El Espíritu Santo en Nosotros I Parte

March 30, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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El Espíritu Santo en nosotros I Parte “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que de los muertos a Cristo JesúsAsí vivificará también vuestros cuerpos mortales por levantó su Espíritu que mora en vosotros. que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Rom 8:9-14) El Espíritu Santo viene a nosotros no para simplemente habitar, sino para producir la vida de Cristo en nosotros (Hch 19:2, Rom 8:16, 1 Jn 3:24, 1 Jn 4:3, Rom 8:9, Jn 7:38). Sabemos que somos cristianos por el Espíritu Santo que mora en nosotros. No es el ser  cristianos lo que nos da el derecho de tener el Espíritu Santo (por cierto, no es un derecho tenerlo sino una necesidad), sino que es el tener al Espíritu Santo lo que nos da el derecho de ser cristianos. La prueba de la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Tres características que debemos esperar que se hallen en una persona en la que habita el Espíritu Santo y le ha dado la libertad de operar en su vida: o Hambre de conocer a Jesucristo. o Hambre de ser como Jesucristo. o Hambre de servir a Jesucristo. o Aborrecer el pecado. Hambre de conocer a Jesucristo.

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Jn 16:13-14) “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.” (Jn 15:26) Las tareas del Espíritu Santo para con nosotros son, entre otras: • Revelarnos a Cristo (1 Cor 12:3). • Recordarnos todo lo que Cristo ha dicho (Jn 14:26). • Testificar acerca de Cristo (Jn 15:26). • Glorificar a Cristo (Jn 16:14). • Tomar lo que es de Cristo y hacérnoslo conocer (Jn 16:15).

 

Derivado de lo anterior, Jesucristo deja de resultarnos alguien lejano y místico, y se convierte en alguien muy atractivo. Entonces, podemos concluir que donde no hay un hambre de Cristo y el anhelo de una buena y más profunda relación con El, lo más  probable es que esté ausente el Espíritu Santo o esté apagado o contristado (entristecido). Entonces también, desear conocerle mejor es una expresión de la vida del Espíritu dentro de nosotros. El anhelo de conocerle mejor implica un apetito por la Biblia que es la revelación suprema de El (Jn 5:39-40). Estudiar las Escrituras solo por la satisfacción de conocerlas no ayuda en absolutamente nada. El propósito de estudiarlas es hallar a Cristo porque son la revelación de El. La Biblia solo tiene sentido a la luz de Jesucristo. El amor al Señor  Jesucristo siempre nos llevará a Su Palabra para que por medio de ella pueda haber una revelación de la Palabra Viva, el Señor Jesús. Hambre de ser como Jesucristo.

“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo novosotros, puede recibir, porque no le ve, (Jn ni le14:15-17). conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con y estará en vosotros.” “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Jn 14:26). La persona que tiene al Espíritu Santo morando en ella no solo va a experimentar hambre de conocer a Jesucristo sino también de ser como El, de experimentar el fruto del Espíritu (el carácter de Cristo, Gal 5:22-23). Este cambio de carácter se manifiesta de tres maneras: • Un cambio de actitud hacia las otras personas.  Amor, benignidad, bondad, fidelidad y humildad (Jn 13:35, 1 Jn 4:16, Fil 2:3-4, Mat 5:46-47): un cambio de actitud hacia aquellos con los que por naturaleza no nos llevamos  bien. ➢

• Un cambio de actitud hacia nuestras circunstancias. circunstancias. Cada uno de nosotros somos vulnerables a circunstancias que nos afectan. Dios nunca nos prometió que no viviríamos circunstancias que nos afectaran pero si nos prometió que por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, tendríamos una nueva actitud hacia ellas. ➢  Gozo: confianza confianza en Dios por encima de las circunstanci circunstancias, as, en su suficiencia suficiencia (Fil 4.4,  Neh 8:10).

