El Libro Invisible
Short Description
.-....
Description
El libro invisible
Movimiento Timón 2013-08
Por Rodrigo Antezana Patton
El libro invisible, claro, no es un libro. Es sólo un texto/guía de lectura, con algún que otro comentario, sobre el liberalismo y algunas obras relacionadas con nuestras ideas y problemas. ‘Libro’ se utiliza como una metáfora de la unidad, en diversidad, de esta serie de textos. El punto de vista liberal tiene una larga historia y muchos representantes, las diversas ideas y corrientes inspiraron a unos y otros, y no es un conjunto monolítico, para bien o para mal. Con el fin de que conozcan, de que lean, de que les interese, en todo o en parte, es que elaboro este breve texto. Espero que les sirva. ¿Por dónde comenzar? En esencia, liberalismo surge como una tendencia que aborda el tema de cómo administrar mejor una sociedad: ¿guiándola desde arriba, con un gran rey? o ¿dejando que la gente arregle sus problemas, ya que ellos son los que los conocen mejor? La respuesta no es sencilla. Pero, sobre ciertos aspectos, ya no quepa duda, porque este autor dio una respuesta que probó ser la acertada, desde entonces hasta ahora, me refiero a: Adam Smith, La riqueza de las naciones (1776) . El concepto clave de su obra es ‘la mano invisible’, se refiere a cómo se mueve la economía del mundo, en base al interés personal, que no está para nada reñido con el interés colectivo; al contrario, no hay nada más colectivo que ‘la mano invisible’, que podemos convertir en una frase diciendo ‘yo hago algo
bueno para ti, para que tú te benefic ies y, al beneficiarte tú, me beneficies a mí’. Una compañía crea el mejor automóvil para que tú te beneficies con él, y ellos se vean beneficiados por tu compra. Hay una excelente explicación de esta idea, ‘la mano invisible’, en el libro de: Milton Friedman, Libertad de elegir (1980, en algunos casos traducido como Libre para elegir). La introducción narra que nadie sabe cómo hacer un lápiz, ya que hay una persona que tala árboles, otra extrae o hace goma, otro hace una máquina para tallar madera, otros minan grafito, y cada uno va vendiendo su producto a otro, y una larguísima cadena de personas permite que tú tengas un lápiz en tu mano, sin que ninguno de ellos lo haya producido en su totalidad. Friedman parte de la llamada Escuela de Chicago. Por otra parte, leí una crítica en la que les observaban, a los seguidores de esta corriente, su política monetaria,
poco liberal y muy keynesiana. Y Keynes es uno de los principales, y el más en boga de los ‘enemigos’ de la ‘sociedad abierta’, alguien que creía en reemplazar a la ‘mano invisible’ con la ‘mano de la burocracia estatal’, siempre un error, a menudo un crimen. La actual intervención
de los estados, en su sentido de burocracias gubernamentales, en la economía, de Japón a Estados Unidos, a través de sus respectivos bancos centrales, está relacionada con ideas keynesianas, y, según algunos, los aspectos menos lúcidos de la Escuela de Chicago. Una verdadera tragedia. Y aquí vale mencionar dos textos: Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos (1945). Un magnífico texto que critica las tendencias totalitarias de algunos aspectos de la filosofía platónica, hegeliana y marxista, señalando los errores conceptuales de estos autores (Platón, Hegel y Marx). Este último autor, a pesar de ser el más pobre, también ha sido el más dañino. De una nulidad conceptual única, a pesar de su contundencia retórica total, Marx nunca dice nada que valga la pena oír, a menos que se traten de perogrulladas; pero, si es tan absurdo, ¿por qué tanta gente fue cautivada por su forma de no-pensar? Bueno, la respuesta es muy compleja: primero, nuestro abordaje del 99% de las ideas que asimilamos no es ‘racional’, es ‘sentimental’. En otras palabras, no
seguimos una idea porque sea lógica o coherente, sino puede simplemente gustarnos, lo que no tiene ningún vínculo con la racionalidad. Entonces, la gente no ‘busca entender’ a una idea, la mayor parte del tiempo sólo elige ‘creer’ en algo. Y la historia ha demostrado que los seres
humanos están más que dispuestos a creer a cualquier cosa, sin importar si tiene sentido lógico o no. Lo que está relacionado con el paradigma, y nadie mejor para hablar de eso que: Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas (1962) . La cultura enseña una ‘verdad’ . Al ser aceptada, enseñ ada y utilizada, esta ‘verdad’ se convierte en paradigma, en un referente obligatorio con el que se evalúa la realidad; algo así como un ‘punto de vista’, pero obligatorio. El problema surge cuando hay resultados que el paradigma
