Diccionario Del Trabajo Social
March 14, 2017 | Author: mocriva | Category: N/A
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EZEQUIEL ANDER-EGG
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Instituto Ciencias Sociales Aplicadas
© Todos los derechos reservados del Instituto Ciencias Sociales Aplicadas El cuidado de la presente edición estuvo a cargo de Mariela Cuevas Rojas y Azucena Fuertes Mamani.
Ander-Egg, Ezequiel Diccionario del trabajo social. - 1a ed. - Córdoba: Brujas/ICSA, 2009. 290 p. ; 24x17 cm. ISBN 978-987-591-166-6 1. Terminología Técnica. I. Título CDD 413 © 2009 Instituto Ciencias Sociales Aplicadas © 2009 Editorial Brujas 1° Edición. Impreso en Argentina ISBN-13: 978-987-591-070-6 Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa e interior, puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o por fotocopia sin autorización previa del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
¿Qué es ICSA? El Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas, es una organización no gubernamental, de carácter privado concebida como una forma de servicio científico y técnico a todo proceso de promoción y liberación humana. Para el cumplimiento de este propósito, el ICSA desarrolla sus actividades en tres ámbitos de actuación: ELHPHTUDS TQFLDN, RQN‘ULFD FVNUVSDN y HGVFDFLaP RQRVNDS, y operativiza su acción, en cuatro formas o áreas de trabajo: a) b) c) d)
asesoría/asistencia técnica, formación/capacitación, investigación, publicaciones.
Procura, asimismo, constituir un lugar de encuentro para el intercambio, sistematización y aplicación de experiencias sobre metodologías participativas en el campo del trabajo social, la animación socio-cultural y la educación popular.
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Las diferentes circunstancias de la vida que me llevaron a estar en contacto y dentro de lo que es el ámbito del trabajo social, me pusieron en evidencia — entre otras cosas— la necesidad de un Diccionario del trabajo social, no habiéndose publicado en castellano ninguna obra de esa índole, decidí emprender la tarea. Hasta ese entonces, algunos trabajadores sociales más inquietos por su formación, utilizaban el Diccionario de sociología de Henry Pratt Fairchild (editado en castellano en 1949, siendo la primera edición inglesa de 1944), se ha usado de forma supletoria durante mucho tiempo, y solo por un grupo reducido de profesionales. Por otro lado, la evolución de la sociología en estos últimos años hace que muchos de sus conceptos sean hoy anticuados; además, existe en él tal cantidad de términos no sociológicos que lo hacen poco utilizable. La OEA había publicado un repertorio de los principales términos utilizados en servicio social, pero ello está muy lejos de constituir un léxico o diccionario. Además, presenta las limitaciones de ser un trabajo elaborado hace muchos años y sólo desde la perspectiva del social work norteamericano. Por su parte, la sección Servicio Social del Servicio Nacional de Salud de Chile publicó una Terminología técnica del servicio social, realizada a propuesta de la Asociación de Escuelas de Servicio Social. Este trabajo muy limitado en la elaboración de los términos, fue un esfuerzo meritorio, pero poco conocido y difundido. Ahora bien, la necesidad de contar con un diccionario de trabajo social ha sido una necesidad sentida y reclamada por los profesionales de este campo ya desde finales de los años cincuenta. Esta obra, precisamente, pretende llenar ese vacío, aunque sólo sea parcialmente. Recordemos que una de las necesidades más sentidas, en lo que hace a este campo profesional, es la de contar con material didáctico y de consulta autóctono, esto es, elaborado desde la perspectiva de los problemas latinoamericanos y que responda a la problemática de nuestros países. Se estima que a principios de 1974 —al momento de redactar la primera versión para la imprenta de este Diccionario— había en América latina, unos 24.000 profesionales de servicio social y más de 200.000 personas que realizan tareas que pueden denominarse como trabajo social (en el sentido amplio de la palabra). En España habría unos 8.000 profesionales en este campo. ’
