El Hijo Del Pastor

September 7, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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El

HIJO   del 

PASTOR  “

Sabréis la verdad y la verdad os hará libres ”

J󰁵󰁡󰁮 󰀸:󰀳󰀲

William W. Walter 

 

EL HIJO DEL PASTOR 

    WILLIAM W. WALTER 

 

 El diseño de “El Cuerno Abundancia” es una Marca Marca Cuerno de la Abundancia”  Registrada del Fideicomiso Fideicomiso William William W. W. Walter Walter en los  Estados Unidos de América, México y otros otros países.

©1907 por William W. Walter 

©1909 Revisado por William W. Walter  W. Walter  Todos los derechos reservados

Edición al Español 2016 Versión Digital 2016

 

DEDICADO A F. S. B. CON AGRADECIDO RECONOCIMIENTO POR EL TRABAJO BIEN HECHO

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LA HIJA DEL DOCTOR  Continuación de “EL HIJO DEL PASTOR” Por Wm. W. Walter  LO QUE DICE LA REVISTA ILUSTRADA SOBRE ESTO:

Habiendo pasado siete años probando los varios sistemas de medicamentos e higiene y no habiendo encontrado alivio con ello, el autor de “La Hija del Doctor” probó la Ciencia Cristiana y fue sanado. Para dar expresión a algunas de las ideas que le habían llegado, escribió “El Hijo del Pastor” , en sus páginas se encuentra algo muy interesante y está escrito en una forma muy agradable. “La Hija del Doctor” es una continuación. En el primer libro fueron expuestas las falacias de la antigua teología, mientras que en la continuación, las tonterías del sistema de medicinas son atacadas exitosamente. Gretchen, la hija de diecisiete años del Dr Dr.. Thompson, encuentra en la biblioteca de su padre, “con el título del libro volteado hacia adentro del librero” , una copia de “Ciencia y Salud” . La joven se interesa en el libro de la Sra. Eddy y se lo lee a su madre inválida. Le siguen argumentos con su padre médico. Una gran ayuda en su estudio es Walter Walter Williams, Williams, el hijo del pastor y el mismo “Pastor” , quien no solo ha aceptado las enseñanzas de la Ciencia Cristiana sino que se ha convertido en practicante, y contribuye grandemente a convencer al doctor. Después de varios meses el Dr. Thompson admite “Creo que ahora sé unyopoco la Ciencia Cristiana extraño en es,laque hace dos meses sabíadetodo acerca de ésta” . yÉllodescubre Ciencia Cristiana, una explicación de muchas cosas que habían sucedido en sus años de práctica. A aquellos aquellos que han escuchado un poco sobre el crecimiento fenomenal de la Ciencia Cristiana, y están ansiosos de saber más de ésta, los libros del Sr. Walter les proporcionarán varias horas placenteras y provechosas. Publicado y a la venta por 

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PREFACIO

 

i única razón para escribir este libro y ponerlo a dis posición del del público, público, es llamar la atención hacia otro libro, que contiene la verdad de Cristo, el entendimiento del cual, es suciente para liberar a sus lectores de todos sus problemas. Si se trata de pecado, muestra el camino para salir de él; si es enfermedad, sanará; si es pesar, restablecerá al corazón destrozado; si es pobreza, señalará el camino a la abundancia. Hablo  por experiencia, experiencia, habiendo estado enfermo por más de siete años al borde de la tumba, reducido a la pobreza, con toda esperanza terrenal perdida. Fui rescatado de este inerno en la tierra, mi salud fue recuperada, mi abastecimiento fue suciente, mi aleale gría volvió a ser completa. Con certeza puedo decir, el vaso de mi felicidad se derramó. Ciertamente el libro tiene el Espíritu y el poder de aquel que dijo: “Vengan a mi todos los que están trabajados y cargados y yo los haré descansar”.

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CONTENIDO  

I

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  II   III

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  V

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  VII

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CAPÍTULO I MAÑANA DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

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ué hermosa mañana de Día de Gracias”, dijo el Reverendo James A. Williams a su hijo Walter mientras veía a través de la ventana del comedor. “No hay una nube en el cielo y esta brisa suave, fragante del sur, sur, le hace a uno casi pensar que es una mañana de junio, en lugar de un 30 de noviembre. Sé que habrá una gran asistencia a la iglesia esta mañana, lo cual me dará gusto, pues he preparado lo que a mi parecer es se unbeneciará excelente sermón y tengo la certeza de que la congregación por ello”. Miró a su hijo tan pronto como terminó de hablar y un poco del júbilo y de la alegría que habían brillado en sus ojos, desapareció, pues no vio el reejo de su felicidad en el rostro de su hijo. Todo lo que veía allí era pesar, dolor y debilidad. Su hijo, que tenía cerca de diecisiete años, había sido débil y enfermizo desde su nacimiento. Se habían empleado los mejores médicos, se había intentado un provecho. cambio de Se clima y todo lo demás que prometía alivio, pero sin habían consultado especialistas, pero daban poca esperanza de que la tuberculosis hereditaria pudiera ser curada, ya que la madre del niño había sido aquejada de forma similar por muchos años. El Reverendo Sr. Williams se quedó pensando silenciosamente por unos momentos, luego trató de recobrar su alegría cambiando el tema a algo que pudiera interesar a su hijo, así que dijo:nos “Bueno esposa, supongo quecocido el pavo quelaelhora Diácono Phillips dio estará perfectamente para de la

 

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cena, ya empiezo a sentir hambre cuando pienso en ello y todavía faltan dos horas para la cena”. Lillian, su esposa, dejó el trabajo que hacía, lo miró con ex presión cansada en su rostro y dijo, “Sí, es un pavo excelente”. Su esposa siempre parecía abatida y cansada pues se veía obligada a hacer todo el trabajo de la casa, y, al no ser fuerte, se fatigaba mucho.  No había sido siempre así, pues el Sr. Sr. Williams Williams era un hom bre capaz, su s u congregación era grande y siempre su salario era suciente, bajo circunstancias comunes, pero el constante dede rroche de cuentas médicas y el gran gasto de enviar a la madre y al hijo a un clima cálido cada otoño, ya que consideraban que los rigores del invierno eran demasiado severos para que los dos inválidos lo soportaran, lo había reducido casi a la pobreza; en consecuencia habían prescindido del gasto de una sirvienta desde hacía tiempo. El Sr. Williams dio vuelta para ir a su estudio, y al voltear dijo: “Lillian, nuevamente, el Diácono Phillips ha mostrado su amistad e interés por nuestro bienestar, bienestar, ya que anoche me enteré que fue él quien nos envió el pavo, y le estoy verdaderamente agradecido”. Se quedaron en silencio por unos momentos después de que el padre salió de el cuarto, la Sra. Williams dijo: “Walter, querido, será mejor que nos arreglemos para ir a la iglesia. Ya dejé el pavo listo, así que puedo irme, y creo que debemos apurarnos un poco si queremos llegar a tiempo, pues no me gustaría llegar tarde a nuestros servicios del Día de Acción de Gracias”. Walter volteó hacia su madre diciendo, “¿De qué tenemos nosotros que estar agradecidos, madre?” Su madre lo miró un poco sorprendida y respondió, “Pues de todo lo que Dios nos ha dado”.

 

MAÑANA DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

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“¿Todo, madre?” Preguntó Walter. “¿Todo, “Sí, querido, todo”. “Ay, mamá, no veo cómo voy a hacer eso. Papá me dijo que nuestra enfermedad fue enviada por Dios para educarnos en la rectitud; ¿cómo puedo agradecerle a Él por hacerme sufrir?” La madre miró ansiosamente a su hijo y dijo: “Recuerda Walter, Jesucristo, el único Hijo de Dios también sufrió”. “Sí, lo sé, pero no fue Dios quien lo hizo sufrir, fueron los Fariseos. Papá dijo que Dios me dio esta enfermedad y que debo soportarla con amor y paciencia, lo cual he tratado de hacer;  pero nunca nunca he podido entender por qué un Dios bueno y amoroamoroso querría verme sufrir”. “No sabría decirte con certeza”, dijo su madre, “pero debe ser por algún buen propósito; le pediremos a tu padre que nos lo explique en algún momento. Ahora date prisa y prepárate”. Unos minutos después, ambos caminaron hacia la iglesia, que estaba a corta distancia, y entraron por las puertas abiertas.

CAPÍTULO II LA CENA DE PAVO

 

ueno, esposa, ¿qué te pareció mi sermón?” Preguntó el pastor mientras se sentaba a disfrutar la sabrosa comida. “Creo que fue el mejor que hayas pronunciado jamás, James”, respondió su esposa calladamente. “Pienso lo mismo”, dijo James, “y lo que es más, cada persona que lo oyó debería sentirse muy agradecida a Dios por todo lo que Él les ha dado”. Entonces, buscando por la habitación  preguntó, “¿Dónde “¿Dónde está Walter?” Walter?” “No sé”, dijo su esposa. “Estaba tan nervioso y cansado, que se retiró justo antes de que se cantara el último himno. Supongo que subió a su cuarto. Será mejor que lo llames a comer”. “Lo haré”, contestó el pastor, y caminando hacia la puerta del pasillo lo llamó en voz alta: “Walter, la comida está lista”. “Está bien, padre, bajaré en un minuto”, llegó la respuesta con una voz más bien débil. El pastor volteó hacia su esposa y preguntó: “¿Crees que esa última medicina le está haciendo más provecho que las otras que hemos intentado?” Su esposa levantó su cara triste, volteó hacia él y respondió: “No, James, no creo que le esté ayudando, pues parece estar más débil y más nervioso todo el tiempo. Siento que está perdiendo terreno aún más rápido que yo”. Entonces Walter entró al comedor, su cara más sonrojada que de costumbre. El ojo vigilante de su padre tomó nota de ello, pero habló alegremente: “Mira ese pavo, Walter, ¿no es

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excelente? Ve qué bien y qué parejo se doró, ¡y el aderezo de ostiones! Apuesto a que es digno de un Rey”. Walter simplemente miró el pavo, luego se sentó junto a su madre. Después de que el pastor dio gracias, tomó el cuchillo y dijo: “Ahora hijo, solo dime qué pieza te gusta más y la cortaré para ti antes de que puedas decir ‘amén’”. “Eres muy gentil padre, pero no creo que quiera pavo. No me estoy sintiendo bien”, respondió Walter. “Solo prueba un poco, Walter”, dijo la madre con paciencia. “Sé que debe estar muy suave y bueno, pues el Diácono Phillips dijo que era un pavo joven”. “Sí, Walter”, dijo su padre, “dame tu plato y te daré un poco de carne obscura y un poco de carne blanca, con algo de este delicioso aderezo”. El muchacho pasó su plato con desánimo sin mayor objeción. Su padre sirvió un pedazo generoso de cada tipo de carne y un poco de aderezo, luego se lo regresó con el comentario, “Come todo lo que puedas hijo pues te fortalecerá”. Luego agregó, “Ahora esposa, es tu turno. Sé que te gusta más la carne oscura”, y mientras hablaba cortó un buen pedazo de pavo y lo  puso en su plato, y después dijo: “Ahora padre, es tu turno, y sé que tu debilidad es la pierna”, y conformando la acción a la  palabra se sirvió a sí mismo. mismo. Entonces, dirigiéndose a su hijo una vez más preguntó, “¿Qué te pareció el sermón, Walter?” “Creo que estuvo muy bien, papá, y al ver a la congregación, pude ver muchas cabezas moviéndose en aprobación a tus  palabras diciéndoles estar qué tan agradecidos estar. . Yalgo yo intenté, muchísimo, agradecido, perodeberían no pude,estar pues  parecía decir decir,, ‘No tienes nada que agradecer; Dios te dio esta

 

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enfermedad como castigo’. Traté de pensar qué había hecho yo  para merecer este castigo, castigo, pero pero encontré que no podía haber sido nada que yo hubiera hecho, pues recordé que tú habías dicho que yo siempre había estado enfermo, aun desde pequeño y luego  —” “Basta, basta hijo, no te exaltes”, dijo el pastor. “Todos sa bemos que tu castigo no puede ser por algo que tú hiciste, pero  probablemente  probablemen te estás sufriendo por los pecados de otros, igual que Jesús lo hizo. Mira, Walter, solo piensa, ¡Jesucristo murió  por todos nuestros nuestros pecados!” “¿Por mis pecados, padre?” Preguntó el muchacho. “¡Sí, Walter, por los pecados de todos nosotros!” “Pero papá, no veo cómo puede ser eso. Ninguno de nosotros vivía en ese tiempo, y si pecamos, tenía que haber sido desde entonces, y Jesús no podía morir por los pecados que no habían sido cometidos”. El padre estaba tan sorprendido por lo que escuchó, que por un momento simplemente miró a su hijo. La idea era totalmente nueva para él, sin embargo parecía muy sensata. Trató de encontrar una respuesta que fuera razonable, pero antes de encontrarla Walter continuó: “No puedo creer que Dios castigara o permitiera que una  persona fuera fuera castigada por los pecados pecados de otro. Si Él lo hiciera, entonces no sería un Dios justo. Vaya, padre, aun el hombre es más justo que eso. Supón que yo hubiera cometido un crimen y  por esa falta el juez me hubiera sentenciado a varios de años en la cárcel, y tú sabiendo mi condición débil y sintiéndote seguro de que yo no sobreviviría a la prueba, le hubieras hablado al  juez voluntad delocumplir sentencia. En ¿Crees que alguna cortedeentunuestro país hubieramipermitido? cualquier caso, ¿hubiera sido justo? Si yo, el culpable no iba a sufrir, por qué no

 

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condonar la sentencia completamente, en lugar de permitir que un inocente sufriera por el culpable, sin importar cuán dispuesto a hacerlo estuviera el inocente. “Padre, ha sido para mí muy difícil creer o aceptar la enseñanza generalmente aceptada que sostiene, que para salvar al hombre que no puede salvarse a sí mismo, Jesucristo, por su  propia voluntad voluntad aceptó aceptó la pena de la ley violada que sus requisitos pudieran ser honrados, y que mediante esta demostración de amor el pecador fuera salvado, pues no puedo concebir que un Dios justo permitiera que se hiciera eso, como tampoco permitiría la corte que tú cumplieras mi sentencia. De hecho este nuevo  punto de vista del mundo teológico parece poco mejor que el  punto de vista antiguo, que era que Dios a veces castigaba al inocente por las acciones del culpable. Ese tipo de justicia estaría a la par con lo siguiente: Supón que el juez hubiera pronunciado una sentencia como esta: ‘Encuentro a Mose Webster culpable de robar las gallinas gal linas del Sr. Johnson, y he decidido deci dido enviar al Rev R ev.. James A. Williams a la cárcel del condado por diez meses, de bido a la ofensa. ¿Pensarías que eso es justo? Y podrías sentirte agradecido al juez por enviarte a la cárcel a sufrir en lugar de Mose Webster, y —” “Calla, hijo”, dijo el padre, más duramente de lo que jamás le había hablado a su hijo anteriormente. Estaba tan confundido  por lo que el muchacho había dicho, que no pudo encontrar palabras para hablar. Después de un rato, dijo: “Walter, no quiero nunca escucharte decir algo como eso ¡Pensar que tú, hijo de un  pastor,, diga tales cosas! ¡Vaya,  pastor ¡Vaya, es casi blasfemia!” “Olvídalo, James”, dijo la madre. “Piensa cuán difícil debe ser añoalgunos tras año alivio, y recuerda que sufrir incluso de sin los ningún apóstoles dudaron a veces.querido, Ahora

 

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terminemos nuestra cena”. Luego, volteando hacia su hijo ella agregó, “Papá te explicará todo esto cuando tenga tiempo”. Al ver el padre la cara enrojecida del muchacho, su eno jo se suavizó y con voz gentil dijo: “Creo que sería una buena idea reservar una o dos noches por semana para leer y estudiar la Biblia. De esta manera todos obtendremos un mejor entendimiento de Dios y Su gran amor a la humanidad. ¿Qué piensas de ese plan, Walter?” “Me encantaría, pues muchas en la Biblia que me gustaría que se me explicaran”. “Muy bien, Walter. ¿Qué dirías de empezar nuestra clase mañana por la noche?” “Eso me gustaría”, dijo Walter. “¿Qué piensas tú, mamá?” Preguntó el pastor. “Ah, ciertamente quiero ser miembro de la clase. Sé que será entretenido e instructivo, además será una forma muy placentera de pasar las noches del largo invierno”. “Pero, mamá, yo pensé que iríamos al sur este invierno”. “No, hijo, será imposible que vayamos este año. Sabes que esta última medicina que tú y yo estamos tomando es una nueva  preparación de patente y muy que le cuesta a papá dólares por botella, y cada unocara, de nosotros necesita unacinco a la semana, así que ha sido imposible para papá ahorrar el dinero necesario para que vayamos”. Por un momento la cara del muchacho se entristeció, y el  pastor tragó el nudo que se había atorado en su gargan garganta, ta, pues le dolía grandemente al buen hombre, pensar que no tenía los fondos necesarios para graticar cada uno de sus deseos, ya que había pedido prestado de lo que podía pagar en varios años. De todos modos estabamás dispuesto a hacer más sacricios si su eses posa estuviese de acuerdo, pero ella había dicho en una ocasión ocasión

 

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al estar hablando de este asunto: “No, James, no te dejaré otra vez. Creo que la separación nos hace tanto daño como el clima cálido nos hace bien, y siento que ya no tenemos muchos años más para estar juntos, así que no puedo soportar la idea de estar separada de ti durante otros cinco meses. Creo que Walter y yo estaremos mejor en casa contigo. No necesitamos salir mucho al frío, y tú y yo podemos buscar la forma de entretener y divertir a Walter”. Ante esto el pastor contestó: “Bueno, Lillian, quizás esto es lo mejor, pues debo confesar que estas largas separaciones fueron muy difíciles para mi, sin embargo estoy dispuesto a sobrellevarlas si con eso tú y Walter pudieran beneciarse. No obstante parece que el cambio de clima no resultó tan benéco como esperábamos. Sin embargo, por favor no vuelvas a hablar nuevamente en esa forma sin esperanzas. ‘Mientras hay vida hay esperanza’, así que no te rindas y recuerda que hay muchos médicos y químicos notables trabajando día y noche para obtener una cura segura para la tuberculosis, ¿y quién sabe qué nos traiga el futuro? Tú sabes que estoy constantemente buscando cualquier cosa que parezca prometedora”. Y así, la idea de un viaje hacia el sur fue descartada.

 

CAPÍTULO III LO QUE WALTER ENCONTRÓ l terminar la comida todos se levantaron de la mesa y el padre preguntó: “Walter, ¿qué parte de la Biblia estudiaremos primero?” “No lo sé, padre”, dijo Walter. “Bueno, puedes tomar la antigua Biblia de familia, revísala y luego decide. Yo no tengo preferencia, pues la he leído y estudiado tantas veces, que me siento muy familiarizado con su contenido”. “Está bien, papá, ¿puedo ir a mi cuarto ahora?” “Sí, ciertamente si lo deseas; pero yo pensaría que preferirías salir hoy, está tan agradable el clima y no habrá muchos días así este año”. “Creo que mejor voy a mi cuarto”, dijo el muchacho volviéndose en esa dirección. “Como tú quieras, hijo”, dijo el padre al por el pasillo para entrar a la biblioteca. Walter subió rápidamente a su cuarto y su madre se asombró muchísimo ante su prisa. Una vez en su cuarto, Walter Walter cerró la puerta puer ta y puso el cerrojo silenciosamente. Yendo a su baúl, emocionado sacó un pequeño libro con cubierta de piel negra, que parecía una pequeña Biblia. Lo abrió y empezó a leer. “Sí”, pensó, “Estoy seguro que es el mismo libro del que me habló esa agradable señora, y recuerdo que le dijo a mamá. ‘No veo cómo puede usted decir que cree que Dios es todo bondad y al mismo tiempo pensar que Él hizo que enfermara su encantador hijo’. Yo no escuché la respuesta de mamá pero sé que estaba enojada. ¿Me pregunto quién perdió

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este libro? No vi a nadie cerca cuando lo recogí esta mañana. No trae nombre para poder regresarlo a su dueño. ¿Me pregunto si debo leerlo? No necesito creerle si lo leo. De cualquier forma, esa señora no parecía una mala persona y dijo que ella lo lee todos los días, y que la ha sanado de una enfermedad grave”. Hojeó algunas páginas y llegó al capítulo encabezado Oración. “Me pregunto si ese capítulo está a favor de la oración o en contra. Supongo que será en contra por la forma en la que mamá actuó hacia esa señora. Sin embargo eso no tiene importancia, y lo voy a leer. Ella dijo que su estudio la había sanado y voy a ver si me cura a mí. Supongo que el lugar para empezar es el capítulo l”. Walter empezó a leer: “‘Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,  sino que creyere creyere que que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Vuestro Padre sabe lo que necesitáis aún antes de que vosotros se lo pidáis.’ Cristo Jesús”.

Luego se detuvo y pensó: “Vaya, “Vaya, eso es justamente just amente lo mismo que leo en nuestra B iblia; Biblia; ciertamente no puede haber nada malo en ello. Pero quizás eso solo está escrito para ridiculizarlo más adelante en el libro. De cualquier manera, me pregunto qué quiso decir Jesucristo cuando dijo, ‘Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá’. Ah, con qué frecuencia y cuán sinceramente he orado por mi salud, con ruegos y lágrimas; pero mis oraciones nunca parecen haber sido contestadas. Me pregunto por qué. Sé que lo que Jesucristo dijo debe ser verdad, era el de Dios y nooraciones?” nos mentiría. Me pregunto, ¿ porpues quéélDios noHijo responde a mis

 

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Se detuvo un momento, entonces su cara se iluminó cuando le llegó una nueva idea a su pensamiento. “Debe ser eso ... ahora lo veo, veo mi error. Le oré a Dios por salud y al siguiente instante dudé de Él, dudé que Él me sanaría. De hecho realmente nunca creí que Él me sanaría. Jesús dijo ‘Cree que lo recibes’. ¿Puede esto ser cierto? Apenas puedo creer que sea posible. Aquí estoy nuevamente, esta vez dudando de la palabra de Cristo”. Luego pensó: “Debo decírselo a papá, ya que sus oraciones no son contestadas, y debe ser por la misma razón. No, no quiero decir eso. Papá es un pastor y él no podría dudar de Dios. ¿Pero  por qué qué no son contestadas contestadas sus oraciones? No sé qué hacer hacer. Si le digo a papá o a mamá, me quitarían el libro, y mi última esperanza se habrápronto ido. Creo que loenleeré primero”. Sentándose en una mecedora, se perdió las páginas y nunca se percató de lo rápido que voló el tiempo, hasta que escuchó la ansiosa voz de su madre y su llamado a la puerta. Él respondió enseguida y apresuradamen apresuradamente te guardó de nuevo el libro en el baúl. Luego fue hacia la puerta y la abrió. Su madre le dijo: “Pero “P ero Walter, Walter, ¿qué sucede? ¿Desde ¿Des de cuando  pones llave a tu puerta durante el día? Te ves tan sonrojado y excitado, y no hemos toda la tarde. alarmarnos, asíteque subí oído a verenqué sucedía y aEmpezábamos decirte que estáa lista la cena. ¿Qué has estado haciendo? ¿No te sientes bien? Dime, Walter, ¿estás peor?” “No mamá, no estoy peor. Es que me quedé tan absorto en la lectura que olvidé el tiempo, y también que había puesto llave a la puerta”. Su madre no pensó en preguntar qué estaba leyendo. Como siempre había atenido de veridea quede ninguna dudosa fuera llevada casa, cuidado ella no tenía que sulectura hijo tenía un libro que ella no hubiera visto y juzgado apropiado.

 

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“Más vale que nos apuremos, Walter, pues papá está esperando para cenar”. Ambos bajaron las escaleras, su madre seguía hablando;  pero él casi no oía lo que le decía, pues sus pensamientos seguían centrados en lo que había leído. Y ahora que su emoción había menguado parecía haber una mirada inusual de esperanza en sus ojos. Tan pronto entraron al comedor, su padre notó que sus ojos  brillaban más y lo advirtió advirtió como una mala mala señal. Durante toda la cena tuvieron que dirigirse a él varias veces antes de que respondiera, y el corazón de su padre se apesadum bró cuando notó notó el estado pensativo de su hijo. Cuando tamente fue terminaron a su cuarto.de cenar, Walter se disculpó e inmediaEn cuanto él se fue, el pastor dijo: “Lillian ¿notaste la actitud de Walter esta noche? Me pareció que estaba mucho más pensativo que de costumbre”. “Sí”, respondió la madre, “parecía confundido y tenía los ojos muy brillosos, pero comió abundantemente”. “También yo lo noté”, dijo el pastor, entonces agregó: “Parece quemejor hay un cambio, peroque apenas puedo decir si el  bio es para o peor. peor . Espero sea mejoría; puede puede sercamque la medicina haya hecho efecto”. “Dios quiera que así sea”, dijo la madre reverentemente. reverentemente. Ambos estuvieron en silencio por algún tiempo, luego el  pastor dijo: “Nunca escuché a Walter hablar como lo hizo esta mañana. Me pregunto cómo fue que pensó en cosa tan absurda como que me enviaran a la cárcel porque alguien más hubiera robado “Logallinas”. sé, James, eso parece absurdo, no obstante, a mí me parece tan insensato el castigar a la persona equivocada por robar,

 

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como sería el castigar al inocente con enfermedad porque alguien más ha pecado. Lo he estado pensando seriamente toda la tarde, pero no he llegado a una conclusión satisfactoria”, dijo la Sra. Williams. El pastor volteó lentamente hacia su esposa y dijo: “Lillian, me impresiona escucharte decir esto; fue sucientemente malo escucharlo de mi propio hijo, pero escucharlo de ti es peor. ¿No crees que Dios todopoderoso sabe lo que es mejor para nosotros? ¿Te atreves a cuestionar cualquier cosa que Él haga? ¿Crees que el Creador todosabiduría lo hubiera enfermado si no fuera por su bien?” “James, ¿realmente crees que Dios enfermó a nuestro hijo?” ser”, respondió James, “pues leemos en la Biblia que Dios“Debe es la fuente de todo poder”. “Si esto es cierto, James, sería un pecado darle medicina,  pues estaríamos tratando tratando de deshacer el trabajo trabajo de Dios”. El Sr. Williams estaba realmente asombrado, más allá de toda expresión. Nunca en su vida realmente estado tan sorprendido como hoy, y cada sobresalto era mayor que el anterior. Se quedó muy quieto, durante un minuto, luego dijo: “Parece que el momento estudio Biblia en esta es casa. Por lo quedeheque escuempecemos escuchado chado hoy, hoy, el hace claro de quelami esposa e hijo ignoran completamente lo que la Biblia enseña”. Entonces salió a zancadas de la habitación. El pastor era un hombre bueno y gentil. Siempre había sido un buen esposo y padre, siempre paciente y compasivo con su esposa e hijo; pero este día había sido muy penoso para él, primero al escuchar a su hijo decir cosas que él consideraba poco menos que blasfemia, luego, al notar quehacer la madre parecía apoyar lo que el hijo había dicho; y para las cosas peores, había incluso oído a su esposa cuestionar las acciones de Dios,

 

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como él las entendía. Esto era el acabose. Éstaba realmente eno jado, fuera de toda paciencia y de alguna manera confundido; así que decidió decidi ó ir a su biblioteca bibliot eca y pensar en todo t odo esto. Tan Tan pronto como llegó allí, se sentó impacientemente en una poltrona y empezó a monologar de esta manera: “Me pregunto, ¿de dónde sacó Walter esa idea de enviarme a la cárcel? ¿Qué puede tener que ver eso con su enfermedad? Luego, pensar que mi esposa estuvo de acuerdo con él. Veamos, ¿qué fue lo que dijo? Estaba tan agraviado que apenas puedo recordar lo que se dijo. Sin em bargo,, creo que ella dijo acerca de que los apóstoles dudaron  bargo en ocasiones. ¿Qué tiene eso que ver con enviarme a la cárcel? Parece que hoy no soy capaz de pensar claramente. Luego este otro asunto que dar un pecado. todo mundo tomasobre medicina; losmedicina Cristianosesmás piadososVaya, y devotos que jamás hayan existido han tomado medicina, y esto ha sido así por miles de años. La Biblia dice que las hojas de los árboles son para el sanar de las naciones. ¿Entonces por qué no se pueden usar las raíces y la corteza también? Desde luego Jesucristo no sanó con medicina. Él era el Hijo de Dios y fue dotado desde arriba con poder sobrenatural. Él no necesitó la medicina. Bueno, que lecciones puedo decir es que pues estoyséfeliz vayamos atodo tenerloesas de Biblia, quedeenque cuanto empecemos a estudiarlas, ellos entenderán las cosas y entonces ya no escucharé más estas tonterías. Creo que no mencionaré el asunto otra vez hasta que empecemos a estudiar las lecciones, luego, cuando lleguemos a esta cuestión de la medicina se los recordaré”. Así el pastor, ya con una mejor disposición, hizo a un lado el asunto, lo dejó de pensar pensar, se levantó y caminó hacia el librero, seleccionando el libro que ,quería, y pronto estuvo absorto en su lectura.

