Definicion Adulto y Adulta

February 26, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Características de Psico-Bio-Sociales del Adulto y Adulta Evolución biofisiológica en la adultez En el período de adulto maduro los cambios son más evidentes, tanto en la apariencia física como en el funcionamiento del cuerpo. La senescencia, que es el estado de declive físico en que el cuerpo, con la edad, pierde gradualmente fuerza y eficiencia, se inicia hacia el final de la década de los 20 años. En el inicio de la etapa adulta todos los sistemas corporales funcionan a un nivel óptimo. Los componentes genéticos y hormonales que impulsan el crecimiento se detienen al principio de la juventud. De hecho, las chicas alcanzan su máxima estatura a los 16 años y la mayoría de los chicos lo hacen alrededor de los 18 ó 20. El crecimiento muscular y el aumento de grasa continúa a los 20 años, cuando el cuerpo se rellena: las mujeres alcanzan su tamaño final completo de pecho y cadera, y los hombres el de hombros y el de la parte superior del brazo. A causa, en parte, de estos incrementos, también aumenta el peso, especialmente al inicio de los 20 años. Los hombres, generalmente, son más fuertes físicamente que las mujeres debido a que tienen más masa muscular; sin embargo, para las personas de uno y otro sexo la fuerza física aumenta durante la década de los 20 años y alcanza su máximo alrededor de los 30, momento en el que empieza a disminuir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de los 40 años las necesidades de energía disminuyen un 5 % por década, ya que se reduce el metabolismo basal de la persona (la energía que necesita el organismo para mantener las funciones vitales en situaciones de reposo). Por lo tanto, el aporte calórico debe ser menor y adaptado a las necesidades individuales en función de la edad, la complexión y la actividad física. Desde el inicio de la adultez, en todos los sistemas corporales se producen señales de declive, las más visibles son las del tejido cutáneo. Otras que no son tan visibles ni obvias se dan prácticamente en todos los sistemas corporales, y el cambio se produce a un ritmo diferente en cada órgano.

1. Sistema de tejidos, membranas, piel y derivados de la piel Tejidos  La mayoría de los tejidos del organismo pierden elasticidad con la edad. Así, por  ejemplo, es muy visible la disminución de la elasticidad del tejido conjuntivo de la piel, pero estos cambios también se producen en los músculos del corazón, los pulmones y las venas.

 

  Otros tejidos que presentan cambios con la edad son el muscular y el adiposo. La masa muscular evoluciona hasta llegar a su punto máximo, que se produce en los hombres alrededor de los 30 años y en las mujeres se puede mantener hasta los 50, que es cuando empieza a descender. El tejido adiposo tiende a aumentar tanto en hombres como en mujeres entre los 40 años y los 50, y continúa incrementando hasta llegar a los 70-75 años.

Piel  Los cambios en la piel se desarrollan a lo largo de la edad adulta y se acentúan en la vejez, cuando aparece más sequedad debido a la disminución del tejido adiposo. Estos cambios se manifiestan lentamente y se empiezan a hacer visibles al inicio de la década de los 20 años. Hacia el final de esa misma década la mayoría de personas perciben en su aspecto físico las señales iniciales del envejecimiento. Como consecuencia de la disminución progresiva del colágeno (alrededor de un 1 % cada año), que forma parte del tejido conjuntivo de la piel, ésta se vuelve más delgada y pierde flexibilidad, y aparecen las primeras arrugas alrededor de los ojos, en la frente y alrededor de la boca. La piel continúa perdiendo elasticidad durante las siguientes décadas y algunas personas a los 40 años presentan párpados caídos, flacidez en las mejillas y doble mentón.

Cabello  Las canas pueden aparecer alrededor de los 30 años, a causa de una reducción del número de células que producen el pigmento en los folículos pilosos del cabello. También hay una pérdida de cabello por los cambios hormonales y la reducción del riego sanguíneo en la piel. La pérdida de cabello, que en muchos casos con factores hereditarios, se da los en ambos sexos, pero es más está relacionada frecuente en hombres.

2. Sistema nervioso Uno de los resultados más concluyentes en el estudio del envejecimiento del sistema nervioso es la pérdida de neuronas y la disminución de los niveles de los neurotransmisores, las sustancias químicas necesarias para la comunicación neuronal. La reducción de estas sustancias puede causar alteraciones en la memoria y el sueño, y también enfermedades como el Parkinson. Otro de los factores relacionados con el envejecimiento del sistema nervioso es la lentitud neuronal, que provoca un aumento del tiempo de reacción en la ejecución de tareas. La causa de la disminución de la velocidad en la ejecución de actividades se ha relacionado con la ruptura de las conexiones neuronales, que hace que aumente el tiempo para procesar la información, con efecto acumulativo a medida que la persona envejece (Cerella, 1990).

 

 

Sueño  Durante la etapa adulta el tiempo real de sueño permanece bastante constante; sin embargo, se pueden dar alteraciones en el patrón de sueño en diferentes edades. Los despertares nocturnos suelen empezar a los 30 años e ir aumentado en adelante. Los mayores de 50 años es raro que duerman toda la noche de un tirón, y, a partir de los 60 años, les cuesta más dormirse cuando se acuestan o volver a dormirse cuando se despiertan por la noche, o bien se despiertan muy temprano por la mañana.

3. Órganos de los sentidos Vista  Los cambios en la córnea, el cristalino, los músculos oculares y otras partes del ojo empiezan entre los 35 y los 45 años, mientras que las alteraciones en la retina y el sistema nervioso empiezan a evidenciarse entre los 55 y los 65 años.  Alrededor de los 40-45 años las personas  Alrededor personas adultas pueden pueden presentar presentar vista cansada cansada (presbicia), que consiste en la pérdida de elasticidad de la córnea, lo que reduce la capacidad de enfocar. Se empiezan a tener dificultades para leer o hacer trabajos que precisan visión de cerca; este cambio se refleja claramente en el hecho de que las personas de 40 años tienden a sostener el material de lectura casi dos veces más lejos de los ojos que las de 20. Estos cambios visuales en la mitad de la población no causan dificultades en la vida cotidiana, simplemente las personas necesitan gafas correctoras. Después de los 50 años aproximadamente se puede apreciar una disminución constante de la percepción de la profundidad, es decir, de la capacidad para estimar la distancia a la que se encuentran los objetos, de la agudeza visual, de la elasticidad del músculo ocular, de la sensibilidad al color y de la adaptación a la oscuridad (Kline y Scialfa, 1996). Estos factores hacen que la persona tenga dificultad para discriminar los pequeños detalles a distancia y para acomodar su visión al entrar en lugares oscuros o poco iluminados, y aumente el peligro de deslumbramiento, por ejemplo, en la carretera por las luces de los coches que van en dirección contraria. Sin embargo, la mayoría de personas adultas pueden adaptarse a estos cambios sin grandes dificultades y compensar estos déficits visuales con medidas correctoras sencillas, a excepción del glaucoma, un trastorno visual causado por el aumento de la presión dentro del globo ocular. El glaucoma es cada vez más frecuente a partir de los 50 años y, por lo tanto, es muy importante su detección precoz a través de revisiones oftalmológicas. El campo visual, es fijo el área total que elrecta, individuo puede ver adecuadamente cuando mira a unque punto con la cabeza también disminuye con la edad.

 

Según un estudio reciente (Ball y Owsley, 1992, 2000), el campo visual permanece estable hasta los 55 años y después empieza a disminuir.

Oído  Los problemas de audición, al igual que los visuales, se presentan de forma progresiva con la edad. Según un estudio (Forzard, 2000), alrededor de un 19 % de los adultos de 45 a 54 años tienen alguna dificultad en la audición, y entre los 75 y 79 años este número aumenta hasta alcanzar alrededor del 75 %. Los trastornos que dan lugar a los cambios en la audición se atribuyen a factores como la acumulación excesiva de cera en los oídos y artritis en los huesecillos del oído medio, pero la causa más frecuente de pérdida auditiva son los cambios degenerativos de la cóclea, que es la estructura principal que recibe la estimulación neurológica para la audición. La agudeza auditiva se va perdiendo de forma gradual y no es igual para todas las frecuencias; por ejemplo, la capacidad de distinguir los tonos de alta frecuencia decae más rápido que la de entender una conversación. Una de las primeras señales de que se ha perdido audición suele ser la dificultad que tiene una persona de 40 años aproximadamente para oír el timbre de la puerta o el teléfono a una cierta distancia, o la tendencia a no despertarse cuando suena el despertador, como ocurre en personas alrededor de 50 años. En cambio, los sonidos del habla suelen entenderse hasta la vejez.

Pérdida auditiva a los 50 años Hombres Mujeres Pueden entender hasta un susurro. Pueden entender una conversación pero no llegan a entender un susurro.

en

Pueden entender una conversación en pero no pueden entender una en voz baja.

voz voz

65 %

75 %

28 %

22 %

5%

2%

2%

1%

baja, alta,

Ni siquiera pueden entender una conversación en voz alta.

Gusto y olfato En la persona adulta joven y madura apenas se detectan alteraciones en los sentidos del gusto y el olfato, a excepción de presentar alguna afectación neurológica.

 

4. Sistema locomotor En el sistema locomotor se producen cambios físicos importantes, especialmente en la etapa del adulto mayor. Entre los 45 y los 50 años aproximadamente suele producirse un descenso gradual de la estatura. Este descenso es debido al debilitamiento de los músculos de la espalda que conectan los tejidos y las vértebras. Algunas personas, a los 60 años, pueden llegar a perder casi 2,5 centímetros de altura. La pérdida de masa o densidad ósea es uno de los cambios físicos que puede desencadenar problemas de salud importantes. El nivel máximo de masa ósea suele alcanzarse entre los 20 y 30 años, y desciende posteriormente con la edad. Debido a la disminución de la densidad ósea, aumenta la fragilidad de los huesos, lo que provoca un aumento en el riesgo de fracturas y un alargamiento del tiempo de consolidación de las mismas. En las mujeres con la menopausia, la pérdida de la masa ósea se acentúa al disminuir los estrógenos, se agrava si hay una deficiente ingesta de calcio y vitamina D, y causa la osteoporosis. osteoporosis.   Otro cambio físico que se inicia a partir de la segunda década de vida es el adelgazamiento, las fisuras y el desgaste de los cartílagos protectores de las articulaciones. Con el tiempo, los huesos situados debajo del cartílago se dañan y ocasionan osteoartritis, una enfermedad que se manifiesta con un inicio y un aumento gradual de dolor y discapacidad, con signos leves de inflamación (Ettinger, 1995). Generalmente suele presentarse en las personas en la fase de madurez y se intensifica en la vejez.

