January 13, 2017 | Author: miamibaez | Category: N/A
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El gabinete del doctor Cineman
Marcelo Báez
El gabinete del doctor Cineman (1997-‐‑2005)
In memoriam Guillermo Cabrera Infante (1929-‐‑2005) con pala-‐‑ bras de Un oficio del siglo XX: Estas crónicas aborrecibles no me parecen más que un síntoma de la perversión de los oficios. Si la Revolución Francesa nos trajo el fin de la artesanía, las revolucio-‐‑ nes de este siglo de revoluciones verán el fin de los ofi-‐‑ cios. Ya hay una ciencia encargada del estudio de esta anomalía, la cibernética. Es posible que algún niño quiera todavía ser bombero cuando crezca, a pesar de que los materiales de construcción incombustibles y la faiblesse1 de los fósforos prácticamente hayan acabado con los fuegos. Habrá niños que quieran sustituir a los soldados de plomo por facsímiles de carne y hueso: ellos quieren ser generales cuando sean grandes. Puede ha-‐‑ ber aún otros que piensen ser cirujanos o carniceros, según su grado de pericia en destripar lagartijas. Pero es dudoso que haya un niño que sueñe con ser crítico de cine: el absurdo jamás llega al absurdo.
0. INTRODUCCIÓN AL OFICIO2 DE TINIEBLAS 6
PROEMIO ABSTEMIO Proemio abstemio. Nada bohemio. ¿Cómo empezar es-‐‑ te librito? Justificarlo. Medirlo. Tensarlo como si fuera una red para cazar sirenas. Las crónicas que duermen en este libro y que ahora serán despertadas por los ojos de cada cinéfilo-‐‑lector fueron publicadas originalmente en diario Expreso (no sé si el de Lima, Guayaquil o Roma). La verdad no me acuerdo bien cuánto tiempo duró esa columna domi-‐‑ nical. Sólo recuerdo que salió cada semana, religiosamente, desde 1998 hasta el 2002. Muchos de los textos aquí compilados fueron escritos por Pietro Speggio, Pedro Espejo, Peter Mirror, Pierre Mira-‐‑ ge o Petrus Spiegel, como se lo quiera llamar, pero aparecie-‐‑ ron firmados (y fueron respectivamente cobrados en forma de cheques cruzados) por el nombre que consta en la porta-‐‑ da de este libracho. Son tan graves los problemas de autoría, que se presume que la sección Fragmentos de un curso intensi-‐‑ vo de cine pertenece al disco bien duro de la laptop de Rafael Arteta, el mejor enemigo de Speggio. En tal caso, estos frag-‐‑ mentos provienen de una experiencia docente frustrada de Speggio que alguna vez intentó dar clases de Cine —por recomendación rafaeliana— en una universidad del Estado, pero fue despedido semanas después de empezadas las cla-‐‑ ses cuando las autoridades descubrieron que no tenía un título académico. Ninguna autoridad universitaria podía entender que la erudición speggiana en materia cinemato-‐‑ gráfica era producto de miles de horas de vuelo como espec-‐‑ -‐‑11-‐‑
tador. Además, su experiencia como jefe de filmoteca de un conocido canal de televisión era casi un título de tercer nivel. Dicho sea de pasa, no de paso, las clases de Speggio eran verdaderos shows en los que se matriculaban alumnos de otras carreras e inclusive de universidades de la competen-‐‑ cia. La masa asistía no solo para ver qué película iba a ser proyectada, sino también para escuchar la pirotecnia verbal del profesor, muy dado a los juegos de palabras debido a un desarrollado sentido del rumor (no del humor). También despertaba admiración por su memoria elefantina, ya que podía citar un filme con su ficha técnica completa, incluyen-‐‑ do el año, el nombre de cada miembro del reparto y el título en el idioma original. Cuenta la leyenda (de las tantas que corren sobre el homo filmicus) que un alumno le preguntó: —Profesor, ¿por qué se para en un pupitre para dar-‐‑ nos clase? La respuesta fue rápida y fulminante como una frase de Clint Eastwood en Dirty Harry3: —¿Qué? ¿No ha visto Sociedad de poetas muertos4? Al final, la persona que reemplazó a Pietro fue la mis-‐‑ ma que lo recomendó, Rafael, quien también sabía mucho, pero no llegaba a esos extremos patológicos de cinefilia. Arteta era más teórico —no solo en cine, sino también en pintura y literatura—, y Speggio era el caótico (¿catódico?) amo de la praxis. Después de ser declarado inadmisible por parte de la universidad, Speggio tuvo que conformarse, primero con el cargo de cronista de espectáculos en una revista de actuali-‐‑ dad y, posteriormente, con el puesto de crítico de cine del suplemento dominical del diario mencionado en el primer parágrafo. Como cronista de farándula nunca creó algo me-‐‑ -‐‑12-‐‑
morable; de hecho, él pidió que ningún texto de esa época sea antologado en este libro. —Solo publiquen lo que apareció en el último medio donde estuve preso —acotó el prisionero sin senda. La verdad es que parecía que nadie leía el «periodiqui-‐‑ llo Sarmiento» hasta que un adolescente furibundo envió una carta electrónica insultante. ¿El motivo? El cítrico crítico pulverizó la película Star wars: Episode I. The phantom mena-‐‑ ce5. No era para menos. El título de la reseña era Star worst6. Lo más adecuado desde aquel domingo habría sido seguir atacando películas comerciales, pero Speggio se empecinó en alternar con el cine arte, arriesgándose a tener menos lecto-‐‑ res de los que ya tenía. La idea de este libro es recopilar los textos más decen-‐‑ tes de mi enemigo íntimo, mi hipócrita lector, mi hermano, mi sejemante o semejante Pietro, ex filmotecario del universo, ex jefe de filmoteca de un canal de televisión de cuyo nom-‐‑ bre no quiero acordarme. No todos los textos publicados en la prensa están en este Gabinete del doctor Cineman7, obvia-‐‑ mente, ya que no todo lo que apareció fue de buena calidad. Y no todo lo que él escribió tiene que ser publicado en forma de libro. Una advertencia eso sí: los textos (con pocas excepcio-‐‑ nes) no son reproducidos aquí tal y como aparecieron en el periódico mencionado. Aparecen retocados, maquillados, reescritos, refundidos, recortados, etc. Al final de los textos aparece la fecha en que fueron publicados, y en la mayoría de los mismos se consignan las fuentes de las cuales el fautor ha tomado la mayoría de datos. En tal caso, hay una sección final titulada Hipotextos8 donde se consigna la bibliografía de pie de amigo o enemigo, dependiendo del cristal con el que se mire cada artículo. -‐‑13-‐‑
Los que no tienen la fecha al final fueron escritos espe-‐‑ cialmente para este libro que se erige como una excusa para romper un silencio de casi una década. Parece que fue ante-‐‑ ayer cuando corrían los primeros días del mes de abril de 1996, días en los que Speggio publicó Adivina quién cumplió cien años, un homenaje tardío al centenario del cine (diciem-‐‑ bre de 1995 era ideal para dicho aniversario). El vaso que derramó la gota fue la muerte del maestro de Speggio, Guillermo Cabrera Infante, alias G. Caín (apodo que combinaba la primera sílaba de cada uno de sus apelli-‐‑ dos). Cuando él murió, mi peor amigazo me pidió que le ayudara a recopilar todo cuanto habíamos escrito. Perdón. Todo cuanto él había escrito durante estos años. Es que si hay un padre de Pietro Speggio (muchos se han aventurado en reconocerlo como hijo putativo) ése es Cabrera Infante. Gran revolucionario del lenguaje, sus mejo-‐‑ res libros pertenecen al reino de la narrativa: Tres tristes ti-‐‑ gres, Exorcismo de esti(l)o y La Habana para un infante difunto; pero es en el área del cine donde están sus libros más litera-‐‑ rios: Puro humo, Arcadia todas las noches y Un oficio del siglo XX. En este sentido, Speggio fue siempre un discípulo de Cabrera, aunque este último jamás se haya enterado. Sus juegos de palabras, sus bromas, sus socarronerías son tribu-‐‑ tarios del autor cubano. Una reflexión final: ¿Qué sentido o mérito tiene publi-‐‑ car un libro sobre cine? O mejor dicho, ¿otro libro sobre el mismo tema? Ninguno, por supuesto. En primer lugar, no hay lectores de este género; segundo, no hay practicantes (escribientes) de este tipo de textos, y si los hay, son unos farsantes que deberían leer cuáles son los pecados capitales de la crítica según Truffaut; en tercer lugar, la mayoría de la gente no sabe leer un texto cinematográfico, carece de ele-‐‑ -‐‑14-‐‑
mentos para interpretarlo, analizarlo o decodificarlo. Por esta última razón, más que por las anteriores, ojalá haya una que otra enseñanza interesante en algún recoveco de este gabinete o imagoteca. Y el resto es literatura. El fautor
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Continuidad de los porqués A la memoria del Cineman Pietro Speggio (1965-‐‑2005)
Speggio no sabía distinguir entre crítica de cine y aná-‐‑ lisis cinematográfico. Mientras la primera es, simplemente, sintetizar un filme, reseñarlo y valorarlo, el segundo es una descomposición de los elementos técnicos. Cada elemento debe ser relacionado dentro de la totalidad significante, y variará dependiendo de si estamos ante una narrativa de cine clásico, moderno o posmoderno (desconfío cada vez más de este último término, sobre todo desde que Gilles Lipovetsky prefiere hablar de lo hipermoderno). El análisis cinematográfico resulta escaso y es una ac-‐‑ tividad independiente de la producción cinematográfica. En las escuelas de cine tampoco se enseña el análisis, peor aún teorías y modelos analíticos. Todo es pura práctica, un aprendizaje técnico. En las escuelas de literatura se da un fenómeno a la inversa. Se forman críticos, analistas, lectores y profesores, pero no escritores. No conozco todavía una universidad que dé un título de escritor, pero con lo cam-‐‑ biante que es el mercado académico, no dudo que suceda algún día. Esto viene a colación por la sencilla razón de que me habría gustado que mi amigo de apellido especular estudie cine fuera del país. En innumerables ocasiones intenté con-‐‑ vencerlo. Hasta le propuse conseguirle una beca a través de uno de mis contactos internacionales. Pudo más su infatua-‐‑ ción hacia la mujer que lo retenía en estos lares. Realmente habría valido la pena porque su disco duro se habría enri-‐‑ quecido. Quizá habría llegado a saber los diferentes modelos -‐‑16-‐‑
de análisis cinematográfico como son el narratológico, es-‐‑ tructural, ginocrítico, mitológico, retórico, formalista, de la sutura, de la puesta en escena, estilístico, metaficcional, in-‐‑ tertextual, ideológico, de la enunciación narrativa, etc. Y, del ámbito literario, a mi amigo habría llegado la información de la existencia del análisis deconstructivo, que sostiene que ninguno de los anteriores es válido. Partiendo de esto, debo decir que Speggio era simple-‐‑ mente un comentador. Muy pocas veces sus textos rozaron la crítica de cine propiamente dicha, peor el análisis. Su nivel de abstracción era mínimo. Sus lecturas eran más que esca-‐‑ sas. Era un perpetuo adolescente que se dedicaba a visionar el filme sin que hubiera una reflexión profunda sobre sus elementos intrínsecos. Recuerdo que vimos juntos Gringo viejo (1989) de Luis Puenzo. Me confesó que nunca había leído la novela de Carlos Fuentes que daba origen al filme, por lo que tuve que explicarle las diferencias y semejanzas entre ambos textos. Ignoro si es verdad lo que el fautor asegura sobre un robo de archivos en mi ordenador personal. Compartíamos tantas cosas que no es gratuito afirmar que muchos disque-‐‑ tes míos fueron a parar a manos de él y viceversa. Sincera-‐‑ mente, una vez que escribo un texto, me olvido de él, y él se olvida de mí. Creo que los archivos mencionados formaban parte de una carpeta de Historia del arte, asignatura que im-‐‑ partí en algunas universidades. Mi programa era tan ambi-‐‑ cioso que no me limitaba simplemente a hablar de pintura, escultura y cerámica, sino que entregaba al alumnado una serie de referentes sobre historia de la fotografía, la publici-‐‑ dad y el cine. Con respecto a la anécdota sobre el despido intempes-‐‑ tivo de Speggio por carecer de título académico, debo decir -‐‑17-‐‑
que es casi precisa. Yo le pedí a mi amigo que me reempla-‐‑ zara en la cátedra mientras solucionaba unos problemas surgidos por la pérdida del corazón en un país de cuyo nombre no quiero acordarme. En ese entonces yo calzaba en la definición perfecta de intelectual, según Walter Benjamin: «Un hombre con lentes en los ojos y otoño en el corazón». Al regresar de mi viaje me encontré con que mi sustituto se había ganado el afecto de los alumnos, por lo que recomendé a Speggio para que impartiera la materia Apreciación cinema-‐‑ tográfica, pero fue rechazado en el mismo instante en que dijo que apenas sí había terminado el primer semestre de Diseño Gráfico veinte años atrás. Sin título de tercer nivel era imposible ser parte del staff de profesores. Habría dado cualquier cosa por ayudarlo pero era imposible si no tenía un título. —Tienes que olvidarte de la enseñanza —le dije—. Deberías trabajar en una revista o en un periódico, comen-‐‑ tando películas. O volver al canal de televisión. —No regreso ni muerto —me contestó—. Esa videós-‐‑ fera me trae malos recuerdos. Prefiero poner un puesto de hot dogs. Como no podía regalarle ninguno de mis títulos (Ba-‐‑ chelor of arts, Master in latin american cultural studies, Philosop-‐‑ hical degree in liberal arts) estuve ayudándolo periódicamente con unos cuantos denarios, hasta que logré, a través de mis contactos, que lo contratasen en una revista. Por suerte, duró tres años y no tuvo la necesidad de ponerse un puesto de perros calientes. Luego la revista quebró y se quedó sin tra-‐‑ bajo de nuevo, por lo que volvió a reemplazarme un par de meses en la cátedra. Mis fichas de Power Point —que él usó una vez más para sus clases— fueron enriquecidas (o empo-‐‑ brecidas, dependiendo del punto de vista que se lo quiera
ver) con sus anotaciones y acotaciones. Debo informar, y aquí coincido con mi padre Marcelo, que una de las mejores cualidades de Pietro era la erudición desnuda de todo aca-‐‑ demicismo. Su memoria estaba llena de toda clase de pelícu-‐‑ las: buenas y malas. Sabía anécdotas riquísimas sobre el ro-‐‑ daje o sobre la preproducción, dominaba la filmografía de cada actor y director. Podía reseñar una popcorn movie o una teenage movie9 con la misma seriedad que un clásico. Amaba el cine de artes marciales (el oriental, se entiende) con la misma intensidad que la nouvelle vague10 o las home movies11 de Dogma 9512. No tenía la intensidad mental de un teórico pero gozaba de una clarividencia suprema a la hora de ar-‐‑ chivar material y luego sacarlo a relucir en el momento más pertinente. Su flaqueza, repito, era el desconocimiento de cuestiones técnicas, aunque lo único que dominaba era la estructura dramática: solía reconocer con asombrosa facili-‐‑ dad un detonante, un punto de confrontación, un punto medio, un punto de resolución y un clímax. Esta falta de dominio de lo teorético queda evidenciada en algunos textos que conforman este libro que a ratos funciona como una cámara de ecos, como parabólicas repetidoras de un saber ajeno. Sin ir en desmedro de lo didáctico que pueden ser esos artículos, hay que advertir que hay pasajes en los que todo parece el recalentado de un microondas teórico, o un compilado de remixes13 si hablamos en términos musicales. Cual Judas Iscariote, yo me lavo las manos. Puede que haya material mío en estos textos, pero la responsabilidad autoral no es totalmente del infrascrito. Sugiero que se le eche la culpa a Báez o, en el mejor de los casos, a Speggio. Para no hacer más largo este segundo prefacio, debo informar que Pietro recaló en un periódico donde publicó algunos de los textos que se recogen en este libro. Después
reñimos. Estuvimos algunos años alejados el otro del uno o el uno del otro. Las extrañas simetrías del azar nos jugaron una chanza que provocó un reencuentro. Era como si nunca hubiéramos estado separados. Era como retomar una con-‐‑ versación que había sido truncada el día anterior. Luego vino el asunto de la enfermedad que terminaría con él. De esto nada quiero hablar porque todo está bien contado en una larga narración titulada La muerte de Rembrandt. Ojalá se me pueda perdonar la cursilería con la que voy a concluir este prefacio. Debo confesar que lo echo de menos. Éramos a veces como Dean Martin y Jerry Lewis; en mejores ocasiones éramos Borges y Bioy Casares; o en el peor de los casos, Amadeus y Salieri. ¿Qué voy a hacer ahora con toda su co-‐‑ lección de revistas como Tiempo libre, Moviola, Fancine, Movie-‐‑ line, American cinematographer, Premiere y Sight & Sound14? ¿Dónde arrumar su interminable colección de DVD´s, video-‐‑ laser discs y los prehistóricos VHS? Para Marcelo Báez es un alivio que haya muerto. Para mí es la ausencia del contra-‐‑ punto. El vacío en el reverso del espejo. Se me viene a la memoria un fragmento del obituario que Jean Paul-‐‑Sartre escribió en el France-‐‑Observateur el 7 de enero de 1960 para Albert Camus, y que bien sirve para expresar lo que siento en este momento: «Él y yo habíamos reñido: una riña no es nada —aun si no se vuelve uno a encontrar con el otro— es solo otra manera de vivir juntos y sin perderse de vista en este estrecho mundo que nos fue dado. Eso no me impedía pensar en él, al ver un filme, al sentir su mirada sobre la pá-‐‑ gina del libro, sobre el periódico que leía, y decirme: ¿Qué piensa, qué piensa él en este momento?». Por lo tanto, este libro no debería estar dedicado a Guillermo Cabrera Infante (autor que no es santo de mi de-‐‑ voción), sino a mi amigo Pedro Espejo con el que tuve más -‐‑20-‐‑
encuentros que desencuentros, más puntos de unión que diferencias. Que la tierra le sea leve. Rafael Arteta C.
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El hombre que sabía demasiado poco15 El olor de los hospitales en septiembre. Los corredores largos como vientres de anacondas. Blancos como un cemen-‐‑ terio negro. Símiles poco felices pero eficaces al cabo y al fin. Éste es el escenario donde se desenvuelven los pensamientos del hombre que veía demasiadas películas. Antes de morir, Pietro piensa en su padre, el hombre que lo llevó por prime-‐‑ ra vez a un cine cuando tenía dieciocho meses. La canción del grupo Counting Crows resuena en la radio: «The smell of hospitals in winter. And the feeling that it´s all a lot of oys-‐‑ ters, but no pearls. All at once you look across a crowded room to see the way that light attaches to a girl16». Margueri-‐‑ te Duras estaba en contra de la fugacidad del diario. Decía que un escrito en un periódico se moría rápidamente, que solo tenía un día de vida. Entonces, ¿qué utilidad tiene escri-‐‑ bir para la prensa? Notas de presa. Notas de una presa de sí misma. Hay que tener vocación para ser una presa, un paria, un perseguido. Menuda forma de empezar un articulito do-‐‑ minical. Mejor ensayemos otro inicio. Dicen que Pietro Speggio murió de un «infarto visual» y no en un hospital octubrino como dice la leyenda. En su mente reconstruía la tarde en que su padre lo llevó por pri-‐‑ mera vez a conocer lo que era una pantalla silverada (por favor, dejar esta última palabra, señorita correctora de prue-‐‑ bas). Era una película en negro y blanco, probablemente de Woody Allen, o mejor dicho, un filme acromático, de esos que parecen un extracto onírico. No, no era Manhattan ni
mucho menos Broadway Danny Rose o Stardust Memories17. El título no era X-‐‑Men, título de ciencia-‐‑ficción barata, un géne-‐‑ ro tan venido a más en una Hollywoodlandia tan venida a menos. Si de x se trata la única incógnita plausible era él mismo por ser una x que no pertenecía a ninguna ecuación imaginable. Su soledad poco concurrida era la única incógni-‐‑ ta válida. Era el hombre que sabía demasiado poco de sí mismo, como todo cinéfilo. La mejor definición de esta última palabra la dio la fi-‐‑ nada Susan Sontag: «Un ‹cinéfilo› es alguien que ha experi-‐‑ mentado el cine como una gran forma artística, que conoce con pasión el cine y la historia del cine, que ha visionado y ‹revisionado› las grandes películas que se han hecho en los últimos cien años, que sigue viendo y buscando las mejores películas que se hacen, hoy en día, en cualquier parte del mundo»18. Si esa es la definición de cinefilia, Speggio sufría del todo esa dulce enfermedad, y Johnny Depp era el rey de la cinépolis. Pietro, como le llamaban sus más allegados, consumía cine norteamericano a siniestra y a diestra, al me-‐‑ nos eso decía y acaso era una de sus pocas certezas, pero era difícil creerle porque cuando los espejismos hablan es mejor callar, oír... Nada más. Imitaba a Johnny Depp hasta en el corte de pelo. En esa mirada de yo no estoy aquí, sino allá. Pietro era Edward Siccorhands, Don Juan de Marco y Ed Wood. Era Ichabod Crane de Sleepy Hollow19 y el Capitán Jack Sparrow de Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl 20. Pietro era, al igual que Johnny, el verdadero rey de Hollywoodlandia. Hollywood significa santa madera o santo bosque. El único acto sacro es ver a las imágenes móviles revolotear en una pantalla silverada. El resto es silencio. Preso de sus obsesiones escoptofílicas, Pietro no hizo más que volar en círculos sobre sí mismo y sobre un puñado de
filmes que siempre fueron su trozo de hielo en la escarcha, un pedazo de él que se marcha. Madonna era una de sus cantantes predilectas, pero no soportaba verla en la pantalla rectangular que era demasiado grande para contenerla. «Ella no canta y lo que es peor, tampoco actúa», decía él mientras revisaba los fotogramas móviles de The body of evidence21. Es que este hombre consumía todo tipo de cintas, desde dibujos animados, pasando por la escoria hollywoodesca hasta obras que hacían que lo visto sea pensado y repensado. Una de sus sentencias favoritas era: «Una película que vale la pena es aquella que sigue en la memoria después de salir de la sala». Nadie más perfecto que él a la hora de construir frases pre-‐‑ suntuosas y vacuas. Retomando a Madonna: ésta era parte de su imagoteca adolescente. Veronica Louise Ciccone, como realmente se llamaba, había capturado su imaginario desde la tierna edad de dieciséis años. En esa época no vaciló en comprar la revis-‐‑ ta Time (cuando salían en papel periódico) cuya portada decía algo así como Boy toy22 que era la forma en que se apo-‐‑ daba la cantante a sí misma. Era la época en que prestaba worst sellers23 en las librerías. Claro que ningún librero se daba cuenta de estos trucos prestamistas. Realmente eran préstamos permanentes o «a largo plazo» como él mismo no se atrevía a llamarlos en voz alta. De estos actos manilargos su pequeña biblioteca se vio beneficiada con títulos como Primavera negra de Henry Miller y Fiesta de Ernest Heming-‐‑ way. Madonna no llegó tarde ni al cine ni a la vida de nues-‐‑ tro hombre X. Verla en 1985, en Desperately seeking Susan fue admirarla en un rol en el cual ella no tenía que actuar sino ser ella misma. Ver al personaje de Rosanne Arquette copiar desde el vestuario de Madonna hasta su repertorio gestual -‐‑24-‐‑
era algo con lo cual nuestro cinéfilo se sentía identificado puesto que él tenía entre sus hábitos hacer lo mismo con personas que no vienen al caso o a la casa. El filme desespe-‐‑ rado de Susan fue el menos malo de todos en cuantos actuó esta starlette mezcla de Mae West y de ella misma. Luego vinieron Shangai surprise24 cuyo fracaso no fue una sorpresa y que protagonizó junto a Sean «Champagne» Penn que fue su primer esposo, y una sarta de más crímenes cinematográ-‐‑ ficos de los cuales es mejor no hablar. Quizá Evita (que él evitó ver en 1996), realizada bajo las órdenes de Alan Parker sea lo más decente de su ridiculum vitae, o el Oscar que se llevó por Sooner or later25, canción que aparece en ese aluci-‐‑ nante cartoon fotografiado por Vittorio Storaro que se titula Dick Tracy y que fue estrenado en 1990. Madonna fue un icono de la generación x pero no de la y. Invocarla en la úl-‐‑ tima línea de esta crónica es matarla de la forma en que me-‐‑ jor se matan las imágenes: con palabras. (Domingo 3 de septiembre de 2000)
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Condición crítica 1 El estreno de Ojos bonitos, cuadros feos (1996), de Mario Vargas Llosa, puso en el tapete la función de las personas dedicadas al oficio más viejo del mundo: la crítica de un texto artístico. En el caso de Varguitas era una obra de teatro en la que un respetado y respetable crítico, que llega a serlo por frustración artística (como casi todos), hiere la sensibili-‐‑ dad de una aspirante a pintora con un comentario negativo. Este primer párrafo bien puede ser una gran forma de em-‐‑ pezar a hablar de los críticos en general y de los críticos de cine en particular. 2 «Los críticos son como los eunucos, saben cómo se ha-‐‑ ce pero no pueden», escribió Oscar Wilde. Lapidaria frase, típica del escritor irlandés, y casi justa porque si no se ha hecho cine, ¿para qué molestarse en criticar un texto fílmico? La pregunta que acaba de ser planteada, que tranquilamente puede ser tildada de excesiva, se hace justa cuando recor-‐‑ damos que los mejores directores de cine francés han sido previamente críticos. Jean Luc Godard y François Truffaut, ex redactores de la revista Cahiers du cinéma. Otro escritor, de cuyo nombre no puedo acordarme, dijo que el crítico es al escritor lo que el sacristán al sacerdote. Esta frase la tengo enmarcada en mi estudio junto a la de Wilde, tan solo para
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recordarme que lo que escribo es un partido de fútbol en el cual juego libremente, y en el que un crítico no tiene silbato. 3 «A los ocho años, ningún niño le dice a su padre: Papá, quiero ser crítico». Esta frase que Guillermo Cabrera Infante toma prestada de Truffaut, ejemplifica muy bien el hecho de no existir en el mercado ocupacional esa palabreja de crítico. Existen los diplomas de dentista, mecánico, marinero, pero no crítico de cine, de arte, de teatro, etc. 4 «Tengo un consejo que dar: nunca te rebajes a contes-‐‑ tarle a un crítico». Esta frase de Truman Capote no siempre es tomada en serio por los artistas, que creen que es impor-‐‑ tante hacerle entrar en razón al cítrico crítico. No sé dónde leí que el escritor cifra su biografía en todo lo que escribe, y que el crítico hace lo mismo con su vida a la hora de interpretar textos ajenos. Según William Faulkner, «el verdadero artista no tiene tiempo para leer las críticas, está demasiado ocupa-‐‑ do escribiendo. El que quiere ser escritor que lea las reseñas de los periódicos». El ansia de ser crítico puede también ser una postura que Woody Allen la ha ejemplificado bien: «To-‐‑ do hombre inteligente en Nueva York se dedica a su pro-‐‑ fesión y a la crítica de cine». Ese estatus es el que persiguen los aprendices de dioses que creen que con comentar super-‐‑ ficialmente una obra (fílmica, teatral, literaria y hasta gastro-‐‑ nómica) ya tienen ganado un puesto en el cielo de la egola-‐‑ tría. 5 -‐‑27-‐‑
Concentrémonos en el mundo de las imágenes móvi-‐‑ les (movies), tan bien llamadas séptimo arte por el crítico ita-‐‑ liano Riccioto Canudo26. La mayoría de los criticones existen-‐‑ tes en este ámbito son meros comentaristas. Exploradores epidérmicos de una obra cinematográfica. Se limitan a lanzar adjetivaciones superficiales como buena, mala, excelente, fabu-‐‑ losa. No tienen una formación adecuada. Carecen de lecturas y de pocas horas de vuelo como espectadores. No tienen una visión diacrónica y peor sincrónica del séptimo arte. Desco-‐‑ nocen los elementos básicos del lenguaje cinematográfico. Un crítico local diría que Flight plan27 (2005) con Jodie Foster es un filme «flojo» o que Platoon28 (1986) de Oliver Stone es «excelente». La verdad es que trato, en lo posible, de no leer esas columnas locales porque se me ensucia el estilo. 6 Yo me quedo con Jay Sherman que es el prototipo del gran crítico. En la teleserie29 de dibujos animados que exhi-‐‑ bió la cadena HBO en 1994, Sherman cumple de una manera poco ortodoxa con el rol del crítico que es el de ser un puen-‐‑ te entre la obra y los espectadores. No utiliza un lenguaje rebuscado sino más bien asequible. Su vientre parece una soda en funda y tiene una vida amorosa tan desordenada como la diagramación de la revista TV. Guía. Es directo, franco, audaz y con un sentido del humor ácido que es in-‐‑ frecuente. Memorable la forma como condena un filme me-‐‑ diocre: It stinks30, suele decir enérgicamente. Por esto y por mucho más, viva Jay Sherman. (Domingo 8 de octubre de 2000)
Tentativas (solo para principiantes) para la construcción de un modelo de exploración crítica de un filme31 Después de que Rafael Arteta marcó las diferencias entre crítica y análisis cinematográfico, es preciso consignar que no hay fórmulas o recetas en este oficio de tinieblas, aunque los norteamericanos sigan creyendo que para todo hay un manual. Todavía no existe una varita mágica para explorar críticamente una obra artística de imágenes móvi-‐‑ les. No obstante, nos atrevemos a dar una especie de guía que no pretende ser una camisa de fuerza, sino lo que dice el título de este texto: una serie de tentativas para explorar críticamente un filme. 1.-‐‑ Distinguir entre una crítica, una reseña, un comen-‐‑ tario y un ensayo, puesto que son categorías diferentes entre sí. 2.-‐‑ La crítica implica juzgar una obra cinematográfica, valorarla, resumirla, compararla con sus predecesoras, con-‐‑ textualizarla históricamente. Un paradigma de crítico es François Truffaut de la revista Cahiers du cinéma, Roger Ebert del periódico Chicago Sun o Guillermo Cabrera Infante y sus cuatro libros de cine. 3.-‐‑ El comentario es un texto breve, sumamente subje-‐‑ tivo. Por lo general, encontramos comentarios sobre cine en la prensa nuestra de cada día. Este formato es una manifes-‐‑ tación del periodismo de opinión: la subjetividad es la voz de una conciencia crítica. Quizá hay una forma de reconocer ciertos comentarios: a la manera de un editorial que lleva la foto del analista.
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4.-‐‑ El ensayo es un texto largo (de cinco a diez páginas, quizá más), de naturaleza académica y concebido para una revista o un libro. Está sumamente documentado: bibliogra-‐‑ fía, notas a pie de página, citas, referencias enciclopédicas, cultistas... Un ejemplo de ensayo sobre cine es André Bazin. Sus libros sobre Welles y Chaplin, o sus textos publicados en Cahiers du cinéma son de corte ensayístico. 5.-‐‑ Una reseña es un resumen de la historia acompa-‐‑ ñado de una ficha. No tiene necesariamente una opinión. Por lo general, no lleva firma. ¿El objetivo? Informar, incitar a que la gente vea el filme. 6.-‐‑ Es opcional anteponer la ficha técnica. En algunos casos logra ayudar al lector. Todo lo que pueda orientarlo es bienvenido. No se debe olvidar que el crítico de cine es un puente entre el espectador y el filme comentado. 7.-‐‑ Si usted va a anteponer la ficha técnica, ésta debe incluir el título de la película en su idioma original y el título con el que la distribuidora la ha bautizado en español, ade-‐‑ más de los nombres del director, guionista, director de arte, diseñador de producción, músico, fotógrafo... En lo que res-‐‑ pecta al reparto, el nombre de cada actor estará acompañado de un paréntesis dentro del cual se insertará el nombre del personaje que interpreta en el filme. 8.-‐‑ Al final de la ficha es opcional insertar, a la manera norteamericana, estrellas de calificación. No olvidar que hay un estándar internacional que exige que un filme sea valora-‐‑ do a base de 5 estrellas (5 para excelente, 4 para muy buena, 3 para buena, 2 para regular y 1 para mala). Éste es un crite-‐‑ rio subjetivo y peligroso, puesto que la opinión del crítico no siempre coincidirá con la de otro colega o con la del público. Se recomienda, en el caso del comunicador social, que junto a la crítica se adjunte un recuadro en el que se confronten -‐‑30-‐‑
calificaciones de varios analistas. Esto permitirá orientar mejor al lector. 9.-‐‑ Escribir, en la primera línea del texto, el título de la película y al lado, entre paréntesis, el año de exhibición, más el nombre del director que es pieza fundamental de un filme. En la misma línea realizar una afirmación; por ejemplo: «Gandhi (1982) de Sir Richard Attenborough es una de las biopics32 más importantes que se hicieron en los últimos vein-‐‑ te y cinco años del siglo pasado». 10.-‐‑ En el primer párrafo va la información más impor-‐‑ tante sobre la trayectoria del director e información sucinta de la trama. 11.-‐‑ Comparar el filme estrenado con los anteriores tí-‐‑ tulos del director. Verificar si el cineasta ha progresado o se ha estancado. No hable sobre las películas del director que no ha visto. Solo analice las que ha visto. Es preciso no escri-‐‑ bir (no opinar) sobre un filme que no se ha espectado. Aquí hay que tener en cuenta la máxima del filósofo Ludwig Wittgenstein: «De lo que no se sabe es mejor no hablar». 12.-‐‑ Se puede encontrar intertextualidades en el filme, es decir, elementos, escenas, referencias o tomas que ya se encuentran en cintas anteriores del mismo director, de la historia del cine, la literatura, el arte, etc. Es importante ana-‐‑ lizar la intertextualidad descubierta. No olvidar que el crítico es un pescador de analogías. Un ejemplo: ¿En qué se dife-‐‑ rencia la secuencia de la matanza de Odessa de Bronenosets Potiomkyn y la secuencia de la estación ferroviaria de The untouchables33? ¿Por qué Di Palma intertextualiza la propues-‐‑ ta estética de Eisenstein? ¿En qué se diferencian? 13.-‐‑ Es vital que no se cuente mucho sobre la trama y que no se revelen aspectos que el espectador debería descu-‐‑ brir solo. No falta el aguafiestas que en su columna revela el -‐‑31-‐‑
final de The others34 de Alejandro Amenábar o el significado de la palabra rosebud en Citizen Kane35. 14.-‐‑ No usar el tono promocional, comercial, típico de la retórica barata de los más mediocres medios de comunica-‐‑ ción. 15.-‐‑ Evitar adjetivaciones: el mejor, el increíble, la insupe-‐‑ rable, la única, la excelente, la más taquillera de todos los tiempos, el clásico inigualable. 16.-‐‑ No decir que un filme es bueno o es malo, o es «más o menos». Son juicios tradicionales y superfluos, que nada dicen a la hora de analizar un filme. Un buen crítico, ni siquiera en los pasillos de un cine cae en este tipo de juicios de valor. 17.-‐‑ No copiar ideas de Internet como lo hacen tantos columnistas. Las ideas propias son producto de una larga paciencia. 18.-‐‑ Mantener independencia con los empresarios que distribuyen los filmes. La promesa de escribir favorablemen-‐‑ te acerca del último título visto en una avant premiere para comunicadores sociales es una forma de prostitución. 19.-‐‑ Responder a preguntas como ¿Qué es lo que encon-‐‑ tramos más interesante o turbador en una obra cinematográfica? ¿Destaca algún aspecto técnico por encima de otros? ¿Se maneja el tema o la tesis de forma novedosa? ¿Hay algún aporte especial del filme a lo que es la historia del cine? ¿Nos deja algo como es-‐‑ pectadores? 20.-‐‑ Como dice David Bordwell: «El químico que ana-‐‑ liza un compuesto lo divide en los elementos que lo consti-‐‑ tuyen. El director de orquesta que analiza una partitura la separa mentalmente para ver cómo están organizados las melodías y los motivos. Todo análisis implica dividir algo en las partes que lo componen. La tesis sobre un filme será una -‐‑32-‐‑
exposición general de las funciones, efectos o significados de la película. Nuestro análisis mostrará el modo en que éstos surgen de la interacción de las partes que conforman los sistemas formal y estilístico de la película»36. Ojo: esto no significa que haya que analizar cada aspecto técnico. Se pue-‐‑ de resaltar un aspecto o dos. Por ejemplo: escribir sobre Dick Tracy de Warren Beatty analizando únicamente el aspecto visual. La dramaturgia del color en este filme fotografiado por Vittorio Storaro es un tema apropiado debido a la inten-‐‑ ción de hacer de esta película un cómic de imágenes en mo-‐‑ vimiento. 21.-‐‑ Analizar la dirección de arte. ¿En qué medida los es-‐‑ pacios permiten una fluidez en la trama? ¿Es el espacio un prota-‐‑ gonista? ¿Va el vestuario en relación con la personalidad de cada individuo? 22.-‐‑ Analizar la fotografía. ¿Tiene el manejo de tal color o iluminación una intención simbólica? 23.-‐‑ Analizar el casting. Desglosar actuaciones. Dete-‐‑ nerse en una performance. Si el reparto tiene el nombre de un gran intérprete, hay que analizar su estilo actoral y su aporte a la película. Su lenguaje corporal, su repertorio gestual, su voz: entonación, dicción... 24.-‐‑ Analizar la música. ¿Es clásica, semiclásica, sinfóni-‐‑ ca, jazz, rock? ¿Hay canciones con letra? ¿En qué forma la música acompaña a las imágenes y le da ritmo a la historia? 25.-‐‑ Analizar el sonido. ¿Cuál es la concepción del sonido del filme? ¿Qué pretende el director que escuchemos? Si hay silen-‐‑ cio, ¿tiene éste algún significado simbólico? El darle preponderan-‐‑ cia a cierto tipo de sonidos y no a otros ¿tiene alguna intencionali-‐‑ dad? ¿Cómo es la perspectiva sonora, el paisaje sonoro, la at-‐‑ mósfera sonora del filme? ¿Crea el sonido un ambiente particular? ¿Hay efectos sonoros? ¿Cuál es su función a su modo de ver? -‐‑33-‐‑
26.-‐‑ Analizar la edición o montaje, o sea, el ritmo de la narración, la organización de las tomas, secuencias, escenas. En otras palabras, la respiración de la historia. 27.-‐‑ Tomar nota describiendo con exactitud las técni-‐‑ cas cinematográficas que más se utilizan. ¿Utiliza este filme más primeros planos? ¿Por qué este título tiene muchas escenas en cámara lenta? ¿Por qué en esta obra la edición muy entrecortada hace que el ritmo sea más acelerado? Esta última pregunta, por ejemplo, tiene relación con el punto anterior. 28.-‐‑ Determinar la estructura global del filme: desmon-‐‑ tarlo en tres actos con sus respectivos nudos. Localizar el detonante, los nudos, la intriga, cómo se da la progresión dramática, el punto medio o midpoint, el clímax y el epílogo. Este desmonte se hará para ensalzar al guionista o, en su defecto, criticarlo. Un guión (eficiente o deficiente) se des-‐‑ nuda a través de este desmonte estructural. Además, nos da una exactitud sobre cómo está construido. Por ejemplo, es válido decir que el primer acto o planteamiento está mal estructurado y pasar inmediatamente a sustentar esta afir-‐‑ mación. No basta con decir que el filme tiene un desenlace malogrado. Hay que argumentar tal aseveración. 29.-‐‑ Esto nos lleva a un punto vital. No es suficiente el arrojar generalidades como «la iluminación es deficiente» o «las actuaciones son desiguales». Hay que sustentar (desa-‐‑ rrollar) lo que se afirma. 30.-‐‑ La conclusión del filme dependerá de la habilidad retórica del escribiente para proporcionar argumentos. A lo largo de todo el artículo, las argumentaciones pueden sus-‐‑ tentar una idea matriz. Esta tesis, dependiendo de cada críti-‐‑ co, será la médula del texto y deberá ser culminada en el último párrafo. Por ejemplo: la idea central de un artículo sobre El séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman puede ser la
forma en que su director ha realizado un ensayo filosófico de carácter audiovisual. El final del texto puede desarrollar la idea de que un género —otrora reservado para los libros de Heidegger, Sartre o Camus— es retomado por el cineasta sueco con el pretexto de reflexionar sobre el hombre, su des-‐‑ tino y la idea de una entidad superior. Coda No es posible concluir este pequeño manual sin antes citar los siete pecados de la crítica, según Truffaut: A.-‐‑ Ignorancia de la historia del cine. ¿Debe el crítico saber lo que es el expresionismo alemán? ¿O no debe saber? El director de Jules et Jim pone un ejemplo harto interesante. Dice que la falta de conocimientos de un crítico se mide por la capacidad que éste tiene de sorprenderse de los remakes37. Como la mayoría de ellos no ha visto el texto fílmico prima-‐‑ rio, resulta que admira el refrito como si fuese realmente el original. The manchurian candidate38 (1962) es un ejemplo re-‐‑ ciente que bien se amolda a este pecadillo. ¿El crítico ha visto la original en la que actúan Frank Sinatra y Janet Leigh? B.-‐‑ Ignorancia de la técnica del cine. ¿Qué es un tilt up39? ¿Qué es un raccord40? Si un crítico no sabe nada del me-‐‑ talenguaje del cine, entonces no puede ir más allá de ningún lenguaje. C.-‐‑ Falta de imaginación y creatividad. Al hablar de este pecado, Truffaut ataca a la crítica en la que las asevera-‐‑ ciones antojadizas y superfluas están a la orden del día. La única forma de no cometer este pecado sería darle a la crítica cinematográfica cierta literaturidad como lo hacía el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. D.-‐‑ Chauvinismo más o menos consciente. Al hablar de este pecado, Truffaut fustiga a los críticos de su país que
suelen comentar filmes extranjeros por encima de los france-‐‑ ses. Traspolar este pecado a un contexto latinoamericano, implicaría criticar a los que siempre escriben sobre filmes norteamericanos, o europeos, desdeñando los latinos. E.-‐‑ Uso de la insolencia y del tono profesoral. En este punto, Truffaut se burla del crítico que aconsejaba a un di-‐‑ rector extirpar de su película un cuarto de hora de explica-‐‑ ciones científicas. El director remata afirmando lo siguiente: «Para el crítico de cine no hay autores y las películas son como las mayonesas, salen bien o salen mal». F.-‐‑ Juzgamiento de los filmes a base de las supuestas intenciones de los mismos. Si el crítico no conoce la historia del cine y menos aún su técnica, peor puede juzgar un filme por sus apariencias. Su ignorancia lo descalifica para adivi-‐‑ nar las intenciones autorales. G.-‐‑ Falta de aceptación de la complejidad del filme comentado. Si la película por comentar (Hiroshima mon amour, por ejemplo) es de una factura nada sencilla, lo mejor sería aceptarlo. ¿Se imaginan a un crítico escribiendo que un filme ha terminado por vencerlo debido a su complejidad estilísti-‐‑ ca? La mejor forma de terminar este pequeño manual puede ser citando el final del célebre artículo de Truffaut titulado Los siete pecados capitales de la crítica del cual hemos extraído todo el material de esta coda: «En realidad, el crítico cinematográfico, cuando sale de una sala, no sabe qué pen-‐‑ sar de lo que acaba de ver; pide consejo a sus compañeros: el primero en hablar tiene razón, el que sabe encontrar una fórmula bonita, triunfa (...) Curioso ejercicio, curiosa profe-‐‑ sión. En verdad, háganme caso: no den demasiada im-‐‑ portancia a los críticos». -‐‑32-‐‑ 0-‐‑
Cabrera Infante o la crítica de cine como género literario 1 «En mi pueblo, cuando éramos niños, mi madre nos preguntaba a mi hermano y a mí si preferíamos ir al cine o a comer con una frase festiva: ‹¿Cine o sardina?›. Nunca esco-‐‑ gimos la sardina». De esta forma se promociona en su con-‐‑ tratapa el libro que vamos a comentar y que hemos estado esperando desde hace algunos años. El autor lo había venido anunciando durante algunas ocasiones. Su título lo había mantenido en secreto. ¡Hasta que salió a la luz! Se trata de Cine o sardina (Alfaguara, 1997) de Guillermo Cabrera In-‐‑ fante (1929, Gibara, Provincia de Oriente, Cuba-‐‑Londres, 2005), libro que nos devuelve la fe en la crítica de cine. 2 En la actualidad escribir sobre las imágenes móviles es una malaventura: cualquier mongol puede fungir de cono-‐‑ cedor del séptimo arte y no saber, por ejemplo, quién es Jim Jamursch. En nuestros días, una persona que escribe para la prensa, y se cree un crítico de cine, es alguien más peligroso que un corrector de pruebas con desconocimiento de la normativa de la puntuación y la sintaxis. 3 Lanzados los dardos, ahora sí, vayamos a lo nuestro. Empecemos revisando el primer libro sobre cine del escritor cubano. En Un oficio del siglo XX (Seix Barral, 1973) Cabre-‐‑ -‐‑33-‐‑ 1-‐‑
ra nos entregó un libro de críticas de cine nada olvidable41. Éstas eran el colmo de la síntesis: en tan solo unas cuantas líneas se podía comprimir los aspectos más destacados de un filme (inclusive Cabrera puede romper cualquier récord mi-‐‑ croficcional al ser el autor de la crítica de cine más corta del mundo. Tan solo bastaría leer Mexigénesis que tiene la exten-‐‑ sión apretadísima de una línea). De paso, el autor de Mea Cuba logró darle un matiz literario a sus textos sobre cine, creando un alter ego llamado G. Caín (mixtura de sus apelli-‐‑ dos Cabrera e Infante), seudónimo con el que escribió entre 1954 y 1960 para una revista de su Cuba natal llamada Car-‐‑ teles. Leer las primeras páginas de este Oficio era una deli-‐‑ cia solo comparable a la lectura de La Habana para un in-‐‑ fante difunto o Tres tristes tigres, novelas de este fautor nada fatuo. «Mis críticas estaban cargadas de una serie de elementos que no eran cinematográficos», dice el autor en la entrevista que le hizo en 1994 la revista española Tiempo, demostrando una gran conciencia lúdica al insertar elemen-‐‑ tos literarios en sus textos sobre cine. «Con Un oficio del siglo XX», continúa el autor, «vi la posibilidad de que la literatura fuera una forma de fuego». ¿Habrá querido decir juego? 4 En Cine o sardina no estamos ante textos que puedan ser denominados críticas de cine. Son, en su mayoría, perfi-‐‑ les sobre actores, actrices o directores. Es esto lo que lo dife-‐‑ rencia del libro del año 1963. Ahora, como diría Jack el Destripador, vamos por par-‐‑ tes.
Cine o sardina está estructurado en seis secciones cla-‐‑ ramente diferenciadas. La primera, que no lleva título, se dedica a explorar ciertos aspectos generales de la cinemato-‐‑ grafía que tienen que ver con lo histórico; ver, por ejemplo, los textos «Viejo muere el cine», «Méliès el mago inicia el viaje maravilloso», «Cine sonoro, siglo de oro», «Por quien doblan las películas», «Literatura y Cine. Cine y Literatu-‐‑ ra»... La segunda parte de este libro de 517 páginas se titula «Biografías íntimas», en la que se testimonia la vida de ami-‐‑ gos de Cabrera tales como Néstor Almendros o José Luis Guarner; y de otros no tan amigos (pero de aportes igual-‐‑ mente importantes) como George Cukor («Cukor quiere decir azúcar») y Marlene Dietrich («estrella fugitiva pero no fugaz»). La tercera parte está rotulada como «Pompas fúne-‐‑ bres». Se diferencia de la anterior por no albergar perfiles íntimos. Se trata de homenajes a lo mejor de la filmografía de cada artista mencionado. Destacan los textos «Cantinflas, que te inflas», «Orson Welles, un genio nada infrecuente», «Ava se pronuncia Eva» y «Beldad y mentira de Marilyn Monroe». Esta sección remata con dos homenajes, bajo el epígrafe de «Vivas, bien vivas», a «Melanie Griffith, deslum-‐‑ brante margarita» y «Sharon Stone. ¿Bomba o bimbo?». La penúltima sección de Cine o sardina se titula «La cinemateca de todos» en la que con un afán saludablemente revisionista, Cabrera nos reseña filmes tan disímiles como Casablanca de Michael Curtiz, Kiss me deadly42 de Robert Al-‐‑ drich, Los nibelungos de Fritz Lang, Yentl de Barbra Streis-‐‑ sand, Invasion of the body snatchers43 de Don Siegel, entre otros, concluyendo con una minuciosa comparación entre Caracortada de Brian de Palma y Scarface de Howard Hawks.
La última parte del libro es un vistazo a los directores más influyentes (según criterio del cubano) de los últimos veinte años. Se revisa Indiana Jones and the temple of doom44 de Steven Spielberg, un par de filmes de Katherine Bigelow, parte de la filmografía de David Lynch, se canoniza a Pedro Almodóvar, Abbas Kiarostami y sobre todo a Quentin Ta-‐‑ rantino. De este último se dice: «Ahora, en los noventa, ha aparecido un director que no debe nada al teatro ni a la ra-‐‑ dio. Hace cine que reinventa el cine». 5 Si se trata de buscarle una quinta y hasta una sexta pa-‐‑ ta al gato, es válido señalar cierto aire naïf 45 que flota en al-‐‑ gunas páginas de esta sardina cinematográfica. Este tufillo se siente sobre todo en una que otra información chismográfica, de carácter irrelevante, muy cercana a la revista Vanidades o los magazines televisivos sobre farándula; además, choca ese inevitable machismo que se escapa en algunas frases, recur-‐‑ so tan típico de Cabrera que no solo está presente en su lite-‐‑ ratura sino también en este libro que estamos terminando de comentar. Su Oficio del siglo XX era de mayor ambición en cuanto a la construcción de esa criatura dicotómica autobio-‐‑ gráfica formada por Cabrera y Caín. Ese desdoblamiento era el que le daba a su primer libro sobre cine un espesor litera-‐‑ rio. El genio de Cabrera está en declive. Cine o sardina se lo puede tildar nada más que de ingenioso. Su pirotecnia ver-‐‑ bal sirve para reírnos un rato, pero no nos deja la sabiduría de su Oficio en el que se sentía en cada página la respiración del historiador de cine, a ese erudito capaz de reseñarnos meticulosamente filmes de las primeras cinco décadas del siglo XX. De historiador, Cabrera pasa a ser chismógrafo de bajo coturno. Nada más que decirte, Guillermo. Te manda -‐‑34-‐‑
saludos tu infiel fan, tu hipócrita lector, tu amigo, tu her-‐‑ mano, tu semejante, Pietro Speggio. Que descanses en gue-‐‑ rra. (1997) 46
HIPOTEXTOS El placer de la mirada (Paidós, Barcelona, 1999) de François Truffaut. Material inflamable (UAM Xochimilco, 1989) de Lauro Zavala. Permanencia voluntaria: el cine y su espectador (Universidad de Veracruz, Xalapa, 1994) de Lauro Zavala. Saber ver cine (Paidós, Barcelona, 1985) de Antonio Costa.
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NOTAS 1. 2.
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Debilidad, flaqueza. Oficio de tinieblas 5 es el título de una novela de Camilo José Cela. Oficio de tinieblas 6 es, según Pietro Speggio, el oficio de la crítica de cine. Distribuida en nuestro medio como Harry el Sucio (película de Donald Siegel de 1971). Las notas al final de cada capítulo dan lu-‐‑ ces sobre los títulos de distribución en idioma español. Hay que tener en cuenta que los títulos comerciales varían de una región a otra. En España, por ejemplo, algunos de los títulos de distribu-‐‑ ción son distintos de los de Latinoamérica. Título original: Dead poets society (1989) de Peter Weir. La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma. La peor de las galaxias. Juego de palabras con Star Wars. Cineman era el apodo con el que Rafael Arteta bautizó a su amigo Pietro. Gabinete era el nombre despectivo con el que el homo fil-‐‑ micus designaba su guarida, su videósfera, su cueva, su refugio. Todo esto era en el fondo una alusión a El gabinete del Dr. Caligari, clásico del cine expresionista alemán.
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El término pertenece a Genette. Significa texto matriz del cual pro-‐‑ viene el texto que se está citando. Ver Palimpsestos: La literatura en segundo grado (Madrid, Taurus, 1989) de Gerard Genette. Revisar también Umbrales (México, Fondo de Cultura Económica, 2004), libro en el que este teórico va más allá en su reflexión sobre los textos y microtextos que se comunican entre sí. Una película de palomitas de maíz o una película de adolescentes. Nueva Ola Francesa. Películas caseras, generalmente hechas con una cámara de vídeo. Grupo cinematográfico danés que propone el hacer filmes de ficción no comerciales con una óptica documental, sin estrellas, con iluminación natural y decorados ya existentes. Lars von Triers fue uno de los más importantes exponentes. Remezcladas. Las tres primeras son revistas ecuatorianas que dejaron de circular el siglo pasado. Las tres siguientes son norteamericanas. La últi-‐‑ ma, la más seria de todas, es de origen inglés. Publicado originalmente con el súper imaginativo título de El hombre X de Madonna. El olor de los hospitales en septiembre. Y la sensación de que has hallado ostras, pero sin perlas adentro. Y al mismo tiempo miras a través de una habitación llena de gente para avizorar la forma en que la luz se arrima a una chica. Las dos primeras películas citadas de Woody Allen fueron distri-‐‑ buidas con el mismo título. La tercera llegó a carteleras con el títu-‐‑ lo de Recuerdos. Pasión por el cine es la larga entrevista que aparece en la revista mexicana Letras libres No. 61 (Enero de 2004), cuya autoría perte-‐‑ nece al escritor español Vicente Molina Foix. La leyenda del jinete sin cabeza. Los piratas del Caribe: La leyenda del Perla Negra. El cuerpo del delito. Juguete para chicos. Los peor vendidos, en oposición a los best sellers. Nunca estrenada comercialmente en nuestro medio. Tarde o temprano.
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26. En 1911, Canudo publicó su Manifiesto de las Siete Artes en el que señalaba al cine como el Séptimo Arte, y en el que pedía que los empresarios del cine asumieran un mayor compromiso artísti-‐‑ co con lo que hacían, para ir más allá de la industria y el comercio. 27. Plan de vuelo. 28. Pelotón. 29. The critic (con la voz de Jon Lovitz) es una coproducción de Gracie Films y Colombia Pictures Television. Se estrenó en 1994 pero fue cancelada al año siguiente. 30. Apesta. 31. Pietro Speggio no siempre sigue estas normas como se dará cuenta el lector de este libro. 32. Biographical pictures 33. Los intocables. 34. Los otros. 35. Se la distribuyó con el título de Ciudadano Kane y en algunos países se la conoció simplemente como El ciudadano. 36. El significado del filme (Barcelona, Paidós, 1995) 37. Nueva versión de un filme ya filmado en el pasado. 38. Distribuida como El mensajero del miedo. 39. Barrido lento que hace la cámara de abajo hacia arriba. 40. Revisar en el capítulo sobre montaje este fundamento de la sinta-‐‑ xis cinematográfica. 41. Este artículo omite a prosópito o a propósito Arcadia toda las noches (Barcelona, Seix Barral, 1976) en el que se revisan las carreras de Alfred Hitchcock, Howard Hawks, Orson Welles y Vincente Min-‐‑ nelli. Arcadia no es un libro de críticas de cine. Es un conjunto de perfiles. Tampoco se alude a Puro humo (1999), monumental bio-‐‑ grafía cinematográfica del habano, en la que el autor le hace un seguimiento al humo como leitmotiv en las películas del primer centenario del séptimo arte. 42. El beso de la muerte. 43. Invasión de los usurpadores de cuerpos. 44. Indiana Jones y el templo maldito o Indiana Jones y el templo de la perdi-‐‑ ción. 45. Ingenuo. La palabra tiene connotaciones más fuertes debido a que fue una corriente artística importante que revalorizó el arte espon-‐‑
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táneo de artistas populares sin formación académica. El nombre más difundido de esta tendencia fue el del pintor francés Henri Rousseau. 46. Año tentativo de publicación. La verdad es que el recorte me fue robado por Rafael Arteta.
I. OFICIUM DEFFUNCTORUM
Buñuel sigue cortando miradas (1899-‐‑1983) 47 Cuando Salvador Dalí dijo: «El surrealismo soy yo», había que darle crédito. Él era el máximo representante pic-‐‑ tórico de ese movimiento. Guillaume Apollinaire segura-‐‑ mente era el poeta surrealista por antonomasia. En lo que al cine se refiere está Luis Buñuel, el cineasta más onírico que pudo existir. Siempre insertaba sueños en sus filmes, «tra-‐‑ tando de evitar el aspecto racional explicativo que suelen tener», confiesa en su autobiografía El último suspiro48. Es-‐‑ tas interpolaciones oníricas eran la gran debilidad del direc-‐‑ tor español, de tal manera que en sus memorias confiesa: «Un día dije a un productor mexicano, a quien la broma no le hizo mucha gracia: Si la película es demasiado corta, me-‐‑ teré un sueño». Basta ver el desenlace de Belle de jour (1967) o algunos pasajes de su oscarizada El discreto encanto de la bur-‐‑ guesía (1972) para confirmar esta obsesión por lo onírico, por lo irracional. De hecho, cuando escribió con Dalí Un perro andaluz (1929) se dejó llevar por una regla que la aplicaría durante toda su filmografía: «No aceptar ni idea ni imagen alguna que pudiera dar lugar a una explicación racional, psicológica o cultural. Abrir todas las puertas a lo irracional. No admitir más que las imágenes que nos impresionaran, sin tratar de averiguar por qué». Ateo por la gracia de Dios, según le gustaba llamarse a sí mismo, y dios del cine por gracia de un talento que lo convirtió en piedra angular de la cinematografía mundial, estamos ante un caso irremediable del artista inclasificable,
provocador nato y neto, al que alguna vez le rondó por la mente ser escritor: «Pero no valgo para escribir. Me repito. Lo que a un escritor le cuesta dos minutos a mí me cuesta dos horas». De hecho, sus memorias fueron redactadas por su asiduo colaborador Jean Claude Carrière. Los que conocieron a Buñuel saben que como provo-‐‑ cador heterodoxo llegó al cine cuando descubrió París con sus sueños de boxeador, músico, escritor (como su amigo García Lorca) y después de haber empezado la infeliz carre-‐‑ ra de ingeniero agrónomo. Su visión del mundo —así nos lo enseñó su cine— fue paradójica, violenta, inquietante, su-‐‑ rrealista al cabo y al fin. Estamos ante un testigo clave del siglo XX. Gran revolucionario del surrealismo (filmó con la colaboración de Salvador Dalí, y el dinero de su madre, un manifiesto de ese movimiento llamado El perro andaluz), fue también un rara avis perdida en el cine norteamericano para el cual no llegó a concretar ningún filme pese a que fue con-‐‑ tratado con todos los horrores u honores. El escándalo siempre signó a este cineasta aventurero y trotamundos. A partir de la batahola causada por El perro andaluz encontró financiamientos más estables en México donde estuvo de 1946 a 1961 explorando el melodrama en su adaptación personalísima de Cumbres borrascosas (1954) a la que le dio un título de telebobela mexicana, Abismos de pasión (1953). De su etapa mexicana también destacan Los olvidados (1950), Ensayo de un crimen (1955), Nazarín(1959) y El ángel exterminador (1962). Aunque él detestaba cualquier intento de interpreta-‐‑ ción, hay que señalar que su cine siempre tuvo un tinte so-‐‑ cial y político más cercano al ensayo, la poesía y la pintura que a la novela. Su ojo de sapo (solo hay que contemplar cualesquiera de sus fotos) siempre fue político, social, y pro-‐‑ bablemente el único que siguió haciendo cine surrealista a lo largo del siglo XX y no solo en sus inicios. Las películas de 42-‐‑ -‐‑
este maldito bendecido por el genio de Dios afortunadamen-‐‑ te no envejecen. Lo corroboramos en la gran atención que las nuevas generaciones le ofrecen a sus filmes extraños y turba-‐‑ dores. El gran secreto de Buñuel, como reveló Carrière en una entrevista, es el haber estado convencido de que el cine era una obra colectiva, en equipo, y no una obra individual que le debía todo a una sola mente. «Un filme es muy seme-‐‑ jante a una catedral. Entramos a ella sin saber el nombre del arquitecto, pero vemos que hay armonía, un plano de la igle-‐‑ sia, una distribución, un trabajo de los escultores, de los que hicieron la madera de las ventanas, que son obreros de una obra común. Se deben cortar los títulos de todas las buenas películas, para que no se sepa el nombre de los que las hicie-‐‑ ron». No hay que hacerle caso a Buñuel. Nadie omitirá los títulos de sus filmes. Estos seguirán cortando miradas como la famosa imagen de Un perro andaluz en la que un certero navajazo logra cercenar un ojo que puede ser el de cualquier espectador. Pero el corte de miradas es para ampliarlas y permitirles ver cosas que antes no podían. Los filmes de don Luis (así le llamaba Carlos Fuentes) vivirán por siempre y para siempre en la vía láctea de la cinematografía, ya sea satirizando el discreto encanto de la burguesía o auscultando el oscuro objeto del deseo. Y gracias a Dios fue ateo. Quién sabe qué habría filmado siendo creyente. (Domingo 7 de enero de 2001)
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Sigue haciéndonos soñar, Akira (1910-‐‑1998)49 Aunque el ser humano es incapaz de hablar de sí mismo con toda sinceridad, es más di-‐‑ fícil evadir la verdad cuando se finge ser otra persona. A menudo revela más cosas de él mismo de una forma directa. No hay nada que descubra más al creador que su propio trabajo.
A. K. Mi mejor enemigo, Pietro Speggio, amaba a Kurosawa. Decía que antes de él Japón era solo un país exótico del cual se conocían solamente las geishas, los bonsais y los suicidas pilotos kamikaze. Mi enemigo íntimo aseveraba que todo el cine de acción de Hollywoodlandia (género western incluido) le debía mucho a este descendiente de una familia de samu-‐‑ ráis. Recuérdese el calco descarado que significó The magnifi-‐‑ cent seven (1960) de Los siete samuráis (1954). Aunque Akira debió haber protegido su cine de los gringos, su reacción fue inesperada: se abrió hacia ellos. Inclusive fue contratado para hacer un filme sobre Pearl Harbor. El punto de vista japonés sería contado por Kurosawa, la perspectiva norte-‐‑ americana estaría a manos de un cineasta de gran prestigio. Le hicieron creer que el director de occidente iba a ser David Lean. Como el contratado fue otro, renunció sin dubitar. Desde entonces se dijo a sí mismo que no volvería a confiar en los norteamericanos. Su pacto fue roto en los años ochen-‐‑ ta cuando dejó que dos de sus más grandes fanáticos, Geor-‐‑ ge Lucas y Francis Ford Coppola, financiaran Kagemusha y Akira Kurosawa’s dreams50.
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Su romance con Occidente (léase Hollywoodlandia) tuvo tres grandes momentos: su colaboración con los dos directores ya mencionados, la venta de argumentos al cine de Hollywoodlandia y los dos premios Óscar. Hablemos desordenadamente de estas tres instancias, o sea, sin respe-‐‑ tar el orden cronológico. No sólo vendió los derechos para el remake de su filme sobre samuráis en los años cincuenta, también escribió el argumento de Runaway train51 (1986) que llegaría a ser diri-‐‑ gido por Andrei Konchalovsky. En este filme, Jon Voight interpreta a Manny, símbolo —en forma de escoria— de la humanidad entera. «Lo que no mata, fortifica», decía el de-‐‑ lincuente que secuestra un tren para escapar de la vida e ir hacia la muerte. «Eres un animal», le decía el personaje del carcelero que se pasa toda la película persiguiéndolo. «Algo peor», le replica Manny, «soy un ser humano». Aquí se halla el meollo temático de la filmografía de Kurosawa, siempre obsesionado con la dicotomía animalidad y humanidad, instinto y racionalidad. Esto nos lleva al personaje protagonista de Dersu Uzala (Óscar al mejor filme extranjero de 1980), donde un hombre ignorante e instintivo de las estepas logra guiar a los miem-‐‑ bros de una expedición topográfica en Siberia. Fue su primer filme rodado fuera de Japón y en el que su equipo era en su mayoría de origen ruso. Dersu Uzala (así se llama el persona-‐‑ je que da título a la película) postula que lo instintivo triunfa sobre el racionalismo del supuesto hombre civilizado. Este tipo de personajes se repite en casi toda su filmo-‐‑ grafía: los ancestrales guerreros de un filme que ya hemos mencionado, Los siete samuráis (1954), todos y cada uno de los involucrados en un asesinato y una violación en Rashômon (1950), en el que cuatro versiones de los hechos -‐‑45-‐‑
bosquejan una verdad que termina siendo algo inaprensible como el agua. Este último filme significó su in-‐‑ ternacionalización ya que ganó el León de Oro del festival de Venecia, uno de los más importantes que existen y que en ese entonces estaba en su apogeo. Los miembros del jurado reaccionaron con desagrado ante la prensa japonesa que aseguraba que era un premio al exotismo oriental. Tremendo insulto para un filme profundo que tenía toda una serie de planteamientos filosóficos sobre lo que es la esencia y la apa-‐‑ riencia, la verdad y la ficción. Gran ofensa para un filme que crearía escuela y que lograría influir en muchos filmes poste-‐‑ riores. Cada vez que un director crea un calidoscopio narra-‐‑ tivo con varias versiones sobre un mismo hecho, está alu-‐‑ diendo a Rashômon. El premio veneciano no solo cimentó su relación con el actor Toshiro Mifune, que gracias a su ducti-‐‑ lidad y docilidad lograría convertirse en el alter ego del direc-‐‑ tor en algunas de sus películas, sino que también lo hizo acreedor de un estatus para conseguir el financiamiento de sus siguientes filmaciones. Ese estatus se vería refrendado con el apodo de teno que en japonés significa emperador. Su huracanado temperamento y sus ansias de controlarlo todo llevaron a la prensa a bautizarlo de esa manera durante el rodaje de Los siete samuráis. Sus tres obras de madurez surgen en los años ochenta: Ran, Kagemusha y Dreams. Ese monumento épico titulado Ran (1985) es una adaptación de King Lear que le llevó cinco años de preparación. Su formación pictórica (era un consu-‐‑ mado acuarelista) le permitió al teno realizar durante un lustro un storyboard de todas y cada una de las escenas de una historia en la que prescindió de los diálogos originales de William Shakespeare.