 

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Mientras tanto, Walter se había apresurado a su cuarto e inmediatamente se ocupó en leer el tesoro que recién había encontrado. Cerca de las nueve escuchó a sus padres subir las escaleras,  para retirarse dormir. dormir . Apresuradame Apresuradamente nte apagó apagó la luz y se metió a la cama conatodo y ropa. Unos momentos después, cuando su madre entró a ver, lo encontró en cama bien tapado; y suponiéndolo dormido abandonó el cuarto en silencio. Tan pronto como Walter estuvo seguro de que se habían retirado, se levantó, encendió de nuevo la luz y continuó leyendo. Fue después de la medianoche cuando dejó el libro a un lado y dijo: “Siento queme este libro dice la ni verdad, y que el bien y nunca enfermó a mi a nadie más.Dios Creohizo quesolo me sanaré cuando entienda cómo orar correctamente”. Entonces se desvistió y se acostó; un muchacho más feliz y más esperanzado de lo que había sido jamás. Después de decir sus oraciones agregó: “Y ahora Dios, deseo agradecerte todas las cosas buenas que me has dado. No  pude agradecértelo esta mañana, pues entonces pensaba que tú me habías enfermado, ahoraahora sé que eresalgo todoque bien y no  podrías hacer el mal. Enpero verdad tengo quele agradecer y siempre recordaré este día de Acción de Gracias”.

CAPÍTULO IV PREPARÁNDOSE PARA LAS LECCIONES

 

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la mañana siguiente, cuando Walter despertó era totalmente de día y las manecillas del reloj señalaban las diez cuando su madre entró a su cuarto con una mirada ansiosa en su rostro y dijo: “Precisamente he venido a despertarte, pues tu padre estaba muy preocupado porque has dormido mucho. ¿Cómo te sientes esta mañana?” “Ay madre, me siento mejor esta mañana y descansé como no lo había hecho en años. No desperté ni una vez en toda la noche y me siento fuerte y con apetito”. “Gracias a Dios que estás est ás mejor. Iré a preparar tu desayuno”. “Está bien, mamá, bajaré en cuanto me lave y me vista”. Antes de bajar fue hacia su baúl, tomó su pequeño libro y dijo, “Creo que tú enseñas la verdad que me liberará de esta enfermedad”. Luego lo puso nuevamente en el baúl, teniendo cuidado de cubrirlo de la vista de cualquiera que pudiera mirar en su escondite. Al bajar al comedor, desayunó abundantemente. Cuando se levantaba de la mesa su madre dijo: “Siento mucho que no hayas aprovechado ayer el día soleado, pues el viento ha cambiado y ahora está soplando muy fuerte desde el norte. Está muy frío y triste afuera”. “Hoy no me molesta en lo absoluto mamá. Me siento tan mejorado que no había notado el clima”.

Su tan madre en cierta asombradadealWalter escucharlo hablar animado, puesforma habíaestaba sido costumbre que jarse de sentirse sentirse peor en días días grises. Entonces Entonces ella pensó: “Debe “Debe

 

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ser esa nueva medicina, pues ciertamente está mejor, y le ruego a Dios que continúe mejorando”. En cuanto a Walter, él estaba feliz de que fuera un día gris. Le daría una excusa para quedarse en su cuarto y así continuar su lectura. Deseaba estar allí, apero no así quiso las la sospechas de su madre apurándose partir, quedespertar caminó por casa tratando de pensar en alguna excusa. Finalmente pensó en algo agradable y dijo: “Madre, creo que no saldré sino que me quedaré en mi cuarto y leeré, para así pre pararme para nuestra nuestra lección de esta noche”. noche”. “Muy bien, Walter, encontrarás la Biblia en la mesa de la  biblioteca”. Walter fue aestuvo la biblioteca tomó la Biblia, luego 1subió a su cuarto y pronto absortoy comparando Génesis y 2 en la Biblia, con las explicaciones de estos capítulos en el libro que había encontrado. La tarde fue una repetición de la mañana. En la mesa del comedor el Sr. Williams dijo: “Siento “Sien to no poder empezar nuestras nuestr as lecciones de Biblia por unas cuantas noches pues, he recibido una noticación para estar presente en algunas reuniones que serán llevadas a cabo los clérigos locales”. “¿Algún asunto depor importancia, James?” Preguntó su esposa. “No particularmente. El Rev. Johnson dijo que quieren encontrar una forma de combatir con éxito esta nueva idea hereje llamada Ciencia Cristiana y quieren acordar una serie de sermones en los siguientes Sabbats, cada pastor denunciándola en su iglesia. El Sr. Johnson me ha preguntado si estaba dispuesto a  pronunciar un un sermón sobre ello y le dije que sí”. “Vaya, padre”, Walter, “¡No sabía que hubieras leído e investigado sobre eldijo asunto!”

 

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“No hijo, nunca lo investigué o estudié, y lo que es más, no tengo intenciones. La Biblia es sucientemente buena para mí”. “Pero padre, ¿cómo puedes predicar un sermón sobre algo que no conoces?” “Yopara no saber dije que supiera lo que es.reclaman He escuchado sulasuciente que no no es Cristiana y que sanar de misma forma en que lo hizo Jesucristo. Este reclamo prueba por sí mismo que es falso, pues Jesucristo era el Hijo de Dios y ese es el por qué él podía sanar a los enfermos, y cualquier hombre que se considere igual a Jesucristo, es blasfemo”. “Padre, ¿no mandó Jesús a sus discípulos a sanar a los enfermos?” “Sí, ciertamente, dio a sus murieron discípuloshace el poder de sanar los enfermos, pero susÉldiscípulos ya mucho tiem-a  po y a nadie más le fue dado el poder de sanar como Jesucristo lo hizo”, dijo el pastor. “¿Fue San Pablo uno de los discípulos de Cristo?” C risto?” “No, Walter, él no fue uno de los discípulos de Cristo, pero él era un hombre muy bueno y un santo”. “¿No sanó San Pablo a los enfermos?” “Sí,enhay varios casos del poder sanador de San Pablo registrados la Biblia”. “Bueno padre, ¿de dónde sacó San Pablo el poder de sanar a los enfermos si él no era uno de los discípulos a quienes Jesús dio el poder de sanar?” “Pues verás, fue asi — esto es — quiero decir — ” el pastor se detuvo bastante confundido, luego terminó con, “Es una historia demasiado larga para que te la cuente esta noche, ya que debo estar listo paralecciones”. esa reunión. Explicaré todo esto cuando empecemos nuestras

 

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El pastor abandonó el cuarto y entró a la biblioteca pensando  profundamente.  profundam ente. “Me pregunto de dónde saca ese muchacho estas ideas extrañas. Me da mucho gusto haber sugerido lecciones de Biblia, ya que si no se le ilumina, desviaráaún del pensando camino”. Poco después el pastorseguramente se dirigía a lasereunión, lo que Walter había dicho respecto a San Pablo. Walter tuvo una excusa para retirarse a su cuarto y pronto estuvo absorto en la comparación de los dos libros, igual que lo había estado haciendo el día anterior anterior.. Leyó hasta muy entrada la noche y los días siguientes en cada momento que tenía disponi ble, para que cuando llegara el miércoles por la noche, hubiera terminado el reunión libro quedehabía encontrado. Pero el miércoles ende la noche había oración, así que no habría lecciones Biblia hasta el jueves, pero a Walter Walter no le importó ya que pensó que esto le daría un día más para prepararse para las lecciones de Biblia”. Cerca de las seis su madre lo llamó a cenar, cenar, y mientras hacía a un lado sus libros pensó, “Esto debe ser verdad; siento que es la verdad. Haré que papá empiece con el Génesis para yo poder hacer más pertinentes guiar a papá que vea la Biblialas en preguntas su luz verdadera. Cómo meygustaría haberaencontrado este libro mucho antes, entonces estaría mejor preparado para convencer a papá. Pero sé que Dios es bueno y me ayudará, y con Él ayudándome no puedo fallar”.

CAPÍTULO V LA PRIMERA LECCIÓ LECCIÓN N

 

a noche siguiente, poco después de la cena, el pastor, su esposa y Walter entraron a la biblioteca para tener su  primera lección de de Biblia. “Bueno, Walter”, dijo el padre gustoso, “¿has decidido dónde comenzaremos nuestro estudio?” “Sí, padre, me gustaría empezar por el principio, con Génesis”. El pastor miró a su hijo y notó que su cara estaba enrojecida con entusiasmo. Sin embargo, no hizo comentario sobre ello, solo respondió: “Muy bien, Walter, si le agrada a tu madre em pezaremos con el el Génesis”. “Sí, James, me satisface empezar en cualquier lugar que le guste Walter”. “Como todos estamos de acuerdo, empezaré con el capítulo l del Génesis y continuaremos leyendo hasta llegar a algo que no entiendan. Entonces podrán detenerme y se los explicaré. Creo que esta será una forma excelente ¿no crees, Walter?” “Sí, padre, creo que esa será la mejor forma”. El pastor empezó a leer el Génesis, capítulo l, y no hubo interrupción hasta que llegó a Génesis l:26. Varias veces Walter estuvo a punto de hacer una pregunta,  pero no lo hizo. Ahora Ahora preguntó: “¿Padre qué signica ese ver sículo? No lo entiendo claramente”. “Te lo leeré nuevamente”, dijo el pastor. “‘Dijo Dios, Hagamos al hombre en nuestra imagen y seme-

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 janza; y señoree señoree en los peces del mar y en las aves del cielo, en

 

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las bestias, en las feras salvajes y en los reptiles que se arrasarras tran por el suelo’. ¿Lo entiendes ahora?”

“Aún no. Dios es Espíritu, ¿o no?” “Ciertamente, ¿por qué preguntas?” “Ese versículo dice queque Dios hizo al hombre en Su imagen y semejanza. ¿Eso signica el hombre es espiritual?” “Sí”, respondió el pastor. “Entonces mi cuerpo debe ser espiritual”. “Ah no, nuestros cuerpos no son espirituales, es solo el alma que está en el cuerpo, de la que se habla aquí como la imagen y semejanza de Dios”. “Entonces Dios no hizo nuestros cuerpos, ¿o sí padre?” todo“Vaya, lo que ciertamente fue hecho?”lo hizo. ¿Nunca has leído que Dios hizo “No dice nada en ese versículo de que Dios hizo un cuerpo material, ¿o si padre?” “No, pero dice ‘en Su imagen y semejanza’, eso signica,  justo como Él”, dijo el el pastor. pastor. “Entonces, si yo soy igual que Él, Él a su vez tiene igual que yo, y en ese caso Dios tendría un cuerpo material y no sería el espíritu completo”. “Vaya hijo, qué extrañas ideas tienes. Como lo dije antes, este versículo solo habla del alma; verás más adelante donde Dios creó el cuerpo. Ahora procedamos”. “Padre, ¿qué signica en esa parte del mismo versículo dondonde dice: ‘Y señoree en los peces del mar y en las aves del cielo’ , etc.?” “Ha habido diferencia considerable de opinión respecto a ese pasaje.después Personalmente que signica queespiritual, tendremospues este dominio de morircreo y entrar al mundo ciertamente no tenemos dominio sobre los peces y aves aquí”.

 

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“James, ¿crees que habrá peces y aves en el cielo?” Preguntó sumisamente su esposa. “Esa es una pregunta absurda. Todo el mundo sabe que no habrá peces y aves en el cielo”, dijo su esposo. cómo podemos tener dominio sobre ellos si no hay “¿Entonces ninguno allí?” Preguntó su esposa. “Me parece que ambos están muy torpes esta noche. Continuemos y estas cosas se aclararán conforme sigamos”, dijo el pastor un poco irritado por su inhabilidad de contestar a sus  preguntas claramente. claramente. Walter tenía varias preguntas más que quería hacer sobre este asunto, pero pensó que sería mejor no preguntar mucho de una No solahubo vez. más más interrupciones hasta hasta que el pastor llegó llegó al verversículo 31 — “Y “Y vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció el sexto día”.

Aquí interrumpió Walter, “Entonces todo lo que hizo Dios fue bueno”. “Sí, todo lo que hizo Dios fue bueno”, respondió el pastor. “Si eso es cierto, Dios no podía haber hecho que me enfermara, pues lacreo enfermedad norazón”, es buena”, Walter. “Walter, que tienes dijodijo su madre. El pastor miró de uno a la otra, luego lentamente colocó la Biblia sobre sus piernas. Estaba sorprendido por el giro que ha bía tomado la conversación y recordó que Walter había dicho algo similar anteriormente. No sabía con exactitud cuál era la mejor respuesta, así que pensó en hacerle unas cuantas preguntas a Walter y así encontrar qué tenía en mente el muchacho. Así que preguntó, enfermó, Walter?” “¿Qué te hace tan seguro de que Dios no te

 

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“Porque Dios es bueno y justo, y yo soy Su hijo, y la Biblia dice que Él hizo todo bueno y que Él hizo todo lo que fue hecho, así es que todo debe ser bueno. Además, no puedo concebir a un Dios justo haciéndome sufrir por el pecado que alguien más cometió, tantoelcomo nonuestro podría pensar ti padre, castigándome  por algo que hijo de hijo vecino de vecino hubiera hecho hecho”. ”. Como un relámpago el pastor vio ahora lo que el muchacho había querido decir, cuando habló de él siendo enviado a la cárcel porque alguien más había robado algunas gallinas. El muchacho solamente estaba tratando de ilustrarle la injusticia de castigar a una persona por las acciones de otro. Entonces vino el pensamiento, “¿Será el hombre más justo que Dios?” Había aquí que éllono y sin embargo la Biblia que Dios algo hizo todo queentendía, fue hecho. Si esto es cierto, Él eradice el autor de todos los pesares y aicciones, así como de las alegrías de la raza humana. Ahora que se había puesto a pensar en este asunto, no le gustaba admitir, aun para sí, que Dios era el creador de toda la maldad del mundo. Decidió que tenía que tener más tiempo para  pensar sobre esto, antes de poder responderle al muchacho, así que quemalas Dioseesinjustas bueno podrían y justo, yseralgunas de las cosasdijo: que“Sabemos nos parecen para nuestro  bien”, Luego levantó levantó la Biblia para proceder proceder con la lectura. Walter notó que su padre estaba estab a incómodo y decidió no hacer más preguntas por el momento. Entonces el pastor leyó Génesis 2, primer versículo: “Así fueron hechos hechos el cielo y la tierra y todo el ejército de ellos”. El pastor lanzó una mirada ansiosa hacia Walter, esperando que hiciera una pregunta que fuera tan difícil de contestar como las escuchando anteriores, pero Walter se quedó sentado  perfectamente quieto, quieto, atentamente.

 

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El pastor entonces leyó el siguiente versículo, “Dios terminó  su trabajo trabajo el séptimo día día y descansó en el séptimo día de todo lo que había hecho”.

“¿Esa es toda la creación, padre?” Preguntó Walter. todo el endía seisdel días en el es  por “Sí, eso que qDios ue guardamos gucreó ardamos Sabybat Sabbat coséptimo como mo día día dedescansó; descanso”.  No hubo interrupción en los próximos tres versículos, aunque Walter escuchó varias cosas sobre las cuales deseaba preguntar, pero cuando llegaron al 6to versículo, “Sin embargo, brotó de la tierra una niebla y regó toda la faz de la tierra”,

Walter preguntó, “¿Qué signica esa niebla papá?” El pastor trató de encontrar alguna respuesta razonable pero no pudo, que respondió: “Supongo algoHabía comollegado la ne blina que así a veces vemos elevarse vemos desdeque el suelo”. suera elo”. a la conclusión de que estas lecciones de Biblia no iban a ser tan fáciles y entretenidas como él lo había anticipado, y había decidido que el día de mañana estudiaría la lección por sí solo; de esta manera estaría preparado para cualquier pregunta que se  pudiera hacer. hacer. Walter sabía lo que esta niebla signicaba; había leído todo sobre el libro había encontrado, pero no creyó prudente ello decirennada más que sobre el tema en ese momento. El pastor continuó su lectura, Génesis 2, 7mo versículo. “Formó pues  Jehová Dios al hombr hombree del polvo de la tierra y alentó en su nariz el soplo de vida; y se volvió el hombre un alma viviente”.

“¿Me podrías explicar ese versículo por favor, padre?” “Con gusto. Este es el versículo del que hablamos hace un rato, cuando te dije que lo que se dice en Génesis l:26 habla solo de creacióndedellaalma o espíritu del hombre, que aquí haylaregistro creación del cuerpo. Verásmientras hijo, obtenemos un mejor entendimiento conforme seguimos adelante. Es así: El

 

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alma o espíritu es la imagen y semejanza de Dios, pero el cuerpo no, al ser éste material, habiendo sido creado de polvo. ¿Lo entiendes ahora mejor?” Walter no respondió respondi ó en seguida así que su madre dijo, dij o, “Ahora me parece muy claro, aunque yo estaba de alguna manera confundida antes”. El pastor volteó su cara sonriente s onriente hacia ella, asintiendo con la cabeza en aprobación. Ahora Ahora ya estaba bastante tranquilo nuevamente y no esperó ningún otro problema. Luego volteando hacia Walter, se sorprendió muchísimo al verlo enrojecido y excitado, así que dijo, “Bueno, Walter, ¿qué estás pensando ahora?” El muchacho levantó la cabeza y dijo, “Estaba tratando de  pensar pudo Diossuhaber iniciado Su segunda creación,  pues Élcuándo había terminado primera el sexto día y descansó de Su trabajo en el séptimo día, y aquí parece haber un registro de algo que Él creó después de que Él hubo terminado”. Walter no podía haber dicho nada que hubiera sorprendido y escandalizado más al pastor y a su s u esposa tanto como esto, y surgiendo justamente en el momento cuando el pastor pensaba que estaba explicando todo clara y sencillamente, lo confundió grandemente; y las tratando palabras de depensar Waltercuándo siguieron resonando en inisus oídos: “Estaba pudo Dios haber ciado Su segunda creación, pues Él había terminado Su primera el sexto día y descansó de Su trabajo, lo cual Él había hecho el séptimo día”, ¿Qué podía signicar esto? ¿De dónde sacaba Walter estos pensamientos extraños? ¿Eran en realidad extraños? La idea de una segunda creación era absurda, no obstante la Biblia dice (Génesis 2:1), “Así fueron hechos hechos el cielo y la tierra,  y todo el ejérc ejército ito de ellos”.

Ahí estaba sucientemente claro. Hablaba de ambos el cielo y la tierra: “ Dios terminó su s u trabajo en el Séptimo día y descansó en este día de todo lo que había

 

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¿Cometió Dios un error en la primera creación y así empezó de nuevo para recticar Su error? Imposible. Dios fue, es y siempre será todosaber esto excluye toda probabilidad de una Deidad cometiendo un error. ¿Estaba equivocada la Biblia hecho”.

en este caso particular? Si así era, ¿no podría estar todo equivocado? Este pensamiento hizo que el corazón del buen hombre se paralizara. No, no puede ser, debe haber un pequeño error en la traducción o algo parecido — Sí, debe ser, ¿cómo puede ser que nunca antes lo había visto? Entonces se dio cuenta de que su esposa le estaba haciendo una pregunta. “James”, la escuchó decir decir,, “¿hay en realidad dos creaciones, una espiritual y otra material?” ¿Qué debería contestar? Nunca había estado tan perdido en encontrar una respuesta en toda su vida. Ahí estaban su hijo y su esposa, ambos aparentemente dependiendo de una explicación de su parte, y él absolutamente incapaz de dar una que fuera racional. Y luego recordó que había dicho que no había diferencia en qué parte de la Biblia comenzaran, pues estaba muy familiarizado con todo. Finalmente dijo: “Parece que no puedo pensar claramente esta noche, creo que debemos dejarlo por ahora y empezaremos en este mismo versículo mañana por la noche”. Walter sintió pena de ver a su padre tan confundido y per plejo, y trató de pensar en alguna forma de ayudarlo a llegar a la verdad. Walter temia hablar demasiado, por miedo a despertar sospechas en su padre, pues si su padre tuviera la menor idea de dónde había conseguido su información, no le permitiría hacer más preguntas, incluso tampoco expresar ninguno de sus pensamientos sobre el asunto. Walter decidió decidi ó tratar de mostrar a su padre el camino cami no para salir del dilema, así que dijo, “Padre, ¿no crees que tu explicación

 

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sobre la niebla, de la cual se habla en Génesis 2:6, como siendo neblina, es equivocada?” “¿Qué más puede ser, Walter?” “¿Has notado padre, que este versículo particular empieza con ‘pero’? una niebla’. No dice, ‘Dios hizo una un niebla que Dice, surgió‘Pero de labrotó tierra’”. “No veo que la palabra ‘pero’ cambie algo”. “No quiero decir que lo haga. Solo deseo señalar el hecho de que ahí hay algo que Dios no hizo; pues en ningún lugar de los versículo anteriores del Génesis hay algún relato de que Dios hubiera hecho una niebla”. “No puedo entender lo que quieres decir, Walter. La Biblia dice Dios hizo todoDios lo que fuehaberla hecho,hecho, y comoyayoque he visto la nieblaque muchas veces, debe hay un solo Creador”, dijo el pastor. “Por el mismo razonamiento, tendríamos que admitir que Dios creó todos los males de este mundo”, dijo Walter, “pues aparentemente vemos estos males cada día. Entonces yo tendría que admitir que Dios hizo que me enfermara y no puedo nunca creer eso, pues en Génesis l, versículo 31 dice: ‘Y vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno’.

creemos esto, de ninguna manera podemos creer que Él hizoSicualquier cosa mala”. “Bueno, Walter, no discutiremos ese asunto más por el momento, pues sé que conforme progresemos con nuestras lecciones lo verás bajo una luz diferente; de cualquier forma no veo lo que esa niebla tenga que ver con el asunto”. “Padre, ¿no podría signicar esa niebla una equivocación o un malentendido? ese versículo malentendido de laEntonces tierra y regó toda la fazdiría: de la“¿Pero tierra?”brotó un

 

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“Vaya, Walter, “Vaya, Walter, tal declaración decl aración no tendría t endría sentido. s entido. ¿Cómo ¿ Cómo podría un malentendido regar toda la faz de la tierra?” “¿No se supone que la Biblia es un libro espiritual, Padre?” “Sí, ciertamente”. se supone que hay un signicado signica do espiritual en todo lo que “¿Y está no escrito en ella?” “Sí, Walter, ¿por qué preguntas?” “Entonces no podría ser el signicado espiritual de ese ver sículo algo como: ‘Pero brotó de la tierra un malentendido que engañó a toda la gente’. Si agregamos a esto lo que se da a entender, acerca de que el siguiente relato de la creación es lo que la gente cree, mediante esta falsa interpretación, obtenemos un  punto de vistacapítulo más claro dGénesis”. e la creación verdadera como como se narra en el primer del de Pasaron varios momentos después de que Walter había terminado de hablar, antes de que el pastor o su esposa respondieran. Varias veces esa noche se habían sorprendido por lo que habían escuchado decir a Walter; ahora ambos estaban sorprendidos y aturdidos. La madre fue la primera en hablar y dijo: “Lo que dices, Walter, parece razonable; sin embargo, no creo que tengamos la Biblia”. el derecho de cambiar nada de lo que está escrito en “Eso es cierto, esposa. Es por el hábito pernicioso de traducir la Biblia, para adaptarla al pensamiento de cada ignorante que  piensa que sabe algo sobre la Biblia, simplemente porque la ha leído una o dos veces, que se originaron todos los relatos contradictorios sobre la Biblia, y debería prohibirse por ley”, dijo el  pastor..  pastor “Bueno, eso no esoculto, cambiar la Biblia, sacar a la luzpadre, el signicado igual que túeslosimplemente haces cuancuando interpretas algunos de los relatos o parábolas de Jesús. De

 

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cualquier forma, yo solo sugerí que ésta podría ser la solución a la pregunta en cuanto a una segunda creación”. “Walter, no hables otra vez de una segunda creación; todo mundo sabe que solo hay una, pues solo hay un Dios y Él es omnisciente; excluye el que pensamiento error o una creación. Dioseso hizo todo lo fue hechodeenunseis días, y si reÉl hizo todo en ese tiempo, no habría más que hacer; pues ‘todo’ incluye ‘todo’”. “¿Entonces cuál de las dos narraciones en la Biblia es la verdadera, James?” Preguntó su esposa. “Querida, creo que si entendemos completamente estas dos narraciones, encontraremos ambas correctas. Mi pensamiento ha sido quelalacreación primera del narración la creación del el alma, la segunda cuerpodescribe y de cómo colocó Dios almay en el cuerpo, pues en Génesis 2:7 dice: “Formó pues Jehová  Dios al hombre hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz el so plo de vida; y se volvió volvió el hombre hombre un alma viviente”.

Walter estaba de alguna manera confundido con la explicación de su padre. Él nunca lo había pensado desde esta pers pectiva, y ahora no sabía qué decir decir.. Estaba seguro de que la explicación de lo susuciente padre no sobre era laelcorrecta y sin embargo, había pensado tema para estar seguro no de su propio punto de vista, por lo tanto decidió dejar descansar el asunto, y volteando hacia su padre dijo “¿No crees que ya hemos tenido suciente estudio de la Biblia para ser la primera noche? Son las nueve y media”. “Vaya, que rápido ha pasado la noche. Seguramente estás cansado”, exclamó ansiosamente su madre. dijo suespadre, “creo hecho bastante  por “Sí, una Walter”, noche, además noche, tiempo de que qque ue tehemos retires”.