X,V_N KD TLGQ ND KLTUQSLD GH HTUH Diccionario) Hacia 1967 intenté emprender esta empresa —escribir un Diccionario del trabajo social— sabiendo que una tarea de esta índole es una labor de aliento que exige un esfuerzo paciente, sistemático y constante dentro de un período más o menos prolongado. Lo presumía al comenzar y lo sé muy bien al terminar; reunir información, leer libros y diccionarios, escribir, corregir, confrontar, consultar, estar atento a los términos que usan los profesionales…, todo esto resulta frecuentemente monótono. Este libro exigió un trabajo intenso, agotador, y hasta llegué a sentir que me agobiaba. La obra se inició con la tarea de recoger todo el vocabulario empleado por asistentes y trabajadores sociales en América latina, con la pretensión de seleccionar los 500 términos más utilizados, tanto los específicos de la profesión como de las disciplinas conexas. Realizado el primer esbozo, el trabajo quedó truncado por algunos años, hasta que, gracias al apoyo moral y financiero que obtuve de mi amigo Stefan Karlstetter, pude avanzar un primer tramo. Pero, otra vez, durante unos años, el diccionario fue creciendo lentamente… Y por fin en 1974, gracias a las gestiones de Alieda Verhoeven y la ayuda prestada por la Bisschoppelijke Vastenaktie Nederland se pudo contar con los medios de llevar a término la obra y proceder a su publicación por la Editorial Ecso, formada por jóvenes profesionales de la profesión e impulsores de una renovación del trabajo Social (Juan Barreir, Norberto Alaysón, Luis Fernández). He deseado muy vivamente constituir un equipo para preparar el diccionario; la índole del trabajo lo exige y es demasiado esfuerzo para una sola persona. Pero en este empeño me pasó lo mismo que con el proyecto de escribir una historia del trabajo social latinoamericano; no hubo respuesta entre los profesionales de ese campo; a pesar de ello, me lancé a la tarea, aunque la empresa fuese superior a mis fuerzas. Escribí la Historia del Trabajo Social y escribí el Diccionario, consciente que trabajos de esta índole deberían realizarse como un trabajo en equipo. Como todo lo que escribo, y muy particularmente en su primera edición, estimo que este Diccionario es todavía un borrador. Para subsanar omisiones, defectos, imprecisiones, errores e insuficiencias, pocas cosas pueden ayudar tanto como las observaciones y críticas de los que hagan uso de él. Y eso espero de los amigos lectores. Finalidades y propósitos de esta obra Aun cuando el título del libro sea suficientemente claro y expresivo en sí mismo para dar cuenta de su contenido, quizá la explicación de su génesis, de los propósitos con que fue escrito y de lo que el autor sabe que le falta pueda ayudar a un uso más adecuado y productivo del mismo. Decía Julio Cáceres que un diccionario es un “libro que nos enseña a comprender lo escrito y entender lo escuchado”. Este es el objetivo principal que (
me he propuesto en esta obra en relación con los trabajadores sociales (entendido el término en sentido amplio), muchos de los cuales no han recibido formación sistemática, que este diccionario no pretende, ni puede proporcionar, pero puede ayudar a entender y a comprender. He tratado de realizar un trabajo a mitad de camino entre el enciclopedismo y la simple definición de términos. No todas las palabras han merecido igual consideración, y esto parece lógico pues no todos los vocablos revisten igual importancia para el trabajo social. He procurado que la extensión de los diferentes términos, guarden proporción con su importancia relativa dentro del trabajo social. Un diccionario de esta índole es, en gran parte, tributario de los aportes conceptuales provenientes de diversas ciencias sociales, tales como sociología, psicología, psicología social, antropología cultural, economía, ciencia política y derecho; y aun, en cierta medida, de la filosofía. Por otra parte, hay una terminología que es propia y específica del trabajo social. Para un Diccionario de este tipo, se han escogido aquellos términos relacionados con el trabajo social teniendo en cuenta el grupo profesional que lo va a utilizar. A dos personas debo agradecer de manera particular, en relación con la primera versión de este Diccionario: • María Rosa Zamboni, que me ayudó en la tarea de consulta bibliográfica; y me ayudó con inmenso cariño y sentido de responsabilidad. • Geertje Leendertse, mi secretaria. No se limitó a mecanografiar el original y las sucesivas versiones, sino que éstas, palabra a palabra, fueron revisadas y controladas. Tarea que realizó con particular responsabilidad, teniendo en cuenta que ella era holandesa y el español no era su lengua principal.
