eBook Eres Una Diosa_ Aprende a Amarte Como Tal

August 11, 2017 | Author: Gaby Madriz Barroso | Category: Self Esteem, Love, Self-Improvement, Emotions, Decision Making
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Descripción: Libro de autoayuda...

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Eres una diosa APRENDE A AMARTE COMO TAL

FRANCISCA JARA

Autora de esta obra: Francisca Jara Obra protegida por derechos de autor. Marzo 2016, Santiago de Chile. Este libro fue escrito como material de estudio para mi clase online "Eres una diosa; aprende a amarte como tal", que impartí en Marzo de 2016.

Encuéntrame en franciscajara.cl

Introducción Estoy emocionada por tener la posibilidad de dar esta clase y compartir contigo todo lo que he aprendido durante mi proceso. He comprobado que la manera más directa de conectar con otra mujer, es desarrollando compasión, por ti misma y por las demás. ¿Por qué digo que eres una diosa? Me encanta imaginarnos como diosas. Creo que como recurso psicológico es muy útil. Cuando hablo de diosas, no lo hago desde la perspectiva mística, sino que como una imagen interna de cómo nos queremos ver y sentir. Como una diosa.

¿Cómo es una diosa? Libre, bella y poderosa. Creativa, inteligente y valiente. Intuitiva y paciente, porque conoce cuál es el ritmo del Universo, el baile de los ciclos. Ella tiene la capacidad para transformarse y transformar. Puede ser hija, madre, amante e independiente a la vez. Está conectada profundamente con la naturaleza, es sensual, disfruta la vida y sabe que su valor es divino. Ella sabe que en su interior habita el fuego, que comparte la misma esencia de Dios y que tiene la capacidad de desarrollar una sabiduría infinita. Todas estas características residen en ti, por el sólo hecho de ser mujer. Mi propuesta es que aprendamos a reconocernos como diosas. Que apreciemos y valoremos nuestra esencia y nuestra manera de ser auténtica, cada una diosa única e irrepetible. Sólo en el proceso que nos ayuda a sanar nuestras heridas, amarnos y aceptarnos, podemos activar nuestras cualidades para crear la vida de nuestros sueños. El punto inicial hacia arriba y que te abre el mundo de oportunidades, milagros y bendiciones, será siempre el amor incondicional hacia ti misma.

Ante todo, sé SIEMPRE compasiva contigo. 3

Todas las características que podamos imaginar y atribuir a una diosa, las poseemos de manera potencial. Es decir que siendo conscientes de qué es lo que queremos desarrollar en nosotras, con atención, esfuerzo y constancia, podemos traer esa cualidad a la luz. El primer paso que daremos juntas hoy es reconocernos como diosas, tal cual somos. Con nuestros desafíos y virtudes. Y aceptarnos así. Como somos hoy. con nuestra intensidad, con nuestra forma de sentir, con la manera en que percibimos el mundo, nuestros miedos, limitaciones, sueños y habilidades. Sin embargo, esto no significa ser auto indulgente. No se trata de aceptar que NO nos queremos y no hacer nada para cambiar esa situación. Sé que si estás leyendo este texto, es porque quieres hacer algo al respecto. Y esta perspectiva te ayudará a encontrar tus propias herramientas para sanar. Sólo tú sabes qué heridas necesitas curar. Cada herida que sanes, te transformará. Todas tenemos la habilidad para hacerlo, así que no temas no ser capaz. Abrir la posibilidad a ese cambio es la pieza elemental para sanar tu autoestima y evolucionar. Contemos un poco de historia En la historia de la humanidad y su mitología, sobre todo en las primeras civilizaciones, era parte de la historia de cada diosa un viaje al inframundo. Este viaje es un arquetipo de la transformación, en el cual la diosa se sumergía hacia lo más negativo y ahi conectaba con su certeza, con el amor y la fortaleza interior que le permitían volver a la superficie, habiéndose conquistado a sí misma. ¿Puedes reconocer en tu vida que te ha tocado vivir algún episodio que se sintió como un viaje hacia lo más oscuro? ¿Cómo lo viviste? Para desarrollar una sana autoestima, es necesario aceptar todas nuestras experiencias y procesos.

