El Grafo Del Deseo [Alfredo Eidelsztein]

December 18, 2018 | Author: Guillermo Lastra Saenz | Category: Jacques Lacan, Psychoanalysis, Unconscious Mind, Topology, Truth
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noc imiento". Van a ver que en la definición etimológica que voy a dar de "s ímbolo" se encuentra gran parte de la teoría lacaniana del símbolo. El diccio1111rio dice que symbolon primitivamente era un signo de reconocimiento, un ob¡rlll que se cortaba en dos y del que cada uno de los huéspedes conservaba una 111i1ad . (Saben que "huésped" se llama tanto al que recibe -el que da hospedaje\ l)ll10 el que visita). Entonces cada uno de los huéspedes conservaba una mitad, y li1 cgo esa mitad se transmitía ele padres a hijos. La reunión de ambas partes servia para reconocer a los portadores, y era la prueba de que las relaciones de hosp1111 lidad habían sido pactadas con anterioridad. Es decir: si alguien viene con el •ü111holo de un antiguo pacto, yo sé quién es, lo reconozco. Exactamente como la 1111•clia medalla que venía con una marca que permitía cortarla en dos partes y de111 111c iaba el encastre entre ambas. Es la teoría del reconocimiento por la vía del ~ l 111hol o . Además, entre las acepciones más comunes de la palabra "symbolon" 1 ·~. 1 1ín: tratado de comercio, marca, distintivo o señal, signo o contraseña, emble111n, ins ignia, presagio, auspicio, convenio y tratado. Si ustedes estudiaran todas 1 ·~ t 1 1 s pal abras tendrían jalonada gran parte de la enseñanza de Lacan. l\ 1ra may or sorpresa aún , tenemos, a partir de symbolon un derivado: "sum/lo /11io11", qu e qui ere dec ir "s íntoma" .

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EL OBJETO o Y LA TEORÍA MATEMÁTICA DE GRAFOS Y REDES

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Lo que les propongo, entonces, es que Ja teoría del sujeto como esférico, la teoría del individuo, nos viene por Ja vía de la etimología de la palabra "símbolo", que es justamente aquello que produce la castración. ¿Notan que se produce una suerte de ocho interior endiablado? El símbolo viene a producir un efecto ilusorio contrario, justamente, de aquello que produce como efecto real: la función del ideal simbólico y del intervalo que más adelante veremos en este curso. "Símbolo" quiere decir: juntemos las partes para hacer el todo. Sólo que hay un efecto del símbolo mismo que impide juntar las partes, de tal manera de hacer con ellas un todo completo. ¿Cuál es, entonces, Ja relación entre el símbolo como efecto y la etimología de la palabra "símbolo"? Están en continuidad, en ocho interior; aunque sean contrarios, hay que ponerlos en una cierta continuidad. En Ja "ego-psychology" se llama "esfera" a Ja parte del "yo" libre de conflicto. Si construyéramos un grafo de esta teoría de Ja ego-psychology, tendría que ser una esfera por arriba y otra por abajo: dos esferas. Podría ser también una esfera dentro de otra, si queremos asignarle un poco más de sutileza, pero siempre estamos dentro de la lógica del individuo. Entonces, conviene tener presente Ja oposición estructural esfera - toro, para poder salir de Ja confusión milenaria entre individuo (tridimensional) y sujeto (bidimensional). Podríamos decir, metafóricamente, que el toro es una esfera agujereada. Bueno, aunque, con precisión, llamarlo una esfera agujereada es una complicación, porque a decir verdad el agujero no es del toro; el toro, en realidad, es una superficie sin agujeros. Recordarán que el tema de esta clase es el objeto a como corte; ya planteamos el problema de cuándo hay un buen corte, tal como el requerido en el corte de la sesión o en el corte final del análisis, el pase; pero aún seguimos estando en este problema. El problema de la estructura de la superficie sobre la que operamos y Ja estructura del corte sobre esa superficie, corte que revele y transforma esa misma estructura. Hay un procedimiento que une topología y teoría de Jos grafos; es un procedimiento que permite establecer cuándo en una superficie hay un agujero y cuándo no. Supongamos una esfera, y supongamos también una curva cerrada de Jordan, el equivalente topológico de un círculo y cuya definición es: una curva cerrada que no se cruza a sí misma, que divide al plano en un exterior y un interior. En el esquema siguiente está sombreado lo que en esfera llamamos "interior" producido por trazar en ella una curva cerrada de Jordan.

El teorema de Jordan plantea que toda curva cerrada de Jordan divide en dos a la superficie de la esfera. Un ejemplo de una curva cerrada de Jordanes el 1\l·uador: una línea cerrada que divide al planeta en dos, hemisferio norte y he1111sfcrio sur. Pero en rigor toda línea cerrada -tenga Ja forma que tenga- divide 11 111 esfera en dos superficies, como se ve en el esquema nº 13. En el toro pasa In 111ismo, pero no siempre, o -mejor dicho- no para toda curva cerrada. Esto, entonces, permite distinguir la estructura del toro de la estructura de la 1 sl'i.;ra mediante las curvas cerradas que revelen las propiedades estructurales de u111hos. Los buenos cortes, representados aquí por las curvas cerradas de Jord1111 , se caracterizan por revelar Ja estructura. La estructura opera siempre; pero l1 11y cortes que la ocultan y cortes que la revelan . Piensen en un corte como éste (1•i;quema nº 14) sobre el toro (representamos Ja curva cerrada como un corte 11111 un par de tijeras; la línea trazada por un lápiz es equivalente al corte reali111do por un par de tijeras):

/i',w¡11ema nº 14

i\cá el toro no se separa en dos. El corte lo deja con la estructura de un cil111dro, pero no lo divide en dos, como se observa en el esquema nº 15.

