El Evangelio Eclesial de San Mateo-Martini Carlo Maria

July 18, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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CARLO MARTINI EL EVANGELIO ECLESIAL DE S. MATEO (Selección)

EL PECADO DE DAVID VOCACIÓN MEDITACIÓN SOBRE PEDRO LA VULNERABILIDAD DE DIOS: JUDAS PRESENCIA DE JESÚS

EL PECADO DE DAVID Pedir no sólo "Sentir el desorden interno de la vida" como algo que me toca personalmente, sino ampliar la consideración y sentir el desorden in inte teri rior or de mi vi vida da au aun n como como al algo go qu quee me impi impide de re real alme ment ntee fo form rmar ar comunidad. Comprender, por consiguiente, cómo mi pecado es el obstáculo real para llevar a cabo relaciones humanas auténticas, y, por tanto, para la creación de una auténtica comunidad.   -Analogía entre el desarrollo de una comunidad y el ritmo de los Ejercicios. Es mu muyy in inte tere resa sant ntee un ar artí tícu culo lo de dell P. Riman iman,, hast hastaa hace hace poco poco responsable mundial de Vida Cristiana, que hizo un breve estudio entre el desarrollo de una comunidad y el ritmo de los Ejercicios ignacianos. El mismo dice que se trata de una analogía y que no hay que insistir demasiado en las similitudes; pero hay en el desarrollo de una comunidad algo de análogo con el ritmo de las cuatro semanas de los Ejercicios. Ej ercicios. Gene Ge nera ralm lmen ente te un unaa comu comuni nida dad d comi comien enza za con con lo qu quee se llam llamaa el Principio y Fundamento: es decir, se ve la grandeza, la belleza del estar  juntos, se aprecian las ventajas de ser comprendidos, c omprendidos, de sentirse apoyados en la propia acción personal, social, apostólica, la posibilidad de comunicar.

 

Pero después sigue lo que él llama, según los estudios de sicología social, la crisis comunitaria: después de un poco de tiempo se comienza a ver que en el fondo el estar juntos no es que sea tan bello, tan color de rosa, ni tan fácil como parecía. A una cierta ceguedad por los defectos de los demás se le va mezclando la percepción de muchas cosas, tal vez pequeñas, pero fastidiosas e irritantes, que lo vuelven a uno nervioso. Se empi em piez ezaa a ver ver qu quee es muy muy di difí fíci cill vivi vivirr en comu comuni nida dad, d, apar aparec ecen en los los personalismos, cada uno se revela a sí mismo, los propios conflictos, los temores, las agresividades, los choques nerviosos, y entonces todo se va volviendo pesado. A este punto, o la situación estalla, o se estabiliza en "homeóstasis", es decir, un cierto ajuste de los conflictos internos de tal manera que la fach fa chad adaa que ueda da in inta tact ctaa y se pued puedee pr preesent sentar ar exte xterior riorme ment ntee como omo comunidad. Aunque las cosas interiormente no vayan tan bien, se sigue adelante por amor de paz y para hacer buena figura. Se parece a la historia de muchos matrimonios: se va adelante porque hay que ver a la gentecon que honor. viven unidos, nocomunidad lo estén, estén, pero a eso sehacerle han comprometido En esteaunque caso la se vuelve muy formal, sin las verdaderas ventajas de la vida comunitaria, que sólo se logran en mínima parte. La crisis de la comunidad encuentra su verdadera solución cuando, aun como comunidad, nos reconocemos pecadores delante de Dios, incapaces de vivir juntos y nos lo confesamos mutuamente: si Dios no nos salva, no somos capaces de formar comunidad, esto solamente es un don suyo. Es una especie de bautismo colectivo, una oración bautismal hecha juntos, en la qu quee cada cada uno uno re reco cono noce ce su suss pr prop opias ias fa falt ltas as,, limi limita tacio cione nes, s, cul culpas pas;; se reconoce que solamente Dios puede mantenernos unidos y se pide poder someterse todos juntos a su potencia. De aquí, entonces, puede comenzar el segundo estadio, el verdadero positivo del discernimiento, de la elección. El P. Riman dice que no se puede hacer ningún discernimiento antes de este estadio. Claro que periódicamente se puede repetir esta situación a niveles más altos y más sutiles, con la necesidad de unirse y volver a confesar que solamente el Señor nos tiene unidos, mientras nuestro pecado trata de desunirnos, incluso por cosas muy santas, por los modos de ver, por ejemplo, cómo se vive la pobreza o el compromiso apostólico, cosas muy elevadas pero que chocan entre sí y causan chispas. El Señor siempre nos vuelve a llevar a la humildad bautismal: Déjense salvar por mí, dice él, reconozcan que no son capaces de salvarse por ustedes mismos, ni juntos: Yo soy la salvación. Este es el sentido de esta

 

reflexión. Ahora les propongo tres puntos para meditar. Pensé en estos tres, unidos entre sí, aunque tomados de varias partes de la Biblia, y sólo el último es de Mateo. Los tres responden a la pregunta inicial: Señor, ¿qué es lo que hay en nosotros que no nos permite formar comunidad, no nos deja de ja reco recono noce cert rtee en las nece necesid sidad ades es re reale aless del del pr prój ójim imo, o, ni esta establ blec ecer er relaciones auténticas de amistad?. La respuesta puede ser triple: en cada uno de nosotros está el hombre Davi Da vid d (l (leeerem eremos os una pá pági gina na de la vida vida de Davi David, d, que que me pare parece ce iluminadora para reconocer la ambigüedad de la existencia humana); en nosotros está todo lo que hay en el corazón del hombre, según Marcos 7, 21-22; hay en nosotros todo lo que está presente en el corazón del hombre religioso y comprometido, según las cinco antítesis de Mateo 5, 20-48, en el discurso de la montaña. -David: la ambigüedad de la existencia humana. Comencemos con una síntesis de Samuel (cap. 11 y 12), en donde se describe el pecado de David con Betsabé. Literariamente es una de las páginas pág inas más bellas bellas del ant antigu iguo o Testam Testament ento. o. Estos Estos capí capítul tulos, os, llamado llamadoss también los "Anales de David", son históricamente muy antiguos, escritos desde el punto de vista estilístico con una maestría incomparable: hay una finura, un conocimiento sicológico, un humorismo sutil que está detrás de las palabras, verdaderamente encantador, si no existiera la dramaticidad de la narración que nos arrastra. David ha mandado su ejército a la guerra contra los Ammonitas, pero él se queda en Jerusalén; una tarde se pone a pasear en la terraza de su palacio. "Desde la terraza vio una mujer que estaba bañándose. Esta mujer era muy bella. David hizo que se informasen de aquella mujer, y le dijeron: "Es Betsabé, hijaa de Eliam, mujer de Urías el Jeteo". Entonces David mandó mensajeros buscarla. Vino ella a su casa y él se acostó con ella; ella acababa de purificarse de su impureza menstrual. Después se volvió a su casa. La mujer concibió y mandó a decir a David: "Estoy encinta". Entonces comenzaron las dificultades de David: manda llamar a Urías, el marido, que viene. Lo invita a ir a su casa, pero él duerme ante la puerta del palacio real. David lo vuelve a llamar, trata de embriagarlo y de hacerlo ir a su casa, pero el marido se detiene a la puerta de su casa. Finalmente David escribe una carta, para que cuando Urías regrese al campamento se lo ponga en el punto más peligroso de la batalla y se lo deje solo, de tal manera que el enemigo enemigo lo mate. Brevemente Brevemente esta es la historia que todos conocemos. Tratemos Trate mos de analiza analizarla rla un poco. ¿Quién ¿Quién es este hombre David, que se

 

metió en semejante problema? ¿Quién es David en este momento de su carrera? carre ra? Es un hombr hombree maduro, tan es así que ni siquiera siquiera se la siente de ir a la guerra; él, que era un gran guerrero, manda a los otros. Está en la cumbre de su carrera, aun moral: es un hombre fundamental piadoso, que ama mucho a Yavé, ha escrito también muchos salmos que se le atribuyen a él. losliberado: más bellos esYavé, el salmo 18, en donde él habla de a tú con Dios Uno que de lo ha "Oh tú mi Roca y mi fortaleza, mi tú refugio, mi Dios; tú mi Roca, a quien me acojo; mi escudo y cuerno de mi salvación, mi asilo y mi refugio". Un hombre, pues de una religiosidad profundísima, uno de los hombres más religiosos de la historia del Antiguo Testamento, que escribió palabras tan bellas que todavía nosotros usamos; un hombre piadoso en el verdadero sentido de la palabra. También es un hombre profundamente bueno, que no es capaz de hacerles mal a los enemigos: pocos capítulos antes (cap. 9, 7 y siguiente) se cuenta cómo hace buscar por todas partes a los descendientes de Saúl y de Jonatán, lisiado de ambos pies, y lo hace llamar. Este va lleno de miedo, cree que David lo va a matar, en cambio le dice: "No temas, porque quiero tratarte con bondad por amor de Jonatán, tu padre, y te restituyo todos los campos de Saúl, tu abuelo, y siempre comerás a mi mesa". Un hombre incapaz de odio, capaz de amar hasta el más miserable de sus enemigos. Un hombre también profundamente leal. Entre las narraciones más bellas de la vida de David está la de 1 S. 24, 6 y siguientes en donde se dice cómo David, cuando huía de Saúl, tenía que vivir en las montañas, montañas, en cuevas. Una noche logra entrar al lugar en donde Saúl está durmiendo. "Y la gente de David le dijo: hoy es el día del que te dijo Yavé: Yo pongo a tu enemigo en tu mano; trátalo como bien te parezca. David se levantó y cortó calladamente la orla del manto de Saúl. Después le latía fuertemente el corazón por haber cortado la orla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: libreél, de porque hacer talélcosa señor, ungido Después de Yavé, de poner mi Yavé manome sobre es ela mi ungido deelYavé... se levantó David, salió de la gruta y gritó a Saúl: ¡Oh rey, mi señor!... ¿Contra quién ha salido a campaña el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¡A un perro muerto, a una pulga! Que sea Yavé el árbitro entre tú y yo. Que él examine y defienda mi causa y me haga justicia librándome de tu mano". Por tanto, David es un hombre de una integridad y de una lealtad que se vuelven proverbiales en la historia de Israel. Es también un hombre maduro, no carente de experiencias afectivas a este punto de su vida, ha tenido lo que ha querido, sabe qué es la vida, se conoce a sí mismo, sus limitaciones, la debilidad humana. Pero he aquí que un hombre así, en pocas horas, pasa de un instante de curiosidad a un momento de debilidad, tal vez como consecuencia de un

 

gesto de casi orgullo: ¿acaso no soy el rey, no puedo hacer lo que quiero, no son todos súbditos míos? Y entonces, tan lleno de sí, ahí lo tenemos en poco po co tie iemp mpo o meti metido do en una una situa ituaci ción ón que que rá rápi pida dame ment ntee se vuel vuelve ve insostenible. Probab Pro bablem lement ente, e, ant antes es del anunci anuncio o de Betsabé Betsabé,, David David tenía tenía todavía todavía esperanzas: todo quedará oculto, nadie sabrá nada. Pero cuando Betsabé le dice: heaconcebido, perdido y apiensa: ¿qué hice? Noen sólo perjudiqué una mujer, se sinosiente que perjudiqué su marido penetrando su matrimonio; además queda expuesto a la vergüenza pública: el gran rey, el pi piad ados oso, o, el qu quee no ha hace ce ma mall ni si siqu quie iera ra a sus sus en enem emig igos os.. .... La gent gentee comienza a maliciar: él es también como todos nosotros. Entonces siente miedo y vergüenza. Reflexionemos un poco sobre la situación del hombre David: en el fondo es un hombre bueno, que ama a Betsabé y no quiere hacer nada contra ella, ama al niño que va a nacer, por tanto no quiere hacer nada contra él; también ama a Urías, que es uno de sus soldados más fieles, y tampoco quiere hacer nada en contra de él; pero también se ama a sí mismo, su nombre y su fama de rey: pero estas cuatro cosas no van todas  juntas. Así se encuentra en una situación dramática porque, muy a pesar suyo, no logra evitar cometer el mal, no logra salir de este problema en el que se ha metido, primero por diversión, luego por algo de orgullo. No sabe qué hacer. Esta es, pues, la situación situación descriptiva descriptiva de la fragilidad del hombre, que puede pasar rápidamente de la tranquilidad, de la posesión, del dominio de sí, sí, a una una situ situac ació ión n en la que que cu cual alqu quie ierr deci decisi sión ón es dr dram amát átic icaa desd desdee cualquier punto que se la tome. Pero David es también un hombre astuto, es un hombre que ha combatido en muchas guerras, que conoce todos los vericuetos políticos para llegar a donde él quiere. Es inteligente y piensa: ya sé lo que voy a hacer: llamaré a Urías, a escondidas lo haré regresar a casa y todo quedará arreglado, oculto. En su astucia trata de salvarse por sí mismo, de hallar el camino honorable para todos, pero la solución no le resulta. Podemos imaginar la rabia cuando, después de la primera noche, el siervo que mandó a vigilar todos los movimientos de Urías le informa: durmió aquí a la puerta de tu palacio real, junto con sus soldados. Se llena de ira al verse burlado en su astucia; tal vez Urías se dio cuenta, es más astuto que él, tal vez se siente como una pulga ante el poder del rey, pero piensa: tampoco yo voy a ceder. Entonces el rey refuerza su astucia, pasa a la falsedad, abraza a Urías: lo llama, lo hace beber, lo embriaga. Vean cómo aquí un hombre leal comienza a llenarse de astucia, de maldad, de doblez, obligado por la situación, pero no logra salir borracho, es llevado casi a la fuerza a su casa, pero luego reacciona y se

 

acuesta en la puerta con sus soldados, y el rey nuevamente queda b burlado. urlado.  Entrando un poco más personalmente en la narración, preguntémonos qué hubiéramos hubiéramos hecho nosotros nosotros en el puesto de David, qué le hubiéramos hubiéramos aconsejado. David no sabe cómo salir de este lío y finalmente piensa: alguien tiene que pagar. No quiero que se perjudique la mujer, ni el niño, tamp tampoc oco o yo quie quiero ro perj perjud udic icar arme me,, uno uno tien tienee que que paga pagar: r: será será Uría Urías. s. Siguie Sig uiendo ndo astu cia, nuevam nue ente, e,pero no se quiere quiinventa ere matarl mat arlo osituación abierta abiertamen mente, ni hacerse reosudeastucia, la sangre devament nadie, una parate,que los enemigos lo maten. Todos los capítulos anteriores sobre David quedan aquí por el suelo: un hombre leal, honesto, justo, que no se atreve a tocar a ningún enemigo, como a Saúl mientras dormía, lo encontramos aquí transformado en un hombre hipócrita, injusto, deshonesto, desleal, que manda asesinar a su propio soldado, se ha puesto de parte del enemigo. ¡He ahí la paradoja a la que puede llegar el hombre en poco tiempo! Ha quedado revelada su verdad de hombre, que antes estaba oculta aun para él. Si pocos días antes le hubieran dicho: tú te pondrás de parte del enemigo contra ha un llegado súbditoa fiel lo habría tomado como un insulto; pero en realidad estetuyo, punto. Aquí Aq uí el text texto o abun abunda da en humo humori rism smo o y sarc sarcas asmo mo:: po pode demo moss le leer er también esta parte del texto, que es muy fina sicológica y literariamente. Urías cayó bajo la ciudad, porque lo han hecho ir hasta las murallas, luego se retiran, lo dejan solo y los enemigos lo matan. Ahora hay que anunciarle esto a David. El comandante del ejército, que conoce muy bien a su rey, dice al mensajero que informe que se perdió la batalla, y cuando el rey mont mo ntee en cóle cólera ra y se enfu enfure rezc zcaa cont contra ra sus sus so sold ldad ados os,, la an anun uncie cie qu quee también su fiel Urías ha caído muerto. El mensajero informa como le había ordenado el capitán.  "David montó en cólera contra Joab y dijo al mensajero: ¿Por qué os habéis acercado tanto a la ciudad para atacarla? ¿No sabíais que tiran desde lo alto de los muros?... ¿Por qué os habéis acercado tanto a la mura mu ralla lla?? El mens mensaj ajer ero o re resp spon ondi dió ó a David David:: Aque Aquello lloss hombr hombres es tuvie tuviero ron n ventaja sobre nosotros; hicieron una salida contra nosotros al campo y nosotros los rechazamos hasta la entrada de la puerta, pero los arqueros tiraron sobre tus siervos desde lo alto de los muros y murieron muchos siervos del rey y tu siervo Urías, el Jeteo, murió también. Entonces David dijo al mensajero: Esto dirás a Joab: No te aflijas por este asunto, porque la espalda unas veces devora a unos y otras veces a otros. Refuerza tus ataques contra la ciudad hasta destruirla. Así le darás ánimo". Pero el rey no logra ocultar su alegría porque el engaño salió perfecto; él salvópero su reputación, salvó a las personas másque queridas, y uno pagó por todos, hay que tener paciencia, ¡son cosas suceden!.