Yo me amo y me acepto tal como soy

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Todo en la vida es un proceso Tu autoestima es una percepción mutable. Esto quiere decir que se nutre de las decisiones que tomas a cada momento. La primera toma de consciencia que te ayudará a entenderlo, es darte cuenta que todo involucra una decisión (gracias a nuestro libre albedrío). En un sentido espiritual, no podríamos decir que hay algo que no podemos dejar de hacer. Todo lo que hacemos, pensamos, sentimos, nace de una elección. Gran parte de estas elecciones las hicimos de manera inconsciente hace tanto tiempo, empujadas por nuestras circunstancias de vida (los padres que tuvimos, la manera en que nos criaron, las experiencias que nos marcaron, los hábitos mantenidos, etc.), que su repetición logra parecer una actividad inevitable. Pero la verdad es que todo lo puedes cuestionar. Todo lo que piensas, dices, sientes lo puedes cuestionar y comenzar a verlo como una reacción aprendida, que es por esencia, modificable (se puede aprender de nuevo). Es esta reactividad la que a lo largo de los años te ha mantenido al margen de poder sentir el amor incondicional hacia ti misma. Cada vez que te juzgas, que te criticas, que permites que la inseguridad y la vergüenza te invadan, estás actuando de manera reactiva, aprendida y condicionada por tu ego. El trabajo que necesitas hacer, si quieres aprender a amarte incondicionalmente, va dirigido a transformar esa manera reactiva de ser, hacia una expresión auténtica de ti misma que, conectada con tu alma, pueda superar las limitaciones de tu ego. Este proceso requiere que expandas tu consciencia, que te conozcas bien y que desees esta transformación lo suficiente como para dar lo mejor de ti en ella.

Todo se puede sanar. Sólo es cuestión de compasión, paciencia y actitud (esfuerzo).

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Primera parte. ¿Cuánto te conoces? Conocerte es esencial para que construyas una sana relación contigo misma (presupuesto de una sana autoestima). Indaga en ti para conocerte más. Siempre. En todo momento. Práctica la auto consciencia, poniendo atención en qué estás pensando, cómo te estás sintiendo y cómo reaccionas a los distintos estímulos en tu día a día. Esta práctica de auto consciencia hazla sin criticarte, sin juzgarte y sin esperar dar con ningún estándar o "deber ser". Simplemente presta atención y reconoce tu forma de ser desde esa observación. Aquí te dejo una serie de preguntas que te ayudarán a guiar esta auto indagación: 1. Pon atención a tus pensamientos. - ¿Cuáles son, cómo son y cada cuánto se repiten? - ¿Qué te dices cuando algo te resulta bien? - ¿Qué te dices cuándo algo te resulta mal? 2. Pon atención a tus emociones. - ¿Cómo te sientes en este momento? - ¿Sabes qué emociones son las más recurrentes en ti? - ¿Sabes qué sientes en el momento que lo sientes? - ¿Puedes ponerle nombre a tus emociones y expresar cómo te sientes, en el momento en que lo estás sintiendo? 3. Reconoce la relación entre tus pensamientos y tus emociones. - ¿Qué emociones te hacen sentir inquieta? - ¿Qué emociones alimentas con ideas repetitivas? - ¿Eres consciente de que puedes alterar tu estado emocional según lo que piensas? Hazte consciente de todo lo que dices, piensas, sientes, haces. Luego, toma decisiones respecto a ello que te HAGAN SENTIR BIEN. Deja de tomar elecciones que te hagan daño. Por ejemplo, deja de elegir sentirte insegura. Elige validar (tú) lo que sientes. Elige validar tus errores y tus dificultades, como aprendizajes y oportunidades.

