EL ACAME

EL ACAME: CUANDO LAS COSAS SE VAN AL SUELO Se denomina “ACAME” a la pérdida de la verticalidad en las plantas cultivadas que tienen hábito de crecimiento erecto. Es un fenómeno que suele ocurrir en cultivos como maíz (Zea mays), sorgo (Sorghum bicolor), trigo (Triticum aestivum) y otros cereales (familia Poaceae); algunos frutales como la papaya (Carica papaya; Caricaceae) también sufren ocasionalmente este problema agronómico.

El acame se detona cuando en un lote de cultivo establecido a campo abierto ocurren tres factores determinantes: (a) Plantas con escaso desarrollo radical; (b) exceso de humedad debido a un riego pesado, lluvia o inundación; y (c) vientos vien tos con velocidad superior a 30 km/h. En estas condiciones el viento empuja las plantas, cuyas debilitadas raíces no pueden sujetarlas a un suelo reblandecido por la humedad; el resultado: plantas severamente inclinadas o completamente acostadas. Los cultivos acamados sufren pérdidas debido a que las plantas ya no funcionan de manera normal reduciendo su rendimiento; cuando el fenómeno ocurre en un momento cercano a la cosecha, se dificulta la recuperación del producto por la maquinaria que realiza la trilla. El maíz es un cultivo que se ve muy afectado por la condición de acame debido a que la espiga ya no queda exactamente arriba de las mazorcas y una porción pequeña o muy grande de polen no llega a los estigmas de la mazorca y no se forma una determinada cantidad de semillas. El resultado r esultado son mazorcas con pocos granos. El escaso desarrollo de las raíces de los cultivos susceptibles al acame pueden tener causas muy diversas; algunas de ellas obedecen a condiciones naturales del suelo, otras a un manejo deficiente del suelo o el cultivo, y otras más a la presencia de plagas y enfermedades que debilitan las raíces de las plantas afectadas. Entre algunas de las causas primarias del acame se pueden mencionar las siguientes: • Suelos superficiales y/o pedregosos • Preparación deficiente del suelo • Capa superficial de caliche (carbonato de calcio) • Aporte insuficiente de P, que impide el desarrollo normal de la raíz • Alta densidad de siembra, que ocasiona competencia entre las plantas del cultivo • Primer riego de auxilio anticipado, que no permitió la profundización de la raíz • Riegos muy frecuentes, que mantuvieron las raíces en la superficie del suelo • Déficit hídrico (falta de agua) que impidió el crecimiento de la raíz • Plagas del suelo (diabróticas, gallina ciega, gusanos de alambre) • Hongos del suelo (Fusarium, Rhizoctonia, Macrophomina, etc.) • Nematodos

El agrónomo tiene mucha responsabilidad en la prevención del acame; cualquier acción errónea en el manejo agrocultural, nutricional o fitosanitario del cultivo puede provocar condiciones favorables para que se presente este fenómeno. Una buena b uena selección del terreno, así como la l a preparación adecuada del suelo, permiten al cultivo tener espacio y condiciones para desarrollar un buen sistema radical. Una fertilización balanceada, con suficiente aporte d e P y K, promoverán una raíz bien desarrollada y fuerte. Emplear la densidad de siembra adecuada a las condiciones de la región y a la fecha de siembra utilizada permite un desarrollo adecuado de las plantas y sus raíces. El manejo del agua de riego, en cantidad y frecuencia, evita que el cultivo sufra estreses que afectan su desarrollo radical. Y el manejo m anejo adecuado de las plagas y enfermedades que afectan a la raíz evitará un deterioro del sistema radical de la planta y le permitirá anclarse con fuerza y soportar con firmeza los vientos.

Está claro que no todos los factores mencionados pueden ser corregidos por el agrónomo, pero su dedicación y constancia en el manejo de las condiciones favorables del cultivo evitarán que el acame afecte severamente los rendimientos de su cultivo. Piénsenle b ien!!! Dr. José Alberto Quintero Benítez