciende la mente del Ego. “Todos tenemos un propósito en la vida (…) un don único o un talento especial que dar a los demás. Y cuando mezclamos este talento único con el servicio a los demás, experimentamos éxtasis y júbilo en nuestro espíritu, que es la última meta de todas las metas” (Deepak Chopra). Desde la re-conexión con nuestro propósito experimentamos nuestra alegría vital, aquella que sólo brota de nuestro 'corazón', la que emerge del interior y no la que depende de algo externo. Hoy puedo decir que veo con gran claridad ese propósito, por eso he emprendido este camino, el de transmitir mis experiencias de vida a aquellos que necesiten, como yo lo necesité en su momento y lo seguiré necesitando en adelante, unas palabras que resuenen en lo profundo del alma y despierten la conciencia más elevada del ser. Siguiendo con mi historia de vida, continuaré explicando que dos años más tarde realicé dos cursos de Enseñanza Zen (los cuales he completado con un tercer curso en 2013). Estos cursos además de ayudarme a continuar mi camino de sanación y reconexión con mi propósito, me han ayudado a vivir mi vida desde una mayor consciencia. He de decir también que la práctica del yoga ha sido muy importante, como también lo ha sido mi paso hacia una alimentación consciente. En todos estos contextos he conocido gente maravillosa donde he podido ver y sentir que la vida la

empiezo a vivir desde una nueva perspectiva. MAESTRA Y MADRE Después de iniciar mi terapia de sanación a través del Reiki y de sentir lo que estaba significando ese proceso en mi vida, Sergi y yo decidimos tener nuestro primer hijo. Y esta decisión fue la mayor oportunidad para crecer y evolucionar desde el amor, en el sentido más profundo. Pero no todo fue un camino de rosas. A los nueve meses del nacimiento de Joel empecé a trabajar. Aunque trabajaba media jornada y venían a casa a cuidarlo sus abuelas, sentía que mi lugar estaba junto a Joel a jornada completa. A través de los cuadros repetidos de anginas y amigdalitis mi cuerpo físico me indicaba que no era feliz con la realidad que tenía que 'tragar', aunque en ese momento no hubiese sabido explicar del todo bien por qué. Ahora sí lo sé. En primer lugar, porque mi camino de aprendizaje está en este momento de mi vida junto a mis hijos. Son ahora mis dos grandes maestros. En segundo lugar, porque ellos me han elegido como madre y eso lo vivo como una gran responsabilidad, significa para mí que me han elegido como la principal acompañante en su camino por esta vida hasta que ellos decidan ir abriendo progresivamente su camino hacia nuevos horizontes, más allá de la familia. Yo siento que debo ocupar ese lugar, siento que forma parte de mí misión o propósito de vida. Quizá de aquí a unos años, cuando mis hijos sean un poco más mayores, mi sentir me lleve a dar un nuevo paso en mi evolución, no lo sé. Solo sé lo que ahora me dice el 'corazón'. Lo que sí puedo decir es que la maternidad me ha permitido ver con nuevos ojos la educación en la escuela y mi papel dentro de ella. Desde que tenía cinco años tenía claro que 'de mayor' quería ser maestra, pero mi visión sobre el significado de esta palabra ha cambiado mucho. De la misma manera que tengo y seguiré teniendo muchos maestros, también me considero maestra de aquél que necesite aprender sobre mis experiencias vividas en la Escuela de la Vida. Creo que todos somos maestros de todos y que el aprendizaje no puede quedar limitado en el interior de las paredes de una escuela. La escuela misma es la vida, en todas sus manifestaciones, y cada cual viene a aprender cosas distintas, porque somos seres individuales con potenciales y limitaciones distintas. Así lo veo yo. Ahora sé que mis hijos están en la escuela, la vida misma, y están desde el momento mismo en que decidieron venir al mundo a vivir una experiencia física.

Para finalizar, quiero destacar que en mi camino de maternidad y crianza tengo mucho que agradecer a una mujer que por causalidad se cruzó en mi camino para ayudarme a recordar, aportando sus experiencias y con ella su sabiduría: Imma Campos, comadrona de partos en casa, con la que fui capaz de vivir un embarazo increíblemente feliz y un parto totalmente consciente con mi segundo hijo, además de compartir juntas experiencias que me sirvieron para ver con claridad que la crianza, tal y como me dijo un día, es “el mejor curso de crecimiento personal”. También doy las gracias a Lluís, su compañero de viaje, músico, renacedor y un ser que llenó mi alma de una inmensa paz y serenidad durante el tiempo que pasé con ellos.

2. Sobre el libro El miedo ha sido para mí un gran guía a lo largo de mi camino de crecimiento personal, me ha permitido llegar a lo más profundo de mi ser y reencontrarme con mi verdadera esencia, espíritu o conciencia más elevada de ser. Este libro tiene como propósito ayudar a integrar el miedo como una fuerza anímica que forma parte de la vida, perspectiva desde la cual podemos conseguir enfrentar los retos de la vida con la serenidad necesaria que nos permita llegar a trascender el miedo en valor y fuerza de amor. A lo largo de mi camino por esta vida he podido tomar conciencia de la importancia que tiene poder liberar el dolor del pasado para llegar a abrirnos a nuevas maneras de ver lo que sucede a nuestro alrededor, nuevas maneras más cercanas al ángel que todos llevamos dentro. He aprendido lo importante que es el cuidado del alma, la cual nos lleva al encuentro de nuestra verdadera naturaleza de ser si aprendemos a ir vaciando nuestro recipiente de miedo y a no llenarlo con más dolor. Aprender a vivir desde el cuerpo y el 'corazón', sin identificarnos o vivir permanentemente en nuestra mente, ha sido para mí esencial en este camino. Con este libro pretendo ayudar a mirar el miedo con otros ojos, porque él es el portador de muchos mensajes. Por una parte nos está indicando que no estamos alineados con nuestro propósito de vida y, por lo tanto, que no estamos actuando motivados por un objetivo que nos llena de alegría. Y por otra parte nos está diciendo que en nuestro 'corazón' todavía hay dolor emocional acumulado del pasado que pide ser aceptado y liberado. El dolor que se alberga en nuestra alma nos conducirá hacia el aprendizaje de nuestras lecciones de vida. Tenemos que aprender a mirar el mundo con los ojos del amor, y hasta entonces seguiremos aquí, en la Escuela de la Vida. No tengas miedo al miedo, entra en él y lee su mensaje. Si no te aventuras en lo desconocido por miedo al sufrimiento no hallarás el tesoro que se encuentra en lo más profundo de tu ser: el amor. Este es un tesoro que solo descubren los más valientes. Con este libro no pretendo más que ofrecer lo que he recogido en mi camino o experiencia con el miedo, el cual me ha llevado hasta lo más profundo de mi ser para encontrar de nuevo la luz de mi espíritu. Despertar cada día más el amor que soy es mi propósito y por ello seguiré esforzándome por aprender en la Escuela de la Vida, junto a mis hijos, mi compañero de viaje y todas las personas maravillosas que forman y van formando parte de mi camino por esta vida.

Capítulo 1. Experiencias y reflexiones sobre el miedo Para empezar a reflexionar: Carta a un amigo Empiezo este viaje compartiendo contigo una carta que envié hace ya algún tiempo a un buen amigo, la cual nos servirá para introducirnos en lo que más adelante trataremos con más detenimiento: Hola M, Ayer debió quedarme algo en el interior que debía reconocer y canalizar y, por las circunstancias, no pude hacerlo. Esta mañana al levantarme continuaba latente esta necesidad, así que intentaré ordenar y sintetizar las ideas que ayer quería haber expresado como fruto de mi experiencia con el miedo... Es bien cierto que en un inicio el miedo nos lleva a huir, pero cuando tienes lecciones pendientes que resolver en la vida éste vuelve y vuelve hasta que decides mirarlo de frente. La quietud, el silencio, el yoga, la meditación, me hicieron darme cuenta de la inquietud que tenía en el interior. Mi mente me traía constantes pensamientos que se convertían en mi sombra, pensamientos que me generaban angustia. No se puede vivir en paz cuando hay mucho miedo acumulado del pasado. Mi estrategia para defenderme ante la sensación de miedo constante era la de controlar al máximo todas las situaciones de mi vida, pero esta estrategia no me dejaba vivir en paz, porque siempre hay cosas que se escapan a nuestro control, por no decir todo. Esta actitud representaba para mí una 'muerte en vida' (como describe Osho en uno de sus libros, si no recuerdo mal). Por esto te digo: no huyas del miedo, al contrario, el miedo te brinda la oportunidad de reencontrarte con tu verdadera esencia, con tu ser de luz, espíritu o conciencia superior. Da gracias a tu mente, es maravillosa, porque te trae todo aquello que tienes pendiente de transmutar, de cambiar. Quizá ahora hay muchas cosas, porque tienes mucho que observar en ti, pero solo es empezar. Tu mente es fantástica, es un gran instrumento para la evolución, solo tienes que ser consciente de su disfunción (cuando proyecta el dolor que pertenece a tu pasado y que no es real para tu momento presente), y entonces serás capaz de gobernarla y utilizarla para tu bien y el de todos. Cuando llegue a ti un pensamiento que te genera angustia, obsérvalo como si estuvieras viendo una película. Piensa simplemente que tu mente te está trayendo un mensaje. Te está diciendo que

tu alma está sintonizada con el miedo y que ya es hora de transmutar esa energía en valor y fuerza de amor. Es importante que no te enganches a los pensamientos que te producen dolor, simplemente obsérvalos y dite a ti mismo que vas a trabajar para transmutar esa energía. En un inicio puedes empezar por cambiar ese mismo pensamiento (el que te genera dolor, angustia) por el opuesto, el que te aporta paz y alegría. Por otra parte, también puedes repetirte varias veces (cuantas más mejor) un mensaje más trascendental que resuene para ti, por ejemplo: “Yo soy Paz”. A mí me sirve esta autora: Louise L. Hay, pero tú quizá encuentres otros. No luches contra el miedo. Si proyectas que tienes que protegerte de un peligro (creado por tu mente) no luches contra ello, deja que ese pensamiento llegue y se vaya, no intentes controlar nada ni te juzgues por haber tenido ese pensamiento. Cuando suceda, sencillamente piensa que tienes que llevar más luz a tu vida, en forma de pensamientos y acciones llenas de amor. LA VIDA NOS AMA Y NOS APOYA, nuestro programa o plan de vida es perfecto, TODO ESTÁ BIEN, porque toda experiencia vivida en nuestro camino es necesaria para nuestra evolución, para dejar de contemplarla como algo 'negativo' y ver lo que nos aporta. Se trata de ver luz, amor, en cada experiencia, en cada ser, en cada situación. Olvídate de lo bueno y lo malo, lo positivo y lo negativo, lo que está bien y lo que está mal, esa es la dualidad de la mente del ego. TODO ESTÁ BIÉN, todo lo que te encuentres en tu camino es lo que tiene que llegarte para aprender más, para practicar el pensamiento positivo y elevar tu energía hacia el amor. Por lo tanto, no tengas miedo, atrévete a vivir la aventura de la vida. Espero que te sirva algo. Por mi parte te doy las GRACIAS por ayudarme a recordar todas estas palabras. Ahora me siento más liberada. Un beso muy grande

I. El miedo como parte de la vida El miedo es una emoción que forma parte de nuestra vida, se alberga en nuestro interior, forma parte de nuestro cuerpo astral o cuerpo dolor, y en cierto modo, forma parte de la historia de la humanidad. Esta sensación la vivimos todos ante lo desconocido, es algo humano, y no debemos verla como algo perjudicial, sino al contrario, es una sensación que bien gestionada nos hace más conscientes. El miedo "existe como movimiento anímico natural que según la idiosincrasia, el temperamento y la historia previa del sujeto, se expresa con mayor o menor fuerza".1 Como toda emoción, el miedo tiene su utilidad en esta vida, de otra manera no sabríamos de su existencia. Por una parte, nos protege de los peligros. Nuestra curiosidad por conocer el mundo sería un problema sin sentir un miedo moderado ante lo que requiere cierta cautela. El miedo nos ayuda a regular todo impulso desmedido hacia el exterior, permitiéndonos detectar peligros reales en nuestro camino de exploración y descubrimiento. Esta pausa nos ayuda a estudiar las situaciones y a cultivar nuestro intelecto. Si del impulso a la acción no hubiese pensamiento, no desarrollaríamos demasiado nuestra mente lógica y racional, la cual es un instrumento necesario para la supervivencia y la adaptación en el mundo como humanos que somos. Los animales no hacen esta pausa ante el miedo, les costaría la vida, cuentan con su instinto para sobrevivir desde el momento en el que nacen. Por lo tanto, el miedo que 'viene del animal' es un acto reflejoinstintivo de protección ante un peligro inminente. Por otra parte, el miedo a los movimientos emocionales de los demás también nos lleva a conocernos y a desarrollar nuestra empatía. Ante el propio miedo salimos fuera de nosotros mismos y conocemos a otras personas, seguimos sus movimientos emocionales y observamos su actuar en el mundo con el objetivo de poder aprender desde el espejo que representa la vida que hay fuera de nosotros. De esta forma aprendemos y nos re descubrimos constantemente. Y paralelamente a este trabajo de auto conocimiento, desarrollamos nuestra empatía ante el dolor ajeno, compasión y voluntad de ayuda. También cabe decir que el miedo de herir a los demás, tanto a nivel físico como emocional, nos hace ser más cuidadosos y tener más 'tacto'. Vemos pues que un nivel moderado de miedo y, por tanto, una condición un tanto cautelosa ante la vida, "contienen una cualidad ennoblecida para lo social". 2 Por otro lado, el miedo nos empuja a buscar respuestas donde ya no sirven la lógica ni la razón, llevándonos a profundizar más allá de la mente racional hasta encontrarnos con nuestra conciencia más elevada de ser.

El miedo también nos da la oportunidad de hacernos más fuertes. El valor o coraje nace o se despierta ante el miedo. El coraje es la fuerza que nos impulsa hacia lo desconocido para aprender y ampliar nuestras capacidades, aumentando así la confianza en nosotros mismos y, por consiguiente, en la vida. En de finitiva, como todo en la vida, el miedo tiene su sentido y utilidad. Entendido de forma positiva puede ser muy beneficioso para nuestras vidas, pero si lo percibimos como algo perjudicial desarrollaremos actitudes ante él que no nos permitirán avanzar ni enriquecer nuestras vidas.

II. Energía para el cambio Cuando podemos mantener la conexión con nuestra respiración, con los latidos de nuestro corazón, con las necesidades de nuestro cuerpo físico y con la vida o energía que circula y recorre hasta el último rincón de nuestro cuerpo, entonces, podemos decir que nos encontramos en un estado de equilibrio y paz interior. Desde ese centro de paz y equilibrio internos podemos sentir nuestra voluntad, los dictados de nuestro 'corazón' y la voz de nuestra conciencia. Desde aquí vemos con claridad nuestro camino. Pero, ¿qué sucede cuando el miedo irrumpe en nuestro interior? Todo lo que nos hace perder nuestro equilibrio y nos 'extrae' de nuestro estado de bienestar interior se resume en una palabra: miedo. Esto sucede cuando no podemos hacer frente al estímulo o estímulos (retos) que tenemos ante nosotros, con lo que nos sentimos amenazados por ello. Dicho de otro modo, el miedo emerge cuando el estímulo que tenemos ante nosotros lo percibimos demasiado intenso o complejo como para poder 'seguirlo' a través de nuestro movimiento físico o mental (comprensión). El miedo nos indica que necesitamos desarrollar en un grado más elevado nuestras capacidades, nos indica que no estamos preparados física o mentalmente para resolver el reto que tenemos ante nosotros y adaptarnos a la situación. Por lo tanto, el miedo nos empuja a evolucionar. Hemos de ser capaces de utilizar esa energía para mover (nuestro cuerpo físico y energético, nuestras emociones y nuestra mente) hasta llegar a desarrollar las capacidades que cada reto en cuestión requiere de nosotros, ayudando también a otros a desarrollar las suyas, ya que somos seres sociales aprendiendo y compartiendo juntos en la Escuela de la Vida. Si nunca sintiéramos miedo nos acomodaríamos fácilmente en una 'zona de confort' y sería difícil mover la energía para el cambio, puesto que nada nos movería a modificar nuestra situación. "Cada miedo, cada actitud miedosa es, básicamente el mensajero de un nuevo conocimiento" (Glöckler).

III. Tener miedo al miedo "Ante las impresiones, los encuentros y las demandas de la vida que superan nuestras capacidades, reaccionamos naturalmente con miedo. Una actitud de contrariedad, de querer evitarlo a cualquier precio, conduce finalmente al odio hacia uno mismo y hacia el mundo. Si no nos esforzamos por amigarnos con el miedo, es decir, por encontrar un camino interior que nos ayude a integrar sus aspectos positivos en nuestro proyecto de vida, desembocaremos en senderos tortuosos de rechazo y represión, de conducta antisocial, de soledad, de arrogancia intelectual, y hasta podría llegar a seducirnos la posibilidad de enfrentarlo de maneras engañosas". 3 Tener miedo al miedo supone pensar sobre él 'negativamente', entendiéndolo como algo perjudicial. El problema con el miedo llega cuando no lo aceptamos en nuestra vida como parte de nuestra naturaleza anímica e intentamos escapar de él, creyendo que el miedo no debe tener espacio en nuestras vidas porque es algo negativo. Y cuantos más pensamientos 'negativos' (llenos de miedo) creemos en torno a situaciones de dolor vividas, más vamos alimentándolo y expandiendo su energía. Cuando esto sucede, la mente ya no puede volver fácilmente al cuerpo para 'reposar' en él lo necesario y 'desconectarse' del mundo exterior, puesto que no hay paz en el interior. La mente se torna entonces hiperactiva, permanece enfocada hacia afuera hasta que el cuerpo físico llega a un nivel de agotamiento tal que prácticamente la obliga al descanso o hasta que algún fármaco ingerido da la información de 'relax' al cuerpo físico. Si no comprendemos que el miedo nos está indicando que hay dolor acumulado del pasado que se ha despertado para ser aceptado y liberado, seguiremos alimentándolo, permaneceremos enfocados hacia afuera permanentemente y/o protegiéndonos constantemente de infinidad de situaciones que ésta interpreta como 'peligrosas' porque se alimenta de la emoción del miedo que late intensamente en nuestro interior. La mayor parte de los peligros que proyecta nuestra mente no son reales para nuestro presente, pertenecen a historias de nuestro pasado. Hay que tener en cuenta que intentar escapar del miedo implica querer escapar de nuestras lecciones de vida pendientes para nuestra evolución, con lo que es importante tener el coraje suficiente para hacerle frente. "En el ámbito espiritual 'hacer frente' nunca signi fica 'suprimir', sino 'integrar' y en cierto sentido también 'familiarizarse con'. Cuando me encuentro en una situación de duelo profundo y supero el duelo, no lo he suprimido o dejado atrás, sino que he modificado positivamente mi relación con él, le he asignado un espacio y no lo he 'superado' a él, sino que he 'superado' mi enemistad con él. ¿No es posible aspirar a algo semejante en el trato con el miedo?"4 En los siguientes apartados iremos viendo maneras y algunos factores a tener en cuenta para 'hacer frente' al miedo acumulado del pasado.