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l lay, entonces, líneas cerradas de Jordan que no separan en dos al toro. Esto 111111.;slra que el toro tiene una estructura distinta de la de la esfera, en la que tod11curva cerrada de Jordan divide en dos la superficie. 1lay aún otro corte que podemos hacer sobre el toro (esquema nº 16):

1 Esquema nº 13

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EL OBJETO a Y LA TEORÍA MATEMÁTICA DE GRAFOS Y REDES 40

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Éste tampoco separa el toro en dos; abre el cilindro, pero éste queda de una sola pieza. Hicimos dos cortes, que se intersectan dos veces, y tampoco se separó el toro en dos. Si homologamos las líneas con las aristas, y los puntos de llegada y de arribo con los vértices, se igualan las líneas cerradas (los cortes sobre las superficies) a grafos. Al hacer un grafo sobre la esfera (en este caso sería un bucle o rizo) y otro sobre el toro, descubrimos que tienen estructuras distintas. Ésta es la teoría de los nudos, utilizada por Lacan. Son grafos que en lugar de estar construidos con "líneas" están construidos con "hilos" sobre las mismas superficies topológicas. Para terminar, veamos estos cuatro grafos, para avanzar en la concepción del objeto a como corte, o sea en su dimensión espacial. Son grafos para dar cuenta de la presencia o no, en una determinada superficie, de un agujero:

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.t'' A

B

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Esquema 11 º 16

En "A" se muestra un recorrido con dirección ya marcada, en el que las líneas se cruzan. "B" es un caso similar pero en el que las líneas no se cruzan. Estos dos caminos tienen en común el rasgo de que ambos son reductibles a un punto. En cambio ni "C" ni "D" son reductibles a un punto. No lo son porque su presentación "de mínima" no puede abolir el agujero que contornean. De modo que sólo son reductibles a un punto aquellos recorridos que no tienen agujero; y no lo son los que tienen agujero. Lacan en El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis, en la página 186 (Paidós) lo enuncia así: El rodeo, en el psiquismo, no está hecho siempre únicamente para reglar el paso que reúne lo que se organiza en el dominio del principio del placer con lo que se propone como estructura de la realidad. También hay rodeos y obstáculos que se organizan para hacer aparecer como tal e l domini o de la vacuola.

Pero aún hay algo que diferencia a "C" de "D"; es el modo como cada uno recorre el agujero. El recorrido "C" revela, evidencia siempre la existencia del ag ujero de la estructura. "D'', en cambio, lo disimula. En "D", el punto de cruce - q ue nosotros llamamos "corte"- es un falso corte. En cada uno de los recorridos indicados, a medida que nos alejamos del agujero, el corte va quedando cada vez menos indicado. Ésta es la diferencia entre el buen corte y el falso corte. Falso corte es, por ejemplo, el corte de sesión por reloj, puesto que es un corte que elimina, precisamente, la función subjetiva de corte. Para que haya función de corte, el corte de be ser un acto; y para que Jo sea es condición necesaria que el corte implique un sujeto. Un corte como acto subjetivo revela Ja estructura (como en el grafo "C" , que revela el agujero). Que el "grafo del deseo" no se pliegue sobre sí mismo definiendo un círculo sin o un ocho interior es la muestra, palmaria, del agujero del grafo, equivalente •spacial del objeto a. Al agujero del "grafo del deseo" no lo situamos en el espacio interior a los dos círculos del ocho interior, porque de ese modo alimentaríamos inconvenientemente el imaginario de que ambos círculos pueden llegar a hacerse uno; lo situamos justamente en el espacio que queda definido entre uno y otro círculo del ocho interior, para poder· seguir sosteniendo la imposibilidad del encuentrn entre las repeticiones figuradas como los círculos del ocho interior. Así queda definitivamente establecido que tanto el ocho interior como el 11gujero son irreductibles, lo que remite a la dimensión espacial del objeto a que dn la estructura fundamental del grafo del deseo. En nuestro análisis de las nociones de fantasma (SI O a) y de pulsión ($O D) vo lveremos a elaborar la noción de objeto a asociado a la dimensión espacial.

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cam biar la inferior también. Pero bueno, al menos en la época de Lacan, para Lacan era así. Primera pregunta: ¿por qué necesitamos la teoría del significante - tal como la trabaja la lingüística moderna partiendo de Saussure- para dar cuenta de la 'slructura del inconsciente? Tomemos una cita de Saussure, de su Curso de lingüística general (que es una versión establecida por los alumnos de Saussure, ya que él no lo escribió ni lo publicó), que dice lo siguiente: El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras. [... ] Estos dos elementos estan íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente (pág. 129). Entonces, son dos que hacen uno; son dos que están íntimamente unidos. Si 11s1cdes conocen algunas elaboraciones de Saussure, ésta es la problemática representada en su signo por la elipse y las dos flechas.

