March 23, 2017 | Author: Nico Sarale | Category: N/A
Arias, Gonzalo Economía social. - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación, 2008. 150 p. ; 21x14 ...
Economía Social Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
Publicación del Proyecto de Modernización del Estado, Jefatura de Gabinete de Ministros y del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación. Av. Julio A. Roca 782 – Piso 12 (C1067ABP) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina E-Mail:
[email protected] www.modernizacion.gov.ar Pizzurno 935 – Piso 2 (C1020ACA) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina E-Mail:
[email protected] www.me.gov.ar/voluntariado Edición, corrección y composición general: Proyecto de Modernización del Estado y Programa Nacional de Voluntariado Universitario. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, agosto de 2008. ISBN 978-950-00-0689-7 Los editores no se responsabilizan por los conceptos, opiniones o afirmaciones vertidas en los textos y en las notas de los colaboradores de esta publicación, que son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
Arias, Gonzalo Economía social. - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación, 2008. 150 p. ; 21x14 cm. - (Para que el conocimiento nos sirva a todos; 1) ISBN 978-950-00-0689-7 1. Educación Superior. 2. Voluntariado. I. Título CDD 378.365
Fecha de catalogación: 05/08/2008
Autoridades Presidenta de la Nación Dra. Cristina Fernández Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación Sr. Sergio Massa Ministro de Educación de la Nación Lic. Juan Carlos Tedesco Secretario de Políticas Universitarias Dr. Alberto Dibbern Directora Nacional Alterna del Proyecto de Modernización del Estado Lic. María Florencia Alvarez Travieso Coordinador del Programa Nacional de Voluntariado Universitario Lic. Gonzalo Arias Asistencia Técnica Mercedes Tarzibachi
Indice
¿Cómo formar para la solidaridad? Juan Carlos Tedesco . .....................................................................................
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Una colección para que el conocimiento nos sirva a todos Alberto Dibbern .............................................................................................
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Los desafíos éticos pendientes en un mundo paradojal: El Rol de la Universidad Bernardo Kliksberg..........................................................................................
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Exclusión, Economía Social e Innovación Popular. Las empresas recuperadas por sus trabajadores Héctor Hugo Trinchero ...................................................................................
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Responsabilidad Social: el sector comprometido de la economía Federico Saravia..............................................................................................
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Economía Social Rubén Daza.....................................................................................................
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Universidad y Cooperativismo: Crónicas de un encuentro posible y necesario Juan Carlos Junio ...........................................................................................
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La Economía Social como un marco de sentido para las relaciones entre la Universidad y las Comunidades José Luis Coraggio...........................................................................................
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Oikonomias. La búsqueda de la Felicidad Estela Cammarota...........................................................................................
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Promoción, Desarrollo y Fortalecimiento de la Economía Social: Experiencias y aportes desde el Voluntariado Universitario Gonzalo Arias y Mercedes Tarzibachi..............................................................
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Ferias francas: Experiencias de Producción y Comercialización. Alternativas para el Desarrollo Socioeconómico de la localidad de Herradura, provincia de Formosa Miryan Ayala...................................................................................................
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Experiencias y Conclusiones: Programa de Voluntariado Universitario. Universidad y Economía Social María Inés del Milagro Combina..................................................................... 157 El Voluntariado Universitario como expresión de la articulación interinstitucional. Proyecto de Fortalecimiento Integral de Cooperativas Apícolas Lina de las Mercedes Coronado....................................................................... 169
Diseño como aporte estratégico a la Producción Regional y Nacional. Desarrollo y Análisis de casos de intervenciones con empresas recuperadas Esteban Javier Rico y Lucas Giono.................................................................. 181 Asesoramiento y Apoyo Técnico a familias campesinas del departamento de Lavalle, provincia de Mendoza, para elaboración y comercialización de alimentos elaborados artesanalmente Lucía Alicia Vignoni........................................................................................ 193 Financiamiento para la agricultura familiar. Una propuesta desde la Universidad Ramón Cieza; Sergio Dumrauf; Mariana Barros; María Romina Mele; María del Carmen Servat; Constanza Bruno; Ismael Malbrán; María Sol Vignasse; Eugenia Gualberto; Jessica Grandinetti; Flavia Picón; Paula Fontana; Miguel Mele...................... 209
¿Cómo formar para la solidaridad? Juan Carlos Tedesco*
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Ministro de Educación de la Nación.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
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n grupo de investigadores americanos realizó hace algunos años una interesante experiencia sobre las prácticas solidarias. Se seleccionó un conjunto de grupos de estudiantes a los cuales sus respectivos profesores les pidieron que hicieran un dibujo. Una vez finalizada la tarea, los profesores eligieron un dibujo al azar y anunciaron a su grupo que ese dibujo había sido considerado el mejor y que, por ello, tendría un premio en dinero. Cuando los estudiantes seleccionados fueron llamados a recibir el premio, el profesor les informó que uno de sus compañeros padecía una grave enfermedad cuyo tratamiento era muy costoso, y que la familia carecía de los recursos suficientes para hacer frente al tratamiento. Los profesores ofrecieron a los estudiantes premiados la posibilidad de ceder el premio para ayudar a la familia del compañero enfermo a financiar el tratamiento. En un porcentaje muy alto, los estudiantes premiados aceptaron donar la suma recibida. La misma experiencia fue repetida con otro conjunto de grupos de estudiantes a quienes se les pedía que hicieran el dibujo, pero, en este caso, los profesores anunciaban que se seleccionaría el mejor y que el mejor sería premiado. Los estudiantes realizaron el dibujo sabiendo que competían por un premio. El resto de la experiencia siguió un proceso similar al anterior pero, en estos grupos, el porcentaje de respuestas solidarias bajó significativamente. Los resultados de esta experiencia pueden ser interpretados de diversas maneras, pero resulta claro que en el marco de los patrones culturales dominantes, la solidaridad está asociada a aquello que obtenemos sin haber competido o luchado. Solidaridad y competencia serían, en cierto sentido, contradictorios y excluyentes. Hacerse cargo de esta hipótesis implica asumir que estamos ante un problema de enorme importancia y complejidad. Promover solidaridad en un sentido profundo y convertir la solidaridad en un pilar del funcionamiento de nuestra sociedad, supone ir más allá de la caridad y del asistencialismo. No se trata de subestimar la importancia de esas cualidades y estrategias. Sólo pretendo postular que la magnitud de los fenómenos de exclusión que caracterizan a la sociedad actual, reclama estrategias que permitan trascender esas prácticas. En este sentido, se abren dos líneas de reflexión y de acción. La primera es de carácter macro-social y político. Desde este punto de vista, es preciso enfrentar la discusión acerca del nuevo pacto, del nuevo contrato social que permita garantizar la inclusión social de todos los ciudadanos. Ya no estamos en una sociedad que puede funcionar con la solidaridad “orgá11
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nica”, similar a la que existe entre las partes del organismo humano. Esta solidaridad mecánica, no-voluntaria, está basada en que cada parte del organismo es necesaria, cumple una función imprescindible para el equilibrio y el funcionamiento del sistema. Nuestra sociedad ha roto ese equilibrio y tiene una enorme capacidad excluyente. Puede dejar afuera a importantes sectores de la población y puede apelar a fórmulas autoritarias, de las que tenemos una larga tradición, para mantenerse políticamente. La solidaridad que exige esta nueva sociedad no es mecánica sino consciente. Es una solidaridad específicamente humana y, por ello, voluntaria. Para poder vivir juntos debemos querer vivir juntos. Solidaridad y competencia pueden articularse si asumimos que la competitividad genuina no es individual sino social. Debemos ser competitivos como sociedad, como equipo y como comunidad. Es en este sentido que se abre el interrogante crucial acerca de cómo formar para la solidaridad. La experiencia relatada más arriba nos pone ante la necesidad de reconocer que todos tenemos una determinada representación inicial de los valores, que condiciona nuestro comportamiento. El primer paso de cualquier metodología para enseñar valores es conocer cuál es esa representación inicial. Sólo con este conocimiento podemos diseñar estrategias de cambio de esas representaciones iniciales. Pero también sabemos que esas representaciones iniciales están profundamente establecidas en nuestras estructuras de personalidad. Cambiarlas implica algo más que manejar información y conocimientos. Las experiencias educativas destinadas a promover valores deberían ser experiencias que movilicen las diferentes dimensiones de la personalidad, en especial la dimensión afectiva y emocional. Necesitamos, por ello, que se generalicen y multipliquen experiencias como las sistematizadas en esta publicación, motorizadas por miles de docentes y estudiantes universitarios comprometidos en acciones concretas al servicio de las necesidades y demandas de la comunidad, algunas relacionadas con las viejas deudas que tenemos como país y otras, igualmente urgentes y estratégicas, que tienen que ver con los desafíos futuros. La Universidad puede y debe tener un rol activo con el propósito fundamental de profundizar la vinculación de la educación superior con la comunidad y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes universitarios, promoviendo su participación voluntaria en proyectos sociales orientados a mejorar la calidad de vida de su población y estimular el desarrollo local. En este debate sobre la transformación de la Universidad y su función social en el nuevo contexto global, es central y estratégico disponer de 12
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herramientas que fortalezcan la comunicación y la articulación tanto al interior del sistema universitario como entre el Estado y las universidades, y entre las universidades y la comunidad. Estas herramientas son fundamentales para cumplir con el compromiso de todos los actores en la construcción de un país más justo.
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Una colección para que el conocimiento nos sirva a todos Alberto Dibbern*
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Secretario de Políticas Universitarias.
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esde el 2006, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, a través del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, viene apoyando distintas experiencias impulsadas por estudiantes y docentes de universidades nacionales, dirigidas a mejorar la calidad de vida de la comunidad mediante la transferencia del conocimiento producido en las propias instituciones de educación superior. El propósito es desarrollar y fortalecer el vínculo de las Universidades Públicas e Institutos Universitarios Nacionales con las demandas de la población y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes, docentes e investigadores de nivel superior universitario, promoviendo su participación voluntaria en proyectos sociales. A través de esta práctica solidaria, los alumnos no sólo devuelven a la sociedad la posibilidad de estudiar que reciben de ella, sino que, a su vez, transitan una experiencia de aprendizaje orientada a abordar profesionalmente problemáticas sociales concretas. Con una tercera convocatoria en marcha, la participación de la comunidad universitaria se ha incrementado un 60% respecto de 2006 y 2007. Actualmente, conforman el Programa 850 proyectos de más de 37 instituciones universitarias nacionales, con la participación de cerca de 17.000 estudiantes, 4300 docentes e investigadores y más de 1600 organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones con fuerte presencia comunitaria. En su gran mayoría, los proyectos de voluntariado universitario despliegan sus acciones articulándose con distintas organizaciones sociales e instituciones que ya se encuentran trabajando en la comunidad. Municipios, escuelas, hospitales, comedores, centros culturales, cooperativas, fábricas recuperadas, sociedades de fomento, iglesias, entre otras, contribuyen con los más diversos saberes y recursos, todos ellos vitales para la viabilidad de las propuestas y para su continuidad en el tiempo. Entre los ejes temáticos abordados por los proyectos seleccionados, se destacan la educación, la atención y promoción de la salud, la participación ciudadana, el acceso público a la información y comunicación, la promoción de derechos, la preservación del patrimonio histórico y cultural, el medio ambiente y los recursos naturales, el desarrollo comunitario del deporte y la recreación, y el acceso y mejora de la vivienda, infraestructura y servicios sociales básicos. Los aprendizajes y resultados alcanzados son muy importantes pero es necesario continuar trabajando para acercar aún más a la Universidad con las demandas de la población. Ante los desafíos que el país atraviesa en 17
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el siglo XXI, es central y estratégico que el sistema universitario participe activamente en la producción y distribución del conocimiento. Con ese objetivo, presentamos esta colección destinada a difundir las acciones que estudiantes y docentes realizan cotidianamente para resolver distintas problemáticas sociales vinculadas a tres de los ejes temáticos abordados por el Programa: Economía Social, Acceso Público a la Información y Comunicación, y Participación Ciudadana y Promoción de Derechos. Además de ilustrar las características y los alcances de las distintas experiencias en marcha y contar con el aporte de especialistas y referentes de cada área, se busca dar mayor visibilidad al fuerte compromiso social que estudiantes, docentes e investigadores universitarios han asumido con sus comunidades. De esta manera, aspiramos a sumar un nuevo espacio de intercambio y reflexión que fortalezca y promueva la comunicación entre las universidades, y entre las casas de estudio y la comunidad.
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Los desafíos éticos pendientes en un mundo paradojal: El Rol de la Universidad* Bernardo Kliksberg **
* Una versión original de este trabajo fue expuesta por el autor al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Rey Juan Carlos. ** Pionero de la ética para el desarrollo, el capital social y la responsabilidad social empresarial. Precursor de una nueva disciplina, la gerencia social. Asesor de más de 30 países y numerosos Presidentes. Asesor especial de ONU, UNICEF, UNESCO, OIT, OEA, OPS, y otros. Actualmente Asesor Principal de la Dirección del Programa Regional del PNUD para América Latina y Director del Fondo España-PNUD “Hacia un desarrollo integrado e inclusivo en América Latina y el Caribe”. Autor de 47 obras y centenares de trabajos, traducidos a diversos idiomas. Designado Profesor Honorario, Emérito y Doctor Honoris Causa por numerosas Universidades, entre las últimas Doctor Honoris Causa de la Universidad Rey Juan Carlos de España y Profesor Honorario de la Universidad Católica del Perú. El conjunto de su obra científica ha sido declarada por unanimidad de interés nacional por el Senado Argentino. Condecorado, premiado, y designado visitante ilustre por Gobiernos y ciudades de todo el Continente. Premio 2004 de la AMIA (Comunidad Judía Argentina), Premio 2005 de la Fundación Empresarial por el Desarrollo Sostenible, y Premio Educar 2006 de la Iglesia Católica Argentina. Entre sus últimas obras se hallan los best sellers internacionales: “Hacia una economía con rostro humano” (14 ediciones), y “Más ética, más desarrollo” (14 ediciones). Su más reciente obra fue preparada con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, “Primero la gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado” (editada en España por Planeta/Deusto, 2008).
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
I. Un siglo contradictorio acia dónde va el género humano. El escenario del siglo XXI presenta direcciones contradictorias. Es un mundo signado por una explosión inédita del conocimiento aplicado, por la globalización, por los grandes desequilibrios, por la complejidad, y por la incertidumbre. En las últimas décadas se ha desarrollado una ola de revoluciones científico-tecnológicas que ha hecho crecer exponencialmente las capacidades para producir y circular bienes y servicios. Las “rupturas epistemológicas” simultáneas en campos como la comunicación, la informática, la robótica, la genética, la biotecnología, la ciencia de los materiales, y muchos otros, han corrido totalmente las fronteras de lo posible. Desde el trazado del mapa genético de los seres humanos, hasta el almacenaje para su uso de gran parte del conocimiento disponible en Internet, una multitud de innovaciones han abrió paso a la expansión acelerada de las posibilidades de producción, y la ampliación considerable de la esperanza de vida. Los grandes cambios en las estructuras productivas y tecnológicas se desarrollan en el entorno de la “aldea global”, el mundo globalizado, donde países y personas están estrechamente interconectados, y los niveles de interdependencia son altísimos. Un cambio en un punto significativo del sistema trae impactos inmediatos en vastas áreas del mismo. En la nueva historia de la humanidad, viene avanzado paso a paso la democratización, portadora de dignificación, y derechos básicos, pero se presenta en muchos lugares endeble y vulnerable ante la existencia de profundos desequilibrios que crean tensiones extremas. Poniendo el foco en las fuentes básicas de la inestabilidad, el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan (2006), resaltaba, al dejar su cargo, que “sin una medida de solidaridad ninguna sociedad puede ser verdaderamente estable. No es realista pensar que algunas personas pueden derivar grandes beneficios de la globalización, mientras millones de otras son dejadas al margen o arrojadas a la pobreza abyecta. Debemos dar a los otros seres humanos al menos una oportunidad de compartir nuestra prosperidad”. A las profundas tensiones socioeconómicas se han sumado las ambientales. Las emisiones de dióxido de carbono, contribuyente clave al calentamiento global, han alcanzado el nivel más alto de los últimos 650.000 años. Si no se toman las decisiones adecuadas en los próximos 10 años, la situación puede llegar al punto de no reversibilidad. El actual Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon (2007), ha prevenido que hay riesgo de “una doble ca-
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tástrofe con tempranos reveses para el desarrollo humano de los pobres del mundo, seguidos luego de peligros a largo plazo para toda la humanidad”. La convivencia de direcciones de desarrollo conflictivas, progreso tecnológico y productivo continuo y grandes carencias, y desigualdades, democratización y guerras, terrorismo asesino, y xenofobias, avances materiales en la vida cotidiana, y deterioros agudos del medio ambiente, internacionalización, y difícil equilibrio con el desarrollo local, crea un planeta de extrema complejidad. Una de las manifestaciones centrales de los grados de complejidad es la incapacidad de prever las incertidumbres severas. Predominan en la realidad lo que el Premio Nobel, Ilya Prygogine, llama “las estructuras disipativas de final abierto”, procesos de gran fluidez y volatilidad, frente a los cuales las predicciones se estrellan. Es hora de retomar con fuerza en este escenario, las preguntas que dieron dirección a la humanidad en la historia, los grandes interrogantes éticos. ¿Hacia dónde vamos?, ¿a qué tipo de sociedad aspiramos?, ¿qué perfil de ser humano estamos impulsando?, ¿cuáles deben ser las prioridades de esta etapa histórica? ¿qué responsabilidades deben asumir los principales actores sociales? Este orden de preguntas, marginadas con frecuencia por los pragmatismos e inmediatismos, es el que puede dar la más sustancial de las brújulas orientadoras, la de los valores. Intentaremos aportar algunos elementos a la reflexión, imprescindible y postergada sobre éstas y otras preguntas similares. Para ello, nos proponen desenvolver a título introductorio tres momentos de análisis sucesivos. En primer lugar, señalaremos algunos de los mayores desafíos éticos de nuestro tiempo; luego, siempre de la mano de la ética para el desarrollo, incursionaremos en las responsabilidades que deben asumir los diferentes actores sociales frente a ellos; por último, pondremos en el centro el rol que le corresponde a la Universidad en este siglo, pleno en oportunidades y contradicciones. II. Desafíos éticos claves Nuestro tiempo presenta una serie de problemas que son abordados normalmente como económicos, y sociales. Ciertamente lo son, pero el acercamiento usual deja de lado que, ante todo, son de naturaleza ética, porque hacen a valores axiales para el sentido mismo de la vida. Entre ellos se hallan los siguientes: 1. La Pobreza No Puede Esperar
A pesar del potencial productivo fenomenal disparado por las revoluciones científico-tecnológicas, una parte importante del género humano padece carencias agudas. Casi 1.200 millones de personas viven por deba22
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jo de la línea de la pobreza extrema, teniendo que subsistir con menos de un dólar diario. Cerca de 3.000 millones están en la pobreza, con ingresos menores a dos dólares diarios. A pesar de que técnicamente el mundo puede hoy producir alimentos para 13.000 millones, el doble de su población actual, 845 millones sufre hambre, 1.100 millones no tienen agua potable, 2.600 millones no cuentan con una instalación sanitaria, y 2.000 millones no tienen electricidad. La pobreza no es neutra. La pobreza “mata”, o enferma, quitando años de vida saludable. Mientras que la esperanza de vida en el mundo desarrollado bordea los 80 años, en Africa llega escasamente a los 50 años. Unos 10 millones de niños mueren anualmente por causas evitables ligadas a la pobreza, uno cada tres segundos. El agua contaminada que ingieren produce 1.800.000 muertes de niños anuales, 4300 por día. Cada un minuto muere una madre durante el embarazo o el parto. Son 500.000 muertes anuales de madres, el 99% en el mundo en desarrollo. Mientras que en Noruega muere una madre cada 14.000 partos, en América Latina es una cada 160 partos. Por todo ello, concluyó el Diálogo Mundial de las Religiones sobre el Desarrollo (1999): “Todas las religiones ven a la extrema pobreza en el mundo actual como una ofensa a la humanidad y una ruptura de la confianza con la familia humana”. 2. Las Familias en Serios Riesgos
La familia, institución pilar de la sociedad, afronta serias dificultades bajo el impacto de la pobreza. En primer término, frustra la misma creación de millones de familias. Muchas parejas jóvenes que quieren formarlas, no pueden hacerlo por las severas incertidumbres económicas. No tienen posibilidades de vivienda, ni seguridades mínimas de trabajo y sustento. Eso genera un indicador poco analizado que es sustancial, la “tasa de renuencia” a formar familia por razones socioeconómicas. Por otra parte, numerosas familias se quiebran ante el desempleo prolongado y la falta de futuro. El continuo ascenso del número de madres pobres jefas de hogar en los países con altas tasas de pobreza lo ilustra. También expresan la tensión extrema que viven muchas familias, su “implosión” ante las carencias, y la falta de esperanza. Es el ambiente en donde una de las posibles manifestaciones perversas será la violencia doméstica. 3. Niños Indefensos
El debilitamiento y la ruptura de la familia dejan a los niños sin su principal institución protectora. Muchas sociedades además de no tener activas políticas de protección a la familia, tampoco hacen mucho por los niños. 23
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Según los datos de la OIT, uno de cada seis niños de 5 a 17 años es explotado a través del trabajo infantil. Utilizados como mano de obra barata, en condiciones con frecuencia inadmisibles, millones de niños trabajan en tareas agrícolas con productos sometidos a químicos y pesticidas, en las minas, y en las fábricas, empleando maquinarias peligrosas. Las consecuencias son como refiere la OIT: “Muchos de esos niños se ven forzados a arriesgar su salud, y sus vidas, e hipotecar su futuro como adultos productivos”. UNICEF (2007) ha determinado que “180 millones de niños son sometidos a las peores formas de trabajo infantil, a trabajos peligrosos, esclavitud, trabajos forzados, reclutamiento forzado en ejércitos, prostitución y otras actividades ilegales”. Con razón, denuncia el problema como “una cicatriz en la conciencia mundial del siglo XXI”. Los niños que trabajan no pueden estudiar. Más de 120 millones de niños no van a la escuela. A esto, se suman formas extremas de explotación de los niños como su integración a la fuerza a ejércitos, y la trata de niños. Se estima que en el 2000 fueron traficados 1.200.000 niños. 4. Discriminación de Género
Con avances muy significativos producto de largas luchas en lo jurídico, político, educativo, y en la integración laboral, subsisten, sin embargo, importantes formas de discriminación de género. Una cultura con valores machistas y de inferiorización de la mujer es el trasfondo de muchas de ellas. Dos terceras partes de los analfabetos del mundo son mujeres. El 57% de las niñas no termina el colegio secundario. La discriminación laboral es constante. En el mundo en desarrollo, las mujeres tienden a ser relegadas a tareas menores, y a la economía informal. Casi la mitad de las mujeres que trabajan en otros sectores distintos de la agricultura lo hacen en el sector informal en 7 de 10 países de América Latina y en 4 países asiáticos analizados. En dos de los países más poblados del mundo como India e Indonesia, el 90% de la mano de obra femenina no agrícola trabaja en la economía informal. A igual responsabilidad, su remuneración es menor. En la industria, en 27 de 39 países con datos disponibles, los sueldos de las mujeres son de un 20 a un 50% menor que los de los hombres. La labor que realizan en el hogar, paralelamente a su integración al mercado laboral, asegurando su funcionamiento y velando por la educación de los hijos, es desvalorizada, a pesar de su rol fundamental. Manuel Castells ironizó con precisión sobre el significado de la situación: “Si las mujeres que no hacen nada, dejaran de hacer esa nada, la mayor parte de las ciudades modernas dejaría de funcionar”. A pesar de los progresos, también sigue siendo limitada la presencia de 24
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la mujer en los altos niveles de decisión política. A inicios del siglo, sólo 9 mujeres eran Jefas de Estado, sólo el 8% de los Ministros eran mujeres, y las mujeres sólo eran el 11% de los parlamentarios del mundo. Una expresión extrema de discriminación continua, en plena actividad, es la violencia. Según la Organización Mundial de la Salud, más mujeres mueren de violencia en el mundo que de cáncer. El feminicidio es casi impune en algunos lugares. En la misma América Latina, junto a los centenares de homicidios impunes en Ciudad Juárez que adquirieron notoriedad mundial, se produjeron 3300 asesinatos de mujeres en Guatemala en los últimos 7 años, y 1000 en Honduras en similar período con un mínimo porcentaje de identificación y punición de los homicidas. 5. El Relegamiento de las Poblaciones Indígenas
Existen en el mundo 5000 pueblos indígenas, de larga historia, e importantes tradiciones culturales, que viven en 70 países. La mayor parte de ellos tiene una relación entrañable con la naturaleza. Sin embargo, tienden a ser los más pobres entre los pobres. Así el 80% de los 40 millones indígenas de América Latina, se halla por debajo del umbral de la pobreza. Tienen en muchos países las peores tasas de mortalidad materna, y mortalidad infantil. Sufren discriminaciones permanentes. Sus tierras y sus bosques han sido permanentemente objeto de disputa, y han sufrido atropellos. El deterioro del medio ambiente los ha afectado particularmente. Se ha intentado con frecuencia borrar su identidad cultural, subestimándola, y presionándolos a dejarla. 6. El Ascenso de las Inequidades
Las altas inequidades se han disparado en el mundo actual. Las diferencias de ingreso entre el 20% más rico y el 20% más pobre, que eran de 30 a 1 en 1960, pasaron en 1990 de 60 a 1, y llegaban de 74 a 1 en 1997. El 10% más rico tenía en el 2005 el 54% del ingreso mundial, y del otro lado, el 40% de menores ingresos sólo el 5%. A las disparidades en los ingresos, se suman brechas de gran envergadura en otros campos. El 20% más rico tiene el 82% de las exportaciones mundiales de bienes, el 20% más pobre sólo el 1%. Las inversiones van hacia el 20% más rico que atrae el 68% de ellas, el 20% más pobre sólo recibe el 1%. También, el 20% más rico tiene el 95% del crédito. Todas las brechas interactúan y se refuerzan las unas a las otras, generando un “círculo perverso” que las refuerza. La Universidad de las Naciones Unidas midió en el 2006 la distribución de la riqueza en los hogares del mundo. Estimó el valor de los activos 25
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físicos y financieros de las personas, menos las deudas, estableciendo su capital. El 10% más rico tiene una proporción mucho mayor del capital mundial, que la que tiene en los ingresos. Concentra el 85% de dicho capital versus el 54% en los ingresos. El 50% más pobre sólo tiene el 1% del capital mundial. El nivel de concentración es tal que el 1% de los adultos más ricos del mundo tiene el 40% del capital mundial. Ante este panorama de disparidades, la ONU ha destacado que “las desigualdades globales en ingresos y estándares de vida han alcanzado proporciones grotescas”. Hoy las ciencias del desarrollo han demostrado que los costos que se pagan por estas inequidades son elevadísimos. Son una razón central de la pobreza mundial persistente. En los países con alta desigualdad, los aumentos del Producto Bruto, tienen un efecto muy reducido en la pobreza. El Banco Mundial (2005) estima que a bajos niveles de desigualdad un 1% de incremento en el Producto Bruto puede reducir la pobreza extrema en un 4%. A altos niveles de desigualdad en cambio, tiene cero efectos en términos de reducción de dicha pobreza. Las altas disparidades generan “el accidente de nacimiento” que congela la movilidad social, promesa básica de los sistemas democráticos. Según el nivel socioeconómico del hogar en que se nace, la educación de los padres, la región, será el capital de salud, y el capital educativo de las personas, lo que influirá decisivamente en su destino. Esa “trampa de hierro” ha mostrado su consistencia con toda fuerza en América Latina, una de las regiones más desiguales del planeta. Las diferencias iniciales pesan decisivamente en el futuro laboral. Según las estimaciones de la CEPAL, se necesitan doce años de escolaridad para tener la posibilidad de conseguir un empleo decente, y no caer debajo de la línea de la pobreza. A pesar del potencial del Continente, el 70% de los niños, que vienen de padres que no terminaron la escuela primaria, tiene menos de esos 12 años de escolaridad. Las elevadas inequidades crean profundas fracturas en la cohesión social, condición fundamental para un crecimiento económico sostenido, y para la atracción de inversiones. Lo previno el Consejo de Europa (2004) cuando definió a la cohesión social como “la capacidad de una sociedad para asegurar el bienestar de todos sus miembros, al minimizar las disparidades y evitar la polarización”. En un mundo con agudas disparidades entre países, y al interior de los mismos, los déficits de cohesión social son marcados. Crean el campo propicio para fenómenos de xenofobia, racismo, y el ascenso de la criminalidad.
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7. Una Nueva Disparidad: La Vulnerabilidad Ecológica
El Panel de la ONU sobre cambio climático galardonado con el Premio Nobel, conformado por 2000 científicos de 130 países, resalta en su informe final que se están verificando los peores escenarios que había previsto en sus tres informes previos. Había estimado que la temperatura podía elevarse de uno a cuatro grados al final del siglo con consecuencias desastrosas, pero el crecimiento de las emisiones de gases contaminantes en el 2006 ha superado los pronósticos, y sino se cambian las políticas, el aumento puede llegar a 6 grados en el 2030. Asimismo, se ha acelerado el deshielo de los glaciares árticos, que puede llevar a rápidos aumentos en el nivel de los mares. Sino se llevan adelante agresivas políticas de reducción de emisiones, puede haber desastres climáticos globales que transformen a países en islas, reduzcan en un 50% la producción agrícola de Africa, y causen una disminución de un 5% en el Producto Bruto Mundial. Para amplios sectores pobres, el cambio climático no es un escenario proyectado. De hecho son una de las primeras víctimas directas de sus impactos. El documentado “Informe de Desarrollo Humano 2007” del PNUD, dedicado al cambio climático advierte que “a medida que aumenta el nivel del mar, ciudades como Londres y Los Angeles pueden enfrentar el riesgo de inundaciones porque sus habitantes están protegidos por modernos sistemas de defensa. Por el contrario, cuando el calentamiento global altera los patrones climáticos en el Cuerno de Africa, significa la pérdida de cosechas y hambrunas”. Los más vulnerables son quienes dependen de la agricultura, o la pesca, viven cerca del agua, habitan en viviendas precarias (1000 millones de personas residen en tugurios), no tienen posibilidad de irse, ni tienen protecciones. Los desequilibrios climáticos están haciendo que las reservas de peces desciendan, tierras arables se vuelvan infértiles, y más personas queden sin agua potable. Según el informe del PNUD, entre el 2000 y el 2004, 264 millones de personas fueron afectadas por desastres climáticos. El 98% vivían en países en desarrollo. En los países ricos de la OCDE, sólo 1 de cada 1500 habitantes fue impactado, mientras que en los países en desarrollo 1 de cada 19. La vulnerabilidad de los pobres es 79 veces mayor. Ya hay en el mundo 25 millones de refugiados climáticos. No son reconocidos por el derecho internacional que sólo preveía la protección y el asilo de quienes escapaban de guerras o persecuciones.
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Las sequías, las tormentas más intensas, las inundaciones, y otras expresiones del deterioro ecológico, están eliminando los avances que países pobres habían hecho respecto a las metas del milenio. La salud pública de los pobres está aún más comprometida. Los cambios pueden crear condiciones de riesgo aun mayores para enfermedades que los afectan en primer lugar. Así, se estima que las víctimas del paludismo, que actualmente causa la muerte de un millón de personas por año, pueden aumentar de 220 a 400 millones. Pobreza que mata, familias destruidas, niños indefensos, mujeres discriminadas, pueblos indígenas marginados, desigualdades extremas, un apartheid climático como lo llamó el Arzobispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, a los efectos del cambio climático sobre los pobres, no son temas adicionales de la agenda macroeconómica mundial. Son desafíos éticos ineludibles, que están amenazando el derecho más básico, el derecho a la vida de amplios sectores de la población del planeta. III. La hora de la responsabilidad social ¿Existe la posibilidad de enfrentar y superar los desafíos éticos planteados, o responden a una especie de ley inevitable de la naturaleza como plantean algunas voces justificatorias? Según ellas, la pobreza, las privaciones de muchos, y las desigualdades son parte de un orden natural. Las perspectivas espirituales no dan ningún lugar a estas visiones. En primer término, resaltan el carácter único de cada ser humano y su igualdad esencial ante la Divinidad. Toda vida merece en ellas el máximo respeto. El Obispo Diarmud Martin (2002) señala que “las situaciones de pobreza extrema constituyen una ofensa a la dignidad de la persona humana”. Por otra parte, en el Antiguo Testamento, fuente espiritual de algunas de las religiones mayores, la voz de los Profetas exige: “No habrá pobres entre vosotros”. Las interpretaciones bíblicas indican que los Profetas eran, ante todo, la conciencia moral en acción. No decían lo que iba a suceder, sino lo que debería suceder. Se rebelaban contra la existencia de la pobreza y reclamaban que, contando la humanidad con un potencial infinito de recursos, la sociedad debe organizarse para erradicarla. Avanzar en esa dirección no es una opción, sino es asumir responsabilidades básicas. El Papa Benedicto XVI (2006) plantea así que deberíamos dirigir nuestros pensamientos hacia “los niños forzados a servir como soldados en un mundo violento, los niños que tienen que pedir, los niños que sufren privaciones y hambre, los niños que no tienen amor”, y pedía a la Divinidad “que nos ayude para hacer nuestra parte para que la dignidad de los niños sea respetada”. Un prominente pensador judío, el Rabino Abraham Yoshua Heschel (1959), decía que hacernos responsables por los otros no merece 28
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ningún premio, ni distinción, es simplemente “la manera de vivir correcto”. En un mundo que puede, pero que no hace lo necesario, ha llegado la hora de que cada actor social asuma sus responsabilidades sociales. Juan Pablo II (2000) invitó: “A los economistas y líderes profesionales financieros, así como a los líderes políticos a reconocer la urgencia de asegurar que las prácticas económicas y que las políticas vinculadas tengan como meta el bien de cada persona, y de la persona en su totalidad”. Una parte del pensamiento económico de más circulación ha sugerido implícitamente la necesidad de separar ética y economía. La economía sería un área a manejar por técnicos experimentados, y la ética pertenecería a otra esfera esencialmente espiritual, y no debería interferir. Esta escisión ha causado mucho daño. La economía nació como una disciplina presidida por valores éticos, y respetuosa de los mismos. Fue así en el pensamiento de Adam Smith, que identificó valores éticos que son clave para que los mercados puedan funcionar eficientemente, en el de David Ricardo, Stuart Mills, y otros fundadores. La ética debería orientar y regular la economía. Lo exigía Juan Pablo II (2000) cuando planteaba que: “Una economía que no tenga en cuenta la dimensión ética no puede llamarse a sí misma una economía en el sentido de un uso racional y constructivo de la riqueza material”. La superación de la escisión entre ética y economía abre la agenda de las responsabilidades de los principales actores sociales, como el Estado, la empresa privada, y la sociedad civil en todas sus expresiones. A ellos debería agregarse la responsabilidad que tendrían que asumir los países ricos a través de la solidaridad internacional. La asunción de responsabilidades sociales por parte de todos ellos, y la acción coordinada pueden hacer diferencias muy relevantes. Las políticas públicas, que en una sociedad democrática encarnan la acción colectiva, son una de las responsabilidades centrales. Deben tener como altísima prioridad, garantizar a todos los ciudadanos, junto a las libertades públicas, sus derechos básicos a educación, salud, trabajo, y vivienda. Ya en 1989, la Asamblea General de la ONU había sancionado por unanimidad “el derecho al desarrollo”, y había estipulado que los primeros responsables de asegurarlo eran los gobiernos. Los países más prósperos han tenido como uno de los motores de su 29
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progreso, activas políticas públicas, y un aparato público profesional, estable, y eficiente, con fuertes controles de transparencia, que han creado amplias coberturas de servicios colectivos, y han potenciado al mismo tiempo las posibilidades de las empresas, y de la sociedad civil. El argumento de reducir al mínimo la actividad pública, con frecuencia recomendado a los países en desarrollo, no se ha cumplido en las economías desarrolladas integrantes de la OECD, como puede apreciarse en el cuadro siguiente (2007): Incremento del costo del Gobierno La proporción del Producto Bruto Interno destinado a los impuestos ha aumentado desde 1975 en la mayoría de los países. Ingreso fiscal como porcentaje del PIB
1975
2006 PRELIMINARY
POINT CHANGE
1. Sweden 2. Denmark 3. France 4. Norway
41.6% 38.4 35.4 39.2
50.1% 49.0 44.5 43.6
+8.5 +10.6 +9.1 +4.4
5. Finland 6. Italy 7. Austria 8. Netherlands
36.5 25.4 36.7 41.2
43.6 42.7 41.9 39.5
+7.0 +17.3 +5.2 -1.7
9. Britain 10. Spain 11. Germany 12. Portugal
35.3 18.4 34.3 19.7
37.4 36.7 35.7 35.4
+2.1 +18.3 +1.4 +15.7
13. Canada 14. Turkey 15. Ireland 16. Switzerland
32.0 16.0 28.7 24.5
33.4 32.5 31.7 30.1
+1.4 +16.5 +3.0 +5.6
17. United States 18. Greece 19. Japan 20. South Korea
25.6 16.9 20.9 15.1
28.2 27.4 27.4 26.8
+2.6 +10.5 +6.5 +11.7
Fuente: Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo. The New York Times, October 18, 2007.
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PERCENTAGE
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Como puede advertirse, todos los países de la tabla incrementaron el financiamiento de la acción pública en los últimos 30 años. En todos ellos, desde el 27 al 50%, su Producto Bruto. En América Latina, después de las ortodoxias de los 90, el financiamiento público quedó reducido al 18% del Producto Bruto, y en el camino muchos servicios esenciales, y los sistemas de educación y salud, experimentaron serias dificultades. Junto al Estado, la empresa privada puede dar una contribución sustancial al enfrentamiento de los desafíos éticos pendientes, a través de la idea de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). La ciudadanía está exigiendo continuamente en las sociedades democráticas ética a los líderes políticos, y a los altos funcionarios públicos. Esa demanda se ha extendido con fuerza creciente a los empresarios privados. Sociedades civiles cada vez más articuladas, pequeños accionistas, que reclaman cambios en la transparencia y conducción corporativa después de Enron, y otros episodios similares, y consumidores conscientes presionan en su conjunto para que las empresas sientan que deben ser responsables no sólo ante sus propietarios, sino también ante todos los involucrados y afectados por su acción. La agenda de la RSC movilizada por la sociedad pide a las empresas: buenas relaciones con su personal, juego limpio con los consumidores (precios razonables, productos de calidad y saludables), preservación del medio ambiente, comportamiento ético en sus inversiones en países en desarrollo, e integración activa a los grandes esfuerzos por el bien común. La era de la empresa centrada en sí misma, ha sido superada por la de la filantropía empresarial. Ella, a su vez, está dejando paso a la visión de una empresa que no sólo dona dinero, sino que coopera activamente con las políticas públicas y la sociedad civil, en amplios programas sociales, educativos, de salud, ocupacionales, y otros, contribuyendo con alta gerencia, Internet, canales de distribución, y otros componentes de sus activos tecnológicos. Junto a las políticas públicas, y a las empresas, la sociedad civil debe asumir su responsabilidad social, a través, entre otras vías del fortalecimiento, del voluntariado. Su potencial de aporte a grandes causas colectivas es formidable. Desde la Madre Teresa de Calcuta con su lema de “no esperes que los pobres vengan a ti, sal a su encuentro”, hasta la Premio Nobel Médicos sin Fronteras, una gama muy amplia de organizaciones humanitarias hace la diferencia continuamente. Una investigación de la Universidad John Hopkins (Salomón y otros, 2003) sobre 35 países en su gran mayoría desarrollados, encontró que el 20% de los adultos, alrededor de 190 millones de personas, son voluntarios. En el 2000, 10 millones de voluntarios 31
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vacunaron a 550 millones de niños, produciendo el equivalente a 10.000 millones de dólares. La Asamblea General de la ONU (2002) ha declarado al respecto: “El voluntariado es un componente importante de toda estrategia para reducción de pobreza, desarrollo sostenible, salud, desastres e integración social”. A las combinaciones virtuosas entre políticas públicas, empresas con responsabilidad corporativa, y sociedad civil movilizada, debe sumarse una renovación de la responsabilidad de los países ricos, a través de la solidaridad internacional y la creación de condiciones económicas más justas que favorezcan el esfuerzo productivo de los países en desarrollo. La ONU ha estimado que con el 1% de los ingresos de las 200 personas más ricas del planeta, se podría asegurar educación primaria para todos. Sachs (2003) calculó que lograr que todas las personas tengan agua potable y saneamiento, que todos los niños puedan ir a la escuela, y financiar adecuadamente la lucha contra el SIDA, la malaria, y la tuberculosis requiere recursos menores al 1% del Producto Bruto de los países ricos. La Organización Mundial de la Salud estima que 8 millones de vidas podrían salvarse anualmente a un costo de 5.700 millones de dólares en inversiones en salud. Se gastó en el 2006, en armamento, más de 20 veces ese monto, 1.149.347 millones de dólares, cifra récord. Con mejoras, las contribuciones del mundo rico siguen estando distantes del 0.7% del Producto Bruto fijado por la ONU. En el 2006, los 22 donantes mundiales más importantes redujeron su volumen de Ayuda Pública al Desarrollo en un 5.1% respecto al año anterior. La ayuda representó el 0.3% de su Ingreso Nacional Bruto. El 0.7% sólo fue cumplido por Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda y Luxemburgo. La ayuda de USA representó el 0.17% de su Producto Bruto. La de Japón era del 0.19%. Por otra parte, se estima que los países pobres pierden anualmente más de 700.000 millones de dólares en exportaciones posibles por las barreras proteccionistas, y las políticas de subsidios de los países ricos. El Primer Ministro de Noruega, Jens Stoltenberg (2007), resumió con precisión las posibilidades en una reciente conferencia en la ONU. Mostró que se podrían reducir muchísimo las muy elevadas tasas de mortalidad materna, y mortalidad infantil, si se apoya enérgicamente desde la solidaridad internacional varias políticas esenciales cuyo costo es muy limitado: • •
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Dar a todos los niños después de su nacimiento un paquete de vacunación con todas las vacunas claves. Su costo es sólo 20 dólares. Generalizar la lactancia materna, decisiva para la salud futura de los niños, a través de los apoyos adecuados a las madres pobres.
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• •
Proporcionar antibióticos simples. Incentivar los controles de las madres en las clínicas.
IV. El rol de las universidades La Universidad del siglo XXI debe aspirar a la excelencia científica y tecnológica. En un siglo de “conocimiento intensivo” como lo llamó Lester Thurow, el progreso estará estructuralmente ligado a las capacidades instaladas en cada sociedad para generar, absorber, y adaptar, a través de la innovación doméstica, tecnologías de punta. Como pilar de la investigación, la transferencia de conocimientos, y la preparación de las nuevas generaciones de profesionales, la Universidad no puede conformarse con “rendimientos mediocres”. Debe autoexigirse y pedir a todos sus estamentos, que conformen equipos que marchen en dirección de las nuevas fronteras tecnológicas. Por otra parte, debe enlazarse activamente con los sectores productivos. La base de la creatividad tecnológica y la competitividad de algunas de las naciones más exitosas de las últimas décadas ha estado en su apuesta a la educación, la investigación, y la generación de triángulos virtuosos entre las políticas públicas, las empresas privadas, y el sistema científico. Así, Finlandia, que encabeza la tabla mundial de progreso tecnológico y era hace 35 años una sociedad atrasada, ha dado un salto gigantesco invirtiendo en educación, ciencia y tecnología, y garantizando la posibilidad de completar estudios universitarios a toda la población. Sólo el 0.5% de los alumnos no termina la escuela básica, y el país encabeza el informe PISA de rendimiento escolar comparado. Tras esos logros, se considera a la educación como una carrera muy respetada y apreciada socialmente, a tal punto que todos los docentes de la escuela básica deben ser Licenciados en Pedagogía, además de especialistas en la materia que dictan. Las Universidades del país están ligadas estructuralmente a las políticas públicas y al aparato productivo. Estos adelantos educativos han posibilitado que un país de 5.5 millones de habitantes sea el líder mundial en campos tecnológicos tan complejos como la telefonía celular. Una empresa finlandesa, Nokia, tiene actualmente el 39% del mercado mundial de teléfonos celulares, que ha llegado a los 1.100 millones de usuarios. Pero junto con su rol científico y tecnológico, y su gran importancia como centro de cultura, la Universidad tiene en este siglo una responsabilidad social clave que debe asumir a plenitud. Tiene que estar en la avanzada de la lucha por enfrentar los desafíos éticos de nuestro tiempo. No puede ser una entidad más en ese esfuerzo, ni seguir a los otros actores, debe marcar caminos. 33
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Esta responsabilidad social debe materializarse en políticas concretas con expresión institucional. Entre ellas, en primer lugar hay un tema central, que es el de la formación ética de los jóvenes que acuden a ella. Debe garantizarles, como se mencionó, una preparación profesional de la mejor calidad. Pero ello no basta. La tenían quienes encabezaron el fraude de Enron, uno de los mayores de la historia económica moderna, o los similares en otras empresas líderes. Habían sido formados en algunos de los mejores MBA existentes, en pleno dominio de las tecnologías gerenciales y financieras más sofisticadas, pero carecían de responsabilidad en la utilización de dichas tecnologías, y causaron graves daños a la sociedad. Diversos estudios demostraron un vacío de discusión ética pronunciado, en dichos MBA, que han reaccionado rápidamente tratando de fortalecer por todos los medios este campo de interés vital, que había sido postergado. La Universidad debe preparar economistas, administradores, médicos, abogados, ingenieros, y especialistas de todos los campos, que tengan una sólida base de responsabilidad, para que decidan en base a valores morales fundamentales sobre los dilemas éticos que se les planteen, y para que asuman compromisos de servicio con los más débiles. Esa preparación requiere trabajar no sólo con textos, sino con experiencias concretas, y contacto activo con la realidad. El ideal no es dictar una materia de ética en el currículum, sino transversalizar la enseñanza de la ética aplicada, trabajando en cada área los problemas éticos propios de la misma, y en todas, el compromiso con la construcción de un mundo solidario. En segundo lugar, la responsabilidad social debe estar presente en la agenda de investigación, priorizando temáticas que representan los problemas más apremiantes de la población. Con frecuencia, eso no ha sucedido. Es lo que resaltaba Gates cuando al crear su Fundación planteaba que el 95% de la investigación médica estaba concentrado en las enfermedades del 5% de la población mundial, y que la Fundación se proponía aportar a las totalmente desatendidas por la investigación que eran las típicas de los pobres. En tercer lugar, la Universidad, una de las mayores concentraciones de conocimiento, debe aportarlo a la sociedad, participando activamente en el debate público de los grandes temas, particularmente los sociales. No puede ser ajena a las discusiones sobre cuestiones como, entre muchas otras, la creación de trabajo, la discriminación de género, la exclusión social, las causas de la criminalidad, y las inequidades.