IV. El miedo, guardián de nuestro corazón La exposición al mundo exterior tiene que darse en la medida justa y necesaria, aquella que nos permita seguir evolucionando desde nuestras limitaciones pero sin quedar expuestos a la sensación de tensión-dolor-miedo con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo. El miedo (tensión) cobra aquí su sentido, se presenta como nuestro guía interno. El miedo nos indicará, según la intensidad en que se manifieste, si estamos o no preparados para hacer frente a determinados retos. Podríamos decir que la medida en que debemos exponernos al mundo, a los retos de la vida, lo marca el nivel de miedo que sentimos ante el estímulo que nos 'desafía'. No escuchar sus mensajes implicaría exponernos demasiado al exterior, a lo desconocido, al 'mar de miedo' o a las tensiones de la vida, sin estar todavía lo suficientemente preparados. Como consecuencia, nuestros órganos vitales (incluyendo el corazón) podrían quedar saturados, dañados o heridos por no ser capaces de tomar la distancia adecuada, es decir, por no ser capaces de 'interceptar' y procesar el dolor-tensión-miedo percibido. Cuando la motivación es más intensa que el miedo percibido ante determinada situación, yo me digo: adelante, porque siento que mi 'corazón' me habla desde mi impulso vital hacia la realización de un propósito que forma parte de mi plan de vida. Pero alerta, cuando el miedo es tan intenso que no me permite seguir avanzando con la suficiente fluidez, entiendo que todavía no estoy preparada para ello, que todavía no reúno los recursos suficientes para hacer frente a ese reto. Tener coraje implica también actuar con conciencia y saber retirarse o tomar distancia hasta reunir las 'fuerzas' necesarias y sentir que estamos preparados para avanzar. Cuando Joel 'tenía' que empezar la escuela infantil con 3 años el miedo empezó a hacerse fuerte en mi interior. Es cierto que Joel es un ser individual y que yo proyecto mi miedo en él, pero también es cierto que mi hijo me escogió como madre y por algo ha debido ser. Mi reticencia a exponerlo al mundo exterior a tan corta edad sin el acompañamiento de sus figuras principales de apego, de seguridad y de amor y desprovisto de la capacidad cognitiva necesaria para permitirle poder 'interceptar' y gestionar las impresiones emocionales intensas recibidas del exterior, era para mí un factor digno de considerar. No pretendo aislar a mis hijos del mundo, no pretendo huir del miedo, lo único que tengo claro es que iremos avanzando en el paso por este mundo cuidando nuestra alma y preservando nuestra sensibilidad, y para ello sé que debemos reunir unos recursos o despertar en grandes niveles unas capacidades: entendimiento, comprensión, capacidad de reflexión, mirada interna y el coraje necesario para seguir adelante y levantarnos ante la adversidad desde la construcción de un sano

concepto de autoeficacia.

V. Niveles de sensibilidad y aceptación del miedo "El ser humano sensible y cuidadoso, que a su vez actúa con juicio y seguridad, ha hecho un pacto con el miedo. Le ha dicho: "Tu te repliegas y me ayudas a comprender las cosas con sensibilidad. A cambio te dejo tu espacio". Aquello que nosotros llamamos 'sensibilidad', es una forma debilitada de lo que Steiner definía como "el alma herida" por el miedo. Lo que denominamos 'sentimiento de justicia' o 'percepción de la dignidad propia o ajena' es una forma debilitada de lo que 'en crudo' se presenta como extrema susceptibilidad, o hipervulnerabilidad anímica. El miedo llega a ser una facultad para lo social. Es el requisito previo para que tome la experiencia de mi propio sufrimiento (...) y lo pueda utilizar de parámetro en el trato con otros". 5 La insensibilidad, la baja sensibilidad y la hipersensibilidad al miedo repercuten de forma diferente en la propia evolución. La persona con baja sensibilidad vive más tiempo dentro de su corporalidad, alejada del movimiento emocional de las personas que están a su alrededor. Vive más alejada del dolor de los demás porque tampoco siente el suyo propio con demasiada intensidad y, de la misma manera, también vive más alejada del amor, ya que tanto una como otra son sensaciones o sentimientos que se esconden en lo profundo de nuestro 'corazón'. La persona insensible ha cerrado su corazón al amor por haber vivido demasiado dolor en su pasado, demasiado miedo que no ha podido ser 'soportado', comprendido y gestionado. Estas personas se muestran más insensibles al dolor porque en algún momento de sus vidas tuvieron que dejar de mirarlo para permitir que el 'corazón' pudiera 'sobrevivir'. Quizá han desarrollado 'mecanismos de adaptación' al miedo que las hacen actuar con un exceso de ironía, de frialdad o neutralidad (al tomar demasiada distancia ante las emociones de los demás), quizá no puedan conectar con la mirada del otro por sentirse 'desnudas' y vulnerables ante él e incluso es muy probable que la manera de expresar a los demás lo que quieren o lo que sienten sea a través de la 'sequedad' o la 'rudeza', puesto que hacerlo con ternura o con cariño removería demasiado dolor en lo profundo de sus 'corazones'. Bajo todos estos 'mecanismos inconscientes' se esconde un dolor que pide ser mirado y liberado para poder llegar a evolucionar tomando conciencia a partir de él. Hay que tener en cuenta que para sentir el amor que somos, primero hemos de atrevernos a sentir el dolor acumulado del pasado que se esconde en lo profundo de nuestra alma. La normalización de conductas o actitudes insensibles o irrespetuosas con el alma hace que dentro de la sociedad no nos alarmemos ante determinadas formas de relación, y esto es un obstáculo para el desarrollo de la sensibilidad. Cuando uno es capaz de posicionarse ante el miedo con conciencia ofrece a los demás un trato respetuoso, porque asume la responsabilidad ante esta emoción. Comprende que forma parte de él, de su historia personal, y su forma de liberarlo no le lleva a hacer daño a nadie más.

Hacernos conscientes implica asumir nuestra responsabilidad ante nuestras emociones y cancelar el 'karma' (dolor acumulado del pasado) que mantiene en 'guerra' constante a la humanidad. Y finalmente, respecto a la hipersensibilidad, decir que puede llevarnos a desarrollar actitudes de sobreprotección o extrema protección que tampoco son muy favorables para el desarrollo sano de nuestra personalidad. De hecho, la actitud de extrema protección es una forma de enemistad con el miedo. Desde esta posición intentamos eliminar en lo posible todo estímulo que despierte en nosotros o en nuestros hijos un miedo, por pequeño que sea. Y hemos de tener en cuenta que el miedo 'sano' es un miedo anunciador de un reto a superar, por lo tanto, una oportunidad para el aprendizaje (evolución individual). Las personas que tienen un profundo 'miedo al miedo' no permiten que en una medida sana o equilibrada el miedo acumulado del pasado se vaya anunciando para poder ser liberado y/o transformado. El llanto o cualquier expresión de dolor puede ser interpretado como algo negativo, cuando en realidad es la vía de escape, de expresión y liberación de un dolor profundo. Es necesario haber sanado nuestras propias heridas y haber tomado la suficiente consciencia ante ellas como para poder acompañar a otras personas, y en especial a los niños, en el proceso de aceptación y liberación del miedo, siempre desde el 'tacto' y el más sincero respeto hacia cada naturaleza de ser.

VI. Ira, una expresión de miedo Del animal al humano Los animales se de fienden cuando algo amenaza su integridad física, es un impulso instintivo, una respuesta ante el miedo a 'morir' (instinto de supervivencia). En el humano el factor emocional (sensibilidad) y mental (pensamiento) no nos permite actuar únicamente como animal ante situaciones que amenazan nuestro bienestar o no cumplen con nuestras expectativas. Es obvio que cuanto menos desarrollada tengamos nuestra parte emocional y nuestra mente, más 'animal' será nuestra respuesta ante el mundo. Los más sensibles contendrán el primer impulso animal por miedo a herir a los demás y podrán ascender esa energía a la mente para abrir su conciencia ante la situación. Desde la relación social evolucionamos del animal al humano, y este proceso de 'refinamiento' requiere en los niños de un tiempo y de la maduración de las propias capacidades cognitivas, emocionales y sociales. La ira 'sana' nos conecta con nuestra parte animal. A través de ella encontramos la fuerza para defendernos contra aquello que invade nuestro espacio vital o para revelarnos contra aquello que se interpone en nuestra voluntad y en nuestra libertad de movimiento. En este sentido, hemos de aceptar la ira como parte de nuestro proceso de evolución, pero también hemos de desarrollar nuestra mente y nuestra sensibilidad para lograr comprender todo lo que sucede a nuestro alrededor y conseguir expresar lo que sentimos y creemos de la forma más respetuosa posible. Cuanta más conciencia menos ira se removerá en nuestro interior, lo cual no significa que con firmeza y determinación no podamos expresar lo que sentimos o necesitamos. Animal y ángel Eric Fromm habló de "la noción clásica de que el ser humano es tanto cuerpo como alma, tanto ángel como animal, que pertenece a dos mundos que están en conflicto entre sí y, que es justamente este conflicto del ser humano, el que pide ser resuelto". Esta aportación me inspiró a escribir estas líneas: No huyas del animal, lo llevarás siempre dentro aquí en la Tierra. Es muy útil en determinados momentos, es muy útil en nuestra supervivencia, sólo has de aprender a gobernarlo para dar paso al crecimiento del humano, aquél que te llevará a conectar con tu ángel, el que habita en el reino de los cielos, el que sabe sobre el amor. El origen del miedo tiene para mi su raíz en nuestro instinto de supervivencia, que nos es útil para proteger nuestro cuerpo físico en nuestra vida en la Tierra, pero no debe gobernar nuestras vidas.

Si el animal sigue 'hiriendo' a sus opresores, el ángel no podrá vivir en paz, por eso es necesario que el ser humano desde su energía femenina se sensibilice con el dolor y desde su mente sea capaz de encontrar la manera de enfrentar el miedo sin causar más daños. El camino de evolución del animal al humano requiere, pues, de mente y corazón, de conciencia y sensibilidad. El miedo se convierte en pensamiento espiritualizado cuando conseguimos frenar nuestro impulso animal y elevamos esa energía a nuestra mente para transformarla en fuerza de amor. ¿Qué haces tú cuando algo se interpone en tu camino? - Lo elimino -dice el animal-. ¿Y qué haces tú cuando algo se interpone en tu camino? - Intento comprenderlo -dice el humano-. El humano frena al animal y el animal ayuda al ángel a sobrevivir en la tierra. ¡Gracias!, se dicen mútuamente.

VII. Rabia, miedo acumulado del pasado Las palabras ira y rabia se han imaginado estar en extremos opuestos de un continuo emocional, una leve irritación y molestia en un extremo y la rabia, o furia asesina en el otro, los dos están indisolublemente vinculados en el idioma Inglés con una referencia a la otra en la mayoría de las definiciones del diccionario. Recientemente, (2008, Sue Parker Hall) ha desa fiado esta idea, que conceptualiza la ira como una emoción positiva, pura y constructiva, que siempre es respetuosa de los demás, sólo utilizada para protegerse a sí mismo en dimensiones física, emocional, intelectual y espiritual en las relaciones. Ella sostiene que la ira se origina a la edad de 18 meses a 3 años a fin de proporcionar la motivación y la energía para la etapa de individualización del desarrollo en que un niño comienza a separarse de sus cuidadores y afirmar sus diferencias. La ira surge en el momento mismo que el pensamiento se desarrolla, por lo tanto, siempre es posible acceder a las capacidades cognitivas y sentir ira, al mismo tiempo. Parker Hall (2008) propone que no es la ira lo que es problemático, pero la rabia, es un fenómeno totalmente diferente; la rabia se conceptualiza como pre-verbal, pre-cognitivo, el mecanismo de defensa psicológico que se origina en la primera infancia como una respuesta al trauma sufrido cuando el entorno del niño no responde a sus necesidades. La rabia es interpretada como un intento de pedir ayuda por un niño que experimenta el terror y cuya supervivencia misma se siente en peligro. El niño no puede manejar las emociones abrumadoras que se activan y necesitan un cuidador que se adapte a ellos, para evaluar con precisión cuáles son sus necesidades, que los reconforte y los calme. Si reciben el apoyo suficiente de esta manera, los niños terminan por aprender a procesar sus propias emociones. La rabia es entendida como "un montón de sentimientos tratando de salir de una vez" (Harvey, 2004) o priman las emociones no diferenciadas, que se derraman cuando un acontecimiento de la vida no puede ser procesado, no importa lo trivial, pone más tensión en el organismo de lo que puede soportar. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Consultado en junio de 2014)

Cuando tenemos la voluntad de enfrentarnos al miedo con la intención de volver a recuperar el control de la situación, encontramos en la ira la energía que nos da la fuerza y el coraje para hacerlo, pero cuando la acción frente al miedo queda reprimida (por no disponer de los recursos necesarios para hacerle frente) la rabia aparece como la expresión de la tensión-dolor acumulados ante la voluntad no satisfecha de salir de la situación de estrés. La ira puede considerarse 'positiva' en tanto en cuanto es una energía que nos da fuerza y coraje para enfrentarnos al miedo, siendo su intensidad proporcional al 'peligro' real que 'amenaza' nuestra integridad física o emocional, con lo cual las fuerzas estarán equilibradas. Por el contrario, la rabia no es proporcional, es excesiva, y no se calma eliminando la causa, continúa hasta que se agota. La rabia es desproporcional al peligro real que 'amenaza' la integridad física o emocional de la persona y desemboca en actos irracionales, porque hablamos de una suma considerable de tensiónmiedo acumulado "queriendo salir de una vez". Aquí las fuerzas no están equilibradas, los actos no son racionales, por eso la rabia puede ser más peligrosa si no se aprende a controlar. Podríamos decir, pues, que la 'ira monstruosa' o rabia es una expresión de la intensa tensión o miedo acumulado en algún o algunos momentos de nuestra vida, haciendo especial hincapié en nuestra primera infancia (incluyendo el parto o nacimiento) momento en el que no teníamos los recursos necesarios para hacer frente a las experiencias de dolor, miedo o incluso terror vividas, quedando la tensión o acción frente al miedo reprimida en el interior-. Es por ello que el papel de los cuidadores aquí es esencial en lo que respecta a los niños, tal y como expresa Parker Hall, "para evaluar con precisión cuales son sus necesidades", para reconfortarlos y para calmar el miedo experimentado. Y "si reciben el apoyo suficiente de esta manera, los niños terminan por aprender a procesar sus propias emociones".

VIII. El nacimiento, momento crucial en la vida de una persona Bienvenido al miedo "La salida del seno materno en principio equivale a ser expulsado y arrojado a un mar de miedo".6 Hemos de tener en cuenta que hasta que nuestro sentido de autopercepción y nuestro sentido del tacto no nos permiten percibir y delimitar nuestra propia corporalidad (cuerpo físico) no podemos sentirnos cobijados en nuestra 'casa interior' y estamos predeterminados a sentirnos totalmente expuestos al mundo exterior. Cuando nacemos no tenemos una conciencia de nuestro propio 'yo corporal' porque todavía no tenemos desarrollados lo suficiente nuestros sentidos de auto-percepción y táctil. A medida que vamos sintiendo nuestro cuerpo a través de sus funciones vitales y del movimiento y a medida que entramos en contacto (a través del órgano de la piel) con el mundo exterior, y en especial cuando somos arropados por los brazos de nuestros cuidadores, vamos percibiendo nuestro cuerpo físico y sus propios límites corporales. Este proceso de delimitación (del yo corporal respecto al mundo exterior) ya se inicia dentro del seno materno, cuando empezamos a movernos y vamos 'chocando' con las paredes de la bolsa de líquido amniótico que nos 'sostiene'. Cuando cerramos los ojos o estamos en una habitación a oscuras y a tientas vamos tocando o impactado con diferentes objetos hasta volver a abrir los ojos o encender una luz, vivimos este proceso de forma aproximada, puesto que nuestro sentido de la vista queda 'anulado' y nos hacemos servir del sentido del tacto. Desde este enfoque, el nacimiento se convierte en un momento crucial para la vida de una persona, ese 'mar de miedo' al que somos expuestos al nacer por no sentirnos a nosotros mismos contenidos y 'cobijados' dentro de nuestra corporalidad, debe ser compensado o contrarrestado con el 'abrazo' protector, continuado y afectuoso de la madre nada más salir del seno materno. El parto es una experiencia lo su ficientemente 'impresionante' como para realimentar ese miedo inicial de la llegada a este mundo con experiencias de 'separación' que despierten sentimientos de abandono y soledad y que puedan marcar gran parte de nuestra vida. Hemos de tener en cuenta que para el bebé o la bebé, la voz de la madre, como los latidos de su corazón, representan lo más familiar y cercano a él/ella. Un bebé que nada más salir del seno materno es acogido por los brazos y la voz de su madre, en un ambiente cálido y acogedor, con una luz tenue y calentado sobre el pecho de su madre en el contacto directo 'piel con piel', experimentará nada más nacer un estado de bienestar similar al que vivía en el seno materno. Sería como si nada más nacer pudiese volver a cobijarse en un 'hogar' cálido en el que pudiese

sentirse contenido y poco expuesto al 'mar de miedo' del que hablábamos. El nacimiento y los primeros días de un bebé aquí en la Tierra son, por tanto, decisivos. Aquello que viva y sienta en esos momentos activará un nivel de miedo en su interior que marcará un precedente para lo que será su actitud ante la vida y su respuesta ante la adversidad. Aunque no todo el enfoque hay que ponerlo en las condiciones en las que uno nace. El estado emocional de la madre durante el periodo de gestación también es determinante para el bebé, como las experiencias de la infancia posteriores vividas en el seno familiar e incluso su Diseño Humano, y es que el bebé puede venir dotado de un potente sentido de auto-percepción y del tacto que le permitan desarrollar antes o con más consistencia esa seguridad que aporta el sentirse cobijado en la propia 'casa interior'... Son muchas las variables que intervienen y que hacen que nuestra evolución respecto al miedo sea distinta para cada uno de nosotros, pero he de decir que, desde mi punto de vista, todo forma parte de nuestro programa o plan de vida y el nacimiento y los posteriores días son momentos cruciales, momentos que definen el antes y marcan el después en lo que respecta a nuestra vida (pasada y futura). Responsables de nuestro destino Siento que somos plenamente responsables de lo que nos sucede en la vida desde el primer momento en que decidimos venir a este mundo a vivir una experiencia física y, por consiguiente, considero que el nivel de miedo vivido desde nuestro nacimiento es el nivel de miedo que traemos acumulado del pasado, el cual se activa ante determinadas circunstancias de vida para ser aceptado, liberado o sanado en nuestra vida futura. En este sentido, no culpo a mi madre por haberme dado a luz en un hospital y haber sido uno de tantos bebés que durmieron en el nido (cunero o nursery) durante las noches que permanecí ingresada en el hospital, que en mi caso fueron cinco por haberme detectado una anomalía en la cadera que, después de las pruebas pertinentes, resultó no ser nada importante. Tampoco me culpo a mí misma por haber dado a luz a mi primer hijo en una clínica y haberlo dejado expuesto al 'mar de miedo' cuando no estaba sostenido en mis brazos o sobre mi pecho en el contacto 'piel con piel'. Como madres, cometemos 'errores' (por llamarlos así) porque no somos lo suficientemente conscientes, pero precisamente son esas experiencias las oportunidades que se nos presentan para evolucionar junto a nuestros hijos. «Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios» decía Alexander Pope, así que debemos aceptarnos tal y como somos y confiar plenamente en nuestro 'programa' de evolución. Lo importante es, desde mi punto de vista, tener el coraje de vivir las experiencias que hemos venido a vivir para aprender y hacernos más conscientes. La sabiduría llega con las experiencias, por lo tanto, hemos de atrevernos a vivir y 'sentir',

aprendiendo a aceptar lo que es y movilizando la energía necesaria para lograr adaptarnos a cada situación y superar nuestros retos de vida. El amor es el regalo para aquél que se atreve a vivir su propia vida y superar todas las pruebas del destino, de su "programa" de evolución, de su 'plan' de vida, eliminando toda resistencia (pensamientos que limitan la libre circulación de nuestra alegría vital). Nuestros hijos nos escogen como madres y desde esa elección escogen también las condiciones en las que llegar y vivir en este mundo. Atraemos a las personas por resonancia y, con ellas, a las experiencias que nos permitirán aprender nuestras lecciones de vida pendientes. Atraemos lo que vibra dentro de nosotros para vernos reflejados en el espejo del mundo y evolucionar hacia el amor. Si vibramos con la frecuencia del miedo atraeremos a personas que vibran en las mismas frecuencias para poder hacernos conscientes de lo que hemos de trascender en nosotros y en el mundo. Por lo tanto, ¿hay que esforzarse por ofrecer a nuestros futuros bebés las condiciones 'perfectas' para su llegada? Obviamente, tenemos que esforzarnos, pero esforzarse no quiere decir forzar nada. Yo creo que tenemos que hacer lo que nos dicte el corazón, tenemos que llegar hasta donde estemos preparadas y, sobretodo y ante todo, asumir la responsabilidad de nuestras acciones sin culparnos ni culpar a nadie por nada. Mi primer hijo ha traído y sigue trayendo mucha conciencia a mi vida. Gracias a las experiencias que he vivido junto a él, ahora soy consciente de todo lo que estoy explicando en estas líneas. Desde este aprendizaje asumo mi responsabilidad, y aunque sé que él me escogió como madre para vivir su propio nacimiento, también sé que me escogió como madre para acompañarlo en esta vida y ayudarlo a sanar sus heridas del pasado, las cuales va liberando a medida que yo me hago consciente de las mías propias a través de él. Es para mí un gran maestro. Permitir que los más pequeños puedan liberar su tensión-dolormiedo implica hacer un acompañamiento muy consciente y desde nuestra presencia de paz y mirada de amor y comprensión estar disponibles, ofreciendo nuestros brazos cuando lo necesiten. No creo que sea muy sano para ellos ignorarlos o mostrar indiferencia ante sus lágrimas, y mucho menos enfadarnos o mostrarles miedo ante su proceso, se trata, pues, de enviarles un mensaje a su conciencia lleno de afecto y comprensión: Comprendo tu dolor, estoy aquí para lo que necesites. Si no permitimos que los niños liberen su dolor emocional a lo largo de la infancia y vayan tomando conciencia ante él tendrán que recorrer un camino quizá más complejo en su vida adulta, puesto que la mente racional y lógica habrá buscado estrategias para huir del miedo y éste estará oculto bajo formas de vida y hábitos que aparentemente no parecen ser la 'tapadera' o la forma de huir de ningún tipo de dolor.

