El Canon Bíblico

April 18, 2019 | Author: Marvin Raul Marroquin Arias | Category: Bible, Biblical Canon, Old Testament, Septuagint, Gospels
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En la Internet abunda información acerca del canon bíblico y su formación, pero no todo lo que se encuentra es fidedigno...

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   O    C    I    L    B    I    B    N    O    N    A    C    L    E

INTRODUCCIÓN En la Internet abunda información acerca del canon bíblico y su formación, pero no todo lo que se encuentra es fidedigno, fidedigno, se tiende a poner una parte de la historia y obviar otra, se hacen malabares con la información para hacerla calzar con pensamientos pensamientos no del todo imparciales. Así  fue como me decidí a hacer este compendio de información, para tenerla toda reunida y explicada de una manera fácil, en orden or den cronológico y abarcando ambos testamentos. No pretendo que este sea un escrito técnico, no lo es, no soy un experto ni mucho menos, soy un laico católico que por su cuenta desea ayudar a otros que no encuentran información clara. Escribo principalmente para mis hermanos católicos, pero invito a cualquier alma que quiera leerlo a que lo haga, algunas partes son duras, pero ciertas, en justicia no hubiera podido omitirlas, espero no ofender a nadie con ellas, sino incentivar a que se conozca más la historia, sin prejuicios y con la mente abierta. Este sencillo documento puede ayudar a ver el panorama global de las situaciones que definieron el catalogo santo para los cristianos, la biblia. Atentamente, Marvin Marroquín.

EL CANON BIBLICO La palabra griega kanon significa primariamente una caña o vara de medición. medición. La canonicidad es el reconocimiento oficial a la inspiración (origen divino), al constituir la dignidad extrínseca que pertenece a los escritos, para declararlos oficialmente como poseedores de origen y autoridad divinos. Es muy probable que cada libro pasara a formar parte de una colección sagrada y alcanzaba una posición canónica de acuerdo a la fecha temprana o tardía en que era escrito. El canon bíblico total, por tanto, consiste del Antiguo y del Nuevo Testamentos. A su vez “testamento” significa “pacto”.

1. Antiguo Testamento - ¿Cuál es el origen de estos libros? No se puede ver la obra de Dios en el Hombre desligado del Pacto, Dios obra siempre en el contexto de Pacto y para comprender la biblia en profundidad y en el Espíritu tenemos que verla como parte del Pacto de Dios con el Hombre. Lo que los cristianos llamamos Antiguo Testamento abarca el primer pacto de Dios con los humanos humanos y especialmente con el Pueblo de Israel, y esté señala a la primera venida del mesías. Por ello comenzaremos tratando sobre el canon Hebreo, ya que en éste se encuentran las bases de lo que luego sería “El Antiguo Testamento” cristiano, y que no es lo mismo. El pueblo Hebreo, al cual también llaman "pueblo del libro" tuvo la Palabra de Dios D ios en forma escrita y en forma oral - o Tradición -. El Pentateuco o Torah (cinco primeros libros del Antiguo Testamento) fue por siglos Tradición oral. El período comprendido entre Moisés y David fue el período por excelencia de la Tradición oral, aunque según el erudito Bernahard W. Abderson, Profesor de teologías del seminario protestante de "Princeton", aún después de David la Tradición religiosa de Israel continuó en sus cánticos, cultura y oráculos proféticos. Algunos ejemplos de la Tradición oral aceptada como parte de la revelación por el Templo la encontramos en: NÚMEROS 21, 14 "Por eso se dice en el libro el libro de las Guerras de Yahveh: Yahveh: ... Vaheb, cerca de Sufá y el torrente del   Arnón,"  Este "Libro de las guerras" no es un libro inspirado según el canon más exacto del Antiguo Testamento, pero en este libro, el hecho de lo que YAVEH dice a Moisés es Palabra de Dios en el  Libro del Éxodo.  JOSUÉ 10,13 “ Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo hubo tomado desquite de sus enemigos.  Así está escrito en el Libro el Libro del Justo”  Todo el famoso episodio de Gabaon aparentemente es narrado en el Libro del Justo, el cual era parte de la Tradición de Israel. El Libro de Josué recoge como canónico este hecho.

También en II de Samuel, 118 se toma el “cántico fúnebre para Saúl”, este extracto de libro y se incluye en las Escrituras y es Aceptado como Palabra de Dios hasta el día de hoy. Para los fariseos la tradición tenía casi tanta importancia como la Escritura, más tarde el Talmud y Talmud y la Mishna serán reverenciados y estudiados tanto como la Escritura hebrea hasta el día de hoy. Entonces se entiende que de la tradición oral nace la escrita, sin que desaparezca la primera, sino retroalimentándose ambas constantemente. Lo escrito, para que la tradición oral no se desvirtúe – convirtiéndose en tradiciones contradictorias a las “ clausulas clausulas” del pacto original, como paso con los Fariseos- y la tradición oral, como complemento de lo escrito y así poder  entender su mensaje a cabalidad y no subjetivarlo. Ambas son necesarias para entender la revelación a cabalidad, pues la carencia de una desvirtúa la otra. En lo que está escrito en la biblia, haciendo un poco de historia, debemos comenzar por sentar que los judíos no tenían un libro con páginas unidas, tenían rollos separados con los distintos textos bíblicos, siendo la Torah (pentateuco) los textos fundamentales en su lectura y estudio, tal como es hasta el día de hoy. La situación de los rollos sueltos dificultaban la compilación del resto de los libros santos (aparte de la Torah) en un canon escritural uniforme (con los mismos rollos) para todas las sectas Judías. Dentro D entro del judaísmo existía una gran disputa sobre el canon correcto; En los tiempos de Jesús, el movimiento religioso de los Saduceos sostenían que solamente solamente el Pentateuco era parte del Canon de las escrituras, mientras que otros grupos también t ambién consideran las Escrituras de los Nevi'im (Profetas) y la Hagiógrapha (libros históricos y didácticos). De esta compilación de libros de la antigua alianza hay algunos que nunca han sido puestos en tela de juicio por los cristianos, y otros que sí.

1.1 Los términos protocanónico y deuterocanónico En el estudio de la procedencia de los libros sagrados hebreos estos dos términos no deben acuñar implicaciones peyorativas a los libros deuterocanónicos deuterocanónicos. A partir de los mismos no se debe inferir que la Iglesia ha poseído dos cánones bíblicos distintos en forma sucesiva, son en cambio, sólo términos modernos. Dichos términos no aparecieron nunca antes de mediados del Siglo XVI. Fueron acuñados en el año de 1566 por Sixto de Siena, Siena, teólogo católico de origen or igen judío. Protocanónicos, para referirse a los textos propios del Canon Palestinense del Tanaj judío (de Yamnia, año 70-90 d.C.) – d.C.) –por por considerarlo una “primera norma” en la prescripción de textos del Viejo Testamento— Testamento — y Deuterocanónicos a los textos propios del llamado Canon Alejandrino de la Biblia Griega —por considerarlo una “segunda norma”—. norma”—. Sin embargo deuterocanónico significa literalmente "segundo canon" en contraste con el término protocanónico que significa “primer canon”. Hoy se sabe que la recopilación Alejandrina existió

antes que el canon judío de Yamnia, por lo que estos dos términos – términos –en en su forma cronológica y de importancia- han caído en desuso. Entonces, actualmente sólo se puede hablar de un primer y un segundo canon en forma parcial y restringida, para estudiar los libros bíblicos. Los libros protocanónicos entonces serían aquellos cuya autenticidad no ha sido debatida por los cristianos, y los deuterocanónicos pasan a ser aquellos libros cuya autenticidad sí fue debatida por alguna razón en la historia, especialmente el la reforma protestante, pero que desde mucho tiempo –siglos antes- se habían ganado un lugar seguro en la Biblia Cristiana. Los libros protocanónicos coinciden con la compilación de la actual Torah: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Samuel, [Reyes I y II], y Reyes [Reyes III y IV], Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce profetas menores, a los que los hebreos cuentan como un solo libro, y concluye con los Escritos, mejor conocidos por un título prestado de los Padres Griegos, Hagiographa (escritos sagrados). Nombrados en el orden en el que aparecen en el texto hebreo actual, son: Salmos, Proverbios, Job, Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés (no debe confundirse con el Libro del Eclesiástico, el cual es otro libro sapiencial del Antiguo Testamento, de nombre similar), Ester, Daniel, Esdras, Nehemías (Esdras II), Paralipomenon (Crónicas). Sumando todos se obtienen 25 libros, que separados de otra manera son 39 libros. Los libros deuterocanónicos son siete: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, Sabiduría, I y II de Macabeos. También algunas adiciones a los libros de Ester y D aniel. Algunos protestantes actualmente los consideran “apócrifos”, “apócrifos”, aunque quedaron incluidos en el Antiguo Testamento desde el canon cristiano primitivo. Más adelante se desarrollará esto.

1.2 La Ley, los Profetas y los Escritos Las diversas hipótesis sobre la configuración de las categorías de libros sagrados hebreos se pueden separar entre tradicionalistas y críticas (sin querer con ello implicar que los tradicionalistas no puedan ser críticos en algunas posturas). Ambas posiciones interactúan entre sí. Si vamos al prólogo de libro del Eclesiástico (consultándolo como prueba histórica), que fue escrito entre los años del 132 a.C., encontramos que se mencionan “Muchas “ Muchas e importantes lecciones se nos han transmitido por la Ley, los Profetas y los otros que les han seguido”. seguido”. Mas tarde un agrupamiento semejante es mencionado en las palabras del mismo Cristo en el Nuevo Testamento (años 27-33 d.C aprox.), en Lc. 24,44: 24,44: “Todas “Todas las cosas que fueron dichas respecto de mí deben ser  cumplidas, las que se encuentran escritas en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos” Salmos”. Estas dos fuentes se relacionan coherentemente con la Mishnah (código judío de leyes sagradas no escritas, anteriores al cristianismo, que fueron escritas finalmente alrededor del año 200 d.C.). El mayor aporte del paralelismo y equidad de estas tres fuentes es que todas coinciden en establecer 3 distinciones entre los libros sagrados, de allí vienen las actuales distinciones: HatTorah (ley), Nebiim (profetas), wa-Kethubim (los Escritos, conocidos más comúnmente como hagiographa), el conjunto de estas escrituras se conoce como Ta Na Ka.

A continuación un cuadro que organiza las diferentes hipótesis de como surgieron estas tres categorías, de lo que en el año 90 d.C. sería el primer canon formal Judío. Aunque se haga mención de expertos religiosos, sus planteamientos no lo son, son , son académicos, expertos en la materia expresando sus opiniones con las fuentes citadas.

Desarrollo de la Escritura

Ley – Pentateuco

Ley – Pentateuco e inicio de Profetas.

HIPOTESIS TRADICIONALISTAS

En su mayoría católicos, insisten en que el reconocimiento, clasificación y veneración de los cinco libros sucedió poco después de su composición. Siglo XV a. C.

Infieren la autoría mosaica (por Moises) del Pentatecuco, pueden encontrar prueba de una colección más temprana de esos libros en Deuteronomio 31, 9-13, 2426,, donde se trata acerca de 26 un cierto libro de la ley, entregado por Moisés a los sacerdotes con el mandato de guardarlo en el Arca y de leerlo al pueblo en la fiesta de los Tabernáculos. Pero el esfuerzo por identificar este libro con el Pentateuco entero no convence a quienes se oponen a la autoría mosaica.

CRITICAS Opinan que hasta el reinado de Josías y el descubrimiento del “libro de la Ley” en el templo, hecho que sucedió en 621 a.C. aprox., no había en Israel ningún códice legal escrito, ni otra obra que fuese reconocida universalmente como procedente de la autoridad divina. Ese “libro de la Ley” era prácticamente idéntico al Deuteronomio, y su reconocimiento consistió en el pacto solemne hecho por Josías y el pueblo de Judá, según se describe en el IV libro de los Reyes, 23. 23. La falta de evidencia de los profetas anteriores y la ausencia de una autoridad legisladora (libro de la ley completo) que causaron la reforma religiosa de Exequias (Hezekiah, el decimotercer rey  del reino independiente de  Judá -2 -2 Crónicas 29:1- , William F. Albright ha datado su reinado entre 729 a. C. y  686 a. C., mientras E. R. Thiele ofrece las fechas 716 a. C.-687  a. C.) probarían que en Israel no se conocía previamente ninguna Torah sagrada escrita, mientras que ésta sí  constituyó el motor principal de la reforma que realizó Josías (fue rey de Judá entre 639 y 608 a. C. bajo el liderazgo religioso del profeta Jeremías.). Jeremías. ). Este argumento,

de hecho, es el pivote del actual sistema de crítica del Pentateuco como obra Mosaica. Ahora bien, la publicación de todo el código mosaico, según la hipótesis dominante, no ocurrió sino hasta los días de Esdras, y está narrada en los capítulos VIII-X del segundo libro que lleva ese nombre (o Nehemías). En esta apreciación “esdriana esdriana”” (más Nehemías y Malaquías) no se adoptó nada fuera del Hexateuco, el Pentateuco más Josué.

Separación de los libros de los “profetas” y “escritos”

Según la vieja escuela, el principio rector de la separación entre los Profetas y los Hagiographa (Escritos) no era sólo por una mera separación cronológica, sino por algo que se encuentra en la naturaleza misma de las composiciones sagradas. Ninguno de los Hagiographa (Escritos), era una producción directa del orden profético.

La Ley, los Profetas y los Hagiographa, representan un grado de crecimiento y corresponden a tres períodos más o menos extensos. Los Hagiographa (los Escritos) se encuentran separados de los Profetas por causas puramente cronológicas. La única división señalada por la naturaleza de los escritos es el elemento legal del Antiguo Testamento, o sea, el Pentateuco. No hay forma de aclarar directamente el tiempo o modo en que se terminó la segunda etapa de escritos hebreos (los Profetas). Quizás un mejor punto de referencia sea la fecha de la terminación de la profecía cerca del fin del siglo V antes de Cristo. Cristo . Para otros sería una fecha posterior, la del prólogo del Eclesiástico (c. 123 a.C.), que habla de la “Ley” y los “Profetas y los demás que los han seguido”. Pero esto comparándose con el mismo Eclesiástico, en los capítulos 46-49 se deja entrever una fecha anterior.

El libro de Daniel es colocado en los Hagiographa (Escritos), es visto como una obra del don de profecía, pero no como la obra del oficio permanente de Daniel como profeta.

Escritos

Fin de los Escritos para los judíos, comienzo de la Helenización

Continuación del canon Palestino judío, ya en la Helenización

Este libro muestra un profundo conocimiento de la época en la que se escribe: fue durante muchos siglos el único libro que mencionó a Belsasar, también se lee la costumbre no helénica de hacer banquetes con mujeres, se describe la personalidad de Nabucodonosor, además de dar referencias de su contemporáneo Ezequiel. Todos estos datos estarían disponibles solo para un contemporáneo del Imperio Babilónico. Por esto se cree que fue escrito aproximadamente en el año 536 a.C. Hasta aquí llegaría el canon palestino siglos después (en el año 90 d.C.) se ubica en la era de Esdras (Ezra) y Nehemías, a mediados del siglo V a. C. fue cuando Dios dejó de hablar a Israel, según los Judíos ortodoxos. Sin estar totalmente seguros del tema, especulan que es muy posible que se hayan hecho algunas adiciones al repertorio sagrado del canon antes y poco después de Esdras. Para ello citan, especialmente,, a Isaías 34,16; especialmente II Paralipómenos, 29,1; Daniel, 9,2.

A pesar de las diferencias de fechas, los críticos concuerdan en que la distinción entre los Hagiographa (Escritos) y los Profetas es esencialmente cronológica. Se debe a que los Profetas ya habían formado una colección cerrada a la que no tenían acceso Rut, Lamentaciones y Daniel, aunque estos libros pertenecieran naturalmente a la categoría de proféticos, consecuentemente, consecuentemen te, tuvieron que aceptar la creación de nueva categoría para los libros inspirados,, los “Escritos”. inspirados La teoría más aceptada de Daniel es que este libro fue compuesto antes de la muerte de Antíoco IV Epífanes entre 167 y 164 a. C. lo cual genera cierto desconcierto, el libro luego de ser escrito, hubiera sido inmediatamente venerable.

Incierta, Esdrás modificándose a lo largo de un periodo de tiempo indeterminado.

Las opiniones de los críticos referentes a su fecha de redacción de estos libros libros varían desde el año 165 a.C. a la mitad del siglo segundo de nuestra era (académico Wildeboer).

Escritos Palestino-judíos, ya culturalmen culturalmente te helenizados, Dios ha dejado de hablar a Israel, pero, ¿continúa manifestándose manifestándo se al resto de la humanidad?

Surgen nuevos escritos, pareciera que Dios sigue manifestándose, aunque su mensaje se ha expandido… Estos escritos son venerados por algunos judíos de esa época, aún no hay canon, no hay nada que lo prohíba. En el año 90 d.C. La admisión de los libros que entraron en el canon judío, judío, mediante la adición de los Profetas y de los Hagiographa (Escritos) como cuerpos de la Tnaj judía, se cierra hasta el libro de Esdras (y contemporáneos). Esta teoría es apoyada en fuentes como: II Esdras, 8-10; II Macabeos, 2, 13, en el original griego. También hay evidencia en el pasaje de Josefo, “Contra Apionem”, I, 8, de que las escrituras de los hebreos palestinos (no todos como pueblo, los grupos elegían que venerar y que no) formaban una colección cerrada y sagrada para ellos, ellos, que data de los días del rey persa Artajerjes Longiamanus (465425 a.C.), un contemporáneo de Esdras. Como se dijo, Dios habría dejado de hablar a Israel entre los años 431 y 430 a. C.

Consideran que los Hagiographa (Escritos) hebreos no quedaron definitivamente terminados sino hasta después de Cristo. Es algo indiscutible que el carácter sagrado de ciertas partes de la Biblia palestina – palestina – en Yamnia (Ester, Eclesiates, Cantar de los Cantares)- aún eran puestas en duda por algunos rabíes en fecha tan tardía como el siglo segundo de la era cristiana (Mishna, Yadaim, III,5; Talmud Babilonio, Megilla, fol. 7).

Como se puede ver, ambas hipótesis sufren grandes disparidades, pero ambas concuerdan en que el tiempo de Esdras (431 y 430 a. C) es clave para entender el canon bíblico. Los tradicionalistas lo marcan como la clausura de la colección de libros inspirados para los hebreos en Palestina, apoyados en la evidencia de Flavio Josefo y pruebas bíblicas como el segundo libro de los Macabeos, y los críticos, como el tiempo en que los judíos comenzaron a ordenar y poner por escrito las versiones definitivas de sus libros sagrados más allá del pentateuco más Josué.

A continuación un cuadro para ver las diferencias cronológicas de estas hipótesis. Se anota la fecha aproximada en que este compendio de libros aparecerían por escrito para los hebreos.

Hipótesis

Tradicionalista

Ley - Pentateuco Profetas

Escritos

Aparecen rondando el siglo XV al XII a.C. Autoría Mosaica, desde entonces eran considerados venerables por provenir de Dios a través de Moisés.

Con Esdras (y sus contemporáneos, el último de ellos Malaquías) se cierra la colección de libros para los judíos en Palestina, aunque sospechan que Dios seguirá revelándose en nuevas formas…

En el tiempo de Esdras ya están escritos y son reconocidos como inspirados, entre 431 y 430 a. C.

Durante el tiempo de Difícil de determinar, Josías, entre 639 y en algún momento 608 a. C. bajo el después de Esdras… liderazgo religioso del Entre 430 a.C y la Entre el cierre de la profeta Jeremías. Y apertura de la nueva categoría de “los para el tiempo de categoría de libros Profetas” y Siglo II Esdras ya está canónicos, “los d.C. conformado el Escritos”.. A más Escritos” pentateuco junto con tardar rondando el el libro de Josué (El año de 123 a.C. Hexateuco) La época en que se dividieron y las circunstancias en que se escribieron estas tres categorías de libros sagrados tiene que verse por separado de las fechas en que fueron creados (aunque algunas veces coincidan los datos), ya que como hemos visto, un “libro” pudo comenzar comenzar como tradición oral, luego haber sido plasmado como como texto en rollos sueltos, antes de ser ser tomado formalmente y ser venerado.

Críticos

Hay tener en cuenta que si bien el periodo de Esdras es clave para entender el canon hebreo, en dicha época no había tal cosa (sólo estaba una colección palestina que no era unánime), Esdras no reunió los libros ni nada por el estilo, sino que a partir de él, Dios dejó de hablar con Israel. Ya sin profecías nuevas, el desarrollo de las existentes siguió en la comunidad judía helenizada. Aparecen nuevos escritores inspirados de formas que no se habían visto con anterioridad, se duda si la revelación en realidad a terminado. t erminado. El pueblo judío – judío –especialmente especialmente en Alejandría- acoge estos textos con cierta veneración (inferior a la de los textos más antiguos), los autores no saben a ciencia cierta si sus escritos son inspirados o no (2 Macabeos 15:38-39), sea como fuere la literatura pasa por una evolución, ya no puede tomarse sólo como de naturaleza judía ortodoxa, sino que ya contiene tintes más universales. Esto calza a la perfección con el nuevo pacto que se acercaba. Los libros inspirados recientes se conocían y estaban en las diversas comunidades y eran venerados, sin que hubiera una conciencia unánime de cuales y cuantos eran en total.

