ECOTURISMO NATURALEZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

April 8, 2017 | Author: GIANCARLO GALLEGOS PERALTA | Category: N/A
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ECOTURISMO NATURALEZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

por el Arq. HÉCTOR CEBALLOS LASCURÁIN, Director General, Programa Internacional de Consultoría en Ecoturismo Consejero Especial en Ecoturismo de la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), Consejero de The Ecotourism Society

Con el patrocinio de la FUNDACION MIGUEL ALEMAN, A.C.

EDITORIAL DIANA, S.A.

MEXICO, D.F. 1998

ECOTURISMO NATURALEZA Y DESARROLLO SOSTENIBLE por el Arq. HÉCTOR CEBALLOS LASCURÁIN, Director General, Programa Internacional de Consultoría en Ecoturismo Consejero Especial en Ecoturismo de la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), Consejero de The Ecotourism Society

CONTENIDO ========= ACERCA DEL AUTOR AGRADECIMIENTOS PRESENTACION, por el Lic. Miguel Alemán Velasco 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

INTRODUCCION: IMPORTANCIA DEL TURISMO A NIVEL MUNDIAL CONCEPTOS BASICOS DEL ECOTURISMO, ALCANCES Y DESARROLLO EN EL MUNDO EL ECOTURISMO Y EL DESARROLLO SUSTENTABLE EL POTENCIAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO LA SITUACION ACTUAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO LINEAMIENTOS ESTRATEGICOS PARA LA PLANEACION DEL ECOTURISMO ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE CONCERTACION INTERSECTORIAL COMO INVOLUCRAR A LAS POBLACIONES LOCALES EN EL PROCESO ECOTURISTICO ELABORACION DE INVENTARIOS DE ATRACTIVOS ECOTURISTICOS MINIMIZACION DE IMPACTOS AMBIENTALES Y CULTURALES NEGATIVOS CAPACIDAD DE CARGA DE DESTINOS ECOTURISTICOS PLANEACION FISICA Y DISEÑO ARQUITECTONICO DE EDIFICIOS E INSTALACIONES PARA EL ECOTURISMO LA CAPACITACION EN EL CAMPO DEL ECOTURISMO LINEAMIENTOS PARA QUE EL ECOTURISMO CONTRIBUYA A LA EDUCACION AMBIENTAL Y A LA CONCIENTIZACION ECOLOGICA ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE AUTOFINANCIAMIENTO PARA LA CONSERVACION PROMOCION Y MERCADOTECNIA DEL ECOTURISMO IDENTIFICACION DE CIRCUITOS Y REGIONES DE ALTO SIGNIFICADO ECOTURISTICO EN MEXICO

BIBLIOGRAFIA ANEXO 1: CUESTIONARIO SOBRE ECOTURISMO

1.

INTRODUCCION: IMPORTANCIA DEL TURISMO A NIVEL MUNDIAL

Al acercarse el fin de este milenio, el turismo se ha convertido ya en la industria más importante del mundo, representando anualmente una actividad de US$ 3.5 billones, según el Consejo Mundial para los Viajes y el Turismo (WTTC, 1996). La industria de los viajes y el turismo emplea actualmente a unos 212 millones de personas (uno de cada 9 empleados en todo el mundo). Se pronostica que el volumen de la actividad turística se duplicará para el año 2005. La Organización Mundial del Turismo estima que el turismo internacional creció en más de un 57 % durante la década de los ochentas y se calcula que durante la presente década de los noventas crezca otro 50 % más. Aún en países altamente desarrollados como los EU, el viaje y el turismo generan una cantidad de divisas mayor que la exportación de automóviles, de bienes agrícolas o de productos químicos. La Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que en 1995 hubo aproximadamente 567 millones de turistas internacionales (contra sólo 25 millones en 1950) y que los ingresos por concepto de turismo internacional crecieron ese año en un 7.2 % hasta alcanzar la cifra de US$ 372,000 millones. Se espera que para el año 2000 haya 661 millones de turistas internacionales (OMT, 1996). Además, es interesante mencionar que en algunos países el turismo doméstico es hasta 9 ó 10 veces mayor que el turismo internacional. La región de las Américas registró un importante crecimiento de llegadas de turistas internacionales en 1995: 4.4 %. Por otra parte, los ingresos por turismo internacional en todo este hemisferio sólo crecieron un 0.2 % sobre el nivel de 1994. Francia fue el destino más visitado en todo el mundo en 1995, con 60.6 millones de llegadas internacionales. Por vez primera, España desbanca en ese mismo año a los Estados Unidos como segundo destino turístico mundial (45.1 contra 44.7 millones de llegadas). México, el único país de América Latina y el Caribe en ocupar alguno de los primeros veinte lugares a nivel mundial, obtuvo el octavo puesto en 1995 con 19.9 millones de llegadas internacionales Este mismo puesto ocupaba en 1990 (OMT, 1996). En cuanto a ingresos por turismo internacional, en 1995 EU el primer lugar con 58,370 millones de dólares, muy por arriba del segundo lugar, Francia, que tuvo 27,322 millones de dólares. México ocupa el 16º puesto en este rubro, con 6,070 millones de dólares en 1995, lo cual implica una disminución del 3.93 % en relación a 1994 (comparado con el incremento del 7.20 % a nivel mundial). Más grave aún, durante los últimos cinco años se

aprecia un gran rezago en cuanto a competitividad mundial, pues en 1990 ocupaba el décimo lugar. No obstante, México sigue siendo el único país de América Latina y el Caribe en estar en la lista de los primeros veinte en cuanto a ingresos por turismo internacional. Todo parece indicar que el segmento del turismo que está experimentando el mayor dinamismo en su crecimiento es el turismo basado en la naturaleza (que incluye al ecoturismo). En el Capítulo 2 se proporcionan mayores detalles sobre este tema. Es tan sólo en años muy recientes que el ecoturismo empieza a emerger como una opción factible tanto para conservar los patrimonios natural y cultural de diversos países y regiones como para fomentar el desarrollo sostenible. Mientras surgen el ecoturismo y otras formas especializadas de turismo, en forma simultánea se presenta en los últimos años una decadencia en cuanto a ciertas manifestaciones de turismo masivo, sobre todo el llamado de "sol y playa". Este modelo, que había emergido al término de la II Guerra Mundial, tuvo su auge a nivel mundial desde la década de los cincuentas hasta bien entrados los noventas. Hay indicios de que el modelo turístico masivo de "sol y playa" se está ya agotando en el mundo entero. Ello se debe a varios factores: el excesivo y muchas veces descontrolado desarrollo de infraestructura física turística que ha ocurrido en muchas playas alrededor del mundo (movido por motivos especulativos), que acabó degradando el entorno natural y cultural de muchos sitios otrora atractivos; la contaminación ambiental de mar y playas, al no reglamentarse en forma adecuada el desalojo de residuos; el temor de contraer cáncer cutáneo (sobre todo entre la raza blanca) por exposición prolongada al sol, provocado por la disminución de la capa de ozono; el interés creciente del público por la ecología y también la consternación por la degradación ambiental del planeta; y el también creciente interés público por conocer de primera mano paisajes, fauna y culturas "exóticas", lo cual los impulsa a realizar viajes de conocimiento y exploración, más que sedentarias visitas a playas. El gran reto - y riesgo - que se presenta en este momento es no volver a caer en los errores del pasado, que convirtieron a muchos sitios de playa virgen y pintorescos puertos y aldeas del litoral en el insípido y degradado paisaje (natural y cultural) que es hoy. Sería lamentable que ahora se dirigiese la mirada al interior de muchos países con la misma mentalidad del negocio rápido y fácil que significa la imposición de patrones de un turismo barato, artificial y vulgar. El turismo, en este fin de siglo y a nivel mundial, tiene que convertirse en un fenómeno de desarrollo sostenible que ayude a preservar justamente los

valores, tanto naturales como culturales, que constituyen la base del atractivo turístico y a ofrecer nuevas opciones socioeconómicas a las poblaciones locales, sobre todo en ciertas áreas rurales deprimidas. En varios países europeos (sobre todo, en Alemania) los gobiernos están imponiendo la obligación de que las agencias operadoras tengan un limpio comportamiento verde, so pena de perder sus licencias, y ello implica que utilicen hoteles que tengan un elevado respeto por el entorno. Muchas veces el daño ecológico que se causa en el medio natural es reversible. Sin embargo, la pérdida de sustancia e identidad culturales son normalmente irreparables, algo que ni los más abundantes recursos financieros o técnicos pueden recuperar. En varios países europeos (sobre todo España, Italia y Grecia y de manera muy especial en el litoral mediterráneo de dichas naciones), las pérdidas culturales provocadas por el turismo (especialmente durante los últimos treinta años) han sido terribles. Decenas de pueblos y aldeas, particularmente de pescadores, han sufrido el embate inmisericorde de un turismo masivo y ramplón que los han convertido en sitios vulgares, desprovistos de todo atractivo natural y tradicional. Sin embargo, este desarrollo desenfrenado está ya empezando a pagar las cuentas vencidas. Son cada vez más los turistas que ya no desean visitar estos sitios, otrora llenos de belleza y pintoresquismo, y hoy convertidos en muestras anodinas de la desbocada sociedad de consumo. La disminución del turismo en muchas de las playas del Mediterráneo se debe a esta degradación cultural, que ha sido vertiginosa y avasalladora. Nuestro país hará bien en tomar nota de este fenómeno a fin de impedir consecuencias similares, que ya empiezan a manifestarse en ciertos destinos de playa superdesarrollados. Las áreas naturales y especialmente los parques nacionales y otras áreas protegidas, con sus paisajes, flora y fauna silvestres aunado a aquellos rasgos culturales que puedan estar allí presentes - constituyen atracciones notables para los habitantes de los países respectivos y para los turistas de todo el mundo. El turismo bien manejado y controlado puede aportar numerosos beneficios socioeconómicos a un país o una localidad, en términos de generación de divisas extranjeras, creación de empleos locales, estímulo a las economías nacional y local, así como propiciar la paz y el entendimiento entre naciones e incrementar la conciencia y la educación ambientales. Pero para ello es preciso contar con estructuras administrativas apropiadas, así como lineamientos adecuados de planeación, diseño y construcción de equipamiento turístico, a fin de que el turismo

beneficie y no degrade al entorno natural. Además, la 'capacidad de carga' necesita definirse en relación a los objetivos de manejo de cada área y habrán de diseñarse estructuras administrativas y físicas apropiadas que mantengan el número (y la modalidad de visitación) de los turistas dentro de dicha capacidad de carga. Los desarrollos turísticos inapropiados pueden causar grave degradación en las áreas naturales de importancia ecológica y producir efectos difícilmente previsibles en las tierras o aguas circundantes. Deberá, por tanto, encontrarse un balance entre el disfrute del turista y los requerimientos de la conservación. Alrededor del mundo los conflictos surgidos entre las áreas naturales, incluyendo las protegidas, y las necesidades humanas involucran cada vez más al fenómeno turístico. El reto estriba en cómo asegurar que las comunidades locales obtengan una parte apropiada de los beneficios del turismo, a la vez conservando su patrimonio natural y cultural. Si permitimos (como en muchos lugares lamentablemente ya está ocurriendo) que el turismo masivo descontrolado continúe arrasando a áreas de alto significado natural y cultural (algunas de ellas legalmente protegidas, otras no), vendrá un daño irreversible sobre dichas áreas, que constituyen los repositorios de la diversidad biológica y cultural del planeta, así como fuentes importantes de ingreso y bienestar para todas las naciones. Es, por ello, de interés planetario el impulsar la relación simbiótica entre turismo y áreas de alto valor natural y cultural. 2.

EL ECOTURISMO: CONCEPTOS BASICOS, ALCANCES Y DESARROLLO EN EL MUNDO

Es evidente que a fin de evitar o al menos minimizar los efectos adversos y de aprovechar al máximo los beneficios potenciales, se requiere de un enfoque más efectivo y ambientalmente responsable del turismo en áreas naturales a nivel mundial. Este nuevo enfoque se conoce ya universalmente como 'turismo ecológico' o 'ecoturismo'. El término 'ecoturismo', así como su definición preliminar, fueron acuñados en 1983 por el Arq. Héctor Ceballos Lascuráin. La UICN (La Unión Mundial para la Naturaleza) define al ecoturismo como "aquella modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin disturbar con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los atractivos naturales (paisaje, flora y fauna silvestres) de dichas áreas, así como cualquier manifestación cultural (del presente y del pasado) que puedan encontrarse ahí, a través de un proceso que promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural

y propicia un involucramiento activo y socioeconómicante benéfico de las poblaciones locales" (Ceballos-Lascuráin, 1993b). Lo anterior significa que la definición del ecoturismo comprende un componente normativo. Sólo a través del establecimiento de lineamientos estrictos y de su cumplimiento se podrá garantizar que el ecoturismo no se convierta en un agente dañino para el patrimonio natural o cultural de un país o región. Es por ello que el ecoturismo es una modalidad del turismo sostenible, que a su vez se inserta dentro del marco general de desarrollo sostenible. Este último ha sido definido como un patrón de transformaciones estructurales de índole socioeconómica que optimiza los beneficios sociales y económicos del presente, sin poner en riesgo el potencial para obtener beneficios similares en el futuro. Por tanto, el turismo sostenible es todo aquel turismo (ya sea basado en recursos naturales o no) que contribuye al desarrollo sostenible. Al concluir nuestro milenio, es evidente que toda actividad turística debe integrarse al gran rubro de turismo sostenible. Pero eso no significa que todo el turismo deba convertirse en ecoturismo. Habrá gente que quiera seguir viajando para visitar las grandes ciudades y los parques de atracciones, divertirse en los centros de playa y en los casinos y centros nocturnos o ir de compras a los grandes centros comerciales. Pero todas estas modalides turísticas deberán convertirse en procesos de desarrollo sostenible. En 1989 se estimó que un total de US $ 25,000 millones fueron transferidos por la actividad turística en general de los países del norte hacia los del sur. De esta cifra es evidente que la mayor parte corresponde a viajes de negocios y de turismo "convencional", pero lo que es indudable es que el porcentaje correspondiente al ecoturismo está creciendo de manera notable cada año (Kutay, 1989). El turismo basado en la naturaleza, incluyendo el ecoturismo, se encuentra en efervescencia a nivel mundial. Diversas estimaciones indican que el crecimiento del turismo de la naturaleza a nivel mundial es actualmente de entre 10 y 15 % anual (cálculo conservador) y de hasta 30 % (cálculo optimista), y que en 1996 los ingresos producidos por el turismo de la naturaleza serán del orden de US$ 260,000 millones (Vickland, 1989; Kallen, 1990; Giannecchini, 1992). Tan sólo en Estados Unidos se calcula que hay actualmente 65 millones de personas aficionadas a la observación de aves y que de éstas, más de 24 millones realizan al menos un viaje a partir de su lugar de residencia para observar aves (Miller, 1995; Gray, 1996). En 1985, según un estudio llevado a cabo por el US Fish and Wildlife Service de los EU, un total de 167.5 millones de ciudadanos estadunidenses con edad de 6 años o más participaron en

algún tipo de recreación asociada con la naturaleza, incluyendo actividades tanto consumidoras (caza y pesca) como no consumidoras (US Fish and Wildlife Service, 1988). Estas últimas superaron en número ampliamente a las actividades consumidoras: 161 millones de personas, contra 50.6 millones de pescadores deportivos y 18.5 millones de cazadores deportivos. Los gastos no consumidores de norteamericanos (con edad mínima de 16 años) fueron de US $14,000 millones, de los cuales US$ 4,400 millones estuvieron relacionados con viajes. 29.5 millones de estadunidenses de 16 años o más hicieron viajes con el propósito fundamental de observar, fotografiar y alimentar a la fauna silvestre. Como la categoría aislada más importante, la observación de aves proveyó solaz fuera de su sitio de residencia a más de 24.0 millones de personas. Los 29.5 millones de viajeros de la naturaleza llevaron a cabo 274 millones de viajes, incluyendo a 1,130,000 de ciudadanos de los EU que visitaron en 1985 al menos un país extranjero con fines ecoturísticos, habiendo permanecido un total de más de 8 millones de días en el extranjero. Si consideramos un gasto promedio de US $100 por día, esto significa un gasto superior a US $ 800 millones para todos los países extranjeros visitados por turistas de la naturaleza norteamericanos en 1985. Lamentablemente, el estudio de referencia no da mayores indicaciones en relación a cuáles son los países extranjeros que más visitan estos turistas naturalistas estadunidenses. México, por su ubicación geográfica tan próxima a los EU, debería ocupar la más alta posición como destino ecoturístico extranjero preferido de los norteamericanos. Sin embargo, parece ser que no es así, debido en gran medida a que se ha hecho hasta ahora muy poco para promover la imagen ecoturística de México a nivel internacional. Es evidente que, de no recibir una cuidadosa orientación profesional, este crecimiento acelerado puede provocar serias consecuencias negativas, algunas de ellas con efectos terminales. 3.

EL ECOTURISMO COMO INSTRUMENTO DE CONSERVACION Y MECANISMO DE DESARROLLO SUSTENTABLE

Recientemente, el concepto de ecoturismo ha emergido como una opción viable tanto para conservar el patrimonio natural y cultural, como para promover un desarrollo sostenible. Por tal motivo, muchas organizaciones interesadas en la conservación de la naturaleza, incluyendo UICN, WWF, The Nature Conservancy y Conservation International, se encuentran activamente involucradas en la difusión y promoción de este tipo de turismo ambientalmente responsable vinculado con áreas naturales, el cual requiere de un enfoque multidisciplinario, una cuidadosa planeación - física y administrativa - y pautas y reglamentos que garanticen una operación sostenible.

Es impoortante señalar que el ecoturismo habrá de enfocarse como un componente lógico del ecodesarrollo, y sólo a través de un involucramiento intersectorial podrá verdaderamente alcanzar sus objetivos. Gobiernos, empresa privada, comunidades locales y organizaciones no gubernamentales (ONGs), todos tienen papeles importantes que jugar. Es evidente que los diferentes países del mundo deberán establecer planes nacionales de turismo, mismos que habrán de incluir estrategias y pautas ecoturísticas bien definidas. Recientemente han sido creados en diferentes países consejos nacionales de ecoturismo (CNEs), integrados por representantes de todos los sectores involucrados en el proceso ecoturístico, con resultados iniciales promisorios. Ya que el nuestro es un planeta que constantemente se encoje (debido a los servicios y facilidades modernos de viaje, así como a tratados económicos y comerciales), las estrategias ecoturísticas deben también partir de un enfoque regional. Los diferentes países podrán conjuntar esfuerzos a fin de ofrecer atractivos paquetes integrados dentro del creciente mercado mundial de servicios ecoturísticos. Sin embargo, antes de pretender que el ecoturismo alcance su pleno potencial y a fin de evitar los escollos, se requiere del establecimiento de principios bien fundamentadas y lineamientos claros para un involucramiento activo apropiado de carácter intersectorial, en el que participen autoridades públicas, comunidades locales, administradores de parques y otras áreas protegidas, ONGs y la empresa privada. Se requiere asimismo de investigaciones a fondo, tanto de carácter regional como a nivel de sitio específico, sobre los impactos ambientales y socioeconómicos del ecoturismo, el desarrollo de estrategias a nivel nacional y regional, la definición de itinerarios y circuitos ecoturísticos, así como el establecimiento, monitoreo y evaluación de proyectos piloto hábilmente seleccionados. No hay duda de que existe el peligro de que negociantes y promotores sin escrúpulos, fingiendo ser "empresarios ecoturísticos", obtengan permisos oficiales para desarrollar actividades que son dañinas al entorno natural y/o cultural. Las autoridades gubernamentales y las ONGs deben mantenerse alertas a fin de detectar estas iniciativas y detenerlas a tiempo. Un aspecto que deberá enfatizarse es que, si el ecoturismo se restringe sólo a las áreas legalmente protegidas, demasiadas presiones podrán llegar a ser ejercidas sobre éstas. Asimismo, promover el ecoturismo en áreas naturales que no se encuentran legalmente protegidas puede propiciar que las comunidades locales, por propio interés (y no sujetas a presiones legalistas externas), conserven sus áreas y recursos naturales circundantes.

Es indudable que en todos los países del mundo (sobre todo en aquéllos en que el turismo juega un papel vital en su desarrollo socioeconómico, como el nuestro), una alta prioridad gubernamental debe ser la consecución del vínculo más productivo posible entre el turismo - incluyendo el ecoturismo - y la conservación de la naturaleza y los recursos naturales (así como patrimonio cultural asociado), mediante un enfoque de desarrollo sostenible. Para ello, se requiere de una cuidadosa planeación a fin de evitar los potenciales efectos negativos del turismo de la naturaleza, en especial la tendencia de la gente local a visualizar las áreas protegidas como áreas establecidas para el beneficio de extranjeros más que para ellos mismos. Asimismo, si los tomadores de decisiones en las altas esferas gubernamentales llegan a creer que los parques nacionales existen fundamentalmente para obtener recursos económicos, y las expectativas en ese sentido por algún motivo no se cumplen, hay el riesgo de que se empiecen a buscar otros usos más rentables para esas tierras. También existe el peligro de que los gobiernos intenten obtener el máximo de ingresos económicos de las áreas legalmente protegidas mediante un desarrollo físico inapropiado. Los grandes hoteles, las carreteras de alto impacto ambiental y los campos de golf que son desarrollados para atraer a más visitantes pueden disminuir los valores naturales de un parque nacional y finalmente convertirlo en una área cuyo objetivo principal es el turismo masivo en lugar de la conservación y el uso sostenido de sus recursos (lo cual ya está ocurriendo en varios parques nacionales de EU). Es por ello que las autoridades encargadas del manejo de los parques nacionales y otras áreas protegidas deben trabajar estrechamente con las autoridades de turismo, buscando el equilibrio adecuado en la actividad turística. Ya son varios los países en vías de desarrollo (Kenia, Costa Rica, Ecuador) que en la actualidad tienen una política explícita consistente en que la fauna silvestre rinda más beneficios económicos a través del ecoturismo que de la cacería, por ejemplo. Un estudio realizado en Kenia por Western (1984) hace varias estimaciones del potencial económico de diversas opciones para el uso de la tierra en el Parque Nacional de Amboseli. Esta región árida ofrece pocas alternativas además de la ganadería y la explotación de su fauna silvestre a través del turismo. En 1972, de acuerdo con este estudio, la opción ecoturística generó 166 veces más ingresos que la actividad ganadera. Haciendo proyecciones, se estimó que el ecoturismo podía generar alrededor de US $ 8 millones anuales (contra tan sólo $450,000 si todo el parque se abocara a la ganadería y al pastoralismo). El asignar un valor económico a las especies de fauna silvestre (conservándolas vivas en su medio natural) puede ayudar a su conservación. Un análisis del valor de los leones en Amboseli mostró que éste era de US $ 27,000 anuales por león (como

atractivo ecoturístico). En otro estudio clásico realizado por Thresher (1981), se estimó que un león macho puede atraer divisas extranjeras por US $ 515,000 durante toda su vida (como atracción turística) comparado con tan sólo US $ 8,500 si el león se usara como recurso de la caza deportiva y entre US $ 960 y $ 1,325 si se usara para fines comerciales. Dicho autor estimó que más de 2,000 empleos se generaron en 1980 en Amboseli por la actividad ecoturística. Estimó también el valor de la manada de elefantes de Amboseli en US $ 610,000 por año. Es obvio que estos animales tienen un mayor valor vivos (como atracción turística) que muertos. El valor comparativo de cacería sería menos del 10 % de esta cifra. Más aún, los ingresos netos del parque (debidos básicamente al turismo) se estiman en US $ 40 por Ha por año, comparado con US $0.80 por Ha por año si se dedicara a la agricultura intensiva. El proceso ocurrido en diversas reservas privadas de fauna en Sudáfrica es asimismo interesante. A principios de este siglo muchas propiedades rurales privadas (algunas de ellas de gran extensión) eran dedicadas a la ganadería vacuna. Algunos años después se eliminaron las vacas, se reintrodujo la fauna silvestre y se impulso el turismo cinegético (cacería de trofeos de grandes mamíferos, sobre todo los "Big Five": león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo). En los últimos años se ha pasado de la cacería al ecoturismo, habiéndose percatado los propietarios que la fauna silvestre viva deja más utilidades que los ejemplares tomados como trofeo. Por ejemplo, en los tiempos en que Sabi Sabi - una de las más grandes e imprortantes reservas privadas de fauna - era una hacienda ganadera, tan sólo se podía tener tres manadas de ganado vacuno, empleándose entre 15 y 20 personas. Ahora, gracias al ecoturismo, se tienen 220 empleados (de los cuales 160 son miembros de comunidades negras aledañas) y su sueldo es en promedio tres veces más alto que el sueldo de un peón de hacienda. Lamentablemente este tipo de estudios económicos comparativos no han sido aún realizados a fondo en México, lo cual evidentemente daría argumentos muy sólidos para la conservación de los ecosistemas. En el Capítulo 4 describiremos la poca información disponible para México relativa a la interacción ecoturismodesarrollo socioeconómico. A fin de responder adecuadamente a las demandas socioeconómicas de los parques nacionales y otras áreas protegidas, Miller (1980) enfatiza la necesidad de que los parques cuenten con sociólogos y economistas - quizá hubiera que agregar a licenciados en administración de empresas - entre su personal. El sociólogo del parque (especializado en recreación) sería así responsable de las investigaciones relacionadas con los usuarios del parque, así como con las poblaciones locales próximas al parque, y de la manera de involucrar a éstas en las actividades de manejo (incluyendo el

proceso ecoturístico) de dicha área protegida. Por otra parte, el economista del parque se responsabilizaría de la signación y uso de los recursos del parque, buscando nuevas fórmulas para incrementar sus ingresos y su nivel de autofinanciamiento. 4.

EL POTENCIAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO

México es un país que posee un enorme patrimonio tanto natural como cultural, el cual debe ser conservado para sus generaciones posteriores y que a la vez puede constituirse, a través de su aprovechamiento racional y sostenido, en un importante factor de desarrollo socioeconómico a los niveles local, regional y nacional. Por otra parte, México tiene una gran tradición turística y, en general, una buena infraestructura turística y de comunicaciones. Tradicionalmente el turismo ha tenido una gran importancia dentro de la economía del país y en los últimos treinta años esta actividad se ha mantenido dentro de los dos o tres primeros lugares en el renglón de generación de divisas, teniendo además la característica de producir una distribución de la riqueza más equitativa a nivel de la población local (lo cual usualmente no ocurre en otras industrias como, por ejemplo, en la industria petrolera). Durante 1994 visitaron México un total de 83.1 millones de personas, que generaron una derrama de US$ 6,317 millones, cifra superior en 2.4 % respecto al año anterior. El número de turistas internacionales registró un incremento del 3.5 % en el mismo período, pasando de 16.5 a 17.1 millones (SECTUR, 1995). En 1995 dicha cifra subió a 19.9 millones, con lo que México, el único país de América Latina y el Caribe en ocupar alguno de los primeros veinte lugares a nivel mundial, obtuvo el octavo puesto en llegadas internacionales. Este mismo puesto ocupaba en 1990 (OMT, 1996). Sin embargo, en cuanto a ingresos turísticos debidos al turismo internacional, en 1995 México ocupó tan sólo el 16º puesto en este rubro, con US$ 6,070 millones, lo cual implica una disminución del 3.93 % en relación a 1994 (comparado con el incremento del 7.20 % a nivel mundial). Más grave aún, durante los últimos cinco años se aprecia un gran rezago en cuanto a competitividad mundial, pues en 1990 ocupaba el décimo lugar (OMT, 1996). Estas cifras nos indican que el turista internacional está gastando comparativamente poco en México y que nuestro país se está ganando la reputación de ser un destino turístico barato, fenómeno que habría que revertir.

No obstante, la cifra de US$ 6,070 millones constituye, después de las ventas del petróleo, manufacturas y maquiladoras, el más alto renglón de ingresos de la balanza comercial mexicana y hace del turismo una importante industria de exportación. Durante el último quinquenio, la tasa media de aumento de las corrientes receptivas fue de casi 4 %, cifra superior a la del conjunto de la economía nacional. Durante este período, las actividades turísticas absorbieron la décima parte de la inversión extranjera total y su contribución al producto interno bruto fue del 3.2 % en 1994. Además, aproximadamente 2 millones de personas se encuentran ocupadas, directa o indirectamente, en actividades turísticas, o sea, casi el 9 % del total de la población ocupada. México ocupa un lugar destacado en el escenario mundial. Según datos de la OMT, nuestro país ocupa el séptimo puesto por la cantidad de cuartos de hotel. En 1994 el porcentaje de ocupación de cuartos hoteleros a nivel nacional fue de 50.4 %. Ese año se registró un total de 22.1 millones de turistas hospedados en hoteles, de los cuales 16.9 millones fueron nacionales y 5.2 millones extranjeros. En 1994 la balanza turística (turismo receptivo menos turismo egresivo) fue positiva para México, habiendo alcanzado la cifra de US$ 2,243 millones. Ese año tocaron puerto en nuestro país 1,993 cruceros, transportando alrededor de 2 millones de personas. Los museos, zonas arqueológicas y monumentos históricos administrados por el Instituto Nacional de Antropología (INAH) fueron visitados por 14 millones de personas. Es interesante señalar que la Ley Federal de Turismo, expedida en diciembre de 1993, desregula y descentraliza muchas decisiones y actividades. La responsabilidad de su cuidado se ubica hoy en las entidades federativas y otorga a la Secretaría de Turismo una función eminentemente promotora y coordinadora. Por otra parte, se cuenta ya con una nueva legislación en diversas materias que inciden, de una u otra manera, en la actividad turística. Entre ellas se incluyen las leyes de inversión extranjera, de puertos, de navegación, de protección al consumidor, de caminos, puentes y autotransporte federal, de metrología y de normalización. Para el ecoturismo, es particularmente relevante la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Recientemente, se han otorgado facilidades al transporte aéreo y carretero, lo que se ha traducido en incrementos en las frecuencias de vuelos, nacionales e internacionales, incluyendo los de fletamento y en un impulso adicional al turismo por carretera. Asimismo, el parque vehicular turístico se ha mejorado al incorporar al servicio más de 8,000 unidades nuevas. Durante estos últimos años se registró la construcción anual de 10,000 cuartos de hotel y del llamado tiempo compartido. Al mismo tiempo, la banca pública ha otorgado más de 3,000 millones de

dólares a proyectos turísticos, donde sobresale la labor del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) y BANCOMEXT (SECTUR, 1995). Es bien sabido que los atractivos turísticos de México son múltiples y muy variados: un clima en general benigno en la mayor parte de su extensión territorial; hermosas playas en ambos litorales con adecuada infraestructura hotelera para el turista que busca esparcimiento tradicional; pueblos y ciudades de gran belleza; un riquísimo patrimonio arqueológico que atrae visitantes de todos los rincones del planeta; arte virreinal prodigioso; manifestaciones de cultura vernácula y popular de gran diversidad y colorido; una gastronomía de fama mundial; y un pueblo que en lo general se caracteriza por su tradicional hospitalidad y bonhomía. Como si todo lo anterior no bastara, México posee además una serie de atractivos naturales - paisaje, flora y fauna silvestres - que son de una excepcional riqueza. En gran medida, esta gran diversidad biológica se debe a: 1)

la muy estratégica ubicación geográfica de nuestro país, el único en el mundo donde confluyen dos grandes regiones biogeográficas: la neártica y la neotropical y

2)

la compleja fisiografía de México, convulsionado pasado geológico.

producto

de

un

Ello ha producido que en la República Mexicana exista una riqueza y una diversidad de especies de plantas y animales muy superior a la que se encuentran en todo el resto de Norte América al norte del Río Bravo, a pesar de que nuestra superficie territorial es once veces menor. En estudios recientes de diversidad biológica, se ha identificado a México entre los seis países que poseen lo que se ha dado en llamar megadiversidad biológica y que por tanto son claves para conservar su patrimonio natural (Mittermeier, 1988; Toledo, 1988). Los siguientes ejemplos ilustran la riqueza natural de México: -

Existen alrededor de 30,000 especies de plantas superiores en el país (incluyendo más de 6000 endémicas -es decir, especies que no se encuentran en ningún otro país), comparado con 18,000 en los EU, 12,000 en toda Europa, 20,000 en la ex-Unión Soviética y 26,000 en China.

-

México ocupa el segundo lugar en número de vertebrados terrestres, después de Brasil, en toda la región neotropical y tiene el número y porcentaje de especies

endémicas más altos de todo el hemisferio occidental (756, o sea el 32% del total americano). -

El número de especies de mamíferos que se encuentra en México, 439, es el mayor de todos los países neotropicales (Brasil, con un territorio cuatro veces mayor, ocupa el segundo lugar con 394).

-

En cuanto a aves silvestres, México cuenta con 1,040 especies, mientras que la cifra combinada para EU y Canadá es de 750. De las 1,040 especies mexicanas, 125 son endémicas, y aproximadamente 400 de ellas no ocurren al norte de nuestra frontera con EU.

-

La herpetofauna (reptiles y anfibios) de México es la más rica del mundo: 957 especies (incluyendo 526 endémicas, un asombroso 55 %).

-

En nuestro país se encuentran 2,500 especies mariposas, contra sólo 700 en EU y Canadá juntos.

-

En superficie total cubierta por vegetación tropical, México aún ocupa el séptimo lugar en el mundo y cuarto en el hemisferio occidental (después de Brasil, Perú y Colombia).

de

Para visitar la mayor parte de los atractivos turísticos de México se brindan múltiples facilidades: una amplia infraestructura de comunicaciones y transportes, hoteles, agencias de viaje y operadores turísticos (a nivel nacional e internacional), promoción y publicidad. Quien quiera visitar en México sus playas, sus principales zonas arqueológicas y sus más importantes ciudades encontrará un amplio abanico de opciones. Sin embargo, hay un tipo de turismo que aún es incipiente en México, a pesar del potencial enorme de nuestro país. Nos referimos al ecoturismo, del cual ya hemos brindado su definición en la sección anterior. Debido a su enorme riqueza de atractivos ecoturísticos y a su estratégica ubicación geopolítica, México podría convertirse en el destino de ecoturismo más importante del mundo. Pero ello requiere de una serie de acciones, concertaciones y lineamientos, que constituyen la materia del presente documento. La Secretaría de Turismo ha insistido recientemente en que uno de sus objetivos básicos es la diversificación de nuestra oferta global turística, para lo cual habrá de tomarse en cuenta, entre otras cosas, "las grandes oportunidades para disfrutar de la naturaleza" (SECTUR, 1995).

Una ventaja del ecoturismo que habría que remarcar es que no es estacional. A diferencia de varias modalidades de turismo masivo (que se caracterizan por su marcada estacionalidad, coincidiendo las más de las veces con los períodos vacacionales), el ecoturismo puede ejercitarse durante prácticamente todas las épocas del año, lo cual es altamente conveniente para la industria turística, ya que puede contribuir a atenuar las temporadas bajas del turismo masivo tradicional. Sin embargo, es importante señalar que no se pretende que toda la actividad turística en México sea ecoturística: habrá gente que fundamentalmente seguirá viajando por nuestro país para simplemente disfrutar de nuestra exquisita comida y música tradicionales, o utilizar las múltiples instalaciones de playa existentes, o ir de compras. Deberá, pues, propiciarse un modelo que dé cabida armoniosa a diversos tipos de turismo, pero con el condicionante de que todas las modalidades turísticas dean sostenibles, es decir, de bajo impacto, a fin de no exceder las capacidades de carga de los ecosistemas naturales y culturales de las diferentes regiones de México, y que a la vez ofrezca opciones viables de desarrollo socioeconómico a los habitantes locales. Habrá que desterrar la falacia de que el ecoturismo es un turismo pobre, que sólo practican mochileros que piden "aventón" y usan únicamente sus propias tiendas de campaña. A nivel mundial está ocurriendo una efervescencia de ecoturistas internacionales, quienes desean viajar a los sitios más remotos del planeta, con tal de tener una experiencia de convivencia con una naturaleza aún no perturbada. Muchos de estos ecoturistas internacionales poseen altos niveles económicos y culturales y están demandando infraestructura y servicios especializados de alta calidad, aunque de carácter rústico.

5.

LA SITUACION ACTUAL DEL ECOTURISMO EN MEXICO

En la mayor parte de los países menos desarrollados económicamente (con algunas honrosas excepciones) el ecoturismo se encuentra aún en su infancia. Los operadores de viajes basados en la naturaleza y algunas ONGs conservacionistas se afanan por encontrar nuevos itinerarios y destinos ecoturísticos que puedan ser atrayentes y redituables. Hay evidencia en el sentido de que, en general, los ecoturistas permanecen en los países de destino un mayor tiempo que el promedio de otros turistas. Existen varias limitaciones que actualmente impiden un mayor desarrollo del ecoturismo en los países llamados del tercer mundo (incluyendo a los latinoamericanos y, por supuesto, a México). Una de ellas ha sido la falta de un esquema de integración que permita la planeación y el desarrollo adecuado del ecoturismo y el

no conceder a este tema una alta prioridad en los planes nacionales de gobierno. Otra limitante ha sido la falta de una estrategia adecuada de promoción y mercadeo turístico en general (y ecoturístico en lo particular), tanto a nivel doméstico como internacional. Algunos representantes de la iniciativa privada argumentan que sus gobiernos fallan al no reconocer la importancia del ecoturismo y en consecuencia no invierten suficiente esfuerzo y recursos para la investigación y promoción en este campo. Otro serio problema que enfrentamos es la falta de mecanismos adecuados para la protección de ecosistemas naturales importantes, sobre todo los cubiertos de bosques. Al no concedérsele un presupuesto gubernamental adecuado a este rubro y al no existir muchas opciones para otras fuentes de financiamiento que permitan una efectiva conservación ecológica, es evidente que se pone en grave peligro al principal recurso ecoturístico de nuestro país. Es indudable que la viabilidad a largo plazo del ecoturismo depende de que se puedan salvar a perpetuidad áreas críticas del recurso natural vital. Muchos sitios que hubieran sido adecuados para la actividad ecoturística en nuestro país han sido irremediablemente arruinados por la deforestación, caza furtiva o excesiva, pesca por dinamita, cultivo de narcóticos, explotación minera o petrolera sin las debidas consideraciones ecológicas y turismo masivo sin control. Otra seria limitación es la falta de una adecuada infraestructura física ecoturística en México, que sea de bajo impacto ambiental y que armonice con el entorno ecológico. Por último, aún existe una falta generalizada de programas adecuados de capacitación y educación ecoturística en México. Una honrosa excepción la constituye la Universidad de Quintana Roo, que recientemente ha desarrollado una estructura curricular para la enseñanza y capacitación en los campos del turismo sustentable y el ecoturismo a diversos niveles: cursos básicos de capacitación para campesinos, pescadores y lancheros; carrera técnica corta; diplomado; licenciatura; y maestría (Ceballos Lascuráin, 1996b). Para que el ecoturismo sea una realidad en nuestro país, tiene que gestarse una cultura ecoturística a nivel nacional, que abarque tanto el aspecto de oferta de servicios como de demanda de los mismos. No será suficiente que cada vez un número mayor de ecoturistas extranjeros visite nuestro país. El mexicano deberá también empezar a practicar actividades ecoturísticas y exigir servicios adecuados para ello. Como hemos comentado anteriormente, la mayor parte del ecoturismo a nivel mundial (y México no es ninguna excepción) se practica en aquellas áreas que tienen algun estatus oficial de protección. Si esto es cierto en la actualidad, lo será aún más en el futuro, ya que el impacto devastador de las presiones humanas sobre el medio

ambiente está disminuyendo las cada vez más escasas áreas sin disturbar y destruyendo los bosques (sobre todo los tropicales) de todo el mundo a un ritmo alarmante. Si el desarrollo ecoturístico continúa con su tendencia creciente, entonces las áreas sin disturbar que posean características ecológicas sobresalientes estarán cada año en mayor demanda. Es decir, a medida que a nivel mundial el número de ecoturistas (la demanda) aumenta, el número y tamaño de áreas naturales sin disturbar (la oferta) disminuye. En una economía de mercado, esto significa que las áreas naturales conservadas en buen estado pueden ir adquiriendo una plusvalía significativa si se orientan adecuadamente hacia el ecoturismo. Esta situación es bastante distinta a la que encontramos en el turismo masivo convencional, donde los turistas que disfrutan de ambientes más artificiales o sintéticos no deben de preocuparse que en le futuro haya menos piscinas, grandes hoteles de recreo, casinos, discoteques, parques recreativos y centros comerciales (muy por el contrario, cada vez hay una mayor oferta de estos servicios en todo el mundo). De allí la importancia de incrementar en nuestro país el número y tamaño de áreas naturales adecuadamente protegidas y de establecer mejores sistemas de manejo y control en las existentes. Las áreas protegidas de México juegan un papel vital en el desarrollo del ecoturismo en nuestro país, ya que en ellas es donde se conservan mejor los diversos ecosistemas naturales de la nación, así como, en muchos casos, nuestros más valiosos y atractivos sitios arqueológicos. A través de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección del Ambiente ha sido creado oficialmente el Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas (SINAP), cuyo propósito es armonizar los imperativos ecológicos con el desarollo económico y social de México, conforme a patrones de sustentabilidad. El SINAP es un instrumento que permite ordenar y clasificar las áreas naturales protegidas del país de tal forma que se cumplan los propósitos de conservar la biodiversidad, mediante la protección de ecosistemas representativos, al mismo tiempo que se lleven a cabo actividades, debidamente normadas, de recreación e investigación y de las comunidades asentadas. Mediante el SINAP, la Ley establece la normatividad para regular, restringir o prohibir las actividades humanas en un conjunto de tierras y aguas habitadas por especies vegetales y animales consideradas nativas, amenazadas o en peligro de extinción. Además, se determina la protección de aquellas especies que tienen importancia nacional, que necesitan regeneración o que requieren conservación especial. A partir de 1995 el SINAP queda adscrito sectorialmente a la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), a cargo del Instituto Nacional de Ecología (INE). Antes de esta fecha las áreas protegidas quedaban bajo la

jurisdicción de dos instituciones diferentes: la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), lo cual generó todo tipo de confusiones y redundancias administrativas. El SINAP cuenta hasta ahora con 89 áreas protegidas clasificadas en seis categorías de manejo, de acuerdo con su extensión, el tipo de protección que reciben y el bien que se protege. Dichas categorías son: reserva de la biósfera (RB), reserva especial de la biósfera (REB), parque nacional (PN), parque marino nacional (PMN), área de protección de recursos naturales, área de protección de flora y fauna silvestres y acuáticas (APPP) y monumento natural (MN). (SEMARNAP, 1996). Las 89 áreas integrantes del SINAP cuentan con una superficie total de 10,706,069 ha. (poco más del 5 % del territorio nacional). De ellas, 18 son Reservas de la Biósfera, con un total de 7,552,877 ha; 13 Reservas Especiales de la Biósfera, con 491,336 ha; 44 Parques Nacionales, con 688,103 ha; 3 Parques Marinos Nacionales, con 393,118 ha; 8 Areas de Protección de Flora y Fauna Silvestres y Acuáticas, con 1,567,612 ha; y 3 Monumentos Naturales con 13,023 ha. Es interesante señalar que hasta 1988, existían 64 áreas naturales protegidas que conformaban una superficie de 4,817,313 ha. Es decir, entre 1988 y 1996 se han decretado 25 nuevas áreas, con lo cual se ha más que duplicado el área total protegida (SEMARNAP, 1996). Las cifras anteriores pueden parecer altas, pero la propia SEMARNAP reconoce que son en realidad desproporcionadamente pequeñas y poco representativas de la diversidad biológica y ecológica de México. Incluso, en comparación con otros países en desarrollo, la proporción de áreas protegidas en México resulta precaria, ya que Costa Rica destina el 25 % de su territorio a la conservación, Guatemala el 30 % y Chile el 12 % (SEMARNAP, 1996). La limitada extensión de muchas de nuestras áreas naturales protegidas impide garantizar la supervivencia de poblaciones de muchas especies fundamentales, por razones de alcance, recursos disponibles y erodabilidad genética. Por ejemplo, del total de superficie be bosques tropicales caducifolios en México, sólo el 1 % está protegido, mientras que el restante 99 % carece de cualquier tipo de protección. Para los bosques de coníferas y encinos las cifras respectivs son las mismas. En el caso del bosque tropical perennifolio la situación es casi igual de alarmante, siendo las cifras correspondientes el 8 % y el 92 %. Por tanto, es preciso aumentar la superficie bajo protección, ya que existe una gran heterogeneidad ambiental y un gran número de especies con distribuciones sumamente restringidas que están en peligro de desaparecer.

