El Dogo Argentino by Agustin Nores
December 21, 2016 | Author: Carlos Aguila | Category: N/A
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BOOK SHOWING THE EVOLUTION OF THIS HIGH CONCEPT DESIGN DOG--- by the Brother of the Creator of the Breed. Agustin Nores ...
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Le dedico la digitalización de esta obra maestra a Carlos, mi esposo, quien me entusiasmó para que realizara el trabajo y me tuvo la paciencia de verme muchas horas en la computadora dedicando mi tiempo a esta tarea y tal vez abandonando otras. Ojalá este libro siga siendo la guía de todos los que amamos esta noble raza argentina. Marcela Cauvin
INDICE Carta del Secretario General de la OEA. Dr. Galo Plaza al Dr. Nores Martínez .................................................................................................... El Dogo Argentino, nueva raza criolla .......................................................................... Prólogo ........................................................................................................................... Capítulo primero.- Necesidad de una raza criolla para la caza de montería ........................................................................................................... Capítulo segundo.- Condiciones que debe reunir el perro de montería, para actuar en nuestros campos, para la caza deportiva o para combatir especies depredadoras .................................................................................................... Capítulo tercero.- Razas que han intervenido en la forma ción del Dogo Argentino ............................................................................................... Capítulo cuarto.- Conformación física y anatómica del Dogo Argentino ...................... Capítulo quinto.- Condiciones temperamentales, carácter, inteligencia, valor, bondad ................................................................................................................. Capítulo sexto.- El Dogo Argentino como perro de familia y guardián del hogar....................................................................................................... Capítulo séptimo.- El Dogo Argentino como perro cazador y de campo...................................................................................................................... Capítulo octavo.- Standard del Dogo Argentino............................................................ Capítulo noveno.- Pór qué luchan y mueren los dogos............................................... .. Algo más sobre nuestros Dogos ....................................................................................
Carta del Secretario General de la O.E.A. Dr. Galo Plaza al Dr. Nores Martínez ----------------------------------------------------------------Cuando recibí su libro -cuyo envío, dedicatoria e invitación mucho le agradezco- sabía ya por su primo el Dr.' Rodolfo Martínez (h), de la existencia, formación y características del DOGO ARGENTINO. Con su obra, añadida a otras fuentes, he completado mi información al respecto. Por motivos de función pública, de preocupaciones deportivas o de estricta curiosidad personal, he recorrido durante años nuestra América. Viajero inquieto y admirador renovado de su bella y caprichosa geografía, he sido por décadas absorto observador de sus poblaciones y costumbres, de sus floras y sus faunas, que abarcan latitudes y tipos de variedad sorprendentes, desde la sugestión asfixiante de ,las selvas tropicales, hasta el helado misterio de los bosques del Sud, desde el reto de las grandes montañas, a la monotonía de la pampa interminable. En semejante medio, que la naturaleza pobló ron igual multiplicidad de especies, el Dogo Argentino, a mi juicio, llena como ningún perro las necesidades de trabajo, compañía y caza: ofrece la presa más formidable, el coraje más temerario, el instinto cazador más tenaz, acompañados de una fidelidad que es también merecido blasón de su fama, como lo atestigua la muerte de Day de Trevelin, envuelta ya en el sugestivo resplandor de la leyenda. Ciertamente, el Dogo Argentino es el perro para América. Recio como ella Como ella fruto del crisol de las razas y los climas. Y como ella un carácter nuevo, encuentro bravo del desafío al futuro por delante, y del peso de la Historia por detrás. Reciba, estimado doctor, mi homenaje al fallecido creador del Dogo Argentino, doctor Antonio Nores Martínez, a Ud. el empeñoso continuador, a todos los deportistas argentinos que ayudaron a la enorme aventura de construir una raza nueva que refleja en canina especie la fidelidad, bravura y porfía que América exigió para el épico pasado de la conquista y la liberación, que exige para el presente grávido y que reclamará también para el seguro logro de un levantado porvenir. De Ud. muy atentamente, Galo Plaza.
EL DOGO ARGENTINO NUEVA RAZA CRIOLLA
El señor Profesor de Antropología, Etnología y Genética de la Universidad Nacional de Turín, Dr. Alfredo Sachetti, en su tratado: "Problemi de Sistemática Biológica", Ed. Anaudi, Torino, Italia, hace referencia a esta nueva raza americana de perros. Contratado por la Universidad de Córdoba, como profesor Full Time, estudia detenidamente la raza durante varias generaciones de cachorros y de perros adultos. Hace un estudio científico de numerosos ejemplares de dogos de las distintas familias que se hicieron, con las diez razas que intervinieron en su formación y como corolario de sus observaciones personales, escribe un artículo al respecto, en la revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, año IV, No. 123. Publica allí un trabajo titulado: "Especies y Razas en el orden biológico", donde en pág.. 111 afirma: "Pero todo esto no significa que siempre para llegar a una cría interesante y útil, se tenga que deformar la naturaleza, es decir elegir un equilibrio nuevo, sobre la base de un desequilibrio biológico. En algunos casos, es posible, obtener la formación de nuevas razas estables, sobre una armonía natural de caracteres de elección. Con satisfacción puedo citar en este sentido, el ejemplo brillante de una nueva raza canina, creada en el país, la República Argentina, que presenta al mismo tiempo, las dos calidades fundamentales: la estabilidad biotipológica y la fuerza genética. Se debe esta conquista al Dr. A. Nores Martínez". Desde pág. 133 a 139 del mismo trabajo, trae una serie de cuadros sinópticos, diagramas, dibujos y fotografías de las distintas razas, hasta culminar en el Dogo Argentino actual.
PROLOGO Desde que las instituciones madres de nuestra cinofilia, la Federación Cinológica Argentina y la Sociedad Rural, reconocieron oficialmente a esta nueva raza canina, el Dogo Argentino, me hice el propósito de dar a publicidad un pequeño folleto que contuviera la verdadera historia de nuestros dogos, la primera y hasta ahora única raza canina creada en nuestro país. Me decido o a hacerlo, no solamente por la continua insistencia de los amigos y criadores de nuestros nobles dogos, que se ven siempre requeridos respecto al por qué, cómo y cuándo se creó el dogo criollo, y qué razas han intervenido en su formación, sino también para dejar perfectamente aclarado el origen genético de la nueva raza y evitar en el futuro estériles discusiones, como las que uno va constatando, cuando se adentra en el estudio de los orígenes de otras razas caninas, antiguas o modernas, en las que nunca los cinófilos se ponen de acuerdo: que si el Irish Wolf Hound tiene sangre de Deerhound, como afirma Eduard C. Ash en su "The practical Dog Book ", opinión compartida por Theo Marples en "Show Dogs"; o como dicen D. Garden en "The Book of the Dog" y Le Von de Vaux en su viejo texto "Notre ami le Chien", tienen ambos galgos un tronco común, no diferenciándose más que en el tamaño; o como se sostiene en "Le chien de Chasse" editado por la Saint
Etienne de Loire (Francia), el Cap. Graham reconstruyó la raza en 1862 a base de Gran Danés y algunos ejemplares Irish Wolf Hounds; o como escriben Croxton Smith en "Sporting Dogs" y en "British Dogs" y Freeman Lloyd en "Hark to the Hounds", fueron las dos razas, Gran Danés y Deerhound, las que intervinieron en la reconstrucción del gigantesco galgo de Irlanda; o como apunta Cliford L. B. Hubbar en sus libros "The observer Book of Dogs" y "Dogs in Britain", y Robert Brigg Logan en "The Res Book of the Dogs", el galgo Irlandés tiene sangre se Gran.Danés, Deerhound, Borsoy y Mastif, o como finalmente sostiene el padre jesuita Edmund Hogan, en su libro "The Irish Wolf Dog", en que hace un estudio exhaustivo se la raza, y Hutchinson, en su "Dog Enciclopedia", el gigantesco Galgo Irlandés no tiene mezcla alguna, opinión compartida por él Irish Wolf Hound Club of América, en el capítulo sobre el Galgo Irlandés en "The Completé Book o f Dogs" y en su publicación oficial "Harp and Hound", ratificando así lo qué sostiene él reconstructor sé la raza en 1862, Cap. Graham, cuando dice: "Encontré suficientes ejemplares puros sé ésta raza en Irlanda, para poder reconstruirla, sin mezcla foránea alguna". Discusiones eternas y sé difícil solución, que encontramos también estudiando la historia se otras razas y que más sé complican, mientras más bibliografía consultamos y más escudriñamos en las fuentes a nuestro alcance, para desentrañar la versas, respecto a la genética de algunas razas. Para no extendernos en demasía, bástenos citar lo que dice Clif ford Hubbard en "The Book of the Dog", pág. 622 referente al Rhodésian Ridgeback: "Continuas búsquedas de los antécédorés del Rhodesian Ridgeback revelan muchas teorías encontradas y flagrantes contradicciones, ya qué una docena de diferentes razas reclaman ser antecesoras, mientras tanto el verdadero origen permanece desconocido". Coadyuvan también a decidirme a esta publicación, algunos artículos aparecidos en revistas americanas y europeas, en las que leo, por ejemplo, que entre las razas que contribuyeron a la formación del Dogo Argentino está el "Perro peruano de las montañas", como se afirma en el artículo aparecido en el periódico americano "Post Tribune" de mayo 23 de 1965, cuyo autor es el periodista y cazador Jack Parry. En dicho artículo, que ocupa dos páginas de una edición dominical del diario y contiene ocho grandes fotografías de dogos en acción, se hace una excelente historia de nuestro dogo criollo y muestra su autor la admiración que le produjo verlos cazar y luchar con pumas y jabalíes. Ese error sobre la genética del Dogo Argentino se reproduce en noviembre de 1967 en la conocida revista americana "Field and Stream", donde en extenso artículo también con fotografías y del mismo autor, Jack Parry, se hace una acabada y veraz descripción de la forma de cazar de nuestros dogos y de las luchas que el autor ha presenciado y que tanto lo emocionó. Ese error se debe a una circunstancia fortuita y sin duda curiosa: mi mala caligrafía pues cuando el referido periodista, quien venía de cazar jabalíes en Río Negro con los dogos del señor Biló, me preguntó en el aeroparque de Neuquén, en momentos de regresar a su patria, qué razas entraron en la formación de nuestro dogo, le escribí en su libreta de apuntes, con la premura del caso, las varias razas cuyas sangres corren por las venas del Dogo Argentino, entre las cuales está el Dogo de los Pirineos, y como hablábamos en inglés, ya que él ignoraba el español, le escribí en mi mala letra: Pirinean Mountain Dog", como se escribe en inglés dicha raza, y al tomar Peruvian por Pirinean, surgió el error, que se ha reproducido posteriormente en otras publicaciones del país del norte.
Me es grato hacer la salvedad que en otras publicaciones extranjeras se ha escrito la verdadera historia del dogo, porque han tenido a la vista la publicación que hiciéramos en nuestra calidad de Presidente del Club de Criadores del Dogo Argentino, de la nota en que pedimos el recono cimiento oficial de la raza a las instituciones madres de la cinofilia argentina, la Sociedad Rural y la Federación Cinológica Argentina, lo que ambas instituciones hicieron oficialmente en el curso del año 1964. El referido escrito del que soy autor, con algunos agregados y ampliaciones de fundamentos, es lo que constituye el substractum de esta publicación. Entre los artículos referidos vienen a la memoria, ente otros, los aparecidos en la revista Diana, de Firenze, ejem plarNo. 21 de noviembre de 1965, y cuyo autor es el señor Molar; en la revista española Caza y Pesca, ejemplar correspondiente al número de octubre de 1962, y cuyo autor e su director, el señor España Paya, eminente personalidad de la cinofilia española y eximio cazador, que fuera Presidente del Conseil International de la Chasse, con la sed en París; en la revista de la Federación Cynológica Internacional de Checoeslovaquia, cuyo autor es el conocido cinologo Dr. German Cohn; en la revista alemana Das Tiei de abril de 1968, cuyo autor es el mundialmente famoso cinólogo y criador de Dogos Argentinos en Alemania Dr. Eric Schneider Lyer; en la revista holandesa De Hondenwereld, en varios ejemplares y especialmente en un extenso y bien documentado artículo, acompañado d fotografías, aparecido en el número extraordinario de Navidad de 1963, escrito por el señor Luis A. Daal; en la revista inglesa Dog's Life, en el ejemplar correspondiente al 25 de noviembre de 1967, cuya autora es la señora M. B. Wood, autora del muy completo libro "Dogs of all Nations' donde hay un extenso capítulo dedicado al Dogo Argentino, ilustrado con fotografías. En todas esas publicaciones se hace la verdadera historia de nuestro dogo criollo y se da una acabada idea de la utilidad de la nueva raza, como perro de caza mayor y de trabajo. Se expone allí con amplitud el verdadero origen del Dogo Argentino, quién fue su creador, el difícil y largo camino recorrido hasta la fijación definitiva de sus caracteres somáticos y temperamentales y su reconocimiento oficial como la primer raza argentina de perros. Se publica el standard y se acompañan numerosas fotografías de dogos en acción contra pumas y jabalíes, así como de ejemplares quietos, de cuerpo entero y de cabeza, que permiten apreciar el standard de la raza. La sola enunciación de la nómina de las revistas en que aparecieron y del nombre de sus autores, me relevan de destacar el interés que la raza ha despertado en el extranjero. Pero en cualquier forma y para evitar en el futuro errores de información me he decidido a publicar este folleto, ya que los años no pasan en balde y habiendo desaparecido mi hermano Antonio, el verdadero creador de la raza, que puso en ello sus conocimientos científicos de médico cirujano y de profesor universitario y su gran pasión cinófila, me corresponde hacerlo en misión clarificadora y para que ninguna duda quepa en el futuro en lo atingente al origen y formación del Dogo Argentino. Quiero asimismo dejar aclarada otra circunstancia que incumbe a mi persona. En muchas publicaciones se me atribuye la formación de la raza. El verdadero creador y forjador del Dogo Argentino fue mi hermano mayor, el Dr. Antonio Nores Martínez, quien puso en la consecución de su entusiasmo, su pasión cinófila, su fervor de cazador empedernido y sus profundos conocimientos genéticos y científicos de médico cirujano, profesor de la trisecular Universidad Nacional de Córdoba, Jefe de Salas en Hospitales Nacionales y Provinciales y Director de Traumatología del Hospital Militar de aquella ciudad. Dos pasiones:
la medicina y la formación genética de la nueva raza, que absorbieron los años útiles de su vida. De su pasión por la formación de la nueva raza y del acierto con que procedió a realizarlo y del resultado obtenido, es de lo que se ocupa este folleto. Es pues mi hermano Antonio, el verdadero creador de la raza. Yo he .aportado únicamente mi pasión cinófila, que me absorbe desde niño y que nos viene en la sangre, junto con la pasión cinegética y a las que he dedicado todo el tiempo compatible con la absorbente carrera judicial, que fue una constante en mi vida ya que los años que actué en la diplomacia, como Embajador en Canadá, y en la vida universitaria como Decano interventor en la Facultad de Derecho de Buenos Aires y como Rector interino de esa Universidad, fueron actividades efímeras y ajenas a mi verdadera vocación y carrera, que fue la judicial. Mi carrera de leyes no me ha permitido, pues, tener la base científica, especialmente genética, que es indispensable para la formación de una nueva raza. De ahí que en la continuación de la obra he debido guiarme e informarme con la lectura de trabajos y publicaciones del autor de la raza y lo que he aprendido desde niño al lado suyo y de mi padre, también médico cirujano, que alternó el ejercicio intenso de su profesión con su entusiasmo cinegético y cinófilo. Sea dicho de paso que teníamos muy corta edad y ya nuestra pasión por los perros nos llevó a traducir juntos, con mi hermano Antonio, palabra por palabra, con el diccionario en la mano. el viejo libro "Notre ami le chien", de Von de Vaux, especie de biblia cinófila que nuestro padre tenía en su biblioteca, y así enriquecimos nuestro vocabulario francés, como en igual forma ampliamos nuestro vocabulario inglés en la traducción, por igual método tan rudimentario y simplista, de la enciclopedia canina de Hutchinson. Ya adulto, la vida me permitió realizar extensos viajes por América, Europa, Asia y África, donde me fue dado a conocer gran número de entusiastas canófilos, visitar cientos de criaderos de los principales países del mundo y asistir repetidas veces a las más grandes exposiciones, algunas de fama mundial como la del Weinminster Club, en el Madison Square Garden de Nueva York, y la tradicional muestra de Cruft, que desde 1886 se realiza en Inglaterra todos los años y donde tanto se aprende con sólo ver con cierta atención los miles de excelentes perros de todas las razas que allí se exhiben. Los viajes me dieron oportunidad, asimismo, de poder ampliar mi biblioteca cinófila con algunos cientos de volúmenes. He sido testigo personal de los sacrificios que significó a mi hermano Antonio la formación de la nueva raza, sus desvelos, sus sinsabores, sus desfallecimientos y sus esperanzas, hasta la culminación de su obra. Pensando en ello y viendo el fruto de su esfuerzo, no he querido que su sueño, hecho realidad, se desvaneciera y por eso desde su fallecimiento, hace doce años, he continuado su obra de selección -ya que a su muerte la raza estaba perfectamente definida-, obteniendo el reconocimiento oficial de la misma, llevando con seriedad los registros genealógicos y tratando de mantener el standard que fijamos hace muchos años y que apareció en uno de los artículos que él dedicó a la raza, en la revista Diana, ejemplar de mayo de 1947. Mi tarea ha sido sobre todo de afianzamiento, selección mediante pruebas de suficiencia en el campo y en luchas con fieras enjauladas, para acrecentar el valor y el instinto de lucha, y de divulgación, tanto en el país como en- el extranjero, a donde he enviado ya muchas parejas de nuestros dogos, que se están multiplicando en aquellos países bajo control de conocidos y responsables cinófilos.