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En las sociedades democráticas la formación de las políticas públicas que se adopten está fuertemente influída por ese debate. El aporte de la Universidad desde la investigación seria, y la voz de la ciencia, pueden aportar mucho al mejoramiento de la calidad del debate, y la visualización de alternativas de decisión que no sean “más de lo mismo”. En cuarto lugar, la Universidad debe extender su acción educativa a la sociedad en su conjunto mediante una tarea sistemática que coloque su potencial docente y de investigación al servicio de empresas, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, y muchas otras instituciones. Especialmente, es importante la labor que puede hacer capacitando y empoderando a los desfavorecidos. En quinto lugar, la Universidad integra jóvenes que tienen un potencial de voluntariado muy importante. Debe promover y apoyar la puesta en marcha de ese potencial. Eso tendrá efectos educativos de primer orden, y puede ser una fuente de aportes muy significativos a las mejores causas. La Universidad del siglo XXI, el siglo de las grandes oportunidades tecnológicas, pero al mismo tiempo de la pobreza y el sufrimiento social inadmisible, debe autoreformarse tecnológicamente para ser base del progreso, pero debe, ante todo, renovar sus responsabilidades sociales, para ser más que nunca una referencia de construcción, paz, y justicia para los pueblos. Una vieja enseñanza presente en muchas cosmovisiones espirituales dice: “Más vale encender una luz que maldecir a la oscuridad”. La Universidad puede encender muchísimas luces de esperanza en este mundo paradojal. Referencias Bibliográficas Annan, Kofi. “What I have Learned”, The Washington Post, December 11, 2006. Benedicto XVI. “Misa de Navidad”, The Washington Post, December 25, 2006. Consejo de Europa. “Revised strategy for social cohesión”, 2004. Heschel, Abraham Yoshua. “God in search of man”, Meridien Books and the Jewish Publication Society for America, 1959. Juan Pablo II. “Message for the celebration of the World day of Peace”, 2000. Ki-Moon, Ban. “Mensaje a la Cumbre de Bali”, 2007. Martin, Diarmud. “La iglesia y los problemas económicos y sociales medulares de nuestra época”, Incluido en Bernardo Kliksberg (editor), “Etica y Economía. La Relación marginada”, El Ateneo, Buenos Aires, 2002.
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Naciones Unidas. “Resolución aprobada por la Asamblea General”, 10 de enero de 2002. Sachs, Jeffrey. “Asegurar el futuro en la cumbre de Evian”, El País, España, 2 de junio de 2003. Salomon, Lester M. y otros. “Global civil society. An overwiew”, John Hopkins University, 2003. Stoltenberg, Jens. “Disertación en la ONU”, New York. September, 26, 2007. The World Bank. “World Development Report 2006. Equity and Development”, 2005. “The World Faith Development Dialogue”, 1999. UNICEF. “Informe sobre el estado de la infancia en el mundo”, 2007.
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Exclusión, Economía social e Innovación Popular. Las empresas recuperadas por sus trabajadores Héctor Hugo Trinchero*
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Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
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L
a dictadura militar instaurada en nuestro país en 1976 generó las condiciones para una concentración de capital sin precedentes y la des-industrialización relativa producto de una apertura indiscriminada de la economía. Al mismo tiempo, el desarrollo de procesos de producción flexibles configuró a escala planetaria una ofensiva política contra la organización del trabajo (con sus modalidades particulares de instrumentación en el Sur y el Norte de la economía mundial) dando lugar, junto a otras situaciones sociales, a un deterioro de la denominada “sociedad salarial” (Castel, 1999), expulsando grandes masas de población por fuera de los circuitos mercantiles; es decir, de la puja salarial en el campo de las relaciones entre capital y trabajo. El proceso denominado “globalización” tuvo su referencia sociológica en la noción de exclusión. Esta noción pretendió representar la realidad de una “nueva” pobreza que siendo semejante a la descripta para el siglo XVIII no avizoraba perspectivas de empleo por el capital como se teorizó para el siglo XIX, ni de los beneficios de la seguridad social conquistados en algunos períodos del siglo XX. Completaría el panorama la presencia de una gran heterogeneidad de identidades en el sujeto social (género, etnicidad, edad, etc.), invisibilizadas, según se sostiene, tras la noción de clase. A partir de este análisis, la “cuestión social” fue planteada también en el marco de una caracterización de la lucha social en términos de “nuevos movimientos sociales”. Por cuestiones de espacio no voy a detenerme aquí en el análisis de esta categoría hoy muy usada en el análisis social1. Me permito señalar únicamente que la mirada que promueve dicha noción de exclusión tiene como primera consecuencia la siguiente caracterización: ya no sería el capital el que debe hacerse cargo de este sector del trabajo a partir de la mediación salarial, sino la “política” y más precisamente la política social. Una segunda consecuencia es que la exclusión tiende a marcar un status del sujeto, en tanto sujetado por la situación de “estar afuera”, de “no pertenecer” de estar “desafiliado”, en un proceso de des-socialización (Castel, 1999:38), y no por su capacidad de producción, su productividad en tanto sujeto. Esta mirada que concibe al sujeto expropiado por el capital como un status de
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Para un análisis pormenorizado de mi interpretación de esta noción puede consultarse el artículo “Economía política de la exclusión. Para una crítica desde la experiencia de las empresas recuperadas por sus trabajadores” (ERT). Cuadernos de Antropología social Nº 26, op. Cit.
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finitivo es altamente pesimista aunque no realista. Su pesimismo radica en que al sujeto excluido sólo le resta luchar por su “inclusión”, algo que por otra parte sólo puede ser concebido en términos ideológicos. Esta mirada, no es otra que el reverso de aquella que piensa que a la clase obrera “incluida” sólo le es legítimo preocuparse por la lucha salarial. Aquí también es importante señalar que el concepto de exclusión social no logra dar cuenta de las relaciones sociales que son productoras de sujetos y las luchas de éstos por el cambio de dichas relaciones sociales. Organismos internacionales de financiamiento de políticas públicas como el Banco Mundial y el BID vienen promoviendo formas focalizadas de “contención” según el sector “excluido” del cual se trate, en un doble juego de diferenciación-desplazamiento como intento de cristalización de situaciones sociales. Desplazamiento de los conflictos hacia ámbitos locales, particulares y territoriales. Este modo de conceptualizar tiende al mismo tiempo a desdibujar la inteligibilidad de las luchas del trabajo por su liberación en la actual dinámica de las relaciones de producción. Así, y con más insistencia desde la década del 80 y 90, se ha enfatizado sobre la emergencia de un “tercer sector” de la sociedad (y por supuesto de la economía), que en ocasiones y no por casualidad se confunde o asocia con el de “sociedad civil”. Este tercer sector tendería a representar un conjunto de actividades orientadas por organizaciones autoidentificadas como de carácter no-mercantil. Se trata de empresas de perfil comunitario y social, organizaciones y redes de trabajo voluntario y solidario no gubernamentales que abarcan un sinnúmero de procesos de trabajo y que dan empleo a una creciente cantidad de trabajadores no ocupados directamente por las organizaciones empresariales típicamente capitalistas. El incremento de las actividades en estas organizaciones se lo asocia en forma directa con el crecimiento del desempleo estructural. Las empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT) y la innovación social El fenómeno de las empresas recuperadas por sus trabajadores se ha desarrollado en aquel contexto. La mayoría de las ERT se encuentran en el Gran Buenos Aires: 24% en la Ciudad de Buenos Aires, 56% en el conurbano bonaerense y 20% en distintas provincias del interior del país, respondiendo, en una lógica relativamente proporcional, a la localización general del conjunto empresarial del país. La recuperación de empresas se incrementa sustancialmente a partir de 1999 y tiene su pico en el marco de la crisis política de 2001, es decir desde el momento de agudización de la 40
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protesta social en la Argentina. El promedio de trabajadores por ERT es de 64,5 trabajadores, siendo que la mayoría de ellas pertenece al denominado sector de las PyMEs (Pequeñas y medianas empresas) aunque algunas del conjunto sean empresas de gran envergadura en cuanto a la cantidad de trabajadores y el producto. El 76% produce artículos de consumo final, el 43% de consumo intermedio y sólo el 4% materias primas2. La puesta en producción por parte de los trabajadores de estas empresas ha resultado altamente problemática por varios motivos (independientemente de los estructurales), especialmente porque se ha dado en el marco de un fuerte conflicto social y legal, en muchos casos con violencia y represión por parte de las autoridades estatales. El informe referido sostiene que aquellas empresas que no han pasado por una situación de alta conflictividad en el proceso de recuperación por sus trabajadores son las que mayor productividad alcanzan. Esto se explica, en parte, también, porque en el conflicto un sector del personal tiende a buscar otros horizontes laborales, principalmente, el personal administrativo3. En el marco de la experiencia de autogestión obrera me interesa señalar que el movimiento de las ERT vuelve a poner en el centro de la escena a los trabajadores desocupados en resistencia, en el seno de la producción. Precisamente, la lucha por la recuperación de las empresas y el movimiento de autogestión obrera que impulsan la mayoría de ellas resiste las pretensiones de naturalización de la situación de este sector de la clase trabajadora en términos de excluidos sociales. Implica, más allá de sus heterogeneidades y dificultades específicas, un proyecto de resistencia que les da un lugar en la disputa por el campo económico en términos concretos (independientemente de los análisis susceptibles de realizar en torno a sus posibilidades y limitaciones). Esto significa, al menos en parte, que este movimiento vuelve a situar la lucha social y política por el trabajo en el centro de las contradicciones de la sociedad, es decir, la que existe entre el trabajo y el capital.
Datos obtenidos de Ruggeri, Andrés, Martínez, Carlos y Trinchero, Hugo. “Las empresas recuperadas en la Argentina. Informe del 2do. relevamiento entre empresas recuperadas por los trabajadores”.
La gran mayoría de las ERT sufrieron un proceso de vaciamiento y/o quiebra fraudulenta. En muchos casos, el vaciamiento significó un grave impedimento para la continuidad de la producción, por la falta de maquinarias esenciales, siendo en algunos casos dicha falta prácticamente total. En general, el proceso de vaciamiento y/o quiebra ha llevado bastante tiempo, implicando el deterioro no sólo de la relación laboral sino también de la infraestructura y la inserción en el mercado de los productos correspondientes. De allí que la gestión obrera de la empresa resulte en estos casos mucho más desafiante.
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Desde lo conceptual es importante tener en cuenta que las ERT pretenden ser asimiladas a la llamada “economía social” o “economía solidaria”. Esta caracterización, fundada tal vez en el hecho de que la gran mayoría de las ERT se organizaron como cooperativas de trabajo, implica otra particularidad que también me interesa resaltar. Dicha particularidad se expresa en el hecho de que esas formas cooperativas no resultan del asociativismo de desocupados promovidos por ONG’s, o por las políticas sociales del Estado, de acuerdo a las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito, o particulares que ven en el cooperativismo la mejor forma de lograr objetivos de realización de determinado proyecto, sino de la necesidad de mantener en funcionamiento una empresa quebrada por sus patrones a riesgo de caer en el desempleo estructural. Según lo dicho anteriormente, la caracterización de la economía social, independientemente de los esfuerzos realizados por muchos autores, agrupa procesos y organizaciones muy disímiles que no tienen una expresión siquiera de articulación propia que pudiera caracterizar prácticas y acciones conjuntas entre sus agentes. Mientras que las distintas fracciones de capital se organizan en cámaras y asociaciones en pos de sus intereses específicos y el Estado se configura como un conjunto de instituciones articuladas para garantizar la reproducción de los “incluidos”, el denominado sector social de la economía, expresa intereses difusos, diversos, y por lo tanto, escasamente compatibles para su articulación social (Rebón, 2004; Fajn, 2003; Heller, 2004). Entiendo que la economía social debe ser analizada en el marco de su dialéctica contradictoria. Así, aquello que el capital promociona como su política de control social y elusión de las resistencias del trabajo a la acumulación y concentración capitalista genera al mismo tiempo potencialidades (siempre en un contexto de extremas constricciones, tal las reglas del juego del capital) propias al desarrollo de alternativas para la misma clase trabajadora. Como en otras oportunidades, es la propia resistencia creativa del trabajo la que también puede construir, en parte, los contenidos de aquello que la ingeniería social del capital desarrolla como economía del tercer sector o economía social, teniendo en cuenta, además, que lo que hoy se “descubre” tras esa noción tiene una genealogía más profunda en la experiencia histórica de los trabajadores argentinos (Elgue y Ciezas, 2005:145-147). En tanto categoría que interpela a la clase trabajadora en su calidad de “desocupados”, la economía social está sujeta también a la resignificación que la resistencia del trabajo produce en torno a su sentido social. Desde dicha situación, puede entonces entenderse a la “economía social” como un espacio de disputa política. En el sentido anteriormente descrito, puede decirse que las ERT han ten42
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dido a transvasar la noción de economía social como política económica de la exclusión social al incorporar la defensa del trabajo a un proyecto que re-sitúa a los trabajadores dentro del aparato productivo, y lo hacen de una forma que también les permite discutir las relaciones sociales en las que se insertan, y participar desde allí en la disputa política y económica. También, su negatividad, respecto a la cristalización de los trabajadores como excluidos y pertenecientes al tercer sector, se evidencia en el hecho de que la experiencia de los trabajadores lleva en su seno los límites de la empresa capitalista en cuanto al sostenimiento del trabajo. De haber sido trabajadores organizados gremialmente para la lucha salarial, típica de la relación mercantil del trabajo con el capital, pasaron a ser trabajadores que se encuentran frente al imperativo de sostener el trabajo y el salario por sus propios medios. Sin embargo, por más solidarias que sean las relaciones sociales al interior de una empresa, necesariamente deberán enfrentarse al problema de insertarse en relaciones mercantiles que poco y nada tienen que ver con los objetivos, al menos expresos, de lo que se denomina economía social o solidaria como mecanismo auto centrado de reproducción de la vida. A modo de ejemplo, resultaría difícil categorizar algunas empresas recuperadas como economía solidaria si observamos, por ejemplo, el caso de una empresa metalúrgica que ocupa a más de 100 trabajadores y que produce insumos para la producción de maquinaria pesada, ya que aquí los trabajadores vuelven a enfrentarse con sus capacidades y limitaciones al capital en su propio terreno. No por casualidad y conscientes de esta situación, mas allá de diferencias claramente expresadas, las empresas recuperadas por sus trabajadores se han organizado en movimientos políticos reivindicativos que han puesto sobre el tapete, discutiéndolo críticamente, el remanido intento de separar la lucha social de la lucha política y de clases, que el neoliberalismo ha pretendido imponer como modelo. Una cuestión que ha sido parte importante de las discusiones en el seno de las organizaciones que nuclean a las ERT, es que desde el punto de vista del “mercado” las empresas desbastadas por el propio capital resultan “inviables”. Sin embargo, desde el punto de vista del trabajo, al no seguir la lógica destructiva de la competencia capitalista hacia la concentración, sino aquella que prioriza garantizar el empleo de la capacidad de trabajo, deberían motorizar criterios de eficiencia y eficacia de otro tipo4. De todas
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Por ejemplo, entre otros posibles, la eficacia en la creación de empleos productivos respecto al nivel de productividad tomado tanto el nivel de producción de cada empresa o en su conjunto, comparado con otras empresas ya sean de una determinada rama o incluso como totalidad de la actividad empresarial privada.
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maneras, es importante indicar que estas iniciativas de los trabajadores al poner en funcionamiento empresas que en sus condiciones actuales resultan inviables para el capital, somete al trabajo a un conjunto de restricciones. Entre otras, pueden señalarse las siguientes: • La reinserción en la cadena de valor en la cual fue gestada originariamente la empresa. • La capacidad de gerenciamiento en un contexto competititvo. • La formación de capital (desarrollo tecnológico). Desde un inicio, las demandas de las ERT tuvieron como principal objetivo la expropiación (para resolver la cuestión legal de la tenencia obrera de la empresa). A sabiendas de que estas cuestiones implican una capacidad de ejercicio de estas reivindicaciones, las ERT se organizaron políticamente, aunque respondiendo a distintas variantes y modalidades. Estas demandas y luchas por la expropiación, dieron lugar a varios casos de resoluciones legales favorables (aunque con variaciones importantes en sus contenidos) y recientemente a la generación de una Ley de Expropiación en la Ciudad de Buenos Aires y la incorporación de proyectos semejantes en otras provincias y en el ámbito nacional. Es importante destacar que estos avances, más allá de sus distintas formas jurídicas, fueron producto de la lucha y la organización política conjunta de la mayoría de las ERT, independientemente de las modalidades organizativas que asumieron y de una representación política atravesada por los cuestionamientos emergentes de la lucha social. Un tema escasamente explorado del proceso reciente de autogestión en las ERT es el de la capacidad innovativa tecnológica, organizacional y sociocultural del trabajo, para hacer funcionar en situaciones impensables para el capital. Si uno de los problemas centrales de la capacidad de persistencia de una ERT es la superación de la crisis de inserción en la cadena de valor, un rasgo a destacar en la mayoría de los casos es la capacidad creativa del trabajo puesta en práctica para resolver algunas cuestiones puntuales en tal sentido. Algunos ejemplos tomados al azar dan cuenta de lo expresado: • La empresa IMPA recuperada por sus trabajadores, tuvo que enfrentarse a las reticencias de su tradicional proveedor de insumos, en este caso aluminio (ALUAR). Para ello, recuperaron técnicas de reciclado de dicho insumo, haciendo convenios con cartoneros proveedores de envases que contienen aluminio. Esto significó una menor calidad de 44
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algunos productos aunque lograron mantener la producción también orientándola principalmente hacia productos alternativos a la anterior gestión. Se ha conformado, en convenio con la Facultad de Filosofía y Letras, un bachillerato para adultos. En la fábrica de tractores ZANELLO, luego de la recuperación, diseñaron un modelo de gestión novedoso consistente en la integración de la cooperativa en una sociedad anónima donde participan las cadenas de comercialización (vendedores y concesionarios), profesionales calificados en el diseño y el municipio donde se asienta la planta en Córdoba. Crearon, entre otros productos, el primer tractor a GNC recientemente presentado en la feria rural. CANTERAS SIME. Esta empresa, recuperada luego de un vaciamiento, se enfrentó al problema de la falta de maquinarias y de mercado para sus actividades tradicionales. Los trabajadores recurrieron al aprovechamiento de la conchilla propia del yacimiento y la aplicaron a la producción de alimentos de consumo animal dado su alto contenido en calcio natural. SUPERMERCADOS TIGRE. Frente al vaciamiento de la empresa por la política de concentración en el rubro por parte del Capital, los trabajadores, imposibilitados de recrear el sistema de mercadeo propio de la empresa, decidieron hacer un convenio con la Universidad de Rosario y reconstruir el Comedor Universitario en un sector del inmueble, y un convenio con el municipio para instalar una feria de micro emprendimientos promocionados por el propio Estado. CERAMICAS ZANON. Se crearon diseños Mapuche en la línea de cerámicos que produce la empresa. Además se construyó un espacio organizativo-político popular novedoso. Chilavert. Empresa gráfica dedicada tradicionalmente a la producción gráfica artística de alta calidad. En ella funciona hoy un Centro Cultural y un Centro de Documentación sobre la experiencia de las distintas empresas recuparadas y el movimiento de ERT´s que es sostenido mediante un convenio con la Facultad de Filosofía y Letras, a través de su Programa Facultad Abierta. Dicho Centro de documentación es consultado permanentemente por los propios trabajadores de las empresas recuperadas y numerosos especialistas nacionales e internacionales.
Estas experiencias, entre muchísimas otras que aquí damos cuenta en forma muy sintética y restringida, indican que, a pesar de las limitaciones encontradas y más allá de la gran heterogeneidad de situaciones de inno-
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vación obrera, conforman un proceso de experiencia social y formación política y económica de especial interés para, por ejemplo, el estudio de las nuevas subjetividades del trabajo frente a los desafíos de la autogestión. La experiencia de la toma de fábricas y empresas, y la autogestión de las mismas por trabajadores previamente despedidos, se han configurado como una modalidad alternativa resistente frente a la flexibilización omnipresente y además como un proceso amplio de control social del trabajo frente a los desmanes del capital sin trabajo. Referencias Bibliográficas Antunes, Ricardo. “Los sentidos del trabajo”, Editorial Herramienta, Taller de Estudios Laborales. Buenos Aires, 2005. Azpiazu, Daniel. “La concentración en la industria Argentina a mediados de los 90”. Eudeba / Flacso, Buenos Aires, 1998. Basualdo, Eduardo. “Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina”, Universidad Nacional de Quilmes/Flacso/Idep, Buenos Aires, 2001. Bourdieu, Pierre. Y otros. “El oficio de sociólogo”, Siglo XXI, Argentina Editores, 1975. Caputo, Sara y Saavedra, Laura. “Las Empresas autogestionadas por los trabajadores. ¿Una nueva forma de organización económica y social?”, Revista Observatorio Social N°:11, Economía Social, Buenos Aires, 2003. Carpintero, Enrique y Hernández, Mario (Comps). “Produciendo realidad. Las empresas comunitarias”, Topía Editorial, Colección Fichas en colaboración con La Maza, Buenos Aires, 2002. Castel, Robert. “Individualismo y Liberalismo”, en “Empleo, desocupación, exclusiones. Documentos de Trabajo del Piette”- CEIL- Conicet, Buenos Aires, 1999, pp. 2-42. Coraggio, José Luis. “Desafíos en la formación profesional vinculados a la economía social y el desarrollo local”, en Foro Federal de Investigadores y docentes. La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local, 2º Encuentro”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005, pp. 161-167. Elgue, Mario César y Ciezas, Daniel. “La Economía Social y el Peronismo histórico”, En “Foro Federal de Investigadores y docentes. La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local, 2º Encuentro”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005, pp. 145-161. Fajn, Gabriel (Comp.). “Fábricas y Empresas Recuperadas. Protesta social, Autogestión y rupturas en la Subjetividad”, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, 2003. Godio, Julio. “La recuperación de empresas por los trabajadores en Argentina”, Instituto del Mundo del Trabajo, Revista Pistas Nº 11, febrero 2004.
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Responsabilidad Social El sector comprometido de la economía Federico Saravia*
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Secretario de Extensión Universitaria, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires.
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os efectos de la escalada neoliberal –propia de las últimas décadas– y un férreo mecanismo de concentración económica generaron nuevas realidades, que llegaron incluso a resignificar fenómenos con existencia previa y transformar su naturaleza, debido al cambio de las condiciones objetivas del entorno. La retracción de la presencia del Estado como regulador de las relaciones sociales y el avance del mercado como árbitro de la inclusión social, de acuerdo a las reglas que impone en las poblaciones humanas, replanteó el mapa de la exclusión social: emergió un nuevo tipo de pobreza que encontró variantes distintivas en formaciones sociales que, en muchos casos, eran portadoras de una tradición centenaria, dentro de un marco donde se vio actualizada su vigencia. Este desplazamiento del Estado como artífice de la integración social y actor central de la cohesión comunitaria, contribuyó a relativizar la incidencia de la democracia como medio en el que se operan las efectividades conducentes a estos fines, como también la ciudadanía, en cuanto concepto referido a los sujetos de derecho que participan en las decisiones del conjunto que integran. La consolidación de criterios, tales como la competitividad, la maximización de beneficios (el principio del lucro y la conquista), puede leerse como la contrapartida de un desplazamiento operativo de las nociones más vinculadas a una perspectiva comunitaria, como son la integración misma, el igualitarismo, la pertenencia y la consecuente solidaridad. El protagonismo creciente de las grandes empresas como instituciones de poder operó fuertemente sobre las poblaciones humanas, cambiando su consideración de ciudadanos a la posición funcional de consumidores, en un marco donde los intereses particulares se pretenden absolutos con el fin de excluir toda posible solidaridad o reconocimiento de necesidades comunes. Una de las consecuencias de este cambio radical fue la devaluación de la cuestión social que, por su vinculación con las categorías desplazadas –Estado, ciudadanía, comunidad–, por el avance conceptual del mercado y por el avance ideológico de la economía como aparente conocimiento verdadero, sufrió un vaciamiento de sustantividad, quedando relegada al lugar de incluido subordinado, bajo el control de las instituciones del nuevo orden. De esta manera, se puede observar una cierta apropiación de la cuestión social por parte del nuevo orden de la globalización, como medio para incorporarla en situación de subordinación. De este modo, la cuestión social 51
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reaparece en distintas nociones como la responsabilidad social –referida a la actividad empresaria, con alcance definido, mayormente, por las propias empresas– o la de “economía social”1. Por eso, referirse a la cuestión de la “economía social” implica el interrogante de hasta qué punto es pensable una economía que no lo sea. Porque, en más de un sentido, toda economía es social: sea por el contexto en el que tiene lugar, por la pertenencia de sus actores, por la incidencia ineludible que tiene en la vida de los conjuntos sociales en los que se desarrolla o, incluso, por sus condiciones mismas de posibilidad. En este sentido, no es de menor importancia que, además, este interrogante se plantee con un mayor énfasis en los comienzos del siglo XXI, ya que, al igual que durante la mayor parte del siglo XX –y de manera creciente– son las organizaciones en sus diferentes formas, tipos, tamaños, orígenes, las que explican la casi totalidad del desarrollo de la vida. Tanto las actividades como las acciones de los hombres y mujeres de estas épocas, pueden ser explicadas, casi en su totalidad, por su relación y forma de interacción, pertenencia u oposición a tan diversas organizaciones. Es interesante ver que, dentro de las organizaciones –con un peso creciente en el transcurso del siglo XX– han sido las empresas –en sus diversas formas, tipos y tamaños– las que han estado al frente del desarrollo de la vida en gran parte del globo terráqueo, cumpliendo de esta manera un rol vital en el crecimiento de la adoración por el mercado y sus efectos deseados y derrames posibles. No obstante, no es menos cierto que, cuando se habla de “economía social”, se lo hace respecto a una serie de prácticas, donde la participación de los actores tiene lugar con características específicas que la diferencian del esquema de funcionamiento económico que predomina en el estilo occidental. Este sistema es más conocido bajo la denominación de capitalismo; en él, el rol de las empresas como organizaciones fundamentales y las administración de las mismas, no sólo se edifica como central, sino como determinante en términos de resultados, objetivos y posibilidades de inserción primero, y crecimiento después del colectivo social, cada vez más globalizado y con una creciente pretensión de homogeneización del mismo.
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El término “economía social” suele utilizarse, desde la ortodoxia económica, como un eufemismo para referirse a un plexo de actividades que son comprendidas, desde esa perspectiva, como una red de formaciones pre-capitalistas o, en el mejor de los casos, como proto-capitalistas. Es decir, se parte de considerarlas en inferioridad de condiciones, por debajo de los parámetros mínimos establecidos para reconocerles legitimidad como actores económicos, atribuyéndole una informalidad y una precariedad organizacional generalizadas que, en el mejor de los casos, configura una verdad a medias.
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Entonces, la necesidad de crear un significante para la terminología “economía social”, implica no sólo una práctica, sino también una visión alternativa de la economía, que se diferencia tanto de la economía estatal como de la economía de mercado, abarcando una diversidad de formaciones organizacionales por las que se canaliza la iniciativa, la vocación, la acción y la necesidad de pertenencia, además de formalizar emprendimientos de participación en los mercados. Este carácter alternativo es el que ha llevado, desde distintas perspectivas, a caracterizar a las organizaciones de la “economía social”, básicamente, por la negativa. Desde un enfoque primordialmente estatal, se las definía como organizaciones no-gubernamentales, emparentándolas así con otras organizaciones que, por sus características, no se asemejan a aquellas que hoy enmarcamos en la “economía social”, demostrándose, por lo tanto, insuficientes. Por el contrario, desde un enfoque mercantil, estas organizaciones eran definidas como sin fines de lucro, sin poder comprender en la definición a todas las organizaciones hoy enmarcadas, ya que muchas sí tienen el lucro como fin, seguramente no único y, quizás, contrario a principios como la maximización de la riqueza como valor primordial. A partir de un enfoque centrado en las relaciones entre el Estado y el mercado, las organizaciones de la “economía social” aparecen como pertenecientes a un tercer sector. De todas maneras, estas definiciones han demostrado claramente su deficiencia para dar cuenta de su naturaleza en una forma satisfactoria, para un espacio conceptual que incorpora el principio de solidaridad a un ámbito signado tradicionalmente por la competencia y el lucro como criterios excluyentes. El avance, en el sentido de la conceptualización de lo que se ha dado en llamar Sociedad Civil –entendida como el segmento de la sociedad organizado de acuerdo a parámetros que lo distinguen tanto de la organización estatal como de la organización mercantil–, ha permitido aislar, con una mayor precisión, a los emergentes de la “economía social”. Teniendo en cuenta que la “economía social” abarca distintas formas vinculadas con lo que se conoce como asociativismo, –tales como mutuales, sociedades laborales, asociaciones, cooperativas, empresas recuperadas, fundaciones, etc.– cabe destacar que, en ese marco, cobra una especial importancia el cooperativismo por tratarse del aspecto de la “economía social” que alcanzó mayor difusión, contando con una historia y un desarrollo que le confieren relevancia propia. Con todo, si algo caracteriza a la “economía social”, es que en su dinámica suele prevalecer la iniciativa vinculada al trabajo, antes que al capital –por definición, escaso en su universo–, al tiempo que se verifica el mayor 53
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acento en una distribución más equitativa de funciones e ingresos y una tendencia a la democratización de las decisiones. El carácter alternativo de la “economía social” se revela en su funcionalidad complementaria de hecho, ya que su desarrollo ha tenido lugar mayormente en los intersticios, en las zonas grises, en los espacios de ausencia de la cobertura estatal y en la periferia de los mercados convencionales. Relacionadas históricamente con corrientes políticas de tradición adversativa o, al menos, crítica frente a la dinámica del capitalismo, no puede sorprender el hecho de que, desde la perspectiva económica clásica –de profunda raíz liberal y posteriores derivaciones neoliberales–, se observe a las organizaciones de la “economía social” apropiándose “indebidamente” de segmentos de la actividad económica, reservada en su totalidad para el despliegue de las empresas privadas, tal como las entiende la ortodoxia. Las empresas privadas proponen, casi a modo de contraoferta, desarrollarse como socialmente responsables. Será un poco antojadizo, pero no por eso menos pertinente, mencionar que es en los albores de este siglo cuando más impulso comienza a dársele a la RSE y a la necesidad de la creación y cuidado del Capital Social, como iniciativa exclusivamente empresaria. Afortunadamente, de a poco, brota la reacción y son varios los actores sociales que comienzan a involucrarse en ella y la llenan de contenido y dinámica. Por efecto de la última oleada neoliberal, esta alineación entre una concepción de la actividad económica y la articulación del campo de conocimiento que la sustenta, se verifica en los ámbitos universitarios específicos donde la formación de grado suele evitar –aunque cada vez en menor medida– las cuestiones relativas a la “economía social”, para centrarse muchas veces, en una visión reduccionista que limita, además, el radio de acción de los profesionales formados en ese paradigma, que viene demostrando su dificultad para dar respuesta a las demandas de la realidad presente. El proceso globalizador generó un cambio de contexto para el conjunto de las relaciones sociales (entre ellas, las de tipo económico), resignificando funciones y potenciales en el seno de las poblaciones bajo su influjo. Si bien la globalización constituye un fenómeno complejo, donde se solapan evoluciones de distinto tipo, interrelacionadas en un mutuo condicionamiento, esto no es un obstáculo para reconocer líneas directrices que le confieren la coherencia necesaria para abordar su análisis. Es innegable que la variable comunicacional es uno de los campos donde la transformación es constatable de manera cotidiana. La globalización de las comunicaciones, en convergencia con la mercantilización del mundo, configura dos factores de relevancia para compren54
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der la transición de un orden centralmente industrial a un orden de tipo tecnológico, que caracteriza el presente de la globalización. Esta transición de tipo global –podría decirse, de carácter paradigmático– puede ser entendida, a su vez, como una serie de transiciones agregadas, más puntuales, más específicas, pero que responden a una lógica congruente y se integran en una evolución general. Porque el pasaje del orden industrial al orden tecnológico de la actualidad trajo aparejados, entre otras cosas, cambios en la importancia relativa de los factores que hacen a la formación del valor en los mercados, con una participación creciente del valor intangible sobre el valor tangible, en la constitución del valor económico. Primó lo inmaterial por sobre lo material, lo que implica a su vez, posiblemente, el mayor desafío para los profesionales contables a la hora de reflejar estos cambios en la naturaleza misma, en la actividad de las empresas en marcha. Esta dificultad no es otra que la de cuantificar de manera fehaciente el valor económico de la información: de eso se trata cuando hablamos de intangibles. Es información que, en un entorno envolvente de procesos de comunicación, cobra valor económico en la medida que, cada vez más, no sólo los productos, mercancías o mercaderías sino también individuos y organizaciones, tienen valor para el mercado: no ya por lo que comunican, sino meramente porque comunican. Porque en los mercados de hoy, mercancías, individuos y organizaciones participan a su vez de un ágora global que, al mismo tiempo, configura una suerte de meta-mercado –el denominado mercado de la opinión pública–, donde el valor de tener un nombre –una marca, en términos de mercado– hace derivar consecuencias económicas, tanto del prestigio como del desprestigio. La determinación que ejerce lo que efectivamente comunica –ya sea un producto, un individuo o una organización– sobre su valor de mercado, constituye la base de lo que se conoce como economía de la información, en cuanto núcleo duro de la llamada Sociedad del Conocimiento que da identidad a la época en que vivimos. De eso, se deriva la necesidad de configurar nuevas subjetividades, acordes a las nuevas exigencias que enfrentan individuos y organizaciones para su incorporación y permanencia en los mercados y en las condiciones actuales. Asimismo, la consolidación de individuos y organizaciones como sujetos de conocimiento, plantea un reposicionamiento de los procedimientos establecidos para la formación de los individuos y la transferencia en ellos de la información útil y necesaria. Esto viene a desmentir la caracterización de la educación como un gasto, para poner en evidencia su insoslayable carácter de inversión dada su proyección estratégica en el marco de la economía de la información. 55
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Pero esta constatación que las nuevas realidades traen respecto de la educación como inversión estratégica fundamental para un desarrollo económico adecuado, por lo tanto sustentable, lejos de constituir una coartada para el statu quo, representa el mayor desafío de eficacia y eficiencia para la comunidad educativa en su conjunto. El rol protagónico que la educación tiene reservado en el diseño y realización del futuro deseado, trae a colación la responsabilidad social que le corresponde en consecuencia. Esto se deriva de la ampliación del concepto de responsabilidad social, originalmente utilizado como necesario principio regulador de la actividad empresaria, considerando las consecuencias que provoca en su entorno social. De esta forma, la noción de responsabilidad social remite, prima facie, a una gestión equilibrada de los impactos que la actividad empresaria genera en los distintos públicos vinculados con ella en forma directa, y de las externalidades que afectan a terceros no relacionados directamente, como es el caso típico de los daños producidos a causa de la contaminación ambiental. El salto inductivo que implica la ampliación del campo de la responsabilidad social concuerda con una perspectiva orientada a la articulación sustentable entre democracia y capitalismo, cuyas trayectorias de evolución han mostrado no pocos puntos de contradicción entre las prácticas, intereses e instituciones en las que se encarnan una y otro. Si la responsabilidad social se puede establecer en correspondencia con la posición relativa de individuos y organizaciones en una escala social determinada –criterio que, en el contexto de un mercado, fija el mayor nivel de responsabilidad para el que ocupa la posición dominante–, resulta evidente su proyección en el ámbito de la comunidad universitaria. Pero la responsabilidad social universitaria no se limita a un trabajo en el futuro, sino que está llamada a una decidida acción en el presente y, por lo tanto, obliga a un compromiso claro con la memoria colectiva de la comunidad de la que es emergente. De igual manera, la responsabilidad social universitaria no se limita a un sector en particular, sino que abarca al conjunto institucional y a los diversos actores que en las distintas instancias participan de ella. En la comunidad universitaria –al igual que en la comunidad nacional– puede afirmarse (como suele hacerse) que “somos todos responsables”. Para trascender la media verdad, es necesario completar esta afirmación, porque, si bien es cierto que la responsabilidad nos alcanza a todos, no lo hace en la misma medida. Precisamente, la responsabilidad social hacia el interior de la comunidad universitaria es correlativa con la participación efectiva en las decisiones que afectan al conjunto y generan impacto en su entorno social. Esta línea de razonamiento incluye, asimismo, la respon56
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sabilidad política de las instancias estatales de decisión que establecen las condiciones fácticas en las que se desenvuelve la actividad universitaria y educativa en general (particularmente, en lo atinente a la educación pública, en lo que hace a su marco normativo y presupuestario). En ese mismo sentido, cabe destacar que, en el ámbito de la educación pública, la responsabilidad social universitaria asume características distintivas, alineadas con una gratuidad sostenida con los aportes tributarios del conjunto de la sociedad, aun de aquellos integrantes sin posibilidades concretas de acceso a la educación superior. Esta situación implica una suerte de deuda social a priori, que hace ineludible un compromiso sostenido con el destino común. En el caso de la Universidad de Buenos Aires, esta actitud ha sido permanente a lo largo de su historia. Este compromiso con el destino común se manifiesta, inicialmente, en los tres pilares de la Universidad Pública: la investigación, la docencia y la extensión. En un primer abordaje (rápido e inevitablemente esquemático), podemos decir que, respecto de la “economía social”, el compromiso de la investigación refiere a la búsqueda de soluciones y alternativas con relación a necesidades concretas. En cuanto al compromiso de la docencia –más allá del voluntariado sistemático que implica la actividad docente en las condiciones actuales, producto de una serie de desajustes estructurales sedimentados a lo largo de varias décadas–, este compromiso se manifiesta a través de contenidos específicos y su incorporación en la formación de los futuros profesionales. En relación con la extensión universitaria, este compromiso representa, posiblemente, el mayor de los desafíos, ya que es el canal de vinculación con los diversos actores de la comunidad en la que la Universidad se inserta. Esta comunicación directa con la sociedad, sus necesidades y demandas, hace de la extensión universitaria una herramienta fundamental para la puesta en acto efectiva de ese compromiso. Esto convierte a la extensión en un ámbito propicio para el desarrollo de proyectos sociales, particularmente en lo que se refiere al voluntariado, cuya relevancia en la Argentina se puso de manifiesto a medida que fue avanzando el conocimiento público de las consecuencias sociales de la implementación del neoliberalismo a lo largo de varias décadas. El voluntariado suele focalizarse en la atención directa de necesidades sociales, lo que evidencia una fuerte convergencia de objetivos con la “economía social”, en cuyo marco presenta posibilidades ciertas de articulación sustentable, toda vez que contribuya a procesos de formalización que permitan trascender el umbral de precariedad propio de una democracia en reconstrucción. Esto implica avanzar en el sentido de un voluntariado 57
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universitario que, sin dejar de lado la atención de necesidades urgentes, amplíe su campo de acción proyectándose estratégicamente, asumiendo funciones alineadas en mayor medida con la economía de la información, o lo que es lo mismo, reforzando su naturaleza educativa, a los fines de multiplicar organización en el campo de la “economía social” y mejorar la calidad de las instancias organizativas existentes en una institucionalización progresiva. Este es el mejor momento para recordar, fomentar y abrazar la autonomía universitaria y sus principales valores y principios inalienables, para continuar el largo recorrido de contribuir, desde la Universidad, en la construcción de una comunidad organizada de manera creciente, con valores y acciones socialmente responsables que repongan el tejido social y, de esta forma, colaboren –al menos desde el ámbito académico– en la acción de volver a pensar la economía, en su conjunto, como una actividad y una ciencia social. Dicho en palabras de Bernardo Kliksberg: “Una economía con rostro humano que haga eje en el hombre. Entonces, no serán necesarias terminologías como ‘economía social’, ya que estaríamos incorporando cuestiones que son inherentes a ella”.
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Economía Social Rubén Daza*
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Ingeniero.