5. Sistema respiratorioEl volumen máximo de aire que respiramos disminuye entre los 25 y los 85 años, a causa de la pérdida de distensibilidad de la caja torácica. La capacidad vital de los pulmones, por su parte, disminuye alrededor del 5 % cada década a partir de los 20 años, y se reduce de forma más rápida en las personas expuestas al humo de tabaco y otros contaminantes aéreos. Los efectos acumulativos de aire contaminado establecerlaclaramente la relación de respirar estos cambiosdificultancon edad.

6. Sistema cardiovascular  Los cambios relacionados con la edad adulta en el sistema cardiovascular son difíciles de distinguir de los cambios causados por problemas patológicos, tales como la rigidez arterial ocasionada por la pérdida de elastina en las paredes arteriales y los derivados de la hipertensión arterial. Sin embargo, existen algunos cambios en el sistema cardiovascular que se relacionan con la edad adulta, como son el aumento del tiempo de relajación entre las contracciones cardíacas, el engrosamiento de las válvulas cardíacas y la disminución de la elasticidad de la aorta (la arteria principal que sale del corazón), lo que dificulta la expulsión de la sangre del ventrículo izquierdo y reduce la cantidad de sangre que el corazón puede bombear por minuto, y por lo tanto, la sangre disponible para nutrir a todos

 

los tejidos del cuerpo. También el tejido muscular del corazón se deteriora al ser  reemplazado por tejido conectivo, y las arterias se endurecen con la calcificación (Whitbourne, 1999). Existen grandes variaciones individuales que pueden acelerar el proceso de afectación del sistema cardiovascular, como el estrés ambiental, una dieta inadecuada, el tabaco y el sedentarismo.

7. Sistema endocrino Los cambios en el sistema endocrino están determinados por la disminución en la producción de hormonas, principalmente en las mujeres a causa de la menopausia, que se produce alrededor de los 50 años. Durante este proceso se produce un descenso en la concentración de estrógenos, testosterona y progesterona.  A diferencia de las mujeres, los hombres no experimentan un descenso hormonal hormonal tan brusco. El nivel de testosterona se mantiene constante hasta los 60 años y después disminuye progresivamente. Otros cambios relacionados con la edad adulta que afectan al sistema endocrino son la disminución de las hormonas tiroideas, que ayudan a controlar el metabolismo basal, que empieza a disminuir  en esta etapa. También disminuye el efecto de la insulina, la hormona que produce el páncreas, sobre las células del organismo, y el nivel de glucosa en sangre suele aumentar a partir de los 50 años.

8. Sistema inmunitario El sistema inmunitario, responsable de la defensa del organismo ante los agentes externos, como las bacterias o los virus, y de las amenazas internas, como el cáncer, se va deteriorando con la edad. Es en el período de la madurez cuando se evidencia más el deterioro de este sistema y las personas necesitan más tiempo para recuperarse de cualquier problema de salud. También en la madurez el sistema alterarseautoinmunes y confundir sus propias células con agentes invasoresinmunitario y causar puede enfermedades como la artritis reumatoide o el lupus.

9. Sistema urinario Los riñones van perdiendo eficiencia alrededor de los 30 años y su funcionamiento disminuye lentamente con la edad (un 4 % cada década), a menos que se vean afectados por las drogas o por alguna enfermedad, en cuyo caso el deterioro del sistema renal y urinario se produciría con más rapidez. En el hombre adulto son frecuentes los cambios en algunas funciones del sistema urinario, especialmente en la micción. Estas modificaciones están causadas principalmente por el aumento de la glándula prostática, aproximadamente a partir  de los 50 años, que comprime la uretra y dificulta el paso de la orina.

 

  En las mujeres la pérdida de estrógenos en la menopausia facilita la disminución del tono en los músculos de la uretra y la vejiga, lo que causa problemas como la incontinencia de esfuerzo e infecciones urinarias.

10. Sistema reproductor  

Para ambos sexos la capacidad de respuesta sexual varía con la edad. Según diversos estudios, la actividad sexual alcanza su punto máximo en la década de los veinte y va disminuyendo en frecuencia en las décadas posteriores. Las hormonas sexuales (estrógenos y progesterona en las mujeres; andrógenos, andrógenos,   incluyendo la testosterona, en los hombres) tienen una influencia notable en la conducta sexual a lo largo de las etapas de la vida. Algunos estudios refieren que el impulso sexual también puede disminuir cuando la presión de procrear  desaparece, ya que la mayoría de parejas completan su familia en la década de los 30.

Sistema reproductor masculino Los hombres maduros no sufren ningún cambio brusco que reduzca su capacidad de reproducción ni sus niveles de hormonas sexuales. La mayoría de hombres adultos mantienen un proceso continuo de espermatogénesis (formación de espermatozoides) durante toda la vida. Sin embargo, a medida que avanza la edad puede existir una disminución de la calidad de estas células, tanto en cantidad como en viabilidad de reproducción. Su producción disminuye aproximadamente un 30 % entre los 25 y los 60 años, pero incluso a los 80 años conservan la mitad de la fertilidad que tenían a los 25 y pueden procrear  (Whitbourne, 1996).

En la mayoría de los hombres los niveles de testosterona disminuyen progresivamente a partir de los dadosexual, que estos se relacionan con el apetito sexual y la velocidad en 30 la años; respuesta a medida que envejecen pueden experimentar cambios que afecten su deseo sexual y la capacidad para mantener relaciones sexuales. En la pubertad la excitación sexual que produce una erección del pene suele darse muy rápida y frecuentemente en respuesta a una estimulación tanto visual como auditiva o de la piel. También el orgasmo durante la actividad sexual llega rápidamente. En la madurez el hombre puede tardar más que un joven en tener  una erección después de la estimulación, la fuerza de eyaculación es la mitad de la de un joven y disminuye el volumen del líquido eyaculado.

Sistema reproductor femenino En las mujeres maduras las hormonas femeninas regulan el ciclo menstrual, que finaliza habitualmente alrededor de los 50 años, es entonces cuando se pierde la

 

capacidad

reproductora

y

a

veces

puede

afectar

al

deseo

sexual.

La interrupción del ciclo menstrual durante la menopausia causa variaciones en los niveles hormonales regulados por la glándula pituitaria. Menopausia  Asociados  Asociad os a este proceso se producen cambios en los órganos genitale genitales s femeninos, las paredes vaginales se encogen, y el tamaño y la lubricación de la vagina disminuyen. También se manifiesta una reducción de los genitales externos. Estos cambios influyen en la actividad sexual de las mujeres: aumenta la posibilidad de presentar dispareunia (dolor durante el acto sexual) y se requiere más tiempo y estimulación para alcanzar el orgasmo.  A pesar de estos estos cambios cambios físicos, no existe existe ninguna ninguna causa fisiológica fisiológica que que impida a la mujer seguir disfrutando de su vida sexual a medida que avanza su edad. En resumen, el deterioro del funcionamiento fisiológico en la mayor parte de la etapa adulta es leve y se incrementa progresivamente con la edad. Sin embargo, no se deben sobrevalorar los cambios sobre el organismo, porque las consecuencias de éstos están determinadas en gran parte por la actitud y las habilidades psicosociales con que las personas las enfrentan.

Evolución psicológica y social en la adultez 1.  Adulto joven joven (de 19 a 25 años) años) 2.  Adulto ma maduro duro (de 26 a 65 años) El desarrollo psicosocial consiste en adaptarse y afrontar situaciones vitales muy diversas, y es la diversidad la característica distintiva de la vida adulta. Fuera de las limitaciones impuestas por el ritmo biológico y superados algunos controles paternos, los adultos son más autónomos para elegir su propio proceso de desarrollo; y son distintos y diversos caminos que pueden del recorrer losestá cambios hacia la adultez. La evolución en ellosdesarrollo psicosocial adulto muy relacionada y condicionada por el desarrollo cognitivo. Este desarrollo suele ser  muy rápido en la etapa de adulto joven y se caracteriza por un aumento en las capacidades mentales de razonamiento matemático, fluidez verbal, capacidad de vocabulario, capacidad de extraer conclusiones y capacidad de razonar. Estas capacidades mejoran gradualmente hasta principios de la cuarta o la quinta década de vida. Aproximadamente en el estadio de adulto maduro, las personas, dependiendo de su nivel educativo, pueden aumentar en capacidades intelectuales relacionadas con el conocimiento adquirido a través de la experiencia y el estudio (resolución de problemas de la vida cotidiana, acumulación de conocimiento, comprensión de la comunicación, resolución de conflictos en la práctica). Es en la madurez cuando se suele adquirir más pericia y flexibilidad para resolver

los

problemas

prácticos.

 

El desarrollo intelectual competente está condicionado por la interacción entre los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales que acontecen a lo largo de las etapas del ciclo vital. En general, las capacidades intelectuales cambian con el conocimiento que se va acumulando con el tiempo e inciden en el desarrollo de las habilidades profesionales, la resolución de los problemas ordinarios y la manera de vivir la vida. Ante la pregunta de si la inteligencia cambia con la edad, los investigadores dan múltiples y complejas respuestas. Algunos sostienen que la inteligencia se deteriora en algunos aspectos como por ejemplo en la rapidez mental, y aumenta en otros como en el conocimiento de la vida o la sabiduría. Otros afirman que la inteligencia es relativamente estable a lo largo de los años adultos hasta que aparece una enfermedad o se manifiesta el deterioro de los órganos sensoriales. Los primeros estudios sobre la relación entre la edad y la inteligencia han mostrado que existe un deterioro después de los 20 ó 30 años, especialmente en las habilidades mentales que se requieren para aplicar nuevos conocimientos, emitir razonamientos con más rapidez y memorizar. En cambio, los adultos pueden aumentar su función intelectual en aquellas capacidades mentales que dependen de la experiencia y de los conocimientos adquiridos.  Actualmente la investig  Actualmente investigación ación sobre el desarro desarrollo llo intelectu intelectual al y la edad sigue aportando expectativas muy positivas para la etapa adulta y la vejez. El deterioro en el rendimiento intelectual se inicia después de los 60 años, y hay personas con alto nivel de estudios y formación que pueden percibir el declive a los 80 ó 90 años. Uno de los últimos estudios identifica seis estadios de desarrollo intelectual en las personas adultas (Schaie y Willis, 2000), de los cuales los cuatro primeros corresponden a las etapas del adulto joven y maduro:  

Estadio de logro. Se inicia en la juventud, cuando se deben aplicar los conocimientos para desarrollar carreras profesionales y la vida en pareja/familia. Se aplica la inteligencia en aquellas situaciones que tienen consecuencias importantes para lograr las metas personales a largo plazo.

