El Desierto Entra en La Ciudad

July 18, 2017 | Author: Luz Calabrese | Category: Horoscope, Biblical Magi, Uranus, Neptune, Saturn
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Descripción: Obra de Roberto Arlt...

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EL DESIERTO ENTRA EN LA CIUDAD De Roberto Arlt Versión de Bernardo Carey y Yirair Mossian

Personajes Invitado 1º/Escribano 1º Invitado 2º/Escribano 2º Invitado 3º Invitada 1º/Inés Invitada 2º7Adela Invitado 4º Leonor Federico Escipión César El ángel negro Desconocido/Desconocido con botas Abogado Astrólogo Esclavo/Baltasar Cojo Perro Accionista María Gaspar Melchor

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ACTO I

ESCENA I ESCENARIO AMPLIO, DESNUDO. SE DESTACA EL TRONO DE CÉSAR, DONDE ESTÁ SENTADA CIRCUNSTANCIALMENTE LEONOR, CON CIERTA INDIFERENCIA. SEIS INVITADOS, CUATRO HOMBRES Y DOS MUJERES, MUY ELEGANTES, CON PLATOS EN SUS MANOS Y COPAS DE VINO Y CHAMPÁN AMBULAN POR EL ESCENARIO, SE SIENTAN EN EL SUELO, ERUCTAN. TODOS TIENEN UNA PEQUEÑA PANCITA PROMINENTE COMO PAVOS CEBADOS. ENTRA FEDERICO, VESTIDO DE CALLE, DESPEINADO, TRATA DE PASAR DESAPERCIBIDO, OBSERVÁNDOLOS. LEONOR VE A FEDERICO Y SE OCULTA TRAS EL TRONO PARA QUE ÉSTE NO LA VEA. INVITADO 1º: ¡Pobre estómago mío! INVITADO 2º: ¿Te quejás? INVITADO 1º: No tengo lugar ni siquiera para esta aceituna. (LA ESCUPE AL PISO) INVITADO 3º: ¿Qué queda para mi? ¡Tengo que comer esta montaña de Pullet Normand con Croquets a la Mer y estos Spaguettis Fagioli al Pomodoro!

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INVITADO 2º: Tengo ganas de vomitar. ¡Hor’s d’Ouvre, Buillon, Creps Souffle..! ¡Mer... merd..! INVITADO 3º:¿Alguien me podría ayudar? Vos Laura que todavía estás en línea. INVITADA 1º: No puedo con estos Escalopines a la Putanesa... ¡Putanesa..! Aj... ¡no doy más! INVITADA 2º: No hay derecho a burlarse así. INVITADO 1º: César abusa de nuestra bondad. INVITADO 4º: César se aburre. Espantosamente... INVITADO 1º: ¡Nos trata peor que a mendigos! INVITADO 4º: Hablemos más bajo. Pongan caras de satisfechos.(INVITADO 1º ERUCTA) En cualquier momento cae César. INVITADO 2º(ERUCTA, INTENTA BEBER DE SU COPA CON ASCO. A INVITADO 4º): ¡Jamás pensé que llegaría a odiar un vino francés cosecha dieciseis..! INVITADO 4º: ¡Shhh..! Menos llanto. Acuérdense de las hambrunas de antaño. INVITADO 3º: ¡Qué lindo era tener hambre! ¡Juro que añoro la mortadela de la fonda! COMEN CON ESFUERZO. ENTRA ESCIPIÓN Y CRUZA EL ESCENARIO HACIA FEDERICO SIN QUE ÉSTE LO REGISTRE.

ESCENA II ESCIPIÓN PALMEA SORPRESIVAMENTE A FEDERICO. ESCIPIÓN: ¿Venís, Federico, a visitar a los amigos? FEDERICO (SORPRENDIDO): No, no... ESCIPIÓN: ¿Quién te dio permiso para entrar a este palacio? Vos sabés que yo manejo las entradas y salidas de César. (RÍE ESTÚPIDAMENTE DE SU PROPIO CHISTE) FEDERICO: Vengo a buscar a Leonor. ESCIPIÓN (A LOS DEMÁS, IRÓNICO): ¡Busca a Leonor..!

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INVITADA 1º: ¡Federico! ¡Estabas aquí! INVITADA 2º: (CODEANDO A INVITADA 1): ¡Federico busca a Leonor! FEDERICO: Si, a mi esposa. ESCIPIÓN: Ya ves... No está en casa. FEDERICO: Huelo su perfume, señor Administrador. ESCIPIÓN: ¡Dice que huele su perfume..! INVITADA 2º (CONTENIENDO LA RISA): Hace tiempo que no la vemos. FEDERICO (A ESCIPIÓN): ¿No sabés si vendrá? INVITADO 4º: ¿Cómo querés que lo sepamos? INVITADO 1º: Salvo que consultemos una bola de cristal. RISAS. FEDERICO: La necesito. Decile, Escipión, que la necesito. ESCIPIÓN: ¿Querés mirar atrás de las cortinas? LEONOR, TRAS EL TRONO, CONTIENE LA RESPIRACIÓN. FEDERICO: ¡La huelo en el aire! ESCIPIÓN: ¡Eso sí que está bueno..! FEDERICO: Estas palabras van para quien de ustedes vea a Leonor: Díganle que la llevo dentro de mi cuerpo como un carbón encendido. Un carbon encendido que a veces llamea. Entonces mi alma se desmorona como un castillo de flores. ¿No han visto nunca una flor en el suelo? Como flor en la tierra es mi alma humillada. La hiere el hierro, la quema el sol, la muerde la piedra. INVITADO 4º: ¡Bah! No te preocupés. Cuando una puerta se cierra, cien se abren. ESCIPIÓN: Consolate Federico. ¡Cuántas mujeres que todavía no conocés te están esperando! ESCIPIÓN E INVITADO 4º, RÍEN CONTAGIANDO A LAS INVITADAS. INVITADA 2º (PARODIA): ¡Con los labios en cáliz..! INVITADA 1º(ÍDEM): ¡Con los brazos abiertos!

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FEDERICO: Si la angustia de los hombres se pudiera transformar en metal precioso, las ciudades estarían pavimentadas y amuralladas de oro hasta la misma cúpula del cielo. (A INVITADO 3º) Vos no te encanallaste del todo. ¿Dónde está Leonor? INVITADO 3º: Leonor... (MARCA HACIA LEONOR. SE DETIENE) nos oculta su paradero. FEDERICO: ¡Estas palabras van para quien de ustedes vea a Leonor:! Me he perdido en la tierra de la muerte. Una soledad infinita cuyo límite es el desaliento. (PAUSA) Dije que la llevo adentro como un carbón encendido. A veces despierto en la noche, casi dormido. Va a comenzar un nuevo día. Reproduzco todas las costumbres del amanecer. Del mediodía. Cuando Leonor llega a casa con el cabello recogido en la nuca. En mi memoria... Cuando cae la tarde y Leonor camina conmigo por una calle de árboles oscuros... Casi dormido... INVITADO 1º (BAJO, A LOS DEMÁS): ¡Las noches de Federico deben ser terribles! FEDERICO: Sus ropas saben caer igual que las hojas de un árbol. Su busto sabe reflejarse como una magnolia en el agua oscura del espejo... INVITADA 1º (ÍDEM): ¡Maravilloso..! FEDERICO: ... su rostro... su sonrisa desvanecida... ni los ángeles expresan tanto amor... INVITADA 2º (PARA SI): ¡Me fascina! FEDERICO: ¡Sé que Leonor viene seguido por acá y que ustedes la ven! Díganle que es necesario que nos encontremos. FEDERICO GIRA BRUSCAMENTE SOBRE SI MISMO Y SE MARCHA SIN SALUDAR A NADIE. HAY UN SILENCIO.

ESCENA III LEONOR (SALE DE SU ESCONDITE TRAS EL TRONO): Pensé que no se iba más. (SILENCIO) Casi me emociona... ¡Maldito charlatán! INVITADA 1º: Te husmeaba en el aire, Leonor. LEONOR: Lo oí. ESCIPIÓN: ¡Te huele como a un marisco podrido! INVITADO 3º: Se ve que te quiere, nena.

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LEONOR: ¡Yo vivía feliz..! ¡Como el clavel en la maceta! Remendaba las medias... freía las papas... hacía la cama... Dichosa... Pero para Federico era poco. Quería más... Quería que yo... quisiera más... Que quisiera... lujo, incluso. El día que me presentó a César parecía haber alcanzado la cúspide de la felicidad. INVITADA 2º: ¡Ah... los hombres... los hombres..! LEONOR: A medida que me divertía, me alejaba de él. INVITADA 2º: ¡Pobrecita! LEONOR: Me empujó a los brazos de César. ¡Y cuando descubrió que me perdía trató de retenerme! Se hizo el moralista. Llegó a decirme: “Somos marido y mujer. No debemos mancillar el sagrado sacramento del matrimonio”. ¡Infeliz! ¡Pobre infeliz!