Además, hay que reconocer que muchas de las áreas protegidas decretadas son "de papel", es decir, no tienen suficiente presupuesto ni personal ni esquemas adecuados de manejo que garanticen su conservación y mantenimiento a largo plazo. En general, se aprecia una grave deficiencia presupuestal para la administración de dichas áreas. Asimismo, el personal asignado a las áreas es insuficiente y en la actualidad sólo hay diez reservas con directores y una plantilla básica. El INE ha calculado recientemente que las necesidades de las áreas protegidas a nivel nacional están satisfechas tan sólo en la siguiente proporción para los siguientes rubros: personal mínimo de operación, en un 36 %; inversión mínima de conservación, 20 %; existencia de planes de manejo para cada área, 18 %; inversión en infraestructura, 19 %; proyectos de investigación, 28 %; proyectos de desarrollo social, 19 %; proyectos de desarrollo sustentable, 15 % (INE, 1995). Es evidente que si no se toman medidas drásticas en el corto plazo, el SINAP quedará en la práctica desintegrado e inoperante, por lo que nuestro país se encuentra en un grave riesgo de perder su riquísimo patrimonio natural. Deberá concedérsele una mayor prioridad política y práctica al ecoturismo, ya que éste fenómeno puede contribuir en mucho a evitar el progresivo deterioro de nuestras áreas protegidas. El ecoturismo deberá de convertirse en un mecanismo efectivo de autofinanciamiento para la conservación en México. En relación al tema de áreas protegidas, es importante mencionar la Convención del Patrimonio Mundial. Esta convención internacional, a la que se han adherido 127 países, fue adoptada por la Conferencia General de la Unesco en 1972. Su misión consiste principalmente en definir ese llamado "patrimonio mundial", tanto cultural como natural, es decir, confeccionar la lista de monumentos y lugares cuyo interés se considera como excepcional y su valor como universal, de manera que su protección interesa a la humanidad por entero. El objetivo de la Convención es promover la cooperación entre todas las naciones y los seres humanos de manera de contribuir eficazmente a dicha protección. Es evidente que los Sitios de Patrimonio Mundial constituyen atractivos ecoturísticos del más alto nivel en todo el mundo, pero también implican la mayor responsabilidad en cuanto a su conservación y adecuada visitación. En el caso de México, los siguientes han sido declarados Sitios de Patrimonio Mundial: centro histórico de la Ciudad de México y zona arqueológica de Xochimilco; ciudad prehispánica de Teotihuacán; centro histórico de la Ciudad de Puebla; centro histórico de la Ciudad de Oaxaca y zona arqueológica de Monte Albán; Palenque; Chichén Itzá; centro histórico de la ciudad de Guanajuato y minas adyacentes; y Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an. xxx

En todas las áreas naturales protegidas de México sólo se permite el aprovechamiento consumidor de los recursos naturales para beneficio de las comunidades locales, las que se comprometen a limitarse a ciertas zonas y a observar los lineamientos ecológicos necesarios para propiciar la conservación de los ecosistemas. Mediante esto se busca fomentar una relación armoniosa entre entorno natural, crecimiento económico y desarrollo social de las comunidades. SEMARNAP realiza en colaboración con las comunidades locales, las instituciones de investigación, los grupos ecologistas y el sector empresarial, actividades de reforestación, de reintroducción de especies vegetales y animales que han desaparecido del lugar, en las diferentes zonas naturales del sistema, así como la impartición de cursos de educación ambiental, labores de vigilancia, mantenimiento, administración y prestación de servicios turísticos. Todo lo anterior nos indica que existen múltiples opciones para el manejo de nuestras áreas protegidas, con una gran diversidad de posibilidades combinatorias en cuanto a responsabilidad. Es evidente que esta temática tiene una gran incidencia sobre el desarrollo del ecoturismo en México. En todo caso, es fundamental y urgente una adecuada coordinación interinstitucional, sobre todo entre SECTUR, SEMARNAP e INAH, a fin de lograr un desarrollo sano y equilibrado del ecoturismo, así como con otras dependencias gubernamentales con injerencia en el tema, tanto del sector federal (como la Secretaría de Marina y la Secretaría de Educación Pública) como estatal, e instituciones de educación superior y ONGs. Es sólo a partir de fechas muy recientes que el gobierno mexicano empieza a mostrar interés en el tema del ecoturismo. Es alentador mencionar que recientemente se han presentado varias instancias de colaboración interinstitucional entre SEMARNAP y SECTUR, sobre todo en El Vizcaíno (en relación al fenómeno de observación de ballenas). Es interesante también señalar que en 1992 se creó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, por acuerdo del Presidente de la República, con la finalidad de coordinar acciones y estudios relacionados con el conocimiento y la preservación de las especies biológicas y la conservación de los ecosistemas naturales del país. En 1994, la Secretaría de Turismo elaboró la Estrategia Nacional de Ecoturismo, a fin de sentar las bases y directrices principales que permitan que el proceso ecoturístico se convierta en un verdadero mecanismo de conservación y de desarrollo sustentable (Ceballos Lascuráin, 1994).

El Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 establece que "en el desarrollo regional, la generación de empleos y la captación de divisas, la actividad turística es la opción más rápida y viable de desarrollo para algunas regiones del país, por lo que la estrategia a seguir, dispondrá lo necesario para contar con una instancia mixta de promoción a la que concurran el gobierno y el sector privado, a fin de atraer a un mayor número de visitantes de mayor nivel de gasto durante todo el año, con especial énfasis en un desarrollo de la actividad que le dé sustentabilidad y revalore la importancia de los recursos ecológicos y culturales que hasta hoy están limitadamente aprovechados en el sector turismo". Con fundamento en lo anterior, en julio de 1995 se sentaron unas bases de colaboración entre las siguientes instituciones del sector público: SEMARNAP, SECTUR, INE, Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), Nacional Financiera, FONATUR, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, INAH e Instituto Nacional Indigenista (INI), con el fin de conjuntar sus acciones, esfuerzos y recursos para desarrollar programas tendientes a lograr objetivos y metas vinculados con la conservación y el desarrollo armónico del turismo en México. Aún es prematuro juzgar la efectividad de este convenio de colaboración, pero es de desearse que se convierta en un instrumento eficaz que promueva una interacción simbiótica entre el turismo y la conservación del patrimonio ntural y cultural de México. Por todo lo anterior, es urgentísimo que el ecoturismo tenga un desarrollo más efectivo en nuestro país. Lamentablemente, debemos reconocer que México se está rezagando en el campo del ecoturismo a nivel mundial. Otros países latinoamericanos y del Caribe, como Costa Rica, Panamá, Venezuela, Ecuador y Belice están tomando pasos decisivos a fin de que el ecoturismo se convierta en un verdadero mecanismo de conservación de su patrimonio natural y cultural, así como en un instrumento de desarrollo sostenible, sobre todo entre sus poblaciones rurales. México en su conjunto posee un mayor valor agregado en cuanto a atractivos naturales y culturales que cualquiera de los países arriba mencionados. El recurso básico lo poseemos, tan sólo hace falta una toma de conciencia más generalizada, una acción coordinada y mecanismos efectivos de concertación que involucren adecuadamente a todos los sectores participantes. De lograrse estos objetivos, México podría convertirse en uno de los primeros destinos ecoturísticos del mundo, con lo cual se estaría contribuyendo a conservar a largo plazo su rico patrimonio ecológico y cultural y elevar el nivel de vida de su población, sobre todo en el ámbito rural. El presente libro pretende, con toda modestia, aportar al logro de estos objetivos.

Hay que reconocer que la competencia en el campo del ecoturismo se hace cada vez más reñida a nivel mundial y por tanto deberemos alcanzar niveles de excelencia si realmente pretendemos ser contendientes en el mercado planetario. Otro problema que enfrentamos es la gran escasez de información estadística sobre el turismo basado en la naturaleza en México. Las Estadísticas Básicas de la Actividad Turística que recaba año con año la Secretaría de Turismo no incluyen dato alguno sobre visitantes a áreas protegidas u otras áreas de interés ecoturístico. Tampoco se realizan en forma sistemática entrevistas o encuestas por muestreo. En conocimiento del autor, la única ocasión en que se llevó a cabo una investigación sobre estadísticas de ecoturismo en México, fue a raíz del estudio llevado a cabo en 1988 por el World Wildlife Fund de Estados Unidos (WWF-US) en cinco países de América Latina y el Caribe: Belice, Costa Rica, Dominica, Ecuador y México. Las investigaciones de campo en México contaron con la efectiva colaboración de SECTUR (Ceballos-Lascuráin, 1988; Boo (ed.), 1990). En dicha oportunidad se levantó un total de 1,175 entrevistas (en dos parques nacionales - Izta-Popo y Cañón del Sumidero - además del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México), en base al llenado de un cuestionario muy detallado (mismo que constituye el Anexo 1). Es indispensable que sigan aplicándose este tipo de encuestas y muestreos en forma periódica y sistemática. A continuación, destacaremos las conclusiones más relevantes de la parte correspondiente a México de este estudio de WWF-US, (las cuales siguen, en general, teniendo validez): México es, de los cinco países analizados, con mucho el más conocido como destino turístico internacional, y el que tiene la mejor y más amplia infraestructura turística tradicional. Sin embargo, es menos conocido como destino ecoturístico que Costa Rica y Ecuador (este último país debido en gran medida a sus Islas Galápagos). La gran mayoría de su turismo no está orientado hacia la naturaleza (como en el caso de Costa Rica), a pesar de la enorme biodiversidad y riqueza de paisajes existentes en México, aunque sí es importante el flujo turístico hacia las zonas arqueológicas mexicanas. El estudio correspondiente a México decía textualmente: "Esto podría indicar que existe un gran potencial en México para expandir su actividad turística, al menos de las siguientes dos maneras: 1) impulsar directamente una nueva modalidad turística: el ecoturismo, en base a la promoción de atractivos naturales tan notables como la ballena gris en Baja California, la mariposa monarca, los flamencos en Yucatán, las selvas tropicales del sureste del país, con su enorme diversidad biológica, sobre todo de aves (y su rico complemento de patrimonio arqueológico y de cultura vernácula), sus imponentes barrancas,

etc.; 2) inducir a los turistas 'convencionales' a extender su estadía en México, añadiendo un componente ecoturístico a su viaje. Una combinación de ambas estrategias podría ser la más adecuada" (Ceballos-Lascuráin, 1988). Analizándose los cuestionarios dirigidos a los turistas extranjeros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se detectó que el 42 % de ellos consideraron que las áreas protegidas del país fueron la "principal razón" o un "motivo importante" en su decisión de visitar México (contra 65 % en el caso de Ecuador y 41 % para Costa Rica). Sin embargo, entre las razones para seleccionar a México como destino turístico de los viajeros entrevistados en el Aeropuerto, la "historia natural" ocupó un bajo rango (séptimo lugar, por debajo de otras razones como "playas, sol y diversión", "negocios y convenciones", "paseos", "arqueología", "visitas a amigos y familiares" e "historia y cultura"). El 55 % de los viajeros extranjeros entrevistados en el Aeropuerto de México visitaron al menos una área protegida (sobre todo áreas con componentes arqueológicos como Teotihuacán, Chichén Itzá, Tulum y Uxmal, así como el Bosque de Chapultepec). Las encuestas en los aeropuertos principales de los cinco países objeto del estudio del WWF-US confirmaron que los turistas orientados hacia la Naturaleza gastan más dinero que los demás turistas: US$ 2,588 como promedio para los cinco países de los turistas que citaron los atractivos naturales como la "principal razón" de su visita, contra sólo US$ 1,531 para los que citaron a dichos atractivos como "no importantes". A nivel también de los cinco países, los cuestionarios de aeropuerto esbozaron el siguiente perfil del viajero extranjero con interés en la Naturaleza: Edad promedio: 43.9 Sexo: masculino (51 %), femenino (49 %) Primer visita al país en cuestión: 73 % (en contraste con 51 % para turistas no interesados en el ecoturismo, lo cual indica que el ecoturista es un nuevo tipo de visitante a estos países) Forma de viajar: solo (21 %); en familia (36 %); con amigos y colegas (23 %); en tour organizado (20 %) Actividades principales: observación de aves (58 %); observación de fauna silvestre en general (55 %); paseos en bote (42 %); botánica (31 %); excursionismo/ trekking (28 %); culturas locales (25 %); caminatas por la selva (23 %); montañismo (22 %) Nivel de satisfacción de su viaje: muy satisfecho (67 %); satisfecho (21 %); no muy satisfecho (4 %); decepcionado (0 %)

De lo anterior se deduce, entre otras cosas, la enorme vocación por el turismo ornitológico (observadores de aves) en los cinco países estudiados (incluyendo obviamente a México). En relación a los turistas (tanto nacionales como extranjeros) entrevistados en los parques nacionales de los 5 países, al preguntárseles qué aspectos podían ser mejorados en los parques, la mayoría mencionó los siguientes: información técnica, libros y folletos-guías, material promocional de los parques, mapas adecuados, transportación más adecuada y señalizaciones de carácter ecológico en las áreas protegidas. Aparentemente, el hecho de que existen malos caminos de acceso en varios parques no es un factor negativo o inhibidor para los ecoturistas que los visitaron. Esto nos ratifica que el ecoturista no es tan exigente respecto a ciertos aspectos de infraestructura física o servicios turísticos tradicionales ("es parte de la experiencia o de la aventura" o "estamos escapando de las excesivas comodidades de nuestro mundo moderno cotidiano"), pero que sí desea obtener más conocimientos e información sobre las áreas naturales que visita, demandando por ello una mayor cantidad de material interpretativo y educativo. Esto implica un análisis más depurado de ciertos aspectos educativos y económicos por parte de las autoridades de los parques nacionales. Es importante señalar que, desde el punto de vista educativo, un parque sin material interpretativo ni señalizaciones adecuadas está fallando en su importante labor de educar y concientizar ecológicamente a los visitantes, tanto nacionales como extranjeros. Desde el punto de vista económico, la mejoría en los servicios interpretativos (incluyendo material informativo) podría significar la venta o alquiler de éstos, lo cual implicaría una fuente adicional de ingresos para los parques, que tendería a su autofinanciamiento y a propiciar una derrama económica a nivel local. En el caso específico de México, es muy claro que las restricciones presupuestales crónicas en sus parques nacionales y otras áreas naturales protegidas han impedido que éstos tengan un adecuado manejo e infraestructura turística apropiada. En términos generales no se cobran cuotas de entrada en las áreas naturales protegidas en México y las concesiones a particulares son sumamente limitadas (y cuando existen, las rentas que se cobran, por ejemplo, en el albergue Tlamacas del Parque Nacional Izta-Popo, son demasiado bajas). Pero quizá la raíz del problema yace en el sistema de presupuestación actualmente en vigor en las áreas legalmente protegidas. El poco ingreso que tienen los parques (de las aisladas concesiones y, en algunos casos, de tarifas de estacionamiento), por ley tiene que enterarse a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la cual cada año asigna una cantidad (siempre muy limitada) del presupuesto federal a

SEMARNAP para operar el Sistema Nacional de Areas Protegidas (la mayor parte de esos fondos siendo destinada a cubrir la nómina del reducido personal asignado a las áreas protegidas), sin tomar en cuenta el número de visitantes e ingreso económico por concepto del turismo que tuvo cada parque durante el año precedente. Esto obviamente inhibe cualquier iniciativa que pudiera tener el director de cada área protegida por atraer más visitantes o mejorar sus servicios, ya que dichas acciones no significarán recibir una mayor asignación presupuestal y sí, en cambio, implicarán mayor trabajo, mayores servicios y gastos de mantenimiento más elevados. Es evidente que si nuestros parques nacionales y otras áreas protegidas han de tener una situación económica más saludable, deberán implantarse mecanismos alternativos que propicien un efectivo autofinanciamiento. Esta situación podría alcanzarse, en primer lugar, mediante el establecimiento de cuotas de entrada para los visitantes, sugiriéndose la fijación de tarifas diferenciales para estudiantes, ancianos, nacionales y extranjeros (éstos últimos con una mayor cuota, ya que los mexicanos ya están contribuyendo, a través de sus impuestos, a la operación y mantenimiento de las áreas protegidas) y a través del otorgamiento de mayores concesiones a la iniciativa privada - dando preferencia a la población local - bajo un control y reglamentación estrictos (operación de albergues, restaurantes, pequeños comercios, paseos en lancha y a caballo, guianza, etc.). Un cambio en la presente legislación podría permitir que la administración de cada parque pudiese quedarse con estos ingresos directos, aplicándolos a gastos de operación y mantenimiento (con los controles contables apropiados). Este tema se toca con mayor amplitud en el Capítulo 15. Adicionalmente al turismo internacional que ya empieza a visitar nuestras áreas protegidas, el turismo doméstico hacia éstas se viene incrementando, sobre todo el consistente en visitas de las clases media y baja urbanas a los parques nacionales durante los fines de semana y días festivos (normalmente como "días de campo"). Este tipo de turismo o visitación quizá no tenga aún una gran significación a nivel económico nacional, pero sí puede tener un impacto considerable a los niveles local y regional y, además, puede constituir el germen de un mecanismo de educación ambiental y concientización ecológica del pueblo mexicano. La revista norteamericana Buzzworm publicó en 1993 un directorio donde se enlistó un total de 113 operadores ecoturísticos - en su mayoría de EU y Canadá - que en su conjunto realizan viajes por todo el mundo. De estas 113 empresas, sólo 17 anunciaban explícitamente viajes ecoturísticos a México, no obstante nuestra cercanía con EU y Canadá (vs. 24 a varios destinos en Africa - a pesar de la lejanía -, 22 a Alaska y 19 a Costa Rica). Hay que

señalar que la mayoría de estas excursiones ofrecidas a México tiene un componente de "aventura" (descenso de ríos, montañismo, kayakismo en ríos y mar, etc.). Sólo en tres o cuatro casos se enfatiza la observación de la naturaleza propiamente dicho (sobre todo la observación de ballenas en Baja California y la observación de aves). Los destinos explícitos más frecuentes de dichas excursiones son: Barranca del Cobre, 7; Baja California y Mar de Cortés, 6 (sobre todo, observación de ballenas); Mundo Maya, 4. Es decir, a nivel internacional prácticamente no se están reconociendo aún los numerosos destinos ecoturísticos adicionales (además de los tres o cuatro mencionados aquí) que posee nuestro país. En la Sección 16 se identifican los circuitos y regiones de mayor significado ecoturístico en México. En los últimos años han empezado a surgir diversas iniciativas en nuestro país que de alguna manera u otra tienen vinculación (al menos potencial) con el ecoturismo. Los orígenes de dichas iniciativas se encuentran en la iniciativa privada y entre las ONGs. En 1981 se crea PRONATURA (Asociación Mexicana para la Conservación de la Naturaleza, A.C.), fungiendo como Presidente Fundador el Arq. Héctor Ceballos Lascuráin. Desde sus inicios, PRONATURA promueve el ecoturismo en diferentes partes de México, reconociéndose por vez primera en nuestro país su importancia potencial en cuanto a instrumento de conservación y de desarrollo sostenible. Destacan particularmente las actividades llevadas a cabo en Celestún, Yucatán (a favor de la conservación del flamenco y del desarrollo sostenible de los pescadores locales, labor que continuó con gran éxito el capítulo Yucatán de PRONATURA) y en Lagunas de Chacahua y Playa de la Escobilla (labores de concientización entre las poblaciones locales para conservar las tortugas marinas y promoción de un ecoturismo comunitario). En la actualidad PRONATURA es la OMG conservacionista más importante en México y, en coordinación con sus diferentes capítulos en el país, está involucrada en la promoción de varios proyectos de ecoturismo (Mar de Cortés, Celestún, Calakmul, etc.). Hay otras ONGs que han mostrado interés en México por el ecoturismo como mecanismo de conservación, tales como la Fundación Mexicana para la Educación Ambiental, A.C., WWF-México, el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, A.C. y Conservation International-México. La Fundación Miguel Alemán, A. C., llevó a cabo en 1990 un Concurso Nacional sobre Turismo y Ecología y Ecoturismo, en el cual participaron más de 50 concursantes. En 1984 se creó en México la primera empresa operadora de viajes dedicada exclusivamente al ecoturismo, Turismo Ecológico Mexicano, S.A. de C.V. (Ecotours), fundada por el Dr. Richard Wilson y el

Arq. Héctor Ceballos Lascuráin. La oferta de servicios de Ecotours estuvo dirigida fundamentalmente hacia Estados Unidos y Canadá, y su clientela era mayoritariamente compuesta por observadores de aves y afcionados a la arqueología mesoamericana. El número máximo de turistas por excursión estaba limitado a catorce, conducidos por uno o dos guías expertos en ornitología e historia natural de México y Mesoamérica (y en arqueología e historia prehispánicas cuando la naturaleza del viaje lo requería). La duración promedio de los tours era de 10 a 14 días y se ofrecían excursiones por todas las diferentes regiones naturales de México. Particularmente exitosos fueron los viajes que se condujeron por el sureste del país (así como Belice y Guatemala), los primeros que fueron anunciados como "La Ruta Maya". Normalmente se utilizaron "combis" para la transportación terrestre y se pernoctaba en hoteles de dos y tres estrellas (lo más cerca posible de los atractivos naturales y/o arqueológicos). La tarifa promedio por día era de aproximadamente US$ 110 para extranjeros (incluyendo transportación terrestre, los tres alimentos y servicios de guía), con una reducción de un 30 % para nacionales. Se proporcionaba anticipadamente información detallada a la clientela, bibliografía apropiada y una lista de las aves de la región a visitar. Invariablemente se recurría a guías locales auxiliares en cada región visitada y se procuraba adquirir alimentos, refrescos y artesanías en las comunidades rurales y áreas protegidas visitadas. La agencia funcionó ininterrumpidamente entre 1984 y 1992 (período en el cual prácticamente fue la única empresa ecoturística mexicana). A partir sobre todo de los inicios de la década de los noventas empiezan a crearse en diferentes partes del país empresas dedicadas a diversas modalidades del turismo de aventura y el ecoturismo. Recientemente ha sido creada la Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo, A.C. (AMTAVE), misma que a fines de 1996 agrupaba a un total de 26 operadoras turísticas. Todo ello indica el interés que hay en nuestro país por el desarrollo de estas actividades. También es patente la urgente necesidad de que se lleven a cabo de manera generalizada y amplia programas de capacitación para operadores ecoturísticos, tema en el que se abunda en el Capítulo 13. En cuanto a infraestructura física adecuada para el ecoturismo, es donde México realmente presenta carencias notables. Los parques nacionales y otras áreas protegidas en general (con poquísimas excepciones) no cuentan con instalaciones adecuadas para el ecoturismo. No existen prácticamente centros de interpretación, senderos interpretativos de la naturaleza, observatorios de fauna (ni tampoco servicios de guianza, folletos con listas de especies faunísticas y florísticas, libros-guía oficiales, etc.). Como en la mayoría de nuestros parques nacionales no se cobra entrada (y en los que se cobra, los ingresos se canalizan hacia la Tesorería

de la Federación), no hay aliciente ni recursos necesarios para impulsar el ecoturismo. En general, tampoco la iniciativa privada ha realizado aún (hasta fines de 1996) alojamientos adecuados para ecoturistas (con construcciones de bajo impacto ambiental, diseñadas en armonía con la naturaleza). Aunque a últimas fechas se han construido algunas instalaciones (incluyendo hoteles) cuyos promotores las denominan "ecoturísticas", en realidad la mayoría no califica para este apelativo, por diversos motivos: inadecuado tratamiento de residuos y desechos, inclusión de demasiados elementos y amenidades artificiales (en ecoturismo el principal atractivo es la naturaleza sin alterar), introducción de especies de flora y fauna exóticas o domesticadas, recurrencia a un alto consumo energético, formas arquitectónicas y materiales de construcción no acordes con el entorno y la tradición local, etc. A pesar del enorme potencial ecoturístico de México, la mayor parte de la publicidad y promoción turística oficial se sigue refiriendo durante toda la década de los ochentas y principios de los noventas a los atractivos tradicionales de México, sobre todo sus playas, su comida típica, su música tradicional y sus más importantes zonas arqueológicas.

6.

LINEAMIENTOS ESTRATEGICOS PARA LA PLANEACION DEL ECOTURISMO

Según Lewis Mumford (1938), la planeación regional es la dirección consciente y la integración colectiva de todas aquellas actividades que se basan en el uso de la tierra como asentamiento, recurso o estructura. Todo buen proceso de planeación debe comenzar con un levantamiento de los recursos existentes en una región o localidad: el paisaje, los recursos naturales, la población humana y las actividades socioeconómicas de las comunidades existentes. La planeación no puede iniciarse con un esquema abstracto y arbitrario que se buscará imponer a la comunidad, sino que principiará con el conocimiento de las condiciones y oportunidades existentes. Concibiendo a la planeación en un contexto regional, los problemas y oportunidades trascienden el esquema específico de ciudades, suburbios y áreas rurales y abarcan el amplio espectro de todas las necesidades humanas. Al emplear una perspectiva regional, se le presenta al planificador la oportunidad de "atar todos los cabos" a fin de lograr el óptimo ambiente vital. En dicho enfoque, las estructuras y espacios de actividad del hombre pueden ser concebidos en armonía con la naturaleza. El énfasis será siempre en los aspectos cualitativos y no meramente cuantitativos, con el objeto de lograr un escenario racional para el desarrollo

de una sociedad balanceada. Todo modelo de planificación integrada deberá de considerar los aspectos de planificación turística, jugando en ello un papel muy importante los criterios de zonificación. De manera general, todo plan regional (en su afán de resolver las necesidades humanas) debe contener los siguientes objetivos básicos: -

Elevar la calidad de vida de los habitantes de la región Propiciar un uso racional y sostenible de todos los recursos disponibles Fomentar un sentido de comunidad Promover la interacción social Proveer un amplio espectro de oportunidades culturales Mantener proximidad y una interacción armoniosa y respetuosa con la naturaleza Evitar uniformidad y monotonía Estimular la creatividad Aspirar a la consecución de la belleza y la felicidad en la actividad cotidiana del hombre Proporcionar satisfacción y esparcimiento al visitante o turista en la región

Tomando en cuenta la tendencia de los bienes y servicios a concentrarse en algunos conglomerados urbanos y la capacidad de éstos para extender su influencia más allá de los límites urbanos hasta una parte importante del espacio rural que los rodea, aparece una cualidad muy importante de las regiones, que es su polarización. Esta forma de concebir el funcionamiento de una región en torno a centros gravitacionales y a sus radios de influencia juega un papel muy importante en la definición de todo espacio turístico (Boullón, 1985). En todo esquema de integración geográfica o regional de un proyecto, habrán de aplicarse criterios de planificación física. Como bien sabemos, la planificación física tiene como finalidad el ordenamiento de las acciones del hombre sobre un territorio determinado y se ocupa de resolver de manera armoniosa la construcción de todo tipo de obras, así como de anticipar los efectos de la explotación de los recursos naturales. La planificación física se originó como un intento por dar una respuesta racional a la necesidad de resolver los problemas creados por el uso anárquico del suelo, a partir del momento en que la expansión de la humanidad, en términos cuantitativos, trajo como consecuencia la competencia por el uso del suelo en las áreas de la tierra en explotación y el avance hacia la "conquista" de otras partes no cultivadas.

Podemos afirmar que, en términos globales, el campo de acción de la planificación física es toda la superficie del planeta tierra, su objetivo es el ordenamiento del espacio y su función la de mejorar el uso actual y sostenido del territorio, procurando que no entre en crisis por el agotamiento prematuro de los recursos no renovables y por la explotación irracional de los renovables. En otro plano de acción, debe determinar la potencialidad de adaptación del suelo, para lo cual debe medir la capacidad de éste para absorber la expansión de los sistemas productivos actuales, a fin de dar la mejor respuesta al nacimiento de las necesidades que va creando el mundo moderno. Generalizando, son planeación física: a) b)

dos

las

posibilidades

de

aplicación

de

la

Planeación del espacio natural Planeación del espacio urbano

En ambos casos se requiere de la participación de un equipo interdisciplinario de profesionales que incluya a arquitectos, geógrafos, ecólogos, sociólogos, economistas, meteorólogos, especialistas en estudios de suelos, ingenieros civiles, ingenieros industriales, ingenieros agrónomos, especialistas en turismo, ingenieros sanitarios, topógrafos, urbanistas, diseñadores urbanos y paisajistas, entre otros. Lejos de constituir una disciplina autónoma, la planeación física debe estar al servicio de la planeación integral, a fin de resolver las cuestiones específicas que le toca afrontar, con el auxilio de otras especialidades a las cuales también asiste cuando la naturaleza del problema así lo requiere. La planeación turística (y en nuestro caso específico, ecoturística) es, pues, un componente de la planeación regional integral. Es evidente que la ecología, la economía y el turismo están cada vez más entretejidos - a los niveles local, regional, nacional e internacional - en una compleja red de causa y efecto. La mayoría de los destinos turísticos exitosos en nuestros días dependen de un entorno físico limpio, ambientes con algún tipo de protección y, cada vez más frecuentemente, patrones culturales distintivos de las comunidades locales. Aquellos destinos que por algún motivo no ofrecen estos atributos están generalmente experimentando una declinación en cuanto a calidad y uso turísticos. En la mayoría de dichos destinos las comunidades locales padecen de una calidad ambiental dañada, pérdida de identidad cultural y una disminución en sus ingresos económicos. Es responsabilidad de los planificadores el asegurar que los recursos sean adecuadamente manejados en el presente a fin de que estén disponibles para las generaciones futuras.

Siempre y cuando esté bien adaptado al medio ambiente y a la sociedad locales mediante una cuidadosa planificación y gestión, el turismo puede convertirse en un factor significativo para conservar el medio ambiente. Ello es así porque un medio ambiente que posea belleza escénica y rasgos interesantes en cuanto a fauna, flora, aire y agua limpios, ofrece mucho de los recursos que atraen a los turistas. Por tanto, el turismo puede ayudar a justificar la conservación y de hecho contribuir y subsidiar los esfuerzos conservacionistas. Es importante planear y desarrollar el turismo de manera que se conserve el patrimonio cultural de una localidad o región. Sitios arqueológicos, monumentales e históricos, estilos arquitectónicos distintivos, música y danzas locales, ceremonias y tradiciones, artes y artesanías, vestimenta, gastronomía y sistemas axiológicos locales, todo ello constituye la cultura de una área. Este patrimonio cultural ofrece atractivos turísticos y puede ser selectivamente conservado y realzado por el turismo o degradado por éste, en función de cómo se desarrolla y se maneja la actividad turística. Un aspecto esencial de cualquier tipo de desarrollo turístico es el mantener el sentido único de identidad ecológica, histórica, cultural y comunitaria de cada lugar. Al aproximarse el fin de este milenio toda actividad turística tendrá que constituir parte de lo que se ha dado en llamar desarrollo sostenible. Para la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) el desarrollo sostenible consiste en el mejoramiento de la calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan. Una "economía sostenible" es el producto de un desarrollo sostenible. (UICN/PNUMA/WWF, 1991). Ella mantiene su base de recursos naturales y puede continuar desarrollándose mediante la adaptación y mejores conocimientos, organización y eficiencia técnica, y una mayor sabiduría. Dentro de esta filosofía, el turismo sostenible se define como toda forma de desarrollo, manejo y actividad turísticos que mantiene a perpetuidad la integridad y bienestar de índole ambiental, social y económica, de los recursos naturales y culturales (FNNPE, 1993). Como lo hemos comentado ya, el ecoturismo viene a constituir un segmento del turismo sostenible. Entre los objetivos que contempla la Estrategia Nacional de Ecoturismo (ENE) elaborada por SECTUR en 1994 está el establecimiento de las tipologías de planeación física que sean apropiadas para cada región del país, definiendo los instrumentos adecuados para lograr una compatibilidad entre la conservación de los valores naturales, la explotación sostenible del potencial agrícola y pesquero y la necesidad de encauzar las actividades turísticas dentro de un marco de conservación ambiental (para un

tratamiento en detalle de este tema puede consultarse el Capítulo 12 de este libro). Otros objetivos generales de la ENE, vinculados con aspectos de planeación, son: --

promover el ecoturismo como un instrumento eficaz para la conservación de la naturaleza y los recursos naturales (y recursos culturales asociados, cuando sea el caso), especialmente en áreas protegidas y otras áreas ecológicamente significativas de nuestro país;

--

estimular el desarrollo del ecoturismo como una herramienta poderosa para lograr el desarrollo socioeconómico sostenible, especialmente en las áreas rurales de México, introduciendo mecanismos mediante los cuales una mayor participación de los ingresos debidos al turismo sea asegurada localmente;

--

coadyuvar a sentar bases para la creación y fortalecimiento de la capacidad institucional y el uso sostenible de las áreas protegidas y el medio ambiente;

--

proporcionar un marco orientador y normativo a las instituciones y empresas ligadas con la actividad turística y a los turistas en sí, buscando formas innovadoras para su involucramiento activo en el ecoturismo, a fin de que puedan contribuir a y beneficiarse de la conservación de los patrimonios natural y cultural del cual dependen.

--

desarrollar mecanismos que aseguren una adecuada recuperación económica, de manera que los ingresos debidos al ecoturismo ayuden a financiar el manejo de las áreas protegidas y otras prioridades ambientales;

--

ofrecer principios y lineamientos precisos para la realización de proyectos ecoturísticos, tanto a los niveles nacional, regional y local, con énfasis en el logro de beneficios socioeconómicos equitativos para las poblaciones locales, garantizándose a la vez un bajo impacto ambiental y el respeto a las tradiciones culturales autóctonas;

--

elaborar modelos y patrones para el desarrollo del ecoturismo en las áreas protegidas, interrelacionando los componentes de patrimonio cultural y natural cuando éste sea el caso, abarcando varias etapas y modalidades de diseño y desarrollo de infraestructura física;

--

proporcionar una orientación correcta a los planes y proyectos de infraestructura física y equipamiento

ecoturístico, con énfasis en la aplicación de ecotécnicas al diseño arquitectónico y sistemas constructivos; --

estimular la realización de investigaciones específicas de campo en experiencias existentes de turismo, desde las perspectivas social, cultural, económica y ecológica;

--

ofrecer bases para el diseño e implementación de proyectos piloto en difrentes partes del país, a fin de demostrar el grado de aportación del ecoturismo al manejo eficaz de áreas protegidas y como mecanismo de desarrollo sostenible para comunidades locales;

--

impulsar el desarrollo de programas modelo de interpretación ambiental para ecoturistas en áreas protegidas, que abarquen los conceptos más amplios de conservación, educación y concientización ambientales, medios masivos de comunicación y desarrollo sostenible;

--

propiciar la exigencia de la elaboración de Estudios de Impacto Ambiental (EIA) relativos a proyectos turísticos, que sean imparciales y cuyas conclusiones sean respetadas;

--

propiciar actividades adecuadas de promoción y mercadotecnia del ecoturismo;

--

sentar bases para el diseño de procesos de monitoreo y evaluación a mediano y largo plazo en proyectos específicos y, en el caso de proyectos piloto o demostrativos, diseminación de los aspectos positivos y señalamiento de los negativos.

7.

ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE CONCERTACION INTERSECTORIAL

En virtud de que el ecoturismo es un fenómeno complejo, multidisciplinario e intersectorial, sólo a través del establecimiento de un mecanismo dinámico y flexible que logre coordinar los diversos intereses y acciones de las partes involucradas se podrá impulsar un verdadero desarrollo ecoturístico. Los sectores que deben participar en el desarrollo de un proceso integral de ecoturismo son: gobierno (incluyendo a las autoridades de turismo y de áreas protegidas), comunidades locales, ONGs, la iniciativa privada (sobre todo la industria turística), instituciones financieras y los turistas mismos. Analicemos brevemente el papel de cada uno de ellos.

a) Gobierno. El papel del sector público es vital en el desarrollo del ecoturismo. Lo más importante es que se le conceda una alta prioridad al ecoturismo en los planes de gobierno, tanto a nivel federal, como estatal y municipal. Las autoridades federales con injerencia en turismo, medio ambiente, agricultura y ganadería, pesca y educación deben participar coordinadamente en el establecimiento de políticas, legislación, normatividad y programas concretos que incidan sobre la actividad ecoturística. b) Autoridades y personal de áreas protegidas. En virtud de que los parques naturales y otras áreas protegidas normalmente constituyen el principal atractivo del ecoturismo, es de vital importancia que las autoridades y el personal de dichas áreas protegidas jueguen un papel central en la gestión y el desarrollo del ecoturismo. El personal que trabaja en un parque natural constituye normalmente - al menos en teoría - la fuente más importante de información y orientación sobre los recursos naturales (paisaje, flora y fauna) de dicha área. También son los encargados del cuidado cotidiano de dichos recursos naturales y tienen la mayor responsabilidad en su conservación directa. En muchos casos, el involucramiento en el ecoturismo implicará una capacitación del personal del parque en esta nueva dimensión administrativa. El personal del parque (a todos los niveles) deberá tener un entendimiento cabal de lo que es el ecoturismo, ya que éste afecta o afectará directamente el desempeño de su trabajo, y también deberá apoyar las políticas de ecoturismo de su parque. c) Comunidades locales. Las comunidades que se encuentran dentro o cerca de un área protegida son frecuentemente ignoradas o soslayadas en la planificación y manejo del ecoturismo. Esto puede deberse a que dichas comunidades están muy dispersas y aisladas y la comunicación con ellas es difícil y también a las diferencias culturales que puedan caracterizarlas. También se debe frecuentemente a que los desarrolladores del ecoturismo prefieren evitar la inversión en tiempo y esfuerzo que se requiere para que las poblaciones locales aprendan y se involucren en el proceso. Lamentablemente en muchos países es común que los desarrolladores turísticos abiertamente marginen a las comunidades locales por razones egoístas (de manera de no compartir beneficios económicos o evitarse problemas en el trato con ellas). No obstante, los residentes locales constituyen un elemento crítico en toda actividad ecoturística (ver Capítulo 8), ya que las más de las veces dependen de los mismos recursos naturales que atraen a los ecoturistas. Estos pueden convertirse en una amenaza y un obstáculo para la consecución de las necesidades básicas de los lugareños. Si las comunidades no son involucradas activamente en la industria ecoturística y no reciben beneficios que compensen de alguna manera su pérdida de accesibilidad a los recursos naturales, pueden competir con la industria turística por el uso

de los recursos naturales, recurriendo frecuentemente a una serie de obstáculos e impedimentos hacia los desarrolladores turísticos y los propios ecoturistas. d) Industria turística. Sabemos que, en términos globales, la industria turística es grande y compleja. Numerosas personas y agencias dentro de esta industria a nivel mundial juegan un papel vital en la planificación y el desarrollo del ecoturismo, porque finalmente son éstas quienes arman una alta proporción de los viajes de los ecoturistas, tanto a nivel nacional como internacional. Ejercen una gran influencia en los destinos, actividades y experiencias de los viajeros. Por tanto, resulta de la más alta prioridad involucrarlas activamente en el proceso de planeación ecoturística, a fin de que comprendan plenamente el concepto del ecoturismo y sus requerimientos de conservación. Deben estar totalmente concientes de que el producto ecoturístico que desean vender es frágil y que debe ser cuidadosamente preservado. Asimismo, la industria turística es un recurso vital de información sobre las tendencias fluctuantes de la demanda y un componente clave en las funciones promocionales y mercadotécnicas. e) ONGs. Muchas organizaciones no gubernamentales, sobre todo las vinculadas con la conservación y el desarrollo sostenible, constituyen un recurso de gran valor para el ecoturismo. Su principal función es ofrecer fuentes de asistencia técnica y financiera a proyectos específicos de ecoturismo (sobre todo en áreas de relevancia ecológica). Asimismo, pueden jugar un rol decisivo en ayudar a definir y dirigir el crecimiento del ecoturismo a futuro. Además pueden desempeñar una función importante como agentes intermediarios entre comunidades locales y desarrolladores turísticos. Finalmente, estos grupos frecuentemente tienen miembros que desean información y orientación sobre asuntos ecoturísticos. f) Instituciones financieras. A fin de que los parques naturales y las comunidades puedan captar plenamente los beneficios financieros del ecoturismo, en la mayoría de los casos se requerirá el desarrollo de infraestructura física. Para costear dichos desarrollos, se necesitan diversas fuentes de financiamiento. Por tanto, los bancos, corporaciones inversionistas, agencias de desarrollo bilateral y multilateral e inversionistas privados, todos ellos pueden ser protagonistas importantes en la planeación y desarrollo de proyectos ecoturísticos. g) Los turistas mismos. Desde luego que la fuerza motriz detrás de toda actividad ecoturística la constituyen los consumidores mismos, es decir, los ecoturistas. A fin de cuentas, ellos son quienes deciden dónde y cuándo irán y cuáles actividades recreativas desean llevar a cabo dentro de las áreas protegidas.

Por tanto, su pensamiento y preferencias habrán de ser tomados muy en cuenta en cualquier estrategia de planeación del ecoturismo. Asimismo, los consumidores deberán ser educados en relación a los costos y beneficios del ecoturismo a fin de que puedan tomar buenas decisiones de viaje y de hecho participar en esfuerzos conservacionistas mientras viajan. El ecoturista, tras tomar parte en un tour bien organizado, podrá inclusive mejorar muchos de sus hábitos y actitudes respecto del medio ambiente y convertirse en un activo conservacionista. Resulta interesante señalar que en varios países del mundo, sobre todo en Centro y Sud América, se han creado recientemente cuerpos mixtos denominados Consejos Nacionales de Ecoturismo (CNEs), integrados por representantes de fundamentalmente los siguientes tres sectores: gobierno, ONGs y sector privado (CeballosLascuráin, 1993b, Ashton, 1993). Aunque la estructura y las funciones de estos Consejos varían de un país a otro, en general se puede afirmar que sus prioridades son las siguientes: -

Generar apoyo económico para la conservación y las áreas protegidas, así como para el desarrollo de un turismo sostenible y coadyuvar al impulso socioeconómico de las comunidades rurales locales.

-

Establecer programas de capacitación para la turísticas y el personal de las áreas protegidas.

-

Contribuir a salvaguardar a las áreas protegidas desarrollo no planificado y descontrolado.

-

Aportar planes a corto y largo plazo como un esfuerzo conjunto entre sector privado, gobierno y ONGs (incluyendo, en lo posible, a las comunidades locales).

-

Establecer métodos y mecanismos que permitan involucramiento activo de la población residente en proceso ecoturístico.

-

Fomentar que el ecoturismo se convierta en una actividad lucrativa a la vez que sostenible, que coadyuve al desarrollo socioeconómico.

-

Coordinar los esfuerzos de ONGs conservacionistas (nacionales e internacionales), agencias de desarrollo bi y multilaterales, el sector privado, comunidades locales y otras partes interesadas, a fin de evitar traslapes, conflictos y confusión.

-

Recabar e intercambiar información sobre otras modalidades del turismo sostenible.

el

empresas de

ecoturismo

un

el el

y

-

Desarrollar una adecuada cooperación internacional dentro de la región con el objeto de establecer políticas análogas e intercambiar información.

Para todas las partes involucradas ha sido evidente que la función más importante de cada CNE es el establecimiento de un foro donde todos los interesados en el proceso ecoturístico puedan sentarse en torno de una misma mesa para discutir asuntos relacionados con el turismo y la conservación. Los CNEs funcionan principalmente como una instancia de coordinación y corresponsabilidad de los sectores e instituciones involucrados directa e indirectamente en la actividad ecoturística. Los Consejos responden a una iniciativa con fuertes bases para promover una amplia participación, diálogo y búsqueda de alternativas para el fortalecimiento y desarrollo integral del país respectivo, a través de un enfoque de turismo responsable. Los grupos creados en cada país centroamericano coincidieron en que los CNEs deberían mantenerse dentro de un ámbito claramente delimitado y no intentar abarcar otros problemas del turismo más allá de los aspectos medioambientales (sobre todo los vinculados con áreas naturales protegidas) y de impactos sobre comunidades. No hay duda que la clave del éxito que puedan tener los Consejos Nacionales de Ecoturismo yace en la manera en que la organización se haya estructurado y en el nivel de intensidad de trabajo que desplieguen sus integrantes. A continuación se exponen los siguientes lineamientos que pueden coadyuvar al éxito de un CNE: -

El CNE debe circunscribirse a poseer facultades asesoras y no rectoras.

-

El grupo debe tener mecanismos financieros para su correcta operación (cuotas de miembros, donaciones, patrocinio por parte de instituciones tanto nacionales como internacionales, etc.), pero deberá mantener su autonomía, a fin de que no sea visto como un instrumento de alguna institución (pública o no).

