El libro del Te - Kakuzo Okakura SCAN.pdf

April 6, 2018 | Author: Vinking Soul | Category: Tea, Japan, China, International Politics, Publishing
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T ítulo original en ingles: "THE BOOK OF TEA”

C O N T E N ID O

Copyright 1977 de esta edjcion por editorial Simientes. Buenos Aires. RepúbUca Argentina

Presentación......................................................

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Biografía de Kakuzo Okakura ........................

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I. La Copa de la Humanidad .............................

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II. Las Escuelas del T é .................................... ..

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III. Taoísmo y Zennismo .....................................

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IV. La Cámara del T é ........

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................................

V. El Sentido del A rte .......................................... 105 Hecho el depósito que dispone la

VI. Las Flo re s......................................................... 123

ley 11.723

V II. Los Maestros del T é ........................................ 145

Impreso en la Argentina Printed in A gentine

Biografía de Kalcuzo Okalcura pRENTE al Pabellón de A rte en el Parque de Uyeno de Tokio, un busto de bronce .inmortaliza a Kakuzo Okakura quien, desde su juventud fuera promotor entu­ siasta del arte nacional. E ra más comunmente conocido en su país bajo el pseudónimo “ Tenshin” , con el cual publicó numerosos trabajos. E ra un convencido de la bondad del arte ni­ pón y el proclamarlo fué su norte. Kanyemon, un Samurai — (del Clan de Fukui, pro­ vincia de Echizcn, que durante muchas generaciones des­ empeñara funciones de importancia al servicio del muy hidalgo y poderoso Daimyo M atsudaira)— que se esta­ bleció en la entonces pequeña ciudad de Yokohama para dedicarse, con el auspicio del mismo daimyo, a la ex­ portación de sedas ya que la región de Fukui era la que más la producía, fué el padre de Kakuzo Okakura, quien nació el 26 de diciembre de 1862. Siendo muy niño, falleció su madre y su educación fué confiada a Otsune, una institutriz instruida, discdpu-

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la del célebre lealista Sanai Haslíimoto, de la escuela n a­ cionalista tradicional. Así, pues, estas fueron las prime­ ras ideas que el niño recibiera y que más tarde el hom­ bre proclamaría. E n 1871 y en el prim er colegio ingles de Yokohama hizo su aprendizaje do este idioma. En este colegio de la misión norteamericana que dirigiera ol Dr. Hepburn es­ tudio ingléá un año antes de conocer la escritura china. Después de asistir tres años a ambas clases y a los 13 años ingresó a la Escuela “ K aisei” de Toldo, la que luego so convirtió en Univer.das las cosas, y su famoso I que puede ser considerado como la iiiblia del te, formuló el código del té y en re­ cuerdo de ello los mercaderes del té chino suelen lionrarlo como a su Dios tutelar. B Chakíncj comprende tres volúmenes v diez '•apitulos. En el primero el autor trata de ía natiiraleza de la planta del té, en el segundo de los esternas empleados para recoger sus hojas: en el KTcero del escogido de las mismas. Según él la i-alKlad superior de las hojas “ debe tener los.pHe47

eues como las botas de cuero de los caballeros tár­ taros; los rizos como las papadas de un buey po­ deroso; desarrollarse como la bruma que sube de una torrentera, brillar como un lago acariciado por el céfiro y ser, por último, suaves y dulces al tacto como la tierra humedecida recientemente por la lluvia.

El cuarto capítulo está consagrado a la enu­ meración y descripción de las veinticuatro partes que componen el “ equipo del té” , desd^e el braserc de tres pies, hasta el gabinete de cana en donde se guardan todos estos utensilios. Registremos aquí la predilección de Luwul por el simbolismo taoisma en este orden de cosaa porque tiene verdadero interés la influencia del té sobre la cerámica china. La porcelana celeste, se propone como es sabi­ do, reproducir cuidadosamente todas las colora­ ciones exquisitas del Jade, habiendo llegado i crear bajo la dinastía Tang el esmalte azul ( u ladón) del Sur y el esmalte blanco del Norte. Luwuh tenía el azul como el color ideal de una copa para té, a causa de que da al liquido un tinte verdoso, mientras el blanco lo hace rosado y desagradable. De esta manera usaba el la pa,ta de té. 48

