Dogmas Marianos
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Descripción: Presentación de los dogmas marianos...
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María, Madre de Dios Pregunta: "¿Cómo puede ser María la madre de Dios, si Dios ya existía antes de que ella naciera?". Respuesta: María es verdadera Madre de Dios. En el diccionario encontramos que "madre" es la mujer que engendra. Se dice que es madre del que ella engendró. Si aceptamos que María es madre de Jesús y que Él es Dios, entonces María es Madre de Dios. No se debe confundir entre el tiempo y la eternidad. María, obviamente, no fue madre del Hijo eternamente. Ella comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno quiso entrar en el tiempo y hacerse hombre como nosotros. Para hacerse hombre quiso tener madre. Gálatas 4:4: "al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer". Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios, por ende María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero. Entonces, María es Madre de Dios, no porque lo haya engendrado en la eternidad sino porque lo engendró hace 2000 años en la Encarnación. Dios no necesitaba una madre pero la quiso tener para acercarse a nosotros con infinito amor. Dios es el único que pudo escoger a su madre y, para consternación de algunos y gozo de otros, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será siempre la Madre de Dios. Cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel, esta, movida por el Espíritu Santo le llamó "Madre de mi Señor". El Señor a quien se refiere no puede ser otro sino Dios. (Cf. Lucas 1, 39-45). La verdad de que María es Madre de Dios es parte de la fe de todos los cristianos ortodoxos (de doctrina recta). Fue proclamada
dogmáticamente en el Concilio de Éfeso, en el año 431 y es el primer dogma Mariano. Antecedentes de la controversia sobre la maternidad divina de María Santísima:
Los errores de Nestorio En el siglo V, Nestorio, Patriarca de Constantinopla afirmaba los siguientes errores: Que hay dos personas distintas en Jesús, una divina y otra humana. Sus dos naturalezas no estaban unidas. Por lo tanto, María no es la Madre de Dios pues es solamente la Madre de Jesús hombre. Jesús nació de María solo como hombre y más tarde "asumió" la divinidad, y por eso decimos que Jesús es Dios. Vemos que estos errores de Nestorio, al negar que María es Madre de Dios, niegan también que Jesús fuera una persona divina. La doctrina referente a María está totalmente ligada a la doctrina referente a Cristo. Confundir una es confundir la otra. Cuando la Iglesia defiende la maternidad divina de María está defendiendo la verdad de que, su hijo, Jesucristo es una persona divina. En esta batalla doctrinal, San Cirilo, Obispo de Alejandría, jugó un papel muy importante en clarificar la posición de nuestra fe en contra de la herejía de Nestorio. En el año 430, el Papa Celestino I en un concilio en Roma, condenó la doctrina de Nestorio y comisionó a S. Cirilo para que iniciara una serie de correspondencias donde se presentara la verdad.
Concilio de Efeso En el año 431, se llevó a cabo el Concilio de Efeso donde se proclamó oficialmente que María es Madre de Dios. (Ver: Theotokos).
"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" -Concilio de Efeso La ortodoxia (doctrina recta) enseña: -Jesús es una persona divina (no dos personas) -Jesús tiene dos naturalezas: es Dios y Hombre verdaderamente. -María es madre de una persona divina y por lo tanto es Madre de Dios. María es Madre de Dios. Este es el principal de todos los dogmas Marianos, y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de la Virgen María. María es la Madre de Dios, no desde toda la eternidad sino en el tiempo. El dogma de María Madre de Dios contiene dos verdades: 1) María es verdaderamente madre: Esto significa que ella contribuyó en todo en la formación de la naturaleza humana de Cristo, como toda madre contribuye a la formación del hijo de sus entrañas. 2) María es verdaderamente madre de Dios: Ella concibió y dio a luz a la segunda persona de la Trinidad, según la naturaleza humana que El asumió. El origen Divino de Cristo no le proviene de María. Pero al ser Cristo una persona de naturalezas divina y humana. María es tanto madre
del hombre como Madre del Dios. María es Madre de Dios, porque es Madre de Cristo quien es Dioshombre. La misión maternal de María es mencionada desde los primeros credos de la Iglesia. En el Credo de los Apóstoles: "Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor que nació de la Virgen María". El título Madre de Dios era utilizado desde las primeras oraciones cristianas. En el Concilio de Efeso, se canonizo el título Theotokos, que significa Madre de Dios. A partir de ese momento la divina maternidad constituyó un título único de señorío y gloria para la Madre de Dios encarnado. La Theotokos es considerada, representada e invocada como la reina y señora por ser Madre del Rey y del Señor. Más tarde también fue proclamada y profundizada por otros concilios universales, como el de Calcedonia (451) y el segundo de Constantinopla (553). En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: "Santa María Madre de Dios" Siglo XVIII, se extiende su rezo oficial a toda la Iglesia. El Papa Pío XI reafirmó el dogma en la Encíclica Lux Veritatis (1931). La Madre de Dios en el VAT II: este concilio replantea en todo el alcance de su riqueza teológica en el más importante de sus documentos, Constitución dogmática sobre la Iglesia, (Lumen Gentium). En este documento se ve la maternidad divina de María en dos aspectos: 1) 2)
La maternidad divina en el misterio de La maternidad divina en el misterio de la
Cristo. Iglesia.
"Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades.... Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha
venido aprobando dentro de los limites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos" (LG #66) En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI (1968): "Creemos que la Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y salvador nuestro" En 1984 consagra J.P.II el mundo entero al I.C. de María, a través de toda la oración de consagración repite: "Recurrimos a tu protección, Santa Madre de Dios" María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura está en su cercanía con Dios. Y María es la más cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu. "El Conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María, será siempre la llave exacta de la comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia" Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío (S. Juan de la Cruz)
Explicando la Inmaculada Concepción La Virgen María fue concebida sin el pecado original. ¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Pregunta un lector: Hola, Hace unos meses atrás escuché al diácono diciendo que María fue concebida sin pecado original y luego dijo que ella nació sin pecado.
Yo siempre pensé que cuando se decía de la Virgen sin pecado concebida se refería a la Concepción de Jesús por medio del Espíritu Santo y por ende él era el nacido sin pecado. ¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos? Respuesta Es un hecho que Dios nos creó con diferentes maneras de ser a cada uno y también nos llama a un diferente ministerio o servicio a Él y a nuestro prójimo. En este caso La Santísima Virgen María fue creada ex profeso (y sólo ella) para ser la progenitora del Hijo de Dios, con todas las consecuencias que esto traería. Una de las maravillosas y principales consecuencias es la que veremos en este tema y te ayudará a dar razones de lo que creemos.
La Inmaculada Concepción De María Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes: 1.- Razón principal. Jesucristo, el Salvador prometido (Gen 2,15; Is 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil 2,6-7), para que esto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral. Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Esto fue posible por los Méritos de Jesucristo.
Pongamos un ejemplo para explicarlo más sencillamente: Cuando a una persona la llevan a la cárcel, puede ir después el abogado y pagando una fianza o cantidad de dinero lográ sacarlo de allí. La persona estuvo dentro y tal vez hizo algo malo para merecer eso, sin embargo, gracias a la fianza logró salir. Pero también puede darse el caso de que otra persona vaya a ser llevada a la cárcel y el abogado ponga antes "un amparo" y logre que esta persona NO entre y no pise nunca la cárcel. Algo similar a este segundo caso pasó con la Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser ella escogida para ser su madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús-como el amparo- ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original. 2.- Razón bíblica. Lo anterior nos sirve para profundizar el texto bíblico de Lc.1,28. La palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como "Kedesh"= piadoso, o "santo" en alguno de sus superlativos ó grado máximo y "Gratia plena" (del texto latino). Llegó el Ángel hasta ella y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Lc 1,28 Traducido literalmente dice "Plenitud de gracia", o en el Ave María en español que dice: "Llena eres de gracia" (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios). Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo. Ella es: "La Santísima Virgen María". Por lo tanto si ella era la "Santísima" tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado.
Otro ejemplo está en Jueces 6,12 que dice: "Y el ángel de Yahvé se le apareció y le dijo: "Shalóm lac, gibor hehayil" (Texto hebreo que significa: "Super-valientísimo". Y el personaje mencionado, llamándose Gedeón, el ángel (enviado por Dios [v.11] le llama "valiente en grado máximo". Así, igual, en Lc,1,28 el ángel enviado por Dios le llamó a María así: "Poseedora de gracias en grado máximo", tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada. Esto ilumina Gn 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es: El Maligno que es "suma de maldad" luchando contra "suma de santidad" que es María, madre del Salvador. Eso es lo que la Biblia nos quiso decir. Por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original. Pero un texto donde la Inmaculada Concepción aparece claro, es el de Sofonías: Sofonías 3, 14-17: “Canta, oh hija de Sión; da voces de júbilo, Oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, oh hija de Jerusalén. El SEÑOR ha revocado los decretos en tu contra, echó fuera tu enemigo; El SEÑOR es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sión, no se debiliten tus manos. El SEÑOR está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cantar”. Otro texto completamente mariano. Al igual que con los otros textos y con Lucas, se invita a la hija de Sión a alegrarse. Al igual que con Joel, se declara que el Señor está en medio de la hija de Jerusalén. No olvidar que el ángel Gabriel también lo declaró al decirle: “El Señor está contigo”.