Aunque cuando el alma decide que ya es hora de mirar en el interior y sentirse a sí misma, no hay escapatoria. Estos momentos los he experimentado en algunas ocasiones a lo largo de mi vida, y desde estas experiencias puedo decir, sobretodo con una de ellas, que he llegado a sentir en toda su expresión el 'mar de miedo' al que probablemente estuve expuesta como bebé en mi llegada a este mundo. Se trata de miedo en pura esencia, miedo que no pudo ser interceptado por mi mente para poder ser gestionado e integrado con 'suavidad' desde una mínima comprensión de lo que acontecía a mi alrededor. Hasta poco antes de escribir este libro no había llegado a comprender lo que en esas ocasiones me había sucedido, pero ahora tengo muy claro que fueron los momentos en los que mi alma decidió emerger con fuerza para que pudiese llegar a aceptar y liberar el miedo acumulado de mi pasado. El primero sucedió con 26 años en los últimos tres días de un viaje a Grecia que hice junto a mi pareja. Fueron ocho días, los cuatro primeros de crucero y los restantes alojados en un hotel. Esos últimos días viví una angustia muy intensa (miedo) y fui presa de un incesante bombardeo de pensamientos catastrofistas y paranoicos que, incluso ahora, me sorprende todavía recordar. En ningún momento del viaje de ida sentí miedo, estaba emocionada como todos lo estamos cuando vamos a hacer un viaje, pero éste se desató cuando tomamos tierra para permanecer en el hotel durante los últimos días. Mi inconsciente destapó algo que había vivido hacía ya muchos años, la angustiosa separación respecto a mi madre. "Al igual que lo que ocurre con los pensamientos, es muy curioso observar cómo la mayor parte de las emociones que experimentamos en el presente y que nos hacen caer en estados de ánimo negativos provienen fundamentalmente del pasado. Siempre hay un acontecimiento raíz, que fue en mayor o menor medida traumatizante (...). Este acontecimiento no resuelto en su momento, creó en nosotros un registro de peligro ante cualquier otro hecho que pudiese tener similares características, y ante el cual reaccionamos con la misma emoción de entonces (ya fuese tristeza, miedo, cólera, etc.)". 7 Tal y como explica Sofía Pereira en su libro (Emociones y temperamentos), mi mente inconsciente se puso en marcha recordándome a su manera el miedo ante el que estuve expuesta durante la separación respecto a mi madre los días posteriores al nacimiento, miedo que formaba parte de mi cuerpo-dolor y que emergió ante la separación. Esta experiencia me ha llevado a comprobar que la inteligencia que gobierna nuestra vida (Energía Creadora o Conciencia Superior) va más allá de la mente lógica y racional. También quiero aclarar que no todos los bebés que viven las mismas condiciones de separación respecto a la madre tienen que experimentar las mismas consecuencias, hay muchas variables que intervienen en cada proceso (historia personal de miedo acumulado, diseño humano, temperamento, familia de origen, etc.). Cada plan de vida es distinto y está predeterminado para el aprendizaje de unas lecciones de vida concretas, así que las variables son determinantes para cada caso.

La mente inconsciente "trata de protegernos de lo que, según sus datos, supone un peligro para nosotros, lo cual, finalmente, no resulta adecuado ni para la persona implicada ni para los demás. La mente inconsciente es de hecho la fuente de todo pensamiento, sentimiento y comportamiento irracional (...). Cuando, a través de un intenso trabajo, conseguimos descargarla, recuperando los archivos de la bolsa mezclada incorrectamente, para pasarlos como datos conscientes claramente diferenciados a la mente consciente, podremos, felizmente, decir que hemos vencido a nuestro peor antagonista, pasando a ser nuestra conducta algo que está bajo nuestro dominio, dirigida por el "yo", y por tanto totalmente racional". 8 Una manera de tomar conciencia de lo que sucedió en nuestro pasado y quedó archivado a un nivel inconsciente es a través de la Terapia de Regresión, Renacimiento o Rebirthing. La Terapia de Regresión nos lleva a nuestro pasado para poder sentir otra vez nuestras emociones vividas en el seno materno, en el nacimiento e incluso en el primer contacto con nuestra madre, para poder liberarlas y poder mirar estas mismas experiencias con otros ojos, desde una mayor comprensión y serenidad. El Renacimiento "es una técnica inventada por Leonard Orr en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970. Esta técnica se basa fundamentalmente en ejercicios físicos de respiración consciente (la persona dirige su respiración) y conectada (sin interrupción entre exhalación e inhalación) y en técnicas de pensamiento creativo (...). Se suele decir que el Renacimiento busca re-crear el pasado llegando incluso hasta el momento del nacimiento, del parto, de la concepción, o de cualquier vivencia que se haya tenido. Recreando el pasado se buscan las creencias negativas reprimidas para traerlas nuevamente a la memoria y poder trabajarlas de forma que sean integradas, transformándolas en nuevas creencias positivas(...). (Wikipedia, la enciclopedia libre. Consultado en julio de 2014)

Mi mayor experiencia de miedo extremo experimentada hasta hoy en mi vida fue en el verano del año 2012. Dos meses antes de iniciar un curso de Enseñanza Zen -Energía Universal- experimenté un cuadro de insomnio muy intenso. Pasé cinco noches sin poder dormir absolutamente nada. Cada vez que mis párpados se cerraban a causa de mi cansancio, un repentino 'golpe' de miedo extremo me hacia estremecer, sobresaltarme y ponerme alerta de nuevo, así hasta que amanecía y quizá lograba dormir una o dos horas. Lloré muchísimo durante esos días. Así pasé la primera semana hasta que presa del miedo decidí ir a mi doctora, la cual me recetó unos comprimidos (farmacológicos unos y otros de homeopatía) para ayudarme a conciliar el sueño. Durante la segunda semana empecé a dormir un poco más, pero no conseguía relajarme lo suficiente como para poder descansar durante toda la noche. Me fui de viaje a Huesca, a la montaña, y allí hice un trabajo profundo de interiorización, además de seguir llorando muchísimo más. Escribí varias libretas tamaño cuartilla de frases sanadoras que en ese momento iba canalizando a toda velocidad. Y lo que más me sorprendió de esa experiencia es que una vez enfrentado el miedo revivido de mi pasado, cuando volví al año siguiente a ese mismo lugar, volví a revivir durante dos noches la misma experiencia, aunque con menor intensidad. Desde estas vivencias creo, por experiencia propia, en los 'agujeros negros' que nos conectan con las heridas del pasado, y puedo decir que la mejor respuesta no es huir, ni tampoco taparlo con ningún fármaco, sino hacer frente a ese miedo, mirarlo, sentir lo que estaba reprimido dentro de nosotros,

aceptarlo y liberarlo. Hoy veo con bastante claridad que en aquel momento de mi vida pude revivir mucho miedo acumulado de mi pasado. La energía universal recibida incluso antes de realizar el curso hizo emerger con más intensidad ese miedo para ser liberado. En el puerperio de mi segundo embarazo también se abrieron estas heridas, las cuales sané con los mismos recursos: escribiendo frases llenas de amor que iba canalizando cada día, llorando y con el acompañamiento de mi pareja, con el que me sentía arropada en mi proceso. Destaco también el trabajo de conexión con mi respiración a un nivel muy consciente en unas sesiones que realicé de rebirthing durante mi segundo embarazo. En ellas pude revivir el primer contacto con mi madre después de salir del seno materno, experiencia con la que lloré intensamente. Fue en esas sesiones donde también experimenté la baja autoestima con la que había tenido que lidiar durante toda mi vida. Durante la experiencia de mi puerperio sentí o reconocí el miedo al abandono, a la soledad, al vacío y, en definitiva, a la muerte (física). Me sentía muy sola pese a estar muy arropada por mi familia. Gracias a Imma y Lluís (comadrona de partos en casa y renacedor) pude comprender lo que me estaba pasando y abrirme totalmente a esa experiencia de sanación con mucha más conciencia que en las experiencias anteriores, lo cual hizo que no alimentara mi cuerpodolor con más miedo (pensamientos bajos) ante el miedo que ya estaba reviviendo de mi pasado. La experiencia de mi segundo embarazo me ayudó a evolucionar respecto al proceso de desapego gracias a la aceptación de la 'soledad' de mi espacio interior, aprendiendo de la importancia de sentirnos unidos a la madre y al padre, más allá de las personas que en nuestra familia adoptan ese papel. Me refiero a la Madre Tierra y al Universo o Cosmos (Energía creadora). Mi miedo al miedo y, en definitiva, mi miedo a la muerte física, no me había permitido conectar plenamente con mi cuerpo físico para poder reconocer mi parte 'animal', mi instinto, y poder sentirme en plena conexión y equilibrio con la naturaleza desde cada uno de los elementos que forman mi corporalidad (tierra, agua, fuego y aire). Nuestra parte 'animal' es la que nos conecta con la Tierra y con los 4 elementos, aquélla que nos permite conectar con nuestro cuerpo físico para sentir la vida que hay en él, aquélla que nos permite saber en todo momento qué necesitamos para sobrevivir y sentir bienestar corporal y aquélla que nos permite a las mujeres parir sin tener que leer antes un manual de instrucciones. De la misma manera, nuestro 'cuerpo anímico-espiritual' nos permite conectarnos con el 'reino de los cielos', desde nuestra alma y desde nuestra Conciencia Superior. Instinto, emociones e intuición unidos, Tierra y Cielo fusionados en el Ser. Desde la conexión con la Madre Tierra y el Universo Creador, sintiéndolos como la madre y el padre que nos nutren y nos cuidan (a un nivel físico y a un nivel puramente energético), he podido

recuperar la confianza en la vida, en los ciclos y procesos que despiertan en mí un gran respeto por la perfección en la que se suceden. El propio proceso de gestación de una vida humana es un evento digno de admirar. La perfección con la que el cuerpo físico de la madre (desde sus cuatro elementos) va ofreciéndose para la creación de una nueva vida es increíblemente asombroso. ¿Cómo no vamos a poder con fiar en la vida, si nuestro cuerpo humano y la naturaleza en toda su representación se muestran ante nosotros como una gran creación 'divina'?

IX. Cada despertar, un nuevo nacimiento H. Köhler en su libro El enigma del miedo, hace unas aportaciones muy interesantes respecto a la importancia del acompañamiento de los niños hacia el sueño y a su recibimiento en el momento del despertar: (I) "El alma del niño 'participa de la vida de su medio ambiente, vive plenamente en el mundo externo' (Steiner) y, de no mediar la madre para contenerlo y volverlo a guiar hasta el umbral del sueño, se perdería en lo incierto, en lo incomprensible. Este es el fundamento de todos los así denominados 'instintos maternos' del ser humano, guiar al niño al sueño, lo que significa quitarle el miedo". (II) "De hecho, hasta llegar a la edad en la que comienza la juventud, entre los actos pedagógicoterapéuticos más importantes -la educación en cierto sentido también es terapia- que los padres pueden brindar a sus hijos, es el correcto acompañar al sueño y la correcta recepción al despertar". (III) "La 'escena clave' del despertar en el espacio terrenal es el nacimiento. En el transcurso de la vida, la misma escena se reiterará -aunque sin tanta intensidad- cada mañana al despertar". Cuando Joel experimentaba el miedo revivido de su nacimiento en algunos de sus despertares, yo le permitía que liberase todo lo que necesitaba liberar en ese momento y me quedaba a su lado dispuesta a abrazarlo cuando lo necesitara, ofreciéndole la ternura, el amor y la seguridad que en el momento de su nacimiento yo no supe ofrecerle como lo hice con mi segundo hijo. Además de esto, le llevaba algunas palabras a su conciencia o Yo superior con la intención de sanar sus heridas del pasado: 'Estoy aquí para acompañarte en el camino por esta vida. Bienvenido a este maravilloso mundo. Todo esta bien'. No me mostraba preocupada y mucho menos enfadada, lo miraba con amor y comprensión y aceptaba totalmente la situación, viniera como viniera. Las condiciones de su llegada fueron muy diferentes a las de Sergi (mi segundo hijo), y no por el hecho de nacer éste en casa, sino por la conciencia con la que viví el proceso y la acogida que pude ofrecerle. Sergi se sintió seguro conmigo desde el primer momento en que nació y pudo llorar todo lo que necesitó. Joel tuvo que esperar mucho más para poder sentir esa seguridad, para poder sentir que yo ya estaba preparada para 'sostenerlo' en su proceso. Es curioso, pero los adultos tampoco lloramos con facilidad si no tenemos un 'hombro amigo' que nos acoja en nuestra vulnerabilidad, desde la comprensión, la aceptación y el respeto. Debemos sentir

confianza, debemos sentirnos seguros, entonces nos relajamos y nos dejamos llevar por el 'corazón'. Mi primer hijo tuvo que esperar a que yo tomara verdadera conciencia de lo importante que es el lazo de unión verdadero entre dos almas. Con tres y cuatro años, Joel tuvo épocas en las que se despertaba durante la noche llorando desconsolado, buscando el abrigo de mis brazos y de mi voz. Ahora sé que es un proceso que debía hacer y no me angustio por ello, al contrario, doy gracias por haber evolucionado hasta el punto de poder ofrecerle la oportunidad, aunque fuese un poco más tarde, de liberar su miedo vivido y sanar sus heridas. Es un proceso largo y muchas veces 'amargo', pero merece la pena poder ayudar a nuestros hijos a liberar su dolor para que puedan llegar a ser niños más llenos de vida, más alegres y mucho más abiertos al amor. Y es que, "uno descubre con asombro que en realidad toda la vida es una especie de proceso de pérdida del miedo" (Glöckler). Mi 'misión' con él hasta estos momentos ha sido la de evolucionar hasta el punto de poder ofrecerle una gran presencia de paz ante el mundo y una mirada de amor y comprensión ante sus experiencias de vida, con el fin de compensar lo que años atrás no pude ofrecerle a causa de mi propio miedo acumulado del pasado. Ahora sé que lo más importante para él es llegar a con fiar, en él mismo y en la vida, por eso yo le ofrezco lo mejor de mí deseando que en cada nuevo día pueda ver más de cerca la luz del amor. "Al principio está lo desconcertante del estar-en-el-mundo. Pero si a un niño le es dado crecer en un ámbito humanamente digno, no pasará mucho tiempo antes de que surja, sin conceptos, la primera experiencia de seguridad frente a la existencia".9

X. La llegada de un hermano abre de nuevo la herida Cuando Sergi (mi segundo hijo) llegó a nuestras vidas, Joel hizo una regresión. Recuerdo que durante dos noches se hizo pipí en la cama, quería que lo cogiera en brazos más a menudo, jugaba a balbucear como un bebé, necesitaba chupete, cojín y peluche durante el día y durante la noche, estaba mucho más tenso y su comportamiento era mucho más descontrolado e inusual. Volvió a abrirse de nuevo la herida -miedo al 'abandono' y, por consiguiente, miedo a la soledad-. El hecho de sentirse 'desplazado' es un sentimiento que le llevó a la manifestación de algunos enfados con su hermano pequeño. Esos enfados guardaban un miedo a perder el afecto y la seguridad que yo como madre le ofrecía en su proceso de adaptación al mundo. El miedo al abandono y a la soledad esconden en el inconsciente el padre de todos los miedos: el miedo al dolor y a la muerte, al percibirnos expuestos al mundo exterior sin la 'protección' suficiente. Desde esta conciencia, además de poner límites 'con amor' a sus acciones cargadas de tensión-miedo, la cual cosa implicaba en la mayoría de los casos tomar distancia con el bebé ante la situación de estrés, le enviaba un mensaje a su Yo superior para ayudarlo a abrirse a una nueva conciencia ante la situación: 'Eres un ser maravilloso y te amo'. Este mensaje se lo hacía llegar antes de ir a dormir, de manera que llegara a su subconsciente y pudiera integrarlo con profundidad. Joel tenía que vivir las consecuencias de sus acciones para tomar conciencia, pero sin dejar de sentir que su madre lo seguía aceptando y amando cada día más. Hasta llegar a esta conciencia tuve que hacer un trabajo personal de sanación importante respecto a mi dolor acumulado del pasado, trascendiendo mi propio miedo al rechazo y aprendiendo a amarme y a aceptarme tal y como soy, siendo capaz de expresar lo que sentía y necesitaba en cada momento con calma y serenidad. Cuando, durante las primeras semanas del nacimiento de Sergi, Joel se mostraba tan inquieto y 'descontrolado' en su modo de actuar, yo no me atrevía a establecer ningún límite claro para 'proteger' a Sergi de la tensión de su hermano. No me atrevía por miedo a herir a Joel, ya que proyectaba en él mi propio miedo al rechazo. Marcar un límite claro significaba para mí desplazarlo, abandonarlo. Hasta que no vi que Sergi tenía el mismo derecho que Joel a ser respetado y que era responsabilidad de Joel asumir su tensión-dolormiedo sin molestar o interferir en la vida de nadie, no empecé a actuar con más confianza y tranquilidad. De la misma manera, Joel tenía derecho a vivir su proceso y mi deseo era poder acompañarlo y ayudarlo a liberar su dolor. Me sirvió mucho escuchar su 'corazón', el cual me decía:

Mama, ¿aún me amas? Tengo miedo de que ya no me quieras, por eso estoy poniendo a prueba tu amor hacia mí. Si llamo tu atención constantemente es porque la necesito, porque tengo dudas y necesito que me demuestres que sigo siendo igual de importante para ti. Yo amo a mi hermano... Pero tienes que comprender que su llegada es para mí una nueva situación, desconocida, y cuando mi mente enfoca en ella me genera dudas e inseguridades respecto a tu amor hacia mí. Te hago saber que el afecto y el calor que me das es ahora mi seguridad en este mundo, mi apoyo y mi sustento, el pilar desde donde construirme. Por lo tanto, solo te pido que me comprendas y que sigas amándome de forma incondicional. Ayúdame, a mí y a mi hermano, para que mi tensión no repercuta en él, y cuando tengas que poner algún límite a mi acción hazlo desde el amor. Mírame y háblame desde el 'corazón'. Muéstrame que comprendes por qué lo hago y apóyame en esta situación. Así, lo superaré pronto, porque habré comprobado que aunque ahora haya un nuevo ser que recibe de tu afecto y de tu atención, yo lo seguiré recibiendo igual, porque tu amor es infinito e incondicional. Gracias por aceptarme tal y como soy y por confiar plenamente en mí. Desde el Corazón, tu hijo.