El tema de hoy será la articulación entre lingüística y psicoanálisis. Para elaborar esa articulación citaré profusamente "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano". Este escrito de Lacan será, de aquí en más, nuestro pri ncipal texto de referencia. Hay dos afirmaciones categóricas de Lacan sobre las que voy a hacer girar el trabajo de hoy; nos servirán como progreso respecto del lugar donde quedamos con la vez pasada. La primera cita dice que "el inconsciente está estructurado como un lenguaje" y la segunda, que "El inconsciente, a partir de Freud, es una cadena significantes que en alguna parte (en otro escenario, escribe él) se repite e insiste para interferir en los cortes que le ofrece el discurso efectivo y la cogitación que él informa". Como sobre estas dos frases se apoya la estructura del "grafo del deseo", hoy podremos avanzar considerablemente en su indagación . A partir de la próxima clase, comenzaremos con articulaciones clínicas. Todo el trabajo hecho hasta ahora, como el que haremos hoy, es sobre los fundamentos estructurales, lo que nos permitirá que las articulaciones clínicas que prometo sean tales, y no meras descripciones clínicas. En ambas citas Lacan afirma que el significante es una noción fundamental. En "Subversión del sujeto ... " dice que "significante" es un término que la lingüística moderna tomó de la retórica antigua, y a esa lingüística moderna Lacan propone acotarla: a la cota inferior la llama "la aurora de la lingüística moderna", y le pone como nombre el de Ferdinand de Saussure, y a la cota superior la llama "punto de culminación de la lingüística moderna", y el nombre que pone allí es el de Roman Jakobson. Aunque lo que nosotros no sabemos es si el punto de culminación seguirá siendo Jakobson o habrá que cambiarl o cuando el tiempo pase; ustedes saben que cuando uno cambia la cota superi or, por razones intrínsecas a la teoría del significante, qui zá se haga necesa ri o

Significado Significante

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J

Las vinculaciones consagradas por la lengua son las únicas que nos apaconformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que se pudiern imaginar (pág. 129).

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1,11 unidad que constituyen los dos elementos de la lengua es lo que, según '111\ IHN urc, constituye la realidad, y la realidad se basa en esas relaciones; cualq11i1 •1' olra nos va a resultar necesariamente por fuera de la realidad. ¿Se dan 1 111 1 11111 de que no es exclusiva de Freud la noción de "realidad psíquica"? No ol' 1tl1 •11 que, para Saussure, la unión del significante y del significado constituye 1111 11 1111idad ps íquica. Seguimos con la cita: 1.lamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica: en el uso corriente este término designa generalmente la imagen acústi1 11 Nolu, por ejemplo una palabra (pág. 129). ¡11' 111

l 'I l111hl11n1e cree que se trata de un solo elemento, pero siempre serán dos.

No olvida que si ll amamos signo a arbor no es más que gracias a que

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conlleva el concepto "árbol", de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del conjunto (pág. 129).

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¡I, 1111111l·ra doble; código y mensaje funcionan de manera doble: a la vez que

El error, precisamente, es que una sola parte, la sensorial, implique el conjunto; se olvida que está quedando oculto un elemento y su asociación con el otro.

ti1111l1•11 se r utilizados, pueden también ser referidos. Les propongo, para hacer 1111\•1 1· lm:ucntc la oposición, utilizarla tal como se la denomina en lógica: uso y 1111111 iun. Es decir, se puede hacer uso del código y uso del mensaje, como se ¡1111 d1• hacer mención del código y mención del mensaje.

La ambigüedad desaparecería si designáramos las tres nociones aquí presentes por medio de nombres que se relacionen recíprocamente al mismo tiempo que se opongan. Y proponemos conservar la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto e imagen acústica respectivamente con significado y significante; estos dos últimos términos tienen la ventaja de señalar la oposición que los separa, sea entre ellos dos, sea del total del que forman parte (pág. 129).

/\sí, el mensaje puede referirse al código o a otro mensaje, del mismo 11111do que, por otra parte, el significado general de una unidad del código 1111p li 1.:ará una referencia al código o al mensaje. Por consiguiente se impone d1 Ntinguir cuatro tipos dobles: (1) dos tipos de circularidad -el mensaje re11111c al mensaje (M/M) y el código remite al código (C/C)-; (2) dos tipos de 11·1· uhrimicnto (overlapping) -el mensaje remite al código (M/C), y el códi11 l'em ite al mensaje (C/M) (pág. 307).

La segunda referencia es que los signos, nos dice Saussure, son elementos discretos, unidades que se distinguen, que se separan de otras unidades. Entonces, si el inconsciente está estructurado como un lenguaje, para nosotros eso significará partir de estas enseñanzas de Saussure. Ésta es la tesis, y voy a tomar ahora una cita de Lacan que me parece que la confirma; es de "S ubversión del sujeto . .. ", y dice:

" 01•erlapping" se traduce como "traslapar" o "solapar", que son sinónimos. \ 111l111s palabras provienen del término latín que indica el piso e implica una lt1111111 pernliar de recubrir total o parcialmente una superficie. Sm·intamente vamos a trabajar una definición de cada uno de estos cuatro