 

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“Padre, esta ha sido una noche corta y placentera para mí, y creo que he aprovechado mucho nuestro estudio del Génesis”. “Estoy feliz de escucharte decir eso Walter, y espero que ahora entiendas claramente las dos narraciones”. “No estoy convencido que hayamos la verdad sobretotalmente esta segunda narración,depadre. Mañana llegado estudiaréa y pensaré sobre ese asunto y quizás para mañana en la noche  podré verla como como realmente es”. “Está bien, Walter”, dijo el pastor muy satisfecho al pensar de su hijo tomando tal interés en las Escrituras, “es solo por estudio e investigación que podemos obtener conocimiento”. El pastor no tenía idea de que Walter tenía otra fuente de información aparte la había Bibliaencontrado, de la familia, pensando en el librodeque el pero cual Walter le estabaestaba probando ser una llave a los tesoros de la Biblia. “Ven, Walter”, dijo su madre, “será mejor que vayas a dormir. Me temo que ya has hecho mucho esfuerzo, pues no estás acostumbrado a desvelarte”. Walter volteó hacia ella, con el rostro iluminado y animado, y dijo: “No me siento cansado en absoluto, mamá, pues la lección sido muy interesante para mi, así que no temamá; preocupes. Estoyhaseguro de que me hizo bien. Buenas noches, buenas noches, papá; ¿tendremos otra lección mañana en la noche?” “Por supuesto; ahora buenas noches y dulces sueños”. Walter se despidió de su madre con afecto y se fue a su cuarto. Tan pronto como salió, el padre y la madre se miraron uno al otro y escrito en ambas caras había esperanza y deleite. “Seguramente está mejorando, pues nunca lo vi tan interesado y“Creo animado toda su vida”. que en nalmente hemos obtenido la medicina correcta”. El Sr. Williams levantó la cara y dijo:

 

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“He orado por mucho tiempo y fervientemente a Dios, para que le permita vivir y que guíe sus pasos hacia el ministerio, y creo que ambas oraciones han sido escuchadas, pues indudablemente él está recuperando rápidamente su salud y ha tomado más interés común en laesBiblia. Algunasporque Algunas de sus no preguntas eran que muyunabsurdas, pero esto simplemente entiende. Estudiaré un poco la lección de mañana para poder contestar cualquier pregunta que pueda hacer”. Poco después subieron para retirarse. Cuando pasaron por el cuarto de Walter, la madre se detuvo en la puerta y por el silencio concluyó que ya estaba dormido. “Querido niño”, dijo ella, “debe haber estado cansado para quedarse dormido tan rápidamente”. Pero Walter no estaba dormido. Él sintió que no podría dormir hasta aclarar el asunto de la segunda narración, por lo tanto se quedó perfectamente quieto y dejó que su madre pasara sin la acostumbrada última despedida. Tan pronto como ella se fue, sacó sus libros y reanudó su lectura. Abriendo en el capítulo del Génesis leyó en silencio por un rato, luego exclamó: “Aquí está, claro como el día; no fue Dios, Espíritu, quien creó al hombre  polvo y todo el resto de este universo material. Fue Jehová de Dios, que es la concepción material del hombre acerca de Dios, o un Dios falso. Me pregunto cómo voy a aclarar esto a papá sin mostrarle este libro”. Después haciendo el libro a un lado, se metió en la cama y pronto se quedó dormido.

CAPÍTULO VI CONFUSIÓN

 

la mañana siguiente, tan pronto como terminaron de desayunar el pastor fue a la biblioteca, tomó su Biblia y empezó a leer. Después de leer un largo rato, apareció en su rostro una mirada de asombro. Se recargó en su silla y organizó sus pensamientos de la siguiente manera: Es increíble que nunca haya notado que esta segunda narrativa contradice la primera. Son claramente dos narraciones distintas. En la primera no hay mención de nada material y todo es creado por la  palabra de Dios—o espiritualmente; no hay mención del mal, sino que todo es declarado bueno por Dios. Él hizo la tierra, los árboles y los animales primero, y al último creó al hombre, en una escala ascendente; mientras que en el segundo capítulo del Génesis, se supone que Dios hizo primero al hombre, luego a la mujer, luego a los animales, etc., en una escala descendente. Ahora estoy seguro que mi explicación a Walter sobre esta segunda narración, como un relato de la creación del cuerpo, no es correcta; sin embargo, ¿qué más podría ser? Ciertamente no  puede ser una segunda creación. A ver, ¿qué dijo Walter sobre la niebla de un malentendido que surgió entre la gente respecto a la forma de la creación? ¿Y acerca de esta segunda narración como una falsa interpretación de los hechos? Suena razonable y sería una solución fácil a este segundo relato de la creación,  pero ¿qué ¿qué hay de este cuerpo material mío mío y el resto de las cosas materiales? ¿Estamos laborando bajo un malentendido respecto a todas estas cosas? ¡Imposible! No podríamos todos cometer el mismo error. No obstante, de acuerdo a la explicación de Walter, esta niebla regó toda la faz de la tierra, esto signica

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toda la gente. ¿De dónde vino esta niebla o equivocación? No hay registro de que Dios la haya hecho. ¡Que posición para un ministro del evangelio, predicando que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, que es Espíritu; y sin embargo creyendo  polvo o materia, por lo tanto, conque el hombre fue creado de tradiciendo la declaración de que somos la imagen y semejanza de Dios, Espíritu; pues la materia no es Espíritu sino su opuesto! Debo admitir que estoy muy confundido y debo poder explicar estas cosas esta noche, pues Walter Walter se decepcionará si no puede continuar las lecciones. Creo que será mejor que lea estos primeros dos capítulos del Génesis varias veces más, y tal vez pueda evitar esta confusión.

El pastor leyótoda sin ladetenerse hasta ladejó hora dellado almuerzo también durante tarde. Cuando a un el libroy  para ir a cenar, dijo: “Estoy totalmente convencido convencido de que estas dos narraciones no signican lo mismo, tampoco es una la exex plicación de la otra, pues una es lo directamente opuesto de la otra. Pero no puedo decidir cuál es la verdadera, pues la Biblia habla como si Dios fuera f uera el autor de ambas. ambas . Quizás Walter Walter tenga alguna idea que arroje luz al asunto. Estoy asombrado de su ex plicación esa ocurrido niebla, es esdespués tan razonable. Es sorprendente sorp rendente que nuncaacerca se medehaya de tantas veces que la he leído”. En la mesa el pastor dijo, “¿Walter, qué has estado haciendo todo el día? No te he visto excepto en el almuerzo y ahora en la cena”. “He estado leyendo y pensando, preparándome preparándome para nuestra lección, pues supongo que tendremos otra esta noche”. Walter, Walter, continuaremos continuaremos, , aunque debo confesa r que no esconfesar toy “Sí, tan bien preparado como me gustaría estar”.

 

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“Vaya, James, pensé “Vaya, pens é que habías estado leyendo la Biblia Bibl ia casi todo el día”, dijo su esposa. “Así fue querida, pero no me he podido convencer acerca de si la segunda narración explica la creación del cuerpo material oconclusión si era unade explicación primera, dede hecho, he llegado a la que no es de unalaexplicación la primera, sino que es una narración separada”. “¿Quieres decir que realmente hubo dos creaciones?” Preguntó su esposa en tono de sorpresa. “No querida, no quiero decir eso. La verdad del asunto es que no puedo encontrar ninguna explicación razonable del hecho de estos dos relatos de la creación. Esta dicultad no se me había ocurrido y no reanudaremos he podido encontrar unaen solución toria. No antes obstante, el asunto nuestrasatisfaclección de esta noche y veremos si podemos llegar a un entendimiento claro de ello. Voy a la biblioteca y cuando ustedes estén listos,  pueden venir y empezaremos más temprano”. Entonces, el pastor salió del cuarto. La Sra. Williams volteó hacia ha cia su hijo y dijo: di jo: “Walter, “Walter, no puedo entender cómo puede estar tu padre confundido sobre algo que semejores encuentra en la Biblia, que está acreditado como uno de los estudiantes de layaBiblia en esta parte del país”. “Supongo, mamá, que nunca se le ocurrió a papá que había dos relatos de la creación en la Biblia. Sin embargo, creo que antes de que la lección nocturna termine, todos entenderemos  por qué existe ese segundo relato. Personalmente yo he llegado a una conclusión satisfactoria al respecto y quizás papá estará de acuerdo conmigo”. “Pero, Walter, no debes suponer que puedes enseñar a tu padre nada concerniente a la Biblia; él ha pasado años estudiando tenazmente”.

 

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“Sé que eso es cierto, mamá, pero con frecuencia ha sucedido que un mecánico hábil ha trabajado durante años en algo  particular,, y nunca ha alcanzado lo que buscaba, y alguna otra  particular  persona que no sabía nada de mecánica descubre descubre la solución solución sin ningún problema.loPuede ser así en esteaparente caso. Túmisterio”. o yo podríamos decir justamente que aclarará este, “Sé que cosas así han sucedido, pero dicilmente puedo susu poner ser yo capaz de decir algo respecto a la Biblia que tu padre no haya pensado hace años”. Walter no quería decir más sobre el asunto, pero se le había ocurrido que si su padre había sido instruido equivocadamente respecto a la creación, sería muy probable que también hubiera sido mal enseñado respecto aamuchas cosasdesde de laelBiblia; ya que si su padre comenzaba explicarotras la Biblia punto de vista equivocado, esto es, materialmente en vez de espiritualmente, necesariamente él estaría equivocado en muchas de sus enseñanzas.

CAPÍTULO VII LA SEGUNDA LECCIÓN

 

oco de que su madre había terminado sutiempo trabajodespués dijo, “Ven, Walter, estoy lista para ir a la  biblioteca”. Ambos entraron y encontraron al Sr. Williams esperándolos con la Biblia en la mano. Él volteó a verlos cuando entraron y dijo: “Supongo que el gran cuestionamiento ante nosotros esta noche, es decidir si hay uno o dos relatos de la creación narrados en la Biblia; y si hay dos, ¿cuál es el relato verdadero? Walter,

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¿has“Sí, llegado a alguna respecto padre. Ahora conclusión me parece muy claro,a este y si punto?” me lo permites me dará mucho gusto dar mis puntos de vista respecto a estos dos relatos”. Esto era exactamente lo que el pastor quería. Deseaba que Walter hablara primero para ver a qué conclusiones había llegado el muchacho, antes de que él expresara su propia opinión, así que inmediatamente dio su consentimiento y dijo: “Habla libremente, hijo, y si no puedoyestar de acuerdo contigo en todo, veremos esos puntos después los discutiremos”. Walter tenía ahora el privilegio que quería, pero sintió que debía tener cuidado de no decir mucho, por temor a despertar la sospecha de su padre, así que silenciosamente abrió la Biblia que él había traído y leyó en voz alta, Génesis 2, versículo 7: “Formó pues Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz el soplo de vida; y se volvió el hombre un alma viviente”. Cuando terminó de leer este versículo miró a su  padre y dijo: “Notarás padre, que la Biblia dice ‘ Jehová  Jehová Dios’

formó al hombre de polvo, y este evidentemente no es el mismo 37

 

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Dios que creó al hombre en Su imagen y semejanza. También notarás que la primera narración siempre usa simplemente la  palabra ‘Dios’, que habla del Creador; mientras que la segunda narración siempre habla de  Jehová Dios como habiendo hecho todo“Espera, y — ” Walter”, dijo el pastor rápidamente. Había tenido la intención de dejar a Walter decir todo lo que tuviera que decir sobre el asunto, pero no pudo pensar en permitir a su hijo introducir la teoría de que había dos Dioses, pues esto sería peor que el pensamiento de dos creaciones. “Seguramente no estás tratando de introducir la teoría de que hay dos Dioses, dos poderes supremos. De ninguna manera puedo permitirte insinuar tal  pensamiento, en teoría, eso sería herejía”. No tengo herejía”. “Por favor, favoraun , papá, déjamepues terminar mi explicación. intención de introducir una teoría apoyando dos poderes supremos, sino deseo mostrar, que ahora estamos en efecto creyendo en dos poderes creativos, y que solo uno de estos puede ser verdadero y real. ¿Podrías por favor ver el versículo que acabo de leer? Nota que usa las palabras  Jehová Dios, y encontrarás que esta forma es usada casi en todo momento a través de esta segunda narración. Ahora mira el primer capítulo del Génesis.  Notarás que nunca habla de  Jehová Dios, sino simplemente de Dios”. El pastor había captado el signicado de lo que Walter había dicho y estaba ahora diligentemente leyendo primero un versículo en el capítulo 1 del Génesis, luego el versículo correspondiente en el capítulo 2. La madre de Walter se había levantado silenciosamente, ha bía ido al librero, tomado una Biblia, y estaba también com parando la una con la otra. Finalmente el pastor miró a Walter con una mirada de sorpresa y confusión, y dijo: “Lo que dices

 

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es cierto, Walter, y debo admitir que nunca antes lo noté, pero no puedo ver que cambie en algo la narración. El autor o traductor simplemente cambió el nombre que utilizó para designar Deidad, eso es todo. Sin embargo no puedo entender cuál pudo haber su razón para ahacer cambio. que el sido cambio se llevara cabo eljusto en el También momentoesennotable que lo hace, al principio de la segunda narración”. “Parece extraño que tal cambio haya sido hecho si no fue hecho con un propósito”, dijo la Sra. Williams. Williams. “Creo que puedo explicar por qué se hizo el cambio”, dijo Walter. “Muy bien, Walter”, dijo el pastor, “escuchemos tu explicación”. “Bueno, padre, como yo lo entiendo, la primera creación es real, siendo la obra de Dios. Luego la Biblia habla de esa niebla o malentendido que surgió; y lo que se dice en la segunda narración es este malentendido, por lo tanto yo juzgaría que  Jehová mal Dios signica un Dios humanamente concebido. Debido al malentendido del verdadero carácter y la naturaleza de la Deidad, el hombre cree que la tierra y el hombre fueron creados como lo relata la segunda narración, lo cual va de acuerdo con todas nuestra ideas materiales presentes. Quiero decir por esto, que todos pensamos y creemos que Dios hizo al hombre materialmente, del polvo de la tierra, mientras que el primer relato dice que el hombre fue hecho en la imagen y semejanza de Dios. Por consiguiente, puesto que Dios es Espíritu, el hombre debe ser espiritual; un hombre de polvo o material no puede ser esa seme janza, porque la materia es lo opuesto al Espíritu. Entonces, todo lo que Dios hizo fue bueno — y este hombre de polvo es más malo que bueno; y puesto que Dios, que se admite es completamente bueno, hizo todo y pronunció todo lo que Él hizo como

 

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Bueno, este hombre de polvo o material, siendo malo, nunca fue hecho; pero debido al malentendido, pensamos que el hombre es material y creemos que este hombre material es real. Para ilustrar lo que quiero decir, supón que alguien te dijo una falsedad y tú creíste era verdad, la mentira parecería verdad  para ti. No que obstante, porqueentonces tú creíste esta mentira ser verdad, eso no haría una verdad de ella; seguiría siendo una mentira sin importar tu creencia. De la misma manera, los teólogos han cometido un error al pensar que esta segunda creación es real, y han enseñado a los hombres que se originaron del polvo y deben retornar al polvo, y todo el mundo cree esto; y puesto que todo el mundo cree en este error, parece ser verdad a todos nosotros;  pero nodeimporta cuántos esto noque hará verdad esta, y es debidocrean a estauna falsamentira, interpretación todouna el mal ha venido a nosotros, ya que en la creación real y espiritual no hay mención del mal. Es solo después de que esa niebla o malentendido surgió, que se menciona el mal. Ahora padre, si mi explicación es la verdad, entonces Dios no hizo el mal, no hizo la enfermedad; y si Él no hizo la enfermedad, nunca fue hecha, ya que la Biblia dice que Dios hizo todo lo que fue hecho. Entonces la enfermedad es también parte del malentendido que surgió, y no es real, no existe, excepto en nuestros pensamientos equivocados. En otras palabras, todos hemos estado tomando una mentira por verdad y este error ha sido enseñado al mundo entero; y debido a este error pensamos que es posible que el mal exista, cuando deberíamos haber sabido que Dios no podría ha ber hecho el mal, mal, pues no hay mención de pecado, pecado, enfermedad o muerte en la primera narración, la cual es el relato de la creación verdadera”. Walter se detuvo, su cara toda radiante de gozo y entusiasmo. Se había puesto de pie al estar hablando y luego volteó a

 

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ver a su padre y a su madre, pero lo único que vio fue caras de asombro. “¿No puedes verlo, padre? ¿Mamá, no lo hice claro? Parece tan fácil para mí entenderlo ahora. ¿No ven lo que esto signica  para Signica queque el no hombre nuncaenfermos estuvo ycuando nunca puede estar mí? enfermo, de ahí estaremos hayamos alcanzado nuestro verdadero ser, la conciencia espiritual. Estamos enfermos solamente en creencia, y habremos sanado cuando despertemos a la verdad del ser. La enfermedad es solamente una ilusión que la verdad disipa. Esta tiene que ser la verdad de la que Jesucristo Jesucris to habló cuando dijo ‘Y sabrán a verdad y la verdad los hará libres’ libres ’ — la verdad acerca de Dios y hombre ydeelenfermedad universo. Sí,y me ha hecho ya queyha nube debilidad delibre; mi mente, mequitado siento esta perfectamente bien y fuerte”.  Nuevamente miró a uno y otro de sus padres. En la cara de su padre vio pesar, en la de su madre, temor. Viendo hacia arriba se quedó quieto por un momento, luego dijo suavemente. “Ay tú, Dios, que eres todo el bien, que nunca hiciste el mal o la enfermedad, te agradezco por esta gran verdad que me has revelado. También deseo que muestres esta misma verdad a mi  padre y a mi madre, madre, y creo que lo harás, harás, ya que tu hijo Jesucristo dijo que cualquier cosa que deseáramos al orar, creyéramos que la recibimos y la recibiremos; y yo sí creo que mi deseo será concedido, ya que Jesucristo no lo hubiera dicho, si no fuera verdad”. El Sr. Williams y su buena esposa no podían hablar. Las  palabras que habían escuchado y las acciones de Walter ha bían ocasionado que el padre, temiera que la mente de su hijo estuviera mal; mientras que la madre pensaba que había algo

 

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sobrenatural en todo ello y se sintió inclinada a creer que lo que había escuchado era la verdad y que esta sabiduría le era dada a su hijo desde arriba. El pastor avanzó hacia donde estaba Walter, lo miró interrogante, pusotodos su mano en su brazo mejor y dijo:más “Siéntate, Walter, no te excites, lo entenderemos adelante”. Luego mirando a su esposa dijo: “Mamá, ¿no crees que hemos tenido suciente estudio de la Biblia por esta noche?” Su esposa estaba sorprendida ante la pregunta, pues no se le había ocurrido que Walter pudiera estar demente, por consiguiente, no podía ver por qué su esposo deseaba terminar la lección, pues acababan de empezar; pero siempre queriendo estar de acuerdo con él, contestó “Lo que tú creas que es mejor, James”. Walter miró a su padre por un momento, preguntándose qué  podría estar sucediendo, y mientras pensaba en todo lo que ha bía dicho, se le ocurrió que su padre debía pensar que él había  perdido la razón, y le pareció tan ridículo que estalló en una carcajada. Sin embargo, esto solo hizo las cosas peor, pues esto conrmó la opinión de su padre. El buen hombre movió tristemente la cabeza diciendo, “Es  peor de lo que pensé”. pensé”. Esto solo hizo que Walter riera más fuerte. La madre miraba a su hijo riendo y a su esposo apesadum brado, preguntándose preguntándose qué signicaba todo esto. Finalmente dijo “James, ¿por qué es peor de lo que pensaste?” Antes de que él pudiera contestar, Walter dijo: “¿No ves, mamá, papá piensa que me he vuelto loco; ¿podría algo ser más ridículo?” “¡Loco!” prorió la madre, “¿Pensaste eso, James?”

 

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El pastor no contestó. Suponía nadie sino una persona demente dijera las cosas que Walter Walter había dicho, pero ciertamente no era la acción de una persona demente leer de esta manera su  pensamiento. dijoloWalter, conextraña una sonrisa saludable su cara,“Madre”, “ahora que pienso, aún no me que papá pensaraenque yo había perdido la razón, pues sería imposible para él com prender esta gran verdad, tan prontamente como tú o yo. Para hacerlo, él tendría que desaprender en estos pocos minutos, todo lo que se le ha enseñado respecto a la creación. Para ti y para mi, madre, es más fácil; nosotros solo hemos creído y la creencia nunca es una convicción absoluta, y por eso se puede cambiar más pronto. Leí hoy una parábola que creo que explicará lo que quiero decir. Alguien ha dicho, ‘No puedes agregar más a una vasija que ya está llena’. Y así le pasa a papá. Su mente está tan llena de la enseñanza teológica sobre Dios y la creación, que no hay espacio para nada que diera de esta enseñanza, hasta que algo de lo viejo sea vaciado. Creo que este proceso de vaciar es lo que quiso decir Jesús cuando dijo: ‘Les aseguro que si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos’. Tomo esto como que tenemos tene mos que hacer a un lado

la opinión humana y prejuicios y tener una mente libre, abierta e inquisidora antes de que esta gran verdad sea entendida por nosotros”. “Walter”, dijo su padre severamente, “Creo que has dicho suciente al respecto. ¿Crees que es correcto tomar una posición de mayor autoridad respecto a lo que la Biblia signica, que la de los hombres que han laborado toda su vida en la Biblia? Personalmente yo he pasado la mayor parte de los últimos veinte años en el estudio de la Biblia y creo que tengo una idea clara de lo que contiene y sin embarg embargo, o, yo me iría con cautela al aseverar

 

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mis opiniones si no estuvieran de acuerdo con nuestros mejores estudiantes de la Biblia, por lo tanto debes ver prontamente qué tan insostenible es tu posición. Estoy seguro que estás cometiendo un grave error al cuestionar la exactitud de la interpretación generalmente aceptada, dada por nuestro clero, de los varios li bros del Antiguo y Nuevo Nuevo Testamento”. Testamento”. “Padre, no quise ofender y siento mucho haber hablado tan apresuradamente. Puedo ver fácilmente que desde el punto de vista de alguien con tu entendimiento de la Biblia, mi posición es muy cuestionable, y en el futuro trataré de ser más cuidadoso con lo que digo”. “Muy bien, respecto a esta cuestión de la creación, la consideraremos cerrada por ahora, y en el futuro inmediato, pro bablemente el próximo domingo, predicaré un sermón sobre la creación; y como ustedes sin duda estarán allí, escucharán la claridad de este tema. Mientras tanto te aconsejaría que estudies lo más posible este tema, y por consiguiente podrás entender mejor mi sermón. Continuaremos las lecciones después de que yo haya pronunciado el sermón sobre la creación. Ahora creo que será mejor que te retires”. Walter estaba muy asombrado por la forma en que su padre había tomado su explicación y por un momento se arrepintió de haber dicho tanto de una sola vez. Luego, después de pensarlo sonrió feliz. Si su padre tenía ahora la intención de pronunciar un sermón sobre la creación, se vería obligado a estudiar cuidadosamente el Génesis, y Walter creyó que se había dicho susu ciente para hacer que su padre dudara de la segunda narración. Se le antojaba decir, “Creo que nunca pronunciarás tal sermón”,  pero en vez de eso dijo: “Está bien, padre, estudiaré elmente la Biblia como tú deseas, y siento mucho si mi explicación te ofendió; solo dije lo que se presentó a mi mente”.

 

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“Olvídalo, Walter”, dijo su madre, “no todos podemos estar  bien versados en la Biblia como tu padre, que ha pasado la mayor parte de su vida estudiándola”. “¿Sugerirías, padre, que continúe yo el estudio del Génesis desde lugar donde dejamos?” “Sí,el hijo”, dijo ellopastor más gentilmente, “empieza donde lo dejamos esta noche, y podría ser bueno para ti que revisaras lo que ya vimos para que puedas entender completamente mi sermón”. Walter se despidió amorosamente de su padre y madre, y subió a su recámara llevando su Biblia. Tan pronto como abandonó el cuarto, el pastor miró a su esposa y dijo: “Me pregunto qué pudo haber tomado posesión de ese muchacho, él ha cambiado maravillosamente. Mientras que siempre estaba hablando de su enfermedad y quejándose de estar débil, ahora nunca se reere a su problema, tampoco se queja de estar cansado. Y lo que es más maravilloso, no camina ni actúa como si s i estuviera cansado o débil. También También se ve alegre y su explicación estuvo llena de vigor y coraje, aún cuando no tenía sentido”. “Yo creo, James, que es el efecto de esa última medicina. Él ha empezado a notar que se está sintiendo mejor y en su gran entusiasmo adjudica su sanar a la bondad de Dios, y está deseoso de dar gracias por su recuperación”. “Eso puede ser”, dijo el pastor, past or, “sin embargo no veo ninguna razón para hablar tales tonterías. Algunas de sus aseveraciones son simplemente absurdas, por ejemplo, esa aseveración sobre nunca haber estado enfermo en realidad, y que no existe el mal. ¿No hemos visitado a los mejores médicos en el país, y no nos dijeron que tiene tuberculosis hereditaria? Eso ciertamente debe

 

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 probar su realidad. Además Además se ha ido debilitando gradualmente más y más ante nuestros ojos”. “Eso es cierto, James. Sin embarg embargo, o, no creo que todo lo que dijo fueran tonterías. Al estar hablando, su cara parecía brillar con perdido un resplandor mientras pensabasdesde que allá ha bía la razón,celestial, yo creíayque ha sidotúinspirado arriba”. El pastor se sentó abruptamente en su silla y miró a su esposa. ¡Si esto continuaba por más tiempo, él mismo estaría demente! ¿Qué estaba pasando con su familia? ¿Cómo podía su esposa tomar las tonterías de un muchacho por inspiración? “¡Ahora, James, no me mires así! No me parece tan increíble que Dios hubiera hecho todo bueno, y que solo el bien sea real y que el mal sea irreal, aunque nosotros hacemos que parezca real  por pensarlo así. Creo que eso es lo que Walter Walter estaba tratando de aclarar para nosotros. Para ilustrar, si tú recibes la noticia esta noche de que tu hermano ha muerto en un choque de ferrocarril, ciertamente te sentirías triste y dirías que te sientes triste. Pero si en la mañana tu hermano llegara a la casa perfectamente bien, tu tristeza desaparecería. Esto probaría que tu tristeza no fue causada por la muerte de tu hermano, sino simplemente porque tú lo creíste muerto; así que sería la creencia lo que causó la tristeza y no el hecho”. “Puedo estar de acuerdo contigo respecto a tu ilustración,  pues sería la creencia de que mi hermano hermano estaba muerto, aunque aunque no estaba muerto, lo que me haría sentir tristeza. Pero los dos casos no son paralelos. En uno nada ha pasado, pero en el otro había en realidad un muchacho enfermo y no simplemente el reporte de un muchacho enfermo”. “¿No puedes ver, ver, James, que si Dios nunca hizo la enfermedad y si Él hizo todo lo que fue hecho, entonces la enfermedad

 