 

 La verdad de sí frente a Dios. El text texto o cont contin inúa úa:: "El "El Se Seño ñorr envi envió ó el pr prof ofet etaa Natá Natán n a Davi David. d. Se presentó a él y le dijo...". Natán es también muy astuto, conoce al rey y no lo afronta directamente, sino que ante todo trata de que David juzgue él mismo sobre un hecho en sí, y luego le dice claramente: "Tú eres ese hombre". Como sabemos, Natán le dijo que había dos hombres, uno rico y uno pobre; el rico tenía mucho ganado, y el pobre solamente una ovejita, que había crecido en su casa junto con los hijos, comía de su pan y bebía en su copa, dormía en su cama. Al hombre rico le llega un huésped, y para atenderlo atende rlo le roba la ovejit ovejitaa al pobre para no gastar nada de lo suyo. David se llenó de ira y dijo: "Vive Yavé que el que ha hecho tal cosa es digno de muerte, y pagará cuatro veces el valor de la corderilla por haber hecho esto y haber obrado sin piedad. Entonces Natán dijo a David: ¡Tú eres ese hombre!". Ante la palabra de Dios que le revela su verdad (por sí solo no hubiera podido) David comprende y dice: "He pecado contra Dios". Noten: aquí David reconoce que en lo que ha hecho, en todos esos de relaciones humanas, estodo a Dios a quien ha ofendido. Dios fueembustes quien puso este orden, estas relaciones humanas en la verdad. David, pues, es hombre que ante Dios vuelve a encontrar la verdad de sí mismo, y al reencontrarla ya no le teme a nada de lo que antes lo tenía como sofocado. No tiene miedo de reconocer públicamente su pecado, ni de aceptar que él es el perdedor: el Señor haga de mí lo que quiera, porque yo soy un pecador. No tiene miedo de que se sepa públicamente públicamente lo que él ha hecho; si nosotros conocemos esta narración, fue porque se divulgó públicamente. Vemos que un hombre, que en defensa de sí había llegado hasta matar a un hermano, cuando renuncia a esta pretendida honestidad y se reconoce pecador ante Dios, recupera su libertad, la fuerza de aceptar la situación, de mirar con la frente alta a los demás, de reconstruir, de dejarse purificar por el Señor. ¡Qué no habría dado este hombre, cuando todavía no sabía resolver el problema, para lograr salir de esa situación! Si hubiera tenido que dar de comer a todos los pobres de Jerusalén durante un año, lo habría hecho, con tal que el Señor lo librara de ese lío. Pero no se atrevía a hacer la única cosa verdadera, es decir, reconocer su pecado. A un cierto punto tiene que hacerlo, pero porque el Señor ha permitido que terminara en un homicidio: entonces abre los ojos y se revela por lo que es. Resp Re speecto cto de esto esto pode podemo moss medi medittar ar:: Seño eñor, noso nosotr tros os no nos nos conocemos, no sabemos que hay situaciones que en poco tiempo pueden

 

arrollarnos y llevarnos a donde no podemos ya hacer nada. Sabemos que si seguimos considerándonos justos en estas situaciones, sin aceptar nuestro pecado, no hacemos sino endurecerlas. Más en general podemos decir: Señor, cuán miserable es la suerte del hombre que, aun queriendo amar a todos los hermanos, se ve obligado por el miedo a oprimir a uno y a otro con tal de salvarse a sí mismo. Aquí vemos la profundidad a la que Jesús quiere que lleguemos al interpretar su palabra: "Tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber...". No se trata sólo de obras de caridad, que David hubiera hecho sin fin, sino de aquella caridad que acepta relaciones justas y no puede aceptarlas sin reconocer algunas veces que es pecador y ser públicamente humillado por la propia incapacidad para realizarlas.  -Del corazón del hombre salen las malas intenciones... La se segu gund ndaa refl reflex exió ión n que que le less pr prop opon ongo go se re refi fier eree ta tamb mbié ién n a la pregunta: ¿qué hay en el corazón del hombre? Ya hemos visto el ejemplo concreto de David, que es como la l a actitud del hombre en general. ahora le preguntamos pregunt amos una vez más Jesús le pedimos que que nos diga Pero con su palabra revelada y reveladora quéa hay enynuestro corazón noss impi no impide de real realme ment ntee fo form rmar ar comu comuni nida dad d, ven vencer cer las las difi dificu cult ltad adees comunitarias que surgen después del primer idilio del encontrarse juntos y del aparecer los unos para los otros tan preciosos. Jesús nos contesta con una frase que no está en Mateo, porque él la amplía catequéticamente, pero pe ro que que la en enco cont ntra ramo moss en Marc Marcos os,, qu quee tien tienee fr frase asess muy lapid lapidar aria iass (/Mc/07/21-22). Jesús nos hace una descripción de lo que es el hombre, diciendo que no son las cosas externas las que contaminan al hombre, sino que la verdadera contaminación está dentro: "De dentro del corazón del hombre proceden los malos pensamientos". Puede parecer extraño que aquí Marcos no diga:las lascircunstancias malas acciones, realidad Si muchas éstas noencontrado aparecen, porque son en tranquilas. David veces no se hubiera en esa circunstancia, nunca hubiéramos sabido que era capaz de matar a un hombre; pero la situación hizo emerger emerger aquella profundidad de miseria miseria que estaba presente en su corazón. Jesús dice, pues, en este capítulo que... "de dentro, del corazón del hombre proceden los malos pensamientos ("las malas intenciones" dice el texto tex to gri griego ego): ): las fornic fornicacio aciones nes,, robos, robos, homici homicidio dios, s, adulte adulterio rios, s, cod codici icias, as, maldades, engaño, intemperancia, envidia, blasfemia, soberbia, insensatez. Todas esas malas cosas salen de dentro y hacen impuro al hombre". Tenemos aquí, pues, una doctrina sobre la negatividad del hombre, la respuesta a la pregunta: ¿por qué, Señor, no somos capaces de amar verdaderamente al prójimo?.

 

Sugiero reflexionar aquí sobre estos doce potenciales negativos que llevamos dentro de nosotros, sin decir demasiado fácilmente que algunos no tienen nada que ver con nosotros; en el fondo sí nos atañen, porque nosotros somos capaces de todas estas cosas. Come Co menc ncem emos os por por la úl últi tima ma,, y veam veamos os sólo ólo algú algún n ej ejeemplo mplo:: la in inse sens nsat atez ez.. La pala palabr braa gr grie iega ga "a "afr fros osün üne" e",, o mejo mejorr el adje adjeti tivo vo "a "afr fros os", ", insensato, se encuentra tambiénhabía en esa narración de Lucas (/Lc/12/20) la que se dice que un hombre tenido un buena cosecha ese año,eny entonces se dijo: construiré enormes graneros, pondré todo en el granero, así tendré asegurado todo mi bienestar. ¡Alma mía, come, bebe, diviértete, pues ya estás segura! Y Dios le dijo: insensato, esta noche se te pedirá tu vida. Esta insensatez es, pues, la propiedad del hombre de hacer proyectos sin sin Dios Dios,, de hace hacers rsee un pr proy oyec ecto to se segu guro ro,, tr tran anqu quilo ilo,, en el que que pued puedee navegarr bien, sin tener navega tener en cuent cuentaa que él no es sino un pajita en la historia historia y que una nonada puede hacerla desaparecer. ("palitos de romero seco", decía la Madre Teresa de Jesús) David, en el fondo, era insensato, cuando paseaba en la terraza y decía: yo soy el rey, ¿quién puede venir contra mí, quién me puede decir algo? Ya tengo asegurada mi fama de Israel, soy el más santo, el más justo, el más piadoso. El penúltimo, la soberbia, es aquello de lo que habla la Virgen en el Cántico: "Dispersa a los soberbios de corazón". En efecto, la soberbia es afín a la insensatez: es la pretensión de salvarse por sí mismos, de poder caminar solos y decir: ya he logrado un cierto estadio de seguridad, de tran tranqu quili ilida dad, d, soy soy capaz capaz de fo form rmar ar comu comuni nida dad, d, te teng ngo o una una expe experi rien encia cia espiritual, pastoral, ya puedo calificarme. Es la situación de quien no hace sus cuentas con Dios. Vean, yendo un poco más atrás, lo que aquí el texto griego llama "blasfemia", esto es, cuando no logramos soportar el bien del prójimo, cuando tenemos que hacernos valer destruyendo un poco al otro, cuando restablecemos equilibrio entre no lo flict más ele otro otro tien tiene, e, con conel al algú gún n pe pequ queñ eño o loenga enmenos gaño ño,, que algu alguna na tenemos alus alusió ión n ycon confli ctua ualque l qu que rest restabl ablec ece, e, segú según n nues nuestr tro o parec parecer er,, nues nuestr traa integ integri rida dad. d. Así Así pode podemo moss examinar cada una de estas palabras y ver cómo el hombre está presente en estas realidades.  -Las antítesis del discurso de la montaña. Finalmente, la reflexión última que les propongo (la oración los pondrá ante Dios tal como el Espíritu Santo les inspire) es el trozo de /Mt/05/20-48 sobr so bree la antí antíte tesi siss del del di disc scur urso so de la mont montañ aña. a. No voy voy a exam examin inar arlo lo exegéticamente, pues sería demasiado largo. Aquí tenemos cinco antítesis; todas comienzan con las palabras: "Se os ha dicho"; por tanto, se os ha propuesto una cierta norma moral, se os ha dicho qué debe hacer el hombre para ser honesto, "pero yo os digo" que eso no basta. Todo esto

 

está resumido en el v. 20: "Os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos no entraréis en el Reino de los cielos". Ahora bien, esta palabra nos asusta, porque la justicia de los Escribas y Fariseos era muy grande: es la de los hombres honestos en todas las relaciones de la vida, de hombres-piadosos, devotos, deseosos de dar a Dios y al prójimo lo que les pertenece. Pero Jesús dice que no es suficiente yy de en estas antítesis dice el porqué. ¿Por s? quéPorque, no bastan obras de se caridad justici justicia a que practicaban los Escribas? Escriba si ellas hombre hombr e no abre a la potencia de Dios y sólo quiere hacerse honesto por sí mismo, no logra ni siquiera llegar al límite decente, justo, de honestidad. Jesús lo especifica todavía más diciendo: "Se os ha dicho: no matar"; pero si el corazón no se ha purificado interiormente, por medio de la benevolencia, no se cumple el mandamiento. David no lo cumplió, porque su corazón estaba lleno de preocupación por sí mismo, por el miedo de la humillación, por la defensa del propio orgullo. Dice la segunda antítesis: "No cometer adulterio". No basta observar esto, dice Jesús, si el corazón no está purificado de la codicia interior. Me parece en las casi palabras que siguen, aquí en el 29: "sácate el ojo, córtate ver la mano", una tentativa desesperada delv.hombre que dice: yo quiero observar la ley, pero es más fuerte que yo! Es decir, a un cierto punto el hombre llega a reconocer: si Dios no me salva, yo no puedo observar la ley sólo con mi buena voluntad. Sigue la tercera antítesis en el v. 33: "No jurar en falso". Jesús dice: no ba bast staa no jura jurarr fals falsam amen ente te,, si el cora corazó zón n no es está tá pu puri rifi fica cado do de la continua doblez que lo anima, del deseo de aparecer ante los demás por lo que no es, de basarse siempre en las palabras, de hacer ver las cosas como no son, esto es, de la continua mentira de la vida. David tuvo miedo de que el pueblo viera quién era él y entonces recurrió a todos los subterfugios posibles. Jesús dice: no basta, no llegarás a no jurar en falso, si no quitas de tu vida la mentira y tu continua preocupación por ocultar a los demás tu verd ve rdad ader ero o yo, yo, por por mied miedo o de perd perder er la es esti tima maci ción ón,, de ser ser marg margin inad ado, o, abandonado, por el afán de hacer ver v er lo que no eres. Añade Jesús: "Se ha dicho: no exageres en la venganza, conserva la  justa medida de la justicia". Pero no se llega a esto, dice Jesús, si el corazó zón n no est stáá li list sto o a ce cede derr. Aquí nos vemos verdade derramente desconcertados... si el corazón no abandona todas las defensas ante el prójimo: me hace caminar un kilómetro y yo camino dos; me quita el vestido y yo le doy el manto, me pega en la mejilla y yo le pongo la otra... ¿Cómo es posible? Son palabras que todos escuchamos continuamente como un reproche, porque sabemos somos capaces delahacer esto. Pero Jesús quiere decirnos: es inútil que que no trates de conservar medida de

 

la justicia en todas las relaciones, si en el fondo tienes un gran deseo de defenderte; siempre miras a los demás como posibles agresores y nunca aceptas la perspectiva de someterte algún día. Aquí aparece ya, oscuramente, la sombra de la Cruz: esto no se puede entender sino en el Señor crucificado. El Señor nos dice: tú crees poder obrar por ti mismo, pero no es posible, porque dentro de ti hay un gran deseo de resaca tan potente y violenta que a un cierto punto surgirá. Finalmente dice Jesús: "Se os ha dicho: hay que amar al prójimo", pero no es suficiente, si tú no logras dar el primer paso hacia quien te explota, hacia el que abusa de ti, es decir, hacia el enemigo. Es muy hermoso hablar del enemigo en abstracto, pero en el fondo el enemigo es cualquiera que me causa daño, a quien de cualquier modo trato siempre de alejar. También aquí nos parece estar en la paradoja y solamente en el camino de la Cruz podremos comprender algo. Claro que Jesús no quiere decirnos que vivamos de manera imposible; nos presenta un modelo ideal, pero realizable de humanidad, y nos lo presenta de un modo tal que nos abofetea, diciendo: tú pretendes saber amar prójimo, saber con formar comunidad; perocon si aquien un cierto sabes al también convivir quien te da fastidio, te es punto hostil, no es inútil que digas que amas al prójimo, tienes que reconocer tu incapacidad para formar verdadera- mente comunidad. Aquí aparece la crisis salvífica, saludable, saludab le, de la comunidad en la que el hombre hombre dice: Señor, solamente solamente tú eres la salvación. Creo Cr eo qu quee aq aquí uí tene tenemo moss que que lllleg egar ar a nues nuestr traa or orac ació ión, n, la or orac ació ión n penitencial que nos pone delante de Dios, no como quien dice: Señor, haré esto o aquello y seré perfecto; sino: Señor, cualquier cosa que yo haga, sé que no será perfecto, no lograré tener buenas relaciones. Tal vez logre tenerlas, cuando todo esté tranquilo, como cuando el mar está tranquilo, y casi todos pueden conducir una barca. Pero la vida no es un mar tranquilo, y, entonces, en cualquier momento estallará la contradicción conflictual que hay en nosotros. El señor nos invita a reconocerla ante él, en la oración penitencial: Señor, tengo necesidad de tu misericordia. He aquí la verdad de nosotros mismos, que debe emerger aun ante la Igles Igl esia ia con con el Baut Bautis ismo mo.. Pi Pidam damos os que esta esta sea sea verd verdade adera rame ment ntee una una aceptación alegre del Evangelio, es decir, que la misericordia de Dios se nos presente como Evangelio de salvación; no como acusación que nos humilla, sino como la única posibilidad de salvación. Podemos hacer un momento de reflexión y de oración bajo esta luz: Te adoramos, Señor, desde lo profundo de nuestro misterio y del misterio de todo hombre, del misterio que está en las profundidades insondables de todo hombre quiénes y que somos solamyenquiénes te tú podremos conoces. ser. SeñDesde or, túel fondo conocde es profundamente

 

este abismo smo nos confia iam mos en ti, invoc vocamos mos tu sal salvación ión, nos abandonamos en tu misericordia. Humildemente te pedimos que no nos abandones, Señor, sino que nos salves a cada uno y como grupo, como Iglesia, como comunidad, como sociedad. Ten compasión de nosotros, Señor, que no sabemos vivir juntos; haznos ver que eres tú, Señor, la fuerza de nuestro vivir juntos. Tú que vives y reinas con el Padre, tú que en virtud de tu Muerte y Resurrección nos das el Espíritu de unidad y de salvación, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. CARLO M. MAR CARLO MARTINI TINI EL EVA EVANGE NGELIO LIO ECLESI ECLESIAL AL DE S.MATEO EDIC. PAULINAS/BOGOTA 1986.Pág. 80-98

VOCACIÓN -Conciencia del pecado y vocación ¿Cómo ¿Cóm o se pued puedee un unir ir dir direc ecta tame ment ntee una una cons consid ider eraci ación ón de nues nuestr traa verdad ante Dios, de nuestro pecado y su misericordia, con la llamada? A mí me parece que esta unión la encontramos ya en la Biblia: en el mismo momento en que Dios hace tomar conciencia a un hombre de su incurable situación de pecado, contemporáneamente este hombre, ya colocado en la verdad, está listo para la llamada. Basta citar algún ejemplo que todos ustedes conocen, como la vocación de Isaías (Is/06/05ss): "Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros". Un hombre, pues, al que, ante la majestad de Dios, se le hace evidente la propia situación de pecado, personal y colectiva. A él se le envía el querubín que le toca la boca y le dice: "Mira, esto ha tocado tus labios: tu iniquidad ha sido suprimida, queda expiado tu pecado. Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: Heme aquí, mándame a mí. El me dijo: Vete Ve te y dile dile a este este pu pueb eblo lo.. ..." .".Po .Porr co cons nsigu iguie ient nte, e, aquí aquí te tene nemo moss ju junt ntas as la percepción de la incapacidad del hombre para salir de una situación tan ambigua, como la suya y la del pueblo, y la llamada de Dios: las dos intuiciones se ponen en el mismo momento.

 

Algo semejante encontramos en la llamada de Jeremías,(/Jr/01/06ss). Ante la palabra de Dios, dice Jeremías: "¡Ay de mí, Señor, no sé hablar, soy un muchacho!". Reconoce sus límites, su poquedad: ¿qué soy yo, qué sabiduría tengo? Pero el Señor le dice: "No digas: soy un muchacho, sino ve a los que te voy a enviar, anuncia lo que te mandaré". El Señor, pues, interviene sobre la verdad que Jeremías reconoce. Por lo cas demás, Nuevo en08ss la llamada Pedro Pedr o , Luca Lu s se también expr expreesa en exact xaelctam amen entte Testamento, así, sí, (/Lc (/Lc/0 /05/ 5/08 ss), ), ante ante de la extraordinaria manifestación de la bondad de Jesús, Pedro dice: "Apártate de mí que que soy un peca pecado dorr", y Je Jesú sús: s: "N "No o te tema mass, será seráss peca pecado dorr de hombres". Para Pa ra Pabl Pablo o ta tamb mbié ién, n, en el fo fond ndo o, la llam llamad adaa es mani manife fest stac ació ión n  juntamente de acogida del pecador y de Dios. Sobre todo está claro en la última narración, la teológicamente más elaborada: Hch/26/15ss. "Yo soy Jesús a quien tú persigues". La verdad de la situación equivocada de Pablo le cae encima; inmediatamente después continúa: Levántate y ponte en pie; que me he aparecido a ti para hacerte ministro y testigo tanto de lo que has visto como de lo que te haré ver". Esta Es ta un unió ión, n, por por ta tant nto, o, se encu encuen entr traa vari varias as ve vece cess ex expr pres esad adaa en la revela rev elación ción bíblica bíblica;; nos pue puede, de, pues, pues, ser servir vir muc muchís hísimo imo para para profun profundiza dizarr nuestra experiencia, la de llamada pastoral, que se basa en el conocimiento de la propia pobreza, y la de llamada apostólica en general, que también se basa en el conocimiento de lo poco que somos y de lo mucho que Dios, fiándose de nosotros, nos llama a ser. -Algunas situaciones bautismales. Entonces les propongo para su lectura meditativa nueve situaciones baut ba utis isma male les, s, es de deci cir, r, la lass nuev nuevee na narr rrac acio ione ness de cura curaci ción ón que que Mate Mateo o con conden densa, sa,8 inmedi inm atamen mente te tres despué después s delsobre discur discurso so cuales de la siguen montañ montaña, a, en los capítulos y 9,ediata divididos en grupos, los discutiendo los exégetas. Ayer Ay er no más más le leía ía el úl últi timo mo co come ment ntar ario io,, muy muy bien bien hech hecho, o, del del P. Savourin, del Pontificio Instituto Bíblico, que discute todas las opiniones anteriores: ¿por qué Mateo ordenó así estos milagros, cambiando el de Marcos? En realidad no sabemos por qué, seguimos tratando de entender. Por eso yo también les propongo mi modo de entender, una lectura eclesial de estos nueve milagros. Ante todo me parece importante recordar estos milagros, que vamos a ver brevemente: curación del leproso, del siervo del centurión, de la suegra de Pedro. Un breve intermedio narrativo y lu lueg ego o lo loss calmada, otro otross tr tres es mila milagr gros os::a quién lo loss dos do en demo moni niad ados ospecados. gera gerase seno nos, s, la tempestad el paralítico ses le ende perdonan los

 