-

El CNE deberá tener una secretaría con personal de tiempo completo, que se encargue de organizar reuniones periódicas, llevar a cabo las acciones que decida el Consejo y conducir la operación cotidiana.

-

La estructura del CNE debe mantenerse de manera tal que haya una comunicación abierta y dinámica entre comunidades locales, operadores ecoturísticos, ONGs y los diversos niveles y dependencias de gobierno.

-

Cualquier sector representado en el CNE puede proveer el ímpetu para la formación de consejos locales o regionales de ecoturismo.

Podemos afirmar que los CNEs que han sido creados en los diversos países latinoamericanos están teniendo diversos niveles de éxito en su operación y gestión. Lo que es importante recalcar es que constituyen alternativas novedosas y originales para enfrentar de manera sistemática e integral un fenómeno nuevo que es el ecoturismo. Sin el desarrollo de estos mecanismos lo más probable es que continuarían las discusiones frecuentemente bizantinas y los conflictos entre los sectores involucrados, y persistirían las inculpaciones mutuas por la confusión reinante y la ausencia de logros. No ha sido fácil la creación y el arranque de estos organismos. Han implicado la ruptura con estructuras tradicionales (muchas veces ya anquilosadas) y la superación de intereses otrora irreconciliables. Como la problemática del ecoturismo es nueva a nivel mundial, así como novedosos son los CNEs y no probados muchos de sus métodos, es evidente que se cometerán errores al principio y que se requerirá de tiempo para la maduración. Pero no hay peor postura que la inactividad o la indiferencia, por lo que se considera altamente recomendable para todos los países, incluyendo el nuestro, la creación y puesta en marcha de CNEs. En el caso específico de México, existe actualmente una Comisión Ejecutiva de Turismo, donde están representadas varias instituciones públicas, además de 36 organizaciones privadas (incluyendo algunas ONGs conservacionistas). Se trata de un organismo cuyo objetivo es conocer, atender y resolver los asuntos de naturaleza turística relacionados con la competencia de dos o más dependencias o entidades de la Administración Pública Federal, con lo que se busca armonizar los efectos de los múltiples elementos que influyen en una actividad cuyas posibilidades de desarrollo son enormes. Se recomienda fortalecer a esta Comisión y que se cree dentro de la misma un Grupo de Trabajo (o Subcomisión) abocado a los asuntos de ecoturismo, integrado por representantes de los diversos sectores involucrados. Esta Subcomisión, como se ha dicho más arriba, no tendría facultades rectoras, sino asesoras. Es decir, su autoridad sería moral, más que oficial. Por razones obvias, trabajaría de manera muy cercana con las actuales SECTUR y SEMARNAP, pero mantendría autonomía en sus acciones y recomendaciones. Sería un organismo de servicio y de asesoría técnica para todos los sectores representados. Se propone que se defina un sistema de cuotas de membresía para su correcta operación. También habría que buscar aportaciones y donativos entre instituciones gubernamentales y ONGs, tanto nacionales como internacionales.

Es recomendable que dicha Subcomisión tenga una presidencia rotatoria (cada año o dos años), a fin de que cada sector tenga la oportunidad (y la responsabilidad) de promover y realizar acciones concretas y de esta manera aliviar la carga y desviar las críticas y condenas hacia un sólo sector (usualmente el público), minimizándose también las inculpaciones mutuas. Sin duda, surgirán problemas (sobre todo en los inicios). Lo importante es que con el tiempo se vaya generando una confianza mutua y se puedan ir apreciando los beneficios mutuos que se espera surjan de esta iniciativa. Habría que evitar redundancias con órganos ya existentes, así como complicaciones burocráticas, buscando a toda costa la flexibilidad y el dinamismo. En adición al organismo cúpula que se ha propuesto, habría que promover la creación de grupos análogos a nivel local (sobre todo en aquellos sitios o regiones con mayor vocación y potencial ecoturísticos). Es particularmente importante que a nivel local haya una concertación adecuada entre autoridades municipales, estatales y federales. También deberá propiciarse que existan vínculos funcionales muy estrechos con cuerpos como la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), Asociación Mexicana de Operadores Turísticos (AMDETUR), Asociación Mexicana de Agentes de Viajes (AMAV), y Asociación de Turismo Alternativo y Ecoturismo (ésta última de muy reciente creación), a fin de que unan esfuerzos y tengan una participación coordinada en la Subcomisión que se propone crear. Un asunto vital en la vinculación entre áreas protegidas y el turismo es el relativo a la jurisdicción. Aunque un área protegida es normalmente gestionada (al menos en teoría) por una organización administrativa y bajo un conjunto establecido de políticas y normas, las tierras circundantes o contiguas frecuentemente se encuentran bajo el control y propiedad de diferentes instancias tanto del sector público como del privado. Pueden surgir conflictos cuando las empresas inician desarrollos sin la adecuada sensibilidad a las condiciones locales. También es frecuente que surjan conflictos entre residentes locales y desarrolladores turísticos. Un defecto usual es que la planeación de una región que incluye a un área protegida no se lleva a cabo de manera integral. Las empresas privadas frecuentemente planean y desarrollan sobre una base demasiado específica en cuanto a su sitio individual. Los parques naturales a veces llevan a cabo sus tareas de planificación sólo a nivel interno, ignorando o soslayando el entorno circundante. Estos procesos resultan por lo regular en un desarrollo insostenible, produciéndose congestiones turísticas, erosión de recursos y una experiencia menos que satisfactoria para los visitantes. Todos estos problemas pueden ser resueltos, pero requieren de una planeación regional integral, como ya hemos visto en el Capítulo 6.

Para el caso específico de México, habrá que buscar mecanismos para que las comunidades locales, incluyendo las indígenas, participen en el proceso de planeación y desarrollo de cualquier actividad ecoturística que se vaya a llevar a cabo en su localidad, desde el inicio mismo de las actividades preliminares. Este tema se trata en mayor detalle en la Sección 8. Resumiendo, las iniciativas ecoturísticas deberán estar vinculadas tanto con un desarrollo rural adecuado como con un manejo sano de los sitios de atracción. En muchas áreas su gestión puede reforzarse mediante la cooperación y apoyo financiero de las operaciones de ecoturismo. Las concesiones no habrán de otorgarse hasta que no exista una capacidad administrativa comprobable. Puede ser tentador para algunas empresas turísticas el proceder por su cuenta donde las agencias gubernamentales tienen poca representatividad o eficiencia o carecen de un presupuesto adecuado. A la larga, sólo una eficaz colaboración entre todas las partes interesadas, es decir, la gente local, las agencias públicas encargadas de los recursos naturales y el turismo, las ONGs y operadores ecoturísticos selectos, podrá verdaderamente institucionalizar la protección de una área. En una región que constituye un destino ecoturístico normalmente se encuentran involucrados un gran número de partes interesadas y autoridades competentes, por lo que se requerirán mecanismos de vinculación y coordinación a fin de lograr una integración de autoridades. Por ejemplo, aquellas entidades oficiales vinculadas con carreteras, aeropuertos, áreas protegidas, infraestructura y servicios locales (de agua potable, drenaje y alcantarillado, tratamiento de basuras, policía, bomberos, etc.) deberán tener la habilidad suficiente para colaborar adecuadamente con el sector turístico cuando se requiera tomar decisiones sobre planes y proyectos de desarrollo turístico. Es pertinente señalar que las comunidades y autoridades locales deberán estar bien preparadas para las amenazas potenciales de aquellos inversionistas que ven oportunidades de desarrollo pero carecen de sensibilidad por los valores locales. Dicha preparación puede incluir la obtención de apoyos financieros específicos, así como el establecimiento de pautas de planificación para proteger los valores naturales y culturales locales y para desarrollar un turismo sostenible. En aquellos destinos ecoturísticos que incluyen a áreas protegidas, las empresas comerciales que obtienen beneficios económicos a partir de los visitantes a dichas áreas deberán aportar un apoyo financiero al parque en cuestión. Por el hecho de que muchas áreas protegidas atraen a un número significativo de turistas, dichas áreas son esenciales para el éxito económico del sector turístico. De manera de evitar la

confusión y el desencanto entre los visitantes, todas las actividades promocionales y de información hacia un destino ecoturístico deberán ser hábilmente coordinadas. Al participar en la planeación conjunta de dichos programas, el sector privado puede coadyuvar a evitar usos inadecuados de las áreas protegidas.

8.

INVOLUCRAMIENTO ACTIVO PROCESO ECOTURISTICO

DE

LAS

POBLACIONES

LOCALES

EN

EL

Ya se ha señalado anteriormente que el ecoturismo se caracteriza por ser un proceso multisectorial. Un sector cuya participación es vital y que lamentablemente hasta ahora ha tenido, en general, poco involucramiento es el constituido por las comunidades locales que habitan en o cerca de las áreas protegidas. En muchos países, las comunidades locales de áreas rurales constituyen usualmente los grupos menos prósperos de la sociedad. Su involucramiento en actividades de ecoturismo podría contribuir en mucho a mejorar su situación económica y elevar su nivel de vida en general. En virtud de que dichos grupos humanos normalmente han tenido una larga permanencia en su región respectiva - especialmente los grupos indígenas -, muchos de sus miembros (sobre todo los de mayor edad) poseen vastos - aunque empíricos - conocimientos en relación a su medio ambiente natural y a las tradiciones locales. Por tal motivo, con un poco de capacitación, los habitantes locales pueden convertirse en excelentes guías ecoturísticos. La habilidad para la caza de muchos de ellos (lo cual les ha permitido adquirir un gran conocimiento sobre la fauna silvestre y su entorno natural) puede ser utilizada para la localización de especies esquivas o raras, lo cual será altamente valorado por los ecoturistas, especialmente los observadores de aves. Al cambiar la escopeta por unos binocularess o un telescopio se le dará una nueva opción vivencial y de sustento a muchos habitantes locales que quizá tengan pocas opciones económicas viables. En fechas relativamente recientes, el ecoturismo ha sido reconocido como un útil instrumento de desarrollo. Los visitantes que son atraídos a una área natural requerirán de una variedad de servicios durante su estadía. Las diferentes modalidades del turismo basado en la naturaleza están frecuentemente centradas en áreas más o menos aisladas o de difícil acceso que, por diversos motivos, han sido dispensadas de los estragos de la "civilización". Frecuentemente, para las personas que habitan estas áreas se presentan pocas opciones de desarrollo aparte del turismo. Existen otras áreas de larga tradición agrícola y/o pecuaria donde estas actividades están pasando por etapas críticas o de franca decadencia. En estos casos el ecoturismo puede presentarse como una opción adicional de generación de empleos y de ingresos.

La explotación directa de los recursos naturales de estas áreas muchas veces se presenta como no viable desde el punto de vista económico o resulta política, científica o socialmente inaceptable. Pero un turismo bien manejado y de bajo impacto (es decir, el ecoturismo) puede requerir tan sólo una inversión mínima e imponer una carga ligera sobre el medio ambiente y la sociedad local. Es importante señalar que no deberá concebirse al ecoturismo ni como panacea ni como actividad única de una comunidad rural. Deberá constituir una actividad complementaria de otras de índole tradicional que ya practican los habitantes locales. De no ser así se puede caer en un tipo de "monocultivo" que podría ser desastroso, ya que la actividad turística puede sufrir fluctuaciones bruscas, muchas veces por factores totalmente externos e inclusive de carácter mundial (recesión, disturbios políticos, guerras, catástrofes naturales, etc.). Además, se podría caer en el contrasentido de que pronto los habitantes rurales ya no están generando sus alimentos y tienen que empezar a traerlos de otro lugar. Es bien sabido que, debido a los ciclos agrícolas, hay períodos ociosos para los campesinos. Se pueden aprovechar dichos períodos ociosos para que durante ellos los habitantes del campo se dediquen primordialmente a actividades ecoturísticas, evitando la necesidad de la migración estacional o permanente a la ciudad. A fin de cuentas, quienes deberán decidir sobre el involucramiento de alguna población local determinada en el proceso ecoturístico, son los representantes de dichas comunidades y los propios individuos interesados. Sólo en el caso de que la decisión sea afirmativa, entonces las autoridades del parque nacional en cuestión deberán tomar una serie de medidas que coadyuven al buen éxito de esta empresa. Es indudable que el objetivo principal del involucramiento de la población local en el ecoturismo es que este proceso les brinde oportunidades concretas de beneficio socioeconómico dentro de patrones de sustentabilidad. De esto dependerá que los habitantes locales verdaderamente respeten el recurso primordial en que se base el ecoturismo, que es un ecosistema natural lo menos disturbado y degradado, incluyendo a su fauna y flora nativas. Para que exista una participación idónea de las diferentes poblaciones rurales en el proceso ecoturístico de México hacen falta programas muy ambiciosos de asesoría, concientización y capacitación, los cuales en gran medida deberían ser subsidiados por las empresas turísticas que allí operan o piensan operar. Una parte importante de los beneficios surgidos del ecoturismo podrían destinarse a mejorar el nivel de vida de las comunidades locales, mejorando los servicios públicos y educativos. La

educación de adultos (enfatizando aspectos de concientización ambiental) podría ser también parte del proceso ecoturístico a nivel nacional. En numerosos casos existe una enorme brecha cultural y económica entre la mayoría de los ecoturistas que llegan a sitios de gran significación ecológica o notable belleza natural (para ellos exóticos) con el fin de disfrutar y apreciarlos y ser estimulados por nuevas vivencias, y aquellas personas que viven ahí y que trabajan con enormes esfuerzos muchas veces para apenas sobrevivir. En muchas zonas subdesarrolladas que se encuentran próximas a áreas protegidas, existen grandes presiones sobre el ecosistema natural, ejercidas por personas que necesitan utilizar dichas áreas naturales a fin de subsistir. Es por ello que el ecoturista que llega a dichos sitios tiene una gran responsabilidad moral tanto para con el área como con los habitantes locales. El potencial del ecoturismo para cambiar las vidas de las comunidades locales y de los recursos naturales es tan grande y a veces la disparidad de condición económica entre lugareños y visitantes tan notoria, que el ecoturismo debe ser interpretado como algo más que un atractivo negocio o el privilegio que tienen algunos afortunados en observar una especie rara de fauna silvestre antes de que ésta desaparezca para siempre. Resulta improcedente el pedirle a las comunidades rurales locales que mantengan sus tradiciones tan sólo para solaz y agrado de los turistas. Muchas tradiciones, sabiduría sobre la naturaleza, conocimientos y prácticas ancestrales sobre agricultura y patrimonio cultural podrán ser conservados si se deja a los propios habitantes locales la decisión sobre qué tanto contacto desean tener con forasteros, así como dónde y cuándo. En ese sentido, el ecoturismo habrá de ser visto como lo que realmente es: una herramienta potencialmente útil para un desarrollo rural localmente dirigido y la protección de ecosistemas naturales. Los beneficios económicos que obtenga la comunidad local quizá no sean espectaculares en términos absolutos, pero a nivel local y en términos relativos pueden significar un ingreso adicional de gran importancia. Habrá que enfatizar que los beneficios no sólo deberán ser de orden monetario sino que se podrá establecer un proceso de enseñanza-aprendizaje que funcione en ambos sentidos, con lo que lugareños y visitantes se enriquezcan mutuamente. Habrá que involucrar de muy diferentes maneras a la población local en el proceso de conservación del patrimonio natural y cultural de un área protegida, para que sientan que es de ellos dicho patrimonio. A semejanza de lo que se ha hecho ya en varias áreas protegidas de nuestro país, con gran éxito, se podría impulsar la creación de ONGs denominadas "Amigos del Parque Nacional X". Se podrían buscar mecanismos para que aquellos

ecoturistas que lo deseen puedan hacer aportaciones económicas (y de otro tipo) a este tipo de organización (de hecho, en muchos otros países ya está ocurriendo esto, con mucho éxito). Si no se logra involucrar de manera efectiva y directa a los pobladores locales en el proceso ecoturístico, de manera de que éstos obtengan beneficios tangibles, entonces dichos grupos se convertirán en los primeros enemigos del área protegida en cuestión y de toda actividad ecoturística que se pretenda desarrollar ahí, presentando todo tipo de obstáculos y oposición. Es evidente que a las autoridades de cualquier área protegida de nuestro país les interesa que el desarrollo turístico en la región siga patrones sostenibles y no el modelo destructivo y degradante que ha caracterizado a muchas partes de México. Por ello, existen razones poderosas para que se hagan esfuerzos a fin de estimular actividades y empresas apropiadas de ecoturismo en que se involucre a las comunidades y empresarios que viven y trabajan en o cerca de áreas protegidas. Esto no sólo propiciará que un mayor porcentaje del gasto turístico permanezca en la economía local, sino que también coadyuvará en garantizar una efectiva participación de los habitantes locales en actividades de apreciación y conservación de su propio entorno. Según el ecólogo norteamericano George Wallace, el turismo puede verdaderamente llamarse "ecológico" y "ético" cuando logra lo siguiente (Wallace, 1992): a) Se llega a una percepción de las áreas naturales tanto como "un hogar para todos nosotros" en un sentido planetario como "un hogar para los residentes locales" en su significado específico. b) Conduce a un tipo de uso que minimiza los impactos negativos tanto en el medio ambiente natural como en los habitantes locales. c) Contribuye a la gestión de las áreas protegidas y a mejorar los vínculos entre las comunidades locales y los administradores de dichas áreas protegidas. d) Propicia beneficios económicos y de otra índole para los habitantes del lugar y maximiza su participación en el proceso decisional que determina el tipo y la cantidad de turismo que debe ocurrir. e) Promueve una auténtica interacción entre visitantes y anfitriones, así como un interés genuino en el desarrollo sostenible y la protección de áreas naturales tanto en el país que se visita como en el país de origen del turista.

f) Suplementa o complementa prácticas tradicionales (agricultura, ganadería, pesca, sistemas sociales, etc.) sin marginarlas o intentar reemplazarlas, con lo que se fortalece a la economía local y la hace menos susceptible a cambios bruscos internos o externos. g) Ofrece oportunidades especiales para que los habitantes locales y los empleados de agencias turísticas puedan también utilizar de manera sostenible las áreas naturales y aprender - y apreciar más sobre las maravillas que los visitantes foráneos vienen a conocer. Sin duda, el éxito económico que obtenga la comunidad local a través de su participación en el ecoturismo contribuirá a un mayor apoyo por parte de ésta a la preservación del área protegida, lo cual constituye un elemento crucial en todo plan conservacionista. Mediante la generación de un flujo económico continuo significativo y claramente identificable a partir de un área protegida, el turismo puede promover el argumento en pro de la conservación ante los gobiernos y otras partes involucradas, tanto en los sectores público como privado de la economía. El argumento dependerá del grado de visibilidad de la vinculación entre la conservación y la mejoría en los resultados de la industria turística. Si el vínculo es poco visible o inexistente, entonces los esfuerzos para promover la conservación basados en su 'beneficio económico' serán poco efectivos o contraproducentes. En este contexto se ubica también el argumento de que el ecoturismo puede estimular un amplio apoyo público hacia la conservación. La comunidad local habrá de percibir el medio ambiente como algo digno de ser conservado y los lugareños deberán desear compartir su ecosistema natural con los turistas, lo cual implicará sin duda algunos sacrificios y adaptaciones, así como renunciar a ciertas prácticas usuales. La comunidad tendrá que convencerse que el turismo puede mejorar su calidad de vida, lo cual no siempre resulta fácil. Aunque el dinero pueda ser el incentivo, muchas comunidades no desearán cambiar y cualquier iniciativa que se tome para causar una disrupción en su vida cotidiana podrá ser vista con suspicacia. En el caso de que el ecoturismo llegue a un área protegida contigua sin que la población local lo haya consentido, es probable que en la comunidad se acentúe una predisposición negativa hacia dicha área protegida, surgida quizá desde el establecimiento inicial del parque, con lo que se pueden haber eliminado opciones en cuanto al uso de la tierra. Si el ingreso económico habrá de ser uno de los principales incentivos del ecoturismo, entonces la manera en que este dinero (y sus beneficios) sea distribuido entre la comunidad definirá el grado

de éxito del desarrollo sostenible.

turismo

como

un

instrumento

de

conservación

y

En la mayoría de las áreas con potencial ecoturístico cualquier esfuerzo que se haga por ganar el apoyo de la población lugareña para la conservación de los recursos naturales deberá realizarse no sólo mediante la contratación y adiestramiento de los habitantes locales para que se desempeñen como guardaparques, guías ecoturísticos o prestadores de algún otro servicio, sino también a través de mecanismos para modificar patrones insostenibles de agricultura, ganadería o pesca, para intensificar la producción en áreas aledañas a las protegidas y para mejorar servicios públicos de vialidad, salud pública, educación y agua potable. La designación de un área protegida puede ayudar a salvar los recursos naturales que de otra manera se perderían irremisiblemente por intereses (frecuentemente externos) de explotación forestal, minería, agricultura intensiva corporativa, o por invasiones de grupos humanos que buscan tierra - situaciones que difícilmente la población local o el sector privado pueden encarar sin intervención de las autoridades oficiales. En general, es recomendable la aplicación de políticas que fomenten las iniciativas y empresas a nivel local, en el seno de las comunidades que habitan en las áreas protegidas o cerca de ellas. Esto obviamente se debe a que las pequeñas empresas locales, propiedad de los lugareños y empleando mano de obra local, propiciarán que una mayor proporción de los ingresos generados por el turismo se quede dentro de la economía local. El involucramiento efectivo de la población local en empresas ecoturísticas la impulsará a mostrar un mayor interés en la conservación de su medio ambiente. En muchos casos los lugareños tienen el control o la propiedad de terrenos o edificios cuyo manejo es de vital importancia para el patrimonio natural o cultural del área y que poseen un alto valor turístico. Un ejemplo específico es lo que se llama "agroturismo" o "turismo rural", que está teniendo gran éxito en varios países europeos y Norte América, fenómeno que puede estimular a los granjeros o agricultores a gestionar su tierra de una manera más acorde con la conservación ecológica. Pero quizá en México aún estemos muy lejos de que el agroturismo tenga éxito, por las grandes diferencias de nivel cultural y económico entre el habitante del campo y el turista, y la falta de una infraestructura que brinde suficiente comodidad al vistante. Es evidente que la acción conjunta de varias empresas pequeñas locales puede llegar a ejercer una influencia política considerable; si adoptan un enfoque verdaderamente ecoturístico

ello revertirá en favor de la conservación. Asimismo, las empresas fincadas dentro de las comunidades locales pueden proporcionar a los visitantes un mejor acercamiento a - y apreciación de - la identidad cultural del área y su historia. Es muy importante el proporcionar apoyo económico y técnico a operaciones modestas en las áreas rurales, ya que en éstas normalmente no hay suficiente capital ni la experiencia y habilidades requeridas para poner en marcha una empresa ecoturística y proporcionar los servicios que demandan los ecoturistas. Aún pequeñas cantidades de capital pueden tener efectos significativos en el empleo y recursos locales. Esta modalidad de inversión también tenderá a mantener los beneficios económicos dentro de la economía local. En México, FONATUR ha realizado este tipo de esfuerzos en diversas localidades (dos casos concretos son Mazunte en Oaxaca y Los Altos de Chiapas). Muchas comunidades requerirán, además de apoyo financiero, de una amplia gama de otros servicios a fin de adquirir las habilidades necesarias para atender las demandas de los turistas. Dichos servicios incluyen - pero no se limitan a - aspectos de capacitación, mercadotécnicos, administrativos y de conocimientos ecológicos. En todos los casos habrá que equiparar el negocio con la situación específica. Si el área protegida impone límites al número de visitantes, las empresas turísticas tendrán que realizar sus planes consecuentemente. El grado de turismo determinará los posibles rendimientos a partir de la inversión. Por debajo de un cierto límite se antoja que una empresa no pueda efectivamente promover sus actividades. Potencialmente, esta barrera puede superarse a través de esfuerzos promocionales conjuntos o arreglos cooperativos mediante los cuales los diferentes prestadores de servicios complementarios entre sí ofrezcan sus servicios como 'paquetes'. Recordemos que el ecoturismo no puede ser intensivo (altamente concentrado en un lugar determinado) pero sí extensivo (es decir, distribuido racionalmente en un amplio territorio). Los beneficios a partir del turismo pueden incluir el incremento de una ética conservacionista entre la población local que surja a partir de su percepción de que el área protegida le brinda ventajas. El fomento de la preservación del medio ambiente obviamente será un factor vital en el desarrollo de un turismo sostenible. A fin de coadyuvar al logro de lo anterior, los siguientes cuatro lineamientos pueden resultar útiles: a) dar a conocer experiencias exitosas tenidas en otros lugares, b) fomentar iniciativas conjuntas entre las diversas empresas, c) suministrar un enfoque mercadotécnico de "sombrilla" (es decir, integrado) y

d) ofrecer servicios locales de asesoría e incentivos financieros. Se recomienda que las autoridades de las diversas áreas protegidas en nuestro país incentiven a los habitantes locales para que se organicen en comités a fin de discutir y decidir sobre el nivel y tipo de turismo que desean para su región. Se puede brindar asesoría y capacitación a personas que deseen ofrecer servicios a pequeña escala de alojamiento, guiado de turistas, alimentos y artesanías. Este esquema obviamente distribuirá los ingresos del turismo de una manera más equitativa entre la población residente. También se deberá persuadir a los operadores turísticos externos para que se respeten normas y tradiciones locales mientras permanezcan en la región con sus turistas. En algunas áreas donde el ecoturismo se ha convertido en una empresa exitosa - como, p. ej., en las Islas Galápagos - ocurre que parte del personal que fungía de guardaparques, debido a falta de incentivos y bajo nivel salarial, ha estado abandonando sus cargos, prefiriendo cerrar filas con la industria turística, ya sea trabajando como guías o en el negocio de restaurantes. Esto nos señala la necesidad de un manejo de áreas protegidas innovador que permita que una parte significativa del ingreso producido por el turismo beneficie a la administración del parque y a sus empleados y frene la deserción de éstos.

9.

ELABORACION DE INVENTARIOS DE ATRACTIVOS ECOTURISTICOS

Al planear cualquier actividad ecoturística, ya sea a nivel nacional, regional o local, es indispensable levantar inventarios de los atractivos ecoturísticos, tanto existentes como potenciales. El inventario nacional de atractivos ecoturísticos no es más que la sumatoria de los diferentes inventarios ecoturísticos regionales de un país. Todo inventario debe ser tan completo y detallado como sea posible y deberá realizarse de manera sistemática y categorizada. Un inventario ecoturístico no deberá confundirse con un inventario científico de todas las especies biológicas que se encuentran en una región ni con el el enlistado exhaustivo de todos los monumentos culturales o históricos de una localidad determinada. Más bien, el inventario ecoturístico debe entenderse como una descripción ordenada y calificada de aquellos elementos que constituyen las principales atracciones y objetos de interés para los ecoturistas. Por ejemplo, en un área protegida puede haber un insecto casi microscópico, el cual evidentemente forma parte del inventario científico de especies biológicas de dicha área (y que, inclusive, puede tener un papel importante en ciertos mecanismos ecológicos), pero desde el punto de vista de atractivo ecoturístico es insignificante, ya que ni siquiera puede ser fácilmente observado

a simple vista, requiriéndose un microscopio. Por tal motivo, dicho invertebrado no forma parte del inventario ecoturístico. Podemos clasificar a los atractivos ecoturísticos de un área en tres categorías básicas: atractivos focales, complementarios y de apoyo. Los atractivos ecoturísticos focales de un área o región determinada siempre se referirán a los elementos distintivos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentren en dicha área. Son aquellos rasgos intrínsecos de singularidad que mejor caracterizan a dicho sitio o región y el motivo fundamental por lo cual los ecoturistas querrán visitarlo. Algunas áreas protegidas existen debido a un recurso muy especial o determinado que poseen y, que por tanto, constituye asimismo su principal atractivo focal. Por ejemplo, en la Reserva de Ría Lagartos, en Yucatán, la colonia de flamencos rosados (Phoenicopterus ruber) constituye indudablemente el atractivo focal de ese sitio, así como en el Parque Nacional de Tula su atractivo focal son los restos arqueológicos toltecas (entre los cuales destacan las enormes esculturas de los atlantes). En algunos casos privilegiados, pueden presentarse simultáneamente atractivos focales tanto naturales como culturales, como es el caso del Parque Nacional de Palenque, donde al lado de las maravillas arqueológicas de la cultura maya subsiste una selva tropical lluviosa de gran belleza e importancia ecológica, que además posee una fauna tropical muy atractiva (especialmente aves). Los atractivos ecoturísticos complementarios también se refieren a elementos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentran en un área determinada, pero que no poseen el grado de importancia o singularidad en cuanto a atracción turística de los atractivos focales. Es decir, por sí solos quizá no ejercerían suficiente atractivo para motivar a un ecoturista a desplazarse a ese sitio. Pero no habrán de menospreciarse, ya que constituyen motivos de interés adicional y valor agregado para el ecoturista, contribuyendo a una experiencia turística de mayor riqueza y diversidad, al inducir al visitante a que permanezca mayor tiempo en el área en cuestión y al ofrecerle la posibilidad de actividades adicionales. Los atractivos ecoturísticos complementarios también pueden contribuir a evitar concentraciones excesivas de turistas en un sólo lugar y a un mismo tiempo, al propiciar el desplazamiento de los visitantes por diversos sitios del área correspondiente. Por último, los atractivos ecoturísticos de apoyo los constituyen aquellos elementos artificiales (instalaciones y servicios) que proporcionan al visitante diferentes satisfactores. Aquí se incluyen los alojamientos, restaurantes, centros de interpretación, senderos y miradores, servicios de paseos a

caballo o en lancha, etc. Dan sustento y servicio al visitante, pero nunca se tenderá a que constituyan el motivo toral por el cual el ecoturista visite un área respectiva. Los atractivos de apoyo siempre se agregan a posteriori, para dar soporte a los atractivos focales y complementarios que ya existen, por naturaleza propia, en un destino ecoturístico determinado. En un área protegida los atractivos ecoturísticos focales siempre habrán de referirse a los elementos distintivos de patrimonio natural y/o cultural que se encuentren protegidos en dicha área. Nunca deberá propiciarse que el motivo principal para que alguien visite una área protegida sea alguna instalación turística (llámese hotel, restaurante, museo o centro de interpretación). En el ecoturismo, la presencia de toda infraestructura de servicios turísticos y de orientación al visitante habrá de supeditarse a lo fundamental: los atractivos de índole natural o cultural que se encuentran en el área o región correspondiente. Los atractivos de apoyo siempre tendrán un perfil discreto y de carácter secundario. Esto obedece a una de las características fundamentales del ecoturismo, lo cual lo distingue del turismo tradicional masivo. Contrario a lo que ocurría en décadas pasadas, el énfasis está en los elementos intrínsecos de los sitios que se visitan y no en los hoteles o grado de amenidades que se ofrezcan al turista. Es más importante para el ecoturista la naturaleza del sitio a visitar o sus manifestaciones culturales propias (tanto del pasado - p. ej., arqueología - como del presente) que el edificio de alojamiento o el restaurante. Pero tampoco habrá que interpretar lo anterior en el sentido de que las instalaciones y servicios turísticos sean de mala calidad o mediocres. En todo caso el tratamiento arquitectónico y constructivo de los albergues y otras instalaciones ecoturísticas debe armonizar con el entorno natural y las tradiciones vernáculas. No obstante que el grado de atractivo ecoturístico es, en última instancia, subjetivo y por tanto puede variar mucho dependiendo del interés, la educación y la inclinación de cada visitante, se debe hacer un esfuerzo por identificar, analizar y clasificar de manera sistemática los atractivos ecoturísticos del sitio o región correspondiente, tanto los focales y complementarios como los de apoyo. La parte medular de información y promoción ecoturística deberá en general basarse en los atractivos focales. Aquí cabría enfatizar la diferencia entre atractivos existentes y potenciales. Tanto los atractivos focales como los secundarios pueden ser existentes o potenciales. En cambio, los atractivos de apoyo siempre habrán de ser existentes (o sea, reales). En el caso de atractivos focales y secundarios, estos son reales cuando ya constituyen un elemento de interés al alcance del ecoturista promedio que visita un área natural. En cambio, puede haber

atractivos potenciales, es decir elementos que tienen la categoría o singularidad para motivar el interés del ecoturista, pero que por diversas razones, no están aún al alcance del ecoturista promedio. A guisa de ejemplo, en un área protegida montañosa puede haber un sitio de anidación de alguna especie de ave muy rara e interesante, pero dicho sitio se caracteriza por su inaccesibilidad actual. En el futuro, podría proveerse un sendero que condujera a los ecoturistas al sitio en cuestión (a una distancia pertinente, a fin de evitar perturbaciones a la fauna), con lo que en ese momento el atractivo dejaría de ser potencial para convertirse en real. Otro ejemplo de atractivo potencial lo puede constituir una especie sumamente rara y atractiva, que por su extrema vulnerabilidad no es conveniente sean visitadas sus áreas de reproducción o anidación. Pero quizá en el futuro, si se llevan a cabo las medidas de protección adecuadas, se logre una recuperación apreciable de las poblaciones de dicha especie que permitan su visitación, con lo cual se convertiría en un atractivo real. Para el turista medio (sin una preparación especial o de particular profundidad), la mera contemplación en un área protegida de enormes concentraciones de aves acuáticas, por ejemplo, constituye de por sí un atractivo del más alto nivel. Aunque no conozca el nombre específico de todas las aves, la enorme concentración de éstas y la forma o el color distintivos de algunas de ellas (el flamenco, por ejemplo) bastarán para causar una honda impresión en cualquier visitante con un mínimo de sensibilidad. Sin embargo, los verdaderos ecoturistas, tanto nacionales como extranjeros (que cada vez llegarán en mayores números a nuestras diferentes áreas protegidas), desearán conocer algo más de las regiones que visitan: la estructura de sus ecosistemas, su origen y evolución geológica, las principales interrelaciones ecológicas que ahí se dan, los elementos culturales regionales, su entorno geográfico y los nombres de las plantas y animales más característicos o llamativos que ahí se encuentran, es decir, de las especies focales. Será preciso en todo caso elaborar inventarios de atractivos ecoturísticos, tanto a nivel nacional como regional y local. El lenguaje que habrá de usarse en la preparación de los inventarios deberá ser llano (fácilmente comprensible al lego), sin incurrir en excesos técnicos o científicos. Proporcionamos el siguiente formato que puede ser aplicado en la preparación de inventarios de atractivos ecoturísticos, sobre todo a nivel de un área protegida determinada:

1. 2. 3. 4. 5.

6.

7.

Nombre y categoría de protección del área (parque nacional, reserva de la biósfera, reserva especial de la biósfera, etc.) Localización geográfica (incluyendo un croquis de localización, latitud, longitud, altura sobre el nivel del mar) Superficie del área (en hectáreas) Medios de acceso a los puntos de entrada Circulación interna 5.1 Caminos y carreteras para vehículos motorizados y áreas de estacionamiento 5.2 Senderos peatonales 5.3 Senderos ecuestres 5.4 Pistas para bicicletas 5.5 Rutas acuáticas (fluviales, lacustres, marinas) Breve descripción de los recursos visuales globales 6.1 Configuración básica del terreno (topografía abrupta, colinas moderadamente onduladas, prácticamente plano, etc.) 6.2 Variedad de elementos geomorfológicos: picachos dentados, lomas redondeadas, picos nevados, acantilados, cañones, glaciares, cuevas, cráteres volcánicos, etc. 6.3 Variedad de elementos hidrológicos: mar, ríos, arroyos, lagos, lagunas, playas, costas, cascadas, manantiales, geysers, etc. 6.4 Variedad de patrones vegetacionales (alta o moderadamente variados, prácticamente uniforme, diversidad cromática, diversidad morfológica, etc.) 6.5 Efectos del uso humano del suelo (ausencia o presencia de elementos visuales discordantes: edificios, alambrados eléctricos y telefónicos, áreas deforestadas, carreteras, basura, etc.) Patrones climáticos 7.1 Temperatura 7.2 Precipitación (lluvia, nieve, granizo, aguanieve, etc.) 7.3 Vientos (velocidad, dirección, estacionalidad) 7.4 Humedad 7.5 Presión barométrica 7.6 Nubosidad

8.

Indices de confort: extremadamente frío, estaciones)

9.

Atractivos ecoturísticos naturales 9.1

caliente, templado, fresco, frío, húmedo, seco (para las diversas

Elementos geológicos y geomorfológicos

9.1.1 Montañas y volcanes

9.1.2 Valles intermontanos, cuencas, planicies, llanuras, mesetas 9.1.3 Cañones, barrancas, desfiladeros 9.1.4 Acantilados, riscos, precipicios, columnas basálticas 9.1.5 Peñas, peñascos, piedras balanceadas, etc. 9.1.6 Cavernas, cuevas, grutas, cenotes 9.1.7 Dunas arenosas, bancos de arena, etc. 9.1.8 Fósiles 9.1.9 Islas 9.1.10 Arrecifes coralinos, cayos, escollos, etc. 9.1.11 Cabos, penínsulas, puntas 9.1.12 Bahías, ensenadas, golfetes, estrechos, etc. 9.1.13 Playas 9.2

Recursos hidrológicos

9.2.1 Aguas oceánicas 9.2.2 Ríos, arroyos, corrientes subterráneas, etc. 9.2.3 Lagos, lagunas, presas, embalses, cenotes, oasis 9.2.4 Aguas estuarinas (dulceacuícolas, salobres, lagunas costeras, humedales, marismas, etc.) 9.2.5 Manantiales (calientes, fríos, azufrosos, geysers, etc.) 9.2.6 Cascadas 9.3

Recursos biológicos

9.3.1 Flora silvestre 9.3.1.1

9.3.1.2 9.3.1.3 9.3.2 Fauna

silvestre: focales 9.3.2.1 9.3.2.2

1

Tipos principales de vegetación 1: bosque tropical perennifolio, bosque tropical subcaducifolio, bosque tropical caducifolio, bosque espinoso, pastizal, matorral xerófilo, bosque de coníferas y encinos, bosque mesófilo de montaña, vegetación acuática y subacuática. Especies focales (las más interesantes, bellas, raras o características del área) Arboles individuales específicos (con localización exacta y forma de acceder) listas

de

especies,

Insectos Peces

siguiendo la clasificación de Rzedowski, 1978

señalando

las

9.3.2.3 9.3.2.4 9.3.2.5 10.

Reptiles y anfibios Aves Mamíferos

Atractivos ecoturísticos culturales 10.1 Elementos arqueológicos 10.2 Folklore local: grupos étnicos, aldeas, arquitectura vernácula, vestimenta, mercados tradicionales, gastronomía, danza y música, artesanías, tradiciones diversas, ceremonias, festividades 10.3 Sitios y monumentos históricos y arquitectónicos

11.

Atractivos ecoturísticos de apoyo (instalaciones y servicios para ecoturistas 11.1 Instalaciones y servicios interpretativos: centro de interpretación (con exhibiciones, audiovisuales, maquetas, fotomurales, etc.), ecomuseo, senderos señalizados de la naturaleza, miradores, torres y escondites de observación, servicio de guías, etc. 11.2 Instalaciones turísticas diversas: alojamiento; restaurantes; tiendas de venta de artesanías, libros, folletos, mapas, rollos fotográficos, recuerdos, productos de farmacia, etc.; áreas de camping, picnic, asadores, incineradores de basura, etc. 11.3 Servicios turísticos diversos: paseos a caballo, paseos en lancha, alquiler de bicicletas, alquiler de binoculares, primeros auxilios, etc.

Con el objeto de que sea verdaderamente útil, todo inventario deberá contener elementos de calificación cualitativa. Asimismo, es conveniente para cada área en particular, identificar los grandes rubros en que se pueden agrupar los diversos atractivos ecoturísticos que se encuentran específicamente en dicha área. En alguno de nuestros parques nacionales, podríamos identificar, por ejemplo, los siguientes grandes rubros: -

la gran biodiversidad (especialmente aves) el fenómeno hidrológico del parque sitios y monumentos históricos la gastronomía local música, fiestas y tradiciones populares

Resulta importante remarcar que, de todas las categorías específicas de ecoturistas en el mundo, la más nutrida (y en rápido crecimiento) es la del observador de aves u ornitófilo. Se calcula que en la actualidad hay más de 70 millones de personas en todo el orbe interesadas en diversos grados en observar aves silvestres en su medio natural. La mayor proporción de estos

ornitófilos (más de 65 millones de personas) se encuentran en Norte América, pero también hay números importantes en el Reino Unido, Alemania, Holanda, Japón y España (ver Capítulo 2). El fenómeno empieza a aparecer en México, y todo parece indicar que esta afición está en plena expansión a nivel mundial, a juzgar por el número de guías ilustradas de aves que aparecen año con año por todas partes y también por el número creciente de excursiones ornitológicas que se ofrecen a prácticamente todos los confines del planeta. En la actualidad, la mayoría de las agencias operadoras de tours para observadores de aves se encuentran en EU, Canadá y el Reino Unido, pero empiezan a proliferar en otras partes del mundo. Cabe recordar especies, como habrá de hacer norteamericano listas de las diversas áreas país.

10.

la gran riqueza en avifauna de México (1,040 ya hemos mencionado antyeriormente), por lo que un esfuerzo especial en atraer al enorme mercado de ornitófilos. Asimismo deberán de generarse especies de aves que se pueden observar en las protegidas y otros destinos ecoturísticos en el

MINIMIZACION DE IMPACTOS AMBIENTALES Y CULTURALES NEGATIVOS

10.1 Introducción Son numerosos los parques nacionales y otras áreas protegidas alrededor del mundo que están atrayendo a un número considerable de visitantes, tanto extranjeros como domésticos. El turismo puede ayudar a conservar los ricos - y muchas veces delicados ecosistemas naturales de dichas áreas, así como contribuir al desarrollo sostenible entre las comunidades locales, pero si la actividad turística se lleva a cabo de manera desorganizada y descontrolada, puede causar más daños que beneficios, tanto en el medio ambiente natural como el cultural. Inclusive, en casos extremos, los daños pueden ser de carácter irreversible, llegando irónicamente a destruir los propios recursos que constituyen el atractivo turístico. Ello, evidentemente, traería consecuencias adversas tanto para el turismo como para la conservación de la naturaleza y el patrimonio cultural y el desarrollo regional. En términos generales, los impactos turísticos pueden ser negativos o positivos. Podemos clasificar a los impactos negativos del turismo en una área protegida en dos grandes categorías: directos e indirectos. Los impactos directos son los producidos por la presencia misma de los turistas. Los impactos indirectos son los provocados por la infraestructura (tanto física como administrativa) creada para el manejo de los turistas. Toda actividad humana socioeconómica produce algún tipo de impacto sobre el entorno y el turismo no constituye una excepción.

