Periodismo investigativo sobre organizaciones terroristas...
EL PALESTINO Antonio Salas es Salas es el seudónimo de un conocido periodista de investigación que debe mantener su identidad oculta por razones obvias. Practica el periodismo de investigación, en formato de cámara oculta, infiltrándose en organizaciones criminales para mostrar, desde dentro, su funcionamiento. Se dio a conocer con Diario de un skin, y desde su publicación en 2003 ha recibido tantos elogios como amenazas de muerte por lograr lo que ningún reportero español había conseguido con anterioridad: infiltrarse durante casi un año en el movimiento neonazi, y contar sus experiencias como Tiger88, un miembro más de los skinheads. A este título siguió otro igualmente polémico: El año que trafiqué con mujeres se centraba en las redes internacionales de tráfico de niñas y mujeres para su explotación sexual, y de nuevo catapultó a su autor al foco de los titulares de prensa. Antonio Salas ha sido el único periodista introducido en sectas, grupos de crimen organizado y colectivos extremistas cuyas grabaciones de cámara oculta se han considerado pruebas judiciales en varios casos policiales. Si con Diario de un skin se logró llevar a juicio
a la organización Hammerskin España (en 2009 la sentencia creaba un precedente judicial inédito a nivel europeo al condenarse por primera vez a un colectivo nazi con el agravante de asociación ilícita: a partir de ese juicio, la ley española podrá tratar a quienes ejerzan la violencia nazi con la misma contundencia que a quienes ejerzan el terrorismo), declarando Salas en el juicio como testigo protegido de la Fiscalía, con El año que trafiqué con mujeres se consiguió entre otras actuaciones que el Gobierno mexicano ordenase la investigación de la trata de niñas chiapanecas y fueron muchas las jóvenes que decidieron abandonar la prostitución, o denunciar a sus traficantes, tras la lectura de aquellas páginas. Algunas de aquellas ex prostitutas han colaborado en la presente infiltración. A raíz de estos dos títulos y a petición de los responsables de la academia del Cuerpo Nacional de Policía, además de proseguir con su labor periodística, comenzó a impartir algunas clases sobre técnicas de infiltración a los alumnos de la escala ejecutiva, con la más absoluta confidencialidad. Buscado por unos y por otros, la pregunta se repite una y otra vez en todas las entrevistas desde su última publicación en 2004: «¿Cuál será la próxima investigación de Antonio Salas?». Seis años después, por fin tenemos la respuesta.
Ficha técnica Título: El Palestino Subtítulo: Aprendió árabe, se convirtió al Islam, se infiltró en las redes del terrorismo internacional Autor: Antonio Salas
Colección: En Primera Persona Fecha de publicación: 25 de mayo de 2010 Precio: 19,90 euros // 672 páginas
Una investigación sin precedentes que llevará a Antonio Salas desde las cosmopolitas ciudades europeas a los áridos desiertos africanos, pasando por las selvas de América Latina, tras la pista del terrorismo internacional en España, Israel, Líbano, Marruecos, Portugal, Venezuela, Siria, Mauritania, Palestina, Egipto, Suecia, Jordania, Túnez...
