El bunker del Fuhrer - Jose Antonio Marquez Periano.pdf

May 6, 2017 | Author: javierescritor14 | Category: N/A
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Los misterios del búnker de Hitler por fin desvelados

1ª edición: mayo de 2011 2ª edición: junio de 2011 © 2011. José A. Márquez Periano (Texto). © 2011. Alberto Mateos Jurado (Imágenes en 3-D). Director de arte: Miguel Castillo Garcia.

Maquetación interior: Miguel Castillo Garcia y José A. Márquez Periano. Maquetación archivos a color: Miguel Castillo Garcia y José A. Márquez. Edición: Numa Roberto Pereda García. Editor literario: Juan Carlos Sánchez Clemares. Corrección: Shin Hye Min, y Miguel Castillo Garcia. Imagén de Portada: Alberto Mateos Jurado. Derechos exclusivos de la edición en español Reservados para todo el mundo: © 2011. Medea Ediciones, Group Zweite S. L. U., C/ Pintor Velázquez, 12. Posterior.

Local 3. 28932 Móstoles (Madrid) ISBN: 978-84-96789-40-1

INTRODUCCIÓN

La 2ª Guerra Mundial nos fascina a todos, nos apasiona, nos conmueve y nos llena de curiosidad. Muchos son los aficionados que acuden a las librerías a

devorar las últimas novedades editoriales de títulos complicados, biografías con miles de páginas y escritos que aportan algo de luz sobre un conflicto, un secreto sin desvelar, etcétera. Las películas, revistas especializadas y documentales también han ayudado muchísimo a comprender un poco mejor aquellos tumultuosos años. Pero no nos engañemos, hay demasiada información. Tanta que en muchas ocasiones se vierten mentiras sin que el lector se dé cuenta, convirtiendo alguna idea errónea en una verdad universal que no se podrá cambiar jamás en el imaginario colectivo: el alzado en alto de todos los miembros del ejército,

como si este fuera el saludo regular del ejército alemán (totalmente falso, pues no fue obligatorio hasta el 21 de julio de 1944), la existencia de "duelos" entre francotiradores alemanes y rusos en la batalla de Stalingrado o la existencia de personajes ficticios como el mayor Konig, supuestamente el mejor francotirador alemán de la época... ¡y nunca existió! Es por ello que nunca se puede tener la certeza absoluta sobre los datos que se tenemos, salvo quizás los apoyados con bibliografía o pruebas documentales, y no simplemente porque "lo he oído en un documental" o (aún más divertido), en "tal película lo he visto". No nos engañemos a nosotros

mismos. Saber todo sobre la 2ª Guerra Mundial es imposible, por mucho que vuestro mejor amigo se empeñe. Es el mayor conflicto de la humanidad con frentes en todos los lugares del planeta. Recordar todas las fechas, batallas, generales, operaciones y demás es improbable. Sin ir más lejos este humilde autor que se encuentra dirigiéndose a ti en este momento no lo sabe todo... ni lo sabrá. He publicado cinco libros hasta la fecha sobre este conflicto y no recuerdo la mitad de los datos publicados en ellos. ¿Cómo me voy a acordar de en que batalla estaba involucrado Keitel el 15 de mayo de 1943? ¿Cómo se llamaba la ciudad en la que se encontraba en ese

momento? ¿Qué ejércitos se encontraban más cerca de Berlín? ¿Cuál era su segundo ayudante de campo? Preguntas que puedo responder si acudo a los libros ya publicados o fuentes consultadas previamente. El motivo de la publicación de este libro es para ayudar a conocer mejor las luchas ocurridas en Berlín en los coletazos finales de la 2ª Guerra Mundial, así como el descubrir al detalle el llamado vulgarmente búnker de Hitler (una de las construcciones más famosas de la 2ª Guerra Mundial). En sus muros se vivieron las últimas horas del conflicto más sanguinario de la Historia, y donde se suicidó el culpable del inicio de aquella terrible guerra. Un

edificio que simboliza el final de una época y el principio de otra. La película "El Hundimiento" ayudó a conocer un poco mejor los entresijos de esta megaestructura que costó millones de marcos a un Reich alemán que ya estaba en las últimas, para proteger a su líder, que aunque maligno y villano, prefirió compartir el horror de la guerra con los berlineses hasta el final... aunque bien poco le importaban los ciudadanos alemanes en aquel momento. Muchos fueron los que le acompañaron en su viaje. Finalmente, es mi deseo que esta obra sea una guía de referencia sobre todo aquello que tenga que ver con el búnker y sus ocupantes. Tal vez, y solamente tal

vez, sepa usted más que ese amigo que ha visto la película "El Hundimiento" y cree conocerlo todo sobre el Führerbunker... cuando lea este libro. La más posible verdad sobre lo que ocurrió entre aquellos muros la tiene usted ahora entre sus manos en estos mismos momentos.

José A. Márquez Periano Mayo de 2011

La Cancillería del Reich Y el VorBunker

«La Vieja Cancillería parece una fábrica de jabón» Adolf Hilter.

La Cancillería del Reich

El búnker de Hitler (Führerbunker) era un edificio que formaba parte de la Cancillería del Reich junto con la vieja Cancillería (de la época del Canciller Bismarck) y de la Nueva Cancillería, uno de los edificios construidos durante el Tercer Reich y realizada por Albert Speer en 1938 en tiempo récord. Hitler llegó al poder el 30 de enero de 1933 y ocupó las habitaciones de la Antigua Cancillería, y en 1936 esta fue equipada con un primer refugio antiaéreo. Este refugio, el cual era accesible desde los sótanos de dicho edificio, se llamó Vorkunker (“Búnker

anterior" en alemán) para distinguirlo del nuevo búnker construido posteriormente donde el Führer acabaría sus días, suicidándose junto a su esposa Eva Braun. Cuando Hitler ocupó la Cancillería (ver fotografía de inicio del capítulo) no le gustaba el aspecto decadente y pasado de moda (“de fin de siglo”) que tenía el edificio central del gobierno alemán. Es por ello que tuvo una primera reunión con Speer para estudiar una posible remodelación, pero solamente se quedó en eso, en una simple conversación. A finales de enero de 1938, Hitler llamó oficialmente a Speer para comunicarle solemnemente que tenía que realizar un encargo urgente. Hitler

quería ampliar las habitaciones de las reuniones y un edificio que estuviera a las alturas del nuevo líder político que guiaba al país a su edad dorada: hacia el Tercer Reich. Speer debería realizar su trabajo lo antes posible, sin importar el coste de la obra. Además, Hitler puso a disposición de Speer todo el terreno de la calle Voss Strasse cercana a la Cancillería por si había que ampliarla. Por supuesto, nadie pensó en posibles casas de derribar. Si habría que hacerlo, se haría, sin importar las familias que allí vivieran. La nueva Cancillería estaría totalmente terminada el 10 de enero de 1939. ¿Pero, cómo se llevó a cabo esta tremenda empresa en tan poco tiempo?

Speer comprendió que aquella obra era una gesta titánica si conseguía acabarla en los plazos indicados. Lo primero que hizo fue demoler las casas de la calle Voss Strasse a la vez que los operarios preparaban elevaciones y planimetrías del edificio. Una de las mayores preocupaciones de Speer como responsable de la obra y de enriquecer el interior de los nuevos grandes salones eran las alfombras... sí, sí, las gigantes alfombras hechas a mano destinadas a las grandes salas del edificio. Speer las pidió fijando las dimensiones y colores sin saber como quedarían en el interior. Paradójicamente, las alfombras no fueron del tamaño de las habitaciones, porque fueron hechas según los

parámetros dados a la fábrica de alfombras. Speer trató de evitar el realizar planos muy detallados desde el principio y fechas muy concretas porque, como ya había visto, los fallos eran posibles y la empresa era casi imposible. De hecho, parte del trabajo ya lo tenía preparado desde hacía cuatro años, cuando tuvo la primera reunión con Hitler para hablar del proyecto. Los planos estaban realizados, así como el diseño. Para poder acabar lo antes posible, se utilizaron más de 4.000 obreros que trabajaron en diferentes turnos para que las obras avanzaran día y noche. Este monstruoso proyecto se terminó dos días antes de lo previsto, por lo que Speer

ganó una excelente reputación de organizador, además (y lo más importante para su carrera) de la admiración de Hitler, lo que le llevaría a o cupar puestos de mayor importancia a lo largo de la guerra. Speer en sus memorias recuerda lo siguiente sobre la construcción una vez acabada, lo que se podía encontrar un diplomático extranjero que fuera a visitar al Führer alemán a la Cancillería: «Desde Wilhelmsplatz, un diplómatico es conducido a través de las grandes puertas de la tribuna de honor. A modo de escalera exterior,

entra por la primera vez a una sala de recepciones de tamaño medio, donde se encontrará con las puertas dobles de casi diecisiete metros de altura, que le darán acceso a la sala revista de mosaicos. A continuación, subirá varias escaleras y atravesará una sala redonda con techo abovedado, y tendrá ante sí una galería de 145 metros de largo. Hitler quedó particularmente impresionado por mi galería, ya que es dos veces más grande que el Salón de los

Espejos de Versalles. De hecho Hitler estaba encantado, e incluso llegó a decir: “¡En la larga caminata que hay desde la entrada hasta la sala de recepción se harán una idea del poder y grandeza del Reich alemán!” Durante el periodo de construcción me pidió ver los planos una y otra vez, pero apenas intervino, a pesar de que fue diseñado por él personalmente. Me dejó trabajar libremente.»

La serie de habitaciones que daban a la galería de recepciones de Hitler estaban decoradas con una gran variedad de materiales y colores y tenían casi 220 metros de longitud. La propia oficina de Hitler era de 400 metros cuadrados, lo

que nos da una idea de la grandiosidad y monstruosidad de las salas. Desde el exterior, la Cancillería tenía un aspecto severo y autoritario. Desde la Wilhelmplatz, los visitantes entraban a la Cancilleria a través de la entrada principal del edificio que estaba flanqueada por dos estatuas de bronce creadas por Arno Breker. Las estatuas se llamaban “Wehrmacht” (Ejército) y “Partei” (“Partido”), haciendo referencia a que el poder del

Reich emanaba del ejército y del Partido Nazi. La serie de habitaciones que comprendía el enfoque a la galería de recepción de Hitler estaban decoradas con una gran variedad de materiales y colores, y tenía 220 metros (725 pies) de longitud. La galería era de 145 metros (480 pies) de largo. La propia oficina de Hitler era de 400 metros cuadrados. Desde el exterior, la Cancillería tenía un aspecto severo y autoritario.Desde la Wilhelmplatz, los visitantes entraban a través de la

Cancillería de la Corte de Honor (Ehrenhof). La entrada principal del edificio estaba flanqueada por las dos estatuas de bronce mencionadas anteriormente que hacían referencia a los pilares del Tercer Reich. Se dice que Hitler estaba gratamente impresionado con el edificio y que fue (raro para él) efusivo en elogios y alabanzas a Speer, llamándole “arquitecto inteligente” y “genio” entre otros. Le gustó particularmente el inmenso

despacho destinado al Canciller del Reich. Sentado en su enorme sillón y detrás de una gargantuesca mesa que representaba una espada medio desenvainada dijo que: “Bien, bien, sentado frente a mi y observándome, los diplomáticos sabrán lo que es el miedo”. Este edificio sufrió terribles daños durante la Batalla de Berlín al final de la 2ª Guerra Mundial. De hecho, al final de la guerra, los restos de la Cancillería fueron demolidos por las fuerzas soviéticas, y parte de

sus restos fueron usados para construir varios edificios en memoria de los soldados del ejército rojo caídos en combate, así como para renovar la estación de metro de U-Bahn en Mohrenstrasse, dañada durante la guerra. Aunque la nueva Cancillería estaba lista aún no tenía ningún Búnker construido, aunque sí fue proyectado por Speer. Un túnel, realizado antes de 1940, conectaba la nueva Cancillería con el Vorbunker de la Vieja Cancillería.

El VorBunker

El Vorbunker (El búnker superior) estaba localizado detrás del gran pasillo de recepción que fue añadido a la Vieja Cancillería en Berlín, Alemania. En teoría era utilizado como refugio temporal para Adolf Hitler, sus edecanes y el resto de personal (guardaespaldas y secretarias). El Búnker fue llamado oficialmente “Refugio Anti-aéreo de la Cancillería del Reich” hasta 1943, fecha en la que comenzó a expandirse y a construirse el famoso Führerbunker,

localizado un piso por debajo del Vorbunker. El 16 de enero de 1945 Hitler ocuparía de forma permanente el Führerbunker hasta el final de sus días. Después se incorporaría su secretario Martin Bormann, Eva Braun y Joseph Goebbels, además de su mujer Magda y sus seis hijos, pero ellos se establecieron en el Vorbunker, donde residieron hasta su final, el 1 de mayo de 1945. Construcción

El primer mapa de Vorbunker está fechado en 1930 y está firmado por

Atelier Troost, uno de los arquitectos más famosos del momento, por el cual Hitler sentía una gran admiración, y además el Führer le consideraba su “maestro” y su mentor en la doctrina de la Arquitectura. De hecho la relación entre este arquitecto y Hitler puede retrotraerse hasta 1925, fecha en la que juntos decoraron los interiores y reestructuraron el mobiliario del palacio Barlow, la residencia habitual de Hitler en Múnich y sede local del partido nazi. Desde aquella reforma, el palacio pasó a llamarse el “Palacio Marrón”. Por ello, Troost se convirtió en el arquitecto de cabecera del NSDAP hasta 1935, fecha de su muerte. Speer cogería el relevo de este insigne arquitecto (más

información en la biografía de Albert Speer presente en este libro). Por supuesto, no se pensó en la construcción de ningún búnker por aquellas fechas, principalmente porque Hitler aún no estaba en el poder. En 1933, Adolf Hitler decidió expandir la Cancillería del Reich, y el 21 de julio de 1935 Leonhard Gall presentó a Hitler los planes para un gran Hall de recepciones (que también podría ser usado como Salón de Baile) que sería construido en la antigua Cancillería. El techo del Vorbunker sería de 1,6 metros de espesor, así como sus muros para poder soportar el peso de la sobrecarga de la Gran Sala que se tenía que construir.

El Vorbunker sería dibujado y proyectado por Troost, y construido debajo de ese gran hall. El búnker tendría 21 metros de largo por 21 metros de ancho. El tamaño de las habitaciones era alrededor de 3,08 metros de largo, y las mismas proporciones se mantendrían posteriormente en el Führerbunker. El Vorbunker fue finalmente construido en 1937. Según los archivos originales del edificio conservados en Berlín, el Vorbunker tenía una habitación con generadores, otra era una lavandería, otra una cafetería y otra habitación era una cocina, en caso de que el Führer debiera permanecer mucho tiempo en su interior. El Vorbunker tendría una

extensión de 441 metros cuadrados, de los cuales 339 metros cuadrados eran habitables. El Vorbunker sería utilizado después de su construcción de forma esporádica por jerarcas del partido nazi, como Goering cuando se encontraba en Berlín, dado que en una ocasión tuvo que buscar refugio ante ataques aéreos aliados, así como por miembros del personal del Führer durante algún “raid”. Algunas de sus habitaciones vacias serían utilizadas por Theodor Morell (el médico personal de Hitler) y dos habitaciones fueron usadas como despensa. Otra de las habitaciones se convirtió en cocina con un pequeño refrigerador y una pequeña bodega de vinos. Constante Manziarly

(la cocinera de Hitler) hacía las comidas para el Führer allí. A la llegada de la familia de Goebbels, su familia usaría las habitaciones de Morell, pues este ya había abandonado Berlín. Sería entre esas paredes, mudas testigas de un acto tan abominable, donde los niños de Goebbels serían asesinados. El Führerbunker

Durante los primeros años de la 2ª Guerra Mundial, Hitler vivió en la vieja Cancillería y trabajó en la monumental Nueva Cancillería, construida por Albert Speer. Tras la derrota de

Stalingrado y tras el primer bombardeo masivo de los aliados sobre la capital alemana en marzo de 1943, el transcurso de la guerra hacia pensar lo peor, Hitler ordenó la construcción de un nuevo refugio antiaéreo que pudiera servir al mismo tiempo como cuartel general si las circunstancias así lo quisieran. En otras palabras, ordenó la construcción de un nuevo búnker. La construcción del Führerbunker comenzó a finales de 1943 y fueron concluidas la estructura principal en 1944. Hitler se mudó para residir allí de forma permanente a partir del 16 de enero de 1945, a pesar de que aún no se había terminado de dar los retoques finales y de llevar a su interior parte del

mobiliario y acondicionamiento que se había planeado en un principio. Cuando, el 30 de abril de 1945, Hitler puso fin a su vida, el búnker aún no había sido terminado completamente. De hecho, y como testimonio mudo, se podía encontrar una mezcladora de cemento en los exteriores del búnker durante varios años después de 1945, y de hecho aparece en algunas fotos posteriores a esa fecha. La profundidad führerbunker

del

De acuerdo con varias fuentes, la

profundidad del búnker varía según la fuente consultada (desde los 12 metros hasta los 17). Muy seguramente, el dato más fiable sea el dado por James P. O' Donnel, uno de los primeros norteamericanos que visitó e inspeccionó el búnker tras la conquista de la ciudad por parte de los soviéticos. De hecho, y como guiño del destino, James entró en el Búnker el 4 de julio de 1945 (Día de la Independencia de los Estados Unidos) y tomó medidas del Búnker con los escasos medios de los que disponía. Obviamente no existen muchos documentos y muchos mapas o planos que detallen con exactitud milimétrica el tamaño, dimensiones y profundidad a la que se encontraba el

búnker bajo tierra por una sencilla razón: era un proyecto secreto. Es por eso que haya tanta inexactitud en los datos aportados. Otro factor que se ha tenido en cuenta para desechar precisamente algunas fuentes consultadas para calcular la profundidad del Búnker eran las escaleras de acceso que daban entrada al Führerbunker. Algunos autores insistían que la forma de acceder al búnker era mediante una escalera de caracol y gracias a ella y al número de pasos (y escalones) que “daban” para llegar a su entrada se calculaba una profundidad cercana a los 12-14 metros. Para empezar, y haciendo una valoración crítica: no existen fuentes

“alemanas” que nos hablen de una escalera en espiral, además de que, como recoge Pietro Guido: «Antes de referirnos a fuentes “serias” para desmantelar esta interpretación me gustaría hacer una seria reflexión: ¿Te imaginas cuantas veces los generales y oficiales, que eran llamados por Hitler diariamente, se habrían caído con sus impresionantes botas por culpa de escalones tan estrechos? En pocas palabras, este tipo de escalera se ha probado que

es muy poco “marcial”.» La controversia terminó cuando Rochus Misch afirmó que, efectivamente, las escaleras eran rectangulares y no circulares como ya se había comentado en otras fuentes. Finalmente y tras extrapolar varios datos llegamos a la conclusión que la profundidad exacta a la que estaba el búnker era de 8,20 metros bajo los jardines de la Cancillería, confirmado que todas las fuentes anteriores estaban desfasadas, equivocadas o que no habían realizado una

medición sin tener en cuenta el número de escalones hasta llegar a la entrada del búnker, pudiendo encontrar dicho dato con una sencilla operación matemática.

Materiales utilizados

El material por excelencia utilizado en este tipo de construcciones, como en la gran mayoría de edificios defensivos y fortificaciones de la época, es el hormigón armado. El hormigón es un material fácilmente modelable capaz de resistir grandes fuerzas de compresión, pero carece de fuerza para resistir tracciones, de ahí que se le añada en su interior una serie de barras de acero entrelazadas y calculadas que le servirán para combatir estos esfuerzos

cuando se fragua en las obras. Todo esto hace del hormigón armado el material perfecto para construir estructuras y edificios capaces de resistir bombardeos continuos o descargas de artillería enemigas. En la década de los años 40 no existían aún los aditivos que en la actualidad potencian la efectividad del hormigón, ni muchos menos las aleaciones con las que se fabrica el acero, por lo que las dimensiones que se tenían

que usar en los grosores de los muros y techos eran muy superiores a la de hoy en día. Es por ello que nos sorprenda el grosor de las paredes de estructuras de estas características si las comparamos con las de hoy en día, pero hay que tener en cuenta que el hormigón actual es más resistente gracias a los aditivos a los que hemos hecho referencia. De hecho, existen hoy en día más de 50 aditivos diferentes.

Grosor del techo

De nuevo las fuentes no se ponen de acuerdo a la hora de calcular el grosor del techo del Führerbunker, variando este dato entre los 4,80 y los 4,90 e incluso los 5 metros. En 1988 acabó la polémica cuando el investigador berlinés llamado Schreire calculó exactamente el grosor del mismo. El techo tenía un grosos exacto de 4 metros.

Es un grosor impresionante, un metro más que los más seguros búnkeres actuales. No hay duda que el Búnker podía resistir cualquier bomba lanzada desde cualquier bombardero aliado o soviético.

Grosor de los exteriores y el suelo

muros

Una vez más las fuentes

nos proporcionan varias respuestas para la misma pregunta por lo que existían varias hipótesis sobre el grosor de los muros exteriores del búnker. Desde los 1,80 hasta los 2,2 metros era lo que siempre se había barajado, por lo que era una norma aceptada pensar que el búnker tenía al menos paredes con un grosor de 2 metros. De nuevo, tuvo que ser la labor e investigación de Erhard Schreier1 que tuvo la fortuna de estar presente cuando

la construcción fue demolida pudo calcular exactamente las medidas de los muros exteriores del Führerbunker: 4 metros. Cuando tenemos que volver a calcular el grosor del suelo del Führerbunker con respecto a la tierra tenemos el mismo problema de siempre, las fuentes nunca se ponen de acuerdo. Speer en sus memorias dice que al menos era de “sólo 2 metros”. Speer, tal y como confiesa en sus Memorias no presta atención a las medidas como buen

arquitecto que es, debido a que es un visionario y un artista más que un técnico absorto en calcular medidas. Si no fuera así, ¿por qué las dudas y la inexactitud de las medidas del búnker? Una vez más recurrimos a los datos proporcionados por Schreier: 1,2 metros. Otras especificaciones que pudo calcular son las siguientes: la salida de emergencia tenía alrededor de 5 metros de altura y la torre de observación medía 5 metros de alto.

Las entrañas Führerbunker

del

La forma habitual de llegar a los dos búnkeres era la siguiente: entrando por la puerta principal de la Vieja Cancillería, justo debajo de ello, teníamos que descender a su sótano. Desde allí encontrábamos el acceso principal a los búnkeres, cuyo acceso podría ser

entrar al Vorbunker a través de un túnel que lo comunicaba con la Nueva Cancillería, o bien desde el jardín de la oficina de asuntos exteriores. Estos tres caminos convergían en un túnel sellado por una gran puerta de acero, desde la cual se acedía a un corredor y un poco más adelante nos encontrábamos con una pequeña cafetería para los operarios del Búnker. El Vorbunker tenía un total de 18 habitaciones cuadradas y pequeñas que

medían 3 × 3 metros cuadrados (ver pliego central). Estas habitaciones servían como para lo anteriormente comentado. Cuatro de esa habitaciones serían la última morada de Goebbels, su mujer y sus seis hijos. Siguiendo ese camino, bajamos una escalera que nos conducía tres metros más abajo, donde estaba Hitler, Eva Braun y su séquito personal. Las habitaciones eran las que se pueden encontrar en el pliego principal: la

lavandería, la habitación de telecomunicaciones, los generadores de luz y las habitaciones reservadas a Eva Braun y Hitler, además de las habitaciones de Martin Bormann y los médicos del Führer. Hay que recordar que estas habitaciones eran realmente pequeñas, habitaciones de 3 × 4 metros cuadrados, y que cuando la ventilación tenía algún problema a la hora de renovar el aire olía realmente mal. También hay que recordar que en el interior del búnker convivían

con Hitler su perra Blondi, y otro perro pequeño de Eva Braun. El corredor central estaba dividido por un muro de partición. La primera mitad era usado como la "antecámara". La segunda parte era la modesta e inconfortable "Sala de Conferencias", donde Hitler se reunía con sus generales y el Estado Mayor. La habitación era tan pequeña, que en todas las reuniones todos los generales estaban de pie al lado de sus adjuntos. Solamente había

una pequeña mesa donde se extendían los mapas del frente y una pequeña silla donde se sentaba Hitler. El Führer había dispuesto tener un pequeño estudio, una pequeña sala de estar y el dormitorio. Todas las habitaciones estaban decoradas con muebles muy espartanos al gusto de Hitler, además de adornado con pequeños detalles muy baratos. Eva Braun tenía un baño, un vestidor y un cuarto que hacía la función de pequeña sala de estar y habitación. El pequeño

cuarto llamado "de los mapas" era usado para reuniones en alguna ocasión. Desde el Führerbunker se accedía también a una escalera que llevaba a la Torre de Observación y Vigilancia que daba al exterior: la famosa torre que sale en todas las fotos del búnker en el jardín de la Cancillería.

Observamos que la parte izquierda de las habitaciones del Führerbunker era destinadas a Hitler, Eva Braun y sus perros, mientras que la parte derecha estaba destinada a los doctores de Hitler, Morell y Stumpfegger, así como sus dos secretarios: Bormann y Goebbels. Siguiendo ese pasillo, empezando por la entrada del búnker superior, bajando las escaleras a continuación, y cruzando la antesala y la sala de

conferencias, uno entra, a una pequeña sala destinada a los guardias. Desde este cuarto, había cuatro rampas de escaleras, cada una de 11 escalones, que daban acceso a la salida de emergencia que daba a los jardines exteriores de la Cancillería.

Carpinteria interior

El búnker contaba con dos tipos de carpintería interior claramente diferenciadas. a) Carpintería realizada en madera únicamente para estancias interiores que no estuvieran conectadas directamente con los pasillos centrales. Aproximadamente este revestimiento tenía unos 7 centímetros de espesor. b) Carpintería de acero: se colocaron puertas blindadas utilizadas en los pasillos centrales y en las salas adyacentes. Tenían un espesor de 15 centímetros de puro acero.

Sistema de conducción de aire

Cada uno de los búnkers contaba con una sala de máquinas que regeneraban de forma continua el aire de cada una de las salas. Más concretamente y en el caso del Führerbunker se optó por crear y construir una torre de ventilación que hasta hace muy poco se había

confundido con una torre de vigilancia. El sistema de ventilación contaba con una serie de tubos que conectaban todos los habitáculos del búnker con la sala de máquinas, la cual tomaba aire del exterior por esa torreta (especificada en el plano, ver pliego central) de forma circular y una con techo en forma de cono a modo de cubierta, de ahí dicha confusión. De hecho, la torre de ventilación no se llegó a terminar de construir jamás, dado que cuando Hitler se suicidó aún estaba

en proceso de ser construida. Aparte, esta misma sala generaba electricidad en caso de emergencia, y además controlaba y producía agua caliente gracias a sus calderas, aunque solamente la habitación de Adolf Hitler tenía bañera.

Mobiliario

En cuanto al mobiliario, en el Vorbunker se utilizaron, según fotos de la época, muebles de barracones y oficinas militares convencionales; pero en el Führerbunker los muebles eran de calidad y algunos incluso de diseño, en el caso de las habitaciones de Hitler y Eva. Por ejemplo, los muebles de Eva Braun habían sido diseñados por Albert Speer. Eran más pequeños que el mobiliario normal dada la falta de espacio en las habitaciones del Führerbunker. A pesar de

ser de maderas nobles, el aspecto era bastante austero y para nada ostentoso. La única pieza de arte que acompañó a Hitler dentro del Búnker fue un cuadro del emperador Federico II el Grande, cuyo retrato no se cansaba de mirar en silencio durante largas horas.

La Sala donde se Suicidó el Führer

Las tropas rusas asaltaron y saquearon el búnker del Führer. Tal fue la rapiña que todo aquello que tenía un mínimo de

valor acabó en manos de soldados anónimos. Por si fuera poco, tal fue la dejadez de las autoridades soviéticas que durante varios meses, los soldados rusos continuaban visitando el lugar donde se suicidó Hitler y acabó el III Reich como si de un lugar turístico se tratara, realizando fotografías en el mismo lugar que Eva Braun y el Führer se quitaron la vida. En esta instantanea se puede apreciar el mobiliario de la sala recreada en 3D y sus pequeñas dimensiones, así como la dejadez del mismo por parte de autoridades rusas. Federico II el Grande (Friedrich II der Große) (Berlín, 24 de enero de 1712 — Potsdam, 17 de agosto de 1786) fue rey

de Prusia. Perteneciente a la Casa Hohenzollern, era hijo de Federico Guillermo I y Sofía Dorotea de Hannover. Federico II murió sin dejar herederos, y le sucedió su sobrino Federico Guillermo II. Este notable rey prusiano inspiró a Hitler, tanto que tenía este retrato en su despacho privado. Pasaba incontables horas mirando en silencio su retrato, tal vez buscando la guía espiritual que necesitaba en sus momentos más bajos. De hecho, la última persona que vió a Adolf Hitler por última vez fue Otto Günsche, que se vió obligado a abrir la puerta del despacho para que Magda Goebbels intentara disuadirle. Estaba de pie, mirando el retrato delrey prusiano en

silencio. Minutos después, Hitler se suicidaba. Al entrar en la habitación tras oír el disparo, Günsche vio que el cuerpo de Hitler estaba sentado en el sofa frente al retrato de su rey totem, que le acompañó hasta los últimos instantes de su vida. El Führerbunker en Manos Rusas

El 2 de mayo de 1945 el Führerbunker y el Vorbunker pasaban a estar bajo control soviético. Lo primero que hicieron las tropas soviéticas nada más llegar al búnker fue saquear su

interior. Los soldados rusos, ansiosos de botín, cargaron con cualquier objeto que pudiera tener un mínimo de valor. Muchos de los artículos personales de Hitler cayeron en las garras de simples soldados rasos. Es por eso que de vez en cuando surje alguna noticia referente a objetos personales de Hitler que aparecen en colecciones privadas. Una de las más llamativas fue la aparición de la discografía personal de Hitler que tenía consigo en el búnker y que un soldado llevó consigo a casa al final de la guerra y que años después un pariente descubría por accidente tras fallecer el antiguo saqueador. Desde aquel día podemos hablar que los rusos "gestionaron" esta joya

arquitectónica. Durante los primeros meses después del final de la guerra, los miembros del servicio de inteligencia soviético trataron de recuperar el mayor número de objetos personales de Hitler, además de tratar de encontrar los restos mortales del Führer. Parece ser que pocos días después de su ocupación el búnker sufrió un incendio, muy posiblemente causado por algún soldado descontrolado, por lo que varios muebles y objetos de su interior se destruyeron. Los soviéticos, en lugar de utilizar esta estructura, la dejaron totalmente abandonada, aunque fue parcialmente investigada por los servicios de inteligencia. Después de elaborar todos

los informes que consideraron oportunos, la autoridad competente decidió destruirlo. Esta decisión se tomó a finales de 1947. Lo primero que se hizo fue anegar el Führerbunker con dos metros de agua el 25 de octubre de 1947. A continuación, el 27 de enero de 1948 se decidió demoler el interior del Führerbunker, así como otros 5 búnkers de la capital. Las explosiones dentro del búnker eliminaron las estructuras más débiles, como algunos muros y las escaleras, pero no consiguieron hundir la estructura por completo... algo que si consiguieron con las estructuras exteriores del jardín de la Cancillería que fueron dinamitadas y destruidas.

Por lo tanto, en los primeros meses de 1948, la parte exterior y más conocida por el gran público no eran más que un montón de escombros, que extrañamente no serían retirados hasta muchísimos años después, por lo que eran una estampa habitual en el Berlín de los primeros años de la postguerra. En los años siguientes se fueron recogiendo poco a poco los restos de la antigua Cancillería del III Reich, y aquello que pudo ser aprovechado fue utilizado para otras edificaciones. Hay que recordar que la antigua Cancillería medía más de 400 metros de largo, lo que suponía que habría que realizar una tarea de retirada de escombros monstruosa. Miles de toneladas fueron

retiradas entre 1950 y 1956. Aunque parezca absurdo, los restos de Führerbunker y del Vorbunker permanecieron en su lugar, y cualquier curioso podía subirse a los restos de la misma y realizar una fotografía como el que se fotografía con la Torre Eiffel o las Piramides. Dos años más tarde, en 1958, (es decir, 13 años después del final de la 2ª Guerra Mundial), se decidió enterrar los restos visibles del búnker, pues salía más barato que retirarlos. Los restos fueron cubiertos con arena y tierra, originando una colina artificial en su antigua ubicación. Al año siguiente, los restos de la salida de emergencia y la torre de

vigilancia del Führerbunker fueron retirados. El silencio y el olvido cayó sobre la estructura durante muchos años. Berlín fue cambiando y reconstruyéndose, y con ella apareció el muro de Berlín de tan infausto recuerdo. Por ello, muchos alemanes trataban de huir de oriente a occidente, y en muchas ocasiones se utilizaban antiguos túneles de la 2ª Guerra Mundial construidos por los nazis. La STASI decidió revisar los restos del Vorbunker y del Führerbunker en busca de posibles túneles que conectaran con rutas de huida de los civiles que intentaban huir a Alemania Occidental. Por ello, en 1974, la STASI irrumpe en el Vorbunker, que a pesar de estar derruido parcialmente,

el acceso a él aún era relativamente sencillo. Lo primero a lo que tuvieron que hacer frente fue a más de metro y media de agua que anegaba los dos búnkers, por lo que los vaciaron con bombas de agua. Tras revisar las dos estructuras se llegó a la conclusión de que no había túneles que conectaran con e l Führerbunker y el Vorbunker. También fue un momento importante, dado que los mapas e información que recogieron los rusos serviría para conocer con más detalle las verdaderas dimensiones del búnker.

Como algo natural, la localización del Führerbunker y el Vorbunker se olvidaron con el tiempo. Años después, y ya con inminente caída del Muro de Berlín que se produciría, se volvió a

escuchar del búnker en 1988, debido a la construcción de una zona residencial en el antiguo emplazamiento de la Vieja Cancillería. Durante la construcción del complejo residencial se encontraron los restos que aún sobrevivían del Führerbunker. Gracias a este descubrimiento fortuito se pudieron tomar las medidas definitivas y correctas del Führerbunker. Sin dar importancia al hallazgo, los responsables del mismo destruyeron todos los restos localizados y los pocos que no pudieron ser destruidos fueron totalmente enterrados, por lo que hoy en día no existen indicios algunos de dicha construcción, dado que fue demolida por completo en aquella época.

Años después, y ya con la reunificación alemana y con el Mundial de Fútbol de Alemania, se decidió poner un tablón explicativo en el lugar donde se erigía el famoso búnker que es visitado por decenas de curiosos diariamente, convirtiéndose casi en parada obligatoria para los turistas y no por exaltados de extrema derecha.

Resumen de medidas del Vorbunker y Führerbunker

INTERIOR EXTERIOR INTERIOR EXTERIOR Largo 18,40 21,00 19,50 27,50 Ancho 18,40 21,00 19,50 27,50 grosor muros exteriores 1,30 4,00 profundiadad 5,18 8,20 altura de las habitaciones 3,08 3,00 grosor techo 1,60 4,00 grosor suelo 0,50 1,20 supercifie (m2) 339 441 380 756 volumen (m3) 2.000 5.000

Biografías y Destinos de aquellos que habitaron el Führerbunker

Axmann, Artur

Nacio el 18 de febrero de 1913 en la ciudad alemana de Hagen. Tuvo 5 hermanos y él era el benjamín de la familia. Sus padres eran de clase burguesa. En 1916, su familia se mudó a

Berlín, donde su padre trabajó en una compañía de seguros. Su padre moriría dos años después y su madre tuvo que arreglárselas para sacar ella sola adelante a la extensa familia. Inició sus estudios en 1919, siendo un excelente alumno, pues en 1922 recibió una beca para estudiar secundaría. En 1928 oyó un discurso de Goebbels y quedó fascinado por el nacionalsocialismo, y las tremendas oportunidades que brindaban a los jóvenes alemanes. A los 15 años ya era un miembro de las Juventudes Hitlerianas. En 1930 consiguió un importante puesto en las Juventudes Hitlerianas, pero tuvo que abandonarlo debido a su ingreso en la Universidad de

Berlín donde se matriculó para estudiar económicas y derecho. Al año siguiente, cuando su madre y hermano mayor pierden su puesto de trabajo, se vio obligado a trabajar para ayudar a su familia. Cuando comenzó a trabajar se afilió al partido nazi, el NSDAP. Poco tiempo después conseguía un cargo en la organización de las Juventudes Hitlerianas que tan buenos recuerdos le traían. Tras ostentar varios cargos dentro de la organización y por la impresión favorable que tenían sus superiores de él, le dieron un importante cargo como jefe de las Juventudes en Berlín, convirtiéndose en el 2º en importancia dentro de las Juventudes Hitlerianas.

Al inicio de la 2ª Guerra Mundial se presentó voluntario en la Wehrmacth y participó en la invasión de Polonia, pero fue muy rápidamente retirado del frente, seguramente por sus lazos con el partido. En 1940, Artur se convirtió en el líder de la organización que tanto idolatraba. Su primera labor fue militarizar las juventudes, enviando a los jóvenes más adultos al frente y a los líderes y más capaces a las Waffen-SS. En 1941, decidió volver al Frente del Este, pues consideraba que estando en Berlín sin combatir al enemigo no era un buen alemán. Participó en la guerra una vez más contra los soviéticos, pero debido a terribles heridas causadas en el frente más duro de la guerra perdió su

brazo derecho. Ya herido, fue retirado del frente y enviado de nuevo a Berlín donde ya solamente se dedicaría en cuerpo y alma a las Juventudes. En Berlín, durante los últimos días del III Reich, Axmann aleccionaba a las Juventudes Hitlerianas que defendían Berlín sobre el heroísmo espartano y hacía lo posible por inspirarles un odio inquebrantable al enemigo y una lealtad firme a Adolf Hitler: «Sólo hay dos caminos: el de victoria y el de la derrota.» Los niños lucharon con tenacidad y

valor en la Batalla de Berlín. Pero, no hay que olvidar una verdad innegable: no eran más que niños. El general Weidling, responsable de la defensa de Berlín se quejó amargamente a Axmann diciendo: «No se debe sacrificar niños en pos de una causa condenada al fracaso.» Axmann, sólo estuvo dispuesto a admitir que sus jóvenes no habían recibido la suficiente instrucción. A pesar de que garantizó a Weidling que sus muchachos no utilizarían Panzerfaust, no hizo nada en absoluto

para retirarlos del combate, en una muestra escalofriante de la desesperación nazi por seguir combatiendo. El 20 de abril de 1945, Axmann fue al búnker acompañado de varios miembros de las Juventudes Hitlerianas para que el Führer les condecorara personalmente. Este fue el último "acto oficial" del Reich y donde se grabó a Hitler con vida por última vez. En este mismo acto se ve a Axmann con dos brazos, lo que nos hace suponer que utilizaría una prótesis. Una vez muerto Hitler, huyó del Führerbunker el día 1 o 2 de mayo acompañando a Bormann y otros altos cargos aún presentes en el búnker.

Tratando de huir de los rusos atravesando la avenida Invalidenstrasse, e l Tiger sobre el que viajaban explotó por los aires y resultó herido. Muy poco después se encontró los cuerpos sin vida de Stumpfegger y Bormann. Axmann consiguió evadir a los rusos, pese a estar herido, y gracias a documentación falsa que seguramente tenía preparada en el momento de huir del búnker. Vivió oculto en Mecklemburgo (ciudad alemana de Pomerania bajo control americano) durante un tiempo. Su tapadera había funcionado, y de hecho fue declarado oficialmente muerto por los rusos y los aliados. Aquí podría haber acabo la biografía

de Axmann, perdiéndose entre la multitud como un ciudadano anónimo más, pero se puso en contacto con otros ex líderes de las Juventudes y fue capturado. Tras estar seis meses retenido y sometido a multitud de interrogatorios por parte de los aliados fue liberado en 1946. En 1947 era nuevamente arrestado e interrogado. En 1949 fue juzgado a 3 años y 3 meses de trabajos civiles, cumpliendo la integridad de la condena. En 1958, fue de nuevo arrestado, juzgado y condenado a pagar 35.000 marcos por haber incitado a la juventud alemana a la guerra. Fue ayudado a escapar de la cárcel por el servicio secreto israelí a cambio de ayudarles a

localizar antiguos oficiales de las SS que hubieran participado en los campos de exterminio. En la década de los 70, visitó nuestro país, construyendo un complejo turístico para alemanes en las islas Canarias. Grabó sus memorias y estas fueron publicadas en 1995. Moría al año siguiente, el 26 de octubre en la ciudad de Berlín.

Baur, Hans

Nació el 19 de junio de 1897 en la pequeña ciudad bávara de Ampfing en el seno de una familia humilde. Sus primeros estudios los cursó en el colegio Eramus-Grasser, en la ciudad de Sendling-Westpark, en la ciudad de

Múnich. Suponemos con facilidad que seguramente estudió en esta localidad porque se mudó con sus padre a una edad relativamente temprana. Con el inicio de las hostilidades durante la Gran Guerra, Baur fue mandado llamar a filas, por lo que se unía al ejército imperial alemán en 1915. Su primer entrenamiento lo llevaría a cabo en un campo de artillería cerca del aeródromo de Augsburg. Muy poco después se unió a la primitiva fuerza aérea germana (Luftstreikräfte) como artillero de aviones de observación. Durante la guerra reclamaría 9 victorias, pero solamente 6 serían confirmadas. En una misión estuvo a punto de

perder la vida cuando el motor de su avión se detuvo, pero afortunadamente pudo encenderlo y aterrizar sin problemas. Por su valor en combate sería condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase. Debido a los términos recogidos en el Tratado de Versalles, Alemanía debía eliminar su fuerza aérea. Baur, sin oficio, se unió al Freikorps de Franz von Epp, y ese mismo año se convertía en courier aéreo para el correo militar en la ciudad alemana de Fürth. De 1921 a 1923 trabajó como piloto privado. En mayo de 1923, Baur realizó el primer vuelo comercial entre las ciudades de Múnich y Viena con un avión de la clase Junkers. En 1926, se

convirtió en uno de los seis pilotos que tenía en nómina la empresa Lufthansa. En 1928 realizó el vuelo inaugural de la ruta Múnich-Milán-Roma. En 1926 se unió al partido nazi siendo uno de sus primeros afiliados. Hitler sería el primer político de la Historia en realizar campaña electoral usando para sus desplazamientos los aviones, llegando a la conclusión de que viajar en avión era más eficiente y rápido que el tren. Baur fue su primer piloto durante las elecciones generales de 1932. Hitler tuvo su primer avión privado cuando fue nombrado Canciller en 1933. En ese mismo tiempo Baur se convertía en el primer piloto de Lufthansa en acumular un millón de kilómetros a los mandos de

un avión. Por esto y por su experiencia de combate, Hitler decidió seleccionarle para convertirle en su piloto oficial a partir de febrero de 1933. Baur fue nombrado líder del escuadrón escolta que protegía el avión de Hitler en todos los vuelos. Como en aquella época no existía la Luftwaffe, Bauer pasó a formar parte de las tropas privadas del partido nazi y se le concedió el rango de Standartenführer (Coronel) y asumió el mando del escuadrón, dentro del Schutzstaffel (germen de las SS que nació como el grupo de Protección al servicio de Hitler). Al llegar a Berlín en 1933, la principal preocupación de Bauer fue la

expansión del pequeño escuadrón y la introducción de nuevas medidas de seguridad y procedimientos. Ya en 1936, Hitler creó el Regierungsstaffel (el escuadrón del Gobierno), convirtiendo a Bauer en el responsable. Esta pequeña flota al servicio del gobierno tenía ocho aviones capaces de llevar a 17 pasajeros cada uno. Cuando Hitler se convirtió en Führer, el consejo de Baur fue fundamental para desarrollar la aviación. Además se le permitió que los pilotos en su escuadrón comenzaran a recibir entrenamiento militar debido a la preparación de la guerra que estaba por venir. Como anécdota comentar que Hitler trató de convertir a su piloto en vegetariano

(aunque para tristeza del Führer no lo consiguió). Por su cuarenta cumpleaños fue invitado a la Cancillería y el Führer le regaló un Mercedes. En septiembre de 1939, el escuadrón pasó a llamarse Die Fliegerstaffel des Führers, el escuadrón personal de Hitler que tenía una insignia especial: la cabeza de un águila negra sobre fondo blanco y rodeada con un círculo rojo. A principios de 1939, el avión principial del Escuadrón fue cambiado por el nuevo Focke-Wulf Fw 200 Condor. El 31 de enero de 1944, fue ascendido a SS-Brigadeführer (Mayor General) y mayor general de la policía. y el 24 de febrero de 1945 a SS-Gruppenführer (Teniente Coronel).