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conomía social o economía popular o solidaria son nombres que se dieron o dan a una alternativa de economía a la de mercado. Hasta hace pocos años se la identificaba con el cooperativismo y el mutualismo, incluso éstas todavía mantienen las estructuras institucionales que solo modificaron el nombre -cambiando justamente por el de “economía social”- INAES pero no la misión. Igualmente se utiliza para distinguir del sector público y de la economía privada de naturaleza capitalista como tercer sector. También en muchos casos se distingue economía formal -mercado- de la informal -economía social lo cual genera acciones estatales extremas de persecución o políticas tipo asistencial, es decir para profundizar la pobreza y la informalidad-. Es por todos conocidos que las reglas que rigen la economía de mercado promueven el individualismo y la acumulación sin que aparezcan condicionantes que tengan en cuenta a aquellos que no alcanzan los niveles de competencia necesarios, sea por incapacidades individuales o estructurales y/o ambientales. Tampoco existen condicionantes en cuanto a la explotación de los recursos naturales. Me refiero a la base conceptual de los sistemas de producción mas allá de los llamados a hacerlos sostenibles o inventar los bonos de carbón u otras iniciativas que son búsquedas correctoras que generan las fuerzas impulsoras de las leyes del libre mercado. La globalización y la apertura económica en la Argentina, obviamente dejaron sólos a aquellos actores que estaban en condiciones de competir - en todos los productos cercanos a comodities - por economía de escala o por tecnología, y también sobrevivieron los que tenían productos o servicios diferenciados. Fue como una gran red arriba de la Argentina, con nudos que integraban las grandes empresas o explotaciones competitivas mundialmente y algunos retazos -zonas- que quedaron enganchados porque sus condiciones estructurales, institucionales educativas, etc. lo permitieron. Un ejemplo puede ser Rafaela, entre otros. La inmensa mayoría se cayó por los agujeros de esa red que eran muy grandes, ya que no había forma de sostenerse. Obviamente que las instituciones del Estado, que supuestamente servían para apoyar al sector económico, se adecuaban a esa realidad y ponían lo mejor para apoyar a los competitivos, mientras paralelamente creaban programas asistenciales para asistir a esa economía de pobres, formalizando y profundizando su realidad. Proceso del cual todavía no lograron salir -pese a los esfuerzos que realizan- porque sus estructuras quedaron fuertemente 61
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ligadas a condiciones e intereses de la otra realidad. Me refiero a la mayoría de las instituciones técnicas y científicas. De esa fenomenal exclusión que continúa hoy -pero atenuada por el tipo de cambio que actúa de barrera por un tiempo- surgió una impresionante cantidad de emprendedores, que tomando diferentes formas representan hoy no menos del 30 % del empleo. A continuación, mostraré dos ejemplos: la provincia de Salta y de Chaco. Con actividades económicas muy diferentes y con políticas de formalización mas persistentes en Salta, lo cual se aprecia en el número de trabajadores privados registrados. Contexto económico-laboral- Salta Según datos del último trimestre de 2007 – AFIP y EPH –, la provincia de Salta tiene una tasa de actividad económica del 41,9 %, que representa a 514.000 personas que trabajan o buscan trabajo activamente. Asimismo, la tasa de desocupación del conglomerado Salta Capital es del 9,6 %, que proyectada al conjunto provincial representa 50.200 personas desocupadas. Esto significa que existen en el territorio provincial aproximadamente 463.800 personas ocupadas. Por otro lado, el conjunto de trabajadores registrados en el Régimen Nacional de Seguridad Social –Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones – muestra 94.357 trabajadores privados y 47.257 empleados públicos lo que hace un total de 141.614 trabajadores formales. Esto indica que existen – 463.800 menos 141.614 – 322.186 trabajadores en negro que responden a los siguientes grupos: personas con planes jefas y jefes con contraprestación, trabajadores en relación de dependencia no registrados y emprendedores o cuentapropistas. Estoy en condiciones de afirmar que existen más de 170.000 cuentapropistas, emprendedores, famiempresas, integrantes de la formidable “economía social” o popular que duplican a todos los trabajadores de la actividad privada. Contexto económico-laboral - Chaco Según datos del último trimestre de 2007 – AFIP y EPH –, la provincia de Chaco tiene una tasa de actividad económica del 34,2 %, que representa a 375.000 personas que trabajan o buscan trabajo activamente. Asimismo, la tasa de desocupación del conglomerado 62
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Gran Resistencia es del 5,8 %, que proyectada al conjunto provincial representa 20.500 personas desocupadas. Esto significa que existen en el territorio provincial aproximadamente 354.500 personas ocupadas. Por otro lado, el conjunto de trabajadores registrados en el Régimen Nacional de Seguridad Social –Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones – muestra 54.943 trabajadores privados y 75.000 empleados públicos provinciales y 2000 empleados públicos nacionales lo que hace un total de 131.943 trabajadores formales. Esto indica que existen – 354.500 menos 131.943 – 222.557 trabajadores en negro que responden a los siguientes grupos: personas con planes jefas y jefes con contraprestación, trabajadores en relación de dependencia no registrados y emprendedores o cuentapropistas. Estoy en condiciones de afirmar que existen más de 130.000 cuentapropistas, emprendedores, famiempresas, integrantes de la formidable economía social o popular que duplican a todos los trabajadores de la actividad privada. Estos salteños y chaqueños, que todos los días deben sobrevivir con sus actividades de producción y de servicios prácticamente sin apoyo del Estado, deben ser el sujeto de una política de desarrollo de la economía social. Si esta gente contara con financiamiento, asistencia técnica, o apoyo administrativo, se constituiría en la gran base emprendedora que permitiría una mejora sustancial de la distribución de la riqueza. Como vemos, la cantidad de puestos de trabajo de la economía social representa el doble del trabajo en blanco de las empresas privadas que compone la economía de mercado. También existen cooperativas y monotributistas en la economía formal que integran la economía social. Veamos a continuación una caracterización de esta economía social informal. Son personas de escasos recursos que ponen en marcha emprendimientos familiares como respuesta a la falta de empleo, llegándose a constituir en muchos casos, en la única fuente de ingresos familiar. Otra característica de los integrantes del sector social es que no tienen oportunidad de obtener un empleo formal por falta de formación. En algunas casos no tienen una experiencia laboral en relación de dependencia, en otros casos se trata de personas de edad avanzada que perdieron su empleo durante los procesos de privatización y modernización de la industria. Entre las
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características más sobresalientes del perfil y del comportamiento de los micro emprendedores se destacan las siguientes: • Alto grado de creatividad y de ingenio. Desarrollado por la necesidad de solucionar cotidianamente problemas de toda índole con un mínimo de recursos. • Persistencia para afrontar las dificultades. El nivel de conocimientos empíricos y la experiencia emprendedora que poseen son considerables. • Capacidad de asumir riesgos. Los pocos recursos que poseen los comprometen sin mayor dificultad. • Generalmente no hacen planes. Son “cortoplacistas”, no prevén el futuro ni tienen una visión estratégica al tomar sus decisiones. • Por lo general, conciben su empresa como una extensión de su hogar, en donde se comparten aspiraciones, recursos, actividades, tiempo y espacio. • Alto grado de confianza en sí mismos. Lo cual los lleva a comportamientos individualistas y a ser desconfiados y escépticos. No se apropian de un conocimiento hasta no experimentarlo y validarlo ellos mismos. • En mayor o menor grado, su actitud, razonable y lógica debido a sus circunstancias, es de lucha individual por la subsistencia cotidiana. Para ellos, no tiene mucho sentido la satisfacción de las necesidades de sus clientes, ni tampoco el mejoramiento continuo de la calidad de sus productos, excepto que vean resultados en el corto plazo y con baja inversión. En cuanto a las características de los emprendimientos creados por este sector, se destacan las siguientes: • Carece de plena identidad. Generalmente se comparte la actividad del hogar con la actividad emprendedora, el trabajo, el tiempo y el espacio, en muchos casos, son comunes. • Su tamaño es reducido y el capital de trabajo es exiguo. • No hay diferencia entre el capital y el trabajo. El dueño de los activos al mismo tiempo aporta su trabajo. • Predomina la forma de trabajo artesanal, intensiva en mano de obra, con máquinas y herramientas tradicionales. • Es informal en la medida que experimenta dificultades para ajustarse a las normas y reglamentaciones laborales y tributarias. 64
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
• Se le dificulta acceder a los mercados de capital, al crédito institucional. Es habitual entre los emprendedores acudir al crédito extrabancario, por la oportunidad, agilidad y facilidad de garantías, a costa de pagar intereses muy altos. Ej. Prestamistas, pasamanos. • Tiene limitaciones para vincular mano de obra calificada. Se observa una alta rotación laboral debido a las condiciones de trabajo. Aprovecha la mano de obra ociosa que pueda existir en los grupos familiares. • La seguridad social y los servicios de salud son, en la mayoría de los casos, inaccesibles para el microempresario y sus trabajadores y con frecuencia esta situación pone en peligro la estabilidad de la microempresa. • Los volúmenes de facturación son bajos. • Los márgenes de rentabilidad de estas actividades van del 40% al 50%, por cuanto aprovechan instalaciones y costos operativos en su mayoría existentes, siendo de escaso valor los costos incrementales. • Se basa en aprovechar oficio y/o habilidades de los componentes del grupo. • El apoyo crediticio constituye para cada uno de ellos un capital de trabajo. • Estos tomadores de crédito no tienen acceso a la banca formal debidoa:-- No poseer garantías reales al momento de solicitar el crédito. - El alto riesgo de no - devolución del préstamo solicitado. - Elevado costo de transacción. - No poseer documentación formal que acredite la marcha de la empresa. En este sentido en mediano y largo plazo, la tendencia indica que: - No existen mecanismos creados a los fines de apoyar a la formación de garantías. - Las famiempresas no pueden por sí misma generar fondos de reinversión. - Para las instituciones crediticias es un hecho generalizado que estas microempresas presentan un alto riesgo y no se prevén análisis específicos para cada empresa. - Elevado costo de transacción, originado por la institución crediticia. - Son informales y no ven como ventaja pasar a situación formal, y por lo tanto no van a tener, en el mediano plazo, la necesidad de poseer documentación formal. - La tendencia también indica que en el mediano plazo estas empresas no podrán mejorar su situación de accesibilidad a los créditos ofrecidos por las actuales instituciones financieras. - Es importante destacar que en la actualidad más del 30 % de los 65
Economía Social
emprendedores encuestados participan de alguna forma de financiamiento informal (pasa manos). Esta forma de asociarse pone de manifiesto un fuerte compromiso solidario (“hoy por ti mañana por mí”). Otra actividad en donde manifiestan gran cooperación es en las compras conjuntas o viajes a Bs. As, donde conjuntamente contratan servicios de transporte para efectuar el viaje. Otra característica de estos tomadores de crédito es la conducta de respeto hacia los compromisos que se asumen, sobre todo se da en las mujeres. • Las operaciones de venta son al contado, por lo que mantienen liquidez para el cumplimiento de sus obligaciones. • En cuanto al tipo de actividad, muestra una gran dispersión. A continuación una muestra en la capital de Jujuy. a)
Elaboración de comidas
17,4 %
b)
Confección y reparación de prendas
12,9 %
c)
Mini mercadito
11,4 %
d)
Peluquería/cosmetología
6,8 %
e)
Metalmecánica
6,1 %
f)
Artesanías
3,8 %
g)
Servicios de construcción
3,8 %
h)
Fabricación y reparación de calzados
3,8 %
i)
Elaboración de pan
2,3 %
j)
Joyerías/relojerías/regalos
2,3%
k)
Otros
29,4 %
Otra característica importante en los tomadores de estos créditos es la cuestión de género, ya que el 66 % corresponde al sexo femenino. La situación actual de las famiempresa revela que: - El 40% de las empresas no tiene infraestructura propia, es decir la obra civil, instalaciones y maquinarias se utilizan tanto para actividades de la empresa como para las de la familia. Así sucede que se produce y vende en la casa o se produce en la casa y se vende en otro lugar, o ambos casos. 66
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
- Solo el 20% de las empresas están registradas en algún organismo oficial de control u organismo recaudador (Renta Provincial, AFIP); en cambio, los impuestos municipales de habilitación del negocio o bromatología, lo pagan el 90 % de estas empresas. - El 50% de las famiempresas no lleva ningún registro contable, y el 40% lleva registros simples de ingreso y gastos. El resto lleva registros contables formales. - Casi la totalidad de las empresas no tiene ninguna norma de seguridad en el trabajo. - El control de calidad del proceso y del producto es precario y no normalizado. Características Sociales Las características sociales de los tomadores de estos créditos son: • Situación habitacional: En este aspecto se encuentra que el 81% tiene vivienda propia, el 10,6% vivienda prestada y el 8,4% prestada. • Grupo familiar: En este caso se divide en: - Constitución del grupo familiar El 46% de los administradores de estas famiempresas pertenece a familias numerosas: el 28% a familias tipo, el 16% a jefe/a de hogar y el 10% a soltero/a. - La situación familiar del empresario y el grado de influencia que tiene esta situación en la propia empresa familiar. En este punto, la situación se analiza teniendo en cuenta: 1. 2. 3. 4.
Estado civil de los emprendedores Madres / padres a cargo de hijos Violencia familiar Estado de ocupación o desocupación del padre/madre de familia
Para estos aspectos, la investigación muestra: casi el 45% de las familias no tiene un matrimonio legalmente constituido, es decir viven en concu67
Economía Social
binato; la madre soltera vive en la casa de sus padres o los emprendedores están separados (generalmente de hecho). Es importante analizar este dato porque cuando se inicia la actividad de la famiempresa, ésta nace como un proyecto familiar y la inestabilidad propia que generan las situaciones de separación familiar, tienen influencia inmediata y directa en la empresa. Relacionado con el trabajo de las mujeres a cargo o iniciadoras de las famiempresas, en no pocos casos, se produce a consecuencia de que el padre se queda sin trabajo. De esta manera, es la mujer quien toma la iniciativa de auto sustento económico a través de iniciar su propio negocio. Cobertura social La situación actual de las famiempresas, en cuanto a cobertura social, indica que el 67 % de los administradores de las unidades económicas estudiadas no paga obra social, es decir no tiene ninguna asistencia médica y ante una situación de emergencia por enfermedad de algún miembro del grupo familiar recurre a hospitales públicos. Esta realidad, en algunos casos, es determinante para la supervivencia da la famiempresa. Ejemplo: el testimonio de jefas de hogar que tuvieron que parar sus actividades por largos períodos ante la enfermedad de un hijo. En la actualidad, existen programas provinciales y nacionales que brindan asistencias en forma general a las familias, por ejemplo, los comedores infantiles. Pero no son programas que abarquen aspectos tanto sociales como económicos. O sea que brinden apoyo en cuanto a capacitación en gestión microempresaria, asistencia jurídica- contable y social, es decir programas integrales. Es interesante como se revelan los contrastes en el cuadro comparativo de la economía social y de la economía de mercado.
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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
Item Capital
Economía de Mercado
Economía Social
No importa el origen – necesidad Al servicio de las personas y de la de aumentar para beneficiar a sus
comunidad
dueños Empresario
Individualista – afán de lucro
Desarrollo personal en una comunidad
Más Gano – Más quiero
que se realiza
Productividad
En función de bajar costos
Mejorar la calidad laboral
Consumidor
El que puede pagar
El que tiene una necesidad
Renta
Función del Capital
Personas y Trabajo
Universidad
Elitista, Cientifista, Cerrada,
Profesionales comprometidos, Exten-
Gerente, Dependencia
sionista, emprendedora
Formación
Focalizado en función de las
Universal, en función comunidad
Profesional
empresas
Accesible a todos, permite ascenso laboral
Salud
Centrado en la enfermedad –
Preventiva – hospitales públicos efi-
vaciamiento del hospital público – cientes sistema de prepagas Educación
Individualista - Enciclopedista
Seres sociales – emprendedores
Industria
Enclaves – Proveedores foráneos
Integradora – Vertical – Concentrada
sin integración vertical en la región
geográficamente donde está la pro-
–educación crítica - popular
– M.O. barata – Sin sostenibilidad ducción primaria – Precio Justo ambiental Tecnología
Para economía de escala
Apropiada
Turismo
5 estrellas – masivo –
Cultura hospitalaria e identidad anfi-
sin control ambiental
triona - integrador
Centralizado – alto costo
Descentralizado – Ferias – productor
intermediación
- consumidor
Abastecimiento
Principal Actividad Comodities
Productos diferenciados –Incorpora-
económica
ción de afecto
Municipios
Obras públicas – ABC – Asistencial
Solidario – Mapa de capacidades –
– Centrado en necesidades –Pasivo ABCDE – Gestión asociada –InvoluRuralidad Personas
–clientelar –limitaciones técnicas
cramiento de la comunidad
Políticas sectoriales desintegradas –
Territorios proyectos con ejes estra-
pool de siembras
tégicos
Tayloriano
Centro de la economía
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Economía Social
Item Sujetos de crédito
Economía de Mercado
Economía Social
Personas con patrimonios y Lo-
Los pobres con alguna actividad Eco-
bby Político
nómica Formal o Informal
Capacitación para
Un contador - Carpeta hecha por
Encuentros para compartir los Princi-
acceder al crédito
un contador
pios Eticos y Organizativos
Criterios de evalua-
Garantías suficientes porque se
Confianza a partir del conocimiento de
ción
desconfía
su actividad y del medio donde desa-
Aseguramiento del
Presión Legal
Grupos Solidarios
Criterios políticos
Créditos. Grandes sumas
Desarrollo de pequeños emprende-
Control
Individual
Grupal
Montos
Lo más alto posible
Chico. Devolución a Corto Plazo
Instalaciones
Grandes Edificios
Of. Simples/Ubicadas donde se
rrollan las mismas reembolso dores
desarrollan las actividades (mimetizados con el medio) Género
Hombres
Mujeres mayoritariamente
Administradores
Gerentes
ONG
Periodicidad
Mensual – Semestral
Semanal – Quincenal
Personal
Lobistas burócratas esperan a
Militantes Comprometidos que van
los clientes
en busca del cliente a sus ámbitos de trabajo
Información relevante Políticas de promoción
Niveles de depósitos, reembol-
Profundizan el autoconocimiento y las
sos, morosidad
redes locales
Proyectos entidades/peajes téc-
Estructuras accesibles a todos
nicos - políticos económicos Control
Centrado en la legalidad que pro-
Centrado en la atención de la comu-
vee la corrupción
nidad
No todo lo formal es economía de mercado ni todo lo informal es “economía social”. Está claro que no existe una acción integral que permita aprovechar esta formidable fuerza socio-económica. Se abre un debate si realmente el sistema de formalización debe seguir las mismas reglas de la economía de mercado. En realidad, el debate es si esta “economía social” se integra al sistema de economía de mercado o se construye un nuevo sistema político-institucio70
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
nal que la promueva, es decir estaríamos planteando lisa y llanamente un sistema político diferente al que existe en la Argentina. Creo que necesitamos construir una única estructura económica donde convivan los distintos emprendimientos, que permita al Estado actuar sobre los sectores más débiles para alcanzar un piso de rentabilidad compatible con la calidad de vida deseable. Si la “economía social” tiene como prioridad la reproducción de la vida sobre la reproducción del capital, entonces la economía social está más ligada al desarrollo que al crecimiento. Sin que esto signifique exclusividad para uno u otro tipo de economía. Desarrollo es aumento de capacidades; en cambio, crecimiento está más ligado a llenar las capacidades existentes. El desarrollo, como su nombre lo indica, es largar el rollo, o como lo expresa este término en portugués desenvolvimento, desenvolverse. Para largar el rollo o desenrollarse o desenvolverse se hace necesario tener confianza, condición clave para lograr el desarrollo. Si lo importante es la calidad de vida y no la acumulación de capital, los niveles de rentabilidad son menores a los que necesita un empresario sin responsabilidad social que le impone una permanente acumulación. En los últimos años, quedó claro que el crecimiento no garantiza distribución más justa de la riqueza. El crecimiento se realiza sobre las estructuras PRE-existentes. El desarrollo es aumento de capacidades, fortalecimiento de redes sociales y económicas, es intercambio de conocimiento, es aumento de confianza que disminuye costos de control, son reglas de juego que generan premios y castigos en función de trabajar asociados, más solidarios, más cooperativos, adquirimos estas actitudes y aptitudes porque nos conviene desde la economía porque somos competitivos, desde lo social porque distribuimos la riqueza con más justicia, desde lo moral porque todos somos más dignos al convivir en una comunidad organizada con justicia. El crecimiento económico se da la mayoría de las veces sin modificar la competitividad de una manera genuina, sino aprovechando condiciones extra-sistema-económico, precios internacionales de commodities favorables, tipos de cambio que generan ventaja comparativa no competitiva, inversiones externas que no controlamos, o cualquier otra situación nogenuina. Mejorar las condiciones de las capacidades del sistema lleva un tiempo, y después de esos años primaverales, reaparecen -muchas veces con mayor crueldad- los viejos problemas estructurales con menos credibilidad de la sociedad, y lo peor, con mayor incapacidad para la solidaridad y la creatividad. 71
Economía Social
El crecimiento se da normalmente sobre las estructuras existentes, obviamente en aquellos sistemas económicos donde a las ventajas comparativas se le agregaron ventajas competitivas. Son estos sectores los que más rápidamente crecen y los que aprovechan ese crecimiento para aumentar sus capacidades y normalmente incorporar nuevas tecnologías e inversiones que refuerzan obviamente la concentración, aumentando la relación inversión puesto de trabajo. Por el contrario, los sectores afines o de servicios que no disponen de igual competitividad aumentan los puestos de trabajo. Las condiciones para lograr el crecimiento necesitan entonces de decisiones o situaciones que son independientes de la organización económica social, en cambio, el desarrollo necesita trabajar sobre las personas y sobre las instituciones porque implica aumentar relaciones, generar consensos, fijar reglas de juegos, sistemas de premios y castigos, que promuevan la innovación, y el asociativismo. El crecimiento, entonces, se da sobre aquellas estructuras preexistentes que son aquellas que cuentan también con la colaboración de las instituciones técnicas del Estado que en los períodos depresivos quedan trabajando con estos sectores para justificar su existencia, y cuando se vuelve a los mejores tiempos ya no se acuerdan como atender a los sectores menos competitivos, y se dedican al asistencialismo técnico. El sistema financiero se comporta de la misma manera. Las pocas acciones para los actores de la “economía social” se circunscriben a programas interesantes, pero de laboratorio y no tienen impacto, y en aquellos donde los montos pueden ser importantes, los ejecutores no entienden o no les interesa para nada el desarrollo, están acostumbrados al know how del clientelismo. El sistema impositivo y los programas de subsidios refuerzan los sistemas fuertes y debilitan más los débiles, aumentando la desigualdad. Es decir que para mantener el crecimiento, las actitudes a adoptar pasan fundamentalmente por mejorar el lobby, y mejorar el sistema de presión. Esto es válido para los Estados, las empresas y los gremios. Creo que se puede detallar una cantidad de ejemplos sin mucho esfuerzo. Obviamente que estos procesos llevan a un aumento de la desigualdad. Se pueden considerar distintas fuentes de desigualdad de acuerdo a los conceptos mostrados. La desigualdad regional es, evidentemente, la más marcada por los datos socioeconómicos de todos los centros de información estatales o privados. No hay duda que el norte argentino, con datos similares, tiene iguales características estructurales -ver informe PNUD 2005 donde se los llama la región crítica, los territorios del desafío- la 72
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
descripción de la región como verdaderos enclaves de grandes empresas o grupo de empresas en determinadas actividades económicas aisladas del conjunto de la actividad económica del lugar donde están asentadas. No más de un 10 % de sus insumos son provistos por las empresas locales, a mayor tamaño de la empresa, más commodities y más industrializado o más tecnología, aun cuando sea producción primaria cada vez pesan menos lo que se gasta en insumos, servicios y mano de obra local. Cuando estamos en una etapa de crecimiento, estos grupos hacen crecer rápidamente el Producto Bruto geográfico, pero tienen poca influencia en una distribución de la riqueza más justa, al contrario contribuyen a aumentar la desigualdad. Con una economía informal que supera el 50 %, que está afuera de todas o de la mayoría de las ventajas del momento con estructuras con escasa o nula participación del Estado en sus distintas formas, en general participa trabando el desarrollo de los emprendedores más activos. Ya intenté describir qué pasa impositiva, financiera, técnica, tecnológica y administrativamente, cómo el sistema juega en general en contra, y cómo los lobbies ayudan a mejorar las condiciones de los grupos concentrados. Cómo se construye confianza. Para esto necesitamos trabajar con ideas de mediano y largo plazo, lo que no impide obtener resultados en el corto plazo. Cuáles son algunas condiciones para conseguir lo opuesto al desarrollo, es decir, cómo logramos individualismo, dependencia de la asistencia, disminución de la participación, bajar la credibilidad en los dirigentes, en general, y de los sociales en particular. Qué es una estructura clientelar. Es un sistema de gestión socioeconómico, donde los integrantes de una comunidad para acceder a sus necesidades o demandas deben pasar por una serie de peajes de tipo técnicos, políticos, y económicos. Obviamente no se trata de un sistema universal, donde los requisitos para acceder a un servicio o producto del Estado son claros, y básicamente no dependen de la adhesión o no al otorgante. Esto indica que para acceder tengo que recurrir a lobbies, relaciones, presiones, sometimientos varios, o sea que no me alcanza con cumplir requisitos. Por supuesto, esto genera en todos los ámbitos una fuerza impulsora contraria a la capacidad, al esfuerzo, y a la solidaridad. Conclusión Las estructuras crean culturas que favorecen o crean resistencias al desarrollo. Debemos promover estructuras económicas que les permitan a los emprendedores de la economía social disponer de sus partes. Así, se podrían impulsar cambios, que conviertan al norte argentino en un produc73
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tor de alimentos, limitando el avance de la soja, controlando el ambiente, mejorando la oferta para controlar la inflación, y en definitiva, logrando una mejor distribución de la riqueza. Todo por la vía de la Estructura productiva y no por la vía asistencial. Si se proyectan los datos de Salta y Chaco estamos en condiciones de afirmar que existen unos 250.000 pequeños productores olivícolas, viñateros, camélidos, hortícola, apicultores, madereros, etc. que no tienen la estructura productiva como la tiene un mediano o un grande. No cuentan con las partes de esa estructura organizativa, llámese financiera o comercial, desde la logística o de la tecnología, de la asistencia técnica, la sanidad o las certificaciones. Es decir, todo está lejos para ellos. Se debe, con una visión sistémica, tomar una actividad económica y tratar de armarle una matriz, donde de un lado se encuentre toda la cadena de valor, desde la tierra, la semilla, todas las partes del componente productivo, que tenga en cuenta la cosecha, la logística, el producto final, si el mismo tendrá como destino la industria o el producto fresco y, del otro lado de la matriz, colocar todos los organismos nacionales, provinciales y municipales que están en condiciones de hacer un aporte para que confluyan todos en una única estructura para esa actividad económica específica. Por otro lado, en la estructura productiva deben estar todos los sectores presentes. Tienen que estar todos, los grandes, los pequeños y los medianos. El que sobrevive y aquel joven que quiere iniciarse en la actividad. Todos deben tener la posibilidad de acceder, pero el Estado debe estar presente más intensamente en aquellos más débiles; para lo cual es necesario tipificarlos, categorizarlos, para que pueda tener más presencia en calidad y cantidad, en los que más lo necesiten: con asistencia técnica, vacunas, capacitación, asistencia financiera, entre otros. Por último, se debe hacer uso de todas las herramientas disponibles como viveros de empresas, gestión del consumidor, sistemas de certificación, comercio justo, precios sostén, sistemas de comercialización directos al consumidor, sistemas de formación en oficios universales, micro finanzas, uso de tierras estatales para jóvenes emprendedores, combinar inversión pública y privada con reglas de juego que permitan competitividad del conjunto, pero con precios justos para todos, y tantas otras tecnologías de gestión, que permitan lograr el objetivo del desarrollo de una economía social que garantice igualdad de oportunidades para todos.
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Universidad y Cooperativismo: Crónicas de un encuentro posible y necesario Juan Carlos Junio*
*
Director del Centro Cultural de la Cooperación.
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
A modo de introducción: los caminos comunes recorridos as relaciones entre la institución universitaria y el movimiento cooperativo han recorrido un camino de encuentros, que merecen valorarse para proyectar un vínculo de mutuo enriquecimiento, pero también de desencuentros, especialmente en el período más crudo de la aplicación del neoliberalismo educativo. Hoy, en el contexto de un verdadero cambio de época para Nuestra América, se generan caminos de construcción colectiva que auguran crecimientos reales tanto en la vida de las Universidades Públicas como de las Cooperativas. En este artículo proponemos establecer líneas de abordaje que den cuenta de las posibles formas, mecanismos y dinámicas de vinculación, recuperando algunos elementos de la historia, valorando nuevas experiencias del presente que se vienen ensayando, y proyectando así fecundos tránsitos conjuntos. Insistimos en la necesidad de reconocer la existencia de un trayecto ya recorrido, en el que existen ámbitos y experiencias compartidas, influencias mutuas, proyectos en curso que ameritan ser recuperados para una potencial alianza estratégica entre la Universidad Pública, ámbito privilegiado en la producción de conocimiento riguroso y científico, y las cooperativas. En el área del cooperativismo de crédito, la referencia del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos resulta insoslayable, con su principal entidad asociada, el Banco Credicoop. Sólo a modo de enumeración, podemos hacer un primer repaso de experiencias compartidas. En el plano de los aportes concretos a un modelo productivo y social que fomente la generación de PyMEs, nuestra entidad bancaria cooperativa lanzó el programa “Emprendedor Siglo XXI”, que vincula orgánicamente a la CAIXA, una gran institución bancaria de carácter social de Barcelona, con un conjunto de universidades de nuestro país y con nuestra entidad. El objetivo es fomentar entre los estudiantes un portal de acceso libre y gratuito que da herramientas para el diseño de micro emprendimientos productivos, en proyectos individuales o colectivos a partir de lo cual al menos uno de los participantes sea miembro de la comunidad universitaria. Quienes presentan un diseño de micro emprendimiento someten dicho proyecto a un análisis de la institución universitaria que, tras su aprobación, gestiona ante el Banco un crédito subsidiado para los nuevos emprendedores. Casi treinta universidades han integrado este convenio
L
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Economía Social
que tiene el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), la Secretaría de Pequeñas y Medianas Empresas (dependiente del Ministerio de Economía de la Nación), el INTI y la Agencia de Ciencia y Tecnología. Actualmente, ya están desarrollando estos proyectos varias decenas de empresas creadas. Su implicancia resulta doblemente relevante: se generan nuevos emprendimientos productivos que crean riqueza y puestos de trabajo, a la par que se fortalece –en un ida y vuelta- la transferencia mutua de conocimientos entre nuevas formaciones productivas y la teoría que circula en la institución universitaria. En un nivel menos avanzado, se prevé un presupuesto de apoyo financiero para proyectos denominados “Incubadora de Empresas” y, una vez creadas dichas empresas, los de “Cambio de Escala” (que impulsan un salto en el desarrollo de las empresas creadas). Tal vez la experiencia más valiosa en la articulación Universidad – Movimiento Cooperativo haya sido la Planta de Alimentos Sociales en conjunto entre el Banco Credicoop con la Universidad del Litoral. Para su materialización, se constituyó una Sociedad Mixta, donde ambas instituciones conformaron el directorio de la nueva entidad. Es decir, representantes de la Comunidad Universitaria y del Movimiento Cooperativo integran la dirección de una empresa creada con fines eminentemente sociales, compartiendo las tareas de difusión, gestión e inserción social en territorios donde todavía el hambre sigue dejando su marca, sobre todo en los niños. En un orden complementario, se desarrollaron valiosas iniciativas de formación educativa conjunta. Señalamos sólo un par de ejemplos: la Fundación Banco Credicoop articuló con la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires una Especialización para Dirigentes de PyMEs. Con la Universidad Nacional del Litoral, se implementó una Tecnicatura en Previsión Social por una demanda de PREVISOL, la Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones que el movimiento cooperativo impulsó y creó en el momento de la sanción de la cuestionada Ley de Solidaridad Provisional de Domingo Cavallo. Esa entidad está integrada, además del Banco Credicoop, por cooperativas de consumo, producción, energía, sindicatos y otras entidades sociales. También en el plano de la asistencia social se han desarrollado iniciativas desde el movimiento cooperativo. Un buen ejemplo es el convenio que la Federación de Entidades Solidarias de Salud Cooperativa (FAESS) – integrante de nuestro movimiento- desarrolló en Gualeguaychú con la Universidad Nacional de Entre Ríos, el Círculo de Almaceneros y con el Municipio. Se trata de un Plan de Atención Primaria de la Salud. Atentos a las necesidades no cubiertas de la población, se generó una propuesta 78
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
conjunta de prestación de salud que se desarrolla con un fuerte sentido social y participativo. El aporte a la conformación de una nueva cultura crítica y auténticamente creativa, ha sido una constante a lo largo del medio siglo de nuestra vida. La editorial Desde la Gente, del Instituto Movilizador, es un claro y valioso ejemplo de esa vocación, con sus más de dos millones de ejemplares ya editados con la participación de escritores argentinos y latinoamericanos. La narrativa, el cuento, la novela, el ensayo y la poesía encontraron un trascendente ámbito de expresión. La presencia de sus más de 200 títulos en las universidades es muy valorada por estudiantes y docentes. Finalmente, nuestro Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” es una iniciativa que se nutre de jóvenes artistas, y estudiantes y graduados universitarios del ámbito de las Ciencias Sociales. Nuestro Centro pretende constituirse en fuente de producción de pensamiento crítico, asumiendo los debates de la época, analizando críticamente el capitalismo en sus formas actuales. Se trata de contribuir a desentrañar su lógica y sus argumentos en la búsqueda de nuevas formas alternativas al nuevo orden imperante, e incluso en cierto modo anticipándolos y hasta concretándolos. Esperamos que una nueva camada de jóvenes intelectuales y artistas trascienda desde sus campos específicos hacia la acción política, superando uno de los axiomas ideológicos más nocivos del neoliberalismo: la separación de la cultura, la educación y las artes con la política. Fue éste uno de los corolarios esenciales de las ideas del sistema en esta fase de su dominio. De allí que nosotros, los que soñamos y luchamos desde los albores del cooperativismo, con un cambio social de carácter progresista, debamos incluir a la política entre las prioridades de la batalla cultural. Este proyecto ya en pleno desarrollo y con una importante legitimidad ya lograda, sólo es posible, por el aporte de la Universidad Pública que la nutre con sus jóvenes estudiosos. Sólo mencionamos hasta aquí, y a modo de ejemplo, una cantidad de iniciativas que ya unen a las Universidades y al Movimiento Cooperativo. Sin embargo, consideramos que estamos en una fase germinal de este proceso, y que hay posibilidades ciertas de potenciar proyectos compartidos. Nuestro movimiento despliega estas acciones y construye estos proyectos, a partir de la profunda convicción de que es imprescindible generar iniciativas concretas entre sectores de la economía social y de las instituciones que representan al sector público, en el plano educativo, de la salud, de la previsión, de la cultura, etcétera. En este sentido, somos conscientes de que existen tradiciones históricas e ideológicas distintas, y que a veces encarnamos proyectos diferentes, sin 79
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embargo nuestra convicción es clara: es imprescindible unir a lo diverso, porque nos enriquece y nos posibilitará confrontar con lo antagónico. Nuestro movimiento ha recorrido un largo camino de medio siglo, no desprovisto de triunfos y derrotas muy vinculadas a los distintos momentos políticos de alternancia de gobiernos democráticos y dictaduras a lo largo de ese período. Siempre hemos seguido con especial interés la vida de nuestras universidades, de allí que observamos con preocupación la crisis de la institución universitaria que debe repensarse tras el diluvio neoliberal. Pero nos interesa referirnos ahora a nuestro movimiento cooperativo. El cooperativismo como proyecto transformador El cooperativismo es una doctrina1 (fundada en un conjunto de valores2), una propuesta organizativa y de gestión (centrada en la síntesis de eficiencia y democracia al interior de las entidades solidarias), una perspectiva política (que asume un fuerte compromiso con la construcción de sociedades igualitarias centradas en la ayuda mutua y el esfuerzo propio), una tradición cultural (que se reconoce en su propio desarrollo histórico), y un movimiento social basado en la recreación permanente de sus valores y principios de amplios alcances políticos, económicos, culturales y sociales. Desde esta identidad rica y compleja, cabe señalar que toda cooperativa genuina debe sustentar en sus prácticas cotidianas valores y principios que le den sentido, y legitimidad ante sus asociados. Se trata, en primer término, de un proyecto de personas con necesidades, intereses y objetivos comunes, que se despliegan de modo colectivo para satisfacerlas. Pero además de dar respuesta a esas demandas expresas –lo cual presupone un elevado grado de eficacia en la gestión del proyecto común entre los cooperadores-, es imperioso que la gestión de dicho emprendimiento se realice de modo democrático. “Doctrina” es definida como “una expresión abarcativa, entendida como un conjunto de valores, principios y prácticas cooperativas que cada movimiento social logra conformar partiendo de la práctica concreta. Esta práctica concreta, a su vez, está formada por la experiencia viva en el desarrollo histórico de cada movimiento y las ideas y mensajes de sus inspiradores, iniciadores y/o ejecutores”. Esta definición aparece en Laks, Jacobo. “Valores Básicos y Principios de la Cooperación”, en Revista de Idelcoop- Año 1994- Volumen 21 Nº 88. 2 El tema de los valores aparece fuertemente resaltado en el mencionado artículo de Jacobo Laks, quien afirma allí que los valores son “la guía ética de la actividad, la meta de perfección humana y social a la que aspiran los cooperadores en su accionar”. En el caso del cooperativismo, se trata de la ayuda mutua, la solidaridad y la equidad (en Laks, Jacobo. Ob. cit.) También, en términos de organizaciones democráticas, la igualdad es un valor privilegiado. 1
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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
En las cooperativas, la inclusión de sus miembros no admite discriminación alguna, a partir de lo cual se debe constituir un gobierno democrático que contemple al conjunto de las voces que la integran. La actividad específica debe generar un excedente económico que vaya asegurando su solidez a la vez que se democratiza la entidad, ya que su objeto social no es el lucro sino la prestación de servicios con un sentido solidario. En ese sentido, es dable señalar que la experiencia histórica demuestra que con los excedentes que produce la cooperativa se debe priorizar la capitalización de la misma, asegurando su fortaleza para su obligada misión de competir con otras empresas de su ramo de carácter capitalista. Otra definición de vital importancia es el compromiso de los cooperadores con la comunidad, priorizando su vínculo con las instituciones y la gente de su propia zona de influencia. El concepto de “lo local” debe estar incorporado en la acción de la cooperativa nutriéndose del pulso y los valores de su propia comunidad. Por su parte, debe defenderse la autonomía e independencia de las cooperativas –ya que es su membresía, y sus ámbitos de gestión, quienes toman las decisiones atinentes al funcionamiento y orientación de estas organizaciones solidarias- en relación a intereses del Estado, el capital, los partidos políticos, organizaciones religiosas, etcétera. La noción de “educación”, como actividad fundamental de las cooperativas para sus propios integrantes, es importante por sus principios, pero también por su aporte a la democratización de su vida institucional. A partir de su incorporación a este tipo de organizaciones populares, los cooperadores deben comprender que educarse en los ideales de la cooperación y el humanismo progresista, los enriquece, liberando lo mejor de sí mismos para transformarlo en aporte a la sociedad. Mediante la aplicación de este concepto, la cooperativa se transforma en una institución que confluye y aporta a la educación del pueblo, en un sentido principista opuesto al pragmatismo e individualismo de época. La historia del movimiento cooperativo es una historia de luchas, aprendizajes, construcciones y rupturas. Hemos sostenido denodadamente, a lo largo de nuestra dilatada historia, la naturaleza democrática, participativa y emancipadora del cooperativismo como movimiento social. Lo cierto es que creemos haber logrado el objetivo de existir y crecer sin despojarnos de los principios y valores que dan el sentido y el tono de nuestra identidad. Quizás sea ésta, una de las conclusiones más interesantes de nuestra experiencia. 81
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Nuestro movimiento cooperativo de crédito ha emprendido en todos los contextos políticos y económicos relaciones con la Universidad Pública en la medida en que fueron viables proyectos conjuntos. Lo que se expresó como cúmulo de experiencias aisladas –enumeradas anteriormente– es el anuncio posible de relaciones más fértiles y enriquecedoras, tanto para las Universidades como para las Cooperativas. Estas posibilidades, sin embargo, sólo pueden calibrarse a la luz de un análisis histórico que dé cuenta de los límites y los alcances de un vínculo potencial y aún pendiente. La Universidad: interpelada por la historia nacional La institución universitaria, concebida como vértice de los Sistemas Educativos Nacionales, tiene un origen que preexiste a los propios Estados Nacionales: el límite de los siglos XI y XII parecen ser el punto de partida de las Universidades Modernas. En todo caso, dichas Universidades son integradas a los sistemas educativos nacionales desde finales del siglo XIX, como parte de una política educativa estatal, como red institucional de formación de élites intelectuales y cuadros de gobierno. Sin embargo, muy pronto se vio atravesada por conflictos que la interpelaban por el sentido que se le daba a la institución. La rebelión estudiantil en la Córdoba de 1918 constituyó un innegable punto de referencia para pensar una Universidad científica, al servicio del desarrollo social, democráticamente gobernada y con una pedagogía que promueva la autonomía de pensamiento y la producción colectiva de conocimientos. La marca establecida por los estudiantes del ´80 en la Universidad de Córdoba, condicionada históricamente por un clericalismo anacrónico, dejó una impronta muy profunda y abrió las puertas a una nueva época en nuestro país, que se propagó rápidamente a todo el continente. La Universidad Reformista, sin embargo, adelantó ya fuertes coincidencias con las formulaciones del cooperativismo: el trabajo colectivo al servicio de un conocimiento que debía ser socialmente distribuido; los mismos valores de solidaridad y encuentro; una defensa inclaudicable del interés público; y la firme determinación en defensa de la democratización de las prácticas institucionales. Caben señalar dos períodos en que esta perspectiva avanzó sustantivamente en los compromisos asumidos por los reformistas originarios. La Universidad Pública del período 1956-1966 constituyó un laboratorio de producción científica y colectiva al servicio de un modelo de país igualitario, democrático, desarrollado de modo armónico y equilibrado. 82
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De este período, emergen tres científicos que recibieron el reconocimiento del Premio Nobel, y que expresaron un proyecto de Universidad Pública y Democrática cuya herencia cabe recuperar. Este proyecto fue abortado por la fuerza a partir de la dictadura oscurantista de Onganía que implicó un severo golpe a los sueños de un desarrollo científico autónomo que apuntalara un proyecto nacional soberano, y sustantivamente democrático. En esa oprobiosa página de nuestra historia se registra uno de los puntos de encuentro históricos entre la Universidad Pública y el Cooperativismo. Tanto la Universidad, como el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos fueron objeto de una recrudecida hostilidad del gobierno de facto. La Universidad fue avasallada y reprimida por la tropa del onganiaje, inspirada en su arcaísmo ideológico y en el mandato de las corporaciones económicas, que pugnaron por generar una ruptura en la Universidad que resultara funcional a la nueva fase del modelo capitalista que se imponía en todo el mundo a paso redoblado. Por su parte, el movimiento cooperativo debió soportar también un durísimo ataque desde esa política restauradora del viejo orden conservador. De las casi mil cajas de crédito cooperativas que existían antes del golpe, apenas sobrevivieron cuatrocientas. El período 73-74, muy breve y aunque por cuestiones ideológicas diferentes a la tradición reformista, mostró una Universidad comprometida con los intereses populares. La interminable lista de víctimas de la Triple A y la posterior represión genocida de la Dictadura a los claustros, dan cuenta de la determinación del poder real, económico y cultural, por frenar abruptamente el proceso en ciernes, para remodelarlo y hacerlo funcional a la necesidad del modelo neoliberal. Sin embargo, esas experiencias históricas de Universidad Pública, Democrática y Popular deben ser capitalizadas en la búsqueda de nuevos puntos de partida de cara al futuro. El interregno neoliberal A partir de la liquidación física de profesores y estudiantes, la dictadura genocida -con el imprescindible antecedente de Ivanisevich, Otalagano y la falange ultramontana de las vertientes fascistas- pretendió erradicar todo vestigio de Universidad científica y popular, y su proceso de imbricación con un proyecto transformador político. La misma ofensiva se perpetró sobre el conjunto de organizaciones populares –el movimiento cooperativo de crédito no fue ajeno a este procesoy la destrucción del tejido social mayoritario de nuestro pueblo, la desestructuración del modelo productivo preexistente fueron causas operantes en la reconfiguración del orden social. 83
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En el contexto de las políticas neoliberales –inauguradas por el gobierno de Isabel Perón a través de su ministro Celestino Rodrigo, profundizadas por la dictadura, continuadas tímidamente por el gobierno constitucional de Alfonsín y desplegadas con gran determinación por el menemismo–, las Universidades también fueron objeto de intervención estatal desde un Estado conceptualmente neoliberal. Se intentaron profundos procesos de mercantilización en varios sentidos. En primer lugar, convirtiendo al propio sistema universitario en un mercado en el que compiten en su seno instituciones en función de captar la matrícula. En segundo lugar, convirtiendo al propio conocimiento en una mercancía: subordinando la formación de profesionales o la producción de conocimiento – investigación, o las propuestas de “extensión” universitarias en insumos funcionales a la dinamización del orden capitalista de época, separándolo deliberadamente de las necesidades de la sociedad. En tercer lugar, convirtiendo a la Universidad en una institución gobernada con los cánones jerárquicos (y antidemocráticos) de una empresa capitalista. Si bien las grandes reservas democráticas de los claustros limitaron mucho que se avance en ese sentido, es preciso resaltar el daño que las políticas educativas neoliberales generaron a la Universidad Pública, instrumentando procesos de privatización y de destrucción de un modelo gubernamental colectivo y democrático que represente a todas las partes involucradas. Crisis y Oportunidad El 19 y 20 de diciembre se cerró un ciclo y se abrió una nueva etapa para el país y para nuestro pueblo. El cambio de siglo, por su parte, fue prolífico en medidas políticas para América Latina. La Universidad sustentada en la mentalidad de los noventa ya no cuenta con el consenso social que supo conseguir por entonces. Sin embargo, la crisis de sentido –que expresa múltiples crisis simultáneasla pone en el arduo desafío de repensarse a sí misma, tras la experiencia dura del neoliberalismo argentino. ¿Cuáles serían los caminos posibles de articulación entre Universidad y Cooperativismo? Entendemos que ambas partes tenemos para ofrecer aprendizajes de prácticas, procesos y producciones así como asociarnos en iniciativas que tengan impacto social, particularmente en relación a los sectores populares que dan sentido a nuestra existencia. La Universidad puede apropiarse de nuestra experiencia de gestión de84
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mocrática, aunque tiene un propio acervo en materia de democracia en el gobierno heredado de los postulados de la Reforma. A su vez, resultaría enriquecedor con vistas al futuro, promover en la formación profesional el enfoque filosófico, político y gubernamental del cooperativismo. En materia de investigación, también es importante que la producción del conocimiento fomente la respuesta a preguntas que respondan a necesidades de nuestras mayorías sociales, y se comprometa especialmente con la labor de las cooperativas. Finalmente, en la extensión universitaria se pueden encontrar otros cauces de trabajos conjuntos que nos enriquezcan mutuamente y que favorezcan la vinculación entre actores colectivos que defiendan el interés mayoritario de nuestro pueblo. En síntesis, estamos ante un escenario nuevo y desafiante, con distintas complejidades y contradicciones, y con un sector de privilegio activo y decidido a rearticularse en términos políticos. Sin embargo, son inéditas posibilidades de revisar nuestras prácticas y avanzar en la transformación de una realidad que aún tiene tantas asignaturas pendientes para asegurar la dignidad y la autonomía a quienes, con su trabajo, crean cada día las riquezas y hacen andar las ruedas de la Historia. Una vez más, el camino se presenta incierto y con grandes obstáculos, pero nuevamente será apasionante. De eso se trata siempre.
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La Economía Social como un marco de sentido para las relaciones entre la Universidad y las Comunidades José Luis Coraggio*
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Investigador-Docente Titular y Director Académico de la Maestría en Economía Social del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Ex - Rector de la misma universidad.
[email protected].
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¿Qué economía tenemos? a denominación que se utiliza para dar nombre a este volumen puede parecer redundante. ¿Puede acaso haber una economía que no sea social? Creemos que no. Sin embargo, existe una corriente de la teoría económica, con pretensión de constituirse como pensamiento único, que viene afirmando, más o menos explícitamente, que la economía es una segunda naturaleza, que se rige por leyes objetivas que sólo pueden ser investigadas y explicadas como indicaba el positivismo que se debe investigar el sistema planetario o las microestructuras de la materia, que están exentas de valores y que deben ser respetadas so pena de provocar un caos social. Ese discurso no es sólo académico, lo palpamos en los medios de comunicación, en la información sobre “la economía” que se da cada día. Nos invitan a creer que unos indicadores cuantitativos, cuyo significado profundo es ajeno a la comprensión de la mayoría de la sociedad, nos informan sobre el estado de salud y hasta el humor de “los mercados”, principalmente los financieros, el núcleo duro de “la economía”. Y si el experto comentarista dice que todo anda bien, mejor prevenirse, sobre todo cuando hemos visto que las bolsas suben cuando aumenta el desempleo, o cuando bajan los salarios, o que pueden bajar cuando aumenta el gasto público en educación… En otro lado, generalmente vinculado o cercano a las páginas rojas de la prensa, tenemos noticias sobre otra esfera del mundo: sobre “lo social”, sobre otros indicadores construidos a imagen y semejanza de los “económicos”, que ni siquiera se refieren a toda la sociedad sino a los pobres, a los indigentes, a los excluidos, a los más vulnerables. Mientras el mundo de “lo económico” aparece como legal y formal, el de “lo social” se nos presenta como informal, subterráneo, oscuro. Para uno tenemos tasas de crecimiento, para el otro tasas de carencias y miserias humanas múltiples. Sería de buen sentido preguntarse: ¿cómo es que las carencias y sus formas opuestas (la opulencia, el consumo suntuario) no son parte de lo económico, cómo es que la economía se analiza por separado de la sociedad? Esta dicotomía se manifiesta incluso en la organización del Estado: por un lado, están los ministerios de “la” economía, “las” finanzas, “la” producción, “la” infraestructura y, por otro, los ministerios o secretarías del “frente social”: desarrollo social, salud, educación, vivienda… Incluso ministerios como el de trabajo se ubican en el primer bloque, más ligados a los conflictos entre empleadores y empleados o al empleo formal que a las múltiples formas de trabajo que realmente existen en la sociedad o al sistema de garantías del derecho al trabajo que establece nuestro sistema legal.
