Líderes Del Período Moderno
July 19, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Iglesia Evangélica Alcance Victoria Caracas - Venezuela Instituto Bíblico - VETI Cátedra: Historia de la Iglesia Cristiana (parte II) Profesor: David Casas
Realizado por: José Belisario
Caracas, Marzo de 2020
INTRODUCCIÓN Con el surgimiento del Movimiento Misionero, en las diferentes etapas de su crecimiento hubo poderosos avivamientos impulsados por grandes hombres y mujeres que tuvieron en sus manos la responsabilidad de llevar el mensaje del Evangelio de salvación. Así, cada avivamiento venía representado por hombres y mujeres que provocaron un despertar de la iglesia y del movimiento al cual representaban. Podemos ver al menos cuatros momentos cumbres en la manifestación de estos gloriosos avivamientos. El primer gran despertar evangélico del siglo XVIII se inició en Herrnhut en 1727, que dio a luz a un grupo verdaderamente noble de misioneros voluntarios. En 1735 estalló el avivamiento en Massachusetts bajo el ministerio de Jonathan Edwards, y en 1738 el avivamiento comenzó en Gran Bretaña bajo la influencia de George Whitefield y los hermanos Wesley. Estos avivamientos dieron nueva vida a las iglesias, miles de personas aceptaron a Cristo, y abrieron el camino para que los laicos participaran. Los avivamientos estimularon el trabajo misionero. El Segundo Avivamiento Evangélico se produjo entre 1792 y 1820. Este avivamiento afectó principalmente a los Estados Unidos y Gran Bretaña. También hubo un renacimiento en la Universidad de Yale en 1802, y otras universidades le siguieron pronto. El Tercer Avivamiento Evangélico tuvo lugar a mediados del siglo, de 1857 a 1859. El avivamiento comenzó en Estados Unidos y se extendió a Gran Bretaña. En los Estados Unidos, en un período de dos años alrededor de más de un millón de personas habían sido alcanzados para Cristo. Un número similar se convirtieron en Gran Bretaña durante este período.
El Cuarto Gran Avivamiento Evangélico comenzó en Gales en 1904 y se extendió por todo el mundo, afectando profundamente los esfuerzos misioneros y dando a luz a la iglesia Pentecostal y a otras denominaciones. Dentro el surgimiento del Movimiento Misionero Moderno podemos citar a algunos grades líderes que tuvieron gran influencia en el despertar de la Iglesia cristiana. Es de observar que aquí no empleamos la palabra "grande" en el sentido idólatra, es decir, de grandes personajes que han sido divinizados. La Biblia habla de "hombres que se han destacado por su valor", de "los valientes", "los fieles", "los vencedores", etc., y sus biografías nos inspiran como los sermones más ardientes, destacados y emocionantes. Muchos se preguntan a qué se puede atribuir el increíble éxito de siervos y siervas de Dios como Juan Bunyan, Jonatan Edwards, Jorge Whitefield, Kathryn Kuhlman, de los que hemos estudiado aquí y tantos otros. Ciertamente no es a sus propios talentos ni a su fuerza de voluntad. El verdadero misterio de la grandeza de estos cristianos ha sido, y es, la oración.
LÍDERES MISIONEROS DEL PERÍODO MODERNO
JUAN BUNYAN (Soñador inmortal 1628-1688). A pesar de que sus padres eran muy pobres, consiguieron que él aprendiese a leer y a escribir. Él mismo se llamó "el principal de los pecadores". Se casó con una joven en cuya familia todos eran creyentes fervorosos. Bunyan era hojalatero, y como sucedía con todos los de su oficio, era pobrísimo. Ella, por su parte, no poseía ni un plato ni una cuchara, solamente tenía dos libros: “El camino al Cielo para el hombre sencillo” y “La práctica de la piedad”, obras que su padre le dejara al fallecer. A pesar de que Bunyan encontró en esos dos libros "algunas cosas que le interesaban", fue solamente en los cultos que sintió la convicción de estar camino al infierno. Bunyan, en su lucha por libertarse de la esclavitud del vicio y del pecado, no cerraba su alma a los seres desorientados que ignoraban los horrores del infierno. Acerca de esto él escribió: "Mediante las Escrituras percibí que el Espíritu Santo no quiere que los hombres entierren sus talentos y dones en la tierra, sino más bien que aviven esos dones... Doy gracias a Dios por haberme concedido la capacidad de amar y tener compasión por el alma del prójimo”. "Desde lo más profundo de mi corazón clamé a Dios insistentemente para que Él hiciese eficaz la Palabra para la salvación del alma... De hecho, le dije al Señor repetidamente que si el sacrificio de mi vida a la vista de la gente sirviese para despertarlos y confirmarlos en la verdad, yo lo aceptaría alegremente”. Juan Bunyan pasó más de doce años en la cárcel. Después que estuvo libre, fue a predicar en Bedford, Londres, y muchas otras ciudades. Llegó a ser tan popular, que lo apodaron de "Obispo Bunyan". Continuó su ministerio fielmente hasta la edad de sesenta años, cuando fue atacado de Fiebre y falleció.
