El Diario Secreto Del Almirante

February 17, 2019 | Author: Jaizki Ko | Category: Roald Amundsen, Robert Falcon Scott, South Pole, Ernest Shackleton, Antarctica
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EL DIARIO SECRETO DEL ALMIRANTE RICHARD E. BYRD CAPÍTULO I LA HISTORIA CONOCIDA Enlace a la página Biografía de Richard E. Byrd. Decir Byrd es sinónimo del hombre de la Antártida. El Almirante Richard Evelyn Byrd nació en el estado de Virginia en los Estados Unidos de América en 1888, y toda su vida la pasó entre el aire y los hielos. Experto aviador, Byrd fue pionero en desarrollar la técnica de los amerizajes nocturnos sin referencias visuales de tierra, así como los instrumentos de navegación necesarios necesarios para el vuelo sobre el mar. En 1926 junto a Floyd Bennet y a bordo del avión Fokker tri-motor, Josephine Ford, alcanzó el Polo Norte. En 1927, atravesó el Atlántico sin escalas llegando a Francia. En 1929, a bordo del avión Ford tri-motor Floyd Bennet, Byrd sobrevoló el Polo Sur. Durante el resto de su vida, Byrd, realizó cinco expediciones a la Antártida, en ellas se exploraron cientos de miles de kilómetros cuadrados. Personificó la imagen de la era mecánica de las exploraciones antárticas. Nadie en la historia ha contribuido más a los descubrimientos geográficos de la Antártida como Richard Byrd. Murió en 1957. Pero, sin duda alguna, la aventura más emocionante que realizó Richard Byrd fue en 1934 cuando sobrevivió desde Marzo a Agosto en una cabaña en pleno invierno antártico, en medio del hielo, a casi 200 km. de la base más cercana. Estuvo solo, sin más compañía que el viento, los hielos y las auroras. Solo en la noche Polar- Marzo a Agosto de 1934. El 28 de Marzo de 1934, el termómetro marca -50ºC. Un viento glacial azota la inmensa llanura de la Gran Barrera de Ross. Los tractores que transportan a los hombres que han ayudado a construir el refugio, se alejan alej an y dejan de ser una mancha discordante en el blanco horizonte. En el punto de latitud 80º 8' Sur, longitud 163º 57' Oeste, a 123 millas de la base norteamericana llamada Little America (pequeña América), una cabaña prefabricada enterrada en el hielo de 2.7 x 3.9 m. y una altura de 2.4 m., será el refugio desde donde Byrd realizará durante casi 5 meses estudios metereológicos y observará las auroras australes. El montaje de la cabaña había sido muy duro, el equipo hubo de soportar temperaturas muy bajas, cavaron una fosa donde introducir la estructura de la cabaña, cuando acabaron, el techo emergía de la superficie helada unos 60 cm. En la parte superior, una trampilla permitía el acceso al interior. Las paredes eran dobles y estaban forradas de material aislante, en el interior, una estufa con el tubo en forma de U, diseñado para calentar el interior por igual, atravesaba toda la pieza.