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Más tarde, cuando los maestros del fé de los Sung emplearon el té en polvo, prefirieron las tazas fuertes de colores muy oscuros, mientras Jos Mmg habían preiendo beber su infusión de té en tazas de finísima porcelana blanca En el quinto capitulo explica el poeta cl modo de hacer el te. Proscribe todos los ingredientes excepto la sal. Insiste también en la cuestión tan deb a ^ a de la elección de agua y los grados de ebu­ lición a que debe llegar ésta; según él, el agua de la montana es la mejor; luego viene la del rio y por ultimo la de manantial ordinario. _ Hay, según dice, tres estados de ebullición: el primero cuando las pequeñísimas burbujas pare­ cen OJOS de peces que flotan en la superficie del agua; la segunda cuando las burbujas son como perlas de cristal que nadan en una fuente; y en lijar el te y devolver al agua su juventud” . Luego ya se llenan las tazas y se bebe. (Oh néctar! Las hojitas membranosas quedan flotantes como nubecillas en un cielo sereno o nadan como nenúfares blancos en un estanque de ••smeralda. Este es el brevaje de que hablaba Loi"g, el poeta Tang cuando decía; “ la primera ta­ za humedece mis labios y mi garganta; la segun' .1 rompe mi soledad; la tercera penetra en mis 49

entrañas y remueve allí millares de ideografías raras; la cuarta me produce una ligera transpi­ ración y todos los males de mi vida los elimino por mis poros; con la quinta quedo purificado; a sexta me transporta al reino de los inmortales; a séptim a... ¡A h la séptim a!... pero n o puedo, beber más; siento únicamente el s o p l o del iicsco viento que hincha mis mangas. ¿En donde est, que allí me lleva!” , Los demás capítulos del Chakíng tratan de la vulgaridad, de las maneras ordinarias de bebci d té, de la bibliografía de los bebedores ilustres de té, de las plantaciones más famosas del te de la China, de las variaciones que se puede introducá en el servicio del té y de los utensilios precisos para hacer el té. El resto, desgraciadamente se ha perdido. , . La aparición del Chakíng debió de producir en su tiempo una gran sensación; Luwuh fue el favorito dcl linipcrciclor Tiiisung ( /6 2 - //9 ) Y nombre le procuró numerosos adeptos. Se asegura que algunos refinados eran capa­ ces de distinguir el té hecho por Luwuh del que hacían sus discípulos y se cita un mandarín cuyo no'mbre fué inmortal, sólo porque no apreciaba el té de este gran maestro. 50

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Bajo la dinastía Sung, el té batido se puso en moda y con ello se creó la segunda escuela del té. Se reducían las hojas a polvo en un molinillo de piedra y se batía la preparación en el agua ca­ liente con una espátula de caña hendida. Este nuevo método introdujo algunas modificaciones en el “ servicio del té” de Luwuh y en la elección de las hojas. La sal fué descartada definitiva­ mente. El entusiasmo de los chinos del tiempo de bung por el té no conoció límites. Los epicúreos rivalizaban en el descubrimiento de variedades nuevas y se organizaban concursos regulares pa­ ra fallar sobre su superioridad. El Emperador Kiasung (1101-1124) que er i demasiado gran artista para ser gran soberano, disipaba sus tesoros para adquirir una nueva es­ pecie de té más preciosa que las otras. El, perso­ nalmente, escribió una disertación sobre las vein­ te especies de té y colocó el té blanco a la cabeza, como el más raro y exquisito. El ^ e a l de¡ te según los Sung se aparta del e los Tang tanto como se apartaban sus respec­ tivas concepciones de la vida. Trataban de reali­ zar lo que sus predicadores habían intentado sim­ bolizar . 51