JONATAN EDWARDS (El gran avivador 1703-1758). Fue la persona que más sobresalió en ese avivamiento que se llamaba el "Gran despertamiento". Su vida es un destacado ejemplo de consagración al Señor. Edwards amaba a Dios, no solamente de corazón y alma, sino también con todo su entendimiento. "Su mente prodigiosa se apoderaba de las verdades más profundas". Sin embargo, "su alma era de hecho un santuario del Espíritu Santo". Bajo una calma exterior aparente, ardía el fuego divino, como un volcán”. "Muchas fueron las oraciones que sus padres elevaron a Dios, para que su único y amado hijo varón fuese lleno del Espíritu Santo, y llegase a ser grande delante del Señor. No solamente oraban con fervor y constancia, sino que se dedicaron a criarlo con mucho celo para el servicio de Dios. Las oraciones hechas en el fuego del hogar los inducían a esforzarse, y sus esfuerzos redoblados los estimulaban a orar más fervorosamente. Aquella enseñanza religiosa y constante hizo que Jonatán conociese íntimamente a Dios, cuando aún era muy pequeño". En lo que se refiere a su consagración, cuando tenía veinte años Edwards escribió: "Me dediqué solemnemente a Dios y lo hice por escrito, entregándome yo mismo y todo lo que me pertenecía al Señor, para no pertenecerme más en ningún sentido, para no consolarme como el que de una forma u otra se apoya en algún derecho, presentando así una batalla contra el mundo, la carne y Satanás, hasta el fin de mi vida". Acostumbraba pasarse estudiando y orando trece horas diarias. Jonatán Edwards muere en medio de sus luchas, y cuando menos se esperaba. Apareció en Princeton una epidemia de viruelas, luego de ser vacunado le sobrevino una fiebre que fue disminuyendo gradualmente sus fuerzas hasta que fallece un mes después.
JORGE WHITEFIELD (Predicador al aire libre 1714-1770). Whitefield fue llamado el príncipe de los predicadores al aire libre, porque predicó un promedio de diez veces por semana, durante un período de treinta y cuatro años. El Espíritu continuó obrando poderosamente en él y por él durante el resto de su vida, porque nunca abandonó la costumbre de buscar la presencia de Dios. Dividía el día en tres partes: ocho horas solo con Dios y dedicado al estudio, ocho horas para dormir y tomar sus alimentos, y ocho horas diarias al trabajo entre la gente. De rodillas leía las Escrituras y oraba sobre esa lectura, y así recibía luz, vida y poder. Alguien escribió sobre él: "Su corazón se llenó tanto de los cielos, que anhelaba tener un lugar donde pudiese agradecer a Dios; y completamente solo, durante horas, lloraba conmovido por el amor de su Señor que lo consumía". El secreto de obtener tales resultados con su predicación era su gran amor para con Dios. Cuando todavía era muy joven, se pasaba las noches enteras leyendo la Biblia. Desde entonces nunca más fue indiferente al servicio de Dios, sino que, por el contrario, se regocijaba trabajando con toda su alma, con todas sus fuerzas y con todo su entendimiento. Consagró su vida totalmente a Cristo. Y la manifestación exterior de aquella vida nunca excedía su realidad interior; así pues, nunca mostró cansancio, ni disminuyó la marcha durante el resto de su vida. Fue así como, a los 65 años de edad, durante su séptimo viaje a América del Norte, finalizó su carrera en la tierra, una vida con Cristo y derramada en un sacrificio de amor por las almas. El día antes de fallecer tuvo que esforzarse para poder permanecer en pie. Ante un auditorio grande el poder de Dios vino sobre él y predicó como de costumbre, durante dos horas. Uno de los que asistieron dijo que "su rostro brillaba como el sol". El fuego que se encendió en su corazón en el día de oración y ayuno de su separación para el ministerio, ardió hasta dentro de sus huesos y nunca se apagó.