Los últimos días de la guerra, Baur estuvo al lado de Hitler en el Führerbunker, donde permaneció hasta casi el final. Hitler le permitió huir de Berlín. Utilizaría un avión en un improvisado aeródromo: las propias calles de Berlín cercanas a la puerta de Brandenburgo. O al menos ese era su plan inicial. ¿Lo conseguiría? Hanna Reich lo había conseguido dos días antes. Baur escapó con otros miembros del búnker, tratando de llegar a territorio controlado por fuerzas americanas o británicas para no caer en manos rusas. Durante su huida, después de perder contacto con Bormann, fue herido de bala en una pierna, lo que le causaría posteriormente la amputación

de la misma. Fue capturado por los soviéticos y estuvo prisionero durante diez años. Fue torturado y constantemente interrogado sobre el destino de Hitler. Fue liberado en 1955 y tras regresar a Alemania Occidental publicó en 1957 su biografía "Yo fui el Piloto de Hitler/El destino del mundo en mis manos". Baur moría definitivamente el 17 de febrero de 1993 por causas naturales en Westfriedhof, Múnich.

Braun, Paula

Eva

Anna

Nació en la ciudad alemana de Múnich, el 6 de febrero de 1912. Nació en el seno de una familia de clase media con posibilidades económicas y de

profunda fe católica. Fue la segunda hija del matrimonio Braun compuesto por una modista y un profesor. Eva no fue buena estudiante, y aunque estudió ballet, tampoco brilló con luz propia en ese aspecto. Cuando cumplió 18 años trabajó como ayudante del fotógrafo personal de Hitler, Heinrich Hoffman. Hitler conoció a Eva en 1929 cuando solía acudir a los estudios de Hoffman a retratarse bajo un nombre falso: el señor Wolf (a Hitler le encantaba utilizar nombres relacionados con lobos). Normalmente se describía a Eva Braun como una chica rubia, guapa, de personalidad sencilla, amigable y muy bromista, además de una romántica

empedernida. Parece que desarrolló una obsesión amorosa por Hitler desde muy pronto. Debido a sus escasos estudios tampoco era demasiado culta. La relación entre ambos comenzó en 1930, cuando él tenía unos 43 años y ella 18. Hitler procuraba no mostrarse en público con Eva Braun, salvo en ocasiones con miembros de su más estrecho círculo, e incluso en estas reuniones en las que Eva estaba presente, Hitler se mostraba distante. De hecho, Hitler siempre decía que él estaba casando con Alemania, y que la presencia de una mujer en su vida pública podía menoscabar su figura política. Pasaba el tiempo encerrada en

los apartamentos de Hitler en Berlín, Múnich o en el Berghof. Esto causó que Eva intentará suicidarse en varias ocasiones para llamar su atención y sentirse más querida, lo que parece que logró. Hitler le puso a su disposición un vehículo y un chofer, además de una casa cerca de sus padres en Múnich. Además Hitler le entregaba buena cantidad de dinero para sus gastos personales, además de joyas y otros objetos de valor. La figura de Eva se fue haciendo cada vez más presente a partir del intento de asesinato contra Hitler en julio de 1944. Durante la Batalla de Berlín, al final de la Segunda Guerra Mundial, Hitler intentó convencerla para que escapase de

Alemania, pero ella, obstinada, se negó y prefirió quedarse junto a él en el Führerbunker. La futura mujer del Führer nunca intrigaba contra los miembros de su círculo de amistades. Sin embargo, tras años de tener que esconderse como una criada a fin de mantener el mito del celibato del Führer de cara al pueblo alemán, no resultaba sorprendente que de vez en cuando actuase en el papel de gran señora. Según algunos testimonios, Eva trataba a su hermana, joven fácil de manejar casada con Fegelien, “casi como su doncella personal”. Mucho se ha especulado también sobre la homosexualidad de Hitler y que

nunca mantuvo relaciones sexuales con Eva Braun. Hay pruebas que demuestran que Eva tomaba píldoras para suprimir su ciclo menstrual cuando estaba con Hitler. Por ejemplo, el beso apasionado que más tarde le daría Hitler cuando ella se negó a abandonar el búnker hace que se tambalee la teoría de que nunca hubo ninguna forma de contacto sexual entre ellos. Y pensar, o mantener la tesis, de que Hitler era homosexual es absurda, porque se le conocen decenas de amantes a lo largo de los años. A Eva le fascinaban las películas y era uno de los temas principales de los que charlaba con Hitler. Una de las mayores frustraciones de su aislamiento debió de ser el no poder mezclarse con las

recepciones oficiales con las estrellas de la pantalla a las que invitaba Goebbels. Tal vez Eva concibiese su relación con Hitler como algo encaminado a un final de cine: el de la heroína que, tras sufrir años de humillación y abandono a la sombra del hombre que ama, ve rehabilitada su fama en un final en el que se reconoce su devoción. Eva Braun marchó a Berlín el 7 de marzo en un tren del servicio postal. El 15 de abril había trasladado todo su mobiliario a una habitación contigua a la de Hitler en el mundo subterráneo del Führerbunker, y desde entonces durmió allí.

«Era encantadora y servicial, y no dio muestras de flaqueza ni en los últimos instantes. Von Below.» El temor de que la capturasen viva los soldados, la llevó, al igual que a las secretarias de Hitler, a practicar el tiro con pistola en el patio en ruinas de Ministerio de Asuntos Exteriores. Orgullosas de su destreza, no dudaban en desafiar a los oficiales del búnker a competir con ellas. A punto de consumarse el final de su vida, Hitler y Eva Braun se casaron de madrugada el 29 de abril de 1945. Hitler llevaba puesta su guerrera

habitual y Eva iba ataviada con un largo vestido de tafetán negro con el que a menudo había sido objeto de piropos del Führer. El notario que le desposó le preguntó si era descendiente de padres arios en un 100 por 100 y si estaba libre de toda enfermedad hereditaria. El acto no duró más que un par de minutos, pues se llevó a cabo haciendo uso de la fórmula habitual en tiempos de guerra, consistente en las declaraciones sencillas. Luego procedieron a firmar el registro, en el que Goebbels y Bormann firmaron como testigos. Eva Braun comenzó a escribir su nombre habitual, pero se detuvo, tachó la B y corrigió: Eva Hitler. La firma de Hitler quedó ilegible, pues su mano temblaba

demasiado. Los recién casados salieron al corredor que hacía de sala reuniones del búnker. Allí recibieron las felicitaciones de los presentes. Poco después Hitler se reunía con Traudl Junge para dictarle su testamento político y personal. El día 30, a las 15:30 Hitler y Eva Braun se encerraron para su funesto ritual. Fuera, Günsche vigilaba la puerta. Magda trató de intervenir, gimiendo y sollozando desde el otro lado de la puerta, pero gritos de: ¡Raus! ahogaron los gemidos de Magda, incapaz de pronunciar palabra. La historiadora Angela Lambert, escribió lo que pudieron ser las últimas palabras entre Hitler y su mujer, Eva

Hitler: —¿Crees en Dios Adi? —Dios no cree en mi. — respondió el führer. —¿Dolerá? No tengo miedo. Y luego un corto pero apasionado beso. Eva ingirió la cápsula de cianuro y moría un minuto más tarde. Luego, Hitler también se suicidaba.

Boldt, Gerhardt

Nació el 24 de enero de 1918. Fue un oficial del Ejército de Tierra alemán, el Heer. Ganaría la Cruz de Caballero por sus acciones en combate, además de ser ascendido a Capitán en el Frente del

Este. Durante los últimos meses de la 2ª Guerra Mundial, fue el Responsable de la Oficina de Inteligencia del Estado Mayor de Reinhard Gehlen. Ocupando dicho cargo se le podía encontrar en el Führerbunker. Boldt estuvo presente en las reuniones del Estado Mayor en la Sala de Mapas y escuchó, pero nunca opinó, sobre la Batalla de Berlín. El día 29 de abril, su amigo Loringhoven le informó que Hitler se había casado con Eva Braun. Boldt se rió al escuchar la noticia y en ese mismo momento Krebs llegó por detrás y con una clara mueca de disgusto le dijo: «¿Te has vuelto loco?

¿Cómo puedes reírte de tu comandante en jefe?» Durante su estancia en el búnker se encargaba de recopilar información para informar a sus superiores sobre los avances rusos. Cuando se quedaron sin comunicaciones para enviar mensajes aún disponía de un método para conseguir información: telefonear a los apartamentos civiles erigidos en la periferia de la ciudad después de encontrar sus números en la guía de Berlín. Si respondía uno de los habitantes, le preguntaban si había observado indicio alguno del avance las tropas soviéticas, y si quien contestaba

era un ruso, la conclusión era evidente. Obtuvo permiso para abandonar el Führerbunker la noche del 29 de abril y huyó con su amigo Loringhoven y el asistente de Burgdorf, Weiss. Fue capturado poco después y estuvo prisionero de los rusos durante 5 largos años en un campamento de prisioneros de guerra en Polonia. Fue liberado en 1950 y regresó a Leipzig, donde se reencontró con su mujer e hijo. Al finalizar la guerra se convirtió en escritor, siendo un autor de relativo éxito. Murió el 10 de mayo de 1981.

Bormann, Martin

Nacido el 17 de junio de 1900 en Halberstadt, Alemania. Bormann fue la "eminencia gris" del régimen de Hitler. Muchos ciudadanos alemanes no supieron de su existencia incluso hasta después de la guerra. ¿Quién fue Martin

Bormann? Su padre era un oficial del ejército que murió cuando él aún era muy pequeño, por lo que su madre se casó en segundas nupcias con un director de una sucursal bancaria. En la primera guerra mundial luchó en los coletazos finales de dicho conflicto en el frente occidental. Durante el período entre-guerras formó parte de varios Freikorps, además de permanecer en la cárcel por estar acusado del asesinato de un colaborador de las fuerzas francesas en Alsacia y Lorena, además de intimidar siempre que podía con sus compañeros a los sindicatos de obreros. Bormann se unió al partido NSDAP en Turingia, en

1925. En 1929 se casó con Gerda Buch, con la cual tendría 10 hijos. Gerda era muy liberal y muy nazi, tanto que permitía que su marido tuviera relaciones extramatrimoniales (de hecho llegó a convivir con su mujer y su amante... ¡en la misma casa!) siempre y cuando le diera hijos fuertes y sanos para luchar por Alemania. Ese mismo año era nombrado jefe de las SA (Fuerzas de Seguridad, y futuras SS), y en 1933 formó parte de la cúpula dirigente del partido nazi. Ese mismo año se convertía en secretario y asesor de Hitler. Muy pronto, allá donde estuviera Hitler, allá estaba la llamada "eminencia gris". Para poder ser

recibido por el Führer, primero Bormann tenía que dar el visto bueno, y nada en torno a Hitler se movía sin su conocimiento o su permiso. Según palabras del coronel Freytag von Loringhoven: «Bormann controlaba el acceso y se ocupaba de impedir cualquier contacto directo (con Hitler). Achaparrado, con cuello de toro y escaso cabello, negro y lacio, tenía la manía de levantar los hombros y tenía una mirada huidiza. A excepción de los últimos meses, se le veía muy poco

en el cuartel general del Führer, pero nada se le escapaba a la eminencia gris, siempre oculta en la sombra, cerca de Hitler, como una araña en su tela. Trabajador infatigable, oía y controlaba todo lo que pasaba a su alrededor. La confianza absoluta de que gozaba ante Hitler le proporcionaba un acceso ilimitado y la posibilidad de hablar con él a solas. Su horario, coincidía completamente con el de Hitler, que le permitía ir a verle de incógnito a altas

horas de la noche, cuando disminuía la actividad en los búnkers de la cancillería. Bormann era un enemigo declarado del ejército, al que consideraba un obstáculo para la omnipotencia del partido. Según la propaganda nazi, la voluntad de hierro del partido, bajo la dirección del Führer (y no de la Wehrmacth) proporcionaría la victoria final al pueblo alemán.» Bormann era tremendamente trabajador, muy concienzudo, y, lo más

importante y lo que más valora Hitler, fiel al Führer. También administraba las propiedades y dinero de Hitler. De hecho, una de las cosas que no se le pueden echar en culpa a Hitler es que gastara dinero del erario público. Hitler era rico gracias a los derechos de su libro ("Mi lucha") y a la venta de cesión de derechos de su imagen. De hecho, los herederos legales de Hitler tenían en 1990 derechos sin reclamar por valor de varios millones de euros que nadie ha solicitado. Con ese dinero pagaba todos sus gastos personales. Tuvo una profundad enemistad con Himmler, por lo que tuvo más de una agria disputa y a buscar "aliados y amigos en el entorno del Führer". A

pesar de que el Führer marchó al búnker el 16 de enero de 1945, Bormann no llegó hasta un par de meses más tarde. Loringhoven cuenta en sus memorias que: «Martin Bormann, jefe de la administración del partido, secretario y portavoz del Führer no acudió al führerbunker hasta el segundo período, acompañado de su ayudante de campo, y llegaron durante la segunda parte del conflicto.»

Cuando Goering traicionó a Hitler el 22 de abril, el más beneficiado fue Bormann, convirtiéndose tras la caída de Mariscal del Reich en el segundo hombre más poderoso de Alemania. Ese mismo día también se celebró una conferencia sobre la situación del Reich. Jodl y Krebs comenzaron a explicar hasta que punto la situación era catastrófica, detallando los avances aliados por el oeste, y los soviéticos por el este. Durante la reunión llegaron más malas noticias. Las fuerzas soviéticas habían conseguido penetrar en los barrios periféricos del norte de Berlín, y Krebs tuvo que admitir (después de las fantasías de Hitler que no paraba de repetir) que el tan esperado ataque del

cuerpo de las SS de Steiner no se había producido, por lo que el cerco y la caída del Reich era cuestión de días. El Führer, que había permanecido mudo durante mucho tiempo, con los ojos visto en el mapa de los frentes, salió de su silencio y ordenó que todos abandonaran la sala menos Keitel, Jodl, Krebs, Burgdorf y Bormann. Entonces comenzó a despotricar contra todo el mundo. Confesó entre lágrimas que pensaba que ya la guerra estaba perdida, pero que pese a todo permanecería en Berlín para dirigir la defensa de la ciudad. Hitler reconoció por primera vez la magnitud de la catástrofe, pero seguía sin admitir ninguna responsabilidad por su parte. Ante los generales silenciosos, se

produjo entonces un hecho muy extraño para los reunidos. Bormann, el jefe de la Cancillería del partido, salió en defensa de la Wehrmacht y de los militares tomando por testigos a los asistentes. El secretario del Führer afirmó que los generales y la gran mayoría de oficiales y soldados habían cumplido con su deber hasta el final, de acuerdo con su juramento y con una gran nobleza, de modo que sería injusto acusarles de traición y hacer recaer sobre ellos la responsabilidad de la derrota. Fue una intervención sorprendente, teniendo en cuenta que venía de Borman que siempre había estado diciendo cosas negativas del ejército. Tal y como recogió Loringhoven:

«¡El final inminente hacía que estallara la verdad en la boca de un mentiroso!» Bormann prosiguió con su discurso más habitual diciendo que no se había perdido toda esperanza, que aún podían contar con Wenck. el 9º de Busse y los ejércitos de Schörner. El 29 de mayo, por la noche, Hitler se casaba en la Cancillería y Bormann fue uno de los testigos de la boda. Poco después Hitler nombró a su sucesor, pues tenía intención de suicidarse al día siguiente: Döenitz, y no Bormann sería su sucesor. Esto produjo una profunda

tristeza en Bormann, pues esperaba convertirse en el nuevo Führer por sus años de servicio de abnegada lealtad. El día 30 de abril, cuando Hitler se suicidó fue uno de los que ayudó a cargar con los cadáveres del Führer y su mujer y estuvo presente durante la cremación. Permaneció un día más en el búnker, esperando que las negociaciones de paz que había iniciado Goebbles llegarán a buen término. Como no fue así, huyó en un grupo liderado por Mohnke. En su grupo también estaban el chofer de Hitler, Erich Kempka, y el médico personal de Hitler, Stumpfegger. Ambos iban cerca un tanque Tiger que recibió un impacto cuando estaba en la calle

Invalidenstrasse. Según testimonio de Axmann, líder de las juventudes Hitlerianas se encontró poco después los cadáveres de Stumpfegger y Bormann. Desaparecido, el Tribunal de Núremberg lo juzgó en ausencia y fue condado a muerte. El 7 de septiembre de 1972 se encontraron dos cuerpos cerca de la estación de metro de Friedrichstrasse. Los cuerpos correspondían a Stumpfegger y Bormann. Las pruebas de ADN realizadas por petición de la familia de Bormann en 1999 confirmaba que uno de los cuerpos encontrados era el del desaparecido líder nazi durante tanto tiempo. Hubo

mucha rumorología sobre su supuesta huida a Argentina y Chile, pero como siempre, no eran más que autores deseosos de vender ejemplares de obras sin peso histórico.

Burgdorf, Wilhelm

Nació el 14 de febrero de 1895 en la ciudad alemana de Fürstenwalde. Sus padres, de clase media, pudieron darle una buena educación, pero a pesar de ello se alistó voluntario para luchar

en la Primera Guerra Mundial en la Academia de Oficiales. Participó en la Gran Guerra como oficial de infantería, siendo ascendido a Teniente. En el período entre guerras formó parte del ejército, pero no obtendría el ascenso a capitán hasta 1930. En 1935 fue nombrado instructor de tácticas en la Academia Militar de Dresde, además de ser ascendido a Mayor y ser nombrado adjunto del Estado Mayor del 9º Cuerpo de Ejército en 1937. Ascendió Teniente Coronel en 1938, a la vez que era nombrado Comandante del 529º Regimiento de Infantería desde mayo de 1940 hasta abril de 1942. Con dicha unidad participó en la invasión de Francia y Rusia.

En mayo de 1942 fue ascendido a Jefe de Personal del Departamento del Ejército de Tierra y ascendido a Máximo Responsable del OKH, Cuartal General del Ejército de Tierra, tras la dimisión de Guderian, en marzo de 1945. El 14 de octubre participó en la escena más oscura de su vida. Fue con el General Ernst Maisel a casa del Mariscal de Campo Erwin Rommel, por su participación indirecta en el atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944. Cuando se reunieron con él, le dejaron bien claras las opciones que el General Keitel les había ordenado repetir al zorro del desierto: o se suicidaba, y tendría un funeral de estado y su familia

cobraría una suculenta pensión, o sería juzgado por un Tribunal Popular y su familia desprestigiada. Ante tales opciones, Rommel se suicidó. Estuvo presente en el Führerbunker desde la primera semana de abril de 1945. El 28 de abril se descubrió la traición de Himmler. El enlace de Himmler, Fegelein, estaba retenido desde el día anterior porque había intentado huir. Se convocó un consejo de guerra contra Fegelein, compuesto por Mohnke, Burgdorf, Johann Rattenhuber y el General Krebs. Fegelein estaba borracho y no se mantenía en pie. Fue acusado por traición, pero el juicio no se pudo celebrar. El 29 de abril de 1945, Burgdorf

celebró con champán la boda del Führer y poco después firmaba como testigo la última voluntad de Hitler, esto es, su testamento político. El 30 de abril de 1945, Hitler se reunió con él y otros miembros importantes del gobierno y del ejército presentes en el Führerbunker. Le estrechó la mano y el Führer se limitó a decir a modo de despedida después de informar de su decisión de suicidarse: «Después de mi muerte no quiero que me exhiban en un museo de cera ruso.» Estaba presente cuando Hitler se

suicidó. Con Goebbels, trató de esperar en el búnker para ver si los contactos iniciados con los rusos para alcanzar una paz honrosa llegaban a buen término. Como no fue así, el día 2 de mayo, muy poco después del suicidio de los Goebbels, se suicidaba de un tiro en la cabeza junto a su compañero del Estado Mayor, el general Krebs. No quería pasar por una derrota alemana, y mucho menos por la vergüenza y humillación que le suponía ser capturado. Burgdorf fue un nazi convencido, tanto que llegó a decir una vez que "cuando la guerra haya terminado, tendremos que eliminar, después de los judíos, a los oficiales católicos del ejército

alemán". A pesar de ello, también fue un Caballero de la Cruz de Hierro, al ganar la condecoración el 29 de septiembre de 1941, aunque frases que dejó para la posteridad emborronan su memoria.

Fegelein, Hermann

Nació el 19 de junio de nació el 30 de octubre en 1906 en Ansbach, una pequeña ciudad alemana. Fegelein representa la figura de un oficial ambicioso y dispuesto a hacer lo que sea

para afianzar su posición. Hijo de una familia acomodada y de vocación militar (su padre fue General) tuvo una infancia y juventud con todas las comodidades de la época, aunque la crisis de los años 20 pasó factura a la familia. Fue aficionado a la hípica y al mundo de los caballos. De hecho, fue campeón de hípica en varias ocasiones durante la década de los 20 y 30 en Alemania. Su vida acomodada, sus éxitos en la Hípica y su aspecto atractivo le forjaron una personalidad taimada, engreída y díscola. Cuando fue joven, trabajó con su padre en la escuela de hípica de Múnich, y con la crisis de los años 20,

trabajó como mozo de cuadras junto a Christian Weber, que fue uno de los miembros fundadores del NSDAP. En 1925, después de permanecer un tiempo en la Universidad de Múnich, Fegelein se unió al Reiterrregiment 17 el 27 de abril de 1927, y a la Policía Bávara en Múnich, como oficial cadete. Se unió a las SA en 1930 y posteriormente fue trasladado a las SS el 15 de mayo de 1933 y al NSDAP el mismo día. Por supuesto, no lo hizo por convicciones políticas, sino como un medio para encumbrarle a altas posiciones. Gracias a su padre y a su fama como campeón de hípica fue asignado a un destacamento de las SS, lugar donde permaneció solamente dos

años, hasta que sus nuevas amistades le nombraron (Heinrich Himmler) Director de la Escuela de Equitación de las SS en Múnich. Ocuparía ese puesto tranquilo hasta septiembre de 1939. Fegelein sabía que la guerra había estallado, y que la única forma de seguir ascendiendo y ganando méritos era en la guerra, así que solicitó marchar al Frente en las Waffen-SS. Fue enviado a Polonia como miembro del Primer Regimiento de la Caballería que formaba parte de la 3ª División de3 las SS Totenkopf que combatió en Varsovia, donde se estableció la unidad. Fegelein participó con dicha unidad en la invasión de Francia y la "Operación Barbarroja" (donde estuvo en el asedio

de Leningrado y la batalla del Kursk). En octubre de 1943 fue enviado a la d i v i s i ó n Florian Geyer donde permaneció solamente un par de meses. Durante todo ese tiempo, hay que recordarlo, Fegelein fue un héroe de guerra, algo que sus biógrafos olvidan con mucha frecuencia. Ganó la Cruz Alemana en Oro el 1 de noviembre de 1943, la Cruz de Caballero el 2 de marzo de 1942 cuando era Standertunführer y Comandante de una Brigada de Caballería, las Hojas de Roble el 22 de diciembre de 1942 cuando era Coronel de las SS y las Espadas para su Cruz de Caballero siendo Gruppenführer (General) de las SS y Generalleutnant (Teniente

Coronel) del Heer al mando del 8º Regimiento de Caballería SSFreiwilligen-Kavallaerie Divisionen Florian Geyer. Hay que tener en cuenta que solamente hubo 160 militares alemanes condecorados con la Espadas de la Cruz de Hiero, por lo que podemos decir sin temor a equivocarnos que Fegelein fue uno de los soldados alemanes más condecorados de la Guerra, aunque es probable que sus condecoraciones también fueron propiciadas por Heinrich Himmler. Fegelein se convirtió en su "delfín". Por esa razón Fegelein era llamado "el chico de oro". En enero de 1944 fue nombrado por su protector Oficial de Enlace entre las SS

y el Cuartel General del Führer. El 3 de junio de 1944 contrajo matrimonio con Margarethe Fraziska Braun, la hermana de Eva Braun y futura esposa de Hitler. Es probable que Eva Braun también fuera amante de Fegelein, pero no es algo confirmado. Durante los últimos meses de la guerra, Fegelein realizó funciones de enlace como siempre, aunque se rumoreaba que hacía de espía en el Führerbunker para Himmler, informándole de todos los movimientos del Führer. Himmler, viendo a su líder en desgracia y ante la imposibilidad de negociar abiertamente con los aliados ya que estos habían manifestado claramente su intención de no negociar con Hitler,

tomó la decisión de traicionar a Hitler y negociar a través de un intermediario con los aliados. Hitler se casó el 29 de abril con Eva Braun. Se rumoreaba que Hitler había mandado buscar a Fegelein, y que este estaba en paradero desconocido (había desaparecido del búnker porque se había marchado a un apartamento que poseía en Berlín y tenía pensando huir). Hitler había caído de súbito en la cuenta de la ausencia de Fegelein a primera hora de la tarde, durante la reunión concebida para discutir la situación del conflicto. Bormann conocía, tal vez a resultas de las jactanciosas confesiones que compartían en la sauna, la existencia del apartamento que empleaba para sus

conquistas. Allí se envió a un grupo de guardaespaldas de la Gestapo a fin de que lo llevasen de vuelta a la Cancillería. Parece ser que fue detenido por Högl (cuya biografía puedes encontrar en este libro). Freytag von Lorinhogven recoge sus impresiones cuando vio a Fegelein en el Führerbunker el día de la boda de Hitler: «Högl lo encontró en su piso de Charlottenburg y lo condujo de nuevo escoltado por un destacamento del SD. Inmediatamente degradado y despojado de sus cargos, Fegelein fue encerrado bajo

llave en una celda. El anuncio de la traición de Himmler le resultó fatal. Hitler le acusó de estar compinchado con él, y un improvisado tribunal de las SS le condenó a muerte por cómplice de la traición. La noche del 28 al 29 de abril le vi pasar por el pasillo, por delante de mi habitación abierta, escoltado por cuatro miembros de las SS, con aspecto hundido y con las charreteras y condecoraciones arrancadas del uniforme. Fegelein fue fusilado al amanecer, en el

jardín de la Cancillería. Hitler acabó su noche de bodas vengándose en la persona de su cuñado.» Algunos historiadores dudan que Fegelein realmente estuviera o formara parte de una conspiración. Según palabras de H. R. Trevor-Roper (analista militar e historiador que interrogó a muchos supervivientes del Führerbunker de Hitler durante 1945): «En la atmósfera sobrecargada del búnker, en medio de los recelos y las sospechas de traición, las

palabras de Fegelein fueran interpretadas fácilmente como complicidad de un complot de las SS, destinado a servir los fines políticos de Himmler y relacionado con el traicionero fracaso del ataque de Steiner del 22 de abril; que las ausencias de Fegelein del búnker, que culminaron en su intento de huída del 27 de abril, fueran consideradas como las necesarias idas y venidas del indispensable agente de enlace de los traidores con el refugio del Führer. En realidad, Fegelein sólo

pretendía escapar de búnker, pero en tal atmósfera, ““Bagatelas ligeras como el aire son para el celoso pruebas tan firmes como las palabras de la Sagrada Escritura.”“.» Hay varias versiones sobre la posible muerte de Fegelein. Unos dicen que fue tiroteado la mañana del 29 de abril, aunque en un documental del 2005, Rochus Misch afirma que: «Fegelein fue muerto de un disparo por la espalda por alguien que no voy a

revelar.»

Gebhardt, Franz Karl

Nació el 23 de noviembre de 1897 en la ciudad alemana de Haag. Karl fue famoso por ser amigo de la infancia de Himmler y convertirse en uno de los médicos más importantes de las SS.

Gracias a su posición pudo realizar experimentos médicos amorales con prisioneros de los campos de concentración, especialmente con los prisioneros judíos de Auschwitz. Fue un buen estudiante en la ciudad alemana de Lanshut donde se encontraba su colegio. Fue compañero de clase del hermano de Himmler. Su padre era profesor, además de director de la escuela en la que estudiaba. No participó en la Primera Guerra Mundial dado que continuó con sus estudios, iniciando su carrera de Medicina en 1919 en la universidad de Múnich. Fue simpatizante de la causa nazi desde muy joven De hecho, a pesar de no ser militar fue un miembro del mismo

Freikorps que Himmler y Seep Dietrich, además de participar en el golpe de estado de Hitler de 1923. El 1 de mayo de 1933 se unió por fin al NSDAP, y en 1935 se unía a las SS una vez que se licenciaba. Desde 1937 gracias a sus contactos con el Partido Nazi, fue nombrado profesor de Medicina del Deporte en la Universidad de Berlín. Otros de sus puestos de responsabilidad por ejemplo fueron: jefe del departamento de tuberculosis del sanatorio Hohenlychen (que más tarde se convertiría en un hospital de las Waffen-SS), director médico del Instituto de la Academia Imperial de Educación Física en Berlín, o cirujano consejero de las SS entre otros.

Gebhardt se convirtió en médico personal de Himmler. El 27 de mayo de 1942 volaría a Praga para ayudar a la recuperación de Heydrich que había sufrido un atentado que casi acabó con su vida, aunque resultó terriblemente herido. Tras supervisar los resultados de la operación a la que ya había sido sometido Heydrich, se ocupó personalmente de su recuperación. Parece que las heridas no deberían haber llevado a la muerte a Heydrich, y de hecho mejoró su estado de salud después de la cirugía, pero lamentablemente para Gebhardt, Heydrich murió a causa de las heridas el 4 de junio de 1942. De hecho, su actuación se puso en entredicho cuando

uno de los doctores que atendieron previamente a Heydrich (el doctor Morell) señaló que todo habría sido muy diferente si Gebhardt hubiera utilizado las nuevas sulfamidas que ya estaban a disposición de algunos doctores. ¿Es posible que cumpliera órdenes de Himmler para eliminar a su segundo porque estaba haciendo sombra a Himmler? Es poco probable, pero entre altos dirigentes nazis la ambición era el pan suyo de cada día, y en aquel momento la figura de Heydrich eclipsaba a la del propio Himmler. Las sulfonamidas no eran usadas aún por los médicos alemanes (a pesar de que se habían descubierto dos años antes) porque no

se fiaban de sus resultados, por lo que muchos soldados morían a causa de la septicemia (envenenamiento de la sangre por infección). Himmler decidió estudiar la aplicación de las sulfonamidas, por lo que ordenó a Gebhardt que realizará una investigación con prisioneros de guerra para ver los resultados, y Gebhardt no tuvo otra opción que realizar dichas prácticas, dado que su rehabilitación dependía por entero de los resultados de los experimentos. Los experimentos comenzaron oficialmente el 20 de julio de 1942 en el campo de concentración de Ravensbrück. Gebhardt estaba al frente de la investigación. Simularon heridas

de guerra en los heridos, produciéndoles heridas en las piernas o brazos donde luego introducían polvo, trozos de tela o madera y luego la herida era cosida (esto se hacía para que la herida se infectara para poder probar después lo efectivas que eran las sulfonamidas). Al cuarto día del experimento ya había muchos "voluntarios" con heridas infectadas que murieron a causa de estos crueles experimentos médicos. Gebhardt llegó a la conclusión que solamente los sulfonamidas no salvaban al paciente, pero sí lo hacía la cirugía. El 3 de septiembre de 1942 eligió a 24 mujeres polacas a las cuales se les disparó para producirles una herida, pero no para matarlas. Esperó el tiempo

oportuno para que las heridas se infectaran (aún con la bala dentro) y valoró nuevamente a las sulfonamidas. En este espantoso experimento murieron tres mujeres. Con los resultados sobre la mesa, Gebhardt fue rehabilitado por Himmler. A continuación centró sus estudios en la ortopedía técnica para encontrar nuevos métodos adecuados de tratamiento contra posibles heridas de guerra. Utilizó presos comunes de cárceles polacas para esta investigación. Les rompía huesos a martillazos y luego trataba de buscar prótesis que mejoraran la fractura o posibles tratamientos. Incluso llegó a intentar transplantar un omóplato a un preso. El preso llamado

Ladisch Franz murió durante la operación. Otro de sus experimentos más brutales consistía en averiguar cuanto tiempo podía aguantar un ser humano con terribles heridas. Por ello, abrió la cabeza y el estómago a varios prisioneros sin anestesia para ver el tiempo que aguantaban con vida. Según sus notas, los pacientes que mató de este modo no superaban las 24 horas con vida. El 9 de noviembre de 1943 conseguía su última promoción dentro de las Waffen-SS, siendo ascendido a Teniente Coronel. Por extraño y vergonzoso que parezca, este monstruo fue el presidente de la Cruz Roja Alemana (DRK) durante los últimos coletazos de la 2ª Guerra Mundial.

Estaba presente en el Führerbunker durante el asedio de Berlín. Decidió marcharse antes de que las cosas se complicaran el 22 de abril. En su calidad de miembro de la Cruz Roja, le dio a Gobbels la posibilidad de salvar a sus hijos pudiendo él sacarlos de la ciudad en algún convoy de heridos, pero el Ministro de Propaganda se negó a desprenderse de sus hijos (ya había tomado la resolución de asesinarlos). Fue capturado por los americanos en mayo de ese mismo año. Sería juzgado en Núremberg por sus crímenes médicos y sus terribles experimentos. Declarado culpable de crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad fue condenado a muerte, siendo ajusticiado

el 2 de junio de 1948 en la prisión bávara de Landsberg.

Goebbels, la Familía

Estaba compuesta por cinco hijas y dos hijos, el Ministro de Propaganda Nazi Joseph Goebbels y su esposa Magda Goebbels. Todos los hijos que tuvo la familia serían asesinados por sus

propios padres en el búnker de Berlín el 1 de mayo de 1945, poco antes de sus padres se suicidaran. Algo que es desconocido por la mayor parte de los aficionados es que Magda Goebbels tenía un hijo mayor de un matrimonio anterior (y por tanto era hijastro de Goebbels) llamado Günther Quandt, el cual no murió a manos de su maléfica madre y su tirano padrastro. Es curioso que el nombre de todos los hijos del matrimonio Goebbels fueran bautizados con nombres que comenzaban por la letra H. Algunos historiadores señalan que es posible que sus nombres fueran una especie de homenaje a Adolf Hitler y al nacionalsocialismo, pero no existe ninguna prueba que corrobore esta

hipótesis, pues ni Magda ni Joseph hacen mención de ello en sus respectivos diarios. Harald. Harald Quandt era hijo del anterior marido de Magda, Harald Quandt (multimillonario alemán fundador de BMW). Tenía 10 años cuando su madre contrajo matrimonio con Goebbels en enero de 1931, dos años después del divorcio de sus padres. El muchacho vivió algunos años con su padre natural hasta que Goebbels protestó formalmente por ello, por lo que fue a vivir a la nueva residencia de su madre. El muchacho acompañó algunas veces a su "tío Joseph" a algún discurso vistiendo el uniforme de las Juventudes Hitlerianas. El joven

participaría en la 2ª Guerra Mundial, alcanzando el rango de Teniente y enrolándose en la Luftwaffe donde lucharía contra los aliados. Siendo capturado por los americanos sobreviviría a la guerra y a la muerte. Tras la guerra se convertiría en uno de los hombres más millonarios de Alemania tras convertirse en propietario de parte de las fábricas de su padre. Helga Susanne. Nacida el 1 de septiembre de 1932, Goebbels estaba muy orgulloso de ella. Siempre que Goebbels regresaba del Ministerio lo primero que hacía nada más llegar a casa era abrazar a su hija preferida. Helga era una "niña de papa", que prefería estar con su padre a estar con su

madre. De pequeña fue un bello bebe "muy bueno" que nunca lloraba y que parecía escuchar atentamente todo lo que se desarrollaba a su alrededor con sus "grandes y vivaces ojos azules". Helga tenía 12 años cuando fue asesinada. El forense que revisó su cadáver encontró pequeñas magulladuras en sus brazos, lo que parece demostrar que se resistió a la inyección de morfina que la dejó sedada para luego ser asesinada con las cápsulas de cianuro. Hildegard Traudel . Nacida el 13 de abril de 1934, Hildegard era llamada por sus padres cariñosamente "Hilde". Parece que Joseph la llamaba "pequeño ratón". Tenía 11 años cuando fue

asesinada. Helmut Christian. El único hijo del matrimonio, nació el 2 de octubre de 1935. El muchacho era muy sensible y soñador. Traudl Junge cuenta que, cuando el muchacho oyó el disparo que acabó con la vida de Hitler, gritó: ¡Ha sido entre los ojos! Helmut tenía 9 años el día de su muerte. Holdine Kathrin nació el 19 de febrero de 1937. Era llamada Holde ("preciosa" en Alemán) en el seno familiar. Dice una anécdota que cuando la niña nació, el doctor que la ayudó a llegar a este mundo, Stoeckel, exclamó "Das ist eine Holde!" (¡Es una niña preciosa!), y es por eso que se le bautizó con el hombre de Holdine.

Seguramente el Doctor Stoeckel no podría imaginar que esa niña moriría asesinada por sus padres cuando tenía solamente 8 años de edad. Hedwig Johanna nació el 5 de mayo de 1938 y era comúnmente llamada Hedda. Una anécdota indica que cuando conoció a Günther Schwägermann (capitán de las SS que fue ayudante de Goebbels en algunas ocasiones) la pequeña dijo: “Me casaré con él... ¡tiene un ojo de mentira!”. Tenía solamente 7 años cuando fue asesinada. Heidrun Elisabeth. Nacida el 29 de octubre de 1940, la "pequeña coqueta", tal y como Rochus Misch (miembro de la guardia personal de Hitler, presente en esta obra) la recuerda. La pequeña

frecuentemente bromeaba con este guardaespaldas, por lo que Misch la recuerda con mucho cariño. "Heide" murió a la temprana edad de 4 años. En una ocasión se les preguntó a los niños como reaccionarían si fueran traicionados por su cónyuge: Helga — Cogería un revolver y dispararía a su marido, o al menos lo intentaría. Hilde — Se derrumbaría sollozando y llorando, pero se reconciliaría con su marido siempre y cuando se mostrara arrepentido y jurará ser fiel en el futuro.

Helmut — No creería que su esposa le engañara. Holde —Nunca sería capaz de superar la infidelidad, pero como era muy orgullosa no sería capaz de reprocharle nada a su marido. Hedda — Ella se reiría y le diría "¡Ven aquí y dame un beso!" En 1934, Goebbels compró una impresionante casa con sus propios jardines en Schwanenwerder, además de un yate a motor para navegar por el río. Los chicos no tenían ponis, pero sí un

pequeño carruaje para usarlo en los jardines. La familia también tenía un pequeño castillo cercano a Berlín que era su residencia oficial, aunque realmente era usado como vivienda únicamente los fines de semana. El matrimonio Goebbels quedó muy erosionado a causa de los escarceos amorosos de Goebbels con varias actrices, tanto que comenzaron a vivir separados, y parece que este hecho no pareció ser percibido por los pequeños, pues seguramente pensarían que su padre estaba muy ocupado a causa del trabajo. Parece que la "crisis" familiar pasó en agosto de 1938, cuando el matrimonio fue grabado asistiendo juntos (en lo que

parecía una doméstica reconciliación) a un evento público. Goebbels usaba una cámara oculta para grabar a sus saludables hijos, como modelo de "familia ejemplar alemana" para compararlos con los niños con problemas que debían ser objeto de la eutanasia según promocionaba su Ministerio. Durante 1942 era habitual ver a los niños en los periódicos y medios de comunicación alemanes ayudando a su madre, jugando en el jardín o cantando en el cumpleaños de su padre. A finales de enero de 1944, Goebbels envió a Magda y a sus dos hijas mayores a un hospital militar para ser filmadas con soldados heridos, pero pronto se

abandonó el proyecto porque las terribles heridas de los jóvenes soldados podrían ser demasiado traumáticas para las pequeñas. Cuando el ejército soviético se aproximó a Alemania, Goebbels trasladó a su familia a la seguridad de su residencia en Schwanenwerder. Sus hijos pronto escucharon el ruido producido por la artillería soviética y se preguntaron porque nunca llovía a pesar de escuchar "truenos". El 22 de abril de 1945, el ejército ruso entraba en Berlín, a la vez que sus hijos hacían lo propio en el Vorbunker, el búnker conectado al Führerbunker debajo de los jardines de la Cancillería del Reich. El líder de la Cruz Roja, el

sanguinario Karl Gebhardt (presente en esta obra) se ofreció salvar a sus hijos y sacarlos fuera de la ciudad, pero Goebbels no quiso desprenderse de sus hijos. El coronel F. von Loringhoven recuerda cuando llegaron los niños al búnker en sus memorias: «Aquella noche (la noche del 22 al 23 de abril) me encontraba por casualidad en la parte baje de la escalera del búnker cuando vi llegar a Magda Goebbels, una mujer hermosa, muy elegante, seguida de sus seis hijos que bajaban los escalones en fila india. Tuve

un mal presentimiento al ver sus frágiles siluetas, vestidas de oscuro, y sus rostros pálidos y ansiosos. ¡Qué idea llevar a unas criaturas tan inocentes a semejante lugar! Si les enviaban a Baviera, no les ocurriría nada. Esos niños, como todos los demás, se exponían a no salir vivos de allí.» Hitler estaba muy contento de tener allí a los niños en su última semana de vida. Compartió chocolate con ellos y les permitió el uso de su baño, dado que era el único del búnker con su propia

bañera. Aprovecharon el tiempo también para jugar con la perra de Hitler, Blondi, y con sus cuatro cachorros durante su estancia en el búnker, mientras permanecían todos en un cuarto. El 27 de abril los niños conocieron a Hanna Reich que llegó al Führerbunker. Hanna Reich recoge en sus memorias este momento: «Cuando entré en la habitación, contemplé aquellas seis hermosas caras de niños, de los 4 a los 12 años, que [...] me miraban con viva curiosidad. El que yo pudiera volar enseguida abrió de par en par las

puertas de su fantasía infantil [...] parloteaban y preguntaban sin parar [...]. Les enseñé a cantar canciones a voces y auténticos cantos tiroleses, que aprendieron muy deprisa. El ruido de los estampidos y las explosiones no los intranquilizaba, ya que creían infantilmente que, como les habían explicado. el "tío Führer" vencía así a los enemigos, y cuando en una ocasión el más pequeño se asustó, los hermanos mayores le consolaron enseguida con esta

explicación.» Hanna cantaba a los niños, cuya muerte por entonces ya estaba decidida, antes de dormir: “Mañana temprano, si Dios quiere, volverás a estar despierto [...].”. Ese mismo día, la secretaría de Hitler escribía lo siguiente en su diario: «Todos estábamos muy asustados, parecía que las bombas nos caían justo encima, que en cualquier momento íbamos a saltar todos por los aires. Las manos y las piernas me temblaban de tal manera que

casi no podía sujetarme en pie. Blondi no sabía dónde esconderse, los niños de Goebbels lloraban desconsoladamente. Trauld Junge.» Junge cuidó de los pequeños cuando a eso de las tres y media de la tarde del 30 de abril Hitler y Eva se suicidaban. Todos los que estaban en el búnker tenían dos opciones, suicidarse o intentar huir para no caer presa de los soviéticos, que era el peor destino para alguien que había estado tan cerca del régimen nazi. En el Testamento de Goebbels escrito el día anterior a la muerte del Führer, Goebbels decía:

«Por primera vez en mi vida, he de negarme categóricamente a obedecer una orden del Führer. Mi esposa y mis hijos se adhieren a mi negativa. De lo contrario —y sin contar con que por causas humanas y de lealtad personal, nunca seríamos capaces de dejar solo al Führer en su hora más difícil—, durante el resto de mi vida me consideraría un vil desertor [...]. Por esta razón, expreso en nombre propio, en el de

mi esposa y en el de mis hijos, demasiado jóvenes aún para poder manifestarse por sí mismos pero que, de tener la edad suficiente para ello, se adherirían incondicionalmente a esta decisión, el propósito irrevocable de no abandonar la capital del Reich, aún en el caso de que caiga y poner fin al lado del Führer a una vida que para mí personalmente no tiene valor alguno si no puedo dedicarla al servicio del Führer, a su lado.»