Ezequiel Ander-Egg Mendoza, 1974
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Después de siete años desde su primera publicación, este Diccionario necesitaba una revisión general; había tenido un pequeño retoque para las impresiones que se hicieron a partir de 1977, pero aquello era insuficiente. El contenido de un diccionario, fácil y rápidamente, puede quedar “retrasado” frente a los cambios de la realidad, de la ciencia y del lenguaje mismo. La palabra no es sólo etimología, sino algo vivo que cambia de sentido y de matiz según las épocas y los lugares. Explicadas mis motivaciones para revisar el Diccionario, me parece oportuno decir algo acerca de la nueva versión. El que haya incluido 117 nuevos términos o expresiones no refleja lo sustancial de los cambios realizados. Una parte de los términos fueron reelaborados, otros reajustados, algunos sufrieron un retoque, mientras que otros quedan como antes; se suprimen términos que no tenían sentido en este Diccionario… Por decirlo de algún modo: ha habido un remozamiento general. Sin embargo, el Diccionario sigue en vías de elaboración… Para entenderlo mejor, el lector debe saber que forma parte de una trilogía de diccionarios: trabajo social, sociología y política. Por ahora sólo se ha publicado el que el lector tiene en sus manos; cuando estén los otros en circulación, haré un reajuste general, especialmente con la exclusión de términos que estarán en los diccionarios de sociología y de política. Esto me permitirá ceñirme más estrictamente a lo profesional. ¿Qué puedo agregar a lo ya dicho en la presentación a la 1ª edición? Simplemente subrayar que este Diccionario es el registro literario —tal como yo he sabido captarlo— de la jerga del trabajo social de los países de habla castellana entre 1970 y 1981 aproximadamente. He procurado no caer en lo que Francisco Umbral critica de los diccionarios: “Formidables y espantosas máquinas de erudición, silos de palabras”. Pero todo diccionario, por su misma índole, aun cuando trate de recoger el lenguaje vivo “es a la escritura —y cito otra vez a Umbral— lo que el pantano a la lluvia”. Mi propósito ha sido —desde que comencé a elaborarlo— que este Diccionario ayude y sirva. ¿A quién? Cuando lo escribí pretendía que fuese de ayuda a estudiantes y profesionales del trabajo social. Sin embargo, lo que más me satisfizo, en esta su corta historia, es el uso que de él han hecho muchos trabajadores que tenían responsabilidades en organizaciones de base y sindicatos, *
dirigentes de asociaciones de vecinos y animadores socio-culturales y no pocos obreros que, después de la apertura democrática en España, habiendo asumido tareas como concejales o alcaldes, me manifestaron que el Diccionario les servía de consulta para usar con mayor precisión cierta terminología técnica y sociológica… Quizás este sea su mejor destino dentro de las modestas pretensiones que tenía: servir a la gente de pueblo cuando quiere decir su palabra. Ezequiel Ander-Egg Alicante, 20 de mayo de 1982