1.3 Proceso histórico para agrupar y discernir los libros ya considerados sagrados por el pueblo Hebreo.

La medida que se usará para discriminar las obras canónicas de las no canónicas estaba influenciada por la Ley del Pentateuco. Esta fue siempre la regla por excelencia de los israelitas (desde el siglo siglo XV a.C según tradicionalistas tradicionalistas o a partir del 621 a.C. aprox. según los críticos) críticos).. En el tiempo de Esdras (430 a. C) la Ley, en cuanto era la parte más antigua y la expresión formal de los mandatos de Dios, recibió el mayor grado de veneración.

Primera recopilación de libros hebreos: Versión griega de los 70 (Septuaginta) o Alejandrina (250 años antes de Cristo)

Este fue el primer intento que se hizo de reunir todos los Libros inspirados, ahora para los judíos de todas las regiones, sucedió en la ciudad de Alejandría. En este periodo fue cuando los libros deuterocanónicos se sumaron a la compilación de libros sagrados más antiguos (los protocanónicos) por parte de la tradición judío-helenista de Alejandría (ojo, notar que aún no existen los cristianos). Con esto Alejandría se independiza en cierta medida de la colección cerrada de los judíos en Palestina. Los escritos sumados son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, I y II de Macabeos y tres documentos añadidos a los libros protocanónicos. éstos son: el suplemento de Ester, del versículo 4 del capítulo 10 al final, el Cántico de los Tres Jóvenes en Daniel, 3, y las historias de Susana y los ancianos y de Bel y el dragón, que forman los capítulos finales de la versión católica de dicho libro. De esas obras, Tobías y Judit fueron escritos originalmente en arameo, quizás en hebreo; Baruc y Macabeos I, en hebreo; Sabiduría y Macabeos II fueron definitivamente compuestos en griego. Las probabilidades favorecen al hebreo como lengua original de la adición de Ester, y al griego gr iego como lengua del añadido de Daniel. Además de estos libros y adiciones se sumaron otros que en ese momento la comunidad judía de Alejandría discernió como inspirados, recordemos que el espíritu santo no actuaba de la misma forma en el pueblo hebreo que como lo hace con el cristiano, gracias g racias al sacrificio, muerte, resurrección y mediación de Jesucristo (Juan 14, 16-18). Para la inclusión coherente de los escritos sumados, las tres divisiones antes mencionadas se modificaron. Si bien los libros aún estaban circunscritos a estas categorías por su naturaleza, estas divisiones también habían surgido a manera de controlar un cada vez más creciente canon, esto para mostrar cierta autoridad (la de Palestina) sobre las demás comunidades judías.

A continuación el compendio Alejandrino:

Legislación e Historia

Poetas y Profetas o

o o o o o

Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio

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o

Josué Jueces Rut

o

Los cuatro “Libros de los Reinos”

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o o

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(Reyes I y II = Samuel y Reyes III y IV = Reyes) o o o

Ester, con fragmentos en griego. Judit. Tobías

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o

Macabeos I y II [más II y IV apócrifos]

o o o o o o

Salmos [Odas] Proverbios de Salomón. Eclesiastés. Cantar de los Cantares. Job. El libros de la sabiduría (Sabiduría de Salomón) Eclesiástico (Sabiduría de Sirac) [Salmos de Salomón] Los Doce Profetas Menores (Dodecaprofetón), en el orden que sigue: Oseas, Amós, Miqueas, Joel, Abdías, Jonás, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías Y Malaquías. Isaías. Jeremías. Baruc (= Baruc 1-5) Lamentaciones. Carta de Jeremías (= Baruc 6) Ezequiel. Susana (= Daniel 13) Daniel 1-2 (3 24-90 es propio del griego), Bel y el Dragón (= Daniel 14)

Esta es la lista de los libros de la biblia griega de los Sesenta, tal como se encuentra en la edición de Rahlfs (académico). Los libros escritos en corchetes son los que fueron removidos en el canon cristiano del Antiguo Testamento, algunos siglos más tarde. Estas innovaciones pueden explicarse humanamente humanamente a causa del espíritu libre de los judíos helenistas. Bajo la influencia del pensamiento griego ellos habían concebido una visión mucho más amplia de la inspiración divina que sus hermanos palestinos y se rehusaban a restringir las manifestaciones literarias del Espíritu Santo a un límite de tiempo y a la forma hebrea de lenguaje. A continuación algunos datos sobre esta recopilación: 

 

Su redacción se inició en el siglo III a.C. (año 280-250 a.C.) y se concluyó al final del siglo II a.C. (año 150 a.C. – a.C. –algunos algunos sugieren cómo fecha más lejana el año 30 a.C.-). Grecia es el poder intelectual mundial en ese momento. El detonante de la recopilación fue la muerte de Alejandro Magno que causo la división del imperio alejandrino. Judea quedó en manos de Tolomeo, que reinaba en el vecino país de

Egipto. Tolomeo se interesó tanto en las Escrituras de los judíos que pidió al Sumo Sacerdote en Jerusalén que se tradujeran al griego, g riego, que era el idioma que prevalecía en ese entonces. Esta fue una oportunidad para hacer una recopilación uniforme (mismos rollos) para el pueblo Judío y su culto en el templo, dando como resultado la versión de los 70.









Fueron enviados a Alejandría, capital del imperio Tolomeo, 72 sabios de las escrituras (en el folclore tiende a redondearse redondearse el numero a 70 por ser más simbólico, simbólico, aunque efectivamente fueron más), eran bilingües de griego y arameo. ar ameo. Siguiendo con el folclore, fueron separados los 70 para escribir una traducción cada uno. Y, milagrosamente, salió una versión igual en los 70 escribas. o En el presente sabemos que uno de los criterios de autoridad más frecuentemen f recuentemente te implementados en esos contextos histórico-geográficos (definir la canonicidad de un escrito), consistía en atribuir a los textos sagrados algún supuesto origen que se pudiera remontar a hechos extraordinarios, de manera que no debería tomarse – tomarse – necesariamente- de manera literal este relato. En general la mayoría de escritos se trataban de textos vertidos de lenguas semíticas (hebreo y arameo), y fueron redactados de su forma original a la lengua griega. Se piensa que la recopilación LXX habría sido formada con el objetivo de cultivar la fe de las comunidades de israelitas piadosos que vivían en la Diáspora, y que se comunicaban en la lengua griega común (koiné). En aquella época, residía en Alejandría una muy nutrida y numerosa comunidad de inmigrantes hebreos. Sin embargo, dado que la o rden habría provenido del rey Tolomeo II Filadelfo, también es probable que el fin de la misma fuera proveer a la Biblioteca de Alejandría de una versión griega de los textos sagrados hebreos.











Al elaborar esta redacción y recopilación, r ecopilación, incluyeron algunos algunos libros (entiéndase libros como rollos) que por ser más recientes no formaban – formaban –necesariamentenecesariamente- parte de las recopilaciones más antiguas (sobre todo en Palestina, tan reacia a recibir más revelación), aunque así eran libros generalmente reconocidos como sagrados por los judíos como nación pluri-regional. Es decir que la versión de los Setenta o alejandrina contiene los siete libros deuterocanónicos. deuterocanónicos. Esta es la principal pr incipal versión griega por su antigüedad y autoridad autor idad (mientras estuvo en vigencia jamás fue retada o rechazada por el Templo de Jerusalén). Era la más conocida y  utilizada en la Época de Jesús y la Época Apostólica. Esta versión gozó de gran popularidad entre todo el mundo Judío por ser la Primera gran recopilación de las Escrituras y por ser escrita en Griego, idioma del mundo culto universal de la época, por ejemplo: San Pablo de 350 citas bíblicas del AT, usa 300 de esta versión (la Septuaginta), lo que indica que fue utilizada por los Apóstoles y la Iglesia Primitiva. Esta versión contó más o menos con 46 libros (variaba por el dilema de ser rollos y las distintas sectas judías que seguían teniendo especial atención de ciertos libros, según su enfoque subjetivo de lo que consideraban correcto o conveniente). Esta recopilación termino siendo la base -para el escrutinio- de la iglesia primitiva cuando decidió hacer un canon cristiano de la antigua alianza (Viejo Testamento).

Los académicos opinan… Los escritores católicos Nickes, Movers, Danko y, más recientemente, Kaulen y Mullen, han defendido la posición de que originalmente el canon judío contenía todos los libros deuterocanónicos y que así se mantuvo hasta el tiempo t iempo de los apóstoles (Kaulen, c. 100 d.C.) cuando, a consecuencia de que los Setenta habían llegado a ser el Antiguo Testamento de la Iglesia, fue prohibido por los escribas de Jerusalén, movidos por su hostilidad a la generosidad helenista (según Kaulen, especialmente) y por la redacción r edacción griega de nuestros libros deuterocanónicos. Esos exégetas dan mucho realce a la afirmación de San Justino Mártir (c. 100/114 - 162/168 d.C.) acerca de que los judíos habían mutilado la Sagrada Escritura. Escritura. Tal afirmación no descansa sobre evidencia positiva. Aducen que ciertos libros deutero siempre han sido citados por doctores palestinos y babilonios con veneración e incluso como si fueran parte de las Escrituras. Pero las aseveraciones particulares de algunos rabíes no pueden pesar más que la constante tradición Palestina del canon, donde por parte de los judíos ortodoxos se buscaba refinar el canon, sacando lo que para ellos había “adulterado” las escrituras, esto es atestiguado por Josefo- aunque él se inclinaba al helenismo, y por el autor judeo-alejandrino del IV libro de Esdras. Entonces, se admite que los líderes del judaísmo alejandrino mostraron una clara independencia de la tradición y autoridad de Jerusalén al permitir la ruptura de los límites sagrados de canon que se estaba formando a partir del “ escrutinio” del mismo, fijado ya por los Profetas, al insertar un libro de Daniel ampliado y la epístola de Baruc. Si se asume que los límites de los Hagiographa palestinos permanecieron sin definir hasta una fecha relativamente tardía, entonces hubo mucho menos innovación al adicionar los otros libros, pero la eliminación de las líneas de la triple división (Ley, Profetas y Escritos) revela que los l os helenistas estaban preparados para ampliar el canon que estaba en formación en palestina (y culminaría en el año 90d.C.) o para c rear ellos uno nuevo.

El libro de la Sabiduría, decididamente helenista helenista en su carácter, nos presenta una Sabiduría divina que fluye de generación en generación santificando a las almas y a los profetas. (7,27, en su versión griega). Sin duda este es un buen argumento para apoyar la postura de que la revelación continuaba de nuevas maneras, en nuevos idiomas. Por otra parte, como lo han hecho notar varias autoridades en la materia, el espíritu independiente de los helenistas no podía haber llegado tan lejos como a establecer un canon oficial distinto del de Jerusalén sin haber dejado huella de ello en la historia. Así que, de los datos con los que contamos, podemos concluir en justicia que aunque los deuterocanónicos fueron admitidos como libros sagrados por los judíos alejandrinos, siempre tuvieron un grado i nferior de santidad y autoridad que los que habían sido aceptados desde antes, los Hagiographa y los profetas palestinos, que era inferiores, a su vez, que la Ley.

Esa es la posición de los l os libros deuterocanónicos y la recopilación alejandrina en el judaísmo. En el cristianismo la opinión cambia. Es curioso que de entre las copias existentes de esta versión, las más antiguas datan de los siglos IV y V de nuestra era, lo cual nos dice que fueron elaboradas por manos cristianas, la recopilación que rescataron los cristianos del olvido con mayor énfasis fue la de Alejandría, esto paralelo a la consolidación un canon propio para la iglesia. Y ojo, o jo, no por ser copias tardías son menos exactas, los investigadores generalmente admiten que tales copias representan fielmente los libros hebreos, de acuerdo a como éste era conocido entre los helenistas o judíos alejandrinos de la era inmediatamente anterior a Cristo. 



1.4

Si bien los Macabeos están ausentes en el Codex Vaticanus (la copia más antigua del Antiguo Testamento en griego, data del siglo IV), los demás manuscritos enteros contienen todos los escritos deutero. Donde los manuscritos de los Setenta -copiados por cristianos- muestran diferencias entre si, con la excepción ya mencionada, es en ciertos excesos que van más allá de los libros deutero.

Canon judío: Versión de Yamnia (del año 70 al 90 después de Cristo)

Una vez destruido el Templo (año 70 d.C.), los fariseos de palestina cada vez más influyentes se reunieron ante la necesidad de conformar y cerrar una colección sagrada de libros para todos los  judíos,  judíos, así el Sanedrín establecido establecido en Yamnia formó finalmente un Canon (recopilación permanente y aceptada para toda la comunidad judía), a diferencia de la versión de los 70 que aún no era acatada con exactitud por toda la variedad de sectas judías. Se basó en tres tr es requisitos para la formación de éste: Que hubiera una copia del libro en cuestión que se supiera supiera que fue escrito antes del año 300 (cuando la helenización llegó a Palestina, con los problemas culturales y religiosos subsecuentes). Que dichas copias estuvieran escrita en hebreo o cuando menos arameo. Nunca en griego, que era la cultura invasora y la lengua de los escritos de la “secta” de los Cristianos, que se pretendía erradicar. Las copias en lengua hebrea de algunos deuterocanónicos, deuterocanónicos, se habían perdido para ese entonces. o Los primeros cristianos usaban los libros escritos en griego de la Septuaginta para proclamar el cristianismo. Por Ejemplo: 



El libro de Sabiduría (escrito originalmente en griego, unos 100 años antes de Cristo) incluye una profecía que solamente puede describir a Jesucristo y su pasión: Sabiduría 1:16 y 2:12-20 “hombres malvados declaran declaran lo siguiente: siguiente: tendamos trampas al justo, porque molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las trasgresiones de la ley…” , “Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias”, “El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios.”, Dios.”, “Veamos si sus palabras palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, Él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos.”, “Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.”

o

Los libros incluidos tenían que tener un mensaje considerado como inspirado o dirigido sólo al pueblo de Dios (Judío exclusivamente).

El grupo de escribas logró cerrar el período de revelación del Antiguo Testamento siglos antes del Cristianismo, buscando poner una gran distancia entre el período de revelación judía y el tiempo de Jesús, aunque algunos judíos de aquel tiempo intuían que que Dios continuaba revelándose. Esos libros se referían a la última etapa de revelación antes de la venida del Mesías.  



Fue entonces propuesto como solución el "silencio bíblico" (una ausencia de Revelación).  Algunos -no todos- de los libros retirados pasaron a conocerse conocerse como los deuterocanónicos. Los libros removidos fueron en su mayoría Sapienciales y ya bien cercanos en la Revelación -a Cristo- y “sonaban demasiado cristianos”.

Por ende, este concilio judío del Sanedrín en Yamnia no tuvo ningún efecto sobre la Iglesia ya que hacia largos años se había había separado totalmente del Judaísmo, Judaísmo, y además, había sido dictado por el mismo organismo que por su ceguera espiritual había crucificado al Mesías esperado, esperado, ya el Pacto había sido transferido a la Iglesia como Nuevo Pacto de Gracia y los ancianos de Israel nada podían dictar a la nueva Fe. La Iglesia siguió utilizando como Escritura Antigua la Versión de los Setenta (Alejandrina). 



Este concilio enfatizó enfatizó nuevamente las 3 divisiones y los 39 libros básicos. básicos. Este es el Antiguo Testamento para algunos protestantes. También es el actual canon llamado “ Tanaj  Tanaj ”  ” por los judíos actualmente:

Consiste de los cinco libros mosaicos: mosaicos : Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los Profetas fueron subdivididos por los judíos en Profetas Anteriores (i.e. los libros proféticohistóricos: Josué, Jueces, Samuel, [Reyes I y II], y Reyes [Reyes III y IV], y Profetas Posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce profetas menores, a los que los hebreos cuentan como un solo libro). Los Escritos, mejor conocidos por un título prestado de los l os Padres Griegos, Hagiographa (escritos sagrados), sagrados) , abarcan todos los libros restantes de la Biblia hebrea. Nombrados en el orden en el que aparecen en el texto hebreo actual, son: Salmos, Proverbios, Job, Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, o Esdras II, Paralipomenon.

1.4.1 Mas adelante… Es algo evidente, además, que ningún libro que no hubiese sido compuesto en hebreo, y que no poseyese las características de antigüedad y prestigio de la edad clásica, o algo de renombre por lo menos, no fue admitido. Tales criterios son negativos y exclusivos, más que directivos. El empuje del sentimiento religioso y del uso litúrgico deben haber sido el factor decisivo en la decisión. Pero los criterios negativos eran parcialmente arbitrarios y la simple intuición no puede ser prueba definitiva de certificación certificación divina fuera de la iglesia de Cristo. Los cabalistas del siglo segundo después de Cristo, y otras escuelas judías posteriores, veían en la otra parte del Antiguo Testamento una mera expansión e interpretación del Pentateuco. Por ello podemos estar seguros que la prueba mayor de canonicidad, al menos para el caso de los Hagiographa, era su conformidad con el canon par excellence, el Pentateuco. Para los judíos de la Edad Media la Torah era el santuario más íntimo, el Santo de los Santos, mientras que los Profetas eran el Lugar Santo y los Escritos posteriores únicamente el patio exterior del templo bíblico, y esta concepción medieval encontraba su fundamento en la preminencia que los rabíes de la época talmúdica daban a la Ley. En la actualidad los deuterocanónicos son respetados y en el diagrama de la edad media estarían en el último estrado (el cuarto), sin ser parte de sus escrituras, están en el “patio de los gentiles” en orden de relevancia.

2. Canon Cristiano (a partir de 33 años después de Cristo) Las comunidades primitivas que creyeron en el mensaje de Jesús surgen como una secta del  judaísmo. Históricamente Históricamente fueron llamados «nazoreos» «nazoreos» -principalmente en el mundo semítico (Hechos 24, 5)-, «Los del Camino» y también «cristianos» -principalmente -principalmente en el mundo grecorromano (Hechos 11, 26)-. Es en Nazaret donde se origina con más precisión su mensaje. Acuden a las sinagogas, como todos los otros grupos dentro del judaísmo tradicional (época del segundo templo). Su proclama es de tipo profético enseñando que Yeshua el Nazareno (o Nazoreo), Jesús de Nazaret, es el Mesías anunciado por los profetas; el mismo al que las autoridades romanas y judías han matado, y a quien el Señor ha resucitado. Como regla de vida enseñan las Sagradas Escrituras (de tradición helenista, la Septuaginta) y las obras del Espíritu Santo. Los cristianos ven las raíces del evangelio prefigurado desde Génesis 3:15 – 3:15  –el el protoevangelio-, esto se hace real en la anunciación a María por parte del ángel Gabriel. La buena nueva, el nuevo pacto, más tarde aseguran fue anunciado por Juan el Bautista, y luego es concretado durante el ministerio de Jesucristo. Ministerio que al final les ha sido encomendado como iglesia, que a su vez tiene el sagrado deber de evangelizar. La evangelización es verbal, comienza desde la instrucción de Jesucristo a su iglesia hasta que él regrese (Mateo 16:18-19) "Vayan y prediquen el evangelio a toda criatura" (Mc 16,15). Jesús fundó una Iglesia para que fuese universal. Para que reuniese en su seno a toda la humanidad. Católica significa Universal (Hechos 1:8). En esta iglesia los Apóstoles y los primeros cristianos sólo tuvieron Tradición Apostólica en forma de predicación Evangélica, Evangélica, pues los Apóstoles no se dedicaron a escribir, ni tenían mandato directo del Señor de hacerlo. Solamente muchos años después cuando la Iglesia reconoció que la venida del Señor no era inminente algunos Apóstoles (Mateo y Juan) van a escribir sus recuerdos del Señor Jesús, Marcos y Lucas van a escribir uno lo que escuchó de Pedro y otro lo que investigó de testigos oculares de la vida del Señor, respectivamente. Los otros diez Apóstoles No Escribieron Nada y dejaron su legado en forma de Tradición oral en la Iglesia. Lo que se escribió luego (hechos, epístolas epístolas y apocalipsis) formaría también parte del Nuevo Nuevo testamento y apunta a la segunda venida del Mesías. A partir de aquí nos enfocaremos en el origen del canon propiamente propiamente cristiano, ya que en esa época no hay uno oficial para el cristianismo, se usa la versión de la septuaginta porque es la que heredaron los apóstoles, que a su vez recibieron de las tradiciones judeo-helenistas, ninguna autoridad había dictaminado lo contrario.