no puede explicar (ya sea física cuántica, newtoniana o la revolución de Copérnico), entonces lo que el grupo hace es ‘ignorar’ la realidad, mientras un puñado de pelagatos comienza una revolución científica. Thomas S. Kuhn inventó la palabra ‘paradigma’. Entonces, estos
conceptos ayudan a explicar cómo es posible que se cometan tantos errores, pues, el fenómeno de la cultura es el mismo, al igual que en ciertos aspectos psicológicos, tenemos un paradigma y si está muy equivocado, pues, nos equivocamos nosotros pero lo último que vamos a hacer es cambiar al propio paradigma. Y el paradigma marxista sólo creó problemas, desde entonces, hasta nuestros días. Y eso también hay que saberlo. Y aquí puedo aprovechar para incluirme en la lista: Rodrigo Antezana P., Ideas homicidas, el criminal legado marxista-leninista (2008). Desde muy joven me interesó la Unión Soviética, que todavía existía en esos años. De chango yo fui de ‘izquierdas’, y a esa
edad creo que tenemos derecho a ser tontos, o ingenuos. Aprendí mucho sobre el tema, así que, más tarde, mi posición estaba clara: yo me oponía a todos esos crímenes infructíferos. El 2007 se me ocurrió, con un gran grupo de amigos, planificar un libro que contendría la esencia del liberalismo. Ya no recuerdo la estructura, el capítulo sobre el realismo socialista, el crimen inhumano que fue, de principio a fin, se convirtió en este pequeño libro. A pesar de los detractores de este pequeño texto de 77 páginas, estoy muy orgulloso de él, debido a que un libro muchísimo más grande, con más de 700 páginas, y erudito, El libro negro del Comunismo (1997), editado por Stephane Courtois, y que cuenta con escritos de Nicolás Werth, Jean Louis
Panné, y varios otros, tiene la misma estructura y dice, con más detalles, exactamente lo mismo. Incluso se pued e leer ‘Ideas’ como un resumen de ‘libro negro’. Eso sí, a mi texto no le correspondía explicar por qué está tan mal el marxismo, para eso debía haber otros capítulos, o leer ‘Enemigos de la sociedad abierta’, así que sólo es bueno como una referencia a la
historia de lo que fue el socialismo. Si se desea otra crítica al corazón ideológico marxista, pues ahí está: Ludwig Von Mises, Socialismo – Un análisis económico y sociológico (1922). Cuando se fundó la Unión Soviética, sobre el imperio de los zares, en 1917, Mises analizó su política económica, y dijo: estos chicos van a quebrar como Papa Noel después de Navidad, y aquí está el por qué. Mises, 67 años antes del colapso de la URSS, explicó por qué fracasaría, porque no podía funcionar este modelo y porque haría tanto daño a su gente. Además, lo que dijo él en ese entonces, vale perfectamente hoy para hablar de todos los experimentos estatistas que nos rodean y que fracasan miserablemente a la hora de proveer a sus ciudadanos de los bienes más básicos. Mises escribió mucho —no conozco la mayoría de sus textos—, el mencionado es el más famoso; pero estoy seguro de que hay mucho de interesante en: Liberalismus (1927), traducido del inglés como ‘La comunidad libre y prospera’ , entre otros. Digo que debe haber mucho de interesante, porque con Mises entramos de lleno en lo que vino a ser/es la Escuela Austríaca de Economía (Iniciada por Carl Menger, 1840 – 1921, su concepto de la utilidad marginal, la teoría subjetiva del valor, son claves para comprender la economía. Su texto más conocido es Principios de economía, 1871), que, lastimosamente, perdería la batalla por la academia contra los keynesianos; aunque fue redescubierta de manera intermitente por los líderes políticos del mundo, y tuvo seguidores que consiguieron resultados muy efectivos. Por ejemplo, el alcalde de Berlín, después de la 2ª Guerra Mundial, impuso un control de precios a los bienes, lo que produjo escasez inmediata, entonces aplicó el método liberal: liberalizó los precios, y la gente comenzó a vender, y los campesinos trajeron los productos, y las tiendas sacaron sus existencias, ya que nadie puede/quiere/debe vender a pérdida, eso es dañino para toda la sociedad. Otro texto importante es Acción Humana – Tratado sobre economía (1949), que es uno de los trabajos donde discute la praxeología, la idea de estudiar la acción humana, de cuándo se hace qué y por qué, para qué beneficio, etc. Estas ideas llevan a la economía a otros campos con los que acaba estando relacionada, como la ética, la toma de decisiones, etc. Los representantes de la Escuela Austríaca son legión. Mencionaré a tres, dos inmediatamente, para añadir otro para después. Entonces, dos más: Friedrich Hayek, Camino de servidumbre (1944). Si te metes con la libertad humana, te metes con la economía, te metes con la economía: empobreces a tu gente y haces daño a toda la sociedad. A pesar de haber tenido una versión en español para mediados de los años cincuenta, parece que las librerías no distribuyeron este libro por aquí. Supongo que no es lo que los políticos deseaban oír: que es mejor que no metan las manos en la economía, que se queden afuera. Este texto, critica al socialismo que, por esos años estaba en franca expansión—qué diría ahora, que domina al Reino Unido, Estados Unidos y Japón, donde ahora, en mayor o menor medida, la burocracia estatal es más grande que el sector privado —y defiende la idea liberal de la mano invisible. Que la gente planifique qué produce, qué compra y qué vende, es mucho más eficiente que cualquier plan centralizado.
Su principal libro de ensayos titula: Individualismo y orden económico (1948), donde aborda los beneficios de la mano invisible, y otros aspectos de la economía. Valga redundar que el liberalismo, lo que busca, es ayudar, mejorar la sociedad para que haya más felicidad. Entre los textos incluidos en este volumen se encuentra ‘El uso del conocimiento en la sociedad’ , defiende una sociedad plural como la mejor solución para los problemas que presentan las múltiples necesidades de los miembros de una comunidad, de los individuos, y la imposibilidad de otorgar felicidad a otros planificándola desde un centro administrativo. (Cambiando de tema, Hayek ganó el ‘premio nobel’ por su aporte a la teoría del ciclo, un concepto clave para entender la profunda depresión económica en la que se encuentra el planeta.) Hay muchos autores dentro lo que es la Escuela Austriaca, así que hay ingentes cantidades de textos suyos, o libros. Hay listas muy completas por doquier, en la red. En cambio, para nuestros propósitos, que buscamos ideas generales, referencias específicas, nos servirá mencionar un nombre más: Murray Rothbard, Hombre, Economía y Estado (1962). Al revisar las bibliografías de la mayor parte de los autores mencionados, me da la impresión de que se escribía más antes que ahora, probablemente las computadoras, a la vez que nos permiten escribir más rápidamente, también nos distraen mucho más. Tal vez. Bueno, por esto debo buscar qué libro o libros mencionar, por lo general me he limitado a un par de títulos. En el caso de Rothbard este trabajo de selección es sencillo, ya que su magna opus es UN libro, y sólo UN libro: ese que está ahí arriba. ‘HEE’ es una obra enciclopédica y descomunal, yo tengo la versión digital porque creo que los editores se cansaron de publicar un libro de más de mil páginas que nadie compraba. De los aspectos económicos del liberalismo, del orden del mercado, de la oferta y la demanda, aquí está todo lo que se había pensando hasta su tiempo, y no sé si hubo mucho que pensar después. No creo que aquí estén todas las respuestas, ya que su enfoque es economicista y matemático; pero deben estar la mayor parte de las necesarias para enfrentar los problemas que se presentan en esta área. Con gran lucidez, Rothbard presenta interesantes ideas y métodos de razonamiento para enfrentar el problema económico. Hablaré de un austriaco más, ya que no es el más usual, y es una señal de esperanza del mundo que se viene, me refiero a Ron Paul. Múltiples veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido republicano, Paul es un liberal, que en la terminología estadounidense—y a veces anglosajona —se traduce por ‘libertario’, y un seguidor de la economía austriaca. De profesión médico, este político es un eterno senador por el estado de Tejas, y el único que introdujo ideas pertinentes en las elecciones de los años 2008 y 2012. A pesar de ser profesional de una rama ajena a la economía, su conocimiento de la Escuela Austriaca es profundo, sus lecturas de la misma le permitieron obtener un muy sano sentido común, una lógica empírica ausente en nuestro mundo, dominado por el keynesianismo, y su lúcida participación se puede percibir al escuchar sus participaciones y recomendaciones en el senado, o simples entrevistas, Ron sabe decir lo correcto. Por otro parte, tanto dentro del partido republicano, como fuera, Paul recibió mucha hostilidad, y le llamaron ‘extremista’, entre otras cosas, lo que muestra lo perdidos que están los medios de comunicación y los partidos en general, respecto al problema que deberían estar enfrentando. Lo bueno es que siquiera está ahí, donde antes no había nada. Sus conferencias, escritos, artículos,