ESCENA IV ENTRA CÉSAR, VESTIDO CON FASTUOSA “ROBE DE CHAMBRE”. SE SIENTA EN EL TRONO. LEONOR Y EL INVITADO 4º SE SIENTAN A SUS PIES, UNO A CADA LADO. TODOS: ¡Ave César! ¡Ave! (RÍEN, BROMISTAS) ¡César! ESCIPIÓN: ¡Oh! ¡César! ¿Qué hay sobre la tierra más seductor que tu presencia? CÉSAR: Nada. Salvo mi cocinero. ¡Mi cocinero, Escipión! (ESPERA RISAS. APRUEBA LAS MISMAS) ¿Han comido? TODOS: -Sí, César. -¡Con verdadera gula! -Pasamos el rastrillo... -¡Y la lengua! CÉSAR: ¿Han vomitado? TODOS: -Nada César, nada. -Antes que escupirla, tu comida César se avinagrará en nuestros estómagos. -Tus vinos añejan nuestras tripas. CÉSAR: ¡Maravilloso! Mañana duplicaré, triplicaré, las raciones. TODOS: ¡César..! ¡Gracias César!

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CÉSAR: ¡Nunca un plato es igual a otro! Ni una mujer es igual a otra... (APARTA DE SI A LEONOR) Ni un querubín igual a otro querubín... (APARTA DE SI A INVITADO 4º. SE DIRIGE A INVITADO 2º) Te pedí que me presentaras a tu hermana. INVITADO 2º: Está siguiendo, César, un régimen para ponerse hermosa. CÉSAR: Olvidalo. ¡Que no abandone su cueva ese esperpento! (UN TIEMPO) Olví Ya estoy enamorado de otra. ESCIPIÓN: ¿Quién es la afortunada? CÉSAR (SEÑALANDO A SUS INVITADAS): ¡Ni ella, ni ella, ni ella! Me asquean. Amo a una tierna jovencita campesina. Un capullo desconocido... INVITADA 1º (CAE DE RODILLAS): ¿Qué destino será el mío? INVITADA 2º (ÍDEM): Sólo a tu lado soy feliz. LEONOR (ÍDEM): Apiadate de mi. INVITADO 4º: ¿Tengo que volver a la oficina? ¡Se burlarán de mi regreso! INVITADO 1º: ¿Para que te entregamos nuestras mujeres? CÉSAR: ¿No quieren a mi campesina? ¿Son capaces de rebelarse antes de que los eche? ¡Todavía les queda dignidad! Bien. Como me enamoro me desamoro. Se acabó la jovencita. No hay jovencita. ¿Qué me dan a cambio, cretinos? Nada virgen hay en ustedes. ¿Qué me ofrecen? ¡Ay, ay, me arrinconan contra un muro! Tengo malhumor. Nada me ofrecen. ¡Enanos! ¡Diviértanme entonces! Diviértanme... babiecas... ¡diviértanme! INVITADO 3º: Hay que divertir a César. INVITADO 2º: ¡Hay que divertir a Césa, claro..! INVITADA 2º: ¿Pero cómo..? ESCIPIÓN: ¿Qué les parece si hacemos entrar al primer idiota que pase frente a la puerta? CÉSAR: ¡Es una idea magnífica Escipión! INVITADA 1º: ¿Y si es una mujer? CÉSAR: Así sea la virgen y el niño. ESCIPIÓN (A LOS INVITADOS Y A LEONOR): ¡Vamos gusanos, volando, a traer al primero que pase!

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INVITADA 2º (A CÉSAR): ¡Te reirás a mandíbula batiente! LOS INVITADOS CON LEONOR SALEN EN TROPEL. CÉSAR: Esto si que va a ser divertido. Festejemos, Escipión: ¡a bailar! SE OYE MÚSICA LIGERA. CÉSAR Y ESCIPIÓN BAILAN.

ESCENA V ENTRAN LOS INVITADOS, LEONOR Y UN MISERABLE DE RAÍDO SOBRETODO QUE CARGA UN ENVOLTORIO EMBALADO EN DIARIOS Y LUCE UNA GORRA POR LA QUE SE LE ASOMAN ENGRASADOS PELOS QUE ENMARCAN UN ROSTRO MACILENTO DE BARBA DESCUIDADA. LEONOR (EMPUJANDO AL MISERABLE AL CENTRO DEL ESCENARIO): ¡El primero que pasó! CÉSAR: ¡Una cucaracha! VISITANTE 3º: No quería entrar. CÉSAR (INSPECCIONÁNDOLO): ¡Más desarrapado que un bolita! (UN TIEMPO) ¿Te comieron la lengua los ratones? LEONOR: Descubrite. Este es César, el empresario más poderoso de la ciudad. CÉSAR: No habla el imbécil. ESCIPIÓN: ¡Agachate! ¡Saluda a César, cubierto de carne?

bocabierta! ¿Qué esperás? ¿Un hueso

INVITADA 1º: Contanos tu vida. Empezá por algo. ¿En que villa de mala muerte vivís? INVITADA 2º: ¿Quién padece tu mugrosa compañía? CÉSAR (ANTE LA FALTA DE RESPUESTA): Me aburro.. Esto no marcha INVITADO 4º (INCREPA AL DESCONOCIDO): ¿Sos sordomudo, estúpido? EL MISERABLE NO HABLA. ESCIPIÓN: Empecemos la cuenta del Debe y el Haber: ¿qué llevás en ese paquete? CÉSAR: Interrogatorio. Por ahí va mejor. ¡Esta debe ser la más bella fiesta de mi vida!

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EL MISERABLE SIGUE SIN HABLAR. INVITADO 3º: ¿Y si lleva una bomba? INVITADO 2º: Es cierto. Tiene más facha de terrorista que de cristiano. CÉSAR: Ese paquete es mío. ¡Ábranlo, cobardes! ESCIPIÓN: Dámelo. EL MISERABLE ENTREGA EN SILENCIO SU PAQUETE. INVITADO 1º: ¡Cuidado!¡Si hace tic tac es una bomba! CÉSAR: Acercale el oído, idiota. ESCIPIÓN (LUEGO DE HACERLO): No se oye nada. INVITADA 2º: ¡Entonces... no es una bomba! CÉSAR: ¡Qué diablos esperan para abrirlo! LOS INVITADOS, COMO EN UN JUEGO, HACEN UN CÍRCULO. ESCIPIÓN ABRE RÁPIDAMENTE EL PAQUETE Y DE PRONTO RETROCEDE. TODOS: ¡Oh..! LEONOR: ¡Qué horror! CÉSAR: ¿Qué es eso? ESCIPIÓN (DEJANDO UN CUERPECITO EN EL PISO): Una criatura muerta. INVITADA2º: ¡Pobrecita! INVITADA 1º: Que carita de ángel. LEONOR: Parece dormida. CÉSAR: ¿Quién es este niño? DESCONOCIDO: Mi hijo. ESCIPIÓN: Tu hijo... LEONOR: ¿Cuántos meses tenía? DESCONOCIDO: Tres. CÉSAR: ¿A dónde lo llevás envuelto en diarios?