Después de escuchar varias veces este mensaje, el problema dejó de existir en mi vida. Entonces, pude acompañar a Joel en su proceso, podía comprenderlo y aceptarlo, a la vez que también lo ayudaba a hacerse consciente del efecto de su tensión en el exterior. En lo que respecta a la relación de hermanos me gustaría aportar la referencia de un autor (Karl König) que más allá de lo expuesto en estas líneas ofrece una visión más amplia de estas desavenencias que entre hermanos hemos vivimos todos, o la mayoría, a lo largo de nuestra infancia e incluso vida adulta. Se trata de lo que supone para cada uno de nosotros el lugar de nacimiento dentro de la 'constelación familiar'. "El orden de nacimiento deja la huella de sus características en cada uno de nosotros. Desde el nacimiento en adelante estamos bajo el yugo de esta importante ley (...) esta ley determina nuestra relación con nuestro entorno de forma fundamentalmente similar a como lo hace nuestro sexo. El hombre y la mujer tienen diferentes formas de comportamiento. Desde la más tierna infancia estamos modelados por ser hombre o mujer. Igualmente estamos modelados y destinados por nuestro orden de nacimiento." (Karl König. Hermanos y hermanas)

XI. El miedo de los niños a la 'separación' respecto a la madre El miedo a la soledad 'destapa' o hace emerger de nuevo la 'herida' de nuestro nacimiento, en el momento en el que nos vimos expuestos al mundo exterior totalmente desprotegidos. Recordemos que más que la cercanía de la madre respecto al bebé a nivel físico, es extraordinariamente importante la cercanía de sus 'corazones', la unión de las dos almas. Una madre puede dedicarse al cuidado del cuerpo físico del bebé con mucho empeño (alimentación, descanso, higiene...), pero no ser capaz de mirarlo a los ojos con ternura, con profundo amor hacia ese ser especial que acaba de llegar al mundo. El niño pequeño revive constantemente, ante la separación de la madre, ese sentirse expuesto al exterior sin la protección necesaria. No se ve con los recursos suficientes para enfrentarse a la vida sólo y, de hecho, esa es una gran verdad, no es lo suficientemente autónomo como para desenvolverse en la vida de forma independiente, necesita del acompañamiento, del cuidado y de la protección de sus cuidadores, con los que consigue sentir esa seguridad ante el mundo que tanto anhela sentir desde su llegada y que podrá sentir por él mismo cuando vaya percibiéndose cada vez más autosuficiente y pueda confiar plenamente en su capacidad para enfrentarse sólo al miedo y a los retos de la vida (autonomía). No hay que forzar nada en lo que respecta a la negativa de los niños a separarse de sus cuidadores, así lo veo yo. Soy partidaria de optar por alternativas que den prioridad al respeto por el alma infantil y al desarrollo de una personalidad que no tenga dificultades en el futuro para entrar en el 'corazón' y encontrar el amor. Falta mucho amor en el mundo, pero este no puede florecer si no somos capaces de entrar en el alma y sensibilizarnos con nuestro dolor acumulado del pasado, sanarlo y poder salir al exterior para sonreír a los niños, mirarlos con ternura y decirles: 'Estoy aquí para acompañarte y ayudarte cuando lo necesites. El mundo es maravilloso, a veces sentirás un poco de miedo o dolor, pero merece la pena seguir hacia adelante'. El alma de los niños merece ser respetada y acogida con cariño, y esto no quiere decir que tengamos que aislarlos de la sociedad para que vivan en una 'burbuja' alejados de los retos que los forjarán en el arte de vivir desde el coraje y la compasión, pero tampoco creo que pueda ser bien acogida el alma infantil cuando queda expuesta a vivencias que no puede todavía asimilar o digerir. Cada ser trae una historia personal en su 'mochila' y cuando nos relacionamos en contextos donde hay muchas personas a nuestro alrededor -correteando, gritando, hablando, mirándonos y, en definitiva, expresando sus emociones con el cuerpo y con la mente-, estamos expuestos al 'mar de miedo' de cada uno de ellos.

Supongo que mi miedo a dejar expuestos a mis hijos en determinados contextos me indica que quizá no es el momento o el lugar para la 'separación'. Me acepto tal y como soy y confío plenamente en mi sentir. Algunos pueden pensar que mi búsqueda es idílica y que lo que tendría que hacer es adaptarme más al mundo que hay a mi alrededor. Es cierto y así lo he hecho. Antes mi miedo me llevaba a huir, pero cuando fui integrándolo como una oportunidad para evolucionar, aprendiendo a leer sus mensajes, empecé a ser capaz de aceptar la vida en toda su manifestación. Ahora estoy más preparada sostener la mirada de personas que guardan mucho miedo acumulado del pasado, para desearles lo mejor de lo mejor y enviarles toda la energía de paz y amor que esté en mi mano ofrecerles en ese momento. Luego me retiro a mi 'casa interior' para recargarme de alta vibración -amor-. Ahora que he adquirido esa sabiduría me siento bien en el mundo, me siento parte de él y sé cual es mi misión. Antes mi alta sensibilidad era un problema para estar en este mundo, ahora es un regalo que me permite sentirme útil en él. Y espero poder acompañar a mis hijos en su camino por esta vida, porque si me han escogido como madre será porque algo de lo que he aprendido tendrán que aprender ellos también. Confío en ellos y escucho los mensajes de sus 'corazones' y cuando hay demasiado miedo en sus rostros interpreto que todavía no están preparados para abordar la situación y enfrentar el reto. No tengo prisa. Ellos avanzan en su desarrollo físico, mental y emocionalsocial al ritmo que les dicta su voluntad desde su escucha interior, que desde mi punto de vista es el camino más certero y seguro.

XII. Aprender a apreciar la soledad Ayudar a los niños a conectar con su espacio interior Trascender el miedo a la soledad es uno de los mayores retos que se nos presenta a todos en distintos momentos de nuestras vidas. Representa una de las mayores oportunidades que tenemos para conocernos mejor, profundizar en nuestro ser, crecer y encontrar nuestras cualidades auténticas de paz, alegría y amor, desde la escucha interior y la reflexión profunda sobre nuestras experiencias de vida. Por todo, es importante ofrecer a los niños un espacio vital propio sin demasiadas 'interferencias' alrededor para que puedan estar en total conexión con ellos mismos y con sus propios retos, permitiéndoles: - Sentirse a gusto, tranquilos y relajados con ellos mismos y con el mundo que les rodea.- Escuchar y responder a su voluntad, a sus intereses y a sus motivaciones del momento.- Sentir las necesidades de su cuerpo físico para poder responder a ellas y mantener su bienestar corporal.- Conectar con su imaginación y energía creativa.- Sentir sus movimientos emocionales y tomar conciencia ante ellos. - Conectar con su respiración, pausada y tranquila, profunda.-Entregarse

al sueño, al descanso o al 'recogimiento' (interiorización) con confianza, gozo y tranquilidad. En definitiva, hablamos de ayudar a los niños a cultivar la escucha o mirada interna y acompañarlos en el camino por esta vida hasta que lleguen a apreciar su espacio interior como el 'hogar' donde 'recogerse', vivir en paz y en total plenitud. Y para ello los adultos solo tenemos que hacer una cosa: aprender a confiar... Con fiar en la Inteligencia superior que gobierna el Universo (Energía Creadora), la cual no nos requiere de control alguno, sino de entrega, aceptación, fe en el fluir de los acontecimientos y atención plena en el momento presente. La alegría nace del interior La alegría es un estado de equilibrio del ser y no depende de una situación o persona concretas, sino que nace del interior y de la voluntad de hacer, crear y servir a través de nuestro potencial único e individual. La clave de la alegría es, para mí, ponerse en acción con la mejor intención. Cuando somos capaces de encontrar nuestra manera individual y única de poner nuestra energía vital en funcionamiento logramos mantener nuestro cuerpo físico en un estado extraordinario de salud, nos sentimos vivos, rebosantes de energía vital. Y cuando compartimos esa alegría con el mundo reflejamos en nuestro rostro el verdadero amor por la vida.

La alegría es la mejor de las medicinas, así que si vamos a buscarla a la farmacia seguramente que saldremos con las manos llenas, pero con el alma vacía de la 'chispa vital'. Los niños son expertos en esto, son sabios. Están en estrecha conexión con su cuerpo físico y sus necesidades (alimentación, ritmos de actividad y descanso…) y con los impulsos de su 'corazón' hacia la alegría y, por tanto, hacia la vida. Somos los adultos los que tenemos que limpiar nuestras mentes de miedos y desconfianza y dejar de intervenir en sus impulsos hacia la alegría. Pero alerta, euforia no es alegría. Podríamos de finir la euforia como una explosión de satisfacción o placer. Es un sentimiento muy intenso, pero corto, porque deja de existir cuando desaparece el estímulo externo que ha desencadenado esa emoción extrema, dejando muchas veces un vacío que nos lleva al lado opuesto, a un sentimiento de insatisfacción igual de intenso que la euforia. Recordemos que la alegría nace del interior, es un estado de equilibrio del ser y no depende de una situación o persona concretas, sino que nace de la voluntad de hacer, crear y servir a través de nuestro potencial único e individual. Pero para conectar con ese potencial, con nuestras necesidades y motivaciones más auténticas y cumplir con nuestro camino de realización, hemos de liberar nuestra tensión-dolor acumulados en nuestro interior. Sólo así podremos llegar a apreciar la soledad de nuestro espacio interior, donde encontraremos una gran paz que impregnará toda nuestra vida de alegría y amor. La respiración consciente, cantar mantras, el yoga u otra técnica de movimiento consciente, entre muchos recursos más, son formas de entrar en nuestro espacio interior libres de la mente del ego y, por lo tanto, libres de la tensión-dolor que nos mantiene conectados con el pasado y no nos permite vivir desde la plenitud del momento presente. Ayudar a los niños a familiarizarse con el miedo o tensión emocional Como decíamos, en la quietud y el silencio uno puede encontrar su esencia de paz, alegría y amor; pero también encontrará el miedo, en un nivel de intensidad u otro, en función de las experiencias de dolor vividas en el pasado y en función de las oportunidades que hayamos tenido para liberarlas y abrirnos a una mayor conciencia. Si nosotros, los adultos, llegamos a aceptarlo como parte de la vida, como mensajero de un nuevo amanecer que llega con la superación de un nuevo reto, los más pequeños podrán ir integrándolo con más facilidad en su vida y podrán crecer y enriquecerse desde él mucho más. Pensemos en el ejemplo de un niño que está montando una construcción y tiene a su padre al lado intentando recolocar constantemente las piezas para que no caigan y evitar así que sufra y llore ante la experiencia de fracaso o frustración. Ahora imaginemos la situación contraria, un niño haciendo su construcción en su habitación

totalmente al margen de la mirada del adulto, el cual está inmerso en sus propios quehaceres, como podría ser la preparación de la cena. En un momento dado, la construcción cae y de fondo el padre y la madre escuchan a su hijo quejarse e incluso arrancar en llanto, pero esperan unos instantes, lo suficiente para permitir a su hijo que encuentre su propia fuerza interior para enfrentar ese dolor y volver a levantar la torre. Ese niño habrá superado el reto y podrá pasar a la siguiente prueba del 'destino'. Pero, ¿que pasa con el niño del primer ejemplo? No se le ha ofrecido la oportunidad de enfrentarse a su prueba y ese miedo al fracaso seguirá latente hasta que sus padres puedan superar el suyo propio y puedan dejar el espacio necesario a su hijo para que encuentre su fuerza interior, pueda superar su reto y desde ese logro pueda ir construyendo la confianza en sí mismo que le permitirá conquistar su autonomía y con ella su libertad. A ningún padre y a ninguna madre nos gusta que nuestros hijos se enfaden y lloren, pero es importante no estar tan enfocados en el sufrimiento o dolor y aprender a confiar. Hemos de estar presentes y acompañar a los niños en sus procesos, permitirles que liberen sus tensiones (guiándolos si es necesario para que lo hagan de la forma más respetuosa posible) y, en el momento justo y necesario, llevarles algunas palabras o mensajes a su 'yo superior' para que puedan abrirse a una mayor conciencia ante las situaciones de dolor. De la misma manera, es importante que no perdamos la conexión con nosotros mismos y con nuestra alegría vital, para poder mantenernos enfocados en acciones y propósitos que nos motivan y nos mantienen llenos de vida. Desde esa energía nuestros hijos sentirán más fuerza para enfrentarse a sus propios retos. En de finitiva, hemos de estar enfocados en la alegría y no en el miedo, lo cual no quiere decir que debamos huir de él. El miedo, sencillamente, hemos de enfrentarlo cuando se presente ante nosotros, aceptando el reto y movilizando la energía de cambio y transformación para avanzar en nuestro camino de evolución.

XIII. Guerreros de la luz Liberar el miedo acumulado del pasado en forma de rabia Todas la 'pruebas del destino' esconden para mí el mismo mensaje: Acepta lo que te llega porque ese es tu programa o plan de vida, asume el reto y enfrenta el miedo que se ha despertado en tu vida... Asume tu responsabilidad, porque es un dolor que pertenece a tu pasado y que se manifiesta en tu presente porque pide ser liberado... Cambia la pauta de pensamiento que te mantiene anclado en el dolor y abre tus alas para volar libre y reencontrarte con la alegría y el amor que eres. No rechaces ese miedo enviándolo en forma de enfado a los demás, es algo que te pertenece, no te generes más karma. El problema de reprimir y 'tragarse' la rabia es que acaba 'quemando' por dentro (cáncer, úlceras, infecciones...) y el problema de expulsarla hacia los demás es que acaba hiriendo a otros y creándonos un karma (todo vuelve). Con lo cual, es muy importante aprender a gestionar esta emoción tan potente. En primer lugar, hemos de hacernos responsables de nuestras emociones, de todas y cada una de ellas. Recordemos que las emociones bajas o 'negativas' se alimentan de creencias o pensamientos que no nos permiten amarnos ni amar a los demás, por lo tanto, es nuestra responsabilidad eliminar esos pensamientos perjudiciales para nuestras vidas y para la vida de los demás y modificarlos por otros pensamientos que nos permitan sentirnos en paz, alegres, llenos de energía vital. No es tan difícil, sólo hemos de detectar el pensamiento 'incorrecto' y estar dispuestos a dejar atrás nuestro pasado para poder movernos en libertad desde nuestro impulso vital hacia la alegría del ser. Cuando alguien lleva mucho tiempo acumulando rabia, su mirada asusta, sus ojos están enrojecidos, sus gestos son 'rígidos' e incluso a veces amenazantes. Estas personas deben asumir que su alma está saturada por el miedo y que ésta pide ser liberada, y deben asumir esta responsabilidad. Es esencial que se hagan conscientes de que su dolor forma parte de su pasado y es alimentado por pensamientos o creencias que limitan su libertad de movimiento hacia la alegría del ser. Es esencial que asuman su responsabilidad para poder llegar a liberar su dolor de la forma más respetuosa posible, sin culpar a nadie por su desequilibrio anímico. "El ideal es encontrar ese sentimiento raíz que arrastramos del pasado y que provoca nuevos momentos de dolor injustificados en el presente. Pero simplemente saber que esa emoción no pertenece al aquí y ahora, sino que está motivada por algo que ocurrió en un pasado remoto, ya nos ayuda a resolver la situación y poder salir de ella sin bombardearnos a preguntas o quedar sumidos en la confusión. Y, como dijimos con respecto a los pensamientos, es el momento de decirnos que aquello ya no existe y crear un pensamiento positivo que fomente un cambio de estado de ánimo más acorde con la realidad presente que no suele ser tan dramática". 10 Cuando alguien lucha contra alguien o algo, está luchando contra su propio miedo, es algo que forma

parte de él y no del otro. El guerrero lucha contra el mundo hasta que se da cuenta de que el miedo no lo genera el otro, sino que está en su interior y que, por lo tanto, con lo que está luchando en realidad es contra el miedo creado por su propia mente (pensamientos 'negativos' que generan dolor). El guerrero que se ha hecho consciente asume su responsabilidad: "es mi dolor" -dice y lo libera con conciencia y autocontrol (frenando su impulso animal y elevando esa energía hacia el reino de los cielos: pensamientos fuertes y nobles). Un guerrero de la luz siente su fuerza interior y ayuda a otros en el camino del héroe, buscando senderos hacia la luz del espíritu. Comparto aquí estas palabras que una vez nacieron de mi alma: Guerreros de la luz Tengo miedo, no huyo, me enfrento como guerrera que camina hacia la luz. Siento mi poder y fuerza interior, pero no quiero destruirte. Me acerco con cautela, con mi arco y mi flecha, hasta comprobar que desde tu miedo no pretendes destruirme. Ahora entiendo el miedo, lo acepto y me acerco con respeto, porque desde él me hago más sabia. Me presento ante ti como princesa y comparto mi corazón. Ya no tengo arco ni flechas, tampoco espada, sólo traigo una varita mágica, capaz de convertir tu miedo en fuerza de amor. Desde entonces soy guerrera de la luz, a veces princesa y aprendiz de mago. Si el miedo te invade, no importa, no huyas, permanece ante la situación (con el coraje de un guerrero), pero tampoco te enfrentes a tus miedos responsabilizando a otros por tus tensiones vividas. Grita al cielo, lanza un cojín al suelo, patalea si hace falta, y si lo sientes, llora. Si algo no te parece 'correcto' o justo exprésalo si lo necesitas, ofrece tu visión, pero eso no debe ir acompañado de una descarga de rabia 'monstruosa' contra la otra persona. Cuanto más consciente vayas siendo, menos vas a necesitar luchar contra el mundo, porque con tan sólo reconocer tus pensamientos limitantes y mover la energía para el cambio (auto superación y evolución), dejarás de alimentarte con más pensamientos de dolor. Tu 'karma' habrá sido cancelado. Utilicemos la fuerza del guerrero para construir un mundo mejor El miedo puede ser un arma destructiva para aquél que no asume la responsabilidad de su dolor y rechaza toda tensión o presión interna, expulsándola hacia el mundo en forma de ira o rabia. Cuanto más miedo acumulado y menos responsabilidad asumida tanto más grande será la rabia expresada.

En este camino podemos acompañar a nuestros hijos y permitir que desde nuestra presencia de paz y desde nuestra mirada de amor y comprensión liberen con conciencia las tensiones que les generan los retos que se encuentran en el camino, ayudándolos a crecer más sanos y alegres, ayudándolos a llegar a su vida adulta con más confianza en ellos mismos y, por lo tanto, en la vida. Un mundo más pací fico se abriría camino si pudiésemos llegar a integrar el miedo en nuestras vidas, familiarizándonos con él, aceptándolo, aprendiendo a liberarlo y a utilizar su fuerza para construir y crear un mundo mejor -energía transformada en amor-. El miedo no puede paralizarnos toda la vida. Si no nos atrevemos a movernos en libertad desde nuestro impulso vital hacia la alegría de ser, acumularemos enfado tras enfado y responsabilizaremos a los demás de algo que no asumimos o no reconocemos en nosotros mismos: nuestra falta de valor y coraje para dirigirnos hacia nuestro camino de realización.

XIV. Miedo y necesidad de control. Familia y escuela Sentirse 'alma libre' Cuando no con fiamos en la vida o en el proceso de evolución, tanto individual como colectivo, tendemos a intentar controlar y dirigir en exceso nuestra vida y la de los demás (hijos, pareja, alumnos...) hacia lo que consideramos la 'zona de seguridad', definiendo ésta como el conjunto de creencias, valores, costumbres y actitudes que conocemos y que nos mantienen alejados del miedo a lo desconocido. El control excesivo hacia el exterior se ejerce cuando hemos perdido el control de nuestro propio mundo interior (emociones-miedo). Para retornar a nuestro centro de equilibrio y recuperar el gobierno de nuestra propia vida interior debemos liberarnos de nuestros miedos (tensiones), producidos por pensamientos que nos limitan. Este sería el verdadero objetivo en la vida. Yo siento en muchas ocasiones que tengo que establecer algunos límites a mis hijos (dada la inmadurez propia de la edad) y siempre intento hacerlo desde la comprensión y el respeto, desde el más profundo amor, permitiéndoles que sean lo que han venido a ser, aceptándolos tal y como son, desde la confianza en que irán aprendiendo de sus experiencias y evolucionando; y sobretodo y ante todo, pongo todos mis esfuerzos en ser el cambio que quiero ver en mis hijos y en el mundo en general. Desde esa confianza ellos no sienten que yo dirija su vida, sienten la libertad de ser ellos mismos, sienten que pueden moverse en libertad. Los niños responden ante la autoridad y el control excesivo del adulto de dos formas distintas, desde la sumisión, unos, hasta la rebeldía, los que tienen un sentido del 'yo' o de su individualidad más acentuado. Estas tendencias serán las que marcarán sus relaciones futuras, las cuales estarán definidas mayoritariamente por una u otra actitud de vida. Niveles de miedo y tipos de escuelas Haciendo uso del diccionario de fino la educación como "el proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes". Para mí la educación es un proceso natural que dista mucho de ser un instrumento para modelar a los individuos hacia un prototipo o estándar social fijado o predeterminado. Yo educo a mis hijos con el simple hecho de ser yo misma y parto de una base muy importante para mí, el respeto y la confianza. Los acepto tal y como son y respeto y valoro su naturaleza de ser, la cual se completa con la mía y con la de las demás personas que forman parte de sus vidas.