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Elige pensar que las reacciones que otros tienen contigo no son personales. Elige percibirte hermosa y suficiente. Como la autoestima deriva de un proceso constante, depende de cada una alimentarla de manera positiva. Esto es amarte. Dedicarte a ti misma, con lo mejor que tengas. Este ejercicio es un trabajo 24/7 para el resto de tu vida. Y merece toda tu atención, dedicación, horas invertidas, reflexiones, pruebas y saltos de fe. Tú lo mereces. El lugar en que te encuentras hoy La autoestima es una percepción que deriva de una dinámica constante. Es decir, no es un estándar inmutable y fijo en el tiempo. Por eso no hay equivocaciones ni razones para sentir que hemos fallado si no nos amamos lo suficiente. Recuerda: siempre sé compasiva contigo. Esto es amor que ayuda a sanar. La percepción que tienes de ti misma (autoestima) viene de esas decisiones que repetiste en automático y que a partir de hoy, comenzarás a tomar de manera libre y consciente. Ahora te planteo lo siguiente: no todo ha sido desconectado ni tan desastroso, ¿cierto? Estoy segura que hay experiencias en las cuales tomaste decisiones lúcidas que demostraron amor propio. Estoy segura que hay decisiones que has tomado siempre pensando en sentirte bien. Aunque existan áreas de tu vida en que percibas tu autoestima por el suelo, con seguridad hay algún aspecto de ti (y más de uno) en el que te apoyas. Por ejemplo, puede ser que las relaciones de pareja sean un área que te presenta mayores dificultades que tu carrera profesional, donde te va excelente. Este ejercicio es una manera de mostrarte que todo lo que recibe nuestra dedicación, mejora. Lo más probable es que desde pequeñas aprendimos a darle mayor interés a aspectos de nosotras gracias a los cuales nos era más fácil brillar, o por lo cuales recibíamos mayor atención. Sin embargo, esto no quiere decir que las áreas no desarrolladas quedaron frustradas para siempre. Esto sólo quiere decir que necesitan ahora tener todo tu interés y compromiso para crecer. Y para que esto sea posible, debes dejar de definirte (encerrarte).

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Tu cuerpo Tu cuerpo tiene un rol importantísimo en todo esto. Es esencial para sanar tu autoestima, que sanes la relación con tu cuerpo. Esto implica sanar tu percepción de éste, suavizar las exigencias que te impones y tratarlo con cariño. Sobre todo, tratar tu cuerpo con cariño. Otro aspecto de la relación con el cuerpo que impacta en la autoestima tiene que ver con la postura. No sólo lo que sentimos gatilla una reacción corporal, sino que al revés también. Cada postura envía una señal a nuestro cerebro, generando emociones ligadas a dicho comportamiento corporal. Por ejemplo, llevar los hombros hacia adelante o la espalda encorvada, mantiene una sensación de inseguridad constante. Elevar tu autoestima requiere una toma de conciencia de tu cuerpo y de la interrelación que existe entre éste, tus emociones y tu pensamientos. Una vez que te das cuenta de esto, comenzarás a evaluar la elección de cada alimento, cada actividad física y la manera en que cuidas tu cuerpo, como una decisión de autocuidado. Tomar decisiones orientadas hacia tu bienestar, reafirma una auto percepción amorosa. En lo personal, la práctica de Kundalini Yoga me ha ayudado bastante para expandir mi autoconsciencia, sobre todo para notar cómo el fortalecimiento muscular del cuerpo impacta en la manera en que me siento y pienso, generando un balance estable, que me permite cultivar la paz interior de una manera sostenida. No es necesario que practiques Kundalini Yoga para aumentar tu consciencia corporal; cualquier ejercicio físico que te conecte con tu cuerpo te ayudará, si pones esta intención en la ejecución, como por ejemplo, bailar, escalar, correr, etc.