Vemos que el Ave María ya había sido dicho por Joel y por Sofonías mucho antes que por Gabriel: Alégrate, que el Señor está contigo”. Lo importante en este texto son las otras palabras de Sofonías: “El SEÑOR ha revocado los decretos en tu contra, echó fuera tu enemigo” El texto anterior es una prueba irrefutable contra la Inmaculada Concepción: La que es invitada a alegrase, porque en medio de ella está Yahvé Dios, resulta que tiene otro motivo de alegría: El Señor ha retirado contra ella sus decretos. El decreto del pecado y la muerte, dado en Génesis a la humanidad, y también tiene otro motivo de alegría: Ha echado fuera a su enemigo, que también evoca la enemistad del Génesis, entre la Serpiente y la Mujer. Es en este texto donde se dice que el enemigo no ha tocado a la mujer. Por lo tanto, la Mujer, la hija de Sión no tiene los decretos dados en contra la humanidad, y tampoco ha sido tocada por el Enemigo. Por lo tanto, la mujer que es invitada a alegrarse por que el Señor habita en medio de ella, es inmaculada. 3.- Razón eclesial. Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim 3,15). Por eso Jesús no mandó escribir ni él escribió nada. En el orden del tiempo la Iglesia es antes que la Biblia. Por este motivo veamos aquí la voz de la autoridad de la Iglesia Católica sobre este tema: El 8 de Diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la " Inmaculada Concepción de María " en su Bula "Inefabilis Deus".
Agradezcamos a Dios el maravilloso regalo de enviarnos a su Hijo Jesucristo por medio de la Inmaculada concepción de María
La Virginidad Perpetua de María María ... ¿Fue siempre virgen? Su virginidad parece una consagración, un don de amor exclusivo al Señor. Rechazar la virginidad de María... ¡qué manera de rebajar las maravillas de Dios! ¿Podemos decir que María siempre fue virgen? Todos los cristianos aceptan a María como Madre de Jesús; pero mientras los católicos hablamos de ella como «la Virgen María», las otras religiones cristianas y muchas sectas no quieren decir ni reconocer que María es siempre virgen. Muchos dicen, simplemente, que María tuvo más hijos y por eso no pudo ser «virgen». En una carta anterior ya les hablé de los «hermanos de Jesús» y les aclaré que no hay ningún fundamento bíblico para decir que María tenía más hijos. En esta carta les quiero hablar, a partir de la Biblia, acerca de María siempre virgen.
1. La concepción virginal de María El hecho de la virginidad de María en el nacimiento de su hijo Jesús se afirma claramente en la Biblia: Mt. 1,18: «El nacimiento de Jesús fue así: Estando desposada María, su madre, con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo». Lc. 1, 30-35: «El ángel Gabriel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios... y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo... María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo
vendrá sobre ti... y el Ser Santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios». Juan 1, 13: «El que nació no de la sangre, ni del deseo de carne, ni del deseo de hombre, sino que nació de Dios». Estos tres textos bíblicos son testimonios sólidos para afirmar el hecho de la virginidad de María en la concepción de Jesús.
2. ¿Quiso María esta virginidad? El Evangelio dice que «María era una virgen desposada con un hombre llamado José» (Lc. 1, 27). Este matrimonio de María con José nos mueve, a primera vista, a decir que María no quiso esta virginidad. Sin embargo, el evangelista Lucas nos ofrece otros datos acerca de este compromiso matrimonial. Leamos atentamente en el Evangelio de Lucas 1, 26-38: En este relato bíblico vemos cómo Dios respeta a los hombres. Él no nos salva sin que nosotros mismos queramos. Jesús el Salvador ha sido deseado y acogido por una madre, una jovencita que, libre y conscientemente, acepta ser la servidora del Señor y llega a ser Madre de Dios. Vers. 26: «Al sexto mes el ángel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José. José era de la casa de David y el nombre de la virgen era María». San Lucas usa dos veces la palabra «virgen». ¿Por qué no dijo «una joven» o «una mujer»? Sencillamente porque el escritor sagrado se refería aquí a las palabras de los profetas del A. T. que afirmaban que Dios sería recibido por una «virgen de Israel» (Is. 7, 14): «El Señor, pues, les dará esta señal: la Virgen está embarazada y da a luz un varón a quien le pondrás el nombre de Emmanuel». Durante siglos, Dios había soportado que su pueblo de mil maneras le fuera infiel y había perdonado sus pecados. Pero el Dios Salvador, al
