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July 26, 2017 | Author: marabad.1006181 | Category: Marxism, Karl Marx, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Capitalism, Louis Althusser
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Reconocimient.~~ y colaboradores

I.

El trabajo dificil de una teoria del valor social: methforas y dialkctica sistem6tica a1 principio de El Capital de Marx Geert Reuten

11.

La teoria del valor trabajo "verdaderamente social" de Marx: el trabajo abstract0 en la teoria marxista del valor Patrick Murray

59

111.

La dialkctica de la conceptualizaci6n de la abstracci6n del trabajo Mario L. Robles Baez

97

IV.

La necesidad del dinero: c6mo Hegel ayud6 a Marx a superar la teoria del valor de Ricardo Patrick Murray

143

V.

La dialkctica de la forma del valor o la gknesis 16gica del dinero Mario L. Robles Baer

171

VI.

Hegel, Schelling y el plusvalor Enrique Dwsel A.

VII. De la critica de Hegel a la critica del capital ChristopherJ. Arthur VIII. Sobre algunos momentos del concept0 de capital Mario L. Robles Bher

Bibliografia

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RECONOCIMIENTOS Y COLABORADORES

Este libro es resultado del Seminario International: Mam: Lbgcn y Capital, organizado poi- el Departamento de Produccion Economics de la Universidad Aut6noma Metropolitana-Xochimilco en la Casa de La Prirnera Imprenta de Anikrica, del9 a1 13 de junio de 1997, evento en el que algunos de 10s articulos que se publican fueron presentados en versiones originales. La mayoria de Cstos fueron publicados posteriormente en revistas y/o libros internacionales. Los articulos "El trabajo dificil de una teoria del valor social: methforas y dialCctica sistematica a1 principio de El Capital de Marx", de Geert Keuten, y "La necesidad del dinero: cbmo Hegel ayudb a Marx a superar la teoria del valor de Ricardo", de Patrick Murray, fueron publicados originalmente en Fred Moseley (ed.). Malx's Method i n Capital, Humanities Press Internationa:, Nueva Jersey, 1993 (pp. 89-114 y 37-62, respectivamente); en esta ocasi6n se publican con el permiso de 10s autores y la empresa editora. "La teoria del valor trabajo 'verdaderamente social' de Marx: el trabajo abstracto en la teoria marxista del valor", de Patrick Murray, fue publicado originalmente en Historical Materialism, Research in Criticnl Marxist Theory, num. 6, verano de 2000, London School of Economics, Londres, pp. 27-66; se publica con el permiso del autor. "La dialkctica de la conceptualizaci6n de la abstraccibn del trabajo", de Mario L. Robles BAez, es una versibn ampliada y modificada de dos articulos ya publicados: "Acerca del trabajo abstracto como una abstraccibn socialmente determinada", en Economia: Teoria y Practica, num. 14, junio de 2001, UAM, MCxico, pp. 157-191 y "On the Abstraction of Labour as a Social Determination", en Alan Freeman, Andrew Kliman y Julian Wells (eds.). The New Value Controversy and the Foundations of Economics, Edward Elgar Publising, Londres y Nueva York, 2004. "La dialkctica de la forma de valor o la genesis lGgica del dinero", de Mario L. Robles Baez, es una versi6n ampliada y modificada de dos articulos ya publicados: "On Marx's Dialectic of the Genesis of