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En 1994, dos décadas después de la 1ª edición de este libro, tuve la pretensión de encarar lo que para mí sería el último intento de elaborar el Diccionario del trabajo social… Fue, sin duda, la reelaboración más profunda. Sin embargo, debo decir como en la 1ª edición: todavía es un borrador, aunque notablemente mejorado. A comienzos del siglo XXI intentaré una nueva reelaboración, teniendo en cuenta que ya estarán excluidos o reducidos en su extensión todos los términos que no se refieren de una manera directa o muy cercana al trabajo social y a sus ámbitos o campos de actuación. Ya lo hicimos para esta edición, cuando han sido publicados nuestro Diccionario de política y el Léxico del animador sociocultural. Quedan por publicar dos léxicos, de pedagogía y de psicología, y el diccionario de sociología. Con ello completaremos el trabajo emprendido hace más de un cuarto de siglo, realizando un esfuerzo —no terminado aún— por hacer precisiones terminológicas, en el campo de las ciencias sociales y de las metodologías de intervención social. Ezequiel Ander-Egg Albacete, 3 de febrero de 1995
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Cuando en 1973 emprendí la tarea de elaborar un Diccionario del Trabajo Social, pensé que a lo largo de dos o tres décadas, a través de sucesivas ediciones y reelaboraciones, podría llegar a una versión relativamente aceptable… Transcurridos más de treinta años, hoy tengo claro que eso es algo imposible. Ahora soy consciente de la flexibilidad de las palabras. No existe la “palabra justa”, la “definición precisa” de una vez para siempre. Jorge Luis Borges en el prólogo a un libro de Gustave Flaubert señalaba que este autor “incurrió en lo que Whitehead llamaría la falacia del diccionario perfecto; creyendo que para cada cosa de este intrincado mundo pre-existe una palabra justa”. Aquella meta propuesta formulada en mi juventud, es algo inalcanzable. Los idiomas y los lenguajes científicos y técnicos son algo vivo; cambian permanentemente. Consecuentemente, ningún diccionario puede ser algo terminado. Como bien lo ha dicho Vicente Verdú: “Las palabras brotan, maduran y envejecen como las personas, se deforman como sus rostros y, como ellas, se hacen ininteligibles espectros”. En el lenguaje de lo que en epistemología se llaman las ciencias duras (física, química, biología), los términos utilizados son insustituibles y no se pueden reemplazar por sinónimos. Lo mismo ocurre en la medicina y la ingeniería. Pero en las ciencias sociales y en las diferentes formas de intervención social (trabajo social, educación, comunicación), en buena parte del léxico utilizado, no tiene un significado unívoco. Por otro lado, a la equivocidad de los términos se une el hecho de que su sentido y empleo difieren según diversas teorías, escuelas o autores. He estado particularmente atento con los términos de las ciencias humanas que utilizan más frecuentemente los trabajadores sociales. Estos pertenecen a diferentes ciencias (psicología y sociología en particular) que aportan las teorías referenciales a los modelos de actuación profesional. Aunque ya casi octogenario, espero que esta no sea la última reelaboración del Diccionario. Consagraré una parte de mis esfuerzos hasta mis últimos días, consciente que, como todos mis libros, el Diccionario del Trabajo Social, no puede ser otra cosa que un libro siempre corregido y reajustado, re-
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formulado y reelaborado, pero… nunca terminado. Este Diccionario, como todo libro y todo conocimiento, es biodegradable. Amigo lector/a: Recibe este nuevo borrador del libro, esperando que captes el espíritu que aletea detrás de cada palabra. Ezequiel Ander-Egg San Isidro, 4 de abril de 2009
El cuidado y revisión de esta edición, ha estado a cargo de: Mariela Cuevas Rojas y Azucena Fuertes Mamani. Agradezco la valiosa colaboración y el sentido de responsabilidad de ambas.