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En el plexo solar y en el punto del ombligo, encontramos un centro energético fundamental para la reafirmación del yo y del poder personal. Fortalecer los músculos abdominales y llevar la espalda erguida, te dará inmediatamente una percepción de seguridad y fortaleza. Cada vez que te sientas insegura, practica esta actitud: hombros hacia atrás, espalda erguida, músculos abdominales contraídos. Esto te ayudará tanto para tener esa conversación difícil de una manera constructiva como para darte ánimos y continuar una tarea exigente. Haz la prueba ahora! Di tu nombre como si te estuvieras presentando a alguien, con los hombros hacia atrás, la espalda recta y los abdominales contraídos. Cómo te sientes? ¡Bien! Tus emociones Hablar de las emociones es grande. Como soy una mujer con características muy mentales pero al mismo tiempo muy sensible, ha sido trabajo de toda mi vida aprender a estar en conexión permanente con mis emociones, aprender a vivirlas, reconocerlas, aceptarlas y darles un lugar apropiado. La vida tiene sabores, colores y texturas gracias a la emociones. Con la mente podemos discernir acerca del propósito de nuestra vida, pero sin las emociones no podríamos identificar cuál es nuestra pasión detrás de ese propósito. Las emociones son lo más crudo y natural que hay en nosotras y también una fuente inagotable de poder espiritual. En las emociones se expresa el ego y el alma, y son el puente que nos permite hacer conexión con el Universo. Nos hemos acostumbrado a mezclar las emociones con juicios, y al sentir una emoción pura y dura, reaccionamos con desproporción, intentamos controlarla o la reprimimos. Hay algo que aprender para comenzar a vivir una sana experiencia emocional: las emociones no las podemos reprimir, ni controlar ni eliminar selectivamente. Entonces, si quieres experimentar el amor y la compasión más profunda, tienes que aceptar sentir también la pena, la rabia y el dolor. 9

Sentir las emociones no significa entregarnos y reaccionar sin consciencia. Como te decía, en las emociones se expresa el alma y el ego, y hay muchas emociones que sentimos a diario que surgen de patrones limitantes del ego, que es necesario que reconozcamos e integremos para liberarnos de esa reacción emocional que nos encierra. Trabajando en este discernimiento, podremos eliminar la causa de muchas emociones negativas. La idea es que aprendamos a discernir cómo funciona la conexión entre lo que pensamos y sentimos, para que generemos la capacidad de autorregularnos y vivir de manera saludable nuestras emociones. Si crees que tienes “problemas” con las emociones, puedes indagar en tu manera de reaccionar ante ellas, en cómo has sido condicionada a vivirlas (esto dependerá de tus primeras experiencias, de cómo viste a tus padres lidiar con sus emociones, en cómo aprendiste en el camino a superar dificultades, etc., todo lo que va conformando un “hábito” para reaccionar ante ellas). Así te conocerás mucho mejor y tendrás mayor claridad para trabajar en ti. Tu mente La mente es el órgano más poderoso que tiene nuestro cuerpo y el que más energía utiliza. Sin la mente no podríamos crear nuestra realidad, dirigir nuestras intención, definir un plan para mejorar, para crecer y visualizar nuestros sueños. Sin la mente no podríamos comunicar lo que sentimos, lo que deseamos ni nuestra sabiduría. Con la mente podemos discernir sobre nuestra realidad, podemos conocernos, explorar y reflexionar sobre nosotras. Gracias a nuestra mente podemos ejercer la voluntad y desarrollar consciencia (la palabra es la forma física de la consciencia). Sin embargo, nadie nos ha enseñado a utilizar nuestra mente de una manera apropiada. Vivimos en una cultura en la cual hay un desarrollo de la disciplina personal bastante precario, cuya práctica es esencial para la madurez. 10

Si no disciplinamos nuestros pensamientos, terminamos quemando energía en pensamientos “basura”, juzgando nuestras emociones, criticando a los demás, y sobre todo, haciéndonos daño con toda esta actividad mental mal dirigida. La mente es la que nos permite discernir la información que captamos a través de nuestra intuición y conectarnos con lo divino. Hay cientos de técnicas que te ayudarán a desarrollar tu intuición. Sea cual sea la que elijas, considera iniciar esta aventura, ya que es parte de nutrir una relación estrecha y enriquecedora contigo misma. En mi opinión, uno de los dones más grandes que se nos ha otorgado a través de nuestra mente, es el don del discernimiento. Discernir significa darme cuenta, poder reflexionar sobre la realidad, sobre mis emociones, mis pensamientos, mis actitudes, y de esa manera tener la consciencia de que soy más que ellas y que reside en mí la voluntad de decidir a cuáles darles espacio, cuáles alimentar, guardar, reemplazar, transformar, siendo honesta, práctica y velando por mi bienestar. Esto es conocerse. Y conocernos, es el camino para despertar y amarnos. Discierne acerca de cuáles de tus reacciones han sido aprendidas en el pasado y hoy te hacen daño, qué emociones eliges - de manera inconsciente - alimentar y qué pensamientos tienen en actividad tu mente la mayor parte del tiempo. Todo se puede reemplazar, corregir, entrenar, renovar.