Las publicaciones que de continuo leemos en periódicos y revistas extranjeras sobre el Dogo Argentino, son índice sintomático de que hemos obtenido el fin propuesto. He tenido siempre una firme convicción de que es indispensable la gimnasia funcional para mantener el instinto de cada raza. Los grandes conglomerados humanos, por razones obvias, hacen muy difícil mantener el "habitat" en que un dogo puede desarrollar sus cualidades de enemigo implacable de los depredadores de nuestra ganadería: el jabalí europeo, puma, zorro colorado, jaguar, araguá-guazú, etc. Por eso mi preocupación actual y desde hace muchos años, es mantener y acrecentar, en lo posible, el instinto cazador y combativo del dogo mediante su acción en el campo y continuas luchas con las fieras que mantenemos en jaulas apropiadas a tales efectos. Es así cómo nos es dado constatar que en cada generación se va acrecentando su instinto cazador. Ya veremos oportunamente cómo se conjugan la herencia ancestral con la gimnasia funcional, para que todos los seres de la creación cumplan su cometido dentro de esta colmena que constituimos el conjunto de seres, racionales o no, que poblamos el globo. Pero el Dogo Argentino, además de cazador es un excelente guardián y no un "One man dog", sino un perro de familia. Muchos aficionados los están enseñando para ataque y defensa y diversas pruebas de obediencia, en cuyo aprendizaje dieron gran resultado. Personalmente he hecho enseñar a algunos, con completo éxito, e inclusive han actuado en demostraciones públicas, en exposiciones caninas y en instituciones privadas. De ahí que algunas entidades oficiales, como Gendarmería Nacional, los están ensayando como "Perros de guerra". Esa es otra variante imprevista, en la que nuestros dogos pueden tener otra útil aplicación como auxiliares del hombre de ciudad. Ello no sería novedad, por otra parte, ya que otras razas europeas que en sus comienzos fueron cazadoras, como el Gran Danés, Airedale Terrier, etc., se han convertido, con el correr de los años, en perros de guardia y defensa. El creador de la raza dice al respecto, en el artículo arriba citado: "La cualidad del valor es indispensable también para el perro de guardia, que es otra finalidad del Dogo Argentino. Hay la creencia de que el perro guardián es el que ladra o es capaz de morder a un desconocido. Con ese concepto, los perros de todas las razas son buenos guardianes. Pero, a mi juicio, el perro de guardia debe ser algo más que todo eso; debe ser capaz de hacerse matar haciendo presa en defensa de su amo o de su casa. De nada vale como guardián el perro que ataca a un intruso si, al primer garrotazo o a la primera herida de puñal, abandona su presa a los gritos. Tal animal no presenta ninguna seguridad para su dueño ni merece, en mi concepto, el honroso nombre de perro guardián ". (Revista Diana, mayo de 1947). El éxito de los dogos como perros de trabajo o guardia no es, pues, una sorpresa para nosotros. Tiene en su ancestro las razas de caza, que le dan el instinto cazador, y razas de trabajo que le dan la inteligencia y el instinto guardián. Quienes han tenido dogos en sus casas, o han cazado con ellos, saben hasta qué punto ello es verdad. Viendo el impacto que la nueva raza ha producido en el ambiente cinófilo mundial, se me ocurre que al Dr. Antonio Nores Martínez, creador de la raza, le ocurrirá con el correr de los años lo que a Brillan Savarin, autor del conocido texto "Fisiología del Gusto", traducido a todos los idiomas del mundo, tan. apreciado y leído por los buenos "gourmets" de todos los países civilizados. Dice Savarin en el prólogo de dicha obra, que le costó mucho publicar su obra, porque tenía escrúpulos respecto a lo que podría parecerles a los profesores de la Sorbona que uno de sus
colegas, también profesor de dicha Universidad, como era él, publicara un libro sobre, tema tan banal. Sin embargo, han pasado muchos años desde la aparición de dicho libro y nadie se acuerda que el Dr. Brillan Savarin haya sido un buen profesor de une de las más famosas universidades de Europa, en cambio pocos ignoran su libro sobre un tema tan banal y mundano pero que le dió nombre y permanencia a través de los años, que suelen cubrir con el polvo del olvido la más grandes famas. ¡Sic Transit Gloria Mundi! . En igual forma me temo que, dentro de algunos años ya que es tanta la evolución de la ciencia médica y tal enormes sus progresos, nadie sepa que el Dr. Antonio Nores Martínez fué un gran cirujano, un buen profesor universitario, un estudioso de la ciencia médica y un caritativo profesional, que hizo de la medicina un apostolado, pero se perpetuará a través de los años como el creador del valiente Dogo Argentino, la primera raza argentina de perros, y los estudiosos de la cinofilia encontrarán su nombre en las enciclopedias caninas y en todo los libros relacionados con la materia. Como recordamos ahora los nombres de Arkright como creador del Pointer del Cap. Graham del Galgo Irlandés, los hermanos Do berman como creadores de esa variedad de Pincher, e duque de Gordon por la variedad negra y fuego del Setter Laverack por el Setter Inglés, James Hinks por el Bull-terrier, etc. Y así como en Brillan Savarin fue su "hobby" de la comidas y la buena mesa lo que perpetuó su nombre no la Sorbona, en el creador del Dogo Argentino será estos fieles y nobles irracionales los que evitarán que con el devenir del tiempo el polvo del olvido cubra su nombre.. En el texto de este pequeño tratado el lector encontrará, dividido en capítulos, el por qué de la nueva raza, qué motivos nos llevaron a ella, de qué medios nos hemos valido para su creación, qué razas han intervenido en su genética, qué fin práctico se ha buscado al hacer la raza, cuál ha sido el resultado obtenido, su utilidad como "herramienta de trabajo" en la lucha contra las especies depredadoras de nuestra ganadería y como guardián de nuestros hogares de ciudad o de campo. Agregamos finalmente algunas palabras sobre educación del Dogo en el hogar y su enseñanza en el campo. Nuestra. pasión han sido los perros en general, sobre todo las razas de caza, y el Dogo Argentino en particular. Ellos fueron una constante en nuestras vidas. Al declinar de nuestra existencia, continuamos manteniendo intacto este entusiasmo y este amor sin dobleces por ese gran compañero del hombre. Pasión noble, desinteresada y pura que nos significó pesada tarea, renunciamiento a comodidades y hasta verdaderos sacrificios, pero que también nos ha deparado esas satisfacciones hondas y sublimes que nos reconcilian con la vida. Por eso estimo oportuno concluir este prólogo haciendo mías las palabras de mi hermano Antonio, cuya presencia espiritual flota entre las páginas de este libro, concluyera una conferencia que dió el 28 de septiembre de 1947 en ocasión de una muestra de perros de caza organizada por el Centro de Cazadores de Buenos Aires, en el local central de la Sociedad Rural Argentina, en calle Florida, y en que por primera vez fueron expuestos en Buenos Aires ejemplares de esta raza. Decía en aquella oportunidad el creador de la misma: "Al propulsor de una idea se le puede tolerar que se embandere en ella, porque la pasión es el motor, es la fuerza propulsiva de las ideas; las ideas que nacen sin pasión, nacen muertas. Por eso la historia de la humanidad es la historia de la pasión humana; la biografía de sus grandes figuras es también la biografía de sus grandes pasiones Nuestra pasión, desde la más tierna edad, casi diría desde que tenemos uso de razón, fueron los perros. A ellos nos consagramos en los instantes libres que nos permitió el carácter
absorbente de la función judicial .que desempeñamos tantos años. En estas páginas, el aficionado a la cinofilia encontrará hasta qué punto hemos sido fieles a nuestra pasión, concretando en una obra útil nuestro amor al más fiel amigo del hombre. Aquí encontrará el lector cuál es el fruto de nuestra pasión cinófila. Cabe agregar en esta nueva edición, que debo al entusiasmo cinófilo del editor don Roberto Canevaro, quién ha demostrado su entusiasmo argentino y a nuestra primer raza criolla, mi agradecimiento a él y a mi viejo y gran amigo el Doctor Antonio Benitez, que ha sabido robar su precioso tiempo a la política, la cátedra universitaria, su estudió jurídico y sus tareas rurales para leer con detenimiento mi libro y corregirme los errores cometidos en la primér edición. Para ambos, pues, mi cordial agradecimiento.
CAPITULO PRIMERO
NECESIDAD DE UNA RAZA CRIOLLA PARA LA CAZA DE MONTERIA
Para comprender mejor el problema y la forma en que hemos debido encararlo, tendremos que entrar en la formación de las razas, es decir, qué factores influyen en su genética, en la formación y afianzamiento de los instintos que caracterizan a cada especie o variedad. Recordemos que todas las razas, sean de perros o de cualquier otra especie, son el resultado de dos circunstancias, que las condicionan: herencia ancestral y gimnasia funcional. Es decir, que son el producto de padre más madre por ejercicio. La vieja fórmula: P + M X E . La herencia ancestral, o sea el pedigree, es la influencia que el sujeto recibe de sus antecesores, es decir, padres, abuelos, bisabuelos, etc. Todos los que lo precedieron en la ascendencia. Es la herencia de la sangre que se lleva en las venas. El segundo factor, la gimnasia funcional, se refiere al trabajo, tarea o misión que el sujeto ha cumplido por varias generaciones, el ejercicio a que fueron sometidos sus miembros, sus órganos o sus sentidos. Ese trabajo, esa gimnasia, generación tras generación, es lo que va fijando los caracteres de las razas, lo que va agudizando los sentidos -vista, oído, olfato-, adaptando el físico al destino que se le dá a cada sujeto -fuerza, resistencia, color, velocidad, calidad y largo del pelo, etc.- y acrecentando las condiciones temperamentales o psíquicas -valor, decisión para el ataque, entusiasmo, voluntad para cumplir su cometido, agilidad mental, fidelidad al amo, desconfianza a los extraños, etc. Biológicamente diríamos que el "Bio-Tipo", o sea la individualidad total, está formado por el "Geno-Tipo" (a manera de ejemplo diríamos que vendría a ser el núcleo de la célula) y el "Para-Tipo", que vendría a ser el protoplasma, correspondiendo el Geno-Tipo a la herencia ancestral y el Para-Tipo a la gimnasia funcional, al ejercicio, educación, trabajo o como quiera llamárselo. El primero, o sea el geno-tipo, constituiría el impulso biológico inicial, dado por la herencia de cada individuo, factor no influenciable; el segundo, o para-tipo, sería el factor adquirido, influenciable, dado por las circunstancias externas, género de vida, educación, alimento, ejercicio, etc. Al respecto dice el creador de la raza, en su libro referido a la educación física de la juventud, titulado "Las Bases Biológicas de la Educación Física" (Editorial Universidad de Córdoba, año 1944, pág. 49): "Al denominar el impulso biológico inicial, es decir, aquel que hace que el hijo se parezca al padre o a sus ascendientes de raza, como factor no influenciable, me refiero solamente al hecho consumado de la herencia individual, pero no a que ese impulso biológico inicial no pueda ser modificado en el curso de las generaciones por la educación física, porque sería negar hechos biológicos incontrovertibles, como la selección natural de las especies, el mejoramiento de las razas, base de la zootecnia. "Para nosotros la representación esquemática del biotipo individual, la tenemos en dos círculos concéntricos, cuya área interior corresponde al genotipo y el área de la corona circular al paratipo. "A medida que los factores influenciables o paratipos (alimentación, género de vida, educación física, etc.) actúan en forma continuada a través de las generaciones, el área de la corona circular ira aumentando a expensas del área del círculo interior o geno-tipo, hasta ser predominante y absorbente." "Este esquema muestra cómo puede ser modificado por la influencia continuada del medio, a través de varias generaciones, el genotipo, esquema que considero no sólo válido para la educación física, mejorando los tipos humanos desde el punto de vista de su morfología,
sino también para la educación intelectual y moral, que continuada a través de las generaciones, dará por resultado una elevación del nivel medio social, al mismo tiempo que demuestra cómo esta educación es capaz de actuar favorablemente sobre la descendencia de individuos tarados." En el mismo sentido nos lo explica el profesor J. Ruffié, experto en problemas raciales de la UNESCO, cuando afirma: "La raza, como hoy se la concibe, no es mas que lo que se da en equilibrio entre un patrimonio genético heredado de muchas generaciones y las condiciones ambientales que han influenciado sobre factores de adaptación corporal, favoreciendo el desarrollo de algunos en 'detrimento de otros. Así es como luego de mucho tiempo, cada modificación puede significar la modificación del patrimonio genético de una población inclusive su tipo racial". Volviendo a nuestro tema, la misión -por ejemploque en la selección del caballo cumplen los hipódromos y pruebas hípicas en general, esta basada en esta fórmula, siendo las carreras la gimnasia funcional necesaria para el mantenimiento de la velocidad y resistencia del caballo, condición primigenia de su habilidad, como animal de guerra, de trabajo o deporte. Si durante varias generaciones criamos caballos pura sangre de carrera de gran pedigree, pero nunca los hacemos correr y los mantenernos siempre encerrados en sus boxes, por más y mejor selección de pedigree que hagamos, llegará un momento en que se les podrá ganar con un percherón. De nada les valdrá el mejor origen, su gran pedigree, su histórico ancestro, si pesan sobre sus antepasados varias generaciones de inacción, de inactividad, de estatismo, si están carentes de gimnasia funcional, es decir, sin el ejercicio que significan las carreras, sin esa prueba elemental de suficiencia. Volviendo a nuestro tema, en los perros ocurre igual. Las razas que fueron hechas por el hombre, siglos atrás, para caza mayor y que en la actualidad conocemos en nuestras exposiciones como pertenecientes al grupo rastro y que en idioma inglés designan "Hounds", tienen sin duda excelentes pedigrees, habiendo algunas cuyos registros genealógicos se remontan a más de cien generaciones de ejemplares puros y cuya genealogía se lleva con sumo cuidado. Es decir, que la herencia ancestral permanece incólume, incontaminada, como en un castillo de cristal. No podemos decir lo mismo, en cambio, respecto a la gimnasia funcional, la otra condición sine-quanon para que se conserven las cualidades para las que fue creada la raza. Sea porque en los países de que son originarios fueron prohibidas las cacerías de felinos, súnidos, cánidos o cérvidos con perros, sea porque aquellas especies salvajes se terminaron, lo real es que hace cientos de años muchas razas no se ejercitan en su función específica Hace más de doscientos años que en Irlanda no hay lobo salvaje en condiciones de ser cazado con perros. ¿Cuánto hace -que el gigantesco Irish Wolf Hound, cazador, de lobos; por excelencia, no sigue el rastro ni pelea con un lobo? Leamos por ahí que cuando a Lord Byron le ofreció una a una amiga un cachorro Irísh Wolf Hound para sustituir a, su famoso Maida, a quien el poeta dedicó, a su muerte tan sentidas poesías, el gran vate británico le respondió "¿Para qué quiero un cazador de lobos, si en toda Irlanda no hay más que un lobo, y éste está en el zoológico? ". De ahí que el Irish Wolf Hound, o cazador de lobos irlandés, el gigantesco galgo de hermosa estampa, buen perro de guardia y amigo fiel del hogar, ha perdido su entusiasmo para la caza, su valor qué hace seiscientos años era legendario y su olfato para seguir los rastros. Seguramente ahora tenemos ejemplares de esa raza que superan en belleza,
tamañoy pelaje a los que en la época del dominio de los romanos, en el año 391 después de Jesucristo, hizo decir en carta del Cónsul Quintus Symmadióchus a su hermano Flavianus, que los grandes galgos que le enviara desde Irlanda para las peleas con leones africanos en el Coliseo, "los aplaudió todo Roma por su valor salvaje". Pero los siglos de inactividad no han transcurrido en vano y los ejemplares actuales de esa raza han sufrido la influencia regresiva de la falta de ejercicio, de gimnasia funcional, carecen en su historia reciente de lobos en su haber. Lo que decimos de este gigantesco galgo de Irlanda es de exacta aplicación a los Deerhound o Galgo Escocés, que eran en su origen cazadores de ciervos, como su nombre lo indica, y los Borsoy o galgos rusos -Cazadores de Lobos Ruso- les llaman los americanos, Afganos, Salukis, etc., pues ¿cuánto hace que los Deerhounds no corren tras de un ciervo? ¿Cuántos que ese veloz cazador de lás estepas que era el Borsoy no persigue una manada de lobos? ¿De cuántos años a la fecha los Afgan Hounds y los Salukis no cazan gacelas corriendo sobre las calientes arenas de los desiertos africanos? ¿Cuántos que los Rhodesian Ridgeback, o su antecesor el Phu Quoc, no luchan con leones en el Transvaal o la Rhodesia? Dentro de las razas de trabajo hay muchas que fueron cazadoras en sus comienzos, como el Gran Danés o Dogo de Ulm, que era un verdadero Board Hound, o cazador de jabalíes. ¿Cuántas generaciones llevan estos espléndidos perros sin enfrentar los jabalíes en los montes Vosgos? Viendo a otras razas de los grupos Terrier y compañía, como los Bullterriers y Bulldog Inglés. valientes gladiadores que fueron creadores y especializados, los primeros, para las peleas entre sí, y los segundos para luchar con otros, cabe recordar que en 1826 se prohibieron en su país de origen, Inglaterra, los "Bull-baiting" y los "Dog-fightinng". Hace pues más de cien años que, al menos oficialmente, estos perros no ejercitan sus condiciones, es decir, que carecen de gimnasia funcional (págs. 27 y 28). De ahí lo reducido del tamaño de ambos. La conformación de la boca del Bulldog actual hace que no pueda mantener la presa, porque se ahoga. Sus torcidas y cortas piernas y su conformación general han hecho del Bulldog un "Non Sporting Dog", como se los clasifica en las actuales 'exposiciones, habiendo sido el "Sporting Dog" por excelencia. El Bullterrier ha disminuido tanto de tamaño que se ha debido hacer una variedad de "Mini Bullterrier", especie de Bullterrier de bolsillo, que es la variedad miniatura de esta raza.
Bull Terrier.- Oleo de G. Stubbs. hermoso cuadro de un Bull Terrier, pintado en los comienzos del siglo pasado. Nótese la forma de cabeza y maxilar, las proporciones del cráneo y la contextura atlética en general de esta noble raza, tal cual era en la época en que se utilizaba en los Bull-Baiting, los Dog Fighting y los Bear Baiting. Con la falta de gimnasia funcional, a raíz de que esos actos se prohibieron en 1836, esta raza se ha reducido en tamaño y peso y por capricho de la moda se les ha hecho una cabeza "acarnerada" como la del Bedlington Terrier, dos circunstancias -reducido tamaño y forma de cabeza-, que los hace inapropiados para la lucha intensa, no obstante conservar todavía sus otras grandes cualidades, de valor, tenacidad, abnegación y bondad, que ha convertido al ex-gladiador inglés, en un excelente perro guardián y de familia y que conserva la clásica energía del terrier. Nótese el parecido en la contextura -cabeza y cuerpo- del viejo Bull Terrier, con nuestro Dogo Argentino actual. Fotografía tomada de "The Book of the Dog" editado por Brian Verey, Fitagerald.
BULL BAITING.- Cuadros de H. Alken, donde se nota la conformación anatómica del viejo Bull Terrier, en época en que se hacía las peleas con toros.
Y aún la variedad standard ha disminuido tanto en su físico, que estando yo en Inglaterra, en la exposición Birmingham visitaba el pabellón de los Bullterrier y creía estar viendo la variedad miniatura cuando, estudiando el catálogo, caí en la cuenta que tenía frente a mi al Bullterrier standard. Tanto es lo que se ha achicado este ex gladiador de los caninos, por falta de gimnasia funcional. Esa falta de ejercicio a través de las generaciones es lo que ha hecho que muchas de esas razas, especialmente las grandes, no obstante la pureza de sangre y el cuidado con que se han llevado sus pedigrees, hayan perdido en mucho -algunas del todo- sus cualidades innatas de cazadores que los caracterizó durante siglos. La falta de ejercicio razonable y del uso adecuado de sus órganos, les ha hecho perder no solamente sus condiciones físicas -la función hace al órgano-, sino también, y esto es de suma importancia, las temperamentales de carácter e instinto de cazador, de valor, tenacidad, empeño e interés en la persecución y caza de las fieras del bosque. Muchas generaciones de molicie e inactividad han transformado ejemplares rústicos y sufridos en animales bonitos y elegantes, pero inútiles para la caza mayor. Algunos se han convertido sólo en perros de compañía, otras .se volvieron perros de trabajo o simplemente quedaron reducidos a perros de adorno. La vida regalada, la molicie, la falta de trabajo adecuado los va llevando por el camino de la decadencia, como, a los pueblos que abandonan el áspero y fecundo camino de Atenas para tomar el más cómodo y fácil camino de Bizancio ...
