Diez Votos Para Triunfar
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EL VENDEDOR MÁS GRANDE DEL MUNDO II
Por la mañana y por la noche, leerlo por 7 días antes de pasar al siguiente secreto o regalo: De este modo echaras los cimientos sobre lo que construirás una mejor vida. El éxito estará en proporción exacta con el esfuerzo que se realice para asimilarlos… PRIMER VOTO PARA TRIUNFAR: Nací para triunfar, no para inclinarme ante la derrota, nunca los otros llegan a engañarnos tanto como podemos engañarnos nosotros mismos, pues es muy fácil convencernos de aquello que deseamos creer. Nadie nunca me ha engañado tanto como yo mismo me he engañado, pero basta, ha llegado la hora de estudiar mi imagen en el espejo hasta que reconozca que el peor enemigo que pueda tener soy yo mismo. Ha llegado la hora de arrojar lejos esas dos repugnantes muletas en las que me apoyaba: el sentimiento de autocompasión y el desprecio por mí mismo. Cuan estúpido fui al detenerme desesperado al borde del camino envidiando a los triunfadores y a los ricos que pasaban por mi lado. Acaso han sido ellos dotados de talentos especiales?, de especial inteligencia?, de valor heroico, de ambición, y de otras cualidades que a mí me faltan?, se le dieron días más largos a fin de que puedan realizar sus tareas? No, Dios no tiene favoritos, todos hemos sido hechos del mismo barro, hasta los más sabios y más grandes triunfadores padecen épocas de dolor y de fracaso, pero ellos aprendieron que no hay paz sin dificultades, ni risas sin penas, ni victoria sin lucha. Ya nunca más volveré a compadecerme ni a despreciarme, hoy se al fin que la paciencia y el tiempo pueden lograr más que la fuerza y la pasión, estoy listo para una vida de felicidad, porque finalmente he reconocido el poderoso secreto, en cierto sentido el fracaso es el camino al éxito, pues al descubrir que algo es falso nos sentimos impulsados a buscar lo que es verdadero, y cada nueva experiencia nos señala un error que en adelante sabremos evitar. Con frecuencia regué con lágrimas el camino, pero recorrerlo no fue tiempo perdido. Fui creado a imagen y semejanza de Dios. Nada hay que no lo pueda lograr, si me lo propongo. Nunca más volveré a compadecerme ni a despreciarme. SEGUNDO VOTO PARA TRIUNFAR: Ya soy diferente y mejor de lo que era, hace apenas unos días inicié una nueva experiencia con ayuda de estos pergaminos, y ahora me invade un sentimiento de esperanza, mi propio valer se ha multiplicado y esta valorización será apreciada con el tiempo por los demás. Ahora reconozco esta gran verdad, el único precio real es el que nosotros mismos nos adjudicamos, si nos despreciamos el mundo estará de acuerdo, pero si nos valoramos a la altura de los mejores, el mundo también aceptará esa valoración. Ahora aprenderé la manera de poner en práctica este segundo voto, jamás volveré a saludar el nuevo día sin un plan que me guíe. Antes me parecía que establecer metas elevadas o mezquinas era una necedad, por eso cada mañana salía a tropezones, sin
brújula, sin ruta, sin otra ambición que sobrevivir hasta el anochecer. Durante muchos años creí que las únicas metas que valían la pena alcanzar era las que nos darían oro, fama, poder, cuan equivocado estaba. A esos planes gigantescos los sabios lo llaman sueños, y los guardan cerca de su corazón donde nadie pueda verlos ni burlarse de ellos, esos sabios al saludar cada día se fijan metas menos ambiciosas, pero antes de acostarse se aseguran de haber cumplido todo lo que se propusieron por la mañana, así los logros de cada jornada se van sumando tal como la hormiga acumula los granitos de arena que acarrea hasta que pueda construir un castillo lo bastante grande para albergar sus sueños por fantásticos que sean. Jamás volveré a saludar al nuevo día sin un plan que me guíe. Cuando hallamos adquirido el hábito de fijarnos metas y alcanzarlas habremos recorrido ya la mitad del camino del éxito, hasta la tarea más tediosa resultará soportable si estoy convencido de que toda actividad por humilde o aburrida que sea, me acerca un poco a la realización de mis ilusiones, en este momento no necesito conocer todo el trayecto de mi itinerario, mañana me fijaré las metas para ese día, y así lo haré al día siguiente, y