El enfoque humanista de la educación

August 31, 2017 | Author: José Laureano Novelo Montalvo | Category: Curriculum, Humanism, Theory, Science, Learning
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El enfoque humanista de la educación "Qué enseñar y cómo enseñar no tiene mayor significado si ignoramos la estructura social en la que esa enseñanza se da. Hemos de principiar por clarificar hasta donde lo que enseñamos sirve para afianzar el sistema o ayuda a remover los obstáculos que se oponen al logro de estructuras más justas". Francisco Gutiérrez

Introducción Para entender el quehacer docente y las múltiples dimensiones que atraviesan su accionar es necesario analizar los planteamientos teóricos que subyacen en los diferentes enfoques en educación y sus implicaciones en las propuestas curriculares. Los lineamientos que del curriculum se desprenden para configurar los contenidos del plan de estudios, las actividades de aprendizaje, los criterios de evaluación, la normatividad escolar y el conjunto de relaciones que se establecen en el quehacer cotidiano, se vinculan directamente con las actividades que realizan los profesores en su labor profesional, de ahí la importancia de reflexionar y problematizar acerca del papel que juega la educación en la institución escolar y las funciones que desde el mismo asume el docente.. En este escrito intentamos revisar algunos de los planteamientos en torno a una de las perspectivas educativas que por su importancia y presencia en muchas instituciones del país, consideramos necesario iniciar su análisis: el enfoque humanista de la educación Algunos antecedentes históricos El humanismo es un aspecto de un movimiento literario y artístico que se produjo en Europa en los siglos XV y XVI: El renacimiento. Esta palabra tiene un origen religioso; "El renacer es el segundo nacimiento del hombre nuevo y espiritual de que hablan el evangelio de San Juan y las Epístolas de San Pablo"1 y en un sentido terrenal y mundano: es una renovación del hombre en sus capacidades y sus poderes, en su religión, arte, filosofía y de vida asociada. La vía del renacer es el retorno del hombre a sus orígenes históricos. El término humanismo trae su origen de la importancia suma que en la formación espiritual del hombre culto se atribuía a las letras humanas, o estudio de humanidades, durante la edad media. El humanismo surge como un proceso de lucha por un ideal de formación humana plena, contra las estructuras inmovilistas y las concepciones antihistóricas de la cultura medieval. Aparecen como instrumento de liberación la filosofía, la poesía, las artes y la ciencia. Los humanistas, "combatían los manuales escolásticos..., las farragosas colecciones medievales de etimologías caprichosas y de noticias seudocientíficas..., combatían así mismo las antologías de 'excerpta' de autores clásicos y cristianos, contra la 'summae' y los acopios de 'quaestiones', para no mencionar los interminables comentarios y los comentarios de los comentarios de sentencias aisladas o de textos de filosofía antigua, ..." 2. 1

Por eso pregonaban la necesidad de "volver a las fuentes originales de la cultura y mediante el contacto directo y vitalizador con éstas cobrar el vigor necesario para una obra cultural que fuese creadora y no pura repetición"3. Por ello la actitud humanista se caracteriza por estudiar directamente y con cuidado los textos originales, además, una nueva conciencia histórica, ante la cual el hombre no es ya expresión estática de una especie e inmutable, sino progresiva construcción histórica que se cumple mediante el progreso y la educación. La educación humanista Una de las características fundamentales de la educación humanista es su integridad, es decir, la tendencia a cultivar en todos sus aspectos la personalidad humana. Las materias de estudio, las artes liberales, no se estudiaban por ellas mismas, sino porque se les consideraba como las más aptas para desarrollar armoniosamente las facultades del individuo, y, por lo general se integraban con actividades deportivas y artísticas como la equitación, la natación y la danza. Otro de los caracteres que se reconoce a la educación humanista es el de ser aristocrática. Esto era una inevitable condición de hecho en que los humanistas debían trabajar. No se olvide que también la educación clásica era aristocrática y que la exigencia de cultura a que los humanistas respondían se originaba sobre todo en los nuevos elites políticos y económicos. Sin embargo, aun cuando el mensaje cristiano no había sido en vano y la tendencia humanística a remontarse hacia las fuentes evangélicas originales actuó como profunda levadura para hacer más rico y verdadero el sentimiento humano, el hecho es que los humanistas no se ocuparon para nada de la educación popular, y que descuidaron también la educación artística en todos los aspectos en que esta tenía puntos de contacto con la actividad artesanal: pintores, escultores y arquitectos se formaban en los talleres mediante el aprendizaje directo, y aunque en ellos repercutió profundamente la nueva corriente humanista, sólo en raros casos disfrutaron de una educación humanística propiamente dicha. El humanismo, en cuanto movimiento sociocultural, no superó el prejuicio contra las actividades manuales ejercidas para ganarse la vida. El enfoque humanista de la educación Este enfoque supone a la educación como principio y fin de todo lo humano. El fin de la educación es el de hacer a la persona consciente de sí misma; la cuestión no es aprender muchas cosas sino de conocerse así mismo. Gusdorf4 nos dice que la educación tiene por misión esencial la formación de la personalidad y que dado que ésta formación atañe a las posiciones fundamentales del hombre frente al mundo y frente así mismo, no es cuestión de conocimientos intelectuales, de memoria, sino de opciones morales y de elección de valores. Y, continúa, si el fin de la educación es el de promover el advenimiento de la humanidad en el hombre, la educación debería organizarse en función de esta experiencia espiritual fundamental.

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La filosofía juega un papel muy importante en esta corriente, "el fenómeno educativo está fuertemente atado a la cuestión sobre qué es el hombre" 5, Kant6 decía, el hombre sólo llega a ser hombre mediante la educación mediante la educación. En palabras de Octavio Fullat 7, ser hombre es tener que educarse, el hombre es forzosamente educando; no es cuestión de si quiere, uno, educarse o quedar deseducado; es que o nos educamos y alcanzamos la constitución humana, o nos paramos antes y persistimos en una elemental animalidad. La naturaleza del hombre exige el proceso educativo. El enfoque humanista justifica y orienta su actividad educadora a través de una teoría educativa: cuerpo de doctrina científico (biología, psicología, sociología,...) y de una filosofía de la educación: conjunto de reflexiones no científicas que consideran qué es educar y con qué se lleva a cabo la educación, sin embargo, es ésta última la "que fundamenta toda la praxis educacional y aun el mismo uso del cuerpo de doctrina científico"8. Así se expresa su concepción de las relaciones entre filosofía, teoría y praxis. En esta filosofía subyace una interpretación antropológica del proceso educativo “que se produce en el hombre, a favor del hombre y en virtud de una relación entre personas. El proceso educativo es específicamente humano”9. La antropología filosófica de la educación, dice Paciano Fermoso10, es tal, porque uno de sus intentos es diseñar un modelo o paradigma de hombre –el hombre ideal, el tipo humano del “deber ser”-, que se trueca en meta y aspiración de la educación. El educador transforma al individuo y a la sociedad, porque su acción es generativa: la educación es una antropogénesis –alumbramiento de un hombre, que sólo nació radicalmente capacitado para llegar a serlo, pero que lo consigue lentamente a lo largo de su desarrollo -; o sea, que educar es engendrar psíquica y espiritualmente un hombre. En esta corriente educativa, el buen profesor pertenece a un orden superior; le gusta su profesión en la que encuentra no sólo la forma de ganarse la vida, sino una razón de ser, hace de su labor educativa un proyecto de vida. Su sola presencia introduce un sentido de seguridad en el dominio humano. El auténtico alumno es aquel que reconoce y acepta esta dirección de atención y de intención. Espera del maestro el alimento intelectual. Desde esta perspectiva humanista, apoyándonos en Edgar Jiménez11, el fenómeno educativo aparece desprovisto de relaciones con la realidad. Los problemas de la educación, conforme a lo planteado, se originan y desarrollan al interior del espacio educativo. Por otro lado, se le asigna a la educación una exagerada valoración caracterizada por un marcado “misticismo educativo” la “educación como algo metafísico” –El maestro es un apóstol, un Cristo moderno, un Segundo padre, etc.-. Por otro lado, continúa el autor, se le asigna a la educación una exagerada valoración: no es raro que Fernando de Azevedo12 (fue el primero que trató de sistematizar los presupuestos teóricos de Durkeim en América Latina) presente a la educación como parte integrante de una concepción del mundo y, por tanto, de una filosofía de la vida. No es raro tampoco que pretendan europeizar a la población latinoamericana por medio de la educación, asignándole un papel clave en su relación con la sociedad global y su desarrollo. Como es posible observar, el enfoque humanista no contempla a la educación como proceso social.

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Algunas consideraciones finales La revisión de estos planteamientos sirva de ejemplo para mostrar que la educación humanista es un una perspectiva teórica en educación y, por tanto, una forma de abordar la problemática educativa. Sin embargo, para lograr un conocimiento más cercano a la realidad educativa no basta situarse desde un solo punto de vista. Existen otros enfoques que tienen la suficiente riqueza teórica para la explicación de la sociedad así como para contribuir a una comprensión y explicación más completa del proceso educativo. Ante las dudas sobre los beneficios que ofrece el modelo económico adoptado para la sociedad mexicana, al cual está vinculado la educación, los profesores debemos preguntarnos a favor de qué y a favor de quién estamos al servicio. De aquí la necesidad de contar con elementos teóricos y metodológicos que nos permitan interpretar un programa escolar a partir de una teoría y de una concepción de sociedad, educación, escuela y curriculum. Referencias Bibliográficas

4

1

Abbagnano, N. Y Visalberghi. Historia de la pedagogía. México, F.C.E., 1984, p 202.

2

Ibid, p. 201.

3

Ibid, p. 202

4

Gusdorf, G. Para qué los profesores. Madrid, EDICUSA, 1969, pp 77-78.

5

Fullat, Octavio. Filosofías de la educación. Barcelona, CEAC, 1979, p. 68.

6

Kant, E. Citado por Fullat. Idem

7

Ibid, pp. 73-74.

8

Ibid, p. 70.

9

Fermoso, Paciano. Teoría de la educación: Una interpretación antropológica. Barcelona, CEAC, 1985, p. 32.

10

Ibid, p. 33.

11

Jiménez, Edgar. "Perspectivas latinoamericanas de la sociología de la educación"; en Guillermo González y Carlos Torres (Coord.). Sociología de la educación. Corrientes contemporáneas. México, Centro de Estudios Educativos A.C., 1981, pp. 33-34. 12

Ibid, cfr. Pie de página

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