Cinco años antes, en 1980, concibe una película que, por su tema del doble, bien pudo haberla escrito Jorge Luis Borges: Kagemusha, la sombra del guerrero cuyas escenas de batalla fueron hábilmente citadas en Bram Stoker’s Dracula (1992) de Francis Ford Coppola, que era uno de los produc-‐‑ tores. El director de El Padrino (1972), junto a Martin Scorsese y Steven Spielberg, forma parte del club de devotos del di-‐‑ rector japonés. Ellos deben estar pasándola muy mal en este día aciago en el que el hombre que ansiaba ser pintor ha fallecido. Estos tres cineastas fueron los que se encargaron de introducir a Kurosawa en Occidente, sobre todo en Ho-‐‑ llywoodlandia. Spielberg fue uno de los fuertes financistas de Akira Kurosawa’s dreams, una de sus últimas películas. Es estrenada en 1990, el mismo año en el que recibe un Óscar honorario por su carrera. Recibió la estatuilla de manos de Lucas y Spielberg. Su discurso consistió en un breve agrade-‐‑ cimiento en japonés donde hizo ostentación de su humildad. De los nueve sueños que conforman este filme se des-‐‑ tacan dos. Uno en el que Martin Scorsese interpreta a Vin-‐‑ cent van Gogh. Es un cortometraje de once minutos en el que un aficionado al arte está en una pinacoteca admirando los cuadros del pintor holandés. De repente, en un recurso pres-‐‑ tado del cine fantástico, el hombre ingresa a uno de los lien-‐‑ zos y recorre la magia de paisajes y colores. Acto seguido, el visitante se encuentra con el mismo van Gogh que no vacila en decirle: «Me pierdo en la belleza del paisaje y como si se tratara de un sueño el paisaje se pinta solo». Los devotos de Kurosawa nos perdimos en la belleza de sus películas y las vimos como si las hubiésemos soñado. El otro cortometraje destacado de este filme es La aldea de los molinos de viento, en el que se nos muestra una región de la naturaleza en un es-‐‑ tado de gran pureza, intacta ante los adelantos de la tecnolo-‐‑
gía y la contaminación ambiental. El personaje principal de esta historia dice: «Me gusta vivir como se vivía antes. La gente ha olvidado que es parte de la naturaleza». En el fondo Kurosawa parece susurrarnos: «Me gusta narrar como se narraba antes, como si estuviera contando fábulas, cuentos de hadas». Que no descanses en paz, Akira, seguiremos so-‐‑ ñando tus películas cada vez que las veamos. (Domingo 11 de abril de 1999)
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Un resplandor inextinguible52 (1928-‐‑1999) Una sola de sus películas equivale a diez de cualquier otra persona. Martin Scorsese
¿Quién no lleva luto por Stanley Kubrick (Nueva York, 28 de julio de 1928-‐‑Hertfordshire, 7 de marzo de 1999), uno de los genios más meticulosos que han existido en el mundo del cine (en siete lustros, por ejemplo, solo rodó seis veces) y que solía demorarse de cuatro a doce años en hacer sus películas debido a su obsesión perfeccionista? ¿Quién no admira la carrera de este director que siem-‐‑ pre estuvo atravesada por la polémica y el escándalo? Paths of glory53 fue prohibida durante veinte años en Francia en vista de que el personaje principal —que impide que los soldados bajo su mando mueran en el campo de batalla (el coronel Dax interpretado por Kirk Douglas)— era de origen francés. Lolita, basada en la novela de Vladimir Nabokov, significó el repudio religioso por tocar el tema de la pedofi-‐‑ lia. Irónicamente, su filme 2001: A space odissey54 le permitió ganar una condecoración de la Iglesia Católica por la forma en que reconcilió al ser humano con el tema de la creación. El cineasta norteamericano tuvo que retirar de Inglaterra An orange clockwork debido a las públicas manifestaciones de violencia que generó. Inclusive fue amenazado de muerte él y su familia. Este artículo intentará revisar la mayoría de sus filmes. Omitir algún título siempre será un pecado tomando en cuenta que casi todo lo que hizo rozó la perfección. Filmografía esplendorosa Ver de nuevo Paths of glory (1957) y Full metal jacket (1987), es darse cuenta que Saving private Ryan (1998) no dice nada que Kubrick no haya planteado antes. Nadie como él se paseó tan campantemente por todos los géneros: la ciencia-‐‑ ficción con 2001: A space odissey (1968); el cine de terror con -‐‑47-‐‑
The shining55 (1980); la película de época con Barry Lindon (1975); el futurismo sociológico con An orange clockwork56 (1971). Kubrick tenía la fama de ser un director draconiano, exacerbadamente riguroso, al que no le importaba tener que repetir una escena tras otra. Se tomaba tan en serio el trabajo que su aparente falta de prisa para darle forma a un proyec-‐‑ to, era tan solo un indicio más de su obstinado rigor. Jack Nicholson, protagonista de The shining, afirmó en alguna ocasión que el director de Lolita (1962) le dio un significado nuevo a la palabra meticulosidad. Sydney Pollack, dueño de un pequeño rol en Eyes wide shut57 (1999), se asombró de tener que repetir una escena durante semanas enteras. Cuando Tom Cruise y su esposa de entonces, Nicole Kid-‐‑ man, le preguntaron al director qué buscaba en las escenas de casi tres equis, éste respondió: «Busco la magia»58. Cuan-‐‑ do Mathew Modine desertó del set de Full metal jacket59 por considerar que no estaba a la altura del personaje, la reacción de Kubrick fue furibunda y lo reprendió agresivamente. Cuando un grupo de militares visitó el rodaje de Dr. Strange-‐‑ love: or how I learned to stop worrying and love the bomb60 (1963) ordenaron una investigación porque los sets eran perfectas réplicas de secretos de estado como the war room o el interior del avión que deja caer la bomba atómica. Estos ejemplos son nada comparados con la anécdota del uso de un lente especial que la marca Zeiss había diseñado para la NASA. La agencia espacial había encargado este tipo de lente para to-‐‑ mar fotografías satelitales. Kubrick lo usó por su rapidez para captar mejor la luz en las escenas de candelabros en Barry Lindon (1975). Este lente, abierto en su totalidad, per-‐‑ mitió captar mejor la exquisita iluminación anulando la pro-‐‑ fundidad de campo. El resultado es una cinematografía que -‐‑48-‐‑
parece pintada a la manera del siglo en que se desarrolla la historia (XVIII) y no filmada. Operación Luna Como la NASA era la única que poseía ese lente em-‐‑ pezaron algunos rumores que han desembocado en el do-‐‑ cumental Opération Lune (2002) de William Kárel. Este me-‐‑ diometraje de 52 minutos, en un tono parecido al Welles de La historia inmortal, propone que Nixon obligó a la NASA a contratar a Hollywood (a cambio de prometerles que un presidente de EE.UU. sería uno de los miembros de su co-‐‑ munidad) para dar mejor imagen a la carrera de la Luna. Según el documental, el estadista consiguió que las imáge-‐‑ nes del Apolo 11 se filmaran en Londres, donde Kubrick ha-‐‑ bía filmado la Luna de su 2001: A space odissey. No sólo eso, sugiere lúdicamente el mediometraje, Kubrick habría cola-‐‑ borado en el contubernio. ¿Qué razón tenía el gobierno nor-‐‑ teamericano al fraguar este fraude? La respuesta es sencilla. Los expertos habían concluido que no había manera de mandar las imágenes a la Tierra. De esta manera, aunque la misión iba a ser un éxito, no se iba a poder testimoniar el éxito de la misma. Había, por lo tanto, que crear esas imáge-‐‑ nes, el vídeo, las fotos, toda la historia que se presentaría como real al mundo para mostrar la supremacía estadouni-‐‑ dense. El documental tiene a ratos el delirio de Dr. Strangelo-‐‑ ve, e incluye entrevistas reales a Rumsfeld, Kissinger y otros, pero editadas y manipuladas en su contexto, así como unos cuantos personajes inventados que dan testimonio de toda la farsa. Hay suficientes claves a lo largo de Opération Lune co-‐‑ mo para detectar la humorada. La parte final lleva más lejos la descabellada premisa inicial: Nixon llegó a dar la orden de -‐‑49-‐‑
hacer desaparecer todas las pruebas del engaño. A Kubrick no consiguió matarlo, pero sí recluirlo de por vida en su casa. Y un detalle aún más hilarante: aparece una foto de la Luna en cuya superficie se ha dejado una foto del mismo Kubrick. Durante la secuencia final de créditos aparecen los actores en sus respectivos papeles, de tal forma que el buen cinéfilo puede darse cuenta de que está frente a un material de ficción en clave de documental. El ajedrecista que empezó a filmar Mitos aparte, es necesario ahondar en la vida de este cineasta desde sus inicios en el arte gráfico. A los dieciséis años se dio a conocer como fotógrafo gracias a las instantá-‐‑ neas que le tomó a un profesor mientras leía Hamlet y que la revista Look publicó para luego contratarlo. Al año siguiente la revista Life lo fichó doblándole el sueldo. Un reportaje gráfico sobre el mundo del pugilismo lo convierte en el cen-‐‑ tro de la admiración pública. A los veintiún años ya era con-‐‑ siderado como uno de los mejores fotógrafos de Estados Unidos, mientras se preparaba de manera autodidacta para incursionar en el cine61. Su ópera prima es el cortometraje documental Day of the fight62 sobre el mundo del boxeo que tan bien conocía. Dejó inmediatamente su empleo de fotó-‐‑ grafo y se mudó a Greenwich Village donde los torneos de ajedrez que ganaba no le daban el dinero necesario para financiar sus proyectos cinematográficos. En 1953, con la ayuda de su familia (su padre tuvo que hacer efectivo su seguro de vida) y unos ahorros, filmó su primer largometraje sobre una guerra ficticia, Fear and desi-‐‑ re63, que triunfó en el ámbito de la crítica pero no en las ta-‐‑ quillas. Tampoco obtuvo réditos económicos en 1955 con The killer´s kiss64, pero aquellos que habían seguido su carrera -‐‑50-‐‑
como fotógrafo admiraron su habilidad para crear juegos de sombras y de luz. A los 26 años funda con James B. Harris la empresa Harris-‐‑Kubrick Pictures. Las primeras producciones fueron The killing65 (1956) que ayudó a crear su reputación, y la po-‐‑ pular Spartacus (1960). Desde entonces empezó a saborear el éxito a la edad de 31 años. Su participación en Espartaco fue más un producto del azar. Kirk Douglas, protagonista y uno de los productores de dicho blockbuster66, estaba teniendo problemas con Anthony Mann, el director que había contra-‐‑ tado. Cuando lo despidió, pensó inmediatamente en Kubrick con el que ya había trabajado en la antibélica Paths of glory (1958). Si algo aprendió el ex ajedrecista con Spartacus es que lo mejor era tener control total de un filme. Trabajando para alguien como Douglas, se sentía prisionero del sistema y no siempre logró imponer su criterio en lo que debía ser estéti-‐‑ camente ese filme. Quizá su aporte más significativo es el haber creado secuencias de batallas, elementos que no esta-‐‑ ban en el trabajo previo de Anthony Mann. Tanto Douglas como Kubrick eran de temperamentos similares, por lo que ambos chocaron en determinados momentos. La fuerte personalidad del cineasta ya había salido a relucir durante el rodaje de The killing (1956) cuando el direc-‐‑ tor de fotografía Lucien Ballard67 usaba lentes distintos de aquellos solicitados por el director y hacía movimientos de cámara por iniciativa propia sin consultar con el joven Ku-‐‑ brick. Este último lo llamó a un rincón y le hizo saber que lo despediría la próxima vez que hiciera algo sin pedirle per-‐‑ miso a él. Retomando Spartacus, fue tal el éxito tanto para la crí-‐‑ tica como para la taquilla, que creó toda una escuela. Gladia-‐‑ -‐‑51-‐‑
tor (2000) de Ridley Scott y Braveheart (1995) de Mel Gibson son dos ejemplos de los tantos que abundan, con reminis-‐‑ cencias de Spartacus sobre todo en las escenas bélicas, las arengas y las luchas cuerpo a cuerpo. Lo mismo llegaría a suceder con toda la saga de Star wars, ya que las naves espa-‐‑ ciales y otros efectos de George Lucas tienen inspiración directa en 2001: A space odissey, filme que llegó a recibir un Óscar honorario por aportes técnicos, la única estatuilla do-‐‑ rada que lograría en su carrera pese a estar nominado algu-‐‑ nas ocasiones. Full metal Kubrick Hay que rendirle a este director el mejor homenaje que él hubiera querido: hablar de sus películas, de las películas, en general. Él es un ejemplo a seguir cuando se habla de autores cinematográficos. Nadie como él erigió una obra al margen de las asfixiantes reglas mercadotécnicas de Holly-‐‑ woodlandia. Mientras a un director del star system norteame-‐‑ ricano se le exige que trabaje rápidamente y con un presu-‐‑ puesto prefijado, Kubrick se demoraba todo el tiempo que le parecía necesario para rodar una película. Él se cercioraba de que todo lo que saliera de sus manos fuera un mármol bien esculpido, por eso cada uno de sus filmes siempre era consi-‐‑ derado un acontecimiento en el mundo del cine. No obstan-‐‑ te, no todos los proyectos en los que se embarcó se concreta-‐‑ ron. Nunca pudo cristalizar uno de sus máximos sueños que era llevar a la pantalla la vida de Napoleón. Para ello le ha-‐‑ bía puesto el ojo a Sinfonía napoleónica (1974), una novela de Anthony Burguess. Otro libro de Burguess, La naranja mecánica, se convirtió en una de sus mejores películas, toda una reflexión sobre la violencia contemporánea. -‐‑52-‐‑
Otro ejemplo de sus empresas imposibles fue la larga y paciente elaboración de Aryan papers, una historia pacifista sobre la situación judía en la Segunda Guerra Mundial. Cuando ya tenía el guión (Dios sabe cuánto se demoraba en tener uno) lo desechó porque vio que Schindler´s list (1993) se le parecía mucho. Él no quería que le pasara lo mismo que había acaecido con Full metal jacket (1987), historia sobre Vietnam que fue muy comparada con Platoon (1986) de Oliver Stone, pese a ser dos tratamientos muy distintos de un mis-‐‑ mo tema. Contrariamente a lo que se pueda pensar por la anéc-‐‑ dota de Aryan papers68, en vez de rivalizar con Spielberg, tuvo un gran acercamiento cuando lo invitó a formar parte de uno de sus proyectos, Artificial Intelligence (2001). Kubrick se había pasado algunos años ideando los bocetos y adap-‐‑ tando Supertoys last all summer long69 del escritor Brian Aldiss. Cuando tenía bien avanzado el proyecto se dio cuen-‐‑ ta de que el filme tenía más del espíritu de E.T. que del Odi-‐‑ sea 2001. Los créditos del filme consignan la asociación de ambos gigantes del cine y las ideas de Kubrick fueron la base para el concepto final de la película. Él sabía algo que los demás no sabían Eyes wide shut (1999), filme testamentario de Kubrick y mal encasillado como un drama erótico, es un proyecto en el que estuvo inmerso durante cinco años y recién fue termi-‐‑ nado su proceso de postproducción unas semanas antes de su muerte. Esta vez el autor escogido no sería Begley o Bur-‐‑ guess sino Arthur Schnitzler y su Traumnovelle (Relato soñado). La película, su decimotercera en cuarenta y seis años de carrera, se rodó durante quince meses en los estudios -‐‑53-‐‑
Pinewood de Londres, con jornadas que oscilaban entre las doce y las dieciséis horas, en un estado de clandestinidad que ni siquiera sus protagonistas pudieron ver el guión completo y los productores de Warner Brothers, la empresa financiadora, recién pudieron verla una semana antes del fallecimiento de Kubrick. El ritmo de trabajo durante el ro-‐‑ daje era lento pero seguro. Obsesionado como siempre por alcanzar la perfección, Kubrick rescribía el libreto una y otra vez en compañía de su coguionista Frederic Raphael, entre-‐‑ gando nuevas versiones por fax al matrimonio Cruise-‐‑ Kidman con frecuencia hasta las cuatro de la madrugada. Eyes wide shut aparte de constituir un serio estudio so-‐‑ bre la pareja, es una obra muy cuidada en todos sus aspectos visuales. A ratos parece más una pintura que un filme70. La iluminación delicada intenta hacerle coro a los tempestuosos estados de ánimo de los personajes: Bill Harford, un ginecó-‐‑ logo, y su mujer Alice que ingresará a una especie de espejo pero para enfrentar el país de las pesadillas. Cada detalle está pensado con detenimiento: máscaras, atuendos, el juego de luces de un azul cálido en la habitación matrimonial y el poderoso vals de Dimitri Shostakovitch. La desnudez, gran leitmotiv, no es gratuita. Tiene que ver más con la estatuaria, una de las más apreciadas ramas de la his-‐‑ toria del arte, como si los cuerpos femeninos fueran parte de un museo donde el miedo es el gran curador. El miedo a la muerte, el miedo a la soledad, a la infidelidad (no es gratuito que Kubrick escogiera fragmentos de la ópera Fidelio71 como parte funcional de la trama) son los pilares de esa permanen-‐‑ te sensación de peligro que se respira en toda la filmografía de Kubrick. O para ponerlo en palabras de Richard Schickel, Eyes wide shut proyecta «esa sensación de que Kubrick lleva-‐‑ ba dentro de sí el desorden cósmico contra el que había tra-‐‑
tado de protegerse con habilidad y voluntad, impulsado por hipótesis ilimitadas y descabelladas. Su obra y su estilo de vida se basaron en unas pocas verdades, muy simples y am-‐‑ pliamente conocidas: que nuestro universo está regido por el azar; que la vida es demasiado corta; y que el cine es, o debe-‐‑ ría ser, un medio principalmente visual».
Marlon Brando, capo di tutti capi72 (1924-‐‑2004) Si escarbamos en el disco duro mental de Pietro Speg-‐‑ gio veremos a Marlon Brando en penumbra, acariciando un gato, posesionado de su rol del viejo siciliano de voz ronca. La música de fondo es Speak softly, love73 de Nino Rota. Ese filme, The godfather, lo vio Pietro seis veces en el cine Capitol ubicado en las calles Tungurahua y Ayacucho de su puerto sin rostros. Ahora ese lugar lo ocupa un templo evangélico. Qué curioso, piensa el hombre que sabía demasiado poco de sí mismo, se cambia un altar al séptimo arte por otro tipo de altar. Las otras imágenes brandonianas son algo obscenas, o sea, fuera de escena, fuera de contexto. La mano de Marlon embadurnando con mantequilla el sacro orificio de Maria Schneider en Last tango in Paris (1973) para penetrarla con pausa, sin prisa, mientras recita alguna erolalia maldita. Brando en la escena del taxi en On the waterfront74 (1954) jun-‐‑ to a Rod Steiger diciendo: «I could have class. I could have been a contender. I could have been somebody instead of a bump...»75. Stanley Kowalski en A streetcar named desire76 (1951) gritando el nombre su esposa Stella. Brando cantando en Guys and dolls77 (1955). Brando como el militar homose-‐‑ xual reprimido en Reflections in a golden eye78 (1967). Brando en la penumbra vaga recitando versos de T. S. Eliot en Apo-‐‑ calypse now79 (1979). De él escribió Norman Mailer: «Es nuestro más grande actor, nuestro actor más noble pero asimismo nuestro truhán -‐‑54-‐‑
nacional (...) A veces daba la impresión de ser el único actor vivo que sabía sugerir que estaba a punto de decir algo más valioso de lo que en realidad decía. Eso le daba fuerza. Las líneas que otra gente había escrito para él, salían de su boca como el último compromiso que podía ofrecer, pero sabía-‐‑ mos que su vida contaba con cinco pensamientos mejores»80. Hablar de Brando es hablar de una brand, o sea, de una marca registrada. Él no actuaba, él era los personajes que interpretaba. Su forma de hablar entrecortada, masculladora, pausada, era lo que más se parecía a la forma coloquial que tiene todo ser humano al hablar. En su época eran pocos los actores que entendían que los diálogos no debían recitarse según la vieja escuela de la declamación. Desde el momento en que puso pie en los escenarios para interpretar a Stanley Kowalski revolucionó la concepción de la actuación. Tuvo imitadores, como él mismo lo dice en Canciones que mi madre me enseñó81, su autobiografía, entre los que, según él, estaban James Dean y Paul Newman. Con o sin imitadores su legado a la historia del cine es invaluable. Su trayectoria no puede ser analizada si no se vincula con el Actors Studio, un taller o escuela de arte dramático que tenía apenas dos meses de vida cuando Brando subió a esce-‐‑ na en A streetcar named desire, al lado de Jessica Tandy. Rudo, con la camiseta blanca bien ceñida al cuerpo, el antihéroe de Tennesse Williams, se convertía en la encarnación de la pri-‐‑ mera aplicación del método escénico, según el cual la intui-‐‑ ción psicológica reemplaza a lo exterior del personaje. La dirección de la obra estaba en manos de Elia Kazan, cofun-‐‑ dador del Studio, el cual tuvo bajo su ala, durante toda su carrera, a veintiún actores que fueron nominados al Óscar. Según los que llevan las estadísticas, nueve de esa hornada ganaron la pequeña estatua. -‐‑55-‐‑
El Actors Studio Este taller de actuación siempre tuvo en sus filas a los mejores dramaturgos norteamericanos (Tennessee Williams, Arthur Miller, William Inge, Edward Albee). Y a directores de carrera nada irregular (Arthur Penn, Martín Ritt, Mike Nichols). Entre estos cineastas destaca Elia Kazan, por ser el autor de películas que más quedaron arraigadas en el imagi-‐‑ nario del público. Su prestigio atrajo a una generación de aprendices que finalmente fueron incluidos en sus películas. Brando y Marilyn Monroe han sido, quizás, sus alumnos más célebres, junto con James Dean, Montgomery Clift, Paul Newman, Rod Steiger, Eli Wallach, Joanne Woodward, Lee Remick, Ben Gazzara, Steve McQueen, Julie Harris, Carrol Baker. Pero el impacto del Actors Studio no termina ahí. Si-‐‑ gue hoy en día, porque las actuales estrellas del cine norte-‐‑ americano contemporáneo (Robert de Niro, Dustin Hoffman, Al Pacino, Harvey Keitel) pasaron alguna vez por el Studio. Esta escuela de arte dramático fundada en Nueva York en 1947 por Elia Kazan, Robert Lewis y Cheryl Craw-‐‑ ford, marcaría el teatro de la posguerra. Era la prolongación de un trabajo realizado en los años treinta por el Group Thea-‐‑ tre (dirigido por Lee Strasberg y Harold Clurman) y herede-‐‑ ro, a su vez, de las lecciones de Stanislavski y del Teatro de Arte de Moscú. A partir de 1951, Strasberg se ocupó de su dirección y se encargó de solidificar sus cimientos; sin em-‐‑ bargo, es tratado en las memorias brandonianas como un explotador y oportunista. El actor de On the waterfront le da casi todo el crédito de su aprendizaje a Stella Adler, que se formó con Stanislavski en la mismísima Rusia. Un paréntesis obligatorio: ¿En qué consistía exacta-‐‑ mente el método Stanislavski? Los manuales lo definen co-‐‑ -‐‑56-‐‑
mo la expresión de emociones a través de la memoria afecti-‐‑ va y de la utilización de los objetos para reencontrar senti-‐‑ mientos pasados. El Método, como se le conoce, le permite al actor alcanzar momentos de intenso realismo. Se basa en un buceo por parte del actor en su inconsciente mediante un trabajo técnico consciente. Las clases consisten primero en la exposición de un tema por parte del alumno; en la discusión que de su trabajo hacen los demás; y en las conclusiones que de la controversia saca su profesor. Explicado el Método, vamos a ver el personalísimo modus operandi que tenía nues-‐‑ tro ojo meneado u homenajeado. El método Brando «La profesión más vieja del mundo no es la prostitu-‐‑ ción, es la actuación», nos dice el actor en sus memorias con-‐‑ fesando que si no hubiera sido actor, se habría embarcado en la carrera de estafador. «Soy bueno contando mentiras», dice el actor en el capítulo 36, «pues consigo que las cosas parez-‐‑ can lo que no son y que la gente crea que soy sincero. Un buen estafador puede burlar a cualquiera, pero la primera persona a la que burla es a sí mismo». El ganador de dos premios Óscar se pasó durante toda su carrera buscando algo que él denominaba la ilusión de la espontaneidad: «La búsqueda de las palabras tal como las pronunciamos en la vida real. Lo importante es darle al es-‐‑ pectador la impresión de que no se pronuncian las frases de un escritor sino las de un ser humano». Cuando empezó a trabajar en el cine se dedicó a me-‐‑ morizar los diálogos tal y como constaban en el guión. Si en algún momento la historia le parecía floja se dedicaba a me-‐‑ jorarla improvisando. Estamos ante un actor que creía que ensayar en exceso y sumergirse demasiado en el personaje -‐‑57-‐‑
antes de filmar era contraproducente. Llegado el momento de estar frente a las cámaras, ya no quedaba nada para dar, afirma Brando en ese preciado documento de su método actoral que es su libro de memorias. Durante la segunda fase, en vez de memorizar los diá-‐‑ logos a la carrera, se concentró solo en el significado de un parlamento esencial de cada escena. Trabajaba únicamente a partir de una sugerencia, y luego improvisaba las frases a medida que avanzaba para que parecieran espontáneas; las palabras podían variar un poco con respecto de las que apa-‐‑ recían en el guión, pero el público no lo sabía. La tercera fase significó un mayor aumento de la tan anhelada espontaneidad. Empezó a pegar papelitos en pare-‐‑ des, en espaldas de actores e inclusive en el rostro de sus interlocutores siempre y cuando la cámara estuviera enfo-‐‑ cando a Brando. Durante la filmación de The godfather, el actor tenía pequeñas notas en las mangas de la camisa, en una sandía o pegadas en cualquier objeto que estuviera den-‐‑ tro de su radar visual. De esta forma descubrió que «el no memorizar aumentaba la ilusión de realidad y espontanei-‐‑ dad, que representaba un paso más en la búsqueda a tientas de las palabras y del así llamado balbuceo que algunos críti-‐‑ cos me habían reprochado en A streetcar named desire. Solo de esta forma se puede dar la impresión de estar expresando un pensamiento por primera vez, de modo que los gestos sur-‐‑ gen espontáneamente». Una última etapa implicó el uso de tecnología sofisti-‐‑ cada en dos subfases. La primera, le significó llevar una gra-‐‑ badora oculta entre las piernas la cual activaba con un me-‐‑ canismo manual igual de invisible; el aparato le permitía escuchar en orden los parlamentos que debía decir, termina-‐‑ ba de escuchar una línea, ponía pausa, la decía y luego pre-‐‑ -‐‑58-‐‑
sionaba play otra vez. La segunda subetapa le implicó llevar un audífono oculto en su oído para que una secretaria le dictase cada uno de sus parlamentos. Este modus operandi lo llevó a cabo hasta la última de sus películas, exceptuando aquellas en las que tenía pocos parlamentos. Su postura anti Hollywoodlandia La postura anti establishment se da únicamente por su carácter rebelde y por su amor a contrariar los límites esta-‐‑ blecidos. El cínico desdén hacia su entorno desemboca en una especie de negación de su oficio enrolándose en movi-‐‑ mientos sociales como las causas palestina e india. En sus memorias el chico de Illinois confiesa jamás ha-‐‑ ber sentido respeto hacia Hollywood. La llama «la Meca de la avaricia, la falsedad, la codicia, la estupidez y el mal gus-‐‑ to». Esta postura lo llevó a rechazar el Óscar por su interpre-‐‑ tación de Vito Corleone, enviando a una india a la ceremonia de premiación. Según el actor, la noche del Óscar «es una obsesión de Hollywood por la autopromoción; los miembros de la industria sienten pasión por rendirse homenaje mu-‐‑ tuamente. El mismo nombre de la organización, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, es una exagera-‐‑ ción. Me hace reír que la gente llame arte a la realización de una película y artistas a los actores. Rembrandt, Beethoven, Shakespeare y Rodin sí eran artistas». El objetivo de la india enviada a leer un discurso escrito por Brando, en el que se denostaba la forma en que los indios eran retratados por el cine norteamericano. Su obsesivo activismo a favor de esta minoría étnica fue muy publicitado a partir de este escánda-‐‑ lo. También lo fue en su momento su adhesión a The ameri-‐‑ can league for free Palestine82 en los años cincuenta, viajando por los Estados Unidos recaudando fondos y haciendo pro-‐‑ selitismo. Aunque la intención era rechazar el premio, pare-‐‑ ce que Brando sí lo recibió. «No sé qué ocurrió con el Óscar», dice en el capítulo 55 de su libro. «La Academia del Cine seguramente me lo envió, pero no sé dónde está ahora». -‐‑59-‐‑
Un vistazo a una carrera memorable En los años cincuenta protagonizó filmes con preocu-‐‑ paciones sociopolíticas y hasta históricas: Viva Zapata (1952), dirigida por Kazan, en la que interpreta a Emiliano Zapata, le da vida al emperador Marco Antonio en Julius Ceasar (1952) de Mankiewicz; On the waterfront (1954) de Kazan le da su primer Óscar; hace de Napoleón en Desiree (1954) de Henry Koster; impone el look del motociclista en ropa de cuero y cachucha en The wild one83 (1954) de Laslo Benedek; The teahouse of the august moon84 (1956) de Daniel Mann, Sa-‐‑ yonara (1957) de Joshua Logan, al lado de otro enorme actor, Montgomery Clift en The young lions85 (1958) de Edward Dmytryk, The fugitive kind86 (1959) de Sidney Lumet o el mu-‐‑ sical de Mankiewicz, Guys and dolls (1955). Los años sesenta no serían tan afortunados con respec-‐‑ to a esa gran calidad que tuvo la década anterior; sin embar-‐‑ go, se destacaron The chase87 (1966) de Arthur Penn, Queima-‐‑ da (1968) de Gillo Pontecorvo y su única película como director, One eyed jacks88 (1961). También en esta década co-‐‑ laboró con Charles Chaplin en A countess from Hong-‐‑Kong89 (1967) pero globalmente su carrera sufrió un declive comer-‐‑ cial y artístico. Los setenta comenzarían con una elaboradísima per-‐‑ sonificación de Don Vito Corleone en The godfather (1972) de Francis Ford Coppola por la que ganó su segundo Óscar. Un año después Last tango in Paris (1973) supuso un escándalo que le permitió regresar a los titulares. A partir de entonces sus apariciones empezaron a menguar. Su breve interven-‐‑ ción en la superproducción de Superman (1978) haciendo de Jor-‐‑El, el padre del héroe, le supuso un cuantioso y publici-‐‑ tado contrato. Clausuró la década de la mejor manera gra-‐‑ cias a la película Apocalypse Now (1979), en un nuevo encuen-‐‑ tro con Coppola, encarnando esta vez al Coronel Kurtz. Durante la última etapa de su carrera se embarcó en proyectos de poca trascendencia entre los que se salvan, de cierta manera, The freshman90 (1990) en el que retoma su per-‐‑ sonaje de Vito Corleone aunque en clave de parodia, el papel -‐‑60-‐‑
del abogado defensor en A dry white season (que le valió su última nominación en 1989) y el rol del siquiatra en Don Juan de Marco (1995). Para terminar este homenaje al maestro, solo queda reproducir sus comentarios sobre algunas de sus películas más trascendentes. De A streetcar... dice en sus memorias: «Algunos escri-‐‑ tores han insinuado que al retratar al insensible y brutal Stanley Kowalski, en realidad me interpretaba a mí mismo; en otras palabras, la interpretación había tenido éxito porque yo era Stanley Kowalski. La verdad es que yo era la antítesis de él: era sensible por naturaleza. Ese personaje fue un com-‐‑ pendio de mi imaginación basada en los diálogos de la obra». Sobre On the waterfront: «Era en realidad un argumen-‐‑ to metafórico de Elia Kazan y el guionista: ambos realizaron la película para justificarse por haber delatado a sus amigos durante la caza de brujas. Nadie es perfecto, y creo que Gadg (apodo de Kazan) ha perjudicado mucho a otras personas, pero sobre todo a sí mismo». Sobre su personaje de Vito Corleone: «Pensé que sería interesante interpretar a un gángster, quizá por primera vez en el cine, que no fuera como los individuos desalmados que interpretaba Edward G. Robinson, sino como una especie de héroe, como un héroe respetable». Sobre Last tango in Paris: «Por lo general, los actores deben adaptarse al argumento del guionista y aceptar las características que él crea; pero en este filme, Bernardo Ber-‐‑ tolucci, su director, adaptó el argumento a los actores. Que-‐‑ ría que me interpretara a mí mismo, que improvisara cons-‐‑ tantemente y que describiera a Paul como si fuera mi espejo autobiográfico. Esta película me exigió una batalla emocio-‐‑ nal conmigo mismo. Cuando terminó, decidí que nunca más -‐‑61-‐‑
volvería a destruirme emocionalmente para actuar en una película. Yo mismo había violado mi ser más íntimo, y no quería volver a sufrir de esa forma». Sobre Apocalypse Now: «Cuando llegué a Filipinas en el verano de 1976 a rodar este filme, Francis Coppola, su direc-‐‑ tor, se sentía alternativamente deprimido, nervioso y frenéti-‐‑ co. El rodaje se había retrasado, Francis tenía problemas con el cámara, no estaba seguro de cómo iba a terminar la pelícu-‐‑ la y el guión era espantoso. Me ofrecí para reescribirla ate-‐‑ niéndome a la estructura original de la novela en la cual estaba basada (El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad) y Francis estuvo de acuerdo». Magister dixit, como dice el adagio. El maestro habló, y aunque haya muerto casi solo en la isla tahitiana de Tetiaroa que se compró en 1966, su voz sigue retumbando. HIPOTEXTOS Kurosawa (2001), documental de Adam Low. Canciones que mi madre me enseñó (Barcelona, Anagrama, 2000) de Mar-‐‑ lon Brando. Revista Time (Vol. 2, N° 26) del jueves 1 de julio de 1999, publicada por Diario El Comercio de Ecuador. Kubrick (Barcelona, Anagrama, 2001) de Michael Herr. Documental Kubrick: A life in pictures (2001) de Jan Harlan. DVD de Eyes wide shut (Special collector´s edition) con entrevistas a Sidney Pollack, Tom Cruise y Nicole Kidman. ____________________
NOTAS
47. Este obituario fue escrito a propósito de un ciclo de películas de Buñuel que exhibió una institución cultural local a principio de los años ochenta. Es un texto que debió incluirse en Adivina quién cumplió cien años de Marcelo Báez, pero fue omitido por razones de espacio. 48. Barcelona, Editorial Plaza y Janés, 1982. 49. Título original del artículo: Sigue soñando, Akira. 50. Los sueños de Akira Kurosawa. 51. El tren de la muerte. 52. Publicado con el título de Un resplandor extinguido. La versión que se publica en El gabinete del doctor Cineman es una ampliación que poco o nada tiene que ver con el texto publicado el domingo 4 de abril de 1999. 53. Senderos de gloria. 54. 2001: Una odisea del espacio. 55. El resplandor. 56. La naranja mecánica. 57. Ojos bien cerrados. 58. La magia puede llegar a ser tediosa. Ver en el año 1999 de la cro-‐‑ nología que está al final de este libro, cómo Kubrick ostenta dos récords Guinness. El primero por el rodaje más largo de una pelí-‐‑ cula, y el segundo por la mayor cantidad de repeticiones de un diálogo. 59. Nacido para matar. 60. El título literal es Dr. Strangelove o cómo aprendí a dejar de preocu-‐‑ parme y amar la bomba pero fue distribuida como Teléfono rojo: ¿Vo-‐‑ lamos hacia Moscú? 61. Fue fotógrafo de sus primeros trabajos. Sus cortos Flying Padre (1951), Day of the fight (1951), sus mediometrajes The seafarers (1953) y Killer`s Kiss (1955) fueron fotografiados por su ojo sabio. El perfeccionismo del joven director fue tal que se hizo cargo de la edición y sonorización de cuatro de sus más tempranos trabajos. 62. El día de la pelea. 63. Miedo y deseo. 64. El beso del asesino. 65. Atraco perfecto.
66. Un blockbuster es una fila interminable de cinéfilos que rompe o hace reventar (bust) una cuadra (block) con el fin de comprar un boleto para ver una película. El término se haría popular en los años setenta. 67. Casado con Merle Oberon era toda una celebridad. Fue operador de cámara de Joseph von Sternberg y jefe de la segunda unidad de películas de Howard Hughes como The outlaw. Tenía 48 años cuando trabajó con Kubrick que apenas tenía 28. 68. Basada en la novela Wartime lies (1977) de Lewis Begley sobre una madre que escapa del holocausto con su hijo. Para el rol femenino estuvieron consideradas Uma Thurman y Julia Roberts. 69. Los superjuguetes duran todo el verano. 70. El torpe de Pietro Speggio publicó en el periodiquillo Sarmiento que Eyes wide shut era tributaria de la estética de Playboy, sobre to-‐‑ do de las historias exhibidas después de medianoche con el mem-‐‑ brete de Noches de clímax. Pobre tonto, ingenuo, charlatán, que fue paloma en vez de ser crítico de cine. 71. Ópera de Ludwig van Beethoven cuyo título significa fiel. 72. Capo de todos los capos o jefe de todos los jefes. 73. Habla más bajo. 74. Nido de ratas. 75. Pude haber tenido clase. Yo pude haber sido un contendiente. Pude haber sido alguien, en lugar de ser un vago... 76. Un tranvía llamado deseo. 77. Ellos y ellas. 78. Reflejos en un ojo dorado. 79. Apocalipsis ahora. 80. Tránsito al narcisismo, epílogo de Norman Mailer a la versión nove-‐‑ lizada de El último tango en París (México D.F., Grijalbo, 1973) de Robert Alley. 81. Barcelona, Anagrama, 2000. 82. Liga Americana para una Palestina Libre. 83. Salvaje. 84. La casa de té de la luna de agosto. 85. El baile de los malditos. 86. Piel de serpiente. 87. La jauría humana.
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88. El rostro impenetrable. 89. La condesa de Hong Kong. 90. Un novato en la mafia.
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II. LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LOS MASS MEDIA
A propósito de la muerte del verdadero Paparazzo
Decía Milan Kundera, autor de La despedida, que la Imagología domina el mundo. Esta ciencia que en verdad no es ciencia, sino un neologismo de este escritor, tiene que ver con la forma en que los medios de comunicación manipulan irresponsablemente acontecimientos, imágenes, personajes públicos a partir de ciertas consignas que son impuestas por grupos de poder político y massmediático. Dice el escritor checo: El político depende del periodista. ¿De quién dependen los periodistas? De los imagólogos. El imagólogo es un hombre de convicciones y principios: exige del periodista que su periódico (canal de televisión, emisora de radio) res-‐‑ ponda al sistema imagológico de un momento dado. Y eso es lo que los imagólogos controlan de tanto en tanto, cuando deciden si van a apoyar a éste o a aquel periódico91. Los imagólogos siempre tienen su agenda, propo-‐‑ niendo los temas que deben tocarse o no, y la mayoría de las veces convierten los hechos en un acto circense con varios meses de duración en los que los protagonistas se dicen, se desdicen y se contradicen, al más puro estilo de las telebobe-‐‑ las. Pero, ¿quiénes son los imagólogos? El autor de La in-‐‑ soportable levedad del ser tiene la respuesta:
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Lo importante es que esta palabra nos permite finalmen-‐‑ te unir bajo un techo lo que tiene tantos nombres: las agen-‐‑ cias publicitarias, los asesores de imagen de los hombres de Estado, los diseñadores que proyectan las formas de los co-‐‑ ches y de los aparatos de gimnasia, los creadores de moda, los peluqueros y las estrellas del show business, que dictan la norma de belleza física a la que obedecen todas las ramas de la imagología92. El juicio a Michael Jackson. La muerte de la princesa Diana de Gales. El affaire Clinton-‐‑Lewinsky bautizado como Clintongate. No hubo medio de comunicación que no repor-‐‑ tara en su momento el devenir de cada uno de estos casos. ¿Estamos ante un síntoma de ligereza ultramoderna? Parece que sí, ya que la vida privada de un personaje público pasa a ser develada. Este es el leit motiv de nuestros tiempos y lo podemos constatar en diversas latitudes: la Casa Blanca con el Lewinsky Gate y el accidente en el que falleció la Princesa Diana. Ambos hechos ocuparon gran espacio en la prensa mundial. En el primer caso, ni siquiera un jefe de estado pudo librarse de la forma en que la prensa gusta de fisgo-‐‑ near, y en lo que respecta a Lady Spencer, ella murió como siempre vivió: perseguida y enceguecida por los flashes de los paparazzi93. El lugar del mal Últimas preguntas después de un naufragio. ¿Presen-‐‑ cia de malicia? ¿Límites? ¿Hay una ética por seguir? El res-‐‑ peto a los muertos, a la privacidad, a la condición humana, parece que son parte ya no de una utopía (el lugar del bien) sino de una distopía (el lugar del mal). En el mes de julio de 1998, muere a los 73 años, el fotógrafo Tazio Secchiaroli que -‐‑68-‐‑
inspiró a Fellini el personaje Paparazzo en la película La dolce vita (1960). Lo que no ha muerto es una forma de vida. Los fotógrafos de farándula siguen siendo unos mercenarios de la imagen. Martin Scorsese dice en una entrevista, a pro-‐‑ pósito de su filme The king of comedy (1983), que los obtura-‐‑ dores suenan como disparos. Habría que añadir que el verbo shoot no solo significa fotografiar, también es un sinónimo de abalear. (Domingo 7 de febrero de 1999)94
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El show de Truman o el espectáculo más grande del mundo Variopinta es la filmografía de Peter Weir, un cineasta que jamás ha logrado encasillarse en un solo género. Su primera experiencia en celuloide fue The cars that ate Paris95 (1974), un comedia de humor negro. Picnic at hanging rock96 (1975) era como un poema lleno de efervescencia que habría hecho sonrojar a las colegialas victorianas. The last wave97 (1977) fusionó una historia apocalíptica con un toque de misticismo aborigen. Gallipoli (1981), con Mel Gibson, fue una visión antibélica en tono lírico. The year of the living dan-‐‑ gerously98 (1982) planteaba el choque entre Medio Oriente y Occidente con una historia de amor (Mel Gibson, de nuevo, esta vez acompañado de Sigourney Weaver) como trasfon-‐‑ do. Witness99 (1985) supuso su irrupción en el cine norteame-‐‑ ricano con una historia policial y de amor en el marco de una comunidad amish en Pennsylvania. The mosquito coast100 (1986), también con Harrison Ford, es un testimonio del in-‐‑ dividualismo en una inhóspita selva centroamericana. El lirismo tampoco lo puede abandonar en Dead poets society (1989) con Robin Williams en el rol del excéntrico profesor de literatura que sirve de inspiración para el alumnado de un colegio conservador. En 1990 Weir pisó con firmeza el siempre difícil terreno del género romántico para darle un deliberado toque light a Green card101 (1990) dirigiendo a un inmejorable Gerard Depardieu, secundado de una eficaz Andie McDowell. No obstante, el guión original de Weir logra momentos de gran intensidad emocional (en parte por -‐‑70-‐‑
las actuaciones) que rara vez se logra ver en este género. En Fearless102 (1993), Jeff Bridges interpreta al sobreviviente de un accidente aéreo. Una vez más Weir logró una brillante premisa dramática a través de un complejo personaje que vive en una especie de tiempo prestado. Master and comman-‐‑ der: The far side of the world103 (2004) es una prueba más de la diversificación de Weir. Con este filme incursiona en un género difícil de rodar: la aventura en altamar. Todos los títulos del director australiano tienen la misma impronta: historias antielitistas donde la intriga involucra a un héroe en una lucha simbólica o real con el entorno. El show de Weir Dentro de la lista de filmes que han diseccionado las problemáticas relaciones entre el individuo y los mass media está The Truman Show104 (1998). La premisa dramática es sorprendente: la vida de un hombre es transmitida, en vivo y en directo a millones de televidentes, las veinte y cuatro horas del día desde el momento en que nació. El núcleo fa-‐‑ miliar de Truman Burbank es falso: no solo que vive en un gigantesco set de televisión del tamaño de una ciudad, sino que su madre, su esposa y su mejor amigo son actores con-‐‑ tratados por Christof, el omnipotente creador de ese gran laboratorio telepolita. The Truman show nació por la necesidad de Weir de filmar algo distinto de lo que había hecho anteriormente. Por esto, entre Truman y Master and commander hay seis años de diferencia. Cuando le preguntaron por qué se estaba to-‐‑ mando tanto tiempo en hacer algo después de Fearless, con-‐‑ testó: «Estoy buscando un problema». El problema se lo dio el guionista Andrew Niccol (Gattaca, Simone) con una histo-‐‑ ria que disecciona la contaminación massmediática, cómo los medios crean una realidad paralela a la nuestra. Seguramen-‐‑ te el filme también le atrajo por el hecho de que la mayoría de personajes eran actores de tiempo completo, las veinte y -‐‑71-‐‑
cuatro horas del día. Inclusive el personaje que hace la con-‐‑ traparte de Truman, Cristoph, es como él, un director. Por lo tanto, esa escisión era atractiva. La película muestra a los productores y a los producidos. Esta dicotomía se evidencia inclusive en los créditos finales que incluyen El mundo de Cristoph y El mundo de Truman. El actor escogido para este circo es Jim Carrey, actor canadiense que empezó a usar el micrófono en clubes noc-‐‑ turnos (stand up comedy le llaman los gringos) y en series televisivas (Living color fue una de ellas). Weir lo había visto en Ace Ventura y pensaba que era el actor ideal para el rol de Truman. «Para hacer despegar el filme», le dijo a la revista Movieline, «necesitaba un hábil copiloto, ya que era un papel que no podía ser interpretado de manera ordinaria. Truman era una persona que se había criado en un set y, por lo tanto, no podía ser como cualquiera. Jim tiene un aura de otro mundo, e irradia una energía que te hace despertar. Él me recuerda al humor desatado y espontáneo de los primeros Beatles, más el talento como valor agregado». El instinto del cineasta australiano dio resultado puesto que la actuación de Carrey, que fue posteriormente nominada al Óscar, sostiene toda la película. Al igual que pasó con Robin Williams en Dead poets society, Weir le dio todo el espacio posible a Ca-‐‑ rrey para la improvisación. A veces permitía que la cámara rodara horas enteras mientras el actor daba rienda suelta a sus instintos. Realidad experimental En la gira de medios que realizó para promocionar su filme, que coincidió con la muerte de Lady Diana Spencer, Weir hizo notar que «la mayoría de la gente estaba indigna-‐‑ da con la persecución de los paparazzi, pero esa misma gente es la que compra revistas y tabloides sensacionalistas». Para Weir los espectadores de la noticia de Lady Di son los mis-‐‑ mos que fueron a ver su película con Jim Carrey. Este filme lleva el tema de la influencia de los mass media a límites realmente insospechados. Weir crea un programa que es
más que una parodia de los reality shows. La advertencia que nos hace el director es una de las grandes preocupaciones de nuestro tiempo: la desaparición de la vida privada. Estamos en un mundo en el que ni siquiera el presidente de una na-‐‑ ción (no olvidemos el Clintongate) se escapa del acoso de los mass media que tratan a un personaje público como una pre-‐‑ sa de caza, como el suscitador de un gran rating. ¿Cuál es la diferencia entre un ser humano y una noticia? ¿Saben los imagólogos cuál es la respuesta a esta interrogante? Estas preguntas deben dar paso a otra: ¿Por qué The Truman show va más allá de cualquier película que critica a los medios de comunicación? Porque en este filme, Truman Burbank no es un ser humano, ni siquiera es un conejillo de indias, es tratado como una cosa que no tiene más vida que la planificada por el productor Cristoph (Ed Harris). Algu-‐‑ nas películas (por ejemplo, Ed tv.105 de Ron Howard estrena-‐‑ da en 1999) siguieron esta línea instaurada por el filme de Weir, pero ninguna lo hizo de manera más convincente y lírica. Ni apocalípticos ni integrados Hay un falso doble discurso en este asunto del super-‐‑ hombre de masas como llama Umberto Eco al «producido como modelo para una masa de lectores, el que es construi-‐‑ do en función de una nueva fórmula comercial llamada no-‐‑ vela por entregas o folletín»106. Después de todo, los reality shows como el de Truman son el equivalente a la novela por entregas del siglo XIX. ¿Por qué hay una doble cara ante este tópico? Todos criticamos a los medios de comunicación pero somos parte de ellos, consumimos lo que nos brindan, sobre todo la televisión (ya lo aseguraba Eco: no se puede ser ni totalmente apocalíptico ni totalmente integrado). Lo que dice Weir sobre los espectadores del programa de Truman se puede aplicar a cualquiera de nosotros: «Han olvidado que Truman es explotado, el sentido de la realidad ha desa-‐‑ parecido en ellos». Éste es el quid del filme: tenemos nuestro sentido de la percepción totalmente atrofiado, anestesiado
hasta el punto de dimensionar todo lo que aparece en los mass media como un espectáculo. Tres años después del estreno de The Truman show la aldea global no se despega de la pantalla del televisor107 y ve el derribamiento de las torres gemelas como si fuera un es-‐‑ pectáculo cinematográfico. A fuerza de repetir la noticia, la audiencia ya no siente absolutamente nada. Es lo que sucede al final del filme de Weir. Truman escapa de la gigantesca realidad experimental108 en la que estaba viviendo y ahora se aventura a ir hacia al supuesto mundo real. Los que piensan que Cristoph está derrotado puede que estén equivocados. Él deja entrever que hará un show de Truman enfrentándose al mundo real, mejor dicho a una realidad forjada a seme-‐‑ janza e imagen de los medios. Mientras Truman Burbank asciende las escaleras y se despide con su «In case I don´t see you: Good morning, good evening and good night»109 esta-‐‑ mos en el momento climático del filme. Despedirse de esa forma implica que Truman llevará su personaje al mundo exterior y no se despojará de él fácilmente. Él seguirá siendo lo que los televidentes creen que es: esa construcción simbó-‐‑ lica hecha de colores y formas que aparecen en las 625 líneas de un televisor. Después del sobresalto y de la tristeza inicial, la au-‐‑ diencia se sobrepone y lo que hace es cambiar de canal bus-‐‑ cando otro programa que pueda satisfacer el ansia de con-‐‑ sumir imágenes. (Domingo 6 de diciembre de 1998)
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Wag the dog o la noticia como showbusiness Why does a dog wag its tail? Because a dog is smarter than its tail. If the tail were smarter the tail would wag the dog110.
Basada en la novela American Hero (1993) de Larry Beinhart, Wag the dog111 (1997) explora los artificios de mani-‐‑ pulación de la imagen. Conrad Brean, jefe de imagen de la Casablanca (interpretado por Robert de Niro), contrata a Stanley Motss (Dustin Hoffman), un productor de Holly-‐‑ woodlandia para crear una cortina de humo que logre ocul-‐‑ tar un escándalo sexual del presidente de los EE.UU. a dos semanas de las elecciones. Se le pide al productor que filme el metraje suficiente de una guerra ficticia que tiene desarro-‐‑ llo en un punto recóndito de Europa. Para esto contratará actores que deben firmar y afirmar que nunca divulgarán lo ocurrido, de lo contrario serán despedidos facto ipso (y no ipso facto) de esta vida terrenal. La guerra ficticia desviará la atención de la opinión pública como ya se vio en los casos de George Bush Senior y George Bush Jr. (¿o acaso la del Golfo Pérsico y la invasión a Irak fueron reales?). Un marco histórico La premisa dramática de este filme no es imposible: la Casablanca contrata a Hollywoodlandia para crear una gue-‐‑ rra. De hecho, el magnate periodístico William Randolph Hearst ya les había dicho a sus reporteros: «Ustedes provean los gráficos, que yo proveeré la guerra». Y así ocurrió lo que los manuales de historia de Norteamérica conocen como la Guerra Hispanoamericana. -‐‑75-‐‑ 3-‐‑
La línea entre las noticias y lo propagandístico siem-‐‑ pre ha sido evanescente. Durante la Primera Guerra Mun-‐‑ dial, el gobierno norteamericano contrató a D. W. Griffith para realizar un documental sobre el conflicto bélico. El úni-‐‑ co cineasta al que se le permitió estar en el frente de batalla regresó con miles de metros de material que fue exhibido para fortalecer el espíritu patriótico norteamericano. La misma intención se dio al contratar durante la Segunda Gue-‐‑ rra Mundial a Frank Capra y su serie de documentales Why we fight112 (1943) con un sesgo a favor de los aliados. Durante la revolución bolchevique, cineastas rusos como Eisenstein y Vertov trabajaron con la editora Esther Schub para crear ataques contra lo que ellos llamaban el imperialismo cultural reeditando metraje occidental y mez-‐‑ clándolo con imágenes del zar caído. Los directores nom-‐‑ brados invirtieron el sentido del material original con fines eminentemente propagandísticos. El ejemplo de los cineastas rusos está citado porque Capra asimiló las técnicas documentales del llamado cine ojo de Rusia, tal y como lo haría Orson Welles para su Citizen Kane, otro filme que ataca el poder de la imagología. La cola que mueve al perro El filme de Levinson, Wag the dog, que se traduciría como la cola que mueve al perro, maneja con ironía los alcances que tiene la imagen en el receptor y cómo el primer poder del estado (el ejecutivo) es capaz de complementarse con el cuarto (el massmediático) que logra exhibir la noticia de esa guerra113. No hace falta ver este filme para darnos cuenta de que estamos viviendo aquello que Gerard Mermet, un soció-‐‑ logo francés, llamó democratura, que no es sino la dictadura de los medios de comunicación, y que en nuestro medio
viene acompañada de una descomposición social y ética generalizada. El final es de por sí simbólico: se sugiere que Hoffman es asesinado por el servicio de inteligencia porque quiere el crédito, él es el perro que quiere mover la cola del sistema, pero no sabe que es el sistema el que lo mueve a él; es el ansia de reconocimiento por haber creado una guerra inexis-‐‑ tente. A ratos parece que el filme de Levinson nos quiere decir que el primer poder es el que maneja el hilo de todo, y ay de aquel que ose con cuestionarlo. Esto pasa inclusive cuando la CIA intenta entrometerse, ante lo cual Hoffman dice uno de los tantos parlamentos ingeniosos que le tocan: «Ésta es mi película, no es la película de la CIA». En otros pasajes quien parece tener la batuta es el poder de la indus-‐‑ tria del cine y su lógica implacable de construir, reconstruir y deconstruir la realidad. La imagen massmediática no es una forma de controlar al mundo, es la imagen quien controla al que la crea. En esta ambigüedad radica la fuerza del filme: ninguno de los dos poderes (el ejecutivo y el massmediático) es hegemónico. Ambos se complementan y buscan alimen-‐‑ tarse mutuamente. Stanley filma una guerra ficticia (Michael Moore acuñó este concepto en su discurso de aceptación del Óscar por Bowling for Columbine) que tiene un eslogan, una canción de Willie Nelson y toda una estrategia retórica digna de una campaña publicitaria. Esta guerra es tratada como una mar-‐‑ ca (después de todo, ¿qué son el Día D, la Operación Tor-‐‑ menta del Desierto, el S-‐‑11 y el M-‐‑11 sino marcas?). «Todos recuerdan la foto, menos la guerra», dice el personaje de De Niro en alusión a las imágenes difundidas por los periódicos durante los conflictos bélicos y le recuerda a Stanley Motss que él es capaz de crear la guerra que se necesita para man-‐‑
tener la popularidad de un presidente que busca la reelec-‐‑ ción. «Después de todo, tú fuiste el productor de la ceremo-‐‑ nia de los Óscar, ¿no?», remata Conrad Brean. El resultado es la fabricación de una supuesta guerra con Albania en la que participan actores y expertos en efec-‐‑ tos especiales. «¿Por qué con ese pequeño país?», pregunta el personaje de Anne Heche. «Porque pueden estar desarro-‐‑ llando una bomba atómica», dice Stanley, lo cual se parece demasiado a lo que ocurriría años después frente al pelotón de fusilamiento de la Historia cuando el coronel Bush habría de... Bueno, todos los lectores saben lo que pasó después. Escoger a la refugiada albana tampoco representa ningún problema para Stanley: «Siempre he tenido un gran instinto para el casting», dice orgulloso al contratar a una actriz prin-‐‑ cipiante encarnada por Kirsten Dunst. El resultado es mediá-‐‑ ticamente tan halagüeño que Stanley comenta que todo lo que está haciendo «es el mismo proceso que se le da a un filme de Schwarzenegger». Antecedentes El filme que con más claridad se erige como hipotexto es Network (1976) de Sydney Lumet. Es la profética historia de un locutor de noticias desquiciado al que se lo mantiene en pantalla con el único fin de aumentar los ratings114. El refrán del filme, «I´m mad as hell and I´m not going to take it anymore»115, gritado a todo pulmón desde los balcones, no es un gancho de la historia, es una declaración de principios contra Watergate y el cada vez más putrefacto sistema nor-‐‑ teamericano. Ya otro filme, All the president’s men116, había escarbado en la purulenta herida sobre la ausencia de valo-‐‑ res en la política norteamericana. Being there117 (1979) de Hal Ashby también ridiculizó a los líderes al poner a un jardine-‐‑ ro con retraso mental (interpretado por Peter Sellers) como asesor de la Casablanca. El mensaje era claro: ya no pode-‐‑ -‐‑76-‐‑
mos aguantar más las preconcepciones una vez que éstas han sido convertidas en noticias. Este problema se evidenció aún más cuando Ronald Reagan, un ex actor, llegó a la Casablanca. Él, con su carita bonachona de norteamericano común y corriente, llegó a infundirle algunos grados de irrealidad al stablishment al institucionalizar la desinformación y al convertir su imagen autopromocionada como si fuera un hecho noticioso cons-‐‑ truido con el lirismo de los mass media (fueron legendarias sus sonrisas y sus chistes). Con el ex actor nadie se atrevió, ni siquiera cuando estalló el tema de los Irán-‐‑Contra y chi-‐‑ vos expiatorios (léase subalternos) pagaron los platos rotos en vez de él. Nadie puede negar a estas alturas que Reagan manejó su presidencia como si fuera una campaña para cualquier película. Quien mejor lo define es un personaje de American Psycho (2000): «He´s a cold blooded son of a bitch»118. Bush Senior fue una prolongación del reaganianismo. A Clinton le tocó el auge massmediático. Una era de avances computacionales donde la tecnología del vídeo hace de las suyas. Estamos en la época en la que los reporteros pueden aparecer no solo en escenarios virtuales sino también en locaciones creadas por computadora. Por eso, cuando un reportero de la CNN dice que está en Irak y solo vemos un entorno lleno de polvo, todos nos la creemos. La verdad es que la guerra puede rugir en el mundo exterior, pero el re-‐‑ portero está a salvo en un estudio sofisticado. Mientras tanto los televidentes somos, en palabras de Baudrillard, «rehenes de la intoxicación de los medios de comunicación, inducidos a creer en la guerra, sometidos al simulacro de la guerra como si se tratara de un arresto domiciliario; ya somos to-‐‑ dos, in situ, rehenes estratégicos: nuestra posición es el tele-‐‑ visor, donde virtualmente nos bombardean a diario»119. Los noticiarios abren su programación con una musi-‐‑ quita tipo Ben Hur (1957) 120 y lo mismo ocurre con la se-‐‑ cuencia final de créditos (los nombres de los camarógrafos y técnicos) al recibir un tratamiento cinematográfico. Las noti-‐‑ -‐‑77-‐‑
cias no se transmiten, se producen121, y tienen que caber en una pantalla en menos de dos minutos, desprovistos de un buen análisis en la mayoría de los casos. Los buenos siempre ganan. Las bajas no son contabilizadas con seriedad. Los enemigos son invisibles. Todos quieren opinar. Aquí vale el refrán norteamericano: «Opinions are like asses, we all have one»122. En Wag the dog, Conrad Brean, el personaje de Robert de Niro, sabe mejor que nadie que hay que producir un he-‐‑ cho noticioso porque el público necesita entretenimiento barato y superficial para que la atención se desvíe de los hechos que importan, en este caso, el escándalo sexual de la Casablanca que, coincidencialmente, se parece al del Le-‐‑ winsky Gate123. Brean sabe que la gente jamás explorará la realidad porque depende de la prensa para la transmisión de lo real. Esto es lo que hace del filme una obra de arte ri-‐‑ quísima. La audiencia sabe que está frente a una ficción, pero sabe que es una ficción sobre la realidad. En verdad, la sobrepasa a ratos. «Lobotomía mental» Estamos contemplando los putrefactos mecanismos que existen detrás de la Imagología, sobre todo en la televi-‐‑ sión donde la imagen es el máximo vehículo expresivo. La gran víctima es la audiencia, la cual es sometida a una fron-‐‑ tal lobotomía mental (la frase es del personaje de Wesley Snipes en One night stand124 [1997] de Mike Figgis), y no sabe distinguir si está espectando una telenovela, un filme taqui-‐‑ llero o un hecho noticioso. Esta lobotomización se hizo más evidente cuando veíamos el derribamiento del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. La primera vez nos es-‐‑ tremeció, pero a medida que más consumíamos las imáge-‐‑ -‐‑78-‐‑
nes televisivas, se nos sometía a un gradual proceso de adormecimiento de la sensibilidad. Indudablemente, persiste un crónico síndrome de imagólogos light, adictos a la vacuidad y que hacen de los hechos públicos y de las vidas privadas un espectáculo, un evento circense. Se preocupan por lo que está en la superfi-‐‑ cie, no les interesa una profundización, un análisis diacróni-‐‑ co y sincrónico de un hecho. En esta época, nos dice Kundera, el trabajo del perio-‐‑ dista se basa en el derecho a preguntar. El público quiere saber, enterarse, y bajo esa premisa trabajan ciertas personas sin medir esa línea que separa la verdad de la hiperboliza-‐‑ ción. Los «incomunicadores sociales», sobre todo de la tele-‐‑ visión, aquellos que se preocupan más por los ratings, y pre-‐‑ guntan lo que les viene en gana sin medir las consecuencias, deberían dar paso a los comunicadores sociales, aquellos que manejan profesionalmente las elementales preguntas: cómo, cúando, por qué, en qué beneficia esta noticia a la colectividad, en qué le afecta, cuál es la manera más objetiva de presentarla, cuál es la menos viciada de sensacionalismo, cómo no caer en el amarillismo, etc. Estos incomunicadores contribuyen a que vivamos en una distopía donde cunde la desinformación, la sobreinformación y la insensibilidad. Al concluir solo resta visitar un lugar común en forma de re-‐‑ truécano: ¿Estamos ante una salida sin callejón o ante un callejón sin salida? -‐‑79-‐‑
Accidental Hero y Mad city o ¿es el cuarto poder realmente un poder?125 Las apariencias engañan. La primera frase de este tex-‐‑ to, como la última del anterior, es un lugar común, pero no importa, hay que visitarlo. No hay que darlo todo por sen-‐‑ tado. Hay que tratar siempre de escarbar en la superficie de las imágenes que nos ofrecen los mass media. En muchas oca-‐‑ siones se nos da una verdad fabricada, parcializada, o solo se informan los datos que el medio quiere que el receptor conozca. Es una treta de los imagólogos que siempre nos crean los más variados hábitos de consumo de lo noticioso, convirtiéndonos en meros acumuladores de información que ellos empaquetan de acuerdo a la agenda de temas que están manejando. Esta forma de manipulación de la realidad por parte de los mass media es constatable en Hero (1992) de Stephen Frears y Mad city (1997) de Constantino Costa Gavras, ambas protagonizadas por Dustin Hoffman. Estas dos películas, más All the president´s men (1976) y Wag the dog (1997) con-‐‑ firman el interés de Hoffman por ese gran tópico que es la fábrica de espejismos llamada mass media. Al final de este artículo, a manera de coda, traeremos a colación tres perso-‐‑ najes públicos que están dentro de nuestras preocupaciones: Janet Cooke, Stephen Glass y Garganta Profunda. Superhéroe de masas Hero, también distribuida como Accidental hero, del ci-‐‑ neasta inglés Stephen Frears (Les liaisons dangereuses), es la -‐‑80-‐‑
historia de Gale Gayley (Geena Davis), una periodista de un canal de televisión que convierte a un hombre común en una celebridad y no sabe que está frente a un fraude. El supuesto salvador, John Bubber (Andy García), un vagabundo enemi-‐‑ go del jabón que vive en el interior de un cacharrito, no es quien la salvó a ella y a otros pasajeros de un accidente de aviación. El que realmente la rescató de la nave en llamas fue Bernie Laplante (Dustin Hoffman) un timador de poca mon-‐‑ ta, mitómano y desempleado. No resumiremos escena por escena este filme, pero di-‐‑ remos que al personaje de la periodista le interesa ascender lo más alto posible en su vida laboral. Al menos al especta-‐‑ dor le llega esa idea cuando vemos que su cobertura del per-‐‑ sonaje noticioso (John Bubber) no tiene mucho que ver con la exactitud, aunque acaba de ganar un Silver Microphone Award126 (vaya nombrecito para un premio periodístico) «por la búsqueda de la verdad», según se lee en el pequeño tro-‐‑ feo. Tres personajes secundarios resultan destacables para el comentario. El jefe de Gale (Chevy Chase), al que le intere-‐‑ sa solamente el rating del canal; su asesor, que tiene la idea de otorgar una recompensa al dueño del zapato que el héroe ha dejado involuntariamente en el avión accidentado; y el de Chucky, el camarógrafo que acompaña a Gale a todas partes, con un parlamento inteligente justo cuando está cubriendo el intento de suicidio de John Bubber: «Mi cámara y yo somos un solo ser; la empuño con firmeza captando los hechos porque todos en el noticiero de las once cuentan conmigo». También hay una perla del personaje de Chevy Chase: «Gale trata de reaccionar como un ser humano, pero no se da cuen-‐‑ ta de que solo es una reportera». Pero sigamos sumariando el argumento del filme. Bernie Laplante, arrepentido de su trato inicial con Bubber (a estas alturas los lectores tendrán que rentar la película), quiere desenmascararlo públicamente para ser él quien re-‐‑ -‐‑81-‐‑
ciba el millón de dólares, pero nadie le cree debido a su reputación de timador y de irresponsable padre de familia. Para enredar más las cosas, Gale termina involucrándose sentimentalmente con el falso héroe interpretado por García. Todos cuidan lo suyo y el final resulta altamente ilus-‐‑ trativo cuando la periodista le pregunta a Bernie Laplante: «Off the record127, dígame, ¿fue usted quien realmente me salvó?». Obtiene una respuesta negativa pero las caras de complicidad entre los dos personajes son tan evidentes que a la reportera no le queda otra que agradecerle por haberla sacado del avión en llamas. Hoffman le responde: «De na-‐‑ da». Un poder con un falso poder El greco-‐‑francés Constantino Costa-‐‑Gavras es el direc-‐‑ tor de Mad city, distribuida en nuestro medio como El cuarto poder. John Travolta interpreta a Sam Baily, guardia de un museo que es despedido intempestivamente. Al día siguien-‐‑ te va a conversar con su jefa (Blythe Danner) sobre la posibi-‐‑ lidad de que reconsidere su despido y lleva por si acaso una maleta llena de tacos de dinamita y una escopeta. Cuando la discusión con su ex empleadora se vuelve crítica, Sam hiere accidentalmente al guardia de turno. Por casualidad, en el interior del baño del museo, está Max Brackett (otra vez Hoffman), un periodista que telefónicamente reporta para su noticiario el supuesto secuestro que se está llevando a cabo. Según Brackett, en el museo hay muchos niños y un par de mujeres que son rehenes del desempleado Sam. El circo em-‐‑ pieza y se instala en las afueras del museo junto a cientos de curiosos. Brackett se convierte en el vínculo entre el flamante secuestrador y el exterior. Prácticamente, se convierte en el relacionista público del outsider128 al que atiborra de consejos sobre cómo hablar por teléfono con la policía, cómo hacer -‐‑82-‐‑
sus peticiones y ganar las simpatías de la opinión pública, o cómo debe responder las preguntas periodísticas que se le hacen por teléfono... Es el asesor de imagen que le hacía falta al homosexual ladrón de bancos (interpretado por Al Pa-‐‑ cino) en Dogday afernoon129 (1975). A Max Brackett parece solo importarle la exclusiva y el ser el foco máximo de atención pública, sin mencionar que es el único que tiene acceso al atormentado guardia que solo quiere recuperar su trabajo. A medida que el periodista in-‐‑ tuye el desenlace fatal, va humanizándose y poniéndose del lado de su víctima massmediática. Es demasiado tarde. Nada puede hacer por Sam Baily pese a que en el tercer acto reac-‐‑ ciona con un cierto sentimiento de culpabilidad, después de todo fue él quien convirtió en secuestrador a un bonachón guardia con un impreciso reporte telefónico. Después de liberar a los supuestos rehenes (que no eran más que circunstanciales testigos de una discusión en-‐‑ tre un subalterno y su jefa), a Sam no le queda más que di-‐‑ namitar el museo, con él en su interior. No quiere estar en el mundo exterior en el que los medios de comunicación han forjado de él una imagen borrosa. El zoom out130 final nos permite mirar objetivamente al personaje de Hoffman que no deja de gritar: «Nosotros lo matamos», mientras sus colegas no cesan de hacerle pregun-‐‑ tas sobre su relación con el supuesto secuestrador. Es el mismo final de Absence of malice131 (1982). El entrevistador (Sally Field en el caso del filme de Sidney Pollack) se con-‐‑ vierte en el entrevistado. El reportero es reportado (o repor-‐‑ teado como dictamina el argot). El indagador periodístico es indagado. El generador de noticias se convierte en un hecho noticioso. -‐‑83-‐‑
Coda con anécdotas (Garganta Profunda, Cooke y Glass) Es interesante que las películas sobre periodistas y sus resbaladizos procederes sea una potestad exclusiva del cine norteamericano, quizá porque los mayores delitos contra la ética se han cometido en ese país. El gran imperio massmediá-‐‑ tico del norte tiene que captar lectores y espectadores que prefieren informarse por la Internet y cada vez menos man-‐‑ charse los dedos con tinta del papel periódico. Es una carrera vertiginosa por conseguir público. En la presión por sacar a la luz un reportaje, los periodistas (sean de la tele o la pren-‐‑ sa) terminan inventando o plagiando material para salir al paso. Carl Bernstein (que fue interpretado en All the presi-‐‑ dent´s men por Dustin Hoffman), acusó a los medios en el 2004 «de hacer triunfar la epidemia de la cultura idiota, de insultar la inteligencia e ignorar la vida real». Para el vete-‐‑ rano reportero, que destapó junto con Bob Woodward el caso Watergate, hay escaso liderazgo en el periodismo mo-‐‑ derno de su país y acusa a los medios de una falta de desafío a los lectores, «ocupándose solo en entretenerlos estúpida-‐‑ mente». Ataca a la CNN, la AOL-‐‑Time Warner, la News Corporation de Rupert Murdoch, señalándolas como «las responsables de la violación de todo principio investigativo y periodístico porque no les interesa la verdad sino solo los beneficios». El caso de Blair y Kelley132 La lista de los homicidas de la verdad va creciendo año tras año. Desde que el caso de Jayson Blair, periodista de color de 27 años, del New York Times saltó a la palestra, más de diez periódicos norteamericanos han confirmado -‐‑84-‐‑
plagios de sus propios periodistas (de cierta forma para la-‐‑ var los trapos sucios en casa, como dice el adagio). La com-‐‑ probación, en abril de 2003, de que Blair (promovido por su periódico como la Gran Esperanza Negra del periodismo norteamericano) se había apropiado de material ajeno en más de treinta artículos, dio paso a otro destape igual de impactante. Jack Kelley, uno de los más experimentados periodistas de Usa Today, dimitió en enero de 2004 tras ad-‐‑ mitir que intentó engañar a los editores que investigaban las supuestas irregularidades cometidas en su trabajo. Aunque Kelley aseguró que nunca inventó o plagió material, un equipo de sus antiguos compañeros analizó durante siete semanas 720 artículos suyos publicados durante un lapso de diez años. El mayor delito de Kelley fue el inventar partes enteras de una de sus mayores exclusivas, la crónica como testigo de un atentado suicida que le hizo finalista (por suer-‐‑ te no se lo ganó) del Premio Pulitzer. Entre otras invenciones de Kelley está el haber pasado supuestamente una noche con terroristas egipcios en 1997, el escuchar a un estudiante pa-‐‑ quistaní manifestar intenciones de atentar contra las Torres Sears de Chicago en 2001 y el entrevistar a la hija de un ge-‐‑ neral iraquí en 2003. El caso de Kelley dejó estupefactos a muchos de sus allegados, ya que se trataba de un reportero de guerra que había arriesgado su vida en los Balcanes y el Medio Oriente. El caso de Blair es distinto porque fue denunciado por un reportero colega, lo cual dio inicio a la investigación que terminó con su dimisión. Apenas salió del Times, Blair firmó un contrato con la editorial californiana New Millenium Press para escribir Burning Down My Master'ʹs House: My Life at The New York Times133, su autobiografía, por lo que recibió una cifra de adelanto de seis dígitos. El libro, que apareció en el primer semestre del 2004, tuvo un tiraje inicial de 250.000 ejemplares, pero afronta problemas legales ya que se duda de muchos detalles confesados por Blair. ¿Qué pasó con Janet Cooke? -‐‑85-‐‑
El caso de Kelley y de Blair recuerda a otros dos casos excepcionales. El de Janet Cooke en los años ochenta y el de Stephen Glass en los noventa. Cooke terminó suicidándose años después de ser despedida del Washington Post por haber inventado una historia sobre un niño drogadicto. El reportaje Jimmy´s world134 fue de tal impacto en la opinión pública que obligó al alcalde de Washington a crear una cruzada para buscar al niño que era obligado a drogarse por sus padres135. Al final, la periodista de color tuvo que confe-‐‑ sar que lo había inventado todo. El Pulitzer que ganó con el reportaje tuvo que ser devuelto, lo cual fue una gran afrenta para el periódico que supuestamente inventó el periodismo de investigación durante el caso Watergate. Gabriel García Márquez, en una de sus notas de prensa, nos regala una de sus acostumbradas perlas: «Debieron haberle dado el Premio Pulitzer de Literatura no el Pulitzer periodístico»136. El caso de Garganta Profunda En los días en que se termina de escribir este libro se devela el nombre de Garganta Profunda137, la fuente anóni-‐‑ ma que proveía de información al binomio Woodstein (como se los conocía dentro de la redacción del Post a Bob Wood-‐‑ ward y a Carl Bernstein). El hecho de que Mark Felt, el nú-‐‑ mero dos del FBI en el decenio de los setenta, haya revelado que él era Garganta Profunda, reaviva el viejo dilema sobre una sociedad cada vez más enferma por la tergiversación de la información. «Necesitamos un nuevo Garganta Profun-‐‑ da», es el clamor de ciertos sectores que pregonan que la transparencia debe ser el hilo conductor de toda política de información. Grandes cantidades de water han corrido bajo el puente desde el asunto de Watergate. Los alarmistas dicen que el periodismo bien entendido fue enterrado con el bi-‐‑ nomio Woodstein que vio en Garganta Profunda una de las tantas fuentes posibles para ir armando un rompecabezas informativo repleto de datos confirmados varias veces. Es probable que tengan razón. Después de la cobertura del Wa-‐‑ shington Post sobre el Nixonicidio ya no se respetan los cánones de un periodismo forjado con el acero de publica-‐‑
ciones de gran tradición como The New York World de Jo-‐‑ seph Pulitzer. Heart of Glass El caso de Stephen Glass, conocido como el niño pro-‐‑ digio del periodismo norteamericano, también fue nefasto y, a diferencia del caso Cook, sí fue llevado al cine. Shattered glass138 (2003) de Billy Ray (Hart´s war), registra la caída de un periodista que llegó al extremo de crear falsas notas y fuentes. En The fabulist139, su autobiografía, Glass afirma que su vida fue «un largo proceso de mentir y mentir una y otra vez. Debía crear una mentira que cubriera a la anterior. Obviamente, había excepciones, pero la línea general de mis historias era empezar con un par de elementos reales para luego ir inventando gradualmente los detalles y las citas que apoyaran los reportajes»140. La película nos habla del ascenso de este joven periodista que escribió (y mintió) en 27 de los 41 artículos que publicó en la revista independiente The new republic; además, Glass fue la estrella freelance de tribunas periodísticas de gran peso como George, Harper Magazine y Rolling Stone. El filme de Ray no recoge el punto de vista de la moral como se da en Absence of malice (1982) de Sidney Pollack, la perspectiva del periodista en plena investigación de campo como All the president´s men (1974) de Pakula, el punto de vista de la ética pulverizada como se ve en Broad-‐‑ cast news141 (1987) de James L. Brooks, o la cruenta ironía con que Billy Wilder trata a los reporteros de Front page142 (1974). El fabulador (tal es el título de Heart of glass143 de su distribu-‐‑ ción en español) tiene a ratos la narrativa simplona y el look de un telefilme donde no importan las razones sicológicas o sociológicas por las cuales un periodista llega a convertirse en un mitómano profesional. Lo que le interesa al director es
la telaraña de mentiras que se tejen para apoyar a mentiras anteriores. Esta mezcolanza de mitomanías está bien expli-‐‑ cada en el filme y hace de ella su intriga principal, llevando al espectador a una tensión a ratos bien lograda, aunque no profundiza demasiado como si se tratara más bien de una E True Hollywood Story144. El periodista aparece como una ara-‐‑ ña que termina presa de su propia urdimbre. De paso, la falsedad por la cual Glass es atrapado constituye realmente una de las menos graves. El joven reportero realizó supues-‐‑ tamente la cobertura de una convención de hackers (piratas informáticos) en Bethesda. La figura central del texto era un chico de quince años que había intervenido una compañía de software llamada Junkt Micronics. Para no «piratear» dicha empresa otra vez, el joven hacker145 había pedido decenas de miles de dólares a través de un representante, según el pe-‐‑ riodista. Glass no contaba con que Forbes Magazine tenía una edición on line que estaba haciendo un artículo sobre piratas informáticos y que estaba animándose a hacer una continuación de Hack heaven, que a la postre sería el último reportaje del célebre Glass. Fue un periodista de Forbes on line el que atrapó al prestigioso periodista que había ido demasiado lejos: cada detalle del reportaje era falso, desde el lugar donde se dio la convención hasta la construcción de los personajes, incluyendo el del joven pirata que había hecho un gran negocio —a través de su representante— extorsio-‐‑ nando a la empresa distribuidora de software. La gran premi-‐‑ sa del reportaje era descabellada para cualquier conocedor del mundo internáutico, ya que los hackers son jóvenes anó-‐‑ nimos que no suelen tener convenciones públicas o privadas. Al igual que Cooke, Glass solo era un niño en busca de atención. «Ansiaba que pensaran que era un buen periodista, una buena persona. Ansiaba que amaran mi historia y por -‐‑86-‐‑
ende a mí»146. Para ser amado Glass inventó websites, mensa-‐‑ jes de voz, correos electrónicos y números telefónicos. Inclu-‐‑ sive solía comprar celulares que él atribuía a sus fuentes. Al igual que Cooke, y aquí aplicamos las viejas declaraciones de García Márquez: Glass merecía el Pulitzer de literatura, no el de periodismo. Cooke conoció la dicha de ganarlo, Glass no. ¿Conclusiones? ¿Qué enseñanza cinematográfica dejan todos estos ca-‐‑ sos? Primero, que los errores periodísticos tienen potencial para ser llevados al cine. Segundo, que reflejan una proble-‐‑ mática no solo norteamericana sino también mundial. Terce-‐‑ ro, que al contratar a actores de gran popularidad (el caso de Hoffman es excepcional con sus cuatro películas sobre el tema) el impacto sobre la audiencia es mayor. No es que estos filmes tengan un valor moralista o didáctico; no, nada de eso. La intención es simplemente recrear una realidad específica y los productores se aseguran de que la taquilla no vaya a sufrir pérdidas. ¿Qué enseñanza periodística dejan estas anécdotas? Primero, que la carrera de velocidad que tienen los medios es dañina debido al terrible síndrome de la primicia. La competencia con los otros canales y periódicos obliga a los reporteros a ganar tiempo plagiando, parafraseando, no co-‐‑ rroborando las fuentes o simplemente inventándolas. Se-‐‑ gundo, no hay un control perfecto en los medios de comuni-‐‑ cación que haga la pesquisa pertinente sobre cada artículo que se publica. Tercero, la paranoia desatada por el despido de estos periodistas crea una especie de cacería de brujas. Se forma una atmósfera de terror y de desconfianza en las re-‐‑ dacciones de los canales de televisión y las de los periódicos. La única solución es que los mismos medios se purguen una -‐‑87-‐‑
y otra vez como lo hicieron algunos después del caso Kelley y Blair. A la larga es un círculo «virtuoso». Pero es la única salida momentánea. HIPOTEXTOS Reportaje Weir´s world firmado por Virginia Campbell en Movieline (June 1998, volume IX, number 9). DVD de Wag the dog (New Line Home Video, 1998) y sus bonus materi-‐‑ als: The line between truth and fiction (an essay on politics and the me-‐‑ dia) y From Washington to Hollywood and back. ____________________ NOTAS
91. La inmortalidad (Barcelona, Editorial Tusquets, 1990). 92. Ídem. 93. Constato en los medios que los gringos han inventado ahora la palabra stalkerazzi (Stalker significa perseguidor). 94. Como se puede ver por la fecha de publicación, Speggio carecía de criterios periodísticos y de todo sentido de la oportunidad. Solo a él se le ocurrió publicar un artículo siete meses después de la muerte de Secchiaroli. 95. No estrenada en nuestro medio. 96. Tampoco estrenada. 97. La última ola. 98. El año que vivimos en peligro. 99. Testigo en peligro. 100. La costa del Mosquito. 101. Matrimonio por conveniencia. 102. Sin miedo a la vida. 103. Capitán y comandante: El lado más lejano del mundo. 104. El show de Truman.