De esta forma tan tajante Goebbels lo dejaba claro, se suicidaría con su familia. El 1 de mayo, los seis hijos de Goebbels fueron adormilados con morfina por Helmut Kunz (presente en este libro) y asesinados con cianuro por Ludwig Stumpfegger (otras fuentes dicen que con otra sustancia). Otros dicen que fue la propia Magda la que acabó con sus hijos. Lo único importante es que los seis niños fueron asesinados, no importa por quién. El único hijo que se dio cuenta de que algo pasaba era la hija mayor, Helga, pues pensaba que los mayores ocultaban algo y mentían en todo momento. Los cuerpos de los niños fueron encontrados

por los soviéticos el 2 de mayo de 1945 con sus prendas de vestir y los niñas con lazos en sus pequeñas cabezas. Sus cuerpos fueron enterrados con los cuerpos de Hitler, Eva Braun, Krebs, el perro de Hitler y sus padres en tumbas cerca de Rathenow. En los años 70, los restos mortales fueron desenterrados e incinerados para ser tirados a un río. Rochus Misch colocó una placa en memoria de los seis niños en 2005, lo que creó una gran controversia, dado que hubo muchas críticas, diciendo que ese acto mancillaba la memoria de las víctimas del Holocausto al honrar a los hijos de un líder nazi. Sin duda las palabras de Misch son el mejor colofón para estos

niños inocentes que murieron por la ceguera y locura de sus progenitores: «Los niños eran inocentes. No se les puede acusar de los crímenes y errores que sus padres cometieron. Fueron asesinados como otras muchas víctimas inocentes de la 2ª Guerra Mundial.»

Goebbels, Joseph

Paul

Fiel a Hitler hasta las últimas consecuencias. Nació en Alemania, en la pequeña

ciudad de Rheydt, el 29 de octubre de 1897. Hijo de una hacendada familia de raíces católicas tendría una excelente educación en la que Goebbels destacaría. Algo que muy pocos saben es que sufrió una atrofia de la pantorilla derecha a causa de la una osteomielitis cuando solamente tenía 4 años de edad. Por ello, llevaría un zapato ortopédico toda su vida en la pierda derecha, dado que esta era más corta que la izquierda. A causa de este defecto no pudo ir a filas durante la Primera Guerra Mundial. Ya graduado en Filología Germánica y otras carreras como Filosofía o Historia (tras haber estudiados con becas en más de cinco universidades), trató de ser

escritor y periodista pero no tuvo mucho éxito. En 1923 se unía al partido nazi. Comenzó una meteórica carrera dentro de la cúpula de poder del partido político gracias a su enorme inteligencia y cultura, y en 1926 era nombrado Gauletier de Berlín, donde destacó como consumado orador y experto propagandista en una serie de campañas locales. En 1930 se convirtió en jefe de Propaganda del NSDAP, y sentó las bases que hoy en día conocemos para manipular a las mases a través de la propaganda nacional. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, fue nombrado ministro de Ilustración Popular y Propaganda.

Con el estallido de la guerra, su Ministerio fue el que más trabajo en todo el Reich tratando de mantener alta la moral de la población y los soldados, así como justificar las atrocidades cometidas por los nazis y ocultar la verdad a la población civil. Se convirtió en el máximo defensor del nazismo como modelo de gobierno y en el colaborador más fiel y cercano a la figura del Führer. Se casaría con Magda Goebbels, una bella alemana con la que tendría seis hijos y que según las malas lenguas era amante de Hitler, y como este quería tenerla siempre cerca, ordenó a su servidor que la desposara, aunque esta hipótesis carece de fundamente. Si es cierto que Magda

sentía una especie de amor platónico hacia la figura del Führer y este disfrutaba mucho de su compañía. Goebbels, a pesar de estar casado tuvo más de 30 amantes, siendo algunas famosas actrices de la época. Existen infinidad de libros que exploran mucho más la biografía de este oscuro político, e invitó al lector que lea algunas de las excelentes biografías que hay en el mercado. En este obra, tal y como hice con Hitler, me centraré en los últimos días de su vida. Antes del inicio de la Batalla de Berlín, el Ministerio de Propaganda bullía de actividad por todas partes. Goebbels se convirtió en comisario de la defensa del Reich en Berlín, un

pomposo título que venía a decir que era el líder de las milicias locales. Preparó a la carrera una campaña propagandística con consignas tales c o mo : ¡La llamada del Führer es nuestra orden sagrada! o!Cree! ¡Lucha! ¡Vence! Las salas de cine proyectaban en los noticieros imágenes de ancianos y jóvenes que marcaban codo a codo, destacamentos de la Volkssturm en el momento en que recibían granadas Panzerfaust con propulsores o juraban lealtad al Führer en filas abarrotadas. El empeño de Goebbels con evitar las deserciones se convirtió en una fiebre, y se llegó hasta tal punto que Goebbels indicó que abandonar la ciudad

equivalía a deserción (y por tanto a la muerte). Ordenó que se construyeran todo tipo de parapetos dentro de la ciudad y en sus alrededores. Se puso en marcha a decenas de miles de berlineses famélicos, mujeres en su mayoría, para que dedicaran las pocas fuerzas que les quedaba a cavar fosos anti-tanque. El ejército se oponía a estas barreras que se construían sin sentido por órdenes del NSDAP, dado que entorpecían el tráfico militar que salía en dirección contra el enemigo. El 12 de abril de 1945 moría el presidente Roosevelt, aunque la noticia no se dio a conocer hasta el día siguiente. Goebbels se mostró

entusiasmo cuando lo supo al regresar de una visita al frente cercano a Krüstin. Lo primero que hizo fue telefonear el Führerbunker de la Cancillería del Reich para comunicárselo a Hitler: «¡Mi Führer, te felicito! Roosevelt ha muerto. Está escrito en las estrellas que la segunda mitad de abril será para nosotros un momento decisivo. ¡Este viernes, 13 de abril, es el día que cambiará nuestra suerte!» Pocos días antes, Goebbels había leído a Hitler la Historia de Federico II

de Prusia, para intentar sacarlo de su depresión. En concentro, se trataba del pasaje en que Federico el Grande está pensando, acosado por el desastre de la Guerra de los Siete Años, en envenenarse cuando, de súbito, lo informan de la muerte de la zarina Isabel. “Había sucedido el milagro de la casa Brandenburgo”. Los ojos de Hitler se habían llenado de lágrimas al oír esas palabras. Goebbels no creía en cartas astrológicas, pero estaba dispuesto a usar cualquier cosa con tal de levantar el espíritu decaído del Führer, y había logrado provocarle un arrebato de optimismo. Recluido en su búnker, el dirigente nazi miraba apasionadamente un retrato de Federico

el Grande que había hecho que le bajaran. Al día siguiente, el 14 de abril, en la orden del día que dio al ejército, se dejó llevar por completo de su exaltación: «En este momento en que el Destino ha eliminado al mayor criminal de guerra que ha visto la historia sobre la faz de la tierra, los acontecimientos de este conflicto se han tornado decisivos.» Éste no fue el único hecho simbólico relacionado con Federico el Grande

aquellos días, si bien parece que Hitler nunca lo mencionó. Goebbels estaba presente en el búnker cuando el 23 de abril entro Bormann atropelladamente con un mensaje que había enviado Goering en el que asumía de inmediato la dirección del Reich si Hitler no respondía: «Si no recibo respuesta alguna para las diez de la noche, daré por sentado que has perdido tu libertad de acción, consideraré válido tu derecho y actuaré en interés de nuestro país nuestro pueblo. Ya sabes lo que siento por ti, en esta hora

más dura de toda mi vida. Las palabras no bastan para expresar lo que siento. Que Dios te proteja y te traiga aquí enseguida a pesar de todo. Siempre leal: Hermann Goering.» Goebbels puso el grito en el cielo Bormann se ofreció para escribir una respuesta a Goering. Fue objeto de una dura crítica y reprimenda y se le ofreció la oportunidad de abandonar todos sus cargos y títulos por "motivos de salud" o verse atenido a las consecuencias. Goering aceptó. Goebbels fue testigo de la boda de

Hitler y luego participó en la pequeña celebración en su habitación privada brindando con champán. Esta tranquila escena chocaba con las terribles escenas de muerte, destrucción y violaciones sistemáticas que ocurrían en la ciudad. Trató de impedir que Hitler se suicidará, comentándole en multitud de ocasiones que no lo hiciera, y aunque su mujer fue más insistente que él tampoco lo consiguieron. Goebbels discutió agriamente con Weidling ante su "derrotismo" amargamente en la Sala de Mapas del Führerbunker. Una vez que ya estaba más que claro que Hitler se iba a suicidar la mañana del día 30, cuando se supo que las tropas de Wenk y Busse no podían

acudir a salvar la ciudad, Hitler decidió poner fin a su vida. Ordenó a Goebbels abandonar el Führerbunker, dado que le nombraba Canciller en su testamento político, pero se negó a hacerlo. Estaba presente cuando Hitler se suicidó, y fue testigo de la incineración del cadáver. Acto seguido trató de negociar la paz con los rusos, una paz condicionada. Krebs fue el elegido para reunirse con los rusos, pero no sirvió de nada. Cuando Krebs regresó al Führerbunker con la negativa, Goebbels decidió suicidarse. Primero, tal y como había acordado con su mujer, envenenaron a sus hijos, y después, cada uno con sus mejores galas, subieron al

jardín de la Cancillería y se suicidaron. Goebbels y su esposa subieron al jardín, acompañados de su ayudante, Schwaegermann. Tomaron dos pistolas Walther y se colacaron uno al lado del otro a pocos metros de donde habían quemado los cuerpos de Hitler y Eva para enterrarlos en el cráter de un proyectil. Hiciero crujir entre sus dientes sendas ampollas de vidrio llenas de cianuro y se descerrejaron un disparo al mismo tiempo. Por si acaso, el ayudante de Goebbels disparó un tiro de gracia a cada uno. Las dos pístolas quedaron junto a los cadáveres, y el ayudante de Goebbels roció con gasolina los cuerpos tal y como había prometido al Ministro de Propaganda

antes de abandonar este mundo.

Günsche, Otto

Nació en la ciudad alemana de Jena, el 24 de septiembre de 1917, en la pequeña ciudad de Lohmar que dista a menos de 20 kilómetros de la ciudad de Bonn. Hijo de una familia humilde, en

1931 se unió a las Juventudes Hitlerianas y tres años más tarde debido a su elevada altura (medía 2 metros) pasó a formar parte de la unidad LSSAH Leibstandarte Adolf Hitler de las SS tras abandonar sus estudios. En 1935 se afilió al NSDAP. En 1936 fue ascendido a Obersturmführer (Subteniente) y se unió al Begleitkommando SS des Führers, es decir, a la Guardía Personal de Hitler. Se convirtió en su nueva unidad en el ordenanza de Hitler, por lo que estuvo con él prácticamente desde entonces. En 1941 y 1942 solicitó permiso para estudiar en la Academia de Oficiales y luchar en el frente participando en la Campaña de Francia y en los inicios de

l a Operación Barbarroja. En el frente ruso sería condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda Clase. A partir de agosto de 1943 se convirtió en ayudante personal de Hitler, y junto con Heinz Linge, fue uno de los miembros de su guardia personal más cercano al Führer. Volvió de nuevo al frente a petición propia, y fue nombrado Jefe de Compañía en la División Acorazada LSSAH SS, donde luchó contra los soviéticos nuevamente desde febrero hasta junio de 1944. De vuelta al servicio con el Führer ese mismo año fue ascendido a Sturmbannführer (mayor). Estaba presente en la Guarida del Lobo (la Wolfsschanze, el cuartel

general de Hitler desde donde se desarrollaban todas las operaciones en Rusia), el 20 de julio de 1944, cuando Stauffenberg trató de acabar con Hitler. Consiguió sobrevivir a la bomba y no sufrir ningún rasguño. Antes de que se suicidara, Hitler ordenó a Günsche que su cuerpo y el de Eva Braun fueran incinerados y destruidos para que no cayeran en manos soviéticas. También permaneció delante de la puerta que daba acceso a las habitaciones privadas de Hitler mientras este se suicidaba, con órdenes expresas de no dejar pasar a nadie. Magda Goebbels intentó disuadir a Hitler una vez más para que no se suicidara, ya que Günsche permitió que la mujer del

Ministro interrumpiera el macabro ritual de suicidio de Hitler y Eva. Una vez que Hitler murió, quemó los cadáveres gracias al combustible que el chofer de Hitler, Erich Kempka (presente en esta obra) trajó a las puertas del Führerbunker unas pocas horas antes ese 30 de abril de 1945. Fue capturado por los soviéticos el 2 de mayo de 1945 y enviado a una prisión militar soviética en Moscú gestionada por el espionaje soviético, el NKVD. Los rusos sometieron a tortura y a interrogatorios constantes a Günsche para averiguar la verdad sobre la desaparición de Hitler, indicándole previamente que sería fusilado de no colaborar. Sus declaraciones, junto con

las de Linge, fueron una fuente fiable para crear un informe de más de 450 páginas que se entregó a Stalin el 30 de diciembre de 1949 y que recientemente ha sido redescubierto y traducido al alemán (la llamada Operación Mito), siendo publicado en 2005. En dicho informe se detallaba la vida privada y personalidad del Führer gracias a los comentarios de sus guardaespaldas. En 1950 fue condenado a veinticinco años de prisión pero fue enviado a la República Democrática Alemana en 1955, y finalmente fue liberado al año siguiente, el 2 de mayo de 1956. Huyó a la República Federal de Alemania al año siguiente. Ya en Alemania Occidental fue capturado por los

americanos e interrogado, siendo liberado poco después. Gunsche trabajó muchos años en la empresa BergischGladbach Wagner KG de la que fue gerente hasta su jubilación. Se retiró a vivir a Renania ya siendo viudo. Sus tres hijos (dos hijos y una hija) le visitaban siempre que podían. En la celebración de su 86º cumpleaños dijo encontrarse “muy bien dadas las circunstancias”. Moría ocho días después a causa de un infarto en su casa de Lohmar. Su cuerpo sería incinerado y sus restos lanzados al mar. A pesar de ser uno de los oficiales más cercanos a Hitler y vivir cerca de él durante varios años de forma diaria jamás llegó a publicar sus

Memorias ni cualquier libro relacionado con su pasado.

Hewel Walter

Es, quizás, uno de los pocos amigos personales que tuvo Hitler a lo largo de toda su vida junto con Albert Speer. Nació el 2 de enero de 1904 en la ciudad de Colonia. Creció en el seno de

una familia con recursos, dado que sus padres eran propietarios de una fabrica de cacao. Su padre murió en 1913, y desde aquel año su madre, llamada Elsa, se hizo cargo de la fábrica. Aún siendo un adolescente fue uno de los primeros afiliados al partido nazi, el NSDAP, siendo uno de los 300 primeros en unirse al futuro partido mayoritario. Hewel terminó el instituto en 1923 y poco después fue a estudiar a la Universidad Técnica de Múnich. Ese mismo año, participó en el Putsch de Múnich. El joven muchacho, idealista como era, permaneció en la prisión de Landsberg al lado de Hitler durante una gran cantidad de meses como su asistente personal.

Después del Putsch y su estancia en la cárcel, Hewel marchó a Indonesia donde permaneció varios años. Allí trabajó como plantador de café para una empresa británica. Se encargó de organizar allí el Partido Nazi, estableciendo sedes del NSDAP en muchas islas del archipiélago indonesio. Es por eso que en ese país, hoy en día, haya una gran cantidad de "neo-nazis" y jóvenes que siguen la estética nazi, o que simplemente recrean a militares alemanes de la 2ª Guerra Mundial. En una fecha indeterminada regresó a Alemania, donde fue nombrado diplomático y enviado a España, seguramente como espía a cargo del Almirante Canaris. En 1938 Hitler le

mandó llamar. Fue diplomático del Ministerio de Asuntos Exteriores, y el 15 de marzo se encargó de transcribir la cumbre mantenida entre Alemania y el gobierno checo. Hewel fue nombrado embajador, y estaba a cargo de Joachim von Ribbentrop. Eso era la teoría. En la práctica era un embajador sin destino y sin cartera, un diplomático sin cometido. Muchos cercanos al entorno de Hitler conocieron a Hewel y era algo así como su secretario-mayordomo, y se encargaba de mediar a veces entre el NSDAP y Hitler, así como de regular el contacto entre hombres y mujeres en el entorno de Hitler. Bern Freytag von Lorinhogven también describió cual era el trabajo de Hewel en algunas

ocasiones: «La última categoría la constituían los representantes del partido nazi y del estado. Como no existía política exterior, Ribbentrop delegaba casi siempre su representación en el embajador Walter Hewel, su oficial de enlace.» Aquellos que conocieron a Hewel le describían como un hombre atractivo y amable y asistía en ocasiones a eventos a los que Hitler no podía acudir en su nombre, lo que nos da una pista sobre lo

mucho que confiaba el Führer en su amigo dado que llegaba a sustituirle en eventos sociales. Se casó en 1944 con Elisabeth Blanda con la que tendría dos hijas. Como enlace de Ribbentrop y amigo de Hitler, Hewel estaba en el búnker en los momentos finales del régimen. Durante ese tiempo tuvo una buena relación con el ayudante de Guderian, F. von Loringhoven, el cual indicó en sus memorias que: «El atentado del 20 de julio de 1944 desencadenó en Hitler una erupción volcánica, una letanía de frases rencorosas y de recriminaciones contra los

generales, el estado mayor y los diplomáticos, pero también contra los funcionarios y la burguesía. Durante las últimas noches que pasé en el búnker, hablé largamente de dicha cuestión con Walter Hewel. —Era imposible un entendimiento entre él y los representantes de la élite que tenían vocación de influirme dijo el embajador —, porque él era un "pobre hombre" con todos los prejuicios de un "pobre hombre". [...] Uno de los que acudían a hacerme

preguntas durante los últimos días era el embajador Hewel. Se trataba de una persona muy realista con quien podía hablar con bastante libertad, uno de los pocos veteranos combatientes que conocían el mundo y que al final parecía que miraban a Hitler con ojo muy crítico.» ¿Es posible (según palabras de von Loringhoven) que Hewel criticara abiertamente a Hitler en las horas finales y en el hundimiento de Alemania? Es probable. Tal vez debido a su acercamiento al Führer pensaba que

podía desde su posición criticar a su amigo. Parece que una de las últimas personas con las que habló Hitler en privado fue con Hewel... muy seguramente los dos viejos amigos recordaran sus tiempos en prisión después del golpe y se habían despedido ya para siempre, además de obligarle a prometer que cumpliría una siniestra promesa que descubriremos más adelante. Permaneció en el Führerbunker hasta que Hitler se suicidó. Abandonó el búnker con el grupo liderado por el general Mohnke mientras sufría mucho estrés tras la muerte de Hitler, dado que le costaba tomar cualquier decisión y

estaba extremadamente confuso. Cuando el grupo de Mohnke fue rodeado por los rusos decidió suicidarse. El doctor Günther Schenck (cuya biografía puedes encontrar en este libro) trató de hacerle entrar en razón, pero acabó con su vida de la misma forma que Hitler: pegándose un tiro en la cabeza mientras ingería una cápsula de cianuro. Según el testimonio de Schenck, Hitler le animó a suicidarse si era capturado por los soviéticos, dado que le capturarían y torturarían por ser su amigo. Hitler fue quién le entregó la cápsula de cianuro y la pistola Walther 7.65 después de hacerle prometer que se suicidaría si era capturado. El final de Hewel está magistralmente escenificado

en la película Hundimiento.

alemana

de El

Hitler, Adolf

Nació en Braunau am Inn, el 20 de abril de 1889, una pequeña aldea de Austria. Llegaría a ser nada más y nada menos que Canciller alemán y dictador, llevando al mundo a una nueva guerra

mundial. Muchas páginas se han escrito sobre su persona, por lo que resumir su biografía en estas páginas carece de sentido, dado que hay obras de cientos de páginas (e incluso miles) divididas en varios tomos. Estas breves anotaciones nos ayudarán a comprender como pasó el Führer de Alemania sus últimos días y como fue su final al lado de su esposa. Hitler llegó al Führerbunker el 16 de enero de 1945 ante el avance de las tropas soviéticas, por lo que tuvo que abandonar su Cuartel General en el Frente del Este antes de que este cayera en manos enemigas. Tuvo claro desde un principio querer morir en Berlín, pues no deseaba

huir y esconderse durante el resto de sus días e ir huyendo de cerco en cerco para no ser capturado. Muchos de estos testimonios están recogidas en las biografías que aparecen en este libro que nos dan una clara imagen del Hitler de aquella época: «Hitler estaba destrozado sicológicamente. Estaba enfermo y era un hombre completamente diferente al que recordaba de los noticiarios. En pantalla aparecía con un porte muy erguido, robusto y vigoroso cuando pasaba revista en los desfiles y en las revistas otra

tras otra, e incluso al final se mantenía tan erguido como al principio, como si todo lo que estuviese ocurriendo no importase para nada. Por eso me impactó muchísimo cuando lo vi en persona por primera vez: su espalda estaba encorvada, tenía la cara amarilla y los ojos apagados [...]. Su mano izquierda temblaba y cuando la apoyaba en la mesa la cubría con la derecha para que nadie se percatase, e incluso arrastraba la pierna izquierda, el hombre estaba

destrozado..» FREYTAG VON LORINHOGVEN El 20 de abril, con motivo de su cumpleaños, recibió a unos miembros de las Juventudes Hitlerianas que luchaban en Berlín y les condecoró. Ya estaba bastante hundido físicamente y los muchachos pudieron comprobar como la mano izquierda de Hitler no paraba de temblar, y el Führer la escondía, apoyándola en su espalda. Las reuniones diarias se llevaban a cabo en la pequeña sala de reuniones del búnker. No escuchaba las sugerencias de los oficiales, era muy testarudo, una vez que había tomado una

decisión siempre la seguía tenazmente. Imaginó un ataque de unidades alemanas para romper el cerco soviético sobre la ciudad. Todos sabían que las unidades a las que Hitler se refería no existían o simplemente estaban tan debilitadas que no suponían una fuerza combativa significativa para cualquier operación a gran escala. Los planes para salvar a la ciudad estaban condenados al fracaso desde el principio por una sencilla razón: no había unidades suficientes y el enemigo superaba 10 a 1 a los alemanes, además de estar magníficamente preparado con miles de piezas de artillería, tanques y aviones. Pero, ¿por qué Hitler no era aconsejado por sus oficiales del Estado

Mayor y le hacían ver la realidad? Porque sabían que su Führer no quería escuchar la verdad, quería ver su versión de la guerra de rápidos contraataques y maniobras de divisiones fantasmas, existentes únicamente en papel, y maniobras sobre mapas que no se podían llevar a cabo, porque los hombres de esas unidades hacía mucho tiempo que habían dado su vida por Alemania. Los pocos que protestaban, Weidling por ejemplo, eran tachados de derrotistas, y sus ideas eran rápidamente truncadas. El resto de oficiales sentían el peso de su antiguo juramento de lealtad tan pesado que los conduciría a la muerte y a la horca, como pasó en algunos casos.

¿Cuándo decidió Hitler suicidarse? Habló de suicidio el día 20 a algunos de sus allegados, cuando ya la situación se hacía insostenible. Algunos, los que más, le insistieron en huir de Berlín, algunos, los que menos, le aconsejaron quedarse en Berlín hasta las últimas consecuencias. Para crear una leyenda no podía morir en otro lugar, tenía que morir en Berlín, como un héroe nórdico de la Saga de los Nibelungos. Ese era Adolf Hitler. ¿Por qué se casó con la mujer a la que despreciaba públicamente desde hacía tantos años? Hitler acostumbraba a ignorar y a reírse de Eva entre sus camaradas. Muchos tacharon a Eva Braun como la mujer más infeliz de

Alemania. Y de hecho no le faltaban motivos, pero incluso, a pesar de eso, Eva le era fiel y le seguía por un sencillo motivo: amor. El amor mueve montañas, e incluso los monstruos son amados, y este es el mejor ejemplo que se puede esgrimir. A pesar de las órdenes expresas de Hitler, Eva se presentó en Berlín para compartir con Hitler su destino. A pesar de tener posibilidades para huir, Eva prefirió permanecer al lado de su Führer. Y Hitler solamente había una cosa que admiraba y respetaba y que, sobre todo, recompensaba: la fidelidad. Eva le era fiel pese a cualquier circunstancia, y por eso Hitler se casó con Eva Braun. Hitler recompensó la

lealtad de tantos años entregándole a Eva Braun su apellido y el "privilegio" de poder morir a su lado. Lealtad, la misma que Speer, Goering y Himmler, tres de sus más fieles colaboradores no le habían mostrado en los últimos días de su vida, lo que finalmente había acelerado su suicidio. Hitler estaba cansado y su cuñado, Fegelein había pagado con su vida su rabia e impotencia. Ninguno de aquellos traidores a excepción de Speer le sobrevivirían mucho tiempo, pero eso ya no le importaba. ¿Cómo murió Hitler? A las 15.30 horas del 30 de abril de 1945, Hitler empuñó una pistola Walther. Estaba solo en la antesala de su habitación con Eva

Braun. Eva estaba ya muerta. Yacía sobre un diván, con la cabeza apoyada en el brazo del mismo, envenenada. Sobre la alfombra había una segunda Walther que no había sido usada. Hitler se sentó ante una mesa. A sus espaldas colgaba el retrato de Federico el Grande. Enfrente, sobre una consola, una fotografía de su madre cuando era joven. Hitler se introdujo el cañón de la pistola en la boca y disparó. Se desplomó hacia delante, derribando un jarrón de flores que chocó con el cuerpo de Eva y le empapó el vestido de agua, y luego cayó al suelo. Finalmente los cuerpos de Eva y Hitler fueron incinerados y su recuerdo se convirtió en leyenda de infausto

recuerdo. La última frase que oyó su guardaespaldas antes de que Hitler se encerrará en la antesala de su habitación para suicidarse fue: “ Mañana muchos maldecirán mi nombre “. Y así fue, pero con Hitler muerto, la guerra acababa en Europa muy poco después, pues el continuar resistiendo por una causa perdida hacía años era absurdo. La mejor forma de entender al Führer alemán es a través de los ojos de todos aquellos que le rodearon en sus últimos momentos, consiguiendo así la mejor crónica posible sobre los últimos

días de un Reich que debería haber durando mil años, aunque, afortunadamente para el mundo occidental, no fue así.

Högl Peter

Nació el 19 de agosto de 1897 cerca de una ciudad llamada Dingolfing, en la Bavaria alemana. Muy seguramente era hijo de padres campesinos, pues sabemos que trabajó como molinero

antes de participar en la Gran Guerra. Formó parte del 16º Regimiento Bávaro de Infantería en 1916 y alcanzó el rango d e Unteroffizer (cabo). Desafortunadamente no sabemos si ganó alguna condecoración durante aquel conflicto, aunque es bastante probable que al menos fuera condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase dado que he podido comprobar que en algunas fotos de ínfima calidad que Högl portaba en su uniforme una Cruz de Hierro de Primera Clase. Terminada la guerra regresó a Alemania, y pasó a formar parte de la policía bávara a partir del 1 de enero de 1920. El 27 de octubre de 1921 se casó con María Stein (el matrimonio tendría

dos hijas). Tras una brillante carrera policial sería transferido al departamento criminal en 1932, siendo ascendido a Sargento Mayor de Policía. En la primavera de 1933 se unió a las SS por mediación de Himmler cuando creó una "unidad para la protección del Führer", y se convirtió en miembro del cuerpo de guardaespaldas de Hitler, además de adquirir el rango de Obersturmführer (Teniente) en 1934. Desde abril de 1935 sería el ayudante de Johann Rattenhuber (máximo responsable de todo el personal al servicio de Hitler) en la Reichsscherheitsdienst (La oficina de seguridad del Reich), y fue nombrado

jefe del departamento responsable de la seguridad personal de Hitler. Por ello estuvo siempre cerca de Hitler y se le podía encontrar destinado en Obersalzberg, Múnich y Berlín. En junio de 1933 se unió al NSDAP y comenzó a trabajar en la unidad de Seguridad del Reich. Con la llegada de los nazis al poder las SS y la Policía comenzaron a trabajar juntos, y por eso se le reconoció a Högl el rango de teniente dentro de la Policía, y posteriormente el de capitán el 30 de enero de 1937. Más tarde sería ascendido a Inspector del Gobierno, y finalmente encargado Director Criminal en el SD desde noviembre de 1944, y partir de ese momento comenzó a estar

prácticamente presente a diario en el Führerbunker. También fue condecorado con el anillo de la muerte de las SS entregado a unos pocos oficiales de las SS. Al final de su carrera, en 1945 era Teniente Coronel de las SS. Su acción más notable y por la que más se le conoce ocurrió el 28 de abril de 1945, cuando Hitler descubrió que el líder de las SS, Himmler, estaba tratando de negociar la rendición a los aliados a espaldas del Führer a través del conde sueco llamado Folke Bernadotte. Högl fue enviado a buscar a Hermann Fegelein, la mano derecha de Himmler y enlace de las SS en Berlín con Hitler, el cual había abandonado el Führerbunker. Le capturó en su

apartamento, pues parecía que estaba preparando las maletas para huir de Berlín con su amante húngara a Suecia o Suiza. En el momento de su detención vestía de civil, llevaba pasaportes falsos y bastante dinero en metálico. Se organizó supuestamente un rápido consejo de guerra con tres generales (Johann Rattenhuber, Hans Krebs y Wilhelm Burgdorf). Es posible que fuera después el asesino de Fegelein. Después de la muerte de Hitler, Högl fue uno de los cargaron con su cuerpo fuera del búnker y estuvo presente durante su cremación. Huyó ese mismo día con varios oficiales del búnker, pero cuando trataba de huir a través del puente Weidendammer fue herido en la

cabeza (bien porque se cayó o porque sufrió una herida de bala, las fuentes difieren). Las Memorias de Trauld Junge difieren con esta versión, puesto que la secretaria de Hitler indicó que tras la muerte de Hitler, Högl decidió suicidarse en el búnker de un tiro en la cabeza, también el 2 de mayo de 1945. Lo único claro es que Hölg moría a la edad de 47 años, el 2 de mayo de 1945.

Junge, Traud

También llamada Traudl Humps (su nombre de soltera) nació en la ciudad cuna del nacional-socialismo, Múnich, el 16 de marzo de 1920. La figura de Trauld Junge es fundamental para

conocer los hechos ocurridos en el búnker de Hitler durante la Batalla de Berlín en los coletazos finales de la 2ª Guerra Mundial en Europa. Aunque Hitler tenía otras tres secretarias más (Gerda Christian, Christia Schroeder y Johanna Wolf) su cercanía y amistad con Eva Braun (amante y esposa de Hitler los últimos días de su vida), fue ella y no otra la que mecanografió la última voluntad de Hitler: su testamento político. Nació en el seno de una familia con recursos, pues su padre era cervecero, además de Teniente en la Reserva del ejército porque muy seguramente fue un veterano de la Primera Guerra Mundial. Fue la primera hija del matrimonio

Humps. En 1923 nacería su hermana Inge Kaye (1923-2008). Además, y desde muy pequeña su familia se vio ligada de forma muy directa con el Partida nazi, y también era un activo miembro de un Freikorps con sede en su ciudad natal que luchaba contra la República de Weimar. Sin ir más lejos, su padre fue uno de los primeros miembros del NSDAP y participó en el Golpe de Estado de Hitler (el llamado Putsch de Múnich), el 9 de noviembre de 1923. En 1925 encontró trabajo en Turquía pero su mujer se negó a irse con él y solicitó el divorcio. Posteriormente regresaría a Alemania y llegaría a alcanzar el rango de General de la Reserva de las SS.

Con su madre y hermana se mudó a la casa de su abuelo paterno, el general Maxilimian Zottmann. En aquella casa en la que tuvieron que vivir debido a su precaria situación económica, sufrieron una férrea disciplina impuesta por el viejo soldado. En 1933 Traudl pareció descubrir una de sus pasiones: el baile, por lo que intentó encauzar su vida profesional para convertirse en bailarina, aunque no pudo acudir a clases de danza por la realidad económica de la familia, por lo que tuvo que abandonar su sueño dorado de vivir siendo una bailarina profesional, aunque su hermana sí pudo cumplir el sueño de su hermana mayor. En estos años se afiliaría a la Liga de Muchachas

Alemanas, ligando así un poco más su futuro con el Partido nazi y con Alemania, tal y como lo hicieron muchas mujeres en aquella época. En 1936 terminaba el instituto. Cursó estudios de comercio para convertirse el día de mañana en secretaria. Consiguió varios trabajos, siendo el más gratificante para ella el de ayudante de redacción de una revista. Poco después también trabajaría como secretaria en una empresa. En 1942 Traudl Humps se mudó a Berlín donde trabajaba su hermana, buscando mejorar su futuro profesional. Su hermana era bailarina nada más y nada menos que del Deutsches Theater. Se rumoreaba que su hermana había conseguido ese trabajo

gracias a los favores de Albert Bormann (el secretario de Hitler). Es en esta época cuando Traudl conoció a su futuro esposo, Hans Hermann Junge (un joven oficial de las SS que trabajaba en el Begleitkommando SS des Führers) por mediación de Otto Günsche (presente en este libro). A través de su novio y de sus amigos cercanos al régimen se enteró que el Führer estaba buscando una nueva secretaria privada. Realizó una primera prueba (un dictado) con mucha tranquilidad lo que hizo que apenas tuviera fallos. No ansiaba ni quería el puesto, dado que aún pensaba en convertirse en bailarina junto con su hermana. Poco después fue enviada junto con un grupo de pequeñas

jóvenes a la Guarida del Lobo (Wolfsschanze) en tren. Allí se entrevistó por primera vez con el que sería su "mejor jefe" según la propia Traudl. Convivió con él prácticamente a diario desde diciembre de 1942. Hitler siempre era atento y muy amable con la gente que le rodeaba. Era la figura más importante de Alemania, y era idolatrado como una "estrella del Pop". Es normal que Traudl poco a poco se viera totalmente eclipsada por aquel siniestro personaje y llegara a considerarle casi como una figura paterna de la que no gozaba desde los cinco años. El 14 de julio de 1943, tras recibir la autorización y bendición de Hitler, se

casaba con Hans Hermann Junge, el cual moría un año más tarde, el 13 de agosto de 1944 sobre los cielos de Normandía cuando realizaba una misión de observación. Hans marchó al Frente voluntario. Antes de partir, confesó a su esposa que: «-Tengo que salir del cuartel general, porque ya no pienso por mi mismo. Estoy obsesionado con él (Hitler) y todo lo que dice. Todos estamos pendientes de todo a su alrededor. Tengo que salir de aquí y marchar al frente.»

Tal era la obsesión de todos aquellos que trabajaban con Hitler que se convertía en su obsesión, y solamente pensaban y cumplían los deseos del Führer. Traudl Junge lo sabía, pero no se dio cuenta de la realidad hasta el final de la guerra. Desde 1942 la vida de Traudl Junge se desarrollaría en Berlín, Berghof, Berchtesgaden, la Wolfsschanze y el Führerbunker. Durante los años de guerra, Frau Junge también desarrolló cierta aversión hacia los militares, por lo que solía comer en privado con Hitler y sus compañeras. Se acostumbró también a la vida rutinaria de Hitler: levantarse tarde, comer, descansar,

tomar café, descansar, cenar tarde, ver proyecciones de películas y marcharse tarde a la cama: en torno a las 5 de la madrugada. También fue testigo directo del intento de magnicidio del 20 de julio de 1944. Ella misma comentó lo que vio aquel día en el que Hitler lograba salvar la vida: «Fuimos a nuestro cuarto y de pronto hubo una terrible explosión y ruidos en el exterior [..] No sabíamos que estaba ocurriendo, pero de pronto hubo gran jaleo en el exterior. Alguien llamó a un doctor. [...] Algo había ocurrido. [...] Cuando

salimos al exterior había soldados corriendo por todas partes que nos dijeron: — No podéis ir más lejos. Ha habido una explosión causada por una bomba. Y no conocíamos ningún detalle [..]. Queríamos ir al interior para ver que había ocurrido pero se nos acercó un oficial totalmente ensangrentado, el General Jodl, creo, y el mayor Weizenegger, uno de los oficiales del Estado Mayor y nos dijo: — No se puede entrar por aquí. Tenéis que dar la vuelta. [...] No sabíamos si el Führer

había muerto y teníamos muchos pensamientos corriendo por nuestras cabezas: ¿Que va a pasarnos? o ¿Quién nos liderará en la guerra? Era una atmósfera de extremo pánico. Volvimos a nuestros cuartos y esperamos. Gunsche vino a nuestro cuarto poco después y nos dijo: — El Führer está bien. [...] Marchamos al búnker y le encontramos de pie, y parecía muy contento con una gran sonrisa en su cara. Su pelo estaba revuelto y sus pantalones hechos jirones.

Nos saludó y con una sonrisa triunfante nos dijo: — He sido salvado. El destino me ha elegido y la providencia me ha salvado. Es un signo de que debo seguir con mi misión hasta el final. Esos cobardes estaban demasiado asustados para abrir fuego y poner en riesgo sus vidas y por eso han puesto la bomba.» A principios de 1945, Traudl se trasladó junto con el resto de personal de Hitler al búnker de la Cancillería del Reich donde viviría los últimos días del régimen al que había estado sirviendo

durante tres años. La noche del 20 al 21 de abril, Hitler se reunió con sus secretarias y mujeres de su servicio, rogándoles que abandonaran Berlín. Algunas quisieron quedarse y Taudl fue una de ellas. La noche del 28 de abril, Traudl asistió a la boda de Hitler con Eva Braun y minutos después mecanografiaba el Testamento Político de Hitler. El 30 de abril, a las 15:30 de la tarde, Eva Braun ingería una cápsula de cianuro y Hitler se suicidaba de un tiro en la sien. Oyó el tiro en una habitación contigua donde estaba cuidando a los hijos de Goebbels, y después pudo ver como subían a la superficie el cuerpo sin vida de Hitler envuelto en su

chaqueta y el cuerpo de Eva Braun enrollado en una vieja manta (que lo pudo reconocer por sus caros zapatos que no tapaban la manta). Junto con sus escasas posesiones marchó con un abrigo de pieles que Eva le había entregado y una cápsula de cianuro entregada por el propio Hitler. Ese era el regalo que el Führer entregaba como despedida a una de sus más fieles colaboradoras. Se marchaba poco después del búnker en compañía de Günsche, Erich Kempka y Martin Bormann. Fue capturada por los rusos y estos se la entregaron a los estadounidenses. Sometida a interrogatorios sería puesta en libertad en 1947. Su relativa juventud y su

ignorancia sobre temas de Estado fueron la llave para su liberación. Tras recobrar la libertad se convirtió en periodista y colaboró con diversos medios de comunicación. En 2001 publicó, junto con Melissa Müller, un libro titulado Hasta la Hora Final en que relataba todas sus experiencias con el régimen de Hitler. También grabó una entrevista de 90 minutos (que es un resumen de una grabación de más de 10 horas de duración) poco antes de morir y a pesar de su enfermedad, un cáncer terminal. Durante el resto de su vida Traudl nunca se escondió y nunca negó su pasado. Es más, su nombre podía ser fácilmente localizado en la guía de teléfonos de Múnich. Estuvo muy cerca

de Hitler y, según palabras de Melissa Müller, la admiró de: «...una manera muy especial y personal. Decía abiertamente que él fue el mejor de todos sus jefes. Pero después de la guerra, reconoció, y así lo expresó, que se dejó tapar los ojos por los criminales. Era muy crítica y muy dura consigo misma, precisamente para poder entender su culpa y poder vivir con ella.» Declaró estar en contra de las

atrocidades del régimen de Hitler, afirmando que durante su servicio como secretaria personal del Führer nunca llegó a saber nada del Holocausto ni de otros temas relacionados y que en su presencia nunca se mencionó la palabra Jüden (judío). Siempre crítica sobre su pasado, hablaba con admiración y odio al hablar de Hitler. Y eso es lo que arrastró durante toda su vida. «Tengo la sensación de que debería estar enfadada con aquella niña y con esa tontería infantil, o que no debería perdonarla por no ver los horrores, aquel monstruo, pero ya fue

demasiado tarde, por no ver en qué se estaba metiendo. ¿Cómo pudo aceptarlo sin más? Yo no era una nazi convencida. Al llegar a Berlín pude decir "No, no participaré. No quiero que me manden al despacho del Führer". Pero no me negué. Me pudo la curiosidad. Simplemente nunca pensé que el destino me llevaría donde nunca había querido estar. Y sin embargo, me es muy difícil perdonarme.» Moría el 11 o 12 de febrero de 2002

(la fecha varía en función de la fuente consultada) a causa del cáncer que llevaba arrastrando años atrás. La entrevista concedida el año anterior ganó el Premio del Público en la Berlinale de 2002. En 2004 se estrenó la p e l í c u l a El Hundimiento basada principalmente en sus memorias.

Johannmeyer, Willy

Fue adjunto del Ejército de Tierra y enlace del Heer con la Cancillería del Reich y Adolf Hitler. Este brillante militar nació en la ciudad alemana de Iserlohn, el 27 de julio de 1915.

Después de que Adolf Hitler subiera al poder en 1933, se afilió a las SS. En 1936 era cadete del 64º Regimiento de Infantería, y dos años más tarde ya era Teniente. En 1940 participó en la invasión de Francía como líder de regimiento. Posteriormente también luchó en el frente desde del este desde el inicio de la Operación Barbarroja, participando además en frente de Leningrado. También luchó en la famosa batalla del lago Ilmen en mayo de 1942 y fue condecorado con la Cruz de Caballero y ascendido a Capitán el 1 de junio de 1942. Ganó en el mismo frente las Hojas de Roble el 18 de noviembre de 1943. Fue

alcanzado en la cabeza por un francotirador soviético. Creyendo que no salvaría su vida, consiguió sobrevivir y sobreponerse a las heridas, consiguiendo restablecerse a lo largo de finales de 1943 y principios de 1944. El 1 de diciembre de 1943 era ascendido a mayor. El 1 de marzo de 1944 realizó un curso de preparación para formar parte del Estado Mayor, y tres meses más tarde pasó a formar parte de las oficinas d e l OKH, el Cuartel General del Ejército Alemán. Desde agosto del 44 sirvió en el departamento de personal, siendo ascendido a Teniente Coronel. En noviembre de ese año, era transferido al Cuartel General de Hitler

en Berlín, pasando a convertirse en adjunto en la Cancillería del Reich del Ejército, reemplazando a uno de los hermanos de Martin Bormann. Se reunía dos veces al día con los altos oficiales de la Cancillería, y posteriormente con Hitler en el Führerbunker. Viajó al Este de Prusia para esclarecer la verdadera situación del ejército alemán y para informar sobre el avance soviético. Su informe indicaba claramente la cruda realidad: los informes de los generales de Hitler eran fantasiosos, el ejército estaba fragmentado y al punto del colapso. Además trato de hacer entender a Hitler que había que evacuar a los civiles, pero Hitler no quiso ni tan siquiera

planteárselo. Estuvo presente en la celebración del cumpleaños del Hitler el 20 de abril de 1945. Durante la noche del 28 al 29 de abril, Hitler escribió su última voluntad en un testamento político del que se redactaron tres copias y una de ellas le fue entregada a Johannmeyer para que la hiciera llegar a Schörner, Karl Dönitz y Paul Giesler. Se marchó del búnker a las 4 de la mañana armado con un arma automática y con uniforme para tratar de salvar las líneas soviéticas. Consiguieron robar un avión y volar hacia su destino pero tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia. Johannmeyer sería arrestado por tropas americanas poco después.