Otro intermedio narrativo y finalmente los otros tres milagros: la hija de Jairo y la hemorroísa, los dos ciegos que gritaban: "Hijo de Dios, ten piedad de nosotros" y un mudo endemoniado. Sigue un resumen final: Jesús que sigue recorriendo ciudades y pueblos p ueblos enseñando y predicando. Es claro que esta sección la concibe Mateo de modo unitario, reuniendo los milagros que, en cambio, Marcos y Lucas dejaron dispersos; por eso tiene significado particular. Quien lee el discurso de la montaña, como hemosuntratado de hacerlo nosotros, queda impresionado y dice: ¿quién podrá practicar todo esto? ¿Quién podrá llegar a ese estado de corazón indefenso hasta el punto de dejarse pisotear con gusto? ¡Nadie! ¿Quien puede entender este trastorno del modo de ser con los demás que permite el perdón de los enemigos, el amor a quien lo explota?. Parece la descripción de un hombre nuevo tan distinto que nos parece absurdo e irrazonable. Aunque logremos, con la gracia de Dios, comprender que aun lo que parece paradójico es el único comportamiento que nos permite vivir juntos con amor, aún entonces decimos: ¡Señor, no puedo más!. Esto de lo la sabe muy bien por eso pone en dinámicaque el discurso montaña con Mateo, estos nueve milagros de relación Jesús. Tenemos leerlos en conjunto, de lo contrario nos asustamos y decimos, como se ha di dich cho o much muchas as ve vece cess, que el di disc scur urso so de la mo mont ntañ añaa es una mor oral al escatológica, que sirve muy bien para los tiempos definitivos, pero no para nuestro tiempo, en el que la aplicamos como podemos; o también podemos creer que se trata de exageraciones o que sencillamente se trata de una moral de los consejos. Pero Jesús nos da "consejos" que nos dicen cómo ser hombres auténticos en auténticas relaciones humanas; por tanto, si no los ponemos en práctica, nos privamos de una parte de humanidad. Me parece parece,, entonc entonces, es, que ningun ningunaa de estas estas interp interpret retacio aciones nes cap capta ta hasta el fondo la seriedad del discurso de la montaña. En cambio, me parece que Mateo nos muestra toda la seriedad cuando dice, en el capítulo 9, 35: "Jesús recorría las ciudades y las aldeas enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia". El Señor nos da aquí la clave del verdadero modo de vivir y también la compasión por nuestra incapacidad de vivir así, junto con la promesa de estar con nosotros. El que obra esta nueva vida, de ser El que nos sana. He aquí por qué yo llamo a estos milagros "situaciones bautismales”, en las que leo lo que Mateo espera de quien ha tomado en serio el discurso de la montaña. Que uno diga, como el leproso: Señor, si quieres, puedes curarme; o también, como el centurión: Señor, yo no soy digno que tú entres en mi casa, pero di una palabra y todo quedará arreglado. El di disc urso sopeti de mo mont ntañ ación, debe debe su scit itar ar enn, noso no tros osderrla sali acti tud d bautisma bauti smal lscur de petició ción nla de cura cuaña ració n, de susc puri pu rifi fica cació ción, desotr pode po saac lirrtitu de

 

situaciones imposibles, como la de David después del pecado. Así son estos enfermos, absolutamente impotentes para ayudarse, y el Reino de Dios viene a ellos con el ofrecimiento del poder de Jesús y de la Trinidad, que cambia al hombre en el Bautismo. Asíí prop As propon ongo go yo le leer er es esta tass si situ tuac acio ione nes, s, co colo locá cánd ndon onos os de modo modo particular en las que el Señor nos sugiere que vivamos. Si Mateo transmitió estas cosas para fue porque que con tenían un valor permanente, esto su es,comunidad, que el cristiano podía enpensaba la oración, verdad y sin artificio, revivir estas situaciones ante el Señor, que está con nosotros todos los días, en estas realidades narradas y proclamadas como fuerza de Dios para nosotros. Por eso, yo me limito simplemente a invitarlos a leerlas, examinando antes su estructura. Preguntémonos: qué clase de situaciones es esa en la que Jesús interviene, cuáles son las actitudes de oración y de diálogo de los que son curados por Jesús, cómo se refleja en todo esto mi situación y mi diálogo con el Señor. -Actitudes dialogales abiertas. Las primeras tres situaciones se refieren a simple enfermedad, que aparece exteriormente a los ojos de todos: el leproso, es evidente, no tiene necesidad de que nadie le señale su mal, él mismo la siente y no puede salir de ella; sólo puede decir: Señor, si quieres, puedes curarme. El siervo del centurión y la suegra de Pedro también sufren sus males visibles, los interesados no pueden hacer nada y el Señor interviene para curarlos. ¿Cuáles son las actitudes de diálogo de estas tres personas? La primera acti ac titu tud d es muy muy be belllla: a: Seño Señor, r, ¡s ¡sii quie quiere res, s, pue puede dess sana sanarm rme! e! /Mt. /Mt. 08 08/0 /02 2 ¡Cuánta fe en esta palabra, cuánta seguridad de que Jesús es la encarnación del poder de Dios misericordioso para con un pobre leproso, por el que nadi na diee se in inte tere resa sa!! nadie Pare Parece cehaca casi si decir decir: : Seño Señor, r, hast hasoy staa un ah ahor oraa nadi nadiee se un ha interesado por mí; podido hacer nada; desamparado, rechazado, un ser que tiene que esconderse, pero tú, si quieres, tienes una palabra para mí. El centurión tiene también una actitud perfectamente dialogal. /Mt. 08/05-13 Primero se limita a decir: Señor, mi siervo sufre terriblemente. Se sobreentiende casi: sé que a los ojos del mundo vale poco, porque es un esclavo de quien nadie se interesa, pero para ti vale mucho, sé que tú amas también a los humildes. Este hombre sufre, y por tanto te interesa más: hayy ya una ha una aper apertu tura ra al Se Seño ñorr pode podero roso so.. Se añad añadee ta tamb mbié ién n una una gr gran an percepción de sí: Señor, ¿quién soy yo que vengo y te llamo a mi casa? Es cierto, a mí se me considera una autoridad, pero ¿ante ti quién soy? Aquí se reconoce claramente al Señor.

 

El tercer milagro aparentemente no tiene diálogo, pero se lo alcanza a ver por el contexto: la suegra de Pedro, que está en cama por la fiebre, tal vez ni siquiera puede hablar, pero su misma presencia silenciosa es una petición; Jesús la toca con la mano y la fiebre desaparece. Son So n tres tres modo modoss de esta estarr an ante te el Se Seño ñor; r; ca cada da uno uno corr corres espo pond ndee a diversas situaciones, a diversos tipos de diálogo, aún modo, pero abierto al Señor. Sonlostres situaciones las quedeuna enfermedad externa, visible, clara, que hombres no sonencapaces curar, se la somete con gusto al poder del Señor. -Situaciones dialogales complejas. En la segunda serie que comienza en el capítulo 8, 23 y siguientes, encontramos tres situaciones más complejas, en las que entran en juego fuerzas cósmicas a las que se les tiene miedo. La tempestad, para los antiguos, era como la personificación del mal, ante la que el hombre no sabe cómo reaccionar y se siente como aplastado. Los endemoniados son también víctimas de fuerzas adversas, incomprensibles, secretas. Más aun el tercer caso, que por revelación de Jesús aparece un pecador, por tanto tiene un mal que nadie conoce, pero que Jesús ha intuido, aunque oculto en prof profun undid didad ad.. Aquí Aquí Je Jesú súss es Aq Aque uell qu quee entr entraa en la co compl mplej ejid idad ad de las las situaciones humanas, en las que no sólo se encuentra la debilidad personal, sino un convergir de fuerzas cósmicas, sobrehumanas, en las que uno se encuentra sumergido, y que parecen inextricables y a cuyo encuentro viene el Señor. Note No temo moss la di dive vers rsida idad d de la lass acti actitu tude dess dialo dialoga gale les. s. La pr prime imera ra es aparentemente clara. /Mt. 08/23-27:Los apóstoles en la tempestad dicen: ¡Señor, sálvanos, estamos perdidos! Las olas amenazan la barca, y Jesús duerme. Pero Jesús revela que esta actitud aparentemente clara, no lo es de ningu ninguna na mane made nera ra". .. ¿por ¿por qué temé teméis, is, algo ho hombr mbres esnodeestá poca poca fe fe?" ?". . En la petición misma los"... apóstoles él denuncia que bien; acepta oración, pero al mismo tiempo la corrige porque es una oración ansiosa. Si Jesú Jesúss no noss in inspi spira ra que nos nos po pong ngamo amoss en esta esta situ situaci ación ón,, quer querrá rá decirnos: tu oración no siempre me gusta; a veces parece confiada, pero en realidad está llena de ansiedad que no me honra. No es como la del centurión, que deja todo en sus manos. Hay la ansiedad de quien quiere salvarse con los remos, con el timón y luego también con el Señor, pero está dividido entre la salvación que quiere por sí mismo y la que acepta del Señor: es la situación de quien todavía no ha comprendido claramente quién es el Señor para él. En efecto, dicen los discípulos: "¿Quién es éste a quien los vientos y el mar le obedecen?". Esta frase nos maravilla un poco. El leproso sabía quién

 

era Jesús y tiene un comportamiento exacto a su respecto; el centurión romano sabía y Jesús también lo alaba: "No he hallado a nadie con una fe tan grande en Israel". En cambio, los apóstoles, que están cerca de Jesús, reciben un reproche. Podemos reflexionar sobre por qué sucede todo esto. Probablemente Jesús exige algo más a sus apóstoles, tenían que comprenderlo más: por eso, mientras podría aceptar una oración por apóstoles parte de quien lo conoce bien, porque podría significar ya ansiosa fe, de los exigeno una actitud más confiada, más abandonada, con una percepción más clara de quién es Aquel a quien se dirigen. También es interesante el carácter dialogal de la siguiente situación, que parecería un diálogo rechazado. /Mt. 08/28-34:Los dos endemoniados furiosos, que llenan de temor a todos los que les están cerca, comienzan gritando: "¿Qué tenemos en común contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí, ante an tess de ti tiem empo po,, a at ator orme ment ntar arno nos?" s?".. Apar Aparen ente teme ment ntee enco encont ntra ramo moss un rechazo rechaz o de diálogo, diálogo, incluso la situación situación de los endemoniados endemoniados es típica de la incomu inc omunic nicabil abilida idad, d, todos todos los hombre hombress rehuye rehuyen n de ellos. ellos.¿Qu ¿Quéé notamo notamos, s, entonces, en Jesús en este trozo? En la línea que he señalado, veo a Jesús que afronta esta incomunicabilidad, que de este rechazo de diálogo toma ese poco de positivo que tiene; en efecto, el rechazo, incluso, es ya una forma de diálogo. Decir: no te quiero, denota una cierta atención, una cierta relación. Jesús toma este mínimo y dialoga hasta con los demonios para humanizar a esta gente. Aquí se ve la posibilidad de Jesús para desenredar las situaciones más absu ab surd rdas as.. Es Esto toss homb hombre ress vi viví vían an al alej ejad ados os de las las ciud ciudad ades es,, entr entree los los sepulcros, ya no entre los vivos, sino entre los muertos. Jesús afronta esta situación aparentemente desesperada, reinsertando a estos hombres en la convivencia de los hermanos. -Situaciones de incomunicabilidad. /Mt. incomunicabilidad. /Mt. 09/18-26 En el tercer grupo de los milagros, sin querer sistematizar a toda costa, está la hemorroísa que no se atreve a hablar y ni siquiera a proclamar su enfermedad. Hasta ahora todas las personas han sido abiertas con Jesús, de un modo o de otro ha salido a flote su mal; ésta expresa su pensamiento sólo internamente, igual que su petición: "Con sólo que logre tocar su manto, quedaré curada". Jesús acepta aun este instante de diálogo mental, y lo hace público: "Animo, hija, tu fe te ha salvado". Por tanto, restituye a esta mujer aun la valentía para ser alguien delante de los demás. Una pobre mujer que trataba de esconderse esconderse,, de que nadie la notara, es colocada colocada ante los demás, alabada como ejemplo de fe, y por tanto, restituida al diálogo con la comunidad.

 

Tenemo Tene moss ah ahor oraa a la ni niña ña muer muerta ta que, que, como como ta tal, l, está está to tota talme lment ntee separada del consorcio de los vivos y perdida para el diálogo de la intimidad familiar. También a ella Jesús le restituye la posibilidad de estar con sus padres, de regresar a la vida. Hay tambié ién n otros dos episo sod dios: los los dos dos cie ciego goss y el mudo endemoniado. Los mudos y los ciegos son también personas separadas, en cierto modo, de la convivencia humana: los ciegos están privados de lo que constituye gran parte de la posibilidad de diálogo, es decir, ver, comunicar las las cosa cosas; s; el ende endemo moni niad ado o mudo mudo no tien tienee la inme inmens nsaa posi posibi bililida dad d de comu co muni nica car, r, que que na nace ce del del leng lengua uaje je hu huma mano no.. En to todo doss los los caso casoss Je Jesú súss interviene para reinserir a las personas en la comunidad. No me detengo en los particulares, porque cada uno puede, en esta línea, reflexionar sobre el significado que ellos tienen, para demostrar la capacidad que Jesús tiene para reinserir a estas criaturas en el gran río de las relaciones humanas, del diálogo. En el último milagro encontramos una situación de diálogo aparente; en efecto, el paralítico que le presentan a Jesús está en la camilla, pero si se lo han llevado desean, piden haga algo. Pero está laniniciativa de Jesú Je súss para paes ra porque un di diál álog ogo o a di dist stin into toquenive nivel. l. Apar Ap aren ente teme ment ntee sin si pone ponerl rlee atención a la situación que le han presentado, lleva el diálogo a un nivel máss prof má profun undo do:: "Te "Te son son perd perdon onad ados os tus tus peca pecado dos" s".. De aquí aquí pasa pasa a la situación inicial. Esto nos hace reflexionar mucho sobre la capacidad de Jesús de no dejarse bloquear por las apariencias. Frecuentemente nosotros nos dejamos impo im pone nerr el diálo diálogo go por por ot otro ros: s: si uno uno viene viene,, se lame lament nta, a, noso nosotr tros os no noss dejamos llevar por su modo de hablar, nos preocupamos por lo que dice, quisiéramos ayudarlo, poner orden en esa situación. En realidad, muchas veces la situación más grave es otra, la que la persona ni siquiera sabe expresar; pero nosotros, con la gracia del Señor, podemos ayudar a que salg sa lgaa a fl flo ote, te, a hace hacerr comp comprrende enderr cuál cuál es el verd verdad ader ero o pr prob oble lema ma.. Deberíamos tener la valentía de comportarnos siempre así ante personas que parecen exigir algo de nosotros y a las que, precisamente por timidez, por prisa o por comodidad, comentamos fácilmente con superficialidad. Veamos cómo Jesús entra en estas situaciones y coloquémonos en alguna de ellas, como nos lo inspire la oración. Podríamos reflejarnos en esta última y decir: Señor, siempre te pido con co n in insi sist sten enci ciaa las misma mismass cosa cosas, s, co cont ntinu inuam amen ente te te esto estoyy re repi piti tien endo do:: cuando finalmente me hayas concedido vencer este defecto, cuando haya logrado cambiar este pésimo carácter... Pero el Señor dirá: este no es el problema; casi como lo que le contestaba a San Pablo que quería ser liberado de un aguijón que lo

 

atormentaba. Pidamos que el Señor nos reconduzca a un verdadero diálogo con él, ya sea que nos llame hombres de poca fe, ya sea que nos diga que el problema es otro; pongámonos, así en situaciones de escucha de lo que el Señor quiera decirnos. Quisiera añadir una segunda sugerencia, sobre este mismo texto, para terminar luego con una palabra sobre el Sacramento de la reconciliación, que me parece oportuno en este momento de los Ejercicios. -Tres claves interpretativas. Me parece que para comprender estos textos no basta leerlos uno por uno, comparándolos con el discurso de la montaña, interpretándolos en situaciones de diálogos comunitarios. Hay otras tres pequeñas claves de lectura que nos sugiere Mateo, y que nos brindan los tres intermedios narrativos, que se encuentran entre una y otra serie de milagros. De ellos subrayo solamente la frase fundamental. La primera se encuentra en /Mt. 08/17: después de haber narrado la primera serie de milagros, Mateo concluye: "...para que se cumpliera lo que había sido dicho por medio del profe profeta ta Isaías: El tomó nuestras nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades". En realidad, esta palabra de Isaías, refe referi rida da aquí aquí po porr Ma Mate teo, o, nos nos of ofre rece ce una una nuev nuevaa visi visión ón de fo form rmid idab able le apertura. Los exégetas notan que aquí Mateo tiene un motivo especial, pero que no es fácil de individuar. Me impresiona mucho el hecho de que este pasaje tiene dos caras, una consciente ambigüedad, que se manifiesta de una riqueza insospechada. Un primer aspecto sería este: Jesús ha llevado consigo nuestras debilidades, ha cargado con nuestras enfermedades para acabar con ellas. Esta sería la interpretación obvia; Jesús ha reunido todos nuestros males como se recoge las inmundicias de las ciudades para botarlas afuera. Esta interpretación, aquí obvia, es tomada por otro contexto, el cántico del siervo de Yavé, que tiene otro sentido. En efecto, en Isaías estas palabras significan que Jesús vino a tomar sobre sí nuestras debilidades y a cargar con nuestras enfermedades; es decir, a hacerse enfermo, débil por nosotros, a dejarse contaminar por nuestros males. El doble juego del texto se comprende solamente en una perspectiva de Misterio Miste rio Pascual. Jesús tiene tanto deseo de curarnos porque viene a obrar no sólo como sanador, sino que participa de nuestra suerte, entra en el pecado y en el sufrimiento del mundo. Aquí ya podemos vislumbrar qué precio paga Jesús para liberarnos porque, para podernos dar una mano y levantarnos, se deja contaminar por nuestro mal, hasta el punto de morir él

 

mismo por este sufrimiento del mundo. Vemo Ve moss qu quee Je Jesú súss cump cumple le to todo do es esto to no con con much muchaa fa faci cililidad dad,, sino sino pagando personalmente, dejándose contagiar por la lepra, sumergir por la tempes tem pestad tad,, maltrat maltratar ar por las fuerzas fuerzas malign malignas as y dia diaból bólica icas, s, dejánd dejándose ose enmudecer, enceguecer, asesinar. Como ven, aquí nos encontramos ya en la parábola del Reino, en la segunda semana de los Ejercicios: Jesús que viene a redimirnos llevando sobr so bree sí nues nuestr tras as carg cargas as,, baj bajan ando do a nues nuestr tro o nive nivell y hund hundié iénd ndos osee con con nosotros. De aquí debe partir nuestra oración, que cada vez más claramente debe de be di diri rigi girs rsee y mi mira rarr al Seño Señorr cr cruc ucif ific icad ado, o, muer muerto to y re resu suci cita tado do por por nosotros. La segunda clave de lectura yo la veo también ambivalente, en Mt. 09/13. Después que Jesús llama a Mateo y se sienta a la mesa con los peca pe cado dore ress y publ public ican anos os,, se lo repr reproc ocha ha (é (ést stee es el comi comien enzo zo de los los reproches que terminarán con el definitivo: su condena a muerte) pero concluirá diciendo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos; id y aprended, pues, lo que significa: misericordia quiero ypecadores". no sacrificio; en efecto, no he venido a llamar a los justos sino a los Paradójicamente, Jesús tiene como necesidad de nuestra enfermedad, de nuestro pecado, porque de otro modo, no sería auténtico con nosotros. Cuan Cu ando do somo somoss auté autént ntico icos, s, es de deci cir, r, enfe enferm rmos os y peca pecado dore res, s, ento entonc nces es también él es auténtico y el diálogo es auténtico: El es lo que quiere ser para nosotros y nosotros somos lo que somos realmente ante él.Pero hay una segunda ambivalencia en esta frase, que me parece pueda sugerirse: Jesús pronuncia esta frase después que ha llamado a Mateo claramente un pecador, un amigo de publicanos. Por eso no me parece que Jesús diga genéricamente: Yo he venido para los pecadores; sino, más precisamente: es a los pecadores a quienes yo he llamado a seguirme en el apostolado, a colaborar. Los que han reconocido su situación de pecado son aquellos en los cuales he puesto mi confianza, los que se han dejado liberar por mí, a ellos los recibo con gusto como discípulos. Claro que aquí vemos un doble sentido del verbo "llamar": llamar a peni pe nite tenci ncia, a, co como mo po pone ne Ma Marc rcos os,, y llllama amarr a segui seguirl rlo. o. Estan Estando do colo colocad cado o después de la llamada de Mateo, hay que aceptar este segundo significado, aunque no me parece que lo propongan los exégetas. Creo que en situación de meditación eclesial, a la luz de todo lo que hemos dicho de Isaías, de Jeremías, de Pedro, podemos aplicarlo también a nosotros: Señor, te doy gracias porque me llamas así como soy, débil, incapaz de hablar como Jeremías, con los labios impuros como Isaías, hostil a ti como Pablo, pesado, torpe, calculador como Pedro: Tú me llamas como has llamado a cada una de estas personas, me llamas porque soy así y

