Daniel Lopez Rosetti - Estrés - Epidemia Del Siglo XXI

January 23, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Daniel López Rosetti

ESTRÉS EPIDEMIA DEL SIGLO XXI Cómo entenderlo, entenderse y vencerlo

Grupo Editorial Lumen Buenos Aires – México

 

Supervisión de texto: Equipo editorial Diagramación: Coral Izaguirre López Rosetti, Daniel Estrés, epidemia del siglo XXI : cómo entenderlo, entenderse y vencerlo3.a ed. - Buenos Aires : Lumen, 2005 256 p. ; 25x18 cm. ISBN 987-00-0543-8 1. Estrés 2. Superación Título Personal I CDD 158.1.  No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni su transmisión de ninguna forma, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni cualquier comunicación pública por sistemas alámbricos o inalámbricos, comprendida la  puesta a disposición del público de la obra de tal forma que los miembros del público puedan acce der a esta obra desde el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. 3.a edición © Editorial Distribuidora Lumen SRL, 2005. Grupo Editorial Lumen Viamonte Via monte 1674, (C1055ABF) Buenos Aires, República Argentina tel- 4373-1414 (líneas rotativas) • Fax (54-11) 4375-0453 E-mail: [email protected]  http://www.lumen.com.ar  Hecho el depósito que previene la Ley 11.723 Todos Todos los derechos reservados Libro de Edición Argentina Printed in Argentina

PROLOGO PROL OGO A LA 3era 3er a E EDIC DICIIÓN

 

Es para mí un honor prologar la 3.a edición de esta útil e ilustrativa obra del Dr. Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentin Argentinaa de Medicina del Estrés (SAMES), luego del prólogo redactado para la 2.a edición por el profesor  Paul Rosch, de la Universidad de Nueva Yo York rk y presidente del Instituto Americano del Estrés. En ocasión del 1° Congreso Argentino de Medicina del Estrés, en junio de 2001, tuve el privilegio de conocer al Dr. Rosch y desde entonces mantener un vínculo de amistad con él, como el que ambos habíamos disfrutado con el creador del concepto del estrés, profesor Hans Selye, y actualmente con el profesor Lennart Levi, investigador pionero en el Instituto Karolinska de Suecia. Estas personalidades, que tanto han contribuido al conocimiento y la comprensión de la respuesta de estrés, nos inspiraron para nuestros estudios sobre el tema tema en nu nues estr troo país país y La Latin tinoa oamé méric ricaa de desd sdee 19 1970 70,, br brin inda dand ndoo co cons nsej ejoo y supervisión. Deseamos mencionar en ese sentido también a los Dres. George S. Everly, de la Universidad Johns Hopkins de los EE. UU., y Cary Cooper, de la Univ Un iver ersi sida dadd de La Lanc ncas aste ter, r, todo todoss ello elloss pr prof ofes esor ores es ho hono nora rari rios os de nu nues estr traa Universidad. Luego del éxito del 1.° Congreso de Medicina del Estrés, nos parece muy oportuno que el Dr. López Rosetti y su equipo de la SAMES, en el que cuenta el Dr. Daniel Bistrisky, profesor profesor de nuestra Universidad de Flores, organicen el 2.°, a tener lugar el 19 y el 20 de agosto de 2005 en Buenos A Aires. ires. Sin duda, la nueva edición de este libro servirá como material de estudio  previo y de apoyo para el mejor aprovechamien aprovechamiento to de las ponencias a ser   presentadas. El autor considera su obra como un texto de "divulgación". Esto tiene mucho sentido al tomarse conciencia de que el cuidado de la propia salud debe ser  responsabilidad de cada ciudadano y, para ello, necesita contar con herramientas a su alcance. Lamentablemente, el tema del estrés no es tratado con la profundidad que merece, en nuestra opinión, en muchas facultades de Medicina y de Psicología. Consci Con scient entes es de su importa importanci ncia, a, lo hem hemos os incorp incorpora orado do como como una as asign ignatu atura ra especial en la Carrera de Psicología de la Universidad de Flores, dado que el  psicólogo debe conocer conocer los fundame fundamentos ntos y las técnicas de la psicología psicología de la salud, llamada en los EE. UU. "behavioral medicine" (medicina conductual). Porr ot Po otra ra part parte, e, a me medi dida da que que la te tecn cnol ologí ogíaa av avan anza za ca cada da ve vezz más, más,

 

superando la mayoría de las enfermedades "tradicionales", como las infecciosas, el estilo de vida del hombre contemporáneo empeora con el mismo ritmo. Cada vez es mayor la incidencia de la obesidad y el sedentarismo, agravados por la excesiva expo exposic sició iónn a la tele televi visi sión ón y la comp comput utad ador ora. a. La di diab abet etes es y lo loss tr tras asto torn rnos os cardiovasculares se han incrementado en consecuencia, incluyendo en los últimos años a niños niños pequeños pequeños.. Como factores factores macr macrosoc osociales iales y económico económicoss que deben resolverse, la desocupación y el trabajo no registrado, así como el temor de perder  el empleo empleo,, contrib contribuye uyenn a un suf sufrim rimien iento to de estrés estrés prolon prolonga gado, do, junto junto con la necesidad crónica de incorporar otros valores en nuestro país. Sorprendentemente, desde hace sólo poco más de 50 años se acepta en Medicina la estrecha relación entre el estilo de vida y los trastornos físicos, aunque la sabiduría popular hablaba mucho antes de "hacerse mala sangre" (¿colesterol, trig trigli licé céri rido dos, s, hipe hiperg rglu luce cemi mia? a?), ), "t "tom omar arse se la lass co cosa sass a pe pech cho" o" (¿ (¿in infa farto rto de miocardio?) o "esto es un dolor de cabeza para mí" (¿cefaleas?). La información se duplica cada tres años; el ritmo del cambio y las exigencias de adaptación también se aceleran con el impacto adicional de la globalización, pero la inmensa mayoría de la población no asume conductas apropiadas para su bienestar integral y el de sus familias. ¿Qué podemos hacer los médicos ante este panorama? Cuando el conocido consultor Peter Drucker asesoró a los profesionales de un gran hospital norteamericano, les preguntó: "¿Cuál es su actividad?"; la re resp spue uest staa fue: fue: "L "Laa sa salu lud. d."" Pero Pero él ac acla laró ró:: "No, "No, su ac acti tivi vida dadd es sob obre re la enfermedad", señalando así la poca atención brindada a la prevención. Los problemas en las organizaciones públicas y privadas que brindan atención médica son otro factor para considerar. Los mismos médicos sufren sus consecuencias, que se manifiestan, en alto porcentaje, como el "síndrome de  burnout" o agotamiento profesional y personal, el cual fue objeto de una confe co nferen rencia cia y un pan panel el rea realiz lizado adoss con conjun juntam tamen ente te co conn la Asoc Asociac iación ión Médica Médica Argentina y otras cuatro universidades, en abril de este año. La pregunta central fue: "¿Quién cuida a los cuidadores?" Hasta en España es alta la incidencia del burnout. El requerimiento más destacado de los médicos en una encuesta en ese país fue: ¡que les permitan atender por lo menos diez minutos a sus pacientes! ¿Cómo pueden generar una relación de confianza y escucha con el paciente en estas condiciones? Deseamos recordar que las estadísticas internacionales muestran que, de

 

cien casos de consulta médica, la mitad es debida puramente a causas psicológicas, un cuarto a cuadros psícosomáticos (léase "estrés" en este 75 %) y sólo el 25 % restante a causas y padecimientos con base orgánica. Cuan sabia es la vieja frase, f rase, entonces: "Es mejor prevenir que curar." A pesar pesar de es esos os datos datos,, que parece parecenn de desal salent entad adore ores, s, dispon disponemo emoss de recursos eficaces a nuestro alcance, y el Dr. López Rosetti los describe con mucha claridad en este libro. Primero, con una presentación introductoria general al tema, siguiendo con la descripción de las enfermedades más comunes vinculadas con el estrés, los aspectos psicológicos de éste y las técnicas más probadas para su manejo, incluyendo la vertiente filosófica. Acorde con la descripción de Selye en sus últimos años, incluye referencias al "buen estrés" o eustrés, al hablar del manejo del tiempo, los hobbies y el buen humor. Es mu muyy cong congru ruen ente te con con es esto toss co cont nten enid idos os la Jo Jorn rnad adaa Abi bier erta ta a la Comunidad para la Prevención del Estrés, que desde el 18 de agosto de 2005 organiza la Comisión Directiva del 1er Congreso, previamente a éste. Para finalizar, si nos preguntamos cuál es el mayor desafío del hombre actual en cuanto a esa respuesta innata de lucha, fuga o inmovilización llamada "estrés", y que heredamos de nuestros ancestros, nuestra respuesta inmediata es "la adherencia (adherence) (adherence) a las técnicas de su manejo": la disciplina para mantener, a lo lar largo go de la vid vida, a, una dieta dieta sa salud ludabl able, e, ejerci ejercicio cio fís físico ico regula regular, r, relaja relajació ción, n, respiración y reposo, relaciones humanas cálidas con nuestro grupo de mutuo apoyo. Todo esto, para reducir en lo posible el "distrés" o mal estrés; y generar  actividades desafiantes, interesantes, creativas, y disfrutar diversiones y la cultura,  para incrementar el "eustrés". "eustrés". Reiteramos que no son los médicos m édicos quienes pueden hacerse cargo de esos hábitos de salud integral, sino cada persona, dando al mismo tiempo un modelo  para sus hijos. Los médicos somos responsables de informar a los pacientes y cuidar nuestra propia salud..., a pesar de los estresores que debemos enfrentar  cotidianamente en el ejercicio profesional. Sin duda, la redacción de esta 3.a edición habrá representado un estresor  muy motivante para su autor, y una gran satisfacción por el beneficio potencial que representa para la comunidad. Dr. Roberto Kertész Médico psiquiatra, doctor en Medicina. Director del Instituto Privado de Psicología Médica (IPPEM). Rector de la Universidad de Flores (UFLO), Buenos Aires.

 

PROLOGO PROL OGO A LA 2da EDIC EDICIIÓN Es un placer contribuir con una introducción a esta edición revisada de Estrés Est rés.. Epi Epidem demia ia del del sig siglo lo XXI XXI,, que ex explic plicaa claram clarament entee los daños daños fís físico icoss y emocionales que causa el estrés, y cómo prevenirlos y evitarlos. Explicar qué es el estrés y su conjunto de efectos es un desafío muy exigente, y debo felicitar al Dr. López Rosetti por haberlo superado con un libro de relevancia académica y a la vez atractivo y comprensible.  No pasa un día sin que nos crucemos con alguna referencia al "estrés", en la televisión, revistas, diarios o en la conversación informal... ¿Por qué tanto repentino alboroto? Después de todo, el estrés nos ha acompañado desde Adán y Eva. ¿Es porque hay más estrés en la actualidad? ¿Es el estrés contemporáneo de alguna manera diferente o más peligroso? ¿O se debe a que las investigaciones científicas de las últimas décadas han confirmado reportes aislados, que señalan el rol significativo del estrés en diferentes enfermedades y delinean los diversos mecanismos de acción que podrían estar involucrados. Parece probable que todas estas influencias se hayan sumado. Por otro lado, el interés creciente despertado  por la medicina actual, que enfatiza la relación mente-cuerpo, ha permitido el desarrollo de una variedad de técnicas de reducción del estrés, para el tratamiento de síntomas y enfermedades que frecuentemente están causadas por él. Estrés significa muchas cosas distintas para cada uno y es un fenómeno altamente personal, con características particulares para cada persona. Si uno observa a los pasajeros en una montaña rusa muy empinada, ve reflejado el terror  en los rostros de algunos, el placer en los de otros y, en unos pocos, la indiferencia.  Nuestras respuestas físicas al estrés también pueden ser muy variadas. Algunas  personas se sonrojan, otras se ponen pálidas, tienen palpitaciones o palmas sudosudo rosas, o un sinnúmero de problemas gastrointestinales y de la piel. ¿Qué es, exactamente, el estrés? Aunque la palabra se ha usado por más de cuatro siglos en el idioma inglé inglés, s, su sign significa ificado do actual data de solamente solamente seis décadas, cuando fue "acuñado" por el brillante investigador austro-húngaro Hans Selye. Selye había observado cambios muy específicos y constantes en animales de experimentación expuestos a estímulos dañinos, e informó de esos hallazgos en 1936.. Deno 1936 Denominó minó a este síndro síndrome me "estrés" e inici inicialmen almente te lo definió definió como "la res puesta inespecífica del cuerpo a cualquier exigencia de cambio". Sus primeros estudios fueron de interés principalmente para los biólogos que se ocupaban de