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105. Remake del filme canadiense Louis 19, le roi des ondes de Michel Paulette, con la misma premisa dramática de Ed. Tv y The Truman show. 106. El superhombre de masas (Barcelona, Lumen, 1995). 107. Esta reflexión no consta en el texto publicado originalmente, al igual que el primer gran párrafo. 108. El concepto de realidad experimental es de Jean Baudrillard y con él designa a los sets diseñados para que la audiencia espíe a supues-‐‑ tos protagonistas de una vida real. Este filósofo francés, autor de El crimen perfecto (Barcelona, Anagrama, 2001) usó el término para analizar Loft story, versión francesa del programa Gran Hermano. 109. Y en caso de que no los vea: Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 110. ¿Por qué mueve el perro la cola? Porque el perro es más listo que la cola. Si la cola fuera más lista, movería al perro (epígrafe del filme). 111. Filme distribuido como Escándalo en la Casablanca y Mentiras que matan. Este último recuerda a Poder que mata que fue como se dis-‐‑ tribuyó a Network (1976) de Sydney Lumet que toca el mismo te-‐‑ ma. 112. ¿Por qué peleamos? 113. Ignacio Ramonet, director de Le monde diplomatique, habla de la necesidad de construcción de un quinto poder que sea capaz de vigilar la producción asfixiante de los mass media. Observatorios de medios y veedurías son los nombres que se les ha dado a esta instancia que aspira a que los medios replanteen sus contenidos. 114. Los ecos de A face in the crowd (1957) de Elia Kazan son evidentes. 115. Estoy infernalmente loco y no voy a aguantar más. 116. Todos los hombres del presidente. 117. Desde el jardín. 118. Es un frío hijo de perra. 119. La guerra del golfo no ha tenido lugar (Barcelona, Anagrama, 1991). 120. De hecho, un canal local utiliza (sin pagar derechos de autor) la música de este filme de William Wyler, protagonizado por Charl-‐‑ ton Heston, para abrir su noticiario.
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121. Algo similar se puede decir de las películas: ya no se filman, se gerencian. 122. Las opiniones son como los culos. Todos tenemos uno. 123. Las notas de producción del filme afirman que el escándalo sexual se dio semanas después de estrenado Wag the dog. 124. Algo así como Aventura de una noche. Nunca estrenada comercial-‐‑ mente en nuestro medio. 125. Con excepción de la coda, este artículo apareció publicado con el poco imaginativo título de Mentiras que matan el 6 de junio de 1999, que coincidencialmente es el título que el distribuidor de América Latina le puso a Wag the dog. 126. Premio micrófono de plata. 127. Fuera de grabación. 128. A diferencia del insider, que está dentro del sistema, el outsider está siempre al margen. 129. Tarde de perros. 130. Alejamiento de la cámara. 131. Ausencia de malicia. 132. Se recomienda la página internáutica http://uweb.txstate.edu/~dn15/ en la que se recogen todos los casos de atentados contra la ética periodística en los Estados Unidos de América. 133. Quemando la casa de mi amo: Mi vida en el New York Times. 134. El mundo de Jimmy. 135. Estos datos sobre Janet Cooke están tomados del libro Por un periodismo independiente: Cómo defender la ética (Cara-‐‑ cas,Tercer Mundo Editores, 1994) de H. Eugene Goodwin. 136. Notas de prensa: 1980-‐‑1984 (Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1995) de Gabriel García Márquez. 137. Título de una película de porno duro que fue muy popular en los setenta. Protagonizada por Linda Lovelace, una ex tragasables que laboraba en un circo, es la historia de una mujer que había nacido con el clítoris entre las amígdalas. Con semejante premisa dramá-‐‑ tica cualquier lector puede imaginar el resto. 138. Cristal trizado. 139. El fabulador. 140. Tomado de Stephen Glass: I Lied For Esteem (17 de agosto de 2003). Texto disponible en http://www.rickmcginnis.com/articles/Glassindex. htm, página en la que están todos los reportajes de la carrera de Glass con un señalamiento pormenorizado de las falsedades. También se recomienda el filme de Billy Ray arriba mencionado. 141. Detrás de las noticias. 142. Primera plana. 143. Corazón de cristal.
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144. Programa del canal gringo E Entertainment Television que consiste en un documental biográfico superfluo, chismográfico, pero evi-‐‑ dentemente divertido, según Pietro Speggio. 145. Esta palabra viene de hack que significa cortar. En este sentido, el hacker corta o violenta un sistema de seguridad sin dejar rastro al-‐‑ guno. Se diferencia del cracker que delinque robando identidades, sustrayendo datos confidenciales de una empresa para una ulte-‐‑ rior estafa. El hacker no roba nada. Es un trasgresor que se divierte violentando un sistema. 146. Ídem.
III. FRAGMENTOS DE UN CURSO INTENSIVO DE CINE
En busca del guión perdido (un apunte histérico) La historia (no la histeria) nos permitirá bosquejar un marco no-‐‑histérico que permitirá conocer a fondo como sur-‐‑ gió el guión, ese objeto fundamental a la hora de dar a luz un filme. Desde 1897, la empresa cinematográfica Biograph con-‐‑ trataba a escritores para que facilitaran ideas, historias y sinopsis que, seguidamente, se trataban en forma de outline
script (línea argumentale). Se seleccionaba un tema, se cons-‐‑ truía una intriga y se la estructuraba en episodios filmables. Se describía la acción, el escenario, los personajes, se expli-‐‑ caba las emociones de los mismos, se daban las indicaciones —a la manera del teatro— para que los actores entren y sal-‐‑ gan del cuadro, a más de instrucciones sobre la forma de entonar los diálogos. Los tres investigadores demuestran en el libro cómo a partir de esa época el guión controla el pre-‐‑ supuesto de un filme antes, durante y después del rodaje. Ante los estudios es el productor o los productores quienes asumen la responsabilidad del filme y eligen guio-‐‑ nistas, directores, actores, equipos técnicos. Este tipo de or-‐‑ ganización laboral domina el mundo del cine desde 1914, pero la división específica de tareas entre guionista y direc-‐‑ tor es usual desde 1911. En este año los estudios cinemato-‐‑ gráficos abren el primer departamento de guión. Eligen una historia, la segmentan y le asignan un realizador. La amplia-‐‑ ción de filmes a varias bobinas fue lo que condujo entre 1911 y 1917 a elaborar guiones con historias coherentes en cuanto a espacio y tiempo. Gracias a esta institucionalización del guión, éste se convierte en la base de la película; es memoria, registro y garantía del relato cinematográfico durante el ro-‐‑ daje. En el cine mudo (entre 1914 y 1931) los guiones especi-‐‑ fican locaciones y lista de personajes, dedican una página a la sinopsis, numerándose cada plano con descripción de acción e instrucciones técnicas. La llegada del cine sonoro modifica la presentación del guión, en el que hay que entregar diálogos, mención de rui-‐‑ dos y hasta música a utilizar. Nace así el guión en el que se consigna cada escena con su duración específica y con el di-‐‑ nero que debe gastarse. 94-‐‑ -‐‑
Inestable, transitorio, perentorio... Ya que tenemos un marco histórico bien definido, in-‐‑ tentemos adentrarnos en el terreno de las definiciones. El guión es todo lo que se escribe antes, durante o con vistas a la elaboración de un filme. Tiene tres características: Es inestable (puede ser modificado a cada momento), es transitorio (está privado de futuro, vive para el momento en que es filmado y muere en el momento en que ha sido filma-‐‑ do), y es de por sí una puesta en escena (por ser un modelo del filme a rodar contiene todas las instrucciones para llegar a ese modelo). Estas ideas vertidas por Francis Vanoye son elucidan-‐‑ tes a la hora de intentar una primera definición del factor más importante en la cristalización de una obra cinemato-‐‑ gráfica, sea ésta un cortometraje, mediometraje o documen-‐‑ tal. Si no es literatura, ¿qué es? Un guión no es literatura. Es un fantasma de algo que todavía no ha nacido. Su objetivo no es producir placer en el sentido literario, sino incentivar el nacimiento de un filme. Un guión es algo que no se lee sino que se somete a escruti-‐‑ nio147. Ésta, planteada por el realizador canadiense David Cronemberg, es acaso una de las más lúcidas definiciones de guión que se han dado. Definición que da en el clavo por el pragmatismo con que asume el guión como objeto. Por ende, -‐‑95-‐‑ 3-‐‑
el escritor de Literatura que incursione en la cinematografía debe despojarse de su aureola hemingwayana para agachar la cabeza y recibir una variopinta gama de órdenes e instruc-‐‑ ciones. Sobre todo, debe tratar de escribir su guión de la ma-‐‑ nera más antiliteraria posible, a sabiendas que no está redac-‐‑ tando un texto sino un borrador de algo que luego servirá de modelo para ese otro algo que posteriormente se plasmará en una pantalla. Despojarse del ego literario es cosa difícil, a menos que estemos hablando de un Peter Brook o una Mar-‐‑ guerite Duras, artistas que han funcionado tanto en la sole-‐‑ dad de la escritura literaria como en la ensordecedora aglo-‐‑ meración humana que implica dar a luz a un filme. ¿Ha muerto el guión? Terminada esta perorata de Literatura versus Cine, si-‐‑ gamos con la menuda tarea en la que nos hemos embarcado en este artículo: definir uno de los aspectos esenciales de un filme, por no decir la quintaesencia. Unos lo atacan diciendo que no debería existir y pregonan su muerte como Nietzsche anunció la desaparición de Dios. La Nueva Ola francesa148 lo soslayó dejándolo todo en manos del azar y de la privilegia-‐‑ da inteligencia de realizadores como Jean Luc Godard. Sin embargo, por más que un director pregone no haber utiliza-‐‑ do un guión siempre va al plató con ideas preconcebidas, con bocetos de su imaginación de aquello que desea hacer. Por lo tanto, el guión, aunque sea mental, existe. El resto es una serie de leyendas que ciertos directores (franceses in-‐‑ cluidos) no han dejado de propagar cada vez que han podi-‐‑ do. Después de todo, la improvisación —por más que venga de un genio— siempre va de la mano con la preparación, con la formación cinematográfica. -‐‑96-‐‑
Un objeto práctico Para terminar sólo resta poner sobre el tapete una afirmación: en la actualidad el guión es parte de las matemá-‐‑ ticas de un filme. De hecho, surgió a principios del siglo XX (consignamos ya el año de 1911) como una forma de contro-‐‑ lar el presupuesto de filmación y el cronograma de trabajo. La historia a ser contada en pantalla debe estar cronometra-‐‑ da, esquematizada, ordenada, no sólo para efectos de rodaje sino para aspectos igual de serios como la preproducción. No queda sino afirmar que un guión no es una tarea indivi-‐‑ dual o privada, es un oficio estrictamente colectivo en el cual el escritor está en constante interdependencia con un grupo humano. Esto nos lleva a recordar lo que escribió David Mamet: Una película es una cuestión de colaboración. Dobléga-‐‑ te. Solo cuando escribes para el teatro la obra es tuya. Cuan-‐‑ do escribes un guión para el cine, eres un empleado al que se contrata para que entregue un producto, y ese producto puede ser modificado según el capricho de quienes te han contratado. Estos pensamientos del director y dramaturgo norte-‐‑ americano nos invitan a reflexionar en el carácter empresa-‐‑ rial que tiene una obra cinematográfica. Un guión, por ende, es la parte vital de un negocio muy grande llamado película. Claro que hay guionistas que son al mismo tiempo directo-‐‑ res, pero ellos están sujetos a las ocurrencias de los produc-‐‑ tores. (Domingo 22 de abril de 2001)
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Eso es lo que hace un guión o screenplay. Orienta a los técnicos que trabajarán en un filme. Será un producto de exclusivo consu-‐‑ mo interno. De esta reflexión cuasi etimológica nace la primera definición. El guión es la base del filme. Es la arquitectura anecdó-‐‑ tica de una obra audiovisual. Nos dice Syd Field150: Un guión es una historia contada en imágenes. Es como un nombre: trata de una persona o personas en un lugar o lugares, haciendo una cosa. Todos los guio-‐‑ nes cumplen esta premisa básica. Una historia tiene, como todos sabemos, una introducción (también llamada preludio, prólogo, prefacio), un nudo (también llamado conflicto, intriga, problema) y un desenlace (también lla-‐‑ mado resolución, final, epílogo). Todo guión tiene principio (pri-‐‑ mer acto), medio (segundo acto) y final (tercer acto). También se les llama planteamiento, confrontación y resolución. A esta estruc-‐‑ tura dramática que viene desde la época de Aristóteles y su Poéti-‐‑ ca, Field la llama paradigma151.
Definiendo y defendiendo el guión
Guión. «Signo ortográfico que se pone al fin del renglón que termina con parte de una palabra cuya otra parte, por no caber en él, se ha de escribir en el siguiente». Citar esta definición del DRAE149 no significa cometer una inocentada, ni mucho menos. Vamos a pensar en la palabra guión como el superlativo de guía.
Definición de acto Se llama así a cada uno de los bloques narrativos que componen una narración. Aristóteles asevera que en cada bloque se representan «a sujetos que obran» o que «practi-‐‑ can». Según él, de aquí viene el nombre de acto «porque se representa a los actores»152. Por lo tanto, los actores obrarán, estarán inmersos en un hacer, en oposición a los quehaceres del narrar que corren a cargo del guionista y del director. Según el guión de construcción clásica hay tres bloques na-‐‑ rrativos claramente diferenciables: un inicio, un desarrollo y
un desenlace. Cada acto puede tener al mismo tiempo una microestructura que incluyen el planteamiento, la confronta-‐‑ ción y la resolución. Por lo general, el espacio en el que se mueve un protagonista suele ser una forma de reconocer un acto. En Star wars, episode IV: A new hope (1977) Luke Sky-‐‑ walker vive con sus tíos en el primer acto, viaja hasta la Es-‐‑ trella de la Muerte para rescatar a la princesa Leia en el se-‐‑ gundo, y toma parte en la batalla galáctica en el tercero. Definición de nudo «Un nudo de la trama», dice Field en su manual clási-‐‑ co, «es un incidente, un acontecimiento que se engancha en la historia y la conduce hacia otra dirección». Aristotélica-‐‑ mente hablando, todo nudo es una peripecia, o sea, un cam-‐‑ bio de fortuna, algo que hace cambiar la forma en que un personaje está obrando. Primer acto Analicemos el primer acto, también denominado plan-‐‑ teamiento. Aristóteles le llama exposición; Horacio, prólogo o prótasis; el teatro japonés le denomina preparación. El guión normal tiene 120 páginas de extensión, o sea, dos ho-‐‑ ras de duración. Cada página equivale a un minuto en el modelo norteamericano, independientemente de que el guión sea diálogos, pura acción o las dos cosas. La regla es estricta y no hay problema en repetirla: cada página del guión equivale a un minuto de pantalla. El planteamiento abarca las 30 primeras páginas. ¿Qué debe insertar el guio-‐‑ nista en el primer tramo de su trama? Dos elementos: el de-‐‑ tonante y el primer nudo153. -‐‑98-‐‑
El detonante Es un hecho impactante que explosiona después del estado de no perturbación154, por lo general antes del minuto 15. Si la película no empieza in media res155, hay una aparente paz que luego será perturbada por un acontecimiento que va a transformar la historia. Dwight Swain lo llama gancho (hook). Los guionistas de televisión no se hacen líos y le lla-‐‑ man puzzle156 o teaser157. Linda Seger habla de un cataliza-‐‑ dor158 (catalyst). El detonante sucede antes del primer nudo. Según Seger, es el momento preciso en el que la acción se inicia. Es el primer empujón para que se ponga en marcha la trama. Es por esto que suele confundírselo con el primer nudo de la trama. Se puede insertar más de un detonante en el primer acto. Otros guionistas más duchos, insertan más de estos recursos al principio del segundo acto. Si seguimos la estructura del paradigma, el detonante se da tradicionalmente entre el minuto 10 y 15159. Toda histo-‐‑ ria empieza de manera descriptiva a captar el contexto y los personajes. Poco a poco va surgiendo la acción que explota en una alteración inesperada que mueve al protagonista hacia la consecución de una meta. Tipos de detonante160 Hay dos tipos de detonante. Detonante de acción y de-‐‑ tonante de diálogo161. El detonante de acción implica movimiento, dinamis-‐‑ mo, accionar continuo, rehuye de la situación estática. El detonante de diálogo deja que la palabra fluya entre dos o más personajes. Puede ser un parlamento decisivo, un anuncio, una premonición, un clamor. -‐‑99-‐‑
Detonante de diálogo En Starwars: Episode IV. A new hope, un holograma de la princesa Leia pide ayuda antes de ser secuestrada despier-‐‑ ta en Luke Skywalker el deseo de rescatarla. En Sixth sense162, el Dr. Malcolm Crowe (Bruce Willis) acepta el reto de tratar al pequeño paciente Cole (Haley Joel Osment). La llamada de Morfeo a Neo, a través de una compu-‐‑ tadora en The matrix. Elliot Ness, en The untouchables, es un agente del De-‐‑ partamento del Tesoro que recibe la misión de acabar con el imperio de Al Capone. La aceptación de una misión suele ser un detonante en las películas de aventura. Recordar a los agentes de Inteligencia que visitan al Doctor Indiana Jones para asignarle la empresa de buscar el arca de la alianza. Ya que la aceptación de una misión es de carácter verbal, esta-‐‑ mos ante un detonante de diálogo. Detonante de acción En Toy story, Buzz Lightyear sustituye a Woody en las preferencias de Andy, su infante dueño. El asesinato de Murron (Catherine McCormack), espo-‐‑ sa de William Wallace (Mel Gibson) en Braveheart. Gerry Conlon en In the name of the father163 es confun-‐‑ dido con un terrorista del IRA y es acusado de cometer un crimen. Andy (Tim Robbins) es sentenciado y encarcelado por haber asesinado a la esposa y al amante de ésta en The Shaw-‐‑ shank redemption164. Primer nudo o punto de confrontación -‐‑100-‐‑
En las diez primeras páginas o diez primeros minutos el guionista debe dar a conocer quién es y cómo es el perso-‐‑ naje principal del filme (sus motivaciones, su meta, su nece-‐‑ sidad dramática). Tan decisivos son los diez primeros minu-‐‑ tos que el guionismo norteamericano ha inventado la existencia del first reel contract (el contrato del primer rollo), el cual firma (o no) simbólicamente cada espectador. Duran-‐‑ te ese lapso, el cinéfilo decide si gusta o no del filme que está espectando. Al final del primer acto, hay un nudo de la trama165. Pueden existir varios nudos o plot points166 en un filme, pero Field advierte que solo hay dos plot points que sirven como puentes o bisagras entre cada acto. El primer nudo de la trama —que funge como una bi-‐‑ sagra entre el acto primero y segundo— puede estar entre los minutos 25 y 30 (o entre las páginas 25 y 30). Este nudo introduce la historia en el segundo acto. ¿Cómo diferenciar un nudo de un detonante? El nudo es de una intensidad dramática superior. Es una peripecia. Pueden existir muchos nudos en un filme, pero solo hay dos nudos de la trama. El primero nos lleva hacia el segundo acto, el de la confronta-‐‑ ción; y el segundo, nos lleva hacia el tercer acto, el de la reso-‐‑ lución. Ejemplos de primer nudo Los juguetes se pierden en Toy story. Gerry Conlon es condenado a prisión en In the name of the father. En The three days of the Condor167, Robert Redford regre-‐‑ sa de almorzar y se encuentra con que todos en su oficina están muertos. Su reacción (escapar, esconderse, desconfiar de todos) provoca un giro en la acción. -‐‑101-‐‑
A Rocky Balboa se le presenta la oportunidad de bo-‐‑ xear contra el campeón mundial de los pesos pesados. No hace falta decir en qué película se da este primer nudo. To-‐‑ dos han visto Rocky. En Chinatown es la aparición de la verdadera Mrs. Mulwray (Faye Dunaway) que enfrenta a Jack Gittes (Ni-‐‑ cholson) diciéndole que ella no ha contratado sus servicios de detective privado. La primera redada de Eliot Ness contra la banda de Capone es exitosa en Los intocables. En Seven, el personaje de Morgan Freeman le explica a su jefe y a su compañero (Brad Pitt), a través de una serie de evidencias, que el asesino en serie está asesinando de acuer-‐‑ do a los siete pecados capitales. En The Shawshank redemption Andy le pide a Red (Morgan Freeman) un martillo para romper piedras (a rock hammer). El personaje de Haley Joel Osmond en Sexto sentido le hace su gran revelación al Dr. Crowe, interpretado por Bruce Willis: «I see dead people»168. El binomio de nudos Es muy importante tomar en cuenta la ley dramática de la causa y el efecto lo cual puede crear un binomio de nudos. Por ejemplo: el primer giro de The Matrix comienza cuando el personaje de Keanu Reeves ingiere una pastilla roja; la consecuencia inmediata, el despertar de Neo en el nicho energético, es la consecuencia, o sea el nudo siguiente. Éste es un ejemplo del binomio de nudos. El espectador sa-‐‑ brá jerarquizar el hecho dramático más importante. En este caso el despertar de Neo es fundamental para la entrada al -‐‑102-‐‑
segundo acto. Por lo tanto, el primer nudo sería Neo despierta después de ingerir la pastilla roja. Retomando el caso de Sixth sense, el nudo-‐‑causa es la agresión que sufre el niño lo que lo lleva a buscar ayuda en el siquiatra. La confesión (I see dead people) es el nudo-‐‑ consecuencia. Segundo acto El segundo acto —también llamado desarrollo o con-‐‑ frontación— tiene lugar entre las páginas 30 y 90 del guión y consiste en conflictos u obstáculos que tiene el protagonista para lograr sus deseos. Es el acto más largo de la historia donde impera una serie de conflictos y obstáculos que el protagonista deberá vencer para alcanzar su meta y satisfa-‐‑ cer así su necesidad dramática. ¿Qué debe insertar el guio-‐‑ nista en este segundo acto? Un midpoint o punto medio en la mitad, y un segundo nudo de la trama al final. El midpoint o punto medio En español se le llama punto medio. Es simplemente un nudo que el guionista incluye en la mitad del desarrollo o confrontación, con el fin de dividir el segundo acto en dos partes iguales que se denominan contexto dramático I y contex-‐‑ to dramático II. De esta forma el segundo acto queda dividido en dos sub actos de 30 páginas cada uno. Es una peripecia situada en la mitad del segundo acto. Puede ser un obstáculo, una revelación169, un revés del pro-‐‑ tagonista o una secuencia elaborada destinada a comprimir lapsos de tiempo, descripción de ambientes o personajes o una declaración de principios. Ejemplos de punto medio En Toy story, la mitad del segundo acto contiene dos momentos de gran intensidad dramática. Woody y Buzz se encuentran prisioneros en la habitación de Sid. El cowboy de juguete intenta escapar, pero tropieza con un agresivo perro guardián. Al mismo tiempo Buzz sufre una revelación terri-‐‑ ble: al intentar volar, toma conciencia de que no es un guar-‐‑ -‐‑103-‐‑
dián espacial como él había pensado durante media película sino un simple juguete. Obi Wan Kenobi (Sir Alec Guinness) y Sam Malone (Sean Connery) desaparecen momentáneamente en Star wars: A new hope y Los intocables, respectivamente. En Raiders of the lost ark, Indiana Jones ha conseguido su objetivo: tiene en su poder el arca de la alianza después de toda una noche de atareada excavación. Su enemigo, Be-‐‑ lloq, se la arrebata. En La mala educación de Pedro Almodóvar el midpoint es el instante en el que el personaje del cineasta descubre que el guionista-‐‑actor170, que se le ha presentado como un viejo compañero de escuela, no es tal. En The third man171, Harry Lime (Orson Welles) reapa-‐‑ rece al ritmo de la exquisita cítara de Anton Karas. Esta reve-‐‑ lación es fundamental en el filme porque se lo creía muerto desde el principio. En The Truman show el punto medio es el intento de es-‐‑ cape del protagonista del monumental set televisivo en el cual está viviendo. Una aclaración: los reveses u obstáculos del protagonista o la inserción de una secuencia elaborada pueden darse en cualquier punto de la confrontación o desa-‐‑ rrollo. De la inserción de este recurso en la mitad del segun-‐‑ do acto, dependerá si se logra una mejor intensidad dramáti-‐‑ ca o cualquier otro objetivo del guionista: dar un respiro al espectador, embragar o desembragar el ritmo narrativo, o simplemente inventariar acontecimientos. La secuencia ela-‐‑ borada más conocida es aquella muy usada en las películas románticas norteamericanas: vemos una serie de imágenes, al ritmo de música pegajosa, que resumen una serie de citas o encuentros sentimentales. -‐‑104-‐‑
Ejemplos de punto medio en forma de secuencia elaborada La secuencia elaborada es una serie de escenas que tienen un valor dramático importante en la mitad del segun-‐‑ do acto. En algunos casos esta secuencia tiene una música de fondo y agrupa escenas elípticamente a la manera de un inventario cronológico con la intención de comprimir días, semanas y hasta años. En las películas de corte romántico la secuencia elaborada casi siempre implica una compilación episódica de las citas de los enamorados. En Shrek 2, por ejemplo, se procede a resumir los encuentros del ogro con su amada a partir de intertextualidades, es decir, escenas que constituyen un homenaje a otras películas. La música de fondo es la canción Accidentally in love de Counting Crows. En The untouchables el punto medio no tiene necesa-‐‑ riamente música incidental durante todo el desarrollo de la misma. El filme de Brian de Palma forma una secuencia ela-‐‑ borada en la que Ness, con ayuda de la Policía Montada del Canadá, se enfrenta a los gángsters en un puente fronterizo en Canadá. Tres acciones simultáneas se dan en esta secuen-‐‑ cia: Wallace elimina a unos gángsters en el puente, Ness se encarga de un lugarteniente de Capone en una cabaña y Malone detiene a otro maleante confiscando sus documen-‐‑ tos. En el caso de The Shawshank redemption el punto medio se da en el momento en el que el convicto Andy (Tim Rob-‐‑ bins) pone una ópera en los altavoces de la prisión. Una serie de escenas forman esta secuencia elaborada: su trabajo de bibliotecario le da acceso al sistema de sonido de la cárcel. El poner esa música al alcance de todos permite que Andy comparta con los reos sus sueños de fuga. Segundo nudo o punto de resolución -‐‑105-‐‑
Al final de la confrontación o desarrollo se encuentra el segundo nudo de la trama172, y puede estar entre los minu-‐‑ tos 85 y 90 o entre las páginas 85 y 90. Es una peripecia que antecede al desenlace173 de la acción y marca el inicio del tercer acto. En otras palabras, es un incidente que hace que los hechos empiecen a precipitarse hacia una conclusión. Es el principio del final. El inicio del desenlace. Ejemplos de segundo nudo Buzz Lightyear es rescatado en Toy story por Woody. Ambos escapan de Sid. El padre de Gerry Conlon (Daniel Day Lewis) muere en prisión en In the name of the father. En The three days of the Condor Robert Redford secues-‐‑ tra a Cliff Robertson. De perseguido se convierte en perse-‐‑ guidor. Rocky Balboa termina su entrenamiento. Después de trotar en compañía de todo fanático que se sumaba, sube a toda prisa una escalinata y alza las manos victoriosamente al ritmo de la berreada canción Gonna fly now de Bill Conti. En Chinatown174 el detective privado Gittes encuentra en la piscina de la casa de Mr. Mulwray, la evidencia que le permitirá resolver un enigma fundamental de la historia. La muerte de Malone (Sean Connery), uno de los Into-‐‑ cables, dará rienda suelta a la venganza de Eliot Ness en el tercer acto. Después de recibir la cinta de su paciente Vincent, el Dr. Crowe (Willis) le propone a Cole (Haley Joel Osment) ayudar a los espíritus. Neo acude en ayuda de Morfeo en The matrix. Andy se escapa del centro penitenciario en The Shaw-‐‑ shank redempetion. John Doe (Kevin Spacey) se entrega a la policía en Se-‐‑ ven175.
Tercer acto El tercer acto, también denominado resolución, epílo-‐‑ go o desenlace176, se desarrolla por lo general entre las pági-‐‑ nas 90 y 120. Se trata de la resolución de la historia. ¿Cómo acaba? ¿Logró el personaje principal su cometido? Un final con fuerza resuelve la historia y la completa, haciéndola comprensible. Clímax177 Significa escalera en griego. Es el punto más alto de la trama. La ley de progresión continua del guionismo también ve a la estructura dramática como un in crescendo. Ya decía Hitchcock que la tensión debe subir como la cremallera de un pantalón. El clímax es el final de ese cierre. Se lo inserta después del segundo nudo o punto de resolución. No hay una regla que indique con precisión cuando insertarlo. Todo dependerá del guionista que debe pulsar la lógica del relato e intuir como terminar la historia sin forzarla. El clímax de acción Es una escena en la que hay una lucha, una persecu-‐‑ ción o acciones de movimiento de los personajes. La carrera de cuadrigas en Ben-‐‑Hur de William Wyler. Rocky, con su rostro destrozado y ensangrentado, gri-‐‑ ta el nombre de su esposa, una vez que ha concluido la pe-‐‑ lea. La emoción alcanza su punto máximo porque no se sabe cuál va a ser el resultado que emitirán los jueces. La música de Bill Conti ayuda a que el clímax sea más eficaz. En Sixth sense el niño es curado. Descubrimos que el personaje de Willis también es un aparecido. En Chinatown muere el personaje de Faye Dunaway mientras ella intenta escapar con su hija. El personaje de Brad Pitt mata a John Doe en Seven. Neo resucita en The matrix.
El clímax de diálogo emotivo Es una escena con situaciones cuyo eje dramático es lo que siente cada personaje. Estas emociones o sentimientos en movimiento, expresados a través de diálogos, constituyen el punto dramático más alto del filme. Rick habla con Ilsa en el aeropuerto en Casablanca. Los juguetes se reúnen con Andy en Toy story. En The untouchables, Al Capone es sentenciado. Eliot Ness le dice: «Never stop fighting until the fight is done»178. El mafioso finge no escucharlo y le dice: «You are nothing»179. El clímax del discurso emotivo Es una escena en la que el o la protagonista ofrece una síntesis de la lucha que han tenido que sufrir para alcanzar una meta. También puede ser una declaración de principios o una forma de solucionar el conflicto que ha movido la his-‐‑ toria. El discurso del teniente ciego (Al Pacino) en Scent of a woman180. El discurso de Jules (Samuel L. Jackson) a Pumpkin (Tim Roth) en Pulp fiction181. Ambos sostienen un arma de fuego y se apuntan mutuamente. Vincent (John Travolta) sale del baño y apunta a Honey Bunney (Amanda Plummer). El discurso del fiscal Garrison (Kevin Costner) al final del juicio en JFK182. Anticlímax Es el recurso final en guionismo y que se da después del punto más alto de la acción dramática. Demás está decir que el prefijo latino anti significa oposición. Es también co-‐‑ nocido como falso clímax. La definición del DRAE, «momen-‐‑ to en que desciende o se relaja la tensión después del clí-‐‑ max», es una definición cercana a nuestras intenciones -‐‑106-‐‑
didácticas. La definición de la retórica también nos resulta de gran ayuda: «Disposición de palabras o de frases en el discurso que se suceden en gradación descendente». Anticlímax como la antesala de otro peak En guionismo es cierto que la acción desciende duran-‐‑ te el anticlímax, pero esta aparente calma puede ser en algu-‐‑ nos casos un preparativo para otro peak183 de igual o mayor intensidad. Se trata de aplicarle al protagonista un nuevo revés después de haber conseguido (aparentemente) su obje-‐‑ tivo. Es el último quiebre de la historia que da lugar a esce-‐‑ nas emocionantes posteriores al auténtico clímax. Cada vez que el héroe (James Bond, Batman o Superman) ha logrado «salvar al mundo», pero segundos después surge un nuevo obstáculo, estamos ante un falso clímax. Cada vez que el villano de la historia muere para resucitar segundos después estamos ante este recurso usual en el cine comercial de Ho-‐‑ llywoodlandia. Anticlímax en el que decrece la tensión Ejemplos en los que el anticlímax es una situación de baja densidad dramática: después de haber descubierto quién fue el autor de los misteriosos homicidios, los persona-‐‑ jes de Il nome della rosa (1986) se alejan del monasterio. Va-‐‑ mos ahora a The loneliness of the long distance runner184 (1962): después de que Colin Smith (interpretado por Tom Courte-‐‑ nay) se niega a ganar la carrera como un desafío al director del reformatorio (clímax) viene el anticlímax que es el plano general de los presos en pleno trabajo. Por lo general, el anti-‐‑ clímax se enmarca en los últimos minutos de un filme. Conclusiones -‐‑107-‐‑
A esta estructura tripartita (de tres actos) se la conoce como paradigma185. Es un modelo, una estructura, un esque-‐‑ ma conceptual, según Syd Field, que está pensado para pelí-‐‑ culas que duran 120 minutos186. Esto quiere decir que con películas de mayor o menor duración «las frutas se move-‐‑ rán» de tal forma que el detonante, al igual que el primer nudo, pueden demorar en aparecer. Esto sucede, sobre todo, en las películas de corte histórico (Spartacus, Braveheart) en las que la narración es más morosa y suele ser muy descrip-‐‑ tiva en cuanto al contexto geográfico. Todos los guiones suelen tener esta distribución inter-‐‑ na básica. La estructura dramática puede definirse así: es un ordenamiento de incidentes, episodios o acontecimientos relacionados entre sí que conducen a una resolución dramá-‐‑ tica. Este paradigma sirve para todo tipo de narraciones de construcción clásica. Inclusive tendrá mucho valor a la hora de construir un documental, un reportaje periodístico, una crónica, un cuento, una novela... Toda película maneja la mayor cantidad posible de los elementos dramáticos explicados en esta reseña. No es una camisa de fuerza. Un gran guionista sabrá jugar con la es-‐‑ tructura aquí resumida. Afirmar que este paradigma narra-‐‑ tivo no existe es inútil. Hasta películas que parecen desorde-‐‑ nadas como Memento (2000) de Cristopher Nolan tienen tres actos visibles, perfectamente ordenados. El desafío del es-‐‑ pectador no convencional será distinguirlos. -‐‑108-‐‑
Hacia un modelo heterogéneo de guión (por no decir híbrido)187
Ya que el guión es un «no-‐‑texto» que será sometido al escrutinio de unos pocos, el guión que vas a crear puede ser una mezcla de muchos modelos. La experiencia enseña que un guión es para ser reescrito, modificado a medida que se lo va filmando. Es un «objeto inestable, malo», según el decir de Francis Vanoye. Por lo tanto, va a ser leído por personas que dominan el lenguaje audiovisual. En consecuencia, si la historia es cambiante, mutante, modificable, el formato del guión también puede serlo. No tiene por qué haber un mo-‐‑ delo único, llámese modelo francés, italiano, norteamericano o cubano. El guionista puede extraer de cada modelo lo que le convenga a su historia. Esta hibridez de formato es válida y muy acorde con la heterogeneidad de la sociedad en que vivimos. Esta diversidad es lícita puesto que nadie va a de-‐‑ cirnos: ¿Por qué no te ciñes estrictamente a un formato? ¿Por qué utilizas este modelo y no otro? Si el guión de hierro en cuanto a contenido no existe, tampoco existirá el formato de hierro. El objetivo de cualquier curso o seminario debería ser el conocimiento exhaustivo del guión cinematográfico que es padre y madre de todo tipo de guión existente. Sin este guión no habrían existido jamás el guión radiofónico (radio-‐‑ novelas), el televisivo (noticiero, telenovela, series) y el pu-‐‑ blicitario (spots). Por lo tanto, quien domina el guión cinema-‐‑ tográfico y sus diversos modelos, domina el del guionismo. Ésta es la razón por la cual resulta un imperativo dominar el guión cinematográfico: porque es el más completo, el más amplio, el más rico, el que más elementos abarca. El modelo que se va a proponer es el siguiente: -‐‑109-‐‑
a. Crear el argumento. b. Crear el tratamiento o treatment. c. Crear estudios de personajes y de situaciones cla-‐‑ ves de la historia. d. Crear el guión literario o guión dialogado o master scene script. e. Crear el guión de rodaje, guión técnico o shooting script. f. Crear el storyboard. g. Crear la sinopsis. h. Crear una escaleta. i. Crear un pitch. a. Crear el argumento El argumento es la historia narrada en un guión. Pue-‐‑ de expresarse a través de una idea (una línea), a través del story-‐‑line (cuatro líneas), de la sinopsis (una página), de la escaleta (de tres a diez páginas), del tratamiento (treinta o cuarenta páginas) y del guión literario (más de noventa pá-‐‑ ginas en los largometrajes). Se recomienda dar rienda suelta a la imaginación y a la creatividad en el menor número de páginas posible, con-‐‑ tando la historia de una manera objetiva, sencilla y clara. b. Crear el tratamiento188 El tratamiento es el argumento de un largometraje ex-‐‑ puesto en, aproximadamente, unas treinta o cuarenta pági-‐‑ nas189. Suele prescindirse de los diálogos en la mayoría de los casos y es la base del guión literario. Es un resumen del ar-‐‑ gumento en forma de relato, más detallado y amplio que la sinopsis. Este formato surgió en los primeros años del cine -‐‑110-‐‑
sonoro. Algunos autores lo consideran anacrónico (Tom Stempel en su libro Screenwriting lo califica de «atroz»), pero la verdad es que todo vale a la hora de estructurar una historia. Nadie puede negar las utilidades del tratamiento, sobre todo los literatos que han hecho de este formato un campo donde explayarse con la más absoluta libertad. Es célebre el tratamiento de casi ochocientas páginas de Freud, firmado por Jean Paul Sartre. El director, John Huston, lo despediría posteriormente por estar insatisfecho, para luego contratar a dos guionistas profesionales que reestructurarían el texto del filósofo que pidió no ser acreditado en el filme. Vamos ahora con la forma en que se escribe esta se-‐‑ gunda fase del guionismo audiovisual. Las normas estilísti-‐‑ cas del treatment coinciden con las de la sinopsis: narración en tiempo presente, exposición ágil de las acciones, descrip-‐‑ ciones sucintas y visuales. También se permite uno que otro tecnicismo cinematográfico que facilite la visualización de la historia: movimientos camarográficos, encuadres, etc. Por lo tanto, se debe plantear el estilo visual de la historia que se va a filmar, la forma en que las imágenes se van a presentar ante nuestros ojos. Si vas a presentar tu historia como una crónica periodística (The insider), si la vas a ritmar como si fuera un poema (Hiroshima mon amour), ponlo en tu trata-‐‑ miento. Esa cromática granulada, oscura, sórdida que apare-‐‑ ce en las locaciones mexicanas de Traffic debe aparecer en un tratamiento. Esa comunión especial entre música y acciones, entre canciones y emociones de Almost famous también son parte del tratamiento. Ese tonito de fábula o cuento de hadas de Chocolat también es consignada en esta parte importantí-‐‑ sima del guión190. c.-‐‑ Es opcional utilizar esta enseñanza del modelo francés que no aparece en los otros modelos: los estudios de personajes o de situaciones claves de la historia. Son textos que se entrega al director para que tenga un mejor entendi-‐‑ miento de un personaje o un acontecimiento clave de la his-‐‑ -‐‑111-‐‑
toria que se va a contar. En el modelo francés de guión abundan estos ejemplos. Uno clásico es el de Marguerite Duras e Hiroshima mon amour (1959)191. El guión contiene un apéndice de cuatro textos con información que sirven de complemento de la historia: Las evidencias nocturnas, Nevers, Retrato del japonés y Retrato de la francesa. Otro ejemplo igual de ilustre es el de Truffaut cuyo guión de Los 400 golpes192 incluye una descripción de los siguientes personajes: Anto-‐‑ ine Donel, René y los padres de Antoine. d.-‐‑ Crear el guión literario, guión dialogado o master scene script Consiste en la descripción detallada de la acción y de los diálogos, escena por escena, sin inclusión de datos técni-‐‑ cos como división por planos, movimientos de cámara, án-‐‑ gulos de toma, etc. En inglés se le llama master scene script y es el instrumento con el que se trabaja en el rodaje. Se le lla-‐‑ ma literario porque privilegia la acción (a la manera de una narración al describir cada escena) y los diálogos (a la mane-‐‑ ra de una obra de teatro). El formato a dos columnas del guión literario no es in-‐‑ vención de la televisión sino que corresponde al modus ope-‐‑ randi europeo de los años cuarenta y cincuenta (John Huston era uno de los directores que prefería este modelo); sin em-‐‑ bargo, todo el mundo identifica a la página partida en dos, con la palabra IMAGEN al lado izquierdo y la palabra AU-‐‑ DIO en el lado derecho, como una tradición televisiva. En los últimos tiempos el cine ya no trabaja con la do-‐‑ ble columna porque se ha impuesto el clásico modelo norte-‐‑ americano en el que los diálogos caben en una columna cen-‐‑ trada. Este modelo ha sido reforzado incluso por la Informática que ha sacado al mercado algunos softwares de guionismo. Los pasos del guión literario -‐‑112-‐‑
1) Lo primero es recordar que la escritura de un guión es artesanía, no arte. Es una cuestión concreta, no abstracta. Un guión es un no-‐‑texto, es la base de una historia que luego será contada en imágenes. 2) Poner en una sola página el título de la historia, con el nombre del guionista debajo, sin ninguna especificación semejante a Décimo tercer borrador o Borrador final. Tampoco se debe poner fechas o lugares como Guayaquil, 34 de diciem-‐‑ bre de 2321 o Universidad Católica Santiago de Guayaquil, Facul-‐‑ tad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Escuela de Comunicación Social. Solo debe constar lo siguiente de manera centrada: LA CÁMARA David Cronemberg 3) El tipo de letra a utilizar, en computadora, es opcio-‐‑ nal, aunque el modelo gringo sugiere la letra Courier New por parecerse a la tipografía de la máquina de escribir. En este sentido, se quiere emular el tipo de letra utilizada por los guiones de la época de oro de Hollywoodlandia. 4) En la segunda página empezar siempre con DI-‐‑ SOLVENCIA DE APERTURA o FADE IN. 5) Al principio de cada escena deben ir tres especifica-‐‑ ciones: espacio (interior o exterior), locación (salón, bar, cuarto...) y luz (si es de día o de noche) de la siguiente mane-‐‑ ra: INT. HABITACION. DÍA.
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De esta forma sabremos cuando empieza y acaba una escena al ver estas tres especificaciones que forman parte del encabezado. Las disolvencias o fundidos también sirven cuando quieres separar épocas, tiempos, días, momentos. Tienen una función espacio-‐‑temporal. Un fundido muy largo equi-‐‑ vale a un punto aparte. Un fundido muy breve equivale a una coma. Un fundido de duración intermedia es un punto seguido. 5) Numera las escenas para que sepas cuántas tiene tu historia. El número se lo coloca justo en la línea donde espe-‐‑ cificas espacio, locación y luz. El número va en cada extre-‐‑ mo, así: 34. INT. HABITACIÓN. DÍA. 34. 6) Al terminar cada escena, poner CORTE A: centrado en la página, así: CORTE A: 7) La numeración de las escenas debe ir solamente en los guiones de rodaje, ya que es una pauta para que el direc-‐‑ tor no se pierda. 8) Al empezar cada escena hay una descripción hecha de la manera más objetiva posible de aquello que la cámara va a recoger: INT. CAFETERÍA – MAÑANA 1. -‐‑114-‐‑
Una cafetería normal en Los Ángeles. Es cerca de las 9:00 A.M. Mientras el lugar no está tan concurrido, hay un saludable número de personas bebiendo café, comiendo jamón y huevos fritos. Dos de estas personas son UN HOMBRE JOVEN y UNA MU-‐‑ JER JOVEN. El hombre joven tiene un ligero acento de la clase trabajadora inglesa y, al igual que su compatriota, fuma cigarrillos que están fuera de moda. 9) Como acabamos de ver en este ejemplo de Pulp fic-‐‑ tion, la descripción se la escribe desde el extremo izquierdo de la hoja hasta el extremo derecho. Solo los parlamentos se centran pero ligeramente corridos hacia la izquierda como veremos más adelante. 10) Los nombres de los personajes van en una sola lí-‐‑ nea y con mayúscula. 11) Cuando se escucha la voz de un personaje y no se lo ve en pantalla se pone FUERA DE CÁMARA, entre parén-‐‑ tesis y con mayúsculas, debajo del nombre del personaje. AMANDA (FUERA DE CÁMARA) Hey, tú, ¿qué estás haciendo? 12) Centrar el nombre del personaje en la página y po-‐‑ ner la frase o parlamento en la siguiente línea unos milíme-‐‑ tros antes para que no quede a la altura del nombre. 13) Si la historia tiene un narrador que va relatando la historia se pone VOZ EN OFF entre paréntesis y debajo del nombre del personaje. AMANDA -‐‑115-‐‑
(VOZ EN OFF) Sucedió en abril, el mes más cruel del año... 14) En una conversación telefónica se pone la palabra filtro entre paréntesis después del nombre del personaje para indicar que el personaje cuya voz se oye distorsionada (fil-‐‑ trada) electrónicamente está fuera de cámara. AMANDA (filtro) Llámame cuando acabe la clase de Báez. 15) Cuando quieres indicar el estado de ánimo de un personaje, o la forma en que debe decir un parlamento, de-‐‑ bes poner un paréntesis debajo del nombre, así: AMANDA (furiosa) Te dije que te largaras de aquí. Hay actores y directores que odian esas instrucciones entre paréntesis, por lo tanto, no hay que abusar de ellas y solo ponerlas en ocasiones estrictamente necesarias para que parezcan sugerencias y no imposiciones o intromisiones. 16) Si te quedas sin espacio en una página y tienes que continuar el diálogo en la siguiente pon (continúa) Este (continúa) va al final de la página, en el extremo derecho. De esta forma el lector de tu guión (que puedes ser hasta tú mismo en pleno rodaje) no perderá el ritmo de la narración.
17) Cuando se quiere insertar una pausa en un diálo-‐‑ go, indicar un silencio, los norteamericanos ponen (beat). Nosotros pondremos pausa entre paréntesis, así: AMANDA Después de todo lo que hemos pasado (pausa) Después de todo lo que hemos vivido vienes a confesarme eso. 18) En ocasiones la palabra pausa puede ser reempla-‐‑ zada por un sonido agudo: JOE Hola, ¿cómo diablos estás? Tony grita de manera desaforada y desenfrenada. JOE (cont.) Hey, espera un segundo. ¡Tú deberías estar en Cleveland! 19) Notar, como se ha escrito (cont.) para indicar que JOE continúa hablando. Otra opción es también borrar JOE (cont.) y dejar que fluya la continuación del parlamento. Así: JOE Hola, ¿cómo diablos estás? Tony grita de manera desaforada y desenfrenada. Hey, espera un segundo. ¡Tú deberías
estar en Cleveland! 20) Finalizar la historia con cualesquiera de los si-‐‑ guientes términos: FADE OUT o DISOLVENCIA DE CLAU-‐‑ SURA o DISOLVENCIA DE CIERRE o FUNDIDO. Se puede poner a lo gringo el típico THE END o FIN, si así lo desea el guionista. e.-‐‑ Para controlar el presupuesto y el cronograma de rodaje EL GUIÓN TÉCNICO o SHOOTING SCRIPT (GUIÓN DE FILMACIÓN) ayuda a desarrollar la historia en imágenes. Contiene instrucciones de movimientos de cáma-‐‑ ra, planos, encuadres, tomas. También incluye los diálogos. Es como la partitura para el director y el productor, lo cual les permitirá cumplir con el cronograma y con el presupues-‐‑ to asignado. f.-‐‑ Otro instrumento que permitirá el control cronoló-‐‑ gico y económico del rodaje es el STORYBOARD que no tiene que ser necesariamente algo que se le encomiende a un artista. Lo importante es saber, aunque sea a través de dibu-‐‑ jos rústicos, qué va en cada cuadro, cómo es la composición visual de cada escena y la disposición de cada personaje en la pantalla. El pionero del storyboard fue Georges Méliès. Él no es-‐‑ tilaba escribir un guión con palabras, sino con imágenes que dibujaba en cuadritos cuyas medidas eran casi iguales a las de una pantalla. Circunscrito a la creación de filmes épicos, fantásticos o de ciencia-‐‑ficción, el storyboard resurgió «de entre los muertos» en las últimas décadas por la influencia de la publicidad, medio obsesionado por el control de cada toma en el rodaje de comerciales. Llamado por Marçal Moli-‐‑ -‐‑116-‐‑
né193 el hijo afásico del cómic, muchos cineastas han quedado hechizados por esta forma tan minimalista de presentar una historia. Hitchcock no filmaba sin storyboard, Spielberg sigue el ejemplo. Kurosawa (gran aficionado a la pintura) a veces pasaba años haciendo storyboards para sus filmes. Fellini, que había engrosado durante su juventud las filas de los carica-‐‑ turistas, sabía lo que hacía cuando previsualizaba sus pelícu-‐‑ las en surrealistas tebeos. g.-‐‑ Sinopsis en griego significa «visión de conjunto». Es un relato breve de la historia que se va a rodar. Los en-‐‑ tendidos aconsejan una página. No obstante, en crítica de cine y periodismo de espectáculos, se manejan varios mode-‐‑ los de sinopsis. Las revistas de farándula manejan la sinopsis ultra breve que vendría a ser el equivalente al outline story del guionismo. Revistas especializadas como Sight & sound manejan la sinopsis de hasta cinco páginas que resumen escena por escena todo el filme. En tal caso, ¿para qué va a servirte esta «visión de con-‐‑ junto»? Para presentar tu historia o venderla, en sentido lite-‐‑ ral o figurado, a un público, a una institución, a una empre-‐‑ sa, para ponerla en un folleto, en un tríptico, en una página web, o para repartirla en hojas volantes en el peor de los ca-‐‑ sos. ¿En qué fase de la elaboración del guión se recomien-‐‑ da redactarla? Como bien lo asegura Jean Claude Carrière hay que escribir la sinopsis al final, cuando ya tienes termi-‐‑ nado tu guión. No puedes hacer la sinopsis al principio, cuando todavía no ha nacido tu cortometraje o tu película. La historia se verá sujeta a tantas modificaciones a medida que la vayas escribiendo, que cualquier sinopsis que hagas -‐‑117-‐‑
desde el principio, igual sufrirá variantes a lo largo de todo el proceso. h.-‐‑ La escaleta En inglés se la conoce como step-‐‑outline. Georges Sa-‐‑ doul la llama continuidad, definiéndola de la siguiente mane-‐‑ ra: «La continuidad, que habitualmente sigue al tratamiento, es un esquema más detallado del argumento definitivo. La película ya se divide en secuencias y en escenas». Antonio Costa llama a esta fase la del pre-‐‑guión. En términos más sencillos, la escaleta es la médula de tu historia contada en oraciones breves, con detalles de loca-‐‑ ciones y luz. Esta manera telegráfica de contar la historia sirve para que no te pierdas en la trama, para que tengas una idea clara de a donde vas y de donde vienes. En las series de televisión se usan a los escaletistas pa-‐‑ ra confeccionar estos prácticos telegramas narrativos. Los equipos de guionistas televiciosos suelen dividirse en tres grupos: biblistas o argumentistas (creadores del argumento), escaletistas (que confeccionan semanalmente los esquemas y estructuras de los capítulos) y dialoguistas (que elaboran los parlamentos). El escaletista extrae, regularmente, la informa-‐‑ ción contenida en el guión-‐‑biblia, la actualiza, la amplía y así va estructurando la historia en capítulos. El trabajo del esca-‐‑ letista, como se ve, es fundamental para el trabajo del dialo-‐‑ guista. EJEMPLO DE ESCALETA194 1.-‐‑ Casa. Ext/Día Alma llega a casa. 2.-‐‑ Casa. Int/Día. -‐‑118-‐‑
Solo Rosafina y don Diego celebran cumpleaños de Manolito. 3.-‐‑ Patio casa. Ext/ Día. Alma mira por la ventana que Manolito no quiere ir a la escuela. 4.-‐‑ Casa. Int-‐‑Ext/ Día. Petra mira a Alma desde su ventana. Llega el autobús escolar. Salen Rosafina y Manolito. Alma se les acerca sugi-‐‑ riéndoles que no salga nadie: «Los que viven en esta casa no deben someterse a ningún peligro». Rosafina la ignora y Manolito sube al autobús. 5.-‐‑ Casa Morán. Ext/Día. Salvador prepara el auto para don Diego y Ángel. Al-‐‑ ma se le acerca y les repite el vaticinio. Don Diego la escucha sin querer, Ángel la echa y Salvador la ignora. Salen. i.-‐‑ Crear el pitch La palabra pitch viene del béisbol y significa arrojar, lanzar. Las sesiones de pitch son las que mueven el mundo de Hollywoodlandia. Se invita a guionistas, ejecutivos, direc-‐‑ tores, productores a que resuman en una o dos frases toda la historia que desean llevar a la pantalla. El pitch no tiene nada que ver con el béisbol, tiene más que ver con el mundo de la publicidad. Por su estructura telegráfica se parece al eslogan publicitario. El pitch más conocido en el mundillo del cine norteamericano es el que se hizo para The panic in needdle park: «Romeo y Julieta en el mundo de las drogas». Conclusiones Ahora vamos con los tres últimos párrafos para bara-‐‑ jar algunas interrogantes: ¿Debemos utilizar este modelo que hemos sugerido por ser práctico y preciso? ¿Debemos recu-‐‑ -‐‑119-‐‑
rrir a él a sabiendas que no vamos a filmar en formato de 35 mm? ¿O debemos utilizar el modelo a dos columnas que se lo utiliza para la televisión o para los vídeos? ¿Debemos usar el modelo de doble columna aún a sabiendas de que no va-‐‑ mos a rodar un producto que será exhibido en la televisión y que tendrá un número no tan masivo de espectadores? Estas preguntas se contestan sabiendo la naturaleza del receptor, de la persona que va a escrutar nuestro material audiovisual. ¿Vamos a presentar nuestra historia en un festival de corto-‐‑ metrajes? No debemos hacernos líos con las respuestas. Las limi-‐‑ taciones del medio son terribles. Solo podemos filmar en vídeo, pero eso no implica que prescindiremos de una visión cinematográfica en lo que vamos a filmar. Si vemos películas en la tele y pensamos que estamos viendo cine, ¿por qué no filmar en vídeo y pensar que estamos haciendo cine? Es una pretensión coherente frente a las limitaciones del medio y la falta de recursos económicos. Dice Susan Sontag a propósito de todo esto en una entrevista: «Con las nuevas tecnologías de que disponemos, es muy fácil hacer cine. Pienso en el carácter portátil y el bajo costo de las cámaras de video. Ese planteamiento que consiste en querer hacer películas difíci-‐‑ les y sofisticadas, y luego deprimirse porque no llegan a un público amplio, me parece ingenuo. Pero si quieres llegar a un público serio que pueda apreciar tu arte, hay muchas formas de distribución alternativa. El DVD es sólo una; hay películas que se exhiben en los museos, se están haciendo cosas extraordinarias en video...» Por lo tanto, propongo que se extraiga de cada modelo lo que más le convenga a la historia que estás creando. Si vas a ser tú el que va a filmar historias, tienes el derecho de crear un modelo que sea una suma de lo que has aprendido. Si -‐‑120-‐‑
quieres usar el modelo a dos columnas del formato televisi-‐‑ vo, hazlo, pues estás familiarizado con él, y como tú vas a ser la persona que desarrollará la historia en imágenes, solo tú vas a entender ese formato, lo cual es totalmente lícito. Un guión es un objeto práctico y será efectivo si se convierte en la base para filmar lo que has creado.