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DESCONOCIDO: Al hospital. ESCIPIÓN: ¿Por qué lo envolviste en diarios? DESCONOCIDO: Para que no lo vean muerto. CÉSAR: ¿Por qué no lo enterraste? DESCONOCIDO: No tengo dinero. ESCIPIÓN: Hay cajoncitos de pino, muy baratos. DESCONOCIDO: No tengo dinero. INVITADO 4º: ¿No tenés, siquiera, una sábana? DESCONOCIDO: La usé para amortajar a la madre. INVITADO 4º: ¿De qué enfermedad murieron? DESCONOCIDO: No sé. INVITADO 2º: Es espantoso que la gente se muera así. CÉSAR (ACERCÁNDOSE AL CADÁVER): Esta es la pequeña podredumbre. (LO TOMA ENTRE SUS MANOS) Carne miserable. Carne inmunda. Montón de basura. Estiércol. (AL DESCONOCIDO) Llevátelo. (A ESCIPIÓN). Dale plata. (UN TIEMPO) ¡Fuera de aquí! ENTRE LOS INVITADOS SACAN AL DESCONOCIDO Y A SU HIJO A EMPUJONES. CÉSAR SE MIRA LAS MANOS. CÉSAR: ¡Estiércol..! Tengo las manos con olor a muerte... ¡Huelan! (ALGUNOS INVITADOS LO HACEN) Es la muerte de un inocente. Su olor no se irá más. Fecunda mi podredumbre. ¡Agua! ¡Agua para lavarme! (TODOS ESTÁN PARALIZADOS) ¡Estiércol..! Dejame niño. Dejame. Escupo en ustedes como en una salivadera... ¿Eso alegra mi corazón? Te humillé, a vos, a vos, a vos. Tristes. Desdichados. ¿Quién levantó su brazo ante mis maldiciones, mi crueldad, mis crímenes? ¡A vos te adorné la frente con el adulterio! ¡Vos cometiste estupro delante de mí! Tus nalgas sufrieron mi pija. ¿Quién se escandalizó? Mis tripas están repletas de ricas viandas, mis ojos relucen como los de un asesino. (UN TIEMPO) ¡Perdónenme... perdónenme..! Estauve ciego, encendido de maldad, loco furioso. Como un lobo contra otros lobos. (A INVITADO 4º) Olvidá mis ofensas... (A LEONOR) Olvidá mi obcecación en provocar tu cólera. (HACE UN GESTO) ¡No quiero que me hablen! (BAJA LA CABEZA. SE QUEDA UN INSTANTE EN SILENCIO. LUEGO LA ALZA) ¿Qué alegría puedo yo encontrar, ahora? Mi corazón se ha cansado, mis ojos están turbios. Sudo como un agonizante. ¿Tengo yo el aspecto de un cadáver? ¿Parezco ese niño?(UN TIEMPO) ¿En alguna parte hay figuras ejemplares? ¿Volaré muy alto, seré de granito, un remolino? ¡Quimera! (UN TIEMPO, DESENCANTADO) La

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cabeza lo más baja posible, si. Cruja mi mandíbula antes de que de mi boca se escape una sonrisa. No hay nada por decir, nada por agregar... Ninguna molestia... ningún trabajo... ¡La cabeza lo más bajo posible! ¡Está bien! ¡Probemos! Gracias, Señor. He comprendido, te obedeceré. Al desierto. TODOS: ¿Cómo? ¿Cómo? CÉSAR: ¡Al desierto! (SE LEVANTA.) ¡Qué horror todo esto! (LE VUELVE LA ESPALDA A SUS COMENSALES Y SE MARCHA. TRAS UN INSTANTE DE VACILACIÓN LO SIGUEN). ESCIPIÓN (SOLO): ¿No será una nueva farsa? (SALE POR EL MISMO CAMINO QUE LOS DEMÁS)

FIN DEL ACTO 1º

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ACTO 2º ESCENA 1º SALÓN DE LA EMPRESA CON GRANDES VENTANAS. A TRAVÉS DE ELLA SE RECORTAN LOS ALTOS EDIFICIOS DE LA CIUDAD, LOS MÁSTILES DE LOS NAVÍOS APOSTADOS EN EL PUERTO. LARGA MESA DIRECTORIO. DOS, TRES PILAS DE LAS SILLAS NECESARIAS ESPERAN A LOS PERSONAJES. UNA PUERTA PRINCIPAL DE CAOBA LUSTRADA, BATIENTE. EL ABOGADO SE PASEA DE UNA PUNTA A LA OTRA DEL SALÓN. POR LA PUERTA PRINCIPAL ENTRA EL ASTRÓLOGO, REVESTIDO DE UNA TÚNICA NEGRA SEMBRADA DE ESTRELLAS Y ALTO BONETE. LLEVA LA SIMBÓLICA VARA. LE SIGUE UN NEGRO CON TURBANTE, CHALECO MORISCO Y CALZONES CORTOS QUE LLEVA UN GRAN ROLLO DEBAJO DEL BRAZO. ABOGADO: ¿Don Lilitiel, verdad? ASTRÓLOGO (REVERENCIA): Astrólogo afamado.

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ABOGADO: Lo voy a escuchar por las circunstancias especiales de las que estoy rodeado. Sea breve. El tiempo es dinero. La reunión de la familia con los accionistas comienza en seguida. ASTRÓLOGO: Le ruego deponga el asombro provinciano que le produce mi hábito. ABOGADO: ¿No es una cachada? ASTRÓLOGO: Cada profesión, señor Abogado, tiene su uniforme ritual. ABOGADO: El suyo parece un cartel de publicidad. ASTRÓLOGO: ¡Negro esclavo, colguemos el horóscopo! EL ASTRÓLOGO LE VUELVE LA ESPALDA AL ABOGADO Y VIGILA LA OPERACIÓN DEL NEGRO, QUE CUELGA EL HORÓSCOPO DE ACUERDO AL FACSÍMIL DE LA PG.64 DE LA EDICIÓN DE “EL DESIERTO ENTRA EN LA CIUDAD”, EDITORIAL FUTURO, BUENOS AIRES, 1952. SE OYEN LADRIDOS FURIOSOS. ENTRA EL COJO TIRONEANDO DE LA CUERDA CON EL PERRO TOMASITO, EMBRAVECIDO. ASTRÓLOGO: ¡Saque ese perro de acá! COJO: ¿Por qué? ABOGADO: Es impropio, tío. COJO: Traje al perro porque no estoy dispuesto a tolerar que se abuse de mi inferioridad física. (EL PERRO SE HA CALLADO, MUEVE LA COLA) ABOGADO (AL COJO): La reunión no comenzará antes de quince minutos. COJO: Tomasito es un pichicho musculoso, de sólida dentadura... pero se quedará a mi lado. ¡Echado como una ovejita! (BUSCA UNA SILLA Y SE SIENTA EN ACTITUD DE ESPERA) ASTRÓLOGO: Desde la más remota antigüedad se sabe que los planetas influyen en la formación del carácter y dirigen el destino de los hombres. COJO: ¿Cuánto me cobraría, don, por sacarle un horóscopo a mi perro? ASTRÓLOGO: Creo necesario advertir que las experiencias de la astrología se basan en la comparación analítica de inmensa cantidad de horóscopos... ABOGADO: Don Lilitiel: de lo que se trata es del horóscopo de una persona determinada, del depositario de nuestras acciones, nuestro primo César, empresario atravesado quizás por la locura. Dese cuenta, por favor, de la magnitud del asunto.

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ASTRÓLOGO: ¡No me interrumpa! ¡Voy a eso! ¡Voy a eso! Los horóscopos se confeccionan tomando como punto de partida la posición que ocupaban los planetas en el zodíaco en el momento del nacimiento... ENTRA ADELA. ADELA: ¿Ya empezamos? (TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA LEJOS DEL COJO) No aguanto el olor a perro. EL ASTRÓLOGO VA A RECOMENZAR ANTE LA MIRADA INTRIGADA DE ADELA. ENTRA INÉS, NERVIOSA, IRRITADA, COMO SI HUBIERA DISCUTIDO ANTES DE ENTRAR. INÉS: ¿Llego tarde? Un tal Federico, que no se quiere marchar, insiste en que le den la dirección de César. ABOGADO: ¿Federico? INÉS: Eso dijo. Federico. ABOGADO: No se quién es. INÉS NO HA TERMINADO DE BUSCAR UNA SILLA CUANDO ENTRA EL ACCIONISTA. ACCIONISTA: ¿Tiene los nombres de las personas que asisten a esta reunión? ABOGADO: La familia completa. Y usted por los accionistas. Está todo en orden. ¡Salvo que todavía no es la hora fijada! ACCIONISTA: Le agradeceré que luego me facilite una lista de los presentes. (TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA) ¿Vamos a declarar loco a César? ENTRA MARÍA, SILENCIOSA, TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA. LADRA EL PERRO TOMASITO. COJO: Callate Tomasito. (A LOS DEMÁS) Se llama Tomasito. ADELA: ¿César está loco nomás? COJO: Pruebas hay de sobras. INÉS (A ADELA, POR EL ASTRÓLOGO): ¿Médico? COJO: No. INÉS: ¿Psicoanalista? COJO: Tampoco.