En todo plan de manejo de una área protegida se debe incluir un programa de monitoreo de los impactos del turismo, cuyo objetivo es asegurar que dichos impactos ambientales no excedan los límites de cambio aceptables que sean determinados. La aplicación de un enfoque ecoturístico, a diferencia de un planteamiento de turismo masivo, implica un control sobre la naturaleza misma y la escala del turismo, que refleja la capacidad de carga de un sitio y que compromete la gestión de los flujos de visitantes en el espacio y el tiempo. Un turismo irrestricto bien puede destruir la calidad del atractivo y aún el mismo recurso turístico. El hacinamiento, la sobredensificación, el abuso y mal uso de los recursos naturales, la presencia de edificios y otras instalaciones y actividades asociadas con el turismo definitivamente producen impactos sobre el medio ambiente. Dichos impactos pueden ser no tan solo de naturaleza física sino cultural. Los impactos del turismo en general dependen del número de turistas, de las modalidades de visitación y de las características propias del sitio. Normalmente, el turista individual produce un impacto relativamente bajo. Los problemas principales ocurren cuando hay un número excesivo y descontrolado de visitantes, lo cual provoca una utilización inmoderada o un mal uso de los recursos. Debido a los impactos negativos del turismo (que en alguna medida necesariamente ocurrirán doquier que haya turismo), las actividades turísticas, aunque constituyen - al menos potencialmente - una fuente lucrativa de ingresos para el área protegida, también representan un problema toral de manejo. Como en la mayoría de los problemas, el impacto del turismo no podrá ser efectivamente manejado y atenuado hasta que no se le identifique, mida y evalúe de manera adecuada. El manejo de las diferentes formas de impacto ambiental causado por el turismo requiere de medidas administrativas bien estructuradas y aplicadas. Es claro que las actividades turísticas en áreas naturales, si son llevadas a cabo de una manera descontrolada e insostenible, pueden causar cambios ecológicos de muy diversos tipos en función de la variedad de condiciones ecosistémicas y de varias intensidades de uso. 10.2 Impactos negativos del turismo Podemos clasificar de manera muy general a los impactos negativos del turismo en tres grandes categorías: físicos, biológicos y

socioeconómicos, para fines prácticos analizaremos los impactos y la forma de minimizarlos de acuerdo a la siguiente categorización: 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7)

Impactos Impactos Impactos Impactos Impactos Impactos Impactos

sobre el suelo sobre recursos hídricos sobre la vegetación sobre la fauna silvestre estéticos sobre el paisaje sobre aspectos sanitarios sobre aspectos culturales

Por conveniencia, analizaremos de manera individual cada una de estas categorías de impactos (que en realidad corresponden a manifestaciones de cambio), lo cual aceptamos es arbitrario ya que los efectos ecológicos de las actividades turísticas rara vez ocurren de manera aislada. De hecho, es posible que muchos impactos que suelen ocurrir juntos o de manera secuencial puedan de alguna manera ser pronosticados. Aquellos focos de mayor intensidad turística son normalmente las primeras partes de una área en ser afectadas, por lo que pueden ser utilizados para pronosticar cambios cuya ocurrencia es factible a la luz de una intensidad creciente de uso, abuso o mal uso. Primeramente procederemos a identificar y describir los diferentes tipos de impacto y a continuación proporcionaremos lineamientos para su minimización. 1)

Impactos sobre el suelo

En general, la alteración física en suelos puede ser causada por vehículos motorizados, caballos o bestias de carga, bicicletas y caminantes. De acuerdo con información recopilada en EU, la presión promedio ejercida por un excursionista sobre el suelo es de 0.82 kg/cm², al aplicar todo el peso del cuerpo sobre un pie, lo cual ocurre normalmente al caminar. Esto implica una carga total de entre 75 y 100 toneladas por kilómetro de sendero, dependiendo de la amplitud del paso de cada excursionista. A título comparativo, un caballo puede ejercer una presión de aproximadamente 2.8 kg/cm², es decir, casi 3.5 veces superior (Holmes y Dobson, 1976; Lull, 1959). La reacción de los suelos a estas presiones y cargas queda evidenciada por una serie de cambios físicos. La compactación de suelos es producida tanto por pisoteo de los caminantes como por el tránsito vehicular y de caballos y bestias de carga. Las actividades de camping obviamemente también producen compactación en el suelo, sobre todo en sitios muy concurridos. Evidentemente, el pisoteo y tránsito continuos reducen la habilidad del suelo

para recuperarse de la compactación, debido a la disminución en la abundancia de raíces activas. La compactación, acompañada de un aumento en la densidad del suelo y una disminución en la porosidad, es considerado el efecto más importante del tránsito peatonal (pisoteo) en un sendero. La compactación conduce a otros cambios, tales como la reducción de espacio de aire en el suelo y alteraciones en las relaciones de humedad en la zona de raíces. Dichos cambios también afectan a la fauna (fundamentalmente invertebrada) que habita en el suelo o a poca profundidad subterránea. A la larga el pisoteo produce daños significativos en los senderos, lo cual hace difícil e inclusive peligroso el tránsito de los turistas. El grado de impacto sobre el suelo de un sendero está en función de muchos factores específicos del sendero: composición del suelo, recubrimiento y compactación artificial, pendiente, anchura, grado de convexidad para lograr escurrimiento lateral, así como en factores externos como grado de insolación y regimen pluviométrico. Los impactos negativos del turismo pueden ocurrir sobre suelos terrestres y acuáticos, incluyendo playas arenosas y barros estuarinos. Aún se conoce poco de los efectos sobre suelos acuáticos, aunque se piensa que en aguas bajas de movimiento lento el efecto agitador de las embarcaciones (sobre todo las propulsadas por hélices) puede contribuir a prevenir la sedimentación natural. También es posible que el atracado en muelles ubicados en áreas previamente sin disturbar puede alterar los patrones de sedimentación al propiciar la deposición de material finamente granulado. En las etapas de excavación y construcción de instalaciones turísticas se produce un problema serio al removerse y relocalizarse los suelos, asimismo creándose un efecto de esterilización del suelo al quedar éste sepultado bajo los edificios, pavimentos y áreas de aparcamiento. Las actividades de caminata de los turistas producen normalmente efectos de deslizamiento y desmoronamiento del suelo, sobre todo cuando éste no es muy duro o rocoso. En las pendientes frecuentemente se genera un efecto de formación de pequeñas terrazas. Un efecto de dispersión hacia abajo es más notorio cuando los turistas descienden apresuradamente o a gatas por pendientes marcadas. De ahí la importancia de que existan senderos claramente señalizados y fomentar el que los turistas se circunscriban a ellos.

Un efecto importante adicional que es generado por caminantes y caballistas es la ruptura y fragmentación del suelo superficial, que deja expuestas capas estériles de suelo, con lo que se aceleran los procesos de desecación y erosión. Asimismo, el tránsito de turistas en un sendero va eliminando la cobertura de hojas secas y otros materiales de origen orgánico superficial, lo cual también deja a la intemperie las capas menos fértiles, que pronto quedan desnudas o cubiertas por pastos, con lo que se inhibe el crecimiento de otro tipo de vegetación superficial. La pérdida continua de las capas superficiales del suelo (que contienen la mayor cantidad de material orgánico) conducen a un decrecimiento en el reciclaje de nutrientes del ecosistema y a la consecuente disminución en las poblaciones de los organismos encargados de dichos procesos reciclantes. Particularmente nocivas son las prácticas de "cortar camino" de muchos turistas, quienes en lugar de mantenerse en el sendero, van cruzándolo continuamente. El tránsito excesivo de caballos y otros animales con pezuña va produciendo concavidades en los senderos que favorecen el encharcamiento y la formación de lodazales, lo cual impide el drenaje natural adecuado y simultáneamente destruye las raíces de plantas que podrían contribuir a la recuperación de la cubierta vegetativa. Son numerosas las actividades recreativas que afectan el escurrimiento y el drenaje naturales, apreciables sobre todo en aquellos sitios de mayor concentración de visitantes, como campings, áreas de picnic, miradores, senderos muy concurridos, etc. El problema es que se crean (intencional o accidentalmente) superficies impermeables que impiden la absorción natural del agua por el suelo. Obviamente, factores como la textura y dureza de la superficie del suelo, el grado de pendiente de una ladera, el tipo de suelo (los suelos arenosos son menos susceptibles a los cambios de drenaje que suelos de granulación más fina) y la intensidad de uso influyen sobre los aspectos de escurrimiento y drenaje. A fin de cuentas, la consecuencia será un incremento en la erosión. La erosión de los suelos, estrictamente hablando, no es un efecto directo de las actividades turísticas, sino que éstas crean circunstancias favorables para que las fuerzas erosivas (viento, agua, etc.) puedan actuar más intensamente. La erosión acelerada frecuentemente ocurre como consecuencia de dos efectos del turismo: disminución en la cubierta vegetal y compactación de suelos. La erosión eólica (del viento) afecta mayormente a los suelos arenosos y turbosos, sobre todo cuando están más secos, pero mayormente la erosión es consecuencia de la acción del agua. Los sistemas de dunas arenosas son notoriamente vulnerables a la erosión eólica, una vez que su cobertura vegetativa ha sido destruida.

La erosión eólica y la hídrica ocurren frecuentemente en combinación. Una vez que las superficies erosionadas hacen su aparición, el fenómeno erosivo tenderá a continuar y a extenderse lateralmente, normalmente hasta quedar expuesto el lecho rocoso o hasta que el nivel freático sea alcanzado. Al quedar expuesto el manto freático normalmente se inhibe la erosión eólica, produciéndose en los sistemas de dunas sectores estabilizados que amortiguan la propagación erosiva. Una característica de la erosión de suelos es que ésta efectivamente resulta en un cambio ecológico permanente de las áreas erosionadas, ya que un suelo in situ puede requerir hasta 12,000 años para desarrollarse y por tanto, sólo podrá ser restaurado por métodos de ingeniería (Speight, 1973). Otro rasgo importante de la erosión de suelos es que ésta involucra la generación de material erosionado, el cual acaba por ser redepositado en algún otro lugar. Dicho material erosionado puede producir acumulación en abánico en la parte inferior de las cañadas o en las dunas móviles producidas por la arena soplada por el viento. En ambos casos el material depositado puede acumularse de manera suficientemente rápida como para sepultar a la vegetación, produciendo nuevas áreas de suelo denudado que a su vez pueden erosionarse. El suelo denudado de esta manera puede ocupar una superficie comparativa en tamaño a la que originalmente fue erosionada. Es decir, la erosión puede producir más erosión en sitios aledaños. La erosión en las orillas de los ríos a causa del deslave producido por embarcaciones turísticas (sobre todo las motorizadas de alta velocidad) ha sido registrada por varios investigadores, pero aún no se dispone de información cuantitativa. El enriquecimiento o eutroficación del suelo puede también resultar de la actividad turística, ya que una parte importante de la basura que deja la gente que practica actividades recreativas es de carácter orgánico, proveniendo principalmente de comida desechada. La materia fecal y la orina generada por seres humanos y perros y caballos acompañantes representan una fuente adicional de materia orgánica introducida en el ecosistema natural. Se ha observado un incremento en cobertura vegetal baja que demanda un alto contenido de nutrientes (sobre todo, pastos) en sitios con intenso uso recreativo, así como una elevación en el nivel de nutrientes en senderos y pistas por donde circulan animales domésticos, como resultado del estiércol. Las actividades turísticas pueden acarrear no sólo la introducción sino también la redistribución de nutrientes del suelo, por ejemplo, el uso de madera caída como leña para fogatas en campamentos.

Normalmente, el efecto de actividades recreativas en áreas naturales sobre organismos que habitan en el suelo a poca profundidad subterránea es de carácter indirecto, mediante procesos como la erosión, la compactación y la eutroficación. También se han observado efectos de pisoteo sobre algunos artrópodos terrestres. La compactación indudablemente afecta a los artrópodos de mayor talla, así como a las lombrices y a numerosas bacterias. Proporcionamos a continuación algunos lineamientos para minimizar impactos sobre el suelo: -

Controlar y minimizar el tráfico vehicular dentro del las áreas protegidas, especialmente el más pesado (autobuses de turistas), restringiendo éste último a pocas vialidades claramente identificadas.

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Estrictamente prohibir el tráfico vehicular (incluyendo motocicletas y "sand-buggies") en las playas arenosas y, muy especialmente, en las dunas ubicadas en áreas protegidas u otras áreas naturales sensibles.

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En zonas de dunas, restringir al máximo la circulación de peatones (sólo en casos contadísimos permitir el paso mediante senderos claramente señalados y limitados).

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Separar claramente los senderos para peatones de las pistas hípicas y de ciclopistas.

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En cuanto a ciclopistas, éstas deberán tener un ancho de 2.00 m, con pavimento de aglomerado asfáltico aplicado en caliente tipo V.a. o similar en capa de 4 cms. (y al final pintura impermeable para intemperie).

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Establecer con precisión en el área protegida una red de senderos y pistas (tanto para peatones como para caballistas y ciclistas), con señalizaciones claras, convocando a los turistas a mantenerse en ellas (sobre todo, evitando "cortar caminos"). Los senderos para peatones tendrán una anchura máxima de 1.30 m. (de preferencia 1.00 m). En su elaboración se procurará afectar lo mínimo posible el suelo. En caso de senderos con propensión a lodazales, recurrir a una pavimentación a base de grava, viruta o aserrín sobre un relleno de material excavado, con pendiente hacia los lados (siempre propiciando la permeabilidad). También es conveniente confinar el sendero con un bordillo.

2)

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Cerrar periódicamente (en forma rotativa) senderos para peatones y pistas para caballos, a fin de evitar su maltrato excesivo y permitir su recuperación. Indicador práctico para cerrar un sendero: cuando el 10 % de la longitud total del sendero presenta erosión severa (más de 1.3 m² en la sección transversal del enzanjamiento para senderos con anchura máxima de 1.30 m.).

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En terrenos cenegosos, elevados de madera).

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Minimizar movimientos de tierra en la realización de obras civiles.

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Dejar pavimentos permeables (a base de gravas, adoquines, pedacería de madera, virutas, aserrín, etc.) que eviten escurrimientos superficiales excesivos y que permitan la filtración natural y el reabastecimiento de la capa freática.

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Prohibir concentraciones excesivas de turistas (en campings, áreas de picnic, miradores, etc.), a fin de evitar daños de consecuencia en los suelos.

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Prohibir terminantemente el tirado de basuras en sitios no marcados para ello (proveer una red adecuada de botes de basura y su sistema de recolección periódica o, mejor aún, inducir al turista a no arrojar basura dentro del área protegida, sino que la saque junto con él al salir).

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Minimizar el uso de embarcaciones grandes en ríos y lagunas ubicadas en áreas protegidas, limitando la velocidad en todos los casos a cinco nudos. Propiciar el uso de embarcaciones a remo, más que a motor.

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Dejar los bordes del río en talud, para minimizar su erosión por efecto de corrientes y oleaje de embarcaciones.

utilizar

tablados

(pasos

Impactos sobre recursos hídricos

Desde el punto de vista del manejo, los impactos del turismo y la recreación sobre los recursos hídricos han recibido comparativamente poca atención de los investigadores, excepto desde el punto de vista de higiene pública. Esto quizá se deba a que los cambios ocasionados por el uso turístico no son tan

notorios o inmediatamente obvios como en el caso de los ecosistemas terrestres. Sin embargo, la protección del recurso hídrico es un aspecto vital en la administración de toda área protegida. Algunos aspectos han sido más tratados en la literatura sobre este tema, por ejemplo: la planificación del uso del suelo en cuanto a su relación con la calidad de los cuerpos de agua y fuentes puntuales o no puntuales de contaminantes, así como métodos de manejo de aguas de uso recreativo eutrofizadas. En cuanto a la calidad del agua influyen factores tales como el flujo, el almacenamiento superficial (presas), sistemas subterráneos de agua que sirven de reservas municipales, domésticas o de áreas protegidas y, en el caso de aguas superficiales, sus atributos recreativos y turísticos. Ya que los recursos hídricos no reconocen fronteras jurisdiccionales, aquellos usos inadecuados que se den fuera de los límites de un área protegida pueden seriamente degradar la calidad de los recursos hídricos al interior del mismo. Es por ello que a las autoridades de toda área protegida deberá incumbirles las acciones y decisiones de autoridades externas vinculadas con el manejo de las fuentes de agua, debiendo activamente participar en la toma de decisiones. En virtud de las grandes variaciones en geomorfología, usos de la tierra en las cuencas hidrológicas, biogeoquímica de rocas y suelos, densidad de los cursos de agua y otros rasgos físicos de cada recurso hídrico, cada cuerpo acuático deberá ser considerado como un ecosistema distintivo y deberá ser monitoreado y manejado como tal. Cada sistema tendrá su propia capacidad para servir a intereses turísticos y recreativos antes de que su calidad de agua se vea disminuida. Entre mayor sea el número de personas que utilicen una área en un momento dado, normalmente mayor será el riesgo de degradación en la calidad hídrica. Evidentemente, algunas actividades son potencialmente más dañinas que otras. El uso de embarcaciones turísticas motorizadas constituye un foco de muchos impactos, incluyendo erosión en las orillas de ríos y océanos, proliferación de plagas vegetales acuáticas (lirio acuático, etc.), contaminación química, ruido perturbador, así como turbulencia y turbiedad en aguas poco profundas (Kuss et al., 1990). Estrictamente hablando, un programa de monitoreo relativamente completo de la calidad del agua requeriría del seguimiento sistemático de más de cien variables, pero en la práctica, se recurre a una selección de dichas variables dependiendo del uso de, o del impacto sobre, el cuerpo de agua en cuestión (UNEP, 1989). También señalaremos la dificultad de adscribir los problemas de disminución de la calidad del agua a sus agentes causales. Por

ejemplo, ¿qué proporción de la contaminación del agua de un río es provocada por la actividad turística en sí (tráfico de botes, eliminación de desperdicios de hoteles o barcos turísticos, desalojo de aguas negras no debidamente tratadas en campamentos turísticos) y qué proporción es atribuida a otras actividades humanas (minería, asentamientos humanos aledaños río arriba, actividad forestal o industrial, exploración o extracción petrolera)? Finalmente, lo que importa es que la calidad del agua fluvial en una área protegida mantenga límites aceptables de cambio. Seguramente los niveles de degradación que ocurran se deberán a una combinación - a veces muy compleja - de los diversos agentes contaminantes o perturbadores. Entre los problemas de calidad del agua mayormente asociados con la actividad turística o recreativa se encuentran los siguientes: contaminación debida a bacterias, virus y parásitos; enriquecimiento de los nutrientes de las aguas; sedimentación y turbiedad; y cambios en las condiciones tróficas debidos a una acelerada eutroficación. Los lagos de agua fresca están sujetos a transformaciones a largo plazo debidas a procesos naturales ecológicos que pueden provocar aumentos o disminuciones en los niveles de los nutrientes y, por tanto, en la calidad del agua. El proceso que resulta en un aumento en el nivel de nutrientes se llama eutroficación y se define como "degradación en la calidad del agua que resulta de los efectos directos o indirectos de la excesiva fertilización". La sobrefertilización (o excesivo enriquecimiento de nutrientes) resulta en una productividad primaria incrementada, un aumento en la biomasa (tanto plantas como animales) encontrada en el agua y, a la larga, una disminución en la diversidad de las comunidades biológicas del ecosistema acuático en su conjunto (Uttormark, 1979). Lo contrario de aguas eutróficas es denominado "aguas oligotróficas" (deficientes en nutrientes). Los procesos lentos y naturales de eutroficación pueden ser notablemente acelerados por ciertas actividades humanas, provocándose así una sobrefertilización. Cuando ello ocurre a un nivel crítico, ocurren cambios tales como excesiva densidad de plantas acuáticas, disminución del contenido de oxígeno disuelto en el agua, alteraciones en las poblaciones de peces, aparición excesiva de algas o lamas, entintamiento del agua, sabor y olor desagradable del agua, etc. Los dos más importantes nutrientes que propician la eutroficación son el nitrógeno y el fósforo. El excesivo fósforo entra en los cuerpos de agua fresca a partir de diversas fuentes, tales como desechos humanos e industriales, escurrimiento de campos cultivados, bosques disturbados, terrenos urbanos y baldíos, poblaciones de animales domésticos y silvestres, hojas y otros desechos orgánicos y precipitación atmosférica.

Los ríos y arroyos normalmente no funcionan como reservorios para el almacenamiento de contaminantes por períodos prolongados de tiempo, por lo que se reducen sus probabilidades de eutroficarse. Debido a las características hidráulicas de los sistemas fluviales, los rasgos de un río van continuamente cambiando a lo largo de su recorrido. A medida que la distancia lineal a partir de su origen va aumentando, igualmente se incrementa el volumen de agua en un río. Los aumentos consecuentes de descarga en los ríos resultan en cambios en su anchura y profundidad, pendiente de su lecho, tipo del fondo y cantidad de materiales transportados. La carga total de materia suspendida y de concentraciones de sólidos disueltos tiende a aumentar con la distancia. Los tramos río abajo son, en consecuencia, por lo general más ricos en nutrientes disueltos y suspendidos. Asimismo, la temperatura del agua es progresivamente más alta río abajo, hasta que las temperaturas fluviales se equilibran con la temperatura ambiente. En sistemas con limitadas posibilidades de inundabilidad y buena cubierta forestal o arbustiva próxima al río, normalmente se mantiene una baja intensidad de luz, lo cual limita el crecimiento de plantas acuáticas. En áreas abiertas y de poca profundidad, donde la luz no es limitada, algunas plantas acuáticas oportunistas invaden sitios apropiados. En aquellas partes de los ríos donde se realizan descargas de drenaje, las condiciones pueden volverse altamente anóxicas (poco oxígeno), con lo que se reducen seriamente las poblaciones de ictiofauna (tanto en abundancia como en biodiversidad). Generalmente, una población saludable y diversa de ictiofauna requiere de concentraciones de oxígeno disuelto de más de 5.0 mg/litro en ecosistemas cálidos (Larkin y Northcote, 1970). Varios estudiosos del tema (Carlson, 1977; Scott, 1976; Uttormark y Wall, 1975) han desarrollado índices de estados tróficos (IET) para clasificar lagos con fines recreativos. Sus categorías son aplicables fundamentalmente a lagos de clima templado y enfatizan el aspecto de recreación tradicional (ski acuático, paseos en botes de motor, natación, etc.). Se podría considerar que, para un lago relativamente oligotrófico, el límite aceptable de carga total de fósforo, a fin de mantener el estatus presente del lago, es de unos 0.16 gramos/m² de superficie lacustre por año. No obstante, el aspecto de eutroficación no constituye sino un aspecto de la calidad del agua dulce en lagos y ríos y quizá lo más adecuado sea analizar en su conjunto, aunque sea de manera generalizada, los efectos conjuntos de la actividad turística en la calidad del agua. Según Kuss et al. (1990), los principales parámetros que afectan la calidad del agua son los siguientes:

a) nutrientes tales como el nitrógeno y el fósforo; b) sólidos en suspensión (tanto materiales orgánicos como inorgánicos); c) cantidad de oxígeno disuelto en la columna de agua; d) temperatura; e) pH; f) bacterias fecales; g) patógenos; h) sólidos disueltos; i) transparencia; j) alcalinidad total. Es importante señalar que los impactos físicos de la navegación sobre el recurso acuático son causados principalmente por embarcaciones motorizadas, aunque también los botes de remo pueden causar disturbios locales. Las fuerzas generadas por la propulsión de embarcaciones motorizadas resultan en estelas y turbulencias ("oleaje"). En el movimiento frontal, el agua es desplazada hacia arriba en frente de la proa, creando olas superficiales tangenciales a la dirección del movimiento. En la popa, el desplazamiento considerable de agua provoca una disminución en el nivel del agua. Las olas generadas por la popa son perpendiculares a la dirección del movimiento. En el punto de intersección de ambas olas se presenta la máxima amplitud de onda. Las energías de la acción del oleaje así producidas pueden disiparse en la distancia o ser transmitidas a las riberas u orillas lacustres donde los efectos erosivos pueden ser considerables. Los factores que influyen en la magnitud de estos impactos son las dimensiones espaciales del sitio donde ocurre la actividad, la proximidad de la ribera, la morfometría del cuerpo acuático, el tamaño, la velocidad y la forma de la embarcación, así como si ésta es propulsada por un motor fuera de borda o interno. Aparentemente, las embarcaciones con motor interno (oculto) causan menos estela y turbulencia que las que utilizan motores fuera de borda (Liddle y Scorgie, 1980). Por lo demás, se requeriría de un análisis concienzudo de hidrodinámica para precisar en detalle estos impactos físicos. Además de los impactos físicos arriba descritos, existen impactos de contaminación química debida a los motores de las embarcaciones. Los motores fuera de borda de dos ciclos contaminan de tres maneras distintas: a) descargas (o fugas) condensadas del cárter; b) descargas de vapor del combustible; y c) emisiones gaseosas (Pecor y Novy, 1973). Aunque hay enormes variaciones en relación a los diferentes tipos de motor y su estado de mantenimiento, se han hecho estudios en EU que indican que uno de los principales contaminantes producidos por la navegación recreativa es el plomo, ya que entre el 9 y el 31 % del total de plomo en la gasolina apareció en aguas contaminadas (Byrd

y Perona, 1979). Los combustibles contienen aceites que pueden ser solubles o indisolubles en el agua, así como persistentes o fácilmente degradables. Los contaminantes derivados de los combustibles pueden ser incorporados en el sedimento y, bajo condiciones aeróbicas, pueden persistir inalterados y tóxicos por largos períodos de tiempo. Sin embargo, la mayor parte de los desechos son indisolubles y se juntan como una película en la superficie del agua, en lugar de permanecer en los sedimentos o en la columna de agua. Los motores de dos ciclos pueden descargar hasta 30 ó 46 % de combustible en la columna de agua. Estudios también realizados en EU han estimado que la descarga total de hidrocarburos a partir del escape de un motor fuera de borda que se deje funcionando todo el día puede equivaler a la demanda de oxígeno químico que es producida por un sistema de drenaje para 400 personas. Se ha demostrado que los escapes de los motores en "marinas" (Jackivicz y Kuzmimski, 1973), donde la concentración de embarcaciones es alta, producen impactos serios en los organismos acuáticos, en el sabor de los pescados y en la reproducción de diatomeas (Stewart y Howard, 1968). Referente a efectos biológicos, se ha demostrado que los efectos turbulentos de la acción de las helices (propelas) en aguas fluviales o lacustres relativamente bajas pueden desenraizar la vegetación subacuática y producir disturbios en las comunidades faunísticas que habitan los fondos sedimentarios así como en áreas de reproducción de peces. Además, la navegación recreativa parece provocar la diseminación de fragmentos propagativos de macrofitos acuáticos que producen molestias a los turistas (Liddle y Scorgie, 1980). Otros impactos ecológicos directos en los recursos hídricos son los producidos por tripulantes de embarcaciones turísticas quienes arrojan (intencionalmente o por negligencia) sustancias tóxicas o contaminantes en el agua. Estas personas irresponsables toman a los ríos y lagos como basureros, causando en no pocos casos, daños inconmensurables. Diversos investigadores norteamericanos han concluido que el uso recreativo de aguas de uso público tiene un impacto mínimo sobre la calidad del agua, y que inclusive el uso intensivo recreacional (ski acuático, navegación en botes de alta velocidad, etc.) de un lago en EU y su entorno constituido por un parque estatal, no ha afectado adversamente la calidad bacteriológica del agua (Roseberry, 1964). Resumiendo, donde los problemas de calidad del agua han sido identificados con actividades recreativas o turísticas, la mayor parte de los problemas han surgido donde el uso ha sido concentrado, ya sea por densidad espacial o por excesiva estacionalidad. La contaminación bacteriana causada por el uso

recreativo parece estar más vinculada con el número total de personas visitando una área en un momento dado que a la duración total de su estadía. Aquellas áreas turísticas que han sido excesivamente urbanizadas pueden constituir focos importantes de contaminantes del agua, por lo que habrán de tomarse todas las precauciones de tratamiento de aguas negras y grises y de todo tipo de desechos, ya sea orgánicos o inorgánicos, sólidos o líquidos, evitando que se tome a los cuerpos de agua dulce o salada como cloacas o basureros. En ríos y arroyos los impactos son generalmente localizados y temporales debido a los fenómenos de flujo, dilución y dispersión, a menos que aquellos se originen a partir de una fuente persistente de contaminación ubicada río arriba, localizada frecuentemente fuera de los límites del área protegida. En áreas donde se autorizan permisos de construcción, o donde ocurren desarrollos turísticos (hoteles, restaurantes, cabañas, áreas de camping, etc.) servidos por sistemas deficientes de desalojo de aguas residuales o donde se practica la ganadería intensiva, frecuentemente ocurren problemas de contaminación bacteriana y eutroficación. La determinación para la correcta ubicación de áreas designadas de camping en términos de aptitud de suelos y de distancias apropiadas a los cuerpos de agua constituye una importante responsabilidad de gestión en cuanto al manejo de la calidad del agua. El muestreo periódico de la composición del agua es recomendable en áreas de uso intensivo (tanto en la cuenca hidrológica como en el propio curso de agua). Es motivo de preocupación la creciente incidencia de Giardiasis y sus efectos debilitantes en los seres humanos infectados por este parásito patógeno. Es factible que el problema tienda a difundirse aún más debido al alto porcentaje de portadores humanos y a la ubicuidad de portadores animales (Kuss et al., 1990) Señalemos que otro problema serio ocurre a partir de la proliferación de algas que se desarrolla en aguas dulces recreativas alimentadas por descargas de aguas residuales. Desafortunadamente los procedimientos más usuales de tratamiento de aguas residuales (tanto primario como secundario) no bastan para deshacerse de nutrientes que estimulan el crecimiento de plantas (sobre todo algas). Las descargas ricas en nutrientes hacia cuerpos de agua confinados pueden estimular el crecimiento algal a tal extremo que se pueden seriamente disturbar las actividades recreativas y turísticas, ya que se crean masas densas flotantes en la superficie del agua.

Las áreas costeras y marinas son especialmente susceptibles a los impactos, tanto directos como indirectos, del turismo. Las consecuencias negativas del drenaje y el desalojo de aguas residuales sin el debido tratamiento a partir de hoteles a la playa son demasiado frecuentes y ampliamente conocidas. Muchos hoteles utilizan sustancias químicas (cloro, sosa cáustica, etc.) para deshacerse del mal olor del drenaje o para disolver grasas y aceites, pero dichas sustancias son contaminantes tóxicos que afectarán a la flora y fauna marinas cuando finalmente alcanzan el océano. Algunos hoteles desalojan el agua de sus piscinas en el mar. El agua clorinada es tóxica y seguramente afectará negativamente a la vida marina. Desde luego, los impactos sobre ecosistemas costeros no son causados exclusivamente por la actividad turística. Hay muchos otros agentes, tales como: la contaminación industrial y agrícola; desechos varios producidos por asentamientos humanos; la sedimentación a partir de tierras altas erosionadas; rellenos para desarrollos industriales, habitacionales, recreativos, aeroportuarios y agropecuarios; dragados para crear, ampliar o mejorar puertos; canteras; minería; y el excesivo corte de árboles para producir madera o leña. Ciertos tipos de habitats marinos y costeros son particularmente vulnerables a las presiones del desarrollo. Algunos habitats que pueden ser visualmente menos atractivos (tales como humedales, ciénagas y manglares) son frecuentemente convertidos en áreas para la construcción de centros turísticos. Como la mayoría de los turistas inevitablemente desean tener vista al mar y fácil acceso a la playa, los hoteles frecuentemente se sitúan demasiado cerca de la línea de marea alta, con lo que se altera el movimiento y acumulación naturales de la arena y se causan problemas serios de erosión. Los aeropuertos, tan esenciales como los hoteles para muchos segmentos de la industria turística, requieren de grandes extensiones de terreno plano, el cual a veces escasea en ciertas áreas turísticas costeras (sobre todo en islas), por lo que se frecuentemente se rellenan áreas coralinas o de mangles, causándose serios daños a estos ecosistemas. Sintetizando, podemos decir que los lineamientos más importantes para minimizar impactos sobre los recursos hídricos son los siguientes: -

Con el objeto de inducida por la prohibir el acampar orilla del río o de

evitar la proliferación bacteriana presencia del hombre, se deberá a una distancia menor de 60 m de la las lagunas.

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La máxima potencia autorizada para los motores fuera de borda utilizados por las embarcaciones dentro de áreas protegidas será de 25 HP y la velocidad máxima para cualquier tipo de embarcación será de 5 nudos.

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Deberán alejarse todas las fuentes puntuales o no puntuales de contaminantes en todo los trayectos de ríos que fluyen por áreas protegidas, y se exigirán métodos apropiados de manejo, tratamiento y descarga de aguas residuales. Se tendrá particular atención para que las descargas no produzcan condiciones altamente anóxicas (poco oxígeno).

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Se establecerán vínculos oficiales adecuados entre las administraciones de los diversos parques nacionales y las autoridades vinculadas con diversos aspectos de manejo y uso de ríos, a fin de minimizar los impactos ambientales río arriba.

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Deberá llevarse a cabo un estricto monitoreo de las condiciones de calidad del agua del río y de las principales lagunas cada seis meses (de preferencia en marzo y septiembre), prácticandose muestreos adecuados, En ningún caso se permitirá que existan concentraciones de oxígeno disuelto inferiores a 5.0 mg/litro.

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Entre los indicadores de calidad del agua que se podrían considerar indispensables para la determinación de límites de cambio aceptable señalamos los siguientes (Kuss et al., 1990; UNEP, 1989): a) Total de bacterias coliformes: cuenta promedio de 2000 coliformes por 100 ml de agua (la cuenta incluye coliformes originados por animales tanto de sangre caliente como fría, incluyendo predominantemente Escherichia coli). b) Coliformes fecales (las cuentas incluyen sobre todo la contaminación debido a animales de sangre caliente): cuenta promedio de 200 coliformes por 100 ml de agua; la cuenta de 400 no deberá ser excedida en más de 10 % de las muestras (para aguas en que el turista se bañe). c) Estreptococo fecal: 100 por 100 ml de agua. d) Staphylococcus aureus: la presencia de este organismo patógeno es señal de contaminación humana. Lamentablemente, hasta el presente no se han establecido normas limitantes, lo cual es urgente (Kuss et al., 1990). d) Demanda bioquímica de oxígeno (DBO): 2 mg por litro.

3)

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Se prohibirá terminantemente a los turistas arrojar al río, al mar y a las lagunas cualquier tipo de basura (ya sea abiótica o biótica - ésta última provoca eutroficación de las aguas dulceacuícolas - , y muy especialmente, sustancias tóxicas). A los violadores de esta disposición se les deberán aplicar fuertes multas o, en aquellos casos graves o de reincidencia, se procederá penalmente.

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Se prohibirá terminantemente el uso de combustible con plomo en las embarcaciones turísticas motorizadas, tanto en cuerpos de agua dulce como en el mar.

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Se exigirá que las embarcaciones mantengan en buen estado sus motores (evitando derrames de aceite, manteniéndolos bien afinados y carburados), procediéndose a inspecciones semestrales.

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Prohibir que se dejen andando motores de las embarcaciones, éstas no están en movimiento.

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Prohibir y controlar estrictamente el arrojar aguas residuales sin el debido tratamiento, provenientes de instalacions turísticas, en los cuerpos de agua dulce y salina.

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Se aplicarán estrictas medidas restrictivas en cuanto al uso de sustancias químicas nocivas o contaminantes en hoteles y restaurantes (cloro, sosa cáustica, productos no biodegradables, aerosoles, etc.). Se deberá impulsar el uso de jabones y detergentes biodegradables.

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Por ningún motivo se permitirá hacer rellenos en zonas de humedal o ciénagas para llevar a cabo ahí construcciones u otras obras civiles.

innecesariamente los especialmente cuando

Impactos sobre la vegetación

En gran medida, la capacidad de carga biofísica de un área natural está supeditada a la reacción de la vegetación al uso recreativo o turístico. Los impactos del turismo sobre la vegetación pueden ser clasificados, a grandes rasgos, en directos e indirectos. Los impactos directos son causados por daño mecánico a la vegetación y los indirectos son causados fundamentalmente por cambios en el suelo.

Podemos afirmar que, en general, los daños producidos a la vegetación por las caminatas son menores a los producidos por los campamentos. Asimismo, el uso de vehiculos motorizados, caballos, bestias de carga y bicicletas es considerablemente más dañino a la vegetación que las excursiones a pie. Por tal motivo, deberá incentivarse en toda área protegida (en la medida de lo posible) su exploración a pie. Unicamente se deberán autorizar vehículos motorizados o bicicletas en las carreteras, caminos y ciclopistas dispuestas para ello, pero no en senderos peatonales. El acampar en áreas no designadas es ecológicamente más impactante a largo plazo (por la falta de control sobre el proceso) que el concentrar dicha actividad en áreas claramente designadas. En el caso de construcciones turísticas, se deberá prohibir estrictamente su ubicación en áreas donde hay vegetación nativa, utilizando sólo aquellas áreas que ya hayan sido previamente despejadas (para campos de cultivo, etc.) o que tengan una vegetación secundaria muy perturbada. Deberán de tomarse todas las precauciones a fin de concientizar al turista en el sentido de no dañar (intencionalmente o no) a la vegetación, mediante el corte de ramas, la incisión de graffiti en los troncos de los árboles y la recolección de flores y plantas ornamentales. Las actividades turísticas y recreativas pueden directamente producir cambios en la composición de especies vegetales, sobre todo en las plantas a nivel de suelo y particularmente como resultado del pisoteo. Los cambios que ocurren invariablemente resultan en una disminución en la diversidad de especies. Los turistas que cortan y arrancan de raíz a las plantas también pueden provocar la pérdida de especies individuales, pero estas actividades tienden a ser más selectivas que el pisoteo. A nivel local, los efectos de actividades turísticas y recreativas pueden llegar al extremo de causar la total erradicación de la cubierta vegetal. Es más factible que esto ocurra donde no existen especies resistentes al pisoteo. Asimismo, las actividades recreativas pueden tener ciertos efectos sobre troncos y ramas de árboles muertos (tanto de pie como caídos), siendo lo mas común su uso como leña para fogatas en los campamentos. Algunas investigaciones llevadas a cabo en el Reino Unido han demostrado que en las proximidades de un sitio de acampar se puede detectar una disminución apreciable en la cantidad de madera disponible para leña, en un radio de 100 m. Los visitantes que emplean tiendas de campaña parecen ser los principales causantes de esta situación, más que los turistas que viajan en trailers o casas móviles (Kuss et al, 1990).

Resulta difícil suministrar una síntesis útil de los impactos que las actividades recreativas y turísticas tienen sobre el crecimiento de las plantas y su comportamiento reproductivo. Al menos, puede demostrarse que el pisoteo ejerce una influencia sobre el crecimiento tanto de la flora cobertora de suelo como de especies arbóreas, y además causa alteraciones en la composición de especies florísticas, esto último como consecuencia de la ventaja competitiva conferida a un número reducido de especies más resilientes a dichas actividades recreativas. Al realizarse un sendero en un área natural, hay que reconocer que la vegetación superficial en el suelo prácticamente desaparecerá (entre otros motivos, porque en muchos casos es conveniente aplicar material inerte en la superficie del sendero, a fin de evitar deslaves, enlodamientos y erosión excesiva). Por ello, hay que reducir a un mínimo aceptable el número de senderos y asegurarse que la totalidad de los turistas y visitantes permanezcan dentro de los senderos y que no se internen aleatoriamente dentro de áreas de vegetación natural. Habrá que evitar que un exceso de tránsito en el sendero exponga demasiado (dejar a la intemperie) a las raíces de los árboles que crecen a la orilla del sendero. Señalemos los siguientes lineamientos para minimizar los impactos negativos sobre la vegetación: -

Llevar a cabo una intensa campaña educativa y de concientización ambiental con la población en general (local y visitante), mostrándole la fragilidad e importancia ecológica de las plantas y oriéntandole a su respeto. En esta campaña deberán participar no sólo las autoridades públicas, sino también las operadoras turísticas, industria hotelera, etc.

-

Estrictamente prohibir en áreas protegidas el uso de vehículos motorizados recreativos denominados "offroad", obligando a todo el tráfico motorizado, ciclista e hípico mantenerse en sus caminos y pistas autorizados.

-

Prohibir al turista peatonal que se salga de los senderos y miradores, para lo cual habrá que utilizar una clara señalización.

-

Habrá que concientizar a visitantes y lugareños a fin de que ejerzan la mayor cautela en el encendido y extinción

de fogatas, a fin vegetación nativa.

de

evitar

incendios

sobre

la

-

Habrán de aplicarse criterios de rotación y moratoria en sitios de camping, a fin de permitir la regeneración tanto de suelos como de la vegetación.

-

Deberá establecerse un programa de monitoreo de impactos turísticos sobre la vegetación, mismo que deberá centrarse sobre los indicadores específicos siguientes: a) Mediante inspecciones visuales y registros fotográficos tomados anualmente en las áreas protegidas, se deberá verificar que en los sitios donde ya existen campamentos e instalaciones turísticas, no se realicen daños adicionales a la vegetación circundante. b) En relación a los senderos, verificar que el ancho de los mismos no llegue nunca a exceder 1.30 m (y de preferencia 1.00 m). Más allá de esta dimensión, el sendero se convierte en una barrera para muchas especies faunísticas y pueden crearse claros en la vegetación que afecten a todo el ecosistema. c) Como indicador visual de límite de cambio aceptable (LCA) a verificarse periódicamente (con intervalos máximos de seis meses), se empleará el que en ningún caso aparezca en un m² de sendero más de un 30 % de superficie correspondiente a raíces de árbol expuestas. Asimismo, en ningún caso se permitirá que más del 30 % de las raíces expuestas muestren más de la mitad de su sección transversal a la intemperie. d) Otro indicador visual de LCA a utilizar es que, en todo sendero, y en un tramo de 100 metros, no deberán aparecer más de cinco árboles a la orilla del sendero que muestren señales obvias de vandalismo (graffiti con incisiones conspicuas, ramas arrancadas recientemente, etc.). Más que daños ecológicos de consideración a la vegetación, implicarán efectos estéticos negativos para el visitante. e) En cuanto aparezca a la orilla del sendero una planta comprobadamente exótica, ésta será extirpada.

4)

Impactos sobre la fauna silvestre

Deberemos reconocer que el turismo en las áreas naturales protegidas produce una serie de impactos sobre la vida animal local, los más extremos siendo la caza, la pesca y la colección de ejemplares. Se ha comprobado que la mera presencia del ser humano puede bastar para causar disturbios en las actividades de la fauna silvestre, particularmente en aves, mamíferos grandes y ciertos reptiles, independientemente de la actividad de los turistas o de su número. Aparentemente la situación se agrava cuando las personas usan vestimenta de colores brillantes. Podemos esquematizar de turismo sobre la fauna:

la

siguiente

manera

los

impactos

del

Intrusión en el habitat por la actividad turística Disturbio

Alteración del hábitat

Adaptación reproductivos

Migración

o

Mortandad

desplazamiento

Niveles

Cambio poblacional Composición de especies En esencia, el diagrama nos indica que cualquier intrusión del visitante en el habitat natural de la fauna silvestre va a provocar en ésta, en el mejor de los casos, patrones adaptativos, o cambios en la población faunística o en la composición de especies. Los disturbios a la fauna causados por la mera presencia humana han sido ampliamente registrados. Un análisis hecho sobre el estatus reproductivo en Gran Bretaña del charrancito (Sterna albifrons), una ave marina, mostró muchas instancias de interrupciones y fracasos en el proceso reproductivo de esta especie de ave marina, aparentemente causadas por la sola presencia de pescadores y bañistas en sus playas de anidación (Speight, 1973). Algunas especies de aves que construyen nidos flotantes en aguas interiores, tales como las diversas especies de somormujos, son muy susceptibles a los disturbios de esquiadores acuáticos y lanchas veloces de motor. En muchas especies de mamíferos y aves

los disturbios pueden conducir a cambios en su etología (patrones de comportamiento). Se ha observado que los ciervos y las gamuzas se vuelven cada vez más ariscos y renuentes al contacto humano, evitando durante el día áreas frecuentadas por la gente. Los disturbios a las aves acuáticas (incluyendo patos y gansos) pueden conducir al abandono por parte de éstas de los cuerpos de agua que habitualmente frecuentaban. Por ejemplo, los turistas que pasean en bote en la región de Celestún, en la península de Yucatán, están ya empezando a causar perturbación en las enormes concentraciones de flamencos (Phoenicopterus ruber) que inviernan allí. Los operadores de los botes no deberían aproximarse a las parvadas de flamencos a una distancia menor de los 200 m. (Ceballos-Lascuráin, 1989). Otras especies de aves parecen ser menos sensibles a la presencia humana durante su época de reproducción: por ejemplo, hay evidencia que el buen éxito reproductivo del lagópodo escocés (Lagopus lagopus) y de la perdiz nival (Lagopus mutus) en las pistas de esquí no es afectado por los visitantes que usan los teleféricos o que caminan por su área de anidación durante el verano (Watson, 1970). También ampliamente conocido es el caso en las Islas Galápagos, donde los turistas caminan entre las aves que anidan, aparentemente indiferentes a dicha situación (pero también habría que señalar que los visitantes a estas islas, que constituyen uno de los destinos ecoturísticos más famosos del mundo, normalmente tienen un comportamiento adecuado y conciencia ecológica). Por otra parte, los disturbios que causan algunos caminantes o pescadores deportivos distraídos o mal informados son normalmente poco selectivos y las perturbaciones que puedan originar en los hábitos reproductivos de alguna especie de ave son ocasionales y por coincidencia. Por el contrario, las perturbaciones creadas por observadores de aves y otros naturalistas puede causar más daños (aunque sean involuntarios), ya que la búsqueda de especies raras es una de sus principales actividades. En general, los animales que viven en habitats más abiertos son más susceptibles a la presencia del hombre y existen indicios de que en algunos casos los efectos perturbantes dependen más de la frecuencia de la presencia humana que del número de personas presentes en un momento dado. Los impactos de los turistas en la fauna silvestre de algunos parques nacionales de Africa Oriental han sido bien documentados. Se ha reportado que algunos parques, como Amboseli, Nakuru, Samburu y Maasai Mara están ya mostrando síntomas de sobreutilización (Gakahu, 1992). En algunos casos, causan más disturbios que el propio turista los equipos que algunas gentes emplean en actividades recreativas

tradicionales. El ruido que provocan los radios portátiles y los motores de lanchas y vehículos diversos constituyen casos típicos. Varios tipos de embarcaciones recreativas pueden afectar a la avifauna simplemente por su presencia. Los botes motorizados de alta velocidad y los veleros provocan disturbios a las aves acuáticas en las aguas más profundas, especialmente en aquellos períodos en que algunas aves no pueden volar. Pequeñas embarcaciones como canoas, piraguas y botes de remo, que tienen poco calado, pueden aproximarse más a la ribera y por tanto, causar molestias serias a las aves acuáticas nidificantes. Los efectos que puedan tener las actividades turísticas o recreativas sobre los peces, en gran medida aún no han sido reportados, aparte de ciertos indicios de que la ictiofauna que frecuenta las zonas costeras sublitorales se está volviendo más arisca debido a las actividades de pescadores submarinos. La información sobre invertebrados es escasa, aunque hay muchas instancias conocidas de perturbaciones deliberadas sobre nidos de termitas y otros insectos y arácnidos considerados nocivos o desagradables. En casos extremos inclusive se ha llegado a incendiar dichos nidos (Barker, 1967). No obstante, aunque muchas especies faunísticas son directamente afectadas por las actividades turísticas y recreativas al aire libre, muchas más son directamente impactadas indirectamente por alteraciones en su habitat. Por ejemplo, cuando la flora a nivel de suelo es erradicada por el pisoteo, los insectos que dependen de dicha flora también inevitablemente desaparecen. Asimismo, cuando una depresión inundable con grava se rellena de vegetación cenegosa para el beneficio de intereses cinegéticos, no solamente las aves acuáticas sino una multitud de otras especies (tanto vertebradas como invertebradas) colonizarán estos nuevos habitats. La basura orgánica que se deja en torno a áreas de acampar y de picnic normalmente beneficia a las especies carroñeras. Hay muchos ejemplos, especialmente en países de clima templado: inmigración y aumento en población de ratas; aumentos locales en las poblaciones de gorriones domésticos; cambios en el habitat y en la ubicación de poblaciones de oso negro y grizzly atraídos por desechos de picnic en los parques nacionales de EU; migraciones de jabalí salvaje durante el invierno hacia Bélgica donde antes no se veían, causadas por la proliferación de basura en los campamentos de turistas (Speight, 1973); incremento demográfico de ciertas especies de gaviotas, grajillas y zorras en el Reino Unido (Teagle, 1966), etc. Además, ciertos insectos como hormigas, abejas y avispas usan los botes de basura como fuentes de alimento. Lamentablemente, en nuestro país falta aún mucha investigación por realizar en este campo.