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Dicho lo cual, hay que agregar que en el imaginario social también se reflejan esas categorías. Las investigaciones muestran que muchos beneficiarios de planes y programas de “promoción del empleo”, pensados para activar laboralmente a los ciudadanos desocupados a partir de emprender por su cuenta actividades mercantiles o comunitarias, siguen considerando como un “verdadero” trabajo, o un trabajo digno, a aquel empleo asalariado con patrón, en condiciones cada vez más marcadas de precariedad y al que, si accede, lo hace compitiendo en el “mercado” de trabajo con otros trabajadores. Y de esa forma no llega a reconocer que tanto ese empleo precario, en negro, sin derechos, compitiendo con otros en su misma condición, como aquel trabajo asociativo en el emprendimiento mercantil o comunitario que encaran, padecen de las mismas condiciones de desprotección pública al trabajo que necesita “la” economía para acumular, invertir y lograr sus tasas de crecimiento. Se puede armar un piquete para reclamar bolsas de alimentos como para reclamar “planes”, indicando que ambos son percibidos como formas de asistencia. Y muchos entrevistados atribuyen su desempleo a su propia responsabilidad, no a un sistema construido para excluir a mayorías para que pocos acumulen sin límite, aquí y en la economía global. De hecho, esas ideas de qué es “el” trabajo, de qué es “lo” digno, de quién es responsable de la pobreza o la indigencia, son dominantes porque se han convertido en sentido común a través de la convergencia de muchos factores: las historias de trabajo y conquista de derechos sociales que tanto cientos de miles de jóvenes pueden oír de sus padres y abuelos sin haber podido experimentar algo similar, los duros golpes que nuestro pueblo ha sufrido por la dictadura militar, por la hiperinflación, por el desarme de la seguridad social, por el desarraigo de la migración sin esperanzas, por el desempleo sin retorno y por el hambre, todo ello empaquetado como “llegó la hora de la verdad” por la producción sistemática de significados de ideología conservadora que hacen los medios masivos de comunicación. Con ello, se ha erosionado la cultura de derechos sociales que había llevado décadas construir. En una sociedad desprotegida, más que un derecho de realización de las propias capacidades, el trabajo se ha convertido en un medio (escaso) para sobrevivir. Desde las ciencias de la economía y desde la política, la hegemonía del pensamiento neoliberal lleva a un realismo construido (como la realidad social misma) que indica que si respetamos la lógica de la economía de mercado todo irá bien y una vez que salgamos de la emergencia necesitaremos poca política social, por lo que la que tengamos ahora no debe estructurarse como una política duradera, de transformación social, ni como derechos establecidos sino como decisiones contingentes, ni es necesario 90
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definir una estrategia de largo plazo. Increíblemente puede seguir pensándose así aunque haya que asistir a millones para asegurar gobernabilidad o para cumplir con mínimos estándares morales de equidad social. De hecho, con o sin estrategia, ante el empobrecimiento masivo, los recursos de las políticas sociales han venido incidiendo en la economía cotidiana de millones de personas, sus hogares, sus comunidades. Como bien planteara Polanyi, la historia muestra que la economía, lejos de ser siempre la misma y universal, se construye y puede institucionalizarse no sólo a través del principio de mercado –que librado a sus propias leyes puede tender a desencajarse de la sociedad y de la voluntad social- sino también a través de los principios de redistribución, de reciprocidad y de autarquía doméstica1. De todas maneras, también para que el mecanismo de mercado opere hace falta construcción social y decisión política, como por ejemplo estatuir un sistema jurídico de contratos y reglas de la propiedad privada y pública con garantía del Estado. En los últimos treinta años, hemos visto como se deconstruía una economía de mercado regulado y se construía otra, de mercado más y más liberado a las iniciativas de actores tremendamente desiguales hasta que, ante la crisis económica, social y política inevitable, nuevamente el Estado comenzó a limitar la capacidad destructiva del mercado global. Recién en el 2008, volvemos a ver resurgir un discurso con una base social preocupante que propugna menos Estado y más mercado, como si nada hubiéramos aprendido. Otra cosa es demandar mejor Estado de modo que, por ejemplo, aplique cabalmente y de manera suficiente ese principio que, afirma Polanyi, opera en muchas sociedades como condición de su reproducción como comunidad integrada: el principio de redistribución. Este principio se puede aplicar a la institucionalización de la economía mediante sistemas de límites a la acumulación privada, la recaudación impositiva sobre ganancias, rentas e ingresos altos o sobre los consumos suntuarios, todo ello para financiar una distribución secundaria compensadora que el mercado no produciría: el derecho a ingresos monetarios no vinculados al trabajo asalariado (como en parte hace el plan Jefas y Jefes de Hogar desocupados), la cobertura de pensiones y jubilaciones como derecho adquirido por una vida de trabajo y de aporte y no como mero reparto de una caja exhausta por la misma precariedad del trabajo asalariado, el acceso a créditos (como el Programa de Bancos Populares de la Buena Fe), a recursos materiales (suelo urbanizado o
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Ver: Polanyi, Karl, “La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo”, Fondo de Cultura Económica, México, 2003; “The economy as an instituted process”, en Trade and Market in the Early Empires. “Economies in History Theory”, New York, 1957; “El sustento del Hombre”, Barcelona, 1994.
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materiales para la construcción de la propia vivienda), a educación y capacitación, a servicios médicos y medicamentos, a alimentos como insumos o como comidas, a semillas y técnicas para sembrar, consumir e intercambiar (como el programa Pro-Huerta o los programas para la pequeña agricultura familiar), etc. Este criterio puede extenderse a los servicios públicos subsidiados (agua, energía, transporte, comunicación, etc.), y hasta a los servicios de seguridad personal (si están dirigidos a proteger a las personas y sus propiedades y crear un ambiente de convivencia). Pero todas esas políticas pueden implantarse como parte de una economía que sigue dominada por el principio de mercado cuyos efectos sociales -deseados o no deseados- son compensados marginalmente y calculando los límites de lo soportable2. Más abajo planteamos la diferencia que hacen las prácticas de construcción de economía social. El economicismo, que tan hondo ha calado en el sentido común y en el pensamiento de muchos científicos, se basa en un postulado que -para quien no quiere ver la verdadera historia- parece autoevidente: a nuestra sociedad le sobra naturaleza y trabajo, mientas le falta capital, el sector privado usa los recursos mejor que el Estado, por lo que conviene privatizar todo lo que pueda ser negocio y cobrar menos impuestos a los que pueden acumular e invertir. Como consecuencia, los recursos públicos deben ser escasos ante tantas necesidades aún sin satisfacer por el mercado, y por lo tanto hay que usarlos con mesura y focalizarlos en las situaciones más preocupantes evitando que esto afecte la “cultura del trabajo” y alivie la presión para buscar trabajo asalariado3. El proyecto conservador economicista ha dado lugar -comenzando bien antes de los 90, pero claramente en esa década bajo el consejo de organismos internacionales que comenzaron a financiar con prioridad ya no obras para el desarrollo económico sino programas sociales y de reforma de las prácticas del Estado en materia de política social-, a una combinación de políticas de ajuste estructural -que redujeron efectivamente la capacidad del Estado para redistribuir recursos- con criterios de asistencia focalizada
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Ver: Franz J. Hinkelammert, “El sujeto y la ley”, EUNA, Heredia, 2005. Es más, en el extremo, se postula que si se pudiera reemplazar un sistema complejo de intervenciones sectoriales (salud, educación, alimentación, vivienda, subsidios al transporte, la energía, el agua, etc.) por un pago en dinero (tanto mejor si es con tarjeta de débito) para que cada beneficiario ejerza su libertad de consumidor en el mercado, tanto más nos ahorraríamos de gasto público y tanto más crecería la economía. Claro que, en una economía de mercado, tal pago apenas cubriría la canasta considerada suficiente para superar la indigencia pues en caso contrario afectaría el piso de la negociación salarial y por tanto las posibilidades de crecimiento por la inversión de capital. Y la misma economía de mercado hará que buena parte de esa transferencia de ingresos realimente la misma economía monopólica (como los supermercados) que excluyó a sus “beneficiarios”.
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para mejorar las probabilidades de subsistencia de los más pobres de entre los pobres, al punto que, como un funcionario de UNICEF afirmara hace ya mucho tiempo, en la Argentina, cada vez más, la política social se reducía a repartir comida. Eso implicó pasar de un modelo de política social que estaba orientado por una cultura de derechos universales, particularmente centrada alrededor de los derechos del trabajador, a una de asistencia a beneficiariosclientes en condiciones de emergencia, atendidos por una multiciplicidad de programas gestionados por el Estado o por la miríada de ONGs que se desarrollaron a tal fin. Un problema de este enfoque fue que la “emergencia” demostró ser una situación estructural, y organismos como el Banco Mundial comenzaron a reconocer que estábamos ante un cambio de época productiva, por el cual el crecimiento del PIB podría ahora darse sin crecimiento del empleo. A eso, organismos como la OIT agregaron que podría haber aumento del empleo, pero que ya no era suficiente con los viejos indicadores, sino que había que analizar la calidad del empleo. Y así, los indicadores comenzaron a mostrar que se podía ser empleado y pobre al mismo tiempo y que la precariedad se extendía a los empleados a todos los niveles4. ¿Qué es la economía social? Es difícil, salvo que nos ciegue el teoricismo, admitir que la economía puede tomar un rumbo natural que acaba con la vida en sociedad. No hay esferas naturalmente separadas: la económica, la social, la política, sino que la sociedad como un todo institucionaliza de determinada manera su economía, y en esto juega un papel importante la política. Así como se decidió construir una economía de mercado libre, abierto al juego de fuerzas globales, ahora, con la mediación del Estado o directamente, sectores desprotegidos de la sociedad comienzan a advertir que es necesario desarrollar estrategias de producción autónoma, construir redes de ayuda mutua y autoprotección en base a los principios de autarquía y de reciprocidad, y participar en la gestión del principio de redistribución reclamando cantidad y calidad de bienes públicos, entre los cuales entra la regulación progresiva de los mercados por el Estado. La economía social no es la economía popular, menos aún es la economía de los pobres. Una economía social comienza a surgir cuando las personas y familias, con el reconocimiento y apoyo de los actores públicos,
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Ver: Coraggio, José L. “De la emergencia a la estrategia. Más allá del ‘alivio a la pobreza’”, Espacio Editorial, Buenos Aires, 2004.
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cooperan en comunidades, asociaciones y redes, porque advierten que son artífices de una parte al menos de sus condiciones de vida y que la solidaridad es no sólo un valor sino una necesidad para sobrevivir o para vivir mejor. Para producir, compartir y disfrutar juntos es preciso una trama de relaciones sociales, intersubjetivas, de confianza, de identidad compartida, de necesidad mutua ante un mundo que excluye brutalmente. Ayuda mucho tener confianza en lo público, estatal o no, y para ello ser partícipe de las decisiones públicas, como en tantas comunidades del mundo andino ocurre con los gobiernos locales y sus comunidades. Si la economía es una construcción social en el seno de procesos socioeconómicos y políticoculturales, y no una catástrofe cuasinatural independiente de la acción humana, o que depende de actores que escapan a nuestro control, cabe plantear la posibilidad de reabsorberla en la sociedad, de ganar autonomía y hasta soberanía, como ya plantean los movimientos por la soberanía alimentaria, los movimientos por la defensa de los territorios de los pueblos originarios, los movimientos medioambientalistas, los movimientos de resistencia a las megainversiones (desde la gran minería hasta los grandes edificios urbanos) que no sólo producen riqueza sino que destruyen hábitats y la vida misma con sus efectos indirectos no contabilizados como resultado económico, o los movimientos de promoción de economía solidaria, que organizan la producción en redes, en cooperativas, que comercializan juntos, que arman redes mutuales de ahorro y crédito, que avanzan con propuestas de institucionalizar la participación de los ciudadanos sobre los criterios de uso de los recursos públicos (presupuesto participativo, gestión asociada, etc.) aunque en las construcciones de sentido mediáticas aparezcan como manifestaciones “sociales”. En resumen, la economía que tenemos es, en su núcleo dominante, una construcción que se encierra autistamente en la mutua relación entre variables económicas y que no tiene más sentido que la maximización del crecimiento de la riqueza definida como la masa de valor de mercado generado y/o apropiado por los individuos y personas jurídicas de una sociedad. Lo que le pasa a la sociedad es visto como un efecto no deseado por nadie, sea bueno o sea malo para la gente. Pero la economía real como un todo, la empírica es una economía plural, que contiene otras formas de organización de los recursos y de resolución de las necesidades que -alguna vez en los intersticios y temporalmente, pero cada vez más de manera duradera- vienen supliendo y con magnitudes significativas lo que ya no puede llamarse “fallas del mercado” porque son constitutivas de un mercado liberado de límites sociales y políticos. Por eso, es preciso diferenciar a la economía social como la que, dentro de esta misma sociedad, se cons-
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truye cotidianamente, en parte por la acción defensiva solidaria aunque fragmentada de los sectores populares ante la exclusión, en parte por la acción concertada concientemente orientada por valores que apuntan a sustentar una buena sociedad, una sociedad más igualitaria, incluyente, democrática. Para orientar nuestras acciones voluntarias desde la Universidad, es entonces fundamental tener claro que una economía social existe como tal no porque sea la economía popular, la de los sectores populares -aquellos que son “informales” y luchan por sobrevivir y que la construcción de sentido hegemónica ubica como protagonistas de “lo social”- sino cuando está orientada por la racionalidad reproductiva de la vida de todos y no por la sobrevivencia o la maximización del resultado para los miembros de un grupo dado u organización. Es economía social cuando sus actores reflexionan, por ejemplo, sobre la justicia de los intercambios que realizan5 o sobre la irracionalidad del consumo que agota las bases naturales de la vida o amontona irracionalmente desperdicios irrecuperables. Es una economía que supera las estrategias microsociales y se hace cargo de los problemas de su entorno, que es parte de las condiciones colectivas de reproducción de la gente que allí habita. Así, antes de pedir la multiplicación de las rutas para el transporte automotor reflexiona sobre la necesidad de transporte personal y de cargas y considera los diversos modos de definirla y encararla, valorando las ventajas de un buen sistema de transporte colectivo. Así también, evalúa desde una región la vulnerabilidad social que genera y los costos y desbalances energéticos asociados a la especialización en una producción “competitiva” y el consecuente desplazamiento interregional y mundial de alimentos. Una sociedad local contribuye a construir una economía social a medida que puede superar el inmediatismo (esto requiere tener asegurada la subsistencia) y va institucionalizando su economía agregando un quinto principio a los cuatro de Polanyi: el principio del plan de lo complejo, de anticipación de los efectos no deseados de las acciones fragmentarias de una economía de mercado, a tener en cuenta lo del “pan para hoy, hambre para mañana”. Lo público -estatal, paraestatal y no estatal- juega un papel fundamental en esta construcción, y la producción de bienes públicos es una condición crítica para la construcción de una economía social. Como ha dicho no hace mucho uno de los más destacados economistas argentinos, el Dr. Julio G. H. Olivera:
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Sobre las complejidades del concepto de precio justo, ver Luis Razeto, “Aporte a la reflexión sobre ‘precio justo’”, en Otra Economía. Revista Latinoamericana de Economía Social y Solidaria, Volumen I - Nº 1 - 2º semestre, 2007 http://www.riless.org/otraeconomia
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“...el desequilibrio primario es el concerniente a la producción y la ocupación. Este desequilibrio nace directa o indirectamente de la insuficiencia en la provisión de bienes públicos, desde la seguridad jurídica hasta la salud, la educación y la paz social. El deterioro así ocasionado en el proceso de producción, afecta negativamente los ingresos públicos. El déficit fiscal resultante se traduce a su turno por el saldo adverso de las cuentas con el exterior”. “Los bienes públicos no son sustitutos sino complementos insustituibles de los bienes privados: esta es la idea directriz que se refleja en el Plan Fénix. Por lo tanto, la actual recesión [escribe en 2001] no es (...) una alteración transitoria del equilibrio sino una deficiencia crónica, una debilidad estructural, destinada a persistir mientras no alcance la oferta de bienes públicos el nivel indispensable para la plena utilización de los recursos productivos. (...) lo que está en debate no es una postura ideológica –estatismo contra liberalismo, planificación central versus economía de mercado- sino una cuestión científica susceptible de ser tratada objetivamente”6. El papel de la Universidad en relación a la economía social Como anticipaba Polanyi y confirmaba Bourdieu7, a raíz del proyecto conservador de liberación de las fuerzas de mercado de las trabas del Estado y de los sindicatos, se ha ido construyendo la posibilidad de que la economía se convierta en un autómata que existe como una esfera relativamente autonomizada de la sociedad y de la política. Pero esto no ha sido sin intentar reestructurar desde esa lógica economicista instituciones culturales tan significativas como la educación, la comunicación social o la ciencia y la tecnología. Como indica el profesor Olivera, nos referimos a bienes públicos que han sido sometidos a la presión privatizadora y mercantilista. Y esto no ha ocurrido sin que el economicismo penetre en las instituciones y prácticas de la cultura misma. Si alguna vez se elegían las carreras por la vocación, ahora predomina el cálculo sobre los ingresos que podrán obtenerse si es que no de la probabilidad de obtener algún trabajo, algún ingreso. Si la búsqueda de la verdad era un interés capaz de frenar el interés por el dinero, los sistemas
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“El Plan Fénix”, Discurso del Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, Dr. Julio H. G. Olivera, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, el 6 de septiembre de 2001. Ver: “Hacia el Plan Fénix, Diagnóstico y Propuestas”, en Enoikos, Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Año IX, no 19, p. 16 y 17, UBA, Buenos Aires. Bourdieu, Pierre. “Las estructuras sociales de la economía, Manantial”, Buenos Aires; “Le champ economique”, Actes de la recherche en Sciences sociales. Economie et economists, septembre, 1997.
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de incentivos monetarios en base a indicadores cuantitativos de trabajos científicos publicados o la obtención de “subsidios” para poder investigar han ido ligando la ciencia y la tecnología a ese mismo sistema productivo que excluye y precariza socialmente. Los medios de comunicación masiva, centrados en el rating y en la maximización de fondos obtenidos por la propaganda se han convertido en un mecanismo de reproducción del deseo que dirige las mentes de niños, jóvenes y adultos al consumo de lo que se quiere vender (sea bueno o malo para los clientes), y que produce una concepción de la “buena vida” que condena a todos, sea cual fuere su nivel de logro monetario, a vivir insatisfechos. La comunidad universitaria argentina ha logrado mantener una autonomía difícil de sostener en el campo de fuerzas del economismo predominante. Por lo pronto, y fundamentalmente, ha logrado mantener una franja valiosa de acceso amplio a la educación superior gratuita. Con ello, está produciendo uno de esos bienes públicos esenciales sin los cuales una buena economía no podría ser siquiera pensada por varias décadas. Al dar acceso al ciudadano -aún desigual pero mucho más amplio que el que daría el mercado educativo al consumidor- al conocimiento científico, al pensamiento humanista crítico, a las artes, la Universidad está sosteniendo la posibilidad de desarrollo de capacidades humanas fundamentales para participar en la construcción cotidiana de una mejor economía y una mejor sociedad. En la Universidad hay importantes grupos de investigación que orientan sus trabajos evadiendo el oportunismo, pensando en objetivos que trascienden su propia reproducción como elite, que trabajan por identificar y corregir los efectos “no deseados” de una economía que destruye posibilidades de vida tanto como produce y reconcentra riqueza privada a nivel global. Existen también grupos con autonomía de pensamiento como para participar en el desarrollo, cada vez más visible, de una teoría crítica de esta economía, desde los más diversos campos disciplinarios que, todavía, tienen que aprender a trabajar solidariamente sobre ese objeto complejo que son “las economías” que se dan en una sociedad8. A esto se agregan acciones expresamente dirigidas a la construcción de una economía social desde ámbitos locales, o al menos al fortalecimiento de la economía popular que radica en el ámbito territorial de cada establecimiento universitario. A esto apuntan miles de activistas voluntarios que sobrepasan el protocolo de la institución universitaria academicista, de la
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Sobre esto, puede verse: Coraggio, José Luis, “Desafíos en la formación profesional. El rol de la universidad”, en Coraggio, J. L., “Economía social, acción pública y política”, Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 2007.
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universidad “enseñadero”, y usan los grados de libertad que la institución permite o encarnan las políticas expresas que definen sus autoridades para ocuparse de la economía real de la gente. Una parte de esas valiosas experiencias son recogidas en esta obra y ofrecidas como un bien público, que nos sirve para aprender de la sistematización y problematización crítica que debe caracterizar estas acciones. ¿Cuál es el sentido del trabajo voluntario que hacemos? ¿Qué desafíos enfrentamos? La investigación objetivante produce un conocimiento valioso. La Investigación participativa o la participante, y a la vez, aseguran también que el conocimiento no quede encapsulado en los ámbitos académicos sino que sea compartido y coproducido con la sociedad. La formación científica o humanista de alto nivel de abstracción es necesaria, pero también lo es la formación práctica cercana a la empiria de actores directamente involucrados en la construcción de una economía mejor. En todo eso, cada Universidad es una concreción de la institución UNIVERSIDAD, que convive con la economía popular y la economía social en proceso en las localidades y zonas rurales de sus ámbitos de referencia, con sus actores efectivos y no con los modelos que los retratan como roles puros en una estructura. Siendo grande la responsabilidad de actuar para transformar la realidad social, es útil tener una noción de qué es aquello en que vamos a participar, tendiendo puentes virtuosos, pero además eficaces entre nuestro lugar como universitarios –investigadores, docentes, estudiantes, “no docentes”- y las prácticas que las mayorías vienen desarrollando en la lucha ya no sólo por la sobrevivencia sino por una vida mejor para todos. Estamos participando, sepámoslo o no, en la construcción de una economía en transición, plural, multiactoral, desigual, inorgánica, sometida a las fuerzas del mercado y del poder institucionalizado, pero que comienza a generar actores ejemplares, a decantar experiencias que se difunden sin vivirse como modelos a replicar mecánicamente, generando redes de aprendizaje donde los universitarios también aprendemos y mucho, y donde podemos comprender y actuar más racionalmente en la realidad si nos involucramos y no nos vemos como “agentes externos”. Y ese proceso es local pero también global9. La construcción de una economía social está
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Particularmente nos diferenciamos del enfoque de desarrollo local, entendido como crecimiento económico en un ámbito local que opera como enclave a partir de la identificación y producción de bienes o servicios transables en base a su competitividad con regiones más amplias o internacionalmente. El supuesto de que el crecimiento de la
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ocurriendo no sólo en toda Latinoamérica sino en regiones como Canadá y Europa. Ocupa universidades, sindicatos, ONGs, iglesias, movimientos sociales identitarios, ecologistas, feministas, y genera políticas públicas, programas de posgrado, equipos de investigación y acción10. Esta economía en transición es sumamente heterogénea, pero debemos evitar que sea homogenizada nuevamente por el criterio monetario. La calidad no se puede reducir a cantidad, y homogeneizar, modelizar, buscar “la” forma a replicar, es contribuir a la entropía que pretenden quienes reducen este mundo al mundo de la pobreza. Incluye muchos actores, algunos en gestación, sin duda con contradicciones y conflictos, como todo proceso social complejo. Incluye, por supuesto, a las formas más tradicionales de la economía social: las mutuales y cooperativas, grandes, medianas y pequeñas, esperemos que con su ideario de solidaridad rejuvenecido a partir del debate pendiente sobre su rol histórico como proyecto de resistencia y de construcción de autonomía de los trabajadores. Pero en la experiencia actual no sólo de la Argentina sino de América Latina es, sobre todo, una economía ampliamente abarcadora de muchas viejas y nuevas formas no categorizadas como “económicas” para el sentido común legitimador de esta sociedad (y para el cooperativismo formalizado). Incluye así las unidades domésticas con su economía de producción/reproducción (el oikos) y sus extensiones, que siguen la misma lógica de la reproducción de sus miembros que tiene la unidad doméstica, como son los emprendimientos familiares o asociativos, o los colectivos de diverso tipo que se forman para redefinir y resolver necesidades compartidas, como el caso del MTD Soproducción de riqueza conlleva el desarrollo, ha sido sistemáticamente cuestionado por la realidad en muchos más casos de los que ha sido confirmado. Preferimos pensar en “otro desarrollo”, con obvias condiciones económicas pero no economicista, ni menos aún mercantilista, que más bien continúa o se pone en marcha como una contribución desde lo local al desarrollo humano sustentable de la sociedad como un todo. Algunas versiones del llamado “desarrollo endógeno” enfatizan las condiciones sociales, de calidad institucional, políticas, culturales (frecuentemente denominado el “territorio”), pero finalmente apuntan a que son necesarias para lograr la inserción en el mercado global. La conclusión de que la calidad de la vida humana, de su sociedad, de sus instituciones es condición para el desarrollo es una tautología que sólo el economicismo predominante puede explicar. En todo caso, el trabajo voluntario suele centrarse en grupos, microrredes, prestando poca atención al contexto de conjunto (la sociedad local) o a los procesos más amplios de reproducción en que se insertan las intervenciones localizadas. Una cabal comprensión de estas conexiones entre lo global y lo local es fundamental para la eficacia de las acciones emprendidas. Sobre esto puede verse José L. Coraggio, “La gente o el Capital”, Espacio Editorial, Buenos Aires, 2004. 10 Ver: Laville, Jean Louis (Comp), “Economía Social y Solidaria”. Una visión europea, Ungs/Altamira/Osde, Buenos Aires, 2004. Consultar el sitio de la Red de Investigadores Latinoamericanos de Economía Social y Solidaria: www.riless.org
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lano en Buenos Aires o el más antiguo de Ciudad Mosconi; incluye las redes de ayuda mutua, de compra o venta conjunta, las multifacéticas ferias periódicas (eventos mercantiles, culturales, de formación, como las Ferias de Misiones), las comunidades étnicas o territoriales autoorganizadas para coordinar las actividades productivas y acciones colectivas de sus miembros (como puede ser la Red PUNA en el Norte o el Mercado de la Estepa en el Sur), los comedores colectivos autogestionados articulados con las huertas comunitarias, las asociaciones barriales y las mutuales y cooperativas de producción conjunta del hábitat y la infraestructura urbana, las empresas recuperadas y sus organizaciones de apoyo, los sindicatos que aún luchan por los derechos de todos los trabajadores, asociados a ellos o no, las formas de banca solidaria en pugna con el mero microcrédito como negocio, las instancias democratizadas de gestión gubernamental (como el presupuesto participativo iniciado ya en Rosario y varios otros puntos del país, o la experiencia de la gestión asociada del Parque Avellaneda en Buenos Aires), los sistemas alimentarios autogestionados a diversas escalas territoriales como las comunidades étnicas mapuches, o como quienes viven con el (y no del) bosque chaqueño, con otra concepción de la vida y de la naturaleza, los mercados solidarios con moneda social propia, que sobreviven en varios puntos del país a ese laboratorio mundial del trueque que fuimos durante la segunda mitad de los ´90, la participación de programadores argentinos en la red global de producción del software libre que abarca a 30.000 programadores de todo el globo y compite con el gran monopolio de Microsoft, o la participación de nuestros productores comunitarios en redes internacionales de comercio justo, y muchas otras formas de organización de la acción conjunta que surgen en la lucha por la sobrevivencia y por un mundo mejor. Para que todo esto -que ya existe y llega a atravesar cada tanto la resistencia de los medios de comunicación (que se ocupan de resignificarlas como exóticos “rebusques” y no como apuestas permanentes a otra sociabilidad)- sea ECONOMÍA EN TRANSICIÓN falta agregar una voluntad política, un sentido fundamental: que sus actores se articulen y propendan por los más diversos medios –de lo micro local a lo meso (las redes, las cadenas de intercambio multirecíproco, los sistemas locales de producción y reproducción) y hasta lo global- a lograr la reproducción ampliada de la vida de todos, donde la vida de cada uno está vinculada estrechamente con la posibilidad de vida digna de los otros que conforman la trama de comunidades o la sociedad. Esa ampliación de la dimensión de la solidaridad y la justicia social más allá del grupo particular, constituye un núcleo crítico de la lucha contra el sentido común legitimador, individualista y particu100
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larista que todavía predomina, y es la verdadera base de la sostenibilidad de las experiencias de economía social. Como universitarios, como intelectuales que incursionan en la acción instrumental para cambiar el mundo o como técnicos que no quieren renunciar a ser intelectuales, tenemos que admitir una mirada autocrítica sobre nuestro hacer y nuestro pensar. En el sentido más rico de la palabra Política, esto implica no tener proyectos de poder corporativos y reconocer respetuosamente al otro en su rica diversidad, tejer alianzas, contribuir a recuperar e hibridar recursos públicos, sociales y privados, superar la idea de que se trata de acompañar acríticamente políticas de turno o de asistir por propia iniciativa a los más pobres para que sobrevivan en una emergencia pasajera o para que se puedan integrar a la misma economía que los excluyó; implica vernos no como incubadores de emprendimientos sino como parte de esa otra economía en construcción, como trabajo vivo altamente calificado capaz de generar un valor social agregado solidariamente en ese encuentro sinérgico de saberes y energías; implica vernos no como donantes unilaterales sino como partícipes en una red de reciprocidad a la cual apostamos con nuestro trabajo voluntario11 y de la cual recibimos mucho. El término “trabajo voluntario” envuelve prácticas y relaciones muy diversas, que deberíamos diferenciar. Así, el trabajo voluntario puede ser gratuito, desinteresado, brindado filantrópicamente a otros en necesidad de ese abajo o sus productos. (Evidentemente no todo trabajo gratuito es voluntario, yendo del trabajo de reproducción familiar basado en relaciones de reciprocidad, a los trabajos obligados por relaciones de sujeción –inclusive el trabajo esclavo que hoy resurge en el mundo). El trabajo voluntario puede estar explicado por una conducta individual guiada por valores morales, de reconocimiento de la necesidad de otros, o por una conducta instrumental (lograr determinado cambio en el otro, con o sin su voluntad), o puede ser resultado de una conducta instrumental cuya comprensión requiere conocer las instituciones que lo pautan. Por ejemplo, una Universidad puede incluir en la currícula de formación pasantías o prácticas pre-profesionales, que van dirigidas a diversos sectores u organizaciones pertinentes para esas prácticas y que tienen como sentido originario completar el aprendizaje del estudiante, que están pautadas por contratos más o menos formales entre la Universidad y las organizaciones sociales, instancias del Estado o empresas. Del lado de éstas puede haber el interés de contar con un trabajo con nulo o muy bajo costo, en aras de la ganancia, o ser visto como un acto pautado como “responsabilidad empresarial”. El trabajo voluntario puede ser entonces una donación desinteresada o un eslabón en una cadena de relaciones interesadas. En esta presentación, estamos pensando fundamentalmente en un trabajo gratuito, dado y recibido como parte de una relación de donación (en el sentido Maussiano de donación: dar-recibir y retribuir, como modo no mercantil de construir relaciones que integran una sociedad). Sin embargo, la gratuidad para el que lo recibe puede ir acompañada de una prestación remunerada por terceros a quien lo presta. El abuso del trabajo voluntario, sacándolo de la matriz del don al instrumentarlo como recurso para obtener determinados beneficios, ha hecho que los trabajadores organizados pugnen por limitar y reglamentar estas formas de actividad. No debemos dejar de mencionar la posibilidad del trabajo voluntario como forma placentera de autorrealización personal, pero en el
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Los ejercicios reflexivos a veces encuentran orientaciones valiosas en la crítica del mismo lenguaje que usamos para plantear los problemas. Entre tantas cosas, es importante que no nos invada subliminalmente el economicismo con su jerga aparentemente neutral. Podemos hablar con la mejor intención de no ser “ofertistas”, de atender a las “demandas” de la sociedad, que supuestamente reflejarían sus necesidades reales. Nuestros proyectos no dependerían por tanto de nuestras capacidades o necesidades de formación y práctica sino de las necesidades de la gente. Este discurso puede ser engañoso. Porque los estudios que realizamos nos muestran que las demandas efectivas dependen de las ofertas consideradas posibles por los demandantes. Porque la misma realidad nos indica que también para las experiencias de trabajo voluntario siguen haciendo falta otros recursos, y que esos recursos suelen venir marcados con anticipaciones de cuales deben ser esas necesidades y por tanto prefigurando la demanda. ¿Será posible romper con ese esquema de mercado donde se encuentran oferta y demanda y se igualan en un intercambio (aunque no haya precio por los servicios) y pensar otro esquema, de mutuo reconocimiento, de aprendizaje conjunto, donde podamos, por ejemplo, definir realmente en un encuentro entre la comunidad organizada y la Universidad qué podemos hacer juntos? ¿Podrá ser que en ese encuentro, que no es un seminario ni un taller sino un hacer y pensar juntos, se incluya en la agenda la cuestión de cómo funcionan la institución universidad y la institución organización social o municipio, y cómo nuestras relaciones mismas han sido pautadas por una tradición de extensionismo, de relación territorial entre el gobierno local, el locus de la universidad y el territorio de las organizaciones sociales? ¿Podremos confrontar la visión que ve estas acciones como el necesario lado de “responsabilidad social” que toda Universidad debe tener para legitimarse mientras sigue haciendo “lo verdaderamente serio”, enseñar e investigar lo que la sociedad o el sistema de gestión que tiene recursos reclama? Cuando nos metemos con la economía enfrentamos muchos desafíos: prácticos y políticos, de identidad, pero también teóricos, tecnológicos, comunicacionales, y para nada se trata de hacer algo como ciudadanos contexto de esta obra nos estamos limitando al trabajo para otros. Finalmente, el trabajo voluntario adquiere un sentido diverso cuando es resultado de una relación contractual (de ayuda, no en sentido mercantil) entre iguales que lo acuerdan libremente, o cuando es sistemáticamente provisto desde quienes tienen una posición superior en un sistema de posesiones, capacidades, o jerarquías. Esto es una tensión estructural del trabajo voluntario, y ha dado lugar a prácticas claramente pautadas formal o informalmente por las universidades, cuidando o contribuyendo a aumentar la autonomía de quienes reciben los beneficios previstos de dicho trabajo.
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los fines de semana mientras el resto de la semana “trabajamos”. Como muchas otras formas de trabajo no reconocidas, el trabajo voluntario para construir otra economía es un trabajo, que la economía de mercado no valora ni valorará, pero la sociedad y la otra economía sí.
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Ingeniera Industrial - Consultora Organizacional en el ámbito privado y público. Profesora Regular de las materias Dirección General, Planeamiento a Largo Plazo, Seminario de Integración y Aplicación de la Licenciatura en Administración y Seminario de Integración y Aplicación con orientación en Proyectos Sociales (Facultad de Ciencias Económicas -UBA-Profesora de la Maestría en Magistratura de la Facultad de Derecho (UBA) y de la Maestría en Turismo de la Universidad Nacional de San Martín. Investigadora UBACyT y CIC. Coordinadora General de las Actividades de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) en los Centros Universitarios de las Cárceles.
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Oikonomias, la búsqueda de la Felicidad s muy interesante observar, a partir de las diversas fuentes disponibles, la evolución del concepto Economía. Cuando se la concibe y es bautizada, allá en la lejana Grecia, el nombre que se le impone “oikonomias” contrae dos palabras: la primera es “oikos”, que quiere decir “casa”, y “nomos”, “nemein”, “nemó”, cuyo significado corresponde a “regla”, “norma”, “administración”. Es decir, la “Administración de la casa o familia”. Esta casa podría ser la elemental y básica, representada por la organización familiar, núcleo y origen de la sociedad, cuyo ADN impregna con sus improntas las conductas sociales. Pero también, tal como era la preocupación de Aristóteles, la Gran Casa, el Planeta. De modo que, en el punto de partida, estaba la idea de la aplicación inteligente y cuidadosa, claramente “ajustada a la norma”, de los bienes completamente generosos y abundantes de la Naturaleza. Aristóteles la define como “la ciencia del abastecimiento que trata del arte de la adquisición”. Notablemente, toma en el mismo párrafo las palabras ciencia y arte, la una con un objeto de estudio preciso, búsqueda de leyes que la explican, metodología de análisis y verificación, y la otra con todo lo humano que representa, como habilidad que varía de acuerdo con los individuos y sus personales características. Y es este mismo filósofo el que pone a la Política por encima de todas las ciencias, considerando a la Economía subordinada a ella, en la búsqueda del objetivo humano primordial: la Felicidad. Amartya Sen1, en su libro “Sobre Etica y Economía”2, menciona, además del anterior origen griego más basado en valores, otro de la misma época, de carácter más técnico: el Arthasastra (que, según él, significa en sánscrito algo así como “instrucciones sobre la prosperidad material”) de Kautilya, consejero y ministro del emperador de India, en el que se incluyen cuatro campos del saber: 1) la metafísica; 2) el conocimiento de la justicia y la
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Amartya Kumar Sen, economista bengalí, destacado por sus elaboraciones sobre el hambre, la teoría del desarrollo humano, la economía del bienestar y los mecanismos subyacentes de la pobreza. Recibió el Premio Nobel de Economía en 1998 por su trabajo en el campo de la matemática económica y el Bharat Ratna. Demostró que el hambre no es consecuencia de la pobreza sino de desigualdades derivadas de los mecanismos de distribución de riqueza. Dentro de las discusiones de orden económico, incluyó las cuestiones de valores, influyendo fuertemente en los planes de desarrollo y en la elaboración de políticas de las Naciones Unidas. Sen, A.K. “Sobre Ética y Economía”, Madrid, Alianza Editorial S.A, 1999.
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injusticia, 3) la ciencia del gobierno y 4) la ciencia de la riqueza, contemplando en estos dos últimos aspectos el carácter logístico del arte de gobernar. Para Amartya Sen, este enfoque coincide con los de otros pensadores que van surgiendo a lo largo del tiempo, para los que no se plantean las reflexiones de carácter ético acerca de “cómo hay que vivir” o “fomentar lo bueno para el hombre”, sino que su objetivo se centra en cómo encontrar los medios adecuados para alcanzar los fines propuestos. Con el devenir de los tiempos y la historia, y el cambio en las relaciones y las ideologías imperantes, todos estos conceptos fueron cobrando diferentes matices. Así, en 1615, Antoine de Montchrestein3, efectivamente la califica como “Economía Política”, dado que considera a la ciencia de la administración de la riqueza común al Estado y a la familia. Y en 1776, Adam Smith4 escribe su renombrado tratado “Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones”, en el que abre las puertas al Capitalismo al expresar que la compulsa de los empresarios en forma libre buscando su propio interés, sin la regulación del Estado, permite organizar de modo más eficaz la Economía. Smith toma a la Economía como una rama de la Etica. El pensamiento de Karl Marx5 queda expresado en 1867, en “El Capital”, que introduce el concepto de plusvalía6. Para él, la propiedad privada es, desde el punto de vista social, completamente indeseable, así como también injusta la existencia de personas que obtengan rentas por la simple razón de ser propietarios. Lionel Robbins7, por su parte, define a la Economía como “la Ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y
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Antoine de Montchrestein, economista francés del siglo XVII. Adam Smith, (1723-1790), economista y filósofo británico, catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow. Fuertemente influido por los filósofos de la época David Hume, Voltaire confiaba en que “la mano invisible del mercado” podía producir el bienestar para todos. Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán, creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea. Considera que la historia de la sociedad es la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social gobernante y las clases sociales oprimidas. Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en su Manifiesto Comunista que la clase capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución mundial de la clase obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin clases. La plusvalía equivale al beneficio que el capitalista obtiene por la apropiación del trabajo excedente no pagado a los asalariados. Para Marx y Engels, expresa el grado de explotación de los trabajadores. Lionel Robbins (1898-1984), economista británico. Uno de los primeros en definir la Economía.
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medios escasos que poseen unos usos alternativos entre los cuales hay que “optar” y en “Un Ensayo sobre la Naturaleza y la Significación de la Ciencia Económica”, publicado en 1935, expresa que “no parece lógico relacionar la Economía con la Etica”, inaugurando una perspectiva entonces novedosa, pero común en la actualidad. En la década del ´30, John Maynard Keynes8 elabora una teoría que discute los principios sustentados por la corriente clásica, acerca de que las recesiones se corrigen en forma automática. Aseguraba que debían ser los gobiernos (factor ignorado hasta entonces), los que tendrían que convertirse en instrumentos económicos activos y compensar (a través de políticas económicas adecuadas) la insuficiencia de inversión privada durante una recesión con la reducción de impuestos y, sobre todo, con el incremento del gasto público. Su modelo no considera el crecimiento (es estático), pero se constituye en referente fundamental para las corrientes de pensamiento posteriores. Para Paul Anthony Samuelson9, la Economía es “el estudio de la manera en que los hombres y las sociedades utilizan – haciendo uso o no del dinero- unos recursos productivos escasos para obtener distintos bienes y distribuirlos para su consumo presente o futuro entre las personas y grupos que componen la sociedad”. Siguió a Keynes en sus elaboraciones, desarrollando técnicas matemáticas para explicar las relaciones entre los fenómenos económicos, tales como las fórmulas que vinculan el Producto Nacional Bruto con los niveles de empleo, y para el análisis del equilibrio entre los precios y la oferta y la demanda. Sobre la compleja realidad Como se ve, en toda esta evolución han aparecido algunos enfoques simplificadores, que tienden a explicar, a veces de manera solamente matemática, lo que requiere ser visto desde una concepción integral. La realidad es compleja porque de ella sólo se conoce la versión del observador, y los observadores somos tantos como humanos hay en este mundo. De
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John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico. Sus ideas generaron una nueva escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo o “nueva ciencia económica”. Influyó de forma determinante en el diseño de las políticas económicas de muchos países desde la finalización de la II Guerra Mundial. Su principal obra, La Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero (1936), es uno de los tratados teóricos más importantes del siglo XX. Paul Anthony Samuelson (1915-), economista estadounidense, catedrático del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Premio Nobel de Economía en 1970. Estudió en las Universidades de Chicago y Harvard. Es autor de uno de los libros económicos más vendidos: Economía: Un análisis introductorio, (1948).
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modo que la objetividad del cálculo, no puede de ninguna manera representar por sí solo lo que de verdad ocurre. Esto establece el carácter no exacto de esta ciencia, su condición humana, subjetiva y cambiante. Se complica aún más, cuando se observa que la racionalidad que acompaña al desarrollo de esta ciencia en cada época, va en línea directa con lo que expresa el lenguaje del grupo de dominación. Si bien los hallazgos de tipo metodológico han provisto interesantes herramientas para explicar los acontecimientos y realizar las prospectivas necesarias, también han contribuido a crear realidades y han sido muchas veces utilizados para manipular los resultados. De esta manera, podemos afirmar que, dado que la materia de la que se nutre se relaciona con el comportamiento humano, se trata sin duda de una ciencia social. Como se ha visto, su concepción y conclusiones se alinean en cada momento de la Historia, con las diferentes corrientes ideológicas presentes, y las metodologías de las que se sirve son un reflejo de las mismas. La pérdida del rumbo ¿Qué ha pasado en relación con su objeto de estudio? Volviendo al punto de partida y a los propósitos inicialmente establecidos, aparece el abandono del fin original. No está presente la administración de la Casa Grande, ni la sabia aplicación de los recursos para su criatura más valiosa, el Ser Humano, en la obtención de su felicidad. O ¿acaso somos felices? ¿Toda esta tecnología ha acompañado el desarrollo de mecanismos y recetas que nos permitan alcanzar una vida más plena y dichosa?... La instigación a un consumo desmedido y a la lucha salvaje para la obtención del mejor precio y la mayor ganancia, no parece hasta ahora haber conseguido un efecto de alegría y armonía en las personas. Lo que se observa es cada vez más un modelo de existencia vertiginosa, marcada por la velocidad, el apuro, el cansancio, la presión por seguir perteneciendo a un sistema que no libera, que esclaviza, atando correas fuertes entre objetos materiales innecesarios y los desvelos de cada día. Si efectivamente tener más fuera sinónimo de satisfacción y realización plenas, si una sociedad con sus necesidades básicas satisfechas, con excedentes importantes y niveles significativos de confort, pudiera obrar de ejemplo a seguir, garantizándonos futuras generaciones sanas de cuerpo y alma, sin duda podríamos copiar confiadamente lo que hacen muchos países del primer mundo. Pero es interesante detectar dos cuestiones: que para lograrlo, estas naciones necesitan que nos encontremos en la situa110
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ción de inferioridad en la que estamos, y que, en verdad, sus índices de suicidios y adicciones relatan la otra cara de lo que se da en llamar “Progreso”. Entonces, en este esquema, la conclusión es que el concepto de social se ha desintegrado, pues existe una condición de insolidaridad necesaria en el criterio utilizado: no es posible que todos compartamos todos los beneficios. Es necesario que alguien pierda. Y esto es una falacia. La trampa El engaño aparece claramente en dos ámbitos: el paradigma de la escasez y la creación del dinero. Ambos, constituyentes estructurales de la cultura diseñada e instalada. Bernard Lietaer10 es el autor de un libro maravilloso: “El futuro del dinero. Cómo crear nueva riqueza, trabajo y un mundo más sensato”11. La primera reflexión que realiza es que, según Benjamín Franklin, si hace doscientos años todos hubieran trabajado en actividades productivas, la jornada laboral podría haberse reducido a cinco horas. Hace apenas sesenta, la perspectiva para Estados Unidos estaba estimada en 20 horas semanales, para obtener todos los bienes y servicios necesarios para nuestra sociedad occidental. Otro pronóstico de los últimos treinta años, vaticinaba la posibilidad de que las personas se jubilaran a los 38 años. Sin embargo, agrega, “en la actualidad asistimos a una feroz lucha en pos de puestos de trabajo”. Y procede a comentar las condiciones impactantes por desocupación y subocupación en países de Europa, Japón y Estados Unidos. A esta descripción podríamos añadir otra, característica de las condiciones laborales en nuestro país: la sobreocupación, de modo tal que los que trabajan ocupan su tiempo completo, realizando diferentes actividades con el fin de integrar una base aceptable de remuneración. En relación con estos excesos, Lietaer menciona el “trabajolismo” o adicción al trabajo, que muchas veces no responde a una característica psicológica sino a “un requisito básico para mantener el puesto”. Indudablemente, la tecnología propia de la era industrial, juega un papel preponderante en estas cuestiones, generando efectos nocivos cuando, lejos de aliviar concretamente las tareas pesadas, difíciles o imposibles, in Bernard Lietaer (1942-), Magister en Administración de Empresas del Instituto de Tecnología de Massachusetts y en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Lovaina. Trabajó en el mercado de sistemas monetarios y contribuyó al primer proyecto de la creación de la moneda única de la Comunidad Europea. 11 Lietaer, Bernard. “El futuro del dinero. Cómo crear nueva riqueza, trabajo y un mundo más sensato”, Buenos Aires, Longseller/ Errepar, 2005. 10
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vade el espacio humano de diversas maneras, reemplazando a las personas y privándolas de sus fuentes de trabajo. Además surgen otras trampas. La competencia desmedida que aparece por los espacios cada vez más reducidos, obliga, tal como señala André Gorz12, a autoproducirse (“trabajo de producción de sí mismo”), haciéndose necesario dedicar tiempo y energía en forma paralela a la actividad laboral, para aumentar las competencias a fin de calificar en un mundo altamente exigente. De este modo, es habitual que los perfiles disponibles superen los requerimientos de los puestos inmediatos, pues se pone empeño en la proyección futura, de modo tal que siempre las capacidades, fruto del esfuerzo, estarán por encima de la retribución del momento, generando sensación de insatisfacción y frustración. En medio de tanta fiebre productiva, lo que se abona fuertemente es una permanente sensación de desesperante pobreza. Habíamos partido de una representación de la Casa Planetaria, amplia, rica, infinita en posibilidades. ¿Cómo fue, entonces, que se instaló el miedo a la pérdida, a la miseria?... Con terror nos repetimos: el Universo es escaso. Algo en este proceso ha colaborado para tal tremenda creencia. El dinero La realidad es que lo que es escaso, determinado, finito, es el dinero, creación completamente humana. He aquí la verdadera trampa. Por alguna razón, hemos aceptado a ciegas y comprendido que la verdadera riqueza estaba en la obtención, conservación y acumulación de los billetes pedazos de papel y de las monedas placas de metal que representan, en el imaginario general, la potencialidad necesaria para seguir obteniendo más y más de esos mismos elementos. Elementos, objetos, que por ser tales, concretos y artificiales, tienen una dimensión discreta y acotada. Una especie de sábana corta que, en las noches de frío, nos encuentra con los pies a la intemperie por la escasez de su tamaño. De esta manera, nuevamente hemos abandonado la noción del Planeta. Nuestra propia dimensión humana es mucho más grandiosa que lo que podamos acumular en nuestras bolsas. Pues, ¿qué no es capaz de crear, inventar, poner en marcha el genio del Hombre?... Desde la rueda y la palanca, hasta los viajes al espacio, desde la pintura sobre la tela del pintor hasta la pieza musical que deleita el alma, el Hombre ha demostrado ser como una semilla llena de sorpresas que guarda en su interior André Gorz, sociólogo contemporáneo, autor de “Misères du prèsent, richesse du possible”, Éditions Galilée.