 

acepto serlo. Fin inal alm mente, la tercer cera clave de lectu ctura de esta stas situ ituacio ciones bauti bau tisma smale les, s, qu quee tr tran ansfo sform rmam amos os luego luego para para noso nosotr tros os en situa situacio cione ness penitenciales, es la final, en /Mt. 09/36-37: la compasión de Jesús. Mateo concluye la narración diciendo que Jesús predica el Reino, cura las las en enfe ferme rmeda dade dess y se co compa mpade dece ce de la ge gent ntee porq porque ue anda anda dispe dispers rsa, a, postrada, como ovejas sin pastor. Es decir, como esas ovejas locas que después de correr por aquí y por allí se echan sobre la yerba a dejarse morir de sed porque no saben a dónde ir. i r. Jesús se interesa por estas ovejas. Esta Es ta clav clavee de le lect ctur uraa nos nos di dice ce no sólo sólo que que Je Jesú súss movi movido do por por la compasión, hace suya esta situación y se nos acerca, sino también que comunica a sus seguidores este interés especial de él. En efecto, en el v. 37 dice: "La mies es mucha, los obreros son pocos, pedid al dueño..."; luego continúa en el cap. 10, 1: "...llama a sí a los Doce y les da el poder sobre los espíritus inmundos". Jesús, atento a la situación de miseria de los hombres, de los pobres, de los hambrientos, de los encarcelados, nos comunica como don esta situación suya. Aquí podemos comprender mejor la respuesta a la pregunta: Señor, ¿Por qué no te he visto desnudo, hambriento, enfermo...? Porque no te has dejado comunicar mi capacidad de atención, has pretendido saber estar atento tú mismo a las situaciones. Deja que yo te comunique interiormente mi mise miseri rico cord rdia. ia. Ha Hass qu quer erido ido,, hacie haciend ndo o much muchos os es estu tudio dioss socio socioló lógic gicos os,, considerarte capaz de comprender a los demás. Deja que yo te cure aun de esta escasa capacidad de percepción, que yo quiero infundirte con mi poder de Muerto y Resucitado. Sígueme en mi Pasión y Resurrección, déjate bautizar en ellas para que puedas recibir de mí esta nueva y auténtica atención para con el hermano. (·MARTINI-2.Pág. 100ss) ........................................................................

Mt. 23/13-22 "En aquel tiempo habló Jesús diciendo: ¡Ay de ustedes escribas y fariseos, hipócritas, que cierran el Reino de los Cielos a los hombres! ¡No entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren! Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mares y tierras para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, lo hacen hijo de la gehenna dos veces más que ustedes.¡Ay de ustedes guías ciegos que dicen: Si se jura por el santuario, no es nada; pero el que jura por el oro del Santuario, queda obligado! ¡Necios y ciegos! ¿qué es más? ¿el oro o el Santuario que santifica al oro? Y

 

dicen además: Jurar por el altar no es nada; pero el que jura por lo ofrendado sobre él, queda obligado. ¡Ciegos! ¿qué es más? ¿la ofrenda o el altar que santifica a la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; el que jura por el Santuario, jura por él y por quien lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él".La página de Mateo que la liturgia propone no es una lasno páginas página que para más los nosescribas entusiasman, entusiasman , pero del si quedó escri quiere decirdeque vale ssólo y fariseos tiempoescrita, de ta, Jesús; es para quienes aún en las comunidades cristianas, perpetúan ese espíritu y ese modo de obrar.¿Qué hacen estos hombres? Cierran las puertas en vez de abrirlas, cierran el Reino, son guías ciegos. Su actitud fundamental es la de quien no tiene el ojo abierto sobre el don radical de la Buena Noticia de la qu quee deri deriva va toda oda la vi vida da,, y enton ntonce cess se nu nutr tren en con con mezq mezqu uinda indad, d, sectarismo, hipocresía, moralismo. Y nos nosotr otros, os, des desgra graciad ciadame amente nte,, somos somos ten tentad tados os por esas esas actitu actitudes des.. Cuanto más somos corresponsables del cuerpo organizado de la Iglesia, tanto más tenemos necesidad de mirar al Evangelio como faro iluminador de toda la multiplicidad de las cosas que se hacen; si no lo miramos así, nuestra suerte será, indudablemente, la mezquindad y el miedo, cerrar el Reino, cerrar las puertas y no abrirlas, y, con seguridad, el sectarismo que, en cambi cambio o de llllev evar ar el Ev Evan ange gelio lio como como don don gr grat atui uito to de Dios Dios,, pr pref efie iere re aumentar el propio grupo, tal vez recorriendo mar y tierra con tal de hacer otr otro pro prosé sélilitto. En Ento ton nces ces la Ig Igle lessia no será será ya un cue cuerpo, rpo, sino ino una una corporación que piensa en alimentarse a sí misma, en autoelogiarse, en sobresalir entre las demás asociaciones; el celo que nace de ahí no es celo del Evangelio, es celo de la propia identidad privatizada. Es la tristeza del moralismo que ha olvidado la luz de la Buena Nueva y lo juzga todo según balanzas de observación penosísimas y fatigosísimas. Pero Pe ro ha hayy un term termóm ómet etro ro de re refe fere renc ncia ia para para dist disting ingui uirr el espí espíri ritu tu farisaico del espíritu evangélico, aunque a veces hacen las mismas cosas o cosas semejantes -porque también el espíritu evangélico es riguroso en la moral, también el espíritu evangélico va a anunciar la Buena Nueva y recorre mar y tierra, también el espíritu evangélico debe a un cierto punto saber atar y desatar-; y el termómetro es la presencia o la ausencia de lo que San Pablo llama en la carta a los Gálatas, cap. 5: "los frutos del Espíritu", es decir, amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí. Cuando ante las realidades de la vida, los compromisos morales, el mismo trabajo apostólico, la mirada nos dilata el corazón cor azón,, produc producee sereni serenidad, dad, anima, anima, entusia entusiasma sma,, abre abre nuevos nuevos camino caminos, s, entonces somos guiados por la estrella de la evangelización; en cambio, cuan cu ando do el co cont ntex exto to de una una socie socieda dad d susci suscita ta miedo miedo,, enci encier erro ro,, te temo more res, s, atención exagerada y ansiosa por minucias cuyo significado no se sabe valorar bien, entonces quiere decir que nos estamos dejando invadir por el

 

espíri espí ritu tu fa fari risa saico ico e hi hipó pócr crit itaa que que convi convive ve en noso nosotr tros os;; por por nues nuestr tro o ser ser egoísta, orgulloso, sectario que continuamente nos rebulle dentro. En estos días estamos aquí precisamente para pedir:"Oh Señor, haz que conozcamos la fuerza de tu Evangelio para que ella limpie en nosotros todo aquello que es espíritu miedoso, meticuloso, farisaico, y más bien nos abra el corazón -como tú lo abriste a los discípulos de Emaús- a la gratitud y a la alegría de tu palabra".

MARTINI. Págs. 141-143

MEDITACIÓN SOBRE PEDRO Lo que hemos hecho hasta ahora ha sido un mirar al Señor, pero sobre todo sacando de ahí conocimiento de nosotros mismos. Ahora se trata de mirarlo a él obtener conocimiento (y esto se puede lograr entrarr en entra el para misterio trinitario trinitario del Padre de queélnos da alnoHijo, y sobre todo sin en el misterio de la Muerte de Dios). ............ En el fondo Pedro es cada uno de nosotros, es el hombre que por primera vez se ve deslumbrado por el hecho inconcebible de la Pasión de Jesús y esto lo impacta personalmente, porque se da cuenta que ella se refleja en él. Leeremos del cap. 14, 28 de Mateo: Pedro sobre las aguas, hasta el llanto final, en Mateo cap. 26, 75, es decir, desde la primera presunción de Pedro, que se cambió en miedo y pronto quedó curada, hasta estallar en llllan anto to que que es un unaa ma mani nife fest stac ació ión n de que que se le acab acabar aron on to toda dass sus sus seguridades ante Cristo que sufre y ante lo que él había pensado de sí mismo y de Jesús. -La presunción y el miedo. /Mt/14/27-31 miedo. /Mt/14/27-31 Comencemos, pues, por Mateo 14, 28. Al ver a Jesús que, como un fantasma, se acerca a la barca y dice: "Animo, no temáis"... Pedro dice: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas". Es una palabra muy fuerte, "caminar sobre las aguas" es propio de Yavé, es una característica de Dios en el Antiguo Antiguo Testamento; Testamento; por tanto, tanto, Pedro es muy atrevido: atrevido: pedir hacer lo que hace Jesús es participar de la fuerza de Dios. Esto corresponde al sueño de Pedro: siguiendo a Jesús, quedamos investidos de su fuerza; ¿acaso no nos comunicado para expulsar demonios enfermos? Por ha tanto, entremossus en poderes esta comunicación de poder con yfe,curar con

 

amor, con generosidad, participando del poder de Dios. Jesús acepta. "...Y Jesús le dijo: Ven. Y bajando Pedro de la barca, andaba sobre las aguas hacia Jesús. Mas, al ver la fuerza del viento, se asustó y, como empezaba a hundirse, gritó: ¡Señor, sálvame! Al punto, Jesús le tendió la mano, lo agarró y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?. Pedro quiere participar de la potencia de Jesús, pero no se conoce y no sabe que participar de este poder significa condividir también las pruebas de Jesús, soportar el viento y el agua. No había pensado en esto, le parecía una cosa fácil y, entonces, asustado, grita. Este grito revela el hecho de que Pedro no se conocía a sí mismo, porque presumía de sí, se consideraba ya capaz de participar de la debilidad de Dios: no conocía a Jesús, porque a un cierto punto no se confió en él, no entendió que es el Salvador y que en medio de la fuerza del huracán, allí donde se manifestaba su debilidad, Jesús estaba allí para salvarlo. Para Pedro esta es la primera experiencia de la Pasión, pero es una experiencia sin fruto, cerrada, apenas inicial, de la que, como nos sucede a nosotros muchas veces, no aprende mucho. Probablemente se pregunta qué fue lo que le sucedió, por qué se asustó. El asunto le queda un poco vago, como muchas experiencias nuestras que no nos impactan hasta cuando otras más grandes no nos revelan su sentido. -Evolución sicológica de Pedro. Ahora veamos sencillamente todos los lugares en los que se habla de Pedro, preguntándonos qué pueden significar para la evolución sicológica de este es te ho homb mbre re.. En Mt Mt/1 /15/ 5/15 15 di dice ce Pe Pedr dro o con con much muchaa senc sencilille lez: z: "Señ "Señor or,, explícanos esta parábola: lo que sale de la boca hace impuro al hombre, no lo que entra". Jesús le contesta: "También vosotros está stáis sin sin ente en tend ndim imie ient nto" o".. Pedr Pedro o es, es, pu pues es,, un ho hombr mbree que tien tienee valen valentí tía, a, dese deseaa entender algo, pero su conocimiento de las cosas de Dios es todavía muy embrional, todavía en movimiento y esto se manifiesta en todo su camino. El siguiente capítulo (/Mt/16/16ss) nos muestra el punto culminante de este camino; Pedro, en nombre de todos, es el único que tiene la valentía de hablar, y a la pregunta de Jesús: "¿ Y vosot vosotros ros quién decís que soy yo?" contesta: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús: "Bienaventurado tú, Simón, hijo de Juan, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Te daré las llaves del Reino de los cielos". Ante estas palabras Pedro se siente muy contento: ha correspondido a la confianza que el Maestro ha puesto en él. El lo llamó cerca de la barca cuando todavía era un pobre pescador, un rústico, tuvo confianza, y él ahora ha demostrado que sabía corresponder. Claro que Jesús dijo: "La carne ni la sangre te lo han revelado"; por tanto, la revelación es de Dios, pero le fue hecha a él, a Pedro; Dios le dio la posibilidad de hacer esta

 

manifestación y por tanto de tener una responsabilidad en el Reino. Esto, naturalmente, no le disgusta, como no nos disgusta a ninguno de nosotros. Imaginémonos, pues, el desconcierto de Pedro cuando, inmediatamente después, piensa abrir la boca y ejercer un poco sus funciones, se le contesta duramente. En efecto, cuando Jesús, inmediatamente después, comienza a decir abiertamente que debe ir a Jerusalén, sufrir mucho por parte de los Ancia An ciano nos, s, de lo loss Sumo Sumoss Sace Sacerd rdot otes es,, de los los Escr Escrib ibas as,, ser ser muer muerto to (aquí (aquí aparece la Pasión por primera vez), Pedro, como hombre prudente, no lo contradice en público, sino que lo lleva aparte para decirle al Maestro con honestidad algo que le será útil. Lo recombino diciendo: "¡Dios te libre, Señor, no te sucederá eso!". Es una palabra que le nace del corazón, porque Pedro ama mucho a Jesús y cree que ellos son los que deben morir y no él, que debe seguir adelante por el Reino. Me parece que Pedro es muy generoso, prefiere él morir, porque sabe muy bien que la vida que han comenzado está llena de contra con traste stes, s, hay ene enemigo migos, s, hay dif dificu iculta ltades des.. No se hace hace ilusio ilusiones nes,, pero pero razona lógicamente: si la Palabra calla, ¿quién la dirá? La Palabra no debe callar, entonces preferimos morir por ti. Nos podemo podemoss imagina imaginar, r, pue pues, s, el desagr desagrado ado,, el descon desconcie cierto rto por la respuesta respue sta de Jesús: Jesús: "Lejos "Lejos de mí, Satan Satanás, ás, pues eres mi obstáculo, obstáculo, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres". Pedro ha hablado con toda generosidad de su corazón, ha hablado por el bien de Jesús y de los compañeros para que la Palabra permanezca, y ahora se lo trata como si fuera Satanás. Está confundido, calla y no hace lo único que me parece tenía que hacer: pedirle al Señor que le explicara, y manifestarle su perp perple leji jida dad. d. Poco Poco desp despué uéss lo enco encont ntra ramo moss de nuev nuevo o con con su plen plenaa confianza confia nza de "mayordomo" "mayordomo" del Reino, cuando cuando (en el Mt 17, 4), en el monte de la Transfiguración toma la palabra y dice: "Señor, qué bien se está aquí". De nuevo toma la palabra por todos, ya ha comprendido que le toca a él interpretar pensamiento "Si Elías". quieresTratando haré aquídetres tiendas,enuna para ti, unaelpara Moisés ycomún: otra para ponerme la sicología de Pedro leo en estas palabras suyas: ¡proveo yo! Y con mucha generosidad, porque no piensas hacer una tienda para él; él es ahora quien organiza organi za el Reino de Dios. Mate Mateo o no lo dice, pero Lucas añade: "El no sabía lo que decía". Ciertamente aquí brota la alegría de tener un puesto y de querer hacer lo posible para ser digno de la confianza que se ha puesto en él. Puesto que el Reino de Dios es algo grande, hay que hacer cosas grandes, por tanto una tienda para cada uno, que en Oriente es un lujo grande. Ciertamente aquí Pedro no reflexiona mucho sobre sí mismo, dice lo que le parece, y Jesús no lo reprocha, porque la escena cambia inmediatamente. Se escucha la voz de lo alto: "Este es mi Hijo en el cual me he

 

complacido". Tal vez Pedro hubiera podido comprender que no era el caso de hacer tres tiendas, sino mirar a este Hijo, el modo de comportarse, cómo Dios lo está manifestando en la gloria y en la pobreza; pero todo esto no le cabe en la cabeza. Pode Po demo moss imag imagin inar ar el mo mome ment nto o cuan cuando do bajan bajan de la mo mont ntañ añaa y se acercan a la muchedumbre que está cerca del lugar en donde el epiléptico no ha podido ser curado por los discípulos: Pedro, Santiago y Juan están de parte de la razón, son los que no se han quemado con el experimento fracasado. Creo que Pedro con una cierta satisfacción interna se una a Jesús que dice: "Oh generación incrédula y perversa, hasta cuándo estaré con vosotros" pensando que ciertamente, si hubieran estado ellos, lo habrían cura cu rado do,, mie mient ntra rass esto estoss ot otro ross di disc scípu ípulo loss "de "de segu segund ndaa clase clase"" no fu fuer eron on capaces de hacerlo. En este capítulo hay otro episodio muy interesante, rico de simbolismo (en /Mt/17/24-27): el episodio del impuesto del Templo, en el que Jesús dice despreocupadamente: echa el anzuelo, agarra el primer pez y entrega la moneda. Lo que impacta es: "Tómala y entrégala entrégala a ellos por mí y por ti". Me parece muy hermoso este gesto de Jesús de entregar una sola moneda por él y por Pedro, parece una advertencia: fíjate que estamos juntos, trata de unirte a mi destino y no pretenderás tener uno distinto para ti, o mirar al mío como separado del tuyo. No sé si Pedro entendió la riqueza de significado de esta única moneda, la delicadeza de esta palabra. En efecto, lo vemos aquí no ya directamente citado, sino junto con los diez, en el cap. 20, 24-28 dice Jesús: "Sabéis que los príncipes de las naciones las tiranizan, y que los grandes las oprimen con su poderío. No será así entre vosotros, sino que aquel de entre vosotros que quiera ser grande, que sea vuestro servidor; y el que quiera de entre vosotros ser el primero, que sea vuestro siervo. Como el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida en redención de muchos". El texto no dice qué pensarían los apóstoles, pero es claro, por lo que sigue, que todavía no han comprendido. Jesús habla, pero como nos sucede tambi también én a no noso sotr tros os co con n frec frecue uenc ncia, ia, escu escuch chamo amoss las co cosa sass pe pero ro no las las realizamos, es decir, no las percibimos hasta cuando un acontecimiento imprevisto, duro, no nos pone en contacto con la realidad. Tenemos, pues, el mismo fenómeno, el sicológicamente ya codificado del punto ciego; es decir, hay cosas que no vemos, ante las que somos ciegos o sordos; las cosas que nos dicen y se nos repiten, decimos que las entendimos, pero no las asimilamos. Pedro se encuentra en esta misma línea. Muchas veces tene tenemo moss es esta ta expe experi rien encia cia sobr sobree noso nosotr tros os o ta tall vez vez sobr sobree los los demás demás:: comprendemos solamente lo que podemos experimentar, lo demás es agua que pasa. -El drama de Pedro.