Las intensidades crecientes de uso turístico y recreativo en áreas naturales parecen ejercer sus más profundos efectos sobre los microhabitats, al causar una progresiva simplificación en la estructura vegetativa, de la superficie del suelo y el suelo propiamente dicho. En todo caso, se puede anticipar una disminución neta en la biodiversidad animal cuando un área se expone a una visitación excesiva o descontrolada. Simultáneamente, se presenta un aumento en el número de especies carroñeras. Hay indicios de que la consecuencia general de las actividades turísticas y recreativas tradicionales en un área natural es la disminución global de todos los grupos tróficos (es decir, los diversos integrantes de las cadenas alimenticias en la naturaleza) en todas las distintas partes del ecosistema. Ello es a consecuencia de un decrecimiento general en la diferenciación estructural del ecosistema (es decir, pérdida de una proporción de los habitats presentes sin un remplazo apreciable por habitats nuevos) y un aumento en el grado de esterilización de recursos (por ejemplo, el causado por la intoducción de edificios y otras estructuras artificiales). Algunos componentes del ecosistema son más vulnerables que otros a este proceso simplificador (por ejemplo, la vegetación sobre el suelo y las capas superficiales de humus son las más afectadas). Aquellas especies que son eliminadas por la cacería y otros medios de colección tienden normalmente a estar en la parte superior de las cadenas alimenticias, mientras que las especies introducidas también con fines cinegéticos son principalmente herbívoros, por lo que, en términos de flujo energético los dos efectos son aditivos, en lugar de atenuarse mutuamente, con un efecto devastador sobre la vegetación. Las alteraciones sobre la composición de la fauna asociada con los suelos provocadas por actividades turísticas y recreativas pueden llegar a tener efectos de gran alcance sobre el tipo y procesos de suelos, ya que estos tipos de fauna ejercen gran influencia sobre el flujo de materiales orgánicos y minerales a través de las diferentes capas de suelo. Es evidente que la fauna silvestre en un área protegida también es afectada por la construcción de carreteras, caminos, senderos y otras instalaciones para el turismo, tema que se trata en más detalle en el Capítulo 12. La demanda de alimentos marinos por los turistas puede afectar seriamente a la industria pesquera local y amenazar a muchas poblaciones de fauna marina y acuática dentro de las áreas protegidas. Muchas especies que antes eran alimento común de las poblaciones locales (langostas, conchas, caracoles, etc.) se pueden convertir en artículos de lujo que sólo se sirven en los

hoteles y restaurantes para turistas. Asimismo, el turismo ha sido responsable en gran medida del enorme aumento en el comercio de curiosidades marinas; en muchos centros turísticos alrededor del mundo aún se venden corales y conchas, mismos que frecuentemente se capturan furtivamente en áreas protegidas; la carne de tortuga marina es aún popular aunque su venta sea usualmente ilegal; y las curiosidades marinas se emplean ampliamente para decorar hoteles. Las perturbaciones a la fauna silvestre acuática (tanto marina como dulceacuícola) causadas directamente por la actividad turística pueden tener numerosas manifestaciones: la observación excesiva o incontrolada de cetáceos puede afectar el ciclo biológico de estos mamíferos marinos; los paseos indiscriminados en embarcación pueden afectar a las poblaciones de peces (por el ruido y el derrame de aceite); la pesca deportiva incontrolada puede exterminar poblaciones locales de ictiofauna; la colección de conchas puede acabar con ciertas especies; las aves y las tortugas pueden ser fácilmente disturbadas en sus sitios de anidación, etc. El turista a bordo de cualquier tipo de vehículo puede causar graves disturbios a la fauna silvestre. En cuanto a la distancia animal/vehículo, es un dato bien conocido que muchos conductores de tours (así como turistas) tienden a acercarse demasiado a los animales silvestres. En Africa, se han hecho estudios detallados sobre este tema, demostrándose que para los leones, chitas y leopardos, las distancias entre uno y cinco metros son las más críticas. Sin embargo a distancias de más de 21 metros las chitas se alejan instintivamente del vehículo. En resumen, estos estudios indican que es evidente que los vehículos (particularmente los motorizados) interfieren con diferentes actividades de la fauna silvestre, particularmente la reproducción y la movilidad. El movimiento restringido puede interferir con otras actividades, tales como la búsqueda de alimento y el ocultamiento protector (Gakahu, 1992). Lamentablemente, se han hecho pocos estudios de este tipo en fauna mexicana, por lo que sería deseable que en nuestro país se pudieran llevar a cabo por las autoridades competentes, a fin de llegar a indicadores concretos (sobre todo en el caso de las aves). Los siguientes son algunos lineamientos para minimizar impactos ambientales negativos sobre la fauna silvestre: -

Realizar una labor muy amplia de concientización ambiental y educación ecológica entre turistas, poblaciones locales y operadores turísticos (sobre todo guías), a fin de que no se perturbe a la fauna silvestre mexicana, evitando aproximarse demasiado a ella.

-

En general, se estimulará al público que visita áreas protegidas a observar a las aves y otra fauna por telescopio y prismáticos, a fin de evitar su aproximación excesiva y a conocer mejor las diversas especies.

-

Se deberá crear un mayor número de torres de observación (tipo "escondite" - "blinds" o "hides" en inglés) en las áreas protegidas, sobre todo en los sitios donde hay itinerarios pedestres, y se estimulará al público a hacer uso de ellos para observar las aves y demás fauna silvestre que se presente.

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Educar al público en general a no gritar ni hacer ruidos fuertes (con radios, escapes de motocicletas, etc.), sobre todo en áreas de concentración y anidación de aves silvestres.

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Educar al público en general a no usar vestimentas de colores brillantes cerca de áreas de concentración y anidación de aves, ya que pueden ahuyentar o perturbar a las aves.

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Prohibir el arrojo de basuras en general (y particularmente en playas, dunas y lagunas). Ciertas basuras inorgánicas (sobre todo de plástico) pueden propiciar que las aves se enreden en ellas. La basura orgánica (sobre todo residuos de alimentos de picnic) puede cambiar los hábitos alimenticios de la fauna silvestre y propiciar la proliferación de ratas, carroñeros, hormigas, avispas, abejas, etc.

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Prohibir estrictamente que los turistas alimenten a la fauna silvestre.

-

Aplicar y hacer cumplir estrictamente las leyes y los reglamentos de caza, haciendo respetar las vedas y temporadas de caza.

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Respetar vedas y restricciones en cuanto a pesca y captura de especies marinas (evitar la sobrecaptura de especies que ya escasean o cuyos precios se han elevado demasiado).

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Prohibir la colecta de conchas, caracoles y otras especies marinas en las playas que son parte de áreas protegidas y estimular a la colecta limitada en las demás playas.

5)

-

Controlar estrictamente las derramas de aceite y combustible en el mar y en los cuerpos de agua dulce, limitando asimismo las emisiones de gases (mediante revisiones periódicas de control de afinación y carburación).

-

No permitir la circulación de vehículos motorizados de ninguna especie en playas y dunas.

Impactos estéticos sobre el paisaje

La actividad turística irresponsable y/o incontrolada puede producir serios impactos negativos de orden estético en el paisaje, tanto natural como artificial, lo cual indudablemente afectará de manera importante la experiencia del visitante en general y, muy especialmente, del ecoturista. Los impactos negativos más comunes de índole estética son aquellos producidos por el tirado de basura, especialmente a lo largo de carreteras, caminos, senderos y miradores. Entre los tipos de basuras más frecuentes se encuentran los siguientes: desechos de alimentos, envases y envolturas diversas (de película fotográfica, de cigarrillos, cremas solares, etc.), papel sanitario, etc. Los plásticos, por ser la mayoría de carácter no biodegradable, producen un efecto particularmente nocivo y duradero. La inclusión de obras de infraestructura diversas, llevadas a cabo sin sensibilidad (postes, cableado eléctrico y telefónico, señalizaciones excesivas en carreteras, edificios demasiado grandes o llamativos, tuberías aparentes) producen perturbaciones al paisaje. El vandalismo de diversos tipos - incluyendo los daños a instalaciones turísticas, cercas, servicios sanitarios, etc., y los graffiti e incisiones sobre árboles y formaciones geológicas producen notorios efectos negativos de carácter estético, así como el arrancar la vegetación (incluyendo flores). Asimismo, el pastoreo excesivo produce efectos visuales negativos. 6)

Impactos de carácter sanitario

La basura y los desechos fecales que dejan los turistas están definitivamente produciendo serios impactos de orden sanitario e higiénico en muchas áreas protegidas, que afectan no sólo a los visitantes sino a las comunidades locales.

La basura y los desechos varios pueden afectar sanitariamente a los cuerpos de agua, tanto superficiales como freáticos, así como suelos, cultivos y el aire que se respira. Resulta muy recomendable el discriminar entre la basura orgánica y la inorgánica. La primera puede procesarse y convertirse en composta (un magnífico fertilizante para parques y jardines). En cuanto a la basura inorgánica, es importante indicarle al turista que no tire al río ni en los senderos envolturas de película, latas de cerveza, cajetillas vacías de cigarrillos, etc. (inclusive se le podrían facilitar bolsitas para guardar estos desperdicios). Se deberá preferir el uso de botellas y otros envases retornables, por los cuales se recupera un depósito económico previamente hecho en el sitio de adquisición. Es preferible siempre usar bolsas de papel a las de polietileno. Deberá de educarse al turista para que no arroje basuras en áreas naturales, sino que se las lleve consigo al salir del parque en cuestión. Por último, es importante ubicar servicios sanitarios (de preferencia a base de sistemas secos) en sitios estratégicos de las áreas protegidas (a distancias cercanas de los senderos peatonales). 7)

Impactos de carácter cultural

Los impactos del turismo dentro o cerca de áreas protegidas donde existen atributos culturales significativos (tanto del pasado como del presente) se están convirtiendo en una preocupación universal. Dichos efectos negativos afectan por igual a sitios arqueológicos como a monumentos históricos y a aldeas, poblados y comunidades rurales con antiguas tradiciones. a) Sitios arqueológicos. Dentro o cerca de muchas áreas protegidas se encuentran sitios arqueológicos (tanto prehistóricos como históricos). Inclusive, muchas veces la presencia de dichos restos arqueológicos son la causa fundamental de que se declare un área protegida (con todo su entorno natural). Además, los sitios prehistóricos revisten un creciente interés paleoecológico en virtud de su habilidad de proporcionarnos información sobre los cambios vegetacionales y faunísticos durante los procesos posglaciales y de formación de suelos, así como sobre la historia del uso de la tierra de una área. El disturbio causado por actividades turísticas en cualquier sitio arqueológico - sobre todo donde se involucra la erosión de suelos -puede, por tanto, resultar en la pérdida de información

irremplazable. Ampliamente conocidos y documentados han sido los daños causados por el flujo turístico en las pinturas rupestres de cavernas como Lascaux y Altamira. Además de los diferentes efectos negativos de la actividad del turismo, los sitios arqueológicos sufren los disturbios de los excavadores y coleccionistas aficionados, así como de los saqueadores. En la mayoría de los países del mundo existen ya estrictas medidas legales para fomentar que sólo los arqueólogos profesionales y autorizados puedan llevar a cabo exploraciones, excavaciones y extracciones de piezas arqueológicas, las cuales constituyen parte del patrimonio oficial de la nación respectiva. Sin embargo, en mucho países, ocurren aún excavaciones y extracciones furtivas, que se facilitan con la difusión cada vez más amplia de detectores de metal. En muchos sitios de México el creciente atractivo que ejercen los restos arqueológicos sobre el público está provocando la proliferación de senderos y otras áreas denudadas de vegetación por efectos erosivos. Asimismo, en muchas zonas arqueológicas el turismo irresponsable está produciendo diferentes tipos de impactos: graffiti sobre muros, daños a ornamentaciones arquitectónicas delicadas; contaminación visual debido a instalaciones turísticas excesivas o inadecuadas (puestos de venta de recuerdos, expendio de alimentos, etc.). b) Aldeas y comunidades tradicionales. Muchas veces el daño ecológico que se causa en el medio natural es reversible. Sin embargo, la pérdida de sustancia e identidad culturales son normalmente irreparables, algo que ni los más abundantes recursos financieros o técnicos pueden recuperar. En muchas partes del mundo, las pérdidas culturales provocadas por el turismo (sobre todo en los últimos treinta años) han sido terribles. Innumerables pueblos y aldeas (particularmente de pescadores) alrededor del mundo han sufrido el embate inmisericorde de un turismo masivo y ramplón que los han convertido en sitios vulgares, desprovistos de todo atractivo tradicional. Con frecuencia el desarrollo industrial en algunas áreas remotas se ha caracterizado por una extracción primaria de recursos con muy poco o ningún procesamiento secundario. Además, este tipo de desarrollo ha producido normalmente pocos beneficios en el largo plazo para las comunidades locales o aledañas. Dado el ya largo historial de poblaciones y comunidades rurales más o menos remotas en cuanto a sufrir las consecuencias de una explotación insostenible de recursos, deberá de sensibilizarse a todos los tomadores de decisiones políticas y de desarrollo socioeconómico respecto a los impactos del turismo en áreas rurales. Las poblaciones locales y sus culturas tradicionales no

deberán ser ya consideradas como un 'recurso' más que habrá de ser explotado y manipulado por un sector turístico irresponsable y falto de ética que sólo busca el lucro rápido y fácil y no está comprometido con ningún tipo de desarrollo sostenible. Toda sociedad viable crea tradiciones, acepta elementos externos y está constamente experimentando un proceso de reinvención (tanto por motivos espirituales como seculares). El turismo, como un agente de cambio y desarrollo, puede ejercer una influencia positiva en este proceso, si se lleva a cabo de manera adecuada y respetuosa. Algunas sociedades primitivas rechazan toda influencia turística (los Masai en Africa, algunas tribus amazónicas, etc.), otras (los Sherpa en Nepal, por ejemplo) intentan apropiarse de dichas influencias externas dentro de los confines de su propia tradición, mientras que otras más abandonan totalmente sus raíces culturales. En todo caso, es importante recordar que la pérdida cultural es como la extinción biológica... para siempre. La cultura 'internacional' que se está volviendo ya universal, gracias a los 'beneficios' de la televisión, la Coca-Cola y todo tipo de corporaciones trasnacionales, está esparciéndose inexorablemente, en gran medida impulsada por el turismo, hacia áreas hasta hace relativamente poco remotas o aisladas. Aunque se puede argumentar que ello ocurriría igualmente - tarde o temprano -con o sin la presencia del turismo, es evidente que la participación de la actividad turística está contribuyendo a una aceleración de este proceso de universalización y homogeneización cultural. Hay quienes ven en el turismo la etapa final y más humillante de la dominación humana, condenándolo como una influencia corruptora intercultural de efectos inconmensurables. Sin embargo, habría que preguntarnos si el turismo moderno es más avasallador y humillante que el imperialismo impuesto por el fanatismo religioso o el mercantilismo de la cultura occidental. ¿Acaso son más justificables los intentos por forzar el primitivismo en ciertos grupos humanos al pretender excluir a las culturas tradicionales de toda manifestación cultural moderna? El interés de muchos ecoturistas en las culturas tradicionales puede económicamente validar a éstas y a coadyuvar a que las poblaciones locales mantengan sus tradiciones. A medida que el interés mundial por la naturaleza y las culturas tradicionales se incrementa, las áreas protegidas pueden contribuir a definir y preservar aquellos elementos naturales y culturales únicos que hacen que una comunidad y su entorno sean atractivos para los ecoturistas.

Es esencial que los planificadores y tomadores de decisiones políticas acepten que la vitalidad, longevidad y prosperidad del turismo en áreas cultural y ecológicamente frágiles dependen no sólo de su ingenio en identificar y desarrollar oportunidades, sino también en su habilidad para conservar el patrimonio natural y cultural de dichas áreas. 10.3 Lineamientos misceláneos para minimizar diversos tipos de impactos -

Deberá de aplicarse el criterio de prohibir terminantemente al visitante que arroje basura dentro de las áreas protegidas, concientizándole para que toda su basura salga junto con él del parque que visita y sea desechada en los tiraderos apropiados fuera de los límites del parque. En muchas partes del mundo ya no se acostumbra poner botes de basura dentro de las áreas protegidas, sino que se obliga al visitante a sacar la basura del parque. Asimismo, habrá que disuadir al turista de enterrar su basura (aunque esto obviamente sea mejor que simplemente tirarla).

-

Las agencias operadoras turísticas y la industria turística en general deberán colaborar con las autoridades de las áreas protegidas y de ONGs conservacionistas en actividades conservacionistas y de minimización de impactos, considerando que ello va en beneficio propio.

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Es altamente conveniente establecer y mantener buenos canales de comunicación con organismos conservacionistas de prestigio internacional (UICN, WWF, PNUMA, etc.), a fin de que éstos puedan coadyuvar a la conservación de los ecosistemas naturales y la minimización de impactos ambientales.

-

Habrá que prohibir la construcción de campos de golf dentro y cerca de áreas protegidas, ya que esta imagen turística no es compatible con la de un área protegida, además de que las grandes cantidades de fertilizantes químicos que requieren dichas instalaciones provocarían graves daños ecológicos.

10.4 Lineamientos para operadores ecoturísticos Ya se ha señalado que el fenómeno ecoturístico está teniendo un notable desarrollo a nivel mundial, por lo que ha provocado un interés generalizado en casi todos los sectores y despertado grandes expectativas. Todo ello implica una gran responsabilidad

por parte de los diferentes protagonistas en este complejo proceso. Mucha de la discusión sobre el ecoturismo gira en torno de las normas éticas. Muchos se preguntan cuáles son exactamente esas normas que los profesionales del turismo (operadores de tours y proveedores de alojamiento y otros servicios) deben acatar a fin de que puedan legítimamente afirmar que están ofreciendo programas genuinos de ecoturismo, tanto para su clientela como para las regiones y localidades donde operan. La etiqueta de "ecoturismo" ha sido mal empleada frecuentemente por muchos operadores turísticos en diferentes partes del mundo. Los operadores que actúan en un área protegida o cualquier otro destino ecoturístico pueden provocar serios impactos negativos, en caso de no proceder conforme a normas respetuosas del entorno natural y cultural. Incluimos a continuación los principales lineamientos que debería acatar un operador que verdaderamente deba considerarse ecoturístico. Dichos lineamientos se basan fundamentalmente en Ecotourism Guidelines for Nature Tour Operators, publicado por The Ecotourism Society (1993), con algunas modificaciones y adaptaciones para el contexto mexicano. Aunque se podría pensar que algunas de estas directrices son de carácter demasiado idealista, consideramos que el escepticismo no debe jugar un papel importante en el desarrollo de normas.

a)

Programas Previos a la Partida -

Lineamiento: Información y educación de visitantes: preparar a los viajeros, antes de su partida, a fin de minimizar sus impactos negativos al visitar ambientes y culturas altamente sensibles.

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Objetivos: -

Ofrecer a los turistas materiales informativos y educativos sobre los lugares y personas que visitarán, enfatizando la importancia de contribuir a la conservación de los sitios a visitar.

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Educar a los visitantes sobre el espectro completo de fenómenos naturales y culturales que serán observados.

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Educar a los visitantes a fin de que consideren anticipadamente los efectos de su visita y (en su caso) modifiquen ciertos patrones conductuales

mientras viajen, con impactos negativos. -

-

el

objeto

de

minimizar

Técnicas: -

Proporcionar información introductoria sobre los grupos humanos y ecosistemas que se visitarán, mediante paquetes pre-partida. Enfatizar la importancia de leer dicha información, tal como bibliografía selecta y comentarios sobre ciertos documentos relevantes referentes a los destinos turísticos.

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Mantener la información muy objetiva y bien fundamentada, empleando ejemplos de fenómenos con los que es factible que el viajero se encuentre.

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Proveer una ética general de viaje, incluyendo normas para el comportamiento en áreas naturales y para con culturas locales.

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Suministrar información sobre los vestimenta, y provisiones personales apropiados a las regiones por visitar.

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Prevenir contra la introducción de productos desechables que contribuyan a aumentar la carga de desperdicios en el lugar.

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Proporcionar información sobre productos ilegales cuya compra habrá que evitar.

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Proporcionar la información que se requiera a fin de evitar la transportación accidental de especies exóticas hacia ecosistemas aislados que se visitarán.

equipos, que sean

Beneficios para el visitante: -

El visitante entra en sintonía con el abanico completo de oportunidades para observación del ecosistema natural y su fauna silvestre y para aprendizaje sobre el entorno cultural

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Concientización sobre la responsabilidad personal en cuanto a minimizar impactos sobre el ambiente natural y las culturas locales (aspecto particularmente delicado cuando se trate de comunidades indígenas), antes de la partida.

-

b)

El visitante llevará el equipo y la vestimenta más apropiados para los ambientes y culturas que visitará.

Programas para guiar -

Lineamiento 1: Principios generales para guiar excursiones: preparar a los viajeros para cada encuentro con culturas locales y con los ecosistemas naturales (incluyendo plantas y animales nativos).

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Objetivos: -

Preparar el camino para una sensibilidad recíproca entre culturas frecuentemente muy diferentes, educando a los turistas a evitar intrusiones con los ambientes y culturas visitados.

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Ofrecer a los visitantes la oportunidad de aprender más sobre el contexto social y político de la región visitada.

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Proveer a los visitantes con la oportunidad de aprender más sobre los problemas ambientales y esfuerzos conservacionistas de la localidad.

Técnicas: -

Suministrar orientación de alta calidad y suficientes guías para manejar al grupo conforme al grado de sensibilidad y fragilidad de los ambientes visitados.

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En todo momento ofrecer servicios de interpretación de alta calidad, explicando adecuadamente lo relativo a culturas locales y describiendo la historia natural. Fomentar la interacción entre turistas y habitantes locales, pero vigilando (sutilmente) dicho contacto a fin de evitar errores culturales (llevando a cabo esto de manera que el turista no se sienta sobrevigilado).

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Ofrecer una breve charla informativa antes de cada parada, que incluya conductas a evitar, prácticas y zonas restringidas, alertas especiales sobre

especies frágiles y en peligro de extinción, distancias específicas que respetar en relación con la fauna silvestre, y reglamentaciones locales. -

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-

Aprovechamiento del tiempo de viaje (en carretera, en bote, etc.) y durante la permanencia en el hotel citadino para fomentar discusiones educacionales e intercambio de ideas relativas a una amplia gama de temas locales.

Beneficios para el visitante: -

Concientización de como interactuar con diferentes culturas y ambientes mediante minimización de impactos negativos.

-

Percepción de la historia natural y cultural de la región, valores y problemática locales, y la necesidad de su conservación.

-

Percepción del papel que el propio visitante puede jugar a fin de contribuir a los esfuerzos locales de conservación y desarrollo socioeconómico sostenible.

Lineamiento 2: Prevención de impactos ambientales: minimizar los impactos de los visitantes sobre el entorno ecológico, proporcionándoles literatura, sesiones de orientación, conducción ejemplar y tomando las acciones correctivas que sean requeridas.

-

-

Objetivos: -

Ayudar a los visitantes a minimizar sus impactos negativos al aumentar su comprensión de la fragilidad del medio ambiente.

-

Prevenir acciones de turistas, tanto intencionales como accidentales, que causan daño al medio ambiente, tales como hacinamiento, disturbio a especies de fuan muy populares, pisoteo, conducción de vehículos fuera de los sitios designados, daños a la vegetación y tratamiento indebido de basuras.

Técnicas:

-

Los guías de la empresa deberán procedimientos tales como los siguientes:  

  









-

emplear

Orientar a los visitantes sobre las regulaciones locales más importantes. Proporcionar un folleto de lineamientos ambientales, creado ex profeso por la operadora turística para el sitio específico que se visita. Obtener y distribuir lineamientos existentes para cada área natural protegida que se visita. Permitir al personal del área protegida que expongan los lineamientos, cuando ello sea posible. Orientar a los visitantes sobre el comportamiento apropiado en senderos, campamentos, en proximidad de la fauna y flora silvestres - y en relación a basura, desechos humanos, fuego y jabones. Alertar a los viajeros sobre el nivel de dificultad de cada excursión, para prevenir daños al medio ambiente causados por la falta de experiencia o habilidad para maniobrar en terrenos desconocidos. No crear expectativas irreales de observar ciertas especies de plantas o animales sumamente raros, sino interpretar los aspectos del ecosistema en su conjunto. Prevenir contra la colecta de "souvenirs" de las áreas naturales, tales como plumas, huesos y conchas, a menos que ello sea específicamente permitido por las autoridades locales. Prevenir contra la compra de ciertas artesanías hechas a partir de recursos naturales amenazados.

Beneficios al visitante: -

Aprende a viajar sin dejar huella.

-

Obtiene una mayor comprensión turísticos sobre el ambiente.

-

Se informa de las normas y reglamentos de las áreas naturales y de la necesidad de acatarlos.

de

los

impactos

-

Lineamiento 3: Prevención de impactos culturales: minimizar los impactos negativos del viajero sobre las culturas locales (del presente y del pasado), ofreciendo para ello literatura, charlas orientadoras, conducción ejemplar y tomando las acciones correctivas que se requieran.

-

-

Objetivos: -

Proteger la integridad de las culturas que visitan mediante la minimización de contribución del visitante a fenómenos aculturación y declinación de valores locales.

se la de

-

Aumentar en el visitante el nivel de comprensión sobre las culturas locales, pero evitando intrusiones impropias en las vidas privadas de los demás.

Técnicas: -

Los guías de la empresa ecoturística aplicar los siguientes procedimientos:

deberán



Interpretar los valores culturales locales y la historia de las culturas locales (incluyendo el elemento arqueológico cuando éste está presente).



Proporcionar una serie de lineamientos de índole cultural creados por la compañía, de carácter específico para el sitio visitado. Donde estén disponibles, obtener y distribuir lineamientos redactados por las comunidades locales.



Aconsejar a los turistas a diferencias culturales, adoptar costumbres y no interferir.



Discutir la fotografías.



Discutir el comportamiento apropiado al comprar productos y dar propinas y ante limosneros.

conducta

adecuada

aceptar ciertas

al

tomar

-

c)

Beneficios al visitante: -

Una mejor comprensión de los valores y culturas locales y cómo comportarse ante las personas locales a fin de minimizar impactos culturales.

-

La habilidad de observar, escuchar y aprender de otros sin incurrir en intrusiones.

Programas de Monitoreo -

Lineamiento: Prevención de impactos acumulados debidos al turismo: utilización de un liderazgo efectivo, manteniendo grupos lo suficientemente reducidos a fin de asegurar un mínimo de impacto del grupo sobre los sitios visitados. Evitar, dentro de lo posible, aquellas áreas que están subadministradas, así como las que se encuentran sobrevisitadas.

-

-

Objetivos: -

Disminuir los efectos acumulados del turismo en sitios de alta vulnerabilidad.

-

Evitar sobrecargas a las capacidades locales de manejo de visitantes (si hay insuficiencia de fondos y de personal para manejar visitantes en áreas sensibles.

-

Contribuir al esfuerzo de dispersar el turismo y aligerar la carga en destinos populares durante las temporadas altas.

-

Reconocer anticipadamente sitios que son inapropiados para el turismo o que requieren de asistencia para reparar los daños existentes.

Técnicas: -

Estar alerta del número total de grupos que se encuentren visitando sitios simultáneamente. De manera informal, censar el número de grupos encontrados en senderos y caminos dentro del área

protegida y estar al tanto de sitios que acusan incrementos demasiado rápidos.

-

d)

-

Monitorear impactos ambientales negativos, incluyendo erosión en senderos, tratamiento inapropiado de desechos, tirado de basura, contaminación del agua, disturbio a animales, colecta ilegal de plantas y animales, alimentación a la fauna silvestre o animales silvestres que se han vuelto anormalmente mansos o agresivos. Notificar a las autoridades tanto verbalmente como, si es necesario, por escrito.

-

Asistir a las autoridades del área protegida correspondiente en el monitoreo de especies claves o indicadoras, y ofrecer apoyo logístico a los investigadores que trabajan en impactos turísticos.

-

Diseñar itinerarios y promociones a fin de evitar la sobreventa de sitios demasiado populares, particularmente aquellos que ya están inadecuadamente manejados para la visitación durante las temporadas altas.

-

Vigilar el impacto cultural acumulado y trabajar para prevenir o amortiguarlo. Los indicadores incluyen: precios inflados para diversos productos en las comunidades; mercado negro; narcotráfico y oferta de prostitutas a la industria turística.

Beneficios a los visitantes: -

Evita contribuir a la destrucción de los sitios visitados.

-

Aprende a reconocer los impactos negativos turismo y la importance de notificar a autoridades cuando ello ocurre.

-

Aprende a evitar la sobrecarga de sitios demasiado populares, viajando en temporada baja y evitando las horas de visitación pico.

-

Aprende a reconocer los impactos culturales y evita contribuir a la declinación de los valores locales.

Programas de Manejo

del las

-

Lineamiento 1: Prevención de impactos del operador turístico: asegurar que los gerentes y el personal de base y eventual de la empresa conozcan y participen en todos los aspectos de política de la compañía para prevenir impactos en el ambiente y las culturas locales.

-

-

Objetivos: -

Lograr que la compañía ecoturística sea lo más sensible ambiental y culturalmente que sea posible, tanto en la oficina como en le campo.

-

Asegurar que todos los representantes de la empresa tengan el conocimiento y el entusiasmo para conducir a sus clientes a través del ejemplo.

Técnicas: -

Establecer un código ambiental objetivos para la empresa.

y

un

manual

de

-

Suministrar un número suficiente de guías para el manejo adecuado de grupos.

-

Proporcionar capacitación en habilidades clave para todo el personal a fin de minimizar impactos de los grupos en el medio ambiente, tales como conducción de bajo impacto de vehículos terrestres y acuáticos, reglamentaciones locales, zonas ecológicamente sensibles, y el tratamiento adecuado de desechos humanos.

-

Permitir que los choferes (motoristas), cocineros, mozos, mucamas y demás personal de apoyo puedan participar en programas de capacitación y acompañar a los tours en plan de aprendices.

-

Proporcionar capacitación en habilidades interpersonales clave que minimizarán los impactos de los grupos en las culturas locales, tales como la habilidad para elaborar e implementar lineamientos, saber trabajar con líderes de la comunidad e interpretar la problemática y deseos de las comunidades locales de una manera continua e informal.

-

-

Beneficios para los visitantes: -

-

Darle suficiente tiempo al personal para que aprendan de problemas y temas importantes relativos a la conservación y estimular al personal a participar en organizaciones locales sin fines de lucro.

Confianza en el personal que está encabezando la empresa y los tours.

Lineamiento 2: Capacitación: dar acceso, a los gerentes y personal de base y contratado, a programas que elevarán su habilidad para comunicarse con y manejar a los clientes en escenarios naturas y culturales altamente sensibles. -

Objetivos:

-

Ofrecer oportunidades significativas para el personal y empleados por contrato de laborar dentro de un esquema de economía sostenible.

-

Ofrecer al personal de planta y eventual las oportunidades para mejorar sus habilidades en el campo del ecoturismo.

-

Asegurar una comunicación excelente entre clientela y personal.

Técnicas: -

Establecer lineamientos claros y precisos para el personal relativos a oportunidades dentro de la empresa y a apoyo de la compañía para tomar programas internos de capacitación en temas de la especialidad (historia natural y cultural), así como programas de capacitación general disponibles localmente (aprendizaje de idiomas, primeros auxilios, contabilidad, manejo de computadoras, mecánica, etc.).

-

Establecer lineamientos claros para la superación personal del personal de base y eventuales, en base a la capacitación requerida para ser promovidos a posiciones de mayor responsabilidad dentro de la empresa.

-

Ofrecer incentivos al personal para capacitarse mejor, p. ej. dando oportunidad de tomar cursos a las horas de trabajo, creando un fondo para programas de capacitación, etc. Permitir al personal más joven y a los aprendices que acompañen al personal con mayor experiencia en las excursiones guiadas. Ofrecer programas de capacitación para jóvenes y para practicantes universitarios.

-

Establecer una atmósfera en la oficina donde las oportunidades para la autocapacitación estén siempre presentes, tales como charlas educativas a la hora de la comida o durante la temporada baja, y áreas de consulta y referencia bibliográfica con libros y revistas para uso del personal. Utilizar un tablero de avisos para el personal, anunciando conferencias, publicaciones, programas de TV interesantes, y oportunidades locales, nacionales e internacionales para capacitación y enseñanza.

-

Ofrecer seminarios de capacitación periódicamente programados (anuales o semianuales) para el personal de planta y eventual, en campos que incluyan la seguridad y los primeros auxilios, interpretación de la historia natural y cultural, habilidades de comunicación interpersonal e intercultural, y actualización en leyes y reglamentos locales.

-

Ofrecer seminarios y oportunidades para el intercambio en destinos turísticos clave, a fin de que que el personal de campo (guías sobre todo) puedan conocer a autoridades, hoteleros y líderes de la comunidad locales.

-

Trabajar con otras empresas y entidades ecoturísticas para establecer un programa de capacitación adaptado a las necesidades de capacitación local específicas.

-

Establecer un consorcio de operadores turísticos para la capacitación.

-

Establecer vínculos con un establecimiento educativo local y colaborar en la integración de componentes de capacitación ecoturística dentro de su plan de estudios (curriculum).

-

Trabajar con ONGs para establecer capacitación ecoturística.

Beneficios para el visitante:

un

programa

de

-

La oportunidad de contribuir hacia una economía sostenible que ofrezca oportunidades a los habitantes locales para ser empleados en posiciones cada vez de mayor responsabilidad.

-

La oportunidad de sostener discusiones sobre temas y problemas locales con un grupo de empleados con diversos antecedentes educacionales y socioeconómicos.

Lineamiento 4: Programas de contribución económica a la conservación: ser contribuyente a la conservación de las regiones que se visitan. Objetivos: -

Colocar ingresos generados por el turismo en manos de organizaciones ambientalistas locales y de autoridades de áreas protegidas para llevar a cabo iniciativas conservacionistas.

-

Asegurar que los ingresos del turismo contribuyan de manera importante a cubrir los costos del manejo de áreas naturales y protegidas.

-

Ayudar a los parques nacionales y otras áreas protegidas a generar ingresos, imprimiendo con ello un ímpetu económico a la agenda conservacionista a nivel nacional en los países destino.

Técnicas: -

Suministrar contribuciones corporativas hacia iniciativas conservacionistas locales sin fines de lucro y hacia áreas protegidas mediante donaciones corporativas directas, asociaciones, asistencia técnica, programas educativos, publicidad, facilitación, involucramiento directo del personal, y participación activa en iniciativas mixtas.

-

Facilitar las contribuciones (donativos) de los visitantes a iniciativas locales de conservación durante el viaje mediante: suministro de literatura sobre proyectos en las regiones que se visitan y lineamientos para contribuciones en especie; arreglando sesiones informativas y visitas a proyectos locales; y

ofreciendo oportunidades visitantes.

de

voluntariado

para

los

-

Facilitar las contribuciones de los visitantes a iniciativas locales conservacionistas después de que se realizó el viaje, a través de: envío a la clientela de correspondencia de seguimiento relativa a folletería de membresía de grupos conservacionistas locales, descripción breve de proyectos que requieren de asistencia, oportunidades de servicios de voluntariado, oportunidades para trabajo en casa fungiendo como embajador de buena voluntad o procurador de fondos u organizador de proyectos locales.

-

Estimular a los clientes a escribir al gobierno u organizaciones corporativas cuyas políticas estén dañando al ambiente o a las culturas locales en las áreas visitadas, suministrándoles para ello nomvres y domicilios de personas a contactar.

Beneficios al visitante: -

Una mejor comprensión de cómo el turismo puede ser un contribuyente efectivo a la conservación de culturas y ambientes visitados.

-

La oportunidad de formar parte de un esfuerzo para conservar un lugar amado sobre bases de largo plazo y participar en la preservación de la biodiversidad y el patrimonio cultural a nivel planetario.

-

Lineamiento 4: Programas de generación de empleo local: suministrar empleo competitivo a nivel local en todos los aspectos de operación de la empresa.

-

Objetivos: -

Hacer del ecoturismo un fenómeno benéfico para las comunidades locales (especialmente las indígenas, cuando es el caso).

-

Dar acceso a la población local a empleos que no son destructivos del medio ambiente.

-

Proveer a la gente local con una amplia gama de oportunidades más allá del nivel de empleo de servicios básicos.

-

-

e)

Técnicas: -

Contratar a empresas locales de transporte (servicios de renta de vehículos y embarcaciones), alojamiento (hoteles, albergues, campamentos) y restaurantes.

-

Aprovisionarse localmente con los vendedores locales de alimentos y artesanías, evitando todo aquel producto hecho a partir de especies amenazadas o en peligro de extinción.

-

Contratar personal local para trabajo de oficina y de campo. Pagar niveles competitivos de sueldo, por arriba del salario mínimo regional y ofrecer prestaciones y otros beneficios aceptables.

-

Donde sea posible, contratar a guías oriundos de la región que se visita y ofrecer programas de capacitación (ver Programas de Capacitación más arriba).

-

Apoyar la mecánica o iniciativas de cobro de tarifas de entrada a las áreas protegidas, propiciando que una parte se aplique al beneficio de los habitantes dentro del área protegida o en sus zonas de amortiguamiento y para proyectos de desarrollo comunitario.

-

Hacer donativos a empresas comunitarias y esfuerzos de desarrollo que apoyen a una amplia variedad de residentes locales (niños, mujeres, ancianos), con especial sensibilidad para los grupos indígenas.

Beneficios al visitante: -

Oportunidad para contribuir a una economía sostenible de mercado (en base a la oferta y la demanda), ofreciendo opciones de empleo que no sean destructivas del ambiente.

-

Concientización de que las opciones tomadas por los visitantes pueden considerablemente afectar las vidas y el sustento de otras personas.

Infraestructura Física para el Ecoturismo

-

Lineamiento: Ofrecer alojamientos de bajo impacto ambiental que no despilfarren los recursos locales o destruyen el entorno y que proveen amplias oportunidades para una mejor comprensión del medio ambiente y de un intercambio sensible con las comunidades locales.

-

-

Objetivos: -

Asegurar que todos los aspectos de la experiencia del visitante estén en armonía con el ambiente natural y cultural.

-

Reducir los impactos culturales y ecológicos de los alojamientos utilizados durante las excursiones.

-

Ofrecer a los visitantes modelos sostenibles de diseño arquitectónico e ingenieril de bajo impacto.

-

Proveer oportunidades enriquecedoras experiencia del visitante en una informal.

para la atmósfera

Técnicas: -

Revisar la siguiente lista de control de aspectos ambientales al seleccionar nuevos alojamientos para sus tours: 

Seleccione un alojamiento que cumpla con la reglamentación ambiental local.



Revise el nivel de destrucción del entorno natural del establecimiento.



Evalúe los esfuerzos por mantener una relación armoniosa y una escala adecuada entre las instalaciones turísticas y el ambiente local, así como el reflejar motivos culturales (nacionales y/o locales) en la arquitectura y diseño y decoración de interiores.



Revise si las instalaciones utilizan mecanismos de ahorro energético y recursos de energía renovable.



Revise los aspectos de tratamiento de desperdicios sólidos y orgánicos. Asegurarse de que los desperdicios sólidos sean adecuamente desechados y que se aplican programas de reciclaje en donde sea posible.



Asegurarse de que toda la basura es tratada adecuadamente de manera de prevenir efectos nocivos sobre los recursos naturales.



Determine si las instalaciones turísticas están ofreciendo oportunidades significativas a la población local.



Determine si el restaurante está haciendo composta y utilizando otras técnicas para reducir los desperdicios tal como evitar el uso de productos de papel y de espuma de poliestireno (prácticamente indegradables).



Revise si el alojamiento ofrece programas de capacitación a su personal.



Revise las oportunidades que se brindan a la población local para tener un intercambio cultural enriquecedor, bajo sus propios términos, con los visitantes.



Averigüe si hay venta de artesanías y productos alimenticios locales en las instalaciones (cuidando que no sean a base de recursos naturales amenazados) y si se usan alimentos locales en el restaurante del hotel.



Verifique si hay materiales interpretativos y educacionales dentro de las instalaciones del hotel que estén disponibles a los huéspedes, sobre todo guías de campo, videos, libros, folletos, mapas y listas de especies locales.



Revise la disponibilidad de servicios interpretativos en las inmediaciones del hotel, tales como senderos autoguiados y servicios de guías locales.



Verifique la instalaciones

sensibilidad de las para las oportunidades

interpretativas; es decir, qué tan bien ha interpretado el establecimiento hotelero los propios recursos naturales de su terreno y el paisaje circundante y que tan bien está aprovechando los antecedentes locales culturales y perspectivas propias de su propio personal, para beneficio y disfrute del visitante.

-

11.



Pregunte si los propietarios o adminstradores contribuyen a esfuerzos de conservación o desarrollo comunitario, con algún tipo de apoyo financiero, técnico o logístico.



Evite sitios que atraen a animales silvestres con cebos, o que mantienen especies de fauna exótica o silvestre en la propiedad (enjauladas o no), sobre todo si se trata de especies amenazadas.

Beneficios para el visitante: -

Una mejor apreciación de habitabilidad sostenible.

las

-

Una mayor sensibilidad hacia la importancia del diseño y su papel en minimizar los impactos ambientales del desarrollo y en una mejor comprensión del ambiente natural y cultural.

-

Una mayor sensibilidad hacia el papel de la instalación turística dentro de la comunidad, su impacto y contribución hacia la población local.

-

Una mayor sensibilidad en la selección de instalaciones de alojamiento que sean ambiental y socialmente apropiadas.

-

Mejores oportunidades para un intercambio cultural inteligente con la población local y para participar en excursiones acompañado de guías representantes de comunidades locales.