Entre los pequeños terriers, en cambio, si bien se han modificado algunas cualidades somáticas, de pelo, forma, tamaño, etc., el valor y .decisión para el combate se han mantenido casi incólumes, porque en sus países de origen, como en el nuevo continente, los animales salvajes para cuya caza fueron creados: ratas, tejones, Badgers, nutrias, hurones, martas, comadrejas, etc., existen en mayor omenor número en el mundo civilizado y siempre tienen oportunidad de ejercitar su instinto cazador, cosa que no ocurre en las razas destinadas a la caza de lobos, jabalíes osos, etc., extinguidos hace ya tiempo en los países en que nacieron las razas para caza mayor. De ahí el tremendo valor que todavía conservan esos pequeños terriers, en relación a su tamaño. En contraposición a lo que dejamos arriba expuesto, constatamos que las razas que han continuado recibiendo los beneficios de la gimnasia funcional, no sólo han conservado sus cualidades innatas de cazadores, sino que las han acrecentado con el correr del tiempo. Es lo que ocurre con los Pointers, Setters, Spaniels, Spinones, etcétera, que tan bien conservan sus aptitudes para la caza de pluma. Y aún entre esas razas de perros de muestra, notamos una característica que ratifica la teoría. El Setter, en sus tres variedades: Inglés, Irlandés y Gordon o Escocés, que por la belleza de su pelaje su pusieron de moda en el siglo XX como perros de lujo, es una de las razas de caza en que más tarda en despertar el instinto cazador y una de las que más trabajo cuesta para enseñar, al menos en comparación con el Pointer de pedigree, el que prácticamente, como decimos los aficionados a la perdiz, "salen cazando" el primer día que lo llevamos al campo. Ello es consecuencia de que difícilmente alguien que tenga un Pointer no lo enseñe a cazar. Quien haya enseñado Pointers y Setters lo sabe muy bien y cualquiera que experimente al respecto lo confirmaría. Cabe recordar aquí algunas palabras pronunciadas por el creador de la raza, en una conferencia que dió a publicidad en la revista Diana, ejemplar de octubre de 1947, en que dice, refiriéndose al control que precisan todas las razas: "Esta vigilancia es indispensable en todas las razas por una razón de biología general, porque en biología el dinamismo es la vida; la inercia es la muerte. Las especies y las razas que no mejoran, desmejoran las que no evolucionan invólucionan, pero involucionar es retrogradar, es desandar el camino recorrido en el transcurso de las generaciones es sinónimo de degenerar, porque es perder cualidades adquiridas para el fin propuesto”. En igual sentido podemos referirnos al factor velocidad, en las distintas especies de lebreles Dentro de esta variedad de galgos, el Greyhound. o Galgo Inglés, es el más veloz de sus congéneres, velocidad que mantiene a través de los tiempos y por sobre las generaciones, gracias a los "Coursings" tan en boga en Inglaterra y en Estados Unidos y a los canódromos existentes allí y en muchos otros países del mundo, pues aún cuando la carrera sea tras una liebre mecánica, la gimnasia funcional es la misma. Cabe recordar aquí, que en 1825 Molyneux fundó el Altcar Coursing Club, corriendo las primeras carreras en los campos de su padre, que era Earl de Sefton, en Altcar, vecino a Liverpool, de donde el Club tomó el nombre. Desde entonces el club organizó una competencia anual, que en 1836, a raíz de que se reunían los participantes a cenar en el Waterloo hotel, se disputó la copa Waterloo, que hasta la fecha se viene corriendo todos los años. Desde entonces se conservan los pedigrees y records cuidadosamente, de manera que remontándonos en el estudio del pedigree de una buena línea de Greyhound llegamos a "Milanie", el ganador de la famosa copa Waterloo en 1836 y que era propiedad de Lord Molyneux. Y como estos galgos procedían de los de
Lord Orford, fundador del Sdaffhan Club, que organizaba carreras en Norfolk desde 1776, y dió las reglas de los "coursings", que con pocas variantes se conservan hasta hoy, es de suponer que el pedigree de un Greyhound pueda remontarse a casi doscientos años, lo que significa una larga selección, acompañada de gimnasia funcional ininterrumpida hasta hoy. Ello ha traído una lógica superioridad en lo que a velocidad se refiere, del Galgo Inglés, con respecto a las otras variedades de galgos, lo que es natural, porque los otros galgos no han continuado el ejercicio de la caza activa a través de los años, por las razones arriba apuntadas. Hay otras razas de caza de montería, como los Foxhounds Ingleses y Americanos, los Harriers, Beagles, Basset, etc., que conservan sus cualidades de cazadores, características de la raza, porque se ha continuado haciéndoles cazar, especialmente en la caza del zorro, para cuyos fines en Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Sud Africa, la India, etc., se mantienen aún buen número de jaurías, sea en algunas familias adineradas, sea en clubes especializados. Estas razas no dan resultado práctico en nuestros campos para la caza de montería y destrucción de las especies depredadoras, porque no fueron hechas para exterminar ninguna especie dañina, sino para "Deporte", es decir, como medio o pretexto para la práctica de la equitación a "Plain air", para la cacería en sí, como un fin y no como un medio, como un pasatiempo para que el hombre de ciudad se dé ese "baño de humanidad a que se refiere Ortega y Gasset en su prólogo al libro "20 años de caza mayor" del Conde de Yebes, fin muy distinto por cierto al de matar especies dañinas. Un ejemplo nos aclarará. mejor las cosas. El Foxhound es un excelente rastreador de zorros y, debidamente enseñado, rastrea perfectamente al jabalí, puma o ciervo. Pero esa raza fue creada y mantenida para el deporte y solaz de "Gentlemen Riders", es decir, de señores elegantemente vestidos que se divertían -y aún lo hacen corriendo sobre recios hunters, en bulliciosa y colorida cabalgata, en que veinte o treinta jinetes y amazonas galopan tras otros tantos perros que, a su vez, siguen el rastro fresco de un zorro, al que ahuyentan con sus ladridos. Sabido es que el principal objeto de tales cacerías no es el de acabar con el zorro en tan despareja lucha -un zorro de diez o doce kilos frente a treinta o más perros de cuarenta kilos-, sino la diversión de los participantes. Por tal motivo la raza Foxhound ha sido acondicionada a tales fines deportivos. Es por ello que la primera condición de un buen Foxhound es la de saber aullar con su típica y atronadora voz, al encuentro del primer rastro o indicio del carnicero o cérvido perseguido. Ello significa que inmediatamente la alimaña queda sobre aviso y comienza a huir. Para un bosque europeo, casi un parque, rodeado de poblaciones, el ladrido significa el comienzo de un "coursing" que tarde o temprano concluirá con la pérdida del zorro metido en su madriguera o la muerte del mismo acorralado por lo limitado del escenario y la abrumadora mayoría de sus perseguidores. Y si logra esconderse o escapar, tanto mejor, porque así volverá a servir para la próxima cabalgata. Pero esa misma escena, en uno de nuestros inconmensurables montes, significará la pérdida segura de la fiera perseguida. El ladrido de los perros sobre el rastro alertará a la pieza, que escapará a montes vecinos y de allí a otros y otros cada vez más lejos hasta ponerse a salvo de sus perseguidores, que con incesantes aullidos lo irán poniendo sobre aviso cada vez que se aproximen. Cabe recordar aquí que el viejo standard del Foxhound especifica un ladrido tan fuerte "como las campanas de Moscú" -"Lika Moscow's Bell"- reza textualmente, es
decir, que debía escucharse tan lejos como aquellas potentes campanas. Si esa potencia de voz era y es una ventaja para orientar a los deportistas ecuestres en el bosque europeo, constituye una enorme desventaja en nuestro medio, donde lo que se quiere es cazar el jabalí, zorro, puma, araguá-guazú o jaguar, y no correr oficiosamente una o dos horas tras el lírico aullar de una hermosa jauría. En un extenso artículo sobre el Foxhound Inglés que escribe E. C. Harrison en la enciclopedia canina y de deportes ecuestres titulada "The Book of the Dog", editada por Brian Vesey-Fitzgerald, se consignan datos interesantes de esta raza, los que por provenir de un autor de esa categoría, especializado en la raza, y ratificar los conceptos que dejo expuestos, me parece oportuno transcribir. Dice entre otras cosas, muy interesantes por cierto, pero que brevitatis causa omito consignar, en pág. 752: "Los perros que no ladran en seguida, permaneciendo mudos, deben ser destruidos o al menos retirados de la jauría de inmediato, cualesquiera que sean las otras buenas cualidades que tengan. Un perro mudo se va a cortar solo, guiado por su olfato, y arruinará la chance de una buena partida. Algunos Foxhounds se vuelven mudos, por celos, cuando se dan cuenta que ya no son "leader" en la jauría. Sacar cría de alguno de estos perros que tienen tendencia a no ladrar el rastro, será traerse futuras dificultades que serán difícil erradicar". Yo habría escrito lo contrario: que ese perro "mudo" es un animal inteligente y que se dió cuenta que la única forma de agarrar el zorro es llegar a él en silencio, para no espantarlo, Pero el autor sostiene que el perro debe ladrar de continuo, para el éxito de la cabalgata. Es decir, para que dispare el zorro delante y los perros detrás, pudiendo así los jinetes seguir a éstos y practicar el "coursing" y hacer equitación en alta escuela, fin primordial en esta clase de cacerías. Hablando del valor del Foxhound, afirma: "Coraje es una cualidad esencial en estos perros, lo que se necesita para enfrentar espesos matorrales, densas zarzas al recorrer el bosque, pasar sobre cercos espinosos, cruzar anchos ríos y saltar grandes obstáculos. Se ha sostenido que un solo Foxhound debe ser capaz de parar un zorro sin ayuda y que puede ser capaz de matarlo sin ayuda de los otros perros. Aunque ese coraje puede ser admirable en sí, la chance de una buena cacería se puede ver perjudicada si, al penetrar el bosque, un Foxhound fuera capaz de matar él solo al zorro. Es muy raro encontrar un Foxhound que pueda parar y matar un zorro en buen estado, aunque es posible que un solo perro sea capaz en ciertas circunstancias, de parar un zorro cansado". A confesión de parte, relevo de pruebas, decimos en derecho. Pero lo que acota Mr. Harrison en su interesante y completo artículo' sobre esta noble raza de los Foxhounds, es lógico en razón del objeto de la cacería con estas jaurías, que es únicamente hacer equitación, Por eso afirma que perjudica la cacería si un perro, en vez de ahuyentar al zorro con sus ladridos, le da alcance y lo mata, que es en cambio lo que nosotros pretendemos y que es lo que se ha buscado en el Dogo Argentino. Y recordemos que el zorro inglés es más pequeño que el zorro común de las provincias argentinas. ¿Qué papel pueden hacer esos perros, enfrentando individualmente a nuestro zorro colorado de la Patagonia, que es tan grande como el coyote de las praderas de Norte América, o frente a un araguá-guazú, un puma, un pecarí o un jabalí europeo del tamaño de los que tenemos en nuestras provincias del sur? Por eso es congruente cuando en pág. 754 del libro citado, el autor se pregunta: "¿Cazamos nosotros por "matar" zorros o para divertirnos? ¿No gozaremos más permitiendo que unos cuantos zorros escapen o puedan procrear, cazando con perros lentos, que permiten a todos los cazadores seguir tranquilamente la cacería? ".
Y respecto al número de perros necesarios para formar una jauría, también nos aporta datos que abogan por nuestra tesis y se refiere al número y edad de perros que deben constituir una jauría. Dice en pág. 755 de la obra a que nos venimos refiriendo: "En una jauría de 25 parejas de Foxhounds es ideal que haya tres parejas de perros que hayan cazado con anterioridad cuatro o más temporadas. Seis parejas de tres temporadas. Siete parejas de segunda temporada y nueve parejas que salgan al campo en primera temporada'.'. Es decir, que esta jauría "ideal", para ir tras un pequeño zorro debe estar constituída por cincuenta perros. René Valette, en su conocido libro "La Chasse á Courre et á tir", va aún más lejos, pues afirma en el prefacio de su obra que: "La caza de zorros, jabalíes y ciervos, con jauría y de a caballo, no se compone solamente de un conjunto de sesenta a ochenta perros, de bellos trajes rojos, verdes y azules, con galones dorados en las solapas, trompetas brillantes y caballos de raza, etc". El ex presidente de Estados Unidos de Norte América Teodoro Roosevelt, que tanto cazó en su país como en Europa, Africa y la India,. en su libro "Big Game Hunting in the Rockies and on the Great Plains" dice, en pág. 258, edición de lujo de Pulman's Sons, 1899, refiriéndose a la jauría del general Wade Hampton con la que el autor del libro cazó mucho tiempo: "El general Hampton cazaba con una numerosa jauría de Foxhounds, que los dirigía unas veces él mismo y otras su cazador negro. Generalmente llevaba al campo cuarenta perros a la vez". Ese elevado número de perros los puede mantener o una familia de mucha fortuna o un club de socios pudientes, pero va de suyo que es antieconómico que en nuestras estancias argentinas hubiéramos de mantener tan numerosa jauría, aún cuando sus componentes fueran capaces de matar un zorro. En Canadá he participado en el "Ottawa Hunting Club", de cacerías con Foxhounds, en que doce parejas corrían, no tras el rastro de un zorro, sino tras la huella de una bolsa.empapada en citronela que un ayudante, de a caballo, arrastraba por el campo momentos antes que el "Master of Hounds" saliera con la jauría hacia el rastro, que en cuanto lo tomaban, daban comienzo a un verdadero concierto de voces aflautadas tras el cual corríamos nosotros en excelentes caballos. Al poco rato de andar arrastrando la bolsa por el campo, la colocaba dentro de una pequeña jaula que con un zorro adentro llevaba en su cabalgadura, se apeaba, escondía todo entre el monte y desaparecía. Al cabo llegaban los perros guiados por su excelente olfato, rodeaban la jaula y los atronadores aullidos "Like Moscow's Bell" nos orientaban a los jinetes, que llegábamos finalmente al lugar y se daba por concluida la cacería, o, mejor dicho, el paseo a caballo por esos hermosos bosques que rodean la capital canadiense. Y la bolsa empapada de citronela servía para otra vez y el zorrito que estaba dentro de la jaula seguía gozando de buena salud .. . Unas cuantas generaciones de Foxhounds siguiendo tras una bolsa mojada en citronela y habrán perdido por completo su instinto cazador, que se afianzó en siglos de ejercicios adecuados. Vemos, pues, que estos "Hounds" no son apropiados para el fin que nosotros nos teníamos propuesto. Por otra parte, ya que han hecho muchos experimentos con esta raza, sin que se pudieran obtener buenos resultados, por las razones apuntadas. Lo que consignamos del Foxhound es igualmente aplicable a los Harries, Beagles, Basset, etcétera, y con mayor razón, dado el pequeño tamaño de estas razas. Los grandes Hounds, como los galgos Irlandeses, Escoceses, etcétera, que nosotros hemos importado y probado durante muchos años y tras varias generaciones, y que aún los
conservamos por sus extraordinarias condiciones para el hogar, por su mansedumbre e inteligencia, no dan resultados en la caza mayor, no obstante que son perros silenciosos, porque han perdido, por la inactividad de muchas generaciones, su interés en la caza, su valor para aguantar los zarpazos del puma o los colmillos del jabalí. Esta condición del valor para aguantar sin ceder a los ataques de la fiera, es indispensable para dar tiempo al cazador que avanza entre la maraña del bosque y pueda ultimar a la fiera antes que la fiera termine con ellos o los lastime malamente. Tienen, además, el inconveniente de su gran tamaño, que les hace dificultoso su desplazamiento dentro del bosque, lo que permite al jabalí herirlo fácilmente. Asimismo cabe agregar que su pelo largo y el color gris oscuro lo hacen confundirse con el color del monte o con el de la fiera, especialmente el jabalí, en cuyo color y largo de pelo se parecen, con lo que están muy expuestos a ser heridos por el cazador en la excitación de la caza. Hemos estimado siempre que es una crueldad hacer luchar a uno o varios perros que no reúnan las condiciones físicas apropiadas, contra un jabalí europeo, un puma,, un aguaráguazú, un jaguar o uno de esos enormes zorros colorados de la Patagonia, verdaderos lobos por su fuerza y tamaño, como sería un despropósito antideportivo hacer boxear un peso pluma con un pesado. Cualquiera de los pequeños terriers, por ejemplo, en lucha contra alguno de los grandes carniceros arriba citados, sucumbiría sin duda, por tratarse de perros dotados de un gran valor, que excede a su pequeño físico. Lo mismo resulta una crueldad llevar de caza a un Bulldog Inglés, cuya contextura actual ha hecho que en las modernas exposiciones se lo clasifique entre los "Non Sporting Dogs", habiendo sido creada la raza para duros combates con toros. Hoy, sus cortas y torcidas extremidades no le permiten seguir el galope del caballo por un tiempo prudencial, a la par que carecen de olfato, su excesivo prognatismo los ahoga al morder porque se les llena la boca de presa, privando así a sus reducidos conductos nasales de respirar con soltura. Esta crueldad será mayor si recordamos que el extraordinario valor que por atavismo conservan muchos de estos nobles animales hará que rindan hasta el último esfuerzo, e inclusive que dejen su vida en la lucha. Todos los ejemplares de estas razas a que me he referido anteriormente en el curso de este capítulo, son excelentes y fieles amigos del hombre, guardianes de nuestros hogares y leales e incondicionales compañeros de nuestros hijos. Siempre será justo y laudable el empeño que pongamos por el mejoramiento y perfección de dichas razas, que tantos adeptos tienen en el mundo y en nuestro país. Debemos felicitarnos de los progresos que constatamos a diario, especialmente en estos últimos años, desde que la Federación Cinológica Argentina ha tomado con tanto acierto las riendas de la cinofilia en nuestro país. Pero no debemos llevarlos al monte y exigirles un esfuerzo desproporcionado a sus respectivos físicos. Si bien en la caza de montería la jauría debe tener alguna "chance" o correr un albur, no es legítimo llevar a nuestro noble amigo a una muerte segura, sabiendo su "handicap" ; en contra, en relación con la pieza que debe cazar. Estas razones, que hemos tratado de sintetizar lo mejor posible en las páginas precedentes y que son producto de nuestros estudios de las características de las distinta razas y de la experiencia de toda una vida, son las que nos hicieron ver la necesidad de una raza criolla que por sus condiciones somáticas, temperamentales, agudeza de sentidos, proporciones físicas, conformación de cráneo, modo de cazar, velocidad dentro del monte, valor para la lucha, entusiasmo para perseguir la caza de pelo y luchar con ella hasta el último aliento, fuera apta para la caza mayor en nuestro país.
CAPITULO SEGUNDO
CONDICIONES QUE DEBE REUNIR EL PERRO DE MONTERÍA, PARA ACTUAR EN NUESTROS CAMPOS PARA LA CAZA DEPORTIVA O PARA COMBATIR ESPECIES DEPREDADORAS Creo oportuno comenzar este capítulo con palabras del creador del DOGO ARGENTINO, en que explica y justifica la creación de la nueva raza. Decía en la conferencia citada en el capítulo precedente: "Ninguna especie de la creación, ha sufrido tanto las consecuencias de las leyes de la evolución como la especie canina. Su fidelidad al hombre desde la prehistoria, hasta nuestros días, le ha hecho adquirir una admirable facultad de adaptación a los cambios ambientales y geográficos creados por las necesidades que la lucha por la vida impuso a su amo, cuando no por las grandes conmociones geológicas o bien en virtud del propio capricho humano. ¿Quién no ha observado la enorme diferencia morfológica que existe entre un corpulento perro de raza Gran Danés y el diminuto de Pekin? ¿Entre el esbelto y aristocrático Irish Wolf Hound y el acondroplástico Dachshund, entre el hermoso pelaje de un Setter y la piel desnuda de un pila? ¿No hay acaso más diferencia entre la morfología de las razas que acabamos de comparar, que entre las que existen y distinguen un león de un tigre, una llama de un guanaco o entre un antropoide y un ser humano de la raza primitiva? ¿A qué se debe que entre ejemplares de una misma especie y sólo en esta especie de la extensa escala zoológica, pueda haber diferencias tan grandes, que superan a las que separan especies distintas? Sólo hay, señores, una respuesta a este interrogante. Se debe a esa magnífica facultad de adaptación que tiene la especie canina, adquirida siguiendo a su amo a lo largo de todas las edades de la historia, por todos los senderos del planeta y a la intemperie de todos los climas de la tierra, para servir con igual abnegación, a un amo de todas las razas, de todos los caracteres y de todas las culturas. Esa magnífica adaptabilidad de la especie canina a los cambios ambientales o paratípicos, ya sea en el psiquismo o en la morfología, siguiendo los caminos biológicos de la evolución o bien el opuesto de la involución, es lo que ha permitido el desarrollo del inmenso número de razas y variedades caninas que conocemos hoy, unas fijadas en selección natural, las otras por el hombre, ya fuera con fines prácticos o para adorno y compañía, cuando no por capricho y hasta se podría decir, para algunas de ellas, por una evidente aberración del buen gusto humano. De todas por igual, siempre con idéntica fidelidad, al servicio del amo y señor más tirano que conoce la creación: el hombre, al que sirve con igual sumisión, tanto el de aristocrático pedigree como el humilde hijo de nadie. Aprovechando esta fácil adaptación de la especie y esa ductilidad a la selección humana,
me propuse fijar una nueva raza de perros, que reuniera las condiciones necesarias para ser el perro útil para la caza mayor en nuestro país. Porque en nuestros bosques impenetrables y vírgenes las condiciones de la caza son muy diferentes a las que se realiza en los coto de caza de Europa, lugar donde fueron seleccionadas las razas que importamos para estos usos. Aquí cazamos en montes abiertos, de inmensas extensiones, donde a veces hay que recorrer los senderos arrastrados cuerpo a tierra y las tropas de jabalíes, sean autóctonos o importados, o bien el puma o el tapir, cuando ha oído la vecindad de la jauría, si no fueron apresadas en el momento del encuentro con ésta, inútil pretender atraparlos nuevamente,. donde hay miles de hectáreas de por medio. Todos los intentos del cazador y los perros serán en vano. Entonces, ¿qué cualidad debe tener el perro para esta clase de caza? En primer lugar debe ser un perro que bata el monte en silencio y que sólo se haga oír sobre la pieza, porque cuando haga lo de los Foxhound u otras razas de montería, que empiezan a aullar cuando encuentran el rastro, el cazador que lo sigue puede estar seguro que no cobrará ninguna pieza, porque el aullido de la jauría pone sobre aviso a los animales, los que huyen a muchas leguas de distancia. En segundo lugar debe ser un perro de buen olfato, pero que ventee arriba, como el Pointer, y no sobre el rastro, porque en la caza del puma, por ejemplo, éste, para engañar a los perros hace círculos al huir y vuelve sobre su propio rastro. Otras veces trepa a un árbol, el molle, por lo común, y salta a la distancia, o bien franquea de un salto un precipicio, dejando a los perros que lo siguen por su huella, remolineando confundidos. En cambio, cuando el perro sigue al animal venteando, no hay posibilidad que lo engañe y la treta conocida del pecarí de separarse de la tropa, quedando escondido entre matas, mientras la jauría persigue a los que huyen, resulta inútil si el perro ventea a la fiera. . Por esta razón es común oír a la gente de campo donde hay pumas, que el mejor perro leonero es el Pointer o su mestizo, porque lo encuentra en seguida y lo empaca, y el cazador puede darle el tiro de gracia. En tercer lugar debe ser un perro ágil más de lucha que de velocidad porque al jabalí, al puma o al pecarí, lo alcanza cualquier perro que no sea muy pesado. Y por
Los dogos, Toro del Chubut y Gitana del Chubut sujetan al jabalí.
