Desarrollo Cognitivo y Motor

April 25, 2018 | Author: Hirvin Davila | Category: Synapse, Neuron, Nervous System, Central Nervous System, Axon
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DESARROLLO COGNITIVO Y CULTURA “Existe un proceso de retroalimentación entre el desarrollo cognitivo y la cultura, ya que la inserción en ésta es posible a partir de las capacidades cognitivas propias de la especie humana, que sólo pueden desarrollarse a partir de la interacción social a través de la cultura”. El constructivismo es la base para la hipótesis planteada, ya que sostiene que la cultura sólo se puede adquirir mediante un sistema de aprendizaje complejo, dotado de procesos útiles para diversos fines. El conocimiento es el producto de la interacción entre una nueva información y lo que ya sabemos, y el aprendizaje es la construcción de modelos para interpretar la información que recibimos. Por ejemplo, un niño aprende a multiplicar, pero primero debe saber sumar, por lo tanto estructurará este primer conocimiento que ya poseía, en función de la incorporación y uso del segundo. Presentaré dos corrientes que se oponen a mi hipótesis. El racionalismo, que sostiene que sólo existen ideas innatas: no aprendemos nada nuevo, sino que reflexionamos para descubrir los conocimientos que ya están adentro nuestro. La corriente empirista sostiene que el origen del conocimiento está en la experiencia sensorial, ya que al nacer somos una tábula rasa, y es la experiencia la que va creando expresiones. Muestra al conocimiento aprendido como una copia de la estructura real del mundo. Es verdad que se aprende de la experiencia, tal como afirma el empirismo, pero ese aprendizaje es siempre una construcción y no una mera réplica de la realidad. La realidad es percibida gracias a las estructuras mentales, que permiten organizar la experiencia en el tiempo y el espacio 1. Todo conocimiento es una traducción, ya que el estímulo se traduce en un código. Y los códigos son mezclados y transformados, por lo tanto, el conocimiento es también reconstrucción. Un claro ejemplo de esto es el lenguaje. El estímulo se transforma en mensaje, éste en información, y ésta en percepción. El mundo, por lo tanto sólo se conoce a través de éstos conocimientos: no se puede separar de nuestras estructuras mentales. Así, formamos una representación de las cosas. Las personas estamos en interacción con la realidad, lo cual permite organizar la información según nuestras propias categorías, creando nuevas, o modificando las preexistentes. El aprendizaje ocurre por la reorganización de las estructuras cognitivas como consecuencia de la adaptación al medio. Esto se logra a partir de la asimilación de las experiencias a los conocimientos previos (construcción estática) y por acomodación de los conocimientos, las estructuras ya establecidas, a la nueva información (construcción dinámica). Para comprenderlo mejor, quizás sea bueno pensar en un niño que haciendo un dibujo con témperas, mezcla accidentalmente el azul con el amarillo y ve que el resultante de esto es el verde: si en un principio entendía a los dos primeros colores como entidades independientes, ahora debe reorganizar esta información, para que sea posible, que de la conexión entre ambos, surja un nuevo producto. Nuestro conocimiento del mundo constituye una construcción que cambia constantemente: toda cultura impone a sus miembros modelos estructurados del mundo y la realidad, pero en la interacción con el entorno todo se procesa mediante el proceso de categorización, que consiste en la creación de modelos o representaciones de la realidad, a través de los cuales separamos o discriminamos lo que es importante de lo que no lo es. La clasificación o categorización es para el hombre una herramienta, un medio de garantizar su mundo, a fin de resolver 1

