El Descubrimiento Del Amor Aute - Lopez Quintas, Alfonso PDF

October 12, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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uintás  Alfonso López Q uintás

EL DESCUBRIMIENTO DEL AMOR  AUT  A UTÉN ÉNTI TICO CO Claves para orientar la afectividad 

B󰁩󰁢󰁬󰁩󰁯󰁴󰁥󰁣󰁡 󰁤󰁥 A󰁵󰁴󰁯󰁲󰁥󰁳 C󰁲󰁩󰁳󰁴󰁩󰁡󰁮󰁯󰁳 MADRID   2013 ●

 

© Alfonso López Quintás, 2012  

© Biblioteca de Autores Cristianos, 2013  Añastro, 1. 28033 Madrid Tel.: 91 343 97 97 www.bac-editorial.com   Edición digital a partir de la edición impresa de may o de 2012  

ISBN: 978-84-220-1381-5 Impreso en España. Printed in Spain

Cualquier formaser de realizada reproducción, pública o transformación obra solo puede con ladistribución, autorizacióncomunicación de sus titulares, salvo excepción previstadeporesta la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos )  si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra  (www.conlicencia.com;  (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)

 

Ortiz de Zárate,  A la Dra. Begoña Ortiz que con tanto saber y esmero me cuida los ojos 

 

ÍNDICE GENERAL

  Págs. _________

P󰁲󰃳󰁬󰁯󰁧󰁯 ............. .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. .... 󰁸󰁩󰁩󰁩 C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 I. Necesida C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 I. Necesidadd de una sólida formación para el amor ........... 1. La vía recta hacia la felicidad ............. .......................... .......................... .......................... ............... ..

3 3

2. Un Un método de aprendizaje por vía de búsqueda ............ ......................... ............. 3. El secreto de una buena formación ............ ......................... .......................... .................... ....... 4. La falta de madurez intelectual nos desconcierta y, a veces, desquicia ........... ........................ .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ............. 5. Necesidad de guías espirituales y de claves de orientación ...........

5 7 9 11

C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 II. Los niveles de realidad y de conducta  ............ ......................... ............... .. 1. Niveles positivos ............. .......................... ......................... ......................... .......................... ...................... ......... a) Nivel 1 ............. .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. ....   — Características del «hombre inmediato» ............. .......................... ............... ..

13 14 14 14

Nivel .......................... ............. .......................... .......................... ................. .... — La 2transformación del.......................... papel en.......................... partitura .......................... ............. ............. — Las experiencias reversibles ............ ......................... .......................... ...................... ......... — La experiencia reversible más lograda: el encuentro ........... — Las condiciones del encuentro ............ ......................... .......................... ................. .... — El descubrimiento de los valores y las virtudes ........... .................. ....... — Los frutos del encuentro ............ ......................... .......................... .......................... ............. Nivel 3 ............. .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. .... — El descubrimiento del ideal de la unidad ............. .......................... ............. — Del ideal depende todo en nuestra existencia ........... .................... ......... Nivel 4 ............. .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. .... — Integración de los niveles positivos ............. .......................... ...................... .........

17 18 19 21 22 23 23 25 25 25 37 37

2. Niveles negativos ............ ......................... ......................... ......................... .......................... ...................... ......... ......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. .... a)  Nivel -1 ............ ......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ................. .... b) Nivel -2 ............

40 40 41

b)             c)     d)  

 

 X 

ÍNDICE GENERAL

 Págs.

_________

.......................... .......................... ......................... ......................... .......................... ................. .... c) Nivel -3 ............. .......................... .......................... ......................... ......................... .......................... ................. .... d)  Nivel -4 .............

42 42

C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 III. Claves para orientar la afectividad  ......................... ............ ................... ...... 1.ª clave: El ejercicio de la sexualidad tiene pleno sentido cuando va unido al cultivo de los otros tres elementos del amor conyugal ...   — El sentido de la continencia prematrimonial ............. ..................... ........ 2.ª clave: Desgajar el primero de los cuatro elementos del amor conyugal no nos procura felicidad porque nos empobrece............ ................ ....   — El entreveramiento de los cuatro elementos del amor ........ 3.ª clave: Al escindir la sexualidad del amor y la procreación, se la empobrece peligrosamente ............ ......................... .......................... .......................... ................... ...... a) Escindir la sexualidad del amor y de la procreación no tiene sentido ............ ........................ ......................... .......................... .......................... .......................... ................... ...... b) Ser capaz de escindir sexualidad y amor no equivale a estar legitimado para hacerlo ............ ......................... .......................... .......................... ................... ...... ................... ...... c) Los deseos no llevan en sí su propia justificación ............. d) La satisfacción de los deseos produce, con frecuencia, frustración ............ ......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ....................... .......... e)  Al plantear los deseos en el nivel 1 y de forma insaciable e ilimitada, creemos poder convertirlos en derechos ........... ................. ......  f ) Las pulsiones instintivas hemos de encauzarlas hacia la creación de diversas formas de encuentro ............ ......................... ......................... ............ 4.ª clave: La única garantía de que el amor perdure es que sea auténtico. No somos unos ilusos por creer en la posibilidad del amor... 5.ª clave: El criterio para regular nuestra vida amorosa no radica principalmente en el gusto ............ ......................... .......................... .......................... ................... ......

43

6.ª clave: Lo decisivo en la formación para el amor es aprender a integrar las diversas energías ............ ......................... .......................... .......................... ................. .... ................. ...... a)  Aprender a integrar es decisivo en la vida humana ........... ......................... ................ .... b)  Ejercicios para aprender el arte de integrar ............. c) Para integrar, debemos articular constantemente el nivel 1 con los niveles 2 y 3............ ......................... .......................... .......................... ......................... ............ ......................... ................... ...... d) La integración de la sexualidad y el amor ............ 7.ª clave: En el nivel 1, la libertad se opone a las normas. En el nivel 2, libertad y normas se complementan y enriquecen ........... ............. ..   — Articulación de la libertad y la obediencia a normas.......... 8.ª clave: Todo gesto afectuoso debe expresar el tipo de intimidad que se tiene con una persona ........... ........................ .......................... .......................... ................. .... 9.ª clave: El pudor, bien entendido, es la salvaguardia de la dignidad humana............. .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... ..................... ........

43 45 49 53 54 55 57 57 57 59 60 63 66 69 71 73 74 75 79 80 81 85

 

 XI

ÍNDICE GENERAL

 Págs.

_________

10.ª clave: La moral cristiana tiende a lograr un ajuste perfecto del hombre a las exigencias de su realidad personal. Por eso exige purificar el amor, es decir, cumplir las condiciones del encuentro auténtico ............. .......................... .......................... .......................... .......................... ........................ ........... 11.ª clave: En forma de confrontación de textos........... textos........................ .................... ....... .......................... .......................... ............... .. a) La intuición de los niveles 1 y 2 ............. Necesidad de una adecuada formación para el amor ........... b) 12.ª clave: A modo de síntesis: La condición indispensable para iniciar una verdadera «formación para el amor» es ascender del nivel 1 a los niveles 2 y 3 ............ ......................... .......................... .......................... .................... .......   — La razón profunda de nuestro método de búsqueda ...... Visión sinóptica. El amor auténtico y la ilusión verdadera............. ............... ..

90 92 92 94

96 98 99

 A󰁰󰃩󰁮󰁤󰁩󰁣󰁥. La concepción cristiana del matrimonio ............. .......................... ............. 101

 

PRÓLOGO

Para abordar el complejo tema de la afectividad se requiere dar madurez a la inteligencia, es decir, conseguir que tenga largo alcance, amplitud y  profundidad.  profundidad. a)   Pensar con largo alcance significa ver a lo lejos, más allá de las reaa) lidades que tenemos inmediatamente ante los ojos. Superamos con ello la miopía intelectual.  

El que piensa a loquiere lejos no se esmera solo de en la actuar la imprescindible sensatez; descubrir el ideal vida econ inspirar en él cada una de las acciones que realiza.

b) Pensar con amplitud implica captar, captar, al mismo tiempo, diversos aspectos de la realidad contemplada y otras realidades vinculadas con ella. Evitamos, así, la temida unilateralidad o parcialidad.   El que presta atención a cuanto implican su ser y sus actos, piensa de modo relacional y se abre a todas las realidades que no son cerradas, antes constituyen verdaderos nudos de relaciones. c)   Pensar con profundidad supone descubrir el sentido de cuanto se c) contempla a lo lejos y a lo ancho. De este modo nos liberamos de la superficialidad del pensamiento. Tal superficialidad, cuando supera ciertos límites, devasta la vida de las personas y las sociedades.   El que atiende a lo profundo se preocupa de otorgar a cada ser y a cada acción su plenitud de sentido. Esta actitud madura nos lleva a pensar de forma aquilatada, precisa, casi orfebresca, atenta al tipo de lógica que gobierna cada nivel de realidad. Por lógica se entiende aquí el modo de relacionarnos con las realidades del entorno en cada nivel. Veámoslo de cerca a base de un ejemplo. Millones de personas (sobre todo jóvenes) dan por hecho que la libertad y las normas se oponen. Ni siquiera sospechan que esto debe-

 

 XIV 

 

PRÓLOGO

mos analizarlo en cada uno de los niveles de realidad 1. A poca atención que pongamos, descubrimos que libertad y normas se oponen en el nivel 1  1 de modo dilemático: tenemos que escoger entre la libertad y las normas 2. Pero Pero en el nivel 2 sucede todo lo contrario: libertad liber tad y normas se complementan, se enriquecen, se exigen mutuamente 3. Queda de manifiesto que la lógica  de   de estos dos niveles es distinta, más perfecta la del nivel 2 que la del nivel 1. ¿Cómo vamos a analizar con precisión lo que significa e implica una vertiente tan compleja de la vida humana como es la afectividad si no conocemos estas formas de lógica? Cuando observamos que alguien inicia el estudio de este tema sin precisar los diversos tipos de lógica que se dan en los distintos niveles de realidad en que podemos situarnos, podemos prever el fracaso. Solo con un estilo de pensar muy afinado podemos analizar bien el proceso que debe seguir nuestra afectividad si quiere adquirir el elevado sentido a que está sin duda llamada. Quien desee vivir vi vir una vida afectiva equilibrada y fecunda, debe integrar muy diversas energías y potencias: pulsionales espirituales, instintivasmuy y reflexivas… de integración yrequiere un aprendizaje cuidadoso.Esta No capacidad se puede adquirir a través de una enseñanza superficial y fragmentaria. La cuestión de la afectividad ha sido tratada, a veces, de modo excelente en cuanto al fondo y la forma. Pero, incluso en estos casos, se echa de menos la habilidad pedagógica necesaria para mostrar la razón  profunda de cuanto se afirma. afirma. En  En cambio, tal razón queda patente cuando seguimos por dentro el proceso interior en el e l que nuestra afectividad adquiere toda su riqueza, su equilibro, su pleno sentido. Ese proceso consiste en pasar del nivel 1, al 2 y al 3 4, asumiendo lo que cada uno presenta de positivo y fecundo. De ahí la necesidad de conocer conoce r a fondo qué son los niveles de realidad y de conducta, cuáles son sus límites, cómo interactúan entre sí y por qué lógica se rige cada uno. Estos conocimientos los he cultivado a través de un largo tiempo de investigación y docencia en diversos países. Y en los últimos años ejer1

  Los ocho niveles de realidad realidad y de conducta son expuestos en el capítulo II.   El nivel 1 es el propio de los objetos y del manejo de objetos, o de realidades superiores reducidas a objetos. En él se cultiva la libertad de maniobra, la maniobra, la capacidad de actuar en cada momento según la propia voluntad, que puede ser contraria a las normas que nos vienen impuestas desde fuera. 3   El nivel 2  2  es el propio de las personas, las obras de arte, la creatividad, el encuentro… En él descubrimos un modo superior de libertad: la libertad creativa o libertad interior. La libertad para crear de nuevo una obra musical no la ve restringida un intérprete por las normas que le da la partitura. Al contrario; estas normas encauzan el acto de interpretación, lo hacen posible, permiten otorgar a cada obra su verdadero sentido y su valor. Por eso, cuanto más fiel  más fiel  y  y obediente es un intérprete a la partitura (y, por tanto, a la obra), más libre  (con  (con libertad creativa) se siente. 4   El nivel 3 es el de los valores y la opción firme por los mismos. 2

 

PRÓLOGO

 XV 

cité el arte de transmitirlos de forma eficaz. Este esfuerzo me permitió mejorar el método de exposición. 1) En El amor humano 5 describo la necesidad de considerar la afectividad en el nivel 1 y 1 y el nivel 2, y 2, y entender el noviazgo como el ascenso conjunto de los jóvenes al nivel 2,  2,  el de la creatividad y el encuentro. encuentro. 2) En La formación para el amor 6 procuro que varios jóvenes se preparen, conversando entre ellos, para dar respuesta a unas preguntas decisivas que se les plantean sobre la afectividad. La actitud de los  jóvenes más preparados se inspira en el libro El amor humano. 3) En El secreto de una vida lograda 7  ayudo a los jóvenes lectores a descubrir  una  una serie de claves para orientar su vida afectiva. No trato solo de enseñarles la «ética del amor», sino de disponer su mente y su ánimo para ellos mismosacorde descubran el descubran valor quede encierra una orientación de que la vida amorosa a las elexigencias la persona humana. Como mi concepción de la persona coincide con la que profesa la Iglesia católica, también mi orientación ética se halla en esa línea. Pero mi propósito en el libro no se limita a exponer la doctrina de la Iglesia sobre el amor y el matrimonio; quiero colaborar con todo lector que busque sinceramente la verdad de su vida a través de la reflexión filosófica y antropológica. En este nuevo libro deseo mostrar de modo más pormenorizado las antedichas claves de orientación. Es el empeño em peño de la Segunda Parte. Pero esta necesita ir precedida de otra que prepare al lector para realizar el descubrimiento personal  de  de tales claves. Sin esa colaboración creativa, esas claves se reducirán a recetas, como las que se hallan en tantos libros bienintencionados que responden escuetamente a ciertas preguntas relativas a la vida afectiva, al modo inocente como los padres suelen satisfacer la curiosidad de los niños con alguna ocurrencia superficial. No basta (pensémoslo de una vez por todas) salir del paso; necesitamos nece sitamos fundamentar sólidamente la vida humana en una cuestión tan comple ja, delicada y decisiva como esta. Por eso la Primera Parte Parte se consagra a poner al lector en e n la perspectiva adecuada, dotarlo de los conocimientos indispensables para poder 5

  Edibesa, Madrid 31994. 6   San Pablo, Pablo, Madrid Madrid 1995. 7   Palabra, Madrid 22004.

 

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PRÓLOGO

descubrir las claves de una recta orientación afectiva, facilitarle un método de pensamiento capaz de distinguir y de integrar, captar distinciones y subrayar diferencias. Para lograrlo, he de reproducir, con ciertas variantes, alguna descripción ya hecha en otras obras, sobre todo El secreto de una vida lograda  y  y Descubrir la grandeza de la vida 8. Pero no se trata de decir lo mismo una vez más, sino de ofrecer al lector la posibilidad de poner su capacidad creativa en disposición de realizar la tarea que se le propone en este libro. En efecto,  lo decisivo en el plano del pensamiento humanístico no es tanto aprender cuanto descubrir, o mejor: aprender mejor: aprender descubriendo. descubriendo. Para descubrir las claves de la madurez afectiva se requiere saber pensar con rigor, conocer lo que son las experiencias reversibles (sobre todo la más elevada: la de encuentro), distinguir los niveles de realidad y de conducta... Estos asuntos los traté en varias obras anteriores. Aunque algunos de los lectores de este nuevo libro hayan leído en su día tales escritos, necesitan realizar de nuevo (y a ser posible, más intensamente) i ntensamente) las experiencias que en ellos se describen, a finclaves de poner en forma su capacidad de realizar la ardua tarea de descubrir certeras de orientación en materia tan ambigua, compleja y delicada. El lector se convencerá de esto plenamente al advertir, en el capítulo I, que en la vida ética progresamos a medida que realizamos las transfiguraciones de la conducta que nos exigen las realidades cada vez más elevadas que vamos tratando. Esto solo se aprende viviéndolo, pero no de modo rutinario, sino de forma reflexiva y bien articulada. Este libro es una amplia remodelación de un trabajo publicado en el libro colectivo Aprenda colectivo  Aprendamos mos a amar 9. Los responsables de la edición y el editor me concedieron permiso para editarlo aparte, a fin de difundir la peculiar forma en que analiza el tema de la afectividad. Se lo agradezco de veras.

8

  Desclée de Brouwer Brouwer,, Bilbao 22011. 9   CEPE, Madrid 2010, p.247-320.

 

EL DESCUBRIMIENTO DEL AMOR AUTÉNTICO 

 

C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 I NECESIDAD DE UNA SÓLIDA FORMACIÓN PARA EL AMOR  Los seres humanos necesitamos formarnos para el amor pues, por ley de vida, debemos crecer en todos los aspectos, pero no tenemos «instintos seguros» que estén orientados por la especie (como sucede con el animal) y aseguren nuestra supervivencia. Nuestros instintos son pulsiones que, en sí, implican un valor —por ser signo de vida, impulsos realización propio personal ser—, mas adquieren todo su valorhacia en ellaconjunto del del desarrollo si lossolo orientamos debidamente . Esta capacidad de orientar la vida surge en nosotros cuando nos cuidamos de adquirir una formación adecuada.

1. La vía recta hacia la felicidad  Tal formación nos descubre el verdadero camino hacia la felicidad, sentimiento de plenitud que nos embarga al desarrollar plenamente nuestro ser personal, en el que juega la afectividad un papel destacado. Buscar felicidad plena condición es algo justo bueno, pues responde a un por deseo quelabrota de nuestra deypersonas. Buscar la felicidad un camino falso es un error siniestro, porque nos lleva a la destrucción espiritual y la amargura. Un joven joven centroeuropeo escribió una carta al conocido teólogo Karl Rahner para confesarle que él y sus amigos persiguieron la felicidad febrilmente febrilme nte y se hallaban ahora destruidos. Tras Tras relatar su largo viaje hacia la destrucción y la amargura, concluye con estas líneas: «Acerca de todo esto, solo tengo una pregunta que hacerle: ¿Sabe usted la respuesta? ¿Dónde está la felicidad?» 1.   Cf. Karl R󰁡󰁨󰁮󰁥󰁲, Tengo un problema. Karl Rahner responde a los jóvenes  (Sal   (Sal Terrae, Santander 1984) 12-14. 1

 

EL DESCUBRIMIENTO DEL AMOR AUTÉNTICO

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La inteligencia de que hace gala en su escrito este desventurado joven no logró descubrir el verdadero camino hacia la felicidad. Es lástima que tantos jóvenes bien intencionados se echen a los caminos de la vida ilusionadamente y, en breve, aparezcan con las alas quemadas, como mariposas que se han dejado seducir por la luz. Es urgente hacerles ver la diferencia entre la seducción y la atracción, la euforia  que  que producen los valores que seducen y el entusiasmo suscitado por los valores que atraen. Los adolescentes y los jóvenes sienten, en su interior, diversas pulsiones que se traducen en deseos ardientes. La sociedad en torno les muestra vías para saciarlos. Lo más fácil es dejarse llevar de tales ansias, que, por ser naturales, natura les, parece legítimo saciar. Cuando un joven lo consigue, se ve tentado a confundir la intensidad psicológica  de  de las experiencias con su valor, es decir, con su capacidad de promover el crecimiento de la persona entera. Tal confusión lo lleva a pensar que está viviendo  plenamente . ¿Sabe este joven que tal plenitud se reduce a mera saciedad de los instintos, que es una meta, ciertamente, pero solo la meta del nivel 1, en que se da un modo vida muy elemental? está debidamente formado y sede expone a graves riesgos.Si lo ignora, no En el nivel 1, nuestra actitud es la de dominio, posesión y disfrute 2.  Antes de unirnos a una persona, calculamos las ventajas y las desventajas que nos va a reportar. Esta actitud calculadora es, en el fondo, egoísta e impide el encuentro, forma de unión que exige ante todo generosidad.  Amar  a   a una persona no es querer el halago que le producen a uno sus bellas cualidades, sino querer a la persona en cuanto tal, desear su bien a todo precio, esforzarse por crear con ella un estado de enriquecimiento mutuo. Si un joven piensa que este tipo de amor es «un cuento de hadas», bello pero irreal, indica que no ha desarrollado todavía de verun formas superiores a las propias del nivella1.capacidad Necesita seguir .  procesodedeunidad formación Dos novios estaban a punto de separarse. El novio me confesó que vivía muy polarizado en las relaciones sexuales, y a su novia le parecía esto poco bagaje para asumir a sumir el compromiso matrimonial. Yo Yo le advertí que, a juzgar por sus palabras, se movía exclusivamente en el nivel 1 y dejaba de lado cuanto ofrecen los niveles 2 y 3. Él abrió los ojos y me pidió que le explicara qué qu é son los niveles. Lo hice brevemente, y él, con aire pensativo, me confesó: «Ahora veo que mi novia tenía razón al no sentirse animada a cruzar el umbral del matrimonio. Pero ella no supo explicármelo. ¿Por qué no me contaron esto en la catequesis y en las   Una descripción amplia de los cuatro niveles positivos y los cuatro negativos puede verse en mi ya citada obra Descubrir la grandeza de la vida . 2

 

C.1.

NECESIDAD DE UNA SÓLIDA FORMACIÓN

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diversas clases de ética que cursé...?». Luego me preguntó cómo podía conocer los niveles y prepararse debidamente al matrimonio. «Es todo un proceso que has de seguir —le respondí—. Si lo haces, te adentrarás en un mundo nuevo, en el cual verás, con asombro, la grandeza que puede adquirir tu vida».  Justo, este proceso es el que vamos a seguir a continuación. Nos sorprenderá ver las claves de orientación que nos inspira. Ruego al lector que no tenga prisa por llegar al final del proceso. Debemos ir paso a paso, para ganar la lucidez y la energía interna que exige el ascenso a los niveles en que se da el auténtico amor. Si, desde el principio, proclamara las excelencias del amor, entendido en todo su alcance, tal vez mis palabras —por elocuentes que fueran— aparecerían vacías a muchos lectores. Al final del proceso pronunciaremos esas palabras de elogio, pero entonces aparecerán colmadas de sentido y nos animarán a crear las formas más elevadas de unidad. 2. Un método de aprendizaje por vía de búsqueda  En un  memorable debate de la televisión española, un grupo de  jóvenes defendió de fendió el llamado ll amado «amor libre», es decir dec ir,, el ejercicio arbitra arbitra-rio de la sexualidad, sin más canon de conducta que la mera apetencia. Otro grupo se mostró partidario de considerar el ejercicio de la sexualidad como el primero de los cuatro elementos que integran el conjunto del amor conyugal: sexualidad , amistad, proyección comunitaria del amor  (la  (la fundación de un hogar) y  fecundidad del amor  amo r  en  en dos aspectos complementarios: el incremento de la unidad entre los esposos creacióncon de nuevas Los telespectadores se asombraron al ver ylalamadurez que losvidas. integrantes del segundo grupo explicaban su posición de manera clara, bien articulada y profunda; sabían distinguir en qué nivel de realidad se da la pasión y en cuál se mueve el amor personal, comprometido y creador; no confundían el significado que puede tener una acción (por ejemplo, una aventura amorosa) y el sentido de la misma. Puede una acción significar mucho para nosotros, por impactarnos en el aspecto psicológico, y tener un sentido muy negativo en nuestra vida, si la vemos con la debida amplitud y hondura. Muchos Much os televidentes se preguntaron de dónde procedían unos jóvenes que mostraban tal grado de discernimiento. La explicación era bien sencilla: habían realizado un curso sobre el desarrollo del ser humano, y en él habían descubierto las doce fases del mismo, la última de los cuales consiste en el logro de una afectividad madura.

 

EL DESCUBRIMIENTO DEL AMOR AUTÉNTICO

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He dicho «descubierto», no «aprendido», pues el propósito de ese curso no fue tanto «enseñar» contenidos cuando «ayudar a descubrirlos». En el momento actual, para adquirir una auténtica a uténtica formación humana, ética y antropológica, no basta aprender una serie de cuestiones que alguien nos transmite de palabra o por escrito. Necesitamos descubrirlas nosotros; con la ayuda de un guía, posiblemente, pero brirlas por nuestra cuenta . Solo lo que se va descubriendo se graba descuen nuestra mente y nuestro corazón. Por eso ruego cordialmente al lector que convierta la lectura de este libro en una reposada experiencia personal de   descubrimiento. Si algunos contenidos le son ya conocidos, ha de volver a analizarlos con mayor radicalidad , a fin de verlos en su raíz, como si los fuera descubriendo por primera vez. Lo que descubrimos nos  persuade , nos impulsa a vivirlo interiormente. Al persuadirnos, nos transforma. Pronto veremos veremos que el proceso de formación ética no se reduce a perfeccionar nuestro conocimiento  de la vida y sus exigencias; implica una serie de transformaciones  en   en el modo de ver las del entorno y de tratarlas. Al ir conociendo realidades cadarealidades vez más valiosas, ajustamos nuestra actitud frente a ellas. Esta transformación nos permite adquirir un conocimiento preciso de realidades todavía más sutiles y fecundas... Este «círculo virtuoso» impulsa nuestro ascenso a la madurez ética y modela gradualmente la figura de nuestro ser personal, esa especie de «segunda naturaleza» que estamos llamados a configurar 3. Sobre el amor humano existen hoy numerosos libros y artículos que exponen una doctrina ajustada   a las condiciones del ser humano, y por lo mismo,  justa, válida, fecunda. Pero suelen seguir el método tradicional de «enseñar» contenidos el fin de que los lectores los aprendan y asuman en su vida.con Con todo respeto a los valores que encierran tales escritos, quisiera añadir la novedad del método de búsqueda, que aplicamos con tan buen éxito en el curso antes aludido.

  Esa «segunda naturaleza» se decía en griego antiguo êthos, con e larga o eta . De este vocablo se deriva el término «Ética». La misma palabra ethos, escrita con épsilon o e breve, significaba «costumbre», y los romanos la tradujeron con el término «mos», del que procede la palabra «Moral». Conforme a su etimología, podemos decir que, al hablar de Ética, nos referimos a 3

costumbres . la segunda hábitos a lonaturaleza  largo de la que   que vida.vamos El término adquiriendo «Moral»alserealizar refiere,ciertos de por actos s í, al estudio sí, y adquirir de las determinados Como estas tienen incidencia en la configuración de esa segunda naturaleza, cabe concluir que el significado profundo de Ética y de Moral es muy afín, de modo que pueden considerarse casi como sinónimos.

 

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NECESIDAD DE UNA SÓLIDA FORMACIÓN

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El contenido y el método de ese curso deseo condensarlo en este trabajo. Será una aventura muy sugestiva, sugestiv a, sin la menor duda, pues ejercitaremos la capacidad de pensar y expresarnos de modo preciso, al tiempo que pondremos en forma el arte de vivir creativamente. Algunos lectores pueden, tal vez, seguir pensando, al modo romántico, que creativos lázquez, Cervantes... son soloYalos veremos genios:cómo Mozart, todosBach, nosotros, Miguel conÁngel, los talenVetos que tenemos, podemos y debemos ser eminentemente creativos. Al descubrirlo, se revalorizará ante nuestros ojos la vida cotidiana, por sencilla e incluso anodina que nos parezca. Solo necesitamos vivir las experiencias que voy a sugerir seguidamente y que nos permitirán ver la vida de otra forma, forma , más abierta a bierta y profunda, profunda , y, y, por tanto, más prometedora. Nuestra tarea no se limitará a aprender una serie de cuestiones; intentaremos llegar a «ser más», como pedía Teilhard de Chardin: ser más como personas, más conscientes de la grandeza que puede adqui4. Esta rir si la vivimos con fidelidades aalgo nuestra de nuestra «seres devida encuentro» vocación tan vocación elevado ybásica bello que constituye, si lo asumimos creativamente, una fuente de belleza inagotable y, por tanto, de alegría. Con razón escribió el gran poeta inglés John Keats, en el umbral de su poema Eudimión: «A thing of beauty is a joy for ever» (Una realidad bella es un gozo inextinguible) 5.

3. El secreto de una buena formación Se habla menudo de la exactamente, necesidad de  formarse, formar a  sobre niños ytodo jóvenes para el amor. Peroa¿qué Pero significa,  formarse   Formarse debidamente no se reduce a adquirir los saberes necebien?  Formarse sarios para conocer a fondo la propia vida. Implica, además, descubrir una serie de claves de orientación que nos permitan discernir lo que nos construye como personas y lo que nos destruye. destru ye. Es penoso advertir que buen número de personas, al no disponer de tales claves, carecen de una u na verdadera formación. Esta carencia es muy de lamentar, pues vivimos en un tiempo confuso, y, a mayor confusión, mayor es la necesidad de una formación sólida, que, además de transmitirnos datos biológicos   «Lo que el hombre espera en este momento —escribe—, y que le haría morir si no lo encontrase en las cosas, es un alimento completo para alimentar en él la pasión del ser más» (cf. La  [Taurus, Madrid 21967] 260s). activación de la energía  [Taurus, 5  Bosch, Barcelona Barcelona 1977, p.66. 4

 

EL DESCUBRIMIENTO DEL AMOR AUTÉNTICO

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y psicológicos relativos a la sexualidad, nos descubra el sentido  de la relación amorosa 6.  Ahoraa bien, ¿qué se entie  Ahor entiende nde por claves de orientación?  Se   Se trata de ideas que nos dan luz para descubrir lo que es nuestra vida y orientarla debidamente. Por ejemplo, nos ayudan a discernir cuándo la libertad y las normasenseclase explicaba oponen, el tema y endequé la libertad, casos se complementan. una joven universitaria Un día,me cuando dijo, con tono afable: «Profesor, no se moleste. En la vida hay que escoger. O somos libres o aceptamos normas. Y, como quiero ser libre, aparco las normas». «Estoy de acuerdo con usted —le contesté— si nos referimos a la libertad de maniobra , la libertad de hacer lo que queramos en cada momento (nivel 1). Este tipo de libertad se opone a las normas, efectivamente. Pero, si se trata de la libertad creativa  —propia  —propia del nivel 2—, sucede lo contrario. Cuanto más obedientes somos a las normas, más libres nos sentimos. Por Por ejemplo, si toco una pieza musical al piano, cuanto más fiel sea a la partitura, más libre me siento. Pero aquí nos referimos a la libertad creativa   — dijo  ¿hay , no a laniveles mera libertad . «¡Ah! dijo la joven—, que distinguir y tiposdedemaniobra» libertad?». «Ciertamente —le indiqué yo—, sin eso no damos un paso. La libertad de maniobra —propia del nivel 1— consiste en elegir, en cada instante, lo que más nos gusta, aunque no sea especialmente valioso. Lo agradable es un valor, sin la menor duda, pero, aunque sea intenso, se halla bastante abajo en la escala de valores. En cambio, la libertad creativa —característica del nivel 2— no atiende solo a nuestro bienestar particular; procura el bien que se nos da a través de las distintas formas de encuentro».