SI NOPSI S
No es fácil dormir con un arma bajo la almohada, pero aprendería a hacerlo. Durante seis años, desde el 11 de marzo de 2004, Antonio Salas ha sido un guerrero muyahid, un objetivo más en la lista de los servicios de inteligencia internacionales, intrigados por su relación con algunos de los terroristas más peligrosos del mundo. Carlos el Chacal fue su mentor. Tanzim, Hamas, ETA, Tupamaros o Hizbullah, sus hermanos. Él era uno de los suyos. El Palestino. Un infiltrado en el corazón del yihad. Diario de un skin sentó las bases para el macrojuicio contra la organización neonazi Hammerskin España. A raíz de El año que trafiqué con mujeres,
los amos de la prostitución española fueron objeto de una exhaustiva investigación económica. Pero esta es sin duda su infiltración más arriesgada y ambiciosa: un topo en las redes del terrorismo internacional. Armado con una cámara oculta y bajo el disfraz de Muhammad Abdallah, un musulmán nacido en Venezuela y con raíces palestinas, Antonio Salas vivirá de cerca los atentados suicidas de Jordania o Casablanca, los asesinatos selectivos del MOSSAD, los lazos que hermanan yihad y esvástica, la captación de integristas islámicos en las mezquitas europeas, el apoyo a la «causa etarra» en Suecia, la lucha en las barriadas más peligrosas de Venezuela o el adiestramiento en los campos de las FARC. La realidad de un entramado bélico, pero también político y mediático. En su camino, líderes de la resistencia palestina como Aiman Abu Aita, el cabecilla tupamaro Chino Carías, el etarra Arturo Cubillas, el fundador de Hizbullah-Venezuela Teodoro Darnott o el comandante Eduardo Rózsa, entre otros muchos. La cara más cruda del miedo, documentada con el rigor y la peculiar ironía de una de las voces más autorizadas del escenario periodístico internacional. De España a Palestina, Venezuela, Marruecos o Suecia. La nueva infiltración de Antonio Salas: el mundo a través del punto de mira de un fusil. «Evidentemente, si dijese en un medio de comunicación de qué va esta investigación, debería dejarla inmediatamente. Pero sí puedo decirte que es algo muchísimo más difícil que los skin o las mafias. Al lado de esto, mis investigaciones anteriores ahora me parecen juegos infantiles... Ya llevo más de dos años con los preparativos, y a pesar de que he podido utilizar algunos contactos que había hecho en una infiltración anterior complementaria del mundo skin, esto está resultando mucho más complicado...» Antonio Salas, extracto de la entrevista concedida en 2006 a EcoDiario (http://diarionco.com/a3553/index.html) Material complementario en www.antoniosalas.org El Palestino es un libro valiente, una investigación exhaustiva con reve-
laciones sorprendentes y material gráfico recogido por el propio autor en el curso de estos seis años de infiltración. Y aun así los descubrimientos sobrepasan la barrera de sus 672 páginas. Al hilo de esta infiltración, Antonio Salas ha diseñado una revolucionaria página web de consulta complementaria a la lectura del libro, con material inédito que ayudará a comprender mejor el gigantesco rompecabezas del terrorismo internacional. De este modo, El Palestino se convierte en una nueva forma entender el periodismo de investigación: www.antoniosalas.org extiende por la red sus revolucionarias conclusiones.
TEMÁTI CA
MUNDO ISLÁMICO Tras estudiar árabe, convertirse al Islam y crearse una nueva identidad en Yinín (Palestina), Salas descubre desde dentro de las mezquitas las reacciones de sus hermanos musulmanes ante cada nuevo mensaje de Ben Laden y sufre en carne propia la persecución islamófoba que azota Occidente tras el 11-S y los atentados de Londres, Casablanca o Ammán, investigando in situ esas masacres, y la utilización política y mediática de cada una de ellas. Como devoto islamista integrado en la Umma (la comunidad islámica), vivirá desde dentro la crisis de las caricaturas del profeta Muhammad, las campañas contra las mezquitas en Europa, las miradas que despierta el uso del hiyab en las mujeres, o la hermandad que año tras año trae consigo el Ramadán. Además, integrado en los grupos armados bolivarianos en Venezuela entre 2006 y 2008, Antonio Salas asiste en primera persona el acercamiento de Hugo Chávez al mundo árabe, y las continuas campañas mediáticas que intentan relacionarlo con el terrorismo islamista. En este sentido no solo ingresa en Hizbullah-Venezuela, sino que llegará a convertirse en el máximo responsable de la supuesta organización terrorista, tras la condena de su fundador, Teodoro Darnott, a diez años de cárcel por un atentado contra la embajada de los Estados Unidos en Caracas. TERRORISMO INTERNACIONAL ETA, Hizbullah, Tupamaros, Hamas, FARC... Durante los últimos seis años, Antonio Salas ha tenido la oportunidad de conocer, convivir y entrevistar a algunos de los personajes que acapararon las portadas del pasado dedicadas al terrorismo internacional, como Leyla Khaled, Ilich Ramírez, Paúl del Río o Aiman Abu Aita... Y también del presente, como el etarra Arturo Cubillas, Abu Sufian, el Chino Carías, Ibrahim Abayat o Eduardo Rózsa. A lo largo de su infiltración, ha tenido la oportunidad de conocer su entorno y visitar los pueblos donde nacieron, con el fin de elaborar un perfil más veraz de grandes iconos del terrorismo como Al Zarqaui, Ibn Al Jattab o Yuba, el francotirador de Bagdad. Comprometido con su álter ego Muhammad Abdallah, Salas ha recibido adiestramiento en la lucha armada en los mismos campos de entrenamiento de Venezuela donde los terroristas vascos, la guerrilla colombiana y los muyahidín árabes recibieron formación terrorista antes que él. Y armado y encapuchado llegó a participar en la grabación de un comunicado terrorista del Movimiento Túpac-Amuru, al tiempo que filmaba con su cámara oculta qué ocurre antes y después de la realización de un vídeo terrorista... Convertido en webmaster de Carlos el Chacal, y representante en Europa del Comité por la Repatriación de Ilich Ramírez, el terrorista más letal de la historia, Antonio Salas recibía cada semana sus llamadas desde la prisión de Francia donde cumple cadena perpetua acusado de 82 asesinatos, a lo largo de 2008 y 2009.