 

ciencias básicas, pero sus estudios posteriores mostraron que la exposición prolongada a estos estímulos producía otros cambios, similares a los que se veían en humanos que sufrían de una variedad de trastornos aparentemente no relacionados. La pu publ blic icac ació ión, n, en 1950 1950,, de Stre Stress ss,, un vo volum lumin inos osoo libro libro qu quee re resu sumí míaa su suss investigaciones y explicaba sus conceptos de Síndrome General de Adaptación y Enfermedades Adaptativas, sacudió a la comunidad científica por las implicancias clínicas de su radical y novedosa teoría. Siguiendo las investigaciones de Pasteur y los postulados de Koch, los médicos habían enseñado siempre que cada enfermedad tenía su causa propia y específica. La tuberculosis la causaba un bacilo; la neumonía, el neumococo; la rabia, el cólera y el ántrax, otros microorganismos específicos, etc. Lo que Selye  proponía era la cara opuesta. Había ya demostrado que las exigencias físicas severas, de naturaleza diferente e incluso opuesta, como los extremos de frío y calo calor, r, as asíí como como la lass amen amenaz azas as em emoc ocio iona nale les, s, pr prod oduc ucía íann ha halla llazg zgos os macr macroo y microscóp micros cópico icoss idé idéntic nticos os en el est estóma ómago go,, glá glándu ndulas las adr adrena enales les,, timo y tej tejido idoss linfoid lin foides es de todos todos los animal animales es de ex exper perime imenta ntació ciónn que él había había es estud tudiad iado. o. Además, la prolongación de la exposición al estrés generaba cambios patológicos en el sis sistem temaa car cardio diovas vascul cular ar,, ríño ríñones nes y otras otras est estruc ructur turas as y tej tejido idoss bla blando ndos, s, indistinguibles de aquéllos encontrados en pacientes que habían sufrido infartos de miocardio, accidentes cerebrovas-culares, úlceras pépticas, artritis reumatoidea y otras enfermedades. Razonó que, si el estrés podía causar estos cambios en animales de laboratorio, quizás podía contribuir al desarrollo de enfermedades humanas. El concepto de estrés se difundió rápidamente a toda la medicina clínica, las ciencias sociales y el habla coloquial. Sin embargo, el término se aplicaba indistintamente para referirse a las amenazas emocionales, a la respuesta corporal ante dichos estímulos, así como al resultado último de esta interacción. Por  ejemplo, un jefe arbitrario y exigente podía provocar un dolor de estómago que eventualmente avanzaría hasta ser una úlcera. Para algunos, el estrés era el mal  jefe, pero para otros podía ser tanto el dolor como la úlcera. Incluso los médicos estaban confundidos. Cuando ayudaba a Selye, en 1951, a preparar su Primer  Informe Anual sobre el Estrés, incluí el comentario de un crítico que, en el British Medical Journal, se quejaba de que, basándose en citas textuales de los trabajos de Selye, "el estrés, además de ser sí mismo, era la causa de sí mismo y el resultado de sí mismo". Otros problemas surgieron cuando hubo que traducir su obra a

 

lenguas extranjeras, que carecían de un término equivalente. Cuando fue invitado a dar una conferencia en 1946 en el prestigioso Colegio de Francia, los académicos responsables de la pureza de la lengua francesa lidiaron con este problema por  varios días. Finalmente decidieron que debía crearse una nueva palabra y así nació "le stress", seguido prontamente por "el stress", "il stress", "lo stress", der stress", en otras lenguas europeas, y similares neologismos en ruso, japonés, j aponés, chino y árabe. Stress es una de las pocas palabras que se mantienen en inglés en estos idiomas. En ese momento, estrés era sinónimo de "distrés", lo cual no hubiera causado grandes problemas. Lo que Selye no sabía era que "estrés" había sido utiliz uti lizad adoo dur durant antee sig siglos los por los cientí científico ficoss pa para ra hablar hablar de la elasti elasticid cidad, ad, la  propiedad de un material de recuperar su forma y tamaño originales, luego de ser  comprimido o traccionado por una fuerza externa. Como fue expresado por la Ley de Hooke (1658), la magnitud de una fuerza externa, o estrés, produce un monto  proporcional de deformación, o fatiga, en un metal maleable. Este índice de estrés y fatiga es una propiedad característica de cada material y se llama módulo de elasticidad. Su valor es alto para materiales rígidos como el acero, y mucho menor   para los flexibles como el aluminio. Por lo tanto, "fatiga" hubiera sido un mejor  nombre y fui testigo de numerosas ocasiones en que Selye lamentaba que, de haber  sabido esto, hubiera pasado a la historia como el padre del concepto de "fatiga". Dado que, en general, el estrés era percibido como una amenaza desagradable, tenía que crear una nueva palabra, "estresor", para distinguir entre estímulo y respuesta. Otros incluso apuntaron que el estrés no era necesariamente malo. Ganar una carrera o una elección puede ser tan estresante como perderla, o más,  pero probablemente no tenga las mismas consecuencias consecuencias fisiológica fisiológicas. s. A pesar de no haberlo estudiado, Selye estuvo de acuerdo y creó la palabra "eustrés" para referirse al estrés "bueno". Éstos son sólo algunos de los factores que contribuyeron a la tremenda confusión que aún subsiste acerca de qué es el estrés y cuál es su influencia en la salud. En sus posteriores intentos de explicar sus conceptos al público general, Selye re-definió el estrés como "la tasa de uso y abuso del cuerpo". Sin embargo, esto no fue útil salvo para enfatizar su rol en la aceleración del proceso de envejecimiento. Cuando la prensa lo presionaba para que diera una definición más útil, le gustaba responder: "Todos saben lo que es estrés, pero nadie realmente sabe." El Dr. López Rosetti ha sido exitoso en aclarar mucho de esta confusión, al  proveer un enfoque global, realzado por casos clínicos y por diagramas

 

informativos, tablas e ilustraciones. El estrés es una ineludible consecuencia de la vida en la Tierra y, sin estrés, no habría vida. Tal como él señala, el incremento del estrés aumenta la  productividad, hasta un cierto punto, y cuando sobrepasamos ese nivel comienza a transformarse en letal. Sin embargo, este crucial punto de inflexión varía para cada uno de nosotros. Es muy semejante a la tensión, o el estrés, en una cuerda de violin: si es insuficiente, se produce un sonido apagado, y si es excesiva, el sonido se convierte en chirrido o la cuerda se rompe. La tensión adecuada entre esos extremos producirá bellos tonos. De manera análoga, todos necesitamos la cantidad adecuada de estrés que nos permita componer una música agradable y armoniosa mientras transitamos nuestras actividades cotidianas. cotidianas. Este libro le enseñará al público cómo alcanzar ese objetivo, haciendo que el estrés trabaje a favor de uno para ser productivo y no autodestructivo.

Dr. Paul Rosch, M. D., F.A.C.P. Miembro de The American College of Physicians. Profesor Clínico en Medicina y Psiquiatría del New Yo York rk Medical College. Presidente de The American Institute of Stress. Vicepresidente Vicep residente honorario de la International Stress Management Association. Presidente de la International Stress Management Association, EE.UU.

 

NOTA DEL AUTOR  E1 mundo en que vivimos es maravilloso. Los adelantos técnicos, los avances científicos y la apertura de nuevos horizontes marcan, con una atracción inevita ine vitable ble,, la pos posibi ibilid lidad ad de una vida vida mej mejor or.. Sin emb embarg argo, o, justamen justamente, te, esas esas condiciones dan pie a una serie de situaciones de competencia y de necesidades que, a pesar de ser justificadas, tienden una trampa engañosa para los incautos o  para los temerarios. temerarios.  Nuestra sociedad occidental, en particular en sus grandes núcleos urbanos, vive sometida a tensiones. El ansia legítima de progreso, la lucha por el cargo ambi am bici cion onad ado, o, la cris crisis is de los los va valo lore ress af afec ecti tivo voss y fa fami mili liar ares es,, la in inju just staa supervivencia de los conflictos armados, la inseguridad en las calles, el enloquecido tránsito, entre otros muchos, son factores desencadenantes de lo que yo me animaría a denominar "epidemia del tercer milenio" y que es el estrés. El estrés es un enemigo insidioso, astuto, oportunista. Y, en ese acelerado quehacer que es nuestro vivir de hoy, cuando nuestra capacidad de respuesta no alcanza a contrarrestar el peso de las amenazas, su presencia se convierte en un formidable obstáculo contra nuestra calidad de vida y, al fin y al cabo, contra nues nu estr traa feli felici cida dad. d. Y no es po posi sibl blee pa pasa sarr po porr al alto to la más más te temib mible le de su suss consecuencias: consecuenc ias: la enfermedad tanto física como psíquica. De todos modos, la claudicación ante el estrés no sería sino un fatalismo suicida, carente de sentido. El hombre posee, dentro de sí mismo, el arsenal con el cual combatir —y vencer— a ese adversario. Mi propósito, en este libro, es  precisamente ése: ése: explicar cómo controlar controlar,, manejar adecuadamente adecuadamente el estrés, cómo cómo llegar a dominarlo y desterrarlo de nuestra existencia. Ante todo, recordemos que, para vencer al enemigo, lo mejor es conocerlo: su naturaleza, sus tortuosos caminos y sus modos de ataque. Conociéndolo,  podremos hacerle hacerle frente con las m máximas áximas probabilida probabilidades des de éxito. De eso, justamente, también trata este libro.