Las provisiones fueron almacenadas en dos túneles donde se amontonaban géneros de todo tipo: 180 kg. de carne, 396 kg. de legumbres, sacos de dormir, lámparas de keroseno, frutos secos, azúcar... así como material suficiente para escribir. Se instaló, asimismo, una estación emisora-receptora de radio y una antena en el exterior  de la cabaña, que fue sujetada con cañas de bambú. En cuanto a los instrumentos meteorológicos destacaba sobre la nieve, un poste de casi 4 m. de altura en cuyo extremo se hallaba instalada la veleta del anemómetro. Todos los aparatos e instrumentos meteorológicos estaban preparados para soportar temperaturas de hasta -115ºC.Byrd, se quedó solo. En adelante, el mundo viviente no existía para mi. Al Sur, cara al Sol poniente, la noche avanzaba sombría y negra, amenazadora como una tormenta. Diario de Byrd. Después de ordenar el interior de la cabaña y reparar con unos bidones vacíos, deficientemente ajustados, algunas secciones de la tubería de la estufa que se habían extraviado durante el montaje, Byrd se dispuso a trabajar. Los aparatos del exterior debían ser constantemente desembarazados del hielo que los iba cubriendo. El 1 de Abril de 1934 se comunicó vía radio por primera vez con la base Little America y pudo oír las voces de sus compañeros, las transmisiones que Byrd realizaba eran en lenguaje morse, y se acordó establecerlas tres veces por semana. El 5 de Abril, los accesos a la choza se habían bloqueado por el hielo, tuvo que utilizar el hacha para liberarlos durante todo el día. El 7 de Abril, se inició la noche polar, a mediodía el sol pasó por el horizonte sin fuerza para producir sombras. Una tristeza fúnebre envolvía el ambiente crepuscular; es como un período intermedio entre la vida y la muerte...(Byrd). El 17 de Abril el débil sol pasó por última vez sobre el cielo y desapareció totalmente. La noche polar había caído en toda su plenitud sobre Byrd. Me sentía como si hubiera caído en otro planeta o en otro horizonte geológico del cual el hombre no tenía conocimiento ni recuerdo.(Byrd). Algunos días más tarde, Byrd decidió modificar la disposición de los tubos en U que entorpecían el funcionamiento de la estufa y que calentaban desigualmente. A veces, a golpes de hacha, debía romper placas de hielo que se formaban dentro de la cabaña bajando peligrosamente la temperatura. Varias veces al día, Byrd podía observar  espléndidas auroras australes que consignaba en su diario, describiendo formas y colores sorprendentes. Byrd se mantenía ocupado todas las horas del día, vigilando los aparatos meteorológicos, limpiando el interior de la cabaña, despejando de hielo los instrumentos de medición exteriores, además se impuso una serie de ejercicios físicos y todos los días salía de la cabaña para dar un paseo a la luz de una linterna; plantando varas de bambú sobre la nieve, unidas por un cordel, señalizaba el camino de regreso a la cabaña. Un día perdido en sus pensamientos se alejó más de lo acostumbrado y rebasó la línea de bambúes. Bruscamente la nieve empezó a caer copiosamente y Byrd no pudo encontrar  ninguna de sus señales. Entonces se dio cuenta de que no sabía ni durante cuanto tiempo había caminado, ni en que dirección lo había hecho. Encendió una linterna y miró a su alrededor. La nieve helada no presentaba la menor huella de sus pasos. Dibujó sobre el hielo una señal y amontonó nieve en ese punto para que le sirviera de referencia. Se alejó cien pasos en la dirección que estimó correcta, pero no vio ningún bambú. Regresó al punto de partida. Realizó la misma operación hacia otra dirección pero al volver no encontró el montículo de nieve. El pánico se apoderó de él, se sintió perdido en medio de la Gran Barrera de Ross. Caminando en círculos pequeños sobre el nuevo punto de referencia, descubrió por fin el montículo de nieve a unos 20 m. a su izquierda. Decidió entonces realizar círculos más amplios alrededor del montículo de nieve con el riesgo de perderse definitivamente, pero era su única opción. Resolvió establecer nuevos puntos de referencia a 30 m. del montículo original: A mis 29 pasos, descubrí a corta distancia una varita de bambú: jamás naufrago alguno experimentó mayor alegría al ver acercarse una vela...(Byrd).

El tiempo avanzaba apaciblemente dentro de la cabaña. En Mayo dando su paseo habitual, Byrd cayó de pronto con tal violencia que perdió el conocimiento. Cuando despertó, instantes después, se vio tendido al borde de una grieta gigantesca, con una pierna colgando en el vacío, exploró la sima con su linterna pero la luz no llegaba al fondo, podía estar a cientos de metros. Arrastrándose con cuidado sobre la frágil capa de hielo que cubría la grieta se alejó del borde. Aquella misma noche, escribiendo su diario, sintió un extraño malestar, dolor de cabeza y una sorda sensación de angustia. Todas las noches, Byrd se sentía mal, la dieta era la adecuada, la estufa parecía funcionar  normalmente, sin embargo cada día empeoraba su estado. La causa le era desconocida. Continuamente tenía que despejar el conducto de ventilación, que el hielo obstruía, al condensar la humedad del interior de la cabaña y congelarse con el frío exterior. En una ocasión, después de realizar el rutinario control de los instrumentos exteriores, y en medio de una fuerte tormenta, regresó al refugio, la trampilla superior estaba totalmente cubierta por más medio metro de nieve que se congelaba rápidamente, no podía entrar y no disponía del hacha, el viento rugía a su alrededor, moriría en poco tiempo si no entraba en la choza, tanteando a oscuras sobre la nieve, aferrado a los tubos de ventilación y de calefacción, encontró la pala con la que desbloqueaba la nieve de dichos tubos, trabajó como un loco contra el viento y el hielo, por fin, una hora después, casi congelado de frío, consiguió acceder al interior. Las comunicaciones con la base le suponían una auténtica tortura, pero no quería alarmar  a sus compañeros y a duras penas conseguía disimular su malestar. El 31 de Mayo en plena conversación con la base, Byrd se desvaneció. A pesar de las precauciones que Byrd había tomado despejando de hielo los conductos de ventilación, de calefacción y el de escape del motor que hacía funcionar la radio, éstas fueron inútiles a la hora de mantener una correcta ventilación en el interior de la cabaña, el monóxido de carbono estaba envenenándole poco a poco. Durante un mes y sintiéndose muy enfermo, continuó sus observaciones. Encender la estufa, suponía un grave riesgo para su vida debido a la emanación de gases, pero si no lo hacía moriría de frío. Aunque Byrd intentó ocultarlo, las extrañas transmisiones de radio alertaron a la base que algo no iba bien en la cabaña. Organizaron varios intentos de rescate, pero unas veces la oscuridad y las grietas en el hielo, y otras el frío que bloqueaba los motores de los tractores, impidieron el rescate de Byrd. El 10 de Agosto, alcanzaron la cabaña. La condición física de Byrd era tan precaria que no podía viajar de vuelta a la base por lo que tuvieron que esperar allí hasta el 12 de Octubre antes de poder regresar a Little America. Pasó 135 días aislado en medio del hielo. En el momento de la evacuación, Byrd sintió que una parte de su ser quedaría para siempre en aquella cabaña en la que tanto había luchado: Conmigo llevaba la sencilla belleza, el sencillo milagro de estar vivo y una idea nueva y más humilde sobre el valor. En el momento presente yo vivo una vida interior más profunda. (Byrd) Avanzadas alemanas en la Antártida. En 1938 y 1939 la Sociedad Alemana de Investigaciones Polares respalda sendas exploraciones liderada por el capitan Alfred Ritscher, quien navega en el buque Schwabenland. La expedición arriba a la región conocida como Queen Maud Land y aerofotografia mas de 600.000 km2. Las circunstancias que se viven bajo el régimen nazi llevarán a suponer que mas allá del carácter civil y científico de las mismas han influido en forma decisiva consideraciones estratégicas y militares.