Obviamente, esa joven no estaba bien formada .  Al reclamar maniobra, libertad tanta decisión,que se refería a la libertad la única con forma de libertad tenía ante la vista. de Talmaniobra parciali-, dad nos indica que su inteligencia no había alcanzado todavía la madurez. Carecía de largo alcance  (capacidad  (capacidad de ver más allá de lo inmediato), de amplitud (disposición para captar, a la vez, diversos aspectos de la realidad), y de profundidad , agudeza para penetrar en el sentido de lo que se ve a lo lejos y a lo ancho. Es de notar que no le reproché estas carencias. Intenté, sencillamente, ayudarle a matizar los conceptos, a distinguir sus diferentes sentidos. Tal matización marca el principio del  proceso formativo. formativo.   El psiquiatra, filósofo y pedagogo alemán Rudolf Rudolf Affemann advierte con energía que una información sexual desgajada de una formación para el amor  integral  integral resulta contraproducente por razones puramente pedagógicas. Cf. La sexualidad en la vida de los l os jóvenes  (Sal Terrae, Terrae, Santander 1979). 6

 

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4. La falta de madurez intelectual nos desconcierta  y,, a veces, desquicia   y En la película de Ingmar Bergman El silencio, una joven no puede hablar con su amante por desconocer su lengua, y, en un momento de intimidad, mos entendernos!». le dice con Untono joven satisfecho: que oye «¡Qué esto ¿sebonito da cuenta es el que de lanoactitud podaante la vida que muestra esta joven y de los riesgos que implica para ella? ¿Podría sentirse complacida si supiera lo que significa alegrarse por no poder hablar con quien tiene intimidad corpórea? Si no sabe contestar a estas preguntas, va por la vida con los ojos vendados y no puede guiar sus pasos con una mínima seguridad. Se halla desconcertada, por  falta de verdader verdaderaa formación. Este desconcierto procede de una especie de ceguera espiritual que podemos denominar «analfabetismo de segundo grado», una desgracia que todos podemos padecer en alguna medida 7. No saber unir las letras ytismo, adivinar lo que dice un escrito modo primario y debe ser erradicado pues es nosundeja desvalidos antedelaanalfabevida. Si sabemos leer y nos hacemos cargo de lo que se nos comunica, podemos informarnos debidamente y saber a qué atenernos en la vida diaria. Pero supongamos que sabemos leer, mas no somos capaces de penetrar en el sentido de lo que leemos. Recibimos datos del exterior, pero no logramos descubrir lo que significan para nuestra vida. Captamos su significado superficial, pero no su sentido profundo. Nos enteramos, por ejemplo, de que una joven está contenta por no poder hablar con su amante, mas no vislumbramos siquiera el peligro que implica tal sentimiento. Esta Veámoslo forma de analfabetismo se superaAlal hablar ejercitarcordialmente el arte de lacon reflexión. en este caso concreto. una persona, creamos vínculos personales. Si uno solo desea mantener relaciones corpóreas para acumular sensaciones placenteras, rehúye hablar con la otra  persona, para no vincularse a ella y comprometerse. Pero la sensibilidad humana es, de por sí, expresión viva de la persona. Si la reducimos a mero medio para obtener cierta dosis de agrado, sentiremos una interna desazón. Este sentimiento amargo es un lenguaje no verbal que ejerce una función de alarma: nos avisa de que estamos tergiversando el recto orden de nuestras potencias. Viene a decirnos: ¿Tee das cuenta del peligro que encierra excitar la sensibilidad y bloquear ¿T bloquea r   En qué consiste esta forma de analfabetismo y cuál es la vía óptima para combatirlo lo expongo en la obra Inteligencia creativa. El descubrimiento personal de los valores  (BAC,   (BAC, Madrid 42003) 10-23. 7

 

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su tendencia a expresar la intimidad personal? No saber esto es padecer una forma aguda de analfabetismo superior, que nos deja desconcertados en nuestra vida personal y nos impide regir nuestra conducta con cierta seguridad de éxito. Este desconcierto se traduce, a veces, en un temible desquiciamiento. guiente: En una entrevista televisiva, un joven de 18 años manifestó lo siHasta hace poco yo era totalmente feliz. Adoraba a mi madre, admiraba a mi novia, sentía ilusión por mi carrera. Pero, Pero, un mal día, me entregué al juego de azar y me convertí en un enfermo del juego, un ludópata. Ahora, ni mi madre ni mi novia ni mi carrera me interesan nada. Solo me interesa una cosa: cos a: seguir jugando. Estoy atado al juego.  Y lo que más me duele es que que empecé a jugar libremente, libremente, y ahora me veo hecho un esclavo.

que el. entrevistador al desconsolado joven una Era Pero se limitófacilitara a decirle: «Gracias por haber clavededeesperar orientación venido». Con lo cual pareció reducirlo a mero pasto de una curiosidad banal. Perdió una ocasión magnífica de ejercer la función de  guía.  Si hubiera conocido el arte del liderazgo, hubiera podido, en dos minutos, sugerirle una clave de orientación que le diera luz para toda la vida. Si yo hubiera estado allí, le hubiera invitado a levantar el ánimo, pues le quedaba toda la vida por delante para disfrutar disfru tar del descubrimiento que iba a hacer con mi ayuda. Mira —le diría—: Cometiste un error, como nos puede pasar a todos en un momento de debilidad. Confundiste el proceso de vértigo —que mera fascinación— con equivale el de éxtasis, que implica Creísteesque la euforia del vértigo al entusiasmo  delcreatividad. éxtasis y te lanzaste en busca de la felicidad por una vía falsa. f alsa. Pero Pero este error puedes superarlo si descubres y cultivas las experiencias opuestas, que son las de encuentro o de éxtasis.  Al oír estas palabras, es muy posible que el joven me preguntara qué es eso del éxtasis  y  y el vértigo. Yo me ofrecería a explicárselo al final del programa. Y, de esta sencilla forma, hubiéramos podido iniciar un camino de recuperación. Este joven estaba literalmente desquiciado, es decir, fuera del quicio que supone para nuestra vida una idea justa del camino que lleva a la felicidad. Necesitaba, de urgencia, iniciar un proceso de auténtica formación. Le bastarían, para ello, unas cuantas claves de orientación orie ntación bien seleccionadas y bien expuestas.

 

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Estas claves no suele ofrecerlas la sociedad actual, con sus poderosos medios de comunicación. Más bien provoca a diario una temible confusión de conceptos. En enero de 2003, un telediario de gran audiencia destacó que nos hallamos en el primer aniversario a niversario de la muerte, por sobredosis, de la cantante Janis Joplin. Se la elogió como la «reina blancadedel clase drogas, blues»,se y,concluyó tras recordar que había que susido vida«una estuvo mujer entregada totalmente a toda libre». ¿Están preparados los jóvenes actuales para descubrir la forma de manipulación que late en este mensaje televisivo? En caso negativo, no están debidamente formados para vivir en un momento de la historia tan fecundo y tan arriesgado, a la par, como el presente. 5. Necesidad de guías espirituales y de claves de orientación En este momento ya vemos con mayor claridad por qué debemos formarnos paravivo ser tiene guías que de nosotros otros. Por ley de de vida, todo ser crecer. Elmismos animal ylodehace a impulsos un principio interno. Por eso no necesita saber cómo ha de crecer . No tiene, por tanto, el deber de adquirir formación. Pero el hombre carece de instintos que le fijen el camino a seguir. Ante un mismo estímulo podemos reaccionar de modos distintos. Somos libres para dar respuestas diferentes. Tengo hambre, veo un alimento apetitoso y no me veo impelido a tomarlo automáticamente. Eso lo haría el animal. Pero las personas podemos reaccionar de formas distintas: optar por dejarlo para después, o repartirlo con otros, o darlo a alguien más necesitado.  ¿En virtud de qué  optamos por una respuesta o por otra distinta?   Aquí entra en juego la formación, que nos descubre claves de orientación lúcidas, de las que podemos extraer  pautas de conducta certeras. Esas claves nos las facilita la inteligencia iluminada por un estudio sincero y profundo de lo que es nuestra realidad personal y del modo como debe crecer. Por eso debemos amar la inteligencia, no considerarla como enemiga de la vida, sino como la promotora de la verdadera  vida,   vida, la que se deja encauzar por las claves de orientación (traducidas en principios y criterios de vida) y se llena, así, de sentido y felicidad. Una clave de orientación es, por ejemplo, que debemos distinguir el significado y el sentido de una acción. Comer un pastel puede significar mucho para mí, si soy goloso y tengo hambre. Pero, si padezco dia-

 

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betes, no tiene sentido tomarlo, pues la salud vale inmensamente más que darme un gusto pasajero. De esta clave de orientación se deduce una pauta de conducta  clara:  clara: debo renunciar a ese alimento y buscarme otro que no dañe mi salud. Tal renuncia supone un sacrificio, pero no una represión. Al renunciar a un valor inferior (por ejemplo, el de lo agradable) lud), no bloqueo para conseguir mi desarrollo un valor personal; superior lo promuevo. (en este caso, Por eso, Por el de bendito la sasacrificio. Desde hace casi dos siglos se nos martillea el oído con el eslogan: «¡Disfruta de la vida, no te reprimas!». Perdone, yo no me reprimo  cuando ordeno los valores y doy primacía a los más altos. Me sacrifico, que es bien distinto. Reprimirse es bloquear el desarrollo personal. Sacrificarse es renunciar a un valor para obtener otro más alto. El sacrificio no equivale a represión; va en dirección contraria. Esta clarificación de conceptos es una clave de orientación, y  y,, por cierto, cier to, decisiva. Para concluir este capítulo introductorio, grabemos bien esta idea básica: Como persona, debo crecer biológica y espiritualmente. Y para hacerlo bien,y ser he feliz. de saber con esprecisión he de crecerética. para alcanzar la  plenitud Saberlo Saberlo la meta cómo de la formación

 

C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 II Y DE CONDUCTA  LOS NIVELES DE REALIDAD Para orientarnos en la vida, hemos de tener una idea clara de los distintos niveles de realidad y de conducta en que podemos vivir. — Un transeúnte vio a un niño que llevaba un niño más pequeño a cuestas y le dijo: «¿Cómo cargas ca rgas tu espalda con semejante peso?». El niño le contestó: «¡No es un peso, señor; es mi hermano!». ¿En qué nivel se hizo pregunta y en cuál dio la respuesta? El niño supo adivinar que lallevar con afecto a unsehermano a la espalda (nivel 2) implica cargar con un peso (nivel 1), pero no se reduce a ello. — En la obra de irso de Molina El burlador de Sevilla y convidado de piedra, Don Gonzalo (representante de la vida ética y la religiosa, niveles 2, 3 y 4) 1 conversa de noche con Don Juan, hombre entregado a las ganancias inmediatas (nivel 1). Al final de la conversación, Don Juan le dice: «Aguarda, iréte alumbrando», y Don Gonzalo replica: «No alumbres, que en gracia estoy» (vs. 24562458). Al expresarse así, ¿en qué nivel de realidad y de conducta se movieron ambos personajes? — En las Pr   del poeta romántico francés Premières emières meditations poétiques  del  Alphonse de Lamartine figura este e ste verso: «Un seul être vous manque et tout est dépeuplé» (Un solo ser os falta y todo queda despoblado). ¿En qué nivel de realidad y de conducta debe ser leído para que tenga pleno sentido? Lo veremos seguidamente. Para comprender el sentido de diversas experiencias cotidianas y de multitud de textos literarios y cinematográficos nos vemos obligados a distinguir diversos niveles de realidad y de conducta. Conviene analizar,, de forma bien ordenada, cuatro niveles positivos y cuatro negativos. zar 1

  El nivel 4 es el nivel propio de la vida religiosa.

 

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1. Niveles positivos a) Nivel 1 En la vida cotidiana poseemos y manejamos diversos objetos o cosas. Por «objeto» se entiende unafrente realidad mensurable, pesable, manejable..., que podemos situar f rente a nosotros porque no nosasible, sentimos comprometidos con ella 2. Podemos comprarla, canjearla, venderla, usarla o tirarla, según nuestros intereses. Este tipo de realidades que están a nuestra disposición y estos modos de conducta posesiva y utilitarista vamos a considerarlos como el nivel 1 de realidad y de conducta. Si adoptamos, por egoísmo, una actitud hedonista 3, solemos tomar egoístamente las realidades de nuestro entorno (incluidas las personas) como «medios para nuestros fines»; las rebajamos, así, al nivel 1 y corremos serio peligro de entregarnos a las ganancias inmediatas, que nos reportan solo gratificaciones sensibles y psicológicas, y bloquean, con ello,al nuestro proceso de crecimiento peligro se advierte claramentepersonal. al recordar las características del «hombre inmediato» o «gozador voluble», descritas, a propósito de la figura literaria de Don Juan, en mi obra Como formarse en ética a través de la literatura 4. Esta actitud elemental, sometida a las pulsiones instintivas, incapaz de crear relaciones de encuentro y, por ello, sumamente arriesgada, ostenta un carácter a-ético; no se adentra en el reino de la ética y no ayuda al ser humano a crecer como persona . Y  Y,, como crecer es ley de vida para todos los seres vivos, tal actitud a-ética  se   se convierte en anti-ética , contraria a una configuración recta de nuestra segunda naturaleza o êthos 5. — Características del «hombre inmediato»

Para descubrir la lógica propia del nivel 1 conviene conocer en pormenor las características del ser humano que, por vivir de sensaciones, recibió de Sören Kierkegaard la calificación de «hombre inmediato» 6.   Recordemos que el término «ob-jeto» procede del verbo latino objacere  (estar  (estar enfrente), del que se deriva objicere, cuyo participio es objectum, objeto. 3   Actitud que da primacía a las experiencias gratificantes. 4  Rialp, Madrid 32008, p.98-100. 5  Véase la nota 3 del cap. cap. I. 2

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enfermedadvive mortal o De la desesperación y el pecado   Cf. Lainmediato» (Guadarrama, 1969). El «hombre (según Kierkegaard) en el «primer estadio en el caminoMadrid de la vida». El segundo estadio es el «ético»; y el tercero, el religioso. Por «estadio» entiende el pensador danés un modo de concebir y realizar la propia existencia. Cf. Étapes sur le chemin de la vie  (Gallimard,  (Gallimard, París1948); Diario de un seductor. Temor y temblor  (Guadarrama,  (Guadarrama, Madrid 1976).

 

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Por afán de ganancias fáciles, el hombre inmediato se mueve primordialmente en un nivel de sensaciones, en las que intenta vanamente reposar pues «el tiempo huye», se desplaza de modo ineludible. El hombre de sensaciones se convierte en un  gozador voluble  que  que renueva sin cesar las impresiones placenteras con la esperanza de encontrar en la sucesión que ininterrumpida de sensaciones unadeforma de auténtica permanencia, responde a modos superiores temporalidad. El hombre atenido a la seducción del instante huidizo siente temor a la fugacidad de los acontecimientos gozosos. Ante la imposibilidad de fijar el fluir temporal en el momento dichoso, intenta conferir a cada sensación un valor de eternidad. Su lema preferido (el horaciano carpe diem) se le muestra ilusorio y frustrante. El  gozador voluble considera como modélico, único, ab-soluto, el amor impulsivo, erótico, desgajado de la relación personal (y, por ello, comunitaria) de amistad. El profesional del erotismo se crispa sobre su propio yo, se reduce a mero individuo, ser egoísta, interesado, polarizado en torno a la propia satisfacción. El individuo egoísta orienta la vida de dentro afuera y reduce los seres del entorno a medios para el logro de sus intereses 7. Este género de reduccionismo significa una torsión violenta de la realidad. El individuo hermético que reduce por principio los demás hombres  a meros no-yo (considerados como seres manipulables) adopta una actitud básica de sadismo, que le permite vincular sin solución de continuidad ciertos actos de ternura erótica con otros de crueldad extrema 8. El hombre sádico que intenta reducirlo todo a mero objeto (a través de la ternura o de la crueldad) se trueca insalvablemente en un obseso de la manipulaciónnoy posesión. El obseso tolera el riesgo que implica la vida creade dominio tiva, estrictamente personal. Es afanoso de calcular, controlar, fichar, inventariar.. En vez del lento y respetuoso enamorar  (nivel inventariar  (nivel 2), practica el violento y expeditivo seducir  (niveles  (niveles 1 y -1).   En el primer ensayo de la obra Estadios en el camino de la vida que lleva por título In vino veritas, relata Kierkegaard el diálogo desenfadado que tras un banquete sostienen cinco «estetas» acerca de la mujer y el matrimonio. Sintomáticamente, el coloquio es cerrado con las palabras de Juan el Seductor, para el cual la mujer se reduce a un objeto idolatrado de goce. «La mujer representa la fuerza de seducción más potente que pueda existir en el cielo y en la tierra». «Estos eróticos […] solo comen el cebo, el incentivo». Cf. In vino veritas. La repetición (Guadarrama, Madrid 1975) 107s. 7

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 A puerta porentrega vía de erótica ejemplo, cómo al final de la sartriana se pasa razón  Recuérdese, aparente de la al distanciamiento delobra odio. Un estudio biencerrada aquilatado de sin los diferentes modos de lógica que rigen los procesos humanos en el nivel objetivista-manipulador y en el nivel lúdico-creador pone de manifiesto que no se da aquí un salto en el vacío, no se procede de forma paradójica, sino perfectamente lógica, con la lógica basta del nivel 1.

 

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El seductor encapsulado en sí mismo (nivel 1) no engendra modos auténticos de relación personal, no entra en el juego de la vida comunitaria, y se siente «extraño» en el mundo rigurosamente humano, el campo del lenguaje, de las instituciones, de los valores, del orden ético y  jurídico, de la experiencia religiosa religiosa (niveles 2, 3 y 4). La incomprensión El laextranjero quesentencia muestranegativa Meursault, de Camus, hacia la que protagonista pronuncia el de juez, proposición de matrimonio que le formula María y la invitación a arrepentirse que le hace el capellán proceden de un radical desajuste respecto al mundo humano normal, caracterizado por la actividad creadora. Este distanciamiento es provocado por la adopción básica de una actitud de entrega fusional, infracreadora, al entorno meramente sensible 9. El hombre que se siente extraño o extranjero en el mundo humano es un ser iluso; estima que la entrega al vértigo del fluir sensorial le permite tocar fondo en la realidad, a la cual de hecho solo roza tangencialmente; piensa que la liberación anárquica del instinto y el rechazo

de las realidades queformas apelandiversas al hombre a unavalores labor éticos, co-creadora (comunidad, lenguaje, de juego, realidades religiosas...) lo elevan a un plano de libertad modélica. El aprendiz de brujo que desata las aguas del instinto y autonomiza las fuerzas del inconsciente parece en principio exaltar la vida, alzarla a niveles de máxima jovialidad y lozanía, pero a la postre, por la lógica interna de los fenómenos espirituales, acaba desgarrándola internamente, al desvincularla de las realidades nutricias de su circunstancia y desambitalizarla. El hombre existencialmente escindido queda radicalmente alejado de las fuentes que otorgan sentido a su vida. La conciencia concie ncia de tal sinsentido radical da origen al estado de desesperación. El hombre lúdicamente asfixiado puede tomar dos caminos: 1) reflexionar sobre su situación desesperada con ánimo de comprometerse en una acción creadora, despegarse del empastamiento sensible y elevarse al «segundo estadio en el camino de la vida», que es para Kierkegaard la actitud ética; 2) cobrar conciencia de su estado para hacer las paces con él y renunciar lúcidamente a ser «sí mismo», a desarrollar su personalidad humana. El ser que renuncia lúcidamente a conferir un sentido cabal a su existencia adquiere la figura trágica de «hombre absurdo» (Albert Camus) 10. 9

L’étranger   Alianzaexposición Editorial,de Madrid 1971. Versión (Gallimard, París 1942, Una amplia esta obra puede verseoriginal: en mi libro Estética de la creatividad. Juego1957). Juego. . Arte.  3 Literatura (Rialp, Madrid 1998) 431-463. 10   Sobre la noción de «hombre absurdo» en Camus puede verse la obra citada Cómo formarse en ética a través de la literatura, o.c., 102-111.

 

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El tragicismo surge cuando se asume conscientemente una situación de asfixia personal. El hombre absurdo que acepta hasta el fin el sinsentido de su existencia puede presentar (según Sören Kierkegaard) 11 dos formas básicas de desesperación: 1) la «desesperación femenina», provocada por la de12 que significa bilidad quedeimplica la alienante entrega pasiva a las impresiones en una forma una salidaexteriores, diversión de sí en falso; 2) la «desesperación masculina», suscitada por la obstinada decisión  positiva de no llegar a ser «sí mismo» de forma cabal por recluirse en la oquedad del propio ser y rebelarse contra toda apelación a pelación procedente de las realidades valiosas. Esta rebelión produce, en principio, la exaltación propia del vértigo de la libertad desarraigada. El hombre obstinado y lúcidamente rebelde parece presentar una figura de ser enérgico, desbordante de sentido existencial, denso y sólido, pero pronto revela su carácter de mero esbozo, de proyecto abortado en agraz. El hombre que anhela desesperadamente no ser hombre cabal destruye las bases de su

existencia, se desfonda y asfixia lúdicamente. b) Nivel 2  Por naturaleza, los seres humanos debemos crecer, y hemos de saber cómo hacerlo. La experiencia nos dice que crecemos al realizar distintas formas de juego creador: tanto los juegos competitivos (el ajedrez, las damas, el parchís…; el fútbol, el baloncesto, la esgrima, las carreras…), como el juego singular que es tocar un instrumento musical o interpretar una obra teatral o coreográfica... En diversas lenguas, no se dice tocar  el  el piano, el violín, la flauta, sino jugar  el  el piano, el violín, la flauta… Básicamente, jugar significa asumir las posibilidades que nos ofrece of rece el reglamento de cada juego y crear, con ellas, algo nuevo dotado de sentido: las  jugadas  en   en los juegos competitivos; las  formas en el juego musical; las escenas en el juego escénico… Para poder jugar, debemos aprender a convertir las realidades de nuestro entorno en fuentes de posibilidades para nosotros, es decir, decir, en realidades abiertas  o  o «ámbitos». Veamos cómo se realiza este aprendizaje. Si tengo una tabla, puedo hacer con ella lo que desee (encender una estufa, tapar un hueco…), pero no puedo jugar en sentido estricto. Si 11 12

  La enfermedad mortal o De la desesperación y el pecado.   Afín al concepto de «divertissement» pascaliano.

 

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pinto en ella unos cuadraditos en blanco y negro, convierto la tabla en tablero y puedo sobre él jugar (por ejemplo) al ajedrez, magnífico tipo de juego que simula una batalla incruenta. Para ello, debo obedecer al reglamento y someterme a los cauces que me marca el tablero. Pierdo, así, voluntariamente buena parte de mi libertad de maniobra maniobra,, pero adlibertadbélico. creativa), la capacidad quiero nueva de libertad (lacarácter de llevaruna a cabo esaforma actividad lúdica de He transformado la tabla; ahora debo transformar mi actitud respecto a ella. La actitud de dominio, posesión y manejo debe ser cambiada por una actitud de respeto, estima y colaboración. Al hacerlo, adquiero un modo especial de unión con la tabla y me adentro, así, en el mundo de la cultura,  que consiste originariamente en crear formas crecientes de unidad con el entorno. En efecto, el hombre no nace fusionado con las realidades del entorno (como el animal, que obedece al esquema «acción-reacción»), sino un tanto distanciado  de él, porque a cada estímulo puede dar respuestas diversas. Debe, por

ello, crearlasmodos de unidad c on con las lerealidades reaofrecen lidades las delque entorn entorno, o, escogien-a do entre posibilidades que ellas se acomodan su proyecto vital. Esta transformación de una realidad y de nuestra actitud respecto a esa realidad transformada nos eleva a un nivel superior, que podemos denominar nivel 2.  Notemos que ambas transformaciones las realizamos en virtud de la ley natural que nos insta a crecer. Ese impulso no nos viene de fuera, sino de nuestra misma naturaleza. Por eso el esfuerzo de crecer y la renuncia a la libertad de maniobra que nos exige los asumimos de forma voluntaria y gozosa, no coaccionados por instancias externas. Veámoslo Veámoslo en un ejemplo e jemplo un tanto más elevado. — La transformación del papel en partitura 

Una hoja de papel es un mero objeto, en el sentido indicado. Si un compositor escribe en ella unos signos que expresan una obra musical, deja de ser una realidad cerrada en sí (un objeto) y se convierte en una  (un ámbito), pues se dirige a quien entienda el lenguaje realidad abierta  (un musical y le revela una composición. Por haber sufrido una transformación, esa hoja de papel recibe un nombre distinto: el de partitura. Al estar abierta a quien pueda entenderla, la partitura es una realidad que abarca cierto campo y se parece más a un ámbito de realidad que a un objeto cerrado. Podemos llamarle sencillamente «ámbito». No ha sido  producida por un artesano a lo largo de un proceso fabril, sino creada por un artista mediante un proceso creador.

 

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El intérprete que compra una partitura la posee en cuanto es un fajo de papel, pero, vista como partitura, no puede tratarla a su arbitrio; debe respetarla, estimarla y colaborar con ella si quiere dar vida a la obra que en ella se expresa. Esa actitud de respeto, estima y colaboración implica obediencia por parte del intérprete, por tanto renuncia apartitura la libertad deella, maniobra. Cuanto más ysea atiene obedientemente a la (y, en (y, a la obra, a su estilo su autor), más libre se siente, pero con un tipo distinto de libertad, la libertad creativa   o libertad interior . Ya tenemos un nuevo tipo de realidad y un modo distinto de conducta respecto a ella. Seguimos en el nivel 2, pero en un plano algo más elevado que en el caso del tablero de juego . — Las experiencias reversibles El descubrimiento de las realidades abiertas o ámbitos encierra suma importancia porque nos permite superar las experiencias lineales —en las que actuamos unilateralmente sobre una realidad  yde realizar experiencias  bidireccionales—. El descubrimiento este tipo  reversibles, de experiencias supone un cambio decisivo en la capacidad de unirnos al entorno y de ejercitar nuestra capacidad creativa. Si conocemos a fondo las experiencias reversibles, conoceremos luego el encuentro, y, a través de este, el ideal de la unidad, y, a la luz del ideal, nos haremos cargo de la grandeza gra ndeza que podemos llegar a adquirir adquiri r. Veámoslo Veámoslo de cerca, a fin de que cada lector descubra por su cuenta lo que acabo de adelantar 13.  Alguien me habla de un poema que figura en un libro. Es para mí algo que está ahí. Sé que es una obra literaria, pero no me preocupo de asumir las posibilidades que me ofrece y darle vida; la tomo como una realidad más de mi entorno, y la aparco en mi mente al lado de las mesas, las plumas, el ordenador, los libros... El poema lo considero, en este momento, casi como un objeto, una realidad que se halla en mi entorno, pero no se relaciona conmigo activamente, ni yo con él. Está a mi lado, pero alejado, al modo de las realidades cerradas u objetos. Pero un día abro el libro y aprendo el poema de memoria,  es decir, «de corazón» (como dicen expresivamente los franceses e ingleses), porque asumo las posibilidades estéticas que alberga, y lo declamo creativamente, dándole el tipo de vida que el autor quiso otorgarle. En ese momento, el poema actúa sobre mí, me nutre espiritualmente, y yo configuro el poema, le doy el ritmo y el tempo debidos, le 13

  Para más pormenores puede verse mi obra Descubrir la grandeza de la vida, o.c., 39ss.

 

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otorgo vibración humana, lo doto de un cuerpo sonoro. Esa experiencia de declamación no es meramente «lineal»; no actúo yo solo en ella. Es una experiencia reversible,  de doble dirección, porque ambos nos influimos mutuamente: el poema influye sobre mí y yo sobre el poema. Fijémonos cambios realizados. Cambió (pasó de ser algo ajeno a en mí los a constituirse en principio internoeldepoema mi actuación); a ctuación); cambió mi actitud respecto a él (pasó de ser pasiva a ser colaboradora); cambió el tipo de experiencia realizada (pasó de lineal a reversible), y surgió una forma nueva, maravillosa, de unión con el poema: la unión de intimidad. Antes de entrar en relación con el poema, este era distinto di stinto de mí, distante, externo, extraño, ajeno. Al asumir sus posibilidades estéticas y declamarlo, se me vuelve íntimo, sin dejar de ser distinto, pues nada nos es más íntimo que aquello que nos impulsa a actuar y da sentido a nuestra actividad. De esta forma, el poema deja de estar fuera de mí, en un lugar exterior a mí. Él y yo formamos un mismo campo de  juego esto 2, consiste íntimos. LaEsta unión de intimidaddesolo es posible en. En el nivel el de lasercreatividad. transfiguración lo externo, extraño y ajeno en íntimo da lugar a una  forma eminente de unión. Ningún tipo de unión con un objeto alcanza el carácter entrañable entra ñable que adquirimos al formar un campo de juego con una realidad abierta, que nos ofrece posibilidades creativas.

 Al asum asumir ir fielme fielmente nte las posib posibilid ilidades ades que me ofrec ofrecee un poema, me atengo a él, le soy fiel, lo tomo como una norma que me guía, y justamente entonces me siento inmensamente libre, libre para crearlo de nuevo, darle vida, llevarlo a su máximo grado de expresividad. Fijémonos en el modo de transfiguración y liberación que se opera aquí: los términos libertad   y norma son entendidos de modo tan profundo que dejan de oponerse entre sí y pasan a complementarse. En el nivel 2, la libertad que cuenta es la libertad creativa . La norma que nos interesa es la que procede de alguien que tiene autoridad,  es decir, capacidad de promocionar nuestra vida en algún aspecto 14. Un declamador literario, un intérprete musical, un actor de teatro... se sienten tanto más libres cuanto más fieles son a los textos li  Como sabemos, el vocablo vocablo «autoridad» procede del verbo latino augere  (promocionar,  (promocionar, enriquecer). De él proceden los términos auctor  (autor)  (autor) y auctoritas  (autoridad).  (autoridad). 14

 

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terarios y a las partituras musicales. Cuando actuamos creativamente, es decir, cuando asumimos de forma activa las posibilidades que nos da una obra (literaria, musical, coreográfica, teatral...), convertimos el   «libertad-norma» en un contraste  enriquecedor.   enriquecedor. La relación sudilema  «libertad-norma» misa de la libertad con la norma se transforma, en el nivel 2,  en una relaciónfecunda de liberación   y enriquecimiento:  la norma, asumida como unaa fuente de posibilidades, me libera del apego a mi capricho, mi afán de hacer lo que me apetece. Amengua, con ello, mi libertad de  o libertad creativa , libermaniobra, pero incrementa mi libertad interior  o tad para crecer como persona asumiendo normas enriquecedoras. No olvidemos este dato: toda transfiguración transfiguración va vinculada con una liberación  y una forma superior de unidad . Esto sucedió ya en la conversión de la tabla en tablero, pero se da con más intensidad en el caso de la partitura y el poema. Este segundo descubrimiento (el de las experiencias reversibles) es prometedor porque nos abre inmensas posibilidades de relación con las realidades valiosas de entorno y hace posible miento másmás importante de nuestro nuestra vida: el encuentro.  Ahoraelsí acontecipodemos descubrir por dentro lo que significa encontrarse. — La experiencia reversible más lograda: el encuentro La declamación de un poema y la interpretación de una obra musical son experiencias reversibles muy valiosas, pues en ellas damos vida a realidades siempre nuevas y logramos los modos relevantes de unión que llamamos intimidad. Bien sabemos que, al interpretar y al declamar, no repetimos las obras; las creamos de nuevo. Para lograrlo, las la s convertimos en un principio interno de actuación. En este campo de juego que se funda entre la obra y el intérprete, la obra empieza a existir realmente, y el intérprete ensancha sus espacios interiores al ambitalizarse   en ella, es decir, al acrecentar su ámbito personal con el espacio lúdico que abarca la obra interpretada. Para encontrarme con otra persona, no basta que me acerque físicamente a ella. La cercanía   lograda no equivale a una relación de encuentro, pues no implica, de por sí, vecindad espiritual . Para crear este modo de vecindad, necesitamos recibir activamente las posibilidades que la otra persona nos ofrezca y otorgarle las nuestras. Es la forma de crear unidad profunda en el nivel 2. Pertenece a su lógica que la unión de intimidad solo se logra mediante esa donación y apropiación de posibilidades, pues con ello se crea un estado de enriquecimiento mutuo. Sin esta relación creativa, podemos vivir décadas

 

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en común y no convertir la vecindad en el modo de cercanía que llamamos encuentro 15. En este se supera la escisión entre el dentro y el fuera, el interior y el exterior, lo mío y lo tuyo. Si nos encontramos de verdad, tú no estás fuera de mí, ni yo de ti. En cuanto al cuerpo sí, porque somos seres opacos, no como Puedes conmigo, irte a los antípodas; si te comunico unpero problema serio,personas. sé que vibrarás me escucharás (es decir, prestarás atención), movilizarás tu inteligencia y tu capacidad de resolver problemas, me ofrecerás posibilidades eficaces en orden a encontrar una salida. Esta disposición al intercambio de posibilidades es signo inequívoco del encuentro. — Las condiciones del encuentro Para conseguir ese estado de irradiación de mutuo entendimiento, concordia y colaboración, debemos cumplir las condiciones del encuentro: •

La primera y primaria es la generosidad, la actitud de disponibi-

lidad y entrega. En ella se inspiran todas las demás. • La apertura al otro ha de ser  generosa   y veraz . El que miente no es generoso en la entrega. Se da a medias. al ambigüedad suscita desconfianza y bloquea el encuentro. El mentiroso no puede encontrarse de veras. Al decirnos Carlo Collodi en su relato 16  (y, posteriormente Wald Disney en su película) que al pequeño Pinocho le crecía la nariz cuando mentía, quería indicar que se le deformaba la personalidad, pues la nariz determina la figura del rostro, y este es la expresión máxima de la persona.  surge cuando uno tiene fe  en  en el otro, lo ve como • La confianza  surge  fiable, digno de hacerle confidencias,  que generan la relación de intimidad propia del encuentro. Los términos subrayados

  Los análisis que estamos realizando nos permiten comprender por dentro el siguiente texto de Martin Heidegger: «El apresurado anular las distancias no trae cercanía, pues la cercanía no consiste en una pequeña medida me dida de distancia. Pequeña distancia no es ya cercanía. Gran distancia no es todavía lejanía. ¿Qué es la cercanía si, no obstante la reducción al mínimo de las mayores distancias, permanece ausente? ¿Cómo puede ser que con el desplazamiento de las grandes distancias todo siga lo mismo mi smo de lejano y de cercano? odo odo queda asumido en una amorfa indistinción. Pero ¿no es acaso este aplastamiento en la indistinción más temible que la escisión de todas las 15

cosasen entre sí?». 1al indistinción se supera«cercanía» con solo yadvertir queson el situados término en «distancia» lo sitúa aquí el nivel , mientras los términos «lejanía» el nivel 2.se Por eso, la disminución de la distancia no produce automáticamente cercanía. Esta solo se crea al subir al nivel 2 y asumir las posibilidades que los ámbitos del entorno nos ofrecen. 16  Las aventuras de Pinocho (Alianza Editorial, Madrid 1990) 103.