Por el espíritu imbuido del N eo-confucianismo, la ley cósmica no se reflejaba en el mundo de los fenómenos; pero el mundo de los fenomenos era la propia ley cósmica. Los Eons no eran mas que momentos que ofrecía el Nirvana contmuamentc. La concepción taoista de que la mmortalidad consiste en el cambio eterno, impregno to­ das sus maneras de pensar. El progreso y no la acción, era lo digno- de interés. El acto de reali­ zar y no la realización era verdaderamente el acto vital. Así los hombres pueden encontrarse frente a frente con la naturaleza. Un nuevo sentido se introducía en el arte de la vida. El té comenzó a ser, no entretenimiento poético, sino un método de realización personal. Wangyucheng celebró el té que inundaba su alma como un llamamiento directo, cuyo delicado amargor le dejaba el sainete de un buen consejo. Sotumpa alababa la fuerza de la pureza inma­ culada que tiene el té para desafiar la corrup­ ción como un hombre verdaderamente virtuoso. Entre los budistas, la secta Meridional Zen que asimiló tantas doctrinas taoistas, formulo un ritual completo del té. Sólo ante una estatua de Bodhí Dharma recolectaban los monjes el té y lo bebían en un tazón único con toda la solemnidad 52

formalista de un sacramento. De este ritual Zen nació y se desenvolvió y difundió en el Japón la ceremonia del té en el sig-lo X V . Desgraciadamente, las continuas revoluciones de las tribus mongoles en el siglo X III, que tu­ vieron como resultado la devastación y la con­ quista de la China bajo el gobierno bárbaro de los Emperadores Yuen, destruyó todos los frutos de la cultura Sung. La dinastía indígena de los Ming, que a me­ diados del siglo décimo quinto intentó la renacionalización de la China, fué perturbada por dis­ turbios interiores y la China en el siglo X V II vol­ vió a caer bajo la dominación extranjera de los Manchurianos. Las costumbres y los trajes se transformaron hasta el punto de perder todos los matices de las épocas precedentes. ^ El té en polvo es completamente olvidado. Se ve a un comentarista Ming que no acierta a re­ cordar cual era la forma de la espátula de batir el té tal y como la describe uno de los clásicos Sung. Por entonces se toma el té haciendo infusión de las hojas en una taza y esto demuestra que el mundo occidental ignora en absoluto las antiguas maneras de preparar el té. *

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En 801 el monje Saityo, importó algunas se­ millas y las cultivó en el Yeisan.

Europa no ha conocido el té hasta el final de la dinastía de los Ming. Para el chino de hoy el té es, ciertamente, una bebida deliciosa; pero de ningún modo un ideal. Las grandes desgracias de su país le han em­ botado el gusto de la significación de la vida. Se ha hecho “ moderno” , esto es, viejo y des­ encantado. . Ha perdido aquella solemne fe en las ilusio­ nes que constituye la eterna juventud y el eterno vigor de los poetas y de los ancianos. Es ecléctico y acepta cortesmente las tradi­ ciones del Universo. Juega con la Naturaleza; pero no se allana a adorarla ni pretende conquistarla. La hoja de té es con frecuencia maravillosa gracias a su aroma floral, pero la poesía de las ceremonias Tang y Sung ha desertado de su taza. El Japón, que ha seguido las huellas de la ci­ vilización china, ha conocido el té en sus trei¡ edades. Desde el año 729 leemos que el Emperadoi Syomu ofrecía el té a cien monjes en su palacio de Nara. Las hojas habían sido importadas po< nuestros embajadores en la corte de Tang y pr© paradas según la moda de entonces.

En los siglos siguientes se hace mención de muchos jardines de té, y del placer que la aristo­ cracia y el clero encontraban en esta bebida. .El té de Sung nos llegó en 1191, al retorno de Yeisaizenzi que había ido a estudiar en la escuela meridional de Zen. Se sembraron los nuevos gérmenes que había traído en tres demarcaciones distintas y crecieron maravillosamente, sobre todo en el distrito de Uzi, cerca de Kioto, que todavía tiene reputación de producir el mejor té del mundo. El Zen meridional se impuso con una maravilosa rapidez y con él el ritual y el ideal del té de los Sung. En el siglo X V , bajo el patronato de Syógun Asikaga-Yosimasa, la ceremonia del té quedó completamente estatuida y fija en su forma inde­ pendiente y secular, y luego el teismo circuló por todo el Japón. El uso de la infusión de té de la China antiirua es relativamente moderno entre nosotros, pues empezó a conocerse a mediados del si«•lo X V IL Ha reemplazado en el consumo corriente al 55