El matrimonio entre sonido e imagen u observar un filme con los oídos
¿Sabía usted que los sonidos que escuchamos en el ci-‐‑ ne son añadidos en la postproducción, o que cada ruido es creado a propósito para el filme? Un personaje no camina sobre la nieve, sino sobre harina de maíz. Una ventana que -‐‑121-‐‑
se rompe no está hecha de vidrio sino de azúcar cristalizado. La piedra esférica que persigue a Indiana Jones en Raiders of the lost ark no está hecha de piedra sino de espuma plástica. Una cabeza aplastada es casi siempre un melón o una sandía que se tritura. Después de estos ejemplos, solo cabe una afirmación: acaso el sonido sea la técnica más difícil de estudiar en el mundo de las imágenes cinemáticas. Estamos mal acostum-‐‑ brados a vivir en un entorno sonoro al cual no le ponemos mucho asunto. No solemos leer la realidad con nuestros oí-‐‑ dos. Walter Murch (The godfather, The english patient195, Apo-‐‑ calypse now) asegura que desde el instante en que nacemos, «la audición parece retroceder al fondo de nuestra concien-‐‑ cia y funciona más como un acompañamiento de lo que ve-‐‑ mos», y se hace una pregunta capital: «¿Por qué el primero de los sentidos en ser activado no permanece dominante sobre los otros a lo largo de nuestra vida?». Intentaremos ensayar una respuesta: a diferencia de los ciegos, que tienen más desarrollado el sentido de la escucha, nosotros vivimos como «ciegos auditivos». La contaminación sonora hace que seamos incapaces de leer nuestra sonósfera. Póngase como ejemplo la degeneración urbana, perdón, la regeneración urbana que hace que la «suave música» de taladros, palas, picos y tractores afecte nuestros tímpanos. Solemos, por tan-‐‑ to, ser espectadores de un filme, pero no atentos oyentes del mismo. Tendemos a considerar que el sonido es un simple acompañante de la realidad que nos presenta o nos inventa una película, pero no sabemos que la forma en que el cine nos «engaña», o nos permite entrar en la historia, es a través del sonido. Además, no podemos parar la película y congelar un instante sonoro, pero sí podemos hacerlo en cambio, con una -‐‑122-‐‑
imagen, con una escena. Lo ideal, pero al mismo tiempo imposible, sería estudiar el audio de un filme en una conso-‐‑ la, en una cabina en la que podamos analizar los diversos niveles de realidad sonora que el diseñador de sonido y el editor de sonido (a veces son la misma persona) han logrado crear. Es una apabullante realidad: el poder del sonido a veces es tan avasallador que puede ser omitido por nuestra atención. La idea de este texto es crear una conciencia sonora en los cinéfilos y hacerles notar que no se ve y se escucha un filme (suena a dos actividades separadas). Lo oímos/vemos (es una operación simultánea). Un marco histórico Antes de la invención del fonógrafo por parte de Thomas Alva Edison, en 1877, era imposible imaginar la captura del sonido y su posterior reproducción. El cine mu-‐‑ do procedió a reconocer la necesaria existencia del sonido, al utilizar música como acompañamiento de orquesta, órgano o piano en cada exhibición. De no existir música, no habría existido forma de llenar un insoportable silencio. La música, por ende, ayudaba a percibir mejor el fenómeno de las mo-‐‑ vies o moving images (imágenes móviles). ¿Se imaginan una película muda, sin ningún tipo de acompañamiento musical? Se oiría con claridad el mascar de las palomitas de maíz o los besos de los enamorados en el público presente. Quien logró significativamente que se le dé importan-‐‑ cia al sonido fue el cineasta ruso Sergei M. Eisenstein con una propuesta teórica que él denominó «sincronización de los sentidos», que constituye la unificación de imagen y so-‐‑ nido a través de un ritmo sonoro único y homogéneo. En 1926, en la primera época del cine norteamericano, después de la comercialización de las películas sonoras, todo -‐‑123-‐‑
tenía que ser grabado simultáneamente: música, diálogos y efectos de sonido. A través de los discos de acetato Vitaphone todo debía estar correctamente registrado, de lo contrario había que regrabar. La esencia del sonido cinematográfico solo fue deve-‐‑ lada en 1929 con el perfeccionamiento del sonido óptico de 35 mm. perforado. Entre los años 1929 y 1930 este invento fue más lejos. La invención del sistema de regrabación im-‐‑ plicaba que varios tracks (canales) de sonido podían ser con-‐‑ trolados por separado y luego recombinados. La alquimia sonora había nacido, pero esto no significaba perfección. De hecho, las películas de ese entonces apenas añadían en la postproducción diecisiete efectos sonoros. Las dos películas señeras en la historia de este aspecto técnico son Steamboat Willie (1928) de Walt Disney y King Kong (1933). La película de Disney supuso un gran descu-‐‑ brimiento: las figuras bidimensionales de dibujos animados solo se mueven, no pueden hablar, por lo que la añadidura del sonido era casi como la obtención de la piedra filosofal. De allí que dos aportes trascendentales hayan surgido a par-‐‑ tir de estas dos películas: la voz en falsete agudo de Mickey Mouse (llamado originalmente Mortimer) y el rugido me-‐‑ morable que Murray Sivak le dio a King Kong. El aporte de Walter Murch Fue con la llegada de Francis Ford Coppola y Georges Lucas que se dio la profesionalización del sonidista y el mezclador, o si se quiere, del diseño de sonido. Coppola y Lucas crearon a fines de los sesenta, junto con Walter Murch, American Zoetrope. La idea de esta empresa era conciliar las funciones de los sonidistas y de los mezcladores. Zoetrope llegó a la conclusión de que los sonoristas no debían antago-‐‑ nizar con los mezcladores. Esto quería decir que una sola persona podía encargarse de ambas funciones: sonorizar y mezclar. Antes de Zoetrope, un técnico conseguía los soni-‐‑ dos (los creaba o los extraía de una sonoteca personal) y lue-‐‑
go se los pasaba a otro profesional que se entregaba a la ta-‐‑ rea de la compaginación sonora. Películas como The godfather, The conversation y Ameri-‐‑ can Graffitti revolucionaron la historia del cine, precisamente por el audaz diseño de sonido a manos de Murch. Luego vinieron Jaws y Star wars. Esta última estrenó el formato de 70 mm. con sonido Dolby196 encodificado. Finalmente, la que terminó de abrir el camino fue Apocalypse now que marcó el inicio del uso del formato standard: tres canales de sonido detrás de la pantalla, surrounds a cada lado, y un canal de realce de baja frecuencia. De esta forma se pasa del formato análogo al digital. Este nivel de complejidad técnica en la creación del sonido es de carácter histórico y data de la invención del cine sonoro. La complejidad ha ido en aumento desde los años setenta en que apareció el Dolby Stereo, continuando con la automatización de las consolas de mezcla en los ochenta y los diversos formatos digitales en los noventa. En los años treinta y cuarenta, por ejemplo, era habitual que para todo un largometraje se necesitara sólo quince o veinte efectos sonoros. Hoy ese número podría ser multiplicado por mil. Esto implica que la mezcla final de la mayoría de películas contemporáneas constituye un caos ordenado que abarca diálogos, música y efectos sonoros. Hasta los más experi-‐‑ mentados directores y mezcladores encuentran difícil en-‐‑ frentarse a la gran cantidad de opciones que supone el dise-‐‑ ño de sonido en la actualidad. Fundamentos del sonido cinematográfico El volumen, el tono y el timbre son los tres fundamen-‐‑ tos del sonido cinematográfico. Es importante que el cinéfilo pueda distinguir las fronteras que separan a cada uno de estos conceptos. El volumen o nivel tiene que ver con la in-‐‑ tensidad (alta o baja), el tono se mide por la amplitud (la
agudeza o la gravedad), y el timbre es el modo propio o ca-‐‑ racterístico de un sonido. Pasemos a explicar uno a uno estos fundamentos. Primer fundamento: el volumen o nivel Para hablar del sonido cinematográfico y sus funda-‐‑ mentos (volumen, tono y timbre) tomaremos algunos ejem-‐‑ plos de Blow out197 (1981) de Brian de Palma. John Travolta interpreta a Jack Terry, un editor de sonido que trabaja para filmes baratos. La premisa dramática del filme es la búsque-‐‑ da del grito de horror perfecto para una película clase B en la que está trabajando. Para ello tiene que hacer audición a varias mujeres que él va descartando a medida que van gri-‐‑ tando. Buscar una voz desgarradora es una cuestión de nivel o volumen. ¿Cómo definir este fundamento? Según el DRAE, «el volumen es la intensidad de la voz o de otros sonidos». Otra acepción que también puede ayudarnos: «Corpulencia o bulto de una cosa». Pensar en el volumen como una cosa que se abulta es pertinente para los propósi-‐‑ tos didácticos de este texto. En tal caso, el sonido cinemato-‐‑ gráfico manipula constantemente el volumen sonoro. Cada vez que el personaje de Travolta rechaza un grito femenino es por un problema que pertenece a este primer fundamento, el volumen, también llamado nivel. Otro ejemplo para dejar este subtema más claro. El plano general de una calle ajetreada en Blow out va acompa-‐‑ ñado de estrepitosos ruidos de tráfico. Cuando dos persona-‐‑ jes se encuentran y comienzan a hablar, el nivel del barullo de la calle desciende para dar preponderancia al nivel del sonido de la conversación. En ésta y otras películas veremos como se dan contrapuntos entre un personaje de voz suave y -‐‑124-‐‑
otro de voz de trueno. He aquí una diferencia de nivel o vo-‐‑ lumen. El diálogo de la pareja se produce en un primer tér-‐‑ mino acústico, mientras que el ruido del tráfico se debilita al fondo. Con este filme (como sucede con todos los del género) aprendemos que el espectador se asusta por la forma en que se manipula el volumen o nivel del sonido. De hecho, cada vez que nos asustamos en un filme tipo Friday the 13th, The grudge o The ring es por una razón estrictamente sonora. Ese acorde estridente que surge de la nada es lo que nos obliga a cerrar los ojos. El miedo, por ende, tiene un antifaz sonoro. Sigamos con el filme de De Palma. Blow out parafrasea una escena de Psycho en la que una mujer es asesinada en una ducha. La eficacia en la manipulación del sentido del oído en el espectador se da por los bruscos y extremados cambios de volumen no solo en la música sino también a través del nivel del sonido del cuchillo rasgando la carne o la cortina, o el caer del cuerpo en los azulejos. Claro está que hay un elemento visual que ayuda sobremanera. Estamos hablando de la sangre mezclada con el agua de la ducha. A estos cambios bruscos los expertos los denominan cambios de dinámica. Segundo fundamento: el tono Vamos ahora a la segunda cuestión básica del sonido cinematográfico. Se trata del tono, el cual tiene que ver con las vibraciones sonoras, o dicho de manera más simple: la altura o la bajeza percibidas en el sonido. En música coral, por ejemplo, el tono determina si un cantante es soprano, bajo, mezzosoprano o contralto. Dejemos que sea el DRAE el que acuda una vez más en nuestra ayuda: «Cualidad de los so-‐‑ nidos, dependiente de su frecuencia, que permite ordenarlos -‐‑125-‐‑
de graves a agudos. Inflexión de la voz y modo particular de decir una cosa, según la intención y el estado de ánimo del hablante. Energía, vigor, fuerza». Cuando un niño intenta hablar con voz de hombre y no lo consigue estamos ante una cuestión de tono. Cuando Marlene Dietrich habla con su voz andrógina estamos ante la misma cuestión. Pero no dejemos atrás a Blow out de Brian de Palma. Nancy Allen que inter-‐‑ preta a Sally, la protagonista del filme, posee un tono bajo. El personaje de Manny Karp, el fotógrafo extorsionador inter-‐‑ pretado por Dennis Franz, tiene un tono alto. El tercer fundamento: el timbre Llegamos ahora al timbre, el tercer fundamento, defi-‐‑ nido por el DRAE como «modo propio y característico de sonar un instrumento musical o la voz de una persona». El timbre es un parámetro acústico básico como la amplitud o la frecuencia, y es indispensable para describir la textura o tacto de un sonido. Cuando decimos que la voz de alguien es na-‐‑ sal o que una pieza musical determinada es dulce, estamos enfrentando este tema. De hecho, cuando decimos «No me gusta tu tono de voz» (o sea, si es alto o bajo) deberíamos decir realmente: «No me gusta tu tono y tu timbre de voz» (es decir, el modo en que se está diciendo algo). Un ejemplo más puntual: al preparar la banda sono-‐‑ ra198 de Witness (1984) con Harrison Ford, los montadores de sonido usaron audio grabado veinte años atrás, para que el timbre de las grabaciones, menos moderno, contribuyera a definir el rústico retiro de la comunidad amish. Tres tipos de sonido El sonido en el cine (si queremos clasificarlos de ma-‐‑ nera sencilla) es de tres tipos: diálogos, música y efectos so-‐‑ -‐‑126-‐‑
noros. Vamos revisándolos de la mano del personaje de John Travolta en Blow out. Él, como todo editor de sonido, maneja los tres. Hay una enseñanza fundamental de este filme tan poco apreciado por la crítica, pero que maneja una gran di-‐‑ dáctica de lo que es la audiovisión cinematográfica: la crea-‐‑ ción de una banda de sonido (track) se parece al montaje de las imágenes. Del mismo modo en que el cineasta puede elegir la mejor imagen de entre varios planos, el editor de sonido también puede elegir el fragmento sonoro más útil. Un momento revelador del filme es ver al protagonista tra-‐‑ bajando en su sonoteca: una gama de los más variados soni-‐‑ dos están a su alcance. Desde el abrirse de una puerta hasta el disparo de un arma de fuego. La verdad es que la mayoría de sonidos que aparecen en un filme son postsincronizados, o sea, se los añade en la postproducción. La llamada grabación limpia, grabación in situ o grabación sincronizada se manipula luego electrónicamente para lograr los efectos deseados. Otra muestra de la capacidad de manipulación elec-‐‑ trónica de un sonido: del mismo modo en que se puede re-‐‑ filmar un plano en la positivadora óptica, teñir su color o introducirlo en una imagen compuesta, también se puede procesar un fragmento de sonido para cambiar sus cualida-‐‑ des acústicas. Jack Terry nos enseña cuán capital es la figura del mezclador que puede regular con precisión el volumen, la duración y la cualidad tonal de cada sonido. En el cine mo-‐‑ derno, se pueden llegar a mezclar una docena o más de ban-‐‑ das diferentes o tracks. La mixtura también puede ser bastan-‐‑ te densa, como sucede en una escena de un aeropuerto que combina el murmullo de varias voces diferentes, sonidos de pasos, carretillas de equipajes y los motores de los aviones. -‐‑127-‐‑
Pero la mezcla también puede ser muy poco densa, con un sonido ocasional emergiendo ante un fondo de silencio abso-‐‑ luto. ¿Cómo trabaja el personaje de John Travolta? Jack Terry tiene en su laboratorio una serie de tiras que penden de un cordel. Cada tira tiene una etiqueta con los nombres del sonido que contiene: pasos, trueno, disparo, cuerpo que cae, etc. Para cada sonido habrá una pista o ban-‐‑ da (track). Para cada banda habrá un botón en la consola. Durante la segunda escena se ve un control room donde cada botón permite aumentar o disminuir el protagonismo de cada sonido en la película. Cuando Sally (Nancy Allen) le pregunta a Jack Terry la naturaleza de su trabajo, éste con-‐‑ testa: «Yo grabo los sonidos para que luego tú veas la pelícu-‐‑ la». Lo que omite el personaje es toda la complejidad de su labor. Quizá el momento que mejor ilustra el grado de difi-‐‑ cultad del sonidista es aquél en el que juega a ser detective. La noche del accidente de tránsito del gobernador, Terry estaba grabando sonidos que podían enriquecer su fonoteca y que de seguro usaría en la película para la cual estaba tra-‐‑ bajando. Por casualidad, grabó el audio de todo el accidente. Cuando escuchó lo que grabó en su laboratorio se dio cuenta de que un disparo de arma de fuego precedía al estallido (blow out) de un neumático. Esto lo lleva a manejar durante toda la trama la tesis de un asesinato. Cuando aparece en la prensa una secuencia fotográfica del accidente, Terry decide usar ese material para ponerle los sonidos que había graba-‐‑ do. Cada fotografía publicada cumple el rol de un fotogra-‐‑ ma. De esta forma logra crear una película rudimentaria del asesinato y pone en peligro su vida. Gracias a esta ingeniosa premisa, De Palma logra convertir al sonidista en un detecti-‐‑ -‐‑128-‐‑
ve. En el fondo, eso es lo que debe hacer la persona encarga-‐‑ da de este oficio: debe investigar en la realidad cuál sonido puede empatar con las imágenes cinematográficas. Y aquel sonido inexistente en el mundo exterior, debe crearlo. Las preguntas que debe hacerse un montador de so-‐‑ nido Para Walter Murch, el único de su gremio en ganar el mismo año un Oscar a la mejor mezcla de sonido y al mejor montaje de imágenes por The english patient (1996), las pre-‐‑ guntas que debe hacerse un mezclador de sonido son las siguientes: ¿Qué hacer con los momentos de aparente caos en los que cientos de sonidos se agolpan: el diálogo, la músi-‐‑ ca, los efectos sonoros? ¿Cómo es que esos momentos apare-‐‑ cen y cómo lidiar con ellos cuando esto sucede? ¿Cómo ele-‐‑ gir qué sonidos deben predominar cuando no pueden estar todos ellos incluidos en la mezcla simultáneamente? ¿Qué sonidos deberían jugar el rol de soporte, sostén y sirvientes de los más importantes? ¿Y qué sonidos, si hay alguno, de-‐‑ bería ser eliminado en la mezcla? El trabajo del diseñador y editor de sonido consiste en recopilar todo el material que forma parte de una banda de sonido (con excepción de la música), organizarlo, montarlo y prepararlo para la mezcla donde combinará todo. El monta-‐‑ dor trabaja con el ingeniero de sonido que ha grabado los diálogos durante la filmación. Esta grabación se da a través de la jirafa, ese micrófono que todos hemos visto en alguna ocasión en la parte superior de la pantalla por un descuido del proyeccionista que ha encuadrado mal la imagen. Micró-‐‑ fonos como la jirafa suelen ser direccionados hacia la boca de los actores, de tal forma que eliminan todos los sonidos am-‐‑ bientales. -‐‑129-‐‑
Los otros sonidos que se montarán son los siguientes: los efectos sala (foley), los efectos sonoros, el diálogo postsin-‐‑ cronizado (ADR199), pistas de sonido ambiental y grabacio-‐‑ nes de sonidos especiales. Mientras tanto, el departamento de música trabaja de manera independiente con el composi-‐‑ tor, grabando la música y reuniendo las canciones que se van a necesitar. Cada tipo de sonido cuenta con su montador especializado que a su vez tiene un buen número de ayudan-‐‑ tes. Nada más habría que revisar los créditos finales de un filme para constatar esto. El montador de diálogo Detengámonos en la función del montador de diálogo, por ejemplo, que tiene la labor de asegurar que las pistas de diálogos fluyan de manera normal sin desentonar para luego mezclarlas. Un parlamento no sirve, por ejemplo, si está mal pronunciado por un actor o acompañado de un ruido que impida su total audición. Skip Lievsay, sonidista de Scorsese y Spike Lee, ha tenido la misión casi imposible de utilizar este procedimiento de postproducción con actores como Robert de Niro y Paul Newman que han debido regrabar sus parlamentos. No todos los actores están en la capacidad de ser cien por ciento efectivos durante el doblaje postsincroni-‐‑ zado. Lievsay recuerda el caso de Pacino como algo excep-‐‑ cional, ya que es un actor con la habilidad de memorizar su interpretación, y no se le dificulta llevar a la cabina de soni-‐‑ do el recuerdo de lo que fue su interpretación. «También es el único actor con el que he trabajado», dice Lievsay, «que parte de una interpretación y puede acabar con otra distinta. Es capaz de cambiar su interpretación en el doblaje para mejorar la película». -‐‑130-‐‑
Sound F/X Vamos ahora a la clasificación de los efectos sonoros. Primero están los sonidos de ambiente como fondo (viento, tormentas, grillos, etc.) que sirven para darle al filme una atmósfera realista. Segundo, los efectos fuertes (una puerta que se cierra, un auto que pasa, explosiones, etc.) que están para darle al filme un ambiente dramático. En tercer lugar, los efectos de cabina o sala (foley) que son todos aquellos sonidos que hacen los personajes como mover un tenedor en un plato, los pasos que suenan al caminar, el quitarse un abrigo y sentarse, etc. La intención de este último tipo de sonidos es crear aquello que no se puede grabar en el mo-‐‑ mento de rodaje. La gran prioridad para los sonidistas es captar la voz de los actores. El resto tiene que crearse en ca-‐‑ bina. Si los sonidos cotidianos se grabaran in situ saldrían deformados, irreales, contaminados por los otros ruidos del entorno. Un ejemplo de foley es el que nos brinda Crouching ti-‐‑ ger, hidden dragon200, para el que se creó un diseño sonoro diferente para los gritos de combate, para los impactos de espada y golpes de puño e incluso para el sonido del ropaje cuando un actor se mueve. Lo que se perseguía era que este filme de artes marciales sonara lo menos hollywoodense posible. De hecho, el director Ang Lee ordenó a su equipo técnico que creara un sonido diferente para cada espada. Por ejemplo, Destino verde —en manos del héroe protagónico— es una espada de sonido cortante y velado que se realizó con una armónica de cristal y un teléfono bajo el agua (vaya el lector a saber cómo se combinaron los sonidos del instru-‐‑ mento musical y el aparato). El resultado, para quien puso atención a este detalle mientras veía el filme, es de una ex-‐‑ quisitez absoluta por el efecto musical que tiene. -‐‑131-‐‑
Clasificación del sonido, según Murch Para Murch, el sonido se divide en incorporado (músi-‐‑ ca, efectos) y encodificado (los diálogos). A los efectos sonoros el sonidista de The godfather les llama «centauros sonoros», pues son mitad lenguaje y mitad música. Todo sonido es, por lo tanto, parte de una partitura. «Un efecto sonoro no se declara abiertamente como música, porque no es melódico, pero puede tener un efecto musical en el espectador», asegu-‐‑ ra Murch y nosotros le creemos al acordarnos del ejemplo del sonido de la espada en Crouching tiger. Así como el soni-‐‑ dista es un músico, también puede ser un pintor. Desarro-‐‑ llemos la metáfora pictórica. Del espectro de sonidos, extrae-‐‑ rá los más adecuados para cada escena, haciendo que unos resalten y otros no; sin embargo, algunos se superpondrán de manera eficaz y clara, pero otros se destruirán o competi-‐‑ rán por la supremacía creando una mezcla inaudible. Los sonidos deben ser armónicos para poder yuxtaponerlos. La selección de los sonidos de armonía precisa puede crear un sonido unificado. Superposición armónica Murch da un ejemplo de superposición armónica. Para Apocalypse now debía crear un sonido que abarcara centena-‐‑ res de grillos. Llevó unas cuantas de estas criaturas a su es-‐‑ tudio y empezó a grabarlos uno por uno en una máquina multitrack (multipistas). Dice el filósofo del sonido: «Luego fuimos agregando track a track, recombinando estos tracks y luego volviendo a grabar aún más tracks hasta que finalmen-‐‑ te tuvimos muchos cientos de cantos de grillos superpues-‐‑ tos». El resultado final fue un convincente campo de grillos desde el punto de vista sonoro. Superposición no-‐‑armónica Para dar un ejemplo de superposición no-‐‑armónica Murch usa la metáfora del sánduche Dagwood que tiene varias capas y que lleva de todo. En el caso de un filme pue-‐‑ de abarcar una capa de diálogo, dos capas de tráfico, una de -‐‑132-‐‑
bocinas de autos, otra de gaviotas, otra de un barullo de multitudes, otra de pasos, olas golpeando la playa, sapos, motores fuera de borda, truenos distantes, fuegos artificiales, y así puede tener más capas. Todas sonando juntas simultá-‐‑ neamente. El sonidista de The english patient aclara que el concepto de capa implica una serie de sonidos conceptual-‐‑ mente unificados con una continuidad específica. En Apo-‐‑ calypse now la llegada de los helicópteros con música de Wagner es un ejemplo de superposición no-‐‑armónica. Este sánduche estaba conformado originalmente por 175 tracks de sonido. La solución que se le ocurrió a Murch para ordenar su sánduche fue crear 6 subgrupos de 30 tracks. A cada sub-‐‑ grupo le denominó premix o premezcla. A continuación un inventario de los premixes: 1.-‐‑ Diálogos. 2.-‐‑ Helicópteros. 3.-‐‑ Música (La cabalgata de las walkyrias de Richard Wagner). 4.-‐‑ Sonidos de armas de fuego. 5.-‐‑ Explosiones de morteros, artillería pesada, grana-‐‑ das. 6.-‐‑ Pasos y otros sonidos de foley (sonorización en sa-‐‑ la). La lista está hecha de acuerdo al orden de importancia de cada premix. Es como si estuviéramos leyendo la lista de ingredientes que un chef se dispone a mezclar. El sonidista, a la manera de un director de orquesta, ha organizado los grupos de instrumentos musicales. A la manera del pintor, el sonidista realiza una cuadrícula (el premix) donde habrá de trabajar fragmento a fragmento su cuadro. «Lo que murales, mezcla y música tienen en común», dice Murch, «es que en cada uno de ellos, los detalles tienen que ser tan exactamente proporcionales a la inmensa escala del trabajo, o los detalles -‐‑133-‐‑
arrollarán al ojo (o al oído) no dando sentido de la totalidad, o la totalidad estará completa pero sin detalles convincen-‐‑ tes». Dentro de esa totalidad la voz humana debe ser enten-‐‑ dida claramente en casi todas las circunstancias, indepen-‐‑ dientemente de que se trate de una ópera o de un diálogo en una película. Por lo tanto, lo primero que se mezcla es el sonido de los parlamentos de cada actor. En segundo lugar, hay que hacerse una pregunta fundamental: ¿Cuál es el si-‐‑ guiente sonido más dominante de la escena? A Murch le pareció acertado que el sonido de los helicópteros era el se-‐‑ gundo en importancia. Después de todo, es el momento cumbre en el que el campamento militar recibe a las podero-‐‑ sas naves aéreas. ¿Qué hizo el sonidista? «Mezclé todos los tracks de helicópteros juntos en un rollo separado de 35 mm. magnético perforado, mientras escuchaba los diálogos, para estar seguro de que los helicópteros tapen los diálogos». En esta jerarquización de sonidos, el siguiente fue el de la músi-‐‑ ca de Richard Wagner que era reproducido a través de los amplificadores y bocinas de los helicópteros. «Mezclé esto en otro rollo de 35 mm. magnético perforado mientras monito-‐‑ reaba las otras dos pre-‐‑mezclas de diálogos y helicópte-‐‑ ros». El cuarto sonido fue el de las pequeñas armas de fuego, el quinto las explosiones, y el sexto los sonidos de foley. Fi-‐‑ nalmente, Murch tenía seis pre-‐‑mezclas, cada una de seis canales (tres canales detrás de la pantalla: izquierdo, centro y derecho; dos canales surround: el izquierdo y el derecho; y un canal de efectos de muy baja frecuencia). No entraremos en detalles tecnicistas narrando cómo Murch tuvo problemas creativos (que resolvió con pericia) en la mezcla final de esa secuencia apocalíptica. Dejamos consignado lo anterior co-‐‑ mo una muestra del modus operandi del sonidista.
Dimensiones fundamentales del sonido cinemato-‐‑ gráfico Las dimensiones fundamentales del sonido fílmico son el ritmo, la fidelidad y el espacio. El ritmo tiene que ver con términos musicales como el compás y los acentos, la fideli-‐‑ dad es la relación que hay entre un sonido y su fuente, y el espacio es aquella dimensión que permite la construcción de una atmósfera sonora. Primera dimensión: el ritmo Vamos con el primer aspecto. Puesto que el sonido tiene una duración, tiene por ende, un ritmo. Éste será lento o rápido. El ritmo implica como mínimo un compás, un tempo y un esquema de acentos, o compases fuertes o débiles (estamos, por lo visto, hablando en términos musicales). El diálogo también tiene un ritmo al igual que la música. El personaje de Dennis Franz (el fotógrafo extorsionador de apellido Karp) en Blow out es identificable por sus señales vocales: por su ritmo acelerado en el hablar y su énfasis silábico. Ca-‐‑ da personaje puede ser identificado por la forma en que va ritmando sus palabras. El actor puede controlar el ritmo, pero el editor de sonido puede manipularlo en la postpro-‐‑ ducción. Segunda dimensión: la fidelidad Ahora viene el segundo aspecto. El sonido puede tam-‐‑ bién relacionarse con la fuente percibida con mayor o menor fidelidad. La fuente de sonido del personaje de Travolta es el audio del accidente automovilístico. Esa fuente es de baja fidelidad. Sería de mayor fidelidad si la fuente fuera clara (en otras palabras nos estamos refiriendo a la calidad de la grabación). La alta fidelidad existe solamente si el sonido
corresponde a su fuente. Si en la segunda secuencia de Blow out el auto que cae por el puente al río produce un sonido de una motocicleta cayendo a un lodazal, no habría fidelidad. La imagen que acompaña al audio nos habla de un automó-‐‑ vil cayendo a las aguas de un río. Otro ejemplo: si un actor de gran atractivo físico crea toda una expectativa en el momento en el que irrumpe en escena, y en el momento de hablar su voz suena aflautada o afeminada, estamos ante un caso de infidelidad hacia la fuente. El resultado causa hilaridad ante los espectadores. Es por eso que las voces que se contratan para doblar a los acto-‐‑ res, siempre respetan el concepto de fidelidad. El doblaje perfecto implica encontrar una persona que tenga el mismo volumen, tono y timbre que la voz original. Tercera dimensión: el espacio Vamos con el tercer aspecto que vincula al sonido con el espacio. Michel Chion postuló una clasificación muy di-‐‑ fundida sobre el sonido en el cine desde el punto de vista espacial. Divide lo audible en una zona visible (oír y ver la causa del sonido) y otra zona llamada acusmática (oír sin ver la causa del sonido). El teórico francés también nos habla de sonido en el aire (de fuente visible aunque remite a otro en su producción, como el de una radio en pantalla transmitiendo un informativo, que nos indica otra fuente aparte de la visi-‐‑ ble), sonidos internos (el pensamiento de un personaje, latidos del corazón en las víctimas del cine de horror) y sonidos am-‐‑ bientales (de fuente invisible no por estar fuera de campo sino por plantear un territorio de mayor valor sonoro: ruidos selváticos, de lluvia o de vida urbana). Sonido diegético y extradiegético -‐‑134-‐‑
En esta vinculación del sonido con el espacio, David Bordwell propone una clasificación dicotómica que es deu-‐‑ dora de la narratología. Si la fuente de un sonido es un per-‐‑ sonaje o un objeto perteneciente al espacio de la historia de la película, le llamaremos sonido diegético. Las voces de los personajes, los sonidos que provienen de los objetos de la historia, o la música interpretada por instrumentos que apa-‐‑ recen en el espacio de la historia, son todos ellos sonidos die-‐‑ géticos. El sonido diegético en Blow out es la escena del cri-‐‑ men: El puente donde cae el automóvil en el que morirá ahogado el gobernador es el escenario, el espacio, o sea, la fuente del sonido diegético. Por otro lado, está el sonido extra diegético, que proce-‐‑ de de una fuente externa al espacio de la historia. Es fácil encontrar ejemplos conocidos de este tipo de sonido. La mú-‐‑ sica de Pino Donaggio en la película de Di Palma es el típico sonido extradiegético (fuera de la diégesis201). Cuando Tom Cruise está subiendo una montaña en la secuencia inicial de Mission: Imposible 2 no esperamos ver a una orquesta en la cima. Los efectos sonoros también forman parte de lo extra-‐‑ diegético. Resumiendo: el sonido puede ser diegético (dentro del espacio de la historia) o extra diegético (fuera del espacio de la historia). Si es diegético, puede estar en la pantalla o en off, y puede ser interno (subjetivo) o externo (objetivo). En busca de la perspectiva sonora Una característica del sonido diegético es la posibili-‐‑ dad de sugerir la perspectiva sonora. El espectador tiene la sensación de estar inmerso en una distancia espacial y loca-‐‑ liza (o cree localizar) los sonidos dentro de la pantalla. Ése es el gran triunfo de los que trabajan con el sonido cinemato-‐‑ -‐‑135-‐‑
gráfico, crean la ilusión de una perspectiva de sonidos, o para seguir con la metáfora pictórica, logran pintar un paisa-‐‑ je sonoro. No de otra forma se obtiene la suspensión de la incredulidad. Por eso Walter Murch dice que no solo graba un sonido, sino el espacio entre el sonido y el espectador.
La música apadrina a la imagen y viceversa
El cine nació en brazos de la música. En 1898, en el Grand Café del Boulevard des Capucines, donde se exhibie-‐‑ ron los primeros cortos de los hermanos Lumière, fue insta-‐‑ lado un piano Gaveau tocado por D. Emile Maraval. Este pianista-‐‑compositor (así lo catalogaba la publicidad de aque-‐‑ lla época) se encargaba de darle un sonido musical a las imágenes proyectadas en la pantalla. El ritmo de las notas debía ilustrar el ritmo de la narración, de las imágenes, de la historia, de todo aquello que había sido filmado previamen-‐‑ te. Catorce años después, en 1912, la revista inglesa espe-‐‑ cializada The Kinematograph Weekly publicaba un manual de consulta dirigido a los músicos que debían acompañar las distintas películas. En la época del cine mudo la música era básica para reemplazar al diálogo. La música lo era todo ya que permitía ilustrar lo que pasaba en la pantalla. En las grandes ciudades se usaba una orquesta para acompañar a las imágenes cine-‐‑ matográficas mudas; en las ciudades pequeñas se usaba un instrumento, el piano, para poder iluminar de sonoridad el -‐‑136-‐‑
filme. Cuando las salas de exhibición eran tan importantes como los filmes proyectados, la música que se interpretaba como acompañamiento venía ya preparada por la casa dis-‐‑ tribuidora o productora del filme. Es el caso de The birth of a nation202 de David Wark Griffith, que venía con su propia partitura. No obstante, la praxis habitual no era cosa del otro mundo, y no ha variado en lo absoluto: se interpretaban ritmos convencionales, que se preveía producirían efectos determinados en el espectador, como violines en las escenas de amor y percusión en las de violencia. Por lo tanto, el cine no era tan silente como siempre se ha dicho. Siempre estuvo la música rondando alrededor de él. Y no es gratuito que el primer filme sonoro203, The jazz singer204 (1927), sea un musical. Un dato adicional que los enciclopedistas suelen citar a menudo: en la época del cine no sonoro la música servía para ahogar el ruido terrible del proyector. Por lo tanto, la música siempre ha sido una especie de hermana siamesa de la cinematografía. Inclusive en el mo-‐‑ mento del rodaje era usual el «poner en situación» a los acto-‐‑ res mediante melodías que se escuchaban en el set durante las escenas de amor. La partitura para cine como papel pintado Pero vamos al terreno de las definiciones, que siempre es importante a la hora de cercar un tema. «¿La música de un filme?», pregunta el ruso Igor Stravinsky, y él mismo se con-‐‑ testa: «Es papel pintado». Y acaso le asiste la razón. Pero olvida, o finge olvidar, que el papel pintado es un indiscuti-‐‑ ble ambientador, un marcador del ritmo de la narración. Alex North (Cleopatra, A streetcar named desire) parece estar de acuerdo con esa definición: «Es un lienzo en el que hay que ser objetivo llenándolo con ideas visuales, sonidos y temas». Para el director Ridley Scott, la música es como el -‐‑137-‐‑
diálogo que debe instaurar la historia con los instrumentos de una orquesta. Tan importante es para el director de Blade Runner este elemento que confiesa, a propósito de Hannibal, que una falla actoral puede arreglarse con la música. No obstante, será Eric Serra (Nikita, The big blue205, The fifth element206) quien nos va a dar mejores luces sobre el te-‐‑ ma. Para él, no se puede hablar de música para películas: «Solo existe la música». De hecho, no se considera un com-‐‑ positor de música de películas, solo compositor musical. Su compatriota Gabriel Yared está en la misma línea ideológica. «Yo siempre he querido hacer únicamente música», dice el creador de la partitura de The english patient. «El problema de la música de cine es que se pega, se une a las imágenes y nos encontramos supeditados a ello. Cuando he escrito música para cine he hecho también música. La música es un estado de espíritu. No se puede decir de sopetón que hay un com-‐‑ positor de música de películas o un compositor de canciones, se es compositor a secas y basta. A partir de aquí cada com-‐‑ positor debe considerar la música como un todo y no como un mero negocio». La última frase del párrafo anterior constituye una crí-‐‑ tica hacia Georges Delerue (1925-‐‑1992), «que es siempre el mismo y no ha progresado nada». Yared denuncia la falta de progreso en el arte de las bandas sonoras. «Todos los amigos que tengo que han trabajado la banda sonora no la han he-‐‑ cho progresar, lo único que han mejorado son sus cuentas bancarias, pero no ellos ni la música que hacen». El factor silencio A la definición de la música en el cine como papel pin-‐‑ tado se opone la del vacío sonoro. El silencio es una «músi-‐‑ ca» importante en el séptimo arte. Pensemos, por ejemplo, en -‐‑138-‐‑
Dogday afternoon (1975) de Sidney Lumet que solo utiliza una canción de Elton John (Amoreena) en la secuencia inicial de créditos, para luego para darle a su historia un realismo cuasi documental, privilegiando el sonido de la realidad. Cd or not cd La música para un filme puede durar alrededor de 50 minutos, según Georges Delerue (Hiroshima mon amour, Le nuit américaine207), aunque hay otros filmes que necesitan tan solo 10 o 15 minutos (la de The godfather part II, por ejemplo, dura 38 minutos y 29 segundos). «Pero la importancia y cali-‐‑ dad de la música no está en función de su extensión», afirma Delerue, ganador de un Oscar por A little romance208 (1979). Para Eric Serra (The professional) en un filme suele utilizarse un tema musical o dos, temas que se los repite a lo largo de toda la banda sonora. «Yo trato de poner un tema diferente en cada escena, para darle más riqueza a la trama», asegura el polémico músico francés que reniega de los clásicos cine-‐‑ matográficos: «No me inspiro en el mundo del cine para escribir la música de un filme, me inspiro en la realidad, lo que veo en la calle, en los periódicos, en la observación de la gente, en la información cotidiana». Mario Nascimbene (When dinosaurs ruled the earth209) ataca el valor de los discos como documento: «El ejemplo clásico es The name of the rose210. La música en el filme es be-‐‑ llísima pero en el disco resulta horrenda. The mission211 es muy fea». Independientemente de que estemos o no de acuerdo con el músico italiano, ¿qué pretende decir con tan polémica afirmación? Se infiere lo siguiente: la música de cine va con el cine, es para ser escuchada dentro de una sala claroscura. Fuera de la realidad cinematográfica la música parece no ser funcional. Escucharla en un disco es consumir-‐‑ -‐‑139-‐‑
la fuera de contexto; sin embargo, al comprar, por ejemplo, el CD de uno de los Padrinos, constatamos que es la mejor forma que tiene el cinéfilo de tender un puente importante entre el texto cinematográfico y él. Por medio del disco se puede recrear mentalmente cualquier escena que nos emo-‐‑ cionó en la penumbra vaga de una sala de proyección. De paso, los booklets o folletos que vienen dentro del disco con los fotogramas, permiten que el cinéfilo experimente un ver-‐‑ dadero gozo estético. El modus operandi ¿Cómo es el proceso de trabajo de los compositores a la hora de ponerse en manos de un director? Todos empie-‐‑ zan por una lectura del guión para «inspirarse» en la historia. Alex North (Spartacus) siempre lee la novela, si es que el guión se basa en una historia literaria. «Después me gusta indagar en el script, y luego miro la película. Prefiero verla yo solo por primera vez y después con el director, ya que verla a través de él me aporta ideas». Elmer Bernstein (The magnificent seven, The age of innocence212) también lee el guión como todos, con la variante de que prefiere ver parte del filme para poder empezar a crear la partitura. El compositor de la popular tonada de Marlboro cree que se debe trabajar así porque «las imágenes fotografiadas pueden cambiar las impresiones de la lectura del guión». Maurice Jarre (Lawrence de Arabia, A passage to India213) coincide con Bernstein: «La verdadera inspiración me viene cuando la película está ter-‐‑ minada y la veo en la pantalla proyectada por primera vez». Hay que aclarar que cuando un músico asegura que ve el filme, éste no siempre se encuentra terminado, sino que está en un estadio intermedio de edición o para ser más precisos, de postproducción. -‐‑140-‐‑
Una partitura que nadie se atrevió a rechazar En el caso de The godfather (1972), de Francis Ford Coppola, los músicos tuvieron que leer la novela de Mario Puzo. La participación de Nino Rota merece mucha atención porque de los tres compositores que fueron contratados para escribir el score, fue el único que estuvo inmiscuido en una gran polémica. La mayor parte de lo que compuso para el filme de Coppola fue original, pero unos fragmentos ya ha-‐‑ bían aparecido en la banda sonora de Fortunella (1958) de Eduardo De Filippo. El jurado de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Los Ángeles procedió enton-‐‑ ces a retirar la candidatura al premio Oscar, ya que el trabajo de Rota no calzaba en la categoría de mejor música original. No obstante, dos años después, el músico italiano habría de ser nominado por The godfather, part II (1974) pero tiene que compartir el Oscar con Carmine Coppola, que había escrito parte de la banda sonora. En la saga de los padrinos, la música actúa como ele-‐‑ mento identificador de las raíces familiares y de la auténtica dimensión de la idiosincracia italiana. Aunque la acción físi-‐‑ ca tome lugar en EE.UU., todo hace referencia a Sicilia: el idioma con el que se comunican los miembros del sistema familiar, las canciones populares italianas como señas de identidad, las celebraciones religiosas (una boda y un bauti-‐‑ zo) que abren y cierran la historia... La música de la saga de los Corleone se ha quedado tan grabada en el imaginario de los cinéfilos que contradice a Mario Nascimbene cuando asegura que «la verdadera banda sonora es la que no se oye». Esta tesis, adscrita al pensamien-‐‑ to de Aaron Copland, sostiene que la música cinemática de-‐‑ be ser insignificante (en un sentido no peyorativo) o neutra, y que la mejor partitura es la que se diluye en la narración y pasa inadvertida para el espectador. Lo que escuchamos de fondo en The godfather es un gran score que compagina muy bien con las imágenes. En ningún momento los acordes sobrepasan la intensidad de las acciones, más bien las subrayan. Hay una comunión perfecta -‐‑141-‐‑
entre lo que se ve y lo que se oye. Esta sinergia ha sido muy bien descrita por Gabriel Yared: «La música cinematográfica muy a menudo es como un desfile ilustrativo en el que no hay necesidad de entrar para entenderlo, es suficiente con mirar el filme y la música hace el mismo efecto que el reflejo de Pavlov cuando hay una escena peligrosa o un tema de amor». Jean Roy, editor, cinematógrafo y director francés, sos-‐‑ tiene, en cambio, que la música no debe ser invisible. Para él la presencia sonora es una necesidad complementaria de la película y no se la puede marginar, pese a que, según el mú-‐‑ sico François Porcile, «no se va al cine a escuchar música». Pero entremos de una vez a la saga de The godfather. La partitura fue compuesta, por decirlo en términos de billar, a tres bandas, por Carmine Coppola, Francesco Pennino y Nino Rota, adaptando los tres composiciones populares sici-‐‑ lianas como la tarantella e introduciendo, puntualmente otros formatos como el vals o el fox trot, signos de la fusión cultu-‐‑ ral en la que viven las generaciones americanas de la familia Corleone. Carmine Coppola (1910-‐‑1991), padre del director, de-‐‑ mostró gran versatilidad escribiendo piezas en clave de ta-‐‑ rantella, mazurka o el ya mencionado fox trot. Su gran expe-‐‑ riencia en diversas orquestas se traduciría en un total dominio de la forma musical, conjugando perfectamente las distintas secciones musicales de manera elegante, refinada y sofisticadamente suave. Senza Mamma y Napule ve salute de Francesco Pennino, suegro del director del filme, se inscriben en lo que es la mú-‐‑ sica tradicional napolitana, por su aire entre alegre y senti-‐‑ mental, por su sonido muy personal gracias al uso de ins-‐‑ trumentos locales como el acordeón o la mandolina. De los tres compositores, Nino Rota (1911-‐‑1979) fue quizá el más destacado y el único que no tuvo ningún grado
de parentesco con el director del filme (aunque el origen italiano era más que obvio). Se trata de un músico legendario en el ámbito de la música italiana del siglo XX. El suyo es un caso excepcional en el universo de las bandas sonoras ya que, en realidad, él era un compositor cuya obra había sido escrita de forma ajena al cine, hasta que en 1933 le fuera en-‐‑ cargada la partitura de Treno populare del italiano Matarazzo. La formación clásica El paso por el conservatorio suele marcar las vidas de los músicos, en general, y de los compositores que escriben para cine, en particular. «Mi paso por el conservatorio me dejó conocimiento de las escrituras musicales de todas las épocas», afirma Patrick Doyle que tuvo que estudiar la mú-‐‑ sica de la época de Jane Austen (siglo XVII) para preparar su partitura de Sense & sensibility214. «Lo estudié todo», afirma el compositor británico, «en especial muchos conciertos para piano de Mozart, ya que el score debía ser muy culto y refi-‐‑ nado y el tono y la elección de instrumentos tenía una gran importancia». La formación clásica es tan importante para algunos músicos que artistas como Ennio Morricone y el que nos ocupa en este artículo, Nino Rota, han hecho una carrera paralela escribiendo no necesariamente para la pantalla sil-‐‑ verada. Rota, por ejemplo, es autor de dos óperas, tres sinfo-‐‑ nías, un cuarteto de cuerda, y cinco ballets. Pero no siempre la música clásica sirve en el séptimo arte. Para el italiano Mario Nascimbene (When dinosaurs ruled the earth), «la dodecafonía, que es un sistema muy serio de composición clásica, no funciona en el cine. Hay autores estupendos de música seria que no encajan en un filme. Un gran músico no puede ser un gran compositor de música cinematográfica».
Sin embargo, la música clásica se ha convertido en una gran aliada del séptimo arte. ¿Qué es 2001: A space odissey de Kubrick sin Also sprach Zarathustra215 de Strauss? ¿Qué es Viridiana de Buñuel sin Händel? ¿La muerte en Venecia de Vis-‐‑ conti sin Mahler? La música de una saga De entre las colaboraciones cinematográficas de Rota (ya volviendo al tema), las más conocidas fueron, sin duda, las que hizo junto a Federico Fellini y, por supuesto, las de la saga de los Corleone. Su relación con Fellini fue tan estrecha y regular, que sigue siendo tildada de mítica. El director de Rímini solo solicitó los servicios de otro músico después de la muerte de Rota en 1979. De esta colaboración destacan las partituras de La strada (1954), Fellini otto e mezzo216 (1959), Amarcord (1974) y Casanova (1977). Nadie como Rota supo entender y trasladar al reino del sonido la desbordante y a ratos surrealista imaginación felliniana. La música de este genio estuvo muy influenciada por su entorno italiano, del que recoge la tradición instrumental y el aire «saltarín» de los temas, justo equilibrio entre el pre-‐‑ ciosismo casi naïf y las atmósferas fantasmagóricas y fanta-‐‑ siosas, entre las tonadas de feria y la música de juguete. Para El padrino, Rota aportó con la mayor cantidad de composiciones para la banda sonora, componiendo una pie-‐‑ za para cada personaje en la que se refleja el carácter del mismo, de esta forma aporta una información suplementaria acogida de manera inconsciente por el espectador, en una especie de función subliminal de apoyo al guión. Entre estas piezas sobresalen Michael´s theme dedicado al personaje de Al Pacino. En la segunda parte de la saga de los Corleone, la pie-‐‑ za que más destaca es The inmigrant, una triste composición basada en una melodía popular italiana que permanecería -‐‑142-‐‑
por siempre en el recuerdo de todos los aficionados al cine como una de las de mayor impacto emocional dentro de una sala de proyección. Lírica y quebradiza, The inmigrant mar-‐‑ caría un hito que, en opinión de muchos expertos, no ha sido superado. Otros temas por destacar en la partitura de The godfat-‐‑ her part II (por la cual Rota mereció un Oscar compartido con Carmine Coppola) son A new carpet (que tiene un aire felli-‐‑ niano), Kay (dedicado al personaje de Diane Keaton), Vito and Abbandando, The godfather’s at home, Michael comes home y The brothers mourn. La contribución de Carmine Coppola no tuvo la envergadura de Rota, aportando nada más con temas como Marcia stilo italiano, Murder of Don Fanucci y la canción Every time I look in your eyes. Esta obsesión por incluir a su padre en todos sus proyectos es el resultado de concebir la música como un legado cultural y familiar. Carmine llegaría a crear partituras delicadas para The rain people (1969), The outsiders (1983), Gardens of stone217 (1987), las tres dirigidas por su figlio más querido. Pero a fin de cuentas el verdadero padrino de Francis es Nino Rota, el cual parece haberle enseñado que la música es esencial para llevar el ritmo de una historia o para dejar huellas en la sique del espectador. Coppola sigue el acertado criterio de concebir el arte cinematográfico como una conju-‐‑ gación de luz, sonido y literatura, otorgando la misma im-‐‑ portancia a la música, la imagen y el guión, a diferencia de otros realizadores cuyo foco de atención se centra en uno solo de estos componentes. -‐‑143-‐‑
El arquitexto cinematográfico218
Hay preguntas muy precisas que asaltan nuestras mentes cuando pensamos en los espacios mientras tenemos clavados nuestros ojos en la pantalla silverada: ¿En qué épo-‐‑ ca estamos? Gangs of New York219 nos transporta a una Gran Manzana de fines del siglo XIX, ciudad construida en los estudios de Cinecittá en pleno siglo XXI. ¿En qué país nos encontramos? Brazil de Terry Gilliam no es el Brasil que todos conocemos con sus playas de Copacabana, sus carna-‐‑ vales. Las locaciones. Los interiores. Las escenografías. Los objetos que colman cada escenario. Los fondos fijos. Los de-‐‑ corados. Todo esto tiene que ver con la construcción del es-‐‑ pacio en el cine. El Oscar a la mejor dirección artística recibido por Sleepy Hollow (1999) de Tim Burton nos habla de la impor-‐‑ tancia de los objetos y los espacios en la historia. Desde el pantano lóbrego hasta el árbol maldito que en el bosque destaca por su monumentalidad y sus ramas que asemejan a monstruosos brazos que bien podrían asfixiar a los persona-‐‑ jes en cualquier momento. Ese árbol de cuyas raíces aparece el jinete sin cabeza bien vale cualquier premio. El Oscar que ganó Dante Ferreti al mejor diseño de producción por The aviator (2004) implica gastos titánicos como la construcción específica de sets complejos como la fábrica de aviones o los restaurantes lujosos donde comen los protagonistas. La oficina donde Howard Hughes se en-‐‑ cierra preso de sus fobias. Inclusive hay aviones de diseño especial como el prototipo del Hércules. Este deslumbrante diseño de producción se contrapo-‐‑ ne al de Million dollar baby (2004), realizado por Henry Bumstead (Mistyc river, Unforgiven220) con una perfecta senci-‐‑ llez. Pareciera que el austero gimnasio donde se rodó la histo-‐‑ -‐‑144-‐‑
ria ya existía, pero fue construido específicamente para el filme de Clint Eastwood. Diferenciando art direction y production design El diseñador de producción no es lo mismo que un di-‐‑ rector de arte. A veces se suele caer en el error de unificar ambos rótulos. El primero es el cabecilla de esa banda de «vándalos creativos» llamada departamento de arte y es el responsable del concepto visual de un filme, es el encargado del diseño de la producción de interiores y exteriores; el se-‐‑ gundo es alguien que trabaja cercanamente con el diseñador de la producción, supervisando la ejecución de los diseños que su jefe —el diseñador de producción— ha aprobado para cada set individual. Aparte de estos dos virreyes (no olvidar que el direc-‐‑ tor del filme y el productor son realmente los reyes), existen varias figuras de igual importancia: El director escénico que pinta los decorados, el decorador de sets que es el encargado de llenar cada espacio con la mobiliaria adecuada, el am-‐‑ bientador o responsable de los accesorios (o sea, cada objeto que aparece en un set) y el equipo de construcción (carpinte-‐‑ ros, pintores, alarifes, etc.) comandado por un coordinador. Deben nombrarse también el prop master (responsable por preparar todos los objetos de utilería que una escena re-‐‑ quiere previa lectura del guión), el prop buyer (el que contrata muebles y todo tipo de objetos para el rodaje), el props stand-‐‑ by (el que se encarga de las reposiciones de los objetos de utilería entre cada toma), el costume designer (persona encar-‐‑ gada de diseño del vestuario), el director de fotografía y el location manager (responsable por el scouting221 de locaciones y el administrador de esos espacios una vez que han sido seleccionados). -‐‑145-‐‑
Todos estos individuos trabajan bajo las órdenes del diseñador de producción y del director de arte. ¿Qué hace exactamente el diseñador de producción? Es el responsable —junto con su equipo— de la crea-‐‑ ción de estudios, sets, de la selección de locaciones (él elige qué país es el más adecuado para un rodaje), escenografías, y del concepto visual de un filme. Este arquitecto de ilusio-‐‑ nes es uno de los primeros contratados antes del rodaje. Tra-‐‑ baja hombro a hombro con el hombre (o mujer si es una ci-‐‑ neasta) que dirige el filme y hace una interpretación visual de la historia. En lo arquitectónico es importante que el dise-‐‑ ñador tenga un dominio del espacio que va a llenar con una casa, una ciudad, una ciudadela o interiores que requieren el ojo clínico de un constructor. Pensemos en el pueblo de Cró-‐‑ nica de una muerte anunciada o en Gotham City de Batman. Ambos son espacios construidos especialmente para los res-‐‑ pectivos rodajes. Dante Ferretti (The name of the rose, E la nave va, The ad-‐‑ ventures of Baron Munchausen, Gangs of New York, Interview with the vampire), por ejemplo, después de leer el guión, suele escoger (junto con los productores) las locaciones para tener una idea de cómo va a realizar la adaptación y decidir cuan-‐‑ to debe construirse en locaciones y cuanto dentro de un es-‐‑ tudio. «Luego empiezo a buscar referencias pictóricas», ase-‐‑ vera Ferretti, «para después empezar a hacer bosquejos. Suelo trabajar con pastel en un papel oscuro para de esta forma enfatizar en la iluminación. Luego, mi departamento de arte hace dibujos técnicos de los cuales construyo mode-‐‑ los a escala». Los diseñadores de producción crean el concepto cro-‐‑ mático del filme (saturaciones y texturas) junto con el direc-‐‑ -‐‑146-‐‑
tor de fotografía para edificar una atmósfera apropiada, ha-‐‑ cen planos y maquetas a la manera de un arquitecto o crean modelos a escala de ciudades o casas. Supervisan, además, la construcción y decoración de los sets donde se rodará el fil-‐‑ me. Es un trabajo artesanal en el que debe primar la simpli-‐‑ cidad, logrando que cada objeto insertado en la escenografía tenga relación con la historia que se está contando. Dan Weil (The professional) reconoce que los diseñado-‐‑ res de producción no son artistas. «Nuestro trabajo ha sido siempre condicionado por factores externos; el diseño de un filme debe responder las preguntas que plantea el guión y el director de fotografía. Por esta razón impido que mi gusto interfiera en el proceso de diseño. Digamos, por ejemplo, que tengo que diseñar el piso de un conserje en un aparta-‐‑ mento parisino. La realidad de tal decorado, con objetos de carácter kitsch, quizá no sean estéticamente atrayentes —para mi gusto, al menos—, por lo que mi trabajo no será hacer algo hermoso, sino amoblar el filme con lo apropiado». El halago más apropiado que recibió Weil en su carrera es la forma en que su diseño de El profesional fue ignorado por los espectadores. Su trabajo se limitó a recrear perfectamente el austero apartamento de un sicario al que solo le interesaban los armamentos y las municiones. Mientras el común deno-‐‑ minador de los cinéfilos pensaba que había sido filmado en un conjunto habitacional neoyorquino, resulta que se trataba de un set construido por Weil en París. Sólo las tomas exte-‐‑ riores se hicieron en la Gran Manzana. Esta simplicidad en la construcción del espacio tiene un gran antecedente en el movimiento cinematográfico lla-‐‑ mado nouvelle vague (la nueva ola francesa) con directores como Jean Luc Godard, François Truffaut, Claude Chabrol que redefinieron el cine al darle gran importancia al hecho -‐‑147-‐‑
de filmar en espacios interiores presentados de manera in-‐‑ formal. Este movimiento fue importante a la hora de ense-‐‑ ñarle al cine a decorar un apartamento o una casa con obje-‐‑ tos muy cotidianos. Inclusive familiares y amigos del director eran los encargados de este aspecto de la produc-‐‑ ción. En este sentido, la concepción del espacio en películas como À bout de souffle222 de Godard se diferenciaba de las grandes producciones de Hollywoodlandia donde los esce-‐‑ narios eran fastuosos y elegantones. Pero el trabajo de los diseñadores no se limita única-‐‑ mente al espacio cinematográfico. Henry Bumstead (Vértigo, Unforgiven, The sting223, To kill a mockingbird224) asegura que la forma en que se camarografía la acción es preocupación no solo del director, sino también del diseñador de producción. Preguntas aparentemente triviales como ¿Por donde entran y salen los personajes? ¿Cuán cerca debe estar un sofá de la chime-‐‑ nea? deben ser contestadas por el production designer. «No puedes construir un set o escoger una locación si no se tiene ese entendimiento global del fenómeno cinematográfico. Clint Eastwood me ruboriza cuando al arribar al lugar de rodaje me dice: ‹Bueno, Bummy, ¿dónde quieres que ponga la cámara?› » . El aporte Caligari225 Los manuales recogen el nombre del norteamericano William Cameron Menzies226 como el primer diseñador de producción, pero ya clásicos anteriores como Das kabinett der Doktor Caligari227 (1919) ya usan —no el nombre— pero sí la figura. En este filme paradigmático del expresionismo ale-‐‑ mán, aparecen nombres de los creadores de los fantasmagó-‐‑ ricos decoradores de cada set. -‐‑148-‐‑
El gran antecedente de esta obra de Robert Wiene lo encontramos en Goya y en Vincent van Gogh. Ambos artis-‐‑ tas empezaron a distorsionar las formas y los contornos ale-‐‑ jándose del realismo. Luego, a partir de 1905 en Alemania, continuaron en esa línea, que incluía al arte primitivo, los artistas plásticos centroeuropeos: Klein, Egon Schiele y Edvard Munch. Este último, autor de El grito, el cuadro ex-‐‑ presionista más conocido228. Como primer antecedente en el campo cinematográfi-‐‑ co podemos incluir los filmes de Georges Méliès229. Sin este mago e ilusionista, no hubiese surgido Caligari y tampoco habría nacido el concepto de diseño de producción. Méliès, precursor del primer trucaje en cine, probó por primera vez la sobreimpresión en La cueva maldita (1898). Esta técnica se convirtió en el objetivo esencial de sus historias. Caligari asimiló el trucaje superando el mero tecnicis-‐‑ mo, utilizando decorados fijos, filmando en estudios cerra-‐‑ dos, procedimiento que ya existía en Méliès para contar una historia. De alguna manera, El gabinete del Doctor Caligari con su montaje plástico revive el talento escenográfico de Méliès retomando la concepción del cine-‐‑maqueta. No es exagerado aseverar que todo el cine de horror norteamericano tendrá su inicio en Das kabinett der Doktor Caligari. Se abre con este filme una puerta al género de lo fantástico y lo maravilloso dentro del relato cinematográfico, que luego desencadenará en el policial, en el género de te-‐‑ rror, en la ciencia ficción y el futurismo. Los méritos de Wiene en esta película son atribuidos a sus decoradores y escenógrafos Hermann Warm, Walter Reimann y Walter Röhrig, activos miembros del grupo Strum de Berlín, impulsor de la estética expresionista230. Es necesario recordar que cualquier escenario, por más fastuoso -‐‑149-‐‑
que sea, queda reducido a nada si no hay un buen director de por medio. Por lo tanto, el mérito no solo está en el diseño de producción sino también en su dirección general. Puntos por rescatar en El gabinete: las chimeneas obli-‐‑ cuas, las ventanas en formas de flecha, las paredes y los pi-‐‑ sos pintados con reminiscencias cubistas. Nada busca la si-‐‑ metría. Nada está usado en función meramente ornamental. Se crea una atmósfera contaminada por lo amenazante, lo-‐‑ grando desde el espacio construido por Warm, Reimann y Röhrig, un cuestionamiento a la razón. Césare (encarnado por el actor Conrad Veidt) vaga por la feria de Holtenwall y su cuerpo se tambalea, tiembla, como luego lo harán los zombies de películas posteriores. Si el protagonista es insano, el diseño de la producción también lo es. Surge entonces la diversidad geométrica, una intención cubista en cada deco-‐‑ rado y una ruptura de la perspectiva clásica (llega a nuestra mente el cuadro de Picasso Les demoiselles d’Avignon), ya que no se puede observar la película solamente desde un mismo punto de vista. Todo parece una pesadilla del protagonista (¿o de los diseñadores de la producción? ¿o del director?). Esta intriga es tan clásica que ha sido repetida en algunas películas del género y hasta en vídeos. No olvidar Genuine231 (1920) y Raskolnikov (1923) del mismo Wiene o Das wachsfigu-‐‑ renkabinett232 (1924) de Paul Leni. En estos últimos años es memorable The other side (2001), un clip del grupo musical norteamericano Red Hot Chilli Peppers que es un homenaje a El gabinete del Dr. Caligari. Conclusiones 1.-‐‑ Si la intención del guión es crear una atmósfera de pesadilla, el diseño de producción logrará transmitir esa irracionalidad. No solo el aporte de El gabinete del Doctor
Caligari es un buen ejemplo. Es conocido el caso de Salvador Dalí que trabajó para Alfred Hitchcock en Spellbound233 (1945). Su contrato estipulaba la creación de una secuencia onírica. Dalí trabajó junto con el diseñador de la producción y el resultado fue una de las más memorables secuencias, no solo del filme, sino de toda la filmografía hitchcockiana. 2.-‐‑ Un buen diseño de producción debe ser eficaz a la hora de crear verosimilitud en un filme. Si no crea ese hálito contundente de realidad, no servirá para apoyar a la historia. Como ejemplo de un buen trabajo de diseño, citemos el caso de Kundun (1997) de Martin Scorsese. El gobierno hindú (bajo la presión de China) le negó al director permiso para rodar en el Tíbet. Dante Ferretti —el diseñador de produc-‐‑ ción de ese filme sobre la vida del Dalai Lama— tuvo que construir los sets en Marruecos. Cuando los actores tibetanos que participaban en el filme llegaron en el primer día de rodaje cayeron de rodillas y se estallaron en sollozos por la exactitud con la que estaba representada la ciudad sagrada de Lhasa, su tierra natal que no habían pisado desde hacía décadas. Esas lágrimas de emoción deben ser el mejor hala-‐‑ go que puede recibir cualquier diseñador de la producción. 3.-‐‑ No se puede correr el riesgo de ser un mero deco-‐‑ rador de interiores. Tanto el diseño de producción como la dirección de arte deben ir de la mano y apuntar hacia lo más conveniente a nivel visual para la historia. Patricia von Brandenstein (Amadeus, The untouchables, The people versus Larry Flint234, Six degrees of separation235) desconfía del concep-‐‑ to decorativo que se le quiere dar a su oficio: «No estoy in-‐‑ teresada en la decoración per se. El objeto más bello del mundo no significa nada a menos que ayude en algo al con-‐‑ texto de la historia». Ella cuidaba, por ejemplo, que cada
objeto que aparecía en el filme Amadeus corresponda al siglo y a la sensibilidad mozartiana. 4.-‐‑ Es preciso buscar inspiración en la historia del arte, como ya hemos visto extensamente en el caso de El gabinete del Dr. Caligari. Dante Ferretti, por ejemplo, o Ben van Os (diseñador de Peter Greenaway) siempre se inspiran en cua-‐‑ dros de artistas canónicos para hacer sus decorados. La for-‐‑ mación estética es importante en un diseñador. 5.-‐‑ Hay que considerar al CGI (Computer Graphic Images) como un amigo del diseño de producción y la direc-‐‑ ción de arte. «Mientras sea usado en conexión con los méto-‐‑ dos tradicionales», dice Anna Asp (Fanny and Alexander, Pelle the conqueror, The house of the spirits236), «es una herramienta válida, puesto que te permite lograr cosas que no se pueden construir en un escenario»; sin embargo, la diseñadora pre-‐‑ fiere trabajar en tres dimensiones: «Me gusta el contacto físico con un set o un modelo a escala». Para Dante Ferreti, en Kundun, el CGI fue fundamental para alterar los paisajes de Marruecos y hacerlos parecer más tibetanos. En Interview with the vampire237 de Neil Jordan, a la hora de representar mejor la ciudad de Nueva Orleáns del siglo XVIII y quemarla mejor (no olvidar el fabuloso incen-‐‑ dio que ocurre en la primera mitad del filme), Ferretti tam-‐‑ bién se valió de las imágenes generadas por computado-‐‑ ra. (Domingo 21 y 28 de octubre de 2001)
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238 Ciudadano Potemkin o un clásico que nos da clases de montaje
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Es naturalmente, el arte más internacional. La primera mitad del siglo, sin embargo, no ha utilizado de él más que unas migajas... Asistiremos al sorprendente éxito de dos ex-‐‑ tremos: el actor taumaturgo, encargado de transmitir al espectador la materia de sus pensamientos, irá de la mano del cineasta-‐‑ mago de la televisión que, haciendo malaba-‐‑ rismos con los objetivos y las profundidades de campo, impondrá directa e instan-‐‑ táneamente su interpretación estética en una fracción de segundo. Ante el cine se abre un mundo inmenso y complejo. Sergei Mijailovich Eisenstein
Charles Chaplin dijo que era «la mejor película que se había hecho». Douglas Fairbanks afirmó entusiasmado que verla había sido «la experiencia más profunda de su vida». El acorazado Potemkin (Bronenosez Potiomkyn, 1925) rara vez no encabeza las listas de las mejores películas de la historia. Las técnicas narrativas introducidas en este filme cambiarán definitivamente el carácter visual de un arte internacional. Todos los aspirantes a cineastas estudian la obra escrita y fílmica de Sergei Mijailovich Eisenstein (Riga/Letonia, 1898-‐‑ Moscú, 1948) que construyó los basamentos de la sintaxis cinematográfica. A él se acercan con admiración hasta los más duchos cineastas con la misma devoción con la que un escritor se acerca a clásicos como Homero o Virgilio. Los hiperbólicos halagos han construido una aureola mítica alrededor de esta cinta. No es para menos. El realismo que frisa un estilo documental, el vertiginoso ritmo de las acciones, la precisión, complejidad y expresividad del mon-‐‑ taje239, el efectivo manejo de una multitud de extras, hacen de ésta una epopeya inusual para un arte que solo tenía treinta años de creado. «Es un huracán sabiamente organi-‐‑ zado», como bien lo ha señalado el crítico español Ángel -‐‑152-‐‑
Zuñiga, huracán narrativo que nace del estudio que hiciera Eisenstein de dos clásicos, Charles Dickens en la literatura y D. W. Griffith en el cine mudo. «La suma de dos tomas es diferente al sentido de ca-‐‑ da una de ellas» Un ritmo en crescendo dispara las escenas, una tras otra, de manera fulminante. Éstas parecen agolparse en la pantalla con la misma furia de los acontecimientos relatados. Y son imágenes que lucen tan actuales, tan frescas, por su dinamia en el montaje, por aquello que el cineasta ruso lla-‐‑ maba montaje de atracciones que no es más que un elemen-‐‑ tal principio en el que un fotograma atrae dramáticamente al siguiente o, si se quiere, se puede ver el término atracción en el sentido que nos dice la Física: «La que ejercen todas las moléculas (fotogramas) de los cuerpos mientras están unidas o en contacto (a través del montaje)». O en el decir de Eisens-‐‑ tein es «someter al espectador a una acción sensorial o sico-‐‑ lógica calculada matemáticamente para producir en el espec-‐‑ tador determinados shocks emocionales que, una vez reunidos, condicionan de por sí la posibilidad de percibir el aspecto ideológico del espectáculo mostrado». La teoría del montaje de atracciones se resume en un principio básico: «La suma de dos tomas es diferente a la suma del sentido de cada una de ellas». Este precepto influyó en coterráneos co-‐‑ mo Pudovkin, para quien «el sentido de una imagen es una proposición que continúa con el sentido de la anterior». Na-‐‑ die como el director de Potemkin dejó tan claro los funda-‐‑ mentos de la edición: «El plano es la célula del montaje», escribió Eisenstein, para quien el proceso creativo cinemato-‐‑ gráfico tenía su mejor expresión durante la fase de postpro-‐‑ ducción. En efecto, el plano o conjunto de fotogramas obte-‐‑ nidos ininterrumpidamente en una toma constituye la unidad narrativa elemental del sistema cinematográfico. En este sentido, el principio de colisión no significa más que lo siguiente: el significado de un plano se completa, enriquece -‐‑153-‐‑
o transforma con el de los planos que le anteceden y suce-‐‑ den. Cualquier editor puede sumar dos planos cualesquiera, pero la significación de los mismos existirá de acuerdo al contexto en que sean insertados y dependerá de los planos anteriores y posteriores. ¿Cómo lograr la continuidad según la teoría del direc-‐‑ tor de Potemkin? Hay que seleccionar los planos que expre-‐‑ san una misma acción, lo que se manifiesta a través de la presencia de rasgos comunes, complementarios o corres-‐‑ pondientes: los elementos visuales (escenografía, perspecti-‐‑ va, iluminación, etc.); las direcciones del movimiento (de la cámara o de un cuerpo moviéndose captado por ella), de la mirada, del gesto; la angulación, etc. Eisenstein fue el prime-‐‑ ro en percibir, en teoría y en praxis, todas estas nociones sobre el plano y la riqueza expresiva que se puede crear combinando todos los elementos nombrados. Esta teoría del montaje podría asociarse con el cubis-‐‑ mo, tendencia artística que introdujo en 1912 la idea del co-‐‑ llage y los papiers collés240, es decir, la idea de cortar y pegar en una suerte de conjunto donde primaba lo fragmentario, sin ambages ni ocultamientos de ningún tipo. Este dinamis-‐‑ mo o movilidad de los fragmentos ensamblados en una pin-‐‑ tura es tomada por el montaje cinematográfico. Después de todo movies viene de move y motion pictures significa imáge-‐‑ nes en movimiento. Definiendo el montaje El galicismo raccord (relación, unión) designa el perfec-‐‑ to ajuste de movimientos y detalles que afectan a la conti-‐‑ nuidad entre distintos planos, y en consecuencia, raccordar significa unir dos planos de modo que no se produzca una falta de coordinación o continuidad entre ambos, compagi-‐‑ -‐‑154-‐‑
narlos de modo que el corte no sea percibido. La ausencia de raccord equivale a un desconocimiento del lenguaje cinemá-‐‑ tico, es una falencia en la gramática del cine que atenta con-‐‑ tra la concordancia, de tal forma que un salto de eje o falta de continuidad logra desconcertar o enajenar al espectador, de la misma manera que sucede cuando una persona comete un error al construir mal una frase u oración241. El raccord es un concepto clave en la edición que puede ser definida como el acto de unir, pegar o enlazar los foto-‐‑ gramas. La edición viene a ser la sintaxis del relato cinema-‐‑ tográfico. «Si el montaje puede ser comparado con algo», nos dice Eisenstein, «entonces unas piezas de montaje, de pla-‐‑ nos, deberían ser comparadas con la serie de explosiones de una máquina de combustión interna, que hace avanzar a un tractor o automóvil; de modo semejante, la dinámica del montaje sirve como impulso para hacer avanzar el filme en su conjunto». Walter Murch (The godfather, The english patient, The unbearable lightness of the being242) define al montaje «no solo como un medio para articular un espacio tridimensio-‐‑ nal, sino como una prolongación del pensamiento y de las emociones, igual que hacemos en nuestras ensoñaciones diurnas, en las que combinamos ideas y sentimientos en yuxtaposiciones más personales, más significativas y miste-‐‑ riosas de lo habitual». Murch menciona la yuxtaposición y la articulación. Estos dos conceptos solo pueden darse, nos dice Eisenstein, si el cineasta no se contenta con presentar los acontecimientos, sino que los selecciona de manera tenden-‐‑ ciosa, según el tema y el objetivo ideológico de conjunto. ¿Cómo trabajan los editores? El montaje se consolidó como una profesión estable ocho años antes de exhibirse El acorazado Potemkin. Sorpren-‐‑ -‐‑155-‐‑
dentemente los editores de entonces trabajaban a mano, lue-‐‑ go vino la moviola, el tomavistas y posteriormente el sistema de edición computarizada. En la actualidad un editor no tiene el grado artesanal que tenía en 1917, es considerado un artista que trabaja al servicio del director, del estilo de la historia y que le da forma a miles de metros de material en bruto. Es por eso que cuando vemos la edición de una pelí-‐‑ cula podemos percibir un yo que está hablando, una entidad inteligente que está ordenando la forma en que percibimos la historia. El montador o editor se fue convirtiendo en una figura importante en la medida en que el cine se iba alejando de su máximo precedente, el teatro. Walter Murch define de ma-‐‑ nera precisa su labor: «He obtenido de este plano todo lo que puede ofrecer y estoy en el punto de cortar a otra imagen: ¿cómo puedo elegir mejor el plano siguiente, un plano que intensifique y desarrolle la emoción, que ayude a contar la historia correctamente y que entre rítmicamente en el mo-‐‑ mento oportuno, igual que en una pieza musical?». La res-‐‑ puesta a esta larga pregunta es aparentemente sencilla. El metraje rodado de cualquier película contiene una gran can-‐‑ tidad de repeticiones. El director puede rodar una escena en plano general con gran angular y repetirla tres o cuatro ve-‐‑ ces hasta conseguir las interpretaciones que desea. Es usual disponer de más de veinte y cinco tomas completas de la escena desde siete u ocho puntos de vista diferentes. Murch termina de responder la pregunta: «Si he empezado con este plano y el actor menciona a otra persona en la escena talvez pueda cortar a esa persona en el momento oportuno. Y de las tres tomas disponibles de ese segundo plano, intentas ele-‐‑ gir la que parece mejor iluminada, mejor interpretada, la que conjuga mejor el movimiento del actor con el de la escena». -‐‑156-‐‑
Murch, como todos los editores en la actualidad, hacen su trabajo en un ordenador. Pero no siempre esto fue así. Primero se editaba con un par de tijeras y pegamento, luego vino la moviola243. A nivel de forma ya sabemos cómo se compagina en estos días; pero a nivel de fondo, ¿cuáles son los parámetros que se deben tomar en cuenta? Siguiendo la correcta metáfora de Jim Clark (The mission, The killing fields244), «el barro ha sido moldeado por mucha gente. La tarea del montador es tomar el barro y crear la mejor vasija posible». Ese barro Clark lo segmenta en beats (término to-‐‑ mado del teatro que significa «compases»): «Cuando se em-‐‑ pieza a montar una escena, la organizo dividiéndola en fragmentos o beats; beat uno, beat dos, beat tres. De eso se compone un momento: de compases dramáticos. Si es una escena larga, con seis fragmentos, la divido y trabajo cada sección, montándola en continuidad. Por ejemplo, si tienes una escena con tres personas hablando, te fijas en el tema de la conversación; el primer fragmento trata de una cosa y luego la conversación cambia y pasa al siguiente tema o fragmento, luego vuelve a cambiar, y así sucesivamente). En esencia, lo que hago es dividir la escena de modo que pueda memorizarla con mayor facilidad y que esté relacionada con el drama». Pietro Scalia (Hannibal, Good Will Hunting245, JFK, Gla-‐‑ diator) es más específico contando cómo es el modus operandi de un editor: «Una vez que se ha iniciado el rodaje, cada noche se envía al laboratorio la película filmada (el negati-‐‑ vo). Allí se procesa y vuelve a la sala de montaje al día si-‐‑ guiente, donde mis ayudantes la preparan para proyectarla por la noche en los dailies (tomas diarias), para que la vea el director. Sincronizan el sonido con la imagen, registran y numeran la película y preparan los cuadernos de proyección -‐‑157-‐‑
que yo utilizo para tomar notas durante la exhibición de los dailies, donde apunto lo que veo y cualquier comentario que me haga el director. Es emocionante asistir a los dailies. En la pantalla donde se los pasa busco cosas que me afecten, que me digan algo. ¿Por qué se reacciona de manera distinta a una toma y otra? ¿Qué tiene de especial ese movimiento de cámara o aquella interpretación de un actor? Memorizo vi-‐‑ sualmente el material y luego tomo algunas notas. En los dailies intentas seleccionar esos fragmentos de autenticidad de una película. Después de las proyecciones, mis ayudantes organizan el material, transfieren la película a cinta de vídeo y la digitalizan en mi ordenador. Entonces empiezo a mon-‐‑ tar». La famosa escena de las escaleras Concluido este paréntesis técnico, analicemos la se-‐‑ cuencia más célebre de El acorazado: la matanza en las escali-‐‑ natas de Odessa. Una mujer es asesinada mientras el coche, donde está su hijo, empieza a rodar por las gradas sin mano alguna que pueda salvarla. El suspenso aumenta debido al fragor de las armas de fuego y a la violencia que reprime el amotinamiento. La superposición de planos rápidos para crear un efecto totalmente visceral o intelectual, mostrar de forma repetida la misma escena desde varios ángulos, alar-‐‑ gar y destacar rápidamente una escena medular, constituyen la marca registrada de Eisenstein, incorporada a la gramática del cine actual y la estética del vídeo clip. Esta escena con innumerables imitaciones en la historia del cine nunca ha logrado ser igualada. La imitación más conocida es la de Brian de Palma en The untouchables (1987), en la que Kevin Costner y Andy García tienen que enfrentar a los chicos ma-‐‑ los de Al Capone en una estación ferroviaria.