participaciones, son todas recomendables. Si quieren saber qué estamos defendiendo y por qué, vale la pena escucharle o leerle. Ron habló y defendió multitud de temas, ya que la posición ‘liberal’, no es economicista, es mucho más. Él también escribió varios libros, mencionaré a un par: Acabar con la reserva federal (2009) y Pilares de la prosperidad (2008). Muchos de los mencionados, y otros no mencionados que están en la línea, también hablaron sobre temas culturales diversos. Veamos algunos nombres que hablaron sobre cultura, comunicación, información y política. Podemos comenzar con: Jean Francois Revel, El conocimiento inútil (1988) . Periodista con 30 años en el rubro, un graduado de filosofía, Revel tiene una prosa ágil y una amplia experiencia lidiando con las fuerzas contrarias, con los ‘enemigos de la sociedad abierta’. ‘Conocimiento inútil’ es un
magnífico texto que relata, a través de ejemplos concretos, la manipulación ideológica de la información, de la moral y la ética. Sabemos tanto ahora, tanto más que antes, y no importa, porque preferimos mentir, y que se nos mienta, por eso, precisamente, es importante cambiar, y reconocer lo que se está diciendo, y por qué. Probablemente todo lo que Revel escribió vale la pena leer, en mayor o menor medida, pero voy a mencionar un título más: ¿Para qué los filósofos? Un muy interesante cuestionamiento de ciertos quehaceres académicos. Este libro es un buen comienzo para cuestionar cómo se está pensando. ¿Ya que algo tiene que explicar que, en el Siglo XX, en la moderna Europa, hayamos visto el nazismo, el fascismo y la complicidad con la Unión Soviética? (Y si queremos hablar de movimientos totalitarios, probablemente tendría que mencionar a Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo (1951), donde analiza el nazismo y el mundo de Stalin. —Y no doy más datos, ya que, si bien lo tengo, todavía no lo he terminado. Sé que es una referencia obligatoria sobre el tema) Hay malas ideas allí afuera, y buenas mal interpretadas. Debo hablar de una idea, antes de proseguir, les voy a contar algo sobre Vilfredo Pareto, Cursos de economía política (1896). Por los años, pueden deducir que fue uno de los fundadores del liberalismo y de la economía liberal. A él le conozco no por un libro o un texto muy importante, sino por una idea: el principio de Pareto, o la ley 80 / 20. En esencia, Vilfredo se dio cuenta que la distribución de riqueza obedecía, grosso modo, a una distribución similar, donde el 20% de la población controlaba el 80% de la riqueza, por lo que el 80% de la población poseía el 20% de la riqueza. Este número se repite tanto que se transformó en principio. Hoy en día, por ejemplo, 20% de la población mundial controla el 80% de la riqueza. O sea: con todo, sigue igual… y si no es así, pues, hay un problema, relacionado con la
eficiencia de Pareto. Ya, pero ¿de qué va esto?, ¿cómo me sirve conocer este dato para ‘ayudar’ de alguna manera a m i sociedad? Bueno, lo que Pareto te dice, en otras palabras, es: siempre habrá ricos, siempre habrá pobres. Cualquier intento de romper este esquema sólo aumenta la pobreza, no al revés. Entonces, si quieres ayudar, eso no pasa por ‘reducir’ la
pobreza, como pretendió hacerlo, con funestas consecuencias, el estado de bienestar, sino dando a la gente pobre una vida digna. La estructura natural de la sociedad, desde un punto de vista económico, es una pirámide: pocos ricos, más clase media, muchos más pobres. Ésa es la estructura más eficiente, la mejor. ¿Quieres ayudar? Entonces no piensen en reducir el número de pobres, que sólo provoca un desastre, sino en darles una realidad más digna. La pirámide no puede desparecer, sólo la puedes mejorar.