al otro, y al otro. Jamás volveré a saludar al nuevo día sin un plan que me guíe. TERCER VOTO PARA TRIUNFAR: Me siento lleno de gozoso optimismo, recibo con alegría cada día, lleno de confianza en lugar de compadecerme de mí mismo y dejarme avasallar por el temor. Cada amanecer me aventuraré en el mundo acompañado por tres poderosos aliados. La confianza, el orgullo y el entusiasmo. Tengo confianza de que puedo hacer frente a cualquier desafío. El orgullo me exige que realice mis tareas de acuerdo a mi leal saber y entender, y todo esto lo haré porque he redescubierto una fuerza formidable olvidada desde mi infancia, el entusiasmo. Siempre teñiré mis días con el dorado fulgor del entusiasmo. Como tantos otros creía que la comodidad y el lujo debían ser mis metas, cuando lo único que necesitamos para ser felices es algo que despierte nuestro entusiasmo. Olvidaré que tengo que trabajar para comer y emprenderé mis tareas cotidianas con toda mi energía, con la mejor atención y de buen ánimo, así haré mi trabajo mejor que nunca, las horas pasarán volando, y si mi entusiasmo persiste un día sí y otro también, seré mucho más valioso para mí mismo y para los demás. Siempre teñiré mis días con el dorado fulgor del entusiasmo, así como el enamorado tiene una visión más aguda y percibe en su amada virtudes y encantos invisibles para los otros, así yo lleno de entusiasmo veré aumentar mi poder de percepción al grado de apreciar bellezas que los demás no ven y que compensan largamente la pesada carga de la monotonía del trabajo, las privaciones, las penalidades incluso las persecuciones. Hoy levantaré muy alto mi sirio encendido y sonreiré a todos. Siempre teñiré mis días con el dorado fulgor del entusiasmo. CUARTO VOTO PARA TRIUNFAR: Soy dueño de un poder maravilloso, se cómo influir en los pensamientos y en los actos de los demás. En todas las épocas este conocimiento ha servido a infinidad de hombres ambiciosos para elevarse y alcanzar fama, riqueza y poder. Se trata de un secreto tan sencillo que hasta un niño es
capaz de comprenderlo, podemos influir en los demás, si los tratamos como quisiéramos ser tratados nosotros. Somos imagen de nosotros, alentamos las mismas esperanzas, tenemos los mismos defectos, por nuestras venas corre sangre similar, porque alguien querría contribuir a mi éxito?. Si frunzo el ceño me responderá otro ceño fruncido, cada vez que grite me responderá voces airadas. Neciamente he culpado a otros de mis aprietos, ahora comprendo que toda la culpa era mía. Me comprometo a cumplir hasta el final de mi vida este voto decisivo para triunfar, jamás volveré a mostrarme desagradable con alguien, sonreiré a todos amigos y enemigos, y me esforzaré para encontrar en ellos alguna virtud, pues ahora sé que el más hondo anhelo de los humanos es el deseo de ser apreciado y en verdad todos tenemos aspectos alabables. Alabar, sonreír, interesarse por los demás, es tan buen para quien lo hace como para quien lo recibe. Una sonrisa es el regalo más barato que podemos hacer, y sin embargo su poder es tan grande que puede derribar tronos. Las personas a las que trate con amabilidad y a las que elogie, pronto empezarán a percibir en mí cualidades que antes no habían percibido, jamás volveré a mostrarme desagradable con alguien, hay algo más fácil que descubrir los defectos ajenos?, he desperdiciado miles de oportunidades con mis gestos de disgusto cuando una sonrisa y una palabra amable me hubieran abierto muchas puertas, habrían ablandado infinidad de corazones y encontrado manos amigas, apenas ahora estoy aprendiendo el gran arte de vivir, mejorar todas las doradas oportunidades que se me presenten y apoderarme de lo bueno que esté a mi alcance. Jamás volveré a mostrarme desagradable con alguien, ahora sé que la vida no está hecha de grandes sacrificios ni de grandes obligaciones, sino de pequeñeces. Que una sonrisa, una pequeña ayuda, conquistan los corazones y nos permiten conservar su afecto. Lo mejor de la existencia lo constituyen esas pequeñas pruebas de consideración e interés hacia los demás. Una palabra amable suaviza y reconforta a quien la recibe obligándolo a despojarse de sus sentimientos de antipatía, de su aspereza. Cada noche pediré en mi oración la gracia de haber