 

Estadio de responsabilidad. Se alcanza cuando los adultos jóvenes han adquirido las habilidades cognitivas para orientar su conducta y logran un grado de independencia personal para manejar situaciones con responsabilidad social. Generalmente este estadio se establece cuando la persona debe hacerse cargo de las necesidades de personas que están bajo su responsabilidad, como la pareja y los hijos, y cuando adquiere responsabilidades hacia los otros en el trabajo y la comunidad.

 

Estadio ejecutivo. Corresponde al estadio que la persona debe alcanzar  cuando las responsabilidades aumentan en complejidad según el cargo o el puesto de trabajo que ocupa. Se desarrollan capacidades de planificación y







evaluación organización.para aplicar al nivel de responsabilidad dentro de la

 

 



Estadio de reorganización. Se alcanza en el final de la madurez e implica las decisiones que la persona toma para iniciar la transición del trabajo a la  jubilación y para planificar su economía economía para el resto de de su vida. vida.

Los estadios que siguen corresponden a la etapa de la vejez, y son el estadio de reintegración y el de dejar un legado. En el primero, la persona aplica sus conocimientos y esfuerzos sus intereses, El segundo, generalmente, se para iniciareintegrar con el esfuerzo personalactitudes de llevary avalores. cabo una revisión de la vida. Este modelo de estadios, aunque se corresponda con un período de edad aproximado, puede variar de forma considerable en las distintas sociedades, así como en personas de grados diferentes de competencia cognitiva y de compromiso personal. Lo importante es el proceso secuencial de estos estadios, no el cronológico. En definitiva, y según estos autores, el desarrollo intelectual de las personas estará influenciado por los acontecimientos de la vida; a medida que los individuos asuman compromisos y responsabilidades adquirirán más experiencia y desarrollarán

una

inteligencia

más

profunda.

1. El adulto joven (de 19 a 25 años) Hacerse adulto es una de las transiciones más importantes de la vida, pero es difícil indicar el momento en que acontece dentro de las sociedades occidentales. La edad de 18 años es la que proporciona en la sociedad española el estatus legal de adulto, ya que se adquiere el derecho a votar, pero no indica una ruptura con la etapa de la adolescencia ni la confirmación como adulto. Muchos jóvenes a esta edad terminan su educación académica y empiezan su vida laboral, lo cual los ayuda a sentirse adultos al ganar su propio dinero y ser económicamente independientes de su familia. Otros jóvenes, aunque puedan hacer trabajos a tiempo parcial o en épocas concretas del año, deciden continuar con su formación universitaria o profesional, y posponen su plena entrada en el ámbito laboral. La transición a la etapa adulta es muy diferente en las culturas no occidentales, muchas de ellas tienen unos criterios bien definidos que deben reunir los hombres para convertirse en adultos. Estos criterios se centran en tres factores fundamentales: procrear, alimentar la familia y protegerla. En cambio, para las mujeres la menarquia (la primera menstruación) es el hito que marca la etapa adulta. Según los sociólogos, la transición de la etapa adolescente al comienzo de la edad adulta está marcada por cinco acontecimientos vitales (cambios sociales significativos y adversidades súbitas que una persona puede experimentar, para las que puede estar más omenos preparada) que indicarían este paso y que son: el final de la escolarización, el trabajo y la independencia económica,

 

independizarse de la familia, la vida en pareja y la paternidad o maternidad. 1. El final de la escolarización   Esta etapa representa el punto de intersección entre la adolescencia y la adultez. En ella la persona inicia un período de exploración y búsqueda de alternativas. Debe decidir si empieza a trabajar o sigue con sus estudios a un nivel superior, si se va a vivir fuera del hogar de sus padres o permanece en el mismo. Surge la necesidad de disminuir la dependencia emocional de sus padres.

trabajo y la independencia económica   2. El En la sociedad española, el trabajo es un factor fundamental que da sentido a la identidad personal y tiene muchas implicaciones psicológicas en el desarrollo de los hombres y las mujeres. Se puede decir que el trabajo es la primera tarea importante en la vida de las personas, representa uno de los cambios más significativos respecto a las etapas anteriores. Realizar un trabajo satisfactorio aporta bienestar psicológico a las personas y está muy vinculado al autoconcepto (conjunto de imágenes, pensamientos y sentimientos que el individuo tiene de sí mismo). De hecho, muchas personas se presentan diciendo su ocupación. La mayoría de la gente trabaja con el objetivo principal de ganarse la vida; sin embargo, el ámbito laboral también aporta nuevas amistades, poder, experiencia social fuera de la familia y poder participar en tareas colectivas, y contribuye decisivamente a conferir significado a la vida. Es frecuente que el primer trabajo no sea el definitivo en la vida del joven adulto; muchos jóvenes desempeñan diferentes trabajos durante su vida.  Actualmente,  Actualme nte, a causa de las políticas económica económicas s y sociales, los adultos  jóvenes tienen que esperar más tiempo que en épocas anteriore anteriores s para encontrar un trabajo que les permita independizarse de la familia, especialmente los jóvenes no universitarios o sin formación profesional. También hay que añadir que el mundo laboral actual es muy competitivo y exige un alto nivel de competencia para determinadas profesiones, lo cual hace difícil el acceso para muchos jóvenes. Si las personas logran el trabajo deseado, pueden verse influidas favorablemente en su estabilidad emocional, en el sentimiento de eficiencia, en su concepto de autovaloración y en la motivación. Por el contrario, cuando existen dificultades en el acceso laboral y se tienen que aceptar trabajos que no satisfacen demasiado o estar en situación de paro laboral, las expectativas y los logros de la vida se ven afectados negativamente. El trabajo es una actividad vital que se alarga durante la vida adulta hasta llegar  a la jubilación e interactúa con los rasgos de la personalidad de cada persona, por tanto influye de forma negativa o positiva en los aspectos emocionales y en

 

las

relaciones

familiares

y

sociales

de

las

personas.

3. Independizarse de la familia  Esta etapa está condicionada por la incorporación al mercado laboral y la consolidación del empleo. Los jóvenes tienen la necesidad de disminuir la dependencia emocional de los padres y formar su propio hogar con independencia del familiar, pero, actualmente, la falta de un trabajo estable provoca que muchos jóvenes no puedan independizarse económicamente y deban permanecer en el domicilio familiar hasta la edad de 30 o más años. Esta dificultad condiciona el alcance del resto de acontecimientos establecidos para esta etapa. La separación de la familia de origen conlleva el traslado del hogar de los padres y adquirir más responsabilidades y compromisos. 4. La vida en pareja  Para muchos adultos jóvenes tener amigos íntimos satisface la necesidad propia de afiliación; sin embargo, para la mayoría de los adultos la fuente de intimidad más profunda es la vinculación sexual con un compañero, que frecuentemente implica el matrimonio o la vida en pareja, el vivir juntos. La elección de pareja en los adultos jóvenes está determinada por el marco de relaciones sociales (trabajo, ocio, compañeros de estudios). Hoy en día la red social se ha ido ampliando debido a la movilidad de los jóvenes para estudiar, viajar y trabajar en otros países, que fomenta las parejas de países y etnias diferentes. En el proceso de selección de la pareja Triadó (2003) distingue cuatro fases:

Fase 1. Los compañeros se seleccionan entre los que están en el mismo marco de relaciones sociales; la apariencia física y la manera de ser son un elemento

clave

en

la

atracción

inicial.

Fase 2. Las parejas comparten gran parte de su tiempo, van conociéndose mejor e interactúan de forma más profunda en la relación; si se descubre algo que no agrada o no se respeta, se puede romper la relación.

Fase 3. La compatibilidad de los roles y el sentimiento de empatía afianzan la relación. Proporcionan a la pareja la sensación de buen funcionamiento.

Fase 4. La relación se consolida. Los miembros de la pareja se sienten más seguros

de

sus

sentimientos

y

optan

por

casarse

o

cohabitar.

Las razones que dan los jóvenes para casarse, bien sea civilmente o con ceremonia religiosa, son muy variadas e incluyen estar enamorado, legitimar  las relaciones sexuales, satisfacer la necesidad de compañía, comunicación y

 

seguridad, proporcionar derechos legales a los hijos y cubrir las expectativas sociales. El número de parejas que deciden vivir juntas sin casarse ha ido aumentando notablemente en la actualidad; suelen ser jóvenes, tanto heterosexuales como homosexuales, con un nivel socioeconómico medio o alto.

5. La paternidad y la maternidad  La necesidad de alcanzar logros en los adultos jóvenes encuentra su expresión más fuerte en el hecho de tener hijos. Hoy en día el patrón de paternidad y maternidad en los países occidentales ha cambiado mucho respecto a épocas anteriores. La tasa de natalidad en España ha disminuido considerablemente, las parejas deciden cada vez más tener el primer hijo alrededor de los 30 o más años, después de consolidar su profesión y tener una situación laboral estable. No obstante, es en esta etapa de desarrollo cuando la mayoría de personas deciden convertirse en padres para dar significado a su vida y desarrollar el sentimiento de realización personal. La experiencia de ser  padre/madre cambia la vida de las personas tanto en los aspectos externos como en los internos. La experiencia provoca cambios en la organización del hogar y de las relaciones sociales. En el plano personal el cambio es consecuencia del aumento de la responsabilidad de traer un hijo al mundo, criarlo y educarlo. Estos cambios son muy satisfactorios por una parte pero por  otra conllevan renuncias, gastos económicos, reducción de la actividad social y otras situaciones estresantes que necesitan cierta capacidad de adaptación por  parte de los padres para ir afrontándolas.  A pesar de todo, las personas deciden tener hijos biológic biológicos os o adoptivo adoptivos. s. Parejas que no pueden ser padres a causa de problemas de esterilidad optan por la inseminación artificial e incluso, como ocurre en EEUU, por las madres de alquiler. La inseminación artificial es un método utilizado cada vez más por  parejas homosexuales y por mujeres solteras que desean tener un hijo.