A comienzos de este año la mayor fuerza militar expedicionaria que los EE.UU. hayan enviado a la Antártida hasta el presente comienza a desplegarse desde el Mar de Ross hacia el continente divididos en tres grupos convergentes iniciando una exploración de vastos alcances. La Task Force 68 esta compuesta por 13 naves, entre rompehielos, destructores, cargueros y buques tanques de aprovisionamiento, lanzadores de hidroplanos, un buque de comunicaciones, un submarino, el Sennet, y un portaviones, el Phillipine Sea; los efectivos embarcados suman 4.200. Lidera la operación el Almirante Richard Byrd. Antártida, un objetivo estratégico. Richard Byrd participa en la Operación Highjump como oficial a cargo de la misma, en tanto que el comando de la Task Force 68 recae en el Almirante, en actividad, Richard H. Cruzen. El inédito despliegue de EE.UU. en el marco de la recientemente iniciada Guerra Fría con la Union Soviética despierta también recelos especialmente en los gobiernos de Chile y Argentina que abrigan reclamos de soberanía territorial en el cuadrante antártico sudamericano. El propósito declarado de la operación es el del entrenamiento de personal y puesta a prueba de equipos militares en condiciones extremas aunque el esfuerzo sugiere también el interés estratégico de EE.UU. en relevar y asegurarse la disponibilidad de supuestos depósitos de uranio en el continente. La campaña iniciada el 26 de agosto de 1946 con la orden de operación, es prolongada y se desarrolla por momentos bajo difíciles condiciones climáticas poniendo a prueba a hombres y equipos. El submarino Sennet enfrentado a los hielos llega a sufrir serias abolladuras en su casco que hacen que durante la campaña deba ser retirado hacia Nueva Zelanda para ser  reparado. Extensas e inéditas operaciones aéreas. El grupo principal, de reconocimiento aéreo magnético y fotográfico, opera desde una pista continental construida para lanzar aviones del tipo DC3 adaptados para vuelos de largo alcance de relevamiento aerofotográfico. A fines de este año son relevadas la mayoría de las costas y áreas linderas del sector. El despegue de aviones bimotores tipo DC4 desde el portaviones exige de soluciones inéditas, durante la campaña se utilizan con éxito dispositivos denominados JATO como cohetes de empuje en el tren de aterrizaje para forzar lograr despegues en distancias inusualmente cortas. Los vastos recursos aéreos desplegados en la operación permiten un relevamiento en tan solo dos semanas de mas de 500.000 km2 a través de la toma de 70.000 aerofotografías. La exploración incluye un reconocimiento detenido del área de los sorprendentes 'valles secos' cercanos a la barrera de hielos de Ross, en rigor descubiertos originariamente por  Robert Scott en 1903. El 19 de febrero de 1947 el propio Byrd vuela una vez mas hacia el Polo sur y mas allá llegando a "nuevas tierras desconocidas". Su críptico y singular testimonio sobre esta misión, que en forma fragmentaria reproduce la prensa, es inicialmente soslayado, aunque seguirá alimentando una suerte de leyenda sobre enigmas existentes en las latitudes polares, lo que sumado a la inaccesibilidad relativa a los mismos por parte de fuentes no militares o científicas los hará perdurar.