contribuido a que otra persona fuera un poco más feliz o un poco más sabia o al menos haberla ayudado a sentirse más satisfecha de sí misma. Jamás volveré a mostrarme desagradable con alguien, nunca. Ahora estoy más preparado para enfrentarme a la adversidad, por primera vez comprendo cuan rápidamente pasan los actos y los acontecimientos buenos y malos, importantes o insignificantes, todos pasan y desaparecen, en esta vida no solo ocurre que las cosas cambian constantemente sino que son las causas de cambios constantes e infinitos en todas las demás cosas, no importa lo que el destino me depare. Sé que lo padeceré o lo disfrutaré solo por un tiempo brevísimo. La adversidad nunca podrá destruir a quien tiene valor y fe. QUINTO VALOR PARA TRIUNFAR: El sol no brilla siempre, no siempre reina la paz. Ahora con dolor reconozco otra verdad. No importa cuánto me esfuerce ni que sea persistente, ni que sobresalga en mi trabajo, habrá semanas y meses en los cuales lo que intente terminará en fracaso o en frustración, incluso los más poderosos y valientes, pasan muchos días, demasiados, dominados por el temor al fracaso,
ese temor ensombrece muchas horas de nuestra vida, la sobra que proyecta varía de forma y de intensidad, puede ser imaginaria o real, confusa o clara, temporal o constante. Antes yo no sabía cómo enfrentarme a la adversidad, ahora conozco el secreto que me permite sacar provecho de las derrotas que sufro. Siempre buscaré en la adversidad, la semilla del triunfo; cada derrota cada pena, cada pérdida contiene una lección que me enseña a mejorar mi siguiente actuación, nunca más contribuiré a mi caída por reusarme a aceptar la verdad. La experiencia es la más valiosa esencia del sufrimiento, sin embargo la experiencia no puede transmitirse a otros, cada uno debe estudiar sus propias lecciones, diferentes de las de otros. La adversidad es el camino principal hacia la verdad. Ahora estoy mejor preparado para enfrentarme a la adversidad, es la única vara para medir a quien dice ser mi amigo, también es el estado que me resulta más fácil conocer mi propio yo, y tiene la gran ventaja de ayudarme a descubrir mis dotes y habilidades ocultas. Hoy sé que en ningún momento se presenta tan abundantemente la oportunidad, como cuando me veo abrumado por la adversidad, si vuelvo los ojos a Dios y en adelante así lo haré, la adversidad podrá ser el punto desde el cual alcance la victoria. En adelante cada vez que una derrota me derribe, me preguntaré cómo transformar en bien, ese resultado adverso. Que gran oportunidad puede ofrecerme ese instante, la oportunidad de tomar la amarga raíz que tengo en mis manos y convertirla en un jardín de fragantes flores. Siempre buscaré en la adversidad, la semilla del éxito. SEXTO VOTO PARA TRIUNFAR: Me he engañado a mí mismo demasiado tiempo. He creído que el trabajo era el doloroso precio que tenía que pagar para existir. Que tonto he sido. Ahora sé que los frutos del trabajo son el más dulce de los placeres que si bien el genio puede planear para grandes obras, solo el trabajo puede llevarlas a cabo. Cuanto más fácil serían mis tareas, si dedicará a mejorarla el tiempo que he estado buscando excusa para no realizarlas como es debido, sé que riqueza, posición, fama incluso la esquiva felicidad serán mías si me decido a rendir más cada día y a prestar mejor servicio por que se me paga, por eso cuando se me pida que camine un kilómetro, caminaré dos. Nunca volveré a realizar un trabajo sin dar lo mejor de mí, ahora sé que para crecer debo atender mi trabajo e ir adelante de los tiempos, debo aceptar la rutina de ciertas tareas a fin de sacar a la luz los tesoros de mi mente. Soy capaz de superar cualquier labor que se me asigne, mientras que no olvide que soy un hijo de Dios, nacido para la victoria. El secreto de amor al trabajo, no está en la recompensa material sino en el orgullo y la satisfacción de llevarlo a cabo exitosamente, en adelante al terminar mi jornada continuaré esforzándome un poco más y dejaré que esa tarea adicional sea una inversión para mañana, por esa actitud no puedo fracasar; si trabajo así deberá soportar las burlas de quienes jamás cumplen siquiera la jornada completa, no importa, jamás volveré a realizar trabajo alguno sin dar lo mejor de mí. Dadme amor y trabajo, solo eso, y viviré satisfecho de mi suerte. El secreto primordial de la felicidad, es tener algo que hacer, por lo tanto trabajaré tanto como pueda, y si sufro como ocurrirá con frecuencia, y si dudo del valor de mis esfuerzos, como sucederá a veces, no por eso abandonaré mi tarea, de la duda y el sufrimiento nacerá el supremo gozo de vivir. Nunca volveré a realizar trabajo alguno sin dar lo mejor de mí. SEPTIMO VOTO PARA TRIUNFAR:
He desperdigado mis esfuerzos en tantas direcciones, he desperdiciado tantas horas corriendo de un arcoíris a otro, he pasado un sinnúmero de años echando mi cubo en pozos secos, pero todo esto pertenece al pasado. Ahora sé porque el éxito se ha mostrado esquivo. Si abandono un plan por otro, jamás lograré algo grande ni útil, quienes se concentran en una cosa cada vez, son los que logran avanzar. Ahora conozco el secreto, lo tuve delante de mí pero estaba demasiado ciego. Siempre me dedicaré en cuerpo y alma a la tarea que realice. La diferencia entre quienes triunfan y quienes fracasan, no está en la cantidad de trabajo que hace, sino en la inteligencia con que lo realizan. Muchos de los que fracasan se esfuerzan lo bastante como para tener éxito, pero lo hacen a tontas y a locas y no aprovechan las circunstancias para convertirlas en oportunidades de éxito. Nunca volveré a poner manos a la obra sin entregarme íntegramente, haga lo que haga, lo haré como si en mundo no hubiera algo más importante. Siempre me dedicaré en cuerpo y alma a las tareas que realice. Me fijaré metas y las tendré siempre presentes. Sólo encontramos aquello que buscamos con todo el corazón. Si no espero algo especial de la vida, lo que hallaré será justamente nada. Con frecuencia se nos dice que debemos tener grandes aspiraciones, pero lo sensato es aspirar a lo que podemos alcanzar. No basta con plantearse un propósito general. Ahora sé que si persigo una meta digna con constancia y vigor y con toda la potencia de mi alma y de mi capacidad, no fracasaré. Por más débil que sea una criatura, logrará sus propósitos si concentra todas sus potencialidades en un fin único. El más fuerte de nosotros nada conseguirá si dispersa sus esfuerzos en distintas tareas. La gota de agua que cae constantemente, se abre camino en la roca más dura, en cambio el torrente ocasional que salta por las piedras con gran estruendo no deja rastro de su paso. Yo dejaré huella de mi paso, el mundo sabrá que he vivido. Siempre me dedicaré en cuerpo y alma a la tarea que realice. OCTAVO VOTO PARA TRIUNFAR: Que ciego he sido. Nunca reconocí la oportunidad que se me presentaba. Ahora comprendo que las oportunidades jamás se presentan mostrando la oportunidad de riqueza, honor o éxito que encierran. Emprender cada tarea con ánimo y perseverancia, sin que importe cuán difícil o simple nos parezca, es la única manera de aprovechar las oportunidades, sean que lleguen anunciadas por fanfarreas, o que como suele suceder, se oculten bajo un manto de polvo. En adelante, marcharé con la cabeza alta y buscaré las oportunidades con tanta fiereza, como el león hambriento acecha a su presa, ya nunca aguardaré a que la oportunidad me busque. He vuelto la espalda al pasado. Mis anteriores fracasos no frenarán mi marcha hacia la tierra del éxito y la felicidad donde pasaré el resto de mis días. Cada mañana al despertar, recibiré al día con una sonrisa por desagradables que sean las tareas que deba realizar. Cuando me fije las metas, recordaré que debo estar alerta para descubrir las oportunidades. La oportunidad como el amor no se siente atraído por la osquedad y la desesperación. Ya nunca aguardaré a que la oportunidad me busque. No me lamentaré ni culparé al mundo porque carezco de aquello que hace grata la vida. Sigo descontento con mi suerte pero, ahora ese descontento soporta la lluvia y recorre el cielo buscando un claro por donde ver las estrellas. Ahora sé que la oportunidad no llama a ninguna puerta, solo responderá cuando yo llame a la suya, por eso golpearé con