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Dinl6ctic;ly Capital

the Money Form", en InternationalJournal oJPolitical E c o ~ ~ o mvol. y , 27, num. 3, otoiio de 1997, Nueva I'ork, pp. 35-64 y "Examen d e la critica de C. Benetti y J. Cartelier a la t.eoria del dinero de Marx", en Diana Villarreal (comp.). Pcllitica econcimica y crisisjinanciera en Mixico, umr-Xochimilco,1998, pp. 129-176. "E[egel, Schelling y el plusvalor", de Enrique Dussel, originalmente escrito en iriglks, sc publica con el permiso del autor. "De la critica de Hegel a la critica del capital", de Christopher Arthur, es un articulo original; se publica coil el permiso del a u ~ o rFinalrnente, . "Sobre algunos momentos del conccpto dc Capital", d e Mario L. Robles BAez, es una versi6n ampliada y modificada cle un articulo publicado: "Marx: sobre el concept0 de Capital", e n Econonzia: Teoria y Pructica, nilm. 7, uizh4, Mkxico, 1997, pp. 129-156. Mario L. Robles Rhez. cs el traductor d e todos 10s articulos, excepto 10s suyos. Cliisroplicr Arthur es fil6sof0, H o n o r a ~ yLecturer of Philosophy en la Universidad de Sussex, Brigton, Reino Unido. Sus publicaciones incluyen: The Dialectic of Labor: M a m and His Relation to Hegel (Basil Black\vell, Londres, 108G) y The Npru Dialectic and bk(zm's Cafiital (Historical Materialism Book Series 1, Brill, Leiden y Boston, 2002). Ademas, es tambikn mieinbro del Consejo Editorial de las revistas Radical I-'h,ilosophy y Capital €9Class. Enriclue Dussel A. es doctor en filosofia, profesor de filosofia y filosof'ia politica en la Universidad Aut6noma Metropolitana-Iztapalapa. Sus libros publicados incluyen: L a produccici~~ tecirica de Mum. U n comentario a 10s Grundrisse (Siglo XXI Editores, 1985) y Hacia un Marx desconocido. U n comentario de 10s Manwcritos del61-63 (Siglo xxr Editores, 1988). Patrich Murray es doctor en filosofia de la ciencia, profesor d e filosofia y Jefe del Departamento de Filosofia en la Universidad d e Creighton, Oinaha, Nebraska, Estados Unidos. Es autor de Marx's Theory of Scientific Kno:rulcdge (Humanities Press, 1988, Estados Unidos) y editor d e Reflections on Co?nnzercial Life: A n Anthology of Classic Texts from Pluto to the Present (Routledge, 1988). Etelberto Ortiz Cruz es doctor en ciencias econ6niicas, profesor de economia y profesor distin'guido de la Universidad Autonoma Metropolitans-Xochimilco. Entre sus publicaciones estAn: Conzpetenciay cniis en la economia mexicana (Siqlo xxr Editores, 1994) y, como con~pilador,Teoria de 10s precios. AvanctTs en el de&te contrmfiordneo ("AM-Xochimilco,1996). Geert Reuten es doctor en economia, profesor de economia politica y de filosofia de la economia en la Universidad d e Amsterdam. Es autor (con Michael Williams) de Value-Form and the State: The Tendencies of Accumulation and the Deternli~tntionof Econo~nicPolicy i n Capitalist Society (Routledge, 1989). Sus de1n5s publicaciones incluycn: "Accumulation of Capital and the 1;ouncrlacion of the Tendency of the Rate of Profit to Fall" (Cambridge Journal of Economics, 1991) y (con J. Schuler) "Educating the Passions: Reconsidering David Hume's Optimistic Appraisal of Cornerse" (History (lf European Ideas, 1993).

Reconocimientos y colaboradores

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Mario L,. Robles Baez tiene estudios de doctorado en economia, es profesor de economia politica y economia en la Universidad Autonoma Metropolitana-Xochimilco. Es autor (con Mario Capdevielle) de Guia de preguntas y ejerciciospr~cticos de microeconomia, UAM-XOCI IIMIICO, 2001. Sus demhs publicaciones incluyen: "Valor y precio de producci6n en la teoria del capital de Marx", en Etelberto Ortiz (comp.). Teoria d.e losprecios. Avances en el &bate contemporuneo (u~l~z-Xochimilco, 1996) y "La influencia del mCtodo '16gico-hist6rico' de Engels en las interpretaciones sobre el objeto de la primera secci6n del tomo I de El Capital de Marx" (Economia: Teoria y Practica, 1999). El trabajo de con~pilaciony traducci6n lo hice durante una parte del period0 sabatico que durante el aiio 2000 me otorg6 la Universidad Aut6noma Metropolitana-Xochimilco. Desde luego, 10s errores de traduccion que sobrevivan son de mi exclusiva responsabilidad. En primer lugar, agradezco a 10s autores y las empresas editoriales que me otorgaron 10s permisos necesarios para la publicaci6n de 10s articulos en este libro. Finalmente, deseo expresar mi reconocimiento a Arturo Anguiano, director de la ucsrl-Xochimilco, quien hizo posible culminar este esfi~erzocon la publicaci6n de este libro.

En este libro se presenta un conjunto de ensayos sobre investigaciones recientes en las que se pretende realizar una reinterpretacibn o reconstrucci6n de la dialkctica, es decir, de 10s fundamentos 16gicos de la critica de la economia politica de Marx. El titulo Dialictica y Capital. Elementos para una reconstruccidn de la critica de la economia politica, remite a lo que para nosotros representa, por un lado, el concepto que Marx consider6 el objeto principal de su trabajo cientifico-filosofico: el capital;' y, por otro, la 16gica de su movimiento y, por ende, el mktodo de su presentaci6n: la 16gica dialkctica. Este conjunto de articulos representa un acercamiento a este concepto bajo lo que se ha denominado la nueva diale'ctic~,~ el cual esth organizado en torno a tres de sus momentos conceptuales, sistematicamente interconectados de la presentaci6n de Marx: 1) el fundamento (negado) del capital, es decir, el trabajo abstracto, enajenado (trabajo que genera valor); 2) la dialkctica de las formas de valor, cuya culminaci6n es la forma dinero (forma general de existencia del capital); y 3) la forma de capital (en cuanto sujeto). Para cada uno de estos temas se presentan dos o tres trabajos, elaborados por tres fil6sofos y dos economistas politicos, quienes sustentan que la dialkctica de Marx esth estrechamente relacionada con la dialkctica de Hegel, principalmente la desarrollada en su Ldgica. "El capital es la potencia econ6mica, que lo domina todo, de la sociedad burguesa. Debe constituir el punto de partida y el punto de llegada [...Iv (G.I:28). "Es necesario desarrollar con exactitud el concepto de capital, ya que el mismo es el concepto bbico de la economia moderna, tal como el capital mismo -cuya contrafigura abstracta es su concepto- es la base de la sociedad burguesa. De la concepcibn certera del supuesto fundamental de la relacibn, tienen que derivar todas las contradicciones de la produccibn burguesa, asi como el lilnite ante el cual ella misma tiende a superarse" (G.I:273). En el apartado I1 de este pr6logo se describe brevemente el significado de la nueva dialictica.