Las ideas solitarias, los campos independientes y aislados, no existen. La cultura influye en la economía, la economía influye en la filosofía, la filosofía influye en la política, y la política influye en la economía… y esta rueda la podemos hacer más grande, tan gran de como sea necesaria para incluir a todos las áreas del conocimiento humano, desde las matemáticas hasta la medicina. Es así. Por eso, el Movimiento Timón buscará difundir cinco principios, no uno ni dos, cinco, y sólo sirven los cinco juntos: (1) ética, (2) capitalismo (reconocer la ley económica del mercado, de la oferta y la demanda), (3) estado de derecho, (4) democracia y (5) cultura. Sólo las diferencias culturales pueden explicar por qué hay tres zonas económicas en Italia, un mismo país, un mismo esquema jurídico, y dialectos similares; sólo la cultura podía explicar por qué Japón se puso al día con las naciones europeas más avanzadas, muchísimo antes que España, Portugal, o los países escandinavos, y ni qué decir de esa Europa que todavía no llega a esos niveles. Analizar la cultura en un contexto liberal es muy difícil; pero hay varios trabajos meritorios que han hecho algo de eso. Este es excelente: Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905) . El gran surgimiento de los países alemanes no se da por razones económicas, sino religiosas. Aquí no hay leyes de beneficios, maximizaciones, mercado, etcétera, lo que hay es ‘ética protestante’. La importancia crucial de la ‘conducta cultural’ para crear riqueza. Es un texto que en verdad
abre los ojos. Un trabajo que no se puede evitar. Y, de lejos, es el aspecto más difícil de modificar en cualquier sociedad, ya que ¿cómo cambias la cultura? Bueno, la idea es que deben funcionar todos los métodos de educación y comunicación aprendidos durante los últimos cien años. Siquiera tenemos bien claro el objetivo: una sociedad en la que la gente se tenga confianza porque hay un buen comportamiento generalizado. Como bien nos los señala: Francis Fukuyama, Confianza – Virtudes sociales y la creación de prosperidad (1995). Un libro magnífico de principio a fin. No sólo te muestra los ejemplos de los resultados positivos, también habla de la realidad problemática, de los fracasos. La falta de confianza, de ética, explican la realidad que nos rodea con una precisión sorprendente, para todo lo demás tenemos a la ineptitud del estado, entre otras cosas. Francis nos muestra cómo un elemento tan dado por sentado es crucial para el desarrollo y el progreso. ¿Qué sociedad puede avanzar si no confía en sí misma? Por el momento la respuesta es: Ninguna; pero los cambios culturales son más difíciles que las inversiones publicitadas por los medios, así, ninguna institución ‘seria’
tiene el coraje de decir: si quieren progreso, dejen de robar. Lejos del estilo académico denso, Francis trabaja un texto con una prosa efectiva, clara e ilustrativa. Si quieren entender nuestros problemas debemos reconocer el origen de los mismos, de ahí que sea muy importante adoptar tres principios éticos: honestidad, eficacia, eficiencia. De otra manera, tenemos el mundo absurdo que se critica en el siguiente libro, uno que tiene un título bastante desafortunado: Plinio Apuleyo Mendoza, C. Alberto Montaner, Álvaro Vargas Llosa, El manual del perfecto idiota latinoamericano (1996). Los tres autores de este texto buscaron ser polémicos, llamar la atención, y de ahí surge el título, de un intento por sacudir al público. En mi opinión, esto se podría haber hecho de otra manera, hay que ser más propositivos, hay que proponer, no sólo criticar, y este es el defecto del ‘Manual’. Por otra parte, las observaciones que se hacen en este libro sobre el carácter de la región son válidas, y el hecho de que estemos rodeados de ‘idiotas’ es, pues, una razón más para cambiar. Si no queremos que el adjetivo se