 

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están hermanados entre sí por proceder de una misma raíz latina: fid . La intimidad generada por la conanza se traduce en  fidelidad y cordialidad. Esta significa la tendencia a  poner coraz corazón ón (en latín, cor) en cuanto se hace. La fidelidad tiene un carácter creativo, suponedela encuentro disposiciónque a crear cada momento de la vidapues el ámbito uno en prometió crear en un momento. La fidelidad viene inspirada por la actitud de disponibilidad confiada para con el e l otro. Ser fiel  es  es algo mucho más valioso que el mero aguantar . Aguantan los muros y las columnas las cargas que les impone el arquitecto (nivel 1). El hombre está llamado a la tarea creadora de ser  fiel, es decir decir,, de crear en cada momento lo que prometió p rometió en un momento (nivel 2). Cuando uno se abre a otra persona de modo cordial, su comunicarse es un decidido darse  (nivel  (nivel 2). El valor de todo obsequio depende de la actitud de entrega de quien lo hace. Cuando hay donación de elsí mismo, acto de una dar algo se sitúaincondicional en el nivel 2, e incluso en nivel 3 sielsupone afirmación de los valores de la bondad y la unidad. Cuando dos personas se dan cordialmente a una realidad va liosa y se unen íntimamente a ella, se vinculan profundamente entre sí, aun sin pretenderlo. De ahí que, para afirmar la vida de encuentro, deban los amigos realizar conjuntamente actividades de alto valor, como es, por ejemplo, ayudar desinteresadamente a personas necesitadas…

— El descubrimiento de los valores y las virtudes Las condiciones del encuentro reciben el nombre de valores . Encierra valor todo aquello que coopera a nuestro crecimiento personal. Cuando los valores son asumidos por nosotros como un canon de vida y un principio interno de acción, reciben el nombre de virtudes. En latín, virtutes significa capacidades; capacidades —en la vida ética— para crear relaciones de encuentro. — Los frutos del encuentro Si una persona tiene la suerte de dar con otra que está dispuesta a vivir de forma virtuosa  —asumiendo   —asumiendo los valores antedichos—, puede vivir con ella la experiencia decisiva del encuentro y experimentar sus grandes frutos.

 

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Entre ellos destacan los siguientes: •  Energía interior . Cuando dos o más personas viven una ver-

dadera relación de encuentro, advierten que, sin saber cómo, brotan en su interior fuerzas desconocidas que les permiten permite n su-

adversidades diarias. clarifica el ser de quienes se encuentran. Para •  perar Luz . Ellasencuentro conocer de verdad a una persona, debemos encontrarnos con ella. Si queremos conocer a Mozart, no basta leer lee r un tratado sobre él; necesitamos descubrir su verdadera personalidad a través del encuentro con sus obras más logradas. encontrarnos, os, ganamos una relación de intimidad •  Intimidad. Al encontrarn con otras realidades abiertas o ámbitos que nos ofrecen posibilidades creativas: obras culturales, juegos, valores, personas, instituciones… •  Alegría . El encuentro nos perfecciona como personas, pues —según la ciencia más cualificada— somos «seres de encuentro»; vivimosactual como personas, nos perfeccionamos y maduramos como tales creando diversas formas de encuentro. Al cobrar conciencia de que estamos creciendo y desarrollándonos, sentimos alegría, gozo profundo. •  Entusiasmo.  Al encon encontrarn trarnos os con una reali realidad dad muy valio valiosa, sa, que nos ofrece grandes posibilidades creativas, de modo que, al asumirlas activamente, activamen te, nos elevamos a lo mejor de nosotros mismos, sentimos entusiasmo, que es la medida colmada de la alegría. Ese tipo de elevación a lo  perf  perfecto ecto  la denominaron los antiguos griegos «éxtasis», salida de sí hacia lo más alto. Lo perfecto era para ellos lo divino. Originalmente, la palabra entusiasmo significa «estar inmerso en lo divino», es decir, en lo perfecto en cuanto a unidad, bondad, belleza, justicia, verdad. •  Felicidad. El entusiasmo implica plenitud de vida, conciencia de haber satisfecho el afán natural de unirse con lo valioso y elevado. Esta unión nos realiza plenamente, nos lleva a la meta , que supone nuestro máximo bien. El vernos, así, bien hechos y acabados (es decir: per-fectos) nos colma de felicidad interior, estado de plenitud que se expresa en sentimientos de paz, amparo y gozo festivo o júbilo. Siempre que hay encuentro hay fiesta, tanto en el plano personal, como en el social y el religioso. En las fiestas se encienden luces y se lucen vestidos luminosos para simbolizar la luz que ellas mismas irradian.

 

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c) Nivel 3 — El descubrimiento del ideal de la unidad En este momento de nuestro proceso de formación hemos de recogernos para realizar experiencia decisiva. Ruego al lector que la haga conmigo, pues una (como queda dicho) lo importante del método que seguimos no es solo aprender contenidos, sino descubrirlos por dentro.  Al ver que, en una u na vida vi da como c omo esta, e sta, golpeada por mil m il avatares, a vatares, el encuentro nos llena de energía, gozo y felicidad, descubrimos de golpe que el valor más grande de nuestra vida, el que nos ofrece las posibilidades mayores de realización personal, es el encuentro, o (dicho con mayor amplitud) la fundación de modos elevados de unidad. Este valor que los ensambla a la unidad, todos y los inspira el ideal  que va lavinculado interiormente con elesideal de ladebondad, la verdad, justicia, la belleza.

Este ideal no se reduce a una mera idea; es una idea motriz, que impulsa nuestra vida y (si es un ideal auténtico) le da pleno sentido. Un ideal falso (inspirado en el egoísmo, no en la generosidad, como sucede con el ideal de la unidad o el encuentro) también dinamiza nuestra existencia y le otorga en casos una fuerza devastadora, pero la vacía de sentido porque la desorienta y desquicia. En cambio, el ideal de la unidad (por su vinculación con los otros ideales) nos afirma en la orientación al bien, la concordia, la verdad, la justicia, la belleza. Esta afirmación nos lleva a expresar con toda firmeza: «El bien hay que hacerlo siempre, el mal nunca. Lo justo, siempre; lo injusto, nunca. La concordia, siempre; la discordia, nunca…». Cuando estamos dispuestos a afirmar esto, con la energía de las convicciones fuertes, podemos estar seguros de que hemos ascendido al nivel 3. — Del ideal depende todo en nuestra existencia  Cuando se capta por dentro lo que es e implica el ideal de nuestra vida, descubrimos que del ideal depende todo en nuestra existencia. Si descubrimos el ideal verdadero, optamos por él y elegimos siempre en función de la energía que irradia, experimentamos una transformación que eleva toda nuestra vida a un nivel de excelencia:

 

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• • • • •

La «libertad de maniobra» se transforma en «libertad creativa». La vida anodina se colma de sentido. La vida pasiva se vuelve creativa. La vida cerrada se torna abierta, relacional. El lenguaje pasa de ser mero medio de comunicación a vehícu-



lo del encuentro. Laviviente vida temeraria (entregada al vértigo) se torna prudente, inspirada en el ideal de la unidad.



La entrega al frenesí de la pasión se trueca en amor personal.

El descubrimiento de estas siete transfiguraciones completa la experiencia de nuestro desarrollo personal en doce fases. Vale Vale la pena analizar cada uno de estos descubrimientos porque de ellos pende nuestra perfección personal. Veamos de qué forma rápida y quintaesenciada nos revelan su más profundo sentido cuando los vemos a la luz del ideal de la unidad. — La libertad creativa. Hoy nos enseñan prestigiosos psicólogos que cuando un joven actúa con libertad creativa, está básicamente formado. Pero reconocen que es arduo conseguir que los jóvenes descubran lo que es e implica dicha libertad. Si hace el recorrido que hemos esbozado anteriormente, todo joven descubre con facilidad que actúa con libertad creativa (o libertad interior) cuando, entre varias posibilidades, elige la que mejor responde al ideal de la unidad, no a sus propias apetencias. — El sentido. Una acción tiene sentido cuando está bien orientada . Nuestra vida desborda sentido y felicidad cuando se orienta hacia el ideal de la unidad y considera como una meta crear toda suerte de encuentros. «oda «oda vida verdadera es encuentro», escribe Martin Buber Buber,, el filósofo del diálogo 17. La vida lo es todo (es plenitud de sentido) cuando se polariza en torno al encuentro y el ideal de la unidad. Lo destaca enérgicamente el pedagogo y psicólogo alemán Josef Kentenich: Como psicólogo, puedo subrayar en principio que el secreto de la maduración de los jóvenes radica en el desarrollo del ideal personal. Las dificultades juveniles son superadas en lo esencial cuando los  jóvenes encuentran su ideal personal 18.   Cf. Yo y tú (Caparrós, Madrid 21995) 13; Ich und Du. Schriften über das dialogische Prinzip  (L. Schneider, Heidelberg 1954) 15. 18  Cf. Ethos und Ideal in der Erziehung  (Schönstatt,   (Schönstatt, Vallendar-Schönstatt 1972) 186. 17

 

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— La creatividad. Somos creativos  cuando asumimos las posibilidades que nos ofrece el entorno para dar lugar a algo nuevo dotado de valor. Esta asunción de posibilidades se da sobre todo en el encuentro, acontecimiento de la vida diaria que debe ir inspirado por el ideal de la unidad. Colaborar a fundar modos de encuentro en el hogar,

en el puestocreativa, de trabajo, en un centro es una actividad netamente no inferior (aunqueacadémico… menos espectacular) que las llamadas «creaciones artísticas» o las invenciones técnicas. Una madre que amamanta y cuida a su hijo con la debida ternura es e s creativa en alto grado, por la razón profunda de que crea con él esa «urdimbre afectiva» (o ámbito de tutela y afecto) que, según los científicos, cie ntíficos, es indispensable para desarrollarse plenamente como persona. Descubrir la posibilidad de ser creativos incluso en los modos de vida sencillos nos abre la posibilidad de realizarnos plenamente y de modo entusiasta. — La relacionalidad. Si optamos por el ideal de la unidad, tende-

mos a ver lascon realidades como nudos de relaciones, de clase esta forma nos unimos ellas más íntimamente. El primer pues día de veo a los alumnos como jóvenes que presentan una figura bien determinada. Pero sé muy bien que cada uno de ellos abarca mucho más: es el punto de confluencia de multitud de relaciones, que lo vinculan con sus padres, sus amigos, sus proyectos de vida, sus valores, sus ideales, sus creencias religiosas… Y esto me infunde un inmenso respeto. Pongo en la mano un grano de trigo. Puedo verlo como una especie de objeto, por ser delimitable, pesable, asible, manejable, analizable científicamente… Pero, si quiero captar todo lo que implica, a fin de unirme íntimamente con él (meta del que ha optado por el ideal de la unidad), advierto que le falta una de las condiciones indispensables de los objetos: el haber sido  producido. El grano de trigo no es mero  producto de una actividad fabril; es el fruto de una múltiple confluencia de elementos: el agricultor se relaciona con sus mayores, aprende de ellos el arte de trabajar la tierra y recibe unas semillas; las deposita en la madre tierra y espera a que el océano evapore agua, se formen nubes, las arrastre el viento, caiga la lluvia, se rieguen los campos, el agua conecte los nutrientes con las semillas, y al final, el padre sol dore la mies…  Al recoger la cosecha, el agricultor siente en cada fruto fr uto la vibración de todo el universo. Por eso no lo ve como un producto de su esfuerzo sino como un don, el fruto de una múltiple interrelación que escapa a su poder. poder. Debido a su carácter relacional, el trigo y el pan presentan un alto valor simbólico, y expresan nítidamente la unión entre el huésped y el anfitrión, que parte, reparte y comparte con él el pan de la amistad.

 

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De modo afín, una sencilla ermita se presenta al pensamiento relacional como un punto de confluencia de todo cuanto existe: la tierra, que facilitó los materiales de construcción y la base para edificar; el espacio, que alberga la edificación y la ilumina con su luz; los creyentes, que decidieron crear un punto de encuentro e ncuentro entre ellos y el Dios al que adoran, pusieron sus capacidades al servicio de tal el santo al que seydedica la ermita y, en definitiva, el Señor . Al  de empresa; todas las cosas  terminar las obras, estamos ante un «edificio», no ante una «ermita». El edificio adquiere carácter de templo cuando la comunidad de fieles se reúne en él, bajo la dirección de su cabeza visible, y entra en relación orante con Dios. Por humilde que sea, la ermita es un lugar en que se entrelazan activamente todas las realidades existentes y adquiere, así, una dimensión universal 19. — El lenguaje y el silencio auténticos juegan el papel de vehículos del encuentro. Si optamos por el ideal de la unidad, tendemos a crear di-

versas de encuentro. Paracomunicación ello necesitamos abrirnos a la otraa personaformas mediante una forma de auténtica, de persona persona. Nos dirigimos a la persona pronunciando su nombre propio, que adensa y perfila todo cuanto abarca. Si lo hacemos con afecto, creamos vínculos personales con ella. Esos vínculos son ambiguos; resulta difícil determinar cuándo la relación afectuosa de dos jóvenes es mera atracción de compañeros de clase, o se acerca a la intimidad del amor. Para clarificarlo, nos ayuda el lenguaje con su poder de dar perfiles a los ámbitos. Una frase tan breve como «¡e quiero!» supera esa ambigüedad en buena medida e ilumina la situación. A la inversa, si se va creando entre esos jóvenes un clima difuso de antipatía, la relación puede continuar mientras no lleguen a las palabras, como suele decirse, pues las palabras hoscas o incluso hirientes darían densidad a dicho clima y harían imposible la convivencia. A ello se debe que, en ciertas obras literarias, alguien exclame: «¡No me lo digas, pues lo que hace daño es el lenguaje!». Podríamos pensar que lo dañino es lo que se hace. Ciertamente, pero lo que acontece cobra una especial densidad y peso cuando es expresado mediante el lenguaje 20.   La importancia del pensamiento relacional relacional es destacada en mis obras Cinco grandes tareas de la filosofía actual  (Gredos,  (Gredos, Madrid 1977); Inteligencia creativa, o.c., 289-299. Un análisis de la descripción relacional que lleva a cabo Martín Heidegger de un templo griego y del cuadro de Van 19

Goghersidad «Las botas de campesina» en mi obra La experiencia estética y su poder formativo  (Univ (Universidad de Deusto, Bilbao 2puede 2004)verse 91-125. 20  «Esto es lo que hace más daño: hablar», dice eresa eresa a su novio, en La salvaje, cuando le indica que es preferible marcharse sin despedirse. despedir se. Cf. Jean A󰁮󰁯󰁵󰁩󰁬󰁨, ibíd., en Teatro. Piezas Pie zas negras neg ras 4 (Losada, Buenos Aires 1968) 123s.

 

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La palabra auténtica proviene del silencio auténtico, visto como la capacidad humana de recogerse y prestar atención conjunta a las tramas de relaciones que estructuran las realidades complejas. Cuando una palabra es pronunciada desde un silencio de recogimiento, expresa mucho más de lo que dice; alude a todas las relaciones que implica la realidad expresada. El silencio, así entendido (no como mera mudez), permite dar a las palabras todo su relieve. Pronuncio las palabras  pan, vino, ermita…con recogimiento interior, y no aludo a meros objetos sino a realidades que son nudos de interrelaciones. Estas «palabras silenciosas» (inspiradas en el recogimiento) forman la base de la comunicación humana auténtica. — La caída en el «vértigo» y el proceso «extático» hacia lo mejor de sí mismo . Lo antedicho revelaolamodo importancia de adoptar en la vidasubimos la actia ctitud adecuada a cada nivel de realidad. Si lo hacemos, a lo más alto de nosotros mismos. De lo contrario, descendemos a los fondos más elementales de nuestra vida personal. El proceso de ascenso lo denomino «éxtasis», un término de gran abolengo en la Historia de las ideas. Al proceso de destrucción destr ucción le aplico el expresivo nombre de «vértigo». Conocer de cerca ambos procesos, con sus diferentes fases, es una clave de orientación fecundísima 21. — El proceso de éxtasis o creatividad. Si soy generoso y desinteresado, al ver una realidad atractiva (por ejemplo, una persona) no tomo esa atracción como un motivo para querer dominarla, es decir decir,, seducirla y fascinarla (nivel 1), sino como una invitación a respetarla respetarla,, estimarla y colaborar colabor ar con ella, intercambiando posibilidades de todo orden. Ese intercambio da lugar a una relación personal de encuentro (nivel 2).  Al encontrarme, siento exultación, alegría y gozo por partida doble, pues con ello perfecciono mi persona y colaboro a enriquecer a quien se encuentra conmigo. Si me encuentro con una realidad muy valiosa, porque me facilita grandes posibilidades de desarrollo y me eleva a un nivel de excelencia personal, siento entusiasmo, un gozo desbordante   que desbordante  que supone el grado más alto de la alegría.  Amplias precisiones sobre los procesos de vértigo y éxtasis se encuentran en mis obras: Vértigo y éxtasis . Una clave para superar las adicciones  (Rialp,   (Rialp, Madrid 2006); Inteligencia creati (Verbo Divino, Estella 31999); Descubrir la grandeza de la va, o.c.; El conocimiento de los valores  (Verbo vida, o.c. 21

 

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 Al adentrarme en un estado de plenitud pleni tud personal, siento  felicidad , veo que he llegado a una cumbre. Al encontrarnos por primera vez con obras geniales, como El  Moisés  Moisés de Miguel Ángel o La Pasión según San Mateo de Bach, pensamos que ha valido la pena vivir hasta ese momento para poder realizar tal experiencia. felicidad da enloloelevado, alto, enlolos niveles 2 oy 3, noCiertamente, en el nivel 1.laEse ascensosehacia e levado, «per-fecto» bien logrado, fue denominado por los griegos «éxtasis». Lo bien logrado en cuanto al desarrollo personal viene dado por la vida auténtica de comunidad, que se configura mediante una trama de relaciones de encuentro.  Al vivir en estado de encuentro, sentimos que hemos realizado plenamente nuestra vocación y nuestra misión como personas, y ello nos procura paz interior, interior, amparo y  gozo  gozo festivo, es decir júbilo. La fiesta es la corona luminosa y jubilosa del encuentro. e ncuentro. Por Por eso rebosa simbolismo y marca momento culminante la vida de de auténtico todos los pueblos. Enelsíntesis, el éxtasis es undeproceso y verdadero desarrollo personal. Por ser creativo, es exigente: pide generosidad, apertura veraz, fidelidad, cordialidad, participación en tareas relevantes... Si cumplimos estas exigencias, nos lo da todo porque nos facilita el encuentro, que es un espacio de realización personal festiva, en el cual recibimos luz para ahondar en los valores, energía para incrementar nuestra capacidad creativa, poder de discernimiento para elegir en cada instante lo que da sentido a nuestra existencia. Este proceso extático podemos visualizarlo en una línea ascendente: 7. Vida comunitaria   ↑ 6. Felicidad (paz, amparo, júbilo) ↑

5. Entusiasmo ↑

4. Alegría, gozo ↑

3. Encuentro ↑

2. Respeto, estima y colaboración ↑

1. Generosidad

 

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El proceso de éxtasis nos lo exige todo al principio; nos lo promete todo y nos lo da todo al final. Impulsa nuestro ascenso desde el nivel 1   hasta el nivel 4.  Al Al promover el encuentro, incrementa en nosotros la capacidad creadora de unidad; de esa forma, afina nuestra sensibilidad para los valores. — El proceso de vértigo o fascinación. Supongamos que me hallo ante una persona que me resulta atractiva debido a las dotes que ostenta. Si soy egoísta y me muevo solo en el nivel 1, tiendo a tomarla como un medio para mis fines ; no la considero como un ser dotado de personalidad propia, deseoso de realizar sus proyectos de vida, crecer en madurez, establecer relaciones enriquecedoras para todos en condiciones de igualdad. Lo rebajo a condición de mera  fuente de sensaciones  placenteras y procuro dominarlo (es decir, fascinarlo, seducirlo) para ponerlo a mi servicio 22. Cuando logro ese dominio, siento euforia , exaltación interior interior.. (Noexultación, gozo, sino evitar exaltación, euforia. Esdedetémoslo bien: No cisivo matizar biendigo el lenguaje si queremos la corrupción la mente y, con ella, la de la vida personal y comunitaria). Esa forma de exaltación es tan llamativa como efímera, pues se trueca rápidamente en decepción al advertir que no puedo encontrarme con la realidad apetecida por haberla reducido a mero objeto de complacencia . (Recordemos que con los objetos [nivel 1] no podemos encontrarnos [nivel 2]).  Al no encontrarme con ella, no desarrollo mi personalidad, pues soy un «ser de encuentro». Ese bloqueo de mi crecimiento personal se traduce en tristeza , que es un sentimiento de vacío, de alejamiento de la plenitud a la que tiendo por naturaleza. Si no cambio mi actitud básica de egoísmo, ese vacío crece de día en día hasta hacerse abismal. Al asomarme a él, siento esa forma de vértigo espiritual que llamamos angustia . engo la sensación de que no hago pie, me falla el fundamento de mi vida (que es el encuentro) y estoy a punto de destruirme como persona, pero no puedo volver atrás. Es el sentimiento de desesperación, la conciencia amarga de haber cerrado todas las puertas hacia mi realización personal. El presentimiento angustioso de estar bordeando el abismo se cumple al verme, al fin, 22

  Los términos «fascinar» y «seducir» tienen el sentido negativo de arrastrar a una persona

hacia procesos de decir, vértigo. deben utilizarse en lameacepción positi va de No tiene sentido porNo ejemplo, que Mozart seduce opositiva fascina, enproducir el sentidomáximo de que agrado. me encanta, me produce embeleso y transporte, pues el transporte, el embeleso y el encanto que me suscitan las obras del genio de Salzburgo no me arrastran, me elevan e levan a los niveles 2 y 3, en los que gano una forma superior de libertad, la libertad creativa .

 

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cercado por una soledad asfixiante, frontalmente opuesta a la vida de comunidad que me veía llamado a fundar por mi condición de persona. El proceso de vértigo es falaz y traidor: nos promete, al principio, una vida intensa y cumplida y nos lanza la nza súbitamente por una pendiente de excitaciones crecientes, que no hacen sino apegarnos al mundo fascinante de las(nivel sensaciones (nivel 1)cargo y alejarnos de la vida creativa 2). Al hacernos de esta inevitablemente condición siniestra del vértigo, comprendemos por dentro el desvalimiento que sienten las personas entregadas a algún tipo de vértigo: de ambición o de poder, poder, de evasión a través de la embriaguez o la droga, de cultivo de la sexualidad desgajada del amor, de entrega descontrolada al juego de azar... Bien dice el libro del Eclesiástico: «El lujurioso que encuentra dulce cualquier pan no parará hasta que el fuego lo consuma» (23,17). Fedor Dostoiyevski conoció por propia experiencia la fuerza de arrastre que posee el vértigo del juego de azar. En su novela El ju  cuenta que una anciana rusa perdió a la ruleta cuanto tenía, y  gador  cuenta comenta: No podía ser de otro modo: cuando una persona así se aventura una vez por este camino, es igual que si se deslizara en trineo desde lo alto de una montaña cubierta de nieve. Va Va cada vez más deprisa 23.

La caída en el abismo al que nos conduce el proceso de vértigo queda visualizada en una línea descendente: 1. Actitud de egoísmo ↓

2. Goce, euforia, exaltación superficial ↓

3. Decepción ↓

4. ris ristez teza  a  ↓

5. Angustia  ↓

6. Desesperación ↓

7. Soledad asfixiante y destrucción 23

  Alianza Editorial, Madrid 1970, p.123.

 

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El proceso de vértigo nos hace caer en los cuatro niveles negativos, que debemos tener ante la vista en toda su crudeza para constatar la peligrosidad que encierra la actitud de egoísmo. Al principio, el vértigo vér tigo no te exige nada, te promete todo (una vida exaltante) y te lo quita todo al final. Al moverse en el nivel 1 y bloquear el encuentro (nivel 2), amengua máximo los valoresal(nivel 3) 24.nuestra capacidad creativa y nos enceguece para — La función decisiva de la afectividad en nuestra vida personal.  Si descubrimos a nuestro alrededor diversos ámbitos y comprobamos que ellos son quienes nos permiten vivir diferentes modos de encuentro, bajo la inspiración del ideal de la unidad, vibramos con el valor que encierran para nosotros. Esa vibración con lo valioso es el sentimiento.

Hay sentimientos de diverso orden. Los sentimientos superiores no se reducen a meras sensaciones, reacciones espontáneas de nuestra sensibilidad ante ciertos Son los modos como nuestra persona entera vibra yestímulos. se conmueve al percibir un valor. Los sonidos del Concierto para Clarinete de Mozart pueden «gustarme», ser agradables a mi sensibilidad. La obra, vista en conjunto (con los siete modos de realidad que implica) 25, hace vibrar toda mi persona, con su capacidad de captar su belleza, su expresividad, su ternura, el horizonte de vida en plenitud que me abre. Esa vibración no se queda en sí misma, como sucede con las meras sensaciones, por intensas que sean; remite a la realidad que la suscita. Los sentimientos tienen, por ello, un alto valor cognoscitivo. Veo, en la catedral de oledo, la obra de El Greco El expolio y siento admiración e incluso sobrecogimiento. Me emociona ver la figura   Si tenemos en cuenta que que la entrega a formas de sexualidad desgajadas de toda forma de amor auténtico constituye un vértigo, se comprende la energía con que el Dr Dr.. F. F. J. Scheed subraya subray a la «energía demoníaca del sexo». «La mayoría de los reformadores sexuales que escriben sobre el sexo lo tratan como si fuera un gracioso animalito con el que se juega y se vuelve a colocar en su cestita hasta que se lo vuelve a coger para jugar. Pero el sexo no tiene nada que ver con esto. En su belleza, grandeza y ferocidad es más bien comparable con un tigre, y, aun en sus manifestaciones más suaves, no tiene nada que ver con un animalito doméstico. Con el sexo no se juega. Más próximo a la verdad sería decir que no es el hombre el que juega con el sexo, sino el sexo el que  juega con el hombre, y el juego puede resultar resu ltar catastrófico. Porque Porque el sexo comienza con fuerza y 24

puede llegar aalserindividuo, incontrolable. Aun sin llegar a este convertirse en un gran tirano, acosando emponzoñando todas sus extremo, relacionespuede humanas».  Cf. Sociedad y sensatez (Herder,, Barcelona 1963) 104. (Herder 25  Estos modos o niveles de realidad son expuestos ampliamente en mi obra La experiencia estética y su poder formativo (Universidad de Deusto, Bilbao 32010) 236-265.

 

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de Cristo que, con su rojo escarlata, parece desprenderse del cuadro, para expresar su independencia interior   (o libertad creativa) frente al torbellino de odio que provocan los rostros arremolinados en torno a su cabeza. Ese sentimiento de admiración sobrecogida me revela  el  el alto valor que supone sentirse libre interiormente en una circunstancia extremadamente No profunda, se trata de que una eleva sensación conmovedora pero fugitiva. Es unahostil. vibración todo mi ser hacia planos de vida superiores. De ahí la conveniencia de cultivar los sentimientos y promover una auténtica «cultura del corazón», que afine al máximo nuestra sensibilidad para los grandes valores, incremente nuestra capacidad de admirar su grandeza y comprometernos seriamente en la realización de los mismos. Esta concepción profunda del sentimiento nos permite orientar de modo sugestivo y fecundo la formación para el amor conyugal, tema de granque aliento nos ocupará capítulo III 26. Hoy sabemos todo que el universo (desdeenloselelementos invisibles del átomo hasta las inmensas galaxias) se asienta en relaciones. Vivir en relación es una ley universal. Asumir las tramas de relaciones en las que nos hallamos al nacer y crear formas valiosas de unidad es la gran tarea (privilegiada y arriesgada, a la par) de nuestra vida personal. Si tendemos a crear formas diversas de unidad, es porque sentimos esa forma enigmática de atracción que llamamos «amor». Pero ¿qué se entiende exactamente por amor? Podemos unirnos a las realidades del entorno de formas f ormas diversas. La unión que puedo tener con el mueble de un piano es superficial. Más honda es la unidad que establezco con el piano cuando interpreto en él una obra musical. odavía odavía es más entrañable el e l vínculo que creo con la obra misma y con su autor y su estilo. ¿Qué tipo de unidad supone el amor auténtico? La unidad que ganamos con cuanto suscita algún tipo de goce puede parecernos muy profunda porque resulta conmovedora. Pero, si se reduce a una mera sensación (por intensa que sea), es efímera, se desvanece al instante y solo deja un recuerdo más o menos perecedero. La conmoción que nos produce satisfacer una pulsión instintiva puede   Este tema es analizado, con el método esbozado en estas páginas, en mis obras: El amor humano. Su sentido y su alcance, o.c.; La formación para el amor. Tres diálogos entre jóvenes,  o.c., y El secreto de una vida lograda, o.c. 26

 

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significar una sacudida psicológica, pero no crea una relación valiosa y estable. Con frecuencia, incrementa la actitud egoísta de quien la experimenta, porque los goces son de por sí individualistas, como todos los fenómenos biológicos. La sensación gozosa que te proporciona tomar un dulce apetitoso no la puedo compartir, aunque me sienta muy unido aEn ti. Se da dentro de los límites desurge tu organismo. cambio, el amor verdadero siempre en una interrelación personal. Es, por naturaleza, dialógico. Procede de una actitud de generosidad y fomenta el espíritu de generosidad. Pero la actitud de generosidad es muy exigente. Podríamos decir que amar de verdad, generosamente, es un arte que debemos aprender. Necesitamos  formarnos para el amor. Los análisis realizados anteriormente nos han dispuesto para llevar a cabo esta formación de modo muy preciso. El que haya hecho el recorrido anterior no tendrá peligro de confundir la  pasión (nivel 1) y el amor conyugal (nivel 2, fundamentado en el nivel 3). Sabrá bien que pertenecen a niveles distintos y suscitan sentimientos de rango diferente. Para realizar ese tránsito del nivel 1 a los niveles 2 y 3 y dar da r a nuestra vida la alta dignidad a que está llamada, lla mada, hemos de experimentar la serie de transfiguraciones que realizamos al optar por el ideal de la unidad: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

los objetos se convierten en ámbitos; la mera cercanía, en relación de encuentro; las exigencias del encuentro, en valores y virtudes; la creación de unidad, en el ideal de la vida; la libertad de maniobra, en libertad creativa; los meros hechos, en acontecimientos creativos; el pensamiento relativista, en pensamiento relacional; el lenguaje visto como pura comunicación, en actividad creadora de vínculos; 9. la atracción pasional o erótica, en amor personal. Una vez experimentada esta múltiple transfiguración, sentimos desazón al tropezar con alguien que intente, con los medios arteros de la manipulación, bajarnos de los niveles 2 y 3 al nivel 1, y envilecernos. Si queremos salvaguardar el recto desarrollo de nuestra vida afectiva, necesitamos conocer en pormenor qué significa la manipulación, quién quié n manipula, para qué lo hace y qué medios moviliza para ello. Bien aclarados estos puntos, es posible descubrir un antídoto eficaz contra la manipulación. Consiste en tomar tres medidas:

 

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1. Estar alerta ante el fenómeno de la manipulación. 2. Conocer el arte de pensar con la debida precisión, es decir decir,, ajustar el pensamiento y el lenguaje a las condiciones de cada tipo de realidad. Esta finura mental permite delatar, con agilidad y contundencia, los escamoteos de ideas que realicen los 3. manipuladores. Vivir creativamente. Lo que es e implica la vida auténticamente personal lo sabe de verdad quien se aplica a cultivarla. El que es fiel a sus promesas sabe bien que la fidelidad no se reduce a mero aguante; entraña una alta dosis de creatividad . Está, pues, vacunado contra la pretensión manipuladora de reducir el valor de la fidelidad 27. Una vez que estamos interiormente persuadidos de la importancia que tiene para nuestra vida de personas el ideal de la unidad (y, consiguientemente, de la bondad, la justicia, la verdad, la belleza), comprendemos el largo alcance y la hondura de los siguientes textos de Romano Guardini: Si el espíritu abandona la verdad, enferma. Este abandono no acontece ya cuando el hombre yerra, sino cuando deja de lado la verdad; no cuando miente, aunque sea profusamente, sino cuando no considera a la verdad, en sí misma, como vinculante; no cuando engaña a otros sino cuando orienta su vida a la destrucción de la verdad. Entonces enferma del espíritu. La persona enferma cuando abandona la justicia [...] La persona finita solo tiene sentido cuando está orientada hacia la justicia; si la abandona, se pone en peligro y se vuelve peligrosa: un poder sin orden. En cuando abandona este amor, la persona enferma. No enferma todavía cuando falta contra el amor, amor, lo lesiona, cae en el egoísmo y el odio, sino cuando lo toma frívolamente frí volamente y basa su vida en el cálculo, la fuerza y la astucia. Entonces, la existencia se convierte en un calabozo. odo se cierra. Las cosas nos oprimen. odas las realidades se vuelven interiormente extrañas y hostiles. El último y evidente sentido de las mismas desaparece. El ser ya no florece 28.   El tema de la manipulación lo expuse muy ampliamente en estas obras: Estrategia del len guaje y manipulación del hombre   (Narcea, Madrid 41988); La revolución oculta   (PPC, Madrid 27

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La tolerancia y la manipulación (Rialp, Madrid 2008). Se halla, también, una exposición 1998); de este tema en http://www.riial.org/manipulacion.htm. 28   Mundo y persona. Ensayos para una teoría cristiana del hombre (Encuentro, Madrid 2000) 106-108; Welt und Person.Versuche zur chritlichen Lehre vom Menschen (Werkbund, Wurzburgo 1950) 96-98.