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no puede ser una realidad? El hombre, el hijo de Dios, no puede estar enfermo; pero si creemos en la ley mortal de enfermedad, como siendo una parte del plan y la providencia de Dios, esto haría a la enfermedad parecer real y legítima, aunque de hecho es irreal y no es verdadera. Creo que es justamente como Walter lo armó. Si creemos que una falsedad es la verdad, esta falsefalse dad nos parece entonces como verdad. Pero no importa cuántos crean que una mentira sea verdad, o por cuánto tiempo la crean, sigue siendo una mentira”. “Lo que dices sobre la mentira, esposa, es claro; pero la enfermedad no es una mentira o falsedad, es demasiado real”. “James, si el pecado, la enfermedad y la muerte son reales, Dios debe haberlos hecho, ya que la Biblia dice que Dios hizo todo lo que fue hecho. También dice que Él declaró todo como  bueno. Puede ser posible alargar la imaginación lo suciente  para pensar pensar,, que la enfermedad e incluso la muerte puedan ser  buenas bajo ciertas condiciones, condiciones, pero con toda seguridad seguridad ningún Cristiano estaría de acuerdo en que el pecado es bueno. Si admitiéramos que la enfermedad y la muerte fueron hechas por Dios y que son buenas, entonces debemos admitir que Jesucristo destruyó las obras de Dios, y al hacerlo destruyó algo que era bueno. Ay, James, mientras más pienso en la explicación de Walter me parece más razonable, y no puedo sacar la idea de mi mente de que nuestro muchacho fue inspirado cuando la dio”. “Lillian, admitiré que nunca en toda mi vida había estado tan confundido sobre algo como lo estoy respecto a estas dos narraciones de la creación. Si admitimos que la primera narración es el único relato correcto de la creación, ¿de dónde vino todo este mal, pecado y enfermedad al mundo, y cómo adquirí este cuerpo material, y de dónde vinieron estas otras cosas materiales? Si admitimos que la segunda narración es verdadera, entonces Dios,

 

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de alguna manera debe ser responsable por todas las aicciones y tribulaciones del hombre, pues Dios es todopoderoso y podía habernos hecho mejores, incluso perfectos. Ahora que lo pienso, no creo que la Biblia enseñe que Dios hizo el mal. Habla de Jehová Dios como maldiciendo la tierra, pero no acusa a Dios de hacer el mal, y sin embargo Dios hizo todo. ¿Puede el mal ser solo una mentira, un sueño, un engaño, un error o malentendido como Walter Walter lo l o llamó? ¡Qué ¡ Qué situación sit uación para un pastor! pastor ! Vaya, Vaya, creo que estoy cuestionando la verdad de la Biblia”. “No, James, no creo que pudieras propiamente llamarlo cuestionar la Biblia. Simplemente estás buscando la verdad y sé que cuando estés en un estado de mente más calmado, la encontrarás fácilmente. ¿No crees que será mejor que nos retiremos ahora? Mañana tendrás tiempo para considerar más el asunto”. “Supongo que será mejor. No veo otra forma de satisfacerme satisfacer me a mi mismo, excepto estudiando cuidadosamente todo el libro del Génesis, y dudo mucho poder encontrar lo que quiero, aún allí, pues con frecuencia he notado que una vez que un hombre empieza a dudar de la verdad de la Biblia, generalmente se convierte en un incrédulo. ¡Dios conceda que esto no me suceda a mí!” “Ay, yo no le tengo temor a eso”, dijo su esposa, “tú eres un creyente rme en Dios, para dudar de las enseñanzas esenciales de la Biblia”. “Así lo espero, esposa. Sin embargo, debo admitir que estoy empezando a dudar de la autenticidad de la segunda narración, aunque durante los últimos quince años he predicado el Evangelio desde el punto de vista de que el hombre fue creado de  polvo. De hecho, hecho, no podía predicar de otra otra manera, pues hubiera sido imposible para mí haber hecho creer a mi congregación que el hombre es espiritual y que nuestro sentido de vida material y

 

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de un cuerpo material es falso, un malentendido completo de la naturaleza de la creación de Dios”. “Pero, James, ¿no tenemos un cuerpo material? ¿No tenemos que alimentarlo, vestirlo y cuidarlo?” “Esa es la forma que siempre creí, pero si la idea de Walter es correcta respecto a esa niebla o malentendido, entonces el  primer capítulo del Génesis es correcto. En ese caso, el hombre ciertamente no es material en ningún sentido, ya que es la manifestación del Espíritu, y nuestro sentido material del hombre no es sino el resultado de lo que nos enseñaron de la creencia falsa. Esposa, me inclino a pensar que esta es la solución, ¿pero cómo puedo probar a otros, o aun a mí mismo, que todo esto es verdad?” “Me sorprende, James, que no puedas explicar fácilmente esta parte de la Biblia, pues no has hecho otra cosa más que estudiarla toda tu vida. De cualquier manera, dejémoslo por esta noche. Sin duda, después de haber dormido bien te será más fácil pensar correctamente”. El pastor, pastor, más bien renuente, siguió a su esposa a la parte de arriba. Él hubiera preferido resolver este problema tan complicado antes de retirarse. Se quedó despierto por largo tiempo, pensando profundamente, profundamente, y mientras más pensaba, más rmemente se veía obligado a creer que Walter estaba bien en su conclusión de que la primera narrativa era la verdadera. Entonces le llegó el  pensamiento: “Si esto es correcto, hará al mundo entero entrar en confusión, pues todo mundo cree en el hombre de polvo; de hecho, cada clérigo que conozco predica el Evangelio desde este  punto de vista”. Era después de medianoche cuando nalmente se durmió. Walter también estuvo despierto algún tiempo, pero él no estaba tratando de resolver la cuestión de cuál era la narración

 

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verdadera. Él estaba totalmente satisfecho respecto a esto. Lo que estaba tratando de hacer era pensar en alguna forma de convencer a su padre y a su s u madre respecto a esto.

CAPÍTULO VIII LA TERCE TERCERA RA LECCIÓN

 

asi dos meses habían pasado desde noche de laenúltima lección de Biblia. Walter estaba tanlainteresado estudiar la Biblia en relación a la “clave” que había encontrado, que no notó los fastidiosos días invernales. Además Además estaba mejorando muy rápidamente en fuerza y peso, con gran alegría de sus padres. Su madre había notado algún tiempo atrás que él no tomaba su medicina medicin a y habló de ello con él. Walter Walter contestó contes tó en un tono muy positivo pero gentil: “No, mamá, no estoy tomando

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ninguna medicina y ente nunca pienso tomarla, pues ahora estoy dependiendo totalm totalmente demás Dios, y él me está sanando”. Su madre le preguntó que cuándo había dejado de tomarla y él dijo: “Determiné nunca más tomar medicina la noche en que me di cuenta que la enfermedad no es real, y que nuestro sentido material falso, con todas sus consecuencias de enfermedad y muerte, hay que echarlo fuera, no por estar tomando medicamentos, sino mediante la comprensión de ‘las cosas del Espíritu’”. Ambos, su padre y su madre, trataron de persuadirlo para que siguiera tomando la medicina, ya que aún creían que su me joría era debida a la última que había estado tomando. Walter sabía algo mejor, así que dijo: “Permítanme dejar de tomarla por un corto tiempo y si no continúo mejorando, mejorando, empezaré a tomarla para complacerlos”.  No se habló más del asunto, aunque sus padres se oponían ate.que la dejara, cuando parecía estar mejorando tan rápidamenEllos lo observaban de cerca, pero él continuó mejorando

 

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tan rmemente, que no hablaron de la medicina nuevamente. Su madre continuó tomando la suya, pero no mostraba mejoría. Muchas veces preguntó p reguntó Walter Walter a su padre padr e que cuándo reanudarían las lecciones de Biblia, pero su padre nunca parecía estar listo. Su padre siempre parecía estar muy pensativo. El muchacho sabía cuál era la causa y varias veces había intentado enta blar conversación con su padre respecto a la creación o alguna otra parte de la Biblia, pues deseaba señalarle la verdad, pero su padre siempre hacía a un lado el tema tan pronto como le era  posible. Tampoco había predicado el sermón sobre la creación como lo había prometido. El pastor estudiaba diariamente la Biblia y tomaba muchas notas mientras leía, pero no parecía llegar a una conclusión satisfactoria. Muchas veces se preguntaba sobre las pequeñas cosas que Walter Walter decía sobre la Biblia y en varias ocasiones se decidió a hacerle algunas preguntas, pero no le gustaba que el muchacho supiera de su propia inhabilidad de satisfacerse por sí mismo. Se preguntaba si su esposa estaba en lo correcto respecto a que el muchacho hubiera sido inspirado. De qué otra forma podría explicarse algunas de las cosas que decía Walter. En varias ocasiones se había tomado la molestia de probar las aseveraciones de Walter Walter y encontró encontr ó para su sorpresa, sorpresa , que la Biblia Bibli a comprobaba totalmente sus armaciones. Una tarde de enero, el pastor dijo a sí mismo: “Que sea lo que sea, voy a continuar esas lecciones de Biblia esta noche. Lo que Walter dijo me llevó a esta oscuridad y confusión, y es posi ble que él diga algo que me muestre la luz”. luz”. Esa noche en la cena, el pastor sorprendió a esposa e hijo diciendo: “Si les parece a ambos, continuaremos nuestras lecciones de Biblia esta noche”.

 

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Inmediatamente asintieron, y tan pronto como la Sra. Williams había terminado su trabajo, se dirigieron a la biblioteca. En cuanto se sentaron, el pastor dijo: “Bueno, Walter, ¿has cambiado de opinión respecto a cuál de las dos narraciones de la creación es la correcta?” “No, padre.” He dedicado mucho más tiempo a ese tema desde nuestra última lección y estoy totalmente convencido de que la primera narración es la correcta”. “Walter, creo que tienes razón. He estado estudiando y  pensando estos dos meses y he llegado a la misma conclusión respecto a la creación. Sin embargo, no he podido de ninguna manera explicarme todas estas cosas materiales y este cuerpo material”. “James, ¿has llegado a la conclusión de que todas las cosas reales son espirituales?” Preguntó su esposa. “Sí, Lillian, pues solo se puede llegar a dos conclusiones. Ya sea que Dios es el creador del que habla la primera narración, donde todo fue hecho por la Palabra o espiritualmente, y es declarado como muy bueno; o bien, Dios es el creador del que habla la segunda narración y por lo tanto sería el creador del mal, enfermedad, pecado y muerte, con todas las horrorosas calamidades a las que estamos sujetos. Y puesto que he pensado y estudiado esta cuestión, no puedo concebir a nuestro Padre Celestial como mandando todos estos problemas a sus hijos, no más de lo que yo traería tales cosas a mi familia. Así que de las dos, preero creer que Dios hizo todo bueno, tal como lo descridescri be la primera narración. Es imposible creer ambas narraciones,  pues son directamente opuestas. Lo que me molesta es este cuercuer po material y todo lo demás que es material”. material”. “Padre, creo que yo puedo dar algo de luz al asunto si me lo  permites”.

 

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Su padre lo miró por un momento, sin poder decidir si pedirle explicación o no, pues la última explicación le había causado toda su confusión; no obstante, al pensar en ello, ahora él estaba de acuerdo con esa explicación. Posiblemente el muchacho ha bía sido inspirado y él estaba equivocado en no escuchar lo que tenía que decir. De todas maneras, su mejoría sin la ayuda de doctores o medicamentos era poco menos que un milagro para él, así que decidió que le explicara y dijo: “Escucharé lo que tienes que decir de este tema, Walter, pero ten cuidado de no decir algo ridículo”. Walter sonrió. Él había aprendido una lección el día que dio la explicación respecto a la creación y no tenía intención de que el entusiasmo le ocasionara decir demasiado esta vez, y con eso cometer el mismo error que antes. Así que simplemente hizo a su padre una pregunta. “Hace años ¿no todo el mundo pensó que la tierra era plana?” “Sí, Walter, Walter, ¿pero qué tiene tien e eso que ver con nuestros nue stros cuerpos cuer pos materiales?” “¿Lo creyó todo el mundo, padre? “Ciertamente, pues no sabían la verdad”. “¿Su pensar de esa manera lo hizo así?” “Claro que no, como tú bien lo sabes, ¿pero por qué estas  preguntas?” “Simplemente porque esto es justamente lo que por mucho tiempo hemos estado haciendo respecto al hombre. Hemos estado pensando que está hecho de una parte espiritual, el alma, y una parte material llamada cuerpo; pero nuestro pensamiento falso no cambió el hecho del ser ser,, no más que el pensamiento de que la tierra era plana cambió a la tierra. Parecía plana a aquellos que la creyeron plana, aunque la verdad es que la tierra es redonda. Así con el universo y el hombre; parecen materiales a

 

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nosotros que lo creemos así, pero en verdad el hombre es espiritual y tiene un cuerpo espiritual”. “Puedo fácilmente estar de acuerdo contigo respecto a la tierra, porque sabemos que siempre fue redonda, pero no podemos  probar que el hombre hombre es completamente completamente espiritual”. “Ese es justamente el punto padre. Podemos fácilmente admitir que la tierra es redonda después de que ha sido probado.  No obstante, antes de que esta prueba fuera proporcionad proporcionada, a, la gente no lo admitía, no más de lo que nosotros admitiremos que el hombre es completamente espiritual. Sin embargo, la tierra era redonda antes de haberlo probado; y de igual manera el hom bre es espiritual. La prueba de su espiritualidad no cambia los hechos porque estos deben siempre permanecer lo que son, sin importar lo que pensemos o creamos. Sin embargo, Jesucristo en varias ocasiones probó que él tenía poder sobre todas las condiciones y leyes materiales, y las pruebas abundantes se nos dan en la Biblia. Él también dijo, ‘Benditos sean aquellos que no han visto y sin embargo, han creído’”. “Sé que Jesucristo dijo eso, pero lo dijo sobre algo totalmente diferente. Difícilmente puedes pedirme que crea algo que no  puedo ver o probar, probar, pues conoces conoces el viejo dicho, dicho, Walter Walter,, que ver es creer”. Walter inmediatamente pensó en la enseñanza del libro que había encontrado y dijo: “¿Podemos siempre creer lo que vemos? “Sí, así lo creo hijo”. “Padre, si vieras por la ventana mañana en la mañana, verías que el cielo y la tierra parecen encontrarse en la distancia, ¿creerías que así es?” “Ciertamente no, pues yo lo sé”. “Sin embargo, tú dices que ver es creer”.

 

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Su padre se recargó en su silla y críticamente miró a su hijo. ¿El muchacho había sido inspirado? ¿De qué otra manera podría él explicar su sabiduría? ¿Qué es lo que iba a escuchar después? ¿Debería él hacer más preguntas? Sí, le preguntaría algo más sobre este cuerpo material. “Walter, ¿hay algo en la Biblia que tú sepas, con qué sostener tu reclamación de que el hombre es completamente espiritual?” “Creo que sí, padre. Jesucristo debe haber sabido que el hom bre es espiritual y no material, pues si él hubiera creído que el hombre era ambos, espiritual y material, no podría haber caminado sobre el agua. En varios lugares, como tú recordarás, habla de Jesús como volviéndose invisible a aquellos a su alrededor”. “Lo sé, hijo, pero Jesucristo era el Hijo de Dios”. “Eso es cierto, padre, y también lo es el hombre verdadero. Claramente recuerdo haber leído en San Juan: ‘Ahora nosotros somos los hijos de Dios’. San Pablo también habla de nosotros como ‘hijos de Dios’ y ‘parte heredera con Cristo’”. El Sr. Williams lentamente cerró la Biblia que había tenido abierta sobre sus rodillas y miró a su hijo. ¿Dónde terminaría esto? Él tenía que tratar con el muchacho una cosa a la vez, así que dijo, “Todavía estoy en la oscuridad concerniente a tu idea de cómo llegó a ser el mundo material”. “Padre, te citaré otra vez de la Biblia — ‘Como un hombre  piensa en su corazón, así es él’. Esto signica que si tú piensas cualquier cosa, no importa qué, y crees lo que piensas, entonces así es para ti, para ti parece ser verdad. Por ejemplo, veamos a una persona demente que imagine que él es el Rey Jorge, y lo crea; para sí mismo él es el Rey Jorge y nadie puede hacerle creer otra cosa”. “Eso puede ser verdad de algún demente, ¿pero qué hay de una persona sana?”

 

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“Esta persona puede ser sana en todo, pero no en eso. Te daré otra ilustración de lo que el pensamiento de lo equivocado  puede hacer en cualquier cualquier caso. Leí hace poco acerca acerca de algunos estudiantes universitarios que decidieron hacerle una broma a un profesor. Este profesor caminaba varias cuadras para ir a la universidad, y los estudiantes decidieron esperarlo a intervalos frecuentes en el recorrido y cada uno debía comentarle cuán mal se veía, e insinuarle que estaba enfermo. Así una mañana, cuando el profesor caminaba hacia el colegio, sintiéndose bien como siempre, la primera persona que encontró fue a uno de los estudiantes, quien lo saludó cálidamente con un cordial ‘Buenos días’, y luego agregó: ‘¿Qué le sucede profesor, está enfermo?’ El profesor dijo: ‘No, me siento tan bien como siempre, ¿por qué  preguntas?’ El El estudiante le dijo que se veía muy pálido y que  pensó que seguramente estaba enfermo. El profesor le aseguró al estudiante que se sentía bien y caminó hacia el colegio. El siguiente estudiante que encontró también le dijo que se veía enfermo. Esto fue repetido varias veces y ocasionó que el profesor se imaginara que debía tener algo malo. Al haberle dicho lo mismo algunas veces más, creyó que estaba enfermo o creyó lo que pensaba, y regresó a su casa muy enfermo. Y así es con nosotros. Pensamos materialmente, y debido a que creemos lo que pensamos, lo hace parecer verdad para nosotros, aunque no es la verdad”. “Una muy buena ilustración, Walter. Creo que entiendo lo que quieres decir. decir. Si todos pensáramos que nuestros cuerpos son espirituales y creyéramos lo que pensamos, entonces nuestros cuerpos serían espirituales; en otras palabras, de cualquier forma que pensemos y creamos, así es realmente”. “No, padre, eso no es del todo correcto. Simplemente el pensar que estás enfermo o sano y lo creas, no cambia los hechos del

 

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ser. La verdad acerca de cualquier cosa permanece la verdad, sin importar cuántas falsedades sean dichas sobre ello; pero mientras tengamos un sentido falso de las cosas, no podemos verlas como son y nuestras vidas no pueden ser armoniosas”. “Debo entender, Walter, que no importa lo que yo u otros  puedan pensar o creer sobre sobre el hombre, ¿eso no cambia el hecho respecto a él, sino solo parece así a nuestros sentidos?” “Eso es justamente lo que quiero decir. Dios hizo al hom bre en Su imagen y semejanza, y puesto que Él es Espíritu, el hombre debe ser como Él o espiritual, pues la materia no es la semejanza del Espíritu sino su opuesto”. “Eso parece bastante razonable, Walter”, dijo su madre, “pero este cuerpo material está aquí. Lo puedo ver y sentir”. “Las condiciones materiales parecen reales porque tomamos la información de nuestros cinco sentidos corporales, pero como estos cinco sentidos solo pueden testicar respecto a las cosas materiales por su materialidad, estos no testican la verdad o realidad sobre el hombre y el universo”. “Walter”, dijo el pastor, “¿quieres insinuar que no siempre  puedo conar en lo que atestiguan mis mis cinco sentidos?” “Sí, los cinco sentidos materiales están continuamente engañándonos. He hablado antes sobre el sentido de la vista. Ahora les daré otra ilustración que muestra el engaño de todos los sentidos. Padre, ¿tú crees que la vida es una realidad?” “Ciertamente”. “¿Puedes ver la vida?” “Difícilmente sé cómo contestar eso; puedo ver que tú estás vivo. No, diré que no podemos ver a la vida misma, sino solo la manifestación de la vida”. “Estoy de acuerdo contigo padre; no podemos ver a la vida misma. ¿Podemos escuchar la vida?”

 

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“No”. “¿Podemos tocarla?” “No”. “¿Podemos oler la vida?” “No”. “¿Podemos paladear la vida?” “No”. “Entonces nuestros cinco sentidos materiales no atestiguan nada, por lo menos respecto a una realidad, pues tú dijiste que la vida es una realidad”. El pastor y su esposa estaban muy sorprendidos por la habilidad de Walter Walter de explicar explic ar estas cosas. cosas . Su madre estaba totalmentota lmente convencida de que él había sido inspirado, y el padre estaba llegando rápidamente a la misma conclusión. “¿Me entendiste, padre?” “Sí, totalmente; tú lo haces muy claro”. “Ahora, padre, ¿dirías que lo opuesto de una realidad es una irrealidad?” El pastor vaciló, difícilmente atreviéndose a contestar, contestar, nalnalmente dijo “Sí, debe ser”. “¿No es la muerte lo opuesto a la vida, padre?” “Sí, Walter”. “Entonces si la vida es real, su opuesto o muerte debe ser irreal; ¿puedes estar de acuerdo con eso padre?” Él siempre se dirigía a su padre, pues su madre mostraba con el asentimiento de su cabeza que estaba totalmente de acuerdo con él. “Debo decir, Walter, que estoy de acuerdo contigo hasta cierto punto, pero tendré que pensarlo cuidadosamente antes de  poder estar totalmente totalmente convencido”. convencido”. Walter entonces continuó: “Hemos encontrado que los cinco sentidos no atestiguan respecto a una realidad; ahora veamos

 

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si atestiguan respecto a una irrealidad. Como hemos convenido que la muerte es lo opuesto a la vida, y que la vida es real y la muerte irreal, lo ilustraremos tomando a la muerte como un ejemplo y a una vaca como el tema de la ilustración. Cuando una vaca muere decimos que la vida, que es la realidad, se ha ido; y la irrealidad o la parte material que llamamos animal muerto,  permanece. ¿Nuestros cinco sentidos atestiguan algo respecto a esta irrealidad o residuo material? Sí, todos los sentidos —” “Un momento, Walter. Walter. Empezaste tomando tomand o a la muerte como ejemplo y ahora estás hablando del cuerpo muerto, lo que a mí me parece ser una cosa totalmente diferente”. Solo la sombra de una sonrisa era notoria en la cara serena de Walter mientras veía a su padre y decía: “El cuerpo muerto es solamente la manifestación de la muerte, y si nosotros refutamos una, también refutamos la otra, pues son inseparables, igual que la vida y la conciencia, o el sol y sus rayos, son inseparables. ¿Puedes aceptar estas declaraciones, padre?” “Solo en parte; pero puedes seguir con tu explicación”. “Muy bien, solo estaba haciendo la pregunta: ¿Nuestros cinco sentidos materiales atestiguan algo respecto a esta irrealidad o cuerpo muerto? Sí, todos los cinco, ya que podemos ver esta irrealidad con los ojos. Y si esta irrealidad cambia, notamos el hecho con el oído. Si estiramos nuestra mano la podemos tocar. Después de la descomposición la podemos oler; y si pusiéramos un pedazo de ella en nuestra boca, incluso podríamos gustar esta irrealidad. Esto debe convencernos de lo improbable del conocimiento transmitido a nosotros por los cinco sentidos, pues como he mostrado, todos dicen que lo irreal es real y que lo real es irreal. San Pablo dijo: ‘Porque el ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse ocuparse del Espíritu es vida y paz’”. paz’”.

 

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“Sé que San Pablo dijo esto, pero no veo que tenga alguna relación con la cuestión que estamos discutiendo”, dijo el pastor. pastor. “Al contrario, padre, creo que es una vericación de lo que he estado ilustrando”. “¿Puedes explicar lo que quieres decir, Walter, para que tu madre y yo entendamos?” “A mí me parece claro que la mente carnal es la mente cor poral, la cual piensa que que todo todo es material, y esta forma de pensar pensar nos lleva a creer en un cuerpo material, y por lo tanto, creer en el regreso del cuerpo carnal a su estado original, ‘el polvo al  polvo’, lo cual yo pienso que su verdadero signicado es: Nada eras y a nada debes regresar, pues solo lo real es eterno”. “Walter, ¿dónde obtuviste esa denición de la palabra  polvo?” “La tomo de lo que se da a entender en el segundo capítulo del Génesis, séptimo versículo, donde dice, ‘Y Jehová Dios  formó al hombr hombree del polvo de la tierra’. Claramente el polvo debe ser el nombre dado para designar algo que existe solo en nuestra imaginación, un sentido falso de lo real, una ilusión; y este ‘Jehová Dios’, el supuesto creador de cosas materiales, es el sentido falso o material de Dios mantenido por los mortales, y tal dios solo existe en nuestro sentido falso. Creo que nuestras oraciones no son contestadas por la misma razón de que el dios a quien hemos estado orando no es el verdadero Dios, sino un dios hecho por el hombre, o como dije antes, un dios concebido  por el hombre”. hombre”. “No tan rápido, rápi do, Walter; Walter; terminemos t erminemos una cosa a la vez. ve z. Tu ex plicación del hombre de polvo es muy razonable, pero no sé de dónde obtienes la autoridad para llamar al polvo una irrealidad o una ilusión”.

 

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“Padre, pensé que habíamos acordado que hay un signicasignicado oculto o espiritual, en todo lo que está escrito en la Biblia, y creo que lo que he dicho sobre este hombre de polvo o material, está de acuerdo con este signicado. Toma por ejemplo el pripri Pero mer versículo del capítulo tres del Génesis, el cual dice: ‘ Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo

que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Con que  Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?’ Ahor Ahora, a,

 padre, ¿quién ha oído jamás hablar de una serpiente que habla?  Nadie. Es solo un mito y creo que esta serpiente fue utilizada  para simbolizar la idea del narrador acerca del mal, tentando a los hijos de Dios, el bien, para hacer el mal. “Otra prueba de que esta segunda narración está escrita en forma metafórica en Génesis 2, versículo 9, el cual dice: ‘ Y  Jehová Dios hizo nacer de la tierr tierra a todo árbol delici delicioso oso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal ’. ’.