Los resultados de la exploración al fin de la campaña, que será reiniciada un año más tarde, servirán para imponer la presencia de EE.UU. en una región potencialmente conflictiva debido a reivindicaciones territoriales de varios países. La misión esencialmente militar ha desestimado la participación de observadores extranjeros y ha contado con el concurso de un limitado número de científicos especializados, lo cual destaca su carácter prioritariamente militar. La magnitud del esfuerzo aeronaval sumado a trascendidos sobre algunos de los verdaderos objetivos de la misión, serán motivo de especulación aun décadas más tarde sobre sus verdaderos fines. LA HISTORIA CONOCIDA II LA CONQUISTA DEL POLO SUR El 14 de Diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen y su equipo alcanzan el Polo Sur. Aproximadamente un mes más tarde, el 17 de Enero de 1912, la expedición británica liderada por el capitán Robert F. Scott, consigue llegar al mismo punto. En su intento por  regresar a su base, perecieron congelados. "Lo peor ha sucedido. Una simple mirada nos revela todo. Los noruegos se nos han adelantado..." Diario del Capitán Robert F. Scott (16-1-1912). A lo lejos debieron ver entre la nieve y el hielo un punto negro: una tienda, y una bandera noruega atada a un patín... No habían sido los primeros, Amundsen se les había adelantado. Exhaustos y derrotados Wilson, Scott, Bowers (de pie), Evans y Oates (sentados), de izquierda a derecha, forman la imagen de la desolación. Esta debió haber sido la fotografía de la victoria, no del fracaso. Lucharon por la gloria de ser los primeros... Después vendría el regreso. En la tienda dejada por Amundsen acababan de encontrar una carta: "Querido Comandante Scott : Como Vd. será probablemente el primero en llegar aquí después de nosotros, ¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al Rey Haakon VII?. Si los equipos que hemos dejado en la tienda pueden serle de alguna utilidad, no dude en tomarlos. con mis mejores votos, le deseo un feliz regreso. Sinceramente suyo. Roald Amundsen". La Carrera hacia el Polo Sur. Robert F. Scott y sus hombres llegaron a la Antártida a bordo del viejo ballenero escocés Terra Nova en Enero de 1911.Sus preparativos han durado cerca de un año; Scott, espoleado por los éxitos de su antiguo segundo E. Shackleton, a bordo de la expedición del Discovery, decide emprender una nueva expedición. Su objetivo: ser los primeros seres humanos en pisar el Polo Sur de la tierra, así como desarrollar investigaciones científicas desde Cape Evans, su base antártica cerca de la bahía de McMurdo (lugar  donde estableció su base en la expedición del Discovery en 1.902). Disponía de 17 ponies, 30 perros huskies siberianos y 3 vehículos oruga. Roald Amundsen, explorador noruego, que ya en 1906, a bordo del Gjoa fue el primer  hombre en completar el recorrido del famoso Paso Noroeste, deseaba repetir la ruta Ártica que Fridtjof Nansen (otro explorador noruego) comenzó en 1893 a bordo del Fram, dejando