Después de su liberación se dedicó a los negocios, particularmente a la agricultura tras estudiar en la universidad. Willy Johanmeyer murió el 14 de abril de 1970 a la temprana edad de 54 años.

Kempka, Erich

Fue el último chofer de Adolf Hitler y el más famoso de todos. Nació en la pequeña ciudad alemana de Oberhausen, el 16 de septiembre de 1910. La familia Kempka era una modesta familia,

numerosa como todas las de la época, compuesta por 9 hermanos. El cabeza de familia era minero. Asistió a la escuela de oficios cuando ya fue mayor de edad y estudió la profesión de electricista, especializándose en vehículos. Se unió al NSDAP en 1930 y muy pronto se convirtió en chofer del partido. Un gautelier le recomendó para convertirse en parte del personal de Hitler, y el Führer, tras una breve entrevista con él, dio el visto bueno para que formara parte de su personal como chofer reserva junto a Julius Schreck. El primer chofer de Hitler falleció de meningitis, y tras ello, Kempka se convirtió en máximo responsable del parque móvil de la Cancillería del

Reich, encargándose personalmente de la reparación y mantenimiento de los vehículos oficiales del Führer y de otras figuras importantes del país. Convertido en miembro de las SS, fue ascendido a Sturmbannführer (Teniente Coronel). Kempka protegería a Hitler en multitud de viajes, además de viajar con él en coche por todo el país. Kempka hizo buena amistad con otro de los guardaespaldas de Hitler, Rochus Misch. Posteriormente en mayo de 1936, cuando Schreck fallece de meningitis Kempka pasó a ser Jefe del Parque Móvil de la Cancillería del Reich, teniendo a cargo la mantención de los 8 vehículos oficiales del Führer y otros 40

vehículos de líderes del régimen. Fue ascendido a Sturmbannführer. Kempka recorrió miles de kilometros junto a Hitler ganándose la entera confianza del líder, casi siempre estaba acompañado de su guardaespaldas Rochus Misch. Su habitación en la Cancillería estaban muy cerca del Führerbunker, pues accedía a él desde un pasillo. Se ocupaba también de la logística de la Cancillería, por lo que era responsable de todo el abastecimiento de la misma. En alguna ocasión, Kempka comía junto a Hitler y a sus secretarías en el Führerbunker, pues el chofer de Hitler era de su máxima confianza. Durante los días finales de abril de 1945, Kempka estaba en Berlín. En su

posición preparó la salida de altos funcionarios autorizados por Hitler para abandonar Berlín. El 29 de abril, cuando se estaba buscando a Fegelein en el búnker, fue él quien dio la información necesaria para localizarlo, aunque esto son meras especulaciones, pues es probable que Fegelein fuera capturado el día 28, pues según muchas fuentes fue capturado antes de que Hitler supiera de la traición de Himmler. Günsche telefoneó a Kempka a su habitación del búnker, al poco de que éste regresara de su puesto de mando de la Puerta de Brandenburgo. «-Erich, necesito algo de beber —dijo Günsche—

¿Tienes una botella de schnapps? —la voz de Günsche tenía un tono extraño que Kempka no logró descifrar— ¿No tienes nada de beber? —insistió, tras lo cual dijo que iba enseguida.» Kempka comprendió que algo malo ocurría. En los últimos días nadie había pedido una botella alcohólica. Kempka encontró una botella de coñac y esperó. Entonces sonó el teléfono. Era de nuevo su compañero Günsche. «-Necesito inmediatamente

doscientos libros de gasolina —dijo con voz ronca. Kempka pensó que se trataba de una broma. — Es imposible —respondió. — ¡Gasolina, necesito gasolina, Erich! —¿Para que necesitas doscientos litros de gasolina? —No puedo decírtelo por teléfono. Los quiero en la entrada del búnker del Führer ahora mismo. Kempka dijo que la única gasolina que quedaba estaba enterrada en el Tiergarten. —Está bajo fuego de artillería y eso significa una

muerte seguro. Espera hasta las cinco, cuando el fuego de artillería remitirá. —No puedo esperar ni una hora. Trata de sacarla de los coches destruidos con un sifón. Kempka llegó a él apresuradamente un poco más tarde, por lo que no oyó minutos antes el disparo que acabó con la vida de Hitler. —¡Por lo que más quieras Otto! —exclamó el chofer— ¿Qué ocurre? Tienes que estar loco para haberme pedido que enviara a unos hombres a una muerte casi segura en busca doscientos

litros de gasolina.» Günsche pasó frente a él y cerró de un portazo la puerta del lavabo para que nadie pudiera entrar. Luego cerró la puerta de la suite del Führer y se dio la vuelta con lo ojos como platos. «—¡El jefe ha muerto!» Estupefacto, Kempka supuso que Hitler había sufrido un infarto. Incapaz de articular palabra, Günsche extendió un dedo como si fuera una pistola y se lo introdujo en la boca. Kempka comprendió con un ligero asentimiento

de cabeza. «— ¿Dónde está Eva?» Günsche indicó la antesala de Hitler y dijo: «-Está con él» Y le contó a su compañero cómo Hitler se había suicidado. Linge asomó la cabeza desde la antesala de Hitler mientras pedía la gasolina. Kempka respondió que había unos ciento setenta litros en unos bidones en la entrada del

jardín. Linge y el doctor Stumpfegger transportaron el cuerpo de Hitler envuelto en una manta militar de color marrón oscuro. El rostro de Hitler estaba semicubierto, el brazo izquierdo le colgaba fuera de la manta. Les seguía Bormann, que llevaba a Eva en brazos. Eva llevaba un vestido negro y la melena rubia le colgaba por la espalda. Al verla en los brazos de Bormann, Kempka se disgustó, pues Eva siempre había odiado al secretario de Hitler. “Ni un paso más”, pensó Kempka. —Yo llevaré a Eva . Y tomó el cuerpo inerte de los brazos de Bormann. Cuando hubo subido cuatro tramos de la escalera que daba acceso al jardín, el

cuerpo de Eva casi se le cayó de los brazos. Kempka se detuvo, incapaz de proseguir, y Günsche se apresuró a ayudarlo a transportar el cadáver hasta el jardín. Vertieron toda la gasolina sobre los cuerpos y estos ardieron durante 3 horas. Eran las 19.30 cuando Günsche y Kempka bajaron agotados al búnker tras completar la ardua tarea de incinerar los cadáveres. Antes de regresar a su puesto, Kempka habló con Magda Goebbels, la cual le invitó a cenar. «-Le suplique al Führer de rodillas que no se suicidara. Pero me obligó a levantarme suavemente y me respondió

que debía abandonar este mundo. Era la única posibilidad de preparar el terreno para que Dönitz salvara a Alemania.» Kempka le ofreció la posibilidad de huir, pues contaba con tres coches blindados y tal vez pudiera sacarlos a todos de allí y conducirlos a un lugar seguro, pero su marido dijo que había jurado morir con Hitler y que si no conseguía negociar una paz condicionada, se suicidaría. Magda dijo que su marido se quedaba, ella también compartiría su suerte. El 1 de mayo, ante el continuo avance

ruso hacía la Cancillería, Kempka ayudó a evacuar a los mecánicos y ayudantes del garaje del búnker hacía la estación del metro de Friedrichstrasse. Decidió esperar en un teatro, el Admiralspalast, antes de atravesar el río Spee. Al día siguiente vio un grupo que se aproximaba en la oscuridad. Estaba encabezado por Bormann, que lucia el uniforme de un general de las SS, además de Naumann, el doctor Sumpfegger, Rach, Schwägermann, Axmann y el Coronel de las SS Beetz. Bormann fue en busca de unos tanques para atravesar las líneas rusas. Aparecieron 3 tanques y tres coches blindados. Kempka detuvo a la unidad y descubrió que eran los restos de la

división acorazada Nordland. Kempka ordenó que prosiguiera lentamente hacia la Ziegelstrasse. Pronto se produjo una descarga de fuego anti-tanque. El tanque que se encontraba al lado de Kempka estalló y de éste brotó una gigantesca llama. Kempka vio a Bormann y Neumann saltar por los aires y estuvo seguro de que habían muerto. Luego chocó con Stumpfegger y perdió el conocimiento. Cuando despertó, no podía ver y avanzó a ciegas unos 50 metros hasta que chocó con algo. Se levantó despació y avanzó hacia el obstáculo. Recuperada la visión vio a Beetz aturdido, con el cuero cabelludo desgarrado por la base del cráneo.

Apoyándose mutuamente, regresaron al teatro. Beez le dijo que no podía dar un paso más y Kempka se lo entregó a el profesor Blaschke, el dentista de Hitler, el cual le prometió llevarse al herido a su apartamento. Kempka comprendió que no tenía posibilidad de sacar a su grupo de Berlín. Les ordenó que se separaran y abandonaran la ciudad como pudieran. Él atravesó el Spee sobre un puente peatonal y se ocultó en un edificio del ferrocarril junto con cuatro obreros eslavos. Una de ellas, una bonita joven yugoslava, llevó a Kempka a un ático y le dio un mugriento mono. Kempka había sido alcanzado en el brazo derecho, pero estaba demasiado cansado para

preocuparse por su herida y se tumbó en el suelo. Kempka se despertó al oír voces rusas. Desde el ático vio como soldados rusos estaban dando unas palmadas afectuosas a los obreros eslavos. La joven yugoslava le indicó que podía salir y Kempka bajó la escalera no sin cierto temor. La risueña joven le condujo hasta un comisario, quien le observó con recelo hasta que la muchacha dijo: «-Es mi marido. —¡Tovarisch, Berlín Kapput, Hitler kapput! ¡Stalin es nuestro héroe!— Los rusos sacaron comida y

vodka, y al comenzó una ruidosa fiesta.»

amanecer, alegre y

Fue detenido poco después por soldados rusos, a pesar de su tapadera perfecta vistiendo ropa de civil y con su nueva "esposa". Fue liberado muy poco después tras demostrar que no era "un nazi", sino un simple soldado. Poco después fue de nuevo detenido por tropas americanas en Berchtesgaden y enviado a un campo de prisioneros en Zalsbürg. Liberado en 1947, escribió sus memorias. Fue miembro de asociaciones pro-nazis aunque nunca se afilió a

ningún partido ni intentó hacer carrera política. Falleció en Freiberg am Neckar el 24 de enero de 1975 a los 74 años.

Krebs, Hans

Fue un general de infantería alemán, nacido en Helmsted, Alemania, un 4 de marzo de 1898. La carrera comenzó muy pronto dado que en 1914, se presentó voluntario para servir en el ejército

imperial, consiguiendo el ascenso a Teniente a 1915. Participó en la Primera Guerra Mundial, siendo condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda Clase. Tuvo bastantes problemas para permanecer en el ejército de entreguerras, pero tras varios problemas consiguió mantener su puesto de oficial, aunque no sería ascendido a Primer Teniente hasta 10 años después, en 1925, de su anterior ascenso. A partir de ese momento realizó una carrera vertiginosa de ascensos que no detuvo hasta el día de su muerte. Tras realizar un curso de formación para oficiales del Estado Mayor en Dresde, fue enviado como agregado militar a la embajada alemana en

Moscú, dado que hablaba fluidamente ruso. En 1939 fue nombrado Jefe del Estado Mayor de las Secciones de entrenamiento. Desde 1939 hasta 1945 ocupó diferentes cargos en el Estado Mayor de varios Grupos de Ejército, ejerciendo principalmente en el frente del Este, aunque también llegaría a participar en la Invasión de Polonia, la victoria sobre Francia y la lucha en el este desde el principio de las hostilidades contra la Unión Soviética. El 1 de abril es nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército Alemán, el llamado OKH (el OKH fue, en teoría, cuartel general supremo del ejército alemán aunque en los últimos coletazos de la guerra su función más importante

fue el mando operacional del frente oriental) Anteriormente en su puesto estaba Guderian que fue fulminado por Hitler. «Este hombre bajito, con gafas y algo patizambo — escribió un oficial— estaba siempre sonriente y poseía cierto aire de fauno. Contaba con un ingenio agudo y con frecuencia sarcástico, y tenía una anécdota o chiste para cada momento. Krebs, que era oficial de Estado Mayor u no comandante en el campo de batalla, constituía el

arquetipo perfecto de “segundo de a bordo” que era precisamente lo que quería Hitler. Había sido agregado militar en Moscú y poseía la distinción de que Stalin le hubiese dado una palmada en la espalda. “Debemos seguir siendo amigos, ocurra lo que ocurra”. Con todo, los comandantes de operaciones no sentían respeto alguno por el carácter oportunista de Krebs. Lo conocían como “el hombre que puede convertir lo negro en blanco”.»

Durante el 1 de abril hasta el día de su muerte acudió a todas las reuniones diarias con Hitler, a las que siempre dio su punto de vista que procuraba estar siempre de acuerdo con el Führer, aunque su franqueza fue saliendo poco a poco a medida que la situación se iba agravando más. A pesar de la importancia de su cargo, quién tomaba todas las decisiones militares era Hitler, por lo que él únicamente se limitaba a transmitirlas. En ese sentido Krebs tenía un cargo "honorífico" más que práctico y con mando. El 28 de abril Krebs formó parte del Tribunal Militar que enjuició a Fegelein por alta traición junto con el general

Mohnke, Burgdorf, Rattenhuber y Wilhelm pero no se le pudo enjuiciar debido al terrible estado mental y de embriaguez que se encontraba el sujeto. Mohnke cerró el procedimiento y el preso de marchó con Rattenhuber y su escuadrón de seguridad. El 29 de Abril firmó el Testamento político de Hitler en calidad de testigo. Por tarde remitió un mensaje al Cuartel General de las Fuerzas Armadas dirigido al general Jodl preguntando por el estado de las unidades de Wenck y preguntado cuando atacarían y otras tres preguntas sobre la situación del frente. A las 15:30 de la tarde del día 30, Hitler se suicidó con su mujer. El día 1 de mayo, Goebbels envió a Krebs y al

Coronel Theodor von Dufving a negociar la paz y a entregarle una carta al General Chuikov con términos favorables de una rendición para Alemania. Krebs llegó a las 4 de la mañana al campamento soviético. La respuesta rusa fue corta y concisa, solamente aceptarían una rendición incondicional. Al llegar al Führerbunker, Goebbels acusó a Krebs de tergiversar sus propuestas y estalló una violenta disputa. Goebbels, que gritaba más que los otros, exigió que enviaran otro mensaje a los rusos anulando todas las propuestas realizadas por Krebs y declarando “la guerra hasta la muerte”. Weidling les instó a seguir adelante con

su plan de fuga, a la vez que Weidling decía: ¡Es imposible continuar con la batalla de Berlín! Krebs respondió que no podía autorizarlo, pero es en ese momento cuando ya se hundió definitivamente, y cambiando de idea dijo: «Dé las órdenes inmediatamente, pero esperen aquí por si se producen algunas modificaciones.» De esta forma, daba consentimiento a que las fuerzas aún presentes en Berlín intentaran la huida, a la vez que ya

tomaba la decisión del suicidio para no pasar por otra vergüenza y humillación de una rendición como durante la Primera Guerra Mundial. Ese mismo día por la noche, Mohnke se reunió con las fuerzas que aún le quedaban y organizó 10 grupos para intentar huir de la ciudad. Entre todos aquellos oficiales echaron en falta a Krebs y Burgdorf. En el Führerbunker, los generales ausentes se habían sentado cara a cara en algún momento de la madrugada y habían sacado sus pistolas Luger para volarse la tapa de los sesos. Rochus Misch, que tal vez fue el último miembro de las SS en abandonar el lugar, los vio desplomados uno junto a otro. Después de todo el coñac que ya

habían consumido, tuvieron suerte de no convertir su suicidio en una experiencia penosísima a causa de la falta de precisión provocada por la embriaguez.

Kunz, Helmut

Nacido en la pequeña aldea alemana de Ettlingen, el 26 de septiembre de 1910. Nació en el seno de una familia acomodada con recursos económicos. Pudo estudiar leyes en la universidad y

posteriormente estudió odontología, llegando incluso a doctorarse. En 1936 abría su primera clínica en Lucka, Leipzig. Ese mismo año se afiliaba a las SS. En 1939 era un miembro de la 3ª División de las Waffen-SS Totenkopf . En 1941 fue herido en combate, más concretamente en el Frente Ruso (habiendo participado en la Invasión de Francia y Polonia). A causa de sus heridas fue enviado a las oficinas médicas de Berlín. Allí permaneció hasta abril de 1945, cuando es asignado a la Cancillería del Reich. Su primer paciente de la Cancillería fue Magda Goebbels, que tenía una herida debajo de su puente de la mandíbula inferior. Con el final de la

guerra, y cuando el final parecía próximo, Magda pidió a este dentista que le ayudará a matar a sus hijos. Kunz se negó, alegando que él había perdido a sus dos hijas por un bombardeo norteamericano. No obstante, Kunz relataría lo siguiente a sus interrogadores soviéticos: «La noche del 27 de abril Magda me dijo que necesitaba hablar conmigo de algo importantísimo. Enseguida añadió que la situación era tal que lo más probable era que ella y yo hubiésemos de matar a sus hijos. Yo me mostré de

acuerdo.» Kunz afirmó que trato de hacer entrar en razón a su madre, y le pidió que enviara a sus hijos a un hospital, pero no la consiguió convencer. Kunz también fue interrogado por los sucesos posteriores: «El día 30, tras haber estado hablando unos 20 minutos, regresó Goebbels al estudio y me dijo: “Doctor, le estaría muy agradecido si ayudase a mi esposa a matar a los niños. Trate de sugerir que les salvaran, pero

Goebbels dijo: “Eso es imposible, son los hijos de Goebbels”.» Kunz permaneció con Magda una hora mientras esta hacia solitarios de cartas. Poco después regresó Goebbels diciendo: “Los rusos pueden llegar de un momento a otro e interferir en nuestros planes. Deberíamos darnos prisa en hacer lo que tenemos que hacer”. Magda condujo a Kunz a su dormitorio y cogió de un anaquel una jeringuilla llena de morfina y se dirigieron al cuarto de los niños donde el dentista durmió a los niños, y luego alguien les suministró las cápsulas de cianuro porque Kunz se

negó a hacerlo. Los rusos le capturarían un par de días más tarde. Estaría 10 años encarcelado, regresando a Alemania en 1955. En 1955 se le intentó acusar de asesinar a los niños de los Goebbels pero no se pudo demostrar nada por falta de pruebas y el juicio nunca se llevo a cabo. Su testimonio contradice al de Rochus Misch (guardaespaldas de Hitler y jefe de comunicaciones en el Führerbunker) el cual dice que el Dr. Ludwig Stumpfegger mezcló algún narcótico que dio de beber a los niños y que cuando quedaron dormidos Magda Goebbels les dio la cápsulas para dormir a los niños. Desde mi punto de vista, el testimonio

de Misch no puede ser verídico por dos sencillos motivos, el primero es que él no estuvo presente en la muerte de los niños, y su testimonio seguramente sea "de oídas", es decir, esa versión se la contó una segunda persona. El segundo punto es la forma de dormir a los niños. Todo doctor sabe que la forma más rápida de que un medicamento (o un narcótico para dormir a los niños) actúa más rápidamente por vía intravenosa que en lugar que por ingestión oral... así que debido a las prisas con acabar con sus hijos, cualquier médico consultado habría optado por una inyección. Una vez liberado, Kunz continuó con su profesión de dentista, trabajando hasta el día de su muerte en 1976.

Lehmann, Dieter

Armin

Es sin duda el más de joven de todos los presentes en el Búnker, y además logró sobrevivir a la vorágine del final de la 2ª Guerra Mundial. ¿Pero quién era

este joven muchacho que en aquella época tenía 16 años? Armin nació el 23 de mayo de 1928 en Waldtrudering, un pequeño suburbio a las fueras de Múnich. Lehmann era un miembro de una familia muy humilde con limitados recursos, pero a pesar de ello y gracias a la política educacional pudo estudiar en el Elisabet Gymnasium, en la ciudad de Breslau mientras la 2ª Guerra Mundial se desarrollaba con toda su virulencia en el mundo. Armin hizo un breve resumen de su vida y nos explica en sus memorias porque estaba presente en el Führerbunker: «Hitler llegó al poder

antes de que yo tuviera cinco años. No fue decisión mía crecer bajo el gobierno cuyo poder absoluto estaba en manos de un dictador. Cuando tenía 10 años, era obligatorio que me uniera a las Deutsche Jungvolk (DJV), el paso anterior que tenía que dar para entrar en las Juventudes Hitlerianas. En enero de 1945, fuí obligado a unirme a la Volkssturm, las milicias populares. Fui condecorado (con la Cruz de Hierro de 2ª Clase) por cargar con camaradas fuera de la línea

de fuego, y poco después fui herido de gravedad. Fui elegido por Artur Axmann, el Reichjugendhuehrer (líder las Juventudes Hitlerianas y presente en esta obra) para ser un miembro de las Hitler Jugend Helden (Los Jóvenes Héroes de Hitler), un grupo que visitó al Führer en Berlín durante su cumpleaños. Conocí a Adolf Hilter en el jardín de la Cancillería del Reich, fuera de su búnker, el 20 de abril de 1945. Me convertí en uno de los últimos correos del Estado Mayor de Axmann.

Durante mi servicio como correo dentro y fuera del búnker, intuí el total colapso del Tercer Reich. Fui capaz de ver el final de Hitler, Eva Braun, Martin Bormann y de Joseph Goebbels y su familia. Estaba en el búnker de la Cancillería cuando Hitler cometió suicidio. Después de su muerte, participé en el sangriento ataque para romper las líneas soviéticas desde el búnker. Dos meses después, conseguí llegar a territorio ocupado por los americanos.»

Al ser muy joven y como su figura no era conocida por los aliados pudo pasar completamente desapercibido. Lehmann continuó con sus estudios hasta que en 1953 emigró a los Estados Unidos. Desde 1955 a 1957 trabajó en el Instituto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y posteriormente trabajaría como coordinador en la empresa Tachikawa AFB en Japón. Durante el resto de su vida, Lehmann trabajó en la industria del turismo como director de tours, convirtiéndose en un especialista y consultor. Fue autor de 10 libros sobre turismo, además de escribir más de 200 artículos en revistas especializadas, ocupando cargos de

honor en empresas y organizaciones del sector. En 2003 se retiró y escribió sus memorias, especialmente centrándose en los recuerdos de su juventud. El libro se llamó: El último Correo en el Búnker de Hitler, que fue traducido a siete idiomas. Además, se produjo un reportaje sobre sus experiencias. Quizás, la labor más importante de Lehmann fue su exaltación del pacifismo. Por dicho lema, viajaría a más de 150 países para hablar de la paz, la tolerancia y el uso de la no violencia. Este hombre ejemplar murió el 10 de octubre de 2008 por causas naturales. Le sobrevivieron su mujer y su hija Angie.

Desde mi humilde punto de vista, la presencia de este muchacho en el libro nos ayuda a entender mucho mejor que detrás de cada imagen hay una historia desconocida que descubrir. ¿Quién no recuerda la última imagen de Hitler saludando a muchachos en la puerta del búnker mientras acariciaba la mejilla de aquellos jóvenes héroes? Su último acto público... y aquel muchacho, sobrevivió a la guerra... Lehmann era aquel muchacho.

Linge, Heinz

Nació el 23 de marzo de 1913 en la ciudad alemana de Bremen. Linge fue un joven oficial de las SS y ayudante de cámara de Adolf Hitler. En 1933, Sepp Dietrich lo nombró miembro del grupo

de 17 guardaespaldas de Hitler. Entre enero de 1935 y abril de 1945, estuvo al servicio personal del dictador, alcanzando el rango de SSObersturmbannführer. Miembro de una familia muy humilde, tuvo que trabajar desde bastante joven para poder financiarse sus estudios en una escuela técnica. A los 19 años decidió alistarse al NSDAP en 1932. Su número de afiliado fue el 1.260.490 y pasó a formar de la unidad Liebestandarte SS Adolf Hitler en 1933 gracias a su elevada altura de 1,90 metros. En 1934, él y otros doce camaradas fueron llamados a prestar servicio en el Berghof (el refugio alpino de Hitler), en el que pasaba largas

temporadas. Su buen servicio sirvió para conseguir una "entrevista de trabajo" para conseguir un mejor destino.En 1935 fue entrevistado personalmente por Adolf Hitler para formar parte del Begleitkommando SS des Führers, un grupo de 20 oficiales de las SS especialmente escogidos para dar servicio personal a Hitler. Linge fue formado como uno de los ayudantes de cámara del Führer en la escuela de hostería de Múnich-Pasing. Una vez superado el curso, se incorporó, ya de forma oficial, a tan selecto grupo. Junto con Linge, además se encontraba Otto Günsche, Rochus Misch, Erich Kempka que prestaban

diversos servicios a Hitler, siendo Karl Wilhelm Krause el jefe de personal de esta selecta unidad que cubría todas las necesidades del Führer. En 1939, cuando Hitler estaba inspeccionando el frente durante la campaña de Polonia, Krause trató de engañar a Hitler ocultando una botella de agua mineral. El hecho fue descubierto por el Führer y su antiguo jefe de personal fue fulminantemente despedido. Linge fue el elegido para ocupar su lugar, por lo que Heinz fue nombrado Chef des persönlichen Dienstes (Jefe del Servicio Personal), cargo que ocupó hasta el suicidio de Hitler el 30 de abril de 1945. Linge comenta como su era

trabajo diario y sus impresiones sobre Hitler desde 1939 hasta 1945, proporcionando interesantes datos sobre la verdadera personalidad de Hitler: «Mi trabajo consistía en clasificar, cada mañana, los periódicos y los despachos procedentes del extranjero; después, los depositaba sobre una silla, fuera del dormitorio de Hitler. Hacia las 11:00 horas, yo le despertaba, él se levantaba, abría el correo y leía todos los documentos en la cama, junto a la cual yo ya le había preparado una mesa de té

con libros, periódicos, sus gafas y un estuche con lápices de colores. Yo siempre tenía que ocuparme de entregarle todo ello y sus gafas (él no quería que se le viese en público con las gafas, pues las consideraba un signo de debilidad). Por ello, siempre que íbamos de viaje, yo llevaba un par de gafas de repuesto, ya que el Führer solía romperlas con bastante frecuencia, dada su costumbre de jugar con ellas mientras le daba vueltas a la solución de algún problema. Después de la sesión matinal

de lectura, Hitler seguía siempre la misma rutina: se afeitaba, se quitaba su pijama blanco y lo depositaba sobre la cama, se bañaba, tomaba la ropa del estante y se vestía. A Hitler siempre le gustó vestirse solo y, además, lo hacía con la precisión de un reloj, por lo que mi presencia en la habitación era como la de una especie de controlador. Cuando él decía “¡Vamos!”, el reloj se ponía en marcha y comenzaba el ejercicio matutino de vestirse y cuanto más rápido lo hacía, más

mejoraba su humor. Se colocaba frente al espejo, con los ojos cerrados, y sólo entonces me pedía que le ayudase con la corbata, que también debía ser anudada en un tiempo récord. Tenía la costumbre de contar los segundos y, tan pronto como yo decía “terminado”, abría los ojos y comprobaba su aspecto en el espejo. Cuando eran necesarios los servicios del peluquero y del sastre, Hitler, para ahorrar tiempo, les hacía trabajar juntos. En ese sentido, es destacable que su característico

peinado, con su flequillo ladeado, y su bigote, que causaban furor entre el pueblo. Era consciente de ello y se sentía muy orgulloso. Además, nosotros nos fijábamos mucho en el bigote, pues era una señal inequívoca de su estado de ánimo: si hacía el gesto de aspirar, es que estaba de mal humor, lo que, inmediatamente, nos ponía en guardia. No siempre era fácil entender las reacciones de Hitler. En unos casos, se mostraba muy agradecido y complacido con cosas sin

importancia, pero en otras ocasiones, era inflexible e insensible. Recuerdo haberle visto compungido y paternal cuando una de sus secretarias, sin querer, le había pisado, pero también recuerdo haberle visto comportarse con la frialdad de un témpano de hielo cuando dictaba órdenes que enviaban a miles de hombres a la muerte. Tener el “privilegio” de ser objeto de sus atenciones no era siempre agradable. Recuerdo que, con mucha frecuencia, él me sermoneaba sobre mi

condición de fumador y lo perjudicial que era para mi salud, pero, claro está, yo no tenía otra opción que la de escucharle. Unos cuarenta minutos después de levantarse, Hitler desayunaba en la biblioteca. Era muy frugal, pues se limitaba a tomar una taza de leche o té, galletas o pan en rodajas, y una manzana. Durante el desayuno, leía con atención el menú del almuerzo. Siempre se incluían dos menús vegetarianos (en ninguno de ellos debía faltar una

manzana) para que eligiese uno de ambos. Hitler rechazaba la carne, pero si gente de fuera venía a comer, siempre se preparaba un menú en el que la falta de carne no resultase demasiado evidente. El hecho de que a Hitler no le gustase madrugar era el motivo por el que el almuerzo del mediodía no empezara a servirse hasta las 14:30 horas, con lo que la docena de invitados que, como regla general, solían acompañarle en las comidas, tenían que calmar su hambre

picando entre horas, de modo que, cuando se sentaban a comer, ya no tenían apetito. Durante la jornada de trabajo, yo me ocupaba de conducir a presencia de Hitler a todas aquellas personas que, anteriormente, hubiesen concertado una entrevista con él. Las comidas de Hitler se servían tibias, ya que una operación que le hicieron en la garganta (a causa de un ataque con gas durante la Primera Guerra Mundial) había dejado sus cuerdas vocales bastante sensibles.

Su dieta consistía, principalmente, en patatas y vegetales, un guiso sin carne, y fruta. En algunas ocasiones, bebía cerveza durante la comida, y vino en ciertos actos oficiales que requerían un brindis. Como vegetariano, era muy estricto con la carne y el tabaco, pero no lo era tanto con el alcohol, aunque siempre pensó que la embriaguez era algo repulsivo. En cualquier caso, en 1943 abandonó por completo el consumo de cerveza, al percatarse de que

estaba empezando a acumular grasa en la zona de las caderas. Estaba convencido de que al pueblo no le agradaría tener un Canciller obeso. La cena era más íntima, pues a ella solían asistir unos pocos invitados, y solía dar comienzo a eso de las 20:00 horas. También, entonces, no se cansaba de repetir que “el día más desastroso en la historia de la humanidad fue aquél en que el primer hombre comió carne cocinada”; estaba absolutamente convencido de

que esa costumbre no sólo era contra-natura, sino que, además, acortaba la vida humana hasta los 60 ó 70 años. Llegó a afirmar que aquellos animales cuya nutrición era natural prolongaban, entre ocho y diez veces, su periodo de desarrollo hasta llegar a la madurez completa. Estaba absolutamente convencido de que, si todos fuésemos vegetarianos, viviríamos hasta los 150 ó 180 años. Todo esto exasperaba a sus médicos, que, constantemente, trataban de

persuadirle para que cambiase de dieta, se ajustara a un horario más regular, durmiera más tiempo e hiciese más ejercicio. Hitler me contó en varias ocasiones, que, desde que terminó la Primera Guerra Mundial, padecía de problemas estomacales, por lo que, en ocasiones y cuando creía que nadie le observaba, le vi retorcerse de dolor. Durante los diez años que trabajé a su servicio, siempre estuvo preocupado por su salud, y, de hecho, su declive mental

comenzó bastante pronto. A finales de 1942, cuando la batalla de Stalingrado comenzó a convertirse en un desastre, empezó a tener temblores en su mano izquierda. Él se esforzaba mucho por disimularlos ante extraños, para lo que presionaba fuertemente la mano contra su cuerpo, o la sostenía firmemente con la mano derecha. En 1943 y de la noche a la mañana, prácticamente se convirtió en un anciano. A finales de 1944, sus movimientos eran torpes y se inclinaba hacia

delante o hacia los lados. Cuando quería sentarse, había que colocarle la silla. A pesar su progresivo debilitamiento físico, Hitler nunca se preocupó por su seguridad personal. Rechazaba tomar cualquier precaución (como, por ejemplo, entrar en los edificios discretamente utilizando puertas laterales o traseras) y lo consideraba exagerado, afirmando que “ningún trabajador alemán me desea hacer daño”. Sólo unos pocos atentados frustrados fueron conocidos

por el público. En alguna ocasión escapó por muy poco, por ejemplo cuando el automóvil de Himmler fue tiroteado en un atentado que iba claramente dirigido contra Hitler, el cual, por alguna extraña razón, viajaba ese día en el coche de atrás. En realidad, las únicas precauciones que tomaba eran las referidas a la comida, prohibiendo que le sirviesen alimentos procedentes del extranjero, y exigiendo que su agua fuese controlada cada día. Al terminar la guerra, se decía

que Hitler tenía tanto miedo a ser asesinado que, por ese motivo, siempre viajaba en tren con las cortinas de las ventanas bajadas. Esto no es cierto; en realidad, el motivo de viajar así no era otro que el hecho de que sus ojos soportaban mal la luz del sol; de hecho, incluso la luz artificial intensa le molestaba. No, ciertamente Hitler se consideraba un hombre tocado por la Fortuna y, durante bastantes años, realmente lo fue. Sólo en una ocasión, el 20 de julio de

1944, resultó herido por una bomba. Unas 200 astillas de madera se incrustaron en la pierna del Führer, su uniforme quedó hecho jirones, y su pelo se chamuscó. Pese a ello, en los momentos inmediatamente posteriores al atentado, mantuvo la calma y su médico comprobó que el pulso no se le había acelerado. Para mí, el único indicio revelador de que algo anormal había ocurrido fue el que me permitiese ayudarle a ponerse unos nuevos pantalones, algo que,

en mis diez años de servicio, nunca antes había hecho. Seis meses después, en diciembre de 1944, el estado de ánimo en el Berghof había cambiado por completo; nuestras esperanzas de un posible cambio en el rumbo de la guerra se habían esfumado. Las victorias conseguidas en el frente occidental no habían servido para nada. Cada vez con mayor frecuencia, Hitler hablaba sobre el pasado. Su salud se iba deteriorando y, con ella, su espíritu. Empezó a desconfiar de todos los que

le rodeaban. Durante esos días yo estuve especialmente atento, y el Führer, que confiaba en mí ciegamente, era consciente de ello. En una ocasión, me llegó a decir “Linge, cuando usted está detrás de mí, me siento más seguro que si estuviese escoltado por un Obergruppenführer.» Por supuesto, Linge fue uno de los ocupantes del Führerbunker desde casi sus inicios, es decir, desde que Hitler lo ocupó. Linge recordó de aquellos tumultuosos días lo siguiente:

«Ya en Berlín, la celebración de su cumpleaños el 20 de abril, prácticamente pasó desapercibida, hasta el punto de que, tan sólo siete días más tarde él, me revelaría sus planes para suicidarse junto con Eva. En los años que le serví, fui testigo de cómo él y Eva convivían como marido y mujer, en los periodos de tiempo en que ambos coincidían en el Berghof. Tenían cuatro habitaciones para preservar su intimidad:

dos dormitorios y dos aseos con comunicación interior. Hitler terminaba casi todas sus jornadas tomando té, a solas, con Eva en su estudio, mientras ella, vistiendo sólo una bata de casa, bebía vino espumoso. Como cualquier otra “esposa”, Eva tenía cierta influencia sobre su marido y, por ejemplo, consiguió persuadirle para que ampliara los alimentos de racionamiento para las mujeres cuyos maridos volvían del frente, o para que dejara a un lado su proyecto de cerrar todas las

peluquerías. Nadie estaba más próximo a Hitler que Eva, a pesar de lo cual se cuidaba mucho de comportarse familiarmente con ella cuando estaban presentes otras personas. Hitler estaba convencido de que su obligación era la de entregarse por completo al pueblo alemán, y si éste llegaba a saber que tenía una relación amorosa, perdería la fe en su Führer. Dos días más tarde, Hitler me contó que Eva, como muestra de fidelidad, había decidido acompañarle en sus

planes de suicidio, y que, en señal de agradecimiento, la iba a convertir en su esposa.» Una vez que Hitler y Eva Braun se suicidaron, Linge, cumpliendo las últimas disposiciones del Führer, roció sus cadáveres con gasolina y los incendió en el jardín situado en las afueras del búnker de la Cancillería, estando presentes Martin Bormann, Ludwig Stumpfegger (el médico de Hitler), Otto Günsche (ayudante de las SS ante el Führer), Erich Kempka (el chofer de Hitler que se ocupó de reunir el combustible necesario para la incineración), así como por algunos

miembros de la escolta personal de Hitler pertenecientes al Führerbegleitkommando. Los restos calcinados del matrimonio fueron colocados en el cráter de un obús y cubiertos con escombros. Linge relató así a sus interrogadores soviéticos de servicio secreto cómo pasó Hitler los últimos días de su vida: «El 27 de abril de 1945, Hitler me llamó a su despacho. Los rusos estaban avanzando por todo Berlín y el Führer, normalmente muy optimista, había empezado a asumir la inevitable derrota.

Estaba absolutamente aislado del mundo exterior y sólo se relacionaba con Eva Braun y conmigo. Nada más llegar, Hitler me dijo: “Linge, me gustaría que usted se reuniese con su familia”. Yo le interrumpí, diciéndole: “Mein Führer, he estado a su lado en los buenos tiempos, y permaneceré también en los malos”. Con mucha tranquilidad, Hitler aceptó lo que le dije, pero añadió: “En cualquier caso, tengo otro trabajo del que quiero que se ocupe usted

personalmente. Reúna un par de mantas en mi dormitorio y consiga gasolina suficiente para dos cremaciones. Tengo intención de pegarme un tiro con Eva. Usted se encargará de cubrir los cadáveres con mantas, sacarlos al jardín y quemarlos”; fue especialmente insistente en esta última cuestión, pues le horrorizaba la idea de que su cuerpo pudiese ser capturado por los rusos. “Jawohl, mein Führer!”, contesté yo, tartamudeando y temblando. No había más que decir. Discretamente —

mis rodillas apenas sí podían sostenerme— abandoné el despacho y dejé a Hitler solo con sus pensamientos. En su último día de vida, Hitler, después de contraer matrimonio con Eva Braun, prácticamente no abandonó su dormitorio, permaneciendo despierto y vestido, encima de la cama.» El testimonio de Linge también fue fundamental para reconstruir los últimos segundos de Hitler y como fue su muerte, dado que fue el primero en encontrarse con el cuerpo sin vida de Hitler:

«Cuando abrí la puerta de su habitación, me encontré con una escena que nunca olvidaré: a la izquierda del sofá estaba Hitler, sentado y muerto. A su lado, también muerta estaba Eva Braun. En la sien derecha de Hitler había una herida del tamaño de una pequeña moneda y sobre su mejilla corrían dos hilos de sangre. En la alfombra, junto al sofá, se había formado un charco de sangre del tamaño de un plato. Las paredes y el sofá

también estaban salpicados con chorros de sangre. La mano derecha de Hitler descansaba sobre la rodilla, con la palma mirando hacia arriba. La mano izquierda colgaba inerte. Junto al pie derecho de Hitler, había una pistola del tipo Walther, calibre 7,65 mm. Al lado del pie izquierdo, otra del mismo modelo, pero de calibre 6,35 mm. Hitler vestía su uniforme militar gris y llevaba puestas la insignia de oro del Partido, la cruz de hierro de primera clase y la medalla de los heridos de la

Primera Guerra Mundial; además, llevaba puesta una camisa blanca con corbata negra, un pantalón de color negro, calcetines y zapatos negros de cuero.» Muerto Hitler, Linge fue uno de los últimos en abandonar el Führerbunker, tratando de huir del cerco ruso que se iba cerrando en torno al centro de Berlín, pero desafortunadamente fue capturado por una unidad del Ejército Rojo el 2 de mayo. Una vez identificado, fue trasladado a la prisión del NKVD en Moscú, donde fue sometido a interrogatorios y torturas para que esclareciera todo lo sucedido en torno a

la muerte del dictador alemán. Stalin dudaba de la versión del suicidio y buscaba cualquier indicio que corroborase sus sospechas de que en realidad Hitler había conseguido salir con vida del búnker y huir. En consecuencia, Linge era una pieza esencial del puzzle, por lo que sus interrogadores le exigían constantemente datos. Pese a la tortura, Linge se mantuvo firme al sostener que Hitler y su esposa se habían suicidado. En 1946, Linge fue conducido a Berlín, donde fue obligado a detallar todos los pormenores que rodearon los últimos días de la vida del Führer, así como el lugar exacto donde habían sido enterrados los cadáveres de Adolf

Hitler y Eva Braun un año antes. En cualquier caso, lo cierto es que, desde mayo de 1945, multitud de cadáveres y restos humanos fueron apareciendo en las inmediaciones de los jardines de la Cancillería y no hubo posibilidad de confirmar si algún resto correspondía al matrimonio Hitler. En 1950, un Tribunal soviético condenó a Heinz Linge a 25 años de trabajos forzados. Cumplió su condena durante cinco años, hasta que, una vez muerto Stalin y a raíz de la visita del Bundeskanzler Konrad Adenauer (el presidente de Alemania Occidental) a Moscú en septiembre de 1955, Heinz Linge y otros muchos prisioneros de guerra alemanes fueron liberados. Tras

su retorno a Alemania, Linge trabajó como comercial en la empresa DelfsNordmark-Fertighäuser, en la que consiguió alcanzar puestos de responsabilidad. Trabajó en esta empresa hasta su jubilación. Poco podría disfrutar de su jubilación pues moría el 9 de marzo de 1980 a la edad de 67 años en una clínica de Hamburgo. Los testimonios de Linge fueron debidamente estudiados por el NKVD y no hay duda de que jamás mintió. Estuvo durante cuatro años incomunicado, sin ver a otros antiguos compañeros que también corroboraron su testimonio detalle por detalle. Además no pudo inventarse la misma historia junto con sus compañeros y coincidir en todos los

detalles, pues a la menor sospecha de mentira el servicio secreto soviético le había dejado muy claro que le fusilarían, por lo que históricamente se acepta el testimonio de Linge como verídico, es decir: Adolf Hitler y Eva Braun murieron en el Führerbunker. El resto de hipótesis posteriores sobre los "hijos de Hitler", su huida a España y luego a Sudamérica u otras locas ideas no son más que especulaciones inventadas por autores que quieren vender ejemplares de sus obras.

Misch, Rochus

Es hoy en día el último residente del Búnker de Hitler que hoy en día sigue con vida en una sencilla casa en Berlín. Nació en Alt-Schalkowitz, en la Alta Silesia el 29 de julio de 1917.

Tras terminar la enseñanza secundaria, se unió a las SS-Verfügungstruppe (SSVT), ka unidad predecesora de las Waffen-SS. Participó en la invasión de Polonia en 1939, junto a la División Liebestandarte SS Adolf Hitler. Sería malherido casi al final de la campaña cuando se encontraba negociando la rendición de unas unidades polacas junto a unos compañeros. Por su acciones en combate fue condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase y con la Medalla de Herido en Color negro. Cuando estaba convaleciente se encontró con su oficial superior, el cual le indicó que era el último miembro de su unidad de la Baja Silesia que había salido con vida de la campaña polaca.