 

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d) Nivel 4  Este nivel desborda el campo de la ética en que se mueve este libro. li bro. Lo aduzco, no obstante, para que el lector vea cómo puede hallarse una fundamentación última al carácter incondicional de la opción por los grandes valores. buenos Si queremos explicar cómono es posible seamos incluso con quien está a laque recíproca, incondicionalmente debemos ascender al nivel 4 (el religioso), y reconocer que esa bondad absoluta viene inspirada por la convicción de que también esa persona alberga una dignidad ab-soluta (desligada de cualquier condición) por haber sido creada a su imagen y semejanza por un Ser infinitamente bueno, justo y veraz. Con ello, nuestra vida ética se abre a un horizonte de expansión ilimitado. Puede hallarse alguien, por culpa suya, en un estado de desvalimiento total, e incluso de envilecimiento e indignidad. No es digno de alabanza por ello, pero, como persona, merece ser tratado con respeto yno.bondad compasiva, porque origen es Señor persona, absolutamente bueAl sentirnos religados, en su el núcleo deelnuestra a Quien es la bondad, la verdad, la justicia, la belleza y la unidad por excelencia, situamos nuestra vida en el nivel 4. La fundamentación última de la opción incondicional  por  por los grandes valores (unidad, bondad, verdad, justicia, belleza) que se da en el nivel 3 se halla en el nivel 4, al que solo acceden los creyentes. Los no creyentes pueden muy bien realizar tal opción y elevarse, así, a la cima de la vida ética. Lo que les falta es la posibilidad de dar a su actitud una fundamentación última, absoluta, inquebrantable. — Integración de los niveles niveles positivos positivos La experiencia propia del nivel 4 hace posible la del nivel 3, que es, a su vez, la base de la vida de encuentro propia del nivel 2. En un ser corpóreo-espiritual como es el hombre, estos tres niveles se apoyan en el nivel 1. Y, Y, viceversa, la vida en el nivel ni vel 1 adquiere un sentido personal en las experiencias propias del nivel 2, que, para ser auténticas, auténtica s, remiten al nivel 3, que, a su vez, requiere la fundamentación última del nivel 4. Esta implicación mutua y jerarquizada de los cuatro niveles es la base de su interna riqueza y del papel pa pel decisivo que juegan en nuestro desarrollo personal. Veámoslo Veámoslo sucintamente. 1) Debido a nuestra condición corpórea y espiritual, los seres humanos tendemos por naturaleza a integrar nuestras diversas potencias,

 

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las instintivas y las espirituales, y a procurar que estas orienten aquellas hacia el encuentro, y por tanto, hacia el bien, la justicia, la belleza, la verdad y la unidad. La investigación antropológica actual nos enseña que vivimos como personas, nos desarrollamos y perfeccionamos como tales ascendiendo a los niveles superiores a través del proceso de éxtasis (o de interiormente encuentro), quey con nos eleva a lo mejor de nosotros mismos pues nos aúna los demás.  Al ordenar nuestras potencias de abajo arriba (lo que implica una  jerarquización), establecemos paz en nosotros mismos y en nuestro entorno. En cambio, si autonomizamos nuestra tendencia a poseer y dominar y poner todas las realidades a nuestro servicio (actitud propia del nivel 1), nos volvemos inauténticos, falsos, pues nuestra verdad de hombres se patentiza cuando nos abrimos para crear encuentros (nivel 2) de modo bondadoso, justo y bello (nivel 3). Este poder de ordenar todas las potencias a la creación de modos de unidad relevantes es privilegio del espíritu. Bien entendida, la energía que procede de la opción por instintivas. el ideal de laCuando unidadnuestra no se opone la energía que albergan las fuerzas meta esa lograr los modos más valiosos de unión, ambas formas de energía se complementan, no se oponen. 2) Quedarse en el yo aislado reduce el alcance de nuestra realidad personal y la empobrece. Limita nuestro haz de relaciones al campo de nuestros intereses vitales, más egoístas que altruistas. Nos retiene en el nivel 1, frenando la tendencia natural hacia los niveles 2, 3 y 4. Lo ajustado a nuestra naturaleza espiritual es ejercitar la fuerza de unificación que proviene del espíritu. Hoy sabemos por la ciencia que los seres humanos somos «seres de encuentro». Lo somos por ser «ambitales», ya que cada ámbito ámb ito tiende de por sí a abrirse a los demás, ofreciéndoles posibilidades y recibiendo las que ellos le otorgan. Al tender por naturaleza a vivir creando encuentros, somos seres «ambitalizables» y «ambitalizadores», es decir, podemos recibir ayuda de otros ámbitos para enriquecer nuestra vida y podemos (y debemos) ayudar a otros a vivir plenamente ple namente su condición condició n ambital. Por presentar estas tres condiciones, lo normal es vivir ascendiendo, unificando energías, creciendo al unirnos de forma bondadosa, justa y bella a cuanto nos rodea. 3) Este movimiento ascendente o «extático» viene promovido por las normas juiciosas que recibimos, desde niños, de personas dotadas de sabiduría, expertas en el conocimiento de las leyes del crecimiento

 

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personal. Esas normas nos instan a integrar nuestras energías en orden a la creación de unidad: «No os canséis de hacer el bien», nos exhorta San Pablo. «P «Por or tanto, siempre que tengamos oportunidad, opor tunidad, hagamos el bien a todos...» (Gál 6,9s). Las normas de este género nos instan a subir a niveles altos, vivir creativamente, considerar los niveles 2 y 3 como nuestro hogar. nos dice que la cultura, el arte, la religión deben servir a Si alguien la vida  —entendida,  —entendida, de modo pseudorromántico, como una forma de actividad espontánea, no reglada por las normas procedentes del de l espíritu—, ya sabemos desde ahora que se nos sugiere, en la línea reduccionista , renunciar al movimiento de ascenso que viene dado por el proceso de éxtasis y ponernos en peligro de caer por el tobogán del vértigo. La vida biológica, con toda su trama de pulsiones vitales, encierra un gran valor. oda actividad realizada con buena salud suscita cierta dosis de agrado. Lo agradable es valioso, no solo por ser  placentero sino por indicarnos que estamos ante algo saludable . Pero reducir toda actividad aagradable fuente dedebe gocesupeditarse es un reduccionismo ilegítimo, ya quepor el valor de lo a otros valores superiores, ejemplo la propia salud y el bien de los demás. Para realizar un valor superior (por ejemplo, cuidar a un enfermo), debemos con frecuencia renunciar a valores inferiores, como puede ser un rato de descanso. Pero esa renuncia no implica una represión (el bloqueo de nuestro desarrollo personal), sino un ascenso a los niveles donde se da el encuentro. Supone, por tanto, la elevación a lo mejor de nosotros mismos . No hay aquí conflicto alguno entre lo que, de forma un tanto vaga, se denomina vida y espíritu. Hay colaboración en orden al logro del ideal de la persona. Lo ha visto Gustavo Tibon con perspicacia: El verdadero conflicto no se plantea entre la vida y el espíritu, sino entre [...] la comunión y el aislamiento [...] Y la solución del conflicto no consiste en escoger entre el espíritu y la vida, que no son más que partes del hombre, sino en optar por el amor, que es el todo del hombre. El amor y su unidad se adueñan de todo en el hombre, incluso del conflicto 29.

De lo antedicho se desprende que nuestra forma de vivir es éticamente valiosa (es decir,  justa) cuando se ajusta  a   a nuestra realidad personal y a las realidades vinculadas con nosotros. Los problemas morales   29

  Sobre el amor humano (Rialp, Madrid 1961) 75.

 

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son, en buena medida, cuestiones ontológicas , relativas al modo de ser de nuestra realidad y de las realidades de nuestro entorno vital 30. Nuestra realidad humana es auténtica y verdadera cuando florece en una vida generosa de encuentro (nivel 2), que nos exige, para ser perdurable, decididamente a favor la unidad, la bondad, la verdad,optar la justicia, la belleza (nivelde3). Necesitamos el nivel 1  porque debemos cubrir múltiples necesidades, pero no hemos de considerar la satisfacción de estas como nuestra meta en la vida. Ese nivel nos sirve de apoyo para ascender a niveles superiores (el 2, el 3, el e l 4), que vienen exigidos por nuestra realidad de personas, si la vemos en su última raíz. Una vez realizada la experiencia de los cuatro niveles n iveles positivos, quedamos interiormente persuadidos de que los seres humanos podemos y debemos crecer como personas, siguiendo (en nuestro nivel 2) la ley natural la cual todo de ser lavivo debe ycrecer. Pero, si noshacia Pero, f alta lael enerfalta gía que según procede del ideal unidad nos orientamos falso ideal de servirnos egoístamente a nosotros mismos, podemos caer por la sima de los cuatro niveles negativos. 2. Niveles negativos 31 Recordemos las características de los niveles negativos, para tenerlas presentes a la hora de descubrir las claves de orientación de la afectividad. a) Nivel -1 Si se debilita nuestra orientación hacia el ideal de la unidad, carecemos de energía interior para ascender a los niveles 2 y 3, nos movemos exclusivamente en el nivel 1 y tendemos a adoptar una actitud egoísta. Impulsados por ella, damos primacía a nuestro bienestar, bienestar, consideramos   Lo intuye el psiquiatra vienés Viktor E. Frankl al escribir escribir:: « A la corta o a la larga l arga dejared ejaremos de moralizar, y ontologizaremos la Moral, es decir: lo bueno y lo malo no serán como algo que debemos hacer u omitir, sino que el bien nos aparecerá como la realización del sentido que viene exigido e impuesto a un ser, y consideraremos como malo lo que impide esa realización 7 vor derenFrage nachcon demel Sinn de sentido» Múnichen1987] 155). Esta (Herder, obra es distinta de la (Der que Mensch fue traducida español título[Piper, de El hombre busca de sentido Barcelona 91988). La versión original de esta obra es  Man´s search for meaning  (Pocket   (Pocket Books, Nueva York, York, s f.). 31   Descubrir la grandeza de la vida, o.c.,120s. 30

 

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a los demás como un medio para nuestros fines,  intentamos poseer y dominar cuanto nos rodea para incrementar nuestras gratificaciones de todo orden. Al no estar compensada esta tendencia al propio bienestar (nivel 1) con la voluntad de hacer felices a los demás (nivel 2), corremos el riesgo de tornarnos egocéntricos e insensibles, poco o nada preocupados de yserprocurarles bondadosos, y veraces con ellos, así como de unirnos a ellos unajustos vida bella. Al unirse esta insensibilidad con la costumbre de supeditar el bien de los demás a nuestros intereses, no tenemos mayor dificultad en hacérselo ver abiertamente, con lo cual herimos su sensibilidad y quebrantamos su autoestima. Iniciamos, con ello, el proceso de vértigo y bajamos al nivel -1. Dos jóvenes se unieron en matrimonio, y todo hacía presagiar un buen futuro. al presagio pareció cumplirse durante varios años. Pero un mal día, tras una larga estancia en el hospital, a la joven esposa se le diagnosticó una enfermedad crónica, que no es mortal pero amengua la vitalidad notablemente. Cuando regresó a casa, con la tristeza de ver su una dolencia las ahora primeras quefuturo oyó a lastrado su maridoporfueron estas: «Loincurable, siento, pero comopalabras mujer ya no me sirves. engo engo que irme». Y la dejó sola, con su hija. Esta frase dio un vuelco a su vida, porque le reveló de un golpe que su marido la había reducido a un medio para saciar sus apetencias (nivel 1), y, al perder calidad ese medio, resultaba para él «inservible», incapaz de satisfacer sus deseos. de seos. al al vez le haya dicho mil veces que la «amaba» con toda el alma. A juzgar por su actitud actual, nunca la amó de verdad (nivel 2); la apeteció  (nivel  (nivel 1) cuando ella tenía sus potencias en estado de florecimiento. Ahora la ve inútil, como un utensilio estropeado, y se apresura a canjearlo por otro nuevo. Las operaciones de canje son típicas del trato con meros objetos (nivel 1). Realizarlas con personas, por considerarlas deterioradas, supone un rebajamiento de estas al nivel 1. Es, por eso, un acto de violencia. Manifestarlo abiertamente a la persona interesada supone un ultraje, e implica un descenso al nivel -1. b) Nivel -2  Si alguien considera a otra persona solo como un medio para sus fines (por tanto, como una posesión), y no ve satisfechas sus pretensiones, puede llegar a desahogar su frustración con insultos e incluso con malos tratos, psíquicos y físicos. Se trata de una ofensa de mayor gravedad que la anterior y supone la caída en el nivel -2.  Actualmente, la sociedad se halla confusa e indignada ante el fenómeno de la violencia en el hogar. Se reclaman, para evitarlo, toda clase

 

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de medidas policiales y judiciales. Pero apenas hay quien se cuide de investigar las fuentes de esta calamidad social. El análisis de los niveles de realidad y de conducta nos permite radiografiar este fenómeno degenerativo y poner al descubierto algunas de las causas que qu e lo provocan. c) Nivel -3   Una vez entregados al poder seductor del vértigo del dominio, podemos vernos tentados a realizar el acto supremo de posesión que es matar a una persona para decidir de un golpe todo su futuro. Al hacerlo, nos precipitamos hacia el nivel -3. No pocas personas manifiestan su estupor ante el hecho de que alguien mate a quien comparte con él la vida. Visto aisladamente, es un hecho que parece inverosímil. Si lo situamos en su verdadero contexto (que es el nivel -3) y lo vemos como continuación del nivel -2, con cuanto implica, advertimos que estamos ante una caída por el tobogán del vértigo o fascinación. odo ello es injustificable, pero fases resultadeperfectamente comprensible conocemos las distintas la vía de envilecimiento quecuando es el proceso de vértigo 32. d) Nivel -4   En esta caída hacia el envilecimiento personal, cabe la posibilidad

de llevar el afán dominador al extremo de ultrajar la memoria de los seres a quienes se ha quitado q uitado la vida. No pocos terroristas han mancillado las lápidas que guardan los restos de sus víctimas. Esta vileza los hunde en el abismo del nivel -4. La burla es una forma prepotente de dominio, propia de quien disfruta altaneramente al presenciar el espectáculo del árbol caído. En el fondo, las actitudes propias de los niveles negativos son formas cada vez más agresivas de dominio. Son impulsadas por el ideal egoísta de dominar, poseer y disfrutar, así como las actitudes características de los niveles positivos responden al ideal generoso de la unidad y el servicio.

  Para un mayor conocimiento de los procesos de vértigo vértigo y éxtasis pueden consultarse mis obras Inteligencia creativa, o.c., 331-461; Vértigo y éxtasis, o.c.; Liderazgo creativo (Nobel, Oviedo 2004). 32

 

C󰁡󰁰󰃭󰁴󰁵󰁬󰁯 III

CLAVES CLA VES PARA ORIENTAR ORIENTAR LA L A AFECTIVIDAD AFE CTIVIDAD

Hemos visto anteriormente que descubrir el encuentro, cumplir sus exigencias, experimentar sus frutos, admirar su grandeza y, a la luz que todo ello irradia, descubrir el ideal de la unidad y optar firmemente por él son los momentos decisivos del proceso de  formación para el amor. Al vivir este proceso, se alumbran en nuestra mente claves de ales claves no orientación decisivas para nuestro crecimiento personal. ales de acción, de acció n, criterios se a meras ideas; son principios de vida, pautasreducen de conducta. Para orientación del lector le ctor, , indico ahora unas cuantas, con el ruego de que descubra él, por su cuenta, cómo se desprenden de lo expuesto en la primera parte. 1.ª clave: El ejercicio de la sexualidad tiene pleno sentido cuando va unido al cultivo de los otros tres elementos del amor conyugal.

La primera medida que debemos tomar al iniciar la formación para el amor es asumir la ley natural que nos insta a crecer. crecer. Para crecer, necesitamos abrirnos a las realidades que nos ofrecen posibilidades creativas. Al asumir tales posibilidades, ensanchamos nuestros espacios interiores. Este ensanchamiento se da cuando vinculamos el nivel 1 a los niveles 2 y 3.  Al vivir por dentro los cuatro niveles positivos, advertimos que no tiene sentido quedarse en el nivel 1. Por la necesidad natural de crecer, tendemos a subir hacia los niveles superiores. Al nivel 1 se aferran quienes consideran como la meta del noviazgo adelantar las experiencias matrimoniales. Si quieren desarrollarse normalmente y no solo pasarlo bien (en su sentido más vulgar), los novios deberán pensar, ante todo, en realizar la tarea básica del noviazgo: incrementar la  generosidad, 

 

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aprender a ser creativos  en   en común y encontrarse  de   de verdad, mediante el cumplimiento cada vez más perfecto de las condiciones del encuentro  (nivel 2) y la opción decidida decidi da por los grandes valores que se nos revelan en el nivel 3. Lo decisivo en este proceso de formación no es acumular ideas sino si no 1

convicciones firmes lograr Al ir conociendoinspiradas mejor laspor realidades las que se unen y viviendo las .transfiguraciones ellas, losanovios llegan a la convicción de que la verdadera garantía de que el amor perdure es que sea auténtico, que esté siempre inspirado e impulsado por el ideal de la unidad. Descubren, así, que el mero convivir maritalmente durante el noviazgo no garantiza la permanencia del amor. Si dedican el período del noviazgo a acumular sensaciones placenteras placentera s (nivel 1), se expondrán a encrespar su actitud de egoísmo y no abrir el ánimo a la generosidad, que es la primera y primaria condición del encuentro. Solo al acostumbrarse a elegir en virtud del ideal de la unidad —o del encuentro— ganan los novios libertad interior o libertad creativa, vista como la capacidad de moverse de en launsensibilidad nivel superior los vaivenes del sentimiento y las ondulaciones y la asensualidad.

Esa libertad interior les permitirá actuar con sentido en todo momento, orientando su vida amorosa conforme al ideal de la unidad, a fin de promover 1) una auténtica amistad, 2) dar a esta una proyección comunitaria, fundando un u n hogar, hogar, y 3) otorgar al amor,, en el seno amor se no del hogar, toda la fecundidad que alberga en orden a incrementar la unidad conyugal y dar vida a nuevos seres 2. Si, por afán expeditivo de acumular sensaciones placenteras, se entregan los novios a una forma de sexualidad desgajada de los tres elementos restantes del amor conyugal, pueden quedar prendidos de su peculiar hechizo y dar por hecho que ya han conseguido todo lo que cabía esperar del otro como cónyuge. En cambio, si ven que el ejercicio de la sexualidad ha de ir i r vinculado a la creación de una verdadera amistad, y de un hogar donde se incremente el amor entre los esposos y se   En su obra obra El bien, la conciencia y el recogimiento (en La fe en nuestro tiempo [Cristiandad, Madrid 1965] 116ss), el gran pedagogo Romano Guardini instaba a los adultos cuya formación promovía con ese escrito a incrementar sus ideas y, sobre todo, a forjar convicciones sólidas, que son los pilares en que se asienta la formación ética. 2  «La vida en común —escribe G. Tibon— exige una comunión mucho más profunda, mucho Para queamistad». la vida de«La los amistad esposos sea amor y no un capricho del instinto,más debetotal. ser también queverdaderamente está hecha de atracción y elección personales devuelve a la persona su lugar en el amor y sustituye la vinculación, forzosamente efímera, de dos egoísmos por la unión estable de dos seres elegidos uno por otro e insustituibles el uno para el otro» (Cf. Sobre el amor humano [Rialp, Madrid 1981] 149, 153). 1

 

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disponga un lugar de acogida de nuevas vidas, los novios descubrirán que esa vinculación solo puede realizarse en el hogar matrimonial. Les vale, por tanto, la pena dedicar el tiempo del noviazgo a ejercitar las condiciones del encuentro (que denominamos valores   y virtudes) a fin de obtener la energía espiritual necesaria para integrar en el matrimonio todas sus energías    (físicas,  (físicas, y espirituales) conla objeto de lograr un amor verdadero. Solo psíquicas este otorga al ejercicio de sexualidad toda su plenitud, su sentido y su belleza 3.

— El sentido de la continencia prematrimonial Se afirma, a veces, con intención crítica que un «papelito» (término despectivo aplicado al Certificado de Matrimonio) no autoriza a realizar acciones que antes de adquirirlo eran consideradas como ilícitas. Para juzgar si esta afirmación está bien fundada, hemos de situar la sexualidad en su contexto. Como sabemos, la sexualidad es uno de los cuatro elementos deldel amor conyugal: la sexualidad, amistad, la proyección comunitaria amor, la fecundidad del amor amor.la. Entre todos forman una unidad de sentido. Al estar inserta (integrada) en tal unidad, cobra la sexualidad su pleno valor y sentido, pues colabora a la creación de amistad, de un hogar, de nuevas vidas. El ejercicio de la sexualidad debe ser la expresión viva y plena de esta triple actividad creativa. Si la desgajamos de ese conjunto, por afán de obtener sensaciones placenteras, sigue teniendo un significado para nosotros (si la exaltación que produce significa mucho para nuestra sensibilidad, nivel 1), pero pierde su sentido (niveles 2 y 3). No juega un papel positivo en el desarrollo total de nuestra persona; la reducimos injustamente a medio me dio para nuestros fines, con lo cual la degradamos, al tiempo que degradamos a la persona que tratamos y rebajamos nuestra propia dignidad. En un congreso sobre la formación para el amor, uno de los tres mil  jóvenes que abarrotaban la sala me preguntó qué pensaba de las relaciones prematrimoniales. Según me confesaron después algunos de ellos, los jóvenes creían que me limitaría a exponer la doctrina de la Iglesia sobre esta materia. Pero yo quería que ellos descubrieran el valor de dicha doctrina . Por eso me expresé de esta forma: «En la vida humana hay diversos ritmos. La intimidad corpórea se puede acelerar a voluntad. Basta quitarse la ropa con mayor o menor rapidez. En cambio, la intimidad espiritual solo se adquiere con un ritmo lento de maduración. 3   «Sería del mayor interés para una optimización del placer sexual —escribe el psiquiatra vienés Viktor Frankl— si la sexualidad no fuera aislada y desintegrada, por separarla del amor y deshumanizarla» (Cf. Der Mensch vor der Frage nach dem Sinn, o.c., 93).

 

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Si acabo de conocer a una persona y me cae bien, no tiene sentido que le diga: “¡A partir de ahora, amigos íntimos!”, pues la intimidad es una planta que crece lentamente. Si, por afán de vivir emociones fuertes, fue rtes, me apresuro a vivir una relación de intimidad corpórea sin tener todavía verdadera intimidad espiritual —entendida, no como mera efusividad sentimental, como la disposición firme a crearfuerzo un modo de unión permanente ysino comprometido—, soy impaciente, injustamente los ritmos de mi vida personal, los desajusto, y el cuerpo, con el lenguaje no verbal de la desazón, me hará sentir que he abusado de él: lo he convertido en un medio para mis fines (nivel 1), olvidando que está llamado a ser la expresión viva de toda mi persona (nivel 2) y de mi opción  (nivel 3)».  firme por los grandes grandes valores  valores  (nivel al olvido significa que, al movilizar las potencias sexuales, me he quedado seducido por su hechizo, empastado en su halago (nivel 1), indiferente a la obligación de crecer espiritualmente y vincular el ejercicio la sexualidad a la creación la fundación de un de hogar, al incremento (en este)dedeamistad, la unióna conyugal, a la donación de vida a nuevos seres (nivel 2), a la realización decidida de los grandes valores: unidad, bondad, verdad, justicia, belleza (nivel 3). Al quedar así preso en el nivel 1, me hago la ilusión de que ya he conseguido todo de esa persona en cuanto al amor. Esa ilusión falsa bloquea el proceso amoroso y le impide lograr las altas cotas que significan los niveles 2 y 3.  Al term terminar inar el congre congreso, so, más de un joven me confe confesó só que ahora podía comprender ciertos sentimientos sentimiento s negativos que, en su día, lo habían mortificado y no había sabido sabi do explicar. Adviértase Adviértase que qu e no intenté  a los jóvenes jóvenes una determinada conducta; solo quise quis e ayudarles imponer  a a descubrir cuál es la actitud adecuada a nuestra condición de personas.  Adoptar la actitud justa en cada momento puede implicar un sacrificio, porque hemos de renunciar a acciones que entrañan entraña n (a nuestro entender) un gran valor: el de lo agradable . Pero esa renuncia viene compensada por el hallazgo de un valor superior: el del gozo que implica el verdadero encuentro. La continencia sexual durante du rante el noviazgo nos ayuda a centrar nuestra atención en la gran tarea de convertir la atracción primera (nivel 1) en auténtico amor (niveles 2 y 3), para lo cual se decisión mayor requiere posible cumplirpor las los condiciones grandes valores del encuentro (nivel 3).y De optar, ese con modo la superamos la tentación de convertir a la otra persona en medio para nuestros fines y ofrecer solo sexo a quien viene vi ene buscando amor.

 

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Es una tarea ardua, pero fecunda e ilusionante, la que debe realizarse en el noviazgo. Si se anticipan las experiencias sexuales matrimoniales, existe el peligro de enquistarse en el nivel 1 y encrespar el egoísmo. Con ello se descuida la tarea ta rea propia del noviazgo. Ir al matrimonio desde el nivel 1 de conducta tiene mal pronóstico, pues en tal nivel se concede primacía a los propios intereses actúamatrimonial, en virtud vir tud del cálculomás de ventajas y desventajas. Si un día, ya enyelsehogar matrimonia l, surgen desventajas de las previstas, el cálculo se desmorona y entra en crisis la unidad. Hemos de grabar bien esta idea: Si nos movemos exclusivamente en el nivel 1, anulamos en su raíz la formación para el amor, pues desde un nivel inferior no se puede ni vislumbrar siquiera lo que sucede en los niveles superiores. Hemos visto en el capítulo I que lo decisivo en el proceso de formación ética es convertir en ámbitos los meros objetos (es decir, ambitalizarlos) y transformar ellos,tarea creando así novios: nuevas y más elevadas formas denuestra unión.actitud Esta esante la gran de los transformar la propia conducta para hacerse capaces de crear un modo de unión tan elevado como es el conyugal. Esa transformación supone acostumbrarse a vivir experiencias re  (en cuya cima se haya la experiencia de encuentro) con una versibles  (en actitud creciente de generosidad y solidaridad. Ello implica superar la soledad del nivel 1 y abrirse generosamente, en el nivel 2, al intercambio de posibilidades que implica el encuentro. Sin generosidad, tenderé a tratar a las personas de mi entorno como si fueran objetos dominables, poseíbles y manejables, con lo cual las rebajo al nivel 1. Se trata de una manipulación injusta, que puede hacernos caer por un tobogán envilecedor, como descubrimos al analizar las experiencias de vértigo. Queda patente que, al adoptar la actitud de egoísmo como norma de vida e impulso del obrar obrar,, el sentir y el preferir, preferir, bloqueamos nuestro crecimiento personal. Esta constatación nos advierte que vivir solo en el nivel 1 es muy peligroso, pues podemos despeñarnos por la vía del vértigo y caer en los niveles -1, -2, -3, -4. Lo  juicioso  juici oso es dar el salto al nivel 2, el de la gener generosida osidadd y la crea creativitividad, el gozo y la felicidad, y consolidar esa decisión ascendiendo al nivel 3, implica la opción lo cual incondicional supone un logro en ético favor de primer los grandes orden, valores: pues la unidad, la bondad, la verdad, la justicia, la belleza.

 

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No logró dar ese salto Meursault, protagonista de la novela de Albert Camus El extranjero, un bestseller excepcional en su día. Siente complacencia en acompañar a María, bañarse juntos en la playa, sostener con ella relaciones íntimas. Parece que se encuentran. Pero, una vez recluido en la cárcel, afirma que María ya no le interesa. Al perder la vecindad físicamanifiesta y la posibilidad el halago de ciertas cualidades de su amante, que lede es sentir indiferente pensar si esta tiene otras relaciones o no. Su «amor» hacia María no resistió la prueba de la ausencia física, lo que nos induce a pensar que su sentimiento hacia ella no era auténtico amor personal (que implica encuentro, niveles 2 y 3), sino mera apetencia, pulsión instintiva característica del nivel 1 4. Es lamentable, ciertamente, que a tantos niños y jóvenes no se les abran de par en par las puertas del asombro al ver ante ellos, imponente, la grandeza que adquiere nuestra vida cuando vinculamos el nivel 1 al 2, el 2 al 3, el 3 al 4. Descubrir las altas cotas de grandeza que puede adquirir nuestra vida cuando ejercitamos una «mirada profunda» y nos «interesamos pordelalacara oculta de5. las cosas y los seres» es la colosal tarea de la Pedagogía admiración Intenté mostrarlo con cierta amplitud en El secreto de una vida lo grada 6. Aquí solo cabe indicar que, cuando ponemos en juego una inteligencia madura (dotada de largo alcance, amplitud y profundidad), descubrimos con asombro la grandeza que muestra la vida afectiva en los niveles 2 y 3, y la penosa indigencia de la misma cuando la reducimos a las exiguas posibilidades del nivel 1   y la sometemos a las deformidades de los niveles negativos. Para ser felices debemos ensanchar el horizonte de nuestra vida, abriendo el espacio interior a las realidades más elevadas. De qué forma f orma hemos de realizar esa apertura de horizontes lo veremos al descubrir la conversión de la mera apetencia (nivel 1) en auténtico amor (niveles 2 y 3).