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el milagro increíble y extraordinario de la vida. Es inaudito que pueda pensar, entonces, que la mera falta de esos billetes y monedas, signifiquen la extracción y eliminación de sus manos de la grandiosa potencialidad de su esencia. Sin embargo, ha pasado. Hemos sido engañados y nos creímos desde los siglos de los siglos, que el paradigma válido era el de la tramposa escasez. En varias de las definiciones de Economía, en el comienzo del capítulo, he subrayado por mi cuenta esa palabra. Creo que habría que aprender realmente a trabajar y aceptar la abundancia absolutamente disponible en el Universo, no contemplada en este sistema que sobredetermina ciertos modos de vivir, funcionales para que una parte de la Humanidad pueda seguir oprimiendo a la otra, con la complicidad inconciente de los mismos oprimidos, que solamente recogen y pretenden ese modelo difundido. En la entrevista a Bernard Lietaer hecha por la periodista Sarah van Gelder, editora de Yes, periódico de futuros positivos, EUA, 1998, el escritor dice: “Cuando un banco entrega la suma de cien mil dólares con una hipoteca, en realidad lo que el banco está creando es el dinero principal e inicial o sea los 100.000, que Ud. gasta y que entonces hace circular la economía. Pero el banco cuenta, en realidad, con que Ud. devolverá 200.000 dólares en los próximos veinte años; sólo que no crea estos segundos 100.000, lo cual significa que, al contrario, el banco lo manda al duro mundo para que se pelee contra todo el mundo y le traiga esos segundos 100.000 dólares. (…) En realidad eso quiere decir que cuando el banco verifica su credibilidad, realmente lo que está chequeando es cuán capaz es Ud. de competir y vencer a otros jugadores. En otras palabras, cuán capaz podrá llegar a ser de extraer esos segundos 100.000 dólares que el banco nunca creó y que, de fracasar en este juego, le hará perder su casa o cualquier otro patrimonio colateral que Ud. tendrá que resignar.” Así, aparece el Hombre en contra del Hombre, pues su creencia más íntima será la de que lo que le falta a uno, el otro lo tiene. Y por lo tanto, éste es su enemigo. De este error conceptual, deriva la salvaje competencia y los sistemas de enriquecimiento deshumanizados. La abundante Tierra, el maravilloso Planeta, aparece así como reducido, pobre, limitado. Y los seres humanos nos traicionamos y aún nos matamos por obtener lo “poco” que semejante cofre lleno de tesoros aparenta ofrecer.
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Egoísmo “¿Por qué debe ser únicamente racional perseguir el propio interés excluyendo el de todos los demás?”, se pregunta Amartya Sen en la obra ya citada. Y critica duramente la posición de los economistas que, basados en las doctrinas Smithianas, y amparados en las mismas, proclaman al egoísmo como la racionalidad para la toma de las decisiones, al considerar que el actor busca y es natural que así sea solamente su propio beneficio. En realidad, apunta Sen, el mismo Smith lo desaconseja y aún más, lo condena, cuando plantea, en su obra máxima, que “el hombre debe considerarse a sí mismo como un ciudadano del mundo, un miembro de la vasta comunidad de la naturaleza”, y que “para el interés de esta gran comunidad, debe, en todo momento, estar dispuesto a sacrificar sus pequeños intereses”. Una amplia comunidad de economistas ha leído con sus propios cristales a este paradigmático pensador, y ha cubierto sus interpretaciones con el velo de la indiferencia. Sólo de esta manera se explica, por ejemplo en nuestro país, que existan criaturas que mueran por desnutrición en una porción del paraíso terrenal. O que amplias extensiones de bosques nativos sean deforestadas para dedicarse al cultivo de la soja transgénica, malogrando los suelos y dejando a toda una enorme parte de la población rural en condiciones de extrema pobreza, obligados a emigrar hacia los centros urbanos ya saturados de habitantes, agrandando los asentamientos precarios y encontrando en la recolección de los desperdicios su fuente de vida. Patrick Viveret13, cuya lectura recomiendo enfáticamente, casi violenta al lector de su conferencia pronunciada (no leída) en el Fórum Europa en Barcelona, en el año 2001, mostrando la ruptura de la base ética (los subrayados y negritas son míos): “El agua, como tal, no tiene valor económico, pero desde el momento en que está contaminada y se tiene que descontaminar y sustituir por agua mineral, tiene valor económico y se contabiliza en los indicadores de crecimiento. Al ser negocio pasa a formar parte del PIB. El aire sólo se contabiliza en el PIB cuando se tiene que descontaminar, o se tienen que atender las enfermedades respiratorias provocadas por el aire contaminado. Ambos ejemplos, evidencian que en la medición del PIB, considerado como el alfa y omega de nuestros indicadores de desarrollo por la mayoría de los economistas, políticos, e incluso sindicalistas y líderes Patrick Viveret, filósofo francés, director del proyecto “Nuevos factores de Riqueza”, encargado por Lionel Jospin, Primer Ministro de Francia.
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sociales, hay una parte considerable de destrucción ecológica y humana que interviene y hace aumentar este indicador del crecimiento. Si hay un barco petrolero que se accidenta cerca de la costa derramando el petróleo que guardaban sus depósitos, es algo excelente para el índice de crecimiento, porque se tendrá que sustituir el petrolero, las aseguradoras tendrán que pagar, habrá un juicio. En definitiva, habrá cantidad de flujos monetarios generados por el accidente, que harán aumentar el PIB. Lo mismo sucede con los accidentes de carretera y con los accidentes domésticos. Es decir, a partir del momento en que se genera negocio, aunque se trate de una actividad destructiva, el PIB aumenta, pero si sucede al revés, no cuenta. Valga un ejemplo. Si cuando el petrolero sufre el accidente, hay asociaciones del voluntariado que tienen la “mala idea” de ir a descontaminar gratuitamente las playas, tal acción no contará a los efectos del PIB, al contrario, al no generar riqueza monetaria estarán contribuyendo a que el PIB sea más bajo, pero si ese trabajo lo hubieran hecho personas remuneradas, el PIB habría aumentado”. Algo surge con claridad, estamos haciendo mal, puesto que ni siquiera hemos logrado ser felices. Retorno al hogar Es así como la Economía se detuvo y, mirando para atrás, decidió regresar al origen. Y siendo que ya había hecho un recorrido diferente de aquél que inicialmente se había propuesto, hubo de ponerse de nuevo nombre. Y recuperó la adjetivación de Social, que nunca debió haber perdido. Entiendo como Economía Social a la ciencia social que estudia la obtención, producción, aplicación, intercambio y distribución de los recursos y bienes y servicios resultantes, dentro de una comunidad, focalizando en el interés general, la dignidad de la vida humana, el cuidado del ambiente, rescatando potencialidades y fomentando capital social. Si bien se ha situado su ámbito de estudio en el espacio que queda entre lo estatal y lo privado, o sea en lo que se promueve desde las organizaciones del tercer sector, fundaciones, asociaciones civiles, cooperativas, mutuales y otras, habría que reclamarle a su incumbencia el abarcar también lo estatal, pues de otra manera demostraría la desnaturalización del objeto fundamental de los gobiernos: el bienestar general, más amplio e importante que el restringido al interés privado, propio de los particulares, de carácter fundamentalmente económico. Esta resignificación de la Economía y su retorno a las fuentes, enfatiza sobre otros aspectos: la cooperación, la creación de redes, la participación, la sinergia, el protagonismo, la valoración de las capacidades individuales 115
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y grupales, la producción de consensos, la autonomía, la independencia, la soberanía, la unión, la fe, los valores, en fin, principios de los que partir, y a los que llegar. Modos de conducta en los que cada uno y todos, somos seres únicos y especiales que merecemos toda la atención y el cuidado solidario. En el decir de Heloísa Primavera14, tal como aparece en su artículo “Gerencia Social y Epistemología: Reflexiones acerca de la Construcción de Herramientas de Intervención”. “Las nuevas prácticas, originadas en/y fundantes a la vez del cambio de postura epistemológica, se traducen en nuevas habilidades lingüísticas complejas (de impacto sobre el lenguaje y las emociones), las que se corporeizan, a su vez, en nuevos tipos de conversaciones que cambian el curso de los acontecimientos en la medida en que hacen impacto sobre los resultados de los proyectos sociales. Interpretaciones tranquilizantes empiezan a dar lugar a interpretaciones generativas, las quejas y las justificaciones son remplazadas por la búsqueda de soluciones, con la adopción de criterios de responsabilidad compartida y ampliada”. De este tipo de pensamiento, que trabaja sobre los modelos mentales y culturales y la ampliación del lenguaje, surgen propuestas que requieren asentarse sobre otra clase de creencias: los bancos de microcréditos, las redes de trueque, las monedas complementarias15, los bancos de tiempo. Alzados desde un paradigma en el que la abundancia es el eje rector, en el que se derriban viejos fantasmas inhibidores y el Hombre y la Mujer se plantan con toda su capacidad. Donde la escasez no existe y en el que el dinero se revela con su justo sentido. En el que la riqueza es posible, tangible, alcanzable y sostenible. Para todos. Esta ruptura requiere un fuerte trabajo bautizado por Heloísa Primavera
Este artículo fue publicado como capítulo en la obra de Litllejohn, S. y Fried Schnitman, D. “Nuevos paradigmas en Mediación: Destrezas y perspectivas”, Buenos Aires, Paidós. La autora es Docente y Coordinadora del Area de Gerencia Social de la Maestría en Administración Pública de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires/INAP, donde está a cargo de un Programa de Investigación y Difusión de Innovaciones en Gerencia Social. Integró el Grupo Impulsor de la Red del Trueque Solidario, a cargo de la difusión de la experiencia al interior y exterior del país, siendo miembro fundador de la RedLASES, Red Latinoamericana de Socioeconomía Solidaria (www.redlases.org.ar) y creadora del grupo de trabajo sobre Moneda Social del Polo de Socioeconomía Solidaria de la Alianza para un mundo responsable y solidario (ww. redlases.org.ar y www.alliance21.org)
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www.redlases.org.ar
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como Programa de Alfabetización Económica del Adulto16, productor de capacidades y conocimiento específicos, así como también, de una ardua tarea de difusión y generación de confianza. De esta manera, sus primeros objetivos son capacitar y restaurar el tejido social resquebrajado y dolorido, desmotivado y descreído. Lo que implica un tratamiento cuidadoso, sostenido, responsable, sobre esa comunidad que va a recibirlo. La Deuda Académica Los intelectuales contemplamos los fenómenos que nos rodean. Los recortamos. Los comparamos con las teorías en uso. Les adjudicamos razones y leyes. Trabajamos la realidad en los laboratorios y las aulas. Pero la verdad nos interpela a la salida de las Universidades, en los montículos de desperdicios que nos esperan en sus esquinas, como monumentos, clasificados y dispersados por manos de excluidos que cifran en su contenido la esperanza de la comida del día. Un día de 1974, el profesor Muhammad Yunus17 descubrió, recorriendo el campus de su Universidad en Dhaka, en la lejana Bangladesh, que toda la ciencia que enseñaba como profesor universitario era incapaz de solucionar la pobreza de su vecina aldea de Jofra: “Recuerdo el entusiasmo con que enseñaba las teorías económicas, demostrando que ellas aportaban respuestas a problemas de todo tipo. Yo era muy sensible a su belleza y elegancia. Entonces, de pronto, comencé a tomar conciencia de la vanidad de esa enseñanza. ¿Para qué servía, si la gente se moría de hambre en las calzadas y en los portales?” Este episodio marcó su vida y transformó la condición de vida de muchí “…Para hacer contrapunto al Programa de Alfabetización Informática lanzado por el gobierno nacional, mostrando que la prioridad es la economía aquí/ahora y no la capacitación para el futuro...”, que incluye como principios rectores: Ser solidario, o sea- en la práctica - consumir cada mes la misma cantidad que se produce o un poco más, pero no ahorrar (especialmente atento a la teoría de Silvio Gesell). Ser emprendedor, lo que quiere decir incrementar progresivamente la producción/consumo personal para/desde la Red del Trueque Solidario, reemplazando los productos consumidos en el mercado formal por productos de la Red. Ser políticamente responsable, o sea jugar un rol activo en el desarrollo de la Red o del Nodo al que se pertenece, contribuyendo con algunas horas de trabajo semanal para el bien común, en acciones concertadas con los demás. 17 Muhammad Yunus. “Hacia un Mundo sin Pobreza” Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1997, Nació en Chittagong, Bangladesh. Es Economista, Doctorado en la Universidad de Vanderbilt (EEUU). Profesor de la Universidad de Tennesee (EEUU) y Profesor y Director del Departamento de Economía Rural en la Universidad de Chittagong. Creador del Banco Grameen. Fue acreedor al Premio Príncipe de Asturias de España y al Nobel de la Paz de 2006. 16
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simas personas. Pues de él nació la necesidad de hacer valer, con sentido social, la sabiduría de su intelecto. Y de haber contribuido con 27 dólares para solucionar la pequeña pero asfixiante deuda de 42 mujeres de la aldea, pasó a crear un Banco, el Grameen18 (propiedad en un 6% del gobierno y en un 94% de los receptores de préstamos), que ya tiene más de 2200 sucursales y alrededor de 19.000 empleados, le ha prestado dinero (4.560 millones de euros) para microemprendimientos a millones de personas en todo el mundo, en un 96% mujeres, de las más pobres entre las más pobres, sin necesidad de garantías y estimulando en las mismas capacidades para organizarse en red y administrarse, a la vez de comprometerse a aplicar los recursos obtenidos en forma prioritaria, en la solución de sus problemas habitacionales, de higiene, de educación de los hijos, de salud y de alimentación. El éxito de su sistema se demuestra en las altas tasas de devolución del crédito (98,85%), el que Yunus considera “un derecho humano”. Considero, con admiración, que éste es un gesto con las variantes metodológicas y culturales correspondientes a imitar. La clausura del conocimiento solamente para el provecho propio, la especulación interesada o el engrandecimiento del ego, me parece una oscura forma de inmoralidad de parte de los “pensadores”. La realidad toda se ofrece como un libro abierto y generoso. En sus páginas leemos y aprendemos, y tenemos la obligación de crecer y hacer crecer hacia formas más altruistas de relación. Esto es lo que viene sintiendo y experimentando la comunidad académica. Existe un revisarse y evolucionar, con un sentido más profundo de la verdad. La Economía Social ha dejado de ser un objeto de estudio simplemente, para convertirse en un espacio de práctica y acción. En nuestras aulas, desde hace años, estamos incentivando la intervención social para el mejoramiento de la vida de la comunidad. Nuestros estudiantes, en particular, levantan con su formación numerosas herramientas que les permiten gestar proyectos, planificarlos e impulsarlos en forma sustentable, con importante impacto social. Aprenden a mirar la realidad en forma crítica y a operar sobre ella. Reúnen sensibilidad y pragmatismo, aportando desde la experiencia en el mundo de las empresas en el que se desempeñan. A partir de esta sensibilización especial, por ejemplo, es que el Ministerio de Educación ha impulsado, además, su Programa de Innovación Curricular Universitaria con foco en la Responsabilidad Social Universitaria y la Creación de Redes, en cuyo marco la Facultad de Ciencias Económicas ha generado un Seminario de Integración y Aplicación con orientación en Proyectos Sociales. En él, nuestros estudiantes que finalizan sus estudios Datos agosto de 2006.
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de grado de la Licenciatura en Administración, tienen la posibilidad de profundizar en los temas afines y de relevar problemas del contexto, proponiendo proyectos cuya viabilidad debe ser asegurada, y que contarán desde el Ministerio, con el apoyo económico y organizativo necesarios para poder ser implementados en forma concreta. De esta manera, la idea deja de ser un mero ejercicio teórico y se convierte en una práctica real. Y también en el marco universitario, bajo la supervisión de la ya mencionada Profesora Heloísa Primavera, vamos constituyendo y fortaleciendo entre nuestros recién graduados y estudiantes, un equipo de promotores sociales jóvenes, con capacidad para transmitir habilidades y fortalezas a actores sociales en posición de impulsar proyectos sociales (Proyecto Colibrí: www.redlases.org.ar/colibri). Durante nuestras prácticas, realizamos ejercicios de mercados de trueque y monedas complementarias, a fin de incorporar herramientas que nos permitan rediseñar los modos de relación social. Producto Interno Dulce Vivian Labrie, autora canadiense, en su ponencia19 “Sentar las bases de sociedades sin pobreza, ¿es posible? Algunos pasos en esa dirección en Québec”, define20: “El Producto interno dulce y el Gasto interno duro: para romper el marco que oculta a las personas pobres del Producto interno bruto, el Producto interno dulce (PID) ha sido definido como todas las contribuciones no-monetarias, no-canjeadas y/o no-canjeables que participan en la riqueza humana y colectiva y el Gasto interno duro (GID) ha sido imaginado para designar cada ocasión en la que hay un costo en la vida y la vitalidad de la gente, de la sociedad, del planeta, sin que este costo sea contabilizado o canjeado”. Es impresionante lo que se produce durante una práctica colectiva de trueque. Disponemos nuestras mesas con productos variados para intercambiar. Calculamos los créditos que supone cada una y salimos a ofrecerlos a cambio de los objetos y servicios promocionados por los otros grupos. A su vez, recibimos las demandas de los demás interesados, de manera que nuestra mesa se va vaciando de nuestras ofertas y colmando con artículos de diferentes procedencias. “Riqueza, moneda, lucha contra la pobreza: nuevos enfoques, puesta en red y encuentros de experiencias”. Taller - Foro social Mundial - Porto Alegre - Enero 2003. 20 www.produitinterieurdoux.org 19
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Al final del ejercicio, una simple mirada al conjunto permite reconocer, con enorme alegría, que es mucho mejor que el que comenzó. Por dos razones: por un lado, hemos salido a cambiar en función de la necesidad o del placer, dando lo que nos sobraba o nos interesaba menos, y recibiendo lo que más queríamos o necesitábamos. Por el otro, la relación social nos ha puesto en contacto con el otro, sus capacidades, sus intereses, sus potencialidades. Nos hemos descubierto negociando y defendiendo el valor de lo que pensamos más importante. Nos hemos comunicado, tejido redes, establecido amistades y tendido vínculos. En fin, llenado de energía y de felicidad… Felicidad: Producto interno dulce. Que era ni más ni menos que el objetivo inicial y fundamental de la Economía, cuando se hacía llamar OIKONOMIAS.
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Promoción, Desarrollo y Fortalecimiento de la Economía Social: Experiencias y aportes desde el Voluntariado Universitario Gonzalo Arias* Mercedes Tarzibachi**
* Coordinador del Programa Nacional de Voluntariado Universitario (www.me.gov.ar/voluntariado). ** Asistente Técnica.
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n la Argentina, el fenómeno de la economía social resurge y se renueva en el marco de las profundas transformaciones experimentadas en el conjunto de nuestra sociedad durante la década del noventa y los primeros años del nuevo milenio. Los diversos emprendimientos económicos solidarios se multiplican a lo largo de todo el territorio nacional, como una respuesta a la crisis socio-económica generalizada. Ante un Estado desmantelado e imposibilitados de obtener respuesta en el mercado de trabajo, los sindicatos y otras organizaciones de la sociedad civil, los sectores sociales más duramente golpeados ponen en juego su capacidad reactiva y creativa a través de iniciativas de economía social, que se constituyen en una auténtica “tecnología popular de sobrevivencia” (Saguier, 2005: 84). Lejos de ser un hecho novedoso, este desarrollo recrea prácticas, estrategias y formas de organización con vastos antecedentes históricos. No obstante, la fuerza y vitalidad que asume en los últimos anos, ha ido afianzando una lógica fuertemente renovada en el ámbito económico-social de nuestras comunidades, con importantes implicancias tanto para los sectores más vulnerables y participantes directos de la experiencia, como para el conjunto de nuestra sociedad. En ese entonces, se elaboraron distintas perspectivas sobre este fenómeno emergente. Existe una mirada, que podríamos denominar como liberal, que concibe a las iniciativas de economía social en términos de “tercer sector”. La economía social surgiría, friccional y provisoriamente, ante las imperfecciones coyunturales de los mercados y ante la imposibilidad del Estado de corregirlas. En esta línea, la economía social constituiría una experiencia temporal de subsistencia, activada y desactivada según la dinámica del mercado (Nosetto, 2005: 82). Esta mirada explicaría por qué, pasado el estallido social de diciembre de 2001 y frente a la reactivación económica, la relativa normalización de los mercados y la reconstitución de la autoridad y legitimidad política, algunos sectores plantean una reducción de expectativas respecto a los alcances y la importancia de la economía social, como alternativa viable frente a la economía pública y privada. Sin embargo, existe otra perspectiva que sostiene como posible y deseable la existencia de una economía plural en el marco de la cual la economía social pueda ocupar un rol significativo junto al mercado y al sector público. Se trataría de una economía regida por la convivencia de tres principios económicos. Mientras la economía privada funciona de acuer123
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do al principio de intercambio y la economía pública por el principio de redistribución, la economía social encuentra su eje en la puesta en práctica del principio de reciprocidad, donde las relaciones interpersonales, los lazos sociales y el sentido de comunidad devienen prioritarios frente a la motivación egoísta (Nosetto, 2005: 88). Lo valioso de este planteo es que introduce a la economía social en otro registro. Como señala José Luis Coraggio en su artículo, la economía social es “social” no porque sea una economía de pobres para pobres sino, “cuando está orientada por la racionalidad reproductiva de la vida de todos y no por la supervivencia o la maximización del resultado para los miembros de un grupo u organización”. Para desarrollar y consolidar una economía social así concebida y lograr su verdadera integración a una dinámica productiva de crecimiento real, es necesario el compromiso y la acción concurrente de diversos actores, entre los cuales, por supuesto, se encuentra la Universidad, sobre todo, la Universidad Pública. Con el propósito de avanzar en esta dirección, el Programa Nacional de Voluntariado Universitario introduce a la economía social como uno de los ejes temáticos prioritarios en torno al cual promover y profundizar la función social de las universidades públicas de todo el país. Para ello, anualmente convoca a estudiantes, docentes e investigadores universitarios a formular y ejecutar proyectos de voluntariado a través de los cuales sus conocimientos académicos y profesionales son puestos al servicio de la promoción, desarrollo y consolidación de las más diversas iniciativas de economía social distribuidas a lo largo de todo el territorio nacional. El artículo presenta la experiencia de esta iniciativa y busca mostrar la infinidad de maneras en que la Universidad y los emprendimientos de la economía social pueden generar espacios de articulación y trabajo conjunto, que permiten, no sólo avanzar en el fortalecimiento de las asociaciones económicas solidarias, sino también profundizar la excelencia académica y pertinencia social de los conocimientos, prácticas y recursos humanos generados por la propia institución universitaria. El universo de la Economía Social: naturaleza, potencialidades y necesidades del sector La propuesta de la economía social1 hace referencia “a la posibilidad de
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También denominada Economía Solidaria, Economía Asociativa, Economía Social y Solidaria, Economía del Trabajo, entre otros. Si bien los distintos nombres suponen algunos matices en definiciones y conceptos, también plantean muchas características comunes. Aquí utilizamos el término Economía Social, ya que en el último tiempo es el que ha tenido mayor aceptación entre los autores y actores sociales vinculados al tema.
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generar inclusión social a través de la pertenencia a emprendimientos productivos que recuperen las capacidades y habilidades de las personas, a la vez que los constituyan en sujetos productivos y creativos y con creciente grado de autonomía y de capacidad de trabajo en equipo, a través de lazos de cooperación” (Abramovich y González, 2005: 31). Se trata de iniciativas y organizaciones orientadas hacia la reproducción con calidad creciente de la vida de sus miembros y sus comunidades de pertenencia. Esta es la principal diferencia con la economía y las empresas capitalistas, cuya lógica de funcionamiento es la maximización del crecimiento de la riqueza entendida como capital. Por esto, se presenta a esta economía y a estas empresas como “sociales”, porque el fin último es producir sociedad y no sólo utilidades económicas. La reproducción y acumulación del capital tienen límites políticos y éticos en la medida que están conscientemente orientados por los principios de igualdad, inclusión, democracia, justicia, y solidaridad. Se reconoce que la economía está inserta dentro de una sociedad - no de agentes económicos a históricos - sostenida por personas inscriptas en relaciones sociales. Implica relaciones económicas que, más que reproducir el capital, lo que intentan es reproducir sociedad, priorizando los lazos sociales sobre la acumulación de la riqueza. De este modo, la economía social remite tanto a un sector económico específico como a una ética que lo informa. Estos principios éticos podrían sintetizarse en: (a) la supremacía del trabajo sobre el capital; (b) la finalidad de servicio más que de lucro; (c) la autonomía de gestión respecto del Estado y (d) los procesos de gestión democrática. Para identificar este tipo de emprendimientos, Abramovich, Hintze, Montequín y Vázquez (2003) proponen una serie de criterios: • Tienen como razón de ser el cumplimiento de objetivos sociales y dan respuesta a necesidades concretas de sectores vulnerables de la población. • Producen bienes o servicios destinados al mercado, a fin de lograr su autosostenimiento. • Asignan los beneficios económicos obtenidos en función de los fines sociales. • Adoptan un modelo democrático y participativo en su gestión y toma de decisiones. • Están vinculados con las comunidades locales y comprometidos en su desarrollo. Dentro del sector de la economía social, es posible diferenciar dos gran125
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des categorías de emprendimientos: los microemprendimientos y los emprendimientos productivos sociales. (Abramovich y González, 2005:32 y 34). Los microemprendimientos son actividades económicas informales de autoempleo que en su mayor parte surgen como estrategias de los hogares de trabajadores excluidos del empleo asalariado, en las que se pone en actividad el principal recurso de sus miembros (el trabajo) para la producción de bienes y servicios, destinados en general para la venta en el mercado (Abramovich y González, 2005: 32). Los emprendimientos productivos sociales son, en cambio, iniciativas de tipo asociativo que producen bienes y servicios para vender en el mercado como medio para conseguir un fin social que, en la mayoría de las veces, es la inclusión a través del trabajo. Es un rasgo diferencial el hecho de que este objetivo social, claramente distinto al del fin puramente económico de lucrar, se explícita (Abramovich y González, 2005: 34). La economía social es, entonces, un fenómeno sumamente heterogéneo que abarca un amplio espectro de iniciativas, actividades y formas de organización de los recursos y de resolver necesidades. En este sector, coexisten trabajadores autónomos, emprendimientos familiares y no familiares de baja productividad, redes de productores y consumidores, movimientos sociales que luchan por los derechos humanos, cooperativas, mutuales, empresas recuperadas, organizaciones y redes de pequeños productores agropecuarios, de campesinos e indígenas, redes de artesanos, asociaciones de cartoneros, huertas comunitarias, ferias sociales, red de trueques, entre otras. En general, suelen señalarse como algunas de sus dificultades más frecuentes la baja dotación de capital, el escaso acceso al crédito y subsidios, la incapacidad de cálculo económico, el bajo costo monetario por puesto de trabajo, la deficiente comercialización de los productos y servicios ofrecidos y la baja competitividad frente a la producción de la empresa moderna. Debajo se puntean algunas de las necesidades, demandas y desafíos más urgentes que deberían abordarse para lograr el desarrollo y consolidación de un sector de economía social en la Argentina (Saguier, 2005: 87 y 88) (Abramovich y Vázquez, 2005: 42). La Universidad puede realizar aportes fundamentales en éstas y otras dimensiones del sector. • Mejorar significativamente los niveles de autopercepción mediante el establecimiento de una identidad colectiva del sector. Esta no es una tarea sencilla debido a que una de las características centrales del mismo es su gran heterogeneidad. Según los autores, este proceso tendría 126
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• •
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que contemplar la profunda identidad común como la propia diversidad, reconociéndola y afirmándola como parte de la extraordinaria riqueza y posibilidades del sector. Promover, generar y participar en espacios de encuentro y debate que faciliten e instalen una modalidad sistemática de cooperación y adecuadas articulaciones al interior del sector de la economía social, así como con el sector privado y público de la economía. Definir y sostener una estrategia coordinada e inteligente respecto del Estado en todos sus niveles. Capacitación y asistencia técnica Principalmente, en función del tipo de producción y actividad específica que realiza la empresa social. Entre las modalidades de formación, también aparecen las relacionadas con aspectos de comunicación social (interna y externa) y con cuestiones de trabajo asociativo y participación en la toma de decisiones. Apoyo a la comercialización Respecto a este punto, los autores señalan la importancia de fortalecer las estrategias de vinculación de los emprendimientos con los vecinos del barrio o localidad, así como con otros emprendimientos de la economía social a los que puedan ofrecer (y de los que puedan recibir) aquello que necesitan en condiciones favorables, creando circuitos productivos y comerciales.
En este punto, el rol de los municipios resulta estratégico, fomentando el establecimiento de ferias en espacios públicos, apoyando con infraestructura organizativa y difusión a los grupos de emprendedores que intentan hacerse un lugar en el mercado. En general, estos productores no acceden a los canales formales y masivos de comercialización y consumo. La construcción de mercados locales o solidarios podría ser un importante aporte en este sentido. • Apoyo económico-financiero Los emprendimientos de economía social tienen serias restricciones para financiarse. Generalmente, resultan excluidos del acceso al crédito en instituciones bancarias comerciales. Respecto a los subsidios, muchas veces se señala que éstos vienen atados a condiciones muy rígidas que si no son correctamente evaluadas pueden constituirse en un traba para la sustentabilidad del emprendimiento. Es significativo señalar que cualquier iniciativa tendiente a atender las necesidades de este sector, no sólo debería estar dirigida a perfeccionar 127
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los aspectos técnicos de sus actividades y su organización sino, además, orientada a fortalecer la especificidad de la economía social, sus principios éticos y su lógica de funcionamiento para que la vinculación con el mercado y el Estado sea a partir de esta particularidad. En el marco del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, prácticamente todas las Universidades Públicas del país llevan adelante proyectos sociales dirigidos a fortalecer la vinculación de la Universidad con las organizaciones de la economía social. En el marco de estas propuestas, se abordan muchas de estas necesidades y potencialidades de desarrollo del sector. Fortaleciendo la función social de la Universidad frente a la economía social El Programa Nacional de Voluntariado Universitario se crea en marzo de 2006 con el propósito de desarrollar y fortalecer la vinculación de las Universidades Públicas e Institutos Universitarios Nacionales con la comunidad y, a su vez, incentivar el compromiso social de los estudiantes, docentes e investigadores de nivel superior universitario, promoviendo su participación libre y solidaria en proyectos sociales orientados a mejorar la calidad de vida de la población mediante la construcción de alternativas de desarrollo local. Para alcanzar estos objetivos, se impulsa el Voluntariado Universitario, entendiendo a éste como: • prácticas de intervención social realizadas por los estudiantes universitarios; • destinadas a atender necesidades y demandas de una comunidad y; • planificadas en función de favorecer la excelencia académica y el compromiso social de los futuros profesionales. A través de esta práctica solidaria, los estudiantes no sólo devuelven a la sociedad la posibilidad de estudiar que reciben de ella sino que, al mismo tiempo, transitan una experiencia de aprendizaje orientada a abordar profesionalmente problemáticas sociales concretas. De esta manera, se espera que el voluntariado universitario conjugue su fin solidario con uno pedagógico-formativo, y así avanzar en la promoción, desarrollo y fortalecimiento de la función social de la Universidad pública y gratuita. El Programa convoca anualmente a todas las instituciones universitarias públicas de la Argentina para que docentes y/o investigadores y estudiantes de estas casas de estudio presenten proyectos fuertemente vinculados a
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su formación disciplinar y planificados en función de atender las demandas y necesidades de desarrollo de las comunidades destinatarias de tales iniciativas. Las propuestas remitidas deben estar diseñadas e implementadas por equipos integrados por: • docentes e investigadores de materias afines a las carreras que prosiguen los estudiantes; • al menos diez estudiantes regulares de Universidades Nacionales, Provinciales e Institutos Universitarios Nacionales; • contar con el apoyo y la participación de instituciones y organizaciones públicas o privadas de la comunidad. Esta articulación es formalizada a través de la firma de una carta de compromiso, donde las partes explicitan el alcance de las tareas a realizar. Las iniciativas pueden tener una duración de seis meses a un año y para su implementación reciben apoyo económico por parte del Programa por un valor de hasta $20.000. La evaluación de los proyectos presentados está cargo de un Consejo Asesor2 especialmente conformado para este propósito, y la calificación y selección de los mismos se realiza de acuerdo a criterios tales como: relevancia y pertinencia; impacto en la población destinataria; originalidad e innovación de las propuestas; claridad en los objetivos y la formulación de los proyectos; factibilidad; interdisciplinariedad; compromiso de participación de organismos gubernamentales o no gubernamentales en el desarrollo del las acciones y la articulación del voluntariado con otros espacios de formación (trabajo de campo, prácticas pre-profesionales, créditos, etc.) o con proyectos de investigación afines a la problemática abordada. Como resultado de las convocatorias 2006 y 2007, el Programa apoya un total de 850 proyectos inscriptos en más de 37 instituciones universitarias. Esto representa más de 16.000 estudiantes, 4300 docentes e investigadores y 1600 organizaciones de la comunidad comprometidos en iniciativas de voluntariado universitario3.
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Integran el Consejo Asesor: Dos (2) representantes de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación; un (1) representante del Programa de Educación Solidaria del Ministerio de Educación de la Nación; dos (2) representantes del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN); dos (2) representantes de organizaciones no gubernamentales vinculadas a temáticas universitarias; dos (2) representantes de organizaciones gubernamentales vinculadas a temáticas universitarias. Para conocer el listado completo de los proyectos que conforman el Programa consultar en www.me.gov.ar/voluntariado
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Los proyectos de voluntariado universitario en economía social El Programa establece a la economía social como uno de los ejes temáticos prioritarios para el desenvolvimiento de los proyectos de voluntariado universitario. A través de las convocatorias 2006 y 2007, se están llevado adelante 114 proyectos pertenecientes a 27 universidades e institutos universitarios de todo el país. Esto representa a más de 1900 estudiantes y 650 docentes e investigadores actualmente involucrados en acciones en las que los conocimientos y las disciplinas adquiridas durante su formación universitaria, son puestos al servicio de la atención y resolución de problemáticas concretas vinculadas a la promoción, desarrollo y fortalecimiento de los emprendimientos de economía social. Estas prácticas, por otra parte, se realizan conjuntamente con aproximadamente 280 organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones con fuerte presencia comunitaria (Cuadro N° 1). Cuadro N° 1: Cantidad de proyectos, universidades, estudiantes, docentes/ investigadores e instituciones de la comunidad participantes en iniciativas de economía social. Año 2006 y 2007. CONVOCATORIAS
2006
2007
TOTAL
Proyectos
52
62
114
Universidades
23
21
27 *
Estudiantes
950
1006
1956
Docentes e investigadores
320
332
652
OSC y otras instituciones
140
147
287
Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008. (*) No todas las universidades e institutos universitarios con proyectos aprobados trabajan en torno a la economía social. Por otra parte, hay universidades que participan los dos años.
Si bien para la presentación de los proyectos se exige como requisito un mínimo de 10 estudiantes y un docente/investigador, la respuesta de ambos actores superó notablemente el nivel de participación previsto. Más del 60% de las experiencias en economía social involucra entre 11 y 20 estudiantes y el 21%, 21 o más alumnos (Gráfico N° 1). Este propósito pedagógico del voluntariado universitario se potencia aún más si se atiende al carácter interdisciplinario y transdisciplinario de los equipos técnicos que impulsan los proyectos. El 40% de éstos son diseñados e implementados por dos o más facultades. Por otra parte, en las
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experiencias impulsadas por una sola facultad se suelen involucrar dos o más carreras, departamentos/institutos de investigación o cátedras. Si bien entre los proyectos que trabajan con emprendimientos de economía social es frecuente la presencia de disciplinas vinculadas a las ciencias económicas, las ciencias sociales y humanidades y las ciencias agrarias y veterinarias, también es muy significativa la participación de estudiantes y docentes de las ciencias exactas y naturales, ciencias de la salud, piscología, derecho, ingeniería, arquitectura y diseño. Incluso hay propuestas que integran a disciplinas artísticas en sus propuestas de intervención. Este rasgo de los proyectos es sumamente valioso, ya que como toda realidad social compleja, los emprendimientos de economía social presentan necesidades en diversas dimensiones de su quehacer. En general, las acciones planteadas suelen abordar no sólo los aspectos estrictamente económicos, sino también los relacionados con otras carencias o dificultades también sensibles para el desarrollo integral de estas experiencias asociativas. En este sentido, además de fortalecer la producción y comercialización de los emprendimientos se trabaja simultáneamente en problemáticas educativas, en la atención y promoción de la salud de sus miembros, en el acceso a información y comunicación, la preservación y uso responsable del ambiente y recursos naturales directamente involucrados en la actividad económica. Asimismo, también suelen abordarse diversas necesidades edilicias, de infraestructura o servicios sociales básicos propios de estos emprendimientos. Por otra parte, los proyectos que se desenvuelven en el marco de la economía social despliegan sus acciones articulándose con distintas organizaciones sociales e instituciones que ya se encuentran trabajando en la comunidad. El 44% se vincula con al menos una organización de este tipo, el 30% con 2 o 3 y el 26% con 4 o más (Gráfico N° 3). El desarrollo de acciones conjuntas con este actor social es un factor decisivo para asegurar la pertinencia, viabilidad, institucionalización, fortalecimiento y sustentabilidad del voluntariado universitario en la comunidad. Entre las instituciones con las que articulan más frecuentemente, se encuentran las cooperativas (de trabajo, de vivienda, de electricidad, etc.), las mutuales, empresas y fábricas recuperadas, las uniones y movimientos de trabajadores rurales, campesinos e indígenas, escuelas técnicas y agropecuarias, comedores comunitarios, centros vecinales, radios comunitarias, postas sanitarias y centros de salud, parroquias, asociaciones de profesionales (como la Asociación de Ingenieros Agrónomos o la Asociación de Técnicos Agropecuarios). Los proyectos también establecen lazos de cooperación e intercambio con organismos gubernamentales entre los cuales
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Gráfico Nº 1: Estudiantes participantes en los proyectos de economía social 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 10 estudiantes
11 a 20
21 o más
Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.
Gráfico Nº 2: Docentes e investigadores participantes en los proyectos de economía social 50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0%
1 docente
2a4
5 o más
Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.
se destacan las municipalidades, diversas áreas de los gobiernos provinciales (como Desarrollo Rural, Salud, Cultura, Producción y Trabajo, y Turismo), programas nacionales sensibles al sector (como el Programa Social Agropecuario o el Proyecto de Desarrollo Rural de las Provincias del Noreste -PRODERNEA-), servicios penitenciarios de diversas jurisdicciones y otras instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) e, incluso, el mismo Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). 132
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Gráfico Nº 3: Articulación de los proyectos de economía social con otras instituciones 50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0%
Articula con al menos 1 institución
Articula con 2 o 3 instituciones
Articula con 4 o más instituciones
Fuente: Programa Nacional de Voluntariado Universitario, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación. Año 2008.
Para ilustrar el rol que la Universidad puede y debe asumir en el desarrollo y consolidación de un sector de economía social, debajo se reseñan algunas experiencias de voluntariado universitario implementadas en relación a las necesidades y demandas de los emprendimientos de economía social identificados en el apartado anterior. Más adelante, se realiza una sistematización más extensa de otros proyectos que trabajan en este mismo eje temático. • Promoción, generación y participación en redes y espacios de cooperación, intercambio y encuentro entre organizaciones del sector - Fortalecimiento vincular y productivo de las organizaciones de la economía social. Desde la Universidad Nacional de Mar del Plata, estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (licenciaturas en Administración, Economía, Turismo y Contador Público), la Facultad de Ingeniería (Ingeniería de Alimentos) y la Facultad de Psicología, desarrollan diversas actividades con miembros de organizaciones de la economía social de la ciudad de Mar del Plata, en especial cooperativas, con el propósito de fortalecerlas en el aspecto vincular y productivo. En relación al primer aspecto, se está trabajando en la generación de una red vincular sustentable y operativa entre los miembros de cada institución y en la promoción de espacios de encuentros entre las distintas organizaciones, con el objetivo de difundir los valores
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cooperativos y fortalecer lazos de solidaridad. El propósito último es establecer una Red de Organizaciones de la Economía Social de Mar del Plata. Simultáneamente, se brinda capacitación y acompañamiento en el uso y desarrollo de diversas herramientas administrativas, contables y económicas-financieras necesarias para la organización, planificación y gestión de las entidades de la economía social. También se abordan conocimientos para la elaboración y comercialización de los productos elaborados por las cooperativas. El equipo técnico está integrado por docentes con formación pertinente para el acompañamiento y formación de los estudiantes durante su práctica como voluntarios. Los profesores pertenecen a las cátedras de Análisis y Evaluación de Proyectos, Psicología de Grupos y al equipo de extensión “Acompañando Emprendedores”, perteneciente a la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social. Las actividades se realizan conjuntamente con el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) y la Federación de Cooperativas de Trabajo de Actividades Portuarias, Pesqueras, Navales y afines (FECOOAPORT), entidades de reconocida trayectoria y portadoras y difusoras de los valores de la Economía Social. • Establecimiento de una estrategia coordinada e inteligente respecto del Estado en todos sus niveles - Promoción de la Agricultura Urbana y Peri-Urbana en los barrios de Luján. Un equipo multidisciplinario de profesionales y estudiantes universitarios de la Universidad Nacional de Luján (conformado por ingenieros agrónomos, licenciados en información ambiental y trabajadores sociales), brinda acompañamiento y capacitación a granjas y huertas familiares y a emprendimientos agroindustriales de pequeña escala (elaboración de conservas de alimentos), con el propósito de fortalecer su desempeño y vinculación con programas estatales de apoyo a la producción agro-ecológica como el Programa PROHUERTA. Entre otras acciones, se busca promover la conformación de una red de productores y el establecimiento de una feria de productos agro-ecológicos. Esta iniciativa articula con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Municipalidad de Luján y otras instituciones intermedias.