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ABOGADO: Ahorremos tiempo. Escucharán a un astrólogo. Era un informe personal... pero ya que insisten... ADELA: ¡Un astrólogo! ACCIONISTA: Estamos listos. ADELA: Señor... señor... ACCIONISTA: Abel. Represento el cincuenta y dos por ciento del valor accionario. ADELA: Señor Abel: no sea pesimista. ¿Qué es lo que sabemos nosotros del primo César? EL PERRO TOMASITO LADRA. COJO: Nada. ACCIONISTA: Algunos opinan que está loco. ADELA: Otros que está cuerdo. Otros que no es cuerdo ni loco. Otros que si no lo inspira el diablo, es un santo. INÉS: Eso: el diablo. ADELA: ¿Entonces, por qué no escuchar a un astrólogo? ABOGADO: Eso me dije cuando pedí su diagnóstico. ACCIONISTA: Habíamos quedado en que esta reunión era secreta. Sólo para los que tenemos intereses... en la empresa. ABOGADO: Será una opinión más. ASTRÓLOGO: ¡Así se me trata! ADELA: ¿Quién podría negar de plano? Siempre quise consultar a un astrólogo. EL PERRO LADRA. ABOGADO: Hacé callar a ese perro. COJO: Vamos Tomasito, no seas mal educado. Lo llamo Tomasito porque es un nombre persuasivo. (UN TIEMPO) César se ha marchado al desierto. ACCIONISTA: César sufre un ataque mental. INÉS:. Para mi, César está poseído por el demonio

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ADELA: ¡Está en el desierto! ¡Purgando! Cuando un alma alcanza esas alturas, sus contemplaciones se acompañan de trastornos poderosos. Percibe a Dios a través de sus terrores. Sólo almas muy fuertes resisten incólumes los efectos de la gracia divina. ASTRÓLOGO: Yo, el horóscopo, tengo la palabra. ACCIONISTA: Con el perdón de usted, señor Astrólogo, yo soy un hombre de negocios. A mi no me interesan las relaciones personales que César mantiene con el Demonio... o con Dios. Lo único que me preocupa es que la empresa marche con la regularidad que es indispensable al pago de los dividendos, intereses y amortizaciones. COJO: ¡Magnífico señor! ABOGADO: ¿Por qué chillás? ¿Tenés acciones acaso? COJO: Como pariente de César creo merecerlas. EL PERRO LADRA. ABOGADO: Orden, señores, orden. Llegaremos a un acuerdo. En el fondo todos deseamos lo mismo. ACCIONISTA: No quiero un santo ni un demente al cuidado de mis intereses, de nuestros intereses finalmente, sino un hombre responsable y de probada capacidad ejecutiva. ADELA: Yo creo que César es un converso. Se puso en manos del Señor. INÉS: Del diablo, por ahora. ACCIONISTA: ¿Renunciando a los beneficios que le produce su empresa, su imperio? ¡No me haga reir! Está loco. Sencillamente loco. ABOGADO: Adela, Inés... ¿si César está cuerdo, nuestra demanda, nuestra litis... prosperaría? COJO: No, evidentemente. ACCIONISTA: ¡Ningún juez declarará insano a quien quiere simplemente purgar sus pecados! INÉS: ¿Y cuál es la opinión del profesional convocado? ASTRÓLOGO: El actual desarrollo de la astrología es tan extraordinario que en un futuro próximo se verificará la capacidad de todo hombre destinado a desarrollar actividades empresarias o políticas consultando su cartilla astrológica. Se exigirá este documento como hoy se exige un documento de identidad. COJO: ¡Oiga! ¿Está loco o no?

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ABOGADO: Urge demostrarlo. INÉS: (APARTE): ¿Dónde podría verlo, señor Astrólogo? ASTRÓLOGO (AL NEGRO): Esclavo, dale una tarjeta de mi consultorio. (EL NEGRO LO HACE) INÉS: Gracias. ASTRÓLOGO: Pasemos, ahora al estudio del horóscopo del señor César. (SEÑALA CON SU VARA EN LA ILUSTRACIÓN) Las líneas rojas que comunican a los planetas señalan las conjunciones desfavorables. Las líneas azules las conjunciones favorables. En el momento en que nació el señor César ocupaba en las casas la posición indicada. ACCIONISTA: ¿Qué son casas? ASTRÓLOGO: Perdón. No he venido a dar lecciones de astrología sino a leer un horóscopo. (AL NEGRO) Dale una tarjeta al caballero. (EL NEGRO OBEDECE) Al nacer César, la Luna y Neptuno se encontraban en la casa ascendente (SEÑALA) y, en consecuencia, dominan constantemente en el horóscopo, imprimiéndole su tónica. A continuación hallamos a Urano en la casa de los enemigos públicos. Saturno y el Sol en la casa de la muerte. Mercurio, Venus y Marte en la casa de la religión. Jupíter en la casa de las relaciones sociales. Observemos ahora los conjuntos planetarios que intervienen en la formación de su carácter... EL PERRO LADRA. ASTRÓLOGO: ¡Hágalo callar rengo de mierda o no me responsabilizo de mi esclavo! EL PERRO DEJA DE LADRAR Y SE REFUGIA BAJO EL COJO. ASTRÓLOGO (SEÑALA): La Luna es aquí dueña del signo ascendente de Cáncer y Cáncer es un poderoso engendrador de ensueño. Además la Luna en Cáncer emite potentes ondas, lo que determina un tipo sensible, imaginativo, altamente psíquico. Simultáneamente la Luna y Neptuno se encuentran en posición favorable con el Sol. Como el Sol está situado en el signo contemplativo de Piscis, este tipo temperamental se denomina Neptuno-Luna. INÉS: ¡Ah! ASTRÓLOGO: No. Ah, no. La conjunción Neptuno-Luna se encuentra en aspecto negativo con Urano. Urano modela carácter violento, sorpresivo. La onda magnética de Urano al mezclarse con la de Neptuno puede arrastrar a César a... INÉS: A... ASTRÓLOGO: ¡A la locura! COJO y ACCIONISTA:! ¡Lo sospechábamos (SE DAN LA MANO)

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ASTRÓLOGO: No, no, no. Aunque el Sol y Saturno configuran positivamente con Luna-Neptuno, no olvidemos que Saturno y el Sol se alojan en la terrible casa ocho. La casa ocho es la morada de los enjuiciamientos, de las querellas públicas, de los accidentes, de los peligros de asesinato y de la muerte. De modo que si la conjunción Luna-Neptuno determina temperamento místico, la conjunción Urano-Neptuno empuja a la locura. ABOGADO: ¿Loco, entonces? ASTRÓLOGO: Nunca se podrá descubrir si César está loco o cuerdo, porque Saturno y el Sol equilibran esos influjos contrarios en la casa de la muerte, no se si por accidente o asesinato, pero de todos modos una muerte violenta. (PAUSA) Es cuanto puedo informarles, señores. ABOGADO: ¿Qué les parece? ACCIONISTA: Jamás he oído más disparates en menos tiempo. ENTRA ESCIPIÓN MIENTRAS EL ASTRÓLOGO ORDENA AL NEGRO QUE DESMONTE LA ILUSTRACIÓN. ESCIPIÓN: Buenos días. ABOGADO: El Contable Escipión, secretario y amigo de César. Acabamos de escuchar el diagnóstico que nos ha hecho el famoso Don Lilitiel. ESCIPIÓN: ¡Bah..! ¡Un charlatán! Mi historia está ampliamente documentada. César nos reunió en su casa, se espantó ante la muerte de un niño inocente, nos dijo que arrepentido de sus pecados se retiraría al desierto, a la llanura, a la pampa, para hacer penitencia. ABOGADO: ¿Eso es todo? ESCIPIÓN: Entre otras cosas, dijo que el espectáculo de un niño amortajado con diarios viejos, era repugnante a Dios y a los hombres. ACCIONISTA: ¿Dice incoherencias? ESCIPIÓN: Dice que nuestra sociedad está podrida hasta el tuétano. INÉS: No veo aparecer la locura de César. ADELA: Ni yo. ESCIPIÓN: Dijo que se sometería a una rudísima vida de prueba en el desierto. ABOGADO: En realidad lo acompaña una alegre pandilla de prostitutas y rufianes. Dicen que van a cursar el bachillerato de la santidad cuando todos sabemos que van al desierto a vivir sin trabajar.