Mi opción de no escolarizar a Joel en la etapa de educación infantil no tiene como base el rechazo de la escuela, sino la necesidad de crecer junto a mis hijos en la Escuela de la Vida, acompañándolos en su camino y sin perderme ni un detalle del maravilloso proceso que yo llamo evolución más que educación, y que considero que va más allá de lo que el currículum o 'programa de aprendizaje' establecido por el sistema tiene determinado para sus pequeños ciudadanos. En lo que respecta a la escuela, el nivel de miedo acumulado por las personas que acompañan a los niños y niñas en los centros de educación definirá el tipo de prácticas educativas que se desarrollen en ellas. Dejando a un lado el currículum oficial, el cual podríamos decir que puede ser lo suficientemente abierto y flexible como para llevar a cabo un proyecto educativo determinado o enfocado en determinados principios rectores, para mí lo esencial son las personas que están con los niños, que desde sus pensamientos-emociones-acciones se acercan a su espacio vital y generan influencias en su campo de energía (recordemos que todo es vibración). Las historias de miedo acumulado por estos adultos determinarán sus prácticas educativas, al margen de formar parte de uno u otro proyecto educativo. A lo largo de mi trayectoria como maestra y ahora como madre me he encontrado con gente increíblemente sensible en escuelas donde los esfuerzos iban dirigidos, sobretodo, hacia el desarrollo de la mente (adquisición de conocimientos), anteponiendo este objetivo al cuidado dedicado del alma infantil. Pero de la misma manera, también me he encontrado con personas que, aún formando parte de proyectos que aparentemente parecían tener como máximas el cuidado del alma y la confianza y el respeto por el desarrollo único e individual de cada ser, cargaban con historias de miedo acumulado del pasado que no les permitían fluir desde el amor que deseaban encontrar en el mundo. Por todo esto, en cada lugar o contexto educativo en el que participo me dejo guiar por las vibraciones (sensaciones) que me llegan del lugar y de las personas que forman parte de él, al margen de si pertenecen o no a un proyecto educativo u otro, cosa que también es motivo de análisis para mi mente racional y lógica. Estoy contenta porque, tanto dentro como fuera de la escuela pública, cada vez son más los proyectos que apuestan por el amor y, desde él, por el respeto hacia la naturaleza única y especial de cada niño y niña, el cuidado del alma infantil (*) y la confianza en la vida y en el 'programa' de evolución individual de cada ser, teniendo en cuenta que en la vida escolar hay más capacidades que desarrollar que aquellas que están estrechamente relacionadas con las materias instrumentales (matemáticas, lectura y escritura) o la memorización de conocimientos. Me lleno de alegría cuando leo o formo parte de proyectos educativos en los que además de tener en cuenta el desarrollo del intelecto se prioriza, desde una visión más holística, el cuidado del cuerpo (salud física) y del alma. Reducir nuestra existencia a la mente intelectual es para mí una postura muy limitada ante la vida, la cual se manifiesta ante nosotros con mucha más amplitud. Sólo hace falta que nos liberemos de los pensamientos que nacen del miedo y que limitan nuestros movimientos hacia la expansión de nuestra

conciencia y, por tanto, hacia la evolución. Con todo, querría aclarar que escolarizar o no no es para mí la cuestión, cualquier opción 'educativa' es válida siempre que nazca de nuestro 'corazón', porque seguro que tiene un sentido para nuestra evolución y para la de nuestros hijos. Lo importante es poner en todo lo que hacemos nuestra mejor voluntad y aprender de nuestras experiencias de vida, confiando en que lo hacemos lo mejor que sabemos. Algunos principios educativos que trascienden el miedo Quiero compartir con vosotros de forma muy sintética algunos principios educativos, producto de reflexiones personales que me han llevado a ampliar mis horizontes más allá del miedo a la 'autoridad' (entendiendo 'autoridad' como el sistema de creencias por el que se rige la sociedad mayoritaria): Acompañar y 'sostener' En todos los contextos de relación o interacción social es muy importante la figura de un adulto capaz de acompañar a los niños y niñas, 'sosteniéndolos' cuando necesitan unos 'brazos' donde liberar su dolor emocional y ayudándolos a construir un pensamiento positivo ante las experiencias vividas, un pensamiento construido sobre la base de valores de paz, alegría y amor, los cuales llegarán a ser los pilares de una convivencia respetuosa. Cuidar el alma de los niños y niñas, permitirles liberar sus tensiones con conciencia y llevarles mensajes llenos de luz, serían las claves en lo que nos ocupa en este apartado. Somos seres únicos e individuales La importancia de dar cabida a todo el potencial humano (inteligencias múltiples) dentro del espacio de aprendizaje e interacción social es para mí esencial en el camino de realización personal y de colaboración con el mundo desde la propia individualidad. Sencillez y naturalidad en los procesos de aprendizaje "Las necesidades de los niños siguen siendo las mismas que antes: la naturaleza, un tiempo y un espacio para moverse y explorar, para experimentar, para encontrarse con sus limitaciones y sus progresos y una persona al lado que sin dirigirlos, ni esperar resultados, acompañe su crecimiento" (Marta Grangès). Vivir desde el cuerpo y desde el alma y no sólo desde la mente Dentro de un espacio-tiempo que les permita vivir, ser, sentir, percibir y actuar, creo importante ir acompañando progresivamente las experiencias de los niños y niñas con la verbalización de aquello 'vivido' o percibido. Pero no hay que tener prisa, sobretodo en la infancia. No nos precipitemos interviniendo constantemente desde la mente, dejemos que puedan contemplar y

maravillarse, sentir su cuerpo con cada movimiento, emocionarse con cada color, con cada fragancia, con el canto de un pájaro, con la puesta de sol, con la tierra mojada... Dejemos que sus sentidos despierten y su alma se llene de alegría cuando entran en contacto con la Vida. Tienen mucho tiempo para conceptualizar todo lo que captan, sienten y perciben en el mundo. Vivir el error como parte natural del proceso de aprendizaje. Es muy importante ver el error como parte natural del proceso de aprendizaje. Desde esta creencia evitaremos que crezcan percibiendo el error como un fracaso y les ayudaremos a ser más tolerantes ante sus limitaciones y las de los demás. Vivamos en paz con todo lo que nos rodea, relajados ante el proceso de la vida, confiemos y dejemos de intervenir desde la exigencia y, por lo tanto, desde el miedo. El esfuerzo nace de la motivación Es esencial que cada niño mantenga la conexión consigo mismo, con su impulso vital, con sus necesidades y motivaciones más auténticas. Desde aquí moverán toda su energía para conseguir llegar a un objetivo, porque es su propósito y no algo impuesto desde afuera. Confianza en uno mismo y autonomía La autonomía representa para mí la conquista de la libertad. La con fianza en uno mismo, en las propias capacidades, fortalece la voluntad, hace crecer la iniciativa y la capacidad de esfuerzo, así como la colaboración y ayuda a partir del propio potencial. ¿Cómo ayudar a los niños y niñas en el camino hacia la con fianza en ellos mismos y, por consiguiente, hacia su independencia y autonomía?: 1. Confiando en ellos, en su proceso de aprendizaje o 'programa' de evolución. La descon fianza en el proceso de la vida y en el 'programa' de evolución individual de cada niño y niña hace que necesitemos controlar y dirigir constantemente su aprendizaje. Cada niño y niña siente cómo y cuándo acceder a determinados aprendizajes en función de la madurez de sus capacidades y en función de sus necesidades y motivaciones del momento. 2. Fomentar la actividad libre y espontánea como motor del desarrollo individual. Ofrecer un espacio y unos recursos y facilitar posibilidades de interacción, por encima de dirigir las acciones de los niños. 3. "Dejemos vivir los pequeños peligros y protejamos de los grandes". (E.Pickler) 4. Ofrecer un espacio y un tiempo para la reflexión, el diálogo y la búsqueda creativa de posibles soluciones a los problemas. 5. Potenciar la imaginación y la creatividad a través de recursos como el juego simbólico, la utilización de materiales poco definidos, la explicación de cuentos, la creación de historias

inventadas, la evocación de experiencias pasadas, la creación de hipótesis... La aceptación y el respeto como base de toda relación humana Se aprende a respetar rodeado de personas que saben respetar a los demás, de la misma manera que se respetan a ellas mismas.

Capítulo 2. La conexión con el cuerpo, la base para enfrentar el miedo existencial. (sobre la base de la Teoría de los sentidos de Rudolf Steiner) EL SENTIDO DE AUTO-PERCEPCIÓN O SENTIDO VITAL I. Notas introductorias "(...) A través suyo penetramos más intensamente en nuestra propia corporalidad y nos damos cuenta de nuestra existencia corpórea. (...) Nos percatamos de este sentido cuando con él percibimos alguna anomalía en nuestro cuerpo. Somos conscientes de su acción cuando hemos comido demasiado, bebido excesivamente, dormido mal, etc., y con base en las percepciones de este sentido vital podemos decir: me siento cansado, hambriento, sediento, o lo contrario: ligero, descansado, satisfecho. Puede suceder que alguna vez suframos de algún malhumor psíquico contrario a nuestro temperamento habitual; aparentemente no hay excusas externas, pero quizá la verdadera causa radique en algún elemento perturbador que el sentido vital ha percibido en el hígado." "¿Dónde ubicaremos el órgano del sentido vital, orgánico, o de la vida propia? En los órganos físicos individuales: hígado, bazo, corazón, etc., (...) del mismo modo, todo el organismo humano es un gran órgano sensorial que funciona como sentido vital."11 El sentido de auto-percepción, o también denominado por Rudolf Steiner como el sentido vital, es el que nos permite sentir nuestra propia corporalidad o cuerpo físico, desde el que, como veremos a continuación, podemos empezar a sentir la seguridad y la confianza en el mundo. Durante los primeros meses de vida el bebé está tranquilo cuando duerme y más inquieto cuando está despierto. En el estado de vigilia vivencia el miedo con más intensidad porque su sentido vital o de autopercepción no está todavía lo suficientemente desarrollado como para poder percibir su propio cuerpo físico y poder recogerse o cobijarse en él para hacer frente al 'mar de miedo' al que se siente expuesto en el mundo exterior (lo desconocido). Es por ello que decíamos en capítulos anteriores cuan era de importante el abrigo y el sostén de la madre desde el momento del nacimiento. Que el bebé se sienta 'contenido' en los brazos de la madre nada más nacer le permite paliar esa intensa sensación de miedo vivido al sentirse completamente expuesto al exterior. A medida que el bebé va sintiendo su cuerpo físico (cuando se alimenta, orina o defeca, en el agua caliente durante el baño, cuando es envuelto por los brazos de sus cuidadores, al ir moviendo sus

extremidades...) y va sintiéndose cómodo en él, el dormirse y el despertarse pueden convertirse en experiencias gozosas. Pero para que esto suceda y el niño pequeño pueda experimentar esa seguridad y confianza en su cuerpo físico (y en lo que representa para él el estar en el cuerpo) necesita sentir bienestar en su 'casa interior', necesita sentirse cómodo en su cuerpo. Cualquier malestar lo hará salir de él, por eso es tan importante que pueda experimentar, gracias a los cuidados maternales, esa gozosa sensación del estar a gusto en la propia corporalidad. Un bebé bien alimentado, acompañado con ternura y paciencia en el momento de introducirse en el sueño, recibido con cariño en el despertar, sostenido en los brazos protectores de sus cuidadores y acompañado en sus movimientos con delicadeza, etc., probablemente será un bebé que experimente con mayor facilidad el gozo de estar en el mundo desde su propia corporalidad. El sentido de auto-percepción es el que nos permite entregarnos al sueño con total tranquilidad y es el que nos permite permanecer más tiempo en un estado reposado positivo de vigilia. Por el contrario, si este sentido no se desarrolla lo suficiente o es perturbado, será más complicado para nosotros poder recogernos y cobijarnos en nuestra 'casa interior' (cuerpo físico) cuando queramos apartarnos del 'ruido' exterior y entregarnos al descanso y al sueño reparador. La con fianza y la seguridad de la madre percibida por el bebé y los cuidados maternales afectuosos y cercanos, como también un entorno libre de estímulos que puedan causar un estrés continuado en el bebé son, por tanto, aspectos necesarios a tener en cuenta para que éste pueda sentir la seguridad necesaria ante el mundo exterior y para que pueda iniciar su camino de autoconocimiento y autonomía desde su sentimiento de bienestar corporal. El nivel de miedo -dolor emocional- vivido, por tanto, interferirá en gran medida en este camino de evolución personal: "En caso de miedo este sentido se ve afectado, al igual que lo que sucede, por ejemplo, con el oído frente a un ruido extremo o con la visión ante una luz enceguecedora, porque el miedo nos arroja hacia afuera".12

II. Bienestar corporal Orden en el 'universo' corporal Los órganos vitales en su estado de salud 'vibran' en una frecuencia elevada que nos permite sentir bienestar corporal, que nos permite sentir paz y armonía en nuestra 'casa interior'. La tendencia de nuestro organismo hacia el 'orden', y por lo tanto hacia el equilibrio y la salud, es el impulso de la vida hacia la alegría y el amor (vibración suprema). Cada órgano se relaciona con un color, una nota musical, un sabor, determinados alimentos, determinadas emociones y pautas concretas de pensamientos... Recordemos que todo es vibración. Por eso, cuando queremos sanar nuestros órganos y devolver nuestro cuerpo a su estado de paz y bienestar original podemos hacerlo desde muchos caminos. La importancia de una alimentación sana “Que el alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento” (Hipócrates, 460-377 a.C). Alimentos de alta vibración, que conserven al máximo su 'memoria vital', son nuestros mejores aliados para mantener la energía alta de nuestros órganos vitales y mantener nuestro cuerpo en un estado óptimo de salud y, por lo tanto, bienestar. Entiendo que la alimentación va paralela a nuestro proceso de evolución: pensamientos 'correctos' me permiten vibrar desde la energía de paz, alegría y amor, y desde este estado de armonía mental y emocional me siento atraída por alimentos que me aportan la misma armonía, ligereza y bienestar a un nivel físico. Cuando no hay alegría o 'dulzor' en nuestra vida buscamos compensar esta carencia consumiendo en exceso productos que, aunque sea por un momento, nos deporten a esos estados elevados del ser. Hay productos que han sido creados por la sociedad para cubrir necesidades emocionales, y un ejemplo de ellos son las golosinas. El problema es que estos 'dulces' no nos aportan tantos beneficios a nuestro cuerpo. De todos modos, ante estas carencias emocionales no creo que la solución esté en culpabilizarnos por tener la necesidad de consumir este tipo de productos, pero sí hemos de ser conscientes de lo que hacemos e ir dando pasos hacia la salud de nuestro cuerpo: mental, emocional y físico. Sin prisas, pero sin pausas. Vivamos relajados con la vida, pero siendo conscientes del camino que nos queda por recorrer. Y no tengamos miedo de equivocarnos o 'pecar', sencillamente, asumamos la responsabilidad de nuestras acciones y aprendamos de las experiencias. La alimentación y las emociones , de Montse Bradford, es un libro que puede ser interesante para aquél que quiera profundizar al respecto. Sueño reparador

Durante el sueño la respiración y el ritmo cardíaco se sintonizan, se ordenan, se armonizan, con lo que se vuelve a restablecer el equilibrio de los órganos vitales y de sus funciones. Es un proceso 'regenerador-restaurador' del orden y de la armonía de los órganos vitales. Tal y como lo expresa Henning Köhler, "la necesidad de descanso es la necesidad de entregarse a la esfera del sentido vital (es decir, el cese de todas las actividades que consumen fuerzas)". Al respecto, es importante tener en cuenta algunos factores: - Estar en estrecha conexión con nuestro cuerpo físico es esencial para poder mantener el ritmo de actividad-descanso que nos permita sentirnos en equilibrio, manteniendo nuestra energía alta y, por lo tanto, nuestra salud corporal. - Evitar saturar nuestros órganos de emociones que no pueden ser gestionadas, asimiladas o 'digeridas' es también un factor determinante. Los sueños nos ayudan a liberar y gestionar de forma subconsciente aquello que ha quedado pendiente 'durante el día', pero cuando estamos sometidos a un estrés continuado, fruto de un exceso en la intensidad o cantidad de impresiones emocionales que no tenemos la capacidad de procesar, es cuando se ve repercutido considerablemente nuestro descanso. Las pesadillas o sueños demasiado cargados de emociones y tensión nos indican una sobrecarga de miedo o dolor emocional acumulado. - Es importante no dejar temas pendientes durante el día, por eso hay que ser moderados en la exposición al mundo exterior, la necesaria para aprender y compartir, pero guardando el espacio suficiente para poder tomar conciencia de cada experiencia vivida. Y esto es difícil (y en especial para los niños) cuando tenemos que vivir y convivir diariamente en contextos masificados y/o sobrecargados de historias personales de dolor emocional acumulado. - Es evidente que tenemos que ir saliendo al mundo que está fuera de nosotros para aprender, enriquecernos, superar nuestras limitaciones, compartir y, en definitiva, evolucionar juntos; pero todo en equilibrio, no hace falta saturar nuestros órganos de tensión emocional. Como ya dije antes: sin prisas pero sin pausas. Pero no sólo el sueño es reparador. Cuando meditamos, hacemos yoga u otra práctica similar en la que centramos la atención en el cuerpo físico (respiración y movimiento consciente) también logramos devolver el equilibrio a nuestro organismo. Es importante enfocar nuestros esfuerzos en intentar no perder la conexión con ese estado de bienestar interior, con nuestro centro de paz y armonía, cosa que puede conseguirse con una buena alimentación, descanso y sueño reparador, conciencia o atención en la respiración, contacto con la naturaleza (pies descalzos en la tierra, baños de sol, en el mar, aire fresco y puro...) y, yendo más allá de lo corporal, es esencial un ambiente de calma, de plena aceptación y respeto, de calidez y 'orden', de amor, libre de elementos sobre estimulantes y/o de actitudes de control, desconfianza y sobre exigencia. El ritmo vital El ritmo de los latidos de nuestro corazón y de nuestra respiración (en un estado reposado positivo de conciencia) es el ritmo que establece el propio orden interior, es el ritmo que nos da vida pero

que a la vez no nos agota, ni nos altera; es el ritmo que nos permite estar en paz con nosotros mismos y con el mundo, desde el sentir el propio bienestar interior. "El ritmo del corazón y la respiración (...) crea el fundamento para la seguridad en la existencia y la auto confianza". Rudolf Steiner Cuando el miedo irrumpe en nuestro interior probablemente tengamos más dificultades para respirar con profundidad, dado que la tensión dificulta el fluir libre del aire al entrar y salir de nuestros pulmones. Podríamos decir que el miedo nos 'encoge' y el abdomen no puede expandirse o abrirse lo necesario. Por ello, poner la atención en el cuerpo observando cómo el aire entra y sale de las fosas nasales nos ayudará a volver a recuperar ese estado reposado positivo de conciencia. Por otro lado, es muy importante una profunda escucha interior para llegar a ajustar con la máxima precisión nuestro ritmo de actividaddescanso, esencial para mantener nuestra energía alta y nuestro organismo en un estado óptimo de salud, desde el cual la alegría imperará en nuestras vidas y el miedo no tendrá más protagonismo en nuestro día a día que el requerido para tomar conciencia de lo que necesitemos saber para avanzar en nuestro camino de evolución. Y además de todo lo expuesto, y más allá del ritmo que marca nuestro organismo, también destacaré aquí, en lo que concierne al miedo, la importancia del ritmo marcado por las actividades que repetimos a lo largo del día, incluso de la semana o del año. Sentir la continuidad de nuestro mundo a través de acciones que se repiten a lo largo del día o de la semana nos aporta tranquilidad y seguridad. Tenemos una porción del mundo 'controlado', no tenemos que improvisar en él, nada nos impresionará demasiado puesto que ya lo conocemos. En este sentido, matizar que no hace falta estancarse en la rutina, lo ideal sea quizá encontrar el punto de equilibrio que nos permita salir a aventurarnos en la vida sabiendo que siempre podemos recogernos en un espacio interior conocido y confortable.

III. Sobre el niño inquieto y nervioso "(...) a lo largo del día su principal ocupación consiste precisamente en soslayar el cansancio, rechazando o evitando, de hecho, cualquier estado de reposo, porque en ese estado de reposo la consciencia se vería dirigida hacia el propio cuerpo y entonces la percepción del sentido vital emerge a primer plano. Cuando las sensaciones que surgen entonces son desagradables, los niños empiezan a corretear, a hablar sin parar o a producir ruidos, a tocarlo todo, a morderse las uñas, a hacer muecas, etc. Se encuentran bien en entornos ruidosos y ajetreados, porque con ellos se distraen a sí mismos, y cuando en el exterior se produce silencio, entonces ellos mismos inmediatamente procuran que haya ruido y ajetreo. (...) todo ello tiene que ver con el hecho de que constantemente han de emprender algo para no sentirse a sí mismos".13 Niños inquietos o nerviosos, algunos incluso catalogados como hiperactivos, viven la vida a un ritmo 'acelerado', puesto que detenerse implicaría sentir su interior lleno de tensión-dolor. Demasiadas 'impresiones' vividas a tan corta edad, demasiadas emociones reprimidas o contenidas esperando ser gestionadas y 'digeridas', poco acompañamiento o poco tiempo para poder tomar conciencia y asimilar... De hecho "estamos frente a un trastorno de civilización". "Hay que ofrecerle al niño ayuda para la maduración del sentido vital prestando la suficiente atención al cuidado del cuerpo, al contacto corporal afectuoso, a la alimentación, al calor y al vestir (lo que llevo sobre la piel durante todo el día desempeña ya un importante papel en el sentimiento general de existencia) y dedicándose a esa tarea con cariñosa entrega real. Para ello necesitamos calma, paciencia y cautela, la facultad de calmarse interiormente, de sumergirse en un cierto estado de recogimiento."14. Hay que tener en cuenta que para ayudar a un niño inquieto y nervioso primero hay que aceptarlo tal y como es y, para ello, es esencial haber conectado nosotros antes con nuestro propio estado de paz y bienestar interior. Desde ese estado podremos ser tolerantes y sembrar paz y amor donde más se necesita. El sentido vital es el fundamento para desarrollar la tolerancia ante el mundo. Paciencia, recogimiento y calma, además de comprensión, son la base para la tolerancia. "Siempre es la cualidad que en el adulto se ha convertido en anímica la que actúa curativamente (...)". Henning köhler Trabaja desde ti para los demás. "Debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo" (Gandhi).