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• Capacitación y asistencia técnica - Capacitación en sanidad de bovinos y caprinos de familias de pequeños productores lecheros de las provincias de Corrientes y Formosa. Estos pequeños productores generalmente realizan sus actividades económicas siguiendo un patrón costumbrista y tradicional. Si bien estas unidades cuentan con mucha experiencia en el aspecto productivo, no poseen aún formación necesaria respecto a las condiciones sanitarias básicas para el control y posterior erradicación de enfermedades reglamentadas a nivel nacional, como Brucelosis y Tuberculosis. Estudiantes de Veterinaria de la Universidad Nacional del Nordeste realizan una capacitación dirigida a promover una metodología de trabajo que incluyan los aspectos higiénicos y sanitarios vinculados al manejo del rodeo (bovino y caprino), el ordeñe y conservación de la leche y la elaboración de los derivados lácteos. El objetivo es obtener la denominación en origen. La obtención de derivados de buena calidad permite una mejora considerable en la comercialización y, por consiguiente, en la rentabilidad. • Apoyo a la comercialización - Hilanderas y tejedoras del sur de Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo. En las reservas naturales de Llancanelo y Payunia existe un grupo de tejedoras e hilanderas que desarrolla un conjunto de productos tejidos al telar. Este emprendimiento presenta problemas de comercialización debido a que el grupo de tejedoras y los productos que fabrican no tienen desarrollada una imagen publicitaria que los identifique y les permita mejorar las ventas. Estudiantes de las facultades de Artes y Diseño (Diseño Industrial con orientación en Producción y Gráfica), de Ciencias Políticas Sociales (Lic. en Administración Pública) y las Ciencias Agrarias (Ingeniería en Recursos Naturales Renovables) están llevando adelante un proyecto de voluntariado con el propósito de resolver las dificultades de comercialización que han puesto en peligro la continuidad del emprendimiento. La actividad consiste en intervenir en el proceso productivo de los tejidos y su comunicación publicitaria, desde una perspectiva que rescate las técnicas y estéticas heredadas por comunidades aborígenes. A través de las herramientas de diseño de producto y gráfico, se aporta valor agregado a la cadena productiva de tejidos artesanales. Asimismo, se trabaja en el desarrollo de una imagen corporativa (diseño de marca, diseño de envases y conte135
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nedores de los productos, diseño de etiquetas, diseño de folletos, diseño de afiche publicitario y página web). El proyecto también promueve un uso sostenible de la fauna nativa mediante la utilización de lana de guanaco esquilada en silvestría, apuntando a elevar el estándar de calidad de los productos de manera integral. • Apoyo económico-financiero - Programa universitario de microcrédito para el desarrollo. La Universidad Nacional de Tucumán sostiene un proyecto destinado a fortalecer los procesos de autoempleo de jóvenes desocupados o subocupados de la ciudad de Tucumán (sin posibilidades de acceso al crédito formal), a través del otorgamiento de microcréditos de garantía solidaria. Los estudiantes acompañan a los emprendimientos en la formulación y desarrollo de los proyectos de inversión y realizan la evaluación de la progresión económica de las finanzas del programa de microcrédito. Esta experiencia articula con la Asociación de Socorros Mutuos Barrios del Sur, la Fundación Calchaquí para el Desarrollo Regional y la Asociación de Técnicos de Programas y Proyectos Sociales. - Apoyo financiero y técnico para pequeños productores agropecuarios del Gran La Plata. Desde la Universidad Nacional de La Plata se está implementando un programa de microfinanzas destinado a pequeños productores agropecuarios de la región periurbana del Gran La Plata (Berisso, Ensenada, Parque Pereyra), con especial atención en las problemáticas de las mujeres y los jóvenes. A través del otorgamiento de pequeños préstamos y fondos rotatorios, se pretende mejorar la capacidad productiva de los predios rurales y potenciar la organización de los productores. Esta actividad principal es acompañada por capacitación y asistencia técnica en producción animal (manejo, reproducción, alimentación, instalaciones, genética y comercialización); producción agroecológica; gestión económica de las unidades productivas y las organizaciones y formas asociativas. El equipo técnico está conformado por estudiantes de Veterinaria, Agronomía, Ciencias Forestales, Derecho, Comunicación Social y Sociología, acompañados por docentes de la cátedras de Economía Agraria de la Facultad de Ciencias Veterinarias y la cátedra de Socioeconomía de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales y la Secretaría de Extensión de esa misma facultad. El proyecto trabaja articuladamente con la Asociación Civil Carlos Lebed, la Asocia136
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ción Civil Martín Fierro, el Movimiento de Trabajadores Desocupados de La Plata y Berisso, y ha recibido el apoyo del Ministerio de Asuntos Agrarios y del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. • Fortalecimiento de los emprendimientos de economía social en aspectos institucionales y organizativos - Estrategias de comunicación y comercialización para el fortalecimiento de las organizaciones de productores familiares de Bernardo de Irigoyen y San Antonio. En el noreste de Misiones, estudiantes de antropología y comunicación social trabajan en el fortalecimiento de organizaciones de productores familiares mediante la implementación de estrategias de comunicación interna y externa. Se desarrolla un programa radial, boletines y folletos con el propósito de socializar entre los miembros las decisiones y acciones adoptadas por las asociaciones, y difundir los productos elaborados entre otras organizaciones de la región como el Estado provincial y los diversos agentes económicos que actúan en los mercados a los cuales pretenden acceder. Participan del proyecto el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA – Centro Regional Misiones), la Unión de Trabajadores Técnicos Rurales de Misiones, la Cooperativa de Dos Hermanas y la Municipalidad de San Antonio. Prácticamente ninguno de los proyectos de voluntariado universitario en economía social circunscribe su acción en uno sólo de estos ejes de intervención. Por el contrario, generalmente realizan actividades dirigidas a abordar simultáneamente dos o más de los aspectos y las necesidades mencionados previamente. El voluntariado universitario como actor de la economía social La experiencia del Programa en estos años de implementación, contrasta significativamente con las expectativas más pesimistas sobre la naturaleza y las posibilidades del sector de la economía social en la Argentina. Lejos de la apuesta liberal que considera al sector como una respuesta coyuntural y provisoria de los sectores populares frente a la exclusión, el actual contexto económico y político, significativamente distinto al de la década de los 90 y primeros años de este siglo, no implicó la desaparición de la economía social. Por el contrario, estos emprendimientos han logrado sostenerse en el tiempo, diversificándose, generando nuevas iniciativas, formas de organización y resolución de necesidades a lo largo de todo nuestro país. 137
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Por otro lado, si bien aún queda mucho camino por recorrer, la Universidad y la comunidad universitaria también han profundizado su compromiso y vinculación con estas iniciativas. Un indicador de esto es el nivel de participación registrado en la tercera convocatoria del Programa. En 2008 se han recibido más de 145 proyectos de voluntariado universitario que abordan distintos aspectos y necesidades de las experiencias de economía social. Esto representa un incremento del 40% respecto a la cantidad de propuestas recibidas en los años anteriores. Desde sus inicios, el Programa ha buscado que el voluntariado universitario se constituya en una práctica que permanentemente conjugue su fin solidario con un propósito pedagógico. La idea es que a través del compromiso y solidaridad con las iniciativas de economía social, los estudiantes, docentes e investigadores pongan en juego los conocimientos disciplinares aprendidos y producidos durante su formación universitaria. Se busca que aquello que aporten solidariamente sea precisamente el saber científico y profesional que pueda resultar relevante para el abordaje de alguna necesidad o demanda que de un emprendimiento económico solidario. Así concebida y planificada, esta práctica solidaria se constituye también en una práctica pedagógica para los estudiantes. Es una oportunidad para continuar su formación, para revisar, cuestionar e integrar los conocimientos a la luz de problemáticas sociales concretas, y para transitar, con la orientación del docente, una práctica pre profesional con un fuerte contenido social. Por otra parte, el voluntariado universitario es un espacio pedagógico porque permite aprender saberes que generalmente no son contemplados ni adquiridos durante el tránsito por la Universidad. Esto se aplica, por ejemplo, a la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, al trabajo en equipo o al aprendizaje de habilidades vinculadas al diseño, formulación, implementación y evaluación de proyecto sociales. Sin embargo, el principal potencial formativo se vincula al hecho de que a través de estos proyectos se intenta comprometer a la Universidad y a la comunidad universitaria en una propuesta que trasciende la simple acción de “transferir” o “aplicar” saberes absolutamente verdaderos a la comunidad organizada en un emprendimiento de economía social. La intención es precisamente la contraria. El voluntariado universitario propone que esos conocimientos científicos y profesionales sean puestos en juego y en cuestión en un espacio de encuentro e intercambio con la diversidad de saberes que la comunidad posee y que ha ido desarrollando en su lucha por una vida mejor y más digna. A partir de este intercambio de saberes y de su integración en una práctica dirigida a resolver una problemática social concreta, los estudiantes 138
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y la comunidad producen nuevos conocimientos de una gran pertinencia tanto para el desarrollo de la economía social como para la formación profesional de los estudiantes. Muchos de estos saberes generados en el marco de los proyectos, han sido compilados en distintos materiales de sistematización y difusión (libros, folletos, manuales, programas en radios comunitarias, etiquetas y envases de productos elaborados por distintos microemprendimientos, etc.). La economía social es un proceso en construcción y, como se menciona previamente, para que sea capaz de integrarse a una dinámica de real crecimiento en el marco de la economía nacional requiere del apoyo y acción concurrente de múltiples actores. El voluntariado universitario constituye una herramienta de gran potencial para profundizar el rol que en este proceso le cabe desempeñar a la Universidad. Para que deje ser un agente exógeno que aplica o transfiere conocimientos y tecnologías generadas en los claustros universitarios y se implique como parte de un desarrollo a través del cual la propia Universidad también es transformada. Referencias Bibliográficas
Abramovich, A.L. y Vázquez, G. “La difícil construcción de una economía social”, en Segundo Encuentro del Foro Federal de Investigadores y Docentes, “La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005. Nosetto, L. “Inscripciones teórico – políticas de la economía social”, en Tercer Encuentro del Foro Federal de Investigadores y Docentes, “La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005. Saguier, M.L. “Desarrollo y consolidación en Argentina de un sector de economía social: Algunos desafíos urgentes”, en Segundo Encuentro del Foro Federal de Investigadores y Docentes “La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local”, Ministerio de Desarrollo Social, Buenos Aires, 2005.
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Ferias Francas: Experiencias de Producción y Comercialización. Alternativas para el Desarrollo Socioeconómico de la Localidad de Herradura, provincia de Formosa
Miryan Ayala*
*
Universidad Nacional de Formosa, Facultad de Recursos Naturales, Cátedra Sociología Rural y Extensión Forestal.
[email protected]; mirayala@arnet,com.ar.
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I. Presentación l presente proyecto de voluntariado pretende contribuir a minimizar a través de la capacitación, los efectos de las debilidades identificadas en la cadena agro – comercial de productos frutihortícolas, iniciada en la Localidad de Herradura con la producción, y finalizada en la Feria Franca de la ciudad de Formosa con la comercialización. La propuesta busca fortalecer los aspectos básicos relacionados con la planificación y organización productiva desde la cosecha hasta la post comercialización y que resienten a toda la cadena, afectando críticamente la situación socio – económica de los productores agropecuarios en general.
E
II. Generalidades del contexto 1. Caracterización de la provincia y de la zona
La provincia de Formosa, ubicada en la Región del Gran Chaco Americano (Región Chaqueña), posee una superficie de 72.066 Km2 y una población de 486.559 habitantes, según datos de la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos. Desde el punto de vista ambiental, presenta marcados gradientes climáticos que permiten distinguir tres zonas con características bien diferenciadas: 1) La Zona oriental húmeda, que presenta precipitaciones medias de 1200 mm. No hay estacionalidad hídrica ni térmica bien definida. 2) La Zona Central o de transición con una marcada estacionalidad hídrica y térmica. Presenta un amplio rango de variación pluviométrica, que va desde los 1100 mm anuales en Pirané, hasta los 750 mm anuales en Las Lomitas. 3) La Zona Occidental o Semiárida, que se caracteriza por su marcada estacionalidad hídrica (casi el 60% de las lluvias caen en verano) y las lluvias son escasas (varían de este a oeste de 750 mm hasta 500 mm/ año) (Ver mapa 1). El Ministerio de la Producción ha regionalizado la provincia según variables agroecológicas y agroeconómicas. Considerando las primeras existen ocho regiones: Litoral, Subtropical Norte, Pirané Sur, Pirané Norte, Central Sur, Central Norte, Centro Oeste y Extremo Oeste. La localidad de Herradura se ubica en la Región Litoral, puntualmente en el Departamento Laishí que posee 404 EAPs (Establecimientos Agropecuarios), (4,5%) con límites definidos y 305.961 has (5,9%) de la superficie con el 92% de la superficie incorporada dentro del tipo “explotaciones con límites definidos” a las unidades de producción (Ver mapa 2). La Región posee alrededor de 264.019 habitantes localizados mayorita143
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riamente en la zona urbana (96%) y sólo 10.692 (3,9%) en zonas rurales. Se caracteriza porque la actividad económica principal es la ganadería extensiva, realizándose sólo agricultura para consumo. Entre un 65% y 70% de los suelos posee aptitud para la ganadería lo cual explica que el 94,4% sean explotaciones ganaderas y 5,4% explotaciones mixtas y sólo un 0,3% explotaciones agrícolas. En este contexto, es preciso que la Universidad, dadas las funciones de docencia-investigación y extensión, dirija sus esfuerzos a contribuir al fortalecimiento de emprendimientos productivos en marcha a través de la asistencia técnica para mejorar los procesos productivos, y promover, a través de la capacitación y la asistencia técnica sobre cooperativismo, procesos productivos y la utilización de estrategias apropiadas de comercialización que favorezcan el desenvolvimiento de los mismos. III. Antecedentes y fundamentación teórica 1. Ferias Francas: desarrollo histórico y características
Las ferias francas son originarias de Brasil, donde, a partir de los ´70, cobraron importancia en la formación de redes de poder compuesta por actores colectivos. Las expectativas de agricultura alternativa existentes en la Argentina, en general, poseen un carácter local y no tienen gran difusión. No obstante, en la mitad de la década del ´90 aparecen las “ferias francas” en la provincia de Misiones, que actualmente representan la experiencia de producción y comercialización alternativa de mayor importancia social. En la provincia de Formosa, las ferias francas surgen como medio de solución de problemáticas relacionadas con la actividad diaria del pequeño productor agropecuario (categorizado así por el INDEC, por poseer menos de 10 Ha.). En estos tipos de Ferias, el productor comercializa su producción, caracterizada por un escaso volumen y diversidad; por la inexistente creación de valor a estos productos primarios y problemáticas básicas, como por ejemplo aquellas vinculadas al manejo y planificación de sus respectivas explotaciones. Si bien el productor feriante todavía se encuentra en una etapa muy primaria en lo que respecta a la participación de ferias comerciales, evidenciado por su escasa organización, niveles muy bajos de producción, y conocimiento escaso o nulo en lo que respecta a venta directa (Marketing) y comercialización, todos estos factores reflejan el nivel de organización de la Feria misma, que sólo puede demostrar desarrollo si cada productor crece individuamente, tendiente a la conformación de pequeñas organizaciones. 144
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Previo relevamiento de datos en la Feria Franca del Barrio 2 de Abril (Ciudad de Formosa), en donde participan productores feriantes de localidades vecinas (en un radio de 200 Km. aproximadamente), se pudieron detectar necesidades concretas, relacionadas al ámbito de la comercialización (como aspecto principal). Sin embargo, se debe tener en cuenta que en una Cadena Agroalimentaria, la comercialización es el último eslabón involucrado. Por ello, se deben atender problemáticas relacionadas a la cuestión y que tienen su origen en el manejo de la producción misma. Tanto la producción agrícola como la de ganado menor, presenta deficiencia en el manejo, consecuencia directa del grado de capacitación e instrucción de los potenciales beneficiarios, pero también atribuibles a la escasez de herramientas y maquinarias para el trabajo. La falta de capacitación en cuanto a manejo pre-cosecha, cosecha y post- cosecha desemboca en inconvenientes manifestados al momento de la comercialización. Es común observar en los pequeños productores agropecuarios de Formosa (que son el 80% del total de los productores, 8300 aproximadamente) la falta de planificación en el período de pre - cosecha, el acostumbramiento al monocultivo y a la escasez de alternativas de producción, y la falta de organización entre ellos con el objeto de lograr volúmenes de producción para acceder a nuevos y grandes mercados. En la etapa siguiente, se suman inconvenientes al momento de la cosecha, que se reflejan en productos de baja calidad en los aspectos organolépticos, falta de mecanismos de conservación y almacenamiento, entre otros. Los factores antes mencionados se traducen en el período post-cosecha en disposición de sus cultivos en envasados y empaquetados muy rudimentario o inexistentes, productos de huertas y granjas sin clasificación alguna, muy baja calidad en presentación, etc. Por último, estas falencias terminan por caracterizar a una Feria Franca con deficiencias apreciables a simple vista y con cuestiones relacionadas directamente con el Marketing. Estas situaciones problemáticas se pueden atribuir a factores vinculados con la falta de estipulación de precio, mala presentación de productos (el 90% sin envase), inexistencia de valor agregado, y dificultades de los productores en los mecanismos de ventas directas. Estas son manifestaciones claras de la problemática general, que en un plano más abarcativo, derivan en una retribución injusta por el esfuerzo que implica el trabajo rural, y la insatisfacción general, tanto de los oferentes como de los demandantes, afectando a todo el circuito o cadena comercial, como actualmente puede verificarse en las Ferias todos los 145
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sábados del año, dejando entrever las grandes pérdidas ocasionadas para todos los participantes de la cadena agroalimentaria. IV. Las Ferias Francas como empresas sociales para el desarrollo local En los últimos años, ha emergido con fuerza el modelo de desarrollo local y en él la “nueva economía” o economía social solidaria. El desarrollo, según el diccionario, significa “desenvolvimiento”, “desenrollar” hacia mejores condiciones de vida de las existentes. De esta manera, podemos entender al desarrollo como la evolución hacia mejores condiciones de vida. Para Max Neef, el Desarrollo debe ser a escala humana, es decir debe abarcar la realización plena de las necesidades existenciales y axiológicas del hombre mediante el empleo de satisfactores adecuados. Para comprenderlo mejor es válido tomar la definición de las necesidades realizadas por Abraham Maslow, quien clasifica a las mismas en básicas o existenciales y sociales, expresando que las personas no pueden pasar a un nivel superior de necesidad sin haber satisfecho las inferiores. La economía social considera a la economía desde una perspectiva humana, y en este sentido es preciso dirigir la mirada hacia grupos sociales que participan activamente en la producción de dicha economía. Según autores como Caracciolo Basco y Foti Laxalde, en el marco de la economía social funcionan tres tipos de organizaciones económicas: • De autoproducción, que incluye tanto a unidades domésticas como comunitarias • De subsistencia • Capitalizada o empresa social Las dos primeras tienen por objetivo asegurar la vida o la reproducción de la mano de obra a través del autoconsumo o del ingreso obtenido por la venta desde una producción en el mercado. Está integrada por una gran heterogeneidad de actores para quienes su fuerza y su valor económico radican en su propio trabajo, como por ejemplo, los que recuperan una fábrica, los que venden productos en una esquina, en una feria, etc. Al tratar de relacionar la economía social solidaria y el desarrollo local, es posible observar, tal como lo expresan Liliana Bonacita y Claudio Lowy, los emprendimientos de economía social solidaria en el desarrollo local, que presentan un conjunto de características comunes planteadas desde la organización y un desarrollo desde la base. 146
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Siguiendo con los mencionados autores, el desarrollo local pone énfasis en lo territorial, y los emprendimientos de economía social solidaria en el sistema social. En tanto, ambas resaltan la importancia de la satisfacción de las necesidades no contempladas en la economía tradicional dominante, así como la distribución de satisfactores de necesidades entre los diferentes actores sociales, que vienen a complementar las ineficiencias del mercado como regulador de las relaciones de producción, intercambio y de distribución. Los emprendimientos de economía social solidaria presentan un conjunto de cualidades que permite identificarlas como: • Participación voluntaria de sus integrantes • Promoción de la realización de las necesidades de los diferentes actores que lo integran • Toma de decisiones democráticas que considera primero a las personas y no tanto a los recursos • Promoción de la autogestión • Conformación de los mismos según necesidades, afinidades y capacidades de las personas • Tendencia a trabajar en redes • Distribución equitativa de los beneficios • Criterio cooperativo de trabajo y producción La vocación de CEPES es considerar a la Economía Social, como toda actuación económica que interviene en el mercado o en la sociedad, que independientemente de su fórmula jurídica, comparte los principios de: “Organización democrática”, “la persona antes que el capital”, “propiedad horizontal”, “reparto de beneficios/resultados con criterio colectivo”, “especialmente solidaria con el entorno” y “provocadora de cohesión social”. El desarrollo de emprendimientos de economía social solidaria permitiría, a la vez de satisfacer necesidades de actores sociales locales, incrementar los recursos disponibles por el gobierno local o municipal. Estos recursos pueden ser monetarios o no, pero facilitarían la realización de las diferentes demandas de los actores locales, quienes son los artífices y partícipes del desarrollo local. Como señala Barreiro: “Si la cooperación y la asociación son un factor clave para el éxito del desarrollo local, debemos averiguar cómo funciona, cómo se genera y por qué determinados territorios son proclives a que sus agentes colaboren y 147
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otros, en cambio, son débiles en las acciones cooperativas, que son las que, finalmente, activan y combinan los recursos existentes de una manera adecuada. Esto es, que producen desarrollo para el territorio.” Investigar sobre el funcionamiento de este proceso es un gran desafío que coloca a las Universidades como centro de origen de los conocimientos, en un rol protagónico de singulares características, y con ello en su rol de Extensión. Junto con la Investigación se convierten, más que nunca en los ejes primordiales de vinculación con el medio. Por ello, éste es uno de los grandes desafíos para la cooperación y los actores nacionales, regionales, provinciales y municipales, actuando en el desarrollo local, construyendo territorios sustentables en su dimensión económica, ambiental, social, y política. V. Las Ferias Francas como experiencia del Voluntariado Ferias Francas: experiencias de producción y comercialización alternativas para el desarrollo socioeconómico de la localidad de Herradura, provincia de Formosa, es un proyecto de voluntariado universitario que lleva dos años de ejecución, y tiene como principal actividad la realización de talleres de capacitación en temáticas relacionadas fundamentalmente con aspectos básicos de planificación y organización productiva, desde la cosecha hasta la post-comercialización. Los talleres tienen como objetivo sensibilizar y movilizar a los asistentes en torno a las capacidades necesarias para generar procesos de desarrollo local adaptados a las características de cada comunidad mediante los emprendimientos generados, y favorecer la incorporación de aptitudes y la modificación de actitudes en las personas. Se presta especial atención a las relaciones interpersonales, los vínculos, la cooperación, la generación de confianza en los otros, la valorización de las culturas locales y la incorporación de aptitudes para la participación en los programas y proyectos que afectan a la comunidad en su conjunto. El dispositivo didáctico a emplear se basa en metodología de tipo participativa que consistirá en breves exposiciones de contenidos teóricos combinados con utilización de técnicas de trabajos grupales y plenarios de síntesis. Los talleres son concebidos como un espacio para pensar los problemas y transformar los obstáculos en herramientas. Se pone énfasis en el proceso y no tanto en la transmisión de contenidos y los integrantes del equipo actúan como facilitadores del trabajo grupal. Los jóvenes voluntarios, alrededor de quince, todos de la Universidad Nacional de Formosa pertenecen a las Carreras de Técnico en Agronegocios, Licenciatura 148
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en Nutrición, Contador Público, Psicopedagogía, e Ingeniería Zootecnista. Los docentes que participan pertenecen a las Carreras Técnico en Agronegocios e Ingeniería Zootecnista. En sus inicios, y una vez conformado el equipo interdisciplinario, se efectúa un trabajo articulado con la Escuela de Nivel Medio de la localidad de Herradura, capacitando a jóvenes hijos o familiares de feriantes y cursantes del primer año polimodal en la modalidad de Producción de Bienes y Servicios. Debe aclararse que el 90% de los jóvenes proviene de zonas rurales y sólo el 10% pertenece a zonas urbanas, con condiciones económicas extremas, y con un índice de repitencia del 20% aproximadamente, y de deserción escolar del 10%. Con la implementación de las actividades del voluntariado universitario se benefician alrededor de 50 familias, es decir entre 250 a 280 personas, aproximadamente. Casi la totalidad de los beneficiarios son pequeños productores agropecuarios de familias numerosas con alto índice de pobreza (promedio de hijos 6); de los cuales el 50% participa en la Feria Franca de la Ciudad de Formosa; mientras que el otro 50% es un grupo potencial de participantes. El nivel de instrucción general es de ciclo básico incompleto. La mayoría (80%) obtiene su único ingreso de la Feria. Entre las especies que producen, pueden mencionarse: poroto, mandioca, batata, hortalizas de estación, etc. mientras que un grupo menor produce, además, queso y miel. Es posible visualizar escaso volumen de producción, niveles de calidad por debajo del requerimiento de la oferta y poca o nula diversificación productiva, entre otros. Antes de la elaboración del Proyecto, primeramente se realiza un diagnóstico de tipo rápido acudiendo a informantes calificados (beneficiarios, autoridades provinciales y organizaciones del tercer sector) y fuentes secundarias de información. Como resultado del mismo, se identifica un conjunto de problemas que se detalla a continuación: • Los pequeños productores de Herradura que participan de la Feria Franca carecen de experiencias de trabajos grupales; de organización y gestión de la producción entre otros temas que deben tenerse en cuenta en una economía social solidaria. • Se desconocen diversas estrategias o canales de comercialización para los productos por lo cual comercializan los mismos a través de intermediarios o a precios muy bajos sin tener en cuenta la rentabilidad del emprendimiento. 149
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• No se articulan acciones con diversos programas para favorecer el éxito y la sustentabilidad en el tiempo de los emprendimientos productivos. Entre los objetivos planteados al momento de la presentación del proyecto, se pueden mencionar: contribuir a mejorar el nivel de Calidad de Vida de familias de pequeños productores agropecuarios, provenientes de la Localidad de Herradura (Formosa), a través del perfeccionamiento del manejo agrícola de sus pequeñas explotaciones, en la búsqueda de rentabilidad, sustentabilidad, y sostenibilidad en el mediano y largo plazo. El plazo inicial de ejecución del proyecto fue de diez meses, y las metas a alcanzar se subdividieron en cuatro períodos de orden evolutivo: difusión, organización y concientización de beneficiarios directos; organización para el trabajo en equipo y planificación de producción; especialización, comercialización y marketing y evaluación de resultados y promoción de los mismos. En los dos primeros meses se busca concientizar al 100 % de los beneficiarios del proyecto sobre la importancia del manejo eficiente y oportuno de los recursos con que cuentan en sus respectivas explotaciones, con la intención de lograr la comprensión de la relevancia de las ventajas y desventajas de mejorar la comercialización. En el tercer y cuarto mes del proyecto se trata de lograr la formación y preparación de equipos de trabajo (sub – divididos por lo menos en tres categorías, según sus respectivas orientaciones), con el fin de desarrollar producciones en forma organizada, sosteniendo a la planificación como factor determinante para el logro de los fines propuestos. En el inicio de este periodo, se verifican también los ingresos por ventas hasta ese momento, y se intenta promover un aumento de por lo menos el 40% de sus ingresos. Se realizan, además, talleres específicos con cada temática donde se abarcan aspectos relacionados a: • Manejo General de la Cosecha y Post -producción • Comercialización y mercadeo • Marketing y Venta Directa Como complemento de las actividades de formación, se efectúan visitas a la feria y a las chacras para entrevistas a las familias, y además, asistencia técnica directa en terreno relacionados con los procesos productivos. Durante estas visitas se complementan la formación del estudiante y la praxis de los productores. 150
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Con posterioridad, y durante el desarrollo de la segunda fase del proyecto, se efectúan visitas a otras ferias francas de la provincia. En este sentido, se toma contacto con la Asociación de Cunicultores, Criadores de Aves y Abejas de Villafañe, localidad del sur de la provincia de Formosa. Dicha asociación acompaña a doce productores feriantes, todos pequeños productores que reciben asistencia técnica directa del Programa ProHuerta del INTA y del Programa Social Agropecuario en temas específicos de producción. La posibilidad de conocer otras experiencias, de intercambiar conocimientos y recibir de parte de los pequeños productores saberes empíricos ha motivado a los alumnos a dar continuidad a las tareas solidarias emprendidas. Actualmente, los voluntarios trabajan en el ámbito de la feria franca de Formosa, donde ofrecen a los productores un servicio que contribuye a mejorar la presentación de los productos y por ende la comercialización. Además, han participado del Primer Encuentro de Productores Feriantes del Sur de la Provincia, donde tuvieron la oportunidad de tomar contacto directo con instituciones, técnicos y productores de las localidades de Villa Dos Trece, El Colorado, San Martín (Chaco), compartiendo sus conocimientos y experiencias con la gente. El Voluntariado Universitario, como programa de extensión que promueve el trabajo solidario de docentes y estudiantes, es un proceso y como tal debe ser valorado por las amplias posibilidades y oportunidades que brinda con relación a los siguientes aspectos: aplicación de los conocimientos técnicos específicos de la formación con relación a sus destinatarios que son las personas, y en situaciones concretas demandadas por la comunidad, el aprendizaje compartido entre docentes, estudiantes y productores, y la articulación y el intercambio concreto con otras instituciones del medio (Escuelas, ONGs, Programas). Fundamentalmente, debe tenerse presente en programas de estas características, la revalorización de la formación profesional “con sentido social” de todos los estudiantes, puesto que los destinatarios de su labor futura son las personas. Referencias Bibliográficas
Barrientos, Mario. “Factores que influyen en las percepciones y representaciones de los alumnos acerca de los conocimientos de las ciencias sociales. Un estudio de la asignatura Extensión Rural de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba”, 2000. Bonavita, Liliana y Lowy, Claudio. “Emprendimientos de Economía social en el Desarrollo Local”.
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Caracciolo Basco, Mercedes y Foti Laxalde Ma. Del Pilar. “Economía Solidaria y Capital Social”, Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2003. Caracciolo Basco, Mercedes. “Modalidades de asistencia técnica a los productores agropecuarios en la Argentina. IICA”, Buenos Aires, Argentina, 1998. Consejo Nacional de la Mujer. “Mujer, equidad y trabajo. Manual para facilitadoras y facilitadores”, Argentina. García, Rolando. “Interdisciplinariedad y sistemas complejos”, en “Ciencias Sociales y Formación ambiental”, Gedisa, Barcelona, España (Mimeo), 1994. Marsiglia, Javier. “Desarrollo local en la globalización”, CLAEH -Centro Latinoamericano de Economía Humana, Uruguay, 1999. Quiñónez, Daniel. “Informe para Mesa Provincial”, Formosa, Argentina, 2005. Sánchez, Sonia y otros. “Aproximación a un concepto de Extensión Rural como base para la formación del grado universitario”, Facultad de Ciencias Agrarias. UNL, 2003.
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Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
Anexo del capítulo
Mapa 1. Provincia de Formosa: división política
Mapa 2. Departamento Laishí: localización de zona de trabajo
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Experiencias y Conclusiones: Programa de Voluntariado Universitario. Universidad y Economía Social.
María Inés del Milagro Combina*
*
Universidad Nacional de Jujuy, Facultad de Ciencias Económicas.
[email protected].
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Proyecto de voluntariado universitario: “Asistencia técnica a microemprendimientos productivos” “La Universidad no es nada si no es útil a la sociedad, y ésta se negaría a sí misma si no entiende y ayuda a la Universidad, porque la Universidad debe educar, enseñar e investigar para ser beneficiosa a la sociedad”. Miguel de Unamuno Introducción l Proyecto “Asistencia técnica a microemprendimientos productivos”, fue presentado en la primera convocatoria realizada por el Programa de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias en el año 2006, como iniciativa de un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy. En mi carácter de profesora auxiliar de la cátedra Formulación y Evaluación de Proyectos, fui invitada por los alumnos a participar en la coordinación del proyecto, que felizmente fue aprobado y financiado. Los objetivos del proyecto se centraron básicamente en brindar capacitación y asistencia técnica a microemprendimientos de la ciudad de Palpalá (Provincia de Jujuy), en situación de vulnerabilidad social, para dotarlos de las herramientas necesarias para el manejo de la información, lograr su fortalecimiento organizacional y empresario, e incorporarlos a la Economía Formal. A nivel académico, los estudiantes avanzados de ciencias económicas demandan acreditación de trabajos complementarios, que les permitan una formación académica integral, ausente en muchos casos por la falta de aplicación práctica de los conceptos teóricos adquiridos, en concordancia con el contexto inmediato, para su efectiva aplicación a casos reales. Los microempresarios a capacitar fueron seleccionados de la base de datos del Área Formulación de Proyectos del Instituto Municipal de Desarrollo, dependiente de la Municipalidad de Palpalá, organismo externo a la Facultad con el cual se articuló el desarrollo del proyecto. Se seleccionaron los siguientes tipos de microemprendimientos:
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• Microemprendimientos unipersonales: sean beneficiarios o no de planes sociales, cuyos ingresos no superen los $ 12.000 anuales. • Microemprendimientos asociativos: incluidos en algún plan social, (Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la Obra”) que tienen una sola actividad económica y conforman grupos de trabajo de hasta 3 personas. Los ingresos brutos de estos microemprendimientos no superan los $12.000 anuales por integrante. Origen del Proyecto Para la solución del flagelo de la desocupación, la Municipalidad de Palpalá, a través del Instituto Municipal de Desarrollo, alentó la conformación de micro emprendimientos asociativos y pequeñas cooperativas de trabajo, mediante el otorgamiento de subsidios y la organización de diversos cursos, jornadas y ferias. Sin embargo, estos nuevos microempresarios provenían de una cultura de trabajo orientada a la “relación de dependencia” sin poseer experiencia en la actividad independiente y asociativa, que requiere características especiales. Al carecer de formación u orientación empresaria, en la mayoría de los casos no cuentan con los conocimientos, técnicas y habilidades para organizar la información contable que les permita: medir el rendimiento de sus operaciones productivas, comerciales y financieras, conocer sus costos y beneficios, acceder a la Economía Formal y obtener los beneficios de la Seguridad Social, entre otros. Observando esta problemática, es que un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNJu, se decidió a brindar en forma voluntaria su formación profesional en pos de la capacitación y asistencia técnica de este sector de la comunidad. Estos pequeños emprendedores no pueden contratar un estudio especializado en la materia, pues no cuentan con los medios económicos para hacerlo. Y si bien conocen su oficio, poseen grandes debilidades en la gestión y liderazgo de sus empresas y un marcado desconocimiento acerca de las formas de organizar la información contable indispensable para obtener parámetros de calidad y eficiencia en las operaciones productivas, comerciales y financieras. La ciudad de Palpalá, cabecera del departamento del mismo nombre, está ubicada al sudoeste del territorio de la provincia de Jujuy, a 13,7 km de la ciudad capital de la Provincia, San Salvador de Jujuy. Posee una superficie de 467 km2 y se encuentra a 1125 mts. s.n.m. Tiene una población de 48.083 habitantes y, aproximadamente, el 50 % de la misma se encuentra bajo la línea de pobreza. 158
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
Objetivos y desarrollo del proyecto Partiendo del hecho de que, en general, en las microempresas subsisten problemas de rentabilidad, sustentabilidad y competitividad, la guía orientadora del trabajo fue posibilitar una mejora en la toma de decisiones, basada en información fehaciente, en la utilización de recursos y en el acceso de los microempresarios a herramientas básicas de gestión. Si bien este objetivo fue el que acompañó, con un pleno sentido solidario, el accionar de los voluntarios, no se deben dejar de mencionar otros que estuvieron presentes durante todo el desarrollo del proyecto, y que consistieron en completar la formación académica recibida en la Facultad mediante la realización de prácticas pre-profesionales y actividades de extensión, como así también fortalecer la responsabilidad y el compromiso social de futuros Contadores Públicos y Licenciados en Administración, en la utilización de los conocimientos adquiridos en la Universidad para la obtención de beneficios sociales. Las actividades propiamente dichas estuvieron orientadas a capacitar a los microempresarios en temas económicos, administrativos y financieros desde un punto de vista eminentemente práctico y accesible a su formación, para orientarlos en aspectos tales como: la determinación de sus costos, la fijación del precio de venta de sus productos, la comercialización de los mismos, la registración contable de sus actividades, la preparación de la documentación que requieren organismos diversos (financieros, impositivos, etc.), y la elaboración de un Plan de Negocios, como así también promover su incorporación a la Economía Formal a través del Registro Nacional de Efectores. La presentación y lanzamiento del proyecto se realizó en el mes de diciembre de 2006, en un salón cedido por la Municipalidad de Palpalá, al cual concurrieron los emprendedores, autoridades provinciales, municipales, académicas y público en general. En el mismo, se dieron a conocer las características del Programa de Voluntariado Universitario, y los objetivos concretos del proyecto a desarrollar, dejando por sentado ante toda la comunidad la responsabilidad que asumían los estudiantes voluntarios. Participaron del proyecto dieciocho estudiantes voluntarios y su trabajo se organizó a través de seis grupos de tres integrantes cada uno, a los cuales se asignaron tres empresas bajo su responsabilidad. El punto de partida fue la elaboración de diagnósticos a cada una de las microempresas, mediante la técnica FODA (análisis y determinación de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) con el objeto de tener un conocimiento cabal de la situación de cada una de ellas. Para la realización de los diagnósticos los alumnos elaboraron encuestas que 159
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debieron responder los microempresarios, por lo que su participación fue fundamental para el éxito de esta etapa. Si bien no todos los aspectos detectados a través de los diagnósticos fueron negativos, vamos a mencionar los problemas que aparecieron como comunes a las microempresas analizadas, ya que a partir de ellos se planificaron las actividades siguientes. Se puede definir como el “gran problema” la falta de información para la toma de decisiones, y a partir de allí podemos enumerar otros que constituyen causa o consecuencia del mismo: la fijación del precio de venta de sus productos sin considerar si cubre o no los costos, el desconocimiento total de sus costos, la no registración de sus operaciones (no saben si ganan o pierden), se confunden las finanzas de la microempresa con las finanzas de la familia, y otros, como la carencia de estrategias de marketing, tecnología básica y en algunos casos obsoleta, y la informalidad que les impide comercializar con ciertas empresas que requieren facturas para comprarles sus productos. Una vez procesados los resultados de esta primera etapa, cada grupo procedió a asistir técnicamente a los microempresarios a su cargo en aquellos aspectos detectados como problemáticos, convirtiéndose esta parte del trabajo en la más enriquecedora para ambas partes, en virtud de que a partir del mismo, los alumnos voluntarios pudieron experimentar la posibilidad de ser “asesores” de una empresa, preparándose para su futuro desempeño profesional, y los microempresarios, insertos en un sector de la economía imposibilitado de contar con asesoramiento profesional, se sintieron acompañados con una capacitación personalizada y a su medida. Por otra parte, se analizaron los problemas comunes a todas las microempresas visitadas y se elaboró un programa de capacitación que se desarrolló a través de talleres, que fueron dictados por los mismos alumnos o por representantes de organismos vinculados al quehacer empresario. Como producto de cada encuentro, se les entregó a los asistentes material sobre el tema objeto del curso, siempre con la visión de que sea instructivo y accesible para sus destinatarios. El Rol de los participantes Al hablar de los roles de los participantes del proyecto, cabe destacar el protagonismo que asumieron en todo momento los estudiantes voluntarios: desde la formulación del proyecto hasta la selección del docente responsable, el contacto con la entidad externa a la Universidad, y la planificación y ejecución del proyecto en todas sus etapas. La idea central se basó en que ellos fuesen los gestores de su actividad de asesoramiento, aplicando sus conocimientos académicos desde la etapa 160
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misma de planificación de las actividades, de administración de los recursos en pro de los objetivos y tiempos planteados, contacto inicial con los microempresarios, elaboración de la encuesta de diagnóstico, y demás tareas inherentes al desarrollo propiamente dicho del proyecto. Es decir que el propio proyecto fue una “empresa”, cuya misión era la de capacitar a los microempresarios detectados por el Instituto de Desarrollo de la Municipalidad de Palpalá, empresa que debía contar con un presupuesto, administrarse en forma eficiente y lograr sus objetivos en el tiempo planeado. Fueron necesarias muchas reuniones para organizar las actividades, hubo momentos de zozobra cuando se visitaron algunas microempresas y los voluntarios se dieron con la negativa a recibir capacitación, pero, en términos generales, se puede afirmar que la experiencia fue sumamente enriquecedora, ya que los estudiantes volcaron los conocimientos adquiridos en la Facultad para asesorar a los emprendedores. La consigna planteada por el docente responsable fue la de acercarse al microempresario como un profesional lo haría con su cliente, con seriedad por la responsabilidad asumida, con respeto y sobre todo con humildad, sin olvidar que estaban prestando un servicio. Asimismo, orientar el asesoramiento y capacitación al público objetivo, teniendo en cuenta su idiosincrasia y su formación, de manera que sea útil la información que se les brindase. Es sabido que si el mensaje no es recibido correctamente por el destinatario, de nada sirve la excelencia del mismo. Por esa razón, se insistió mucho en esta consigna: que los conocimientos adquiridos por los estudiantes en la Facultad debían transmitirse y llegar al receptor de forma inteligible, adaptándolos a su propia realidad, en un lenguaje claro y sin tecnicismos innecesarios. Consideramos que otra de las cuestiones que impactó en la formación de los estudiantes fue conocer la realidad que viven las empresas en el día a día, muy distinta y distante de la planteada en los libros de administración, muchas veces dedicados por entero a empresas grandes, con otra realidad socio-económica, y con un contexto cultural diferente, que está fuertemente arraigado en la provincia de Jujuy, y en la ciudad de Palpalá en particular. Si bien este vasto sector social está plagado de un sinfín de iniciativas económicas, el trabajo se desarrolló en microempresas en situación de vulnerabilidad social, es decir, emprendidas por personas de escasos ingresos. Sin embargo, la situación que atraviesan, el medio en el cual se desenvuelven, y la influencia cultural en la forma de manejar sus empresas, no dista del grueso de las micro y pequeñas empresas de la provincia. 161
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Cabe destacar que durante el desarrollo del proyecto, los estudiantes identificaron saberes vinculados a la economía en las prácticas cotidianas de los microempresarios asistidos, que no se aprenden en la Universidad, ya que difieren de las características propias de la gran empresa, como por ejemplo: • Muestran gran flexibilidad de adaptación ante cambios en la demanda del mercado. A una gran empresa le resulta difícil cambiar las líneas de producción o adaptar un producto a las exigencias nuevas del consumidor, porque ello le representa la necesidad de efectuar grandes inversiones tanto en equipo como en personal. En cambio, las microempresas pueden, sin realizar grandes erogaciones, modificar y aún cambiar totalmente su producción frente a nuevas demandas. • La inexistencia de una estructura burocrática (las decisiones son tomadas generalmente por el director fundador de la empresa) trae como consecuencia que las decisiones se adopten con rapidez. De esta manera, las microempresas pueden responder en forma más ágil e inmediata frente a un problema determinado o frente a una necesidad de adaptación, en comparación con la gran empresa. • Cuentan con personal que conoce prácticamente todos y cada uno de los procesos y procedimientos de la empresa, facilitando la rotación de puestos y los reemplazos. También resultó muy interesante e ilustrativo para los alumnos, conocer de cerca procesos productivos que sólo conocían en forma teórica a través de los libros, y ello a pesar de tratarse de procesos obsoletos o anticuados en el caso de las microempresas visitadas. El docente responsable cumplió principalmente la función de coordinar las actividades, indicar pautas de trabajo, realizar el control de gastos y acompañar a los estudiantes a lo largo del desarrollo del proyecto. Cabe destacar que algunos de los aprendizajes de los alumnos también hicieron sentir su efecto en el docente, ya que muchas veces en el desarrollo de nuestra actividad académica nos abstraemos de la realidad que se vive en el seno de las empresas, más aún cuando éstas se alejan del modelo de empresas que enseñamos en las aulas. Por esa razón, y a partir de esta experiencia, es que podemos afirmar la necesidad que tenemos, como docentes de ciencias económicas, de incluir en nuestras cátedras la ejemplificación de las situaciones sin dejar de lado la inclusión de las características propias de las microempresas, como parte importante de la economía de nuestra provincia. 162
Colección Para que el conocimiento nos sirva a todos
Además, el hecho de “salir de las aulas” para desarrollar una actividad de este tipo, permitió un acercamiento distinto a los alumnos, un conocimiento más cabal de sus intereses, capacidades, sus miedos al futuro laboral, aspectos que serán importantes considerarlos y tenerlos en cuenta en el proceso de enseñanza – aprendizaje. La comunidad a la que estuvo dirigida el proyecto de voluntariado se vio impactada positivamente, ya que el financiamiento externo, que estuvo presente en algunas de las microempresas visitadas, es sólo una de las cuestiones que hacen a su existencia. Considerando que se trata de empresas integradas en su mayoría por desocupados, es absolutamente necesaria su capacitación en aspectos técnicos que ellos desconocen, por no haber desarrollado nunca una actividad independiente, y sobre todo, el cambio de mentalidad, el internalizar el hecho de que la empresa son ellos y si no hacen las cosas bien (planificar, administrar en forma eficiente los recursos, mantener los gastos controlados, etc.), la empresa no sobrevivirá. El grupo al que finalmente se dirigieron las actividades de asistencia técnica y capacitación, una vez descartadas las que no aceptaron, se mostró sumamente entusiasmado y agradecido por el servicio de los voluntarios. Un sector que se caracteriza por sentirse excluido del sistema, esta vez fue parte de un proyecto que lo tuvo como destinatario. Las microempresas que participaron del proyecto fueron dieciocho, dentro de los siguientes rubros de actividad: jardín maternal, producción de huevos, producción de pollitos bebé, producción de gallinas parrilleras, producción de artesanías en barro, marroquinería, bloquera, fabricación de macetas, producción de artesanías en madera, elaboración de pochoclos, comercialización de artículos descartables (de plástico), elaboración de miel, fabricación de puntas para rejas, bombas de agua, etc., producción de artesanías en yeso, fabricación de pañales, elaboración de masas y tortas. En cuanto a la organización social con la cual se articuló el proyecto, El Instituto Municipal de Desarrollo, dependiente de la Municipalidad de Palpalá, prestó su colaboración desde el inicio, al poner a disposición del grupo su base de datos de microemprendimientos y colaborar en distintas instancias del desarrollo del proyecto, ofreciendo sus salones para el acto de inicio y para la realización de los talleres de capacitación. Se pudo verificar concretamente la posibilidad de trabajo conjunto entre la Universidad y los actores sociales, en este caso una institución municipal, para lograr objetivos comunes, que benefician a un sector de la sociedad. Asimismo, la Universidad también tuvo un proceso de retroalimentación en su relación con el Instituto Municipal de Desarrollo, ya que los 163
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alumnos recibieron información de primera mano acerca de programas de financiamiento vigentes destinados a microemprendimientos, diseño de los proyectos, etc. Economía – Solidaridad En el contexto actual, pleno de individualidades y donde todo se valora por el beneficio económico que reporta, parece difícil vincular la Economía con la solidaridad y con el ejercicio de una actividad cuya realización y resultados se miden de otra manera. Más extraño aún puede resultar a muchos sectores de la sociedad, que un grupo de personas, sin buscar ningún tipo de compensación, destinen su tiempo y esfuerzo a desarrollar un trabajo solidario. Por esa razón, es muy importante que la Universidad haya desarrollado el Programa de Voluntariado, implicándose como institución académica en su entorno y vinculándose a través del programa con organizaciones del tejido social, brindando asimismo la posibilidad a los estudiantes de participar y comprometerse en aras de un trabajo solidario. La Economía Social se abre paso en medio de un mundo en el cual priman los intereses del capital financiero, en un intento de impregnar la realidad de valores tales como la solidaridad y la cooperación. Uno de los caminos es, justamente, acercar el conocimiento desde los centros de formación e investigación científica hacia los microempresarios, facilitando y promoviendo el desarrollo de sus capacidades emprendedoras. Conclusiones Las microempresas generan valor económico con impacto social, crean empleos estables y ayudan a combatir la pobreza y la desigualdad. Por estas razones, toda política o medida tendiente a fortalecer a este sector es sumamente valiosa para la sociedad. Todo apoyo que se les brinde, ayuda a la supervivencia de las microempresas en un mundo cada vez más competitivo, y permite que sigan contribuyendo a combatir uno de los mayores males de la región: el desempleo. Los gobiernos (nacional, provinciales y municipales) reconocen, a pesar de los esfuerzos destinados a fortalecer a este tipo de empresas, sobre todo con el aporte de créditos, que deben trabajar en conjunto con otros sectores para impulsar su desarrollo y crecimiento. “El trinomio teoría-práctica-investigación, es el factor que debe ser impulsado por las Instituciones de Educación Superior, empresarios e industriales, gobierno y colegios de profesionales graduados universitarios, ya 164
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que esto proporcionará la información fidedigna que proyectará contundentemente la MiPyME, pero sobre todo, encontrará el mecanismo que proporcione una actividad económica sustentable a la sociedad, con un trabajo digno e ingreso justo…”1. Cabe aclarar que la sigla MiPyME hace referencia a las micro, pequeñas y medianas empresas. Se concluye que las Universidades deberían colaborar en mayor medida con el sector microempresario, asumiendo el compromiso de su responsabilidad social, proporcionándoles asesoría y capacitación, de modo que puedan desarrollarse en forma eficiente. La Universidad también se verá beneficiada al contar con información real de lo que sucede en el interior de las microempresas - qué problemas concretos afrontan los emprendedores - y podrá darles soluciones. Es una gran oportunidad para los alumnos practicar el ejercicio profesional en el ámbito mismo de la empresa, y sentir que son capaces de brindarles soluciones y garantizar su éxito y supervivencia.