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Por el Dr. Demetrio Casado, vicepresidente del Comité Español de Bienestar Social. Los libros de temática social, como bien se sabe, tienen un mercado corto, se venden poco, salvo los de Ezequiel Ander-Egg. Su Diccionario de trabajo social es un caso sobresaliente no solo en el panorama de las publicaciones de la mentada temática, sino en el conjunto de su propia obra. Como el autor, al agotarse cada edición de su diccionario, no se deja vencer por la tentación de las nuevas reimpresiones, a mí no me cabe otro remedio que actualizar el prólogo que escribí en 1981; pero he de ratificarme en lo que entonces dije. Escribir un diccionario, en los tiempos presentes, es nadar contra corriente. La corriente del uso de la lengua castellana la lleva hacia el empobrecimiento y hacia la imprecisión. A más de un político le he oído decir que el léxico de su gremio se compone de cincuenta palabras. Fenómeno igualmente conocido y padecido es el amplísimo abuso de palabras y expresiones de tantos significados o tan cautelares que llevan dentro de sí la renuncia a la precisión: “el tema”, “es como muy, no sé cómo decirte”, “de alguna manera”… Un diccionario es siempre un desafío a estos achaques y, por ello, un acto de resistencia cultural. Hace solo unos días participé en una mesa redonda sobre terminología del trabajo social. Organizó el encuentro un grupo de estudiantes de la Escola de Treball Social de la Generalitat de Catalunya. Estaban padeciendo el acoso de una pretendida nomenclatura profusa y confusa, y resolvieron salir al encuentro del monstruo. El balance del combate fueron unas cuantas aclaraciones y, sobre todo, la apreciación de que el trabajo social es un cauce en el que se encuentran y, a veces, chocan aguas agitadas procedentes de muy diversas fuentes científicas, técnicas y aun ideológicas. Por de pronto, hemos de parar mientes en que el trabajo social se sirve de muy diversos métodos (caso, grupo, comunidad, por citar la tirada clásica); se aplica en muy diferentes campos (educación, geriatría, empresa, etc.); por añadidura, es protagonizado por agentes personales e institucionales también muy distintos (público versus privado, profesional versus voluntario). Por otra parte, en el orden disciplinar que nos ocupa, confluyen los términos y las definiciones conceptuales específicamente profesionales con otros corres"%
pondientes a disciplinas científicas que se aplican en el trabajo social, o pertenecientes al campo práctico con el que su objeto o su acción se conectan necesariamente. Por todo ello cabe decir que escribir un Diccionario del trabajo social es nadar contra corriente y en aguas turbulentas. Ezequiel Ander-Egg ha sido muy consciente de estas circunstancias y las ha afrontado mediante la estrategia más esforzada: su diccionario se extiende desde el área específica del trabajo social hasta el de las disciplinas fronterizas. Pudo hacerlo poniendo a contribución de esta empresa su dilatada experiencia en la práctica social, su amplia formación en ciencias humanas y sociales y, sobre todo, su aguda sensibilidad sociopolítica. Así su obra, además de contribuir a mejorar la imagen pública del trabajo social, la legítima técnica y moralmente al poner de manifiesto sus fundamentos científicos y su vinculación política. En esta última circunstancia radica, por cierto, la opción progresista que es propia del trabajo social. No puede, como otras disciplinas aplicadas, definirse por su aparato técnico que se ofrece a cualquier tipo de propósito; al contrario, ha de integrar en su definición los fines de desarrollo y liberación personal y social con los métodos coherentes, es decir, con modos de acción que preservan a los hombres y a los grupos de la manipulación, la dependencia, la alienación. Desde este punto de vista, entiendo que las posiciones progresistas, que Ezequiel Ander-Egg adopta en no pocas de las voces de este diccionario, no son en modo alguno testimonios personales gratuitos, sino manifestaciones necesarias para expresar la conciencia de la disciplina (desde su personal vivencia, naturalmente). La presente edición de este diccionario tiene unos primeros antecedentes en versiones concebidas y nacidas en Iberoamérica. La estancia de Ander-Egg en España le dio ocasión de reformar muy ampliamente esta obra enciclopédica, incorporando su experiencia española. Retornado a la Argentina, el autor vuelve de nuevo sobre su texto anterior y lo relocaliza y reactualiza. No cabe mejor método para crear seres culturales vivos; no existe camino más corto para una cultura cabal en lengua castellana; no conozco mejor medio para propiciar las relaciones iberoamericanas en el frente incierto del trabajo social. Demetrio Casado Madrid, 10 de abril (festividad de san Ezequiel, profeta).
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1.
Para facilitar la utilización del diccionario el orden escogido es el alfabético, que permite localizar con rapidez los términos.
2.