derivar al barco de Este a Oeste y ser el primero en alcanzar el Polo Norte Geográfico. Con el acuerdo de Nansen al que pide el Fram, prepara una nueva deriva Artica desde el estrecho de Bering y así alcanzar el Polo. En Septiembre de 1909, y tras el doble anuncio de los americanos Cook y Peary de sus respectivas llegadas al Polo Norte (ácida polémica en la que tuvo que intervenir el Congreso de los EE.UU.), Amundsen en secreto cambia los planes, iría al Polo Sur. Sabe que compite contra Scott y que traiciona a Nansen (que a su vez tenía planes de realizar una expedición al Polo Sur), lo más prudente es callar. En Junio de 1910, el Fram se hace a la mar rumbo, oficialmente, al estrecho de Bering. "Me permito informarle que el Fram se dirige hacia la Antártida" .Este es es texto del telegrama que Amundsen envió a Scott informándole de su cambio de planes. Asimismo, Amundsen envió cartas a Nansen y al Rey de Noruega sobre su nuevo rumbo. En Enero de 1911, el Fram fondea en la Bahía de las Ballenas (situado unas 60 millas más cerca del Polo Sur que la base de Scott en McMurdo). Son nueve hombres y 116 perros. Establecen su base sobre la Barrera de Ross, en la Antártida y la bautizaron como Framheim. Hasta la llegada de la noche antártica, el 21 de Abril, organizaron la base y establecieron diferentes depósitos de provisiones en los 80º, 81º y 82º Sur. El 8 de Septiembre de 1911, Amundsen, tal vez demasiado prematuramente, decidió partir  con 8 hombres y 86 perros, el intento fracasó por las duras condiciones climatológicas y volvieron a la base precipitadamente. En Octubre de 1911 ambos equipos parten hacia el Sur. Los británicos plantearon la expedición según el sistema de una pirámide de equipos de apoyo que regresarían a medida que el avance prosiguiese. El 20 de Octubre, Amundsen y sus cuatro compañeros: Helmer Hanssen, oficial experimentado y especialista en perros, Sverre Hassel, aduanero y conductor de trineos, Olav Bjaaland, campeón de esquí y Oscar Wisting, arponero de ballenas, avanzan rápidamente a razón de 13 millas náuticas por día, con 13 perros por trineo. En los 85º de latitud Sur, y frente a una cadena montañosa detienen su avance. Han de salvar el Glaciar  Axel Heiberg, plagado de grietas. Comienza entonces una ascensión terrorífica. La expedición de Scott pronto comienza a pagar las consecuencias de decisiones equivocadas. Los vehículos oruga, se averían casi inmediatamente. El 10 de Diciembre de 1911, al pie del Glaciar Beardmore (84º latitud Sur aproximadamente), los británicos se detienen. Los ponies se hunden en la nieve profunda y al transpirar por todo el cuerpo, su piel se congela. Scott da la orden de sacrificarlos (este error ya lo cometió en 1909 la expedición de Shackleton, que fracasó en su intento de alcanzar el Polo Sur, además, el experimentado explorador noruego Nansen les había recomendado la utilización de perros que sólo transpiran por la lengua, y son capaces de dormir a la intemperie a temperaturas inferiores a -40º C.; sólo Amundsen, le hizo caso). El 3 de Enero de 1912, en en los 87º 32´ de latitud Sur, Scott elige a los cuatro hombres que van a acompañarle hasta el final: Wilson, Oates, Bowers y Evans. Aún les quedan 169 millas para el Polo Sur. Amundsen, tras la ascensión al Glaciar Axel Heiberg, sacrifica los perros superfluos (práctica condenada por los británicos, por considerarla cruel. Es conocido el enfrentamiento que mantuvieron a este respecto Scott y Nansen en un Congreso de Geografía en Berlín en 1899, en el que Scott defiende una mística del esfuerzo personal, continuando con la tradición de la Royal Navy británica, más arrogante que práctica, a lo que Nansen responde: "cierto que es cruel utilizar perros, pero, ¿no es igualmente cruel exigir a los hombres un esfuerzo extenuante?" ) y a finales de Noviembre encuentra su último gran obstáculo el glaciar "The Devil's Ballroom" (el salón de baile del diablo), plagado de grietas cubiertas por una espesa capa de nieve. El 8 de Diciembre, con 18 perros y tres trineos, los noruegos sobrepasan los 88º 23' que había alcanzado Shackleton en la expedición del Nimrod en 1909. Se encuentran a 95 millas del Polo Sur . Cuanto más cerca se encontraba Amundsen de su objetivo,

aumentaba el temor de ser batido por Scott. A las 15:00 del Viernes 14 de Diciembre de 1911, un grito simultáneo de "¡Alto!", surge de las gargantas de los cinco noruegos : los 90º de latitud Sur. El Polo Sur de la Tierra. "Tengo el Polo Sur al alcance de la vista, y puedo escuchar como rechina el eje terrestre". Bjaaland "Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente enfrentado a sus deseos. Desde niño he soñado con llegar al Polo Norte, y heme aquí en el Polo Sur". Amundsen Durante tres días Amundsen y su equipo se dedicaron a hacer mediciones con el sextante. Antes de iniciar el regreso, dejan en ese punto una bandera noruega, una tienda negra (a la que bautizaron con el nombre de Poleheim) y una carta para Scott. El 25 de Enero, están de vuelta en su base de Framheim. Han tardado 97 días en ir y volver. La expedición inglesa continúa su ruta, sobrepasan los 88º 23´ de latitud Sur que Shackleton había alcanzado en 1909. El 13 de Enero alcanzan el paralelo 89º Sur. El 16 de Enero, al mediodía, Bowers distingue a lo lejos una mancha oscura en el horizonte, media hora más tarde se dan cuenta que es una bandera atada a un trineo. Cerca había restos de un campamento y huellas sobre la nieve de trineos y de perros... muchos perros. El 17 de Enero de 1909 los ingleses llegan oficialmente llegan al Polo Sur. Habían sido derrotados en su carrera hasta el Polo. "¡Dios mío!. Éste es un lugar horrible, aún más terrible por haber trabajado tanto sin obtener la recompensa de ser los primeros". Scott El regreso fue penoso. La nariz de Evans se congela, Oates siempre siente los pies frios, el avance cada vez les cuesta más, la debilidad hace presa en ellos y Wilson se lesiona una pierna en una caída, Scott el hombro, Evans pierde dos uñas de una mano. El 11 de Febrero, en pleno descenso del glaciar Beardmore equivocan el camino y se internan en una masa de hielo extremadamente accidentada. Durante dos días dan vueltas entre el hielo, saben que el depósito de víveres no puede estar muy lejos pero no lo encuentran. Evans se agota, el 16 de Febrero, sufre un colapso, al día siguiente parece que mejora y continúan, Evans se rezaga para ajustarse las botas, los demás siguen adelante. Al darse cuenta que no les alcanza vuelven a por él y lo encuentran arrodillado en la nieve con una salvaje mirada en los ojos. Esa misma noche moriría. A principios del mes de Marzo, Oates no puede disimular su dolor, sus pies están negros y la gangrena se extiende. El 16 de Marzo, consciente de no poder continuar, y no queriendo ser un estorbo para sus compañeros, les insta a que le dejen allí. Los otros se niegan. En medio de una fuerte ventisca y a -43ºC. sale de la tienda: "Voy fuera un momento y puede que por un tiempo". Nunca regresó. El 20 de Marzo una fuerte tormenta les imposibilitó salir de la tienda y recorrer los apenas 18 Km. que les separaban del "One Ton Depot" (depósito de una tonelada de víveres y combustible). El pie derecho de Scott estaba congelado. 29 de Marzo de 1912. "Afuera, delante de la puerta de la tienda, todo el paisaje, es una terrible ventisca, resistiremos hasta el final, la muerte ya no puede estar demasiado lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias".R. Scott. El 12 de Noviembre de 1912, la expedición de Atkinson encontró la tienda semienterrada en la nieve. Bowers estaba envuelto en su saco y Wilson tenía las manos cruzadas sobre el pecho, parecía que ambos habían muerto mientras dormían. Scott yacía con medio