llegar, debería ser recibido por un pueblo virgen que hubiera depuesto sus propias ambiciones para poner su porvenir en manos de su Dios. Dios debía ser acogido con un corazón virgen, o sea, nuevo y no desgastado por la experiencia de otros amores. -Incluso en tiempos de Jesús, muchos al leer la profecía de Is. 7, 14 sacaban la conclusión de que el Mesías nacería de una madre Virgen. Ahora bien, el Evangelio nos dice: María es la virgen que da a luz al Mesías. -Vers. 34-35: María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no conozco varón?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual el Santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios». Aunque María es la esposa legítima de José, la pregunta de ella al ángel indica el propósito de permanecer virgen. El ángel precisa que el niño nacerá de María sin intervención de José. El que va a nacer de María en el tiempo es el mismo que ya existe en Dios, nacido de Dios, Hijo del Padre (Jn. 1, 1). Y la concepción de Jesús en el seno de María no es otra cosa que la venida de Dios a nuestro mundo. ¿Qué significa «la sombra» o «la nube» en este texto bíblico? Los libros sagrados del Antiguo Testamento hablan muchas veces de «la sombra» o «la nube» que llenaba el Templo (1 Reyes 8, 10), signo de la presencia divina que cubría y amparaba a la ciudad Santa (Sir. 24, 4). Al usar esta figura, el Evangelio quiere decir que María pasa a ser la morada de Dios desde la cual El obra sus misterios. El Espíritu Santo viene, no sobre su Hijo, sino que primeramente viene sobre María, para que conciba por obra del Espíritu Santo. ¿Había pensado María en consagrar a Dios su virginidad antes que viniera el ángel?
El Evangelio no da precisiones al respecto, solamente encontramos la palabra de María: «No conozco varón» o «no tengo relación con ningún varón». (Lc. 1, 34). Recordemos que María ya está comprometida con José (Lc. 1, 27) lo que según la ley judía, les da los mismos derechos del matrimonio, aunque no vivan todavía en la misma casa (Mt. 1, 20). En estas condiciones, la pregunta de María: «¿Cómo podré tener un hijo, pues no conozco varón?» (Lc. 1, 34) no tendría ningún sentido, si María no estuviese decidida ya a mantenerse virgen para siempre. María es la esposa legítima de José. Si este matrimonio quiere tener relaciones conyugales normales, el anuncio del ángel referente a su maternidad no puede crearle ningún problema. Sin embargo, María manifiesta claramente su problema: «pues no conozco varón». Además esa pregunta de María permite otra traducción válida en la mentalidad de los judíos: «¿Cómo será eso, pues no quiero conocer varón?». Sin duda esta pregunta de María indica en la Virgen un firme propósito de permanecer virgen. Algunos tendrán dificultades para aceptar esta decisión de María y dirán que tal decisión es sorprendente por parte de una joven judía; porque es sabido que Israel no daba gran valor religioso a la virginidad. No debemos olvidar que en la Palestina de entonces había grupos de personas que vivían en celibato (los esenios) y con su estilo de vida esperaban la pronta venida del Mesías. Por otra parte el celibato o la virginidad de por vida no existía para mujeres que, según la costumbre judía, por orden de su padre tenían que aceptar un matrimonio impuesto. Por eso la joven María que quería guardar virginidad, difícilmente podía rechazar este compromiso matrimonial impuesto. Y por eso ella había aceptado este compromiso con José, pero con la decisión de permanecer virgen. Como conclusión podemos decir que este texto bíblico es favorable a la voluntad de virginidad de María.
Además está claro en la Biblia que María tenía como hijo único a Jesús y que no tuvo más hijos. ¿Qué sentido tiene la virginidad ? María no expresa sus motivos, pero todo lo que Lucas deja entrever del alma de María supone que ella tenía motivos elevados. Por medio del ángel, Dios la trata de «muy amada», «llena de gracia», «el Señor está con ella». Y María quiere ser su «sierva», con la nobleza que da a esta palabra la lengua bíblica: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí lo que has dicho» (Lc. 1, 38). Su virginidad parece así una consagración, un don de amor exclusivo al Señor. Mucha gente moderna se extraña ante tal decisión de María: ¿Cómo pensaría María en mantenerse virgen en el matrimonio, especialmente en el pueblo judío, que no valoraba la virginidad? Incluso en las iglesias no-católicas muchas personas al leer en el Evangelio la expresión «hermanos de Jesús» concluyen sin más que María tuvo otros hijos después de Jesús. (En otra carta les he hablado claramente de este asunto y está muy claro en la Biblia que Jesús no tenía hermanos en el sentido estricto de esta palabra). Pero lo grave es que muchas sectas están deseosas de negar sin más la virginidad de María. ¿A qué se debe esto? Sin duda que a vanos prejuicios y a falta de conocimientos bíblicos. ¿O será por el prurito de buscarle «peros» y dificultades a la religión católica? Virgen debía ser aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su propio Hijo en un acto de fe perfecta. Ella, que daría a Jesús su sangre, sus rasgos hereditarios, su carácter y su educación primera, debía haber crecido a la sombra del templo de Jerusalén, como dice una antigua tradición, y el Todopoderoso, cual flor secreta que nadie hiciera suya, la guardó para sus divinos designios. Es por eso que María renunció a todo menos al Dios vivo. Y así en adelante ella será el modelo de muchos que, renunciando a muchas cosas, entrarán al Reino y obtendrán la única recompensa que es Dios.