Las voces compuestas se alfabetizan siguiendo el orden que corresponde a cada miembro de unas y otras considerando cada palabra como independiente.
3.
En algunas palabras explicamos su etimología, porque nos ha parecido que ello ayuda a una mejor comprensión de su significado.
4.
En el orden de acepciones en cada término no existe una modalidad común, pero como regla general las diversas acepciones van colocadas por este orden: primero el origen etimológico, después la acepción más corriente en lengua española que más directamente se relaciona con el concepto tal como se lo usa en las ciencias sociales y en el trabajo social; luego la palabra o palabras que se usan como equivalentes, sinónimos o de significación parecida, y por último hay una ponderación —subjetiva, por supuesto— acerca de la importancia relativa de cada palabra, en cuanto a su significación e importancia para el trabajo social y las ciencias sociales; esto se manifiesta en la mayor o menor extensión en la explicación del término.
5.
En algunos términos indicamos la acepción común y la acepción científica; en otros, tenemos en cuenta el diferente alcance que tiene según sea la teoría o enfoque que lo usa.
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-A*+*=262.7=8% Estado de ánimo acompañado de desaliento y desencanto. Cuando el abatimiento es permanente constituye uno de los rasgos de la depresión. *,,.- ,85.,=2?*. Expresión utilizada por el psicólogo Carl Jung para referirse a la actitud que es peculiar, no de un individuo en particular sino de muchos al mismo tiempo, ya se trate de una sociedad, de un pueblo o de la humanidad en general. Para el sociólogo Georges Gurtvich, la actitud colectiva es una configuración social que justifica los actos de preferencia o de aversión, las tendencias y elecciones de comportamiento propias de un determinado grupo. #"
ACTIVIDAD – ACULTURACIÓN.
*,=2?2-*-. Conjunto de tareas o pasos que deben ser dados dentro de un tiempo determinado, para llegar a conseguir un objetivo previsto. Toda actividad debe llevar aparejada un producto determinado. También se denomina actividad cada una de las acciones con las que se concreta el desarrollo de un proyecto. Cuando los objetivos y metas de un proyecto han sido formulados, el siguiente paso es el de la especificación de actividades, la que, a su vez, está configurada por un conjunto de tareas. *,=2?2;*,2]7% Desígnase con este término a los procesos o fenómenos que resultan del contacto directo y continuado y de la interacción entre individuos de culturas diferentes, con cambios posteriores en uno u otro grupo, o en ambos, a causa de la adopción, rechazo, reorganización y asimilación de elementos y características culturales ajenas. La aculturación puede producir la pérdida, en mayor o menor medida, de determinados rasgos culturales (desculturación) o su transformación (transculturación). En el primer caso, el término hace referencia a la influencia de una cultura dominante o “activa”, sobre otra receptiva o “pasiva” dentro del sistema social en que se inscriben. Utilizado con este alcance el concepto de aculturación tiene un profundo contenido discriminatorio, puesto que expresa el predominio de una cultura sobre otra. En el otro caso, se alude a la asimilación de rasgos culturales de
ACTO FALLIDO.– ADICCIÓN.
