De La Ignorancia a La Sabiduría

November 24, 2018 | Author: Flavio Gallegos Hernandez | Category: Wisdom, Learning, Knowledge, Morality, Memory
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Ensayo de el libro de Jorge Bucay. De La Ignorancia a la Sabiduría...

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DE LA IGNORANCIA A LA SABIDURÍA

 Jorge Bucay “Del ignorante al buscador hay un cambio de actitud, una d ecisión. Del buscador al conocedor hay una evolución, un trabajo. Ambos son espacios conquistados por cada individuo para sí mismos. El tercer cambio, del conocedor al sabio, solamente es posible si se lleva a cabo una transformación profunda: debe haber una revolución”. Jorge Bucay. La sabiduría no es saberlo todo, más bien es buscar una plenitud en ti mismo y en tu interior. En muchas ocasiones, la familia, la sociedad, y el mundo en general tienen al ser humano atado a las creencias que se imponen, la cultura es un peldaño que debe servir para crecer y no para estancar, pero se vuelve en un limitante que convierte a las personas automatizadas y con una sola mentalidad. Las personas son esclavos más que aprendices de lo que generación tras generación se ha implantado. En el camino a la sabiduría, Bucay propone revisar lo que creemos saber, revisar las ideas para tratar de cambiar ese panorama que nos limita, así como explorar las creencias y sobre todo atreverse a cambiarlas cuando ya no nos sirven. Es un hecho que muchas de las ideas inculcadas por los antepasados hay que modificarlas y adaptarlas a nuestros tiempos, la cultura más que ser ética es muy moral, y esta moral es una cadena que nos tienen anclados. Sin ser reflexivos y críticos no pensamos más allá de lo que debes pensar, no vemos más allá de lo que hay que ver y oímos sin escuchar. En el mundo hay bastante gente sabía,

pero pocos oídos dispuestos a escuchar. Si como humanidad seguimos “funcionando” es precisamente porque hubo alguien que se le ocurrió romper las reglas, de lo contrario, quizá, no estuviéramos en el mundo en el que estamos. La sabiduría no es equivalente a un cumulo de información, ni la ignorancia igual a la falta de conocimientos, el sabio no presume de su saber, y el que es como un diccionario reluce su conocer; sin embargo ser un reflejo de una memoria no sirve de nada cuando se vive en la ignorancia, pues ser ignorante es vivir atado al pasado, vivir sin cambios, vivir automatizados. La persona llena de conocimientos se vuelve ignorante cuando es esclavo de su pasado, cuando no se arriesga a cambiar y no echa a andar su creatividad. Las personas entramos en una zona de confort de la cual es difícil querer mover algo, pues cuando te desequilibras, entras en angustia, en conflicto, en caos, y no sabes cómo reaccionar. Es por ello que aquella persona que se encuentra en la rutina es ignorante, pues la teoría no te salva de los acontecimientos de la vida. Para dejar la ignorancia es necesario dejar de mentir, no a los demás, sino a ti mismo. En el camino a la sabiduría aprendes a hacer autocrítica, sin estar atado a la cultura y a los demás. Hacer siempre lo que te parece mejor, en el grado de tu conciencia y conocimiento sin castigarte cuando no afectas a nadie, aunque los demás no estén de acuerdo. Es necesario voltear a verte a ti mismo antes que a los demás, ya que los demás no es asunto tuyo, hay que evitar ser intoxicados de la ideología de los demás para no seguir el camino que está predestinado, pues podemos cambiarlo y crear nuestro propio rumbo, un rumbo que no esté invadido por las ideas de estancamiento, y que podamos seguir buscando. Establecer las

propias normas no quiere decir en absoluto salir a desafiar las reglas de los demás, sino simplemente decidir las propias. Es por ello que debemos ser buscadores, es decir, asumir que no sabemos, y desde ahí trabajar para saber, para no ser esclavos de las ideas que ni si quiera elegimos que fueran nuestras, puedes trabajar para saber, para ser libre, para aprender a decir no, y aprender a decir el sí que es asertivo y no comprometedor. La búsqueda de la sabiduría consiste en aprender, aprender de tal manera que podamos acercarnos un poco más al fin de ese sendero; pero recordemos siempre que el verdadero aprendizaje sólo deviene de las experiencias vivenciales y no del ejercicio intelectual, porque la experiencia útil sólo se logra con lo vivido, no con lo memorizado. El verdadero aprendizaje impacta a una persona, lo mueve y lo revoluciona, va más allá de una buena memoria. Es por eso que la regla de oro es “hacer”, aun en riesgo de equivocarse, aun sabiendo que dejaremos de ser del resto del rebaño y que esto lo castiga la cultura, pero el precio de la recompensa es mucho mayor que la compañía de personas ignorantes que sólo nos estancan más y nos impiden aprender. Es bastante probable que tengamos la tentación de volver a nuestra zona de confort, pero el hecho de ser vulnerables no nos convierte en frágiles. La fortaleza de nosotros radica en que cada quien asuma la responsabilidad de su propia vida, cuando te descubres a ti mismo, quién eres, qué quieres y hacia dónde vas, nadie es responsable de lo que te pasa, nadie más que tú tiene las riendas de tu vida.