CAPACIDAD DE CARGA DE DESTINOS ECOTURISTICOS

posibilidades

de

La capacidad de carga turística es una modalidad específica de la De acuerdo con Cuidar la Tierra capacidad de carga ambiental2. (UICN/PNUMA/WWF, 1991), la capacidad de carga ambiental es la capacidad de un ecosistema para sustentar organismos sanos y mantener al mismo tiempo su productividad, adaptabilidad y capacidad de renovación. En otras palabras, la capacidad de carga es el nivel de umbral de la actividad humana por encima de la cual sobrevendrá el deterioro ambiental de la base de recursos (Wolters, 1991). La capacidad de carga turística es la capacidad de carga del medio ambiente biofísico y social en relación exclusivamente a la actividad y el desarrollo turísticos (Wolters, 1991). Se refiere al nivel máximo de uso de visitantes e infraestructura correspondiente que un área puede soportar sin que se provoquen efectos detrimentes sobre los recursos, o se disminuya la calidad de satisfacción del visitante o se ejerza un impacto adverso sobre la sociedad, la economía o la cultura de un área (McIntyre, 1993). Pearce y Kirk (1986) definen la capacidad de carga turística como la capacidad biofísica, social y sicológica de un medio ambiente turístico para soportar actividades y desarrollo turísticos sin disminuir la calidad ambiental o la satisfacción del visitante. De las diferentes definiciones anteriores se deduce que existen límites al uso por parte de los visitantes. En teoría, no es particularmente difícil percibir el concepto de capacidad de carga turística. Sin embargo, en la realidad, resulta más difícil su racionalización y cuantificación ya que no existe una tipología única en cuanto a turismo, ni al medio ambiente. Asimismo, en la práctica no siempre es posible discernir la actividad turística de otras actividades humanas. Otro problema inherente en un enfoque pragmático surge de la multiplicidad de definiciones e interpretación del término 'capacidad de carga'. El conocimiento y comprensión de los impactos ambientales que surgen del desarrollo turístico son requisitos indispensables para la aplicación de cualquier metodología de estimación de la capacidad de carga. Ya en el Capítulo 10 nos hemos referido en detalle a los diferentes tipos de impacto ambiental en el turismo. Es un hecho reconocido que no existen valores fijos o estándar de capacidad de carga turística. Por tanto, la capacidad de carga varía de un sitio a otro, así como en relación a las estaciones y 2

en este contexto, el término ambiental se refiere tanto a las aspectos biofísicos como socioculturales.

95

a lo largo del tiempo, dependiendo de factores tales como comportamiento del usuario, diseño de las instalaciones turísticas, modalidades y niveles de manejo y el carácter dinámico del medio ambiente. Al desarrollar actividades de turismo sostenible (especialmente ecoturísticas) el mantenimiento de la calidad del medio ambiente no es sólo deseable sino indispensable a fin de garantizar la satisfacción del visitante. En general, si el producto turístico declina en calidad, finalmente resultará en una declinación en la actividad turística y en la economía. El futuro de los parques nacionales y otras áreas protegidas en todo el mundo dependerá de nuestra habilidad de garantizar su protección y su disfrute por parte de los visitantes. Este doble mandato podría aparecer sencillo, pero en la realidad resulta de enorme dificultad su cumplimiento. A fin de lograr lo anterior, habrá que conocer a fondo las tolerancias y vulnerabilidades de los recursos del parque natural en cuestión y de las comunidades locales asociadas. Asimismo habrá de lograrse un amplio conocimiento de los visitantes y sus expectativas, las cuales obviamente pueden llegar a ser muy altas después de que frecuentemente hacen gastos considerables para llegar a un área protegida remota. Hace falta comprender cabalmente el efecto que los visitantes tienen sobre los recursos naturales y culturales y sobre los demás visitantes. En otras palabras, todo ello implica la necesidad de determinar la capacidad de carga turística de un área protegida. Han habido numerosos intentos por parte de adminstradores e investigadores para establecer las capacidades de carga recreativas en muchas áreas naturales (sobre todo en los EU) durante al menos los últimos trienta años. En todos los casos se ha reconocido la presencia de al menos dos componentes en el concepto de capacidad de carga: un medio ambiente bien conservado y una experiencia recreativa de alta calidad. Para fines prácticos de planeación y manejo, podemos considerar que el concepto de capacidad de carga posee al menos los siguientes componentes: 1) biofísico, 2) sociocultural, 3) sicológico y 4) administrativo. 1) biofísico El componente biofísico de la capacidad de carga se refiere básicamente al recurso. Se reconoce que ningún sistema biofísico

96

puede tolerar una utilización ilimitada. Por tanto, se debe fijar un umbral de actividad turística más allá del cual ocurrirán cambios destructivos e irreversibles en el ambiente biofísico, p. ej., la pérdida de habitats naturales y la extinción o extirpación de especies de fauna silvestre. Este umbral se basa en la evaluación de la vulnerabilidad a la utilización de los ecosistemas. La habilidad para definir los niveles de capacidad para un ecosistema natural dependerán de la extensión y complejidad de dicho ecosistema, así como de las diversas modalidades de visitación. Es más fácil evaluar actividades de un sólo tipo en habitats de baja complejidad, p. ej., los efectos del pisoteo en dunas arenosas. En ecosistemas más complicados (como los bosques tropicales) y donde existen diferentes modalidades de visitación (a pie, en lancha, a caballo, en vehículo, etc.) obviamente resulta más difícil la determinación de la capacidad de carga biofísica. 2)

sociocultural

La capacidad de carga sociocultural reconoce que hay un nivel de actividad turística más allá del cual ocurrirán efectos socioculturales perjudiciales para las poblaciones locales. Al evaluar impactos socioculturales negativos, es necesario aunque no fácil - separar los efectos debidos al turismo de aquéllos que tienen otras causas. La capacidad de carga sociocultural se refiere en primer término a la población anfitriona. Las percepciones varían entre la población indígena y los turistas, y aún dentro de ambos grupos. Ya que dichas percepciones son altamente subjetivas es difícil su evaluación precisa. Por ejemplo, un habitante local que se gana la vida a través de alguna actividad turística tendrá una visión totalmente distinta del turismo a la de otro habitante que no tiene ninguna vinculación con dicha actividad. En todo caso, de manera de poder correctamente medir la capacidad de carga sociocultural de un sitio, será muy importante contar con la asistencia profesional de un antropólogo u otro tipo de científico social. Otro aspecto importante a considerar es el impacto de los visitantes sobre sitios arqueológicos (los cuales frecuentemente se encuentran en áreas protegidas). En estos casos, el consejo profesional de un arqueólogo es indispensable. 3)

sicológico

97

La capacidad de carga sicológica de un área natural se refiere en gran medida al número máximo de visitantes simultáneos que el área puede recibir, permitiendo a la vez que todos los visitantes tengan una experiencia satisfactoria. Dependiendo de cada área, el tipo de atractivos que ahí se encuentran, las modalidades de visitación, así como las características individuales de cada turista (desde un ecoturista "de hueso colorado" hasta un visitante casual a un parque nacional) la capacidad sicológica puede variar desde una hectárea (en el caso de un campista solitario) a 100 m² para una persona utilizando un área de camping de alta densidad, a 20 m² para una persona en un mirador escénico, a 1 m² para un visitanto reclinado en el barandal de dicho mirador (Boullón, 1985). Healy (1992) señala que la capacidad de carga sicológica depende del número, tipo y localización de los encuentros con otros grupos humanos (especialmente otros visitantes), ya que dichos encuentros acaban por afectar la experiencia recreativa del visitante. Algunas capacidades sicológicas parecen relativamente sencillas de determinar. Por ejemplo, si dos personas enamoradas están buscando pasar en la intimidad una tarde en el campo, el número apropiado de encuentros con otras personas es cero y la capacidad de carga sicológica es dos. En el caso de un dedicado y solitario observador de aves las cifras respectivas serían quizá cero y uno. Resulta más difícil, sin embargo, establecer la capacidad de una experiencia de excursionismo en un área natural remota o de kayakistas que practican el descenso de un río. La capacidad de carga sicológica ha sido tradicionalmente difícil de determinar, debido sobre todo a la dificultad de establecer normas de evaluación. 4)

administrativo

El componente administrativo de la capacidad de carga reconoce que hay un nivel de actividad turística más allá del cual no es posible el manejo adecuado en un área natural protegida. El componente administrativo está íntimamente vinculado al tipo de infraestructura física e instalaciones disponibles a los turistas. Entre los factores más importantes a tomar en cuenta en la evaluación de la capacidad de carga administrativa se encuentran los siguientes: tamaño del personal del parque, horario de apertura del parque, características y limitaciones de los servicios e instalaciones interpretativas, modalidades de visitación, áreas de estacionamiento, espacio para atracar embarcaciones, etc.

98

Las maneras de determinar la capacidad de carga para un destino ecoturístico es de índole específico para cada sitio. En el caso de un área protegida este proceso deberá involucrar de manera insustituible al administrador del área en cuestion, quien deberá tomar en cuenta una diversidad de factores: recursos dentro del parque, infraestructura, ámbito socioeconómico, etc. A fin de cuentas se deberán aplicar criterios administrativos basados en la experiencia y en los objetivos particulares del área protegida. La determinación de la capacidad de carga de un área natural involucra un juicio valorativo en relación al nivel de cambio que, conforme a los objetivos específicos de dicha área, pueda ser aceptable (tanto en relación a la conservación de recursos como al nivel de satisfacción del visitante). Frecuentemente, algunas consideraciones de orden físico y administrativo - tales como la capacidad de estacionamiento de vehículos, la capacidad de pasajeros de una embarcación, la cantidad de agua potable disponible, etc. - son factores determinantes de la capacidad de carga. La capacidad de carga puede variar en relación a la localización del sitio en cuestión y a cambios ocurridos en los recursos. Algunos de los parámetros básicos son los siguientes: tipo de actividad, estacionalidad, horario, estado de conservación de los recursos del área natural, facilidades e instalaciones existentes, grado de satisfacción del usuario, etc. En un sitio y momento dados, el nivel de capacidad de carga será influído de la manera más marcada por el factor más sensible. Este aspecto usualmente está vinculado con los recursos naturales y ecoturísticos pero, desde el punto de vista práctico, también tiene connotaciones económicas y políticas. Sin embargo, deberán realizarse esfuerzos tendientes a la investigación de parámetros indicativos, tales como impactos sobre especies biológicas, calidad del agua (en el caso de áreas marinas, costeras o con recursos dulceacuícolas), daños visibles o afectación del nivel de satisfacción de los visitantes (que puede provocar el que un usuario no desee regresar al parque). En virtud de que la capacidad de carga de un sitio depende de las características específicas de dicho sitio, deberá ser determinado de manera separada e individual para cada área que tenga uso público. La simple sumatoria de las capacidades de carga de todos los sitios dentro de un área protegida no podrá ser tomada como la capacidad de carga del área completa. Por ejemplo, si varios sitios tales como playas o senderos de la naturaleza están interconectados o tienen un acceso único, es muy probable que la capacidad de carga del conjunto se determine a través de la

99

capacidad más baja de los sitios individuales; de lo contrario habría una sobrecarga en algunos de los otros sitios. En todos los casos, es más conveniente referirnos a "número de visitas/tiempo/sitio" que a "número de visitantes/tiempo/sitio", ya que una persona puede realizar más de una visita a un sitio determinado durante el día o durante un período de varios días. Asimismo, es mejor hablar de "visitantes" a un área y no de "turistas". Para el administrador de un parque u otro destino ecoturístico, aún el visitante local más casual deberá ser tomado en cuenta al lado del ecoturista extranjero más sofisticado, al determinar la capacidad de carga. Este libro no es el lugar apropiado para exponer una metodología para cuantificar la capacidad de carga turística en áreas protegidas específicas. Se recomienda la consulta de Cifuentes (1992), donde en forma detallada se explica tal metodología, aplicable a nivel particular para cada área en cuestión. Como una alternativa a la definición tradicional de capacidad de carga turística en una área protegida (metodología fundamentalmente de carácter cuantitativo - cuál es el límite máximo de visitantes que debe haber en determinado sitio durante tal período a fin de evitar deterioros ecológicos apreciables o disminución en el nivel de satisfacción del visitante), se está popularizando cada vez más la metodología denominada Límites de Cambio Aceptable (LCA), desarrollada en Estados Unidos a mediados de los 80s. Los autores de LCA consideran que los métodos tradicionales de determinar la capacidad de carga son demasiado simplificados y no siempre corresponden a la realidad. Si un nivel específico de uso empieza a producir deterioros ambientales apreciables o experiencias insatisfactorias para el turista, podría decirse que el área en cuestión está excediendo su capacidad de carga al superarse dicho nivel de uso. Sin embargo, los defensores de LCA argumentan que ni desde el punto de vista ecológico ni social se puede afirmar que hay una relación clara y directa entre uso e impacto. En algunos ambientes, aún niveles bajos de uso turístico pueden provocar impactos sustanciales en la vegetación y los suelos, mientras que en otros sitios tales recursos son muy resistentes y flexibles. Algunas experiencias recreativas, como la búsqueda de la quietud y la soledad o la observación de especies animales esquivas, son adversamente afectadas por incrementos en los niveles de uso, mientras que ciertas actividades más vinculadas con el ejercicio físico o el "turismo de aventura" normalmente no lo son.

100

El número prácticamente infinito de factores sobre el cual descansa la interrelación uso-impacto dificulta enormemente el llegar a respuestas adecuadas a los administradores de áreas protegidas. La filosofía subyacente en LCA consiste en cambiar la pregunta tradicional sobre capacidad de carga de "¿Qué tánto uso es demasiado?" a "¿Qué tánto cambio es aceptable?". LCA cambia el enfoque de un nivel apropiado de uso a condiciones deseadas en una área protegida. Hay que partir de la premisa básica de que el cambio es una consecuencia natural e inevitable de todo uso recreativo o turístico. LCA tiene un marcado componente administrativo: cómo manejar una área para que posea condiciones deseadas (o aceptables), más que cómo ha de conducirse el proceso de visitación y turismo. Sin embargo, el marco de LCA, con su énfasis en condiciones deseables, conduce a la cuestión de cambio aceptable, y la respuesta a la pregunta de qué es lo aceptable es a fin de cuentas una de juicio y criterio personales, más que científica. Los juicios sobre la aceptabilidad requieren no sólo los puntos de vista de los administradores y los técnicos y científicos, sino también de la ciudadanía. La metodología de Límites de Cambio Aceptable se basa en nueve pasos o etapas (Stankey et al., 1985), como se muestra en el Cuadro 1. El proceso consta de una secuencia lógica de componentes que conduce al establecimiento de normas (o estándares) de esquemas ambientales y sociales para un rango de diferentes clases de oportunidades recreativas. El proceso también incorpora un rango de posibles alternativas para dividir un área natural en zonas

101

CUADRO 1. LIMITES DE CAMBIO ACEPTABLE (LCA): SISTEMA DE PLANIFICACION (Fuente: Stankey et al., 1985)

conforme a propósitos de manejo, un inventario de condiciones y recursos, así como el reconocimiento de que algunos impactos son inevitables y que una diversidad de condiciones es necesaria para satisfacer el amplio espectro de necesidades de los usuarios. Está fuera de los alcances de este trabajo el tratar en mayor detalle la metodología de LCA, la cual se aplica a áreas protegidas o destinos ecoturísticos específicos. Se recomienda especialmente a las autoridades de las áreas protegidas de nuestro país la consulta de las siguientes referencias bibliográficas sobre LCA: Stankey et al (1984) y Stankey et al (1985). No obstante que las normas de los límites de cambio aceptable tienen un alto grado de subjetividad, se basan en condiciones clasificadas desarrolladas para diferentes entornos sociales y ecológicos, apoyadas en el postulado de ofrecer opciones tanto a la administración del parque como al público usuario. Al ofrecer un rango de alternativas al público, el concepto parece ser muy defendible al surgir confrontaciones públicas en relación a

102

decisiones administrativas en una área protegida. Lo importante es que el equipo de personas que determine los LCA para áreas naturales específicas, puedan involucrar en el proceso la participación de diferentes sectores: comunidades locales, operadores turísticos y ONGs, además de personal administrativo del área protegida en cuestión. Sólo así se podrá llegar a un proceso verdaderamente democrático y participativo.

12.

PLANEACION FISICA Y DISEÑO ARQUITECTONICO INSTALACIONES PARA EL ECOTURISMO

DE

EDIFICIOS

E

Resulta obvio que se requiere de una nueva arquitectura para la planeación y realización de infraestructura física para el adecuado desarrollo del ecoturismo, sobre todo en ecosistemas de gran fragilidad como los que caracterizan a las áreas naturales. En general en México aún no se ha generado esta nueva orientación en cuanto al diseño de infraestructura física ecoturística. Es urgente que se empiecen a dar los primeros pasos en este camino. Los arquitectos, planificadores e ingenieros civiles tienen una enorme responsabilidad al diseñar y ejecutar obras para el turismo dentro de las últimas áreas de significación ecológica que aún permanecen sobre el planeta tierra. Como en la mayoría de los casos las autoridades correspondientes aún no han producido normas y lineamientos precisos para el desarrollo de dicha infraestructura turística, en muchos casos ha tocado a los propios diseñadores y constructores - así como a sus clientes - establecer sus propios criterios de diseño y códigos éticos que garanticen el mínimo impacto ambiental y una interacción armoniosa y sostenible entre obra física y entorno circundante, además, todo ello de una manera económica y que resulte atractiva para los ecoturistas. Esto ha significado, por tanto, un reto formidable para los profesionales involucrados. Lo ideal, desde luego, es que las autoridades correspondientes generen normas y reglamentos que indiquen claramente los parámetros dentro de los cuales habrán de diseñarse las futuras instalaciones ecoturísticas dentro o cerca de una área protegida. En el presente Capítulo se proporcionan algunos lineamientos de carácter general que puedan servir de base para que en el futuro próximo puedan producirse reglamentos y normas concretos y precisos. Debido a que los centros ecoturísticos usualmente se localizan en o muy cerca de áreas naturales (protegidas legalmente o no) que

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frecuentemente tienen acceso difícil y un relativo aislamiento y que, desde luego, se caracterizan por un equilibrio ecológico muy delicado y vulnerable, es evidente que toda construcción de edificios, caminos y equipamiento diverso deberá diseñarse de manera de no afectar negativamente el ambiente y de lograr un cierto nivel de autosuficiencia funcional. Es por este motivo que la concepción y el desarrollo arquitectónico de toda construcción ubicada dentro de un área protegida u otro destino ecoturístico – incluyendo los llamados “ecoalojamientos” – deberán insertarse dentro de la filosofía que podemos denominar como el “ecodiseño”. Este se define como “cualquier forma de diseño que, al integrarse al ecosistema circundante, minimiza sus impactos ambientales negativos” (Ceballos-Lascuráin, 1997). El ecodiseño es una disciplina del diseño integradora y ecológicamente responsable. Consiste en conjuntar esfuerzos aislados de lo que se ha llamado “arquitectura verde”, “agricultura sustentable”, “ingeniería ecológica” y otros campos muchas veces dispersos, entre los que debemos incluir al ecoturismo. Habrán de ser aplicadas lo que de manera genérica podemos denominar 'ecotécnicas' en el planeamiento físico y la construcción. Estas ecotécnicas incluyen el uso de energía solar, captación y reutilización de agua pluvial (y donde este disponible, de agua fluvial y lacustre), reciclaje de todo tipo de desechos y basuras, ventilación natural cruzada en lugar de aire acondicionado, un alto nivel de autosuficiencia alimentaria (a través de acuacultura, huertos, 'granjas ecológicas', etc.), el uso de materiales de construcción locales y técnicas autóctonas (pero donde haga falta, modernizadas, a fin de lograr una mayor eficiencia), la adaptación de las formas arquitectónicas al entorno natural (los edificios no deben dominar al paisaje y la vegetación circundantes sino, al revés, supeditarse a ellos, ya que éstos constituyen el atractivo principal, junto con la fauna silvestre y, cuando se presenta el caso, el entorno cultural autóctono), etc. (Ceballos-Lascuráin, 1996a). Los alojamientos para ecoturistas deben ser modestos pero confortables, limpios e higiénicos pero no ostentosos. Esto le puede conferir una ventaja adicional al ecoturismo sobre el turismo tradicional de esparcimiento, ya que el costo de construcción de un centro de ecoturismo puede llegar a ser tres o cuatro veces menor por cuarto y sin embargo, muchos ecoturistas extranjeros están dispuestos a pagar tarifas comparables a las de un hotel de lujo citadino o de playa. La experiencia que el viajero ecológico busca al llegar a un área natural (y 'exótica'

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para él) es la oportunidad de comunión con la naturaleza y las culturas autóctonas (si es que las hay), de escapar de la jungla de concreto y de los lujos y comodidades de la vida urbana moderna (Ceballos-Lascuráin, 1991). Entre las ecotécnicas más interesantes señalamos las siguientes: a) Energía solar. La ubicación geográfica de nuestro país hace totalmente factible el uso generalizado de un recurso energético abundante y económico: la energía del sol. Entre las formas más prácticas de utilización de la energía solar destacan las siguientes: calefacción de agua mediante colectores solares planos (a base de serpentines de cobre enmarcados en aluminio y con cubierta de cristal laminado) y termotanques para almacenamiento del agua calentada por el sol; celdillas fotovoltaicas para conversión de energía solar en energía eléctrica de 12 voltios (en diferentes partes del mundo ya se está utilizando esta tecnología, con bastante éxito, en diversas instalaciones ecoturísticas como, p. ej., en Ecuador); secado natural de diversos alimentos, etc. b) Captación y utilización del agua pluvial. De manera muy sencilla se puede captar el agua de lluvia en los techos de los edificios o mediante embudos que conduzcan el líquido a cisternas. En sitios con suficiente precipitación pluvial, esta opción es más económica (y obviamente menos dependiente) que el traer agua potable embotellada de las ciudades (la práctica actual más usual). c) Tratamiento y reciclaje de desperdicios. La primera norma importante a aplicar es la separación de basura orgánica de la inorgánica, pudiendo convertirse fácilmente la primera en composta (fertilizante de magnífica calidad que puede utilizarse para huertos y 'granjas ecológicas'). En cuanto a la basura inorgánica, es importante empezar por indicarle al ecoturista que no tire en las áreas naturales las envolturas de película, latas de cerveza, cajetillas vacías de cigarrillos, etc. (inclusive se le podrían facilitar bolsitas para guardar estos desperdicios). El proyecto arquitectónico debe contemplar la provisión de espacios e instalaciones para la recolección y separación de la basura y la provisión de cámaras generadoras de composta. En relación a los desechos inorgánicos de mayor envergadura, producido por la operación de los alojamientos para turistas, en el caso de que éstos tengan una ubicación aislada, se deberá exigir a los operadores que dichos desechos sean sacados del área protegida, ya sea mediante camiones, autobuses o lanchas de motor (según sea el caso, inclusive utilizando los vehículos destinados

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a los turistas) para ser tirados cerca de los asentamientos humanos que están fuera del área natural en basureros apropiados (utilizándose procesos de incineración o al menos de relleno sanitario). Este aspecto deberá ser tratado a fondo con las autoridades municipales respectivas, dándose soluciones prácticas y concretas. Se deberá preferir el uso de botellas y otros envases retornables, por los cuales se recupera un depósito económico previamente hecho en el centro urbano correspondiente. Es preferible siempre usar bolsas de papel a las de polietileno. d) Tratamiento sanitario de aguas negras y grises. En aquellos sitios donde no se dispone de redes públicas para el desalojo de aguas negras y grises, se pueden usar letrinas, las cuales son dispositivos para la eliminación de desechos fisiológicos humanos que no requieren de agua para su acarreamiento (utilizando trampas de insectos para evitar proliferación de moscas y chimenea para eliminar los malos olores) o fosas sépticas (las de tipo biodigestor anaeróbico son las más adecuadas) conectadas a pozos de absorción para no contaminar la capa freática y/o los ríos (Ceballos-Lascuráin, 1983, Deffis, 1989). e) Producción de alimentos. En las áreas próximas a las comunidades locales (incluyendo las indígenas), cabañas turísticas y otros asentamientos humanas es importante establecer huertos para generar frutos y otros alimentos de uso para los turistas y las poblaciones locales. Ello dará opciones de ingreso económico adicional a los residentes del lugar. En lugar de traer muchos alimentos y bebidas de la ciudad, se podrían utilizar cultivos locales como cítricos y frutos diversos. Asimismo, deberán fomentarse las granjas para crianza de lagarto, tepezcuintle u otras especies silvestres nativas, que podrían ser para consumo de los grupos locales, además de los turistas (con lo cual además se ayudaría a la conservación de ciertas especies silvestres de fauna en la actualidad seriamente amenazadas). La acuacultura tiene un enorme potencial en las áreas naturales de México (evitando la introducción de ictiofauna exótica). f) Otras ecotécnicas diversas.

Señalemos las siguientes:

- Criterios bioclimáticos de diseño arquitectónico, que consideren los aspectos de orientación, vientos dominantes, insolación natural y otros, utilizando estos criterios para la generación de celosías, aleros, fresqueras naturales, invernaderos, movimientos convectivos de aire dentro de las edificaciones, muros "Trombe", etc.

106

- Utilización de la vegetación y de accidentes topográficos como elementos de regulación climática y de arquitectura del paisaje. - Utilización de materiales y procedimientos de construcción locales, a fin de minimizar los costos energéticos (modernizando ciertos aspectos, cuando ello proceda, en aras de una mayor eficiencia). Se deberá prohibir y vigilar la extracción de árboles grandes dentro de las áreas protegidas para aplicarlos a contrucciones turísticas. - Uso de métodos sencillos para purificar el agua (cribado, sedimentación, filtración, hervido, etc.). Se proporciona, a continuación, una serie de lineamientos de planeación física y diseño arquitectónico de edificios e instalaciones para el ecoturismo (incluyendo espacios para alojamiento, alimentación, interpretación ambiental y otros), los cuales deberán considerarse como orientadores y no como sustitutos de servicios profesionales de arquitectura e ingeniería, que siempre habrán de contratarse para casos específicos: a)

Aspectos generales de planeación física del conjunto - Ubicar edificios y demás estructuras de manera de evitar el corte de árboles significativos y minimizar la disrupción de otros rasgos naturales. - Utilizar siempre que sea posible árboles que hayan caído por causas naturales (por viento, erosión fluvial, etc.) - Los senderos deberán siempre respetar los patrones movimiento y los habitats de la fauna silvestre.

de

- Deberán proporcionarse controles de la erosión para todos los edificios y senderos. - Desviar el flujo de agua fuera de caminos y senderos antes de que tome demasiada intensidad y velocidad y genere problemas de erosión. - Minimizar los cruces de senderos y caminos con ríos y arroyos. - Mantener áreas de vegetación adyacentes a lagunas, ríos y arroyos continuos o intermitentes como elementos de filtro para minimizar escurrimiento de sedimentos y desechos.

107

- Los edificios deberán estar suficientemente espaciados para permitir el crecimiento natural de la vegetación y el movimiento de la fauna. - El uso de automóviles estrictamente limitado.

y

otros

vehículos

deberá

ser

- Se sugiere imponer zonas con diferentes límites de velocidad (por ejemplo, 80, 50 y 30 km/h) para vehículos motorizados en los distintos caminos y carreteras que puedan atravesar una área protegida, para lo cual en cada caso específico se requerirá de un estudio detallado de vialidad, en coordinación con las autoridades competentes. - Diseñar y construir una red adecuada de senderos de la naturaleza con señalización adecuada (tanto con información ecológica, como con recomendaciones de comportamiento). - Señalizar adecuadamente caminos y senderos (sobre todo al inicio de éstos), para fomentar la apreciación del entorno natural y establecer normas de conducta apropiadas (proveer reglas adicionales en folletos colocados en las habitaciones de los turistas). - Colocar etiquetas discretas en los árboles y arbustos que estén más próximos a los alojamientos de los turistas, de manera de ir familiarizándolos con las especies que encontrarán en los senderos naturales. - Diseñar y construir un número apropiado de miradores y torres de observación de fauna silvestre (tipo "escondite", es decir, camuflados), sobre todo a la orilla de senderos de la naturaleza. - Utilizar técnicas y procedimientos de bajo impacto en todos los casos, prefiriendo, p. ej., tablados a superficies y caminos o senderos pavimentados. - En caso de requerirse senderos ecuestres, éstos deberán tener una anchura suficiente para dos caballos (mínimo tres metros). La altura que deberá dejarse libre (despejando para ello las ramas más bajas de los árboles) es de 4.50 m. - En caso de requerirse ciclopistas, éstas deberán tener un ancho de 2.00 m. con pavimento de aglomerado asfáltico

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aplicado en caliente en capa de 4 cm (y al final pintura impermeable para intemperie). - Las pasturas o corrales para caballos u otro ganado (en caso de existir) deberán estar localizados lejos de las fuentes naturales de agua potable. - Evitar fuentes de sonidos u olores desagradables cerca de las instalaciones turísticas. - El diseño arquitectónico y de conjunto deberá tomar en cuenta las variaciones estacionales (lluvias, ángulo solar, etc.). - La iluminación artificial del conjunto deberá ser estrictamente limitada y controlada, a fin de evitar disrupción de los ciclos vitales nocturnos de plantas y animales. - Evitar la construcción de edificios altos para alojamiento (máximo dos niveles) y buscar siempre un diseño de conjunto que tenga formas orgánicas (en armonia con el medio ambiente), evitando el exceso de ángulos rectos.

b)

Diseño arquitectónico y construcción - El diseño de los edificios deberá utilizar técnicas y formas constructivas locales y emplear imágenes culturales autóctonas, en la medida de lo posible. - Emplear formas arquitectónicas en armonía con el paisaje natural, diseñando con criterios ambientales a largo plazo y evitando lo superfluo y las comodidades y lujos excesivos. - El mantener al ecosistema natural lo menos perturbado será más importante que el logro de expresiones arquitectónicas dramáticas o impresionantes. - Crear una arquitectura que siempre sea consistente con una filosofía ambiental y propósitos científicos, evitando contradicciones e indefiniciones en el diseño. - Evitar soluciones a base de tecnologías sofisticadas o criterios de la sociedad de consumo.

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- Proveer facilidades para el desarrollo de actividades sucias (limpieza de botas, duchas al exterior, áreas para colgar impermeables, etc.). - Recurrir a techados para proteger de la erosión a senderos de uso intensivo y también para ofrecer resguardo de la lluvia a los turistas. - Incluir áreas para guardar útiles de viaje, como maletas, bolsos, mochilas, botas de caucho, sombreros, etc. - Exhibir en lugares visibles códigos de conducta ambiental para turistas y personal empleado. - Ofrecer a los ecoturistas un espacio que pueda alojar amplio material de consulta (libros, publicaciones periódicas, listas de especies, mapas), mobiliario cómodo para lectura y consulta, así como un libro para anotaciones de observaciones de fauna y flora importantes y quejas y sugerencias. - El equipamiento y amueblado interior deberán ser a base de recursos locales, excepto donde se requieren ciertos equipos y accesorios no disponibles localmente. - La construcción y el decorado deberán siempre aprovechar los materiales y la mano de obra locales (incluyendo artistas y artesanos del lugar). - Deberán de evitarse equipos de alto consumo energético y materiales peligrosos. - Las excavaciones para cimientos deberán, dentro posible, hacerse a mano (evitando maquinaria pesada).

de

lo

- Deberán tomarse en cuenta en el diseño los aspectos relativos a control de insectos, reptiles y roedores. El enfoque correcto es minimizar las oportunidades de intrusión (utilizando mallas mosquiteras, por ejemplo), más que recurrir a matar a la fauna nociva. - En la medida de lo posible, deberán proporcionarse oportunidades para visitantes minusválidos (andadores para sillas de ruedas, rampas en lugar de escaleras, servicios sanitarios de diseño especial, etc.).

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- Hacer previsiones para futura expansión, a fin de minimizar demoliciones y desperdicios futuros. - Las especificaciones de construcción deberán reflejar los intereses ambientales y de conservación respecto a los productos maderables y otros materiales de construcción. - En caso de proceder, se tomarán en cuenta consideraciones sísmicas en el diseño y previsiones contra ciclones. - Tratar de incluir siempre en el diseño del conjunto ecoturístico, un centro de interpretación para visitantes, aunque sea pequeño y modesto, pero atractivo y didáctico, que incluya maquetas, diagramas, exposición de fotos de la fauna y flora silvestres, muestras de artesanías, etc. c)

Aspectos de instalaciones y fuentes de energía - Los elementos paisajísticos deberán ubicarse de manera de facilitar la ventilación natural de los edificios y evitar el consumo innecesario de energía en general. - Considerar el uso de fuentes activas o pasivas de energía solar (ya sea para calentar agua o, en sitios de difícil acceso, para generar electricidad) y energía eólica (si procede). - Las tuberías de agua deberán ubicarse de manera de requerir el menor movimiento de tierra posible, adyacentes a caminos y senderos cuando ello es posible. - Las técnicas de generación de energía hidroeléctrica, en caso de utilizarse, deberán causar un mínimo impacto ambiental. - Evitar o minimizar el uso de aire acondicionado (sólo es recomendable en espacios donde pueda haber computadoras o equipos especiales de investigación). El diseño deberá utilizar técnicas naturales de ventilación cruzada para producir comfort humano (cuando mucho, si es inevitable, recurrir a ventiladores eléctricos de plafón).

d)

Tratamiento de desechos

111

- Suministrar instalaciones sanitarias y de recolección de basura en sitios estratégicos para uso de turistas y otras personas que no lo sean, y proveer métodos ambientalmente adecuados para remover basura (de preferencia, inducir a los visitantes a no tirar basura, sino sacarla del área natural correspondiente). - Proveer instalaciones para el reciclaje de desperdicios. - Utilizar tecnologías apropiadas para el tratamiento de desechos orgánicos tales como tanques sépticos, de composta y de biogás. - Emplear métodos para reciclar el agua de desecho para usos no potables y tratar aguas contaminadas o sucias antes de retornarlas al medio ambiente. ¡Error! No se encuentra el origen de la referencia.13. LA CAPACITACION EN EL CAMPO DEL ECOTURISMO Por ser el ecoturismo una nueva disciplina, requiere de programas serios, intensivos y ampliamente difundidos de capacitación a todos los niveles. Los administradores de áreas protegidas, guardaparques, autoridades públicas (sobre todo personal de las áreas de medio ambiente, parques nacionales y educación), políticos, estudiantes de turismo, operadores turísticos, guías turísticos (tanto internacionales como locales), agentes de viaje, operadores de hoteles y restaurantes, inversionistas y empresarios, conservacionistas, ecólogos, comunidades locales en general, todos ellos requieren de programas especiales de capacitación si es que han de participar efectivamente en el proceso ecoturístico. En todos los casos la naturaleza interdisciplinaria y multisectorial del ecoturismo habrá de enfatizarse, aunque los programas de capacitación para cada categoría individual diferirán en cuanto a su orientación y nivel de complejidad. La capacitación del ecoturismo habrá de contener tanto elementos teóricos como prácticos (de campo), científicos como administrativos. Los programas de capacitación para el ecoturismo pueden ser puestos en marcha por una amplia gama de agencias, tanto gubernamentales como no gubernamentales, comerciales y académicas. Empero, todos los esfuerzos de capacitación persiguen los mismos objetivos: desarrollo y mejoría de habilidades y destrezas, desarrollo de la comprensión, elevación de la motivación y coadyuvar en garantizar que los recursos limitados para la

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conservación y el disfrute del medio utilizados de una manera más efectiva.

ambiente

natural

sean

Hemos ya señalado en páginas anteriores que las poblaciones locales que habitan en o cerca de áreas protegidas frecuentemente poseen una gran sabiduría tradicional sobre su entorno local, tanto en temas naturales como culturales. Con una cierta dosis de capacitación esas personas pueden convertirse en guías ecoturísticos conocedores, quienes pueden trabajar en forma individual o cooperativa y también en colaboración con guías turísticos de grupos visitantes. Aparte de suministrarse un nuevo modus vivendi a dichos individuos, se puede lograr una mejor concientación ambiental a nivel comunitario. Entre los temas que pueden cubrirse en programas de capacitación para el ecoturismo se señalan, de manera ilustrativa, los siguientes: concientización sobre el 'producto ecoturístico', bases de ecología, historia y tradiciones nacionales y locales, conocimientos sobre paisaje, flora y fauna nacionales y locales, técnicas de observación e identificación de aves silvestres en su medio natural, ética conservacionista, administración de áreas protegidas, métodos de gerencia interpersonal, administración no confrontacional, administración 'situacional', administración por objetivos, dinámica de grupos, estructuración de tours e itinerarios, mecanismos de interpretación (presentación de información sobre aspectos ecológicos, culturales, flora y fauna, etc.), idiomas, manejo de turistas en ambientes naturales, importancia de la alimentación (dietas balanceadas, higiene y preparación de alimentos, uso de alimentos locales, gastronomía tradicional local, etc.), diseño adecuado de infraestructura física e instalaciones ecoturísticas, operación de bajo impacto de instalaciones turísticas, minimización de consumo energético, hablar en público, administración logística, contabilidad, legislación, aspectos contractuales, primeros auxilios, interpretación cartográfica y navegación, liderazgo, motivación y contribución personal, estructura del turismo, aptitudes mentales y morales en el campo, la profesión del ecoturismo como forma de vida, etc. Es conveniente que en cualquier curso o seminario de capacitación ecoturística, al final se solicite al participante una tesina que comprenda un estudio del área, ilustrando su conocimiento del entorno (natural y cultural), destacando su particular o singular importancia, y la consideración de políticas para la conservación y el desarrollo sostenible en relación particularmente con el turismo.

113

La Countryside Commission del Reino Unido considera que una buena capacitación desempeña un papel vital en la consecución de una campiña bella y con permanencia para el futuro. El ámbito rural y las políticas, técnicas y enfoques de manejo que en él se aplican están cambiando velozmente, lo cual requiere de programas continuos de capacitación, esenciales para cualesquiera que estén involucrados en su manejo. La capacitación deberá reflejar la diversidad de intereses y usos involucrados. En la opinión de la Countryside Commission, los siguientes tres sectores tienen un papel vital que jugar en el proceso de capacitación: administradores y empleadores en el ámbito rural, educadores y capacitadores y diverso personal contratado y voluntario (Countryside Commission, 1991). La capacitación es particularmente importante para los prestadores de servicio que tienen un contacto directo con los turistas y visitantes, tanto dentro de las áreas protegidas, como en hoteles y restaurantes, centros de interpretación y áreas de venta de recuerdos y artesanías. Los siguientes aspectos a desarrollar deberán poseer una alta prioridad en cualquier labor de capacitación: 1) Habilidades y destrezas básicas: se incluyen aspectos como saber escuchar y hablar, manejo de quejas, solución práctica de problemas, atención a indagaciones y solicitud de información varia, y habilidad para proporcionar orientaciones precisas. 2) Actitudes positivas: esto incluye atributos como el entusiasmo, la amabilidad, la paciencia, la flexibilidad, la sinceridad, y una buena disposición para responder a las expectativas de los visitantes. 3) Una base precisa de datos: que comprenda, entre otras cosas, la evaluación del impacto económico del turismo y las motivaciones de los diversos grupos de viajeros. Incluye información sobre infraestructura física e instalaciones para visitantes, los atractivos ecoturísticos, actividades para diferentes grupos de edades y en diferentes rangos de precios, aspectos diversos sobre el medio ambiente (natural y cultural), información sobre instalaciones de salud, servicios de transpoprtación, además de detalles sobre todo lo que ocurre u ocurrirá próximamente en el área. 4) Aspectos cualitativos especiales: incluyendo la habilidad para apreciar e interpretar la singularidad del área, incluyendo su paisaje, flora y fauna, diversidad étnica, prácticas agropecuarias tradicionales, actividades culturales, artesanías locales, así

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como un entendimiento del sentido del lugar a través de una familiaridad con historias y mitos tradicionales y la geografía local. Uno de los principales objetivos de la capacitación de operadores ecoturísticos es la minimización de impactos sobre el entorno natural y cultural (véase la Sección 9 para lineamientos específicos). Las siguientes preguntas para discutir y planear programas de capacitación a nivel local pueden resultar útiles: ¿Quién recibirá la capacitación? ¿los empresas? ¿cuáles niveles del personal?

dueños

y

gerentes

de

¿Cuáles son las habilidades más importantes a desarrollar? ¿Qué objetivos se pretender alcanzar? ¿Cuánta información habrá de incluirse? ¿Cuál es el nivel de experiencia y conocimientos o capacitación previa de los participantes? (es interesante recordar que los adultos suelen aprender mejor en ejercicios participatorios, más que académicos formales) ¿Quién puede conducir más eficazmente la capacitación? ¿Es una persona? ¿o un equipo de capacitadores con experiencia específica en cada tema? ¿Se puede desarrollar un cuadro de capacitadores para sesiones de actualización y continuidad? ¿Dónde se llevará a cabo la capacitación? ¿se usará un esquema de taller? ¿se emplearán sesiones de campo para algunos segmentos de la instrucción? ¿Cuándo se deberá llevar a cabo la capacitación? ¿justo antes de la temporada alta de visitantes? ¿en un día? ¿una semana? ¿en segmentos cortos diseminados a lo largo de un período? ¿qué labores de actualización y monitoreo se requieren? ¿Cómo se deben otorgar reconocimientos y estímulos a los participantes? ¿se deben otorgar certificados de participación? ¿habrá que buscar una cierta formalización u oficialización en los certificados, conforme a una normatividad bien establecida? ¿conviene otorgar reconocimientos periódicos al 'mejor guía ecoturístico del mes' o al 'mejor anfitrión del año'? En algunos países, la disciplina del ecoturismo empieza a ser ya considerada como un campo profesional (universitario) y, consecuentemente, se están estableciendo programas educativos ad hoc. Guatemala, Costa Rica, EU y Australia son ejemplos de países

115

en que 1993b).

este

fenómeno

se

está

suscitando

(Ceballos-Lascuráin,

Lamentablemente en México aún existen grandes carencias en cuanto a programas (oficiales o particulares) de capacitación en el campo del ecoturismo a los distintos niveles. Urge que se empiecen a capacitar guías ecoturísticos, así como impartir cursos de ecoturismo en las escuelas de turismo, tanto a nivel de carrera técnica como universitaria. Por fortuna, en fecha muy reciente la Universidad de Quintana Roo ha desarrollado una estructura curricular para la enseñanza y capacitación en los campos del turismo sustentable y el ecoturismo a diversos niveles: cursos básicos de capacitación para campesinos, pescadores y lancheros; carrera técnica corta; diplomado; licenciatura; y maestría (Ceballos Lascuráin, 1996). Es de desearse que pronto se pongan en marcha dichos programas y que rindan los frutos esperados a todos los niveles. La Secretaría de Turismo reconoce que en casi todos los niveles de prestación de servicios turísticos se tienen deficiencias en materia de capacitación, lo cual demanda un enorme, extensivo y permanente esfuerzo para mejorar la calidad. Por tal motivo SECTUR también ha iniciado recientemente una serie de programas de capacitación ecoturística en diferentes partes del país, pero hay que reconocer que aún son muchas las necesidades insatisfechas en este campo y habrá que multiplicar esfuerzos y programas. SECTUR está empeñada en mejorar la relación calidad-precio, lo cual exige también atender una de las características del turismo del futuro: la diferenciación de los atractivos como fórmula de satisfacer las preferencias del viajero, en particular, las del visitante extranjero.

116

14.