El valor de tener hijos se ha estudiado en muchos trabajos y la mayoría de ellos coinciden en que los padres, tanto jóvenes como mayores, consideran a los hijos como una fuente de amor, compañía y vínculos familiares, y creen que los hijos son estimulantes y divertidos, que les proporcionan ayuda y seguridad en la vejez y que son una razón para ser buenas personas. También añaden que hay que trabajar duro para ellos, lo cual hace que la persona se sienta bien consigo misma (Heaton y Jacobson, 1999; Hoffman; McManus y Brackbill, 1987). Entre los padres más jóvenes la desventaja más común es la restricción de libertad y el gasto económico. La necesidad de amar y ser amado en las personas puede satisfacerse con la paternidad y la maternidad. Los hijos ofrecen la oportunidad de abrazar, besar y tocar a otra persona en un mundo que cada vez coloca más barreras en la comunicación afectiva.

 

  Todos estos acontecimientos (el final de la escolarización, el trabajo y la independencia económica, la independización de la familia, la vida en pareja y la maternidad o paternidad) implican que la persona debe asumir nuevos roles sociales (trabajador, padre/madre, cónyuge, votante, etc.) y nuevas responsabilidades, factores todos ellos relevantes para la edad adulta. El tiempo y el orden en que estos acontecimientos suceden varía considerablemente entre las personas, ya que están condicionados por varios factores: la maduración biológica, los cambios en las expectativas sociales y culturales, y los acontecimientos históricos y políticos de cada lugar. De estos acontecimientos que caracterizan el paso a la edad adulta, se considera que probablemente son las aspiraciones y las expectativas que tienen los jóvenes sobre su nivel educativo lo que más condiciona el momento y la secuencia en que los demás acontecimientos suceden. Los jóvenes que aspiran a tener un nivel educativo más alto suelen acceder al trabajo, la vida en pareja o tener hijos a una edad más tardía. En el caso de las mujeres, el retraso en tener hijos por las aspiraciones educativas es un fenómeno de gran impacto en el mundo occidental: el retraso en la maternidad beneficia a las mujeres jóvenes porque tienen más tiempo para formarse y competir en el mercado laboral. La otra cara de la moneda es que disminuye la tasa de natalidad. Los adultos jóvenes, para asumir estos roles sociales, deben desarrollar y establecer psicológicamente psico lógicamente su propia p ropia identidad, su intimidad y determinar su relación con la comunidad.

Establecer la identidad personal   La búsqueda de la propia identidad surge durante la adolescencia en respuesta a los rápidos cambios físicos y emocionales y a las expectativas sociales que emergen al inicio de la etapa adulta. El joven adulto, para lograr y establecer un nuevo nivel en su identidad individual, debe integrar todos esos cambios en su identidad formada en la adolescencia, e ir explorando alternativas y adquiriendo compromisos con su vocación profesional, religión, política, actitudes sobre los roles de género y las relaciones sexuales. El acceso y la elección de un trabajo y tener una pareja constituyen dos de los aspectos más importantes que establecen la identidad personal en esta etapa.

Establecer relaciones íntimas Después de resolver la crisis de identidad, los adultos jóvenes experimentan la crisis de la intimidad, que surge a partir de un fuerte impulso para compartir la vida personal con alguien para establecer una relación estrecha y mutuamente satisfactoria. En este contexto, la intimidad se entiende como la capacidad para comprometerse

 

en una relación concreta y para desarrollar la fuerza ética para cumplir tales compromisos, aunque impliquen sacrificios (dar algo de sí mismo a los demás) y renuncias personales (Erikson, 1963). La intimidad no tiene que ser física o sexual únicamente, sino que puede existir en cualquier relación que implique un compromiso emocional entre dos adultos, ya sean miembros de la familia, amigos o pareja. Cada relación íntima implica una progresión, desde la atracción inicial hasta una relación estrecha que continúa con un compromiso. Pero ello exige un sacrificio personal, dar algo de uno mismo a los demás. Supone la unión de dos identidades, pero permite a cada persona la libertad de seguir viviendo como individuo. Si las personas no adquieren el compromiso, tendrán dificultades para satisfacer esta necesidad y correrán el riesgo de aislarse. En esta etapa las formas principales de intimidad que preocupan a muchos adultos jóvenes son la relación íntima de amistad y la relación sexual. Durante la relación amorosa entre la pareja, hombres y mujeres contemplan la posibilidad de establecer relaciones basadas principalmente en proyectos de futuro y de intimidad sexual. Es un proceso dinámico que irá cambiando según el crecimiento y los cambios de los miembros.

Implicación en la comunidad Después de establecer y equilibrar la identidad y la intimidad, los adultos jóvenes se enfrentan a la tarea de identificar y decidir su relación con la comunidad. Su implicación en la comunidad aparece de muchas formas: tienen derechos legales como ciudadanos, pueden votar, trabajan, pagan impuestos y asumen responsabilidades con la familia que no se pueden cumplir sin el apoyo comunitario. La implicación en la comunidad conlleva para algunos jóvenes una ideología social o política e implica participar activamente en organizaciones sociales. Para algunas personas el medio de participación en la comunidad será una organización no gubernamental o religiosa o una asociación política o social. Este compromiso social permite a los jóvenes adquirir nuevas ideologías, creencias y valores que amplían su visión del mundo, fundamental para el desarrollo de la identidad individual. Es en esta etapa de adulto joven cuando se alcanza el apogeo biológico, se empiezan a establecer relaciones sociales tanto en el ámbito laboral como en el personal y se toma conciencia de la individualidad; el adulto joven se percibe como un ser autosuficiente que forma parte de la sociedad. Afrontar  adecuadamente los acontecimientos de esta etapa de adulto joven permitirá iniciar  una buena adaptación a la etapa siguiente, la de adulto maduro.

2. El adulto maduro (de 26 a 65 años) Se puede definir la etapa de adulto maduro o madurez como el período del ciclo vital humano que empieza entre los 35 y los 40 años y termina entre los 60 y los

 

65. Desde la perspectiva biológica, es la fase de la vida que limita entre la madurez y el principio de la senectud. La madurez como etapa del ciclo vital en el desarrollo de las personas es un fenómeno que ha surgido en el siglo XX debido principalmente a dos cambios, uno biológico y otro social. En cuanto al biológico, la duración media de la vida ha aumentado sustancialmente durante este siglo: a principios del siglo XX la expectativa de vida era de 50 años, así que la mayoría de personas morían antes o durante el período que llamamos ahora madurez. El aspecto social que ha ido cambiando en esta etapa es el de la jubilación, considerada a menudo como un acontecimiento que marca el final de la madurez. La edad de jubilación ha experimentado un descenso en estos últimos años; algunas empresas desarrollan planes de jubilación a los 60 años o antes. Sin embargo, la edad media de jubilación puede ir aumentando en los próximos años, en cuyo caso el período de madurez podría alargarse cronológicamente. La etapa de la madurez, al ser una de las más extensas de la vida humana, incluye el grupo de edad más productivo de la sociedad y que ocupa los cargos de más nivel y posiciones de poder. Se caracteriza por la disminución de las presiones para encontrar trabajo, formar una familia o vivir en pareja, y por una mayor experiencia, que si se aprovecha bien, facilitará la adaptación a la siguiente etapa de la vejez. También en esta etapa las personas suelen aumentar su autoestima, la confianza en sí mismos y el autocontrol que facilitará el ajuste entre las expectativas y la realidad. En la madurez muchas personas adultas vuelven a examinar las decisiones tomadas en años anteriores y los logros que han obtenido respecto a su intimidad, paternidad o maternidad y profesión. Es una etapa marcada por la transición hacia la senectud, en la cual las personas deben afrontar y ajustarse a cambios principalmente en las relaciones familiares, de pareja, sociales y laborales, así como a los cambios fisiológicos propios de la edad. En la madurez las personas suelen conseguir su autorrealización y aportan importantes contribuciones a distintas generaciones y a la sociedad en general; es la etapa que Erikson (1963) denomina de la generatividad, que implica la necesidad de alcanzar logros en la familia (tener y educar a los hijos) y en el trabajo (ser eficaz y productivo), y ser creativo (tener ideas). Según Erikson, generatividad significa sentir que se tiene éxito en algo, lo que hace que la vida sea productiva y tenga sentido. La persona aspira a hacerlo lo mejor posible como padre, madre, trabajador, pareja y ciudadano, y también por  conservar la tierra para las generaciones futuras en lugar de destruirla. Si no alcanzan los logros impuestos por la sociedad, los adultos pueden sentir  frustración y quedarse estancados, una cualidad negativa que provoca que no se resuelva la crisis de desarrollo en esta etapa de la vida (crisis de la mitad de la vida).

 

  La virtud asociada a la generatividad es la de cuidar, ya que son los adultos quienes en la madurez cuidan a los niños que han engendrado, el trabajo que han producido y el bienestar de los otros en la sociedad en la que viven. En el año 1998, McAdams y sus colaboradores ampliaron el trabajo de Erikson y propusieron un modelo de generatividad que incluye siete características orientadas al objetivo global de mantener a la próxima generación. Estas características. son:

Deseo interno  Las personas desean invertir en las vidas y en el trabajo que perdurarán después de ellos y además tienen necesidad de ser necesitados. 1. Demandas culturales  Las sociedades demandan que los adultos en su madurez se hagan responsables de las generaciones siguientes como padres, maestros, tutores y líderes y sustentadores de lo significativo. 2. Preocupación por la próxima generación   Los hijos se van haciendo mayores y los padres quieren ayudarlos a desarrollarse y a llegar a ser adolescentes/adultos responsables, competentes y felices.  Algunos hijos independizarse

ya

inician sus compromis compromisos os económicamente del

profesionales profesionales hogar

y

quieren familiar.