Dr. Daniel López Rosetti

 

INTRO INT RODUC DUCCI CIÓN Hoy no cabe duda de que el estrés es la raíz común de numerosas enfermedades tanto físicas, como psicológicas. Somos una unidad psicosomática; cuerpo y mente relacionados interactúan constantemente en una suerte de danza cuya armonía debemos cuidar. Esto implica que somos responsables y de nosotros depende en buena medida mantener el estrés dentro de los límites aceptables. El estrés es un componente normal de nuestra vida, más aún, es necesario  para disfrutar de ella. Esto es cierto cierto dentro de ciertos límites; más allá, ssee convierte en distrés o estrés malo. Es aquí donde paulatinamente y casi sin darnos cuenta nos invade inv ade,, pro provoc vocand andoo un sinnúm sinnúmero ero de alt altera eracio ciones nes.. Al comien comienzo zo son leves, leves, mínimas, insidiosas. Al final termina por provocar los síntomas y enfermedades más diversas, pues ni cuerpo ni mente escapan a él. Sin embargo, sería un error  entender que únicamente es aquí donde radica la importancia de este síndrome. Mucho antes de que una enfermedad se declare, se manifiestan un sinnúmero de alteraciones que atenían contra nuestro bienestar y calidad de vida. La disminución de nuestra capacidad de concentración, memoria, creatividad, energía, cansancio y la depresión, entre otros, son los estadios iniciales, que en caso de progresar  terminan con cuadros más importantes que nutren los consultorios médicos. Pero no solamente es cuestión de evitar la enfermedad. El período inicial dei estrés raramente es diagnosticado, aun cuando afecta funciones tan importantes como las señaladas.. Ate señaladas Atenta nta así contra contra nues nuestro tro bienesta bienestarr y, en definitiva definitiva,, contra contra nuestra nuestra felicidad. Por ello es tan importante conocerlo y detectarlo a tiempo. Este libro presenta un programa de autodiagnóstico y tratamiento. En la primera parte, se define el estrés, sus procesos, cómo actúa en nuestro cuerpo y mente. Se desarrolla un modelo original que invita a interpretar los signos y síntomas del estrés como una "información" que merece ser considerada con atención. Detectar nuestros propios síntomas e identificar las circunstancias amenazantes que actúan como estresores personales son la base de este programa. Curiosamente, es más frecuente que prestemos atención a una luz roja del tablero de nuestro automóvil que a un síntoma que, a manera de información, nos envía nuestro cuerpo o mente. Claro está, esto es un error. En la primera parte, se exponen los aspectos físicos y psicológicos que

 

deben ser considerados, a los efectos de detectar las primeras etapas del estrés, es decir, su diagnóstico. En la segunda, se exponen los principios generales del tratamiento. Éste consta de tres aspectos: uno de orden médico, otro conductual o de hábitos y, por último, un abordaje filosófico. Se desarrollan ordenadamente áreas relacionadas con la actividad física, la nutrición, técnicas de respiración, relajación neuromuscular, meditación, visualización, personalidad autoestresora, entre otros. La frontera final del manejo del estrés es sin duda de orden filosófico  personal, también abordado aquí. A través de los distintos capítulos se van  presentando tests tests de autoeva autoevaluación luación y método métodoss diagnósticos, a los efectos de que el lect lector or pued puedaa reco recono noce cerr su suss prop propio ioss estr estres esor ores es y sí sínt ntom omas as,, y fo form rmul ular ar un autodiagnóstico.  No se trata de evitar el estrés, sino de manejarlo adecuadamente. adecuadamente. Esto, aunque llame la atención, es fácil hacerlo. Es poco probable que podamos cambiar  las cosas; en cambio, es posible que modifiquemos nuestra reacción frente a ellas y así mejorar sensiblemente nuestra calidad de vida. De ello trata este programa de diagnóstico y tratamiento del estrés.

 

PRIMERA PARTE I. DE LUC LUCY. Y. A CHARLIE LUCY* Sabana africana, a la puesta del Sol, hace más de cuatro millones de años... Se encontraba sobre un montículo de tierra, encorvada la espalda. Sus  patas traseras flexionadas le permitían estar casi sentada. Sus miembros anteriores eran como brazos tendidos hacia adelante, tocando casi el suelo. Sus manos seleccionaban semillas con destreza y rapidez. Al mismo tiempo, su mandíbula ejecutaba movimientos cortos, rápidos, triturando el alimento entre sus dientes. El ruido seco de la masticación se mezclaba con el del soplo de una suave brisa africana que acariciaba la tierra caliente. Cierta sensación de frescura emanaba de un charco cercano, fruto de las últimas lluvias. De pronto, la calma se quebró. Un ruido sospechoso, amenazante,  provocó una rápida y corta inclinación de su cabeza. Dejó de masticar para concentrarse en su audición. Orientó la nariz hacia el norte, en dirección al viento, y realizó movimientos repetidos que acompañaban agitadas y breves inspiraciones. Abrió más los ojos, y sus pupilas se dilataron para lograr una visión más aguda. Sus orejas se orientaron en busca del origen de ese ruido, que se confirmaba como el crepitar de ramas r amas secas al ser pisadas. Un pulso rápido, consecuencia de la aceleración cardíaca, impulsó su sangre con marcada fuerza por todos sus músculos. Su respiración se acentuó, aumentando la entrada de aire a los pulmones. Su cuerpo fue invadido por la *

*  En

1974, el paleontólogo Donald Johnson descubrió, en la localidad etíope de Hadar,

un australopiteco —antecesor del hombre actual— de casi cinco millones de años de antigüedad, al que llamó Lucy.

 

adrenalina, que incentivó todas sus funciones, y todos sus sentimientos, alarmados, captaron una situación de peligro. Un olor, que encontró antecedentes en su memoria, convirtió su alarma en miedo. Dejó abruptamente de masticar cuando sus ojos confirmaron la presencia de un tigre que, con su mirada frontalmente clavada en ella, su posible presa, iniciaba su carrera asesina. Haciendo uso instantáneo de toda su energía, aquel homínido casi hombre se desplazó velozmente, para treparse con la agilidad de un mono, a un árbol cercano. Desde allá arriba, protegida por la altura, alcanzó a ver la resignación del tigre, que debería esperar una nueva oportunidad para calmar su hambre. Esta vez, Lucy había salvado su vida... (figura 1).

CHARLIE En Buenos Aires, Argentina, un día de marzo de 1999, a las siete de la mañana, Charlie, a medias dormido todavía, se encontró apagando el despertador. Venció sus ganas de continuar en la cama y, con algunos minutos de retraso, comenzó a afeitarse. La radio adelantaba las conflictivas, problemáticas, noticias del día. La afeitada rápida, descuidada, le dejó la huella de un corte en la cara. Sin tiempo para el desayuno, salió de la cochera sin haber saludado al encargado. El tránsito anárquico y el estrépito de las bocinas sometieron sus hombros, su cuello y su columna a una tensión muscular adicional. Casi sin notarlo, se encontró en su oficina, frente al desorden de un sinnúmero de papeles y docume doc umento ntos. s. Al Algui guien en se enc encarg argó, ó, sin mis miseric ericord ordia, ia, de record recordarl arlee la apreta apretada da agenda del día. Mientras resolvía los primeros problemas, su tensión fue en aumento. La situación competitiva era moneda corriente. Hacia el cuarto café, aún no había sonreído... Las reuniones, formales y poco placenteras, sólo le concedieron respiro  para un breve almuerzo a la una y media. Una rápida fast-food, fast-food, a solas, contribuyó a aument aumentar ar su so sobre brepes peso. o. Par Paraa fin finali alizar zar,, más más ca café fé y algun algunos os medica medicame mento ntoss recomendadoss por su médico. recomendado Consultó su reloj: una vez más estaba retrasado. Intentó ganar tiempo mientras se dirigía a una reunión, desandando a paso rápido la avenida Corrientes. Decidió avisar que llegaría tarde. Tomó su celular y advirtió que tenía seis mensajes pendientes. No lo toleró y apagó el teléfono.

 

Al llegar, la tensión laboral era evidente. Todavía no había sonreído... Una discusión elevó su presión arterial. La transpiración de sus manos aumentó ligeramente. Sintió la comida aún en su estómago. Y, Y, nue nuevamente, vamente, esa molestia en el pepe cho y la garganta... Pero había conseguido lo que buscaba: menores precios y me jores plazos de entrega. Después, con extraña satisfacción, se detuvo frente a la ventana. Observó la multitud y el movimiento incesante de los automóviles. Era un jueves por la tarde, y todavía lo esperaba más de la mitad de las obligaciones del día... Entonces recordó que los tres últimos días había vivido el mismo vértigo. Los sonidos se fueron apagando, la visión se le tornó borrosa... Cayó al suelo. Minutos más tarde, una sirena anunciaba la infructuosa llegada de una ambulancia (figura 2).

DE LUCY LUC Y A CHARLIE El estrés es el protagonista esencial de ambas historias y lo es también en nuestras vidas. Si bien salvó a Lucy, terminó, en cambio, con Charlie. ¿Dónde está la diferencia? No hay vida sin estrés, sólo hay que saber controlarlo y usarlo en la forma adecuada. La misma función orgánica del estrés de aquel homínido hace más de cuatro millones de años se encuentra intacta en el hombre moderno. La diferencia se llama civilización. Nuestro entorno es diferente. Nos puso a salvo de los gran grande dess depr depred edad ador ores es pero pero nos nos dejó dejó ex expu pues esto toss a la lass pe pequ queñ eñas as y re repe petid tidas as agresiones cotidianas. En esa frecuencia, en esa continuidad reside la diferencia. El es estré tréss es algo algo bá bási sica came ment ntee út útil il y bu buen eno. o. Si Sirv rvee para para al aler erta tarn rnos os,, defen defender dernos nos,, nos pre prepar paraa para para en enfre frenta ntarr una sit situac uación ión en de defen fensa sa de nuestr nuestraa integridad. Pero, nuevamente, ¿dónde está la diferencia? La diferencia se llama estrés agudo y crónico. Lucy se alimentaba tranquilamente cuando una amenaza que prometía acabar con su vida activó el sistema de alarma. Se activó el sistema del estrés y todo su organismo se preparó para luchar contra la fiera o para huir de ella. Se prepa-ó para salvar su vida. En segundos, su cerebro, sus músculos, su corazón, su presión arterial, su respiración y demás funciones se activaron al máximo para enfrentar la situación. Como un automóvil de Fórmula Uno, instantes antes de la lar-jada, todo estaba a punto para el desafío. Sabiamente, Lucy escapó. Instantes más tarde, se encontraba a salvo. En pocos minutos, había recuperado su tranquilidad y, nuevamente nuevamente en paz, se dedicó a seguir alimentándose. Y Yaa no existía

 

 peligro y ya no existía estrés. Había vivido una amenaza muy poderosa, que había  provocado una activación o estrés agudo. Una vez resuelta la situación, todo había vuelto a la normalidad. Charlie, en cambio, no sufrió la amenaza terrible y breve de un tigre que  pusiera en peligro su vida. En su lugar, vivió una tensión menor pero constante. Día tras día, la tensión a la que lo habían sometido las exigencias laborales, las sociales y su propia demanda interna, fue lesionando su organismo en forma lenta e implacable. La gota de agua horada la piedra. Charlie sufría de estrés, pero conti conti-nuo, crónico. El final de Charlie fue súbito, pero la historia estaba anunciada. Ha bía sufrido tensión y estrés en forma sostenida en el tiempo. Estrés crónico. El  peor. Había vivido tenso, nervioso. No había disfrutado de la vida, no había sonreído ni había profesado una filosofía sana para él mismo. No había sido feliz. Aunque, en el fondo, Charlie buscaba la felicidad —¿quién no?-—, pero lo había hecho por el camino equivocado. Su balance final fue negativo. Lucy se preparó para salvar su existencia; Charlie, para terminar con ella. Esa es la diferencia entre Lucy y Charlie. El sistema de estrés de aquel homínido se activó cuando fue necesario y en la medida correcta. El hombre de hoy tiene tend tenden enci ciaa a enco encont ntra rars rsee con con su si sist stem emaa de es estr trés és en ac acti tiva vaci ción ón co cons nsta tant nte, e,  permanente. Esta situación no le permite gozar de la vida y genera una hipoteca que se paga con salud en el futuro próximo. Nuestro desafío consiste en usar  adecuadamente nuestro sistema de estrés, encarar un estilo sano de vida, una mecánica sabia de pensamiento, y establecernos una escala de valores y objetivos apropiados para alcanzar el bienestar y la felicidad.

PERO... ¿QUÉ ES EL ESTRÉS? Para Para come comenz nzar ar,, diga digamo moss que que el es estré tréss es un unaa fu func nció iónn no norm rmal al de dell organismo. No hay vida sin estrés. El único lugar donde no existe estrés es en la  paz de los cementerios. Estrés es sinónimo de vida. Fue primeramente primeramente descrito por  el científico húngaro Hans Salye, a quien le debemos la palabra "estrés" para designar es te síndrome. Pero, como todo es cuestión de medida, el estrés también lo es. Al igual que con el colesterol, encontramos un estrés bueno y un estrés malo ma lo El es estr trés és buen bueno, o, tamb tambié iénn llam llamad adoo eu eust stré rés, s, es aq aque uell qu quee no noss ay ayud udaa a mantenernos alerta y en condiciones de enfrentar desafíos, y cuyo nivel de acción

 

no genera trastornos en el organismo. Ése es el estrés que salvó a Lucy. Por otra  parte, encontramos el estrés malo o distrés. En éste, la intensidad y la  perdurabilidad de la activación originan un sinnúmero de alteraciones físicas y  psicológicas. Por lo tanto, el estrés es una cuestión de intensidad y de tiempo. Alguna vez fue felizmente comparado con una cuerda de violín (figura 3): tiene un punto exacto de tensión en el que suena correctamente, más allá del cual comienza a sonar desafinadamente y luego se rompe.