LINEAMIENTOS PARA QUE EL ECOTURISMO CONTRIBUYA A LA EDUCACION AMBIENTAL Y A LA CONCIENTIZACION ECOLOGICA

Toda actividad verdaderamente ecoturística deberá contribuir de manera significativa a la educación ambiental y a la concientización ecológica. Asimismo, los servicios de educación e interpretación constituyen uno de los puntos básicos de un área protegida y debe tener una de las más altas prioridades en la gestión de todo parque. Muchas personas llegan a un parque natural con muy poco o ningún conocimiento de lo que significa un área protegida, el sistema nacional de áreas protegidas, o inclusive la conservación del medio ambiente o el papel del hombre dentro de su entorno natural. Lo importante es que durante la visita a un parque (por breve que ésta sea) el turista aprenda algo sobre estos temas. En las áreas protegidas en que el ecoturismo es enfatizado o recomendado, los administradores de dichas áreas se encuentran en una posición única para influir y orientar dicho proceso educativo, dirigido a un público de prácticamente todas las edades. Aún más, con ello no sólo podrán aumentar la comprensión del visitante en cuanto a lo que está experimentando en el parque, sino que también ayudará a desarrollar la ética conservacionista del turista o visitante, posiblemente incrementando su compromiso y dedicación a la preservación de los recursos naturales y al papel que en dicho proceso juega el parque. La educación ambiental que lleva a cabo el centro de interpretación de un área protegida deberá también actuar sobre la población local, brindándole beneficios tangibles. Al visitar un área protegida, los turistas frecuentemente tienen una amplia gama de objetivos, entre los que el aprendizaje es uno de ellos. Hay que reconocer que entre los distintos turistas puede haber diferentes modalidades y enfoques de aprendizaje. Algunos visitantes buscan conocimiento y elevación espiritual a través de la soledad que frecuentemente se encuentra sólo en áreas naturales protegidas, verdaderas islas en nuestro agitado mundo moderno. Otros turistas desearán acceso a servicios interpretativos más organizados a través de los cuales podrán mejorar su conocimiento de los procesos naturales que ven en su derredor. Otros más querrán tener la libertad de seleccionar sus actividades de aprendizaje de acuerdo a su nivel de conocimientos o campo de interés. Además, habrá instituciones públicas o de enseñanza que deseen que la visita a las áreas protegidas contribuya a elevar el nivel educativo y de concientización ambiental de amplios sectores de la población. El poder atender estas diferentes demandas e inquietudes es una meta alcanzable,

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aunque compleja. Con una buena planeación y organización de programas interpretativos se deberán poder satisfacer virtualmente todos los diferentes deseos de visitantes y turistas. La clave está en proveer el marco referencial y las oportunidades adecuadas para todos los involucrados. Es en la creación de dicho marco donde las autoridades de un área protegida pueden aportar el mayor valor agregado a la experiencia de un visitante a un parque natural. En este Capítulo se expondrán y discutirán diversas maneras en que los servicios de educación e interpretación pueden ser desarrollados a fin de mejorar la experiencia del ecoturista y aumentar el valor del parque natural a sus ojos. La interpretación puede enormemente realzar la calidad de la experiencia del visitante, al proporcionarle significado a procesos que de otra manera podrían pasar inadvertidos o incomprendidos. La interpretación en un área protegida se define como toda actividad educativa que tiende a revelar significados e interrelaciones a través del uso de objetos, experiencias de primera mano y medios audiovisuales (Tilden, citado por Watson, 1992). En otras palabras, la interpretación suministra al público información que les auxilia a apreciar y comprender el área protegida o ecosistema que están experimentando. A fin de cuentas, el aprendizaje - y la educación en general - son un resultado fundamental de la interpretación. Prácticamente todo tema (tanto de índole natural como cultural) es susceptible de ser interpretado. En la India, por ejemplo, un centro interpretativo ofrece un programa audiovisual recreando lo que un visitante podría experimentar durante una visita nocturna al parque (el cual normalmente está cerrado al público por las noches), incluyendo cantos de aves nocturnas, los rugidos de un tigre y el parpadeo de las luciérnagas. En un parque de los EU, los servicios interpretativos tratan temas tan controvertidos como el de la esclavitud. Los temás más frecuentemente tratados son, sin embargo, los siguientes: diversos procesos ecológicos, descripción de la flora y fauna locales, geografía regional, etc. Desafortunadamente, habremos de reconocer la casi total carencia de infraestructura y servicios interpretativos en las áreas protegidas de México. Urge que se proporcionen centros de interpretación (obviamente en niveles de costo y calidad que pueden variar de un área a otra) en nuestros parques naturales, a fin de proporcionar la debida orientación tanto a los visitantes de fuera como a los habitantes locales.

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Asimismo, es urgente la implantación de una estrategia nacional de educación ambiental y concientización ecológica, en que deberán colaborar diversas autoridades públicas (vinculadas con el medio ambiente, el desarrollo social, la educación, el desarrollo del agro, etc.), instituciones de educación e investigación, ONGs y la iniciativa privada. Deberá recurrirse a los medios masivos de comunicación, haciendo muy ágil y atractivo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Obviamente, lo relativo a dicha estrategia trasciende los alcances del presente trabajo. Pero es evidente que el ecoturismo puede y debe jugar un papel fundamental en esta amplia y compleja tarea. Una acción emprendida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia que tiene estrecha vinculación con el ecoturismo como mecanismo educativo es el programa denominado Paseos Culturales del INAH. Como reza su publicidad, estos Paseos Culturales "implican un viaje, un cambio de ambiente, con el propósito de disfrutar de un lugar bello e interesante. Así, los paseos culturales se realizan en todo aquel sitio que tenga importancia arqueológica, etnológica, histórica, artística o geográfica." Los paseos, organizados por el INAH, cuentan con expositores especializados en el tema y en el lugar, quienes proporcionan al paseante una información veraz y actualizada, en un nivel de divulgación adecuado a los diversos auditorios. Es decir, hay un elemento interpretativo importante en cada paseo. Asimismo, cada paseo cultural (grupo no mayor de 39 personas) está a cargo de un coordinador del INAH responsable del desarrollo y de la parte administrativa. Los paseos se realizan, según el caso, en autobús, camión carguero, avión, barco, a caballo o a pie. Entre los paseos recientemente programados, se encuentran los siguientes, más estrechamente vinculados con el ecoturismo: Claraboya del Río Chontalcoatlán y Grutas de Cacahuamilpa, Gro.; Puente de Dios en Molcaxac, Pue. (un túnel hecho por la naturaleza); El Salto de Chihuahua, Edo. de Mex.; la Cascada de Tixhiñu, Edo. de Méx.; Barrancas del Cobre, Chih.; paisajes, playas y acantilados de las costas de Guerrero y Michoacán; Volcán del Popocatépetl, Edo. de Méx.; la Presa Valle de Bravo y sus cascadas, Edo. de Méx.; Grutas de la Estrella y cascadas de Tzumpantitlán, Edo. de Méx.; Zona Maya; Cascada de los Diamantes en el Iztaccíhuatl, Edo. de Méx.; las piedras bolas de Ahualulco, Jal. (INAH, 1994). A continuación se proporciona una serie de lineamientos que se espera sea de utilidad para que los servicios interpretativos puedan contribuir cada vez más a una mejor concientización y

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educación ambientales de los visitantes y turistas que llegan a un área protegida, así como de la población local en general. Los programas interpretativos deberán en general referirse a los siguientes tres grandes temas: 1) información e orientación diversa sobre el área en cuestión, sus normas y reglamentos, oportunidades para realizar diversas actividades y sus principales atractivos, 2) comprensión y apreciación de los recursos del área (tanto naturales como culturales) y 3) oportunidades para desarrollar y clarificar una ética conservacionista personal en relación a los recursos del área en cuestión. El ecoturismo provee muchas oportunidades para la educación y los programas interpretativos in situ, asuntos que juegan un papel vital en la gestión de toda área protegida. Bien planeados y eficazmente orquestados, los programas interpretativos in situ ayudarán a ganar amigos y aliados para la conservación al familiarizar al público no sólo con los valores que se protegen sino con los beneficios a corto y largo plazo que se obtienen al llevar a cabo dicha protección. Empero, la obtención de dichos beneficios depende de qué tan bien logran comunicar los programas educativos in situ y si se alcanza a segmentos estratégicos del público. En general, podemos identificar los cuatro siguientes segmentos estratégicos del público: 1) habitantes locales (que viven en o cerca del área protegida, tanto en contextos rurales como urbanos o urbano-rurales), 2) turistas nacionales (normalmente sociales medias y altas),

pertenecientes

a

clases

3) grupos y ciudadanos influyentes (p. ej., formadores locales y nacionales de opinión, tomadores de decisiones políticas, empresarios, ONGs importantes, representantes de fundaciones filantrópicas, directivos de universidades, intelectuales, etc.) y 4) turistas extranjeros. Además del impacto político que estos grupos pueden ejercer, obviamente también estimularán a las economías locales durante su visita al área protegida en cuestión, mediante la adquisición de alimentos, servicios de alojamiento, gasolina, recuerdos y otros

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servicios. Los programas interpretativos que elevan la calidad de la experiencia del turista servirán una importante función mercadotécnica y en consecuencia aumentarán el desarrollo económico. Los servicios interpretativos pueden beneficiar de otras diversas maneras a la población local. Lo que un agricultor o comerciante local y su familia aprenden de un intérprete talentoso puede contribuir de manera importante a elevar su calidad de vida y sus prácticas de trabajo así como ayudar a proteger el área en cuestión. En aquellas áreas con un desarrollo socioeconómico relativamente más bajo (la mayoría de las áreas rurales en México), los programas interpretativos in situ pueden desempeñar una función educativa ambiental más estratégica a nivel de localidad que en áreas de mayor desarrollo socioeconómico (en las cuales se dirige la interpretación sobre todo a los turistas). Podemos afirmar que en general la interpretación juega un papel doble, tanto como servicio para visitantes como instrumento de educación ambiental para la población local y el público en general. Los servicios interpretativos se pueden proporcionar a través de muy diferentes medios. La selección de éstos está en función de los recursos disponibles y los objetivos específicos deseados. En un sendero de la naturaleza de corto trayecto se pueden usar con mucho éxito pequeños rótulos con los nombres comúnes y científicos de árboles y arbustos. Algunos rótulos o carteles de mayor talla pueden ser utilizados para describir problemas ambientales relevantes o procesos ecológicos de mayor complejidad. Otra opción es emplear una señalización más discreta a base de simplemente colocar números que corresponden a un folleto que se obtiene en el centro interpretativo. Las conferencias, seminarios y presentaciones audiovisuales en el centro de interpretación deben ser eventos programados regularmente, cambiando constantemente su programación. Entre los factores que limitan la efectividad de los programas interpretativos señalamos los siguientes: 1) Desubicación de esfuerzos: ¿Se lleva a cabo la interpretación en los tiempos y lugares que más convienen a los visitantes? ¿Se presenta la misma información repetidamente a un alto porcentaje de visitantes reincidentes? 2) No tomar en cuenta los patrones usuales de comportamiento: están utilizando métodos de comunicación intragrupal o no?

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¿Se

3) Atención inadecuada a la motivación de los visitantes: ¿Tomamos en cuenta aquellos aspectos que van a gratificar o recompensar a los visitantes o sólo aquello que pensamos debe ser comunicado y la manera de comunicarlo? 4) Inconsistencia en los mensajes a los visitantes: ¿Reconocemos las diferencias de edad, educación, procedencias e intereses de los distintos visitantes o estamos considerando sólo a un visitante "estándar" (inexistente)? 5) Falta de monitoreo a la efectividad de nuestros esfuerzos: ¿Estamos claramente enunciando lo que deseamos lograr con nuestros procesos de interpretación y educación ambiental? Si dichos objetivos son claros, ¿qué mecanismos de retroalimentación estamos empleando para diagnosticar el grado de consecución de nuestros objetivos? En distintos países (especialmente en aquellos donde hay serias limitaciones presupuestales) ha resultado conveniente crear a nivel de región administrativa un equipo móvil de especialistas que suministran asistencia profesional a una red de áreas protegidas dentro de una región determinada. El equipo está integrado por un carpintero/ rotulista, un artista gráfico y un especialista en manejo recreativo de áreas protegidas con buenas habilidades en redacción. Dicho equipo estaría visitando periódicamente cada área protegida, actualizando y mejorando los materiales y servicios interpretativos y capacitando al personal y guardaparques locales. El informar a los visitantes de sus impactos (reales y potenciales) sobre el medio ambiente puede también contribuir de manera efectiva a la adquisición de una conciencia ambiental a ser aplicada en su vida cotidiana. Una forma práctica de educar a los turistas es requiriéndoles o sugiriéndoles que durante su visita minimicen sus impactos mediante una cuota asignada de dotación de agua potable, o de consumo de energía eléctrica o de cantidad de basura generada, etc. El incorporar características específicas de diseño de bajo impacto en las instalaciones físicas de las áreas protegidas, incluyendo aspectos de reciclaje de aguas grises, tratamiento de desechos sólidos, etc., puede también tener un efecto importante en la educación del visitante, en cuanto a sustentabilidad y bajo impacto. En la Sección 11 se han proporcionado lineamientos específicos sobre diseño de infraestructura física de instalaciones ecoturísticas.

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15.

ESTABLECIMIENTO DE MECANISMOS DE AUTOFINANCIAMIENTO PARA LA CONSERVACION

En repetidas ocasiones hemos afirmado que uno de los objetivos básicos del ecoturismo es que éste se convierta en un dinámico instrumento de conservación de la naturaleza. Se tienen que propiciar mecanismos a fin de que una parte de los ingresos que proporciona la actividad ecoturística sean aplicados a la administración y mantenimiento de las áreas naturales protegidas. De esta manera el ecoturismo se constituirá en un mecanismo que coadyuve al autofinanciamiento de las áreas protegidas, en lugar de que éstas tengan que seguir dependiendo exclusivamente de las asignaciones de los presupuestos oficiales, normalmente muy exiguas. Ya se ha comentado anteriormente que el beneficio económico que reciban a partir del ecoturismo las comunidades locales será asimismo un aliciente para que dichas comunidades se esfuercen por conservar sus ecosistemas naturales circundantes en buen estado, ya que de ello dependerá la continuidad del flujo ecoturístico. Existen varios mecanismos de autofinanciamiento para la conservación a través del ecoturismo: tarifas, concesiones y licencias, impuestos y donativos. a) Tarifas Es absolutamente indispensable que se cobren tarifas de entrada a todas las áreas protegidas de México. Así como el público comprende que normalmente debe pagar por entrar a un museo (y está habituado a ello), ya que esa tarifa contribuye al funcionamiento, conservación y mantenimiento de dicho museo, deberá llevarse a cabo una campaña de concientización a fin de convencer a todos los mexicanos de que a través del pago de tarifas estarán coadyuvando a garantizar a perpetuidad la conservación de las áreas protegidas, para disfrute de las generaciones venideras. Tal como se ha mencionado más arriba, es recomendable el establecimiento de una estructura de tarifas diferenciales, que permita a los nacionales pagar menos que los extranjeros. Ello se debe, por un lado, a que normalmente el visitante extranjero a México tiene un nivel de ingresos superior al promedio de los habitantes de nuestro país. Además, éstos últimos, a través de sus impuestos, están ya colaborando a mantener el Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas. La proporción podría ser del orden de cuatro o cinco a uno. Puede haber aún mayores subdivisiones en la estructura tarifaria para nacionales, cobrando tarifas menores a la normal a ancianos, niños menores de 12 años, estudiantes con

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credencial, etc. También es interesante pensar en la emisión de boletos integrales, que permitan al viajero comprar un billete que le permite el acceso a todo el sistema nacional de parques. Asimismo, se podría estudiar la conveniencia de aplicar tarifas de estacionamiento para diversos tipos de vehículos (automóvil particular, motocicleta, autobús turístico, etc.) y tarifas especiales para quienes lleven videocámara o vayan a hacer filmaciones profesionales (tanto documentales como comerciales). Ya hemos dicho anteriormente que, en todo caso, las tarifas necesitan continuamente ajustarse, debido a las fluctuaciones tanto monetarias como en la demanda dentro del mercado turístico, así como por cambios en la provisión de servicios de turismo en el parque y las necesidades cambiantes del propio parque. Al arranque quizá convenga imponer tarifas no muy altas ya que, por lo general, en la actualidad nuestras áreas protegidas aún no cuentan con infraestructura o servicios turísticos de consideración. A medida que éstos se vayan ofreciendo al visitante se podrán ir incrementando acordemente las tarifas. Otra alternativa interesante consistiría en establecer cooperativas entre el personal asignado al parque, para que cualquier excedente de ingresos significara un incremento en sus ingresos locales, lo cual constituiría un importante incentivo para atraer un mayor número de visitantes y mejorar los servicios existentes. Se ha señalado ya el grave problema de la falta de un levantamiento sistemático y continuado de estadísticas de visitación a las áreas protegidas de México. Aunque carecemos de cifras en general, supongamos un parque nacional el cual es visitado por 200,000 personas al año, de las cuales 70 % son nacionales y 30 % extranjeros. Suponiendo que los primeros pagaran una cuota promedio de entrada de N$ 4.00 y los segundos de N$ 20.00, ello implicaría un ingreso anual para el parque de N$ 1,760,000.00. Supongamos también que el parque tiene un presupuesto asignado de N$ 300,000.00, del cual más del 50 % se asigna al pago de nóminas del administrador del parque y su personal, incluyendo guardaparques (éstas últimas cifras también hipotéticas pero quizá no muy alejadas de la realidad). Ello implicaría que, sólo con la aplicación de las tarifas aquí sugeridas, se podría cubrir casi seis veces el presupuesto oficial del parque, lo cual significaría pasar de la situación actual, que constituye una carga para el erario público a una situación superavitaria (en creces). Y esto, sin tomar en cuenta los ingresos adicionales que podría tener el parque por otros conceptos (concesiones y licencias, etc.).

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En el pasado se ha intentado establecer diferentes mecanismos tarifarios en nuestras áreas naturales protegidas (lo que se llama la expedición de "formas valoradas", autorizadas por SHCP), pero hasta ahora los intentos han fracasado debido a, entre otras causas, ciertas normas y exigencias de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En cambio, en las zonas arqueológicas del país sí se ha autorizado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el cobro de admisión a los vistantes. Se argumenta que ello es así porque en las zonas arqueológicas, a cambio de la tarifa de admisión, sí se da un servicio (aunque en muchos casos, mínimo) a los visitantes, consistente en un pequeño museo, explicaciones de guías autorizados, venta de folletos y guías, etc. Una excepción la constituye el Parque Nacional IztaPopo, en donde se ha autorizado una tarifa única (actualmente de N$ 10.00 por persona) para pernoctar en el Albergue de Tlamacas (importe que se entera a SHCP). En base a este antecedente y otros que puedan haber, así como en la presentación de nuevas argumentaciones, habrá que seguir insistiendo a fin de lograr la autorización para que se puedan cobrar tarifas de entrada a las áreas protegidas y que todo o al menos una parte importante del ingreso pueda quedarse en el área protegida respectiva. b) Concesiones y licencias La figura jurídica de concesiones y licencias de operación turística constituye uno de los instrumentos más apropiados y dinámicos para que las autoridades de las áreas protegidas puedan obtener un beneficio económico directo, a partir del uso específico que se le conceda a un particular dentro de un área protegida. Las licencias o concesiones pueden abarcar una diversidad de prestación de servicios: hoteles, albergues, restaurantes, tiendas de souvenirs y fotografía, alquiler de bicicletas, paseos en lancha, paseos a caballo, excursiones guiadas (a pie o en vehículo), alquiler de binoculares, botas de hule, impermeables, etc. Lo importante es que se fijen de manera adecuada las tarifas de licencias y concesiones y que se estén ajustando periódicamente. Sólo de esta manera se estará contribuyendo a valorizar de manera adecuada los vastos recursos de las áreas protegidas y los beneficios que de su uso derivan los operadores turísticos y otros concesionarios. Es preciso elaborar reglamentos para concesiones y licencias de operación turística en áreas protegidas, que establezcan con claridad y precisión los requisitos para obtener - y mantener dichas licencias y concesiones. Es importante que estos

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requisitos se apliquen de manera general a las diferentes categorías de concesionarios, y no se den tratamientos específicos y preferenciales. Con el objeto de supervisar el cumplimiento del reglamento de concesiones y licencias, las autoridades competentes de las áreas protegidas deberán hacer inspecciones de campo periódicas y ejercer su autoridad en aquellos casos de incumplimiento. Habrá que concientizar a los diferentes operadores y a los mismos turistas de la importancia de denunciar toda irregularidad o actividad inapropiada que se detecte, pues ello será en beneficio del área protegida (u otro destino ecoturístico en cuestión) y del correcto desarrollo turístico en dicho lugar. Hay que recordar que en el manejo adecuado de toda área protegida habrán de coadyuvar todos los sectores involucrados, incluyendo a las comunidades locales. Asimismo, es de gran importancia establecer sanciones adecuadas (multas, suspensiones temporales, etc.) para los concesionarios que no cumplen con los requisitos impuestos, llegando inclusive al extremo de la suspensión definitiva para reincidentes u ofensores graves. Ya hemos comentado que otra carencia grave en México es la ausencia de guías ecoturísticos adecuados. Los guías turísticos que actualmente son adiestrados en México y que tienen licencia oficial de operación, normalmente no poseen la capacidad, ni la educación ni la orientación adecuadas que se requieren para ser un buen guía ecoturístico. En la Sección 12 ya hemos tratado en detalle los aspectos referentes a la capacitación en el campo del ecoturismo. c)

Impuestos

En diversos países alrededor del mundo se están aplicando diferentes tipos de instrumentos fiscales e impositivos vinculados directamente con la actividad turística y la conservación de la naturaleza. En Kenia, por ejemplo, se han empleado rebajas en impuestos para empresarios ecoturísticos, gratificaciones por promover exportaciones, importaciones libres de impuestos de diversos equipos de uso turístico, etc. El gobierno keniano decidió también proveer incentivos fiscales para el desarrollo del ecoturismo, incluyendo su infraestructura física adecuada. De manera de financiar sus esfuerzos, el gobierno se dedicó directamente a recabar fondos y obtener asistencia técnica y financiera de diversas agencias de desarrollo bi y multilaterales, además de recurrir al gasto de recursos mantenidos en su propia

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tesorería. El gobierno de Kenia también ha proporcionado incentivos prácticos a las aereolíneas, ofreciéndoles exenciones fiscales para inversión de capital en desarrollo de alojamientos y hoteles para turistas de la naturaleza, de esta manera facilitando a las líneas aéreas el obtener ganancias en dos frentes: boletaje aéreo y alojamiento (Olindo, en Whelan, 1991). Algunos países están aplicando impuestos especiales que debe pagar el turista extranjero (al comprar su boleto de avión o pagar su hotel) y parte de estos ingresos fiscales se aplican al desarrollo y promoción del turismo a nivel nacional, así como a la conservación de los recursos naturales. Otra alternativa interesante, es que por ley, algunos impuestos aplicados a licores, cigarros y diversos objetos suntuarios, pudieran ser destinados parcialmente a la promoción de la conservación ecológica y el ecoturismo. Asimismo, se podrían ofrecer incentivos fiscales a las operadoras turísticas que incursionan en el terreno del ecoturismo, así como a los empresarios que deciden construir alojamientos con orientación ecoturística o, al menos, a aquéllos que aplican criterios ecotécnicos en la edificación de sus hoteles (procedimientos adecuados y novedosos de tratamiento de desechos, reciclaje de desperdicios, uso de energía solar, ahorro de agua, etc.). d)

Donativos

Una modalidad que está mostrando grandes beneficios en diversos países del mundo es el de crear mecanismos y figuras jurídicas que faciliten la captación de donativos para la conservación de la naturaleza e impulso al ecoturismo, tanto a partir del público como de diversas instituciones y organizaciones. Conviene para ello crear asociaciones civiles denominadas "Amigos del Parque X", integradas por representantes destacados de los diferentes sectores (tanto a nivel local como nacional y aún internacional). Este tipo de ONGs, además de coadyuvar con diversas actividades de investigación, conservación y promoción para el área protegida correspondiente, pueden constituir mecanismos idóneos para captar donaciones, ya que normalmente inspiran un mayor nivel de confianza entre las organizaciones donadoras, por garantizar mayor permanencia y continuidad en sus labores (ajenos a períodos y vaivenes políticos). Un buen ejemplo en nuestro país lo constituye Amigos de Sian Ka'an, A.C., que fue creada en 1986, a fin de colaborar con las instancias federales,

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estatales, municipales y los pobladores del área para lograr que se cumplan los objetivos que motivaron el establecimiento de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an, en Quintana Roo. Esta ONG ha podido captar numerosos donativos (sobre todo de la comunidad conservacionista internacional) y entre sus programas más exitosos se encuentra justamente uno de ecoturismo (Amigos de Sian Ka'an, 1992). Lamentablemente, en México aún no existe una tradición fuerte entre las organizaciones filantrópicas para hacer donativos vinculados con la conservación de la naturaleza, por lo que habrá de realizarse una intensiva campaña en este campo. Al menos por interés propio, las operadoras ecoturísticas harán bien en hacer aportaciones voluntarias a este tipo de asociaciones civiles, y deberán concientizar a sus clientes a fin de que éstos también puedan realizar donaciones. Todo ello coadyuvará a garantizar la permanencia ilimitada de la conservación de los patrimonios natural y cultural de un área protegida y, por ende, de la actividad ecoturística asociada con ésta.

16.

PROMOCION Y MERCADOTECNIA DEL ECOTURISMO

Aún con el mejor de los productos, si el público apropiado no sabe de él (qué cosa es, cómo se obtiene), no se venderá. Lo mismo se aplica al ecoturismo. Aunque se reconoce que existen ciertas áreas protegidas cuyas autoridades desean pocos turistas o ninguno, aquellos parques que sí están interesados en promover el turismo o que dependen de los ingresos que proporciona el turismo para su justificación o existencia, es evidente que deberán de desarrollar habilidades promocionales y mercadotécnicas. Sin embargo, la mercadotecnia aún es vista con escepticismo o suspicacia por muchos conservacionistas y administradores de áreas protegidas (sobre todo aquéllos pertenecientes a las escuelas más tradicionalistas). Los principios para promover el ecoturismo hacia las áreas protegidas son en gran medida los mismos que se emplean en la mercadotecnia de cualquier otro producto. Antes de pasar a la discusión de estrategias mercadotécnicas y de proporcionar lineamientos, empero, es importante señalar que los proveedores de productos y servicios ecoturísticos pueden ser clasificados conforme a su motivación (con o sin fines de lucro) y también en base a sus niveles de involucramiento con las prioridades y preocupaciones del país anfitrión. En relación a esto último, y dentro del sector de empresas con fines de lucro,

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se pueden distinguir cuatro categorías de agencias operadoras de viajes de la naturaleza, que van desde el más bajo nivel de involucramiento hasta el más alto: a) Empresas oportunistas - Estas agencias seudoecoturísticas simplemente están "vendiendo naturaleza" con un franco sentido mercantilista, mediante la previa identificación de un nuevo y lucrativo mercado ("lobos bajo zaleas de oveja"). Normalmente son indiferentes en relación a los impactos naturales y culturales. Forman parte de la modalidad insostenible del turismo. b) Empresas con sensibilidad ambiental - Este grupo tiene conocimiento y conciencia de las prioridades y preocupaciones ambientales del páis anfitrión y en consecuencia diseña viajes con lineamientos de bajo impacto. Sin embargo, el lucro sigue siendo su mayor motivación, y si con el tiempo su nivel de utilidad no es el adecuado, se movilizarán hacia otros destinos ecoturísticos más lucrativos. c) Empresas constructivas Tienen una motivación ambiental moderadamente alta y donan una parte de sus utilidades a causas locales ambientales o de beneficio comunitario. d) Empresas proactivas - Son las agencias "catalizadoras", las que juegan un papel decisivo en la conservación y mejoramiento de las áreas protegidas que visitan. Frecuentemente inician proyectos con afiliados no lucrativos (usualmente ONGs locales) y una parte sustancial de su utilidad se canaliza a fondos establecidos ad hoc para la conservación. Hay que reconocer que el número de estas empresas es aún muy limitado a nivel mundial e inexistente en México. El sector no lucrativo (sobre todo las ONGs conservacionistas) está empezando a ofrecer un número considerable de viajes ecoturísticos por varias razones: como servicio a sus miembros, para familiarización in situ con áreas protegidas donde se llevan a cabo diversos proyectos de conservación, como fuente de obtención de fondos, viajes para representantes de agencias donadoras, o viajes con fines de educación e investigación. Algunas ONGs internacionales o extranjeras están iniciando actividades dentro de esta modalidad: WWF, The National Audubon Society y The Nature Conservancy (ambas de EU), el American Museum of Natural History (de Nueva York), etc. Dichas instituciones obtienen ingresos a partir de estos viajes como mecanismos de obtención de fondos para acciones conservacionistas. En otros casos se solicitan donaciones voluntarias. Por ejemplo, The Nature Conservancy

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organiza viajes que incluyen una donación voluntaria de US$ 300 para financiar programas de conservación en las áreas naturales que visitan. Sería muy recomendable que las autoridades de nuestros diversos parques nacionales y otras áreas protegidas, con el apoyo de las autoridades de turismo, pudiesen captar este tipo de oportunidades. Es importante aclarar que el crear demanda turística hacia un parque en particular es una tarea normalmente compleja y difícil. La administración del parque deberá cuidadosamente considerar la decisión de involucrarse o no directamente en actividades promocionales o mercadotécnicas, quizá prefiriendo conferir todas las estrategias de difusión, publicitarias y de mercado a proveedores profesionales independientes de estos servicios. Toda actividad mercadotécnica en el campo compone básicamente de las siguientes etapas:

del

ecoturismo

se

1) obtención de inventarios de atractivos o actividades existentes, 2) identificación de los segmentos apropiados del mercado (tanto oferta como demanda) y orientación adecuada hacia éstos, 3) evaluación del grado de atractivo comparativo del producto, 4) estrategia y actividades promocionales. A continuación, analizaremos en detalle las cuatro etapas: 1) Obtención existentes.

de

inventarios

de

atractivos

o

actividades

¿Qué tenemos en nuestra área protegida que pueda interesar a los ecoturistas? Ya hemos señalado en la Sección 7 de esta Estrategia que los atractivos ecoturísticos (que incluyen también actividades) podemos clasificarlos en atractivos focales, complementarios y de apoyo. Hemos dicho que los atractivos focales son los activos básicos (en cuanto a recursos turísticos) que un área ofrece a los visitantes. En cuanto al ecoturismo, están constituidos por los recursos o atributos más atrayentes que posee el área, de carácter natural y/o cultural, sin perturbar. Constituyen la razón principal por la cual los ecoturistas visitan (o pueden visitar) el área. En la medida que posean mayor singularidad en cuanto a belleza, rareza ecológica o espectacularidad, ejercerán una mayor fuerza de atracción sobre el ecoturista. A veces los atractivos focales ecoturísticos pueden parecer lugares comunes para los residentes locales, pero es en virtud de que son típicos o característicos del área en cuestión que atraen a los ecoturistas.

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Los atractivos complementarios y de apoyo son de categoría intrínseca menor y no constituyen suficiente atractivo como para que los ecoturistas se trasladen grandes distancias para conocerlos, pero sí constituyen un valor agregado para el área protegida en cuestión, complementando o suplementando a los atractivos focales. Los atractivos focales y complementarios en el ecoturismo, por definición, siempre serán de índole natural (paisaje, flora o fauna silvestres) y/o cultural (patrimonio arqueológico, tradiciones folklóricas, artesanías, etc.). Los atractivos de apoyo están constituidos por elementos artificiales que complementan la actividad turística (p. ej., algún centro de interpretación particularmente atractivo o interesante, servicios de hotelería o de restaurante especialmente buenos, servicios de guiado ecoturístico de muy alto nivel o eventos periódicos de gran reputación - como seminarios, concursos de observación de aves, exhibiciones y exposiciones, etc.). 2) Identificación de los segmentos apropiados del mercado. Aquí se identifican los segmentos potencialmente más importantes del mercado ecoturístico, en base a características geográficas y de comportamiento de la oferta y demanda. Las autoridades correspondientes encargadas de promover el ecoturismo deberán orientarse hacia el doble aspecto que constituyen, por un lado, la demanda de destinos y servicios ecoturísticos y, por el otro, la oferta de éstos. Hay que recordar que todo destino ecoturístico está en competencia con otros destinos ecoturísticos, tanto a nivel regional como nacional o internacional. El ecoturista siempre ejercerá su libertad de elección al visitar tal o cual sitio y seguramente comparará las ventajas y desventajas específicas en cuanto a calidad y cantidad de los atractivos, así como servicios que se ofrecen. El administrador de un siguientes preguntas:

parque

natural

deberá

plantearse

las

¿Qué tipo de visitantes (tanto locales como nacionales o extranjeros) podrían estar interesados en los atractivos que nuestro parque ofrece? ¿A quiénes podríamos atraer para visitar nuestro parque? ¿Quiénes queremos que visiten el parque? ¿Dónde viven? ¿Qué idioma hablan? ¿Qué revistas leen? ¿Qué programas de televisión prefieren? ¿Cuáles son sus principales intereses? ¿Qué nivel educativo y cultural tienen? ¿En qué rangos de edades se encuentran? ¿La proporción de hombres y mujeres es la misma o varía? ¿Cuál es su nivel de ingresos y cuánto están dispuestos a

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gastar en sus vacaciones? ¿Cuáles son sus habituales actividades turísticas? ¿Qué otros destinos ecoturísticos conocen o desean conocer? ¿Qué les gusta hacer? ¿Qué tan fácilmente pueden viajar a nuestra área? ¿Cómo deciden sobre sus destinos ecoturísticos? ¿Qué hacen en camino a su destino ecoturístico? ¿Qué actividades les ofreceremos en nuestro parque o parques? El proceso para identificar segmentos potenciales del mercado es similar para mercados internacionales como domésticos. La decisión más importante que habrá de tomarse es cuáles grupos "meta" serán los más adecuados para los objetivos de nuestros destinos ecoturísticos y las áreas protegidas y comunidades locales asociadas a ellos. El atraer a un cierto segmento del mercado o bien otro determinará el tipo y el perfil de la industria turística que el área en cuestión desea desarrollar, así como las estrategias a utilizar para comunicarse con los turistas potenciales. El empleo de cuestionarios, encuestas y muestreos será de gran importancia (ver Anexo 1). El conocimiento de las ubicaciones geográficas de los clientes potenciales afectará los aspectos de comunicaciones y transportes hacia el área o región en cuestión, así como las decisiones sobre otros servicios de apoyo requeridos y el tamaño potencial del mercado. Las características demográficas y de comportamiento de la clientela potencial deseada asimismo arrojarán luz sobre la combinación adecuada de atractivos y servicios de apoyo requeridos, las tarifas de entrada y precios de servicios que se aplicarán y la selección de medios de comunicación con fines promocionales. Las características de comportamiento que deberán identificarse incluyen: motivación para viajar, axiología (valores) de la clientela potencial deseada, intereses y actividades específicas, resistencia física y factores generales de estilo de vida. Las características demográficas a captar incluyen edad, sexo, estatus marital, tamaño y composición de la familia, nacionalidad, educación, ingresos, ocupación, invalideces y otros aspectos de salud. El principal mercado para el ecoturismo está vinculado con los viajes especializados basados en la naturaleza. Este segmento representa a personas que se sienten atraídas por la historia natural de un área o región y desean disfrutarla de una manera singular. Esto sólo satisface parcialmente a la definición

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completa de lo que es el ecoturismo. Volveremos a enfatizar que los viajes especializados basados en la naturaleza no equivalen necesariamente al ecoturismo, pero aquí se puede encontrar una parte sustancial de la clientela deseada. En un contexto apropiado, los turistas de la naturaleza pueden convertirse en verdaderos ecoturistas. Sin embargo, el ecoturismo no tiene que limitarse a los actuales clientes de los diferentes tipos de turismo basado en la naturaleza. Los mercados potenciales ecoturísticos pueden también buscarse entre otros viajeros especializados, no necesariamente basados en la naturaleza, a quienes podría tentar la realización de un viaje ecoturístico (p. ej., viajeros especializados interesados en arqueología, ciudades históricas, antropología, arte, ciclismo, fotografía, práctica personal de la pintura, viajes culturales y familiares tradicionales, veleo, spas/áreas termales, meditación, filosofía, religión, etc.). Análogamente, aquellos viajeros tradicionales (es decir no especializados) que no realizan un turismo basado en la naturaleza podrían iniciarse con viajes de corte tradicional y generalista pero más apegados a la naturaleza, para finalmente experimentar con viajes francamente ecoturísticos. Asimismo, aquellos viajeros no vacacionistas (es decir, personas que viajan por motivos de negocio, o para asisitir a un congreso, etc.) podrían ser animados a que dedicaran parte de su tiempo de viaje a ciertas actividades de solaz y recreación, para finalmente desembocar en el ecoturismo. En otras palabras, los principales prospectos para el ecoturismo pueden "nacer" pero también "hacerse". El restringir el objetivo de la promoción ecoturística sólo entre aquellas personas predispuestas a los viajes de la naturaleza no sería del todo productivo. De manera de cumplir con su misión y alcanzar un éxito económico, el ecoturismo debe intentar alcanzar también a aquellos clientes potenciales que aún no tienen familiaridad con el concepto. Algunos expertos en turismo han cuestionado la conveniencia de segmentar el mercado de los viajes, afirmando que existen muchos cruzamientos entre categorías. Sin embargo, la segmentación aunque se admite que a veces es un tanto artificial - puede ayudar a clarificar sobre la manera de pensar de los principales grupos potenciales del mercado y cómo empaquetar y vender los destinos ecoturísticos. Finalmente, la existencia de turistas interesados en visitar destinos naturales es lo que impulsará a que existan operadores ecoturísticos, quienes a la vez podrán ayudar a convencer a las autoridades oficiales competentes para que establezcan más áreas protegidas (o consoliden las existentes) como parte de una estrategia integral de turismo y conservación del medio ambiente.

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El identificar quiénes son esos clientes, qué los motiva y cómo deciden sobre sus viajes es, pues, un punto clave tanto para el sector empresario turístico como para las autoridades de áreas protegidas. Cancún, por ejemplo, fue creado para satisfacer a un cierto tipo de turista, que fue previamente identificado. El ecoturismo consiste en "empaquetar" una diferente modalidad de producto, dirigido a un diferente público, con objetivos muy distintos a los del turismo masivo comercial. Al entender mejor a los diferentes segmentos del mercado, sus motivaciones y rasgos específicos, los tomadores de decisiones también podrán manejar mejor los impactos del turismo. Diversos investigadores piensan que en algunos países industrializados - y esto parece constituir una nueva tendencia sicosocial - el crecimiento de la economía ya no obedece tánto a los deseos consumistas de acumular bienes materiales sino a la búsqueda del consumidor por obtener experiencias vívidas, incluyendo viajes exóticos y contacto con paisajes y culturas remotas (Ziffer, 1989). Esto puede explicar el rápido crecimiento en el número de turistas internacionales y del mercado de destinos otrora poco comunes. Cada vez hay más personas (sobre todo en los países de mayor desarrollo socioeconómico) que buscan experiencias de viaje nuevas, diferentes y significativas (que aporten algo al espíritu). Algunas investigaciones recientes en los EU (Ziffer, 1989) descubrieron las cinco razones principales por las cuales los norteamericanos participan en activiades recreativas al aire libre y en áreas naturales: mejorar su condición física, tener mayor interacción social, tener experiencias emocionantes, tener un mayor conocimiento de uno mismo y de la naturaleza, y huir de los espacios urbanos apretados. Anteriormente hemos señalado que el World Wildlife Fund-US (Boo, 1990) llevó a cabo en 1988 un estudio sobre ecoturismo en cinco países de América Latina y el Caribe - incluyendo a México -, el cual incluyó encuestas realizadas en áreas protegidas y aeropuertos internacionales, que arrojaron datos interesantes sobre lo que podría constituir el perfil de un ecoturista (ver Sección 4). Kreg Lindberg (1991) ha identificado turistas de la naturaleza: -

cuatro

tipos

básicos

de

"De corazón" ("hard core") - Investigadores científicos o viajeros con una alta motivación científica que participan en

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tours diseñados con orientación educativa o ambientalista.

marcadamente

científica,

-

"Dedicados" Aquellas personas que realizan viajes específicamente para visitar áreas naturales (sobre todo las protegidas) y que desean adquirir conocimientos sobre la historia natural y cultural de los sitios que visitan.

-

"Convencionales" - Aquellos turistas que van al Amazonas, a los parques nacionales africanos y otros destinos naturales con la idea principal de realizar un viaje "exótico" o "poco usual".

-

"Casuales" - Turistas que visitan áreas de interés natural simplemente porque éstas forman parte del itinerario de un viaje de intereses de carácter general.

Es importante aclarar que un mismo individuo puede encajar en distintas categorías en ocasiones diferentes. La tipología descrita, empero, provee una descripción sencilla de los principales segmentos del mercado y puede resultar útil para fines de planificación. Por ejemplo, las primeras dos categorías suelen ser más tolerantes a limitaciones en cuanto a amenidades y comodidades tradicionales que los turistas denominados "casuales". Un aspecto vital en la mercadotecnia es el referente al de precios al consumidor. ¿Cuáles son los niveles de ingreso de los viajeros que nos interesa atraer? ¿Cuánto está dispuesto a pagar un turista por una experiencia en particular? ¿Cuál es el costo de proveer esa experiencia? Si cierta área protegida puede ser combinada con otros destinos turísticos, ¿cuál es el costo incremental por visitar esa área protegida? En ecoturismo, el valor del recurso es más importante que el precio. En algunos países (sobre todo los menos desarrollados económicamente) resulta interesante el establecimiento de precios diferenciales (cobrando más caro al turista extranjero que al nacional), con lo cual se puede mejorar la equidad y la eficiencia. Este sistema también ya se aplica con éxito a las tarifas de entrada a un área protegida (en Ecuador y Costa Rica, por ejemplo). En países como Costa Rica y Kenia, donde los turistas usualmente visitan más de un solo parque, se están estudiando mecanismos de tarifas integrales, permitiendo al viajero comprar un billete que le permite el acceso a todo el sistema nacional de parques. En todo caso, las tarifas necesitan continuamente ajustarse, debido a las fluctuaciones tanto monetarias como en la demanda dentro del mercado turístico, así

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como por cambios en la provisión de servicios de turismo en el parque y las necesidades cambiantes del propio parque. 3) Evaluación del grado de atractivo comparativo del producto. Una vez que se ha determinado lo que un área o región y su comunidad pueden ofrecer a los turistas y qué tipo de turistas es factible que vengan, habrá que enfrentar los atractivos y actividades con los segmentos específicos del mercado. En otras palabras, el producto ecoturístico deberá subdividirse tipológicamente, a fin de que la porción apropiada sea ofrecida a cada segmento del turismo. Durante esta fase de evaluación y de toma de decisiones, habrá que clarificar los objetivos de gestión del área natural o región en cuestión y de las comunidades locales, asegurándose que los segmentos seleccionados del mercado a los que se dirigirán son compatibles con tales objetivos y con lo que el área natural (destino ecoturístico) y la comunidad pueden ofrecer. Asimismo, deberán estimarse los niveles potenciales de demanda y uso para los diferentes atractivos y servicios. Este paso es crítico ya que exije una estimación de si la capacidad de carga del medio ambiente y las instalaciones turísticas son suficientes para satisfacer la demanda esperada y si dicha demanda basta para proveer ingresos adecuados. Asimismo, ¿son actualmente adecuados los servicios de apoyo, incluyendo la infraestructura requerida por el ecoturismo - especialmente en las áreas protegidas -, los senderos de la naturaleza, miradores, observatorios, áreas de aparcamiento y muelles, centros interpretativos, instalaciones para acampar, servicios sanitarios, tratamiento de desechos, alojamiento y alimentación, primeros auxilios, acceso para minusválidos, combustible requerido para vehículos y embarcaciones, etc.? ¿Están capacitados el medio ambiente y los servicios de apoyo para recibir un mayor número de visitantes? Si el medio ambiente lo está pero los servicios de apoyo son actualmente insuficientes, ¿cómo pueden ser éstos desarrollados suficientemente sin sobrepasar la capacidad de carga del entorno natural y cultural? Algunos parques podrán ofrecer oportunidades para un turismo de escala relativamente grande en algunas áreas, destinando otras áreas más vulnerables a un público más reducido y de menor impacto y quizá impidiendo totalmente la actividad turística en ciertas áreas aisladas o extremadamente frágiles. Desde luego que todo esto está vinculado con el tema de la zonificación, que juega una parte muy importante en toda tarea de planeación ecoturística. Lo que habrá de quedar muy claro aquí es que las diferentes partes de un área protegida o cualquier otro destino ecoturístico (y las

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actividades que ahí se ofrecen) pueden atraer a diferentes tipos de turista, lo cual deberá tomarse en cuenta en la fase promocional. Los diferentes productos turísticos que ofrece un área natural determinarán en gran medida los tipos de turistas que la visitarán. Estos diferentes tipos de visitantes deberán estar informados de lo que el área natural les ofrece, lo cual nos conduce a la siguiente fase de la mercadotecnia: la promoción. 4) Estrategia y actividades promocionales. La fase promocional (o de implementación) del proceso mercadotécnico usualmente incluye una variedad de estrategias basadas en la publicidad, la difusión y las relaciones públicas. La publicidad debe dirigirse a un grupo específico de ecoturistas potenciales a través de anuncios pagados en periódicos, TV, radio, revistas, cartelones, así como a través de ferias turísticas, folletos y envíos personalizados por correo. Un punto importante a destacar, es que no se deberá iniciar una campaña promocional a ningún área protegida o región, hasta que no esté debidamente montado el aparato de infraestructura física y administrativa requerido para recibir a los ecoturistas. Al compartir gastos de promoción y otros entre los diferentes sectores involucrados, los costos para cada sector disminuirán considerablemente y la promoción podrá ser de un carácter más integrado y útil para el ecoturista. Una campaña promocional de carácter integrado deberá estar basada en folletos ilustrados de muy buena presentación (de preferencia, en papel reciclado), así como en spots televisivos y radiofónicos. Dicha campaña deberá dirigirse tanto al mercado nacional como al internacional (empleando para ello inicialmente los idiomas castellano, inglés y francés - y en etapas posteriores también el alemán y el japonés). Deberán colaborar las secretarías vinculadas con turismo, medio ambiente y áreas protegidas en campañas a nivel regional, nacional e internacional, a las cuales deberán sumarse el sector empresarial y las ONGs. Cada medio es efectivo de manera distinta y es apropiado para diferentes niveles presupuestales. Pueden diseñarse campañas para promover un destino ecoturístico desconocido, o para cambiar la manera en que un área o región es percibida o para recordar al público de sus beneficios y atractivos. Quien se anuncia paga para tener control sobre el contenido y forma del mensaje, incluyendo cuándo y como debe verse y oirse éste.