cuerpo fuera del saco y uno de sus brazos extendido hacia Wilson; a la edad de 43 años el Capitán de la Armada británica, Robert Falcon Scott había sido el último en morir. Amundsen era un veterano en las exploraciones polares; tomó precauciones extremas y prestó gran atención a los detalles en la preparación de su ruta hacia el Polo Sur. Scott, sin embargo, sufrió adversidades debido tanto a su inexperiencia como a la característica arrogancia británica, incluso en sus momentos finales, se sintió convencido de las decisiones que había tomado, y se escudó en la mala suerte y en el mal tiempo : "Las causas del desastre no son debidas a una organización defectuosa de la expedición, sino a la mala suerte en todos los riesgos que teníamos que correr. 1º- La pérdida de los ponies ocurrida en Marzo de 1911 me obligó a partir más tarde de lo que había decidido en un principio y a llevar una cantidad de víveres menor a la prevista, 2º- El mal tiempo a la ida, sobre todo la larga tormenta que padecimos en los 83º de latitud, retardó nuestra marcha. 3º- La nieve blanda en las regiones inferiores del glaciar hizo nuestro avance aún más lento. Con energía hemos luchado contras esas circunstancias imprevistas y las hemos vencido, pero a costa de nuestros víveres de reserva. Las provisiones, la ropa y la organización de la hilera de depósitos establecidos sobre la meseta, como sobre toda la ruta del Polo, de una longitud de 1300 km., han sido totalmente satisfactorias. Nuestro grupo habría regresado al glaciar Beardmore en buen estado y con un suplemento de víveres si no se hubiera producido el desfallecimiento sorprendente de Evans, aquel de entre nosotros que creíamos más resistente. En buen tiempo el glaciar Beardmore no es difícil de atravesar, pero a nuestra vuelta no tuvimos una sola jornada verdaderamente buena y la enfermedad de nuestro compañero agravó aún más la situación. Como ya he dicho, nos aventuramos en una región del glaciar extremadamente accidentada y, en una caída, Edgar Evans sufrió una conmoción cerebral. Murió de muerte natural. Su desaparición dejó a nuestro equipo debilitado en el momento en que un invierno precoz se cernía sobre nosotros. Pero todo esto no es nada en comparación con lo que nos esperaba en la barrera. De nuevo afirmo que las disposiciones tomadas para asegurar nuestra retirada eran adecuadas y que nadie habría podido prever, en esta época del año, las temperaturas y el estado de la nieve que nosotros encontramos. En la meseta, entre los 85º y los 86º de latitud tuvimos -28ºC. y -34ºC.; y en la barrera a 82º de latitud y una altitud de 3.000 metros la más baja, experimentamos generalmente -34ºC. durante el día y -44ºC. durante la noche, con un perpetuo viento en contra durante las marchas. Estas circunstancias se han producido en cierto modo de improviso y nuestro fracaso es debido a la llegada súbita del mal tiempo, fenómeno del que parece imposible descubrir la causa. Jamás seres humanos han sufrido tanto como nosotros en este último mes. A pesar del frío y del viento habríamos logrado pasar si no hubiese sobrevenido la enfermedad de un segundo de nuestros compañeros, el capitán Oates, si no hubiese acontecido la disminución inexplicable del combustible contenido en los depósitos y, en fin, sin este último huracán. Nos ha detenido a 11 millas del depósito donde esperábamos hallar los víveres necesarios para la última parte del viaje. ¿Alguien tuvo jamás peor suerte?. Hemos sido detenidos a 11 millas del One Ton Camp, con víveres para solo dos días y combustible para una sola comida. Desde hace cuatro días nos ha sido imposible salir de la tienda: el huracán brama a nuestro alrededor. Estamos débiles apenas puedo escribir. Sin embargo, no lamento haber emprendido esta expedición: ella demuestra la resistencia de los ingleses, su