2.1 Aparece la escritura cristiana en la iglesia primitiva El evangelio por escrito – escrito –las las versiones canónicas y reales- la mayoría de los expertos considera que -los cuatro evangelios- fueron escritos entre los años 51-65 y 100 d. C., aunque otros académicos proponen fechas más tempranas. Juan escribe el Apocalipsis en medio de la gran persecución de Nerón (quién martiriza a Pedro y Pablo). Pablo). El enfrentamiento entre la Iglesia y la Roma Imperial era por definir ¿Quién es el Señor? La Roma Imperial le daba los títulos de: Dios, Salvador y único Señor al emperador, la Iglesia daba estos títulos únicamente a Jesucristo. Los cristianos no eran muertos por adorar a Jesús, eran muertos por traidores al Imperio. San Papías (h. 69 - h. 150 d.C.), obispo de Hierápolis de Frigia, hacia el año 125 d.C. nos atestigua a través de "Juan el Presbítero", discípulo de Juan Evangelista que: Marcos era intérprete de Pedro; y que Mateo, discípulo del Señor, escribió en arameo sobre las cosas hechas y dichas por Jesús. Este testimonio lo recogió más tarde el historiador Eusebio de Cesárea. A partir del siglo II comienzan a proliferar los falsos evangelios y cartas apostólicas. Algunos surgen como escritos piadosos que mezclaban datos reales con ficción y otros como fruto de sectas separatistas con fines políticos y/o heréticos, plagian los nombres de los apóstoles y discípulos de Jesús para esparcir sus propuestas y filosofías. Estos escritos serán llamados “apócrifos”. En este clima de plagios la necesidad de enseñar el evangelio correcto se mantiene (1 Corintios 15 1:2) gracias a la unidad de la iglesia (Juan 17:21) y esto es en parte sustentado con la jerarquía la jerarquía organizada de la misma (Mateo 16 18:19). 18:19). San Ignacio, obispo Antioquía (discípulo de San Pablo y San Juan apóstoles) en su carta a los Esmirniotas por el 106 1 06 d.C escribe: "Donde está el obispo está la comunidad, así como donde está Jesucristo está la Iglesia católica." Ad Smyrn 8.2 Se deja ver en esto la autoridad que proclaman los primeros obispos (Hechos 15, 28), 28), para apacentar el rebaño que les fue encomendado por los apóstoles, apó stoles, con Pedro a la cabeza (Juan 21 15:17) y ellos, fundados iglesia por el mismo Jesucristo y el Espíritu Santo (Hechos 2 1:4), en una tarea que debía mantenerse hasta su segunda venida, por medio de la sucesión apostólica (Hechos 1 24:26). Ciertamente es Dios mismo quien hace el llamado a estos hombres (Hechos 9 4:6) y el Espiritú Santo quien quien los guía a la iglesia organizada para buscar buscar la aprobación de su predicación (Gálatas 2 1-9), 1-9), y a pesar de la confrontación interna (Gálatas 2, 11-14), al final el mandato de unidad se proclama como fundamental y necesario (Efesios 4 1:6, 1 Tim 3,15).

San Policarpo, Obispo de Esmirna (c. 70 - c. 155), siendo presuntamente consagrado por Juan el Evangelista o Juan el Presbítero, y martirizado unos 50 años después de San Ignacio, mantiene el titulo de “católica” a la iglesia proveniente de Jesús y sus Apóstoles. La autenticidad de sólo los cuatro evangelios – evangelios  –canónicoscanónicos- es entonces refutada por las autoridades eclesiales: San Ireneo (n. Esmirna Asia Menor, c. 130 - m. Lyon, c. 202), 2 02), obispo de Lión (Galias), discípulo de Policarpo, a su vez, discípulo de Juan el Evangelista nos dice – dice  –yy reafirma- que: Mateo escribe cuando Pedro y Pablo evangelizaban Roma, hacia el 50, en lengua l engua hebrea; Marcos transmite la predicación de Pedro, hacia el 65; Lucas, colaborador de Pablo, escribe el evangelio enseñado por éste a los gentiles entre los años 67 y 70; Juan escribe en Efeso hacia fines del siglo primero.

2.1.1 Los académicos opinan… La idea de que existió un Canon del Nuevo Testamente claramente definido desde el principio, desde los tiempos apostólicos, no tiene fundamento histórico. histórico . El Canon del Nuevo Testamento, como el del Antiguo, es el resultado de un desarrollo, un proceso inmediatamente estimulado por las disputas de los que dudaban, dentro y fuera de la Iglesia, y retardado por ciertos puntos oscuros, las dudas naturales, y que no llegó a su estado final hasta el respaldo y proclamación por la iglesia. Los escritos que poseían con toda seguridad el sello y garantía del origen apostólico deben haber sido especialmente apreciados y venerados desde el principio y sus copias buscadas con ilusión por las iglesias locales y por personajes cristianos pudientes, prefiriéndolos prefiriéndolos a los Logia o Dichos de Cristo (escritos apócrifos) que provinieran de fuentes menos autorizadas. En el mismo Nuevo Testamento hay alguna evidencia de una difusión de los libros canónicos: 2 Pedro 3,15:16 supone que sus lectores son conocedores de algunas de las epístolas de S. Pablo; El evangelio de S. Juan supone implícitamente la existencia de los Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas). No hay indicaciones en el Nuevo Testamento de un plan sistemático de distribución de los escritos apostólicos, como tampoco de que haya un determinado nuevo canon legado por los Apóstoles a la Iglesia o de un autotestimonio de inspiración divina. Casi todos los escritos del Nuevo Testamento fueron evocados en ocasiones particulares o dirigidos a destinatarios particulares, diferentes entre si. Pero podemos presumir de que cada una de las iglesias líderes – líderes  –Antioquía, Antioquía, Tesalónica, Alejandría, Corinto y Roma intentaron añadir a su tesoro especial todos los escritos apostólicos de los que tuvieron conocimiento, con intercambios con otras iglesias cristianas, para la lectura pública en las asambleas religiosas. Sin duda, de esta manera crecieron las colecciones y llegar a completarse, dentro de ciertos límites, aunque esto requirió un considerable número de años (contando desde la composición del último libro) antes de que las iglesias del primer cristianismo, tan separadas geográficamente, llegaran a tener completa la nueva literatura sagrada. Y esta necesidad de una distribución organizada, teniendo en cuenta la ausencia de una fijación temprana del Canon, dejó espacio para variaciones y dudas que duraron varios siglos.

Hay que aclarar que San Papias y San Ireneo concuerdan en el periodo cronológico en que se escribieron los evangelios, más no así en su orden. San Papias los ordena así: primero Marcos, luego Mateo y al final Lucas; San Ireneo ordena primero Mateo y Lucas y por último Marcos; siendo este último recuento el más apoyado históricamente por la Iglesia Católica, sin que sea su postura oficial o definitiva. Diversas teorías surgen para explicar la discrepancia. Nuevamente veremos la opinión de los académicos tradicionalistas y los críticos.

Tradicionalistas

Criticos Proponen que los evangelios fueron escritos por “escuelas” (de creyentes) afines a los

Defienden inamoviblemente la composición de los evangelios por los autores a quienes se les atribuye (Mateo, Marcos, Lucas y Juan).

La Apostolicidad era la prueba de la inspiración durante la formación del Canon del Nuevo Testamento, es lo que sostienen las muchas instancias en las que los Padres P adres primitivos basan la autoridad de un libro, su origen apostólico, y por el hecho verdadero de que la inclusión definitiva en el Catálogo del Nuevo testamento coincidió con su aceptación general como de autoría apostólica. Los defensores de esta hipótesis señalan que el oficio de Apóstol se corresponde con el de Profeta de la Antigua Ley infiriendo que de la misma manera que la inspiración iba unida al munus propheticum, así los Apóstoles fueron ayudados por la inspiración divina siempre que hablaban o escribían en el ejercicio de su vocación. Hay argumentos positivos que se deducen del Nuevo Testamento para establecer que los Apóstoles gozaron de un carisma profético, por una forma especial de in-habitación de Espíritu Santo en ellos, que comienza en Pentecostés: Mateo 10, 19-20; Hechos 15,28; 1 Corintios 2, 13; 2 Corintios 13,3; 1 Tesalonicenses 2, 13.

pensamientos de los autores a los que se les atribuye su composición. Es decir, no de una autoría directa, sino filtrada por discípulos de escuelas de pensamiento cristiano de los apóstoles.

los Evangelios de Marcos, Lucas y Los L os Hechos no son obra de los Apóstoles (sin embargo la tradición conecta el segundo Evangelio con la predicación de S. Pedro y el de S. Lucas con la de S. Pablo )

Libros que corrían bajo el nombre de los Apóstoles, como la Epístola de Bernabé y el Apocalipsis de S. Pedro, fueron sin embargo excluidos del rango de los canónicos, S. Jerónimo (~382 d.C.) en el caso de las epístolas II y III de Juan, cuestiona la autoría apostólica de estos libros, aunque las traduce como Sagrada Escritura. Se especula que el evangelio de Juan tiene claros signos de modificaciones mo dificaciones posteriores por parte de los discípulos del mismo, esto en parte es quizá insinuado con textos como Juan 21, 24. 24. “Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las que ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.”

Es así como en los textos de los cuatro evangelios se notan en algunos casos adiciones posteriores, sin que esto intervenga con la autoría auto ría primaria y exclusiva de los evangelistas. Un ejemplo de estas adiciones se encuentra al final del evangelio de San Marcos 16, 9-20 :

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Este escrito forma parte de las Escrituras inspiradas; es considerado como canónico. Pero esto no significa necesariamente haya sido redactado por Marco. De hecho, se pone en duda su pertenencia a la redacción del segundo evangelio – evangelio – Las dificultades proceden ante todo de la tradición tr adición manuscrita-. Varias versiones antiguas omiten en el final actual. En lugar del final ordinario, or dinario, se da un final más breve que es continuación del v 8: “Ellas refiri eron brevemente a los compañeros de Pedro lo que se les había anunciado. Luego, el mismo Jesús Hizo que ellos llevaran desde el oriente hasta el poniente, el mensaje sagrado e incorruptible de la salvación eterna”. Cuatro versiones antiguas dan continuación de los dos finales, el breve y el largo. Finalmente, una de las versiones que dan el final largo, e intercala entre el v.14 y el v.15 el fragmento siguiente: “Y estos alegaron en su defensa; Este siglo de iniquidad y de incredulidad está bajo el dominio de Satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los espíritus impuros reciba la verdad y el poder de Dios; manifiesta, pues ya desde ahora tu justicia. Esto es lo que decían a Cristo y Cristo les r espondió: “El termino de los años del poder de Satán se ha cumplido, pero otras cosas terribles se acercan. Y yo he sido entregado a la muerte por los que pecaron, para que se conviertan a la verdad y no pequen más, a fin de que hereden la gloria espiritual espiritual e incorruptible de justicia que que está en el cielo”. La tradición patrística presenta también cierta fluctuación, añadido que entre e v8 y v9 hay en el relato solución so lución de continuidad. Por otra parte, es difícil admitir que el segundo evangelio en su primera redacción se detuviera bruscamente en e v8. De aquí la suposición de que el final primitivo desapareció, por causas desconocidas de nosotros, y que el final actual redactado para llenar la laguna. Se presenta éste como un resumen de



las apariciones de Cristo resucitado, cuya redacción es sensiblemente diferente de la manera habitual de Marcos, concreto y pintoresco. Sin embargo, el final actual es conocido desde el siglo II d.C. por Taciano y San Ireneo, y se encuentre entre la inmensa mayoría de las versiones en griego y otros. Si no se puede demostrar que haya tenido a Marcos por autor, lo cierto es que constituye, según la frase Swete (acádemico), (acádemico), “una autentica reliquia de la primera generación cristiana”.

Si bien en la iglesia Católica no se duda de la autoría a utoría apostólica, sí existe debate si fue o no esta autoría el único criterio que usaron los primeros cristianos para declarar canónico, o no, algún libro. El peso de la opinión teológica católica está merecidamente en contra de la mera Apostolicidad como suficiente criterio de inspiración. Apoyan esto los académicos Franzelin (De Divina Traditione et Scriptura, 1882), Schmid (De Inspirationis Bibliorum Vi et Ratione, 1885), Crets (De Divina Bibliorum Inspiratione, 1886), Leitner (Die prophetische Inspiration, 1895--a monograph), Pesch (De Inspiratione Sacræ, 1906). Estos autores ( algunos de los cuales tratan el tema más de forma especulativa que histórica) admiten que la Apostolicidad es una piedra de toque positiva y parcial de la inspiración, pero niegan enfáticamente que sea exclusiva en el sentido de que no todos los escritos no apostólicos fueran por eso mismo excluidos del Canon del Nuevo Testamento. Mantienen la Tradición doctrinal como el verdadero criterio para la unificación del canon. Por otro lado también hay campeones católicos de la teoría de la sola Apostolicidad como criterio del canon, canon, estos son: Ubaldi (Introductio in Sacram Scripturam, II, 1876); Schanz, ein Theologische Quartalschrift, Quartalschrift, 1885, pp. 666 ss., y A Christian Apology, II, tr. 1891); Székely (Hermeneutica Biblica, 1902). Recientemente, Recientemente, el profesor Batiffol, mientras m ientras rechaza las reclamaciones de estos últimos defensores, ha enunciado una teoría respecto al principio que presidió sobre la formación del Canon de Nuevo Testamento que r equiere atención y quizás crea un nuevo escenario en la controversia. Según Mons. Batiffol, los Evangelios, (i.e. las palabras y mandamientos de Jesucristo) llevaban en sí su propia sacraliza autoridad desde el principio. Este Evangelio fue anunciado a lo ancho del mundo por los Apóstoles y los discípulos apostólicos de Cristo, y ese mensaje, hablado o escrito, ya en forma narrativa de evangelio o de epístola, era santo y supremo por el hecho de contener la palabra del Señor. En consecuencia para la primitiva iglesia, el carácter evangélico era la prueba de la sacralidad de la Escritura. La hipótesis de Monseñor Batiffol tiene eso en común con las posturas de otros estudiosos recientes del Canon del Nuevo Testamento, la idea de que un nuevo cuerpo de escritos sagrados era más clara en la iglesia primitiva a medida que los fieles avanzaban en el conocimiento de la fe, fe, se entiende con esto que todo lo escrito gozaba de cierto grado de veneración por su origen cristiano, y conforme discernían más el mensaje de Cristo y en concordancia a este, aceptaban o rechazaban paulatinamente los escritos, esto llevaría a la formación del canon bíblico del nuevo testamento.

Lo cierto es que el carácter inspirado del Nuevo Testamento es un dogma católico y debe de alguna manera haber sido revelado a los Apóstoles y enseñado por ellos.

2.2 El Antiguo y Nuevo Testamentos en las comunidades cristianas primitivas Como se ha dicho los fieles deben haber tenido desde el principio alguna conciencia de que en los escritos de los Apóstoles y Evangelistas habían adquirido un nuevo cuerpo de Sagradas Escrituras, un Nuevo Testamento, destinado a estar junto al Antiguo. Tan pronto como las colecciones fijas se formaron, se dieron completa cuenta de que los Evangelios y la Cartas eran la Palabra de Dios escrita; pero captar la relación de este nuevo tesoro con el antiguo sólo fue posible cuando los fieles adquirieron un mejor conocimiento de la fe. Los escritos canónicos (o las primeras versiones) de los cuatro evangelios escritos, son apreciados por las comunidades primitivas, pero no hay consenso ni acuerdo oficial sobre los mismos. Paralelo a la formación del nuevo testamento, la vieja alianza pasaba por una época de incertidumbre, ¿Debería la iglesia Católica adoptar el canon modificado en Yamnia (entre los años 70 y 90 d.C.) o apegarse a su legado helenista con la Septuaginta?

2.2.1 En la Iglesia Primitiva 2.2.1.1 Nuevo testamento Desde los días inmediatos a los últimos Apóstoles hubo dos cuerpos bien definidos de escritos sagrados del Nuevo Testamento que constituyeron el mínimo universal, firme, irreducible y núcleo de su Canon completo: eran los Cuatro Evangelios, tal como los tiene hoy la Iglesia, los hechos de los apóstoles y algunas Epístolas de S. Pablo (sin Hebreos), es decir, el Evangelium (evangelios) y el Apostolicum (cartas apostólicas). Se tiene entendido que el compendio de estas Escrituras Sagrados del Nuevo Testamento fue escrito entre el 51 y 125 d.C. 

San Justino Mártir (30- 63) en su Apología se refiere a ciertas “memorias de los Apóstoles, que se llaman evangelios” y que “se leen en las asambleas cristianas junto

es a “memorias” con nuestros Evangelios con los escritos de los Profetas”. La identidad de esa está establecida por ciertos restos de los tres, sino de todos, que quedan en las obras de S. Justino, aunque no era aún la época de las citas explícitas. 

San Clemente, Obispo de Roma (4to. Papa) y discípulo de S. pablo, pablo, dirigió su Carta a la iglesia de Corinto alrededor del 97 y aunque no cita explícitamente a ningún Evangelio, esta epístola contiene combinaciones de textos tomados de los Evangelios sinópticos,

especialmente del de San Mateo. Que Clemente no aluda a Cuarto Evangelio es muy natural, puesto que aún no estaba compuesto en ese tiempo. S. Clemente también se refiere a los corintios como cabeza de “del Evangelio”; el fragmento Muratoriano (lista más antigua del nuevo testamento) concede el mismo honor a I Corintios de manera que podemos muy bien sacar la conclusión, con del Dr. Zahn (académico de renombre y respeto), de que ya en los días de Clemente las Epístolas de S. Pablo habían sido coleccionadas para formar un grupo con un orden fijado. fijado. Zahn a apuntado a señales que lo confirman en la manera en que Ignacio y Policarpo emplean esas epístolas. A lo que ttiende iende esta evidencia es a establecer la hipótesis de que la importante iglesia de Corintio fue la primera en formar una colección completa de los escritos de S. Pablo.

2.2.1.2 Viejo Testamento La opinión apostólica sobre el concilio de Yamnia, se deja entrever en la Biblia, especialmente se evidenciada en los escritos de Juan: 





Juan 9, 22: “Sus padres decían esto por miedo a los judíos, pues éstos se habían puesto de acuerdo en que, si alguno lo reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga” Juan 12,42: 12,42: “Sin embargo, incluso muchos magistrados creyeron en él, pero no lo confesaban por los fariseos, para no ser excluidos de la sinagoga,” Juan 16, 2: 2: “Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios.” Dios.”

El evangelista proyecta a la época de Jesús (año 30 d.C. aprox.) una medida de exclusión de los cristianos que no existió de esa forma sino hasta finales del Sigo I. También hilvana de una forma suspicaz estos textos para hacer mención de este hecho, usa el término “aposynagôgos” (para sinagoga) sólo en estos escritos y los usa para describir la autoridad excluyente judía hacia la comunidad cristiana. Sucedía esto justo en la época en la que él se encontraba escribiendo (Yamnia 70-90 d.C - Evangelio de Juan 80-100 d.C). 





En concordancia con la opinión de San Juan Evangelista a este concilio, los escritos subapostólicos de San Clemente (obispo de Roma – Roma –4to. 4to. Papa- 88-97 d.C) y San Policarpo (c. 70 - c. 155, obispo de la ciudad de Esmirna, el autor de la Epístola de Barnabás, de las homilías seudo-clementinas), contienen citas implícitas o alusiones de todos los deuterocanónicos, deuterocanónicos, excepto Baruch (que antiguamente se encontraba con frecuencia unido a Jeremías), el I Libro de los Macabeos y las adiciones a David. No se puede obtener ningún argumento en contra a partir del carácter suelto de esas citas ya que los Padres Apostólicos citan las escrituras protocanónicos exactamente de la misma manera. Se hace notar desde la era primitiva cristiana la independencia y autonomía para discernir por ellos mismos, qué escritura es o no inspirada por Dios.

2.2.2 En el Siglo II 2.2.2.1 Nuevo testamento A este período o a un poco antes pertenece la epístola Pseudo-Clementina en la que encontramos por primera vez, siguiendo a 2 Pedro 3,16, la palabra Escritura (Escrito Sagrado) aplicada a algún libro del Nuevo Testamento. Durante este período varió lo que excede al Canon mínimo compuesto por los l os Evangelios y las trece cartas. Las Siete Epístolas Católicas (Santiago, Judas. I y II Pedro y tres de Juan, universales por dirigirse a toda la humanidad y no únicamente a una iglesia específica) aún no habían sido reunidas en un grupo especial, y con la excepción de las tres de Juan, permanecieron como unidades aisladas, dependiendo para su fuerza canónica de circunstancias variables. 





S. Ignacio, Obispo de Antioquía, y San Policarpo de Esmirna, Esmirna, habían sido discípulos de los Apóstoles y escribieron sus epístolas en la primera década del segundo siglo (100-110). Emplean a Mateo, Lucas y Juan. En S. Ignacio encontramos la primera instancia del término ritual “está escrito” aplicado a un Evangelio (Ad Philad., viii, 2). Estos dos Padres muestran no sólo un conocimiento personal con “el Evangelio” y las trece Epístolas Paulinas sino que suponen que sus lectores están tan familiarizados con ellos que sería superfluo nombrarlos. o Ocho de los escritos de Pablo son citados por Policarpo; S. Ignacio de Antioquía valoraba a los Apóstoles sobre los Profetas y debe haber dado a las composiciones de los Apóstoles el mismo rango que a las de los Profetas ("Ad Philadelphios", v). San Papías, obispo de Hierópolis Frigia, según Ireneo, discípulo de S. Juan, escribió hacia el año 125. Describiendo el Evangelio de S. Marcos habla de Logia hebreos (aramáicos) o Dichos de Cristo compuestos por S. Marco, que es razonable creer que formaban la base del evangelio canónico de ese nombre, aunque la mayor parte de los escritores católicos los identifican con el Evangelio. Puesto que sólo tenemos unos pocos fragmentos de Papías, preservado por Eusebio, no se puede alegar que permanece silencioso sobre otras partes del Nuevo Testamento. Así mismo tradición proveniente de San Papías, dice que el Evangelio de S. Marcos fue aprobado por S. Juan el Evangelista, Evangelista , revela que él mismo o un grupo de sus discípulos añadieron el Cuarto Evangelio a los Sinópticos para formar así el compacto e inalterable Evangelio, uno en cuatro, cuya existencia y autoridad dejó su clara impronta sobre toda la literatura eclesial posterior, y que encontró su formulación consciente en el lenguaje de Ireneo. El Hereje Marcion (140 d.C), Por su cuenta, es el primero en la historia en hacer una lista clara de los libros que deberían conformar el NT, este compendio personal (y herético) cuenta sólo con diez cartas paulinas y el evangelio de Lucas Mutilado.