Consideración final Para un hombre o una mujer creyente, no es cosa excepcional renunciar definitivamente al sexo, es decir, a tener relaciones sexuales. Hay un sinnúmero de ejemplos de jóvenes que, desde muy temprano, han intuido que este camino evangélico es un camino más directo para acercarse mejor a Jesús: Sor Teresa de Los Andes, el Padre Hurtado y tantos otros. ¿Acaso María era menos inteligente que ellos o menos capaz de percibir las cosas de Dios? ¿No podía ella captar por sí misma lo que dirá Jesús respecto a la virginidad elegida por amor al Reino? (Mt. 19,12). Y después de ser visitada en forma única por el Espíritu Santo, que es el soplo del amor de Dios, ¿necesitaría María todavía las caricias amorosas de José? Si la historia de la Iglesia nos proporciona tantos ejemplos del amor celoso de Dios para quienes fueron sus amigos y sus santos, ¿cómo iba a ser menos para aquella mujer, María, que fue «llena de gracia»? ¡Qué torpeza inconsciente son las sinrazones de aquellos que se olvidan de la Tradición de los Apóstoles, la cual proclama que María fue y permaneció siempre virgen! Rechazar la virginidad de María... ¡qué manera de rebajar las maravillas de Dios! María deseaba ser totalmente de Dios y con el «sí» de la Anunciación ella se consagró total y exclusivamente al plan de Dios: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí conforme a tu palabra» (Lc. 1, 38). Realmente es incomprensible la fobia de algunos de nuestros hermanos evangélicos que tratan de denigrar y rebajar la dignidad de María. Nunca predican sobre ella, y en repetidos casos han destruido sus imágenes. Nosotros tenemos que tener bien fundamentado nuestro culto y veneración por María y tenemos que seguir proclamando sus alabanzas, tal como ella ya lo anticipó en el canto del Magnificat. Por otra parte, María aparece unida a Jesús en la encarnación, en el nacimiento, vida, pasión y muerte de su Hijo Jesús y también en la primitiva Iglesia. Ahora bien, el mismo Jesús dice: «Lo que Dios ha
unido no lo separe el hombre». Honremos pues a María y redoblemos nuestros esfuerzos por quererla, por nosotros y por quienes la desconocen. Décima del Canto a lo Divino: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa Virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
María, siempre Virgen Catequesis de SS Juan Pablo II. Vaticano, 28 de Agosto 1996. 1. La Iglesia ha manifestado de modo constante su fe en la virginidad perpetua de María. Los textos más antiguos, cuando se refieren a la concepción de Jesús, llaman a María sencillamente Virgen, pero dando a entender que consideraban esa cualidad como un hecho permanente, referido a toda su vida. Los cristianos de los primeros siglos expresaron esa convicción de fe mediante el término griego ajeiv-pavrqeno", «siempre virgen», creado para calificar de modo único y eficaz la persona de María, y expresar en una sola palabra la fe de la Iglesia en su virginidad perpetua. Lo encontramos ya en el segundo Símbolo de fe de San Epifanio, en el año 374, con relación a la Encarnación: el Hijo de Dios «se encarnó, es decir, fue engendrado de modo perfecto por Santa María, la siempre virgen, por obra del Espíritu Santo»(96). La expresión siempre virgen fue recogida por el segundo Concilio de Constantinopla, que afirmó: el Verbo de Dios «se encarnó de la santa gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen María, y nació de ella»(97).