Tras pasar un día con él, su líder de unidad le recomendó par la unidad llamada Führerbegleitkommando (SSFBK), unidad al servicio de Hitler que no combatía en el frente. Así, Misch se unió poco después a la LSSAH. Como el miembro más joven de la guardia pretoriana de Hitler, actuaba como guardaespaldas, operador de teléfono y correo. Cuenta en sus memorias como su primer destino fue la Cancillería del Reich, y allí los guardaespaldas de Hitler realizaban varias tareas (ya comentadas) y tenían como una especie de jerarquía en función de su antigüedad. Nada más llegar, Misch destacó entre sus compañeros, pues sus

condecoraciones le hacían "mejor" que el resto de sus compañeros que aún no habían entrado en combate. Misch también comenta como no se referían a Hitler como el Führer, sino de un modo más coloquial: "el jefe". Este cercanía se debía al hecho que los miembros de la guardia personal del Führer estaban día y noche con él. Misch estaría con Hitler desde 1940 hasta el final de la guerra. Durante todo ese tiempo, Misch comenta muchas anécdotas en sus memorias, además de hacer mención del carácter amable de Hitler con sus colaboradores, así como sus estallidos de cólera. En una ocasión comentaba como paseaba por un jardín acompañado por uno de sus

guardaespaldas. De pronto una abeja "atacó" al Führer, y este comenzó a hacer aspavientos para evitar ser picado por la abeja mientras el guardaespadas se reía. Una vez que la abeja fue vencida, Hitler dijo al guardia: «Como ni siquiera sirves para protegerme de una abeja ya no te necesito. A lo mejor tus servicios serán requeridos en el Frente ruso.» Misch fue usado varias veces como correo particular del Führer, por lo que así también descubrió el carácter

"humano" de Hitler ayudando a sus familiares y allegados con envíos de comida y alimentos. En una ocasión le entregó un paquete a la hermana mayor de Hitler. El 16 de enero de 1945, tras la derrota de los alemanes en las Ardenas, Misch y el resto del personal de Hitler se trasladaron al Führerbunker de Berlín. De allí no se movería hasta el 2 de mayo de 1945. En su estancia en el búnker, Misch manejó directamente las comunicaciones del búnker. El día de la muerte de Hitler y Eva Braun, vio como subían los cuerpos de ambos al exterior para ser incinerados. Temeroso de que la Gestapo detuviera a aquellos que vieran la incineración del cadáver, se negó a

estar presente o a ayudar a cargar con los cuerpos. Misch huyó el búnker el 2 de mayo, cuando ya no quedaban oficiales a lo que servir desde su puesto. En el momento en el que salió del búnker se encontró con Goebbels y mantuvo con él una breve charla, siendo la última persona en ver al Ministro de Propaganda con vida. O al menos eso es lo que dice en sus Memorias, pero una revisión de los hechos nos hace poner en duda esta fecha. Afirmó encontrarse con los cadáveres de Krebs y Burghorf el 2 de mayo, el día de huída, y también con Goebbels antes de que suicidara... ¡y todos ellos se suicidaron el día 1! Por lo tanto y sin temos a equivocarnos

podemos decir que Rochus Misch abandonó el Führerbunker el día 1. Capturado por los soviéticos, fue interrogados por estos para conocer detalles sobre la muerte de Hitler y que había pasado con su cuerpo. Fue sentenciado a 25 años de trabajos forzados, pena que fue rebajada a 10 años, permaneciendo 9 años cautivo de los soviéticos. Regresó a Berlín donde fundó una pequeña empresa de pinturas. Tuvo dos hijos que hoy en día se niegan a ver a su padre, y mucho menos a que pase tiempo con sus nietos por su oscuro pasado. Misch, una vez jubilado pasó muchos años tranquilo hasta la muerte de su mujer, acaecida años atrás. La fama le llegó con el estreno de la

película de El Hundimiento en 2007, lo que le trajo la fama, multitud de entrevistas y visitas de curiosos y aficionados sobre la 2ª Guerra Mundial, así como molestas llamadas de teléfono de jóvenes exaltados. Misch es hoy en día un amable anciano de 93 años que atiende a cualquier aficionado que acuda a visitarle, siempre y cuando su salud se lo siga permitiendo. Publicó unas memorias sobre sus años en el búnker y servicio a Hitler con un periodista francés que critica la figura de Misch... ¡en su propia biografía! Un lamentable homenaje a un hombre que sencillamente trabajó para el hombre equivocado.

Mohnke, Wilhelm

Nacido en Lübeck, Alemania, el 15 de marzo de 1911. Su padre, también llamado Wilhelm, era un humilde ebanista. Cuando murió su padre, comenzó a trabajar en una empresa de

cristales y porcelana, subiendo poco a poco en los escalafones de la empresa gracias a su profesionalidad. Mohnke se unió al partido nazi el 1 de septiembre de 1931, y un poco más tarde a las SS como soldado. Participó en la guerra contra Polonia el 1 de septiembre de 1939. Fue herido y retirado del frente y por sus acciones en combate ganó la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase. Lideró a la 5ª Compañía del 2º batallón del Regimiento de Infantería Motorizado Leibstandarte SS Adolf Hitler durante la batalla de Francia en 1940, siendo nuevamente herido. En teoría fusiló durante esta campaña a 80 prisioneros británicos pero nunca se han

encontrado suficientes pruebas que pudieran apoyar esta acusación. Comandó otra unidad durante la campaña contra Yugoslavia el 6 de abril de 1941. Herido el primer día de campaña perdería parte de un pie porque los médicos decidieron amputarselo por temor a una gangrena. Fue condecorado con la Cruz alemana en Oro en Diciembre de 1941. Con la unidad SS Panzer Divisionen Hitlerjungend, compuesta por jóvenes alemanes luchó en el frente del Este. Mohnke estaría también presente en la lucha contra las fuerzas aliadas después del Día D en Francia. También estuvo implicado en la conocida matanza de Malmedy durante la batalla de las

Ardenas en la que también participó. En 1944 era condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. A finales de enero de 1945 era ascendido a SS-Brigadeführer (General de Brigada), y nuevamente herido fue retirado del frente y pasó a engrosar la Reserva. Después de recuperarse de sus heridas y estando en Berlín, fue nombrado por Hitler el comandante de la defensa del Distrito Gubernamental de Berlín (la zona llamada Ciudadela) que incluía la Cancillería del Reich y el Führerbunker, y otros edificios gubernamentales. Tenía alrededor de unos 1.400 hombres compuesto por restos de unidades heterogéneas y diversas de las SS. Entre ellas había un

nutrido grupo de unos 200 hombres españoles pertenecientes a las SS, veteranos de la División Azul en su mayoría, entre los que destacaba Miguel Ezquerra (supuesto ganador de la Cruz de Caballero, presente en la obra EXTRANJEROS DE LA CRUZ DE HIERRO). Los alemanes contaban con unos 40.000-60.000 hombres bien armados (sin contar con aproximadamente un millón de milicianos mal armados y entrenados que incordiaban más que ayudaban) y unos 20 tanques Tiger, que tenían que hacer frente a unos millón o dos millones de soldados soviéticos con unos 5.000 tanques, 10.000 piezas de artillería y aviones.

La lucha estaba perdida en el momento en el que se empezó, por lo que la pregunta que flotaba en el ambiente era cuando iba a terminar la batalla, no el resultado dado que tenía un claro vencedor desde sus inicios. Así que Mohnke estuvo en lugar más duro del combate, donde se concentraron los bombardeos enemigos más fuertes de la guerra, que comenzaron con el cumpleaños de Hitler el 20 de abril de 1945 y que no acabaron hasta la rendición de la ciudad el 2 de mayo. Mientras la batalla tenía lugar, Mohnke formó parte de un tribunal militar para juzgar a Hermann Fegelein, adjunto de Heinrich Himmler por

traición y deserción, junto con otros hombres del Estado Mayor. Mohnke recordó en unas declaraciones aquel interesante suceso: «Yo iba a presidir el Tribunal. Decidí que el hombre acusado [Fegelein] merecía un juicio por oficiales de alto rango. Preparé el consejo de guerra en una habitación al lado de mi puesto de mando. Los jueces militares teníamos en nuestra mesa el manual del Ejército alemán para los Tribunales de Guerra, que era el Código que íbamos a

utilizar. Tan pronto como nos sentamos, el acusado comenzó a actuar de una manera tan escandalosa que el juicio ni siquiera podía empezar. Borracho, loco, con los ojos desorbitados, Fegelein ponía en tela de juicio la potestad y autoridad de nuestro Tribunal. Siguió balbuceando que él era responsable ante Himmler y únicamente ante Himmler, y no ante Hitler... Se negó a defenderse. El hombre estaba en un estado miserable: chillando,

gimiendo, vomitando, temblando como una hoja de álamo movida por el viento. Me encontré de pronto contra una situación imposible. Por un lado, sobre la base de todas las pruebas disponibles, incluidas sus declaraciones anteriores, aquel oficial era culpable de deserción de una forma clara y flagrante. Sin embargo, el manual del ejército establecía claramente que ningún soldado alemán podía ser juzgado a menos que tuviera pleno control sobre sus

capacidades mentales y físicas y que estuviera en condiciones de escuchar las pruebas en su contra. [...] En mi opinión y en la de mis compañeros, Hermann Fegelein no estaba en condiciones para enfrentarse a un juicio, ni para tenerse en pie. Cerré el procedimiento. Devolví a Fegelein al General Rattenhuber y a su equipo de seguridad. Nunca más volví a ver a aquel hombre.» El 30 de abril, después de recibir la noticia del suicidio de Hitler, Mohnke

comenzó a llorar desconsoladamente como si hubiera perdido a un padre. Finalmente Goebbels fue quién le calmó, dando su primera orden como nuevo Canciller: enterrar el cadáver de Hitler y Eva Braun. Las siguientes órdenes que recibió fue la de intentar abrir una brecha alrededor de la Cancillería para intentar huir a territorio controlado por los Aliados, para no caer así en manos soviéticas. Dividió a los hombres en 10 grupos. En su grupo iban todas las personalidades y muchos miembros del personal de Hitler que aún quedaban en el búnker. Partieron la madrugada de la noche del 30 de abril al día 1 de mayo. Rodeados y dando cambiando de ruta

porque la que iban a seguir estaba bloqueada, escucharon la orden del día 2 dada por Weindling, ordenando la rendición de todas las unidades aún presentes en Berlín. Sabiendo que no podían superar el cerco ruso, Mohnke decidió rendirse a los soviéticos. Muchos miembros de su unidad prefirieron el suicidio y otros volvieron a la ciudad para continuar luchando. Toda resistencia terminó el día 8. Después de si rendición, Mohnke y otros altos oficiales fueron agasajados por un banquete a cargo de las fuerzas soviéticas. El día 9, y ya en manos del servicio secreto ruso, el NKVD, voló rumbo a Moscú el día 9 de mayo para ser interrogado, permaneciendo

totalmente incomunicado hasta 1949. Fue liberado el 10 de octubre de 1955 y tras su liberación trabajó como vendedor de camiones en la pequeña ciudad de Barsbüttel, en Alemania. Años después, se le quiso enjuiciar por crímenes de guerra, pero las acusaciones nunca llegaron a buen puerto. Murió en paz en la pequeña aldea costera de Damp, en agosto del 2001 a la edad de 90 años.

Morell, Gilbert

Theodor

Nació el 2 de julio de 1886, y fue conocido por ser uno de los médicos personales de Adolf Hitler. Morell se crió en el seno de una familia burguesa

con pocos recursos en un pueblo llamado Trais-Muzenberg. Su padre era un humilde profesor de escuela. Tras obtener buenas calificaciones estudió medicina en la Universidad de Grenoble y en París y luego se especializó en obstetricia y ginecología en la Universidad de Múnich a principios de 1910. En 1913 ya era Doctor en Medicina. Tras un año a bordo de un barco como médico, se convirtió en médico del pueblo de Dietzenbach. Participó en la Primera Guerra Mundial como oficial médico, y al finalizar la Primera Guerra Mundial se casó con Johanna Moller, una millonaria actriz de la época. Sus estudios y "estrambóticos" tratamientos

llamaron la atención de las altas clases alemanas, por lo que se mudó a Berlín para hacer negocio. Su fama fue tal que el Sah de Persia y el rey de Rumania solicitaron sus servicios. Morell era un oportunista, un caradura que explotaba su buena fortuna. Decía abiertamente haber trabajado y colaborado con varios premios Nobel y haber enseñado medicina en varias universidades. Es cierto que tenía acciones en varias compañías farmacéuticas y que procuraba siempre recetar "fármacos milagrosos" que estuvieran respaldados con su dinero. Cuando las Leyes Raciales nazis entraron en juego y los nazis ascendieron al poder, Morell comenzó a

pasar bastantes problemas, dado que muchos de sus clientes eran judíos hacendados y él tenía aspecto semita. Se rumoreaba que era medio judío. Para evitar problemas mayores se afilió al partido Nazi y decidió cambiar de especialidad, y comenzó a tratar enfermedades venéreas. En 1936 Heinrich Hoffmann fue tratado por él y consiguió curarle. Fue invitado por Hoffmann a una reunión en el Berghof, donde Morell conoció a Hitler. Hitler se sentía mal por unos problemas en la piel y además decía tener problemas intestinales. Morell afirmó a Hitler que sería capaz de curarlo en menos de un año. Hitler le nombró su médico personal. Hitler se

recuperó de sus afecciones y el Führer le incluyó en su "círculo de amistades". Como médico personal del Führer de Alemania, sirvió a muchos miembros del gobierno alemán y a los altos jerarcas nazis, como al responsable de l a Luftwaffe (Goering), Himmler o Speer, aunqe muchas veces errara en los tratamientos. Goering le bautizó con el mote del "Canciller de la Aguja", dado que solía curar cualquier mal con una inyección. Morell mantuvo constantemente rivalidad con el otro médico personal de Hitler, Karl Brandt. Ambos solían discutir sobre el tratamiento a seguir, y Hitler normalmente se inclinaba por seguir las instrucciones de Morel.

En el atentado contra Hitler de 1944, Morell inyectó penicilina a Hitler para luchar contra posibles infecciones. El como consiguió penicilina cuando aún se usaba de modo experimental por los americanos es un misterio, aunque parece que una de las empresas farmacéuticas con las que Morell tenía relación había creado una sustancia similar. En abril de 1945 (y según el propio Diario de Modell), Hitler tomaba 28 píldoras diarias, además de varias inyecciones. El 22 de abril de 1945 Hitler despidió a Morell indicándole que ya no le necesitaba. Aunque parece que no es totalmente cierto, Bern Freytag Lorinhogven cuenta en sus Memorias lo siguiente:

«Me parece estar viendo aún al gordo doctor Morell, hundido como un saco de patatas en la antecámara del Führer, que había ido a pedir permiso para abandonar el Búnker. [...] Que los estenógrafos o las secretarias fueran evacuados de la cancillería en avión o en coche parecía justificado, pero que bonzos como Morell o Schaub, que se pasaban el día proclamando su fidelidad al Führer quisieran marcharse me parecía indecente. Hitler,

que había decidido quedarse, dio muestras en aquella ocasión de una generosidad sorprendente. Dejaba marchar a todo el que se lo pedía.» Ese día, se organizó una partida que debería salir de la ciudad hacia la ciudad de Berchtesgaden al día siguiente. Morell, que al parecer estaba temblando de miedo, se las ingenió para sumarse a la partida, y tomó consigo un baúl lleno de informes médicos sobre el dictador que posteriormente caería en manos aliadas. Morell fue capturado por los estadounidenses. Fue retenido

posteriormente en un campo de prisioneros, el campo de concentración de Buchenwald. A pesar de su proximidad con Hitler, nunca fue acusado de ningún crimen. Obeso y con graves problemas para expresarse y en el habla, murió en mayo de 1948 a causa de un ictus. Gracias a los informes con los que escapó sabemos que Hitler tomaba testosterona, belladona, cocaína líquida, encimas, anfetaminas y metanfetaminas (entre otros), lo que quizás agravó su estado físico y mental gracias a este oportunista y arribista que vendía sus tratamientos como "naturales".

Müller, Heinrich

Nació el 28 de abril de 1900 y sería uno de los lugartenientes de Hitler más siniestros y peor conocidos por los aficionados a la 2ª Guerra Mundial. Müller se convertiría en el máximo

responsable de la policía secreta al servicio del régimen nazi: la Gestapo. Müller nació en Múnich, en el seno de una familia obrera de profundas creencias religiosas. La familia de Müller era católica, por lo que el muchacho acudía todos los fines de semana con su familia a misa, además de efectuar durante su infancia la primera comunión. El joven muchacho sería llamado con 18 años a filas para luchar en el último año de la Primera Guerra Mundial. Sería un piloto de reconocimiento que colaboraría con una unidad de artillería. A pesar de estar tan poco tiempo en el frente, sería condecorado en multitud de ocasiones por actos de valentía. Sería

condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª y 1ª clase, además de recibir otras condecoraciones de menor importancia. Al terminar la Gran Guerra, y sin tener muy claro que hacer con su futuro, se unió a la policía de su ciudad natal y participó en las fuertes represiones que hubo contra los comunistas durante aquellos tumultuosos años de la República de Weimar. Estas luchas contra los comunistas y lucha contra la autoproclamada República Soviética Bávara hizo aflorar en él un profundo odio al comunismo que no abandonaría hasta su muerte. Seguramente, y como miembro de la policía de Múnich ayudó a reprimir el intento de golpe de estado por parte de

Hitler y su cuadrilla el 9 de marzo de 1933. Algunas fuentes indican que Müller tuvo serías dificultades para alistarse al partido nacional socialista por este hecho. Es curioso, dado que aquella época ya había hecho amistad con Reinhard Heydrich, y a pesar de ello ayudó a reprimir con violencia a los nazis. En los años 30 se convertía en el comisario de policía de Múnich encargado de perseguir a los comunistas. Müller era muy estricto y disciplinado y se tomaba todas sus órdenes con una mentalidad militar como si aún estuviera en el ejército. Nunca se tomaba vacaciones, dado que estaba totalmente determinado a servir

al estado alemán, y acataba cualquier orden sin pregunta alguna. Por supuesto, y como muchos historiadores y escritores nos quieren hacer creer erróneamente, Müller no se convirtió en responsable de la futura Gestapo de la noche a la mañana en 1939. Se afilió a las SS en 1934, gracias a su amistad con Himmler y Heydrich, pues estos le tenían en gran estima por ser un excelente policía. Rápidamente fue ascendiendo dentro de la organización como oficial de policía. Mientras su amigo Heydrich era el jefe del Servicio de Seguridad (SD), Müller fue reclutado por este para formar parte de los organizadores, ocupando puestos de relativa importancia. En 1936,

Heydrich era el máximo responsable de la Gestapo, y Müller era el responsable de operaciones. Ascendió rápidamente dentro de los Rangos de las SS, y en 1939 era Gruppenführer. Cuando era nombrado Director de la Gestapo, y para distinguirlo de otros oficiales con su mismo nombre y apellidos (era un nombre muy común en Alemania), se le llamaba "Gestapo Müller". Es decir, tras cinco años de servicio, es cuando se fundó la Geheime Staat Polizei (GESTAPO), y Müller fue nombrado jefe de la oficina RSHA Amt IV, es decir, jefe de toda la policía secreta nazi. Ese mismo año se afiliaba a l NSDAP, el partido nazi, solamente como medio para afianzarse en su

posición y como un medio más para ascender. El partido nazi le había seguido muy cerca desde su adhesión a las SS y varios fueron los informes sobre él que hablaban de “un típico oficial de rango medio con escasa imaginación, apolítico y sin ideología, dado que su único fanatismo es seguir las leyes y ascender en su puesto, además de un excelente organizador. Un hombre que vive para su trabajo”. Y los informes que le definían como un excelente oficial y excelente organizador no se equivocaban. Jugó un papel importante en la detección y supresión de todas las formas de resistencia contra el régimen de Hitler.

Sus trabajos fueron muy diversos: desde la eliminación de comités comunistas y demócratas, pasando por su captura de judíos y el apoyo al Ministerio de Propaganda de Goebbels. Cuando Adolf Eichmann se encargó de la Oficina de Asuntos Judíos, Müller fue su subordinado a partir de 1942 hasta el final de la guerra. Müller, aparte de su lucha contra el espionaje enemigo (y contra-espionaje) hizo que su cuerpo, la policía nazi (la Gestapo) fuera la herramienta principal para exterminar a todos los judíos de Europa con la aportación de Eichmann. Por ello, se puede decir sin temor a equivocarnos que este "adicto al trabajo" fue uno de los máximos

responsables de la muertes de seis millones de judíos, de capturarlos y ejecutarlos. Fue uno de los responsables de la creación de los Einsatzgruppen, aunque estos estaban directamente bajo control de Heydrich, y posteriormente (a partir de 1941 tras la muerte de Heydrich) de Ernst Kaltenbrünner. Cuando en mayo de 1942 Heydrich fue asesinado en Praga se encargó de las investigaciones posteriores. A través de la tortura y el engaño consiguió localizar a los autores materiales, pero estos se suicidaron antes de ser capturados. En lugar de ascender, su poder fue desapareciendo, debido principalmente a que su antiguo amigo y patrón, Heydrich, había muerto. En febrero de

1943 encontraría sólidas pruebas que confirmaban la traición de Wilhelm Canaris, pero Himmler no prestó atención alguna a las evidencias presentadas. Con el jefe de las SS dándole la espalda, Müller comenzó a colaborar abiertamente con Martin Bormann (secretario de Hitler), el cual era el mayor enemigo político de Himmler. Con el intento de asesinato contra Adolf Hitler, el 20 de julio de 1944, Müller fue arrestado e interrogado por su posible participación. Tras un tiempo retenido fue puesto en libertad sin cargos. Continuó en su puesto creyendo en una posible victoria germana. A pesar de un régimen que le dio la

espalda, Müller seguiría fiel a Hitler hasta el final, pues fue uno de los últimos en abandonar el Führerbunker. Uno de sus últimos trabajos fue el interrogatorio y asesinato de Hermann Fegelein por negociar con los aliados occidentales una posible paz a espaldas de Hitler y por orden de Himmler. La última vez que se vio a Müller con vida fue en la tarde del 1 de mayo de 1945, el día que Hitler se suicidó. Las últimas palabras recogidas de Müller, son las que le dijo a Hans Baur, el piloto de Hitler: «-Conocemos los métodos de los rusos. No tengo ninguna intención de ser

capturado por los rusos.» Y esa fue la última vez de la que se tiene constancia de Müller. El máximo responsable de la Gestapo se marchó del búnker tras el suicidio de su Führer y nunca se ha sabido que le ocurrió realmente, aunque lo más probable fue que muriera en el campo de batalla que se había convertido Berlín y su cuerpo fuera sepultado en una fosa común.

Neumann, Werner

Nue nada más y nada menos, que Secretario del Estado en el Ministerio de Propaganda durante el Tercer Reich, y uno de los miembros más importantes del gobierno nazi que pudo escapar de

Berlín y huir a Sudamérica. Este político nació en la ciudad de Guhrau, en Silesia (Prusia, actual Polonia) el 16 de junio de 1909. Sus padres eran miembros acomodados de la burguesía local por lo que tuvo una buena educación. Después de terminar el instituto cursó Economía Política en la Universidad. En 1928 (a la edad de 19 años) se unió al NSDAP y fue ascendido a líder de una brigada de las SS en 1933 (quizás por sus estudios universitarios o por su fervor militante, no lo sabemos). Durante ese tiempo realizó una buena labor, tanto que Joseph Goebbels le nombró su ayudante personal en 1939. Su profesionalidad hizo que en 1942 el

Ministro de Propaganda le nombrara su Secretario y Asistente Personal. También fue un miembro activo del cuerpo de seguridad de Heinrich Himmler, por lo que sirvió en muchas ocasiones en la División SSLeibstandarte Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, pero nunca entró en combate. No se sabe mucho más de su vida, porque estos "segundones del poder" (como Martin Bormann) siempre estaban a la sombra de los grandes líderes, tal y como es este caso. Cuando Goebbels llegó al Führerbunker con su mujer, hijos y familia, él también formó parte de aquella macabra expedición. Una vez en

el Búnker fue testigo de excepción de todo lo que ocurría a su alrededor sin tener ningún poder sobre los acontecimientos que ocurrían a su alrededor. Muy seguramente quería salvar el pellejo, pero su lealtad a su superior y a la persona que le había encumbrado, Goebbels, podía más que su deseo de esconderse y huir, aunque es bastante probable que al llegar a Berlín ya tuviera un plan de escape tal y como veremos a continuación. Ya en el búnker, Naumann es nombrado Ministro de Propaganda en el nuevo gobierno tras la muerte de Hitler, pues su nombre aparece en el Testamento Político redactado por Hitler el 29 de abril de 1945. La última orden de Goebbels, fue

sin duda la más dura a la que tuvo que enfrentarse. Cuando la señora Goebbels es asesinada por su marido, Goebbels acto seguido se pega un disparo en la sien en el jardín exterior del Führerbunker. Naumann remató a la pareja agonizante y se encargó de incinerar los cadáveres y parece que no le tembló el pulso a la hora de apretar el gatillo. Tras la muerte de su superior, Naumann huyó del bunker el 1 ó 2 de mayo, parece que junto con Martin Bormann, Arthur Axmann y unos militares. Hay testigos que testificaron que la pista de Naumann se pierde en el momento que una explosión de un cohete soviético le impactó a escasos

pasos de una boca de metro. Lo cierto es que Naumann escapó a Argentina. Allí fue editor de la revista neo-nazi llamada Der Weg para la comunidad alemana. Descubierto por agentes israelies huyó al sur de Alemania donde se escondió hasta ser arrestado en 1953 por tropas inglesas, acusado de liderar una conspiración en Alemania Occidental para intentar la rehabilitación del nacional-socialismo en general, e incluso crear un nuevo Estado Autoritario. Fue liberado siete meses más tarde y trabajó como director de una Empresa de Metales de un familiar de Goebbels. Trató de hacer carrera política como miembro de un partido de extrema

derecha en la Baja Sajonia pero no consiguió ningún cargo político. Murió el 25 de octubre de 1982 en Lüdenscheid, en Alemania Occidental, a la edad de 73 años.

Reitsch, Hanna

Nació en Hirschberg, en Silesia (Alemania) el 29 de marzo de 1912. Era hija de una familia acomodada, dado que su padre era doctor especializado en oftalmología. Aparentemente poca cosa

(metro cincuenta y cuarenta kilos de peso) fue una de las mujeres más grandes de su tiempo. Desde muy temprana edad quedó claro que iba a ser piloto, soñando con ser una doctora misionera que iba de un sitio a otro pilotando su propio avión. Cuando podía, viajaba en bicicleta hasta la cercana Grunau para ver volar a los planeadores. De hecho, Reitsch dice en sus memorias que: «En mi vida muy pronto hubo un problema. Parece que el ansia de mi madre por subir montañas se transformó en mí en el

anhelo de volar. Si no, nadie podría explicarse porqué yo, antes de saber lo que significaba el vuelo, quisiera bajar volando con los brazos abiertos desde todos los alféizares de las ventanas y la barandilla del balcón.» Los padres, deseosos de hacer feliz a su hija, tras su prueba de bachillerato fue enviada a escuelas coloniales de mujeres para que la preparan para ser misionera, pero aquellos cursos apenas dejaron huella en ella, aunque en esta época recibió los primeros cursos de pilotaje, recibiendo autorización poco

después para utilizar el nuevo aparato de entrenamiento y quedarse tanto tiempo en el aire como se lo permitieran las condiciones térmicas. Es aquí donde conoció a Wernher von Braun (padre de la carrera espacial americana y responsable de las V-1 y V2 alemanas) con el que mantuvo una amistad que duraría toda la vida. Fue la única mujer de su promoción, aunque consiguió el récord mundial femenino de vuelo sin motor interrumpido. Durante las vacaciones, la piloto de 20 años trabajaba de la mañana a la noche sin cobrar en los talleres de Grunau. Allí aprendió la construcción de aparatos de vuelo sin motor en todas sus etapas, y si el tiempo era apropiado, podía volar

gratuitamente. “Una vez aquellos vuelos acabaron con un récord del mundo femenino de seis horas, y después de once horas”, explicó sobre aquella época. En 1932 empezó sus estudios de Medicina en la Pascua de 1932 con un curso de vuelo sin motor. Tras una carrera en la que quedó la última, fue invitada por su profesor a una expedición de investigación en Sudamérica, y aceptó. Al regresar, fue contratada por la Deutsche Forschungsanstalt für Segelflug (Instituto alemán para la investigación del vuelo sin motor, DFS) de Darmstadt-Griesheim, donde se trabajaba en el desarrollo y la

construcción de nuevos tipos de planeadores. En la institución se llevaban a cabo, además, investigaciones sobre técnicas aeronáuticas. En 1936 rompió el récord mundial de trayecto en vuelo con planeador para mujeres, con 305 kilómetros, además de establecer el récord del mundo femenino de vuelo sin etapas (más de 160 kilómetros). En el año de 1937 fue contratada por Ernst Udet como piloto de pruebas en la Escuela de Pruebas Aéreas de la Fuerza Aérea Alemana (Flugerprobungsschule der Luftwaffe) en Rechlin am Müritzsee. Allí tuvo la oportunidad de probar los a v i o n e s Stukas, Ju-

87(Sturmkampfflugzeuge), así como los bombarderos y los cazas. Fue una de las primeras mujeres del mundo en ser piloto de pruebas (sino la primera), y ese año fue nombrada por Udet comandante de aviación, y se convirtió en la primera mujer del mundo en ostentar este título. También fue la primera en pilotar el helicóptero construido por Henrich Focke denominado como el Focke-Wulf Fw 61, y con este aparato se hizo el primer vuelo bajo techo de un helicóptero en 1938 en la "Deutschlandhalle" en Berlín durante la exposición internacional del automóvil. La gente pensó que se trataba de un truco, ¡nada podía despegar

verticalmente! Aún así, esto le dio a Hanna fama mundial. El 3 de julio de 1939 Hitler acudió, en compañía de Goering, Bormann y militares de alto rango a Rechlin, donde le fueron presentados con la intervención de la comandante de aviación Hanna Reitsch los más modernos logros de la Luftwaffe. Se convirtió en una piloto de pruebas de la Luftwaffe, por lo que se puede decir que fue colaboradora del régimen alemán, aunque siempre mostró su disgusto por no poder haber sido piloto de cazas. Hanna ensayó con un bombardero unos repelentes para la protección de aviones contra los globos de protección que impedían bombardeos

sobre las ciudades. Estuvo a punto de estrellarse pero logró salvarse. Por ello obtuvo la Cruz de Hierro de 2ª Clase. Tres días antes de dicha condecoración el ministro del Reich, Goering, había organizado una recepción en la que debía entregarle la insignia de piloto y observador de oro diamantes creada por él. Hanna esperaba entre algunos generales cuando el mariscal del Reich apareció. Cuando Goering la vio dijo: «Cómo? ¿Esta es nuestra famosa comandante de aviación? Pero ¿cómo puede llegar siquiera a volar una persona tan pequeña como

usted?» Hanna, que era muy sensible a los comentarios sobre su altura, indicó con un movimiento de mano las imponentes medidas de Goering y señaló: «¿De modo que hace falta ser así?» También realizó un vuelo de pruebas con el avión a reacción Messerschmitt Me 163 que podía alcanzar en un minuto y media una altura de 10.000 metros. Sufrió un terrible accidente. Se fracturó la base del cráneo en cuatro puntos, dos

fracturas de cráneo en la cara, una contusión cerebral y la nariz destrozada. Podía haber saltado en paracaídas, pero optó por tratar de salvar el avión que tantos millones de marcos había costado construir, y por eso sufrió dicho accidente. Después de un mes de convalecencia, Hanna fue honrada en marzo de 1943 con la Cruz de Hierro de Primera Clase, una condecoración militar que generalmente se concedía por acciones heroicas en el frente. Así se convirtió en una heroína popular nacionalsocialista. Comenzó a dar charlas exaltando el patriotismo y el sacrificio por la Patria, además de participar en el desarrollo del avión suicida desarrollado por Otto

Skorzeny, aunque el proyecto jamás llegó a desarollarse del todo. El 25 de abril de 1945 marchó con von Greim a Berlín, dado que este había sido llamado por Hitler sin que le fueran indicadas las razones del viaje. Von Greín creía que sólo podría llegar al sitiado búnker de la Cancillería con un helicóptero y por eso pidió ayuda a su antigua amante, Reistch. La piloto se puso a su disposición sin preguntar por el sentido de su misión en la que arriesgaría la vida. Acompañados por 40 cazas llegaron en un FW 190 hasta Gatow, el único aeropuerto de Berlín en manos alemanas, el 26 de abril de 1945. Antes de llegar a Berlín, no consiguieron un

helicóptero, pero consiguieron un avión Storch que pilotó Greim. A pesar de que no fue obligada, Reistch decidió acompañar a Greim. Pilotó bajo para evitar a los cazas enemigos, pero el avión fue impactado por una granada antiaérea que alcanzó al piloto, dejándolo inconsciente. Hanna se hizo con los mandos y consiguió aterrizar cerca de la Puerta de Bramdemburgo. «Arrastré al señor Von Greim hacia fuera. En torno a nosotros todo parecía muerto y desierto [...] Se oía el silbido y el estampido de los disparos, pero no se veía a nadie. En la calle, el señor Greim volvió en sí. Yo me había arrancado una manga de blusa y se la había atado fuertemente alrededor de

la pierna por encima de la herida del pie. Esperamos un rato. [...] Cada minuto parecía una eternidad [...], entonces llegó un vehículo militar que nos recogió.» Y así llegaron al búnker en torno a las siete de la tarde. Ella se mantuvo en un segundo plano, pues era Greim quien había sido invocado allí. No obstante, Hitler le saludó con cordialidad y le dijo: «¡Es usted una mujer muy valiente! Aún existe lealtad y valor en el mundo.»

En la mesa de operaciones, Greim fue informado por Hitler que le había nombrado el sucesor de Goering. Hanna se encargó del herido y los dos se trasladaron a la habitación del médico, situada en la parte más profunda del búnker. En el búnker se topó con todos sus residentes, pero especialmente gastó parte de su tiempo con Magda Goebbels y sus pequeños hijos. El 28 de abril, Hitler entregó a la piloto dos ampollas con veneno por si quería suicidarse. Propusó a Hitler un rescate por avión, pero Hitler dijo de que en caso de que Wenck no rompiera el cerco sobre Berlín se quitaría la vida para no caer prisionero de los rusos. Como Greim, también Hanna decidió

entonces poner fin a su vida. Estaba convencida de que no podría abandonar viva el búnker y había decidido morir con el Führer, cumpliendo con su deber hasta el final. La noche de ese mismo día, Hitler se enteró de la traición de Himmler que se había ofrecido a pactar la paz con los aliados. Aquella noche apareció de improviso en la habitación de Greim y le ordenó que abandonara Berlín, localizará a Himmler y lo hiciera detener inmediatamente. Hanna y Greim rogaron permanecer a su lado, pero Hitler ignoró sus ruegos. Los dos se despidieron de Hitler rápidamente. Magda se quitó un anillo de brillantes y se lo entregó a Hanna como recuerdo de

despedida. Eva Braun y Magda le dieron cartas para varios familiares, al igual que Bormann que le entregó escritos para la cancillería del partido de Berchtesgaden. Tras una inquietante travesía, llegó junto a Greim a la Puerta de Bramdemburgo. Allí les esperaba un avión del tipo “Arado”. Reitsch y Greim volaron de un sitio a otro hasta el 8 de mayo, fecha de la capitulación alemana. Ya en 1951 publicó sus Memorias. Al año siguiente volvería volar en una competición mundial en España, donde quedó tercera (siendo la única mujer que participó). Ya en 1954 continuó siendo piloto de pruebas. En 1959 viajaría a la India

donde construyó una red de establecimientos de vuelo en planeador y a principios de la década de los 60 visitó Estados Unidos, y la Casa Blanca, al ser invitada por J. F. K.. En esa misma década se estableció en Ghana donde trabajó con el presidente de ese país. En la década siguiente estableció nuevos récords aéreos. Tras una vida plena, esta impresionante mujer murió el 28 de agosto de 1979 con tan solo 67 años, en Frankfurt, por varias complicaciones cardíacas.

Rattenhuber, Johann

Más conocido por Hans Rattenhuber, fue un policía y miembro de las SS que llegó a alcanzar el rango en la policia de las SS de Gruppenführer (Teniente Coronel).

Como muchos nacionalsocialistas, nació en Múnich, donde hizo carrera como oficial de policía. Participó en la Primera Guerra Mundial, sirviendo con el 16º y 13º Regimiento Bávaro de Infantería. Al finalizar la guerra se unió a un Freikorps. En marzo de 1933 ya era el líder de los guardaespaldas de Hitler, la llamada Reichssicherheitsdienst o RSD. Aunque era una unidad que estaba teóricamente bajo control de las SS, acabó convirtiéndose en una unidad con carácter propio. El 23 de febrero de 1945 era ascendido a Gruppenführer. Como jefe del RSD, era responsable de la seguridad del cuartel general de Hitler. De hecho siempre solía visitar el

lugar al que se iba a dirigir Hitler antes de que este llegará, y se ocupaba de las medidas de seguridad oportunas, incluyendo la ejecución sumaría de judíos o prisioneros de guerra si era necesario. Estas masacres las realizada el RSD. Estas matanzas se ocultaban con el nombre de "medidas de seguridad". A principios de 1945, acompañó a Hitler al Führerbunker. El 28 de abril de 1945, se encargó de capturar a Fegelein. Según palabras del general Monkhe: «... en mi opinión y en la de mis oficiales, Hermann Fegelein no estaba en condiciones de realizar una

conspiración, o de participar en ella. [...] Fue detenido por el general Rattenhuber y su unidad de seguridad. Nunca he vuelto a verle.» La noche del 29 de abril, Hitler le llamó a su presencia: «Eran las 10 de la noche más o menos y Hitler me invocó a su cuarto. Me dijo: “Me has servido fielmente durante muchos años. Mañana es tu cumpleaños y quiero felicitarte personalmente y agradecerte

tu servicio incondicional, porque mañana no seré capaz de hacerlo. He tomado una decisión... debo abandonar este mundo”. [...] Le dije que podía intentar y escapar de Berlín para salvar la vida. “¿Para qué? Todo esta en ruinas, y huir significa caer en manos de los rusos”.» No estaba presente cuando Hitler se suicido y cuando su cuerpo fue incinerado, pero se lo contó Heinz Linge. El 1 de mayo, lideró a un grupo de unos diez hombres que huyeron del búnker. Su grupo fue capturado por los

soviéticos al día siguiente. Fue enviado a Moscú y allí fue interrogado donde dio una información valiosa sobre los últimos días en el búnker. Condenado a 25 años de cárcel en febrero de 1952, fue liberado en 1955 gracias a la intervención de las autoridades de la República Democrática Alemana. Se le permitió ir a Alemania occidental. Murió en Múnich dos años después.

Schwägermann, Günther

Nació en la ciudad de Uelzen, en Alemania, el 24 de julio de 1915. No sabemos mucho de su vida salvo que en torno a 1940 se convirtió en asesor

personal del Ministro de Propaganda del Reich, el adjunto del Dr. Goebbels. Sabemos que era un miembro de las SS, pues su último ascenso fue a SSHaupsturmführer (Capitán), conseguido el 30 de julio de 1942 gracias a que hemos podido rastrearlo gracias a su número de afiliación a las SS. En enero de 1945, Goebbels envió a Schwägermann a su casa en Lanke, ordenándole traer a su esposa, Magda, y sus hijos para permanecer en un refugio antiaéreo en la ciudad de Schwanenwerder. En las horas finales y trágicas del Reich, Günther estaba en el Führerbunker. De hecho, estuvo allí desde el momento en el que los hijos del

matrimonio Goebbels llegaron al búnker, pues ayudó a la familia a realizar el viaje y los preparativos. Günther llegó a Berlín el 22 de abril de 1945 cuando los soviéticos estaban terminando de rodear la ciudad. El rol más siniestro y del que tenemos la confirmación por otros testigos fue dar el tiro de gracia a Magda y Goebbels una vez que estos se suicidaron, además de incendiar sus cadáveres el 1 de mayo de 1945 en los jardines interiores de la Cancillería donde hacía muy poco habían sido quemados los cadáveres de Adolf y Eva Hitler, aunque otras versiones dicen que fue Naumann quien lo hizo. Schwägermann consiguió escapar de

Berlín ese mismo día 1 de mayo, pero poco después fue capturado por los americanos, siendo retenido por estos hasta una fecha indeterminada en 1947. El resto de su vida se pierde entre las brumas de la Historia, dado que muy seguramente cambió su nombre para proteger su identidad y borrar todo rastro sobre su pasado. Schwärgermann murió hace ya algunos años, también en fecha indeterminada.

