Efesios 5.19 Cantando para La Gloria de Dios

May 13, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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CANTANDO PARA LA GLORIA DE DIOS 191103. IPD. Luis Floriano Introducción - Anunciar el tema – título - Dar crédito a Gabriel Covarrubias. - Razones para estudiar esto: o Cantar nos gusta mucho. o Cantar es parte vital de la adoración congregacional o La música cristiana es motivo de controversia o Conectar con el tema de la adoración (semana pasada) - Bosquejo: 1) Historia de la relación entre la música y la fe. Contestar preguntas clave como 2) ¿Por qué cantamos en la iglesia? 3) ¿Qué es lo que se debería y no se debería cantar en la iglesia? 4) ¿Cómo debemos cantar a Dios?, 5) ¿Qué debemos tomar en cuenta al escoger las alabanzas que vamos a cantar en la iglesia?

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I.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA. a. Hay registro de música y de canto en la Biblia desde Gen. 4:21, 23. b. Había música en el cielo antes que el hombre fuera creado. Ezequiel 28:13. c. Ex. 15:20. Miriam cantó una alabanza al Señor tocando panderos. d. En el N.T. encontramos que el Señor cantó un himno con sus discípulos y luego que se fue al cielo, los Escritores del N.T. registraron lo que parece ser la letra de cantos dentro de algunos de sus escritos (ej. Col. 1:12-16; 1 Tim. 3:15; 1 Juan 2:12-14). e. En la historia de la iglesia el canto fue parte de la adoración desde un principio. Cuando la iglesia se consolidó en el poder, algunos hombres



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como Gregorio I desarrollaron el ministerio de la alabanza para el culto a Dios con mucho entusiasmo. Esto duró casi 1,000 años hasta que en la Reforma Protestante hubo un despertar que ha durado hasta nuestros días. En las últimas décadas gracias al desarrollo de la tecnología y las comunicaciones la producción e intercambio de música espiritual ha experimentado un crecimiento acelerado. II. ¿POR QUE CANTAMOS EN LA IGLESIA? El libro más extenso de la Biblia es un libro de cantos. Esto nos debería servir de indicativo para reconocer la importancia del canto para Dios. Mencionaré cinco razones por las que cantamos en la iglesia. a. Porque se nos manda cantar. Éxodo 15:21 Y Miriam les respondía:

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Cantad al SEÑOR porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y su jinete ha arrojado al mar. 1 Crónicas 16:23 Cantad al SEÑOR, toda la tierra; proclamad de día en día las buenas nuevas de su salvación. Salmos 47:6-7 Cantad alabanzas a Dios, cantad alabanzas; cantad alabanzas a nuestro Rey, cantad alabanzas. Porque Dios es Rey de toda la tierra; cantad alabanzas con armonioso salmo. (Cp. Sal. 9:11; 30:4; 33:1; 35:27; 66:2; 68:4, 32-33; 81:1; 96:1-2; 98:1, 4, 5, 8; 135:3; 147:7; 149:1). Colosenses 3:16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con

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acción de gracias en vuestros corazones. b. Porque cantar refleja que somos hechos a semejanza de Dios. Dios el Padre y Jesucristo su hijo cantan. Sofonías 3:17 El SEÑOR tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo. Mateo 26:30 Y después de cantar un himno, salieron hacia el monte de los Olivos (Cp. Mr. 14:26). Ese “Himno” eran los salmos 113-118. Los ángeles que participan de la santidad de Dios cantaron en el nacimiento del Señor Jesús y los querubines en el trono de Dios cantan día y noche que el Señor es Santo,

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Santo, Santo. Lucas 2:13-14 Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: 14 Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace. Entonces, la música tiene su origen en Dios. c. Porque el canto es un excelente vehículo de las emociones. Cuando estamos gozosos cantamos, y cuando estamos desalentados debemos cantar. Stg. 5:13 Sufre alguno entre vosotros? Que haga oración. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas. Hechos 16:25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los

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escuchaban. Experimentar y expresar nuestras emociones es agradable a Dios y además es un deber. Él nos mandó amarlo con todo el corazón, y el canto nos permite expresarlo. d. Porque es un excelente vehículo de la alabanza y adoración que Dios merece ahora y por la eternidad. Hebreos 13:15 Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante El, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre. Apocalipsis 5:9 Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Cp. Apo. 14:3; 15:3)

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e. Porque cantar alabanzas es la primera evidencia de la llenura del Espíritu. Ef 5.18-19 Efesios 5:18-19 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor. “La primera consecuencia de la vida llena del Espíritu mencionada por Pablo no fue tener una fe que mueve montañas, algún tipo de experiencia de éxtasis espiritual, capacidad para hablar con dinamismo ni otra cosa de ese estilo. Fue simplemente tener un corazón que canta.” (John MacArthur). Este pasaje dice que claramente que “entre vosotros”, es decir, el canto de alabanza es expresión para la iglesia no para los incrédulos (evangelismo).