San Irineo en su libro “Contra las Herejías” - (182-188 dC), testifica la existencia de un “Tetramorfo” “Tetramorfo” o Evangelio Cuádruple, dado por la Palabra y unificado por el Espíritu; repudiar ese Evangelio o una parte de él como hicieron los Alogoi y los Marcionitas (seguidores de Marcion), es pecar contra la revelación r evelación del Espíritu de Dios. El santo doctor de Lyon afirma explícitamente los nombres de los cuatro elementos de este Evangelio y cita repetidamente a todos los Evangelistas de manera paralela a sus citas del Antiguo Testamento. Por el testimonio de S. Ireneo no cabe duda razonable de que el Canon del Evangelio estaba ya fijado de forma inalterable en la Iglesia Católica en el último cuarto del siglo segundo. La afirmación de Ireneo sobre los cuatro Evangelios puede ser corroborada por la lista romana llamada “fragmento de Muratori”, no es un canon propiamente, son fragmentos de contenido evangélico, que contiene un inventario de los libros que eran leídos en ese entonces en la ciudad de Roma. Es la lista más antigua conocida de libros del Nuevo Testamento en la iglesia (aunque el manuscrito que lo contiene data del siglo VII, la lista se ha fechado en torno al año 170 d.C aproximadamen a proximadamente). te). En esta lista el NT consistía en los 4 Evangelios, los Hechos, las 13 Cartas de Pablo (sin incluir Hebreos), 3 de las 7 Cartas Católicas (Se mencionan las de Juan y quizá Judas sin describirlas) describirlas) Figuran también en el fragmento como canónicos los apocalipsis de Juan y Pedro, P edro, aunque este último con ciertas reservas ("el cual algunos de los nuestros no permiten que sea leído en la iglesia", es considerado actualmente apócrifo). Este fragmento lista entonces, los libros venerables en aquella época en oposición al herege Marcion, se tratará esto más adelante. En este período de formación histórica, la Epístola a los Hebreos no obtuvo un lugar firme en el Canon de la Iglesia Universal. Universal. En la capital Romana no se la reconocía, como muestra el Catálogo Muratoriano. San Ireneo probablemente la cite, pero no hace referencia a su origen paulino. Sin embargo sí era sí  era conocida en Roma por San Clemente, obispo de Alejandría (fue el primero en utilizar la palabra “Testamento” “Testamento” para los libros

sagrados del nuevo designio divino) como atestigua su carta. La iglesia de Alejandría la admitió como obra de S. Pablo y canónica. canónica. 

Para Tertuliano (c 200 d.C., Presbítero – Presbítero  –sacerdotesacerdote- en la Iglesia de Cartago, líder y prolífico escritor) el cuerpo de la Nueva Escritura era una instrumentum exactamente de igual rango que el instrumentum formado por la Ley y los Profetas. Fue a final del siglo segundo que el mínimo canónico fue ampliado y además del Evangelio y las Epístolas Paulinas, inalterablemente abarcaron Los Hechos, I Pedro, I Juan (a la que probablemente se juntaron Juan II y III) y el Apocalipsis de Juan. Pero Hebreos, Santiago, Judas y II Pedro permanecieron flotando fuera de los límites de la canonicidad universal y la controversia sobre ellos y la posterior sobre el Apocalipsis forman la parte más importante de la historia restante del Canon del Nuevo Testamento.

A principios del tercer siglo el Nuevo Testamento se formó en el sentido de que el contenido de sus divisiones principales (4 evangelios y 13 cartas paulinas + algunas católicas), lo que puede llamarse la esencia del NT. Esta primera lista (f. Muratori) fue definida muy cortantemente y recibida universalmente, mientras todos los libros segundarios (Antilegomena, ver punto 2.3.1 ) fueron reconocidos en algunas iglesias. Una singular excepción a esto fue el Canon de la primitiva iglesia en siria, siria, que no contenía ninguna de las Epístolas Católicas ni el Apocalipsis.

2.2.2.2 Viejo Testamento En esta, la época de los apologetas, San Justino Mártir (c. 100/114 - 162/168 d.C.) fue el primero en exponer que la Iglesia poseía una versión de las Escrituras Hebreas que diferían de las de los  judíos. Fue también el primero en insinuar insinuar el principio, que luego luego fue promulgado por por escritores posteriores, de la autosuficiencia de la Iglesia para establecer el canon y su independencia independencia de la sinagoga judía respecto a ese asunto, defendiendo la Septuaginta. La plena comprensión de esta verdad tomó tiempo en madurar, madurar, por lo menos en Oriente, donde no faltan indicaciones indicaciones de que por largo tiempo en algunos frentes no se pudo evitar la influencia de la tradición judeo-palestina. También encontramos a Baruc citado como profeta por Atenágoras (177-178 d.C.). 

Marcion (Hereje alrededor del 140 d.C), d.C), empresario de Roma converso al cristianismo, fue un gran adepto de Pablo, y como griego, gr iego, no entendía que el cristianismo mantuviera una conexión judía. Fue excomulgado por su padre que era obispo de Sínope, luego readmitido a la iglesia de Roma en 139 y más tarde declarado hereje y vuelto a ser excomulgado y expulsado de Roma en 144. 144 . Su partida fue un duro golpe para las arcas del cristianismo romano. Tertuliano menciona que al final de su vida se convirtió y prometió hacer volver a la ortodoxia a sus seguidores, tarea que le fue impedida por la muerte. Hacia el año 140 d.C. pensaba que había dos Dioses Yahweh, el Dios cruel del AT y Abba el "Padre" del NT (una especie de dualidad). Marcion en esta época, como reacción al anti cristianismo de los judíos, eliminó totalmente los libros hebreos – hebreos –la la septuaginta completa, protocanónicos protocanónicos y deuterocanónicos- de lo que él consideraba consideraba Sagradas Escrituras (siendo esta una actitud antisemita), antisemita), la iglesia según él no necesitaba un “viejo testamento” (aunque aún no se le llamara así). así). En su canon del NT (El "Nuevo Testamento de Marcion") mantuvo solamente 10 de las Cartas de Pablo y el Evangelio de Lucas mutilado (eliminando toda referencia a la identidad judía de Jesús, sin los dos primeros capítulos). Actualmente él es considerado como el mayor peligro que sufrió el cristianismo primitivo, porque estaba muy organizado y disponía de mucho dinero para predicar sus teorías, irónicamente gracias a sus cualidades también fue el primero en ordenar el nuevo testamento y con esto ejercer presión para que la iglesia comenzara formalmente a insinuar un canon oficial y evitar confusiones. Entonces el "Nuevo Testamento de Marcion" fue el primero en ser compilado, forzando a la Iglesia a decidir el núcleo del canon por su cuenta, quedando el “fragmento muratoriano” .





San Melitón (muerto cerca del año 180), obispo de Sardes (Asía menor), fue quien primero hizo una lista de los libros del Antiguo Testamento para la iglesia. En esa tarea aunque mantuvo el orden familiar de los Setenta, verificó su catálogo a base de interrogar a los judíos. Para ese tiempo, los judíos habían ya descartado en casi todas partes los libros alejandrinos (gracias al concilio de Yamnia), Yamnia), así que el canon de Melitón consiste exclusivamente de los protocanónicos minus Ester (adiciones griegas). Debe subrayarse, sin embargo, que San Melitón Melitón antepuso un documento documento a este catalogo, el mismo orientado a la polémica antijudía (de Marcion), en cuyo caso se entendería bajo otra luz el canon restringido del santo, este pretendería defender las raíces judías con su canon. San Ireneo (c. 130 ‐ m. Lyon, c. 202), testigo de primera categoría dado su amplio

conocimiento de la tradición eclesiástica, afirmó que desde el principio del cristianismo Baruc fue juzgado con el mismo criterio que Jeremías, y que las narraciones narr aciones de Susana y de Bel y el dragón se le atribuyeron a Daniel.

2.3 Principios del siglo Tercero hasta el Edicto de Milán 2.3.1 Nuevo Testamento En este momento del desarrollo histórico del Canon del nuevo Testamente, encontramos por primera vez una consciencia, que se refleja en ciertos escritores eclesiásticos, de las diferencias que hay entre las colecciones sagradas en diversos lugares del cristianismo. Estas variaciones son atestiguadas y la discusión se estimula en dos de los más sabios de la antigüedad cristiana, Orígenes y Eusebio de Cesarea, el historiador eclesiástico. eclesiástico . Un vistazo al Canon como se muestra en las autoridades de la iglesia africana o cartaginesa, completarán nuestro breve recorrido por este período de diversidad y discusión.

a. Orígenes y su escuela Los viajes de Orígenes le dieron oportunidades excepcionales para conocer las tradiciones de iglesias muy separadas geográficamente y le hicieron muy versado en las actitudes discrepantes hacia ciertas partes del Nuevo Testamento. Dividió los libros con reclamaciones bíblicas, en tres clases: • Los recibidos universalmente. universalmente. Homologoumena (equivalentes a los Protocanónicos en el VT) • Aquellos cuya apostolicidad era cuestionada. Antilegomena (equivalen a los Deutero en el VT) • Obras apócrifas. Apócrifo significa oculto.

Un la primera clase, los Homologoumena, Homologoumena, estaban los Evangelios, las Trece Epístolas de S. pablo, Los Hechos, Apocalipsis de Juan. I Pedro y I Juan. Los escritos cuestionados (Antilegomena) eran Hebreos, II Pedro, II y III Juan, Santiago, Judas, Bernabé, El pastor Hermas, La Didajé y probablemente el Evangelio a los Hebreos. Orígenes

aceptaba personalmente todas ellas como divinamente inspiradas, aunque veía las opiniones contrarias con tolerancia. La autoridad de Orígenes parece haber contribuido a que Hebreos y las disputadas Epístolas católicas entraran con firmeza en el Canon de Alejandría. Donde habían estado antes de forma insegura, a juzgar por el trabajo exegético de Clemente y la lista del Códice Claromontanus, al que competentes investigadores asignan un temprano origen alejandrino.

b. Eusebio Eusebio (c. 275 – 339 d.C.), d.C.), Obispo de Cesarea en Palestina fue uno de los más eminentes discípulos de Orígenes, y hombre de amplia erudición. Imitando a su maestro dividió la literatura religiosa en tres clases o

o

o

Homologoumena, Homologoumena, o composiciones universalmente recibidas como sagradas, como Los Cuatro Evangelios, las Trece Epístolas de S. Pablo, carta a los Hebreos, Hechos I Pedro, I Juan y Apocalipsis (de Juan). Hay, sin embargo alguna inconsistencia en esta clasificación , por ejemplo al dar el mismo rango a Hebreos que a los libro es de recepción universal, puesto que después Admite que es cuestionada. La segunda categoría se compone de los Antilegomena, Antilegomena, o escritos discutidos: estos a su vez tiene una clase superior y otra inferior. Los mejores son: las Epístolas de Santiago, Judas, II Pedro, II y III Juan. Como Orígenes, Eusebio quería que entrasen en el Canon pero se vio obligado a reflejar r eflejar su situación incierta. Los Antilegomena de la clase inferior eran: eran: Bernabé, la Didajé, El Evangelio de los Hebreos, Los Hechos de Pablo, el Pastor y el Apocalipsis de Pedro El resto eran espurios (notha).

Eusebio discrepaba de su maestro alejandrino al rechazar personalmente el Apocalipsis como no-bíblico (fuera del canon), aunque obligado a reconocer la casi universal aceptación (por eso lo colocaba en los Homologoumena). ¿De qué venía este desfavorable punto de vista sobre el volumen que cierra el Testamento Cristiano? Zahn lo atribuye a la influencia de Luciano de Samosata, uno de los fundadores de la escuela de exégesis de Antioquía y con cuyos discípulos se había estado asociado Eusebio. El mismo Luciano había recibido su educación en Edesa, la metrópolis de Siria oriental, oriental, que tenía un Canon singularmente abreviado (ver punto 2.4.2.3). 2.4.2.3). 

Luciano (m. 240 — 312 d.C., fue un influyente teólogo) siguiendo este movimiento editó las Escrituras en Antioquía y se supone que introdujo allí el Nuevo Testamento más corto. Luciano, según Zahn, había llegado a un compromiso y fusión entre el Canon Siríaco (de Siria) y el Canon de Orígenes admitiendo las tres epístolas católicas más largas (I Pedro, I Juan y Santiago) y manteniendo m anteniendo fuera el Apocalipsis (de Juan). Pero aunque admitamos el

prestigio del fundador de la escuela de Antioquía, es difícil conceder que su autoridad personal hubiera sido suficiente para eliminar libro tan importante como el Apocalipsis del Canon de una iglesia tan notable, en la que había sido admitido previamente. Es más probable que una reacción contra el abuso del Apocalipsis por parte de los Montanistas y Quiliastas (Herejes Milenaristas) – Milenaristas)  – Asia Menor era el centro de ambos errores – errores – llevó a la eliminación de un libro de cuya autoridad se había sospechado, quizás, antes. De hecho es muy razonable suponer que su temprana exclusión ex clusión de la Iglesia Oriental Siria fue una oleada exterior del movimiento extremadamente reaccionario de los Alogoi – Alogoi – también de Asia Menor - que designaban al Apocalipsis y todas los escritos de Juan como obra del hereje Cerinto (hacia (hacia el año 88 d.C. fue un judío celoso por ley de Moisés que quería sujetar a ella a los gentiles; le pareció mal que San Pedro instruyera y bautizara al Centurión Conidio; alertó la Iglesia de Antioquía por su obstinación en guardar las ceremonias legales; difamaba al apóstol San Pablo porque eximía de estas ceremonias a los que no eran judíos de nacimiento. Hay que recordar que para esa fecha los judíos interactuaban con los cristianos aún, pero fue el momento en que se separaron tajantemente ambas religiones, ver punto 2.2.2.2 ). Sean cuales fueren las influencias que determinaron el canon personal de Eusebio, el caso es que éste eligió el texto de Luciano para las 50 copias de la Biblia que proporcionó a la Iglesia de Constantinopla por orden de Constantino, su protector imperial. Y él incorporó todas la Epístolas Católicas, pero excluyó el Apocalipsis, que permaneció fuera de las colecciones sagradas tan corrientes como las de Antioquía y Constantinopla, por más de un siglo. Sin embargo este libro – libro –El El Apocalipsis- mantuvo una minoría de adeptos asiáticos, puesto que tanto Luciano como Eusebio podían estar contaminados de arrianismo (otra herejía, aunque aún no era condenada por la iglesia, por lo tanto los santos no incurrían en culpa al no estar contradiciendo conscientemente conscientemente el magisterio de la Iglesia). Finalmente como señal de ortodoxia, se dio la aprobación del Apocalipsis, a la que se habían opuesto Eusebio y Luciano. Incluso Eusebio fue el primero en llamar la atención de las importantes variaciones en los textos de d e los Evangelios, por ejemplo, la presencia en alguna copias y la ausencia en otras del párrafo final de Marcos, el pasaje de la mujer m ujer adúltera, o el sudor de sangre de Jesucristo (ver punto 2.1.1). 2.1.1).

c. La Iglesia Africana San Cipriano (Obispo de Cartago entre el 249-58 d.C., santo mártir de la Iglesia), Iglesia), cuyo Canon de las Escrituras refleja ciertamente el contenido de la primera Biblia L atina (la Vulgata de San Gerónimo, 397 d.C), recibió personalmente todos los libros del Nuevo Testamento excepto Hebreos, II Pedro, Santiago y Judas. Sin embargo siempre hubo una fuerte inclinación en este ambiente a admitir II Pedro como auténtica: Judas había sido reconocido por Tertuliano pero extrañamente había perdido su posición en la Iglesia Africana probablemente debido a su cita del libro apócrifo -desde siempre- Enoch. El testimonio de Cipriano a la no-canonicidad no-canonicidad de Hebreos y Santiago es confirmado por Comodio, otro escritor africano del período.

2.3.2 Viejo Testamento La tradición alejandrina (septuaginta) queda representada por el enorme peso de Orígenes (discípulo de Clemente de Alejandría, 185 – 254 d.C.). d.C.). Éste, influenciado sin duda por el uso de los  judíos alejandrinos alejandrinos de aceptar en la práctica los escritos escritos extra mientras sostenían sostenían en teoría el canon menor de Palestina, tiene un catálogo de las escrituras del Antiguo Testamento que únicamente contiene los libros protocanónicos, aunque sigue el orden de los Setenta. Con todo, Orígenes utiliza todos los libros deutero como Sagrada Escritura, Escritura , y en su carta a Julio Africano defiende el carácter sagrado de Tobías, Judith y los fragmentos de Daniel. Afirma implícitamente, además, la autonomía de la Iglesia para determinar el canon. En su edición Hexapla del Antiguo Testamento encuentran lugar todos los libros deutero.



El manuscrito bíblico conocido como “Codex Claromontanus”, del siglo VI , contiene un catálogo al que ambos, Harnack y Zahn (académicos), le atribuyen un origen alejandrino, casi contemporáneo de Orígenes. Ese documento por lo menos data del período que estamos examinando y comprende todos los libros deutero, incluyendo el IV de los Macabeos.



San Hipólito (m. 236 d.C.) puede bien ser considerado el representante de la tradición romana primitiva. Él comenta sobre el capítulo de Susana (del libro de Daniel), cita frecuentemente la Sabiduría considerándola obra de Salomón y utiliza a Baruc y a los Macabeos como Sagrada Escritura.



En la Iglesia del África occidental existen dos testigos fuertes del canon mayor: Tertuliano (ca. 160 – 160 – ca. 220) y San Cipriano (Obispo de Cartago 249-58 d.C). Las obras de estos padres manejan bíblicamente a todos los deutero excepto a Tobías, Judit y la adición a Ester.

2.4 Post Edicto de Milán (año 313 d.C.) Así llegamos al Edicto de Milán y el cese de la persecución religiosa de los cristianos, hasta esa fecha (313 d.C.), la Iglesia solo había estado sobreviviendo las persecuciones y tratando de resguardar el rebaño, ya establecida la Iglesia comienzan los concilios de esta para fijar la Doctrina, Doctrina, una de las primeras preocupaciones de la Iglesia fue determinar que Libros eran inspirados y cuales no.

Se debía ordenar e instruir al nuevo pueblo de dios, dios, la iglesia. En ese período no está tan segura la posición de la literatura deuterocanónica como en la época primitiva. primitiva. Las dudas que se presentaron pueden ser atribuidas mayormente a la reacción en contra de los apócrifos o de los escritos pseudo-bíblicos con los que habían inundado el Oriente los herejes y otros escritores. Por otro lado, la situación se hizo posible debido precisamente a la falta de una definición apostólica o eclesiástica del canon. El trabajo de definir en forma inalterable las fuentes sagradas, como es el caso de todas las doctrinas católicas, se le dejó a la economía divina, para que lo llevara a cabo gradualmente bajo el estímulo de preguntas y oposición.

2.4.1 Nuevo Testamento Si bien no hay un consenso unánime, todos los libros actuales en el Nuevo Testamento, fueron usados en mayor o menor medida en la mayoría de iglesias, a pesar de estos hubo sus excepciones, a continuación las más marcadas:

2.4.1.1

En Asia (influencia de Siria)

El nuevo testamento corto propuesto por Luciano (ver punto 2.3.1) lo retoma San Juan Crisóstomo (n. 347 en Siria – m. 407 d.C., Obispo de Constantinopla) y sus seguidores también lo emplearon – emplearon – en el que no estaban ni el Apocalipsis, II Pedro , II y III Juan y Judas. Se sabe tambien que Teodoro de Mopsuestia (Antioquía, c. 350 – 428 d.C., fue obispo) rechazó las Epístolas católicas. Y que en las amplias exposiciones de las Escrituras de S. Juan Crisóstomo no hay ni un solo resto claro del Apocalipsis (de Juan), también que explicadamente excluye las cuatro epístolas menores – menores – II Pedro, II y III Juan y Judas – Judas – del número de libros canónicos.

2.4.1.2

En Africa

Un testigo muy importante en esta época es el documento conocido como Canon de Mommsen, Mommsen, un manuscrito del siglo X, pero cuyo original ha sido certificado hasta la fecha desde África occidental alrededor del 350. Es un catálogo formal de los libros sagrados, sin mutilaciones en la parte del Nuevo Testamento y prueba a en su tiempo los libros universalmente reconocidos reconocidos en la influyente iglesia de Cartago eran casi idénticos a los recibidos por San Cipriano (ver punto 2.3.1, inciso c) un siglo antes. Hebreos, Santiago y Judas están completamente ausentes. Las tres Epístolas de S. Juan y II Pedro aparecen pero tras ellas hay una nota, nota, añadida por una mano casi contemporánea, evidentemente en protesta contra la recepción de estos Antilegomena que, presumiblemente, habían encontrado encontrado recientemente un lugar en la lista oficial, pero cuyo derecho a estar allí era seriamente cuestionado.