espíritu de solidaridad, y prueba de como saben mirar la muerte con tanto valor hoy como ayer. Hemos afrontado riesgos, sabíamos de antemano que íbamos a correrlos. Si las cosas se han vuelto contra nosotros, no debemos quejarnos, sino inclinarnos ante la voluntad de la Providencia, resueltos a hacer todo lo que podamos hasta el final... Hemos vivido, me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia..." Carta de R.F.Scott al pueblo de Inglaterra.

CAPÍTULO II LA HISTORIA VERDADERA La verdad sobre las "Nuevas Tierras" descubiertas por Byrd.

Debo escribir este diario a escondidas y en absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo Ártico del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en la nada y entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad. Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con la esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir la Verdad.. Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas. Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento. Transcurrido 29 minutos de vuelo desde el primer avistamiento de los montes, no se trata de una alucinación. Es una pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes. Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos.. Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡No!!!. ¡Parece ser un mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut.. Encontramos otras colinas verdes. El indicador de la temperatura exterior marca -24º C. Ahora seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo ahora parecen normales. Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio no funciona..

El paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de nosotros avistamos aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!. ¡Es imposible!. El avión parece ligero y extrañamente flotante. ¡Los controles se niegan a responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra izquierda hay aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño. ¿Dónde estamos?. ¿Qué ha sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los mandos. ¡¡¡No responden!!!. Estamos atrapados firmemente por una especie de invisible cepo de acero. ¡Nuestra radio grazna y llega una voz que habla en ingles con acento que parece decididamente nórdico o alemán!. El mensaje es: "Bienvenido a nuestro territorio, almirante. Os haremos aterrizar exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en buenas manos" Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están apagados. El aparato está bajo un extraño control y ahora vira sólo. Recibimos otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en breve el avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido por un enorme, invisible, ascensor. Algunos hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son altos y tienen el pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad destellante, vibrante con los colores del arco iris. No sé lo que sucederá ahora, pero no veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una voz que me ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto. De este punto en adelante escribo los acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a la memoria. Esto asienta la imaginación y parecería una locura si no hubiese acaecido verdaderamente. El técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos cordialmente. Luego fuimos embarcados sobre un pequeño medio de transporte semejante a una plataforma pero sin ruedas. Nos condujo hacia la ciudad destellante con extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la ciudad parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un estilo que nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de Frank Lloyd Wright, o quizás más precisamente de una escena de Buck Regers!. Nos ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había saboreado. Era deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros sorprendentes anfitriones vinieron a nuestro alojamiento, invitándome a seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje a mi técnico-radio y caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un ascensor. Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó hacia arriba silenciosamente. Proseguimos luego por un largo corredor iluminado por una luz rosa que parecía emanar de las mismas paredes. Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una gran puerta. Encima de ésta había una inscripción que yo no estaba en grado de leer. La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar. Uno de los anfitriones dijo: "No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el Maestro". Entré y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración que parecía llenar completamente la estancia. Entonces comencé a ver aquello que me rodeaba. Lo que se mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de toda mi vida.