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té en polvo; pero éste no por eso ha dejado de ser considerado como el primero de los tes. En la ceremonia del té japonp es en donde los ideales del té llegan a su más alta realiza­ ción . . Nuestra resistencia victoriosa a la mvasion mongol de 1281, nos había hecho capaces de con­ tinuar el movimiento Sung tan desastrosamente interrumpido en China hasta por las incursiones

cosas: ningún gesto alteraba la armonía; ningu­ na palabra rompía la unidad de los alrededores • todos los movimientos se realizaban sencillamen­ te, naturalmente. Estos son los detalles característicos de la ce­ remonia del té. Es bastante extraño que haya te­ nido tanto éxito. En ella se contiene una filoso­ fía sutil. El teísmo era el Taoismo disfrazado.

nómadas. El té llega a ser entre nosotros nada menos que una idealización de la forma de beber: una religión del arte de la vida. Esta bebida se constituyó en un motivo para el culto de la pureza y del refinamiento, en una función sagrada en la que el huésped y su invita­ do se unen para realizar en esta ocasión la mas alta placidez de la vida mundana. La cámara del té fué un oasis en eU nste de­ sierto de la existencia, en el que los viajeros fati­ gados podían encontrarse y beber juntos en la fuente común del amor y del arte. La ceremonia fué un drama improvisado, cu­ yo plan se tejió alrededor del té, de las flores y de las sedas pintadas. ^ Ningún color venía a turbar la tonalidad de la estancia; ningún ruido destruía el ritmo de las 56

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III. TAOlSMOYZENNISMO

111 laolsmo y Zenni nismo parentesco entre*el Zennismo y el té es casi proverbial. Ya hemos consignado que la ceremonia del té era un desenvolvimiento del ritual Zen. El nombre de Laotsé, el fundador del Taoismo está también ligado intimamente a la historia del té. Se dice en el manual escolar chino sobre el ori­ gen de los usos y costumbres, que la ceremonia de ofrecer el té a un huésped data de Kwanyin, dis­ cípulo muy conocido de Laotsé, quien fué el pri­ mero que en la portada del desfiladero de Han presentó al “ V iejo Filósofo” una copa del dorado elixir. No nos detendremos a discutir sobre la auten­ ticidad de estos cuentos; sea ella la que fuere, ol

siempre confirmará la antigüedad del uso que de esta bebida hacían los taoistas. El interés que ofrecen aqui para nosotros el Taoismo y el Zennismo, reside sobre todo en las ideas que atañen a la vida y al arte y que fiteron incorporadas a lo que nosotros llamamos el taoismo. Es de lamentar el que a pesar de ciertas ten­ tativas muv estimables, no exista todavía ningu­ na exposición completa de las doctrinas Taoistas, y Zennista en ninguna lengua extranjera. Una traducción es siempre una traición, y co­ mo subraya un autor Ming, no puede ser por bue­ na que sea sino el reverso de un brocado; allí es­ tán ciertamente todos los hilos, pero no esta la sutilidad de los colores y del dibujo. Y ¿cuál es la gran doctrina que puede ser ex­ plicada con facilidad? Los sabios antiguos jamás daban a sus ense­ ñanzas una forma sistemática. Hablaban por pa­ radojas, porque temían entregar a la circulación medias verdades. Comenzaban por hablar como locos y con­ cluían haciendo sabios a sus oyentes. El mismo Laotsé, con su delicado humorismo, dice: “ Cuando las gentes de inteligencia inferior 62

oyen hablar de Tao, ríen a carcajadas. Y sin em­ bargo, no habría Tao, si ellos no rieran. Literalmente Tao significa el sendero; pero con frecuencia lo han traducido por el camino. Lo absoluto, la Ley, la Naturaleza, la Razón suprema, la Moda, términos que en otros aspec­ tos distan mucho de ser equívocos o ambiguos, los taoistas acostumbran a darles arbitrariamente un significado acorde con su deseo o con su propó­ sito. Laotsé mismo, dice, por ejemplo: “ Existe una cosa que lo contiene todo y que nació antes de que nacieran el cielo y la tierra. (Cuán silenciosa ! ¡Qué solitaria! Se mantiene sola y jamás cambia. Vuelve sin peligro a sí misma y
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