  Cf. nota nota 9 del cap. II.   «Las necesidades más grandes del hombre —escribe el cardenal Daneels— están ocultas profundamente en él. [...] La felicidad unpaso poco un poco hondo de lo que suponemos Dichosoduradera aquel quesedaencuentra un primer pas o enmás esa lejos, dirección». (Cf.más Godfried D󰁡󰁮󰁮󰁥󰁥󰁬󰁳, «Necesidad de una mirada profunda», en CONSUDEC, Buenos Aires, 696 [1992] 1244ss). 6  O.c. 4 5

 

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2.ª clave: Desgajar el primero de los cuatro elementos del amor conyugal no nos procura felicidad porque nos empobrece

En un que programa televisivo de información sexual, caricias una joven indicó dar gusto una persona a otra mediante de tipo sexual es algo bueno porque crea afecto y cierta atmósfera de encanto, que hace dulce la vida y nos vuelve optimistas. Un joven le indicó que realizar tal tipo de caricias obedece a un impulso instintivo, y, si nos dejamos llevar de nuestros instintos, bajamos al nivel de los animales. La joven se indignó sobremanera. Para tranquilizarla, me hubiera gustado decirle que el ser humano no puede nunca bajar al plano en que viven los animales. Estos actúan impulsados por sus instintos, son «seguros», es decir, aseguran su existencia individual y la de suque especie. El hombre que actúa solo en virtud de sus instintos no tiene asegurada su existencia ni la de su especie; queda a merced de sus deseos, que no llevan marcada en sí la orientación que deben tomar. Se mueve en el puro nivel 1. Este no es el plano de la vida animal. Es más inseguro. inse guro. Por Por eso, quien se mueva en él necesita un guía que q ue le marque el camino. al ayuda se la prestan la inteligencia y la voluntad, facultades llamadas (respectivamente) a conocer el auténtico ideal de la vida (que es el ideal de la unidad) y optar  por  por él. Esa inteligencia y esa voluntad inspiradas e impulsadas por el ideal de la unidad (y de la bondad, la verdad, la justicia, la belleza) nos descubren paulatinamente que, si queremos q ueremos crecer, crecer, debemos descubrir cómo la afectividad, bien entendida, no florece solo en sexualidad, sino en la creación de una relación de encuentro o amistad, en la proyección comunitaria del amor mediante la creación de un hogar, hogar, en el incremento del amor entre los esposos y la donación generosa de vida a nuevos seres. Al observar cómo estos cuatro elementos se hallan internamente vinculados, se descubre que forman una estructura, en la cual los cuatro se exigen y complementan entre en tre sí. Forman, así, un conjunto de sentido. Es el sentido del amor conyugal. Veamos cómo se articulan los cuatro elementos y enriquecen su 7

sentido :   Recordemos la experiencia ya descrita en otros lugares, por ejemplo en la obra Descubrir la grandeza de la vida, o.c., 143ss y, con variantes, en El secreto de una vida lograda, o.c., 278ss. 7

 

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1. La sexualidad. Se trata de la tendencia instintiva a unirse corporalmente con otra persona por la atracción que ejerce sobre el propio ánimo y las sensaciones placenteras que suscita. Esta unión puede ser muy emotiva, excitante, embriagadora. Pero la embriaguez nos saca de nosotros mismos para  fusionarnos con la realidad seductora. La fusión es un de modo en eluna nivel (como ve cuando dos bolas ceradeseunión fundenperfecto y forman sola1 bola de semayor tamaño), pero sumamente negativo en el nivel 2, pues el empastamiento de una persona con otra destruye su identidad personal y hace imposible el amor.. En el nivel 2, la unión verdadera la conseguimos al amor a l enriquecernos mutuamente, ofreciendo y recibiendo posibilidades. Para eso debemos integrar nuestros dos ámbitos de vida, no fusionarlos. El ejercicio de la sexualidad no exige creatividad por nuestra parte; se pone en marcha como reacción a un estímulo y sigue un recorrido prefijado. Puede unir intensamente a las personas al modo del nivel 1, o sea, por vía de empastamiento, pero estas formas de unión fusional son pobresamistad. en calidad ca lidad por estar alejadas ale jadas del encuentro y, y, por tanto, de lamuy verdadera 2. La amistad. Para hacernos amigos de una persona que nos atrae, no debemos considerar su atractivo como una incitación a convertirlo en fuente de gratificaciones inmediatas, fáciles, encandilantes, sino como una invitación a entrar en relación de trato con esa persona   en sa ciar los instintos de cuanto tal. Renunciamos, con ello, a la libertad de saciar forma egoísta (sin voluntad de crear una auténtica relación de amistad con la otra persona), y ponemos en juego una forma más valiosa de libertad: la libertad interior  o  o libertad creativa . al renuncia implica un sacrificio, pero no una represión, pues (como sabemos) dejar de lado un valor inferior para conseguir uno superior no bloquea el desarrollo de nuestra personalidad; lo promueve. La amistad implica una forma de unidad lograda por vía de inte gración, que no diluye la identidad personal (como sucede en la fusión), sino la incrementa. Por eso el gran Aristóteles subrayó, en su Ética a Nicómaco (1156 b), que la amistad «es lo más necesario para la vida», pero agregó que solo pueden ser verdaderos amigos los seres virtuosos, es decir, los que asumen como principio de actuación las condiciones del encuentro, que llamamos valores . La relación de amistad, como forma privilegiada de encuentro, es fruto de una actitud creativa. En el nivel 1, cada realidad (por ejemplo,

 

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una finca) crece a costa de la colindante. En el nivel 2, nos enriquecemos tanto nosotros como las realidades con que nos encontramos, pues nuestra actitud es de respeto, estima y colaboración. Mediante el encuentro y la amistad ampliamos nuestros límites y nuestro horizonte vital, en medida directamente proporcional a la riqueza de cada uno. Por eso,demás en esteque nivel no tiene sentido elLoresentimiento  ante los valores de los parecen superarnos. que procede es adoptar la actitud contraria: la de agradecimiento . Nosotros crecemos como personas merced a los ámbitos que nos rodean y nos ofrecen todo tipo de posibilidades. Entre ellos sobresalen, por su fecundidad, los ámbitos de rango superior que llamamos  personas. Uniéndonos a ellas creativamente, formamos comunidades. Cuando sigue un proceso normal de crecimiento, el ser humano se desarrolla comunitariamente, es decir, creando vida comunitaria. 3. La proyección comunitaria del amor. Por esta profunda razón, cuando la atracción primera pierde su carga egoísta y se convierte en amor a la persona en cuanto tal (no solo a las cualidades atractivas de la misma), tiende de por sí a otorgar a la relación de amor una proyección comunitaria, creando un hogar. Un hogar es una morada que se ha convertido en lugar de creación de vínculos amorosos.  Razón tenía Martin Heidegger cuando afirmaba que en la vida humana lo primero es habitar  (crear  (crear un ámbito de interrelación); lo segundo es construir  un  un espacio para habitar en él. Los que se aman crean una interrelación de auténtico amor: habitan el espacio que abren entre los dos. Luego se procuran un lugar que dé cuerpo expresivo a dicha relación, y habitan en él 8. Decían bien los latinos que el hogar (focus) es el lugar donde arde el fuego (focus) del amor. En esta línea escribe certeramente el filósofo y pedagogo alemán Otto Friedrich Bollnow que, para gozar de equilibrio espiritual, los seres humanos necesitamos saber que, en algún lugar de la tierra, hay un sitio donde se nos quiere incondicionalmente, por ser  somos, no por lo que  somos.  somos. Ese lugar no es otro que el hogar. quienes  somos, En él se crea la «atmósfera pedagógica» que da título a su obra 9. 4. La fecundidad del amor en dos aspectos: incrementar la unión entre los esposos y dar vida a nuevos seres.  Visto de esta forma, el hogar es el   En mi obra El triángulo hermenéutico (Editora Nacional, Madrid 1971) 467-496, describo la discusión sostenida por Ortega y Gasset y Heidegger en 1951, cerca de Baden-Baden, sobre la primacía del habitar sobre el construir. 9  Die pädagogische Atmosphäre  (Quelle  (Quelle und Meyer, Heidelberg 41970). 8

 

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único lugar de la tierra que cumple las condiciones para que se dé el cuarto elemento del amor: promov promover er la unidad entre los esposos y dar vida a nuevos seres, con lo que esto supone de acogimiento, cuidado y formación. Si lo pensamos bien, el hecho de que dos personas, incluso las más iletradas, sean capaces de generar un ser capaz de pensar, sentir, sentir, querer, elaborarentero, proyectos, tomar frente al cercano hablar, y al universo incluso los distancia propios padres y elentorno Creador…nos llena de sobrecogimiento, y nos lleva a intuir que la potencia sexual humana no puede ser reducida a mero medio para el logro de gratificaciones huidizas. Se halla en la región de los orígenes de la vida, la vida biológica y la espiritual, la individual y la comunitaria, la personal y la de la especie. Esto nos lleva a adivinar que la actividad sexual no se limita a un juego de potencias; es el lugar de vinculación de dos personas, vinculación tan fecunda que crea relaciones estables de amistad personal, convierte la morada en hogar, hogar, da al amor toda su fecundidad.  Al ver así cómo han surgido, mutuamente vinculados, los diversos elementos del amor, aceptamos gustosamente que estos forman entre sí una estructura , una constelación de elementos que se exigen y complementan de tal forma que, al desgajar uno de ellos, se desmorona el conjunto. Si, para procurarnos egoístamente (con el espíritu propio del nivel 1) fugaces sensaciones placenteras, desgajamos el primero de los aspectos del amor conyugal (la sexualidad) y nos despreocupamos de los otros tres (la creación de amistad y de un hogar, el incremento de la unión esponsal, la donación de vida a nuevos seres), despojamos nuestra relación amorosa de esa capacidad de trascendencia que tanto acaba de asombrarnos: pierde creatividad, nos aleja del ideal de la unidad (principio de nuestra excelencia personal) y nos rebaja al nivel 1, con riesgo de caer en la sima de los niveles negativos. Resulta obvio que ese desgajamiento de la sexualidad es violentamente injusto con el ser humano, que solo vive y se desarrolla como persona al crear toda suerte de encuentros. Esa sexualidad desgajada no merece el nombre de amor, sino (a lo sumo) de erotismo pasional. A pesar de la apariencia de ternura pueda presentar en casos, el erotismo (así entendido) se enfrenta a laque condición   de la sexualidad huabierta  de mana: tiende a desbordar nuestros límites individuales y constituirnos como personas, en el sentido pleno de seres comunitarios.

 

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Si analizamos el sentido de la sexualidad a la luz del dinamismo de nuestro desarrollo personal, observaremos que el ejercicio de la misma solo nos cierra en nosotros mismos cuando nos movemos exclusivamente en el nivel 1. Cuando vivimos con la actitud del nivel 2, la sexualidad nos une íntimamente con la persona amada; nos inserta en una comunidad de la vida familiar, se allegados abre a otras comunidades familiares para formar gran familiaque de los y amigos. A esta luz, nos identificamos gustosamente con este pensamiento de Gustavo Tibon: Nosotros no queremos una plenitud sexual que se compre al precio de la plenitud humana; no sentimos ningún gusto por costumbres que, bajo pretexto de satisfacer plenamente al sexo, vacían al hombre de todo lo demás. Únicamente el matrimonio puede al mismo tiempo satisfacer el instinto sin degradar a la persona [...] El matrimonio debe encaminarse a la plenitud sexual, pero a una plenitud sexual que sea al mismo tiempo una plenitud humana, es decir, que debe reposar sobre el atractivo de los sexos, pero sobre ese atractivo asumido, coronado y superado por el espíritu 10.

— El entreveramiento entreveramiento de los cuatro elementos del amor  Ahora podemos pode mos contestar conte star adecuadame ade cuadamente nte a la joven del programa progr ama televisivo.. Si prendemos la atención en las ganancias inmediatas, paretelevisivo ce que ofrecer a otra persona el obsequio de un goce erótico «no hace daño a nadie» (como se dice a menudo) y, en cambio, reporta beneficios psíquicos evidentes. Pero el análisis conjunto que acabamos de realizar nos hace ver que el desgajamiento de la sexualidad es un acto que compromete la vinculación de los cuatro elementos. Actúa violentamente, y, aunque parezca tierno, en realidad no lo es, a juzgar por sus consecuencias. De hecho, el cultivo de las complacencias sexuales suele apegar a muchos jóvenes a las ganancias inmediatas del nivel 1 y alejarlos, con ello, de la promoción de la verdadera amistad, la proyección comunitaria del amor, la creación de nuevas vidas (nivel 2). Dicho en lenguaje coloquial, lo que hay de malo en las complacencias eróticas no es tanto que signifiquen una autonomización de la sexualidad, cuanto su capacidad seductora, su poder de fijar nuestra mente y nuestro experiencias muy poco creativas, en contrastecorazón con su en fuerte atractivo superficiales, y su poder exaltante. Resulta difícil, 10

  Sobre el amor humano (Rialp, Madrid 31961) 64, 140s.

 

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sobre todo para los jóvenes, ver el lado negativo de experiencias que exaltan los sentidos y nos adentran en mundos sumamente prometedores. Necesitamos Necesitamos ver en conjunto el proceso humano de desarrollo y captar el papel que juegan en él tales experiencias. Entonces es cuando podemos descubrir el riesgo que encierran bajo su apariencia encandilante. 3.ª clave:  Al escindir la sexualidad sexualidad del amor y la la procreación, se la empobrece peligrosamente

Cuando no pensamos de modo relacional, nos parece obvio que independizar la sexualidad de otras actividades humanas (como el amor y la procreación) es enaltecerla. No reparamos en que tal independencia se traduce tradu ce en empobrecimiento y banalización, como si tomamos aparte la melodía de una obra polifónica. Conserva un significado, pero ha perdido su sentido  profundo dentro de la obra.  Aunque su inteligencia los capacite para distinguir la sexualidad y el amor, los novios que conocen el proceso de desarrollo humano advierten pronto que no tiene sentido escindirlos . Ponen en juego su inteligencia madura (con su capacidad de largo alcance, amplitud y profundidad) y no quedan presos en las ganancias inmediatas; ven más allá, contemplan la vida en conjunto y determinan con firmeza que lo decisivo es integrar los deseos, impulsos y apetencias en una vida orieno rientada hacia la realización del ideal. omar omar a la otra persona como medio para procurarse una gratificación no nos mantiene en el nivel 2 (el del encuentro), no nos eleva al nivel 3 (el de la opción por los grandes valores y el ideal de la unidad); nos rebaja al nivel 1. Perdemos, con ello, la tensión hacia lo alto, hacia la creación de los modos de unidad que dan plenitud a nuestra vida. La sexualidad, tomada a solas, se quema a sí misma; se hace insaciable y acaba defraudando a quien se entrega al vértigo del goce, considerado superficialmente como una meta 11. Aboca, así, al tedium vitae  «Una de las tareas más importantes de esa época de maduración —escribe el Dr. Affemann— la constituye integración de la sexualidad con otrosqueda sectores no sexuales dede la la personalidad. Cuando no selaproduce esa integración, la sexualidad separada del resto personalidad, se convierte entonces en autónoma y, debido a sus leyes propias, sigue unos derroteros que muy frecuentemente apenas si son controlables por la conciencia» (Cf. La sexualidad en la vida de los jóvenes, o.c., 206). 11

 

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(la apatía vital) y la indiferencia ante los grandes valores. Nada extraño que quienes consideran la sexualidad como un medio para sus fines (nivel 1) se sientan decepcionados del amor; mejor dicho, de la pobre imagen que ofrece el amor cuando lo reducimos a un instrumento de goce. Muchas personas viven normalmente la vida matrimonial, pero, en edad madura, acaban pensando amor de sí, es fruto de la una efervescencia pasional efímera.que A lael luz de da lospoco análisis realizados anteriormente, no es el amor el que falla, sino nuestra forma miope de buscar la felicidad, conforme a planteamientos inspirados en el nivel 1, que, por orientarse al falso ideal de servirnos a nosotros mismos, no promueve la libertad creativa ni la actitud de generosidad que impulsa el encuentro12. a) Escindir la sexualidad del amor y la procreación no tiene sentido Se afirma, a veces, que los animales no saben distinguir el ejercicio de la sexualidad y la procreación, pero el hombre, merced a su inteligencia, es capaz de distinguirlos e, e , incluso, de escindirlos. al al capacidad (se afirma) supone un paso adelante en su autonomía y su libertad personal. En la misma línea, se sostiene que algo semejante sucede con la relación entre la sexualidad sexu alidad y el amor a mor.. Parece Par ece olvidarse que la misma inteligencia que permite permi te realizar estas distinciones alumbra razones suficientes para mostrarnos que la unión de la sexualidad con el amor no supone amenguar la vitalidad sexual, sino, por el contrario, darle su sentido justo. Destacados psiquiatras aca ctuales afirman que la sexualidad humana, si se la desgaja de la amistad y el amor, amor, acaba destruyéndose por falta fa lta de sentido personal . En el caso de los novios, el ejercicio prematuro de la sexualidad los lleva fácilmente a pensar (según hemos dicho) que ya han conseguido todo de la relación con la otra persona y dejan de realizar las grandes tareas de ese período de preparación: aprender a ser creativos en común, entender el amor como una forma de encuentro (con cuanto este implica), descubrir la necesidad de incrementar la calidad de la unidad... Debido a ello, corren peligro de reducir el amor (nivel 2) a mera apetencia y saciedad de   «Los instintos y las pasiones del hombre están hechos para el espíritu —escribe Gustavo Tibon—; su estado«El normal es estar abiertos y transparentes a esta fuerza inmaterial que plenitud los completa y los corona». matrimonio debe encaminarse a la plenitud sexual, pero a una sexual que sea al mismo tiempo tiem po una plenitud humana, es decir, que debe reposar sobre el atractivo de los sexos, pero sobre ese atractivo asumido, coronado y superado su perado por el espíritu» (Cf. Sobre el amor humano, o.c., 64). 12

 

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los impulsos instintivos (nivel 1). De esta forma, la vida amorosa deja de cumplir el papel decisivo que le compete en el proceso de crecimiento y maduración madu ración personal. Veámoslo Veámoslo un tanto de cerca.  Actualmente, suele considerarse como un progreso (un crecimiento crecimiento en libertad y autonomía) desligar la sexualidad del amor conyugal y de Significado la de vida para a nuevos n uevos seres. ¿iene  hacerlo? lo donación tiene, en cuanto una persona puedesentido mucho reducir  sí la significar sexualidad a mero medio para acumular sensaciones placenteras. Pero confundir este significado con el sentido supone una lamentable miopía intelectual, entendida como la incapacidad de ver a lo lejos, más allá de las ganancias inmediatas. Si vemos la sexualidad en el conjunto de nuestro proceso de desarrollo, descubrimos que el ejercicio egoísta de la sexualidad (realizado con mera libertad de maniobra maniobra,, propia del nivel 1) no nos ayuda a encontrarnos con los demás y nos empobrece gravemente a todos como personas. No tiene, por tanto, sentido pues no está bien orientado, dirigido a nuestro crecimiento pleno mediante la realización del ideal de la unidad o del encuentro (actividad propia de los niveles 2 y 3). No nos lleva a la felicidad sino a la amargura, pese a la sensación de euforia que pueda, en principio, producirnos. Nos entrega a un proceso de vértigo, que al principio no nos exige nada, nos promete todo y nos deja, al final, vacíos. En el recorrido de las doce fases descubrimos que, en el nivel 1, el yo se recluye en sí mismo, no se abre a las realidades que le facilitan posibilidades creativas y queda privado de la felicidad que se da en el encuentro. Es, pues, una ilusión falsa dar por hecho que se vive plenamente al tomar la sexualidad sexuali dad como un fin y desgajarla del d el auténtico amor. El modelo de esta actitud unilateral (Don Juan, El Burlador de Sevilla , según la versión original ori ginal de irso irso de Molina) parece un triunfador triunfado r, y lo es en el nivel 1, desconectado desconectad o de los niveles 2, 3 y 4. Pero, Pero, al final de la obra, entra entr a en colisión abierta con la figura del Comendador, representante de estos niveles, y sucumbe. En lenguaje humanístico, decimos que «destruye su personalidad». En lenguaje religioso, afirmamos que «pierde su alma».

b) Ser capaz de escindir sexualidad y amor no equivale a estar legitimado para hacerlo Se intenta, a veces, justificar la escisión de la sexualidad y el amor diciendo que, a diferencia del animal, el ser humano  puede , merced a su inteligencia, separar la sexualidad y la procreación. Nada más cierto,

 

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pero ser capaz de  distinguir  dos  dos aspectos de la vida humana no equivale a tener derecho a  escindirlos . Podemos afirmarlo, pues nuestra inteligencia nos permite pensar y expresarnos. Pero no es «inteligente» llevarlo a cabo, ya que esa misma inteligencia considera insensato identificar dos aspectos del ser humano bien distintos. verbo «poder», en español, es ambivalente: ser capaz de   y estar . Si queremossignifica evitar confusiones, hacerElalgo legitimado para ello hemos de utilizar dos términos:  poder y deber. Por ejemplo: Puedo  tomar a una persona como «medio para mis fines» y rebajarla así al nivel 1, pero no debo hacerlo, es decir, no tengo derecho a ello. Como sabemos, esto sucede en otras lenguas. En alemán, por ejemplo, eje mplo, können significa ser capaz de hacer algo; dürfen indica estar legitimado para ello. c) Los deseos no llevan en sí su propia justificación Cuando vivimos solo en el nivel 1, tendemos a pensar que la felicidad consiste en saciar los impulsos y satisfacer los deseos. al al saciedad y satisfacción acaba adquiriendo para nosotros valor de meta o ideal de la vida. Esta precipitada inducción nos lleva a suponer que, por el hecho de sentir un deseo (sobre todo, si es intenso), estamos autorizados a cumplirlo. Es la actitud básica del «hedonismo», la inclinación a tomar lo agradable como criterio máximo de conducta. Si a la pregunta «¿por qué lo has hecho?» respondo, sin mayor explicación, «porque me gustaba», dejo a las claras que he puesto el gusto y, consiguientemente, lo agradable en la cima de la escala de valores. d) La satisfacción de los deseos produce, con frecuencia, frustración En casos, la satisfacción de los deseos relativos a la sexualidad no depara la felicidad que uno espera, y tal frustración provoca sentimientos penosos de baja autoestima. Para justificar este desencanto, se afirma, a veces, que el deseo sexual «abarca más que la mera satisfacción, pues suscita la voluntad de unirse a la persona  que  que atrae». Esto es cierto, pero solo cuando uno, al tratar con «objetos», adopta las actitudes propias del nivel 1, y, al relacionarse con «ámbitos» o «realidades abiertas», abier tas», adopta2,las adecuadas al nivel niyveltiende 2. El adeseo vivido íntima en este nivel se actitudes dirige a toda la persona crearsexual, una relación con ella, un verdadero encuentro. Al crear relaciones de encuentro, sentimos alegría, entusiasmo y felicidad, y colmamos nuestra actividad de

 

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sentido, más allá del mero significado que pueda tener para nosotros una acción por ser placentera. Si uno se mueve solo en el nivel 1,  no imprime a sus deseos esa tensión hacia la unión personal  personal.. Se contenta con la fusión embriagadora propia de las experiencias fascinantes que suelo llamar «vértigo». Esta

tendencia a latoda unión fusional, es amengua la amplitud del deseo. (nivel Más que un deseo de una mera pulsión instintiva 1). la persona  Esta no crea relaciones personales auténticas (nivel 2), realizadas con la energía interior que procede de la opción por los grandes valores (nivel 3). Por eso, tal pulsión deja en vacío a quien la sacia saci a y lo lleva a repetir las experiencias gratificantes una y otra vez, para hacerse la ilusión de que el goce es duradero, da consistencia consistenci a a la persona y tiene, por tanto, sentido. Estamos ante el drama del «gozador voluble», que quiere dar densidad y relieve a cada experiencia gozosa mediante la mera repetición. Es la reacción propia del hombre entregado al proceso de vértigo: quiere dominar y manejar cuanto le apetece a fin de disfrutar con ello, pero pronto se ve entregado a la tristeza, la angustia y la desesperación. Conocer en pormenor el proceso de vértigo es una clave de orientación inmensamente valiosa para los jóvenes 13. Cuando se habla hoy de la «banalización de la sexualidad», se alude a la tendencia a vivir la afectividad en el mero nivel 1, con su afán de dominio, posesión, manejo y disfrute. En este nivel se dan múltiples impulsos instintivos, pero todos ellos carecen de energía creativa. Por eso se afirma que no pueden satisfacer los anhelos más profundos del ser humano; mejor: del ser humano que anhela moverse en los niveles 2 y 3. Si uno se mueve solo en el nivel 1, suele considerar como su estado normal el tener impulsos y saciarlos. Este es su «mundo», el estrecho circuito vital en que se mueve. Si oye hablar de que el deseo apunta a niveles de vida superiores, suele pensar que se trata de un «cuento de hadas». e)  Al plantear los deseos en el nivel 1 y de forma insaciable e ilimitada, creemos poder convertirlos en derechos  Si se entiende la libertad de maniobra como un valor absoluto,  se considera como obvio y justificado vincular la libertad sexual absoluta   Puede verse una amplia descripción de los procesos de vértigo y de éxtasis en mis obras: Inteligencia creativa, o.c.; Vértigo y éxtasis, o.c. 13

 

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con el derecho al aborto. Adviértase cómo la tergiversación de los conceptos lleva de la mano a cometer graves errores intelectuales y éticos. Se afirma, a menudo, que podemos hacer  con   con nuestro cuerpo lo que queramos. Por el mero hecho de utilizar el verbo hacer, situamos el discurso en el nivel 1, en el cual efectivamente disfrutamos de libertad de maniobra sobre los objeto s quecondiciones poseemos. comunes Y, al amparo de que el cuerpo humano presenta ciertas con los meros objetos (es mensurable, asible, pesable, manejable, situable en un lugar o en otro...), se da por hecho que es también un objeto. Este artero trastrueque manipulador deja preparado el terreno para asumir la desafortunada expresión francesa «hacer el amor». Si el amor no se crea,  sino se «hace» (expresión propia del nivel 1), abrigamos la ilusión de que podemos hacer el uso que queramos de él. Luego nos arrogaremos el derecho a hacer  lo  lo que nos parezca conveniente con el fruto del ayuntamiento corpóreo arbitrario: el embrión y el feto. Esta falta de precisión en el discurso, provocada sobre todo por el uso indiscriminado y manipulador del término talismán «libertad» (que raras veces es matizado debidamente), nos lleva a una extrema confusión en el pensar y en el hablar 14. En este clima confuso no es posible formar debidamente a los jóvenes . De ahí que nuestra primera tarea haya de ser recobrar un lenguaje claro, preciso, bien matizado, y adquirir el arte del buen pensar. Visto solo en el nivel 1 y reducido a mera pasión, el amor está lejos de ser «la luz de la vida»15; es, más bien, fuente de confusión y múltiples malentendidos. En ese nivel, el amor queda reducido a simple atracción sexual, emancipada de la amistad, la proyección comunitaria (la creación de un hogar) y la fecundidad (el incremento de la unidad entre los esposos y la creación de nuevas vidas).

En un debate televisivo sobre la fidelidad conyugal observé que mis colegas de mesa confundían abiertamente el amor y la  pasión. Les advertí que es necesario distinguir ambos conceptos. Al ver que se negaban a ello por principio, induje que se movían exclusivamente en el nivel 1 y no iban a entender cuanto les dijera sobre el amor como activi14   Unapuede descripción de La los tolerancia términos y«talismán» y de diversos puladores verse enamplia mi obra la manipulación,  o.c. Unprocedimientos análisis preciso manide los diversos sentidos del término libertad se halla en mi trabajo «El descubrimiento de las formas superiores de libertad»: Pensar y educar 4 (2011) 71-89. 15  Expresión de Benedicto XVI en la encíclica Deus caritas est, n.5.

 

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dad creativa (propia del nivel 2), pues bien sabemos que desde un nivel inferior no se puede comprender lo que sucede en un nivel superior. Esta clave explica múltiples carencias en la vida humana.

pulsiones hemosdedeencuentro encauzarlas hacia f ) Las la creación deinstintivas diversas formas

Con el fin de justificar esa vida centrada en los deseos (propia del nivel 1), se tiende a vincular estos con la sexualidad liberada de trabas,  y jovial, que opone (al modo pseudorromántico) la libertad espontánea  y a las normas, por suponer que estas agostan la jugosidad de la vida espontánea. Hay, Hay, en esta posición, varios malentendidos perturbadores que debemos superar superar.. 1. La espontaneidad vital   de una planta que estalla en brotes al llegar la primavera nos deleita, pero no es un criterio de vida; es una pura reacción vegetal. 2. La espontaneidad de la persona   que no tiene segundas intenciones y reacciona a nuestras palabras con franqueza, con la alegría de quien mira al frente con espíritu constructivo, nos encanta por su sinceridad y transparencia. Pero este tipo de espontaneidad, propia del nivel 2, se halla muy por encima de la actitud de quienes dan por hecho que los impulsos y sensaciones sexuales son reacciones irracionales, no sometibles a razón alguna que pretenda comprenderlas ni a normas que intenten encauzarlas (nivel 1). Ciertamente, tales sensaciones e impulsos surgen en nosotros, a menudo, de forma imprevista e impetuosa, como si no fueran sometibles a género alguno de orden y medida. Pero la teoría de los niveles de realidad, bien asentada en la experiencia de los doce descubrimientos, nos permite ver algo decisivo para nuestra vida: esas energías (nivel 1)  podemos y debemos encauzarlas hacia la creación de diversas formas de encuentro (nivel 2), siempre bajo la inspiración y el impulso del ideal de la unidad (nivel 3). Esto nos basta para poner orden en nuestra vida e insertar la sexualidad en el conjunto del amor conyugal, con sus cuatro elementos: sexualidad, cundidad del amor.. amistad, proyección comunitaria del amor, feamor Si, tras esta inserción, logramos ver el amor conyugal como un valioso conjunto de sentido, advertiremos que la sexualidad humana está

 

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llamada a desempeñar un papel destacado en el proceso de desarrollo personal. Este proceso se bloquea si nos entregamos a la seducción de las ganancias inmediatas del instinto. De este riesgo nos salva la atenencia libre a normas fecundas que no intentan amenguar nuestra energía vital sino elevarla al nivel 2, el de la creatividad. En este nivel, libertad maniobra  (vigente libertada la  (vigente nivel 1) sedel transfigura  Sedetransfigura debido aenlaeltendencia hombre en a crecer, creativa. desarrollarse, no por una coacción exterior. Y a ello se debe que esa transformación no ejerza en nuestra vida un papel represor y dominador,, sino liberador . dor El término «libertad» y sus derivados (como libre  y  y liberación)  deben ser matizados de acuerdo a las condiciones de los distintos niveles. Cuando uno se libera de trabas en orden a la saciedad de los instintos, se siente liberado (en cuanto se ve dotado de libertad de maniobr maniobra), a), pero puede ser dominado por la fuerza incontrolada de tales pulsiones. En tal caso, carece de libertad creativa. El hombre libertino se siente dominador, pues se mueve por encima de toda norma restrictiva y tiende a convertirlo todo (incluso las personas) en medio para sus fines. Se considera el centro del mundo. Y lo es, pero solo del «estrecho mundo» que él mismo diseña a diario para sí. La estrechez (o falta de horizontes amplios) de ese mundo propio del nivel 1 puede llegar a resultarle asfixiante, por la profunda razón de que ese mundo no es «humano», por faltarle los niveles 2 y 3. Es, por tanto, miope, unilateral   y superficial:  tres condiciones opuestas a las tres cualidades de la inteligencia madura: largo alcance , amplitud y profundidad . Los deseos que pretenden liberarse de toda medida no se integran en la corriente creativa del nivel 2 y se convierten en inhumanos: nos tiranizan con sus exigencias y, al final, cuando parece que nos llevan a una vida efervescente y eufórica nos dejan en vacío y nos agostan. La única forma de ocultar tal agostamiento es repetir obsesivamente las experiencias de saciedad de los deseos. Al observar la necesidad   de tal repetición, se llega a considerar la saciedad de los deseos como un «derecho» de todo ciudadano. Considerar como un derecho poder lograr cuanto nos resulta apetecible se considera hoy como una actitud liberal,  en el sentido radical de  promotora de libertad . Y lo es, pero solo de «libertad de maniobra». Para Para exaltarla, se la contrapone a toda forma de represión. Estamos ante una «valoración por vía de oposición

o rebote»deque resulta es, efectista, no debehumana llevarnos pensar queEs la libertad maniobra sin más,pero pora excelencia. la libertad solo la libertad propia del nivel 1; una forma elemental (nada creativa) de libertad.

 

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El subjetivismo relativista  nos   nos lleva a pensar que lo importante es elegir sin traba alguna, no lo que se elige. Cuando uno elige algo con toda decisión (por estar convencido de que es propio de toda persona ejercer esa libertad sin cortapisas), da la impresión de que está él mismo creando el derecho a hacerlo, tanto más si se lo niega es rechazado, entorno, como dequien una forma legítima de libertad. liberta d.enAlsuponerse el yo del represor hombre en el centro del universo, puede alguien llegar a pensar que, al elegir algo libremente (con libertad de maniobra),  justifica tal elección porque es él quien realiza el acto de elegir. Conviene, por ello, advertir que no es la intensidad  del  del acto de elección la que justifica el hacerlo sino la calidad de lo elegido.  Frente a esta exaltación del yo humano, conviene sobremanera advertir que cuando hicimos la experiencia del ascenso al nivel 2 (por ejemplo, al declamar un poema o interpretar una obra musical), advertimos que no somos dueños de nuestra vida de amor, que es vida de encuentro. El encuentro surge de la interacción de dos personas que se tratan con generosidad, cordialidad, fidelidad… Esa interacción no se reduce a una suma de dos sujetos. Los transforma y eleva a un nivel superior, el formado por el nosotros . Esta realidad nueva, llena de virtualidades, no la producen el yo y el tú que se encuentran. Estos partic  participan ipan en ella y se enriquecen. Cuando dos personas, distintas y responsables, se unen voluntariamente entre sí mediante una entrega incondicional, lo hacen confiadas en que existe el fenómeno del encuentro personal, que los envuelve nutriciamente a ambos y los perfecciona interiormente, al instalarlos en un campo de juego que supera la escisión entre el aquí y el allí, el dentro y el fuera, lo mío y lo tuyo. De ahí que la entrega esponsal sea arriesgada pero no insensata, porque los contrayentes saben que existe el encuentro como ámbito de vida en el cual ambos se sentirán amparados y perfeccionados. 4.ª clave: La única garantía de que el amor perdur perduree es que sea auténtico. No somos unos ilusos por creer en la posibilidad del amor 

Millones compatriotas míoselrehúyen casarse(Maggie por temor a quede nojóvenes haya una ga rantía de que garantía amor perdure G󰁡󰁬󰁬󰁡󰁧󰁨󰁥󰁲, Te enemies of eros  [Bonus  [Bonus Books, Chicago 1989]).