Estrés bueno = eustrés Estrés malo = distrés Ahora bien, cuando hablamos genéricamente de estrés, no lo hacemos en sus asp aspect ectos os pos positi itivos vos sin sinoo en aq aquel uellos los que no noss preoc preocupa upann y que produc producen en enfermedad. Por lo tanto, de ahora en más, excepto que lo aclaremos, cuando hablemos de estrés, en general estaremos haciéndolo en referencia al estrés malo, distrés (figura 3). Vamo moss ahor ahoraa a defi defini nirr qu quee es el es estré trés. s. Nece Necesa sari riam amen ente te de debe benn mencionarse algunos aspectos médicos, que entiendo están expresados en forma simple. No obstante ello, si resultaran algo complicados, no se preocupe. Será suficiente leer el resumen de este capítulo para comprender el resto. En cualquier  momento podrá volver a este capítulo. Sin embargo, sugiero leerlo.

DEFINAMOS EL ESTRÉS Existen numerosas definiciones del estrés, según el ángulo desde el cual se lo estudie. Los enunciados estrictamente médicos o biológicos excluyen ciertos aspectos importantes relacionados relacionados con el hombre, su conducta y su psicología. Por  otra parte, las definiciones no médicas dejan de lado condiciones biológicas de interés. A nuestro juicio, la siguiente definición resulta integradora de ambos aspectos y, por lo tanto, útil y operativa:  Se entiende por estrés aquella situación en la cual las demandas externas exte rnas (sociales (sociales)) o las demandas demandas internas internas (psicológ (psicológicas icas)) superan superan nuestra nuestra capacidad de respuesta. Se provoca así una alarma orgánica que actúa sobre los sistemas nervioso, cardiovascular, endocrino e inmunológico, produciendo un desequilibrio psicológico y la consiguiente aparición de la enfermedad. enfermedad.

 

 El estrés es como una cuerda de violín: si la tensión es excesiva, comienza a sonar ma mall y termina por  romperse.

Figura 3

LA DEFINICIÓN EN DETALLE Se entiende por demandas las exigencias o requerimientos a los cuales estamos esta mos sometidos. sometidos. Éstos pueden pueden ser originados originados en el área externa externa —como la sociedad, el trabajo la familia y los amigos—, o pueden tener raíz en nuestras  propias necesidades interiores, aspiraciones, deseos y ambiciones. Nuestra capa capaci cida dadd de dar dar resp respue uest staa radi radica ca en la ha habil bilid idad ad pa para ra af afro ront ntar ar y mane maneja jar  r  adecuadamente esas exigencias. adecuadamente Entendemos por alarma orgánica la activación desproporcionad desproporcionadaa de todos los órg órgano anoss y sis sistem temas as involu involucra crados dos en el estrés estrés,, esp especi ecialm alment entee los sis sistem temas as nervioso, cardiovascular, endocrino u hormonal e inmunológico. Cuando esto sucede, aparecen alteraciones diferentes en las distintas personas, ya que todos somos diferentes y tenemos cada uno nuestros propios puntos débiles. Un viejo adagio médico sostiene que "no hay enfermedades sino enfermos". Así, habrá quien manifieste su estrés por trastornos tr astornos emocionales o por cualquier otro síntoma,  por ejemplo: hipertensión arterial, trastornos digestivos, tensión muscular, insomnio o altera insomnio alteracion ciones es horm hormonale onaless o-se o-sexuale xuales. s. Tr Trasla asladand dandoo aquella aquella sentencia sentencia médica, podríamos decir lo siguiente en cuanto al estrés: no hay estrés sino estresados, ya que frente a él todos reaccionan de distinto modo. Comparemos nuestro cuerpo y nuestra mente a una orquesta. En ella encontramos al director, que es quien conduce todos los instrumentos, sean de viento, de cuerda o de percusión. El estrés nace en lo más profundo de nuestra mente, en nuestro propio yo interior, y ése es el director de nuestra orquesta (figura 4). Si el director de orquesta falla o se altera, no habrá en definitiva instrumento que escape a esa falla o desorden. Al igual que en la orquesta, frente al estrés no habrá área de nuestra mente, ni órgano de nuestro cuerpo que escape al problema. Durante el estrés, somos como una orquesta desafinada.

 

DEFINICIÓN DEL ESTRÉS EN UNA U NA SOLA PALABRA PALABRA La sab sabidu iduría ría del fun funcio cionam namien iento to univer universal sal reside reside en el equili equilibrio brio..  Nuestro cuerpo físico y mental es una expresión más de ello. Todas Todas nuestras funciones orgánicas actúan adecuadamente cuando se encuentran balanceadas.  Nuestros pensamientos son racionales cuando interactúan equilibradamente. equilibradamente.  Nuestras emociones son placenteras y manejables también dentro de un equilibrio. La relación de nuestra mente con nuestro cuerpo también es cuestión de armonía, proporción y estabilidad. Si tuviéramos que definir el estrés con una sola palabra, ésta sería "d "des eseq equi uilili-bri brio", o", y el ins instru trumen mento to para para medirl medirlo, o, "la ba balan lanza" za".. Sucede Sucede que, que, cuando las demandas psicológic psicológicas as y/o las sociales exceden nuestra capacid capacidad ad de respues resp uesta, ta, la ba balan lanza za se inc inclin linaa haci haciaa el dis distré tréss o es estré tréss ma malo. lo. En ca camb mbio, io, si nuestras posibilidades de respuestas están a la altura de las circunstancias, la  balanza se mantendrá en equilibrio, evitando que caigamos en el estrés. Claro está que, si nuestra capacidad de responder es aún mayor, inclinaremos la balanza toda todaví víaa má máss haci haciaa el lad ladoo de dell eustr eustrés és o es estré tréss bu buen eno, o, aumen aumentan tando do nu nues estro tro  bienestar y eficiencia. efi ciencia. Asim As imis ismo mo,, en es esta ta últi última ma co cond ndic ició ión, n, la po posi sibi bili lida dadd de pr pres esen enta tar  r  síntomas y/o enfe enfermeda rmedades des vincula vinculados dos con el estrés es mínima. mínima. Mantener una armo armoní níaa razo razona nabl blee entre entre dema demand ndas as o ex exig igen enci cias as y nu nues estra tra ca capa pacid cidad ad pa para ra responder a ellas constituye const ituye la base del control del estrés (figura .5).

BALANZA DEL ESTRÉS Di s t r é s o e s t é s maloEustrés ó estrés bueno Demandas psicológicas y sociales

Capacidad de respuesta

 

Cuando Cua ndo las demand demandas as sociale socialess y psic psicológi ológicas cas sup superan eran nuestra nuestra cap capacid acidad ad de respuesta, aparece el distrés, estrés malo, o simplemente estrés.

"LUCHA O HUIDA" (FIGHT OR FLIGHT) Walter Cannon, destacado fisiólogo norteamericano, introdujo este lema en 1939. 1939. Con él hacía referencia referencia a tod todos os los mec mecanis anismos mos que se activan activan en el organismo frente a una amenaza, con el fin de darle una respuesta exitosa. Ante la alarma, todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo se ponen en guardia  para enfrentar la situación, del mismo modo que toda t oda la l a tripulación de un buque de guerra se alista para el combate cuando suena la alarma. De ese modo, con el gasto de energía necesario, enfrentamos la contingencia. Lucy, al ser amenazada  por el tigre, activó su mente ment e y cuerpo, disponiéndose a enfrentarse enfr entarse en combate comb ate o a huir ante una situación desventajosa. Dadas las circunstancias y lo desigual del  potencial encuentro, optó inteligentem inteligentemente ente por escapar, para conservar su vida. Este concepto de "lucha o huida" es muy utilizado con referencia al estrés, ya que describe claramente los acontecimientos que se producen en nuestra mente y en nuestro cuerpo ante su aparición.

EL SISTEMA SISTEMA DEL DEL ESTRÉS Y NUESTR NUESTRO O DIRECTOR D IRECTOR DE ORQUESTA Recorda Rec ordarem remos os hab haber er est estudia udiado do alguna alguna vez el sistem sistemaa circula circulatori torio, o, el respiratorio, el digestivo y el reproductor, entre otros. Se entiende por sistema el conjunto de órganos que se interconectan y relacionan entre sí para ejecutar una función determinada. Así, por ejemplo, el sistema digestivo está formado por la  boca, el esófago, el estómago, el intestino, etcétera. Y cada sistema tiene una finalidad final idad específ específica. ica. El respira respiratorio, torio, por ejempl ejemplo, o, sirve para poner en contacto el aire aire con con la sa sangr ngre, e, y as asíí carg cargar arla la de ox oxíge ígeno. no. El di dige gesti stivo vo,, po porr su pa parte rte,, se encarga de la incorporación de los nutrientes de los alimentos. Ahora bien, existe una interconexión entre todos los sistemas de nuestro organismo, una vía de comunicación que los relaciona a todos, en distintas circunstancias y por distintos medios. Desde el punto de vista didáctico, llamamos a ese sistema tan complejo "sistema del estrés". Tiene su origen en nuestro cerebro, en nuestra mente, y es

 

nues nuestro tro direc director tor de orq orques uesta, ta, qui quien, en, al igu igual al que aquel que dirige todos todos los instrumentos musicales, dirige la totalidad de los órganos y funciones de nuestro cuerpo. Y se entiende por funciones no solamente aquellas como la respiración y la circulación de la sangre, sino también todo lo referente a nuestras conductas, hábitos, modo de enfrentar la vida y la realidad. Todo ese sistema del estrés está graficado en la figura 6. No se asuste.  Naturalmente,  Naturalme nte, ése es usted. Lo representamos representamos del modo más simple posible y, si sigue los pasos con atención, verá que es muy fácil de entender. La recompensa consistirá en comprender cómo la mente se relaciona con el cuerpo. Como nuestro director de orquesta, ella dirige la totalidad de los órganos y sistemas,  buscando que ninguno desafine, esforzándose para que todos ejecuten sus fu func ncio ione ness arm armón ónic icam amen ente te.. No Noso sotro tross mi mism smos os,, nu nues estro tro yo in inter terio ior, r, nu nues estro tro verdad ver dadero ero ser est estáá rep repres resent entado ado por ese directo directorr de orquesta orquesta escondido escondido en la oscuridad de nuestra mente, que físicamente habita en la profundidad de nuestro cerebro. Ese director somos nosotros mismos, entonces, con nuestro caudal de historia, histo ria, cultu cultura, ra, razon razonamie amiento, nto, mie miedos dos,, de dese seos os,, ambic ambicion iones es,, amor amor,, pa pasió sión, n, inseguridades, certezas, proyectos y todo cuanto nos caracteriza. Según él elija la  partitura, así sonará la orquesta orquesta.. Es important importantee comprender y entender cómo funcionamos para efectuar las modificaciones de nuestros hábitos y conductas con el objetivo de vivir mejor; en definitiva, conservar nuestra salud física y mental.