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ACCIONISTA: ¿Sin trabajar, contable Escipión? ESCIPIÓN: Como lo han hecho hasta ahora. Viven de un modo original. COJO: ¿Y qué hace usted acá? ESCIPIÓN: Me quedé para liquidar algunos asuntos... propios de mis tareas. ABOGADO: ¿Partirá para el desierto? ESCIPIÓN: Bueno... ABOGADO: ¿Usted puede informarnos regularmente de cuanto ocurre? ESCIPIÓN: ¿Informarles? ABOGADO: Hablemos claramente. Nos sería de mucha utilidad que usted se trasladara junto a César y actuara desde allí como nuestro corresponsal. ESCIPIÓN: ¡Con mucho gusto! ABOGADO: ¿En mi antedespacho vió a un señor esperándome? ESCIPIÓN: No me dejé ver. Lo eludí, señor. ABOGADO: ¿Lo conoce? ESCIPIÓN: Si. ABOGADO: ¿Quién es ese hombre? ESCIPIÓN: Federico. Un rufián enamorado de su mujer. César se la quitó. ABOGADO: ¿Puede sernos útil? ESCIPIÓN: ¿Por qué no? ABOGADO (DÁNDOLE DINERO): Para los primeros gastos. Para usted y para el tal Federico. Háblele. Facilítele los medios para trasladarse donde se encuentra César. No me atribuya el favor. Y no se vaya. Él tampoco. Yo los llamaré en un rato. ESCIPIÓN: Gracias. (SALE) AL SALIR ESCIPIÓN, EL ABOGADO REPARA EN QUE EL ASTRÓLOGO TODAVÍA NO SE HA IDO. ABOGADO: ¿Y usted qué espera? ASTRÓLOGO: ¿Qué espero? ¡Mis honorarios!

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ABOGADO (DÁNDOLE DINERO): Su fama es superior a su eficacia. ASTRÓLOGO: ¡Usted sabe cómo es la gente! (MARCA SALIDA. LE HACE UNA SEÑA AL NEGRO) Antes de retirarme pongo mis servicios a disposición de ustedes. ABOGADO (MIENTRAS EL NEGRO REPARTE TARJETAS): ¡Salga de una vez! EL ASTRÓLOGO Y EL NEGRO SALEN. ACCIONISTA: ¿Para qué citó a ese tal Escipión? ¿Cuál es ahora su estrategia? COJO: ¿Usted cree que este Escipión atestiguará que César está loco? ABOGADO: Con un testimonio no alcanza. EL PERRO LADRA DESAFORADAMENTE. COJO: ¡Tomasito! ABOGADO: La locura debe ser pública para que sea punible. ACCIONISTA: ¿In fraganti? ABOGADO: Un muerto puede ser la prueba de toque de su juicio. INÉS: ¿Un muerto? ABOGADO: La resurrección de los muertos. Si se cree un santo, como dijo Escipión... ADELA: ¡Yo lo vengo diciendo! ABOGADO: Concedido. Si el estado espiritual de César es, a su juicio, de origen celestial no vacilará, si lo ponemos en trance, en intentar resucitar a un muerto. COJO: ¿Dónde vamos a alquilar un cadáver? ADELA: De puro malintencionado es capaz de resucitarlo. INÉS: No seas irreverente, primita. ABOGADO: El asunto se simplifica llevando un maniquí, un muñeco envuelto en una mortaja. Acompañarán al ataúd un cortejo de escribanos que levantarán un acta que certifique su locura. MARÍA (LEVANTÁNDOSE, POR FIN. FRÍAMENTE, EXALTACIÓN): Monstruo ¿dijiste cuánto tenías que decir?

SIN

NINGUNA

ADELA: María, tus nervios.

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INÉS: Modérate, María. ABOGADO (AL ACCIONISTA): El temperamento de nuestra familia es violento.(A MARÍA) ¿Cuál es tu opinión respecto a este asunto, prima? MARÍA (SIEMPRE CALMA): Mi opinión... Yo tengo dos opiniones. Una respecto a ustedes, otra respecto a César. Creo que ustedes son una banda de canallas dispuestos a despojar a César de sus bienes, a las buenas o a las malas. En cuanto a César, creo que es un santo. Creo que está iluminado para organizar la iglesia nueva que necesita la humanidad. Creo que tiene facultades para resucitar a los muertos y en prueba de tal estoy dispuesta a matarme para que me resucite. ACCIONISTA: En este lugar se han vuelto todos locos. ADELA: ¿Para qué querés que te resucite? COJO: ¿No te sentís feliz, sobrina, retozando a tus anchas, paseando, bailando..? MARÍA:¡Bufón descarado! ¿No te dije mil veces que no me dirijas la palabra? ¿Cómo te atrevés a presentarte ante nosotras? (AL ABOGADO) ¿Cómo tolerás la presencia de este molusco? INÉS: Sujeta tus nervios, María. ACCIONISTA: Señorita... MARÍA: Está aquí con su perro faltándonos el respeto y ustedes lo toleran. Si yo fuera hombre ya le habría tirado por la ventana a él y a su inmundo pichicho. ABOGADO: Prima ¿para qué quieres matarte? MARÍA: Llevo un cáncer dentro del cuerpo. Sólo un milagro puede salvarme. César hará el milagro. ABOGADO: ¿Confiás en los poderes sagrados de César? MARÍA: César es un santo. César me salvará. ¡Hermoso ermitaño! ¡Mi corazón desfallece! (SE DERRUMBA, EXAUSTA) ABOGADO: ¡Escipión! ¡Traigan a Escipión! ¡Y a Federico! (EL COJO SALE A BUSCARLOS, EL PERRO LADRA. UNA PAUSA.) Pensar que estamos en el año mil novecientos noventa y dos.

FIN DEL 2º ACTO

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INTERMEDIO DESIERTO PLATEADO POR LA LUZ LUNAR. EL TRONO DE CÉSAR SE HA CONVERTIDO EN UNA PIRÁMIDE. CÉSAR, SENIDESNUDO, REZA EN LA CÚSPIDE. CÉSAR: ¡Un día más, un día más ha pasado! Mis lágrimas hicieron dos agujeros en la piedra. ¿Es que Jesús era triste? (MIRA A SU ALREDEDOR) El mundo está vacío, completamente vacío. Yo también. ¡Me parecía todo tan claro! Demasiado claro. ¿Estoy maldito? ¡Oh, carne roja... un racimo de uvas que se muerde! Carne miserable. Carne inmunda de niño asesinado Montón de basura. Estiércol. Esta es la pequeña podredumbre. ¡Qué vergüenza, qué vergüenza! Acepta mi penitencia, Dios mío. ¡Dios... 22

si tú quisieras... si tú quisieras..! Volvería a ser yo mismo... Si tú quisiera Dios... el olvido... ENTRA VOLANDO EL ÁNGEL NEGRO. EL ÁNGEL NEGRO: ¿Rompiste con tu familia? CÉSAR: ¡Cerraré mi boca, cerraré mi boca, ángel mío! EL ÁNGEL NEGRO: ¿Rompiste con tu país de origen? CÉSAR: Cerraré mi boca, ángel negro. ¡Me alejaré del habla! EL ÁNGEL NEGRO: ¿Turbado..? CÉSAR: En el fondo... ¡ay... ay! EL ÁNGEL NEGRO: ¡Y confuso! CÉSAR: ¡Piedad! Soy un hombre como todos. ¡Ni siquiera soy creyente! EL ÁNGEL NEGRO: Haz como si lo fueras. El martirio, aquí en el desierto, es la vía real para salir de tu callejón sin salida. Aquí tienes otra máscara a tu disposición. La verdadera. La del Único Dios. ¡Sé implacable! ¡Destruye la idea popular del paraíso y del infierno! Se parecen demasiado. Drogas y mujeres. Pisotea a la bestia. Sofócala bajo tu cuerpo. CÉSAR: Ángel mío: tú me confundes, ahora. EL ÁNGEL NEGRO: ¿Murió el niño? CÉSAR: ¡De hambre! EL ÁNGEL NEGRO: Nada más necesario que la muerte del creyente. Las víctimas inocentes son la condición inevitable del Paraíso verdadero. El Dios Asesino y sus Víctimas son la pareja privilegiada que ingresará al Paraíso. CÉSAR: ¡Mi gula mató al niño! EL ÁNGEL NEGRO: ¡Mata a cien niños! ¡El pueblo despertará provocado por tu ejemplo y se arrojará sobre las balas convencido de su ineficacia! ¡Mata! Tu violencia es lo único legítimo. (SALE) CÉSAR: ¡Mis discípulos! ¿Dónde están mis discípulos? ¡Mis discípulos me han abandonado! Coraje, levantémonos. (SE QUEDA QUIETO. REZA. LA LUZ CAE SOBRE SU INMOVILIDAD)

FIN DEL INTERMEDIO 23

ACTO 3º ESCENA I EL DESIERTO. CÉSAR REZA EN LA CÚSPIDE DE LA PIRÁMIDE. SU FIGURA DOMINA LA ESCENA, AUNQUE NINGÚN PERSONAJE LO REGISTRARÁ HASTA EL MOMENTO EN QUE SE INDIQUE. LOS “DISCÍPULOS” DE CÉSAR QUE INGRESEN GASTARÁN BARBA Y VESTIRÁN UN HÁBITO DE ARPILLERA, CEÑIDO AL TALLE POR UNA CUERDA. ENTRA ESCIPIÓN CON UNA ALFORJA. ESCIPIÓN: Federico ya tendría que estar entre nosotros. ¡Qué ganas de irme! Maldito sea el día en que ese maldito abogado me convenció de que viniera a sepultarme en esta academia de locos. (ABRE LA ALFORJA, SACA UNA UNA TIJERA) Federico viene y yo me voy. (COMIENZA A CORTARSE LA BARBA) SE OYE EL TROTE DE UN CABALLO, UN RELINCHO. UN TIEMPO Y ENTRA FEDERICO, ELEGANTE, EN ROPA DE MONTAR.