Podemos fácilmente estar de acuerdo en que no hay árbol que  produzca un fruto llamad llamadoo el ‘bien ‘bie n y mal’; así que esta palabra p alabra ‘árbol’ es usada en forma metafórica y signica s ignica algo totalmentotalmen te diferente”. Walter se detuvo det uvo y miró a su padre para ver ve r qué efecto estaba est aba causando su discurso en él, pensando que quizás ya había dicho  bastante por ahora, pero su padre estaba ligeramente inclinado hacia adelante y había estado absorbiendo cada palabra que el muchacho decía. Ya que ahora estaba totalmente convencido de que su hijo, por sí mismo, no sabía todas estas cosas sobre la Biblia, pensó que él había sido inspirado. La madre tenía la misma opinión, así que no se atrevían a interrumpirlo. Walter continuó mirando a uno y a otra sin saber qué pensar de su silencio y de la mirada de complicidad entre ellos, pues a

 

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él no se le había ocurrido que ellos pensaran que él había sido inspirado. Finalmente el padre dijo: “Walter, ¿sabes lo que se quiere decir por la palabra ‘árbol’ en ese versículo?” “Creo que sí, padre. Para mí denota la palabra ‘pensamiento’, ‘pensamiento’, ya que esto parece resaltar el signicado espiritual del versículo. Por ejemplo, si leyéramos el versículo en esta forma: ‘Cada pensamiento que es placentero a la vista (entendimiento) y bueno  para comer; comer; el pensamiento pensamiento de de vida también en medio del jardín y el pensamiento o creencia del bien y el mal’. Esto puede no ser correcto, pero al menos a mi me lo aclara. Y cuando cuando recordamos que a Adán y Eva se les permitió comer de todos los árboles, menos de este árbol del conocimiento del bien y del mal, a mí me parece que a ellos se les prohibió creer que ambos, el bien y el mal son reales; en otras palabras, creer que el Espíritu y la materia existen, pues en cuanto comieron, esto es, creyeron en la materia, la penalización por esa creencia falsa, fue también la creencia en la muerte; lo cual desde entonces, les pareció tan real a ellos como la materia y el cuerpo material. Esta creencia falsa, al nal inevitablemente tiene que resultar en la muerte o la aniquilación de la misma. Es solo esta creencia falsa acerca de la vida como existente en la materia o en el cuerpo material, lo que muere o es destruida, pues el hombre verdadero o espiritual no puede morir”. “¿Qué quieres decir con hombre espiritual?” “La Biblia enseña que Dios es omnisciente, omnipresente, omnipotente. Vamos a denir esta palabra ‘omnisciente’. En lalatín ‘omni’ signica todo, y ‘scientia’ signica ciencia. Entonces sería correcto decir: ‘Dios es toda ciencia, y ciencia es inteligencia perfecta’, pues la realidad cientíca que concierne cualcualquier cosa es la inteligencia perfecta perteneciente a ello. Ahora

 

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 podemos decir ‘Dios es toda inteligencia’. La palabra ‘toda’ incluye a nuestra inteligencia. Así que Dios es la inteligencia, la habilidad de pensar, o Mente, del hombre, y hombre es la idea de Dios”. “Walter, ¿estás insinuando que el cerebro es Dios?” “No padre, el cerebro no puede pensar”. “Walter, esto no tiene sentido. El cerebro es sin duda el instrumento del pensamiento, absolutamente no pensamos con nuestras manos o pies”. “Un momento, padre. Veremos si pensamos con el cerebro. Supón que lo sacamos y lo ponemos en un platón, ¿produce éste entonces pensamiento?” “No, pues no está en su lugar”, dijo su padre. “Está bien, padre, veámoslo de otra forma. Supón que un hombre muriera en la calle, de apoplejía. Ahí está su cuerpo material y su cerebro ocupa su acostumbrado lugar, no habiendo sido perturbado en absoluto; sin embargo, embargo, no dirías que su cere bro tiene la habilidad habilidad de pensar”. “Pero el hombre está muerto, la vida se le ha escapado”, dijo el Sr. Williams. “Entonces es la vida la que tiene por sí misma la habilidad de  pensar  pen sar,, pue puess el cere cerebro bro está en su luga lugarr, sin emb embar argo, go, no pued puedee  pensar  pen sar.. Así es que, que, hemos hemos llegado llegado al al mismo mismo punto punto en nuestr nuestroo anterior razonamiento, que Dios es Mente, inteligencia, la Vida del hombre; y que el cerebro no puede pensar. Ves, padre, el cerebro es materia, lo mismo que el resto de nuestro cuerpo material, esto es, polvo. Como expliqué antes, es solamente un producto o proyección del sentido falso, la nada, una ilusión ilusión o concepción falsa”. “¿Quieres decir que yo no tengo cuerpo en absoluto?” “No, padre, lo que quiero decir es que el hombre, al ser hecho en la imagen y semejanza de Dios, Espíritu, debe ser espiritual,

 

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y posee un cuerpo espiritual; de otra forma el hombre no sería la imagen y semejanza del Espíritu; pues Dios, Espíritu, no podría hacer un mundo material o un hombre material, ya que la materia es lo opuesto al Espíritu”. El Sr. Williams apoyó su cabeza en su mano y se puso a  pensar profundamen profundamente. te. ¿Podría la explicación de Walter ser la verdad? Él podía ver que, cuando ocurre lo que llamamos la muerte, la conciencia, inteligencia, o lo que llamamos vida, parece dejar el cuerpo, y por lo tanto el cuerpo está inanimado, y con el tiempo se vuelve polvo. Razonando desde este punto de vista, él podía estar de acuerdo que la vida y la inteligencia, en la aceptación común de estos términos, son lo mismo; y también era claro que la inteligencia del hombre, entendida comúnmente, comúnmente, es su mente; pero que la Mente verdadera es Dios, estaba más allá de su comprensión, porque él siempre había concebido a la mente como un producto de actividad cerebral, y en consecuencia había creído que el cerebro tenía el poder del pensamiento. Sin embargo, la explicación de Walter respecto a la inhabilidad del cerebro en el cadáver de pensar, y que es tan material como el resto del cuerpo, lo convenció de que el cerebro por sí mismo no ejercita el poder del pensamiento. ¿Estaba el muchacho en lo correcto respecto a la palabra ‘omnisciente’? Si así era, sería fácil estar de acuerdo con él cuando dijo que Dios es realmente la inteligencia o Mente del hombre. Él mismo creía en un Creador todo inteligente. Walter había estado esperando todo este tiempo a que su  padre y su madre dijeran algo. Como no lo hicieron, dijo: “Si  podemos estar de acuerdo en que la Mente es Dios, entonces es muy fácil concebir al hombre como la imagen y semejanza de Dios, y esta imagen podemos considerarla como espiritual y no material”.

 

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Su padre lo observó en silencio. Su madre dijo: “¿Cómo ayudaría eso en este asunto, Walter?” “Si razonamos desde el punto de vista de que la Mente es la fuerza creadora o Primera Causa, sabiendo como sabemos, que lo mismo produce lo mismo, sería imposible para la fuerza creadora o Mente producir materia, pues la materia es lo opuesto a la Mente. ¿Qué, entonces, crea la Mente? Bueno, pensamientos o ideas, y nada más. Así vemos que hombre es un pensamiento, una idea emanando de la única Mente o fuerza creadora, y que esta idea o pensamiento debe ser la imagen y semejanza de la Mente o inteligencia que lo concibe. Esto nos permite entender al hombre espiritual, que es la imagen y semejanza s emejanza de Dios”. “Walter”, dijo su padre, “No creo que pueda escuchar más esta noche. No diré que estás en lo correcto o que estás equivocado, pues debo tener tiempo para pensar. Mientras más te escucho hablar más parece que estoy en la oscuridad. Se está haciendo tarde y creo que debemos retirarnos”. “Está bien”, dijo Walter, “pero no se sientan ofendidos por mi aparente atrevimiento de tratar de explicar la Biblia como yo la veo, ya que creo estar en lo correcto. Estoy totalmente convencido de que no puede ser de otra manera”. “No, Walter, no estoy ofendido, sino bastante confundido en mi pensamiento, debido al punto de vista peculiar que has expresado respecto a Dios y hombre. ¿Qué prueba has tenido de que estás en lo correcto?” “Por estos puntos de vista peculiares, he recuperado mi salud. En verdad creo que cada síntoma se ha ido para siempre y que estoy completamente bien. Además, me siento tan feliz, contento y libre, que no puedo esperar el día en que mamá entienda y se libere de las ataduras de su enfermedad”.

 

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“Si entender la libera, le ruego a Dios que le de tal entendimiento, pero no puedo ver qué relación pueda tener el entendimiento con la enfermedad” enfermedad”.. “Tú sabes, padre, que Jesucristo dijo, ‘Y sabréis la verdad y la verdad os hará libres’. La pregunta es ¿libre de qué? Los hombres a los que les estaba hablando le respondieron diciendo: ‘Nosotros somos de la semilla de Abraham y nunca estuvimos esclavizados a ningún hombre, ¿cómo dices tú, serás libre?’ Jesucristo les contestó: ‘En verdad, en verdad les digo, que el que comete pecado es esclavo del pecado’. Mateo nos dice que en otro momento Jesucristo sugirió que el pecado y la enfermedad son del mismo origen. Él le dijo a un hombre enfermo, ‘Ten ánimo hijo; ‘Ten hi jo; tus pecados te son perdonados’. Algunos de los escribas decían: ‘Éste blasfema’. Y conociendo conociendo Jesús sus pensamientos, dijo: ‘¿Por qué piensan mal en sus corazones? Porque, ¿qué es más fácil decir: los pecados te son perdonados o decir: levántate y anda?’ Si podemos ahora estar de acuerdo en que el  pecado y la enfermedad son de la misma raíz, el adaptar las palabras de Jesús sería verdad: ‘En verdad, en verdad les digo que cualquiera que cometa enfermedad, es esclavo de la enfermedad’; pues ciertamente somos esclavos de cualquier enfermedad que reclamamos tener, y le damos el poder de gobernarnos con un cetro de hierro; y al hacerlo, más o menos inconscientemente  pecamos en contra del primer mandamiento, ‘No tendrás otro dios delante de mí’, ya que realmente estamos haciendo para nosotros un dios, al conferir un supuesto poder a la enfermedad. Y si tomamos medicina, estamos creyendo que la medicina tiene poder para sanar, y así estamos haciendo para nosotros un dios de ello; y al hacer esto rompemos el mismo mandamiento. ¿No decimos que Dios Dio s es Todopoderoso, Todopoderoso, esto e sto es, el único únic o poder? Admitir que la medicina o cualquier otra cosa, aparte de Dios,

 

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tiene poder, poder, mientras dices que Dios es todo poderoso, es servir a Dios con los labios, mientras que el corazón está lejos de Él. Esto es poco menos que hipocresía. Ahora Ahora padre, buenas noches. Espero que al seguir cuidadosa y detenidamente la lectura de la Biblia sobre este asunto, estarás de acuerdo conmigo. Buenas noches madre”, y con una respuesta cordial de ambos se retiró. Tan pronto como se había ido, la Sra. Williams dijo: “Seguramente estarás de acuerdo conmigo esta noche querido, que nuestro muchacho ha sido inspirado”. Con voz tierna el pastor respondió: “Sí, esa es la única manera en que puedo explicarme las cosas maravillosas que dice. Debo admitir que él ha ido más allá que yo en el entendimiento de la Biblia. Es mi intención dedicar los siguientes días para vericar sus explicaciones”. “James, ¿crees que el muchacho pueda estar en lo cierto respecto a la enfermedad y al pecado, como teniendo el mismo origen?” “Difícilmente hay otra conclusión a la cual llegar si creemos las palabras de Jesucristo. Ahora, vamos a la cama, es bastante tarde”.

CAPÍTULO IX LOS FOLLETOS DE PLÁTICAS FRANCAS

 

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la mañana siguiente, su madre le encargó a Walter que fuera al el centro de la ciudad. En el camino un caballero lo alcanzó y dijo “¿Vas al centro Walter?” Reconociendo al hombre, Walter dijo “Sr. Bradford, justo el hombre que quería ver”. “¿Tú querías verme?” preguntó el Sr. Bradford con sorpresa. “Sí, usted es maestro de la Ciencia Cristiana, ¿o no?” preguntó Walter. El Sr. Bradford replicó, “Sí. ¿Estás interesado en la Ciencia Cristiana?” “Ah, desde luego, de hecho estoy siendo sanado mediante la Ciencia Cristiana, pero mi madre no está muy bien y por eso quería verlo”, dijo Walter. “Pero, ¿por qué no ver al mismo practicante que te está sanando?” sugirió el Sr. Bradford.

“Ah, yo no estoy viendo a un practicante. Encontré una co pia de ‘Ciencia y Salud’, y mediante su estudio estoy recuperanrecuperando mi salud”, dijo Walter. “Así que no tienes un practicante”, dijo el Sr. Bradford con interés creciente, luego agregó “¿Has asistido o te has unido a la iglesia?” “Bueno no, yo no sabía que debía uno unirse a la iglesia para ser sanado”, replicó Walter mostrando sorpresa. “No tienes que hacerlo, pero muchos de los practicantes parecen pensarlo así”, dijo su amigo. “No entiendo lo que quiere decir”, dijo Walter.

 

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“No, no podrías sin una explicación completa, así que solo diré que yo era miembro de la iglesia y un maestro autorizado, pero después de que la Sra. Eddy ya no estuvo aquí para guiar el movimiento, dejé la organización de la iglesia. En mi  búsqueda por más luz espiritual me topé con las obras del Sr Sr.. William W. W. Walter Walter y en ellas ella s encontré encont ré la Verdad Verdad sobre sob re la Ciencia C iencia de Cristo, expuesta más claramente que en ningún otro lado, y ahora soy maestro de lo que ha llegado a ser conocido como ‘Ciencia Cristiana, el Método Walter’. Debo agregar que el ‘Método Walter’ signica sanar mediante la iluminación del enen tendimiento del individuo, en vez de mediante creencia ciega. El Sr. Walter ha escrito varios libros que hacen más fácil entender la Ciencia Cristiana, y sus doce folletos titulados ‘Serie de Pláticas Francas’ estan especialmente escritos para dar luz sobre ‘Ciencia y Salud’. Siempre llevo conmigo uno o dos folletos  para su estudio y como como referencia. ¿Te ¿Te gustaría leerlos?” “Ah sí, estoy ansioso por aprender más sobre esta Ciencia”, dijo Walt alter. er. El Sr. Bradford buscó en su bolsillo, sacó dos pequeños folletos y dijo, “Sí, traigo el número uno, titulado ‘Práctica Mental’ y el número dos, titulado ‘El Pensar’. Exactamente los dos que necesitas para ayudarte a entender cómo ayudar a tu madre a restablecerse”. “¿Quiere decir que estos folletos me dirán cómo ayudar a mi madre a sanarse?” Preguntó Walter ansiosamente. “Sí, ‘Práctica Mental’ explica exactamente lo que se necesita para producir el sanar; y ‘Pensar’ te muestra cómo pensar y cómo aplicar el pensamiento de lo correcto para producir el sanar. Estúdialos cuidadosamente, y gradualmente, conforme comprendas el método, aplícalo y observa los resultados”.

 

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“Ah, yo no podría esperar sanar a mi madre, pues ha estado enferma por mucho tiempo. Lo que quería preguntarle es si me  podría decir de alguien que que sepa cómo sanar en la forma en que lo hace la Ciencia Cristiana”. El Sr. Bradford sonrió gentilmente mientras decía, “Tú te has sanado en la única forma correcta, es decir, por obtener un mejor entendimiento de la Vida, Dios; y este mismo entendimiento comunicado a tu madre, ya sea por enseñanza oral o pensamiento silencioso, también la sanará. Sin embargo, como tu entendimiento de la Ciencia de Cristo debe ser bastante limitado, te aconsejaría que buscaras a la Sra. Everett Bolton, “Quien vive cerca de ti y es una buena sanadora y maestra del Método Walter; así tu madre tendrá un progreso rápido en su recuperación. Bueno, llegamos a mi ocina. Lee los folletos cuidadosacuidadosamente varias veces y si quieres saber más de ellos o necesitas consejo, ven aquí a mi ocina”. “Es usted muy gentil, Sr. Bradford, y sin duda pronto nos veremos otra vez”, replicó Walter mientras guardaba los folletos en su bolsillo y se retiraba. Walter se sentía feliz mientras se dirigía a hacer los encargos de su madre, pues tenía fe en que de alguna manera podría lograr el sanar de su madre. Días más tarde la Sra. Williams Williams se sintió tan enferma que no  pudo levantarse en absoluto y Walter decidió ir con alguna de las practicantes para pedir consejo, lo cual hizo esa misma tarde. Le platicó a la practicante sobre su enfermedad y de haber encontrado “Ciencia y Salud”, y que la lectura y estudio lo había curado; también que su madre estaba enferma, que era hijo de un  pastor y que su padre se oponía bastante a la Ciencia Cristiana. También le habló de las lecciones de Biblia y de la confusión de su padre.

 

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La practicante dijo que la palabra ‘practicante’ era usada en lugar de doctor o sanador y que esta era su profesión, sanar al enfermo; y que estaría encantada de ayudarlo en todo lo que  pudiera, pero que ella no tenía derecho de tratar a su madre sin su consentimiento. Walter le aseguró que sería imposible obtener el consentimiento, ya fuera de su padre o de su madre, pues se habían negado a que lo trataran a él en una ocasión, cuando un amigo lo había sugerido. Entonces la practicante dijo: “Bueno, Sr. Williams, su tra bajo está ante usted. La Verdad Verdad lo ha encontrado y la Verdad Verdad le mostrará el camino para salir de un aparente problema. Confíe en Dios y nunca dude de Su sabiduría, pues Dios, el bien, ‘traba ja en una forma misteriosa al realizar Sus maravillas’. Tenga Tenga fe en que lo correcto será demostrado y que nada podrá obstruirlo, y si usted puede persuadir a su padre de tener una charla conmigo, dígamelo y estaré encantada de ir”. Agradeciendo a la practicante su consejo, Walter salió y se fue a casa. Él no estaba completamente satisfecho con su visita. Muchas de las preguntas que había hecho a la practicante quedaron sin repuesta como él supuso, pues la practicante siempre lo dirigió a “Ciencia y Salud”. En respuesta a una de sus preguntas más importantes, ella dijo: “En ‘Ciencia y Salud’, página tal o tal dice —” y luego ella citó algo del libro, pero él no pudo ver la relación entre su pregunta y la cita. Cuando llegó a casa decidió decirle todo a su padre y tratar de persuadirlo, para que su madre fuera tratada por una practicante de la Ciencia Cristiana.

 

CAPÍTULO X EL ERROR DE LA HUMANIDAD

sa noche, Walter a la biblioteca a ver leyendo a su padremisma y lo encontró sentadofuefrente a su escritorio la Biblia. Al sentarse Walter Walter frente al escritorio, su padre lo miró y preguntó, “¿Qué pasa, Walter?” “Vine a charlar un poco contigo, padre”. “Me agrada que lo hayas hecho pues hay algunas preguntas que quiero hacerte, una es respecto a lo dicho por Jesucristo: ‘Sabréis la verdad y la verdad os hará libres’. Tú lo explicaste

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antes pero no una captéilustración el signicado”. “Usemos para mostrar lo que signica esa declaración. Supón que hemos sido enseñados desde la niñez que dos más dos son cinco, y que cada persona en el mundo creyera que esto es correcto; entonces todos iríamos por la vida cometiendo este error. Habría un problema constante en las matemáticas en todo el mundo por eso; y al intentar recticar este  problema, usáramos el al tratar de llegar a una respuesta verdadera. En ocasiones nos engañaríamos a nosotros mismos y creeríamos que estamos en lo correcto, solo para encontrar más tarde que nuestro problema era más profundo. A nuestros propios hi jos les les enseñaríamos enseñaríamos de la misma manera que fuimos enseñados: que dos más dos son cinco; y mientras más pasara el tiempo más grande sería este error, pues nadie sabría la verdad de que dos más dos son cuatro. Sin embargo, todo este tiempo existió la eterna verdad matemática, aunque el hombre no tuviera el entendimiento correcto de ella. Ahora padre, imagina cuán grande y extenso llegaría a ser este error en varios miles de años, y cuán difícil sería convencer a la gente de su error, especialmente

 

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a los profesores de matemáticas que hubieran pasado sus vidas tratando de probar que este error era la verdad. Puedes ver fácilmente, que sería mucho más fácil para un niño que nunca hu biera aprendido o creído el error error,, captar la verdad, que para el  profesor que creyó que el error era verdad. Supón que al existir estas condiciones, alguien descubriera la verdad: que dos más dos son cuatro, y la presentara ante el mundo, ¿no ridiculizarían los profesores eruditos la idea y dirían que dos más dos han sido cinco desde el principio del mundo y que cualquiera que dijera lo contrario decía una tontería? ¿Podrías inducirlos a investigar?  No. ¿Y por qué? Porque ellos están satisfechos de saber la verdad y ven como pérdida de tiempo el investigar lo que para ellos es tontería. Así es con la humanidad. Durante miles de años hemos sido enseñados que el hombre es tanto espiritual como material, y que el cuerpo es inteligente y que el cuerpo sabe cuando tiene un dedo que le duele o un estómago que se siente mal, o un  brazo que no puede puede mover mover,, y así con todas las las enfermedades enfermedades que la carne hereda. Y cuando la gente se mete en problemas por este error de enseñanza, tratamos de corregir el problema repitiendo nuevamente el mismo error; ya que fue por la creencia de que el hombre tiene un cuerpo material y que la materia es inteligente, que empezó todo este problema; y ahora tratamos de corregir el  problema usando más materia, materia, con con el el pretexto pretexto de de la medicina. Si insistiéramos en que el profesor de matemáticas, que utiliza en su trabajo la suposición de que dos más dos son cinco, nos diera una respuesta correcta en todos los casos, él se vería obligado a decir que esto era imposible. Si preguntaras el por qué, él diría ‘Porque no hay ley absoluta e invariable en las matemáticas’.  No podría decirlo de otra manera, ya que él no sabría que había habido un error al enseñar que dos más dos son cinco. Así es con la gente. Cuando se meten profundamente en problemas,

 

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tanto que no pueden ver la salida, le dejan el problema a Dios y declaran que la verdad no se conoce, cuando el hecho es que el error no es del Principio Divino sino de su propia creencia falsa, el resultado de haberles enseñado un error”. Walter se detuvo y miró a su padre, y cuándo su padre no contestó, continuo: “Cuando la gente va con el profesor de Cristiandad, el ministro; y pregunta por qué tienen problemas y enfermedades, la respuesta es como la del profesor de matemáticas, él dice: ‘Debe ser la voluntad de Dios’, insinuando con eso que Dios fue el autor de sus problemas, en otras pala bras, que Dios es es totalmente bueno bueno y no podría podría hacer el mal. En En consecuencia, tienen que estar sufriendo por una creencia falsa ocasionada por haberles sido enseñado un error. Ahora, supongamos que alguna persona descubriera que el hombre es espiritual y que tiene un cuerpo espiritual, que el universo entero es espiritual, y que la materia no existe excepto como creencia falsa; que Dios hizo cada cosa buena, en consecuencia, que el mal no viene de Él, no es real, y que solo existe en la creencia. Si el que descubriera esta verdad tratara de convencer al profesor de Cristiandad, al ministro, que Dios solo hizo el bien y que el mal no existe, el ministro diría: ‘Tú blasfemas. Dios hizo todo’. Si él  propusiera el pensamiento de que el hombre es completamente espiritual, el ministro lo ridiculizaría y diría: ‘Debes estar equivocado. Mi cuerpo es material, lo puedo sentir, y el cuerpo de cada hombre lo ha sido desde el principio del mundo’. Si el que lo descubrió insistiera que todo ser verdadero es espiritual, estos ministros eruditos estarían tentados a decir que el que lo descu brió está loco, y luego tratarían de pasar leyes prohibiendo la enseñanza de esta verdad. En tiempos antiguos fue en cierta forma diferente. Los profesores eruditos de la religión de esos días, crucicaron al que demostró esta verdad. Este fue Jesucristo; y

 

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sus estudiantes fueron llamados discípulos. Más tarde cuando ellos fueron a predicar el evangelio (‘el mensaje del bien’ o la verdad) y a sanar a los enfermos, ellos fueron llamados apóstoles. La que redescubrió esta verdad en el tiempo presente es la Sra. Eddy, Eddy, sus estudiantes son llamados Cientícos Cristianos; y cuando ellos van a predicar el Evangelio, la verdad, y a sanar al enfermo, ellos son llamados practicantes de la Ciencia Cristiana. Aquel que condena la enseñanza condena la verdad demostra ble, como como lo hicieron los escribas escribas y los Fariseos que condenaron condenaron las enseñanzas de Jesucristo; y es el entendimiento de esto lo que nos libera como Jesucristo dijo que lo haría”. Por varios minutos el pastor no hizo sino hundirse en su silla y mirar a su hijo. Entonces dijo: “Walter, ¿quieres decirme que tú recibiste toda esta información referente referente a la Biblia de un Cientíco Cristiano?” “No, padre, lo que yo sé de la Biblia y las explicaciones que he podido hacer respecto a lo dicho por Jesucristo, junto con lo que he dicho sobre el signicado verdadero de la creación como es narrada en el Génesis, lo he aprendido por estudiar cuidadosamente el libro de texto de la Ciencia Cristiana, ‘Ciencia y Salud con clave a las Escrituras’, escrito por la Sra. Eddy; y por comparar las enseñanzas de este libro con la Biblia, he podido convencerme totalmente que la Ciencia Cristiana es la verdad que Jesucristo enseñó a sus discípulos. Él dijo: ‘Estos signos seguirán a los que creen; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán’, etc. Los practicantes de la Ciencia Cristiana están haciendo esto, y los signos de los que habló Jesucristo siguen a su trabajo. Hasta ahora solo he aprendido un poco de las cosas más sencillas referentes a esta Ciencia, pero este poco me ha ayudado mucho”.

 

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“Pero, Walter, ¿cómo sabemos que no es el trabajo del mal, un truco del diablo para desviarte del camino? Me temo que hiciste mal al no preguntarme sobre esta enseñanza antes de llenar tanto tu mente de ella”. “Padre, seguramente debes estar de acuerdo en que las cosas que te he explicado respecto a la Biblia son ciertas, o al menos más cerca de lo correcto que la forma en que fuiste enseñado, y si tan solo estudiaras ‘Ciencia y Salud’, pronto estarías de acuerdo conmigo”. “Walter, ya he tenido suciente de esto. Me has escuchaescuchado expresar mi punto de vista respecto a esta idea hereje; ahora debo insistir en que dejes de leer tal tontería inmediatamente. Admitiré que algunas de tus declaraciones parecen muy convincentes pero no hay prueba de que sean verdad”. “Padre, debo hablar más de este asunto, aunque me acuses de desobediencia. Tengo Tengo amplia prueba de que la Ciencia Cristiana es verdad, y que los signos siguen a su enseñanza. Una prueba es que fue mediante el entendimiento que yo gané por el estudio de ‘Ciencia y Salud’ que ahora estoy bien”. “¡Bah! ¡La idea de que leer un libro pudo haberte sanado de tuberculosis! Yo te creía con más inteligencia que eso”. “No fue la lectura del libro lo que me sanó, es el entendimiento de la verdad espiritual que ese libro enseña lo que me ha sanado de todos mis problemas; y si no hubiera encontrado y estudiado este libro, probablemente no estaría contigo ahora”. “¿Dijiste que encontraste este libro?” “Sí, el Día de Acción de Gracias, de camino a la iglesia y de regreso a nuestra casa. Al principio tenía temor de leerlo, y pro blemente no lo habría leído si no hubiera sido por un incidente que sucedió en nuestro último viaje al sur”. “¿Qué incidente fue ese? No creo haber escuchado de él”.

 

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“Un día, mientras mamá y yo íbamos caminando en la calle, una señora se acercó a nosotros y la escuchamos decir que ella leía ‘Ciencia y Salud’ diariamente, y que la lectura del libro la había sanado de una enfermedad seria. Esta señora no parecía una mala persona, así que pensé que si el libro la había sanado,  podría sanarme a mí; y la verdad que enseña enseña lo ha hecho”. hecho”. “Ciertamente has ganado mucho en tu salud desde el Día de Acción de Gracias, pero ¿no será esto obra del diablo para desviarte del camino?” “Padre, ¿crees que es bueno que yo esté bien?” “¡Qué pregunta! Vaya, claro que sí”. “¿Escuchaste alguna vez del diablo haciendo una cosa  buena?” El pastor pareció sorprendido pero respondió, “No”. “¿Entonces por qué dices que mi recuperación puede ser obra del diablo?” El pastor no respondió, pero después de un momento dijo: “Ya te lo he dicho, no quiero tener nada que ver con la Ciencia Cristiana, ya sea buena o mala, y me gustaría que nunca más me la menciones”. “Ay, padre, debo hablar contigo de ella pues —” “¡Silencio! No escucharé más”. “Pero, padre, escucha —” “Walter, te prohíbo que me hables más del asunto”. “Padre, ¡debo hablar!” “¿Te atreves a desobedecerme?” “¡Sí! Pues la vida de mi madre depende de que yo hable. Déjame hablar esta única vez del asunto y estaré de acuerdo en nunca mencionarte la Ciencia Cristiana a menos que tú lo desees”.

