El Lazarillo de Tormes Monografia

December 12, 2018 | Author: Elsa Gandolfo | Category: Moses, Renaissance, Jesus, Religion And Belief
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El Lazarillo de Tormes Monografia Introducción:

El Lazarillo de Tormes es una obra literaria que auguró un subgénero totalmente nuevo dentro de la literatura para la época en que fue creado, acarreando una forma nunca antes vista –por su contenido y forma de relato- por exaltar y tener por centro y  protagonista a un anti-héroe. Esta obra obra es una denuncia denuncia por parte de Lázaro de Tormes Tormes hacia la sociedad renacentista española. Prólogo

Convencer a Carlos V de lo buena que es la obra es el cometido más importante de este texto llamado prólogo el cual se encuentra antes de comenzar la obra en sí, con el tratado número uno. En el vemos que el emisor destina esta corta pero no por menos importante carta hacia el rey, con ciertos argumentos (todos ellos demostrando por  medio de cosas simples los problemas de esa sociedad). - ¿Quien piensa que el soldado que es primero de la escala, tiene más aborrecido el vivir? Ésta frase expresa ampliamente la situación social y económica inferior de Lázaro hacia la del propio Rey de España y de Alemania. Utiliza esta frase para referirse a su estado moral –puesto que la historia era de sus miserias pasadas y lo que ello implicó- y es uno de los principales argumentos con los que convencerá a Carlos V a leer el manuscrito. En la época de Lázaro el latín era manejado por autoridades, gente de alto poder  adquisitivo y clérigos. En el pueblo ordinario, entonces –el cual no tenía posibilidades de utilizar ese lenguaje- se hablaba el español. El mismo –bastante distante del español que conocemos y usamos hoy en día- fue de las primeras lenguas romance que partía del latín. Tratado 1

Lázaro nace en el ojo de la tormenta, ya que su situación social y económica no era  buena. Él toma su su nombre del Río Tormes, Tormes, en cuya ribera existía un molino; molino; su padre trabajaba en él y debido a que su paga era escasa robó de los costales de los cuales se llevaban para moler, y cuenta Lázaro “pasó persecución por justicia”. Fue por eso que lo enviaron como acemilero de un caballo en una armada contra moros según está escrito en el texto y murió en combate con su señor. Cuando nació, lo hizo una noche en el molino, y estando su madre ahí, lo tuvo. El nombre en sí de Lázaro, es una parodia frente a la Biblia, Moisés y a Jesús, ya que dice que nació dentro del río debido a la proximidad del molino al mismo. Una parte de la parodia reside en el nacimiento de moisés, ya que él fue puesto en el río cuando el Faraón ordenó que se mataran todos los niños hebreos recién nacidos, puesto que eran ya más en número que los mismos egipcios. Fue por eso que su madre lo puso en un canastillo de madera y pajas y lo dejó a la deriva en el río. Se dice que la hija del faraón estaba paseando en los jardines cerca de la ribera cuando vio el canasto, entonces lo tomó y al ver que era un niño lo ocultó para después criarlo, porque ella no podía tener  hijos (por razones de protocolo). Lázaro no fue encontrado en un río, y además no fue un héroe como Moisés, pero la  burla está en que que mientras Moisés salvó salvó a su pueblo, pueblo, Lázaro buscaba buscaba salvarse a sí