“Epistemología de la complejidad”. Edgar Morin

problemas y aclarar determinados fines. Bien dice Tomasello, que “no podemos despojarnos de nuestros anteojos culturales, para ver el mundo aculturalmente”.2 El individuo no puede llevar a cabo su búsqueda de significados, sin la ayuda de los sistemas simbólicos de la cultura: ésta aporta los instrumentos para organizar y entender los mundos en formas comunicables. Por lo tanto aunque la propia cultura está hecha por el hombre, a la vez conforma y hace posible el funcionamiento de la mente humana: el aprendizaje y el pensamiento siempre están situados en un contexto cultural y depende de la utilización de recursos culturales. Por ejemplo: el ser humano nace con la capacidad de desarrollar un pensamiento lógico-matemático, y éste tiene la posibilidad de ser usado en la noción de “tiempo”, que en verdad es una construcción cultural. Lo que nos permite negociar los significados, es la intersubjetividad, la habilidad humana para entender la mente de los otros. Hay realidades intersubjetivas, en las que se combinan las particularidades de cada uno de los sujetos que las construyen. Todos somos partícipes de la realidad, la cual modificamos, creamos e interpretamos. La función fundamental del aprendizaje consiste en interiorizar la cultura para así formar parte de ella: “nos hacemos personas a medida que personalizamos la cultura”3. A su vez, la cultura trae incorporada nuevas formas de aprendizaje. Implica un procesamiento activo de la información que cada persona organiza y construye desde su propio punto de vista. Haciendo referencia a lo que expone Tomasello, los procesos culturales tomaron las habilidades cognitivas existentes de base individual, y las transformaron en nuevas habilidades cognitivas de base cultural, dotadas de una base social-colectiva. El aprendizaje humano dispone de dos tipos de procesos. El aprendizaje por asociación: procesos acumulativos ligados al mantenimiento de la estabilidad. Y el aprendizaje por reestructuración: procesos que producen una reorganización y un incremento de la complejidad. Sin la acumulación de información no podría haber reestructuración, que a su vez hará posible la adquisición de nueva información. Existe una oposición entre hereditaristas y ambientalistas. El primer grupo sostiene que la mayor parte de las cosas que el hombre hace están determinadas biológicamente a través de la herencia: el desarrollo es fundamentalmente el despliegue de las potencialidades ya heredadas. Paralela a ésta corriente podría ser lo que Tomasello define como “línea individual de desarrollo cognitivo”: las cosas que el hombre conoce y aprende por sí mismo, sin la influencia de otras personas o sus artefactos. Por su parte, los ambientalistas sostienen que el hombre está determinado por los factores ambientales y la experiencia lo va conformando. La “línea cultural de desarrollo cognitivo” se asemeja a esta última corriente, en el sentido de que el organismo conoce y aprende cuando actúa tratando de ver el mundo a través de otras personas. Lo que en realidad sucede es que cuando el individuo nace, está dotado de una serie de disposiciones que van a determinar su conducta: nace con ciertas disposiciones (está preprogramado); pero estas disposiciones van a interactuar con las influencias ambientales y éstas las van a moldear de alguna forma, aunque siempre dentro de ciertos límites. El sujeto actúa sobre el entorno y según éste responda, será el incremento o reducción de las disposiciones. Por ejemplo, el ser humano ya viene con las bases biológicas necesarias para poder producir sonidos, pero la cultura es la que permite que estos sonidos formen el lenguaje. Por lo tanto podemos decir que el aprendizaje es consecuencia, por un lado, de un material genético, pero al mismo tiempo, de la capacidad para aprender. Para esto, el ser humano dispone de diversos sistemas de aprendizaje, producto del desarrollo evolutivo de especie humana, pero al mismo tiempo de la cultura, ya 2 3

“Los orígenes culturales de la cognición humana”. Michael Tomasello “Aprendices y maestros. La nueva cultura del aprendizaje. Capítulo 1”. Juan Ignacio Pozo Municio

que los debemos usar de modo discriminativo en función de las demandas de los diferentes contextos de aprendizaje. A través del aprendizaje, incorporamos nueva información, que nos ayuda a predecir y controlar los acontecimientos de nuestro entorno. El culturalismo apoya el hecho de que la mente no podría existir si no fuera por la cultura. La realidad está representada por un simbolismo compartido por los miembros de una comunidad cultural. Éste modo simbólico es conservado, elaborado, y pasado a generaciones sucesivas que a través de esta transmisión continúa manteniendo la identidad y forma de vida de la cultura. Así, la cultura da forma a las mentes de los individuos. El desarrollo del funcionamiento psíquico humano presupone una naturaleza social y un proceso por el cual los niños crecen dentro de la vida intelectual de aquellos que los rodean. En cada contexto sociocultural los niños participan tanto en intercambios educativos formales como en otros de naturaleza informal, que dan origen al funcionamiento adaptativo en ese contexto. A través de procesos recíprocos de interacción social, los niños desarrollan un sistema de representaciones cognitivas como esquemas interpretativos, y se comprometen con el sistema de valores culturales y los conjuntos de normas de conducta favorecidos por su contexto sociocultural. Este proceso de socialización incluye, por lo tanto, la adquisición y uso del conocimiento, formas de representación y modo de pensar y razonar con él. Estas herramientas culturales, junto con el lenguaje, constituyen la inteligencia. “Existe una interrelación determinante entre el contacto cultural, y la conformación de los distintos aspectos y capas de la subjetividad, los cuales le van permitiendo al sujeto la construcción su identidad y las características de ésta”.4 El individuo nace y se desarrolla en un grupo cultural primario (familia, barrio, círculo de amigos), y a partir de la cultura de dicho grupo es que se construye la subjetividad, caracterizada por la incorporación de las pautas culturales del grupo primario. Nuestro conocimiento y la experiencia de los demás es lo que posibilita el aprendizaje; mientras más rica y frecuente sea la interacción con los demás, nuestro conocimiento será más rico y amplio. El desarrollo cognitivo completo requiere de la interacción social. “El imprinting cultural marca a los humanos desde su nacimiento, primero con el sello de la cultura familiar, luego con el de la escolar y después con el de la universidad o en el desempeño profesional.” 5

