Educar El Valor de La Interioridad y Transcendencia

July 14, 2017 | Author: Javier Julián Calvo | Category: Temple In Jerusalem, Prayer, Meditation, Trees, Soul
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La educación de la interioridad: un proceso de desvelamiento. Taller

Elena Andrés

LA EDUCACIÓN DE LA INTERIORIDAD: UN PROCESO DE DESVELAMIENTO

Leo en el documento sobre el carácter propio de los centros de La Salle que la interioridad y la trascendencia son dos de los valores que proponéis a los alumnos/as. Esto me lleva a hacerme una pregunta ¿Es la interioridad un valor o más bien una dimensión constitutiva del ser humano? ¿y la trascendencia?. Respondo con las palabras de un jesuita catalán antropólogo y especialista en diálogo interreligioso: “El espíritu del hombre- esa semilla de divinidad que hay oculta en él- no puede desvelarse ni despertarse por sí misma. Pero sí que es tarea suya prepararse para tal desvelamiento”1 “El espíritu del hombre”, ese lugar interior más allá de los sentimientos, los recuerdos, las imágenes y las palabras. La educación de la interioridad, desde la clave evangélica, se propone ayudar a ese desvelamiento del espíritu porque ciertamente la interioridad es un dimensión de toda persona, pero hay diferentes maneras de entender la misma, en este sentido “el Evangelio es un itinerario para abrir en profundidad la interioridad humana”2. Precisamente uno de los dramas de los hombres y mujeres del mundo occidental, habitantes de la sociedad del bienestar, está siendo la pérdida de la vida interior, la emigración del interior hacia lo de fuera que se concreta en tantas ocasiones en el aparecer (culto a la imagen) y tener. “Exterioridad e interioridad son los dos planos de la condición humana, lo que significa que el ser humano es capaz de un doble movimiento: de un movimiento hacia “los adentros” (como diría María Zambrano) y de un movimiento hacia “el afuera”, es decir, hacia el exterior, hacia el mundo y las cosas que hay en él. Habitante entre dos mundos, ser de frontera, la persona puede moverse ad intra y ad extra, y ambos movimientos configuran su modo de ser” 3. Precisamente el modo de vida de las llamadas sociedades desarrolladas ha ido, poco a poco, paralizando uno de los dos movimientos que nos configuran, justamente el que va hacia dentro, hacia el hondón de la persona. Sin embargo, esta falta de contacto con el interior no es patrimonio de esta época histórica. En el siglo XIV M. Eckhart, místico y maestro espiritual, ya nos avisa de esta tendencia del ser humano de habitar fuera de sí: “Dios está siempre dispuesto, pero nuestra falta de preparación es grande; Dios está cercano a nosotros, pero nosotros estamos lejos de Él; Dios está en nosotros, nosotros estamos fuera de nosotros; Dios está en su casa en nosotros, nosotros somos los extranjeros”4. Actualmente esta orfandad de interioridad es una realidad con la que nos encontramos todos aquellos/as que nos dedicamos a la pastoral de una u otra mera. En mi caso el trabajo con los 1

Javier MELLONI S.J.: La mistagogía de los ejercicios. Mensajero-Sal Terrae, Col. Manresa nº 24, SantanderBilbao, 2001, pág. 100. 2

Joseph María Rovira BELLOSO, Intimior intimo meo”, en AA.VV.: La interioridad un paradigma emergente. PPC, Madrid, 2004, pág.18. 3 Francesc TORRALBA, “Interioridad y ética”, en: AA.VV.: La interioridad: Un paradigma emergente. PPC, Madrid, 2004, pág. 153. 4 Maestro ECKHART, sermón nº 8.

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adolescentes me ha ido mostrando la urgencia de un serio trabajo de búsqueda de un proceso de adentramiento en el interior que sea significativo y asequible a estos adolescentes, es lo que yo entiendo como educación de la interioridad. Para comprender el porqué y el como de esta propuesta previamente es necesario recordar el modelo de hombre-mujer que proviene de la antropología cristiana. El velo del Santuario se rasgó por medio (Lc 23, 45) En el siguiente esquema presento de manera sencilla las dimensiones constitutivas de la persona a partir de la cual propongo este camino hacia el interior.