mismo. La definición de parodia dice que es una “imitación burlesca de una obra seria”, en este caso la obra seria es la Biblia. También se compara con Jesús, cuyo destino estaba en salvar el mundo. Si bien en su caso no fue ordenado matar a todos los niños, su vida corrió peligro cuando ciertos viajeros llegaron a dónde el Rey Herodes guiados por una estrella, preguntando por el nuevo rey de Israel que había nacido, a lo cual Herodes contestó que él era el único rey y a partir de ese momento ordenó matar a Jesús. Otra ves podemos ver la parodia existente entre el “Lazarillo de Tormes” y la Biblia, la vida de Lázaro siempre estuvo en riesgo y gran culpa tuvo el hambre que pasó con sus tres primeros amos. Existen también transiciones. Una es cuando va describiendo el jarro del cual bebía vino él y su amo: “Usaba poner cabe si un jarrillo de vino cuando comíamos…”, luego cambia el diminutivo a jarro: “…y asentaba su jarro entre las piernas…” para luego pasar a jarrazo, este sustantivo aumentativo describe claramente el dolor del golpe recibido por Lázaro cuando el ciego lo golpea con el jarro: “Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande…” Existe además otra serie de transformaciones en la descripción del vino. Comienza relatando: “…aquellos dulces tragos…”; “el sabroso licor…”, que luego lo describe como “…aquél dulce y amargo jarro…”, así podemos ver como lo recuerda luego del golpe: amargo, pero también dulce. Hace una comparación y plantea como el vino  puede ser tan dulce y amargo al mismo tiempo. El vino representa en esta obra la embriaguez, la cual está claramente relacionada con el  placer, el gusto. Lázaro si bien lo usaba como bebida, llegó al punto de estar “hecho al vino” como dice en el texto y esto le trajo problemas. Si bien su ingenio era en parte movido por el vicio, tuvo golpes, dientes perdidos y las burlas del pueblo. Tratado 2

Este tratado comienza con la ironía y sarcasmo típicos de la novela picaresca: - “Otro día, no pareciéndome estar allí seguro, fuime a un lugar que llaman Maqueda, donde me toparon mis pecados con un clérigo…” así narra Lázaro su encuentro con su segundo amo, el Clérigo. Típica figura religiosa de la época, el clérigo sería la persona a la cual llamamos sacerdote o padre de la iglesia católica. La razón por la que Lázaro lo tiene en cuenta en su obra no es su amabilidad ni devoción, por el contrario, demuestra una persona totalmente distinta de la que sí debería ser. El egoísmo, falta de solidaridad y la indiferencia hacia el prójimo eran las principales características que afloraban en su  persona. En el siguiente fragmento están evidentes algunas de esas características: - Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y envíabame por una que costaba tres maravedís. Aquella le cocía y comía los ojos y la lengua y el cogote y sesos y la carne que en las quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato, diciendo: “Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. Mejor vida tienes que el Papa.” Esta  bajeza por parte de esta figura tan respetada en la sociedad fue común trato hacia Lázaro durante los seis meses de convivencia en el monasterio. Otro fragmento que demuestra las características del Clérigo es el siguiente: -“Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando como otros.” Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a

costa ajena comía como lobo y bebía mas que un saludador. Esto lo explica claramente Thomas Carlyle, con el concepto de “Ser y Parecer”; él Clérigo aparentaba ser una  buena persona, temerosa de Dios y amante del prójimo pero era totalmente distinta en su forma de vivir. Los seis meses conviviendo culminan cuando el robo de alimentos por parte de Lázaro es descubierto, llevando al Clérigo a echar a Lázaro a la calle y cuenta éste: -Y santiguándose de mí como si yo estuviera endemoniado, tornase a meter en casa y cierra su puerta. Tratado 3