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Se requiere de una serie de actividades de comunicación y de ventas para estimular a los clientes reales y potenciales a tener conocimiento del producto turístico y que lo compren. La importancia de las revistas y otras publicaciones periódicas no podrá menospreciarse. Hay literalmente docenas de revistas periódicas sobre viajes especializados a nivel mundial, así como guías y manuales que se publican y actualizan cada año y otras publicaciones periódicas que están disponibles al público general en librerías, puestos de periódicos y revistas y por suscripción. Ya que el público anglófono representa una parte importante del mercado ecoturístico a nivel mundial, proporcionamos los siguientes títulos de revistas especializadas: European Travel Guide, Travel Today, Traveler, Trips, Travel and Leisure, Islands, Adventure Travel, Specialty Travel Index, Adventure Vacation Catalog, Adventure Book, etc. Specialty Travel Index, por ejemplo, es un directorio a nivel mundial de viajes de interés especial y turismo de aventura (publicado dos veces al año), el cual, de acuerdo con sus editores es leído por más de 140,000 profesionales del turismo (sobre todo en EU). Cada ejemplar de STI es enviado por correo a 40.000 agentes viajeros, 5,000 suscriptores individuales. Entre las casi 300 categorías de actividades turísticas enlistadas en el más reciente número de STI (STI, 1994), aquéllas que tienen mayor vinculación con el ecoturismo (incluyendo temas culturales asociados) son: Antropología, Arqueología/Historia, Backpacking (mochileros), Tours en Bicicleta, Observación de Aves, Libros sobre Viajes, Botánica, Observación de Oso Pardo, Mariposas/ Lepidopterología, Safaris en Camello, Camping, Canotaje/Kayaking, Arte Rupestre, Espeleología, Conservación, Ecología, Ecoturismo, Safari de Elefantes, Educación Ambiental, Pesca, Tours de Follaje, Geología, Tours de Glaciares, Excursionismo, Caza, Safaris en Jeep, Expediciones en la Jungla, Albergues en la Jungla, Excursiones en Llama, Biología Marina, Motorcamping/Campervan, Tours en Bicicleta de Montaña, Montañismo, Parques Nacionales, Historia Natural, Viajes de la Naturaleza, Tours Fotográficos, Expediciones de Investigación, Descenso de Ríos en Balsa, Ascenso de Rocas, Safari/Observación de Especies Cinegéticas, Scuba/Snorkeling, Kayak Marítimo, Tours de Estudio, Trekking, Volcanes, Tours Pedestres, Observación de Ballenas, Cursos en Areas Silvestres, Albergues en Areas Silvestres, Observación de Fauna Silvestre, Zoología... Es de gran importancia para la Secretaría de Turismo y otros entes interesados en la promoción del ecoturismo la suscripción al Specialty Travel Index y su inserción en él.

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Adicionalmente, habrá de hacerse una promoción bien orquestada directamente con las empresas ecoturísticas que ya están operando, con sede en diferentes partes del mundo (sobre todo en Norte América y Europa occidental). La difusión, a diferencia de la publicidad, habla a través de un intermediario - tal como un agente de viajes, periodista o escritor de viajes o un equipo de filmación de la TV - a los turistas potenciales. La autoridad de un parque nacional, comunidad, región o nación pierden control del mensaje exacto que se dará, pero se tiene la ventaja potencial de alcanzar un público muy amplio a un costo mínimo. Los tours de familiarización ("fam tours"), en que el intermediario es invitado de cortesía a una visita in situ, constituyen una estrategia muy utilizada. El ecoturismo deberá hacer uso intensivo y extensivo de las nuevas tecnologías de comunicación electrónica, tanto para diseminar información, realizar promoción y comercialización, como para manejar el proceso de reservaciones. El internet y el correo electrónico se están ya convirtiendo en los mecanismos preferidos de intercambio y obtención de información entre muchos ecoturistas, sobre todo en los países más industrializados. Recientemente se ha creado una muy interesante red dedicada a temas de ecoturismo en América Latina, con énfasis especial en México y Centro América. Dicha red, coordinada por Ron Mader, puede localizarse en: http://www.planeta.com. En ella se proporciona información variada, incluyendo bibliografías actualizadas sobre temas ecoturísticos, descripción de destinos ecoturísticos, contactos tanto en el sector público como el privado, datos sobre áreas protegidas y aspectos de conservación. Es evidente que los propios operadores turísticos juegan un papel vital en la promoción. Un estudio reciente realizado entre operadores de tours de la naturaleza basados en EU arrojó resultados interesantes (Ingram y Durst, 1989). Los operadores consideraron los siguientes elementos como los limitantes más serios para la expansión futura del turismo basado en la naturaleza (incluyendo, claro está, al ecoturismo) a países no industrializados: -

Imagen, 58 % Mercadotecnia deficiente, 26 % Seguidos de: problemas de relaciones políticas de EU con los gobiernos de los países anfitriones, cambios económicos y competencia con otros segmentos del turismo.

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El mismo estudio identificó los principales problemas que los operadores turísticos enfrentan al organizar tours naturalistas o de aventura a países extranjeros (especialmente a los menos desarrollados económicamente): -

Transportación aérea internacional, 50 % Transportación local, 47 % Estabilidad política, 44 % Higiene y seguridad, 38 % Servicios de alimentación, 34 % Fluctuaciones monetarias, 34 % Seguidos de: alojamiento, prestadores de servicios locales, normatividad aduanal y de visas, operadores turísticos locales, impuestos locales.

En general, el 78 % de las empresas encuestadas externaron su opinión de que la demanda de viajes basados en la naturaleza se incrementará, 13 % que se mantendrá prácticamente igual y 0 % que disminuirá (el 9 % restante no respondió a esta pregunta). Una campaña de relaciones públicas creará una imagen positiva mediante una combinación de medios masivos de comunicación, capacitación turística, tratamiento a personas importantes (VIPs) y otras actividades específicamente diseñadas. Las relaciones públicas también pueden constituir un proceso a largo plazo para edificar confianza y buena voluntad. Esto incluye la confianza y la buena voluntad de los turistas y turistas potenciales quienes esperan recibir los beneficios y recompensas del turismo, así como de los residentes locales de quienes se espera un trato hospitalario hacia los visitantes. La diseminación de la información sobre la naturaleza se realiza mediante una compleja trama de organizaciones independientes entre sí. La comunidad científica provee una base informativa e intelectual que atrae el interés del mundo industrializado (sobre todo la población con mayor nivel educativo). Los ecoturistas son frecuentemente personas de amplia cultura que leen mucho. Por tanto, de manera de promover el ecoturismo a los diferentes niveles, es importante fomentar la publicación y distribución de una amplia gama de guías, folletos y mapas que ofrezcan una detallada información a los turistas nacionales e internacionales. Esta deberá ser una altísima prioridad, en la que las Secretarías de Turismo, SEMARNAP y Educación Pública habrán de activamente participar. Las agencias de viaje, compañías de aviación (sobre todo mediante sus videos y revistas que ofrecen a bordo del

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avión), operadores de tours, hotels y ONGs conservacionistas, todos tienen un papel vital que desempeñar y muchos beneficios que obtener. Existe una gran demanda por guías regionales de identificación de aves, listas de especies, libros con fotografías a color de gran calidad y descripciones detalladas (y científicamente correctas) de las áreas protegidas, guías botánicas regionales, etc., todos los cuales son absolutamente necesarios para una más amplia difusión del conocimiento de la naturaleza y del ecoturismo. Conviene anotar que una de las labores más intensas de la Secretaría de Turismo durante los últimos años ha sido la promoción, tanto a nivel nacional como internacional. Dada la elevada competencia que se registra a nivel mundial, en base a profundas investigaciones de mercado se han intensificado las campañas de imagen y relaciones públicas y aumentado la celebración de seminarios de carácter internacional. En este terreno los fondos mixtos de promoción turística, cuyo número asciende actualmente a 28, son un buen ejemplo de concertación solidaria y comprometida entre empresarios y los distintos niveles de gobierno para promover destinos específicos. La Secretaría de Turismo ha reiterado la conveniencia de encontrar un mecanismo financiero permanente de promoción turística, el cual evidentemente reviste una enorme trascendencia. Es de esperarse que el ecoturismo juegue en el futuro próximo un papel preponderante dentro de la actividad promocional de SECTUR. En fechas recientes, SECTUR y SEMARNAP vienen uniendo esfuerzos para realizar labores promocionales conjuntas. Este tipo de acciones son muy loables, ya que benefician a ambas instituciones, y deberán intensificarse en el futuro. Durante estos últimos años, han aparecido numerosos libros, tanto guías como manuales de referencia o consulta, que contienen información práctica y especializada para los ecoturistas. Sería imposible, además de poco práctico, enlistar exhaustivamente dichas publicaciones. A continuación, y a manera de muestra, mencionaremos los siguientes: Eco-Journeys por Stephen Foehr (1993), The Green Travel Sourcebook por Daniel Grotta y Sally Wiener Grotta (1992), Environmental Vacations: Volunteer Projects to Save the Planet por Stephanie Ocko (1990), Ecotravel, por los Editores de Buzzworm Magazine (1993), A Guide to Earthtrips: Nature Travel on a Fragile Planet por Dwight Holing (1991), Tourism, Ecotourism and Protected Areas por Héctor Ceballos Lascuráin (UICN, 1996), Finding Birds Around the World por Peter Alden y John Gooders (1981), Birding Around the World: A Guide to Observing Birds Everywhere You Travel por Aileen R. Lotz (1987),

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Guía del Patrimonio Mundial por Incafo/ Unesco, Madrid (1987), Areas Naturales Protegidas de México (SEDESOL, 1993), El Sureste Mexicano: Paisaje Natural por Roberto Ramos Maza (1992), A Naturalist's Mexico por Roland H. Wauer (1992), Ecosistemas de México por Ramón Pérez Gil et al (1984), Bellezas Naturales de México por María Pía Gallina y Luis Sangri (1984), Parques Nacionales por los Editores de México Desconocido (1991), National Parks of Northwest Mexico II por Richard D. Fisher (1988), La Ruta Maya por Tom Brosnahan (1991), Backpacking in Mexico and Central America: A Guide for Walkers and Naturalists por Hilary Bradt y Rob Rachowiecki (1982), Programa de Areas Naturales Protegidas de México 1995-2000 (SEMARNAP, 1996) y la Estrategia Nacional de Ecoturismo para México por Héctor Ceballos Lascuráin (SECTUR, 1994). La industria fílmica ofrece un componente clave para la difusión del ecoturismo mediante la producción de películas que muestran la belleza y complejidades de la naturaleza de una manera positiva y no amenazante. Muchas películas comerciales de largo metraje, tales como "Out of Africa", "Gorillas in the Mist", y "At Play in the Fields of the Lord", así como numerosos documentales de la naturaleza (muchos de ellos admirablemente realizados, sobre todo para la TV) han hecho mucho por incitar a los espectadores a visitar las áreas y países que se describen en dichas películas. El movimiento conservacionista ha sido importante en proveer retratos, muchas veces impactantes, de los conflictos de la explotación de recursos. Los educadores y comunicadores de la conservación, así como los que practican el cabildeo, tienen la habilidad de esparcir ampliamente su mensaje. Por lo menos estos tres factores: las publicaciones científicas y de difusión, las películas y las acciones conservacionistas, juegan un papel clave en proporcionar un ambiente receptivo y estimulante para el viajero naturalista. Los más importantes operadores ecoturísticos a nivel mundial están haciendo una amplia publicidad, sobre todo en publicaciones especializadas (revistas de la naturaleza, de conservación, de viajes especializados, de observación de aves, etc.). Sus anuncios proveen un vínculo entre el recurso - sobre el cual el ecoturista normalmente ya tiene conocimientos - y la operadora turística que suministra los medios para que el turista acceda a dicho recurso. Lamentablemente, hasta ahora México no se ha posicionado adecuadamente dentro de este nuevo mercado de la naturaleza y de los viajes ecológicos. Las autoridades de turismo y del medio ambiente del país deberán esforzarse por subsanar el rezago en que ya se encuentra nuestra nación, en relación a otros países, a fin de competir con éxito en el mercado mundial ecoturístico.

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En todos los casos, no importa qué combinación de estrategias promocionales se emplee, es muy importante tener en cuenta que es más fácil introducir una imagen positiva en la mente de alguien que extraer de ella una imagen negativa. Pero, ¿qué podemos hacer en relación a desastres naturales o crisis políticas? Aquellos turistas que se encuentren in situ o los turistas potenciales, al enterarse de un siniestro o un problema político a través de los medios masivos de comunicación, requerirán de una especial atención. A continuación, se proporcionan algunas reglas básicas a seguir en caso de presentarse una crisis: -

Primeramente, verifique y reporte lo que está verdaderamente ocurriendo. No hable de lo que Usted sólo "piensa" que está sucediendo.

-

Emplee el número mínimo de portavoces que le sea posible. Estos habrán de estar totalmente disponibles para los medios de comunicación y deberán enfatizar lo positivo, pero ser honestos y directos con respecto a los aspectos negativos.

-

Una vez que la crisis ha pasado, utilice los medios de comunicación para proporcionar la información de la situación nueva. Restablezca una imagen positiva y honesta.

-

Planee algo, tal como la celebración de un evento o el inicio de un proyecto, a fin de restaurar la visión de la comunidad y de los turistas sobre el futuro de su área protegida.

17.

IDENTIFICACION DE CIRCUITOS Y REGIONES DE ALTO SIGNIFICADO ECOTURISTICO EN MEXICO

Así como recientemente la Secretaría de Turismo ha desarrollado un amplio y ambicioso proyecto de promoción denominado Ciudades Coloniales, sería altamente recomendable llevar a cabo un programa similar en cuanto a concepción, pero dirigido a dar a conocer e impulsar circuitos y regiones de alto significado ecoturístico en México. De manera ilustrativa, se identifican a continuación algunos circuitos y regiones de México poseyendo un particular interés ecoturístico. 1) Península de Baja California y Mar de Cortés

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Esta región contiene grandes atractivos ecoturísticos: una península de 1,600 kilómetros de longitud (de mayor longitud que la península itálica), magníficos ecosistemas desérticos (con endemismos de flora muy interesantes, destacando el cirio - Idria columnaris) y bosques de alta montaña (en el extremo norte de Baja California) con vegetación conífera boreal (única en nuestro país, especialmente en la Sierra San Pedro Mártir). Además, está el enorme atractivo de la ballena gris (Eschrichtius robustus), que llega a alcanzar 15 metros de longitud y que cada año realiza el mayor viaje de migración de mamífero alguno (16,000 kilómteros de viaje redondo anual), desde los mares de Bering y Chuckchi en el Océano Artico hasta las cálidas lagunas marinas bajacalifornianas, únicos sitios del mundo en donde pasan el invierno para aparearse y parir. Se estima que la población actual total es de cerca de 20,000 individuos. Los sitios principales de la Baja California donde se le puede observar, entre los meses de diciembre y marzo, son las Lagunas de Guerrero Negro, Ojo de Liebre, San Ignacio y Bahía Magdalena. Además de la ballena gris en la costa del Pacífico, hay grandes oportunidades para observar otros cetáceos en el Mar de Cortés. Se calcula que en 1991 hubo más de 2,000 visitantes que fueron a observar las ballenas a Baja California y el Mar de Cortés, gastando un total de US $ 3,200,000 (Hoyt, 1992). La avifauna (tanto marina como terrestre) de esta región es de gran interés, destacando las siguientes especies: la branta o ganso negro (Brenta nigricans) que invierna en enormes concentraciones (varias decenas de millares) en la costa del Pacífico, el águila pescadora, el caracara, el gallito de mar o golondrina de mar elegante, el chuparrosa de Xantus y muchas especies de patos, garzas y playeros. Muchas de las islas del Mar de Cortés son sitios de anidación para diversas especies de aves marinas, por lo que el acceso a ellas está controlado. La fauna marina de esta región es muy rica. Además de las diversas especies de cetáceos, hay numerosas especies de peces, conchas, moluscos, crustáceos, tortugas marinas, focas, lobos y elefantes de mar. Como complemento de todos estos atractivos naturales, existen numerosas misiones construidas entre los Siglos XVII y XIX, algunas de ellas de gran valor histórico y artístico. Además, son célebres las pinturas rupestres y pictografías milenarias que se encuentran especialmente en las zonas montañosas de la península.

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Desde que se abrió la Carretera 1 en 1973, se puede recorrer en vehículo longitudinalmente toda la península. Existe una red de hoteles, realizada por Nacional Hotelera hace casi veinte años, distribuida estratégicamente a lo largo de la Carretera 1, que podría fungir como una excelente infraestructura para ecoturistas (sobre todo quienes usan vehículos carreteros), si se promoviera adecuadamente. Lamentablemente ello no se ha hecho aún y aparentemente muchos de los hoteles de la red han sido clausurados o están en franca decadencia. Las áreas protegidas de esta región (integrantes del SINAP) son: el Parque Nacional Constitución de 1857, la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado y las siguientes Reservas Especiales de la Biósfera: Islas del Golfo de California, Isla de Guadalupe, Isla Rasa e Isla Tiburón.

2)

Sierra Madre Occidental y Noroeste de México

Los Estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Durango y Nayarit contienen variados atractivos ecoturísticos. El elemento de liga entre estos Estados lo constituye la Sierra Madre Occidental, con una orografía magnífica y grandes extensiones de bosques de pino y encino, que aún albergan una fauna silvestre rica y variada. El Ferrocarril Chihuahua al Pacífico permite apreciar las maravillas del paisaje, además de constituir una obra de ingeniería espectacular con sus numerosos puentes y túneles. La región de las Barrancas del Cobre se ha convertido ya internacionalmente en uno de los destinos ecoturísticos más célebres de México, pero aún falta mucho por hacer en el campo de una verdadera infraestructura física ecoturística de bajo impacto ambiental y de real involucramiento de las comunidades locales. Esta región contiene asimismo la cascada más alta de México: el Salto de Basaseáchic (con más de 300 metros de caída libre). Además de los ecosistemas montañosos, se tienen áreas desérticas y costeras de gran interés, con su flora y fauna características. Entre las especies de fauna, destacan 19 especies de aves endémicas, siendo algunas de las más notables el trogón serrano silbador, el carpintero imperial o pitorreal (por falta de una protección adecuada, probablemente ya extinto, lo cual sería lamentable, ya que es la especie de pájaro carpintero más grande y espectacular del mundo), la cotorra serrana occidental y la chara pinta sinaloense. Aún quedan mamíferos silvestres de gran importancia ecoturística (pero cada vez más escasos), como el oso

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negro, el puma, el gato montés, el berrendo, el borrego cimarrón y el venado cola blanca. Las culturas indígenas (tarahumara, cora, huichol y tepehuana, entre otras), constituyen asimismo un gran atractivo, pero deberán ser integradas al proceso ecoturístico con gran cautela y sensibilidad. Como si fuera poco lo anterior, existen zonas arqueológicas interesantes, destacando especialmente Paquimé (Casas Grandes) y arquitectura colonial de gran interés y valía. Las áreas protegidas incluyen: Parques Nacionales Cascada de Basaseáchic y Cumbres de Majalca; Reserva de la Biósfera de La Michilía; Reserva de la Biósfera El Pinacate y el Gran Desierto de Altar; Reserva Especial de la Biósfera Cajón del Diablo. Lamentablemente, hay muchas áreas de gran significación ecológica (y por ende, ecoturística) que aún no han sido declaradas protegidas.

3)

México Central

Esta región, además de constituir el centro histórico de nuestro país, contiene las únicas cuatro cimas nevadas permanentemente de México: Pico de Orizaba (Citlaltépetl), Popo, Izta y Nevado de Toluca, extensiones importantes (aunque cada vez más reducidas) de bosques templados, atrayentes playas tanto en el Pacífico como en el Golfo de México, enormes atractivos arqueológicos (Teotihuacán, Tula, Calixtlahuaca, Cacaxtla, Cholula, Tajín, Yohualinchan, Malinalco, Xochicalco, El Tepozteco, Teotenango, etc.) y de arquitectura y arte coloniales (Puebla, Cholula, Atlixco, Querétaro, Tequisquiapan, San Juan del Río, Morelia, Pátzcuaro, Erongarícuaro, Cuitzeo, Acámbaro, Guanajuato, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, Córdoba, Orizaba, Guadalajara, Tlaquepaque y Aguascalientes). Los conventos del centro del país son los más célebres de México: Huejotzingo, Acolman, Actopan, Epazoyucan, Ixmiquilpan, Yecapixtla, Jalpan, etc. Existen más de 500 especies de aves en la región, entre las que destacan la perdiz de los volcanes, el colibrí enano zumbador, el carpintero volcanero, el vireón pechicastaño, el chipe rojo y el gorrión zacatero serrano. El teporingo (conejo de los volcanes) es una especie endémica al centro de México, que se encuentra sólo en las áreas de zacatón por arriba de los 3,000 metros de altura (y es cada vez más escaso).

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En cuanto a flora, llama la atención el número elevado de especies de pino y encino. Asimismo, hay notables grutas y cavernas (Cacahuamilpa, Tonatico, La Estrella, etc.). Como un elemento ecoturístico de particular singularidad está la mariposa monarca que invierna en enormes concentraciones en algunos bosques de oyamel de los Estados de México y Michoacán. Se trata del insecto que, a nivel mundial, recorre la mayor distancia durante su proceso migratorio. Entre las numerosas áreas protegidas de esta región se incluyen las Reservas de la Biósfera de Manantlán, Sierra de la Laguna y Chamela-Cuixmala; la Reserva Especial de la Mariposa Monarca; los Parques Nacionales Volcán Nevado de Colima, Lago de Camécuaro, Pico de Tancítaro, Cerro de Garnica, Insurgente Morelos, Rayón, El Chico, Los Mármoles, Tula, Bosencheve, Izta-Popo, Nevado de Toluca, El Tepozteco, Cumbres del Ajusco y Pico de Orizaba.

4)

El Sureste de México

Está región quizá posea el mayor nivel de atractivo ecoturístico de nuestro país. Contiene la mayor biodiversidad de México, sus más extensas selvas perennifolias, bosques de niebla, extensos manglares, playas y mar de gran belleza, así como la mayor riqueza arqueológica de la nación (destacando Palenque, Chichén Itzá, Uxmal, Cobá, Calakmul, Edzná y Tulum). Tan sólo en el Estado de Yucatán se han registrado 1,100 zonas arqueológicas. Además, la región posee un valioso patrimonio étnico y de arte y arquitectura del período colonial. Tan sólo en aves la región contiene más de 750 especies (tántas como hay en el total de Norte América al norte del Río Bravo). Entre las especies de avifauna más espectaculares están el quetzal, la guacamaya roja, el flamenco rosado (con la única colonia reproductora del continente norteamericano en Ría Lagartos), el águila arpía (en peligro de extinción en México), el pájaro reloj, tres especies de tucanes, el hocofaisán, el pavón y numerosas especies de tanagras, colibríes, papamoscas y pájaros carpinteros. Entre los mamíferos destacan el jaguar, el zaraguato (mono aullador), el mono araña, el manatí, el yaguarundi, el temazate y el oso hormiguero. Además, existen numerosos reptiles (cocodrilos, tortugas marinas, iguanas), peces tropicales (sobre todo en los arrecifes coralinos) e insectos de gran colorido (destacando las mariposas). Las zonas arqueológicas de la cultura maya y los vestigios de la cultura olmeca tienen una bien ganada reputación mundial. En cuanto a elementos paisajísticos y

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orográficos, destacan el cañón del Sumidero y Montebello. Los cenotes constituyen un fenómeno ecológico, así como las numerosas grutas y navegación ecoturística por el Río Usumacinta y tiene un enorme potencial, aún no desarrollado.

las Lagunas de de gran interés cavernas. La el Río Lacantún

Los problemas políticos y sociales que han surgido en Chiapas durante el presente año obviamente surgen de la grave marginación de muchos grupos indígenas en las zonas rurales. El ecoturismo puede ofrecer opciones viables de desarrollo sostenible para estos grupos étnicos, si se logra su activo involucramiento en el proceso, a fin de que obtengan beneficios tangibles del mismo. Destacan las siguientes áreas protegidas: Reservas de la Biósfera de Sian Ka'an, Calakmul, Montes Azules, Lacantún, El Triunfo y los Pantanos de Centla; Reservas Especiales de la Biósfera Selva del Ocote, Isla Contoy, Ría Celestún, Ría Lagartos, Cascadas de Agua Azul, Sierra de Santa Marta y Volcán de San Martín; Parques Nacionales de Palenque, Lagunas de Montebello, Cañón del Sumidero, Dzibilchaltún y Tulum; Monumentos Naturales de Bonampak y de Yaxchilán; Parque Marino Nacional Arrecife Alacranes; y las Areas de Protección de Flora y Fauna Silvestres de Chan-Kin, Yum Balam y Laguna de Términos.

5)

Sur de México

Los Estados de Guerrero y Oaxaca contienen grandes atractivos ecoturísticos que tampoco han sido debidamente valorizados y aprovechados. La Sierra Madre del Sur contiene interesantísimos bosques de niebla con endemismos de fauna y flora importantes. Destacan las siguientes especies de aves: charra guerrerense, chara enana, coqueta cresticorta, colibrí coliblanco y gorrión oaxaqueño serrano (todos ellos de distribución muy restringida y por ende, muy apreciados por los ornitófilos, especialmente los norteamericanos en busca de rarezas). Las redes de comunicación en dichas áreas serranas son aún deficientes (caminos en pésimo estado) y existe, además el riesgo de que los ecoturistas se topen con cultivadores de drogas y narcotraficantes. Por otra parte, existen extensos manglares en la costa pacífica sur de gran interés, playas célebres por las arribadas de tortugas marinas y ecosistemas semiáridos en los valles intermontanos con interesantes endemismos. Un atractivo puntual es el extraordinario árbol de El Tule (un gigantesco y milenario

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ahuehuete, reputadamente el árbol de mayor circunferencia en el mundo). A los atractivos naturales se agregan los culturales, que son muchos: zonas arqueológicas (Mitla, Monte Albán, Yagul, etc.), ciudades coloniales con singulares monumentos arquitectónicos (ciudad de Oaxaca, Yanhuitlán, Huajuapan de León, Taxco, etc.) y culturas indígenas con tradiciones prehispánicas de gran interés (artesanías, máscaras, lacas, danzas ceremoniales, vestimenta especialmente en la región del Istmo de Tehuantepec, etc.) Se señalan las siguientes áreas protegidas: Parques Nacionales Lagunas de Chacahua, Benito Juárez y El Veladero. Urge la declaratoria de áreas protegidas en la Sierra Madre del Sur en Guerrero.

6)

Norte y Noreste de México

Existen ecosistemas naturales muy variados en el norte y noreste del país: sistemas montañosos de topografía muy abrupta, bosques de pino y encino, desiertos, pastizales, áreas de matorral xerófilo, bosque tropical caducifolio y bosque espinoso. Existen especies de fauna con un potencial ecoturístico muy alto: oso negro, puma, berrendo, venado cola blanca, venado bura, cacomixtle, guajolote silvestre, cotorra serrana oriental, loro tamaulipeco, pico grueso cuellirrufo, gorrión indefinido altiplanero y cuervo tamaulipeco. Además hay ciudades y pueblos coloniales de gran atractivo: Zacatecas, Sombrerete, Fresnillo, Jerez, Chihuahua, Parral, Durango, Nombre de Dios, Cuencamé, San Luis Potosí y Mineral de El Catorce. La gastronomía de esta región, como la de las demás de México, es muy variada y atractiva. La cercanía con la frontera norteamericana confiere un valor estratégico a esta región de México (sobre todo en relación al turismo carretero receptivo, que ha decaído notablemente en nuestro país), la cual no ha sido promovida en cuanto a sus numerosos atractivos naturales y culturales. Existen en esta región las siguientes áreas protegidas: Reservas de la Biósfera de Mapimí y de la Sierra de Abra-Tanchipa; Parques Nacionales de Balneario de Novillos, Cumbres de Monterrey, El Sabinal, El Potosí y Gogorrón; y el Monumento Natural Cerro de La Silla.

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161

Conservation

sigue aquí el ANEXO 1: Cuestionario WWF

162

32 LAMINAS A COLORES (EN 16 PAGINAS DE PLIEGO CENTRAL): LAMINA 1. LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA

LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA

Barco para excursiones ecoturísticas en el Parque Nacional de Fiordland, Nueva Zelanda. 2. Templos budistas en el Sitio de Patrimonio Mundial de Ayutthaya, Tailandia. 3. Pico del Teide, en el Parque Nacional del Teide, Tenerife, Islas Canarias, España. 4. Arquitectura rupestre en Uchisar, dentro del Sitio de Patrimonio Mundial de Göreme, Capadocia, Turquía. 5. La mariposa monarca: un gran recurso ecoturístico de México, pero que requiere de grandes cuidados a fin de conservarse. 6. El Santuario Inca de Machu Picchu, Perú: Sitio de Patrimonio Mundial en que se conjugan atractivos naturales y culturales del más alto nivel. 7. Parque Nacional de las Islas Galápagos, Ecuador: Sitio de Patrimonio Mundial y uno de los destinos ecoturísticos con más prestigio en el mundo. 8. Elefante africano en el Parque Nacional Kruger, Sudáfrica. 9. Cardón gigantesco en la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, Baja California Sur, México. 10. El Parque Nacional y Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas, México: Sitio de Patrimonio Mundial y maravillosa conjunción del arte maya con la selva alta perennifolia. 11. Sierra de Organos, Estado de Zacatecas, México. 12. Salardú, bello pueblo catalán en El Valle de Arán, España, en que se conservan valiosos elementos de patrimonio natural y cultural. 13. Parque Nacional Kinabalu, Borneo, Malasia: la entrada al parque está clara y atractivamente señalizada. 14. Las Pirámides y la Esfinge de Giza, Egipto: Sitio de Patrimonio Mundial y quizá los monumentos de la antigüedad más famosos de todo el mundo. 15. Guardaparques y su familia en la Reserva Natural de Popenguine, Senegal. 16. Aldea zulu de Simunye, Sudáfrica: adolescentes en una ceremonia de iniciación (pelea a base de palos). 17. Sitio megalítico de Stonehenge, Inglaterra: Sitio de Patrimonio Mundial. 18. Parque Nacional Corcovado, Costa Rica: los ecoturistas llegan en avioneta a una rústica pista de aterrizaje, alternativa de transportación que

163

LAMINA LAMINA

LAMINA

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LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA LAMINA

causa menos impactos negativos que construir una carretera. 19. Pingüinos magallánicos en la Reserva de Punta Tombo, Patagonia, Argentina. 20. Leona totalmente rodeada por turistas en el Parque Nacional Amboseli, Kenia: un ejemplo de impacto negativo del turismo no controlado sobre la fauna silvestre. 21. Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, México: otra alternativa de transportación para el ecoturista que causa menos impactos que una carretera pavimentada, al inducir menos asentamientos humanos incontrolados. 22. Venta ilegal de fauna silvestre en Machu Picchu, Perú: una práctica que debe acabarse en las áreas protegidas. 23. Parque de los Volcanes de Auvernia, Francia: un buen ejemplo de señalización para turistas en un área protegida. 24. Zona Arqueológica de La Quemada (Chicomostoc), Estado de Zacatecas, México: un buen ejemplo de diseño arquitectónico de un museo de sitio (centro de interpretación). 25. Ecoalojamiento en Ndzalama, Sudáfrica: arquitectura creativa basada en patrones vernáculos. 26. El Albergue Manu, en la Reserva de la Biósfera Manu, selva amazónica del Perú: un buen ejemplo de ecoalojamiento, diseñado en armonía con la naturaleza. 27. Ecotouristas descendiendo de una torre de observación que alcanza el dosel de la selva en la Reserva de la Biósfera Manu, Peru. 28. Parque Nacional Yellowstone, EU: Sitio de Patrimonio Mundial y primer parque nacional decretado en el mundo (en 1872). 29. Anfiteatro al aire libre en el Parque Nacional Yellowstone, EU: un excelente apoyo para la educación ambiental. 30. Atardecer en la Reserva de la Biósfera Manu, selva amazónica del Perú. 31. Desierto en la región de San Juan Raya, Puebla, México: bella vegetación xerofítica y, además, un sitio donde abundan los fósiles de moluscos marinos. 32. La Zona Arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán, México: Sitio de Patrimonio Mundial con extraordinarias ruinas mayas rodeadas de bosque tropical caducifolio.

164

165

Las siguientes figuras (en blanco negro) van intercaladas en el texto, la mayoría de las veces, en forma agrupada al término de cada capítulo, ya que éstos son en general muy breves (para no perder continuidad en la lectura del texto): AL FINAL DEL CAPITULO 1: Figuras 1-2.

Dos ejemplos de destinos internacionales de turismo masivo: Walt Disney World en Florida, EU (1), y Cancún en el Caribe mexicano (2).

Figura 3.

Basura excesiva en la playa: una de las consecuencias del turismo masivo incontrolado (3).

AL FINAL DEL CAPITULO 2: Figuras 4-5.

Los ecoturistas buscan atractivos naturales - como es el caso de un canguro en el Parque Nacional Yanchep de Australia (4) - y culturales - como el templo budista de Borobudur en Java, Indonesia, el cual ha sido declarado Sitio de Patrimonio Mundial por la Unesco (5).

Figuras 6-7.

La categoría más numerosa de ecoturistas (en cuanto a un campo de interés específico) la constituyen los observadores de aves, como los que se muestran aquí en los Bañados de Rocha en Uruguay (6). Los ornitófilos son atraídos por aves en su medio natural como el Rabijunco Piquirrojo (Phaethon aethereus), mostrado aquí en su nido en las Islas Galápagos, en el Ecuador (7).

AL FINAL DEL CAPITULO 3: Figuras 8-9.

El ecoturismo, bien manejado, puede contribuir a la conservación del patrimonio natural - como esta playa en estado natural en la República Dominicana (8) -, así como del patrimonio cultural - como los monasterios cenobíticos del Siglo XIV en Meteora, Grecia, que han sido declarados Sitio de Patrimonio Mundial (9).

166

Figuras 10-11. Dos ejemplos de áreas naturales legalmente protegidas que tienen gran prestigio ecoturístico internacional: El Parque Marino de la Gran Barrera Arrecifal en Australia (10) y el Parque Nacional Volcán Poas en Costa Rica (11). Figura 12. Los guardaparques tienen un papel relevante que jugar, tanto en la conservación de un área protegida, como en la orientación adecuada a los ecoturistas, como es el caso de este guardaparque en la Reserva de la Biósfera Manu en la selva amazónica del Perú (12).

AL FINAL DEL CAPITULO 4: Figuras 13-14. Dos ejemplos de atractivos ecoturísticos en México: la Sierra de Organos, en el Estado de Zacatecas (13), y la Caleta de Xel-há, en el Estado de Quintana Roo (14).

EN EL CAPITULO 5 (EN MEDIO - PAGINA 22 APROX.): Figuras 15-16. A fin de que se desarrolle eficazmente el ecoturismo en México, es preciso que haya más alojamientos apropiados en los sitios de atractivo natural y cultural, pero en todos los casos habrá que tener más cuidado en la minimización de los impactos negativos: Cabañas en la Barranca del Cobre, Chihuahua (15) y Hotel en Chichén Itzá, Yucatán, el cual surgió de una vieja hacienda remodelada (16). EN EL CAPITULO 6 (EN MEDIO - PAG. 33 APROX.): Figuras 17-18. La planeación del ecoturismo debe tomar en cuenta en forma integral los aspectos de actividad socioeconómica de una región, como en la Bahía de Shoalwater, Australia (17) y el Parque Nacional Tortuguero en Costa Rica (18). En ambos casos, la población local se dedica a la pesca, pero complementa sus ingresos ofreciendo recorridos en bote a los ecoturistas.

167

CAPITULO 7 (EN MEDIO): Figuras 17-18. En todos los países es conveniente establecer mecanismos de concertación intersectorial para la planeación y el desarrollo del ecoturismo, involucrando entre otros sectores a las autoridades y personal de las áreas protegidas - como este guardaparque en la Reserva Punta Tombo, Patagonia, Argentina (17) - y la comunidad local - como en el caso de estos sherpas que brindan auxilio a los montañistas en Nepal (18). CAPITULO 8 (EN MEDIO: las figuras 19-22 agrupadas en dos páginas cara a cara; al final del capítulo la 23): Figuras 19-22. Las comunidades locales deberán estar activamente involucradas en el proceso ecoturístico, a fin de que obtengan beneficios socioeconómicos tangibles y sustentables, como se muestra en los siguientes ejemplos: un gaucho que actúa como guía en la Reserva Natural Quebrada de Los Cuervos, en Uruguay (19); un danzante zulu en la aldea de Simunye, Sudáfrica, quien invita a los turistas a participar en una danza ceremonial (20); miembros de la comunidad local quienes fungen como guardaparques y guías ecoturísticos en el Parque Nacional Delta del Saloum, en Senegal (21); y restaurante típico establecido por una familia local en el camino hacia el Parque Nacional Portobelo, en Panamá (22). Figura 23. La

venta de artesanías directamente al turista, sin intermediarios, proporciona importantes beneficios a las comunidades locales, como en este ejemplo del poblado de Tepoztlán, Morelos, México (23).

CAPITULO 9 (EN MEDIO): Figuras 24-25. En todo destino ecoturístico (trátese o no de un área protegida legalmente) deberá realizarse un detallado y categorizado inventario de sus atractivos ecoturísticos, tanto naturales - como esta iguana marina, especie endémica del Parque Nacional Galápagos en Ecuador (24) - y culturales - como la célebre Sala Hipóstila del Templo de Karnak, en Egipto (25).

168

CAPITULO 10 (EN MEDIO: LAS FIGURAS 26-29 EN 2 PAGINAS CONSECUTIVAS CARA A CARA; al final del capítulo: Figura 30.) Figuras 26-29. En todas las áreas protegidas y otros destinos ecoturísticos, deberán buscarse maneras de minimizar los impactos ambientales negativos, tanto de índole natural como cultural, como se muestra en los siguientes ejemplos: un sendero en tablado elevado para no afectar el humedal circundante, Parque Nacional Everglades, Florida, EU (26); vehículo turístico para observación de fauna silvestre, Reserva Ndzalama, Sudáfrica (27); sendero en el Parque Nacional Abruzzo, Italia, a fin de mantener a los turistas a una distancia razonable de las gamuzas silvestres (28); respeto a las tradiciones culturales, como es el caso del Sitio Megalítico de Delbi, Senegal, que tiene características mágicas para la población del lugar (29). Figura 30. Ejemplo de vandalismo en el Parque Basaseáchic, Chihuahua, México (30).

Nacional

CAPITULO 11 (FIGURAS 31-32 EN LA PAGINA 107, FIG. 33 EN PAG. 110, FIG. 34 AL FINAL DEL CAPITULO): Figuras 31-32. En toda área protegida y otros destinos ecoturísticos deberán hacerse estudios de capacidad de carga, a fin de evitar el deterioro ecológico. Los miradores de fauna silvestre, como estos ejemplos en el Parque Nacional Basse Cassamance en Senegal (31) y la Reserva Natural Abuko en Gambia (32), pueden contribuir en mucho a no exceder la capacidad de carga. Figura 33. Pasos empleados en el sistema de planificación de LCA Límites de Cambio Aceptable (Fuente: Stankey et al., 1985) (33). Figura 34. Los

caminos de bajo impacto como este ejemplo del Parque Nacional Doñana, en España (34), contribuyen a mantener los efectos de visitación turística dentro de los límites de cambio aceptable.

CAPITULO 12.

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Figura 35. En la planeación física de un Centro de Ecoturismo, deberán de tomarse en cuenta aspectos de zonificación e integración al entorno natural, como en este caso del anteproyecto arquitectónico para un Centro de Ecoturismo en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an, Quintana Roo, México (diseño del Arq. Héctor Ceballos-Lascuráin) (35). Figuras 36-39. Los siguientes son ejemplos apropiados de diseño arquitectónico para el ecoturismo: Albergue Ndzalama en Sudáfrica (36); Albergue Manu en la Reserva de la Biósfera Manu, Perú (37); Tree Tops Lodge en Parque Nacional Aberdare, Kenia (38); y centro de visitantes de la Reserva Magaliesberg (con calentadores para agua a base de energía solar), Sudáfrica (39). Figuras 40-41. Los senderos de la naturaleza, deben tener una señalización clara con información pertinente, como en estos dos ejemplos del Parque Nacional Doñana en España (40) y de la Reserva Punta Tombo en Argentina (41). Figura 42. Hay

que evitar errores de diseño como el hech de localizar un área de estacionamiento demasiado cerca del atractivo ecoturístico, como en este caso del Parque Nacional Volcán Masaya en Nicaragua (42).

CAPITULO 13: Figuras 43-44. Dos ejemplos de capacitación en el campo del ecoturismo: Curso de Uso Publico en Areas Protegidas de los Países Amazónicos, organizado por la FAO en Manu, Perú (43) e instructor utilizando láminas de orientación didáctica para comunidades indígenas en la Reserva de la Biósfera Manu, Perú (44). CAPITULO 14: Figuras 45-48. Cuatro ejemplos de centros de interpretación en áreas protegidas (los cuales contribuyen de manera vital a la educación ambiental y concientización ecológica): Reserva Crooked Tree, Belice (45); Parque Nacional Sequoia, California, EU (46); Parque Nacional Volcán Masaya, Nicaragua (47); Zona Arqueológica de Copán, Honduras (con maqueta del centro ceremonial) (48). Figura 49. Una

visita a un área protegida se convierte en un instrumento vital de educación ambiental, como es

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el caso de este niño en la Reserva Punta Tombo, en la Patagonia argentina, mostrado al lado de un pingüino magallánico (49). Figura 50. Un buen guía ecoturístico es un elemento indispensable para la educación ambiental y la concientización ecológica de los visitantes a un parque, como este ejemplo a bordo de un barco turístico en las Islas Galápagos del Ecuador (50). Figura 51. Un

buen ejemplo de rótulo informativo en un área protegida: Reserva Blyde River Canyon en Sudáfrica (mostrando ilustraciones de algunas de las aves más características de ese sitio) (51).

CAPITULO 15: Figuras 52-53. Las concesiones en parques nacionales proporcionan importantes mecanismos de autofinanciamiento para la conservación: Albergue en Tlamacas, Parque Nacional Izta-Popo, México (52); concesión para la operación de un bote ecoturístico en la Reserva de la Biósfera Manu, Perú (53). CAPITULO 16: Figura 54. En el ecoturismo, el producto que se "vende" es la naturaleza sin disturbar, como es el caso del Parque Nacional Aigües Tortes en el pirineo catalán, España (54). Figura 55. De todos los tipos de turistas, el ecoturista es el que más información requiere, como este ejemplo de un visitante hojeando guías de la naturaleza en el Parque Nacional Glacier, Montana, EU (55). Figura 56. En toda promoción ecoturística se debe de buscar atraer a entusiastas de la naturaleza, como los que aquí se muestran en la Reserva de la Biósfera Manu, en la amazonía peruana (56). CAPITULO 17:

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Figura 57. Piedras encimadas y cirios (Idria columnaris, planta endémica del noroeste de México) en la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, Baja California Sur, México (57). Figura 58. Cascada en el Parque Nacional Basaseáchic, en la Sierra Tarahumara, Chihuahua, México (58). Figuras 59-60. Dos atractivos turísticos del México Central: comida típica en la Isla de Janitzio, Michoacán (59) y artesanías en Tepoztlán, Morelos (60). Figuras 61-62. Dos grandes atractivos ecoturísticos del sureste mexicano: la Reserva de la Biósfera de Sian Ka'an, Quintana Roo (61) y la Zona Arqueológica de Chichén Itzá (62), ambos constituyendo Sitios de Patrimonio Mundial. Figura 63. Un gran atractivo ecoturístico del sur de México: el Arbol de El Tule en Oaxaca (63). Figura 64. La Zona Arqueológica de La Quemada (Chicomostoc) en el Estado de Zacatecas (64).

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