2.4.1.3

En Alejandría

La primera de las listas completas de los libros del NT en el número y orden exacto como las conocemos es escrita por Atanasio, Atanasio, Obispo de Alejandría (nacido alrededor del año 296 y fallecido el 2 de mayo del año 373) en su "Carta Festal" (Epistola Festalis) en el #39 escrita año 367 d.C., el ilustre clérigo coloca atrevidamente todos los Antilegnema de Orígenes, que son idénticos a los deúteros (de ambos se dudaba su autoría por algunos sectores), dentro del Canon, sin dar cuenta de ningún escrúpulo acerca de ellos. En adelante fueron firme y formalmente admitidos en el Canon de Alejandría.

Y es muy esclarecedor de la tendencia de la autoridad eclesiástica el hecho de que hasta libros que habían gozado de un alto rango en la Alejandría más liberal, por ejemplo el Apocalipsis de Pedro y los Hechos de Pablo, Atanasio los reúne con los apócrifos, y hasta algunos que Orígenes había considerado como inspirados (Bernabé, El Pastor de Hermas, La Didajé – Didajé – fueron excluidos tajantemente con el mismo estilo condenatorio).

2.4.2 Viejo Testamento 2.4.2.1

En Alejandría

Con sus escrituras flexibles, Alejandría había sido desde el principio un campo fecundo para la literatura apócrifa (del nuevo y viejo testamento), y San Atanasio, Atanasio, el vigilante pastor de ese rebaño, queriendo proteger a éste de influencias perniciosas, elabora un catálogo de libros señalando en él los valores que se le debían dar a cada uno. Primero, el canon estricto y fuente autorizada de verdad es el Antiguo Testamento judío, excluido el libro de Ester. Hay, además, ciertos libros a los que los Padres señalaron como fuente de edificación e instrucción para los catecúmenos. Ellos son: la Sabiduría de Salomón, la Sabiduría de Sirac (Eclesiástico), Ester, Judit, Tobías, el Didaché o Doctrina de los Apóstoles y el Pastor de Hermas. Todos los demás son apócrifos e invenciones de los herejes (Epístola Festal, para 3 67). Siguiendo el precedente de Orígenes y de la tradición t radición alejandrina, el santo doctor no reconoció más canon formal del Antiguo Testamento que el hebreo (Yamnia). Empero, fiel a la misma tradición, en la práctica admitió para los libros deuterocanónicos una dignidad escriturística, como puede verse en la forma como los utiliza.

2.4.2.2

En Jerusalén

En Jerusalén se daba entonces un renacimiento, o quizás una sobrevivencia, de las ideas judías, cuya tendencia era claramente desfavorable para los deuterocanónicos. Desde la misma sede episcopal, San Cirilo de Jerusalén (315 - 386), quien defiende el derecho de la Iglesia de fijar el canon, ubica estos últimos entre los apócrifos, y prohíbe igualmente la lectura privada de cualquier libro que no sea leído en el templo. templo.

2.4.2.3

En Asia

La actitud era un poco más favorable en Antioquia y Siria. San Epifanio (alrededor del año 376 d.C, obispo de Salamina -también conocida como Constancia, por el emperador Constantino II-) no muestra duda alguna acerca del rango de los deutero: los estima, pero a sus ojos no ocupan el mismo nivel que los libros hebreos. El historiador Eusebio atestigua la amplitud con la que se habían extendido las dudas en su tiempo. Él clasifica los deuterocanónicos entre los antilegomena, antilegomena, o libros en disputa, y a la par de

Atanasio los coloca en una categoría intermedia entre los libros aceptados por todos y los apócrifos. En el canon número 59 (ó 60) del concilio c oncilio provincial de Laodicea (en el año 364 d.C.), cuya autenticidad es a veces objeto de debate y donde no estuvo el Papa ni sus representantes, representantes, puso fuera del canon los libros deutero, junto con el Apocalipsis de Juan, Juan, ya que este último libro estaba siendo usado por los “Milenaristas” de la época para proclamar herejías. Acorde con las ideas de San Cirilo de Jerusalén (todos ( todos los deuterocanónicos son apócrifos). apócrifos ). Por otro lado, las versiones orientales y los manuscritos griegos de ese período son más liberales. Los que aún existen contienen todos los deuterocanónicos y, en algunos casos, a ciertos apócrifos.

2.4.2.4

En Occidente (Europa)

La influencia del canon estrecho de Orígenes y de Atanasio (296 373 d.C) se extendió naturalmente al Occidente (los deuterocanónicos validos, pero de valor intermedio). San Hilario de Poitiers (315 – (315 – 369 d.C, obispo de Poitiers, Francia) y Rufino siguieron sus huellas al excluir teóricamente del rango canónico a los deuteros, aunque los admitiesen en la práctica. El último de ellos los llama “libros eclesiásticos”, aunque de menor autoridad que el resto de las Escrituras.

2.4.2.5

En Palestina

San Jerónimo (quien haría más tarde la traducción de las Escrituras judías del hebreo al latín) opinó por su cuenta, echando su considerable peso hacia el lado desfavorable de los libros discutidos (deuterocanónicos). Al evaluar su actitud debemos recordar que Jerónimo vivió por mucho tempo en Palestina, en un ambiente en el que todo lo que no fuera parte del canon hebreo era automáticamente objeto de suspicacia y que, además, sentía él una reverencia exagerada hacia el texto hebreo, la “hebraica veritas”, como la llamaba él. En su famoso “Prologus d.C.), él declara que todo lo Galeatus”, o prefacio de su traducción de Samuel y de Reyes (~382 d.C.), que no sea hebreo debe ser clasificado entre los apócrifos. Explícitamente afirma que Sabiduría, Eclesiástico, Tobías y Judit no pertenecen al canon. Añade que esos libros se leen en los templos para la edificación de los l os fieles pero no para confirmar la doctrina revelada. Si se analizan cuidadosamente las expresiones de Jerónimo, en sus cartas y prefacios, acerca de los deutero, podemos ver los siguientes resultados:  

Primero, duda seriamente de su inspiración divina; Segundo, el hecho de que ocasionalmente los cite y que haya traducido algunos de ellos como concesión a la tradición eclesiástica (más tarde, luego del concilio de Cartago, 397 d.C.), es un testimonio involuntario de su parte al elevado reconocimiento que gozaban en la Iglesia en general, y a la fuerza de la tradición práctica que prescribía su uso en el culto público. Obviamente, el rango inferior al que autoridades como Orígens, Atanasio y Jerónimo los relegaban se debían a una concepción muy rígida de canonicidad, que exigía que un libro, para ser elevado a esa dignidad suprema, debería ser reconocido por todos,



tener la sanción de la antigüedad judía y ser apto no sólo para edificar sino para “confirmar la doctrina de la Iglesia” , para utilizar una frase de Jerónimo. Tercero, San Jerónimo no tenía todos los conocimientos y pruebas históricas y arqueológicas con los que contamos actualmente, actuaba por su juicio y su voz era escuchada en la Iglesia que lo respetaba.

Luego todos estos fallos fueron esclarecidos con la guía de la iglesia bajo la autoridad del Papa.

2.5 En Roma, el canon se define para la iglesia universal Mientras eminentes estudiosos y teóricos continuaban despreciando los escritos adicionales, la actitud oficial de la Iglesia Latina, siempre a favor de ellos, ellos, conservó el tenor majestuoso de su posición desde sus bases en el siglo II. Como hemos visto el Fragmento Muratoriano (que surge influenciado por el canon herético de Marcion, ver punto 2.2.2.1), 2.2.2.1), compuesto en la iglesia romana en el último cuarto del siglo segundo, guarda silencio respeto a Hebreos, Santiago, II Pedro. Pedro . La I Pedro no es mencionada pero debe haberse omitido por un descuido puesto que era universalmente universalmente recibida en ese tiempo. Hay evidencia de que este canon restringido obtuvo aprobación también en la iglesia africana, con ligeras modificaciones como hemos visto, sino también en Roma y en general en occidente hasta el final del siglo cuarto. La misma antigua autoridad testifica que en Roma gozaron del mismo estado favorable y quizás canónico, el Apocalipsis de Pedro y El Pastor de Hermas. En las décadas centrales del siglo cuarto c uarto el intercambio de puntos de vista entre Oriente y Occidente llevó a un mejor conocimiento respecto a los Cánones Bíblicos y a la corrección del catálogo de la Iglesia Latina. Es un hecho singular que mientras el Oriente, principalmente por la pluma de San Jerónimo, ejerció una influencia contraria a las opiniones occidentales sobre el Antiguo Testamento (Principalmente Siria y Palestina en contraposición de Alejandría y Roma), la m ismo influencia, probablemente debido al mismo intermediario (San Jerónimo), ayudó a que se completara en toda su integridad el Canon del Nuevo Testamento. El Occidente comenzó a darse cuenta c uenta de que durante más de dos siglos las antiguas iglesias de Jerusalén y Alejandría habían reconocido a Hebreos y Santiago como libros apostólicos inspirados, mientras que la venerable iglesia alejandrina, apoyada en el prestigio de Atanasio y el poderoso patriarca de Constantinopla, con la sabiduría de Eusebio apoyando su juicio, habían canonizado todas las Epístolas disputadas. Con estos criterios en el ambiente, dos documentos de importancia capital en la historia del canon constituyen el primer pronunciamiento conciliar de autoridad papal al respecto.





El primero es el así llamado “Decretales de Gelasio”, De recipiendis et non recipiendis libris, cuya parte esencial se atribuye hoy día al sínodo convocado por el Papa Dámaso en el año 382, tener en cuenta también el concilio de Cartago (397 d.C). d.C). El otro es el canon de Inocencio I, enviado en 405 a un obispo gólico como respuesta a una solicitud de información. Ambos documentos contienen a todos los deuterocanónicos, deuterocanónicos, sin distinción alguna, y son idénticos al catálogo del concilio de Trento, algunos siglos más tarde.

2.5.1 Concilio de Roma (382 años después de Cristo) En el año 382, bajo la Autoridad del Papa San Dámaso (el Papa no. 37), 37), se nos da la primera relación de Libros Canónicos y los libros Apócrifos. La versión de los 70 (Alejandrina) se mantiene como canon del Antiguo testamento de la iglesia, aunque existen cuando menos unos cinco libros en la versión de los 70 que no fueron reconocidos por la Iglesia católica en Roma como inspirados. Ellos son: 1 Esdras (llamado en la Vulgata 3 Esdras), 3 Macabeos, 4 Macabeos, Odas y Salmos de Salomón; Así mismo se despeja toda duda de ambigüedad sobre las Epístolas y los Apocalipsis en discusión. Esto para depurar la lista bajo la guía del espíritu santo, que se expresa bajo la decisión final del Papa, que logra conciliar las opiniones de Oriente y las de Occidente. S. Jerónimo, Jerónimo, una luz en la Iglesia, aunque era un simple sacerdote de oriente, fue llamado por el papa Dámaso, donde estudiaba los conocimientos sagrados, para que asistiera este ecléctico, pero no ecuménico sínodo en Roma en el año 382. Ni el sínodo del año anterior en Constantinopla ni el de Nicea (365 d.C.) habían considerado la cuestión del Canon. Este sínodo romano debe haberse dedicado especialmente a ese asunto. El resultado de sus deliberaciones, presididas, sin duda, por el enérgico Dámaso, ha sido preservado en el documento llamado "Decretum Gelasii de recipiendis et non recipiendis libris", libris" , una compilación parcialmente del siglo sexto, pero que contiene mucho material que data de los dos que le preceden. El Catálogo de Dámaso presenta el canon completo y perfecto que ha sido el de la Iglesia Universal desde entonces. La parte del Nuevo Testamento acusa los puntos de vista de Jerónimo, que en cuestiones bíblicas parece siempre inclinado a favor de las posturas orientales, que ejerció una feliz influencia respecto al Nuevo Testamento, y si intentó poner alguna restricción r estricción oriental al Canon Cristiano sobre el Canon del Antiguo Testamento, su esfuerzo fue un fracaso. El título de decreto -- "Nunc vero de scripturis divinis agendum est quid universalis Catholica recipiat ecclesia, et quid vitare debeat"— prueba que el concilio elaboró una lista de apócrifos y de auténticos de la Sagrada Escritura. El Pastor de Hermas y el falso Apocalipsis de Pedro recibieron ahora el golpe definitivo. “Roma había hablado y las naciones de occidente habían escuchado” (Zahn). Las

obras de los Padres latinos del período – Jerónimo, Hilario de Poitiers, Filaster de Brescia – manifiestan el cambio de actitud hacia Hebreos, Santiago, Judas, II Pedro y III Juan. A continuación, un extracto extracto textual del concilio, puesto en una tabla para hacer más fácil su análisis:

II. También fue dicho: Ahora debe tratarse sobre las Divinas Escrituras, las que son aceptadas por la Iglesia Católica C atólica Universal, y las que deben rechazarse. 1. Comienza el orden del Antiguo Testamento: Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Jesús Navé (Josué) Jueces Rut Reyes Paralipómenos (Crónicas) 150 Salmos tres libros de Salomón: Proverbios Eclesiastés Cantar de los Cantares igualmente, Sabiduría Eclesiástico 2. Sigue el orden de los Profetas: Isaías Jeremías, considerado un libro con Cinoth, es decir, sus lamentaciones. Ezequiel Daniel Óseas Amós Miqueas Joel Abdías Jonás Nahúm Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías 3. Sigue el orden de los (libros) históricos: Job Tobías Esdras Ester

un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro cuatro libros dos libros un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro un libro dos libros un libro

Judit un libro Macabeos dos libros 4. Sigue el orden de las Escrituras del Nuevo Testamento, que la Santa Iglesia Católica Romana acepta y venera: cuatro libros de Evangelios: según Mateo un libro según Marcos un libro según Lucas un libro según Juan un libro igualmente, los Hechos de los Apóstoles un libro las epístolas del Apóstol Pablo, en número de catorce: a los Romanos una epístola a los Corintios una epístola a los Efesios una epístola a los Tesalonicenses dos epístolas a los Gálatas una epístola a los Filipenses una epístola a los Colosenses una epístola a Timoteo dos epístolas a Tito una epístola a Filemón una epístola a los Hebreos una epístola igualmente, el Apocalipsis de Juan un libro igualmente, las epístolas canónicas, en número de siete: del Apóstol Pedro dos epístolas del Apóstol Santiago una epístola del Apóstol Juan una epístola de otro Juan, presbítero dos epístolas del Apóstol Judas, el Zelote una epístola Aquí termina el canon del Nuevo Testamento. Lista de apócrifos V. Los demás escritos que fueron compilados o reconocidos por los herejes o cismáticos, la Iglesia Católica Apostólica Romana no recibe de ninguna manera; de éstos consideramos correcto citar a continuación c ontinuación algunos que han pasado de generación en generación y que son rechazados por los católicos: Igualmente, lista de libros apócrifos: en primer lugar, el Concilio C oncilio de Sirmio, convocado por el César Constancio, hijo de Constantino, y presidido por el Prefecto Tauro, Tauro, que fue y será siempre condenado; condenado; el Itinerario en el nombre del Apóstol Pedro, que es llamado libro nueve de San Clemente

apócrifo

los Hechos en el nombre del Apóstol Andrés los Hechos en el nombre del Apóstol Tomás los Hechos en el nombre del Apóstol Pedro los Hechos en el nombre del Apóstol Felipe el Evangelio en el nombre de Matías el Evangelio en el nombre de Bernabé el Evangelio en el nombre de Santiago el menor el Evangelio de Pedro el Evangelio en el nombre de Tomás, usado por los maniqueos los Evangelios en el nombre de Bartolomé los Evangelios en el nombre de Andrés los Evangelios falsificados por Luciano los Evangelios falsificados por Hesiquio el libro sobre la infancia i nfancia del Salvador el libro sobre la natividad del Salvador y María, o La Partera El libro del PASTOR DE HERMAS todos los libros que hizo Leucio, discípulo del diablo el libro que es llamado La Fundación el libro que es llamado El Tesoro el libro de las hijas de Adán Leptogeneseos (Libro de los Jubileos) el Centón sobre Cristo, puesto en versos de Virgilio el libro que es llamado Hechos de Tecla y Pablo el libro que es llamado de Nepote el libro de Proverbios, escrito por herejes y pre-asignado con el nombre de San Sixto las Revelaciones que son llamadas de Pablo las Revelaciones que son llamadas de Tomás las Revelaciones que son llamada de Esteban el libro que es llamado ll amado Asunción de Santa María el libro que es llamado Penitencia de Adán el libro sobre Gog, el gigante que luchó contra el dragón después del diluvio, según afirman los herejes el libro que es llamado Testamento de Job el libro que es llamado Penitencia de Orígenes el libro que es llamado Penitencia de San Cipriano el libro que es llamado Penitencia de Jamne y Mambre

apócrifos apócrifos apócrifos apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifos apócrifos apócrifos apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifos apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo apócrifas apócrifas apócrifas apócrifo apócrifo apócrifo

apócrifo apócrifo apócrifo apócrifo

el libro que es llamado Suerte de los Apóstoles el libro que es llamado Alabanza de los Apóstoles

apócrifo apócrifo

el libro que es llamado Cánones de los Apóstoles el libro El Fisiólogo, escrito por herejes y preasignado con el nombre del bienaventurado Ambrosio las Historias de Eusebio Pánfilo las obras de Tertuliano las obras de Lactancio, también conocido c onocido como Firmiano las obras de Africano las obras de Postumiano y Gallo las obras de Montano, Priscila y Maximila las obras de Fausto, el maniqueo las obras de Comodiano las obras del otro Clemente, de Alejandría las obras de Tascio Cipriano las obras de Arnobio las obras de Ticonio las obras de Casiano, sacerdote de Galia las obras de Victorino de Petabio las obras de Fausto, regente de Galia las obras de Frumencio el ciego La Epistola de Jesus a Abgaro La Epistola de Abgaro a Jesus la Pasión de Quiricio y Julita la Pasión de Jorge los escritos que son llamados Interdicto de Salomón

apócrifo apócrifo

apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifas apócrifa apócrifa apócrifa apócrifa apócrifos

todas las Filacterías que fueron compuestas, c ompuestas, apócrifas no en el nombre de los ángeles como pretenden algunos, sino en el nombre de los mayores demonios Éstos y otros escritos similares, como los de Simón el Mago, Nicolás, Cerinto, Marción, Basílides, Ebion, Pablo de Samosata, Fotino y Bonoso que adolecieron de errores similares, también Montano con sus seguidores obscenos, Apolinaro, Valentino el maniqueo, Fausto Africano, Sabelio, Arrio, Macedonio, Eunomio, Novato, Sabacio, Calisto, Donato, Eustacio, Joviano, Pelagio, Juliano de Eclana, Celestio, Maximiano, Prisciliano de España, Nestorio de Constantinopla, Máximo Cínico, Lampecio, Dióscoro, Eutiques, Pedro y el otro Pedro, uno que desgració a Alejandría y el otro a Antioquía, Acacio de Constantinopla y sus partidarios, y todos los discípulos de la herejía y de los herejes y los cismáticos, cuyos nombres apenas fueron preservados, que enseñaron o escribieron, y no sólo son repudiados por toda la Iglesia Católica Apostólica Romana, sino que deben ser eliminados los autores y sus seguidores, y condenados

con el indisoluble vínculo del anatema eterno. A finales del s. II d.C. ya existía en Roma el canon o ‘fragmento de Muratori’, documento documento que contiene la lista de los libros del NT que la Iglesia de

Roma consideraba y aceptaba como inspirados.

Como se puede ver en este primer concilio dirigido por el Papa, que abarcó el canon de las Escrituras cristianas, la Biblia, se dejo poca o más bien ninguna oportunidad a la ambigüedad sobre los libros canónicos de los cristianos. También se observa que la ausencia de las tres divisiones de los libros hebreos (Ley, Profetas y Escritos), se entiende por eso que para ese entonces, los cristianos tenían una identidad y autonomía propias, respetaron sus raíces escrituristicas en la recopilación alejandrina, por encima de lo que dijeron los Judíos en Yamnia. Fueron removidos algunos libros de la recopilación Alejandrina del canon porque no tenían relación directa con el pacto de la vieja, ni de la nueva alianza. Son en su mayoría recopilaciones más filosóficas que teológicas propiamente. Los primeros dos libros (1 Esdras y 3-4 de Macabeos), sin embargo, sí son reconocidos r econocidos en la actualidad por la Iglesia ortodoxa (más adelante se trata esto). A continuación, algunas razones más especificas especificas del por que no todos los libros de la recopilación alejandrina pasaron el escrutinio de la iglesia católica: o

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1 Esdras. En su mayor parte contiene material tomado de los libros inspirados de Números, Esdras, y Nehemías, organizados en gran gr an confusión cronológica (es llamado Esdras 3 en la Vulgata). 3 Macabeo. Este apócrifo abunda en absurdos e imposibilidades psicológicas, psicológicas, y es una muy débil ficción escrita en griego por un judío alejandrino, probablemente con el objetivo de alentar a sus compatriotas en medio de las persecuciones. Se basa en hechos históricos no comprobables. Aparentemente es una versión variada y extravagante de lo relatado por Josefo, “Contra Apión”. 4 Macabeos. Establece la razón como ama de la pasión humana, el autor estaba claramente influenciado por la filosofía estoica, contraria al Judaísmo y al Cristianismo. Por la desconfianza que pudieran generar estos libros sacados en este concilio del canon cristiano basado en la Septuaginta, algunos escritores los catalogan como “pseudoepigráficos” otros como “apócrifos”, al no estar seguros de la autenticidad de su autoría y/o canonicidad. En este canon también se proclama la autenticidad del del libro del Apocalipsis, que a pesar de estar siendo utilizado para fines heréticos en ese momento de la historia, no se podía negar su inspiración divina.