3. La creencia en la bondad o el valor de la experiencia   La experiencia profesional y cultural permite desarrollar y enseñar los conocimientos y las habilidades a las generaciones más jóvenes. Los adultos maduros se sienten creadores, renovadores y preservadores de su cultura. 4. El compromiso de hacerse responsable de los otros   En esta etapa de madurez es cuando el adulto es más consciente que es padre o madre, hijo y/o abuelo, y se encuentra con la responsabilidad de asumir  múltiples roles de manera simultánea. Debe cuidar de sus hijos, que están en otra etapa evolutiva del ciclo vital.

 

  Por otro lado, los padres envejecen, presentan más problemas de salud y hay que ayudarlos y acompañarlos para afrontar la vejez y la etapa final de sus vidas. También en esta etapa se puede ser abuelo por primera vez, dependiendo de la cultura y de la generación. Esta generación se ha denominado la generación sándwich (concepto que se usa para describir a la situación de la persona adulta que se encuentra atrapada en medio de múltiples roles simultáneos, como cuidador de padres ancianos, padre de sus propios hijos y como empleado). Esta generación está formada por padres y madres maduros con responsabilidades simultáneas hacia sus padres, que envejecen, y hacia sus hijos, que crecen. Todo ello puede conllevar una situación de gran estrés emocional, físico y económico, principalmente para las mujeres, que son las que mayoritariamente se dedican al cuidado generacional. 5. Cuidar a los demás  Cuidar a los demás implica las acciones, las conductas y el compromiso para ejercer el rol de cuidador de los hijos, de los padres, de la pareja y de familiares. 6. Dar sentido y ampliar la identidad del de l individuo  La implicación en las tareas generativas ayuda al crecimiento individual de la, personas, potenciando el bienestar y dando un sentido positivo a la vida. En conclusión, el deseo de guiar a las nuevas generaciones, ser productivos ayudando a los demás y contribuir al desarrollo de la comunidad, son aspectos fundamentales de la generatividad que de forma prioritaria se vinculan a la madurez pero pueden continuar en la vejez, especialmente cuando se conserva un estado de salud suficientemente bueno para seguir desarrollando esos deseos, y/o las personas durante su madurez han optado por los valores positivos de la generatividad. En el período de madurez las tareas evolutivas más asociadas a la generatividad son las que se desarrollan a través de las relaciones y los cambios en las dinámicas familiares, el desempeño laboral y la vida social.

Relaciones familiares (ser hijos, padres, abuelos y pareja)   En la cultura occidental la generación madura desempeña un papel importante dentro de lay familia al proporcionar apoyo maduros emocionalsuelen y material a losde miembros de más edad más jóvenes. Los adultos disfrutar relaciones

 

gratificantes con sus hijos adultos y con sus nietos, sin el estrés que crea la responsabilidad de criar a los hijos. Muchos adultos descubren que, a medida que ellos mismos envejecen, sienten mayor comprensión y amor hacia sus padres. La disminución de responsabilidades familiares y laborales permite dedicarse más tiempo a uno mismo y con ello la relación se puede mantener estable o romperse porque al marcharse los hijos (nido vacío) descubren que ya no tienen nada en común. La pareja puede reforzarse en la edad adulta, producto de la libertad que da la independencia de los hijos, la renovación de intereses sexuales, un aumento en la intimidad y una valoración de la relación en base a lo invertido en ella. En esta etapa el cónyuge o pareja puede pasar a ser el mejor amigo; mantener  una relación íntima durante los años de madurez es una fuente de felicidad, consuelo y autoestima. En la mayoría de países del mundo tener una pareja en la madurez parece ser la relación familiar más vinculada a la felicidad, la salud y la compañía. En la madurez es frecuente que se dé un acontecimiento social y familiar que se ha denominado síndrome del nido vacío, que se produce cuando el menor de los hijos de la familia abandona el hogar familiar. En esta etapa, cuando hay una ruptura de la pareja, se experimenta un sentimiento de soledad, pérdida de autoestima y depresión profunda mayor que en la juventud. La generación adulta en esta etapa asume la función de mantener los vínculos entre generaciones, mantener viva la comunicación entre parientes y acoger y ayudar a los enfermos o a los que atraviesan situaciones de crisis. La mayoría de adultos han superado el momento de educar a sus hijos y siguen activos y con energía. En resumen, los adultos maduros cuidan a las generaciones anteriores y a las que los siguen, pero están menos presionados por las obligaciones generacionales. La mayoría de ellos tienen la satisfacción de ver como maduran sus hijos, mantener  una buena relación con sus padres, estar activos y gozar de buena salud.

Desempeño laboral  Generalmente en la madurez las personas que desempeñan un trabajo adquieren seguridad y experiencia; suelen aumentar de estatus profesional o mantienen el que tienen. Puede ser un período de satisfacción o frustración dependiendo de la existencia de un trabajo que motive o no a la persona. En ambos casos suele darse un conflicto de valores entre descansar y disfrutar de lo que se ha logrado o seguir esforzándose y trabajar para conservarlo. También es característico de esta etapa hacer una reevaluación de la carrera profesional paraactual establecerse la sociedad luchar por tener y progresar. En la sociedad y con elen aumento de laycompetitividad es éxito frecuente que las

 

personas en los últimos años de la madurez se encuentren presionadas por las nuevas generaciones que buscan su espacio profesional. A pesar de ello, las personas maduras que se sienten seguras y mantienen una actitud constructiva y de crecimiento personal ven fortalecidos sus sentimientos de identidad al considerar que son necesarias por su experiencia tanto en su hogar como en el trabajo. La mayoría de personas que trabajan fuera de casa durante la etapa de la madurez comparten el rol profesional con el familiar, especialmente las mujeres.  Actualmente  Actualme nte existe un debate por parte p arte de los psicólogos para analiza analizarr si ejercer  varios roles es beneficioso o es estresante para la salud mental. Los que defienden el modelo del beneficio del rol, a favor de ejercer varios roles, indican que las recompensas relacionadas con un rol mitigan el estrés de otros roles, y así se beneficia la salud mental (Barnett y Marshall, 1992). Por el contrario, la hipótesis del estrés del rol afirma que ejercer múltiples roles aumenta el malestar psicológico y afecta la salud mental. Los resultados de la investigación realizada por Moen (Moen, 1999) apoyan parcialmente ambos modelos, ya que admiten que el factor crítico para determinar el beneficio o estrés del desempeño de varios roles es la calidad de las experiencias en los mismos y no exclusivamente la cantidad de roles que se ejercen. El incremento del número de mujeres en el mercado laboral en las últimas décadas ha aumentado la conexión entre la familia y el trabajo, y es a la mujer a quien más le afecta la transferencia de las experiencias laborales sobre la familia y viceversa. La necesidad de equilibrar las responsabilidades laborales y familiares es un reto de la sociedad para evitar la vulnerabilidad al estrés de la mujer  trabajadora. En conclusión, se puede decir que el trabajo y los cambios en las relaciones familiares y sociales son el objetivo principal en la adultez. La estabilidad emocional estará condicionada por la armonía y el equilibrio que se establezcan entre

las

relaciones

familiares

y

laborales.

Vida social  Las personas adultas, cuando no desempeñan su actividad profesional y dependiendo de su dedicación a la familia o el hogar o de algún problema de salud, suelen programar actividades de tiempo libre con la pareja, los amigos y la familia para mantener y fomentar su círculo social. Las actividades que programan son muy dispares y dependen de las preocupaciones y los intereses individuales. Cada actividad tiene un valor y un significado distintos para cada persona. Con la edad suelen cambiar las actividades de tiempo libre, los adultos jóvenes tienden a preferir actividades más intensas como las deportivas. Por su parte, los adultos de edad madura dedican menos tiempo a las que requieren mayor esfuerzo físico y aumentan las actividades compartidas con la familia y/o los amigos. En general en la madurez las personas suelen comenzar a restringir su mundo social, se vuelven

 

más selectivas respecto a sus contactos sociales y a medida que avanzan en edad buscan en sus relaciones sociales experiencias emocionales positivas y evitan las negativas.

Factores y conductas de protección en la adultez Conductas que hay que potenciar en el estilo de vida individual  A lo largo del siglo XX y también en el XXI, muchas poblaciones del mundo han conseguido ganancias en salud, gracias, en parte, a las mejoras en los ingresos económicos y en la educación, que van acompañadas de mejoras en la nutrición, la higiene, la vivienda, el suministro de agua y la salubridad pública. También son el resultado de un mayor conocimiento de las causas, la prevención y el tratamiento de la enfermedad, al igual que de la introducción de políticas que han mejorado el acceso a los programas de intervención. Por lo tanto, los mejores avances en el campo de la salud se han conseguido por la combinación de factores estructurales y acciones emprendidas por las personas a nivel individual. Estos avances en el campo de la salud han demostrado que existe una relación entre los estilos de vida de las personas, su posición socioeconómica, sus condiciones de vida y su estado de salud. Para promover la salud de manera eficaz es necesario que las personas hagan cambios tanto en las conductas individuales que están bajo el control del individuo (conductas de protección de la salud), como las que están fuera de su control pero son modificables (factores de protección).. Estos factores incluyen un entorno físico seguro, condiciones protección) económicas y sociales que apoyen la salud, buen suministro de alimentos, acceso restringido al tabaco y al alcohol, así como la prestación de unos servicios sanitarios eficaces. Por lo tanto, todas las acciones que apoyan a las personas para que adopten estilos de vida saludables y que crean condiciones para establecer entornos de vida saludables, son fundamentales para una promoción de la salud eficaz. Los factores y conductas de protección son todas aquellas actividades concernientes al estilo de vida de las personas. Adoptar un estilo de vida saludable es un factor directamente asociado con el mantenimiento de la salud y la calidad de vida de las personas, ya que ayuda a disminuir la probabilidad de involucrarse en conductas de riesgo, y fomenta las habilidades para afrontar eficazmente los factores estresantes y de riesgo. Un estilo de vida inadecuado causa un aumento de las enfermedades crónicas y un aumento en la mortalidad por accidentes de tráfico, cáncer y enfermedades crónicas. Por lo tanto, modificar el estilo de vida juega un papel destacado en la prevención. Los factores protectores de la salud más consensuados por la comunidad científica internacional están encaminados a modificar el estilo de vida para prevenir los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, de algunos tumores y de otros problemas de salud derivados del proceso de envejecimiento.