Speer Konrad Albert

Berthold Hermann,

Es quizás el colaborador y allegado a Hitler más famoso de todos. También es uno de los mejor valorados porque fue

el único miembro del partido nazi en declararse culpable y responsable de lo ocurrido durante el régimen de Hitler en Alemania. Speer nació el 19 de marzo de 1905 en Mannheim, Alemania. Fue el segundo hijo del matrimonio Speer. Sus padres eran arquitectos y descendientes de la alta burguesía de su ciudad natal. Su abuelo fue un importante comerciante y sus descendientes heredaron una gran fortuna. Su hermano mayor se llama Hermann y su hermano pequeño Ernst (desaparecido durante la batalla de Stalingrado). No tuvo buenas relaciones filiales, dado que sus hermanas le daban la espalda por su aspecto pálido y sus

relaciones personales con personas inferiores a su rango social. La familia Speer era una familia muy acaudalada. Su familia no era muy dado a mostrar sus sentimientos, por lo que Albert creció en un ambiente carente de todo afecto. Esto afectó al desarrollo de su personalidad, desarrollando un carácter callado y reflexivo. En la escuela primaria, Albert destacó en las matemáticas y en estadística. Durante su juventud primero pensó en convertirse en matemático, pero la tradición familiar se impuso y estudió arquitectura en Karlsruhe en la primavera de 1924, y a partir del verano de 1925 en la Universidad Técnica de Múnich. En otoño de 1925 se trasladó a la

Technische Hochschule de BerlínCharlottenburg. En su etapa universitaria perteneció a un equipo de remo. Intentó participar en vano en el seminario de Hans Poelzig. Cursó estudios con el famoso Henry Tessenow. Se graduó en 1927, y fue ayudante de su antiguo profesor hasta principios de 1932. Durante aquella época, la mayoría de sus amigos eran estudiantes de arquitectura de origen judío. El 28 de agosto de 1927 se casó con Margarete Weber, chica de clase media a la que conoció a la edad de 15 años. Su familia rechazó el matrimonio, pero pese a la prohibición de su padre contrajo matrimonio con el amor de su vida. De esta unión nacerían seis hijos: Albert,

Fritz, Arnold, Hilde, Margret y Ernst. Su familia pasó grandes dificultades económicas debido a la grave situación económica del país, aunque no pasaron apuros más serios gracias a la ayuda económica que su padre le proporcionaba a regañadientes. En 1928 parecía que iba a cambiar su suerte, dado que el soberano de Afganistán, Amán Allah, le iba a contratar como arquitecto para realizar diversas reformas, pero fue derrocado antes de que Speer se mudará al país árabe. Unos alumnos suyos le invitaron poco después a un mitin político del NSDAP en Berlín-Hasenheide en diciembre de 1930, donde la poderosa voz de Hitler se oía a través de un altavoz. Quedó tan

impresionado por la oratoria del Führer que se afilió al partido nazi muy poco tiempo después, el 1 de marzo de 1931 (con número de socio 474.481). Ese mismo año se unió a las SA que después serían conocidas como las SS. Sus funciones dentro de las SS fueron labores de estafeta en una división motorizada, aunque nunca aparecería en ninguna lista de miembros de las SS por errores burocráticos. Su primer trabajo como arquitecto del partido le llegaría en 1932 gracias a Karl Hanke que le contrató para reformar las oficinas del partido nazi en Berlín. El buen trabajo de Speer le facilitó que Hanke le recomendará a otros miembros del partido. Al año

siguiente, el Ministro Joseph Goebbels le pidió que renovara la oficina del Ministerio de Propaganda, consiguiendo un excelente resultado en un tiempo récord, pues sabía que realizar esta obra excelentemente le podría abrir las puertas a las altas esferas de la política alemana. Goebbels quedó encantado con el trabajo y le recomendó a Hitler. Hitler decidió contratar a Speer para renovar el apartamento del Canciller en la Cancillería de Berlín. Se convirtió en ayudante adjunto en este proyecto del famoso arquitecto Paul Ludwig Troost. Speer aprendió mucho de Troost en este proyecto. Su aportación más notable fue la creación del balcón desde el cual Hitler saludaba a las personas

congregadas en la Wilhelmsplatz. En 1934 Speer demostró con el nuevo encargo del Führer que era un arquitecto todo terreno y que podría realizar cualquier trabajo. Se le encargó el embellecimiento de los barracones de los trabajadores que se encargaban de la construcción de autopistas en el llamado Frente de los Trabajadores. Mejoró las condiciones estéticas del trabajo en las fábricas alemanas, mediante el diseño de talleres, mobiliario, vajilla y otros elementos decorativos. Ese mismo año fue nombrado Jefe del despacho de Rudolf Hess. En esta época trabó amistad con la famosa documentalista y fotógrafa Leni Reifenstahl. A pesar de ser miembro del

NSDAP era poco dado a la burocracia y a los modismos nazis (rara vez hacía el saludo nazi), puesto que su adhesión al partido nazi fue seguramente por conseguir una mejor vida profesional, cosa que consiguió. Era muy honesto, incansable y un metódico trabajador. Hacía uso de sus influencias y se movía muy bien dentro del régimen nazi gracias a su cantidad de amistades. Speer aprovechó estos contactos para potenciar su desarrollo profesional, aunque no su progreso político, pues como bien he dicho no comulgaba con las ideas nazis. Aunque sí que estaba de acuerdo con algunos ideales nazis (como la soberanía alemana donde había

ciudadanos alemanes), no odiaba a los judíos y declaró en multitud de ocasiones desconocer todo lo relativo al exterminio judío que se llevó a cabo durante el régimen de Hitler y la famosa Solución Final, algo hartamente improbable dada su proximidad al Führer. Sin duda su mejor cualidad era su inmensa capacidad de organización y su dominio absoluto de las estadísticas que tanto eran del agrado de Hitler. El presidente de Alemania se mostraba muy afectuoso con Speer, y todo el mundo sabía que le tenía en muy alta consideración, aunque parece ser que el arquitecto no era tan cercano al Führer. Sin duda Hitler disfrutaba de la

compañía de Speer. El arquitecto favorito de Hitler, Troost, murió en 1934. Speer fue elegido arquitecto jefe del NSDAP. Su primer trabajo fue la creación de la Tribuna del Campo Zeppelín en el área de desfiles de Núremberg hoy desaparecida, aunque podemos apreciarla en el documental El Triunfo de la voluntad de Leni Reifenstahl. Colocó alrededor del área 150 proyectores de luz, y las 250.000 personas congregadas al aire libre se vieron de pronto "rodeadas por la luz" cuando los focos se encendieron, creando "una catedral de luz". El 30 de enero de 1937, Hitler nombró a Speer Generalbauinspektor de la capital

(inspector general de construcción), nombrándole además Secretario de Estado. La tarea principal de Speer sería la reconstrucción de Berlín para convertirla en la futura capital del mundo, construyendo así una nueva ciudad de nombre Germania. Hiler le dejó muy claro a Speer que quería engrandecer la futura capital de su futuro imperio. Estas son sus palabras: «-Berlín es una ciudad, pero no una ciudad del mundo. Mire París, por ejemplo, ¡es la ciudad más bella del mundo! ¡O incluso Viena! [...] Berlín no es más que una acumulación

incontrolada en todas partes de edificios. Tenemos que superar a París y Viena.» En este marco, se construiría cerca del rio Spree un edificio llamado Gran Palacio que tendría la cúpula más grande del mundo. Speer fue el responsable de planificar, aprobar y construir varios campos de trabajos forzados. Uno de ellos fue el llamado Siemens, uno de los campos en los alrededores de Berlín. Himmler cerró un acuerdo para la fabricación y suministro de materiales de construcción con mano de obra de prisioneros de campos de concentración.

Se crearon varias organizaciones financiadas por el estado alemán para tal fin. Con préstamos sin intereses, estos fueron devueltos a Speer en forma de material de construcción. Es por ello que muchos de aquellos campos de concentración construidos entre 1937 y 1942 se construyeron cerca de pozos o canteras, como por ejemplo el campo de prisioneros de Gross Roseen o Natzweiler Struthof, cercanos a canteras de granito. Documentos desclasificados afirman y prueban que muchas listas de deportados entre octubre de 1941 y marzo de 1943 fueron creados por los empleados de Speer en colaboración con la Gestapo. La mano de obra esclava se incrementó de 1,5 millones

de personas a 14 millones. El suministro de obreros provenientes de las deportaciones estaba a cargo de su subordinado Fritz Sauckel, su enlace con las SS. Speer negó toda su vida tener conocimiento de ello, pero hay cartas firmadas de su puño y letra enviadas a Martin Bormann que desvelan toda la verdad. Speer fue responsable de la deportación de unos 50.000 judíos para llevar a cabo sus proyectos de reconstrucción de Berlín. Desde el 1 de agosto de 1941 Speer pasó a ser miembro del Reichstag. Speer fue responsable de la reforma del Estadio Olímpico de Berlín usado en los Juegos Olímpicos de 1936, así como

la nueva Cancillería del Reich que no sobrevivió a la guerra. En 1937 fue el creador del Pabellón alemán de la Exposición Internacional de París de 1937, siendo galardonado con la medalla de oro de la exposición por su diseño. En 1939 la nueva Cancillería quedó totalmente finalizada y todos quedaron asombrados por su ejecución y belleza. En la planta baja había una gigantesca maqueta de lo que sería el nuevo Berlín (Germania), donde Hitler pasaría muchísimas horas en soledad admirando la grandeza de su futura capital. En 1940, Speer estaba realizando simultáneamente obras de reconstrucción en más de 30 ciudades

alemanas, por lo que solicitó a Hitler el cargo de Comisionado del NSDAP para la Arquitectura y Planificación Urbana y así evitar el caos y uniformar los trabajos, pero Hitler no quiso oír nada de este asunto. Pocas horas después del fatal accidente de aviación de Fritz Todt en febrero de 1942, Hitler nombró a Speer Ministro del Reich de Armamento y Municiones e Inspector General de las carreteras alemanas, fortificaciones, agua y energía. En este momento Speer fue uno de los miembros del círculo de dirigentes nazis cercanos a Hitler. En su nueva posición también fue responsable de la asignación de materiales de construcción para los campos de

concentración. El nombre del ministerio de Speer fue debido a la gran cantidad de trabajo que aumentó de forma exponencial en 1943 en el Ministerio del Reich de Armamento y Producción Bélica. Speer logró un incremento masivo en la producción de armas, lo que se denominó el "milagro de armamento", gracias al uso de millones de trabajadores forzosos. Speer desterró la producción artesanal de armas en los primeros años de la guerra por un proceso de fabricación industrial. Como ministro de armamento de Hitler, se preocupó por mantener el nivel de producción sin pensar en las condiciones laborales de los trabajadores que pasaron a no ser

relevantes, de tal forma que diariamente morían miles de ellos. Las acciones de Speer en el último año de la guerra son contradictorias. Por un lado, reconoció la derrota inminente y que la destrucción sistemática y constantemente renovación de la producción de combustible alemán desde mayo de 1944 amenazó con paralizar a la Wehrmacht. También criticó las decisiones de Hitler. Hitler movilizó a todos los alemanes a partir de julio de 1944 con varias medidas radicales, llamando la población a la guerra total a partir de julio de 1944. A partir de la segunda mitad de 1944 tuvo fuertes y violentas discursiones con Goebbels. Mientras Speer quería aumentar la

producción militar, Goebbels quería erradicar a todos los trabajadores del este. En su retirada del frente del Este y en el oeste, el ejército alemán destruyó la industria y las infraestructuras que iban encontrándose a su paso. Esta era la política de tierra quemada que Hitler quería establecer, de la que buena cuenta dio Hitler a Speer, haciéndole responsable para que todas las infraestructuras del país fueran destruidas. Speer se negó en rotundo en secreto, por lo que hizo todo lo posible para paralizar temporalmente todas las destrucciones, haciendo creer al ejército que esas infraestructuras serían luego "reconquistadas". El 19 de marzo de 1945, los americanos cruzaron el Rin, y

el ejército rojo el Oder. Hitler ordenó la destrucción de todos los puentes e infraestructuras alemanas a gran escala para que no cayeran en manos enemigas, lo que se denominó el "Decreto Nerón", algo que nuevamente se negó a acatar en secreto. Cuando este trató de persuadir al Führer de que no deberían volarse los puentes de forma innecesaria, dado que su destrucción no haría sino “eliminar cualquier posibilidad de superviviencia del pueblo alemán”, la respuesta de Hitler dejó ver el desprecio que sentía éste: «Esta vez el memorándum obtendrá una contestación por escrito. Si se pierde la

guerra, el pueblo también estará perdido y no será necesario preocuparse por sus necesidades de supervivencia elemental. Por el contrario, es mejor que destruyamos incluso estas cosas, puesto que la nación ha demostrado ser débil, ya que el futuro pertenece por entero al poderoso pueblo del este. Lo que, de cualquier manera, sobrevivirán a la batalla van a ser los incapaces, porque los mejores ya estarán muertos.»

Speer recibió la respuesta escrita de Hitler la mañana del 20 de marzo: «Todas las instalaciones militares, de transporte, comunicación y suministro, así como los recursos materiales con que cuenta el territorio del Reich deben ser destruidas.» Incluso anteriormente (en enero de 1945) Hitler le ordenó la preparación de gases para atacar a las fuerzas aliadas y rusas (tal y como se hiciera durante la 1ª Guerra Mundial) y parece que Speer, una vez más, no hizo nada por cumplir la

orden de su Führer. También a principios de 1945 fue nombrado ministro de transportes. En abril de 1945, la situación ya era terminal para el régimen nazi. El 23 de abril Speer acudió al Führerbunker por última vez con el propósito de despedirse. Speer había hecho el trayecto en coche desde Hamburgo, tratando de evitar las carreteras atestadas de refugiados hasta que se encontró con que su ruta estaba bloqueada. Regresó a un aeropuerto de l a Luftwaffe donde requisó un FockeWulf biplaza de entrenamiento con el que voló hasta el aeródromo de Gatow, situado en el lado oeste de Berlín que aún no había caído en manos soviéticas. Desde allí lo había llevado al centro un

aeroplano de observación Fieseler Storch que aterrizó con el crepúsculo cerca de la puerta de Brandenburgo. Eva Braun, que siempre había adorado a Speer, no cabía en sí de gozo cuando lo vio. Bormann le dio la bienvenida desde el fondo de las escaleras del búnker. Speer era, con toda probabilidad, la única persona capaz de persuadir a Hitler para que abandonase Berlín. El Führer estaba tranquilo, como un anciano que ya se había resignado a morir. Le hizo algunas preguntas sobre el almirante Dönitz, y Speer tuvo de inmediato la sensación de que pensaba nombrarlo su sucesor. Hitler le pidió también su opinión sobre el dilema de volar Berchtesgaden o permanecer en

Berlín, y él le contestó que era mejor acabar con todo en Berlín antes que en su casa de campo, en la que “será más difícil crear una leyenda”. Al dictador pareció tranquilizarlo el que Speer se mostrase de acuerdo con su decisión de acabar sus días en su capital. Entonces habló de su suicidio. Tal vez por el peso de conciencia y de traicionar a un amigo, Speer confesó a Hitler los desacatos cometidos; Hitler sólo guardó silencio ante la confesión de Speer. Es en este momento cuando entendemos la verdadera amistad que sentía Hitler por Speer. El Ministro de Municiones había confesado ante el Führer su traición al no cumplir al pie de la letra las órdenes dadas. Hitler, cansado de tantos

traidores e idealistas no fusiló al arquitecto, sino que se limitó a asentir con aire cansado. Speer permaneció esta tarde/noche en el búnker, y fue testigo de la traición de Goering y de las tempestuosas reacciones de Hitler, así como su destitución transmitida por radio desde e l Führerbunker. Después de aquello, Speer fue a visitar a Magda Goebbels, a quien encontró pálida a consecuencia de un ataque de anginas, tumbada en el lecho de un diminuto cuarto de hormigón del búnker. Trató de convencer a Magda para que no se suicidara pero entró al poco y no les dejó solos ni un momento por lo que no pudo continuar la conversación.

Un poco más tarde, cuando Hitler se hubo retirado cerca de la medianoche, llegó un ordenanza con mensaje por que Eva Braun pedía a Speer que fuera a visitarla. Pidió champán y pasteles para los dos, y ambos comenzaron a hablar del pasado: de Múnich, de las vacaciones en las que habían esquiado juntos y de la vida en la residencia de Berghof. A Speer siempre le había gustado ella (“una muchacha sencilla de Múnich, alguien insignificante”), y en esos momentos la admiraba por la “dignidad y serenidad casi alegre de que daba muestras”. El ordenanza regresó a las tres de la mañana para anunciar que Hitler había vuelto a levantarse, y Speer la dejó para

despedirse de un modo definitivo del hombre que lo había encumbrado a lo más alto de la política alemana. Aquel adiós duró apenas unos instantes, durante los cuales el Führer se mostró brusco y distante. «¿Así que se marcha?... bien... [...] ¡Adiós!» Para él, su antiguo favorito había dejado de existir. De este modo, con una frialdad que no reflejaba el tipo de relación mantenida entre ambos durante tantos años, se despidieron para siempre Hitler y Speer. Hitler confeccionó su testamento político el 29 de abril y no

incluyó a Speer en el nuevo gobierno que nombraba después de su muerte. Según su relato, Speer incluso planeó más tarde un intento de asesinato de Hitler en 1945, introduciendo gas nervioso en la ventilación del Führerbunker, pero desde mi humilde opinión solamente lo dejó escrito en sus memorias y durante sus interrogatorios cuando fue capturado para lavar su imagen. Tras salir de Berlín, evacuó a su familia más tarde a Berghof. En alianza con el general Heinrici, ordenó a las tropas del frente oriental que desobedecieran las órdenes de Hitler, y que se retiraran al frente estadounidense para rendirse, en lugar del intento suicida de romper el bloqueo con el que

el ejército soviético sometía la capital germana. Cuando supo que Hitler se había suicidado, Speer se abatió en una profunda depresión, de la cual sólo se recuperó cuando fue llamado por Karl Dönitz a Plön, en la frontera con Dinamarca, para formar el gabinete del nuevo gobierno alemán, pues remplazó a Martin Bormann dado que este estaba en esos momentos desaparecido (murió en Berlín). Gobernaron durante unos 20 días y no fueron reconocidos por los aliados, dado que querían cortar de raíz y hacer desaparecer a cualquier gobierno sucesor de Hitler lo antes posible. Fue arrestado por los norteamericanos junto con el resto del gabinete alemán el

12 de mayo de 1945 e interrogado en multitud de ocasiones. Speer entregó información de utilidad que permitió la continuidad de la existencia de Alemania como nación e información acerca de la continuidad de la maquinaria de guerra nazi a pesar de los crueles e injustificados bombardeos a ciudades alemanas inermes sin posibilidad de defenderse. En los juicios de Núremberg, Speer declaró tener remordimiento por lo ocurrido y se declaró responsable de lo sucedido auque negó conocer el Exterminio y los campos de concentración. En los juicios de Núremberg, Speer destacó por ser uno de los pocos funcionarios del régimen nazi que manifestaron

remordimiento y se declaró responsable: «En ese sentido soy culpable. Es un hecho que el Gobierno de Hitler era un Gobierno criminal. También se me hizo tomar parte en la utilización de la mano de obra forzosa, aunque Sauckel era quien la suministraba. Yo era arquitecto, pero después de 1942, cuando Hitler me nombró jefe de producción, me empezó a interesar más la fabricación de armamento que la arquitectura.»

Cuando se exhibieron las películas de la realidad de los campos de concentración, Speer los observó atentamente y demostró congoja y remordimiento. Acusó a su segundo por el uso de la mano esclava y negó conocer el Holocausto. Se presentó una fotografía suya en Mathausen rodeado de judíos pero aún así defendió su tesis. Fue condenado a 20 años de prisión que cumpliría en Spandau. Speer respiró aliviado al conocer la sentencia, pues estuvo a punto de ser condenado a ser ejecutado como otros jerarcas nazis. Durante los juicios de Núremberg llegó a decir que:

«Sentí llegar a esta guerra. Intenté sin éxito asesinar a Hitler en 1945. No me preocupa nada la jurisdicción del Tribunal como les preocupa a Hess y a los otros La historia demostrará que estos juicios eran necesarios.» Durante su estancia en prisión escribió sus memorias. Fue liberado en 1966. Publicó varios libros, de carácter autobiográfico. Murió en Londres en 1981. La venta de sus libros le reportaron pingues beneficios y pudo vivir sus últimos años con una importante holgura económica. A pesar

de su cercanía con Hitler llegó a afirmar que: «A pesar que de estuve mucho tiempo a su lado, nunca llegué a conocerlo. No sé quién fue exactamente Adolf Hitler.» Y además reconoció una gran verdad que todo el mundo sospechaba desde hacia muchos años: «Si Hitler hubiera tenido un amigo, éste habría sido yo.»

Sus autobiografías —tituladas Memorias y Diario de Spandau— proporcionan una mirada crítica y privilegiada sobre las grandes personalidades del régimen nazi. Por supuesto, en estas obras Speer minimiza al máximo su participación en los hechos más sangrientos y crueles de los nazis para lavar su imagen tal y como hiciera Döenitz con sus memorias. La muerte le sorprendió en septiembre de 1981, sufrió un infarto cerebral después de acudir a un programa de televisión.

Stumpfegger, Ludwig

Doctor en Medicina y Teniente Coronel de las Waffen-SS fue otro de los ocupantes del Búnker que acabó sus días en la Berlín consumida por la vorágine soviética. Nació en Múnich el

11 de julio de 1910, era hijo de una notable familia de Múnich. Tanto su padre como su abuelo fueron médicos, por lo que Ludwig seguiría la tradición de la familia y se convertiría en seguidor de Hipócrates, aunque desde luego no siguió jamás el juramento hipocrático para salvar vidas, sino todo lo contario. Inició sus estudios el 1 de mayo de 1930, en la universidad de su ciudad natal, terminando la carrera el 28 de noviembre de 1935 y doctorándose el 11 de agosto de 1937. Durante sus estudios ingresó en las SS el 2 de junio de 1933 y se afilió al partido nazi el 1 de mayo de 1935. Fue asistente y colaborador de Karl

Gebhardt (cuya biografía puedes encontrar en este libro) desde 1936. Trabajaría primero en un hospital para pacientes de tuberculosis. En 1936 era responsable del equipo médico de la delegación alemana en los Juegos Olímpicos llevados a cabo en Berlín. Como miembro de las SS fue Jefe de Cirugía en un hospital de las Waffen— SS en Berlín desde noviembre de 1939 hasta abril de 1940. Cuando Gebhardt se convirtió en médico personal de Himmler, fue nombrado líder de los cirujanos del personal de las Waffen-SS al servicio directo de Himmler. El 21 de mayo de 1940 fue nombrado Adjunto del SS Oberführer (General) Dr. Karl Gebhardt en la Clínica de

Hohenlychen. De allí pasó al Campo de Concentración de mujeres de Ravensbruck junto al Dr. Gebhardt. Participó en los terribles ensayos y experimentos salvajes detallados en la biografía de Gebhardt junto a otros médicos de las SS con seres humanos, principalmente mujeres polacas de campos de concentración. Realizó multitud de experimentos de transplantes de tejidos humanos (huesos y músculos) matando en ese proceso a una cantidad indeterminada de presas. También hizo experimentos con radiaciones X. El 20 de junio de 1944, e l Reichsführer Heinrich Himmler le concedió el Anillo de Honor de la calavera de la SS, el cual era concedido

por los servicios prestados. El 9 de octubre de 1944 se convirtió en médico personal de Hitler gracias a la recomendación de Himmler (tras la caída en desgracia de Karl Brandt), por lo que marchó a la Guardia del Lobo de Rastenburg, donde permaneció hasta el 1 de febrero de 1945, cuando se trasladó con Hitler al Führerbunker. La mañana del 28 de abril de 1945 transcurría como cualquier otro día, con oficiales que iban y venían. Con todo la atmósfera era tensa y emotiva. Aterrorizado ante la idea de que el veneno no surtiese efecto, Hitler había insistido el día anterior en que Stumpfegger probara la fiabilidad de una de las cápsulas de cianuro. Blondi,

el pastor alemán hembra idolatrado por Hitler, se convirtió en el candidato ideal. En la tarde del 30 de abril de 1945, junto a Joseph Goebbels, Martin Bormann, el ayuda de cámara de Hitler, Heinz Linge, el chofer de Hitler, Erich Kempka, su ayudante Otto Guensche y algunos miembros de las SS presentes en el jardín de la Cancillería del Reich, quemó los cadáveres de Adolf Hitler y su esposa Eva, rociándolos con gasolina. También envenenó a todos los hijos del matrimonio Goebbels a petición de la mujer de Goebbels. Goebbels primero convocó a Kunz, el médico de las SS que había aceptado colaborar en el asesinato de sus seis

hijos. Kunz les inyectó morfina para que durmieran, pero fue incapaz de matar a los niños, Magda Goebbels recurrió al médico personal de Hitler, Stumpfegger, el cual no tuvo ningún problema en dar a cada niño dormido cápsulas de cianuro. Abandonó el búnker el 2 de mayo a las 11 de la noche, acompañado de Bormann y otros miembros del partido. Su grupo, liderado por Bormann, se puso en marcha a través de los sótanos de la Cancillería del Reich para seguir una intrincada ruta que los llevaría a la estación de la Friedrichstrasse. La parte más difícil se hallaba al norte de la estación, donde debían cruzar el río Spree. Era imposible hacerlo al amparo de la oscuridad, por cuanto las llamas

de los edificios bombardeados iluminaban toda aquella área. Se unieron a un grupo de soldados para cruzar el río. No utilizarían el puente principal, el Weidendammer, sino en su lugar emplearían uno metálico situado a trescientos metros de éste río abajo para encaminarse al hospital de la Charité. Junto con ellos iba un Tiger y un cañón de asalto autopropulsado de la división Nordland que encabezaban el avance. Como se corrió la voz de la huida se unieron a ellos un buen número de soldados de las SS y la Wehrmacht, así como varios civiles. Era un grupo bastante numeroso que no podía pasar desapercibido para las tropas rusas. El primer avance masivo, guiado por

e l Tiger, dio inicio poco después de medianoche; sin embargo, a pesar de que el tanque fue capaz de aplastar la barrera norte del puente, no tardaron en verse rodeados por fuego intenso en la Ziegelstrasse que se extendía al otro lado. Una descarga anti tanque destruyó e l Tiger y acabó con la vida de varios soldados y civiles que lo seguían. Axmann resultó herido, mientras que Bormann y Stumpfegger cayeron al suelo a causa de la explosión, pero volvieron a levantarse para seguir caminando. Efectuaron un segundo intento para cruzar el puente, usando esta vez un cañón antiaéreo cuádruple de 20 milímetros autopropulsado y un camión semioruga, pero él intentó también

fracasó. Realizaron un nuevo intento a la una de la madrugada y otro una hora más tarde. El grupo se dividió, y Axemann se encontraría un poco más tarde dos cuerpos, el de Bormann y Stumpfegger que habían resultado muertos por balas soviéticas o porque quizás se suicidaron con cianuro. El 8 de diciembre de 1972 se encontraron dos esqueletos cuando se llevaban a cabo varias remodelaciones en Berlín cerca del lugar de su muerte. En 1998 se pudo comprobar por pruebas de ADN que los cuerpos pertenecían a Bormann y Stumpfegger. Entre sus dientes se encontraron restos de cristales con cianuro por lo que finalmente se desveló el verdadero final

de ambos. En caso de que Stumpfegger hubiera sobrevivido al asedio de Berlín habría sido juzgado en Núremberg y condenado a muerte junto con el resto de sus compañeros que sí saldaron sus deudas con la Ley.

von Dufving, Theodor

Es uno de los últimos residentes del que apenas tenemos datos sobre su vida. Sabemos que nació en 1907 en Alemania y que era de clase aristocrática al apellidarse "von".

No sabemos nada su vida hasta antes de 1944. Ese año completó un curso en la Academia de Guerra de Danzing para oficiales, y fue nombrado Jefe del Estado Mayor del 76º Regimiento de Artillería Panzer. Al ser un oficial de la Wehrmatch sabemos que participó en la Segunda Guerra Mundial, pero no sabemos en que frentes combatió, aunque muy seguramente uno de ellos fue el frente del Este. Al no disponer tampoco de ninguna foto suya de cuerpo entero con uniforme no sabemos que medallas o condecoraciones pudo ganar, aunque seguramente sería condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase.

Con el inicio de la Batalla de Berlín, el Coronel von Dufving servía como Jefe del Estado Mayor del General Weidling (presente en esta obra). También había sido jefe del Estado Mayor del LVI Panzer Korps que solamente sirvió en el Frente del Este, por lo que es fácil suponer que von Dufving no tuviera otro destino. El 1 de mayo de 1945, pocas horas después del suicidio de Hitler, Goebbels envió al general Krebs y a von Dufving con bandera blanca a entregar una carta al general soviético Vasily Chuikov para tratar de negociar la paz con los rusos. Los soviéticos no querían negociar una paz, dado que solamente aceptarían una rendición incondicional,

algo para lo que Krebs y von Dufving no estaban autorizados a aceptar. Regresó al Führerbunker para ser testigo del suicidio de Krebs y Goebbels. Poco después, fue enviado en busca del general Weidling para entrevistarse con Chuikov para negociar la paz y rendición de Berlín. A las 5:55 de la mañana del 2 de mayo, von Dufving se rendía junto a unos cien hombres en el cruce de la calle Bendler que daba al canal Landwehr. Dufving cruzó el puente que le separaba de los rusos y se presentó al oficial soviético de mayor rango para rendir a sus hombres. Fueron transportados al cuartel de Chuikov donde fueron interrogados por el número de tropas que aún resistían en Berlín.

Fue liberado en la década de los años 50 y regresó a Alemania. Su vida posterior es un completo misterio. Sabemos que murió en 2001.

von Greim, Ritter

Robert

Nació el 22 de junio de 1892 en la ciudad austríaca de Salzburgo, cuna de uno de la mayores genios de la música de todos los tiempos, Mozart. Nació en

el seno de una familia muy autoritaria, dado que su padre era capitán de policía bávaro. Greim sintió pronto la vocación por las armas, y se convirtió en cadete antes de la Primera Guerra Mundial. Fue transferido a la fuerza aérea alemana en 1915. Fue un héroe de guerra, convirtiéndose en un as de la aviación al derribar 28 aviones. Fue condecorado con la Pour le Merité y la Orden Bávara Max-Joseph que le convirtió en caballero, lo que le permitió entrar en la nobleza, por lo que pudo agregar el título de "von" a su nombre. Tras la guerra, se intentó unir al Reichwehr (el ejército alemán de entreguerras limitado a 100.000

hombres) sin conseguirlo. Por ello comenzó a estudiar leyes. Sin embargo, fue invitado por el gobierno chino a ayudar a la construcción de su fuerza aérea, por lo que se marchó a ese lejano país con su familia. Regresó a Alemania a principio de la década de los años 30. Fue convocado al poco por Goering en 1933 para reconstruir la fuerza aérea. Sería nombrado al año siguiente máximo responsable de la primera escuela de pilotos de combate en suelo alemán. En 1938 se convirtió en el responsable del departamento de técnicas de investigación de la fuerza aérea alemana. Durante la guerra participó en la

Batalla de Inglaterra y en el Frente del Este, donde ganaría por diversas acciones la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas. A finales de abril de 1945, el 25, recibió un telegrama ordenándole ir al Führerbunker. Era una orden directa de Adolf Hitler. La ciudad estaba totalmente sitiada, por lo que era un suicidio acudir. No obstante, e incapaz de incluir una orden directa. Von Greín creía que sólo podría llegar al sitiado búnker de la Cancillería con un helicóptero y por eso pidió ayuda a su antigua amante, Hanna Reistch. La piloto se puso a su disposición sin preguntar por el porque, a pesar de que... ¡hacía días que los aparatos

alemanes no podían volar sobre Berlín! La legendaria piloto no estaba ligada por ningún juramento militar, pero por su “natural camaradería y sentido del deber” se puso a disposición de Greim. El 26 de abril, intentaron volar hasta Berlín en un helicóptero que podía aterrizar en los jardines de la Cancillería. Supieron que el único helicóptero disponible se había estropeado. Pero allí estaba el sargento piloto que había llevado a Speer en su última visita al búnker, y que, como ya tenía cierta experiencia, recibió orden de llevar a Greim a Berlín por el mismo camino. Cuarenta cazas le acompañaron e su marcha hacia el aérodromo de Gatow. llegaron sólo con unos cuantos

balazos en las alas, pero se perdieron varios de los aparatos de escolta. Desde Gatow, Greim intentó hablar con la cancillería por teléfono, pero resultó imposible. Encontró en el aeródromo un avión de entrenamiento y decidió volar con él hasta el centro de la ciudad y aterrizar en alguna calle. Los aparatos de que se disponía, entablaron combate para entretener a los aparatos rusos, meintras Greim se elevaba. Ahora pilotaba el avión y Reitsch iba con él como pasajero. Volaron a poca altura en dirección a la puerta de Brandenburgo. A los pocos minutos, una granada antiaérea rusa causaba considerables destrozos en el avión y hería gravemente a Greim en el pie derecho. Reitsch

consiguió, por encima de los hombros de su acompañante, hacerse cargo de los mandos del avión, y tras una serie de difíciles maniobras logró posar el avión cerca del lugar previsto. Un coche les recogió y Greim recibió primeros auxilios en la cancillería. Una vez en el búnker, fue conducido a un pequeño quirófano acondicionado por Stumpfegger, quien le curó el pie destrozado. Eran las siete de la tarde del 26 de abril. Hitler acudió al quirófano y le dio la bienvenida. Relata Reitsch en sus memorias que el rostro de Hitler mostraba agradecimiento porque hubieran llegado. Dijo que incluso un soldado tenía derecho a desobedecer

órdenes que le parecieran inútiles y desesperadas. Luego preguntó a Greim si sabía por qué le había llamado, y él lo negó. «Porque Hermann Goering me ha traicionado a mí y a la Patria. A espaldas mías ha entablado relaciones con el enemigo. ¡Su actitud es una cobardía imperdonable! En contra de mis órdenes ha enviado un telegrama irrespetuoso, diciendo que hace años que le nombré sucesor mío y que ahora, puesto que no puedo seguir gobernando desde Berlín,

está dispuesto a gobernar en mi lugar desde Berchtesgaden. Y terminaba su telegrama diciendo que si no recibía respuesta antes de las 9:30 de aquella noche, daría por segura mi aceptación.» Mientras Hitler hablaba había lágrimas en sus ojos. Tenía la cara completamente blanca y, cuando tendió a Greim el telegrama de Goering, le temblaban violentamente las manos. Mientras Greim leía, Hitler respiraba agitadamente. Se le endureció el gesto y dijo:

«¡Un últimatum! Ya no me queda nada más por ver. Todo el mundo me traiciona. Ni conservan la lealtad, ni observan las reglas del honor. No existe amargura ni traición que no haya tenido que soportar. ¡Y ahora esto! Es el fin. No existe una sola forma de herir que no se haya intentado ya contra mí.» ¡¡Después de una breve pausa, Hitler indicó a Greim que le había llamado para nombrarle Mariscal de Campo de

la Luftwaffe y comandante en jefe de la Luftwaffe sustituyendo a Goering!! Se habían sacrificado la vida de muchos aviadores alemanes y no pocos aparatos muy necesarios en aquel momento, sólo por esta absurda formalidad, cuando un simple telegrama habría bastado. Día a día eran enviado muchos aviones con la intención de llevar a Greim a su nuevo cuartel general una vez que había recibido su nombramiento. Aunque pidió quedarse en el búnker y sacrificar su vida por el honor de la Luftwaffe, Hitler insistió que debían marcharse. El 28 de abril un avión consiguió aterrizar en Berlín (otros muchos fueron derribados antes que este), para recoger a Greim y Reistch. Era un Arado 96.

Hitler acudió a la habitación de Ritter para darle las últimas instrucciones. Le ordenó organizar un ataque contra las posiciones donde los rusos podían lanzar un asalto contra la cancillería. Con ayuda de la Luftwaffe aún era posible que Wenck forzara el sitio de Berlín (o eso creía Hitler en su locura). En segundo lugar, le ordenaba la detención de Himmler por alta traición. Greim protestó pero las buenas palabras de Hitler, agradeciendo a la fuerza de la Luftwaffe su incondicional apoyo calmaron el espíritu del nuevo Mariscal del Aire. Greim estaba molesto por las constantes faltas y reproches por parte de Hitler a la fuerza aérea, pero aquellos halagos parecieron

calmar su espíritu. Fue capturado posteriormente por soldados americanos en el día de la rendición del Tercer Reich, el 8 de mayo de 1945. Greim, sin embargo, iba a ser entregado al ejército rojo por un programa soviético-americano de intercambio de prisioneros y, temiendo su más que probable tortura y ejecución, se suicidó en Salzburgo con una cápsula de cianuro, el 24 de mayo. Sus últimas palabras fueron: «Soy el jefe de la Luftwaffe, pero sin Luftwaffe.»

Con su cadáver aún caliente, los soldados americanos que encontraron su cuerpo con su mejor uniforme y todas con sus condecoraciones (pues se había preparado para un suicidio honorable, vistiendo sus mejores galas) hicieron lo que mejor sabían, robaron todas y cada una de sus medallas.

von Lorinhogven, Bernd F

Nació el 6 de febrero de 1914 en Arensburg, Prusia Oriental (actual Polonia). Loringhoven era descendiente de una de las familias más antiguas de

Europa, cuyo primer antepasado y Barón de Livonia, fue Maestre de la orden teutónica en 1198. Su familia era originaria de Westfalia, que se asentó en el Báltico en el siglo XV. Uno de sus antepasados fue coronel de la guardia personal del zar Alejandro I durante las guerras napoleónicas. Nació en la isla de Ösel, llamada hoy Saaremaa, donde su familia poseía una propiedad de mil quinientas hectáreas. Su abuelo todavía la explotaba cuando se la expropiaron en 1919. Su padre, como todos los alemanes del Báltico en edad de empuñar las armas, luchó contra los bolcheviques en el frente de Narva, al este de Estonia, hasta 1920. En la primavera de 1919, su madre

abandonó Estonia con sus abuelos para refugiarse en una estación balnearia de Pomerania. Sus padres se separarían muy pronto y su madre le educó sola con sus abuelos. Su padre, licenciado en derecho por la Universidad de San Petesburgo y políglota, volvió a estudiar cuando llegó a Alemania y se doctoró en química. La crisis mundial de 1929 le hizo perder el empleo y acabó su vida profesional como administrador de la Iglesia luterana en Mecklemburgo. A pesar de las dificultades económicas, Bern recuerda su infancia como una etapa feliz de su vida. Estudió en una escuela fundada por profesores que eran refugiados alemanes del Báltico como él, en Misdroy. Los

profesores le educaron con un espíritu liberal-conversador. A su padre, protestante convencido, le molestaba la hostilidad de los nazis contra la religión. Por su condición de alemán del Báltico sentía una gran aversión contra el comunismo. Cuando acabó el bachillerato en 1932 pensó en estudiar Historia, pero como no era una carrera con mucho futuro, decidió estudiar Derecho en Königsberg. Enseguida se dio cuenta de que para triunfar en el mundo del derecho tenía que ser miembro del partido nazi. Si no pasaba por un campamento de adoctrinamiento, no se le concedería el diploma indispensable para ejercer de abogado, juez o

funcionario. Después de reflexionar, pensó que la carrera militar le preservaba de cualquier compromiso con el nacionalsocialismo. Ingresó en el ejército el 1 de noviembre de 1934, convirtiéndose en aspirante del 7º regimiento de caballería de Breslau. Un primo suyo que era capitán en ese regimiento le ayudó a entrar. Su unidad se convirtió en 1935 en una unidad acorazada Panzer. Participó en la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939 como asistente del coronel Wenck, jefe de la 3ª sección del Estado Mayor de la 1ª Divisón Panzer. En esa campaña perdió a un gran amigo, el capitán Werner von Köckritz. Según von Lorinhogven:

«Creo que es la única vez que lloré en toda la guerra.» Participó también en la Batalla de Francia, permaneciendo en el país galo hasta verano de 1940. En septiembre se trasladó a Berlín y se incorporó al Estado Mayor del general Heinz Guderian, comandante en jefe del 2º ejército de blindados, como adjunto del teniente coronel Bayerlein, jefe de la 3ª sección, futuro jefe de Estado Mayor de Erwin Rommel. En 1941 se trasladó cerca de Brest-Litovsk para participar en la invasión contra Rusia iniciada el 22 de junio de 1941.

En la primavera de 1942 fue ascendido a Capitán mientras continuaba luchando con su división blindada contra el ejército rojo. Participó en una ofensiva durante la Batalla de Stalingrado con 20 tanques y un batallón de infantería. A principios de 1943 su situación era penosa dado que estaban rodeados y apenas tenían comida que llevarse a la boca. El 20 de enero pudo huir del cerco de Stalingrado en avión con otros oficiales. Seguramente algún viejo amigo movió hilos para que lo sacaran de aquel infierno. Sería enviado poco después al frente ruso durante la primavera de 1943, formando parte del Estado Mayor de la 111ª división de infantería situada cerca

de Taganrog, en el mar de Azov. De nuevo rodeado consiguió salvar a miles de hombres de la muerte o del cautiverio al ejecutar una exitosa retirada cuando su unidad se vio rodeada por los soviéticos. Poco después fue enviado al Estado Mayor del ejército de Tierra, lugar donde le sorprendió el intento de asesinato de Hitler el 20 de julio de 1944. Su primo Wessel Freytag von Loringhoven estaba involucrado, por lo que se suicidó antes de ser capturado para ser interrogado, dado que con su muerte protegía a sus camaradas y familiares. A lo largo de las horas que siguieron a ese dramático episodio, se encargó él de enterrar a su primo, dado

que era el único familiar que podía hacerlo. Con muchas dificultades consiguió que la Gestapo le devolviera el cadáver de su primo. En cuanto tuvieron conocimiento de la identidad del difunto, los diferentes religiosos con los que contactó se negaron a ayudarle. Finalmente convenció a un joven pastor. Solamente acudieron al entierro un oficial de la administración de personal y él. En julio de ese año se convirtió también en ayudante del General Heinz Guderian cuando este se convirtió en Jefe del Estado Mayor del Ejército de tierra. Su superior también le protegió contra los miembros de la Gestapo que

quisieron detenerle para interrogarle. Guderian fue despedido fulminantemente el marzo de 1945, siendo reemplazado por el general Hans Krebs. Cuando Krebs tomó el control, Freytag le pidió regresar con las tropas blindadas y Krebs le respondió: «Freytag, le pido que se quede conmigo. No voy a buscar otra persona teniendo en cuenta que dentro de cuatro semanas la guerra habrá terminado.» Loringhoven estaba en Berlín durante el final de la guerra para Alemania.

Como miembro del Estado Mayor estaba encargado de la preparación de informes para el Führer. El 22 de abril de 1945 después de la conferencia de situación el general Krebs le anunció la noticia con aire resignado: había recibido la orden de permanecer en el búnker, como consejero del Führer. No tenía elección. Como ayudante de campo estaba condenado a permanecer a su lado. Cualquiera que conociera la situación familiar sabía que esa decisión significaba una sentencia de muerte. Freytag fue testigo de los últimos días en el Búnker de Hitler: la traición de Hermann Goering, la decisión de Hitler de suicidarse, la llegada de von Greim y Hanna Reich, la llegada de los niños de

Goebbels. Llegó a pensar que no saldría con vida del Führerbunker. El día que el OKW tuvo que huir ante el avance de los soviéticos decidió ir a ver a Krebs para decirle muy claramente que no tenía ninguna intención de dejarse matar en el búnker. Su misión consistía en recoger información y pasarla a los mapas, pero la interrupción de último contacto con el Estado Mayor del ejército significaba que ya no podía hacer su trabajo. Hacia las nueve fue a ver a su superior para pedirle permiso para abandonar el búnker. Krebs dudó e informó a Burgdorf, el cual se mostró favorable y aprovechó la ocasión para autorizar a su propio ayudante, el teniente coronel

Weiss, a unirse a Freytag. Hitler no puso pegas y se despidió de los jóvenes oficiales. Tras discutir posibles planes de huida Hitler le entregó un salvoconducto para reunirse con el ejército de Wenck. Se levantó y le estrechó la mano deseándole suerte. Capturado por los británicos, estuvo prisionero dos años y medio. Regresó a Múnich con un traje de prisionero como única posesión. Se convirtió en editor hasta que en 1956 se unió a las fuerzas armadas de Alemania Federal, donde alcanzaría el rango de general al retirarse en 1973. Sus Memorias constituyen una lectura ágil y muy recomendable, al ser muy corta y centrarse en los últimos días que

vivió en el Führerbunker. Moría en el año 2007.

von Ribbentrop, Ulrich Friedrich Willy Joachim

Nació el 30 de abril de 1893 en Wesel, Alemania. Fue uno de los políticos alemanes más importantes del

Tercer Reich y llegó a ostentar una gran posición y poder. Su padre, era Teniente Coronel de ejército imperial, por lo que se educó en los mejores colegios de Alemania y Suiza. De 1910 a 1914 fue comerciante de vinos en Canadá. Tras declararse la Primera Guerra Mundial, marchó a su país para alistarse y luchar. Luchó en el Frente Oriental con el rango de Teniente y fue condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase. Regresó a sus negocios tras la guerra. El 15 de mayo de 1925 fue adoptado por su tía Gertrud von Ribbentrop. Desde entonces pasó a utilizar la partícula nobiliaria von en su nombre. En 1920 se casó. Tendría 5 hijos.

En 1932 se afilió el NSDAP tras haber conocido a Hitler dos años atrás. Trabó amistad con Franz von Papen. Su futura relación con Hitler como consejero en política exterior estuvo más basada en la adulación y el plegarse a todos los deseos de Hitler que a sus conocimientos sobre política internacional. Hay que tener en cuenta simplemente que este caballero... ¡¡no era más que un comerciante de vinos!! Tras ello comenzó a realizar actividades relacionadas con asuntos exteriores a lo largo de los años. Su primer éxito fue el pacto con Gran Bretaña y el pacto Anti-Komintern de 1936, que le hizo ganarse aún más el favor de Hitler. Ese mismo año es

nombrado embajador en Gran Bretaña y debía hacer todo lo posible por conseguir una alianza, cosa que no consiguió. En 1938 fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores. Firmó con la Unión Soviética en 1939 el Pacto Molotov-Ribbentrop para repartirse Polonia y forzar una paz duradera entre ambos colosos. Firmó con la Unión Soviética (URSS) el Pacto Molotov-Ribbentrop para asegurarse de la estabilidad del frente oriental en una hipotética guerra en Europa. Fue el artífice de la alianza entre Italia, Alemania y Japón, el llamado Pacto Tripartito, para formar el Eje que, en sus propias palabras a Molotov, conquistaría Europa y se

enfrentaría solamente a Estados Unidos, nunca a los soviéticos. Conforme avanzaba la Segunda Guerra Mundial y Alemania se sumía en la guerra total, Ribbentrop fue perdiendo rápidamente protagonismo político hasta llegar a ser solo una figura burocrática, pues sencillamente su ministerio dejó de ser útil. El 20 de abril de 1945, Ribbentrop visitó a Hitler en el Führerbunker y en la Cancillería por su fiesta de su 56º cumpleaños. El 23 de abril trató de reunirse con él solamente para despedirse y decirle que se marchaba de Berlín, pero la reunión fue muy fría y rápida, dado que Hitler tenía muchas cosas en la cabeza y muchas ordenes que

impartir a sus hombres. El 14 de junio de 1945, Ribbentrop fue arrestado por tropas inglesas en la ciudad de Hamburgo. Fue acusado por crímenes de guerra y genocidio, siendo declarado culpable y colgado en la horca el 16 de octubre de 1946.