Esta doctrina fue confirmada por otros dos Concilios ecuménicos, el cuarto de Letrán, año 1215(98) y el segundo de Lyon, año 1274(99), y por el texto de la definición del dogma de la Asunción, año 1950(100), en el que la virginidad perpetua de María es aducida entre los motivos de su elevación en cuerpo y alma a la gloria celeste. 2. Usando una fórmula sintética, la tradición de la Iglesia ha presentado a María como «virgen antes del parto, durante el parto y después del parto», afirmando, mediante la mención de estos tres momentos, que no dejó nunca de ser virgen. De las tres, la afirmación de la virginidad antes del parto es, sin duda, la más importante, ya que se refiere a la concepción de Jesús y toca directamente el misterio mismo de la Encarnación. Esta verdad ha estado presente desde el principio y de forma constante en la fe de la Iglesia. La virginidad durante el parto y después del parto, aunque se halla contenida implícitamente en el título de virgen atribuido a María ya en los orígenes de la Iglesia, se convierte en objeto de profundización doctrinal cuando algunos comienzan explícitamente a ponerla en duda. El Papa Hormisdas precisa que «el Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre y nació en el tiempo como hombre, abriendo al nacer el seno de su madre (ver Lc 2,23) y, por el poder de Dios, sin romper la virginidad de su madre»(101). Esta doctrina fue confirmada por el Concilio Vaticano II, en el que se afirma que el Hijo primogénito de María «no menoscabó su integridad virginal, sino que la santificó»(102). Por lo que se refiere a la virginidad después del parto, es preciso destacar ante todo que no hay motivos para pensar que la voluntad de permanecer virgen, manifestada por María en el momento de la Anunciación (ver Lc 1,34), haya cambiado posteriormente. Además, el sentido inmediato de las palabras: «Mujer, ahí tienes a tu hijo», «ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), que Jesús dirige desde la cruz a María y al discípulo predilecto, hace
suponer una situación que excluye la presencia de otros hijos nacidos de María. Los que niegan la virginidad después del parto han pensado encontrar un argumento probatorio en el término «primogénito», que el evangelio atribuye a Jesús (ver Lc 2,7), como si esa expresión diera a entender que María engendró otros hijos después de Jesús. Pero la palabra «primogénito» significa literalmente «hijo no precedido por otro» y, de por sí, prescinde de la existencia de otros hijos. Además, el evangelista subraya esta característica del Niño, pues con el nacimiento del primogénito estaban vinculadas algunas prescripciones de la ley judaica, independientemente del hecho de que la madre hubiera dado a luz otros hijos. A cada hijo único se aplicaban, por consiguiente, esas prescripciones por ser «el primogénito» (ver Lc 2,23). 3. Según algunos, contra la virginidad de María después del parto estarían aquellos textos evangélicos que recuerdan la existencia de cuatro «hermanos de Jesús»: Santiago, José, Simón y Judas (ver Mt 13,55-56; Mc 6,3), y de varias hermanas. Conviene recordar que, tanto en la lengua hebrea como en la aramea, no existe un término particular para expresar la palabra primo y que, por consiguiente, los términos hermano y hermana tenían un significado muy amplio, que abarcaba varios grados de parentesco. En realidad, con el término hermanos de Jesús se indican los hijos de una María discípula de Cristo (ver Mt 27,56), que es designada de modo significativo como «la otra María» (Mt 28,1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión frecuente en el Antiguo Testamento(103). Así pues, María Santísima es la siempre Virgen. Esta prerrogativa suya es consecuencia de la maternidad divina, que la consagró totalmente a la misión redentora de Cristo.
La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos ¿Qué significa que la Virgen es Asunta? ¿Es eso posible?
La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos: de la constitución apostólica Munificentíssimus Deus del Papa Pío XII. Con esta constitución apostólica, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción el 1ro de Noviembre de 1950. Tomado de la Liturgia de las Horas del 15 de Agosto. (AAS 42 [19501, 760-762. 767-769) Tu cuerpo es santo y sobremanera glorioso. Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y -lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es, no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación, a imitación de su Hijo único, Jesucristo. Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente: "Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo
en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios." Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal: "Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta." Otro antiquísimo escritor afirma: "La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia sí mismo, del modo que él solo conoce." Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual,
así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria." Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos.
La Asunción de María. Audiencia General del Santo Padre Juan Pablo II: del 9 de julio de 1997. La tradición de la Iglesia muestra que este misterio "forma parte del plan divino, y está enraizado en la singular participación de María en la misión de su Hijo". "La misma tradición eclesial ve en la maternidad divina la razón fundamental de la Asunción. (...) Se puede afirmar, por tanto, que la maternidad divina, que hizo del cuerpo de María la residencia inmaculada del Señor, funda su destino glorioso". Juan Pablo II destacó que "según algunos Padres de la Iglesia, otro argumento que fundamenta el privilegio de la Asunción se deduce de la participación de María en la obra de la Redención".