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DialCctica y Capital

Debemos sefialar que este libro est4 enmarcado en un proyecto teorico mAs anlplio, el cual tiene por objetivo el andisis 16gico y la critica de la economia capitalista y, por tanto, del capital como su sujeto, tomando como ~nktodo bhsico la dialkctica sistemAtica. Sin desarrollarlas con todo rigor, juzgamos util incluir, en forma abreviada, algunas consideraciones relativas a 10s dos temas principales sobre 10s que gira este libro: el problema del sujeto de la procducci6n capitalista y la (nueva) dialkctica para despuks presentar 10s resumenes de 10s ensayos que conforman el libro.

I. SORRE EL SUJETO DE LA PRODUCCION CAPITALISTA ?Par quk desarrollar una concepci6n del capital como sujeto? El sentido de esta pregunta y de su respuesta se encuentran en que para Marx 10s "hombres" no son rigurosamente 10s "sujetos" (en sentido ontol6gico pleno) de la producci6n c:apitalista, sino el capital. Sobre el capital como sujeto, da indicaciones en varios pasajes de sus textos. En 10s Grundnise, Marx afirma que el capital es "la potencia economics, que lo dornina todo, de la sociedad burguesa" (G.1:28)y m4s adclante lo sefiala como "El valor" que "entra en escena como sujeto" (G.1:251). En su mfixirna obra, El Capital, kste es caracterizado como "un sujeto autom&tico","el sujeto de un proceso", "sujeto dominante", "una sustancia en proceso, dotada de movimiento propio", "valor en proceso, dinero en proceso" (C.I.1:188189]1.En ambos textos, la definici6n del capital como "valor que se valoriza a si mismo", lo supone como el sujeto del proceso de la producci6n capitalista. Para Marx, el capital como sujeto es un concept0 que pertenece especificamente a1 mod0 de production capitalista. Respecto de 10s hombres, Marx sefiala que, en el capitalismo, 6stos se presentan como personificaciones de categorias econ6micas. Asi lo seiiala de manera explicita en el pr6logo a la primera edicibn del torno I de El Cajbital: "aqui s610 se trata de personas en la medida en que son la personificaci6n de categorias econ6micas, portadoras de determinadas relaciones e intereses de clase" (C.I.l:8).%n el tom0 I11 indica con toda claridad que "[llos principales " "En el curso de nuestro an5lisis veremos que las miscaras que en lo econ6mico asumen las personas, no son mis que personificaciones de las relaciones econ6nlicas, como portadoras de las cuales dichas personas se enfrentan mutuamente" (C.I.l:104). "En su condici6n de portador [Trager] consciente de ese movi~niento,el poseedor de dinero se transforma en capitalista. Su persona, o mas precisamente su bolsillo, es el punto de partida y de retorno del dinero. El contenido objetivo de esa circulaci6n -la valorizaci6n del valor- es su f i n subjetiuo, y s610 en la medida en que la creciente apropiaci6n de la riqueza abstracta es el h i c o motivo impulsor de sus operaciones,

agentes de este mod0 mismo de producci6n, el capitalista y el asalariado, s610 son, en cuanto tales, encarnaciones, personificaciones de capital y trabajo asalariado, determinados caracteres sociales que el proceso social de producci6n estampa en 10s individuos; productos de esas determinadas relaciones de producci6n" (C.III.8:1116). En 10s Grundrisse, seiiala con lenguaje hegeliano: "el capital que existe para si es el capital&a", el "obrero, es solamente el trabajo que existe para si" (G.I:244). Eso significa que, para Marx, 10s hombres son y no son 10s sujetos de la producci6n capitalista. Es decir, 10s hombres no se presentan como 10s sujetos propiamente dichos de la producci6n capitalista, sin0 como 10s portadores del movimiento del capital: el obrero es portador en cuanto que personifica a1 trabajo, la fuente viva del valor y plusvalor y, por tanto, del capital, y el capitalista es portador en cuanto personifica a1 capital. Esto implica que 10s hombres, como tales personificaciones, Sean considerados 10s soportes del sujeto capital, por ser 10s soportes del dinero y de las mercancias (incluida desde luego la fuerza de trabajo) esto es, 10s verdaderos predicados del sujeto capital. Pero, en un sentido mhs ontolbgico que 16gic0, 10s hombres pueden ser considerados sus predicados porque, en cuanto sujetos, ellos s610 actuan bajo la figura de predicados, es decir, como capitalistas o como proletarios. Para dar una breve explicaci6n hist6rica de esta inversi6n entre sujeto y predicado, presentamos un pasaje del Pr6logo a la Contribucibn a la critica de la economia politics, en el que Marx expone en forma esquemhtica su concepci6n de la historia:

A grandes rasgos puede calificarse a 10s modos de produccibn asihtico, antiguo, feudal y burguts modern0 de Cpocas progresistas de la formacion econ6mica de la sociedad. Las relaciones burguesas son la ultima forma antag6nica del proceso social de la producci6n, antag6nica no en el sentido del antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que surge de las condiciones sociales de la vida de 10s individuos, pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el sen0 de la sociedad burguesa crean, a1 mismo tiempo, las condiciones materiales para resolver este antagonism~.Con esta forma social concluye, por consecuencia, laprehistoria de la sociedad humana (CCEP:6). En este pasaje Marx plantea dos aspectos relacionados entre si sobre su concepcion de la historia. Por un lado, considera que la "prehistoria de la sociedad funciona 61 como capitalista, o sea como capital persongicado, dotado de conciencia y voluntad" (C.I.1:186187). "Como capitalista, no es mPs que capital personificado. Su alma es el alma del capital" (C.I.1:279).

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humana" estii constituida por 10s diversos modos de producci6n basados en las rclaciones de produiccibn antagonicas que 10s hombres han establecido hasta hoy y que terminan con la desaparicion del mod0 de producci6n capitalista. Y, por otro, considera que el hombre se encuentra en su prehistoria y que, s61o a1 final de Csta, se pasar4 a la historia. Hablar de la prehistoria significa que el hombre no ha llegado todavia a ser sujeto (en sentido ontolbgico pleno), sino que se encuentra en su proceso de constituci611 como tal, que sblo llegari a ser un vcrdadero sujeto despuks del mod0 de producci6n capitalista, con el cual concluirii su prehistoria y empezar4 su historia. Esta illtima representaria la posici6n del hombre como sujeto. Estos dos aspectos de la concepci6n de la historia de Marx nos plantean varias interrogantes. Si relacionamos 10s dos aspectos podemos decir, siguiendo a F a ~ s t oque , ~ en la "prehistoria de la sociedad humana", se tiene una serie de juicios en la que el sujeto gramatical es el "hombre" y sus predicados expresan diferentes figuras hist6ricas que corresponden a las distintas formaciones sociales que han conformado esa prehistoria: ciudadano y esclavo, seiior feudal y siervo, capitalista y proletario. De aqui que estos juicios podarnos expresarlos corno: el "hombre" es... ciudadano, el "hombre" es... esclavo, el "hombre" es... seiior feudal, el "hombre" es... siervo, el "hombre" es... capitalista, el "hon~bre" es... prolelario; donde la c6pula "es ..." no representa una relacibn de inherencia, sino una de reflexi6n en la que el hombre sujeto solo aparece reflejado en sus predicados. Sin embargo, eso no significa que, en su prehistoria, el hombre estC completamente supri~nido,como postula el pensamiento antihumanista o antianlropologista,' ni que el hombre estk completamente puesto, como postula el pensamiento hunlanista o antropologista. A nivel de su prehistoria, el hombre, en cuanto sujeto, esth ahi, aunque ilegado (o presu puesto), es decir, existe sblo a partir de sus predicados; que en lugar de ser SI-IS deterillinaciones corno sujeto, son de hecho negaciones de Cl lnismo como tal. Lo clue resulta es un movimiento de reflexion del sujeto en el predicado, que hace del predicado u11 sujeto. No se trata del sujeto a1 final de su prehistoria,

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VCase Ruy Fausto. Marx: ldgicn epolitica, t. I, primera p a r k del c a p i t ~ ~1, l o 1982, pp. 27-37, y t. 11, Irltroducci6n general a1 segundo capitulo, 2002, pp. 187-194. " l'or ejemplo, el estructuralismo althusseriano postula estructur-as sociales sin sujeto: "Esta f6r111ula('proceso sin Sujeto' ni Fin[es]) tiene todo lo necesaiio para atentar contra 1as 'evidencias' del sentido coinhn, vale decir (Gramsci), de la ideologia dorninante" (Althusser, 1974:73). Muchos pensadores posmodernos ta1nbii.n son antisttjuto, ya sea porcltle el sttjero cs un simbolo de la modernidad (vkase, por ejenlplo, Derrida, 1978) o porque el sttjeto es hulnanista (vCase, por ejemplo, Vatinlo, 1988). Para consultar un anilisis i~lteresantesobre el sujeto en el pensamiento posmoderno, vCase Paul Alaric Rosenau, capitulo 3, 1992.