¿Un filme de encargo? Este filme era uno de los encargos que el gobierno le había hecho al director de teatro Sergei Mijailovich Eisens-‐‑ tein —hijo de un arquitecto alemán de origen judío, estu-‐‑ diante de Ingeniería Civil y Arquitectura, dibujante, decora-‐‑ dor y escenógrafo— para celebrar el vigésimo aniversario de la revolución de 1905. El partido comunista había seleccio-‐‑ nado ocho guiones para la celebración de la revolución; sólo dos fueron finalmente aceptados. El acorazado Potemkin era uno de ellos. El tema elegido fue el de un acorazado anclado en Odessa, para simbolizar la totalidad de la revolución. Los marineros se amotinan debido a un reparto de carne llena de gusanos. El motín es reprimido por tropas imperiales. El navío huye hacia el puerto de Odessa. Los oficiales son arro-‐‑ jados al mar hacia un puerto rumano. La población de la ciudad apoya a los marineros maltratados pero los soldados imperiales matan a los ciudadanos en la escalinata del puer-‐‑ to. Mientras tanto, la Armada Imperial se acerca por mar para reprimir el amotinamiento que ya no es únicamente del barco de guerra Potemkin sino de toda una ciudad. En la película, los hombres del Potemkin deciden enfrentarse a la flota; la tripulación de los barcos amenazantes retira sus ca-‐‑ ñones negándose a disparar contra sus hermanos marinos mientras los amotinados se van navegando. En la realidad, los amotinados lucharon y finalmente se rindieron; algunos escaparon y otros fueron ejecutados. La película fue realizada en Odessa con la participa-‐‑ ción de actores profesionales y de los pobladores de ese puerto. La mayoría de ellos había vivido los acontecimientos revolucionarios, en ese entonces no tan lejanos, y recordaban los detalles de la matanza.
Un filme clandestino Eisenstein, gran teórico del lenguaje cinematográfico (escribió libros como Teoría del cine o su póstumo Teoría del cine en colores), tenía la experiencia de haber sido uno de los reporteros fílmicos de la Guerra Civil Rusa. Esto le dio un carácter más realista y documental a su obra más perfec-‐‑ tible, El acorazado Potemkin, que originalmente fue prohibida en numerosos países capitalistas, en particular en Francia hasta 1952. Para verla era necesario asistir a las sesiones clandestinas que organizaban los grupos de extrema iz-‐‑ quierda. En los años del cine parlante, este artista ruso desarro-‐‑ llaría una concepción cinematográfica basada en los avances expresivos del color, siempre transmitiendo un epos lleno de lirismo que se une con la problemática de fondo, lo cual lo distingue como uno de los primeros auteurs. Durante los años treinta estuvo en Hollywoodlandia pero sus proyectos fueron rechazados por los ignorantes directivos de la Paramount. Decide entonces marcharse al país vecino para filmar Viva Méjico, su incomprendida e inacabada visión de la revolu-‐‑ ción mexicana que tuvo diversos montajes y cuyas imágenes sirvieron para otras películas. En la Unión Soviética también le destruyeron su inconclusa El prado de Bezhin, pero logró una genial metáfora sobre el peligro nazi en vísperas de la Segunda Guerra Mundial con su memorable Alexander Nevs-‐‑ ki. En 1945 realizó su última obra, Iván el Terrible, en colores, una evocación del zar unificador de todas las Rusias a modo de parábola de la dictadura estalinista.
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El disidente cosmopolita Al final, este creador fue obligado a retractarse de su obra, acusado de esteticista y demasiado individualista, y de no servir al partido. Las acusaciones fueron injustas puesto que Eisenstein pareció siempre navegar entre la ideología marxista y su sentido profundo del alma y de la tierra rusa; sin embargo, a causa de su cosmopolitismo y el contacto que tuvo con Occidente (especialmente durante su estancia en Méjico y Estados Unidos), su pensamiento materialista evo-‐‑ lucionó hacia la fe. Recién en 1958, ya muertos el cineasta y el dictador, el XX congreso socialista lo reivindica con la proyección de la segunda parte de Iván el Terrible, que con-‐‑ tiene secuencias de inigualable colorido para la época en que fue filmada. Quedó en la gaveta el proyecto de una tercera parte que nunca llegó a concretarse en parte por la represión política y en parte por la enfermedad cardiaca que acabó con el Einstein del cine. Clásico de clásicos Nos quedamos con las siguientes imágenes de Brone-‐‑ nosetz Potiomkyn: el plano detalle de la carne de res putrefac-‐‑ ta, llena de gusanos, que provoca el amotinamiento. La de los marinos colgados del palo mayor del barco de guerra. Los leones de piedra que parecen estar irguiéndose para responder a la masacre de la gente de Odessa. El rostro de-‐‑ sesperado de la madre que ve morir a su hijo en las escalina-‐‑ tas. El monje de cabellera blanca hirsuta que empuña una cruz y aparece entre los marinos como si fuera más que una alucinación, una voz de la conciencia colectiva. El ojo y el cristal de los lentes perforados en una mujer que también es víctima de la masacre. La boca de los cañones del acorazado que parecen apuntar al espectador. Nunca antes hubo tal -‐‑159-‐‑
clarividencia al ver al cine como un arte eminentemente vi-‐‑ sual que logra producir schocks en el espectador. Nunca des-‐‑ pués se dio una comunión tan perfecta entre política y arte, sobre todo teniendo en cuenta que en ningún momento la obra llega a la apología. Aunque el mensaje socialista es subyacente lo que le interesa al director es la serie de accio-‐‑ nes que está narrando, los encuadres, la fuerza visual y poé-‐‑ tica de cada imagen que colisiona en la retina del espectador. En ningún momento su cine se vuelve panfletario, pues la artística y vigorosa narración no se deja prostituir por la anécdota que recrea. Battleship246 Potemkin (tal es el título norteamericano de distribución), con fotografía de Edouard Tissé, y música posteriormente añadida de Edmund Meisel, tiene un encan-‐‑ to tan poderoso que se resiste al paso del tiempo. Las nuevas generaciones redescubren admiradas esta obra que va ca-‐‑ mino a su centenario luciendo cada vez más fresca y con-‐‑ temporánea. -‐‑160-‐‑
Los Rembrandts de la cinematografía
De hinojos, oh lectores, porque estamos ante los pinto-‐‑ res del séptimo arte, los que administran la luz y el color dentro de ese lienzo rectangular que es la pantalla. Ellos son los responsables del look de la película. Luces, reflectores, filtros, movimientos de cámara, técnicas de revelado... todo esto forma parte del mundo de los directores de fotografía, también llamados cinematógrafos o simplemente fotógrafos. Que no se crea que estos Rembrandts trabajan únicamente con el color. Ya existían en la época del cine silente en blanco y negro. Incluso antes del technicolor ellos inventaron la for-‐‑ ma de pintar a mano los fotogramas. Las escenas nocturnas se coloreaban a menudo con azul. La lumbre se coloreaba a menudo de rojo, mientras que los interiores por lo general de ámbar. El avance computacional ha hecho, obviamente, obsoleto este procedimiento. Gracias a estos artistas ningún filme luce totalmente idéntico a otro. Por esto se puede hablar de la intención sim-‐‑ bólica del uso de colores específicos. Dos ejemplos: Schind-‐‑ ler´s list utiliza un blanco y negro que se asemeja al de los documentales de la segunda guerra mundial, pero mantiene su identidad cromática única. El manejo de los tonos azula-‐‑ dos en Bleu247 de Kielowski nos comunica la idea de soledad, tristeza, nostalgia, pero en nada se parece a cualaquier filme que intente usar esta tonalidad. -‐‑161-‐‑
Los Rembrandts de la cinematografía consultan con el director cómo se ha de iluminar y filmar cada escena, super-‐‑ visan al operador, al jefe de maquinistas y al jefe de aparatos eléctricos. El operador lleva la cámara y también suele tener ayudantes para mover la cámara, los rieles o cualquier apa-‐‑ rato que tenga que ver con la cámara; el jefe de maquinistas supervisa a los maquinistas que transportan y organizan el equipo, el atrezzo248 y los componentes de los decorados e iluminación. El jefe de aparatos eléctricos supervida la colo-‐‑ cación y montaje de las luces. En Hollywoodlandia, el ayu-‐‑ dante del jefe de eléctricos se llama best boy. En fin. Para ilustrar la importancia capital de los fotó-‐‑ grafos de cine consignemos la siguiente anécdota. Vittorio Storaro, fotógrafo de Last tango in Paris, tuvo que pintar al-‐‑ gunas veces las paredes del apartamento donde se desarro-‐‑ llan los encuentros sexuales entre los protagonistas. Sus es-‐‑ fuerzos debían conseguir la tonalidad amarilla que el director Bernardo Bertolucci requería. El cineasta italiano estaba obsesionado con que el color del interior del depar-‐‑ tamento evoque la idea de una matriz, de un útero. Pero pongámonos académicos y diseccionemos de manera más amplia el mundo de la fotografía en el cine. Conceptuando la cinematografía, también llamada dirección fotográfica La cinematografía (literalmente «escritura en movi-‐‑ miento») hace que en ocasiones el cineasta elimine la cámara y trabaje sobre la propia película de 35 mm.; pero incluso cuando dibuja, pinta o rasca directamente en la película, perforando agujeros o insertando figuras en ella, está crean-‐‑ do patrones de luz en el celuloide. Más a menudo, los ci-‐‑ neastas utilizan una cámara para regular la forma en que se -‐‑162-‐‑
registrará fotoquímicamente la luz de un objeto en la pelícu-‐‑ la sensible. En cualquier caso, el cineasta puede seleccionar la gama de tonalidades y transformar la perspectiva. Preguntas que se debe hacer un director de fotografía Según Truffaut, en el prólogo que le hace a Días de una cámara249 de Néstor Almendros las interrogantes que debe plantearse un fotógrafo son las siguientes: ¿Cómo im-‐‑ pedir que la fealdad llegue a la pantalla? ¿Cómo limpiar una imagen para aumentar su fuerza emocional? ¿Cómo lograr que un look convincente de historias que tienen lugar antes del siglo XX? ¿Cómo enlazar entre sí los elementos naturales y los artificiales, los de fecha precisa y los intemporales, en el interior de un mismo fotograma? ¿Cómo dar homogeneidad a materiales dispares? ¿Cómo luchar contra el sol o dominar-‐‑ lo a voluntad? ¿Cómo interpretar los deseos de un realizador que sabe bien lo que no quiere, pero que no sabe explicar lo que quiere? Ojalá el resto de este texto logre responder a estas preguntas. ¿Para qué sirve un director de fotografía? «Para casi todo y para casi nada», afirma Néstor Al-‐‑ mendros en Algunas consideraciones sobre mi oficio250. «Sus funciones varían tanto de una película a otra, que no se pueden definir de una manera exacta. Mi trabajo puede limi-‐‑ tarse sencillamente a apretar el botón de la cámara. Y a veces ni eso siquiera, pues alguien, un operador, se encarga de llevar la cámara, mientras yo estoy cerca, sentado en una silla plegable con mi nombre escrito detrás. Uno está allí para supervisar la imagen, dar algunos consejos y… firmar el trabajo». -‐‑163-‐‑
Tal y como se lee en la respuesta de Almendros podría parecer que estamos ante una actividad artesanal, y lo más probable es que así sea. En cualquier caso, el fotógrafo sirve para ayudar al director a materializar en términos prácticos sus deseos artísticos. Lo interesante, dice el autor de Días de una cámara, es que si la película resulta un fracaso, raras veces se culpa al director de fotografía; y si contrariamente es un éxito, todos se deshacen en halagos hacia la cinta. ¿Qué es un director de fotografía? Para Lazlo Kovacs (Easy rider, Ghostbusters, Say anything, My best friend´s wedding251), un cinematógrafo es el amo de la luz. «Todo lo que hacemos como seres humanos está afectado y definido por la luz. Necesitamos aprender a reflexionar sobre la luz, aprender a verla en todos sus dife-‐‑ rentes estados y perspectivas». Para Sven Nykvist (Sleepless in Seattle252, Fanny and Ale-‐‑ xander, Gritos y susurros), un fotógrafo de cine es una persona obsesionada por la luz, un profesional que interpreta el mood253 y el feeling254 que el director quiere transmitir. «Se afirma que un buen guión te dice lo que está ocurriendo y lo que está diciendo, pero no lo que alguien piensa o siente, y hay algo de verdad en eso. Imágenes, no palabras, capturan los sentimientos en los rostros y las atmósferas y me he dado cuenta que no hay nada que pueda arruinar la atmósfera con más facilidad que el exceso de luz. Mi obsesión por la sim-‐‑ plicidad deriva de mi obsesión por la luz de la lógica, la luz verdadera». Para John Seale (The english patient), «es un tipo que puede anticipar donde va a estar el sol, o qué va a suceder con la luz que está sobre la cabeza de un actor». Seale cuenta, a propósito, una anécdota «luminosa» sobre lo acaecido en el -‐‑164-‐‑
set de una prisión. En pleno rodaje le dijo al director de turno: —Esperemos quince minutos porque la luz se va a po-‐‑ ner maravillosa. Seale preparó su maquina de humo artificial, despejó los pasillos de la prisión y el director se impacientaba porque nada de lo anunciado estaba sucediendo. El director le in-‐‑ crepó: —Usted está loco, aquí no va a pasar nada. Cuarto de hora después el sol se alzó de repente y la prisión se iluminó de la forma más poética e impactante que nadie pudo imaginar. Al menos eso dice Seale en una entre-‐‑ vista. ¿Cómo se iniciaron los grandes directores de fotogra-‐‑ fía? Philippe Rousselout era cargador de rollos y operador de Néstor Almendros, el gran fotógrafo cubano. Haskel Wex-‐‑ ler (Who´s afraid of Virginia Woolf255) solía hacer películas case-‐‑ ras, era el registrador de la vida familiar. Esta intención es la que ha predominado en la vida y el arte de este fotógrafo: «La necesidad y el deseo de grabar lo que sucede en el mun-‐‑ do real». ¿Cómo debe ser la formación de un director de foto-‐‑ grafía? Vilmos Zsigmond estudió a fondo el neorrealismo italiano (De Sica) y aprendió el estilo en blanco y negro de esa corriente cinematográfica. Citizen Kane de Orson Welles y el Hamlet de Olivier fueron sus grandes influencias. «Gra-‐‑ cias a ellos aprendí a iluminar para fotografiar en blanco y negro, y aún ahora sé que ilumino para la luz y las sombras, no para el color». -‐‑165-‐‑
Cualidades de un P.D. (Photography director) Para Roger Deakins (Barton Fink, Fargo, Dead man wal-‐‑ king256, Kundun, Sid and Nancy, The big Lebowsky257), «la cuali-‐‑ dad que un director de fotografía necesita es un punto de vista. Todos los seres humanos ven el mundo desde su pers-‐‑ pectiva particular y es esa unicidad la que al director de foto-‐‑ grafía consigue en un filme, y siempre con respecto a la his-‐‑ toria, claro». Las cualidades básicas para Néstor Almendros son la sensibilidad plástica y una sólida cultura. Para él, lo que llaman técnica cinematográfica no tiene más que un valor se-‐‑ cundario: es una cuestión, sobre todo, de ayudantes que son los que realmente dominan la técnica. «Una vez que se han aprendido algunas leyes básicas, no resulta muy complicado este oficio, especialmente cuando se dispone de un ayudante que se ocupe del foco, de medir las distancias, cuidar la me-‐‑ cánica de las cámaras». El fotógrafo de Kramer versus Kramer sugiere, además, que lo mejor para aprender iluminación es útil frecuentar los museos de pintura, hojear libros con re-‐‑ producciones de obras maestras del arte para desarrollar un buen gusto. Para Conrad Hall (In cold blood258, The professionals, Te-‐‑ quila Sunrise, Butch Cassidy and the Sundance Kind), «la cuali-‐‑ dad que se necesita es dormir. Se trabaja catorce a dieciséis horas diarias y es realmente difícil ser creativos sin descan-‐‑ sar. Ahora sí, hablando en serio, un P.D. necesita ser siempre contemporáneo para destacarse en su oficio. Se necesita evo-‐‑ lucionar, no solo técnicamente, sino también personalmente, hay que ser mejor educado, mejor formado intelectualmente. Ser contemporáneo es estar realmente vivo con respecto a tu trabajo y a tu vida».
El gusto es una cualidad esencial para Owen Roizman (The french connection259, The exorcist, Three days of the condor, Tootsie, Absence of malice, Network). «Se debe tener la habili-‐‑ dad de saber qué necesita el guión, qué tipo de composición se debe usar, qué clase de luz, todo lo que se ve durante el filme. El gusto es un instinto y debe guiar el proyecto para desembocar en una gran experiencia. Parte de mi habilidad tiene que ver con la forma en que me dejo guiar por mi gusto y ver hasta donde me puede llevar». La pintura y la fotografía Otra cualidad importante para ser cinematógrafo es tener una buena formación pictórica. A Vilmos Zsigmond (Scarecrow, The deer hunter, The last waltz, Close encounters of the third kind260) «le gusta el contraste y la iluminación focali-‐‑ zada, sea lunar o solar, u otro tipo de fuentes de luz como lámparas, velas, linternas... Me gusta usar en mi trabajo refe-‐‑ rencias de pintores barrocos como Caravaggio, La Tour y Rembrandt para inspiración de luz». El director de fotogra-‐‑ fía, juega con la luminosidad, con los colores de los escena-‐‑ rios y los ropajes, con iluminación. Tomemos como ejemplo el claroscuro. Recuérdese nada más El nombre de la Rosa, pelí-‐‑ cula que está filmada en una reiterante penumbra. Esto nos lleva a recordar a Rembrandt que define el claroscuro de la siguiente forma: «Es envolverlo todo en un baño de sombra, inundarlo de luz, a reserva de extraerla después para hacerla parecer más lejana, más resplandeciente, hacer girar las sombras oscuras alrededor de los centros iluminados, mati-‐‑ zarlos, hacer, sin embargo, transparente la oscuridad, la se-‐‑ mioscuridad fácil de traspasar, dar en fin a los colores más fuertes una especie de permeabilidad que los impida ser penumbra». Los aguafuertes de Rembrandt del siglo XVII
(grabados hechos con una placa de cobre bañada en ácido) logran ilustrar a la perfección la naturaleza del claroscuro. Estas pequeñas obras maestras de Rembrandt tienen zonas adumbradas y otras iluminadas. El hecho de que estén con-‐‑ cebidas en blanco y negro hace que pensemos inmediata-‐‑ mente en lo claro y lo oscuro. Barroco total. Cabe mencionar que una de las técnicas de iluminación más importantes del cine lleva el nombre de este pintor barroco. Es usual encon-‐‑ trar en Internet un sinnúmero de páginas Web que de-‐‑ sarrollan el tema de la iluminación Rembrandt (Rembrandt Lightning). En las pinturas barrocas (pensemos también en Velás-‐‑ quez, Vermeer y La Tour) hay zonas de luz y de sombra que se encuentran alteradas de forma que dan verdaderamente la ilusión de un lugar en el que los personajes no son pintu-‐‑ ras, sino que «están». Y estos personajes han sido pintados con anchas y largas pinceladas, blandas, suficientes para delinearlos con claridad sin entrar en minucias. Es la misma técnica que emplearán, en el siglo XIX, los impresionistas franceses, y en el siglo veinte el cine. La plasmación de los efectos que la luz crea, es el ca-‐‑ rácter distintivo de la pintura barroca. El primero que explo-‐‑ ró este camino fue Caravaggio, cuya obra influyó en todo el arte de su tiempo. En sus cuadros, la luz ilumina solo algu-‐‑ nas zonas, las más significativas. El resto está en penumbra, con un contraste violento y característico. Ver cómo Gordon Willis utiliza esta misma técnica en filmes como Manhattan de Woody Allen o una de las tres partes de El padrino de Francis Ford Coppola. En las obras de Caravaggio, las zonas vivamente ilu-‐‑ minadas se contraponen a zonas de profunda sombra; tales contrastes dan un extraordinario resalte a las figuras, reali-‐‑ -‐‑166-‐‑
zadas con gran realismo. Su pintura es un hecho «explosi-‐‑ vo», barroco al grado máximo. Ver la escena del filme Apoca-‐‑ lipsis ahora (fotografía de Vittorio Storaro) en la que Marlon Brando recita sus parlamentos prácticamente envuelto en penumbras. En otras palabras: su entorno esta adumbrado (oscurecido) y solo su rostro iluminado. Es como un cuadro barroco en el que el centro de impacto visual siempre estaba iluminado. Valió la pena tan larga digresión para argumentar cuán importante es la pintura en el cine. La mayoría de los más refinados cinematógrafos suelen tomar como referencia constante la historia del arte (los períodos favoritos del gre-‐‑ mio son el renacimiento, los primitivos flamencos, el barro-‐‑ co, el neoclásico y el expresionismo). Tomemos como refe-‐‑ rencia a Caleb Deschanel, fotógrafo de The passion of the Christ de Mel Gibson, que se inspiró en las pinturas de Cara-‐‑ vaggio para realizar sus encuadres. Es preciso notar como la palabra encuadres se parece tanto a cuadros. Vale el dicho del poeta latino Horacio: Ut pictura et poiesis261. El estilo Para John Seale (The english patient, Gallipoli, Witness), «un P.D. no debe crear un estilo. Hay tantos guiones, loca-‐‑ ciones, situaciones atmosféricas que pueden influenciar el look del filme, que es injusto darle el mismo approach262 a ca-‐‑ da proyecto, particularmente creo que no deben haber dos filmes con idéntico look. Supongo que aquellos que dicen que mi fotografía suele ser realista son honestos. Lo que sucede es que tengo una preferencia hacia técnicas naturales de iluminación o, en otras palabras, suelo llevar la luz natural a niveles fotográficos». William Fraker (Rosemary´s baby263, Bullit, War games264) no cree en el estilo: «Creo que se debe encontrar el look del filme en el guión. Los actores, el director y la locación te dic-‐‑ tarán el look del filme. Es por eso que uno no debe imponer un estilo visual». Philippe Rousselot (A river runs throug it265, Queen Margot266, The people versus Larry Flint) tampoco cree en el -‐‑167-‐‑
concepto tradicional de estilo como una repetición: «He sido muy diferente de un filme a otro y pienso que eso es bueno. El estilo es algo muy limitado, y cuando la gente espera lo mismo de ti una y otra vez, estás en grandes aprietos». Cuestiones técnicas que deben precisarse Una imagen puede aparecer en cualquier tonalidad cromática, tonalidad que puede ser controlada por el cineas-‐‑ ta manipulando la tira de la película y su exposición267. Los tipos de tira de película se diferencian por las cua-‐‑ lidades químicas de la emulsión268. La elección de la película tendrá influencia directa en el resultado artístico. A conti-‐‑ nuación más detalles tecnicistas. El contraste En primer lugar, la imagen tendrá mayor o menor con-‐‑ traste dependiendo en parte de la película que se utilice. El contraste se refiere al grado de diferencia entre la zona más clara y la más oscura de la imagen269. Una imagen de alto contraste o contrastada, presenta reflejos blancos luminosos, zonas de negro puro y una reducida gama de grises en me-‐‑ dio. Una imagen de bajo contraste posee una amplia gama de grises sin ninguna zona de negro o blanco puros. El con-‐‑ traste permite a los cineastas encauzar la mirada del espec-‐‑ tador hacia las partes importantes de la imagen de diferentes modos. Por lo general, una película «muy lenta» en su expo-‐‑ sición, poco sensible a la luz reflejada, producirá un aspecto contrastado, mientras que una más rápida, más sensible a la luz, será de bajo contraste. La cantidad de luz que se utiliza en el plató durante el rodaje también afectará al grado de contraste de la imagen. Además, el director de fotografía puede preferir utilizar un procedimiento de revelado concre-‐‑ -‐‑168-‐‑
to que aumente o reduzca el contraste. La resistencia y tem-‐‑ peratura de los productos químicos y la cantidad de tiempo que se deja la película en «el baño de revelado» también afectan al contraste. ¿Cómo es el contraste de los filmes en blanco y negro? Al manipular la película, los factores de iluminación y el proceso de revelado, los cineastas pueden conseguir una enorme variedad en el aspecto de la imagen de la película. La mayoría de las películas en blanco y negro, por ejemplo, emplean un balance270 de grises, negros y blancos. Un aspec-‐‑ to blanqueado en filmes en blanco y negro se logra utilizan-‐‑ do una combinación de películas, sobre exposición y proce-‐‑ sado de laboratorio. Según Néstor Almendros, el cine en blanco y negro es un arte perdido, puesto que los laborato-‐‑ rios ya no saben revelar este tipo de películas. «No obtienen la riqueza y variedad en negros, blancos y grises de antes», dice el fotógrafo de Sophie’s choice271 de Alan J. Pakula. De cómo el etalonaje es decisivo Los procesados de laboratorio también pueden alterar las tonalidades de un filme. La persona encargada del etalo-‐‑ naje272 (graduación del color en el cuarto oscuro) tiene una amplia capacidad de elección sobre la gama de color de una copia. Una mancha roja en la imagen que consta en el nega-‐‑ tivo puede ser positivada como carmesí, rosa o casi cual-‐‑ quier otro matiz intermedio. A menudo, el etalonador con-‐‑ sulta con el director para seleccionar un tono principal que servirá como punto de referencia para las relaciones cromá-‐‑ ticas a lo largo de la película. Además, algunas copias pue-‐‑ den usarse para ser balanceadas con colores diferentes. Menudo problema el de las copias Hoy en día, la mayoría de las reproducciones que se hacen para su exhibición en 35 mm están positivadas hacia el negro, para crear sombras densas y colores más oscuros; sin embargo, las copias que se realizan para transferir a vídeo se -‐‑169-‐‑
hacen en películas especiales de bajo contraste para compen-‐‑ sar la tendencia de la televisión a aumentar el contraste. La imagen resultante tiene a menudo una gama de colores más luminosa y brillante que la que se ve en cualquier copia ci-‐‑ nematográfica. Otro desafío: el control de la exposición durante el ro-‐‑ daje La gama de tonalidades de la imagen se ve crucial-‐‑ mente afectada por la exposición de la imagen durante la filmación. El cineasta normalmente controla la exposición regulando la cantidad de luz que pasa por el objetivo de la cámara, aunque las imágenes rodadas con una exposición «correcta» también pueden ser sobreexpuestas o subexpues-‐‑ tas al revelar y positivar. Comúnmente creemos que una fotografía no debería estar «bien expuesta», subexpuesta (demasiado oscura, con muy poca luz admitida a través del objetivo), menos aún sobreexpuesta (demasiado clara, con demasiada luz admitida a través del lente). No hay que olvi-‐‑ dar que la exposición correcta273 ofrece cierta libertad de elección; no es un absoluto, menos aún una camisa de fuer-‐‑ za. El cineasta puede manipular la exposición para crear efectos concretos. El cine negro norteamericano de los años cuarenta subexponía en ocasiones algunas zonas oscuras de la imagen para que armonizaran con las técnicas de ilumina-‐‑ ción de luces suaves y poco contrastadas. La exposición, a su vez, puede verse afectada por los filtros, piezas de cristal o gelatina que se colocan ante las lentes de la cámara o la positivadora para reducir ciertas frecuencias de luz que alcanzan a la película. De este modo los filtros alteran la gama de tonalidades de forma bastante radical. Un filtro puede bloquear parte de la luz y hacer que -‐‑170-‐‑
el material rodado con luz solar parezca rodado a la luz de la luna. Esta técnica se denomina «la noche americana». Los directores de fotografía de Hollywood, ya desde los años veinte, intentaron añadir glamour a los primeros planos, es-‐‑ pecialmente de mujeres, mediante filtros de difusión y gasas. Los filtros aplicados durante el rodaje o el positivado tam-‐‑ bién pueden alterar el color de la imagen. El flashing Finalmente, se puede alterar la exposición mediante el proceso llamado flashing o velado controlado de la pelícu-‐‑ la274. La película se expone a la luz antes de rodar o antes de procesarla en un laboratorio. El velado controlado modifica el contraste, ya que puede crear sombras más grises y trans-‐‑ parentes. En Tucker275 (1986) de Coppola se veló cada bobina del filme de forma diferente, de modo que el esquema de color cambia a medida que avanza la película. En estos ca-‐‑ sos, tanto durante la filmación como en el trabajo de labora-‐‑ torio, la manipulación de la película y la exposición afectan enormemente a la imagen que vemos en la pantalla. Conclusiones Lo que hemos podido apreciar con el centenar de tec-‐‑ nicismos de este artículo es lo siguiente: la fotografía no es un proceso que tiene lugar únicamente durante el rodaje, es también un asunto que le atañe al laboratorio que procesa la cinta. En tal caso, el fotógrafo es, como su nombre lo dice en inglés, un cinematógrafo, ese demiurgo de la escritura en mo-‐‑ vimiento que organiza el universo del cineasta. El director propone y el fotógrafo dispone, siempre recordándole a su jefe cómo funcionan algunas leyes ópticas. Por ejemplo, la elección del objetivo, el acercamiento o alejamiento de la -‐‑171-‐‑
cámara con relación al personaje, sugerir ideas para mejorar la fotogenia, inclusive instrucciones relativas a la decoración. Como bien dijo Truffaut alguna vez: en el arte cinematográ-‐‑ fico, la habilidad del director de fotografía se mide por su habilidad para aclarar una imagen, para limpiarla separando bien cada persona u objeto con respecto al fondo o decorado en el cual se encuentra. Es el pintor del celuloide. La puesta en escena, la organización visual del espacio ante el lente es responsabilidad de estos Rembrandts del cine.
Un clásico inclasificable: El Acorazado Kane276
A fellow will remember a lot of things you wouldn'ʹt think he'ʹd remember. You take me. One day, back in 1896, I was crossing over to Jersey on the ferry, and as we pulled out, there was another ferry pulling in, and on it there was a girl waiting to get off. A white dress she had on. She was carrying a white parasol. I only saw
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her for one second. She didn'ʹt see me at all, but I'ʹll bet a month hasn'ʹt gone by since that I haven'ʹt thought of that girl277. Bernstein a Thompson
«It isn'ʹt enough to tell us what a man did. You'ʹve got to tell us who he was»278. Ésta es la orden que Rawlson le da a su reportero Thompson, miembro del staff de una revista de actualidad, al que manda a investigar el significado de Rosebud279, la última palabra pronunciada por Charles Foster Kane, personaje basado en William Randolph Hearst, el magnate periodístico que tuvo gran influencia en la opinión pública norteamericana. Hearst era un billonario dueño de catorce periódicos en Norteamérica, pionero del amarillis-‐‑ mo, inventor de noticias, que logró subyugar a las masas de entre siglos. Su palacio de San Simeon aparece caricaturiza-‐‑ do como el palacio de Xanadu en la película que vamos a reseñar; Marion Davies, la amante de Hearst, célebre actriz de cine mudo, aparece retratada como la cantante de ópera de pacotilla, Susan Alexander. Hearst se puso furioso cuan-‐‑ do supo que Rosebud, palabra con la que apodaba las partes íntimas de la Davies, aparecía en boca del ciudadano Orson Welles y que era la intriga principal del filme. Intentó de todas las formas imaginables comprar el negativo del filme para poder destruirlo e impedir que se hagan copias. A tra-‐‑ vés de sus periódicos, especialmente por medio de la colum-‐‑ nista de chismes Louella Parsons, hizo trizas el filme que al final sí fue distribuido, pero resultó uno de los más grandes fracasos de taquilla que se recuerden. Welles, que desde niño gozaba de una reputación de genio, que se hizo pasar en alguna ocasión como un enano políglota o que había sido -‐‑173-‐‑
alumno de Harry Houdini y que era capaz de recitar casi todo Shakespeare de memoria, era en realidad como Hearst: un ego con mayúsculas. Ambos eran unos manipuladores de masas. Welles versus Hearst, la lucha de dos egos Welles ya sabía lo que era la fama desde una edad muy temprana. Antes de cumplir los 21 años, dirigió en Broadway su célebre Vudú Macbeth con cuarenta y cinco ac-‐‑ tores negros en escena, un hito para la época, que lo hizo merecedor de la portada de Time. Este éxito teatral le signi-‐‑ ficó un jugoso contrato radial. Con su grupo Mercury Thea-‐‑ tre (conformado por Agnes Moorhead280, Ruth Warrick, Jo-‐‑ seph Cotten281, Dorothy Comingore, Everett Sloanne, John Houseman282, entre otros) realizó algunos dramatizados ra-‐‑ diofónicos de relativo éxito. La sintonía del programa de Welles subió como la espuma después del escándalo que generó su famosa adaptación de War of the worlds283, del otro Wells, Herbert George Wells284. Lo que hizo Orson con esa historia de la invasión de marcianos a Norteamérica, mani-‐‑ pular y subyugar a las masas, ya lo había hecho el septuage-‐‑ nario Hearst con sus noticias. Dos ejemplos periodísticos bastan para ilustrar la habi-‐‑ lidad amarillista de William Randolph Hearst: primero, una vez contrató a un hombre para que se arrojara a la bahía de San Francisco y se cronometrara el tiempo en el que éste era salvado; segundo, y éste ya es un ejemplo de mayores pro-‐‑ porciones, la dominación española de Cuba se había ido haciendo progresivamente más dura y en 1895 estalló la re-‐‑ volución. El presidente William McKinley estaba sometido a una gran presión popular por la protección de los intereses norteamericanos en la isla (¿no les suena tan actual esta his-‐‑ -‐‑174-‐‑
toria?). Los medios de comunicación, en particular, los pe-‐‑ riódicos de Joseph Pulitzer y William Hearst, fomentaban el sentimiento de repulsa contra las atrocidades del gobierno colonial español. Esto constituyó el comienzo de la prensa amarilla. En un ejemplo clásico de poder editorial, Hearst respondió de la siguiente manera a la petición que el ilustra-‐‑ dor Frederick Remington le realizó para retornar de La Ha-‐‑ bana a EE.UU., por aquel entonces en paz: «Por favor, qué-‐‑ dese. Usted proporcione los dibujos que yo proporcionaré la guerra». La triquiñuela más sonada fue cuando contrató a una mujer latina para que declarara que estuvo a punto de ser violada por soldados españoles. Evangelina Flores, tal era su nombre, se convirtió en una heroína gracias a las fotos e historias que aparecían en los periódicos de papel amari-‐‑ llento de Hearst, de aquí que se le llama «amarillista» al pe-‐‑ riodismo mal entendido impreso en ese tipo de papel tan barato. La vida de Hearst, al igual que la del ciudadano Kane, también llegó a la decadencia más temprano que tarde. Se declaró en bancarrota en la época de la depresión. Esas anti-‐‑ güedades y obras de arte que siempre compraba de manera patológica fueron subastadas (recordar el diálogo entre Bernstein y Kane. El primero le dice: «Hay muchas estatuas en Europa que usted no ha comprado todavía», a lo que el segundo responde: «No me puede culpar. Han estado ha-‐‑ ciendo estatuas por dos mil años, yo apenas llevo coleccio-‐‑ nándolas por cinco»). Quizá por eso el ingenuo de Welles creía que su película podía hacer poca mella en un septua-‐‑ genario frágil y con aparentemente menos poder que antes. De cierta forma, Welles tenía un ego enorme, tan parecido al de Hearst. -‐‑175-‐‑
Dos ejemplos también bastan con Welles para ilustrar su poder sobre las masas, el ya mencionado Vudú Macbeth, y el de War of the worlds, que puso en vilo a una nación que se creyó realmente invadida por seres del planeta Marte (hubo episodios de vandalismo, incendios, histeria colectiva, movi-‐‑ lización militar…). Con estos dos éxitos, el joven Orson esta-‐‑ ba listo para su contrato exclusivo en Hollywoodlandia que le permitía control total sobre el producto terminado. Una de las cláusulas era muy clara: debía hacer dos películas. Prime-‐‑ ro quiso hacer El corazón de las tinieblas, una adaptación de la novela homónima de Joseph Conrad. Estaba encaprichado con lograr que la cámara tomara el lugar del protagonista, pero como la idea era muy intelectual y sofisticada para la época, sus patrones le dieron carta negra e impidieron que cuajara el proyecto. Citizen Cinema Joseph L. Mankiewicz, un guionista alcoholizado y de vida más que desordenada, concibió la historia del ciuda-‐‑ dano Kane, ya que conocía de cerca la vida del magnate pe-‐‑ riodístico. De hecho, había estado en el palacio de San Si-‐‑ meon, la fortaleza de Hearst, en una de sus tantas bacanales. Apenas tuvo el primer borrador, titulado The american, se lo envió a dos personas, a Welles y a un gran amigo que resul-‐‑ taba ser el sobrino de Marion Davies. Welles le devolvió el guión diciendo que era una genialidad y que quería filmarlo; el sobrino de la Davis se lo devolvió con anotaciones, reco-‐‑ mendaciones y tachones que eran de los abogados de Hearst: había demasiadas coincidencias entre la vida del magnate y del personaje del guión que obtendría el Oscar al mejor libre-‐‑ to original en 1941. Cuando llegó la filmación, Mankiewicz escribía mientras estaba sobrio. Le enviaba lo que podía a
Welles, y éste rescribía, añadía, borraba, reestructuraba285. Trabajó hombro a hombro con Greg Tolland, el director de fotografía, entre ambos inventaban nuevas formas de en-‐‑ cuadrar la historia, ángulos inusuales, movimientos de cá-‐‑ mara anticonvencionales. Fue Welles el que tuvo la idea de cavar profundos canales en el suelo para construir los rieles por donde habría de deslizarse la cámara para hacer tomas en contrapicado; además, colaboró con el storyboard, con la dirección de arte, entre otros aspectos técnicos. Cuando el filme fue estrenado tuvo poca acogida en la taquilla. The magnificent Ambersons286 (1942), segunda película de Welles, fue montada por el estudio para que no subsistan los pro-‐‑ blemas de difusión de Citizen Kane. Después hizo A journey into fear287 (1942), The stranger288 (1946), con Joan Fontaine, The Shangai Lady289 (1948), con su esposa de entonces, la sex symbol Rita Hayworth, donde se apreciaron destellos de esa genialidad orsoniana, pero su carrera siempre quedó estig-‐‑ matizada por la caricatura cinematográfica que hizo de Hearst. Welles llegó a convertirse en una caricatura de sí mis-‐‑ mo, se volvió un obeso nómada dedicado a mendigar dinero para poder hacer sus filmes. Othello (1952) fue filmada en un lapso de cinco años entre Europa y América. Chimes at midnight290 (1965), otro homenaje a Shakespeare, fue rodada en España. F for fake291 (1975) fue hecha en formato de dieci-‐‑ séis milímetros. Siempre fue un outsider, un paria, un mave-‐‑ rick, un disidente del star system. En los años sesenta dio luz a su última obra maestra, un ejercicio de cine negro titulado Touch of evil292 (1958), fil-‐‑ me en el que participó gracias a la insistencia obsesiva de Charlton Heston. Ya nadie quería trabajar con el difícil y complicado genio obeso, pero el protagonista de Ben Hur
amenazó con no protagonizar el film noir293 si no era dirigido y coprotagonizado por el maestro Welles. Cuentan las malas lenguas que fue tal la cátedra de cine impartida por Welles que dejó alelados a todos, especialmente a los productores que temblaban de solo pensar que las extravagancias del gordo atrasarían el filme. El primer día de filmación se pre-‐‑ sentó y alteró el cronograma de trabajo, el storyboard y toda la planificación, porque se le ocurrió que se podía ahorrar dinero y tiempo utilizando un solo plano secuencia. En el mínimo tiempo se ahorró todo un día de trabajo, quizá por-‐‑ que Welles tenía una cita con alguna de sus obsesiones: el vino, la comida o la coprotagonista del filme, Marlene Die-‐‑ trich. «Capullito» de alelí La palabra Rosebud, cuyo significado Thompson se pa-‐‑ sa buscando, no es más que el pretexto para que se vaya hilvanando a manera de biografía la vida del multimillona-‐‑ rio Kane. El periodista entrevista a los que más cerca estu-‐‑ vieron del personaje que da nombre a la película: su segunda esposa, su amigo más cercano y su secretario. Esta multipli-‐‑ cidad de perspectivas narrativas (llamada técnicamente pan-‐‑ óptico) es lo que la crítica especializada ha bautizado como kaneidoscopio. Citizen Kane (EE.UU., 1940) de Orson Welles, que se disputa con El acorazado Potemkin, el cetro de la mejor pelícu-‐‑ la de la historia, constituye un sorprendente rompecabezas hecho a base de un hábil entramado de flashbacks294, teñidos de engañadora subjetividad. El uso del objetivo gran angular (lente de enormes posibilidades visuales) y de encuadres ampulosos (barrocos es una mejor definición), así como el empleo de decorados con techo y de esa perspectiva conoci-‐‑ -‐‑176-‐‑
da como profundidad de campo, figuran entre los hallazgos estilísticos de este cineasta que tenía tan sólo 24 años cuando filmó Citizen Kane, como simplemente se conoce a esta cinta en algunos países de habla hispana. Si el renacentista Filippo Brunelesschi inventó en el siglo XVI la perspectiva para la pintura, Welles hizo lo mismo pero en el séptimo arte, ade-‐‑ más del uso eficaz de tomas en picado y en contrapicado, las disolvencias, y los decorados artificiales en miniatura (re-‐‑ cuérdese la escena del mitin político en el Madison Square Garden). ¿Cómo es posible que un hombre de radio y de teatro haya logrado una de las obras capitales del cine con su ópera prima? La respuesta sobre su formación cinematográfica la dio a la revista francesa Cahiers du Cinéma: «Sólo una vez me ha influido alguien: antes de rodar Citizen Kane vi cuarenta veces Stagecoach295. No necesitaba tomar ejemplo de alguien que tuviera algo que decir, pero sí de quien me enseñara cómo expresar lo que yo tenía que decir: para eso John Ford es perfecto. Admiraba a Griffith, a Chaplin, Clair y Pagnol: sobre todo El pan y el perdón. Me gustaba más el cine antes de dedicarme a él. Ahora no puedo evitar el oír la claqueta al comienzo de cada plano: toda la magia desaparece296.» En la mayoría de las listas de expertos este filme apa-‐‑ rece como el mejor de todos los tiempos. De hecho, no fue gratuito que uno de los más importantes cineastas franceses, François Truffaut, afirmara que «todo lo que importa en el cine desde 1940 ha sido influido por Citizen Kane. Cuando se sabe que ésta es la primera obra de un hombre de 24 años, uno tiene que tener un poco más de modestia con su obra. Es probablemente el filme que dio principio a la carrera de más cineastas que ningún otro». Habría que añadir que Welles fue el pionero de la multifuncionalidad, privilegio disfruta-‐‑ -‐‑177-‐‑
do previamente solo por Chaplin, el único que había osten-‐‑ tado el famoso rótulo de «escrito, producido, dirigido y pro-‐‑ tagonizado por…»297. Guillermo Cabrera Infante fue más lejos que Truffaut escribiendo: «Si me dieran —con la espada de Damocles sobre mi cuello, porque de otra manera no lo haría— un solo filme para que quedara entre los restos de una debacle ató-‐‑ mica, éste sin duda, sería Citizen Kane»298. Jorge Luis Borges escribió un memorable comentario en el que predecía que la obra de Welles perduraría igual que los filmes de Griffith o Pudovkin. «Citizen Kane no es inteligente, es genial en el sentido más sombrío y más ger-‐‑ mánico del término»299. Una obra multigenérica ¿Es un documental o un noticiero? Al principio se in-‐‑ serta News on march que describe la vida, pasión y muerte del magnate. ¿Es un reportaje periodístico? Al menos el re-‐‑ portero Thompson utiliza todos los recursos de la entrevista. ¿Es cine político? Derribar a Kane, un candidato a goberna-‐‑ dor, porque se descubre que tiene una amante ¿no es parte de un modus operandi tan común en el quehacer político? ¿Cine policiaco? El periodista juega al detective buscando el significado de Rosebud, la última palabra pronunciada por Kane. La verdad es que la primera película del actor, pro-‐‑ ductor, director y coguionista Orson Welles se escabulle — como pez de las manos— de cualquier tipo de encasillamien-‐‑ to. Es imposible ponerle una etiqueta, como sucede con las grandes obras artísticas del siglo XX. Este filme es compara-‐‑ ble, por sus aportes, al Ulises de James Joyce, otra obra de imposible clasificación, a medio camino entre la prosa y la -‐‑178-‐‑
poesía y que redefinió el género narrativo en el siglo ante-‐‑ rior. Citizen Kane, co-‐‑escrita, producida, actuada y dirigida por Orson Welles, musicalizada por Bernard Herrmann, editada por Robert Wise, con el diseño de producción de Van Nest Polglase, decorada por Darrell Silvera, es un aco-‐‑ razado que resiste el paso del tiempo y que, por su imagina-‐‑ tivo nivel formal y técnico, constituye la cédula de ciudada-‐‑ nía del cine contemporáneo. Ver esta película es sentir lo mismo que Bernstein le confiesa a Thompson que sintió al ver a una chica, con un parasol blanco, en la estación de un ferry, durante un segundo: «Apuesto a que no pasa un mes sin que deje de pensar en ella». Vale esta hipérbole. HIPOTEXTOS Una profesión de putas (Editorial Debate, Madrid, 1999) de David Ma-‐‑ met. Guiones modelo y modelos de guión (Paidós, Barcelona, 1996) de Francis Vanoye El cine clásico de Hollywood (Paidós, Barcelona, 1996) de David Bordwell, Janet Staiger y Kristin ThompsonEstrategias de guión ci-‐‑ nematográfico (Ariel, Barcelona, 2002) de Antonio Sánchez-‐‑ Escalonilla. Diccionario del guión audiovisual (Océano, Barcelona, 2002) de Jesús Ramos y Joan Marimón). Arte poética (Editorial Aguilar, Madrid, 1982) de Aristóteles. El libro del guión: Fundamentos de la escritura de guiones (Plot Ediciones, Madrid, 1998) de Syd Field. Taller de escritura para televisión (Gedisa, Barcelona, 1999) de Lorenzo Vilches.
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Así de simple 2, varios autores (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995): -‐‑El trabajo del guionista y su relación con el director de Jean Claude Ca-‐‑ rrière. Cómo se escribe un guión (Cátedra, Madrid, 1999) de Michel Chion. El oficio del guionista (Gedisa, Barcelona, 1992) de John Brady. Diccionario del guión audiovisual (Océano-‐‑Ámbar, Barcelona, 2002) de Jesús Ramos y Joan Marimón. Las maravillas del cine (Fondo de Cultura Económica, México, 1974) de Georges Sadoul. Saber ver cine (Paidós, Barcelona, 1988) de Antonio Costa. Diccionario de cine: Estética, crítica, técnica, historia (Paidós, Buenos Aires, 1998) de Eduardo A. Russo. Freud, un guión (Madrid, Alianza Editorial, 1985) de Jean Paul Sartre. El arte cinematográfico: Una introducción (Paidós, Barcelona, 1995) de David Bordwell y Kristin Thompson: Capítulo 8: El sonido en el cine (págs. 292-‐‑328). Montaje y postproducción (Océano, Barcelona, 2001) de Declan McGrath. Claridad densa, densidad clara. Conferencia dictada por Walter Murch en dos oportunidades. La primera fue en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba, en abril de 1989; la última fue en el Edinburgh Film Festival en agosto de 1995. Fuente: http://www.filmsound.org/murch/claridad.htm Estirando el sonido para ayudar a liberar a la mente de Walter Murch. Tex-‐‑ to aparecido en Film journal projections en 1995. Fuente: http://www.filmsound.org/murch/estirando.htm Diccionario de cine: Estética, crítica, técnica, historia (Paidós, Buenos Aires, 1998) de Eduardo A. Russo Pentagramas de película (Nuer Ediciones, Madrid, 1998) de Joan Padrol El cantor de Jazz, de Mara Steiner, texto disponible en la siguiente pági-‐‑ na web: http://www.chcuba.org/espanol/vida_comunitaria/culturales/el%20 cantor.htm Bandas sonoras de cine (Océano, Barcelona, 2000) de Mark Russell y James Young. Banda sonora de The godfather, part II (Paramount Pictures Corporati-‐‑ on-‐‑MCA, 1974), compuesta por Nino Rota. Música adicional y orquestación por Carmine Coppola.
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Production design & art direction (RotoVision, Suiza, 1999) de Peter Ettedgui. El montaje cinematográfico (Paidós, Barcelona, 1996) de Vicente Sánchez-‐‑ Biosca. La forma en el cine (Editorial Siglo XXI, México, 2002) de Sergei M. Ei-‐‑ senstein. El relato cinematográfico (Paidós, Barcelona, 1995) de André Gaudreault y Francois Jost. Montaje y postproducción (Océano, Madrid, 2001) de Declan McGrath Días de una cámara (Seix Barral, Barcelona, 1982) de Néstor Almendros. Talking with Shooting Stars: Interviews with 14 of the World'ʹs Greatest Cinematographers de David Geffner. Fuente: http://www.moviemaker. com/issues/29/29_shooting.html Cinematography (RotoVision, Crans-‐‑Près-‐‑Céligny, Suiza, 1998) de Peter Ettedgui (colección Screencraft). El libro de El ciudadano (Ediciones de La Flor, 1976). The battle over Citizen Kane (1996), documental incluido en el DVD de Citizen Kane´s special collector edition (2001).
____________________ NOTAS 147. Prólogo al guión del cortometraje La cámara aparecido en el núme-‐‑ ro 220 de la Revista Casa de las Américas (Julio-‐‑Septiembre de 2000). 148. Nouvelle vague. 149. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. 150. El libro del guión. Fundamentos de la escritura de guiones (Plot Ediciones, Madrid, 1995). 151. Modelo, ejemplo. En lingüística es el conjunto virtual de elemen-‐‑ tos de una misma clase gramatical, que pueden aparecer en un mismo contexto (DRAE). 152. Arte poética (Editorial Porrúa, México, 1999).
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153. Los nudos de acción se clasifican en simples y complejos. Los complejos se dividen en peripecias y revelaciones (anagnórisis). Las peripecias se dividen en estructurales e instrumentales. Las es-‐‑ tructurales son: el detonante, el punto de giro y el clímax. Las ins-‐‑ trumentales son el midpoint, el revés, el anticlímax, la complicación y la peripecia de subtrama. Los nudos simples son los que no exi-‐‑ gen mucha elaboración. 154. Aparente calma que reina en los primeros minutos de ciertos fil-‐‑ mes. Esta paz, obviamente, no aparece en el género de acción. 155. En medio de la acción. Ejemplo típico: cada preludio de las pelícu-‐‑ las de James Bond. 156. Enigma, misterio, lío, problema, perplejidad, acertijo, adivinanza. 157. Engaño, embaucamiento, broma. 158. «Cuerpo capaz de producir la transformación química motivada por cuerpos que al finalizar la reacción aparecen inalterados» (DRAE). 159. Los expertos en guionismo recomiendan no retrasar el detonante más allá de la primera mitad de la exposición o acto primero. Si-‐‑ tuarlo hacia el minuto 25 equivaldría devorar gran parte de la ex-‐‑ posición o presentación de la historia. 160. Se ha procurado que los ejemplos de este artículo correspondan a películas norteamericanas porque son las más asequibles para el lector. 161. Algunos guionistas compensan el detonante de diálogo con un nudo precedente repleto de acción. 162. Sexto sentido. 163. En el nombre del padre. 164. Sueños de fuga. 165. Al primer nudo de la trama también se le denomina punto de con-‐‑ frontación, first plot point, first twist (primer giro) o first turning point (primer punto decisivo). El poeta latino Horacio denomina epítasis a todo nudo. 166. Puntos de quiebre. 167. Los tres días del cóndor. 168. Veo a personas que están muertas. 169. Anagnórisis, le llama Aristóteles. La revelación más conocida (que funge como un segundo plot point en Sófocles) es aquella en la que
Edipo descubre que ha matado a su padre y se ha casado con su madre. 170. Personaje interpretado por el actor mexicano Gael García Bernal. 171. El tercer hombre. 172. También se lo conoce como second plot point, second turning point o second twist. No confundir este segundo nudo con el clímax que viene después. El clímax (el punto más alto de la escalera dramáti-‐‑ ca) es parte del tercer acto. 173. Detengámonos en el significado de la palabra desenlace. Significa desatar, desenlazar el nudo dramático. 174. Barrio chino. 175. Los siete pecados capitales. 176. Aristóteles le denomina catástrofe, y Horacio catástasis. Teóricos contemporáneos insisten en el término readjustment o reajuste, es decir, lograr que la historia vuelva al equilibrio que tenía antes del detonante. 177. Según el DRAE, es una gradación retórica ascendente. Término más alto de esa gradación. 178. Nunca pares de pelear sino hasta que la pelea se acabe. 179. Eres nada. 180. Perfume de mujer. Remake del filme italiano Profumo di donna. 181. Tiempos violentos. 182. Siglas de John Fitzgerald Kennedy. 183. Pico dramático. 184. La soledad del corredor de fondo. 185. La estructura en tres actos no es la única. Existe la estructura semi-‐‑ clásica episódica, la estructura semiclásica coral, la estructura al-‐‑ ternativa en más de tres partes y la estructura alternativa no narra-‐‑ tiva. Hemos profundizado en la estructura clásica tripartita porque es la que mejor se amolda a la mayoría de filmes. Las otras estructuras bien podrían ser tema de otro libro. 186. Según Syd Field, la mayoría de películas tienen una duración media de dos horas. 187. El título de una las primeras versiones de este capítulo fue Movi-‐‑ mientos para bosquejar un modelo de guión. Este texto es el producto de algunos años de experiencia como profesor universitario de la materia de Composición de guiones y libretos. Está pensado (como
casi todo el libro) para el lector neófito. Ya que la tarea era formar guionistas que luego filmarían en vídeo, el enfoque adoptado se inclina más hacia ese medio, aunque sin dejar de lado la óptica del cine. El orden de las fases de elaboración del guión es arbitrario. En los talleres de guionismo que impartí, se estudió primero al grupo para ver, de acuerdo a las necesidades de cada alumno, cuál era el orden más conveniente. 188. Hay algunas clases de tratamiento. Tenemos, por ejemplo, el tra-‐‑ tamiento por nudos de acción y el tratamiento por escenas. No ahondaremos en ellos para centrarnos en el tratamiento tradicio-‐‑ nal que se centra en el argumento. 189. El paginaje decrecerá si se trata de un cortometraje o un mediome-‐‑ traje. 190. Un comentario al margen. El tratamiento en Hollywoodlandia puede ser parte de las relaciones contractuales entre guionista y productor. En el contrato escalonado o step deal, el productor exige la entrega de uno o varios tratamientos durante el proceso de ela-‐‑ boración de un guión. 191. Editorial Folio, París, 2003. 192. Four by Truffaut: The adventures of Antoine Doinel (Simon & Schuster, New York, 1970). Esta edición incluye los guiones de Los cuatrocientos golpes, El amor a los 20, Besos robados y Domicilio conyu-‐‑ gal. 193. En su libro clásico La fuerza de la publicidad (McGraw Hill/ Interamericana de España, Madrid, 2000). 194. Ejemplo tomado del capítulo I de Me alquilo para soñar: Taller de guión de Gabriel García Márquez (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995). 195. El paciente inglés. 196. El sistema Dolby fue concebido en 1965 por el técnico Raymond M. Dolby con el objetivo de atenuar el ruido de fondo en la reproduc-‐‑ ción sonora. 197. Estallido mortal. 198. El término soundtrack ha sido malinterpretado por la industria cinematográfica de Hollywoodlandia. Es errado poner en la cará-‐‑ tula de un disco el término banda sonora. Significaría que todos y cada uno de los sonidos grabados en el filme se encuentran dispo-‐‑
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nibles en ese disco compacto. Score o partitura constituyen concep-‐‑ tos más exactos, técnicamente. 199. Automatic dialogue replacement o looping. 200. Literalmente Tigre asechante, dragón escondido. El título de distribu-‐‑ ción fue el simplón El tigre y el dragón. 201. La poesía es definida por Platón como diégesis de cosas pasadas, presentes o futuras. Es decir, como la construcción imitativa (pre-‐‑ senta o expone) de cosas pasadas, presentes y futuras. Nosotros usaremos diégesis como sinónimo de narración o exposición narrati-‐‑ va. 202. El nacimiento de una nación. 203. Aquí es importante aclarar algo. La idea de ponerle sonido a las imágenes es tan antigua como éstas. El propio Thomas Alva Edi-‐‑ son hacia el año1900 creó un kinetoscopio con fonógrafo cuya gra-‐‑ bación se oía mediante auriculares y correspondía a la acción del film. Si bien hubo muchos otros intentos posteriores de incorporar el sonido a los filmes es recién en el año 1926 cuando se da real-‐‑ mente un paso decisivo. Surge el sistema Vitaphone: los motores del proyector y del fonógrafo estaban regulados por un mismo generador. El film venía separado en actos de diez minutos y a cada acto correspondía un disco. La aguja se desplazaba partiendo de una señal que se hacía coincidir con la de la película. Un primi-‐‑ tivo sistema de amplificación con altoparlante hacía llegar el soni-‐‑ do a la sala. Pero el riesgo de perder el sincronismo era constante debido a los continuos "ʺsaltos"ʺ de la púa. El primer largometraje concebido para ser musicalizado mediante el sistema Vitaphone fue Don Juan (1926) de Alan Crosland, aunque finalmente fue una película básicamente muda con un acompañamiento musical sin-‐‑ cronizado y con algunos efectos sonoros (como el entrechocar de las espadas, algunos golpes, campanas, etc.). Es por eso que la his-‐‑ toria registra The jazz singer como el primer filme sonoro. 204. El cantante de jazz. 205. El gran azul. 206. El quinto elemento. 207. Day for night fue el título en inglés y La noche americana en español. 208. Un pequeño romance. 209. Cuando los dinosaurios reinaban en la tierra.