"El Concilio Vaticano II, recordando el misterio de la Asunción en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium), hace hincapié en el privilegio de la Inmaculada Concepción: precisamente porque ha sido ´preservada libre de toda mancha de pecado original´, María no podía permanecer, como los otros hombres, en el estado de muerte hasta el fin del mundo. La ausencia de pecado original y la santidad, perfecta desde el primer momento de su existencia, exigían para la Madre de Dios la plena glorificación de su alma y de su cuerpo". El Papa señaló que "en la Asunción de la Virgen podemos ver también la voluntad divina de promover a la mujer. De manera análoga con lo que había sucedido en el origen del género humano y de la historia de la salvación, en el proyecto de Dios el ideal escatológico debía revelarse no en un individuo, sino en una pareja. Por eso, en la gloria celeste, junto a Cristo resucitado hay una mujer resucitada, María: el nuevo Adán y la nueva Eva". Para concluir, el Papa aseguró que "ante las profanaciones y el envilecimiento al que la sociedad moderna somete a menudo al cuerpo, especialmente al femenino, el misterio de la Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo humano". Adaptado de: Vatican Information Services VIS 970709 (350)
Dogma. Los dogmas marianos, hasta ahora, son cuatro: María, Madre de Dios; La Virginidad Perpetua de María, La Inmaculada Concepción y la Asunción de María. El Papa Pío XII bajo la inspiración del Espíritu Santo, y después de consultar con todos los obispos de la Iglesia Católica, y de escuchar el sentir de los fieles, el primero de Nov. de 1950, definió solemnemente con su suprema autoridad apostólica, el dogma de la
Asunción de María. Este fue promulgado en la Constitución "Munificentissimus Deus": "Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
¿Cuál es el fundamento para este dogma? El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:
1. La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo. 2. Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción. 3. Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo
viviente) era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción. 4. Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.
La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para nosotros. La Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera cuando en el fin del mundo nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras almas
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ENSEÑANZAS DOGMÁTICOS DE LA IGLESIA CATÓLICA (De Wikipedia) Dogmas Marianos:
Perpetua Virginidad de María La Perpetua Virginidad de María enseña que María es virgen antes, durante e después del parto. Este dogma mariano es el más antiguo de la Iglesia Católica y Oriental Ortodoxa, que afirma la "real y perpetua virginidad incluso en el acto de dar a luz el Hijo de Dios hecho hombre."6 Así María fue siempre Virgen por el resto de su vida, siendo el nacimiento de Jesús como su hijo biológico, una concepción milagrosa.
En el año 107, Ignacio de Antioquia ya describía la virginidad de María. Santo Tomás de Aquino también enseñó esta doctrina (Summa theologiae III.28.2) que María dio el nacimiento milagroso sin abertura del útero, y sin prejuicio para el himen. Esta doctrina ya era un dogma desde el cristianismo primitivo, habiendo sido declarada por notables escritores como San Justino Mártir y Orígenes. El Papa Pablo IV lo reconfirmó en el Cum quorundam el 7 de agosto de 1555, en el Concilio de Trento.
Madre de Dios
Artículo principal: Theotokos. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y Niño Jesús, pintado alrededor del siglo XV.
María es verdaderamente la madre de Dios encarnado en Jesucristo. La definición como Mater Dei (en latín) o Theotokos (en griego) fue afirmado por diversos Padres de la Iglesia en los tres primeros siglos, como Ignacio (107), Orígenes (254), Atanasio (330) y Juan Crisóstomo (400). El Tercer Concilio Ecuménico, realizado en Éfeso decretó esta doctrina dogmáticamente en 431. La visión contraria, defendida por el patriarca de Constantinopla Nestorio era que María debía ser llamada de Christotokos, que significa "Madre de Cristo", para restringir su papel como madre solo de la naturaleza humana de Cristo y no de la naturaleza divina. Los adversarios de Nestorio, liderados por Cirilo de Alejandría, consideraban esto inaceptable, pues Nestorio estaba destruyendo la unión perfecta e inseparable de la naturaleza divina y humana en Jesucristo, una vez que en Cristo "El Verbo se hizo carne" (Juan 1:14), o sea el Verbo (que es Dios - Juan 1:1) es la carne; y la carne es el Verbo, María fue la madre de la carne de Cristo y consecuentemente del Verbo. Cirilo escrebió que "Me sorprende que hay algunos que dudan que la Virgen santa debe ser llamada o no Theotokos. Pues, si nuestro Señor Jesucristo es Dios, y la Virgen santa lo dio a luz, ¿ella no se volvió la [Theotokos]?"7 La doctrina de Nestório fue considerada una falsificación de la Encarnación de Cristo, e por consecuencia, de la salvación de la humanidad. El Concilio aceptó la argumentación de Cirilo, afirmó como dogma el título de Theotókos de María, y anamatizó a Nestório, considerando su doctrina (Nestorianisma) como una herejía.