una y otra cultura mediante la difusión y aceptación de determinados rasgos culturales. *,=8 /*552-8% Conjunto de errores y lapsus orales o escritos determinados por el comportamiento psíquico. Para el psicoanálisis el acto fallido es también un acto sintomático. Se expresa por la realización errónea de un acto que el individuo acostumbra hacer correctamente (decir una palabra por otra, olvidar un objeto, no acordarse de hacer algo). *-*9=*,2]7. Concepto similar a los de acomodación y ajuste. Originariamente fue utilizado en biología para designar el proceso por el que un organismo toma distintas formas e imita otras como consecuencia de las variaciones del entorno o ambiente. En sociología y antropología, el término se usa para referirse al modo por el cual en un individuo, grupo o comunidad se producen modificaciones personales o socioculturales para adecuar su conducta al medio en que se vive. Esta adaptación puede tratarse del ambiente físico o del ambiente sociocultural. En este último caso, consiste en la capacidad de vivir y expresarse de acuerdo a las normas, valores, ideas, instituciones y estructuras de una determinada realidad social. El término también se usa para designar el intercambio armónico y duradero entre el sujeto y el medio o entorno; con este alcance tiene un significado cercano al de integración. Al igual que el concepto de acomodación, y todos aquellos con los que existe una cierta sinoni-
mia, la adaptación puede ser tanto un estado como un proceso. Para algunos, la adaptación adquiere diferentes modalidades: acomodación, ajuste, asimilación e integración. Para otros, existen dos modalidades principales de la adaptación: la acomodación y el ajuste, de ahí que sea frecuente utilizar estas tres palabras con significados y alcances semejantes, en sociología, antropología y trabajo social. Los conceptos de adaptación y ajuste han tenido particular importancia en el trabajo social en los años cincuenta, pues, según una clásica definición propuesta en un informe de las Naciones Unidas, el trabajo social tiene por objeto “la adaptación o ajuste del individuo con otros individuos o con su medio social”. Esta definición reflejaba la concepción del “social work” norteamericano de esa época y tuvo vigencia durante muchos años en América latina, constituyendo lo que se llamó el “trabajo social tradicional”. En este contexto profesional, en la idea de acomodación y ajuste, subyace el propósito o perspectiva teleológica (el para qué de la acción) de no alterar el orden existente. *-2,,2]7% Tendencia compulsiva hacia algo como consecuencia de la cual el individuo pierde su capacidad de dominio, ya se trate del alcohol, tabaco, drogas o el uso de objetos, como son la televisión y las nuevas tecnologías. Éstas que han invadido la vida cotidiana de millones de personas, especialmente a través de internet, los videojuegos y los teléfonos móviles. #$
ADIESTRAMIENTO EN SERVICIO – ADMINISTRACIÓN
Se trata de un nuevo tipo de adicciones que algunos denominan “ciberadicciones” y otros adicciones “virtuales” o “cibernéticas”. Éstas se producen cuando la persona dedica más de tres horas diarias para utilizarlas, pierde horas de sueño y deteriora la capacidad de comunicación interpersonal y la convivencia familiar. *-2.-* 6>=>* !RSQJSDOD GH WL$ WLHPGD GH". La expresión es utilizada, específicamente, para indicar una técnica de organizar los programas de construcción de viviendas, cuyo sistema consiste en que los propios interesados, organizados en grupos —excepcionalmente sus reemplazantes—, se ayudan recíprocamente en la construcción de sus viviendas, mediante el aporte de mano de obra durante sus horas libres, contando con los servicios técnicos y la asistencia financiera de una entidad patrocinante, que puede ser o no estatal. La ayuda mutua, en su modalidad más pura, consiste en que todos los que intervienen en el proyecto participan directamente en la construcción de viviendas de la totalidad del grupo sin saber cuál será la que pertenecerá a cada uno de
AYUDA SOCIAL.– AZAR.
ellos. A partir de esto, pueden darse muchas modalidades como, por ejemplo, que alguno o todos los participantes paguen, en forma sistemática y permanente, a un reemplazante para que trabaje en la construcción de las viviendas. En este caso, se pierden casi todas las ventajas educativas del sistema. En otros casos, los reemplazantes pueden ser totalmente circunstanciales, ya sean obreros pagados o bien familiares o amigos del participante que lo reemplazan en la tarea. Otra variante consiste en que el organismo patrocinante pague mano de obra, que trabaja en la construcción durante las horas en que los participantes están ocupados en sus tareas habituales, con el fin de avanzar en la construcción de las viviendas.
*B>-* 7=*62.7=8% Corporación que gobierna y administra los asuntos e intereses de un municipio, formada por un alcalde y varios concejales. También se llama así al edificio en que tiene su sede la corporación municipal, denominado asimismo Casa Consistorial. *C*;% Secuencia o evento que no hay forma de predecir dentro de un conjunto limitado.
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-B+*38< /87-8
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