DIMENSIÓN CORPORAL

DIMENSIÓN PSICOLÓGICA DEBIR DIMENSIÓN ESPIRITUAL

Se trata de un esquema muy simple de las dimensiones humanas, pero que nos permite ver con claridad las diferentes fases de la educación de la interioridad. La dirección que emprendemos va desde las capas más exteriores (cuerpo) hacia lo más profundo, el Debir. Todo ello para abrir la puerta de la unificación y la unidad. La educación de la interioridad parte de una antropología que no ve al ser humano como un conglomerado de “compartimentos estanco” sin relación entre sí, tampoco tiene que ver con una visión jerarquizada de las dimensiones humanas, en la que el intelecto ocuparía la cumbre. Del mismo modo, esta forma de entender la persona se aleja de la concepción dualista cuerpoalma . Según este esquema, cada persona lleva en sí la presencia de Dios, es templo del Espíritu (1Cor 3, 16). Estas dimensiones que representamos como círculos concéntricos, forman una unidad, ninguna puede dejarse al margen en este camino hacia el interior y todas quedan iluminadas y resituadas a la luz de la experiencia de Dios. En este sentido, la educación de la interioridad sería un proceso de desvelamiento que lleva al adolescente y al joven a ir descubriendo, a partir de la experiencia de la riqueza de ser persona, del contacto con sus luces y sombras, con sus sentimientos y sueños, a partir de un nuevo enfoque de su manera de relacionarse y de entender al otro, la presencia de un Tú diferente a sí mismo y a todos pero que está presente en todo y en todos. Del mismo modo que Jesús de Nazaret desvelaba en las personas con su mirada, con su acogida, con su perdón, la presencia de Dios, así a nosotros nos toca ir corriendo el velo del templo que hace pensar a los jóvenes que Dios está fuera, separado de su vida, al margen de sus sueños y conflictos. En el centro de los tres círculos concéntricos se encuentra ese lugar interior del que hablábamos al comienzo, en el esquema viene nombrado como Debir, para que entendamos su Página 2 de 8

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significado acudo a la imagen del Templo de Jerusalén. El Templo o casa de Yahvéh era un edificio alargado con tres piezas sucesivas: el Ulam o vestíbulo (atrio), el Hekal o Santo (Santuario) gran sala de culto y el Debir (Santo de los Santos), la cámara del fondo, la parte más sagrada en la que está el Arca de la Alianza, lugar sagrado separado del resto del Templo por un velo o mampara. Allí únicamente entraba el Sumo Sacerdote judío una vez al año y lo hacía con una cuerda atada a su tobillo: si moría estando en el Debir, nadie podía entrar a recoger su cuerpo, así pues, tirando de la cuerda lo sacaban de allí. Como veis, en el plano del templo observamos una progresión de lo más exterior a los más interior hasta llegar al centro, al lugar oculto donde mora Dios. Cuando en los sinópticos leemos que el velo del Templo se rasgó de parte a parte lo que se nos está diciendo es de un importancia capital. El velo cae, se rompe, es decir, ya no hay distancia entre Dios y el hombre, todos podemos entrar en la presencia de Dios, es más, Dios mismo mora en nuestro Debir interior. Es por esa razón que Pablo nos dice que Jesús es ya el único y sumo sacerdote y Él ha querido adentrarnos de una vez para siempre en la presencia de Dios a través de su propio cuerpo, de su entrega (Hb 5, 1ss). Saber y gustar esta verdad de nuestra fe no es ni mucho menos ajeno al trabajo pastoral. Desde esta perspectiva nuestra labor de acompañamiento de los adolescentes y jóvenes no es otra cosa sino un trabajo consistente en ayudar a descorrer ese velo que opaca la presencia de Dios. Nos toca acompañar a los chicos y chicas en el recorrido por esas sendas que les van llevando progresivamente hacia el centro, sendas no carentes de peligros, escollos y cantos de sirena. Al final, nosotros nos detendremos justamente en el umbral que da paso al Debir, porque el adentramiento en ese lugar interior es pura gracia, don de Dios. Sin embargo, hasta ese momento, podemos ayudar a generar las condiciones interiores que posibiliten la experiencia de Dios, objetivo último de la educación de la interioridad. Objetivos y contenidos de la educación de la interioridad ¿Se puede educar la interioridad? Si entendemos por educar no la mera transmisión de contenidos, sino aquel “sacar hacia fuera” que proviene de la propia palabra (educere), entonces sí podemos educar la interioridad. Lo de los contenidos es más una necesidad, de alguna manera necesitamos explicar en qué consistiría este camino hacia el interior como base de una pastoral renovada, pero...¿quién puede circunscribir y acotar los contenidos el interior humano?. Sin pretender agotar posibilidades, proponemos los siguientes objetivos y contenidos esenciales de la educación de la interioridad: 1) Objetivos principales: a. Unificar la persona, tanto en su dimensión física, como psicológica y espiritual. b. Construir la unidad con los demás, con la naturaleza y con el Absoluto. 2) Contenidos esenciales: a. El trabajo corporal. b. La integración emocional. c. La apertura a la trascendencia.