último, debe ser valiente, por sobre todas las cosas. Al encontrar al puma o al chancho montés, debe hacer presa, aunque éste lo hiera, y ser capaz de sujetarlo él solo, porque en nuestras cacerías, dada la extensión de este país, no es posible viajar cientos de kilómetros llevando jaurías de veinte o cincuenta perros. Esto ni es práctico, ni es cómodo para nosotros. Esta cualidad del valor la considero fundamental, porque aquí donde hay tanto campo virgen, no se puede seguir de a caballo la jauría, porque apenas si se puede entrar de a pie. No sacamos nada con que los perros empaquen la presa lejos de nosotros, si es imposible llegar a ultimarla. Lo práctico es que, al encontrarla, la "estiren", como decimos los provincianos, es decir, que hagan presa de inmediato.
Una escena típica de la cacería de jabalíes con Dogo Argentino.
En cuanto a la talla del perro, como los senderos de nuestros montes son muy bajos, resultan más prácticos los perros de talla media, pero como en la selección de las razas hay que elegir los ejemplares más fuertes, conviene para la cría, elegir los de mayor talla y peso, porque criados en el campo, por exceso de trabajo y mala alimentación, siempre se reducen de tamaño. Esta es la razón del viejo aforismo: "La talla entra por la boca". He transcripto estas palabras, pronunciadas hace más de veinte años, porque constituyen una síntesis de la respuesta al título de este capítulo. Dentro de estas cualidades anotadas, considero por mi parte como de singular significado, la del valor a toda prueba, que es indispensable para que el perro aguante a pie firme, por un rato, sin
Desde su más tierna edad, el Dogo Argentino, muestra su instinto cazador. Aquí vemos a Neuquén del Chubut (RPlra N° 9 - RGDA 217) propiedad del Dr. Benito Fernández, en lucha con un cachorro de jabalí. rendirse y sin aflojar, todas las embestidas, zarpazos, colmillazos y desgarraduras que reciba del animal salvaje, para que el cazador pueda acercarse al campo de acción y ultimar a la fiera desde corta distancia, sin peligro alguno. Esa reciedumbre del Dogo Argentino hace que dentro del monte resulte de gran velocidad, en relación a otros perros de distintas razas de caza mayor, porque al no sentir los pinchazos de las espinas, arañazos de los matorra!es y golpes de palos y troncos, avanza más directamente a la presa y por lo tanto más rápido que otros perros que se resienten por las heridas y contusiones por su mayor sensibilidad, lo que los obliga a buscar sendas más limpias y fáciles de recorrer, pero lógicamente más largas, porque dan más vueltas. En resumen, nuestro perro para montería debe ser silencioso, nunca ladrar al rastro. Una larga experiencia al respecto nos enseña que basta un perro "bochinchero" -como dice la gente de campo- entre la jauría, para que la cacería fracase, por las razones que hemos dejado apuntadas y que sería obvio repetir.
Maleva del Chubut, primer dogo que obtuvo el título de Campeona Argentina con su propietaria Srta. María Martha Cuelli
El jabalí está vencido, pero el Dogo Argentino, ha rendido su tributo como soldado de frontera. El de adelante, está muerto a consecuencias de las heridas que recibió en la lucha.
Debe ser ágil, fuerte y sufrido, lo que equivale a rápido en los montes por las razones que dejamos expuestas. De buen olfato, pero "venteador" y no rastreador, y valiente a carta cabal, capaz de pelear hasta la muerte, como ya les ha— ocurrido a los dogos tantas veces. Las razones de estas condiciones sine-cua-non para el perro útil en el campo, las hemos expuesto y justificado con fundamentos precedentemente. Deben reunir en sí las condiciones necesarias para que cuatro o cinco perros constituyan una jauría suficiente para dominar con facilidad un jabalí europeo de 200 kilos o más, y uno solo sea capaz de dar cuenta de un zorro colorado, un aguará-guazú o un puma, como lo están haciendo a diario nuestros dogos criollos. Nos habremos ahorrado así las jaurías de cincuenta perros a que se refiere Mr. Harrison, o las de sesenta a ochenta referidas por René Valette o Teodoro Roosevelt y cuyas opiniones hemos citado anteriormente
Shehven, propiedad de la Srta. Karina Fishbach CAPITULO TERCERO
RAZAS QUE HAN INTERVENIDO EN LA FORMACIÓN DEL DOGO ARGENTINO
Para formar una raza de perros que reuniera las condiciones que hemos especificado en el capítulo precedente, fue necesario buscar y valernos de las razas que hubieran conservado, lo mejor posible, algunas de sus condiciones típicas y que fueran capaces de transmitir a sus descendientes. Pero era necesario, primero, partir de alguna base que tuviera al menos una de las condiciones esenciales, para ir después agregando las distintas razas, que deberían transmitir a sus descendientes las cualidades innatas, dentro del biotipo, hasta obtener esa especie de "cocktail" canino que se buscaba. Al mismo tiempo la continua ejercitación, tanto en cacerías como en luchas individuales contra fieras que a tales objetos manteníamos y mantenemos aún en jaulas apropiadas, iba afianzando los caracteres atávicos y sumando a la herencia de sangre el ejercicio o gimnasia funcional correspondiente. La base fue el viejo perro de pelea cordobés. En Córdoba, en los siglos pasados y hasta los comienzos del presente, estaban muy en boga los combates de perros. Eran como las riñas de gallos, una tradición heredada de la época de la
Lucha de entrenamiento del dogo Yuca de 11 meses de edad, de propiedad del Sr. Edgardo Alán Gil de la Provincia de Jujuy . colonia, que había arraigado fuertemente en dicha provincia. En sus aledaños se realizaban todos los fines de semana peleas de perros, en las que se hacían grandes apuestas. Para dichos combates se usaba una mezcla de Mastín Español con Bullterrier, cuando no de Bullterrier puro mezclado con el Bulldog Inglés. Hubo también a comienzos de siglo una cierta infusión de sangre Boxer o "Bulldog Alemán", como allí se apodaba a esta noble raza. De esa mezcla de sangre se fue formando, por selección natural, el tipo de "perro de pelea",. que llamaremos "Viejo perro de pelea Cordobés", animal extraordinario para el combate, de valor y resistencia tremendas para la lucha; morían peleando, no rehuían el
encuentro jamás pero carecían de olfato y velocidad y su ferocidad para sus congéneres los tornaba inútiles para la caza, ya que se
Tipica mordida de dogo peleaban entre ellos y era imposible cazar con dos o más y, menos en jauría. Pero esta raza primitiva tenía en sí dos cualidades primigenias y esenciales. Una excelente herencia ancestral: Mastín, Bullterrier, Bulldog Inglés, Boxer; y una gran gimnasia funcional, ya que los rudos combates a que eran sometidos de generación en generación, fueron acrecentando cada vez más su valentía original. Al viejo perro de pelea Cordobés, que era casi siempre blanco y algunos con manchas barcinas, se le fue dando en distintas corrientes de sangre, para evitar las consanguinidad, el Gran Danés Arlequín o Dogo de Ulm, con el objeto de darle más alzada y buena cabeza. El Bulldog Inglés, Boxer y Bullterrier, para acrecentar su valor, intrepidez, resistencia, insensibilidad al dolor y tenacidad en la lucha, contribuyendo también el Boxer, con su vivacidad e inteligencia, a darle la capacidad de asimilación de las lecciones cuando el Dogo se destina a perro de ataque y defensa, o como guía de ciegos a que se los está destinando con mucho éxito.
Los cachorros Zoila y Primitiva muestran su pertinaz mordida colgadas de una cuerda. Propiedad ambas del Sr. Victor Valiño.
El Mastín de los Pirineos, que importamos de los Estados Unidos a tales efectos, les dió tamaño, rusticidad, olfato, acentuó el manto blanco, le dió fuerza y resistencia y en especial esa adaptación a todos los climas, típica en esa raza de montañas. El Pointer Inglés es el principal responsable del olfato del Dogo y a él se debe la cualidad de venteo que lo caracteriza y que le evita rastrear con la nariz en el suelo, como los "Hounds" y Bassets, con lo que se desorientan y tardan más en llegar a la pieza. El Irish Wolf Hound les ha dado velocidad y es, junto con el Gran Danés y el Dogo de los Pirineos, a quién debe el Dogo su talla. El Dogo de Bordeau, quizá no muy puro, que había en Córdoba y que también se usaba para peleas, se introdujo asimismo, por su fuerte mandíbula, su potente cabeza y su gran valor, Para evitar los efectos nocivos de la consanguinidad fue menester formar varias familias, que surgían de dos grandes ramas que el creador llamó la familia Araucana y la familia Guaraní. Fueron también muchos los ejemplares de cada raza que se usaron para los servicios (ver diagrama adjunto). Con el correr de los años y al extenderse las ramas del tronco común, se fueron abriendo las corrientes y ya no hubo peligro de los excesos de consanguinidad. Igualmente en las líneas de Bullterrier hubo que traer otra sangre, porque un extraordinario peleador de esa raza que trajimos a Córdoba desde la ciudad de La Plata, era sordo. No obstante ese defecto, lo vimos tan valiente para la lucha y era tan hermoso físicamente, verdadero gladiador de la especie canina, que lo usamos de padre. A la tercera generación vimos las nefastas consecuencias en algunos herederos sordos, por lo que hubo que recomenzar con esa rama con otros Bullterríers de buen oído. Esa larga experiencia se hizo en el transcurso de muchos años y muchas generaciones, y siempre bajo el control científico, reservándose para crías' a los ejemplares que más se acercaban al standard de la raza, que redactó el Di Antonio Nores Martínez en 1928 y que por primera vez se dió a publicidad en la revista Diana, mayo de 1947, y que es el adoptado por el Club de Criadores del Dogo Argentino, que es el mismo aprobado por la Sociedad Rural y la Federación Cinológica Argentina.
Al mismo tiempo que se iban introduciendo las nuevas razas y añadiendo al viejo perro de pelea Cordobés inyecciones de sangres distintas, se iba sometiendo cada ejemplar
Un dogo alcanzò al jabalí y otro se aproxima a toda carrera a una gimnasia funcional intensa y apropiada, haciéndolos cazar continuamente en nuestros montes, tanto del norte como del centro y sur de la República, tratando de que al cazar en jaurías fueran perdiendo el instinto atávico de pelear entre ellos, tan arraigado en sus genes por el atavismo del peleador Cordobés y que tantos años de trabajo y selección ha costado quitárselo. Ibamos así desarrollando su instinto campero y hacién dolo un instintivo enemigo de los depredadores de nuestra ganadería. Pero al mismo tiempo que cazaban campo afuera hacíamos continuas luchas de ellos contra jabalíes, pumas, zorros, gatos del monte, etc., que a tales efectos conservábamos en cautiverio. Esas luchas exacerbaron su encono contra tales especies y el resultado final es que el Dogo Argentino actual es un instintivo cazador de dichas especies, a las que busca, persigue, acomete y mata, con extraordinario entusiasmo y pasión atávica. Hay cachorros de dogos que a los cuatro meses ya acometen y se prenden de un cachorro de jabalí como si fueran adultos. Cabe destacar que las hembras son tan encarnizadas y resueltas para la lucha como los machos.
CAPITULO CUARTO
CONFORMACIÓN FÍSICA Y ANATÓMICA DEL DOGO ARGENTINO
Antes de pasar al esquema anatómico del Dogo Argentino me parece oportuno traer a conocimiento del lector algunas opiniones referidas a nuestro Dogo, como "raza", en el sentido científico y el que le da el diccionario en cuanto raza es: "Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies zoológicas, y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por generaciones". Al comienzo de este libro destaco la opinión científica del profesor de Antropología, Etnología y Genética de la Universidad Nacional de Torino, Italia, quien en su artículo "Especies y Razas en el orden Biológico" aparecido en la revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba, año IV, N° 123, afirma trás un exhaustivo estudio del Dogo Argentino y con el aval científico que lo respalda, que estamos frente a una nueva raza canina. Cabe destacar, asimismo, que en la reunión de la Subcomisión de Caninos de la Sociedad Rural Argentina efectuada el día 21 de mayo de 1964, su Presidente, el Dr. Juan Ó'Farrel, informado en la presentación del Club de Criadores del Dogo Argentino solicitando el reconocimiento de la raza, afirma: "Que ha estudiado cuidadosamente los antecedentes presentados, como así también los ejemplares expuestos en las dos últimas exposiciones, y que no puede haber duda alguna que se ha llegado a la creación de una nueva raza canina, con características típicas y de gran utilidad al campo argentino". La Subcomisión hace su las palabras del Presidente Dr. O'Farrel y se abren Registros Genealógicos para el Dogo Argentino. La Federación Cinológica Argentina encomendó también a una Comisión de distinguidos miembros de la sociedad el estudio de los antecedentes presentados por el Club de Criadores del Dogo Argentino, en que solicitaba el reconocimiento oficial de la raza. Su Presidente, el señor Rubén Passet Lastra, se expide en los siguientes términos, los que reitera en un artículo aparecido en la revista Nuestro Amigo, N° 4, ejemplar de febrero de 1965, titulado: Dogo Argentino" "Por qué es una raza": "Según definición clásica, "raza es el agrupamiento de individuos de la misma especie que adquieren bajo la influencia natural o bajo la intervención humana, caracteres morfológica comunes y transmisibles por herencia. "Quienes asumimos la responsabilidad de firmar el despacho favorable de la Comisión de Pedigrees de la F.C.A. ante el pedido de renacimiento, creemos que los extremos mencionados se ven cumplidos. Para ello no sólo ha bastado la observación de la estructura de buen grupo de Dogos Argentinos en exposiciones, domicilios particulares o cuanta oportunidad se tuvo para examinarlos debidamente, sino que se han recibido testimonios fehacientes de poseedores de dichos animales y todos ellos han resultado concomitantes como para que se haga fe de que realmente se ha conseguido fijar características raciales que diferencian a estos individuos de otros de la misma especie. "Han sido tenidos en cuenta comentarios publicados en distintos órganos serios de la prensa en general o en publicaciones especializadas que hacen llegar a conclusiones idénticas. "Un. punto sobre el que se prestó particular consideración, es el referente a la antigüedad de la raza a conocer. "Para apreciar la evolución de la misma es necesario partir, no de la fecha en que se redacta el standard (porque la raza estaba ya formada), sino de la antigua existencia del "perro de pelea Cordobés", que data de mediados del siglo pasado y que habiendo logrado una cierta firmeza a principios de éste, es favorecido por una prolija selección de ejemplares a los que se les fortalece con el aporte de sangres de algunas razas, la mayoría de las cuales no le son genéticamente extrañas, pues ya habían participado de su formación, y de esta manera se logra otorgarle caracteres que le son funcionalmente más apropiados.
"En 1928 el doctor Antonio Nores Martínez redacta el standard oficial definitivo y si bien en la actualidad se ha logrado una mayor tipicidad en la raza, desde aquella época los Dogos demostraban tener características morfológicas e intelectuales que los distinguen y se repiten en sus crías. "En cuanto a la cronología, muchas de las razas aceptadas universalmente son coetáneas o aún de más breve formación (Doberman Pincher, Bóxer, Terrier Brasileño, Cocker Spaniel Americano, etcétera)." La Federación Cinológica Argentina hizo suyas las conclusiones de esa Comisión y abrió los Registros Genealógicos de la nueva raza. Para que nuestro dogo pudiera realizar la dura función a que se destinaría la nueva raza, era menester dotarle de un físico apropiado y en relación a la violenta labor que debía realizar. Tenía que haber una correlación entre la conformación física del perro y el trabajo a cumplir. Tenía que ser la herramienta apropiada a la tarea asignada. Teniendo en cuenta la relación morfo-funcional, debía tener una cabeza con cráneo de masticador y cara olfativa apta para el venteo. Un cuerpo físicamente acondicionado para la lucha en todos los terrenos y contra animales salvajes temibles y de gran corpulencia, muchas veces, superándole en peso y talla. Recordemos que un perro para reunir las condiciones de agilidad, velocidad y fortaleza, no debía exceder los 45 kilos, y con ellos debía enfrentar a un jabalí Europeo -que proliferó en nuestra Patagonia-, de un peso excediendo muchas veces los doscientos kilos. Haremos un somero análisis de las distintas partes del Dogo, refiriéndonos a su constitución anatómica. CABEZA En el perro, como en todos los seres de la creación, el hábito o constitución morfo-ponderal responde a la adaptación del organismo al medio. Y esta constitución es fijada por la herencia a través de las generaciones y del tipo o constitución morfológica, se puede deducir las cualidades de la raza. Así por ejemplo: si de la vista de un Galgo, por la longitud de su cuerpo y de sus miembros y de la forma alargada y fina de su cuerpo, deducimos su velocidad, es porque aceptamos una correlación directa entre una morfología y una actitud determinada, correlación que no es más que la resultante de la ley biológica general de que la función hace al órgano. Entonces ¿qué morfología debe tener un perro de presa? Empecemos por el cráneo, que ahora estudiamos: la solidez ósea es una necesidad que no precisamos recalcar. ¿Qué proporciones debe guardar el esqueleto craneal y el de la cara? Aquí nos extenderemos un poco. Ante todo recordemos que, de acuerdo al perfil, los cráneos caninos se dividen en rectilíneos, convexilíneos y sinuosos. Estos últimos se dividen a su vez en convexos-cóncavos y recto-cóncavos. En el Dogo Argentino el perfil del cráneo es convexo, mientras que el del hocico es cóncavo hacia arriba, como el del lobo, puma y otros carniceros (fig. 1 y 2). Si estas diferencias surgen analizando el perfil de los cráneos caninos, también encontramos marcadas diferencias cuando nos referimos a la estructura ósteo-anatómica de las cabezas de las otras razas que han contribuido a su formación, por lo que se ha tratado de establecer un equilibrio entre los cráneos masticadores y olfativos. Nos explicaremos mejor. De un estudio antropológico realizado sobre las cabezas de diferentes razas surge, como lo
Figura 1 Cráneo de Dogo Argentino visto de perfil. A.O.E. Apófisis orbitaria externa, está a igual distancia del occipucio (O) y del borde alveolar del maxilar superior (B.A ). dejamos apuntado anteriormente, que hay una relación morfo-funcional, ósea que cada tipo de cabeza se adapta a una determinada clase de trabajo. Para no incurrir en un equívoco muy frecuente en los standards de algunas razas y para explicarnos mejor, diferenciaremos lo que es cabeza de lo que es cráneo en el perro. El cráneo es el macizo óseo formado por los huesos: frontal, hacia adelante, parietales y temporales a los costados; occipital hacia atrás y etmóides y efenóides hacia adelante y abajo. Es decir, que no es más que la tapa ósea que cubre el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo en su porción protuberancial o ístmica, desde el punto de vista anatómico. En cambio el concepto de cabeza engloba no sólo e cráneo propiamente dicho, sinotambién también el maciso óseo facial, o sea el hocico, formado por los huesos propios de la nariz, que en el perro adquieren gran desarrollo; el maxilar superior (muy desarrollado en las razas de rastreo), el malar y, por atrás, marcando el límite posterior de la cara, el etmoides y la rama ascendente del maxilar inferior. Es decir que cuando hablamos de CABEZA de un Dogo,
Figura 2 Cráneo de Dogo Argentino visto de frente. A.O.E. línea que une la apófisis orbitaria externa del frontal. Está a igual distancia de O (Occipucio) que de B.A. (Borde alveolar).