Prologo

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sino del sujeto a1 interior de tsta. Se ha seiialado, sin embargo, que esta concepcibn de la historia de Marx es teleol6gica iAcaso esta concepci6n supone una perspectiva teleologica?Consideramos que no es asi, puesto que la historia actual es, para Mam, la "historia natural" del hombre, entendikndola, a la manera de Adorno, como una historia en la que 10s hombre no son sujetos." Estas concepciones del capital como sujeto y de 10s hombres como sus portadores (o bien como predicados del sujeto capital) de Marx, contrasta con la concepcion que de ellos tienen las diferentes escuelas de pensamiento econbmico del capitalism0 (sean 6stas clhica, neoclhsica, keynesiana o neoricardiana, entre otras). Veamos brevemente dos de &as. La vision sobre la teoria del capital de origen neoclhsico contrasta con la visibn de Marxjusto desde el punto de partida: el sujeto econ6mico social que esth en el fundamento de toda la aproximaci6n te6rica. Para la visidn ortodoxa el sujeto econ6mico por excelencia es el consumidor, que es el personaje por excelencia del individualism0 metodol6gico. Esta idea se fundamenta en el trabajo de Ramsey (1936),y no cobra toda su fuerza sino hasta el desarrollo pleno de la ortodoxia, ahora denominada de 10s "Nuevos c!isicos", en 10s trabajos de Lucas y Barro. La denominaci6n esencial se encontraria en la idea de que este enfoque se fundamenta en la teoria de la eleccion (choice theoretic), con base en el despliegue de lo econ6mico como el campo de la maximizaci6n de 10s agentes rationales. Su presunta inserci6n en la visi6n cl5sica tiene su origen en la nocibn de que la economia se sustenta en las acciones de 10s individuos en referencia, de alguna manera, al individuo egoista que postula Smith (1999). Sin embargo, se podria decir que esta idea se recoge plenamente en tres de las fuentes esenciales del pensamiento neocl5sic0, desde 10s trabajos de MTairas(1905), y ciertamente en 10s desarrollos de Hicks (1971), Samuelson (1966), y en 10s dos desarrollos mhs importantes de la teoria del equilibrio general, en Arrow y Hahn (1971) y en Debreu (1959).Respecto de la noci6n de capital, en todos ellos aparece una dificultad esencial: el famoso K de la funci6n de producci6n no se sabe qut es. No es evidente si es una "cosa", masilla, " Case Theodor W. Adorno (1989). Dialktica negativa, particularmente "Historia natural" e "Historia y metafisica" del capitulo I1 de la tercera parte, pp. 352-359. En este texto Adorno retoma a Marx en un pasaje que ya citamos parcialmente: "Dos palabras para evitar equivocos. No pinto de color de rosa, por cierto, las figuras del capitalists y el terrateniente. Pero aqui s61o se trata de personas en la medida en que sonpersonificaciones de categorias econbmicas, portadores de determinadas relaiiones e intereses de clase. Mi punto de vista, con arreglo a1 cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo dr! laformaci6n econbmico-social, menos que ninghn otro podria responsabilizar a1 individuo por relaciones de las cuales C1 sigue siendo socialmente una criatura por m8s que subjetivamente pueda elevarse sobre las mismas" (C.I. 1:8).