 

Pasemos ahora directamente a los últimos puntos del drama de Pedro, que hemos visto tan poco preparado (/Mt/26/32-35). Mientras se dirigen al Huerto de los Olivos, después de haber cantado el himno al final de la cena, dice Jesús: "Todos vosotros tendréis en mí ocasión de caída esta noche, porq po rque ue está está es escr crit ito: o: Heri Heriré ré al pa past stor or,, y se disp disper ersar sarán án las ov ovej ejas as de dell rebaño". Aquí se hace ver la debilidad de los apóstoles: son como ovejas, si no está el pastor, no saben hacer nada. "Pero después resucitaré e iré delante de vosotros a Galilea. Mas Pedro le respondió: Aunque fueras para todos ocasión de caída, para mí no. Jesús le dijo: En verdad te digo que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque tuviera que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo dijeron todos los demás". Reflexionemos un instante sobre estas palabras. Naturalmente, tenemos que creer en la honestidad de Pedro y en su generosidad. Aquí ciertamente Pedro habla creyendo conocerse plenamente a sí mismo, y de todo corazón. En el fondo, acaba de recibir la Eucaristía, sale del momento culminante de la vida de Jesús, no podemos pensar que hable con ligereza; sus palabras son también muy hermosas: aunque tuviera que morir contigo. Aquel "contigo" es la palabra esencial de la vida cristiana. Podría pensarse que aquí Pedro ya ha comprendido el sentido de la única moneda para dos: estoy contigo, Señor, en la vida y en la muerte. ¿Cuántas veces hemos dicho esto? Los Ejercicios de San Ignacio nos hacen decir en la famosa parábola del Reino: "Quien quiera venir conmigo", por tanto, es una palabra clave. Pedro dice una palabra muy exacta, es sincero, no se equivoca en las palabras. Pero Jesús no ha dicho: "me negaréis", sino "os escandalizaréis"; según la expresión bíblica: encontrarás una piedra imprevista. El escándalo es un obstáculo imprevisto que sirve de trampa. Para los discípulos será el imprevisto contraste entre la idea que tenían de Dios y la que se revelará en aquella noche. El Dios de Israel, el grande, el poderoso, el vencedor de losde enemigos, lo tanto no del abandonará  jamás a Jesús, es su idea Dios, laque queporaprendieron Antiguo Testamento. Jesús les advierte que nunca sabrán resistir al contraste entre lo que piensan y lo que va a suceder. Pedro no acepta para él esta advertencia, cree que conoce al Señor totalmente; ya aceptó el reproche anterior, ya entendió que tiene que confiar plenamente en Jesús, por eso va hasta el fondo, o por lo menos trat trataa de ir hast hastaa la lass última últimass cons consec ecue uenc ncias ias:: "Aun "Aunqu quee te teng ngaa que que mori morirr contigo, no te negaré". Aquí yo veo no sólo un poco de presunción en el no conocerse, sino también un error: cree tener ya la idea de Dios, pero no la tiene todavía, porque tiene la verdadera idea de Dios hasta cuando no haya conocidoninguno al Crucificado.

 

Además, Pedro sí habla de muerte, pero por lo que sigue me parece que entienda la muerte heroica, la muerte del mártir, gloriosa; morir con la espada en la mano, en el heroísmo, como los Macabeos, como los héroes del Antiguo Testamento: la muerte de aquel en cuyo último grito contra los enemigos aparece brillante la verdad de Dios, la injusticia y la vergüenza de quien ha tratado de asaltarlo. Creo que Pedro llegue hasta aquí, pero no acepta morir humillado, en silencio, siendo objeto de la burla pública. Leamos el siguiente trozo (/Mt/26/37-45): "Tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a sentir angustia. Y le less di dijo jo:: Tris Triste te es está tá mi al alma ma hast hastaa la muer muerte te.. Qued Quedao aoss aq aquí uí y ve vela lad d conmigo. El, avanzando un paso más, cayó de bruces y oraba diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; mas no sea como yo quiero, sino como quieres tú. Volvió a los discípulos, los encontró dormidos, y dijo a Pedro: ¿Con que no habéis podido velar una hora conmigo?". Parece impo possibl blee que Pedro tuviera tanto sueño después de acon ac onte tecim cimie ient ntos os ta tan n exci excita tant ntes es co como mo los los de esa esa noch noche, e, desp despué uéss de la Eucaristía, después de las palabras del Maestro. Como todos, él había visto que en la ciudad la gente corría, que algo se estaba tramando, corrían voces, había reuniones. En semejantes ocasiones ninguno de nosotros nos dejamos llevar por el sueño, el nerviosismo se apodera de nosotros y esto no deja dormir. Me parece ver en el sueño de Pedro ese disgusto sicológico de una situación inaceptable como la de Jesús en el Huerto. Poco antes había dicho Pedro: moriré contigo, vamos juntos a una muerte heroica, cantando contra el enemigo; en cambio, Jesús siente miedo, y comete el error de revelarse, de mostrar su verdad que los otros no están preparados para recibir. Entonces, comienza el escándalo ante un hombre que tiene miedo, que se asusta. De aquí el desconcierto y el deseo de no pensar en eso, como noss suce no sucede de a to todo doss noso nosotr tros os ante ante cie ciert rtos os sufr sufrim imie ient ntos os de amigo amigos, s, de pers pe rson onas as qu quer erid idas, as, po porq rque ue no po pode demo moss so sopo port rtar arlo loss to todo doss ju junt ntos os,, no tenemos la fuerza suficiente. Entonces sucede en la siquis una fuerza muy poderosa de cancelación, esto es, ese desánimo de quien no sabe ya qué hacer. A Pedro le bastó que Jesús se revelara "auténtico" y no fuera más el Maestro en el que se apoyaban, el que siempre tenía la palabra precisa, sino un homb hombre re como como los ot otrros, os, un ami amigo par para conso onsola lar, r, y esto sto lo hizo hizo escandalizar, hizo que ya no entendiera nada. "Tenían los ojos cargados", pesados, dice el Evangelio: esta me parece también una expresión que hace pensar en un estado de enceguecimiento interior, de confusión mental que pesa sobre el espíritu y lo hace turbio, ofuscado. Jesús tiene que orar solo y cuando vuelve a despertar a los discípulos sufre un cara asusta angustiada, empieza empiez a apa par recnuevo er la choque: dud duda: ¿leesvenenla ve ver rdatan d easustada, l Mesda, ías?angustiad ¿Cómo a,puyede Dioas

 

manifestarse en un hombre tan pobre? Este Jesús que se humilla, que parece un trapo, que camina con inseguridad, los desconcierta cada vez más, derrumba su castillo de fuerzas mentales, su idea de cómo Dios debe manifestarse y debe salvar a un hombre que le ha sido fiel, que es su Cristo. Este titubear interior de Pedro se derrumba, cuando llega "Judas, uno de los Doce, con mucha gente, espadas, palos", se acerca a Jesús y lo besa. Jesús no reacciona, solamente dice: "¡Amigo, a esto has venido!", luego lo arrestan: "Echaron mano a Jesús y lo prendieron. Uno de los que estaban con Jesús, sacó la espada, hirió al siervo del pontífice, y le cortó una oreja". Pedro, pues, hace el último intento de morir como un héroe. Naturalmente, ante la multitud es un acto desesperado, pero también valiente. Pero el último golpe a su ya demasiado mezquina seguridad, que aquí ha buscado un desquite, es la palabra de Jesús: "Mete la espada en la vaina". Jesús desautoriza públicamente a Pedro, que ya no entiende nada y se pregunta por qué el Señor los invitó a seguirlo, siendo que quería morir. Peor aún, si ahora Jesús parece dialogar con sus adversarios: "¡Habéis venido a prenderme como contra un ladrón, con espadas y palos!. Todos los días enseñaba sentado en el Templo, y no me prendisteis. Pero todo esto ha sucedido, para que se cumplan las Escrituras de los profetas". Si nosotros no podemos echar mano a la espada, piensa Pedro, ¿por qué no vienen esas famosass legiones de ángeles, por qué Dios no salva a su consagrado, famosa consagrado, o por lo menos lo hace arrestar en el Templo, mientras la muchedumbre grita y se hace un tumulto? En cambio, así, en la noche, ¡como si fuera un malhechor! ¡Y él no reacciona!. Entonces, dice el texto en el versículo 56: "Todos los discípulos lo abandonaron y huyeron". Aquí se ve precisamente su desconcierto, claro que no total,también porque aconservan menos la fe, en el fondo, se pero como nos sucede nosotros,por loslopensamientos tenebrosos agrupan tanto que nos parece que ya no entendemos quién q uién es Dios. Pedro está confuso también en su identidad: ya no sabe quién es, qué tiene que hacer, cuál es su papel en el Reino de Dios, no sabe quién es este Jesús que se ve abandonado por Dios. Todo esto se resuelve en el ánimo de Pedro que, a pesar de todo, ama muchísimo a Jesús y, por tanto, como dice inmediatamente después, en el versículo 58: "Lo había seguido de lejos". No se atreve a seguirlo de cerca, porque ya no sabe qué es lo que debe hacer, pero no puede menos de seguirlo. Es un hombre dividido, que ya ha sido atraído por Cristo, pero siente al mismo tiemponegación, que quiere eso lo sigue de lejos: he aquí el compromiso, querechazarlo, no es, me por parece, sino la manifestación, ahora

 

pública, del desconcierto de Pedro. No sabiendo ya quién es él ni quién es Jesús, Pedro da respuestas que, paradójicamente, son verdaderas. "Se le acercó una criada y le dijo: Tú también estabas con Jesús, el galileo. Pero él negó ante todos, diciendo: No sé qué dices'. Esto es un acto de bellaquería, pero que no nace del puro miedo, porque Pedro estaba listo a morir, sino del desconcierto. A la segunda pregunta: "Este estaba con Jesús el Nazareno, negó: no conozco a ese hombre". Aquí parece que el Evangelista juega con el doble sentido: en verdad no sé quién sea ese hombre, para mí ahora es un enigma, ya no puedo hacer nada por él, porque no sé quién sea, no sé qué es lo que quiere, todo se está derrumbando. Dios siempre interviene en favor del justo, luego este no es justo, nos ha engañado. Este estado de confusión lo lleva a jurar y a imprecar contra ese hombre. -La conversión. Añade el evangelio: "Inmediatamente cantó un gallo. Y Pedro se acordó de las palabras de Jesús: antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Salió afuera y lloró amargamente". El evang vangeelilist staa es suma sumame ment ntee sobr sobrio io,, pero pero noso nosottro ross podem odemos os preguntarnos qué fue lo que sucedió. El canto del gallo parece llegarle a un hombre todavía confundido, después el recuerdo de la palabras de Jesús, luego gradualmente la percepción: Jesús había querido en realidad todas estas cosas, y si corresponden a su plan, corresponden también al plan de Dios. Entonces no he captado nada el plan de Dios, he sido un ciego durante toda la vida, he vivido hasta ahora con un hombre del que no he entendido nada. Dice Lucas: "Jesús pasó y lo miró". Mateo no habla de eso, pero pode po demo moss in intu tuir irlo lo si simpl mplem emen ente te po porr la esce escena na.. Pedr Pedro o pien piensa: sa: ese ese es el hombre a quien yo no he comprendido, de quien siempre me serví en el fondo para tener una posición de privilegio, y que ahora va a morir por mí. Nace el conocimiento de Jesús y de sí mismo, finalmente se rompe el velo y Pedro comienza a intuir entre lágrimas que Dios se revela en Cristo abofeteado, insultado, renegado por él, Pedro, y que va a morir por él. Pedro, que hubiera querido morir por Jesús, ahora comprende: mi puesto es dejar que él muera por mí, que sea más bueno, más grande que yo. Quería hacer más que él, quería precederlo, en cambio es él quien va a morir por mí que soy un gusano, que durante toda la vida no fui capaz de entender qué sería; ahora él me ofrece esta vida suya que yo he rechazado. Pedro entra, por medio de esta laceración, esta humillación vergonzosa, en el conocimiento del misterio de Dios. Pidámosle a él que nos conceda también a nos osot otrros entra ntrarr un po pocco, a tr trav avéés de la re refl flex exió ión n sobr sobree nuest uestra ra experiencia, en este conocimiento del misterio de la Pasión y de la Muerte del Señor.

 

Oremos juntos: Señor, Hijo de Dios crucificado, nosotros no te conocemos. Nos es muy difícil reconocerte en la cruz, reconocerte en nuestra vida. Te pedimos que nos abras los ojos, que nos hagas ver el significado de las experiencias dolorosas a través de las cuales tú rompes el velo de nuestra ignorancia, conocer quién esignominia el Padre de quela te ha enviado, quién eres túnos quepermites nos revelas al Padre en la Cruz, quiénes somos nosotros que tenemos una revelación tuya en la humillación de nuestra pobreza. Te pedimos, oh Señor, que te sigamos con humildad por el don de tu Espíritu, Espírit u, que contigo y con el Padre vive y reina por los siglos de los siglos siglos.. Amén. CARLO M. MARTINI EL EVANGELIO ECLESIAL DE S. MATEO EDIC. PAULINAS/BOGOTA 1986.Pág. 146ss

-La fuerza de Dios en el Antiguo Testamento. Ante todo les propongo una reflexión sobre la idea que el Antiguo Testamento tiene de la fuerza de Dios, es decir, la Revelación de Dios que nos presenta (teniendo de fondo el Éxodo principalmente, pero también partiendo de la creación) un Dios fuerte, que hace lo que quiere, para quien nada es imposible, un Dios que es capaz de exterminar el ejército de los egipcios, devorar con el fuego a los pecadores; un Dios que arranca los cedros del Líbano, que trastorna los abismos del mar, que hace temblar las montañas como cabritos que saltan en los prados. El Ant Antig iguo uo Te Test stam amen entto, pu puees, edu duca ca a un sent sentid ido o de la fu fueerz rzaa irresistible de Yavé: "¿Quién podrá resistir ante él?". El Antiguo Testamento nos hace comprender que esta fuerza es característica de Dios; es decir, segú se gún n nues nuestr tro o modo modo de ente entend nder er,, Dios Dios no pued puedee re renu nunc nciar iar a ella ella sin renunciar a ser Dios, porque Dios es el fuerte, el poderoso, por tanto lo es porr su natu po natura rale leza za;; su pote potenc ncia ia es su pode poder, r, su ser ser es ca capa paci cida dad d de trastornarlo todo. Dios es fuerte y no puede renunciar a su fuerza, porque no puede renunciar a ser Dios. -La ira de Dios en el Antiguo Testamento. Una segunda consideración consideración que el Antiguo Testamento Testamento nos hace hacer y en la que educa al creyente es que Dios no puede no odiar el mal con toda su fuerza, porque Dios y el mal son tan opuestos que no se pueden

 

tolerar; por tanto, Dios destruye el mal, lo aniquila. Su naturaleza de fuerza, ante el mal, se convierte en "ira", la ira de Dios; no hay paz entre Dios y el mal; el mal no puede sino disolverse, sentirse destruido delante de Dios. -La "debilidad de Dios" en el Nuevo Testamento... fondo creo estasyo, verdades Antiguo Testamento, a las que Teniendo no se pidecomo renunciar, he aquí del a Jesús, el Siervo que Dios se escogió, el predilecto en el que Dios se ha complacido. Mateo amplió el texto de Isaías, en el que decía sencillamente: "Mi elegido". Aquí es mi predilecto, mi muy amado, por tanto vemos aquí ya la idea de hijo único. -...es escondimiento y mansedumbre Entonces Jesús, siervo predilecto, escogido, elegido, no es solamente el que cumple la voluntad de Dios, sino también el que hace que Dios esté cerc ce rcaa de noso nosotr tros, os, el Dios Dios co con n noso nosotr tros os po porr cons consig igui uien ente te,, que que nos nos lo manifiesta, que nos hace ver quién es Dios, que sólo con mirarlo nos hace comprender quién es Dios. Y he aquíeste la paradoja inesperada y para los apóstoles muy difícil de comprender: Jesús que es Dios con nosotros, el predilecto, el Hijo amadísimo, es débil y se manifiesta como tal. Cuando los fariseos se reúnen para acabar con él, Jesús se aleja, cede, o sea deja que esa ira avance, se encienda. En ese alejamiento de Jesús hay dos aspectos negativos: uno, que esta ira no es detenida inmediatamente, no se la aplasta, por tanto puede aumentar; el otro, que Cristo parece un débil, por tanto después podrán triunfar contra él, porque en el fondo no tiene fuerza. Jesús se retira, se aleja, y esta es una primera señal de su debilidad. Después sigue otro aspecto que impacta más a Mateo: curaba a todos, pero que no lo divulgaran. Estoefecto, es más todavía para Mateoordenaba y para Pedro. Como lo decían, en losextraño hermanos de Jesús, muéstrate al mundo; si viniste para hablarle al mundo, ¿por qué no te haces sentir? Por consiguiente, Jesús no busca adhesiones, no sabe hacerse propaganda, no sabe hacerse valer; ¿pero esto cómo puede ir de acuerdo con su ser como enviado de Dios, Palabra de Dios? Esto hacía vacilar a sus discípulos. Se refuerza la impresión general que los discípulos tienen: este hombre no es fuerte, no sabe hacerse valer; es un hombre que nos obliga a ceder, a alejarnos con él, es un hombre que dice que quiere hablarle al mundo, pero después no usa los medios medios necesarios. necesarios. ¿Qué dice la profecía? "Derramaré mi espíritu sobre él, anunciará la justicia a las gentes, pero no peleará, ni gritará, no se escuchará su voz en las plazas". Por ahora es el únicoen consuelo tienen losdicho discípulos: obra así, sabemos por qué, pero el fondoque ya lo habían los profetas. Peronoesto los discípulos lo

 

entenderán mucho más tarde; sólo lo pueden comprender después de la Resurrección. Podemos imaginarnos cuánto turbaba a los discípulos el hecho de que Jesús no disputara. Este particular parece añadido aquí por Mateo: en efecto, el texto hebreo decía: "No gritará, no levantará la voz". Aquí, en cambio, se dice: "No disputará". Ahora bien, la imagen del Mesías que quieree hacerse valer contra los enemigos es la de uno que combate el mal, quier que lo afronta directamente; aquí, en cambio, se dice: "No disputará, ni gritará, ni se escuchará su voz en las plazas". Es decir, no usará los medios para impresionar a las muchedumbres. Al contrario: "No quebrantará la caña cascada y no apagará la mecha humeante". Es, pues, un manso, uno que no sabe ser prepotente, es respetuoso, tímido. He aquí la paradoja de la fuerza de Dios que, en cambio, se manifiesta débil, que viene para derrotar el mal, pero parece tener una voz tan débil que el mal puede gritar y sofocarla. sofocarla. Pero la profecía profecía conserva el caráct carácter er de misión universal. universal. Hará estas cosas débiles hasta cuando no haya hecho triunfar la justicia: "En su nombre esperarán las gentes". Por tanto, Dios se revela en él; no sólo Dios está contento de él, sino que el mundo, en el fondo, espera a uno así como él. Pero el misterio sigue: existe un poder de Dios, existe un poder que destruye el mal, pero tenemos aquí un hombre que no es capaz de hacerse valer, que no derrota a los enemigos, no combate la injusticia aplastándola, al contrario, hasta se retira y permite así que la injusticia prevalezca, que alce la voz. Tal vez podríamos leer aquí algo más, si entendiéramos esta palabra, como me parece lo hace Mateo, ya en clave de Pasión y Muerte de Jesús: la caña cascada no se romperá, pero él mismo será roto, precisamente por esta debilidad suya; no apagará la mecha humeante, pero otros serán los que lo apagarán a él por no haber sabido hacerse valer. Aquí podemos meditar: Diostodo, grande, los cielos, que tierra, que tienes enTú, mano ¿porque quériges te manifiestas con gobiernas escándalolapermanente durante toda la historia de los buenos, de los llamados justos?. Fíjense Fíjen se bien, Dios no nos aniquila aniquila,, no nos destruye. destruye. El Dios que se nos presenta aquí se deja mofar de quien apuesta y dice: pues bien, si existe Dios, que venga y me aniquile. Aquí entramos en una paradoja paradoja misteriosa, misteriosa, en la que vivimos en este mundo, en la que (como dicen a menudo los salmos) el injusto triunfa y aquel a quien no le importa Dios hace sus negocios y le va muy bien. He aquí cómo nosotros mismos vivimos el misterio de la debilidad de Dios, en la debilidad que, en cierto modo, se alinea con Jesús. Tratemos en la de reflexionar sobre todo esto, pues lo experimentamos todos losmeditación días.