Figura 3 Cráneo de Galgo, visto de perfil. A.O.E. Apófisis orbitaria externa del frontal. O. Occipucio. B.A. Borde alveolar del maxilar superior. Observar el predominio de la longitud de la cara, sobre la longitud del cráneo. El maxilar inferior es una palanca muy débil, porque P (la potencia), está muy lejos de R (la resistencia).
Figura 4 Cráneode galgo visto de frente & Línea que une las apófisis orbitarias del frontal, está A menor distancia de O (Occipucio) que de B.A. (Borde alveolar del maxilar superior).
Figura5
Cráneo de Bull Dog, visto de perfil. A.O.E. Apófisis orbitaria externa, está más próximo del borde alveolar (B.A.) que del occipucio (O).
Figura 6 Cráneo de Bull Dog, visto de frente. A.O.E. línea que une las apófisis orbitarias externas, más cerca del borde alveolar (B.A.) que del occipucio (O).
nos referimos al conjunto, que involucra cráneo y cara o vulgarmente hocico. Las cabezas de las distintas razas caninas, en lo respecta a su constitución osteo-anatómica, se dividen también en tres tipos, al igual que lo hicimos en relación a los perfiles, y ellos son: a) Tipo Dolicocéfalo, o alargado, son aquéllos en los cúales la longitud del macizo óseofacial (medido desde el occipucio hasta el borde alveolar del maxilar superior mayor que la longitud del cráneo medido entre los puntos más extremos de las arcadas cigomáticas de cada (figs. 3 y 4). b) Tipo Braquicéfalo, o ancho, que es lo contrario que el anterior, es decir, que la longitud del macizo óseo-facial (medido desde el occipucio hasta el borde alveolar del maxilar superior), es menor que la longitud del cráneo (medida entre los puntos más extremos de las arcadas cigomáticas de cada lado (figs. 5 y 6). c) Tipo Mesocéfalo, en las que ambas medidas son prácticamente iguales (figs. 1 y 2). Al primer grupo pertenecen todas las variedades de galgos, terriers, y hounds. Al segundo, el Bulldog (Inglés y Francés), Boxer, Pekinés, San Bernardo, Mastin Inglés y Español, Mastin de los Pirineos, Bullmastin, Dogo de Bordeaux y el terrier de Boston, que es el único terrier con cabeza de braquicefálico. Al tercer grupo pertenece el Dogo Argentino.
Hay otras razas que son también meso-cefálicas, pero razones de perfil y forma, hacen que tengan una cabeza diferente a la del dogo. Las principales diferencias entre las cabeza del Dogo Argentino y las de otras razas también mesocefálicas, pero de tipo olfativo, como las del Pointer, Setter, algunos Spaniels y Bracos, estriban en que el dogo suma a su fuerte musculatura el carácter masticador de sus mandíbulas y su perfil convexo-cóncavo, frente al recto cóncavo que ostentan las razas precitadas, como lo hemos visto más arriba al estudiar los perfiles de los cráneos caninos. El Dogo Argentino tiene los arcos cigomáticos muy separados del cráneo, de manera que la fosa temporal resulta más amplia, prestando inserción al músculo temporal, uno de los principales masticadores, que en esta raza, por el biológico principio varias veces citado en este trabajo que "la función hace al órgano", está sumamente desarrollado. Este desarrollo de los músculos masticadores, sumado a la conformación del maxilar inferior que analizaremos de inmediato, es lo que permite a nuestros dogos mantener la mordida sobre la presa, durante mucho tiempo. El maxilar inferior es una palanca de tercer grado, cuyo punto de apoyo está en la articulación cóndilo temporal, la potencia en la inserción de los músculos maseteros y la resistencia en las arcadas dentarias. Es sabido que cuanto más corta es la distancia que medía entre la potencia y la resistencia, mayor será la fuerza ejercida por la palanca. Es por eso que el Bulldog, el Boxer, el Mastín, etc., que tienen prognatísmo inferior, o sea mandíbula inferior excedida en largo a la superior, están dotados de gran fuerza mandíbular (fíg. 7), mientras el galgo, con sus débiles y largos maxilares (fíg. 8), carece de mandíbula fuerte y mordida tenaz, no obstante lo cual dichos maxilares, que usa a manera de pinza de largos brazos, le son muy útiles en su aptitud de cazador, permitiéndole hacer presas a la carrera. En nuestros dogos se ha buscado un equilibrio entre estos dos tipos de maxilar inferior (fíg. 9). Es potente porque sus músculos mastícadores se insertan firmemente en huesos craneales bien desarrollados, pero son sus arcadas dentarias, bien coincidentes, lo que redunda en una boca amplía, que "no se llena de presa", lo que obliga a soltar o aflojar la mordida, por asfixia. El dogo tiene además los labios recogidos, y nunca colgantes, como el Bulldog, Bullmastín, Bloodhound, etc. porque al colgar el labio superior, hace de válvula a la inspiración, impidiendo la respiración supletoria que se realiza por las comisuras labiales. Ello es muy necesario, porque debemos recordar que el perro no transpira por carecer de glándulas sudoríparas en el cuerpo, pues como dijo Víctor Hugo, el perro "es un animal que ríe con la cola y suda por la lengua". Durante el trabajo muscular, el perro necesita combatir la hipertemia producida por el consumo exagerado de glucógeno muscular en el esfuerzo, y regula su temperatura orgánica dentro de los límites compatibles con la vida, regulación que la realiza eliminando por la respiración gran cantidad de vapor de agua (polisnea reguladora). Por esta razón se los ve durante la fatiga eliminar gran cantidad de agua por las fauces y que los profanos confunden con saliva, pero que no es más que la condensación del vapor de agua eliminado por el pulmón. Si el perro no puede realizar, durante el acto de la presa esa respiración supletoria por las comisuras labiales, sea porque tiene una mandíbula muy corta o bien porque lo labios péndulos le hacen de válvula obstructora en la inspiración, llegará un momento en que el animal debe largar o morir.
. Como explicación científica de estos hechos, conviene recordar las siguientes experiencias fisiológicas clásicas. Si nosotros colocamos un perro en una jaula de piso móvil e imprimimos al mismo un movimiento moderado, el animal empezará a trotar con un ritmo adecuado a la velocidad de piso de la jaula, abrirá su boca y empezará a respirar con mayor frecuencia, haciendo un movimiento rítmico de la lengua, es decir, realiza un polisnea compensadora, para aumentar el suministro de oxígeno que le exigen las combustiones musculares del esfuerzo y al mismo tiempo para eliminar gran cantidad de vapor de agua como medio de refrigeración orgánica. Pues como las combustiones orgánicas son
esotérmicas, elevarían enormemente la temperatura de animal a límites incompatibles con la vida, porque producirían la coagulación de las albúminas y la muerte de los protoplasmas celulares. Al eliminar el vapor de agua por la respiración, ejecuta un acto de regulación térmica, es decir que el perro "transpira por las fauces", que es lo que hizo decir a Víctor Hugo la frase expresada anteriormente. Kob de las Pampas considerado ejemplar típico de la raza nótese la comisura labial por donde realiza la respiración supletoria.
Al viejo y valiente Dogo Argentino, Kob de las Pampas, cazador extraordinario de la cordillera austral, vencedor en cien combates con pumas y jabalíes, noble y fiel guardián del hogar de su dueño. El Nido de Cóndores, en Esquel, Chubut. EL VIEJO DOGO Acercase lamiéndome la mano y se tiende a mis pies pausadamente. Tiene sueño mi perro inteligente, mi viejo gladiador cordillerano. Se ha dormido soñando en un lejano paisaje cetreril porque es valiente, y sueña con un duelo a garra y diente en el mallín, el bosque o el pantano. Viejo Dogo: descansa que ya es hora, mientras mi gratitud te condecora, y en el armiño de tu piel sin brumas grabáronte corales y rubíes, con dagas de marfil los jabalíes y con tridentes de carey, los pumas! ! ! ALEJANDRO NORES MARTINEZ
Ahora bien, si a otro perro lo colocamos en la misma jaula con la boca atada, sin que pueda hacer la respiración supletoria, el animal empezará a trotar como el anterior, pero al poco rato empezará a flaquear en su esfuerzo y caerá, para morir, si no lo socorremos oportunamente. Si examinamos este segundo perro, veremos que presenta una hipertemia acentuada (fiebre), un gran aumento de la tensión en el primer momento y una caída tensional brusca al final (colapso periférico), los ojos inyectados en sangre, la boca con las mucosas amoratadas, un ritmo respiratorio entrecortado y una atonía muscular completa. A veces puede haber contracturas musculares crónicas, predominando en la faz final siempre la relajación muscular. El pulso filiforme e imperceptible, en una palabra, el cuadro típico del shock de causa hemotermodinámica, es decir, que el perro cae o larga o muere por una anoxia tisular, por una asfixia general de los tejidos, por no haber podido hacer frente a la demanda de oxígeno que le exigían las combustiones musculares del esfuerzo y a la eliminación del vapor de agua necesaria para mantener su temperatura corporal en los límites compatibles con la vida, y como consecuencia aparecen en el torrente sanguíneo los productos de oxidaciones- incompletas (factor tóxico), que sería para unos la histamina y para otros productos análogos, que al actuar sobre los centros vasomotores de la médula y bulbo, determinan la atonía capilar periférica, con la caída en shock del animal. Esa es la razón, por la cual el perro, más que ningún otro animal, necesita respirar holgadamente por la boca durante el trabajo. De ahí la necesidad de esa respiración supletoria por las comisuras labiales, que permite al Dogo Argentino, una vez que se toma de la presa, mantener la mordida por mucho tiempo. -Es común atribuir a veces a falta de valor la acción de aflojar la mordida, a perros "ñatos", de razas tan valientes como el Boxer o el Bulldog Inglés, lo que es totalmente injusto, pues esos nobles perros solamente largaron por asfixia, evento superior a todas sus fuerzas y su voluntad y no por falta de coraje. En el cráneo del Dogo Argentino se ha fijado una proporción de igualdad de longitud entre el macizo óseo craneal y el de la cara (fig. 9.). En los cráneos caninos se observa que los perros rastreadores demuestran un predominio del desarrollo del maxilar superior, pero no a expensas del óseo compacto, sino debido a una mayor capacidad de las fosas nasales y cavidades sinusales anexas, es decir, que tienen un cráneo "tipo olfativo" (fig. 10), y en cambio en los perros de presa hay un predominio del desarrollo del maxilar inferior, como pasa en el Mastin, Boxer, Bulldog.
Perfil del Dogo Argentino: Notable trabajo del escultor Atilio Morosin, autor entre otras obras de arte de los monumentos al General Roca, Dr. Joaquín González en Neuquén, Monumento al Inmigrante en Cipolleti
etc., donde hay una atrofia del sentido del olfato y del desarrollo del maxilar superior, es decir, un cráneo de tipo "masticador" (fig. 11).
Este fenómeno está dentro del principio de biología general, enunciado hace más de un siglo por Jofrei de Saint Hilaire como "Ley de las compensaciones", y posteriormente por Viola como "ley del antagonismo morfo ponderal", que dice: "Cuando un órgano determinado adquiere gran desarrollo, sufre una involución otro órgano con él relacionado". Estas son, a grandes rasgos, las razones por las que al dogo se le ha procurado una cabeza del tipo mesocefálica, que, vista de perfil, es convexo-cóncava, es decir cráneo convexo y cara cóncava hacia arriba, o sea que tiene cráneo de masticador y cara del tipo olfativo, lo que se completa con una total coincidencia de las arcadas dentarias, sin prognatismo alguno (fig. 1 y 2).
CUERPO El cuerpo del dogo tiene características propias, de tal forma que quien haya visto una vez un Dogo Argentino, no lo olvidará jamás. En primer lugar, de su tamaño -60 a 65 cm de altura y 40 a 45 kilos de peso-, de color completamente blanco y pelo corto, es la única raza en el mundo.
Maricar Repetur de Corli con su Dogo Lince de Chubut. Además su aspecto exterior da una sensación de potencia, energía y fuerza que impresiona por el contraste con su expresión de amistad y mansedumbre. Posee un cuerpo perfectamente balanceado, de manos rectas y de remos prepulsores bien arqueados y potentes y con angulaciones para la carrera. Cuello musculoso, cola gruesa y naturalmente caída hasta los corvejones, su sola presencia da la sensación de un perro de gran potencia, resistencia y fuerza física, pero ágil y ligero.
Cabeza típica del Dogo Argentino. Así como hemos clasificado los cráneos en tres diferentes grupos, así también los cuerpos
responden a diferentes tipos, que en general se distinguen, aquellos en que predomina la longitud, llamados longilíneos, o dolico-morfos; los brevilíneos o braqui-morfos y, por último, los que mantienen la armonía en sus proporciones, o meso-morfos o normo-tipos; Según la talla, pueden ser microtálicos o de talla pequeña, mesotálicos o de talla mediana, y macrotálicos o de talla grande.
Chayel del Chubut con Matías A. Lanusse
Entendiendo que el perro de presa, a semejanza del atleta, debe guardar un "canon", que desde el punto de vista morfológico es armonía en la proporción y desde el punto de vista funcional es euritmia, o sea normal correlación orgánica que se traduce por una mayor capacidad de fuerza, se ha tratado de que el Dogo Argentino sea un mesomorfo o normo tipo y un macrotálico, dando preferencia a los de mayor talla, sin llegar al gigantismo, es decir, que tenga capacidad física y cuerpo de tamaño apropiado para luchar con nuestros grandes carniceros o súnidos, pero sin el excesivo tamaño que resulta un grave inconveniente para la lucha en el monte tupido o para correr en la montaña.
Dogo del Chubut (RP2da. 14) con su propietario el Sr. Victor Valiño. Los 40 a 45 kilos de peso y 60 a 65 centímetros de alzada que les fija el standard, constituyen la proporción ideal para desplazarse en el campo argentino. Otra característica que tipifica al Dogo Argentino, y en la que ha influido la selección, es la inclinación de omóplato, que tanta influencia tiene para la velocidad y elasticidad del perro. Un somero análisis de la anatomía de los brazos del perro o tren delantero, nos ayudará a comprender mejor el por qué hemos buscado y procurado siempre de obtener a través de las generaciones la mejor inclinación posible de omóplato. Mientras más inclinado es el omóplato, más largo será el húmero, hueso que lo une con el cúbito y radio, en el codo. En un omóplato con buena inclinación, el hueso húmero resulta lógicamente más largo. Al tener el húmero
Dogo Argentino con la esposa del autor.
más largo, hay ventaja en la dinámica y en la estática. En la dinámica nos encontramos con tres ventajas: 1) El brazo de palanca es mas largo, lo que redunda en mayor fuerza con menos esfuerzo, es decir, mas rapidez de movimientos y menos cansancio. La palanca y el punto de apoyo tienen tanta importancia que hizo decir al sabio:
El Dogo Mancha del Chubut, propiedad del Sr. Rivero, de Córdoba, primer Dogo que obtuvo el título de campeón argentino
"Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo". 2°) Los saltos al correr son más largos, por razones obvias, ya que la brazada va más lejos y al recorrer mayor espacio, en cada salto, aumenta la velocidad. 3°) Tiene el perro mayor elasticidad al desplazarse, pues no chocan los extremos de los huesos entre sí, cuando por no haber suficiente inclinación de omóplato, éste y el húmero están casi en línea recta, como ocurre con las razas de húmero corto. Esa elasticidad es la que da al galgo, al caballo de carrera, a la chita, etc., ese elástico movimiento de los mamíferos que son capaces de desarrollar grandes velocidades. Por otra parte tiene también ventajas en la estática, ya que la inclinación de omóplato amplía el pecho y le da mas profundidad, agrandando la caja, lo que permite un mayor desarrollo de corazón y pulmones. Ya vimos anteriormente la enorme importancia que una libre y fácil respiración tiene en el accionar del perro. De ahí la gran importancia de una
buena inclinación de omóplato, que se ha tenido tan en cuenta en la formación de la raza y que los criadores del Dogo Argentino no debemos perder de vista. Por último otra ventaja de la inclinación de omóplato, es que aumenta la base de sustentación, al estar más separados los antebrazos, lo que permite un mejor y más seguro apoyo contra el suelo dando al animal mayor estabilidad, sea en la carrera o en la lucha. COLOR: El color blanco les ha sido impuesto a nuestros dogos como una necesidad, dentro de la función de perro cazador que debe cumplir. En efecto, para cazar con nuestros dogos hay que salir de a caballo y recorrer el campo, las montañas y los bosques de grandes extensiones y en lugares deshabitados.
Un Dogo Argentino con Gustavo y Andrea, los hijos del editor.
El perro de manto oscuro se confunde fácilmente con la vegetación. En cambio, el color blanco del dogo criollo lo hace destacarse de inmediato contra el fondo oscuro del campo y la serranía y se lo puede ubicar a la distancia. Asimismo, el color blanco lo pone a cubierto de ser herido, en la excitación de la caza, confundiéndoselo con algún animal salvaje. Esa preocupación ya la tuvieron otros criadores de diferentes razas. Así por ejemplo. leemos en pág. 652 de
Domen del Chubut (RPR 74 - RGDA 399), nacido el s de noviembre de 1966, hijo de Laura del Chubut (RPB 14 - RGDA 122) y Uturunco (RPB 4 - RGDA 84). Es propiedad de la señora María Teresa Eguía de Feilberg. "The Book of the Dog", en un artículo sobre el Foxterrier pelo corto, escrito por Croxton Smith, que: "Los criadores del Foxterrier, que fijaron la raza, con el propósito de criar un terrier que no pudiera confundirse con el zorro, se concentraron en sacar crías de los que eran más blancos".
Painé del Totoral, propiedad del Sr. Luis Monferron.