 

 Paz: saber que estamos en más grandes y poderosas que las de las circunstancias (Fil 4:6-7). ➢ Paciencia: ver más allá del presente y esperar Su manifestación (Rom 5:3). ➢

• Un cambio de actitud haca nosotros mismos.  Dominio propio: el poder de controlarnos a nosotros mismos (Prov 25:28). El Espíritu Santo crea en nosotros un deseo y nos da el poder para ello, pero esto no excluye la necesidad de la disciplina en todas las áreas de nuestra vida (2 Ped 1:3-7). ➢

• Parte de la obra del Espíritu Santo en nosotros es crear un hambre de ser como Cristo,  para que las características que lo hicieron tan atractivo para las personas durante su ministerio terrenal, sean visibles en este tiempo a través de nuestras vidas. • Notemos que la Palabra les llama el fruto del Espíritu y no las flores del Espíritu. Esto implica sonotros para“coman” adorno nidepara para que otros se beneficien de ellos,que paranoque elloscontemplación, y se beneficiensino de ellos. Hambre de servir a Jesucristo.

El Espíritu Santo viene a nosotros para fluir a través de nosotros (Jn 7:37-39). El Espíritu Santo nos es dado en nuestras vidas como río para que pase a través de nosotros, de tal manera que podamos ser una bendición para el enriquecimiento de las vidas de otros. Buscar primeramente nuestro bien no tiene nada que ver con la vida cristiana ni con la obra del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu Santo está en nuestra vida para que tengamos un nuevo deseo y poder para servir (Luc 4:18-19): los dones (1 Ped 4.10). • Son habilidades valiosas para la edificación y crecimiento de la Iglesia, no nuestro. • Son dados como herramientas para servir al Señor Jesucristo efectivamente, no para servirnos a nosotros. • Por ello, es un error centrarnos solamente en los dones; más bien necesitamos centrarnos en el servicio. • Servir efectivamente dondequiera que podamos y hacer lo que Dios nos ha dado para hacer. • Descubrir prácticamente como ser útiles y para qué. • Anhelar unirnos al programa de Dios y adelantar Su obra

     

Aborrecer el pecado.

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” (Jn 16:7-8) El Espíritu Santo es el que nos convence de pecado, de justicia y de juicio. El Espíritu Santo es santo; necesariamente aborrece el pecado, todo lo que enturbia la imagen de Cristo en nosotros. Si el pecado no nos duele, si el pecado en cualquiera de sus manifestaciones, no nos causa malestar, es probable que el Espíritu Santo esté contristado, que hayamos endurecido nuestro corazón, o lo que es peor aún, que no seamos salvos.

El Espíritu Santo en nosotros II Parte “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan ley deMas Dios, ni tampoco pueden; loscarne, que viven según la carne no pueden agradaraalaDios. vosotros no vivís segúny la sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar  otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Romanos 8:5-11, 13-17). Tenemos dos formas de pensamiento posible (no hay más).

• O pensamos en las cosas de la carne que producen muerte (y desasosiego, inquietud, frustración, decepción, desánimo, tristeza, enfermedad. ➢

 Sal 32:3-4: se envejecieron huesos en mimi gemir todoenelsequedades día. Porque de día y"Mientras de nochecallé, se agravó sobre mí tu mis mano; se volvió verdor de verano.).

 

• O pensamos en las cosas del Espíritu que producen vida y paz (Sal 32:1-2: "Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño."). ¿Que es pensar en las cosas de la carne?

• Los deseos de los ojos --codicia--. • Los deseos de la carne -- lujuria--. • La vanagloria de la vida --autoestima, autorealización, autosuficiencia, orgullo--. Si prioritariamente, o en una mayor medida nuestros días están saturados de pensamientos de la carne.

• Estamos siendo carnales, y lo carnal no le agrada a Dios.  Los designios (las acciones) de la carne son ENEMISTAD contra Dios. ➢ Vamos a vivir para agradar, seguir, obedecer, a la carne. ➢

• No trae bendición sino maldición (muerte). • La bendición solo viene cuando pensamos en las cosas del Espíritu, no en las de la carne --> Sal 1:1-3, 3 Jn 2, Jos 1:8. Pero el Espíritu nos ha sido dado para ayudarnos a vencer la carne.

• Los que somos del Espíritu pensamos en las cosas del Espíritu mayormente --> el Espíritu dirige nuestros pensamientos a Dios, nos motiva a pensar en ello. • Nos ayuda a hacer morir las obras de la carne. • Crea en nosotros la convicción de que somos hijos de Dios, y si Hijos, herederos de Dios --> no tenemos que estar corriendo afanosamente detrás de las bendiciones de Dios  porque sabemos que El es nuestro Padre: • Que nos ama • Que cuida de nosotros, • Que quiere y hace lo mejor para nosotros (Jer 29:11). • Que suple todas nuestras necesidades. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,

 

contienda contie ndas, s, dis disens ension iones, es, her herejí ejías, as, env envidi idias, as, hom homici icidio dios, s, bor borrac racher heras, as, org orgías ías,, y cos cosas as semejante seme jantess a éstas éstas;; acerc acercaa de las cuales os amonesto, amonesto, como ya os lo he dicho antes antes,, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus  pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” (Gálatas 5:16-26). “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá conven cerá al mundo de pecado pecado,, de just justicia icia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el  príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Jn 16:7-15). “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; pobres; Me ha enviado a sanar a los quebr quebrantado antadoss de corazó corazón; n; A pregon pregonar ar libertad libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” (Luc 4:18, 19). “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por  un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” (1 Cor 12:7-13).

EL ESPÍRITU SANTO: NUESTRO AYUDADOR. Estamos en tiempos en los que la maldad es mayor no solamente en cantidad sino también en calidad (más mala). Esto es una señal de anticipación de la pronta venida de Cristo. Pero ante ese incremento de la maldad en todas sus formas y dimensiones, el Señor no nos deja indefensos. El nos dice en Su Palabra que en estos tiempos el Espíritu Santo se derramará de una manera especial sobre sus hijos e hijas:

 

• Hag 2:9. “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.” • Rom 5:20-21. “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el  pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor  nuestro.” • Joel 2:28-29. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” Todo ello nos habla de una manifestación gloriosa, impresionante como nunca hemos visto, del Espíritu Santo en nuestro tiempo. Pero así como en el tiempo de la Iglesia del Libro de los Hechos que la manifestación del Espíritu Santo estaba disponible para todos, no todos la tuvieron sino solo aquellos que lo desearon, que lo quisieron, que lo anhelaron, que lo conocieron, así en este tiempo esa manifestación extraordinaria solo estará disponible para aquellos que la busquen, la anhelen, y se sujeten al Espíritu Santo. • Luc 11:13 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Si no conozco al Espíritu Santo no voy a tener todo lo que Él tiene para mi. Necesitamos conocer al Espíritu Santo y conocer lo que Él hace para poder vivirlo y aprovechar todo lo que Él quiere hacer con nosotros. Muchos de nosotros al Espíritu Santo lo tenemos “sentado” por nuestra ignorancia de no saber lo que Él puede y quiere hacer en nosotros. Lo reducimos a una fuerza, un poder, una unción, y solo aprovechamos eso de Él, pero el Espíritu Santo es más que eso, mucho más. Por ello necesitamos conocerlo a El y lo que puede y quiere hacer. Aunque la unción, el poder, los dones son cosas importantes que hace el Espíritu Santo no son las más importantes. Jn 14:15-16. 14:15-16. “Si me amáis, guardad guardad mis mandamiento mandamientos. s. Y yo rogaré al Padre Padre,, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:” Al leer este pasaje nos tiene que surgir una pregunta: ¿de que manera un Consolador nos va a ayudar a guardar los mandamientos? Cuando pensamos en un Consolador pensamos en una persona que nos consuela, “apapacha”, consciente, mima, tiene compasión de nosotros. Pero el Espíritu Santo, aunque hace eso, es alguien que hace más que eso. La palabra que nuestras en español es se Consolador, traduce “Consolador” es “Paracleto”. Y sienbien una deBiblias las traducciones no por elloenesgriego la mejor  traducción, por lo menos en el contexto de este pasaje. El Paracleto es un amigo inseparable para ayudarme en toda situación. Inseparable significa que nunca me va a

 

dejar, no importa la situación, el lugar, el tiempo, etc. Y ello para ayudarnos a cumplir los mandamientos del Señor, a vivir el estilo de vida que Él quiere que vivamos. La versión Reina Valera 1990 lo traduce precisamente así, como un Ayudador. Su función principal es ayudarnos a hacer la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta, que tenga vida y vida en abundancia, que se cumplan los planes que Él tiene para mi, que mi vida sea como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto. Que el Espíritu Santo more en nosotros, significa que Él va a estar presente en toda situación, y ello implica toda, no importa de que se trata, si es una situación personal, laboral, familiar, eclesiástica, etc., sea buena o sea mala. El es quién nos quiere guiar, quién nos quiere dirigir, quién nos quiere llevar hacia lo mejor que Dios tiene para nosotros. Sin embargo, usualmente nosotros hacemos lo contrario, queremos llevar al Espíritu Santo a donde nosotros queremos ir y para que haga lo que nosotros queremos que haga. Para poder aprovechar todo lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros, una de las condiciones es que nos sujetemos a su dirección. Sujetos al Espíritu Santo.

En el ambiente pentecostal actual, la idea de estar sujetos al Espíritu Santo es un tanto alejada de lo que la mayoría creen. Más bien la creencia usual es que el Espíritu Santo está allí para ayudarnos a nosotros cuando nosotros necesitamos o queremos. Pero el Espíritu Santo, como es Dios, requiere también de nosotros sujeción, obediencia. Una buena ilustración de ello es Mat 11:28-30: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” En este pasaje Jesús nos ofrece descanso para nuestras almas, pero ese descanso implica un par de condiciones: en primer lugar, que llevemos su yugo, y en segundo lugar que seamos mansos y humildes de corazón. En el primer caso, el del yugo, Jesús se está refiriendo a un madero al que se amarra la cerviz, nuca o parte superior del cuello de los  bueyes que van a jalar de una carreta. carreta. Ese yugo es para que sean amarrados dos bueyes a él. Uno de los bueyes es un buey experimentado, maduro, mientras que el otro es un buey joven, inmaduro, inexperto. Como ambos van amarrados al yugo, el buey joven tiene que sujetarse al experimentado, y de esa forma, gradualmente, va a ir aprendiendo el oficio. Allí es donde entra el segundo tema, el de ser mansos (amansados) y humildes de corazón: solo el que se sujeta  –humildad de corazón—va a ser ser amansado para que sea un buey efectivo. efectivo. Y en la figura completa encontramos una representación del trabajo del Espíritu Santo  para con nosotros: en el yugo que Cristo nos invita a llevar para que hallemos descanso a

 

nuestras experimentado lo hace el Espíritu Santo que nos guía, nuestras almas, el papel del buey experimentado nos entrena, para amansar nuestra carne, para ponerla en servidumbre, mediante la obediencia a los mandamientos de Dios, para que podamos vivir la plenitud de vida, los  planes de bien, los propósitos de Dios y las bendiciones que de ello ello derivan. El Espíritu Santo es nuestro ayudador para darnos toda su experiencia para llevarnos a donde Dios quiere que vayamos para tener una vida plena. Juan 14:17 nos enseña que el Espíritu Santo va a morar en nosotros, allí está siempre para dirigi dir igirno rnoss y ayu ayudar darnos nos en tod todoo mom moment ento, o, en tod todaa cir circun cunst stanc ancia, ia, per peroo nec necesi esitam tamos os conocerlo y saber que función está haciendo en nosotros, porque algunas de las cosas a las que Él nos va a guiar no nos van a agradar porque significa que tendremos que morir  a nuestra carne, o que sabiendo el futuro, nos está apartando de algo que nos agradaría  pero que a la larga no nos conviene, los caminos que nos parecen derechos en nuestra opinión pero que terminan en problemas (Prov 16:25). El Espíritu Santo también nos enseña las cosas que habrán de venir, o nos aparta de ellas para evitar que nos afecten aunque nosotros no lo entendamos en ese momento. A nuestra mentalidad “normal” le es difícil aceptar que el Espíritu nos quiere guiar en todo, aunque no parezca nada espiritual. Nosotros creemos que Él está solo para las cosas mega, hiper, super espirituales, o solo para las cosas que tienen que ver con la Iglesia,  pero eso no es más que el resultado de nuestra mentalidad mega, hiper, super religiosa,  porque lo que la Palabra de Dios dice al respecto de lo que hace el Espíritu está relacionado con dirigirnos para todas las cosas. Y eso de conocer más al Espíritu Santo no tiene nada que ver con cuanto ya lo podamos conocer o dejarnos guiar por Él. Aunque ya lo oigamos de alguna manera, necesitamos mejorar nuestra relación con Él y nuestro conocimiento acerca de Él, y ello es una situación que nos va a seguir siempre. Cada día podemos conocer más y relacionarnos mejor con Él, y por lo tanto, obtener un mayor nivel de bendición de parte de Él, y cuando hablamos de mayor nivel de bendición estamos hablando de una mayor capacidad  para que nos vaya bien en todas las áreas de nuestra vida, que todo nos salga bien, que vivamos dentro del propósito y la bendición de Dios. El Espíritu Santo, nuestro Ayudador.

Como nuestro Ayudador el Espíritu Santo, por lo que nos enseña la Palabra de Dios que es Verdad, cumple las siguientes funciones en favor de nosotros: • El Consolador que alivia la pena o la aflicción (Jn 14:16). • El Abogado defensor que defiende nuestra causa ante cualquiera que nos quiera acusar o condenar (Rom 8:1). • El bien de(Jn nosotros El Testigo Maestro que  quehabla nos enseña 14:26).(Rom 8:1). • El Guía que nos dirige (Rom 8:14) a toda Verdad, y a conocer las cosas que habrán de suceder (Jn 16:13) para que tengamos vida y paz (Rom 8:6).

 

• El Intercesor que obtiene para nosotros mediante súplicas (Rom 8:26-27). • El Ayudador que suprime nuestra incapacidad y nos capacita para poder con la vida (Hch 1:8, Efe 1:19-23). • El Amigo inseparable que siempre está con nosotros en toda circunstancia para ayudarnos con Su Sabiduría (Jn 14:16, Isa 11:2). • El Transformador de nuestro carácter (hacer morir las obras de la carne, victoria sobre la tentación y el pecado, Rom 8:13). • La Presencia plena de Dios siempre presente en nosotros (Sal 139, Jn 16:13-15, 1 Cor 2:9-12). • El que nos ayuda, nos anima, nos infunde valentía y coraje para la batalla (Rom 8:26). • El que nos exhorta a realizar obras nobles (Rom 8:4), a cultivar pensamientos elevador  (Rom 8:5, Fil 4:8). • El que nos infunde la seguridad de ser hijos e hijas de Dios (Rom 8:14-16). arrepent imiento cuando pecamos (Jn 16:8), el que se contrista y • El que nos lleva al arrepentimiento nos redarguye respecto al pecado para que nos arrepintamos y para que regresemos a caminar en la Voluntad de Dios y no nos perdamos las bendiciones que Él tiene para nosotros. • Las arras (enganche) de la garantía  de nuestra redención (Rom 8:11, Rom 8:23). de amor,  poder (Rombien 8:15, 2 Tim 1:17). • El El Espíritu que nos ayuda  a que todasy dominio las cosaspropio obren para (Rom 8:28) formando el carácter de Cristo en nosotros (Rom 8:29, Gal 5.22-23). • El que nos llama, aplica la salvación a nosotros, nos santifica y nos glorifica (Rom 8:30).

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