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Segunda parte: Actitudes pilares para tu autoestima 1. Me acepto Aceptar es una acción que requiere fortaleza y compasión. Por esto, aceptarME es un acto tan poderoso. Aceptarme incondicionalmente. Aceptar todo lo que me parece bueno de mí y lo que no. Aceptar lo difícil, es lo que nos ayuda a cambiar esa parte de nosotras que nos detiene. Aceptar nuestra sombra es lo que nos ayuda a derribar el muro de contención que se ha levantado delante de nosotras. Para aceptar nuestro lado difícil, encontramos fuertes resistencias del ego: el orgullo, la vergüenza, la decepción, la pena, el juicio, el reproche. Este es un proceso interno y la parte más importante de este proceso, es que te sepas respetar en él. Respetar tus tiempos de evolución, tus dificultades, tus caídas y tu nueva toma de consciencia. Aceptar que eres así, y que así eres MARAVILLOSA. Esto no significa ser condescendiente contigo. Una vez que tomaste consciencia de algo, ya no puedes hacer como que “no está”. Si hay algo de ti que no te gusta, cámbialo. Tus miedos, mal genio, inseguridad, dudas, desconfianza, pesimismo, represión, apegos, materialismo, consumismo, victimismo, falta de límites, etc. Pero ten presente que es fundamental que siempre siempre, lo hagas con amor, que te trates con amor. Nada de criticarte por tus sombras. Gracias a tus sombras podrás revelar tu infinito potencial. Como sólo puedes cambiar lo que ves, el primer paso es ACEPTAR lo que está ahi, lo que no te gusta, lo que te cuesta y te hace sufrir. Esto también es un proceso. Habrá días en que te será más fácil, otros en los cuales decaerás. Pero continúa. Recuerda que esto es una inversión. Es en este esfuerzo que nace el amor propio. Es en este esfuerzo que aprendes a ser compasiva contigo y con otros, y te das cuenta que de esto se trata. Del proceso. Así aprendes a ser feliz.

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2. Me cuido En el camino para sanar nuestra autoestima, aprendemos a establecer límites de autocuidado. Es decir, tener claridad de cuáles son los márgenes que me resguardan de la influencia del medio y en la interacción con los demás. Es un margen que me protege, porque pasado ese límite la interacción comienza a ser negativa. Hagamos el ejercicio. Con amor y compasión hacia ti misma, piensa qué límites no has sabido establecer durante tu vida. ¿Se trata acaso de tu relación con la comida, con el trabajo, con otras personas? Puede ser que esa falta de límites se manifieste en la manera en que te cuidas físicamente (por ejemplo, descansando poco porque priorizas estar siempre disponible para otros, lo que te lleva a descuidar tus horas de sueño, alimentarte de manera precaria, sin hacer ejercicio físico, etc.). Si tu problema para establecer límites se presenta en relación a otras personas, puede ser que te cueste decir que no en el trabajo, o exigir lo que te corresponde, que siempre seas tú la que cedas o que aceptes situaciones de abuso sin saber cómo expresar tu límite. Insisto. No te juzgues al descubrir esto. TODAS HEMOS PASADO POR ESTAS SITUACIONES más veces de las que no habría gustado. Sé que cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos permitido que nos ha dañado, da rabia, genera resentimiento y pena. Como estamos en un trabajo de auto consciencia, acepta esas emociones, pero no permitas que comience tu ego a juzgarte por ello. Eso sería patearte en el suelo, lo que precisamente debes dejar de hacer para siempre. Aquí estamos aprendiendo a ser nuestras mejores amigas, madres, cuidadoras del Universo, y eso significa que estamos aprendiendo a tratarnos con AMOR. Cuidarte es tomar buenas decisiones. Tu capacidad para discernir es esencial para que practiques el auto cuidado. Aprende a decidir sobre la base de lo que te hace bien, de lo que se siente bien y de lo que es mejor para ti, siempre.