La situación social era de una total “hipocresía”, y podemos asociarlo inmediatamente al comienzo de la obra con lo que decía Thomas Carlyle acerca del “Ser y Parecer”. Esto quiere decir que alguien puede aparentar algo en la mayor parte de su vida o en su totalidad algo, siendo en realidad algo totalmente distinto de lo que demuestra. Y así se forma Lázaro, entre apariencias. Su personalidad se forma con sus tres primeros amos, lo cuales fueron el Ciego, el Clérigo y el Escudero. Éste último, no brindó muchas enseñanzas, siendo la única la buena presencia. Esto lo podemos percibir en el Tratado nº 3, en el siguiente fragmento: “…topéeme Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien  peinado, su paso y compás en orden…” A simple vista, parece no llamar la atención ésta persona, pero la apariencia era muy importante en el renacimiento y aún lo sigue siendo. La figura del escudero alcanza cierto auge en la Edad Media como un integrante más del ejército real, es más, el mismo era un personaje el cual albergaba cierto gran honor, honra y poder los cuales lo caracterizaban. No obstante, su situación cambia radicalmente en el renacimiento, ésta última, época de renacer y renovación para lo que fue la Edad Media, desde el sistema de creencias hasta como era considerado el hombre. En ese entonces, el hombre resurgió como ser humano, llegando a “redescubrirse a sí mismo”, y por lo tanto (sin abandonar) dejó de lado el “mirar a Dios” y se centró en los conocimientos y exaltarse a sí mismo. Pero por otro lado, debido a esos cambios y transformaciones, el escudero pasó a ser una especie de “residuo social”, esto porque en el renacimiento pasó a no tener importancia y a ser prescindible, ya que no había tantas  batallas (prácticamente ninguna). Además, que éstos llevaban una vida de recuerdos de victorias pasadas, y estaban meramente repletos de apariencias, según lo relata el autor. El escudero prácticamente no comía, su casa era lúgubre, oscura, siendo lo único que en él resaltaba el “honor” y una “buena vida.” Este aparente “guerrero”, vivía constantemente en una mentira. Le prometía a Lázaro (por ejemplo) que al mudarse de su actual vivienda sus vidas cambiarían, puesto que tendrían qué comer, y en abundancia, y otras mejoras en su calidad de vida. Esto es extraño, porque por mudarse solamente no se consigue alimento o mejorar la calidad de vida. Además, este escudero, se escudaba a su vez en el niño; él tenía hambre, pero no saldría nunca a buscarla ni mendigarla. Enviaba a Lázaro a buscarla y decía que tratara de que no lo vieran entrando en la vivienda con comida: -“…mas vale pedirlo por Dios que no hurtarlo, y así Él me ayude como ello me parece bien. Y solamente te encomiendo no sepan que vives

conmigo, por lo que toca a mi honra, aunque bien creo que será secreto, según lo poco que en este pueblo soy conocido. ¡Nunca a él yo hubiera de venir!” Otro fragmento que muestra la cobardía del Clérigo es el siguiente: - “…yéndose el pecador en la mañana con aquel contento y paso contado a papar aire  por las calles, teniendo en el pobre Lázaro una cabeza de lobo. Contemplaba yo muchas veces mi desastre, que escapando de los amos ruines que había tenido y buscando mejoría, viniese a topar con quien no solo no me mantuviese, mas a quien yo había de mantener”. Cuenta la obra, que un día no volvió el escudero, y al día siguiente de su “desaparición” llegaron unos acreedores a embargar su casa. - “…saldría a la plaza a trocar una pieza de a dos, y que a la tarde volviese. Mas su salida fue sin vuelta”. Otra vez vemos la cobardía del Escudero. Así finaliza el tratado número tres: - “Creo yo que el pecador afamar pagará por todos, y bien se empleaba, pues el tiempo que había de reposar y descansar de los trabajos pasados, se andaba alquilando. Así, como he contado, me dejó mi pobre tercero amo…”. Esta persona servidora del rey y de su pueblo demuestra con esa acción la falta de valor y de honestidad. Tratado 7

El séptimo y último tratado narra los mejores tiempos de Lázaro y la estadía con un alguacil, el cual era una autoridad encargada del orden público. Pero viendo el riesgo del trabajo renunció a él: -“…una noche nos corrieron a mi y a mi amo a pedradas y a palos unos retraídos (…) Con esto renegué del trato.” Luego de ese empleo, consiguió uno estable, el de pregonero; por ejemplo  promocionaba los vinos que en la ciudad se vendían: -“…Y es que tengo cargo de pregonar los vinos que en esta ciudad se venden, y en almonedas y cosas perdidas, acompañar los que padecen persecuciones por justicia y declarar a voces sus delitos: pregonero”. Además cuenta que se casó con la criada de su señor, el arcipreste de Sant Salvador: “…el señor arcipreste de Sant Salvador, mi señor, y servidor y amigo de vuestra merced, porque le pregonaba sus vinos, procuró casarme con una criada suya; y visto  por mí que de tal persona no podía venir sino bien y favor, acordé de lo hacer. Y así me casé con ella…”; narra también de sus sospechas frente a ciertos comportamientos de su mujer, por ejemplo su llegada a casa, en horas impropias: “Este tiempo siempre he tenido alguna sospechuela y habido algunas malas cenas por  esperarla algunas noches hasta las laúdes y aun más…" Además dice como terminó con la habladuría del pueblo frente a tal situación: “…yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las  puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él.” Así finaliza la obra, diciendo al rey: “de lo que de aquí adelante me sucediere avisaré a vuestra merced”.

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