En el mismo libro, refiriéndose a otra variedad de Foxterrier, la de pelo largo, afirma en pág. 693 Josephine Creasey, en un artículo sobre estos terriers: "Se eligieron de color blanco, como predominante, para evitar errores fatales cuando estaban cazando", y en pág. 755, Harrison, refiriéndose a los Foxhounds afirma: "En campo abierto hay una gran ventaja en valerse de perros casi completamente blancos". Si esa importancia al color blanco se la dan a perros como el Foxterrier, que caza tan cerca del hombre, y los Foxhounds, que trabajan en “packs" de hasta cincuenta juntos, es obvio que los Dogos, que trabajan individualmente, a la distancia y que suelen luchar solos, mano a mano con la fiera, muy lejos del cazador, el color blanco que les hemos impuesto les resulta muy beneficioso. Les servirá para su seguridad, a fin de no ser heridos, y para comodidad del cazador, que podrá ubicarlos más fácilmente en el campo. Aún al caer la tarde o la noche, el color blanco ayuda mucho a ubicar los perros en su desplazamiento en el campo. PELO: Respecto a la calidad y largo del pelo, hemos procurado el. pelo corto como en los Bullterrier, Boxer, Pointer, Gran Danés, Bulldog, etcétera, y no el largo del Mastin de los Pirineos o del Galgo Irlandés -todos antecesores del Dogo- porque en nuestros montes del norte y sur del país, ese pelo los defiende mucho de las garrapatas, pulgas y de cualquier otro insecto que los perjudique, así como evita que se les enriede el cardo, cepacaballo y demás yuyos con espinas pegadizas. Se defiende mejor del calor, se secan en seguida cuando se han metido al agua y son también, .con su pelo corto, más limpios y nunca tienen ese característico "olor a perro" que suelen tener los de razas de pelo largo cuando no son cuidadosamente bañados y peinados como se hace con los perros de ciudad. No obstante su pelo corto, soportan muy bien bajas temperaturas, ya que viven perfectamente en nuestra cordillera del sur, e inclusive en Tierra del Fuego se desarrollan y multiplican bien y cumpliendo a la perfección su función de cazadores, viviendo a "plain air" sin inconvenientes. Lo mismo ocurre en el caluroso norte de nuestro país, donde las altas temperaturas no lo afectan. Su pelaje es muy parecido al de su antecesor del Bullterrier, respecto al cual afirma Clifford Hubbard, en su libro "Dogs in Britain": "En India es una de las pocas razas británicas que puede soportar con salud, el clima... y las garrapatas" El Dogo Argentino tuvo su origen en la provincia de Córdoba de clima templado. No escapa a mi criterio que después de muchas generaciones desarrolladas en el norte tropical Misiones, Formosa, Chaco- y en las frígidas estepas patagónicas -Santa Cruz, Tierra del Fuego- o en la cordillera de Neuquén, Río Negro y Chubut, llegará un momento en que se harán sentir, en_ la constitución física del Dogo, especialmente el largo del pelo, las influencias climáticas y agrológicas. Surgirán en el correr de los años variedades de dogos con distinto pelaje. Por ahora hemos mantenido el standard de la raza y evitando esa influencia con el continuo intercambio de ejemplares entre los diferentes climas argentinos. Asimismo, el trabajo de campo suele achicar los perros, pues con el exceso de ejercicio, cuando se los saca desde muy pequeños, siguiendo el caballo días enteros, como suelen hacer nuestros peones de campo, si bien eso les da una gran experiencia y los habilita como perros cazadores, les desarrolla el olfato, les da fuerza y resistencia, les evita y paraliza el armónico desarrollo y
el llegar al completo índice de altura, conforme al standard, porque el esfuerzo exagerado les osifica los cartílagos antes de que los huesos obtengan su completo desarrollo. En hermanos de una lechigada hemos notado gran diferencia de desarrollo entre los que quedaron de guardianes en casas de familia, y por supuesto muy bien comidos, y los que en estancias fueron sometidos a intensivos y
Abrojo del Chubut, criado por el autor y propiedad del Sr. Rubèn Passet Lastra quizás excesivos trabajos de campo, siguiendo por horas y horas tras los caballos de los peones. Sin embargo estos últimos continúan dando excelentes crías, por lo que resultan siempre buenos como reproductores, ya que los
Gualicho del Chubut, RGDA N° 9.1. Propiedad del señor Valentín Feilberg.
hijos criados en buenas condiciones adquieren el tamaño normal de la raza. Otro resultado, como consecuencia de la calidad y constitución del suelo, agrológica, respecto al Dogo, se muestra en la conformación de los pies. En la zona pantanosa y de suelo blando en la pampa húmeda, el pie se les alarga y toma la forma que los ingleses llaman "hare foot", o sea pie de liebre, con dedos alargados, mientras en el terreno duro como la cordillera o pedregosos, se les hacen manos y pies de los que los ingleses llaman "cat foot". es decir, pies de gato, de dedos recogidos. El pelo también con el frío se les hace mas duro y -largo, lo que prueba esa admirable adaptación- del perro a todos los climas a que se refería el creador de la raza, en la conferencia ya citada. Ello me hace pensar que con el correr de los años se irán formando diferentes tipos de dogos en lo que respecta al largo del pelo, que se adaptarán a los distintos climas de nuestra patria, como ocurrió con otras razas europeas. Y ello será consecuencia de la enorme extensión de nuestro país, que abarca de norte a sur todos los climas de la tierra. Es lógico que un perro de Noruega o Suecia tenga distinto pelo que el de uno del mediodía de España o Italia. Por eso el distinto largo y calidad diferente del pelo de un Elkhound o Siberian Husky, de un perdiguero de Burgos o un galguito italiano, que se formó en el clima cálido de Nápoles y Sicilia, o entre un Deerhound con pelo adaptado a las highlands de Escocia y el de un Greyhound hecho al clima benigno y las suaves praderas de Swaffham o Ashdown. Y llegará el momento en que con el correr de los años, habrá también Dogos Argentinos de pelo largo, hecho al clima y suelo de nuestra cordillera sureña o las estepas patagónicas, como hay Dachshund, Galgos, Pointer Alemán, San Bernardo o Collie de pelo largo y corto, habiendo perfecta distinción entre esas dos variedades, dentro de cada raza. Pero esa tarea y su selección queda para otras generaciones que vendrán después de nosotros. Los creadores y criadores actuales nos conformamos con haber fijado la nueva raza del Dogo Argentino de pelo corto y haber obtenido su reconocimiento por las instituciones madres de la cinofilia argentina. Pero no negamos que otros que nos sigan en la pasión cinófila puedan hacer para la zona fría una variedad del Dogo Argentino de pelo largo, tarea en la que tanto les ayudaría nuestro clima del sur. Pero esa es obra que dejamos para el empuje de otras generaciones, que sin duda nosotros no veremos, pero nos sentimos felices pudiendo decir, con lo ya realizado: Misión cumplida.
CAPITULO QUINTO
CONDICIONES TEMPERAMENTALES, CARÁCTER, INTELIGENCIA, VALOR, BONDAD No obstante las características de orden físico que hacen de nuestros dogos un perro que se diferencia fundamentalmente de las otras razas de presa, son sus condiciones temperamentales y ese raro contraste entre valor extraordinario y bondad de carácter increíble,
las que le dan características propias y los diferencian fundamentalmente de todas las razas conocidas. En efecto, su valor es ya legendario, pues ha demostrado en innumerables casos una decisión para continuar la lucha en tan precarias condiciones, en tal situación de inferioridad física, que resulta increíble en un ser irracional, en que pareciera que debería primar el instinto primario de conservación sobre cualquier otro instinto. Aun las más salvajes fieras del bosque, cuando se ven en peligro de morir, huyen ante el enemigo superior en fuerzas y poder. Cuando ven peligrar la vida, el más precioso de todos los bienes, ceden el terreno, claudican en su agresividad, eluden la lucha y buscan la salvación en la huida. El hombre, cuando tiene pasta de héroe o mártir -y bien pocos lo fueron en el mundo- es capaz de jugarse la vida por convicciones de orden político, patriótico, • social o religioso. Pero fuera de estos casos de excepción, en todos los seres racionales o irracionales prima el instinto de conservación, el imperativo del "primun vívere" sobre todos los otros instintos. En ello está basada la excepción que hace la legislación penal de todos los países civilizados, para la eximente del "hurto famélico" o del homicidio o lesiones en legítima defensa. El instinto de conservación, de salvar la vida a toda costa -aun a costa de sacrificar la vida ajena-, es pues inherente a la propia naturaleza de todos los seres de la creación.
Un botiquín con elementos de cirugía de urgencia, antibióticos y desinfectantes son indispensables en el equipo del cazador de jabalíes con dogos, ya que muy raramente salen intactos de la lucha. En la foto el autor del libro suturando a Meliquina del Chubut (RPB N° 23 - RGDA 272), después de una cacería.
En el Dogo Argentino, sin embargo -y hay mil pruebas de ello- prima el instinto combativo al de conservación y así los hemos visto ser gravemente lesionados, y aún morir, sin ceder en la lucha (págs. 48 y 92). El creador de la raza hizo demostraciones ante colegas profesores universitarios, probando que en el viejo perro de pelea cordobés, el instinto combativo era superior al instinto genésico. Colocados frente a frente una hembra en celo
con un macho, se trenzaron en lucha a muerte olvidados de la diferencia de sexo. He debido trabajar penosamente, durante muchas generaciones de dogos, para quitarles ese instinto combativo que tienen en su ancestro. En el capítulo octavo traemos a conocimiento del lector algunos casos, extraídos entre cientos, con citación de lugares y actores, donde consta hasta qué punto llega el valor de nuestros dogos para la lucha. En un artículo que publiqué en la Revista "Caza y Pesca", número de junio de 1965, contestándome a una pregunta que me hacía en el título: ¿"Es el Dogo Argentino un perro feroz? ", expreso algunos conceptos que, por encuadrar en este tema, los reitero aquí. Decía en aquella oportunidad: Muchos aficionados a los perros me han formulado la pregunta con que titulo este artículo. Sin duda les surge la pregunta al enterarse de la forma en que son capaces de luchar hasta la muerte, del valor, decisión y temeridad -inconciencia estoy por decir- con que acometen al jabalí o puma o cualquier otra fiera contra la cual su amo los anime. De esta condición de su valor, ya legendario, viene la duda de que sea una raza de perros feroces, que matan o al menos muerden al primer ser humano que tienen a su alcance. Quien haya tomado contacto con algún Dogo Argentino, sea por poseer uno, o por haberlo tratado ya en exposiciones o casa de amigos que los poseen, comprenderá que lejos se está de la verdad cuando se lo supone un perro feroz. El dogo es el más dócil y manso de los perros de presa
En obediencia y disciplina, así como en ataque y defensa, el Dogo Argentino, aprende con suma facilidad.En la fotografía Alpataco del Chubut (RPIra. N° 6-RGDA: 183).
Enseñado en disciplina, saltos, ataque y defensa, por el profesor Floro Torres, quién ha adiestrado con éxito varios Dogos.
El dogo es el más dócil y manso de los perros de presa y sin duda que ni aún los falderos tienen la bondad y paciencia para soportar las torturas que él es capaz de soportar de los niños. Es precisamente esa insensibilidad para el dolor físico obtenida como cualidad selectiva, que le permite continuar peleando aún víctima de las peores heridas y soportar desgarrones terribles en su cuerpo sin ceder un ápice en la lucha, lo que le permite también aguantar con estoicismo oriental cualquier herejía y las mayores crueldades que en su inconciencia pueden inferirle los niños. En mis largos años de contacto directo con ellos y con criadores o poseedores de Dogos Argentinos, jamás me he enterado que un dogo haya mordido a alguien, y menos a un niño. He visto a mi viejo Kob de las pampas, cazador de infinitos jabalíes, que tiene en su haber luchas mano a mano, y solo, en la cordillera, con enormes jabalíes y que ha luchado decenas de veces con pumas adultos en los montes, que tiene mil cicatrices en la cabeza y en el cuerpo; que ha demostrado un valor increíble y una verdadera ferocidad en su lucha con pumas adultos enjaulados, hábiles y experimentados en la pelea, que varias veces lo he recogido en el monte a punto de morir desangrado por haber luchado "at-finish" y solo, en medio de la cordillera nevada, lo he visto, digo, aguantar pacientemente las más dolorosas
herejías que suelen hacerle los niños -hay amores que matan, o al menos que duelen-',sin mostrar enojo, gruñir y menos intentar un tarascón. Cuando ya no puede soportar más, suele esconderse bajo las camas y escapar así al cariño, a veces inocentemente cruel, de los chicos que tanto lo quieren y juegan con él como si fuera uno de los suyos. Esa cualidad de ingénita bondad es, por otra parte, natural en un ser valiente
1.Macho del Chubut
2. Típico dogo
3.La Srta. Karina Fishbach con uno de sus dogos
4. Otro ejemplar característico de nuestra raza criolla
Buenos Ejemplares de colmillo de jabalí
Jabalí mostrando sus temibles colmillos
Desde la más ínfima escala zoológica, hasta el hombre, es conocido el hecho de que a mayor cobardía, mayor crueldad: La hiena y el chacal, animales crueles y sanguinarios por excelencia, rehusan pelear y no son jamás capaces de luchar y matar por su cuenta, sino que van tras el rey de la selva - admirable síntesis de valor y nobleza- para aprovechar sus despojos y darse un festín con las sobras que deja el señor bosques africanos. La historia y la criminología nos enseñan que, mientras más crueles han sido los tiranos o los delincuentes, mayor fue su cobardía. Duro con los de abajo, blando con los de arriba. Por el contrario, los gobernantes u hombres comunes valientes, suelen ser bondadoso y de gran generosidad. En esta última materia, nuestra larga experiencia judicial así nos lo enseña Volviendo al tema que nos ocupa, digamos que solamente un Bulldog Inglés, un Boxer o un San Bernardo pueden tener tanto aguante para las pruebas de afecto por lo común, excesivamente cargosas, de los niños. Los gigantescos Irish Wolf Hound, los estilizados Deerhound y Greyhounds, los Dogos de los Pirineos, cuya bonhomía es característica -cito razas de las que soy o he sido criador-, al poco tiempo de verse asediados por el amor infantil pierden la paciencia, poniendo un valladar de gruñidos entre ellos y el amor de sus jóvenes amigos. Aún los bondadosos San Bernardo, síntesis de bondad y mansedumbre, suelen perder pronto la paciencia y protestan con gruñidos o llegan a las vías de hecho, si es menester, para que los dejen tranquilos. Jamás, en cambio -y conste que son varios los cientos de Dogos Argentinos que he poseído, criado o conocido en mi vida-, he visto a alguno que haya intentado gruñir o morder a alguien una vez que ha comprendido que se trata de un amigo de la familia o de la casa.
Aprende a deslizarse por el tobogán
Muchas veces uno se encuentra con amigos que poseen un perro al que consideran buen guardián porque muerde al primero que se le arrima. Eso es simplemente salvajismo o mala educación. Una vez que hemos saludado, por ejemplo, a un desconocido, o el perro lo ve en nuestra compañía, sea fuera de casa o en nuestro hogar, el perro debe comprender que esa persona es un amigo y desde ese momento, jamás mostrarse inamigable con esa persona, salvo, claro está, que nos ataque por vía de hecho o tenga actitudes inamistosas para con nosotros.
En el arrastre de trineos en la nieve, el Dogo por su capacidad, fuerza y resistencia, resulta muy eficaz.
Un dogo, por bravo que sea, por buen guardián que se muestre, cuando ha comprendido por los actos amigables de su amo, que el visitante es bienvenido a la casa, ya no intentará jamás morder a esa persona, con la que se mostra rá amigable en el futuro. En lo que respecta al amo, la sumisión del dogo es total y absoluta. El Dogo Argentino se entrega al amo sin reticencias, sin condiciones y sin reservas. Le pertenecerá íntegro a él y a su familia, porque los ejemplares puros de esta raza jamás serán "one man dog", sino que lo serán de toda la familia, dócil, afectuoso, siempre dispuestos al cariño, con una ingénita bondad sólo comparable al más sumiso de los Spaniels.
El Macho del Chubut. Gendarmería Nacional
Concluyo pues sin hesitaciones, que el Dogo Argentino no es un perro feroz -que significa malo sin discernimientos-, sino que es un perro valiente, que involucra una condición muy distinta y hasta opuesta a la ferocidad. Porque valiente significa que es decidido para la lucha, tenaz en el combate, capaz de asimilar el castigo sin
Catriel, Patagón, Pehuen, Enuna y Chalia, nacidos el 25 de agosto de 1970. Propiedad del Sr. Victor Valiño.
protestar, sin aflojar un ápice en la contienda, de luchar hasta el sacrificio de su vida, cuando es menester acabar con una fiera a la que su amo lo ha enfrentado y atacar siempre, ir siempre adelante mientras su amo se lo ordene, o por propio impulso si está solo en el monte, sin pestañear y sin retroceder un paso, sin ceder jamás el terreno. Si nuestros dogos pudieran hablar, estoy seguro que harían suyo el grito de guerra del valiente Henri du Verger:
El cazador debe estar totalmente identificado con su dogo y comprender su extraordinario valor y sacrificio, prodigándole la ayuda necesaria cuando las heridas que recibió en la lucha le impiden caminar.
¡Si j'avance suivez moi, si je recule, tuez moi, si je meurs, vengez moi! Su sino, de vencer o morir, está: marcado en el genotipo de la raza. Tiene en su genética un ancestro de valientes, a los que siempre hará honor; por sus venas y arterias corre la sangre más noble del mundo de la cinofilia. Podríamos aplicarle, salvando las distancias, lo que de uno de nuestros próceres civiles dice su biógrafo: “Llevaba en su sangre cinco siglos de guante". En su árbol genealógico figuran las razas de más coraje, en el mundo de los cánidos. Es un soldado de fronteras, que debe estar dispuesto a cualquier cosa, menos, a defeccionar en el combate.
CAPITULO SEXTO
EL DOGO ARGENTINO COMO PERRO DE FAMILIA Y GUARDIAN DEL HOGAR
Como perro de familia, es decir, en su rol de "Mejor amigo del hombre", nuestros dogos poco se diferencian de cualquier otro perro de los de razas de compañía o de trabajo. Si alguna característica podría diferenciarlo de ellos, es su extraordinaria paciencia y mansedumbre con los niños, a quienes, como hemos visto en el capítulo anterior, tolera las mayores crueldades sin reaccionar. Responde con creces a la forma en que es tratado y tiene para con su amo la docilidad, abnegación, fidelidad y verdadera devoción del más cariñoso Spaniel. También vimos que no es un "one man dog", como llaman los ingleses tan acertadamente a esos perros que se encariñan con una persona y muerden a todos los demás, sino que es un perro de familia, es decir, que no es celoso en su afecto y es igualmente fiel a su amo, como a su esposa, hijos, servidumbre o amigos de la casa. No tiene la nerviosidad de esos "perros de jaula" que ladran por todo y muerden a cualquiera y, como todo ser conciente de su fortaleza y poderío, no es pendenciero ni provocador con sus congéneres. Claro que una vez que lo provocan y lo muerden o lo atacan, su reacción es terrible. Es allí y entonces donde se hace ver su fortaleza y coraje, exteriorizando sus condiciones de luchador. Amonestado por su amo, o castigado, se echará humilde a sus pies y jamás reaccionará al castigo, por duro que éste sea. Le podríamos aplicar con toda justicia un viejo refrán irlandés referente a los gigantescos Irish Wolf Hounds: "Gentle when stroked, fierce when provoked", es decir, amigable cuando se lo acaricia, feroz cuando se lo provoca. Su color blanco lo hace agradable a la vista y obliga a tenerlo limpio. Su pelo corto le evita todo olor desagradable, pudiendo ser bañado en cualquier tiempo, secándose de inmediato. Le gusta nadar y se mete en lagos y ríos con verdadero placer, aun en las frías aguas de nuestros ríos del sur, a los que cruza nadando en las correntadas fuertes. Su salud es a toda prueba.
Una lechigada de Dogos juegan sobre una piel de puma
No sé de ningún Dogo Argentino muerto de distemper o de moquillo canino y su robustez lo pone a cubierto de esas enfermedades de los cachorros que suelen causar tantas bajas. Es el perro menos delicado para la comida; come de todo y vive con poco. Es la única raza de
perros que hemos visto comer carne cruda de jabalí, puma o zorro, con verdadero placer. Es una de las características que llama la atención de los cazadores, cuando nos juntamos en el campo llevando distintas razas de perros, lo que también han constatado con sorpresa estancieros que tienen dogos. Su característica de no ser un perro ladrador, lo hace poder ubicarse en la vecindad de otras familias, y aun en departamentos, sin que molesten. Sin duda que su `habitat" ideal es el campo o una casa con amplio jardín, pues es perro que por sus energías, necesita hacer diariamente mucho ejercicio, pero no obstante ello, se adapta a vivir en poco espacio, sin mayores problemas. Es un guardián innato y ha heredado del Boxer y del Mastin de los Pirineos, su instinto de guardián de todo lo que considera de pertenencia de su amo: casa, automóvil, caballo, montura, etc. Prácticamente no necesita enseñanza como guardián, lo que llegado a cierta edad lo hace por sí solo, tanto el macho como la hembra. Como perro guardián de una propiedad podríamos decir que es el anverso de la generalidad de ejemplares de otras razas. Si, como bien se ha dicho, "perro que ladra no muerde", volviendo la oración por la pasiva, podríamos decir que el dogo es al revés: cuando debe hacerlo, muerde sin ladrar, o al menos sin mucho ruido. La diferencia entre tener de guardián un Dogo Argentino o tener un perro de otra raza es la siguiente: Si entra de noche un ladrón ala casa y usted tiene un perro cualquiera, sabe que hay un ladrón porque grita el perro; si tiene un dogo, sabe que hay un intruso porque grita el ladrón. El resultado es el mismo, pero el delincuente se lleva su merecido. Tienen un gran sentido de lo que deben atacar o no. Siempre ha provocado admiración verlos jugar con pumas, gatos, gatos del monte, zorros o jabalíes que fueron criados mansos o "guachos" en las estancias o quintas, siendo enemigo a muerte de esos animales en el campo, o cuando están en estado salvaje. Los vemos a diario salir a pelear en luchas de entrenamiento con pumas bravos, enjaulados, y al concluir la lucha, acostarse a descansar al lado de un puma manso, quien le lame las heridas y duermen juntos, como excelentes amigos. Las fotos que publicamos ahorran palabras al respecto. No conocemos ningún caso de un dogo que haya muerto a un perro pequeño, por mucho que lo provoque, pues tiene la suficiencia e hidalguía de quién se sabe fuerte. En cuanto lo ve en inferioridad de condiciones, no lo continuará mordiendo. En cambio, con un perro de su tamaño, lo peleará hasta terminar con él si el amo no interviene. Es fuerte con los fuertes, pero blando con los débiles. Ya hemos dicho, al hablar de sus condiciones temperamentales, de su extraordinaria paciencia para con los niños.