IV. Revitalizar el cuerpo físico cuidando el alma y el espíritu Cuidar el entorno. Intensidad y exceso de impresiones sensoriales "El niño pequeño vive en el mundo como un ser casi exclusivamente perceptivo, 'todo él es órgano sensorio', totalmente permeable a las impresiones del mundo circundante y entregado incondicionalmente a ellas. Precisamente porque todavía no las puede interceptar y elaborar por medio de la conciencia, las impresiones sensoriales penetran sin impedimento directamente en el organismo infantil. No es una simple expresión metafórica decir que el niño 'consume' sus impresiones sensoriales, pues no tiene más remedio que incorporar los efectos del mundo circundante por medio de su organismo sensorial".15 Las impresiones sensoriales del mundo exterior afectan enteramente a todo el organismo del niño pequeño, ya que éste se expone al mundo sin tener la capacidad de distanciarse de los 'fenómenos' o estímulos externos. Para ello necesitaría poder 'pensar' sobre ellos (tomar conciencia) y recordemos que, tal y como exponíamos anteriormente, "el niño pequeño vive en el mundo como un ser casi exclusivamente perceptivo". Podemos hablar de 'captar' y percibir, pero no tanto de razonar o pensar. Por eso es de vital importancia que el adulto sea consciente de esto cuando el niño todavía no puede serlo. Hemos de tener muy presentes las consecuencias que tiene para el organismo físico la intensidad o el exceso de impresiones sensoriales a las que estamos expuestos en esta sociedad. El mismo impacto ejercen sobre el pequeño cuerpo físico en crecimiento las emociones que por su baja vibración desvitalizan y perjudican la salud de los órganos vitales. Dado que está en proceso de crecimiento, 'construcción' o creación, el organismo físico de los más pequeños va moldeándose en función del tipo de vibración energética que recibe del exterior. Son completamente vulnerables, por tanto, a los pensamientos y emociones de las personas que están a su alrededor, a los colores que desde el sentido de la vista impresionan hasta el último rincón del alma, a los sonidos que desde el sentido del oído resuenan en el interior como música celestial o distorsionan y desarmonizan hasta la última de las células, etc. " En la infancia todas las percepciones dan origen a procesos vegetativos, secreciones glandulares, etc. Por ejemplo, los colores que el niño contempla provocan en su organismo algún tipo de proceso metabólico y no es exagerado decir que el niño construye su cuerpo físico de acuerdo con las impresiones sensoriales que recibe de su medio ambiente".16 Recordemos que todo es vibración y, por consiguiente, hay muchas maneras de desarmonizar nuestros órganos vitales si no somos conscientes del impacto que algunos 'fenómenos' ejercen sobre nuestro organismo.

El "pensar vivo". Imaginación y pensamiento espiritualizado "Entre los 9 y los 10 años, todo niño atraviesa una profunda crisis: su pensar hasta entonces imaginativo, recibe, legítimamente, su primer impacto intelectual y las energías volitivas de la imaginación viva retroceden o sufren una transformación".17 El pensamiento intelectual se aleja del 'pensar vivo' de los más pequeños, lleno de imaginación y alma, y nos lleva al mundo de la abstracción, de la representación a través de conceptos. Es obvio que el nivel conceptual del conocimiento es necesario para poder "interceptar y elaborar" lo que percibimos y sentimos y poder así distanciarnos y tomar conciencia de los fenómenos, pero también hemos de tener en cuenta que en el momento en que intelectualizamos nuestro pensamiento corremos el riesgo de "enfriarnos" y "palidecer". El 'sentir' es lo que nos llena de vida, es lo que hace latir nuestro 'corazón', y cuando el pensar está vacío de alegría y de amor nuestra energía vital baja. El cuerpo físico nos indica el equilibrio que debemos mantener en la relación cuerpo-mente, ya sea en lo que respecta a la cantidad de tiempo que permanecemos en la mente desconectados de nuestro cuerpo y sus necesidades físicas o en lo que respecta a la calidad de los pensamientos, los cuales pueden hacer enfermar nuestro organismo o bien revitalizarlo. Entonces, ¿cómo dar vida a nuestro organismo a través del pensar? Pues, sencillamente, dotando a nuestros pensamientos de alma y espíritu. Por una parte, 'alimentándolo' con pensamientos positivos. Podríamos hablar aquí de un pensar espiritualizado, impregnado de valores elevados que nos conecten con nuestra verdadera esencia de paz, fortaleza, alegría y amor. Hablamos de pensamientos fuertes y nobles. Y por otra parte, no dejando al margen la imaginación cuando el pensar intelectualizado empieza a cobrar más protagonismo. A través de la imaginación podemos seguir revitalizando nuestro organismo viendo en imágenes mentales lo que percibimos a través de nuestros sentidos físicos (visualizaciones). Llevamos la realidad física a nuestra mente a través de imágenes impregnadas de colores, formas, 'miradas', gestos y acciones que llenan de alegría nuestra alma (una puesta de sol, la sonrisa de nuestros hijos cuando rebosan de alegría vital, un cielo azul, el agua limpia y fresca de un riachuelo...). Por otra parte, la fantasía también cobra un gran protagonismo cuando hablamos de revitalizar nuestro 'niño interior', y es que no sólo la realidad que vivimos puede llenarnos de alegría. La fantasía, la cual nace de los cuentos de hadas o relatos de ficción, puede llenar nuestra alma de energías revitalizantes que no podrían emerger con la misma intensidad desde la realidad del momento. El caballero que con valor y coraje combate contra las fuerzas del 'mal', el príncipe amable y protector, la princesa dulce, delicada y bondadosa, entregada al amor, la arquera (energía femenina dotada de coraje y valor), el mago o el hada (capaces de utilizar la magia para convertir el miedo en

fuerza de amor), el joven aventurero que recorre el mundo viviendo mil y una hazañas... La fantasía no tiene límites y en cada personaje y acción, tanto adultos como niños, podemos encontrar el arquetipo ideal que nos permita compensar y llegar a despertar el anhelo de nuestra alma hacia alguna cualidad elevada del ser: la templanza, la alegría, el amor, la fortaleza, la lealtad, la justicia y, en definitiva, todas aquellas cualidades que fortalecen nuestra voluntad y engrandecen nuestro espíritu. Me gustaría, pues, remarcar la importancia de no intelectualizar el pensamiento de los niños cuando todavía están viviendo desde el 'cuerpo' y desde el 'corazón', cuando todavía mantienen una relación extremadamente viva con el mundo exterior a través de todo su organismo sensorial y a través de su imaginación y fantasía. Este respetar los tiempos necesarios para que su organismo sensorial y su pensar imaginativo permanezcan llenos de vida marcará un precedente para su futuro, ya que la alegría es la fuerza de la vida. Sentido estético, belleza y armonía. Arte "La verdadera actitud estética del ser humano vitaliza sus órganos sensoriales, satura de alma los procesos vitales. Es muy importante que el ser humano se dé cuenta de esto para que fortalezca los órganos sensoriales. La vitalización de éstos hay que buscarla en el arte y en la plenitud que él nos depara. Lo mismo vale para los procesos vitales que, con el goce artístico, se logran impregnar con el alma que les falta en la vida ordinaria" (R. Steiner. "El enigma del hombre, su origen terrenal y cósmico". Conf. del 15-8-1916). El arte nos mantiene conectados con nuestra alma desde la impresionabilidad ante el elemento artístico, el cual puede despertar en nuestro interior una gran alegría, energía revitalizante para nuestro cuerpo físico. En lo que respecta al arte con los niños más pequeños, el simple hecho de ser cuidadosos con la belleza o estética de los lugares en los que habitamos o convivimos será suficiente para despertar en ellos el sentido estético y la sensibilidad por la belleza y la armonía, cultivando así las bases para el sentido artístico. Cuidemos, pues, los colores y las formas, los materiales y texturas en los elementos u objetos de juego o decorativos, permitiéndoles respirar la calidez, la alegría, la armonía y la belleza del mundo que les rodea.

EL SENTIDO DEL TACTO I. Notas introductorias A través del sentido del tacto podemos llegar a delimitar nuestro espacio corporal. Más allá del sentido de la vista, cuando tocamos o somos tocados por algo externo a nosotros podemos percibir nuestro límite corporal o periferia. Recordemos que el sentido del tacto está íntimamente relacionado con el sentido vital. Gracias a estos dos sentidos podemos llegar a percibir nuestro cuerpo físico (espacio interior y límites). "Cuando irrumpe el miedo, ambos colapsan. El sentimiento de 'desborde' descripto, el sentimiento de perderse, confirma que el sentido del tacto se ve alterado, la 'imagen corporal' se torna difusa. Por eso es que nos sentimos privados de nuestra envoltura y arrojados a un estadio de nuestra primera infancia, cuando todavía no percibíamos con claridad el límite corporal y aún faltaba la condición previa de ese sentimiento fundamental de estar-cobijado-ensí-mismo, tan necesario para encontrar, a través de la confianza en los sentidos, el coraje vital."18 El sentido del tacto cobra aquí una importancia especial, puesto que sentir nuestro límite corporal nos permite diferenciarnos respecto al mundo exterior y tomar 'distancia' ante él, recogiéndonos en nuestro espacio interior para retornar a nuestro centro de equilibrio ante cualquier situación de tensión-miedo vivida. Por otra parte, el sentido del tacto también lo relacionamos con el desarrollo de la sensibilidad. Si somos 'tocados' por el mundo con delicadeza, afecto, ternura y suavidad nuestra 'alma' no sufrirá tanto dolor y podrá mostrar su naturaleza auténtica ante el mundo: el amor. Un trato rudo y áspero (poco sensible) la hará esconderse o encogerse hasta que pueda ser rescatada por la luz de la conciencia. Veamos con más profundidad todo lo comentado en estas líneas...

II. Percepción táctil y sensibilidad Bases para la INDIVIDUALIDAD: la piel como "envoltura" y frontera entre el "yo" y el mundo exterior La piel es el órgano de percepción del tacto, el cual va más allá del mero sentir con las manos las cualidades de los objetos. Tenemos vivencias táctiles cuando nos bañamos, cuando el aire toca nuestra piel, en las plantas de los pies cuando andamos, cuando damos la mano a otra persona, al abrazarla, etc. La lista sería interminable. Las sensaciones táctiles tienen lugar dentro del cuerpo humano, con lo cual, estas impresiones se hacen más perceptibles cuando captamos lo que tocamos sin hacer intervenir el sentido de la vista. A través de este contacto con el mundo físico experimentamos la 'frontera'. El órgano de la piel nos permite definir un límite entre el 'yo' y el mundo exterior, asentándose las bases para la construcción de la propia individualidad. Sólo si percibo los límites de mi cuerpo físico puedo diferenciarme del mundo exterior. "Todos los ulteriores pasos, anímicos y espirituales, en pos de la autonomía son posibles únicamente sobre esta base". 19 Tacto anímico Con palabras de Rudolf Steiner, la percepción sutil del tacto es un proceso de resonancia anímicocorporal. "Todo el organismo reacciona como un cuerpo de resonancia a los diversos matices del tacto y compartimos anímicamente las "vibraciones" que atraviesan nuestro organismo de manera distinta dependiendo de si el objeto que nos causa la impresión es áspero o liso, agudo o romo, duro o blando".20 En este marco, podríamos hablar de "tacto anímico" cuando llegamos a captar las emociones del otro al entrar en su campo de vibración, o dicho de otro modo, cuando llegamos a sentir por resonancia interior las emociones de los demás. Tener tacto en este caso se refiere a mostrar sensibilidad a un nivel emocional. He aquí la importancia de implicarnos en la vida y en los 'fenómenos' emocionales tomando la distancia necesaria para llegar a 'sentir', acompañar y ayudar a los demás, sin poner en riesgo nuestro equilibrio anímico. Mi 'piel' no es demasiado dura como para no sentirte, pero tampoco es demasiado fina o transparente como para llegar a 'fusionarme' con el dolor emocional del mundo que me rodea. Yo tengo claro cual es mi espacio emocional, puedo sentir el tuyo y acompañarte, pero vuelvo a mi cuerpo físico cuando necesito reencontrarme y retornar a mi centro de paz y bienestar. Un sentido del tacto sano (percibiendo éste en estrecha relación con el sentido de auto-percepción) nos permitiría llevar a cabo este proceso de interiorización, de sentirnos a nosotros mismos como

individualidad. Y es el miedo el que perturba este sentido, empujándonos a salir y dejándonos expuestos al exterior sin sentir la protección de nuestra 'envoltura corporal'. Ante el miedo el sentido del tacto se ve alterado, la 'imagen corporal' se torna difusa. "Por eso es que nos sentimos privados de nuestra envoltura y arrojados a un estadio de nuestra primera infancia, cuando todavía no percibíamos con claridad el límite corporal y aún faltaba la condición previa de ese sentimiento fundamental de estarcobijado-en-sí-mismo, tan necesario para encontrar, a través de la confianza en los sentidos, el coraje vital."18 Cuando los niños prueban de dibujarse a sí mismos vemos muy claramente cuál es el nivel de representación en su mente de su esquema corporal, vemos cuan está definida esa imagen corporal de la que hablábamos, desde la que empiezan a construirse como individualidad. Captar la esencia Y por último, también tendríamos que hablar sobre un tercer nivel de profundidad en lo referido al sentido del tacto, que es la capacidad de percibir nuestro cuerpo energético. Aquí hablaríamos de un nivel de sensibilidad notablemente sutil que nos permite captar la vibración de nuestro campo energético. Podemos sentir, por tanto, el cuerpo físico (materia), el cuerpo emocional (emociones) y también el cuerpo energético. Los tres niveles de percepción corresponderían al sentido del tacto en diferentes niveles de sensibilidad.

III. Sentido del tacto y miedo a estar en el mundo. Los niños asustadizos y retraídos Algunas características Como ya vimos en capítulos anteriores, el miedo en los niños forma parte de su proceso de adaptación en el mundo y de su camino de evolución hacia la confianza, la alegría y el amor, el cual ha de tener sus bases en la conexión con su propio cuerpo. Pero hay niños que tienen más dificultades para abrirse a la vida, niños más asustadizos y retraídos, también llamados miedosos o temerosos. Descartando que haya habido una constante invasión de estímulos que les haya provocado "un síndrome de sentido táctil de temor"21, hablamos de niños cuyo sentido del tacto no puede ejercer lo suficiente su función de envoltura como para permitirles en el nivel necesario cultivar "ese sentimiento fundamental de estar-cobijadoen-sí-mismos", tan necesario para sentir la seguridad ante el mundo exterior. Esta constante sensación de estar expuestos al 'mar de miedo', hace que estos niños y niñas tengan siempre la "impresión de necesitar consuelo y atención".22 Los niños nerviosos o inquietos temen no sentirse valorados, en cambio, los niños asustadizos temen sentirse abandonados, y por lo tanto, solos y desprotegidos ante el mundo exterior -lo desconocido-. Algunas consideraciones en torno a los niños asustadizos o retraídos De la tarde a la noche A medida que el sol se va poniendo, la energía del cuerpo baja y todo desequilibrio se acentúa mucho más. En el caso de los niños asustadizos o retraídos el miedo se va acentuando al caer la tarde, momento en el que empiezan a perder el sentimiento de envoltura y protección que les proporciona el sentido del tacto. Es entonces cuando necesitan sentirse mucho más arropados y protegidos por sus cuidadores. Explicar algún cuento, cantar canciones o conversar con ellos son algunos recursos que pueden formar parte de una rutina o ritual de media tarde. También podemos invitarlos a colaborar en la preparación de los alimentos para la cena, ya que además de no sentirse al margen o 'abandonados', haremos intervenir el sentido del tacto. La finalidad es que el niño se sienta cerca del adulto, arropado por su voz, sus brazos, su mirada, su calor; de manera que llegue a confiar cada vez más en la continuidad de su mundo desde la presencia de paz, alegría y amor que recibe de sus cuidadores. Cultivar el sentido del tacto Todas las actividades que impliquen al cuerpo físico, y en concreto al sentido del tacto, son de gran importancia para estos niños y niñas: modelar con las manos, 'jugar a adivinar objetos con el tacto de

las manos y de los pies' (ojos cerrados), frotar o masajear el cuerpo (utilizando algún aceite), son algunos ejemplos. Podemos ser creativos, se trata de concentrarse al máximo en las sensaciones que a través de la piel recibimos del exterior, sensaciones que nos ayudan a sentirnos a nosotros mismos como corporalidad y que nos ayudan a estar centrados en nuestro espacio corporal. "Al cuidado del sentido del tacto se le han de sumar por un lado los ejercicios táctiles de concentración o de tacto meditativo: -con pies y manos- evitando pensar lo menos posible, entregarse al tacto de materiales y sustancias primordiales como ser arena, piedra, lana agua, madera y demás. A los niños se les pueden presentar los ejercicios a modo de adivinanzas, pidiéndoles que reconozcan el material tocando la superficie de los objetos con sus pies. Por otra parte están los ejercicios corporales en los que se envuelve o frota toda la superficie corporal (...). Para el cuidado del sentido vital se recomienda la aplicación de calor, por ejemplo baños calientes a temperaturas siempre ascendentes y masajes con aceite, masaje rítmico. A los niños se recomienda hacerles compresas calientes por la noche (...)."23 Además de lo expuesto H. Köhler también habla de la importancia de trabajar con el sentido del gusto, sentido íntimamente relacionado con el sentido vital, llevando a cabo ejercicios en los que los gustos sean ejercitados con conciencia. En de finitiva, el trabajo con los sentidos basales o corporales nos ayudará a pequeños y a adultos a establecer una profunda conexión con nuestro cuerpo físico, sintiéndonos cómodos en él y aprendiendo a confiar en su sabiduría, de modo que podamos ayudar a la mente a regresar al cuerpo cuando el miedo irrumpa en nuestras vidas. 'Entrar en el cuerpo' para llegar a confiar en uno mismo Además de lo expuesto en el apartado anterior, es interesante animar a estos niños a que participen en actividades en las que intervenga también su sentido del movimiento y del equilibrio. La finalidad es lograr que establezcan la suficiente conexión con su cuerpo físico como para llegar a sentirse cómodos en él y confiar en sus posibilidades de acción mi cuerpo me acompaña en el movimiento por este mundo y puedo contar con él para lo que necesite-. El contacto con la naturaleza, incluso con los pies descalzos, les ayudará también, no sólo a despertar o cultivar su sentido del tacto, sino a experimentar sensaciones físicas de las que probablemente huirían desde su miedo a sentir con más intensidad la vida (como puede ser caminar sobre arena gruesa o rocas). Estamos viviendo una experiencia física y hemos de atrevernos a 'sentir' la vida en toda su manifestación. Esto no quiere decir que debamos descuidar el cuerpo físico o que dejemos de tener cautela ante los peligros, se trata de familiarizarnos con el dolor (tanto físico como emocional) como experiencia física, para no convertir nuestra vida en una huida constante respecto a éste. Tenemos que experimentarlo y aprender a aceptarlo, y para ello debemos ir viviendo pequeñas situaciones que están ahí para hacernos crecer en valentía y coraje.