 

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El enojo del pastor se había incrementado, pero cuando Walter dijo que la vida de su madre dependía de que él hablara, el color de su cara bajó y su enojo desapareció enseguida. Observó la seria expresión de Walter y dijo, “Habla esta vez, te escucharé”. “Padre, fue mediante la lectura de ‘Ciencia y Salud’ que yo fui sanado de la espantosa enfermedad que aún ahora está amenazando la vida de mi madre, y tan pronto como me convencí de la verdad de esta enseñanza, busqué a una practicante y le  pedí consejo respecto a la enfermedad de mi madre y le pedí que le diera tratamiento. Hice esto sin tu consentimiento pues sé los prejuicios que ambos tienen respecto a este asunto, pero la practicante me dijo gentilmente que no trataría a mamá sin su consentimiento. Sé que mamá nunca consentiría en tomar tratamiento si tú te opones, así que sentí que debía obtener primero tu consentimiento. La practicante estará encantada de venir y hablar contigo sobre este asunto en cualquier momento”. “No lo dudo, pero no quiero tener nada que ver con la Ciencia Cristiana”. “Ay, padre, no digas eso; debes tener más prejuicios de los que pensé”. “Sí, tengo prejuicios en contra de toda esa tontería”. “Padre, ¿nada cambiaría tu punto de vista?” Dijo Walter fríamente. “No, nada”. “Entonces, padre, me veré obligado a atribuir la muerte de mi madre a tu prejuicio irracional, pues mientras que los médicos no pueden curarla, estoy seguro que la Ciencia Cristiana sí  puede”. Cuando Walter Walter terminó de hablar se levantó de su silla y abandonó la habitación. Se fue inmediatamente a su recámara, sintiendo que debía estar solo, pues se sentía terriblemente

 

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lastimado por la amarga condena de su padre a aquello que él mismo admitió nunca haber investigado. Walter siempre siempr e supuso que su padre era de mente muy abierabi erta, pero en esta ocasión pensó todo lo contrario. Había condenado algo que no conocía y no consentiría en investigar sobre la Ciencia Cristiana, aún cuando la vida de su propia esposa podría salvarse con ello. Pasó por lo menos media hora antes de que Walter pudiera calmarse lo suciente para pensar claramente. Entonces como un destello recordó lo que dijo la practicante cuando él le había dicho que pensaba que le costaría trabajo persuadir a su padre a  probar la Ciencia Cristiana. Ella dijo, “La Verdad Verdad te ha encontrado y la Verdad te guiará fuera de tu problema”. Inclinando la cabeza dijo sumisamente: “Oh Dios, había olvidado que Tú eres una ayuda siempre presente en momentos de problemas”. Volviendo a su ‘Ciencia y Salud’, pronto estuvo absorto en sus páginas. De repente sus ojos brillaron y empezó a leer en voz alta, “el bien no puede resultar en el mal” (p. 277). “Desde luego que no”, pensó, “Dios es bueno, y el bien no podría hacer el mal. Entonces el mal no existe, pues Dios hizo todo lo que fue hecho, y por lo tanto el prejuicio no tiene ni lugar ni poder. Debe ser lo que la autora de ‘Ciencia y Salud’ llama ‘error’, y cuando se entiende la verdad respecto a cualquier error, ese error cesa su apariencia; pues un error puede solo parecer que existe, mientras creamos que el error es verdad. Cuando descubrimos la verdad respecto a una mentira, la mentira se desvanece, pues la verdad ha tomado su lugar. La verdad está ahí todo el tiempo,  pero no podemos ver la verdad porque creemos la mentira. Veo Veo esto claramente ahora. El prejuicio no puede existir en el reino de la Verdad. Parece real, justamente como mi enfermedad parecía real hasta que comprendí que Dios nunca la hizo, entonces

 

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tuve que probar la verdad por mí mismo. Tan pronto como la verdad respecto a la falsedad de la enfermedad es aprehendida en la Ciencia, la enfermedad desaparece y aparece la salud. Ahora veo lo que la practicante quiso decir cuando dijo que mi trabajo estaba frente a mí. Tendré que hacer una ‘demostración’, como se le llama en la gaceta de la Ciencia Cristiana. Es bastante fácil para mí decir que el mal no existe y creer que Dios nunca lo hizo, y esto es un paso en la dirección correcta, pero debo ser capaz de probar su inexistencia. No solo debo entender la nada de todo mal, incluyendo el prejuicio, sino debo darme cuenta de la eterna presencia del bien; pues si Dios, el bien, está siempre  presente, el prejuicio o el mal nunca está presente. presente. Era casi medianoche antes de que Walter pusiera a un lado sus libros. Ya no tenía temor de que su madre entrara a verlo,  pues ella ella durante durante varios varios días había estado estado en cama, y su padre padre se había visto obligado a contratar a una sirvienta para que hiciera el trabajo de la casa. El Sr. Williams no se retiró hasta mucho después de la medianoche. Él también tenía un problema que resolver. Cuando Walter abandonó el cuarto, el pastor pensó primero en llamarlo y darle una reprimenda severa, pero cuando pensó en toda la angustia que el muchacho había padecido durante todos estos años de enfermedad, decidió no hacerlo. Luego empezó a meditar sobre todo lo que Walter había dicho mientras estudiaban las lecciones de Biblia. “No puedo evitar admitir” pensó, “que muchas de las cosas que él dijo parecían tonterías al principio, pero después de investigación cuidadosa de la Biblia, las encontré bastante comproba bles. Algunas Algunas de sus explicaciones son muy claras. ¡Pensar que él obtuvo su información de ‘Ciencia y Salud’, lo cual casi todos los clérigos y profesores del colegio han estado ridiculizando

 

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durante los últimos treinta y cinco o cuarenta años! ¿Hay realmente algo bueno en la Ciencia Cristiana? ¡Desde luego que no! Si lo hubiera, todos estos hombres eruditos que la han investigado, no la censurarían como lo hacen. Pero puede ser que como yo, están tan llenos de prejuicios que la han censurado sin investigarla. Yo incluso prediqué un sermón en oposición, simplemente porque alguien más dijo que es herética; y seguramente esta persona nunca la investigó más de lo que yo lo hice, sino que la censuró porque alguien le habló mal de ella. Ahora que lo  pienso, no fue un acto que se pareciera a Cristo el predicar un sermón condenando algo que nunca había examinado. Quizás eso es lo que sucede con todos nosotros. Es igual que sentenciar a un hombre sin escucharlo. Creo que investigaré esto un poco. Iré a visitar a mi amigo Jones y hablaré con él. Él es considerado ser un hombre muy bien instruído inst ruído y de mente abierta. abie rta. Quizás Quizá s Walter Walter tenía razón cuando me acusó de ser irracional. Ciertamente, investigar no puede hacer daño. Si no hay nada bueno en ello, se le  puedo decir al muchacho; y si hay algo algo bueno, bueno, estaría mal no intentarlo para sanar a mi esposa. Veamos, ¿qué dijo Walter sobre que no es obra del diablo? Dijo que el diablo o el mal no podría o no haría el bien. Esto parece razonable, y con seguridad sería hacer el bien sanar a alguien de la enfermedad. La Biblia dice que Jesucristo iba de aquí para allá haciendo el bien, y este bien del que se habla era sanar al enfermo y predicar el evangelio. Sí, veré al Sr. Jones mañana en la mañana y tendré una larga charla con él sobre este asunto”.

CAPÍTULO XI FALSA INVESTIGACIÓ INVESTIGACIÓN N

 

la mañana siguiente cerca de las nueve, el Sr. Williams se puso su abrigo abri go y sombrero y dijo: dij o: “Walter, “Walter, voy a salir a hacer una visita y probablemente estaré fuera hasta la hora de la comida”. Diez minutos más tarde estaba sentado en una mecedora en el estudio de Parson Jones. Después de algunos comentarios comunes, dijo: “Sr. Jones, vine a pedirle consejo acerca de algo que parece no me puedo covencer”.

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Parson Jones era un hombre bajo y regordete, pelirrojo y ru bicundo. Era conocido por ser un hombre bien educado e instruido; también por ser muy breve y agudo en su manera de hablar, siempre llegando directo al punto. “Bueno, ¿de qué se trata?” Dijo él. “Vine a preguntarle si sabe algo sobre este nuevo culto llamado Ciencia Cristiana”. “Nada en absoluto”. “Mi muchacho Walter, pretende haber sido sanado por leer el libro de texto ‘Ciencia y Salud’”. “Ese es un libro lleno de basura, herejía y tontería”. “El muchacho está bien ahora y usted sabe que, hasta hace  poco, había estado, él había estado siempre enfermo, desde que era niño”. “Leer ese libro no lo sanó”. “Sin embargo él pretende que lo hizo. Dejó de tomar la medicina, empezó a leer el libro y pronto vimos que estaba mejorando”. “Tenga por seguro que no fue el libro”.

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“Él no pretende que fuese el libro, sino la verdad que el libro enseña lo que hizo el trabajo”. “¡Tonterías! no hay verdad en el libro”. “¿Entonces cómo podemos explicar que se mejoró?” “Probablemente el efecto posterior de la medicina, o quizás él solo creyó que estaba enfermo”. “Eso es justo lo que él pretende, que solo estaba enfermo en creencia y no en realidad”. “Justo como lo pensé”, dijo el Sr. Jones. “¿Qué quiere decir, Sr. Jones?” “Él es otro de esos sujetos ingenuos que creyeron que esta ban enfermos y ahora ahora pretenden que leer ese libro libro los los curó”, curó”, dijo dijo el Sr. Jones. “Pero nosotros vimos a los mejores médicos y especialistas; y todos estuvieron de acuerdo en que tenía tuberculosis hereditaria y que era incurable”. “La mayoría de esos médicos son cabezas huecas y charlatanes”. “¿Llama usted al profesor Charles William Canterbury, de la Universidad de Cantenbury, una cabeza hueca o charlatán?” “¡Eh! No, desde luego que no”. “Él lo examinó minuciosamente hace un año y estuvo de acuerdo con el diagnóstico de los otros médicos. Es más, me dijo que el muchacho no podría vivir más de un año, y fue por ese tiempo que él empezó a decaer muy rápidamente”, rápidame nte”, dijo el Sr. Williams. “¿Cuándo empezó a reponerse?” “Fue cuando iba decayendo rápidamente que encontró una copia de ‘Ciencia y Salud’ en la calle y él pretende que tan pronto como comenzó a leer el libro empezó a mejorar”.

 

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“Esto debe ser obra del diablo. Nunca fue el libro. Será me jor que tenga cuidado, Sr Sr.. Willia Williams”, ms”, dijo el Reverendo Jones con mirada de asombro. “Así le dije al muchacho y me hizo una pregunta que quisiera yo hacerle a usted”. “¿Cuál es?” “¿Considera que es bueno que mi muchacho esté bien?” “Pero por supuesto”. “¿Alguna vez escuchó sobre el diablo haciendo el bien?” “No”, dijo el Sr. Jones con un movimiento de cabeza. “¿Entonces cómo puede usted decir que su mejoría es obra del diablo, quien nunca hace nada bueno?” Parson Jones se hundió en su silla abruptamente. “Sr. Williams, ¿intenta usted defender este culto hereje?” “Ciertamente no. Solamente le di la respuesta que mi muchacho me dio”. “Una muy brillante respuesta cuando pienso en ella”, dijo el Sr. Jones bastante rígidamente. “Especialmente viniendo de uno de esos sujetos ingenuos, que solo creyeron que estaban enfermos y luego reclamaron que este libro los sanó”. Había irritado un poco al Sr. Williams escuchar que su hijo era llamado ingenuo, después de que el muchacho había mostrado un conocimiento de las cosas profundas de la Biblia, que superaban las suyas propias. “Bueno, todo lo que tengo que decir es que no hay nada bueno en la Ciencia Cristiana”, dijo el Sr. Jones con una mirada aburrida en su cara. “Sr. Jones, no vine aquí con curiosidad sin fundamento. Usted sabe que mi esposa ha estado enferma de tuberculosis por

años, y gradualmente ha ido empeorando, de manera que ella

 

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está ahora connada a su cama y el médico de familia no cree que se recupere. Mi hijo reclama que la Ciencia Cristiana lo ha curado y que curará a su madre si yo acepto intentarlo. Le dije que no lo haría y él dijo que de aquí en adelante me culparía, por mi prejuicio irracional, de la muerte de su madre; y sabiendo que usted es un hombre muy preparado vine a pedirle consejo”. “Le he dado mi opinión sobre el asunto”. “¿En qué basa su opinión?” “En lo que he escuchado y leído”. “¿Alguna vez lo investigó minuciosamente, Sr. Sr. Jones?” “Lo suciente para convencerme de la falacia de sus enseñanzas”. “¿Alguna vez habló con alguna de esas practicantes?” “No. Son un montón de mujeres tontas, que no saben más que la autora de ‘Ciencia y Salud’”, dijo el Sr. Jones moviendo la cabeza con desprecio. “¿Alguna vez leyó el libro, el que llaman su libro de texto, ‘Ciencia y Salud’?” “No, mi tiempo es demasiado valioso para perderlo en leer tonterías”. “¿Cómo sabe que son tonterías?” “He escuchado bastante de lo que contiene”. “¿Puede citar algo, Sr. Jones?” “Sí, aquí hay algunas de las cosas impresas en ese libro: No hay muerte. No tienes un cuerpo material. Tu Tu estómago no puede tener dolor. No hay materia. El cerebro no puede pensar: No hay enfermedad. No hay pecado. No hay el mal. Todo es bueno, el bien es Dios, Dios es mente, la Mente es Dios, Dios es todo”. Se detuvo y miró al Sr. Williams, luego agregó, “¿Cuál todo? Me gustaría saber”.

¿Está seguro de que el libro contiene estas declaraciones?

 

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“Por supuesto, lo supe por un hombre que compró uno de los libros”. “Si el libro contiene tales aseveraciones, ciertamente debe ser un absurdo”. “¡Una tontería, diría yo! Nadie más que una persona demente escribiría tal cosa”. “Me alegra haber venido a verlo para hablar de este asunto,  pues no sabía que decirle a Walter en respuesta a sus acusaciones acerca de mis prejuicios”. “Ah, siempre es bueno investigar cosas nuevas antes de condenarlas, al menos eso es lo que yo hice”. “¿Pero usted dice que nunca leyó el libro?”. “No, yo nunca vi el libro, pero mi amigo el Dr. Thompson tiene uno”. “¿Sabe usted si él lo ha leído cuidadosamente?” “No, él nunca lo leyó completo. Lo intentó, pero cuando vio tales aseveraciones como las que le cité, pudo ver que no contenía nada bueno”. “Por supuesto. Debe usted disculparme, Sr. Jones, por actuar cautelosamente en este asunto, debido a la condición de mi esposa”. “Yoo haría lo mismo “Y mis mo si estuviera estuvi era en su lugar, pero puede usted ust ed descansar con conanza, no contiene nada bueno”. “Supongo que no. Sin embargo, me gustaría que lo hubiera  por el bien de mi esposa”. esposa”. “Usted no se atrevería a usarlo si lo hubiera, lo echarían de su iglesia”. “Pero nadie tendría que saberlo, Sr. Jones”. “¿Cree que alguna de esas mujeres practicantes podría guardarse tal cosa? Ellas estarían felices de ser empleadas por un

 pastor y esparcirían esparcirían la noticia a los cuatro vientos vientos .

 

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“No había pensado en eso. Gracias, Sr. Jones, por señalarme el peligro de emplear a una de esas Cientícas Cristianas. También le agradezco haberme mostrado lo absurdo de pensar que la Ciencia Cristiana podría curar a mi esposa de algo que los mejores médicos pronunciaron incurable. Debo irme ahora,  pues deseo hablarlo hablarlo todo con mi hijo. hijo. Buen día, Sr. Sr. Jones”. “Adiós, Sr. Williams. Vuelva pronto”. “Lo haré con gusto”. El pastor se dirigió a casa satisfecho consigo mismo. Se felicitaba de su sensatez al haber consultado a un pensador profundo como lo era el Rev Rev.. Jones antes de emplear a una practicante;  pues a esa practicante le habría encantado platicarlo a cada persona en su parroquia, y esto habría resultado en la pérdida de su  puesto. Sintió que se había había salvado de un gran gran problema”. Tan pronto como llegó a casa llamó a Walter a la biblioteca y le contó de su visita al Sr. Jones, y también lo que el Sr. Jones había dicho respecto a la Ciencia Cristiana. Walter estaba de alguna manera sorprendido por la noticia,  pero después de un momento dijo: “¿Dices que has investigado la Ciencia Cristiana?” “Sí, Walter, Walter, lo hice. Verás, Verás, yo no n o tenía tantos ta ntos prejuicios preju icios como com o  pensaste. Hablé una hora con el Sr. Jones y él me convenció de que no era nada más que un montón de basura y tonterías”. “¿Qué sabe el Sr. Jones sobre el tema?” “Pero, Walter, el Sr. Jones es considerado ser el hombre más instruído en nuestra ciudad”. “¿Instruído en qué?” “Todo en general”. “¿Alguna vez estudió el Sr. Jones la Ciencia Cristiana con una maestra calicada de la Ciencia Cristiana?”

No, no creo .

 

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“¿Alguna vez estudió ‘Ciencia y Salud’, el libro de texto de esta ciencia?” “No, lo consideró una pérdida de tiempo”. “¿Alguna vez leyó ‘Ciencia y Salud’?” “No”. “¿Alguna vez vio el libro?” “Él dijo que no”. “Entonces debe ser un hombre muy brillante para conocer lo que es la Ciencia Cristiana, pues un hombre que puede saber todo sobre una ciencia de cualquier tipo, sin tomar instrucción, sin estudiar, estudiar, sin leer, sin ver el libro de texto de esa ciencia, tiene que ser un hombre notoriamente sabio”. “Pero Walter, él obtuvo la información de una manera diferente”. “¿Cómo fue, padre?” “Su amigo, el Dr. Thompson, compró una copia de ‘Ciencia y Salud’ y le habló de ella”. “¿Alguna vez se le ha enseñado al Dr. Thompson la Ciencia Cristiana?” “No, creo que no”. “¿Alguna vez estudió o leyó ‘Ciencia y Salud’?” “Intentó leerlo, pero cuando vio declaraciones tan ridículas, consideró un disparate leerlo”, dijo el pastor. “Otro de esos hombres sabios que saben todo acerca de una ciencia sin instrucción alguna, estudio o lectura”. “¿Qué quieres decir, Walter?” “Padre, si el Dr. Thompson te hubiera dicho que sabía todo sobre medicina simplemente por haber echado un vistazo a un libro de medicina, ¿le creerías?” “Claro que no”.

 

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“Y si él hubiera encontrado algunos pasajes que no entendía, ¿pensarías que eso es extraño?” Dijo Walter. “No”. “Y si te hubiera dicho que esos pasajes que él no entendía eran basura y tonterías, ¿lo considerarías una buena autoridad?” “No”. “¿Entonces por qué debes creerle respecto a la Ciencia Cristiana, cuando te conesa que nunca la estudió o leyó el libro de texto de esta ciencia?” “Pero todos dicen que no hay nada bueno en la Ciencia Cristiana”, dijo el pastor. “También dijeron todos que la tierra era plana hasta que se  probó que era era redonda”, replicó replicó Walter Walter.. “Ese es exactamente el punto. Ninguno de nuestros eruditos ha podido probar que lo que reclama la Ciencia Cristiana es verdad”, dijo rápidamente el pastor. “Eso es porque no acuden a quienes les pueden proporcionar la prueba”. “¿Quién puede probarlo, Walter?” “Miles de aquellos que han sido sanados, y en particular los  practicantes de la Ciencia Ciencia Cristiana”. “Parson Jones dijo que son un montón de mujeres tontas”. “¿Eso las hace tontas?” Preguntó el muchacho. “No, sin embargo él debe saber de lo que está hablando”. “¿Alguna vez Parson Jones habló con una de estas mujeres tontas, como él las llama?” “No, no creo que lo haya hecho, pero él dice que ha investigado este culto lo suciente como para saber que no hay nada  bueno en él”, dijo el pastor en voz baja. “Supongo, padre, que él hizo lo que tú llamas una investigación imparcial y probablemente fue en la misma forma que tú lo

hiciste. Fuiste a pedir consejo a un hombre sobre un asunto que

 

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él nunca había estudiado, y quien tenía tantos prejuicios que no se tomaría el tiempo para probar si es correcto o equivocado; sin embargo, declaró saberlo todo y te aconsejó que lo dejaras. Ahora, padre, si tú buscaras consejo referente a un país extran jero, ¿irías con un hombre que nunca ha estado ahí y que ni siquiera ha leído sobre éste, o irías con uno que ha vivido allí por muchos años?” “Iría con el hombre que ha estado allí”, dijo el pastor. “Entonces cuando quieres información información respecto a la Ciencia Cristiana, ¿por qué no vas con un Cientíco Cristiano?” Dijo su hijo. El pastor se mantuvo en silencio por un momento, luego dijo: “Veo lo que quieres decirme, Walter; haber ido a ver al Sr. Jones sobre la Ciencia Cristiana es como ir con un herrero a  pedirle información información sobre cirugía. Creo que estás en lo correcto y que yo me he equivocado. Iré a ver a una practicante. Si hay algo en el mundo que pueda ayudar a tu madre no dejaré que nada interera en el camino de probarlo”. “¡Gracias, padre! Iré ahora a ver si esta practicante puede venir a verte”. “¿Quién es esta practicante?” “La Sra. White, que vive en la calle Grant. Ella prometió venir en cualquier momento que se lo pidiera”. Cuando Walter mencionó a la Sra. White, el pastor recordó lo que Parson Jones había dicho respecto a esas practicantes diciendo todo a sus feligreses y la posibilidad de perder su puesto. Esto le dio mucho temor y dijo: “Espera un momento, Walter. Hablemos sobre ese asunto un poco antes de que vayas. ¿Has pensado en la posición en la que me pondrá el que venga a nuestra casa una practicante de

la Ciencia Cristiana diariamente? Lo más seguro es que quiera

 

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 platicarle a todas sus amigas que el Rev. Rev. Williams, Williams, de la iglesia de Park Row, se ha visto obligado a llamarla para darle tratamiento a su esposa”. “No, padre, no creo que dijera una palabra de ello”. “Pero algunos de mis feligreses podrían verla venir aquí diariamente y entonces estaría yo en peligro de perder mi puesto”. “Padre, ¿dejarías que tu puesto se pusiera en el camino de salvar la vida de mamá?” El pastor no contestó de inmediato sino que estaba pensando  profundamente.  profundam ente. Finalmente miró hacia arriba y dijo: “W “Walter alter,, tu persistencia ha ganado; al menos hablaré con esta practicante. Puedes decirle que venga si puede esta noche y hablaré con ella”. “Padre, me has hecho muy feliz. Sé que cambiarás tu opinión de esta practicante después de que hables unos minutos con ella y tengo conanza en que, gracias a ella, mamá estará bien”. “Le ruego a Dios que sea como tú dices”. Unos minutos después Walter se dirigió a la casa de la practicante. A su debido tiempo regresó y dijo a su padre que ella había prometido ir esa noche a las siete y media.

CAPÍTULO XII UNA JUSTA INVESTIGACIÓN

 

untualmente a las siete y media sonó el timbre de la puerta y Walter fue a darle la bienvenida a la practicante. La guió hacia la sala y llamó a su padre. Después de una introducción formal, el Sr. Williams pidió a la practicante y a Walter, que pasaran a la biblioteca, temeroso de que viniera alguien que conociera a la practicante. Después de sentarse todos cómodamente, el pastor dijo: “Sra. White, creo que es justo que le diga que siempre he tenido

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 prejuicios en contra de la Ciencia Cristiana y no hubiera consentido a tener una entrevista con usted si no hubiera sido por la  persistencia de mi hijo”. hijo”. “Sr. Williams”, dijo la señora, “No creo que usted pudiera tener más prejuicios preju icios de los que yo tuve. tuv e. Yo Yo solo consentí consent í probarla como último recurso para curarme. Como no mejoré después de una semana de tratamiento, me volví escéptica y quería dejar de tomar tratamiento, pero mi esposo dijo, ‘Démosle una prueba  justa, ya que no hay nada más para ti’. Muchos tienen prejuicios prejuicios en contra de la Ciencia Cristiana y sin embargo, pocos de aquellos que tienen prejuicios pueden darle una respuesta razonable del por qué, y en general, saben poco o nada sobre ésta. No me  parece extraño encontrarlo en este estado estado mental”. “Supongo que mi hijo le ha dicho que encontró una copia de ‘Ciencia y Salud’ y que él cree que la lectura de ésta lo ha curado”. “Sí, él me habló de ello. Pero comete usted un error cuando dice que él cree que la lectura del libro lo curó; él no lo cree, lo

sabe .

 

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“¿Por qué dice que él lo sabe, Sra. White?” “Porque él ha tenido una experiencia personal del sanar y del poder inspirador de la verdad enseñada por Cristo Jesús, y lo ha rearmado en ‘Ciencia y Salud’. Estos son los ‘signos que le siguen’ de los que habló el Maestro”. “Discúlpeme, Sra. White, pero parece que no entiendo lo que quiere decir, ¿qué signos siguen a la lectura de ‘Ciencia y Salud’?” “Simplemente leer ‘Ciencia y Salud’ no nos ayuda, aunque es un paso en la dirección correcta. Es cuando entendemos la verdad explicada ahí, que siguen los signos. Jesucristo dijo: ‘Y estos signos seguirán a los que creen, y si bebieren algo mortal, no les hará daño; colocarán sus manos en los enfermos, y les sanarán’. Si usamos la palabra ‘entender’ en vez de ‘creer’, obtenemos una idea más clara de lo que Cristo quiso decir, ‘Estos signos seguirán a aquellos que entienden’. La verdad que Jesucristo enseñó es expuesta en este libro, y por consiguiente el entendimiento de ello es seguido por los mismos signos”. “Pero no estoy dispuesto todavía a conceder que este libro contenga la verdad que Jesús enseñó”, dijo el pastor. “Sr. Williams “Sr. Williams,, como cuando usted asistía asi stía a la escuela, escuel a, suponga que el maestro le hubiera dado un problema matemático para resolver y hubiera dicho: ‘Encontrarás ‘Encontrarás la regla con la que puedes trabajar este ejemplo en la página 105, y la respuesta correcta es 18’. Usted hubiera buscado la regla y comenzado a trabajar sobre el ejemplo. Al haber terminado, si la respuesta que obtuvo fue 18, sabría en seguida que usted había entendido la regla y que la había aplicado correctamente. Después de eso, usted no solamente creería que usted sabe la regla sino que sabría que la entendió. Así es con la verdad. Tome el caso de su hijo por

ejemplo, él encontró una copia de Ciencia y Salud y empezó a

 

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leerla y estudiarla. En esta impresa la regla de la salud. Después de un poco de estudio, entendió esta regla, entonces la aplicó correctamente y obtuvo la respuesta, salud. Esto es prueba suciente para él de que el método cientíco de sanar al enfermo, como Cristo Jesús lo sanó, es enseñado en este libro y ningún argumento contrario podrán convencerlo de que no es verdad, no más de lo que hubiera sido posible convencerlo a usted, que no entendió la regla por la cual resolvió su problema matemático, al haber obtenido la respuesta correcta. Las respuestas correctas son los ‘signos que siguen’ o pruebas de entendimiento de cualquier ciencia”. “Entonces no es Dios quien lleva a cabo el sanar sino la aplicación correcta de una regla”, dijo el pastor rápidamente. “Ah sí, es Dios quien sana al enfermo. Por ejemplo, al estar usted trabajando en el problema previamente mencionado, encontró la regla en la página indicada por el maestro, pero la regla no resolvió su problema, tampoco la mera aplicación de la regla lo hizo; fue su inteligencia o mente que dirigió la correcta aplicación de la regla lo que resolvió el problema. La regla no  podría hacer nada sin la inteligencia para dirigir su aplicación. Así es también con la regla de la salud. Es enseñada en ‘Ciencia y Salud’, pero para ser beneciado por ella debe ser aplicada correctamente por la inteligencia”. “Pero esta declaración contradice la primera”. “¿En qué forma, Sr. Williams?” “En el primer ejemplo usted dijo que es Dios quien lleva a cabo el sanar, y ahora dice que es la inteligencia o mente del hombre”. “Sr. Williams, ¿cree usted que Dios es toda inteligencia?” “Ciertamente”.

