Dificultades de Aprendizaje Ensayo
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EL PAPEL DE LA NEUROPSICOLOGÍA EN LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
Cada día es más frecuente escuchar a padres y maestros preocupados porque los niños no avanzan en sus procesos de aprendizaje o con un ritmo de trabajo lento y, pese a los esfuerzos realizados por ambos es muy poco lo que se observa de progreso. No se explica cómo a pesar de estar en un siglo de tantos avances tecnológicos, técnicos y del conocimiento, aún quede en el aire, sin aparente respuesta, la pregunta: ¿qué hacer para ayudar a estos niños con dificultades de aprendizaje en la escuela? Existen niños que presentan limitaciones específicas en sus habilidades para aprender a leer, escribir, en las matemáticas, en sus relaciones sociales que lo llevan a tener dificultades en el comportamiento, con frecuencia se dice que éstos niños tienen un problema de aprendizaje. Los trastornos de aprendizaje han sido descritos desde el siglo XIX, sin embargo, es a partir de la segunda década del siglo XX cuando el trabajo científico dedicado a la comprensión de estos problemas toma relevancia. Actualmente existe un constante y abundante intercambio de información entre los estudiosos del tema, no obstante, pocos son los volúmenes en español dirigidos a estudiantes, profesionales, maestros y padres de familia. (ARDILA) El DSM-IV contempla como trastornos del aprendizaje una serie de dificultades en el aprendizaje de las habilidades académicas, particularmente lectura, cálculo y expresión escrita. Las deficiencias evolutivas en la adquisición o ejecución de habilidades específicas se suelen hacer evidentes en la niñez, pero con frecuencia tienen consecuencias importantes en el funcionamiento posterior. Estos trastornos suelen ocurrir en combinación, y con frecuencia comórbidamente con otros trastornos psiquiátricos tanto en el individuo como en las familias y en la práctica, los niños con estos trastornos de aprendizaje son descubiertos de forma secundaria.
Los trastornos del aprendizaje implican déficits en el aprendizaje y la ejecución de la lectura, la escritura (no la caligrafía sino la expresión escrita) y el cálculo. Las personas con trastornos del aprendizaje presentan también normalmente un trastorno de la comunicación o de las habilidades motoras, quizás otros síntomas de disfunción cortical, problemas emocionales y motivacionales, o quizá trastornos psiquiátricos asociados. Estos trastornos están definidos de manera que quedan excluidos aquellos individuos cuya lentitud en el aprendizaje queda explicada por falta de oportunidades educativas, escasa inteligencia, deficiencias motoras o sensoriales (visuales o auditivas) o problemas neurológicos. Con frecuencia, el diagnóstico se realiza durante el período escolar. Durante los primeros años escolares, las habilidades básicas, atención y motivación construyen pilares para el aprendizaje subsiguiente. Los deterioros importantes en estas funciones se identifican en la necesidad de un abordaje precoz. La
etiología
de
los
trastornos
del
aprendizaje,
aunque
desconocida,
está
presumiblemente relacionada con la maduración lenta, la disfunción o la lesión cortical o de otras áreas corticales relacionadas con estas funciones de procesamiento específicas. Sin embargo, la fuerza de la evidencia directa de anormalidades biológicas o genéticas varía con los trastornos, y también están implicados claramente factores no biológicos. No existe razón para asumir que cada trastorno sea debido a un mecanismo patológico único, y la subtipificación podrá ser posible a medida que los mecanismos cerebrales implicados sean mejor comprendidos. Son varios los modelos que tratan de explicar los trastornos del aprendizaje, entre ellos: El Modelo Médico (1940 – 1960): el origen de este método se sitúa en la constatación, por parte de algunos investigadores en el campo del retraso mental (Strauss. Lehtinen, Kephart, etc.), de la existencia de sintomatologías similares en el caso de las personas con retraso mental y personas con lesiones cerebrales, lo cual les lleva a hipotetizar que alguna de las personas consideradas como retrasadas mentales en realidad eran personas con lesiones cerebrales aunque compartiesen algunos de los síntomas.
Desde el Modelo Médico se otorga gran importancia a la evaluación y tratamiento de los síntomas neurológicos, a través de los tests, inicialmente y años más tarde se ayudarían con las pruebas electroencefalográficas. En cuanto al tratamiento fue básicamente la medicación. Algunas críticas que se hicieron al modelo fueron: 1. El modelo hace énfasis en lo biológico en lugar del punto de vista social o
psicológico del problema mental. 2. Los pacientes son vistos como receptores pasivos del tratamiento médico y la sabiduría 3. El modelo tiende a inflar el valor de una educación médica para los terapeutas y hacer que las habilidades psicológicas de muchos profesionales de la salud mental subordinados a los del médico psiquiatra 4. El modelo puede llevar a un énfasis excesivo en médicos como los diagnósticos psiquiátricos y fomentar un proceso de etiquetado y la estigmatización de que incluso suele ser improductivo. 5. El modelo tiene una tendencia a enfocar la atención en las patologías y
debilidades de los pacientes, lo que puede ocultar la presencia de habilidades presentes en él. Otro modelo explicativo de los trastornos del aprendizaje es el Modelo Conductual (1970- 1980), según el cual se debía centrar la atención en promover la enseñanza directa de las conductas sociales y académicas necesarias para promover el progreso escolar. La aplicación del modelo a la práctica educativa fue propuesta por Lovitt (1975) (CONOCIMIENTO PSICOLOGICO…) proponiendo que los profesores fueran formados para aplicar el análisis de tareas a las habilidades consideradas como necesarias para el progreso escolar y para desarrollar las técnicas de modificación de conducta sobre todas aquellas habilidades mediante la aplicación apropiada de los principios del refuerzo. A nivel de la intervención, los programas elaborados se centraron en el aprendizaje de las habilidades académicas (lenguaje, lectura y matemáticas) y en las técnicas de control conductual para la modificación de las conductas consideradas como perturbadoras del contexto escolar o como autodisruptivas.