1. No fumar 

 

  No fumar aporta muchos beneficios, especialmente en la disminución de enfermedades respiratorias crónicas y el cáncer de pulmón. Es importante que en caso de no poder dejar el hábito no se fume en presencia de personas no fumadoras.

2. Seguir una alimentación saludable   Seguir una alimentación saludable es la forma recomendable de comer, que se identifica con una dieta sana y que aporta al estilo de vida saludable los conceptos de variedad, equilibrio y adecuación. Se basa en las recomendaciones nutricionales consensuadas para la población, que parten del hecho de que una alimentación saludable debe ser variada, agradable, suficiente y capaz de proporcionar el equilibrio nutritivo que precisa cada persona en cada etapa y cada circunstancia de su vida.

3. Realizar actividad física  Realizar una actividad física saludable quiere decir realizar el tipo y la cantidad de actividad física considerada beneficiosa para la salud de cada persona.

4. Mantener un peso adecuado   La alimentación saludable y la actividad física recomendada facilitan el mantenimiento del peso adecuado, que tiende a aumentar en la etapa adulta por  el enlentecimiento del metabolismo basal.

5. Protegerse de la radiación solar  La protección del sol con ropa y productos específicos, así como evitar la exposición solar excesiva, ayudan a prevenir el cáncer de piel. Las personas que tengan tendencia a quemarse al sol deben tomar medidas activas, como el uso de cremas

solares

con

factor

de

protección alto. 6. Protegerse de las exposiciones ocupacionales y ambientales   Protegerse de sustancias cancerígenas, incluidas las exposiciones pasivas al humo, radiaciones ultravioletas, gases (radón, que es un gas radioactivo que se encuentra en los edificios y es factor de riesgo del cáncer de pulmón) y otros. Cumplir estrictamente las regulaciones y las medidas de seguridad laboral establecidas.

7. Mantener relaciones sexuales seguras  Utilizar métodos de barrera en las relaciones sexuales para evitar la transmisión de enfermedades sexuales como el herpes genital o infecciones por el virus de la hepatitis

o

del

VIH.

 

 

8. Participar en programas de screening de cáncer   Los programas de screening o cribado tienen como objetivo prevenir el desarrollo de muchos cánceres o aumentar la probabilidad de curación de los mismos al detectarlos precozmente. Todos los programas deben cumplir criterios de control de calidad. Los que se llevan a cabo en la mayoría de países desarrollados son: 

 

Screening de cáncer de cérvix  mediante una citología para mujeres de 25 años en adelante.

 

Screening de cáncer de mama mediante una mamografía para mujeres de 50 años en adelante.

 

Screening de cáncer de colon y recto para hombres y mujeres de más de 50 años.





9. Participar en programas de vacunación  Cumplir con la vacunación según las pautas del calendario de vacunación establecido en cada país para cada grupo de edad y necesidades específicas. A nivel mundial, para la población adulta de 19 a 64 años, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda las siguientes vacunas: vacunas:   tétanos, difteria, tos ferina, virus del papiloma humano, sarampión, parotiditis, rubeola, varicela, gripe, antineumocócica, hepatitis A y B, antimeningocócica y herpes zóster. En cuanto a la vacuna del tétanos y la difteria, la OMS ha pautado unas recomendaciones en la vacunación de los adultos y de los adolescentes. Estas últimas recomendaciones no se han adoptado en los Estados Unidos pero sí en España y en algunos países de la Unión Europea.

Estos mismos organismos también recomiendan, para la población adulta con ciertas enfermedades crónicasenfermedades y otras situaciones que pueden una incrementar el riesgo de tener determinadas inmunoprevenibles, adaptación de los calendarios de inmunizaciones sistemáticas que incluyan no sólo las vacunas recomendadas por la edad, sino también las inmunizaciones indicadas para la patología de base, situación de embarazo y exposiciones laborales del personal sanitario. Otras recomendaciones de vacunación que las sociedades científicas y la OMS hacen son para los adolescentes y adultos con determinadas exposiciones conductuales de riesgo como el sexo promiscuo y consumidores de drogas por vía parenteral. Finalmente, cada país debe establecer recomendaciones de vacunación para los adultos con determinadas exposiciones laborales, entre las que destacan las del

 

personal sanitario, docente, manipuladores de alimentos, laboratorios clínicos, microbiología, protección civil, militares, personal de limpieza en contacto con residuos, contacto con animales salvajes, etc.

10. Realizar revisiones periódicas de la dentadura, la vista y el oído  Para prevenir y detectar problemas de dentición, pérdida de agudeza visual y auditiva, especialmente en personas mayores de 50 años.

11. Ejercitar las capacidades mentales   Mantenerse activo intelectualmente ayudará a prevenir los efectos que por falta de uso se producen en las capacidades intelectuales en las personas en la etapa adulta. La lectura y tareas educativas son las actividades más indicadas para ejercitar la mente.

12. Tener pensamientos positivos  Pensar en positivo sobre uno mismo como persona ayuda a fomentar la autoestima e influye favorablemente sobre la salud mental.

13. Entrenar las habilidades sociales y de comunicación básicas   Mantener y adquirir unas habilidades sociales adecuadas mejora las relaciones humanas con los demás. Algunas de estas habilidades sociales básicas son:

 





Saber escuchar.

 

Usar la mirada adecuadamente de forma directa, horizontal y relajada a fin de percibir la comunicación no verbal del interlocutor.

 

Hablar en un tono de voz adecuado. Se deben decir las cosas de forma audible, fluida y clara. Tanto el tono de voz como la fluidez en el habla muestran las actitudes y los estados de ánimo de la persona.

 

Identificar los elementos de la comunicación no verbal del interlocutor con el objetivo de poder interpretarlos. La comunicación no verbal es innata y aprendida, y refleja los estados de ánimo y las actitudes. En algunos casos es más potente que la comunicación verbal (algunas expresiones faciales y posturas antiálgicas pueden manifestar más señales de dolor que la propia expresión verbal).

 

Sonreír.

 

Empatizar con la otra persona (ponerse en su lugar).









 

 

Expresar las emociones.

 

Saber pedir ayuda.

 

Elogiar y reconocer la labor de los demás.

 

Defender los propios derechos y manifestar las opiniones y los deseos ante los demás de manera adecuada a la situación, al entorno y a los otros sin









molestar (asertividad) molestar  (asertividad)..

Factores y conductas de riesgo en la adultez Es en la etapa de la adultez cuando se pueden empezar a manifestar algunas de las consecuencias negativas del estilo de vida que ha adoptado la persona, que influirán sobre su estado de salud en general, así como sobre las enfermedades y los trastornos que puede sufrir. Los principales factores y conductas de riesgo que se deberían evitar porque innumerables evidencias científicas los vinculan con patologías son los siguientes:

1. Fumar   En el informe sobre el tabaco del 2008 (Who report on the global tobacco epidemic  2008 ) la OMS indica que EEUU y Canadá, países pioneros en la lucha antitabaco desde que ésta se inició, han disminuido sus tasas de mortalidad por cáncer y otras patologías asociadas al consumo de tabaco. Los países con mayor  desarrollo socioeconómico experimentan una disminución en el consumo de tabaco, al contrario que los países de bajo desarrollo, donde aumenta. El tabaquismo mata cada año 6 millones de personas (OMS, 2011), a pesar de ser  un factor totalmente prevenible. Un 80 % de las muertes se dan en los países en desarrollo, con falta de políticas de salud, lo que facilita que la industria del tabaco llegue a la población joven y adulta. Actualmente, menos de un 10 % de la población mundial vive en países que adoptan medidas de protección para la salud. Alguna de estas medidas, como la prohibición de la publicidad del tabaco, ha provocado un descenso en el consumo de tabaco de un 16 %. Por lo tanto, es fundamental la instauración de medidas coherentes por parte de las políticas sanitarias de cada país para frenar la epidemia del tabaco.

2. Consumo de alcohol  El consumo de alcohol es un grave problema de salud pública, ya que produce una mortalidad y una morbilidad elevadas en la población adulta (8 % de aparición de enfermedades y trastornos de salud en Europa). Según la OMS, a nivel mundial se estima que el alcohol causa aproximadamente entre un 20 % y un 30 % de cáncer de esófago, de

 

hígado, cirrosis hepática, homicidios, epilepsia y accidentes de tráfico, y una mortalidad de un 3,2 %, con una mayor proporción en los hombres (5,6 %) que en las mujeres (0,6 %). Los países con más proporción de carga de morbilidad atribuida al consumo de alcohol son los de América del Norte y del Sur y Europa, donde oscila entre el 8 % y el 18 % en los hombres y entre el 2 % y el 4 % en las mujeres. El significado del consumo de alcohol varía según el contexto sociocultural, que puede ir desde culturas donde consumir bebidas alcohólicas se limita a celebraciones sociales, hasta culturas y sociedades en las cuales el consumo de alcohol forma parte de la dieta alimenticia o no es aceptado. El daño y los riesgos derivados del consumo de alcohol están relacionados con la cantidad de bebidas alcohólicas al día y/o por semana que ingieran los hombres y las mujeres. Según la ingesta al día, existen cuatro tipos de consumo:  

Leve: un máximo de 24 gramos al día en hombres y de 16 gramos al día en mujeres.

 

Moderado: 25-60 gramos al día en hombres y 17-50 gramos al día en mujeres.

 

 Alto o importan importante: te: > 60-80 gramos al día en hombres y > 50-70 gramos al día en mujeres.

 

Excesivo: > 80 gramos al día en hombres y > 70 gramos al día en mujeres.