nos ajuste tan perfectamente, dejemos de serlo. Y eso es difícil, mas, no imposible. Otro texto que habla de la pobreza cultural regional es: Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario (1976), donde, principalmente, busca destruir los mitos de un pasado perfecto destruido por occidente y una ‘explotación’, a todas luces falsa, de la región por parte de Estados Unidos. Y añado a otro latinoamericano más: Hernando de Soto, y uno de sus textos: El otro sendero (1986), donde nos p resenta el logro de la ‘informalidad’ económica, que permitió el progreso de centenares de miles de peruanos, y lo mismo se podría decir de Bolivia. De Soto tiene otras ideas más, todas en la misma vena, y vale la pena siquiera conocerlo. Pero no somos la única región donde falla la ‘cultura’, el mundo es ‘occidente/Europa’ y ese corazón cultural del planeta está en total decadencia, al igual que su portavoz o bocina, la provincia de Estados Unidos. (La respuesta a esta actual situación es muy compleja, y discutirla aquí convertiría a este ‘libro invisible’ en uno bastante visible y extenso. Diría que es importante recordar que, entre las buenas ideas, siempre hay errores y defectos que a veces van cobrando fuerza. Y en este rubro hay un libro muy interesante: Matthew Stewart, La verdad sobre todo – Una historia irreverente de la filosofía (1997) , nos presenta una visión crítica de la filosofía occidental, nos señala con el dedo un ejército de errores y problemas que venimos acarreando desde hace mucho, junto a logros y méritos reales. Es importante recordar que la situación es esa, errores amontonados, y no otra, logros y evolución.) Las críticas a Europa, desde una perspectiva liberal, se han hecho esperar, y hay poco sobre los Estados Unidos, esto se debe en gran parte al éxito que han tenido los monstruos ideológicos en apoderarse de la Academia, y una de las razones para la profunda mediocridad del mundo actual, y sus vastos problemas. La cultura no puede deshacerse de la ética, la ética de la ley, la ley de la economía, la economía del arte, etcétera. Corrompes uno, corrompes todo. Y eso hace muchísimo daño. Duele. Duele el mundo. Por suerte ahí está, entre otros: Tom Wolfe, Enganchados (2000, 1965-2000). El título de esta colección de ensayos y cuentos cortos es ‘Hooking up’, en inglés, y contiene uno que es de lectura obligatoria para estar en este movimiento cultural-político: ‘En la tierra de los marxistas rococó’ (Junio, 2000) , una brutal crítica al mundo académico de la provincia estadounidense, donde dice lo que se tiene que decir. Todo lo escrito por Wolfe probablemente sea bueno; aunque, si ‘La hoguera de las vanidades’— la película—es alguna guía, yo no estaría tan ansioso de consumir sus novelas. Su crítica de arte, sus comentarios sobre literatura, son un gran aporte para observar la cultura desde un punto de vista único. Otro nombre que mencionaré sobre asuntos culturales es: William F. Buckley Jr., un tanto radical y escritor desde el principio, William dejó una vasta obra que incluye novelas de espías. De derecha estadounidense contumaz, algunas de sus ideas han envejecido bastante; pero él también cambió con el tiempo, y poco a poco fue refinando un conjunto de principios que dieron mucha fuerza a la posición liberal, que en el contexto estadounidense se conoce como ‘libertaria’. A algunos les chocará su fuerte religiosidad. Lo menciono para dejar en claro que hay muchos nombres que, a pesar de algunos de sus defectos, han analizado la cultura con ojos distintos a lo que, hoy por hoy, domina gran parte de la decante academia. No creo que vaya a leer las novelas de los autores mencionados; pero hay una que debería ser obligatoria para los miembros del movimiento:
George Orwell, 1984 (1948). A pesar de ser un hombre de izquierdas, Orwell quedó horrorizado por lo que vio entre los comunistas de España, leales a Moscú, durante la guerra civil española. Orwelll pudo ver que, por detrás de estos hombres, se encontraba un sistema totalitario que buscaba destruir al ser humano. ¿Quién es el gran hermano?, ¿qué es ‘neolengua’?, ¿qué es doble pensar? ¿De dónde viene el adjetivo ‘orwelliano’? Todos son términos que se desarrollan a partir de esta obra, puede que sean más populares en inglés; pero me consta que todos se utilizaron en español. Y surgen cuando se habla de temas políticos, de juegos totalitarios. Orwell supo pintar una imagen única, tan parecida a algunas realidades que todavía da miedo. Este texto, más Rebelión en la Granja (1945), y su espectacular prólogo, sirven para entender, desde la literatura, el drama del totalitarismo, y el comportamiento, a veces cómplice, de ciertas posturas culturales. Orwell se inspiró en Nosotros (1924) de Yevgueni Zamyatin, un libro que debió ser contrabandeado fuera del país, la Unión Soviética, para su publicación, y también debió reflexionar algo con Valiente Nuevo Mundo (1932) de Aldous Huxley, otros dos autores que deben ser revisados. Cada uno de sus trabajos es un experimento mental que nos ayuda a pensar sobre la condición humana. Y esta serie de anti-utopías tiene muchos seguidores, en obras, vale mencionar una de ellas más: Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury, como muchos han comentado, ‘Fahrenheit’ es la otra cara de la moneda, junto a ‘Valiente Nuevo Mundo’. ‘1984’ muestra una sociedad que se fue al demonio porque un grupo de gente busca imponer su voluntad sobre el resto de la población; ‘451’ quiere mostrar que la sociedad se
puede ir al demonio por la indiferencia de la gente, que, tranquilamente, camina hacia la destrucción de su humanidad; así mismo, ‘Valiente’ muestra un mundo destruido por la voluntad de fácil satisfacción de la población en general. La fantasía sirve para pensar, para hacernos preguntas. Pero nosotros somos realidad y solución, así que corresponde, en este ‘libro invisible’ , introducir a un nombre, una experiencia y una realidad: John James Cowperthwaite (la aproximada pronunciación de este nombre sería cou-perf-weit) de 1961 a 1971, fue el secretario financiero de Hong Kong, por entonces un dominio del apenas existente Imperio Británico. Cowperthwaite ya había trabajado en el dominio desde finales de la Segunda Guerra Mundial, y cuando terminó la guerra habían muchos problemas en la isla, pero John, a diferencia de miles antes que él y millones después, notó que la recuperación de la economía, de la sociedad, del bienestar, estaba llegando con rapidez, así que él, un economista clásico y seguidor de la ‘mano invisible’, prefiere, desde su posición de secretario financiero y antes, no hacer nada, hacer todo lo necesario para interferir lo menos posible en el desarrollo económico de la región. Evita impuestos, evita ayudas, el resultado es un despegue económico que deja al mundo boquiabierto, sobre todo a la China comunista, empantanada, con la miseria hasta el cuello. Si bien la historia de Hong Kong es paradigmática, lo mismo sucedió en Taiwán, Singapur, Corea del Sur, y ya había sucedido antes en Japón. Este logro, posteriormente, fue imitado, con mayor o menor éxito, en los países de la región, el problema que enfrentaron y enfrentan es que, para finales de los años noventa, la economía mundial ya estaba demasiado deformada, así que casi cualquier crecimiento marchaba por un mal camino. Sin embargo, hasta el día de hoy, incluso cuando volvió a ser parte de la China comunista, Hong Kong sigue siendo una referencia económica mundial, a pesar de ser sólo una pequeña porción de territorio. Los rascacielos más fabulosos
pueblan sus barrios y calles. Sin recursos naturales, sin ingentes números de mano de obra, el triunfo de Hong Kong es el de la inteligencia, de la inteligencia colectiva. La historia liberal es una de éxito, de logros. Dondequiera que fue aplicada, y en cualquier tiempo, el resultado fue progreso y riqueza —teniendo en cuenta que, como he señalado, no sólo de pan vive el hombre; pero, si tiene pan, puede vivir —. Ya sea en Estados Unidos, desde finales del XIX hasta principios del XX, o en Japón, desde finales del XIX, hasta bien avanzados los años 60’s, del siglo XX. Aquí viene bien hablar de Kanye Jigyo Harasaige (venta de empresas deficitarias del estado), una iniciativa que los japoneses aplicaran en los años 80’s, del siglo XIX (1884-6). Los ejemplos son innumerables. El más reciente: el crecimiento de las economías ex-comunistas del oriente europeo. Como brújula, como dirección y camino, el liberalismo es una buena senda. No es un uniforme, ni carece de errores, mas es lo mejor que tenemos. Los nombres mencionados, los textos nombrados, llevan a otros nombres, a otros textos, se puede considerar a cada uno de ellos como una puerta a un espacio, cada uno de diverso tamaño y atractivo. Pero todo esto no debe ocultar los fracasos del liberalismo. Su incompetencia para hacerse un lugar en la ‘Academia’, de la que prácticamente fue expulsado en los años 30’s; su