EL SISTEMA DEL ESTRÉS. LO QUE HAY QUE SABER  Lo dicho: en la figura 6 está usted. Podrá quizás decir que no se parece mucho, muc ho, pero lo ciert ciertoo es que se asem asemeja eja más a la realidad que la mejor de sus fotografías. Primeramente, podemos observar que una línea de puntos divide la cabeza en una parte superior y otra inferior. Desde ya que esto es esquemático;  pero podemos asumir, a los efectos prácticos, que en la parte superior superior se encuentra la mente y en la inferior nuestro cuerpo. El gráfico comienza con los hechos que percibe la persona, pero éstos serán ser án ana analiza lizados dos en det detalle alle más ade adelant lante. e. La lect lectura ura detenida detenida de las próx próximas imas  páginas le permitirá saber cómo funciona el estrés y obtener la satisfacción satisfacción de comprender compren der cómo su mente se relaciona con su cuerpo.

 

Iniciaremos la descripción comenzando por la corteza cerebral (A) y seguiremos, sucesiva y ordenadamente, de arriba hacia abajo.

LA CORTEZA CEREBRAL NUESTRO SALÓN DE DIRECTORIO La corteza cerebral es como nuestro salón de directorio. Es allí donde se toman las decisiones y se realizan los razonamientos más técnicos y analíticos. La corte¬za cerebral —o neocórtex— es la parte más externa del cerebro. Se divide en cor¬teza o hemisferio izquierdo y corteza o hemisferio derecho. Cada lado tiene sus funciones específicas. El hemisferio izquierdo se encarga de los razonamientos analí an alític ticos, os, lógico lógicos, s, ma matem temáti ático cos, s, y de la comuni comunicac cación ión verbal verbal y es escri crita. ta. Su funcionamiento es racional. El hemisferio derecho, en cambio, tiene funciones relaciona-das con el reconocimiento de las formas, la imaginación, la concepción del espacio, la capacidad musical o de crear poesía, la de soñar e inventar, la espiritualidad... Su mecánica no es racional, sino libre y creativa. Aunque Aunque se sienta

 

usted tentado de hacerlo, no intente decidir cuál es más importante. Ambos funcio fun cionan nan en con conjun junto to y est estrec recham hament entee rel relac acion ionad ados. os. Trata Tratarr de valora valorarlo rloss de diferente manera sería como tratar de determinar cuál ala de un pájaro es más importante. Por otro lado, el hemisferio izquierdo controla la actividad motriz de la mitad derecha del cuerpo, y el hemisferio derecho, la de la mitad izquierda del mismo. Si nos viéramos forzados a definir la corteza cerebral con un mínimo de  palabras, diríamos que es la parte ddel el cerebro que ppiensa. iensa.

SISTEMA LÍMBICO O CORTEZA LÍMBICA EL CEREBRO QUE SIENTE Se encuentra en la figura 6 señalado con la letra B; físicamente se ubica  por debajo de la corteza cerebral. Esta parte del cerebro está vinculada con el corazón. Pero no exactamente con el corazón órgano sino con los sentimientos verdaderos y con la emoción. Allí es donde anidan el amor, el temor, el miedo, la ansiedad, el enojo, la cóle cólera ra,, entr entree tant tantas as otra otrass em emoc ocio ione nes. s. La Lass se sens nsac acio ione ness pl plac acen ente tera rass y la lass desa desagr grad adab able less se entr entrem emez ezcl clan an en es esta ta zo zona na de dell ce cere rebr bro. o. El co cont ntro roll de la alimentación y las conductas reproductivas tienen también su base allí. Esta parte anatómica y funcional de nuestro cerebro está íntimamente conectada con el resto del sistema nervioso, tanto hacia arriba (corteza) como hacia abajo (resto del encéfalo). Este sistema límbico es complejo e incluye estructuras anatómicas como las amígdalas, las áreas hipotalámicas, el área septal y la circunvolución del hipocampo, todas ellas relacionadas con el manejo de los instintos, la emoción y los sentimientos. Debido a lo delicado de las funciones que maneja esta área cerebral, es fácil entender su relación con el estrés. Basta pensar en la influencia que los conflicto emocionales ejercen sobre nuestra conducta: en definitiva, los desajustes de éste frente a la realidad, son causa de estrés. El cerebro o sistema límbico se encuentra como dijimos, debajo de la corteza cerebral, pero esto no significa, en absoluto que sea menos importante. Muy por el contrario, el adecuado manejo de la emoción es esencial en aquel equilibrio del que hablábamos al comienzo del capítulo.

 

EL EQUILIBRIO RACIONAL-EMOCIONAL RACIONAL-EMOCIONAL NUESTRO DIRECTOR DE ORQUESTA En algún lugar entre la corteza cerebral —lo racional— y el cerebro o sistema límbico —lo emocional—, se encuentra nuestro director de orquesta. En la figura 6 lo representamos con una balanza entre los puntos A y B. Esto, claro está, es esquemático pero no casual. De ese director de orquesta parte la totalidad de nuestras decisiones. Éstas resultan del balance de información que nuestro director recibe desde la corteza cerebral (lo racional) y desde el cerebro límbico (lo emotivo). Para que estas decisiones sean acertadas y tiendan a ser correctas, debe cumplirse lo que hemos dado en llamar la ley del equilibrio racional-emocional (figura 7). Esto significa sign ifica que las determinaciones que tomamos y nuestras acciones acciones deberían ser  una resultante de un adecuado balance de los factores racionales y de nuestras emociones. Si así no fuera, estaríamos actuando como una computadora o bien como como un ser úni únicam camen ente te emo emocio cional nal,, y ningun ningunaa de esas esas actitu actitudes des ext extrem remas as  permite el equilibrio de la balanza del que habíamos hablado. Que nuestros actos sean puramente el resultado de la descarga emocional, sean éstos sentimientos de  pasión, odio, amor o cólera, sería ttan an er erróneo róneo co como mo que derivasen de un análisis únicamente racional que excluyera los aspectos emocionales. El es estré trés, s, es esee desa desaju juste ste entre entre la de dema mand ndaa y nu nues estra tra ca capa paci cida dadd de re resp spon onde der, r, o bien bien la dife difere renc ncia ia entr entree nu nues estr traa ex expe pect ctat ativ ivaa y la re real alid idad ad,, es conse co nsecu cuenc encia, ia, ent entre re otr otras as cos cosas, as, del inc incump umplimi limient entoo de esa ley del equilib equilibrio rio racional-emocional. Más adelante veremos cómo nuestro propio yo, es decir, nuestro director  de orquesta, se relaciona con nuestras percepciones, pensamientos y creencias. Ahora vamos a describir cómo dirige nuestro cuerpo físico.

 

EUSTRÉS O ESTRÉS BUENO "Ley del equilibrio racional-emocional" EUSTRÉS DISTRÉS Razón

DISTRÉS Emoción

 

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Figura 7 

Si nuestro director de orquesta logra equilibrar razón y emoción, evita el distrés o estrés propiamente dicho.

EL HIPOTÁLAMO LA CENTRAL TERMINAL DE TRENES Hemos visto hasta ahora la corteza cerebral, responsable del pensamiento, y sistema sist ema límb límbico, ico, don donde de habitan habitan las emoc emocione iones. s. Hab Hablemo lemoss ahora ahora del hipotála hipotálamo, mo, señalado con la letra C en la figura 6, y que es la parte del cerebro —encéfalo— que comunica y dirige numerosas funciones de nuestro cuerpo. El hipotálamo hipotálamo es una especie de interm intermedia ediario rio entre el director director de orquesta orquesta todos nuestros órganos, algo así como el punto de unión entre la mente y el cuerpo. Recibe instrucciones de los niveles superiores del cerebro —sistema límbico y corteza  — y ejecuta las directivas en todo nuestro cuerpo. Lo hace a través de dos vías  principales, una nerviosa - —sistema  —sistema nervioso autónomo— autónomo— y otra hormona endocrina —  sistemaa de la glánd sistem glándula ula hipófisis hipófisis-—, -—, como si fuera una terminal de tre trenes nes de donde salen todos los carriles que se dirigen a diferentes destinos. Vamos Va mos a describir ahora esas dos áreas.

HIPOTÁLAMO. VIA NERVIOSA. SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO Este sistema que envía nervios a todo nuestro cuerpo se denomina sistema nervi nervioso oso autóno autónomo, mo, jus justam tament entee por porque que su funció funciónn es ind indepe ependi ndient entee de nuestra nuestra voluntad. Tam También bién se lo llama sistema neurov neurovegetativ egetativo. o. No lo manejamos ni cuan cuando do esta estamo moss desp despie ierto rtoss ni dura durant ntee el su sueñ eño. o. Es Está tá divi dividid didoo en do doss po porc rcio ione nes: s: el te tema ma Demandas sociales de respuesta simpático y el para simpático. A Ambos mbospsicológicas distribuyen ynervios que, como cablesCapacidad  conductores

de información, se dirigen a todos los órganos de nuestro cuerpo. Cada órgano recibe un

 

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cable o nervio de cada uno de los sistemas. Es decir, los órganos reciben una doble inervación, simpática y parasimpática. En la figura 6 encontramos una línea de puntos que señala con el numere salid salidaa del del sis sistem temaa ne nervi rvios osoo autó autónom nomoo que, que, al fin final al de es esaa línea línea,, se di divid videe en do doss  porciones.  porcione s. Comenc Comencemos emos por la ddivisión ivisión sim simpática. pática. El sistema sistema simp simpático ático alcanza, alcanza, a través de numerosos nervios, a todos nuestros órganos, tal cual se encuentra representado en la figura. Cuando este sistema se activa, produce un estímulo sobre so bre todos nuestros órg órganos anos y funciones. Éste es el sistema que se activa ante estrés y permite la liberación de energía ene rgía y nos prepara para la lucha o huida que hemos descrito con anterioridad. Éste es el sistema que se pone en marcha cuando usted se encuentra nervioso, tensionado o frente a una circunstancia o hecho peligroso o amenazante. Es el sistema que activó Lucy frente a la presencia del tigre. En base a esto, es fácil deducir las acciones que ejerce y razonar los motivos, es decirr, po deci porr qu quéé lo ha hace ce y pa para ra qu quéé si sirv rve. e. Co Cons nsid ider erem emos os ór órga gano no po porr ór órga gano no y comprobaremos esa facilidad. Comencemos con el corazón. Cuando éste es estimulado  por el sistema simpático, simpático, aumenta la frecuenc frecuencia ia cardíaca, o sea que el corazón late más rápidamente (taquicardia). Si late más rápidamente, expulsa más sangre y oxígeno a los órganos que lo requieran. Asimismo, al aumentar la fuerza de contracción del corazón, se eleva eleva la pre presió siónn arteria arterial.l. Así, los mús múscul culos os rec recibir ibirán án más sangre sangre,, que es lo que necesitan ante la eventualidad de luchar o huir. Es lo que le sucedió a Lucy cuando se enfrentó con el tigre. Por otro lado, la estimulac estimulación ión simpática simpática produce contracció contracciónn de los pequeños vasos arteriales —vasoconstricción—, elevando así también la presión arterial. Los músculo arterial. músculos, s, por su parte, se tensio tensionan nan para contraerse con mayor fuerza y aumentan la resistencia de nuestro cuerpo ante los traumatismos. Los bronquios se dilatan —broncodilatación—, permitiendo que más oxígeno ingrese a los pulmones en cada inspiración para que más oxígeno pase a la sangre. Oxígeno que será necesario  para la lucha o huida. El estímulo de los nervios simpáticos actúa sobre el hígado, que  produce y libera azúcar azúcar — —gluco glucosa— sa— en la san sangre, gre, lo que es necesario necesario para para la contracc contracción ión muscular y el funcionamiento del cerebro. Se incrementa, a su vez, la actividad cerebral, permitiendo una condición de alerta. Se produce la dilatación de las pupilas —midriasis—, lo que permite mayor  entrada de luz, agudizando la visión. Provoca asimismo un estímulo de las glándulas

 