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Chirino Sierra, Alejandro. “Presentación”, en Regalado Hernández, Rafael; “Las MiPyMES en Latinoamérica. Estudios e investigaciones en la Organización Latinoamericana de Administración”, 2007.
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El Voluntariado Universitario como expresión de la articulación interinstitucional. Proyecto de Fortalecimiento integral de Cooperativas Apicolas
Lina de las Mercedes Coronado.*
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Universidad Nacional de Santiago del Estero, Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil.
[email protected] [email protected]
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Introducción a producción apícola tiene un enorme potencial en Santiago del Estero. La necesidad de capacitación a pequeñas cooperativas apícolas se hace imprescindible a partir de estudios de campo realizados en las localidades de Silípica, Arraga, Zanjón, donde se observa la carencia de conocimientos teóricos prácticos que demandan capacitación a nivel de formación integral, es decir el aprendizaje en gestión organizativa, recursos humanos y técnicos productivos, afianzamiento de los conceptos básicos del asociativismo cooperativo, eficiencia en las áreas de producción y comercialización. El proyecto se desarrolló durante seis meses, con veintidós alumnos de diferentes carreras de las Facultades de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, Ciencias Forestales y Agronomía y Agroindustria, acompañados de tres docentes de las mismas Facultades y dos organizaciones sociales, el Instituto Provincial de Acción Cooperativa y la Asociación de Técnicos Agropecuarios de la Provincia. Pensar la UNSE desde la “contribución al estudio del sistema universitario argentino”, enfoque coordinado por José Luis Coraggio y Adolfo Vispo, implica considerar las afirmaciones tales como que “no hay diagnóstico sin sentido, ni lecturas ingenuas de los diagnósticos y afirmaciones con pretensiones de objetividad”, en cuanto pone en sobre aviso, en primer término, a los propios docentes interesados en hacer un aporte “desinteresado” que permita un reposicionamiento de la UNSE ante las formas de abordar las exigencias de un contexto en permanente cambio, a partir del análisis de los servicios que brinda a la sociedad y al Estado, y en segundo término, a los actores sociales involucrados en la demanda, orientada a lograr mejorar la productividad en la consolidación de la cohesión social, y a alcanzar beneficios de tipo cultural y político. El sinceramiento en el diálogo de la UNSE con su medio, requiere la manifestación clara de las ideas, que cada uno de los actores sociales las exprese de forma alternada en busca de avenencias, de consensos. El escenario en el que la UNSE protagoniza su rol, coloca en un lugar de privilegio a la Extensión, a través de la cual busca la institucionalización de prácticas que devuelvan a la sociedad el equilibrio que requieren las relaciones con el “afuera” en el marco de su realidad compleja, en la que se evidencian resistencias, competencias, direccionalidad de los cambios y tensiones por falsas dicotomías detectadas.
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Con una mirada más positiva y esperanzada se presagia la presencia de una gestación emergente, de una visión dinámica de su quehacer a partir de la puesta en marcha del Programa de Voluntariado Universitario que promueve la vinculación de la Universidad Pública e Institutos Universitarios Nacionales con la comunidad en la que se inserta. Se trata de “afianzar, desde la política de Estado, una Universidad inclusiva que asuma un rol protagónico en la construcción de una sociedad en la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distribuyan democráticamente …..”. “Así, como la imperiosa necesidad de reconstruir la economía y los lazos sociales….”. Y “promover un proyecto de desarrollo sustentable…”, “que fortalezca el vínculo entre los estudiantes universitarios y sus comunidades.” (Resolución 1061. Programa Nacional de Voluntariado Estudiantil). La Universidad, a través del Voluntariado Universitario, pone a disposición de esas comunidades la “transferencia de ciencia y tecnología”, y se compromete con la misión de contribuir con “otros agentes sociales el diseño y ejecución de políticas públicas que garanticen el cambio social mediante la superación de la fragmentación social”. (Resolución 1061. Programa Nacional de Voluntariado Estudiantil). La inserción de esta política de Estado resulta entonces ser una “forma concreta de contribuir a solucionar problemas que afectan a las comunidades, de colaborar activamente en la mejora de actividades culturales, ambientales, sociales y productivas”. Desarrollo del proyecto El Proyecto de Fortalecimiento Integral a Cooperativas Apícolas se ubica en el eje temático de la economía social, ligada intrínsecamente a una pequeña comunidad santiagueña con escaso desarrollo económico. Una comunidad que tímidamente inicia hace unos años un proyecto de autodesarrollo, con apoyo del gobierno provincial, oportunidad en la que se constituyen en una organización cooperativa, por lo que reciben materiales para el inicio de las actividades, quedando pendiente la capacitación técnica, que hasta hoy estaba ausente. La Universidad acude para tratar, de resolver la crisis de una cooperativa apícola santiagueña. En reuniones preliminares, intentó establecer una consciencia crítica y una nueva actitud ante la realidad, teniendo en cuenta las circunstancias y las potencialidades internas de los sujetos individuales y colectivos, sosteniendo que la autogestión y la sustentabilidad del proyecto a mediano y largo plazo, es posible mediante el aprovechamiento y potenciación de los recursos disponibles, tanto materiales como espirituales, proponiendo así un avance inmediato, mediante la puesta en práctica 170
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nuevamente del proyecto inicial, resaltando las potencialidades latentes, y las premisas del futuro. Para lograr poner en marcha los procesos sociales comunitarios, y en este caso los especialmente cooperativos, se hace imprescindible, en primer lugar, el conocimiento del grupo en cuestión, y de sus reales potencialidades para la aplicación de la filosofía cooperativa. Teniendo en cuenta que el cooperativismo es un proceso que surge desde la base donde se construye, se hace necesario identificar sus fortalezas y debilidades, y despejar el entramado que obstaculizó el alcance de logros en su momento inicial. La cooperativa apícola, sujeto social central de este proyecto, busca, mediante experiencias de trabajo alternativo, cambiar sus ejes de producción cotidiana. Luego de haber pasado por diferentes etapas, la de constitución, producción, amesetamiento y decaimiento de la producción, intentan fortalecerse a través del desempeño de roles de gerenciamiento y negociación como meta prioritaria. La comunidad impactada por el proyecto es la localidad de Arraga. Los integrantes de la Cooperativa pertenecen, además, a las localidades de Zanjón, Silípica, Simbol. La población es de corte netamente rural, y se ubica geográficamente a 25 kilómetros de la ciudad Capital, con un control social muy desarrollado, propio de las poblaciones pequeñas alejadas de las ciudades populosas, ya que apenas supera los dos mil habitantes. Los integrantes de esta pequeña población, santiagueños en transición rural-urbana, se dedican a explotar sus fincas o chacras, en las cuales producen verduras, hortalizas, maíz, frutas de estación. A partir de la desaparición de los Ferrocarriles, otro sector de la población se ha convertido en trabajadores golondrinas, migrando estacionalmente a las cosechas internas y externas del ámbito provincial, y los demás sobreviven insertos en economías de subsistencia, dedicándose a la cría de ganado menor y un cerco familiar. En este marco, se inscribe tímidamente la Cooperativa como una estrategia no sólo de auto desarrollo, sino también alimentaria, y como una forma alternativa de retener a los jóvenes en su lugar de origen, ya que la producción apícola y la cercanía de la ciudad Capital genera un ingreso extra para las familias, las que tratan denodadamente de incorporar la actividad dentro de la economía lugareña. Dentro de esta comunidad, hay alumnos que concurren a la UNSE. Una alumna de la Carrera de Educación para la Salud, en charlas informales en la cátedra de Desarrollo Humano y Salud, abordó el tema de los proyectos inconclusos, el apoyo inicial del Estado, y cómo cuando las lides electoralistas decaen, también lo hace el apoyo Estatal. 171
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En su relato mencionó el caso de la Cooperativa, de cómo sus inicios habían sido pródigos y de cómo hoy estaba prácticamente abandonada por sus integrantes. Al interesarnos en el aula sobre el tema, la alumna hizo un relato más pormenorizado sobre la Cooperativa. En años anteriores, de corte netamente electoralista, desde el gobierno de la provincia impulsaron el Programa Apícola Provincial, en el cual se entregaban colmenas, núcleos y todas las herramientas necesarias para poner en funcionamiento un emprendimiento de esa naturaleza. Los pobladores formaron la Cooperativa esperanzados en esta nueva posibilidad de generar trabajo, especialmente para los jóvenes de las localidades antes mencionadas. La prometida capacitación técnica no llegó nunca a los emprendimientos. Así fue como los miembros de la Cooperativa iniciaron sus actividades con los pocos conocimientos que poseían sobre el tema. En los primeros dos años, funcionó satisfactoriamente, pero comenzó a declinar hasta llegar a un amesetamiento por otros dos años más, hasta que finalmente la producción prácticamente desapareció. Poco tiempo después, llegó a la Universidad la 1º Convocatoria del Voluntariado Universitario, entonces surgió la posibilidad de presentar un proyecto para la Cooperativa. Con un grupo de alumnos nos dirigimos a la localidad de Arraga para entrevistarnos con los integrantes de la Cooperativa. En el comienzo, se presentaron factores obstaculizadores como descreimiento y desconfianza de parte de los integrantes de la cooperativa y de la comunidad en general, dando por sentado que era un proyecto político partidario. Ante la negativa a la participación y las dudas planteadas en las reuniones preliminares, docentes y alumnos dimos un giro en las explicaciones, hasta que los vecinos de Arraga comprendieron que era la Universidad y no otra entidad política quien sustentaba la participación en el Proyecto de Voluntariado. Los factores que propiciaron la participación de la población beneficiaria del proyecto, fueron fundamentalmente el hecho de ser independientes de la política provincial y nacional, entendida ésta en cuanto partidaria, y fundamentalmente la participación desinteresada y voluntaria de alumnos y docentes universitarios. La emoción nos embargó cuando agradecieron nuestra presencia y manifestaron “nunca soñamos que la Universidad se acercara a nosotros, humildes pobladores de una pequeña población rural santiagueña”. El afianzamiento de la cooperativa en sus estructuras asociativas, como demanda del medio, dio lugar a la aparición de alumnos, docentes y directivos de la Universidad que impulsaron y acompañaron a los coopera172
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tivistas en el proceso de cambio que estaban dispuestos a iniciar. Dada la particularidad de la actividad, se convenció a las autoridades del Instituto Provincial de Acción Cooperativa y Mutual (IPAC) de participar en la puesta en marcha de una micropolítica de desarrollo tendiente a alcanzar las competencias requeridas en el marco del Programa de Voluntariado Universitario. También participaron de la capacitación un docente de la Escuela de Agricultura de Zanjón dependiente de la UNSE y dos técnicos de la Asociación de Técnicos Agropecuarios de la Provincia, ambos egresados de la mencionada escuela, y sostén de los 25 alumnos de las diferentes carreras de la UNSE anteriormente mencionadas. “La inclusión de las actividades de extensión en la agenda universitaria como cuestión prioritaria en el nuevo milenio, alude a la necesidad de un análisis crítico de las formas operativas que circulan en la UNSE”. Agüero,M La experiencia que le tocó vivir a toda la comunidad educativa durante la última intervención federal al ser llamada a diagnosticar y monitorear el fortalecimiento de las instituciones, luego de haber vivido su resquebrajamiento, dio lugar a un sector de docentes y alumnos a mantener la práctica de “rendir cuentas”, lo que implica reconocer el problema que se soslaya, la verdad que se calla, y el dilema que se plantea al dar respuestas a las necesidades que toman visibilidad social. Se trata de hacerse cargo de informar al otro generalizado, de explicar, de justificar, de responder sobre las acciones y sus resultados. Este punto de partida facilitó la participación de la Universidad a través de la Secretaría de Extensión Universitaria en el Programa de Voluntariado Universitario, que involucró a alumnos de carreras de grado de Licenciatura en Administración de Empresas, de Contador Público Nacional. Además colaboraron Técnicos en Apicultura de las carrera de Ingeniería en Agronomía y Agroindustrias, Ingeniería Forestal, Técnicos en Viveros y Jardines, Licenciatura en Educación para la Salud, un docente capacitador en Apicultura, un docente investigador en el área de cooperativismo, los integrantes del consejo de administración de la cooperativa bajo el asesoramiento de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNSE, motivados por una población estudiantil de alumnos de la Escuela Agrotécnica de Zanjón, dependiente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, que en la
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relación enseñanza-aprendizaje, descubrieron el valor de las colmenas que permanecían apiladas en un rincón de las quintas familiares, como resabio de proyectos truncos, abordados en el pasado por padres que hoy son, en su mayoría, trabajadores golondrinas destinatarios de políticas sociales focalizadas como clientelares. Es en este punto, donde el Voluntariado hace su aparición en el escenario múltiple: en la Universidad, la localidad de Arraga, las organizaciones sociales y el Estado. Las Facultades de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, Ciencias Forestales, Agronomía y Agroindustrias, se proponen “trabajar juntas”, para poner en funcionamiento su potencialidad científica-tecnológica para transformar y resolver el problema de incapacidad de las instituciones del Estado, en este caso particular del IPAC, y para responder a la demanda concreta de los pobladores de las localidades antes mencionadas, que perdieron en la práctica su entidad pública de cooperativas apícolas. El ejercicio de integrar teoría y práctica, propio del campo académico, facilitó el diálogo entre profesionales, alumnos, autoridades y ciudadanos en relación a la capacitación sobre organización, manejo, y mantenimiento de la producción apícola a cargo de los docentes y alumnos de la Escuela de Agronomía. También, dio lugar a promover e insertar a los padres en el proyecto de Fortalecimiento Integral de Cooperativas Apícolas, quienes se resistían en los momentos iniciales a políticas partidarias, al clientelismo y a quedar atados a políticas cuyos recursos se distribuyen entre grupos y líneas que participan del partido o la coalición gobernante, identificación que no compartían. Una vez superados estos aspectos que obstaculizaron la participación de padres e hijos en el proyecto, se potenciaron los facilitadores asociados a la demanda de temas puntuales de capacitación: principios y organización de la cooperativa, normalización, funcionamiento, confección y presentación de documentación requerida por el organismo de control, y resolución de la problemática de producción en general. “Les permitió transitar por una senda de desarrollo económico, en el sentido de buscar la forma en que la cultura deje de impedir que sus recursos puedan transformarse en riquezas acumulables, repartibles y disfrutables” (Berdhart 2005). Los aprendizajes alcanzados por los docentes estuvieron vinculados a la selección de los integrantes del equipo de trabajo para desarrollar este emprendimiento. Se dejó de lado el amiguismo, el favoritismo, la gauchada, y se optó por una búsqueda exhaustiva y realista en términos de las actitudes y aptitudes a poner en juego para exponerse en un escenario adverso al ejercicio de la solidaridad, como lo hicieron todos y cada uno de los involucrados. 174
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Se ha tenido una oportunidad muy concreta, no de solucionar problemas de clientelismo político, corrupción, etc., pero fue una experiencia que mejoró sustancialmente la tarea productiva cotidiana de la población, objetivo principal del proyecto. También fomentó la conducta ética a nivel práctico de los estudiantes, docentes y la responsabilidad social de la UNSE, que incorpora en su rutina dar cuenta de sus acciones solidarias y voluntarias. Aprenden que la formación en valores es también una responsabilidad social de la Universidad, de apuntalarlos a través de la revisión de los propios comportamientos de respeto a las personas, a la verdad, al cumplimiento de la palabra dada, y a la excelencia académica. Se trata de una “metodología, un entrenamiento” de docentes que hagan de su actitud docente una forma de enseñanza, expresada en el respeto por el otro. Esta actividad desarrollada en el proceso de construcción del proyecto, fue un camino transitado con alumnos y vecinos con quienes se hicieron múltiples reuniones durante los seis meses que duró el proyecto, tiempo en el que se puso en juego la construcción de la confianza entre los diferentes actores sociales intervinientes. La UNSE se abrió a trabajar de una manera innovadora que dio lugar a pasar de las palabras a los hechos, como una manera superior de enseñar, de aprender y de construir un capital social en torno al servicio mediante la cooperación. Se trata de instalar una nueva sensibilidad de la labor pedagógica institucional, que se alía con estudiantes, a través del Proyecto Nacional de Voluntariado Universitario como producto del capital social, proyecto sobre el cual Kliksberg afirma que “el voluntariado puede jugar un rol macroeconómico de primera línea. Para eso hay que estimularlo, hay que defenderlo”. Las afirmaciones emitidas en el año 2005 en el Foro Ecuménico Social siguen teniendo vigencia en la población elegida “movilizada a través del voluntariado y de la participación ciudadana”. Más, si se han fortificado los lazos personales al despertar en los estudiantes el interés por el “otro”, al enseñar aprendiendo y al aprender enseñando, al vencer las inseguridades que se vivieron desde la instancia de pensar el proyecto, pasar por la etapa de ejecución, hasta alcanzar la meta propuesta de fortalecer a la cooperativa apícola. Todavía quedan cuestiones pendientes, acciones pensadas pero no ejecutadas, como la intención de alcanzar la participación ciudadana en las políticas públicas. También se logró que los mismos sean ejecutores parciales de la misma, en cuanto permanece un divorcio entre los niveles decisores y los niveles ejecutores. Separación que debe ser superada para que los estudiantes aprendan a desempeñar “el rol protagónico en la construcción de una sociedad en la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distribuyan democráticamente”. 175
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Una de las tareas más impactantes en el trabajo de campo fue la transmisión de los contenidos básicos, que tuvo que ser rediseñada por la complejidad de los conceptos. Una vez superada esa instancia, la capitación no resultó ser una simple capacitación o una simple “bajada al aula”, sino que se convirtió en una situación hegeliana con un enfoque dialéctico entre lo universal (la capacitación), lo particular (el proyecto) y lo singular (los integrantes de la cooperativa y sus adherentes), en una relación procesual en movimiento, y en un desarrollo que implicó permanentemente un enriquecimiento hacia ambas partes, una retroalimentación entre la teoría (capacitación) y la práctica de los beneficiarios con su bagaje de saberes previos y de experiencias anteriores basadas en las prácticas de ensayo y error, donde el conocimiento de los actores locales jugó un rol indisociable, donde se ensamblaron los conocimientos teóricos de docentes y alumnos y los prácticos de los lugareños. Es en este punto donde se dan las relaciones Estado-comunidad. Un prisma científico de análisis de esta relación son la Políticas Sociales, ya que desde el ámbito político se pretendió desde la antigüedad buscar soluciones a la relación contradictoria de las grandes brechas socio-económicas, lo cual originó mediaciones, y políticas sociales de diferente índole para propiciar el avance de la igualdad social a partir de la acción política del Estado, aunque a veces ese avance no sea para todos, sino para las elites que alternan el poder en un sentido paretiano, en cada momento histórico que les toca vivir. Los logros alcanzados a nivel material se efectivizaron a través de la entrega de materiales como: colmenas, núcleos, herramientas en general que reforzaron los ya existentes. Y los logros a nivel producción y capital social superaron las expectativas esperadas por el grupo en general. Luego de la entrega de materiales y la reestructuración de los contenidos de capacitación, el fantasma de lo político partidario aún nos acompañaba. Poder establecer un feed back, que creímos inalcanzable, fue un proceso lento, pero en la segunda semana todo cambió, y las sonrisas junto a los mates poblaron los encuentros. Recién aquí el equipo tuvo la certeza de que la relación Universidad-comunidad sería un éxito. Es en este punto donde la Universidad marca un momento particular mediando desde lo universal a lo particular. Así en el colectivo imaginario de la comunidad, el Estado se transforma en Universidad y de ella parten las políticas y propuestas hacia la sociedad civil, y en ese nivel la comunidad “siente” que la “políticas públicas son un instrumento fundamental, pero ven a la Universidad como disociada del Estado, donde el establecimiento de prioridades y la asignación de recursos financieros, donde el 176
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apoyo al desarrollo de las fuerzas productivas, parten de la Casa de altos estudios, y no del Estado Nacional. Al finalizar la aplicación del Proyecto Nacional de Voluntariado Universitario, la producción de miel, polen y otros derivados se hizo realidad, en primer lugar en el consumo familiar de lo producido, y en segundo término, una comercialización exitosa que coronó la aplicación del proyecto en la comunidad de Arraga. A los miembros de la Cooperativa se sumaron sus hijos adolescentes, quienes participaron activamente del emprendimiento. Especialmente en la fase de comercialización en las localidades vecinas y en la ciudad Capital. Conclusión A modo de conclusión, podemos afirmar que el proyecto que nos ocupa logró el afianzamiento de la construcción del capital social y cultural de los integrantes de las cooperativas involucradas en el mismo. Se logró la elaboración de una actividad de auto desarrollo sustentable, a través de la intervención del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, partiendo desde la circulación de información, conocimientos, prácticas, comercialización en un proyecto compartido por toda la comunidad. Esta nueva construcción de la actividad económica alude a la participación y colaboración de nuevos actores: alumnos y docentes de la UNSE en primer término, al IPAC y a la Asociación de Técnicos Agropecuarios de la Provincia y a la Escuela Agrotécnica de Zanjón dependiente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, como entes organizacionales llamados a impulsar, acompañar y/o conducir a la Cooperativa para la puesta en acción de una nueva fase de producción, con apoyo institucional, y con una ejecución abordada de manera conjunta. “ De allí es que toma sentido el rol de las organizaciones estatales en cuanto tienen la posibilidad de convertirse en co-constructores del capital social, moldeando interacciones con una sociedad articulada en redes, en las que el clientelismo no es la mediación principal”. Brusco, Valeria, 2005
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Referencias Bibliográficas
Agüero, Mafalda: UNSE. “Diálogo con la sociedad”, IX Jornadas de Investigación, Jujuy, 2008. Bernhardt, Alejandro. “Factor cultural de desarrollo económico”, Foro Ecuménico Social, Año 1, Nº 1, 2004. Brusco, Valeria. “Democracia local y capital social”, Edit. EDUNTREF, 2005. Coronado, Lina. “Fortalecimiento de redes interinstitucionales educativas y cooperativas”, “Tesis Maestría en Gerencia Social”, 2007. Kliksberg, Bernardo. “Hacia una economía con rostro humano”, Fondo de Cultura Económica, 2002. Kliksberg, Bernardo. “Foro Ecuménico Social”, 2005. Kliksberg, B y Tomasini,L. Compiladores. “Capital social y cultura: claves estratégicas para el desarrollo”, BID. Fondo de Cultura, Bs As, 2000. Kliksberg, Bernardo. “Los nuevos desafíos éticos de la Argentina y América Latina”, Foro Ecuménico Social, Año 2. Nº 2, 2005. Lasa, Daniel, Compilador. “Pensar la Universidad presente y futura”, Edit. TELMAPCH, Universidad Nacional de Villa María, Córdoba, 2008.
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Diseño como aporte estratégico a la Producción Regional y Nacional Desarrollo y Análisis de casos de intervenciones con empresas recuperadas Esteban Javier Rico y Lucas Giono*
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Universidad de Buenos Aires, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
[email protected]. http://www.tlps.com.ar.
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Resumen l presente trabajo tiene como punto de partida la conferencia “Diseño Gráfico como aporte estratégico a la producción regional y nacional”, dictada por Esteban Javier Rico en septiembre de 2003 en las “1ª Jornadas sobre el Diseño para el Desarrollo Regional y Nacional” en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Nordeste, Resistencia, Chaco. Se analizarán las intervenciones de extensión universitaria y la producción de nuevos conocimientos sobre los casos abordados en la cátedra libre “Taller Libre de Proyecto Social” de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (en adelante FADU-UBA), y apoyados por el Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación de la Nación. Los trabajos desarrollados incluyen aspectos de investigación, extensión y formación de voluntarios (estudiantes y graduados) y fueron desarrollados en conjunto con diversas empresas recuperadas y organizaciones sociales entre los años 2002-2007 sobre los campos disciplinares del diseño gráfico, diseño industrial, diseño de indumentaria y textil y diseño de imagen y sonido.
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Introducción Buscamos generar un espacio en el que estudiantes, docentes y profesionales aprendan, investiguen y aporten para dar respuesta a las demandas sociales y populares que ha generado la situación de crisis de la Argentina y la necesidad de organizarse para resolverlas. Entendemos esta propuesta como parte de la construcción de un proyecto de país, en el que el conocimiento académico y el trabajo de los profesionales esté al servicio de las necesidades populares y encuentre un campo fértil para desarrollarse y crecer en la Argentina. Las demandas surgen a partir de que la mayoría de los emprendimientos productivos autogestionados se afirmaron como una alternativa de recuperación de fuentes de trabajo y con su desarrollo comenzaron a surgir necesidades concretas de asistencia en diseño de producto, imagen y comunicación. Asimismo, la formación de asambleas y otras formas de organización, que toman las problemáticas ambientales o regionales, requirieron de formas más definidas y funcionales de comunicación para potenciar el alcance de su inserción social. Consideramos a estas organizaciones asamblearias como otro de los grandes emergentes sociales de la crisis. 181
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Con estas demandas, buscamos nuevas metodologías para dar respuesta a problemáticas de identidad visual y comunicación gráfica, programas de comunicación externos e internos, desarrollo comercial sustentable y capacitación de los trabajadores para la gestión del trabajo autogestionado. La experiencia de autogestión que desarrollaron los trabajadores como respuesta frente a la crisis de 2001, necesita el fortalecimiento del vínculo entre Universidad e industria. A su vez, nuestro objetivo central es académico, y su objetivo es aportar y emprender la tarea de construir proyectos de vinculación académica y de transferencia social desde la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, con una actitud abierta, libre y creativa, de compromiso con la realidad del país y la profesión. Pretendemos cambiar con las “concepciones únicas de la enseñanza y la práctica del diseño” que responden mayoritariamente a las necesidades de los sectores dominantes, que son los que acceden al diseño. Concebimos que tanto la formación académica como el ejercicio profesional deben estar al servicio de los sectores populares, donde no se accede muchas veces al ejercicio y aporte de las prácticas profesionales de las disciplinas del diseño. Creemos firmemente que el diseño es un aporte estratégico en el desarrollo local y regional y que puede consolidar junto al trabajo y saberes de miles de trabajadores, la experiencia de recuperación de estas fuentes de trabajo que necesitan seguir creciendo. Los aportes desde el conocimiento universitario y las prácticas disciplinares ¿Puede ser el diseño un factor estratégico de desarrollo en la periferia del mundo y en tiempos de crisis o post-crisis? Comenzamos con una pregunta a la cual se van a suceder otras y sin aventurar en todas las respuestas posibles, podríamos decir que tenemos algunas certezas (modestas) y queremos pensarlas junto a ustedes, desde una mirada crítica, pero a la vez constructiva desde acá, ahora, desde la periferia del sistema capitalista mundial. Nos interesa detenernos en un análisis sintético del contexto macroeconómico mundial y en especial en la producción de objetos, y rescatamos esta visión de Peter Druker: “La corporación mundial (léase también capitalismo) tal cual hoy la conocemos con más de 120 años de antigüedad, no parece probable que vaya a sobrevivir a los próximos 25 años; legal y financieramente sí, pero no estructural y económicamente”. Estas palabras dan cuenta de una visión, de una magnitud del cambio en proceso y de las contradicciones internas del propio sistema desde su propio seno a través 182
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de un vocero, pensador y especialista del metacapitalismo. En el contexto mundial (lo macro), las multinacionales, las corporaciones, y las grandes empresas han pasado por diferentes etapas de su desarrollo del taylorismo y del fordismo hacia la planificación y más tarde por la invasión de ideas japonesas hacia la calidad e innovación. Estamos frente a una producción de objetos industriales para el consumo y a una oferta diversificada de servicios que satura al consumidor, llegando a conformar lo que se denomina la “sociedad del excedente”, que nada tiene que ver con la idea de personas, de trabajadores que tienen posibilidades de desarrollo individual y personal, sino por el contrario tiene que ver con el concepto de la indiferenciación. El “Funky Business”, concepto desarrollado por dos académicos suecos de economía Kjell Nordström y Jonas Ridderstråle, se basa en la descripción de la “sociedad del excedente”: “Empresas similares, que producen, para personas similares, con estudios similares, en trabajos similares, con ideas similares, cosas similares, a precios similares y con calidad similar”. ( Nordström y Ridderstråle: 2000). Entonces nos preguntamos: ¿en qué lugar de todo esto está el aporte de las disciplinas del diseño? Calidad e innovación, ¿es sinónimo también de trabajo más justo? o, ¿a veces la calidad no se encuentra cerca de la explotación de los recursos del trabajo y de los trabajadores? En el país y en la región como reacción, como contrapartida quizás, se fue profundizando la crisis, con una gran expresión manifiesta en todos los índices y sectores hacia finales de 2001, y desde ahí abajo surgieron nuevos emergentes productivos autogestionados para rearmar el mapa del sistema con nuevas formas de articulación social, cultural, productiva y económica basadas en lo social y en un proyecto que reclamaba un nuevo marco conceptual y abordajes profesionales especializados, que aportaran al cambio de estructura y pudieran consolidar lo mejor de estos emergentes sociales. El diseño, un factor estratégico ¿Cuáles son las formas de articulación más aptas entre tecnologías de punta, tecnologías artesanales, tecnologías aparentemente obsoletas, y sobre todo, conocimientos y saberes tecnológicos que potencian la creatividad y la innovación? Esta pregunta de la socióloga Alcira Argumedo enfoca, a nuestro criterio, los aspectos centrales del desarrollo del Diseño en la región, intentando recorrer un territorio más amplio de mirada frente a los únicos objetivos de los ‘90, de “competitividad” y “eficiencia”, muy lejos del humanismo que cobijó a las primeras nociones del diseño (Ledesma: 2003,12). 183
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Cuando nos referimos al diseño como factor posibilitador, estamos hablando de conocimiento puesto en acción como recurso estratégico, teniendo en cuenta que el conocimiento técnico académico es una de las formas del conocimiento. Su potencialidad se despliega si es capaz de articularse con el conocimiento y los saberes sociales y culturales que están desplegados en el conjunto de la sociedad, porque es este pensamiento colectivo, estas formas de cooperación las que dan potencialidad, creatividad, capacidad de innovación a este recurso estratégico, lo cual supone nuevas formas de organización de los procesos de trabajo que eliminan dos aspectos fundamentales. Primero, la idea taylorista, segmentación, procesos simplificados, estandarizados, y segundo, la idea de la línea de montaje donde la duración del movimiento es mesurado (Coriat, [1979] 1997). En la revolución industrial era más eficiente si repetía infinita cantidad de veces la misma actividad sin tener una idea del conjunto de trabajo como en el famoso obrero de Charles Chaplin en Tiempos Modernos. Las nuevas formas de organización del trabajo de las empresas recuperadas suponen cooperación, pensamiento colectivo, articulación de distintos saberes, y sobre todo el hecho de que cada uno de los participantes tenga una idea de conjunto del proceso de trabajo porque esto lo hace más efectivo en su tarea específica (Argumedo, 2003). La intervención desde el pensamiento universitario y desde el campo disciplinar proyectual del diseño hacia los actores intervinientes en el seno de la comunidad, generó nuevas formas de construcción colectiva del conocimiento y transferencia. Emergieron, sin dudas, facilitadores que se configuraron como verdaderos factores estratégicos, generando un instrumento eficiente en la producción de valor de las economías regionales del país. Somos conscientes que el rol de la extensión universitaria desde el campo disciplinar del diseño (gráfico, indumentaria, imagen y sonido, arquitectónico, e industrial) nunca puede considerarse en forma solitaria, sino por el contrario, necesita de los diferentes agentes que hacen al desarrollo local: acompañado de políticas activas desde los gobiernos, instituciones del tercer sector, las empresas y las diversas organizaciones vecinales, gremiales y culturales; a través de la integración efectiva de programas con financiamiento estratégico. El desafío y los aportes desde la interdisciplina Entendemos al diseño como un factor estratégico y un instrumento eficiente en la producción de valor de las economías regionales periféricas latinoamericanas. Desde este punto de partida, docentes, investigadores, 184
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graduados y estudiantes, nos propusimos asistir en diversas problemáticas abordadas desde la práctica proyectual de las diferentes disciplinas del diseño en un trabajo conjunto con trabajadores de los emprendimientos productivos autogestionados, cooperativas y otras formas asamblearias de los nuevos emergentes sociales. El proyecto tiene un enfoque, a partir de la formación académica, hacia estudiantes y graduados de indumentaria y textil, diseño gráfico, industrial e imagen y sonido, para que desarrollen sus capacidades creativas proyectuales, no sólo como una solución “eficiente” de mercado sino como la construcción de nuevas imágenes y comunicación para nuevas identidades y nuevos productos para nuevas necesidades productivas. El proyecto de agrupación y trabajo académico surge por iniciativa de docentes, investigadores, graduados y estudiantes en el año 2002 y se formaliza dentro del Taller Libre de Proyecto Social, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos, y desde este núcleo se expande al trabajo con diversas cátedras de las diferentes carreras de esa casa de estudios, proponiendo trabajar en conjunto los integrantes del Taller con los alumnos de las cátedras. Algunas cátedras han tomado, como proyectos de su cursada, trabajos sobre diversas problemáticas de fábricas recuperadas y emprendimientos productivos autogestionados. Hasta la actualidad han participado más de 800 estudiantes en las actividades de transferencia de conocimientos al grado. Los casos de trabajos pioneros desde el año 2002 son las empresas recuperadas “Brukman, Cooperativa 18 de Diciembre” y “Coop. de trabajo Renacer ex Aurora Ushuaia”; la primera, fábrica textil, y la segunda, metalúrgica, ex Aurora Grundig. En ambos casos se abordaron aspectos de asistencia y voluntariado en el desarrollo conceptual del diseño, que fue tratado desde el entramado social y político, considerando los hechos y la historia de lucha por la recuperación, atravesado por las necesidades reales del mercado. Fue a través de un grupo interdisciplinario de Diseño Gráfico, Industrial, Indumentaria-Textil e Imagen y Sonido, que se intervino en el análisis y la aplicación concreta de los saberes disciplinares para construir nuevas identidades, desarrollo de comunicación y producto, que acompañen el desarrollo de las empresas sociales como nuevos emergentes de la crisis. Esto implicó poder construir miradas críticas hacia la práctica disciplinar y su enseñanza y formación, y marcó instancias novedosas de cómo abordar con nuevas metodologías la construcción social desde disciplinas proyectuales.
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Destacamos algunos de los trabajos principales: • Diseño Gráfico, nivel 2, Cátedra Pujol (DG): identidad visual para Brukman (2004), con la participación de 60 estudiantes. • Diseño Gráfico, nivel 1, Cátedra Saavedra (DG): identidad visual para B.A.U.E.N. (2006), con la participación de 80 estudiantes. • Diseño por computación, Cát. Díaz Cortez (DG): propuestas de sitios web para Brukman, Renacer, C.U.C., B.A.U.E.N., (2006) con la participación de 300 estudiantes. • Diseño por computación, Cát. Díaz Cortez (DG): propuestas de sitios web para Chilavert y el Centro de Documentación de Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (2007), donde participan 250 estudiantes aproximadamente. Trabajamos con los siguientes Objetivos Generales: • Pensar propuestas de intervención desde otra concepción del diseño gráfico, industrial y textil para las “empresas sociales”. • Elaborar propuestas flexibles y participativas que permitan evaluar los problemas a abordar y elaborar un programa de soluciones proyectuales. • Realizar en el contexto del Taller Libre de Proyecto Social, y a partir de la convocatoria de diferentes cátedras de la FADU – UBA, trabajos con alumnos para empresas recuperadas, cooperativas y asambleas multisectoriales. • Brindar asistencia a través de la Extensión Universitaria con los trabajos de la cursada de las cátedras (que tienen acreditación académica), generando su implementación concreta en las empresas recuperadas. • Fortalecer la capacitación de los estudiantes participantes en búsqueda de un perfil de graduado que pueda contemplar integralmente el conjunto de las necesidades de sectores sociales marginados. Para esto es necesario desarrollar contenidos específicos y generar conocimientos hoy ausentes o relegados en la currícula de nuestras carreras. Pensando la identidad en torno a la fundamentación social, política-ideológica hacia nuevos enfoques disciplinares del diseño “El concepto de identidad es tal vez uno de los más afectados por la imposición aún hegemónica de las diversas teorías de la globalización. Como ya es sabido, el rasgo común de las mismas es negar la condición 186
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de imperialismo del actual sistema mundial, y por consiguiente, anular la contradicción entre países opresores y países oprimidos como determinante del mismo, desplazando la centralidad del Estado-nación como espacio aún vigente en el que se articulan y cobran sentido los conflictos y luchas sociales que se suceden en el mundo actual. En oposición a la pretendida vigencia de una economía e incluso sociedad global “mundializadas”, sitúa lo que denomina “particularismos” étnicos, religiosos, etc, a los que presenta como resistencias atávicas, fundamentalistas, irracionales, a la inevitabilidad de la globalización, a la que considera análoga a las leyes de la gravedad.” Jorge Carrizo El desafío del pensamiento crítico universitario, desde las diferentes disciplinas del diseño, responsables entre otras cosas de la construcción de subjetividad contemporánea, es un aporte para salir de la trampa de la “fatalidad de las leyes de la gravedad” sobre la construcción de la visión y representación del mundo. Cómo tratar el concepto de identidad en el mundo del siglo XXI, en tiempos donde los logros individuales (y por supuesto los colectivos) parecieran no poder solidificarse en bienes y acciones duraderas y posibles de ser valoradas por las personas. La identidad juega al límite de la presión por ser quien debo ser, por ser quien soy y a su vez por tratar de adoptar la identidad del deseo de ser (¿propio o ajeno?). Daría la sensación que continuamente estamos patinando sobre el hielo quebradizo y nuestra seguridad de ser quienes debemos ser (desde el imperativo categórico Kantiano) depende de la velocidad con que nos manejamos. Velocidad para marcarnos, para igualarnos o para diferenciarnos. Al decir de Zymunt Bauman, en el fondo, el problema consiste en aferrarse rápidamente a la única identidad disponible y mantener unidos sus pedazos mientras se combaten fuerzas erosivas y presiones desestabilizadoras para que todo se mezcle y se confunda para tratar de que uno cambie y renueve “Su identidad”. A fin de cuentas, la identidad significa (al igual que antaño significaban la resurrección y la reencarnación) la posibilidad de “volver a nacer”, es decir dejar de ser la persona que se és y convertirse en otra persona que no se és todavía. Este fue el desafío académico al vincularnos con cada empresa recuperada y al tener que pensar nuestros aportes profesionales hacia la identidad y la simbolización. El grupo Ad-Hoc del IKae Frankfurt detallaba en sus siete tesis y reivindicaciones algo que creemos importante compartir y poner en debate a través de este artículo producto de los procesos de revisión hacia nuestras prácticas y enfoques disciplinares. Citamos aquí su Tesis Nº 4: la verdadera esencia de la comunicación 187
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(léase también diseño gráfico y publicidad) en el capitalismo organizado es un efecto acumulativo: su función consiste en imponer una definición general de la realidad social que legitime el poder. En este dilema crítico, mirado desde la práctica disciplinar profesional, nos enfrentamos en el 2002 a los efectos devastadores de la crisis argentina comenzada muchos años antes, pero que estalló con fuerza el 19 y 20 de diciembre de 2001, constituyendo un quiebre en las representaciones de la visualidad hegemónica (podríamos preguntarnos si hoy sigue ese quiebre). Fue un tiempo, entonces, de nuevas estrategias hacia la enseñanza, hacia la investigación, hacia la extensión, hacia el proyecto intelectual desde la Universidad que debía tomar el verdadero camino de la identidad nacional y popular. Ese punto de partida basado en el conocimiento colectivo fue transformador para repensar la identidad visual, la identidad del producto y la identidad del habitar con acciones proyectuales concretas, con comitentes reales, que entiendan las necesidades de las mayorías y convoquen a la acción de un cambio radical de las injusticias sociales. Logramos poner en discusión aquellas “posiciones y acciones proyectuales dominantes”, que debajo de objetivos de extensión universitaria “filantrópica” no hacían otra cosa que encubrir acciones para la reproducción y permanencia de la integridad del sistema hegemónico, confundiendo el rol de la Universidad y aceptando mansamente “lo posible con lo dado” como plantea León Rozitchner, en referencia al papel de muchos intelectuales en la década pasada. Estamos construyendo nuevas formas de enseñanza de nuestras disciplinas, estamos día a día aportando críticamente a la constitución de identidades individuales dentro de un proyecto colectivo. Este es el desafío al que agradecemos que cada empresa recuperada, cada organización social nos haya enfrentado y lo siga haciendo, para desarrollar nuevos enfoques de la enseñanza del diseño a partir de la práctica de estudiantes junto con docentes, investigadores y graduados. DG Esteban Javier Rico y DG Lucas Giono Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – Universidad de Buenos Aires Director: Profesor DG Esteban Javier Rico Co-Director: DG Lucas Giono Equipo Docente: DG Florencia Croccia – DG Lorena Carreira – DG Mariano Addesi – DIS Luciana González - Ana Turrillo - DG Martín Díaz Cortez – DG Aníbal Orestes Ocampo – DG Christian Sesin – DI Lorena Ihan Contacto con el Proyecto:
[email protected] Sitio del Proyecto: http://www.tlps.com.ar 188
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Referencias Bibliográficas Argumedo, Alcira. “Disertación Inaugural, en el Congreso Alternativas a la globalización cultural”, Buenos Aires, 2003. Bauman, Zygmunt. “Vida Líquida”, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006. Bourdieu, Pierre. “Campo Intelectual y Proyecto creador”, en “Campo de poder y campo intelectual”, Montressor - Jungla Simbólica, Buenos Aires, 2002 [1966]. Ibid. “Campo de poder, campo intelectual y habitus de clase”, en “Campo de poder y campo intelectual”, Montressor - Jungla Simbólica, Buenos Aires, 2002 [1971]. Coriat, Benjamín. “El taller y el cronómetro. Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa”, Siglo XXI, México, [1979] 1997. Ledesma, María. del Valle. “El Diseño Gráfico, una voz pública”, Argonauta, Buenos Aires, 2003. Neuhaus, Susana y Calello, Hugo, “Hegemonía y Emancipación. Fábricas recuperadas, movimientos sociales y poder bolivariano”, Herramienta Ediciones, Buenos Aires, 2006. Nordström, Kjell y Riddertråle, Jonas. “Funky Business, En la sociedad del excedente”, Pearson Education, Madrid, 2000. Peters, Tom.“El meollo del Branding”, Ed. Nowtilus, Madrid, 2002.
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Asesoramiento y Apoyo Técnico a familias campesinas del departamento de Lavalle, provincia de Mendoza, para Elaboración y Comercialización de alimentos elaborados artesanalmente. Lucía Alicia Vignoni*
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Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Agrarias.