Para que no sea vana nuestra caza, la de los analistas [se está refiriendo a la caza del sujeto], necesitamos reducirlo tocio a la función de corte en el discurso; el más fuerte es el que forma una barra entre el significante y el significado (pág. 780) . Noten que para el sujeto de la experiencia analítica, Lacan dice que hay que reducir todo a la función de corte, y el más fuerte de los cortes es la barra entre significante y significado. Aquí se sorprende al sujeto que nos interesa. No pierdan de vista la modulación de términos por parte de Lacan ; no dice "aquí se caza al sujeto", dice "aquí se sorprende al sujeto". Es decir, el sujeto efectivamente está ahí, pero él mismo no lo sabe -porque si no, no se sorprendería. Ahora vamos a lo que Lacan considera el punto culminante de la lingüística moderna, a R. Jakobson, quien dice en "Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso" , en Ensayos de lingüística general (Seix Barral, 1981 ): Lo mismo el men saje (M) que su código subyacente (C) son vehículos de comunicación lingüística, pero los dos funcionan de manera doble (pág. 307). Otra vez son dos, como lo decía Saussure; pero ahora son dos que funcionan

11¡111•1 (M/M) Un discurso citado es un discurso en el interior de un discurso , me nsaje en el interior de un mensaje y, al mismo tiempo, un discurso 1i.·1· rca del discurso, un mensaje acerca del mensaje (pág. 308).

1111

1ksp ués tenemos: (C/C) Los nombres propios f ... ] ocupan un lugar particul ar en nuestro 1 rn li go lingüístico: la significación general de un nombre propio no puede dl'finirse sin referencia al código (pág. 308). 1\s por eso que los nombres propios son intraducibles, precisamente porque 111d11·11 11 un lugar en el interior de su código/lengua. En e l código del inglés, Jerry significa una persona llamada Jerry . La v111.: ularidad es patente: el nombre significa cualquier persona a la que se hayo 111rihuido este nombre. El apelativo perrito significa un perro joven ; perdi guero, un perro destinado a la caza de perdices ; sabueso, un perro destinado a la caza del conejo, mientras que Fido significa, ni más ni menos, un pe1111 c uyo nombre es Fido. ( M/C) Cuando decimos el perrito es un animal simpático, o el perrito 1loriquca, la palabra "perrito" designa a un perro joven, mientras que en ora1'Ío11i..:s eomo "perrito" es un sustantivo que significa un perro joven, o más 1· 11c.; il lamcnlc, " perrito" signi fica un perro joven o " perrito" es un trisílabo, 111 p1d11hrn perrito 1... 1 se usa c.:01110 su propia designación (pág. 309).

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En el mensaje, "perrito" indica a perrito como término del código; ahí se lo está mencionando. No se está usando la palabra para designar a un perro; en todo caso se la está usando para designar justamente esa misma palabra. Toda interpretación explicativa de palabras y oraciones -ya sean intralingüísticas (circunlocuciones, sinónimos) o interlingüísticas (traducción)es un mensaje que remite al código. (C/M) Todo código lingüístico contiene una clase especial de unidades gramaticales que Jespersen bautizó con el nombre de conmutadores (sh(fters) [ ... ] (pág. 309). En telefonía, la telefoni sta opera un "conmutador", que es lo que toma un estímulo (cierta electricidad) que viene por una línea, y la pasa a otra línea. Se trata de un dispositivo que, al decir de Freud, sirve para "cambiar de vía". [ .. .] la significación general de un conmutador no puede definirse sin hacer referencia o remitir al mensaje . [ ... ] El signo yo no puede representar a su objeto sin "estar en relación existencial" con el mismo: la palabra yo, designando al locutor está existencialmente relacionada con su elocución. [ ... ] Cada conmutador, empero, posee su propio significado general. Así yo significa el destinador (y tú el destinatario) del mensaje del que forma parte. [ . .. ]En realidad, los conmutadores se distinguen de todos los demás constitutivos del código lingüístico únicamente por su referencia obligatoria al mensaje en cuestión (pág. 31 O) .

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Esta frase que propone Jakobson contiene los cuatro casos. "Tonín me ha dic ho que": ahí tenemos el caso de un mensaje en un mensaje; estamos citando un mensaje. "Criadilla significa patata": éste es un caso en el que una partícula de l código es referida a otra partícula del código; a su vez, en esta frase estoy trabajando un mensaje referido a una partícula del código -quiere decir que es lnmbién un caso (M/C). Y finalmente es un caso de código/código (C/C). El .l'hijier estaría en "me ha dicho" (a mí); pero, ¿quién soy yo? El que está hablando. Es decir, esas partículas del código en el mensaje que tienen al propio men1mje como único medio para establecer su valor. Este último caso es importantísimo porque responde a un problema que vamos a trabajar hoy; es un problema importante porque nos ubica respecto de una mala interpretación de la enseñanza de Lacan en cuanto a la función que 11s1e le asignaría al "je" como siendo el sujeto en el inconsciente. Habrán notado que el ejemplo de Jakobson es bastante sutil: allí el shifter 11s l:í indicado por partículas que no son ni el "yo" ni el "tú". Esta simple elocución incluye los cuatro tipos de estructura doble: discurso citado (M/M), forma autónoma de discurso (M/C), nombre propio (C/C), y conmutadores (C/M), eso es, el pronombre de primera persona y el tiempo perfecto, que señala un acaecimiento anterior a la transmisión del mensaje. En e l lenguaje y su uso, la duplicidad desempeña una función básica (pág. 312). En el grafo que hice podría parecerles que sólo hay dos casos dobles y dos simples, pero no pierdan de vista que el bucle implica una relación C/C, q111· es doble, y que el otro bucle implica una relación M/M, que también lo es.

1 11sos

Me parece que en este punto convendría hacer cierto uso de la teoría de los grafos . Propongo que hagamos algo que Jakobson no hace, y es confeccionar un grafo de lo que su teoría afirma. Tenemos cuatro casos; los primeros dos casos son de overlapping (traslapo) y los otros dos son de circularidad.