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sudoríparas, aumentando la transpiración de la piel, situación fácil mente evi evidenci denciable able en las manos cuand cuandoo nos estre estresam samos os o tensio tensionam namos. os. Por otro lado, lado, disminuy disminuyee la circulación sanguínea en la piel, originando palidez y permitiendo que esa sangre sea derivada y utilizada en aquellos órganos que la necesitan más ante una alarma o estrés, como como lo loss mú músc scul ulos os,, el cora corazó zónn o el cere cerebr bro. o. Asim simism ismo, o, si dur durant antee una lucha lucha resu result ltás ásem emos os last lastim imad ados os,, sa sang ngra rarí ríam amos os meno menos, s, ya qu quee la pi piel el co cont nten endr dría ía relativamente poca sangre. Sobre el sistema digestivo produce una disminución de su acción: ¿a quién se le ocurriría comer ante una situación de estrés aguda? Así se ahorran sangre y energía energ ía para ser utilizadas utilizadas en aquellos aquellos órganos que van a actua actuarr ante el estrés, en esa condiciónn de lucha y huida. A condició Asimismo, simismo, el sistema simpático estimu estimula la a la médula de las glándulas suprarrenales, que se encuentran sobre ambos riñones. La estimulación de la parte medular o central de estas glándulas libera adrenalina al torrente sanguíneo. Esta hormona produce estimulación al llegar a todos los órganos, reforzando así el efecto del sistema simpático sobre el corazón, los pulmones o el hígado, por ejemplo. De esa forma, el sistema nervioso autónomo autónomo,, cuando así lo indica nuestro director de orquesta, envía señales por el sistema simpático, las que, viajando por las vías que salen de esa central terminal de trenes que es el hipotálamo, preparan a nuestro organismo para una situación de alarma, nos disponen para la lucha o para la huida. Es un sistema liberador de energía. Ahora veamos cómo funciona el sistema parasimpático. No se asuste, ya falta  poco. El parasimpático envía nervios o cables a todos los órganos alcanzados por el simpático, simpá tico, pero tiene un efecto efecto inverso, es deci decir, r, inhibe y es ahorrador ahorrador de ener ener gía. De ese modo dismi disminuirá nuirá la frecu frecuencia encia cardíaca cardíaca —brad —bradicard icardia—, ia—, relajará los múscu músculos los en general y producirá contracción de los bronquios, entre otras acciones. En una situación de paz, calma y relajación, cuando no nos encontramos tensos, nerviosos, cuando no tenemos estrés, el funcionamiento del sistema simpático y el del parasimpático se encuentran en equilibrio. Nuevamente el equilibrio desempeña un papel central en la relajación relaja ción y la tranqu tranquilidad ilidad,, promo promoviend viendoo un estado estado de placide placidezz propio propio del estrés estrés  bueno o eustrés (figura (f igura 8). EUSTRÉS

 

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DISTRÉS Razón

DISTRÉS Emoción

Figura 8

El equili equilibri brioo entre entre los sistem sistemas as simpátic simpáticoo y parasi parasimpá mpátic ticoo del sistem sistemaa nervi nervioso oso neurovegetativo evita el distrés o estrés.

HIPOTÁLAMO. VÍA HORMONAL O ENDOCRINA SISTEMA DE LA GL GLÁNDULA ÁNDULA HIPÓFISIS Hemos visto de qué manera el hipotálamo ejecuta las órdenes de nuestro direcdirec tor de orquesta mediante la vía nerviosa, es decir, a través del sistema nervioso autónomo o neurovegetativo. Veamos ahora cómo lo hace a través de la vía hormonal. El sistema hormonal es responsable de los efectos tardíos del estrés, ya que funciona lenta pero fuertemente. En cambio, el sistema nervioso actúa en forma inmediata. En la figura 6 se señala con la letra D la glándula hipófisis, que recibe instrucciones del hipotálamo. Anatómicamente, está ubicada en la base del cerebro, justo encima de nuestro paladar. Esta pequeña glándula es la glándula maestra del sistema endocrino, ya que gobierna el funcionamiento glandular de todo el cuerpo. Cuando la hipófisis es estimulada por el hipotálamo, libera hormonas que, volcadas cadas a la sangr sangre, e, se dis distri tribuy buyen en por tod todoo nuestr nuestroo cuerpo cuerpo,, alcanz alcanzan ando do a otras otras glándulas, las que, a su vez, resultan estimuladas. Comencemos por la hormona ACTH o adrenocorticotrofina, indicada en la figura 6 con el número 2; una línea de puntos muestra que actúa sobre la glándula suprarrenal, que está alojada a manera de sombrero sobre ambos riñones. Se divide en dos porciones: la médula —estimulada por el sistema simpático— y la corteza. La

 

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ACTH actúa sobre la corteza suprarrenal liberando corticoides; el principal es el cortisol. Este corticoide es el responsable de muchas acciones y efectos tardíos del estrés. Se observa en el gráfico que estimula al hígado para la liberación de glucosa en la san sangre gre,, com combus bustibl tiblee nec necesa esario rio par paraa afro afronta ntarr situ situaci acione oness de estrés. estrés. Tam ambién bién los corticoi cort icoides des elevan la pres presión ión arteria arterial.l. Am Ambas bas circuns circunstanc tancias ias son útiles durante el estrés ya que, gracia graciass a ellas, los músculos reciben mayor cantid cantidad ad de sangre, sangre, de oxígeno y de glucosa. Los corticoides liberados disminuyen los procesos inflamatorios, lo cual es conveniente; pero, como contrapartida, disminuyen también los linfocitos sanguíneos, sanguíne os, células éstas espec especializadas ializadas en nues nuestra tra defensa frente a infeccion infecciones. es. Esta últi última ma circ circun unst stan anci ciaa es un efec efecto to inde indese seab able le de dell es estré tréss ya qu que, e, de debid bidoo a es este te mecanismo, disminuye nuestra resistencia a los procesos infecciosos. Por ese motivo, en circunstanci circun stancias as de estrés prolongado, prolongado, presentamos mayor ma yor cantidad de infecciones, como resfríos, anginas, gripes, gr ipes, neumonías o infecciones intestinales. El hipotálamo, utilizando la vía endocrina de la hipófisis, produce corticoides de la corte corteza za de la glán glándu dula la su supr prar arre rena nall a travé travéss de la li libe bera raci ción ón de ACTH CTH o adrenocorticotrofina. Los corticoides,-a su vez, medían la respuesta del estrés, aumentando la eficiencia del sistema circulatorio, elevando el contenido de oxígeno en la sangre, dilatando los bronquios pulmonares y proveyendo combustible —glucosa—   por estímulo hepático. hepático. Esta vía hormonal también controla otras hormonas importantes que sufren los efectos del estrés. Así, la hipófisis produce la TSH o tirotrofina, que actúa sobre la glándula tiroides, ubicada anatómicamente en el cuello y que controla el metabolismo del organismo, organismo, aumen aumentando tando la moviliz movilización ación de ener energía. gía. Alteracione Alteracioness de la glándula tiroides pueden deberse al estrés. La hipófisis también libera la LH, hormona luteinizante, y la FSH, u hormona folículo-estimulante. Estas hormonas ejercen su acción sobre las glándulas sexuales, testículos y ovarios, que también sufren modificaciones en circunstancias de estrés estrés.. Por  este motivo, el estrés puede alterar el ciclo sexual femenino y hasta producir infertilidad. En el hom ombbre re,, puede tam ambbién —por est staa vía— dism ismin inuuir la cant ntid idad ad de espermato espe rmatozoide zoides, s, comprometie comprometiendo ndo así la fertili fertilidad dad y la producci producción ón de horm hormonas onas sexuales masculinas, haciendo menguar entonces la potencia sexual.

 

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INTEGRANDO EL CUERPO CON LA MENTE LA CASCADADEL ESTR ESTRÉS ÉS En la figura 9, un diagrama resume lo expresado hasta ahora. Comienza con los hechos. Cabe señalar que, en lo que al estrés se refiere, estos hechos pueden ser  reales o ficticios. En estrés, no importa lo que sucede sino lo que uno cree que sucede. Un fantasma en nuestra imaginación nos puede resultar tan real como un tren que se aproxima cuando estamos en medio de las vías. Como hemos visto, el hipotálamo, en situación de estrés, tiene la capacidad, actuando por medio de la glándula hipófisis, de modificar todo el funcionamiento hormonal del organismo. Asimismo, a través del sistema nervioso autónomo en sus ramas simpática y parasimpática, ejerce el control nervioso de todos los órganos y sistemas. Si nos volvemos a fijar por un momento en la figura 6, podremos observar cómo se articula el binomio cuerpo-mente. Nuestro director de orquesta, es decir, nuestr nue stroo yo int interi erior, or, an anali aliza za los hecho hechoss se según gún sus me mecan canism ismos os rac racion ionale aless (corte (corteza za cerebral) y emocionales (sistema límbico). Si no se logra equilibrar racional y emocionalmente los hechos, la balanza entrará en desequilibrio y desencadenará un proceso en cascada que, a través del hipotálamo —la central terminal de trenes, recuerde— y sus dos vías principales, la nerviosa, o sea el sistema nervioso neurovegetativo, y la endocrina con la glándula hipófisis, actuará sobre todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo, produciendo los efectos del estrés.

 

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 Nuestra mente trabaja con percepciones. Una percepción es una idea, representación, sensación o conocimiento que tenemos de las cosas. Esa percepción  puede surgir de un acontecimiento que vemos con nuestros ojos en el mundo   o puede

 

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nacer en lo más profundo de nuestra mente, o bien ser una mezcla de ambos. Si es real o no, en ver verdad dad no tiene tiene import importanc ancia: ia: si lo per percib cibimo imoss co como mo rea real,l, lo es para para nuestra nuestra mente. De hecho, la realidad es lo más difícil de percibir. Aquí aplica aquello de que "las cosas son según el color del cristal con que se mira". Esto es fundamental en la  psicología del estrés. Si creemos que la actitud de alguien representa una amenaza para nuestros intereses, no importa que realmente lo sea o no: el creerlo así es suficiente  para considerarla considerarl a como un peligro y desencadenar desencaden ar toda la secuencia del estrés. Esa secuencia se llama "cascada del estrés" porque, una vez disparada la percepción como amenaza, ésta avanza sin parar a través de todos los pasos del estrés que hemos visto. Esta percepción de los hechos puede nacer del ámbito social, es decir, dec ir, de nue nuestr stroo ent entorn orno, o, o de nue nuestr stroo mun mundo do interi interior or,, en el ámbito ámbito de nu nues estr traa  psicología más íntima. La separación de hechos perceptivos en lo externo o social y en lo interno o psicológico, por supuesto, es meramente didáctica, ya que ambos órdenes están estrechamente relacionados, puesto que somos seres eminentemente sociales. En la figura 9 está graneado cómo los hechos percibidos son analizados por  nuestra corteza cerebral de modo racional. En esa circunstancia se aplican los métodos lógicos de análisis. Se acude, por  ejemplo, a lo aprendido o a los razonamientos deductivos-inductivos. Es el análisis racional. Por otra parte, se analiza desde la perspectiva emocional por el sistema o cerebro límbico, que agrega el vicio y la fuerza de las emociones: amor, odio, pasión, vergüenza, dudas, deseos, frustraciones, miedos, entre otras, que aportan color a los hechos. Estas emociones pueden distorsionar la realidad hasta el punto de causarnos graves conflictos, pero también pueden añadir pasión o fuerza para vivir vivir intensamen intensamente te nuestra existencia. El sistema límbico, como vimos, analiza desde la óptica del corazón todos los hechos y esto, según la ley del equilibrio racional-emocional, puede ser tanto malo como bueno. Es que somos seres emocionales y racionales racionales.. De hecho, en la evolución de nuestra especie, por millones de años la emoción nos acompañó antes que la razón. A Lucy, hace millones de años, la salvó una emoción, el miedo. El miedo no es tonto; claro que, vivido exageradamente, puede  paralizarnos. Todo Todo es cues cuestión tión de equilibrio. Lo que sí parece ser cierto es que el acceso a la felicidad se realiza por la puerta de la emoción. Una vez le preguntaron a Albert