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3. Me valoro Valorarte es apreciarte porque ERES. Sin limitar esa valoración a tus éxitos o tus fracasos, ni a tus acciones ni por tener o no alguna característica específica. Es valorar tu esencia, tu cuerpo, tus dones y tu capacidad TAL COMO SON. Esta autovaloración te dirige a cuidar tu tiempo y energía como prioridad. Esto no es egoísmo; de hecho, quien se valora bien a sí misma, es una persona que sabe que necesita cuidarse primero, para luego poder compartir y apoyar a los demás desde un lugar estable y positivo. Valorarte te lleva a vibrar en abundancia. Te valoras cuando sabes que mereces todo lo bueno, por el solo hecho de SER. Esta abundancia es una energía que se refleja en tu vida, en el tiempo que tienes para dedicarte a tu propósito, en las oportunidades que se te presentan, en la calidad de tus relaciones, en el amor que das y recibes, en la estabilidad material y económica, en las experiencias compartidas, en la libertad, en tu motivación, etc. Practicar el respeto contigo misma es valorarte. Respetar tu esfuerzo, tu dedicación, tu compañía, tu apoyo. Respetar también que necesitas tiempos de descanso y valorar tus momentos de introspección. Si te valoras, querrás ser mejor cada día. Si te valoras, querrás cambiar lo que te limita para explotar tu potencial y elevar tus estándares. Si te valoras, no cederás a presiones, ni de tu ego, ni de otros. Si te valoras, fomentarás que otros se valoren también. Valorarte es poner tus dones a trabajar para ser un aporte al mundo. Si te enfrentas a situaciones en que te equivocas o donde otros te critican, sabrás que es parte del proceso, que estás dando lo mejor de ti en ello y que aprenderás de cualquier desafío. Valora tus esfuerzos por mejorar. Esto te ayudará a enfrentar las dificultades y verlas como oportunidades para seguir creciendo. Otra consecuencia de valorarte, es que cumples tus compromisos contigo misma. 14

Si te valoras, tú eres la persona más importante de tu vida y es a ti a quien no puedes fallar. Insisto, cuando te digo que tienes que amarte porque eres la persona más importante de tu vida, lo digo desde un lugar de consciencia espiritual y no desde el ego. Los compromisos son expresiones de voluntad y determinación. La voluntad es el instrumento del alma y sumada a la determinación, es capaz de crear todo en la realidad. Prometerte algo sin la voluntad de cumplirlo, es autoboicot lo que alimenta una percepción negativa de lo que eres capaz. Cuando hacemos un compromiso, estamos dirigiendo nuestra voluntad hacia algo que es importante, que queremos cultivar y que seguramente, implica un esfuerzo. Ese esfuerzo que haces para cumplir tus compromisos y superar tu ego, es lo que te nutre tu autoestima. Piensa lo siguiente, ¿alguna vez en tu vida hiciste un gran esfuerzo para conseguir algo que deseabas? Si así fue, ¿cómo te sentiste cuando lo lograste? Bien, ¿cierto? Muy bien! Esto ocurre en el proceso. Si hago esfuerzos por trabajar en mí, por sanar, por crecer, por revelar mi potencial, es una muestra clara de que me importa. Y eso alimenta mi amor propio. Eso nutre mi autoestima, porque me hace sentir bien de manera permanente. 4. Me hablo bien Hablarse bien comienza por casa. Tú debes ser la primera en hacerlo. Esto significa hablarte como si fueras la mejor amiga del mundo. ¿Le dirías a tu mejor amiga que es está sola porque no es atractiva? ¿Que nunca la van a ascender en su trabajo porque se equivoca? ¿Le dirías a tu mejor amiga que es una mala madre, que es insegura, inconstante, floja? De ninguna manera. Entonces, ¡¿por qué te hablas así?! Si tu primera reacción es “yo no me digo nada de esto”, te invito a tomar un tiempo para que reflexiones y descubras qué te dice esa voz constante y persistente, que te hace sentir mal. ¡Descúbrela! Porque sobre ella es donde tienes que hacer el “trabajo duro”. Es reemplazar la creencia que sostiene esa voz con nuevas, refrescantes y positivas perspectivas acerca de ti.