"Hemos de elevar a la conciencia del niño el hecho de que el contacto con la realidad puede ser agradable, a pesar de que provoque también inevitables sinsabores (...). Si he de vivir constantemente temiendo que la proximidad provoque dolor no puedo dedicarme realmente al otro, pues dedicación implica proximidad, y proximidad implica vulnerabilidad." 24 Perder el miedo a 'sentir' es esencial para poder establecer un vínculo con la naturaleza y con la vida en toda su manifestación. Y para perder el miedo a lo desconocido sólo hay que atreverse a conocerlo. Entorno equilibrador o compensador "Quién se siente seguro en su cuerpo siempre lleva un fragmento de su hogar (...) porque el cuerpo es la morada que no hace falta abandonar, vaya donde uno vaya. Cuando falta esa seguridad básica, un entorno digno de confianza o claramente desprovisto de peligro sustituye al cuerpo".25 El entorno familiar juega, por tanto, un papel compensador muy importante para estos niños. Entregarse al sueño Cuando nos hemos 'entregado' al descanso y nuestro cuerpo físico está relajado, libre de tensión, se establece de nuevo el equilibrio en nuestro organismo. En la actividad del día las fuerzas se van consumiendo y es por eso tan esencial el descanso. La falta de sueño puede llevarnos a un estado de hipersensibilidad emocional, y por lo tanto, de extrema 'irritabilidad' e inquietud. A partir de la tarde es importante establecer una rutina en la que estos niños y niñas puedan sentirse seguros y puedan superar su miedo a 'entregarse' al sueño, ya que esto implica para ellos dejar de 'controlar' su mundo conocido, aquél que le aporta su seguridad en la existencia. En el capítulo anterior hablamos del importante papel de la madre o de las figuras principales de apego en el acompañamiento de los niños hacia el sueño para ayudarlos a 'quitarse' el miedo. En este sentido, el colecho o cama familiar es una práctica que favorece este acompañamiento, ya que los más pequeños se sienten mucho más seguros en la noche cuando sus padres están con ellos. Poco a poco, a medida que van creciendo y van sintiendo la seguridad que les brinda su propia 'envoltura corporal', ellos mismos elegirán el momento de tener su propio espacio para dormir. Este proceso de adquisición de seguridad ante el mundo lo vive cada niño de forma muy personal. Intervienen muchas variables al respecto, por eso pienso que hemos de ser comprensivos y favorecer este acompañamiento respondiendo a las necesidades individuales de cada cual. De la misma manera, también es muy importante llevarles el mensaje de lo maravilloso que es el estar en el mundo. Desde nuestra alegría, valor y confianza en la vida los niños crecerán sintonizados con estas potentes vibraciones y podrán hacer frente al miedo con más facilidad. Proyectar en positivo y movilizar la energía para el cambio Tanto para estos niños como para los más inquietos o nerviosos es importante ayudarlos a cultivar un

sentimiento positivo respecto a sí mismos. Presencia de paz y mirada de amor y comprensión son los más grandes tesoros que les podemos ofrecer. Pero además, hay otro recurso muy valioso que podemos hacer servir para ayudarlos a trascender sus miedos: Proyectar (imaginar) situaciones o 'escenas' en las que podamos visualizarlos alegres, llenos de vida, en paz con ellos mismos y con el mundo. A veces, nuestro miedo o descon fianza ante su proceso de aprendizaje y evolución nos hace actuar de una forma que obstaculiza más que favorece su progreso. Proyectar el cambio en positivo nos ayudará a confiar en ellos y a actuar acorde con esos nuevos pensamientos llenos de luz. No olvidemos nunca que creamos lo que creemos. Matices: no todo es blanco o negro Me gustaría resaltar en este apartado que no se trata ahora de encasillar a los niños y niñas en una u otra tipología en cuanto a características de ser. Hay etapas y circunstancias en la vida que hacen que los niños actúen de una forma determinada sin que ello implique que tengan que ser 'etiquetados' en uno u otro grupo. Por otra parte, la vida es cambio constante y todos estamos en constante proceso hacia la evolución, por lo que más allá de utilizar esta información para 'etiquetar' a los niños, sería más interesante utilizarla como recurso para ayudarlos en su camino de crecimiento personal cuando haya alguna etapa o tendencia que requiera de algún acompañamiento específico. Del mismo modo, tampoco se trata de culpabilizarnos por haber cometido errores en el cuidado y en la educación de nuestros hijos. Las causas por las cuales un niño o una niña actúa de una determinada manera o manifiesta una determinada actitud ante la vida pueden ser muchas y gran cantidad de ellas se escapan a nuestro control. Podemos hacer hipótesis y sacar conclusiones, pero hay veces que simplemente hay que pensar que todo lo que sucede en la vida tiene un sentido y que sencillamente sucede para darnos la oportunidad de evolucionar como seres más llenos de luz.

EL SENTIDO DEL MOVIMIENTO I. Notas introductorias El sentido del movimiento propio nos permite percibir si nos movemos y cómo lo hacemos (qué partes del cuerpo intervienen). Rudolf Steiner describió el sentido del movimiento como el sentido que nos conecta con "lo que movemos en nosotros, desde el parpadeo hasta el movimiento de las piernas". Y sólo cuando "nos captamos en nuestros movimientos, podemos movernos libremente." 26 En este marco, el miedo juega también aquí un papel muy importante: La sensibilidad al miedo conlleva, en lo que respecta a los bebés, la búsqueda de seguridad, que será siempre el factor predominante, por encima de la motivación por descubrir su cuerpo y captarse en sus movimientos, factor esencial para avanzar en el camino de autonomía y desarrollar la confianza en uno mismo ante los retos de la vida. Recordemos que lo esencial es ayudarlos a establecer la su ficiente conexión con su cuerpo físico como para que lleguen a sentirse cómodos en él y a confiar en sus posibilidades de acción mi cuerpo me acompaña en el movimiento por este mundo y puedo contar con él para lo que necesite-. Demasiado miedo o demasiada tensión emocional los hará salir en exceso de ellos mismos y perder esa conexión. "La angustia es en esencia un estado en el que se tiende a estar hiper-despierto y a ser hiperimpresionable (...). Cualquier forma de miedo conlleva una excesiva apertura de los sentidos y una atención desmedida hacia el mundo circundante." 27

II. Sentimiento de no-potencia (impotencia) frente al miedo y los retos de la vida Concepto de autoeficacia Decíamos que la conexión con nuestro cuerpo físico y su movimiento nos permite empezar a construir ya desde bebés la confianza en nosotros mismos, esencial en el camino de independencia y autonomía. Para cultivar el coraje ante la vida y ante el miedo que emerge frente al mundo desconocido, tenemos que sentir que seremos capaces de estar a la altura de las circunstancias, tenemos que sentirnos capaces de superar los obstáculos que se nos presentan y de conseguir alcanzar los objetivos que nacen de nuestra motivación por 'avanzar' en el camino por esta vida. Este concepto de autoe ficacia o este 'sentir el propio potencial o capacidad de superar los retos' ya empieza a cultivarse desde que somos bebés, respecto al control de nuestro cuerpo físico. Si un niño 'es capaz de captarse en sus propios movimientos', es decir, está conectado con su cuerpo y lo empieza a percibir como el vehículo que lleva a cabo su voluntad, podrá sentirse como "alma libre". Emmi Pikler describe las principales etapas del desarrollo motor en los bebés defendiendo que son ellos los que llegan por sí solos a adquirir su autonomía si les permitimos moverse en libertad, estableciéndose con ello las bases de la confianza en ellos mismos. Moverse en libertad es el título de uno de sus libros, en el cual explica el propósito de establecer un método de educación en el que el desarrollo motor del niño se lleve a cabo de una manera espontánea, en función de su maduración orgánica y del sistema nervioso, y la actitud no intervencionista del adulto adquiere una especial relevancia. En este sentido es importante permitir a los niños que puedan moverse en libertad, creando el espacio adecuado y dejando de intervenir con el objetivo de acelerar o limitar cualquier proceso o desarrollo, ya sea motriz, emocional o mental. Para mí la clave es responder ante cada experiencia concreta desde la confianza y no desde el miedo, por eso hemos de estar atentos para ver con claridad que nos requiere cada situación. También considero importante no interferir apresuradamente cuando se encuentran con un obstáculo en su camino, dando espacio para dejar que sean ellos los que encuentren la fuerza interior que les lleve a perseverar en la acción y a superar sus retos. Cuando 'caen' ante un obstáculo, se enfadan y muestran su dolor ante su sentimiento de no-potencia, están liberando su tensión acumulada. Este enfado muestra una desconfianza en la propia capacidad de superar el reto y, en definitiva, muestra una desconexión respecto al propio potencial interior.

Liberar el enfado les permite volver a empezar, retornar a su centro de paz y equilibrio, desde el cual podrán volver a conectarse con ellos mismos para seguir avanzando en el desarrollo de sus capacidades. Es importante, por tanto, dejar que vivan este proceso, con fiando (e incluso proyectando) que serán capaces de superar sus retos a través de la aceptación plena de sí mismos y del coraje -fuerza de voluntad- que les llevará a levantarse y a perseverar ante cada 'derrota' o 'caída'. Para enfrentar el miedo al fracaso (frustración) debemos estar enfocados en nuestras posibilidades futuras y no en nuestras limitaciones (perspectiva de pasado) e ir construyendo a partir de aquí un concepto sano de autoeficacia que no nos paralice ante la adversidad. La frustración es una experiencia a la que todos llegamos en nuestras vidas, y para llegar a aceptarla tenemos que vivirla e integrar que con paciencia y perseverancia todo llega. Cuando nos desconectamos de nuestro 'programa interno' tenemos que reunir mucho valor y coraje para re conectarnos de nuevo con nuestro potencial o poder personal. Se trata de encontrar nuestro lugar en el mundo y de hacer lo que hemos venido a hacer desde nuestros dones o capacidades especiales, las cuales nos despertarán el interés o la motivación por llevar a cabo determinadas acciones y serán nuestra guía en nuestro camino de auto realización. Del mismo modo que ofrecemos energía a nuestro cuerpo con alimentos de la Madre Tierra, la energía vital también circula por nosotros cuando estamos alineados con nuestro potencial o naturaleza más auténtica y llevamos a cabo nuestro propósito de vida, sintiéndonos llenos de fortaleza y de alegría. Rabia 'desatada' o rabietas La rabia desmedida ante los sentimientos de impotencia será la mensajera de que hay "un montón de sentimientos tratando de salir de una vez" (Harvey, 2004). Dependiendo del nivel de rabia expresado, veremos el nivel de tensión-miedo acumulado, teniendo también en cuenta el temperamento de cada niño, como también su capacidad de expresarse desde el lenguaje. Es esencial, pues, que estas 'rabietas' (gran cantidad de tensión acumulada que se manifiesta con gran intensidad) sean liberadas y que acompañemos a los niños en este proceso sin mostrar enfado o rechazo ante la situación que están viviendo, cosa que alimentaria su dolor emocional en vez de liberarlo. La presencia de paz y la mirada de amor y comprensión serán los mejores regalos que podamos hacerles en estas situaciones, como también será esencial aquel acompañamiento que les permita liberar ese enfado sin dañar el entorno ni a los demás, aspecto muy importante cuando el nivel de tensión-miedo acumulado es considerable. Tengamos en cuenta que esta fuerza manifestada desde la rabia es la fuerza de su voluntad hacia la re conexión con la luz de su espíritu, la alegría. Sólo pretenden liberarse del miedo y poder ver con más claridad hacia donde dirigir su movimiento en la vida para reencontrarse con su naturaleza más

auténtica, su potencial o poder interior y retomar de nuevo su camino de auto realización, aquél que les permitirá sentirse de nuevo 'almas libres', llenas de vida.

III. 'Saturación' del sentido del movimiento. Causas y consecuencias Ponemos también en marcha nuestro sentido del movimiento cuando acompañamos interiormente el movimiento de los objetos que están fuera de nosotros. Este proceso de imitación interior tiene lugar en el adulto de forma inconsciente, pero en el niño se hace manifiesto desde sus propios movimientos. "El sentido del movimiento nos hace interiormente adaptables a lo que tiene lugar en el entorno. Cuando estamos expuestos a cualquier tipo de impresiones de movimiento de algún modo las neutralizamos, moviéndonos interiormente en un proceso de imitación. Mientras tengamos la vivencia de que podemos acompañar el movimiento en un proceso de imitación interior, estamos a la altura de esas impresiones, y podemos reaccionar de la manera adecuada." 28 Sin embargo, cuando lo que sucede a nuestro alrededor, por su intensidad y/o confusión, sobrepasa nuestras posibilidades de reacción, nuestro sentido del movimiento se satura y se produce en nuestro interior un estado de estrés-tensión-miedo generado por la incapacidad de poder seguir lo que se 'mueve' en el exterior. Cada reto nos invita a la autosuperación, a la ampliación de nuestras capacidades, y hasta superarlo tenemos que encontrar las vías de liberación de la tensión emocional más acordes con nuestra naturaleza y más respetuosas para con la vida. Cuando la autonomía motriz está lo su ficientemente desarrollada en los niños, éstos pueden llegar a expresar la tensión vivida ante los estímulos o retos de la vida a través de un comportamiento motriz más impulsivo y descontrolado. La reacción de un niño ante tales impresiones dependerá de su temperamento o naturaleza y de sus posibilidades de reacción o movimiento. Podemos observar a muchos bebés como mueven todas sus extremidades en señal de huida ante las impresiones recibidas del exterior y/o llorando cuando éstas se exceden en intensidad, siendo éste último el recurso por excelencia del bebé para liberar su tensión-miedo. ¿Esto quiere decir que los bebés que lloran o se mueven más son los que más miedo viven? No necesariamente. Podríamos pensar que los bebés que manifiestan más sus necesidades y sus tensiones internas a través del llanto son los que más claro tienen lo que quieren y/o los que más seguros se sienten para expresarse. Nuestra mente lógica y racional siempre busca una respuesta a todo, pero la vida no deja de presentarse ante nosotros como un misterio y, en todo caso, hay muchas variables a tener en cuenta. Los más mayores también reaccionan de distintas maneras ante las impresiones intensas que les generan miedo y confusión. Pueden retraerse y quedarse paralizados, sin reaccionar, o pueden

enfrentarse, siendo estos últimos los más 'rebeldes' o los que se sienten con más valor para reaccionar ante aquello que perciben como 'amenaza' para su integridad física o emocional. Recuerdo que Joel, con cuatro años, se enfrentaba a las impresiones intensas que vivía en la relación con el mundo exterior adoptando el papel de un animal: el perro. Se movía enseñando los dientes y ladraba con determinada intensidad según la tensión vivida ante la situación. A él le ayudó mucho adoptar este papel para expresar y liberar su tensión cuando todavía no se sentía lo suficientemente seguro como para enfrentar sus miedos o tensiones ante determinados retos a través del lenguaje. Hay distintas formas de manifestación del miedo: a través del movimiento (que suele ser descontrolado o desorganizado como consecuencia de la tensión), gritando, llorando, hablando, etc. La actitud del adulto ante la respuesta de los niños, consecuencia de sus tensiones vividas, pienso que debería ser lo más respetuosa posible, puesto que ante el desequilibrio que se ha generado en su interior ellos buscan sencillamente retornar a su estado de armonía y equilibrio original. Obviamente, estaremos muy atentos cuando su actuación, generada por la tensión del momento, deje de ser respetuosa con la vida, ya sean personas, animales, plantas o, incluso, los espacios y elementos del entorno. Entonces será el momento de establecer límites claros. Hay que tener en cuenta también que ellos aprenden a autoregularse a partir de sus propias experiencias. De hecho, si no se les ofrece un margen o espacio de confianza y libertad para actuar no podrán llegar a confiar en ellos mismos y en su capacidad de controlar sus impulsos cuando sea necesario. Hablamos entonces de 'tolerancia activa' o de 'límites con amor'. Hemos de tener claro que estamos hablando de poner límites a la libertad de movimiento, y este es un tema que requiere de una reflexión profunda. ¿De dónde nacen los límites que ponemos a nuestros hijos: de la conciencia o del miedo? Según sea el origen tendrán un efecto u otro. Cuanto más miedo y descon fianza se albergue en nuestro interior, más necesidad tendremos de poner límites a la libertad, propia y de los demás. Desde el miedo pondremos demasiados límites y lo haremos sin respetar los procesos de evolución individuales, en cambio, desde la conciencia favoreceremos la libertad de movimiento desde la responsabilidad ante las propias acciones.

A modo de conclusión Recursos para enfrentar el miedo Intentaré en estas líneas finales recoger las ideas más relevantes que hemos ido tratando a lo largo del libro. Por una parte, hemos visto la importancia que tiene para nuestra vida poder familiarizarnos con el miedo, aceptándolo como parte de nuestra naturaleza anímica. Suena extraño pero, en definitiva, hemos de perderle el miedo al miedo. Es una sensación, una fuerza anímica, que se manifiesta para traernos muchos mensajes. Nos indica, por un lado, que hemos perdido la conexión con nuestro impulso vital hacia la alegría. A veces llevamos una vida que no es la nuestra, que esta vacía de alegría porque no estamos escuchando nuestra verdadera voluntad, porque no somos capaces de discernir lo que verdaderamente queremos hacer de lo que hacemos porque creemos que es lo correcto. No nos atrevemos a vivir desde el 'corazón', no nos atrevemos a hacer lo que sentimos porque no confiamos en nosotros mismos, en los dictados de nuestro 'corazón' y, en muchos casos, ni tan sólo estamos conectados con nuestro sentir, sencillamente hacemos lo que el sistema de creencias que tenemos instalado en nuestro ordenador mental (heredado de nuestros padres y, en general, de las personas o contextos sociales donde nos relacionamos) nos dice que tenemos que hacer. Nuestra mente ha de estar alineada con nuestro 'corazón' y debemos limpiarla de pensamientos que limitan el fluir libre de nuestra energía, de nuestra alegría vital. Y recordemos, euforia no es alegría. Buscar distracciones no nos permite tomar conciencia de nuestra tensión-dolor-miedo acumulado del pasado para abrirnos a una nueva vibración más elevada, generada por pensamientos llenos de paz, alegría y amor. Y estos nuevos mensajes o pensamientos deben llegar a las capas más profundas de nuestra mente, por eso no basta con que los leamos algunas veces, necesitamos repetirlos e incluso escribirlos (para sellarlos) muchas veces durante un cierto tiempo. Deben quedar 'gravados', y eso requiere que enfoquemos o nos concentremos intensamente en ellos. Cuando esa alta vibración en forma de imágenes y palabras llenas de alegría y amor va penetrando en las capas más profundas de nuestro ser va removiendo el dolor acumulado del pasado, entonces es el momento de mirarlo. Llóralo si lo sientes, exprésalo, escribe una carta para expresar cómo es tu dolor si lo necesitas; lo importante es que llegues a aceptarlo y a tomar conciencia de algo que necesitaba ser destapado para permitirte transformar tu miedo en valor y fuerza de amor. Este es un trabajo muy potente que puede realizarse a través de la mente y que en definitiva no es más que llevar luz a tu ser a través de pensamientos de alta vibración que mueven el dolor acumulado para ser aceptado y liberado. Cuando desbloqueamos energía (emociones estancadas) debemos estar preparados para vivir

determinados procesos de sanación a un nivel físico también. Un resfriado, por ejemplo, es la forma que tiene el cuerpo físico de liberar un dolor emocional acumulado. No voy a profundizar aquí sobre este tema porque es muy extenso, pero si os daré el nombre de una autora que a mí me ha ayudado a entender esta relación Cuerpo-Mente. Se llama Louise L. Hay y el libro que me trajo esta conciencia fue "Sana tu cuerpo. Las causas mentales de la enfermedad física y la forma metafísica de superarlas". Además de todo lo expuesto, hemos de estar preparados para vivir las experiencias de dolor emocional que atraigamos por resonancia a nuestras vidas y que se presenten ante nosotros para hacernos conscientes de determinadas lecciones. Cuando lleguen, reúne tus fuerzas, tu valor y coraje y asume tu responsabilidad, no culpabilices a los demás por el dolor experimentado en tus experiencias de vida, libéralo de la forma más respetuosa posible e intenta ver cuál es el pensamiento que te llena de tristeza, rabia o angustia ante esa situación, entonces modifícalo. Hemos de aprender a transformar el miedo en fuerza de amor, ese sería el gran mensaje. Todo lo que sucede en la vida tiene un sentido y siempre sucede para nuestro más alto bien: la evolución hacia la paz interior, desde donde nace la verdadera alegría de ser y el fluir de esta alegría hacia el mundo en forma de amor. El amor emerge, entonces, desde la con fianza en la vida, en el proceso de evolución, es la fuerza capaz de trascender el miedo y elevarlo al 'reino de los cielos'. Si tuviera que definir brevemente el amor, diría que es la conciencia más elevada de ser. Cuando estamos bloqueados ante una situación o experiencia desde la que no podemos fluir en armonía con la vida, hemos de ser conscientes de que hay una creencia perjudicial que alimenta nuestro 'recipiente' de miedo o cuerpo-dolor, el cual tendríamos que vaciarlo en vez de llenarlo, activarlo o alimentarlo con más dolor. Los pensamientos 'limitantes' o 'bajos' activan emociones perjudiciales que forman parte de nuestro cuerpo-dolor y que bloquean o limitan el fluir libre de nuestra energía vital. Determinadas experiencias despiertan esas emociones y representan nuestras lecciones pendientes, las que arrastramos de nuestra historia personal o pasado. Los niños son nuestros 'maestros' en esta asignatura (crecimiento personal) porque suelen traernos con sus vivencias del día a día estas lecciones. Sus conflictos pueden despertar en nosotros un dolor escondido que se manifiesta para ser sanado. ¿Cómo? Con la magia del amor. Pensamientos llenos de amor son la 'medicina' más potente para nuestro 'corazón. Recuerda, atrévete a vivir, siente, obsérvate, hazte consciente y expresa lo que hay en tu 'corazón' (llora, grita al cielo, háblalo, respíralo…), luego permanece atento a los pensamientos de amor que atrae tu 'corazón' cuando lo liberas de esa carga. Es la Ley de la Atracción, si eres amor sólo puedes atraer pensamientos de igual vibración. La clave está en llegar a vivir en paz con la vida en toda su manifestación, porque TODO ESTÁ