 

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 Al orientar nuestra nuestr a afectividad afectivida d conforme a la clave anterior, la vida de convivencia adquiere la solidez necesaria para que el amor mantenga su calidad (e, incluso, la incremente) y, con ello, perdure. La perseverancia en el amor no es cuestión de «aguante» (término propio del nivel 1) sino de «fidelidad creativa» (actitud propia de los niveles 2amor y 3).y Cuando los noviosconstatan descubrenque la conexión entre la calidad del la perseverancia, no son unos ilusos por creer en el amor, por confiar en la posibilidad de mantenerlo a través del tiempo, pese a las deficiencias que puedan tener en su vida diaria. Se trata de una confianza realista , fundada en la luz que van adquiriendo a lo largo del proceso de formación.  Actualmente  Actual mente,, millones mill ones de jóvenes temen t emen ser s er unos uno s ilusos si esperan que lo que entienden por «amor» al casarse va a perdurar. Sienten q ue sucede a su alrededor, sosilusión por unirse, pero, a la vista de lo que pechan que este sentimiento puede trocarse pronto en amarga frustración. De ahí su interés por saber si hay alguna garantía de que el amor perdure. Es sensata esta pregunta, pues estar formado significa saber  prever , ver a lo lejos, que es una de las cualidades de la inteligencia madura. A la luz de lo expuesto hasta ahora, podemos clarificar satisfactoriamente esta desazonante cuestión, que podríamos formular de este modo: «¿Somos unos ilusos cuando ponemos ilusión en el amor?». Si uno se mueve solamente en el nivel 1, es ciertamente un iluso. No lo es si se cuida de ascender a los niveles 2 y 3, en virtud de la tendencia natural a crecer como personas. El que confunda el amor conyugal (niveles 2 y 3) con la mera pasión (nivel 1) carece de base para confiar que el amor perdure, pues la pasión es efímera de por sí. Actualmente, numerosos libros, revistas divulgadoras, incluso métodos de formación sexual tratan minuciosamente los aspectos biológicos y psicológicos del ejercicio de la sexualidad (nivel 1), pero apenas aluden al sentido de la relación amorosa (niveles 2 y 3). ransmiten a niños y jóvenes multitud de imágenes superficiales que suelen incitarlos a vivir tal relación de forma hedonista, atenta solo a la propia gratificación (nivel 1). Lamentablemente, buen número de jóvenes ven un significado en esa actividad amorosa , pues significa mucho para ellos por resultar atractiva, pero no reparan en que se les está hurtando el verdadero sentido de la misma (niveles 2 y 3). insensata   ypsiquiatras  Una actividad sin sentido no puede conducirnos a la felicidad, sino aeslaliteralmente amargura. Eminentes subrayan actualmente que una vida sin sentido es una vida ilusa, y la falsa ilusión destruye la auténtica felicidad, sentimiento propio de los

 

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niveles 2 y 3 16. Por eso, la formación auténtica busca el sentido de la vida. No solo muestra cómo se realiza una acción y qué sensaciones produce; subraya el sentido que ostenta en el conjunto de nuestra vida. ¿Cuándo tiene sentido el ejercicio de nuestra afectividad? La contestación es clara: cuando está bien orientado. «ener «ener sentido s entido»» una acción y «estar orientada» son expresiones equivalentes. En este momento suelenbien preguntar los jóvenes: «¿Qué hemos de hacer para orientar debidamente la afectividad?». Aquí es donde empieza, estrictamente hablando, el proceso de formación para el amor amor.. A mi entender, no debemos los educadores limitarnos a responder directamente a esa pregunta, con objeto de que los jóvenes sepan de forma rápida a qué atenerse. En muchos casos, nuestras palabras no les transmitirían sino conceptos vacíos. Debemos ayudarles a descubrir que nuestra afectividad está bien orientada y llena, por tanto, de sentido cuando todas sus manifestaciones tienden, en última instancia, a realizar el ideal de la unidad. Esta última frase es gramaticalmente sencilla y parece muy clara, pero, si la escucha una persona que no ha realizado los doce descubrimientos y vivido las transfiguraciones correlativas a los mismos, le resultará incomprensible. En cambio, el que haya constatado en sí mismo que el ascenso del nivel 1 al nivel 2 significa una conversión de los ob jetos en ámbitos, una liberación liberación del afán posesivo, posesivo, una apertura creativa creativa a los seres del entorno..., está bien dispuesto para descubrir que el paso de la mera atracción hacia otra persona al auténtico amor supone una transfiguración interior, una verdadera purificación 17. No se trata solamente de adquirir ciertos conocimientos de moral y recibir normas que encaucen nuestra conducta. Lo decisivo es advertir que amar a una persona tiene una calidad muy superior al atractivo que pueden puede n suscitarnos sus bellas cualidades. Hoy se advierte cierta ceguera respecto al valor que alberga el amor comprometido. No se sabe amar (niveles 2 y 3) porque se cultiva, a la vez, la entrega al vértigo (entrega fusional a lo seductor) y el dominio de   Véanse, por ejemplo, las obras siguientes: Rudolf S󰁰󰁡󰁥󰁭󰁡󰁮󰁮, S󰁰󰁡󰁥󰁭󰁡󰁮󰁮, La sexualidad en la vida de los  jóvenes  (Sal   (Sal errae, Santander 1979); Viktor F󰁲󰁡󰁮󰁫󰁬, Der Mensch vor der Frage nach dem Sinn, o.c.; El hombre en busca de sentido, o.c. (versión original: Man´s search for meaning, o.c.); Enrique 21 R󰁯󰁪󰁡󰁳,   (emas de Hoy, Madrid 17 El amor inteligente  (emas  Recuérdese que el empeño del genial Mozart1998). en su obra La flauta mágica fue poner de manifiesto que el amor conyugal logrado tras un período de  purificación presenta una belleza semejante a la de su música incomparable. Véase Véase mi obra  El  El poder formativo de la música. Estética 2 musical  (Rivera  (Rivera Editores, Valencia Valencia 2010) 353-368. 16

 

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las fuentes de la seducción (nivel 1). Se quiere qui ere disponer de cuanto excita y embriaga. Pero Pero esta embriaguez es una entrega a una unidad de fusión, que es perfecta en el nivel 1 pero destructiva en los niveles superiores .  Por eso provoca desconcierto, amargura y desesperación.  A lo antedicho, la expresión esta clave puedelaserluzla de siguiente. En la vida humanaconcisa no hay de garantías absolutas. enemos enemos cierta garantía ga rantía de que la convivencia matrimonial matrimonia l perdure si el amor es auténtico, por integrar los niveles 1, 2 y 3. En el nivel 3 se opta incondicionalmente por el valor de la unidad, que implica los valores de la bondad, la verdad, la justicia, la belleza. Esa opción lleva consigo extremar el cuidado de la unidad, cumpliendo esmeradamente las condiciones del encuentro (es decir, las virtudes de la generosidad, la fidelidad, la cordialidad...) y evitando las actitudes que lo entorpecen o anulan, o sea los vicios: el egoísmo, la infidelidad, la hosquedad... Las actitudes viciosas solemos adoptarlas cuando nos movemos en el nivel 1 y pretendemos encontrar la felicidad directamente, como quien encuentra un objeto. En el nivel 1 suele plantearse banalmente el tema de la felicidad, a la que se confunde con el mero «pasarlo bien». Entonces es fácil identificar el gozo del encuentro (nivel 2) con el  de la sexualidad autonomizada (nivel 1). al confusión nos lleva a  goce  de buscar la felicidad por la vía falsa de los distintos modos de vértigo. Al movernos en el nivel 2, descubrimos que la felicidad se nos da oblicuamente (por así decir), sin pretenderla directa e inmediatamente. Cuando olvidamos nuestros intereses y cuidamos los de otros, ponemos las bases de un verdadero encuentro, cuyo fruto más valioso es la felicidad. Se subraya, a menudo, la necesidad de «purificar el amor», pero solo con la teoría de los niveles de realidad se acierta a ver lo que significa tal purificación en el plano humanista, que podemos compartir compar tir con las personas no creyentes. Cuando uno se entrega a lo inmediato (lo que sacia las pulsiones instintivas), achica su horizonte espiritual. Por eso afirma Romano Guardini que, al perder el amor, el espíritu enferma. Enferma como un organismo falto de oxígeno. Purificar el espíritu significa oxigenarlo, elevándolo a los niveles 2, 3 y 4, niveles en que florecen las relaciones con los ámbitos, las personas, los grandes valores, el Creador. Igualmente paradelavalioso salud en de los la persona es el amor. Amar significa percibirdecisivo lo que hay seres distintos de uno, sobre todo los personales; sentir su validez y descubrir que es importante que perdure y se desarrolle; preocuparse a fondo por este desarrollo

 

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como por algo propio. El que ama camina constantemente hacia la libertad; hacia la liberación de sus propias cadenas, es decir, de sí mismo. Pero, justamente, cuando se elimina a sí mismo de su mirada y su sentimiento, llega a su plenitud. Se abre un horizonte en torno a él, y, a medida que lo hace propio, adquiere espacio para desplegarse. El que sabe de amor conoce esta ley: que sali se salirnos rnos de nosotros mismos se ensancha nuestro espacio interi interior or,,solo y enaleste realiza lo que nos es más propio, y todo florece. Y en este espacio tiene lugar también el auténtico crear y la actividad pura; todo aquello que testifica que el mundo merece existir. En cuanto la persona renuncia a este amor, enferma. No enferma todavía cuando actúa contra él, lo viola, cae en el egoísmo o en el odio, sino cuando lo toma frívolamente y basa su vida en criterios de cálculo, prepotencia y astucia. Entonces la existencia se convierte en un calabozo. odo se cierra en sí mismo. Las cosas oprimen. odas las realidades se vuelven interiormente ajenas y hostiles. El sentido último y evidente de las mismas desaparece. El ser ya no florece18. De las experiencias realizadas anteriormente se desprende con toda claridad que la fuente de la vida personal es la interrelación del hombre con las realidades capaces de ofrecerle posibilidades creativas. Cuanto mayor sea tal capacidad, más alta será la forma de relación que se establezca. 5.ª clave: El criterio para regular nuestra vida amorosa no radica principalmente en el gusto

 Actualmente, el hecho de que algo resulte agradable es tomado, a menudo, como canon del buen obrar. «¿Por qué has hecho esto?», preguntamos a menudo. Y la respuesta usual suele ser: «¡Porque me gustaba!». El gusto tiene un poder seductor de convicción. Pero la seducción y la fascinación se caracterizan por su poder de arrastre. No otorgan libertad interior (o libertad creativa) a las personas seducidas o fascinadas. Las alejan de ella, pues las bajan al nivel 1, donde se impone la mera libertad de maniobra. vidapastel ordinaria, gusto decide buen número de acciones. En Menuestra agrada un y me loel como. Parece lo Parece lógico y natural. Pero 18

  Cf. Welt und Person, o.c., 96-98; traducción española Mundo y persona, o.c., 106-108.

 

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no debo olvidar que, al carecer de los «instintos seguros» 19 del animal y hallarme dotado de inteligencia, mis gustos no están justificados por el hecho de responder a un impulso mío. Su justificación debe ser descubierta por mi inteligencia, ya que algo puede gustarme y serme, no obstante, dañino. Habré confrontar delquizar agradolosy valores, el de la ordenarrealidad dañada. alde al conf confrontación rontacióndos me valores: permiteel  jerarquizar  jerar los conforme a su rango. Lo agradable es un valor, ciertamente, pero un valor propio del nivel 1. La buena salud presenta un valor superior, pues significa un estado de bienestar que afecta a toda la persona (nivel 2) de modo más profundo y decisivo que un disfrute disfru te pasajero (nivel 1). La buena salud nos da independencia frente al entorno, nos exime de ser gravosos a los demás, nos permite tomar diversas iniciativas, entre ellas la de prestar ayuda a los necesitados (nivel 3). En la línea del deseo se halla la apetencia. Recordemos lo dicho al describir los niveles. Un dulce puede apetecerme mucho. Lo tomo con agrado, pero no se me ocurre luego lamentarme de que «nunca más volveré a verle, con lo mucho que le quería». q uería». No le quería; lo apetecía. Querer  es  es un sentimiento propio del nivel 2 y se refiere, sobre todo, a seres personales.  Apetec  Ap etecer er se da en el nivel 1 y se dirige, sobre todo, a realidades infrapersonales. No tiene sentido, por ello, confundir la apetencia con el amor. amor.  A la luz de lo visto anteriormente, pueden descubrir los novios novios que no deben tomar el gusto, por intenso y gratificante que sea, como criterio de vida, pues ninguna apetencia está justificada de por sí. Nuestros gustos y nuestros actos están justificados en la medida en que son eficaces para el logro de nuestra verdadera meta: realizar en la vida diaria el ideal de la unidad . Elegir en virtud del ideal y merced a la energía que este irradia es el verdadero canon o criterio de vida. Si dejamos que la apetencia regule nuestra conducta y confundimos apetecer con amar, sometemos nuestras relaciones amorosas a los vaivenes del gusto. Una de las causas principales de la avalancha actual de fracasos matrimoniales radica sin duda en la tendencia a vivir el noviazgo (tiempo de preparación al matrimonio) en el nivel 1, en el que se elige tras un cálculo de ventajas y desventajas. Si la actitud de los contrayentes es interesada y calculadora, no hay garantía alguna de que su   Instintos que «aseguran» la vida individual y la de la especie, pues a cada animal le vienen prefijados por su naturaleza. 19

 

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«amor» perdure, o, dicho con más exactitud, de que lo que entienden al  dé lugar a una convivencia estable  principio como amor y solo es apetencia  dé y fructífera. La verdadera preparación para el matrimonio durante el noviazgo consiste en convertir la apetencia  en  en amor  mediante  mediante el ascenso del nivel 1 a los niveles 2 y 3 20. Recuérdese esta clave: El gusto solo está legitimado para decidir nuestra conducta en el nivel 1, no en los otros tres niveles positivos. Conviene mucho advertir que los deseos y las apetencias son distintos en los diferentes niveles. En el nivel 1 ansían saciar pulsiones instintivas, que producen sensaciones placenteras, es decir, ciertos grados de  goce. En los niveles 2, 3 y 4 se desean, más bien, formas de satisfacción interior que reciben el nombre de gozo. — Figúrate que tienes una relación relación amistosa con una persona que te te atrae. Un día, esa persona te comunica que no puede verte porque debe visitar a su madre, que ha tenido que qu e ser internada. Es posible que este cambio de planes te contraríe hasta el punto de que te muestres enfadado con ella. Has perdido una ocasión para ascender de nivel y ejercitar la bondad incondicional. — Puede suceder suceder,, en cambio, que decidas acompañar a esa persona, y lo hagas con buen temple y de forma obsequiosa. A poco sensible que seas, seguro que esa noche oirás que tu voz interior te felicita, porque esa buena acción te ha desarrollado como persona, y la con gozo.. Es ciencia de haber crecido suscitará en ti un sentimiento de  gozo una gratificación de nivel superior, superior, propia de los niveles 2 y 3. — Si algún día llegas a decir, decir, con la firmeza de las decisiones fuertes, que «el bien hay que hacerlo siempre; el mal, nunca. Lo justo, siempre; lo injusto, nunca»…, te situarás en el plano superior del nivel 3, y sentirás un gozo de tipo superior 21. Hasta qué punto este   «Piensan que se aman. Y por eso van muy pronto demasiado lejos. En sus relaciones se crea un vacío. Cada vez se sienten menos seguros de su amor. Por Por eso intensifican sus su s intimidades con la esperanza de intensificar también su amor. Pero cuantas más veces lo hacen, menos seguros están de su amor» (Cf. Walter 󰁲󰁯󰁢󰁩󰁳󰁣󰁨, 󰁲󰁯󰁢󰁩󰁳󰁣󰁨, Yo me casé contigo, o.c., 113). 21   Nótese que en cada nivel se dan distintos planos. A menudo, en las experiencias de encuentro (nivel 2) actuamos movidos por un sentimiento de  pura bondad,  que pertenece al nivel 3. Ya  Ya sabemos que entre e ntre los distintos niveles se dan estos est os casos de entreveramiento. entrever amiento. Cuando uno opta de manera firme, constante  e incondicional por los grandes valores, asciende al plano superior del nivel 3. 20

 

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género de gozo supera el tipo de gozo del nivel 2 y los diferentes géneros de goce del nivel 1 solo podrás determinarlo determina rlo cuando de hecho subas a esa alta cota del nivel 3 y hagas esa experiencia decisiva en el proceso de desarrollo.  Adviértase que mi propósito en estos análisis no es prohibir un tipoo de actitudes y acciones y recomendar otro, sino descubrir el sentido el sinsentido de lo que hacemos. Solo al lograrlo, podremos guiarnos a nosotros mismos y conducir a otros hacia la vía del auténtico desarrollo personal. 6.ª clave: Lo decisivo en la formación para el amor es aprender a integrar las diversas energías

Condición ineludible para orientar bien la afectividad a fectividad es aprender el arte de integrar. Este arte no es fácil porque requiere una «mirada profunda», que solo puede adquirir quien conoce el pensamiento relacional y lo aplica a la propia vida. Para entusiasmarse con el auténtico amor y tener ánimo para promoverlo, debemos integrar todas las energías (las físicas, las psíquicas y las espirituales) y orientarlas hacia la realización del ideal de la unidad. Si nuestra vida solo tiene sentido y creatividad al orientarse hacia el ideal, es literalmente insensato escindir la sexualidad de los otros tres elementos que constituyen el amor conyugal y que están inspirados por el ideal de la unidad: la amistad, ami stad, la proyección comunitaria del amor (o fundación de un hogar) y la fecundidad del amor. Para evitar ese error, necesitamos aprender a integrar todas las vertientes de nuestro ser: sensibilidad e inteligencia, cuerpo y espíritu, sexualidad y amor, vida personal y vida comunitaria, significado y sentido... Nos disponemos, de este modo, para comprender que la sexualidad, bien entendida y vivida, está orientada a crear formas elevadas de unidad, es decir, modos de encuentro, e incluso está abierta a la donación de vida a nuevos seres 22.

  «La educación sexual, como problema profundamente humano, no puede ser convenientemente resuelta [...] sin la referencia constante a una visión de conjunto del hombre y su destino»   (Cf. Marcello P󰁥󰁲󰁥󰁴󰁴󰁩, La educación sexual, o.c., 71). 22

 

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 Aprender el arte de vincular íntimam íntimamente ente (es decir, integrar)  aspectos de la vida aparentemente dispares requiere un método preciso y bien articulado. Este método es uno de los frutos más fecundos del proyecto formativo denominado Escuela de Pensamiento y Creatividad 23. Una vez asimilado este método, comprendemos como algo obvio quey las pulsionesalinstintivas verdadero sentido su plenitud ser orienhumanas hallen su tadas hacia la creación de diversas formas de encuentro 24. Si queremos formar a un joven en el recto ejercicio de la afectividad, no basta insistir en la necesidad de vincular la sexualidad y el amor. Debemos sugerirle que realice los doce descubrimientos (descritos en el capítulo I) y descubra, de forma bien articulada, cómo va pasando de un nivel inferior a otro superior a medida que transfigura su actitud ante las diferentes realidades que trata. Al descubrir los «ámbitos» (o realidades abiertas) y las experiencias reversibles , advierte por sí mismo que su vida se va perfeccionando al entrar en relación con realidades que le ofrecen distintas posibilidades para que las asuma como principios de acción. Así descubre el encuentro, los valores, las virtudes y el ideal de la unidad. A la luz de este ideal, descubre luego la libertad interior (o libertad creativa), cómo llenar su vida de sentido, la posibilidad de ser eminentemente creativo, la importancia de pensar, sentir y vivir de modo relacional (descubrimientos 6, 7, 8 y 9). En este momento aprende de veras el joven a integrar  los   los diversos aspectos que presentan las realidades que trata. Da, con ello, un paso de gigante hacia la madurez como persona. Desde la atalaya del descubrimiento noveno (el de la importancia del pensamiento relacional) ve con toda claridad a) que el encuentro es un acontecimiento relacional,  b) que el ideal de nuestra vida consiste en vivir en interrelación creativa   de ámbitos de encuentro, c) que la verdadera libertad surge al elegir en virtud del ideal, no de los propios intereses, d) que nuestra vida se colma   Información sobre este método formativo y los tres cursos on line  que  que ofrece bajo el título de «Experto universitario en creatividad y valores» puede verse en www.escueladepensamiento ycreatividad.org . 24   «La oferta de los medios de comunicación —escribe el psiquiatra alemán Rudolf Afemann— se dirige al instinto sexual del consumidor. Al hacerlo, lo separa de su religación al sentimiento y a la totalidad de relaciones anímicas en las que va inmerso y con las que debe estar unido. La tarea de una maduración sexual consiste en la integración del instinto en la totalidad de la personalidad individual». «La finalidad del instinto de la sexualidad consiste en la maduración desde un amor a un yo hasta el amor a un tú». «Si el acto sexual no ha de quedar alienado de su finalidad propia, su peso específico ha de situarse en el amor al tú y no descansar sobre el amor al yo» (La sexualidad en la vida de los jóvenes, o.c., 213). 23

 

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de sentido al orientarla hacia la meta que es dicho ideal . Como vemos, siempre está la relación en juego. Es la clave de todo. Si contemplamos la vida humana de forma  genética, a través del descubrimiento de las distintas fases de su proceso de crecimiento, vemos la profunda conexión de unas realidades con otras, de las actitudes más elementales con lasesmás perfeccionadas, y nosvincular preparamos así para unirlas estrechamente, decir, de raíz dos integrarlas . Para realidades, debemos conocerlas a fondo. En consecuencia, el que solo las vea de modo superficial no es capaz de descubrir su vinculación profunda. En una sonrisa cordial se integran los músculos de la cara y los afectos del alma. Para comprender debidamente tal integración debemos conocer el poder expresivo del cuerpo humano y la energía comunicativa del espíritu. Este conocimiento es la base de la fecundidad del  pensamiento relacional . Merced a él, podemos integrar espontáneamente los siete niveles de realidad que forman la estructura interna del gesto de saludar y de toda obra relevante de arte. a)  Aprend  Aprender er a integrar integrar es decisivo en la vida humana  Si pensamos de modo relacional, podemos integrar los diferentes aspectos de nuestro ser: corazón e inteligencia, cuerpo y espíritu, vida privada y vida pública, sexualidad y amor... Cuando vivimos solo en el nivel 1, vemos lo sensorial como algo que está cerrado en sí y no remite a nada superior. Prestamos atención, sobre todo, a su condición de agradable o excitante, y dejamos en penumbra su capacidad de succionar nuestra atención y alejarla de los niveles de realidad más elevados. Nuestro poder de integración queda, con ello, anulado 25. En cambio, si seguimos paso a paso nuestro proceso de apertura a las experiencias reversibles, el encuentro, los valores, las virtudes, el ideal de la unidad..., observamos que las realidades del nivel 1 cobran su pleno sentido en el nivel 2, el nivel del encuentro, y este se funda  En la obra de Jean Anouilh, Eurídice, Eurídice y Orfeo se hallan encerrados en la experiencia sensible y se sienten insufriblemente solos. Eurídice dice a Orfeo: «Apriétate fuerte contra mí [...] No hables más, no pienses más. Deja que tu mano se pasee sobre mí. Déjala que sea feliz sola. odo volvería a ser tan sencillo si dejaras que tu mano sola me quisiera. Sin decir nada más». Orfeo replica que no puede ser feliz de esa manera. Eurídice, entonces, lo conmina a abandonar el lenguaje, que es el que nos permite superar la unidad de fusión: «Pues cállate, al menos», le dice bruscamente (Cf. Eurídice  [La  [La able Ronde, París 1958] 143s; Eurídice  [Losada,   [Losada, 4 Buenos Aires 1968] 280s). 25

 

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menta en el nivel 3 26. Entonces, los distintos niveles nos aparecen como ensamblados por dentro, vinculados en su raíz, integrados . al integración nos permite, por ejemplo, hablar de «los ojos de la fe», afirmar que «los sentidos conocen lo religioso», que «solo se ve bien con el corazón», que «la inteligencia emocional siente los valores»..., frases en las que se 27 integran diversos niveles de realidad . Esta posibilidad de integración permite realizar la «purificación del amor». Esta consiste en enriquecer la forma de vivir el amor en el nivel 1 con el modo de experimentarlo en los niveles 2 y 3. Aunque el verbo  purificar  parece   parece aludir automáticamente a limpiar, la purificación de que aquí se trata no desea tanto liberar el amor de adherencias espurias cuanto de enriquecerlo,  abrirlo a nuevos horizontes de realización. A medida que se enriquece, supera las limitaciones y carencias.  A ello aludió San Juan de la Cruz al indicar que, si prende el fuego en una casa, los muebles viejos salen despedidos rápidamente por las ventanas. En esta línea, al hablar de la castidad (en el celibato y en el matrimonio), no se indica tanto una renuncia a las experiencias sexuales cuanto la orientación de todos los afectos y sentimientos hacia formas elevadas de unión. La castidad es una virtud  porque   porque integra todos los afectos, al orientarlos hacia la forma más alta de amor, la que nos lleva a plenitud. Es, por tanto, una forma de amor muy bella, pues la belleza implica armonía, reverberación mutua de cuantos elementos integra la vida humana. Esta sensibilidad para captar los diversos niveles de realidad y de conducta e intuir la importancia de la relación y las interrelaciones, y, consiguientemente, la necesidad de integrar diversos aspectos de la realidad (incluso de nuestra propia realidad) hemos de cultivarla desde la niñez. No es prudente dejar que niños y jóvenes braceen, a solas, en el océano de la vida para ver si hay fortuna y consiguen descubrir qué es integrar, la importancia que tiene, cómo llevarlo a cabo. Debemos asegurarnos de que van a lograrlo. De lo contrario, serán incapaces de captar el sentido de la vida amorosa en todas sus facetas.

 engamos en cuenta que cada tipo de realidad alcanza su plenitud al entrar en relación con una realidad de tipo superior. Como bien indica Jean Guitton (La existencia temporal [Edit. Sudamericana, Buenos Aires 1956]), hay una especie de línea ascendente en la creación que vincula de forma Véase mi obra El amor humano, o.c., 152ss. 27 dinámica los seres hacia lo alto. Véase   Sobre este tema nos ofrece Romano Guardini valiosas precisiones en su obra Los sentidos  y el conocimiento religioso (Cristiandad, Madrid 1965; nueva ed. en el Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona). Versión original: Die Sinne und die religiöse Erkenntnis (Werkbund, Wurzburgo 21958). 26

 

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b) Ejercicios para aprender el arte de integrar  Para poner en forma la capacidad de integrar diversos elementos complementarios de la vida debemos promover todas las formas de  pensamiento relacional  relacional . — Sentir como algo propio que somos «seres «seres de encuentro», llamados a crear toda suerte de encuentros con otras personas. — Hacer la experiencia de que enriquecemos nuestra vida personal al encontrarnos con realidades que no son personas pero tampoco se reducen a objetos: obras culturales, el lenguaje, los valores... — Vivir hondamente la unidad con lo real en todo momento. Por ejemplo, al oler una flor, no empastarse con el deleite del perfume, sino tomar el perfume como la expresión de la flor, y la flor como la manifestación luminosa de la planta, y la planta como un ser vivo inserto activamente en el universo... ener muy presentes estos hechos: 1) Según la Física actual, los elementos últimos del universo no son trozos infinitamente pequeños de materia sino energías estructuradas, relacionadas; — para la Estética Estética griega, la belleza del arte se basa en la armonía, que es fruto de dos tipos de relaciones: la proporción y la medida; — la música, con su inmensa belleza y magnificencia, es toda ella una trama de relaciones...  

A esta luz, cuando la ética nos diga que somos «seres de encuentro» y el evangelio proclame que el gran mandato del Señor es el amor mutuo (que implica crear modos elevados de unidad), diremos espontáneamente: «¡Pues claro! ¿Cómo iba a ser de otro modo si todo el universo, en sus distintas vertientes, es un maravilloso tejido de relaciones?». Esta experiencia nos abre los ojos, de una vez por todas, a la grandeza de la unidad y del amor.

2) Advertir que los artistas (como artesanos que son) manejan la materia, pero es para modelarla y sacar de ella sus máximos valores expresivos. Al configurar su Pietà del Vaticano, Vaticano, Miguel Ángel puso

 

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el mármol en estado de gloria, es decir de cir,, de máxima patentización de sus excelsas cualidades. Lo dejó resplandecer, para que exprese luminosamente el sentido que ostenta la figura de una «Piedad» (una Madre acogiendo el cuerpo exánime del Hijo). El artista lleva a pleno logro el material que modela en cuanto lo inserta en un u n proceso máximamente Fijémonos bien: ello artista contempla sus materiales con expresivo. una mirada que trasciende meramente sensible, sin abandonarlo. En lo sensible intuye las formas que puede hacer emerger de ese material. al intuición es integradora.  No pierde lo sensible; lo gana al vincularlo con realidades de rango superior, situadas en un nivel más alto. Por eso trabaja con sumo afán los materiales, pero los ve siempre como lugar expresivo de realidades superiores, llenas de sentido para el artista y para toda persona sensible. c) Para integrar, debemos articular constantemente el nivel 1 con los niveles 2 y 3 En el nivel 1 deseo dominar, poseer, manejar. Mis actuaciones responden a la voluntad de imponerme: empujo un lápiz, y este se desplaza con una energía correlativa al impulso recibido. Yo actúo y el lápiz «padece» los efectos de mi acción. Me muevo con independencia, con cierto espíritu de autosuficiencia. Si planteamos la actividad sexual en el nivel 1, tendemos a hablar de «hacer el amor», es decir, movilizar la sexualidad cuando y como uno quiere, de modo semejante a como un carpintero «hace» una mesa sencilla (sin pretensión artística alguna) cuando y como le place. El artista, en cambio, no «hace» obras de arte; las «crea» en diálogo con los materiales, los diferentes estilos, los ámbitos de vida que quiere plasmar... Se mueve, a la vez, en el nivel 1 y en el 2. No domina  la  la materia y la maneja  a  a su antojo; dialoga  con  con diferentes realidades, entre las que figura la calidad expresiva de los materiales empleados. Su actividad se mueve en el cauce del esquema «apelación-respuesta». Se siente apelado por el conjunto de elementos estéticos, sociales, costumbristas, religiosos... que dieron lugar a un estilo artístico. Y dialoga con ellos. El fruto de tal diálogo creativo es la obra que configuró. La configuró libremente, pero(nivel con libertad , abierta, dialogante, decir, libertad creativa 2). En elvinculada  nivel 2 nos movemos con unaesactitud básica de respeto, estima y colaboración, no de dominio, manejo y disfrute.

 

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d) La integración de la sexualidad y el amor  De modo análogo, para integrar la sexualidad y el amor, debemos afinar la sensibilidad y captar la capacidad expresiva del cuerpo humano. Este no es pura materia, sino expresión viva de una persona. Doy mano efusivamente a unlaamigo haceafecto tiempo. palmalade mi mano que aprieta suya que vibranomiveo viejo haciaEnesala persona. Esa vibración no se ve pero se siente, porque es real, en sentido de eficiente, sumamente expresiva. En ese gesto se integran (es decir, se vinculan y enriquecen mutuamente) hasta siete modos de realidad distintos y complementarios: 1) El físico: Al saludar, percibo ciertas sensaciones (temperatura y humedad, por ejemplo) que son medibles con medios técnicos, como cualquier realidad física. 2) El fisiológico:  Al percibir esa temperatura y esa humedad, las siento como cualidades de un organismo. Y lo mismo la aspereza o la tersura, el nerviosismo o la serenidad, se renidad, la presión fuerte o débil... 3) El psíquico: Esa sensación es, al mismo tiempo, expresión de un temperamento fogoso o apagado, abierto o tímido, afectuoso o frío... 4) El expresivo-espiritual: En el modo de saludar, la persona, con su temperamento peculiar, puede manifestar una actitud de afecto o de despego, de gozo en el encuentro o de indiferencia, de emoción o de frialdad. 5) El simbólico: De por sí, el saludo implica la relación pacífica, cortés, de dos personas. Ofrecer desnuda la mano derecha (la propia del ataque y la defensa) simboliza claramente la actitud de paz con que uno se acerca a otra persona. 6) El cultural: Este valor simbólico se da en un ámbito cultural determinado, que adopta ese tipo peculiar peculiar de saludo como expresión de una actitud de concordia. De hecho, en otras los hombres se saludan de modo distinto, como puedeculturas ser, en ciertos pueblos africanos, acercar la cara a la del amigo lo suficiente como para percibir el olor del jabón con que se ha lavado.