 

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Einstein: "Maestro, ¿es usted feliz?" Y el sabio contestó: "¡Sólo sé que mi jardinero es más feliz que yo!" Recuerde que Charlie sintió una gran satisfacción al lograr un buen acuerdo comercial pero, con toda seguridad, no le produjo felicidad. El estrés y la felicidad no se llevan nada bien. Aprendiendo lo necesario sobre este síndrome, cómo diagnosticarlo y cómo controlarlo, estaremos desarrollando la filosofía apropiada para obtener el equilibrio impres imp rescin cindib dible le que nos per permit mitaa acc acced eder er al cam camino ino que, que, co conn esfuer esfuerzo, zo, lle lleva va a la felicidad. Y, aunque no lo alcancemos fácilmente, ese camino que a ella conduce es seguramente un sendero más calmo y placentero que el seguido por Charlie. Volvamos ahora a la figura 9. El agregado de una balanza implica que un adecuado análisis de los hechos y circunstancias impone un balance entre razón y emoción. Insistimos en esto, ya que de esa actitud depende en gran medida el manejo correcto del estrés y, por por lo tanto y en última instancia, el alcanzar la felicidad. Una vez analizados los hechos desde el punto de vista bidimensional de la razón-emoción, nuestro director de orquesta, es decir, nosotros mismos desde lo más  profundo de nuestra mente, daremos interpretación subjetiva a tales hechos. Si de ese análisis anális is se conc concluyera luyera que éstos no repres representan entan una amenaza, amenaza, no habrá activaci activación ón del estré estrés. s. Si, po porr el co contr ntrari ario, o, int interp erpret retára áramo moss esto estoss he hech chos os com comoo amenazan amenazantes tes para nuestros nues tros interese interesess o segu seguridad ridad,, el direc director tor de orque orquesta sta pondrá en movimien movimiento to todos los mecanismos para prepararnos para una respuesta de lucha o de huida, activando la cascada del estrés. Así, a través del hipotálamo, aquella central terminal de trenes de la que habláramos anteriormente, se enviará una señal de activación o estimulación por las vías nerviosa y hormonal, provocando la puesta en marcha de los mecanismos del estrés. Es así como la idea o el modo de interpretación que subjetivamente realizamos de los acontecimientos pasarán del área mental al cuerpo físico, actuando el hipotálamo como una especie de articulación, como si fuera una suerte de bisagra entre el cuerpo y la mente (figura 10).

 

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ESTRÉS, ALARMA Y VIGILANCIA Las reacciones agudas del estrés, es decir, las que se producen en forma inmediata, son transportadas por el sistema nervioso simpático y por su mensajero principal, la adre adrena nalin lina, a, qu quee es inco incorp rpor orad adaa a la sa sang ngre re de desd sdee la médu médula la de la lass gl glán ándu dula lass suprarrenales y por los terminales nerviosos directamente a los diferentes órganos órganos.. Esta acción, como hemos dicho, es inmediata, nos prepara para la lucha y huida, y se llama "reacción de alarma". Durante aquellas circunstancias de estrés continuo o crónico, en cambio, las acciones son desencadenadas principalmente por el mecanismo endocrino o hipofisario. Por esta vía, la ACTH o adrenocorticotrofina de la hipófisis estimula la corteza de las glándulas suprarrenales, provocando la liberación de corticoides, cortisol sobre todo, que precipitan las acciones crónicas del estrés y, por lo tanto, muchos de sus efectos nocivo noc ivos. s. Esta Esta rea reacci cción ón co conti ntinu nua, a, soste sostenid nidaa en el tie tiemp mpo, o, se denomina denomina vigilanc vigilancia. ia. Sabemos entonces que el estrés tiene una primera fase aguda o inicial llamada de alarma, alar ma, determina determinada da por la adre adrenali nalina, na, y una fase crónic crónicaa o de vigilanc vigilancia, ia, que es efecto de los corticoides suprarrenales.

ESTRÉS AGUDO Y ESTRÉS CRÓNICO. ¿POR QUÉ HACE MAL EL DISTRÉS? Hemos considerado hasta aquí al estrés y su mecanismo de acción. Expusimos que éste depende en gran medida de los hechos y de la interpretación que de éstos

 

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realizamos desde nuestra subjetividad, integrando la información mediante el tamiz de la razón y de la emoción. Vimoss también cómo y con qué objeto se activan todos nuestros órganos y sisVimo temas, y afirmamos que el estrés es un proceso normal y necesario del organismo para defendernos ante amenazas y prepararnos para la lucha o la huida. Ahora bien, ¿por qué hace mal el estrés? La respuesta está en el estrés agudo y en el crónico. El estrés agudo o reacción r eacción de alarma, como su nombre lo indica, es aquel que surge súbitamente, sin aviso previo, y que, debido a su magnitud y a la rapidez de su aparición, provoca necesariamente el disparo de la cascada del estrés. Esto es  bueno, ya que nos prepara para resistir el embate de la adversidad y sobrellevar la situación agresora. A esto acudió Lucy cuando fue amenazada por el tigre, y nos pasa a nosotr nos otros os ca cada da vez que una circ circuns unstan tancia cia nos amena amenaza, za, como puede puede ocurrir ocurrir en lo laboral, en lo social o en lo personal, y nos obliga a ponernos en condiciones de alerta en defensa de nuestra integridad y de nuestros intereses. De esto se deduce que su aparición, lejos de ser dañina, es útil. El problema problema comienza cuando la amenaza es continua o nuestra capacidad de respuesta demuestra ser  insuficiente. Entonces, el estrés se prolonga en el tiempo, es decir, se hace crónico (reac (re acció ciónn de vigila vigilanci ncia). a). Aq Aquí uí sí, al perpet perpetuar uarse, se, el estrés estrés crea crea proble problema mas. s. Esto Estoss comienzan con modificaciones en la conducta o en el modo de reaccionar frente a las situacio situ aciones. nes. El est estrés rés crónic crónicoo impi impide de la tran tranquili quilidad dad,, la calma calma y la paz. Te Termina, rmina, en definitiva, potenciando la aparición de los más diversos síntomas y enfermedades. Es aquí, entonces, donde radica la importancia de conducirnos frente al estrés con el conocimiento, la disciplina y la sabiduría necesarios para que, en lugar de jugar  en contra de nuestros intereses, constituya una ventaja que nos permita alcanzar  nuestras realizaciones sin afectar nuestra paz y tranquilidad. Una vez más, la felicidad y el estrés no se llevan bien. Es muy poco probable que una persona que sufra de estrés y, más aún, que padezca alguna enfermedad relacionada con él, alcance la serenidad y la armonía necesarias' para transitar por el sendero de la plenitud y la felicidad. La salud es un bien absolutamente necesario y su  pérdida comienza con el estrés.

 

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II. EL TABLERO TABLERO INSTRUMENTAL DEL CUERPO

Cualquiera que observe que una luz roja se enciende en el tablero de su automóvi tom óvil, l, con toda toda seg seguri urida dadd det detend endrá rá inm inmedi ediata atamen mente te el vehícu vehículo. lo. El ind indica icador  dor  señalará de dónde proviene el problema: la temperatura del motor, el sistema de frenos, la falta de aceite... Lo cierto es que, espontáneamente, creemos lo que nos dice el tablero y arbitramos los medios para evitar males mayores y no tener que pagar el costo económico que eso implique. Resulta entonces paradójico que, al sentir un dolor en el cuello o en la columna, no le asignemos mayor importancia y sigamos actuando como si nada hubiera ocurr ocurrido ido.. Ab Abusa usando ndo de la noble nobleza za de nues nuestro tro org organ anism ismo, o, so somo moss ca capac paces es de no detenernos hasta comprender que el problema es grave. Deberíamos tener presente que los síntomas son señales que nuestro cuerpo nos envía para hacernos tomar conciencia de que algo está funcionando mal y que eso merece nuestra atención. Así, dolores, tensión muscular, mareos, intolerancia digestiva,  palpitaciones, son luces en el tablero de nuestro cuerpo que deberíamos respetar, deteniéndonos lo antes posible, para individualizar —o sea, diagnosticar— la causa. En estrés, esto es aún más importante porque, en general, los signos y síntomas iniciales son leves, por lo que es más frecuente todavía que se los menosprecie,  perdiendo de esa maner maneraa un ti tiempo empo prec precioso. ioso. En este capítulo formularemos un "tablero de instrumentos del cuerpo" que, al igual que el de un automóvil, cuenta con un volante que nos permite conducir  nuestras acciones, y una serie de instrumentos que nos transmiten las señales de nuestro cuerpo, brindándonos toda la información necesaria para cuidar nuestra salud y conducirnos adecuadamente frente al estrés. En este programa de estrés y calidad de vida, reconocer ese tablero de instrumental del cuerpo es fundamental para tomar control sobre nuestra situación y, sobre sobre la base del aprendizaje de técnicas para el manejo del estrés, iniciar el tratamiento y las acciones correctivas destinados a solucionarlo.

 

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Hay que prestarle al tablero instrumental del cuerpo el mismo y justificado interés que despierta el del automóvil.

MENTE Y CUERPO LO PSICOSOMÁTICO

La medicina del futuro es una medicina diferen diferente, te, más m ás humana, comprensiva comprensiva y concentrada en la relación cuerpo-mente. El abordaje integral de la persona, desde un  punto de vista total u holístico, es una necesidad necesidad innegable. innegable. Los aspectos físicos y los espirituales se encuentran en paridad de importancia y así deben ser considerado considerados. s. El hombre se relaciona con el mundo a través de su cuerpo, de su mente, de su espiritualidad, y éstos interactúan con la realidad. En el año 1920, Félix Deutsch {famoso médico alemán) utilizó por primera vez la palabra "psicosomático" "psicosomático" para designar aquellas enfermedades enfermedades y alteraciones alteraciones que, interrelacionadas con el cuerpo y con la mente, forman un conjunto indivisible. Los desórdenes psicosomáticos son aquellos en los cuales la mente desempeña un papel  preponderante  preponder ante en su desarrol desarrollo. lo. Ansiedad, nervios, inseguridad, inseguri dad, te temor, mor, cólera, frustrac frus tracione iones, s, ent entre re otra otrass per perturb turbaci acione oness emocio emocional nales, es, favore favorecen cen la aparici aparición ón de enfermedades físicas. Obviamente, uno no puede enfermarse de lo que quiere sino de lo que puede: la pred predispo isposició siciónn gen genétic éticaa es dete determina rminante. nte. En realida realidad, d, únicame únicamente nte si est estamos amos  preparados o condicionado condicionadoss genéticamente para desarrollar, por ejemplo, una dolencia cardíaca o un accidente cerebro-vascular, los desórdenes emocionales gatillarán los mecanismos para que esas enfermedades se produzcan. También son importantes, como factores causales de enfermedad, condicionantes ambientales como la nutrición, el tabaco, el consumo de estimulantes, las infecciones ocasionales, los traumas físicos, el tipo de trabajo u ocupación, el ambiente laboral y el medio social. Por último, digamos que un desequilibrio emocional actúa desde el punto de vista psicofísico en relación también con su frecuencia, intensidad y duración. Es

 

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fácilmente comprensible que un episodio de frustración, depresión o ansiedad abra el el camino para trastornos psicofísicos tanto más preocupantes cuanto mayores sean su intensid inte nsidad ad y su prolong prolongaci ación ón en el tiem tiempo. po. De allí la importanc importancia ia de diagno diagnosti sticar  car   precozmente cualquier alteración relacionada con el estrés, con la finalidad de intervenir apropiada y rápidamente para cortar la cadena de la enfermedad.