En particular, la clasificación de las categorías gramaticales, las verbales ;specialmente, requiere una coherente discriminación de los conmutadores (pág. 312). No quiero que pierdan de vista que el grafo, que implica la estructura básica d11hlc de l lenguaje, nos indica también, claramente, que si el inconsciente está 1HI111cl urado como un lenguaje y ésta es la estructura del lenguaje, la división d1 1 sujeto no es la que criticábamos la vez pasada. Si el grafo no tuviese los ri1111 o hueles aparecería como un yo dentro del yo. Pero aquí empiezan a dupli1 111 Nl' las duplicidades. Y luego Jakobson continúa con: 1

Esquema nº 2

"Tentativa de clasificación de las categorías verbales" (pág. 312). Éste es un grafo que se caracteriza por tener cuatro aristas y dos vértices, y por que dos de las cuatro aristas son rizos o bucles. Tonín me ha dicho que criadilla significa patata.

( l .~·s ad vierto que ésta es una clasificación de las categorías verbales válida lt>du lengua.)

p11111

l'uru cl asifica r las categorías verbales en dos grupos hay que tener en

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cuenta dos distinciones básicas: (I) el discurso en sí (d), y su temMlca, la materia relatada (r). La primera duplicidad, entonces, el discurso -el l1echo de decirlo- y el contenido de lo que se dice -la materia relatada. (Il) el hecho en sí (H), y cualquiera y cada uno de los participantes (P), ya sea activo, ya pasivo. "Por consiguiente se impone distinguir cuatro elementos: un hecho relataúo (Hr), un hecho de di scurso (Hd) [ ... ]

Ésta es, entonces, la estructura del lenguaje. Después de haber pasado por la l1)po logía, por la teoría de los grafos, hemos llegado por fin a la lingüística, que 1•s la última referencia al contexto de nuestro trabajo sobre el grafo del deseo. Y ahora, si ésta es la estructura del lenguaje (una dicotomía fundamental en11 v cód igo y mensaje, entre enunciado y enunciación, entre significante y signi1ll' ado ), y sostenemos -con Lacan- que el inconsciente está estructurado como 1111 lenguaje, ¿qué tipo de sujeto podernos concebirle entonces? (en esta pregun111 vsloy parafraseando a Lacan). En "S ubversión del sujeto ... ", Lacan contesta su pregunta así: Puede intentarse aquí, por un prurito de método, partir de la definición cstrictamente lingüística del yo [je] como significante: en la que no es nada sino el shijier o indicativo que en el sujeto del enunciado designa al sujeto ·n cuanto que habla actualmente (pág. 779).

Por ejemplo: "Yo ayer fui al cine" . Si yo digo que ayer fui al cine, en el hecho rclataúo el tiempo es pasado , mientras que en el hecho de decirlo el tiempo es presente. Se plantea una discordancia temporal. [ ... ] un participante úel hecho relatado (Pr) y un participante en el hecho discursivo (Pd). Puede ser que coincidan o que no coincidan. En el caso del cine el participante coinc idía , pero podría ser que no -como en el caso de Tonín. En el caso: " No es que lo piense yo, pero Tonín me ha dicho que tú eres un ... " . Esta posición en la enunciación siempre es complicada, porque n.o se distingue bien entre el sujeto del relato del sujeto del discurso. Los emisarios en la época antigua y clásica pagaban con su cabeza las malas noticias que transmitían. Esto, por ejemplo, es patente en Antígona. Una cita más: Todo verbo se refiere a un hecho relatado. [ ... ] Así los designadores como los conectadores pueden caracterizar al hecho relatado (enunciado) y/o a sus participantes remitiendo o no al hecho discursivo (enunciación) o a sus participantes. Las categorías que impliquen una tal referencia se llamarán conmutadores; los que carezcan de ella, no-conmutadores (pág. 313). En esta cita queda claro que conmutador es lo que hace pasar del enunciado a la enunciación, lo que funciona como llave que permite cambiar de enunciado a enunciación y viceversa. Última cita de Jakobson:

Va le decir - para nosotros-, en la enunciación. Lacan sostiene que si el in1 1111 sc icnte está estructurado como un lenguaje, y nos preguntarnos por el sujeto 1li ·I inconsciente, por ''prurito de método" lo primero que tend1·íamos que pensar ' i no será el mismo sujeto que el sujeto de la estructura del lenguaje, el "je" 11.1111 el caso del francés. l ,a vez pasada uno de ustedes se acercó al final para preguntarme por qué no luilHo utilizado la oposición moi-je para hablar de la división del sujeto, ya que, jll'.lillllc nte, era la f'onna en que Lacan lo trabajaba -y que consideraba entonces i¡111 • se me había escapado una buena herramienta de trabajo-. Yo le contesté que 11111quc justamente tenía previsto trabajarla hoy, no lo había hecho porque, bási1 lllll' ntc, ése es un error: la división del sujeto no es la oposición moi-je; eso sería 1 pu•dnrse en psicoanálisis absolutamente pegados a la lingüística. Lucan distingue "je", el conmutador, del sujeto del inconsciente , dici end o: Es decir que designa al sujeto de la enunciación, pero que no lo s ig ni f'i ca (p(ig . 779).