frecuencia y con fuerza para que me escuche. Ya nunca aguardaré esperanzado en que la oportunidad me busque. NOVENO VOTO PARA TRIUNFAR: He sido demasiado blando conmigo mismo. Nunca tomé el tiempo necesario antes de acostarme para revisar con valor y honradez mis pensamientos, mis palabras y mis acciones del día y así organizar mejor el siguiente. Hoy comprendo que en el mundo todo tiene un precio, y yo deberé mantener mi decisión independientemente de lo que compre con mi tiempo, mi trabajo y mi ingenio, ya se trate de bienes, tranquilidad, fama, integridad o conocimientos; en adelante me aseguraré que acumulo cosas valiosas y duraderas a cambio de mi sudor. La única manera de lograrlo sin equivocarme es realizar diariamente antes de dormirme un ejercicio especial: cada noche examinaré lo hecho por mí durante el día. Mis peores vicios y malos hábitos, desaparecerán poco a poco si diariamente los traigo a cuentas, este buen hábito creará en mi mente un diario del hoy y un libro para el mañana. En la noche revisaré mis palabras y mis actos del día. Porque debo temer a mis errores? si tengo el poder de amonestarme y corregirme? Tal vez en una discusión me mostré excesivamente tajante, sí yo tenía razón, pero no siempre puede decirse la verdad. Mejor hubiera sido callarme, pues no se debe discutirse con los necios ni con los superiores. Lo que aprendemos hoy puede ser mañana el cimiento de una vida mejor, siempre que tengamos la voluntad de asimilar lo aprendido, y yo tengo esa voluntad. Cada noche examinaré lo hecho por mí durante el día. Debo observarme como lo haría mi mayor enemigo, si lo consigo me convertiré en mi mejor amigo. Dejé de hacer algo que debí haber hecho? Lo que hice, pude haberlo hecho mejor? Viví este día sin compadecerme de mí? Saludé al amanecer teniendo en la mente un plan y una meta? Estuve amable y complaciente con la gente? Traté de caminar ese kilómetro de más? Estuve alerta para descubrir las oportunidades? Busqué el aspecto bueno de cada problema? Sonreí ante la ira y el odio? Concentré mis fuerzas y mis propósitos? Mi día no terminará al caer el sol. En adelante haré una cosa más, cada noche sin falta examinaré lo hecho por mí durante el día. DECIMO VOTO PARA TRIUNFAR: Prometo no olvidar jamás que el máximo don que Dios me ha concedido es mi capacidad de orar, en el triunfo y en la desesperanza, en el amor y en el dolor, en el éxtasis y en el sufrimiento, con una oración puedo encender la fe en mi corazón y esa luz me guiará entre las brumas de la duda, los estrechos senderos de la enfermedad y el sufrimiento tan lleno de espinas. Ahora sé que Dios solo escuchará lo que diga mi corazón. Mientras exista la posibilidad de orar, habrá esperanza y valor. Este último voto guía el curso de mi existencia. Cada noche me pondré en contacto con mi creador y en mis oraciones incluiré estas sencillas palabras, esta oración a un amigo invisible: Te doy las gracias mi especial amigo, por escucharme, tú sabes cuánto me esfuerzo para no defraudar tu confianza, también te doy las gracias por el sitio en que vivo, no permitas que el trabajo o las distracciones me separen por demasiado tiempo del amor que une a mi preciosa
familia, enséñame a practicar con honradez, valentía y confianza el juego de la vida. Dame algunos amigos que me comprendan y que a pesar de comprenderme sigan siendo mis amigos. Dame un corazón inclinado al perdón, y una mente que no tema aventurarse por rutas desconocidas. Ayúdame a luchar por la máxima y legítima recompensa al mérito, pero nunca permitas que olvide tender una mano a quienes necesitan aliento y socorro. Dame la fuerza necesaria para mostrarme valiente en el peligro, constante en la tribulación, moderado en la ira, dispuesto siempre a aceptar cualquier cambio de la suerte, permíteme sonreír en lugar de fruncir el ceño, hablar con bondad en vez de hacerlo con aspereza y amargura. Ayúdame a ser comprensivo con los demás, a reconocer que por encumbrada que sea la posición de una persona, en toda vida hay un dolor oculto. Cuando llegue el sufrimiento que mi alma se sienta elevada, convencido de que la sombra lo proyecta la luz. Conserva mi fe en medio del fracaso, y mi humildad en la victoria. Dame constancia en el trabajo y honradez para hacerlo lo mejor posible, y cuando lo haya terminado págame el salario que quieras y deja que desde el fondo de mi corazón agradecido te diga .. Amén.
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