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a) El trabajo corporal: Por medio de técnicas de relajación, conciencia corporal, ejercicios de estiramiento y ritmos respiratorios se intenta potenciar el equilibrio físico y unificar el cuerpo con la dimensión interior de la persona. b) La integración emocional: A través de las dinámicas, de la reflexión personal, del diálogo y del acompañamiento individualizado se pretende aportar herramientas que permitan el autoconocimiento, pero, también, el descubrimiento de la individualidad del otro. c) Apertura a la trascendencia: Partiendo de la experiencia interior generada a través de ejercicios sencillos de iniciación a la meditación se intenta conducir a los adolescentes y jóvenes hacia el planteamiento de las cuestiones fundamentales de la condición humana. Técnicas para la educación de la interioridad El trabajo corporal. La mayoría de las personas tenemos un contacto muy superficial con nuestro cuerpo. Hablamos de cuerpo y decimos tengo un cuerpo o este es mi cuerpo, pocas veces hablamos de corporalidad o dimensión corporal y decimos yo soy mi cuerpo. El descubrimiento del cuerpo como amigo, como interlocutor que me avisa de tantas cosas internas (dolores y enfermedades psico-somáticos), como el medio que tengo para expresarme ante los demás y ser yo en el mundo, es algo necesario, bueno, que prepara el terreno para irse adentrando en capas más profundas de sí mismo. Además el trabajo a partir del cuerpo es una forma amable, divertida y natural de ir entrando en el silencio. Comparto con vosotros/as algunas de las posibles técnicas que llevan hacia el silencio corporal: • Los ejercicios de conciencia corporal. Son ejercicios de duración variada que nos posibilitan entrar en contacto con la totalidad de nuestro cuerpo haciéndonos conscientes de detalles que en la vida diaria nos pasan desapercibidos. Además este ejercicio nos lleva, poco a poco a estar presentes en el presente, es el mismo principio de fondo de ejercicios como la caminata zen: experimento cada paso desde el interior, no hay prisa, no pienso en lo que he caminado ni en lo que queda por caminar (al estilo del barrendero de Momo) ¿Cómo realizarlo en un grupo? Previamente es necesario explicarles lo que vamos a hacer y por qué, eso les ayuda a no verlo como algo desconectado del trabajo interior y también les ayuda a no sentirse ridículos. Saber hacia donde vamos y por qué nos ayuda a todos. La explicación iría en la línea de hacerles caer en la cuenta del escaso contacto que tenemos con nuestro cuerpo, de que hay zonas del cuerpo de las que sólo nos acordamos cuando nos duelen, etc. Les avisamos de que lo único que tiene que hacer es caminar libremente por la sala y estar atentos a lo que se les irá proponiendo. Comenzamos llevando la atención a la planta de los pies, como si sólo existiera esa zona del cuerpo. Les indicamos que se hagan conscientes de todas las sensaciones que notan en las plantas de los pies: frío, calor, el contacto de la piel con los calcetines o el suelo, en qué zona de la planta del pie recae el peso corporal con cada paso... Lentamente, sin prisa. Así iremos recorriendo el cuerpo hacia arriba: rodillas, caderas, abdomen, manos, brazos, hombros, columna vertebral, cuello, rostro. Se trata de hacerse consciente de esa parte del cuerpo e investigar todos los movimientos que podemos hacer con ella. Entre parte y parte del cuerpo nos detenemos, respiramos hondo y nos preguntamos ¿Cómo estoy?¿Qué me hace sentir esta forma de mover mi cuerpo? Página 4 de 8

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Relajación. Puede hacerse tumbados, sentados o de pie, lo más indicado es comenzar a hacerlas tumbados (bocarriba, piernas sin cruzar, brazos estirados a ambos lados del cuerpo, cabeza apoyada sobre la nuca, ojos cerrados). Podemos relajar el cuerpo a través de la concentración en la respiración o a través de la alternancia tensión-relajación de diferentes partes del cuerpo. Las relajaciones son también ejercicios de conciencia corporal cuando les invitamos a visualizar diferentes partes del cuerpo relajándolas a través de la respiración.