Hacia la década de los ochenta surgió otro modelo: el Modelo Cognitivo del Aprendizaje estratégico, que, según algunos autores, es el resultado de la integración o combinación de los principios cognitivistas y de los principios conductistas, llevándoles a denominarlo como “modificación cognitiva de la conducta”. A nivel de la intervención, el modelo propone que los alumnos sean enseñados en la aplicación de las conductas estratégicas consideradas como necesarias para realizar diversas actividades académicas: que el alumno aprenda a aprender. Los problemas en la escuela resultan de tres tipos de factores: ambiente, emocional y desarrollo. Si bien es cierto, cada uno de los modelos tiene sus fortalezas y sus puntos débiles, lo que se debe lograr es tomar de cada uno de ellos los aspectos positivos, fuertes para diseñar estrategias de rehabilitación que permitan la recuperación de las habilidades disminuidas en los niños con problemas en el aprendizaje. Del modelo médico, por ejemplo, podría tomarse la valoración a nivel biológico, tan importante para ubicar con precisión las áreas cerebrales afectadas o en su defecto determinar las causas orgánicas que contribuyen a la aparición de la dificultad. Del modelo conductual destacaría la formación docente, pues, el maestro es quien puede ayudar al estudiante en su proceso de rehabilitación y para hacerlo tiene que tener los conocimientos necesarios y las habilidades básicas para orientar o reorientar los procesos de enseñanza de tal manera que favorezcan el desarrollo cognitivo y conductual del niño o del joven. Del modelo cognitivo del aprendizaje estratégico resalto el tomar al alumno como centro de su propio aprendizaje, aprender a aprender requiere de todo un proceso complejo que busca que el discente pueda desarrollar habilidades y destrezas que le permitan monitorear sus propios procesos y pueda en algún momento tomar las riendas de sus avances y por qué no de sus debilidades para transformarlas de manera positiva. La clínica neuropisológica tradicionalmente se ha centrado y presta más atención a la evaluación y el diagnóstico y se ha mostrado menos interés por el tratamiento y la intervención educativa. Esto es lo que constituye un reto para los nuevos neuropsicólogos, lograr una intervención neuropsicológica más integral, que atienda
por igual a la evaluación, diagnóstico, tratamiento y seguimiento. A mi manera de ver, con la evaluación neuropsicológica se podría lograr esa unión de esfuerzos mencionados anteriormente. No es pensar que los neuropsicólogos pueden hacer solos todo el trabajo, se deben orientar los esfuerzos desde un enfoque multimodal que permita aprovechar el aporte de diferentes especialistas (maestros, fonoaudiólogos, terapistas del lenguaje, ocupacionales, médicos, neurólogos, etc.) y por qué no hasta de los padres de familia. Todos unidos en busca de un mismo objetivo: la rehabilitación del niño. La evaluación neuropsicológica tiene unos objetivos bien claros, entre los cuales se pueden mencionar: 1. Encontrar la lesión cerebral, localizarla y encontrar la relación con la dificultad. 2. Identificar la lateralización anómala y las disfunciones. 3. Diagnosticar la lesión o disfunción. 4. Recomendar, determinar un tratamiento eficaz, y 5. Ayudar a los maestros y psicólogos educativos a reconocer los problemas en los
niños e informar de las implicaciones del desorden, así como facilitar la comunicación entre los profesionales médicos y educativos. De acuerdo a lo que se percibe en la práctica actual, la neuropsicología aplicada a los problemas de aprendizaje debe hacer énfasis en los dos últimos aspectos (el tratamiento eficaz y el apoyo a maestros y psicólogos educativos). En el programa de tratamiento se deben especificar las condiciones ambientales, ejercicios y tareas que promueven la recuperación de las funciones afectadas. En los niños estos ejercicios promueven la maduración de los sistemas cerebrales afectados. También se debe promover la reorganización funcional y la sustitución del sistema cerebral afectado por los sistemas preservados. Es importante que el programa contemple una adecuación de las actividades de acuerdo con el nivel de capacidades del paciente, de tal manera que las tareas no sean excesivamente fáciles, ni muy difíciles. Se da prioridad al restablecimiento de funciones que permitan al paciente ser lo más independiente posible. Una parte crucial del programa del tratamiento es la asesoría continua a la
familia y la escuela. De esta manera, los familiares y maestros pueden participar activamente en el tratamiento, sin subestimar o sobrestimar las capacidades del paciente. El abordaje de los problemas de aprendizaje no es fácil, siempre que desde el mismo concepto es complejo hacerlo ya que tiene implicaciones desde diferentes aspectos del desarrollo del individuo CONCLUSIONES 1. El diagnóstico neuropsicológico proporciona información acerca de: a) Las áreas cerebrales afectadas. b) Los procesos cognoscitivos, emocionales y de comportamiento resultantes del daño, disfunción o retraso maduracional. c) Las estrategias de rehabilitación que se requieren. 2. El tratamiento neuropsicológico implica estimular por medio de ejercicios y actividades las funciones afectadas, ya sea por lesión o por un retraso en la maduración.
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