Voss, Hans-Erich

Fue un Vice Almirante de la Kriegsmarine y uno de los ocupantes d e l Führerbunker. Nació el 30 de octubre de 1897, en la ciudad alemana de Angermünde. Se graduó en la

Academia Naval en 1917, y como la Marina Imperial apenas participó en la Primera Guerra Mundial, él tampoco lo hizo. Durante el periodo de entreguerras continuó sirviendo en la Armada, llegando a ser el comandante del famoso Prinz Eugen. Durante una visita del gobierno a su buque, conoció a Goebbels, y la buena impresión que esté tuvo de él hizo que le nombrara Oficial Naval de enlace con la Kriegsmarine en el Cuartel General de Hitler a partir de marzo de 1943. Voss mantenía este puesto cuando explotó la bomba de Stauffenberg en el salón de conferencias de la Wolfsschanze. Él estaba presente en aquella habitación cuando la bomba explotó.

Voss resultó herido, pero sobrevivió al intento de magnicidio y se recuperó muy pronto de sus heridas. Hitler creó una medalla llamada La placa de Herido en bronce, plata y oro del 20 de julio de 1944, que solamente fue entregada a aquellos que recibieron heridas en aquel atentado. Vos fue herido en varias ocasiones más a lo largo de la guerra, y fue el único de todas las fuerzas armadas alemanas que recibió esta condecoración en sus tres grados. Como oficial de enlace, Voss acompaño a Hitler y al resto de la camarilla del Führer al búnker el 16 de enero de 1945. Durante los últimos días de guerra fue uno de los confidentes y

amigos de Goebbels. El 30 de abril, Voss estaba presente cuando Hitler informó que había decidido suicidarse antes que intentar huir de Berlín, que ya estaba totalmente sitiada por el ejercito soviético. A las 10 de la mañana de ese día obtuvo permiso junto con otros oficiales para intentar huir de Berlín. Hitler le estrechó la mano a la vez que decia: «Yo me quedo aquí.» Voss más tarde comentó que: «Cuando Goebbels supo

que Hitler se había suicidado se deprimió enormemente y dijo: "Es una gran pena que un hombre como él ya no esté entre nosotros, pero no hay nada que hubiéramos podido hacer. Para nosotros, todo está perdido y la única forma de salir de aquí es la que Hitler ha escogido. Seguiré su ejemplo.» El día 1 de mayo Voss vio a su amigo Goebbels por última vez: «Antes de la rotura de las

líneas del frente, diez generales y oficiales entre los que yo me incluía, bajamos al despacho de Hitler para decirle adiós. Cuando le decíamos adiós le pregunté que porque no se unía a nosotros, pero me dijo que “El capitán no puede abandonar el barco cuando se está hundiendo. He pensado sobre ello y he decidido permanecer aquí. No tengo donde ir porque con mis hijos pequeños no soy capaz de hacerlo”.» Voss se unió al grupo liderado por el

general de las SS Wilhelm Mohnke que cayó preso de los soviéticos al día siguiente. Voss fue enviado por los soviéticos al búnker para identificar los cuerpos incinerados de Joseph y Magda Goebbels, así como los de los seis hijos del matrimonio. Voss pasó a ser prisionero de guerra en manos de los soviéticos. Como era habitual, fue condenado en 1952 a 25 años de cárcel por participar en acciones de combate con la Kriegsmarine rompiendo los tratados internaciones. Dos años más tarde era liberado gracias a la intermediación del gobierno de la República Democrática Alemana. Voss viviría retirado en

Berchtesgaden como guía turístico, hasta el día de su muerte, el 18 de noviembre de 1969.

Weidling, Helmuth Otto Ludwig

Nació el 2 de noviembre de 1891 en la ciudad sajona de Halberstadt. Comenzó la carrera militar muy joven, a los 20 años, en 1911 sirviendo en un

regimiento de artillería en Breslau. Su siguiente destino fue un batallón en Berlín, donde sería ascendido a Teniente del 10 de agosto de 1912. Participó en la Primera Guerra Mundial, obteniendo la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase. Formaría parte del ejército alemán de entreguerras. En 1938 fue ascendido a Coronel del 56º Regimiento de Artillería, participando con el mismo en la invasión de Polonia. En abril 1940 fue nombrado comandante del regimiento de artillería del 40º Cuerpo Panzer, con el que participó en la Batalla de Francia y en los primeros compases de la invasión de la Unión Soviética en 1941.

El 1 de enero de 1942 fue nombrado Comandante de la 86ª División de Infantería, siendo ascendido a Mayor General muy poco después. Su siguiente ascenso llegaría el 1 de enero de 1943, y el 20 de octubre fue nombrado General del XLI Cuerpo Panzer. Dos meses más tarde sería ascendido a General de Artillería. En los compases finales de la guerra, cuando los soviéticos estaban muy cerca de Berlín, fue relevado de su cargo y enviando a la Reserva, aunque dos días después y ante el inminente ataque ruso fue nombrado Comandante del LVI Panzerkorps, y ya la batalla de Berlín comenzó con toda su virulencia. Su unidad quedó separada del resto

del 9º ejército y en esos momento s se encontraba a unos treinta kilómetros al este de Berlín, tratando de frenar a los rusos que habían atravesado las posiciones en Seelow. Weidling en ese momento había recibido ordenes contradictorias: Busse le exigía que avanzara hacia sudeste y se reuniera con el cuerpo principal del ejército, mientras que Hitler amenazaba con fusilarlo si entraba de inmediato en los límites de Berlín. Alguien había informado falsamente que había huido a Postdam. Apodado por sus hombres “el huesudo” debido a su áspera piel y su rudo talante, era un sencillo soldado que tan sólo deseaba cumplir con su deber. Decidió ir al búnker y entrevistarse con

Krebs, pues este le había informado por teléfono (el día 23 de abril) que iba a ser ejecutado por huir del combate. En e l Führerbunker fue recibido con frialdad por Krebs y Burgdorf: «¿Qué ocurre y por qué van a fusilarme?» Krebs respondió secamente que Hitler estaba furioso porque Weidling había trasladado su puesto de mando al oeste de Berlín. Él estalló y dijo que eso era ridículo, al tiempo que mostraba un mapa de situación que confirmaba que sus puestos de mando nunca habían estado a más de dos kilómetros de las

líneas rusas. Era evidente que decía la verdad y los otros dos aseguraron que se lo explicarían de inmediato al Führer. Al regresar, Krebs y Burgdorf comprobaron que Weidling estaba que trinaba. Acababa de recibir un mensaje en su cuartel general en el que se le informaba que el OKW (alto mando de las fuerzas armadas) le había destituido del mando. Tachó a ambos de lacayos demasiado cobardes para decir la verdad al Führer sobre un compañero oficial por temor a despertar su ira. Krebs no se mostró ofendido. Dijo a Weidling que la orden destituyéndole había sido anulada y que el Führer deseaba verlo. Cuando entraron en la sala de

conferencias, Hitler se hallaba sentado detrás de una mesa, examinando un mapa. Cuando entraron, Hitler se dio la vuelta: tenía el rostro hinchado y los ojos febriles. Esbozó una sonrisa torcida, extendió una mano y preguntó en voz baja: «¿Nos conocemos?» Weidling respondió afirmativamente, señalando que se había conocido en Obersalzberg, cuando le había concedido las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero.

«-Recuerdo el nombre — dijo Hitler-pero no recuerdo su rostro.» El rostro del Führer era una máscara risueña, pensó Weidling, observando que éste esbozaba una meca de dolor al sentarse. A instancias de Krebs, Weidling le explicó a Hitler que había ordenado a sus tropas que avanzaran hacia el sudeste para reunirse con el resto del ejército de Busse. Si esa maniobra no era anulad, dijo Krebs, se abriría una brecha al este de Berlín a través de la cual podría pasar la columna de Zhúkov procedente de Seelow. Hitler, cuya pierna derecha no paraba

de temblar, asintió con la cabeza y emprendió una prolija explicación sobre su plan operativo para descercar la capital. Por más que a Hitler le pareciera un plan sensato, a un soldado de carácter práctico como Weidling se le antojó absurdo. ¿Era realidad o lo estaba soñando? De pronto Krebs anunció que él asumiría a partir de ese momento la defensa de los sectores oriental y suroriental de Berlín. Cuando se levantó totalmente perplejo, Hitler trató de hacer lo propio pero volvió a hundirse en su butaca. En lugar de ponerse de pie, alargó la mano hacia Weidling. Abandonó la sala de conferencias profundamente afectado por el estado físico del Führer. Se sentía

como embriagado. ¿Qué estaba ocurriendo? Al llegar a la planta superior del búnker, telefoneó a sus tropàs y les ordenó que se dirigieran a defender los suburbios orientales de Berlín. Luego le preguntó a Krebs: «—¿Bajo que mando estoy? —Bajo el mando directo del Führer.» Weidling examinó un mapa de Berlín y propuso que la responsabilidad de su defensa fuera asumida por una sola persona.

«-Esa persona existe ya — respondió Krebs—. Es el Führer.» A la mañana del día siguiente, después de la reunión diaria que se mantenía en el Führerbunker sobre la situación de la ciudad, Krebs dijo a Weidling: «-Anoche le causó usted una impresión muy favorable al Führer —dijo Krebs— Le ha asignado el mando de todas las defensas de Berlín. Weidling cargó con el peso de la

responsabilidad limitándose a decir: — Un penoso honor. Hubiera preferido que me fusilaran.» Weidling había pasado el día reorganizando sus defensas alrededor de la ciudad, y ya era casi de noche cuando llegó al búnker para informar sobre la situación. Weidling mostró a Hitler el mapa de Berlín y el círculo que los rusos no tardarían en cerrar. «Nuestras divisiones lo son sólo de nombre, y las tropas rusas las superan en diez contra uno en soldados, y mucho más en potencia de fuego.»

Hitler se negó a aceptarlo. La caída de Berlín, dijo, constituía la ruina de Alemania. A Weidling le indignó que nadie se atreviera a expresar una opinión contraria. Cada palabra dicha por Hitler era aceptada tácitamente. Weidling sintió deseos de gritar: “ ¡Eso es una locura, mi Führer! Una gran ciudad como Berlín no puedes ser defendida por unas fuerzas debilitadas y escasas de munición. Piense, mi Führer, en el intolerable dolor que las gentes de Berlín padecerán durante esas batallas”. Pero no dijo nada. Durante los días siguientes preparó un plan de huida de Berlín para salvar a los soldados que aún combatían y a Hitler,

además de inspeccionar los combates que se sucedían en la ciudad personalmente. En la reunión del día 28 de abril, Weidling dijo: «Al cabo de dos días nuestras tropas se quedarán sin municiones y no podrán seguir resistiendo. Por lo tanto, como soldado propongo que nos arriesguemos a salir de aquí de inmediato.» Y comenzó a exponer su plan de huida. Goebbels lo tachó de pura histeria. Pero Krebks dijo que el plan era viable pero

que dejaba la decisión en manos del Führer. Hitler guardó silencio y luego dijo: «¿Y si el avance prospera? Huiríamos simplemente de un cerco a otro. ¿Acaso yo, el Führer, debería dormir a campo raso, en una granja o algo parecido y esperar a que llegara el fin? No, es preferible que permanezca en la Cancillería.» Weidling se reunió con su Estado Mayor y les informó que no había conseguido convencer a Hitler y que:

«Sólo nos queda una opción. Pelear hasta que muera el último soldado.» El día 29 Weidling se reunió por la noche con Hitler y concluyó su informe que antes del anochecer del día siguiente, la batalla habría terminado, y el general Mohnke también opinó lo mismo. Hitler simplemente dijo: «Permitiré la retirada de pequeños grupos, pero una capitulación queda descartada.»

El día 30, a última hora de la tarde, había recibido un mensaje de Krebs que le ordenaba presentarse en el Führerbunker. Le extrañó al llegar el caótico ambiente que reinaba en los pasillos, aunque le extraño ver a Goebbels sentado en la mesa de Hitler. Después de hacerle jurar el secreto, le revelaron que Hitler se había suicidado. Goebbels le comentó la posibilidad de solicitar a los rusos una tregua, pero Weidling afirmó que los rusos solamente aceptarían una rendición incondicional. Tras el fracaso de las negociaciones de paz, Weidling les invitó a continuar con un plan de huida pues era imposible continuar con la batalla de Berlín. Krebs

finalmente, aprobó la orden. Con la huida de todos los líderes de la ciudad o suicidio, el único al mando era Weidling. Este reunió a 100 oficiales en su cuartel general y explicó a todos el matrimonio de Hitler y su suicidio. A continuación dijo: «De acuerdo con sus últimas voluntades, su cuerpo fue quemado en el Jardín de la Cancillería. Por tanto, estamos liberados del juramento que le prestamos. Por consiguiente, con profundo pesar pero incapaz de seguir responsabilizándome de más

víctimas en esta batalla perdida, he decidido rendirme.» Weidling añadió que iba a enviar a su jefe de Estado Mayor, von Dufving (presente en esta obra) a encontrarse con los rusos y negociar dicendo poco después: “Así pondremos fin a este espantoso drama”. Los presentes guardaron silencio. Sabían que era el peor momento de Weidling en su carrera como soldado. Nadie pronunció una palabra de reproche. Weidling estaba dispuesto a rendirse a los rusos con unas serie de condiciones:

una rendición honorable para las tropas; un alto el fuego inmediato; protección de los civiles contra el terrorismo; que cada soldado conservara la comida y las pertenencias personales necesarias; que los oficiales y soldados permanecieran en sus unidades. Von Dufving consiguió negociar la rendición y los oficiales pudieron conservar sus armas al cinto y cada soldado poder llevar su equipaje. ¿Y como fue esa reunión? El 2 de mayo, Weidling y su Jefe de Estado Mayor, von Dufving, se reunieron con el General Chuikov. Gracias a los informes rusos desclasificados podemos transcribir la reunión completa:

Chikov: ¿Eres el comandante de las defensas de Berlín? Weidling: Sí, soy el comandante del LVI Cuerpo Panzer. C: ¿Dónde esta Krebs? W: Le vi ayer en la Cancillería del Reich. Creo que se ha suicidado. Al principio me criticó porque mi capitulación no oficial comenzó ayer. De hecho la orden de capitulación ha sido escrita hoy. El General soviético Vasily Sokolovsky se unió a la conversación:

Sokolovsky: ¿Donde han ido Hitler y Goebbels? W: Por lo que yo sé, Goebbels y su familia se suicidaron. El Führer ingirió veneno el 30 de abril. Su esposa también se envenenó con él. C: ¿Te lo han contado o lo viste? W: Estaba en la Cancillería la tarde del 30 de abril cuando Krebs, Bormann y Goebbels me lo contaron. C: ¿Entonces la guerra ha

terminado? W: Pienso que toda muerte innecesaria es un crimen... es una locura. S: Redacte una orden solicitando la completa rendición, de modo que no haya resistencia en algunos sectores. Mejor tarde que nunca. W: No tenemos ni municiones ni armas pesadas, por lo que la resistencia no puede durar mucho. Todos los alemanes están confusos, y no me creerán cuando les diga que el Führer está muerto.

C: Escriba una orden solicitando la completa capitulación. Así su conciencia estará tranquila. Por petición de Chuikov y Sokolosvky, Weidling escribió la orden de rendición. El documento decía lo siguiente: «El 30 de abril de 1945, el Führer se ha suicidado, y esto hace que podáis ignorar el juramento de lealtad al Führer. De acuerdo con las ordenes de Hitler, todos los soldados alemanes deben pelear por Berlín a pasar de

que no tengáis municiones y la situación general que hace que la resistencia carezca de sentido. Ordeno el cese inmediato de cualquier resistencia. Weidling, General de Artillería, Ex Comandante de la Defensa de Berlín.» Chuikov y Sokolosvky revisaron la carta que Weidling había escrito y la conversación continuó: C: No es necesario que escriba "ex". Usted es aún comandante.

W: ¡Jawohl! ¿Como debería ser transmitido el mensaje, como una petición o una orden? C: Una orden. La reunión entre alemanes y rusos terminó a las 8:23 de la mañana del 2 de mayo de 1945. Poco después, los altavoces anunciaban el texto escrito por Weidling. Salvo en algunos lugares, la batalla de Berlín había concluido. Dicen algunas fuentes que cuando Weidling anunció la rendición sufrió un paro cardíaco, aunque otras fuentes lo desmienten. Prisionero de los rusos, Weidling cogió un avión rumbo a Moscú el 9 de mayo. En febrero de 1952, un

tribunal soviético sentenció a Weidling a 25 años de prisión por no rendir Berlín antes. Weidling murió bajo custodia del KGB a causa de problemas cardíacos el 17 de noviembre de 1955. Un auténtico Caballero de la Cruz de Hierro, ganador de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas que fue fiel a su juramento al Hitler y a su código de honor hasta el final de la guerra.

Weiß, Rudolf

También conocido como Rudolf Weiss fue un oficial alemán de la Wehrmatch presente en el Führerbunker en los días finales del Tercer Reich. Nació el 27 de septiembre de 1910 en Alemania.

Weiss se unió al Reichswehr en 1931 y tras pasar por la Escuela de Oficiales fue nombrado Teniente en 1934. En noviembre de 1938 fue asignado al personal del departamento de Guerra del Estado Mayor, siendo ascendido a Capitán en 1940. En 1941 fue transferido a la 1ª División Panzer, formando parte del Estado Mayor de dicha unidad y participando en la Invasión de Rusia. Desde abril de 1942, sirvió en la Oficina del Estado Mayor, siendo ascendido a mayor de ese mismo año. El 2 de octubre fue nombrado Ayudante de Personal del Estado Mayor, posición que mantuvo hasta el final de la 2ª Guerra Mundial, sirviendo bajo el mando del General Rudolf Schmundt. El

1 de abril de 1944 fue ascendido a Teniente Coronel. El 20 de julio de 1944, Schmundt fue gravemente herido durante el atentado contra la vida de Hitler, siendo reemplazado por Wilhelm Burgdorf. Durante la Batalla de Berlín, Weiss estaba presente en el Führerbunker sirviendo a Wilhelm Burgdorf. El 29 de abril de 1945, junto con el mayor Bern Freytag von Loringhoven y Gerhard Boldt solicitaron permiso a Krebs para unirse a unidades que combatían en el exterior del búnker o bien unirse a Wenck (y así poder intentar escapar). Krebs dudó y habló con Burgdorf, aunque finalmente fue Hitler quien les dio permiso para huir del búnker. Antes de irse les dijo lo

siguiente: «Envíen mis saludos a Wenck. Debe darse prisa antes de que sea demasiado tarde.» Weiss se separó de sus dos compañeros cuando se ofreció voluntario para inspeccionar un cruce, pero fue capturado por los rusos poco después. Fue retenido y fue a un campo para prisioneros de guerra situado en Polonia. Sería liberado cinco años después. Murió en 1958.

Resto del personal del Führerbunker Alwin-Broder, Albrecht

Nació el 18 de septiembre de 1903 en St. Peter, una pequeña aldea alemana. En 1922 se unió a la Armada alemana que posteriormente sería remodelada por los nazis y rebautizada con el nombre de Kriegsmarine. Se convirtió en uno de los adjuntos de Hitler con los que trabajó desde el principio. El 30 de

junio de 1939 se descubrió que se había casado con una mujer de "dudoso pasado". Sus superiores se plantearon el enviarle a Tokio como agregado militar en la embajada o bien expulsarlo de la "noble Kriegsmarine". Hitler intervino y le protegió. Albrecht sirvió al Führer en el Führerbunker. El 1 de mayo se le vio por última vez empuñando una ametralladora para defender el búnker. Flegel, Erna

Nacida el 11 de julio de 1911 en Kiel, Alemania. Fue una enfermera que erróneamente se dice que fue la

enfermera personal de Hitler desde enero de 1943 hasta el día de su muerte, por lo que teóricamente estuvo al lado del Führer en el búnker desde su llegada, el 16 de enero de 1945. Según sus propias palabras: «Trabajé como enfermera en el frente del este. Un día me enteré que había una plaza disponible en la cancillería y una compañera me lo comentó, y me preguntaron si estaba interesada. Dije que sí [...]. Y así fue como acabé allí. Después, tuve mi propio apartamento. Fue muy

agradable. Pero cuando los rusos comenzaron a rodear más y más la ciudad me fui a vivir a un cuarto con otra enfermera.» Sirvió de niñera a los hijos de Goebbels, además de ayudar a la Cruz Roja de la Cancillería del Reich. Trató de convencer en un par de ocasiones a Magda Goebbels de que no matará a sus hijos, ella le respondió que: «Los niños me pertenecen, todos me pertenecen.»

Se creía que había muerto en el búnker, pero se descubrió que sobrevivió. Se escondió en el búnker bastantes días (de seis a diez días según recordó en una entrevista) hasta que la vorágine inicial de los soldados rusos se pareció calmar un poco. Fue interrogada por los americanos, siendo liberada poco después. Trabajó el resto de sus días como enfermera particular hasta su muerte, el 16 de febrero de 2006 en la ciudad alemana de Mölln. Frentz, Walter

Nació el 21 de agosto de 1907 en la ciudad de Heilbronn, Alemania. Era un miembro del Departamento de Propaganda del Reich, donde trabajaba como cámara, productor de cine y fotógrafo. Con los nazis asentados en el poder, Frentz trabajó como cámara para la directora del régimen, Leni Riefenstahl, desde 1939 hasta 1945. Se encargaba de filmar y fotografiar a los altos jerarcas del régimen en todas sus actividades. De hecho, fue el encargado de filmar la entrega de medallas en el jardín de la Cancillería el 20 de abril de 1945, en lo que sería la última aparición pública de Adolf Hitler. Huyó del Führerbunker el día 24 de

abril tras obtener el permiso de Goebbels, consiguiendo evadir el cerco ruso. Murió en Alemania en 2004. Haase, Werner

Nació el 2 de agosto del año 1900. Llegaría a ostentar el Rango de Teniente Coronel en las SS, además de ser profesor de Medicina. Se unió al partido nazi en 1933, y a las SS a mediados de 1941. Desde 1935 a 1945 formaría parte del personal médico de Adolf Hitler, y parece que Hitler le consideraba un buen profesional, además de sentir un

especial afecto por él. De hecho, Hitler le enviaba telegramas para felicitarle por su cumpleaños si no podía hacerlo en persona, una deferencia que Hitler no tenía con todo el mundo. En los días finales de la Batalla de Berlín, Haase, junto el doctor Schenck, trabajaron arduamente para salvar la vida de muchos soldados alemanes y civiles en el refugio antiaéreo que había debajo de la Cancillería del Reich, muy cercano al Führerbunker. El día 29 de abril fue invocado por Hitler para demostrarle in situ la efectividad de las cápsulas de cianuro sobre su perra Blondi. Continuó en el Führerbunker hasta el suicidio de Hitler, y poco después regresó a atender a los heridos,

donde permaneció trabajando hasta ser capturado por el ejército rojo. De hecho sufría terriblemente una enfermedad relacionada con los pulmones (Tuberculosis dicen algunos) por lo que tenía que descansar entre operación y operación durante algún tiempo. El 6 de mayo de 1945 fue obligado a identificar los cuerpos del Goebbels, su mujer y sus seis hijos. Como prisionero de guerra fue condenado a muchos años de prisión, pero debido a su enfermedad murió en un hospital de una cárcel rusa cercana a Moscú. Hentschel, Johannes

Nació el 10 de mayo de 1908. Hijo de un matrimonio germano-danés, se crió en Alemania. A los 18 años estudió mecánica en una Escuela de Oficios, y trabajó como mecánico en la Vieja Cancillería desde el 4 de julio de 1934. Durante los últimos día de la guerra, estaba encargado del Cuarto de Máquinas del Führerbunker. Fue hecho prisionero por los rusos en el hospital de la Cancillería, pues permaneció allí para ayudar a que el hospital de campaña tuviera aún agua y electricidad, en lugar de huir. Mecho prisionero sería liberado cuatro años más tarde, en abril de 1949. Regresó a Alemania y murió en Achern, Alemania Occidental, el 27 de

abril de 1982. Knappe, Siegfried

Oficial de la Wehrmacht, del Heer, presente en la Batalla de Berlín, donde estaba encargado de llevar al búnker los resúmenes diarios y noticias al Führerbunker. Participó en la Invasión de Francia, en la Campaña de Italia y en el Frente del Este, donde sería herido en dos ocasiones. Sería condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase. Después acudir a la Escuela Para

oficiales del Estado Mayor fue ascendido a Mayor y se convirtió a finales de la guerra en adjunto del Estado Mayor de Weidling. Caería preso de los rusos el 2 de mayo de 1945. Fue liberado en 1949 y emigró con su familia a Estados Unidos, para estar lo más lejos posible de los comunistas a los que odiaría hasta el final de sus días. Escribió sus Memorias y murió en 1 de diciembre de 2008 en Ohio. Krüger, Else

Era la secretaria de Martin Bormann.

Estaba presente en el Führerbunker junto a su superior cuando Berlín fue asediado por las tropas rusas. A pesar de que Hitler le dio la oportunidad de ser enviada a Berghof como otras de sus secretarias, decidió permanecer al lado de Hitler. Hitler, como regalo, le entregó una cápsula de cianuro a cada mujer. Abandonó el búnker el 1 de mayo en el grupo liderado por Wilhelm Mohnke, siendo poco después capturada con los demás el 2 de mayo. Parece que al igual que a las mujeres del grupo (Christian y Junge, las secretarias de Hitler) fue posteriormente violada por soldados del ejército rojo. A pesar de lo cruel que nos puede parecer la vida, a veces,

nuestra suerte puede cambiar en el momento menos esperado. Else sería entregada a las fuerzas británicas e interrogada por un agente británico, y de hecho acabó casándose con su interrogador, Leslie James, el 23 de diciembre de 1947 en Inglaterra. Vivió hasta el final de sus días en la ciudad inglesa de Wallasey. Lindloff, Ewald

Miembro de la guardía de las WaffenSS y de la seguridad del Führerbunker. Huyó el 1 de mayo con el grupo de Mohnke. Se suicidó de un disparo en la

cabeza cuando iba a ser capturado por los rusos. Lorenz, Heinz

Nació el 7 de agosto de 1913 y fue el jefe del gabinete de prensa de Adolf Hitler. durante la 2ª Guerra Mundial. Aunque no participó directamente en la 2ª Guerra Mundial si pertenecía a la Reserva del Ejército, donde ostentaba el rango de Capitán. En 1945, fue nombrado agregado de prensa en el Führerbunker. En cuanto se perdieron las comunicaciones del búnker, Lorenz realizaba sus reportes diarios

escuchando las noticias de los aliados, especialmente de la BBC. Sus informes diarios le eran entregados a Hans Krebs. También realizaba contrastes de información con Loringhoven y Gerhardt Boldt. Consiguió sobrevivir a la guerra y huir del búnker y de Berlín. Después de la guerra fue secretario y tipógrafo en el Budestag hasta su jubilación en 1978. Lorenz murió en un accidente de tráfico en noviembre de 1985. Manziarly, Constanze

Nació en la ciudad de Innsbruck, Austria el 14 de abril de 1920. Comenzó

a trabajar para Hitler desde 1943 en el Berghof hasta su posible suicidio en Berlín. Manziarly se convirtió en la cocinera y dietista vegetariana del Führer. Estaba presente desde el 16 de enero en el Führerbunker, aunque ella utilizaba dos habitaciones del Vorbunker como despensa y cocina. Hitler le invitó a abandonar el búnker el 22 de abril, pero como Junge y otras dos mujeres se negó. Hitler le entregaría una cápsula de cianuro por si decidía suicidarse. Abandonó el búnker el 1 de mayo por el grupo liderado por Wilhelm Mohnke, pero serían detenidos por los rusos la mañana del 2 de mayo. Las tres mujeres

del grupo, Gerda Christian, Else Krüger y Trauld Junge quedaron libres de marchar donde quisieran. Gerda y Trauld, junto con ella se vistieron de hombres pero se vio separada de sus compañeras muy rápidamente. Su belleza no pasaba inadvertida a pesar de ir vestida de esa forma. Junge afirma que Manziarly fue llevaba por dos hombres al metro para inspeccionar "sus papeles". Otra versión dice que fue atrapada por un grupo de soldados que la violaron. Lo único cierto es que muy seguramente fue apartada de sus compañeras por soldados soviéticos que intentaron violarla. Lo que no sabemos es si intentó suicidarse antes de que aquello

ocurriera o si fue muerta por soldados rusos. Refior, Hans

Oficial de la Wehrmacth, y más concretamente del Heer. Era Jefe del Estado Mayor del General Helmuth Reyman durante la Batalla de Berlín. Reymann fue uno de los generales encargados de defender Berlín desde el 6 de marzo. Hans fue capturado con el resto de tropas alemanas que trataron de huir con Mohnke el 2 de mayo de 1945. Se desconoce cual fue su destino una vez

que cayó prisionero de los rusos. Schach, Gerhard

Nació el 8 de marzo de 1906 en la ciudad de Berlín. Después de estudiar en el instituto local, se convirtió en comercial de una empresa de textiles. El 1 de agosto de 1928 se unía al NSDAP, donde destacó como buen asesor, convirtiéndose en líder del NSDAP de uno de los distritos de Berlín. Desde 1933, Schach estuvo durante algún tiempo en el Parlamento de Prusia como un miembro elegido del partido nazi. Después de la disolución de este

parlamento fue miembro del Reichstag, representando al distrito oriental de Berlín de Horst Wessel. En febrero de 1944 Schach fue nombrado Inspector regional de Berlín por Joseph Goebbels, para preparar a la población para los bombardeos. Consiguió escapar del búnker y del cerco que los rusos sometían a la capital. Murió en enero de 1972. Schaub, Julius

Nació el 20 de agosto de 1898. El 1 de enero de 1925 comenzó a trabajar como ayudante y asesor personal de

Hitler y fue elegido uno de los mejores trabajadores de la plantilla del futuro dictador muy pronto. Trabajó estrechamente como su adjunto y muy cerca de Hitler hasta 1945. La buena relación entre ellos queda más que patente cuando en las segundas nupcias de Schaub, Hitler fue su testigo. Fue con Hitler el 16 de enero de 1945 al Führerbunker, aunque muy pocos días después ordenó a su hombre de confianza que fuera a su apartamento privado de Berlín y a Berghof en Obersalzberg para deshacerse de los papeles personales del Führer. También se encargaría de destruir el tren privado de Hitler, cosa que consiguió después de huir de Berlín. A pesar de llevar

documentación falsa fue capturado por los americanos el 8 de mayo de 1945, estando prisionero hasta febrero de 1949. Este miembro de las SS, que alcanzó el rango de Obergruppenführer (General de Infantería), no le acusó de crímenes de guerra. Ya libre, vivió en Múnich hasta su muerte en 1967. Schenck, Ernst-Günther

Nació el 3 de octubre de 1904 en la ciudad alemana de Marburg. Fue un doctor afiliado a las Waffen-SS y llegaría a alcanzar el rango de Coronel. Se unió a las SS en 1933.

Durante la guerra, fue un miembro activo del ejército y de los experimentos médicos de las SS. Concretamente tuvo un importante papel en la creación de un campo de hierbas medicinales en el campo de concentración de Dachau, el cual (dicen las fuentes) contenía unas 200.000 hierbas medicinales. En 1940 fue nombrado inspector de nutrición de las SS. Creó unos complementos de vitaminas para los soldados de las SS que fueron enviados al frente. En 1943 desarrolló una proteína que fue desarrollada para ser utilizada en el frente por soldados de las SS. Fue probada en 370 prisioneros de Mauthausen, y algunos de ellos murieron a causa de tales experimentos.

Estaba presente en Berlín cuando trabajó como voluntario en un hospital improvisado situado en el sótano de la Cancillería, cerca del Führerbunker. Aunque no era un cirujano, estuvo operando a heridos de la batalla, realizando casi una centena de operaciones. Allí, conoció y ayudó al doctor Werner Haase. Durante la batalla de Berlín visitó a Hitler en dos ocasiones, cuando Hitler le agradeció sus servicios en el hospital de la Cancillería y durante la ceremonia de celebración de la boda de Hitler, cuando acompañó a Haase para que Hitler le pidiera consejo sobre cual era la mejor forma para suicidarse. Capturado por los rusos fue liberado

10 años después. Ya en Alemania se le prohibió volver a ejercer la medicina por sus experimentos durante la guerra. Schenck fue retratado como un oficial sensato en la película de El Hundimiento, sin mencionar sus oscuros experimentos. Schenck murió el 21 de diciembre de 1998 en Aache, Alemania. Schroeder, Christa

Nacida el 19 de marzo de 1908 fue otra de las secretarias de Hitler. Nació en un pequeño pueblo alemán llamado Hannoversch Mudën. Tras estudiar secretaría de dirección en un colegio de

oficios tras la muerte de sus padres, comenzó a trabajar para un abogado durante un año, entre 1929 y 1930. Tras una pequeña entrevista a principios de 1933 (había conseguido la entrevista gracias a su actual jefe, un líder de la SA, futuras SS), con Hitler en persona, comenzó a trabajar para él. Vivió, como el resto de las secretarias, allá donde estaba Hitler, como por ejemplo la Wolfsschanze y posteriormente el Führerbunker. Tuvo ocasión de marcharse con el resto del personal que huyó al Berhof el 22-23 de abril, pero decidió permanecer con Hitler. Estaba presente aún en el búnker cuando el Führer se suicidó la tarde del 30 de abril de 1945.

Consiguió escapar del cerco de Berlín tras ser violada junto al resto de secretarias por soldados soviéticos. Capturada por los aliados fue interrogada por fuerzas francesas al servicio de Estados Unidos. Publicaría varios libros basándose en sus propios interrogatorios. Murió en 1984 en Múnich. Tornow, Fritz

Sargento del Heer, veterinario y asistente del perro de Hitler, Blondi. También cuidaba de los perros de Eva Braun, y de su propia mascota, un perro

salchicha. Por extraño que parezca Tornow se vio obligado a matar el perro de Hitler el 30 de abril cuando el Doctor Haase le suministró al animal una cápsula de cianuro, para que Hitler pudiera comprobar la efectividad de la misma, aunque quién se la obligó a dar al perro fue él mismo. Después mató a los cuatro cachorros de Blondi de varios disparos, tras cogerlos anteriormente de los brazos protectores de los hijos de Goebbels. A continuación mató a los dos perros de Eva Braun y su mascota con inyecciones letales. Wagner, Walter

Era un notario berlinés que trabajaba en el Ministerio de Propaganda de Goebbels, además de ser abogado y un miembro del partido nazi. A medida que los rusos se acercaron y sitiaban Berlín, se unió al ejército para luchar por su ciudad obligatoriamente, debido a las milicias locales propulsadas por Goebbels, las Volkssturm. Goebbels le pidió que casara a Hitler, cosa que hizo después de medianoche del día 29 de 1945. Fue una escena corta, de unos 2 minutos, y con ese gesto, Wagner pasó a la historia. Como otros muchos alemanes, murió defendiendo Berlín, muy posiblemente luchando contra los soviéticos.

Wolf, Johanna

Nació el 1 de junio de 1900 y fue la jefa de las secretarias de Hitler. Nacida en Múnich como muchos miembros del personal de Hitler (le gustaba rodearse de gente de ciudad nacida donde vio la luz el nacionalsocialismo). Se unió al personal de Hitler como tipógrafa en 1929, y poco después se afiliaba al NSDAP. En 1933, una vez Hitler convertido en Canciller, se convirtió en parte del personal de la Cancillería del Reich, además de convertirse en la jefa de las secretarias de Hitler. De hecho, era la secretaria que más

tiempo llevaba con Hitler, por lo que tenían mucha confianza con ella. Normalmente Hitler se dirigía a las secretarias con el nombre de “señora o señorita”, mientras que a ella la llamaba “Wölfin” (La mujer lobo en alemán). Marchó con el resto del personal de Hitler al Führerbunker en enero de 1945, donde permaneció hasta el 22 de abril de 1945, fecha en la que Hitler le ordenó viajar a su casa en Berchtesgaden para quemar sus papeles personales junto con otros miembros de su servicio personal. Fue hecha prisionera cerca de Berchtesgaden, el 23 de mayo, por tropas americanas. Seria prisionera hasta enero de 1948. Tras su liberación regresó a Alemania.

A pesar de ser la secretaría más cercana a Hitler no escribió nada sobre la figura del Führer ni concedió ninguna entrevista, llevándose a la tumba todos los secretos que pudiera conocer en 1988. von Below, Nicholaus

Nació el 20 de septiembre de 1907 en la ciudad alemana de Anklam, en el estado alemán de Jargelin, en la provincia de Pomerania. Nació en el seno de una familia aristocrática y gracias a su posición y educación se unió a la Luftwaffe. Below se convirtió

en adjunto de Hitler y de enlace con la Luftwaffe en 1937 hasta 1945. Durante la cena de navidad y año nuevo de 1944, Hitler le confesó a Below que: «Se que la guerra está perdida. La superioridad del enemigo es muy, muy notable.» Aunque también le confirmó que aún la guerra no estaba perdida y que nunca se rendirían. Estuvo presente en el Búnker cuando Hitler se casó y fue testigo de excepción de la boda, aunque no firmara el documento. Below

consiguió escapar de Berlín el 30 de abril. Escribió un libro sobre sus memorias y murió en Detmold, Alemania, en 1983. Zander, Wilhelm

Nació el 22 de abril de 1911 en Múnich. Era Standartenführer (Coronel) y miembro de las Waffen-SS. Durante la 2ª Guerra Mundial fue el adjunto de Martin Bormann, el secretario de Hitler. Sobrevivió a la caída de Berlín, huyendo de Berlín con una de las copias del Testamento Político de Hitler. No

sabemos nada de su vida posterior. Parece ser que después fue encontrado por algunos estudiosos de la 2ª Guerra Mundial y se cambió el nombre por el de Paustin. Trabajó como jardinero hasta su jubilación. Moría el 27 de septiembre de 1974.

Guía Rápida de los ocupantes del Führerbunker y fecha de huida Nombre Día De Huida Robert Ley 21 de abril Karl Gebhardt 22 de abril Julius Schaub 22 de abri l Christa Schroeder 22 de abril Johanna Wolf 22 de abril Theodor Morell 23 de abril Albert Speer 23 de abril Joachim von Ribbentrop 23 de abril Walter Frentz 24 de abril Robert Ritter von Greim 28 de

abril Hanna Reitsch 28 de abril Walter Wagner 28 de abril Bernd Freytag von Loringhoven 29 de abril Gerhardt Boldt 29 de abril Rudolf Weiss 29 de a b r i l Wilhelm Zander 29 de abril Heinz Lorenz 29 de abril Willy Johannmeyer 29 de abril Nicolaus von Below 30 de abril Armin D. Lehmann 1 de mayo Constanze Manziarly 1 de mayo Else Krüger 1 de mayo ErnstGünther Schenck 1 de mayo Georg Betz 1 de mayo Gerda Christian 1 de mayo Gerhard Schach 1 de mayo Hans Reisser 1 de mayo Hans-Erich Voss 1

de mayo Heinrich Doose 1 de mayo Johann Rattenhuber 1 de m a y o Martin Bormann 1 de mayo Otto Günsche 1 de mayo Walther Hewel 1 de mayo Alwin-Broder Albrecht 1 de mayo Artur Axmann 1 de mayo Ewald Lindloff 1 de mayo Günther Schwägermann 1 de m a y o Hans Baur 1 de mayo Heinz Krüger 1 de mayo Heinz Linge 1 de mayo Josef Ochs 1 de mayo Ludwig Stumpfegger 1 de mayo Peter Högl 1 de mayo Traudl Junge 1 de mayo Werner Naumann 1 de mayo Wilhelm Mohnke 1 de mayo

Hans Refior 2 de mayo Helmut Kunz 2 de mayo Helmuth Weidling 2 de mayo Rochus Misch 2 de mayo Siegfried Knappe 2 de mayo Theodor von Dufving 2 de mayo

Guía Rápida de los ocupantes del Führerbunker asesinados, muertos o capturados Nombre Motivo / Fecha Adolf Hitler Suicidio/30 De Abril Erna Flegel Capturada/2 De Abril Ernst-Robert Grawitz Suicidio/24 De Abril Eva Hitler Suicidio/30 De Abril Franz

Schädle Suicidio/1 De Mayo Fritz Tornow Capturado/2 De M a y o Hijos de goebbels Asesinados/1 de mayo Hans Krebs Suicidio/1 de mayo Hermann Fegelein Fusilado/29 de abril Johannes Hentschel Capturado/2 de mayo Joseph Goebbels Suicidio/1 de mayo Magda Goebbels Suicidio/1 de m a y o Werner Haase Capturado/2 de mayo Wilhelm Burgdorf Suicidio/1 de mayo NOTA: Los capturados el 2 de mayo aún estaban en el führerbunker yfueron capturados por tropas soviéticas.

La Batalla Berlín

de

Cronología

Día Acontecimiento 16 de abril En su orden del día, Hitler proclama: "Si en el frente del Este cada soldado cumple con su obligación, el último ataque asiático se verá frustrado, exactamente como al final también fracasará la irrupción

de nuestros adversarios por Occidente. Berlín siempre será alemana, Viena volverá a ser alemana y Europa jamás será soviética". El Grupo de Ejércitos del Mariscal Zhukov, desde el Oder, y el del Mariscal Koniev, en el Neisse, inician el último y gran ataque conjunto para rodear y ocupar la capital del III Reich. 19 de abril Las dos cuñas del impetuoso avance ruso alcanzan el río Spree, cerca de Spremberg. 20 de abril Grupos avanzados del Ejército Rojo llegan a los suburbios de Berlín. En el

búnker de la Cancillería del Reich desfilan las últimas personalidades para felicitar al Führer que cumple 56 años; entre ellas se encuentran presentes Goering, Von Ribbentrop, Bormann, Keitel, Dönitz, Himmler, Goebbels y Speer. 21 de abril. El grupo de ataque de las tropas soviéticas que irrumpe por el norte, penetra en los barrios berlineses de Lichtenberg, Niederschoenhausen y Frohnau. Se inicia el cañoneo y estallan los primeros obuses rusos en el centro de la capital.