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210. El nombre de la rosa o Il nomme della rosa. 211. La misión. 212. Los siete magníficos. La edad de la inocencia. 213. Pasaje a la India. 214. Traducida como Sensatez y sentimientos. 215. Así hablaba Zaratustra. 216. Ocho y medio. 217. La gente de la lluvia. Jóvenes rebeldes. Jardines de piedra. 218. Este texto apareció en dos entregas con el título de Dirección de arte y diseño de producción: La construcción del espacio cinematográfico. La versión aquí publicada contiene un tropel de ajustes y modifica-‐‑ ciones. Se han sistematizado las citas y se ha aumentado el aporte de El gabinete del Dr. Caligari. 219. Pandillas de Nueva York. 220. Río místico. Los imperdonables. 221. Búsqueda en campo abierto. 222. Sin aliento. 223. El golpe. 224. Matar a un ruiseñor. 225. Este apartado ha tomado ideas de El gabinete del Dr. Caligari: Entre el romanticismo, primitivo y el romanticismo refinado de Cecilia Pro-‐‑ pato (http://encontrarte.aporrea.org/creadores/visuales/18/a8808.html) 226. Según las enciclopedias de cine tan adictas a este tipo de datos, fue a la edad de veinte años que ganó su primer Oscar como director de arte planificando el contenido visual de Gone with the wind. El productor de este filme, David O. Selznick, creó el cargo Diseñador de producción para Menzies (antes no existía ese nombramiento). ¿Con qué novedades aportó Menzies? Hizo storyboards (dibujos o viñetas) con cada toma del filme de tal forma que toda la película fuera rodada sin salir del estudio y dentro del cronograma y pre-‐‑ supuesto del filme. Además, cuidó de la construcción de los espa-‐‑ cios, escenarios, todo lo que constituía la parte visual de una de las películas más mentadas de la historia del cine norteamericano. 227. Título original de El gabinete del Dr. Caligari. 228. Tan trillado es su uso en el cine que tenemos dos ejemplos: el asesino de Scream usa El grito como máscara, y MacCaulay Caul-‐‑
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kin repite el gesto en la célebre escena en la que se aplica una co-‐‑ lonia después de afeitarse en Home alone (Mi pobre angelito). 229. Una de las películas que influyó en su estética fue El estudiante de Praga (1913) de Paul Wegener y del danés Stellan Rye, drama del estudiante de Baldwin que por amor vende su imagen reflejada en espejos; y El Golem (1914) de Paul Wegener y Henrik Galeen, anti-‐‑ gua leyenda judía sobre un hombre de arcilla al que el rabino Loew consiguió infundir vida mediante una fórmula mágica. En literatura, El hombre de arena de E. T. Hoffman (1776-‐‑1822) es otro fuerte antecedente. 230. Recordemos que el romanticismo se originó en el movimiento Sturm und Drang. 231. Genuino. 232. El gabinete de las figuras de cera. 233. Recuerda. 234. El pueblo contra Larry Flint. 235. Seis grados de separación. 236. Fanny y Alexander. Pelle el Conquistador. La casa de los espíritus. 237. Entrevista con el vampiro. 238. Una reseña de Bronenosez Potiomkyn ya apareció con este mismo título en Adivina quién cumplió cien años (Cineclub del Guayas, 1996) de Marcelo Báez. Lo que viene después del título es inédito. 239. El término montaje viene del francés montage. Este término desig-‐‑ na un estilo de montaje artístico y no puramente narrativo, total-‐‑ mente distinto al del cine de Hollywoodlandia. Los más puristas hablan del término edición estrictamente para el campo del vídeo, y del término montaje para el mundo del cine. En este texto los términos montaje y compaginación son usados como sinónimos. 240. Papeles recortados y engomados. 241. À bout de souffle (1960) de Jean Luc Godard (escrita por Truffaut) desvirtuaría de manera alucinante esta norma del montaje clásico. En este filme se edita mal a prosópito o a propósito. La falta de con-‐‑ tinuidad entre una escena y otra es más que notoria, más que in-‐‑ tencional. No discutiremos aquí los alcances simbólicos de dicho montaje, pero lo dejaremos consignado como uno de los tantos aportes de la nueva ola francesa. 242. La insoportable levedad del ser.
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243. Máquina empleada en los estudios de cine y televisión para pro-‐‑ yectar filmes, regulándose el movimiento de la película de acuer-‐‑ do con las necesidades del montador. Permite examinar adecua-‐‑ damente el filme, cortar o intercalar escenas en él y sincronizar sus bandas sonoras (DRAE). 244. Los gritos del silencio. 245. En busca del destino. 246. Literalmente «barco de guerra». 247. Azul. 248. Objetos de utilería. 249. Barcelona, Seix Barral, 1982. 250. Ídem. 251. Busco mi destino. Los cazafantasmas. Di lo que quieras. La boda de mi mejor amigo. 252. Sintonía de amor. 253. Temperamento. 254. Sentimiento. 255. ¿Quién le teme a Virginia Woolf? 256. Hombre muerto caminando. 257. El gran Lebowsky. 258. A sangre fría. 259. Contacto en Francia. 260. Espantapájaros. El francotirador. El último vals. Encuentros cercanos del tercer tipo. 261. La poesía es una extensión de la pintura. 262. Enfoque. 263. El bebé de Rosemary. 264. Juegos de guerra. 265. El río de la vida. 266. La Reina Margot. 267. Es la cantidad de luz a la que se expone la película en el proceso de revelado. 268. Compuesto de bromuro de plata en gelatina que forma la capa sensible a la luz del material fotográfico. Este compuesto se ex-‐‑ tiende en forma de capas sobre el soporte y sirve para impresionar fotografías o fotocopias.
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269. El lector puede hacer una prueba con el control remoto de su televisor. Presione el botón correspondiente a color y juegue con el contraste de la imagen. Va a conseguir que una parte de la pantalla se oscurezca y la otra se aclare. 270. Término comparable al del ecualizador de los equipos de sonido que permite graduar los niveles de audio. El lector puede seguir jugando con el control remoto y balancear los colores al entrar al menú del televisor. La palabra balance aparecerá en su pantalla. Es como un ecualizador cromático. 271. La decisión de Sofía. 272. El lector puede jugar a ser el etalonador con el control remoto de la Tv. El color, el tinte (hue), el brillo (brightness) y nitidez (sharp) aparecerán en la pantalla una vez que ingrese al menú de video. 273. Esto significa permitir que no entre ni mucha ni poca luz en este proceso. 274. Si no se controla el velado se puede arruinar la película. Le recor-‐‑ damos al lector que en fotografía, el velado es la borradura total o parcial de la imagen en la placa o en el papel por la acción indebi-‐‑ da de la luz. 275. Tucker: Un hombre y su sueño. 276. Un comentario titulado El acorazado Kane aparece en Adivina quién cumplió cien años. De ese texto solo queda el título. El resto es iné-‐‑ dito. 277. Una persona puede llegar a recordar un montón de cosas que usted creería que nunca recordará. Considéreme como un ejem-‐‑ plo. Un día de 1896 estaba cruzando hacia Jersey en el ferry, y mientras nos apeábamos había otro ferry que estaba llegando con una chica que estaba esperando para poder bajar. Tenía un vestido blanco y un parasol blanco. Solo la vi por un segundo. Ella no me vio en lo absoluto, pero le apuesto a que no ha pasado un mes sin que cese de pensar en ella. 278. No es suficiente que nos digas lo que un hombre hizo. Tienes que decirnos quién fue. 279. Capullo, pussy. 280. Deben recordarla como la mamá de Samantha en la serie televisi-‐‑ va Bewitched o La hechicera.
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281. Encomiable actor de carácter. Protagonista de The third man (1949) de Carol Reed y Heaven’s gate (1980) de Michael Cimino. 282. Deben recordarlo algunos lectores como el Profesor Kingsfield de Paper chase (Cacería del diploma) por la cual ganó un Oscar al me-‐‑ jor actor secundario en 1973. Houseman repetiría su rol del adusto profesor en la serie de televisión del mismo nombre que empezó a emitirse en 1978. 283. La guerra de los mundos. 284. Los apellidos Welles y Wells son homofónicos aunque se escriben de manera diferente. 285. Muchos ríos de tinta han corrido sobre la autoría de Citizen Kane. Unos han apostado por dársela a Mankiewicz, y los defensores de la teoría autoral única se la han dado a Welles. La verdad es que ambos trabajaron juntos. Para elucidar éste y otros aspectos de gran interés sobre un clásico de clásicos, se recomienda el ensayo Raising Kane de Pauline Kael publicado en El libro de El ciuda-‐‑ dano (Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1976). 286. El cuarto mandamiento. 287. Distribuida con el título de Estambul. Fue terminada por Norman Foster. 288. El extraño. 289. La dama de Shangai. 290. Campanadas a medianoche. 291. También se la conoce como Fake/ Question mark. Su título de distri-‐‑ bución fue Fraude. 292. Sed de mal. 293. El cine negro es un género caracterizado por oscuros temas como la violencia y la corrupción. 294. Retrocesos en el tiempo. 295. La diligencia (1939) de John Ford. 296. Orson Welles (Paidós, Barcelona, 2002) de André Bazin. 297. En estos últimos tiempos Warren Beatty ha estado cerca del mito wellesiano al escribir, producir, dirigir y protagonizar sus filmes. Tomar nota de Reds, Dick Tracy y Bullworth. Tampoco hay que dejar atrás la primera etapa de Kenneth Brannagh y sus obras shakesperanas. En esta misma lista no puede faltar Woody Allen cuyas películas oscilan entre el ingenio y el genio. 298. Arcadia todas las noches (Seix Barral, Barcelona, 1976).
299. Tomado del libro Focus on Citizen Kane (Prentice Hall, New Jersey, 1971) que recoge el comentario de Borges publicado en el № 83 de la Revista Sur del año 1945.
IV. DEL LADO DE ALLÁ
Kusturica, el poeta de los Balcanes 1941. Bombardeo alemán a Belgrado. Iván, en su zoo-‐‑ lógico, se vuelve impotente ante el escape de los animales salvajes que luego se pasean por la urbe. Iván se esconde en un lugar subterráneo con un grupo de coterráneos donde Marko (su hermano) y Blaky, dos partisanos, lideran la revo-‐‑ lución. Marko traiciona a sus protegidos subterráneos en dos ocasiones: primero por Natalia, una actriz de poca monta, que arrebata a Blaky, y luego, por dinero y poder mante-‐‑ niéndolos encerrados bajo tierra (underground) durante veinte años mientras se convierte en el hombre fuerte del mariscal Tito. Informe sobre clarividentes La única película que Ernesto Sabato nombra en sus memorias es Underground (1995): «Me impresionó el desga-‐‑ rro con que muestra la crueldad de ese exterminio. Y cuando miré a esos seres en su inmundo subsuelo, sosteniendo con dolor la vida de individuos mezquinos y despiadados, sentí que era la gran metáfora de este tiempo en que algo de la humanidad del hombre se está perdiendo»300. El autor de esa «extraordinaria película sobre la desa-‐‑ parición de Yugoslavia», como dice Sabato, es Emir Kusturi-‐‑ ca (Sarajevo, 1955), cineasta que no es en absoluto un recién llegado, aunque nuestra audiencia recién empiece a conocer-‐‑ lo. Es el niño mimado de los festivales europeos, con un cu-‐‑ rrículum vitae que enrojecería de la envidia a cualquier ci-‐‑ 192-‐‑ -‐‑
neasta. En 1981, ¿Recuerdas a Dolly Bell? obtuvo el León de Oro en Venecia y Premio de la Crítica en Sao Paulo; en 1985, Papá está en viaje de negocios le significa su primera Palme d'ʹor en Cannes a los treinta años de edad; en 1989, Tiempo de gita-‐‑ nos gana otra palmita a la mejor puesta en escena en Cannes; en 1993, Arizona Dream obtuvo el Oso de Plata (Premio Espe-‐‑ cial del jurado) en el Festival de Berlín; en 1998, Gato negro, gato blanco se llevó el León de Plata en la Muestra de Vene-‐‑ cia. El ecléctico inconformista Ubicado entre el neorrealismo, las etopeyas irónicas de Buñuel, las grandilocuentes tomas de Terry Gilliam y el rea-‐‑ lismo mágico de García Márquez, Kusturica como los poetas obsesivos, barrocos y surrealistas que habitan en él, repite sus motivos a lo largo de toda su filmografía con imágenes que tienen su peculiar impronta: gran cantidad de persona-‐‑ jes brillantes, una música carnavalesca plenamente protagó-‐‑ nica, alusiones a la cultura gitana, fiestas, escenas mágicas y oníricas, bodas, banquetes y sobre todo, animales. Kusturica tiene un dominio total del plano cinematográfico, el cual se erige como su lienzo en el que él lo pinta todo, ocupando cada espacio de la pantalla. Los hallazgos visuales brillan por su presencia a lo largo de los 170 minutos que dura este filme. Kusturica parece decirnos: «No dejes de mirar. Te voy a seguir sorprendiendo. Tengo más deleites para tu vista.» Por si esto fuera mucho (no poco), el cineasta demuestra ser un gran conocedor no solo del lenguaje cinematográfico, sino también la historia del cine. Los constantes ecos inter-‐‑ textuales dispersos a lo largo del filme así lo corroboran. Sin embargo, no todos tienen opiniones laudatorias: una prestigiosa élite de intelectuales europeos, específica-‐‑ -‐‑193-‐‑ 91-‐‑
mente franceses, encabezado por los filósofos Bernard Henry-‐‑Lévy y Alain Finkelkraut, minimizó Underground con el argumento de que la película era «terrorismo de propa-‐‑ ganda serbia»; muchos cineastas y críticos, incluidos los de la papisa de las revistas de cine, Cahiers du Cinéma (la que inventó el cine de autor), se unieron en esta cruzada anti-‐‑ Kusturica. A esto se sumó la ira de los compatriotas del di-‐‑ rector que lo acusaron de traidor (quizá la escena que les molestó fue la inclusión de un documental en el que se apre-‐‑ cia a los croatas dando una calurosa bienvenida a los nazis durante la guerra). Si acaso existen diálogos en los que pare-‐‑ ce que el director favorece a un grupo étnico en detrimento de otro, es algo que quizá se pierde en los subtítulos para nosotros, humildes espectadores de América Latina. La polémica se hizo más grande cuando Kusturica anunció públicamente que colgaba la cámara de cine. La respuesta de Henry-‐‑Lévy fue irse a rodar en Bosnia un re-‐‑ portaje en el que plasmaba su propia visión del conflicto. El director no cumplió con su amenaza: «Cuando vi el desagui-‐‑ sado que podía hacer Henry-‐‑Lévy en el cine me sentí obli-‐‑ gado a continuar haciendo películas», fue su reacción irónica en una entrevista con el diario francés Libèration. Por suerte, el cine no perdió a un artista y ganó un re-‐‑ trato irónico de una guerra absurda como la que se sigue librando en los Balcanes. Esta alegoría tragicómica constitu-‐‑ ye un retrato despiadado de las supuestas institucionalida-‐‑ des; por ejemplo, los famosos cascos azules de la ONU apa-‐‑ recen como explotadores de refugiados y coadyuvantes de los traficantes de armas. No es gratuito que el mismo direc-‐‑ tor aparezca en el fugaz papel de un contrabandista de ar-‐‑ mamento, lo cual más que una toma de partido es una bro-‐‑ ma como las que acostumbraba a hacer Alfred Hitchcock,
solo que en este caso Kusturica se reserva un par de parla-‐‑ mentos. La visión de Kusturica sobre la guerra de los Balcanes se resume en dos frases: el nacionalismo lo complica todo, Yugoslavia es un país de esclavos. La queja filosófica de Marko cuando es asesinado por Iván es desgarradora: «Nin-‐‑ guna guerra es guerra hasta que un hombre mata a su her-‐‑ mano». Metáfora para hablarnos de una nación fragmenta-‐‑ da, escindida, en la que no se sabe si Abel es muerto por Caín o viceversa. Gran obra ésta, la de Kusturica, oveja blan-‐‑ ca de una familia de musulmanes conversos, que al filmar Underground logró como él mismo dijo: «Liberarme de un país que existió pero que ya no está». (Domingo 27 de junio de 1999)
El fabuloso destino de Amélie Poulain301
Registrada en francés como Amélie de Montmartre o El fabuloso destino de Amélie Poulain (Le fabuleux destin d'ʹAmé-‐‑ lie Poulain)302, estamos ante un filme que ha recibido las loas
del público y de los festivales de cine especializados. Desde los premios BAFTA y los César, pasando por el premio del público del festival de Canberra y el Goya, hasta las nomina-‐‑ ciones al Oscar a la mejor película extranjera. Todo el mundo ha estado de hinojos ante el último título de Jean-‐‑Pierre Jeu-‐‑ net303. Amélie (2001), como se la conoce comúnmente, tiene el sello visual de su director, un esteta obsesionado siempre por una rigurosa dirección de arte (Volker Schafer), y por una fotografía (Bruno Delbonnel) donde el verde oscuro es el rey. La iluminación cálida también es un estilema del rea-‐‑ lizador, nacido en 1953, como lo vemos en tres de sus filmes anteriores: Alien Resurrection (1997), La ciudad de los niños perdidos (1995) y Delicatessen (1991). En estas dos últimas cintas, París era una ciudad que parecía soñada por un pin-‐‑ tor postimpresionista y no por un escenógrafo. De más está decir que Amélie tiene un departamento de arte con 17 artis-‐‑ tas, entre los que se encuentran carpinteros, escultores y arquitectos; además, cuenta con una decoradora de sets, Ma-‐‑ rie-‐‑Laure Valla, a más de una diseñadora de producción, Aline Bonetto. La puesta en escena de Amélie va en la misma línea perfeccionista y onírica de sus anteriores cintas. Los espacios son también ejes protagónicos en la historia de una chica que es una especie de hada madrina de las personas frustradas. Pues sí, ella se encarga de realizar los sueños de cada cual, menos los de ella (¿la metáfora de Alicia en el país de las maravillas se ajustaría mejor que la del hada madrina?). Amélie no pierde tiempo en concretar los sueños de su com-‐‑ pañera de trabajo en la cafetería (lo empata con uno de los asiduos comensales); realiza el sueño de su padre, algo senil, de viajar por el mundo; hace que el viejo y ermitaño pintor -‐‑194-‐‑
del edificio donde ella vive, logre recuperar su fe en el mun-‐‑ do exterior... Todos consiguen lo que quieren, menos ella, que está enamorada de Nino (el cineasta Mathieu Kassovitz convertido en actor), un joven que reparte su tiempo entre ser dependiente de una videoteca porno, disfrazarse de es-‐‑ queleto en el túnel del horror y ser barrendero en la estación del metro. La historia empieza con un tono de crónica: horas exactas, fechas, años, lugares... Es como una biografía, casi un documental de esta niña tan excepcional, casi una santa, y bien vale el parangón con la Madre Teresa de Calcuta cuando Amélie imagina ser ella en un documental en blanco y negro. Desde el primer minuto la historia empieza a maravi-‐‑ llar al espectador por su humor entre poético y tierno, entre duro e ingenuo. La escena en la que la niña Amélie es insta-‐‑ da a creer que su cámara fotográfica es la causante de más de una desgracia logra tomar de rehén al espectador. Todo luce preparado para ver un filme sorprendente, o sea, que lo va a mimar con una que otra sorpresa. Y éste, creo, es el problema del filme. Su capacidad pa-‐‑ ra sorprender se vuelve predecible, se convierte en la razón de ser de toda la historia. Es como si Jeunet tuviera una ame-‐‑ tralladora de cosas ingeniosas que él necesita disparar a cada segundo. El resultado es un filme deliciosamente ingenuo, demasiado «bonito» o preciosista, escandalosamente perfec-‐‑ to en sus aspectos técnicos (fotografía, música, diseño de producción), y que pide a gritos ser amado, gustado, degus-‐‑ tado... Tal es su oblicuo exhibicionismo. Bueno es culantro pero no tanto, decía la abuelita, no valdría morir de una so-‐‑ bredosis de miel. El humor naïf es ponderable y perfecta-‐‑ mente lógico cuando el personaje no supera aún los nueve -‐‑195-‐‑
años, pero cuando ya alcanza la adultez, la ingenuidad no se justifica. Y ese es el problema de este filme: abusa de la meli-‐‑ fluidez. Es como escuchar (ojo con la siguiente metáfora mu-‐‑ sical) variaciones sobre el mismo tema durante dos horas. Todo el filme es una variación sobre ese rostro dulce que vemos en el afiche, haciendo cosas bondadosas por los de-‐‑ más. Uno pide time out ante tanto encanto de Audrey Tatou (¿será su nombre real o será una triquiñuela para equiparar-‐‑ se a esa otra dulzura llamada Audrey Hepburn?). Parece que el director se ha enamorado (cinematográficamente hablan-‐‑ do) de esa actriz hecha a semejanza e imagen de los instintos más paternales. Audrey Tatou es un instrumento sobreutili-‐‑ zado en este filme que se derrumba por estar apoyado en una sola columna: Amélie. Ese derrumbe es imperceptible, muy interno, nadie se da cuenta, porque simplemente el espectador ya ha asimilado la fórmula: esta chica va a hacer cosas mágicas, fantasiosas y graciosas, y no va a parar hasta que llegue el minuto 122. «Ella cambiará tu vida», dice el eslogan, pero no es pa-‐‑ ra tanto. Para que algo cambie la vida de un espectador ten-‐‑ ga que romper con los patrones estéticos de su tiempo, y en primer lugar, Amélie juega con algo trillado: la estética MTV en su acelerada narración, los continuos zoom in y zoom out, las imágenes en cámara rápida, como si fuera un vídeo clip de dos horas y de paso con el sonsonete de ese acordeón tan edulcorante (es que la estética MTV pregona la sinergia entre música e imágenes y Amélie lo hace tan bien). No estoy peyo-‐‑ rativizando la música de Yann Tiersen, mas bien quisiera apuntar que es altamente eficaz y memorable. Ya alguien decía que la verdadera banda sonora es la que no se oye, pero ésta es tan audible, tan exhibicionistamente edulcoran-‐‑ te, tan visible, como cada elemento dentro de este filme que -‐‑196-‐‑
ansía ser condescendiente con el espectador en cada uno de sus fotogramas. Dicen que Jeunet es uno de los puntales del nuevo cine francés; en cambio, Susan Sontag cita su nombre como uno de los falsos innovadores del arte contemporáneo. Lo que no hay dejar de concederle a este artesano es su perfeccionismo en cada fotograma, pese a que adolece de un defecto (¿o será virtud?): hacer filmes deslumbrantes en cuanto a su plan-‐‑ teamiento visual (tan solo recordar Alien Resurrection en donde no había historia pero sí una puesta en escena pletóri-‐‑ ca de espectacularidad). Se nota, además, que Jean-‐‑Pierre está trabajando para el Oscar de la Academia. ¿Quién sabe si lo logre con un cine que se queda solo en la pirotecnia visual y que desdeña ligeramente lo argumental? A lo mejor tiene suerte. Hay que recordar que otro efectista europeo, Pedro Almodóvar, empezó con filmes que igual ponían lo icono-‐‑ gráfico por encima de lo guionístico304. De los fuegos artificiales de El fabuloso destino de Amélie Poulain hay espectadores que se quedan con la imagen de la protagonista derritiéndose ante la presencia de Nino en la cafetería. Los espectadores también se derriten ingenuamen-‐‑ te ante el encanto de un filme que solo va a una parte: nin-‐‑ guna. Como en el mejor de los peores filmes gringos, el per-‐‑ sonaje de Audrey Tatou consigue al final subirse en la moto con su Nino y conquistar el corazón de él y de casi todos los espectadores. Y la música de acordeón ayuda. ¿O no? -‐‑197-‐‑
La niña de los ojos de Trueba
La niña de Fernando Trueba se llama Penélope Cruz. Ella canta, baila, zapatea, llora, lo hace todo solita y lo hace bien. Ella interpreta a Macarena Granada y es tan explosiva -‐‑198-‐‑
como su apellido. «Dale a tu cuerpo alegría, Macarena, que tu cuerpo es pa´dar alegría, cosa buena, hey, Macarena». Penélope, sin su bolso de piel marrón, la joven que debutó en el video clip La fuerza del destino305 de Mecano hace más de diez años, interpreta a una diva del cine español de los años cuarenta, época de pleno dominio franquista en la madre patria, que viaja con sus colegas al corazón de la Alemania nazi en pleno dominio del Führer. ¿El motivo? Heil, Hitler. Participar en el rodaje de La niña de tus ojos, coproducción germano-‐‑española. Metatextualidad. Un texto dentro de otro. Así, de una forma tan sugestiva empieza el último tra-‐‑ bajo de Fernando Trueba. A la manera de Citizen Kane, se nos presenta como preludio un documental que aparenta tener un fin estrictamente historicista, pero después de dar-‐‑ nos una clase sobre la Alemania Nazi se concluye con la imagen de los actores españoles que parten hacia Berlín. El documental en blanco y negro no es la única referencia al cine de la vieja usanza, existe también el recurso del cine gringo de antaño del iris de gato que deja a oscuras toda la pantalla hasta dejar encerrado en un círculo a un personaje o a un lugar. Cuando los actores llegan a la capital alemana empie-‐‑ za la gran aventura de Trueba. Arriesgada la apuesta que nos plantea. Personajes españoles en otro contexto. Persona-‐‑ jes germanos empiezan a interactuar y el director no ha du-‐‑ dado en rodearse de excelentes actores como los que inter-‐‑ pretan estupendamente a Joseph Goebbels («Huevels», según Macarena) y al galán rubio y fortachón que resulta ser una «mariposa technicolor»306 (léase gay). Mención aparte merece Hanna Schygulla, verdadero mito del cine alemán de los años ochenta, interpretando a la esposa de Goebbels. Como Trueba siempre ha sabido escoger bien a su reparto -‐‑199-‐‑
ibérico no ha dudado en convocar a Jorge Sanz307 (el errolflynesco Julián), Antonio Resines (el templado director, amante de Macarena), Loles León (la asistente personal de Macarena) y otros más que logran un todo realmente cohe-‐‑ sivo. ¡Qué pomposa suena esta última frase! ¿O no? La niña de tus ojos puede ser vista también como una despiadada crítica del sistema nazi y todo lo que tiene que ver con la idiosincrasia alemana (de seguro que a los germa-‐‑ nófilos no les gustará nichts este filme). El franquismo, otro de los temas recurrentes del director, tampoco sale bien pa-‐‑ rado en este filme de 1998. Hablemos ahora de la apertura transcultural que se siente en esta Niña. No es gratuito que dos españoles, Trueba y Bigas Luna, estén en la onda de explorar otras culturas sin perder la referencialidad ibérica. En este sentido La niña de tus ojos logra en comedia lo que La camarera del Titanic (1997) de Luna logró en drama: usar un reparto multinacional fil-‐‑ mando en otro contexto (Francia) y en otro idioma (el filme de Trueba es bilingüe en este aspecto por el manejo del ale-‐‑ mán y el español). ¿Momentos cumbres de esta comedia? Los encuentros entre un donjuanesco Goebbels y una Macarena que no se deja seducir; el macho Julián que grita a los cuatro vientos que no es homosexual y que no va a dejarse seducir por el galán alemán («Yo por la patria doy todo, menos el culo», dice); la envidiosa Lucía que le grita a Macarena que ceda ante los requerimientos de Goebbels («Solo tienes que abrir las piernas y Alemania te abrirá los brazos»); los avatares del traductor que tiene que vivir mil y una peripecias con su trabajo; la misma Macarena bailando y zapateando en espa-‐‑ ñol y alemán, o diciéndole Huévels al ministro principal de Hitler. Bueno, esto creo que ya lo dijimos, pero no está de más ser reiterativo. Acabemos ya este artículo. El tono de comedia está manejado con mucho oficio por parte del director que sabe exactamente en qué momento dar paso al drama. En el epí-‐‑ logo hay lugar para intertextualidades de la mítica Casablan-‐‑ -‐‑200-‐‑
ca (despedidas triangulares en un aeropuerto). La última escena nos muestra al director español Blas Fontiveros (muy bien interpretado por Antonio Resines) a punto de ser en-‐‑ viado al paredón. Snif, snif. No olvidemos que Trueba es un director que ha explo-‐‑ rado con mucha seriedad el género cómico en títulos como Mientras el cuerpo aguante (1982), Sé infiel y no mires con quién (1985), conceptualizador de la serie televisiva La mujer de tu vida (1989) y Belle Epoque (Oscar a la mejor cinta extranjera en 1992). En esta ocasión, Trueba paga la deuda de haber filma-‐‑ do en 1995 la mediocre y agringada Two much (con Antonio Banderas y Melanie Griffith). Después de tantos años sin filmar, lo que menos podía hacer era retribuirnos con creces. La niña de tus ojos nos permite perdonar sin trabas a don Trueba. (Domingo 17 de diciembre de 2000)
____________________ NOTAS 300. Antes del fin (Seix Barral, Barcelona, 1999), página 137. 301. Reproducción exacta del artículo publicado en Expreso. El recorte no lleva fecha, pero estoy más que seguro que apareció a media-‐‑ dos del año 2001. 302. Para la investigación de la ficha técnica de cualquier filme se re-‐‑ comienda http://www.imdb.com (Internet movie database) que es la Biblioteca de Alejandría del mundo del cine. 303. Un long dimanche de fiançailles, titulado en inglés A very long en-‐‑ gagement y Amor eterno en español, es su filme del año 2004, tam-‐‑ bién estelarizado por la Tatou. 304. Nota del 2005. Recién ahora ha madurado en Hable con ella, pero ha vuelto a recaer en su viejo cine efectista con La mala educación
que no es más que un remake encubierto de La ley del deseo, uno de sus filmes más tempraneros. Hable con ella fue considerada por Ri-‐‑ chard Schickel y Richard Corliss de la Revista Time como una de las mejores cien películas de la historia del cine y la mejor de la última década. 305. En estos Idus de Marzo se escucha el insoportable cover de la cantante mexicana Fey. Cuan profundos son mis notas a pie de página. ¿No creen? 306. Perdóname, Fito Páez. 307. Hermano del cantante Alejandro Sanz. He aquí otra prueba de mi profundidad.
V. DEL LADO DE ACÁ
Amores de a perro308
Dijiste: «Vamos a Cinemark, veamos esa película me-‐‑ xicana que está nominada al Oscar a la mejor cinta extranje-‐‑ ra». Te dije que sí, puesto que nada perdía, igual habíamos estado hablando por teléfono durante casi dos años y jamás se me ocurrió que verte, significaría perderme. Apenas te vi,
supe que ingresaba a un laberinto de luz cuyo altar era tu imagen; conocerte fue como enfrentar algo irreal: Una valla publicitaria parisina, un paisaje impresionista dentro de un sueño, una obra de arte... La película casi ni la vimos. Estuvimos en las butacas educaditos, pegaditos el uno al otro, lamiéndonos las heri-‐‑ das del pasado. «Esposa», te dije, espósame a esta silla, y por los altoparlantes salía la canción de Prince: «Imagina, si quieres, la foto de tú y yo unidos en un beso. El sudor de tu cuerpo me cubre. ¿Puedes, mi amor? ¿Puedes visualizarlo en tu mente? Sueña, si quieres, con un patio, con un océano de violetas florecientes. Vemos animales realizando curiosas poses, ellos sienten el calor, el calor que hay entre tú y yo». Realmente no recuerdo en qué trayler pusieron esa canción. Jamás vimos la película. Estábamos pendientes de la que estábamos filmando nosotros. De cuando en vez salía-‐‑ mos a la superficie para tomar un poco de aire y permitir que las manos descansen. En uno de esos recesos obligados, te dije, para impresionarte, que la compaginación acelerada y la sordidez de la temática de Amores perros (2001) era equi-‐‑ parable a la del filme Pulp fiction de Quentin Tarantino. Y tú, muñeca de rock latino, que combinaba minifaldas con libros de Freud y de Marcuse, dijiste haber leído en alguna parte, que el director Alejandro González Iñárritu, se defendió a espada y a capa (no a capa y espada) de esas acusaciones de influencia. «Debería sentirse orgulloso que lo comparen con el director de Pulp fiction», respondí, aunque no sé si logré impresionarte o no. Mientras nos tapábamos la boca con nuestras bocas, las historias en la pantalla se entrelazaban en un ritmo de-‐‑ senfrenado como el de nuestras caricias, como el de esos relatos paralelos que confluyen en la escena climática del accidente de tránsito. De reojo veíamos el pequeño circo romano de perros que se despedazaban, las apuestas alrede-‐‑ dor de los canes que se muerden hasta matarse, como gallos de pelea con cuatro patas y una dentadura que intimida. Y el -‐‑203-‐‑
triángulo amoroso tan perruno, como dirías tú. Triángulo entre Gael García Bernal, una chica y otro chico. Desde en-‐‑ tonces ya le tenías puesto el ojo a Gael, desde mucho antes que se lo pusiera Almodóvar. Otro personaje que llamó tu atención (o la mía, ya no lo recuerdo) fue el de la modelo que está a punto de perder todo lo que tiene: su físico. Lo que sí me impresionó es la forma en que se retrata a cada personaje. Todos son gente traicionera como los perros. Los seres humanos somos unos hijos de perra. No sabemos lo que es el perro amor. Sigamos recordando, en tiempo presente, lo que pasaba en nuestras butacas. Tú ladras y yo maúllo. La contrarréplica de mi mau-‐‑ llido es la sonorísima tercera vocal alargada hasta el cansan-‐‑ cio, como si un montón de ratones alcanzaran en una voz tan tuya como la tuya. Años después, frente al pelotón de fusilamiento, nun-‐‑ ca habrías de recordar la tarde en que me llevaste a ver Amo-‐‑ res perros. Por aquel entonces la cinépolis era una aldea glo-‐‑ bal donde veinte millones de películas buscaban desesperadamente espectadores. El mundo era tan viejo y tan virtual que las cosas tenían que ser reinventadas para ser nombradas. Jamás vimos juntos 21 gramos (2003), la segunda película de González Iñárritu. Quiero que sepas que nada bueno te perdiste. Es el alarde del montaje. Pirotecnia pura. El efectismo de forzar la historia en su estructura hasta con-‐‑ vertirla en un rompecabezas. Excelentes actores desperdi-‐‑ ciados hasta el cansancio. Es el deseo inconmensurable de ser interesante y solo queda el vacío. Y tú sabes de sobra lo que significa la palabra vacuidad. Ahora que te has ido tan lejos y tan cerca, solo me queda terminar esta historia sin historia. Con el rabo entre las piernas una voz que está dentro de mí pide que no digas -‐‑204-‐‑
adiós. No olvides lo que dice Jorge Luis Borges: «Solo a los dioses se les permite el adiós309 porque ellos son inmortales». Yo solo te canto el coro de Cuídate, canción del grupo espa-‐‑ ñol La oreja de van Gogh: «Toma dos copas de recuerdos de historias que mis ojos te cuentan que te han visto llorar (...) Tú cuídate, aquí yo estaré bien. Olvídame, yo te recordaré». Aunque como epitafio de este artículo quedaría mejor algu-‐‑ nos versos de la canción Amores perros me van a matar de Ju-‐‑ lieta Venegas: «Acaso será para siempre, ¿has olvidado?/ Dijiste un día, solo escucho yo/ Lo dicho lo va comiendo lento el sol/ Cerca del mar embarcan a eternidad/ Porque tus amores perros me van a matar/ Sin haberme dado la felici-‐‑ dad/ Tus amores perros me van a matar/ Sin haberme dado siquiera/ Un poco de felicidad». (Domingo 8 de abril de 2001)
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Buena Habana Visual Club310
«Música cubana para principiantes», así debió ser sub-‐‑ titulada esta obra catedrática (el adjetivo «maestra» está muy trillado) de Wim Wenders. En Buena Vista Social Club (1999), el son, la música más popular y antigua de Cuba, casi siem-‐‑ pre confundida con la salsa nacida en los años 60 en Nueva York, y que vivió su máximo esplendor hace medio siglo en Cuba, encuentra en el talento visual del director alemán la medida justa entre poesía y documento311. El reflejo de los músicos en la madera lustrosa de un piano, el pasar del sonido en concierto al sonido de estudio en una misma canción, los chevrolets viejos de la época de Batista que aún circulan, los camellos (transporte popular de la isla), el viejo ferrocarril, una fábrica de laúdes cubanos, el atemporal malecón habanero donde las olas se amotinan... Imágenes captadas por la sensibilidad de Jorg Widmer en vídeo digital. Nada nuevo para Wenders que ya experimen-‐‑ tó con este medio en Until the end of the world312 (1991) y otros filmes. La historia de este documental es más o menos como sigue. Ry Cooder, ese genio de la guitarra que ha trabajado por veinte años en las bandas sonoras de Wenders, decidió grabar un disco de Buena Vista Social Club, nombre con el -‐‑206-‐‑
que se le conoce a un viejo y derruido edificio habanero en el que se reunían hace medio siglo figuras como Compay Se-‐‑ gundo, Eliades Ochoa, Cachao, Pío Leyva, Ibrahim Ferreira y tantos otros. Cooder aparece recorriendo las calles de la capi-‐‑ tal cubana junto a su hijo, en una de esas motocicletas que tienen incorporado un asiento lateral. Parece una escena sacada de Faraway, so close! 313 en la que Bruno Ganz y Otto Sandler aparecen en una moto por las calles de Berlín. Más que una coincidencia intertextual, se trata de un pretexto para recorrer con ojos curiosos una ciudad sobre la que ha corrido mucha tinta de cursilería y politiquería. Pese a la autoreferencialidad de Wenders, este Buena Vista donde no hay ángeles sino abuelos del son, tiene un antecedente vital en Cachao (1993), título de un documental de Andy García, actor cubano-‐‑americano que intentó sin éxito incursionar en el mundo de la dirección (hasta ahora seguimos esperando el filme que planeó hacer con Cabrera Infante sobre La Habana de Batista)314. Tenían que llegar un cineasta europeo y un músico del prestigio de Cooder para que la algazara fuera mundial. Además, había la coyuntura de la grabación de un disco que Cooder siempre tuvo la idea de hacer en la Ciudad de las Columnas, como Carpentier llamaba a La Habana. Francisco Repilado, alias Compay Segundo, opina que Cooder «captó el Buena Vista con mu-‐‑ cha inteligencia, descubrió distintas músicas cubanas, músi-‐‑ ca que yo tocaba en los años 20, con aires americanos. Enton-‐‑ ces las influencias venían del charleston, algunos cubanos se inspiraron tanto en él, por eso gustó mucho». Lo mejor de este documental es la intimidad que logra la cámara casera de vídeo al acercarnos a los rostros, manos e instrumentos de cada artista. El habano en la mano de Compay Segundo parece uno más de sus dedos, los instru-‐‑ mentos parecen extremidades adicionales de los músicos, los -‐‑207-‐‑
dedos de Rubén González bailan literalmente en el piano con una grácil velocidad. Estos detalles de intimidad logra-‐‑ dos por la steadycam, en momentos claves como los de los conciertos en vivo, resultan eficaces puesto que nos permiten estar allí, en el escenario, junto a ellos. Nominado al Oscar al mejor documental (no llegó a ganarlo, tampoco lo necesitó), este filme de Wenders es una rareza más en la filmografía de uno de los pocos auteurs que siguen respirando entre el cielo y el suelo. El director de París-‐‑Texas es un consuetudinario multigenérico, aunque sea mejor describirlo como un ecléctico, estudioso de la inciden-‐‑ cia de los mass media en nuestras vidas. Recordemos el do-‐‑ cumental sobre moda (Notebook on clothes and cities315) que hizo en 1989 o su incursión en el cine policíaco en 1982 con Hammett (con Frederick Forrest en el rol del escritor de nove-‐‑ las policiales). Este poeta del movimiento (así lo han califi-‐‑ cado algunos críticos) logra con esta vista cinematográfica de la música cubana un hito más para su imagoteca. (Domingo 10 de diciembre de 2000)
Ratas de un país escindido Ratas, ratones, rateros (1999), de Sebastián Cordero, lo-‐‑ gra con su ópera prima insertar a su país en el panorama internacional. Sus premios316 han logrado que el cine ecuato-‐‑ riano trascienda con este título que inclusive se ha podido apreciar en Cinemax, canal de televisión por cable, en uno de sus ciclos de cine latinoamericano. -‐‑208-‐‑
San Sebastián Cordero estudió en Southern California University. Inicialmente estaba bastante receloso de estudiar en Los Án-‐‑ geles, por un normal perjuicio hacia el cine estadounidense en general. Le parecía absurdo aprender sobre el arte de contar historias en un país donde escasean los guiones sóli-‐‑ dos. En realidad, se equivocó, ya que tuvo profesores de un gran rigor como Abraham Polonsky317, un director judío-‐‑ ruso, proscrito por comunista en la época macarthista, le-‐‑ yenda viviente para cualquier experto en guionismo, direc-‐‑ tor de clásicos como Force of evil (1948) o el western Tell them Willy Boy was here (1969). Pese a la inspiración de este tipo de profesores, y pese a haber ganado el Premio Sundance al mejor guión inédito por Crónicas318, su actitud antihollywoo-‐‑ dense es poco conocida. «Vivir en Los Ángeles», dijo en una entrevista319, «no fue del todo agradable. Es una ciudad bas-‐‑ tante superficial, es como un purgatorio del cine, donde to-‐‑ dos esperan y esperan, hasta que en algún momento pueden entrar a un cielo no muy real, pero me enseñó mucho de mí mismo, y me motivó a regresar a Ecuador para hacer cine, algo que no estaba en mis planes, puesto que más bien tenía proyectos en EE.UU.» ¿Un cine rezagado? El hecho de que Ratas, ratones, rateros haya obtenido reconocimientos internacionales parece afortunadamente contradecir una teoría de Fernando Tinajero. Él escribe en un lúcido ensayo320 que el Ecuador nunca alcanzará al resto del mundo en el ámbito cultural. Hace una interesante traspola-‐‑ ción de la aporía de Aquiles y la tortuga a nuestra situación. Para Tinajero, Ecuador nunca alcanzará al resto del mundo -‐‑209-‐‑
porque mientras las sociedades avanzadas hayan logrado alcanzar nuevos estadios, a nosotros siempre nos costará nivelarlos. Cuando nos pongamos al día, las potencias ya habrán alcanzado un estadio más avanzado. Es el gran affaire de la distancia entre Aquiles y la tortuga. Esto nos lleva a la siguiente interrogante: ¿Nos hemos quedado rezagados en el ámbito cinematográfico? Si anali-‐‑ zamos Ratas, ratones, rateros, vemos que este filme tiene poco que envidiar a otras cinematografías más evolucionadas, y con una gran tradición, como la norteamericana y la euro-‐‑ pea. Diseccionando Ratas... Con Cordero estamos ante un artista que sabe que el cine es un medio esencialmente visual y que lo más impor-‐‑ tante es contar una historia, desovillarla, explorarla. En opo-‐‑ sición al cine de ideas (de autor, dirían los que aún viven en los sesenta) está el de Cordero: acción trepidante (ver nada más la primera secuencia en la que se desarrolla una perse-‐‑ cución en el cementerio de Guayaquil), personajes inteligen-‐‑ temente delineados, intriga, movimiento casi constante para no caer en el estatismo, una dinámica de la imagen al cabo y al fin. Una lección bien asimilada del cine independiente se trasluce en el conjunto: se filma con lo que hay (Guayaquil y Quito, las dos ciudades más importantes del Ecuador son protagónicas) y en cada secuencia se nos recuerda que sí se puede trabajar con un presupuesto muy bajo, sin el derroche de locaciones exóticas o actores extranjeros. Esto coloca a Ratas, ratones, rateros muy por encima de cualquier anterior intento de hacer cine en el Ecuador. -‐‑210-‐‑
Sebastián Cordero no esconde sus influencias: el Bu-‐‑ ñuel de Los olvidados, Mira Nair y su Salaam Bombay, Scorsese y Mean Streats321, La Haine de Matthiew Kassovitz y Kids de Larry Clark. Un referente más cercano, citado en el filme, es el programa televisivo que transmitía una cadena local lla-‐‑ mado Ni en vivo, ni en directo (dirigido ideológicamente por el actor y cineasta Galo Recalde) en el que dos personajes (uno serrano y otro costeño) desmenuzaban en clave de hu-‐‑ mor aquello que se puede llamar (perdón por lo manido que se va a oír) la realidad nacional. A costa de A la costa Buscando parangones en la literatura ecuatoriana el más claro antecedente de Ratas se llama A la costa (1904) de Luis A. Martínez (1869-‐‑1909). En esta novela los protagonis-‐‑ tas se llaman Luciano y Salvador (amigos), en la película se llaman Ángel y Salvador (primos). Al igual que el Ángel de Cordero, el Luciano de Martínez es un sensualista, un coste-‐‑ ño extrovertido y arrojado; Salvador, en cambio, es el este-‐‑ reotipo del serrano reprimido e introvertido, que al igual que su homónimo sufre de una grave enfermedad. En el caso del Salvador literario es la polineuritis malaria, en el caso del personaje cinematográfico es la epilepsia. El tema del viaje también está presente en ambos textos. El filme parece a ratos una road movie322 ya que los personajes van de la Cos-‐‑ ta a la Sierra y viceversa. El viaje narrado por Martínez es solamente de una vía como bien lo dice el título de la novela. Otro punto en común entre ambas obras es la quimera de oro que constituye el viaje al extranjero. Mientras Luciano planifica un viaje a Europa, el Ángel de Cordero deposita en EE.UU. (la Yoni, le dice él) todas sus esperanzas. En tal caso, ambos textos son la constatación de una nación dividida en -‐‑211-‐‑
dos, bipolarizada. Esta coincidencia entre ambas obras, da cuenta del fracaso del proyecto de nación, proyecto que em-‐‑ pezó precisamente en la época en la que Martínez concibió su novela (fines del siglo XIX en plena revolución alfarista) y que encuentra su punto más álgido en el año en que se es-‐‑ trena Ratas. 1999 es el año de la dolarización, proyecto que fuerza al país a entrar a la globalización. De allí que la qui-‐‑ mera de EE.UU. en el caso de Ángel, y de la Europa a la que ansía llegar Luciano, sea un indicio de ese necesario proceso migratorio de entre siglos. La revolución liberal es el contex-‐‑ to de Martínez y el neoliberalismo en el caso del filme de Cordero. Los dos proyectos, más económicos que políticos, desembocarán en un desencanto que es un elemento subya-‐‑ cente en ambos textos. Personajes de un país escindido El libro Ecuador: identidad y esquizofrenia323 plantea muy bien este asunto de la identidad esquizoide. Su autor, Miguel Donoso Pareja, plantea que el nuestro «es un país esquizo-‐‑ frénico, partido, escindido mental y emocionalmente. Este concepto nos remite a la personalidad fragmentada de un individuo que, a causa de esta disfunción, puede llegar a la locura absoluta». Por lo tanto, tenemos que Ángel y Salva-‐‑ dor, los dos personajes del filme Ratas, ratones, rateros son uno solo, representan al ecuatoriano escindido, a ese ser que es una mixtura entre el costeño y el serrano, y todo el catálo-‐‑ go de estereotipos que pueden concentrarse entre ambos. La insania, la locura absoluta, son siempre estadios que los per-‐‑ sonajes de Ratas, ratones, rateros andan bordeando. Son dos individuos marginales que no pueden dominar sus actos y terminan cediendo ante sus impulsos primarios. En otras palabras, son dos delincuentes de poca monta que nunca
llegan a ningún acto trascendental. Ambos son una oda al fracaso, a la no-‐‑concreción. El final de la película nos intro-‐‑ duce en ese desencanto al que nos somete la realidad pos-‐‑ moderna: Ángel, el delincuente interpretado por un irrepeti-‐‑ ble Carlos Valencia, huye con un ínfimo botín sin que nadie lo persiga. Es un falso triunfo. Este ángel caído huye hacia el mismo infierno de siempre: el vivir fuera de lo establecido irrespetando las reglas. Finalmente, solo queda por decir que Sebastián Corde-‐‑ ro es un cineasta que ha realizado un gran aporte a la cons-‐‑ trucción de una identidad cinematográfica ecuatoriana. Su ópera prima así lo demuestra. Él nos da esperanza de un cine ecuatoriano para rato, ratas, ratones y rateros. (1999)
____________________ NOTAS 308. Publicado originalmente con el título Perro que ladra, sí ama. El artículo ha sido ligeramente reescrito a mediados del año 2005, pe-‐‑ ro se mantiene el melifluo recurso del apóstrofe. 309. Speggio era muy dado a falsear las citas. Hay que cambiar la pala-‐‑ bra adiós por promesas para ser más fieles al cuento Ulrica del maestro ciego. 310. Publicado en diario Expreso con el torpe título de Una vista poética a la isla musical. 311. Este filme de Wim Wenders, coproducido por Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania ha sido seleccionado para ser parte de la sección Del lado de acá por haber sido filmada en Cuba. Vale destacar que la gran isla del Caribe también participó en el financiamiento. 312. Hasta el fin del mundo.
313. Tan lejos, tan cerca o su título original en alemán In weiter ferne, so nah! (1993) 314. La página web de Internet Movie Database anuncia que The lost city (La ciudad perdida) con guión de Cabrera Infante y Andy García está en proceso de postproducción en este 2005. 315. Apuntes sobre moda y ciudades. 316. Carlos Valencia ganó el premio a la mejor interpretación masculi-‐‑ na en Huelva y en el Festival de La Habana Ratas ganó el premio a la mejor edición. 317. New York, 1910-‐‑Los Angeles, 1999. Su carrera fue exigua. En oca-‐‑ siones tuvo que recurrir a un nombre ficticio para firmar sus guio-‐‑ nes debido a la caza de brujas. Entre sus títulos más conocidos es-‐‑ tán Avalanche Express (1979) y Monsignor (1982) como guionista. Force of evil (1948) y Edipo Rey (1957) son dos de sus filmes como director. 318. Tal es el título de su última película que acaba de ganar el premio al mejor filme en el Festival Internacional de Guadalajara, a más de los premios al mejor director y al mejor actor principal (Damián Alcázar). En el 2004 ganó la mención especial Horizontes a la me-‐‑ jor interpretación masculina en el Festival de San Sebastián 319. Suplemento cultural Semana No. 286 (domingo 23 de enero de 2000) de Diario Expreso. La entrevista fue firmada por Marcelo Báez. 320. Estudio introductorio de Arte y cultura. Ecuador: 1830-‐‑1980 (Corpo-‐‑ ración Editora Nacional, Quito, 1980). Varios autores. El estudio de Tinajero se titula Aquiles y la tortuga: Contribución al estudio de nuestra historia nacional. 321. Calles peligrosas. 322. Película cuya acción transcurre en una carretera y cuyo leitmotiv es el viaje. 323. Editorial Eskeletra, Quito, 1999.
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VI. BAJO EL SIGNO DE LA LITERATURA
El Aleph como metáfora cinemática El Aleph, cuento de Jorge Luis Borges, dedicado a su amiga, la también escritora Estela Canto, parece ser una apo-‐‑ logía cifrada al mundo del cine. Cinéfilo consuetudinario, que incluyó en Discusión (1932) un texto titulado Films324 y hasta autor de La otra orilla325, guión que escribió con Adolfo Bioy Casares, tenía que dejar cifrado en la trama de El aleph —tal es la hipótesis aventurera de este artículo— un home-‐‑ naje al arte número siete. Publicado en 1949, en el libro del mismo nombre, El Aleph produce hoy una serie de nuevas significaciones. Ese «punto que contiene todos los puntos», ese «lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos», bien podrían ser metáforas sobre la vastedad de la cinematografía. En esta época donde están de moda términos como te-‐‑ lépolis, aldea global, isla total, el cine es el único concepto que, sin lugar a dudas, lo abarca todo. Si en la Edad Media el saber estaba depositado en los monasterios y abadías, y os-‐‑ tentaba un aura religiosa, en nuestros días el cine, arte que encierra a todos los artes, abarca todo el saber del universo, y es la gran religión de nuestro tiempo. Los actores de la cinépolis son adorados como si se tratara de verdaderas di-‐‑
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vinidades. Bien lo planteó Cabrera Infante cuando equiparó a los rostros del celuloide con los dioses griegos. Realmente no hay una gran diferencia entre el Olimpo y el cine, son dos fábricas de héroes y heroínas de carácter sobrehumano. Antes de entrar de lleno al cuento, dejemos que lle-‐‑ guen algunas interrogantes. ¿Es lícito hallar equivalencias entre la literatura y el cine? ¿Será que el mundo es borgiano? Rectifico: ¿Será que el cine es borgiano? No hace falta contes-‐‑ tar todas las preguntas, pero podemos empezar revisando la descripción que hace Carlos Argentino Daneri, personaje del cuento mentado, del hombre moderno: «Lo evoco en su ga-‐‑ binete de estudio, como si dijéramos en la torre albarrana de una ciudad, provisto de teléfonos, de fonógrafos, de apara-‐‑ tos de radiotelefonía, de cinematógrafos, de linternas mági-‐‑ cas, de glosarios, de horarios, de prontuarios, de boleti-‐‑ nes...». Esta «vindicación del hombre moderno» (así la llama el narrador) bien podría ser aplicada al integrado, ese ser que, según Umberto Eco, está íntimamente ligado a los mass me-‐‑ dia, aquel que consume sin racionalizar todo lo que emana de los medios de comunicación. La categoría de apocalíptico, como el ser que disiente de manera muy crítica con todo lo que emana de los mass media, bien podría ser aplicable a Car-‐‑ los Argentino Daneri, un dandy al que los epítetos de esnob, light y vacuo serían precisos. Ese hombre, encerrado en su gabinete de estudio del cual habla Daneri, bien podría ser una descripción del espacio posmoderno. Solo habría que sustituir los aparatos de radiotelefonía, fonógrafos, cinema-‐‑ tógrafos y linternas mágicas por cámaras de vídeo, celulares, cd players, etc. La preocupación de todo escritor siempre será la de registrar la época en la que vive. Toda época es portadora de una tecnología. El escritor argentino no puede evitar enume-‐‑ -‐‑216-‐‑
rar los adelantos de su época, y de hecho, uno de los medios que aparece ironizado —con esa ironía de la que solo Borges era capaz— es la telefonía. Leamos lo que trae el cuento a cuenta de una llamada de Daneri: «Me indignaba que ese instrumento, que algún día produjo la irrecuperable voz de Beatriz, pudiera rebajarse a receptáculos de las inútiles y quizás coléricas quejas de ese engañado Carlos Argentino Daneri». Aquí no acaba la inclinación de la voz narrativa hacia los objetos de la insanidad virtual. Borges describe su objeto fantástico como «una pe-‐‑ queña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al prin-‐‑ cipio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del aleph sería de dos o tres cen-‐‑ tímetros». ¿Es un CD, un DVD o el carrete de un filme? Mas bien la descripción se ajusta a un minidisc, a un pequeño espejo que proyecta todas las imágenes posibles del universo. «Ca-‐‑ da cosa vista», escribe el narrador, «era infinitas cosas, por-‐‑ que yo claramente la veía desde todos los puntos del univer-‐‑ so» (¿Se adelanta Borges a la ubicuidad de las comunicaciones satelitales?). Empieza entonces una enume-‐‑ ración (de esas que tanto amaba el escritor argentino) de todo lo contemplado: desde «el populoso mar» hasta «el engranaje del amor y la modificación de la muerte». La enumeración concluye con un efecto que no es meramente retórico: «Vi tu cara [¿la del lector?], y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo». ¿No es el cine algo que causa vértigo, llanto, todo tipo de emociones secretas y pú-‐‑ -‐‑217-‐‑
blicas? ¿No es el séptimo arte algo que abarca toda nuestra atmósfera atiborrada de signos? (Domingo 26 de enero de 2002)
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Cine y novela: ¿harina o arena del mismo costal? ¿Pueden los novelistas triunfar en el cine? ¿Pueda una novela ser adaptada con facilidad al cine? ¿Puede la adapta-‐‑ ción cinematográfica de una novela complacer por igual al autor o a sus lectores? ¿Existe realmente el naufragio del novelista en el cine como sugiere Gabriel García Márquez al entrevistar a William Kennedy?326 A diferencia de un cuento, una novela implica que hay más tela que cortar de parte del director y del guionista. La abundancia de material facilitará en cierta forma el trabajo de traslación. Para García Márquez «el escritor es probablemente el más sometido, el que menos se destaca cuando se trata de una adaptación de una novela al cine». Y es la verdad. Lo que pasa es que el cine, por ser un hecho colectivo, hace que el talento del escritor sea uno de los tantos que están al ser-‐‑ vicio del filme. La gran diferencia entre escribir y filmar a partir de una novela la explica muy bien William Kennedy: «En una novela, incluso en un cuento, existe la posibilidad de exten-‐‑ derse, se puede trabajar más lentamente el tema. Pero en el cine, el director va a explicar su historia con su actuación, y el escritor no tiene ninguna posibilidad de incluir detalles suntuarios, anexos a la historia». Pero no todos los escritores están a favor de adaptar novelas. Itzván Szabó, director de Meeting with Venus327, opi-‐‑ na que las obras maestras de la literatura no deben ser fil-‐‑ madas, sino leídas: «En ellas los mensajes están en las pala-‐‑ -‐‑219-‐‑
bras, que se relacionan unas con otras y, por lo tanto, al con-‐‑ vertirlas en imágenes lo que se hace es una duplicación. No quiero decir que se echen a perder; lo que sucede es que siempre se convierten en otra cosa, mientras que en esas obras maestras las palabras llevan el peso. Por ejemplo, me parece imposible que Cien años de soledad se lleve al cine, pero quien se atreva a hacerlo deberá ser castigado fuerte-‐‑ mente». El castigo que mereció Szabó por adaptar Mephisto, novela de Klaus Mann, el hijo de Thomas Mann, fue el Oscar al mejor filme extranjero de 1981. El director húngaro se de-‐‑ fiende diciendo: «Es posible hacer películas basadas en li-‐‑ bros en los que haya algo, pero en los que ese algo todavía no sea lo verdadero». Será tarea de cada guionista y director buscar en la obra literaria ese algo que pueda ser trasladado al lenguaje audiovisual. El novelista-‐‑guionista Pocos son los casos en los que una persona puede lle-‐‑ var con éxito las dos facetas: la de escritor de cine y la de guionista. El caso de William Faulkner es pertinente por la forma en que asumió ese doble rol. Uno de sus mejores guiones fue Tener y no tener basado en una novela de He-‐‑ mingway, con Humphrey Bogart en el rol principal. Veamos qué tiene que decir el autor de El sonido y la furia sobre su doble oficio. Cuando la revista Paris Review le pregunta si el cine puede ser nocivo para la escritura, él responde: «Nada puede dañar la escritura de un hombre si es un escritor de primera. Si no es un escritor de primera, nada puede ayudar-‐‑ lo demasiado. El problema no se plantea si es de primera clase, porque el hombre ya habrá vendido su alma a cambio de una pileta de natación». Pese a ser consciente de la natu-‐‑
raleza colectiva del hecho cinematográfico, a Faulkner siem-‐‑ pre le quedó un sabor amargo. «Ahora sé que nunca seré un buen escritor para el cine», le dijo a la misma revista, «así que ese trabajo no tendrá nunca para mí la urgencia que siento ante mi propio medio». ¿Por qué el cine busca guionistas-‐‑novelistas? ¿O es que solo busca guionistas sin importar si son nove-‐‑ listas o no? William Kennedy, autor de El camión de tinta y Tallo de hierro ensaya una respuesta. Dice que Francis Ford Coppola lo contrató porque le gustaba la forma en que creaba diálo-‐‑ gos. Al preguntársele sobre este don, Kennedy responde: «He estado oyendo hablar a la gente durante cincuenta y ocho años. Al leer obras de muchos escritores me sentía muy consciente de que me gustaba el diálogo de algunas. Por ejemplo, cuando leía a Hemingway o a Chandler, notaba que eran escritores de diálogos concisos, apretados. No me suce-‐‑ día lo mismo cuando leía a Henry James o a Faulkner». Un reparo que Kennedy hace del star system norteame-‐‑ ricano es el hecho de que «se le ha prestado excesiva aten-‐‑ ción al director, en detrimento del escritor, hasta el punto de que muchos escritores son ciudadanos de tercera o cuarta categoría en Hollywood». El marketing cinematográfico El engranaje del marketing literario empieza a funcio-‐‑ nar cuando una novela es adaptada. El caso de La naranja mecánica de Anthony Burguess es muy ilustrativo al respec-‐‑ to. La novela del británico era un worst seller hasta que Ku-‐‑ brick le hizo el «gran favor» de adaptarla. En Estados Uni-‐‑ dos, tan solo, vendió un millón de ejemplares con la edición
de bolsillo. «Es algo que me resiente y que agradezco al mismo tiempo», le dijo el escritor inglés a la revista Paris Review en 1972. «No me gusta depender de un realizador cinematográfico. Quiero prevalecer gracias a la literatura pura». Ese sentimiento contradictorio entre el resentimiento y el agradecimiento es lógico, pero Burguess sabe que es im-‐‑ posible prevalecer por gracia y obra de la palabra novelísti-‐‑ ca. El escritor espera que su libro se mueva solo, sin la nece-‐‑ sidad del marketing propio del cine, pero hay que reconocer el carácter masivo que tiene el séptimo arte en su difusión. Tiene un alcance que la literatura algunas veces no tiene. Esto tiene sus excepciones, claro está. Se puede citar novelas que constituyen objeto de culto desde el momento en que fueron publicadas como Lo que el viento se llevó. La existencia del filme hace que esa adoración de las masas aumente de manera desorbitante. Pensemos en el caso de la serie de no-‐‑ velitas de Harry Potter. La difusión de la obra literaria (de dudosa calidad, según Harold Bloom) ha sido global. La obra cinematográfica reforzará la aceptación internacional y seguirá moviendo el engranaje del marketing cineliterario. No todas las adaptaciones son del agrado del autor Hay que señalar que no toda adaptación de una obra literaria es del agrado general, incluyendo el autor. Margue-‐‑ rite Duras fue muy lapidaria hablando de la película El amante como «una fantasía de un tal Annaud» y desempolvó la vieja confrontación cine/literatura con la observación de que «es imposible filmar la frase ‹la noche pasaba por la ca-‐‑ lle›». El escritor siempre será un espectador más a la hora de opinar sobre un filme sin importar que es el autor de la obra -‐‑220-‐‑
primaria. Todo texto (pictórico, musical, literario) es autó-‐‑ nomo y abierto a todo tipo de interpretaciones. Veamos ahora la híbrida postura de Günter Grass ante la versión cinematográfica de una de sus obras más impor-‐‑ tantes. Híbrida por combinar la satisfacción con el inconfor-‐‑ mismo. Para él, Volker Schlöndorff hizo una correcta adap-‐‑ tación de El tambor de hojalata, aunque no se ciñó a la forma literaria del libro. Para el premio Nobel constituyó un proce-‐‑ dimiento muy sencillo el contar la historia de manera lineal, en una sola línea argumental sin los vericuetos espacio-‐‑ temporales de la obra literaria. Sin embargo, Grass lamenta que haya partes enteras del libro hayan sido omitidas de la película. Uno de los aspectos del filme que no le gustan al escritor es aquel que tiene que ver con lo religioso. «Las bre-‐‑ ves escenas con respecto a la iglesia católica no funcionan bien, porque Schlöndorff no entiende nada de catolicismo. Es verdaderamente un alemán protestante y la iglesia católi-‐‑ ca de la película parece una iglesia protestante que por ca-‐‑ sualidad tiene un confesionario. Pero ése es un pequeño detalle. En general, y con la ayuda del niño que hace el per-‐‑ sonaje de Oskar, creo que es una buena película». En esta entrevista que le hizo la revista Paris Review, en 1990, Grass da una clase sobre cómo un escritor no debería actuar. Lamentar omisiones, decir que hay aspectos que no le gustan, son criterios demasiado subjetivistas. Un escritor debería callarse ante la tentación de hablar no solo de su obra literaria, sino también de la adaptación cinematográfica de la misma. «El autor debería morirse para allanarle el ca-‐‑ mino al lector», dice Umberto Eco en sus Apostillas a El nom-‐‑ bre de la rosa. Kundera: si no puedes contra ellos... -‐‑221-‐‑
La postura de Milan Kundera, en cambio, es aparen-‐‑ temente contradictoria. Por un lado, acusa a la cinematogra-‐‑ fía de ser una enemiga de la literatura, pero por otro lado se pone al servicio del cine al colaborar con la elaboración del guión de La insoportable levedad del ser. Se trata de algo lícito. Ya que la letra y la imagen son terrenos diferentes, el escritor checo parece tomar una actitud diferente para cada coto. Echémosle un vistazo a lo que plantea Kundera metido de personaje en La inmortalidad (Tusquets, 1990). Existe un diá-‐‑ logo entre el escritor-‐‑personaje y el profesor Avenarius. El parlamento transcrito a continuación pertenece al mismísi-‐‑ mo Kundera que se inserta como personaje: (...) —La época actual se lanza sobre todo lo que algu-‐‑ na vez fue escrito para convertirlo en películas, programas de actual se televisión o imágenes dibujadas. Pero como la esencia de la novela consiste precisamente sólo en lo que no se puede decir más que mediante la novela, en cualquier adaptación no queda más que lo inesencial. Si un loco que todavía sigue escribiéndolas quiere hoy salvar sus novelas, tiene que escribirlas de tal modo que no se puedan contar o, dicho de otro modo, que no se puedan contar. Es algo utópico lo que plantea el autor de El arte de la novela. Todo lo que se escribe en la actualidad está signado por lo massmediático. Es imposible escapar de la videósfera. Todo lo que se escribe nace massmediatizado. Es poco proba-‐‑ ble que haya un loco que se atreva a escribir novelas a prue-‐‑ ba de adaptaciones. Si algo ha demostrado el cine es que cualquier texto literario, por más denso que sea, es adapta-‐‑ ble. Lowry y Proust, dos autores difíciles, han sido ya adap-‐‑ tados de manera eficaz. Lo ideal es que los escritores se de-‐‑ diquen a escribir libros, dice Gabriel García Márquez, siguiendo la línea kunderiana, «y que los directores sean capaces de contar sus películas directamente, sin utilizar esa base literaria. Quien habla es un escritor muy vinculado con el séptimo arte, que empezó escribiendo críticas de cine y que tuvo una fulgurante carrera como guionista en México. -‐‑222-‐‑
Quien habla es un hombre que fue acusado por Pier Paolo Pasolini de escribir sus novelas como cineasta y no como escritor. El director italiano escribió una reseña en contra de Cien años de soledad, novela a la que acusó de estar redactada como si fuera un tratamiento cinematográfico328. Regresemos a Kundera. El escritor checo participó co-‐‑ mo una especie de asesor en la elaboración del guión de La insoportable levedad del ser. Cuando leyó la adaptación que estaba escribiendo Jean Claude Carrière, se emocionó y en-‐‑ vió algunos faxes y cartas para añadir nuevos diálogos. «Es una forma muy interesante de trabajar con un novelista», confiesa el adaptador Carrière en su libro La película que no se ve. «Son cosas que estaban escondidas y que la adaptación hizo salir. Muchas veces, una buena adaptación de una no-‐‑ vela le revela cosas al autor». Las aproximaciones según Carrière Jean Claude Carrière, guionista de Buñuel, es un hom-‐‑ bre que está entre la literatura y el cine. Ha escrito novelas con temas propios y en otros casos ha novelizado filmes en los que ha intervenido. ¿Cuáles son las enseñanzas que él ha aportado a este debate sobre cine y literatura? Primero, dice que hay tres tipos de aproximación a la historia que se va a contar. A.-‐‑ Contar una historia que se conoce, a un público que también la conoce; por ejemplo, Don Quijote, las obras de Shakespeare. «Lo que buscamos yendo al cine no es una sorpresa, sino una interpretación nueva de una historia que ya hemos conocido». Esto es certero porque si vamos a ver una transcripción de la obra literaria, entonces es mejor que-‐‑ darse en casa. Un ejemplo de una nueva lectura de un clási-‐‑ co es Othello (1995) de Oliver Parker. Lo que hace interesan-‐‑ -‐‑223-‐‑
te este filme es el sesgo homosexual del afecto enfermizo que Yago (Kenneth Branagh) tiene hacia el moro de Venecia (Laurence Fishburne). B.-‐‑ Contar una historia que el guionista ya conoce a un público que no la conoce. Un buen ejemplo puede ser The end of the affaire329. El guionista y director Neil Jordan ya conoce todos los pormenores de la novela de Graham Greene. Su desafío está en trasladarla a un discurso audiovisual que sea asequible para la audiencia que no conoce la novela. C.-‐‑ Contar una historia que el guionista no conoce a un público que tampoco la conoce. En teatro esto se llama im-‐‑ provisación y se hace con los actores. Expliquémoslo mejor: un guionista está creando una historia y la va modificando con la ayuda del reparto. Esta técnica basada en el trabajo de taller resulta muy eficaz y siempre arroja resultados sor-‐‑ prendentes si el guionista es inteligente y si las personas que lo rodean también lo son. Esta tercera aproximación es váli-‐‑ da no solo para adaptar un texto novelístico, sino también para cualquier tipo de historia. Un buen ejemplo puede ser Secrets and lies, filme en el que su director Mike Leigh sim-‐‑ plemente dio unas cuantas premisas a los actores y ellos procedieron a improvisar. Leigh intuía la historia, la tenía más o menos delineada, pero la terminó en el set con sus actores. En segundo lugar, Carrière plantea que no se debe es-‐‑ cribir un guión, se debe escribir una película. ¿Qué significa esto? Que el guionista debe pensar en acciones (no en situa-‐‑ ciones), lo cual es muy difícil para algunos novelistas acos-‐‑ tumbrados a pensar en palabras. El escritor de guiones no es un pensador de palabras, es un pensador de imágenes: es un ser audiovisual capaz de traducir el mundo verbal a imáge-‐‑ nes y sonidos. Sin embargo, se intuye una paradoja: un escri-‐‑ -‐‑224-‐‑
tor de guión se expresa siempre con palabras, palabras que lo llevan al reino de lo literario. Por lo tanto, resurge el mito de la literatura como enemiga del guión. La esencia del tra-‐‑ bajo guionístico es la palabra, la esencia del trabajo del ci-‐‑ neasta es la imagen, la luz, el sonido, la puesta en escena de aquello que está guionizado. El guionista trabaja con la pa-‐‑ labra a la manera de un escritor, pero no es un escritor. Su trabajo consiste en hacer ver la historia a través de cada es-‐‑ cena que escribe. Lo que hace no es una literatura. Es un pre-‐‑ texto. Es algo que luego un equipo técnico encabezado por un director concretará en un discurso audiovisual330. En tercer lugar, Carrière afirma que la literatura es el enemigo número uno del guión. Lo bello, lo bien escrito, lo que da un sentimiento de goce estético no se puede poner en la pantalla. Un guión no se hace con sentimientos, se hace con imágenes; un guión es una serie de acciones, no de si-‐‑ tuaciones. Hay escritores que fracasan en el mundo del cine porque se embelesan con situaciones en las que no pasa na-‐‑ da. Es un engolosinamiento por lo estático. El escritor que triunfa es el que sabe que no hay tiempo que perder. Es el que está consciente del axioma de Syd Field: «Action is cha-‐‑ racter». Un personaje es acción. Es lo que hace, no lo que dice. Sus parlamentos son un simple acompañamiento de su hacer y su quehacer. Un buen guionista sabe que no existen diálogos buenos o malos, sino diálogos con buena informa-‐‑ ción que hacen avanzar la historia. El escritor que fracasa es el que cree que los personajes deben empantanarse con lar-‐‑ gos diálogos donde no se revela nada esencial. Conclusión: La literatura es el enemigo número uno si se permite que contamine el guión. Se convertirá en la amiga número uno si es que el guionista logra en un puñado de páginas un objeti-‐‑ vo: mostrar un universo narrativo a través de una narración -‐‑225-‐‑
que contiene información condensada sobre escenario, luz y diálogos. Cuarto aporte de Carrière: el autor puede ensayar con los actores para conocer mejor el texto desde adentro. Esta enseñanza del teatro ha resultado ser altamente efectiva. Ejemplo ilustre: Alfred Hitchcock siempre filmaba después de intensos ensayos. Un ejemplo más reciente: Sam Mendes (American beauty331) por su condición de director de teatro también somete a sus actores a intensos entrenamientos an-‐‑ tes del rodaje. Penúltimo aporte: Es conveniente escribir un argu-‐‑ mento literario de 30 o 40 páginas en el que se cuenta la his-‐‑ toria a la manera de un cuento, sin especificaciones técnicas o diálogos. Último aporte: el guionista debe saber que no está al servicio del guión (o de la novela que va a adaptar), sino al servicio de la película. Aquí vale la enseñanza del director australiano Peter Weir (Witness, Dead poets society): «Siempre es difícil adaptar una novela que uno ama. El viejo cliché, en cambio, es tan real: es más fácil adaptar un libro malo por-‐‑ que uno se siente más libre de hacer cambios. Cada cineasta tiene el siguiente epitafio: «Me gustó más el libro que la pelí-‐‑ cula». Moraleja: Hay que desenamorarse de la novela que se va a adaptar. Hay que ser un siervo del filme, no del libro.