Cuando el consumo de alcohol es semanal, se considera de riesgo cuando la ingesta de alcohol supera los 280 gramos en el caso de los hombres y los 168 gramos en el caso de las mujeres. El consumo alto y excesivo de bebidas alcohólicas afecta a muchos aspectos de la vida de las personas: daña su salud, su felicidad, su vida familiar, sus amistades, su trabajo, sus estudios, sus oportunidades laborales y su economía.  Algunos estudios epidemioló epidemiológicos gicos realizado realizados s en países industr industrializados ializados y de culturas donde el consumo de alcohol está ampliamente aceptado revelan que el consumo de poco alcohol o con una unidad de bebida alcohólica cada dos días puede tener efectos protectores coronarios y reducir el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria en los hombres de más de 45 años y en las mujeres después de la menopausia. Sin embargo, estos efectos beneficiosos no pueden generalizarse en las culturas y las sociedades con baja mortalidad por enfermedad cardíaca o en las que el consumo de alcohol no es aceptable o donde la abstención es la norma (OMS, 2005).

 

  3. Consumo de otras drogas El consumo de drogas es una de las principales causas de problemas de salud y muertes entre la población adulta de 15 a 49 años de los países desarrollados. Es difícil obtener datos exhaustivos de algunos países sobre el consumo de drogas, pero no por ello se le puede restar importancia. A nivel mundial, las sustancias más consumidas por este grupo de edad  –con diferente prevalencia según el paísson el cannabis, la cocaína, el éxtasis, las anfetaminas y los opiáceos. Las estimaciones de la ONUDD (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) indican que la prevalencia de consumo de opiáceos en EEUU, Canadá y  Australia es muy parecida parecida a la de la Unión Europea, que oscila entre el 0,4 % y el 0,5 %, ligeramente inferior a Canadá y ligeramente superior en EEUU. La prevalencia de consumo de cannabis a lo largo de la vida (consumo de droga al menos una vez) en los adultos (entre 15 y 34 años) es más alta en Canadá (58 %). En el mismo grupo de edad, la prevalencia es de un 49 % en EEUU, de un 48 % en Australia y de un 31 % en Europa, donde es el producto predominante de consumo. En cuanto a los niveles de consumo de éxtasis, son muy similares en todo el mundo. La prevalencia en el consumo de anfetaminas en Australia y en EEUU superior la de Europa y Canadá, mientras que el consumoy de cocaína en los esEEUU y a Canadá es superior al de la Unión Europea Australia. Según los datos más recientes del OEDT (Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías, 2008), las estimaciones sobre el consumo de drogas entre la población adulta (15-64 años) son las siguientes:  

Cannabis, con una prevalencia a lo largo de la vida (que han consumido la droga al menos una vez) del 22 %, se concentra en los adultos jóvenes de entre 15 y 24 años.

 

Cocaína, con una prevalencia a lo largo de la vida del 3,6 %, es la segunda droga más consumida en Europa después del cannabis, y su consumo se halla concentrado en los adultos de 15 a 34 años.

 

 Anfetaminas, con una prevale  Anfetaminas, prevalencia ncia a lo largo de la vida del 3,3 %, y el éxtasis, con el 2,8 %, su consumo se concentra en el mismo grupo de edad que las anteriores (de 15 a 34 años).

 

El consumo problemático de opiáceos oscila a grandes rasgos entre uno y seis casos por mil adultos de 15 a 64 años. Estas estimaciones sobre el número de consumidores de opiáceos son generalmente inciertas, dada la naturaleza oculta de este tipo de consumo de droga.









El consumo y la dependencia de las diferentes drogas tienen consecuencias graves para la salud, aumentan la morbilidad y la mortalidad entre sus consumidores. El consumo intensivo y la dependencia del cannabis están asociados con un

 

aumento de los problemas mentales, sociales y de deterioro neurológico, especialmente los déficits y las pérdidas de memoria. Las enfermedades infecciosas como el VIH y las hepatitis B y C están relacionadas con el consumo de drogas por vía parenteral. Además, otras enfermedades infecciosas como las de transmisión sexual, tuberculosis, tétanos, botulismo y el virus linfotrófico humano de células T pueden afectar  considerablemente a los consumidores de estas drogas. A pesar de que los datos más recientes indican que la incidencia de infecciones por VIH entre los consumidores de drogas por vía parenteral es baja en la Unión Europea, se requiere vigilancia, ya que en algunos países, como Rusia y Ucrania, hay un aumento de la incidencia. Los problemas de salud asociados al consumo crónico de cocaína son cardiovasculares (arterioesclerosis, miocardiopatía, arritmias, isquemia del miocardio) y neurológicos (apoplejías y accidentes cerebrovasculares). Las tasas de mortalidad de la población adulta (OEDT, 2008) a causa de las drogas son muy diversas en los distintos países y oscilan entre 5 y 70 muertes por  millón de casos habitantes entre 15 64 años.deEnentre el período unde3,5 % de todos los de muertes de yeuropeos 15 y 392005-2006 años fueron muertes inducidas por drogas, de las cuales en el 70 % se detectaron opiáceos. La mayoría de los fallecidos por sobredosis de opiáceos (60-95 %) son hombres, generalmente entre 20 y 40 años, con una edad media en la mayoría de países de unos 35 años.  Además de las drogas controla controladas das legalmen legalmente, te, aparece aparecen n nueva nuevas s sustancia sustancias s psicotrópicas cuyo consumo puede tener repercusiones importantes sobre la salud, pero todavía pocos países disponen de sistemas de control y seguimiento para detectar las nuevas pautas de consumo. A lo largo del 2007 se notificaron al OEDT un total de 15 nuevas sustancias muy variadas que incluían drogas sintéticas, medicamentos y sustancias naturales como la Salvia divinorum y la rosa lisérgica, plantas con potentes propiedades psicotrópicas y alucinógenas. La mayoría de estas nuevas sustancias se comercializan a través de Internet y con frecuencia las tiendas en línea indican que son legales, lo que constituye una amenaza potencial para la salud pública y la sociedad. Por lo tanto, es necesario estar alerta y establecer medidas legales y sanitarias para las sustancias no controladas que van apareciendo en el mercado.

4. Hipertensión arterial La hipertensión arterial es un aumento mantenido de la l a tensión arterial. arterial . En los adultos existe hipertensión cuando la presión arterial sistólica es superior a 140 mm Hg y la presión arterial diastólica es igual o superior a 90 mm Hg. Es uno de los principales factores de riesgo en las enfermedades cardiovasculares, que incluyen la enfermedad arterial coronaria, la hipertrofia

 

ventricular izquierda y la insuficiencia cardíaca; enfermedades cerebrovasculares como el ictus; enfermedad vascular periférica; nefrosclerosis, y lesión en la retina. Con la edad aumenta la tensión arterial debido al incremento de las fibras de colágeno en las paredes arteriales, lo que hace que los vasos sean más rígidos y pierdan su elasticidad. A causa de esta rigidez el flujo sanguíneo aumenta su presión para salvar la resistencia de las paredes arteriales. En relación al sexo, los hombres tienen cifras superiores a las de las mujeres hasta los 55 años aproximadamente, y no se observan diferencias en las edades posteriores. La disminución de las cifras elevadas de la tensión arterial reduce las tasas de morbilidad y mortalidad por accidentes cardiovasculares y enfermedad coronaria en las personas hipertensas. La reducción en la mortalidad por enfermedad cardiovascular en los países desarrollados es debida en gran medida a la mejora en los programas de detección y control de la hipertensión arterial, lo cual evidencia la importancia social de las medidas de prevención frente a la hipertensión. Entre las causas más importantes de hipertensión están los antecedentes de hipertensión familiar, el consumo elevado de sal en las ingestas, el estrés, la obesidad y el consumo elevado de grasas.

5. Obesidad La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por un índice de masa corporal (IMC) aumentado o igual a 30. La obesidad es la segunda causa conocida de muerte evitable después del tabaquismo y se ha convertido en un grave problema de salud pública. Las tasas de mortalidad se elevan a medida que aumenta la obesidad, sobre todo en la llamada obesidad central, vinculada a un incremento de la grasa abdominal (perímetro abdominal > 102 cm en el hombre y > 82 cm en la mujer). Es un factor de riesgo para enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, pulmonares, óseas, articulares y cutáneas, trastornos en la reproducción, resistencia a la insulina y diabetes tipo II. También la obesidad conlleva un aumento en la mortalidad por  cáncer. En grandes estudios epidemiológicos que se han hecho en EEUU y Europa se detecta el aumento progresivo de la cantidad total de grasa en la alimentación. Se ha pasado de un 30 % a un 40 % del aporte calórico total. Junto con este cambio en la alimentación y el sedentarismo se favorece la rápida aceleración de este problema en la sociedad (Delgado y cols., 2005).

6. Aumento de la presión intraocular  El aumento de la presión intraocular puede causar glaucoma. La detección temprana es fundamental, por lo que se recomienda a las personas mayores de 50 años una revisión ocular anual.

 

 

7. Exposición a factores ambientales En los países industrializados la población se expone a diario a numerosos agentes tóxicos presentes en el aire, el agua o los alimentos. La contaminación del aire por partículas de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y ozono, principalmente, se ha asociado a un aumento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La exposición a la luz ultravioleta solar es la causa principal del carcinoma de células basales en la cara y el cuello, y contribuye a la incidencia del carcinoma escamoso de piel y del melanoma. Otros factores ambientales como la exposición pasiva al humo del tabaco, polvo de sílice cristalina, polvo de madera, radón (un gas radioactivo que se encuentran en los edificios) y sus productos de degradación, y la exposición a humos de motores diesel, se consideran también factores cancerígenos. La prevención en este campo debe estar dirigida a los trabajadores de las industrias donde se fabrican estos productos o del transporte de sustancias cancerígenas, y tiene que incluir información de todos los riesgos y la utilización de las medidas de protección que garanticen la seguridad laboral. En cuanto a los países en desarrollo, el uso de combustibles sólidos, como el carbón, en los hogares causa la contaminación del aire en las viviendas, lo que hace aumentar las enfermedades respiratorias agudas en la población infantil, y las crónicas y el cáncer de pulmón en los adultos. Por lo tanto, la información sobre estos factores y la instauración de medidas preventivas es primordial en la población que mantiene estas prácticas. Otro riesgo ambiental frecuente es la exposición prolongada al ruido, que contribuye a la pérdida auditiva. Los efectos de esta exposición son acumulativos; al principio sus efectos son imperceptibles. Muchos jóvenes realizan trabajos en ambientes muy ruidosos durante un tiempo prolongado sin ponerse auriculares de protección o escuchan música a un volumen altísimo, lo que produce deficiencias auditivas en el futuro. La reducción de la capacidad para oír con claridad y comprender puede causar en la persona un aislamiento social; conforme los sonidos familiares de la vida se van atenuando, si el déficit no se compensa, se pueden aparecer depresiones, ansiedad y otros trastornos emocionales.