 

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7) El sociológico: Si saludamos de una determinada manera es, en buena medida, porque la sociedad nos mueve a ello con sus usos y costumbres. El gesto de saludar no se queda bloqueado en sí; remite a una sociedad determinada y a un momento preciso de la misma. De hecho, los usos cambian. Ahora, en algunos ciertosestá grupos el saludo mediante ellugares apretóny entre de manos siendosociales, sustituido en buena medida me dida por el beso en la mejilla. El saludo tiene, a ojos vistas, un aspecto sociológico. En consecuencia, su forma de realizarse puede cambiar cambiar.. Vemos, pues, que en un sencillo acto de saludo confluyen al menos menos siete modos de realidad. odos odos ellos se integran y aúnan para dar lugar a un conjunto de sentido. Desde esta perspectiva vamos a hacer una experiencia que nos dará mucha luz. Figúrate que me acerco a ti para saludarte; te doy la mano, aprieto la tuya, y notas que apenas me dirijo a ti, sino que fijo la atención en alguna condición sensible de tu mano, ma no, por ejemplo su tersura. Pensarás con razón que algo falla en mí, porque mi actitud no es normal. Lo propio del gesto de saludar es unir a dos personas en cuanto tales. El hecho de apretar las manos no es una meta; es como un trampolín para iniciar una relación personal. Las condiciones de temperatura, humedad, suavidad o aspereza que las manos presenten son algo secundario. Quedarse en ellas significa pararse a medio camino, frenar el movimiento espontáneo espontáneo hacia el término natural de la acción, que es asumir la presencia de la persona que nos sale al encuentro. Con ello, el sentido del acto de saludar se anula, y el gesto del saludo presenta presenta un aspecto absurdo, grotesco. Desgajar uno de los elementos que integran el acto de saludar y tomarlo como objeto único de la atención carece de sentido, constituye literalmente una insensatez . En el ejemplo que acabamos de considerar es fácil advertir que no tiene sentido quedarse preso en un pormenor y no atender al conjunto de lo que se está haciendo. En otros casos es algo más difícil de percibir, tendremos lograrlo, puesLanosunión permitirá el valor opero el antivalor de que ciertas acciones. sexual,comprender por ejemplo, es vehículo expresivo del amor entre dos personas. Si se la desgaja del amor, para evitar el compromiso que implican las relaciones

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personales, se la priva de sentido; se la convierte en algo insensato, absurdo 28. La luz para comprender el rango y el valor de nuestras acciones solo se alumbra si sabemos percibir claramente los distintos modos de realidad que conjugan cada acción humana. Un acto de integración complejo y sumamente expresivo es elcaptar que realizamos ver u los oír siete una obra de arte de alta calidad. Debemos al mismo al tiempo niveles que la componen y le dan todo su sentido y su alcance 29. Un ejemplo más sencillo, pero sumamente expresivo, nos lo ofrece la sonrisa, como acabamos de ver. Es un fenómeno admirable en que el alma se pone a flor de piel, por así decir, y el cuerpo lleva al límite su capacidad de manifestar al espíritu, hacerlo presente, darle un poder indefinido de expresión. Por eso, para captar la sonrisa debemos ver la cara en su conjunto, y esta como manifestación de la persona entera, y la persona, inserta en la circunstancia concreta de que se trate. Es un fenómeno relacional que solo se nos revela si movilizamos nuestra capacidad de integrar integrar.. Recordemos el sugerente texto de A. de Saint-Exupéry: «Los intelectuales desmontan la cara para explicarla por partes, pero ya no ven la sonrisa. Conocer no es desmontar, ni explicar. Es acceder a la visión. Pero, para ver, ver, hay que comenzar por participar.. Es un duro aprendizaje» 30. cipar  Aprendemos a integrar a medida que pasamos del nivel nivel 1 (sin abandonarlo) al nivel 2, y realizamos experiencias reversibles en las que vibramos a la vez con dos centros: el yo y el poema, el yo y la obra musical, el yo y el tú; el yo, el tú y la comunidad... Supongamos que tomas a tu servicio una empleada de hogar. Le haces un contrato en el que se estipulan las obligaciones y los derechos de ambos. Si ella cumple su función y tú la retribuyes conforme a contrato, vuestra convivencia está en orden por lo que toca a las exigencias del nivel 1. Si no la reduces a la función que realiza en tu casa, sino que eres sensible a sus necesidades como persona (por ejemplo, dialogando con ella cuando observes que   «Los instintos y las pasiones del hombre hombre están hechos para el espíritu —escribe G. Tibon—; su estado normal es estar abiertos y transparentes a esta es ta fuerza inmaterial que los completa y los corona». «La más íntima ley de nuestra naturaleza ensalza nuestra carne hacia el espíritu, a la par que inclina nuestro espíritu hacia la carne»  (Sobre el amor humano, o.c., 64, 77). Este tema lo expongo ampliamente en las obras El amor humano, o.c.; El secreto de una vida lograda, o.c.. 29   Una descripción amplia de estos niveles se halla en mi obra La experiencia estética y su poder  formativo (Universidad de Deusto, Bilbao 32010) 233-277. 30   (Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1958) 47, 166. Versión original: Pilote de Piloto de guerra  (Ed. 28

 guerre (Gallimard, París 1939) 46, 174.

 

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se halla especialmente preocupada), te elevas al nivel 2 (el de la creatividad y el encuentro), y lo armonizas armoni zas (o integras) con el nivel 1, en e n el que se da la estricta relación entre empleado y empleador. Esa integración requiere cierta relación de igualdad entre los relacionados, y, por tanto, una actitud de sencillez. Una vez más observamos que, para ascender del nivel 1 (el de la atracción o apetencia) al nivel 2 (el del respeto, la estima y la colaboración), debemos, a la vez, perfeccionar nuestro conocimiento de la realidad humana y transformar nuestras actitudes.  Ahora vemos claramente que no basta insistir en que hay que vincular el deseo sexual y la intimidad personal; debemos aprender a integrar ambos aspectos. Esa integración es la que purifica  el  el amor. Si nos habituamos a integrar diversos niveles de realidad, comprendemos que el ejercicio de la sexualidad debe estar abierto a la vida personal, vida de amistad, de convivencia hogareña, de incremento de 31 la unidad entre los esposos y de donación de vida a nuevos seres . En el nivel 1, la actividad sexual suele ser vista como algo que depende de nuestra iniciativa y nuestros gustos. Al implicar respeto, estima y voluntad de colaboración con otras personas, la amistad y la vida comunitaria (nivel 2) parecen oponerse a la independencia anhelada en el nivel 1. Por eso quien sitúa su vida en este nivel elemental no suele considerar viable la integración de la sexualidad con la amistad, la vida comunitaria de hogar y el compromiso con las dos grandes tareas del amor. Conseguir que niños y jóvenes vean con claridad y sientan en su interior que la vida humana se basa en la relación y crece y madura perfeccionando las formas de unión que tiene tie ne con el entorno es la meta de la formación, porque es la base de la verdadera sabiduría. El que haya alcanzado este modo de saber sensible a los valores no dudará en calificar la vida familiar como una cima en la vida humana, la perla escondida que vale la pena comprar a cualquier cualqu ier precio. En cambio, si nos limitamos a ensalzar la familia, pero no subrayamos la importancia que tiene la interrelación en nuestra vida, realizamos una gran labor, pero la dejamos a medio camino. Le falta la debida fundamentación. Con   «La sexualidad está entrando, en buena medida, en un vacío vacío existencial —escribe Viktor Frankl—. Actualmente, nos hallamos ante una inflación sexual, que —como toda inflación, incluso la monetaria— va de la mano con una devaluación. La sexualidad se devalúa en la misma medida en que se deshumaniza. Pues la sexualidad humana es más que mera sexualidad,  y es más que mera sexualidad en la l a medida en que es vehículo —en el e l plano humano— de relaciones tran31

sexuales, personales» (Cf. Der Mensch vor der Frage nach dem Sinn, o.c.,152).

 

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lo cual, nuestra palabra correrá el riesgo de ser una buenísima semilla depositada en tierra pedregosa y condenada a agostarse rápidamente. 7.ª clave: En el nivel 1, la libertad se opone a las normas. En el nivel 2, libertad y normas se complementan y enriquecen

«No nos hace libres el no querer aceptar nada superior a nosotros, sino el acatar algo que está por encima de nosotros» (Johann Wolfgang Wolfgang Goethe, en carta a Johann Peter Eckermann). La libertad de maniobra (propia del nivel 1) se opone a toda norma que limite nuestra capacidad de elegir. En el nivel 2 no nos preocupa poder elegir arbitrariamente; lo que nos importa es, ante todo, actuar con eficacia, con libertad creativa. Esta forma de libertad es nutrida por las normas, vistas como fuente de posibilidades. Cuando nos proponemos realizar una experiencia reversible (por ejemplo, declamar un poema) no nos interesa hacer lo que queramos (con libertad de maniobra, propia del nivel 1) sino ser inspirados por una realidad estéticamente valiosa, cargada de posibilidades expresivas, y gozar así de libertad creativa, fruto fru to singular del nivel 2. Renunciamos gustosamente a una forma de libertad desarraigada, desvinculada de normas, para obtener un tipo de libertad vinculada a cauces fecundos. Por eso, a mayor fidelidad a tales cauces (en este caso, los poemas), más libres nosdesentimos creativa libertad es para superior darles en vida. rango Resulta a la patente libertad que esta no esforma sino franquía absoluta para elegir. Multitud de personas tienden a dar por hecho que la libertad y las normas se oponen. Como, por naturaleza, desean ser libres y elegir a su gusto, creen estar legitimadas a dejar de lado las normas. Si pensamos que la única forma de libertad es la «libertad de maniobra» (la libertad de elegir lo que a uno le apetece), tendemos a pensar que las normas propuestas desde el exterior coartan nuestra libertad; nos son, por tanto, impuestas.  Esto es cierto en el nivel 1, por ejemplo cuando conducimos un coche. Si deseamos hacerlo arbitrariamente, consideramos toda norma de tráfico libertad,  posibilid ilidad adelemental de eleg elegir ir como opuesta .a Pero nuestra   entendida como es fácil ver que el ejercicio de  posib esa forma arbitrariamente  de libertad puede ocasionar graves daños, como le ocurre a quien recha-

za la norma de ponerse las vacunas preceptivas antes de visitar ciertos

 

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países. No merecen ser calificadas de libres estas actitudes tan peligrosas, sometidas al imperio del gusto y el capricho. Es insensato afirmar que tenemos derecho a adoptarlas, porque los derechos que nos corresponden como ciudadanos van destinados a cuidar y promover la vida, no la muerte. Presentimos que tiene que haber formas superiores  de   de libertad. Estas formas másal valiosas libertad lasuna descubrimos rápidamente en cuanto subimos nivel 2,de adoptamos actitud creativa y realizamos experiencias reversibles. En estas experiencias, la libertad y las normas dejan de oponerse para complementarse. Un intérprete musical se siente tanto más libre cuanto más fiel es a las indicaciones de la partitura. Pero, en este nivel, la libertad que cuenta es la creativa, la que nos permite dar vida a la obra con soltura, gracia y contundencia. La contundencia no significa aquí dominio, en el sentido de posesión y manejo arbitrario, sino toque perfecto, agilidad de ejecución, seguridad absoluta. La partitura encauza la labor del intérprete, le marca el ritmo y el tempo de su interpretación. Con ello limita su libertad de maniobr maniobra, a,  pero hace posible su libertad creativa,  que es la que verdaderamente interesa al intérprete. En el nivel 2 cambia el sentido de la libertad y de las normas. Estas enriquecen a quien las asume activamente, pues le ofrecen posibilidades para desarrollar sus potencias. La libertad es la capacidad de asumir tales posibilidades activamente. Por eso en el nivel 2  hablamos de libertad creativa, pues la creatividad consiste en asumir activamente posibilidades para actuar con sentido. — Articulación de la libertad y la obediencia a normas vinculadaa anormas? normas .Al¿Cuándo aprendemos La libertad a integrar creativalaeslibertad una libertad y la obediencia subir al nivel 2.  Una vez situados en él, advertimos a) que las normas vigentes en él no reprimen la energía vital; la encauzan y potencian, b) que la verdadera libertad no tiene como meta actuar de modo arbitrario sino creativo, eficiente. Este descubrimiento lo constatamos personalmente al vivir diversas experiencias reversibles, como una interpretación musical y una declamación poética 32. Entonces quedamos interiormente persuadidos de la armonía  entre   entre la libertad creativa y las normas que son fuente de posibilidades.   En mi obra Inteligencia creativa, o.c., 107-115 se describen diversas experiencias reversibles en las que nos hacemos más libres al asumir las posibilidades que nos ofrecen ciertas realidades que encauzan nuestra actividad y ejercen, así, función de «norma» para nosotros: la partitura (en la interpretación musical); el texto del poema (en la interpretación poética); el agua agu a (en el ejercicio 32

de la natación)...

 

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Esta forma superior de libertad hemos de adquirirla esforzadamente, no como un derecho que podamos reclamar, sino como una forma elevada de vivir en plenitud nuestra vida. Si no distinguimos diversos niveles, tendemos a creer que solo existe la libertad de maniobra . Lo cual nos induce a pensar que ser libre para actuar conforme a nuestro gusto es algo connatural nuestro ser humano y constituye uno de los derechos inalienables del ahombre. Esto explica que se haya llegado incluso a hablar (con aparente lógica) del «derecho al aborto». Primero se habló de «hacer»» el amor. «Hacer» es propio del nivel 1, en el que actuamos con actitud de dominio, posesión, manejo y disfrute. Luego se pasó a afirmar que podemos «disponer» del fruto de ese «dominio y manejo» de la sexualidad: el embrión y el feto. Es de temer que llegue a exigirse (con la misma apariencia de lógica) el derecho a «decidir» sobre la vida de las personas cuya existencia (debido a sus carencias) no resulte «rentable», adjetivo característico del mismo nivel 1. Esta instalación altanera en el nivel 1 nos hace pronto caer en la sima de los cinco niveles negativos, que hemos descrito en la Primera Parte. Parte. 8.ª clave: Todo gesto afectuoso debe expresar el tipo de intimidad que se tiene con una persona 

Cada gesto afectivo revela, de por sí, una actitud de toda la persona. Si realizamos un gesto corpóreo que indica intimidad (verydadera dejamos intimidad) frustradapero a la no otralapersona, tenemos,que cometemos con razónunpuede fraude, lamentarse, diciendo: «He buscado amor y solo encontré sexo…». Las experiencias anteriores preparan a los novios para ver qué sentido  tienen las caricias y con qué espíritu han de ser realizadas para que no ostenten solo un significado. Al descubrir los cuatro niveles positivos, aprendieron a ver que cada acción humana abarca más de lo que parece a primera vista, porque es la expresión viva de la persona que la realiza; por eso tiene poder «simbólico». Así, hacer una caricia corpórea no se reduce a ser una fuente de agrado; expresa un sentimiento perso  de aprecio. Y cada  personal  nal  de gesto de estima va unido con lasevoluntad de no unirse estrechamente la persona estimada. De aquí infiere que tienemás sentido realizar una gesto que implica intimidad personal auténtica (no mera efusividad senti-

mental) si todavía no existe entre nosotros. Sería un gesto falaz, engañoso.

 

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Con profunda razón afirma el escritor francés Gustavo Tibon que «la sexualidad que pretende aislarse de la persona se arruina a sí misma» 33. En la misma línea escribe Luis Cencillo, filósofo y psiquiatra español: «El sexo ha de hallarse siempre informado por la persona; en el hombre no existe ni puede existir sexualidad pura, sino en forma de 34 degradación de la persona» . si un joven nos pregunta «hasta dónde  A la vista de lo antedicho, cabe llegar en cuestión de caricias», nuestra contestación debe ser esta: «Lo decisivo no es hasta dónde se puede llegar  sino  sino de dónde hay que partir». Si se trata a una persona con la actitud de dominio y manejo interesado propia del nivel 1, se equivoca uno aunque solo le roce el dedo meñique, pues no adopta la actitud de respeto, estima y colaboración propia del nivel 2, el de la creatividad y el encuentro. En una amplia encuesta acerca de la vida amorosa, una joven puso una nota dramática al hacer esta amarga confesión: «Busqué amor y solo encontré sexo» 35. Podía haberlo expresado también así: «Quise moverme en el nivel 2 y me vi rebajada a los niveles 1 y -1». Si adoptamos la actitud adecuada al trato con las personas (nivel 2), nuestra voz interior nos dirá, en cada momento, qué gestos de cariño tienen sentido porque colaboran a crear una mayor unidad personal y qué otros solo obedecen a nuestra voluntad de procurarnos sensaciones placenteras. Esta actitud egoísta no responde al ideal generoso de crear formas elevadas de unidad sino al ideal de servirnos de los demás para nuestros fines. Por eso, un buen criterio a este respecto es no realizar nunca acciones que vengan inspiradas por el egoísmo y agudicen el apetito egoísta, sino actuar siempre con intención generosa 36. en buena En la medida, vida ética, deellasentido actitud ocon el sinsentido que se la realiza. de unaUna acción acción depende, tiene sentido cuando está bien orientada, orientada en concreto a la realización del ideal de la unidad o del encuentro. Sabemos que los gestos usuales de cordialidad (el saludo, el abrazo, el beso en la mejilla, las relaciones afectuosas más intensas...) son, por este orden, expresión de los grados ascendentes de intimidad que hemos alcanzado con una persona. Ajustarnos, sin autoengañarnos, a la realidad de nuestra actual relación con ella es indispensable para que cada uno de los gestos tenga sentido, al servir para   Sobre el amor humano, o.c., 196s.   Libido, terapia y ética  (Verbo  (Verbo Divino, Estella 1974) 277. 35 esperar? Lo que usted necesita saber sobre la crisis sexual del   J. M󰁣󰁤󰁯󰁷󰁥󰁬󰁬 - D. D󰁡 D󰁡󰁹, 󰁹, ¿Por qué esperar? adolescente (Unilit, Miami 1989) 196-199. 36   «¿Se ve a menudo —escribe Gustavo Tibon— que la plenitud ocasionada por la efervescencia de una gran pasión cambie en algo móviles tales como el egoísmo, la ambición, la suscep33 34

tibilidad? ¡Por dichosos podemos darnos [...] si no los exalta!» (Sobre el amor humano, o.c., 172).

 

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crear modos cada vez más altos de unidad. Una relación corpórea íntima ha de ser expresión viva de una intimidad espiritual, vista no como mera efusividad carente de todo compromiso creador, sino como la decisión compartida de crear un estado de enriquecimiento personal, fecundo y estable, es decir, una relación de auténtico encuentro. omar las expresiones afectuosas como mera fuente de sensaciones placenteras es un gesto vacío, como si te saludo apretándote la mano y notas que no me dirijo a ti sino que fijo la atención en la condición sedosa de tu piel. Autonomizo el elemento sensible del saludo, no lo tomo como el lugar en el que nos hacemos presentes, sino como un medio para un fin ajeno al saludo: obtener una sensación agradable. Por eso es tan importante en el trato amoroso reconocer que todas nuestras potencias y capacidades (como la de sentir diversas sensaciones y emociones) no son meros utensilios a nuestro servicio sino los medios en los cuales hemos de crear formas elevadas de unidad. No somos dueños de nuestro ser, pues, aunque el cuerpo parezca ser un objeto perteneciente al nivel 1, es la expresión viva de toda la persona (niveles 2, 3 y 4). Se halla, por tanto, en el espacio formado por el enigmático entrelazamiento del cuerpo y el espíritu. De ahí la gravedad del afán dominador y posesivo que late en la llamada «ideología de género». Se pretende, en ella, otorgar poder al ser humano para determinar su condición sexuada y orientar a su arbitrio su actividad sexual. al pretensión implica una reducción drástica del ser humano rente paradoja, al nivel el hombre, 1, con alel querer empobrecimiento ensalzar su figura consiguiente. ilimitadamente, En apala empobrece y deforma. Descubrir esto por nosotros mismos acrecienta nuestra formación de modo notable, pues nos hace sabios, en el sentido de prude  prudentes  ntes , seres capaces de someter su voluntad de crecimiento a orden y medida. La prudencia es la virtud  (es  (es decir, decir, la capacidad) de orientar en todo momento la propia vida hacia el ideal de la unidad, realidad enigmática pero realísima (a juzgar por su insospechada eficiencia) que nos otorga nuestra justa medida, porque nos ajusta  al  al ordo rerum, a la trama de realidades interrelacionadas que constituye el cosmos.  A la luz de la anted antedicho, icho, descu descubrimo brimoss que no tiene senti sentido do el sigui siguienente consejo: «ienes como un limón, y nosensata, te preocupes de otra cosa».unAcuerpo; primerasácale vista, jugo parece una arecomendación inspirada por el deseo de incrementar nuestra dosis de felicidad. Pero se

advierte enseguida que es una vía falsa la que nos ofrece, pues, en primer

 

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lugar, nuestro cuerpo no lo «tenemos»; no podemos disponer de él como lugar, si fuera un objeto o un utensilio. Si pensamos de forma superficial, tendemos a estimar que es un utensilio privilegiado, pues nos ofrece multitud de posibilidades: andar, hablar, cantar, pensar, escribir, saludarnos… Está a nuestra disposición. Nos obedece cuando le ordenamos algo. Mediante el entrenamiento, se medio incrementa número prestaciones que puede hacernos. Es nuestro naturalel de estar yde actuar en el mundo. odo parece llevarnos a considerarlo como un instrumento privilegiado que se nos ha concedido en la vida; el protoinstrumento, el instrumento de instrumentos . Al afirmar esto, pensamos sin duda que estamos ensalzando nuestro cuerpo, otorgándole un puesto de excepción entre todos los instrumentos de que dispone el hombre. Ciertamente, cuando vemos cómo a un gran intérprete le permite su cuerpo (sus dedos, sus músculos, sus brazos, su cerebro…) expresar las más sutiles expresiones de la partitura, nos vemos llevados a elogiar la capacidad inmensa del cuerpo para servir de mediador entre el intérprete y los oyentes. En el caso de un cantante, todo el cuerpo actúa de «instrumento» del artista. Su vinculación se hace mayor; todo él se convierte en expresión viva de los sentimientos y calidades de la obra. Por eso se dice, a veces, que ciertos cantantes de voz privilegiada disponen de un instrumento excepcional . odo odo esto parece bien fundamentado en la realidad, realida d, pero, si lo pensamos bien, descubrimos que requiere una matización. Es cierto que el cuerpo nos permite convertir ciertos objetos en instrumentos, en cuanto les permitimos jugar un papel determinado en nuestra vida. Pero él no es un instrumento; afirmarlo sería rebajar injustamente su rango. Si se acepta tal rebajamiento, se justifica que alguien nos inste a «sacarle jugo como a unvarios limón». El limón es unadelrealidad vegetal, se halla, en cuanto a rango, grados por debajo hombre. El mero hecho de realizar esa comparación indica que caemos fácilmente de un nivel de realidad a otro muy inferior.  Al hablar, hablar, escuchar, escuchar, saludar, saludar, acariciar…, el cuerpo es la persona persona misma en acto de expresión. No es adecuado decir que el cuerpo, al ser instrumento, es un medio a nuestro servicio para usarlo conforme a nuestros intereses y apetencias, y «sacarle jugo», como si fuera un vegetal llamado limón. El limón lo estimamos en cuando nos sirve para algo: ofrecernos un jugo lleno de propiedades benéficas. Y cuerpo vale enpara la medida enenque lo hace. ¿Solo presenta valor nuestro no sotros nosotros cuanto nos resulta útil? ¿O su valor se halla en un nivel superior superi or al de la utilidad?

 

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Un torero francés se quedó inválido debido a un accidente. Al negarle su cuerpo las posibilidades que antes le ofrecía para vivir ese arte, perdió para él todo valor, se convirtió en un instrumento inútil, vulgar chatarra, y, y, como el cuerpo cu erpo es expresión de la persona, toda su persona se vio falta de sentido; se le apareció como una existencia injustificable. Con aparente lógica, el desventurado joven se quitó la vida. 9.ª clave: El pudor, bien entendido, es la salvaguardia de la dignidad humana 

Una de las facetas relevantes de la vida afectiva es el sentimiento de  pudor. Para captar su sentido, debemos integrar los niveles 1 y 2. En el puro nivel 1 no surge el sentimiento de pudor. odas las partes del cuerpo tienen el mismo valor, en cuanto desempeñan el papel biológico asignado por la naturaleza. Por eso, en los análisis médicos se descubre uno con naturalidad, porque, en esa circunstancia, la desnudez tiene la pureza de lo originario. En el nivel 2, el sentimiento del pudor se alumbra y resalta cuando ponemos en relación el cuerpo y el sentido que cada una de sus partes adquiere en el juego de la vida personal diaria. Entonces descubrimos que el pudor es la salvaguardia de la dignidad  personal . No se trata de calcular la cantidad de ropa con que debemos cubrir el cuerpo, sino de dar a cada parte de este su sentido peculiar, el que adquiere en el juego de las relaciones humanas. Vas en el tren y ves a una joven madre dando el pecho, discretamente, a su bebé. e parece unlosgesto entrañable. un parque a unainadecuado, chica que muestra pechos sin venir aObservas cuento y en te parece un gesto falto de la necesaria discreción. Parece que está regalando su intimidad, lo que supone una grave incoherencia. Hay partes del cuerpo humano que juegan un papel especial en las relaciones amorosas denominadas «íntimas». Es un contrasentido exhibirlas públicamente, ya que poner algo íntimo a la vista de cualquiera es como invitarlo a tomar posesión de algo ajeno. Por eso se habla en estos casos de «provocación». Recordemos que la vista es, después del tacto, el sentido más posesivo. Es una especie de «tacto a distancia». Por eso dejarse ver es, en cierta medida, dejarse poseer. poseer. Como el poseer pertenece al nivel 1, dejarse ver significa un de laesintimidad 2) al nivel Evitar esa merma de larebajamiento propia dignidad la función(nivel del pudor, pudor , bien1.entendido. Ciertas personas estiman que la exhibición corpórea debe ser per-

mitida porque la contraponen al tabú, no al pudor, con los valores po-

 

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sitivos que este encierra para el desarrollo de la personalidad humana. El término «tabú» apenas indica nada preciso: se limita a sugerir un ámbito de realidades o acciones prohibidas, intocables. Su misma oscuridad le confiere poder estratégico, porque el vocablo «prohibición» se opone a «permiso», «apertura», «libertad», vocablos que están cargados de prestigio en la sociedad actual. Esta contraposición deja al término «tabú» (y al término «pudor», en cuanto rehúye el exhibicionismo) en una situación desairada. Conviene, por ello, esforzarse en dar a cada término su sentido preciso. El pudor tiene un valor funcional, relativo al sentido que otorgamos a nuestra vida al relacionarnos con otras personas. La actitud pudorosa no trata solo ni principalmente de ocultar algunas partes del cuerpo, sino de darles el trato respetuoso que merecen. El pudor vela las partes del cuerpo que denominamos «íntimas» por estar en relación directa con actos personales que no tienen sentido en la esfera pública, sino solo en la esfera privada de la relación dual a la que está confiada la creación de nuevas vidas. No faltan actualmente quienes parecen sentir complacencia en quebrantar las normas del pudor pudor,, a las que tachan de ñoñas y obsoletas. «El cuerpo no es malo (proclaman con énfasis); todas sus partes tienen el mismo valor y deben contemplarse con normalidad». Esta frase rotunda necesita una matización. — po En realiza el nivellabiológico, Cada parte del cuerfunción esta que afirmación le competeesy cierta. está, por ello, plenamente  justificada. De ahí que, según hemos visto, en las consultas médicas se muestre el cuerpo con toda espontaneidad, sin necesidad de sonrojarse, pues la desnudez presenta aquí un sentido ético positivo por ser necesaria para la curación de la persona. — En el nivel lúdico o creativo, el cuerpo es «la palabra del espíritu», el lugar viviente de la realización del hombre como persona. No es un útil a su servicio, ni un instrumento de instrumentos. e e doy la mano para saludarte y en ella vibra toda mi persona. Cuando dos personas se abrazan, estamostiempo solo ante a nte que se entrelazan (nivel 1), sino, no al mismo y endosuncuerpos nivel superior, ante dos personas que crean un campo de afecto mutuo (nivel 2). Esta

simultaneidad es posible porque los cuerpos no son únicamente

 

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algo material; son realidades expresivas vivificadas por ese hálito de vida enigmático que llamamos alma. No hay en el mundo ni un solo objeto o instrumento que tenga semejante poder de hacer presente a una persona. Pensemos en la expresividad de un gesto, una sonrisa, una palabra amable..., y veremos que el cuerpo humano supera inmensamente todos los objetos, los útiles, los instrumentos, los materiales de un tipo u otro. Si nos hacemos cargo del poder que tiene el cuerpo humano de remitir a realidades superiores que en él se hacen de algún modo presentes y en él actúan, advertiremos que, al unirse sexualmente dos personas, no realizan un mero ayuntamiento corpóreo (nivel 1); crean una relación personal que debe estar cargada de sentido (nivel 2). En toda relación amorosa, el cuerpo juega un papel expresivo singular. No es una especie de trampolín para pasar hacia algo que está más allá de él, como cuando oímos o comunicamos una noticia. En este caso, lo importante es tomar nota de lo que se comunica. Apenas importa quién lo hace y de qué forma. En la relación amorosa, en cambio, el cuerpo se hace valer, es vehículo indispensable de la presencia de quienes se manifiestan su afecto. El cuerpo participa activamente en las relaciones amorosas íntimas.  significa aquí que tú y yo estamos fundando una relación de Intimidad  significa encuentro en la cual tú no estás fuera de mí ni frente a mí, y viceversa. Los dos estamos en un mismo campo de interacción y enriquecimiento mutuo, y actuamos con espontaneidad, sinceridad, apertura de espíritu, confianza, fidelidad y cordialidad. Ese campo de juego común es paraPor nosotros singular, irrepetible, incanjeable, único el mundo. eso noalgo puede ser comprendido de veras sino poren quienes lo están creando en cada momento, pues el encuentro es fuente de luz, y, al encontrarnos, vamos descubriendo lo que somos, los ideales que impulsan nuestras vidas, los sentimientos que suscita nuestro trato, el sentido que cobra nuestra existencia. Lo que significa nuestra vida en la intimidad solo nos es accesible a nosotros, no a quienes se encuentran fuera de ella. Consiguientemente, exhibir lo que sucede en ese recinto privado no tiene el menor sentido; es insensato. Puede tener un significado, en cuanto significa un incentivo erótico para quienes lo contemplan; pero no tiene sentido reducir una parcelalosdeinstintos. la vida privada de unasdigna personas a meroenincentivo enardecer Una realidad de respeto sí misma para (nivel 2) es, con ello, degradada, rebajada a la condición de medio para

unos fines (nivel 1).

 

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Figurémonos que en la puerta de una habitación de un hotel hay una cerradura a la antigua usanza, y se te ocurre contemplar a su través un acto íntimo realizado por una pareja. Si alguien te sorprende, te sonrojas, porque sabes que tal acción es indigna de una persona adulta. Lo es por carecer de sentido. Nadie te ha prohibido realizar semejante acto. Ni se trata, tampoco, de un tabú. Sencillamente, intuyes que tal gesto no tiene sentido,  aunque tenga un significado:  el de saciar una curiosidad morbosa. Lo que de verdad expresa el acto que se realiza dentro de la habitación solo puede ser comprendido por quienes lo realizan. Contemplarlo desde fuera es sacarlo de contexto; constituye una profanación. al profanación acontece, a diario, en ciertos espectáculos y medios de comunicación. Las páginas de los diarios y las revistas, así como las pantallas de cine y televisión vienen a ser gigantescos ojos de cerradura por los que millones de personas se adentran en la intimidad de otros seres. Como estos suelen exhibirse voluntariamente a cambio de una gratificación económica, convierten su intimidad en un medio para lograr fines ajenos a la misma, la rebajan de rango, la envilecen, literalmente la  prostituyen. Este verbo español procede del latino  prostituere,  que significa poner en público, poner en venta. Los espectadores debemos preguntarnos si es digno participar en tal proceso de envilecimiento. Recordemos que el sentido del tacto es el más posesivo. Agarrar algo con la mano y «tenerlo en un u n puño» es signo de posesión (nivel 1). Al tacto le sigue en poder posesivo la mirada. «Si no lo veo, no lo creo», solemos decir, ya que ver equivale a palpar la realidad de algo. Por eso, dejarse ver es, en cierta medida, dejarse poseer.  Y  Y, , viceversa, mirar supone un intento poseer. poseer . Pero intentar(nivel poseer (nivel 1) lo que de por sí exige respeto, de estima y colaboración 2) significa un rebajamiento injusto y presenta (como sabemos) una condición sádica (niveles 1 y -1). Cuando Orfeo (en el conocido mito) recobró a su amada Eurídice del reino de los muertos, fue advertido de que, para retenerla junto a sí, debía abstenerse de mirar su rostro durante una noche. En la literatura y la mitología, la noche simboliza un período de prueba. Mirar indica el afán de poseer. El rostro es el lugar en que vibra el ser entero de una persona. A Orfeo se le vino a decir que, para crear una relación estable, auténtica, con Eurídice, debía renunciar al deseo de poseerla y adoptar 37

una actitud respetuosa . 37

  Sobre el significado del mito de Orfeo puede verse verse el comentario que realizo a la obra teatral

Eurídice, de Jean Anouilh, en el libro Cómo formarse en ética a través de la literatura, o.c., 287-308.

