De Tropeles y Tropelías

February 6, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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 De tropeles y tropelías [Selección]   Sergio Ramírez

De la afición a las bestias de silla Por su afición a las bestias de silla, a las partidas de caza y a las revistas militares en cabalgadura, S. E. fue adquiriendo poco a poco la costumbre de realizar todas sus tareas desde la montura y con el tiempo prefirió no bajar ya más del caballo. De manera que entraba a su despacho montado y su ra rastro stro era de estiércol sobre los pisos de mármol; junto a su escritorio se dispuso un pesebre y pronto las  jáquimas y los cabezales fueron vistos sobre las alfombras; las albardas sobre las consolas; y en las capoteras toda clase de riendas y aperos. El sudor de S. E. era uno con el de su bestia. La situación era difícil para las damas que debían ayuntarse con él en ancas, o sufrir al caballo y al caballero, cuando llevaba las cosas al límite de la perversión. Pero el amor se hacía por igual sobre el forraje que sobre las sábanas y en la alcoba  presidencial se se escuchaban de la mism mismaa manera los rel relinchos inchos y lo loss suspiros. Más tarde Su Excelencia comenzó a dormir montado y a defecar desde tal elevación; a las inauguraciones y a los banquetes iba también caballero. En este último caso se producían muchos inconvenientes pues el caballo metía las narices entre los platos y resoplaba sobre la sopa, importunando también a las señoras a quienes lamía los escotes. Los ministros eran recibidos en la sala de audiencias a pie, pues no precisaban de caballo; a los embajadores, por protocolo, se les obligaba a entrar montados y  presentar sus cartas credenciales de montura a montura. Y en la república, los ciudadanos se sentían a mecate corto. Pronto la casa presidencial fue mitad cuadra y mitad palacio. La Primera Dama se paseaba en una yegua por los jardines y desde su asiento cortaba las rosas  perfumadas, siendo pronto imitada por las otras cortesanas, que un día aparecieron también al trote. Los criados, desde sus propias mulas, se encargaban de ahuyentar a los garañones, que aprovechando la confusión se introducían en las recámaras, en tropel sonoro. Siguiendo el ejemplo de palacio, las gentes de cierta educación y recursos, impusieron la costumbre de manera general en el país, como timbre de distinción. Al fallecer S. E. un día aciago, erigirle una estatua fue simple tarea de disecarlo, con todo y caballo.

 

De las delicias de la posteridad  A José Emilio Pacheco  El día en que por fin S. E. debió rendir tributo a la madre tierra, la nación agradecida decidió que no debía entregarse su cuerpo a la corrupción, y mandó que unos sabios cirujanos traídos del Gorcas Memorial Hospital de la Zona del Canal, lo embalsamaran de modo que sus carnes resistieran per secula seculorum, como dijo

el Ministro de Policía, Justicia se y Gracia en su oración fúnebre. y el cuerpo de S. E., Los funerales de Estado cumplieron merecidamente, relleno de algodón en rama, fue paseado en andas descubiertas durante varios días, unas veces vestido con el uniforme militar de gala de comandante de todas las fuerzas de tierra, mar y aire; otras con toga romana y corona de lauros, en premio a sus virtudes republicanas; y finalmente con el traje de apache que gustaba lucir en las festividades del día de la raza, con el que fue enterrado. A los muchos años, entre las ruinas de un terrible terremoto que había destruido la ciudad capital, los volatineros del Circo Atayde, uno de los tantos que para esos días acampaban entre los escombros a fin de divertir a la población damnificada, se encontraron en lo obscuro con la momia de S. E. vestido de apache, intacta como en el día de sus funerales, que había sido arrastrada desde su cripta rota, en las aguas de una corriente de lluvia. momia como empezó a llamársele, fueAtayde, exhibida con éxito por todosLalos paísesdel de apache, Centroamérica bajo la carpa del Circo anunciada como una de las principales atracciones, el cual la vendió luego al Ringler Brothers Circus, que no sólo la paseó triunfalmente por todo el medio oeste de los Estados Unidos: la exhibió además en la Feria Mundial de Chicago, como prueba de la antigüedad de la civilización apache extendida hasta tierras del trópico, y la llevó a Inglaterra donde ocasionalmente la dio en préstamos a museos e instituciones antropológicas que se maravillaban de las técnicas de embalsamamiento usadas por los naturales de América, y sin deterioro sigue la momia su peregrinación, el rico penacho de plumas que le adorna la cabeza ya bastante apagado y así va dentro de la urna que cruje cada vez que la levantan al trasladarse de sitio la caravana, sobre el cristal las moscas muertas y la saliva seca de algún escupitajo, rodeada por niños y adultos que después se alejan a admirar los camellos y las jirafas.

 

De los modos de divertir al presidente aburrido Un día en que amigos civiles y militares celebraban el cumpleaños del Señor Presidente en una de las innúmeras haciendas de ganado que poseía frente al mar, después de servirse las viandas y pasados los brindis y discursos, se buscaba la mejor manera de disipar su aburrimiento, agasajándolo y divirtiéndolo, cosa en que ya los cantos y bailes bufos, piruetas, imitaciones y recitaciones habían fracasado. Habiendo la berlina para idea retirarse y estando dispuesta escolta, al Ministro de pedido Cultos ya se S. leE. ocurrió la feliz de iniciar un juego quelacon gran entusiasmo llamó de Guillermo Tell. El Señor Presidente, explicó, utilizando un arma de fuego a falta de ballesta, dispararía sobre frutas dispuestas convenientemente en las cabezas de los invitados, que ocuparían por turnos el sitio de honor. S. E. aceptó y el propio Ministro de Cultos, rubicundo y feliz, se ofreció para ocupar el primer turno, poniendo sobre su cabeza un mango que, solícita, su señora esposa le alcanzó. El jefe de edecanes presentó al Señor Presidente, cuadrándose militarmente frente a él, una caja de armas, de la cual eligió una pistola Smith y Wetson, calibre cuarenta y cinco, mango de concha nácar. Como podía esperarse, el tiro fue fatal y levantó al Ministro la tapa de los sesos. El mango cayó intacto al suelo. Las honras fúnebres fueron solemnes.

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