Se uso la versión Alejandrina del antiguo testamento como base, ya que esa fue la versión que usaron Jesús y los apóstoles. El canon de corte fariseo de Yamnia no fue tomada en cuenta ya que fue un concilio judío CONTRA los cristianos (y por ende contra Cristo).



Con este concilio San Jerónimo comienza c omienza la monumental tarea de traducir y/o corregir los libros sagrados de de su idioma actual al latín. Comenzó corrigiendo la versión latina existente del Nuevo Testamento, usando las versiones más antiguas en griego (el escrito de Mateo en lengua lengua hebrea se perdió perdió en el tiempo).

2.6 Concilio de Cartago (397 años después de de Cristo) Con la presencia de San Agustín entre otros grandes Padres de la iglesia. En este Concilio se sella definitivamente el Canon del Nuevo Testamento con sus 27 libros tal como lo conocemos hoy  (esto para disipar dudas sobre el libro del Apocalipsis, derribando la teoría de la inclusión tardía de este libro en el canon bíblico), se separan definitivamente definitivamente los libros Apócrifos (falsos o no relevantes para el pacto de Dios). Este Concilio define en su Canon 186, 36: “que, fuera de las Escrituras canónicas, nada se lea en la Iglesia bajo el nombre de Escrituras divinas, Ahora bien, las Escrituras canónicas son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Jesús Navé, Jueces, Rut, cuatro libros de los Reyes, dos libros de los Paralipómenos, Job, Psalterio de David, cinco libros de Salomón, doce libros de los profetas, Isaías, Jeremías, Daniel, Ezequiel, Tobías, Judit, Ester, dos libros de los Macabeos. Del Nuevo Testamento: Cuatro libros de los Evangelios, un libro de Hechos de los Apóstoles, trece Epístolas de Pablo Apóstol, del mismo una a los Hebreos, dos de Pedro, tres de Juan , una de Santiago, una de Judas, Apocalipsis de Juan. Sobre la confirmación de este canon consúltese la Iglesia transmarina. Sea lícito también leer las pasiones de los mártires, cuando se celebran sus aniversarios.” Siguiendo la Regla de ser aceptados solo los libros que:   

Tuvieran origen Apostólico Se utilizaran en la Liturgia desde el siglo I No contuvieran herejías

Para esto se utilizó la información recopilada en la TRADICIÓN DE LA IGLESIA (Tradición significa Transmisión y viene del latín Traditio).

Junto con el canon del Nuevo testamento también también se confirmó la misma autoridad la Versión de los Setenta -revisada al escrutinio de la iglesia- como Versión Canónica del Antiguo del Antiguo Testamento, nombre que se le dio a partir de Este Concilio a esta versión de la Antigua Ley. Este Concilio fue refrendado por el Papa Silicio (el Papa no. 38). 38). Mientras tanto San Jerónimo continuaba su obra, ahora traduciendo los libros de la Antigua Ley  al Latín (que era para ese entonces el idioma común en el mundo Mediterráneo), esta labor le llevó años de reclusión en una cueva contigua a la Santa Gruta de Belén. Al parecer él continuó con dudas sobre los libros que fueron despreciados en Yamnia (algunos de ellos permanecieron en el concilio de Roma como ya vimos). San Agustín ratificó la importancia de estos libros del viejo testamento escritos en griego, y que conservó la iglesia en el concilio de Roma y ahora en Cartago, con esto San Jerónimo termina por aceptar la decisión de los concilios refrendados por el Papa. Así, la primera traducción de la Biblia Biblia de los idiomas antiguos al latín  fue hecha por San Jerónimo Jerónimo y se llamó "La Vulgata". Desde el año 382 d.C. había comenzado con esta tarea a petición del Papa P apa San Dámaso, su avance fue paulatino.

Para el viejo testamento San Jerónimo basó su traducción en el texto hebreo -del canon de Yammia – Yammia – pero tradujo del griego en la recopilación alejandrina alejandrina los libros que no se encontraban en hebreo – hebreo –los los que desecharon en Yamnia los judíos-, respetando así la guía del espíritu santo en la iglesia, que le recomendó la importancia de la versión de los 70. 70 . Así mismo siendo un hombre respetado dejó su opinión personal sobre cada libro (ver el punto punto 2.4.5). La Vulgata entonces entonces tiene todos los 76 libros que que siempre estuvieron en la Tradición Cristiana proveniente de los apóstoles y depositada en la única iglesia que provenía de los mismos, la iglesia Católica. Católica. La decisión de San Jerónimo de confiar por fe en la iglesia queda aprobada también por reciente evidencia arqueológica: 

Los manuscritos más antiguos (Siglo II a.C.) encontrados del antiguo testamento de la versión de los 70 contienen los libros mal llamados deuterocanónicos, demostrando su autenticidad. También están en el Codex Codex vaticanus, que es el más antiguo texto griego del









antiguo testamento, salvo la ausencia de Macabeos. Todos los demás manuscritos antiguos de la iglesia primitiva contienen los siete libros. De los 850 documentos de los que han hallado restos en Qumrán, unos 223 son copias de distintos libros del Antiguo Testamento; se hallan representados casi todos los libros de la Biblia hebrea (menos Ester), junto con algunos deuterocanónicos (Tobías y Eclesiástico). Al realizar el trabajo filológico, se observan variaciones importantes entre los documentos encontrados. Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron que todas las variantes textuales y estilísticas entre la Septuaginta (alejandrina) y la Tanaj (Yamnia) tan sólo eran producto de malas traducciones, t raducciones, del desconocimiento desconocimiento cabal de la Tanaj por parte de los eruditos de Alejandría, de errores de copistas, o incluso de la falta de interés en la fidelidad al texto hebreo-arameo. Sin embargo, cuando a partir de los descubrimientos de Qumrán los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que las variaciones propias de la Septuaginta se hallaban reflejadas también en manuscritos hebreos y arameos bastante más antiguos que las formas actuales de la Tanaj judía; las cuales se derivan del texto masorético, que data de los Siglos IV al VIII de la Era Cristiana. Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los textos asentados en la Biblia LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado “primitivo” , carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primario y primigenio, pr imigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético (Yamnia), bastante más pulido y editado en el curso de los siglos posteriores. Se ha determinado finalmente, que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético (el canon de Yamnia). Los judíos a pesar que no aceptan religiosamente los libros deuterocanónicos sí los aceptan históricamente al celebrar fiestas que solo se mencionan mencionan en estos, entre ellos el Purin que se menciona en el Libro de Ester y el Hanuka que se menciona en el Libro de los Macabeos.

Así mismo su decisión no contradice el Nuevo Testamento: 2 Timoteo 3:16-17  itura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para “Toda la Escr itura instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 

Aquí San Pablo nos habla de “Toda “Toda la Escritura es inspirada por Dios”, Dios ”, ¿Qué escritura?, veamos cronológicamente, sin duda S. Pablo escribió esta epístola cerca de su Muerte ( año 67 en Roma) ya que en la misma escribe "a mí ya me sacrifican, y el tiempo de mi partida está cercano" (2 Timoteo 4:6). Por ende no habla en este caso del Nuevo Testamento, el cual aún no estaba recopilado, de hecho, ni se ha terminado de escribir en su totalidad (falta el libro del Apocalipsis por ejemplo), entonces él habla en este caso del viejo testamento (la única recopilación de libros sagrados disponible en la época) y al igual que todos los demás redactores del evangelio, efectivamente usa

la versión alejandrina para impartir doctrina, porque el canon de Yamnia no estuvo sino hasta el año 70, en este caso 3 años después de la muerte del autor inspirado. Por lo cual la biblia no puede ser usada para contradecir la autoridad de los 7 libros en griego. San Pablo en ningún momento dice, “Toda escritura hebrea es inspirada por Dios”, de hecho sería algo contradictorio siendo él el gran evangelizador de los gentiles, y en esa región la mayoría son griegos (de cultura, no necesariamente de nacionalidad).

Regresando a los datos históricos:

2.7 Complementos y situación en torno al concilio de Cartago (397 d.C.) 2.7.1 En Africa… Un poco antes de que la Iglesia Africana ajustara perfectamente el Nuevo Testamento al Canon del Papa San Dámaso, Optato de Mileve (obispo de Milevi entre los años 370-85 d.C.) no usa Hebreos. S. Agustín que ha recibido el Canon integral en Roma reconoce que muchos dudan de esa epístola, pero en el Sínodo de Hipona (393) la postura del gran doctor prevaleció y se adoptó el canon correcto. Sin embargo es obvio que encontró muchos oponentes en África, ya que en breves intervalos, tres Sínodos – Sínodos – Hipona, Cartago en 393, III de Cartago (397) y Cartago de 419 – 419 – creyeron necesario proponer catálogos. La Introducción de Hebreos fue una cruz especial y una reflexión sobre ello se encuentra en la primera lista de Cartago, donde la muy discutida epístola, aunque escrita en el estilo de S. Pablo, P ablo, aun se enumera de forma separada del grupo de las Trece Tr ece ya consagrado por el tiempo. t iempo. Los catálogos de Hipona y Cartago son idénticos al canon católico actual. En Galia, algunas dudas se mantuvieron m antuvieron durante algún tiempo, como sabemos por el papa Inocencio I, que en 405 envió una lista de los libros sagrados a uno se sus obispos, Exsuperius de Toulouse. La Iglesia africana, en cuanto al viejo testamento siempre fue entusiasta defensora de los libros disputados, se encontró en completo acuerdo con Roma en lo tocante a esa cuestión. Su versión antigua, Vetus latina (o, menos correctamente, la Itala), había admitido todas las escrituras del Antiguo Testamento. San Agustín parece reconocer teóricamente varios grados de inspiración, pero en la práctica emplea los protos y los deuteros sin discriminación alguna. En su “De doctrina Christiana” él enumera los componentes del Antiguo Testamento completo con deuterocanónicos. El sínodo de Hipona (393) y los tres de Cartago (393,397 y 419), 419), en los cuales Agustín indiscutiblemente indiscutiblemente fue un lider, hallaron necesario tratar explícitamente del problema del canon, y elaboraron listas idénticas, sin excluir libro sagrado alguno. Dichos concilios basaron sus cánones en la tradición y el uso litúrgico. Se encuentra valioso testimonio acerca de la cuestión en la Iglesia española en la obra del hereje Prisciliano, “Liber de fide et apocryphis”. Esta obra supone una línea divisoria bien definida entre los trabajos canónicos y los no canónicos, y que el canon acepta a todos los deuteros.

Así pues a finales de la primera década del siglo quinto toda la iglesia occidental estaba en posesión del canon completo del Antiguo Testamento. En oriente donde, con la excepción de la iglesia siria de Edesa, se había obtenido un canon completo aproximado hacia tiempo sin la ayuda de una declaración formal, las opiniones estaban aún algo divididas sobre el Apocalipsis. Pero para la iglesia Católica como un todo, el contenido del Nuevo Testamento T estamento estaba definitivamente fijado y la discusión cerrada. A partir del siglo IV la Iglesia introduce el término “canon”, para indicar con él la c lausura física

del conjunto de libros, integrados por el AT y el NT. Se declara que la Biblia, por ser inspirada por Dios, es normativa en el ámbito de la doctrina y de la fe. El final del proceso del desarrollo del Canon había sido doble: positivo, en el aspecto de la permanente consagración de algunos escritos que durante algún tiempo estuvieron sobre la línea divisoria entre lo canónico y lo apócrifo; negativo, por la definitiva eliminación de ciertos apócrifos privilegiados que habían gozado aquí y allí de un status quasi-canónico. En la recepción de libros discutidos una creciente convicción de autoría apostólica tuvo mucho que ver, pero el criterio último fue su reconocimiento como inspirado por una gran y antigua parte de la Iglesia Católica. S Jerónimo, como Orígenes, aduce el testimonio de los antiguos y el uso eclesial al defender la causa de la Carta a los Hebreos (De Viris Illustribus, lix). No hay señal de que la iglesia occidental repudiase nunca ninguno de los deúteros; aunque no se admitieran desde el principio, avanzaron hacia una completa aceptación allí. Por otra parte, la aparente exclusión formal del Apocalipsis del catálogo de ciertas iglesias griegas fue una fase transitoria y supone su aceptación primitiva. La cristiandad griega tenía un canon completo y puro del Antiguo Testamento prácticamente desde el principio del siglo sexto.

Y así comenzó la Escritura a vivir y dar frutos frutos en la Iglesia Católica por por 1120  Años hasta el año fatal fatal de 1517 cuando cuando un papel clavado en en las puertas de una Iglesia dividió dieciséis Siglos de Cristiandad. 2.7.2 La repercusión del canón universal, y la Vulgata de San Jerónimo 2.7.2.1

El canon del Antiguo y Nuevo Testamentos desde la mitad del siglo quinto al fin del siglo séptimo

El Nuevo Testamento en el aspecto canónico tiene poca historia entre los primeros años del siglo quinto y la primera parte del siglo dieciséis. Como era natural en edades en las que la autoridad eclesiástica no había alcanzado su centralización moderna hubo divergencias esporádicas de la enseñanza común y de la tradición. No había libro alguno que fuera debatido, pero aquí y allí había intentos individuales para añadir algo a la colección recibida. En varios manuscritos latinos antiguos, la Epístola a los Laodicenses se halla entre las cartas canónicas, y en unas pocas situaciones, también la apócrifa III Corintios. La última huella de una contradicción al Canon del Nuevo testamento en la iglesia occidental revela un curioso documento de dudas orientales concernientes al Apocalipsis. Un acta del Sínodo de Toledo del año 633 d.C. (bajo la dirección del obispo de Sevilla, Isidoro. Siendo Papa en ese entonces Honorio I, el pontífice no.70), no.70), manifiesta que muchos se oponen a ese libro y ordena que se lea en las iglesias bajo pena de excomunión. excomunión. La oposición con toda probabilidad venía de los visigodos que se habían convertido recientemente del arrianismo (Herejía). La Biblia Gótica se había hecho bajo auspicios orientales en un tiempo en el que había aún mucha hostilidad en oriente contra el Apocalipsis. En cuanto al viejo testamento, esta época deja ver un curioso intercambio de opiniones entre el Oriente y el Occidente, al tiempo que el uso eclesiástico del canon no sufría modificaciones, al menos en la Iglesia Latina. Durante esta edad intermedia se divulgó mucho en Occidente el uso de la nueva versión del Antiguo Testamento de San Jerónimo (la Vulgata). Junto con el texto se incluían los prefacios de Jerónimo en los que criticaba los deutero, y bajo la influencia de su autoridad esa parte del mundo comenzó a desconfiar de los deuterocanónicos y a mostrar los primeros síntomas de una corriente hostil a su canonicidad. Por otro lado, la Iglesia Oriental importó una autoridad occidental que había canonizado los libros disputados, a saber, el decreto de Cartago (397 d.C.), y desde entonces se inició una tendencia cada vez mayor entre los griegos de colocar los deuteros en el mismo nivel que los demás. Esta tendencia, sin embargo, se debió más al olvido de la antigua distinción que a una concesión hacia el concilio de Cartago.

2.7.2.2

El canon general (AT y NT) desde la mitad del siglo V al fin del siglo VII en las iglesias Ortodoxas (Griego-Orientales)

El canon global (AT y NT) de Cartago (basado en el de Roma) se mantiene en Occidente con la ratificación y pleno aval del Papa Inocencio (el no. 40 de la Iglesia, entre 401 y 417 d.C.). En el Oriente este proceso de unificación canónica fue obstaculizado por un número de problemas incluyendo cismas (como el de la Iglesia de Antioquía de la que se separaron los Coptos, en el año 451 d.C.). En el año de 787 d.C. el Segundo Concilio de Nicea adopta sin cambios el C anon de Cártago. Cártago. A partir de este momento las iglesias Latina de Occidente y los Griegos/Bizantinos del Este comparten el canon. Sin embargo las iglesias monofisitas y nestorianas del Este [que conforman ahora parte del cristianismo ortodoxo: coptos y asyrios (caldeos, sirios y siro-malankares); armenios ysiro-malabares (estos ultimos se reunificaron siglos despues)] estaban ya separadas por cismas y no aceptaron el canon uniformemente hasta el Concilio de Florencia en el que acordaron unidad a este respecto en 1442. El canon se mantuvo.

2.8

El canon del Antiguo Testamento durante la Edad Media

2.8.1

La Iglesia griega

El resultado de esa tendencia entre los griegos gr iegos fue que cerca del inicio del siglo XII ellos poseían un canon idéntico al latino, con la única diferencia que ellos sí aceptaron el apócrifo libro III de Macabeos. El “Syntagma Canonum” de Focio señala que, en la era del cisma del siglo IX todos los deuterocanónicos estaban reconocidos litúrgicamente en la Iglesia griega. griega.

2.8.2

La Iglesia latina

A través de toda la Edad Media encontramos en la Iglesia latina evidencia de dudas sobre el carácter de los deutero. Hay una corriente amigable en su favor y otra claramente desfavorable a su autoridad y carácter sagrado, sagrado, y en medio de las dos hay un número de escritores cuya veneración por esos libros se modera a causa de la incertidumbre respecto a su verdadera posición. Entre ellos destacamos a Santo Tomás de Aquino (n1224/1225 – (n1224/1225  –274). 274). Hay pocos que reconozcan su canonicidad en forma inequívoca. La autoridad prevalente de los autores medievales de Occidente es básicamente la de los Padres griegos. La causa principal de ese fenómeno debe encontrarse en la influencia, directa e indirecta, del crético Prologus de San Jerónimo. La compilación “Glossa Ordinaria” era ampliamente leída y sumamente estimada como tesoro de conocimientos sagrados en la Edad Media y encarnaba los prefacios en los que el Doctor de Belén (S. Jerónimo) había escrito de los deuteros en términos peyorativos; con ello perpetuaba y difundía su poco amistosa opinión. Tales dudas deben ser vistas como algo a lgo más o menos académico. Las incontables copias manuscritas de la Vulgata que se produjeron en ese tiempo, con una excepción, muy leve, quizás accidental, abarcan uniformemente el uso eclesiástico del Antiguo Testamento y la tradición romana se mantuvo firme en torno a la igualdad canónica de todas las partes del Antiguo Testamento. Hay suficiente evidencia de que durante este largo perí odo los textos deutero se leían en los templos del cristianismo occidental. En lo tocante a la autoridad romana, el catálogo de San Inocencio I (el Papa no. 40 del 401 al 417 d.C.) aparece en la colección de cánones eclesiásticos enviados por el Papa Adrián I (el Papa no. 95 del 772 al 1795 d.C.) a Carlomagno en el Imperio Franco. Así mismo San Nicolás I (-el Grande- el Papa no. 105 del 858 al 867 d.C.), en un escrito del 865 d.C. a los obispos de Francia, acude al mismo decreto de Inocencio como campo en el que todos los libros sagrados han de ser aceptados. El canon se mantuvo.

2.9

El Concilio de Florencia (1442)

En 1442, durante la vida, y con la aprobación, de este concilio, San Eugenio IV (el Papa no. 207 del 1431 al 1447 d.C.) escribió varias bulas, o decretos, con el objeto de traer los grupos cismáticos orientales a la comunión con Roma. Y según la enseñanza común de los teólogos, tales documentos constituyen doctrina infalible. El “Decretum pro Jacobitis” contiene una lista completa de los libros que la Iglesia ya reconocía como inspirados, inspirados, pero omite, quizás, deliberadamente, los términos canon y canónico. El Concilio de Florencia, por lo tanto, enseñó acerca de la inspiración de todas las escrituras pero no tocó formalmente el punto de su canonicidad, ya que se consideraba que esto se había resuelto siglos antes. antes. Toda la Iglesia Católica (Oriente y Occidente) reconoció la Septuaginta y los 27 del NT confirmando el Canon Romano de la Biblia que el Papa Dámaso había publicado mil años antes. De modo que a partir de 1442 todas t odas las ramas de la Iglesia incluso las Ortodoxas quedaron ligadas por el mismo canon, 100 años antes de la Reforma El canon se mantuvo.

3. LA REFORMA PROTESTANTE Y EL CANON BIBLICO (1536 después de Cristo)

Lutero se da a la tarea de “reformar” reformar” las Escrituras basado en sus conceptos de lo que debía ser. En su disputa con Eck en Leipzig, en 1519, cuando su oponente defendió que el bien conocido texto del Segundo libro de los Macabeos era prueba de la doctrina del purgatorio, Lutero respondió que el pasaje no tenía autoridad puesto que ese libro estaba fuera del canon. En la primera edición de la Biblia de Lutero, 1543, los deuteros quedaron relegados, como apócrifos, a un lugar entre los dos testamentos. t estamentos. Al relegar a apócrifos los libros de los Macabeos, le fue más fácil negar el Purgatorio, ya que 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la muerte: “Es bueno y santo orar por los muertos, para que puedan quedar libres de sus pecados” (2 Mac. 12,

46). En su traducción de la Biblia del griego al alemán (1536-1543 d.C.), Lutero remueve los 7 deuterocanónicos y 4 libros del NT (Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis) poniéndolos poniéndolos en un "Apéndice" diciendo que eran "menos" canónicos.