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FEDERICO: ¡Al fin te encuentro! ¿Cuál es el camino a la Colonia? ¿Dónde está Leonor? ESCIPIÓN: ¡A pan y agua! ¿Te alimentaste alguna vez con pan seco y agua? FEDERICO: No. ¿Dónde está Leonor? ESCIPIÓN: Resplandecés como un potentado. Botas... briches... campera... FEDERICO: La familia no me dejaba venir si no asumía este aspecto próspero. ESCIPIÓN: ¡Mirá lo flaco que estoy! César, el gran cabrón, pretende sacrificarnos. FEDERICO: Guiame hasta Leonor. Ni familia ni César. Escaparé con Leonor. ESCIPIÓN: Creo que Leonor no te necesita. FEDERICO: ¿Por qué? ESCIPIÓN: Cultiva la amistad excelsa de Dios. FEDERICO: ¿Se viste como vos, con esas bolsas? Necesito verla. ESCIPIÓN: Lee libros santos, como todos. Olvida sus miserias. Cura sus vicios. (CAMBIO) Oíme, Federico. Escapemos. Tené un caballo. Montemos los dos. Es mejor. FEDERICO: Aunque me cueste la muerte, quiero verla. ESCIPIÓN: ¡Pan seco Federico! ¡Pan seco..! FEDERICO: ¡Necesito a mi mujer! ESCIPIÓN: Tres camiones de pan seco trajeron ayer. Por la rotura de las bolsas cayeron algunos mendrugos. Pedruscos, te digo. Una galleta me dio en un dedo. Casi me lo rebana. ¿Te hacés cargo de la malignidad de César, de ese enemigo del género humano? En una semana las encías se me han desgarrado como las de un camello, el estómago me da saltos como el de una embarazada. Un trozo de pan como la mitad de mi puño y el resto de la jornada la lectura del libro de Job, el sarnoso. ¡Y la familia no te ordena venir a matarlo, sino a llevarte a Leonor! FEDERICO: La familia no me paga para llevarme a Leonor. ESCIPIÓN: ¡Perdidos los dos entonces! ¡Ah, desdichado de mi! (RECOMIENZA A CORTARSE LA BARBA) ¡Cómo es posible que la policía consienta en que existan santos! ENTRA LEONOR Y EL INVITADO 4º, ORANDO, CON BIBLIAS EN LA MANO.

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ESCENA II INVITADO 4º: Hermano Escipión ¿no sabés que está prohibido quitarse el pelo de la cara? ESCIPIÓN: No sólo me quitaré la barba, sino también esta ridícula arpillera que me convierte en un espantapájaros. INVITADO 4º: ¿No pretenderás andar desnudo entre nosotros? FEDERICO: Ahí está mi mujer. ¡Leonor! INVITADO 4º (INTERPONIENDO SU CUERPO): Un momento. (ENTRAN INVITADOS 1º, 2º Y 3º, INTERRUMPIDOS EN SUS ORACIONES, Y PROTEGEN A LEONOR) ESCIPIÓN: Me marcho. INVITADO 4º: ¿Por qué? ESCIPIÓN: Estoy harto de hacer el loco estando cuerdo. INVITADO 4º: ¿A dónde vas? ESCIPIÓN: Vuelvo a la ciudad. INVITADO 4º: ¡Infeliz! ¿Regresas al presidio de la ciudad? Donde los niños mueren de hambre. Escucha: ya no tienes la protección del honesto César. ¿Qué vas a hacer sin él? Probablemente no encontrés trabajo. Ambularás de portería en portería con recomendaciones que nadie leerá. Tendrás que vivir de prestado, doblar el espinazo, humillarte ante cualquier audaz pajarraco. ESCIPIÓN: Padezco la arpillera. Me produce urticaria. INVITADO 4º: ¡Padecer en una oficina sin luz, sin aire, sin puestas de sol, sin cantos de pájaros, es infinitamente más horrible! Eres ingenuo o cobarde. ¿Creés que es más fácil ser tenedor de libros que apóstol de una religión? ¿A qué santo lo metieron de joven en un subsuelo a contar dinero que no era de él? ¿A qué beato lo obligaron a viajar colgado del pasamanos de un tren, todos los días de los años de su vida? ¿A qué mártir, te pregunto yo a ti, oh inteligente Escipión, lo tuvieron todas las horas de su existencia amenazando con el infierno del despido, con la tortura de la desocupación? ESCIPIÓN: Prefiero mendigar. INVITADO 4º: Recapacitá, Escipión. Aquí nos desligamos de costosos placeres y conquistamos otros más duraderos. Los bienes temporales son frágiles, los cuidados que 26

traen entenebrecen el alma, la bestial satisfacción de los sentidos nos degrada por debajo de los brutos, los goces intelectuales nos elevan hasta Dios. ESCIPIÓN: ¿De qué hablás? Vos sos un ladrón, un trolo, un alcahuete. INVITADO 4º: Aquieta tu alma, desdichado. HAY UN TIEMPO. ESCIPIÓN GUARDA LAS TIJERAS EN SU ALFORJA. FEDERICO: ¡Leonor! INVITADO 3º: Te advierto que repeleremos con la violencia cualquier violencia que intentes contra nuestra hermana Leonor. FEDERICO: Nada tiene que temer de mi. INVITADO 1º: Hermana Leonor. Aquí está el que fue tu marido. LEONOR: ¿Qué querés? FEDERICO: ¿No te apesadumbra ese hábito? LEONOR: ¿Qué querés? FEDERICO: ¿Creés que vine a contemplar este desierto? Te quiero a vos. LEONOR: No puede ser. FEDERICO: Te venís conmigo. Vestite. Iremos lejos. Seremos felices. Tengo un caballo. Dinero. LEONOR: Ya elegí camino. FEDERICO: Tu camino es el mío. Te necesito para salvarme. Lloro por vos. Lágrimas gordas como garbanzos me corren por las mejillas. No te imaginás qué espantosa magnitud tiene mi sufrimiento. No descansa un minuto. Me empuja a buscarte por todas partes, en el viento, en la luna, en las nubes. Mirame querida. Observa cómo ha demacrado mi rostro el sufrimiento. ¡Estoy encendido de fiebre! No hay una sola pulgada cúbica de mi cuerpo que no padezca... EMPUÑANDO LA VARA DE RESPETO Y VISTIENDO SU TÚNICA ESTRELLADA, APARECE EL ASTRÓLOGO SEGUIDO DE LOS REYES MAGOS: MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR. MELCHOR, BARBAS BLANCAS Y ROSTRO DIEZMADO POR LAS BORRACHERAS Y LA EDAD, LLEVA TRAJE JACINTEO Y BIRRETE RODEADO DE UN TURBANTE A LA USANZA PERSA. GASPAR, BARBILAMPIÑO Y RUBIO, AFEMINADO, VISTE DE ANARANJADO Y SE CUBRE CON UN MANTO ROJO. BALTASAR, ES EL MISMO NEGRO QUE HA HECHO DE ESCLAVO, AUNQUE CON MELENA POSTIZA, FULGE DENTRO DE UN TRAJE ROJO ENMARCADO POR UN

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MANTO ESCARLATA. CADA UNO CARGA DEBAJO DEL BRAZO UN COFRECILLO CON CHAFALONÍAS. LEONOR (CAE DE RODILLAS): Una estampa de los tiempos de leyenda! FEDERICO: ¡Lo veo y no lo creo!