1\1 shijter designa al sujeto de la enunciación, pero no lo sig1'lifica; y ahí está 1 p1 Dh lc rna: que, aunque la partícula "je" designe al sujeto de la enunciación, 1111 rn1s dice qué cs. Para decirlo de una manera más intuitiva: localizarnos en 111 111 partícula de lo que decimos, por ejemplo en el lugar del ''.je'' - no nos conh ,¡11 111 pregunta ¿qué soy?

1

Como resulta evidente por el hecho de que todo significante del sujeto d•· In enunciación puede faltar en el enunciado, aparte de que los hay que dil 1rn.;11 del yo fje], [ ... ] (pág. 779).

Teniendo en cuenta estas dicotomías básicas podrá definirse cualquier categoría verbal genérica (pág. 313). Jakobson propone que cualquier categoría verbal (genéricamente hablando) tendrá esta dicotomía básica, y también estas formas de construirse las relac iones entre enunciado y enunciación.

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11

I\ ~ dnro que e l sujeto que habla en el inconsciente NO puede ser localizado d /1' ; hu y in finidad de frases en las que e l je ni siquiera está. Es, por ejem-

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plo, el caso de "Tonín me ha dicho ... " . Moi-je no es una oposición que nos permite oponer yo(moi)-sujeto del inconsciente ($). Quienes no poseemos el francés como lengua materna tendemos a tomar la oposición moi-sujeto del inconsciente, con los dos términos del francés moi-je, pero esto es incorrecto. Designarlo mediante la letra S tachada, indica con claridad la incorrección de elegir al "je" como la partícula para el sujeto del inconsciente. Lacan avanza y, dado que no es el "je", va a proponer cuál podría ser la partícula que, en el código que es el francés, indicaría la marca del sujeto del inconsciente. Pensamos por ejemplo haber reconocido al sujeto de la enunciación en el significante que es el ne francés que los gramáticos llaman ne expletivo, término en el que se anuncia ya la opinión increíble de algunos entre los mejores que consideran su forma corno entregada al capricho (pág. 779). En francés la negación tiene estructura doble, por ejemplo "ne pas", "ne guere" , "ne ríen". La partícula negativa -a diferencia de lo que creería un hablante del castellano- no es el "ne'', tan próximo al "no", sino la segunda: pas, guere, rien. Existe toda una serie de expresiones que, conteniendo el "ne", son afirmativas; es el caso que nos interesa. Para decir correctamente algunas frases afirmativas e n francé s se debe introduci r en ella el "ne". Un ejemplo es: "/l craint que je ne sois trap jeune", quiere decir: "Él teme que yo sea demasiado joven". Ahí está el ne expletivo funcionando. Se trata de una categoría gramatical cuya definción es: función gramaticalmente necesaria a la frase pero semánticamente innecesaria. Ni niega ni cambia el sentido; no hace del afirmativo un negativo ni del negativo un afinnativo. Entonces, si es que hay una partícula en el código francés que designa al sujeto del inconsciente, Lacan dice que es por ejemplo el ne expletivo. El problema es que en castellano no tenernos la función de esa partícula; por lo tanto no podremos dar el mismo ejemplo. Vamos a hacer ahora una distinción que es clave. Nosotros, con el ne, estamos localizando al sujeto del inconsciente en el código, estarnos detectando la marca del sujeto del inconsciente en el lenguaje. Pero lenguaje no es lo mismo que discurso; y en la clínica, el sujeto que nos importa es el del discurso, el sujeto particular. Clínicamente hablando, entonces, esta señal del sujeto del inconsciente no es la que buscamos en un análisis. En un análisis se trata del sujeto localizado en un discurso particular. Para decirlo en términos de Jakobson: el sujeto del inconsciente en la experiencia analítica se localiza en el mensaje, no en el código. Pero Lacan cree que se puede localizar una huella, un rastro del sujeto del inconsciente en la estructura del lenguaje. Para el castellano la cuestión es compleja. Aunque tenemos esas frases de doble negación en las que nunca queda claro si es sí o si es no . Ésas son las marcas que hay en nuestro código, en el idioma castellano, en el saber de una lengua, del sujeto del inconsc iente, las dobles negaciones.

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Una cita más de Lacan: A saber, la manera justa de contestar a la pregunta: ¿Quién habla? cuando se trata del sujeto del inconsciente. Pues esta respuesta no podría venir de él, si él no sabe lo que dice, ni siquiera que habla, corno la experiencia del análisis entera nos lo enseña (pág. 780). Más interesante que el hecho de que el sujeto dice otra cosa que lo que dice, e l hecho de que, a veces, lo que el sujeto dice y su verdad no le parecen a él 111ismo ser un dicho. Éste es el descubrimiento freudiano. Por ejemplo, un síntoma, un dolor; ahí es donde se dice: donde justamente no se cree que se está di c iendo. No es el otro yo, un "Te digo que te quiero pero hay algo en mí que te 11di11", sino que el mensaje, el mío, se produce en aquello donde yo ni siquiera 11•gistro que es un mensaje. ¡,Quién habla?, entonces, no es algo que se le pueda preguntar al sujeto, porque a veces aun cuando habla, ni siquiera sabe que está hablando.