En un alarde de soberbia desestimó las conclusiones del Concilio de Roma (382), los sínodos de Hipona (393) y los tres de Cartago (393,397 y 419) y el el Concilio de Florencia (1442), y la tradición eclesial de mantener los textos deutero durante más de 10 siglos, entonces, acepto las conclusiones del Concilio Judío de Yamnia, aceptando el Canon Judío del año 90 d.C. sin los siete libros escritos en griego y así continua la Biblia de algunos protestantes hasta el día de hoy. hoy. Así  es, los libros deuterocanónicos que estuvieron por más de 1000 años seguirían en todas las biblias de no ser por las opiniones subjetivas de los reformadores del siglo Siglo XVI, que buscaban a toda costa validar sus ideas.

Martín Lutero decidió quitar libros que habían sido parte de la Escritura Cristiana desde el principio. No sólo removió libros del antiguo testamento, apartándolos en una sección dudosa de la biblia, pudo haber llegado tan lejos como sacar libros del Nuevo Testamento tales como Apocalipsis y Santiago los cuales él rechazaba como leemos en sus escritos: "... La Epístola de Santiago es una epístola llena de paja, porque no contiene nada evangélico."  "Prefacio al Nuevo Testamento" de Lutero. "... A mi parecer [el Libro de Revelaciones –  Apocalipsis-] no tiene tiene ningún indicio de carácter  carácter  apostólico o profético... Cada quien puede formar su propio juicio de este libro; personalmente, le tengo antipatía, y para mi eso es razón suficiente para rechazarlo." rechazarlo." Sammtliche Werke, 63, pp. 169-170.

Por si fuera poco Lutero fue más allá. Luego que sus allegados lo convencieran de no quitar nada del nuevo testamento él obedeció, pero AGREGO una palabra a la escritura, un “solamente” (Romanos 3:28, versión de Lutero: Lutero: “Porque nosotros estimamos estimamos que el hombre es justificado por fe [SOLAMENTE], sin las obras de la ley. – ley. –Agregación Agregación en corchetes-), para validar su posición: “la SÓLA fe salva”. Error doctrinal que sobrevive hasta hoy en día en numerosas denominaciones protestantes. Cuando Lutero fue criticado por esta agregación, agr egación, increíblemente respondió: respondió: Díganme que gran alboroto hacen los papistas porque la palabra “solamente” no está en el texto “ Díganme de Pablo. Si el papista hace tan gran escándalo por la palabra “ solamente”, díganle directamente: ‘Así lo quiere el Dr. Martin Lutero’, Lutero’, y ordeno que así sea, y mi voluntad es razón suficiente. Yo se que la palabra “solamente” no está en el texto Latín o Griego pero permanecerá en MI Nuevo Testamento, todos los burros papistas… no la sacarán.” John Stoddard, Rebuilding a Lost Fait,

Rockford, IL:TAN Books, 136-137. (Las palabras íntegramente en mayúsculas han sido colocadas así por mí.)

Otros “reformistas” siguieron sus pasos, pasos, y no había canon uniforme para los reformadores, de hecho, cuando Martín Lutero observó el crecimiento y falta de unidad entre las nuevas denominaciones denominaciones protestantes, declaró: “Casi existen tantas sectas y creencias como existen cabezas, ésta no acepta el Bautismo; ésa

rechaza el Sacramento del Altar; unas enseñan que Jesucristo no es Dios. No hay un individuo, tan  payaso que sea, que no proclama proclama ser inspirado por por el Espíritu Santo y que no proclama proclama como  profecías sus desvaríos desvaríos y sueños.” An Meine Kritiker, Kritiker, por Johannes Jorgensen, p 181.

4. Concilio de Trento, 1546 d.C. Fue la exigencia de la controversia lo primero que llevó a Lutero a trazar una línea divisoria entre los libros del canon hebreo y los escritos alejandrinos. Este sínodo ecuménico defendió el Canon contra los ataques de los pseudos-reformadores. pseudos-reformadores. Lutero(luteranismo), basándose en razones parciales y el juicio de antigüedad, había descartado Hebreos, Santiago, Judas y el Apocalipsis como totalmente no-canónicas. Zwinglio (líder de la Reforma Protestante Suiza) no podía ver en el Apocalipsis un libro bíblico. Oecolampadio (líder religioso protestante en Alemania) colocó a Santiago, Judas, II Ppedro, II y III I II Juan en un rango inferior. Hasta unos pocos estudiosos católicos del tipo de los del Renacimiento, notablemente Erasmo y Cayetano, habían arrojado algunas dudas sobre la canonicidad de estos Antilegomena. Para hacer frente a esta ruptura radical de los protestantes, así como para definir claramente las fuentes inspiradas, la Iglesia Católica remarcó su postura, entre los primeros actos del concilio c oncilio de Trento estuvo la solemne declaración, “como sagrados y canónicos”, de todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos “con todas sus partes, tal como han sido utilizados para ser leídos en los templos, y como se encuentran en la vieja edición vulgata”. Luego se pasó a debatir sobre detalles. Se trataron preocupaciones como las de los doce últimos versos de San Marcos, el pasaje del sudor de sangre de San Lucas, y la Pericope Adulteræ de Juan (el pasaje de la mujer Adultera). El cardenal Cayetano (Cardenal presbítero de Santa Práxedes, obispo de Gaeta, maestro general de los dominicos y diplomático vaticano) citó a San Jerónimo, aprobando un comentario desfavorable respecto a Marcos 16, 9-20 (ver punto 2.1.1). 2.1.1). Erasmo por su parte había rechazado la sección de la Mujer Adúltera como no auténtica. Sin embargo aunque hubo preocupación por estas partes, fueron sin duda recibidas, así como los libros deuterocanónicos, sin la más ligera distinción o degradación con respecto al resto de las Sagradas Escrituras. Y la cláusula "cum omnibus suis partibus" se refiere especialmente a estas partes. En Trento no hubo la más ligera duda con respecto a la autoridad de ningún libro completo de los disputados (Deuterocanonicos y Antilegomena). Antilegomena). Como ya vimos fueron promulgados todos desde el inicio. En la mente de los Padres tridentinos esos textos ya habían sido virtualmente canonizados por el mismo decreto de Florencia (ver punto 2.9), 2.9), y los mismos padres se sentían particularmente vinculados por la acción del sínodo ecuménico precedente. El concilio de Trento no entró tampoco al estudio de las fluctuaciones en la historia del canon. Tampoco se cuestionó acerca de la autoría o carácter de los contenidos. De acuerdo al genio práctico de la Iglesia Latina, los libros se sustentaban a si mismos en base a la tradición y permanencia milenaria, esto se manifestaba en los l os decretos de anteriores concilios y papas, en la lectura litúrgica y en la enseñanza apostólica (2 Timoteo 3:16-17, ver punto 2.6). Entonces, con el concilio de Trento la iglesia Católica frenó el error de la exclusión de los deuterocanónicos” y dudas sobre libros en el Nuevo testamento, y reafirmó en el año 1 546 la “ deuterocanónicos

definitiva autenticidad de esos libros como parte de las sagradas escrituras. Esto es un hecho importante ya que se tiende a pensar que hasta esta fecha la iglesia Católica dio un canon escritural, idea que ya vimos está equivocada en la realidad histórica y comprobable. Lo que hizo el Concilio de Trento fue proclamar que los siete libros (los ( los deuterocanónicos) siempre habían formado parte de la Biblia (a pesar de las dudas), que debían seguir formando parte de ella y declaró esto como materia infalible. Siendo de carácter dogmático, implica que los apóstoles transmitieron el mismo canon a la Iglesia como parte del depositum fidei. El decreto tridentino que define el Canon afirma la autenticidad de los libros a los que cita con sus propios nombres, sin incluir esto en la definición. El orden de los libros sigue el de la Bula de Eugenio IV (Concilio de Florencia) de 1442, y el plan general de los Setenta y más específicamente el concilio de Cartago (a su vez basado en el de Roma 382 d.C.). La divergencia de los títulos (el orden) respecto a los que se encuentran en las versiones protestantes en el Viejo Testamento se debe al hecho que la Vulgata Latina oficial retuvo las formas de los Setenta, los protestantes toman el orden de los judíos. Para el Nuevo Testamento también el concilio de Florencia sirve de punto de partida. Los cambios que se hacen son: Los Hechos de los Apóstoles que se mueve de un lugar antes del Apocalipsis a su posición presente (luego de los evangelios) y Hebreos se pone al final de las Epístolas de S. Pablo. El orden Tridentino ha sido conservado en la Vulgata oficial y en las Biblias vernaculares católicas. Lo mismo se ha de decir de los títulos, que como regla general son los tradicionales, tr adicionales, tomados de los Cánones de Florencia y Cartago. El Canon católico que dio el Concilio de Trento, en su sesión IV, en 1546 confirma que el catálogo del Antiguo Testamento quedo fijado (definitivamente) así: Antiguo Testamento: Los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), Josué, Jueces, Rut, los cuatro libros de los Reyes, dos de los Paralipímenos (Crónicas), Esdras I y II (que después se llamó Nehemías), Tobías, Judit, Ester, Job, el salterio de David (que tiene 150 salmos), Proverbios, Esclesiatés, El Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico, Isaías, Jeremías, con Baruc, Ezequiel, Daniel, los doce profetas menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonís, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías), dos libros de los Macabeos, el I y el II. Nuevo Testamento: Los cuatro Evangelios, según Mateo , Marcos , Lucas y Juan , los Hechos de los Apóstoles escritos por el evangelista Lucas, catorce epístolas de Pablo, el apóstol, (uno) para el Romanos , dos a la Corintios , (uno) a la Gálatas , a la Efesios , a los Filipenses , a la Colosenses , dos a la Tesalonicenses , dos a Timoteo , (uno) a Tito , a Filemón , a la Hebreos , dos de Pedro el apóstol , tres de Juan el apóstol [ 1 , 2 , 3 ], uno de los del apóstol Santiago , una de Judas, el apóstol , y el Apocalipsis de Juan el apóstol .

4.1 A tener en cuenta sobre los Deuterocanónicos: 







La mayoría de mentiras sobre la canonicidad de los libros en griego de la versión Alejandrina, y que pasaron el escrutinio de la iglesia en los concilios de Roma, Cartago, y tantos otros más, la aprobación de esta decisión por San Jerónimo (todo esto entre 382 y 397), se basan en mencionar lo tardío del canon Católico de la biblia, mencionando años inciertos y leyendas mezclada con historia de “Antipapas”, “Antipapas”, cosa irrelevante para esta discusión ya que el canon fue establecido por Papas legítimos 11 SIGLOS antes de todo esto, con autoridad papal emitida Ex cathedra. cathedra. Otra fuente de confusión es que tiende a mentirse dando más importancia al sínodo de Laodicea (donde ya vimos que también se dudo de la autenticidad del Apocalipsis de Juan), donde NO estuvo el Papa, ni claros representantes del mismo para su aval, que a los concilios legítimos posteriores: En Roma donde SÍ estuvo el romano pontífice y Cartago que fue aprobado también por él mismo (en ambos se confirma la autenticidad del Apocalipsis de Juan). Se desvirtúa y eleva el valor del sínodo regional de Laodicea para mentir y querer demostrar que los cristianos primitivos de todas las regiones no usaban esos libros y que el Papa los “obligo” a usarlos luego. luego. Siendo irracional la idea ya que los mismos apóstoles (y primeros discípulos) sólo tuvieron a su alcance la recopilación alejandrína que NUNCA fue retada por el Tempo de Jerusalén ni cristianos en dicha época. Además se menciona que San Jerónimo los llamó “apócrifos”, y usó términos peyorativos contra ellos, cuando – cuando –demostrado demostrado nuevamente- acepto consiente y libremente la decisión del Papa, ¿con dudas? sí, pero obediente y libre de poner su opinión. Los libros rechazados en la reforma protestante sí están en su Vulgata. San Jerónimo con todo y su santa sapiencia, no fue Papa y como buen sacerdote confió en la autoridad de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, gracias gr acias a eso también contamos con los libros del NT como: Hebreos, II Pedro, Santiago y Judas, de los cuales S.Jerónimo también dudo. Por último se trae el argumento del intertestamento, que trataremos más adelante.

5. El Primer Concilio Vaticano (1870)

El gran constructor que fue el sínodo de Trento había puesto ya para siempre fuera de la permisibilidad de la duda de los católicos la sacralidad y la canonicidad de toda la Biblia tradicional. Por su misma implicación había definido también la plena inspiración de esa Biblia. El Primer Concilio Vaticano aprovechó un reciente error acerca de la inspiración para quitar cualquier sombra de incertidumbre que pudiese haber quedado. Formalmente ratificó l a acción de Trento y explícitamente definió la inspiración divina de todos los libros y sus partes.

6. La fluctuación del canon bíblico en las congregaciones protestantes luego de su reforma a las Escrituras

Cabe mencionar que la exclusión de los libros en discusión (deuterocanónicos (deuterocanónicos y Antilegomena) no fue drástica ni permanente luego de la difamación de los reformadores, quienes en el mismo comienzo de la Reforma defendieron el canon Católico e histórico de las Sagradas Escrituras: 

Martín Lutero en su Comentario sobre San Juan dijo: dijo: "Estamos obligados a admitir de los Papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta". La iglesia de los “papistas” que menciona, es la misma que pronunció que TODOS los 73 libros que componen la biblia, 46 o 45 (a veces se unen Jeremías con sus Lamentaciones) del AT y 27 del Nuevo Testamento, todos como revelación. Fue hasta después, en el apogeo de la tención y debate doctrinal, que este líder denigró libros de las Biblias para los luteranos, luteranos, clasificándolos como “apócrifos”. “apócrifos”.



En contraposición a la opinión de Lutero, en 1615 el arzobispo anglicano de Cantebury proclamó una ley que llevaba un castigo de un año en la cárcel para cualquier persona que publicara la Biblia sin los siete libros deuterocanónicos, deuterocanónicos, ya que la versión original de la biblia King James los tenía.

En estos debates los anglicanos y los calvinistas siempre conservaron el Nuevo testamento. Pero durante un siglo los seguidores de Lutero excluyeron Hebreos, Santiago, Judas y el A pocalipsis. Y yendo más lejos que su maestro los luteranos luego rechazaron otras tres Epístolas: II Pedro, P edro, II y III Juan. La tendencia de los teólogos luteranos del siglo diecisiete era clasificar todos estos escritos como de autoridad dudosa o al menos inferior. En el avanzar del tiempo, el reconocimiento completo completo del Nuevo Testamento por los Calvinistas y los Anglicanos puso más difícil a los Luteranos excluir algún libro de este compendio y los hacía dudar en cierta medida de los deuterocanónicos deuterocanónicos del Viejo Testamento (que también excluyeron en un principio junto con los Calvinistas). Gradualmente los protestantes alemanes se fueron familiarizando con la idea de que la diferencia entre los libros del Nuevo Testamento “primario” (evangelios + trece cartas paulinas) y el resto era solamente de grado de certeza respecto al origen más que de carácter intrínseco (su contenido evangélico es claro para todo cristiano que los lea sin prejuicios). Uno de sus escritores del siglo diecisiete permitió solamente una diferencia teorética entre las dos clases y en 1700, Bossuet (1627 – (1627 – 1704 d.C. destacado clérigo, predicador e intelectual francés. Defensor de la teoría del origen divino del poder para justificar el absolutismo de Luis XIV) pudo decir que todos los Católicos y Protestantes estaban de acuerdo en el Canon del Nuevo testamento. La única huella de oposición que permanece ahora en las Biblias protestantes alemanas está en el orden: Hebreos va al final con Santiago, Judas y el Apocalipsis; el primero no está incluido en los escritos paulinos, mientras Santiago y Judas no están en el mismo rango que las Epístolas católicas. Más adelante en el siglo XVII, algunos protestantes comenzaron a plantearse la exclusión definitivamente los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Testamento. Especialmente los presbiterianos y calvinistas, desde el sínodo de Westminster en 1648, han sido los enemigos más reacios de cualquier reconocimiento a estos libros. A causa de esto, la firme influencia de la Sociedad Británica y Extranjera de la Biblia, decidieron en 1826 rehusarse a distribuir biblias que contuvieran los mal llamados “apócrifos” (los deuterocanónicos). deuterocanónicos). Desde ese entonces ha cesado la publicación de los deutero en los países de habla inglesa, ya no aparecen ni como apéndices de las biblias protestantes. En la misma Biblia –icónica protestante- Reina Valera (que tiene su origen en Biblia del Oso, entre los años 1569 y 1602 d.C.) no fue sino hasta ediciones posteriores posteriores en las que se omitieron los textos deuterocanónicos (con los agregados griegos de Ester y Daniel) que habían sido incluidos en las dos primeras ediciones originales, de Casiodoro de Reina (1569) y la revisión – revisión – edición- de Cipriano de Valera (1602). La primera edición que carece de ellos es la de 1862.

Actualmente los deuteros aún son material de lectura en la liturgia de la Iglesia de Inglaterra (Anglicana), pero su número ha disminuido a causa de la hostilidad del sector protestante de confesiones tardías (de la última oleada de divisiones doctrinales). doctrinales). Así mismo en la Biblia versión británica revisada existe existe un apéndice de “apócrifos” (deuterocanónicos), (deuterocanónicos), en un volumen separado. Por último lo deuteros aún forman parte de apéndices en las biblias alemanas que se imprimen bajo el patrocinio de los luteranos ortodoxos, que no cayeron en el error de remover totalmente estos libros que permanecieron desde el inicio del canon y por más de un Milenio en la Biblia. El mayor obstáculo en la credibilidad de la exclusión de libros de la Biblia a estas alturas, estiba en que cuesta creer que el Espíritu Santo Santo tardó 18 siglos en revelar el verdadero verdadero canon de la Escritura…

A partir de 1862 1 862 surgen cuestiones específicas para reusar el canon del Antiguo testamento de la Iglesia Católica (decidido en el año 382 d.C.). Son cuestionamientos recientes para validar posiciones tardías, revaluando la historia para hacerla calzar con posturas especificas. especificas.

6.1 ¿Sólo los libros del Viejo Testamento que son citados en el Nuevo son canónicos? Términos muy frecuentes como “la Escritura”, las “Escrituras”, “las Sagradas Escrituras”, aplicadas en el Nuevo Testamento o a otros escritos sagrados (a la recopilación Alejandrina para ser más específicos), nos pudieran hacer pensar que éstos ya formaban una colección fija, pero no es así. Por su parte, la referencia en San Lucas a “la Ley, los Profetas y los Salmos”, aunque demuestra la fijación a la Torah y de los Profetas como grupos sagrados “ fijos”, no nos garantiza la misma fijación para la tercera división, los Hagiographa (Escritos Sagrados) judeo-palestinos. judeo-palestinos. Entonces, el contenido exacto del catálogo amplio de las Escrituras del Antiguo Testamento (el que abarcaba los libros deuterocanónicos), no puede ser establecido desde el Nuevo Testamento, tampoco existe razón a fortiori para esperar las palabras de Jesús reflejen la extensión del canon judío – Yamnia-, de menor amplitud. Todos los Hagiographa (Escritos Sagrados) fueron en algún momento, antes de la muerte del último apóstol, entregados en forma divina a la Iglesia como escrituras sagradas, ¿cómo explicar sino, la constante e inmutable presencia de los deuterocanónicos en la iglesia a lo largo de los Siglos? ¿El Espíritu Santo ocultaría a la Iglesia el canon bíblico por 18 siglos? No (1 Timoteo 2,4). 2,4). Esto lo sabemos como verdad de fe, por deducción teológica, por permanencia histórica a través tr avés de los siglos, no por la evidencia documental del Nuevo Testamento. Este hecho tiene fuerza en contra de la postura protestante que afirma que Jesús aprobó y transmitió la Biblia de la sinagoga Palestina (de los años 70-90 d.C.), basándose en un versículo que no lo afirma y más bien deja el canon abierto a más posibilidades. Lo mismo pasa con la cita bíblica de 2 Timoteo 3:16-17, 3:16-17, que ya hemos tratado.

La autenticidad de los libros deuterocanónicos se reflexiona a partir del estado en el que los encontramos en las etapas más tempranas del cristianismo post-apostólico, se puede afirmar correctamente que tal estado de cosas sugiere la aprobación apostólica que, a su vez, debe haber descansado sobre la revelación, la de Cristo y la del Espíritu Santo, que no se contradicen.