EVOLUCIÓN DEL TERRORISMO Desde la inmejorable posición de Muhammad Abdallah, inmerso en el centro del panorama terrorista internacional, Antonio Salas desvela el desbordante aumento de la comunidad islámica en Europa y América, donde imanes comienzan a verse obligados a realizar el sermón semanal en los idiomas locales, ante el aumento de las conversiones y la desproporcionada afluencia de musulmanes subsaharianos o asiáticos, que no hablan árabe y llegan empujados por el torrente de inmigración ilegal. Esto unido a la situación extrema de sus países de origen y a la insistencia radicalizada de los medios de uno y otro lado, arrastra a una cruda perspectiva. Salas nos descubre el fenómeno de los spree-terrorist o «terroristas frenéticos», individuos desligados de cualquier organización terrorista, sin formación, armamento, ni explosivos, que atacan a turistas, cooperantes o viajeros occidentales, en una nueva forma de yihad convulso e impulsivo que busca matar, en el nombre de Allah, con los medios mas artesanales. Asimismo, en Líbano, Palestina, Siria, Egipto o Jordania experimenta, desde dentro, la evolución de algunos miembros de organizaciones terroristas tradicionalmente laicas, como el Frente Popular de Liberación de Palestina o Al Fatah, entre otros, al islamismo radical. Y analiza el fenómeno del Islam revolucionario, teorizado por Ilich Ramírez (Carlos el Chacal), y asumido por organizaciones latinoamericanas como Hizbullah-Venezuela. POLITIZACIÓN DE LOS MEDIOS ¿Todos los miembros de la resistencia palestina o iraquí que los medios de comunicación internacionales intentan vincular a Al Qaida son musulmanes? ¿Hay campos de entrenamiento de Al Qaida en Isla Margarita? ¿Existe algún punto de unión entre el nazismo y el islamismo? ¿Puede ETA buscar apoyo para sus pretensiones terroristas en otros países democráticos y europeos? ¿Es verídica la participación española en el intento de golpe de Estado contra Chávez del 11 de abril de 2002? ¿Fue el gobierno venezolano quien acogió motu proprio a los etarras a finales de los ochenta? ¿Qué hay de cierto en el saqueo del legado arqueológico y los recursos naturales de diferentes países árabes, con la excusa de la lucha antiterrorista? ¿Es posible que grupos radicales aislados fomenten y manipulen el odio a Occidente, igual que grupos ultraderechistas americanos y europeos fomentan y manipulan el odio a Oriente? La guerra chechena, el conflicto palestino, la historia etarra, la ocupación iraquí o la insurgencia latinoamericana vistos desde dentro por primera vez. A lo largo de esta infiltración, Antonio Salas ha visto tambalearse y venirse abajo muchas de las informaciones que daba por ciertas. De Isla Margarita a Caracas y la frontera colombo-venezolana, siguió la pista de los supuestos lazos de Hugo Chávez y el terrorismo de ETA, las FARC y Al Qaida, para descubrir, sobre el terreno, el uso político de esa fuerza mediática y encontrarse, en su lugar, la verdad que tantos parecen empeñados en ocultar. Bajo el disfraz del Palestino, Antonio Salas desvela desde dentro el uso político y mediático del terrorismo, donde el verdadero campo de batalla se asienta en no pocas ocasiones en las primeras planas de los periódicos internacionales.