Es importante discernir entre el camino que nos lleva a las sabiduría y los caminos equivocados que podemos creer que nos llevan hacia allá. El camino a la sabiduría, debe estar libre de la necedad, de la soberbia, de vanidad, de dependencia, de apego y de mentiras. Pues ni si quiera el sabio sabe todo lo que sabe, el necio niega lo que sabe y un soberbio cree que lo que sabe es mucho. Para conocer hay que agrega un poquito cada día, para ser sabio hay que quita un poquito cada día. Cuando entramos en un estado de negación de lo que no sabemos o en el estado de la fantasía de creer saber más de lo que sabemos, no estamos yendo por el camino del conocimiento sino por el de la necedad o el de la soberbia. Cuando el amor propio no se basa en sabernos valiosos y únicos, sino en imitar a notables famosos valorados por todos, no somos exploradores sino imitadores de alguien más. Adquirir la libertad que necesitamos para llegar a la sabiduría, implica renunciar a ciertas cosas que nos impiden llegar a donde queremos. No debemos buscar saber para sentirnos superiores a los demás, ni mucho menos negar nuestra propia falta, es decir, sentirnos que no hay nada más en el mundo que podamos aprender. No se trata de demostrar que eres superior a los demás, pues entonces estaríamos en una competencia con los demás y esto impide que dejes de cuidarte a ti mismo, te impide ser tú, porque estas en constante competencia. Recordemos que el que sabe nunca grita lo que sabe. La dependencia al pasado, es otro limitante, por ello es necesario dejar todo aquello que nos estorba y que simplemente ya pasó, si te liberas del pasado desaparecen tus miedos, porque estos dependen en gran medida de él.

El camino debe estar lleno de búsqueda, de reflexión, de experiencias, de ganas de saber, de paciencia, de fortaleza, de un maestro que te lleve a la sabiduría y no a un fetiche. El verdadero maestro se complementa con un discípulo y no se aprovecha de la ignorancia de los demás, el verdadero maestro trata de hacer ver a las personas ciegas que tienen los dos ojos abiertos, trata de compartir y despertar a los demás como él lo ha hecho. Los maestros, los genios, los iluminados y los conocedores comparten una misma tarea; y esta empieza en ayudar a los demás que han perdido la dirección, sigue por encausar al camino a aquellos que se han alejado del saber correcto, y finaliza con la responsabilidad de alertar al pueblo para que no confunda moral con educación, resentimiento con  justicia ni claridad con intransigencia. Estar en la constante búsqueda implica una rebeldía, una sacudida de lo que te han dicho que tienes que ser, el buscador cuestiona y no asume, el buscador está consciente de lo que sabe y de lo que no sabe, está en la exploración del nuevo saber. La rebeldía que se propone, no es igual a ir contra todos, pues el condicionamiento al que estamos sometidos es difícil de superar, además de que el ser humano es social por naturaleza, más bien la rebeldía del buscador es en qué medida estamos dispuestos a cuestionar, a desobedecer una norma y a ejecutar un cambio. El hecho de cambiar las reglas de los otros por las nuestras, no significa no respetar la de los demás. El buscador debe animarse a desobedecer, aun sabiendo que puede quedarse solo, que tiene que perder el miedo a equivocarse y que si lo fuese, tenga que volver a empezar. El buscador

debe estar con la disposición de pagar su desafío. La única obediencia que hay que realizar, es a lo que uno quiere. Todos, podemos emprender el camino hacia la sabiduría, pues lo construimos desde nuestra propia experiencia, todos podemos llegar a ser sabios, pues todos empezamos en la ignorancia y es justo en ese punto donde empieza el camino, lo que hace la diferencia es querer salir de la ignorancia para llegar a la sabiduría. Si permaneces quieto dejas de ser río, te vuelves estanque, y la vida ya no fluye, pues el agua del estanque se echa a perder. El sabio sólo es sabio por lo que aprende de sus experiencias, porque vive la vida en todos los sentido, no busca ser coherente, más bien congruente porque ser congruente es estar vivo y cambiante, es estar aquí y ahora. El sabio sólo con la edad puede llegar a serlo y la sabiduría sólo se puede adquirir con el tiempo, porque nadie puede saber por ti, nadie puede creer por ti, nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú debes hacer, la existencia no admite representantes, la sabiduría es una búsqueda de la búsqueda y no hay más, un sabio sólo puede ser una persona de edad avanzada. “La luna brilla tanto de día com o de noche, pero sólo en la oscuridad que nos deja el sol cuando se oculta, la luna es capaz de alumbrarnos para no perder el rumbo. Sólo en lo oscuro se ve la magnitud de lo que resplandece.”

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