LA CADENA DEL ESTRÉS La producción de cualquier hecho fisiológico fisiológico o funcional funcional de nuestro cuerpo involucra siempre una secuencia concatenada de acontecimientos que en líneas generales, ge nerales, se repi repite tenn en el tiem tiempo po.. En el estr estrés és,, los los he hech chos os ta tamb mbié iénn oc ocur urre renn or orde denad nadaa y cade dena na del del es estr trés és a la serie de secuencialme secue ncialmente. nte. Hemos denominado didáctic didácticamente amente ca

sucesos que, cronológica y causalmente ordenados, terminan por desarrollar una enfermedad física con todo su cortejo de síntomas. En el capítulo anterior vimos cómo comenzaba el proceso del estrés. Este era la re resu sult ltan ante te de la valo valora raci ción ón su subj bjet etiv ivaa —e —ess de deci cir, r, ra raci cion onal al-e -emo moci cion onal al— — de la lass  percepciones  percepc iones.. Dijimos que un unaa percepción percepción es la idea o representac representación ión que tenemo tenemoss de los hechos. Esa idea es siempre compleja, ya que en ella intervienen numeroso numerososs procesos procesos de valoración subjetivos. Un mismo hecho puede ser vivenciado y considerado de muy diferente manera según quien sea s ea la persona que lo considere. La música clásica puede puede resultar verdaderamente encantadora para algunos y extremadamente aburrida para otros. otr os. Inf Influy luyen en en es esaa apr apreci eciaci ación ón fen fenóm ómeno enoss pe person rsonal ales es,, cu cultu ltural rales es,, histó históric ricos os,, experiencias... Una percepción es una suerte de apropiación de la realidad según el enfoque de quien la describa. Un mismo hecho de la vida cotidiana puede ser visto y oído por dos individuos al mismo tiempo, pero la interpretación que de él hagan no será idéntica sino personal. ¿Cuál es la importancia de esto con respecto al estrés? La cadena del estrés se inicia siempre con una percepción, todo lo que nos preocupa o genera estrés fue en su comienzo una percepción. Percibir correctamente es una de las claves para conducirse frente al estrés. Allí radica la importancia de percibir la realidad, empleando un adecuado equilibrio racional-emocional. Las percepciones son semillas y se cosecha lo que se siembra.

 

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Lucy registró con su oído, su olfato y su visión los sonidos, los olores y las imágenes que, percibidas en su cerebro y analizadas rápidamente de acuerdo con su memoria y aprendizaje, desencadenaron una cascada del estrés que puso en marcha todo su sistema para la lucha o la huida, salvando su vida. Percibió, mediante sus mecanismos sensoriales, la información que, analizada por su cerebro pensante y emocional, fue detectada como amenaza, y actuó en consecuencia. El estrés agudo, autolimitado, fue útil para Lucy. Ahora bien, supongamos que Lucy percibiera e interpretara como amenazadores cualquier sonido, olor o imagen, como si provinieran de un predador, pero que éste en realidad no existiera. En tal circunstancia, con tal vicio de percepción, viviría angustiada por el miedo, ya que creería ver constantemente tigres a su alrededor. Experim Exp eriment entaría aría ent entonc onces es una act activa ivació ciónn con contin tinua ua de su sistem sistemaa del estrés estrés,, sufrir sufriría ía estrés crónico. En esto radica la importancia de las percepciones, puesto que, más allá de cierta flexibilización explicable, lógica, la distorsión de los hechos a través de percepciones incorre inc orrectas ctas se con convert vertirá irá en un des desenc encade adenant nantee continuo continuo del estrés. estrés. Ver fantasmas fantasmas donde no los hay es malo, pero también lo es no ver un tigre donde realmente está. Las percepciones incorrectas son el caldo de cultivo para los pensamientos erróneos o di dist stor orsio siona nado dos. s. Vivir valo valora rand ndoo adec adecua uada dame mente nte la realid realidad ad es imp importa ortante nte.. Los  pensamientos  pensamient os distorsionados distors ionados dan lugar a errores de evaluación evalua ción y a desajustes con la realidad y, muchas veces, desembocan en falsas expectativas que generan frustraciones. Justamente, el estrés representa, entre otras cosas, un desajuste entre la expectativa y la realidad. Así puede iniciarse la cadena del estrés, cuyo primer eslabón es precisamente la percepción y cuyo último eslabón es la l a enfermedad (figura 11).

 

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CADENA DEL ESTRÉS

Figu ra 11

Al inicio de esta cadena —percepciones erróneas y en consecuencia, pensamientos distorsionados— sigue, si no se lo corta a tiempo, el segundo eslabón, el de las conductas y los hábitos. Cuando alguien percibe o valora los hechos del mundo interior o exterior como amenazantes, desencadena una multiplicidad de cambios de conductas y de hábitos, según el sujeto. La conducta es el patrón de comportamiento de una persona y la particular forma con que esta persona se relaciona con sus semejantes. Así, Así, quien presenta estrés alter alteraa su comportamiento, mostrando modificaciones tan diversas como una apariencia más tensa o preocupada, gestos nerviosos, tics, alteraciones de horarios, reacciones desproporcionadas ante hechos menores,, irritabilidad, camb menores cambios ios de hábito en el sueño y en la conducta soci social, al, entre ent re muchos otros. Todas esas modificaciones no son solamente consecuencia del primer  eslabón del estrés sino que, una vez instaladas, favorecen la permanencia del proceso estresante, debido a que originan una interacción problemática y desfavorable con el medio ambiente.

Si esta cadena del estrés continúa continúa,, no tardará en aparecer aparecer el tercer eslabón, eslabón, el de los síntomas físicos y psíquicos que, como los cambios, pueden ser diferentes y dependen de la reacción individual de cada uno; entre ellos, podemos citar los dolores de cabeza, las contracturas y dolores musculares, los dolores de pecho y los trastornos digestivos. digestivo s. Como ejemplos de síntomas psicológicos o mentales mentales,, podemos podemos menciona mencionar  r 

 

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la ansiedad, los miedos, la preocupación excesiva, la inseguridad, la depresión, los cambios de humor y las l as alteraciones de la memoria y de la concentración concentración.. Si a esa altura no hemos sabido escuchar las voces de aviso de nuestro cuerpo, se alcanzará el cuarto eslabón, el de la enfermedad. Aquí también, y teniendo en cuenta la predisposición genética, podrá alentarse la aparición de distintas enfermedades, tales como co mo la hip hipert erten ensió siónn art arter erial ial,, la ate ateros roscle cleros rosis, is, la an angin ginaa de pe pech cho, o, la lass arritm arritmias ias cardí cardíac acas as,, el inf infart artoo agud agudoo de mio mioca cardi rdio, o, la úlc úlcera era gá gástr stric icaa/  las infec infeccio cione ness po por  r  inmunosupresión, las enfermedades de la piel, la artritis y hasta el cáncer. La figura 12 expone una ampliación de la cadena del estrés, con un listado de  posibles alteracio alteraciones. nes. Como comentam comentamos os antes, esta cadena del estrés es un recurso didáctico para mostrar en forma simple las distintas _ etapas que forman esa secuencia. Por supuesto que pueden desarrollarse lenta o rápidamente, r ápidamente, que podemos permanecer  en una mucho tiempo o pasar a la próxima etapa o incluso, tal como ocurre con los esla eslabo bone ness de una una cade cadena na,, pu pued eden en su supe perpo rpone nerse rse pa parc rcial ialme mente, nte, co confu nfundi ndien endo do  percepciones, conductas, síntomas y enfermedad. Lo cierto es que esta cadena se asemeja mucho a la realidad. Lo bueno es que, si nos damos cuenta de su existencia,  podremos intervenir para cortarla. De otro modo, seguirá inexorablemente su curso natural.

Comprender la secuencia de la cadena del estrés es el primer paso en la formulación de nuestro tablero de instrumental del cuerpo de este programa de control del estrés.

LA HUELLA DIGITAL DEL ESTRÉS CONJUNTO PERSONAL DE ESTRESORES Y SÍNTOMAS Dijimos anteriormente que, si de la evaluación racional-emocional de los hechoss con cho concluí cluíamo amoss que resultab resultaban an peli peligros grosos os para nuestra integri integridad dad o interese intereses, s, se convertían en una amenaza. En la especialidad médica que estudia el estrés, a tales (stre resso ssors) rs).. To amenaz amen azas as se las las deno denomi mina na es estre treso sore ress (st Todos dos los seres seres humano humanoss somos somos distintos y nos gustan o disgustan cosas diferentes. La misma regla se aplica en gene general ral

 

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a los estresores. Si bien existen estresores que afectan a todos, cada persona tiene los suyos propios. Además, cada uno tiene sus propios síntomas por cuyo intermedio se manifiesta el estrés. Nuestros estresores y nuestros síntomas nos identifican. Didácticamente, llamamos huella digital del estrés al conjunto de esos estresores y síntomas porque, al igual que una huella dactilar, nos definen y personalizan. Es más que conveniente, para el diagnóstico del estrés, y sobre todo en su tratamiento, conocer la propia huella digital del estrés para enfrentarlo lo antes posible y correctamente. Trataremos, entonces, los estresores y los síntomas, para que usted pueda descubrir su propia huella y, por consiguiente, saber si está expuesto o afectado por el estrés, a los efectos de encarar las acciones correctivas pertinentes.

Determinar la propia huella digital del estrés es el segundo paso en la formulación de nuestro tablero de instrumental del cuerpo de esté programa de control del estrés.

 

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ESTRESORES O AMENAZAS Cualquier circunstancia que sea evaluada por nuestra mente desde lo racional y lo emocional como una amenaza constituye un estresor. En consecuencia, nos obliga a efectuar ajustes ajustes y camb cambios ios en nuestra nuestra conduc conducta, ta, con el fin de enfrentar enfrentar la situación. situación.  No obstante, importa destacar que un estresor puede ser positivo o ne negativo. gativo. Por  ejemplo, una muy buena noticia es también un estresor; pero lo que sucede es que, obviamente, no producirá cambios nocivos en nuestro organismo, porque no provoca distrés sino que conduce al estrés bueno o eustrés. Este tipo de estresor es saludable. Pero, cuando cuando nos referimos a estresores estresores en general, nos referimos a aquellos que, por  constituir una amenaza, van acompañados de una emoción negativa y que dispara la cascada del estrés, posiblemente de manera sostenida en el tiempo. Reitero: cuando hablamos de estresores, hablamos en general de amenazas.

 

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ESTRESOR = AMENAZA

También hemos visto que la concepción de amenaza depende de la particular  y personal forma de evaluación de las circunstancias, y ello depende de cómo percibimos los hechos. Para determinar nuestra huella digital del estrés, es preciso distinguir claramente nuestros estresores, que algunas veces son evidentes y otras no tanto. Algunas circunstancias no son tan manifiestas y suelen pasar inadvertidas si no se agudiza la habilidad para detectarlas. Las fuentes de donde surgen los estresores son diversas pero, en general, pueden ser de origen interno o externo. Entre las primeras están las que nacen primariamente de nuestro mundo interior, desde lo psicológico. Las de origen externo nacen en nuestro entorno o mundo social. En el cuadro 1, se da una clasificación de estresores que ayudará a ordenar los pensamientos para emprender su búsqueda y así determinar la propia huella digital del estrés.

ESTRESORES ORIGEN INTERNO O

ORIGEN EXTERNO, DEL ENTORNO

PSICOLÓGICO

O MUNDO SOCIAL

Miedos. Frustraciones.  Necesidades.  Neces idades.

Nuestro jefe. Com aaññeros de traba o. Pareja Pareja..

 

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Ambiciones. Soledad. Ansiedad. Aspiraciones personales. Expectativas. Etc.

Familia. Relaciones personales. Trabajo. Clientes. Sueño. Calidad del medio ambiente. Presiones económicas. Pérdida de un familiar o persona querida.  Nuestro estado físico estado físico.. Vecindario. Seguridad. Etc.

Cuadro 1

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