KATHRYN KUHLMAN (La Mujer que creía en los milagros 1907-1976). Hija de Joseph Kuhlman y Emma Walkenhorst inmigrantes venidos de Alemania, nace el 9 de mayo de 1907 en Concordia, Misuri, tenía catorce años cuando nació de nuevo. Durante este tiempo, además de aprender a tener paciencia en la adversidad, Kathryn también aprendió a no ceder ante la autoconmiseración. Años después, muchos de sus mensajes surgirían de su propio crecimiento espiritual en estas áreas. La autoconmiseración y el egocentrismo, para Kathryn, eran una misma cosa. Desde su adolescencia, decidió no permitir que ninguna de estas dos características tuvieran lugar en su vida, sin importar lo que le sucediera. Ella nunca permitió que su carne interfiriera en su cumplimiento de la voluntad de Dios. Su corazón estaba totalmente entregado al Señor. Ese fue el secreto de su ministerio. Su corazón estaba "fijo" en Jesús y estaba decidida a serle fiel a él y a no contristar al Espíritu Santo. Una interrogante marcaba la vida de Kathryn: ¿Qué es lo que mantiene a una persona dedicada a su llamado? La respuesta era: "su lealtad". En el desarrollo de su ministerio Kathryn extendió su entendimiento espiritual a partir del fundamento básico de la dedicación y fidelidad a Dios y a su pueblo. En este sentido expreso: "La palabra lealtad tiene muy poco significado en la actualidad, porque se la practica muy poco… La lealtad es algo intangible Es como el amor. Sólo se la puede entender al verla en acción.... El amor es algo que se hace, y eso también se aplica a la lealtad. Significa fidelidad. Significa compromiso. Significa devoción.... Mi corazón está decidido. Voy a ser leal al Señor, a cualquier costo, a cualquier precio. ...La lealtad es mucho más que un interés casual en alguien o algo. Es un compromiso personal. En un análisis final, significa: 'Aquí estoy. Puedes contar conmigo. No te fallaré'".
En otras palabras, la verdadera lealtad, para quienes son llamados al ministerio, se expresa en la decisión de no desviarse jamás del llamado de Dios. No agregar a él, ni quitarle; sólo hacerlo. Según Kathryn, cuando alguien comienza a hacer las cosas a su manera, pasa de ser leal a Dios a ser leal a sí mismo. Kathryn Kuhlman era una evangelista itinerante sin ninguna organización denominacional que la apoyara, pero creía firmemente en un Dios grande, cuyos recursos no tenían límites. Ella creía que si servimos a un Dios de recursos limitados, entonces estamos sirviendo al dios equivocado. Ella vivía por el principio de fe y confiaba en Dios. Aunque a través de su ministerio de sanidad hubo miles y miles de milagros, el mayor milagro, para Kathryn, era que una persona naciera de nuevo. Aproximadamente entre los años
1960 y 1970 le diagnosticaron un corazón
agrandado con una válvula mitral defectuosa. Pero ella continuó hacia delante, dependiendo enteramente del Espíritu Santo. Para el 16 de noviembre de 1975, después del último culto de milagros, a sólo tres semanas después de ese día de noviembre, Kathryn agonizaba en el Centro Médico Hillcrest de Tulsa, Oklahoma, después de una operación a corazón abierto. La maravillosa evangelista que presentó el ministerio del Espíritu Santo a nuestra generación y emocionó a millones de personas, finalmente recibió lo que deseaba con todo su corazón. Se dice que el Espíritu Santo descendió sobre ella una vez más y su rostro comenzó a brillar. La enfermera que la cuidaba notó un fulgor que rodeaba su cama, creando una paz indescriptible. El viernes 20 de febrero de 1976, Kathryn Kuhlman fue a “su hogar”, a estar con Jesús. Tenía sesenta y ocho años de edad. Kathryn Kuhlman fue un tesoro muy especial. Su ministerio fue pionero en llevar a nuestra generación al conocimiento del Espíritu Santo. Ella intentó mostramos cómo tener comunión con él, y amarlo.
CONCLUSIÓN
Una las lecciones que me deja el estudio de estos grandes hombres y mujeres es que en muchos de ellos hubo una formación por parte de sus padres, hubo una dedicación a formarlos para el servicio a Dios. Sus padres tomaron tiempo suficiente para orar por ellos y educarlos en la Palabra de Dios y la oración. Esto es fundamental si queremos que nuestros hijos se formen en el conocimiento y el temor a Dios. Por otro lado, observamos la fuerte y casi que vital búsqueda del Señor. Es decir, una autentica y real comunión con Dios. Esto es vital para el crecimiento espiritual del cristiano, una vida de oración. No podríamos lograr nada de lo que nos propongamos en el camino de servir a Dios si no tenemos una vida de oración. Y estos hombres y mujeres así lo demostraron. Pudiéramos hacernos las siguientes preguntas: ¿Pero cómo se puede explicar el maravilloso mover del Espíritu Santo en la vida de estos hombres y mujeres? ¿Cómo podían estos simples mortales que dentro de sus limitaciones físicas, materiales e intelectuales predicar como predicaban ellos,
y hasta escribir en un estilo capaz de
interesar al niño y al adulto, al pobre y al rey, al docto y al indocto? La única explicación de su éxito es que ellos eran hombres y mujeres que estaba en constante comunión con Dios.
Si queremos recoger los mismos frutos de ver salvos a millares de nuestros semejantes, como lo vieron estos predicadores, debemos seguir su ejemplo de oración y dedicación.
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