El último tren alemán de mercancías, cargado de carbón, llega al Berliner Westhafen. Los altos funcionarios ministeriales y sus organismos abandonan Berlín. Se realiza el último bombardeo de la aviación estadounidense sobre la capital germana; estadounidenses e ingleses han lanzado sobre su población, durante la guerra, 45.517 toneladas de bombas explosivas e incendiarias. 22 de abril. Venciendo fuerte resistencia, las tropas rusas procedentes del noreste penetran en los suburbios de

Buchlolz, Blankenburg, Heinersdorf, Malchow y Biesdorf. Llegan a los distritos de Pankow, Weissensee y Lichtenberg y alcanzan el círculo interior de defensas de la ciudad. Las últimas esperanzas, el "milagro" que todavía esperaba Hitler, se derrumban. Goebbels hace un llamamiento a los "soldados y heridos que aún puedan empuñar un arma se presenten voluntaria e inmediatamente en el puesto de mando berlinés de Johannisstrasse... Soldados, heridos, hombres de Berlín... ¡a

las armas!", invoca inútilmente por la radio, porque todos ya están en armas. 23 de abril. Tropas rusas conquistan Frohnau y gran parte del distrito de Pankow. Sangrientas luchas se suceden en las calles de la capital, nadie pide ni da cuartel. Algunas líneas del metropolitano dejan de prestar servicio. Hitler asume el mando supremo de las fuerzas que defienden Berlín y ordena al XII Cuerpo de ejército del General Wenck que acuda en auxilio de la capital. Desde un lugar de la Alemania del Sur,

Goering pide autorización para constituir, un gobierno del Reich, sustituyendo a Hitler. La respuesta es inmediata, queda destituido y de la Cancillería sale una orden de detención, acusado de traición. 24 de abril. Unidades acorazadas de los dos grupos de ejército soviéticos que operan sobre Berlín establecen contacto en Nauen; la capital del Reich está cercada. Prosiguiendo su sangrienta lucha por las calles, los rusos avanzan hasta Zehlendorf, Tempelhof y Neukoeln. Por última vez,

aparece el Voelkischer Beobachter, órgano del Partido Nacionalsocialista y portavoz del Ministerio de Propaganda del Reich. Las avanzadas rusas alcanzan Potsdam y Brandeburgo. Por cada alemán que cae, mueren tres o cuatro rusos, pero eso no tiene importancia, 25 de abril. Las tropas rusas se han establecido sólidamente en la mayor parte de los suburbios berlineses, pero prosiguen las violentas luchas en las calles de los distritos del este y norte de la ciudad. Las mujeres son

violadas delante de sus hijos y esposos que son amarrados en sillas para espectar el abuso. Muchas mujeres logran salvar la vida ofreciendo teléfonos y artefactos eléctricos que los siberianos jamás habían imaginado que existían. Tanques rusos irrumpen en Sehlendorf, Neukoeln y en el canal de Teltow. Deja de funcionar la última línea del metropolitano por hallarse la central eléctrica de Unterspree bajo el fuego de la artillería rusa. El mando de las fuerzas de ocupación ordena sea

constituido un concejo civil alemán en el sector BerlínK a r l s h o r s t . 26 de abril. Violentos combates en las calles de Zehlendorf, Campo de Tempelhof, Charlottenburg y en las estaciones de Silesia y Goerlitz. El mando soviético nombra alcalde del distrito de Zehlendorf al ingeniero agrónomo Georg Schulze y le encarga reorganice la administración municipal. En un campo improvisado en la Ost-West-Achse, y en un avión pilotado por Hanna Reitsch, aterriza en la capital el Coronel

General von Greim, que resulta levemente herido; Hitler lo nombra Comandante en Jefe de la Luftwaffe en sustitución de Goering. Desde su refugio de la Cancillería, el Führer hace continuos llamamientos a los Ejércitos 9º y 12º, y a otras unidades, para que acudan y rompan el cerco de la capital. El General Weidling es nombrado comandante en jefe de la defensa de Berlín. 27 de abril. Los rusos penetran en los distritos de Schoeneberg y Kreuzberg y ocupan el de Spandau. Rebasando

Charlottenburg por el noreste y Tempelnofer Feld por el sur, los tanques soviéticos irrumpen en el centro de la capital. Los teléfonos y las bicicletas dejan ya de salvar vidas. La ropa, pieles, zapatos, joyas y platería son los más preciados trofeos. Violentas luchas en la Alexanderplatz y en la Puerta de Hace. Por la tarde, la Cancillería del Reich es constantemente bombardeada por la artillería soviética. Los miembros de la Volkssturm, niños y ancianos, ya no tienen mandos y tratan de llegar a sus

casas para defender a su familia. 28 de abril. Prosigue la lucha casa por casa en el centro de Berlín. Muchachos de las Juventudes Hitlerianas defienden los puentes del Havel en Pichelsdorf. Se lucha en la Potsdamerplatz y en las cercanías del antiguo Reichstag (Parlamento). Desesperadas llamadas desde el búnker de la Cancillería: "Si no recibimos ayuda en las próximas 36 o 48 horas, será demasiado tarde". Hanna Reitsch consigue salir de Berlín con su avión llevando a bordo al, ahora, General

Mariscal von Greim. Hitler celebra una última reunión para cambiar impresiones con Goebbels y Bormann. El XII Cuerpo de Ejército alemán, después de romper el cerco y liberar a un grupo de tropas alemanas en Potsdam y unirse con los restos del 9º Ejército, es detenido en su marcha sobre Berlín por los contraataques rusos. El Coronel General Bersarin es nombrado jefe de las tropas de ocupación y comandante supremo en Berlín. 29 de abril. El cerco va estrechándose: Grunewald,

Reichsportfeld. Havelbrueckel y la estación de Anhalt y la Alexanderplatz forman la línea del frente. La Cancillería es constantemente bombardeada por la artillería; unos tanques rusos que irrumpen por la Wilhelmsplatz con dirección a la Cancillería son contenidos a sólo 400 metros de este lugar. Niños y ancianos pelean a muerte defendiendo a madres e hijas. Ya los rusos no piden ni aceptan nada, su sed es sólo de ven gan z a. 01:00 h.: En la cancillería, el consejero de la ciudad, Walter Wagner, levanta

acta de matrimonio de Adolf Hitler y Eva Braun, firmando como testigos Josef Goebbels y Martin Bormann. 02:00 h.: Hitler se retira con una de sus secretarias, la señorita Junge, a sus habitaciones para dictarle sus testamentos político y privado. 05:30 h.: Tres correos llevando sendas copias de los testamentos de Hitler salen del búnker de la Cancillería: el jefe de las SS y ayudante de Bormann, Wilhelm Zander, tiene orden de entregarla al Gran Almirante Dönitz; el comandante Willi Johannmeier,

ayudante de Hitler, para ponerla en manos de Schoerner, y el ayudante de prensa Heinz Lorenz para su divulgación pública. 12:00 h.: Para estudiar la situación e intentar algún medio para aliviarla, se reúnen el teniente Coronel Weiss, el Comandante Freitag von Loringhoven y el Capitán Boldt, quienes deciden cruzar las líneas rusas para ponerse personalmente en contacto con los jefes del 12º Ejército y apremiarles para una más rápida acción sobre Berlín. 13:30 h.: Los tres oficiales

salen del búnker y cruzan la ciudad, pero no logran alcanzar al ejército de Wenck. 16:00 h.: Hitler ordena al doctor Haasc que envenene a su perra pastor "Blondi"; a los cachorros los matan a tiros. Seguidamente, el Führer distribuye cápsulas de cianuro a sus secretarias. 21:11 h.: El comandante militar de Berlín propone de nuevo romper el cerco, afirmando que los rusos, a lo sumo, ocuparán la Cancillería el día 1° de mayo. Hitler rechaza la propuesta. 22:00 h.: El Coronel de la Luftwaffe, von

Below, uno de los ayudantes del Führer, abandona el búnker por orden de éste, para llevar un mensaje al mariscal Keitel, quejándose de los errores del Cuartel General de la Wehrmacht. 22:30 h.: Hitler recibe la noticia del asesinato de Mussolini. El Eje se derrumba. 23:00 h.: El Führer da la orden de preguntar por radio al Mando Supremo de la Wehrmacht, en Mecklenburgo, sobre el lugar dónde se encuentran las avanzadillas de W e n c k . 30 de abril. Los ejércitos soviéticos, apoyados

por potentes formaciones acorazadas, van penetrando en el barrio de los ministerios del Reich y ocupan la mayor parte del Tiergarten, el Ministerio del Interior y el Reichstag, en donde izan la bandera roja a las 14:25 h. Se lucha con inaudita violencia en la Friedrichstrasse, en la Potsdamerplatz y en el Puente de Weidendamm. El jefe de las fuerzas de ocupación rusas nombra nuevos alcaldes para los distritos de Neukoeln, Tempelhof y Merienfeld. El comunicado oficial de la

Wehrmacht dice: "Prosigue con igual violencia la heroica lucha en el centro de la capital del Reich. Desde las casas y en las calles combaten encarnizadamente secciones de la Wehrmacht, Volkssturm y Juventudes Hitlerianas, que resisten en el núcleo de la ciudad". Nadie pide clemencia a sabiendas que no hay merced por parte de los rusos. 01:00 h.: El OKW (Mando Supremo de la Wehrmacht) responde al radio de las 23 h. del día anterior comunicando que al 12º Ejército de Wenck le es

imposible continuar abriéndose camino hacia Berlín. 02:30 h.: Hitler se despide silenciosamente de todos los que con él están refugiados en el búnker. 03:15 h.: Bormann envía el siguiente radio a Dönitz: "Las divisiones de socorro están contenidas y no pueden liberar al Führer. Este ordena que rápidamente y sin consideración alguna se proceda contra los traidores. El Führer vive y dirige la defensa de Berlín." 08:00 h.: La guardia del búnker recibe la orden de recoger el suministro

para todo el día, ya que las salidas serán cerradas. A partir de ese momento no existe el mañana en la Cancillería del Reich. 12:00 h.: Se celebra un nuevo cambio de impresiones para estudiar la situación. 13:00 h.: El chofer del Führer, Kempka, recibe la orden de tomar 200 litros de gasolina en latas y llevarlos al patio de la Cancillería pero consigue sólo 180 de vehículos abandonados. 14:00 h.: Hitler se sienta a la mesa por última vez y come en compañía de sus secretarias y su cocinera personal. Eva

Braun se queda en sus habitaciones. 15:00 h.: Hitler y Eva se despiden de Goebbels, Bormann, Burgdorf, jerarcas, altos funcionarios y secretarias que aún siguen en el búnker y luego se retiran a sus habitaciones. 15:30 h.: Hitler se suicida disparándose un tiro en la boca; su mujer Eva Braun, se envenena. El ayudante de cámara del Führer, Linge, envuelve el cadáver del Führer en una manta y con la ayuda de algunos SS lo saca al exterior depositándolo en el patio de la

Cancillería. Bormann penetra en la habitación de Eva, saca el cadáver en brazos, lo entrega a Kempka y éste lo pasa a Guensche, quien lo coloca al lado del de Hitler, a unos 3 metros de distancia de la salida de emergencia del búnker. Los cadáveres son rociados con gasolina, Guensche enciende un trozo de papel y con éste prende fuego a la gasolina. El bombardeo de la artillería rusa obliga a todos a refugiarse a la entrada del búnker: Goebbels, Bormann, Guensche, Linge, Kempka y Burgdorf están

firmes y saludan con el brazo en alto. Luego, penetran de nuevo en el refugio. Los cadáveres arden durante unas horas, pero sólo quedan c a r b o n i z a d o s . 18:07 h.: Bormann expide el siguiente radio a Dönitz, en Ploen: "En sustitución del antiguo Mariscal del Reich, Goering, el Führer le ha nombrado a usted, mi gran almirante, su sucesor. Están en camino los poderes por escrito. Desde ahora, dispondrá usted de todos lo poderes necesarios para tomar las medidas que requiera la actual situación."

23:30 h.: Los ocupantes del búnker establecen comunicación por radio con el cuartel general soviético. El Mariscal Zhukov declara estar dispuesto a recibir a un emisario debidamente acreditado con poderes. 01 de mayo. Los restos de la Wehrmacht, del Wolkssturm y de las Juventudes Hitlerianas siguen luchando, escindidos en reducidos grupos, por casi toda la ciudad. Muchos de ellos en su propia casa, mantienen una pistola para salvar a sus familiares en el último

momento. Las situaciones son dramáticas, niños de 12 y 14 años siguen uniformados tratando de mantener a raya a los rusos, mientras sus madres tratan de quitarles los uniformes para salvar sus vidas. El comunicado de la Wehrmacht es el siguiente: "En un espacio reducido del centro de la ciudad, se combate en derredor del Führer contra fuerzas bolcheviques numéricamente superiores. Bajo un violentísimo fuego artillero y constantes ataques de la aviación, la heroica lucha

continúa." A última hora de la noche, Dönitz publica una orden del día para la Wehrmacht y hace un llamamiento al pueblo alemán. El primer grupo el comunistas alemanes emigrados, entre ellos Walter Ulbricht, llega a Bruchmuehle, cerca de Berlín, procedente de Moscú. 01:00 h.: Comisionado por Goebbels y Bormann, el General Krebs se dirige a entrevistarse con el mariscal Zhukov para pedirle el armisticio. Ofrece la rendición de la Cancillería a condición de que sus ocupantes puedan

abandonarla libremente. 01:55 h.: Dönitz, desde Ploen, envía el siguiente radio: "Mi Führer. Mi fidelidad hacia usted es incondicional y haré cuanto esté en mi mano para ayudarle en Berlín. Si a pesar de ello el destino me obliga a gobernar al Reich Alemán como sucesor de usted, terminaré la guerra del modo que exige el heroísmo del pueblo alemán." 03:00 h.: Krebs inicia conversaciones con el mariscal Zhukov y le hace entrega de una carta firmada por Goebbels y Bormann dando cuenta de la muerte de Hitler.

07:40 h.: Bormann expide un radio a Dönitz comunicando: "Testamento en vigor. Me uniré cuanto antes con usted". 12:00 TD h.: El General Krebs regresa al búnker y comunica que el mariscal ruso ha rechazado la oferta; exige la rendición incondicional y la entrega de todas las personas refugiadas en la Cancillería. 14:46 h.: Goebbels y Bormann envían un radio a Dönitz: "El Führer ha muerto ayer a las 15,30 horas. En su testamento del día 29 le confía a usted el cargo de Presidente del Reich..." 16:30

h.: La mayor parte de los refugiados en el búnker se preparan para la huida, en la confianza de romper el cerco. 17:00 h.: Los seis hijos del matrimonio Goebbels son e n v e n e n a d o s . 20:30 h.: Goebbels y su esposa se suicidan. Acto seguido, sus cadáveres son sacados al exterior, rociados con gasolina e incendiados, pero el fuego se apaga pronto. 21,30 h.: La emisora de Hamburgo anuncia la inminencia de un importante comunicado, y a continuación emite música solemne de

Wagner y Bruckner. 22 h.: Empieza la evacuación de las 400 personas que hasta entonces han permanecido en el búnker de la Cancillería con ánimo de cruzar las líneas rojas y alcanzar alguna parte del territorio alemán no ocupado, entre ellos Bormann, Axmann, Naumann, Kempka y Stumpfegger. Los generales Burgdorf y Krebs se suicidan. 22:26 h. Radio Hamburgo anuncia: "Desde el Cuartel General del Führer, Adolf Hitler, luchando hasta el último momento contra el bolchevismo

desde su puesto de mando de la Cancillería, ha muerto por A l e man i a." 2 de mayo El General Weidling, comandante militar de la plaza, capitula, terminando así de manera "oficial" la resistencia de Berlín. Cuando abandona su puesto de mando en los sótanos de la Cancillería los soldados soviéticos montan ya la guardia ante la puerta del búnker, en el mismo patio donde yacen los calcinados despojos de Hitler y Eva Braun. El Tercer Reich, el "imperio de los mil años" llegó a su fin.

Breve Historia de la Batalla de Berlín La batalla de Berlín fue el inició de la última batalla a gran escala en Europa de la 2ª Guerra Mundial. En los acuerdos de Yalta producidos un año antes, aliados y rusos habían acordado que serían los soviéticos y no otros quienes entrarían en Berlín. Por supuesto, los políticos no contaban con el ardor bélico de algunos generales y tanto el mariscal Montgomery como el General Patton estaban deseando llegar con sus fuerzas

lo antes posible a Berlín, de tal forma que Stalin tendría que plegarse ante la política de hechos consumados llevada a cabo por los aliados, aunque tanto Churchill como Eisenhower estaban muy de acuerdo en ese punto: serían las fuerzas soviéticas y no las aliadas las que atacarían Berlín. ¿El por qué? Sencillamente los aliados preferían ahorrar vidas, material y tiempo que los rusos podrían sacrificar alegremente en un objetivo que no tenía ningún interés estratégico ni militar. El Reich ya estaba hundido, y era cuestión de tiempo que acabara la guerra. Los americanos y británicos sabían perfectamente que Hitler haría lo imposible por defender su capital, tal y como habrían hecho los

rusos. Los soviéticos querían ese prestigio y los aliados estaban muy contentos de poder cederles aquello que costaría miles y miles de vidas. No obstante, si hubo movimientos de tropas que pudieron hacer sospechar a los soviéticos, y más concretamente a Stalin que los aliados podrían intentar atacar Berlín. En realidad no fue más que un pequeño juego para "meter prisa" a los soviéticos, haciéndoles pensar que si iban a atacar la capital alemana. Bien es cierto, que Patton tuvo ordenes explicitas de no cruzar el Rin, porque de haberlo hecho, quizás habrían sido las fuerzas americanas quienes hubieran conquistado Berlín gracias al demoledor avance de las tropas del país de la

libertad. Mientras todo esto ocurría, Stalin estaba muy preocupado... ¿y si los aliados decidían atacar Berlín antes que él? Por eso decidió tomar cartas en el asunto definitivamente. Reunió a los mariscales Georgi Zhukóv e Ivan Koniev, los dos mariscales más importantes del ejército rojo. Stalín les preguntó: «—¿Quién tomará Berlín primero, nosotros o los aliados? —Nosotros —respondieron los dos mariscales soviéticos al unísono.»

Stalin, tan astuto como era, había mandado a los dos militares más famosos y que más rivalidad tenían entre sí para ver quien conseguía mayores éxitos militares. Les ordenó tener listo un plan lo antes posible a cada uno para así hacerles creer que dejará tal labor a uno u otro. El primer frente Bieloruso de Zhukov estaba en el río Oder, a tan sólo 80 kilómetros al este de Berlín con una cabeza de puente asegurada al oeste de la de Küstrin. La ofensiva comenzaría con el cañoneo incesante de diez mil piezas de artillería, a la vez que iluminaría con 140 deflectores a los defensores alemanes, esperando

cegarles de esta formay luego enviar a la infantería al ataque con armas cortas. El ataque principal se llevaría a cabo en la cabeza de puente de Küstrin por donde avanzarían 6 cuerpos de ejército (4 de infantería y 2 de tanques), además de dos grupos de ejército protegiendo los flancos, es decir, unos 750.000 hombres apoyados por aviación, puesto que ya por aquellas fecha la Luftwaffe ya apenas tenía aparatos. Con ello arrasaría a los germanos y llegaría a Berlín en muy pocos días. Koniev, en cambio, se encontraba a 121 kilómetros aproximadamente al sur de Berlín. Su Primer Frente Ucraniano estaba cerca del río Neisse. Tenía a su disposición 7.500 piezas de artillería, 7

ejércitos (5 de infantería y 2 de blindados). Con sus hombres trataría de marchar a máxima velocidad hacía Berlín. Stalín aprobó ambos planes, es decir, ambas fuerzas iniciarían su avance hacía Berlín. Las operaciones comenzarían el 16 de abril, de tal forma que solamente tenían 13 días para preparar a sus hombres para el inicio de la operación. Las fuerzas alemanas del general Wenck que debían salvar a Berlín e iniciar una ofensiva, apenas tenía recursos tras pelear constantemente contra las fuerzas americanas del 9º Ejército. Estaba claro que el ejército alemán ya estaba en las últimas. Sin recursos humanos, sin combustible, sin apenas municiones y

sin unidades de reserva, convertía a la Wehrmacht en un débil adversario... pero que a pesar de la situación aún podía movilizar a 10 millones de soldados, en su mayoría viejos y niños, pero unidades al fin y al cabo. Los alemanes no pasaban por su mejor momento de moral, mientras que los rusos estaban en el opuesto contrario tras conseguir grandes victorias y la promesa de Stalin de poder saquear Berlín a placer. En el bando alemán comandaba las tropas del Vístula Heinrichi, un veterano general, bajo cuyo mando estaba el Tercer Ejército Panzer de Manteuffel (ganador de los Diamantes para la Cruz de Caballero), que defendía el frente norte de Berlín, y

al sur el ejército del mariscal de Campo de Schörner. La ofensiva rusa comenzaría desde Varsovia. En territorio ocupado por los soviéticos había una gran cantidad de bolsas de resistencia de una gran cantidad de unidades. Desde Polonia, pasando por Prusia Ociddental como en la propia Alemania. Los alemanes contaban con unas 30 divisiones (divisiones de nombre, puesto que la mayoría estaban con efectivos inferiores al 10% de su total inicial), y tenían que hacer frente a 4 grupos de ejércitos, sin contar con las unidades del Mariscal Rokossovsky que atacaba desde el norte. La ofensiva soviética hacia Berlín partió de Varsovia, como una gigantesca

punta de lanza que terminaba en el puente de Küstrin. En toda Polonia había enormes bolsas con fuerzas alemanas rebasadas y rodeadas. El 16 de abril, a las 4 de la mañana, comenzaba oficialmente la Batalla de Berlín y la gran ofensiva soviética sobre la cabeza de puente que tenían los rusos en Küstrin. Los rusos ponían en marcha a sus 5.000 piezas de artillería que lanzaron unos quinientos mil proyectiles de artillería sobre las defensas alemanas, a la vez que les intentaban deslumbrar a los defensores en plena noche con cientos de cañones de luz antiaéreos, a la vez que 9 divisiones rusas de infantería y un ejército de tanques se lanzaban contra los alemanes.

El general Heinrici ya conocía a sus rivales, por lo que retiró a sus tropas del frente en cuanto tuvo constancia del bombardeo y se parapetó en unas defensas algunos kilómetros más atrás construidas sobre unas colinas de unos 200 metros de altura que las hacia difíciles de tomar, y lo más importante, constituían una efectiva defensa natural. Los altos de Seelow fue donde los alemanes lucharían. Por lo tanto la artillería rusa disparó en tierra de nadie, y cuando los focos se encendieron recortaron las figuras de los soldados soviéticos entre la noche, facilitando su eliminación por parte de los tirados alemanes. La estrategia rusa fue un sonoro fracaso, y el primer día de

combate los rusos tuvieron 6000 bajas entre muertos y heridos, 75 tanques destruidos y una docena de aviones, mientras que las bajas alemanas consistían en un par de tanques y unas 600 bajas, es decir, había causado baja 1 alemán por cada diez soviéticos. Los dos días siguientes fueron terribles para los alemanes y para los soviéticos. Los alemanes resistían sobre todo gracias a sus piezas antiaéreas, cañones de 88 milímetros convertidos en unidades antitanque, y las pocas unidades blindadas de las que disponían los alemanes brindaron excelentes resultados, además de piezas de artillería y tanques capturados al enemigo que en pequeñas cantidades ayudaron a aumentar sus

exiguas reservas. A pesar de que los alemanes no contaban con refuerzos, ni municiones, ni suministros, consiguieron mantener a ralla hasta el día 19 a los soviéticos, que lanzaban ataque tras ataque. Los rusos, preocupados porque sus unidades no avanzaban comenzaron a fusilar a los hombres que huían del campo de batalla, por lo que entre las bajas causadas por los alemanes y los propios soviéticos a sus propias unidades, la matanza y muertes de rusos fue brutal. Finalmente, y ante la imposibilidad de retrasar lo inevitable, Manteuffel comenzó una retirada ordenada, dejando atrás a soldados heridos armados para que protegieran la

retirada de sus compañeros. Finalmente las fuerzas soviéticas sobrepasaban a las fuerzas alemanas de retaguardia de Seelow a un coste realmente elevado, aunque el avance de estas unidades no pudo continuar durante mucho tiempo, dado que su avance fue detenido por el 56º Cuerpo Panzer al mando de Weidling que detuvo así el avance de Zhukov. Sin embargo Koniev en el sur consiguió revesar el río Spree y hacer huir a las fuerzas alemanas del mariscal Schörner. El 20 de abril, las unidades de Manteuffel eran rodeadas por las del soviético Rokossovsky, y el 9º Ejército era duramente golpeado y amenazaba por destruirse por completo de un

momento a otro. Zhukov consiguió llegar a tan sólo 35 kilómetros de Berlín, por lo que comenzó a bombardear la ciudad con su artillería de largo alcance. Ese mismo día, los dos ejércitos rusos se reunían, consiguiendo cerrar y rodear Berlín y al 9º Ejército. Ante esta situación tan desesperada para los alemanes, el general Wenck recibió la orden de Hitler de abandonar su posición en el Elba y socorrer Berlín lo antes posible para liberar Berlín. Hay que decir que el Ejército de Wenck y sus unidades lo eran solo de nombre, dado que apenas tenía efectivos. El general, a pesar de lo absurdo de su misión avanzó hacía Berlín. Consiguió enlazar sus tropas con el 9º Ejército, pero ante la

abrumadora superioridad de los soviéticos, Wenck decidió dar la vuelta y dirigirse hacía el oeste para rendirse a los Estados Unidos porque la liberación de la capital del Reich era una quimera. Ese mismo día, tras el avance de Zhukov a través de las colinas de Seelow, el flanco sur del Tercer Ejército al mando de von Manteuffel quedó desprotegido. Para proteger dicha posición se utilizó a las mermadas y debilitadas fuerzas del Tercer Ejército Panzer de las Waffen-SS al mando de Steiner. Hitler organizó sobre el papel un ataque coordinado del Tercer Ejercito Panzer desde el sur junto con el 9º ejército y el 4º Ejército Panzer de

Schörner para formar un nuevo frente y romper el avance de Zhukov. Nadie osó reprochar a Hitler el plan en la reunión, pero sencillamente era irrealizable... los alemanes no tenían unidades suficientes para llevar a cabo una ofensiva, por mucho que Hitler comenzara a enviar órdenes a las unidades mencionadas. Ese mismo día comenzaron los cortes de luz, y el metro y el tranvía dejaron de funcionar. Mientras Hitler se ocultaba de la realidad a varios metros bajo tierra, miles de civiles alemanes morían asesinados por las bombas, las tropas soviéticas y el fuego cruzado, mientras todas las mujeres de la ciudad eran violadas sistemáticamente y repitas veces por las fuerzas soviéticas.

El 21 de abril, a primeras horas de la mañana, el Tercer Ejército Panzer de Steiner y el 12º Ejército de Wenck recibieron las ordenes para realizar el ataque... un ataque que sencillamente no se llevó a cabo porque no había unidades suficientes para realizarlo. El 22 de abril el cerco a Berlín estaba casi cerrado y las tropas rusas estaban a menos de diez kilómetros del centro de la ciudad. Ese mismo día, Hitler se hundió en su sillón al ser informado que su plan de ataque ordenado a Wenck y Steiner no se llevó a cabo. Ese mismo día Hitler comprende que está todo perdido y da plena libertad a sus mandos para abandonar Berlín si lo desean... él morirá como un héroe

Wagneriano, muriendo en Berlín. El día 23, el general Weidling, jefe del 56º División Panzerkorps es nombrado comandante en jefe de la Defensa de Berlín, y en ese mismo momento las tropas de Weidling se retiran y repliegan hacía el interior de la ciudad para luchar casa por casa. El nuevo comandante de Berlín sabía que la ciudad no estaba preparada para defenderse. Con algo más de 50.000 hombres no se podía hacer frente a casi 500.000. A pesar de las barricadas y defensas interiores, al haberse construido sin orden ni concierto y al no tener un plan defensivo desde un principio, la batalla de Berlín estaba perdida desde su inicio. La ciudad

aguantaría muchos más días de lo previsto, pero sobre todo gracias al ardor combativo de los alemanes y a la guerra casa por casa que ya vivieron los germanos en Stalingrado. El día 24, las tropas alemanas iban retirándose poco a poco hacia el centro de la capital, mientras que los rusos continuaban con su orgía de sangre y destrucción. Hitler aún esperaba informes de los movimientos de Wenck y Steiner, dado que envió a sus dos oficiales de más confianza (Keitel y Jodl) a supervisar y a ordenar el avance de las fuerzas de los generales. El 9º Ejército de Busse marchaba hacia el oeste, pero su avance quedó rápidamente detenido por fuerzas rusas.

Wenck, a pesar de la inmovilidad inicial, avanzó varios kilómetros hacia Berlín. Cuando ya estaba cerca de la capital, llegó a la rápida conclusión que no podía romper el cerco ruso, pero si podía intentar liberar al 9º Ejército, rodeado y sobrepasado por los soviéticos al sur de la ciudad. Ambas unidades se reúnen y realizan una brecha en las líneas rusas durante ese día, brecha usada por muchos oficiales y civiles para abandonar la ciudad condenada. Mientras eso ocurre, Hitler nombra al general Student responsable de los Ejércitos del Vístula (últimas unidades en torno a Berlín), a la vez que ordena la detención y fusilamiento de Himmler y

Fegelein, adjunto del líder de las SS en Berlín. Mientras, en el centro de la capital, en el distrito gubernamental conocido como la Fortaleza, el general de las Waffen-SS Mohnke prepara a sus 400 hombres para luchar contra los rusos. El día 30 por la mañana, Mohnke informa a Hitler que sus hombres no aguantarán más de 24 horas y es en ese momento cuando Hitler decide quitarse la vida. A las 15:30 de ese mismo día, Hitler se suicida y la batalla por Berlín esta casi a punto de acabar. Se quemaría el cuerpo de Hitler, los supervivientes del Führerbunker intentarían escapar... pero eso, es otra historia. Oficialmente Weidling rindió la ciudad el día 2 de

abril de 1945, casi en el mismo momento en el que los primeros soldados soviéticos llegaron al Führerbunker...

Enigmas del Führerbunker y sus Ocupantes El final de la 2ª Guerra Mundial siempre estuvo cubierta por el misterio y las brumas de lo desconocido. Lo mismo ocurre con el final de la Batalla de Berlín y el Destino de los ocupantes del búnker. Mucha gente se hace una y otra vez la misma pregunta: ¿realmente murió Adolf Hitler en el búnker? Un estudio superficial de los hechos nos hace descubrir que la supuesta muerte de Hitler en el Búnker está abalada por el líder de las Juventudes

Hitlerianas, Axmann, el cual afirmó haber visto los cuerpos de Eva Braun, además de reconocer que ayudó a su incineración. Adolf Hitler

¿Por qué los historiadores de peso protegen esta hipótesis amparándose en solamente un testimonio? Por no confundir al gran público. En el momento en que se reconoce que un testimonio de una persona de "peso" dentro del antiguo régimen nazi confirma la muerte del Führer, no se hace mención al resto de personas,

testimonios y fuentes escritas que corroboran esta muerte. Con total seguridad podemos afirmar una cosa: Adolf Hitler murió en Berlín, el 30 de abril de 1945. Es una verdad totalmente absoluta, y el historiador o periodista que quiera vender otra versión lo hará precisamente para eso, vender libros de su última publicación. Todos los testigos que sobrevivieron a la Batalla de Berlín y a la caída del Reich, que estaban presentes en el búnker, afirman en sus Memorias y en sus interrogatorios repetidos una y otra vez ante el servicio de espionaje soviético cuando fueron capturados una y otra vez lo mismo. Todas las versiones son iguales en los mismos aspectos y

todas coinciden en la forma, el lugar, la hora y el día, además de cómo se deshicieron de los cadáveres posteriormente: la cremación con bidones de gasolina. Tal vez el lector esperará un final más épico o glorioso para el Führer alemán, pero esa es la verdad, pura y simple. Muchos historiadores y escritores de segunda fila han querido darnos una versión muy diferente, y una huida a Suecia junto con los dos "hijos" que tuvo con Eva Braun, o una huida a Sudamérica para esconderse en una casa de campo en lo alto de los Andes llamada Bestesgaden. ¿El hombre más buscado del mundo habría ido a vivir a un edificio con el mismo nombre que

tenía su casa en Europa? Suena un poco ridículo. Muchos de estos "historiadores vende libros" que resucitan a Hitler en sus "biografías apócrifas" con la "auténtica verdad sobre el paradero de Hitler" defienden su tesis afirmando que los restos que los soviéticos conservan hoy día no pertenecían a Adolf Hitler, sino que eran de una mujer. Bueno, hay que recordar que los soviéticos mezclaron los restos mortales de Eva Braun, Magda Goebbels, los 6 hijos del matrimonio Goebbels (de los cuales 5 eran niñas); de Joseph Goebbels y del propio Hitler en una fosa común, y que fueron extraídos de allí aquellos restos antes de que los incineraran por

completo. Muy seguramente, los escasos restos que conservan los rusos pertenezcan al cráneo de Magda Goebbels, que por error se identificó con los restos de Hitler (hay que recordar que los forenses soviéticos de principios de los años 70 no eran precisamente nuestro CSI actual), y que al tener un agujero de bala también lo dieron por supuesto. Además hay que recordar que el cadáver de Hitler fue reconocido gracias al historial dental que su dentista de Berlín guardaba cuando los soviéticos se lo requisaron. Efectivamente es muy difícil falsificar una dentadura por completo, y además esos informes fueron revisados a conciencia por los soviéticos, por lo

que no había duda alguna: allí estaban los restos mortales de Adolf Hitler. Martin Bormann

Durante muchísimos años se especuló también con la huida a Sudamérica de Martin Bormann, y una gran cantidad de literatura barata y publicaciones afirmaban sin "sombra de toda duda" que Bormann sobrevivió a la 2ª Guerra Mundial y que consiguió huir a América del Sur gracias a una identidad falsa. De nuevo, los historiadores vende libros ganaron la guerra durante muchos años, hasta que en 1972, en el lugar

donde varios testigos supervivientes del Führerbunker indicaron que Bormann y el médico de Hitler (el coronel Stumpfegger) habían muerto. Hasta 1999 se especulaba que aquellos restos podían pertenecer a Bormann. Ese año se tuvo la certeza absoluta de que aquellos restos pertenecían a Martin Bormann y Stumpfegger. Las pruebas de ADN son fiables al 100%, tanto que es una prueba irrefutable sin fallo alguno y valorada como prueba de peso por cualquier Tribunal. Las pruebas de ADN solicitadas por los hijos y descendientes de Martin Bormann confirmaron que aquellos restos correspondían con el secretario de Hitler, y la "eminencia gris" ya descansaba en paz, y no en

Sudamérica como muchos nos hicieron creer. Aún así hoy en día, decenas de publicaciones e "historiadores vende libros" continúan con su versión de los hechos, como si por la sencilla razón de seguir publicando mentiras sobre lo ocurrido ayudaran a forjar una nueva verdad sobre lo ocurrido. Hermann Fegelein

El destino y muerte de Fegelein nos sigue intrigando a eruditos y historiadores durante los últimos días del Tercer Reich. Está más que claro que Fegelein fue ejecutado en el

Führerbunker o bien el propio jardín de la Cancillería, y afortunadamente es un hecho sin sombra de toda duda. Pero, ¿por qué fue arrestado? Los testimonios citados en este libro dejan claro que Hitler descubre la traición de Himmler, el máximo responsable de las SS y la mano derecha de Hitler, y que le había traicionado al intentar conseguir la paz a espaldas del Führer al negociar él directamente con los británicos a través de un miembro de la Cruz Roja Suiza. Ese mismo día, el 28 de abril, Hitler ordena que Fegelein vaya inmediatamente a su presencia. Al no encontrarse en el búnker, se sospecha que haya podido huir sin permiso, por lo que se ordena su detención

inmediatamente. Es encontrado en su piso en Berlín vistiendo ropas de civil, con documentación falsa y dinero para abandonar el país. Una vez detenido es vestido de militar, todas sus condecoraciones y guerreras arrancadas y llevado ante Hitler. Una vez allí, Hitler habló con él. El que hablaron es hoy en día una incógnita. Lo único cierto es que ese mismo día se formó rápidamente un Consejo de Guerra presidido por el General Mohnke, el cual no pudo llevarse a cabo el juicio porque Fegelein estaba bebido y apenas podía articular palabra. Al día siguiente, un miembro de la guardia pretoriana de Hitler le descargaba varios tiros en las cercanías

d e l Führerbunker, bien en una habitación de la Cancillería o en el jardín interior. Desconocemos quién le disparó, aunque seguramente tuvo que tratarse de Linge, Peter Högl o alguien cercano al círculo de edecanes del Führer, pues Rochus Misch es el único que conoce el nombre de la persona que empuñó el arma y se ha negado a revelar al asesino (muy seguramente porque era amigo suyo). El cuerpo de Fegelein fue enterrado en una fosa común muy cerca del Führerbunker, por lo que es probable que aún permanezca enterrado en aquel lugar junto con otros soldados anónimos de aquellos turbulentos años.

Epílogo «El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Sino, ésta establecerá un fin para la humanidad.» John F. Kennedy La guerra es un horror donde las propiedades se destruyen, los campos se devastan y, lo más valioso, se pierden vidas humanas. No importa que bando tenga razón, ni cuales son los motivos que conducen al conflicto, ni si esta es legal o no o si es una guerra defensiva o de conquista. Lo cierto es que es una pesadilla donde la muerte, el sufrimiento y la sangre son omnipresentes. Sólo hay

que recordar las bajas producidas durante la Segunda Guerra Mundial para darse cuenta de ello y de la terrible escalada que, progresivamente, ha realizado la raza humana en su afán de destruirse a si misma. Se baraja la cifra oficial de unos cincuenta y cinco millones de muertos, una cifra que a nuestros oidos suena vacia y fría, (sobre todo por el embrutecimiento moral que nuestra actual sociedad va acumulando junto a las pérdidas de los valores más elementales), pero que quizás puesto de esta manera nos haga reflexionar: 55.000.000 de muertos. Entonces, siendo la guerra algo tan brutal y sangriento, ¿qué tiene para que las personas diriman de tal manera sus

diferencias y porque nos atrae tanto? A la primera cuestión no podemos responder, porque no es el momento y eso lo llevan intentando mentes más preclaras que las nuestras desde hace siglos, pero en cuanto a la segunda cuestión, el porque nos atrae tanto, podemos decir que la guerra tiene un componente épico y aventuro que es el que nos hace sentirnos atraídos por ella, por su estudio y vicisitudes, también por su descarnada violencia. En el mundo políticamente correcto que nos toca padecer en la actualidad, decir que la guerra nos interesa por su componente épico o violento es como mínimo invitar a los demás a que nos tachen de violentos, de extremistas

políticos y a que se nos tache de amantes de la guerra. Algo completamente absurdo, porque la guerra forma parte, por desgracia, de la Historia del ser humano y como tal no hay que olvidarlo y hay que estudiarla para aprender de los errores cometidos para no volver a recaer en ellos, cosa que, por desgracia, es una lección que no terminamos de aprender. Por eso, podemos sentirnos atraídos por la violencia desmedida de la guerra, por su épica violenta y no por eso ser nosotros mismos violentos. La Batalla de Berlín ponía punto y final al conflicto más sangriento y cruel de todos los tiempos. Y con ella se desmoronaba para siempre el final de una era, de una época, era el final del III

Reich de los mil años y de su loco Führer, Adolf Hitler. Hitler sucumbía en una ciudad cubierta de sangre y muertos, hecha escombros tras haber recibido millones de obuses soviéticos y miles de bombas aliadas caidas desde el aire, ya solamente con el objeto de llevar el terror a la población civil. Seguramente Hitler no sintió remordimiento ni pena por los millones de alemanes que había enviado a la guerra y a la muerte, y mucho menos el padecimiento de su pueblo. Esa visión siempre me había llamado poderosamente la atención, tanto que finalmente tuve que escribir un libro sobre los días finales de la guerra y sobre las últimas peresonas que

rodearon a Adolf Hitler hasta el final. Ha habido cientos de especulaciones sobre determinados acontecimientos en la Historía que rodeó a los últimos que huyeron del Fuhrerbunker, y ahora es posible que se haya arrojado algo más de luz sobre aquellos aconticimientos. Los oficiales se negaban a rendirse a pesar de la derrota inminente y continuaban cumpliendo sus órdenes casi sin rechistar por el Honor y la Lealtad de un juramento a la persona del Führer en 1933. Pero a pesar de aquella locura que recorría al generalato alemán, muchos se cansaron de recibir órdenes sin sentido, órdenes que solamente les conducirían a una muerte segura y a un destino, a

veces, mucho peor que la propia muerte. Wenck y Steiner dijeron "no" a Hitler. Prefirieron salvar las pocas miles de vidas que aún tenían bajo su mando. Sus hombres del 3º y 12º Ejército pudieron salvarse y ser capturados por los americanos cuando sus dos generales se negaron a seguir las órdenes directas de Hitler para atacar a las fuerzas soviéticas. El honor y la lealtad ya se habían acabado tras 6 años de guerras, dolor, muerte y sufrimiento. Sin la marcha de estos generales, Berlín estaba perdida, y todos los sabían. Los suicidios entre los miembros del Estado Mayor comenzaron a sucederse, mientras que el propio Hitler y sus esposa hacían lo propio dentro del

búnker cuando ya no había esperanza de salvar a Alemania y de ganar una guerra con esas "armas milagrosas" de las que nunca se supo... quizás hasta el propio Hitler estaba ya totalmente engañado, y solamente 24 horas antes del final se dió cuenta de que ya estaba todo totalmente perdido. Fuera de las paredes del búnker, a menos de 200 metros donde acababa el Tercer Reich, las fuerzas de las SS más fanáticas aún luchaban contra los rusos. Era el final. Pero quizás, lo más extraño, curioso y quizás morboso para muchos es que aquellas tropas tan fanáticas no eran tropas alemanas o austríacas... eran soldados y oficiales españoles, letones, franceses y británicos, auténticos seguidores del

nacionalsocialismo y enconados enemigos del peor enemigo, según ellos, del mundo occidental... el comunismo. Lucharon hasta la última bala, hasta el último hombre. Y con el final de esta era, también podemos ver como comenzaban años oscuros para Europa, con la aparición del Telón de Acero y el yugo comunista que aparecía en todos los paises de Europa Orienta: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquía, Rumania, Hungria y Bulgaría caían bajo control soviético, y la Libertad y Democracia fueron ultrajadas hasta las últimas consecuencias. Comenzaba la Guerra Fría en Europa sobre las frías cenizas de una Alemania

hundida por la guerra que comenzaba a levantar la cabeza orgullosa poco a poco gracias al capital extranjero. Recompuso su ejército, y la única gloría que sería recordada por el pueblo alemán no serían sus conquistas, sino las hazañas militares de los ganadores de la Cruz de Hierro y la Cruz de Caballero, restituyendo la Condecoración en el nuevo ejército, lo que nos da un indicio del valor de las fuerzas armadas alemanas y del significado real que tuvieron aquellas condecoraciones en su época. Se iniciaba una nueva etapa en Europa que llevaría a la Unión Europea y la futura desintegración de la URSS muchísimos años después, pero eso es otra historia que debe contarse en otra

ocasión.

José A. Márquez Periano Madrid, 21 de abril de 2011

Simbología FRENTES Y CAMPAÑAS DE LA 2ª GUERRA MUNDIAL EN EUROPA

Arriba se muestran los símbolos que aparecen todas las fichas de las biografías del libro. CRUZ DE CABALLERO: El militar ha obtenido la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro2. HOJAS DE ROBLE: El militar ha obtenido las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero. ESPADAS: El militar ha obtenido las Espadas y las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero. DIAMANTES: El militar ha obtenido los Diamantes, Espadas y Hojas de Roble para su Cruz de Caballero. ORO: El militar ha obtenido los Diamantes, las Espadas y las Hojas de Roble en oro para su Cruz de Caballero.

NOTA: Al lector puede que le extrañe la presencia de militares condecorados y que le sigamos dando importancia y trascendencia a aquellos galardonados con la Cruz de Caballero, las Hojas de Roble, las Espadas y los Diamantes. Hay que recordar que en aquella Alemania del III Reich, un portador de la Cruz de Caballero era uno de los pocos que podían denominarse "Héroe del pueblo alemán", además de ser un modelo a seguir.

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notes

Notas a pie de página 1 Pintor, diseñador gráfico e ilustrador, Erhard Schreier, documentó la demolición del Führerbunker en 1988, siendo quizás el último visitante del edificio más famoso de la 2ª Guerra Mundial. 2 Se sobreentiende que el militar ha obtenido anteriormente la Cruz de Hierro de 2ª y 1ª Clase.

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