Inmaculada Concepción de la Virgen María María fue concebida sin pecado original. Su Inmaculada Concepción relata que la concepción de María, la madre de Jesús, fue hecha sin ninguna mancha de pecado original, en el vientre de su madre, así desde el primer momento de su existencia, ella fue preservada por Dios del pecado que aflige a la humanidad, pues ella es "siempre llena de gracia divina" ("kecaritwmenh" en griego, forma como fue llamada por el Arcángel Gabriel). También relata que ella vivió una vida completamente libre de pecado. Hebreos 9,11 (Biblia Valera 1960) Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, Cristo Nuestro único salvador ¿se encarnó a través de que tabernáculo? María la madre del Señor, pues como dice la palabra no hecho por manos humanas, o sea, no un tabernáculo de madera, oro, plata o cualquier tipo de material. Pero una criatura (María) que se vuelve la mayor y más perfecta (inmaculada). Percibimos entonces que María es la virgen santa sin pecados. La fiesta de la Inmaculada Concepción de María es celebrada el 8 de diciembre, y fue definida inicialmente en 1476 por el Papa Sixto IV. La Inmaculada Concepción fue solemnemente definida como un dogma por el Papa Pío IX en su constitución Ineffabilis Deus, el 8 de diciembre de 1854 como una verdad infalible revelada por la orientación del Espíritu Santo. Muchos escritos de los Padres de la Iglesia, ya defendían también la Inmaculada Concepción de María pues, una vez que Jesús se volvió encarnado por medio de la Virgen María, era adecuado que ella estuviese completamente libre del pecado para expresar su Hijo. (Ott, Fund., BK 3, pt. 3, Ch. 2, § 3.1.e).
Asunción de la Virgen María Artículo principal: Asunción de María.
Asunción de María. Tiziano Vecellio, del siglo XVI
La Virgen María al final de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este dogma fue proclamado ex cathedra por el Papa Pío XII el 01 de noviembre de 1950 por medio de la
Constitución Munificentissimus Deus: "Después de levantar una oración a Dios muchas y reiteradas oraciones e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios Omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia, para honra de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y la muerte, para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos que sea dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. " El Papa Pío XII dejó deliberadamente en abierto si María fue llevada al cielo después de su muerte o todavía en vida. ******************
DOGMAS MARIANOS (De Wikipedia)
INMACULADA CONCEPCIÓN: de la Virgen María: los católicos afirman que la madre de Jesús fue preservada del pecado original por privilegio especial divino desde el momento mismo en que fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana (Lc 1, 28). Esta doctrina, basada en el contenido del texto de Lc. 1, 28 («El ángel entró donde estaba María y le dijo: -Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo») y Lc 1, 42 («Y levantó la voz para decir con cálido acento: ¡Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!»), y en la Tradición Sagrada. El origen de por qué fue formulado este dogma está en el problema cristológico de la identidad de Jesús como Hombre y Dios al mismo tiempo y en la misma persona, según el dogma católico. Quienes se contraponían a este dogma argumentaban que si Cristo fue hombre en todos los sentidos, también lo sería como portador del pecado original (otro de los dogmas del catolicismo). De esta forma, tanto para defender el dogma de la identidad Hombre-Dios en la misma persona
de Jesús como para defender el dogma de que Cristo fue Hombre en todos los sentidos menos en el pecado, surgió el dogma de la Inmaculada Concepción. La Inmaculada Concepción fue declarada dogma de fe por el papa Beato Pío IX en 1854. La aparición de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Lourdes a santa Bernadette Soubirous el 25 de marzo de 1858, revelando su identidad en los téminos "Yo soy la Inmaculada Concepción" (Qué soï era immaculado councepcioũ)1 2 fortalecería aún más la expresión del dogma en el sentir de la Iglesia Católica. La Comunión Anglicana, quien también sostiene la Inmaculada Concepción de María, ha honrado a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Lourdes al peregrinar el Arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión Anglicana Rowan Williams, a Lourdes y predicar ante 20.000 personas en la Eucaristía Internacional, siendo el Cardenal Kasper, del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad Cristiana el celebrante. Este hecho fue considerado muy auspicioso en orden a la unidad de los cristianos.3 4
VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA:
ASUNCIÓN DE MARÍA: María fue llevada al cielo ("asumida, asunta")en cuerpo y alma después de su paso por la tierra. Esta doctrina pertenece a la más antigua Tradición de las Iglesias Católica y Ortodoxa (que hablan de la "dormición de la virgen" o del "Tránsito de María") y fue declarado dogma de fe por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 mediante la constitución apostólica Munificentissimus Deus.
MATERNIDAD DIVINA: María es madre de Dios. Basada en el dogma de que Jesús tiene dos naturalezas unidas: Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen. (Concilio de Éfeso)
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