 

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“Entonces Él debe ser la inteligencia del hombre o su Mente, de otra manera Dios no sería toda inteligencia”. El pastor no respondió. Estaba absorto en sus propios pensamientos. La Sra. White esperó unos momentos, luego continuó: “Lo que he dicho respecto a aplicar la regla va totalmente de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo, donde Él demostró la necesidad de ocuparnos de nuestra propia salvación”. “Sra. White, usted dice que Dios es la inteligencia del hom bre o su Mente”. “Sí, pues Dios es toda inteligencia”. “Usted también dice que Dios es el bien solamente”. “Sí, Dios es todo bien”. “Entonces de acuerdo a esta teoría de que Dios es toda inteligencia, usted debe admitir que Él es también la inteligencia mala o perversa que se encuentra en algunos hombres, y si esto es cierto, usted difícilmente podría reclamar que Él es todo el  bien, pues una declaración declaración contradice contradice a la otra”, dijo lentamente el pastor. “Usted ha cometido una equivocación en su razonamiento, Sr.. Williams. Una inteligencia así-llamada mala, no es inteligenSr cia, sino una carencia de inteligencia o no inteligencia; en otras  palabras ignorancia. La ignorancia no tiene lugar en el reino de la inteligencia, pues la ignorancia es mala y la inteligencia es  buena”, dijo la practicante. practicante. “Su explicación suena muy razonable, pero aún no puedo estar de acuerdo con usted. Podría ser porque no entiendo com pletamente”, respondió respondió el pastor. pastor. “No creo que sea posible para un hombre comprender com pletamente ninguna ciencia en unos cuantos momentos, y ésta es la ciencia de las ciencias”.

 

UNA JUSTA INVESTIGACIÓN 

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“¿Debo entender que el mal y la ignorancia no tienen lugar en el universo de Dios, en otras palabras, que no son reales?”,  preguntó el pastor pastor.. “Sí, solo el bien es real. Es solo por la ignorancia de la verdad que el mal parece real o tiene lugar o poder”. “Pero vemos el mal alrededor de nosotros”, dijo el pastor pastor.. “Así parece, pero es solo un malentendido de aquello que es verdad, del ser espiritual. El mal no es real, no tiene entidad o  principio: Dios, el bien, bien, nunca lo hizo”, dijo la practicante. “Pero si no es real y Dios no lo hizo, ¿de dónde viene?”,  preguntó el pastor pastor.. La cara de la Sra. White se amplió en una sonrisa y luego dijo: “Sr. Williams, creo que le contaré una pequeña historia que le escribí a una de mis pacientes, que estaba sufriendo de lo que ella llamó indigestión. Ella insistía en que el mal era real y ofreció la evidencia de su indigestión como prueba de ello. Esta  pequeña historia vino a mí mientras pensaba en su caso. Como la mayoría de las parábolas, está lejos de poder expresar la verdad cientíca, y por consiguiente no debe de llevarse muy lejos, pero  puede ayudarle ayudarle como sugerencia. sugerencia.

 

CAPÍTULO XIII LA IRREALIDAD DEL MAL ace mucho, mucho tiempo, había un rey grande y  bueno que vivía en un país donde donde todo era bueno. Él tenía miles de súbditos y estos súbditos eran todos buenos. Esto era porque el rey era bueno y la gente se esforzaba por ser como él. Pero un día una mujer de su pueblo imaginó que vio una cosa perversa o un diablo y se alarmó bastante con eso. Ella corrió a casa y le habló a su esposo sobre lo que había visto, y él creyó su historia sobre este mal o diablo,

“H

lo cual nunca tuvo existencia excepto en la imaginación de esta mujer. Debido a su gran temor, esta mujer se mantuvo pensando en el supuesto mal constantemente, hasta que nalmente le papareció totalmente real, y después de un tiempo ella imaginó que este mal o diablo había entrado a su cuerpo y que éste detenía la digestión en su estómago. Ella le habló de esto a su esposo y a él le dio temor, y les dijo a sus amigos que un mal o un diablo había entrado en el cuerpo de su esposa. Sus amigos empezaron a hablar de este mal o diablo preguntándose qué podría ser. Finalmente, después de hablar de ello por algún tiempo decidieron que no sabían lo que era este mal, pero que debía dársele un nombre, así que lo llamaron indigestión, porque no había permitido a la mujer digerir su comida. En esta forma esta creencia llegó a parecer lo sucientemente real para tener un nombre. Después de que la gente le había dado un nombre a este mal o diablo, empezaron todos a hacer sugerencias sobre la mejor forma de deshacerse de él. Uno sugirió que se calentara un plato y se aplicara al estómago. Esto, pensó él, haría sentir al diablo tan

incómodo que se retiraría. Otro sugirió que la mujer tomara una

 

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fuerte dosis de pimienta y quemara al diablo. Otro sugirió que manipularan el estómago, que lo empujaran, tiraran y machacaran, esperando de esta forma matarlo. Otro dijo, ‘Pongamos una  batería eléctrica y sacudamos al diablo’. diablo’. Otro dijo que creía creía que los diablos tenían repulsión por la luz azul y pensó que si dejaran  brillar una luz azul para él, se retiraría. Otro dijo: ‘Denle a la mujer un baño de lodo, dejándola toda cubierta con lodo suave y esto sofocará al diablo’. Aún otro sugirió que la mujer fuera enviada lejos de casa, a otro clima, pensando que al diablo no le gustaría el cambio y así abandonaría a la mujer. mujer. Cientos de otras sugerencias fueron ofrecidas e intentadas, pero ninguna de ellas servía para alejar a este diablo de la mujer. Y ahora, después de varios miles de años, la gente de este reino está todavía ofreciendo consejo a personas aigidas con eso, pero sin éxito. La sencilla razón por la que todas estas cosas no alejaron a este mal o diablo, es que en realidad no había ningún diablo que sacar; no tenía existencia excepto como una ilusión en las mentes de aquellos que mantuvieron la creencia falsa. “Hace aproximadamente aproximadamente dos mil años, vivió un hombre que fue sucientemente inteligente para entender la naturaleza de los problemas de la humanidad. Él dijo que Dios, o el Principio creador, es el bien solamente, y que el mal es una mentira o engaño, esto es, un sentido falso mantenido mentalmente, y probó sus palabras con sus obras. Esto enfureció mucho a los hombres sabios de su tiempo, pues habían estado enseñando a la gente que el mal es real y que en muchos casos Dios enviaba el mal sobre sus hijos para hacerlos buenos. Estos hombres sabios estaban sumamente temerosos de que la gente creyera lo que este buen hombre estaba enseñando y por eso rechazaban su enseñanza, así que conspiraron unidos y lo mandaron crucicar; y todavía

continuaron su enseñanza, de que el mal es tan real como el

 

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 bien. Hace cerca de cuarenta años una mujer inteligente y buena, llegó a entender la irrealidad del mal, y después de un estudio cuidadoso de la vida de aquel que fue crucicado, llegó a conconvencerse de que todo lo que él había dicho y enseñado respecto a la irrealidad del mal era la verdad. Ella escribió un libro explicando este gran hecho y dijo que si la gente estudiaba la Biblia, especialmente lo que dijo Cristo Jesús, con la ayuda de este li bro, podría probar por sí misma que que no hay ningún ningún mal o diablo. Al igual que en el tiempo del buen hombre que fue crucicado, así en su tiempo los hombres sabios están enseñando a la gente que el mal es real y están enfurecidos con cualquier declaración contraria; y si ahora hubiese la costumbre de crucicar gente, ella tendría que soportar esta pena como lo hicieron los mártires de antaño. Desde que este libro fue escrito, millones de personas creyeron que tenían algún mal o eran poseídos por diablos, por leerlo y estudiarlo han descubierto, que todos los males o dia blos no son sino falsas creencias, errores de pensamiento, que han parecido reales porque fueron creídos y temidos. Esta mujer enseña que la única manera de deshacerse de estas creencias falsas es despertar a la verdad del ser como fue enseñada por Cristo Jesús. Entonces descubriremos la nada de estos males o diablos; y no solo el temor a ellos, sino los mismos diablos, con las enfermedades que han causado, serán echados fuera. Solamente es nuestra ignorancia de la verdad, unida a nuestro temor, lo que hace que el error parezca real. “Mi historia de la mujer podría llevarlo a pensar que la Ciencia Cristiana enseña la caída del hombre, la imagen y seme janza de Dios, pero no debe entenderse así. El hombre de Dios es inexhaustible y puro, ya que es la manifestación continua de Dios. Es solo el sentido humano del ser, la creencia de ambos, el

 bien y el mal, lo que resulta resulta ser presa de creencias creencias falsas”.

 

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Cuando la Sra. White terminó de contar su historia miró a Walter y por la forma en que inclinaba su cabeza, estuvo segura de que él había comprendido el punto de su historia. Luego echando una mirada al pastor dijo: “Sr. Williams, ¿contesta eso su pregunta sobre la irrealidad del mal?” “Sra. White”, dijo el pastor nerviosamente, “esa historia res ponde a mis preguntas tan completamente que no tengo ningún fundamento sobre mi creencia anterior en dónde apoyarme, y como yo he estado predicando la realidad del mal todos estos años, me siento perdido sin saber qué decir o hacer”. “No se preocupe por eso, Sr. Williams. Cualquier persona se confunde más o menos cuando sus viejos ídolos o ideas son destruidas, pero no tema, de esta destrucción se elevará el templo donde el Dios verdadero es honrado”. “Pero estoy perdido sobre qué hacer. He descubierto el hecho de que fui mal enseñado respecto a la realidad del mal, y ahora temo que el resto de mis enseñanzas estén equivocadas, y yo no puedo predicar conscientemente lo que es falso, pues Dios sabe que yo mal guiaría a mi prójimo sabiéndolo. Me temo que me veré obligado a abandonar mi puesto enseguida y siento que no estoy preparado para hacer nada más”. Entonces él miró directamente a la practicante y dijo: “¿Sra. White, puede darme algún consejo?” “Sí, primero recuerde que hay lugar en el reino de Dios para todos Sus hijos. Luego recuerde que su verdadera fuente de abastecimiento no es su iglesia sino Dios. Confíe en Él totalmente y todas sus necesidades serán abastecidas. Sin embargo, le aconsejaría que no renunciara a su puesto de momento. Tómese tiem po para considerarlo, estudie la Ciencia Cristiana y vea si esto es lo que quiere. Si lo es, entonces puede usted renunciar. renunciar. Si no,

nadie necesita ser informado sobre el asunto.

 

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“Pero no puedo predicar conscientemente una cosa y creer otra”. “Entonces, Sr. Williams, le sugeriría que pida vacaciones  por seis meses. Entiendo por lo que su hijo me ha dicho, que hace mucho tiempo no toma vacaciones; y para cuando hayan  pasado seis meses usted sabrá sabrá qué es lo mejor para para usted”. “Sra. White, me encantaría seguir su consejo pero no tengo suciente dinero para pasar seis meses sin salario”. “Dios es su abastecimiento, confíe en Él completamente”, dijo la Sra. White. “Padre, no temas. Dios es todo el bien, todo Amor, y sé que Él no nos verá llegar a la pobreza si solo conamos en Él”. “Walter, mi muchacho, tomaré tu consejo “Walter, cons ejo y le conaré todo a Dios”. Entonces, después de un momento miró a la Sra. White y dijo: “Ahora, Sra. White, hablemos de la enfermedad de mi querida esposa. Supongo que Walter le ha dicho que ella ha estado sufriendo de tuberculosis pulmonar durante muchos años. ¿Cree usted que puede ser sanada?” “Sr. Williams, ¿cree usted que un Dios todopoderoso puede sanarla? Pues no soy yo la que lleva a cabo el sanar sino Dios”. “Sí, sé que Dios puede sanarla si Él lo desea”. “¿Alguna vez lo ha pedido a Él?” “Muchos cientos de veces he pedido, orado, rogado y suplicado a Él que lo haga”. “¿Qué esperaba usted lograr con sus ruegos y súplicas?” “No entiendo lo que me quiere decir, decir, Sra. White”. “¿Pensó que podía usted inuenciar a un Dios bueno y jusjus to con sus ruegos y súplicas, para que fuera más que bueno y  justo?” “Ah, yo no quería inuenciar a Dios”, dijo el pastor.

“¿Entonces qué esperaba lograr con ruegos y súplicas?”

 

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Como el pastor no contestó la Sra. White continuó: “Un Dios bueno y justo no podría ser menos que bueno y  justo, y si esto es cierto ¿qué podríamos podríamos esperar lograr con rogar rogar y suplicar? Sr. Williams Williams,, la razón por la que sus oraciones or aciones no han sido contestadas es que usted no sabe cómo orar correctamente; además usted ha estado orando a un dios falso, un ídolo de su  propia hechura”. hechura”. La espalda del pastor se tensó perceptiblemente al decir: “Sra. White, ¿no cree usted que sus declaraciones son un poco  presuntuosas? Usted debe recordar soy soy un ministro ordenado”. ordenado”. “Sr. Williams, no piense que lo estoy criticando personalmente. Son muy pocos los que no han cometido el mismo error. Quiero confesar que yo no sabía cómo orar correctamente hasta después de haber estudiado ‘Ciencia y Salud’. Si usted me lo  permite trataré de probar probar mis aseveraciones”. aseveraciones”. “Por favor continúe”. “Quizás no pueda hacer más que describirle mi propia ex periencia con respecto a Dios y a la oración de acuerdo a mis enseñanzas y creencias de mi antigua religión, y también tratar de mostrarle cuán completamente inútil y equivocados fueron estos esfuerzos anteriores”. “Creo que yo tenía cerca de nueve años cuando mi madre me llevó a visitar una iglesia muy grande; las paredes de esta iglesia estaban bellamente decoradas con pinturas, siendo especialmente grande e impresionante la que estaba directamente frente al  público. Representaba un hombre bellamente vestido, sentado en un trono dorado que se apoyaba en las nubes, muy alto en el cielo. Esta imagen me impresionó mucho y después de nuestro regreso a casa pregunté a mi madre sobre ello, y ella muy reverentemente me dijo que era la imagen de Dios en Su trono

del juicio, juzgando el bien y el mal; y desde ese día hasta que

 

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aprendí algo diferente en la Ciencia Cristiana, veinticinco años después, esta supuesta imagen de Dios la recordaba claramente cada vez que oraba. “Conforme crecí y me convertí en una mujer adulta, yo no  pensaba en la imagen como como estando estando en la iglesia, sino que situa ba la gura arriba en el cielo, el lugar donde yo suponía que esestaba el cielo. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que esto era un disparate. Yo estaba orando a esta imagen, como si fuera mi Dios y muchas veces le imploré ayuda a este ídolo falso durante los extensos años de mi enfermedad, pues como muchos otros, llegué a la Ciencia Cristiana para ser sanada mediante su práctica. No necesito decirle por qué mis oraciones no eran contestadas. Desde luego no había oración verdadera en ello. Cuando examinamos la creencia de aquellos que piensan necesario rogar o suplicar a Dios, nuestro sentido común nos dice en seguida que es un simple disparate. Sr. Williams, ¿no enseña su credo como la mayoría de los demás, que Dios es inmutablemente bueno?” “Así es”. “Entonces piense en la tontería de rogar y suplicar a un Dios inmutable que cambie Su mente, solo por nuestra importunidad”. importunidad”. “Sra. White, ¿quiere usted insinuar que no debemos orar en absoluto?” “No, deseo que usted ore correctamente. Rogar y suplicar a un Dios justo que sea más que justo es una tontería, y orarle a un ídolo mental de su propia hechura es simplemente idolatría”. “Me parece, Sra. White, que usted asume que le estoy orando a un ídolo o dios falso”, dijo el Sr. Williams. La Sra. White sonrió y respondió. “No tengo la menor duda de que lo hace, pero por favor no se ofenda por lo que he dicho y examinemos más el asunto”.

“Muy bien”, respondió el pastor un poco cortante.

 

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“Sr. Williams, cuando usted ora, ¿tiene usted o no, una imagen mental de su dios en mente?” “Generalmente la tengo”. “¿Podría por favor describir esta imagen mental?”, pidió la Sra. White. “Cuando cierro mis ojos en oración, generalmente veo el es píritu de Dios como si fuera apareciendo de entre las nubes”, dijo el pastor. “¿Tiene “¿T iene este espíritu de Dios, como usted lo llama, una cara humana?” “Sí, Sra. White, una cara radiante de bondad y amor”. “Sr.. Williams “Sr Williams,, ¿no ve que este es un dios de su propia pro pia hechura, una criatura imaginaria de su propia mentalidad?” “No entiendo bien”, dijo el pastor un poco confundido. “Cuando cierra sus ojos en oración, usted proyecta en su  pensamiento un dios como hombre, una criatura de la imaginación a quien usted ora. Cuando su gente cierra sus ojos, quizás también tengan una imagen mental similar ante ellos, o bien un vacío, y si usted comparara notas encontraría que no hay dos  personas que tengan la misma imagen o ídolo. ¿Existen entonces tantos dioses? Si no, podríamos preguntar, preguntar, ¿cuál de los de la congregación tiene al correcto? El hecho es que la mayoría de la gente ora a un dios de su propia hechura, un dios hecho hom bre, el cual no existe excepto excepto en su propio propio pensamiento, pensamiento, y luego se preguntan por qué sus oraciones no son contestadas. ¿No es cierto esto, Sr. Williams?” “Sí, Sra. White, ¿pero nos robaría usted el mejor sentido de Dios que tenemos?” “Es mejor no tener un dios, que tener uno falso”, dijo la Sra. White.

 

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“Eso puede ser verdad, Sra. White, ¿pero usted no quiere insinuar que Dios no existe?” “No, le aseguro que no. ¿No le he dicho que Dios sana al enfermo, que Dios es el bien, que Dios es Mente? Si le he quitado a su dios falso he hecho un buen trabajo, pues ahora está listo para  buscar al verdadero Dios. Le recomiendo que empiece el estudio de la Biblia como es interpretado espiritualmente en ‘Ciencia y Salud’. Allí yo encontré qué y quién es el verdadero Dios, y si usted lee este libro en relación con la Biblia encontrará que éste resolverá los misterios de la revelación, y usted estará en posesión de un sentido más noble, más espiritual, más inspirador, más útil del ser Supremo”. “Con seguridad haré lo que usted sugiere, Sra. White, pues me he propuesto encontrar al verdadero Dios”. “Ahora, Sr. Williams, ¿desea que le dé tratamiento a su esposa?” “Sí, he decidido darle a la Ciencia Cristiana una prueba  justa”. “Como se está hacienda bastante tarde, no veré a su esposa esta noche sino que la trataré en ausencia tan pronto como llegue a casa. Le sugeriría que le diga que la veré mañana por la noche”. “Pero no le he preguntado si está de acuerdo en tomar tratamiento de la Ciencia”, dijo el pastor. “Padre, eso es o ya se ha arreglado. ar reglado. Yo Yo ya se lo pregunté preg unté y todo lo que mamá desea es tu aprobación, de otra forma ella no tomaría el tratamiento, y yo había informado a la Sra. White sobre esto antes de que viniera”. Querida, querida esposa, leal a mis deseos hasta el nal. No tengo duda de que ella rehusaría tomar estos tratamientos sin mi

 

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consentimiento, aún cuando estuviera segura de que sería beneciada con ello. “Walter, le hablaré enseguida a tu madre sobre mi decisión, y, Sra. White, tiene todo mi consentimiento; y el único deseo de mi corazón es que usted tenga éxito en hacer que ese Dios innitamente bueno, en quien usted parece tener tanta conanconanza, la ayude a sanar a mi esposa, pues ésta es la última y única esperanza que me queda”. “Cuando debido de haber sido la primera, sin embargo, así es con los mortales. Tratan Tratan todo lo demás primero y dejan a Dios  para el nal. No obstante, obstante, Dios siempre está listo para ayudar al hombre cuando voltea hacia Él, sin importar lo que haya pasado antes”, dijo la practicante. “Sra. White, sus palabras me dan un nuevo valor, valor, no obstante, el caso de mi esposa parece sin esperanza”. “Sr.. Williams “Sr Williams,, ¿por qué piensa piens a usted que es raro ra ro que un Padre  bueno, amoroso y todopodero todopoderoso so esté siempre listo para ayudar a Sus hijos?” “No lo sé, a menos que sea porque Él no respondió a mis oraciones y esto pudo haber debilitado mi fe”, dijo sumisamente el pastor. “Pero usted no oró a un Dios todo bondad, amoroso y todo poderoso, de lo contrario seguramente hubiera recibido respuesta; usted estaba orando a un dios falso, incluso uno de su propia hechura”. “Sí, yo sentía que había algo equivocado. Suponía que Dios no deseaba o no podía ocuparse en ayudarme, pero usted me ha mostrado que la falla no era con Dios, sino conmigo mismo”. “Bueno, Sr. Williams, estoy feliz de que la luz de la verdad esté llegando a su conciencia, y ahora debo irme. No tengo

instrucción especial con respecto a su esposa, excepto que no

 

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quiero que usted o Walter le digan a nadie que ella está recibiendo tratamiento de la Ciencia Cristiana, y ustedes pueden estar seguros de que no lo diré”. El pastor se sintió aliviado al oír a la Sra. White decir que no le diría a nadie, y suponiendo que ella no deseaba causar daño a su puesto como pastor, dijo: “Le agradezco mucho, Sra. White,  por ser tan considerada considerada con mi puesto”. puesto”. La respuesta de la Sra. White lo sorprendió bastante. Ella dijo: “Mi querido señor, no pensé para nada en su puesto, solo estaba pensando en el bienestar de su esposa. Ahora buenas noches y puede esperarme a la misma hora mañana por la noche”. El pastor y su hijo le dieron cordialmente las buenas noches y regresaron a la biblioteca. Tan pronto como estuvieron solos nuevamente, el pastor dijo: “Walter, ¿qué otra razón, exceptuando mi puesto, podría haber tenido la Sra. White al pedirnos que no dijéramos nada sobre el tratamiento?” “Padre, no entiendo completamente por qué lo hacen, pero he escuchado que solicitan esto en todos los casos. Creo que es  por la misma razón razón que Jesucristo dijo a aquellos a quienes quienes sanó que no le contaran a nadie”. El pastor miró a su hijo y dijo: “Puede ser por la misma razón, aunque ambas peticiones son un misterio para mí. De cualquier manera esto refuta lo que armó el Sr. Jones respecto a estas practicantes, de sentirse encantadas de hablar de sus asuntos a todo el mundo. Vaya, cualquiera podría ser sanado por la Ciencia Cristiana y nadie lo sabría. Me pregunto si esto no tuvo que ver con la recuperación inesperada del Sr. John Anderson. Recuerdas que el periódico declaraba que los médicos se habían dado por vencidos y que él no podía vivir más de veinticuatro a treinta y seis horas. Luego para sorpresa s orpresa de todos, empezó a me-

 jorar rápidamente, rápidamente, y en seis semanas semanas nadie podía podía haber pensado pensado

 

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que alguna vez había estado enfermo. Ha seguido atendiendo su negocio desde entonces, y cada vez que lo veo parece rebozar de felicidad y buena salud”. “Padre, ¿no sufría él de un caso severo s evero del mal de Bright?” “Sí, había consultado a tres de nuestros mejores médicos, y ellos le diagnosticaron mal de Bright”. “Si realmente fue la Ciencia Cristiana lo que lo sanó, estoy seguro que sanará a mi madre”. “Sí, hijo, así lo creo también. Creo que le preguntaré al Sr. Anderson qué fue lo que lo sanó, pues si fue la Ciencia Cristiana me daría más conanza”. “Ahora, por favor tráeme ese libro de Ciencia que tú encontraste, me gustaría verlo”. “Lo traeré enseguida, padre”, dijo encantado el muchacho,  pues tenía la seguridad de que si alguna vez su padre empezaba a leerlo, nunca lo dejaría hasta haber entendido la gran verdad que revela el libro. En unos momentos regresó y entregó el libro a su padre, quien dijo: “Walter, quiero que le digas a tu madre lo que hemos hecho; luego será mejor que te retires, pues leeré un poco antes de subir”. “Está bien, padre. Buenas noches”. “Buenas noches, Walter”, dijo el pastor mientras se acomodaba en su sillón grande. Walter fue al cuarto cuart o de su madre, y al encontrarla encontrar la despierta despiert a le  platicó todo sobre sobre la visita de la practicante y algunas algunas de las cosas que había dicho, y que ella vendría la noche siguiente. Luego él se despidió alegremente y se retiró a su cuarto; un muchacho feliz y muy satisfecho.

 

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Su padre continuó leyendo hasta muy pasada la medianoche, y mientras cerraba el libro dijo para sí mismo: “Realmente es un libro maravilloso, pero no puedo estar de acuerdo con todo lo que enseña, aunque esto podría ser porque no lo entiendo com pletamente”. Después se dirigió a la recámara de su esposa, y al encontrarla dormida pacícamente, murmuró: “Debo conar completamente en Dios, pues nadie más puede ayudarla”.