El silencio mental y psicológico. Cuando me retiro, cuando estoy en la soledad, cierro los ojos, no hay nadie alrededor de mí, ningún ruido, ningún sonido. Escucho el murmullo del silencio. Y ese silencio es atravesado por gritos, por vociferaciones; son los animales que tengo en mí. (cartujo del siglo XII) Favorecer en los jóvenes experiencias de silencio es abismarlos en lo profundo, allí donde tantas veces, emergen nuestros miedos, inseguridades, angustias, preocupaciones. Hemos de darles herramientas para que lo afronten y lo entiendan. La experiencia me va demostrando que las visualizaciones o meditaciones guiadas son un camino eficaz. En una meditación guiada comenzamos por relajar el cuerpo tal y como hemos dicho antes. Luego vamos creando un escenario para la meditación y les vamos dando pistas, el resto lo genera su interior. Escenario de las visualizaciones: En muchas visualizaciones partimos de la creación de imágenes que generen un estado de paz, tranquilidad que facilite la relajación y por ello comenzamos por la visualización de un lugar que a cada persona, le transmita paz y seguridad: “Imagina un lugar en el que te sientas a gusto, un lugar que te transmita paz, en el que te sientas tranquilo/a. Puede que sea tu habitación o un lugar en el que veraneas o un paisaje inventado. Ahora imagínate a ti mismo/a en ese lugar y disfruta de la paz que te transmite. Toma contacto con todos los detalles que te rodean: sonidos, olores, objetos, temperatura... Todos los detalles de los que te vas haciendo consciente te hace sentir alegría, paz, seguridad.”

Ejemplo de una visualización: Visualización del árbol La utilizamos para trabajar en torno a: - el crecimiento personal ( de la semilla al árbol) - el reconocimiento de las experiencias e ideas en las que se basa nuestra vida (raíces) - la experiencia de nuestra capacidad de mantenernos firmes, en pie ante los embates de la vida. La conciencia de nuestra unidad/fortaleza (tronco) - nuestros deseos, sueños, expansión personal (copa, ramas, hojas, frutos) “Estás en medio de un paraje hermoso. Es un valle rodeado de montañas. Un río fluye a lo lejos y escuchas el murmullo del agua. Una suave brisa te acaricia y te trae el perfume de las flores y de la madera del bosque que hay en Página 5 de 8

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el valle. Paseas por entre los enormes árboles, tocas sus rugosos troncos. Respira hondo y deja que tus pulmones se llenen del aire fresco de este lugar. a) De pronto aparece ante ti un claro sin árboles. Caminas por sobre la hierba y, en el centro del claro, descubres un cuenco de madera lleno de semillas. Coges una y buscas un lugar para plantarla. Con tus manos excavas un pequeño agujero en la suave tierra, húmeda aún por la lluvia que cayó hace poco. Dejas caer la semilla dentro del hueco que has excavado y la cubres con la tierra. Te sientas junto a la semilla que acabas de plantar y, cerrando los ojos, imaginas cómo será la plantita que nacerá. No lo sabes, pero ha pasado mucho tiempo, como por arte de magia, al abrir los ojos ante ti está el fruto de la semilla que has plantado, totalmente desarrollado.” (En esta variación es interesante que los jóvenes tras salir de la relajación, anoten con todos los detalles qué planta han visto) b) De pronto aparece ante ti un claro sin árboles, o mejor dicho, hay un solo árbol, un árbol que te pertenece y te espera hace mucho tiempo, es el árbol de tu vida. Míralo, tócalo, huélelo. Abraza su tronco y escucha lo que el árbol te dice sobre tu vida.” (Tras esta visualización los chavales deben escribir qué árbol han visto y qué les ha transmitido sobre su vida) c) Un hombre se acerca a tu árbol. Lo mira con gran cariño. Es alguien que irradia una gran paz. Ahora puedes verle la cara: es Jesús. Toca con su mano el tronco del árbol y algunas de las brechas y cortes que tenía quedan curadas. Jesús camina alrededor de tu árbol y, al hacerlo notas como un agua muy fresca riega tus raíces sedientas y los frutos comienzan a poblar tus ramas. •

Las dinámicas: Son propuestas arriesgadas a través de las que colocamos a los adolescentes en el disparadero, es decir, hacen experiencia de algo, por ejemplo, el lastre de las etiquetas, la esclavitud de vivir pendiente de los juicios propios o ajenos: les envolvemos e inmovilizamos con un plástico a cada uno en el que previamente han escrito las etiquetas que les han ido colgando durante toda su vida: Te guste o no esto eres tú, decimos a cada uno. Las reacciones surgen, después comentamos dejando fluir. A nadie nos gustan las etiquetas pero, ¿sabemos quienes somos de verdad o quién queremos llegar a ser? ante la experiencia del agobio anterior hacen falta pocas palabras.