El Dogo Napoleón propiedad del autor, convive en perfecta armonía con un puma
El Dogo con un mínimo de educación puede convivir con los animales domésticos
Dogos en E.E.U.U. Kokel del Chubut y una hija, ambas propiedad del Sr. Rodolfo Martínez, Secretario de Educación de la O.E.A.
CAPITULO SÉPTIMO
EL DOGO ARGENTINO COMO PERRO CAZADOR Y DE CAMPO Así como en el hogar el Dogo Argentino se parece en mucho a los de otras razas de perros de compañía o de trabajo, en el campo es totalmente distinto de los perros comunes, ordinarios u ovejeros y por lo común bastardos, que suelen haber en nuestras estancias. A estos perros el peón de campo o quien los maneja, los "chumba" de continuo contra vacas u ovejas, porque sabe que se limitarán a ladrar y ahuyentar la hacienda, sin morderla. Y ello es así porque los bastardos no tienen instinto cazador, y los ovejeros porque así cumplen su misión desde hace siglos. Pero el Dogo Argentino ha sido creado para dar alcance y caza a fieras del bosque. Para eso tiene olfato, mandíbula apropiada y un valor que llega hasta la temeridad. Si se los "chumba" contra una vaca, como se hace con los ovejeros, correrá hasta el animal y, respondiendo a su instinto atávico, no titubeará en prenderse de la nariz u oreja del vacuno y ya no lo soltará más. Muchos estancieros, sobre todo en la cordillera, donde hay montes impenetrables de a caballo y aún de a pie, por la proliferación de lengas, calafates y cañas coligues, utilizan sus dogos para dominar a los vacunos rebeldes, pues mordidos así, se acobardan y terminan por entregarse y marchar hacia los corrales. Por eso, lo primero que debe enseñárseles es a "ignorar" por completo a los animales domésticos. Cuando el dogo sabe, desde cachorro, que la vaca, oveja, cabrío o cerdo doméstico forman parte -diremos así- del bien familiar, jamás morderá a ninguno de esos animales, y cuando cazando entre las majadas, lo animemos con gritos o silbidos, buscará empeñosamente la alimaña, pero nunca pensará en atacar la hacienda que se le cruce en el camino. En mi hogar tenemos un puma manso, Napoleón, a quien nuestros Dogos lo tratan amigablemente, como si fuera uno de ellos, duermen juntos y hasta lo cuidan y defienden, mientras pelean a muerte con los pumas bravos enjaulados y persiguen con tenacidad a los salvajes. Todo es cuestión de educación. Por eso insisto en que lo primero que debe hacerse, es inducirlos a comprender que deben prescindir por completo de la existencia de vacas u ovejas, así como ignora el caballo que montamos, y por lo tanto jamás animarlos contra la hacienda o animales domésticos en el intento de arriarlos, como se hace con los ovejeros. Esta enseñanza es de primerísima importancia en el futuro del dogo. Nunca será suficiente lo que insistamos al respecto. No debemos olvidar que el Dogo Argentino es un perro cazador y todo perro cazador está dominado por el instinto de la sangre que corre por sus venas y que lo lleva adelante, como si tuviera anteojeras, y depende del amo el que ese instinto sea bien encaminado. Por eso un dogo no puede ni debe ser confiado a manos inexpertas o dejado librado a su suerte en el campo. Librarlo a su suerte significa librarlo a su instinto, abrirle las puertas a su ancestro, que es cazar, es decir, rastrear, perseguir, dar alcance y sujetar a la fiera hasta que venga el amo en
su ayuda, si dejamos a un dogo para que haga lo que él quiera en una majada, es como si dejamos un Pointer, un Setter, un Spinone o un Brack en un gallinero para que haga lo que
Fotografía tomada en 1953 durante una cacería de jabalíes en la estancia San Huberto, de don Antonio Maura, en la provincia de La Pampa, la que posteriormente fuera adquirida por el gobierno de dicha provincia, para coto de caza. En ella aparece el Dr. Antonio Nores, su hijo el Dr. Agustín Nores Martínez --autor del libro- y el nieto del primero Agustín Nores Martínez hijo. Junto a ellos tres generaciones de Dogos Argentinos: Inca de Santa Isabel (RGDA. V. 98) Nahuel de Santa Isabel (RGDA. V. 101) y Naicó de Santa Isabel (RGDA 111).
quiera, o un Terrier dentro de una conejera para que también dé rienda suelta a su instinto. El dogo debe ser manejado en el campo por una persona que tenga cariño a los perros y que le preste atención los primeros días que sale al campo. Cuando desde cachorro se ha acostumbrado a ver los animales domésticos, nunca los acometerá, y si por jugar o llevado de su instinto cazador, los persigue o intenta morderlos, debe ser severamente reprendido y aun castigado. Cuando los peones salen .al campo a trabajar con los ovejeros, el dogo debe ser enseña do a marchar a la par del caballo y no permitirle que su aleje. Con unas cuantas lecciones, pronto aprenden y saben que arrear ovejas o vacas no es su cometido. El dicho criollo de que "no es para todos la bota de potro" tiene exacto significado en el
manejo del dogo. No debe ser confiado en su enseñanza a cualquiera, sino a alguien que lo aprecie, que sepa usar de sus cualidades e instinto de cazador nato. Que sepa que tiene en sus manos un animal fino, y que como tal hay que cuidarlo. Exacta mente como se hace con las máquinas delicadas o con las buenas armas, Son mejores que las ordinarias, pero hay que saber manejarlas. Quien no tiene capacidad, inteligencia, habilidad o cuidado para manejar un automóvil moderno de buena marca, un arma automática fina o un reloj cronómetro, debe resignarse a manejar un carro de bueyes, cazar con una antigua escopeta y calcular la hora por la altura del Sol. Con ello se ahorrará muchos disgustos Una vez que el dogo aprendió a ignorar los anima domésticos, todo el resto del aprendizaje corre por cuente del perro. Mientras más a menudo se lo saque al campo, más pronto estará en condiciones de prestar utilidad Comenzará desde cachorro, dando caza por sí solo a peludos ,hurones, zorrinos, comadrejas o iguanas. Después seguirán los zorros, gatos del monte, etc., y si en el campo hay pumas y jabalíes, será a ellos a quienes dedicará, cuando adulto, todas sus energías.
El cazador profesional Jesús López de Abechuco con su Dogo Nihuil y el jabalí obtenido en los bosques de Naicó en la provincia de La Pampa
. Si es posible, es menester sacarlo diariamente al campo, aprovechando para ello las distintas recorridas que suelen realizar los peones. El diario ejercicio no sólo conserva su salud y lo fortifica, sino que contribuye a desarrollar su olfato. Cada yuyo tiene un olor distinto y aun en la misma planta su aroma varía en cada estación del año. En tiempo seco o húmedo, en verano o en invierno, el olor del campo es distinto y el impacto que recibe la sensible pituitaria del perro es diferente. Las emanaciones de las plantas, el polen de cada flor silvestre, la brisa del prado o del bosque, el viento de las montañas, hiere el sentido olfativo del perro de distinta manera.
El Dr. Máximo Mackinlay Zapiola y el autor con el Dogo Micheo del Chubut y un buen trofeo
El señor Alfredo Anchorena, con tres de sus dogos y el trofeo obtenido.
"Ningún perfumista ha podido imitar el olor a tierra mojada"; dijo alguien, y eso que es verdad para los que amamos el campo y nos sentimos felices corriendo a caballo por nuestros montes y valles, seguidos o precedidos por dogos y galgos, es también verdad para el perro. En cuanto nos ven ensillar el caballo, entran los perros en una alegría inusitada, preludio de los felices momentos que les deparará la naturaleza, para ellos y nosotros tan pródiga en
emociones. Por eso resulta la enseñanza un doble placer: para el amo y para nuestro fiel compañero. Conociendo bien por la práctica los diferentes olores del campo, el dogo sabrá distinguir mejor aquéllos que provengan de animales. Así iremos notando cómo cada día se afianza en su olfato, aprendiendo a no correr liebres y a dar muerte instantáneamente a los pequeños roedores que encontrará en sus diarias correrías, lo que hace sin darle mayor importancia y sin pérdida de tiempo, para en seguida alcanzar al jinete y seguir camino adelante en busca de mayores presas. Será muy común que el dogo se nos quede atrás unos instantes y en seguida lo veremos alcanzar el caballo trayendo en su boca un hurón o un peludo, que si no se lo quitamos o se lo hacemos dejar, lo llevará hasta el final de la marcha. Su gran olfato lo lleva a ventear perdices y martinetas desde muy lejos y las corre hasta hacerlas volar. Con unas cuantas llamadas de atención y viendo que el ave vuela, no insistirá. El señor Mucio, de La Pampa, enseñó a su dogo Lihuel a cazar perdices y hemos podido verlo parando y trayendo casi con la perfección de un perdiguero. Eso es prueba de la ductilidad de su olfato, pero tampoco es el destino de la raza, que fue hecha para la caza mayor, y de pelo, no de pluma, para lo que ya tenemos los Pointers, Bracos, Setters y Spaniels, que son insuperables por el ancestro y la gimnasia funcional de tantas generaciones sin intervalos hasta nuestros días. Yo soy particularmente enemigo de esas razas que "sirven para todo", porque en realidad y al final de cuentas, nos convencemos de que no sirven bien para nada. La humanidad marcha hacia la especialización en las ciencias, artes, industrias, oficios, etc., porque es la mejor forma de dominar una materia. Es el viejo principio de dividir las dificultades para vencerlas mejor. El perro no puede escapar a ese sabio principio, ya que cada raza debe especializarse en un trabajo determinado y, si es de caza, en un tipo de caza: pluma o pelo. El perro "orquesta" es como el hombre-orquesta, que cree o dice saber todo y al final no sabe bien de nada.
Lince del Chubut trayendo a su amo un ganso salvaje (abutarda)
Por ahí leemos del Weimaraner (Braco de Weimar), por ejemplo, que caza lo mismo perdices o faisanes que leones o tigres. Yo tengo mis dudas, pues los he visto
Nippur del Totoral. en pruebas prácticas de caza en Estados Unidos, Europa y Canadá, y no tenían para la perdiz o el faisán la agudeza del olfato de un Pointer, un Setter o un Brack Alemán, y su contextura física, su delicada y lustrosa piel, tan atrayente a la vista, su finísimo pelo y su débil mandíbula me hacen pensar que no aguantará mucho las garras de un león, puma o jaguar, ni los colmillos de un jabalí o un aguará-guazú. Por eso insisto en que el Dogo Argentino es un."hound", es decir, un perro que caza por sí y con la ayuda de quien lo maneja. Que es solamente para la caza de pelo, especialmente jabalíes, zorros y pumas, o los aguará-guazú, carpinchos, antas, pecaríes, osos hormigueros, etc. del norte, pero no para la caza de perdices. Que aprende solo a cazar y que lo único que debe hacer su amo es sacarlo al campo de continuo y enseñarle a ignorar los animales domésticos, sin animarlo Jamás contra ellos.
Mientras un cazador recorre el monte en busca de rastros, con algunos dogos, el resto, permanece desde lo alto, en compañía de otro cazador, atento a cualquier indicio.
Nunca olvidemos que su instinto es morder, no ladrar. Insisto en lo que dije anteriormente, de que aquello de que "perro que ladra no muerde" puede aplicarse al Dogo Argentino por la contraria, puesto que muerde sin ladrar, o ladrando apenas hasta que se prende y desde ese momento ya no emitirá más sonido que el del aire saliendo por las comisuras labiales. Y entonces se pondrán de relieve todas sus potencias, se revelarán todas sus virtudes. Mostrará en el crudo realismo de sus carnes desgarradas y de la potencia de sus mandíbulas, de lo que es capaz un dogo criollo cuando la vida lo enfrenta con su destino. Su tenacidad, su guapeza, sus energías, su insensibilidad para el dolor, su decisión irresistible para luchar hasta vencer o morir, para cumplir su misión de perro de presa hasta las últimas consecuencias, aunque le cueste la vida. Estimo que nunca deben cazarse grandes carniceros o súnidos con menos de dos dogos, siendo a mi entender y experiencia la jauría de cuatro o seis dogos la ideal aunque cuatro es suficiente, no siendo para la caza de yaguareté o tigre americano.
Chala del Chubut, aguarda en "muestra" como un pointer ante el venteo de un jabalí cercano. Siendo uno solo, su valor lo llevará a una muerte segura o al menos a ser herido gravemente si otro dogo no colabora en la lucha. Recordemos que la fiera pelea en su ambiente, donde los troncos o la maleza lo ayudan, ya que el perro se enrieda, se ve trabado en su libertad de movimientos y no puede morder donde es más vulnerable la pieza. Es conveniente llevar algún otro ejemplar, que puede ser un ovejero y aun cualquier bastardo, que por su cobardía no se prenderá de la presa pero que, con sus continuos ladridos orientará al cazador en la espesura del bosque, siempre que ese perro no ladre porque sí o al rastro -como los hounds europeos-, pues así ahuyentará la presa antes de tiempo y hará imposible la cacería. Pareciera que el dogo sabe aquello de que "los lamentos hacen perder las fuerzas", pues guarda todas sus energías para morder en silencio.
A veces son necesarios hasta seis dogos, para rendir en la cordillera un jabalí como el que muestra la foto, obtenido en Esquel, Chubut. Como complemento de este capítulo sobre la enseñanza del dogo como perro de estancia o para cazar, debo agregar que jamás debe ser criado a la cadena, siendo esa la mejor forma de anular todas sus condiciones, crearse problemas para el futuro y hacer de él un perro inútil. La psicosis carcelaria, que a cualquier animal desespera, al dogo lo hace muy bravo, tanto que al soltarlo de pronto, saldrá desesperado, con todas sus energías acumuladas, apareciendo ante nosotros como un tanque de guerra incontrolable, como un robot o un satélite que ha perdido su base de control. En cambio, criado suelto, es uno de los perros más tranquilos entre todas las razas, pareciéndose en ese sentido a un Spaniel. Puede pasar horas viendo jugar a los niños, participando de sus juegos o presenciando como tranquilo espectador el trabajo de corrales. Cuando está a nuestro lado, se siente feliz apoyando su pesada cabeza sobre nuestras rodillas, cuando descansamos al lado del fuego o cuando nos sentamos frente a la máquina de escribir a llenar carillas. No creo que necesite más explicaciones el estanciero poseedor de un Dogo Argentino, o el que lo usa para caza mayor, a fin de obtener de él la utilidad que garanten su ancestro cazador de siglos y la gimnasia funcional de muchos años, que tipifican su atavismo.
CAPITULO OCTAVO
STANDARD DEL DOGO ARGENTINO Como en todas las razas caninas, y más en el Dogo Argentino por ser una raza que recién desde hace pocos años figura en las exposiciones comienza a haber ya discrepancias entre los jueces respecto a cómo debe ser y cómo no debe ser la cabeza, el cuello, la cola o el cuerpo de nuestro Dogo.
Ello nos obliga a un ligero glosario del standard, para que jueces y aficionados se orienten. Con las fotografías y dibujos que publicamos y la explicación del standard aprobado por el Club de Criadores del DOGO ARGENTINO, que fuera confeccionado por el creador de la raza, ya no quedan posibilidades de discrepancias respecto al "canon" con que debe juzgarse a los dogos y la meta a que debe aspirar todo criador responsable y consciente, de la primera raza criolla. Cráneo: Macizo, convexo en el sentido anteroposterior y transversal por los relieves de los músculos masticadores y de la nuca. Cara: Del mismo largo que el cráneo, es decir, que la línea que une las dos apófisis orbitarias del frontal esté a igual distancia del occipucio y del borde alveolar del maxilar superior (fig. 1 y 2). (Hemos separado cráneo y cara, pero ambos constituyen en su conjunto la "Cabeza" del Dogo, que es típica y, como ya se ha explicado en el curso de esta obra, pertenece al tipo "mesocefálico" y debe tener un perfil convexo-cóncavo, es decir, el cráneo convexo por el relieve de la inserción de los músculos masticadores, clásico del cráneo del perro de presa, tipo "masticador" y la cara u hocico ligeramente cóncava hacia arriba, propia del perro de gran olfato, es decir, que tiene cráneo de masticador y cara de olfativo en cuanto hay en ello una interación funcional: el ventear alto. Arcos cigomáticos muy separados del cráneo, con fosa temporal amplia, para la cómoda inserción del músculo temporal, uno de los principales masticadores. ) Ojos: Oscuros o color avellana. Encapotados por los párpados de bordes negros o claros, la separación entre' ellos debe ser grande, mirada viva e inteligente pero con marcada dureza al mismo tiempo. (Los ojos claros o párpados rojos, restan puntaje. La desigualdad de color -sarcos- es motivo de descalificación.) Maxilares: Bien adaptados, sin prognatismo, fuertes, con dientes bien implantados y grandes. (No tiene importancia el número de molares, siendo lo más importante la homogeneidad de las arcadas dentarias, la carencia de caries, que no haya prognatismo, ni superior ni inferior, y en especial que los cuatro colmillos, grandes y limpios, se crucen perfectamente en la mordida al hacer presa). Nariz: Fuertemente pigmentada de negro, con un ligro stop en la punta, ventanas nasales bien amplias. (La nariz blanca o muy manchada de blanco, resta puntaje. Nariz partida o labio leporino, es motivo de descalificación).
Carlos Rebela con su dogo Lihuel y un buen ejemplar de jabalí cazado en La Pampa Orejas: Sobre la cima de la cabeza, erectas o semierectas, de forma triangular, deben presentarse cortadas siempre. (El jurado no debe juzgar un Dogo con orejas largas, por lo que debe retirarlo del ring. En la hembra puede, aceptarse las orejas recortadas un poco más largas -como en el Gran Danés--. El macho es preferible con las orejas un poco más cortas. El Dogo Argentino es un perro de presa, es decir, de lucha, y en ella las orejas largas ofrecen una presa fácil y muy dolorosa. Además, razones de estética hacen necesario el corte de orejas.)
Labios: Bien arremangados, tirantes, de bordes libres, pigmentados de negro. (Se exige el labio corto, para que cuando el perro está haciendo presa, pueda respirar también por la comisura labial posterior, porque si el labio es péndulo, aunque el maxilar sea bastante largo, viene a hacer de válvula en la inspiración y cierra la comisura de los labios, lo que impide al animal hacer una respiración supletoria por las comisuras labiales, durante la presa,teniendo que largar por asfixia, como pasa en las razas de labios colgantes)
Occipucio: No debe hacer relieve, porque los potentes músculos de la nuca lo borran por completo, siendo la inserción de la cabeza y cuello en forma de arco. (Se confunde con la línea curva de la convexidad del cráneo.)
Cuello: Grueso, arqueado, esbelto, con la piel de la garganta muy gruesa, haciendo arrugas como las del Mastin, Dogo de Burdeos, Bulldog, y no tirante como en el Bullterrier. (Esta elasticidad de la piel del cuello se debe a que el tejido celular de esta parte es muy laxo, permitiendo a la piel del cuello resbalar sobre la aponeurosis superficial, de manera que el colmillo o la garra del adversario sólo hiere el cuero, y cuando es un puma, por ejemplo, el que intenta sujetarlo del cuello, como la piel es elástica y se estira mucho, le permite hacer presa a su vez.)
Dogos en Viña del Mar, Chile. Los Dogos Gaucho del Chubut y Piba del Chubut, propiedad del Dr. Gregorio Eguiguren
Pecho: Amplio, profundo, con la sensación de poseer un gran pulmón. Visto de frente, el esternón debe re balsar hacia abajo los codos (Siendo el Dogo Argentino un perro de trabajo y lucha, es obvio destacar la importancia de un pecho profundo y amplio, por la importancia que tiene la respiración en el perro.)
Chola del Chubut, un buen ejemplar de Dogo hembra, ventea la pieza.