 

-...es confianza y amor. Una segunda reflexión sobre la debilidad de Dios, que se manifiesta en Jesús, la tomo de /Mt/21/33-45. Es la parábola que Jesús pronuncia en Jerusalén, en un momento de polémica muy tensa con sus adversarios, cuando dice: "Un hacendado plantó una viña, la cercó, cavó en ella un lagar, edificó una torre". Hasta aquí es Isaías 5, es decir, el amor de Dios por su viña: la viña es el pueblo de Israel que Dios ama, por el cual ha hecho mucho. Jesús añade: "La arrendó a unos viñadores y se fue a tierras extrañas". extra ñas". Aquí diríamos: he aquí el error error del dueño: dueño: si le interesa tanto la viña, hubiera debido estarse ahí, cuidarla él y no confiarla a otros. Aquí comienza precisamente la historia de la debilidad de Dios, que le confía al hombre sus cosas más queridas; su misma viña, que tanto le interesa, se la confía a gente de la cual no debería fiarse, pero se fía. He aquí la debilidad de Dios que se fía de la libertad humana. Y se le corresponde mal. "Cuando llegó el tiempo de los frutos, mandó sus siervos a los viñadores, para recibir los frutos. Pero los viñadores agarraron a los siervos y a uno le pegaron, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon". Aquí los exégetas perplejos sobre lo que quiere decir el texto, pero lo esencial es lo quedan que hacen esos viñadores. Leamos la parábola que se refiere a los viñadores. Estos piensan: la viña es nuestra, hacemos con ella lo que queramos. Están acostumbrados a hacer lo que quieren, pues el patrón los ha dejado libres, se llenaron de confianza y olvidaron que su libertad era para cultivar bien la viña, para hacerla producir frutos. Cuando llegan los primeros siervos a exigir los frutos, hacen como los niños cuando llega una nueva maestra, es decir, comienzan a hacer alguna broma para ver cómo reacciona, si es capaz o no de mantener la disciplina; si ven que la cosa funciona, entonces siguen cada vez peor. Así me parece que obran estos viñadores: al principio son un poco prudentes, después los reciben a la mesa, comienzan a fingir que están enfadados, uno abofetea a uno y otro a otro. Los siervos estudian, pues la fuerza del patrón: tal vez no es muy fuerte, tal vez lo logremos, tal vez la viña queda para nosotros. El Evangelio continúa: continúa: "Mandó de nuevo otros siervos, más que antes, e hicieron con ellos lo mismo". Los siervos son más numerosos, pero seguramente llaman a amigos, comienzan a pelear y se repite la escena, es decir, echan a los siervos y los viñadores piensan: en realidad este patrón no sabe hacerse valer, es un hombre débil. Y he aquí la prueba definitiva: "Finalmente les mandó a su hijo diciendo: ¡Respetarán a mi hijo!". Los siervos se han vuelto ya tan malvados y raros que no son capaces de comprender la situación. Piensan: ¿Por qué nos manda al hijo, después de lo que les ha sucedido losél. siervos le importa mucho hijo, a lo mejor quiere salirade Y si leanteriores? importa elNo hijo, sigue siendo deeltodos

 

modos un ingenuo, un iluso; ya nos hemos dado cuenta que no tiene la fu fuer erza za qu quee temí temíam amos os.. Ento Entonc nces es se dice dicen: n: "Est "Estee es el he here rede dero ro.. Ea, Ea, matémoslo y quedémonos con su herencia. Lo prendieron, lo echaron fuera de la viña y lo mataron". Ahora veremos las cosas desde la parte del patrón. El patrón quiere dar confianza: esta viña, que quiero muchísimo, se la doy a esta gente para darles la posibilidad de progresar, de prestar un servicio importante aun en beneficio propio. Después, cuando manda los siervos y ve que regresan tan maltrechos, piensa: seguramente fue un momento difícil, no comprendiero compre ndieron, n, tengo que ayudarlos a compr comprender ender,, son gente que piensa, piensa, se convencerán. Fina Finalm lmen ente te ma mand ndaa al hij hijo, o, ar arri ries esga ga to todo do po porr la co conf nfia ianza nza que que ha depositado en ellos: respetarán a mi hijo, finalmente comprenderán lo que están haciendo. La debilidad del dueño es, pues, amor, es voluntad de promover, en el bien, la libertad de los viñadores, arriesgando todo. He aquí cómo la Cruz nos manifiesta el amor salvífico a toda costa, la increíble confianza de Dios respecto del hombre, respecto de cada uno de nosotros, hast ha staa el punt punto o Nos de parece ar arri ries esga garl rlo o to todo do. . Ahor Ah a es mande ya difí difíci cil tr trab abaj ajar ar con con comparaciones. extraño que elora patrón all hijo creyendo que va a ser asesinado, pero en la Escritura se dice que Dios entrega al Hijo, lo entrega a los hombres incondicionalmente, sin reservas, porque hay que darles confianza hasta el fondo. Que el patrón no sea un débil lo demuestran las palabras siguientes en las que aparece la ira de Dios. Jesús dice: "Cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?" (es decir, cuando el tiempo de la prueba y de la libertad haya terminado?). Le contestan: "Impondrá a los malvados dura muerte, y arrendará la viña a otros viñadores que le paguen los frutos a su tiempo". Y Jesús les dijo: "¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron, esa vino a ser piedra angular" y luego cayere sobre esta piedra se despedazará; y sobre quien cayere ella, "El seráque triturado?". Por tanto, la Cruz no sólo es potencia de Dios, es también terrible  juicio, pero puede serlo precisamente porque es la prueba sin reservas de que Dios nos quiere libres, que quiere darnos la posibilidad de expresar nuestra libertad en el servicio. Al darnos esta libertad, nos da también la libertad opuesta. Demos otro paso y constatemos cómo esta debilidad de Dios no es sólo un artificio retórico; esto es, Dios que dice: Yo soy fuerte, pero para humillarlos a ustedes que creen en la fuerza, me hago débil. Podemos ver también el aspecto dialogal de Dios con la libertad humana, relación relaci ón que para nosotros nosotros llega hasta lo incre increíble. íble. Para nosotros nosotros resultaba casi inconcebible, cuando leíamos las palabras del discurso de la montaña, que fuese necesario carecer de tanta defensa para entregarse al enemigo.

 

¿Cómo se puede llegar a esto? He aquí al Padre que entrega a su Hijo al enemigo, no como enemigo, sino esperando que comprendan. -...se encarna en los pequeños y en los débiles. Ahora les propongo considerar el aspecto de esta debilidad de Dios que se encarna en los pequeños y en los débiles, en la Iglesia, en la comunidad, en la 18 historia. Me limito simplemente al comentario que Barbaglio al cap. de Mateo (Mt/18/01-10), el discurso eclesial, cuya primerahace parte está toda dedicada a los pequeños: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos? Entonces Jesús llamó un niño y dijo: si no os hacéis pequeños no entraréis en el Reino". "...el que recibiere en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe...". No seáis escándalo para ellos; córtate manos y pies antes que ser de escándalo para uno de estos pequeños". Luego continúa: "¿Si uno tiene cien ovejas, no deja noventa y nueve por una?". "...Así es la voluntad de vuestro Padre celestial que no se pierda ni uno solo de estos pequeñuelos". De aquí pasa a la bondad para con el hermano pecador: "Si tu hermano ha pecado, repréndelo a solas, si no busca testigos". Finalmente ordena que se perdone sin fin "siete veces siete" al hermano. Esta es la substancia del capítulo. baso ensobre Barbaglio, quien en su comentario a este capítulo, después de unMeexcursus cada individuo en la comunidad cristiana, cita una frase de René Gruisan: "El único indi divvid idu ualismo que que el Evangelio autoriza es el de la ovej veja descarriada". Mateo, pues, es un Evangelio eclesial, en el que aparece el sentido del único, del particular. Bajo esta luz he vuelto a leer atentamente el cap. 18 y me he dado cuenta de que, dentro del discurso eclesial, uno de los motivos más característicos es precisamente la importancia que se le da al particular, al individuo, sobre todo en la primera parte, polarizada sobre la realidad de los pequeños, esto es, de los creyentes humildes y vacilantes, a qu quie iene ness no se co cons nsid ider eraa como como gr grup upos os,, esta estado do o clas clase, e, sino sino en su individualidad. Cinco veces aparece el pronombre numeral indefinido "uno". Quien reci recibe be a uno co como mo este este ni niño ño", ", "Qui "Quien en esca escand ndal aliz izaa a uno de esto estoss pequeñuelos", "Qué hace un hombre que tiene cien ovejas y se le pierde una". Así el Padre celestial no quiere se pierda ni siquiera uno de estos". Recordemos también el discurso final: "Cuanto habéis hecho a uno solo de estos pequeñuelos, lo habéis a mí". Nos encontramos claramente en esta línea del juicio de Dios sobre las cosas. El comentador añade: "Toda la comunidad está llamada por su Señor a asumir asu mir acti actitud tudes es precisa precisass respect respecto o de cada cada creyen creyente te que se encuen encuentra tra marginado y sin importancia social. Ella tiene que acogerlo en el amor, con atención premurosa, consideración, y es corresponsable de su posible ruina. En el Evangelio apócrifo de Tomás se dice que la oveja descarriada era la más gorda del rebaño. Pero el Evangelio no dice así, dice que era una

 

ovejaa cualq ovej cualqui uier era, a, solam solamen ente te de desca scarr rriad iada: a: es sufi suficie cient ntee para para que sea sea buscada; estaba sola, desorientada, no sabe cómo reunirse con las otras: eso basta para que haya que ir en su busca inmediatamente. Fuera de la parábola: un miembro de la comunidad se ha descarriado, es un creyente humilde, débil, que tiene dificultad en el camino de la fe. Lo que importa es su individualidad, sin atributos especiales; la Iglesia tiene que movilizarse para buscarlo, aunque sea uno solo y no tenga ninguna importancia. Después se pregunta: ¿cuál es el motivo de tanta premura y de tanto amor por el individuo? Se debe a la importancia que él tiene ante el Padre, que no se resigna pasivamente a su pérdida. Entremos, pues, en la que el autor llama "la lógica del Padre": ama inmensamente a los pequeños, a los vaci va cila lant ntes es,, a lo loss marg margin inad ados os,, a lo loss desc descar arri riad ados os.. Aquí Aquí no noss unim unimos os directamente con nuestra reflexión: he aquí a Dios que busca a los débiles y por esto se hace débil; por consiguiente, quien reconoce en esta debilidad al Hijo de Dios, empieza a entrar en los designios de Dios, a comprender algo de los paradójicos modos de revelarse de Dios. Por eso, me parece, dice Jesús: "Cuando hayáis hecho algo a alguno, lo habéis hecho a mí". No sólo unaenidentificación comodidad o de misericordia miseri cordia, , sino porque así sepor entra el misterio dede Dios, que se reveló en la debilidad y se comienza a intuir algo de lo que Dios es. Una doble vía, por tanto: el reconocimiento de Dios en el pequeño, en el débil, y el reconocimiento de Cristo, fuerza de Dios, en la debilidad. Tratemos de meditar y de vivir en cada una de estas vías, que nos permiten entrar en el misterio revelador del Señor. Pidámosle al Señor que nos dé la fuerza para entrar en este misterio. CARLO CAR LO M. MAR MARTINI TINI.. EL EVANGELIO ECLESIAL DE S. MATEO. MATEO. EDIC. PAULINAS BOGOTA 1986, pág. 170s

LA VULNERABILIDAD DE DIOS: JUDAS -Judas: mezquindad y nostalgias de grandeza. Losza Lo s text teque xtos son: so n: el cede a lalatr trai aici ción ónr que (inm (inmed iata tame nteefr desp deco spué ués deeite al alab aban anza qu eos Je Jesú sús s hace ha muje mu jer qu e edia rompe om pement el fras asco des ace ac itla e

 

perfumado muy precioso y a quien Jesús defiende contra los apóstoles): Mt. 26, 14-16: "Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde lo loss Sumo Sumoss Sace acerdote dotess y le less di dijo jo:: ¿Q ¿Qué ué me qu quer erééis da darr y yo os los los entrego?...". Y más todavía Mt. 26, 20-26. 47-50; 27, 3-10. Quién es Judas. Como sabemos, no hay figura evangélica que más haya servido a la fantasía de los novelistas y cineastas; una figura que atrae a sicól cólogos y li litterat ato os, precisame men nte porque represen senta mucha chas contradicciones de las existencia humana. No quiero tentar con ustedes una nuev nu evaa y repe repeti tidís dísima ima re reco cons nstr truc ucci ción ón de los los hecho hechoss ante anteri rior ores es,, de los los porq po rqué ué;; pero pero mir miran ando do la lass cosa cosass mu muyy senc sencilillam lamen ente te,, me pare parece ce po pode der, r, basá ba sándo ndome me en lo loss text textos os ci cita tado dos, s, cont contes esta tarr a la pr preg egun unta ta:: ¿Qui ¿Quién én es Judas?. En el fondo es un hombre lleno de mezquindad y nostalgia de grandeza. La mezquindad se ve en la cuestión del dinero: incluso, parece trivial pensar en el dinero en un hecho tan trágico, pero cuando uno es mezquino, la trivialidad sale a flote aun en las situaciones más dramáticas. Pero es un hombre que tiene también nostalgias de grandeza; su muerte es "grande" en cierto modo, quiere tragedia vivida en osí de misma, anteNotodos. Probab Pro bablem lement ente e es ser un una hom hombre bre des desilu ilusio sionad nado Jesús. Jesús. podemo podemoss pensar que Jesús, desde el comienzo, haya elegido tan mal sin darse cuenta quee se trat qu tratab abaa de un homb hombrre que que no tenía enía nin ningú gún n inte interé réss po porr él él.. Probablemente era un apóstol deseoso, entusiasta, comprometido (Jesús los escogió entre centenares y miles de seguidores), pero después de algún tiempo, se desilusionó de Dios: ¿por qué Dios se manifiesta así, por qué no inter int ervie viene ne,, por por qué este este Maes Maestr tro o va de debil debilida idad d en debi debilid lidad? ad? No es aceptable, Dios no está con él. Por tanto, está desilusionado por el modo como Dios se manifiesta en Jesús, y por el modo como Jesús manifiesta la potencia de Yavé en el que él esperaba, un poder tal vez de carácter político y moral de la nación. Jesús no es ese líder que se esperaba y entonces, si no lo es, se puede perseguir el propio sueño de grandeza haciendo algo contra él. En todo caso ca so,, quie quiere re ha hace cerr al algo go gr gran ande de;; no se ale aleja como omo los los medi medio ocres cres,, desilusionado y basta. No, está desilusionado, está resentido e irritado. Dice: Si Jesús en el fondo hace mal a mi pueblo, tenemos que impedirlo, por tanto es mejor que caiga pronto, si ha de caer. Es un hombre que, desilusionado en sí mismo, se deja llevar por un espe es peji jism smo o de gr gran ande deza za,, de rese resent ntim imie ient nto, o, que que a un cier cierto to punt punto o lo envuelve. En efecto, cuando dice: "He entregado sangre inocente", quiere decir que tenía la verdad en su mano, sólo que se había dejado envolver por la emotividad política, por el resentimiento personal, por la amargura y al mismo tiempo por en la mezquindad de laJudas. propia pasión, todo un conjunto de cosas que obraron él. Este es, pues

 

Cómo se comporta comporta Jesús con Judas. Aquí admiramo admiramoss en la meditación, meditación, en la co cont ntem empl plac ació ión, n, la "vul "vulne nera rabi bililida dad" d" de Dios Dios en Je Jesú sús, s, Je Jesú súss se comp co mpor orta ta co como mo se hace hace con con un ho homb mbre re libr libre, e, le leal al,, hone honest sto, o, es decir decir,, amonestando, hablando claro, tratando de mover; pero en el fondo no impide, se ofrece a Judas, lo deja obrar. Y tenemos que añadir algo más: Jesús facilita la tarea de Judas; nos encontramos aquí precisamente en el límite de la comprensión de lo que hace Jesús. Hay dos textos que nos hacen pensar en la Escritura. Uno, más claro, es el de Juan: "Lo que has de hacer, hazlo pronto" que en cierto modo le permite a Judas realizar lo que quiere. Como si Jesús le dijera, con el lenguaje de la libertad: realiza lo que te parece justo, ve hasta el fondo de lo que te parece tu visión de Dios y de las cosas, obra con libertad y mira lo que resulta. Otro pasaje más misterioso de Mateo es el ya citado: la respuesta de Jesús al beso de Judas. Objetivamente Jesús le da facilidad, porque al ir al Huerto de los Olivos, a un lugar que Judas conocía, se deja poner preso; si Jesús esa noche hubiera huido a Galilea, las cosas hubieran salido de otra manera. se Judas, tiene lacontesta impresión Jesús se abandone, se entregue Por y, altanto, beso de con de unaque frase misteriosa: "¡Amigo, para esto estás aquí!". El texto griego dice: "Amigo, he aquí esto por lo que estás aquí". No es que anime a Judas, pero se limita a hacerle caer en cuenta: ¡mira quién eres, fíjate en lo que haces! ¡Si quieres, haz esto, pero fíjate en lo que haces! ¡Si quieres, haz esto, pero fíjate en la imagen que vas a tener por lo que haces!. Siguiendo la narración, preguntémonos ahora qué resulta del hecho de que Judas se propone ejercer hasta el fondo la propia libertad, el propio resentimiento, el deseo de hacer algo grande, desilusionado porque Jesús no le ha permitido hacer. El resultado es la desesperaci desesperación ón de Judas que, al ver cómo todo lo que él soñaba de grande se le rompe en la mano y un hombre inocente es condenado, reconoce que se ha equivocado. Pero tenemos que leer esta narración teniendo presente que se encuentra en el capítulo 27 de Mateo, es decir, paralelo a la descripción de Jesús, que va a morir hasta por Judas. Aquí vemos también la relación Dios-hombre: Dios que concede al hombre la libertad contra Dios mismo, en Cristo, y SE ofrece por esta libertad equivocada. Entonces, Jesús muere también por Judas, y será culpa de Judas si no comprende, como sí comprendió Pedro, quién es Dios para él. Concluyamos esta consideración preguntándonos más todavía: ¿quién es Judas? ¿Quién es el traidor? ¿Quién es el hombre desconcertado, que abusa de su libertad hasta cuando se da cuenta de que todo es equivocado? Soy yo,z esdecada uno dernosotros. Soy amargado, en vez ve refl reflex exio iona nar in inte tern rnam amen ente teyoycuando saca sacarr desilusionado, fu fuer eraa los los pr pres esup upue uest stos os