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Por lo cual el lugar del in ter-dicto, que es lo intra-dicho de un entre-doss11jetos, es el mismo donde se divide la transparencia del sujeto clásico para pasar a los efectos de fading que especifican al sujeto freudiano con su ocull11c ión por un significante ..cada vez más puro: que estos efectos nos llevan a lt)s confines donde lapsus y chiste en su colusión se confunden, o incluso donde la elisión es hasta tal punto la más alusiva para reducir a su reducto a 111 presencia que se asombra uno de que la caza del Dasein no la haya aprovod1ado más (pág. 780). No qu isiera que pierdan de vista la función que Lacan le asigna al "entre", 11 1 "1111er": "lo inter-dicto es lo intra-dicho de un entre-dos-sujetos". Ahora, lo que es necesario aceptar es que el sujeto no sabe que está hablan1h 110 tan sólo que dice otra cosa que lo que quiere decir. Sino que, a partir de 1tlp1111 otro, se puede establecer la existencia de un mensaje que el sujeto no sal 11 qm) ex iste como tal. Empieza a aparecer un problema que no está previsto p111 1•1 lin güista, que es el problema que introduce Lacan: que hay que tomar en 1 111 11111 la duplicidad de "entre-dos-sujetos"; ni de uno ni de otro, el problema es 1 111111 11111hos. No se puede afirmar ya que el emisor emite el mensaje que el re' 1 pl111 l'i.lc ibe . ¿De quién es el mensaje? SI 110 es de uno ni del otro, queda en el medio, en el entre, en el ínter; no 11 IV q1111 perder de vista, entonces, que queda oculto, "fading" (desvaneci111111110, t.lcl ipse), ya que solamente se lo vería si estuviese de un lado o del 111111 " ()11c espec ifica n al sujeto freudiano con su ocultación por un significan¡, 1111 111 ve'/, más puro" dice Lacan; queriendo decir que cuanto más claro se li 11 1 , 1•11111110 más puro es el significante que lo determina, más oscura se hace l 1 1h (11111li1n1c i6 n m i:;ma, porque el sujeto caerá entre ese significante y otro 11• 111111 lllllll.

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... que estos efectos nos llevan a los confines donde lapsus y chiste en su colusión se confunden o incluso donde [este es un caso interesantísimo] la elisión es hasta tal punto la más alusiva para reducir a su reducto a la presencia (pág. 780). Es la elisión, un término ausente, la forma más alusiva de la presencia. Si captamos lo que Lacan nos está diciendo, tendremos ya aquí la respuesta al ejemplo freudiano de Más allá del principio del placer. Freud se equivocó; el "Fort-da" no contradice al principio del placer, sino que el niño reproducía este caso, precisamente: la presencia de la madre era indicada vía la elisión. Es un efecto de la estructura, no un más allá del principio del placer. Lo que pasa es que Freud no contaba con esta teoría del lenguaje. Freud se pregunta: ¿cómo puede ser que con el término "ausencia" (fort), y "tirar el objeto", alguien juegue a recuperar a su madre ausente? Si tirar el objeto produce d isplacer, entonces quiere decir que es algo que está en contra del principio del placer. Nosotros, hoy, deberíamos advertir que no, que es placentero; pero lo que pasa es que es paradójico: la mejor forma de tener la presencia a nivel simbólico es mediante la elisión, la ausencia. Para que no sea vana nuestra caza, la de los analistas, necesitamos reducirlo todo a la función de corte en el discurso; el más fuerte es el que forma una barra entre el significante y el significado. Aquí se sorprende al sujeto que nos interesa, puesto que al anudarse en la significación, lo tenemos ya alojado bajo la égida del preconciente. [ ... ] Este corte en la cadena significante es lo único que verifica la estructura del sujeto como discontinuidad en lo real (pág. 780). Si el sujeto tiene una localización real, ésta será la discontinuidad. Todo aquello que de lo real sea homologable al corte, se constituirá como o ferta para la localización del sujeto, como por ejemplo los agujeros del cuerpo. Si algo hace discontinuidad en lo real, es ahí que se localizará el sujeto. ¿Cuál será la discontinuidad fundamental que como real será la localización del sujeto? Es el corte en la cadena significante, que es la forma funda1i1ental que adqu iere el "inter", el "entre". Les propongo denominar a este sujeto del "entre", "sujeto in tervalar", un sujeto localizado en el intervalo. Para poder responder respecto de la estructura del sujeto como sujeto intervalar vamos a trabajar con otra oposición, que consiste en una tríada: necesi dad-demanda-deseo. Para saber cómo debemos concebir al sujeto -si es que se localiza en e l intervalo-, el dispositivo conceptual que hay que manejar es la oposición tri ll que se satisface, que es la presencia de ese mismo Otro. l\sc privilegio del Otro dibuja la forma radical del don, de lo que no tielo que se llama "su amor". l\s nsí como la demanda anula (aujhebt) la particularidad de todo lo que p111•du scr concedido trasmutándolo en prueba de amor (pág. 670). 111•