(Domingo 16, 23 y 30 de diciembre de 2001)
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Dura que dura la Duras
Hice películas yo misma porque las que hi-‐‑ cieron a partir de mis libros eran una nuli-‐‑ dad. Entonces me dije: Yo no puedo hacer cosas tan nulas y por eso hice cine. M.D.
Si hay alguien que constituye una prueba palpable del triunfo del novelista en el cine es Marguerite Duras. De es-‐‑ critora pasa a ser guionista y luego cineasta. Su carrera literaria comenzó con un estilo deudor del realismo con obras como Los impúdicos (1943), La vida tranqui-‐‑ la (1944) y Un dique contra el Pacífico (1950). Poco a poco la escritora fue enchufándose en el célebre estilo minimalista y ultrapoético que llegó a caracterizarla. Su primera incursión en el cine se da de la mano de Alain Resnais, con Hiroshima mon amour (1959), cineasta que la admira y la convoca para desarrollar un guión a partir de la sinopsis preexistente para una coproducción franco japo-‐‑ nesa en torno al holocausto de Hiroshima. Resnais desea un sello literario para su filme. Tras descartar a Simone de Beauvoir y Françoise Sagan, entra en acción la autora de Un dique contra el pacífico. La tarea no despierta inicialmente nin-‐‑ guna emoción en la menuda escritora. Rescribir el guión no le causa ninguna gracia. Lo único que le estimula es el mi-‐‑ llón de francos antiguos que le pagan por adelantado. Al cabo de quince días la escritora entrega la sinopsis del filme por el que conocerá la gloria. «Es una novela escrita sobre película», dice ella, pero en todo momento tiene una postura nihilista hacia el séptimo arte: «Me hallo en una relación de asesinato con el cine. Comencé a hacerlo para alcanzar la experiencia creadora de la destrucción del texto. Ahora, lo que quiero alcanzar, es la imagen». -‐‑227-‐‑
Hasta el momento mismo del rodaje la Duras va agre-‐‑ gando fragmentos al guión. Si fuera por ella estaría añadien-‐‑ do sin parar. Su visión, en todo momento, es la de una escri-‐‑ tora. Es por eso que escribe un apéndice titulado Las evidencias nocturnas donde profundiza en el pasado del per-‐‑ sonaje femenino y todo su background sicológico. Cuando realmente descubre que debe hacer cine es después de que su novela Moderato Cantabile es llevada al cine, en 1960, por Peter Brook, con las actuaciones de Jeanne Moreau y Jean Paul Belmondo. El filme triunfa en Cannes, pero no en el gusto de la escritora que lo encuentra «deli-‐‑ cuescente» y considera que Brook se ha «equivocado de te-‐‑ ma» a la hora de la adaptación. Todos los guiones basados en sus libros la desesperan. Los considera chillones, atroz-‐‑ mente vulgares, según sus biógrafos. Es una época en la que la escritora se ha vuelto «absolutamente incapaz de leer no-‐‑ velas, debido a las frases»; además, no gusta del cine común y silvestre, prefiere el de tipo intelectual. Piensa que el gran público está sumido «en una situación de analfabetismo». Si ella viviera en estos días vería cómo sus palabras siguen tan vigentes. Critica al cine despiadadamente: «La fenomenal prostitución que el capitalismo ha hecho del cine poco des-‐‑ pués de su nacimiento formó de cuatro a seis generaciones de espectadores, y nos encontramos ante un Himalaya de imágenes que constituye seguramente el mayor archivo de tonterías históricas de la época moderna». Es en este momento de mayor pesimismo cuando la escritora decide contar ella misma sus historias. Contempla en el cine un soporte de la escritura, un apoyo, un comple-‐‑ mento. En 1969, con una subvención estatal, rueda en catorce días Détruire, dit-‐‑elle332. Con esta experiencia la escritora des-‐‑ cubre la pobreza de recursos económicos, la pobreza en
cuanto al diseño de la producción... Joseph Losey critica el filme por esa falta de recursos. Ella responde: «En mi opi-‐‑ nión, Losey jamás ha hecho una película que le llegue a la suela del zapato a la mía». Su entrada al mundo del cine no podía ser más a lo Duras: atacando a uno de los más impor-‐‑ tantes realizadores del momento. Al principio de los noventa lanzaría sus dardos contra Jean Jacques Annaud, otro direc-‐‑ tor consagrado, y al que le llegaría el turno de ilustrar con imágenes una de sus novelas cumbres, El amante, filmada en 1993. Durante esta época (años setenta) se retira parcialmen-‐‑ te de la literatura y se asume como cineasta. Sobre estos años nos dice uno de sus biógrafas, Frédérique Lebelley333: «Le duele esta banalización de la obra a través del cine. Le pare-‐‑ ce una vulgaridad sacarla así, a la calle, en las salas de cine, mayor aún que representarla en los escenarios. Entregar, por ejemplo, El vicecónsul, arrancárselo de dentro para ponerlo entre las manos de un equipo, cuando menos veinte perso-‐‑ nas, antes de exponerlo a la multitud; un auténtico proble-‐‑ ma. La Duras se pregunta si tiene derecho a hacerlo». Ella utiliza el cine como una forma de exorcizar sus demonios literarios. La femme du Gange334 es un guión redac-‐‑ tado a partir de El amor. Indian Song toma como base El vice-‐‑ cónsul. Se define como «la escritora que se dedica al cine». En pleno rodaje de sus filmes, ella le da margen a la inocencia, a la improvisación, inclusive a la ignorancia. «No tengo nada que perder», se justifica, «no soy una directora de cine». Otra vez su biógrafa Lebelley: «No es un ejercicio fácil. Escribir una película para Marguerite significa pasar por el libro que existe sin haber sido escrito, para situarse de entrada en el lugar de su lectura, por lo tanto, en el polo opuesto del escri-‐‑ tor. Convertirse en la espectadora de lo que escribe; es un
proceso que no le resulta natural en absoluto. Una película de la Duras se lee. Se sigue la trama de la escritura». Habría que añadir que una película de ella se lee con los oídos. Para Duras lo sonoro es la estrella de sus filmes. Lo que se escucha es a veces más importante que aquello que se ve. Las bandas sonoras de sus películas están escritas como si se trataran de partituras. En un cuaderno, las frases están numeradas y clasificadas según el instante en el que se producen. Otro hábito de trabajo de la directora es realizar tomas de sonido en todas partes: en las iglesias, en lugares muy ruidosos, en sótanos, en pasillos, en apartamentos. Con la publicación (1984) y filmación (1993) de El amante Duras intenta regresar al cine. «Es la fantasía de un tal Annaud», dice la escritora de la adaptación realizada por el director de El nombre de la rosa. Es entonces cuado empie-‐‑ za a trabajar en lo que ella considera su propio guión de El amante y llega a titularlo El amante de la China del norte335. Está escrito como un híbrido entre guión y literatura. Ella mismo busca la ambigüedad en las primeras páginas: Es un libro. Es una película. Es de noche. En algún momento nos recuerda: La voz que habla aquí es, escrita, la del libro. Voz ciega. Sin rostro. A ratos se regodea dando instrucciones técnicas: La cámara barre lentamente lo que acabamos de ver, luego se gira y retoma la dirección que ha tomado la niña. Las notas a pie de página son más concretas pues son pensadas directamente para el cine: -‐‑230-‐‑ 28-‐‑
En caso de que se haga la película, todo ocurriría así me-‐‑ diante la mirada. El encadenamiento sería la mirada. Los que miran son mirados a su vez por otros. La cámara anula la reciprocidad: no filma sino la gente, es decir, la soledad de cada uno. Duras también se da el lujo de dar direcciones de cas-‐‑ ting con respecto a la protagonista: En el caso de una película a partir de este libro, la niña no debería ser de una belleza exclusivamente bella. Sería talvez peligroso para la película. Instrucciones sobre iluminación, sonido y música: Se rueda en la habitación iluminada por la luz de la calle. Sobre estas imágenes se retiene el sonido, se lo deja a su dis-‐‑ tancia habitual al igual que los ruidos de la calle: al igual que el ragtime y el vals. En el apéndice la Duras se luce al crear un verdadero storyboard poético titulado Ejemplos de imágenes de los planos: Un cielo azul acribillado de brillos. Un río vacío en su in-‐‑ mensidad en una noche indecisa, relativa. El día que se le-‐‑ vanta en el río. En un arrozal. En las carreteras rectas y blancas que atraviesan la inmensidad sedosa del arroz. La lluvia recta del monzón y sólo eso, esa lluvia recta en toda la imagen. Recta como en ningún otro lugar. No contenta con los planteamientos visuales, va más allá y crea un apartado titulado Y los planos orales también intervendrán: -‐‑231-‐‑ 29-‐‑
Frases de orden general sin consecuencias sobre la película, el olor del delta, la peste endémica, la alegría de los niños, de los perros, de la gente del campo. Cantos vietnamitas (varias veces cada uno para que se los retengan), no serían traduci-‐‑ dos. Ningún canto sería utilizado como acompañamiento. Exquisitos ejemplos de cómo la literatura es una exce-‐‑ lente acompañante del cine. La Duras dura y perdura en el tiempo como la cineasta que más lejos llevó este canto doble de letra e imagen.
De cómo la semiótica salió del aula para colarse en la pantalla de los cines
—¿Para qué sirve la semiótica? —preguntó una vez a un semiótico una mente despre-‐‑ venida. —Hombre, es lo que impide decir cualquier cosa —fue la respuesta.
Algirdas Julien Greimas, Nouveaux actes sémiotiques
Semiótica (semiotics), si preferimos el término norte-‐‑ americano, es la palabra con que se designa a la teoría de los signos. Semiología (semiologie) es el vocablo con el que se denomina el estudio de las relaciones entre los significantes y los significados, si nos atenemos a la línea europea iniciada por Ferdinand de Saussaure en 1918. «La Semiótica es aque-‐‑ llo que ya sabemos en un lenguaje que nunca entendere-‐‑ mos», según la célebre definición de Paddy Whanell. «Len-‐‑ guaje escrito por quienes la profesan en un estilo que va de lo oscuro a lo incomprensible», según otro lingüista, Justin Lewis. «Es el estudio de la vida de los signos en el seno de la vida social», apunta Saussaure, su padre putativo. «Es la disciplina que nos enseña, en principio, todo aquello que necesitamos para mentir», dispara Umberto Eco, sumo pon-‐‑ tífice de esta teoría, de este método, de este instrumental para interpretar el entorno. No es una ciencia, dicen los que la consideran teorética y especulativa; está en proceso de serlo, proclaman los que ven en ella la única forma de leer la semiósfera, el otro nombre con el que se le conoce a la cultu-‐‑ ra en la que todos estamos inmersos. No olvidemos que la semiótica es multidisciplinaria y se apoya en ciencias como la filosofía, la retórica, la pragmá-‐‑ tica, la semántica, la cibernética... Al estudiar todo tipo de textos (desde el literario y el publicitario, hasta el pictórico y el musical) no puede dejar de lado al cinematográfico. Esta-‐‑ ríamos hablando entonces de aplicar la semiótica a una críti-‐‑ ca del texto fílmico. Esto supone la siguiente reflexión: la crítica literaria ha existido desde hace siglos. La crítica de
cine es un fenómeno reciente al igual que la semiótica. Esta-‐‑ mos hablando de dos formas de expresión nacientes que podrían llegar a una síntesis coherente. Por lo tanto, si un filme es un texto narrativo, bien puede servir la semiótica (y su sierva, la narratología) para decodificarlo. ¿Cómo aplicar la semiótica a los signos cinemáticos? ¿El cine es una lengua o es un lenguaje?336 ¿Funciona la sin-‐‑ taxis fílmica de manera análoga al lenguaje verbal? ¿Cómo nos habla el cine? En este artículo intentaremos (aunque es casi seguro que nos espera el fracaso) embarcarnos en la empresa de contestar a cabalidad por lo menos una de estas cuatro preguntas. La cinesemiología (tal es el nombre de esta nueva dis-‐‑ ciplina) busca desentrañar los procesos de significación del cine, sus reglas combinatorias, para ver hasta qué punto hay semejanzas entre el lenguaje que todos utilizamos en la vida cotidiana y el lenguaje que aparece en la gran pantalla. Esto nos lleva a la noción de lengua (gran preocupación de la lingüística) y a una paradoja: utilizar una lengua es simple-‐‑ mente utilizarla, mientras que «hablar» (crear) el lenguaje cinematográfico es siempre inventarlo. Dicho en otros tér-‐‑ minos, todos podemos hablar, pero no todos podemos crear el lenguaje cinematográfico, ya que esto implicaría que todos fuésemos cineastas. Con esto queda contestada (aunque sea de manera somera) la segunda pregunta. Los teóricos que se han acercado al lenguaje cinemato-‐‑ gráfico desde la semiótica han centrado su atención en la metáfora y en la metonimia como mecanismos fundamenta-‐‑ les del relato cinematográfico. Otros han estudiado la oposi-‐‑ ción entre cine de poesía (montaje) y cine de prosa (plano secuencia), con sus respectivas diferencias ideológicas. -‐‑232-‐‑
El inglés Peter Wollen se ha animado a tomar el mode-‐‑ lo de Charles Sanders Peirce para estudiar el fenómeno ci-‐‑ nematográfico. Él nos habla del aspecto indicial que se ve desarrollado en el cine realista, el cine documental, educati-‐‑ vo, etnográfico, etc.; del aspecto icónico que se ve expresado en el cine de ficción, es decir, el cine narrativo convencional, producido para ser exhibido en los circuitos comerciales; y, finalmente, el aspecto simbólico que puede ser apreciado en el cine experimental cuyo vehículo máximo de expresión es el símbolo lo cual exige del espectador una interpretación elaboradísima. Se entiende que un buen filme logrará combinar lo icónico, lo simbólico y lo indicial, pero un título meramente comercial privilegiará la imagen por encima de los otros dos aspectos337. Esa cosa llamada la gran sintagmática La Gran Sintagmática —caballo de batalla de la cine-‐‑ semiología propuesta por Christian Metz— es una clasifica-‐‑ ción de las diversas formas en las que el espacio y el tiempo pueden ordenarse (a través del montaje) en un relato cine-‐‑ matográfico. Tres criterios delimitan y definen estos segmen-‐‑ tos, frases o sintagmas: la unidad de acción (concatenación homogénea de hechos), la puntuación (que sirve para sepa-‐‑ rar un segmento de otro)338 y la estructura sintagmática (la forma en que se concatenan los sintagmas u oraciones). Este análisis permite que el analista determine cómo se tejen las unidades narrativas. Son ocho los sintagmas propuestos por Metz. 1.-‐‑ El plano autónomo, que se divide en dos: el plano secuencia (plano de larga duración en el que no hay cortes o transiciones) y el inserto. Ejemplos de plano secuencia: El -‐‑233-‐‑
que dura aproximadamente diez minutos que sirve de aper-‐‑ tura de Snake eyes339 de Brian de Palma. El más célebre plano secuencia es la totalidad del filme The rope340 de Hitchcock. El director inglés decidió filmar sin cortes la historia. Al final de cada rollo la cámara se escondía detrás de las espaldas de un personaje o detrás de un sillón. De esta forma no se nota-‐‑ ba el salto de un rollo a otro. El inserto puede ser de cuatro tipos: el no diegético (un plano único que presenta objetos exteriores al mundo ficcional de la acción); el inserto de diégesis desplazada (imágenes diegéticas reales pero fuera de contexto temporal o espacial); el inserto subjetivo (del interior de un personaje) y el inserto explicativo (planos aislados que clarifican hechos al espectador). Vamos con los ejemplos que siempre son más intere-‐‑ santes que la dura teoría. Un inserto no diegético (o sea que no forma parte del contexto que está presentando la cámara) es por ejemplo el que se da en Hannah and her sisters341 de Woody Allen. El personaje del director neoyorquino está haciendo un documental sobre Alan Alda. A la imagen de un Alda autoritario y egocéntrico, Allen yuxtapone la de Adolf Hitler. El inserto no diegético (o sea, que no pertenece al contexto histórico que se está narrando) es el del dictador alemán. Este tipo de inserto, como se puede apreciar por el ejemplo, tiene siempre un alto valor metafórico. Un inserto de diégesis desplazada clásico es el del hol-‐‑ gazán que asegura que va a conquistar el mundo y aparecen, a renglón seguido, imágenes de su ocio poco productivo. La diégesis, o sea, la historia, es trasladada a un contexto dife-‐‑ rente y sirve como contrapunto. Los sueños de grandeza contrastan con la inercia del personaje. Otro ejemplo de este tipo de inserto se da constantemente en Hiroshima mon amour -‐‑234-‐‑
de Alain Resnais. Las imágenes de los mutilados por la caída de la bomba atómica contrastan con las imágenes de los cuerpos desnudos y sudorosos de los dos amantes. Un inserto subjetivo es el típico flashback en el que un personaje recuerda un trauma o un suceso doloroso o sim-‐‑ plemente una experiencia que lo ha marcado. Un inserto explicativo es aquel que orienta al especta-‐‑ dor dentro de la historia que está viendo. Si el inserto de un revólver aparece ante nuestros ojos, sabremos que uno de los personajes lo va a tomar para resolver una situación de vio-‐‑ lencia. Este tipo de insertos también tiene que ver con los típicos mapas que nos enseñan en las películas históricas o de aventuras. Recordemos el trayecto de Indiana Jones a través del continente asiático en el primero de los tres filmes, periplo que podemos visualizar en el mapa que aparece en pantalla explicándonos el desplazamiento de un país a otro. Películas en las que se retratan a personajes históricos (Ale-‐‑ xander, por ejemplo) usan este tipo de insertos cartográficos. 2.-‐‑ El sintagma paralelo hace que dos motivos se en-‐‑ trecrucen rápidamente sin presentar ninguna relación espa-‐‑ cial o temporal entre ellos. Así, una serie de dos o más imá-‐‑ genes se alternan para denotar un paralelismo, un contraste temático o simbólico más que para comunicar un desarrollo narrativo. Un ejemplo de El acorazado Potemkin: La toma de los leones de piedra que parecen erguirse como si fueran a responder ante la masacre del pueblo inocente en las escali-‐‑ natas de Odessa. ¿Cuál es la diferencia entre el sintagma paralelo y el inserto no diegético? El primero sí forma parte del contexto cronológico o espacial de la historia, el segundo no. 3.-‐‑ El sintagma entre paréntesis está hecho de escenas de corta duración mostradas como un ejemplo de cierto or-‐‑ -‐‑235-‐‑
den de realidad pero sin secuencia temporal. Este sintagma no está basado en la alternancia como sucede con el sintag-‐‑ ma paralelo. Dos ejemplos: la secuencia de créditos al prin-‐‑ cipio de Catch me if you can342 (2002) de Steven Spielberg. Es casi un cortometraje de dibujos animados en el que se con-‐‑ densa toda la historia del estafador Frank Abagnele. Mien-‐‑ tras se resume a la manera de un cartoon todo lo que va a pasar en el filme, se nos presentan los créditos. Este es un inteligente ejemplo de sintagma entre paréntesis. El logotipo audiovisual y las consiguientes imágenes que son apertura de las comedias de situaciones en la televi-‐‑ sión también pueden ilustrar este tipo de sintagma. 4.-‐‑ El sintagma descriptivo apunta a dar información sobre el contexto en el cual se desarrolla el filme. Puede ser un objeto, un grupo de objetos, una escenografía, un paisaje, tomas que sugieren una descripción espacial. Por lo general, al inicio de los filmes se usa este tipo de sintagma para des-‐‑ cribir la ciudad o la casa en la que se desarrolla la historia. 5.-‐‑ El sintagma alternante es una narración paralela que implica simultaneidad temporal, como en una persecu-‐‑ ción en la que alternan perseguidor y perseguido, víctima y victimario, policía y ladrón. Es lo que tradicionalmente se conoce como montaje paralelo. 6.-‐‑ La escena constituye una continuidad espacio-‐‑ temporal básica marcada por un escenario. De hecho, la pa-‐‑ labra escena viene de escenario. Cuando la historia cambia de lugar es porque se ha avanzado a la siguiente escena. 7.-‐‑ La secuencia episódica es un resumen simbólico de algunos capítulos de la historia o de parte de la historia. Im-‐‑ plica una condensación de tiempo. Es una serie de episodios breves separados por mecanismos ópticos como fundidos o nubosidad de la pantalla. Recordar la famosa secuencia del desayuno de Citizen Kane que cuenta de manera comprimida algunos años en la vida de una pareja, en apenas unos minu-‐‑ tos, tomando el desayuno como referencia espacial. 8.-‐‑ La secuencia ordinaria no es tan ordinaria puesto que utiliza la elipsis343 eliminando los detalles «no importan-‐‑ -‐‑236-‐‑
tes», con saltos temporales y espaciales enmascarados por la continuidad del montaje. Mientras la secuencia episódica reúne una serie de escenitas claramente separadas, la se-‐‑ cuencia ordinaria desarrolla una acción más o menos conti-‐‑ nua, pero con elipsis temporales, por lo cual se eliminan los detalles no importantes y los «tiempos muertos». En Inter-‐‑ view with the vampire los personajes principales son seres inmortales que tienen que lidiar con el tiempo del tiempo. A veces pasan siglos enteros en cuestión de escasos segundos. Este manejo de la elipsis es la condición sine qua non de la secuencia ordinaria. Conclusiones Para Christian Metz la gran sintagmática es producto del esfuerzo que el cine emprendió para recuperar los cáno-‐‑ nes de la novela decimonónica. En una entrevista que le hi-‐‑ cieron en 1970 afirma que «los ochos tipos secuenciales se encargan de expresar diferentes clases de relaciones espacio-‐‑ temporales entre imágenes sucesivas en el interior de un mismo episodio, a fin de que el filme tenga una intriga clara y unívoca». El objetivo: El espectador podrá ordenar mejor el relato que está espectando. Metz empezó a realizar sus investigaciones pensando que estaba estudiando un código de cine, «pero seguía te-‐‑ niendo la vaga impresión de que quizá fuese el código del cine». Al final, terminó catalogando a la gran sintagmática como uno de los tantos códigos cinemáticos existentes, y terminó por archivarla como un subcódigo del montaje den-‐‑ tro de un gran grupo de filmes de una época específica. «Históricamente», afirma en la entrevista, «la validez de ese código abarca, por lo tanto, lo que yo denominaría el cine clásico: desde la estabilización del sonoro (principios de los -‐‑237-‐‑
años treinta) hasta las primeras manifestaciones del denomi-‐‑ nado cine moderno, que aproximadamente puede situarse, en Francia, alrededor de 1955 con los cortometrajes iniciales de la Nouvelle Vague». Pese a las vacilaciones que demuestra Metz en esa en-‐‑ trevista, la gran sintagmática sirvió para descubrir cuáles son los mecanismos de articulación de un relato cinemato-‐‑ gráfico, por más que el teórico francés insista en el carácter empírico de sus investigaciones. La gran sintagmática busca estudiar un filme plano por plano, secuencia por secuencia, lo cual constituye una misión imposible. El mismo Metz declaró: «No se pueden visionar todos los filmes secuencia por secuencia. El cuadro de la gran sintagmática, se obtuvo, fatalmente, de forma un tanto artesanal: el visionado de nu-‐‑ merosos filmes de ese género y esa época me hizo ir suman-‐‑ do progresivamente tipos secuenciales hasta que, llegado a ocho, no encontré un noveno; es lo que en semiología se de-‐‑ nomina saturación del corpus, cuando los ulteriores exáme-‐‑ nes del texto no ponen de manifiesto ninguna figura estruc-‐‑ tural nueva, sino solamente nuevas ocurrencias de las figuras ya identificadas»344. Sin embargo, gracias a la gran sintagmática uno puede orientarse sobre los modos de cons-‐‑ trucción del relato cinematográfico. Constituye una herra-‐‑ mienta hermenéutica útil. (Domingo 2 de diciembre de 2001)
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El teatro, ese falso amigo
De las tablas a la pantalla. Del teatro al cine. ¿Qué de-‐‑ cir de la traslación de un texto dramático a la pantalla silve-‐‑ rada? El teatro nunca oculta su intención de estar represen-‐‑ tando algo y esto se da por el contrato de veracidad que hay entre espectáculo y espectador. Nos dice el poeta y crítico de cine español, Pere Gimferrer, que «el teatro no sugiere o suplanta a la realidad —aquí el cine siempre lleva las de ganar—, sino que propone la realidad, como tal, la realidad que efectivamente es: la realidad escénica, esto es, una acción que se desarrolla ante el espectador verdaderamente en el mismo momento en que es percibida, y, en tal sentido, es aún más concreta y tangible que la realidad filmada»345. -‐‑239-‐‑
La cita de Gimferrer nos lleva a una verdad de Perro Orgullo (no de Perogrullo): Toda obra teatral está destinada no a ser leída sino a ser escenificada. La obra dramatúrgica solo existe en la medida en que es representada. Y cada re-‐‑ presentación será una interpretación diferente del texto. No todas las representaciones son iguales (cada noche es distin-‐‑ ta, única, irrepetible) y esto lo saben muy bien los actores que están leyendo este texto. Una película es algo inmodifi-‐‑ cable que va a existir perennemente (si le resultó o no al di-‐‑ rector sólo el tiempo lo dirá). Por lo tanto, una obra fílmica (basada en un texto dramatúrgico) siempre será una repre-‐‑ sentación más o una interpretación más, mientras que en el teatro cada noche (cada representación) es un volver a em-‐‑ pezar, es un nuevo y va de borra, en cada función el actor nace y muere para renacer durante la noche siguiente. Una facilidad aparente ¿Por qué el crítico de cine André Bazin le llama al tea-‐‑ tro, el falso amigo del séptimo arte? Esta idea tiene que ver con la aparente facilidad de traslación inmediata que ofrecen los diálogos teatrales y con la clara estructura dramática (acciones y espacios) que viene dada en la obra dramatúrgi-‐‑ ca, estructura que parece ser fácil de trasladar al guión de una película. Las fronteras entre las tablas y el celuloide se evidencian: No todos los diálogos teatrales funcionan en el cine (director y guionista suprimirán algunos parlamentos e insertarán otros); no todos los espacios y no todas las accio-‐‑ nes teatrales funcionan en el mundo de las imágenes cinema-‐‑ tográficas (lo que funciona bien en las tablas puede que no llegue a funcionar en el plató de una película y viceversa). La realidad teatral es una; la realidad cinematográfica es otra. Si se aborda un filme basado en una obra dramatúrgica de una
manera muy teatral, puede haber varios inconvenientes: un actor que sobreactúe, una frase dicha con demasiada afecta-‐‑ ción, un gesto demasiado postizo, un maquillaje excesivo, un decorado que funciona bien en las tablas pero no se ve real en la pantalla, efectos sonoros excesivos o rudimentarios y que se van en contra de la verosimilitud estereofónica (¿so-‐‑ nido digital?) del cine... Mini manual para adaptadores ¿Qué requisitos debe tener una obra teatral para ser llevada al cine y lograr esa concreción de la que nos habla Gimferrer? Otro español, Joaquín Romaguera346 sugiere que «deben mantenerse ciertas esencias del original (las que le han dado una calidad y prestigio) y deben modificarse en cambio aquellos artificios teatrales que no comportan una calidad poética, dramática o humorística, y que pueden ser sustituidos con ventaja por otros recursos cinematográficos». Linda Seger347 da otros parámetros, tan didácticos como los de Romaguera, e igual de clarificadores a la hora de fijar un derrotero: 1.-‐‑ La obra pueda desarrollarse en un contexto realista. Aquí es saludable discrepar con la Seger ya que hay pelícu-‐‑ las de un antirrealismo fuera de lo ordinario como Prospero´s books (1991)348 de Peter Greenaway que pretende capturar en una pléyade de imágenes oníricas el espíritu de La tempestad de Shakespeare. 2.-‐‑ Puede incluir exteriores. Aquí coincidimos ya que constituye el mejor recurso para atenuar un ambiente exce-‐‑ sivamente cerrado, aunque no es obligatorio de una adapta-‐‑ ción incluir exteriores que no estaban en el original teatral. Recordemos Who´s afraid of Virginia Woolf349, el clásico de Edward Albee, en el que se incluyen escenas en un auto o en
el exterior de la casa. Otro caso que puede venir a colación es el de The dresser350 (1983) de Peter Yates. En la secuencia ini-‐‑ cial de la estación, el personaje interpretado por Albert Fin-‐‑ ney detiene con un poderoso grito el tren que estaba a punto de perder. Esto habría sido imposible en un escenario teatral: ver el ferrocarril o la vasta estación. Un ejemplo igual de pertinente puede ser el de Hamlet (1948) de Lawrence Olivier. En la clásica escena del monólo-‐‑ go vemos las olas del mar golpear los acantilados. Esa es una forma poética de insertar exteriores y riesgosa, ya que lo acostumbrado es ver al actor recitar: «To be or not to be. Thas is the question». Enfocar el océano en pleno ser, es una apuesta arriesgada que Olivier gana con holgura. 3.-‐‑ Vertebración a través de un hilo argumental. Esto se acepta por una gran parte del teatro clásico que se ciñe a la linealidad. Es poco probable que la adaptación de una obra teatral carezca de esta vertebración. Hasta la historia más antilineal suele tener una ilación argumental. 4.-‐‑ La magia de la obra no puede residir en el texto tea-‐‑ tral, dice Seger, hay que inventarle una magia a la película (esto es aceptable, pero no siempre se puede vencer el peso histórico que tiene una gran obra teatral). 5.-‐‑ Los temas han de poder expresarse más con imáge-‐‑ nes que con palabras (obvio, el arte cinematográfico es un arte eminentemente visual). Aquí es fundamental el ejemplo de Baz Luhrman, director de Romeo y Julieta. Esta versión pastiche de Shakespeare propone un juego de imágenes que ilustra a cada momento lo que los actores recitan. Pongamos como ejemplo el duelo de espadas del texto original reem-‐‑ plazado por el enfrentamiento entre dos pistolas cuya marca es Sword. La estética MTV al servicio del teatro clásico y so-‐‑ bre todo del cine. -‐‑240-‐‑
Se podría hablar más de las relaciones incestuosas en-‐‑ tre teatro y cine, pero esta tribuna se queda corta. Ya sabre-‐‑ mos de qué hablar en la siguiente página. Ojalá. (Domingo 20 de enero de 2002)
Ocho soluciones para un problema que no existe
El problema de la adaptación es un falso proble-‐‑ ma. No hay ninguna receta, ninguna fórmula mágica. Sólo cuenta el éxito de la película y este éxito va exclusivamente ligado a la personalidad del director. François Truffaut351
Jean Claude Carrière afirma que «en realidad, en el ci-‐‑ ne, todo es adaptación» y acaso le asiste la razón. Si se tiene una idea en la mente, hay que adaptarla primero al papel, luego hay que adaptar lo que se ha escrito al lenguaje audio-‐‑ visual. Este problema (tan falso, según el director de Los 400 golpes) es el terreno donde se resuelve —o intenta resolver-‐‑ se— la gran rivalidad (o hermandad) entre cine y literatura. Los que consideran que ambos artes son hermanos, piensan que el sistema de las adaptaciones es una forma natural que tiene el cine de captar historias, temas, persona-‐‑ jes, intrigas; los que consideran que ambos artes son rivales sostienen que es una forma artificiosa y poco original de conseguir historias, y siempre andan hablando de la crisis creativa del cine contemporáneo. El cine se ha convertido en un parásito de la literatura, es el argumento que esgrimen los detractores. Y van aún más lejos: aseveran que la falta de imaginación y guiones originales es tan grande en el séptimo -‐‑241-‐‑
arte, que solo la literatura puede ser la salvación. La verdad es que ambas posturas son exageradas. El cine se alimenta de todos los artes: la literatura, el teatro, la música, la pintura y la fotografía. A su vez, estos artes se alimentan del cine. Todos salen ganando. La obra de teatro deja su carácter fu-‐‑ gaz cuando es adaptada para quedar perennizada en celu-‐‑ loide. Una sinfonía de Mozart o una suite de Bach son más difundidas al ser parte del score de una película. La obra literaria gana con una interpretación más. De hecho, ganan los editores que adornan la portada con un fotograma de la película lo cual de seguro aumenta las ventas. Entre una carátula rústica y una que tiene a Leonardo di Caprio en la portada (pienso en Romeo y Julieta), es más seguro que vende esta última. Pero no nos alejemos del tema de nuestro artículo. ¿Se puede adaptar? Esta es la pregunta que asalta cuando pen-‐‑ samos en determinados textos literarios. En realidad, todo es adaptable, según nos ha enseñado la historia del cine. Inclu-‐‑ sive aquellos libros sacros con fama de inadaptables (por densos) ya han sido llevados a la gran pantalla: En busca del tiempo perdido de Marcel Proust o Bajo el volcán de Malcolm Lowry. Primero, hay que partir de una premisa elemental: es-‐‑ tamos ante dos formas de expresión diferentes. Ingmar Bergman —uno de los que mejor reflexionó sobre este dile-‐‑ ma— sostenía que el cine no tiene nada que ver con la litera-‐‑ tura, que «la dimensión irracional de una obra literaria, el germen de su existencia es, a menudo, imposible de traducir en términos visuales, y a su vez esto destruye la especial dimensión irracional del filme. Si a pesar de todo deseamos traducir algo literario a términos cinematográficos, debemos realizar un número infinito de complicados ajustes que con -‐‑242-‐‑
frecuencia dan escasos frutos (o ninguno) en proporción con el esfuerzo gastado». Cabrera Infante fue más lejos al escribir que El beso de la mujer araña (1985), de Héctor Babenco, «debe no sólo sus diálogos sino sus imágenes a la novela de Manuel Puig. Pero Puig, su literatura, no existiría sin el cine, en un perfecto ejemplo del dilema del huevo y la gallina: ¿qué creó Puig, quién lo creó?»352. Lenguaje literario versus lenguaje cinematográfico. ¿Es preferible la novela El nombre de la rosa (1986) de Umberto Eco a la adaptación cinematográfica de Jean Jacques An-‐‑ naud? A Eco le encantó el filme. Marguerite Duras odiaba la versión que este mismo director francés realizó de su novela El amante (1993). La Duras decía que era imposible poner en imágenes frases como ésta: «La noche pasaba por la calle». Annaud le contestó que lo que había hecho era su versión, su lectura de la novela. Los gustos con respecto a la adaptación fílmica de una obra literaria siempre son relativos. Es inútil comparar y señalar qué elemento le faltó a la película que sí forma parte del libro. Claro está que es un juego interesante que nos ayuda a desmontar (deconstruir) ambas obras, tanto la lite-‐‑ raria como la cinematográfica, pero no nos permite saber cuál es mejor o peor. De hecho, de libros realmente deplora-‐‑ bles en cuanto a calidad se han logrado excelentes filmes. Recordemos el caso de Sicosis de Hitchcock, que adaptó una novela de segunda categoría firmada por Robert Bloch. También está el caso a la inversa. De grandes obras literarias se han hecho verdaderos bodrios. Los ejemplos abundan, sobre todo por esos clásicos que caen en manos de Holly-‐‑ woolandia. Recordar tan solo El conde de Montecristi (2002) en la versión de Kevin Reynolds. -‐‑243-‐‑
El cineasta inglés Peter Greenaway (The belly of an ar-‐‑ chitect353) tampoco cree en la eficacia de las adaptaciones que se hacen de obras literarias. Este cineasta que, además, es pin-‐‑ tor, aparte de creer que «en un siglo completo no se ha hecho ningún filme», piensa que lo que ha visto hasta ahora son «textos ilustrados». Ataca a algunos grandes nombres, in-‐‑ cluyendo el de Emma Thompson (adaptadora de Sense and sensibility de Jane Austen), y los acusa de no hacer cine, sino de «utilizar material de segunda mano ilustrando libros que en su versión original resultan siempre mejores». El director italiano Marco Ferreri va más lejos afirmando que el cine no logra sacudirse del lastre de la literatura. «Tal como están las cosas, puede haber de todo: desde el que hace un filme ba-‐‑ sándose en un libro que ha leído, hasta el que piensa el filme directamente; pero incluso éste, cuando proyecta hacer su película, ¿acaso no lo hace en función de un libro imaginario que está solo en su cabeza?». Las soluciones Queremos proponer ocho soluciones posibles (quizá haya más, quizá haya menos) para el problema de la adapta-‐‑ ción de un texto literario (llámese cuento o novela). 1.-‐‑ La transcripción de la obra literaria tiene como fin seguir el libro paso a paso, escena por escena, dividiéndolo en secuencias respetando al máximo el orden del original. Consiste en presentar la historia siguiendo literalmente el original con algunas elipsis necesarias para no agrandar el metraje de la película. Sucede con Lo que el viento se llevó, El viejo y el mar, con casi todas las obras de Shakespeare y nove-‐‑ las policiales cuyas estructuras originales necesitan ser obe-‐‑ decidas y respetadas. -‐‑244-‐‑
2.-‐‑ El adaptador hará una selección de los momentos climáticos de la historia original. Es lo que Truffaut llama los momentos privilegiados, aquellos puntos de la trama que la vuelven interesante, diferente. El extraer las escenas claves del texto posibilitará la construcción del guión. 3.-‐‑ El guionista puede proceder a la eliminación de personajes que, de ser incluidos, entorpecerían la narración cinematográfica o no aportarían nada a la misma. Por cues-‐‑ tiones de tiempo narrativo, es probable que dos personajes puedan concentrarse en uno solo. En el caso del filme La insoportable levedad del ser, los guionistas Philip Kauffman y Jean Claude Carrière han eliminado a la primera esposa de Tomás y también al hijo que tuvo con esa mujer. Los perso-‐‑ najes que se han desechado pueden funcionar en la literatu-‐‑ ra, pero pueden estorbar en la lógica dramática del cine. Es mejor deshacerse de ellos en la etapa más temprana del pro-‐‑ ceso de adaptación. 4.-‐‑ Se sugiere eliminar escenas demasiado literarias y que incluirlas en un filme sería ir en desmedro del ritmo natural de una narración cinematográfica. El resumir accio-‐‑ nes será la actividad fundamental del adaptador. Esta solu-‐‑ ción también se la conoce como el atajo dramático y consiste en cortar acciones del texto original que no aportarán nada al filme. O sea, son acciones que funcionan bien literaria-‐‑ mente, pero mal cinematográficamente. Esta cuarta solución tiene una variación interesante que consiste en añadir escenas que están en otros textos del autor. ¿Cuál es el objetivo? Reforzar lo que se está narrando tomando en cuenta otros textos del mismo escritor. Es lo que sucede con Truffaut y La chambre verte354 (basada en un cuen-‐‑ to de Henry James). En un momento de la escritura del -‐‑245-‐‑
guión se necesitó reforzar ciertos puntos de la trama y se extrajo material de otros textos del autor norteamericano. 5.-‐‑ A la quinta solución se la podría llamar la técnica del palimpsesto, de la transposición o de la reescritura. Con-‐‑ siste en tomar materiales (elementos de intriga, personajes y situaciones) y elaborar un guión casi original, olvidándonos del texto primario. Una anécdota: Jorge Luis Borges le acon-‐‑ sejó a un cineasta que iba a adaptar uno de sus cuentos: «Ol-‐‑ vídese del texto original». Es que —como dice Alain García (el teórico francés, no el político peruano)— «la adaptación demasiado sumisa al texto primigenio ‹traiciona› al cine, y la adaptación demasiado libre ‹traiciona› a la literatura; solo la ‹transposición› no traiciona ni a uno ni a otra, situándose en los confines de estas dos formas de expresión artística». Vamos con uno de los ejemplos más conocidos. Cuan-‐‑ do aparecen los créditos iniciales de El nombre de la rosa se nos anuncia que espectaremos «un palimpsesto de la obra de Umberto Eco». Es decir, se ha procedido a hacer una reescri-‐‑ tura de la novela para poder plasmarla en imágenes, proceso en el que es común la participación de dos o más guionistas o adaptadores. De todos los aspectos del best seller de Eco — el policial, el teológico, el histórico, el filosófico, el literario— el equipo de guionistas de Jean Jacques Annaud se quedó con la intriga policíaca. Claro está que tampoco se han ob-‐‑ viado los demás aspectos, simplemente se los ha disminuido para dar preponderancia a uno. Esta reescritura de la obra original, con los consecuen-‐‑ tes cambios y «ajustes complicados» como les llamaba Bergman, la encontramos en Cyrano de Bergerac de Jean Paul Rapenneau y en ciertos pasajes de Hamlet de Franco Zefirelli. Si bien es cierto que se respeta la mayor parte de los parla-‐‑ mentos, se añaden otros. El logro está a la vista, pero sobre -‐‑246-‐‑
todo al oído: se simula el discurso de Rostand o de Shakes-‐‑ peare para darle más espesor a la anécdota, para dilatar o ensanchar ciertos pasajes de la historia, para construir mejor el personaje, enfatizando o mermando algunas de sus cuali-‐‑ dades. Hay ciertos diálogos en el Hamlet de Zefirelli que el espectador común tranquilamente podría atribuirlos a Sha-‐‑ kespeare, pero son realmente cosecha de los guionistas. 6.-‐‑ Es aconsejable traspolar el contexto, o sea, cambiar la época y el lugar del texto si es que así lo amerita la adap-‐‑ tación. En otras palabras, cambiar el lugar y el tiempo que originalmente propone la obra literaria. Los miserables de Claude Lelouch respeta el contexto geográfico (Francia) pero no el cronológico (del siglo de Víctor Hugo se pasa al siglo XX). El callejón de los milagros se basa en una novela de Na-‐‑ guib Mahfuz que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX en El Cairo, pero en la película mexicana se desarrolla en la segunda mitad del siglo XX en el D.F. En el caso de Il pos-‐‑ tino, se cambia Chile por Italia, a más de las características físicas de los personajes, y otros aspectos de la trama origi-‐‑ nal. William Shakespeare`s Romeo and Juliet de Baz Luhrman es otro ejemplo. Se cambia Verona por Miami. Las espadas por revólveres. El contexto renacentista por el finisecular. 7.-‐‑ Esta solución tiene que ver con los diálogos de los personajes. Hay escritores que son magistrales en el manejo de lo conversacional como Hemingway, de tal forma que el trabajo del adaptador es aparentemente mínimo, puesto que los parlamentos ya vienen en el cuento. Cuando no hay diá-‐‑ logos en el texto original, lo mejor es crearlos. 8.-‐‑ La última solución apunta a la supresión de diálo-‐‑ gos, es decir, parlamentos que funcionan literariamente pero que el adaptador no los necesita para su película. Esta solu-‐‑ ción funciona a la inversa que la séptima. Si la frase trillada -‐‑247-‐‑
«Una imagen vale más que mil palabras» sirve, se puede prescindir del diálogo y privilegiar la acción, dejando que la cámara lo capte todo de manera sugerente. Las imágenes suplantarán entonces a las palabras. Esta supresión de diálo-‐‑ gos puede ser llevada a cabo para darle una preponderancia a lo visual, o sea, expresar sutilmente con pocas imágenes aquello en lo que el escritor gasta decenas de páginas. El comienzo del filme La insoportable levedad del ser ilustra este punto. La forma en que Tomás y Teresa, los dos personajes principales, se conocen, casi no tiene diálogo. Todo está su-‐‑ gerido por las imágenes. Estas son, en resumen, las soluciones a ese falso pro-‐‑ blema que es la adaptación, según Truffaut355. (Domingo 19 y 26 de agosto de 2001)
Adaptaciones de la bibliofilmoteca personal356 Narración corta Un señor muy viejo con unas alas enormes (1987) de Fernando Birri, a partir del cuento homónimo de Gabriel García Márquez. La estrategia de la araña (1970) de Bernardo Bertolucci, a partir del cuento Tema del traidor y del héroe de Jorge Luis Bor-‐‑ ges.
Blow up (1962) de Michelangelo Antonioni, a partir del cuen-‐‑ to Las babas del diablo de Julio Cortázar. La Tigra (1990) de Camilo Luzuriaga, a partir del cuento ho-‐‑ mónimo de José de la Cuadra. Verso El Cid (1961) de Anthony Mann, a partir del poema épico español. La noche oscura (1988) de Carlos Saura, a partir de un poema de San Juan de la Cruz. Fausto (1926) de F. W. Murnau, a partir del drama en verso de Goethe. El lado oscuro del corazón (1993) de Eliseo Subiela, a partir de poemas de Juan Gelman, Mario Benedetti y Oliverio Gi-‐‑ rondo. Novela Apocalipsis ahora (1979) de Francis Ford Coppola, según El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. El silencio de los corderos (1991) de Jonathan Demme, según Thomas Harris. Hannibal (2001) de Ridley Scott, según Thomas Harris. Dragón rojo (2002) de Brett Ratner, según Thomas Harris. Manhunter357 (1986) de Michael Mann, según Dragón rojo de Thomas Harris. Emma (1996) de Douglas McGrath, según Jane Austen. El hombre que pudo reinar (1975) de John Huston, según Rud-‐‑ yard Kipling. Duna (1984) de David Lynch, según Frank Herbert. American Psycho (2000) de Mary Harron, según Bret Easton Ellis.
La fiesta de Babette (1987) de Gabriel Axel, según Isak Dine-‐‑ sen. El mundo de Sofía (1999) de Erik Gustavson, según Jostein Gardner. The comfort of strangers (1990) de Paul Schrader, según IanMcEwan. La edad de la inocencia (1993) de Martin Scorsese, según Edith Wharton. Lo que el viento se llevó (1939) de Victor Fleming, según Mar-‐‑ garet Mitchell. El viejo y el mar (1958) de John Sturges, según Ernest Heming-‐‑ way. El hombre de La Mancha (1972) de Arthur Hiller, según Mi-‐‑ guel de Cervantes. Don Quijote (1957) de Grigory Kozintsev. Don Quijote (1957358) de Orson Welles. El agente secreto (1936) de Alfred Hitchcock, según Joseph Conrad. Un amor de Swann (1983) de Volker Schlöndorf, según Marcel Proust. El decamerón (1971) de Pier Paolo Pasolini, según Giovanni Bocaccio. El gatopardo (1963) de Luchino Visconti, según Lampedusa. Lolita (1962) de Stanley Kubrick, según Vladimir Nabokov. La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick, según Ant-‐‑ hony Burguess. Reflejos en un ojo dorado (1967) de John Huston, según Carson McCullers. El talentoso Sr. Ripley (1999) de Anthony Minghella, según Patricia Highsmith. El paciente inglés (1996) de Anthony Minghella, según Mi-‐‑ chael Ondatjee. -‐‑248-‐‑
La insoportable levedad del ser (1988) de Philip Kauffman, se-‐‑ gún Milan Kundera. Henry y June (1990) de Philip Kauffman, según Anaïs Nin. Sostiene Pereira (1996) de Roberto Faenza, según Antonio Tabucchi. El cielo protector (1990) de Bernardo Bertolucci, según Paul Bowles. A sangre fría (1967) de Richard Brooks, según Truman Capo-‐‑ te. Novecento (1998) de Giuseppe Tornatore, según Alessandro Baricco. The Shawshank redemption (1994) de Frank Darabont, según Rita Hayworth y la redención de Shawshank de Step-‐‑ hen King. El amante (1992) de Jean-‐‑Jacques Annaud, según Marguerite Duras. El nombre de la rosa (1986) de Jean-‐‑Jacques Annaud, según Umberto Eco. Out of Africa (1986) de Sidney Pollack, según Isak Dinesen. Matar a un ruiseñor (1962) de Robert Mulligan, según Harper Lee. Tom Jones (1963) de Tony Richardson, según Henry Fielding. Howards end (1992) de James Ivory, según E. M. Forster. Maurice (1987) de James Ivory, según E. M. Forster. Crash (1996) de David Cronemberg, según James Graham Ballard. El imperio del sol (1987) de Steven Spielberg, según James Graham Ballard. El almuerzo desnudo (1991) de David Cronemberg, según Wil-‐‑ liam S. Burroughs. Carne trémula (1997) de Pedro Almodóvar, según Ruth Ren-‐‑ dell. -‐‑249-‐‑
The end of the affaire (1999) de Neil Jordan, según Graham Greene. Nuestro hombre en La Habana (1959) de Carol Reed, según Graham Greene. El gran Gatsby (1974) de Jack Clayton, según Francis Scott Fitzgerald. Como agua para chocolate (1992) de Alfonso Arau, según Laura Esquivel. El callejón de los milagros (1995) de Jorge Fons, según Naguib Mahfuz. Moby Dick (1956) de John Huston, según Hermann Melville. Casanova (1976) de Federico Fellini, según Giacomo Casano-‐‑ va. Enemigos, una historia de amor (1989) de Paul Mazursky, se-‐‑ gún Isaac B. Singer. Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) de Miloz Forman, se-‐‑ gún Ken Kesey. Love story (1970) de Arthur Hiller, según Eric Segal. Un pequeño romance (1979) de George Roy Hill, según Claude Klotz. Gabriela (1983) de Bruno Barreto, según Jorge Amado. La leyenda de Greystoke (1983) de Hugh Hudson, según Edgar Rice Burroughs. The outsiders (1983) de Francis Ford Coppola, según Susan E. Hinton Rumble fish (1983) de Francis Ford Coppola, según Susan E. Hinton. El resplandor (1980) de Stanley Kubrick, según Stephen King. Sicosis (1960) de Alfred Hitchcock, según Robert Bloch. El americano tranquilo (2002) de Philip Noyce, según Graham Greene. -‐‑250-‐‑
La decisión de Sofía (1982) de Alan J. Pakula, según William Styron. Grandes esperanzas (1998) de Alfonso Cuarón, según Charles Dickens. El halcón maltés (1941) de John Huston, según Dashiell Hammett. Al borde del abismo (1946) de Howard Hawks, según El sueño eterno (The big sleep) de Raymond Chandler. 1984 (1984) de Michael Radford, según George Orwell. Il postino (1994) de Michael Radford, según Antonio Skárme-‐‑ ta. La historia interminable (1984) de Wolfgang Petersen, según Michael Ende. 9 semanas y media (1985) de Adrian Lynne, según Elizabeth McNeil. Una habitación con vistas (1985) de James Ivory, según E. M. Forster. El hombre ilustrado (1969) de Jack Smight, según Ray Bradbury. Monsignor Quijote (1985) de Rodney Bennet, según Graham Greene359. Dr. Zhivago (1965) de David Lean, según Boris Pasternak. Entrevista con el vampiro (1994) de Neil Jordan, según Anne Rice. La letra escarlata (1995) de Roland Joffé, según Nathaniel Hawthorne. Muerte en Venecia (1972) de Luchino Visconti, según Thomas Mann. Nosferatu (1922) de F. W. Murnau, según Bram Stoker. Bajo el volcán (1983) de John Huston, según Malcolm Lowry. ¿Por quién doblan las campanas? (1943) de Sam Wood, según Ernest Hemingway. -‐‑251-‐‑
El proceso (1962) de Orson Welles, según Franz Kafka. El tambor de hojalata (1979) de Volker Schlöndorf, según Gün-‐‑ ter Grass. La casa de los espíritus (1993) de Bille August, según Isabel Allende. De amor y de sombra (1994) de Betty Kaplan, según Isabel Allende. El beso de la mujer araña (1985) de Héctor Babenco, según Manuel Puig. Pedro Páramo (1967) de Carlos Velo, según Juan Rulfo. El túnel (1987) de Antonio Drove, según Ernesto Sábato. La ciudad y los perros (1985) de Francisco Lombardi, según Mario Vargas Llosa. Pantaleón y las visitadoras (2000) de Francisco Lombardi, se-‐‑ gún Mario Vargas Llosa. La colmena (1982) de Mario Camus, según Camilo José Cela. Pascual Duarte (1976) de Ricardo Franco, según La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. El lugar sin límites (1978) de Arturo Ripstein, según José Do-‐‑ noso. Gringo Viejo (1989) de Luis Puenzo, según Carlos Fuentes. El coronel no tiene quien le escriba (1999) de Arturo Ripstein, según Gabriel García Márquez. Crónica de una muerte anunciada (1987) de Francesco Rosi, según Gabriel García Márquez. El amante bilingüe (1993) de Vicente Aranda, según Juan Marsé. La novena puerta (1999) de Roman Polanski, según la novela El club Dumas de Arturo Pérez Reverte. Ilona llega con la lluvia (1996) de Sergio Cabrera, según Álvaro Mutis. -‐‑252-‐‑
Entre Marx y una mujer desnuda (1995) de Camilo Luzuriaga, según Jorge Enrique Adoum. Teatro Bodas de sangre (1981) de Carlos Saura, según Federico García Lorca. La casa de Bernarda Alba (1987) de Mario Camus, según Fede-‐‑ rico García Lorca. Cyrano de Bergerac (1990) de Jean-‐‑Paul Rappeneau, según Ed-‐‑ mund Rostand. Enrique V (1989) de Kenneth Branagh, según William Shakes-‐‑ peare. Edipo (1967) de Pier Paolo Pasolini, según Sófocles. Electra (1962) de Michael Cacoyannis, según Sófocles. La gata sobre el tejado de zinc caliente (1958) de Richard Brooks, según Tennessee Williams. Hamlet (1990) de Franco Zefirelli, según William Shake-‐‑ speare. Hamlet (1996) de Kenneth Branagh, según Shakespeare. Buscando a Richard (1996) de Al Pacino, según Shakespeare. Macbeth (1971) de Roman Polanski, según Shakespeare. Men of respect360 (1991) de William Reilly, a partir de Macbeth de Shakespeare. Mucho ruido y pocas nueces (1993) de Kenneth Brannagh, se-‐‑ gún Shakespeare. La fierecilla domada (1967) de Franco Zefirelli, según Shakes-‐‑ peare. Otelo (1952) de Orson Welles, según Shakespeare. Otelo (1995) de Oliver Parker, según Shakespeare. Prospero´s books (1991) de Peter Greenaway, según La tem-‐‑ pestad de Shakespeare. La tempestad (1982) de Paul Mazursky, según Shakespeare. Un tranvía llamado deseo (1951) de Elia Kazan, según Tennes-‐‑ see Williams. William Shakespeare´s Romeo and Juliette (1996) de Baz Luhr-‐‑ mann. Romeo y Julieta (1968) de Franco Zefirelli. Amadeus (1984) de Miloz Forman, según Peter Shaffer. -‐‑253-‐‑
La muerte y la doncella (1994) de Roman Polanski, según Ariel Dorfman. El crisol (1996) de Nicholas Hitner, a partir de la obra de tea-‐‑ tro The crucible, mejor conocida como Las brujas de Sa-‐‑ lem.
Hiroshima mon amour (Biblioteca de Bolsillo, Seix Barral, Barcelona, 1995) de Marguerite Duras Freud, un guión (Alianza Editorial, Madrid, 1985) de Jean Paul Sartre. ____________________
HIPOTEXTOS
NOTAS 324. En este texto, Borges reseña El asesino Karamazov de Ozep, Luces de la ciudad de Chaplin, Marruecos de Sternberg y Street Scene de King Vidor. Es también conocido su comentario sobre Ciudadano Kane publicado por la Revista Sur. Una perla cultivada de Borges: «El único mérito del cine francés es pretender no parecerse al cine nor-‐‑ teamericano». 325. Obras completas en colaboración (Emecé, Buenos Aires, 1997). 326. Así de simple 1, varios autores (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995). Este libro transcribe entrevistas, conferencias y charlas dadas por directores, guionistas, sonidistas, actores, en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba. El responsable de esta colec-‐‑ ción es Gabriel García Márquez, fundador de esa institución. 327. Encuentro con Venus. 328. Ver en este libro el artículo Hacia un modelo heterogéneo de guión (por no decir híbrido) para aclarar el concepto de tratamiento. Sobre las incestuosas relaciones entre cine y literatura ver el texto 8 solu-‐‑ ciones para un problema que no existe. 329. Bautizada en español con el terrible título de El ocaso de un amor. 330. Estas ideas están ampliadas en el capítulo Hacia un modelo hetero-‐‑ géneo de guión (por no decir híbrido). 331. Belleza americana. 332. Destruir, ella dice. 333. Marguerite Duras o el peso de una pluma (Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1994) de Frédérique Lebelley. Otro libro de gran valía para la redacción de este artículo es Marguerite Duras (Edi-‐‑ ciones de la Flor, Buenos Aires, 1994) de Christine Blot-‐‑Labarrèe. 334. La mujer del Ganges.
Así de simple 1, varios autores (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995). La película que no se ve (Paidós, Barcelona, 1997) de Jean Claude Carriè-‐‑ re. Confesiones de Escritores: Novela Norteamericana, The Paris Review (El Ateneo, Buenos Aires, 1998). Confesiones de Escritores: Narradores (volúmenes 1, 2 y 3), The Paris Review (El Ateneo, Buenos Aires, 1998). La estructura ausente: Introducción a la semiótica (Lumen, Barcelona, 1972) de Umberto Eco. Tratado de Semiótica General, (Lumen, Barcelona, 2000). Semiótica para principiantes (Abya-‐‑Yala, Quito, 1998) de Daniel Chand-‐‑ ler. Nuevos conceptos de la teoría del cine (Lumen, Barcelona, 1999) de Robert Stam, Robert Burgoyne, Sandy Flitterman-‐‑Lewis. La semiología (Siglo XXI, México, 1999) de Pierre Guiraud. Ensayos sobre la significación en el cine (1964-‐‑1968). Volumen 1 de Chris-‐‑ tian Metz (Paidós, Barcelona, 2002). Ensayos sobre la significación en el cine (1968-‐‑1972). Volumen 2 (Paidós, Barcelona, 2002). Así de simple 2, varios autores (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995): Impor-‐‑ tancia de la semiótica en el cine contemporáneo de Yuri Lotman. Así de simple 1, varios autores (Editorial Voluntad, Bogotá, 1995): Exis-‐‑ ten más misterios entre la palabra y la imagen de los que suele suponer nuestra vana filosofía de Orlando Senna. Un mundo de vastas emociones y pensamientos imperfectos (Editorial Thassàlia, Barcelona, 1995) Rubem Fonseca Segundo dietario (Seix Barral, Barcelona, 1985) de Pere Gimferrer. La muerte y la doncella (Seix Barral, Barcelona, 1995) de Ariel Dorfman
335. Marguerite Duras, El amante de la china del norte (RBA Editores, 1993). Los libros más importantes de la Duras están disponibles en ediciones de Tusquets. 336. Para responder esta pregunta recomendamos El cine: ¿Lengua o lenguaje? en el libro Ensayos sobre la significación en el cine (1964-‐‑1968), volumen 1, de Christian Metz (Paidós, Barcelona, 2002). 337. De la mano de Wollen queda bosquejada la respuesta a la pregun-‐‑ ta ¿Cómo nos habla el cine? La Gran Sintagmática, que es lo que vie-‐‑ ne a continuación, completará la riposta. 338. Se conoce como macropuntuación a la equivalencia del fundido breve con una coma, el fundido largo con un punto aparte, el fun-‐‑ dido no tan largo con un punto seguido. Siguiendo este modelo, una secuencia equivaldría a un párrafo, una imagen a una palabra, un conjunto de secuencias a un capítulo, etc. Los fonemas que en lingüística son las unidades mínimas de la lengua tienen, en el séptimo arte, el nombre de cinemas según el término acuñado por Pasolini. En fin, es la obsesión de la cinesemiología de equiparar el lenguaje al cine. Con esto queda contestada la pregunta: ¿Funcio-‐‑ na la sintaxis fílmica de manera análoga al lenguaje verbal? Esta nota a pie de página apunta más al lenguaje escrito que al cinematográfi-‐‑ co, pero de algo le servirá al lector. 339. Ojos de serpiente. 340. La soga. 341. Hannah y sus hermanas. 342. Atrápame si puedes. 343. Figura retórica que consiste en omitir en la oración una o más palabras. En narrativa es la eliminación de acciones. 344. Las declaraciones de Metz (adendadas por el fautor en el año 2005) están tomadas de la entrevista que le hizo Raymond Bellour que consta al final de Ensayos sobre la significación en el cine (1968-‐‑ 1972). Volumen 2 (Paidós, Barcelona, 2002). 345. Cine y literatura (Planeta, Barcelona, 1985). 346. Citado por José Luis Sánchez Noriega en De la literatura al cine (Paidós Ibérica, Barcelona, 2000). 347. Recurrimos otra vez a Sánchez Noriega. 348. Con pasajes que parecen teatro filmado.