 

equivocados de esta desilusión, me hago una imagen falsa de Dios y de mí mismo mi smo.. Por Por no admit admitir ir esto esto,, me apeg apego o a algú algún n espe espejis jismo mo exte exteri rior or de puntillo, y llego quién sabe dónde. ¿Quién es Jesús ante mí? Es todo hermano mío víctima de mis puntillos, de mis cobardías, del mal uso de mi libertad. He aquí cómo continúa en nosotros, a nuestro alrededor, junto a nosotros este juego dramático de Je Jesú súss y Juda Judas, s, este este ma male lent nten endi dido do subs substa tanc ncia iall de un homb hombre re que, que, no queriendo ver en sí mismo, se lanza contra los otros. Aquí está la respuesta a la pregunta, que tal vez nos hicimos al final de la meditación meditación sobre la parábola de los viñedos (Mt 21, 33-45) y del hijo del dueño. Cuando hacemos estas consideraciones, siempre pensamos: el hijo se pres presen entó tó a esto estoss agri agricu cult ltor ores es malv malvad ados os y lo ma mata taro ron, n, pero pero si se presentara a nosotros su Hijo, lo recibiríamos muy bien. Dios ahora ya no nos manda directamente al Hijo, sino que nos manda a nuestros hermanos, es decir, nos confía los unos a los otros. Esee Dio Es ioss qu quee conf confió ió su Hi Hijo jo a la libe liberrta tad, d, a la disc discrrec eció ión n, a la compre com prensió nsión n de los viña viñador dores, es, confía confía cada cada herman hermano o nuestr nuestro o a nuestr nuestraa libertad. Podemos hacer lo que queramos con estos hermanos y hermanas: podemos hacer el peor de los usos de nuestra libertad. Es tremendo pensar que el uso de la libertad humana respecto de los demás no tiene límites, esto es, Dios nos confía cada hermano, y a nosotros a los demás. Aquí Aq uí se real realiz izaa pr preeci cisa same ment ntee la esce escena na fina finall de dell ju juic icio io:: se han han reconocido entre ustedes, ¿qué han hecho de su recíproca libertad, me han acogido, se han acogido? O se han servido del otro como lo hizo Judas con Jesús, como si fuera un objeto de desquite, como desahogo de su sed insatisfecha por no haber llegado a ser alguien? ¡Cuántas veces esta sed insati ins atisfe sfecha cha se refleja refleja sobre sobre el otr otro! o! Evid Evident enteme emente nte aqu aquíí tenemo tenemoss que razonar no sólo a nivel familiar, sino también a nivel social y político. Refl Re flex exio iono no so sobr bree cómo cómo lo loss repa reparo ross de los los gr grup upos os,, los los punt puntilillo los, s, los los personalismos entran en juego en todos los conflictos de la vida política y social, nacional e internacional, formando fuerzas que lanzan a los unos contra los otros y llevan a algunos a seguir adelante con su orgullo, tal vez enma en masc scar arad ado o por por fines fines huma humanit nitar ario ios, s, pe pero ro siem siempr pree en perj perjui uicio cio de los los demá de más. s. Po Porr ta tant nto, o, el juic juicio io de Je Jesú súss va para para las las naci nacion ones es,, los los gr grupo uposs sociales, las clases sociales: ¿cómo han usado su fuerza, su poder, la confia con fianza nza con la que se les entregó entregó otras personas personas y otros otros grupos grupos?? -Los guardias: frustración y deseo de represalia. La segunda consideración consideración es sobre Jesús y los guardias, o mejor sobre Jesús y el Sanedrín. Esto no está muy claro en Mateo, pero sí en Lucas (v. Lc/22 Lc /22/6 /63-6 3-65) 5):: "Ent "Enton once cess el Su Sumo mo Sace Sacerd rdot otee se ra rasg sgó ó las las vesti vestidu dura ras, s, di dici cieendo ndo: Ha bl blas asfe fema mado .... claro Ent Entonce onquién cess lo escu escupi eron on en la el car cacontexto ra y lo abofetearon...". Aquí nodo.. está hace la pier acción. Según

 

de Mateo parecería que fue obra del Sanedrín; sin embargo, parece que se refiera a los soldados, a los siervos del Sanedrín que, al ver que este hombre ya no tiene dignidad, se desahogan contra él. Es difícil entender esto es to con con toda toda exac exacti titu tud, d, es posi posibl blee que que haya hayan n part partic icipa ipado do ta tamb mbié ién n los los miembros del Sanedrín, podemos imaginar la escena de modo confuso. En todo caso, entremos en la escena y preguntémonos quiénes son estos hombres que abofetean, golpean, escupen y se burlan de Jesús, diciendo: si eres profeta, adivina, deja ver tus capacidades (aquí es la única vez que en los Evangelios se usa el término: "Cristo"). Por tanto, aquí la burla que se hace a Jesús va directamente al corazón de su misión y se hace burla del Padre en Jesús, precisamente en el don más precioso que hace al hombre. Es una escena trivial, muy mezquina. Quiénes son estos hombres. Son personas muy infelices, gente mal pagada, que lleva una vida pobre y miserable, que tiene que trasnochar quién sabe por qué, que está a merced de quien la manda, de quien la hace ir de aquí para allí; gente sin dignidad, cuya familia, si la tiene, está llena de problemas. Gente servil, que odia el trabajo que hace, acostumbrada a ser mal mandada, a ser tratadaSe mallespor quien tiene el poder, por tanto, necesidad de desquitarse. presenta la ocasión de y, tener poder,tiene y lo ejercen; probablemente han sido muchas veces abofeteados, tratados mal o castigados injustamente, y ahora tienen un hombre sobre el cual pueden desquitarse, y así hacer ver que son alguien, que también ellos tienen una dignidad, y cuando hay alguien inferior, aprovechan para demostrar su superioridad. No son sino la naturaleza humana que está dentro de nosotros, que alterna el servilismo con el desquite contra quien les parece inferior a ellos. Hay varias formas de represalia: la cultural (quien sabe hablar por quien no sabe), la de educación (quien tiene modales finos respecto de quien no los tiene), formas que sirven para mantenerse en una cierta superioridad. Estos hombres desahogan contra Jesús sus frustraciones, las horas de guardia pesadísimas, su vida oscura, sin futuro, siempre con el peligro de que algo les pueda suceder. ¿Qué hace Jesús? Según el trozo evangélico, no hace nada, no dice nada; siendo el Hijo de Dios entregado a nosotros, Jesús deja que hagan lo que quieran. Pero Juan nos trasmite una palabra que nos hace ver qué quiere decir Jesús con su actitud. Podemos pedir en la oración, como San Francisco de Asís, que se nos permita entrar en el corazón del Señor crucificado y humillado. Señor, ¿qué vivías en ese momento, cuando te sentías abandonado de todo todos, s, mien mientr tras as af afue uera ra lo loss após apósto tole less te nega negaba ban, n, huía huían n y nadi nadiee se presentaba Tú ya para nadie, las personas que podían hacerpara algo defenderte? por ti se s e habían ido.noEseras un momento terrible.

 

No sé si ustedes han leído la biografía del Card. Mindszenty, cuando él habla de un momento semejante: había sido encarcelado varias veces, pero siempre como cardenal, es decir, con honor, como un hombre temible, y siempre liberado después de algunos días. Por tanto, había estado siempre con esa aureola de gloria de quien sí va a la cárcel, pero va sabiendo que muchos hombres poderosos están con él, que él tiene un nombre que cuenta en el campo internacional. Después él habla de la vez que lo llevaron a la prisión definitivamente, lo condujeron a los subterráneos, lo despojaron de sus vestidos y comenzaron a golpearlo. Dice que en ese momento le cayó el mundo encima, el mundo en el que había vivido hasta ahora con peligro, pero también con honor, sabiendo que era "alguien". Desde ese momento había comprendido que no era "nada" para nadie. Muy parecido debió de ser el momento que Jesús vivió. En el Evangelio de Juan Jesús le dice a quien lo golpea: "Si hablé mal, demuéstramelo; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?". Lo que me parece formidable en esta palabra es nuevamente el llamamiento de Dios a la libertad humana: si he hecho mal, aquí me tienes en tus manos; si he obrado ¿entonces quién eresobras tú para Mírate a ti mismo, ¿qué te bien, está sucediendo, por qué así? pegarme? ¿Qué series de frustraciones, de servilismos, de temores, te han llevado a este punto? He aquí a Jesús, la vuln vu lner erab abililid idad ad de Dios Dios que que se of ofre rece ce al homb hombre re,, como como es espe pejo jo de su mezquindad, para que el hombre se vea y tenga horror de sí mismo, y acepte por tanto la salvación que este humillado le ofrece con su silencio. Es la vulnerabilidad que Dios me ofrece en cada hermano débil, que no sabe reaccionar ni con simplicidad, que no tiene la presencia de espíritu para contestar a un ataque mío, a una palabra amarga. Dios se ofrece a nosotros en Jesús para curarnos, se ofrece a nosotros en los hermanos para confun con fundir dirnos nos,, pero pero tambié también n para para liberar liberarnos nos,, para para hacern hacernos os ver quiéne quiéness somos.  -Pilato: el respeto humano. En Mt. 27, 11-16 Jesús es nuevamente llevado a Pilato y el gobernador le pregunta: "¿Eres tú el rey de los judíos? Tú lo dices", le contesta Jesús. Siguen después las acusaciones de los Sacerdotes y de los Ancianos, pero Jesús ya no contesta nada. Pilato le dice: "¿No oyes cuántas cosas dicen contra ti?". Pero Jesús no le contesta ni una palabra, y el gobernador se sorprende. Siguen las tentativas ansiosas de Pilato para salir con honor de este problema. Primero trata de liberar a Barrabás: "¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús llamado el Cristo? Sabía bien, en efecto, que se lo habían entregado por envidia". Pilato es un hombre intuitivo intuitivo,, un hombre de ley y de gobierno, que comprende inmediatamente qué es lo que está sucediendo. La situación se agrava en su corazón, cuando la esposa le

 

manda decir: "No resuelvas nada contra ese justo: porque he sufrido mucho hoy, en sueños, por causa de él". Mientras tanto los Sumos Sacerdotes y los Ancianos convencen a la much mu ched edum umbr bree pa para ra que que pi pida dan n a Barr Barrab abás ás,, y cuan cuando do el gobe gobern rnad ador or pregunta: "¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Ellos contestaron: ¡a Barrabás! Les dijo Pilato: ¿Qué haré entonces con Jesús, el llamado Cristo? Dijeron todos: ¡Sea crucificado! Replicó él: ¿Pues qué mal ha hecho? Ellos gritaron más fuerte: Sea crucificado. Viendo Pilato que nada conseguía, sino que aumentaba el alboroto, tomó agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: Soy inocente de esta sangre. ¡Vosotros veréis! Y respondió el pueblo: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Entonces puso en libertad a Barrabás y les entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado". ¿Quién es, pues, Pilato? Es el "burócrata" apegado al puesto; lo más importante para él es no perder su puesto. Pero se encuentra entre dos fuegos, com como su succede a menudo do:: de arriba órdenes, maniobr iobraas, tempestades, cosas por hacer; de abajo inquietudes, descontentos. Por tanto, esfuerzo amargo, equilibrio entre los doselfuegos, tratar de nocotidiano, perjudicardesumantener carrera y un de cierto no disgustar a nadie; de no disgustar su conciencia, pero tampoco al emperador, ni a la gente, porque en el fondo el emperador está lejos, pero él tiene que vivir con la gente. He aquí el drama de este pobre hombre que hasta tiene una cierta cultur cul tura, a, un sentid sentido o de la dignida dignidad, d, de honest honestida idad d fundame fundamenta ntal, l, aunque aunque tenga sus grandes defectos. Aquí aparece también como un hombre que sigu siguee un unaa lílíne nea, a, pe perro quie quiere re salv salvar arlo lo to todo do:: el pues puesto to,, el fa favo vorr del del emperador, las buenas relaciones con las autoridades judías y el aprecio del pueblo. Por tanto, le viene la idea de Barrabás, cree que va a salir con las suyas y quedar bien con todos. El pueblo queda contento porque ha liberado un prisionero; queda contento el emperador porque no le llegan quejas; queda contenta la conciencia porque ese hombre merecía la muerte. Pero no le resulta bien el asunto y entonces se vuelve hasta ingenuo, porque se presenta ante una muchedumbre enfurecida, creyendo poder convencerla. Esto demuestra hasta qué punto ha llegado su desconcierto y también su sabiduría política, porque se ve que ya no se da cuenta de las reacciones normales normal es de la gente. Se ve que trata de salir de la situación situación desesper desesperadaadamente, como un león enjaulado: busca una salida que no vaya contra su conciencia, concie ncia, que lo salve a él y al mismo tiempo al hombre que no ha hecho nada de malo. La vida probablemente no lo había preparado para esta situación, que de trivial se convierte de repente en fastidiosa y humillante. Busca todos los caminos de salida, menos el verdadero, es decir, el uso de su libertad, de su dignidad.

 

¿Qué hace Jesús? Dice lo único que puede decir en ese momento: "Tú lo dices". Aquí me parece también, como en el caso de Judas y de los guardias, hay un llamamiento a la dignidad de la persona: tú ves, tú sabes; si soy culpable, estoy listo a ser condenado, si no lo soy, interroga tu conc co ncie ienc ncia ia,, si er eres es un homb hombre re lilibr bre, e, mu mués éstr trat atee como como ta tal, l, haz haz que que tu dignidad triunfe. Aquí sin duda yo entro en una consideración de imaginación, pero que me parece aceptable. A este punto, me gusta imaginar que Pilato haya teni tenido do un in inst stan ante te de in ince cert rtid idum umbr bree y se haya haya pr preg egun unta tado do:: ¿soy ¿soy un funcionario o soy un hombre? Si soy un hombre, tengo mi libertad y este hombre que tengo delante me interesa; tal vez tenga algo que decirme, tal vez puede explicarme por qué me siento tan inquieto, qué es lo que me sucede; si nos sentamos juntos me dirá alguna palabra de las suyas. Así Pilato habría abandonado su vestidura de funcionario y se habría colocado a nivel de hombre. ¿Qué le habría dicho Jesús? Más o menos lo que ya estaba explícito en su "Tú lo dices". Como funcionario puedes condenarme, tienes el poder y si me encu encuen entr as cu culpa lpable ble,, igualmente, está estáss en liber lib erta tad dendetushace ha cerl rlo. o. Pero Pero pregúntate si no so soyy culpable, lo tras puedes hacer estoy manos. por qué tienes esta inquietud, por qué en el fondo no eres capaz de avanzar, por qué tienes miedo, qué es lo que quieres. Creo que entonces Pilato, por primera vez en su vida, se habría sentido en un coloquio de hombre a hombre, con uno que no lo adulaba, pero tampoco lo rechazaba, sino que hablaba con él libremente. Y me imagino que, si Pilato hubiera hecho este gesto, en este coloquio se habría sentido libre del respeto humano respecto del emperador y del Sanedrín, capaz de afrontar el peligro del tumulto de la muchedumbre. A esto se llega en un coloquio de tú a tú con Jesús: hace al hombre autént aut éntico, ico, libre libre de todos todos los temore temoress absurdo absurdos, s, que improv improvisam isament entee lo hacen sentir ridículo. Jesús muere para revelar aun a Pilato cuál es el camino de salida. Este es el coloquio liberador que Jesús quiere tener con cada uno de nosotros; la única solución para Pilato era la de ponerse al nivel del hermano y hablarle, porque la persona era más importante que las leyes, la carrera, la burocracia. Jesús nos enseña que siempre, en cualquier situación, hay la posibilidad de una relación auténtica con él, que nos lleva a nuestra autenticidad. Nos enseña que siempre hay la posibilidad de un momento de pausa, aun en las situaciones más complicadas, más absurdas, más ridículas, para descubrir el signifi sign ificad cado o más profun profundo, do, para para encont encontrar rar la verdade verdadera ra rel relaci ación ón con las personas, para dar importancia al hombre y no a las cosas ni a las estructuras. Noss encon No nconttra ramo moss an ante te Je Jesú súss que que, como como hombr ombree, nos re reve vela la la

 

vulnerabilidad de Dios, que se deja tratar como queramos, que quiere que cada uno de nosotros lo reconozcamos en su vulnerabilidad. Somos este Pilato que tiene una cara, una honorabilidad, una etiqueta que quiere salvar a toda costa delante de los demás. Preguntémonos qué hay en nosotros de Pilato, qué es lo que nos impide ser libres. Cuáles son nuestros temores, nuestras etiquetas, las vestiduras y las máscaras que llevamos en público, por las que no somos capaces de arriesgarnos. Ante el caso concreto aparece todo lo que es absurdo en noso no sotr tros os,, la capa capaci cida dad d de de desc scui uida darr y piso pisote tear ar al ot otro ro para para salv salvar ar la apariencia, para conservar la fama o el puesto importante o el aprecio de la gente por nuestra honorabilidad. Habla conmigo, nos dice el Señor, hazte liberar, debes saber que en cualquier momento se te puede presentar el caso de aplastar al otro por defender un mundo que te construiste, te puede suceder encontrarte en una situación irreparable, sin caminos de salida. Con su confiarse en nosotros, con su vulnerabilidad, Dios nos revela esto: Yo quiero iluminarlos sobre lo que ustedes son y sobre lo que pueden llegar a ser, si me reconocen. CARLO M. MARTINI EL EVANGELIO ECLESIAL DE S.MATEO EDIC. PAULINAS/BOGOTA 1986.Pág. 183ss

PRESENCIA DE JESÚS He tratado simplemente de reunir, para proponerlas a su reflexión, siete situaciones, o mejor siete dichos de Jesús, sacados del Evangelio de Mateo, en donde aparece de un modo o de otro el concepto de que Jesús está con nosotros, entre nosotros, para nosotros. Los leo no como se encuentran encuentran en Mate Mateo, o, sino según un orden que me parece progresivo, yendo de lo interno hacia lo externo. -"...el espíritu de vuestro Padre es el que habla en vosotros.". En este sentido el primer texto es el de /Mt. 10/11-20: "Cuando os entreguen, no os angustiéis sobre cómo habéis de hablar o qué habéis de