Espalda: Alta. Muy fuerte. De grandes relieves musculares. Tórax: Amplio; visto de lado, rebasa su borde inferior a los codos. Columna: Más alta en la espalda, inclinada hacia el anca en suave pendiente. (En los animales adultos, cuando el desarrollo muscular de la espalda y del riñón es bueno, vistos de perfil, parecen sillones y presentan un canal medio a lo largo de la columna, dado por el relieve de los músculos espinales.) Manos: Rectas, bien aplomadas, con dedos cortos y bien unidos. (El largo de los dedos debe guardar proporción con la mano y tener almohadillas bien carnosas y de piel gruesa y muy áspera al tacto, con callosidades que le permitan correr mucho por terreno áspero y pedregoso, sin lastimarse.) Riñón: Borrado por los músculos del dorso. Piernas: De muslos muy musculosos, con garrón corto y dedos bien cerrados, sin dedo aberrante. (Con buena angulación, recordando siempre que son los pilares propulsores de la velocidad y el sostén en la lucha cuerpo a cuerpo, por lo que nunca será demasiado insistir en la fortaleza de los músculos del muslo. El dedo aberrante, tan fácil de hacer desaparecer en los primeros meses, resta puntaje como carácter recesivo hacia el Dogo de los Pirineos, pero no es motivo de descalificación.)
Cola: Larga y gruesa, pero sin sobrepasar los corvejones, llevada naturalmente caída. Durante la lucha la mantiene levantada, en un continuo movimiento lateral, como cuando hace fiesta al amo. (Debe tenerse muy presente que la cola constituye una gran ayuda, tanto en el cambio de dirección a la carrera, en que actúa a la manera de timón, en acción compensadora, como en la lucha, donde hace de sostén o punto de apoyo, colaborando en el trabajo de los cuartos traseros.) Peso: de 40 a 45 kilos. Altura: de 60 a 65 centímetros. (Tanto en la altura como en el peso, el juez debe ser inflexible, pues siendo el Dogo un perro de lucha, entre las razas de caza mayor, la disminución en el tamaño le resta eficacia. Debe ser descalificado todo dogo adulto, sea macho o hembra, que tenga menos de 60 centímetros de alzada, prefiriéndose, entre varios ejemplares buenos, el de mayor alzada. El creador de la raza ha enseñado que el Dogo Argentino es un normotipo y dentro de ello un macrotálico. Es decir, que debe existir una armonía en la proporción, que bajo el punto de vista funcional, es eurritmia o sea normal correlación orgánica que se traduce por una mayor capacidad de fuerza, por lo que debe buscarse el de mayor talla y peso, sin llegar por supuesto al gigantismo.)
Manto: Completamente blanco. Toda mancha de cualquier color, debe descalificarse como carácter atávico. (Los blancos con la piel muy pigmentada de negro, deben considerarse como ejemplares no aptos para la cría, por el carácter recesivo que muestran y que puede entrar a ser predominante en los hijos si se aparean con otros ejemplares que tengan en potencia dicho defecto. Las manchas pequeñas en la cabeza no son motivo de descalificación, pero entre dos ejemplares similares, debe preferirse al que sea completamente blanco. En cambio toda mancha en el cuerpo, debe ser motivo de descalificación.)
Motivos de descalificación: Ojos sarcos, sordera, manchas en el cuerpo, pelo largo, nariz blanca o muy manchada de blanco, prognatismo (sea inferior o superior), labio muy péndulo, cabeza agalgada, orejas largas (sin recortar), talla inferior a 60 centímetros, más de una mancha en la cara y toda desproporción física. El dedo aberrante le resta puntos, sin llegar a la descalificación.
Calfulauquen del Neuquén, con su propietaria la Sra. De Morales
CAPITULO NOVENO
PORQUE LUCHAN Y MUEREN LOS DOGOS Me ha parecido oportuno concluir mi libro sobre el DOGO ARGENTINO transcribiendo este artículo que publiqué en la revista Diana, ejemplar de agosto de 1967, en que relato hechos reales, que prueban concretamente la utilidad de la raza, como colaboradora del hombre en la caza mayor y en la lucha contra los depredadores de nuestra ganadería. Hace- pocos meses, los periódicos y radios del país se hicieron eco y ocuparon extensamente de la forma heroica en que murió un Dogo Argentino, en lucha con un jabalí, en Choele Choel. Ese Dogo -Day de Trevelin - tuvo la suerte de luchar y morir en presencia de periodistas americanos y argentinos y fue filmado y fotografiado en acción. Ello dió trascendencia a su muerte y lo lanzó a la popularidad, tanto aquí como en el exterior, ya que en Estados Unidos también los periódicos se ocuparon de él. Para quienes no han tenido la oportunidad de ver los dogos en acción y en lucha con un jabalí europeo, de afilados colmillos, les resulta sorprendente y hasta inusitado que un perro trabado en lucha con un animal que lo supera en muchas veces su peso y en armas de combate, no abandone la pelea, hasta vencer o morir. Pero esa es la consigna del Dogo Argentino.La muerte de Day de Trevelin -hermoso ejemplar que hace cinco años enviáramos desde aquí a Biló- me trae a la memoria algunas anécdotas de luchas y muertes
de dogos de las que hemos sido testigos presenciales o tenido noticias fidedignas. Tratemos de recordar algunas. Para Semana Santa del año pasado, al regresar a nuestra casa de Esquel en el Domingo de Pascua de un viaje en avión a Punta Arenas, nos_ encontramos que un camionero había traído y depositado en manos del servicio doméstico, un dogo prácticamente deshecho y con tantas heridas en su maltrecho cuerpo, que parecía imposible que sobreviviera a tanto traumatismo. El perro no era de mi propiedad y al principio no lo reconocí, pues estaba desfigurado por lesiones e hinchado. Llamé a uno de los veterinarios de Esquel, el doctor Núñez, quien le prestó sus más solícitos cuidados y, ayudado por mí y un amigo, le cosimos las heridas y le hicimos las curas de emergencia. Poco a poco se fue recuperando, hasta que salió a flote.
Tarzán del Chubut, Laura del Chubut y Cándida Shehven con el jabalí obtenido por ellos.
Amadeo Biló con su internacionalmente famoso, "Day de Trevelín", de Allen, Río Negro.
A los pocos días pude ubicar a su dueño, el señor Pastor Pocha, capataz en la estancia de don Elías Owen, en Trevelin -en dicha estancia nació el ya famoso Day de Trevelin- y allí me informaron de lo ocurrido. Don Elías con su capataz Rocha, habia salido de a caballo a revisar una hacienda al atardecer del día Viernes Santo y sólo llevaron a Olvido de Trevelin, uno de sus dogos, hermano de lechigada de Day, y a un ovejero. En seguida que entraron al monte, el dogo olfateó un jabalí y se lanzó en su persecución. A los pocos minutos sintieron la lucha sorda del dogo y la bestia, mientras el ovejero con sus continuos ladridos les indicaba el lugar del drama. Anochecía y la penumbra no les permitía o hacía muy penoso el avecinarse hasta el trágico lugar de la lucha, sin más armas que sus cuchillos de campo. Recordaron que pronto saldría la luna llena y a prudente distancia fueron siguiendo de a caballo en medio del bosque, la lucha del dogo con el jabalí, orientados siempre por los ladridos del ovejero, ya que el dogo, sin soltar la presa no emite ningún sonido y el jabalí, cuando es macho adulto, tampoco grita y pelea en silencio, sin hacer más ruido que el que se produce al sacudir el cuerpo del dogo contra los troncos y ramas, tratando de desprenderse de su atacante. Transcurrió así como media hora, rápido de decirlo, pero; que parece un siglo y son vitales cuando se está frente a una lucha tan desigual y en medio de un bosque cordillerano y de noche. Salió al fin la luna llena y don Elías y su capataz pudieron arrimarse, echando los caballos contra el enorme jabalí y no sin riesgo pudieron tomarlo de una pata, mientras el malherido dogo lo sujetaba de la cabeza, y terminaron con él a puñaladas. El dogo era una sola mancha roja que contrastaba con la albura de su pelo, que aquí conserva una blancura inmaculada, lavado por la nieve y el agua que en la cordillera tanto abunda. Despanzaron la presa, que se trataba de un enorme jabalí macho adulto, y lo cargaron sobre uno de los caballos. Mientras tanto el dogo desapareció y por más que lo llamaron, no pudieron dar con él. Pensaron que habría muerto, ya que el dogo al sentirse morir o muy herido se esconde en la maleza y con la tristeza natural al hecho, regresaron al casco de la estancia.
El Dogo Solitario de Chubut con el autor y un amigo, y un buen ejemplar cazado en los pantanos de Fofo Cahuel, Chubut.
El no vidente señor Víctor Gastón David, con su perro guía de la raza Dogo Argentino, "Roldana de Amitú". Esta cachorra de sólo 13 meses, trabaja ya como una veterana y ha sorprendido a los técnicos por su inteligencia, capacidad para captar las lecciones, docilidad y prontitud de reacción. El 'señor David, que ha tenido perros guías de varias razas afirma que ninguno aprendió con tanta facilidad como "Dana", con la que ha realizado ya varias demostraciones en público, con singular éxito. Casos parecidos, han inducido a las autoridades cinófilas europeas, a incluir al Dogo Argentino, en el grupo "Working Dog" o sea perro de trabajo, mientras en Argentina lo tenemos incluido en el grupo —Round", es decir, perro cazador, ya que lo utilizamos principalmente en la caza del jabalí, puma, zorro, etc.
Pasó toda la noche del viernes, el sábado y el domingo por la tarde, venía un camionero por la ruta de Valle Frío, encontrando que regresaba en dirección a la estancia el dogo y que apenas caminaba. Pensó que era de mi propiedad y por eso lo trajo hasta mi casa de Esquel. El dogo Olvido de Trevelin había luchado solo, mano a mano, más de media hora, de noche, en medio del bosque, con un jabalí que lo aventajaba mucho en peso y malgré estar muy herido por los colmillazos de la bestia y magullado por los golpes contra los troncos. Felizmente pudo recuperarse y a los quince días se lo llevé a su dueño, ya completamente restablecido. Muchas veces más fue malamente herido, cazó innumerables pumas y jabalíes, antes y después del hecho narrado, hasta que hace pocos meses fue muerto al fin, por un jabalí,
cazando en Río Grande. Tres hermanos suyos, y por ende, de Day de Trevelin, han muerto en iguales circunstancias, es decir, que de esa lechigada murieron cuatro en su ley, viviendo actualmente dos: Dele de Owen, que tiene el señor Biló, y Facundo, en nuestro poder.* Cuando regresé hace diez años para establecerme definitivamente en Esquel, traje cinco dogos adultos, todos cazadores, Se los presté al mayor Sustaita, para cazar jabalíes y pumas en su estancia La Diana en El Corcovado. Su capataz Jaramillo cazó con ellos muchos jabalíes y pumas en un invierno. Alicacha, un hermoso dogo nacido en La Pampa, fue muerto en la cordillera por un jabalí después de haber vencido ese mismo día a un puma, cuya cabeza guardo embalsamada como precioso trofeo * Al transcribir este artículo, dos años después de escrito, ya Facundo ha muerto en lucha con un jabalí de colmillos muy grandes. en las márgenes del lago Situación. De esa lechigada sólo queda pues con vida un dogo, Dele de Owen, que le obsequiamos al señor Biló junto con Day de Trevelin, ya que los otros cuatro han muerto en acción.
El perro de caza y lucha de los asirios tenía la proporción de cuerpo y cabeza y la forma del cráneo semejante al Dogo Argentino
Perro Dogo de la época Romana. Nótese en este perro de presa, las orejas recortadas y la proporción entre cráneo y cara, los potentes músculos masticadores y fortaleza del cuello, que le dan tipicidad y gran semejanza con la cabeza de nuestro Dogo. Figura conservada en el Museo del Louvre La altura, la nieve y lo intrincado del bosque impidió a Jaramillo, que es un experimentado. cazador y hombre de campo, llegar a tiempo para ayudar a Alicacha, que ya había muerto con la carótida seccionada. Los otros dogos estaban malamente heridos, pero se salvaron. Al poco tiempo, una doga que iba en persecución de un zorro colorado, se tiró desde varios metros de altura contra el zorro, que se había refugiado en una cornisa de la montaña, y ambos se fueron al abismo, muriendo los dos en la caída. Guardo también la cabeza del zorro, que por su gran tamaño más parece la de un coyote americano. Un hijo de esta pareja, nacido mientras estuvieron en El Corcovado y que Jaramillo obsequiara al estanciero vecino don Alberto Sánchez, fue también muerto por un jabalí después de haber cazado muchos y haber sido herido innumerables veces. El señor Sánchez tuvo la deferencia de preparar en un escudo los colmillos del jabalí que mató su dogo y obsequiármelos, los que guardo en mi colección. Acabo de bajar de la cordillera del Percy al dogo Ñanco, que es de propiedad del estanciero don Juan Goya. Lo he traído para cría, pues es un extraordinario cazador. Su cuerpo cubierto de cicatrices, parece un samurai japonés. Tiene 4 años y me informan que ha cazado, en ese tiempo, muchos jabaliés, zorros y pumas. Cuando me lo trajeron, venía de estar tres días caído en una quebrada de la montaña, a donde fue a parar tras un zorro. Lo encontró el puestero Avilés -que caza con él y con el zorro ya muerto a su lado. Felizmente salvó su vida. En la estancia que el Dr. Argentino Ventura tiene en El Corcovado, su encargado de apellido Corro tiene un dogo, Yack, que ha cazado innumerables jabalíes. Camina en tres patas, porque en una de las luchas le cortaron la pata derecha a la altura del garrón, la que además por falta de uso se le ha encogido.
DOGO ARGENTINO
Aún con esa insuficiencia física, continúa cazando y recorre diariamente los montes siguiendo a su amo. Hace poco me han obsequiado la piel de un puma muy grande, que. lo mató en lucha mano a mano, en plena cordillera. Por casualidad llegó ese día a su estancia el Dr. Ventura y viendo al dogo tan malherido, le practicó las curas necesarias y le salvó la vida. Cuando me relató el hecho, estaba impresionado todavía por la descripción que en el lenguaje simple del hombre de montaña le hizo el amo del perro, relatándole la lucha que éste había tenido en lo más abrupto de una quebrada, abrazado al león, mientras aquél se veía imposibilitado de prestarle ayuda con su cuchillo, por la distancia y la maraña del bosque. Como ese dogo tiene ya ocho años y es un semi inválido, que sigue el caballo de su dueño y recorre el bosque a fuerza de coraje y entusiasmo, pero sin duda a costa de ingentes sacrificios, se lo he pedido a su propietario y lo tengo en mi poder, para utilizarlo como padre y a fin de que tenga una vejez tranquila y sin penurias. Es un verdadero héroe de guerra, por sus cicatrices y amputaciones. En mi vida de diplomático he conocido muchos hombres que tenían sus pechos llenos de condecoraciones y cruces, inclusive que ostentaban con jactancia el pequeño botón de la Legión de Honor. Que me perdone el Derecho Internacional y sus voceros, pero tengo para mí, que muchos de esos condecorados no tendrán mayores méritos que este valiente e ignorado pero aguerrido y meritorio luchador de la cordillera austral. Sin duda que los grandes poetas como Lord Byron y William Spencer le habrían dedicado gustosos algunos de sus sentidos poemas, como los que dedicaron en sus tiempos a los nobles Maida y Gelert, respectivamente. En carta que he recibido del señor Jordana Baro, propietario de la estancia Río Meseta, en Puerto Santa Cruz, que llevó hace algunos meses una pareja de dogos, me relata lo siguiente: Su hijo salió al campo de a caballo con los dos dogos, que aún no habían cumplido el año. Muy alejados ya del casco de la estancia, cada dogo tomó un rastro y se perdieron tras los mismos. Ante la imposibilidad de seguirlos, regresó el hijo, solo, para volver con su padre en busca de los perros. Al cabo de algunas horas de búsqueda, los encontraron, muy alejados uno del otro. Y cada uno había muerto su puma, y estaban echados al lado de sus respectivas presas. Y para terminar estos relatos, me referiré a una fotografía que ilustra este libro. La perra que aparece muerta en primer término (pág. 48), en el medio, estaba prendida con su boca, como tenaza, de un muslo del jabalí, ya muerto. Como al decirle que soltara la presa no lo hacía, la movimos y cayó de lado. Estaba ya muerta y no había soltado. Cualquier comentario huelga. Cansaría al lector si me pusiera a recordar todos los casos de mi conocimiento en que nuestros dogos han luchado "to the end" o han muerto en pelea. Es su destino. Pero todos estos fieles y valientes compañeros de caza. que acabo de recordar, como tantos otros que escapan al recuerdo o a mi conocimiento, no tuvieron la suerte de morir delante de periodistas o "cameramen", como el valiente Day de Trevelin, y murieron en el anonimato, como el soldado desconocido, que ofrenda su vida por la Patria sin dejar su nombre para la estatua o para la historia Son ya innumerables los Dogos Argentinos que "han muerto en la forma heroica con que lo hizo Day de Trevelin, dejando sus cuerpos inertes, bañados de sangre, verdaderos mojones blancos y rojos de coraje criollo, a lo largo y lo ancho de nuestra Patria.
Es a esos dogos que mueren silenciosamente, que no tiene más tumba que la verde gramínea de los campos vírgenes, ni más mortaja que la nieve, ni más lápidas que los cohiues y alerces milenarios o el picacho de nieves eternas, a quienes quiero rendir mi emocionado y agradecido recuerdo. Confieso sin hesitaciones que cada vez que me entero que un dogo ha muerto en su ley siento, junto con la tristeza inherente al hecho penoso, esa especie de orgullo que deben haber sentido las madres espartanas cuando, al despedir a sus hijos que iban a la guerra, les decían, al entregarles el escudo: Vuelve con él o muere sobre él . . . Sabe Dios que, hasta la fecha, todos los dogos han sabido triunfar en la lucha o caer como Day de Trevelin. Por eso el monumento que la casa Winchester levanta a ese dogo, será también un monumento a tantos otros dogos que en el anonimato, silenciosamente, como soldados de fronteras, han cumplido con fidelidad la consigna de la raza, que, como un sueño de niñez, les impusimos hace más de cuarenta años con mi hermano Antonio: Triunfar o morir en el combate.
Neuquina del Neuquén.- Por Nahuel del Chubut RPlra. 18 y Quimey del Chubut RP1 ra. 43. Propiedad del señor Juan Carlos Sosa Senestrari. Ejemplar sobresaliente de la raza, ha obtenido muchos primeros premios y "Excelentes" en diferentes exposiciones en la provincia de Córdoba, donde se la considera una exponente típica del Dogo Argentino.
ALGO MAS SOBRE NUESTROS DOGOS El ex profesor de Filosofía de las universidades de Buenos Aires y La Plata y actual profesor de Introducción a la Historia en las universidades de Neuquén y Mar del Plata Dr. José Antonio Güemez, en sus apuntes sobre "Historiografía Americanística" que recién llega a nuestras manos, hace una somera referencia al DOGO ARGENTINO, que por lo original del tema, estimamos oportuno transcribir. Dice el Dr. Güemez en pág. 4 de los referi dos apuntes "Otra `ventaja de alto fuste para el conquistador fueron los perros. También desconocidos por los indios en lo tocante a tamaño y ferocidad, algunos perros escribieron páginas de triunfos y de horror. En la entrada de Cortés -escribe Sahagun-: "asimismo ponían grande miedo los lebreles que traían consigo, que eran grandes, traían las bocas abiertas, las lenguas sacadas y venían "carleando y así ponían gran temor en todos los que veían". Son nombres de los más célebres -Becerrillo, Leoncico. Bruto-, fueron conservados por los cronistas. Y algunas de las hazañas, contadas como cosa extraordinaria. De ahí que ganaran sueldo y a veces más que los mismos alabarderos, sea por su inteligencia como por su ferocidad. En las crónicas los llaman 'Lebreles' o 'Alanos'. Durante mucho tiempo he investigado para llegar a tener una imagen física cabal del tipo de perro que el español había traído a la conquista y que tanto temor produjo en los indígenas. La incógnita -que me perturbó por muchos años- pudo ser revelada mercer a unos manuscritos Italianos de 1445 y otros posteriores, en el que se ha dibujado, entre los ardides de guerra, un `perro Alano', que equipado con un arnés especial, servía para ser lanzado contra la caballería para desbaratarla con los ladridos y con el fuego que portaban en una mochila. Y la silueta y el detalle del tal `Perro Alano', coinciden hasta en minucias con el DOGO ARGENTINO, que la pasión y el amor de la familia Nores Martínez ha producido después de múltiples cruzamientos. De modo que se puede decir, que genéticamente se ha logrado reconstruir un tipo de perro que se daba por extinguido."
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