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Si algo no resulta como tú esperabas, ¿tienes consciencia de qué explicación te das para ello? Si quieres hacer algo distinto, arriesgado, ¿cuál es la primera voz que aparece en tu mente? Quiero darte una pista. Muchas veces, la voz de nuestro ego no tiene nuestro tono de voz. Puede ser la voz de tu padre, de tu madre o de esa profesora que tenías cuando pequeña que te trataba a gritos y te hacía sentir lenta. A esa voz también me refiero. Cuando quieres hacer algo distinto e innovador, y de inmediato piensas "si hago esto, mi padre me va a decir que estoy arruinando mi carrera", ÉSA ES TU VOZ, camuflada como si fuera tu padre. Es tu ego camuflándose, pero en realidad si siempre estás imaginando lo que te diría tu padre, convengamos que, al final del día, es la manera en que te hablas (si, a través de tu padre). Ahi está tu ventana. Elige hablarte distinto o dejar de imaginar esas voces castigadoras, represoras y burlonas. Elige escuchar los pensamientos que te dicen que eres valiosa por existir, y que te mereces todo el amor y la conexión que deseas. Una de las maneras más comunes de tratarnos mal es siendo duras con nosotras mismas. Esto es así: "soy floja, me cuesta, no tengo disciplina, no logro dejar de comer, soy baja y mi pelo es feo, no tengo carisma, no tengo linda sonrisa, me falta carácter, siempre tengo miedo". Y un aniquilante etc. Hay otras maneras de ser duras con nosotras y es así: "tengo que hacer esto, debería estar haciendo esto otro". Todo este diálogo no nos permite SENTIR el momento, sentir el minuto, el presente. Si no podemos sentir, no podemos disfrutar. Si estamos enganchadas en los "debería" y "tengo que", no habrá espacio para ser auténtica ni permitirte crear. Reemplaza el "yo debería", por el "yo quiero" y vas a ver cómo se te abre un campo florido de posibilidades.

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Baja la guardia querida. ABRÁZATE, ÁMATE, MUÉSTRATE AUTÉNTICA, sin juzgarte ni criticarte. Eres suficiente, eres maravillosa. Eres un mundo completo, una diosa poderosa, libre, bella y creativa. Reconócete y brilla para iluminar el mundo. Ámate lo suficiente como para crear la vida de tus sueños.

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Final Todo lo que hemos reflexionado en esta clase es material que te ayudará a trabajar de manera permanente en ti. Cada aspecto que revisamos hoy, irá adquiriendo nuevas profundidades a medida que vayas avanzando en tu proceso. Expandir tu consciencia para ser capaz de amarte y empoderarte, sólo es posible si practicas diariamente lo que aquí encontraste. No sirve de mucho que entiendas todo esto y te lo aprendas de memoria, si no lo practicas. Sólo la experiencia de la práctica genera el cambio de consciencia. Sólo el cambio de consciencia permite que las transformaciones sean permanentes y que tu vida aumente en felicidad y plenitud. Que tu vida se llene de bendiciones.

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Ejercicios anexos Ejercicio 1 - Escribe en tu diario qué aspectos de ti son los que más te gustan, física, intelectual y emocionalmente. - Describe qué actitudes te hacen sentir bien y que te han ayudado hasta hoy a lograr tus objetivos. - Describe qué características de tu personalidad te gustan de ti que te han ayudado en tu relación con los demás. Abarca amistad, pareja, familia. Ejercicio 2 Practica tu consciencia corporal poniendo atención a cómo te sientes según los alimentos que ingieras, las horas de sueño que descanses, el ejercicio físico que realices. Esto te permitirá entender si hay alguna relación entre estos hábitos y tus estados de ánimo, por ejemplo, o emociones específicas que te inquieten. Ejercicio 3 Expande tu consciencia emocional. Cada vez que vivas una situación que te mueva emocionalmente, respira y haz una pausa. Intenta ante todo, no reaccionar de inmediato. En esa pausa, identifica qué es lo que sientes. Ponle nombre a esa emoción. Acéptala y respira. Con la práctica, aprenderás a regular tu reacción ante esa emoción y vivir tus emociones de manera saludable (esto es autorregulación emocional). Y si profundizas en esta práctica de auto consciencia, podrás identificar la causa real de esa emoción y obtener información muy valiosa para tu proceso.

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