 

decir, porque se os dará en aquel momento lo que debéis decir. Pues no sois vosotros los que habláis, es el Espíritu de vuestro Padre el que habla en vosotros". vosotr os". Como ven, aquí no son las idénticas palabras Mt. 28, 40, porque dice: "el Espíritu del Padre", pero es claro por todo el Evangelio que se trata de una presencia enviada por Jesús, en la cual Jesús mismo, la fuerza de Dios que él nos ha dado, se hace presente a los suyos. Tratemos de comprender el Ustedes sentido de "El Espíritu vuestro habla en vosotros". noeste son versículo: los que hablan, sino de que es el Padre Espíritu del Padre el que habla en ustedes. Estamos en el cap. 10 en el "discurso de la misión", por tanto en una situación muy semejante a la del cap. 28, cuando Jesús manda en misión: "Id a todas las gentes..."; en efecto, están introducidas en el versículo 16 con las palabras "He aquí que yo os envío como ovejas en medio de lobos..."; por tanto, recuerda muy de cerca" ...id a los paganos, yo os envío...". Estamos en situación de misión, inmediatamente descrita por Jesús como situación de peligro y de oposición. Por tanto, no de éxito; no van a cosechar las mies, no seque, los espera gusto, un mundo hostil, en una situación de gente o no loscon desea o, van si losa desea, es sólo para aniquilarlos; gente que, como lo dicen los versículos siguientes, los echa a la cárcel, los hace flagelar, los lleva ante los tribunales; gente que, a la luz de la meditación sobre la Resurrección, se defiende de la novedad del Evangelio, trata de rechazarla porque le tiene miedo. Esta situación viene descrita como propia de Pablo (2Tm 04, 16 y siguientes), cuando dice amargamente: "En mi primera defensa nadie me asistió, sino que todos me abandonaron. ¡Qué no les sea tenido en cuenta! Pero el Señor me asistió y me fortaleció". La misma situación el Señor prevé para los suyos, pero con algo más: no sólo dice, como Pablo, el Señor les estará cerca (aquí el término usado es muy jurídico, forense: fue mi "defensor". Me parece que es un término de confrontación para comprender el sentido de la palabra "Paráclito", es decir, el que está con ustedes cuando encuentren oposición, cuando estén solos, desorientados, sin palabras), sino que esta promesa dice algo más: habla en ustedes. Por tanto, Jesús afirma con amplitud: "No os angustiéis", es la misma palabra que usa en la exhortaciones del cristiano a la fe: "No os preocupéis del mañana, qué beberéis, con qué os vestiréis... Vuestro Padre sabe todas estas cosas". Aquí dice: No se preocupen de cómo van a hablar, qué van a decir, si tienen que usar un lenguaje agresivo o remisivo, si tienen que demostrarse moderados o si tienen que proclamar el mensaje sin defenderse: Dios les dirá cómo y también qué decir. Tenemos también una ilustración de todo esto en los Hechos de los

 

Apóstoles (cap. 22, 24; 26), en donde Pablo en sus tres apologías se defiende de manera muy diversa: a veces acusando, a veces aceptando, a veces con dulzura hacia quien le habla, otras con dureza: es el Espíritu que suscita la variedad de los modos de defenderse, no hay necesidad de preocuparse preocu parse de esto con anterioridad. anterioridad. Esta exhortación exhortación está, pues, unida a todo el Evangelio; si Dios nos ha tomado de la mano, si ha venido a nuestro encuentro, mucho másiletrado, estará presente esta situación en de la que un pobre hebreo ante un en tribunal, tal vez dramática entre gente idioma distinto, no sabe qué hacer, se siente rodeado por todos. Todas las veces que nos encontramos encontramos ante el tribunal tribunal del mundo, que nos juzga, que nos critica y trata de hacernos caer en contradicción, podemos refugiarnos en las palabras de Jesús: "El Espíritu estará con vosotros". Cuando nos encontramos en el límite del miedo, de la tristeza, de la desolación, solos en la fe, incapaces de defenderla, en situaciones en las que la fe parece comprometida compro metida y nosotros nosotros con ella, en esos casos sentire sentiremos mos la potencia potencia de Dios. Fue lo que Pablo afirmó muchas veces diciendo: "He sentido en mí la muerte que me rondaba, dentro y fuera, y esto sucedió para que la potencia de Dios triunfe". Recuerden, por ejemplo, al comienzo de la segunda carta a los Corintios, Corintios, cuando él se refiere a las prueba pruebass que ha tenido que soportar por la fe, todos los ostracismos y los peligros, las situaciones de soledad que acompañaron esta prueba: "No queremos hermanos, que ignoréis la tribulación que nos sobrevino en Asia. Nos abatió hasta el extremo sobre nuestras fuerzas, que desesperamos de nuestra vida. Hasta tuvimos como cierta la sentencia de muerte, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos". Esta es la situación del Apóstol a quien el Señor deja aparentemente abandonado a las olas de la oposición, pero en la cual Dios está presente. -"...donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estaré en medio de ellos". /Mt. ellos". /Mt. 18/10-20 Otra situación en la que encontramos a Jesús, según Mateo (cap. 18, 20), es la del discurso eclesial, en donde se habla de la vida de la Iglesia dent de ntro ro de la co comu muni nida dad: d: "En "En dond dondee dos dos o tr tres es es esté tén n re reun unid idos os en mi nombre, nombr e, allí estaré estaré yo en medio de ellos". ellos". Noten: no ya "en ellos", sino "en medio de ellos". El versículo anterior (Mt. 18, 19) nos da un ejemplo concreto de este estar juntos: "En verdad os digo que, si dos de vosotros se pone po nen n de acue acuerd rdo o sobr sobree la ti tier erra ra,, cual cualqu quie ierr cosa cosa que que pida pidan n le less será será otorgada por mi Padre que está en los cielos". Según este ejemplo, es claro que Jesús no habla de una reunión cualquiera, de un estar juntos sólo materialmente, de cualquier modo, sino de un estar reunidos en la fe. Este Es te esta estarr junt juntos os,, conc concre reta tame ment nte, e, se nos nos desc descri ribe be con con algu alguna nass

 

características que es interesante notar. Al leer el versículo 19, me pregunto por qué se hace hincapié en : "sobre la tierra", tal vez porque es muy raro que en la tierra dos se pongan de acuerdo, probablemente esto sucede sólo en el cielo. "Cuando dos se pongan de acuerdo": el texto griego es muy bello, dice exactamente "cuando cantan con la misma voz", es, pues, el acorde sinfónico del canto en común, la melodía de las personas que saben cantar juntas, por tanto, cuando hay esta consonancia. "Cualquier cosa": aquí impacta también la expresión; no importa lo que se pida, lo que importa más, lo que vale más es la consonancia. Se trata, pues, claramente claramente de una situación de fe: gente que se reúne con confianza confianza en el Padre; con consonancia; gente que busca algo en conjunto; con oración: gente que pide. Por consiguiente, la oración comunitaria en la fe es el lug lugar ar por por ex exce cele lenc ncia ia de la pr pres esen encia cia de Je Jesú sús; s; siem siempr pree Je Jesú súss está está presente en donde se hace comunidad, pero esto se logra cuando hay consonancia de oración en la fe. Debemos agradecer al Señor porque nos ha permitido en estos días sentir frecuentemente esa presencia suya. s uya. Como Co mo decí decíaa resp respeect cto o de la ora raci ción ón comu comuni nita tarria como como or orac ació ión n característica del cristiano "en el Espíritu", todos nos damos cuenta cuando hay una cierta "cualidad" en la oración de la comunidad, es decir, cuando a un cierto momento cada uno de nosotros se olvida de sí mismo; he aquí el acorde de todos para pedir la misma cosa, cuando todos piensan en el Reino, entonces el Reino viene, el Reino ya se hace. Hemos descrito aquí una comunidad: gente que reunida busca el Reino, y en la oración y en la fe se pone de acuerdo para buscarlo; y el Reino vi vien ene, e, porq porque ue Je Jesú súss está está ah ahí; í; se an anti tici cipa pa la Pa Paru rusí sía; a; el Seño Señorr ya ha resucitado en medio de ellos. Notemos la fórmula apremiante: "Yo estoy ahí" que recuerda la fórmula de Yavé: "Soy yo".Esta segunda situación de una presencia del Señor, como ya les decía, podemos experimentarla sobre todo cuando la oración nos une verdaderamente, y entonces hay "un no sé qué", por lo cual cada uno dice: ¡cómo se estaba de bien todos juntos, cómo se rezaba de bien! Ha sucedido algo nuevo, nuevo, que no es la suma de cada una de las las buenas volu volun ntades des, si sin no que que es el Espírit íritu u el que nos ha transformado. -"quien os recibe a vosotros, me recibe a mí". La tercera situación, la de la acogida, se encuentra en /Mt. 10/40-42. Nos encontramos en el final del "discurso de misión", y Jesús presenta no la comunidad que acoge a alguien, sino a alguien que es recibido en el pueblo misionero: "Elenviado. que os recibe, mí mearecibe; y quien meprofeta, recibe, recibe quien me ha El que arecibe un profeta como recibiráa

 

premio de profeta; y el que recibe a un justo como justo, recibirá el premio de justo; el que diere de beber a uno de estos pequeñuelos tan solo un baso de agua agua fresc resca, a, por porque que es mi di disc scíp ípul ulo o, os digo digo que que no per perderá derá su recompensa".Aquí tenemos una situación de misión, en la que la persona no es rechazada, sino acogida; si se la rechaza, el Espíritu está en ella para hablar con valentía. Si se la recibe, entonces ella misma es el Señor para los demás a quienes les hacia lleva la Jesús está en nosotros cada vez que vamos unbendición. hermano, Por con tanto, una palabra evangélica en el corazón, y quien nos recibe, recibe al Señor. Es un modo especialísimo del Seño Se ñorr de esta estarr con con su suss misi mision oner eros os.. El vocab vocablo lo "m "mis isio ione nero ros" s" se pu pued edee entender ampliamente: todos los suyos que van hacia otro llevándole su palabra. Noten el crescendo, al menos así me parece poder leer en los versículos 41 y 42. El versículo 41 me parece una palabra genérica, que después se especifica en el siguiente: "El que recibe a un profeta como profeta, recibirá premio de profeta".Este podría también ser un proverbio general sacado del Antiguo Testamento; por ejemplo, la viuda de Sarepta que recibió al profeta Elías, y a la que recibió a Eliseo tuvieron la recompensa de quien recibe a un profeta. Por consiguiente, quien acoge las palabras de Jesús, el que viene a él por medio de un hermano, también él participa de esa bendición que acompaña a quien lleva la palabra del Señor."El que recibe a un justo como  justo, recibirá premio de justo", pero continúa: "el que diere de beber (aquí ( aquí vuelve aquélla fórmula: aun a uno solo) a uno de estos pequeñuelos, tan solo un vaso de agua fresca, porque es mi discípulo... no perderá su recompensa". Me parece que se va en un crescendo: primero un profeta, después un justo, finalmente un sencillo, que no tiene mucho qué decir, pero viene con alguna palabra del Señor, aunque no la sepa decir muy bien. Aun el más pequeño de los que llevan la palabra del Señor al hermano, por tanto también cada uno de nosotros que lleva la palabra de modo muy embrional, elaborada, con un mínimo es Jesús para elpoco hermano y es la pero presencia de Jesús en de él: buena todo lo voluntad, que hace en su acogida participa de la bendición del Señor. Por tanto, Jesús está con noso no sotr tros os que que nos nos esfo esforz rzam amos os de hace hacerr algo algo,, de llev llevar ar a algu alguno no a los los Ejercicios, de decir una palabra buena. En (/Mt. 18/05) el cap. 18, 5 notamos la misma palabra, pero vista dentro de la comunidad, en donde ya no es el discípulo el que va y es recibido, sino que es la comunidad lugar de acogida: "El que recibe a uno solo de estos pequeñuelos en mi nombre, a mí me recibe". Creo que aquí se hace referencia precisamente a la comunidad, porque estamos en el capítulo 18, en donde el tema es precisamente la comunidad. Cuando la comunidad es capaz de acogida, es decir, no sólo recibe a quien viene de afuera, sino que le da el justo valor a cada uno de sus

 

miembros, trata de no defraudar a nadie, de poner a cada uno en su puesto, de atraer a los que forzosamente han quedado marginados, esta comu co muni nida dad, d, di dice ce el Seño eñor, me ac aco oge a mí, mí, si lo hace hace no sólo sólo par para demostrarse capaz y dinámica, sino en mi nombre, en nombre del amor que yo quiero infundir en ella. Estas palabras tienen su contrario: "Ay de quien escandaliza a uno solo de estos pequeñuelos que creen en mí", en donde escandalizar creo que tiene el mismo significado que se le atribuye en el Nuevo Testamento, que aquí aparece en contraste con las palabras "que creen en mí"; es decir, ay de quien hace difícil creer en mí. Ellos creen en mí, pero por el modo como son aceptados en la comunidad, por el modo como se manifiestan la Iglesia y sus ministros, el creer que puede llegar a ser muy difícil para ellos, pueden tropezar, perder la fe. De nu nueevo, vo, sin quer querer erlo lo,, volv volvem emos os a la pr prim imeera sema semana na de los los Ejercicios: de este modo estamos llamados a formar comunidad, pero es fácil que la comunidad sea un obstáculo para la fe de alguien, porque es difícil que una comunidad sea siempre tan acogedora, tan amplia, que no impida acercamiento Señor. Solamente permitirnos vivir unaelsemejante vida al comunitaria, nosotros el noSeñor somospuede capaces, tenemos que reconocerlo. El Concilio Vaticano II lo hizo aun como Iglesia oficial, confesando en la Gaudium et Spes: "Si muchos no creen en Dios es culpa nuestra". Ciertamente esta palabra de Jesús, terrible, nos lleva a esta confesión humillante: "Sería mejor para él que le colgaran una rueda de molino al cueellllo cu o y lo echar charan an a lo loss abis abismo moss del del mar. mar. Es ine inevita vitabl blee que que haya haya escándalos, pero ay del hombre por cuya culpa viene el escándalo". No existen comunidades perfectas, nunca existirán; pero Jesús nos dice dónde quiere estar presente, nos ayuda a reconocer nuestra debilidad y a admitir que sin él no podemos abrirle las puertas en nuestro vivir juntos. -"... cuando hicisteis estas cosas... a mí las hicisteis". Como Co mo quin quinta ta si situ tuac ació ión, n, ci cito to el pa pasa saje je de /Mt. /Mt. 25/4 25/40 0 en dond dondee la identificació ident ificación n aparece aparece muchas veces: "Cuándo te vimos desnudo, enfermo enfermo,, en la cárcel... en verdad os digo que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis".He aquí otro modo de presencia de Jesús a nuestro alrededor, en todo el mundo, en todo nuestro prójimo. Según la parábola de Lucas, en todo el que encuentre y que esté en dificultad, en él está Jesús presente; o mejor, haciendo algo por él, lo has hecho a Jesús. Aquí la visión se amplía de la comunidad hacia cualquier forma de

 

promoción. Se señalan los ejemplos más evidentes y fáciles, como en la parábola del Samaritano, en donde es evidente la necesidad del herido; aquí se habla del hambriento, desnudos... de los necesitados más elementales, pero claro está que se entienden todos los otros casos en donde hay una necesidad. -"... no hasta siete, sino hasta setenta veces siete". He dejado de última la situación más difícil, aquella en la que no se nos exige solamente tener valentía, no omitir algo, hacer algo, sino soportar algo. En el mismo discurso comunitario se ve evidente la dificultad para vivir  juntos, para no hacer el mal, para no ser s er obstáculo para nadie, y al mismo tiempo se crean continuamente adversidades, porque cada uno se siente engañado por los demás. Por eso Jesús, al final de este discurso, después de todos los avisos que dio para vivir en comunidad, dice a Pedro, que le pregunta cuántas veces tiene que perdonar al hermano que peca contra él: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".Es interesante ver cómo este es prácticamente el último precepto comunitario, porque en el fondo la comunidad es una comunidad de perdón, de mutua reconciliación, de mutua soportación amorosa, paciente. San Pablo dirá: "Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo". Para él este es también un precepto conclusivo: sopórtense mutuamente y serán capaces de todo el resto. A esto se une una parábola (/Mt. 18/23-35), muy conocida y que apenas les quiero recordar: el rey que pide cuentas a sus siervos. (...)Aquí el rey se identifica con el siervo más débil y le dice al otro: al no perdonarlo a él, cometiste una falta contra mí. No hay una verdadera identificación como en las otras situaciones, pero también aquí vemos que el rey se pone en el lugar del deudor, de tal manera que el acreedor, tratando con él, en cier cierto to se sent ntid ido o es como como si tr trat atar araa con con el re rey. y. Es mu muyy im impo port rtant antee esta esta afirmación afirmac ión inserta en el discurso de la comunidad, porque demuest demuestra ra cómo Jesús nos ha perdonado una deuda irreparable, es decir, la incapacidad de amar, y exige que nosotros hagamos lo mismo los unos con los otros. Este es también un modo de presencia de Jesús, porque nosotros continuamos su acción perdonante. Esta palabra de Jesús es la ley fundamental del vivir en la Iglesia: sabernos perdonar sin límites, porque sin límites el Señor nos perdona. Sin esta voluntad de perdón no hay comunidad. -"... Yo estoy contigo". Volvamos a la última palabra de /Mt. 28/20 : "Yo estaré con vosotros, parale par alela la alcon Emma Emlamanu nuel el dede/M /Mt. t. 01 01/23 /23: "Dpromesa ioss co con n que voso vosotr tros os". "."E "Est star aré é con co vosotros" fórmula alianza y :de"Dio Yavé hizo con sun

 

puebl pue blo o en el An Anttig iguo uo Test stam ameento nto y en la qu quee pode podemo moss ver ver algu alguna na explicación muy hermosa, por ejemplo en Isaías; son los pasajes que más inspiraron al Nuevo Testamento, y nos damos cuenta cómo frecuentemente resuena la fórmula "Contigo"./Is/43/01ss: Dios forma la comunidad de los que ama, que no puede abandonar, de los que no puede olvidarse, porque a cada uno le ha dado el nombre bautismal de salvación, a los cuales les está siempre para queessela reúnan en de la comunidad de reúne, los salvados. Jesús en mediocerca de nosotros presencia Dios que nos que hace de nosotros un pueblo, que, por medio de la acción de los que suscitan discípulos, reúne al pueblo de Dios desde los extremos de la tierra, desde todas las naciones, desde todas las situaciones humanas, hacia una ciudad en donde reine la justicia, la verdad de las relaciones humanas, de la amistad vivida, la capacidad de conocerse, de amarse. Este Reino tiene en el centro a Jesús Señor, a quien se ha dado todo poder en el cielo y en la tierra y que es el único que puede hacer todas esas cosas. Pidámosle al Señor que quite de nuestro corazón el temor, incluso por el porvenir, porque él está con nosotros. Muchas veces se regresa de los Ejercicios a casa con un poco de angustia y de ansiedad. Este temor no tiene nada de malo, porque en el fondo somos vasos de barro y el Señor no nos quita esta fragilidad; pero nos repite la palabra: "No temas, yo estoy cont co ntigo igo". ".De Deje jemo moss que que no noss re repi pita ta esta estass palab palabra rass y or orem emos os:: Te dam damos os gracias, Señor, porque estás con nosotros y estarás con nosotros. Estás con nosotros hoy, aquí reunidos en esta tranquilidad, en este lugar en donde estamos protegidos de los vientos y de las tempestades, de todo lo externo que nos puede perturbar. Te damos gracias porque estás con nosotros en nuestra oración y en nuestro canto, has estado con nosotros en nuestro esfuerzo por sostenernos mutuamente, aunque solamente con el silencio, con el servicio discreto, con la atención de los unos para con los otros. Te damos gracias, Señor, porque estarás con nosotros mañana y pasado mañana, y siempre: no habrá día en quee no esté qu estéss co con n noso nosotr tros os.. Co Conc ncéd éden enos os,, Seño Señor, r, acep acepta tarr de ti esta esta certidumbre de que aunque no destruya totalmente nuestros temores, nos cambia internamente el corazón. Te damos gracias, Señor, Dios Padre, que por medio de la Muerte y Resu Re surr rrec ecció ción n de Je Jesú súss no noss da dass el Es Espí píri ritu tu Sa Sant nto o que pone pone en nues nuestr tro o corazón este certidumbre, destinada a permanecer por los siglos de los siglos. Amén. (·MARTINI-2.Pág. 256ss) ........................................................................

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