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349. Dirigida en 1966 por Mike Nichols y estelarizada por Richard Burton y Elizabeth Taylor. 350. El vestidor. 351. El placer de la mirada (Paidós, Barcelona, 1999). 352. Cine o sardina (Alfaguara, Madrid, 1997). 353. El vientre del arquitecto. 354. Difundida como La novia desaparecida. 355. ¿Se puede adaptar una obra cinematográfica a la literatura? A Graham Greene se le ocurrió una solución sui generis. Primero, es-‐‑ cribió un cuento con el argumento general; segundo, adaptó la his-‐‑ toria al lenguaje audiovisual en lo que llegaría a ser el guión de El tercer hombre (1949); por último, después de la película, se decidió a realizar una adaptación novelizada del filme de Carol Reed. Él, con la lucidez que siempre lo caracterizó, escribió en el prólogo de su novela: «El tercer hombre no fue escrito para ser leído sino para ser visto». Conociendo a Greene, el cuento que dice haber escrito tiene que haber sido lo que en el argot del guionismo se denomina tratamiento. Para el significado de este concepto ver en este libro el texto Hacia un modelo heterogéneo de guión. 356. Esta lista pretende ser únicamente un muestrario de apoyo para el neófito. Solo están consignadas las películas vistas (previa lectura del original literario) por el fautor de este librito. Así de indiscri-‐‑ minado resulta este pequeño índex. 357. Telefilme. 358. Una versión especial del filme fue estrenada en 1992, pese a que Welles no había podido concluirla. Es bien sabido que el director de Ciudadano Kane se pasaba décadas rodando una película por sus legendarios problemas financieros. 359. Se trata de un telefilme. 360. Es un poco indiscriminado insertar este título, ya que se trata de una película sobre mafiosos. ¿Se imaginan a Shakespeare permi-‐‑ tiendo a uno de sus personajes decir Shit happens? Men of respect se admite en esta lista como una rareza para cinéfilos.
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VII. 125 AÑOS DE LUMINOSIDAD361
1880 Surge por primera vez una cámara que podía capturar el movimiento. Este aparato cuenta con un sistema de rueda que le permite al rollo de la película moverse dentro de la cámara. 1892 En Francia, Émile Reynaud da representaciones de su teatro óptico en el Museo Grévin en París. 1893 Se crea en los estudios de los laboratorios Edison, en West Orange, New Jersey, el primer estudio de cine llamado Black Maria. La primera película que se presenta fue una serie de tomas que reconstruía un estornudo. Muchas de esas prime-‐‑ ras imágenes en movimiento son escenas sin editar y sin historia. Tan sólo muestran imágenes de perros callejeros, gente caminando en una calle o algunas escenas de trenes. 1894 Aparece otro invento de la compañía de Edison, llamado el kinetoscopio. En este aparato voluminoso se pasan imágenes que al activar una manivela adoptan movimiento. Es un aparato diseñado para un solo espectador.
El 14 de abril, los Hermanos Holland abren en Nueva York la primera sala especialmente diseñada para kinetoscopio en la Avenida Broadway N° 115 en Nueva York y, por primera vez, se exhibe comercialmente una película de cine al públi-‐‑ co. Los primeros espectadores del kinetoscopio se maravillan con el solo hecho de mover la manivela del aparato y obser-‐‑ var, por tan sólo 30 ó 60 segundos, algunas imágenes con movimiento. Las escenas más usuales contienen mujeres bailando, perros persiguiendo ratas y contorsionistas. 1895 Edison exhibe por primera vez películas coloreadas a mano. Entre esas se incluye Annabelle, the Dancer362, presentada en Atlanta, Georgia. En Francia, los hermanos Lumière, Louis y Auguste, inspi-‐‑ rados por el trabajo de Edison, crean su propia versión de cámara y proyector llamado cinematógrafo. La ventaja de este aparato es que está diseñado para varios espectadores a la vez. La primera demostración pública se hace en marzo con la película La Sortie des Ouviers de L'ʹUsine Lumière363. La presentación alcanza un éxito absoluto a pesar de que se trata tan solo de una serie de imágenes de los trabajadores literalmente saliendo de una fábrica. Los espectadores sufren un shock tal que piensan que el tren se va a salir de la panta-‐‑ lla. El 28 de diciembre se utiliza por primera vez la expresión cine o cinema, la cual se deriva de la palabra Cinematographe, cuyo lugar de origen fue París, Francia. Los hermanos Lumière presentan la primera exhibición co-‐‑ mercial de una película en un teatro de cine, en el Salón In-‐‑ dien, debajo del Grand Café Boulevar des Capucines. El 260-‐‑ -‐‑
programa de 20 minutos de duración tiene veinte presenta-‐‑ ciones al día. En una de esas primeras presentaciones se ex-‐‑ hibe la famosa comedia de un jardinero con una manguera (The Sprinkler Sprinkled364 o L'ʹArrouseur Arrose), que cuenta con escenas de la fábrica y una secuencia de un caballo galo-‐‑ pando en su carruaje. 1896 En Francia comienza la producción del llamado cine-‐‑ espectáculo: Alice Guy en la casa Gaumont y Ferdinand Zec-‐‑ ca en Pathé. Georges Méliès realiza sus primeros filmes e inventa la técnica cinematográfica. El primer beso cinematográfico aparece en una de las pelícu-‐‑ las de Edison, de 1896, titulada The Widow Jones365, pero, co-‐‑ mo es de esperarse, a la película se le conoce como The Kiss y los protagonistas fueron May Irwin y John Rice. Promio, un operador de los hermanos Lumière, decide insta-‐‑ lar su cámara sobre una embarcación para registrar los cana-‐‑ les de Venecia, en lugar de colocarla sobre uno de los tantos puentes de esa ciudad italiana. Nace el primer travelling366 de la historia del cine. Los norteamericanos le llaman también tracking shot. 1897 Se construye en París el Biograph de Herman Casler, primer edificio especialmente diseñado para exhibir películas de cine. Se ruedan filmes sobre los tejados de los edificios de Nueva York. George Méliès, francés y uno de los miembros de la audien-‐‑ cia de los hermanos Lumière, fue quien construye en 1897 el primer estudio de cine europeo y crea cerca de 500 películas dentro de los siguientes 15 años. Su película más conocida es -‐‑261-‐‑ 59-‐‑
Le Voyage Dans La Lune367 (1902), en la que interpola varias escenas surrealistas y efectos especiales. Él también es quien por primera vez introduce el concepto de un guión y una historia para hilar las imágenes, así como el desarrollo de personajes, disolvencias y algunos efectos de edición. Quien perfeccionará estos conceptos será el norteamericano Edwin S. Porter. Las compañías pioneras en el mundo del cine son la Biograph (fundada en 1896 por Edison) y Vitagraph (constituida en 1899). Apertura en Constantinopla (Turquía) de la primera sala pública de cine. 1898 El inventor Edwin S. Porter patenta una versión mejorada de un proyector cinematográfico, el cual se empieza a usar para grabar eventos noticiosos. Porter, director de los estudios de Edison, es uno de los primeros operadores del kinetoscopio. 1900 El cine consigue un gran éxito en la Exposición Universal de París. Italia, Gran Bretaña y España empiezan su producción cine-‐‑ matográfica. Primer plano detalle de la historia del cine en el ultracorto de un minuto, Grandma’s reading glass368 de George Albert Smith. Este plano, también llamado insert, se da a través de la mirada de un niño que observa el incipiente bigote de su abuelita. 1901 George Méliès realiza el primer plano (close up para los grin-‐‑ gos, gros plan para los franceses) de la historia del cine en L’homme à la tate de caoutchouc369. 1902 -‐‑262-‐‑
En Estados Unidos, el Electric Theathre, la primera sala de cine, se construye en Los Ángeles, California. Cuenta con 200 sillas y se cobra 10 centavos por la entrada. 1903 Dos filmes usan por primera vez la técnica del paneo. En Matrimonio en auto del inglés Alfred Collins la cámara gira para tomar a los vehículos acercándose y luego alejándose. En The Life of an American Fireman370 de Edwin S. Porter, el primer documental que se hace en Norteamérica, el opera-‐‑ dor de la cámara decide mantener en el mismo cuadro el carro de bomberos desde que aparece en el fondo de la calle, avanza hasta llegar a la casa donde se había desatado un incendio y se detiene frente a su fachada. Edwin S. Porter, produce en este mismo año The Great Train Robbery371. Esta película tiene 14 escenas, dura aproximada-‐‑ mente 10 minutos y está basada en un atraco real a un tren. Esta es la primera película (de mayor metraje que las de Mé-‐‑ liès) con un guión cinematográfico y la primera con una se-‐‑ cuencia cronológica de imágenes. 1904 Apertura en Montreal de la primera sala pública. William Fox, propietario de una sala de cine, es uno de los primeros que conforma una empresa de distribución de pelí-‐‑ culas. 1905 En Alemania, Oscar Messter patenta un sistema de filme sonoro. En Alejandría (Egipto) se procede a la apertura de una sala pública. -‐‑263-‐‑
En Pittsburg, se abre el primer Nickelodeon diseñado por Ha-‐‑ rry Davis. Estos son pequeños teatros diseñados solamente para proyectar películas. Una de las primeras presentaciones que se hace en un Nickelodeon372 es la de The Great Train Rob-‐‑ bery. En esos teatros la mayoría de las veces se acompañan las películas de cine mudo con un pianista o cantantes contrata-‐‑ dos especialmente para la presentación de la cinta. 1906 En Rusia comienza la producción de filmes-‐‑espectáculo (Piotr Chardynin). 1907 Émile Cohl inventa el dibujo animado en Francia. En el Instituto Marey, también en Francia, el doctor Nogués realiza los primeros filmes acelerados (140 cuadros por se-‐‑ gundo). 1908 Los hermanos Laffitte fundan Le Film d´Art. El cine descubre California: nacimiento de Hollywood, un barrio de Los Ángeles. Estreno de The adventures of Dollie373, primer largometraje de David Wark Griffith. 1909 Comienza la producción cinematográfica en Suecia y Polo-‐‑ nia. 1910
En París, el Hippodrome del bulevar de Clichy se convierte en el Gaumont Palace, el cine más grande de Europa, con ca-‐‑ pacidad para 5.000 espectadores. León Gaumont presenta en la Academia de Ciencias de Francia su cronófono, sistema de cine hablado por la unión del filme con un disco fonográfico. 1912 Carl Lámele funda Universal Films, la precursora de Universal Pictures, uno de los principales estudios en Estados Unidos. Quince compañías operan en Hollywoodlandia convirtién-‐‑ dola en la capital del cine gringo. En Berlín se procede a la apertura del Marmorhaus, el local cinematográfico más lujoso de Europa. 1913 Primer filme del director sueco Mauritz Stiller, La máscara. En EE.UU. nace la colaboración prensa-‐‑cine. Charles Chaplin debuta en la Keystone con El prófugo. En Rusia se estrena el primer documental de la historia del cine para conmemorar el tercer centenario de la dinastía de los Romanov. Primer filme del director sueco Victor Sjöström, El jardinero. El western The drifter realiza la primera back projection. Este procedimiento implica que los actores realizan su trabajo delante de una pantalla traslúcida sobre la cual, desde atrás, un proyector emite la imagen de un ambiente. 1914 Estreno en Alemania de El golem de Henrik Galeen. 1915 En Francia se crea el Departamento de producción cinema-‐‑ tográfica y fotográfica del Ejército.
Por primera vez la cámara se libera del trípode y sale an-‐‑ dando por la calle detrás de un personaje. El culpable de esta innovación llamada cámara al hombro o cámara en mano es el cineasta canadiense Allan Dwan y su filme David Harum374. El operador es Henry Lyman Broening. 1916 Se estrena Intolerance375, obra clave de la historia del cine. David Wark Griffith, su director, padre de la gramática ci-‐‑ nematográfica, es el que sistematiza el uso del close up; es autor del primer flashback y del montaje de acciones parale-‐‑ las; fue el primero, también, en combinar luz artificial con luz natural y el instaurador de la salvación del héroe en el último minuto (técnica de narración que fue bautizada como Griffith´s last minute rescue376). Es el creador de las tres leyes fundamentales de la narrativa cinematográfica: acción, tiem-‐‑ po y espacio. Sus películas influyeron en Eisenstein y Welles. 1917 Camille de Morlhon funda en Francia la Sociedad de autores cinematográficos. La película argentina El apóstol de Federico Valle es el primer largometraje de dibujos animados no silente, según el Libro Guinness de los Récords. Se trata de una sátira política sobre el entonces presidente del país, Hipólito Yrigoyen, que dibu-‐‑ jaron Quinto Cristiani y Diógenes Taborda. 1918 Se estrena J’accusse377 de Abel Gance. Nacimiento de la crítica de cine. Louis Delluc crea una co-‐‑ lumna regular sobre filmes en el periódico Paris-‐‑Midi. En Alemania nace la Universum Film Aktiengesellschaft (UFA). Primeros largometrajes de Charles Chaplin.
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Creación del primer palacio del cine en Los Ángeles, Cali-‐‑ fornia al que bautizan como el Teatro del Millón de Dólares. 1919 Teoría del cine-‐‑ojo (realismo documental) de Dziga Vertov. Charlie Chaplin, Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D. W. Griffith fundan United Artists378 que llegaría a ser en una de las grandes compañías productoras de Hollywoodlandia. Los fundadores nunca pensaron que llegaría a convertirse en el legendario estudio que llegó a ser. Empieza como una compañía distribuidora cuya misión fue realizar filmes he-‐‑ chos por productores independientes. 1920 En Alemania se estrena El gabinete del Dr. Caligari, primer filme expresionista. 1921 Se estrena The kid379, el primer largometraje de Charles Cha-‐‑ plin y The four horsemen of the Apocalypse380 de Rex Ingram con Rodolfo Valentino. 1922 En EE.UU. nace la organización Hays (M.P.P.A.) que busca velar el cumplimiento de la moralidad en las películas. 1923 Se estrena Gösta Berlings saga381 de Mauritz Stiller, con Greta Garbo. Wladimir Zworykin, un exiliado ruso que trabaja para la RCA, patenta el tubo de rayos catódicos, invento que será fundamental para la creación de la televisión. -‐‑265-‐‑
1924 Estrenos trascendentes: Los Nibelungos de Fritz Lang y Our hospitality382 de Buster Keaton. 1925 Estrenos importantes: El acorazado Potemkin de Sergei M. Eisenstein. The gold rush383 de Charles Chaplin. Greed384 de Eric von Ströheim. En medio del decenio del veinte, florece el cine europeo y un número importante de estrellas que están en pleno ascenso son contratadas por Hollywood. Es el caso del actor Bela Lugosi (Drácula); exitosos directores alemanes como F.W Murnau (Nosferatu), Ernest Lubitsch (To be or not be, Heaven can wait385); los productores Alexander Korda, el director Michael Curtiz (Casablanca); la actriz Greta Garbo, entre otras. 1926 Presentación en el Warner Theatre de Nueva York de Don Juan de Alan Crosland, primer filme sonorizado a partir del procedimiento Vitaphone. 1927 El francés Henri Chrétien inventa la lente Hypergonar, mejor conocida como lente anamórfica. Una vez que esta lente se inserta en la cámara comprime casi a la mitad la imagen registrada en el fotograma, en sentido horizontal. Colocada en un proyector, la imagen se expande nuevamente. Se estrenan The jazz singer, primer filme hablado y cantado (aunque tenía más canciones que diálogos). -‐‑266-‐‑
También se estrenan Napoleón de Abel Gance, La pasión de Juana de Arco de Carl T. Dreyer y Ben-‐‑Hur de Fred Niblo. Se abren las puertas del teatro Hollywood Boulevard con la premiere King of Kings386, de Cecil B. DeMille. En mayo se crea The Academy of Motion Picture Arts and Sci-‐‑ ences387. Douglas Fairbanks Senior es el primer presidente. 1928 La Academia de Artes Cinematográficas y Ciencias de Ho-‐‑ llywood realiza la primera entrega de los premios Oscar. Wings388 de William A. Wellman gana el premio a la mejor película; Emil Jannings (The way of all flesh389 y The last com-‐‑ mand390) al mejor actor; y Janet Gaynor (Sunrise, Street angel y Seventh heaven391) a la mejor actriz. Estreno de Lights of New York392 (no confundir con City lights393 de Chaplin) de Bryan Foy, primer filme totalmente sonoro. Primeros dibujos animados de Mickey Mouse (el Ratón Mi-‐‑ guelito de Walt Disney) y de Betty Boop (creación de Max Fleischer). Rouben Mamoulian, un director de Broadway de gran éxito, revoluciona el cine con el estilo elegante y fluido de sus pelí-‐‑ culas, entre las que se encuentran Aplause. Esta película es la primera en utilizar una revolucionaria técnica de sonido con una banda sonora de dos canales con diálogo sobrepuesto. 1930 El sonido revoluciona Hollywoodlandia en la década de los 30. Las películas sonoras descubren las voces de los actores favoritos del público. La enigmática estrella del cine mudo Greta Garbo, deja escuchar su profunda voz en Anna Christie (1930). -‐‑267-‐‑
1931 El argentino Quinto Cristiani, uno de los dibujantes de El apóstol (ver en esta misma cronología el año 1917), es el res-‐‑ ponsable del primer largometraje de dibujos animados sono-‐‑ ro en color: Peludópolis (1931), que también fue una sátira contra Yrigoyen al que apodaban El Peludo. En Italia se fundan los estudios Cinecittà. El rodaje de The Front Page394 (1931) combina una cámara móvil con un diálogo ocurrente y rápido y una edición de mucha más velocidad para la época. 1932 Se estrena el primer corto a colores: Una cinta de dibujos animados de Walt Disney, Flowers and Trees395. Scarface396 de Howard Hawks, paradigmática obra del géne-‐‑ ro de gangsters. Después de 1932, el proceso de mezcla de sonido libera al cine de las limitaciones de tener que grabar el sonido en el lugar de rodaje. Zéro en conduite397 de Jean Vigo. Benito Mussolini instituye el Festival de Cine de Venecia, certamen al que utiliza como plataforma propagandística del fascismo italiano. 1933 En Alemania, Joseph Goebbels funda la Reichsfilmkammer. 1934 Empiezan a regir normas sobre el contenido sexual, religioso y de violencia en los filmes. El organismo Production code ya había fijado estas leyes en 1930. -‐‑268-‐‑
1935 Se estrena Becky Sharp398 (1935) de Rouben Mamoulian, el primer largometraje a colores. Los guiones empiezan a tener diálogos ocurrentes y persona-‐‑ jes y argumentos realistas. Así mismo, surgen los géneros cinematográficos. Entre ellos el policial, el western, el musi-‐‑ cal, el cine de terror, entre otros. En el decenio del treinta, el lado comercial del cine estadou-‐‑ nidense está dominado por cinco estudios: Twentieth Cen-‐‑ tury Fox, Metro-‐‑Goldwyn-‐‑Mayer, Paramount, Warner Bros. y RKO Radio. Estos estudios mantienen una influencia total sobre los actores, escritores, directores y los productores durante todo el decenio de los cuarenta. Los jefes de producción de los principales estudios, Irving Thalberg (MGM), David O. Selznick (RKO, MGM), y Darryl Zanuck (Fox), suelen confiar en los presidentes de las em-‐‑ presas para tomar decisiones sobre las películas que se van a rodar. Thalberg es responsable de varias cintas ganadoras del Oscar a la mejor Película, entre ellas Grand Hotel (1932), Mutiny on the Bounty (1935) y The Great Ziegfeld399 (1936). David Selznick renuncia a su puesto en la MGM y funda Selznick International Pictures. 1936 Olympia de Leni Riefenstahl incluye una de las primeras tomas en cámara lenta de la historia del cine. Los alemanes usan el término zeitlupe (lente del tiempo) para designar a este procedimiento que muestra 36, 48 o 72 cuadros por se-‐‑ gundo. Los anglosajones usan el típico slow motion o ralentí. Este último un vocablo del metalenguaje automotriz. -‐‑269-‐‑
1937 Los adelantos en los procesos de efectos especiales hacen posible rodar en decorados económicos en lugar de tener que gastar grandes cantidades en desplazamientos a escena-‐‑ rios naturales. Dos buenos ejemplos de estos rodajes con decorados son The Hurricane y Captains courageous400, estre-‐‑ nados este año. Se estrena Snow White and the seven dwarfs401, el primer lar-‐‑ gometraje de dibujos animados de Walt Disney. Se abre en Los Ángeles el primer cine al aire libre para au-‐‑ tomóviles. 1938 Finalizando la década, MGM promete «más estrellas de las que hay en el firmamento». Es el estudio que tenía contrata-‐‑ dos a los nombres más importantes: Joan Crawford, Clark Gable, Myrna Loy, William Powell, Greta Garbo, Norma Shearer, Jean Harlow, Robert Montgomery y Spencer Tracy, entre otros. Nace el festival de Cannes que tiene que ser interrumpido durante la segunda guerra mundial. 1939 Se estrena The wizard of Oz402 con Judy Garland, largometraje en technicolor. David Selznick y su Selznick International Pictures realiza Lo que el viento se llevó (1939), su mayor éxito. En esa película Selznick insiste en usar palabras de grueso calibre para la época. En boca del galán Clark Gable se escucha: «Frankly, my dear, I don´t give a damn»403. Por utilizar esa palabra (damn) en desafío de las ordenanzas se le impone una multa de $5.000 dólares. -‐‑270-‐‑
1940 Al inicio de esta década, el mundo empieza a alistarse para la guerra y la industria cinematográfica cumple un papel fundamental en el proceso de preparar a la gente, realizar propaganda, difundir noticias, producir documentales y servir como medio para difundir moral y principios. Alfred Hitchcock, quien recientemente había migrado a América, dirige Foreign Correspondent404, una película que termina con una súplica a los Estados Unidos para que reco-‐‑ nozcan que los nazis son una amenaza muy peligrosa en Europa y que ellos deben involucrarse con la causa. Charlie Chaplin protagoniza y dirige en su primera película hablada The Great Dictator405, una historia de guerra antifas-‐‑ cista y satírica. 1941 En 1941, Orson Welles, un joven de 25 años enamorado del cine, co-‐‑escribe, dirige y actúa como protagonista de su ma-‐‑ gistral película Citizen Kane, considerada como una de las mejores películas en la historia del cine. 1942 Se estrena Casablanca, dirigida por Michael Curtiz. Llama la atención el papel de Humphrey Bogart que refleja la neutra-‐‑ lidad norteamericana de antes de la guerra con la famosa frase «I stick my neck out for nobody»406. La película más famosa del actor y futuro Presidente de EE.UU., Ronald Reagan, es Kings Row en la que el personaje, luego de perder en un accidente sus piernas, dice: «Where'ʹs the rest of me?»407. -‐‑271-‐‑
1944 La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood entrega los primeros Globos de Oro. La mejor película es Bernardet-‐‑ te’s song408. 1946 Primera edición oficial del Festival de Cannes. Roma, ciudad abierta de Roberto Rosellini. Revelación en Europa del cine mexicano con el estreno de María Candelaria de Emilio Fernández en Cannes. El Technicolor, la técnica que permite ponerle color a las películas desarrollada a finales de los años treinta, es utiliza-‐‑ do muy poco en los cuarenta, como consecuencia de la gene-‐‑ ralizada reducción de costos que implantan los grandes es-‐‑ tudios durante la guerra. Al final de la década, las películas hechas en acetato rempla-‐‑ zan a las de celulosa de nitrato que eran inflamables y que causaron el deterioro de muchas películas antiguas. 1947 La academia de Hollywoodlandia instaura el Special Achie-‐‑ vement Award409 para el mejor filme extranjero, sin necesidad de que existan candidatos. Años después esta categoría en los Oscar se llamará Best foreign language film410. Esta modali-‐‑ dad de premiación dura hasta 1955 en que cinco nominados (previa selección) empiezan a competir por el Oscar. 1948 Muere Sergei M. Eisenstein. Se estrena Jour de fête411 de un nuevo cómico, Jacques Tati, Monsieur Verdoux de Charles Chaplin, Ladrón de bicicletas de -‐‑272-‐‑
Vittorio de Sica, The third man de Carol Reed y Hamlet de Laurence Olivier. Para el final de la Segunda Guerra Mundial, el género que se asocia más con las películas de Hollywoodlandia es el film noir, un género que refleja una sociedad que va perdiendo sus valores. 1950 Estreno de Los olvidados de Luis Buñuel. Primer Festival de cine de Berlín. Rashômon de Akira Kurosawa causa furor en el Festival de Venecia. La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood entrega el primer Globo de Oro al mejor filme extranjero. Ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica gana dicho honor. 1951 Los estudios de cine en Norteamérica empiezan a concebir formas de ganar dinero con la televisión: transforman sus estudios y empiezan a rodar más horas de película para la pantalla chica. Las estrellas de televisión se convierten en estrellas de cine. Uno de los primeros es Charlton Heston. La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood que entrega los Globos de Oro separa el premio al mejor filme en dos categorías: Mejor drama y mejor musical o comedia. 1952 Hollywood continúa utilizando medios nuevos para seducir al público: Cinerama, 3D cinema y CinemaScope. La gigantesca pantalla envolvente de Cinerama hace su aparición durante este año. Esta técnica exige tres cámaras, tres proyectores y pantallas semicurvas entrelazadas. La primera película que se rueda con este medio fue This is Cinerama (1952). Aunque el invento produce unos pocos éxitos más, se abandona cuando deja de ser una novedad; además, el equipo y la construcción de salas especiales resultan demasiado caros. Estas gafas especiales hacen que las imágenes salten de la pantalla, pero no llegan a ser muy populares porque las -‐‑273-‐‑
imágenes se ven algo borrosas. El efecto de tres dimensiones no puede compensar el hecho de que la mayoría de las pelí-‐‑ culas son de contenido superfluo. Los años cincuenta son la era de Cecil B. DeMille y sus me-‐‑ gafilmes como The ten commandments412. Los presupuestos aumentan y con ellos la duración de las películas. La mayo-‐‑ ría de los espectaculares largometrajes que Hollywood pro-‐‑ duce en esta época se desarrollan en Grecia, Roma o en los tiempos bíblicos. 1953 El cine con truco, como el de tres dimensiones, requiere que el público lleve gafas especiales polarizadas. Las películas rodadas de esta forma, y que se estrenan este año, son gene-‐‑ ralmente de terror, ciencia-‐‑ficción y musicales: House of Wax, Kiss Me Kate, It Came From Outer Space413. La afluencia de público a las salas de cine de Norteamérica declina con la expansión de la televisión. NBC se convierte en la primera cadena de televisión de EE.UU. Ellos también son los primeros en retransmitir la ceremonia de entrega de los premios Oscar. 1954 Se estrena Muerte de un ciclista de Juan Antonio Bardem (pa-‐‑ dre de Javier), Senso de Luchino Visconti, y La strada de Fe-‐‑ derico Fellini. El Cinemascope es uno de los primeros de los procesos de pantalla ancha en los que los estudios de cine invierten en su guerra contra la televisión. Otros son VistaVision, SuperScope, 70 Mm., Panavision-‐‑70, Technirama y Ultra Panavision. 1955
Hitchcock usa VistaVision en algunas de sus películas más famosas como To Catch a Thief (1955), The Man Who Knew Too Much (1956), Vértigo (1958) y North by Northwest414 (1959). La Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood empie-‐‑ za a entregar Globos de Oro a lo mejor de la industria televi-‐‑ siva. El mundo del silencio, del comandante Jean-‐‑Yves Costeau, es el primer gran filme en colores sobre una exploración sub-‐‑ marina. La película en blanco y negro Marty (1955) es la primera, de origen norteamericano, en recibir el galardón a la Mejor Pelí-‐‑ cula en el Festival de Cine de Cannes desde que se creó el premio. Gana, además, cuatro premios de la Academia, uno de ellos a la Mejor Película. Nada mal para un filme que fue concebido para la televisión y luego fue transferido a forma-‐‑ to de cine. 1956 Se filman tres épicas innovadoras: The Ten Commandments, Giant y Around the World in 80 Days415; en este último título hace su primera aparición en Hollywoodlandia el mexicano Mario Moreno Reyes, alias Cantinflas. Los estudios venden los derechos de retransmisión por tele-‐‑ visión de las películas rodadas antes de 1948. The wizard of Oz (1939) se ve por primera vez en televisión en noviembre de 1956. La firma Ampex lanza al mercado la primera videograbado-‐‑ ra o magnetoscopio donde la señal (vídeo y audio) queda registrada en una cinta de dos pulgadas de ancho. El aparato no es en lo absoluto portátil, pues resulta demasiado grande para ser manipulado. 1959 Hiroshima mon amour de Alain Resnais supone el inicio de la nouvelle vague.
Estreno de Fresas salvajes de Ingmar Bergman y La aventura de Michelangelo Antonioni. 1962 La televisión norteamericana empieza a servir de entrena-‐‑ miento para muchos directores en este nuevo decenio. Al-‐‑ gunos de los que comienzan sus carreras en televisión aca-‐‑ ban creando algunas de las mejores películas que surgirán en los años sesenta: To Kill a Mockingbird416 de Robert Mulli-‐‑ gan, The Manchurian Candidate417 de John Frankenheimer y Bonnie & Clyde418 de Arthur Penn. 1961 Primeras manifestaciones del cinema vérité: Chronique d´un été419 de Jean Rouch y el sociólogo Edgar Morin. TWA Airlines es la primera aerolínea en exhibir una teleno-‐‑ vela By Love Possessed (1961) protagonizada por Lana Turner. Con la muerte de los magnates del cine Louis B. Mayer de MGM y Harry Cohn de Columbia, el sistema de los estudios cinematográficos —en el que un artista sólo podía trabajar para un determinado estudio— empieza a desaparecer. De esta forma, compañías multi-‐‑nacionales se apoderan de los más importantes estudios. 1963 La cinta Cleopatra cuenta con una pareja memorable: Eliza-‐‑ beth Taylor (la primera actriz en conseguir un contrato de un millón de dólares por un filme) y Richard Burton. Pero, al contrario de lo que se espera, esta película lleva casi a la rui-‐‑ na a la 20th Century Fox. Rodada en Roma, cuenta con esce-‐‑ narios sumamente lujosos y extravagantes, se utilizan miles de vestidos para el reparto y solo el guardarropa de Eliza-‐‑ beth Taylor tiene un costo de casi $ 200.000. Al final, termina costando $44 millones de dólares; sin embargo, Fox se salva -‐‑274-‐‑
de la ruina por el éxito de películas como The Longest Day420 y el triunfo inesperado de The Sound of Music421 dos años después. 1968 El festival de Cannes finaliza de forma súbita debido a las revueltas estudiantiles de mayo. Este es el año de 2001: A Space Odyssey, la película más exito-‐‑ sa de ciencia-‐‑ficción de la década, que trata sobre la vida futura del hombre y su eterno sueño por conquistar el espa-‐‑ cio. Es merecedora al Oscar de la Academia en la categoría de mejores efectos visuales y es nominada en las categorías de mejor director, mejor guión cinematográfico, y dirección artística. Directores como George Lucas son influidos por los efectos especiales de Kubrick como veremos en Star wars. 1970 Aunque los grandes estudios siguen dominando la distribu-‐‑ ción de las películas, otros sectores de la industria, como la producción, el rodaje y el financiamiento están cada vez más en manos de estudios y productores independientes. En los años setenta aparecen los actores-‐‑productores (Michael Dou-‐‑ glas), directores-‐‑productores (Warren Beatty), guionistas-‐‑ productores, directores-‐‑actores-‐‑guionistas (Woody Allen) y actores-‐‑guionistas (Buck Henry). 1972 Paul Newman, Sydney Portier, Robert Redford y Barbra Streissand forman la compañía productora First Artists. En orden cronológico inverso damos algunos de los títulos pro-‐‑ ducidos por esta compañía: Tom Horn (1980) con Steve McQueen. The Main Event422 (1979) con Barbra Streisand. -‐‑275-‐‑
Agatha (1979) con Vanessa Redgrave y Dustin Hoffman. A Star Is Born423 (1976) con Streisand otra vez. The Life and Times of Judge Roy Bean424 (1972) y Pocket Money425 (1972), ambas protagonizadas por Newman. 1975 Muere asesinado Pier Paolo Pasolini, autor de El evangelio según Mateo. La aparición de la primera grabadora de vídeo, Betamax de Sony, y el estreno de las primeras películas en este medio, da paso a una nueva industria que supondrá una nueva fuente de ingresos para las arcas de los estudios. En los años setenta se resucita el idilio de los Estados Unidos por Hollywoodlandia. El éxito regular de los estudios se ve garantizado con el nuevo fenómeno de los blockbusters o pe-‐‑ lículas taquilleras que suelen estrenarse durante el verano como Jaws. Difundida en Latinoamérica como Tiburón, se convierte en la película más taquillera de la historia, aunque es destronada rápidamente por Star wars dos años des-‐‑ pués426. 1976 The marathon man427 de John Schlesinger supone el bautizo de la steady cam. Este aparato revoluciona la forma de hacer travellings. Dos son los aportes de este aparato: primero, se trata de un ojo flotante y volador, que se puede instalar en cualquier punto, inclusive en objetos, permitiendo insólitas tomas subjetivas de cosas como platos que vuelan, flechas, balas, etc. Segundo, este aparato, inventado por Garret Brown, permite el monitoreo en vídeo lo que hace que el ojo del operador pueda despegarse de la cámara. Gracias a la steady cam existe en la actualidad un sinnúmero de sistemas con cámaras que corren y vuelan solas mientras son maneja-‐‑ das electrónicamente. Stanley Kubrick, cuatro años después, -‐‑276-‐‑
sistematizaría el uso de este aparato en The shining, en la secuencia del laberinto nevado. 1977 El renacimiento que en esta década experimenta el cine esta-‐‑ dounidense lo encabezan un grupo de directores rebeldes. Entre ellos se encontraban Robert Altman (MASH), Peter Bogdanovich (The last picture show), Francis Ford Coppola (The conversation), Brian de Palma (Carrie), Alan Pakula (Klute), Bob Rafelson (Five easy pieces), Martin Scorsese (Mean Streets) y Steven Spielberg (Jaws)428. 1981 Con el tiempo, los grandes estudios se dan cuenta de que no hay forma de asegurar que una película sea un verdadero éxito comercial. Prueba de ello es el éxito que tiene My din-‐‑ ner with Andre429, del francés Louis Malle, la cual se basa lite-‐‑ ralmente en una conversación entre dos personas. Ronald Reagan, antes Gobernador de California y Presidente de la Asociación de Actores, se convierte en el primer actor en con-‐‑ seguir la presidencia de los Estados Unidos. 1982 Volver a empezar de José Luis Garci gana el Oscar al mejor filme extranjero. La colmena, del también español Mario Camus, gana el Oso de Oro en el festival de Berlín. Der stand der dinge430 de Wim Wenders gana el León de Oro de la Mostra de Venecia. Nuevas tecnologías aparecen en el mercado: el VHS, la tele-‐‑ visión por cable, la transmisión vía satélite y películas gra-‐‑ badas en videocassettes aumentan la distribución y ganancias de la industria del cine. La televisión a color hace su triunfal entrada. Surge el sistema THX (de mano de George Lucas) y Dolby SR cuyo fin es mejorar notablemente la calidad del sonido. 1983 -‐‑277-‐‑
Ted Turner, quien fuese el fundador de la cadena de noticias CNN, adquiere uno de los más completos archivos de clási-‐‑ cos del cine de los estudios MGM y propone imprimirle co-‐‑ lor a todas y cada una de las películas que habían sido pro-‐‑ ducidas en blanco y negro. Su idea fracasa (como fracasaría su matrimonio con Jane Fonda algunos años después) ante la negativa del público. 1984 Paris-‐‑Texas (con Natasja Kinski y Harry Dean Stanton) de Wim Wenders gana la Palma de Oro del Festival de Cannes. 1985 Muere Orson Welles. 1986 La Academia de Cine de España realiza la primera ceremo-‐‑ nia de entrega de premios Goya. La mejor película es El viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez. 1987 Au revoir les enfants431 de Louis Malle gana el León de Oro en La Mostra de Venecia. 1989 Sex, lies and videotape432 de Steven Sodebergh gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Cinema paradiso de Giuseppe Tornatore gana el Oscar al me-‐‑ jor filme extranjero. Esta década se caracteriza también por un sinnúmero de películas con secuelas de una deplorable calidad. Es el caso de Rocky II, III, IV, V; y Rambo II y III, entre otras. -‐‑278-‐‑
1990 Martin Scorsese, Woody Allen, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Robert Redford y Stanley Kubrick crean la Film preservation foundation. La institución busca preservar los clásicos de la historia del cine. De todas las formas artísticas, el cine es la más vulnerable, dice la página de inicio en el sitio internáutico de la fundación. Se han perdido el 50 por ciento de películas hechas en Norteamérica antes de 1950; mientras que tan solo el 10% de películas hechas antes de 1929 todavía están disponibles en los más diversos formatos. La fundación busca apoyar no solo la preservación sino también la restauración de filmes a través de la ayuda de las siguientes instituciones: The Academy of Motion Picture Arts and Science, The Academy Film Archive, The George Eastman House, The Library of Congress, The Museum of Modern Art (New York), UCLA Film and Television Ar-‐‑ chive, The National Center for Film and Video Preservation y finalmente la National Film Preservation Foundation. Uno de los primeros logros es la restauración de Napoleón de Abel Gance. Wild at heart433, de David Lynch, gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Los reproductores de vídeo están en casi todos los hogares de Estados Unidos; sin embargo, a comienzos de la década entran con fuerza al mercado los primeros videodiscos digi-‐‑ tales (DVD) y el VCR pasa de moda. Orion Pictures distribuye dos películas de éxito galardonadas con premios de la Academia antes de declararse en banca-‐‑ rrota: Dance with Wolves434 de Kevin Costner y The Silence of the Lambs435 (1991) de Jonathan Demme. -‐‑279-‐‑
1991 Thelma and Louise de Ridley Scott es la primera película den-‐‑ tro del género de viajes en carretera protagonizada por mu-‐‑ jeres. 1994 David Geffen, Jeffrey Katzenberg y Steven Spielberg fundan el primer estudio que surge en Hollywood en décadas: DreamWorks (SKG). Su primer estreno importante será The Peacemaker436 (1997) con George Clooney y Nicole Kidman. No es la primera vez que se da este tipo de alianzas. Está el caso de First Artists (ver en esta misma cronología el año 1972). David Wark Griffith, Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks fueron los primeros rebeldes que se agruparon bajo el nombre de United Artists (ver el año 1919). 1999 La peliculita independiente de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, The Blair Witch Project437, un pseudo-‐‑documental en formato casero sobre una excursión juvenil supuestamente terrorífica, aprovecha los recursos de Internet y se acerca a una enorme cantidad de público. Este título está en el libro Guinness pues costó $ 22.000 y reportó ganancias mundiales de 240.5 millones de dólares. Se estrena Eyes wide shut de Stanley Kubrick, la película que ostenta el récord del rodaje más largo. Nicole Kidman y Tom Cruise trabajaron durante 15 meses. La filmación no se de-‐‑ tuvo durante 46 semanas. Kubrick, que falleció antes del estreno, también ostenta el récord Guinness de repetición de tomas de una escena, pues hizo repetir 127 veces un diálogo en The shining (1980), protagonizada por Jack Nicholson. 2000 Star wars: Episode I de George Lucas se convierte en la prime-‐‑ ra película en la historia del cine rodada en su totalidad en -‐‑280-‐‑
un sofisticado sistema de vídeo superior al HDT (High defini-‐‑ tion television). 2001 Amélie de Jean Pierre Jeunet llega a convertirse en la película francesa más taquillera. Hasta abril de 2002 acumuló $ 144.488.955 en todo el mundo. Steven Spielberg es asegurado por 1.200 millones de dólares. Este importe reflejaría los ingresos que dejaría de recaudar la compañía que Spielberg fundó con David Geffen y Jeffrey Katzenberg en caso de fallecimiento del cineasta. Se trata del seguro de vida más caro que existe, según el libro Guinness de los Récords. Este dato contrasta con el de Jackie Chan que ha aparecido en más de 90 filmes sin ningún tipo de dobles, y resulta que ninguna compañía de seguros se ha atrevido a asegurarlo, según el libro citado. Ratas, ratones, rateros, la ópera prima de Sebastián Cordero, se convierte en la primera película en la historia del cine ecuatoriano en ganar importantes galardones internaciona-‐‑ les (el festival de Huelva, es uno de ellos). Desafortunada-‐‑ mente, Cordero se olvida de enviar su filme a la preselección del Oscar al mejor filme extranjero. El rodaje de The lord of the rings438 supone el récord Guinness de 1.600 pares de pies de látex usados en un rodaje (para uso de los actores que encarnan a los hobbits). Por la mañana había que encolarlos y despegarlos al final del día de rodaje, de modo que sólo podían usarse una sola vez. 2002 El filme taiwanés Crouching tiger, hidden dragon de Ang Lee se convierte en la película de habla no inglesa más taquillera a nivel mundial. Hasta abril la taquilla internacional registra $ 209.126.710. 2004 -‐‑281-‐‑
Auge de la piratería: antes de estrenarse The passion of the Christ439 de Mel Gibson, circulan DVD’s piratas que ocasio-‐‑ nan solo en Ecuador una pérdida superior a los $20.000. 2005 Crónicas, segunda obra del ecuatoriano Sebastián Cordero gana tres premios en el festival de Guadalajara: mejor pelícu-‐‑ la, mejor guión y mejor actor (Damián Alcázar). Auge local de los clones de DVD que llegan al público a precios bajísi-‐‑ mos. Mueren dos grandes genios: Guillermo Cabrera Infante y Pietro Speggio. HIPOTEXTOS Historia ilustrada del cine: Volumen 1, El cine mudo: 1895-‐‑1930; Historia ilustrada del cine: Volumen 2, El cine sonoro: 1927-‐‑1945; Historia ilus-‐‑ trada del cine: Volumen 3, El cine de hoy: 1945-‐‑1965. Autores: René Jeanne y Charles Ford. (Editorial Alianza, Madrid, 1992). Historia del cine (Lumen, Barcelona, 1990) de Roman Gubern. Enciclopedia del cine (Salvat, Barcelona, 1980). 13 tomos. Diccionario de cine: Estética, crítica, técnica, historia (Paidós, Buenos Aires, 1998) de Eduardo A. Russo. Libro Guinness de los récords (Planeta, Barcelona, 2002). El cine: arte e industria (Salvat, Barcelona, 1973). Cinemanía (Seix Barral, Barcelona, 1999) de Néstor Almendros.
___________________ NOTAS
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361. Esta cronología debió aparecer en Adivina quien cumplió cien años, pero quedó fuera por falta de espacio. Se han añadido los hechos más importantes de la última década. 362. Anabelle, la bailarina. 363. Trabajadores saliendo de la Fábrica Lumière. 364. El regador regado. 365. La viuda Jones. 366. Movimiento de la cámara que, situada sobre una plataforma ro-‐‑ dante, se desplaza respecto a un objeto, actor o acción. 367. Viaje a la luna. 368. La lupa de la abuela. 369. El hombre de la cabeza de goma. 370. Vida de un bombero. 371. El gran asalto al tren. 372. Se las llama así porque la entrada costaba un níquel, o sea, 5 cen-‐‑ tavitos de felicidad. 373. Las aventuras de Dollie. 374. Dato tomado de Vastas emociones y pensamientos imperfectos (Thassàlia, Barcelona, 1995) de Rubem Fonseca. 375. Intolerancia. 376. Salvación a lo Griffith de último minuto. 377. Yo acuso. 378. Artistas Unidos. 379. El chico. 380. Los cuatro jinetes del Apocalipsis. 381. La leyenda de Gösta Berling. 382. La ley de la hospitalidad. 383. La quimera de oro. 384. Avaricia. 385. Ser o no ser. El cielo puede esperar. 386. Rey de reyes. 387. Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. 388. Alas. 389. El destino de la carne. 390. La última orden. 391. Amanecer, El ángel de la calle y Séptimo cielo. 392. Luces de Nueva York.
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393. Luces de la ciudad. 394. Primera plana. 395. Flores y árboles. 396. Caracortada. 397. Cero en conducta. 398. La feria de la vanidad. 399. Gran Hotel. Rebelión a bordo. El gran Ziegfeld. 400. Huracán en la isla y Capitanes intrépidos. 401. Blanca Nieves y los siete enanitos. 402. El mago de Oz. 403. Francamente, querida, me importa un bledo (o un pepino, si quie-‐‑ ren). 404. Enviado especial. 405. El gran dictador. 406. Yo no arriesgo mi cuello por nadie. 407. ¿Dónde está el resto de mí? 408. La canción de Bernardette. 409. Premio al mejor logro. 410. Mejor filme en lenguaje extranjera. 411. Día de fiesta. 412. Los diez mandamientos. 413. Museo de cera. Bésame, Kate. Vinieron del espacio exterior. 414. Atrapar a un ladrón. El hombre que sabía demasiado. De entre los muer-‐‑ tos. Intriga internacional. 415. Los diez mandamientos. Gigante. La vuelta al mundo en ochenta días. 416. Matar a un ruiseñor. 417. El mensajero del miedo. 418. Bonnie y Clyde es de 1967. 419. Distribuida en inglés como Chronicle of a summer. 420. El día más largo. 421. La novicia rebelde. 422. Combate de fondo. 423. Nace una estrella. 424. El juez de la horca. 425. Los indeseables. 426. En marzo de 2005 el título de filme más taquillero es ostentado por el insípido Titanic de James Cameron.
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427. Maratón de la muerte. 428. MASH. La última función. La conversación. Extraño presentimiento. Klute. Mi vida es mi vida. Tiburón. 429. Mi cena con André. 430. El estado de las cosas. 431. Adiós a los niños. 432. Sexo, mentiras y vídeo. 433. Corazón salvaje. 434. Danza con lobos. 435. El silencio de los inocentes. 436. El pacificador. 437. El proyecto de la bruja de Blair. 438. El señor de los anillos. 439. La pasión de Cristo.
VIII. ANTOJOLÍA
A continuación una lista por países de los filmes que toda videoteca de aficionado debería tener. Antes dos acla-‐‑ raciones. Primera: No son todas las que están ni están todas las que son. Se consignan solamente aquellas que ha visto el fautor. Si alguna brilla por su ausencia es simplemente por ignorancia (o quizá olvido) del aficionado que firma este libro. Segunda aclaración: en las notas que están al final de esta Antojolía se consigna el título de la distribución en espa-‐‑ ñol de algunas películas. No se ha procedido a traducir cuando el título comercial es una traducción literal. Por ejemplo: Rebel without a cause es obviamente Rebelde sin causa. Además, algunos títulos ya están traducidos en otros capítu-‐‑ los de este gabinete cinematográfico.
ALEMANIA Das kabinett der Doktor Caligari440 (1920) de Robert Wiene Nosferatu441 (1922) de Friedrich Wilhelm Murnau Metrópolis (1927) de Fritz Lang Der blaue engel442 (1930) de Josef von Sternberg M, eine stadt sucht einen mörder443 (1931) de Fritz Lang Lola Montes (1955) de Max Ophüls Aguirre, der zorn Gottes444 (1972) de Werner Herzog Die ehe der Maria Braun445 (1978) de Rainer Werner Fassbin-‐‑ der Die bletchtrommel446 (1979) de Volker Schlöndorf Bagdad Cafe (1987) de Percy Adlon447 Himmel über Berlin448 (1987) de Wim Wenders Corre, Lola, corre (1998) de Tom Tykwer ARGENTINA La mano en la trampa (1961) de Leopoldo Torres Nilsson Crónica de un niño solo (1965) de Leonardo Favio La historia oficial (1984) de Luis Puenzo Hombre mirando al sudeste (1985) de Eliseo Subiela. Yo, la peor de todas (1990) de María Luisa Bemberg El viaje (1992) de Fernando Solanas Garage Olimpo (1999) de Marco Bechis. La ciénaga (2001) de Lucrecia Martel Historias mínimas (2002) de Carlos Sorín AUSTRALIA The year of the living dangerously (1982) de Peter Weir Oscar and Lucinda (1997) de Gillian Armstrong449 BOSNIA Underground (1995) de Emir Kusturica -‐‑287-‐‑
No man’s land (2001) de Danis Tanovic BRASIL Dios y el diablo en la tierra del sol (1964) de Glauber Rocha Pixote, a lei do mais fraco (1981) de Héctor Babenco Eréndira (1983) de Ruy Guerra Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles CANADÁ Jesús de Montreal (1989) de Denys Arcand Las invasiones bárbaras (2003) de Denys Arcand CHILE La tierra prometida (1971) de Miguel Littín La batalla de Chile (1975-‐‑1979) de Patricio Guzmán CHINA Farewell to my concubine450 (1993) de Chen Kaige The road home451 (1999) de Zhang Yimou In the mood for love452 (2000) de Wong Kar Wai COLOMBIA La estrategia del caracol (1993) de Sergio Cabrera La vendedora de rosas (1998) de Víctor Gaviria REPÚBLICA CHECA Los amores de una rubia (1965) de Miloz Forman Trenes rigurosamente vigilados (1967) de Jiri Menzel Kolya (1996) de Jan Sverák Autumn spring o Babí Léto (2001) de Vladimír Michálek -‐‑288-‐‑
CUBA Memorias del subdesarrollo (1968) de Tomás Gutiérrez Alea Plaff o demasiado miedo a la vida (1988) de Juan Carlos Tabío Fresa y chocolate (1994) de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Car-‐‑ los Tabío. DINAMARCA La pasión de Juana de Arco (1927) de Carl Theodor Dreyer Pelle, el Conquistador (1987) de Bille August La fiesta de Babette (1987) de Gabriel Axel Los idiotas (1998) de Lars von Triers ECUADOR Entre Marx y una mujer desnuda (1995) de Camilo Luzuriaga Ratas, ratones, rateros (1999) de Sebastián Cordero Un titán en el ring (2002) de Viviana Cordero ESPAÑA Bienvenido Mr. Marshall (1952) de Luis García Berlanga Muerte de un ciclista (1955) de Juan Antonio Bardem La caza (1965) de Carlos Saura El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice Ese oscuro objeto del deseo (1978) de Luis Buñuel El nido (1979) de Jaime de Armiñán Las bicicletas son para el verano (1983) de Jaime Chávarri Werther (1986) de Pilar Miró El viaje a ninguna parte (1986) de Fernando Fernán Gómez Belle epoque (1992) de Fernando Trueba El rey pasmado (1992) de Imanol Uribe Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) de Agustín Díaz Yánes El día de la bestia (1995) de Álex de la Iglesia -‐‑289-‐‑
Lucía y el sexo (2001) de Julio Medem Hable con ella (2002) de Pedro Almodóvar Los lunes al sol (2003) de Fernando León de Aranoa La camarera del Titanic (1997) de Bigas Luna Te doy mis ojos (2003) de Icíar Bollaín Mar adentro (2004) de Alejandro Amenábar ESTADOS UNIDOS Intolerance (1916) de David Wark Griffith The ten commandments (1923) de Cecil B. De Mille The gold rush (1925) de Charles Chaplin City lights (1931) de Charles Chaplin453 How green was my valley454 (1941) de John Ford Citizen Kane (1941) de Orson Welles Casablanca (1942) de Michael Curtiz455 Laura (1944) de Otto Preminger456 It`s a wonderful world457 (1946) de Frank Capra458 The big sleep459 (1946) de Howard Hawks Out of the past460 (1947) de Jacques Tourner461 Sunset Boulevard462 (1949) de Billy Wilder463 All about Eve464 (1950) de Joseph L. Mankiewickz Singing in the rain (1952) de Stanley Donen y Gene Kelly Rebel without a cause (1955) de Nicholas Ray Marty (1955) de Delbert Mann The night of the hunter (1955) de Charles Laughton465 The long and hot summer466 (1957) de Martin Ritt Never on sunday467 (1960) de Jules Dassin Splendor on the grass (1961) de Elia Kazan468 The hustler469 (1961) de Robert Rossen Whatever happened to Baby Jane470 (1962) de Robert Aldrich The collector (1965) de William Wyler471 A man for all seasons472 (1966) de Fred Zinneman -‐‑290-‐‑
Two for the road (1966) de Stanley Donen Who`s afraid of Virginia Woolf? (1966) de Mike Nichols Bonnie & Clyde (1967) de Arthur Penn In cold blood (1967) de Richard Brooks The wild bunch473 (1968) de Sam Peckinpah Faces (1968) de John Cassavetes 2001: A space odissey (1969) de Stanley Kubrick The last detail474 (1973) de Hal Ashby American Graffiti (1973) de George Lucas The conversation (1974) de Francis Ford Coppola Lenny (1975) de Bob Fosse Dogday afternoon (1975) de Sidney Lumet Taxi driver (1976) de Martin Scorsese Days of heaven (1978) de Terrence Malick Ordinary people475 (1980) de Robert Redford The elephant man (1981) de David Lynch Reds (1982) de Warren Beatty The big chill476 (1983) de Lawrence Kasdan The purple rose of Cairo (1985) de Woody Allen Mishima (1985) de Paul Schrader Sex, lies and videotape (1989) de Steven Sodebergh Miller´s crossing477 (1990) de Joel e Ethan Coen Reservoir dogs (1992) de Quentin Tarantino The player (1992) de Robert Altman Unforgiven (1992) de Clint Eastwood Schindler´s List (1993) de Steven Spielberg Dead man (1995) de Jim Jamursch Basquiat (2002) de Julian Schnabel Elephant (2003) de Gus Van Sant FINLANDIA El hombre sin pasado (2002) de Aki Kaurismaki. -‐‑291-‐‑
FRANCIA La salida de la fábrica de los hermanos Lumière (1895) de Louis y Auguste Lumière Napoleón (1927) de Abel Gance Zéro de conduite (1933) de Jean Vigo La règle du jeu478 (1939) de Jean Renoir Les enfants du paradis479 (1943) de Marcel Carné Jour de fête (1949) de Jacques Tati. Orfeo (1949) de Jean Cocteau Le journal d’un curé de campagne480 (1950) de Robert Bresson Le salaire de la peur481 (1952) de Henri-‐‑Georges Clouzot Hiroshima mon amour (1959) de Alain Resnais A plein soleil482 (1960) de René Clément Landru (1962) de Claude Chabrol Les parapluies de Cherburg483 (1963) de Jacques Demi Détruire, dit-‐‑elle (1969) de Marguerite Duras À bout de souffle (1969) de Jean Luc Godard La nuit americaine (1973) de François Truffaut Etat de siège484 (1973) de Constantino Costa Gavras Pauline à la plage485 (1983) de Eric Rohmer Round midnight (1986) de Bertrand Tavernier 37°2 le matin486 (1986) de Jean Jacques Beineix Au revoir les enfants (1987) de Louis Malle Camille Claudel (1989) de Bruno Nuytten Cyrano de Bergerac (1990) de Jean Paul Rappeneau Les amants de Pont Neuf (1991) de Leos Carax Indochina (1992) de Regis Wargnier La Reina Margot (1994) de Patrice Chéreau Farinelli (1994) de Gerard Corbiau La veuve de Saint Pierre487 (2000) de Patrice Leconte GRECIA Las linternas rojas (1961) de Vassilis Georgiades Ifigenia (1977) de Michael Cacoyannis -‐‑292-‐‑
La eternidad y un día (1998) de Teo Angelopoulus HOLANDA El asalto (1986) de Fons Rademakers Memorias de Antonia (1995) de Marleen Gorris Carácter (1997) de Mike van Diem HUNGRÍA Salmo rojo (1972) de Miklos Jancso Mephisto (1981) de István Szabó INDIA Pather Panchali (1955) de Satyajit Ray Salaam Bombay (1988) de Mira Nair INGLATERRA The man whe knew too much (1934) de Alfred Hitchcock Hamlet (1948) de Laurence Olivier The servant (1963) de Joseph Losey Tom Jones (1963) de Tony Richardson A hard day´s night (1964) de Richard Lester If (1968) de Lindsay Anderson Ryan’s daughter (1970) de David Lean King Lear (1970) de Peter Brook The demons (1971) de Ken Russell Chariots of fire (1981) de Hugh Hudson Gandhi (1982) de Richard Attenborough Brazil (1985) de Terry Gilliam Rosencratz and Guilderstern are dead (1990) de Tom Stoppard Much ado about nothing488 (1993) de Kenneth Branagh Land and freedom (1995) de Ken Loach Secrets and lies (1996) de Mike Leigh
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IRÁN A través de los olivos (1994) de Abbas Kiarostami Los niños del cielo (1997) de Majid Majidi El color del paraíso (1999) de Majid Majidi IRLANDA The butcher boy (1992) de Neil Jordan My left foot (1989) de Jim Sheridan ISRAEL Sallah (1964) de Ephraim Kishon El policia (1971) de Ephrain Kishon Rosa, te quiero (1972) de Moshe Mizrahi Detrás de los muros (1984) de Uri Barbash ITALIA Roma, ciudad abierta (1945) de Roberto Rossellini Ladrón de bicicletas (1948) de Vittorio De Sica La dolce vita (1960) de Federico Fellini La batalla de Algeri (1965) de Gillo Pontecorvo La noche (1961) de Michelangelo Antonioni Salvatore Giuliano (1962) de Francesco Rosi Érase una vez en el oeste (1968) de Sergio Leone Investigación de un ciudadano libre de sospecha (1969) de Elio Petri La muerte en Venecia (1971) de LuchinoVisconti La gran comilona (1973) de Marco Ferreri Portero de noche (1974) de Liliana Cavani Perfume de mujer (1974) de Dino Risi Padre, padrone (1977) de Paolo y Vittorio Taviani Una jornada particular (1977) de Ettore Scola -‐‑294-‐‑
El fin del mundo en nuestro lecho usual en una noche llena de lluvia (1977) de Lina Wertmüller La luna (1979) de Bernardo Bertolucci. Cinema Paradiso (1989) de Giuseppe Tornatore Mediterráneo (1991) de Gabriele Salvatores Caro diario (1994) de Nanni Moretti JAPÓN Rashômon (1950) de Akira Kurosawa Tokio Story (1953) de Yasujiru Ozu El imperio de los sentidos (1978) de Nagisa Oshima Ugetsu monogatari (1953) de Kenji Mizoguchi MÉXICO Ahí está el detalle (1940) de Juan Bustillo Oro María Candelaria (1944) de Emilio Fernández Nazarín (1959) de Luis Buñuel Frida, naturaleza viva (1986) de Paul Leduc Danzón (1990) de María Novaro Profundo carmesí (1996) de Arturo Ripstein Amores perros (2000) de Alejandro González Iñarritu Y tu mamá también (2001) de Alfonso Cuarón NUEVA ZELANDA The piano (1993) de Jane Campion Once were warriors (1994) de Lee Tamahori PERÚ La boca del lobo (1988) de Francisco Lombardi POLONIA Cenizas y diamantes (1958) de Andrzej Wajda -‐‑295-‐‑
El cuchillo bajo el agua (1962) de Roman Polanski A short film about killing (1988) de Krysztof Kieślowski To kill a priest (1988) de Agniezka Holland RUSIA El ojo de la cámara (1924) de Dziga Vertov La madre (1926) de V. I. Pudovkin El acorazado Potemkin (1925) de Sergei M. Eisenstein Don Quijote (1957) de Grigori M. Kozintsev Andrei Rublev (1969) de Andrei Tarkovski Tío Vania (1969) de Andrei Konchalovski Moscú no cree en las lágrimas (1980) de Vladimir Menshov Quemado por el sol (1994) de Nikita Mikhalkov El ladrón (1997) de Pavel Chukhrai SUECIA El séptimo sello (1957) de Ingmar Bergman Mi vida como un perro (1985) de Lasse Hallström El buey (1991) de Sven Nykvist Infidelidades (2000) de Liv Ullman SUIZA La diagonal del loco (1984) de Richard Dembo La marca (1985) de Daniel Helfer Viaje a la esperanza (1990) de Xavier Koller TAIWÁN Croching tiger, hidden dragon (2000) de Ang Lee VIETNAM El olor de la papaya verde (1993) de Tran Anh Hung. -‐‑296-‐‑
____________________ NOTAS
440. El gabinete del Dr. Caligari 441. Nosferatu, el vampiro. 442. El ángel azul. 443. M, el Vampiro de Dusseldorf o M, un asesino entre nosotros. 444. Aguirre, la ira de Dios 445. El matrimonio de Maria Braun 446. El tambor de hojalata 447. Hablada en inglés. 448. El cielo sobre Berlín es el título con el que se distribuyó en España. Wings of desire (Las alas del deseo) es el título comercial norteame-‐‑ ricano. 449. Coproducción entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido. 450. Adiós a mi concubina. 451. El camino a casa. 452. Con ánimo para amar. 453. Artista de origen británico (1889-‐‑1977). Afincado en EE.UU. desde 1913 hasta 1952. La mayor parte de su producción la realizó en Hollywoodlandia. 454. ¡Qué verde era mi valle! 455. Director de origen austro-‐‑húngaro (1886-‐‑1962). 456. Director de origen vienés (1906-‐‑1986). 457. ¡Qué bello es vivir! 458. Director de origen siciliano (1897-‐‑1991). 459. Al borde del abismo. 460. Retorno al pasado. 461. Director de origen francés (1904-‐‑1977). Vivió desde los nueve años en ese barrio de Los Ángeles llamado Hollywood al cual se mudó acompañado de su padre también director, Maurice Tourner. Otro de sus filmes más recordados es Cat people (1942), distribuido con el título de La marca de la pantera. En el decenio de los treinta filmó
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un puñado de títulos en su país natal. El resto de su producción, que fue abundante, la realizó en EE.UU. 462. El ocaso de los dioses. 463. Director de origen austro-‐‑húngaro (1906-‐‑2002). 464. Eva al desnudo. 465. Actor inglés (1899-‐‑1962) radicado en Estados Unidos durante la última etapa de su carrera. La noche del cazador es su único filme como director. 466. El largo y ardiente verano. 467. Nunca en domingo. 468. Director de origen turco y de padres judíos (1909-‐‑2003). Esplendor en la yerba es uno de sus filmes más memorables. 469. El buscavidas. 470. ¿Qué pasó con Baby Jane? 471. El director de El coleccionista es de origen germano (1902-‐‑1981). Ojo: Estas notas solo pretenden consignar con exactitud la procedencia de cada artista. 472. Tres títulos comerciales tuvo este filme: Un hombre de dos reinos. Un hombre para todas las épocas. Un hombre para la eternidad. 473. La pandilla salvaje. 474. El último deber. 475. Gente como uno. 476. Reencuentro. 477. De paseo con la muerte. 478. La regla del juego. 479. Los niños del paraíso. 480. Diario de un cura rural. 481. El salario del miedo. 482. A pleno sol. 483. Los paraguas de Cherburgo. 484. Estado de sitio. 485. Paulina en la playa. 486. Betty Blue. 487. La viuda de San Pierre. 488. Mucho ruido y pocas nueces. Basada en la comedia de Shakespeare.
CONTENIDO
0. Introducción al oficio de las tinieblas 6 Proemio abstemio .............................................................. 11 Continuidad de los porqués ............................................. 15 El hombre que sabía demasiado poco ............................ 19 Condición crítica ................................................................ 22 Tentativas (solo para principiantes) para la construcción de un modelo de exploración crítica de un filme .......... 25 Cabrera Infante o la crítica de cine como género literario .............................................................................................. 32 I. Officium defunctorum Sigue haciéndonos soñar, Akira ...................................... 41 Buñuel sigue cortando miradas ....................................... 43 Kubrick, un resplandor inextinguible ............................. 47 Marlon Brando, capo de tutti capi ...................................... 54 II. La insoportable levedad de los mass media A propósito de la muerte del verdadero Paparazzo ...... 67 El show de Truman, el espectáculo más grande del mundo ...................................................................................................... 69 Wag the dog o la noticia como showbusiness .................... 74 Accidental Hero y Mad city o ¿es realmente el cuarto poder un poder ......................................................................... 80 III. Fragmentos de un curso intensivo de cine
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En busca del guión perdido (un apunte histérico) ........ 93 Definiendo y defendiendo el guión ................................. 97 Hacia un modelo heterogéneo de guión (por no decir híbri-‐‑ do) .................................................................................... 109 El matrimonio entre sonido e imagen u observar un filme con los oídos ................................................................... 121 La música apadrina a la imagen y viceversa ................... 136 El arquitexto cinematográfico .......................................... 144 Ciudadano Potenkim o un clásico que nos da clases de mon-‐‑ taje ................................................................................... 152 Los Rembrandts de la cinematografía ............................ 161 Un clásico inclasificable: El acorazado Kane .................. 172 IV. Del lado de allá Kusturika, el poeta de los Balcanes ................................. 191 El fabuloso destino de Amélie Poulain ........................... 194 La niña de los ojos de Trueba ........................................... 198 V. Del lado de acá Amores de a perro .............................................................. 203 Buena Habana Visual Club ............................................... 206 Ratas de un país escindido ............................................... 208 VI. Bajo el signo de la literatura El aleph como metáfora cinemática .................................. 215 Cine y novela: ¿harina o arena del mismo costal? ........ 218 Dura que dura la Duras ..................................................... 226 De cómo la semiótica salió del aula para colarse en la pan-‐‑ talla de los cines ............................................................. 231 El teatro, ese falso amigo ................................................... 238 Ocho soluciones para un problema que no existe ......... 241 Lista de la bibliofilmoteca personal ................................. 247 VII. Ciento veinticinco años de luminosidad ..................... 257 VIII. Antojolía ........................................................................... 285
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EL GABINETE DEL DOCTOR CINEMAN Marcelo Báez Derechos reservados conforme a la ley LIBRESA
Murgeón 364 P.O.Box 17-‐‑01-‐‑356 E-‐‑mail:
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