ESCENA III INVITADO 3º: ¿Estos son los Reyes Magos? ASTRÓLOGO: Estos hombres son astrólogos de Oriente. El estudio de los astros les permite establecer el advenimiento del nuevo Cristo: ¡César! Como los reyes magos de los tiempos paganos, han abandonado sus patios sombreados de palmeras, la paz de sus libros y estudiosas noches, para venir a ofrecerles presentes al que juzgan que debe ser el guía de la humanidad actual... El que ha llorado ante el cadáver de un niño. ESCIPIÓN: No traen camellos. ASTRÓLOGO: Las actuales leyes de tránsito son severas para la tracción a sangre. BALTASAR: Hoy no podemos transportarnos en dromedarios... elefantes... ¡ni camellos! MELCHOR: ¡Salvo que demostremos que somos empresarios de circo! ESCIPIÓN: ¿Y sus cortejos de esclavos? ATRÓLOGO: ¡Cómo si no supieras que las leyes de inmigración restringen la circulación de esclavos..! INVITADO 4º: César está meditando. No podrán verle hasta la noche. ASTRÓLOGO (A LOS REYES MAGOS): César, cuaro pair. Batir, fare trenyu. MELCHOR: Dafalai, dafalai. ASTRÓLOGO: ¿Bateri descansi? BALTASAR: Oti, bata gratitudine sua mesonier. ASTRÓLOGO: El Rey Baltasar me dice que agradecen y aceptan vuestra hospitalidad. (A MELCHOR) Carmin tu etei hermitanno. LOS REYES MAGOS CON APARATOSIDAD SE SIENTAN EN EL PISO, PARA DESCANSAR.

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MELCHOR: Tala rata, tala rata... LEONOR: ¿De dónde salen estos maestros? ASTRÓLOGO: Son formas resplandecientes, que pueblan el espacio con la apariencia de cascadas de luz. Cuando la humanidad necesita un guía, uno de esos espíritus encarna en el cuerpo de un hombre y el elegido, en virtud de la energía que le confiere el espíritu, se convierte en maestro. BALTASAR: Hace dos mil años, la tierra cayó bajo la influencia acuática de Piscis y apareció Jesucristo. Ahora la tierra se aleja de Piscis para entrar en la zona de influencia de Acuario... ¡y tiene que aparecer el nuevo maestro que es César! ESCIPIÓN: Oye negro: ¿cómo reconozco que César es el maestro? ASTRÓLOGO: César predica una doctrina que superará definitivamente el grosero materialismo actual. Empujará las masas hacia Dios, consolará a los afligidos, fortalecerá a los débiles, hasta los sordos bajo su acción, escucharán la música de las celestes esferas. LEONOR: Me afano por creer en él. FEDERICO: Quiero una sola prueba de su santidad. ASTRÓLOGO: ¿Una prueba de su santidad? (SE TOMA SU TIEMPO. CREA EXPECTATIVA) ¡Escipión, su amigo predilecto, su secretario, lo traiciona como Judas traicionó a Jesús! ESCIPIÓN: ¿Qué vomitas, embaucador, en contra de mi? ASTRÓLOGO: ¡Miserable! He venido a denunciar los tratos que tienes con los mercaderes para entregarles por treinta dineros a nuestro señor César. ESCIPIÓN: ¡Estás loco! LEONOR: ¿Qué es esto? INVITADO 4º: ¿Qué traición se tramita? ASTRÓLOGO: ¡Quiere despojarlos de sus bienes! Quiere desnudarlos como a la viuda y al huérfano. ESCIPIÓN: ¡Truhán! ¡Mistificador! ¡No lo escuchen! ASTRÓLOGO: Te denuncio públicamente, Escipión, de estar en tratos con la familia de César para rapiñarle al santo la administración de sus bienes. INVITADO 4º: Aclare esto, señor Astrólogo.

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ASTRÓLOGO: Un cojo, un picapleitos y este parásito han encendido con sus provocaciones la codicia de un enjambre de ladrones... ESCIPIÓN: ¿Hasta cuándo tengo que soportar la jerigonza de esta mascarita? INVITADO 3º: Deja hablar a este hombre. Luego será tu turno. ASTRÓLOGO: Escipión dijo que las mujeres en César eran unas prostitutas y los hombres unos rufianes. ESCIPIÓN: ¡No fui yo quien lo dijo! ASTRÓLOGO: ¡Hermanos! Escuchen unas pocas palabras y después formen juicio. ESCIPIÓN: ¡Intrigante hijo de puta! BALTASAR SUJETA A ESCIPIÓN TAPÁNDOLE LA BOCA. FEDERICO RETROCEDE HASTA DONDE ESTÁ ARRODILLADA LEONOR, MUY CERCA DE LA PIRÁMIDE DE CÉSAR. BALTASAR: ¡No abras la boca hasta que se aclare todo! ASTRÓLOGO: Los parientes de César han preparado una trampa para despojarlo de la administración de sus bienes. La trampa consiste en traerle un muerto de cera y suplicarle que lo resucite. Si César intenta el milagro, ellos por intermedio de sus escribanos que harán de simulado cortejo del supuesto muerto, levantarán un acta que será valedera para encerrarlo al santo en un manicomio. (ESCIPIÓN SE DEBATE Y GASPAR Y MELCHOR ACUDEN EN AYUDA DE BALTASAR) ¡Este hombre hasta ayer compartió la casa, las viandas y la amistad de César! ¡Hoy se ha vendido a unos intrigantes y trabaja, entre ustedes, de espía para ellos! ESCIPIÓN (ZAFÁNDOSE EN PARTE): ¡Mentiras, mentiras! Juro que no es cierto. ASTRÓLOGO: ¡Unos azotes te harán confesar la verdad! ESCIPIÓN: ¡Azotes a mi! ASTRÓLOGO: Te refrescarán la memoria. GASPAR: ¡Hablá traidor! ASTRÓLOGO: Amárrenlo. ESCIPIÓN: ¡Policía, policía! ¡Te haré procesar! (LOS REYES MAGOS ARRASTRAN A ESCIPIÓN Y LO AMARRAN) ¡Federico! ¡Federico! (FEDERICO NO CONTESTA, MUDO ANTE LEONOR) ¿Dónde están mis amigos? MELCHOR: ¡Confesá! ESCIPIÓN: ¡Van a terminar todos en la cárcel!

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ASTRÓLOGO: Quítenle las ropas. RÁPIDAMENTE LO DEJAN DESNUDO. ESCIPIÓN: ¡Te haré meter en preso, bandido! ASTRÓLOGO: ¿Vas a confesar o no? ESCIPIÓN: ¡Sí! ¡Que eres un estafador, una liebre podrida! ASTRÓLOGO HACE UNA SEÑAL Y BALTASAR COMIENZA A FLAGELAR A ESCIPIÓN. ESCIPIÓN: ¡Ay, ay! FEDERICO (A LEONOR, ARRODILLADO JUNTO A ELLA, MIENTRAS FLAGELAN A ESCIPIÓN): ¿Te acordás? Jugábamos como pequeños animalitos. Y nuestros paseos, esas caminatas a lo largo de tapias floridas. Por calles solitarias... ¿Recordás la aguja del campanario que de pronto se nos aparecía entre los celestes claros que dejaban los penachos de los árboles? ¿Recordás nuestros éxtasis en la balaustrada que miraba a la llanura del mar? ¿Recordás como enumerábamos la forma de los arenales de cobre y de las nubes de oro derritiéndose sobre lagos de fuego? ¿Recordás aquella casa encalada, que de tan blanca semejaba una aparición y a cuyo lado pasábamos en puntillas para no despertar a los espíritus que albergaba? ¿Es posible que ese mundo de cosas maravillosas no encuentre eco en tu memoria? Contéstame, Leonor querida. LEONOR: No puedo. Ya no te quiero. No te quiero nada. Todo pasó. Sos un fantasma que no tiene cara. No te conozco. FEDERICO: Perdóname, por lo que haré. ESCIPIÓN: ¡Ay, ay! ¡Asesinos! ¡Basta, basta! Hablaré... (BALTASAR DEJA DE AZOTARLO) ASTRÓLOGO: ¿Es cierto o no que estás aquí para espiarnos? ESCIPIÓN: Si... LEONOR (DESDE SU SITIO, EN UN GRITO): ¡Quién le facilitó el dinero a Federico para que viniera hasta aquí! ESCIPIÓN: La familia. LEONOR: ¿Quién? ESCIPIÓN: La familia... a través mío. LEONOR: ¿Quién?