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l proyecto de voluntariado surge del compromiso social que estudiantes de las carreras de Ingeniería Agronómica, Bromatología y Licenciatura en Bromatología de la Facultad de Ciencias Agrarias, asumen al conocer regiones de la provincia con una fuerte demanda de capacitación y ayuda para comenzar a planificar las necesarias actividades básicas previas al desarrollo comunitario. Los estudiantes interesados propiciaron la participación de docentes, lo que posibilitó fortalecer la función social de la Universidad pública. Ubicación geográfica La provincia de Mendoza, ubicada en el centro oeste del país, forma parte de la región de Cuyo. La superficie de 148.827 km2, se divide administrativamente en 18 departamentos. La altitud oscila entre los 600 metros, en el este, y los 6000 metros de la cordillera principal y cordillera frontal, en el oeste, con un máximo de 6959 metros (cerro Aconcagua). Las precipitaciones son escasas y, alcanzan valores de 192 milímetros anuales en el este y de 343 milímetros en el sur. La zona de máxima aridez se registra en el noreste, con valores inferiores a los 100 milímetros de precipitación anual. El régimen de lluvias es estival. La estructura económica de Mendoza se caracteriza por la producción e industrialización de productos agrícolas. La abundante cosecha de vid, frutas y hortalizas dio origen a una importante industria vitivinícola y de producción de conservas. Aproximadamente el 2% del territorio se ocupa con sus principales cultivos. Mendoza exporta anualmente productos por un valor aproximado de 220 millones de dólares. Esos productos son: vino, mosto y frutas frescas, e incluso maquinaria industrial. Esta provincia es la principal productora de ajo y tomate, a nivel nacional, que en gran parte se exportan deshidratados a países latinoamericanos y europeos. Su bajísima densidad poblacional (3,1 hab/km²) y sus rigurosas características (temperaturas extremas, bajas precipitaciones), han hecho que estas tierras sean conocidas como el desierto mendocino. Las actividades del proyecto se desarrollan principalmente en el sector noreste de Mendoza, dentro de los departamentos de Lavalle, Las Heras y San Martín, y en el departamento de 25 de Mayo en la provincia de San Juan. Esta zona posee clima templado y seco, aunque en verano las temperaturas son altas debido a la gran irradiación solar y la presencia de suelos arenosos y salinos, que favorecen la absorción de las escasas precipitaciones. En época de invierno se registran temperaturas muy bajas 193
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con fuertes heladas. Con frecuencia sopla viento cálido del norte y viento zonda. Su terreno presenta características de una amplia llanura con pendiente noreste. Las condiciones ecológicas de la zona, netamente rural, con precipitación promedio de 180 mm anuales, determinan dos agroecosistemas distintos: uno el de secano y otro la zona bajo riego. La zona de trabajo se puede dividir en los siguientes grupos de base: • Zona de secano: El Encón, San Miguel, Jocolí Norte, Isla con Jume, San José, San Antonio, Retamo, Retiro, y La Verde. • Zona irrigada: Jocolí, Salvatierra, Paramillo, 3 de Mayo, Villa Tulumaya, San Francisco, Costa de Araujo, Divisadero, Estación Moluche, Bajo Las Ranas, Bestani, Andacollo, La Estación, Gustavo André, San Pedro, Puesto Viejo, y El Central. Antecedentes La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), organización campesina con la cual se está desarrollando el proyecto, se conformó en el año 2001 en el norte de la provincia de Mendoza, con el acompañamiento de la Asociación CAXI para el Desarrollo Integral. Desde los primeros años de organización, los estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, han realizado pasantías de convivencia como forma de conocer desde adentro la realidad de las familias de trabajadores rurales y poder identificar las problemáticas del sector. A partir de dichas pasantías, surgieron actividades específicas como jornadas de trabajo comunitario, apoyo en emprendimientos productivos, etc. En el año 2004, se firmó un convenio marco entre la Universidad Nacional de Cuyo y la Asociación CAXI con el objetivo de implementar acciones tendientes a desarrollar, en forma conjunta, proyectos de carácter académico, científico y cultural (colaboración técnica, transferencia tecnológica, pasantías, etc.). En el marco de ese convenio, se firmó un convenio específico con la Facultad de Ciencias Agrarias. De manera recíproca, la Asociación CAXI y la UST han colaborado en la formación de los estudiantes compartiendo su experiencia en diversas jornadas y congresos, como han sido las Jornadas de Extensión y Desarrollo Rural, Jornadas de Agroecología, Congresos de la Federación Argentina de Estudiantes de Agronomía, etc. Todas estas actividades realizadas por los estudiantes, fueron voluntarias sin ningún tipo de financiamiento para cubrir los gastos de pasajes y/o viáticos. 194
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El proyecto En el año 2006, un grupo de estudiantes de agronomía y de bromatología desarrollaron junto con las organizaciones mencionadas, un proyecto de voluntariado estudiantil destinado a promover y desarrollar la producción agroalimentaria tanto como la comercialización de sus productos en el marco de la Red de Comercio Justo. El proyecto fue aprobado y financiado por el Programa Nacional de Voluntariado Universitario dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Organizaciones sociales participantes Existe en la región que comprende el proyecto, dos organizaciones de campesinos e indígenas, la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) y la Unión de Jóvenes Campesinos de Cuyo (UJOCC). Estas instituciones nuclean a 300 familias compuestas por hombres y mujeres que vienen trabajando hace cuatro años en forma horizontal, autónoma y democrática. El trabajo se realiza en grupos de base y cada mes participan en reuniones de delegados, las cuales son rotativas. Estas organizaciones tienen como principio: garantizar el acceso a la tierra, al agua y a una alimentación suficiente y sana, luchar contra la concentración de los recursos, velar por la educación y la salud de las comunidades, trabajar de forma comunitaria, y por el uso racional y sustentable de los recursos naturales. Sus pilares son la autonomía política, la construcción democrática, y el direccionamiento colectivo. La Asociación CAXI es la ONG que brinda apoyo técnico y metodológico a dichas organizaciones como parte de las acciones que ayudan a alcanzar el desarrollo regional. Problemática que se busca atender La UST elabora alimentos como conservas y confituras utilizando materias primas producidas en la zona. Se utilizan principalmente tomates (triturado, pulpas y tomate pelado en conserva) y frutas diversas para la elaboración de jaleas, mermeladas, frutas en almíbar, hortalizas para su conservación en vinagre, escabeches, etc. Como la zona es la principal productora de melones, se busca su utilización, dado que no se adaptan por su tamaño o forma para la exportación o consumo en fresco, para la elaboración de confitura como en almíbar concentrado y diluido. Este producto permite agregar valor a una materia prima de muy bajo costo, lo que posibilita ofrecer un alimento no tradicional que deja un mayor margen en la comercialización que puede entregarse como delicatesen a mercados con mayor exigencia en diversidad de productos. 195
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A partir del trabajo realizado en conjunto con la Asociación CAXI para el Desarrollo Integral y la Unión de Trabajadores sin Tierra (UST), se pudieron detectar una serie de necesidades y demandas concretas a las que se pretendió ayudar a dar solución mediante la acción de los voluntarios. La observación participante a través de los años de voluntariado realizados en las comunidades que habitan la zona norte de la provincia de Mendoza, como en sus organizaciones, permitió diagnosticar que pese a los esfuerzos de la comunidad organizada, no se pudo lograr una inserción estable en los mercados, detectando algunos causales como falta de calidad, discontinuidad de producción o imposibilidad de la correcta atención de las necesidades de la demanda, lo que dificultó el mejoramiento socioeconómico de la comunidad. Desde la Unión de Trabajadores sin Tierra, surgió la demanda concreta de capacitación y generación de espacios de articulación para la producción y comercialización de los productos por ellos elaborados, dado que pese a presentar ventajas competitivas desde algunos puntos de vista, como bajo uso de insumos, elaboración artesanal e impacto ambiental positivo, no se habían posicionado en forma estable en los mercados. Con la comercialización de los productos elaborados se busca generar una fuente de trabajo comunitario para evitar la migración del campo a la ciudad, fundamentalmente por parte de los jóvenes, por falta de alternativas productivas sostenibles. También se apunta al desarrollo de la comunidad, ya que en este sector se afirma y afianza cada vez más un modelo agropecuario que lleva a la pérdida de los elementos constitutivos del ecosistema tales como suelo, nutrientes, microorganismos, fauna, flora, diversidad genética y agrícola, comunidades, ecosistemas, paisajes, etc. Por otra parte, en el marco de la Soberanía Alimentaria, se busca fortalecer el autoconsumo dentro de esta organización generando la producción necesaria y los mecanismos internos para intercambiar los productos entre las familias miembros de la UST. La producción de alimentos requiere de un sistema adecuado de control y del conocimiento de normas de calidad fundamentales a la hora de garantizar alimentos saludables. La implementación de normas requiere de conocimientos específicos sobre los sistemas de monitoreo, adecuación edilicia, recabado de datos, trazabilidad, análisis de control, uso correcto del instrumental, calibrado de equipos, cuidados y precauciones en el manejo del laboratorio, garantizando, de esta forma, alimentos sanos y bajo las normas vigentes. Dada la situación problemática de las familias campesinas de la UST del departamento de Lavalle, explicada precedentemente, se detecta la necesidad de capacitación, asesoramiento y adquisición de equipamiento, para 196
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lograr el objetivo de mejorar la calidad de los alimentos elaborados, respondiendo a los requerimientos de la demanda, adecuación a las normativas vigentes, estabilidad de la producción y mejoramiento de la red de comercialización para lograr una inserción estable en los mercados. De lo expuesto, surge la necesidad de brindar capacitación a los productores/elaboradores en normas de calidad agroindustrial, para lo que se programaron talleres de capacitación. También asesoramiento técnico en los procesos de elaboración de alimentos y la metodología de control, para lo cual se realizó la selección y adquisición de instrumental de laboratorio específico para el control de las operaciones unitarias críticas que aseguren la calidad de alimentos exigida por la legislación vigente. Resulta importante la sistematización de los saberes populares como factor esencial de la producción campesina. La problemática de la producción de alimentos de calidad debe trabajarse simultáneamente con el concepto del desarrollo del autoconsumo como realidad esencial de la lucha por la soberanía alimentaria, en la búsqueda de lograr la sustentabilidad económica del grupo participante a partir de la continuidad del modelo de gestión desde el segundo año de ejecución del proyecto, trabajando activamente en el desarrollo de la red de comercialización. El proyecto en desarrollo tiene como objetivo general contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las familias rurales organizadas. Participantes: Destinatarios directos: Dentro de la zona y las organizaciones sociales descritas, se nuclea una comunidad de 1500 personas distribuidas en 300 familias que vienen trabajando en forma autónoma y comunitaria para lograr educación, uso racional de los recursos naturales, y alimentación sana y suficiente. Destinatarios indirectos: Por otra parte, el proyecto también considera generar beneficios indirectos a otros actores sociales como lo son otras familias de la zona que no se encuentran integradas a las organizaciones campesinas mencionadas, que pueden mejorar sus medios de vida al existir la posibilidad de ser proveedores de materia prima para los miembros de la comunidad organizada. Así como también las actividades y resultados influyen en las comunidades rurales de zonas cercanas, que pueden replicar el modelo de autogestión. La gestión del gobierno municipal se ve beneficiada al disminuir el número de habitantes desocupados, promover el desarrollo de la zona y reducir la migración hacia los centros urbanos, evitando la formación de asentamien197
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tos marginales. Esto ayuda a la conducción provincial al evitar la formación de bolsones de pobreza, desocupación, aumento de necesidades básicas insatisfechas y deterioro de la calidad de vida de sus habitantes con aparición de enfermedades propias de la pobreza: desnutrición y tuberculosis. Participantes docentes: La participación de docentes tiene que ver con la afinidad social con los estudiantes, y con la posibilidad de acceder a consultas sencillas sin necesidad de demostrar los conocimientos teóricos impartidos. Las consultas y asesoramientos son informales, acercando materiales para difusión, sugiriendo productos a elaborar, controles, cuidados, revisión de informes, y alentando en la labor. Los docentes se benefician al acceder a una realidad que está alejada de los ámbitos académicos. Las tecnologías a las que se acceden, en muchos casos no especificadas en las aulas, parecen en desuso al haber sido reemplazadas por innovaciones industriales. Las actividades permiten que la Universidad devuelva a la sociedad una parte de lo que la misma sociedad ha invertido para su existencia. Destinatarios estudiantes: Los estudiantes voluntarios se ven ampliamente beneficiados, desde el mismo momento de la concepción del proyecto, puesto que surge desde el seno del estudiantado la idea de participación activa, desinteresada, de adquirir un rol activo y comprender la responsabilidad de asumir un compromiso social, y principalmente en ser partícipes activos de la propia formación profesional. La práctica profesionalizante, que posibilita las actividades contempladas en el proyecto, enriquece enormemente la formación del futuro profesional. Ya lo decía Wilbert J. McKeachie: “Si no se ofrece en el aula una oportunidad para practicar el comportamiento adulto, tal comportamiento no se aprenderá”. Aunque siempre se puede pecar por omisión no puede dejar de mencionar se a algunos de los principales partícipes de esta travesía. En especial a los alumnos Víctor Marino, y Alejandro Tonolli (hoy ya egresado y docente) y al resto de los voluntarios: • Aragones, Eliana • Bilbao, Tania • Correa, Cristian • Ferrer, César • Giamportone, Bárbara • Manduca, Anita • Olmedo, Federico • Ortiz, Rodrigo 198
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Pessina, Alcides Pérez, Mariela Sales, Lorena Sanhueza, Gabriel Troncoso, Mariana Szymansky, Carolina Sánz, Nicolás Bustos Escalona, Gracia
Además, numerosos grupos de estudiantes rotativos participaron en jornadas de trabajo voluntario. Aunque no figuren aquí sus nombres, la labor realizada ayuda a lograr los objetivos propuestos. Actividades Las actividades comenzaron antes de la concreción del proyecto mediante el contacto con las organizaciones sociales de la zona. Una vez detectada la necesidad de capacitación, se trabajó en la formulación del proyecto para lo cual se buscó información bibliográfica y documentación científica. Se realizaron distintas actividades para lograr la concreción de los objetivos, entre las que se destacan: • Capacitación a grupos de familias campesinas del departamento de La valle sobre: - Calidad y manipulación higiénica de alimentos - Legislación alimentaria - Trazabilidad y comercialización - Elaboración de conservas de frutas y hortalizas - Manejo de instrumental para control de calidad de procesos y productos - Producción hortícola, y zootécnica ecológica e integrada • Organización de reuniones y talleres para: - Promover el autoconsumo y la comercialización de los productos elaborados - Fortalecer una red de comercio justo - Definir estrategias de producción y comercialización - Estudiar la adecuación de la infraestructura existente - Manejar el instrumental de laboratorio para controles analíticos • Realización de jornadas de trabajo comunitario para: - Refacción del local de comercialización - Elaboración de conservas
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- Construcción de una fábrica de conservas • Realización de tres ferias de Comercio Justo en la ciudad de Mendoza • Búsqueda de presupuestos para la adquisición de materiales, insu- mos, equipos, etc. • Organización de una Peña del Comercio Justo • Elaboración de materiales gráficos de difusión destinados a la distribución entre los grupos de base implicados en la producción • Publicación de material sobre sistematización de los métodos tradicionales de producción y elaboración • Registro audiovisual de actividades • Muestra de productos agroecológicos y manufacturas realizadas en Ferias y exposiciones en distintos puntos del país • Adquisición de materiales y equipos de laboratorio para control de producción Los estudiantes interactuaron con los participantes de las organizaciones sociales para integrarse a las actividades que venían realizando y hacer el aporte voluntario de capacitación y trabajo para alcanzar las metas de beneficio mutuo. Hay experiencias ya sistematizadas en www.caminosalcampo.blogspot.com. Un ejemplo de organización, trabajo, resultados. “Lo importante es que en todos nuestros actos tengamos un fin definido que deseemos alcanzar, a la manera de los arqueros que apuntan hacia un blanco claramente fijado” Aristóteles La Unión de Trabajadores Rurales sin Tierra y la Asociación CAXI para el desarrollo integral trabajan desde hace años en el logro del encadenamiento productivo. Resulta de especial interés detallar un ejemplo. Los siguientes datos han sido aportados por la Ing Agr. Natalia Manini de CAXI. Encadenamiento productivo de Tomate: este sistema se viene practicando en la organización desde hace algunos años. Se encadena la producción de tomate, la elaboración y la comercialización del producto elaborado. Inicialmente, se proveía a los grupos productivos los insumos para producir. Los distintos actores de la cadena reciben los insumos, devolviendo el equivalente de los mismos con la producción a la cual se dedican. Cada eslabón tiene sobrantes que se comercializan y permiten un ingreso extra a las familias. Este esquema de trabajo en el que se solicitan insumos que luego son devueltos para que otro los utilice se llama “esquema de fondos rotatorios”. 200
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Se realizan periódicamente evaluaciones entre actores de la cadena para determinar los limitantes y las potencialidades. Se ha avanzado en la integración de eslabones de manera vertical (vivero, etiquetado y empaque) y horizontal (número de chacras productivas involucradas, número de centros de elaboración, acopio, empaque y comercialización). Un aspecto importante sobre el que también se avanzó tiene que ver con la posibilidad de retribuir el trabajo de manera semanal. Anteriormente los ingresos por el trabajo de elaboración de tomate se percibían cuando la producción se comercializaba. A través de la creación de un fondo rotatorio de trabajo, el trabajo se retribuye en plazos cortos, cuando se comercializa el producto, se vuelve a formar el fondo. Otros avances tienen que ver con el tiempo de planificación y control de los eslabones, el análisis de problemas, la mejora de la logística de coordinación y la incorporación de tecnología. Todas las etapas son supervisadas técnicamente para garantizar la calidad y cantidad de los productos. En la temporada 2007/2008, el volumen de producción quintuplicó en número el de la temporada anterior. A continuación se destacan aspectos importantes del encadenamiento en la temporada. Esquema del encadenamiento productivo del tomate
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Producción de plantines en invernadero Es el primer eslabón de la cadena. Ingresan en éste semillas, agroquímicos y tierra preparada, necesarios para la producción de plantines. También se emplea el fondo rotatorio de trabajo para retribuir el mismo. De esta manera, se obtienen plantines de tomate que son entregados al siguiente eslabón integrado por los grupos “chacareros”. Una vez cubierta la cuota necesaria de plantines para el encadenamiento, el sobrante se comercializa. Se ha trabajado al máximo de capacidad, se ha llenado el vivero cuatro veces lo que equivale a una cantidad aproximada de 670.000 plantines. Participan en el trabajo de este eslabón de la cadena 3 personas de manera permanente y 10 personas en momentos puntuales. Producción de chacras de tomate Los plantines del invernadero son recibidos por distintos grupos de chacareros. Además de las plantas, se garantiza desde la cadena el combustible necesario para la preparación del terreno y los agroquímicos para garantizar la sanidad de las hortalizas. El equivalente al monto que se recibe es devuelto en cajas de tomate, etc. Se ha estimado que la mitad de la producción que se obtiene a partir del aporte de insumos es la que se devuelve, y la mitad restante se comercializa dentro o fuera de la organización. La superficie cultivada esta temporada ha sido de alrededor de 5 Has, en dos chacras ubicadas en la zona de Puesto Viejo (San Martín) y El Chilcal (Lavalle). Si bien se planifica la plantación de tomate para abastecer a las fabricas elaboradoras durante los dos meses y medio de elaboración, las inclemencias climáticas ocasionaron “baches” en el aprovisionamiento, obligando a las fábricas a comprar materia prima por fuera de la cadena. Las chacras son trabajadas de manera familiar por la incapacidad económica de contratación de mano de obra. El número de personas que participa de este eslabón se estima en 12. Centros de elaboración de tomate Es el eslabón en el que más experiencia se tiene dentro de la organización. La mayoría de los grupos de base que componen la UST trabaja en la elaboración de conservas. Desde hace dos temporadas se cuenta con un local para elaborar, que se adapta a la normativa vigente. Esto, además de facilitar las tareas, permitió iniciar los trámites de habilitación para comercializar los productos en el 202
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mercado formal a través de la obtención de los números de Registro Nacional de Establecimiento (RNE) y Registro Nacional de Producto Alimenticio (RNPA), incrementando la demanda del producto elaborado y por consiguiente de toda la cadena. En esta etapa del encadenamiento, se recibe el producto de parte de los chacareros a un valor pautado con antelación, que resulte justo para ambos eslabones, independientemente del valor de mercado que tenga. En la fábrica se elabora tomate triturado, tomate entero, etc. El tomate se recibe y se procesa. El resultado de la producción ingresa en el eslabón siguiente que es la comercialización. En la temporada 2007/2008, funcionaron dos centros de elaboración. Uno en la localidad de Jocolí, (Lavalle) y otro en el distrito de Costa de Araujo (San Martín). Ambos centros fueron provistos principalmente por las chacras participantes del encadenamiento más cercanas. Se elaboraron alrededor de 12.000 unidades entre tomate entero y triturado. En cada centro elaborador participaron 10 personas que se organizaron en turnos. A partir de la utilización de fondos rotatorios de trabajo, se pudo garantizar la retribución de manera semanal, constituyéndose el trabajo en las fábricas en una verdadera alternativa de empleo. Hay que destacar que la mayoría de los participantes de la UST son obreros rurales, que trabajan de manera estacional y precaria. En ambas fábricas y previo al inicio de la elaboración, se realizaron varios talleres de capacitación, para la manipulación de alimentos y el uso de instrumental para garantizar la calidad (potenciómetros, refractómetros). También, y atento a las experiencias anteriores, se consensuó un protocolo de elaboración para uniformizar los productos resultantes. Otro de los aspectos en los que se trabajó es el seguimiento de registros. Se han llevado registros de trabajo, volumen, calidad de materia prima y producto obtenido. También se realiza como práctica el loteo de la producción. Esto contribuye a lograr la trazabilidad de los productos que se comercializan, y a garantizar la calidad de los mismos. En ambos centros de elaboración, se realiza seguimiento técnico permanente. Este eslabón reúne trabajo y capital de los eslabones anteriores. A partir de las mejoras tecnológicas y de organización del trabajo, se ha llegado a un costo por botella que contempla los costos de producción de los eslabones anteriores y el trabajo de los elaboradores, sin tornarse en un producto de elevado precio final.
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Comercialización Los productos elaborados a partir de la cadena del tomate, y otros elaborados en la fábrica y en otras comunidades, son comercializados por un equipo. Desde el año 2006, y a partir de iniciativas de la organización, se formó en la cuidad de Mendoza una Red de comercio justo. La misma está integrada fundamentalmente por estudiantes de distintas disciplinas que distribuyen los productos. También hay experiencias de venta en comercios de la zona de Lavalle y a otras organizaciones sociales. Para la comercialización se hace necesario el etiquetado y embalado en palets, en el que participan alrededor de 20 personas. La obtención de las habilitaciones municipal y provincial abriría la posibilidad para comercializar mucho más que los volúmenes actuales. Se estima que participan de todos los eslabones de manera directa 62 personas, que reciben a través del sistema de fondos rotatorios de trabajo una retribución monetaria simultánea al trabajo. El número de beneficiarios total se estima en unas 250 personas, entre quienes se favorecen por proveer insumos como la leña, aprovechar las capacitaciones, ser vendedores de los productos, etc. El desafío para las temporadas siguientes es mejorar la logística de comunicación entre eslabones, bajar los costos de producción y ampliar las posibilidades de trabajo a más participantes de la UST. “Finalmente cabe agregar que la virtud más importante de esta experiencia es la de practicar otro tipo de relaciones entre colectivos de trabajo a las que el mercado impone, y que éstas sean exitosas”. Manini, N. Logros y resultados Los voluntarios, estudiantes y docentes del proyecto, colaboraron en los sistemas productivos en marcha, aportando trabajo en los procesos de producción, realizando el análisis de los productos, y logrando una mejora en la eficiencia de trabajo. A través del proyecto, se pudo adquirir materiales de laboratorio, potenciómetros, refractómetros, insumos varios, maquinarias, etc., con los que se pudieron analizar los alimentos producidos de manera de asegurar su adecuación a la normativa alimentaria vigente. Se capacitó a los elaboradores en el uso y cuidado del instrumental adquirido. Se han realizado los trámites necesarios para obtener el Registro Nacional de Establecimiento (RNE), y comenzado a preparar las memorias descriptivas de elaboración para obtener los Registros de Producto Alimenticio (RNPA) para cada producto elaborado. 204
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Se organizaron salidas a campo con numerosos grupos de estudiantes de las distintas carreras de la Facultad de Ciencias Agrarias, como una parte importante de comunicación de actividades, reflexión participativa, en búsqueda de que los participantes se involucren en la realidad social, económica y productiva de las organizaciones y se retroalimente el sistema. Se logró mejorar el flujo de la información. Se correlacionaron conocimientos tradicionales y científicos, contemplando la variable intergeneracional. Se amplió la red de comercio justo existente como parte de la cadena agroalimentaria. Los participantes recibieron capacitación directa en diferentes temáticas, materiales de apoyo, ayuda concreta para mejora de instalaciones, adquirieron habilidades para el autocontrol de producción, y se relacionaron con diferentes grupos sociales, pudiendo realizar un trabajo mancomunado con intercambio de saberes. Con respecto a la articulación de la currícula de las carreras de Ingeniería Agronómica, Bromatología e Ingeniería en Recursos Naturales Renovables, numerosos espacios curriculares reconocen las actividades del voluntariado como Trabajos Prácticos, Actividades de Extensión, y créditos de Asignatura Electiva. El objetivo general planteado de Contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las familias rurales organizadas, se logró ampliamente, se potenciaron las capacidades de los participantes, se colaboró en la enseñanza, se mejoró la calidad de los productos, se fortalecieron acciones de solidaridad y aprendizajes compartidos, y se comenzó un trabajo que debe continuar y reotroalimentarse continuamente con nuevos participantes. Se continúa trabajando en: Consolidación de la red de comercio justo como parte de la cadena agroalimentaria. Completar las capacitaciones y asistencias técnicas. Capacitación sobre producción hortícola y zootécnica con prácticas ambientales correctas, producción orgánica, legislación del sector, comercialización solidaria, diseño de productos, y normativas y trazabilidad. Difusión de las cartillas elaboradas. Elaboración de nuevos materiales de capacitación y difusión, publicaciones gráficas. Desarrollo de un sitio web que contenga la crónica de la experiencia en formato de weblog. Realización de una feria-exposición mensual. Participación en ferias y exposiciones para la difusión de los productos agro ecológicos y manufacturas respetuosas del ambiente. Mejoramiento de la fábrica en infraestructura y en instrumental para elaboración y control de productos. Análisis bromatológicos completos a los productos elaborados en la Organización campesina. 205
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Reuniones y jornadas para definir estrategias de comercialización. Realizar salidas de campo para llevar a cabo la investigación participativa sobre hábitos productivos y de consumo de campesinos. Y para ir terminando…. Se logró una activa integración de los voluntarios con la comunidad. Estas experiencias son por demás beneficiosas para la formación de los futuros profesionales, ya que se internalizaron saberes distintos a los que se dan en los ámbitos académicos científicos de las aulas universitarias. Debieron tomar decisiones de gestión concretas, inversiones, resolución práctica de dificultades, búsqueda de información, conformar equipos de trabajo con diferente nivel de capacitación, y por sobre todo comprender que el país y particularmente muchas zonas rurales de la provincia de Mendoza están conformadas por grupos muy necesitados de ayuda, lejos de las sofisticadas tecnologías que se estudian en las teorías de las aulas y en las prácticas de las grandes empresas, a las que es posible enseñar, ayudar, y ser consciente de poder ser partícipe en la mejora de la calidad de vida de muchos argentinos necesitados, pero ávidos por aprender. Se destaca la capacidad para el trabajo independiente de los estudiantes. Sólo han requerido ayudas puntuales, algunas consultas, algunas opiniones, destacándose las capacidades adquiridas que muchas veces no son reconocidas y hasta desmerecidas en los propios ámbitos de enseñanza. Estos versos, quizás, pueden describir el sentir de los voluntarios. Somos tripulantes de una misma travesía, Si navegas feliz, todos nos alegraremos; Si enfrentas el peligro, todos nos atreveremos, Si no te animas, te ayudaremos; Si tú te hundes, todos nos hundiremos; Si tú te salvas, todos nos salvaremos. Lo que hagas por ti, lo harás por todos nosotros; Lo que dejes de hacer, lo extrañaremos; Confía en los demás y en ti confiaremos; Tus triunfos y fracasos serán nuestros; Si logras llegar, todos llegaremos. …….. Roberto Gómez S.
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Financiamiento para la agricultura familiar. Una propuesta desde la Universidad. Ramón Cieza, Sergio Dumrauf, Mariana Barros, María Romina Mele, María del Carmen Servat, Constanza Bruno, Ismael Malbrán, María Sol Vignasse, Eugenia Gualberto, Jessica Grandinetti, Flavia Picón, Paula Fontana y Miguel Mele.*
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Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Facultad de Ciencias Veterinarias.
[email protected];
[email protected].
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Introducción a crisis desatada hacia fines de 2001 devino, entre otras consecuencias, en un inevitable y necesario replanteo de las instituciones públicas en general. La Universidad, como actor público, ocupa un lugar trascendente en el debate que vincula al conjunto de las instituciones en su relación con el resto de la sociedad, ya que la generación de conocimiento no puede quedar al margen, y debe nutrirse de la problemática socioeconómica de la cual es parte. Desde la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales se ha planteado atender con mayor compromiso la demanda de la sociedad en general y la de los pequeños productores del área de influencia en particular, a través de la capacitación, la asistencia técnica y la generación de proyectos conjuntos que contengan sus necesidades e intereses. Por la especificidad de los conocimientos involucrados, la producción, distribución y consumo de alimentos desde una perspectiva regional es el eje que atraviesa el replanteo de esta unidad académica. En este marco y como complemento de las actividades de extensión, en el año 2005 se crea el Banco Social de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales a la que posteriormente se le suma la Facultad de Ciencias Veterinarias; primera experiencia en el país de una entidad de microcrédito implementada desde una Universidad, cuyos destinatarios son pequeños productores agropecuarios y/o agroindustriales excluidos del sistema formal de crédito. En esta propuesta, los estudiantes voluntarios acompañan el proceso grupal, interviniendo en la operatoria, conociendo otra realidad y articulando los aprendizajes en beneficio de la agricultura familiar.
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Agricultura familiar y economía social En las últimas décadas, el proceso de concentración económica y exclusión social reconfiguró al agro argentino. La creciente introducción de capital transnacional en el sistema agroalimentario, potenciado por los cambios científicos-tecnológicos de la llamada Revolución Verde, trajo entre otras consecuencias la tendencia a una homogeneización de los agroecosistemas y el desplazamiento del sector de los pequeños productores y de formas tradicionales de producir. En la pequeña producción familiar, tuvieron lugar simultáneamente dos procesos relevantes: a) una modificación de la estructura agraria, ya que entre censos se da una reducción significativa del orden de 103.000 pro-
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ductores1. b) una búsqueda de alternativas productivas y laborales para enfrentar la crisis y poder mantenerse dentro de los sistemas productivos2. Entendemos a la Pequeña Agricultura Familiar como un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas. La agricultura es un recurso significativo en la estrategia de vida de la familia, la cual aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación, y la producción se dirige tanto al autoconsumo como al mercado3. Teniendo en cuenta los aspectos sociales y culturales, el concepto de Agricultura Familiar se ve enriquecido tal como lo define el Foro Nacional de la Agricultura Familiar, siendo una “forma de vida” y “una cuestión cultural”, que tiene como principal objetivo la “reproducción social de la familia en condiciones dignas4. En la zona de Influencia de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP predomina la horticultura como actividad primaria principal, y en menor medida otras producciones como la floricultura y la producción de animales menores. El partido de La Plata, junto al de Florencio Varela y al de Berazategui, conforma un importante núcleo de producción hortícola, representando el 62% de la superficie total del Cinturón Verde Bonaerense, el cual abastece de hortalizas frescas a más de 10 millones de personas del área metropolitana. La superficie hortícola del partido de La Plata corresponde a 2879 hectáreas de las cuales 991 son bajo cubierta, siendo la más importante del país. Cuenta con 1047 Explotaciones Hortiflorícolas con distintas formas de tenencia, principalmente el arriendo o la propiedad5. En esta región coexiste la producción empresarial, con una producción familiar con diferentes grados de capitalización. Dentro de estos últimos, los menos capitalizados se caracterizan por tener cultivos principalmente a campo, pudiendo en algunos casos tener una pequeña porción de cultivo bajo cubierta. Además, no poseen la propiedad de la tierra, arrendando superficies entre 1/2 y 4
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Ver. Anexo Nº 8. Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, INTA, 2005. “La Pequeña Agricultura Familiar Problemas, oportunidades y líneas de acción”, Documento del CIPAF-INTA, Año 2006. Incluye las diversas formas de intercambio de bienes, formales e informales. Ver: Documento Base del Programa Nacional de Investigación y Desarrollo tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, INTA, 2005. Si bien dicha definición es dada para la Agricultura Familiar (no para la Pequeña AF), la mirada amplia de corte socio-cultural que la constituye, también abarca el complejo universo de la P.A.F. Para mayor detalle respecto de la caracterización y la categorización esbozada en el Foro acerca de la AF, ver Documento Foro Nacional de la Agricultura Familiar, Segundo Plenario, Agosto, 2006. Datos proporcionados por el censo Hortifloricola 2005. DPE. Pcia de As. As.
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hectáreas. En términos generales, carecen de maquinaria propia, debiéndola alquilar para la preparación del suelo. La producción es diversificada y en la mayoría de los casos orientada a los mercados concentradores locales. Una gran parte de éstos no cuentan con apoyo técnico, salvo aquellos involucrados en programas de intervención estatal. El manejo de la unidad de producción es típicamente tradicional, con bajos niveles de inversión por unidad de superficie e ingresos que sólo le permiten su reproducción6. La relación capital/trabajo es claramente desfavorable, la productividad se basa en el uso intensivo de la mano de obra; carecen de garantías reales para acceder al sistema financiero formal; su propia condición de “marginados del sistema” conlleva a una profunda desigualdad inicial en sus oportunidades de competencia; prevalece la incertidumbre, el riesgo y la imposibilidad de planear el futuro próximo de sus emprendimientos. Estas unidades domésticas combinan distintos tipos de formas de sistemas de aprovisionamiento para la reproducción de la vida, los mismos son combinados entre la realización del fondo de trabajo7 y la apropiación por parte de éstas, de los aportes externos que permiten la subsistencia de sus integrantes. Se destacan por la gran utilización de su fuerza de trabajo como principal fuente de ingresos, pudiendo ser ámbitos autónomos, de carácter unipersonal o integrado por varias personas (familia ampliada), con el fin de generar un ingreso que no siempre alcanza el nivel de subsistencia. Lo mencionado anteriormente da como resultado un marco conceptual distinto al de la maximización del beneficio económico, pues dentro de esta racionalidad sustantiva se destacan otros principios y valores, en los que se fundamenta la economía social centrada en el trabajo y que no está guiada por la racionalidad instrumental. En ese sentido, la reproducción ampliada de la vida8 es condición inherente al planteo de
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Cieza, R. “Adopción de tecnologías de bajo impacto ambiental en le Cinturón Hortícola Platense”, en “Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales”, Nov 2005, FCE-Bs.As, 2005. El fondo de trabajo de una unidad doméstica es definido como el conjunto de capacidades de trabajo que pueden ejercer en condiciones normales los miembros hábiles de la misma. Su realización abarca, sucintamente, las siguientes formas: trabajo mercantil por cuenta propia (productores), trabajo asalariado, trabajo de producción de bienes y servicios para el autoconsumo, así como el trabajo específicamente dedicado a la formación y capacitación. El concepto de reproducción ampliada hace referencia a que durante un plazo determinado (por ejemplo, intergeneracional), a partir de una situación dada, la unidad doméstica sostiene dinámicamente (según evolucionen las necesidades de sus miembros con su propio desarrollo y el del medio social) los niveles de calidad de vida alcanzados históricamente por el conjunto de sus miembros. El concepto de reproducción propuesto se centra en los condicionantes económicos de la calidad de vida (no contempla, por
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sustentabilidad de los agroecosistemas, entendida ésta como la “capacidad de los sistemas productivos para mantener a lo largo del tiempo sus niveles de productividad”9. Sólo será posible en la medida en que las Unidades Domésticas mantengan y/o mejoren sus condiciones de vida, y viceversa, ya que no podrán reproducirse en condiciones severas de degradación del agroecosistema. El camino recorrido El proyecto Banco Social surge en el mes de mayo de 2005 como una organización de microcrédito que brinda esquemas de financiamiento y asistencia técnica a pequeños productores agropecuarios de la zona de influencia, que por su condición socio-económica están imposibilitados de acceder a sistemas de crédito formal. Originalmente se presentó como un complemento a las estrategias de extensión universitaria de la citada unidad académica, sin embargo, con el tiempo, esta opción fue variando hacia un proyecto de extensión propio. A mediados del año 2005, se recibió el primer financiamiento del Ministerio de Desarrollo Humano y Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, de $ 45.000 para la realización de los préstamos. La metodología utilizada por el equipo promotor fue la articulación con todos los actores que trabajaban en aspectos socio productivos en la región, entre ellos, Cambio Rural Bonaerense, Asociación de Productores sin Agrotóxicos del Parque Pereyra, Cooperativa de La Costa de Berisso, Cooperativa de Trabajadores Rurales, Cooperativa de Productores del Parque Pereyra, Grupo de Tomate Platense, Grupo Unión Agrícola. Los solicitantes del crédito son, en su gran mayoría, pequeños productores familiares hortícolas, y en menor medida, granjeros, florícolas, apícolas, y/o agroindustriales (Gráfico 1). Los productores asistidos se localizan en los partidos de La Plata, Berisso, San Vicente y Berazategui, en un radio de hasta 80 kilómetros de la Facultad10. El 85 % de los tomadores de crédito es de sexo masculino y en su gran mayoría entre los 25 y 45 años. Se encuentran excluidos del sistema formal de créditos (bancos y financieras), quedando como alternativa la posibilidad de establecer relaciones financieras con los usureros locales o las casas proveedoras de insumos. Por ejemplo, los efectos de la represión política, la violencia familiar u otras fuentes sociales de sufrimiento no derivadas de modificaciones en los recursos y relaciones económicas). En todo caso, la operatividad de éstos u otros conceptos dinámicos de calidad de vida constituye un problema de difícil resolución. Coraggio 2002. 9 Simón Fernández. “Economía Ecológica”, 2002. 10 A pesar del importante radio de influencia que abarca el proyecto, los grupos asistidos se concentran en aquellos sectores del territorio donde predomina la agricultura familiar.
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otra parte, su situación conlleva grandes dificultades para llevar adelante el proceso de reproducción, no sólo por la cuestión financiera, sino en otros aspectos como capacitación, tenencia de la tierra, nivel de capitalización, infraestructura (caminos, electrificación), hábitat, deficiencias en la atención primaria de la salud, problemas de deserción escolar, entre otros. A las devoluciones mensuales se les han sumado aportes provenientes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y un refondeo del Ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires, que forman el actual fondo rotatorio. Por potra parte, se han pedido créditos al Programa Fuerza Solidaria con el objeto de atender demandas por un monto mayor de grupos con los que se venía trabajando. La disposición de fondos permite aumentar el monto de dinero para préstamos, la cobertura zonal, la retribución al trabajo de campo y el número de prestatarios. En la actualidad, se trabaja con 17 grupos operativos de productores de entre tres y doce participantes cada uno, y un monto de dinero prestado superior a los $ 200.000 pesos. Gráfico 1: Actividades Financiadas por el Banco Social de la FCAyF en Porcentaje
Fuente: Elaboración Propia Los créditos entregados son, en su gran mayoría, individual o unifamiliar, y en menor medida, grupales, aunque es condición necesaria ser parte de un grupo para acceder al mismo. El trabajo a través de grupos es la clave del funcionamiento de la propuesta, ya que sólo de manera colectiva se pueden abordar integralmente las problemáticas y sus posibles soluciones. Del mismo modo, la garantía para el préstamo es solidaria, fortaleciendo los grupos conformados, y generando confianza en los nuevos. Equipo promotor, criterios y estrategias de funcionamiento El proyecto surge desde un equipo promotor de carácter interdisciplinario, conformado por docentes, profesionales y alumnos voluntarios de la Universidad Nacional de La Plata, en sus inicios pertenecientes a las 213
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Facultades de Ciencias Agrarias y Forestales y de Ciencias Veterinarias, sumando posteriormente otros actores de las Ciencias Sociales. A la fecha, nos encontramos con un equipo de 14 personas estables11, pudiendo ingresar nuevos voluntarios para tareas puntuales. Las múltiples miradas a la problemática de la producción familiar en general, y el financiamiento en particular, enriqueció la estrategia de intervención desarrollada, pudiendo abordar aspectos técnicos productivos, económicos financieros y sociales en forma simultánea. El equipo conjuga capacidades, apuntando a fortalecer experiencias grupales que de acuerdo al grado de desarrollo alcanzado necesitan financiamiento para sostener o potenciar sus estrategias de trabajo. En este sentido, el Banco Social acuerda con grupos de productores la modalidad de apoyo, teniendo como premisa fundamental el uso del microcrédito como instrumento de organización y mejora de las condiciones de vida de los productores usuarios del financiamiento. Como criterio fundamental, la propuesta funciona como una herramienta a los fines de mejorar la calidad de vida de los pequeños productores. Esto significa que no se posiciona como un “Banco” convencional, sino, por el contrario, busca ser un complemento de las acciones de extensión de la Universidad o de las estrategias de intervención de los organismos u organizaciones que trabajan en el territorio. Los estudiantes voluntarios trabajan en toda la operatoria del microcrédito, colaborando en la formulación de los proyectos, el seguimiento de los emprendimientos y las tareas de apoyo en terreno al fortalecimiento grupal y la asistencia técnico-productiva. Dentro de los objetivos de aprendizaje, la estrategia se orienta a promover operaciones cognitivas que incluyen el desarrollo de habilidades prácticas en el análisis de los sistemas productivos, su manejo tecnológico y en la gestión en general del predio, y en particular de los microcréditos destinados a la producción. Las actividades realizadas y la modalidad de trabajo están en permanente evaluación, previendo que el proyecto se adecue a las necesidades financieras de los productores destinatarios. En este sentido, en mayo de este año, se conformó un “Consejo de Productores” constituido por dos representantes por grupo, a los fines de definir el funcionamiento del Banco Social, explorar nuevas fuentes de financiamiento acordes a las necesidades, y tratar conjuntamente otras problemáticas que excedan a los créditos. La acción interinstitucional es una premisa de la propuesta, donde se trabaja con otros organismos gubernamentales y no gubernamentales que El Equipo Técnico estable está conformado por 3 Ingenieros Agrónomos, 3 Veterinarios, 1 Contador, 1 Abogado, 1 Trabajador Social y 5 alumnos voluntarios de las carreras de Ing. Agronómica y Cs. Veterinarias.
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se encuentran en el territorio a los fines de articular acciones para la pequeña agricultura familiar. Desde el año 2007, se inició desde el equipo un proceso de investigación desde un enfoque interdisplinario, a partir de una sistematización de la experiencia y una reflexión teórica acerca de esta herramienta como utilidad para la agricultura familiar. Por otra lado, se formó parte de un proyecto de investigación del INTA, denominado “Análisis de Sistemas de Comercialización y financiamiento para la pequeña agricultura familiar en las regiones NEA, NOA y Pampeana” (TNTER 2322), en ejecución desde el 01/01/08 y finalización el 31/12/10. El proyecto Banco Social se referencia como un estudio de caso en el marco de una línea específica en el mencionado proyecto. En éste, se busca analizar las experiencias de financiamiento con el propósito de contribuir a la promoción de herramientas que mejoren el acceso al crédito y el fortalecimiento de las organizaciones. Por otra parte, promueven generar tesis de grado y postgrado asociados a la temática de microfinanzas y mercadeo para la pequeña agricultura familiar, usándose la propuesta en marcha como estudio de caso. Impactos en la agricultura familiar Estamos en condiciones de diferenciar dos niveles de impacto en el proyecto en cuestión. Por un lado, el impacto en los aspectos productivos de los predios de los productores familiares; por el otro, a nivel grupal, en cuestiones vinculadas al fortalecimiento del grupo u organización. Con respecto al impacto en los predios, los aspectos más significativos se vinculan a las mejoras en el proceso productivo, a partir de la adquisición de insumos (semillas, abono orgánico, etc.), el alquiler de maquinaria para el laboreo que le permite aumentar la superficie plantada, entre otros. También el acceso a tecnologías de insumos como el polietileno les ha permitido adelantar la producción e ingresar al mercado con productos de mayor precio. En otros casos, se ha logrado la diversificación del proceso productivo a partir de incorporar nuevas producciones al sistema, por ejemplo gallinas ponedoras o pollos parrilleros, los cuales permiten aumentar los productos en repartos domiciliarios. Si bien han sido pocos los casos, algunos han utilizado el crédito para la compra o reparación de alguna maquinaria que le permita mejorar la producción, como un sistema simplificado de riego, o aperos para tracción a sangre. El carácter distintivo de los tomadores de crédito es que ya estaban dentro del proceso productivo y de alguna u otra forma tenían una estrategia comercial para colocar su producción, aunque perfectible en muchos de los casos. Por lo tanto, el crédito ha servido como un aporte de dinero extra en un momento 215
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determinado, lo cual favorece la mejora en algunos aspectos de la producción. Resulta importante rescatar el carácter estratégico del microcrédito, tomando en cuenta la estacionalidad de la producción. Los productores familiares carecen, en su gran mayoría, de un fondo de ahorro que les permita hacer frente a las necesidades de reinversión, dando continuidad al proceso productivo, por medio del acceso a un sistema ágil y de base solidaria. En cuanto al segundo aspecto, la estrategia llevada a cabo por el equipo técnico ha buscado el fortalecimiento de éstos a través de la generación de confianza por medio de las garantías solidarias, y el contacto cotidiano entre los productores prestatarios y los promotores del Banco Social. La garantía solidaria implica que la totalidad de los miembros del grupo se avalan entre sí para tomar sus créditos, respondiendo, en caso de atraso o falta en los pagos, por el miembro del grupo en cuestión. Esta modalidad implica que los integrantes del grupo y los promotores del banco se involucren en el sistema productivo de sus pares, buscando soluciones en conjunto ante eventuales problemas en el proceso de producción que imposibiliten en tiempo y forma las devoluciones. Sin embargo, esta respuesta no ha sido homogénea en todos los grupos, pues en aquellos que no había una fuerte base grupal las garantías solidarias han puesto de manifiesto lo que estaba latente en las relaciones interpersonales. Si el sistema de garantía solidaria a nivel del grupo funciona en forma aceitada, permite pensar en forma conjunta la posibilidad de nuevos desafíos grupales tanto en aspectos financieros (nuevas líneas de crédito), así como en otras estrategias que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de los pequeños productores. Por lo tanto, el equipo de trabajo orienta sus esfuerzos en consolidar vínculos, en generar estrategias resolutivas desde el interior del grupo ante eventuales situaciones conflictivas; y en la convicción en que éste es un adecuado sistema a seguir no sólo en los aspectos del financiamiento, sino en las múltiples necesidades que pudiesen surgir. Es de rescatar que los grupos involucrados comienzan a operar solidariamente en el manejo del dinero, lo que los involucra para trabajar con montos mayores a futuro, generando lazos de confianza y capacidades grupales. Inicialmente se conforman pequeños fondos de ahorro con parte de los créditos otorgados para el uso de cualquier miembro del grupo en situación de necesidad, los que luego pueden derivar en los gastos para la conformación de una organización mayor (Cooperativa, Asociación Civil) o la compra de una maquinaria o infraestructura utilizada por la totalidad del grupo. Es relevante plantear el efecto multiplicador que tiene la experiencia en la conformación de nuevos grupos de productores familiares o el forta216
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lecimiento de otros desmotivados por diferentes circunstancias. Muchos productores han conocido la experiencia a partir de vecinos o familiares, lo que motivó a que los mismos conformen grupos de trabajo para poder acceder a la propuesta. En los casos de aquellos productores familiares que no contaban con grupos de pertenencia o el grupo se hubiese desmembrado, se promueve la participación en instancias grupales como requisito para el acceso a un nuevo crédito. Juntarse con el vecino y poder discutir en un marco de confianza, aspectos productivos, comerciales, pero también de caminos, de salud, de educación, etcétera, implicó un salto cualitativo en la búsqueda de mejoras para sus condiciones de vida que exceden ampliamente las cuestiones financieras. Conclusiones La adaptación de una entidad de microcrédito a la realidad socio productiva de los productores familiares de la zona de influencia ha permitido ampliar la vinculación de la Universidad con el medio productivo, en tanto la necesidad permanente de financiamiento universaliza la demanda de los productores. A partir de la misma, se inician y/o readecuan otras acciones de extensión universitaria que promueven la mejora de la calidad de vida de la agricultura familiar, con un sector que ha estado invisible a los ojos de la mayoría de las instituciones públicas y privadas. La forma de intervención flexible, en cuanto a las necesidades y posibilidades de los productores y el grupo como unidad básica para la intervención, ha sido una opción que aporta a la mejora de la producción familiar de la región. La puesta en funcionamiento de la estrategia de financiamiento conlleva la necesidad de generar y sostener una estructura operativa, involucrada y comprometida diariamente en la continuidad del proyecto. La conformación y permanencia de un equipo interdisciplinario, heterogéneo, conformado por estudiantes voluntarios, profesionales y docentes, que esté evaluando y retroalimentando el proceso, es un aspecto central que enriquece aún más la propuesta. En este marco, se produce un proceso de formación continua de los estudiantes voluntarios, los cuales desde la práctica articulan conocimientos, conformándose como futuros agentes de desarrollo rural para la agricultura familiar. El camino iniciado permite evidenciar la importancia de estrechar, ligar y potenciar esta herramienta con otros actores, instituciones, y organizaciones del sector. Nuestro anhelo es que en un futuro estas acciones, junto a otras, puedan incidir en el diseño de políticas públicas y normativas para los pequeños productores familiares. En tanto, se cree que la misma práctica pone a prueba, modifica y readecua los instrumentos programáticos diseñados e implementados. 217