CAPÍTULO XIV EL SUEÑO

 

L

a noche siguiente a la hora citada apareció la Sra. White, y después de unos comentarios casuales pidió que la llevaran con la Sra. Williams. El pastor la presentó con su

esposa. Después de explicar el propósito de su visita, la practicante  pidió gentilmente al pastor que abandonara el cuarto, pues quería estar a solas con su paciente. Tan pronto como el pastor se retiró, ret iró, la Sra. White volteó volt eó a ver a su paciente y dijo con voz llena de afecto y amor: “No tema, Sra. Williams, Dios es una ayuda siempre presente en tiempos de desgracia, por lo tanto le ruego que no pierda la esperanza”. Algo de la mirada lánguida y desanimada que había en la cara de la Sra. Williams pareció disminuir al decir: “¿Me pide que tenga esperanza cuando todas mis amistades y mis médicos me han dicho que mi caso no tiene remedio? Seguramente usted no cree que puedo ser sanada”. “Sra. Williams, no solo creo sino que sé que puede ser sanada, pues nada es imposible para Dios, y de ahora en adelante Él es su médico. No crea que soy yo quien la va a sanar, sino nuestro Padre Celestial. ‘Él hace el trabajo’”. “Si solo pudiera creer”, dijo la mujer enferma con lágrimas en los ojos. “Sra. Williams, Williams, usted puede al menos decir lo que el hombre en la Biblia dijo cuando Jesús le preguntó si él creía que su hijo  podía ser sanado. Él dijo: ‘Señor, yo creo; ayuda a mi incredulidad’. Y esto es lo que voy a hacer; voy a ayudar a su incredu-

lidad, es decir, echarla fuera y dejar que la Verdad reine en su

 

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conciencia. Para lograr eso usted debe ser obediente; si tiene algún prejuicio hágalo a un lado. La palabra prejuicio signica  prejuzgar,, y muy poca gente es lo sucientemente sensata para  prejuzgar  prejuzgar,, incluso en las cosas más simples de la vida; y aquellos  prejuzgar que lo hacen se equivocan más veces de las que aciertan”. “Lo que dice es cierto y no quiero tener prejuicios sobre nada, pero se ha dicho tanto en contra de la Ciencia Cristiana, y ha sido ridiculizada tan severamente que encuentro difícil tener fe en ella; sin embargo, estoy dispuesta a probarla”. “Sra. Williams, ¿qué pensaría de un juez o jurado que condenara a una persona solamente por la evidencia de testigos que se opusieran a la persona en juicio, cuando prácticamente todo el testimonio testim onio fuera de este est e tipo: ‘Yo ‘Yo oí al Sr. Smith decir que oyó que el prisionero había hecho tal o cual cosa’; en otras palabras,  puras habladurías. habladurías. ¿Consideraría usted usted esto justicia? Sin embargo, ese es justamente el tipo de juicio que toda la gente con pre juicios otorga a la Ciencia Cristiana. Si los Cientícos Cristianos señalan la gran evidencia en favor de esta Ciencia, esa evidencia es ridiculizada y negada, sin importar cuán honestas puedan ser las personas que dieron el testimonio”. “Lo que dice es verdad, Sra. White. Whi te. Yo Yo prejuzgué o sentencié se ntencié a la Ciencia Cristiana por el testimonio de sus enemigos”. “Me da gusto oír que lo admite, pues me muestra que se ha eliminado un obstáculo a su recuperación, ya que ahora le dará a la Ciencia Cristiana un oído imparcial y un juicio justo. Y ahora, antes de empezar el tratamiento quisiera corregir su pensamiento acerca de Dios. Usted podría haber pensado que de acuerdo a la voluntad de Dios usted está sufriendo, o que Él la ha hecho sufrir para castigarla por algo que usted o alguien más ha hecho. Es una cosa terrible acusar a su Creador, a Dios, a quien Jesús

 

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denió como amor, de un acto que aun nuestro sentido moral  pronunciaría injusto y equivocado. equivocado. No, Sra. Williams, tenga la seguridad de que Dios nunca hizo algo así. Veamos lo que la Biblia dice al respecto. En primer lugar dice que Dios hizo todo bueno, ¿cree usted eso?” La enferma asintió con la cabeza. “Luego dice: ‘Y Dios vio todo lo que había hecho y vio que todo era muy bueno’, y más adelante declara que Dios hizo todo lo que fue hecho, ¿cree usted también eso?” “Sí”. “Usted ha oído decir que la Ciencia Cristiana arma que el  pecado, enfermedad y muerte no son reales, ¿o no?”, preguntó la practicante. “Sí”. “Ahora veamos si la declaración es cierta. Usted está de acuerdo en que Dios hizo todo lo que fue hecho, y que es bueno. ¿Puede mostrarme en qué forma, su enfermedad es buena? Si no, entonces Dios no la hizo, no puede ser real y no existe”. “Pero, Sra. White, he sufrido por ella por años y ciertamente es real para mí”, dijo la Sra. Williams. Williams. “Déjeme mostrarle cuán irreal es en verdad, y qué es necesario para hacerla irreal para usted. Suponga que yo me recostara a tomar una pequeña siesta. Momentos después quizás, me quedo dormida y empiezo a soñar que estoy arreglando todo para hacer un viaje a Europa. Hago mi maleta, telefoneo al expreso, me visto para viajar, viajar, entro a mi carruaje y me dirijo a la estación. En el camino veo a mis amigos, los saludo; y cuando llego a la estación encuentro a mi esposo y a mi hermana allí para desearme un buen viaje. Mi esposo va a indagar sobre la salida del tren, regresa y nos dice que está listo y bajamos un par de escalones

hacia el andén del tren. Mi esposo saca el boleto, lo muestra

 

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al mozo de la estación, quien lo examina y nos muestra el vagón correcto. Entramos y encontramos el número de mi litera. Mi esposo pone mi maletín de viaje bajo el asiento y todos nos sentamos a platicar un rato. Entonces escuchamos el aviso del conductor, ‘Todos a bordo’. Mi esposo y mi hermana me besan y abandonan rápidamente el vagón. Un momento después los veo en la plataforma. Escucho sonar la campana de la máquina, siento el movimiento del vagón y hago señas de despedida a aquellos en la plataforma mientras pasan enfrente de mí. Un poco después estoy en la campiña. Después sin detenernos  pasamos por pequeñas aldeas y nalmente llegamos a Nueva York. Tomo un carruaje que me lleva al muelle. En el camino el caballo se atemoriza, huye, vuelca el carruaje y me tira bajo un tranvía que pasa sobre mis pies. Se llama a la ambulancia, me llevan al hospital. El dolor es casi insoportable. El médico examina mis heridas y dice que se verá obligado a amputar ambos  pies. Esto me parece tan terrible, que el impacto me despierta. Por unos momentos después de despertar, siento el dolor y me quedo tendida temblando de miedo, el sueño ha sido tan real. Sin embargo, en verdad nunca he abandonado el sofá. Todo fue apariencia y no real, y lo único que se necesita para probármelo es que alguien me despierte. Así también, la experiencia del sentido material no es real. Tiene la naturaleza de una ilusión. El hombre y el universo son Espirituales, la expresión inmediata y continua de la creatividad activa de Dios; y se nos puede des pertar de este sueño de sentido falso por familiarizarnos con la verdad revelada por Cristo. Esto signica que debemos llegar a entender la ciencia del ser; así nuestro sentido falso respecto al  pecado, enfermedad y muerte, probará ser no más real que mi viaje a Nueva York con el accidente y dolor que lo acompañan”.

 

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“Veo la fuerza de su ilustración, Sra. White, pero yo estoy segura de que no estoy soñando”. “Pero usted está sufriendo de una creencia falsa, una experiencia de sentido que si aguien me hubiera dicho en mi sueño del viaje que estaba soñando, lo hubiera negado porque todo me parecía real. Así, esta ilusión parece tan real para usted, que usted cree que es real. La diferencia entre mi sueño al dormir y su sueño al estar despierta es que la creencia falsa de que la vida material, con sus pecados, enfermedad y muerte concomitantes es real, ha sido aceptada por casi todos los mortales, por tantos siglos, que ahora estas cosas se ven como hechos, y han llegado a ser convicciones sólidas de aquellos que no han aprendido algo mejor; pero no importa cuán concretas hayan llegado a ser nuestras convicciones, relativas a la realidad de lo irreal, eso no lo hace verdad. El Salmista dijo: ‘Estaré satisfecho cuando despierte con tu semejanza’, y así el Salmista claramente sugiere que la conciencia presente no es la conciencia verdadera. San Juan dice: ‘ Ahora  Ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser’. San Pablo escribió: ‘Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos (el hipnotismo de la creencia material), y te alumbrará Cristo’. Neguemos que el mal es real para que despertemos rápidamente a la verdad o entendimiento de lo que es real. Ahora empezaré el tratamiento”.

 

CAPÍTULO XV LA VERDAD SIENDO MANIFIESTA espués del tratamiento, la Sra. White dijo algunas palabras alentadoras a su paciente y luego llamó al pastor a la habitación, diciéndole que estaría bien si él leyera algo de ‘Ciencia y Salud’ a su esposa cuando tuviera tiempo, lo que el pastor prometió hacer. Unos minutos después la Sra. White se fue a casa, y el pastor y su familia estuvieron más esperanzados de lo que habían estado por mucho tiempo. Walter y su padre discutieron con la Sra.

D

Williams lo sucedido esa noche, hasta que se hizo bastante tarde y todos se fueron a dormir. La Sra. White fue cada noche durante una semana, y cuando su paciente empezó lentamente a mejorar, fue solo cada tercer día. El Sr S r. Williams y Walter Walter le leían a la l a Señora Williams diariadi ariamente, y para nales del mes ella empezó a levantarse algunas horas cada día. Ella también llegó a ser una estudiante ávida de ‘Ciencia y Salud’. Muchas fueron las noches placenteras discutiendo entre ellos los asuntos que estaban leyendo. Fiel a su palabra, el pastor había decidido conar a Dios su abastecimiento y había pedido vacaciones, las cuales le fueron concedidas. Cerca del n de la segunda semana llegó una carta, en la cual venía un cheque de un hombre a quien él había prestado algún dinero hacía mucho tiempo. La carta decía que el hombre siempre había intentado pagar la deuda, pero que no fue sino hasta recientemente que sus circunstancias nancieras le  permitieron hacerlo. Cuando el pastor lo vio dijo, “Seguramente esto es resultado de mi conanza en Dios, pues hace tiempo que

supuse que este dinero se había perdido”.

 

LA VERDAD SIENDO MANIFIESTA 

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Al nal de los tres meses, la Sra. Williams estaba tan recurecu perada que pudo hacerse cargo de los quehaceres de su hogar hogar,, y el entendimiento del pastor de ‘Ciencia y Salud’ se había incrementado a tal grado, que se sintió seguro que su enseñanza iba de acuerdo con las de Cristo Jesús, pero aún no estaba listo para decir que podía renunciar a su posición como pastor. Walter comprendió la verdad más pronto que su padre, y cuando lo encontraba perplejo o dudoso, generalmente podía señalarle el camino. Su madre estaba constantemente mejorando mejorando tanto en salud como en entendimiento, y cuando llegó la primavera estuvo totalmente sana. Al nal de los seis meses de vacaciones del  pastor,, él dijo a su esposa e hijo que  pastor que había determinado determinado entregar entregar su renuncia y dejar el ministerio. Ellos estuvieron de acuerdo en que él no podría predicar consistentemente las antiguas doctrinas por más tiempo, y sintiendo él que su congregación estaba satisfecha con el pastor que lo sustituía, no habría objeción alguna por su retiro. Pocos días después entregó su renuncia. Fue una sorpresa  para los los directores directores y le pidieron pidieron que lo reconsiderara, reconsiderara, pero cuancuando les aseguró que era denitiva, a su debido tiempo la acepaceptaron y le pidieron que predicara un sermón de despedida. Al  principio el pastor pensó en rehusarse, pero les dijo que lo pensaría unos días. Esa noche, cuando estaban todos sentados en la biblioteca, les habló a su esposa e hijo de la petición y dijo que aún no había tomado una decisión en cuanto a qué era lo mejor. En este punto Walter dijo con una sonrisa en su rostro: “Padre ¿recuerdas que una noche cuando teníamos nuestras lecciones de Biblia, prometiste predicar un sermón sobre la creación?” “Sí, hijo, lo recuerdo”.

 

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“¿Por qué no predicas ese sermón como despedida? Sé que lo puedes hacer ahora con entendimiento”. El padre miró a su hijo, sonrió y dijo: “No es mala idea; ¿tú que piensas, esposa?” “Creo que sería grandioso y podría ser la forma de mostrar la verdad a alguien que sufre. Cuán agradecida estoy por esta verdad y cómo quisiera que el mundo entero la supiera”. “Entonces así será. Les daré a conocer mi decisión en la mañana”; lo cual hizo, dándoles también el tema que predicaría.

CAPÍTULO XVI EL SERMÓN DE DESPEDIDA

 

l domingo citado amaneció claro y fragante, y para cuando empezaron los servicios, la iglesia estaba llena a toda su capacidad. El nuevo pastor estaba a cargo y cuando llegó el momento del sermón, anunció que el Rev. Williamss predicaría su sermón de despedida y que el tema sería William “La Creación”. El pastor se levantó de la silla que ocupaba y su bió sin prisa al púlpito. Lentamente inspeccionó a la audiencia, luego empezó su sermón en voz clara y audible:

E

“Mis queridos y amados hermanos, nuevamente, después de más de seis meses de ausencia, estoy frente a ustedes y por última vez como su pastor. He estado entre ustedes durante más de quince años, tratando de señalarles lo mejor que pude, el camino a la salvación. Durante este tiempo he hecho amistades leales, amigos que han sido eles, amigos que fueron amigos en tiemtiem  pos de tormenta así como de alegría, amigos que han pasado la  prueba del tiempo y que espero mantener hasta el nal, pues una prueba clara de su amor y amistad hacia mi y los míos se acerca”. Para entonces todos los ojos estaban puestos en él y todo oído estaba pendiente de escuchar cada palabra. El Sr. Williams abrió la Biblia que había llevado hasta el  púlpito y dijo: “Como ha sido anunciado, el tema de esta mañana es ‘La Creación’. Como explicación diré que durante un tiempo desde antes de mis vacaciones y desde su comienzo, he estado estudiando cuidadosamente la Biblia en relación a este tema y he

llegado a darme cuenta que, durante todo el tiempo que estudié

 

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 para el ministerio y todos estos años que he sido ministro ordenado, no había aprehendido correctamente la verdad acerca de la creación del hombre y el  universo. Fue el descubrimiento de esto y muchas otras verdades, lo que me obligó a entregar mi renuncia, y en mi sermón de hoy me esforzaré por hacer claro mi descubrimiento. Digo ‘mi descubrimiento’ aunque no fue originalmente mío, sino de otro cuyo iluminado sentido espiritual es muy superior que el mío, así como la bóveda azul del cielo está sobre la tierra. Ahora les leeré versículos del primer y segundo capítulo del Génesis. Sin duda todos ustedes están más o menos familiarizados con ellos. Génesis, capítulo I versículos 26, 27 y 31 dicen: ‘Dijo Dios: Hagamos al hombre en nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra’. ‘Y creó Dios al hombre en su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó’. ‘Y vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció el día Sexto’ . Capítulo 2, versículos

1, 6 y 7, dicen: ‘Fueron pues acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos’. ‘Sin embargo, brotó desde la tierra una niebla y regó toda la faz de la tierra’. ‘Entonces, Jehová  Dios formó al hombre hombre con polvo polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida’ ”.

Cuando terminó la lectura dejó la Biblia a un lado y dijo: “Deseo ahora llamar su atención al capítulo I versículo 26. Allí se declara que Dios hizo al hombre en Su imagen y semejanza. El capítulo I versículo 27 reitera esta declaración como para enfatizar esta gran verdad. Ahora llegamos a la pregunta, ¿Qué es Dios? Todos estamos de acuerdo que Dios es Espíritu. Si esto es cierto, entonces el hombre debe ser espiritual y no material, de

otro modo no sería la imagen y semejanza de Dios, Espíritu. En

 

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el capítulo I versículo 31 leemos que ‘Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno’ . Ahora quiero preguntar, ¿Son el  pecado, enfermedad, problema, aicción y muerte buenos? Se ha dicho que bajo ciertas condiciones la enfermedad podría ser  buena. Yo también pensé esto en un tiempo, pero de ninguna manera podemos concebir el pecado como siendo bueno, y por consiguiente Dios nunca lo hizo; tampoco hizo la enfermedad y la muerte. Entonces, ¿de dónde vienen? ¿Hay algún poder maligno que dé creación a estas cosas espantosas? Si creemos esto, entonces creemos que hay dos creadores o dioses; lo que sabemos que no es cierto. Veamos Veamos si la Biblia B iblia nos da alguna al guna luz sobre este es te aparente misterio. El capítulo 2 versículo 1 dice: ‘Fueron pues acabados el cielo y la tierra, y todo el ejército de ellos’.

Pues  bien, esta es toda la creación, Dios había terminado Su trabajo; sin embargo en el mismo capítulo, un poco después leemos: ‘Sin embargo, brotó desde la tierra una niebla y regó toda la faz de la tierra’. En el siguiente versículo leemos: ‘Formó pues Jehová  Dios al hombre hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz el so-

Pero Dios ya había terminado Su trabajo algún tiempo antes, al menos así

 plo de vida; y se volvió el hombr hombree un alma viviente’.

lo declara uno de los versículos anteriores. ¿Existe una segunda creación o esto es simplemente una de las contradicciones de las que hablan algunos de los críticos de nuestra Biblia? No podemos concebir que un Dios omnisciente haya cometido un error cuando creó al hombre espiritualmente en Su imagen y seme janza, y que más tarde tarde hiciera a otro hombre hombre material, de polvo. polvo. “Quiero llamar su atención al hecho de que la Biblia no declara que este hombre de polvo fue hecho en la imagen y semejanza de Dios; de hecho no declara que haya sido hecho en absoluto, simplemente dice: ‘Y Jehová Dios  formó al hombre

con polvo de la tierra’. Entonces este hombre de polvo, a lo más

 

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fue formado solamente y nunca hecho, y no hay declaración de que Dios tuvo algo que ver con la formación de este hombre de  polvo, la declaración es que ‘Jehová Dios’ formó al hombre de  polvo. “En ningún lugar en el primer capítulo del Génesis, que es el que registra la creación verdadera o espiritual, es mencionado ‘Jehová Dios’ ; fue solo después de esa niebla (de la que habla el sexto versículo del capítulo dos) que surgió de la tierra, que se menciona que ‘Jehová Dios’ había formado al hombre de polvo o material, o cualquier otra cosa. Entonces el misterio sobre este aparente segundo creador, ‘Jehová Dios’ , , y sobre sus supuestas creaciones o formaciones del hombre así-llamado material y mundo material, debe encontrarse dentro de esta niebla o malentendido; y así es. Esta niebla que surgió fue simplemente la creencia de que el hombre fue formado de polvo o materialmente, mientras que en verdad el hombre es creado espiritualmente. Y este ‘Jehová Dios’ del que se habla como formando al a l hombre de polvo, no es el creador verdadero, el Dios verdadero, sino que es un nombre que se aplica a la creencia mortal, que debido a su  propia idea falsa o sentido, supuso que el hombre fue formado de polvo. El sentido falso o creencia mortal es el ‘dios de este mundo’ del cual se habla en Corintios 2 como habiendo ‘cegado las mentes de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios’. En otras palabras, estando ciegos a la verdadera naturaleza del hombre, el mortal cree que ésta es material, mientras que en realidad es espiritual; y es debido a este error de parte de la humanidad u hombres mortales, que toda maldad o materialidad  parece existir existir.. Todas las otras cosas materiales no son más más reales reales que el hombre de polvo, mediante cuya creencia falsa parecen

haber sido formadas y obtienen su aparente realidad de la misma

 

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manera, por un malentendido de la verdad. La prueba que el mal no es real, que no existe y nunca fue hecho, es encontrada en el Génesis I versículo 31, que dice: ‘Vio Dios que todo cuanto ha bía hecho era muy muy bueno. Y atardeció y amaneció amaneció el día Sexto’. Quiero que noten que este versículo dice ‘todo’ , y así incluye todo. Entonces todo lo que realmente existe es bueno; no puede ser de otra manera. Nuestro Dios, nuestro Creador, no podría hacer ambos el bien y el mal, de otro modo Él no sería perfecto, ya que el mal es una imperfección. Si ustedes consultan el Génesis 2:9 y Génesis tercer capítulo, encontrarán que la maldición cayó sobre Adán y Eva y sobre la humanidad, por comer del ‘árbol del conocimiento del bien y del mal’, esto es, por creer que ambos, el bien y el mal son reales; y fue la serpiente, el engaño, quien tentó a Adán y a Eva a comer de este árbol. Dios hizo solo el  bien, y a nosotros nos toca toca reconocer reconocer como real solo solo aquello aquello que que Dios ha hecho. Si el hombre cree en la realidad o poder de aquello que Dios no hizo, aún cuando a pesar de que aparece siempre tan lleno de vida, él cree en una mentira. El mal no es más real que una mentira. ¿Qué resulta de una mentira cuando se declara la verdad? Cesa de existir. Así es con el mal; al ser irreal, cesa de existir cuando cu ando el bien y la Verdad Verdad son claramente clara mente reconocidas reconoc idas y declaradas. “Ahora amados míos, citaré el más grande mandamiento dado al hombre por Jesucristo: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente’. Y esta es mi interpretación de este gran mandamiento: Amarás al bien, tu Dios, con todo tu amor y toda tu inteligencia, y con todos tus  pensamientos. Si todos los hombres hicieran esto, entonces el mal cesaría de aparecer. ¿Obedecemos éste, el más grande de los mandamientos de nuestro Maestro? No. Pues en lugar de

amar a Dios, le tememos y colocamos todo mal que nos sucede

 

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ante Su puerta. Si hay un ciclón, una inundación, un aguacero, un accidente ferroviario, una conagración, un temblor, una epidemia, decimos ‘Es la voluntad de Dios’. Muchas veces tra bajamos mucho y con fe para lograr un resultado deseado, y  justo cuando pensamos pensamos que hemos tenido tenido éxito fallamos, y toda toda nuestra esperanza y deseos son destruidos; y nuevamente decimos que es la voluntad de Dios. Si vemos a alguno de nuestros hermanos enfermo, reclamamos que es la voluntad de Dios. Si vemos que el padre de una familia se va, inclinamos nuestra ca beza y decimos decimos ‘Sea la voluntad voluntad de Dios’. Si vemos vemos una familia con niños que quedan sin madre, de nuevo inclinamos nuestra cabeza y decimos, ‘Que sea la voluntad de Dios’. Si vemos a un  precioso infante arrebatado por la muerte del seno de su descorazonada madre, sumisamente nos inclinamos otra vez, y con el corazón lleno de pesar decimos, ‘No conocemos los caminos de Dios, sea su voluntad’. Les digo, no es la voluntad de Dios, la voluntad del bien. No hay bien en ello, por lo tanto no es hecho  por Dios sino que es obra del mal o diablo, en otras palabras, el resultado del engaño, la creencia en una mentira. Y cuando con mansedumbre vemos a la creencia falsa, aparentemente destruyendo nuestra esperanza, nuestra felicidad, nuestros hogares, sin  protestar,, estamos animando al diablo  protestar diablo en su trabajo. “La Biblia dice que Dios le dio al hombre dominio sobre toda la tierra, por lo tanto ¡levantémonos en el poder de nuestra inteligencia, nuestra Mente, y destruyamos este mal, esta ilusión, esta mentira, con la espada de la Verdad en nombre de Cristo! Dios, el bien, está con nosotros en este trabajo, y estando Él con nosotros ¿quién puede levantarse en contra nuestra? Demasiado tiempo la humanidad ha sido asaltada por el mal en el nom bre del bien. Jesucristo dijo: ‘Sabréis la verdad y la verdad os

hará libres’. Esta verdad ha sido revelada y está entre nosotros.

 

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‘Busca y encontrarás’. San Juan, el amado discípulo dijo: ‘Dios es amor’. ¿Pueden creer que un Padre que es Amor, Amor, destruiría la esperanza de Sus hijos, los hiciera sufrir por causa de accidentes, enfermedad y pobreza, y después de diez años dejarlos morir? En otras palabras, ¿matarlos? Aun el más vil padre terrenal difícilmente haría eso. San Pablo dijo: ‘Y el último enemigo que será destruido es la muerte’. Esto seguramente no signica que debemos someternos a la muerte sino lo opuesto, que debemos resistirla. Entonces todas las cosas que son aliadas de la muerte, como la enfermedad, pobreza, accidentes y demás, deben ser resistidas y vencidas; y cuando hayamos superado todas estas cosas no habrá muerte que superar. Por lo tanto los invito a des pertar de esta ilusión, este sueño de la vida en la materia, a la verdad de la vida en lo Mental, en Dios. Creer simplemente en Dios no es suciente, debemos conocer a Dios. Digo otra vez, despierten y ‘ocúpense de propia salvación’ como San Pablo dijo que deberían hacerlo. La Salvación no es creer sino  saber . En palabras de uno de los profetas, ‘ Familiarízate  Familiarízate con Dios y vive en paz’. Investiguemos las Escrituras, estas contienen la verdad de la vida. Usemos nuestro poder razonador y pensemos por nosotros mismos, pues el reino del cielo está a la mano. Cristo se ha levantado y toca cada puerta. Si lo dejamos entrar él nos mostrará cómo salir del problema, pecado, enfermedad, enfermedad, y cómo conquistar la muerte”. “Ahora amados, en conclusión quisiera hablarles sobre mi familia. Como todos saben, mi hijo Walter estuvo sufriendo por años de una enfermedad que la ‘materi ‘materia a médica’ m édica’ ha pronunciado incurable; ahora lo ven entre ustedes, un joven fuerte y saluda ble. Hace tiempo yo había llegado a la conclusión de que era la voluntad de Dios que él estuviera enfermo, pero mediante su

 propio reconocimiento de la gran verdad, que Dios hizo solo el

 

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 bien, fue sanado. De la misma manera, manera, su madre, mi esposa, fue sanada de la misma terrible enfermedad por alguien que  supo que solo el bien es real y probó esto por destruir el mal aparente, que es conocido por nosotros como tuberculosis. Mi esposa también está con ustedes hoy, fuerte y sana, como prueba de mi declaración. Y como yo he obtenido este entendimiento de Dios, ya no puedo predicar consistentemente el evangelio en la forma anterior,, de ahí mi renuncia a esta iglesia y al ministerio. Y ahoanterior ra debo hacer eco de las palabras de ese gran hombre, Martín Luther: ‘Heme aquí. No puedo hacerlo de otra manera, así es que ¡Dios me ayude! Amen’”.

 

UNAS PALABRAS DE DESPEDIDA asi toda mi vida fui un lector inveterado de cción, tratra tando de esta manera de olvidar mi dolor y problemas, como millones lo hacen hoy en día. Durante todo este tiempo había un libro en existencia, “Ciencia y Salud, con clave a las Escrituras” por Mary Baker Eddy; cuyo estudio habría desterrado toda mi miseria, pero yo no lo sabía; así como en el  presente, decenas de miles de otros no saben de este libro. Esta historia ha sido escrita con la esperanza de que “EL HIJO DEL PASTOR”, que expone parte de la verdad, por medio de ilus-

C

traciones, alegorías y por las Escrituras, llegue a estos miles y les interese tanto que busquen la verdad en la forma señada en “Ciencia y Salud”. EL AUTOR 

 

OBRAS DE WILLIAM W. WALTER  El Hijo del Pastor La Hija del Doctor El Árbitro de tu Destino Cinco Años en la Ciencia Cristiana

La Historia más Dulce Jamás Contada El Desarrollo Sembrador, Semilla, y Suelo El Método de Cristo

El Sanar de Pierpont Whitney Vol. 1 El Dios Desconocido Vol. 2 El Dios Desconocido Cartas de un Practicante y Maestro

La Totalidad del Bien Lecciones Bíblicas Metafísicas El Gran Entendedor  

SERIE DE PLÁTICAS FRANCAS  No. 1 – Práctica Práctica Mental  No. 2 – El Pensar  No. 3 – Engaño Engaño  No. 4 – Escultores Escultores de la Vida  No. 5 – Tu Abastecimie Abastecimiento nto

No. 7 – Temor  No. 8 – Practicante Practicante y Paciente Paciente No. 9 – Negocios Negocios No. 10 – El Método No. 11 11 – El Trabaj Trabajoo

 No. 6 – Armonía

No. 12 – Descanso y Alegría

SERIE DE SENTIDO COMÚN

 No. 1 – La Biblia  No. 2 – El Hombre Jesús  No. 3 – El Reino  No. 4 – El Más Allá  No. 5 – El Peregrino  No. 6 – Creencia Creencia Humana Humana  No. 7 – Conciencia Conciencia  No. 8 – Reexión Reexión  No. 9 – Yo Soy  No. 10 – La La Palabra  No. 11 11 – Guerra Mental Mental  No. 12 – Pensar Pensar Correcto  No. 13 – Metafísica Metafísica  No. 14 – Lo Lo Natural  No. 15 – Equivocacio Equivocaciones nes  No. 16 – Tranq Tranquilidad uilidad  No. 17 – Auto Ayuda

No. 18 – El Sanador  No. 19 – Razón No. 20 – Entendimien Entendimiento to No. 21 – Parábolas No. 22 – Tu Fe No. 23 – Credos y Estatutos Estatutos No. 24 – El Concepto Verdadero  No. 25 – La Piedra Rechazada Rechazada No. 26 – Nacer de Nuevo Nuevo No. 27 – El Padre No. 28 – El Hijo No. 29 – El Espíritu Santo Santo No. 30 – Utilizar  No. 31 – Perfección  No. 32 – Puricación No. 33 – Rectitud No. 34 – Bautismo

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