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ESCIPIÓN: Yo. (UN TIEMPO. EXPECTATIVA. FEDERICO SE PONE DE PIE.) Lo traje para que provocara disturbios. Pero es un cobarde. ¡Un cobarde que no se atreve a nada! ASTRÓLOGO: ¿Qué objeto tiene provocar disturbios? FEDERICO RETROCEDE ENTRE LAS SOMBRAS. ESCIPIÓN: Obligar a la policía a intervenir. ASTRÓLOGO: ¿Qué te prometió la familia por ese trabajo? ESCIPIÓN: Diez mil pesos y una renta... LEONOR (APROXIMÁNDOSE A ESCIPIÓN): ¡Judas! (LE ESCUPE EN LA CARA Y SE INTEGRA AL GRUPO) ASTRÓLOGO: Reclúyanlo en una celda hasta que muera desangrado por las heridas de los latigazos. BALTASAR: Nosotros nos encargamos. (LOS REYES MAGOS SALEN ESCIPIÓN)

CON

ASTRÓLOGO: Bueno, ya estamos en condiciones de parar el golpe. Debemos evitar en absoluto que César se comunique con alguien que no seamos nosotros. Debemos desbaratar todas las asechanzas de sus enemigos. No demos asidero a sus parientes para que le hagan un pleito a César. ¡Es nuestra obligación! INVITADO 4º: ¡Muy bien, muy bien! ASTRÓLOGO: Desde hoy en adelante sólo nosotros estaremos en contacto con César. ¡Sepamos aprovechar en esta guerra santa las contradicciones existentes en su familia! Sus primas están dispuestas a creer en él. Si las... las... convertimos a la santidad es muy fácil que aporten sus bienes al patrimonio común... ¡para que podamos ampliar este campo de penitencia! INVITADO 3º: Amén. ASTRÓLOGO: ¡Este rincón será la cuna donde se fortalezca la nueva religión! (PASEÁNDOSE CON SOBERBIA ENTRE LOS INVITADOS Y LEONOR) ¡Qué importa que en el pasado algunos de ustedes hayan sido rameras y algunos de ustedes bribones de siete suelas! INVITADO 4º: Quiero creer. LEONOR: Necesito creer. CÉSAR (SALIENDO DE SU REZO. PARA SI.): ¿Creyentes? ¿Ahí están los creyentes?

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ASTRÓLOGO: ¡Formemos un grupo unidísimo e inteligente! ¡César será nuestro Dios y nosotros sus profetas! CÉSAR (APARTE): Si, si un grupo. Sin la colaboración de todos, el sacrificio perderá sus virtudes. INVITADO 1º: ¡Ayúdame a creer, hombre de las estrellas! Necesito fe para que la música del mundo cante en mi espíritu. Necesito fe, entonces la tierra será para mi como una alfombra de flores. ¿Qué hago, decime, qué hago, hombre de las estrellas? ASTRÓLOGO: Tranquilizate. La fe vendrá cuando menos lo esperes. (A TODOS) ¡Vuestra fe, como una columna de humo, unirá el cielo y la tierra! ¡En mérito a los servicios que les he prestado, supliquen a César que me reciba con los tres Reyes Magos que han venido a ofrecerle el incienso, el oro y la mirra... CÉSAR: (APARTE): Discípulos... ¡Mis discípulos! ENTRA UN DESCONOCIDO CON BOTAS, LÁTIGO Y SOMBRERO. SE ACERCA A LEONOR Y LE HABLA AL OÍDO. LEONOR: Les diré... (SE CALLA. ESCUCHA. POR FIN) María, la prima de César, se suicidó. La familia está a las puertas con el ataúd para que César haga el milagro de resucitarla, como la difunta lo ha pedido en su testamento. INVITADO 1º (CAE DE RODILLAS): Señor, dame fe, señor. CÉSAR OBSERVA DESDE LO ALTO. SE PONE DE PIE.

FIN DE ACTO 3º

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ACTO IV

ESCENA I ANTE CÉSAR, LEONOR, EL ASTRÓLOGO Y LOS REYES MAGOS REVOLEANDO CÁLICES CON INCIENSO ARDIENTE. LEONOR: He aquí, César, los hombres que vienen a adorarte. ASTRÓLOGO: Te presento, César, a los Reyes Magos. Baltasar viene de la India, cruzó el caudaloso Ganges y se detuvo en el Indostán. Gaspar ha dejado atrás la Etiopía y ha seguido por el Nilo desde Ipsambul hasta las puertas de Menfis. Melchor después de haber estudiado las estrellas del Yemén el Hedjas, ha recorrido las riberas del plateado Hermón y las llanuras de Fenicia, pobladas de pastores y bandidos. LEONOR y LOS REYES MAGOS: Santo, santo, santo. ASTRÓLOGO: ¡Multitudes de hombres esperan tu mensaje de caridad! No vaciles frente al cumplimiento de tu destino maravilloso. El mundo aguarda a un salvador, al hombre que abra la inviolada puerta de los cielos y les permita mirar el paraíso. ¡No vaciles! LEONOR y LOS REYES MAGOS: Santo, santo, santo. SOLEMNEMENTE UN CORTEJO FORMADO POR EL ABOGADO Y EL COJO CON BARBAS POSTIZAS Y DOS ESCRIBANOS, DISFRAZADOS CON ARPILLERAS SOBRE SUS TRAJES DE CALLE ENTRAN TRAYENDO A PULSO EL ATAÚD CON MARÍA. LOS PRECEDE, LADRANDO, EL PERRO TOMASITO. ASTRÓLOGO: ¡Podrá ser! ¡Qué mala suerte! LEONOR: ¡César, César! CORTEJO: ¡Kirie Eleyson..! ¡Kirie Eleyson! LEONOR: ¡No quiere escucharme! ASTRÓLOGO (COLGÁNDOSE DEL ROPAJE DE CÉSAR): ¡Te van a pedir un milagro, César! ¡No te dejes tentar!

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ESCENA II ABOGADO (SIMULANDO LA VOZ): Resucítala, César. COJO (ÍDEM): Es tu prima María. ABOGADO: Se ahorcó. COJO: Para que la resucites. CÉSAR: Fuegos fatuos, luciérnagas, oscilan arriba y abajo como espíritus que buscan su morada. Ya no veo al inocente muerto de hambre. ESCRIBANO 1º: ¡Haz el milagro! CÉSAR: ¿Qué significa esta marea de voces, este chisporroteo de sombras, ese ataúd, en el que yace la luna con cara de niña? ¿Se trata de ejecutar a otro Dios? ESCRIBANO 2º: ¡Queremos el milagro! ASTRÓLOGO: No te dejes tentar. COJO: Dijo mi amada María: Creo que César está iluminado para organizar la iglesia nueva que necesita la humanidad. CÉSAR: Piden que resucite a... a alguien. Esta es la pequeña podredumbre. Carne miserable. Carne inmunda. Montón de basura. Estiércol como la manita del niño.. LEONOR: No te dejes tentar. CÉSAR: A mi es a quien hablan. ¿Por qué en las sombras se mueve ese ataúd como un batel en la tempestad? ESCRIBANO 1º: ¡El milagro! CÉSAR: Un círculo de espectros danza en torno de mis ojos lanzando voces. ¿Son mis discípulos? ABOGADO: ¡El milagro, miserable! COJO: ¡El milagro, rufián! CÉSAR (HACIA LO ALTO): Obedezco, Ángel Negro. He comprendido. ESCRIBANO 2º: ¡Se ahorcó por ti!

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COJO:¡Borracho! ABOGADO: ¡Hipócrita! VOZ DEL ÁNGEL NEGRO: ¡Te espera el Paraíso! CÉSAR: ¡Cesa en tus rugidos! ¡Despégame de este lugar! ABOGADO: ¡Canalla! COJO: ¡Asesino! CÉSAR: ¡Tiemble la tierra! FEDERICO (SALE DE LAS SOMBRAS): Sólo vos sos culpable. FEDERICO DISPARA DOS BALAZOS SOBRE CÉSAR QUE RUEDA COMO UN MUÑECO DE LA PIRÁMIDE. HAY UN MOMENTO DE ESTUPOR. LEONOR APOYA LA CABEZA DE CÉSAR EN SU REGAZO. ENTRA EL DESCONOCIDO CON EL NIÑO MUERTO ENVUELTO EN PAPELES. CÉSAR: ¿Otro más? DESCONOCIDO: Otro. (ABRE EL PAQUETE. EL NIÑO MUERTO CAE A LOS PIES DE CÉSAR) CÉSAR: ¡Ay..! (MUERE) EL ABOGADO SE SACA EL DISFRAZ Y LE DA UN PUNTAPIÉ AL CADÁVER. ABOGADO: ¡Flor de hijo de puta! LEONOR SOLLOZA. EL PERRO LADRA. ASTRÓLOGO: Es inútil cuanto se haga por nosotros.

TELÓN FINAL

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