6.1.1 Los académicos opinan… Todos los libros del Antiguo Testamento hebreo están citados cit ados en el Nuevo, excepto aquellos que han sido apropiadamente llamados Antilegomena (dudosos) del Antiguo Testamento, a saber: Ester, Eclesiastés y Cantar (Daniel). Más aún, Esdras y Nehemías tampoco se utilizan. La conocida ausencia de cualquier cita explícita de los escritos deuterocanónicos no prueba, por tanto, que deban ser vistos como inferiores a las obras arriba mencionadas para los personajes y autores del Nuevo Testamento. La literatura deuterocanónica generalmente no se adaptaba a sus objetivos. El argumento negativo que se obtiene de la carencia de citas de los deutero en el Nuevo Testamento se minimiza por el uso indirecto que se hace de ellos el mismo testamento, ya que algunos si se citan. Este uso toma forma de alusiones y reminiscenc r eminiscencias ias y muestra de forma clara que los apóstoles y evangelistas estaban familiarizados con el incremento alejandrino, consideraban sus obras como fuentes merecedoras al menos de respeto y escribieron bajo cierta influencia de ellos: 





Si se compara el capítulo 11 de la carta a los Hebreos con los capítulos 6 y 7 del II Libro de Macabeos, se manifiesta una inconfundible referencia referencia a éste último al hablar el primero de los mártires glorificados. Hay mucha afinidad de pensamiento, e incluso i ncluso de formas de lenguaje, entre I Pedro 1, 6-7 con Sabiduría 3,5-6; Hebreos. 1,3 con Sabiduría 7,26-27; y I Corintios 6,13 con Eclesiastico 36,20, por poner sólo algunos ejemplos. Sin embargo, la fuerza del uso directo e indirecto un libro del Antiguo Testamento en el Nuevo para validar su canonicidad se ve disminuida por la desconcertante verdad que al menos uno de los autores del Nuevo Testamento explícitamente cita el “Libro de “Enoch” (la Epístola de Judas), Judas), reconocido desde tiempo atrás como apócrifo. Véase esta mención en el versículo 14. Y en el versículo 9 cita de otra narración apócrifa, la “Asunción de Moisés”. Así mismo el libro de Colosenses 4, 16 habla de la Carta de San Pablo a Laodicea, y sin embargo este escrito no está en el canon del nuevo testamento. Se entiende a partir del punto anterior que las menciones que hace el Nuevo Testamento del Antiguo (e incluso escritura contemporánea a los Apóstoles) se caracterizan por cierta libertad y elasticidad en la forma y en la fuente, lo que tiende a disminuir aún más su poder probatorio respecto a su canonicidad. Pero por lo menos en lo que concierne a la gran mayoría de los Hagiographa palestinos- y a fortiori, el Pentateuco y los Profetas-, cualquier falta de conclusividad existente en el Nuevo Testamento queda superada por la abundancia de sustento sobre su estatura canónica que existe en las fuentes judías, para citar sólo unas:

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Estas comienzan con el Mishnah, pasando por Josefo y Filón, y llegando a la traducción de dichos libros por los griegos gr iegos helenistas. En cuanto a la literatura deuterocanónica, solamente el último testimonio sirve como confirmación judía. Hay signos de que la versión griega de los LXX no era vista por sus lectores lectores como una Biblia concluida, de sacralidad definida en todas sus partes, sino como algo que en sus variables contenidos perdía brillantez gradualmente a l os ojos de los helenistas y pasaban desde la Ley, eminentemente sagrada, hasta obras de cuestionable divinidad, como el III Libro de los Macabeos.

A favor de los deuterocanónicos como canon valido para los apóstoles: Este factor debe ser sopesado al considerar cierto argumento. Un gran número de autoridades auto ridades católicas percibe una canonización de los deuterocanónicos deuterocanónicos en una supuesta aprobación masiva, por parte de los Apóstoles, del Antiguo Testamento griego, de mayor extensión ext ensión evidentemente. evidentemente. No le falta fuerza al argumento. El Nuevo Testamento muestra cierta preferencia por los Setenta: de los 350 textos sacados del Antiguo Testamento, 300 prefieren el lenguaje de la versión griega al de la hebrea. Deficiencias para afirmar todos todos los deuterocanónicos como canon valido de los apóstoles apóstoles Con todo, hay consideraciones que nos invitan a dudar antes de admitir la adopción apostólica de los Setenta (toda ella) en el canon. Como ya se señaló arriba, hay razones para creer que no se trataba de una cantidad fija en ese tiempo. Los manuscritos más antiguos y representativos que existen no son totalmente idénticos en los libros que contienen. Más aún, debe recordarse que al inicio de nuestra era, y durante un tiempo posterior, era muy raro encontrar en forma manuscrita colecciones tan voluminosas como los Setenta. Esta versión debe haberse encontrado más comúnmente en libros separados o grupos de libros, l ibros, lo cual favorecía una cierta variación en la brújula. Conclusiones de los académicos La ausencia de citas de Ester, Eclesiástico y Cántico (de los Tres Jóvenes en Daniel) en el Nuevo Testamento se puede explicar razonablemente por su poca utilidad en los objetivos del mismo, y se justifica más por la ausencia de los dos libros de Esdras, de los cuales no se duda su canonicidad. Abdías, Nahum y Sofonías, aunque no son citados directamente, quedaron incluidos en las citas de los otros profetas menores gracias a la unidad tradicional de esa colección. De modo que ni unos Setenta fluctuantes, ni un Nuevo Testamento poco explícito nos pueden dar la exacta extensión de la Biblia pre-cristiana que fue transmitida por los apóstoles a la Iglesia Primitiva. Es más sostenible concluir que hubo un proceso selectivo bajo la guía del Espíritu Santo, Santo, y que tal proceso fue terminado en una fecha tan tardía de la edad apostólica que el Nuevo Testamento no puede reflejar su fruto maduro respecto al número o a la santidad de los libros admitidos fuera de Palestina.

6.1.2 Período Intertestamentario Confunde mucho con el “Intertestamento” o período intertestamentario, siendo este, para el cristianismo, el tiempo que medió entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y por extensión, los escritos y los movimientos religiosos que sirvieron de puente entre ambos Testamentos. Este es uno de los caballitos de guerra más empleados por los protestantes actuales que han decidido excluir los libros deuterocanónicos de sus Biblias.

Tradicionalmente se ha considerado que ese periodo comenzó tras la muerte del profeta Malaquías hacia el siglo V a. C. (el tiempo de Esdras) y terminó con la misión de Juan Bautista en el siglo I. Sin embargo se ha debatido mucho al respecto. Por una parte se discute sobre la creencia común en el judaísmo (por parte de los que querían desacreditar el cristianismo en el año 7 0-90 d.C.), según la cual "el cielo se cerró" y "el Espíritu Santo se retiró de Israel" y por ello a partir de Malaquías no fueron escritos más libros de la Biblia hebrea. Para algunas ramas del protestantismo ello significaría también también el cierre el canon del Antiguo Testamento Cristiano, pero viéndolo así esto tiene serios problemas de concordancia:

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No hay acuerdo sobre si Esdras y Nehemías vivieron antes, en los mismos años o después de Malaquías y el Intertestamento comienza con ellos. Varios expertos, incluso protestantes consideran que Eclesiastés y el Libro de Daniel (entrentre 536 a.C. y [167 al a l 164 a. C.]) fueron escritos posteriormente y por ende el período intertestamentario comenzó a manifestarse (no tajantemente) apenas en el siglo IV a. C. o aun más recientemente al periodo cristiano. La cuestión se hace más compleja, si se considera que los católicos, ortodoxos y algunos cristianos protestantes consideran como parte del Antiguo Testamento a los “Deuterocanónicos”, algunos de los cuales fueron escritos en el siglo I a. C. y por tanto consideran que el Intertestamento cubre desde ese siglo hasta el siglo I d.C.

A continuación las hipótesis de intertestamento (fin de la revelación pre-mesiánica) pre-mesiánica) según varias comunidades religiosas a lo largo de la historia:

Intertestamento Posición Judía Posición Judía Posición Posición Antigua Actual Católica Protestante Temprana. Año 250 a.C. Año 70 d.C. Año 395 d.C. Año 1534 d.C. Alejandría Yamnia Roma Alemania

No se plantean el intertestamento como tal, se siguen añadiendo textos venerables a la lista tradicional. No prevén lo que está por venir con con el Mesías en la persona de Cristo. Consideran que Dios sigue revelándose en escritores, sin importar su lengua, ya sea hebrea (hebreo o arameo) o la lengua griega.

Tampoco consideran el intertestamento tal, el espíritu profético se ha apartado de ellos hasta la llegada del verdadero Mesías (no consideran a Jesús como tal). El grupo de escribas logró cerrar el período de revelación del Antiguo Testamento siglos antes del Cristianismo, buscando poner una gran distancia entre el período de revelación judía y el tiempo de Jesús, aunque la mayoría de los judíos de aquel tiempo seguían creyendo que Dios continuaba revelándose. Esos libros se referían a la última etapa de revelación.

Están lejos de admitir que Esdras Martín Lutero usa y sus su criterio para contemporáneos discernir lo que él (Nehemías y considera la biblia Malaquías) debe de ser. Se pretendían cerrar la apoya en el concilio biblioteca sagrada  judío del año 70 d.C. para impedir y no da importancia cualquier futura a los concilios intromisión. El cristianos de Roma, Espíritu de Dios Cartago, etc. Saca pudo, y de hecho lo libros del viejo hizo, soplar en los testamento, aunque escritos su decisión es posteriores. El criticada por limite “esdriano” simpatizantes y no significaría la reformadores imposibilidad de rivales. futuros escritores inspirados, sino la Su “reforma” a las clausura del escrituras es recuento hasta ese condenada por sus entonces, sin contemporáneos, y prejuicios sobre será retomada con escritos en el más rigor unos futuro. Se sigue en cientos de años más esta posición hasta tarde. la actualidad.

Posición Protestante Tardía Año 1862 d.C. Europa

Algunas denominaciones aseguran que Esdras fue un agente divino elegido para determinar y sellar inviolablemente el Antiguo Testamento. Los luteranos (irónicamente), anabaptistas, anglicanos y episcopalianos continúan en rechazo a esta idea.

Se llega a la conclusión que el Intertestamento no puede limitarse por unas fechas fijas, impuestas a posteriori por criterios dogmáticos y polémicos, sino que es un período abierto, determinado por las condiciones reales de producción literaria de los grupos humanos que escribieron y transcribieron las que consideraron sus Escrituras. Así, la mayoría de los libros del Antiguo Testamento no quedaron escritos de una vez, por el primer autor de cada uno, sino que fueron una obra colectiva que se prolongó en el tiempo y otro tanto es aplicable a libros del Nuevo Testamento.

7. El Canon bíblico para el resto de los cristianos 7.1 El Nuevo testamento Los Ortodoxos rusos y otras ramas de las Iglesia Ortodoxa Oriental tiene un Nuevo Ttestamento idéntico al católico. En Siria, los Nestorianos poseen un Canon casi id éntico al canon final de los antiguos Sirios Orientales, que excluyen las cuatro Epístolas Católicas más cortas y el Apocalipsis. Los Monofisitas reciben todo el libro. Los Armenios Ar menios tienen una carta apócrifa a los Corintios. La Iglesia Copto –arábiga  –arábiga incluye en las Escrituras Canónicas, las Constituciones Apostólicas y las Epístolas psudo-Clementinas. El Nuevo testamento etiópico también contiene las llamadas “Constituciones Apostólicas”. Apostólicas” .

7.2 El Viejo Testamento La Iglesia Ortodoxa Griega preservó su antiguo canon en la práctica y en la teoría hasta tempos recientes, en los que, bajo la influencia dominante de su ramificación rusa, está cambiando su actitud respecto a las escrituras deuterocanónicas. El rechazo de esos libros por los teólogos y autoridades rusas es un desliz que comenzó temprano en el siglo XVIII. Los monofisistas, nestorianos, jacobitas, armenios y coptos, aunque en realidad se interesan poco por el canon, admiten el catálogo completo y además varios apócrifos.

CONCLUSIOINES Hemos visto que los judíos no tuvieron t uvieron nunca en la época de Jesús un canon escritural, que este canon se creo a partir del año 70 cuando la Iglesia estaba irremediablemente separada del  judaísmo. También que que los libros que no fueron aceptados aceptados en el Concilio Concilio de Yamnia por estar escrito en la lengua de los escritos cristianos y por parecer su lenguaje muy similar a estos. Martín Lutero en un acto de soberbia desestimo la Obra del Espíritu Santo en los concilios de la Iglesia y acepto la opinión del mismo Sanedrín que no supo reconocer a su Mesías. Mesías. No se puede desestimar parte de la obra de un Concilio y aceptar otra, un concilio de acepta o se rechaza entero, la misma autoridad que formo formo el Canon del Nuevo Nuevo Testamento formo el canon del Antiguo, No puedes tener los 27 libros del NT y desestimar la versión de los Setenta. Si la Iglesia se equivoco al definir la Versión de los Setenta entonces el canon c anon que definió de los 27 libros del Nuevo Testamento también están expuesto a equivocación equivocación y si estos 27 Libros están en duda, vana es nuestra Fe. Dudar de la Iglesia es dudar de la Escritura. Los libros deuterocanónicos: deuterocanónicos: a) b) c)

Fueron aceptados por los Apóstoles y utilizados en sus Evangelios y Epístolas. Fueron aceptados por la Iglesia de Pentecostés y por la Iglesia Primitiva. Fueron proclamados CANÓNICOS al mismo Tiempo y por la misma autoridad que los 27 Libros del Nuevo Testamento. ¿Cómo se puede subestimar los libros “ deuterocanónico deuterocanónicos”  si fueron discernidos en el mismo concilio que los evangelios? Dudar evangelios? Dudar de los deuterocanónicos es dudar de los evangelios que entraron en el canon en el mismo concilio.

Martín Lutero los quito en: a) b) c) d)

Un acto unitario y arbitrario. Sin consultar a la Iglesia ni a sus concilios. Sin tomar en cuenta los aspectos históricos de la permanencia de estos libros en la Iglesia. Acepto la decisión de un Concilio Judío que NO tenía t enía jurisdicción sobre los cristianos y la puso sobre un Concilio Cristiano dirigido por el Espíritu Santo.

A través de la historia, historia, los “deuterocanónicos” han estado presentes en las Biblias de todas las facciones cristianas anteriores a la reforma protestante del Siglo XVI. También están presentes en todas las versiones biblias protestantes anteriores al año de 1826, 1826, y también en al menos algunas ediciones posteriores de esas mismas Biblias. Estos libros además están en las Biblias católicas, cristianas ortodoxas, también se siguen incluyendo en las Biblias luteranas, anabaptistas, anglicanas y episcopalianas. Hasta los teólogos católicos que defiende la apostolicidad como prueba de inspiración del Nuevo testamento (ver (ver punto 2.1.1) 2.1.1) admiten que eso no excluye otros criterios, como la Tradición de la Iglesia tal cual se manifiesta en la recepción universal de las composiciones de inspiración divina, o la enseñanza ordinaria de la Iglesia, o los pronunciamientos infalibles de los concilios ecuménicos. ecuménicos.

Esta garantía externa es la prueba suficiente universal y ordinaria de inspiración. La única cualidad de los Libros Sagrados es un dogma revelado. Más aún por su misma naturaleza, la inspiración elude la observación humana y no es evidente pro si misma siendo esencialmente superfísica y sobrenatural. Su único criterio absoluto, por consiguiente, es el Espiritu Santo inspirador, testigo decisivo de Si Mismo, no en la experiencia subjetiva de las almas individuales, como mantenía Calvino, ni en el tenor doctrinal y espiritual de la Sagrada Escritura misma, como Lutero, sino a través del órgano constituido y custodio de Sus revelaciones, revelaciones, la Iglesia (I Timoteo 3, 15). 15) . Todas las demás evidencias se quedan cortas en la certeza y finalidad necesarias para imponer la esencia absoluta de la fe. (ver Franzelin, "De Divinâ Traditione et Scripturâ"; Wiseman, "Lectures on Christian Doctrine", Lecture ii; también INSPIRACION.)

EL CANON BIBLICO Nótese que en el canon bíblico no hay ha y distinción entre protocanónicos y deuterocanónicos en el Viejo Testamento, tampoco lo hay entre Homologoumena y Antilegomena en el Nuevo Testamento, esto aclarado en los concilios de la Iglesia para evitar que se usen estos términos de manera peyorativa. 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

En la escritura no hay divisiones por “rango” de canonicidad. Toda es buena y palabra de Dios. Los términos antes citados se usan para su estudio histórico si se quiere ver así, no tiene peso en el modo que la tienen que leer los cristianos. Así mismo las distinciones entre libros de la Ley, los Profetas y los Escritos del VT son reales, son características acorde a la naturaleza del escrito, pero no configuran necesariamente el orden en que aparecen en la biblia, tampoco determinan el mayor o menor grado de importancia de los libros, como sí lo determina para los judíos, en todo caso la vieja alianza (pacto) sirve para confirmar la nueva alianza, en donde está el perfeccionamiento de la antigua y los evangelios entronizados en el corazón de la revelación.

Sin más que agregar, a continuación la versión históricamente correcta del canon bíblico cristiano:

Antiguo Testamento Citando al propio decreto (concilio de Trento), el canon del AT es: " Los cinco libros de Moisés ( Génesis , Éxodo , Levítico , Números , Deuteronomio ); Josué , los Jueces y Rut , cuatro libros de los Reyes [es decir, los dos libros de Samuel , los dos libros de los Reyes ], Libros de las Crónicas , dos de las Crónicas , la primera libro de Esdras , y el segundo que se titula Nehemías , Tobías , Judit , Ester , Job , el Salterio Davidical , que consiste en un ciento cincuenta salmos, los proverbios y Eclesiastés , el Cantar de los Cantares , la Sabiduría y Eclesiástico , las de Isaías y Jeremías , los con Baruch , Ezequiel , Daniel , los doce profetas menores (a saber, Oseas , Joel , Amós , Abdías , Jonás , Miqueas , Nahum , Habacuc , Sofonías , Ageo , Zacarías , Malaquías , dos libros de los Macabeos, el primero y el segundo ). "

Nuevo Testamento Citando al propio decreto, el canon del Nuevo Testamento es: " los cuatro Evangelios, según Mateo , Marcos , Lucas y Juan , los Hechos de los Apóstoles escritos por el evangelista Lucas, catorce epístolas de Pablo, el apóstol, (uno) para el Romanos , dos a la Corintios , (uno) a la Gálatas , a la Efesios , a los Filipenses , a la Colosenses , dos a la Tesalonicenses , dos a Timoteo , (uno) a Tito , a Filemón , a la Hebreos , dos de Pedro el apóstol , tres de Juan el apóstol [ 1 , 2 , 3 ], uno de los del apóstol Santiago , una de Judas, el apóstol , y el Apocalipsis de Juan el apóstol . “

INFOGRAFÍA



http://ec.aciprensa.com/c/canonantiguo.htm

Canon del Antiguo Testamento GEORGE J. REID Transcrito por Ernie Stefanik Traducido por Javier Algara Coss�o 

http://ec.aciprensa.com/c/canondelnuevotestamento.htm

El Canon del Nuevo Testamento GEORGE J. REID Transcrito por Ernie Stefanik Traducido por Pedro Royo 

http://www.aciprensa.com/papas.htm

Lista de Papas



http://apologeticasiloe.net/Apologetica/Tradicion.htm

Tradición versus Escritura (actualizado) Ministerio Apologética Siole Frank Morera 

http://apologeticasiloe.net/Apologetica/los_ http://apologeticasiloe.n et/Apologetica/los_libros__deuterocanicos libros__deuterocanicos_sobra.htm _sobra.htm

Los libros Deuterocanónicos sobran o faltan? Ministerio Apologética Siole Frank Morera



Biblia de Jerusalén

Cuarta Edición, Editorial Desclée De Brouwer. S.A., 2009 Introducción al Evangelio de San Juan – Juan  – Pag. 1541 (Juan (Juan 9, 22 ; 12, 42 ; 16, 2) 2)

http://www.buenanueva.net/Teologia/canon.htm Desarrollo del canon de las sagradas escrituras



http://www.youtube.com/user/elcamaras

Biblia Católica vs. Biblia Protestante Veritas http://www.youtube.com/watch?v=gSuV54WQ51U Aprenda porque los Católicos y Protestantes tienen diferentes versiones de la Biblia.



http://www.youtube.com/user/renegrimaldi

Canon de la Biblia renegrimaldi http://www.youtube.com/watch?v=_8wv7Hoaa2c – http://www.youtube.com/watch?v=_8wv7Hoaa2c  – Parte 1 http://www.youtube.com/watch?v=oNFXosMg8q8 – http://www.youtube.com/watch?v=oNFXosMg8q8  – Parte 2 http://www.youtube.com/watch?v=O-JMYITmpoU – http://www.youtube.com/watch?v=O-JMYITmpoU  – Parte 3

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es.wikipedia.org/wiki/Tanaj es.m.wikipedia.org/wiki/Periodo_intertestamentario es.wikipedia.org/wiki/Deuterocanónicos Y para notas de: es.wikipedia.org/wiki/Justino_Mártir o o es.wikipedia.org/wiki/Papías_de_Hierápolis o es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_de_Antioquía o es.wikipedia.org/wiki/Policarpo_de_Esmirna o es.wikipedia.org/wiki/Ireneo_de_Lyon es.wikipedia.org/wiki/Clemente_de_Roma o es.wikipedia.org/wiki/Policarpo_de_Esmirna o es.wikipedia.org/wiki/Melitón_de_Sardes o o es.wikipedia.org/wiki/Cipriano_de_Cartago o es.wikipedia.org/wiki/Hipólito_de_Roma o es.wikipedia.org/wiki/Cipriano_de_Cartago o es.wikipedia.org/wiki/Atanasio_de_Alejandría o es.wikipedia.org/wiki/Cirilo_de_Jerusalén es.wikipedia.org/wiki/Epifanio_de_Salamis o es.wikipedia.org/wiki/Hilario_de_Poitiers o o es.wikipedia.org/wiki/Jerónimo_de_Estridón o es.wikipedia.org/wiki/Dámaso_I o es.wikipedia.org/wiki/Agustín_de_Hipona o es.wikipedia.org/wiki/Tomás_de_Aquino o es.wikipedia.org/wiki/Inocencio_I Entre otros… o

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