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plastilina o una masa de dinero. Pero tampoco se diferencian sus precios; ni 10s medios de producci6n con 10s activos de capital, y kstos respecto del dinero. En la expresion del equilibrio general, todos esos precios se igualan con las preferencias intertemporales de 10s individuos. La definicibn de base est5 dada por estos dtimos, pues es donde se plasma la acci6n del agente ("sujeto") social de base, el consumidor. Esta constituye la fuente de confusi6n rl~as relevante en las teorias de corte ortodoxo. No s610 no se sabe qut. es el capital, sino que no se sabe c6mo interactcan sus diferentes precios. Existen dos momentos en el desarrollo de la teoria ortodoxa que e:jconveniente destacar como indicadores de 10s problemas de la teoria del capital que de ella surgen. Uno es el cklebre debate entre Samuelson (1962)y Garegnani (1962) acerca del concepto de capital, que se desprende de 10s planteamientos hechos por Sraffa en el libro Producci6n de mercanciaspor nzedio de ?nercancias( 1960). En este texto se cuestiona directamente uno de 10s resultados m5s impor1:antes que se desprenden de la teoria de la production neoclasica: a variaciones (aumentos) en 10s precios de 10s "factores b6sicos de la producci6n" (es decir, en dicha visibn, el trabajo y el capital), se sigue que 10s agentes optimizadorc:~(las empresas) deberian utilizar menos de tales factores. Este ~necanismoes esencia1 en la teoria ortodoxa de 10s precios para garantizar el pleno empleo del trabajo y del capital. De no cumplirse, sus precios tendrian que reducirse a cero. La demostraci6n de Sraffa (1960), planteada en el capitulo XII, revela que en un modelo de producci6n que cumple con 10s requisitos neocliisicos, se puede dar una reversion (reswitching) en el uso de 10s factores, contr-adiciendo 10s postulados de equilibrio general basicos. Sin embargo, el debate que levanta Garegnani tiene una incidencia mayor sobre las debilidades del concepto de capital. De hecho, se aplica a cualquier noci6n que presenta a1 capital corno una cosa y no como una forma de valor. El debate subsiguiente mostr6 que la debilidad no se encontraba en alguna tkcnica de agrega'cion o en un indice ad hoc. El problema estA en que se tiene un concepto de capital y dos precios: uno como medio de producci6n, es decir, una mercancia producida por medio de mercancias, y otro como tasa de ganancia. Es notable que el unico economista de origen ortodoxo que reconoci6 este problema y propuso una soluci6n inteligente fue Keynes (1936). La teoria de 10s dos precios de Keynes reconoce que hay una dificultad con el precio del capital, que no sblo se reduce a la relacibn entre 10s precios de los meclios de produccibn y su tasa de rendimiento, sino tambikn se extiende a1 precio del dinero, lo que conduce a la teoria de la preferencia por la liquidez. Estos aspectos son muy sugestivos para 10s avances recientes propuestos por la escuela poskeynesiana, que ha rechazado el tratamiento elaborado por Tobin, mediante su coeficiente q, el cual mostraria la relaci6n entre activos prod~lctivos y el valor de mercado del capital, dado por su rendimiento real.

Como se puede observar, para estas corrientes de origen neoclasico el capital no es considerado como una sustancia valor que se transform6 en sujelo, sino que se define, podriamos seiialar, por sus predicados, es decir, por las formas materiales (cosas) de existencia que kste toma a lo largo de su propio movimiento, o por sus precios o formas de valorizaci6n. Todo eso inlplica, ademis, para todas las corrientes teoricas diferentes del marxismo, que el capital no sea un concepto hist6ricamente determinado que pertenece exclusivamente a1 capitalismo, sino un concepto ahistorico que no se diferencia a lo largo de la prehistoria de la sociedad humana. De igual manera, a1 contrario de Marx, estas corrientes ponen a 10s hombres individuales como sujetos, a1 considerarlos como ugentes econ6micos individuales autonomos, que por medio de sus decisiones, como consumidores o productores, generan el sistema econbmico. De esa manera, tales teorias pueden calificarse como humanistas o antropologistas. Sin embargo, existen otras corrientes que, por el contrario, consideran a1 hombre como un ente que ha sido suprimido por la estructura econ6mica. En ese sentido, tales teorias pueden calificarse como antihumanistas o antiantropologistas; el caso miis extremo es considerar a1 hombre como capital humano.

La naturaleza de la dialkctica es uno de 10s temas mas polkmicos en la critica de la economia politica de Marx; temiitica sobre la que Cste nunca escribi6 un texto. No hay duda de que en El Capital y otros escritos la dialkctica hegeliana influyo claramente en Marx. Sin embargo, hasta ahora, ha sido dificil explicar no s610 toda la complejidad de la influencia de Hegel en Marx, sino ademhs la llamada Lbg2ca diale'ctica, que continin siendo un objeto dificil de definir. ZPor qu6 intentar hacer una interpretaci6n o reconstruccibn dialkctica de la critica de la economia politica de Marx? Sin pretender dar una respuesta a~npliaa esta pregunta, creemos, por un lado, como el mismo Marx seiiala, que si la ciencia debe adoptar una 16gica propia en relaci6n con el caricter peculiar del objeto bajo investigacibn, la produccibn capitalists requiere necesariamente de un mCtodo peculiar que la pueda captar como una realidad invertida, producida y dominada por el capital. Este mCtodo 16gico es la dialCctica sistemitica. Por otro lado, consideramos que la dialkctica esti, de cierto modo, destruida, lo que supone su necesaria reconstruccibn. En efecto, la dialkctica usada por Marx no so10 ha sido rechazada y criticada sino, ademis, vulgarizada a lo largo de la historia del marxismo, lo que ha dado origen a interpretaciones distorsionadas de su critica de la economia politica. Mucho antes de lo que se lla1n6la c&is del marxismo, sucedida a finales de 10s sesenta,

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la dialkctica no sblo experiment6 crisis, sino ademas fue rechazada y vulgai-izada por marxistas y no marxistas. Sobre esto existen bastantes ejemplos, de 10s cuales consideramos util presentar algunos. En primer lugar podemos sefialar lo que llamariamos la "vieja dialkctican de la escuela soviktica del 'materialismo dialkctico' (conocida como Diamat), cuyas raices se encuentran en la versi6n vulgarizada de Engels y Plejhnov. ~ s t se a present6 como una visi6n universal del mundo y como un mktodo universal. Segun Engels, las leyes generales de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento, deberian adecuarse a las "tres leyes" de la dialkctica que 61 postul6 (vkase, Engels, 1975:58). En realidad, esa 'vieja dial6cti.ca' se presenta como un simple conjunto de ejemplos con total ausencia de sistematicidad. En sus Cuademosfilosbficos Lenin sefialaba que, en Plejhnov, la dialkctica "recibe habitualmente una atenci6n inadecuada: la identidad de contrarios es entendida como una suma de Ejemplos" ("por ejemplo, una simiente", "por ejemplo, el comunisino primitivo") y que ese forrnalismo "rige en cuanto a Engels" (Lenin, 1974:326). Pero no s610 eso. N seiialar en sus escritos sobre la critica de la economia politica de Marx que el mktodo usado por 6ste es una unidad de lo lbgico y lo histbrico, Engels funde en una sola dialkctica la dialkctica sistemhtica y la dialectics histbrica. Con esto contradice a1 propio Marx que explicitamente disocia una de la otr-a. El mktodo "16gico-hist6ricomde Engels ha tenido una gran influencia en las interpretaciones, equivocadas a nuestro parecer, de autores marxistas contemporhneos (tales como Ronald Meek, Paul Sweezy, Ernest Mandel y niuchos o t r o ~ )Sartre . ~ es un caso posterior que es necesario mencionar porque muestra claramente la disociacibn entre la 16gica de Hegel y la de Marx. En efkcto, si bien encontramos en su Critica de la ra-zbn diale'ctica cierta influencia de la Fenomenologia del espiritu de Hegel, la 16gica de El Capital esth completamente ausente. En este mismo sentido, no podemos dejar de mencionar 10s te:itos de Althusser, que tuvieron gran influencia en el pensamiento marxista. A1 considerar que la dialkctica de Hegel no s610 es idealista, sino contraria a la de que Marx, Althusser pretendi6 mostrar el no hegelianismo de mar^.^ Creern.0~ Althusser y 10s althusserianos, que trabajaron mucho sobre El Capital, no 'A este respecto pueden verse 10s trabajos de C. Arthur (1996),J. Weeks (1981),T. Sekine (1986) y M.L. Robles Bhez (1999). "'Si hemos podido establecer, con bastantes pruebas para afir~narlo,que el discur-so de Marx es en su principio extrario a1 discurso de Hegel, que su dialkctica (...) es total~nentediferente de la dialkctica hegeliana,... Y si cse anfilisis y esa dialkctica no son, coino creemos, sino una sola y misma cosa, no basta, para explicar su producc:i6n original, seiialar que ella s610 ha sido posible a1 precio de una ruptura con Hegel ..." (Althusser, 1969:57).

Prblogo

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conocen a Hegel, o el Hegel de ellos es realmente irreconocible.~ainfluencia de Althusser ha llegado hasta nuestros dias por medio del pensamiento materialists posmoderno.'O ~ s t es a una nueva corriente marxista en Estados Unidos que, siguiendo 10s fundamentos filos6ficos de Althusser, nos presenta la dialkctica como una filosofia de la contradicci6n y envejecida de esencias. Con esto ronlpe con las categorias bksicas de toda 16gica dialkctica, particularmente de la dialCctica de Hegel (corno las de totalidad, esencia y apariencia, entre otras), y critica, ademks, la tradici6n hegeliano-marxistade la historia por ser teleolbgica y esencialista. El pensamiento posmoderno actual sigue el mismo camino. Considerando que el marxismo es hijo de la Ilustracibn, esta corriente de pensamiento critica a Marx en muchos sentidos, incluido su metodo 16gico; la mayoria de 10s pensadores posmodernos rechazan el modelo marxista, entre otras causas, por ser un modelo de esencia y "apariencia" (la idea de que el mundo empirico, "apariencia", estj causalmente conectado a niveles mAs profundos, las estructuras y procesos de lo real, "la esencia"). ' I En las escuelas del pensamiento econ6mico encontramos el mismo fenbmeno. El rechazo a la critica de la economia politica de Marx por parte de la mayoria de estas escuelas ha estado fundamentado, entre otras razones, en el mCtodo dialkctico usado por Marx y en su comparaci6n con la teoria econblnica de Ricardo. De esto podemos ofrecer algunos ejemplos. Las interpretaciones criticas a1 llamado problema de la transformacidn de Marx (es decir, la relaciBn entre 10s valores del torno I y 10s precios de producci6n del tom0 I11 de El Capital) es una muestra clara de la falta de comprensi6n de la articulaci6n dialkctica y, por tanto, contradictoria, de 10s momentos de la estructura logica de El Capital. En efecto, algunas interpretaciones, como la de Bohm-Bawerk,12

ausencia casi total de referencias a 10s textos de Hegel en su lectura filosbfica de El Capitul que es Para leer El Capital nos parece en si mismo un sintoma de esto. Vkase Antonio Callari y David Ruccio (eds.). Postmodern Materialism and the Future ofMarxist Theory. Essays in the Athwserian Tradition, b'esleyan University Press, Hanover y Londres, 1996. El grupo que conforma esta corriente edita la revista Rethinking Marxism, Universidad de Massachusetts-Amherst, Estados Unidos. 'I Para un interesante analisis sobre la critica del mCtodo lbgico de Marx planteada por el pensamiento posmoderno, vkase Sarup, Madan (1993). A n Introductory Guide to PostSt7ucturalirm and Postnzodenzism, University of Georgia Press, Estados Unidos. En su ohra polkmica sohre Marx, Bohm-Bawerk sostiene que en el corazbn del sistema marxista hay una "gran contradiccion" (formal, no dialectics) que hace que Cste tenga "un pasado y un presente, pero no tiene un futuro duradero. En mi opinibn, entre todos 10s sistemas econbmicos, 10s que con mayor seguridad estan consagrados a la declinacibn son 10s que se basan, como el marxiano, en un vacio fundamento dialkctico" (Bohm-Bawerk, 1978:125). " La

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la de Sarnuelsonl" mhs recientemente la de Dumknil y L&vy,14sostienen lque la relacibn erltre estos dos momentos es de ruptura, de corte, de separacihn, como si cada uno cstuviera fuera del otro. Si la relaci6n se concibe asi, implica clue no puede haber posici6n del pasaje de uno a1 otro. De ahi que esa relacion no sea vista como una relaci6n dialkctica, s i n ~corno una antiriomia irresoluble. Otras interpretaciones, como la solucibn algebraica proporcionada por Bortkiewics, basada en la lbgica lineal y admirada poi- el pensamiento neoricardiano, ven que la relacibn entre estos dos momentos es de continuidad y coherencia formal, pero, tambikn, de ausencia de contradiccibn dialkctica. Con Piero Sraffa, la influencia del pensamiento ricardiano en el marxismo tuvo una revitalizaci6n, a1 grado que algunos autores la han denorninado escuela ma~xista-neoricardina.Los autores que siguen esta escuela harl sei~alado que en 10s escritos de Sraffa estiin las bases para solucionar todos 10s problemas contradictorios que Marx no pudo resolver en sus teorias del valor y de 10s precios.'"n realidad, la mayoria de estos autores leen 10s escritos econbrnicos de Marx so10 bajo una 16gica lineal, en la que la diali-ctica no tiene cabida; 10s mjs cuidadosos llegan a lo mucho a encontrar la contradiccihn en Marx, pero en lugar de asumirla, la recharan. Siendo un cstudioso y admirador de Marx, Joseph Schumpeter tarnpoco pudo cntender el mktodo de kste. A1 sefialar que "Marx no traicion6 jamas la ciencia positiva con la metafisica",'" Schumpeter pretende reducir el mktodo dinlkctico (metafisico)de M a ~ ax otro que corresponde a1 de la ciencia ecrbnhmica como "anjlisis positivo". Con esa concepcion metodologica de la teoria de Marx, Schumpeter califico a &stede ser un gran epigono de Ricardo. La adrniracibn por Marxy la falta de compresi6n de su mktodo se repiten enJoan Robinson. I:' "Considere dos sisternas alternatives y discordantes. Escriba uno. Ahora transfbrmelo tomando ~unagoma y I~brrelo.Despuks reemplficelo con el otro. iVoila! H,a connpletado su algoritlno de transformacibn" (Samuelson, 1971:440).Samuelson cz~lificaa Marx como un "posricardiano menor". Dunlknil y Levy consideran, por un lado, que la "ley del valor" pertenece a u n a economia no-capitalists de lnercancias donde hay intercambio peso no esiste capital y, ~ o tanto, r tampoco competencia capitalista; mientras qrle, por otro, la "ley dc:l intercambio" (es decir, la ley de 10s precios de produccibn) pertenecc a una econoinia capitalista de ~nercanciasdonde la ley del valor deja de explicar la formaci6n de 10s precios (Dumknil y L6~77,1986). VCase, por ejemplo, a Ian Steedman (1985) quien considera que el "problenia de la tl-allsformacib11"en 10s planteamientos de Marx es falso, pues no hay relacibn alguna entre valoi- y prccio. 'Ii Joseph Schumpeter. Sintesis de Ia euolucid~rlde In ciencia erondtt~icccy s1c.r mbtodos, citado por Giulio Pietranera. "La estructura lbgica de El Capital", en E s t ~ ~ d i osobre s el capital, Siglo XXI Editores, Mexico, 1977, p. 28.

En su Introduccibn a la economia m a m k t a , J. Robinson considera que el pensamiento de Marx es metafisico;17en su "Carta abierta de un keynesiano a un marxista", se pregunta retoricamente "
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