8. Exposición a radiaciones ionizantes Las radiaciones ionizantes están consideradas carcinógenas para los seres humanos y la principal fuente de exposición para la población general es la procedente de las pruebas diagnósticas y terapéuticas en medicina. Se considera que los tumores de tiroides, mama y pulmón junto con la leucemia son los más inducidos por las radiaciones ionizantes.

 

 

9. Factores Las causas hormonales como tratamientos y otros factores tienen una mayor  repercusión en los cánceres de cuello uterino, endometrio, ovario y mama. El tratamiento hormonal sustitutorio con estrógenos (IARC, 2000) está asociado a la mayor incidencia del cáncer de mama y endometrio en la mujer. El consumo de anticonceptivos orales se ha relacionado con un aumento en el riesgo de tener un cáncer de endometrio, de mama, de cuello de útero y de hígado, y con una disminución de cáncer de ovario (IARC, 1999). En el caso del cáncer de endometrio, se cree que los anticonceptivos orales con estrógenos no combinados con progesterona estimulan la división celular, mientras que los que se combinan con progesterona podrían tener efecto protector. Respecto al cáncer de mama, se considera que el riesgo aumenta con la menarquia precoz, la menopausia tardía, la primera gestación después de los 35 años, valores elevados de estrógenos y prolactina, enfermedad fibroquística de la mama y cáncer previo de mama.

10. Agentes biológicos La infección por ciertos tipos de virus del papiloma humano (VPH) es el principal agente causal del cáncer de cuello de útero (IARC, 1995), que se transmite por  contacto sexual. Casi todas las mujeres serán infectadas por VPH en algún momento de su vida, pero el sistema inmunitario de la mayoría de ellas suprimirá o eliminará los virus del papiloma humano. Solamente las infecciones persistentes, las que no desparecen en muchos años, pueden causar el cáncer cervical. Su incidencia se relaciona inversamente con la edad de inicio de las relaciones sexuales y directamente con el número de parejas sexuales y con la promiscuidad. En el año 2006, la Food and Drug Administration (FDA) de los EEUU aprobó una vacuna que es muy efectiva en la prevención de infecciones persistentes causadas por dos tipos del virus del VPH, 16 y 18, causantes de la mayoría de los cánceres cervicales (70 %), y por los tipos del virus 6 y 11, que causan el 90 % de la verrugas genitales. Esta vacuna es efectiva solamente si se administra antes de la infección por VHP, por lo que se recomienda administarla antes de que la mujer   joven sea sexualmente sexualme nte activa. Las infecciones crónicas por los virus de las hepatitis B y C están relacionadas con la mayoría de los tumores malignos de hígado en los países occidentales (IARC, 1994). En el caso de la hepatitis B existe una vacuna que en España está incorporada en el calendario de vacunación. Sin embargo, la hepatitis C no tiene vacuna y por tanto su prevención se basa en el cumplimiento de las medidas preventivas específicas. El Helicobacter pylori, una bacteria asociada a la aparición de úlcera gastroduodenal y algunos tipos de gastritis, aumenta el riesgo de desarrollar  cáncer gástrico. Actualmente no existe vacuna contra esta bacteria y se utiliza un tratamiento antibiótico para disminuir su prevalencia.

 

 

11. Factores psicosociales En la adultez es cuando los hombres y las mujeres experimentan la mayoría de los cambios que van a constituir su historia de vida. Durante la trayectoria vital y más frecuentemente en la madurez se dan situaciones vitales que pueden influir  negativamente sobre la salud de las personas. Pérdidas La ruptura de la convivencia con la pareja o personas significativas, las pérdidas del trabajo y las condiciones de vida, y las pérdidas de los seres queridos, entre otras muchas que puede vivir una persona a lo largo de su edad adulta, tienen a menudo consecuencias para la salud si no se afrontan adecuadamente. Estas consecuencias serán más graves en las personas que viven en dependencia material y afectiva de las personas que pierden. La vulnerabilidad aumenta en las mujeres sujetas al modelo tradicional de género, ya que en su caso el matrimonio y la familia son su único espacio de realización personal.

Enfermedades o problemas con los hijos o hijas Es frecuente que las madres y los padres sufran un gran impacto emocional al tener que afrontar una enfermedad o algún problema con los hijos. Sienten que sus funciones de padres no se han realizado adecuadamente y manifiestan sentimientos de culpa por ello, lo que impide afrontar adecuadamente la situación.

Rol de cuidadora Una gran mayoría de personas de la generación nacida en la segunda mitad de siglo XX, y que han llegado a la madurez, se encuentran con que sus padres, en un número creciente de casos, necesitan ser cuidados, sea por la edad avanzada o por el aumento de la dependencia por demencias seniles y enfermedades crónicas. Estos aspectos generacionales, junto con la prolongada dependencia de los jóvenes de sus familias a causa de las dificultades laborales y económicas para su emancipación, contribuyen a que los adultos maduros tengan que destinar  mucha energía y tiempo a los cuidados de sus hijos y, a veces, también nietos y padres mayores. Esta situación aumenta el estrés por rol de cuidadora en el grupo de edad entre 45-65 o más años y afecta al bienestar y la salud de los integrantes de la familia, especialmente a las mujeres. Las mujeres de edad madura son las que asumen mayoritariamente los cuidados informales de las personas mayores, de los hijos que viven todavía en casa y de los nietos (García Calvente, 2002).

 

El papel de cuidadora supone un gran impacto en la calidad de vida y en la propia salud, por lo que las cuidadoras se convierten en usuarias habituales de los servicios sanitarios. Entre los problemas de salud y los síntomas que presentan con más frecuencia hay depresión, agotamiento, lumbalgia, ansiedad, tristeza, enfermedades osteoarticulares, dolor crónico, cefalea (dolor de cabeza), dispepsias (dificultad para la digestión), mareos, astenia (cansancio), etc. (Tourné, 2006). El papel de cuidadora exige renuncias personales que, juntamente con el agotamiento por la sobrecarga de cuidados, afectan la salud mental de la cuidadora. La postergación del propio cuidado, la exclusión de la vida laboral en muchos casos y del desempeño de otros roles sociales, combinados con la falta de reconocimiento y reciprocidad del papel de cuidadora, tienen consecuencias que favorecen los procesos de depresión y ansiedad vinculados a la falta de autonomía y la pérdida de control de la propia vida (OMS, 2002).

Estrés El estrés es una reacción normal sana del excepcionales cuerpo que ayuda a afrontar los pequeños cambios cotidianos y las ysituaciones o difíciles de la vida. El estrés se convierte en problema cuando se mantiene mucho tiempo y llega a perjudicar a la persona. Aunque el estrés puede afectar a las personas de cualquier edad, es en la edad madura cuando los efectos se manifiestan con más fuerza, ya que éste es el período de la etapa adulta que se caracteriza por muchos cambios significativos en la vida que causan un aumento del estrés. Las situaciones más estresantes suelen ser los acontecimientos vitales tanto positivos como negativos que conllevan adaptaciones y cambios para afrontarlos de forma eficaz. En la etapa adulta las situaciones vitales generadoras de estrés más frecuentes son: el inicio de vida en pareja, la maternidad, la paternidad, el divorcio o la separación de la pareja, una enfermedad o un accidente, enfermedad de allegados, el fallecimiento de la pareja, el fallecimiento de familiares, el despido laboral, la jubilación, emigrar, cuidar de otros, etc. Otros factores que causan estrés en esta etapa son el tipo de trabajo y clima laboral, la doble jornada frecuente en las mujeres, las relaciones personales insatisfactorias, el clima familiar, etc. A veces, la fuente de estrés puede estar dentro de uno mismo, en la forma de pensar, en la manera de ver y afrontar las situaciones, tener excesiva preocupación, exigirse demasiado, pretender solucionar los problemas de los demás, apreciarse y cuidarse poco, no disfrutar de lo positivo, no descargar la tensión física, no expresar las emociones o sentimientos, etc. (Instituto de Salud Pública. Dpto. de Salud. Gobierno de Navarra, 2001). También el tipo de vida que se lleva en muchas sociedades y el entorno en que se vive pueden ser otros factores externos que provoquen estrés. Numerosos estudios relacionan el estrés con la salud física, un estrés constante reduce la funcionalidad del sistema inmunitario, lo que hace que aumente la vulnerabilidad a las infecciones virales, el riesgo de arterioesclerosis e hipertensión, y el deterioro de la memoria y cognitivo (Davis, McKay y Eshelman, 2000). Cada persona valora, vive y afronta las

 

situaciones de forma diferente. En general las personas suelen pasar temporadas con un nivel de estrés que les es útil para vivir, otras con poco o con demasiado, y otras en las que el estrés es continuado y desencadena problemas para la salud.  Antes de presen presentarse tarse un problema con el estrés, las personas suelen pasar por  una primera etapa de percepción de que algo ocurre, con síntomas de inquietud, nervios, miedo, tristeza, etc.; en caso de no afrontarse estos síntomas y de continuar bastante tiempo, se puede pasar a una etapa de agotamiento físico o emocional. Tanto las señales de malestar emocional (ansiedad, tristeza, irritabilidad constante, cansancio, insomnio, dejar las tareas sin terminar, verlo todo negativo, etc.) como las señales de tensión física (sentirse con los nervios a flor de piel, nudo en el estómago, tensión muscular, sudoración, palpitaciones, dolor de cabeza, cuello o espalda), son indicadores del nivel de estrés al que está sometida la persona, por tanto es fundamental reconocer estas señales para manejar el estrés adecuadamente y evitar sus consecuencias sobre la salud.

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