Di Meglio, Las Palabras de Manul. TP 4
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Di Meglio, “Las palabras de Manul. La plebe porteña y la política en años revolucionarios”, TP4.
Un grupo de negros reunidos hablan de política. Uno de ellos, exclama que contra el gobierno haciendo referencia a los derechos, la esclavitud, la ingratitud gubernamental y los servicios brindados. El orador era Santiago Manul, un miliciano en 1819. A partir de este fragmento pretendemos analizar la participación política plebeya en los años revolucionarios. La plebe era un grupo heterogéneo de color, ocupación, e ingresos. Se trataba de una suerte de proletariado urbano -sacando a los artesanos- en el que se incluye a los esclavos. Sabemos que Manul era miliciano. La milicia era una institución muy popular en aquellos años. Todo hombre de 16 a 45 años con domicilio fijo en un lugar debía participar por un periodo de tiempo de instrucción militar a cambio de un salario. Las milicias estaban preparadas para la defensa de la ciudad, no así para ser un ejército en operaciones. Para 1806, las milicias eran endebles y la ciudad cayó en manos inglesas. Para el año siguiente las mismas se volvieron fundamentales en la reconquista. La organización las formara por lugar de origen y color de sus miembros. En un principio incluso, los oficiales eran elegidos por sus subordinados, algo que duró poco para ser reemplazado por la jerarquía tradicional. Durante los años revolucionarios las milicias dejarían su función militar para formar parte del juego político. El apoyo de las milicias inclinó la balanza a favor de los criollos en 1810. Saavedra los envió como ejército regular al Alto Perú y Paraguay, lo que estaba prohibido: el reclutamiento contó con el entusiasmo de las masas, principalmente inmigrantes y esclavos, quienes pretendían conseguir su libertad. Para 1815 encontramos a la Milicia apoyando al Cabildo para derrocar al Director Supremo Carlos de Alvear. La milicia se convirtió con el devenir de los años en el brazo armado del cabildo. La sociedad colonial era legalmente desigual. La revolución inició la lucha por los derechos de los desfavorecidos. Observamos dos levantamientos, el de 1811 donde sargentos y cabos reclamaban que les trate como ciudadanos libres: estaban exigiendo volver a elegir oficiales. El triunvirato reprimió a los sublevados. En 1819, momento donde encontramos las palabras de Manul, hubo un levantamiento contra el director supremo debido a la movilización de tropas para luchar contra entrerrianos y santafesinos, santafesinos, algo que iba en contra del derecho derecho de las milicias. milicias. El Director Supremo Rondeau decidió indultar a todos. Después de una casi una década había cierto cansancio del pueblo sobre la guerra, los conflictos internos, y la carestía del pan. En esta década encontramos otros amotinamientos de milicias negras luchando por sus derechos. ¿Participó la plebe de los sucesos del 1810? Aunque en principio no hubo movilizaciones populares, la violencia inclinó las decisiones en favor de los revolucionarios. Saavedra, para expulsar de la junta a los seguidores del fallecido Mariano Moreno, movilizó a las milicias para que presenten un petitorio exigiendo la expulsión de los peninsulares solteros, un deseo popular. La movilización logró el objetivo, además de expulsar de la junta a los rivales de Saavedra, que se habían expresado contra la expulsión de los españoles. La revolución abrió la posibilidad de politizar sentimientos contra los españoles. También la movilización popular fue una herramienta para terminar con la primera junta, para condenar el levantamiento de Álzaga, inclusive para terminar con el triunvirato siguiendo las órdenes de la logia Lautaro. Paso aseguro su reelección
como triunviro a partir de tener un numeroso grupo de adherentes. Para 1814 la movilización de hombres al frente, el aumento de impuestos, la carestía del pan, desató el odio popular contra Alvear quién debió renunciar. Las palabras de Manul hacen referencia al gobierno como ingrato por no pagar los servicios. En principio hace referencia a la patria. Los servicios prestados a la patria y su causa era motivo de orgullo en la plebe porteña. Por un lado se podía pensar a la patria por la trinidad de Dios, Patria y Rey. Pero también pensarla simplemente por el lugar de origen. La causa revolucionaria se volvió popular, realizándose grandes fiestas frente a cada triunfo libertador. El odio a los peninsulares alentaba la causa revolucionaria. La idea de patria empezó a tener un contenido de igualitarismo por parte de los plebeyos que impugnaban las posiciones privilegiadas de los españoles. Muchos de estos advertían que las fuerzas del Rey vendrían a tomar Buenos Aires, y por lo menos sigilosamente, mantenían fidelidad a Fernando VII. Con el fin de la guerra y el alejamiento de la amenaza española, el odio contra los peninsulares descendió. La causa de la patria fue la causa de los negros, principalmente a partir de la libertad de vientres sancionada en 1813, lo cual otorgó a esta población conciencia de sus derechos, cuando el trató que se les daba seguía siendo un trató servil o de esclavo. En las palabras de Manul encontramos la referencia “aquí no tenemos padre ni madre”, cierto es que la figura del rey tenía un aspecto
paternal, que el cabildo no supo reemplazar, principalmente cuando aumentaban los precios de los dos bienes de consumo populares, el pan y la carne. Sin embargo, la figura de referencia seguía siendo el cabildo. La revolución abrió el camino a la participación popular en la política. Cuando el Cabildo movilizó a las milicias contra el gobernador Rodríguez en 1820, la victoria del último dejó las milicias bajo el mando de la gobernación.
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