NOMBRES PROPIOS DE «EL PALESTINO»
Los presidentes Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales o Mahmoud Ahmadineyad, el juez Baltasar Garzón, guerrilleros de las FARC como Marulanda, Iván Márquez o Raúl Reyes, las que fueran rehenes Ingrid Betancourt o Clara Rojas, los revisionistas David Irving, Ahmed Rami o Pedro Varela, además de Al Zawahiri, Osama Ben Laden, Taysyr Aluny, Leyla Khaled, Idoia López Riaño... Son cientos los nombres propios que ocupan las páginas de El Palestino en un recorrido en primera persona por las raíces del terrorismo internacional. Aquí adelantamos solo diez de ellos, apenas la punta del iceberg de la infiltración más peligrosa de Antonio Salas:
ILICH RAMÍREZ (CARLOS EL CHACAL): «mi padrino» el Comandante Carlos, a quien muchos llaman el Chacal, cumple ahora cadena perpetua en una cárcel francesa, pero durante muchos años y hasta la aparición de Ben Laden fue sin duda el terrorista más perseguido del planeta. De Venezuela al Medio Oriente, Londres, Viena o París, en la década de los setenta se le atribuyó la autoría de numerosas acciones armadas a favor de la causa palestina y a partir de 1977 participó activa e intensamente en la guerra entre Oriente y Occidente, teniendo como escenarios de lucha Europa y el Medio Oriente, y como principales enemigos a los servicios de inteligencia de Israel, de los Estados Unidos y de sus aliados. Tuve que buscar y conocer a mucha gente, viajar miles de kilómetros antes de que él mismo me saludara por primera vez a finales de 2006 (y lo haría en árabe). A partir de ese día mi contacto con Ilich fue cada vez más frecuente, y en 2007 me convertí en webmaster de su página web oficial y su representante en la red. El Chacal, sin saberlo, se convirtió en la viga maestra, en el principal soporte de esta infiltración en el terrorismo internacional. Desde su traslado a la prisión de París, con permiso para realizar llamadas telefónicas libremente, me llamaría cada semana y todas esas conversaciones están grabadas... EDUARDO RÓZSA FLORES (1960-2009): nacido de Santa Cruz, en los ochenta Rózsa inició su andadura como periodista y después de una temporada en Albania, a primeros de los noventa viajó como corresponsal de prensa a Croacia (para medios como la BBC y el diario español La Vanguardia), y todo cuanto allí vio y vivió le empujó a cambiar la cámara por el fusil y a convertirse en el comandante de las Brigadas Internacionales. Rózsa se puso en contacto conmigo en junio de 2007: quería que le diera un mensaje al Chacal de su parte, y así lo hice, y después de aquel primer contacto vendrían muchos otros. Por eso a Ilich Ramírez y a mí nos impactó tanto la noticia de su muerte, en abril de 2009: según los titulares de la prensa internacional, había caído bajo el fuego de la policía boliviana durante una violenta operación antiterrorista, cuando pretendía acabar con la vida del presidente boliviano Evo Morales... No era ni el primero ni el último de los camaradas que había conocido durante mi infiltración en las redes de terrorismo internacional que moriría acribillado a balazos durante esta investigación. Poco antes me había concedido la que sería su última entrevista para un número monográfico de Los Papeles de Bolívar: debido a esto y a partir de su muerte, empezaría a oír en todos los medios mi nombre relacionado con el suyo. TEODORO DARNOTT: líder de Hizbullah-Venezuela, la colocación de una bomba en la embajada norteamericana en Caracas catapultó a su organización a los medios a finales de 2006. Tres años más tarde, yo ya me había convertido en su hombre de confianza y en el responsable de su página web oficial, y continuamos en contacto por e-mail mientras permaneció encerrado en el Helicoide de la DISIP en Caracas, a la espera de que se juzgase su caso en el Tribunal de Apelación. Tras su condena me entregó las claves de sus correos, Facebook, etcétera, para que yo me hiciese cargo de Hizbullah-Venezuela. ALBERTO CARÍAS PEDRAZA: alias Comandante Chino, es el director nacional de ideología del los Tupamaros en Venezuela y responsable de su aparato militar. Y, al mismo tiempo, cuando nos conocimos era el subsecretario de Seguridad Ciudadana de Caracas. De su mano yo participaría en la grabación de comunicados «terroristas» y visitaría en dos ocasiones el edificio de la DISIP, el mismo en el que él fue torturado de niño. «Tengo ocho entradas por asesinatos de policías, de las cuales no he participado sino en una...» No fue aquella la única confesión que realizó sin tapujo alguno ante mi cámara.