Por lo tanto las tradiciones culturales acumulan las modificaciones introducidas por otros individuos a lo largo del tiempo: así se vuelven más complejas y abarcan una gama más amplia de funciones adaptativas. Éste proceso se denomina “evolución cultural acumulativa”, o “efecto de trinquete”, y es básicamente lo que diferencia al hombre de otros animales (incluyendo a los primates no humanos): la capacidad de transmitir la cultura. Un primate no humano puede ser capaz de llegar a adquirir ciertas pautas culturales, pero de lo que no es capaz es de establecerlas como tales entre otros miembros de su especie. Esto sí es posible entre los seres humanos, ya que somos capaces de reconocer que todos somos agentes intencionales. Un “sistema cultural incluye no solo las instituciones sólidas y burocráticas, como las escuelas y los sistemas político-económicos, sino también los sistemas informales de prácticas en las que participan las personas” 6. Cada generación hereda además de sus genes, los productos de la historia cultural, que incluyen herramientas para apoyar la resolución de problemas. Las actividades cognitivas tienen lugar en situaciones socialmente estructuradas. Por ejemplo, cuando alguien 4

“Posmodernidad y educación. Implicaciones epistémicas y conceptuales en los discursos educativos”. Alicia de Alba 5 “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.” Edgar Morin 6 “Aprendices del pensamiento. El desarrollo cognitivo en el contexto social”. Barbara Rogoff

descubrió el fuego, este hecho logró no convertirse en algo aislado: pudo ser transmitido a otros, y así se perpetuó a lo largo del tiempo. Si seguimos basándonos en la interacción social como motor para el desarrollo de las habilidades cognitivas, estaremos entonces de acuerdo con la idea del aprendizaje cooperativo: se aprende mejor cuando se está en un grupo que coopera, ya que los otros pueden ayudar a lograr ciertos fines. Todo aprendizaje se inserta en un contexto y en ese contexto hay otras personas que colaboran de una forma u otra para que el aprendiz pueda lograr algo que no podría hacer sólo. Por ejemplo: si un niño es abandonado en la selva cuando aún no ha adquirido el lenguaje, jamás podrá decir ninguna palabra, ya que no hay otros sujetos que lo guíen o sirvan de ejemplo en dicha tarea. Éste es un concepto que se articula con el de zona de desarrollo próximo. Hay un primer nivel evolutivo real (o zona de desarrollo actual), es decir, el nivel de desarrollo de las funciones mentales de un niño. La zona de desarrollo próximo es la distancia entre el nivel real de desarrollo, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz. Dicha zona define aquellas funciones que todavía no han madurado, pero que se hallan en proceso de maduración. Lo que hoy está en la zona de desarrollo próximo, será mañana el nivel real de desarrollo; es decir, lo que un niño es capaz de hacer hoy con ayuda de alguien, mañana podrá hacerlo por sí solo. Un niño puede no saber hacer una resta, y si nunca es ayudado a comprender el proceso, quizás nunca logre hacerla. En cambio si alguien colabora de alguna forma para que pueda aprenderlo, el niño logrará su meta, ya que próximamente podrá hacerlo sólo.

CONLUSIÓN La cultura sólo se puede adquirir mediante las categorías que el sujeto crea para organizar la realidad, como así también por la modificación de éstas al adquirir nuevos datos. Por esto, las estructuras cognitivas deben reorganizarse para que el sujeto pueda adaptarse al medio. La cultura es la que permite el desarrollo de estas categorías, ya que posee un sistema simbólico que funciona como herramienta para organizar y entender la realidad. Por lo tanto hay un simbolismo que representa la realidad, el cual es compartido por los miembros de la cultura, de manera que ésta, estructura la mente de las personas. Todos los seres humanos disponemos desde el nacimiento de ciertas habilidades que determinan nuestra forma de desenvolvernos en la cultura, pero éstas son influenciadas de alguna forma por el medio, aunque con ciertos límites. A través de los procesos de interacción social, el ser humano desarrolla estructuras que funcionan como esquemas interpretativos. El desarrollo cognitivo del sujeto depende entonces de las herramientas que le da la cultura al transmitir nuevas formas de aprendizaje, pero para poder adquirirlas, es necesario tener las estructuras que nos permitan interiorizarlas.

BIBLIOGRAFÍA * “Aprendices del pensamiento. El desarrollo cognitivo en el contexto social”. Barbara Rogoff * “Aprendices y maestros. La nueva cultura del aprendizaje. * “El conocimiento en construcción. De las formulaciones de Jean Piaget a la teoría de sistemas complejos”. Rolando García * “El desarrollo humano”. Juan Delval * “Epistemología de la complejidad”. Edgar Morin * “La educación y el aprendizaje del pensamiento“. Lauren B. Resnick. * “La educación, puerta de la cultura”. Jerome Bruner. * “La escuela inteligente”. David Perkins * “La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva”. Howard Gardner. * “Los orígenes culturales de la cognición humana”. Michael Tomasello * “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.” Edgar Morin * “Obras escogidas”. Lev Semiónovich Vygotski * “Posmodernidad y educación. Implicaciones epistémicas y conceptuales en los discursos educativos”. Alicia de Alba * “Realidad mental y mundos posibles. Los actos de la imaginación que dan sentido a al experiencia”. Jerome Bruner

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