 

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Ofrecer a las miradas ajenas las partes íntimas del cuerpo implica dejarse poseer en lo que tiene uno de más peculiar, propio propio y personal. Protegerse pudorosamente de miradas extrañas no indica «ñoñería, aceptación de tabúes, sometimiento a preceptos religiosos irracionales», como se dice a veces banalmente. Significa evitar que lo más genuino de la propia persona (nivel 2) sea rebajado de rango y convertido en pasto erótico (niveles 1 y -1). El pudor tiene un sentido eminentemente positivo. No consiste tanto en ocultar una parte de nuestra superficie corpórea cuanto en salvaguardarnos del uso irrespetuoso, manipulador, posesivo, de nuestras fuerzas creativas, a fin de estar disponibles para la creación de formas elevadas de unidad o encuentro. Con razón advierte Romano Guardini que «la raíz del pudor no reside en el cuerpo sino en el espíritu; no en los sentidos, sino en la persona» 38. No tiene el menor sentido afirmar que se practica el exhibicionismo para «liberarse» de normas y tabúes, porque, si una norma es juiciosa y fomenta nuestro desarrollo personal, prescindir de ella supone perder las posibilidades creativas que nos otorga. Ofrecer la intimidad a un público anónimo, como si fuera un mero objeto de contemplación, un espectáculo, significa renunciar al encuentro personal. Constituye, por ello, una degradación.  A tal degradación se exponen quienes contemplan escenas fuertemente eróticas en las pantallas de televisión o cine. Si alguien piensa que este acto no es degradante porque las personas contempladas se exhiben libremente cambio designifica una retribución debearecordar que vender laa intimidad rebajar elpecuniaria, propio cuerpo la condición de medio para el logro de un fin (nivel 1). La consecuencia de este envilecimiento, provocado por el vértigo de la ambición, es la tristeza y la amargura. Se comprende el rictus amargo de los rostros que figuran en las imágenes pornográficas.

38

  La existencia del cristiano  (BAC, Madrid 1997) 104; original: Die Existenz des Christen 

(Schöningh, Paderborn 21977) 106.

 

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10.ª clave: La moral cristiana tiende a lograr un ajuste perfecto per fecto del hombre a las exigencias de su realidad personal. Por eso exige purificar el amor, es decir, cumplir las condiciones del encuentro auténtico

Lo antedicho nos lleva a pensar que la moral sexual cristiana presenta un sentido oprimente si la contemplamos desde la perspectiva angosta del nivel 1, en el cual goza de primacía la libertad de maniobra. Vista con la inteligencia madura propia del nivel 2, inspirado en el nivel 3, dicha moral presenta una gran energía y una garantía de pervivencia que es fuente de máximo gozo en las diversas etapas de la vida. Para descubrir esto debemos recordar el carácter promocionante que ostentan las normas en los niveles 2 y 3. La moral cristiana es «tolerante» en el sentido profundo de que nos propone buscar nuestra verdad de personas aun a costa de sacrificios, es decir, de la renuncia a valores inferiores con el fin de realizar valores más altos. El sentido auténtico de la tolerancia   no se confunde con el de la  permisividad.  Significa buscar la verdad en común; dar primacía a la verdad sobre las diversas manifestaciones del individualismo, la vanidad, el sectarismo, el resentimiento 39. La moral sexual que propone el cristianismo parece oprimente cuando se la ve desde la perspectiva limitada (miope, unilateral, superficial) del nivel 1. Si no aclaramos bien los niveles de realidad y de conducta y sus de características, superar de forma eficaz los malentendidos que es objetonolapodemos moral sexual cristiana. A menudo se afirma, con la contundencia propia de los manipuladores, que la moral cristiana oprime la libertad individual al reprimir los deseos naturales. Es verdad que limita la libertad, pero es la libertad de maniobra maniobra,, propia del nivel 1, y exige sacrificios, pero ya sabemos que el sacrificio no es una represión (un bloqueo del proceso humano de desarrollo), pues consiste en renunciar a un valor inferior (nivel 1) para conseguir otro superior (niveles 2 y 3). No basta contraponer la moral libre  a   a la rigurosa moral puritana . Hay que oponer la moral basada en la mera libertad de maniobra  a   a la interior  moral basada la libertad   o libertad es la libertad queen funda una vida humana logradacreativa  y digna.. Esta Si seúltima defiende

39

  Sobre el tema de la tolerancia puede verse mi obra La tolerancia y la manipulación, o.c.

 

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la libertad sexual, y se alude con ello a la mera libertad de maniobra (libertad para dar rienda suelta a los instintos), se deja libre juego a una energía potente que no lleva en sí ni medida ni control. Por eso puede conducirnos a formas de descontrol que denotan una falta absoluta de libertad creativa o libertad interior, libertad para orientar la vida hacia formas de conducta llenas de sentido. Esa carencia de auténtica auténti ca libertad supone una radical «deshumanización». La sexualidad presenta una condición «humana» cuando encauza su energía hacia las tareas del nivel 2 (crear amistad, convivencia hogareña, donación de vida a nuevos seres), bajo la inspiración de los grandes valores que se nos revelan en el nivel 3. Afirmar, Afirmar, sin matización alguna, que tal encauzamiento supone una «pérdida de libertad» denota un desconocimiento total de los distintos niveles de realidad en que podemos movernos. Esta distinción de niveles nos permite superar las deficiencias de la actitud propia del nivel 1 sin dar un salto precipitado al nivel 4. Si digo, por ejemplo, que «la tradición cristiana enseña que la sexualidad humana se halla íntimamente ligada a la tarea creadora expresada en el Génesis», expreso una idea muy familiar a quienes asumimos la Sagrada Escritura como una de nuestras raíces raíce s culturales. Pero entonces dejarán de seguir mi razonamiento quienes se hallen alejados del humanismo cristiano. Más eficaz resultará que suba gradualmente, nivel a nivel, los cuatro niveles positivos, y descubra, a la luz de la antropología actual, que el deseo sexual humano lleva en sí mismo la exigencia de insertarse en la actividad creadorasupone de encuentros personales, condelcuanto estos implican. El encuentro una cota elevada dentro proceso de desarrollo de las personas. Y estas constituyen, en lenguaje de Gabriel Marcel, un «misterio», es decir, presentan un grado tal de riqueza que no podemos conocerlas desde fuera (como si fueran objetos) y de forma incomprometida; solo podemos irlas conociendo a medida que entramos en relación creativa con ellas. La sexualidad, entendida como una de las energías constituyentes de la persona humana, participa de esta condición de «misterio», visto en sentido antropológico, todavía no estrictamente religioso. Se halla inserta en el dinamismo que nos imprime el ideal de la unidad y solo podemos conocerla cuanto participamos activamente de ese ideal la orientamos hacia en él. al orientación le confiere una dimensión tras-y cendente (ya que la eleva al nivel 2), pero aquí el término «trascendencia»

no alude todavía al salto que qu e supone la elevación al mundo religioso. La

 

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luz que nos otorga, en este campo, el concepto de «misterio» podemos adquirirla mediante una seria reflexión sobre los distintos niveles en que podemos movernos. A la revelación religiosa le debemos torrentes de luz acerca del amor humano, pero, antes de recurrir a ella, podemos realizar un largo y fecundo camino con quienes no la reconocen como un criterio de vida. Ello nos permite «humanizar» la sexualidad y fundar su ejercicio sobre criterios sólidos y lúcidos. Es peligroso pasar directamente de una sexualidad banalizada, tomada como un simple artículo de consumo (nivel 1), a una sexualidad orlada con la condición de «misterio», en el sentido religioso (nivel 4), pues quien carezca de una verdadera experiencia religiosa puede no ver otra salida que atenerse a una sexualidad degradada. Es necesario apoyar nuestro razonamiento en conceptos antropológicos fecundos, como son los «ámbitos», las «experiencias reversibles» o creativas, el encuentro, los «niveles de realidad»..., que nos dan la flexibilidad de mente necesaria para descubrir descubri r y describir lúcidamente d e calidad  c alidad  que los diferentes grados de   que pueden y deben darse en las relaciones humanas. 11.ª clave: Confrontación de textos Ofrezco seguidamente varios textos que exponen una forma de enfocar los temas afines a la expuesta en alguna de las claves anteriores. El lector podrá advertir hasta qué punto gana la exposición en claridad, precisión y firmeza al manejar con soltura el conocimiento de los niveles de realidad y de conducta. a) La intuición de los niveles 1 y 2  1) «Los que preparan a los jóvenes jóvenes para el matrimonio —escribe André Sève— han de tener en cuenta una concepción bastante nueva de la pareja: no poseer al a l otro, no dominar ni dejarse dominar dominar,, sino vivir algo muy “juntos”. El gusto actual por la amistad repercute en todo ello: vivir una amistad original, teñida desde luego por lo 40

sexual, pero imperada ante todo por el amor» .

40

 André S󰃨󰁶󰁥, El hombre vive de amor  (Ediciones  (Ediciones Paulinas, Madrid 1987) 59.

 

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El autor indica que ciertos jóvenes conocidos por él quieren desvincular el amor de la posesión y el dominio. Desean vivir una forma de singular unidad que implica la relación sexual, pero no se reduce a ella. Lamentablemente, no precisa la relación que hay entre el ejercicio de la sexualidad y el amor amor.. Pero advierte que debe prevalecer la energía del amor sobre la de la sexualidad.

2) «En la belleza y en la fragilidad de estas parejas —agrega Sève— Sève— [...] la relación sexual es una búsqueda de amor y un lenguaje de amor mucho más de lo que yo habría creído sin haber tratado a estos jóvenes. Mi madre —me dice Cristina— me ha preguntado si me acostaba con Lucas, sin preguntarme si lo amaba. Ella solo se preocupa de eso: de lo de ¡acostarse! Quizá tengamos que progresar juntos hacia la idea firme de que “acostarse” no debe existir sin amar. Aunque Aunque no sean lógicos con sus propias ideas, ide as, los jóvenes pueden percibir muy bien que solo el amor puede humanizar la brutalidad o el egoísmo del acto sexual, convertirlo en algo hermoso y responsable» 41.   El autor advierte que los jóvenes ya distinguen entre el ayuntamiento corporal y el amor, amor, y estima que es hora de convenir en que qu e debemos aprender a integrar  ambos   ambos aspectos de la relación amorosa. Indica que los jóvenes no aciertan a expresar sus ideas con la debida claridad y coherencia racional, pero intuyen que el ejercicio de la sexualidad no inspirado por una actitud de amor puede resultar violento, desordenado e irresponsable, pues es justamente el amor quien puede ordenarlo y embellecerlo. Si le falta este orden y esta belleza, sumamente la pura sexualidad suele generar sentimientos de baja autoestima, peligrosos. 3) Sève concluye: concluye: «A fuerza de hacer cualquier cosa —me dice Soledad— acabé un día odiándome». «Los adultos nuevos, nue vos, más lúcidos sobre sí mismos y más liberados, pueden ayudar a los nuevos jóvenes a definir claramente lo bueno y lo malo: no se puede hacer cualquier cosa» 42.   Justamente, la formación de los jóvenes tiende a conseguir que distingan con toda precisión lo que es bueno y lo que es malo, y opten por lo primero, no por lo segundo. No basta por tanto clarificar la mente, sino afirmar el poder de decisión. Para ello, no deben los 41

  Ibíd.

42

  Ibíd., 60.

 

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educadores limitarse a dar definiciones de lo bueno y lo malo, sino ayudar a los jóvenes a descubrir, paso a paso, que lo bueno es lo que q ue construye su vida y lo malo es lo que la destruye. Ese descubrimiento lo hicimos (en este trabajo) mediante la experiencia de las doce fases del desarrollo humano. Lo principal es fomentar la capacidad de experiencia de los jóvenes. Las definiciones las formulan ellos a la luz de lo vivido en tales experiencias. Si carecen de esta fuente de luz, pueden los jóvenes llegar a confundirlo todo. Desean la felicidad desesperadamente, la buscan como se busca un tesoro, pero a menudo se equivocan de camino, por imaginar que se halla en las ganancias inmediatas de las experiencias sensoriales y sensuales. Entonces se ven a sí mismos como un amasijo de sentimientos confusos, de tensiones letales, de ideales imposibles, y no solo no se aman, sino que acaban viéndose como un proyecto imposible, y odiándose. Lo expresó con certero dramatismo el joven centroeuropeo que, tras relatar su largo viaje hacia la destrucción y la amargura, le pregunta al renombrado teólogo Karl Rahner qué es eso de la felicidad y dónde se halla 43. Es natural buscar la felicidad ansiosamente, pero resulta peligroso perseguirla con frenesí sin saber bien cuál es el camino recto hacia ella. Encontrar ese camino es la tarea de una buena formación. b) Necesida Necesidadd de una adecuada formación para el amor  evidente, porno cuanto (escribedeMarcelo Peretti), que 1. la «Es actitud de amor es unqueda rasgo dicho espontáneo la personalidad, sino adquirido, y adquirido por medio de un aprendizaje formativo bien determinado, en que el elemento el emento prevalente de interés es la voluntad [...] Como acto condicionado y mantenido por la convergencia de las disposiciones que explican la compleja dinámica de la voluntad (intelectuales, afectivas, culturales en sentido general), exige consiguientemente una formación adecuada a la complejidad de esa dinámica». «Desde esta perspectiva se comprende que no cabe esperar una improvisada capacidad de realizar actos auténticos de amor» 44.   Cf. p.3. La transcripción de esta impresionante carta y un comentario sobre la misma se halla en mi obra El secreto de una vida lograda, o.c., 193-195. 44  Marcelo P󰁥󰁲󰁥󰁴󰁴󰁩, «La educación sexual como educación para el amor», en Í󰁤. (ed.), La 43

educación sexual (Herder (Herder,, Barcelona 1975) 189.

 

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El autor subraya la necesidad de una formación para el amor e indica qué carencias impiden alcanzar la autenticidad en el amor y cuáles son las características del amor verdadero. 2. «Quien no es capaz de fidelidad y entrega con espíritu de amistad y fraternidad —añade Peretti— no está maduro para el amor conyugal; quien no ha llegado a ser sinceramente amigo o hermano de alguien está privado del ejercicio de las disposiciones disposicione s que preparan a los compromisos del noviazgo y del matrimonio». «La plena capacidad de amar es rasgo característico de la edad adulta; el dominio de sí mismo, la autonomía de la elección, la estimación de la personalidad del otro, la valoración segura de los ideales de la vida, la capacidad de cumplir los compromisos consiguientes a una actitud oblativa y a una entrega personal, son todos los atributos que pueden alcanzar suficiente consistencia durante la fase avanzada de la juventud» 45. 3. Consideraciones afines se encuentran en numerosos autores. Paolo Liggeri, por ejemplo, subraya que para vivir plenamente el amor se necesita lograr la madurez propia de un ser personal. «La autenticidad del amor posee características fundamentales que nunca podrán cambiar mientras no cambie el ser humano con sus componentes físicos y espirituales». Es preciso, pues, tener el coraje de repetir que el quedar prendado por un aspecto transeúnte o por una cualidad parcial no es amor; que la sola atracción sexual no es amor; que la búsqueda de una evasión o de un acomodo no es amor; que la tendencia a convertir a los demás en instrumentos y avasallarlos no puede coexistir con el amor, como no es amor recibir sin dar, alegar derechos sin reconocer que no los hay sino a una con deberes, amar mientras todo resulta agradable, mientras solo hay ventajas, mientras venga en gana 46.

Estas observaciones son sin duda acertadas, pero, dichas así a un  joven es difícil que le ordenen la mente en orden a comprender por sí mismo — por qué la falta del espíritu de amistad y entrega significa inmadurez para el amor conyugal, 45 46

  Ibíd., 197, 201.   Paolo L󰁩󰁧󰁧󰁥󰁲󰁩, «La orientación al matrimonio», en M. P󰁥󰁲󰁥󰁴󰁴󰁩 (ed.), La educación sexual,

o.c., 247.

 

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— por qué la valoración segura de los ideales de la vida denota que se tiene la madurez personal necesaria para poseer una plena capacidad de amar amar,, — por qué la voluntad de instrumentalizar a los demás es incompatible con el e l amor. En los párrafos antes citados se alude inexpresamente a distintos niveles de realidad. Si los conocemos con precisión, podemos comprender a fondo sus afirmaciones y dar razón de ellas. De lo contrario, esos textos servirán para afirmar en sus convicciones a quienes ya se hallan en la vía propugnada por el autor, pero serán incapaces de articular su mente y ayudarles a exponer de forma precisa el sentido y el alcance de las mismas. 4. En un libro titulado expresivamente Nuevos caminos de la sexualidad 47, Ambrosio Valsechi destaca, frente a la hipertrofia de la sexualidad genital, la necesidad de «realizar una transformación cualitativa de la sexualidad que le dé un cometido nuevo». No le falta razón en cuanto afirma, pero todo su estudio ganaría mucho en efectividad si distinguiera con precisión los distintos planos o niveles en que se mueve nuestra afectividad. 12.ª clave:  A modo de síntesis: La condición indispensable para iniciar una verdadera «formación para el amor» es ascender del nivel 1 a los niveles 2 y 3

Si nos movemos exclusivamente en el nivel 1, no podemos formarnos para el amor, pues desde un nivel inferior no se percibe lo que sucede en los niveles superiores. Acceder al matrimonio sin ajustar nuestra actitud a las exigencias del encuentro interpersonal (nivel 2) es caminar hacia el fracaso. Cuando manejo objetos  o  o utensilios  con  con una actitud de dominio, manejo y disfrute (nivel 1), actúo bien. Si adopto la misma actitud cuando trato realidades superiores a los objetos, las rebajo de rango, las bajo al nivel 1. Se trata de una manipulación injusta, que puede hacernos caer por un tobogán envilecedor, como resalta en la anécdota que culmina en la escalofriante frase del marido a la mujer enferma: «Ahora, como mujer ya no me sirves».

47

  Sígueme, Salamanca Salamanca 1974, p.58-61.

 

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Queda patente que, cuando se toma el egoísmo como norma de vida, impulso del obrar, el sentir y el elegir, bloqueamos nuestro crecimiento personal. Esta constatación nos advierte que vivir solo en el nivel 1 es harto peligroso, pues podemos despeñarnos por la vía del vértigo, que nos hace caer en los niveles negativos. Lo juicioso es dar el salto al nivel 2 (el de la generosidad y creatividad) y afirmar esa decisión ascendiendo al nivel 3, que supone un logro ético de primer orden pues implica la opción incondicional por los grandes valores: la unidad, la verdad, la bondad, la justicia, la belleza. En la primera infancia, nuestras experiencias básicas (comer, andar, hablar, dormir…) nos instalan en el nivel 1. Si tenemos la dicha de abrirnos a la vida en un hogar acogedor, nos vemos invitados a subir a los niveles 2 y 3 (donde se crean diversos modos de encuentro y se opta por los grandes valores), e, incluso, al nivel 4, si se vive en él la fe religiosa. En caso de que prevalezca en nuestro entorno una actitud egoísta y hedonista, corremos peligro de tomar como nuestro hogar espiritual el nivel 1 y vivir expuestos a que las fuerzas pulsionales nos empujen hacia el abismo de los niveles negativos, en los que se reduce al máximo la posibilidad de una vida personal auténtica. Queda patente la responsabilidad de quienes acompañan a los niños durante la infancia y la juventud.  Al final de nuestro recorrido, vemos confirmado el presentimiento de que para formar a los jóvenes en el amor no basta exponerles una doctrina, por equilibrada, sólida y fecunda que sea. Lo necesario y urgente es transmitírsela de tal modo que los jóvenes puedan descubrir, valor  que por mismos, el  hay que que dicha doctrina encierra para su desarrollo comosí personas. ¿Cómo entender y vivir las relaciones amorosas para que jueguen un papel positivo en tal desarrollo?  A fin de respon responder der a esta pregunta de forma persuasiv persuasiva, a, descubrim descubrimos os al principio las doce fases de nuestro crecimiento personal. Y pronto observamos que tal crecimiento se da según vamos creando modos de unidad cada vez más valiosos con las realidades del entorno. Esa creación de modos superiores de unidad solo es posible si, al conocer modos de realidad de mayor rango (el tablero, la partitura, el poema, la obra musical, las personas…), adaptamos nuestra conducta a sus exigencias.  Al realizar este cambio, descubrimos la maravilla de las experiencias reversibles, las experiencias de elencuentro.  Asombrados por los frutos que queculminan estas nos en reportan, realizamos descubrimiento decisivo: el del ideal de la unidad, que es el ideal de nuestra vida. El ideal no es

una mera idea; es una idea motriz, que dinamiza nuestro ser y nuestro

 

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quehacer. La atracción y la apetencia se convierten en auténtico amor cuando se dejan inspirar y transfigurar por el ideal de la unidad, vinculavincula do interiormente al de la bondad, la verdad, la justicia, la belleza.  A medida que realizamos ese ascenso al nivel 2 del encuentro y al al nivel 3 de los grandes valores, aprendimos a pensar de forma precisa, y descubrimos una serie de claves de orientación que nos marcan el camino que lleva a una vida de convivencia lograda. Es un camino bello y prometedor como un cuento de hadas y, a la vez, plenamente real (por eficiente) y viable. Exige sacrificios, pero estos, al vivirlos en el nivel 2, nos aparecen como un trauma de crecimiento, un salto a modos de realización personal muy valiosos y atractivos. — La razón profunda de nuestro método de búsqueda  No hemos descrito solamente una doctrina. Hemos descubierto una vía que nos lleva a captar el inmenso valor que alberga la doctrina que vincula la sexualidad a la amistad, a la fundación de un hogar, a la donación de vida a nuevos seres. Desde esta altura, resulta desconsolador contemplar la pobreza de las interpretaciones que reducen el amor a pasión, escinden la sexualidad del amor comprometido, toman el gusto como criterio de vida... Indicamos, al principio, que no intentamos tanto enseñar cuanto ayudar a  descubrir    descubrir . Ahora vemos que, merced a este método de búsqueda, hemos incrementado notablemente nuestro conocimiento de la vida humana (cómo nos desarrollamos, hacia qué metas nos dirigimos, qué energía interior nos permite crear modos elevados de unidad con las lucidez otras personas...) y nos hemos ca pacitado capacitado clarificar clarificar, , conamorosa. la debida y precisión, algunas cuestiones quepara plantea la vida Queda, así, bien resaltada nuestra orientación pedagógica. La «formación para el amor» es un proceso de descubrimientos y transfiguraciones. Al seguirlo, creamos formas cada vez más elevadas de unidad. Descubrimos, así, el encuentro, los valores, las virtudes y el ideal de la unidad. A la luz del ideal, descubrimos en qué consiste la verdadera libertad, cómo podemos llenar la vida de sentido, de qué modo podemos ser creativos, pensar y vivir de forma relacional, convertir el lenguaje y el silencio en vehículos del encuentro, evitar caer en ela lovértigo, vivir experiencias de éxtasis y elevarnos mejor decidirnos de nosotrosa mismos; en último término, vivir plenamente la afectividad.

 

C.3.

CLAVES PA PARA RA ORIENT ORIENTAR AR LA AFECTIVIDAD

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 Al ver con toda claridad cómo crecemos en cuanto personas, adivinamos de qué modo hemos de vivir vivi r las relaciones afectivas para que cooperen a tal crecimiento. Por eso las claves indicadas no tienden nunca a entorpecer nuestro camino hacia la felicidad, sino a hacerlo posible. Este camino debe adaptarse a la lógica de los niveles 2 y 3, justo la que regula nuestras relaciones de encuentro con las personas (nivel 2) y con los valores (nivel 3). Si, al recorrer esa vía, debemos realizar algún sacrificio, es por la profunda razón de que debemos superar el apego a las apetencias propias del nivel 1. El que desee recorrer las prometedoras vías de la ética y la estética, ha de renunciar a la libertad de maniobra, por seductora que le parezca. Sin ello, no entrará siquiera en el reino de la creación estética y ética. En la vida del arte y de la interrelación humana no podemos adoptar la actitud de dominio, posesión, manejo y  propia del nivel 1. Hemos de comportarnos con respeto, estima disfrute  propia y colaboración. Es una ley de vida, como se nos fue revelando a lo largo de los doce descubrimientos. No es una exigencia de orientaciones morales rigoristas, sino una necesidad interna de la lógica propia de cada uno de los niveles que entran en juego 48. Visión sinóptica. El amor auténtico y la ilusión verdadera  — Las relaciones egoístas del nivel 1 pueden ser atractivas, pero son temibles si nos llevan al vértigo. — En cambio, las relaciones relaciones generosas del nivel 2 suscitan siempre alegría, entusiasmo y felicidad. — nivel Realizadas espíritu egoísta, las elevados relacionesdesexuales se dan en el 1 y nocon promueven los modos unión que denominamos encuentro. Producen, al principio, una ilusión de felicidad, y acaban convirtiéndonos en unos ilusos , porque confundimos el goce con el gozo. — Por el contrario, contrario, si nos decidimos a crear crear generosamente relaciones relaciones de encuentro, las formas de unión amorosa que practiquemos tendrán una calidad muy alta y suscitarán en nosotros sentimientos de   A esto sin duda aludía el psiquiatra vienés Viktor Frankl al escribir: «A la corta o a la larga ontologizaremos la Moral: es decir: lo bueno y lo malo no serán definidos como algo que debemos hacer u omitir, sino que el bien nos aparecerá como la realización del sentido que viene exigido 48

 Mensch vor aderunFrage Frage dem Sinn, Sinn, o.c., (Der e impuesto ser, ynach consideraremos como 155). malo Frankl lo que advierte impidecerteramente esa realización quedeelsentido» sentido no se nos da, al modo de un objeto (nivel 1); debemos colaborar nosotros para que surja (nivel 2). Por tratarse de una colaboración, nosotros no somos dueños del sentido. Estas precisiones pertenecen

de lleno a lo que podemos llamar la «lógica» del nivel 2. Determinarla con precisión es una labor indispensable para la antropología filosófica.

 

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auténtica alegría y felicidad. Entonces viviremos la vida de amor con verdadera ilusión. El que sepa distinguir con nitidez ser iluso y vivir ilusionado descubrirá claves de orientación suficientes para orientar bien su afectividad y convertirla en un impulso poderoso hacia una vida lograda 49. Anteriormente, hemos señalado algunas de esas claves. El lector podrá agregar otras semejantes si ha vivido las experiencias que hemos sugerido en este trabajo.

49

  Lo expongo con amplitud en la obra El secreto de una vida lograda, o.c.

 

 A󰁰󰃩󰁮󰁤󰁩󰁣󰁥

LA CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL MATRIMONIO

 Al descubrir los niveles positivos, observamos que cada nivel logra su plenitud en el nivel superior, por el que siente una especie de nostalgia. Nuestra actividad en el nivel 1 procura, ante todo, cubrir las necesidades vitales básicas. Este modo de vida elemental adquiere en la capacidad de encuentro del nivel 2 un momento de plenitud. Pero no es el máximo posible. El encuentro halla su fundamento en la opción por los grandes valores propia del nivel 3. Podríamos pensar que ahora sí nos hallamos en la cumbre más alta. Pero nos falta ascender al lugar donde se hace posible la incondicionalidad de nuestra entrega a los valores. Ese ascenso nos sitúa en el centro del nivel 4, el religioso. Desde esta relevante cota se nos abre la posibilidad de dar a nuestra concepción de la unión matrimonial una dimensión nueva, de gran alcance. La novedad consiste en el canon de unidad que se adopta. Recordemos que cada ascenso de nivel y cada nuevo plano que ganamos dentro de cada nivel supone el logro de una forma más elevada de unidad.  Ahora, en ellasalto del de nivel 3 al nivel adquirimos un referente re nuevyao nuevo para medir calidad l a unión la que4,debemos alcanzar alcanzar. . ferente La medida no depende de nuestra capacidad de perfeccionamiento; nos viene dada de lo alto, de Quien es nuestro Maestro por excelencia. Al casarnos no solo en una iglesia cristiana, sino con el espíritu de Cristo, prometemos crear entre nosotros una forma de unión perfecta, en cuanto se asemeje cada día un poco más a la unión que Jesús Jesús tenía con el Padre y con los hombres, unión que le llevó a dar la vida por amigos y enemigos. No hay un tope máximo. Jesús nos marcó la meta: «Sed perfectos como vuestro Padre Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48). En el matrimonio, la perfección se mide por la calidad de la unidad. Al comprometerse con un tipo de unión cuya medida viene dada por el modelo supremo, que es la vida trinitaria misma, los esposos se convierten en portavoces del universo. En la concepción cristiana, el

mundo fue creado por Dios por amor y debe volver a su origen, que es

 

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el Dios que se define como Amor (1 Jn 4). Toda realidad, al existir en unidad dinámica con las demás, está inmersa en ese círculo amoroso.  Al recorrer su órbita, el astro da gloria al Creador Creador,, pero no lo sabe ni lo quiere. Lo mismo la planta, en cuanto vive unida ecológicamente al entorno y glorifica a Dios al exhibir sus bellas formas y exhalar su perfume. Quien lo sabe y debe quererlo es el ser humano. Sabe que la meta de su vida, su ideal, su vocación y misión más hondas como persona consisten en crear las formas más valiosas de unidad y retornar, retornar, así, consciente y libremente al Creador.  Al prometer los contrayentes contrayentes que van a instaurar entre entre ellos ese modo de unión eminente que es un hogar, dan voz a todas las realidades del universo y cierran el circuito de amor iniciado en el momento de la creación. Alcanzan, de este modo, su máxiverdad. Y ma dignidad, se ajustan plenamente a su verdad.  Y la verdad verdad es fuente de vigor y de alegría. «La alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado —escribe Henri Bergson—, que ha ganado terreno, que ha reportado una victoria: toda gran alegría tiene un acento triunfal» 1. El mayor triunfo que podemos conseguir es sintonizar nuestra vida con el espíritu de unidad que late en todo el cosmos. Por el contrario, el que provoca la escisión con las demás personas y con la naturaleza bloquea la marcha del universo hacia la unidad y vive en un estado de falsedad de falsedad radical. radical. Esta mentira nuclear nos enferma como personas y anula de raíz la posibilidad de la alegría y la felicidad. advertir que su amor una participación una participación el Amor que Los dio esposos, origen alaluniverso (cuyo últimoescomponente vieneendado por energías estructuradas, interrelacionadas) 2, ven asombrados que su matrimonio es una realidad excelsa que revela, en una figura visible, una realidad misteriosa y presenta, así, un carácter sacramental. Esta estima de la unidad conyugal se incrementa al oír la gran promesa de Jesús: «Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Unirse en nombre de Jesús significa seguir su ejemplo y crear vínculos con una actitud de generosidad absoluta , es decir, libre de todo condicionamiento interesado. Los esposos 1

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L´énergie spirituelle Parísde 1944) 23.en todo   La importancia de la(PUF, categoría relación todo el universo y, y, de modo singular, singular, en la vida humana es destacada actualmente por insignes científicos y humanistas. Un amplio análisis de este relevante tema se halla en mi obra Cómo lograr una formación integral (San Pablo, Madrid 21997). 2

Nueva edición en la Biblioteca del educador educador.. V: V: Enseñanza  Enseñanza escolar y formación humana (Puerto de Palos, Buenos Aires 2005).

 

 APÉNDICE.

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que se hallan dispuestos a consagrar su vida al logro de la felicidad del cónyuge saben que Jesús está presente en medio de ellos con un modo muy real y eficiente de presencia. Este Jesús Este Jesús presente constituye la mayor fuente de energía de los esposos, la que les permite crear siempre de nuevo su relación amorosa y elevar su calidad.  Al hacerlo, el cristiano vive eclesialmente y contribuye a incrementar la comunidad eclesial, a cuya corriente de vida está adherido por el bautismo. Los que se casan religiosamente fundan una familia dentro del ámbito de vida eclesial, para eclesial, para cumplir el designio de Dios sobre ellos y colaborar en su obra creadora y redentora. Casarse religiosamente no se reduce a realizar una bella ceremonia en el marco solemne de un templo. Implica toda una actitud ante la vida: la decisión de sumergir la vida familiar en la corriente de creatividad espiritual que procede de Cristo Resucitado, de su voluntad de transfigurar la vida humana mediante la participación comunitaria en una vida de auténtico amor: «Padre santo —exclama Jesús en la Oración Sacerdotal— prote«Padre ge tú mismo a los que me has confiado, para que sean uno como lo somos nosotros». «Ahora me voy contigo, y hablo así mientras estoy en el mundo para que los inunde mi alegría» (Jn 17,11-13).

En esta grandiosa labor de crear una forma trinitaria de unidad (origen y meta de la vida cristiana) colaboran de forma relevante los esposos que viven religiosamente su unidad matrimonial.

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