BIEN. Por lo tanto, permanezcamos atentos para encontrar la verdad que sane nuestro dolor-tensión y que nos permita aceptar lo que es, tomar conciencia y proyectar la energía para el cambio, el cual llega cuando integramos el pensamiento 'sanador' que nos libera de la tensión-dolor-miedo acumulado del pasado. Hemos de tener en cuenta también que haber encontrado el pensamiento sanador (el cual puede llegar a través de un libro, una persona, una película, etc.) no implica que la magia se active de inmediato; necesitamos creérnoslo, vivirlo desde nuestras experiencias, llegar a sentir esa verdad en lo más profundo de nuestro ser. Por eso, la situación que nos genera tensión-dolormiedo se repetirá y se repetirá con diferentes variables hasta que hayamos aprendido e integrado la lección de vida pendiente. Es muy importante que nos aceptemos tal como somos y con fiemos plenamente en nosotros, en nuestro 'programa' o 'plan de vida'. No olvidemos que estamos aquí para aprender y compartir. Debemos equivocarnos tantas veces como sea necesario para llegar a encontrar nuestra verdad, debemos llorar las veces que haga falta para liberar el miedo y sanar las heridas. Cualquier pensamiento de juicio o crítica nos aleja de la vida, nos aleja del amor. Todos tenemos derecho a ser aceptados, a ser amados, por el simple hecho de existir. Por otro lado, hemos de tener muy presente que además del poder sanador del pensamiento, tenemos un gran aliado en este proceso de trascendencia del miedo, que es nuestro cuerpo físico. A través de él podemos ayudar a la mente a regresar al cuerpo para re conectarnos con nuestro espacio interior de paz y armonía y desbloquear la tensión emocional acumulada. ¿Cómo? - Conectándonos con nuestros sentidos físicos para sentir la vida a través de los sabores, los olores, las texturas... - Concentrándonos en las sensaciones corporales de tensióndistensión y llevando luz (visualizándola) y/o aire (respiración) a todas las partes del cuerpo que albergan tensión. - Poniendo la atención en nuestra respiración para aquietar y 'desconectar' la mente y entrar en un estado de meditación profunda (estado de no-mente). - Desbloqueando la tensión acumulada a través del movimiento y la respiración consciente. El yoga es una manera de llegar, aunque hay muchas más técnicas. En de finitiva, debemos poner la atención en nuestro cuerpo físico para poder sentirnos, recogernos en nuestro espacio interior y desconectar la mente inferior para recargarnos de energía vital, cosa que hacemos en un nivel básico a través del sueño reparador (factor muy importante, especialmente en los niños). Poner la atención en el cuerpo también implica tener que encontrarnos con el miedo, lo cual será

esencial para familiarizarnos con él, aprender a aceptarlo y llegar a trascenderlo. Es un proceso largo, de toda una vida, y es que como ya dijimos anteriormente, "uno descubre con asombro que en realidad toda la vida es una especie de proceso de pérdida del miedo" (Glöckler). Palabras especiales para seres especiales, los niños En lo que respecta a los niños es importante: Ayudarlos a hacerse conscientes de la importancia de mantener su energía vital alta. Joel, mi hijo mayor, ya va comprendiendo y percibiendo que cuando se siente triste o enfadado es porque su energía vital está baja. Entonces, valoramos qué hacer: estirarnos a descansar, tomar energía del sol, aire fresco, beber agua, comer algún alimento que nos de la energía suficiente para continuar con nuestra actividad, bailar, cantar, salir a caminar a la naturaleza... Cuando su tristeza y/o enfado emerge de algún 'agujero negro' o 'herida' del pasado, que se abre ante alguna experiencia del presente, permito que se exprese, que libere su dolor y después, si lo creo necesario, llevo a su conciencia superior algún mensaje de luz para que pueda ver la situación con otros ojos y ayudarlo a trascender su miedo ante ella. Acompañarlos para dormirse y entregarse al sueño, como también recibirlos con alegría y amor en el despertar es esencial para ayudarlos a ganar en seguridad y confianza en este mundo. Por otra parte, tengamos también en cuenta la importancia de no exponerlos de forma continuada, y en especial a los bebés, a entornos sobre estimulantes donde su espacio vital quede invadido constantemente por la explosión de ruidos, luces, gritos o movimientos descontrolados, los cuales generan en los pequeños un estrés o estado de alerta que si resulta ser muy duradero o continuado puede perjudicar en la armonía y el equilibrio de su organismo vital. No interferir en sus acciones llenas de propósito, siempre y cuando éstas sean constructivas y no molesten o interfieran en la vida de los demás. Hemos de permitirles conectar con su impulso vital hacia la alegría, no hay nada más gratificante que conocer nuestra naturaleza más auténtica y sentirnos útiles o realizados a través de ella. Levantarnos cada día con un propósito que nos llena de vida, querer compartir nuestra alegría con los demás y colaborar en el mundo para entregar amor y ayudar a otros a despertar su luz interior es uno de los más grandes descubrimientos que podemos hacerles llegar en esta vida. Cada niño tiene su 'programa' interno muy claro, puesto que están muy conectados con su sentir; por lo tanto, es importante que los adultos desde nuestros propios miedos no interfiramos en su camino. Acompañar, no dirigir, sería el mensaje. Al igual que los adultos, los niños también necesitan revitalizar su cuerpo físico o mantener su energía alta a través de la conexión con los elementos de la naturaleza. Los baños de sol activan cada una de nuestras células, una ducha o un baño (especialmente en el mar) además de limpiar nuestro cuerpo físico limpia nuestro cuerpo energético de cargas o vibraciones densas, el aire limpio y fresco 'ensancha' nuestros pulmones y la tierra también nos aporta energía, que también recibimos a

través de los alimentos. No olvidemos que es importante ofrecer a nuestro cuerpo alimentos que conserven al máximo su memoria o energía vital (nos aporta más energía comer cereal en grano que refinado en forma de copos o pan, por ejemplo). Hemos de intentar no perder el contacto con la naturaleza, desde ella nuestro organismo recibe energía, se recarga y retorna a su equilibrio natural, y desde ese bienestar corporal nos sentimos alegres y llenos de vida. Como ya dije antes, los niños son grandes maestros en la Escuela de la Vida. En ellos no interviene tanto la mente inferior y son fieles a su sentir, están conectados con su voluntad y siguen el camino que les dicta su 'corazón'. Son los seres más sinceros que hay en este mundo, y más que pretender dirigir sus impulsos hacia lo que en el mundo de los adultos se considera lo correcto, sería importante leer los mensajes que nos traen sus actitudes y sus acciones. Respecto a los niños más asustadizos o retraídos, ya sea por temperamento o por estar viviendo determinadas circunstancias o una etapa determinada en su vida, es esencial que actuemos con conciencia ante su sentir e intentemos arroparlos al máximo cuando lo necesiten, a la vez que animarlos a participar en el mundo desde nuestro valor y nuestra propia alegría de ser. Recordemos que tendremos que ayudarlos a tomar con fianza en su cuerpo hasta el punto de sentirse 'recogidos' y 'protegidos' en él, y para ello será importante que entren en con-tacto con el mundo desde su órgano de la piel: tocar y ser tocados por los elementos de la naturaleza (el agua, el aire, la arena o el barro), moldear con las manos, abrazarlos y acogerlos con cariño y calidez, acurrucarlos en mantitas calentitas en invierno, prepararles una zona con colchones y cojines, el contacto piel con piel cuando son bebés, manipular los alimentos para colaborar en la preparación de las comidas, estirarse sobre la hierba, acariciar a los animales, etc. En definitiva, se trata de ayudarlos a perder el miedo a estar en el cuerpo para sentir la vida en todo su abanico de colores. Es posible que al principio se muestren reticentes a ensuciarse o a tomar demasiado contacto con la materia, pero si nosotros llevamos una vida en la que nuestros propios hábitos los conducen a estar en estrecha vinculación con la naturaleza y les mostramos desde nuestros movimientos lo gozoso que puede ser sentirnos en el cuerpo y tomar contacto desde él con el mundo, ellos, un día u otro, empezarán a imitarnos y a perder ese miedo a sentir. En cuanto a los niños más inquietos hemos de recordar que ellos no generan distorsión o molestan a los demás con una intención de hacer daño, sencillamente necesitan liberar sus tensiones a través de su cuerpo y gritan o se mueven con más intensidad que otros. Aquí hemos de tener en cuenta los temperamentos y los niveles de miedo acumulado. En todo caso, será esencial con ellos aportarles la calma y la quietud que tanto anhela sentir su alma en el interior. Tendremos que tener paciencia y, por otro lado, revisar el entorno físico y emocional que rodea a esos niños y que está generando esa inquietud y tensión en su interior.

Vuelvo a repetir que ellos son grandes maestros en la Escuela de la Vida y cuando un niño actúa con excesiva impulsividad o descontrol es porque hay un exceso de tensión emocional percibida. Revisemos pues su entorno social, quizá no pueda procesar o gestionar todas las experiencias de dolor emocional vividas en su día a día, y revisemos también si sus necesidades y motivaciones del momento están cubiertas, es decir, si se le ofrece el espacio adecuado con los recursos necesarios para permitirle canalizar su energía de forma creativa y constructiva. Recordemos lo que decíamos en el apartado referido al sentido vital sobre la importancia de ser moderados en la exposición al mundo exterior: la necesaria para aprender y compartir, pero guardando el espacio suficiente para poder tomar conciencia de cada experiencia vivida, siendo esto difícil (y en especial para los niños) cuando tenemos que vivir y convivir diariamente en contextos masificados y/ o sobrecargados de estímulos y de historias personales de dolor emocional acumulado. Es evidente que tenemos que ir saliendo al mundo que está fuera de nosotros para aprender, enriquecernos, superar nuestras limitaciones, compartir y, en definitiva, evolucionar juntos; pero todo en equilibrio, no hace falta saturar nuestros órganos de tensión emocional. Sin prisas, pero sin pausas. Permanecer en el centro de equilibrio y paz interior Uno de los grandes retos en esta vida, desde mi punto de vista, es lograr permanecer el mayor tiempo posible en el centro de equilibrio, en el centro de paz o "reposo interior", viviendo gozosamente de la relación con nosotros mismos y con los demás. Para ello tenemos que aprender a vivir relajados ante lo que sucede a nuestro alrededor, estando atentos, para tomar conciencia de cada lección que se nos presente, aprendiendo a aceptar las cosas tal y como son, desde la creencia que todo tiene un sentido y siempre sucede para nuestro más alto bien, y por lo tanto, desde la confianza en la vida, en la inteligencia superior que somos y que sólo llegamos a experimentar en estados de conciencia más elevados. Cuando alguien nos despierta 'antipatía' por alguna de sus características de ser generamos una resistencia o barrera que impide que fluya el verdadero amor en la relación. Podríamos decir que se generan unas tensiones que son fruto del rechazo a la sensación de miedo que ello nos genera. Pero, ¿por qué sucede esto? Si creemos que algo o alguien puede perjudicarnos lo rechazaremos para protegernos del desequilibrio que se genera en nuestro interior ante su presencia o existencia. Entonces, ¿es el otro el que nos desequilibra? Pues realmente no, es nuestra mente inferior y los pensamientos que creamos para protegernos ante el miedo que proyectamos en el exterior. Todo aquel que se atreve a vivir, a 'sentir', y aprende a aceptar lo que sucede en la vida como parte de lo que corresponde a su 'programa' o 'plan' de vida, vive relajado, no se resiste a lo que es, no lucha ni tampoco huye, sencillamente permanece allí, observando lo que se despierta en su interior, tomando conciencia, cultivando la paciencia y la confianza necesarias para 'sostener' las situaciones

de tensión-dolor y proyectando la energía de cambio. En nuestro 'plan de vida' se esconden los retos que nos hemos propuesto superar en esta experiencia de vida para cultivar en nosotros mismos determinadas cualidades elevadas de ser, por eso hemos elegido a las personas que tenemos a nuestro alrededor, y ellas a nosotros. El potencial de cada una de ellas será inspiración para nuestra evolución y sus limitaciones serán la prueba más latente de amor incondicional, será nuestro mayor reto para cultivar en nosotros cualidades de ser tan elevadas como la buena voluntad, la compasión y la tolerancia. Asumamos nuestra responsabilidad, nosotros hemos elegido esos retos. La resistencia a lo que es o a lo que sucede a nuestro alrededor alimenta el miedo que emerge en nuestro interior ante determinada persona o situación e impide que esa emoción se vaya tal y como ha venido. De hecho, la resistencia es miedo ante el miedo, miedo ante el dolor emocional que revivimos del pasado y que proyectamos en el futuro constantemente. Hemos de liberarnos de esa carga, de esos pensamientos 'bajos' que no nos permiten fluir libremente en el mundo desde el sentimiento de amor más sincero hacia todo lo que nos rodea. Sé positivo y disfruta de todo lo que haces. Canta, baila, vive gozosamente. La ironía es a veces una gran aliada, ríe más. Como dijo Oscar Wilde, "la vida es demasiado importante para tomársela en serio". Sólo la actitud relajada ante lo que nos sucede permite que tomemos conciencia. Sólo desde la paz interior podemos llegar a ver con claridad que TODO ESTÁ BIEN, que todo sirve para cultivar aquello que todavía no está del todo integrado en nuestro ser y que forma parte de nuestro 'programa' de evolución como seres de luz, como 'espíritu' que busca reencontrarse en un mundo dual. Asumamos el mayor de los retos, eliminar toda 'resistencia' y transmutar todo pensamiento de baja vibración que alimenta nuestra tensión-dolor-miedo en energía de amor. Este ha sido y sigue siendo para mí el verdadero camino hacia el respeto y la libertad. La crítica y el juicio no son buenas aliadas, son para mí el reflejo de una carencia importante de amor hacia uno mismo. Cuando uno es capaz de aceptarse tal y como es (con sus virtudes y sus limitaciones), de conectar con el 'corazón' y ser fiel a sus impulsos vitales hacia la alegría de ser, independientemente de lo que los demás esperen de nosotros o consideren correcto o no, entonces, estaremos actuando con autenticidad, y no hay nada más liberador en la vida que ser uno mismo. La verdadera libertad nace del verdadero amor hacia uno mismo, luego todo llega. El amor hacia los demás es para mí un imposible si primero no llegamos a amarnos a nosotros mismos por lo que somos.

Rechazar a alguien por lo que es implica rechazarnos a nosotros mismos por lo que somos o lo que fuimos en algún momento de nuestra evolución. Si alguien que forma parte de tu vida te genera un desequilibrio a nivel emocional o no te permite permanecer en tu centro de paz, no te enfades por lo que no hace o tú crees que debería hacer, céntrate en lo que podría aprender si fueras capaz de 'compartirte' con él, de entregarle tus más valiosos tesoros. Entonces, ayúdalo y cumple con tu servicio en este mundo compartiendo lo que eres. No se trata de pretender cambiar a nadie para que podamos estar más 'tranquilos', hemos de conseguir estar en paz sin exigir nada a nadie. Lo que sucede a nuestro alrededor nos ayudará a ver con más claridad lo que no anda bien en nuestro interior, y cuanta más paz albergues en tu interior menos te afectará lo que sucede en el exterior, cuanto más equilibrio haya en tu interior menos te afectará cualquier desequilibrio externo. Entones, algún día, esa paz que has cultivado en tu interior, con todo el 'ruido' que había fuera, será la paz que llegue a ti. Cultiva tu futuro viviendo en paz con tu presente. Sencillamente, "debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo" (Gandhi), así que trabajemos para nosotros mismos y cultivemos en nuestro interior las cualidades que queremos ver en el mundo. Y desde nuestra presencia y 'modo' de vida todo llegará cuando tenga que llegar a quién tenga que llegar. Ese será nuestro servicio. Aceptar y asumir mi responsabilidad ante mi tensión emocional como parte de mi cuerpo dolor, aceptar la sensación de miedo como parte de la vida y no alimentarla con pensamientos bajos, la respiración consciente, el yoga y la meditación, la auto observación (de mis pensamientos, emociones, acciones, cuerpo físico y energético), la reflexión sobre las experiencias vividas, el diálogo, reír, cantar y bailar, escuchar música revitalizadora para mi alma, la conexión con la naturaleza y los 4 elementos, una alimentación sana, el descanso, el valor de seguir hacia adelante, permanecer en la quietud y el silencio, estar atenta a lo que sucede a mi alrededor, dejar de exigir y aprender a pedir ayuda, conectar mente y 'corazón', ayudar a mi mente a regresar al cuerpo... Son algunas de las cosas que me han permitido retornar a ese centro de equilibrio y paz interior que acaba siendo en esta vida una máxima a alcanzar, por lo menos para mí.

Un mensaje con fuerza de amor. Palabras finales No quiero acabar sin agradecer a mis padres todo lo que hoy soy, porque aunque ellos representen mi pasado, son los que me han dado la fuerza para ser lo que hoy soy. Son la base desde donde me he construido para seguir abriendo camino a la evolución desde su legado. Mis hijos harán lo mismo, y así es como esa semilla de amor que plantamos los adultos en el corazón de cada niño va floreciendo y dando paso a un mundo cada vez más humano, luminoso, más libre de miedo y más lleno de vida. Cuidemos pues el alma de los niños y cuidemos también nuestro niño interior, y pensemos que, aunque haya mucho que aprender, el mundo es un lugar maravilloso en el que poder sentir la alegría de ser y la increíble fuerza del amor, nuestra verdadera naturaleza. No tengas miedo al miedo, entra en él y lee su mensaje. Si no te aventuras en lo desconocido por miedo al 'sufrimiento' no hallarás el tesoro que se encuentra en lo más profundo de tu ser. Con este libro espero haberte ayudado a reencontrar de nuevo la luz de tu espíritu. Yo por mi parte seguiré avanzando en mi recorrido por este mundo, puesto que aún me queda mucho por aprender. Te deseo lo mejor de lo mejor en tu camino por esta vida. Con profundo amor, Ana. Puedes encontrarme en: www.vivirdesdelcorazon.jimdo.com www.vivirdesdelcorazon.com Puedes escribirme a través de: [email protected]

Notas bibliográficas: H. Köhler. El enigma del miedo. (Notas 1,2,3,4,5,9,12,18,23,27) William Aeppli. La teoría de los sentidos aplicada a la educación. (Notas 11,15,16,17) Henning Köhler. Cómo educar a los niños temerosos, tristes o inquietos. (Notas 13,19,20,21,22,24, 25,26,28, 29,30, 31,32,33,34,35)

Sofía Pereira. Emociones y temperamentos (Notas 7,8,10) Nota (*): la expresión 'el cuidado del alma infantil' empezó a resonar fuertemente en mi después de la lectura del libro "Pintará los soles de su camino", de Cristina Romero, un libro que recomiendo a todas las madres.

Bibliografía: H. Köhler. El enigma del miedo. William Aeppli. La teoría de los sentidos aplicada a la educación. Henning Köhler. Cómo educar a los niños temerosos, tristes o inquietos. Sofía Pereira. Emociones y temperamentos Osho. MIEDO. Entender y aceptar las inseguridades de la vida. Osho. ALEGRÍA. La felicidad que surge del interior. Eckhart Tolle. El poder del ahora. Rudolf Steiner. Cómo conocer los mundos superiores. Swami Sivananda. El pensamiento y su poder.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF