El Ecumenismo y La Iglesia Sincretica Universal
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EL ECUMENISMO Y LA IGLESIA SINCRETICA UNIVERSAL Las profecías de san Malaquías. Primera Parte ¿Dónde están los santos? ¿dónde están los mártires?, ¿dónde están los guerreros del ejército de Cristo dispuestos a derramar su sangre y a entregar su vida para defender a la Iglesia y al pueblo amenazados hoy por una legión de demonios y de hombres perversos que los despedazan, que los esclavizan, que los engañan, que los seducen, que los mantienen en la más horrible postración e ignorancia, que les arrancan su Fe y los prostituyen?, ¿dónde están los doctores, dónde los apologistas que con su ciencia combaten y derrotan en el terreno de la inteligencia a los adversarios?, ¿dónde los evangelizadores, dónde los fundadores?. ¿Dónde están los grandes maestros, dónde les exégetas, los escritores, los políticos, los luchadores sociales y los catequistas? No han llegado a nacer, porque los hombres los ha asesinado desde el vientre de sus madres por miles todos los días porque considerándoles un estorbo para la realización de sus aspiraciones mundanas, los ha condenado a no poder participar ni en esta lucha ni en las glorias de la Patria celestial. No han llegado a nacer, porque los padres a cambio de un poco de salud o de comodidad o de bienestar se han esterilizado negándole a Dios sus cuerpos para reproducir a la raza humana. O han sido inhibidos completamente, porque los padres dedicados con verdadero frenesí a las ciencias y a las cosas del mundo, han sido estériles para transmitir a su descendencia los valores de la Religión de Dios. El hombre le ha dicho a Dios: si quieres mandar santos, o mártires, o doctores, o evangelizadores, o maestros, o fundadores, o guerreros, o apologistas, o defensores del pueblo, o exégetas, tendrás que hacerlo entre aquellos que no he asesinado; entre los que a juicio de mi voluntad, opinión y capricho, he querido recibir en este mundo en el cual no debes meterte para imponer Tu voluntad, yo soy el dueño de este mundo, yo soy el dueño de mi cuerpo, yo soy el dueño de mi destino. Yo decido sobre la vida o la muerte de mi descendencia. Aléjate de mí con tus leyes y regulaciones y doctrinas. Estorban, interfieren profundamente en mis planes. Si te conocí alguna vez olvídate de eso, como ahora yo lo he olvidado. Allá el que quiera seguir creyendo en Tus cosas. El hombre es libre para creer en lo que quiera, o no creer en nada. Así me lo enseña el ECUMENISMO. Yo desconfío muchísimo de la profecía privada, no porque yo crea que es falsa, sino porque los autores que la transcriben a sus distintas publicaciones, generalmente la traicionan. La adaptan a su capricho, le cambian palabras, se las suprimen, le añaden expresiones que el vidente no dijo, etc. Yo he visto el texto de la profecía de un santo que en dos libros de distintos autores es completamente distinta. El traductor casi siempre es traidor. No desconfío de la mayoría de videntes a quien Dios ha comunicado muchas cosas para utilidad de la Iglesia, pero, ¿cuáles, pasados muchos años, son las que conservan intacto el texto del vidente?. En cambio, la PROFECIA DE LOS PAPAS de San Malaquías -que muchos serios estudiosos atribuyen a San Felipe Neri, con razones de peso-, no es susceptible de alteraciones. Esto se debe a que la Profecía de San Malaquías se limita simplemente a enumerar en el año de 1139, a 112 papas futuros hasta el fin del mundo, con dos o tres palabras latinas que no son susceptibles de recibir alteración. Podemos tomar algunos ejemplos: al Papa León XI (Alessandro Ottaviano de Medici, 1605) San Malaquías lo profetiza como UNDOSUS VIR (El hombre de las olas), y fue elegido el 1 de abril que es la fiesta de San Francisco de Paula quien en una ocasión no disponiendo de un barco, cruzó el estrecho de Sicilia sobre su capa que le sirvió de nave. Por eso a veces se pinta al santo de pie sobre su capa extendida sobre las olas. Esto dio pie para que fuera nombrado patrono de los marineros italianos en 1943. Al Papa Paulo V (Camillo Borghese, 1605-1621) San Malaquías lo profetiza como GENS PERVERSA (Gente perversa). Fue elegido el 16 de mayo, festividad de San Ubaldo que tenía
gran poder sobre los demonios. Además, durante su pontificado estalló un conflicto entre el Papa y la República de Venecia, que expulsó a todas las órdenes religiosas y mantuvo en vilo a toda Europa. Venecia trató de involucrar a todos los gobiernos de Europa. No se podía desechar el peligro de un cisma en la Iglesia y de que Venecia se convirtiera en puerta de entrada del Protestantismo para toda la península italiana. Al Papa Urbano VIII (Maffeo Barberino, 1623-1644) San Malaquías lo profetiza como LILIUM ET ROSA (Lirio y rosa). El lirio es por Florencia que es la ciudad en la que el Papa nació. La ciudad de Florencia tiene en su escudo de armas la flor de lis. La rosa hace referencia al arzobispado de Nazaret del que el Papa había sido titular desde 1604. El blasón de la diócesis de Nazaret representa a la Madona. La rosa simboliza desde tiempos muy antiguos a María, por lo cual se puede tomar aquí una clave para interpretar la profecía. Históricamente se sabe de la preferencia de Urbano VIII por todo lo francés, y la forma en la que esta preferencia política en contra de los Habsburgo deterioró las relaciones con esta potencia protectora de la Iglesia. Se sabe que la flor de lis es el símbolo de la monarquía francesa. Al Papa Inocencio X (Giambattista Pamfili 1644-1655) San Malaquías lo profetiza como IUCUNDITAS CRUCIS (Gozo de la Cruz). Este Papa fue elegido el 14 de septiembre, día en el que se celebra la Exaltación de la santa Cruz. Iniciando su pontificado, ordenó que se acuñaran dos medallas en honor de la Cruz. La Misa del 14 de septiembre comienza en esta forma: "Oh Dios, que nos alegras hoy con la celebración anual de la Exaltación de la santa Cruz...". Además, el gran acontecimiento teológico de este pontificado fue la condenación de la herejía jansenista. Frente a la herejía de que muchos hombres ya están condenados porque Cristo no había muerto en la Cruz por todos, la Iglesia proclama nuevamente el gozoso mensaje de la Redención universal mediante la muerte del Señor en la Cruz. Hay que considerar que a estas alturas, la Profecía ya tenía 500 años de antigüedad. Tan sólo la identificación del día en la que un pontificado comenzaba es sencillamente maravilloso. Al Papa Alejandro VII (Fabio Chigi, 1655-1667) San Malaquías lo profetiza como MONTIUM CUSTOS (Guardián de los montes). El escudo de armas de su familia está dividido en 4 cuadrantes. En dos de ellos opuestos oblicuamente entre sí, aparecen 6 montes estilizados según las leyes heráldicas coronados con una estrella. En los otros cuadrantes aparecen dos robles. La estrella y los montes eran parte del escudo original de los Chigi. Además, Alejandro VII fue un gran protector de la ciudad de Roma, -la ciudad de las siete colinas-, contra las constantes inundaciones del Tiber y contra la terrible peste negra que avanzó por toda Europa y gracias a su acción no fue esta en Roma tan devastadora como en Nápoles y otras ciudades de Europa. Nunca suspendió las audiencias, a pesar del peligro de contagio; se le veía con frecuencia por las calles atendiendo las necesidades. En agradecimiento, los romanos quisieron hacerle un monumento en el Capitolio, pero él lo prohibió. Sin embargo, en su lápida mortuoria se inscribió: "A Alejandro VII, Pontífice Máximo, en sustitución de la estatua que prohibió erigir en su honor y que la ciudad había decretado levantarle en agradecimiento por los esfuerzos que realizó para ahuyentar la peste". El cumplimiento de la profecía GUARDIAN DE LOS MONTES, era exacto. Al Papa Alejandro VIII (Pietro Ottoboni 1689-1691) San Malaquías lo profetiza como POENITENTIA GLORIOSA (Penitencia gloriosa). Fue elegido el día 6 de octubre en el que se celebra a San Bruno, que es el fundador de la Orden Cartuja. Es la orden en la que se sigue una durísima penitencia indudablemente. Sus monjes al ingresar no vuelven a hablar sino solamente en las ocasiones previstas por la regla. A San Bruno se le representa pisando un globo terráqueo o con una calavera, en señal de su desprecio por las cosas del mundo, o de su penitencia. Hay otros sucesos históricos que apuntan indiscutiblemente al lema profetizado por San Malaquías que no trataré ahora. Baste el anotado. Al Papa Clemente XIII (Cario Rezzonico, 1758-1769) San Malaquías lo profetiza como ROSA UMBRIAE (Rosa de Umbría). Clemente XIII fue elegido comenzando a anochecer del 6 de julio, así es que se puede decir que su primer día de pontificado fue el 7 de julio. Ese día es la festividad de Benedicto XI (Nicolás Boccasini), canonizado en 1736. Por los disturbios y constantes revueltas en Roma, Benedicto XI se vio obligado a trasladarse temporalmente con su séquito a
Perugia (Umbría), donde murió y fue enterrado. La rosa es símbolo del amor. De este Papa, el historiador Pastor dice: "Piedad sincera, pureza de costumbres, caridad activa, humildad y benignidad, eran dones que poseía en alto grado. En las contrariedades de su pontificado sembrado de espinas, puso de manifiesto una grandeza de alma y una confianza en Dios próximas a lo heroico". Mucho es lo que con respecto a "rosa" se podría decir de este Papa, pero baste un dato importante. Clemente XIII introdujo en la Iglesia la veneración al Sagrado Corazón que a Santa Margarita le manifiesta su gran amor a los hombres. En la iconografía cristiana, la rosa simboliza también las llagas de Cristo. El lema Rosa de Umbría se aplica en forma muy exacta. Al Papa Pío VI (Giovanni Angelo Braschi, 1775-1799) San Malaquías lo profetiza como PEREGRINUS APOSTOLICOS (Peregrino apostólico). En el lenguaje clásico, peregrino también significa "extranjero". Llegaba a su fin el siglo XVIII y todos los acontecimientos que convulsionaron a Europa profundamente que no trataré aquí para no salirme del tema que estoy tratando. Estos acontecimientos envolvieron también al papado. Por esto, Pío VI viajó a la corte imperial de Viena en busca de comprensión dejando Roma en 1782. Aquel viaje, causó verdadera sensación, pues hacía muchos siglos que ningún papa había salido de las fronteras del Estado de la Iglesia. Este acontecimiento, volvió a reavivar el interés en las Profecías de San Malaquías que habían sido olvidadas. Una medalla acuñada en Alemania en 1782 en honor del distinguido huésped llevaba la siguiente inscripción: PEREGRINUS APOSTOLICUS. El vaticinio se cumpliría nuevamente, cuando en 1798, los desalmados revolucionarios franceses ocuparon Roma proclamando la República obligando así al octogenario papa a ir a Valence. Pío VI falleció en esa ciudad a las pocas semanas de haber llegado a esa ciudad. Comenzaba en aquellos tiempos, la furiosa embestida de la Ilustración y de la Revolución contra la Iglesia, a fin de borrar del mundo hasta el último residuo del pasado cristiano. El imperio del terror en Francia en 1792, suprimió el calendario cristiano, y fue cambiado por un cómputo republicano que anunciaba el comienzo de una era de felicidad para la humanidad. Se eliminó el domingo como el "Día del Señor", se prohibió el ejercicio de la religión católica, en vez de la cual se impuso el culto a la "razón". Su introducción oficial tuvo lugar en un acto celebrado en la catedral de Notre Dame de París el 10 de noviembre de 1792, en el que se entronizaba a una artista a quien se veneró como la diosa razón, se celebraron banquetes orgiásticos en las iglesias, fueron profanadas de muchas maneras, se robaron y se destruyeron muchas reliquias. Entre estas reliquias, fue destruida la tribuna en la que San Bernardo de Claraval predicó la Cruzada, que se conservaba en la ciudad de Vezelay que pertenece al Borgoña, y en la que el Rey Luis VII de Francia, se postró frente al santo monje. Todos los símbolos religiosos fueron destruidos. Procesiones y mascaradas blasfemas tuvieron lugar por todas partes. Miles de católicos fueron encarcelados y asesinados. Los sacerdotes fueron sacados de sus escondites y llevados a la guillotina y Francia se quedó sin Sacramentos. Al Papa Pío VII (Barnaba Luigi Chiaramonti, 1800-1823) San Malaquías, lo profetiza como AQUILA RAPAX (Águila rapaz). El profeta indudablemente se está refiriendo a Napoleón, opresor del Papa a quien por un tiempo lo tuvo prisionero. El historiador alemán Emil Ludwig (NAPOLEON, Berlin, 1925, Pág 231) dice que cuando le propusieron para su escudo a Napoleón un león en reposo, cubrió de rayones el dibujo y dijo que quería un águila con las alas extendidas. Es notable, que en el escudo de este Papa, aparece la palabra PAX, que es la última sílaba del aforismo AQUILA RAPAX. Al Papa Pío IX (Giovanni María Mastai-Ferretti 1846-1878) San Malaquías lo profetiza como CRUX DE CRUCE (Cruz de cruces). La casa de Saboya que comienza a gobernar en Roma desde el año de 1870 y que desde eso degrada al Papa como a un súbdito, lleva en su escudo de armas desde tiempos inmemoriales una cruz que abarca todo el escudo. Es evidente que San Malaquías quiere aludir al sufrimiento que los Saboya infligen al Papa y a la Iglesia cuando esta es despojada de sus Estados Pontificios. Esta traición a la Iglesia les costaría el destierro, pues en 1946, la monarquía fue suprimida en Italia y toda la familia real fue desterrada. Ahora les han autorizado regresar pero con muchas restricciones.
Al Papa León XIII (Vincenzo Gioacchino Pecci, 1878-1903) San Malaquías lo profetiza como LUMEN IN COELO (Luz en el Cielo). El escudo papal tiene un cometa dorado sobre el fondo azul. Mediante un decreto del rey de Italia del 22 de septiembre de 1927, se concede a la familia del Papa, los condes de Pecci, el derecho a incorporar como lema de su escudo de armas, el vaticinio "Lumen in coelo". Al Papa Benedicto XV (Giacomo della Chiesa, 1914-1922) San Malaquías lo profetiza como RELIGIO DEPOPULATA (Religión despoblada). El pontificado de Benedicto XV, fue sacudido furiosamente por los horrores de la primera guerra mundial, un estado de cosas tan dramático como no se recordaba otro en la historia. Además, el vaticinio hace alusión indiscutible al escudo papal, pues religión es sinónimo de "Iglesia", y el apellido de este Papa es "della Chiesa" (de la Iglesia) y eso mismo se encuentra en su escudo de armas: una iglesia. Al Papa Pío XII (Eugenio Pacelli, 1939-1958) San Malaquías lo profetiza como PASTOR ANGELICUS (Pastor angélico). El escritor argentino Hugo Wast publicó en el periódico argentino LA NACION el 25 de diciembre de 1936, estando reinando todavía el Papa Pío XI, un artículo en el que dice: "En estos momentos hay un cardenal en quien parece que se encontrarían todos o casi todos los votos del cónclave si hubiera de realizarse una elección: el Cardenal Pacelli. Buenos Aires lo conoce. Lo ha visto en inolvidables jornadas y conserva de él la impresión de que, si fuese elegido, no desmentiría el lema (de la profecía de San Malaquías). Además, la etimología de su nombre, Pacelli, sugiere la idea de un pacificador y también la de un apacentador (pastor)". Este mismo autor, en su libro EL SEXTO SELLO también comenta: "Esto fue escrito en 1939. No dejaron, pues, de desconcertarnos las conjeturas de que en vísperas del cónclave se hicieron respecto de sus resultados. Muchos acreditados corresponsales echaron a rodar por el mundo una noticia desconsoladora: que el Cardenal Pacelli no figuraba entre los papables, porque -aparte de otras razones-, era prácticamente inveterado el no elegir nunca papa al Secretario de Estado del pontífice recién fallecido. A pesar de tales, vaticinios el Cardenal Pascelli tenía de tal manera ganados los sufragios de todos los cardenales, que resultó elegido en el cónclave más rápido de los tiempos modernos. Lo cual demuestra (concluye el escritor argentino) que las vías de Dios, hasta cuando son más claras, permanecen ignoradas de los hombres más sagaces, como suelen ser los corresponsales de los diarios". Muchas generaciones cristianas habían esperado con verdadera ansiedad que viniera un día el sumo sacerdote angélico. San Malaquías profetizó con este lema -pastor angélico-, a una de las figuras más brillantes que se ha sentado en el Trono de San Pedro. Todo el mundo vio y reconoció el carácter distinguido de este hombre eclesiástico. En revistas, biografías, periódicos, películas, se utilizaba el "Pastor angélico" para referirse a él. Angelo bianco (ángel blanco) le llamaron los romanos del barrio de San Lorenzo cuando apareció entre los muertos, heridos, escombros y ruinas después del bombardeo del 19 de julio de 1943. Es importante no olvidar que la familia del Papa Pacelli llevaba el título nobiliario de "S. Angelo in Vado". Según la concepción medieval muy extendida, la aparición del papa angélico, debía introducir en la historia los tiempos del final del mundo. En el final de su vida, se le aparece nuestro Señor estando enfermo, en cama. El Señor lo cura e inmediatamente convoca a una reunión de cardenales en la que les dice: "Anoche, hemos visto al Señor". Incluso la revista LIFE reconoció que los asistentes a las audiencias privadas, estando en lugares distantes y opuestos, habían salido con la seguridad de que el Papa no había apartado de ellos su mirada. No se equivocaban los que creían que muerto el papa angélico, comenzaría para la Iglesia la gran tribulación del fin. Cristo algo le debe haber dicho a Pío XII. Su paternal corazón debe haber sufrido intensamente sabiendo que su muerte marcaba la furiosa embestida de aquella vil raza infiltrada. Cortesanos del Diablo que le ofrecerían la Tiara papal el 29 de junio de 1963. Después, San Malaquías, solamente habla de seis papas más. Es importante aclarar que la lista profética, lo mismo enumera a los papas verdaderos que a los antipapas. Todos están enlistados. Todos, unos y otros, aparecen en la profecía.
Inmediatamente le sigue a Pío XII, Juan XXIII que San Malaquías llama PASTOR ET NAUTA (Pastor y navegante). El que le diga "pastor" no significa que haya sido un buen pastor. Cristo habló de los pastores que no cuidan a las ovejas. El navegando se introdujo en un mar embravecido, a merced de poderes que acechan su barco en alta mar. Desde ese momento se habla de crisis en la Iglesia. Levar anclas, zarpar de puerto seguro, adentrarse en los peligros del mundo y las tempestades de los tiempos es el signo de este pontificado. Las fuerzas enemigas del exterior como los invasores preparándose dentro de la Fortaleza están a punto de comenzar la batalla contra el Crucificado que quieren llevar hasta el triunfo total y definitivo. Y este individuo fue indiscutiblemente un aliado y un traidor llamado por los del mundo como "papa bueno" y a su muerte los liberales como "gran liberal". Se habla de renovación de la Iglesia, pero se quiere su destrucción. Se habla de regresar a las fuentes, pero se quiere destruir la Tradición. Se habla de aires renovadores, pero se introduce la pestilencia por todos lados. Se habla de nueva evangelización, pero se suplanta la Doctrina eterna. Se habla de progreso, pero lo que sucede es un regreso al Paganismo. Se habla de expansión, pero sucede la contracción. Se habla de paz y alianza con todos los hombres, pero en la alianza es incluido Satanás con todos los diablos del Infierno. Se habla de salvación, pero los caminos a la Patria eterna son cortados en forma brutal. Se proclama a. Cristo como el Señor, pero se le insulta y ofende con la introducción de la abominación desoladora en el lugar santo. Muy bien se ha encargado el mundo de trompetear por todas partes que Juan XXIII fue "el Papa bueno". ¡El bueno para ellos! El que iniciaría la demolición deseada siglos atrás y planeada siglos atrás. Un sacerdote me contó que estuvo en una audiencia con Juan XXIII y que este contó un chiste de mal gusto y que comenzó a verles la cara a todos los eclesiásticos que allí estaban, para ver quién se estaba riendo con él. ¿Era un tonto útil, aunque no menos traidor? ¿Era un necio del que se aprovecharon hombres de mente brillante y diabólica? entonces no era un hombre "bueno", sino otra cosa que se define con una palabra que no se puede escribir. Angelo Giuseppe Roncali 1958-1963 fue un mal pastor, el que le quiebra las patas a sus ovejas y devora sus carnes y le abre las puertas a los lobos; y fue un navegante que a la vista de la tormenta, dirige el timón de su barco derechamente para introducirle exactamente allá donde la tormenta se ve más negra y embravecida. Ante el mundo convulsionado del siglo XX, ¿no era el momento de apretar las amarras, proteger las entradas, cerrarse a las influencias del exterior? ¿Era el momento de confundirse con el mundo, tratar de paz con enemigos ancestrales que se acercan con un puñal bien afilado y buscar su aplauso sabiéndose muy bien que la luz y las tinieblas son irreconciliables? ¿Qué capitán es tan imbécil que introduce su barco en medio de la flota enemiga bien armada, que porque se quiere la alianza, el diálogo y la paz? ¿Se puede hablar de la paz de Cristo si no hay Iglesia de Cristo? ¡Por Dios, qué estupidez! ¿Qué capitán hay que se sonríe y se alegra cuando habiendo dirigido su barco a lo más negro de la tempestad comienza a sentir los embates de las furiosas ráfagas de viento y el envestir de las olas, o cuando estando al frente de una flota en orden de batalla oculta los cañones para significarles que quiere la paz y el diálogo? ¿Quién hace esto, sino solamente un idiota o un asqueroso traidor? Por eso al mundo le gustó Juan XXIII y lo llamó el Papa bueno. Luego del "pastor y navegante", San Malaquías profetiza a Paulo VI (FLOS FLORUM, flor de flores) 1963-1978. Su nombre de pila es Giovanni Battista Montini. Paulo VI fue elegido el 21 de junio, festividad de San Luis Gonzaga, cuyo atributo es el lirio. Igualmente la profecía alude a las flores de lis que tiene el escudo papal de Paulo VI. Paulo VI era un judío, de la provincia italiana de Brescia que se había logrado escurrir hasta llegar a ser Prosecretario de Estado de Pío XII, quien lo destierra a Milán sin hacerlo cardenal -era costumbre que quien ocupara la diócesis de Milán, era también cardenal- pensando que así le cerraba el camino al Sumo Pontificado, pues Pío XII descubrió que Montini informaba a la KGB -policía secreta de la Rusia comunista- los nombres de los sacerdotes que se ordenaban en secreto para atender las necesidades de las pequeñas comunidades católicas que allá quedaban, amenazadas y ate-
rradas y que luego eran localizados y asesinados. Pío XII llegó a autorizar por la terrible necesidad que hombres casados fueran ordenados, con la seguridad de que en esa forma ocultarían mejor su sacerdocio, pues comúnmente es sabido que sólo pueden ser sacerdotes quienes no son casados. Sin embargo, se les localizaba y se les mataba aun así. A este hombre nefando, Juan XXIII subiendo al Trono usurpado lo llama -el primero de la lista- para hacerlo cardenal, abriéndole así un camino seguro para ser elegido papa, sabiendo perfectamente la actuación de esta víbora sacada por Pío XII del Vaticano con cajas destempladas. Este es "Flos florum" según la lista de San Malaquías, cuyas preferencias sexuales la prensa dio a conocer causando gran revuelo, pues un artista italiano de nombre "Paolo": nos reveló que no solamente había tenido relaciones con el "papa", sino que su nombre se lo había puesto en recuerdo de aquellas relaciones. Desafortunadamente del apellido de éste no me acuerdo en este momento, pero cualquiera puede comprobar lo que estoy diciendo, consultando los periódicos de aquel tiempo. Esta víbora quedaba como el pastor supremo del rebaño de Cristo. Termina el Concilio que Juan XXIII comienza -pretexto para todas las reformas que se querían imponer-; suprime el Sacrificio de la Misa e invalida los Sacramentos mediante cambios radicales en las formulas sacramentales, oraciones y rúbricas; visita la sede de las Naciones Unidas urgiendo en su discurso la implantación de un Gobierno Mundial y penetra en el templo de la meditación que en aquella sede se encuentra dedicado al satánico culto del OJO QUE TODO LO VE de los Iluminati; y le arranca a los papas la Tiara que ya había sido ofrecida a Satanás el 29 de junio de 1963. A mí siempre me desagradó la Tiara que a Paulo VI se regaló para su coronación. Yo pienso que los altos dignatarios de la Iglesia no hubiesen aceptado nunca renunciar a la posesión de la Tiara tradicional usada por Juan XXIII y hacia atrás por muchos papas. El pueblo no hubiese recibido con agrado que esa joya simbólica fuera enviada para ser "subastada" (¡¡¡) dizque en beneficio de los pobres, como lo hizo Paulo VI con su propia Tiara. ;Qué payasos!. El sí podía desprenderse de una Tiara fabricada especialmente para él sin causar mucho revuelo. Entonces, la Tiara de Paulo VI, fue hecha especialmente para su descoronación. Lo que importaba realmente no era tanto el objeto que pasaría a ser una simple pieza de museo, sino el hecho: la descoronación. El símbolo, el significado era lo que se buscaba y para nada la Tiara tradicional. El pueblo no comprendería absolutamente nada. Y ellos lo sabían. Entonces, a Paulo VI se le regaló una Tiara nueva para su coronación, para su descoronación. El objeto de esa Tiara es que se descoronara. Que la ceremonia simbólica se consumara porque la corona del papa, ya había sido ofrecida a Satanás con el imperio sobre la Iglesia. ¿Estoy equivocado?, desgraciadamente creo que no. Los invasores de la Iglesia tienen planes que están aplicando férreamente. La descoronación de Paulo VI estaba ya programada. La entrega de la Tiara que es el símbolo del poder papal a Satanás estaba ya programada. Si habría Paulo VI de descoronarse, habiéndose planeado que fuera el último "papa" que usara ese símbolo ¿qué caso tenía que se le regalara una Tiara nueva?, pues para que el pueblo no condenara como un sacrilegio ver que la corona de San Pío X, de Pío XII y de tantos otros ilustrísimos y santos padres de la Iglesia fuera desechada, y enviada para ser subastada en Nueva York como un cachivache despreciable. Era importantísimo que un "papa", renunciara a su dignidad, porque siendo él no representante, sino Vicario de Cristo, su renuncia de su dignidad y poder, involucra a Cristo. En los vaticinios de los masones carbonarios e iluminati esto se anuncia desde finales del siglo XIX. En sus libros GLORIOSO CENTENARIO y MISION DE LOS SOBERANOS del Abate Roca, masón y sacerdote apóstata y del masón Saint-Yves d'Alveydre se anuncia con claridad lo que hoy estamos viendo. Copiaré unos pocos párrafos: "En su forma actual, el papado desaparecerá. El pontífice de la divina Sinarquía, se parecerá tanto al papa de nuestros días, como este último se parece al Papa del Lago Salado... El nuevo orden social se implantará al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma". "El viejo papado, el viejo sacerdocio, abdicarán de buena gana ante el Pontificado y ante los sacerdotes del futuro, que serán los del pasado convertidos y transfigurados con vistas a la organización científica del Planeta a la luz del Evangelio". "Y esta nueva Iglesia, aunque tal vez
no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la Consagración y la Jurisdicción Canónica" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca 1830-1893, Pág.452 y 466). "Mientras no salga de las formas temporales de un pasado que muere y que no puede revivir, el papado de los viejos tiempos, no tiene ya nada que decirle a los tiempos modernos, los cuales por otra parte, no tienen oídos para oírle. El viejo papado no tiene ya nada que hacer en el nuevo orden social que ha de implantarse indefectiblemente, al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma... El viejo papado romperá el silencio cuando se haya completado la obra evangélica de aquella gloriosa palingenesia (o sea, regeneración, renacimiento. De esto se habla tanto en el Concilio Vaticano II, como en los tiempos posteriores). Entonces, volviéndose a su sepulcro, Pedro realizará el oráculo de Cristo. "Confirmará a sus hermanos", es decir, a todos los pueblos cristianos, en los nuevos caminos por los cuales su Redentor los ha hecho penetrar. Consagrará la civilización moderna; la proclamará Hija del Evangelio, heredera de las promesas dominicales y del verdadero espíritu de las parábolas. "Pronunciando su propia caducidad, el papado romano declarará URBI ET ORBI que, habiendo terminado su misión y su papel de iniciador, se disuelve libremente en su antigua forma, para dejar el campo libre a las operaciones superiores del nuevo Pontificado de la Iglesia y del nuevo sacerdocio que él mismo instituirá canónicamente antes de exhalar el último suspiro". "Luego, cayendo agotado sobre su lecho fúnebre, se dormirá para siempre en el sueño de la muerte, besado por Cristo, cuyos misericordiosos designios habrá cumplido mucho mejor de lo que se cree". "Es necesario que la ley de evolución reemprenda su curso divino en el ciclo abierto por el santo Evangelio bajo los pasos de la nueva Humanidad" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Págs. 457-469). "...dada la condición de imperio clerical latino de Roma, resulta radicalmente imposible que el papado sea libre para ejercer, en aquel sentido, el soberano pontificado". "Lo único que puede esperarse es que la majestad de la Tiara recaiga un día en el gobierno general de la cristiandad, coronando la Iglesia Universal y teniendo como columnas a todas las iglesias nacionales..." (MISION DE LOS SOBERANOS. Saint-Yves d'Alveydre 1842-1909. Pág. 444). "Se prepara una inmolación que expiará solemnemente... el papado sucumbirá; morirá bajo el cuchillo sagrado que forjarán LOS PADRES DEL ULTIMO CONCILIO. El César Papal; es una hostia coronada para el sacrificio" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Pág. 13). Igualmente, en su libro EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, el apóstata Abate Roca (Pág. 327) escribe: "Lo que se prepara en la Iglesia Universal? no es una reforma es, no me atrevo a decir revolución, ya que el vocablo sonaría mal, y no sería exacto, sino una evolución". "Afirmo que estamos llegando al derrumbamiento definitivo del antiguo orden religioso, político y económico, y anuncio el comienzo de un ciclo completamente nuevo desde todos los puntos de vista en la Iglesia, en la familia, en el Estado y en todos los círculos de la actividad humana" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Pág. 13). "Yo creo que el culto divino, tal como lo regulan la Liturgia, el ceremonial, los ritos y los preceptos de la Iglesia Romana, SUFRIRAN PROXIMAMENTE EN UN CONCILIO ECUMENICO, UNA TRANSFORMACION que, al mismo tiempo que le devolverá la venerable sencillez de la edad de oro apostólica, la pondrá en armonía con el estado nuevo de la conciencia y de la civilización moderna" escribió Roca en su libro EL ABATE GABRIEL. En su libro EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Roca (Pág. 373) escribió: “Habrá una nueva religión, un nuevo dogma, un nuevo rito, un nuevo sacerdocio cuya relación con la Iglesia Católica con la Iglesia Mosaica, su difunta madre”. Estos eran los planes de Satanás y de sus perseguidores.
Las profecías de san Malaquías Segunda Parte
Desde la muerte del Pastor Angélico, Pío XII, todos los individuos que han subido al Trono usurpado de San Pedro, están comprometidos con los enemigos ancestrales de la Iglesia, en la obra de su destrucción. Es necesario ser muy cínico y además tener ya mucho poder, para atreverse, como lo hicieron los autores copiados, y otros más, a revelar sus planes, sin miedo ya de que por esto fuera impedido. Muy grande de haber sido ya a esas alturas la infiltración en la Iglesia que San X denuncia a principio del siglo XX. Juan XXIII, y Paulo VI clavaron el puñal muy afilado en el mismo corazón de la Iglesia y la mataron místicamente mientras los cristianos se prostituían, viajaban, almacenaban lujos, fortuna y satisfactores; guardaban sus recursos celosamente, y ofrecieron a Dios lo que les sobraba, o no le ofrecieron nada, llenos necesidades creadas por ellos mismo. Y nunca estuvieron a la altura de aquellos cristianos que con sus sacrificios y a veces con su misma sangre, nos heredaron a la Iglesia. La profecía de la santa Madre celestial se había cumplido. En sus apariciones en La Salette advirtió: "Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo", pero nadie vio nada, a nadie le importó. Nadie rectificó nada porque al mundo lo había invadido ya una terrible tibieza e indiferencia. Una de las señales del fin de los tiempos. Y una diabólica corrupción en constante aumento. Luego de Paulo VI, subió al Trono usurpado Albino Luciani, a quien San Malaquías profetiza como DE MEDIETATE LUNAE (De la mitad de luna). La noche del 25 de agosto de 1978, cuando los cardenales se encerraron en el cónclave para elegir al sucesor de Paulo VI, la luna en el cielo de Roma estaba en cuarto menguante. La luna en el lenguaje simbólico significa la muerte cuando está en cuarto menguante. La antigua diosa Luna era la diosa de los muertos y de las tumbas. La profecía apunta indudablemente a la Luna menguante que aquella noche del 25 al 26 de agosto se vio en el cielo de la Ciudad Eterna; alude también al brevísimo pontificado de Juan Pablo I que duró solamente 33 días y alude también y sobre todo a la dramática situación de la Iglesia, a su muerte mística, privada del Sacrificio, de los Sacramentos, del Vicario de Cristo cuya sede estaba usurpada y a la general Apostasía de un pueblo perverso y corrompido. Aunque la herejía invadía todos los estratos de la Iglesia, Apostasía no tuvo figura jurídica sino hasta que la jerarquía mundial firmó los documentos del Concilio Vaticano II heréticos, presentados al pueblo para ser creídos como verdadera doctrina católica. San Pablo en su segunda carta a los fieles tesalonicenses dice que primero tiene que venir la Apostasía, que pongo con mayúscula por su carácter cualitativo y por su carácter cuantitativo. Consecuencia de eso es el destierro de Sacrificio y la "manifestación" de la Bestia. La manifestación o descubrimiento de una cosa puede ser luego de que esté presente. La Iglesia había entrado en el vértigo pavoroso de su caída a un abismo negro y tenebroso. Es violento el contraste de esta negrura, de esta tiniebla con la general aclamación de un pueblo que sigue a una de las cabezas de la Bestia. La que fue herida de muerte y sin embargo vivió. La Tiara papal había sido ya ofrecida a Satanás, denunciado esto por el Obispo Malachi Martin en su libro LA CASA QUE BARRIO EL VIENTO -lo que le costó la vida-, así es que Juan Pablo I ya no fue coronado, porque él como los siguientes usurpadores, no debían de usar la Tiara papal
después que Paulo VI se descorono en una ceremonia religiosa, porque se había inaugurado el tiempo del nuevo pontificado preparado por los enemigos de la Iglesia y porque la Tiara papal había sido ofrecida al amo de las tinieblas desde el 29 de junio de 1963, día en el que se celebra a San Pedro y a San Pablo. Y este compromiso oscuro lo ha conservado Benedicto XVI, pues, no solamente tampoco fue coronado, sino que retiró del escudo papal la Tiara para poner una simple mitra episcopal que no significa otra cosa sino que el papa solamente es el primero entre sus iguales. ¿Qué importancia tiene ya, que el pueblo considere al papa según se le consideró siempre, si de hecho su autoridad ya no existe según el Magisterio de la Iglesia?. Ante los ojos del pueblo continúa la demolición sin que haya visto absolutamente nada. La Profecía de San Malaquías indudablemente alude a la misteriosa muerte de Juan Pablo I, que en realidad no fue otra cosa que un asesinato. Esto se manejó ampliamente durante los tiempos de su muerte, pero luego quedó en el olvido. Incluso se llegó a exigir una autopsia. Había quienes asegurando un asesinato la pedían, pero el Vaticano se opuso siempre. San Malaquías pone bajo el simbolismo de la luna menguante el Pontificado de Juan Pablo I. La diosa Luna, como antes dije es la diosa de la muerte y de las tumbas. Cuando la corona papal es arrancada de la cabeza de Paulo VI, un atronador aplauso se escucha por todas partes. Aplaudían la descoronación de Cristo como el Señor de la Tierra y de toda la Creación. Aplaudían los partidarios del Infierno y aplaudía también un pueblo embrutecido y corrompido. Al morir asesinado Juan Pablo I, la Iglesia del Vaticano elige a Juan Pablo II. San Malaquías lo llama DE LABORE SOLIS (De la tribulación del sol). José Corral en su libro EL FIN DEL MUNDO ESTA MUY CERCA, dice que también DE LABORE SOLIS significa "Del trabajo o fatiga del sol". En la literatura latina existen pasajes en los que LABOR SOLIS significa "eclipse solar". El 18 de mayo de 1920, día en el que nació Karol Wojtyla tuvo lugar un gran eclipse solar que se pudo ver en Australia, en varios lugares del Océano Indico y al sur del continente africano. El Sol como fuente de calor y de luz, simboliza a la Iglesia, y el eclipse del sol simboliza a una Iglesia que es eclipsada por lo que tiene la oscuridad y la heladez. Es un tiempo de gran tribulación para a Iglesia. La Iglesia usurpadora no es la Iglesia. La verdadera Iglesia ha sido apretada, arrinconada y padece un tiempo de crisis y tribulación sin precedente. Pero este eclipse resulta nocivo también para toda la humanidad. La imagen del eclipse para el poeta Virgilio es una señal de desgracia inminente. Los símbolos de San Malaquías en los últimos tiempos, no solamente se cumplen con exactitud asombrosa, sino que están históricamente relacionados y congruentes. Se introduce a la Iglesia en una tormenta en medio de la gritería del mundo y de sus peores enemigos. Baja las armas y es sacrificada a manos de sus verdugos que a arrodillan, la humillan y la matan. Entonces es puesta en una tumba, por lo cual se extiende por toda la Tierra una gran oscuridad y una gran heladez. Los hombres enfrentan, entonces, el día del Juicio que se pone ante su vista, pero asombrosamente, contrario a lo que sería lógico, no sin nada embebidos en las cosas del mundo. Se acerca a su cumplimiento a profecía de Cristo: el fin del mundo caerá sobre la humanidad inesperadamente. Santo Tomás de Aquino dice en la SUMA TEOLOGICA que Cristo en el sepulcro "no fue hombre", o si acaso, fue un "hombre muerto". La Iglesia muere místicamente no porque no sea perfecta y tenga la vida, sino porque sus enemigos la matan. Igualmente Cristo, ES la vida pero murió en la Cruz. Sólo resucita el que está muerto, y así se vence a la muerte. Igual la Iglesia militante. Resucitará porque está muerta y así vencerá a la muerte. El Padre Leonardo Castellani, dice que los cristianos siempre se han equivocado al
hablar de las cosas del fin del mundo, pero que un día no se van a equivocar. Se equivocaron los santos, los doctores e incluso los Padres de la Iglesia. No hablaban de la Doctrina o del dogma, sino que trataban de desentrañar el significado de la profecía que es casi imposible penetrar si no se está hablando durante o después de su cumplimiento. No nos podemos comparar ni en santidad con los santos, ni en ciencia con los doctores, pero estamos viendo las cosas en el tiempo del cumplimiento. Y por eso podemos saber más que ellos que vieron las casas a tan grandísima distancia. Somos enanos, decía Castellani, pero estamos parados sobre la cabeza de ellos que fueron gigantes. Por eso rodemos ver más lejos. Luego de la muerte de Pío XII, el Pastor Angélico, según la profecía de San Malaquías, el Anticristo es entronado. En vano los hombres de hoy han de esperar al Anticristo según las imágenes que de él -se han creado, si no tienen en cuenta la descripción que de él hace el Apocalipsis (Cap. XIII), a la luz de las Bestias del Profeta Daniel y descubren que se trata de una "dinastía" perversa que ayudada por los poderes luciferianos, al fin logra usurpar el máximo lugar en la Iglesia no después del otro cinco en total según el Apocalipsis- con la misma intención y con el mismo espíritu satánico. El Apocalipsis dice en el Cap. XIII: "Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas. La Bestia que vi era parecida a un leopardo, con las patas como de oso, y las fauces, como fauces de león; y la serpiente le dio su poder y su trono y gran poderío, parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó; entonces la Tierra entera siguió maravillada a la Bestia. Y se postraron ante la serpiente porque había dado el poderío a la Bestia, y se postraron ante la Bestia diciendo: ¿Quién como la Bestia?, ¿quién puede luchar contra ella? “Le fue dada una boca para proferir palabras de orgullo y de blasfemia, y se le dio poder de actuar durante cuarenta y dos meses; y ella crió su boca para blasfemar contra Dios: para blasfemar de su nombre y de su morada y de los que moran en el Cielo. Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Y le adoraron todos los habitantes de la Tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado. El que tenga oídos, oiga. El que la cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a espada, a espada ha de morir. Aquí se requiere la paciencia en el sufrimiento y la fe de los santos". La descripción de San Juan está estrechamente relacionada con las cuatro bestias del Profeta Daniel (Cap. VII) -a quien Cristo cita cuando habla de la introducción de la abominación de la desolación en el lugar santo-, a las que San Juan une estrechamente, formando una sola Bestia, siendo ellas cuatro distintas -leopardo, oso, león y serpiente-, en una sola entidad moral que constituye la primera Bestia del Apocalipsis -la segunda Bestia de San Juan es un solo individuo-. Habría que comentar brevemente el texto de San Juan para elucidar, hasta donde sea posible, la profecía. 1.- Hay que notar muy especialmente que San Juan cuando describe a su primera Bestia, reúne las características de las cuatro bestias e Daniel, pero estrictamente a la inversa, y le asigna siete cabezas que es el total de las cabezas de las cuatro bestias de Daniel. San Juan forma la anatomía de una sola Bestia -en otros lugares se le llama "fiera”, que tiene siete cabezas. Parece ser que lo que quiere es que no le ninguna duda de que se está refiriendo a las bestias del Profeta Daniel que el reúne en una sola. Entonces, es claro que la primera Bestia de San Juan está formada por cuatro antipapas. 2.- También hay que notar muy especialmente, que "una de las cabezas" de esta Bestia fue herida de muerte, "pero su llaga mortal fue curada". Si no se tiene en cuenta que esta Bestia está formada por cuatro individuos, tampoco se entiende cómo una de sus cabezas es herida de muerte y luego curada. En esta forma la idea que se transmite es la
de un monstruo mitológico y simbólico, imposible de identificar y de explicar incluso en el momento de su cumplimiento. Pero no es así. San Juan con claridad que dará su cumplimiento, y partiendo de que la primera Bestia está formada por cuatro individuos “papas”- anuncia que uno de esos individuos -uno de esos “papas”-, será herido de muerte, pero que su llaga mortal será curada. La santísima Virgen de Fátima, no estaba "salvando y protegiendo" al "papa" como se dijo comúnmente, sino que lo que estaba haciendo era avisar y señalar muy destacadamente el acontecimiento que tenía lugar en fecha tan significativa porque se celebraba el aniversario de las apariciones de Fátima. La gran Señora sabía que algunos entenderían. Esto me recuerda el texto del Evangelio de San Lucas (VIII, 1) en el que nuestro Señor Jesucristo le dice a Sus Apóstoles: "A vosotros es dado conocer el misterio del reino de Dios, pero a los demás, solo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan". Pues sucede según el espíritu con que se recojan e interpreten las cosas, maligno, el malicioso, el mundano nunca va a creer nada, a entender nada o a interpretar bien nada. Y no es que Cristo quiera ocultar a muchos hombres las verdades que vino a predicar, pues las predicó para todos hombres, y murió para la salvación de todos los hombres, pero Él sabe que aquellos que se han entregado al maligno para entender según el mundo, según la carne, según la propia y personal religión creada por un espíritu torcido, no entenderán nada, aun explicándoles las cosas que siempre van a retorcer a su gusto. Se quería avisar a los elegidos, pague no fueran víctimas de la gran seducción que el Anticristo va a ejercer sobre las almas de los creyentes. 3.- Porque la Palabra de Dios identifica a la Bestia, anuncia también que será seguida y las gentes se maravillarán de su poder y de fingida santidad. El mundo ha caído en la más cerrada oscuridad, pero a los hombres les parece un tiempo de intensa luz. Se presenta ante ellos la Fiera apocalíptica, pero la aplauden a rabiar y la proclaman santa. Porque ha venido a los suyos, y los suyos la han aceptado. La Luna menguante anuncia desgracia inminente que son los acontecimientos del fin y el mismo día final, pero se desprecian los vaticinios porque ya se cree nada. Dice San Juan en el Apocalipsis: "Y se postraron ante serpiente, porque había dado poderío a la Bestia, y se postraron ante la Bestia...se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación". No tiene uno más que recordar los innumerables viajes de Juan Pablo II ante quien se postraron las naciones. En uno de sus viajes, logró reunir para una "misa" al aire libre, a más de cinco millones de gentes, puede uno olvidar aquellas manifestaciones durante sus visitas a las tintas naciones. Millones de gentes arremolinadas, apretadas, gritando, llorando, saltando, durante el trayecto del aeropuerto a su primera parada. ¿Cómo olvidar el recibimiento que a este hombre le hicieron incluso los más furibundos enemigos de la Iglesia, los paganos, los satanistas, los herejes?. Se postraron ante él las naciones, las razas, las lenguas y los pueblos. Pero no se convirtieron, porque aquella no era la obra del Espíritu Santo, sino la obra del espíritu de las tinieblas. Todo eso fue una comedia sacra. Era el cumplimiento de una profecía apocalíptica: a la Bestia que fue herida de muerte cuya llaga fue curada, se arrodillan todas las gentes. Violentísimo contraste. Impactante contraste. Democrático contraste, como si fuera posible que la inmensísima mayoría de un pueblo engañado y torcido, pudiera declarar válidas las doctrinas que enseña la Bestia contra la Doctrina de Dios. ¿Y qué significa esto?, pues que la apostasía ha invadido todo. Por eso, en aquellas portentosas manifestaciones de aprobación se hizo patente que el Anticristo había formado ya su cuerpo místico que se introdujo como un flujo morboso en la Iglesia y en la base de la Ciudad Católica: la familia. Aquellas impresionantes manifestaciones de millones de gentes por todo el mundo dejaban ver a todos los hombres, sin lugar a ninguna duda, el cuerpo del Anticristo. Lo exponían. Lo manifestaban. A los ojos de todos, lo manifestaban ya
presente. Salía a la luz pública su existencia, su presencia. Por eso el eclipse solar, y por eso también la apostasía que es interpretada por el pueblo, cuerpo místico de la Bestia como un tiempo luminoso. Pero Dios revela lo contrario. El tiempo de la Bestia es un tiempo de oscuridad y de heladez. Es tiempo de eclipse. Es tiempo de desgracia inminente y de Juicio. Y se pregunta uno si la Profecía de San Malaquías alude los viajes de Juan Pablo II al referirse a un "sol cansado, agotado", porque esos viajes innumerables según los expertos, medidos en kilómetros, le dieron la vuelta a la Tierra varias veces. La alabanza del mundo -que según el Evangelio es muy mala señal-, y de los más grandes enemigos de Cristo, cantan a una sola voz, y por primera vez en la historia las glorias de la Bestia ante la cual se han arrodillado. Los ateos, los liberales, los herejes, los satánicos más famosos, reconocieron que Juan Pablo II era un gran hombre. Los católicos pidieron su pronta canonización. Pedían que se le llamara "Juan Pablo II el Magno". ¿Cuándo el mundo ha sido amigo de la Iglesia de Cristo?. Ellos no hubiesen tenido tantas palabras de encomio para Pío XII. Porque este era un papa católico, y Juan Pablo segundo era una de las siete cabezas del Anticristo. La que fue herida de muerte, y sin embargo vivió. 4.- Es tan importante para San Juan la señal de que una de esas cabezas de la Bestia es herida de muerte, y sin embargo vivió, que en el mismo capítulo la repite tres veces. En XIII, 3; en XIII, 12 y en III, 14. Insiste, quiere destacar ese acontecimiento, para que el pueblo no fuera engañado. Pero el pueblo siguió ciego, porque ofuscado por sus propios pecados y su conformación con las cosas del mundo y las pestilentes doctrinas del nuevo Vaticano, no pudo ver nada. Cuando en un camión se sienta un apestoso junto a otro apestoso, ninguno de los dos siente la pestilencia del vecino. Por eso mismo, cuando el Anticristo predica su doctrina pestilente e impone sus pestilentes prácticas, no provoca ninguna reacción de repulsa a los que están podridos. Y no solamente eso, sino que esas doctrinas y esas prácticas se consideran perfumadas y emanaciones de verdadera santidad. Todos aquellos anuncios impresionantes de Cristo que insisten advierten a los hombres que el fin del mundo ha de llegar como un ladrón, en medio de la noche más cerrada por la ceguera, por la prostitución de los espíritus y por el eclipse que oculta los rayos de luz la verdadera Iglesia-, como una red que cae sobre todos los hombres; cuando advierte que hay que estar preparado porque no se sabe ni el día ni la hora estamos viendo ya, que a los hombres los cogerá desprevenidos no solamente el momento del fin, sino todos los acontecimientos quitan anunciando el fin como unas grandes trompetas. Cuando el Pastor Angélico murió -el Papa Pío XII-, según la Profecía de San Malaquías comenzó a caer la noche sobre toda la humanidad. Santa Ildegarda de Bingen dice que al Anticristo se le ha concedido el tiempo que pasa en el ocultamiento del Sol en el horizonte y el momento en que cae la noche. Es un tiempo corto en el que se le da un gran poder. Estos fueron los años que transcurrieron a partir de 1960. Todos los ecologista están de acuerdo en que entre los años 60 y 70, la Naturaleza comenzó manifestar los primeros indicios de una alteración y descomposición lentas, que los fenómenos extraños, aterradores y las desgracias naturales, por lo menos se han triplicado en número e intensidad. Ahora 2007, se habla de llegar al punto del no retorno, y de que en sólo años la Tierra puede ya ser inhóspita para el hombre. Fueron los de la entronación del Anticristo, de la Apostasía cuya figura jurídica se manifiesta en la firma de los documentos heréticos del Concilio Vaticano II presentados al pueblo para ser creídos como doctrinas católicas. Fueron los años de la eliminación del Sacrificio de la Misa en vez cual se impone un blasfemo e inválido rito con un espíritu
protestante tan apestoso que contamina las bancas y los muros de las iglesias perfumadas antes por su consagración a Dios y de las que salen sus asistentes oliendo a demonio. Son los años del rechazo del Pacto con Dios -tal como el Profeta Isaías anunció en su Apocalipsis que el hombre rechazaría acarreándose el desastre-, y de la invalidación de los Sacramentos. Son los años en los que comienzan como olas de una furiosa tormenta la rebeldía de la juventud, la liberación sexual, la música satánica del Rock, liberación femenina iniciada por un grupo de asquerosas lesbianas, avance arrollador de las sectas satánicas, la prostitución de las familias que son las células del Cuerpo místico de Cristo, el avance de las sectas protestantes, de las sectas orientalistas que se han metido incluso en lo más profundo de los conventos y seminarios, y la pederastia y la homosexualidad que invade a la Iglesia del Vaticano desde las cumbres más altas hasta los lugares en los que se reciben las primeras vocaciones para la vida clerical en los que los recién llegados son de dos y prostituidos con furor, con crueldad y con empeño. Son los años en los que la magia y la hechicería se comienzan a mezclar con la Doctrina, pues las gentes practican lo que les queda de Cristianismo, pero los mezclan con la superstición y la hechicería. Lo mismo rezan el Rosario que creen en los poderes del cosmos, en la adivinación del futuro por de las cartas, en las piedras magnéticas o en el poder curativo de piedras o los fetiches. En la imposición de las manos, en las "limpias” de males diversos con sobadas y golpes con hierbas especiales, en consulta de brujos, astrólogos, espiritistas, médiums y espiritualistas. Un pueblo estupidizado y retorcido en forma tan monstruosa, que ya no oye nada, que no entiende nada, ¿puede estar atento a las señales del fin que tan claramente se han anunciado?, ¿en qué forma podría ser esto, si ellos mismos son los actores de la situación que predijo provocaría la venida del último día? Hay que destacar muy especialmente lo que dice el Profeta Daniel en el Cap. XI, 31-35, que es la figura de las cosas que han de suceder en el fin de los tiempos: "...profanarán el Santuario-ciudadela, abolirán el Sacrificio perpetuo y pondrán allí la abominación de la deflación. A los violadores de la Alianza los corromperá con halagos, pero el pueblo de los que conocen a su Dios se mantendrá firme y actuará. Los doctos del pueblo instruirán a muchos; mas sucumbirán bajo la espada y la llama, la cautividad y la expoliación -EXPOLIACION, dice el Diccionario: Despojar con violencia, durante algún tiempo. Cuando sucumban, recibirán poca ayuda, y muchos se unirán a ellos traidoramente. Entre los doctos sucumbirán algunos, para que entre ellos, haya quienes sean purgados, lavados y blanqueados, hasta el tiempo del fin, porque el tiempo fijado está aún por venir". "Muchos andarán errantes, acá y allá, dice en el evang. 4 del Cap. XII, y la iniquidad aumentará". Cuatro son las cosas que quiero reflexionar del texto del Profeta: 1. Los doctos del pueblo sucumbirán bajo la llama (SUCUMBIR: rendirse). 2. Cuando los doctos sucumban, recibirán poca ayuda. 3. Muchos se unirán a ellos traidoramente. 4. La iniquidad aumentará. 1. LOS DOCTOS DEL PUEBLO SUCUMBIRAN BAJO LA LLAMA. A los enemigos de la Iglesia no les interesa para nada en este momento hacer mártires. Sería muy tonto, querer inyectar sangre de mártires que a la Iglesia siempre le ha dado vida y proyección, al Cuerpo místico de Cristo. Lo que les interesa es hacer herejes, apóstatas y corruptos. Eso es lo que con su experiencia histórica les ha dado resultado. La infiltración y la corrupción de las doctrinas y de la moral. Eso es lo que buscan y a mi modo de ver, lo sostendrán hasta el final. Hasta el momento en que Dios les ponga un hasta aquí. ¿A qué fuego, entonces, se puede, se puede estar refiriendo el Profeta, bajo el cual sucumbirán los doctos en el final de los tiempos? San Gregorio Magno, Papa del año 590 al 604 en su obra LOS MORALES nos explica qué clase de fuego o de llama
atormentará a los doctos en el fin del mundo: "Así como olla hirviente será entonces cualquier alma porque sostendrá -o sea que controlara- los ímpetus de tentaciones, así como espumas de agua caliente. Las cuales moverá el fuego del Cielo, y también la temporal opresión a manera de olla encendida las tendrá dentro de sí encerradas. Y por eso también San Juan diré de esta Bestia -se refiere al Anticristo-, que hará descender fuego del Cielo. Descender fuego del Cielo es proceder de las almas celestiales de los escogidos, las llamas del celo santo" (Lib. XXXIII, Cap. 37, 62). San Gregorio en este párrafo se refiere a los que en medio de la tribulación final se han conservado fieles y ven a su derredor el imperio del Anticristo extendido por toda la Tierra. Las tentaciones fuertes que son propias del tiempo final, porque a Satanás por poco tiempo se le ha dado gran poder, sostenidas o controladas imprimirán en sus almas el tormento como de fuego. Y la visión de los acontecimientos anticrísticos, encenderán en las almas de los justos el fuego del celo santo. Por eso la Bestia hará bajar fuego del Cielo, como un celo santo encendido por las atrocidades que están presenciando. Cuando San Juan hablando de su segunda Bestia (Cap. XIII, v. 13), que después comentare- dice que esta Bestia -la segunda- "Realiza grandes señales -hay que notar que no dice milagros, sino señales-, hasta hacer bajar ante la gente fuego del Cielo a la Tierra", no está diciendo de ninguna manera que físicamente se vea el Anticristo bajando ante la gente fuego del Cielo. Analicemos la construcción de la frase y el significado de las palabras. El vocablo "hasta", significa un límite. Lo máximo, el culmen, la cumbre, la cima de algo. El Anticristo hará señales, "hasta" hace bajar fuego del Cielo ante las gentes. No me parece que esa sea la mayor señal que podría hacer. ¿Para qué le serviría si con el engaño y la seducción y con su careta de santo ha hecho todo lo que ha querido?, ¿ no habría quien conocedor de las Escrituras lo pudiera identicar como el enemigo de Cristo, lo cual no le conviene? Cuando San Juan dice que señales las realizará hasta hacer bajar fuego del Cielo a la Tierra, que quiere significar es que los hombres justos ante la vista de tan corrupción y la descomposición de la sociedad se llenarán de celo santo por lo cual en el corazón de estos hombres se encenderá un fuego que bajado del Cielo. No están significados aquí los hombres del resto fiel arrinconado en las nuevas catacumbas. Entre las gentes que se han quedado fieles, sin culpa de su parte, en la Iglesia apostata del Vaticano, muchos habrá que en medio de su ignorancia y sinceridad, a la vista la corrupción social sentirán en su corazón el fuego del celo santo. Primero, los doctos del resto fiel serán atormentados por ese fuego el ver la prostitución de la Iglesia: de la Doctrina, de los Sacramentos, de la disciplina... Pero luego así han de ser atormentados los otros honestos cuando las consecuencias de todo aquello primero, hagan sentir su influencia en la sociedad humana y en la Naturaleza. San Juan está graduando la intensidad de la corrupción que llegará hasta hacer bajar fuego en las almas de los hombres. Las iniquidades, el desorden, la corrupción, la irreligión llegarán al colmo y el fuego por eso bajará del Cielo. Pienso que es así y que San Juan no solamente se refiere aquí al resto fiel, pues habla en general. Él dice "las gentes". ¿Y dónde estará el Anticristo para provocar que el fuego del celo santo baje del Cielo al corazón de "las gentes"?, en cualquier lugar en el que estén las células de su cuerpo místico. Es decir, en todo el mundo. Porque al final, todo estará bien podrido. Por eso el Señor, va a arrasar con la Tierra y con sus moradores. 2. CUANDO LOS DOCTOS SUCUMBAN, RECIBIRAN POCA AYUDA. El Profeta Daniel dice que las cosas anunciadas para el fin del mundo, se cumplirán, "cuando la fuerza del pueblo de los santos esté enteramente quebrantada"(Cap. XII, v. 7). QUEBRANTAR según el Diccionario es: Romper, separar con violencia, moler o machacar, forzar venciendo una dificultad, anular,
experimentar un malestar a causa de golpes. La Iglesia enteramente quebrantada no podrá recuperarse, no porque Dios niegue Su ayuda sino porque el pueblo vivirá en la indiferencia más grande y los hombres, como predice San Pablo, tendrán el espíritu "cauterizado", ceniza no es fértil para nada. En ella nada puede crecer, y mucho menos dar fruto. Los doctos subsistirán en los pequeños reductos de la Fe sin consuelo y sin contar con una ayuda para sostener una lucha por la causa de Dios. Se gastarán grandes capitales para el lujo, para los viajes y el placer, para el pecado y así la causa de Dios será olvidada sin haya nadie que sea capaz de ninguna renuncia o sacrificio. ¿Serán dignos de la Iglesia los que llamados a los reductos de la ortodoxia, desatienden los intereses de Dios o si acaso le arrojan una limosna que veces no es suficiente ni para el culto e incluso ni para la manutención de los pastores?. No dice Daniel que no recibirán ayuda, sino que lo que dice es que recibirán poca ayuda. Dios ha dado a todos los re cursos necesarios para todo aquello que los hombres necesitan, pero también para Su Iglesia. No a uno solo en particular, porque Él ha determinado que algunos vivan en la pobreza y otros en la abundancia. Su infinita sabiduría que el hombre no puede penetrar, sabe por qué ha determinado las cosas. Pero a las comunidades en conjunto, sí ha proporcionado todos los medios para que sean suficientes para todas sus necesidades. Y en este tiempo de crisis terminal, también ha proporcionado los medios, si no a una sola comunidad, sí a todas en conjunto, para que la lucha mundial por Su causa sea posible. Si hay comunidades que no se bastan para sus propias necesidades, es que sus miembros están traicionando su vocación de cristianos y están dispendiando los medios que Dios les ha dado para otra cosa y no para sus propios satisfactores como si no fueran administradores solamente de las riquezas de Dios y no dueños para achocarse vorazmente de todo lo que les dicta sus caprichos y desórdenes. ¿Qué van a hacer estos desgraciados el día en el que el Dueño de lo que han recibido para administrar les pida estrictísimas cuentas?, Si hay una Iglesia vencida en las catacumbas, es que hay comunidades con recursos que han traicionado su misión cristiana y a la vista de las comunidades más necesitadas, distendían sus recursos para sus propios satisfactores, y a la vista de la necesidad, que primero se ha de atender, realizan obras de "santidad" independientes, autónomas y como fueran sectas cismáticas. Dios quiere que todos obren por caridad que está preceptuada en la Iglesia. Dios quiere que todos obren en la unidad, ¿qué batalla se va a ganar si los miembros de una comunidad mantienen a raya y llenos de necesidades a sus pastores que necesitan para culto y a veces hasta para su propia manutención, y qué batalla se va a ganar cuando las comunidades más favorecidas mantienen a raya y llenas de necesidades a otras comunidades menos poderosas?, ¿se va a ganar lucha contra el Anticristo con una chusma de cismáticos, interesados, dispendiadores, excluyentes, independientes, autónomos y soberbios?. Se batalla, ciertamente se batalla, pero cada quien lucha su propia guerra para fabricarse un lugar y un porvenir en este mundo que es perecedero más pronto de lo que se piensa. La lucha por el honor de Dios, ya a nadie enciende, a nadie ilusiona, a nadie interesa. Y si acaso se aporta algo, solo las sobras. Sólo la basura. Sólo las piltrafas de un buen filete que con avidez y voracidad se tragaron. ¿No enciende el fuego que consume y la ira santa que baja del Cielo la visión de esta satánica situación en el corazón de algunos pocos?, ¿no se siente la frustración, la derrota, la desilusión, el quebrantamiento más dramático en el corazón de quienes sólo tienen hoy las palabras de Cristo: No os dejaré solos, volveré? ¿A quién se recurrirá si sólo Cristo ha prometido ganar la guerra contra el Infierno?
3. LA INIQUIDAD AUMENTARA. La humanidad se ha resbalado a un abismo de corrupción y de apostasía. Los hombres ya no sólo no son capaces de alguna renuncia o sacrificio por su Dios, porque llenos de necesidades que ellos mismos se han creado no tienen lugar más que para satisfacer sus apetitos, sino que esa mundanización, esa paganización, ese prurito terrible de libertad, los está hundiendo en la satanización de la
sociedad. Cuando el deseo por lo material aumenta, el espíritu es aplastado y al fin muere. Entonces los hombres estarán a la deriva, quedarán expuestos a las costumbres, a las modas, a la corrupción que les impongan. No es necesario luchar contra el mal para que no crezca. El mal solamente necesita ser tolerado para que todo lo invada. Una pequeña rendija es suficiente para que se introduzca y corrompa toda la casa. Es como una viscosa masa que se adapta siempre al agujero abierto. Los enemigos de la Cruz lo que quieren es disolver completamente todo lo que el orden cristiano estableció, para que después, sujetando a los hombres las más crueles bestialidades y a la bestialización de los hombres, sobre todo a los jóvenes que son los ciudadanos de un mañana demasiado cercano los aplasten y por medio del terror o del hambre coagulen el sistema mundial satánico que ellos llaman el Nuevo Orden Mundial. Así impondrán la "luz", dicen ellos, la verdadera doctrina de Lucifer. Habiendo quien dirija esta satanización de la sociedad, esta no se detendrá, mucho más cuando todos los hombres se han ido conformando con la modas y las imposiciones, como algo que es natural en un mundo que progresa y que descubre constantemente la gloria del porvenir. 4. MUCHOS SE UNIRAN A LOS DOCTOS, TRAIDORAMENTE. La Iglesia de Cristo nació bajo el terrible signo de la persecución, de la traición y de la infiltración de enemigos que ya dentro y ocupando puestos a veces muy elevados, trataban de destruirla en todas las formas que se les ocurrió o les fue posible. El odio del mundo, no ha cambiado. El odio de los hombres por lo santo, por lo que es saludable, por lo que es beneficioso, inexplicablemente es feroz. Siendo la Iglesia una institución divina que ha sido aborrecida cada segundo de sus dos mil años de historia, no tiene por qué cambiar esto en la situación que estamos viviendo ahora, en la que parece que el triunfo sobre ella es seguro y definitivo. Luego del milagro de la Boda de Caná en la que Cristo se significa entre los invitados porque convirtió el agua en vino, de lo cual los jefes de la Sinagoga deben haberse enterado el mismo día, le fueron enviados espías para saber todo lo que hacía. Apenas comenzaba Su ministerio público y ya tenía enemigos en casa. Prueba de esto es que San Juan en el capítulo segundo de su Evangelio dice que muchos se convirtieron pero que Jesús no confiaba en ellos, "porque los conocía". Eran piojos metidos en la casa, igual que los piojos del siglo XXI. Sobre esto regresaré más tarde cuando hable de que uno de los motivos por los cuales lucha contra el Anticristo no será ganada -independientemente de la corrupción, desinterés y tibieza de los fieles-, es la infiltración de traidores que nunca faltaron en las filas de la ortodoxia. Ni los católicos del resto fiel amaron a Cristo más que a su padre, o a su madre o a su hija, o a su hijo, o a su mujer, o a sus hermanos, o hasta a su propia vida como leemos en Mateo X, 37 y en Lucas XIV, 25, sino que poniendo a la conveniencia social y otros motivos parecidos primero que a Dios, no merecieron el triunfo de esta gran batalla. En nada se parecían a los cristianos de otros tiempos. Prefirieron ganar su vida en el mundo; ni los enemigos de la Iglesia se alejaron un momento de la pugna por destruirla que los llevó a
entronar al Anticristo porque los cristianos bajaron las armas y se olvidaron del compromiso grave con Dios, al pertenecer a las milicias de Cristo. Los hombres liberados (¡) de hoy, los gobiernos que se han parado de las leyes benéficas de la Iglesia, los matrimonios que han sacudido y alejado de sí los preceptos morales de Cristo, los jóvenes rebeldes que creen haber logrado su libertad, las mujeres que pugnan la liberación del sexo femenino y toda esa caterva de militantes de ventajas y logros del siglo XXI, no saben que están siendo utilizado como carne de cañón por unos vivales facinerosos que los han de llevar a una férrea dictadura mundial que mantendrá, ya sin ninguna esperanza de redención a la familia humana encerrada en corrales para ser tratados como bestias. Y esto ya no tarda mucho. Juan Pablo II, al tomar posesión de su Trono usurpado, dijo unas palabras que responden fielmente a ese lenguaje que la multitud comprende, pero no así algunos que saben lo que está diciendo y a quien se está refiriendo. Él dijo en el balcón de la Basílica de San Pedro "No tengáis miedo. No temáis". ¿Qué quería decir este individuo?, bien lo sabían los enemigos de dentro de la Iglesia y los del exterior. Copiaré un párrafo del libro MISION DE LOS SOBERANOS del Iluminati Saint- i'ves d'Alveydre, Pág. 447: "No temáis -les dice a los católicos como les dijo Juan Pablo II- convertiros en el alma de la libertad moral, resignaos, al confundiros con las naciones, a perder momentáneamente vuestro cuerpo de doctrina y de disciplina, esa forma que vosotros llamáis Iglesia Católica Romana: ella resucitará más gloriosa y más grande, más religiosa y más social". Demasiado se dice en este pequeño párrafo. Demasiado se comprende lo que está pasando y el camino por el que ha sido introducida la Iglesia de Cristo. Murió Juan Pablo II, dejando a la Iglesia despedazada en facciones, en grupos y sin haber logrado que ni uno solo de los cismas antiguos se terminara. Los católicos se salieron por miles en todo el mundo camino a las puertas de los templos protestantes, al paganismo, a las creencias orientales, al Satanismo o simplemente a la irreligión y al ateísmo. El influjo de Satanás, campeaba por todos los rincones del mundo mientras los católicos que se van reduciendo, conservando parte solamente de su Religión, profesan la terrible Papolatría. San Malaquías, después del "papa" que señala con el eclipse ¿al sol, enumera a GLORIA OLIVAE (Gloria del olivo). Muchos pensaron que durante el pontificado de éste, vendría la "conversión" de los judíos. Estamos viendo los tiempos del pontificado (¡) de este "papa" y no creo que esto suceda. El tiempo que le queda al mundo no es suficiente para el desarrollo de un proceso histórico que lleve a esto. Más bien se delinea ya como acertada la opinión de algunos exégetas que decían que la conversión de Israel sucederá en las últimas horas de vida del mundo y a la vista de la furiosa tempestad que cae sobre la Tierra. El fracaso de sus esperanzas, su poder arrasado. Su conversión será solamente en vista a la promesa que a sus padres Dios les hizo. La conversión del Judaísmo no puede darse en el momento en el que ellos creen con seguridad estar a punto de alcanzar el triunfo. La visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma solamente fue un acto político sin ninguna trascendencia en el camino de la conversión. Fue una payasada sacrílega, que sin embargo daba cumplimiento a una profecía de Cristo. El Señor les dijo a los fariseos de Su tiempo, que a Él no lo recibían, pero que vendría OTRO en su propio nombre, -es decir, que no es enviado de Dios, ni vicario de Cristo- al que sí recibirían. Jamás en toda la historia de la Iglesia, un papa había puesto un pie en alguna Sinagoga judía. Tenía que ser el Anticristo quien lo hiciera. Cristo lo profetizó, pero el pueblo es tan tonto, que todos creyeron que la visita de Juan Pablo II a la Sinagoga, era porque los judíos ya se habían comenzado a convertir. ¡Por Dios, qué estupidez!.. ¡Pensar que se va a pasar a mi partido el que está a
punto de pisarme la cabeza y clavarme un puñal en el corazón!. Pero la Profecía de San Malaquías, se ha cumplido: el Olivo fue traído Europa por los griegos, PERO su uso, lo extendió San Benito y la Orden Benedictina por toda Europa. Por eso, quedó como símbolo de San Benito y de su Orden, el Olivo. ¿Y cuál es el nombre del Cardenal José Ratzinger?, ¡pues Benito! es decir Benedicto en Latín. No sé qué otros acontecimientos pueda haber en su "pontificado" que cumplan doblemente al lema aplicado por San Malaquías, pero con el primero ya podemos considerar cumplida la Profecía. Es un hombre de 78 años, así es que no se puede esperar que dure mucho tiempo. Además, es el primer papa o antipapa que ocupa el Trono sin ser obispo, puesto que fue consagrado (¡¡¡) obispo en el año de 1977, fecha en la que las ordenaciones sacerdotales y las consagraciones episcopales habían sido invalidadas. Esto que ahora permanece oculto a los ojos del pueblo, pero que los altos dignatarios del Vaticano conocen perfectamente bien, va camino -como todo los que esos hijos de la Fiera hacen, a que un día un simple laico, elegido por comités de todas las naciones, sea elevado democráticamente para ser el secretario general de las iglesias cristianas reunidas por aquellas doctrinas que las unen -con la sana "unidad en la diversidad" que predican aun hoy, ya en este momento, muchos curas progresistas y "teólogos'- y sólo por un período determinado que ya ahora se pide que sean diez años. ¿No Benedicto XVI ha declarado ya que aceptaba el sumo pontificado pero que renunciaría en el momento que lo juzgara conveniente?. No quiero meterme mucho a interpretar el motivo por el cual San Malaquías utiliza la palabra "GLORIA", (GLORIA OLIVAE). San Malaquías en muchos lemas habla de situaciones adversas a la Iglesia. Sólo por el hecho de utilizar esa palabra, no se puede decir que se esté refiere a algo glorioso para la Iglesia. Se habla de la gloria de Dios, de la gloria de los santos, de la historia gloriosa de la Iglesia, pero también se habla de la gloria de la Revolución, de la gloria de los héroes patrios, de la gloria de los caídos en una guerra (los triunfadores los perdedores entienden esa "gloria" de manera diferente), de la gloria de la bandera, de la gloriosa guerra de independencia. El hombre enjareta la palabra a cualquier cosa. No dudo que los masones, o los iluminati, o los comunistas, o los judíos esperen el glorioso día el cual pongan en una tumba a la Iglesia, lo cual están a punto de lograr. ¿A qué gloria se refiere San Malaquías?, ¿para quién es esa gloria?. Dadas las circunstancias históricas que no nos han contado, porque las tenemos frente a los ojos, puede ser esta una gloria mundana. Puede anunciar la destrucción de la Roma odiada por el mundo. Puede ser el abandono de Roma del individuo que ocupa el Trono de Pedro, en medio los cadáveres de sus sacerdotes, como predijo San Pío X. Puede ser cualquier cosa de una gravedad desconocida. Visto desde otro punto de vista puede ser la gloria de la última y gran persecución contra la Iglesia que la pone en una tumba, que ya anuncia el triunfo final. Cristo prometió ganar la guerra, no todas las batallas. La guerra contra el Anticristo la perderán los hombres. El Profeta Daniel anuncia el completo quebrantamiento del pueblo de los santos. Esa sería una gloria vista un espíritu cristiano. Porque se ha hablado propiamente de la gloriosa era de los mártires. Aquellos que fueron devorados por los leones, o crucificados, o despedazados, o quemados por los esbirros de la Roma imperial, para alumbrar los caminos, amarrados a cruces. Esto no lo podemos saber, aunque lo tengamos a la vuelta de la esquina, y cualquier elucubración es inútil. Lo que sí podemos prever es que la situación la Iglesia del Vaticano será angustiosa, pues del siguiente ocupante Trono dice San Malaquías que apacentará a sus fieles en medio de grandes tribulaciones. Será el momento, creo, en el que comenzará la purificación de la Roma traidora que por haberse apartado del verdadero camino es acrisolada de manera terrible. Pero como estos castigos no se forman de la noche a la
mañana, y un día por la tarde hay paz y tranquilidad y a la mañana siguiente terribles problemas como surgidos del aire, tenemos que prever grandes crisis y desgracias, ya, desde el final del pontificado del llamado GLORIA OLIVAE. ¿Dónde está, entonces, la gloria profetizada por San Malaquías?, repito, ¿a qué clase de gloria se está refiriendo el Profeta?. Profecías de San Malaquías Tercera Parte Dios no puede permitir que la gloria de Roma, forjada durante tantos siglos para ser la Capital de Su Iglesia, sede de Su Vicario y centro universal desde el que se irradia con fuerza sobrenatural Su Doctrina hacia la circunferencia, sea utilizada y se convierta en el centro de la prostitución de Su Iglesia y sede de Satanás. Las cosas materiales no tienen importancia si no nos llevan a las cosas espirituales. Las cosas espirituales se traducen en forma adecuada en las cosas materiales. En los símbolos, en los gestos, en las actitudes, en las formas, en la arquitectura, en la música, en todas las bellas artes. No es necesario decir palabra ante una edificación para que se comprenda que ha sido construída para los dioses. Que aquella es una edificación religiosa, aunque no se trate de una iglesia católica. Igualmente, las cosas malignas cosas diabólicas, llegan a tener, siendo espirituales igualmente una expresión en las cosas materiales y transmiten un mensaje, aun siendo mudas, que enferman los espíritus, que predican a las potencias del Infierno, los vicios, lo oscuro, lo torcido. La cultura moderna que absorben los jóvenes principalmente, ha llegado a una máxima perfección posible en nuestro tiempo capaz de prostituir el espíritu. La música, las formas, las modas, el nuevo culto en las iglesias impuesto por los progresistas, la arquitectura, etc., están hundiendo en la pudrición a todos los hombres, a unos por ignorantes o desprevenidos y a otros por no querer aceptar lo que se les está incluso probando. Entonces, Dios no puede permitir que la Institución de Su Iglesia, usurpada, tomada por asalto, se convierta en un elemento importante en la obra de Satanás. Por eso, Roma tiene que ser destruida. Si ya no es el templo de Dios, no debe existir aunque eso sea dolorosísimo. Pero su destrucción le servirá a Dios para alertar a muchos que según Su providencia quiere salvar, pues es popular el conocimiento de que la Roma anticrística será destruida y su destrucción a muchos los hará reflexionar. Estamos al filo de grandes acontecimientos. Y muchos muy dolorosos, pero medicinales pues cuando la enfermedad es muy grave, se imponen medidas extremas. Falta ahora saber qué dice el Apocalipsis de San Juan de GLORIA OLIVAE. Después de la muerte del Pastor Angélico, comenzó en la Iglesia la era anticrística y una "dinastía" perversa se adueñó del Solio de San Pedro. Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, que fue herido de muerte y que sin embargo vivió, como dice el Apocalipsis, son las cuatro bestias o fieras de Daniel, reunidas por San Juan en una sola Bestia o entidad moral marchando con el mismo espíritu, a un fin, como si fueran un solo hombre. Ellos introdujeron la Revolución en la Iglesia, desterraron el Sacrificio, despedazaron a la Iglesia en facciones, prostituyeron la Doctrina y negaron dogmas, invalidaron los Sacramentos, propiciaron el avance de las sectas y la defección de millones de fieles y provocaron una crisis que no tiene precedente que sin embargo está oculta a los ojos de los católicos porque es un pueblo prostituido que ha perdido la Fe. Muchos, es innegable, tienen todavía fe, pero ya no tienen LA FE, cosa completamente diferente. Así describe San Juan (Ap. Cap. XIII, v. 11) a la segunda Bestia: "Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una
serpiente -en esto no es diferente a sus cuatro predecesores-. Ejercía todo el poder de la primera Bestia -porque estando todos caminando al mismo fin, se aprovechaba de lo que los anteriores habían ganado-, en servicio de ésta, haciendo que la Tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia cuya herida mortal había sido curada -la segunda bestia aunque se aprovecha del poder obtenido por sus cuatro predecesores, San Juan dice que lo hace especialmente del poder de la cabeza que fue herida de muerte y fue curada-. Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del Cielo a la Tierra -ya vimos antes qué significa esto, pues el hombre llevará su corrupción social y eclesial a extremos insoportables. Sólo hablar del problema de la homosexualidad y de la pederastia en el seno de la Iglesia causa indignación y vergüenza aun entre los mismos progresistas-; y seduce a los habitantes de la Tierra con las señales que le ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la Tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que teniendo la herida de espada, vivió -el hacer una imagen de la Bestia que fue herida de espada y vivió, no es otra cosa que su pretensión de canonizar a Juan Pablo II, pues ante la petición mundial de que se le canonizara rápidamente, "asombró" al mismo Vaticano al introducir la causa de canonización tan pronto como subió al Trono usurpado-. Se le concedió infundir a la imagen de la Bestia aliento, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imágen de la Bestia -aunque se ven muchos tentados a creer que esta Bestia hará el milagro de que las imágenes de la Bestia que fue herida de muerte y vivió profiera palabras, no es así. Si esta Bestia fuera un verdadero papa, hubiese condenado al silencio las enseñanzas de Juan Pablo II e impedido que le siguiera hablando y enseñando al pueblo después de muerto. Pero no ha sido así. Con su poder esta Bestia, ha permitido que su predecesor que fue herido de muerte, le siga hablando al pueblo y mucho de lo que este hace, es en base a lo que hicieron sus cuatro predecesores. No se esperen, entonces, imágenes o fotografías parlantes-. Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha y en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleva la marca con el nombre de la Bestia y con la cifra de su nombre -la marca en la frente, dice San Agustín, (Ciudad de Dios) es por la profesión, y en la mano es por las obras. Y todos los que no estén con Juan Pablo y con sus cuatro aliados, se verán despreciados y como relegados no sólo de la Iglesia del Vaticano, sino incluso de la sociedad y tenidos como herejes, locos y rebeldes-". Sólo falta saber ahora si en la Profecía de San Juan está incluido el hecho de que sí será canonizado o por lo menos beatificado Juan Pablo II, y lo veremos en los altares otrora católicos. Parece que sí. Nos podemos dar cuenta que muchísimas de las señales apocalípticas son hechos normales que no van a causar pavor o asombros dramáticos. ¿No descubrirían lo que Dios quiere ocultar, para que el entendimiento venga de un espíritu fiel, de una disposición ortodoxa y del deseo de seguir a Cristo a donde quiera que El vaya?. Los tiempos del fin, no son tiempos de monstruos, dragones voladores, milagros asombrosos, fuegos y pirotecnia, panteras con cuernos y alas con cabezas de león y patas de oso. San Juan le habla al espíritu. Las monstruosidades están en el espíritu de los hombres. En el corazón de los hombres se encienden los fuegos que bajan del Cielo. La devastación es espiritual. Pero no se puede negar que esta devastación espiritual, venga acompañada con las señales materiales anunciadas por Cristo. Una Naturaleza completamente descompuesta que va a agredir a los hombres con suma violencia. Una cosa, la espiritual que es la más grave, traerá la otra como un castigo a la infidelidad y apostasía de los hombres. Cuando se peca con la vista, los ojos no se inflaman y duelen. Nadie se queda ciego por pecar con la vista. Cuando golpeo a alguien a quien debo
sumo respeto las manos no se caen, o duelen, o se secan. El mal está en el alma, no se siente en nuestro cuerpo material. La destrucción de la Iglesia solo a unos pocos les hara sentir un "fuego que baja del Cielo a la Tierra" en el corazón, pero la inmensa mayoría, ni los enferma, ni les hace algún daño en su fortuna, en sus empresas o en su trabajo. Por eso les importa un comino y permanecen indiferentes porque no se ven afectados en sus personas o intereses. La destrucción del orden cristiano establecido en el mundo con la sangre, el esfuerzo, el sudor y las lágrimas de tantos cristianos que al hombre de hoy, mundanizado, cauterizado en lo más profundo del alma, importa un bledo, debe traer la destrucción material del mundo. El hombre fue creado para la salvación eterna. Para participar de la gloria de Dios. La muerte de Cristo fue para que el hombre, los que así quisieran, pudieran lograr la salvación por toda la eternidad. Por eso existe el mundo, pero, cuando esto no es posible porque los hombres han sellado las puertas de la salvación, ya no tiene caso que el mundo permanezca más tiempo. Entonces, van a sentir en las cosas materiales, arrasadas, descompuestas, las consecuencias del mal espiritual que han provocado o han dejado avanzar. Los hombres deben conocer en las cosas sensibles el mal que han acarreado o tolerado, porque la gravedad de los acontecimientos materiales los debe llevar a reconocer la gravedad de las cosas espirituales. Y así muchos serán movidos a contrición. Hay que destacar también muy especialmente lo que dice el Profeta Daniel en el Cap. XI, 31-35, que son figura de las cosas que han e suceder al fin del mundo: "...profanarán el Santuario-ciudadela, abolirán el Sacrificio perpetuo y pondrán allí la abominación de la desolación. A los violadores de la Alianza los corromperá con halagos, pero el pueblo de los que conocen a su Dios se mantendrá firme y actuará. Los doctos del pueblo instruirán a muchos; mas sucumbirán bajo la espada y la llama, la cautividad y la expoliación, durante algún tiempo. Cuando sucumban recibirán poca ayuda, y muchos se unirán a ellos traidoramente. Entre los doctores sucumbirán algunos, para que entre ellos, hayan quienes sean purgados, lavados y blanqueados, hasta el tiempo del fin, porque el tiempo fijado esta aun por venir". "Muchos andarán errantes, acá y allá, dice el v. 4 del Cap. XII, y la iniquidad aumentará". El panorama que el Profeta nos describe es de una completa desolación. La eliminación al Sacrificio nos revela que los enemigos están en un lugar en el que pueden eliminar el Sacrificio, es decir, en el máximo puesto de la Iglesia. En el lugar al que todos obedecen. Los doctos son vencidos, son perseguidos, son aislados. Los sabios de la Iglesia, los que enseñan la verdadera Doctrina, con poca ayuda, sucumbiendo porque sus fieles no los ayudan y con el espectáculo tremendo ante los ojos de una demolición total. Frialdad que contagia el corazón al contacto de sus fieles, fríos, indiferentes, despreocupados, metidos en sus cosas y queriéndose comer al mundo de un solo bocado. Perversidad de los enemigos de la Cruz, alegres, confiados, marchando seguros a la creación de una religión sincrética universal, de un Gobierno Mundial inmisericorde y tirano y de una esclavitud irremisible cuyos amos son los del otrora pueblo de Dios. ¿Cuál es el consuelo que les queda a los pocos fieles que han sido favorecidos con la terrible gracia de ver, para unirse al sufrimiento de la Iglesia de una manera más estrecha?. Por eso hay que tener muy presente el texto del Apocalipsis de San Juan (Cap. XIII, 10): "Aquí se requiere la paciencia en el sufrimiento y la fe de los santos". El texto del Profeta Daniel y este de San Juan deben tenerse presentes, bien ligados, bien relacionados para no sucumbir, para no perder la Fe. Para no llegar a pensar que el Señor ha abandonado a Su pueblo fiel del fin de los tiempos, aquel a quien El mismo llamo "rebañito". La paciencia en el sufrimiento nos revela que este tiempo será de angustiosa espera. Que el Señor conocía que estos tiempos vendrían y los anuncia siglos atrás: Todo les he dicho, decía Cristo. Todo les he anunciado. Para el mundo serán los tiempos de la libertad, de la juerga, de
la tibieza y desinterés, pero no para algunos que serán purgados y purificados en la espera del día de la promesa. Pero también dice San Juan que se requiere la Fe de los santos. Permítaseme ponerlo de otra manera: Aquí se requiere la fidelidad a la Fe del principio. Indudablemente es la Fe imperecedera. Es la Doctrina eterna, la de los Apóstoles, la de los Padres de la Iglesia, la de los concilios, la de los papas, la de los santos. Habla para el tiempo de la Apostasía, en el que no se encuentra en el mundo la Religión de Cristo sin desviaciones. Anuncia un cambio a la doctrina del Anticristo. San Vicente de Lerins en su COMMONITORIUM dice algo para comprender a cabalidad lo actual: "¿Qué ha hacer un cristiano, supuesto que, un nuevo error contagiara como una peste NO SOLAMENTE UNA PARTE, SINO LA TOTALIDAD DE LA IGLESIA?". Hubo herejías en la Iglesia que se extendieron amenazadoramente, pero nunca hubo una que contagiara a la totalidad de la Iglesia. Es evidente que se está refiriendo a la Apostasía final. Responde: "pues debe preocuparse por mantenerse EN LA ANTIGUA TRADICION que siendo ya del pasado, no puede ser corrompida de ninguna manera por ninguna clase de falsa novedad". Por ese motivo dice San Juan que se requiere la Fe de los santos. Y esto lo dice al terminar de describir el reinado de las bestias. Es el tiempo anticrístico. Es el tiempo de no ceder ante las presiones familiares o sociales, para seguir a Cristo a donde quiera que El vaya, como dice el Apocalipsis en el Cap. XIV, 4 y 5. Estos son los antídotos contra el Anticristo. La paciencia en el sufrimiento y la conservación de la Fe eterna. A unos se les pedirán mayores sacrificios, porque están llamados a mayor mérito y gloria, a los otros se les pedirá menos. Unos renunciarán a mayores bienes o felicidad mundana para ser fieles, pero otros se abrazarán al mundo y a esa felicidad pasajera que ofrece. La crisis anticrística para unos será fuente de mérito mayor y para otros fuente de condenación. Así se ha de demostrar el verdadero amor a Dios manifestado por las obras. Después de GLORIA OLIVAE Malaquías nombra sólo a un papa -o antipapa- más: PETRUS ROMANUS. Los exégetas dicen que este último papa se llamará Pedro y que será romano, pues se le menciona dándole nombre y nacionalidad como en ninguno antes. No estoy de acuerdo. Un verdadero papa nunca se pondría Pedro, porque sería determinar que él es el último. Esta afirmación sería grave, arriesgada y poco ortodoxa, y aunque su nombre no sería asegurar día y hora de la Parusía, enmarcaría dentro de un lapso determinado el tiempo de la segunda venida de Cristo. Además la Iglesia no necesita a un segundo Pedro. Tiene uno y ese es siempre el papa verdadero que ocupa el Solio. Cualquier papa, es siempre Pedro y así lo han visto los católicos durante todos los siglos. Tampoco tomaría el nombre de Pedro II un antipapa, que perteneciera a la "dinastía" usurpadora del Trono de Pedro, pues esto sería como aceptar que los siglos de esfuerzo y sacrificio para llegar a destruir a la Iglesia para convertirla en aliada del Gobierno Mundial luciferiano, han fracasado, que ese triunfo logrado es arrasado por la venida del Señor. Es decir, que en el momento del triunfo, se proclamaría el fracaso. ¿Quién provocaría esta conmoción mundial?. ¿Y quién sabe el motivo por el cual el Profeta llamó a este papa -o antipapa, lo cual creo más que lo otro-, Pedro Romano?, eso digo yo. ¿Quién lo sabe?. A todos estos hay que contestarles con lo que Pascal decía. Que una interpretación fiable de vaticinios proféticos, sólo es posible cuando se ha cumplido el evento anunciado por ellos. ¿Quién puede saber si este papa va a ser elegido un 29 junio, fecha en la que se celebra la fiesta de San Pedro y San Pablo? ¿Qué relación puede tener su elección con el Príncipe de los Apóstoles, con el "romano" que lo acompaña?, pues no lo sé. Ni nadie lo puede saber. Si la Profecía no se equivoca, como parece ser por los aciertos anteriores, este pontificado estará atribulado por la última persecución a la Iglesia. Si Roma no es destruida durante el pontificado de GLORIA OLIVAE, lo será durante PETRUS ROMANUS. La tercera guerra mundial
vendrá a llevar al colmo la desesperación de los hombres y el terrible Juez juzgará al mundo. En el Cap. XIII el Profeta Isaías dice: "Ved que se acerca el día de Yahveh, y cruel con cólera y furor ardiente, para hacer de Tierra un desierto y exterminar a los pecadores. Las estrellas del cielo y sus luceros no darán su luz; y el Sol se oscurecerá en naciendo y la Luna no hará brillar su luz. Yo castigaré al mundo por sus crímenes, a los malvados por sus iniquidades... Yo haré estremecer a los cielos y temblará la Tierra en su lugar ante la indignación de Yahveh Sebaot el día del furor de su ira". Y el Profeta Joel escribe (Cap. II, 31): "Se cubrirá de tinieblas el Sol y de sangre la Luna antes que venga el día grande y terrible de Yahveh". Llama mucho la atención cómo es coincidente la profecía sobre fin del mundo de Cristo y los profetas del Antiguo Testamento. Se refieren a los astros, a las estrellas, a la Luna, al Sol... Isaías, por ejemplo, dice que el Sol se "oscurecerá". No dice que explotará, que cambiará de lugar, sino que su luz por alguna razón, será oscurecida igualmente la de la Luna. Las estrellas y los luceros tampoco darán su luz. Joel dice que la luz del Sol "se cubrirá". Y que la Luna se cubrirá de sangre. Dios no tiene que destruir una estrella a dos años luz de la Tierra para castigar el pecado de los hombres. No tiene que destruir el Sol o las estrellas o la Luna. Toda la profecía sugiere más bien que algo en la misma Tierra ocultará la luz del Sol y de la Luna. Las profecías de Cristo hablan en la misma forma. Sugieren lo mismo. En San Mateo, dice que el Sol se oscurecerá, y la Luna perderá su resplandor. Lo mismo leemos en San Marcos: el Sol se oscurecerá y la Luna perderá su resplandor. San Lucas dice que habrá "señales en el Sol, en la Luna y en las estrellas". Todas las profecías sugieren que algo en la misma Tierra cubrirá la luz del Sol, de la Luna y de las estrellas. La estupidez del hombre es tan grande, que ellos mismos se destruyen. La secta satánica de los Iluminati provocó la primera guerra mundial y la segunda, y ahora mismo preparan la tercera, con el objeto de debilitar, desesperar, aterrar y confundir a los hombres y a las naciones, a fin de que acepten la imposición del Gobierno Mundial. ¿De qué dimensiones podría llegar a ser esa guerra?, ¿se le daría a un niño una granada para que juegue en el patio de su casa?. El Apocalipsis habla de que los destructores de la Tierra serán castigados. ¿De esa hecatombe mundial se pueden levantar humos y cenizas que oscurezcan la atmósfera, o puede suceder que un cuerpo del espacio exterior se estrelle contra la Tierra levantando una nube de polvo que oculte la luz del Sol y de la Luna y de las estrellas?, ¿y quién lo sabe?. Pero todo parece apuntar a la estupidez de los hombres. A la destrucción concentrada en el mismo planeta Tierra. Lo cual no sería nada raro. Solamente quedaría una duda. En San Mateo se dice que las estrellas caerán del cielo y las fuerzas de los cielos serán sacudidas. ¿A dónde caerán estas estrellas?, CAER, según el Diccionario es venir un cuerpo de arriba a abajo por su propio peso. Cuando una de esas estrellas se salga de su lugar, ¿está cayendo, o subiendo, o acercándose a la izquierda o a la derecha?, necesariamente se entiende que está cayendo a la Tierra. Una masa incandescente, millones de veces más grandes que el Sol -solamente el Sol es 1,200,000 veces mayor que la Tierra y el Sol es una pequeña arenilla comparado con muchas estrellas, nos calcinaría casi instantáneamente al aproximarse a la Tierra, y ya no podríamos ver que las siguientes estrellas cayeran. En San Marcos se dice que las estrellas "irán cayendo del cielo". Esto es, con un determinado lapso entre una y otra. ¿Qué castigo medicinal puede ser para los hombres que tres, o cuatro, o veinte o mil estrellas tengan una terrible colisión a mil años luz de la Tierra que puede ni siquiera verse sino sólo con los telescopios, después de haber sido calcinada la Tierra con el primer acercamiento estelar?, ¿para qué serviría ese "castigo" si ya no hay hombres sobre la Tierra?. Algunos exégetas dicen que esas estrellas que caen son los grandes de la Iglesia y de la Ciudad Católica, que en los últimos tiempos se harán partidarios de la
Bestia y yo creo como ellos. Pero así como Cristo pudo haber mezclado una profecía cósmica y otra espiritual igualmente que mezcló la destrucción de Jerusalén con la destrucción final del mundo, pudo haber hablado en sentido espiritual y el Sol oscurecido es la Iglesia y la Doctrina predicada por los grandes de la Iglesia. Indudablemente, lo sabremos en cuanto sucedan las profecías. Y no antes. Si el lenguaje de Cristo fue espiritual solamente, entonces tenemos un motivo más para estar prevenidos, porque el fin se presentará inesperadamente. Y esto se repite en los Evangelios con toda claridad varias veces. Entonces, no se verán las cosas imaginadas por una interpretación torcida, sino solamente las que se entiendan con un espíritu recto y desde una perspectiva correcta, que los progresistas herejes no pueden tener. Cuando todos esperaban que viniera el Profeta Elías como precursor del Mesías y vieron al Mesías sin haber visto a Elías, nuestro Señor Jesucristo les dijo que la profecía se había cumplido, pues Elías era Juan el Bautista venido con el espíritu de Elías. Y anunció que volvería al fin del mundo. Y creo que esto ya se podría estar repitiendo, y estar ya Elías y Enoc en el mundo, en algunos poquísimos que luchan contra el Anticristo, pero no como a ellos se les pega la gana, sino como Dios manda. San Gregorio Magno en su obra LOS MORALES dice algo al respecto asombrosamente coincidente con lo que estamos viendo, indudablemente por su gran conocimiento de las sagradas Escrituras y por la inspiración del Espíritu Santo, que sólo se da en la verdadera Iglesia y especialmente al Sumo Pontífice -el fue Papa del año 590 a 604, MUY lejos del fin del mundo-, según se lee en el Evangelio de San Lucas (Cap. VIII, 4 a 15): "A VOSOTROS ES DADO conocer el misterio del Reino de Dios, PERO A LOS DEMAS sólo en parábolas, PARA QUE VIENDO NO VEAN Y OYENDO NO ENTIENDAN" . Así, los pobres protestantes y todos quienes están separados de la Iglesia, podrán leer la Biblia como única fuente de revelación, y conocer él texto interpretado como quieren, sin llegar a entender muchas cosas. En ese mismo lugar se han puesto hoy los herejes del Vaticano apóstata. Dice San Gregorio: "Las caídas de los fuertes, son argumento de la perdición de los flacos. Y que por el Sol sea significada la sutileza de la sabiduría, Salomón claramente lo manifiesta, diciendo por comparación: El sabio permanece así como el Sol, y el necio así como Luna se muda (Ecles. XXVII, 12). Pues ¿que otra cosa entendemos aquí por los rayos del Sol, sino las sutilezas de los hombres sabios?. Porque, como muchos de aquellos que en la santa Iglesia parecían resplandecer en luz de sabiduría, entonces, cautivados por las persuasiones o espantados por las amenazas o afligidos por los tormentos, se someterán al dominio de aquel Leviatán -está hablando del tiempo del reinado anticrístico-, dícese rectamente que estarán bajo de los rayos del Sol, como si claramente dijese: Aquellos que por sutileza de sabiduría parecía que derramaban dentro de la Iglesia rayos de claridad y que resplandecían sobremanera en autoridad de justicia, se sojuzgarán por sus malas obras al poderío del Leviatán, de tal forma que no resplandezcan ya en recta predicación, mas perversamente obedeciéndole, sean sojuzgados. Así que los rayos del Sol estarán debajo de él cuando los varones doctos no levantarán las sutilezas de su sabiduría obrando libremente, mas se inclinarán a las pisadas de ese Leviatán con la perversidad de la obra y con los halagos de la adulación, para que el entendimiento que resplandeció en ellos de arriba, así como el Sol por don divino, sea por la codicia terrenal derribado debajo de los pies del enemigo antiguo. Y por eso ahora cuando cualquiera de los sabios y doctores por el provecho o gloria de la vida temporal se somete con lisonjas a los poderosos de la Tierra que mal obran, entonces el rayo del Sol se derriba debajo del Anticristo" (Lib. XXXIV, Cap. XIV, 25). Igualmente, en el Lib. XX, Cap. XL, 77, dice: "La Iglesia siente gravemente en las entrañas el dolor de la última persecución cuando perecerán algunos de ella, y otros más fuertes serán afligidos en tristeza; muchos
enfermos, provocados por dones, o afligiría por persecuciones caerán en ella del estado de la Fe, y después de haber caído la perseguirán -a la Iglesia-, ellos mismos". San Mateo dice que "las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas". Igualmente dice San Marcos y San Lucas. En la versión de Nácar-Colunga dice que "los poderes de los cielos se conmoverán" (Marcos). En San Mateo leemos: "las columnas del cielo se conmoverán". San Lucas dice que las columnas del cielo se conmoverán. En la versión de Straubinger, San Marcos dice que "las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas". Con los mismos términos hablan otras versiones de la Biblia. CONMOVER: perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente. SACUDIR: mover violentamente, golpear una cosa o moverla con violencia, arrojar de sí una cosa con violencia, apartar de sí con aspereza a una persona. Yo creo que nuestro Señor no está hablando aquí, mas que del tiempo del anticristo y de la Apostasía final. La verdad será alterada, será perturbada, será golpeada, será apartada con violencia, esto provocará una inquietud muy grande en los fieles. No dice en ningún momento Cristo que la verdad caerá por tierra. No creo que aquí se esté refiriendo a sucesos cósmicos. Todo esto pasará inadvertido para los seguidores del anticristo y los que militen en la Apostasía. Todo esto solamente se descubrirá visto desde una especial óptica: la ortodoxia. Habrá un resto fiel que espere al Señor sin que se hayan manchado con la Apostasía. Que siguieron al Señor a donde quiera que El esté. Sus vestiduras están limpias, dice el Apocalipsis, y no se atrevieron a tener ninguna clase de contacto con la mujer prostituta -la gran Ramera apocalíptica-, por compromisos sociales o familiares o de cualquier índole. Ana Catalina Emmerich en una visión que tuvo del tiempo del Anticristo y de la Apostasía que Cristo llamaba la gran tribulación del fin del mundo, como no la hubo nunca ni la habrá, dice: "Yo vi además, la nueva y extraña iglesia que ellos trataban de construir. No había nada de santo en ella... Unas personas amasaban pan en la cripta subterránea... pero ese pan no fermentaba, ni ellos recibían el Cuerpo de nuestro Señor sino solamente pan. Los que estaban en el error, mientras no hubiesen cometido ninguna falta y desearan piadosa y ardientemente el Cuerpo de Jesús, eran consolados espiritualmente, pero no por su Comunión. Entonces Jesús me dijo: He aquí a Babel". Dudo mucho que en el tiempo de esta mística, alguien hubiese comprendido sus palabras para cambiar la idea que se tenía del Anticristo persiguiendo cruentamente a los católicos, cerrando iglesias para impedir el Sacrificio, etc., como hasta hoy piensan muchos despistados equivocadísimos. Ana Catalina Emmerich habla claramente de una suplantación del Rito que invalida la Misa y el Sacramento, por eso muchos van a comulgar y no reciben más que un pan que no es el Cuerpo de Cristo. La instalación de la abominación de la desolación de que Cristo habla para el final de los tiempos, no se podría dar, si no hay en las iglesias una expulsión del Rito de la Misa, PERO también una introducción de un falso e inválido rito con la aprobación del clero y de la máxima autoridad de la Iglesia, es decir, de un individuo que ocupa el Trono de San Pedro usurpándolo, porque si no fuera un usurpador sino un verdadero papa, esto no podría ser posible. Este es, entonces, el tiempo de la perturbación, el tiempo del engaño y de la seducción anticrística, de la inquietud de los espíritus, de la confusión, de la alteración, de la violencia, de la degradación, de la grosería, de la rebeldía, de la corrupción, del tiempo en el que se arroja lejos apartando la verdad íntegra de la Fe. Es el tiempo en el que el pueblo de Dios se ha quedado sin fuerza ni defensa, sin la virtud de los Sacramentos y del Sacrificio. Es el tiempo del negro abismo que los hombres tienen bajo sus pies. Entonces, todos ellos marchan al desastre y se introducen todos en la tempestad que los superficiales, los cauterizados, los indiferentes, y los que tienen contactos de
conveniencia con el mal, para evitar daños mundanos, no ven o se niegan a ver. Es el tiempo en el que la luz del Sol se oculta y se camina en tinieblas. He aquí Babel. No la Iglesia de Dios. No la Ciudad Católica que ha pasado a ser cosa del pasado porque el hombre de hoy ya no la puede soportar. Yo creo que no en todo, Cristo habló en sentido material y espiritual al mismo tiempo, sino que hubo cosas que predijo solamente en un sentido o en otro. Como decía Pascal, iremos viendo el cumplimiento de los acontecimientos y así iremos sabiendo como ahora sabemos sobre lo que en este momento se está cumpliendo. El Profeta Daniel dice en el v. 10 del Cap. XII: "los impíos seguirán haciendo el mal; ningún impío comprenderá nada". Las profecías, como he dicho en otras partes, no se escribieron para que se cumplieran, sino que, porque se han de cumplir, se escribieron. El texto de la sagrada Escritura no obliga a la voluntad del hombre, que es libre y soberana. Dios respeta la voluntad del hombre que quiere salvarse o condenarse. Si Daniel dice que el mal se incrementará hasta el día final que los impíos seguirán haciendo el mal, y que no comprenderán nada, es que en los últimos tiempos así serán los hombres por propia voluntad. Y unos a otros se contagiarán y enfermarán al Cuerpo místico de Cristo, hasta que todos ellos den a luz al Anticristo y a la generación del día final. LA IGLESIA, ¿HA APROBADO O REPROBADO LAS PROFECIAS DE SAN MALAQUIAS?. El Concilio Vaticano I consideró las profecías privadas y los milagros que en la Iglesia suceden, como señales ciertísimas y manifiestas de la revelación de Dios a los hombres. Son pruebas de la divinidad de las Escrituras, y son pruebas también de la divinidad de la Iglesia. La profecía atribuida a San Malaquías -de un completo y asombroso cumplimiento-, se ocupa de acontecimientos absolutamente imprevisibles: de la elección de 112 papas futuros que incluso no han nacido, pues la lista profética comienza en el año de 1139, hasta el fin del mundo. En ella se habla de las características del pontificado, de la familia del papa, de la fecha en que es elegido, del escudo familiar, de los hechos históricos que tienen lugar durante el pontificado etc., anunciado todo asombrosamente sólo con dos o tres palabras latinas. Esta Profecía que es tan conocida ¿ha sido aprobada o reprobada por la Iglesia?. Oficialmente la Iglesia jamás se ha declarado a favor o en contra ni por lo que respecta a su atribución a San Malaquías, ni por lo que respecta al cumplimiento de lo que anuncia. Si la Iglesia la hubiese reprobado, hace siglos hubiese callado para siempre. Entonces, la Profecía sigue hablando, Si Benedicto XVI hubiese condenado las barbaridades dichas y hechas por Juan Pablo II junto con sus tres predecesores y partidarios, la imagen de la Bestia que fue herida de muerte que sin embargo vivió, hubiese callado y no seguiría hablándole al pueblo. Pero el poder papal usurpado de Benedicto, le ha permitido a Juan Pablo II seguir hablándole a los fieles, como siguen hablando después de siglos de haber muerto San Agustín o Santo Tomás de Aquino o San Juan de la Cruz. Este texto de San Juan en el Apocalipsis, prueba indubitablemente que el Anticristo estará sentado en el Trono de San Pedro. El usurpador, blandiendo el poder de los papas tiene el poder de hacer callar a Lutero, por ejemplo, que ya no habla para la Iglesia, o permitir que hable la imagen de Juan Pablo II. No se trata de una imagen parlante. Esto así entendido es una estupidez. El canónigo I. Cristiani en su libro NOSTRADAMUS, MALAQUIAS Y COMPAÑIA dice que existe una "indulgente benevolencia" en las altas esferas de la Iglesia. Por otro
lado, la Iglesia nunca ha impedido -o condenado al silencio- la publicación de la Profecía. Y en los últimos 4 siglos, han sido muy abundantes las publicaciones que han contado con la aprobación de los censores eclesiásticos. El IMPRIMATUR ha sido concedido. Los defensores de la Profecía, dicen que si un documento tan conocido y tan relacionado con el máximo puesto de la Iglesia, dañara en alguna forma a la Iglesia, esta habría respondido con la inhabilitación y el silencio oficial. Un paréntesis para insistir en la forma en la que la imagen de una persona puede hablar. Y San Malaquías sigue hablando. No ha sido condenado al silencio y al olvido. Benedicto XVI es cómplice de la Bestia que fue herida de muerte y sin embargo vivió, porque con su poder, como dice el Apocalipsis, -usurpado, desde luego-, hace que la Bestia hable. Oficiosamente, las manifestaciones de la Iglesia con respecto a la Profecía de San Malaquías son más significativas. Las medallas conmemorativas de algunos papas, se refieren al lema asignado para ellos en la Profecía. En la medalla de Alejandro VIII aparece la inscripción POENITENTIA GLORIOSA, en la de Clemente XI aparece el lema FLORES CIRCUNDATI, y en la Pío VI, aparece el lema PEREGRINUS APOSTOLICUS. León XIII ha usado el lema de San Malaquías más abiertamente, pues incluso lo incluyó en su escudo familiar. Igualmente, L'Osservatore Romano, que es el órgano oficioso del Vaticano, ha utilizado en más de una ocasión para referirse a los papas, el lema impuesto por San Malaquías. Por todo el mundo católico, circuló en su tiempo, que Pío XII, era el pastor angélico. Profecías de san Malaquías Cuarta Parte EN LAS NARICES Y CON EL BENEPLÁCITO DEL PUEBLO, EL VATICANO HEREJE ESTA CONSTRUYENDO UNA NUEVA RELIGIÓN. El Abate Jeannin, escribió su libro IGLESIA Y FIN DEL SIGLO, que es un esquema prefigurativo de la evolución de los modernos progresistas que han sustituido ya en su mente la Revelación por los misterios ocultistas de las sectas para entregarse al Sincretismo crítico que está en la base de esa Religión Universal que hoy tratan de imponer. El escribe: "La Iglesia Católica, posee la verdad, la verdad única, absoluta, la verdad que resuelve todos los problemas que la inteligencia humana puede y debe plantearse. Pero la mantiene encerrada en un laberinto inextricable de dogmas, cuyas contradicciones desalientan al más intrépido de los cristianos: la reviste de ropajes que ocultan sus formas para hacerla más aceptable a unos vulgares prejuicios, y ahoga su voz en la inercia del sueño; sólo muestra su imagen figurativa, materializada y afeada; y le da el nombre de Revelación. Los principales dogmas católicos, no son más que una reminiscencia o una reedición del pasado. Es la antigua Isis vestida a la moderna de acuerdo con los gustos o los intereses de los que la han adorado o explotado. Es la verdad revestida de velos -dice este hereje- de diversos matices. Es la religión única universal, de todas las épocas y de todos los lugares, pero adaptada a una forma especial que ha podido ser conveniente para determinadas épocas y para determinadas razas, pero que no puede ser apta para la nuestra. Ocurre que la mente humana ha evolucionado, y exige unas creencias razonables para obedecerlas "rationabile obsequium". Ocurre que la ley del progreso es ineludible. Inquebrantable en su dogma, que es la verdad, debe adaptar su fórmula a las exigencias de la mente humana, liberada de prejuicios. Debe desprender el velo con el cual cubre el alma en su teología y repudiar las viejas fórmulas escolásticas" (Pág. 148).
"El deber de cada uno de nosotros en estos momentos, consiste en favorecer la evolución que debe llevar a cabo el papado -¡ojo!- para ponerse en armonía con el nuevo espíritu del mundo y con las ciencias racionales, sin renegar de los principios fundamentales del Evangelio" (EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Abate Roca, Pág. 130). "La humanidad, largo tiempo bajo la influencia exclusiva de los partidos religiosos y que, habiendo perdido la confianza en esos partidos, busca una nueva religión al margen de los dogmas, de los postulados y de las infalibilidades; religión adaptada a una nueva perspectiva sana y realista del futuro espiritual de la humanidad" (Revista masónica martinista LA INICIACIÓN; 4o. trimestre de 1964, Pág. 218). "Todas las iglesias divisionarias, caminan hacia su ruina; se hunden de lleno para dejar sitio a la Iglesia Unitaria, a esa basílica social que englobará a todas las épocas, a todas las capillas del pasado y del presente para constituir el redil único de que habló Jesucristo" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 399). Por eso vimos a Juan Pablo II acercarse y participar en los ritos de los Vudus, de los indios americanos y norteamericanos, de los de la India, de los del Islam, de los judíos y de cuanta religión que pasó por su mente o por su puerta, con el aplauso general manejado de tal forma que pareciera un principio de conversión a la Iglesia Católica. "Creo que todas las iglesias que se han formado en la cristiandad a partir del siglo IX por el desmembramiento sucesivo del tronco apostólico (y que por tal motivo son llamadas sectas o sectores), participan de la gran Iglesia Católica de la cual forman el cuerpo con unos miembros dispersos. Creo que entre esas iglesias, incluida la que se conoce con el nombre de Ultramontana, existe un lazo de afinidad que las une, o, mejor dicho, un fondo común de cristianismo que facilita el encuentro y en el cual se basará la asociación general" (EL PAPA Y LA DEMOCRACIA, Abate Roca). "La unidad de las iglesias, nos llevaría a "la profundidad y a la universalidad" de los cristianos con el cual se pondrían en armonía todos los centros religiosos de la Tierra" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 122). "Al Cristo-hombre doliente, sucede en nuestros días el Cristo-espíritu triunfante. El Cristo que se manifestará también en la ciencia, y será reconocido por judíos, brahamanes, hindúes, chinos, tibetanos..." (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 525). "Un Cristianismo nuevo, sublime, amplio, profundo, realmente universalista, absolutamente enciclopédico, el cual terminará por hacer descender sobre la Tierra, todo el Cielo, como ha dicho Víctor Hugo, por reprimir las fronteras, los sectarismos, las iglesias locales, étnicas y celosas, los templos divisionarios, los alveolos que retienen prisioneras de César -o sea de los papas católicos-, a las moléculas doloridas del gran cuerpo social de Cristo" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 123). "Sucederá algo que dejará estupefacto al mundo y que le hará caer de rodillas ante su Redentor. Y ese algo será la demostración del acuerdo perfecto entre los ideales de Cristo y de su Evangelio. Ello significará la consagración del nuevo orden social -es decir, NUEVO ORDEN MUNDIAL-, y el solemne bautismo de la civilización moderna" (EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Abate Roca, Pág. 282). "El convertido del Vaticano -con esto Roca se está refiriendo al "papa" que ellos están esperando y preparando-, no tendrá que revelar a sus hermanos, según Cristo, una enseñanza nueva; no tendrá que impulsar a la cristiandad ni al mundo en pleno hacia otros caminos que no sean los caminos seguidos por los pueblos bajo la inspiración secreta del espíritu, sino sencillamente confirmarles en aquella civilización moderna cuyos principios evangélicos, cuyas ideas y cuyas obras esencialmente cristianas, se han convertido a pesar nuestro en los principios, las ideas y las obras de las naciones
regeneradas antes de que Roma soñara en preconizarlos. El pontífice se limitará a confirmar y a glorificar la obra del Espíritu de Cristo o del Cristo-espíritu en el espíritu público y, gracias al privilegio de su infalibilidad personal/ declarará canónicamente URBI ET ORBI, que la civilización actual es hija legítima del santo Evangelio de la redención social" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca/ Pág. 111). ¿No se ha notado que de las iglesias están desapareciendo los Cristos crucificados y dolientes, sustituidos por imágenes de Cristo resucitado?, ¿y no se dedican hoy día templos a Cristo resucitado?, ¿no significa esta nueva representación de Cristo la resurrección de la Iglesia Sincrética Universal que los satánicos tratan de construir y lo están haciendo hasta hoy aceleradamente y con buen éxito?. Comprenderán los católicos que los templos progresistas no deben de ser visitados por ningún pretexto, pues no solamente se ingresa a un lugar en el que está instalada la abominación de la desolación que a Dios ofende tan gravemente, sino que la presencia en esos lugares es hacerse solidario en la construcción de una nueva Iglesia Universal, y de la esclavitud que el Gobierno Mundial ha de imponer a todos los hombres, concebido por la mente enferma de algunos facinerosos. ¿Qué motivo o intereses pueden justificar avalar el horror encubierto que ante las narices del pueblo se está construyendo?, ¿puede haber una inconsciencia más lamentable y más grande?. ¿Y cómo se llama el movimiento universal que ante las narices del pueblo está llevando a todas las religiones a la formación de la religión sincrética?, SE LLAMA "ECUMENISMO" el cual, dicen, busca la unidad de todos los cristianos y el acercamiento con las religiones no cristianas, pues Cristo quiere la unidad de la Iglesia, por la cual se debe trabajar, y la conversión de las demás religiones. Pero no es la unidad cristiana la que se está buscando. No puede llamarse así. No es la pugna por la unidad la que se observa. Es la Revolución la que después de dos siglos al fin se introdujo en la Iglesia. Pero, ¡qué digo!. Sería más correcto decir que es la Revolución a la que se dejó entrar en la Iglesia, y que Mons. Gaume en 1877 la describió en una memorable página en la que parece que la misma Revolución habla: "No soy lo que se cree, escribía Mons. Gaume, muchos hablan de mí y muy pocos me conocen. No soy ni el carbonarismo masónico, ni el motín, ni el cambio de la monarquía en república, ni la sustitución de una monarquía por otra, ni la alteración momentánea del orden público. No soy ni los aullidos de los jacobinos ni los furores de la Montaña, ni el combate en las barricadas, ni el pillaje, ni el incendio, ni la ley agraria, ni la guillotina, ni los ahogados. No soy ni Marat, ni Robespierre, ni Baboeuf, ni Mazzini, ni Kossuth. Estos hombres son mis hijos. Estas cosas son mis obras, no soy ellas. Estos hombres y estas cosas son hechos pasajeros y yo soy un estado permanente. Yo soy el odio a todo orden que no haya establecido el hombre y en el cual yo no sea a la vez, rey y Dios". El 3 de diciembre de 1970, Paulo VI en Sidney dijo: "El aislamiento ya no está permitido: ha llegado la hora de la gran solidaridad de
los hombres entre sí, para el establecimiento de una comunidad mundial unida y fraterna". Proclamaba nuevamente aquello mismo que urgió en su discurso en la sede de las Naciones Unidas: el Gobierno Mundial. Hipócritamente había declarado que después del Concilio Vaticano II, el humo de Satanás se había metido en la Iglesia, cuando él era el jefe de aquellos que le habían abierto las ventanas que en su tiempo fue el "papa bueno" Juan XXIII, iniciador de la "dinastía" satánica usurpadora. En el Salmo XXVI, 4, se dice: "No voy a sentarme con los falsos, no ando con hipócritas; odio la asamblea de malhechores, y al lado se los impíos no me siento". ¿No debería ser esta la actitud de los fieles a quienes el Señor les ha concedido ver lo que a casi todos está oculto, y han sido llamados a los pequeños reductos del Señor?: "Una cosa he cedido a Yahveh, una cosa estoy buscando: morar en la casa de Yahveh tocos los días de mi vida, para gustar la dulzura de Yahveh y cuidar de su Templo" (Salm. XXVII, 4). Hay una carga sumamente pesada de responsabilidad cuando se pone un pie en los templos de la Iglesia progresista del Vaticano. Ellos, no solamente han impuesto sus reformas y sus prostituciones. No, sino que continúan destruyendo lo que queda de Iglesia Católica y asociados con las sectas satánicas, están atentando contra nuestras familias y contra todo lo que consideramos más sagrado y más querido. Quieren ver a nuestros hijos esclavos. Los quieren ver hambrientos, y a los pies de los amos del mundo. Quieren que se diluya lo poco de cristianismo que conservan. ¿Vamos a sentarnos con ellos?, ¿vamos a ser tan frívolos y traidores que nos sentaremos en una de sus comedias sacrílegas en la otrora casa de Dios que me han arrancado a mí y le han arrancado a mi familia? El Ecumenismo que comenzó a funcionar después del Concilio Vaticano II es el pretexto para la creación de una Iglesia Unitaria, como quieren imponer los satánicos enemigos de la Cruz. Esas reuniones y connivencias entre los líderes de las sectas y de las religiones, les sirven para ir ajustando el rompecabezas. Se toman acuerdos que nada tienen que ver con la unidad en la Doctrina de Cristo y mucho menos con la conversión a la única Iglesia verdadera. Esos líderes herejes y cismáticos son tan traidores a sus fieles, como lo son los jefes de la Iglesia del Vaticano. Son una mafia amarrada al carro de la subversión y de la creación del Gobierno Mundial. La idea del ecumenismo que contribuye muy especialmente para crear el estado de confusión actual y de la que los católicos parecen complacidos por presentarse con la máscara de caridad, surgió por primera vez en 1927 en Lausanne, durante la celebración de un Congreso protestante. En ese Congreso se oyó por primera vez la palabra Ecumenismo. Los diccionarios dicen que el Ecumenismo es un movimiento favorable a la unión de todas las iglesias cristianas en una sola. Esta misma definición la condena. No es posible encontrar la fórmula para unir la verdad y el error. Si esa unidad fuera hecha, lógicamente sería en base a la afirmación y confirmación de errores contra la Fe, y a la negación de verdades reveladas que serían olvidadas o negadas. De esta unidad se obtendría que la Iglesia Católica perdería su esencia y ya no podría ser considerada como la Iglesia única y verdadera. Ahora la verdadera Iglesia sería esa creada por la mente del hombre, en la que se admiten como la parte de un todo, todas las creencias que cada secta tiene y predica. La unidad de las sectas cristianas en una sola Iglesia. Esto es lo que proclaman. No se dice la unidad en la Iglesia verdadera. Se trata de otra iglesia nueva. No se dice la conversión a la Iglesia verdadera. Eso no se pretende. Y en esto están comprometidos todo el clero que pertenece al Vaticano traidor, muchísimos pastores de las sectas y líderes de otras religiones. Hay una asociación y ataque mundial contra la verdadera Iglesia de Cristo, tan poderoso como no se conoce en toda la historia, porque incluye la corrupción de la sociedad, la destrucción de la familia, la toma de poder de gobiernos anticatólicos, etc., etc.
La Iglesia, ha prevenido contra esta peste, desde hace muchos años. La voz de esos papas que según los masones ya no tienen nada que decir a las nuevas generaciones, las cuales no tienen oídos para oírlos, hablaron claro sobre el tema y lo condenaron como un peligro que estaba suspendido sobre el cielo católico. Estando en el Solio Pontificio el Papa Pío IX que reinó del año de 1846 al año 1878, el Santo Oficio, envió una carta a los obispos de Inglaterra el 16 de septiembre de 1864, en la que dice entre otras cosas lo siguiente: "Se ha comunicado a la Santa Sede que algunos católicos y hasta varones eclesiásticos han dado su nombre a la sociedad para procurar, dicen ellos, la unidad de la cristiandad -erigida en Londres en el año 1857- y que se han publicado ya varios artículos de revistas, firmados por católicos que aplauden a dicha sociedad o que se dicen compuestos por varones eclesiásticos que la recomiendan. Y a la verdad, qué tal sea la índole de esta sociedad y a qué fin tienda, fácilmente se entiende no sólo por los artículos de la revista que lleva por título THE UNION REVIEW, sino por la misma hoja en que se invita e inscribe a los socios. En efecto, formada y dirigida por protestantes, está animada por el espíritu que expresamente profesa, a saber, que las tres comuniones cristianas: la romano-católica, la greco-cismática y la anglicana, aunque separadas y divididas entre sí, con igual derecho reivindican para sí el nombre católico. La entrada, pues, a ella está abierta para todos, en cualquier lugar que vivieren, ora católicos, ora greco-cismáticos, ora anglicanos, pero con esta condición: que a nadie sea lícito promover cuestión alguna sobre los varios capítulos de doctrina en que difieren, y cada uno pueda seguir tranquilamente su propia confesión religiosa. Mas a los socios todos, ella misma manda recitar preces y a los sacerdotes celebrar sacrificios según su intención, a saber: que las tres mencionadas comuniones cristianas, puesto que, según se supone, todas juntas constituyen ya la Iglesia Católica, se reúnan por fin un día para formar un solo cuerpo...". "El fundamento en el que la misma (sociedad) se apoya es tal, que trastorna de arriba a abajo la Constitución divina de la Iglesia -lo mismo se puede afirmar del Ecumenismo actual: trastorna de arriba a abajo la Constitución divina de la Iglesia-. Toda ella, en efecto, consiste en suponer que la verdadera Iglesia de Jesucristo consta parte de la Iglesia Romana difundida y propagada por todo el orbe, parte del cisma de Focio y de la herejía anglicana, para las que, al igual que para la Iglesia Romana, hay un solo Señor, una sola Fe y un solo Bautismo (Efe. Cap. IV, v. 5)... Nada ciertamente puede ser de más precio para un católico que arrancar de raíz los cismas y disensiones entre los cristianos, y que los cristianos todos sean solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz (Efe. Cap. IV, v. 3)... Mas que los fieles de Cristo y los varones eclesiásticos oren por la unidad cristiana, guía dos por los herejes y, lo que es peor, según una intención en gran manera manchada e infectada de herejía, NO PUEDE DE NINGUN MODO TOLERARSE". Es decir, que esas reuniones tan frecuentes y tan extendidas a las parroquias, en todas las sedes episcopales y en la misma Roma, o con la participación de supuestos "papas" asistiendo a reuniones y templos de herejes, ESTA ABSOLUTAMENTE PROHIBIDO, pero les ha valido un bledo, pues están comprometidos construyendo una Nueva Iglesia. La misma carta dice: "Otra razón por que deben los fieles aborrecer en gran manera esta sociedad londinense es que quienes a ella se unen, favorecen el indiferentismo y causan escándalo". Hay que considerar varias cosas: 1. Los católicos que asisten a los templos progresistas están haciendo algo que está PROHIBIDO POR LA IGLESIA GRAVEMENTE. Muchos no han terminado de
comprender que la Iglesia del Vaticano no es la Iglesia de Cristo, como no lo es la Iglesia Protestante o cualquier secta que se diga cristiana. El hecho de que los católicos hayan adorado en esas iglesias muchos siglos, no los justifica para unir sus oraciones o simplemente su presencia con los que ofenden a Dios y están destruyendo Su Iglesia. Moralmente se entiende, que aunque la prohibición dice específicamente sobre las reuniones para orar por la unidad, tampoco deben participar en cualquier culto elevado al Ser cuya obra, la Iglesia, están destruyendo. Esos son propagadores del INDIFERENTISMO, y la verdad es que creo que los que tal cosa hacen, ya están inficionados por este escandaloso error. Quienes piensan que esto no tiene ninguna importancia, ya han entrado por un mal camino. 2. La carta del Santo Oficio de 1864 a los obispos ingleses dice que esa sociedad londinense ecuménica exige a sus socios iguales derechos de llamarse "católicos" tanto a los que pertenecen a la Iglesia Católica, como a los que pertenecen a la Iglesia griega cismática o a la Iglesia Anglicana, porque "todas juntas constituyen ya la Iglesia Católica". Igualmente, esa sociedad prohíbe a sus socios "promover cuestión alguna sobre los varios capítulos de doctrina en que difieren", y cada miembro así, "puede seguir tranquilamente su propia confesión religiosa". Se comprenderá muy bien aquí, por qué motivo Benedicto XVI, siguiendo los pasos de sus cuatro predecesores, ha "clausurado" el Limbo, y aprueba las doctrinas heréticas de Juan Pablo II sobre el Infierno que lo pone más cerca de las doctrinas de los esotéricos, y tantas otras cosas. Ahora ya anuncia, siguiendo en la obra de demolición, dirigir sus baterías contra el Purgatorio y el Seno de Abraham, porque, dicen, no tienen sustentación en las Escrituras. Nótese que son doctrinas no profesadas por muchas sectas protestantes además. Por eso las están eliminando camino a la edificación de una Iglesia Universal Sincrética. Por eso el regreso al latín, y a ciertas formas tradicionales en la Liturgia que a muchos ilusionaron, pero que a casi todos desorientaron, no son más que trucos y juegos sucios de este viejo usurpador al que muy poco le falta para ir a, presentar sus respetos al Diablo. 3. La carta del Santo Oficio prohíbe la reunión de fieles católicos para orar con herejes o cismáticos porque esto no solamente es peligroso para la Iglesia, sino para el alma de cada fiel que se atreve a tal cosa. Nunca se ha visto que si a una olla de comida se introduce un trozo de carne podrida, toda la comida buena cure de su pudrición a la mala. Sucederá lo contrario, pues lo podrido contagia y lo pudre todo. El individuo corrupto en una comunidad de fieles, o en un convento, lo corrompe todo. El contacto con programas televisivos inmorales, en alguna forma van a afectar y corromper el alma. Quien considera que en su caso eso no puede suceder, en contra del consejo de nuestra maestra divina la Iglesia, que con su experiencia de siglos y la inspiración del Espíritu Santo habla, es un hombre que sólo va a oír lo que le conviene y a desechar lo que no le conviene. Es un hombre que ya no oye doctrinas, sino opiniones, dañado ya, de Indiferentismo, entre otras cosas. 4. ¿Qué ha dicho la Iglesia sobre el Indiferentismo?, lo veremos un poco más adelante. Igualmente, el 8 de julio de 1927, se le preguntó al Santo Oficio si eran lícitas las reuniones con herejes o cismáticos para procurar la unidad de todos los cristianos. A la pregunta siguiente: "Si es lícito a los católicos asistir o favorecer las reuniones, asociaciones, congresos o sociedades de acatólicos, cuyo fin es que cuantos reclaman para sí de un modo u otro el nombre cristiano se unan en una sola alianza religiosa?", respondió: "NEGATIVAMENTE". Y hay que atenerse totalmente al Decreto publicado por esta misma Suprema Sagrada Congregación el día 4 de julio de 1919 "SOBRE LA PARTICIPACION DE LOS CATOLICOS EN LA SOCIEDAD PARA PROCURAR LA UNIDAD DE LA CRISTIANDAD". Resulta comprensible que la Iglesia de Cristo toda
unida, pida a Dios Su ayuda para terminar el cisma. ¡Pero resulta incomprensible que los dirigentes de las sectas cismáticas y herejes se reúnan con los católicos para pedir la unidad de los cristianos, cuando sus doctrinas son tan furiosamente inconmovibles y defendidas, con la misma furia con la que llaman todos a una, a la Iglesia la gran Ramera apocalíptica y al papa el Anticristo!. ¿A qué se acercan esos?, ¿no es buscando la oportunidad de llevar agua a su molino?, ¿a quién le dan pan que llore?. ¿Qué doctrina han cambiado esos con tanta ostentación o rito, como se oye que la Iglesia Católica del Vaticano ha hecho?, ¿qué doctrina han negado para acercarse a la Iglesia Católica?, entonces, ¿cuál es el juego?. Lo sabemos de sobra. Destruir a la Iglesia Católica de forma que de ella no quede ni el recuerdo. Convertirla en una organización social que les sirva a los agentes del Gobierno Mundial para el manipuleo de gentes. ¿Cómo podemos ser tan traidores y tan inconscientes y tan fríos y tan indiferentes ante tanta desgracia, ante tanta devastación, ante tanta corrupción de nuestra sociedad y de nuestras familias mismas, divididas, confundidas, equivocadas provocadas por estos gamberros que han metido los dedos en lo más íntimo para romper los ligamentos de la religión que son más fuertes incluso que los ligamentos de la sangre?. ¿Debemos tener algún contacto con ellos, o debemos "aborrecer" como dice el Santo Oficio alguna comunicación con ellos?. Ellos hablan ahora de los derechos humanos, de la igualdad entre los pueblos, de la injusticia de las riquezas, de la defensa de la vida y contra el aborto, pero ese es un rollo interminable que como una cantinela aburrida oímos todos los días. Todo aquí abajo, en la Tierra. La paz entre los hombres, la unidad de las iglesias según las normas del Ecumenismo. La fraternidad, el amor. Trompetean y vuelven a trompetear ensordecedoramente sus caminos hacia el bienestar del mundo, pero al mismo tiempo han aherrojado las puertas que conducen a las fuentes de la gracia y de la felicidad eterna. Decirles hipócritas es muy poco. San Pío X en su Encíclica PASCENDI los denunció como los peores enemigos que la Iglesia haya tenido nunca. Invadiendo a la Iglesia de Cristo, amasan entre sus manos la totalidad de las herejías, errores y bestialidades que los espíritus hayan soportado nunca. Son los dueños de un cerebro que supura toda la cochinada del Infierno para arrojarla a la cara de sus fieles. "Yahveh devasta la Tierra"",- dice Isaías en su Apocalipsis. La devastación de la Tierra es poco castigo para el horror que están contemplando los Ojos divinos. Un hereje modernista o progresista le decía en una ocasión a San Pío X lo que pretendían hacer en el futuro con la Iglesia y el Papa le contestó: "Amigo, cuando ustedes hagan eso, los que están dentro se irán, pero los que están fuera nunca entrarán". En la Encíclica SATIS COGNITUM, escribió el Papa León XIII una página eterna e infalible que condena para siempre a ese famoso Ecumenismo tan en boga y tan cacareado incluso por el ciudadano de la calle que no sabe ni escribir. El Papa dice: "Jesucristo no concibió ni formó a la Iglesia de un modo que comprendiera pluralidad de comunidades semejantes en su género, pero distintas, y no ligadas por aquellos vínculos que hirieran a la Iglesia indivisible y única, a la manera que profesamos en SIMBOLO de la Fe: Creo en una sola Iglesia... Y es así que cuando Jesucristo hablara de este místico edificio, sólo recuerda a una sola Iglesia a la que llama suya: Edificaré mi Iglesia (Mt. 16, 18). Cualquiera otra que fuera de esta se imagine, al no ser fundada por Jesucristo, no puede ser la verdadera Iglesia de Jesucristo...". Tanto las pretensiones del Ecumenismo de amasar en una sola Iglesia nueva, sincrética y universal a todas las sectas que reclaman para sí el nombre de cristianas que es desvirtuar completamente la naturaleza misma de la verdadera Iglesia con el pretexto de buscar la unidad que Cristo deseaba, lo cual es blasfemo, como la pretensión de que las comunidades tradicionalistas son todas ellas en el cisma la verdadera Iglesia
"remanente", son ideas anticristianas que no pueden ser admitidas de ninguna manera. Las comunidades tradicionalistas cismáticas y a veces herejes, porque en el cisma insensiblemente caerán en la herejía que ya se comienza a oír por aquí y por ella, pues el cisma es abono de la herejía, como decía San Jerónimo citado por Santo Tomás de Aquino, no pueden ser reconocidas como la Iglesia verdadera de Cristo. Cualquier pretexto que quieran blandir por grave que este sea, es siempre inválido. Continúa León XIII: "Es, pues, la Iglesia de Cristo única y perpetua. Quien quiera de ella se aparte, se aparta de la voluntad y prescripción de Cristo Señor y, dejando el camino de la salvación, se desvía hacia su ruina". La Iglesia de Cristo, es una en su Doctrina, una en su gobierno, una en su Bautismo, es una en su cuerpo, una en su espíritu, porque el Espíritu Santo es como el alma en el cuerpo, y es su vida y su salud. No es posible que sea la Iglesia de Cristo ese monstruo que los hombres quieren fabricar con el Ecumenismo que presentan con la máscara de caridad. Las doctrinas variadas y hasta encontradas que profesarían las sectas todas, solamente reunidas en una nueva Iglesia que sólo visiblemente formaran esa Iglesia Ecuménica no pueden nunca formar a la Iglesia de Cristo, porque ella está dirigida por el Espíritu Santo que es el Espíritu de la verdad y no del error que se quiere amasar en una sola sociedad. Esto no lo quiere Cristo, y pretenderlo es ofensivo a Dios. Es un insulto. Lo quieren hacer los satánicos iluminati, cuyo jefe es Satanás. La están haciendo los traidores del Vaticano. Lo están apoyando las fuerzas del mundo enemigas de la Cruz. Tampoco es posible que sea la Iglesia de Cristo, aquella que no obedece a una sola cabeza -en lo que se incluye también a los tradicionalistas-, con todas las prerrogativas que Cristo le concedió a San Pedro y a sus sucesores incluso la infalibilidad. ¿Cómo se organizarían esos grupos cristianos que no tienen la Fe Apostólica?, ¿en una mesa mundial democrática dirigida por un Secretario General de las Iglesias Cristianas?, es éste el tiro de gracia que la mano de Satanás daría soberbia el cuerpo místico de Cristo?. Algunos pastores tradicionalistas, de dientes para afuera dicen que quieren la unidad, asegurando que ella vendrá cuando Dios quiera, y que si Dios quiere, esta se hará. Esta en una doctrina equivocadísima: 1. Porque Dios no puede querer que en algún momento Su Iglesia no tenga papa, por lo cual la voluntad y la gracia divina asisten constantemente a quienes quieren, pero también trabajan por la unidad. 2- Porque el Concilio Vaticano I declaró que Pedro tendrá perpetuos sucesores hasta el fin del mundo. Dios no va a bajar a la Tierra para elegir al papa. Por lo tanto, si esto no sucede, es por la dejación y traición de los mismos hombres. Esto no tiene vuelta de hoja. 3. Porque San Pío X y Pío XII, declararon que en sede vacante, no hay deber mas sagrado y mas urgente en la Iglesia que elegir papa. Esto es claro, taxativo y contundente. No es discutible. No es opinable. No es adaptable. El decir "más" indica que nada, absolutamente nada hay sobre esa prioridad. Y encontrar otras necesidades, supuestamente urgentes, es desobedecer a la Iglesia con soberbia con insolencia y terquedad. ¿Dónde está la ortodoxia de estos hombres dedicados, dicen, al servicio y a la gloria de Dios?. Si la unidad de los tradicionalistas no se ha logrado, es porque no les ha dado la regalada gana de terminar con el cisma enfrascados en pleitos de tomateras, en chismes de todas clases, en condenas y juicios temerarios, viciosos y usurpados muy lejos, pero muy lejos de la caridad. Porque están invadidos de fariseos, de jueces de horca y cuchillo, de policías de la ortodoxia, de guardianes de la ortodoxia, de abanderados de la Fe y de calificadores de los demás. Pero ellos mismos se conservan con tranquilidad en el cisma, esperando que Dios les ponga sobre el tapete rojo las facilidades para cumplir Su voluntad, según la propia voluntad. Es dramática la
situación de estos hombres que no entienden nada, que todo lo retuercen o justifican. ¡Es triste para llorar!. Obispos válidos -indudablemente- seguidos por sacerdotes, pero que no son sucesores de los Apóstoles ni vicarios de Pedro al cual no eligen. Su anillo es el símbolo de su matrimonio y unión mística perpetua con la Iglesia. ¿Que matrimonio puede haber si no hay novia?, ¡que arrojen lejos de sí sus anillos que no merecen!. La mitra es un ornamento de gran dignidad, es un ornamento real, porque ellos son príncipes de la Iglesia. Son pastores de la Iglesia y vicarios de Pedro. ¿De qué Iglesia son príncipes si no hay Iglesia en el cisma que mantienen, y de qué Pedro son vicarios, si no hay Pedro, ni lo quieren elegir?, ¡que arrojen sus mitras lejos de ellos porque no les corresponde usarlas!. El báculo es un ornamento que simboliza que son pastores participando con Pedro del cuidado de las ovejas de Cristo. ¿De quién son pastores, si no es sólo de sus microscópicas comunidades autodesignados en ellas como micro-papas a las cuales mantienen enemistadas con todas las demás y en guardia contra todas las que tengan a simple vista o ayudados de unos catalejos?, ¡que arrojen el báculo lejos de ellos, porque si usan estos ornamentos episcopales propios de quienes son vicarios de Pedro y sucesores de los santísimos Apóstoles, son como esos artistas que usan alguna parafernalia para salir al escenario para asombrar a los espectadores sin que a ellos pertenezcan. Conserven, tal vez, el solideo, que si tuvieran un poco de vergüenza, se negarían igualmente a usar. Se creen dignos de que Dios baje a visitarlos para darles una señal del momento de la unidad. No se equivocaba el Papa León XIII cuando en la SATIS COGNITUM decía que cuando no está Pedro, los obispos se convierten en "una masa de confusos y perturbados". Sigue León XIII: "Mas el que la fundó única -a la Iglesia-, la fundó también una, es decir, de tal naturaleza que cuantos habían de formar parte de ella, habían de estar unidos entre sí; por tan estrechísimos vínculos que de todo punto formaran una sola nación, un solo reino, un solo cuerpo: un solo cuerpo y un solo espíritu, como habéis sido llamados en una sola esperanza de vuestro llamamiento (Efe. 4/ 4)... Mas el necesario fundamento de tan grande y absoluta concordia entre los hombres es el acuerdo y unión de las inteligencias, de donde naturalmente se engendra la conspiración de las voluntades y la semejanza de las acciones ...". ¿Puede ser posible que entre los hombres que formen la nueva Iglesia Ecuménica que el Vaticano de hoy está construyendo existan vínculos tan estrechos como para formar una misma nación, un solo cuerpo, un solo espíritu, una sola Doctrina?, ¿puede haber la unión de las inteligencias si ellos mismos quieren la unidad de grupos que todo lo entienden de manera diferente, y puede haber unidad de voluntades si cada secta esta proselitando a los miembros de otras sectas en luchas desleales, y puede haber semejanza de acciones, si cada grupo como los burros, jalan sus carretas en distintas direcciones?. "...instituyó Jesucristo en la Iglesia un magisterio vivo, auténtico y juntamente perenne, al que dotó de su propia autoridad, le proveyó del Espíritu de la verdad, lo confirmó con milagros y quiso y severísimamente mandó que sus enseñanzas fueran recibidas como suyas". ¡Aquí llegamos al culmen de la porquería!. Con la nueva Iglesia que está empeñada en construir la Iglesia del Vaticano de hoy, con careta de caridad y de unidad cristiana aliada con el Diablo, el Espíritu Santo tendría que revelar a cada facción que venga a formar esa Iglesia Sincrética de la "unidad", cosas diversas hasta contrarias. Se acaba, pues, el Espíritu que vitaliza a la Iglesia. Se acaba la única Iglesia de Cristo que ya sería una más de todas. Se acaba la poseedora de la Doctrina eterna e inmutable. ESTO ES BLASFEMO. Dios revela a unos una cosa y a los otros otra cosa. Dios es mentiroso, Dios es un manipulador, Dios as la fuente de la división, del cisma y de los pleitos entre Sus seguidores. Dios es mudable. Dios se adapta al capricho o conveniencia
torcida de los hombres. Dios es un demócrata que se adapta a lo que diga la mayoría. Dios acepta la prostitución espiritual del hombre inspirada por al Infierno. Dios es servidor del Infierno y de las cosas que él inspira. Cristo dijo que los pecados contra El mismo serían perdonados, pero no los pecados contra el Espíritu Santo, que es el Espíritu de la verdad, ni en esta vida, ni en la otra. ¿Qué están haciendo los infames del Vaticano modernista con la Iglesia?, están formando un cuerpo como el del monstruo del doctor Frankenstein, espantoso y sanguinolento como el alma de sus constructores. Un cuerpo con partes de cadáveres unas más podridas que otras. Una cosa abominable imposible de crear ni para la más terrorífica película de horror. ¿Es lícito entrar en contacto, pero ni siquiera acercarse a las iglesias donde están los que están despedazando el purísimo Cuerpo místico de Cristo, injertándole trozos de piel muerta, ojos estallados, cuero cabelludo injertado y costurado en pedazos, miembros desiguales, amarrados, atornillados, costurados e inflamados?. Esta bestialidad que causa espanto solamente puede ser concebida por el Diablo. Es la obra del Infierno con máscara de unidad y de una Liturgia alegre creada para imbéciles que la soporten con la terrible congruencia de una Iglesia y de una sociedad corrompidas, de familias desunidas y de un estado general que se aproxima a ser arrasado y quemado con el mismo asco con el que se destruye una gusanera apelmazada y apestosa que se descubre dentro de la casa. Pero es mucho más horrible que este monstruo en fabricación avanzada, la ligereza y la indiferencia con la que los católicos han tomado todo esto. Infinidad de tontos, dicen que esto es una nueva visita del Espíritu Santo a la Iglesia y cantan aleluyas. El Ecumenismo como la Revolución, ES UN ESTADO PERMANENTE, que no se detiene nunca. No es sólo la destrucción del Sacrificio y de los Sacramentos, de la Doctrina y de la disciplina de la Iglesia, no es sólo la destrucción del orden jerárquico y del órden jurídico de la Iglesia, no es sólo la destrucción de la Constitución invariable de la Iglesia. Es además, la prostitución de la sociedad y de los gobiernos, es la prostitución y la división de la familia y de los hijos especialmente, es el camino a la esclavitud que va a imponer el nuevo Orden Mundial con el cual están colaborando estrechamente los Ecumenistas, es la desgracia irremisible de nuestros seres queridos y la profanación y desprecio de todo lo más sagrado y querido que los hombres tienen. Es la libertad de los hijos de Dios pisoteada por los corifeos del Diablo, es la bestialidad impuesta como ley suprema para una humanidad enjaulada, e impotente por las amenazas, por el terror y por el hambre, planeados para el momento en el que sea revelada la doctrina luminosa, dicen, de Lucifer. El ecumenismo no solamente tiene implicaciones religiosas, sino morales, sociales y políticas. Es la guerra final contra Dios y contra Su Cristo. Es la gran tribulación del fin del mundo con la que muchos se relacionan por ignorancia, o por compromisos sociales o familiares. ¡Qué horror!. La Sangre pisoteada de Cristo no puede quedar impune. Una humanidad que ha llegado a tales profundidades de prostitución, no es digna de la grandiosa Creación regalada por Dios al hombre para que viva en paz cumpliendo su santísima Ley. Si no se participa activamente en la construcción de tantos horrores, se participa pasivamente, por miedo al qué dirán y por la vergüenza de confesar la profesión de la verdadera Doctrina de Dios. Pobre humanidad si no puede comprender que las tempestades que al mundo se avecinan contra ella son nada comparadas con las tempestades del espíritu y a través de esas que se avecinan, comprende las realidades de estas. Con toda razón el Apocalipsis dice que la gran Ramera "es la madre de las rameras y de las abominaciones de la Tierra". Lo abominable es lo repugnante y lo detestable. Una ramera es una mujer que comercia con su cuerpo, entregándolo a la prostitución. La Ramera prostituye al cuerpo místico de Cristo. Prostituye el Sacrificio lo cual Cristo dice que es la abominación desoladora introducida en el lugar santo. Esta es la madre de las rameras. Es la
prostitución por antonomacia que reúne la prostitución de todas las rameras de las que es la madre. Reúne en ella todas las abominaciones de la Tierra. Entonces, trasciende lo eclesiástico y espiritual. Se embarra con los líderes de la Tierra. También es la madre de cuanta abominación sucede en la Tierra, de cuanto crimen se comete, de cuanta injusticia sucede, de cuanta esclavitud se impone. Y ordena el Señor muy gravemente: "Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas" (Cap. XVII). Es una orden de Dios. Se ve claramente que está hablando de la Iglesia prostituida en los últimos tiempos. Esa ya no es la Iglesia. No hay qué verla ya como Iglesia, y el contacto con ella podría considerarse como una complicidad con sus abominaciones. Y de esto podría el hombre atraer sobre sí las plagas que deben venir sobre ella. La familia de Lot fue salvada de la destrucción de Sodoma y Gomorra, pero su mujer, desobedeciendo la orden estrictísima de Dios, volteó la mirada para ver la destrucción. ¿Porqué lo hizo y porqué fue castigada convirtiéndose en estatua de sal?, porque ella añoraba todo aquello que dejaba, porque voluntariamente no hubiese salido nunca de Sodoma. Porque placenteramente allá gozaba de una vida que le agradaba. Porque tenía el espíritu infectado en alguna forma de las abominaciones que allá se cometían. Porque tal vez no las reprobaba tanto, porque no las veía tan mal. Se lamentó, entonces, dejar Sodoma y por eso se volvió para mirar. ¿Y no sucede lo mismo con muchos católicos, de los que sido llamados a los reductos de la Fe, que siguen añorando la magnificencia de los templos, otrora casas de Dios, sus luces, sus espacios, campanas, sus torres, sus flores, su música, y el entorno social, y figurado, renunciando a ser de aquellos que como dice el Apocalipsis, seguido al Señor a donde quiera que El vaya, y no se han manchado con mujeres y en sus bocas no fue encontrada ninguna mentira ni hipocresía? (Cap. XIV). Las profecías de san Malaquías Quinta Parte La obra del Anticristo, no es solamente la eliminación del Sacrificio y la invalidación de los Sacramentos comprensibles a veces solamente con el conocimiento de la Doctrina que a no todos llega, quienes ven sólo cambios en la Liturgia, y por otro lado la corrupción de la sociedad, como si fueran dos fenómenos aislados. Esta es una forma de ver las cosas superficiales, simplistas o ignorantes. Estas cosas están estrechamente relacionadas. La acción del Anticristo es más trascendente, integral y profunda. La obra anticrística lo destruye todo, arrasa con todo, la destrucción es a fondo. Todo lo diluye para que luego pueda coagular su sistema mundial y su doctrina. La desaparición de la Iglesia es total, aunque permanezca una estructura mundial de control férreo. Es el más monstruoso rechazo de Dios que se haya dado en la historia humana. Altanero y espeluznante. PRODUCTO DE LOS PECADOS DE LOS HOMBRES. De esto no cabe la menor duda. Sus pecados entronizan en la historia el tiempo anticristico. Su extrema e irresponsable depravación dan por resultado el horror que el Infierno introduce en el devenir histórico. El hombre abandona a Dios, y El lo deja en manos de sus enemigos. Basta reunir las intenciones que los mismos enemigos han hecho públicas con gran cinismo, para penetrar parcialmente lo que desean hacer: El Abate Roca, masón y sacerdote apóstata anuncia un cambio en la cabeza de la Iglesia. Una descoronación del "convertido del Vaticano". Y a partir de eso un nuevo pontificado y un nuevo sacerdocio. Anuncian un Concilio Ecuménico que será el último; un derrumbamiento -¡ojo!- del antiguo orden religioso, -no hablan sólo de la Iglesia Católica sino que aquí incluyen a toda religión en la Tierra. San Pío X denunciaba a los modernistas como enemigos de todas las religiones-, político -esto es claro también,
porque quieren un nuevo Orden Mundial-, y económico -la esclavitud por el terror o el hambre-, y un ciclo "completamente nuevo desde todos los puntos de vista, en la Iglesia, -¡ojo!-, en la familia, en el Estado y en todos los círculos de la actividad humana". Anuncian en la Iglesia nuevos ritos, nuevas ceremonias, preceptos y dogmas. Anuncian la introducción de las mujeres en las ceremonias religiosas con mitras de obispo envueltas en el incienso ceremonial (dice el Abate Roca en GLORIOSO CENTENARIO). La Iglesia del Vaticano en esto va más despacio que otras Iglesias, pues solamente las pone a leer y a distribuir la Comunión en el presbiterio y "cositas" semejantes. Habrá una nueva religión, proclaman abiertamente. El Iluminati SaintYves d'Alveydre en su libro MISION DE LOS SOBERANOS le dice a los católicos que no teman perder momentáneamente su cuerpo de doctrina al que llaman Iglesia Católica. Que no teman convertirse en el alma de la libertad moral. Esa Iglesia resucitará más grandiosa, más religiosa y más social. ¿Qué nos está anunciando este hombre infame?, no se necesita ser muy inteligente para saber que anuncia la desaparición del catolicismo y la prostitución moral integral. ¿Y cómo piensan hacer esto?, ¿cómo piensan diluir la totalidad del orden actual para imponer luego por la fuerza su nuevo Orden Mundial en el que los hombres sean convertidos en un solo rebaño enjaulado y balando uniformemente?, Mons. George F. Dillon publicó su libro LA GUERRA DEL ANTICRISTO CON LA IGLESIA Y LA CIVILIZACION CRISTIANA. El manuscrito en idioma italiano fue presentado al Papa León XIII de lo cual la revista THE MONTH de septiembre de 1885 dice: "El libro fue presentado a Su Santidad acompañado de la versión italiana del índice, y de largos pasajes de sus secciones principales, y León XIII decidió que la versión italiana se completara y que el libro impreso y publicado en Roma, fuera a sus propias expensas". De ese libro copiamos la siguiente información en cuya presentación el obispo dice: "hay una conspiración tan profunda y secreta que ha sido tramada, que será muy dificultoso para la monarquía y para la religión no sucumbir a ella". "El trabajo que nos hemos propuesto, no es obra de un día, ni de un mes, -dice la INSTRUCCION PERMANENTE DE LA ALTA VENTA, de la alta Masonería carbonaria, citada por Dillon-, ni de un año. Puede durar muchos años, tal vez un siglo, pero en nuestras filas el soldado muere y la lucha continúa". "El catolicismo no le tiene más miedo a un estilete bien afilado del que le tienen las monarquías; pero estos pilares del orden social pueden caer por medio de la corrupción. Nunca cesemos, entonces de corromper. Tertuliano tenía razón al decir que la sangre de los mártires, es semilla del Cristianismo. No hagamos mártires, entonces, sino que popularicemos el vicio entre las multitudes. Hagamos que lo absorban por sus cinco sentidos; que lo beban; que se saturen de él; que la tierra sembrada por Aretino, siempre está dispuesta a recibir enseñanzas pecaminosas. Haced corazones viciosos, y no tendréis más católicos". "¿Deseáis la Revolución?, buscad al papa del cual os hemos dado el retrato. ¿Deseáis establecer el reino de los elegidos sobre el Trono de la prostituta de Babilonia? -es evidente que se refiere a Roma-, dejad al clero marchar bajo de nuestra bandera, pero que mantenga la creencia de que marcha'bajo la bandera de San Pedro. ¿Deseáis hacer que los últimos vestigios de la tiranía desaparezcan? -se refiere a las monarquías y a la Iglesia-, echad vuestras redes como Simón Barjoná. Colocadlas en lo profundo de las sacristías, seminarios y conventos, más bien que en las profundidades del mar, y si bien no precipitareis nada, obtendréis una abundante pesca más milagrosa que la de él. El pescador de peces, se convertirá en un pescador de hombres. Os acercaréis como amigos al Sillón Apostólico, y habréis pescado una Revolución con mitra y capa pluvial, marchando con la cruz y el estandarte... una Revolución que sólo necesita ser espoleada un poco, para poner a los cuatro cuartos de la Tierra en llamas".
Armemos el rompecabezas con las piezas de que disponemos. Si todas las pretensiones anunciadas contra la Iglesia se han cumplido, esta es no solamente una prueba de que los enemigos de Cristo están ya en los controles más elevados de la Iglesia, sino que el plan que están poniendo en práctica es más ambicioso y trasciende los muros de la Ciudadela católica. Hay una estrechísima liga entre la eliminación del Sacrificio y la prostitución de la juventud. Entre la invalidación de los Sacramentos y la desaparición de la familia. Entre los cambios de la Liturgia y la imposición de un Gobierno Mundial luciferiano. Entre la destrucción de altares, retablos, imágenes y decorados en las iglesias, y la situación mundial que atenaza con el hambre y la desesperación a inmensas masas humanas que mueren por las plagas creadas en laboratorios o por la desnutrición. Podrá el párroco de la esquina hablar en otro tono, de doctrinas aceptables, de paz, unidad y caridad, de virtud y de penitencia, de piedad o de la Redención de Cristo y de la maternidad de la santísima Virgen. Esos son los encargados del lavado de cerebro a los fieles confiados y engañados. En las alturas, en los grandes tratos y decisiones mundiales se está fraguando otra cosa sucia, aterradora y abominable: el Ecumenismo, el Gobierno Mundial, la Iglesia del Vaticano actual, las sectas cristianas, la inmoralidad, la liberación femenina, la pederastia, la homosexualidad, la música moderna, la televisión, las drogas y todas esas cosas que extienden su pestilencia, son una sola masa gelatinosa que todo lo penetra y que todo lo corrompe aceleradamente. Es la Apostasía integral casi incomprensible. Es aquella porquería ante la cual Dios se ve obligado a arrasarlo todo. ¿Sería lícito asistir a un templo satánico que no es un cuchitril oscuro, subterráneo, sino que es un edificio grande, con puertas abiertas a la calle, lleno de luz, de artísticos decorados, flores, música y una asistencia selecta de la mejor sociedad?. El Ecumenismo, es la supresión del Sacrificio, es la invalidación de los Sacramentos, es el cambio de la Doctrina, es el odio de los hijos a los padres y la prostitución de las jovencitas. Es la crisis económica, los malos gobiernos, la miseria y las plagas, las enfermedades, la falta de trabajo y de oportunidades, es la ignorancia y la estupidez de las masas humanas, es la guerra de exterminio, los vicios y las drogas, la inseguridad y la zozobra, el cisma, la herejía y la apostasía. ¿Por qué motivo?, pues porque el Ecumenismo ES LA REVOLUCION. Y LA REVOLUCION ES EL MISMO SATANAS. Unos son sus hijos, y las otras son sus obras en un todo compacto que se extiende hasta las mismas y últimas iglesias en las que les hablan a los hombres, todavía, del amor de Cristo, y del manto azul de la misericordiosa Madre María. En esos últimos tentáculos del inmenso pulpo no dejan de predicarles, sin embargo, a los tontos, en un lenguaje y enseñanza que pueden captar los tontos, el "Nuevo Orden Mundial" en el nombre que le dan al rito de la nueva misa y a los Iluminati en los nuevos misterios "luminosos" del Rosario instituidos por Juan Pablo II. LA PESTE DEL INDIFERENTISMO. Sería suficiente copiar textualmente párrafos de las Encíclicas de los papas y de las enseñanzas de los doctores de la Iglesia para quedar bien enterado de lo que es el Indiferentismo y del grave peligro que representa para la Iglesia y para las almas. Sin embargo, haremos algunos comentarios pertinentes. Comienzo copiando cuatro párrafos del SILABO o colección de los errores modernos que el Papa Pío IX muy gravemente condenó en ese documento publicado el 8 de diciembre de 1864. Las siguientes proposiciones están condenadas por la Iglesia como errores contra la Fe:
l."Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la razón, tuviere por verdadera". Esta es una de las doctrinas que enseñó el Concilio Vaticano II y especialmente Juan Pablo II quien la predicó en todas las numerosas naciones que visitó. 2. "Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión el camino de la salvación eterna y alcanzar la eterna salvación". Esta es una doctrina herética que está siendo difundida entre el pueblo, que ya tiene innúmeros seguidores. Ellos dicen que las oraciones que las distintas religiones o sectas elevan al Cielo, son al mismo Dios aunque lo imaginen de distinta manera. Entonces, no tiene nada de malo que los católicos se reúnan con los cismáticos o los herejes a rezarle al mismo Dios. 3. "Por lo menos, deben tenerse fundadas esperanzas acerca de la eterna salvación de todos aquellos que no se hallan de modo alguno en la verdadera Iglesia de Cristo". Para los herejes modernistas, todas las religiones tienen ALGO de la verdad, denunciaba San Pío X en su Encíclica PASCENDI-, incluso la Iglesia Católica, porque si no fuera así, Dios no permitiría que esas religiones existieran -esto es estúpido-. Así entonces, el pueblo no se alarma cuando ve esas reuniones "ecuménicas", porque son para orar por la unidad que Cristo quería. 4- "El Protestantismo, no es otra cosa que una forma diversa de la misma verdadera Religión cristiana, y en él, lo mismo que en la Iglesia Católica, se puede agradar a Dios". ¿No llamó el Concilio Vaticano II a los protestantes "hermanos separados"?, y después de él, ¿no se multiplican hasta el infinito las reuniones "ecuménicas" -incluso con los buduístas que hacen sacrificios de niños- con el pretexto de la unidad?, ¿y no la Liturgia Católica ha sido deformada tan horriblemente que aquellas que se desarrollan en el presbiterio parecen ceremonias protestantes más que católicas? . El católico fiel a Cristo y a la Iglesia, ante la conciencia de los no católicos debe profesar una absoluta intolerancia para el error y para la herejía, especialmente tratándose de los herejes del Vaticano de hoy, porque esos son los peores enemigos que han invadido nuestra casa. "Guerra a muerte a los errores", dice Bernhard Haring, en su obra LA LEY DE CRISTO. "Nunca debe dar el cristiano la impresión de que en LA PRACTICA pone en el mismo plano el error dogmático y la verdad católica, o de que admite discusión sobre los errores condenados por la Iglesia". La tolerancia dogmática teórica o práctica equivale a Indiferentismo, escepticismo, a falta de verdadera adhesión a la Doctrina Católica, y por este camino se llega a la negación de la Fe. Así dice el Haring (primera edición de LA LEY DE CRISTO, 1958). El que promiscua o acostumbra promiscuar, no tiene una verdadera adhesión a la Iglesia de Cristo. El que está dispuesto a promiscuar siempre que le convenga, aunque no se de el caso, se ha metido por un camino muy resbaloso y pecaminoso. Es una disposición moral sucia infectada por el Indiferentismo, que no debe ser tolerada en ninguna forma. La situación actual de una Iglesia ortodoxa rodeada, apretada y arrinconada por las legiones anticrísticas del Vaticano apóstata, ha incrementado brutalmente las situaciones en las que se manifiesta un Indiferentismo desconocido antes. Otro peligro que aquí se entraña es el de la tibieza de la fe. La fe pide esencialmente los ardores de la caridad que le da su FORMA -porque una fe sin caridad es una fe informe y muerta-, y le da su vida, por eso es muerta. Lo mismo pasa con la fe indecisa, que no sabe refutar las objeciones que se presentan en el ambiente hostil en el que el mundo actual está sumergido y las innúmeras tentaciones internas por la oscuridad de los misterios. Esta oscuridad es un obstáculo para los espíritus soberbios, para los amadores del mundo y para todo aquel que le tiene sin cuidado su propia instrucción religiosa. La ignorancia que de esto nace es muchas veces verdaderamente vergonzosa. Los padres tienen la gravísima responsabilidad ante Dios de llevar a sus hijos a una verdadera y cada vez
mayor instrucción religiosa sin contentarse sólo con una adecuada alimentación y aprovechamiento en sus estudios profesionales. Los padres que exigen buenas calificaciones pero se muestran tolerantes con la instrucción religiosa de los hijos, van a dar cuentas muy estrechas a Dios de su indiferentismo. El conocimiento de la Doctrina, puede significar la salvación o la condenación de los hijos que se van a enfrentar luego, solos, a un mundo cada vez más hostil y anticatólico. En el caso de los soberbios, estos creen que todo lo saben, y la mayoría de las veces no saben nada o lo que saben lo saben todo deformado por su propia opinión. Son los de la ignorancia ilustrada que no admiten ninguna enseñanza ni de sus superiores. La lectura de revistas y periódicos acatólicos o anticatólicos que a veces se presentan con la máscara de "científicos", es una muestra de Indiferentismo, de desobediencia grave cuando se les ha advertido del peligro que corren al leerlos y de soberbia. Todas estas publicaciones están gravemente prohibidas por la Iglesia. Los que las leen ponen en peligro la fe. Jamás se debe leer sin un permiso de la autoridad eclesiástica. Y hacerlo sin permiso siempre es pecado. El Derecho Canónico exige a los fieles el correspondiente permiso. Lo mismo se puede decir del cine, de la radio o de la televisión. Los padres que permiten a sus hijos escuchar o ver programas inmorales y en general peligrosos son responsables no solamente de su propia corrupción espiritual, sino también de la de los hijos. La maldad, la indecencia, la disolución familiar y otras corruptelas que se infiltran desde lo más íntimo del hogar a todo el entorno, están diabólicamente preparados a fin de que no se perciban, o se aprueben. El que alguien diga: "yo no veo dónde esté lo malo de esto o aquello", no revela más que un Indiferentismo, una soberbia, una rebeldía, una inconsciencia, una desobediencia y a veces una estupidez brutales. Estos "maestros morales" superiores a la enseñanza y advertencia de la Iglesia son unos verdaderos coprofági eos. Los padres no sospechan ni lejanamente el mal que se están haciendo y están haciendo a sus hijos accediendo a tales porquerías, vulgares o por lo menos anticulturales. En esto los padres deben de ser muy estrictos y proteger a los suyos como se les protegería de una víbora suelta en la casa. Pero han sido inficionados por un Indiferentismo feroz que hoy se respira por todas partes. Quieren ellos que sus hijos sean personas decentes, preparadas, profesionales, útiles a la sociedad, pero se han olvidado de la salud espiritual y del eterno destino de quienes han sido puestos por Dios en sus manos. Otro producto del Indiferentismo, son los matrimonios mixtos. El Dr. Haring dice al respecto: "Los matrimonios mixtos son el más grave peligro para la fe, como demuestra la experiencia. Por eso la Iglesia, llevada de su amor pastoral, conjura a los fieles a que los eviten. El cristiano debe preferir abstenerse del matrimonio a contraer uno que pueda poner en peligro próximo su fe y la de sus hijos. Sólo un católico lleno de apostólico celo puede prudentemente arriesgarse a un matrimonio con persona acatólica o infiel. Por tanto, cuando un católico que ha llevado hasta entonces una vida más bien tibia, cree tener motivos poderosos para un matrimonio mixto, no se ha de contentar con las simples cautelas que exige el Derecho Canónico... sino que ha de esforzarse por adquirir verdaderos sentimientos de celo apostólico por la fe", porque el ascendiente del cónyuge incrédulo, arreligioso o infiel, va a ejercer indudablemente una influencia fuertísima en los hijos, aun sin pretenderlo. Pero es que también, a la hora de escoger pareja, el mundo actual está penetrado de Indiferentismo que luego dará funestos resultados. El hombre es libre para casarse o para no casarse. Dios no obliga a nadie a contraer matrimonio, pero una vez contraído, queda obligado a cumplir con fidelidad los preceptos que Dios ha impuesto para el matrimonio. Porque se convierten en cooperadores de Dios para reproducir a la raza humana. El matrimonio y todo su
entorno, es una de las instituciones que los hombres de hoy han corrompido más gravemente, y hay una rebeldía general contra los preceptos de Dios que se contradicen o se atacan con más violencia. También habla Háring de la participación en "ritos que incluyen la adhesión a una fe herética", dice: "están siempre prohibidos, pues equivale a negar la verdadera Fe", "...la asistencia a actos religiosos heterodoxos, será pecado en la medida en que pueda constituir peligro para la fe o dar lugar a escándalo". Así está el mundo de hoy. Los cristianos que están dispuestos a los mayores sacrificios y renuncias por el amor a Dios, han desaparecido de sobra la Tierra. Por eso, los enemigos han humillado a la Iglesia, y la han arrodillado ante sus enemigos, la han penetrado y desde sus lugares más encumbrados la están destruyendo ante la mirada de los indiferentes que buscan solamente la felicidad en esta Tierra. Por eso la crisis mundial, por eso la corrupción de la sociedad y de la Doctrina, porque cuando ha llegado el momento de ofrecer el incienso a los ídolos, o padecer el martirio, como sucedió en los tiempos gloriosos de los mártires, todos cobardemente han preferido ofrecer incienso a los dioses paganos para tener derecho de una limosna de felicidad mundana. Solamente que esta situación se ha enraizado tan férreamente, que el mundo está a punto por su perversidad de ser arrasado pues los hombres han renunciado a cumplir las leyes más elementales del Creador. ¡Pobre humanidad tan tonta y tan ciega voluntaria, que al arrojársele un mendrugo de pan duro para saciar el hambre de infinito que tiene, se le llena el rostro de felicidad olvidando que tiene un Padre que le ofrece a cambio de un poco de amor y de un poco de sufrimiento en su paso por el mundo, la felicidad eterna, y una herencia tan grande como inexplicable. ¿Y qué ha dicho el Magisterio de la Iglesia sobre el Indiferentismo?, veamos: El Papa Gregorio XVI (1831-1846) en su Carta Encíclica MIRARI VOS ARBITRAMUR del 15 de agosto de 1832 dice: "Tocamos ahora otra causa ubérrima de males, por los que deploramos la presente aflicción de la Iglesia, a saber: el Indiferentismo, es decir, aquella perversa opinión que, por engaño de hombres malvados, se ha propagado por todas partes, de que la eterna salvación del alma puede conseguirse con cualquier profesión de fe, con tal que las costumbres se ajusten a la norma de lo recto y de lo honesto... Y de esta de todo punto pestífera fuente de Indiferentismo, mana aquella sentencia absurda y errónea, o más bien aquel delirio de que la libertad de conciencia ha de ser afirmada y reivindicada para cada uno". El Papa Pío IX, en su Encíclica QUANTA CURA igualmente dice: "Partiendo de esta idea completamente falsa el gobierno social, no teme favorecer esa opinión errónea y funesta al máximo para la Iglesia Católica y para la salvación de las almas, que nuestro predecesor Gregorio XVI, de feliz memoria, calificaba de "delirio", a saber: que "la libertad de conciencia y de cultos es un derecho que debe ser proclamado y garantizado por la ley en toda sociedad bien organizada". Asombra sobremanera, la radical contradicción entre estos textos del supremo Magisterio de la Iglesia, y lo que enseñó el Concilio Vaticano II. ¿Qué dijo este Concilio herético?, pues que "Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa DEBE SER RECONOCIDO en el orden jurídico de la sociedad, de forma que se convierta en un DEBER CIVICO" . La proclamación de una enseñanza contra la enseñanza del Magisterio de la Iglesia es un pecado de herejía, que es tanto más grave cuando el que la profiere mayor dignidad e influencia tiene en el pueblo católico. Lo que dijo y enseñaron y firmaron los padres del Concilio Vaticano II, es un gravísimo y pestilente pecado de herejía. ¿Y qué papas señalaron y condenaron este error?, Gregorio XVI en su Encíclica MIRARI VOS de 1832. Pío IX en su Encíclica QUANTA CURA y en el SILABO en 1864. León XIII en sus encíclicas IMMORTALE DEI. de 1885 y
LIBERTAS de 1888. Pío XI en su Encíclica QUAS PRIMAS de 1925 y el Papa Pío XII en su Discurso del 6 de diciembre de 1953, entre otros. ¿Cómo es que se atrevieron los padres del Concilio a proclamar tamaña herejía?, 1. Porque el pueblo ignorante y confiado no protestaría y aceptaría la nueva dirección tomada como un signo de que la Iglesia se estaba modernizando y adaptándose a los nuevos tiempos. 2. Porque los enemigos de la Iglesia ya estaban dentro comenzando a poner en práctica los planes que siglos atrás pretendían para destruir a la Iglesia. 3. Principalmente, porque era un punto básico y esencial para el establecimiento de la Religión Universal que los luciferianos pretenden. Un Concilio justificaría su acción. Les daría la autoridad y el pivote que los avalara para no aparecer que atacan las doctrinas de la Iglesia. Se inaugura, pues, el Ecumenismo que es la Revolución dentro de la Iglesia. En otra parte de la Encíclica citada de Gregorio XVI dice sobre este tema: "A este pestilentísimo error le prepara el camino aquella plena e ilimitada libertad de opinión, que para ruina de lo sagrado y de lo civil está ampliamente invadiendo, afirmando a cada paso, algunos con sumo descaro que de ella dimana algún provecho a la religión. Pero, "¿qué muerte peor para el alma que la libertad del error?", decía San Agustín (Ep. 166). Y es así que roto todo freno con que los hombres se contienen en las sendas de la verdad, como ya de suyo la naturaleza de ellos se precipita, inclinada como está hacia el mal, realmente decimos que se abre el pozo del abismo (Apoc. 9, 3), del que vio Juan que subía una humareda con que se oscureció el Sol, al salir, de él langostas sobre la vastedad de la Tierra...". "Se oscureció el Sol" dice Gregorio XVI. Se oscureció la Iglesia, se oscureció la luz de la Iglesia. ¿Según el Magisterio de la Iglesia no se puede afirmar que el Concilio Vaticano II es un corruptor de los hombres y de la sociedad?, ¿no está proclamando y apoyando la libertad del error?. El Papa Pío IX en su Alocución SINGULARI QUADAM del 9 de diciembre de 1854 dice: "En efecto, por la Fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no hubiere entrado, perecerá en el Diluvio...", "...hagamos asiduas súplicas para que todas las naciones de la Tierra se conviertan a Cristo". Pío IX quiere la conversión de los hombres a Cristo. No pide alianzas ni pretende crear una Iglesia Sincrética Mundial que reúna a todas las religiones solamente por las cosas que tienen semejantes y por amor fraternal, o por la paz del hombre. "Estas doctrinas tienen que ser fijadas profundamente en las mentes de los fieles, a fin de que no puedan ser corrompidos por doctrinas que tienden a fomentar la INDIFERENCIA DE LA RELIGION que para ruina de las almas se infiltra y se robustece con demasiada amplitud". San Pío X en su Encíclica PASCENDI del 8 de septiembre de 1907 escribió: La inmanencia vital brota de los escondrijos de la subconsciencia y este es el "germen" de toda religión "y la razón de cuanto ha habido o habrá en cualquier religión". "He aquí, pues, el origen de toda religión, aun de la sobrenatural: son, efectivamente todas mero desenvolvimiento del sentimiento religioso. Y nadie piense que se va a exceptuar a la religión católica, sino que se la pone absolutamente al nivel de las demás; puesto que no nació de otro modo que por el proceso de la inmanencia vital de la conciencia de Cristo, hombre de naturaleza privilegiada, cual jamás hubo ni habrá". Esta afirmación de los modernistas o progresistas que invaden hoy el Vaticano, es una negación clara de la divinidad de Cristo. ¿No son estos unos blasfemos?. "Los modernistas no lo niegan, dice también San Pío X, antes bien, unos más o menos oscuramente, otros con toda
claridad, pretenden que todas las religiones son verdaderas... sería lícito inferir que todas las religiones que existen son verdaderas, pues de lo contrario no existirían". Las doctrinas que expone el santo Papa, y condena también, no han desaparecido. Son las que profesan los invasores que las declaran con mayor o menor claridad, según sea el caso y convenga a modo de llevar a la Iglesia a formar parte de la Iglesia Sincrética Universal como una más de ellas y en igualdad absoluta. El Indiferentismo ha infectado también el campo llamado "tradicionalista" . Si el Bautismo y otros Sacramentos son válidos en otras religiones, ¿qué de malo tiene recibirlos en esas otras religiones cuando las circunstancias lo exijan?. Mons. Francisco de Asís Aguilar, en 1888, escribió un COMPENDIO DE HISTORIA ECLESIASTICA GENERAL. En la Pág. 70 del tomo I leemos: "Semejante atmósfera de calumnias y de desprecio -hacia los cristianos de los primeros años-, que podría llamarse la PERSECUCION DEL SARCASMO formaba un obstáculo a la conversión de los gentiles, mucho mayor de lo que ahora nos parece, pues el que se convertía, había de resignarse a ser odiado de sus parientes, abandonado de sus amigos y encarnecido de todos. Se ha considerado poco la oposición que el cristianismo hubo de vencer dentro de la familia, y la grandeza del esfuerzo que debían hacer los cristianos para sustraerse a una influencia tan íntima y natural". Esos fueron los hombres que llevaron a la Iglesia de Cristo al triunfo. Unos derramando su sangre en medio de tormentos brutales, pero otros clavando sus carnes en la Cruz de la renuncia, del sacrificio de amigos, familias y seres queridos. ¡Esos eran los gigantes de la Fe, con una fe a prueba de todo!. ¿Podemos comparar a nuestra raquítica, vergonzosa y convenenciera época con la de aquellos que nos dejaron Iglesia para los siglos de la que seguimos gozando algunos como sánganos sin aportar ninguna clase de esfuerzo?. Aquellos fijaron su vista en el Cielo y en la gloria de la eternidad. La actual generación ha bajado la vista y la pone con deseo, con ardor y con un apego enfermizo en la tierra. Estos son los que comen lodo, caminan en el pantano, chapotean carroña y la adoran al mismo tiempo. Su vientre está en la comida, su mente en el bienestar y en el gozoso momento de entrar en íntimo contacto con la materia. Ahora sólo estamos viendo enanos desnutridos llevados por toda clase de vientos hacia un lado y hacia el otro. En el Cap. VI (v. 2) del Evangelio de San Juan en ocasión de la multiplicación de los cinco panes de cebada y dos peces, dice el evangelista que las multitudes seguían a Jesús "porque veían las señales que realizaba en los enfermos". Sin embargo, en el v. 26, Cristo les dice además: "En verdad en verdad os digo, que vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado". ¡Qué tristeza para el Redentor de los hombres!. Poco efecto haría en el alma de los hombres presenciar los milagros portentosos por los cuales lo seguían, para ver con morbosidad si podían presenciar algún milagro. Sí lo seguían por esto, pero principalmente, porque les daba de comer y se embutían el estómago hasta el cuello. Entonces aprovechaba para predicarles sin esperar mucho resultado espiritual, pues iban por los milagros y por la comida. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos. Y no ha cambiado esto en nuestro tiempo absolutamente. Los hombres buscan a Dios para que los cure y les conserve la salud, ¿no saben que indudablemente tienen que cumplir con la suprema ley de la muerte de la que no fue librado ni el Hijo de Dios, ni su santa Madre?; lo buscan para que les quite un dolor, para que les solucione su pobreza, para que les de trabajo, para que les mate el hambre. El hombre busca las cosas del mundo, pide las cosas del mundo, no la salud espiritual ni el conocimiento de las verdades eternas. No la santidad, sino el bienestar y la posición social. La ciencia
mundana por la cual sufre, se sacrifica, pero no la ciencia divina, aquella que dura hasta la eternidad. Esta no le interesa, le tiene sin cuidado. Cuando Dios no da lo que quiere la voluntad o el capricho, entonces se le abandona. Ya no hay tanto compromiso, tanta obligación de seguirlo. Así hicieron los judíos cuando vieron a Cristo ensangrentado, coronado, de espinas, reo de graves ocusaciones y enjuiciado a muerte por los sacerdotes del Templo. Ya no podía en esas condiciones llenarles el estómago, ni resucitar a sus muertos ni levantar a sus paralíticos, ni curar a sus endemoniados. Entonces pidieron su crucifixión a gritos, para quedar bien con los sacerdotes y con Caifas. Y deben haber querido ubicarse en un lugar para gritar la muerte del Nazareno, en un lugar apropiado para que Caifás los viera bien. Los primeros cristianos arrinconados, apretados en los lugares de culto que podían tener, desvestidos de todo el lujo del Templo, en silencio la música de los instrumentos y de los oros y las piedras talladas y los humos del incienso y de los sacerdotes revestidos con majestad, arriesgando sus vidas y las de sus seres queridos, siguieron a Cristo a donde quiera que El fue y no les importó nada más. Los cristianos de nuestro decadente final, -porque el mundo agoniza-, asisten a los lugares a los que incluso los incrédulos van, buscando sólo la ostentación exterior y social. Los cristianos de los primeros siglos se desprendieron de sus recursos e incluso de las cosas necesarias, porque puestos a los pies de sus sacerdotes, sabían que aquellos bienes se los encontrarían convertidos en gloria y en riquezas eternas. Los de hoy, adoran como a un verdadero Dios sus bienes y los almacenan con avaricia. ¿Van a ser capaces ahora de luchar contra el Anticristo posesionado de los controles de la Iglesia, que es el enemigo más fuerte que la Iglesia ha tenido en todos sus dos mil años de historia, cuando no fueron capaces de detener y destruir a los primeros piojos que se llegaron a sus muros para comenzar a penetrarla? ¡Por Dios, qué tontería!. Por eso la Iglesia está muriendo o ha muerto a manos de sus enemigos como Cristo a manos de los suyos. No hubo quien los defendiera. La misma multitud que un día presenció los milagros de Cristo, lo aclamaba y pedía que fuera rey, unos días después pedía a gritos Su muerte. Es que vieron que ya no les convenía, que ya no le sacarían ningún provecho, que había caído en desgracia a los ojos de las autoridades religiosas. Sus ojos se cerraron herméticamente a las cosas espirituales del Reino de Dios, que tal vez nunca abrieron. Porque el que paga manda, porque el que da, ordena y el pobre Ajusticiado ya no estaba en condiciones ni de pagar ni de dar nada en el mundo, quien era ya Su enemigo. Creo que hay que reflexionar atenta y profundamente lo que dijo el Papa Gregorio XVI copiado antes: "A este pestilente error -el Indiferentismo-, le prepara el camino aquella plena e ilimitada libertad de opinión, que para ruina de lo sagrado y de lo civil, -hay que destacar muy bien la forma en la que el Papa mezcla las cosas religiosas y civiles que son prostituidas por un solo error-, está ampliamente invadiendo, afirmando a cada paso, algunos con sumo descaro, que de ella dimana algún provecho a la Religión". La libertad es uno de los postulados de la Masonería. El mundo está siendo ampliamente invadido por el Indiferentismo. Por la idea de libertad. Los progresistas del Vaticano dicen que el Ecumenismo que es Indiferentismo, conlleva muchas ventajas para la Religión. Pero según dice el Papa, es un "pestilente error". "Pero, ¿qué muerte peor para el alma que la libertad del error", decía San Agustín (Ep. 166). Es indudable. El Concilio Vaticano II es un matador de almas. Es un corruptor de los espíritus que son condenados a la peor muerte. "Y es así que roto todo freno con que los hombres se contienen en las sendas de la verdad, como ya de suyo la naturaleza de ellos se precipita, inclinada como está hacia el mal, realmente decimos que se abre el pozo del
abismo (Apoc. 9, 3), del que vio Juan que subía una humareda con que se oscureció el Sol, al salir de él langostas sobre la vastedad de la Tierra..." . ¿No nos está diciendo Gregorio XVI que el Ecumenismo y el Indiferentismo son pestilentes errores que pueden abrir una vía al Infierno de la que ha de salir una gran humareda que va a oscurecer el Sol y la luz de la Iglesia el día que llegaran a invadir los campos de la Iglesia?, ¿qué hemos de pensar cuando vemos que estos son dos errores extendidos por toda la Tierra, alimentados por las autoridades del Vaticano, enseñados a todos los fieles como algo que trae "algún provecho a la religión"?, ¿no estamos ciertamente en el momento en el que el Sol se ha oscurecido y las estrellas del cielo han caído?. La palabra de Cristo, es evidente, se está cumpliendo al pie de la letra. Las profecías de San Malaquías Sexta parte y final. PROGRESISTAS Y RETRÓGRADOS. "En este momento, (la Iglesia), forma un anillo que se romperá por la mitad -dice el Abate Roca en GLORIOSO CENTENARIO, Pag. 102-, y cada una de esas dos mitades, formará otro anillo. La escisión va a producirse: -Roca anuncia esto con absoluta seguridad, lo cual además, era muy lógico-, habrá el anillo de los retrógrados y el anillo de los progresistas". En su libro EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO (Pág. 251) escribe: "No tildéis, pues, de revolucionarios y de gente baja a los que anuncian esa renovación general... ¡LOS ANARQUISTAS SERÉIS MAS BIEN VOSOTROS, RETRÓGRADOS!". El 13 de abril de 1945, Jacques Maritain -considerado por muchos eclesiásticos como un padre intelectual y espiritual fundador del HUMANISMO INTEGRAL (aunque la Masonería Martinista había iniciado 5 años antes ese movimiento), y a quien el mismo Paulo VI llamaba "su maestro"-, publicó en EL PUEBLO de Buenos Aires un artículo en el que dice: "¿Sería el cristiano considerado hereje si su actividad en cuanto cristiano pone en peligro al Estado al exceder el marco de sus creencias comunes?, sin duda este sería hereje si defendiera el SYLLABUS, la PASCENDI, o la HUMANUS GENUS". Es muy claro, entonces. El católico que defendiera su Fe, no solamente sería considerado un herejes, sino un enemigo del Estado. ¿De qué Estado se está hablando?, es evidente: del Gobierno Mundial luciferiano y de quien se opusiera a la Iglesia Sincrética Universal formada por todas las religiones de la Tierra. Todas las doctrinas que hacen a la verdadera Iglesia de Cristo única, indivisible y divina, serían proscritas y perseguidas. Los católicos que se atrevieran a contradecir los nuevos dogmas impuestos por los amos del mundo, se harían dignos de la represión más brutal lo mismo que sus familias. Me resulta asombroso leer el siguiente texto del Papa San Gregorio Magno que reinó del año 590 al año 604, es decir, ¡hace casi mil quinientos años!, en su obra LOS MORALES: "La Iglesia, cuando sea públicamente escarnecida por los malos, cuando, creciendo ellos, estará la Fe en oprobio Y LA VERDAD SERA TENIDA POR
DELITO, porque ciertamente tanto será cada uno más menospreciado cuanto más justo pudo ser, tanto será más abominable cuanto pudo ser digno de más alabanza. Así que la santa Iglesia de los escogidos es hecha en el tiempo de su aflicción proverbio para los malos, porque, cuando ellos vieren a los buenos morir por los tormentos, tomarán de ellos semejanza de maldición" (Lib. XX, Cap. XVIII, 44). "La Iglesia oprimida en la futura tribulación y afligida porque tendrán licencia de predicar cualesquiera perversos predicadores, y lo harán libremente, y a los pequeños que los seguirán, los confirmarán en la maldad" (Lib. XIX, Cap. XVIII, 27). "La Iglesia siente gravemente en las entrañas el dolor de la última persecución, cuando perecerán algunos de ella y otros más fuertes serán afligidos en tristeza" (Lib. XX, Cap. XL, 77). Es evidentísimo que también San Gregorio habla de una Iglesia caída en la apostasía que los Iluminati llaman los "progresistas" cuando dice que libremente podrán corromper a los pequeños para confirmarlos en la maldad. Y habla claramente también de los pocos fieles que han de quedar para la Parusía, al referirse a ellos como "la Iglesia de los escogidos", pero apretados, arrinconados y rodeados de un fuertísimo ejército comandado por la DINASTÍA anticrística servidora de las potencias del Infierno. Si los enemigos de la Iglesia fueron poco a poco invadiéndola, controlándola y tomando por asalto sus puestos claves -esto no lo digo yo, sino que claramente lo denuncia San Pío X en su Encíclica PASCEDI- y al fin lograron instalar el Concilio Vaticano II, anunciado por los iluminati desde fines del siglo XIX, lo cual significaba ya un poder imparable dentro de la Ciudadela Católica, era lógico también que se prepararan para destruir a quienes alarmados por los sucesos, se unirían para el rescate de la Iglesia y para expulsar a sus enemigos que la estaban destruyendo por dentro. Ellos sabían que habría resistencia, pero no sabían el tamaño y poder que esta resistencia pudiera llegar a tener. Era lógico, entonces, que se prepararan, porque a nadie se le puede ocurrir que un ejército invasor no se prepare contra la resistencia de fuerza y extensión desconocidas. Jamás en toda la historia un papa había advertido a los fieles católicos de un peligro tan grande como lo hace San Pío X en su Encíclica PASCENDI. El dice: "¿Qué no maquinan a trueque de aumentar el número de sus seguidores? En los seminarios y en las universidades, andan a la caza de cátedras que convierten poco a poco en cátedras de pestilencia. Aunque sea veladamente, inculcan sus doctrinas predicándolas en los pulpitos de las iglesias; con mayor claridad las predican en sus reuniones y las introducen y realzan en las instituciones sociales. Con su nombre o con pseudónimo publican libros, periódicos, revistas. Un mismo escritor usa varios nombres para así engañar a los incautos con la fingida muchedumbre de autores. En una palabra; en la acción, en las palabras, en la imprenta, no dejan nada por intentar de suerte que parecen poseídos de frenesí. Y todo esto, ¿con qué resultados?, ¡lloramos que un gran número de jóvenes, que fueron ciertamente de gran esperanza y hubieran trabajado provechosamente en beneficio de la Iglesia, se hayan apartado del recto camino!. Nos son causa de dolor muchos más que, aunque no hayan llegado a tal extremo, como inficionados por un aire corrompido, se acostumbraron a pensar, hablar y escribir con mayor laxitud de lo que a católicos conviene. Están entre los seglares; también entre los sacerdotes, y no faltan donde eran menos de esperarse, en las mismas Ordenes Religiosas. Tratan los estudios bíblicos según las reglas de los modernistas...". "Nuestro predecesor León XIII, procuró oponerse enérgicamente, de palabra y por obra, a este ejército de tan grandes errores QUE ENCUBIERTA O DESCUBIERTAMENTE NOS ACOMETE. Pero los modernistas, como ya hemos visto, no se intimidan fácilmente con tales armas, y simulando sumo respeto y humildad, han torcido hacia sus opiniones las palabras del Pontífice Romano y han
aplicado a otros cualesquiera sus actos. Así, el daño se ha hecho cada día más poderoso". "En medio de los peligros tan grandes para las almas a causa de los errores que por doquier NOS INVADEN...". El peligro era gigantesco indudablemente. Estalló cuando Juan XXIII fue elegido para el Sumo Pontificado y se realizó el Concilio Vaticano II. Sin embargo, la Iglesia Católica es una institución con 1000 millones de seguidores. No podían adivinar los modernistas o progresistas toda la fuerza que habría contra sus heréticas y apestosas imposiciones. De los lugares menos imaginados, el Espíritu Santo podría encender el deseo de luchar por la Fe. Entonces, era necesario crear, preparar una organización de "resistencia" y de protesta ante tales y monstruosos abusos para concentrarlos en un quiste que fuera controlable y manipulable. Esta fue la tristísima función del grupo creado por Mons. Marcel Lefebvre. Un sacerdote que trató con él un tiempo, me dijo que Lefebvre fue engañado y manipulado. No lo sé. No quiero juzgar su participación personal. Dios ya lo ha juzgado. Dios entiende todas las cosas simultáneamente. Yo hablo de su fundación, con Lefebvre o sin Lefebvre. Lo mismo da. La prensa judía internacional publicitó, especialmente durante el primer año de su aparición y casi a diario, todas las noticias sobre su curso y actividades. El personalmente recorrió el mundo dando conferencias y celebrando la proscrita Misa de San Pío V. Es lógico, todos los tradicionalistas del mundo se volvieron para apoyar al grupo de Lefebvre. Hubo periódicos tradicionalistas que dijeron que al fin, había surgido el San Atanasio del siglo XX. Grupos progresistas lo llamaron "el Arzobispo del Diablo". Despistados desde luego, que no estaban comprendiendo el juego del Vaticano. Se puede decir, sin lugar a dudas, que en cierto momento, todo el tradicionalismo mundial estaba con Lefebvre. Abrió seminarios por todo el mundo, mantuvo iglesias y capillas, fundó órdenes religiosas, "dizque" para salvar las corrompidas que dependían del Vaticano. Todo ese dinero, muchos millones de millones de dólares, que nadie sabe de dónde (¡¡¡) salió, le fabricó una figura, que hasta la fecha muchos tontos desinformados al oír de tradicionalistas, los relacionan con el Obispo Lefebvre. Sin embargo, a pesar de que aparentemente luchaban por la Fe y conservaban la Misa católica, JAMAS declararon que la Sede de San Pedro estaba vacante y que se había introducido hasta el mismo Trono, una dinastía diabólica que se había adueñado de los controles de la Iglesia. Los fieles que habían seguido a Lefebvre estaban convencidos de que asistiendo a sus centros de Misa católica, era como estaban "luchando" por la Fe, y eso era lo que precisamente querían las víboras del Vaticano: que estuvieran quietos, que pensaran que estaban luchando por la Fe, pero sobre todo, que pensaran que los "papas" del Vaticano eran "papas malos", por lo cual se les debía desobedecer, pero al fin, verdaderos papas. ¡Que no se declarara la vacancia de la Sede de San Pedro!, esto era esencial, para que los infiltrados tuvieran el camino expedito. Si Lefebvre hubiese declarado la Sede vacante por la ocupación de herejes, se hubiese creado una situación peligrosísima para los del Vaticano y por todos lados hubiesen comenzado a surgir grupos, pruebas, doctrinas que hubiesen avalado plenísimamente la lucha de rescate y muchos que se quedaron en la obediencia del Vaticano, también hubieran abierto los ojos. Al precio de poder transitar sin piedras en el camino, los enemigos de Cristo organizaron e incluso costearon un grupo de resistencia artificial .-La sagacidad de los hijos de las tinieblas es mayor que la de los hijos de la luz. Así lo dijo Cristo. Yo creo que el poder del grupo de Lefebvre si hubiese tenido la intención de luchar por la Fe, no hubiera tenido ni tanta gente, ni tanto recurso, ni tanta resonancia o tal vez ni hubiera existido, pero hubiese surgido un movimiento limpio que hubiese contado con la ayuda de Dios. Muchísimos seguidores de Lefebvre querían una lucha decisiva y decidida de reconquista, y no pláticas y acuerdos con Paulo VI. Efectivamente, se oían frecuentemente las visitas del
Obispo rebelde a Montini, sin que se vieran resultados. Esto fue creando inquietud, y luego desconfianza. Se comenzó a oír por aquí y por allá, que la Sede estaba vacante. No solamente el grupo de Lefebvre sufrió un cisma importante, sino que grupos independientes afirmaban ya la vacancia de la Sede de Pedro. Los católicos fieles habían sido severamente divididos con el lefebvrismo pero quedaba un remanente que enseñado con la experiencia de los acontecimientos tan amargos se disponía a encaminarse por una acertada vía. Quienes hayan comprendido la creación del poderoso grupo lefebvrista a la luz del vaticinio masónico que afirmaba la división de la Iglesia en dos anillos, el de los progresistas y el de los retrógrados, con el objeto de nulificar la resistencia del llamado grupo "retrógrado" puede entender la necesidad que se estaba presentando de nulificar la fuerza y la acción de los que comenzaban a proclamar la vacancia de la Sede de Pedro y comenzaban naturalmente a organizarse incipientemente. Era un peligro tal vez no imaginado ni deseado, que se convertía en una realidad. Los lefebvristas se adelantaron levantando la bandera de la defensa de la Iglesia y todos los tradicionalistas corrieron a sus filas. Así fueron engañados y paralizados un buen tiempo que el Vaticano aprovechó para consolidarse lo más y mejor posible. El Sedevacantismo que comenzaba a surgir, hacía indispensable ahora, que se siguiera la misma técnica anterior: crear antes de que su movimiento estuviera organizado puntos poderosos para polarizarlos a fin de nulificarlos por todo el tiempo que fuera posible o incluso agotarlos y desaparecerlos. Mientras tanto, el Sedevacantismo que comenzaba a surgir, predicó varias doctrinas inaceptables. Trataban de explicarse, ante la evidencia de los acontecimientos, cómo era posible que un papa enseñara y favoreciera la herejía y destruyera la Misa y los Sacramentos. Una de estas doctrinas enseñaba que el papa como "doctor particular", podía caer en la herejía. Doctrina herética, muy difícil de enseñar y de entender. Otros decían que un papa puede ser materialmente papa, pero formalmente no. Esta era una doctrina estúpida que sin embargo, tuvo sus partidarios como también la anterior. Durante ese tiempo, el obispo Thuc de Vietnam, había declarado que la sede de San Pedro estaba vacante. Esta fue la oportunidad que la subversión esperaba para pulverizar a la resistencia. Yo no sé de otro obispo que se haya atrevido a tan valiente declaración, pero al mismo tiempo, las miradas de los enemigos de la Iglesia, con mucho poder y recursos acudieron a Mons. Thuc para llevar a cabo la pulverización del resto fiel. Estas gentes, lo visitaron, lo llevaron de un lado para el otro a fin de convencerlo de que era necesario consagrar obispos para salvar la sucesión apostólica interrumpida por los nuevos ritos impuestos por el Vaticano. Había también que preservar el Sacrificio y los Sacramentos, y había que atender a muchas almas que se habían quedado en el abandono. Uno de los lugares al que fue invitado Thuc fue Guadalajara -que bien guardado se lo tienen-, que es la sede de una secta secreta anticristiana con ramificaciones no solamente en México, sino en varios países latinoamericanos, y que yo sepa también en Alemania, en donde editan la revista EINSICHT que como una cara del polifacético y mimético pulpo, han llegado a llamar a
quienes quieren presente al papa, herejes y soberbios. Este pulpo anticristiano que se presenta por aquí como un grupo político, o por allá como progresista o por el otro lado como tradicionalista, presentó su extensa cara tradicionalista con seminarios e iglesias dizque para la defensa de la Fe, pero que sólo es para el control y manipuleo de gentes, logró, entre otros que Mons. Thuc mordiera el anzuelo. El plan de los enemigos funcionó de la siguiente manera : La Iglesia ha condenado con la excomunión al obispo que se atreve a consagrar a un obispo sin el permiso de Roma, y al obispo que recibe ese episcopado. Pero en la extrema necesidad, se puede pasar sobre la letra de la ley sin que esto implique una sensura. En este caso, la misma Iglesia estaba en peligro. Santo Tomás de Aquino dice que cumplir la letra de la ley cuando no se debe, es pecado. Se justificaba, entonces, la consagración de obispos. ¿En qué consistió el engaño de estos infames al obispo Thuc?, muy sencillo. Para pasar sobre la letra de la ley, es necesario que la intención sea solucionar el problema principal por el cual ha surgido la extrema necesidad. Y ni la conservación de la sucesión apostólica, ni la conservación de la Misa o los Sacramentos, ni el bien de las almas, eran el problema principal por el cual estaba permitido pasar sobre la letra de la ley. ¿Y cuál era?, LA RESTAURACION DEL COLEGIO APOSTOLICO. Ese era el problema principal, sin el cual la Iglesia no existe. Si no hay un Colegio Episcopal unido jurídicamente con Pedro a la cabeza, sin el cual tampoco hay Iglesia, aunque entre los obispos haya alguna clase de unidad la Iglesia no existe. Debemos recordar lo que escribía San Pedro Bañar. DICTIONNAIRE APOLOGETIQUE DE LA FOI CATHOLIQUE, T. III, Col. 1487]: "VOS SOIS LA IGLESIA ROMANA; no la mole de piedra de que está formada a la que yo recurro, sino solamente a aquel EN QUIEN RESIDE TODA LA AUTORIDAD DE ESA MISMA IGLESIA" . El Papa Pelagio (556-561) en una carta del año 560, le dice a un obispo: "¿DONDE CREIAS QUE ESTABA LA IGLESIA, FUERA DE AQUEL EN QUIEN -Y EN EL SOLO-, ESTAN TODAS LAS SEDES EPISCOPALES?". El Papa Benedicto XI, (beato), cuando abandonó Roma, obligado por las revueltas de los revolucionarios que se la disputaban, declaró: "ROMA NO ESTA YA EN ROMA, TODA ENTERA ESTA DONDE YO ESTE". El Santo Concilio de Florencia enseña: "...es de tanto precio la unidad en el cuerpo ce la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovecha para su salvación los Sacramentos y producen premios eternos los ayunos, las limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie por más limosnas que hiciere, aun cuando derrame su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permanece EN EL SENO Y UNIDAD DE LA IGLESIA". El Papa Pío XII, en su Encíclica MYSTICI CORPORIS enseña: "Los que están separados entre SÍ POR LA FE O POR EL GOBIERNO, NO PUEDEN VIVIR EN ESTE UNICO CUERPO Y EN ESE UNICO ESPIRITU". En la misma Encíclica dice: "Están en un peligroso error aquellos que piensan poder abrazar a Cristo, cabeza de la Iglesia, SIN ADHERIRSE FIRMEMENTE A SU VICARIO EN LA TIERRA. PORQUE QUITANDO A ESA CABEZA VISIBLE, Y ROMPIENDO LOS VINCULOS SENSIBLES DE LA UNIDAD, OSCURECEN Y DEFORMAN EL CUERPO MISTICO DEL REDENTOR, de tal manera, que los que andan en busca del puerto de la salvación, no pueden verlo ni encontrarlo". ¿Y qué dice Santo Tomás de Aquino?, en su SUMA TEOLOGICA (3, q. 8, a. 7) escribe: "Un solo cuerpo tiene una sola cabeza. PERO EL CONJUNTO DE LOS MALOS NO TIENE UN PRINCIPIO DE UNIDAD PORQUE LOS MALOS SE CONTRADICEN ENTRE SI POR PROCEDER DE DEFECTOS DIVERSOS”. Los que fueron consagrados por Mons. Thuc pretendieron la conservación de la Misa y de los Sacramentos, la atención de los fieles abandonados pero nunca con la intención
de la restauración del Colegio Apostólico y la elección del papa. Ni fueron instruidos sobre esto, que siendo elemental, se supone que deberían saber. Si se consagraron obispos sin la intención de establecer el gobierno central eclesiástico, es evidentísimo que así se hicieron reos de las penas canónicas que están anejas a una consagración no autorizada por el papa: LA EXCOMUNION. Y digan lo que digan así es, porque yo estoy hablando lo que el mismo Magisterio de la Iglesia ha preceptuado. No se puede defender a la Iglesia atacándola. Es cierto que algunos sí entraron al episcopado con buenas intenciones y quisieron la unidad y la elección del papa, pero se burlaron de ellos, los calumniaron, los ignoraron y todo lo que hicieron fue en vano. Nota Aclaratoria: Monseñor Urbina, quizá no conoció la carta de Mons. Adolfo Zamora Hernández (consagrado por Mons. Thuc, junto con Mons. Carmona), en ella menciona, que su consagración y la de Monseñor Carmona fueron para elegir Papa en un Concilio imperfecto. Y que Monseñor Carmona estaba consagrando obispos con el mismo fin. De hecho Mons. Carmona murió después de tener una reunión de reconciliación con Mons. Martínez con este mismo fin. También es cierto, que Mons. Thuc, no tenía que requerir a los consagrados firmas o juramentos de unidad. ¡Esto estaba sobreentendido!. Su buena intención de salvar a la Iglesia fue sorprendida por estos individuos trepadores y aprovechadores de adquirir la dignidad episcopal. Tampoco tenían esa intención las víboras que estaban detrás de ellos que supuestamente los ayudaban, los contactaban y los costeaban. En vez de quedar unidos, una vez consagrados, para que el Colegio Episcopal se restaurara, -con algunas excepciones, como he dicho antes-, todos marcharon independientes, violando la ley, ignorando la ley, anteponiendo su opinión o capricho, y autónomos, aislados de todos los demás, marcharon a sus lugares de origen para hacer su santísima voluntad. Entonces, comenzó en la Iglesia remanente -por llamarla de alguna manera-, una barahunda espantosa en constante aumento, porque cada uno de esos obispos independientes en sus propios lugares, se sintió con la libertad de consagrar obispos a cuantos se les presentaban a su puerta o les convenía, por toda clase de motivos, aun inconfesables, pero jamás para la restauración de la unidad con tan solo mínimas excepciones que no pudieron hacer nada. Se crearon todos ellos compromisos particulares e intereses que no estaban dispuestos a compartir con nadie, y así, lo que quedaba fue pulverizado, fue atomizado, fue despedazado, porque aquello indudablemente creció, pero como crece el humo en el aire, que mientras más se extiende, desaparece. Entre esos, llegaron los oportunistas, los trepadores, los locos místicos, los soberbios, los infiltrados, los manejados por sectas laicas poderosas y diabólicas y la unidad y la elección del papa fueron olvidadas. Se agravó esto, porque los laicos, basados torcidamente en la extrema necesidad al verse abandonados de sus jefes espirituales se pusieron, cuando las condiciones fueron favorables, a elegir "papas" que formaron pequeñas sectas, y otros místicos locos hicieron lo mismo y todos ellos contribuyeron a agravar la situación que muy mal había comenzado porque la cola de Satanás se metió eficientemente representado por algunos miserables hombres que buscaban, o el beneficio personal, o la destrucción de lo que quedaba de Iglesia. ¿Por qué sucedió esto?, para mí es un misterio de iniquidad escatológico. Lo escribió en su profecía Daniel. Nuestro Señor Jesucristo predijo claramente una gran tribulación. ¿Sucedió porque estaba escrito?, no. Porque sucedería se profetizó. INSISTE LA IGLESIA HEREJE DEL VATICANO, EL LIMBO SE HA CLAUSURADO. Nuevamente, gran publicidad se ha dado a una noticia que ya ha ocupado las páginas de los principales diarios del mundo hace meses. Se trata de una nota que en periodismo se
llama "un refrito". ¿Por qué tanta importancia a la clausura del Limbo le dan publicaciones a las que poco o nada les importan las doctrinas que la Iglesia predica?, es que es evidente, hay un interés oculto y participado por los altos jefes de esa Iglesia y los que están trabajando por la implantación de la Iglesia Sincrética Universal, y el Gobierno Mundial. Este pasado 21 de abril de 2007, la prensa mundial, como si se tratara de una noticia nueva, dijo: "LA IGLESIA CLAUSURA EL LIMBO. Concluyen que van al Cielo, los nenés que mueren sin bautizar. Los teólogos del Vaticano, llegaron a la conclusión, después de meses de estudio y reflexión, que el Limbo NO EXISTE y que las almas de los niños muertos sin bautizar, van directamente al Paraíso. En un documento adoptado con el acuerdo de Benedicto XVI, la Comisión Teológica Internacional del Vaticano concluyó que "hay bases teológicas serias para creer que cuando mueren, los bebés no bautizados se salvan". La idea del Limbo refleja "una visión demasiado restrictiva de la salvación", dedujeron los teólogos. Dios es misericordioso y "quiere que todos los niños se salven", consideraron los expertos en Teología". Un periódico que transmitió esta noticia añade unas anotaciones: "El concepto del Limbo, surgió en el siglo V, tras unas reflexiones de San Agustín". "El santo intentaba resolver un enigma: como el pecado original es eterno, si los bebés se mueren sin bautizar y, por tanto, sin haberse borrado ese pecado, ¿a dónde van sus almas?. No podrían entrar en el Paraíso, pero, como no hicieron nada malo, tampoco debían ir al Infierno". No trataré sobre las monstruosas herejías contra la Tradición y contra las sagradas Escrituras -plática entre Cristo y Nicodemo-, pues ya he hablado del asunto extensamente en otro lado, pero sobre esta materia reflexionaré otra cosa que se impone. En la plática que sostuvieron Nicodemo y Cristo, Este le dice: "En verdad, en verdad te digo que quien no renaciere del agua y del espíritu, no entrará en el Reino de los Cielos" . Se está refiriendo al Sacramento del Bautismo, y al Sacramento de la Confesión. Es evidente. De las nuevas doctrinas predicadas por el Vaticano se pueden deducir otras monstruosidades: 1. Según los teólogos de esa Comisión Teológica Internacional avalada por Benedicto XVI, lo que está declarando Cristo ES MENTIRA, pues los niños que mueren sin bautizarse, SI ENTRAN AL REINO DE LOS CIELOS. 2. Si es posible entrar en el Reino de los Cielos sin renacer del agua, ¿por qué no va a ser posible también entrar en el Reino de los Cielos sin haber renacido del espíritu?. 3. ¿En qué se basan para decir que una cosa es cierta y la otra cosa es mentira?. El renacer, implica que antes se está muerto. Es decir, volver a vivir. El no bautizado tiene el alma manchada por el pecado original. El que no ha renacido del espíritu, tiene el alma manchada por el pecado actual. Este hombre está en pecado. El pecado actual es el que se comete voluntariamente y de ese hay que arrepentirse para tener la gracia de Dios nuevamente en el alma. Si no se tiene la gracia de Dios en el alma, se está muerto y se es esclavo de Satanás. La conclusión es absolutamente lógica: si Dios quiere que todos los hombres se salven, tanto los no bautizados entran al Cielo, como los hombres que están en pecado mortal. Es decir, que: en el Cielo están las almas muertas por la mancha del pecado original, como los hombres manchados por el pecado actual. ¿Cómo se explicaría esto?, pues como lo explican los protestantes: Cristo ya pagó por los pecados de todos los hombres. Entonces es bueno lo que Lutero dijo: "Peca fuertemente, pero cree fuertemente, y serás salvo". Los pastores protestantes cuando asisten a un moribundo, hacen todo lo posible para que el moribundo acepte a Cristo como Su salvador personal. Con esto ya entran en el Cielo. No se sabe en qué se basan esos "teólogos" para decir que Cristo en una cosa dijo verdad y en la otra mentira. Según esto, los que no renacieren del agua, se van a salvar. En esto Cristo mintió. Pero, los que no renacieren del espíritu, ¿no van a entrar en el Cielo?, la verdad es que contradicen a
Cristo en las dos cosas, afirmando que las dos cosas son falsas. Y la prueba de esto es que callan sistemáticamente a los parientes de un fallecido la necesidad de orar por ellos para que si están en el Purgatorio salgan más pronto por sus oraciones. Invariablemente les dicen que el muerto ya está en la casa del Padre. Esto significa que Dios, como quiere que todos los hombres se salven, por la Redención de Cristo, ha de recibir a todos, a buenos y malos en el Paraíso, en cuanto mueren. En las funerarias, hasta hace unos años, se ponían a la vista tarjetas para que los amigos y familiares del fallecido anotaran Misas por el eterno descanso de su alma. La Iglesia tenia una oficina que se encargaba de cobrar los estipendios de las Misas que se habían encargado en la dirección anotada, y esos estipendios se distribuían entre las iglesias más pobres para ayudarlas en su sostenimiento. Esas tarjetas han desaparecido de todas las funerarias. Ahora ya no es necesario pedir a Dios por el alma del fallecido. Porque no solamente el Purgatorio ya no existe tampoco -esa comisión teológica ya ha anunciado que estudiará también la doctrina sobre el Purgatorio "sin bases en la sagrada Escritura"-, sino que Dios recibe el alma del hombre cuando muere. No se han atrevido estos infames hombres del Vaticano a declarar abiertamente que el Purgatorio no existe, pero en la práctica de hecho, están llevando al pueblo a olvidarse del Purgatorio, y también del Infierno, del que Juan Pablo II dijo que solamente era un estado anímico, negando que allá hubiera fuego. Aquí tenemos, entonces, una declaración de que la Iglesia de Cristo Dios, que no puede engañar ni llevar a sus fieles al error, estuvo engañando a sus fieles por quince siglos predicando mentiras con implicaciones graves en la Doctrina y en la práctica. Ahora ya sabemos, porque lo dicen los del Vaticano que Dios es un Dios de muertos también, y no sólo de vivos. Cuando nuestro Señor decía que Su Padre es un Dios de vivos y no de muertos no se estaba refiriendo a la muerte física, por que como todos los hombres tienen que morir, pues resulta, entonces, que todos los que están en el Paraíso son muertos. Cristo se refería a la vida del alma. A los vivos del espíritu. A los hombres en gracia de Dios Cuando habla de que es necesario renacer del agua y del espíritu, está diciendo con claridad que antes de ese renacimiento por el agua y ese renacimiento del espíritu, las almas están muertas. Antes de la Redención el Cielo se había cerrado para los hombres. Si estuviera abierto, ¿qué caso tenía la misma Redención?, ésta, entonces, por los méritos de Cristo, hace posible el renacimiento de las almas. Vuelven a tener la vida divina para hacerse dignos de entrar en el Reino de los Cielos. Después de Su Pasión y muerte, Cristo baja al Seno de Abraham, pues incluso los santos del Antiguo Testamento no podían entrar en la Gloria, si la Redención no había tenido lugar. El pecado que les impedía la entrada, no era el pecado actual que no tenían, o del que se habían purificado. Tenían la mancha del pecado original que Cristo lavó con Su Sangre. La santidad personal de los profetas, no les daba derecho a entrar en el Cielo. Si la Redención no les era aplicada, no podían ver el Reino de Dios. Los méritos de la Pasión se aplican al alma de los niños antes del uso de la razón, con aquel renaciendo del agua, es decir, con el Bautismo, porque si esto no fuera así, el Sacramento seria una payasada o simplemente un rito de ingreso a la Iglesia, como ya lo aplican los progresistas, sin ningún efecto sobrenatural. Efectivamente, la declaración aprobada por el Vaticano de que los niños no bautizados van al Cielo, hace automáticamente innecesario el Bautismo. Y esto implica una cosa terrible: que el Bautismo ni es la puerta de entrada a los demás Sacramentos, ni es la aplicación de los méritos de Cristo a fin de que el alma recupere la gracia de Dios perdida por el pecado original, por lo cual, se debe temer con muy buenas razones que los bautismos de los curas progresistas pudieran ser inválidos al aplicarse no con la intención de borrar el pecado original, sino simplemente como un rito que simboliza solamente la entrada a la Iglesia, a la sociedad visible que es la
Iglesia. Creo que hace unos meses atrás, se podría decir con seguridad que la Iglesia del Vaticano conservaba válidos dos Sacramentos: el Bautismo y el Matrimonio. Una gran oscuridad se está extendiendo sobre la Tierra, y esta oscuridad se hace cada vez más densa e impenetrable. La Virgen María en La Salette predijo que Roma perdería la Fe, pero esto no es de la noche a la mañana, sino que es proceso degenerativo que avanza constantemente. Y no se ha detenido. La santa Madre no dijo: perderá la Fe hasta cierto punto. Sus palabras significan obviamente la pérdida total. Ahora el Bautismo es atacado y destruido como los demás Sacramentos. Y habría que averiguar qué cantidad de matrimonios ahora se celebran válidamente, al estar viciada la intención de quienes se van a casar, porque el medio ambiente corrompido la ha nulificado. ¿Qué queda de la Iglesia de Cristo actualmente?. Tal vez un análisis profundo resultaría aterrador. Vemos sólo lo exterior y las ceremonias, y alguna que otra creencia que el pueblo mantiene de la antigua ortodoxia que los pastores ya no tienen. DOS SON LAS TENAZAS, PRINCIPALMENTE, LAS QUE COMPRIMEN A LA SOCIEDAD DE NUESTRO DIA. Los hombres, escuchando la voz del Diablo y de sus corifeos, han rechazado y han renunciado a su UNICA MADRE Y DEFENSORA que los protegía de sus enemigos, de sus esclavizadores, y de quienes los prostituyen, enseñando, dando grandes voces de alerta antes de que los peligros sean notados e incluso derramando la sangre de mártires para defender a las almas y a las sociedades en las que los hombres viven. La Iglesia Católica ha sido puesta de rodillas ante sus enemigos y de señora ha pasado a la condición de criada. Los hombres ya no conocen la verdad que los hace libres. La humanidad se revuelca en un charco de lodo y excremento. La santa Iglesia levanta sus ojos inflamados y ensangrentados al Cielo mientras recibe los fieros azotes que le arrancan sus carnes y la desfiguran horriblemente. Está siendo llevada a la Cruz y a la muerte. Está siendo escarnecida y es un objeto despreciable de burla. Pero Satán ha acabado también con el núcleo del que depende la fuerza y cohesión de la Ciudad Católica: la familia. La misma estrategia que en el Paraíso abismó a la humanidad en el pecado original, ha aplicado en el fin de los tiempos con resultados tan satisfactorios como aquellos. Ha prostituido a la mujer. La ha arrojado a la calle lejos de la formación, educación de los hijos y de la unidad familiar. La autoridad paterna que también depende de ella, ha sido nulificada. Ella está en las escuelas, en las universidades y en las oficinas. Así será una mujer de provecho. Así se realizarán sus sueños y sus ambiciones serán plenamente satisfechas. Eso les exige el mundo, la familia, el entorno. Vorazmente sedientas de mundo, han vaciado sus almas de todo lo que es más noble, elevado y propio de su sexo o cuando mucho, creyendo que cumplen a cabalidad con su condición, pretenden mezclar las dos funciones, lo cual es absolutamente imposible. Y esto lo tenemos a la vista en el desastre que experimentamos que ya está acercando al mundo al colapso sin que nadie en lo personal se sienta responsable o sea capaz de comprender ni lejanamente la profundidad de la tragedia. Iglesia y familia, dos columnas fuertes de las que depende la paz del mundo, la estabilidad y la permanencia del mundo. Dos gruesas y fuertísimas columnas que cimentadas en las leyes de Dios, permanecen inexpugnables porque la infinita sapiencia del Eterno, sabe lo que conviene a la naturaleza humana. Una humanidad que crea sus propios caminos, sus propias religiones, su propia organización y que responde con despreciativas muecas a lo que siendo lo correcto se ha abandonado, o que oye como bestias brutas las admoniciones de los sabios se hunde más profundamente en el pantano, como un burro que ha caído en él y que se hunde aun
más a cada patada que lanza contra el vacío, pues ya no tiene bajo sus pies un suelo firme. En el mismo pecado viene anejo el castigo y la penitencia. No es culpable el Señor misericordioso de la destrucción del mundo. Culpable es el hombre. El bajó al mundo, enseñó personalmente a los hombres a ser felices y libres a cambio de un poco de esfuerzo y de sacrificio que no es mayor que el sacrificio al que el hombre se sujeta cuando quiere lograr una meta ambicionada. Pero no le ha parecido. El consejo dado y el camino señalado por el que es infinitamente sabio le ha parecido inferior al de su propio camino y a lo que dicta su pobre y despreciable inteligencia. Como esto que estamos presenciando ya no tiene remedio, no nos queda más que esperar, cuál es el desenlace de este horrible drama escatológico. UNA ÚLTIMA REFLEXION PARA AQUELLOS QUE SE HAN CONSERVADO FIELES A LA DOCTRINA. En el Cap. XVI del Evangelio de San Juan, nuestro Señor les dice a los Apóstoles: "Aun tengo muchas cosas que deciros; mas por ahora no podéis comprender. Mas cuando venga el Espíritu de verdad, El os enseñará todas las verdades; pues no hablará por sí, sino que dirá las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras. El me glorificará a mí, porque recibirá de lo mío, y os lo anunciará". El Espíritu Santo, vida de la Iglesia, santificador de las almas, revelaría al Cuerpo místico de Cristo hasta el fin del mundo, muchas verdades que en un principio los Apóstoles no podían comprender, pero su Doctrina, sería siempre la Doctrina de Dios. Los protestantes dicen que la Iglesia Católica inventa doctrinas, porque son unos imbéciles que no conocen las sagradas Escrituras, que no son la Palabra de Dios, si la Iglesia de Cristo no dijera con su autoridad que son la Palabra de Dios. El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue proclamado hasta Pío IX y el de la Asunción en cuerpo y alma de la santísima Virgen al Cielo, hasta Pío XII, el Papa angélico. Que quede esto muy claro: LA IGLESIA DE CRISTO PUEDE PROCLAMAR LAS DOCTRINAS QUE ESTAN EXPLICITAS O IMPLICITAS EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS O EN LA TRADICION, PERO UNA VEZ PROCLAMADAS NO PUEDE NEGARLAS O DISMINUIRLAS, NI IGNORARLAS, NI DARLES OTRA INTERPRETACION, NI PREDICARLAS AMBIGUAMENTE. Y esto es a perpetuidad. ¿Y esto por qué es así?, porque la Iglesia es el Cuerpo místico de Cristo quien habla por Dios mismo la verdad, y ella no se equivoca jamás. A Pedro se le ha dado la prerrogativa de la infalibilidad como declaró el Concilio Vaticano I y las doctrinas que han pasado al patrimonio magisterial de la santa Iglesia, quedan para siempre firmes e invariables. Santiago en su Epístola (Cap. I, v. 17 a 21) dice: "Toda dádiva preciosa y todo don perfecto de arriba viene, del Padre de las luces, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación". La Iglesia de Cristo, no puede anunciar cambios en su Doctrina y como han dicho los papas, no debe ser cambiada ni en las palabras, ni en la significación. Los cambios que ahora vemos, vienen del espíritu diabólico del Ecumenismo, que es el espíritu del Diablo. A ese espíritu diabólico de debe la nulificación de la Misa y la invalidación de los Sacramentos, los cambios en la Doctrina y todo lo demás. A ese espíritu diabólico se debe la creación de una Iglesia Sincrética Mundial en la que están comprometidos los jerarcas del Vaticano. A ese espíritu se debe la preparación de la tercera guerra mundial, la corrupción de la sociedad, el hambre, la destrucción de la Naturaleza, los gobiernos voraces y corruptos y una gama inmensa de males que ya tenemos ante los ojos, o vemos acercarse amenazadoramente. Sólo falta saber ahora hasta dónde el bondadosísimo Dios del Cielo deja llegar la maldad de los hombres que se han rebelado y han apostatado de Sus santas leyes.
+ MONS. JOSE F. URBINA AZNAR. Año de 2007
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