ARTURO CUBILLAS FONTÁN: sin duda el etarra más influyente y conocido de todos los terroristas vascos que viven acogidos por Venezuela. Ex miembro del Comando Oker, Cubillas llegó a Venezuela en 1989 y a día de hoy ocupa el cargo de director de Bienes y Servicios en el piso A del Ministerio de Agricultura y Tierras del gobierno de Hugo Chávez, poseedor ya de una cédula legal venezolana. No había ninguna imagen suya reciente... hasta que mi cámara y yo nos encontramos con él. HIYAG MOHALAB MAAN (ABU SUFIAN): cuando comencé mi infiltración, Abu Sufian aún no había comenzado su periplo por las cárceles españolas, tras las detenciones que pusieron fin a la Operación La Unión a finales de 2005. Este iraquí, sobrino de uno de los lugartenientes de Al Zarqaui en Basora según la policía española, era el líder de una presunta célula yihadista malagueña y poco después de que saliera en libertad en 2007 se convertiría en uno de mis hermanos musulmanes en España. Más adelante me contaría las particularidades de su detención (con MOSSAD y MI6 involucrados) y las penalidades que atravesaba a la espera de juicio. Literalmente acompañé a Abu Sufian hasta el banquillo de los acusados, en la Audiencia Nacional, el 15 de abril de 2010. IBRAHIM MUSA SALEM ABAYAT: sobrino de Hussein Muhammad, pertenece a la estirpe de los Abayat, uno de los clanes más respetados por los palestinos y más odiados por los israelíes. Ibrahim fue testigo de la ejecución de su tío Hussein a manos del MOSSAD y, tras recuperarse de sus heridas, se alistó como miliciano. Con el tiempo se convertiría en el nuevo líder del Tanzim en Belén, al menos hasta que se vio obligado a poner fin a los treinta y nueve días de asedio en la basílica de la Natividad en mayo de 2002, aceptando su exilio a Zaragoza, en España. Cuando estreché la mano del «terrorista palestino más peligroso del mundo», según la inteligencia israelí, Ibrahim dejó de ser uno de mis principales objetivos, para pasar a ser un amigo. Tardé tres años en conseguir que me diese permiso para grabar su historia. GONZALO LÓPEZ ROYO: alias Salaam1420, este joven zaragozano se movía en docenas de foros y páginas web en Internet, donde lo localizamos la policía española por un lado y yo por otro. Conocido de Ibrahim Abayat y buen dibujante, Gonzalo extendía su ciberfantasía yihadista en la red, hasta que aquello se le acabó yendo de las manos el 13 de marzo de 2007. La Unidad Central de Ciberterrorismo le detuvo siguiendo instrucciones del juez Del Olmo, aunque salió en libertad sin fianza tras permanecer varios días en prisión preventiva. Su juicio se celebró en marzo de 2010 en la Audiencia Nacional. ABU MUSAB AL ZARQAUI (1966-2006): uno de los líderes más conocidos de la resistencia iraquí, todo un héroe para su familia y vecinos de Zarqa (su pueblo natal y del que toma el nombre). O al menos lo fue hasta que reivindicó la autoría de la masacre de Ammán en 2005: cuando poco después de los atentados de Jordania visité el barrio donde nació, sus propios vecinos no me hablaron de él con orgullo sino con vergüenza. Las imágenes exclusivas de los atentados que recogí en Ammán, tomadas minutos después de las explosiones, ilustran gráficamente la barbarie terrorista. AIMAN ABU AITA: uno de los líderes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (brazo armado de Al Fatah), me recibió en su propia casa al noroeste de Belén —la misma que había destruido el ejército israelí, y que él había vuelto a levantar con sus propias manos, según me contaría— y respondió con amabilidad a mis preguntas sobre la intifada y la situación de Palestina. Esa charla echó por tierra algunos de los prejuicios que aún conservaba cuando llegué a Palestina, y me pondría en contacto con otros hermanos de Abu Aita, miembros de los Mártires de Al Aqsa, establecidos en España.
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