1 lll ,1 11 sos1ienc que la de manda anula -y propone la palabra alemana "auf-

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heht". Ésta es la palabra de la dialéctica hegeliana y es también la palabra que utiliza Freud para el levantamiento de la represión. Es aquí --dice Lacan-, en esta relación, en este punto, donde se produce la dialéctica hegeliana del aufheht. Significa "conservación con cambio" y "cambio con conservación". Con la demanda, por lo tanto, se produce esta función de levantamiento-anulación de lo que se da a nivel de la necesidad -y que Lacan llama particularidad- y la sustitución por una prueba de amor. Pero también dice que la particularidad además de ser anulada es conservada. ¿Cuál es esa particularidad a nivel de la especie? El objeto específico que satisface la necesidad para esa especie. Para el bebé recién nacido la leche de vaca no satisface su necesidad; por eso un bebé recién nacido así alimentado acaba por morir. Lo que Lacan plantea es que por la presencia de la demanda, esta particularidad se anula, y en su lugar el sujeto pasa a demandar una prueba de amor. Y esa prueba de amor será la presencia del Otro. Hay pues una necesidad [lógica] de que la particularidad así aholida fpor la demanda] reaparezca más allá de la demanda (pág. 671 ). Noten el tipo de uso que hace Lacan del término de necesidad : lo que reaparece es un necesario lógico. Lacan se pregunta: ¿pero cuál es ese necesario lógico? Es que lo que el significante produjo como pérdida al nivel de la particularidad de la especie, reaparezca como particularidad del sujeto. El campo de! deseo es una recuperación , más allá de la demanda, de lo que la demanda -el significan te articulado- produce como pérdida en el campo de la necesidad. Gracias a que el significante hace perder algo en el mundo de la especie humana, en el famoso "ser dado natural", es que se produce ese retoño que es el deseo . Lacan destaca que la particularidad perdida a nivel de la especie se recupera como particularidad al nivel del sujeto como deseo. Reaparece efectivamente allá, pero conservando la estructura que esconde lo incondicionado de la demanda de amor (pág. 671 ). Lo incondicionado de la prueba de amor es, precisamente, la huella del efecto de la demanda sobre la particularidad de la necesidad, dado que no hay, por estructura, ningun a necesidad que por sí misma sea condición para la prueba de amor; ni siquiera la "necesidad de vivir" es necesariamente una condición, un límite al amor. Es por esto que toda demanda es demanda de amor, más allá de lo que en lanto contenido se pide. Así la particularídad de la necesidad reaparecerá con la propiedad de condición absoluta del deseo.

Renversement que no es una simple negación de la ncgnc i1'\ 11 1aq uí ya se

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separa de Hegel], el poder de la pura pérdida surge del residuo de una oblite ración. A lo incondicionado de la demanda, el deseo sustituye la condición absoluta (pág. 671). Por efecto del significante y su funcionamiento en la demanda se produce 11nn pérdida radical (abolición, dice Lacan) a nivel de las necesidades. ¿.Qué es aquello que de la necesidad es abolido? Lacan lo caracteriza como l'I obj eto particular. Para la especie humana, la leche materna. Y en lugar de eso l'i suj eto demanda la presencia de la madre, pero la necesidad, ya ahora lógica, dl' la particularidad, reaparece, pero conservando las huellas de la demanda. ¿Y 1•111íles son esas huellas? Precisamente, la marca que deja la demanda, y ¿qué es 111 111ás propio de la demanda? Su incondicionalidad. Ningún hambre, entonces, 1•ní límite al amor. Y, a su vez, la posición del sujeto respecto de este Otro es 1111.:ond icional. La demanda es incondicional respecto de la necesidad y el Suje11> respecto del Otro. Pero el deseo, como retoño del objeto de la necesidad perdido, no recibe 11111d ici ones del lado de la demanda. Si la demanda implica lo incondicionado 11~s pcc to de la necesidad, el deseo será condición absoluta respecto de la de11111nda, por las huellas que la incondicionalidad dejan en el retoño del objeto 11holido de la necesidad. 1,a figura del Otro que aquí se esboza es omnipotente; es que el Otro de la d1 •111anda es omnipotente justamente por la estructura misma de la demanda. Es 1111 Otro totalmente incondicionado respecto de la necesidad. Avanzamos un poco más. Tomemos ahora esta cita: A lo incondicionado de la demanda, el deseo sustituye la condición "absolu ta": esa condición desanuda en efecto, lo que la prueba de amor tiene de 1chclde a la satisfacción de una necesidad . Así el deseo no es el apetito de la satisfacción, ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de la sus1n11.:ción del primero a la segunda, el fenómeno mismo de su escisi ón (Spal11111~) (pág . 671 ). 1:, 1 deseo, como tal, implica el residuo que queda de la diferencia estructural 1 1111\' necesidad y demanda. La necesidad menos la demanda deja un resto. Ob~ 1111 111,; nte, estamos sosteniendo que hay algo de la necesidad que no puede pasar 11 111 d1.:ma nda; y ese resto es lo que llamamos deseo. l'odemos extraer una gran ventaja de concebir al deseo como resto: vernos 111 1 v1 1dos a la teoría del objeto a como resto . ,ios" sería el amor con que Dios ama a los. hombres. Esta ambigüedad -11d11 In afi rmaci ón de Lacan en "La instancia de la letra en el inconscien" dl· que e l s ínto ma es metáfora, se supone que en el grafo del deseo el sín-

11111111 111 1plk11 lu ari sta que pnrti enclo de S( A), el significante de una falta en el

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EL DESEO Y EL FANTASMA: UN RECORRIDO (1) . EL SÍNTOMA

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Otro, pasando por el fantasma, ($O a), arriba al síntoma, s(A), así inscribiría la metáfora como la sustitución de un significante de la cadena superior por uno de la cadena inferior, tal como el siguiente esquema permite visualizar:

sustitución . --!> meta.+.· 1 orica

Esquema 11 º 4

tasma en histeria y obsesión de Le Séminaire, Livre 8, Le transfert, donde se lee con toda claridad en la fórmula del fantasma obsesivo:

/A.O
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