En efecto, era demasiado magnífica para poder ser descripta. Era deliciosa. No creo que existan términos humanos capaces de describirla, en cada detalle, con justicia. Mis pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y melodiosa: "Le doy la bienvenida a nuestro territorio, Almirante". Vi un hombre de facciones delicadas y con las señales de la edad sobre su rostro. Estaba sentado en una mesa grande. Me invitó a sentarme en una de las sillas. Después de sentarme, unió la punta de sus dedos y sonrió. Habló de nuevo dulcemente y dijo cuanto sigue: "Lo hemos dejado entrar aquí porque usted es de carácter noble y bien conocido en el mundo de superficie, Almirante". ¡Mundo de superficie! ¡Casi quedé sin aliento!. "Si -recalcó el Maestro con una sonrisa-, usted se encuentra en el territorio de los Arianos, el Mundo sumergido de la Tierra. No retardaremos mucho su misión y seréis acompañados de vuelta sobre la superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le diré el motivo de su convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente inmediatamente después de la explosión de la primera bomba atómica por parte de vuestra raza sobre Hiroshima y Nagashaki, en Japón. Fue en aquel momento inquietante cuando expedimos sobre vuestro mundo de superficie nuestros medios voladores: los Flugelrads , para investigar sobre aquello que vuestra raza había hecho. Ésta es, obviamente, historia pasada, Almirante, pero permítame seguir. Vea, nosotros nunca, antes de ahora, habíamos interferido en las guerras y en la barbarie de vuestra raza, pero ahora debemos hacerlo en cuanto vosotros habéis aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica, que no es, de hecho, para el hombre. Nuestros emisarios ya han entregado mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin embargo estas no los atienden. Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que nuestro mundo existe. Vea, nuestra cultura y nuestra ciencia están miles de años por delante de las vuestras, Almirante". Lo interrumpí: "¿Pero todo esto que tiene que ver conmigo, Señor?". Los ojos del Maestro parecían penetrar de forma profunda en mi mente y después de haberme estudiado un momento, contestó: "Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno, porque hay algunos, entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes que renunciar al poder, así como lo conocen.". Asentí y el Maestro continuó: "Desde 1945 en adelante, hemos intentado entrar en contacto con vuestra raza pero nuestros esfuerzos han sido acogidos con hostilidad: se hizo fuego contra nuestros Flugelrads . Si, hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por vuestros aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran tempestad en el horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá durante varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad en vuestra ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura haya sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas en el caos. La reciente guerra ha sido solamente un preludio a cuanto todavía debe advenir a vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más claramente a cada hora... ¿Cree que me equivoco?." -"No -contesté-, ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron los años oscuros y duraron 500 años". "¡Si, hijo mío -replicó el Maestro-, los años oscuros que llegarán ahora para vuestra raza, cubrirán la Tierra con un paño mortuorio, pero creo que alguno, entre vosotros, sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé!. Nosotros vemos en un futuro lejano emerger de nuevo, de las ruinas de vuestra raza, un mundo nuevo en busca de sus

legendarios tesoros perdidos y estos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder. Cuando llegará el momento apareceremos para ayudar a vivir vuestra cultura y vuestra raza. Quizás para entonces habréis aprendido la futilidad de la guerra y de su lucha... y después de aquel momento una parte de vuestra cultura y ciencia os serán restituidas para que vuestra raza pueda recomenzar. Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de Superficie con este mensaje.". Con estas palabras decisivas, nuestro encuentro parecía llegar a término. Por un momento me pareció vivir un sueño... y, sin embargo sabía que aquella era la realidad y por alguna extraña razón me incline levemente, no sé si por respeto o humildad. De improviso me di cuenta de que los dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido aquí, estaban de nuevo a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos. Me giré una vez más antes de salir y miré al Maestro. Una dulce sonrisa estaba impresa en su anciano y delicado rostro. "Adiós, hijo mío", me dijo e hizo un gesto suave con su grácil mano, un gesto de paz y nuestro encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos rápidamente de la estancia del Maestro por la gran puerta y entramos otra vez en el ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos movimos inmediatamente hacía lo alto. Uno de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora debemos apresurarnos, Almirante, en cuanto el Maestro no desea retardar más vuestro programa previsto y debéis volver a vuestra raza con su mensaje". No dije nada, todo esto era casi inconcebible y, una vez más mis pensamientos se interrumpieron apenas nos paramos. Entré en la estancia y estuve de nuevo con mi técnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre su rostro. Acercándome dije: "Todo esta bien, Howie, todo esta bien". Los dos seres nos señalaron el medio en espera, salimos y pronto alcanzamos nuestro avión. Los motores estaban al mínimo y nos embarcamos inmediatamente. La atmósfera, ahora, estaba cargada de un cierto aire de urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el avión fue inmediatamente transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que alcanzamos los 2.700 pies. Dos de los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a una cierta distancia, haciéndonos planear a lo largo de la vía del retorno. Debo remarcar que el indicador de velocidad no indicaba nada, sin embargo nos estábamos moviendo muy rápidamente. Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!! Miramos por un instante los Flügelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido. El avión pareció, de improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios pensamientos. Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base. Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales. Del campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto. Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir. 11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha sido

debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top Security Forces y por un equipo médico. ¡Es un tormento!. Me ponen bajo estrecho control de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las ordenes. Última anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el 1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular diario. Concluyendo, debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó, durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará. Ésta es la única esperanza para el género humano. ¡He visto la verdad y ésta ha revigorizado mi espíritu donándome la libertad!. He hecho mi deber con relación al monstruoso complejo industrial militar. Ahora la larga noche comienza a aproximarse, pero habrá un epílogo. Como la larga noche del Antártico termina, así el sol brillante de la verdad surgirá de nuevo y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz... Porque yo he visto "Aquella Tierra más allá del Polo, aquel Centro del Gran Desconocido".

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