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Ej. un cantante se ha autodenominado “embajador del evangelio” con su música, pero la Biblia llama a los evangelistas así (2 Cor. 5:20). Lo que hacen es entretener al incrédulo y acostumbrar a la iglesia a los ritmos novedosos y a veces sensuales. III. ¿QUE DEBEMOS CANTAR? EF. 5.19, COL. 3.16 Cantar en la iglesia no debería ser lo mismo que cantar a fuera de la iglesia. no toda la música cristiana califica para ser entonada en un culto de alabanza a Dios. Es común que programamos cantos solo porque nos gusta su ritmo, instrumentación o interpretación. Pero la Biblia nos da otros criterios para saber el tipo de canciones que deberíamos elegir para alabar a Dios. a. Salmos. Los salmos eran alabanzas acompañadas con instrumentos de

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cuerda, y aquí se refiere a los salmos de la Biblia. Son cantos de alabanza a Dios que hablan y magnifican la naturaleza y obras de Dios en la vida de los creyentes. b. Himnos. No eran los himnarios bautistas. Eran otros cantos dirigidos a Dios o a Cristo además de los salmos. c. Cánticos espirituales. Cantos provocados (no inspirados como la Escritura) por el Espíritu Santo (incluyendo “canto espontáneos” 1 Cor. 14:15) acerca de otras verdades además de Dios y de Cristo. cp. 1 Cor. 14:26 IV. ¿CÓMO DEBEMOS CANTAR? a. Con el corazón. Con gozo, con regocijo, con emoción, con entendimiento. b. Con la voz y cuando sea posible con instrumentos (o grabaciones).

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c. Con vigor. ¿Cantamos con el mismo vigor para Dios con el qué cantábamos para el mundo? Algunos todavía cantan para el mundo y lo hacen con vigor, pero cuando llegan a la iglesia se intimidan de cantar con vigor al Señor. d. Con el entendimiento. 1 Cor. 14.15 1 Cor. 14:15 Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento. V. ¿QUÉ DEBEMOS TOMAR EN CUENTA AL ELEGIR LOS CANTOS DOMINICALES? 1 Cor. 14:26 Qué hay que hacer, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, lenguas o interpretación. Que todo se haga para edificación. Pasajes como 1 Cor. 14:26 nos hacen

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ver que desde los días de Pablo la iglesia solía cantar alabanzas en las reuniones de adoración. ¿Qué tipo de cantos deberían escogerse para esa ocasión? Hay cuatro criterios que debemos tomar en cuenta a la hora de elegir los cantos. Elija cantos que... a. Adoran a Dios y a Cristo. b. Tienen buena teología. Recuerda que se nos ordena cantar con el entendimiento y no solo con la emoción (1 Cor. 14:15). En la iglesia el reto es estimular el entendimiento de la verdad y afianzarla en el corazón no entretenernos. c. Son adecuados (por su ritmo, letra y propósito). Aunque un himno tenga buena teología no siempre es adecuado. Isaac Watts compuso cientos de himnos pero sólo

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unos pocos siguen siendo cantados (ej. “En la cruz”). La música puede ser “cristiana” y todavía no adecuada por su ritmo, por sus palabras o por sus propósitos para el servicio de adoración. Hay realmente ritmos que lejos de ayudarnos a enfocarnos en Dios distraen la alabanza y la adoración; y algunos incluso estimulan la sensualidad y recuerdan lo peor del mundo (ej. regetón o lambada “cristianos”). Si bien no hay claridad en cuanto “ritmos santos”, es obvio que la insistencia a infiltrar los ritmos más extremos en la iglesia no responde al deseo de los cristianos más maduros sino al de los más inmaduros y acostumbrados al mundo. No debemos capitular ante tal presión cuando se trata de la adoración que merece nuestro Dios.

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Además del ritmo, las Escrituras nos exhortan múltiples veces a ser cuidadosos con las palabras que usamos (Ef. 4:25, 29; 5:4). Esto aplica a las canciones. Hemos de elegir canciones adecuadas en su redacción, que no sean groseras, vulgares, o impropias. Ejemplo, el marcado énfasis en muchas alabanzas modernas con lenguaje romántico y hasta erótico. Cierta música cristiana no cabe en la adoración de la iglesia porque su propósito es más “recreativo” que doxológico. Hay cantos muy pegajosos que podrían estar bien para los niños, para el tiempo de los juegos de los jóvenes, o para oírlos cuando hacemos ejercicio (ej. “alégrense”, “los muros caerán”, “salta para Cristo”, o “levanta las manos, la unción está aquí”), pero no para la iglesia. Otros cantos testifican a modo de corrido una

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conversión en términos no adecuados para un culto (ej. “la llaga podrida”). La reunión de adoración no es para entretenernos, para lucirnos, ni para atraer la atención hacia nosotros mismos (ej. el fariseo que oraba para sí mismo) sino para glorificar a Dios y centrarnos en Él. Deberíamos tener esto en mente al escoger los cantos que vamos a ofrecerle. d. Cantos nuevos. Sal. 33:3; 40:3; 96:1; 98:1; 144:9; 149:1; Is. 42:10; Apo. 5:9; 14:3 Es obvio que en la iglesia cantaremos una y otra vez los ya bien conocidos, por eso no se nos manda que entonemos cantos “viejos”. Lo que sí se nos manda en múltiples ocasiones en la Biblia es que cantemos cantos nuevos para Dios (Sal. 33:3; 40:3; 96:1; 98:1; 144:9; 149:1; Is. 42:10). En el cielo mismo habrá también cantos

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nuevos (Apo. 5:9; 14:3). Sin caer en los extremos de cambiar de cantos en cada reunión debemos incluir nuevos cantos de vez en cuando en la lista de alabanzas que entonamos para Dios. Los pastores nunca deberíamos permitir ningún canto en la iglesia sin antes haberlo primero escuchado, no sea que se lleven una sorpresa. Conclusión Hoy hemos considerado algunas razones por las que cantamos en la iglesia. Hemos aprendido algunos principios para tomar en cuenta a la hora de elegir los cantos que entonamos. Escuche la música cristiana con discernimiento y clasifíquela. Así como hay ropa o cubiertos para cada ocasión, también hay música cristiana. Reserve la mejor para lo mejor, y Dios es el mejor. Reconoce que cantar es un excelente vehículo para memorizar. Elige cantos que sirven para memorizar la verdad, y no solo para entretener. Canta con alegría en la iglesia.

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