ineptitud para impedir el surgimiento del fascismo, nazismo y la extendida complicidad que sostuvo la opinión pública respecto a la Unión Soviética. Ni qué decir en otras regiones, donde malas ideas, pésima filosofía y conceptos absurdos, se extendieron como reguero de pólvora, mientras el liberalismo brillaba por su ausencia. Incluso más sorprendente es la expulsión del liberalismo del comportamiento económico de los estados pro-capitalistas, de Estados Unidos, Japón y el Reino Unido, y, en mayor o menor grado, del resto de Europa y países periféricos. El liberalismo tampoco fue ‘opinión’, ni ‘ idea’, cuando los líderes del Primer Mundo buscaron aplicar ‘soluciones’ en el tercero. ¿Por qué dejaron que los keynesianos se apoderaran de todos los discursos que rodean a la economía financiera, cuando las ideas de Rothbard son claras y lúcidas, y de los años sesentas? En una pregunta: ¿por qué las buenas ideas fueron tan incompetentes a la hora de conquistar al público para el que están hechas? Supongo que la respuesta es larga y muy compleja. El resultado, sin embargo, es muy claro: las malas ideas dominan la sociedad, y eso ha costado sangre. Tan solo vean lo que está sucediendo en los países afectados por la actual depresión económica, o el sufrimiento económico de ese tercer mundo que nunca supo aprender lo que los otros no sabían enseñar, y que fueron olvidando. La respuesta es compleja, a nosotros nos corresponde mirar hacia adelante, es nuestro turno de aprender, enseñar y difundir estas ideas, lo mejor de ellas. Y, entre todo lo que hay, ¿cuál será nuestra tendencia? Creo que debemos aprovechar cualquier espacio para corregir los errores de nuestros predecesores, y he visto muchos problemas relacionados con el ‘individualismo’, y se habla mal de ‘un individualismo exacerbado’, por parte de los críticos del liberalismo. Que los críticos busquen difamar o calumniarnos, pues, no es sorpresa; pero también he visto a ‘liberales’ atacar a la ‘sociedad’, no comprender bien qué es el ‘colectivo’, y un montón de errores relacionados con este
problema (No sé cuándo ni dónde se originó el problema, diría que son ideas mal comprendidas, o malas en origen, de Nietzsche). Por lo que creo útil solucionar estos errores conceptuales con un nombre: ‘liberalismo colectivista’, somos miembros de esto. Somos liberales porque defendemos la libertad del ser humano, del individuo; y somos colectivistas
porque eso es lo que más beneficia a una sociedad, a un colectivo, porque el individuo es un componente dentro de la sociedad, uno importante, mas no el único, ni el más importante. Un individuo, fuera de la sociedad, es un animal torpe e incapaz, más débil que el tigre, más torpe que el mono. Fuera de la sociedad, el individuo no crea ni usa lenguaje, y se pierde de todos sus beneficios. A su vez, al proteger al individuo se protege a la sociedad. Un grupo de individuos no es una sociedad, si no existe entre ellos: confianza, ética compartida, valores compartidos, cultura común, no podrán generar progreso ni riqueza; seamos sinceros, no podrían sobrevivir. Se ha acusado, injustamente, al liberalismo de buscar el beneficio de unos pocos, eso siempre ha sido falso, y, con nosotros, ni siquiera podrán decirlo, lo que buscamos es: el beneficio del colectivo, porque el individuo sólo puede existir en comunidad, y porque la comunidad está hecha de individuos, no hay conflicto entre los dos términos: individuo y sociedad. ‘Liberalismo colectivista’, no es nada nuevo, siempre fue así, sólo que tal vez ahora, para algunos, quede un poco más claro.
View more...
Comments