La expresión artística. Poder pintar libremente sobre una sábana blanca con las manos y los pies embadurnados de pintura, escribir un poema o una canción sin pensar demasiado, dejándose llevar por los sentimientos y sensaciones nacidos de una dinámica, de una relajación, modelar arcilla o plastilina con los ojos vendados o cerrados dejando fluir lo que sale de dentro, aprender una danza contemplativa, son algunas de las posibilidades para dejar salir, para expresarse. No se trata de hacer obras bella para exponerlas después, se trata de encontrar diferentes vías de expresión de muchas cosas para las que las palabras se quedan cortas.



La música. Nuestros adolescentes viven en el mundo de la música y la imagen. Están acostumbrados a fuertes impactos auditivos. No está de más hacernos con una variada discografía para utilizar en nuestras reuniones, durante una relajación, de fondo mientras pintan o realizan un mural...:Bandas sonoras de sus películas favoritas (El Señor de los anillos, Harry Potter, Star Wars, Matrix), sus cantantes favoritos y sus

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letras como punto de partida para un debate, para una dinámica, música étnica, música de otras tradiciones religiosas y música cristiana actual. •

El trabajo de la voz. A partir de sencillos ejercicios podemos ayudar a los chavales a entrar en contacto con su voz más allá de si “canto bien” o “canto mal”. Descubrir las posibles modulaciones de la voz, reconocer la propia voz es un potente ejercicio para adolescentes y adultos, un ejercicio que nos pone en contacto con nuestra “música interior”.



Los juegos. Juegos que nos permiten ayudar al grupo, a la clase a sacar energía acumulada y que les prepara para adentrarse en un trabajo más silencioso; juegos que nos darán la pista de por donde van las relaciones grupales: chavales aislados, líderes, enfados, etc; juegos que de manera suave van ayudando a que todos estén con todos y nadie quede al margen, en definitiva, el juego como medio para crear buen ambiente y para conocernos y relacionarnos mejor sin darnos cuenta. Pero también existe una forma de secuenciar determinados juegos que permite ir generando en el grupo un ambiente de sinceridad e intimidad que favorezca la expresión de sentimientos y la práctica de ejercicios encaminados al trabajo de las relaciones interpersonales vivido desde los más interior.



El silencio poblado por la palabra: La oración. En grupos en los que se ha ido trabajando en la línea de la educación de la interioridad, es decir, se ha hecho ya la circunvalación, podemos generar tiempos de oración en grupo en los que el silencio se vea musicado por la palabra. El esquema de oración de Taizé resulta muy válido en este sentido: Canto repetitivo (que ayuda a concentrar la mente)-silencio-canto-lectura de un texto bíblico-canto-silencio-lectura. Pero además, teniendo en cuenta la edad, sensibilidad y creatividad del grupo, podemos generar nuestra propia estética, acondicionando de tal manera la sala o el oratorio que la vista quede bañada por símbolos significativos para el grupo, olores como el del incienso que reservemos para esos momentos. Podemos dar expresión corporal a la palabra a través de cuadros plásticos, pequeñas representaciones, danzas contemplativas... Mimar el entorno y la manera de expresar la oración en grupo cuidando de ir creando de manera progresiva, sin prisa, momentos cada vez más amplios de silencio. Podemos orar en banquitos de meditación o en el suelo o, en un determinado momento, invitar a tumbarse para realizar una visualización de un texto bíblico. Podemos utilizar los 7 modos de oración de Santo Domingo...

A través de todo lo anterior vamos preparando el terreno, labrando la tierra, para que, a su tiempo, se dé la eclosión de Dios que mora en nuestro interior. Nuestros jóvenes, ante un silencio y una meditación ofrecida teniendo en cuenta lo expuesto, reaccionan adentrándose, dejándose sorprender, yendo incluso más lejos de lo que podíamos esperar. Si de verdad creemos que Dios está dentro de nosotros y allí espera nuestra llegada para derramar su amor, para hacer fiesta con nosotros, entonces eso ha de traslucirse en nuestra forma de acercar a los jóvenes a su interior, una forma de hacer respetuosa, que tenga en cuenta los procesos individuales, pero también una forma de hacer arriesgada, creativa, ecuménica, en diálogo con lo mejor de cada experiencia religiosa.

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Los jóvenes de hoy, como los de todas las épocas, tienen sed de verdad, de alegría, de vida, de sentido, y de todo eso no anda escaso el evangelio de Jesús. Preparemos los caminos no a Dios que ya está dentro, sino a nosotros. adultos y jóvenes, que tantas veces estamos fuera de nosotros.

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